Pautas y Transmision de Valores

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 6

Capítulo II

Factores y pautas de transmisión de valores en la familia

2.a) Definición de valores

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de
realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y
elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de
satisfacción y plenitud.

Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan
nuestros intereses y sentimientos más importantes.

Los valores son convicciones a diferencia de las normas. Los comportamientos que decidimos con
gusto y nos producen satisfacción. Las normas las podemos acatar y a pesar de nuestra voluntad,
pero los valores tienen el respaldo de nuestra voluntad. Hemos aprendido su importancia por los
beneficios que nos producen; individuales y colectivos.

Las personas que en nuestras vidas tienen un rol de liderazgo son quienes nos transmiten más
valores. Por eso no es casual que ellos sean nuestros padres, hermanos mayores, abuelos, ciertos
familiares, maestros, compañeros estudiantiles que admiramos, profesores, etc.

Pero para poder transmitir algo hay que poseerlo y solo se transmiten a través del ejemplo
práctico-cotidiano de las actitudes y conductas. (Juan Carlos Jiménez 2010)

2.b) Valores familiares

Los valores familiares son todos aquellos valores que son inculcados a través de las generaciones,
nuestros padres, abuelos, tíos, primos, etc. Son fuertes creencias personales acerca de lo que es
importante y lo que no es importante; lo que es bueno y lo que es malo; lo que es correcto y lo
que es incorrecto. Cada familia tiene un grupo diferente de valores que tienen significado para
ellos.

Algunas familias incluyen honestidad y amistad como valores importantes. Otras familias eligen
educación o cooperación como primera prioridad en sus valores familiares.

Los valores le dan significado y dirección a cada aspecto de la vida familiar.

La mayoría de valores se desarrollan viviendo en una familia y cultura específica. En la medida que
los niños crecen y se desarrollan, ellos son expuestos a valores de otras personas en la escuela,
parques y otros eventos sociales. Los niños pueden confundirse por la diferencia entre valores. Los
padres necesitan hablar acerca de los valores y porqué son importantes estos aspectos
particulares para toda la familia. Ellos también deben ayudar a los niños a respetar los valores de
otras personas.
2.c) Tipos de valores en las familias

La familia es la comunidad donde desde la infancia se enseñan los valores y el adecuado uso de


la libertad. Las relaciones personales y la estabilidad familiar son los fundamentos de la libertad,
de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. Es por esto que en la familia se inicia a
la vida social.

Es en la familia donde se enseñan los primeros valores; valores que serán sustento para la vida en
sociedad y a lo largo de la vida de la persona. Entre otros destacan los siguientes:

La alegría: es un valor que se siembra primeramente en el seno familiar. Es en el núcleo familiar


donde se procura que los miembros se ayuden unos a otros en sus necesidades, en la superación
de obstáculos y dificultades, así como el compartir los logros y éxitos de los demás.

En el fondo lo que se fomenta es dejar el egoísmo a un lado, buscando el bien y compartir con el
otro. Cuando nos centramos en nuestras preocupaciones y no estamos dispuestos a ayudar a los
que nos rodean somos egoístas. El egoísta no suele ser una persona alegre. Es en este darse a los
demás miembros de la familia donde se obtiene la alegría.

La alegría no depende de las circunstancias o de las facilidades que puede presentar la vida y
tampoco consiste en tener cosas. Este valor tiene su fundamento en lo profundo de la persona, no
es sino la consecuencia de una vida equilibrada, de una coherencia entre lo que pensamos y lo que
hacemos, el tener una mente y un cuerpo sanos.

La generosidad: es uno de los valores que se fomentan en la vida familiar. Entendiendo por
generosidad el actuar en favor de otras personas desinteresadamente y con alegría. Hacer algo
por otras personas puede traducirse de diferentes maneras, por ejemplo, dar cosas,
prestar juguetes, dar tiempo para escuchar y atender a otro miembro de la familia, saludar,
perdonar.

Se notará una actitud generosa en una persona que se esfuerza por hacer la vida agradable a los
demás miembros de la familiar.

El respeto: hacia los demás miembros es otro de los valores que se fomentan dentro de la familia,
no sólo respeto a la persona misma, sino también a sus opiniones y sentimientos. Respeto hacia
las cosas de los demás miembros, respeto a su privacidad, respeto a sus decisiones, éstas, por
supuesto, adecuadas a la edad de la persona. Es en la familia donde el niño aprende que tanto él o
ella como sus ideas y sentimientos merecen respeto y son valorados.

La justicia: se fomenta en el seno de la familia al establecerse lo que corresponde a cada miembro


de la misma. Recordemos que la justicia consiste en dar a cada uno lo que les corresponde. Una
persona que se esfuerza constantemente por respetar los derechos de los demás y le da a cada
uno lo que debe, tiene la virtud de la justicia.
La responsabilidad: supone asumir las consecuencias de los propios actos, no solo ante uno mismo
sino ante los demás. Para que una persona pueda ser responsable tiene que ser consciente de sus
deberes y obligaciones, es por ello, de gran importancia que los hijos tengan sus responsabilidades
y obligaciones muy claras. Por ejemplo, el niño debe tener claro que es su responsabilidad
la calidad y el esfuerzo en sus estudios, que debe poner el mayor trabajo y empeño en esta
actividad, en beneficio propio y en respuesta a la oportunidad que le brindan sus padres.

El desarrollo de la responsabilidad en los hijos es parte del proceso educativo, esto con vistas a la


participación de los hijos en la vida familiar primero, y a la vida en sociedad después, de una
manera responsable y autónoma.

La lealtad: surge cuando se reconocen y aceptan vínculos que nos unen a otros, de tal manera que
se busca fortalecer y salvaguardar dichos vínculos así como los valores que representan. La
aceptación y el reconocimiento de este vínculo no se centra hacia el futuro, como una posibilidad,
sino que es una realidad actual. Este vínculo no pasa con el tiempo, es profundo, suele madurar y
fortalecerse a la larga.

Es en la familia donde surgen y se fortalecen este tipo de vínculos, por ejemplo, un niño pequeño
aprende a ser leal al esforzarse por ayudar a los demás, al procurar hacer todo lo que pueda para
cumplir con lo que sus padres le dicen que es bueno. Se muestra lealtad entre los hermanos al
apoyarse, defenderse y ayudarse ante las dificultades, ante la amenaza de personas o
circunstancias ajenas a la familia.

Conviene aclarar que ser leal a los papás, por ejemplo, no significa aprobar una conducta errónea
de los mismos, sino el respetar y cuidar su buen nombre, se trata de ser sincero con ellos, además
de ayudarlos a superar las dificultades.

Lo mismo ocurre al ser leal a la patria, esto no supone ocultar o negar los males y deficiencias que
en ella puedan existir, sino el proteger, reforzar y participar en la vivencia de los valores de la
misma.

La autoestima: es uno de los valores fundamentales para el ser humano maduro, equilibrado y
sano. Este valor tiene sus raíces y fundamentos en el núcleo familiar.

Se entiende por autoestima la visión más profunda que cada persona tiene de sí misma, influye de
modo decisivo en las elecciones y en la toma de decisiones, en consecuencia conforma el tipo de
vida, las actividades y los valores que elegimos.

Desde niños vamos construyendo el concepto de nosotros mismos de acuerdo a los mensajes


recibidos de nuestros padres, hermanos, familiares, amigos y maestros. Es la suma de la
autoconfianza, el sentimiento de nuestra valía personal y de nuestra capacidad. Ésta se basa en la
variedad de pensamientos, sentimientos, experiencias y sensaciones que hemos ido acumulando a
lo largo de nuestra vida, pero principalmente a lo largo de nuestra infancia y adolescencia.
Si queremos construir una personalidad fuerte y equilibrada, es de vital importancia que como
padres hagamos sentir a nuestros hijos que son dignos de ser queridos con un amor incondicional,
es decir, no condicionado a su comportamiento, calificaciones o actitudes.

La empatía: el niño tiene que aprender a ponerse en el lugar del otro y entender cómo piensan y
sienten los demás ya que se trata de un valor necesario para la convivencia.
La humildad: es necesario que el niño aprenda que no es superior ni a nada ni a nadie en ningún
sentido, a pesar de mostrar seguridad en las capacidades que posee. Vivir con una actitud humilde
le permitirá conocerse mejor, valorar sus fortalezas e intentar mejorar sus debilidades.
El compromiso: es un valor que demuestra madurez y responsabilidad. Se va adquiriendo
progresivamente con los años. Debemos hacer ver a nuestros hijos el valor de la palabra dada. No
hay nada mejor que dar ejemplo.
La educación: es uno de los valores más nobles e indispensables, en tanto colabora positivamente
en la construcción y desarrollo de cada ser humano, permitiéndole alcanzar a través de las propias
capacidades, su desarrollo integral. En la educación se produce un intercambio que tiene que
asegurar dos procesos, el de enseñar y el de aprender, ambos necesitan coexistir en cada uno, en
un ciclo que dura toda la vida. A través de la educación se transmiten muchas cosas, la cultura, la
experiencia, los descubrimientos, el conocimiento que es patrimonio común. Los valores morales,
la fe y las costumbres. La educación alienta el desarrollo de habilidades, ofrece posibilidades, abre
puertas y dignifica.
La amistad: es uno de los valores más importantes a desarrollar en la educación de los niños. Se
trata del afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se
fortalece mediante las interrelaciones entre los seres humanos.
El optimismo: es muy importante que los niños aprendan a vivir la vida con entusiasmo y
optimismo, buscando siempre el lado positivo de las cosas a pesar de los reveses que nos presenta
la vida. Deben huir del pensamiento negativo que nos atenaza.
La paciencia: es uno de los aprendizajes que más cuesta enseñar a los hijos, y es que además de
ser impacientes por naturaleza y querer algo de forma inmediata, los niños no entienden el
concepto del tiempo Deben cultivar la paciencia y aprender a diferir gratificaciones huyendo del
"lo quiero aquí y ahora". Esto ayudará a controlar y canalizar su impulsividad mostrando una
actitud paciente y serena frente a la vida.
El esfuerzo: un valor necesario en la sociedad actual que se caracteriza por la inmediatez y el
mínimo esfuerzo. El niño tiene que aprender que todo lo que quiere conseguir requiere de un
esfuerzo.
La felicidad: este debe ser el objetivo de la educación que ofrecemos a nuestros hijos, conquistar
su felicidad y que sean capaces de transmitir y contagiar esa felicidad a los demás. Para ello es
importante cultivar la alegría, el optimismo, el sentido del humor, etc.
La tolerancia: juega un papel muy importante en las relaciones de los niños con sus iguales y con
su familia. La tolerancia les ayuda a que tengan una buena integración en un grupo o equipo.
La solidaridad: se define como la colaboración mutua en la personas, como aquel sentimiento que
mantiene a las personas unidas en todo momento, sobre todo cuando se vivencian experiencias
difíciles de las que no resulta fácil salir.
El trabajo: los padres deben enseñar a los hijos desde pequeños a realizar y comprender las
virtudes y los valores humanos del trabajo, porque deben estar preparados para su vida futura.
Deben iniciarse con pequeñas responsabilidades dentro de la casa; así, cuando llegue la hora de
salir a trabajar, ya tendrán incorporado el hábito al trabajo, sabrán organizar y administrar sin
poner pretextos para no hacer el trabajo que les corresponda.
La honestidad: es uno de los valores más importantes en la formación de la personalidad y el
carácter de los niños. Es la base de sus relaciones con los demás. Es aquella cualidad humana por
la que la persona se determina a elegir actuar siempre con base en la verdad y en la auténtica
justicia (dando a cada quien lo que le corresponde, incluirla ella misma).
La obediencia: es una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las
buenas relaciones, la convivencia y las tareas productivas. La acción de obedecer es aquella en la
que se acatan normas, órdenes, reglas y comportamientos. No se determina por el afecto que
puedas realizar la tarea o cumplir el encargo que se te encomienda, sin pedir nada a cambio.
La perseverancia: es un esfuerzo continuo, supone alcanzar lo que se propone y buscar soluciones
a las dificultades que puedan surgir, un valor fundamental en la vida para obtener un resultado
concreto es la perseverancia.
Con perseverancia se obtiene la fortaleza y esto nos permite no dejarnos llevar por lo fácil y lo
cómodo. El estudio siempre implica paciencia y perseverancia para su conclusión. Por esto es muy
importante que los niños aprendan a ser perseverantes. Les brindará de estabilidad, confianza en
sí mismos y madurez.

2.d) Papel de la familia en la transmisión de valores

La familia juega un papel muy importante en la transmisión de valores; principalmente, los padres,
ya que en ellos recae la responsabilidad de inculcar los valores posibles a sus hijos. La misma no se
realiza de forma sistematizada, sino a través de la vida diaria, la vivencia y experiencia de la
comunicación conforme con unas convicciones profundas, es un proceso natural que se
desenvuelve mediante la convivencia y el diálogo familiar.

Es importante destacar algunas de las funciones en la transmisión de valores:

Función de personalización: formar la persona es potenciar su libertad, su conciencia y su


responsabilidad.
Función de socialización: proceso por el cual los individuos, en su interacción con otros desarrollan
las maneras de pensar, sentir y actuar que son esenciales para su participación eficaz en la
sociedad.

Función afectiva: estimula el aprendizaje y desarrolla la inteligencia gracias a la sensación de


seguridad y confianza que otorga y que se desarrolla lentamente a través de la infancia, la niñez y
la adolescencia.

Los valores inculcados por la familia durante la infancia y crecimiento del niño son fundamentales
para el perfecto desarrollo y desenvolvimiento durante el transcurso de su vida (Albornoz 1984).

2.e) Crisis de valores en la familia

La crisis de valores tiene su origen en la infancia y adolescencia, ya que es en estas etapas cuando
se forjan muchos de los valores que dirigirán la vida de una persona, y es por esto que resulta de
vital importancia que los niños y jóvenes reciban en sus familias y en las escuelas una educación
integral, centrada en la persona como ser único e irrepetible.

Los valores no son sólo una cuestión personal, sino que repercuten en todos los ámbitos de la
sociedad. Ésta es la razón por la que una crisis de valores a nivel personal se refleja en la sociedad
en su conjunto y se constituye en un problema social, del cual se deriva una serie de acciones y
conductas poco éticas.

De hecho, la crisis de valores que vivimos en nuestros días se manifiesta en todos los aspectos de
la vida humana: en el modo de hablar, de relacionarse con los demás, en la forma en que se quiere
acumular todo, ya sean posesiones materiales o informaciones. Sin embargo, el ser humano entre
más tiene, más vacío se siente, ya que el consumismo exagerado lo aleja de los valores y principios
que son la base de su existencia.

Víctor Frankl atribuye este vacío existencial a la doble pérdida que el hombre ha tenido; por un
lado, de algunos de los instintos animales básicos que le daban seguridad y por otro, de sus
tradiciones. "Carece, pues de un instinto que le diga lo que ha de hacer, y no tiene ya tradiciones
que le indiquen lo que debe hacer en ocasiones no sabe ni siquiera lo que le gustaría hacer. En su
lugar, desea hacer lo que otras personas hacen (conformismo) o hace lo que otras personas
quieren que haga (totalitarismo)". Vivimos en una sociedad que se enfrenta a una crisis de valores,
una sociedad donde lo más importante es tener y donde se promueven las necesidades del
consumismo, dejando a un lado el valor del ser.

También podría gustarte