Este documento discute la dificultad de definir la identidad de América Latina debido a su historia colonial y la imposición de la modernidad europea. Explica que América Latina fue más un invento europeo que un descubrimiento, y que la colonialidad justificó la dominación de los pueblos indígenas y africanos. A pesar de las independencias, la élite criolla replicó los ideales de la modernidad europea, generando un sentimiento de inferioridad. Debido a esta pluralidad de influencias, es difícil responder qué constituye espec
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Este documento discute la dificultad de definir la identidad de América Latina debido a su historia colonial y la imposición de la modernidad europea. Explica que América Latina fue más un invento europeo que un descubrimiento, y que la colonialidad justificó la dominación de los pueblos indígenas y africanos. A pesar de las independencias, la élite criolla replicó los ideales de la modernidad europea, generando un sentimiento de inferioridad. Debido a esta pluralidad de influencias, es difícil responder qué constituye espec
Título original
Acerca de la identidad no identidad de América Latina
Este documento discute la dificultad de definir la identidad de América Latina debido a su historia colonial y la imposición de la modernidad europea. Explica que América Latina fue más un invento europeo que un descubrimiento, y que la colonialidad justificó la dominación de los pueblos indígenas y africanos. A pesar de las independencias, la élite criolla replicó los ideales de la modernidad europea, generando un sentimiento de inferioridad. Debido a esta pluralidad de influencias, es difícil responder qué constituye espec
Este documento discute la dificultad de definir la identidad de América Latina debido a su historia colonial y la imposición de la modernidad europea. Explica que América Latina fue más un invento europeo que un descubrimiento, y que la colonialidad justificó la dominación de los pueblos indígenas y africanos. A pesar de las independencias, la élite criolla replicó los ideales de la modernidad europea, generando un sentimiento de inferioridad. Debido a esta pluralidad de influencias, es difícil responder qué constituye espec
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Ana María Chambueta Abril
Filosofía Latinoamericana
Acerca de la identidad no identidad de América Latina
Responder a la pregunta, qué es y cómo se constituye América Latina, considero que tiene como trasfondo las siguientes dificultades: una de ellas, la de ser objetivos frente a la pregunta cómo identificamos a América Latina si estamos inmersos en ser parte de este territorio e identidad, o por lo menos eso es lo que creemos ser. La segunda radica en dar cuenta de está búsqueda incesante de nuestra identidad puesto que es inconclusa, ya que no la podemos localizar en un punto concreto, porque estamos inmersos en una pluralidad de constituyentes ya sean europeos, indígenas o africanos. Debido a estas dificultades anteriormente mencionadas expondré por qué no podemos aspirar a responder de una forma concluyente a esta pregunta. Sin embargo, es menester realizar un análisis y tratar de aproximarnos a la cuestión con el fin de poder leernos, de poder pensarnos, y con ello proyectarnos a la búsqueda de mejores porvenires. Desde esta perspectiva el presente texto tiene la siguiente estructura: 1. Desarrollar los conceptos de colonialidad, modernidad y concepto de invención y descubrimiento y cómo esto constituyó la formación de América Latina. 2. Plantear por qué la modernidad nos atañe hoy y cómo sigue constituyendo el ser latinoamericano. 3. A partir del concepto de modernidad y modernización, cómo nace el sentimiento de inferioridad y la necesidad incesante de alcanzar estándares a los cuales no correspondemos, y finalmente 4. Explicar que a causa de que no podemos dar cuenta de nuestra identidad es difícil responder a la pregunta ¿qué es américa latina? 1. Modernidad, colonialidad, descubrimiento e invención La historia universal, una historia que se hizo y se ha escrito desde una perspectiva europea, da cuenta de que América Latina fue hallada y descubierta por imperios de origen europeo. Esta interpretación es completamente distinta desde el punto de vista del conquistador y el conquistado, ya que para nosotros, que no sabemos si somos herederos de los conquistados o de los conquistadores, que estamos hoy en este territorio que se bautizó como América, más bien fue un invento del modelo europeo que traía consigo una multiplicidad de imperativos y justificaciones. Desde el punto de vista del descubrimiento, Europa trajo consigo la modernidad que se apoyaba bajo la idea de expandir el conocimiento de occidente que es universal, con esto se utilizaba la retórica de la salvación, de la evangelización y de la evolución de los nativos americanos que hacían parte de una humanidad “bárbara”. A partir de esto, la colonialidad implantó un discurso lógico que justificó por completo la vida de los seres que estaban en su dominio. Desde el punto de vista del colonizado, aquel que no tuvo la oportunidad de escribir la historia no fue un descubrimiento, sino un invento por parte de Europa, puesto que este discurso lo que logró fue encubrir las dinámicas de explotación y dominación de un pueblo que intrínsecamente tenía un pensamiento y una forma de vida que era igualmente valiosa. De esta forma, conceptos como descubrimiento y modernidad responden y forman parte de la estructura de la colonialidad que no fueron más que elementos que hacen parte de una retórica que tenían como intención verdadera la explotación masiva de mano de obra indígena y africana, lo que derivó a la idea de la modernización, de que la vida de los seres humanos es prescindible y reemplazable. 2. ¿Por qué la modernidad nos atañe hoy? Como se manifestó anteriormente la modernidad fue una idea y un fin que los europeos perseguían con la aspiración de cambio y la búsqueda de un conocimiento universal, donde finalmente el lugar donde podía alcanzar su propósito era en la supresión de culturas las cuales no se ajustaran con este modelo. Fue después de las revoluciones independentistas que América Latina tuvo la oportunidad de redefinirse y construirse bajo ideales que le eran propios, alejados de la lógica europea que anteriormente los había sometido. No obstante, se siguió repitiendo la historia y fue a partir de pensamientos exportados de Francia e Inglaterra que los criollos/ mestizos nuevamente replicaron en América Latina ideales que seguían respondiendo a los estándares de la modernidad. Mignolo en La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial (2007) señala “La idea de «América Latina» permitió a las élites criollas, distanciarse de su pasado español y portugués, abrazar la ideología de Francia, y olvidarse del legado de su propia conciencia crítica”(p. 91). Así, la constitución de cada uno de los países que conforman lo que es hoy América Latina siguen rigiéndose bajo la misma lógica imperial y colonial, en este sentido, los criollos gobiernan al resto de las personas que no hacen parte de esta élite, convirtiéndose en mano de obra que responde al sistema capitalista que nació en Europa y convenientemente nuestros gobernantes acuñaron. […] no se atacó el colonialismo como ideología, pues el objetivo era obtener la independencia del imperio, es decir, el poder cambio de manos en tanto los criollos se convirtieron en la élite que pasó a controlar la economía y el Estado, pero la lógica de la colonialidad siguió siendo la misma. (p. 108) 3. El sentimiento de inferioridad del Latinoamericano Con la idea imperante de alcanzar estándares provenientes de Europa que se construyeron en el ideal de modernización, los individuos que pertenecemos a América Latina vivimos y buscamos responder y alcanzar a dichos estándares, sin embargo, puesto que nuestra historia y nuestra construcción no son semejantes a las de un europeo no es posible encontrar una correspondencia de dichas aspiraciones en lo que desemboca a un sentimiento de frustración e inferioridad. Soñamos con desprendernos de nuestra herencia indígena que a lo largo de la historia y a partir de la colonialidad han sido tan fuertemente mancilladas, más bien queremos y seguimos respondiendo a las dinámicas de occidente, a la idea de propiedad privada, de consumismo, de capital, de hacer parte de instituciones como la familia y universidad que su origen se dio en Europa, nos disfrazamos y modificamos nuestros cuerpos para asemejarnos al canon de belleza europeo. No obstante, evidentemente a pesar de nuestros intentos y aun cuando lo queremos no logramos engañar si quiera a nosotros mismos, lo que nos constituye, ya sean nuestras herencias culturales o físicas develan la verdad. 4. Entonces ¿qué es américa latina? Es difícil para nosotros como pretensión de pueblo latinoamericano saber de nuestra historia, y mucho menos identificarnos con ella, cuando en un plano individual, las estadísticas nos hablan de una gran cantidad de individuos que no conocieron a sus padres, mucho menos abuelos y ancestros. Aparecemos casi de manera espontánea en este contexto al cual debemos adecuarnos pero, de igual forma, al que desconocemos su origen. Las historias de historia colombiana o española resultan referentes extraños y lejanos que no necesariamente se conectan con nuestra forma de referirnos a nosotros mismo. En particular, como habitante de este planeta no me siento identificada como ciudadana colombiana, mucho menos como latinoamericana ya que mis intereses no corresponden a lo que se esperaría dentro del ideal de latina y colombiana. Tampoco tengo algún tipo de sentido de orgullo ante la identificación de los símbolos patrios que se pretenden imponer para generar sentido de identidad a todo un pueblo multicultural que vive bajo un territorio para poder gobernarlo efectivamente. Sin embargo, es inevitable reconocer todos los elementos culturales e históricos que me configuran, como el idioma, el gusto por el pensamiento occidental y ciertas cosmovisiones que utilizo para elaborar mi propia visión del mundo. Quisiera mencionar el caso de mi apellido “Chambueta” del cual tengo escaso, por no decir nulo, conocimiento de su origen más allá de decir que es el apellido de mi padre que heredó de mi abuelo y este de mi bisabuela. No hay registros claros de dónde surgió ya que no es un apellido común, lo único que puedo asegurar es que no es de origen europeo. ¿Y ahora por qué destaco este hecho? Porque frecuentemente se me hace la pregunta del origen de mi apellido, pero no puedo dar ninguna respuesta. Creo que la gene aspira a que responda contando una historia de origen autóctono, tradicional y se decepcionan al darse cuenta de que mi apellido es simplemente algo a lo que estoy evocada, como muchos otros elementos culturales que me configuran. Finalmente, dada la dificultad de responder qué es ser colombiano, responder también a la dificultad de qué es América Latina, es una empresa que por lo menos a mí me crea un sentimiento de insatisfacción aun cuando tengo la aspiración de la docencia y que pretendo generar una conciencia crítica en nuestra sociedad y de nosotros mismos como individuos, para emprender unas nuevas formas de lucha que respondan a este modelo de la modernidad que aún nos sigue sofocando. Bibliografía Walter Mignolo (2007). La idea de América Latina. La herida colonial y la opción decolonial. Barcelona: Gedisa.