El documento describe la importancia del sostén emocional para el desarrollo de los niños. Brinda apoyo emocional a través de la atención a las necesidades del bebé, el establecimiento de vínculos afectivos y la regulación de las emociones. Explica cómo estas experiencias tempranas influyen en la construcción de la confianza, la autoimagen y el cerebro del niño.
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El documento describe la importancia del sostén emocional para el desarrollo de los niños. Brinda apoyo emocional a través de la atención a las necesidades del bebé, el establecimiento de vínculos afectivos y la regulación de las emociones. Explica cómo estas experiencias tempranas influyen en la construcción de la confianza, la autoimagen y el cerebro del niño.
El documento describe la importancia del sostén emocional para el desarrollo de los niños. Brinda apoyo emocional a través de la atención a las necesidades del bebé, el establecimiento de vínculos afectivos y la regulación de las emociones. Explica cómo estas experiencias tempranas influyen en la construcción de la confianza, la autoimagen y el cerebro del niño.
El documento describe la importancia del sostén emocional para el desarrollo de los niños. Brinda apoyo emocional a través de la atención a las necesidades del bebé, el establecimiento de vínculos afectivos y la regulación de las emociones. Explica cómo estas experiencias tempranas influyen en la construcción de la confianza, la autoimagen y el cerebro del niño.
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EL SOSTÉN EMOCIONAL
El sostén emocional es la respuesta adecuada al sentimiento universal de
desamparo con el que todo bebé llega al mundo; permite que se construya entre el bebé y las personas encargadas de su crianza un vínculo estable (cotidiano y previsible) para la satisfacción de todas sus necesidades. La necesidad de ser sostenido emocionalmente por otro y la búsqueda e interés en la relación humana son rasgos de salud mental que el niño manifiesta desde el comienzo de su vida. La constitución de la regulación afectiva El contacto físico y emocional —acunar, hablar, abrazar, tranquilizar— permite al niño establecer la calma en situaciones de necesidad e ir aprendiendo a regular por sí mismo sus emociones. El adulto a cargo de la crianza de un bebé debe poner en juego una capacidad empática que le permita comprender qué es lo que necesita ese niño, que si bien aún no puede expresarse con palabras, sí se comunica a través de gestos, miradas, movimientos, llantos y sonrisas. El bebé que estuvo solo en el aprendizaje del paso del malestar a la calma y al bienestar, puede llegar a tener dificultades para auto calmarse no únicamente en sus primeros meses sino a lo largo de todo su desarrollo. La constitución de la confianza básica En un nivel emocional, la confianza básica: es un logro que se da como resultado de numerosas interacciones satisfactorias entre el bebé y sus cuidadores primarios. El niño que ha construido su confianza básica puede luego explorar el mundo, crecer, separarse e individuarse. Un niño que se siente seguro respecto de los adultos que lo cuidan no ignora los riesgos de aventurarse alejándose un tanto de ellos, pero avanza de todos modos sabiendo que tiene dónde respaldarse en caso de necesidad. Lo interpersonal configura el mundo interno Los modos en que los adultos se ocupan del niño, las interacciones y la comunicación con él, se internalizan y el niño construye así los modelos de sí mismo que reflejan el modo en que sus padres lo ven, imágenes transmitidas no solo en el decir sino también en el hacer con él. Una vez construidos, estos modelos de sí mismo basados en las interacciones entre el niño y sus padres tienden a persistir, y continúan operando ya a un nivel inconsciente. Así, las experiencias emocionales del niño con su familia permiten que él construya la capacidad de pensar el mundo que lo rodea y pensarse a sí mismo. Influencia de los vínculos afectivos en el desarrollo El desarrollo del cerebro del infante depende en parte de las experiencias que vive. El vínculo temprano tiene un impacto directo en la organización cerebral. Sostén emocional de los niños Ciclo I De 0 a 6 meses Atender y responder a las necesidades y los deseos del bebé para su alimentación, sueño e higiene: “Un niño crece con amor y proteínas”. Organizar rutinas para las actividades del bebé: la comida, el juego, el sueño. Responder a sus vocalizaciones y a sus movimientos. Mostrar disponibilidad para consolarlo o tranquilizarlo. Comunicar afecto y ternura al bebé a través de palabras, besos, caricias, miradas. De 7 a 12 meses Jugar a cubrirse la cara con un trapo para que el bebé la destape, luego que se tape él (construcción de la diferencia entre la presencia y la ausencia, entre el yo y el mundo externo). Ubicarse con el bebé frente al espejo para que se reconozca. Ofrecerle juguetes u objetos de diferentes formas, texturas y colores para que experimente la diferencia entre ellos. Hablar con él. Poner palabras a lo que le ocurre tanto en situaciones positivas como en situaciones desfavorables. Cantar canciones moviendo las diferentes partes del cuerpo (títeres, cantar con las manos). Organizar rutinas regulares para la comida, el baño y el sueño, de acuerdo con las necesidades y los deseos del niño. Dejarlo en el piso para que se mueva en libertad, cuidando de que no exista ningún peligro. De 13 a 24 meses Organizar tiempos para leer o mirar libros. Jugar a formar torres con cubos, cajitas o vasitos de plástico. Permitirle que las derribe para armarlas otra vez (ejercita así del dominio muscular con el que se construye el conocimiento del mundo) Usar un lenguaje claro y sencillo para explicarle las cosas. Compartir actividades, comentando las cosas que realiza. Ciclo II De 2 a 3 AÑOS Promover todas las actitudes que tiendan a la independencia y la autonomía: estimular el contacto social, comenzar el control de esfínteres, promover cierta autonomía en la higiene personal. Promover que cumpla consignas sencillas, controle sus impulsos, espere su turno. Estimular la adquisición de la lengua materna, en palabras o frases cortas, utilizando pronombres (yo, mío, tuyo…). Ayudarlo a reconocer los lugares familiares por su nombre. Ayudarlo a adquirir categorías que lo organicen en tiempo y espacio: adentro-afuera, lejos cerca, noche-día, mucho-poco, más-menos. Estimular la captación de imágenes visuales: mirar cuentos ilustrados, ver y comentar imágenes en movimiento, observar con él espacios geográficos de pertenencia y comentar acerca de lo que se ve en el paisaje. Estimular la integración corporal: jugar con las distintas partes del cuerpo, usar el cuerpo con distintos ritmos y sonidos, reconocer su cuerpo en una imagen, reconocerse en el espejo. Estimular actividades corporales de descarga y coordinación: patear la pelota, deslizarse en distintos planos, saltar sobre sus pies, andar en triciclo, abrir y cerrar puertas. Estimular el juego: solo, en grupo, eligiendo con quién jugar. En esta etapa son especialmente importantes los juegos de representación de roles. De 3 a 4 años Los niños saben que determinadas situaciones producen ciertas emociones. Además, en cuanto al control de las emociones, hacia los 3- 4 años de edad los niños son capaces de ocultar sus emociones en determinadas situaciones. De 4 a 5 años A partir de esa edad los niños pueden contextualizar mejor las emociones, valorando si consiguen lo que desean en función de lo importante que sea para ellos el objetivo perseguido.
De 5 y 6 años
A partir de esa edad años, comprenden realmente la diferencia entre
una emoción real y una emoción expresada. Así, pueden ya ocultar deliberadamente determinados sentimientos. La importancia de las emociones en los niños
Son reacciones de nuestro cuerpo ante algún estímulo del entorno o de
nuestro propio organismo. Es tal la fuerza de esa reacción que lo mejor sería definirlas como experiencias o estados emocionales, pues engloban toda una serie de respuestas que pueden prolongarse en el tiempo e incluso pueden marcar la vivencia de futuras experiencias, aprendiendo de ellas. Estos estados emocionales son vividos de manera personal, dependiendo de lo aprendido en el pasado y la situación en que se produzcan. Todos incluyen sensaciones físicas, pensamientos y conductas.
Cómo influyen las emociones en la educación
El cariño puede acelerar el crecimiento del cerebro. El afecto hacia los niños puede determinar de manera muy significativa su desarrollo. Y si la actitud afectiva influye en la formación del cerebro, es un aspecto que la educación debe tener en cuenta. Resulta más importante el modo de educar en los primeros años de vida que en etapas posteriores. Los primeros años de vida de los niños van a ser decisivos para determinar su futuro. Y debemos recordar que la educación la reciben a través de una doble vía: la educación formal en la escuela y la educación no formal en su entorno directo, básicamente la familia.
la educación emocional afecta al desarrollo de los alumnos, ya que
incentiva su motivación, predispone a actitudes más positivas, mejoran sus relaciones y obtienen mejores resultados académico.
Los estados Emocionales en el Campo Educativo
Los Estados Emocionales representan un hecho significativo para el
campo educativo, puesto que a partir del dominio y manejo de las emociones se pueden transformar las prácticas de enseñanza y aprendizaje de una manera significativa.
PAUTAS QUE FAVORECEN EL DESARROLLO EMOCIONAL
Empatía hacia el bebé Clima de amor y respeto a su individualidad Crear un vínculo afectivo suficientemente fuerte y seguro Estimular la expresión de sus emociones Atender sus necesidades emocionales Animarle a explorar toda gama de sentimientos y emociones, sin reprimirle Favorecer su autonomía, ayudar solo cuando sea necesario Ayudarle a salir de las rabietas y a entrar en calma Utilizar un tono de voz adecuado al dirigirnos a él Calmar y enseñar a calmarse cuando está nervioso Expresar con claridad de forma no verbal y verbal todo tipo de emociones No obligarle a compartir cuando no está preparado Estimular y valorar la conducta de consuelo Reconocer su identidad y animarle a que la reconozca Ayudarle a crecer con ilusión y favorecer su optimismo Cómo se puede favorecer el desarrollo emocional de los niños Los niños aprenden no sólo de los que se les dice, si no de lo que ven que hacemos, por lo que es importante que haya congruencia entre la comunicación verbal y no verbal. Algunas claves para ello son: Observarnos Escuchar Conectar con su estado emocional. Intentar observar el contexto en el que suceden las cosas y ver las influencias de este. Respetar sus tiempos. Los niños tienen tiempos y ritmos diferentes a los adultos. Intentar ponerse en su lugar. Recordar como adultos la labor de: contener, apoyar, comprender y enseñar.