URRIBARRI Duelo PDF
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duelo y a posteriori
* Rodolfo Urribarri
l. Introducción
11.Revisión bibliográfica
* Dirección: Las Heras 3025, 109 "A", (1425) Capital Federal, R. Argentina.
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con las que se presentan en pacientes que están en duelo o que han
sufrido un infortunio amoroso reciente, haciendo hincapié en la simili-
tud emocional y comportamental en estos dos estados con los adoles-
centes. Dichos casos
IV. Replanteos
Estimo que una de las dificultades en torno de este tema proviene del
equívoco sobre el desarrollo, en que se enfatiza lo que se deja y se lo
significa como pérdida. El adolescente no pierde, sino que cambia, se
transforma. Si bien le cuesta dejar lo conocido (infantil), desea fervien-
temente lo nuevo y puja por lograrlo y ejercitarlo, tanto más que lo que
se apena por alejarse de su pasado, que sobredimensiona e idealiza a
partir de las dificultades y angustias que le apareja lo nuevo. Es decir
que lo infantil se modifica, complejiza y organiza bajo una nueva forma,
o en otras palabras, se produce una trasmutación, la que, de alguna
manera, incluye lo anterior.
La relación con los padres, la identidad, el rol y el cuerpo infantil, si
bien dejan de existir en su forma infantil, no constituyen propiamente
una pérdida, sino que cambian, y este cambio a lo nuevo de alguna
manera se basa, incluye y modifica al pasado infantil; por lo tanto el
mismo no se pierde y consecuentemente no es motivo de duelo.
Podría decir, parafraseando la ley de Lavoisier, que nada se pierde,
todo se transforma, lo que es una concepción del desarrollo radicalmente
diferente de quienes postulan que
y agregaría hoy, que debe primar esto último pues en caso contrario hay
detención o regresión.
Me parece por ende más acertado que hablar del grado de elabora-
ción del duelo por lo perdido frente a la asunción de lo nuevo, utilizar
para explicación del funcionamiento juvenil el modelo (propuesto por
H. Deutsch 8 y P. Blos 7) de los movimientos oscilantes entre lo regre-
sivo y lo progresivo que caracterizan al adolescente (más marcadamente
a comienzos del período), que no son sólo una manera de resolver y
rencauzar fijaciones previas, juntamente con las nuevas capacidades
y posibilidades, sino que posibilita incluir en el futuro el pasado, lo que
sin duda relativiza la "pérdida de lo infantil".
Retomando, desde lo recientemente expuesto, el problema del duelo
por la pérdida del cuerpo infantil, diré que para mí no hay tal pérdida,
ni duelo, porque el cuerpo se desarrolla desde el cuerpo infantil previo
con señales progresivas de cambio, y porque desde lo fisico las nuevas
capacidades, la potencia muscular, la maduración genital y consecuen-
temente la capacidad reproductora, así como la voluptuosidad en el uso
del cuerpo, y de lo orgástíco-genital, que progresivamente lo homologa
al adulto, le dan esa prima de incentivación y de placer que promueve
hacia lo progresivo y compensa por lo que se deja. En cuanto a la repre-
sentación psíquica del cuerpo, tampoco se pierde sino que a partir de que
progresivamente se perciben nuevas sensaciones (extero e interocepti-
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Consideraciones finales *
••.Algunas de las propuestas de este trabajo, en particular respecto del duelo, fueron
retomadas y discutidas con el Dr. Philippe Jeammet (Soc, Psic. de Paris y Presidente de
International Society for Adolescent Psychiatry) en un diálogo más amplio realizado el
2 de agosto de 1991, El publicarse próximamente.
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Resumen
Summary
The author reviews the widely accepted notion that adolescence and mouni ng are closely
related, in an attempt to define its real scope and to refute its generalization (as
evidenced in the ideas of authors like A. Freud, P. BIas, A. Aberastury and O. Femández
Mouján), based on the viewpoint and definition that S. Freud puts forward in "Mourning
and melancholia".
The author criticizes the tendency to consider that adolescence hinges on mourning:
he counters that this period is characterized by gain and progress rather than loss and
mourning. He bases his arguments on freudian concepts such as the "prernium of
pleasure" and also on a di vergent concept of the nature of the process of development.
He goes on to specify the problerns he considers m ust be mourned, while differentiati ng
these from other contingent processes such as disidealization. This opens onto a deeper
elucidation ofthe adolescent process, which draws on diverse concepts,
Later, he draws a brief sketch of the problerns that parents face during their
children's adolescence. Finally, he summarizes his revision of the nature of adoles-
cence and the c1inical implications of these views for the psychoanalytic treatment of
these young people.
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Bibliografía