El Duelo 2 Klein
El Duelo 2 Klein
El Duelo 2 Klein
Según Sigmund Freud (1917)2 “El duelo es, por regla general, la reacción frente a la
pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria,
la libertad, un ideal, etc.”(p.241).
El duelo implica:
1
Este trabajo surge como resultado del taller “El duelo desde la obra de Melanie Klein” presentado por la
FHAyCS de la U.A.D.E.R en el marco del proyecto de adscripción a docencia de la cátedra Teoría
psicoanalítica Escuela Inglesa, a cargo de la Lic. María Florencia Serra C. y la Ps. Soledad Eguiguren en
el año 2019.
2
Freud, S (1917) Tomo XIV “Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre
metapsicología y otras obras”. Tomo XIV- Obras Completas. Amorrortu editores. Buenos Aires,
Argentina.
encontrado sustituto. Esta demanda se realiza paulatinamente y luego de un gran gasto
de energía psíquica. Al final de la labor, el yo vuelve a quedar libre de toda inhibición.
Melanie Klein indica: “hay una conexión entre el juicio de realidad en el duelo
normal y los procesos mentales tempranos” (P.349)3. Ella enuncia que: “el niño pasa por
estados mentales comparables al duelo del adulto y son estos tempranos duelos los que
se reviven posteriormente en la vida, cuando se experimenta algo penoso” (P.349).
Todo duelo, guarda relación con el modo de enfrentar los primeros duelos de la vida4.
El sujeto en duelo es realmente un enfermo, pero como este estado mental es común
en el momento de atravesar un duelo, nos parece natural. Por lo tanto, no llamamos
enfermedad al duelo. Melanie Klein plantea que el duelo reactiva la posición depresiva
infantil. La posición depresiva es una melancolía en “Status nascendi”, es decir que es
análoga a una melancolía que se está gestando. En función de esto debemos puntualizar
algunas cuestiones respecto de la posición depresiva.
El niño se da cuenta de cuanto necesita al objeto, por lo tanto menos tolera que este
con otro objeto y es por eso que quiere incorporarlo, utiliza la voracidad como modelo,
el problema surge porque se complica meterlo adentro sin dañarlo. La situación edipica
temprana le indica al niño que cuando no está siendo satisfecho es porque sus padres se
están otorgando la satisfacción (escena primaria de Freud). Si no la tiene el niño la tiene
otro, aparecen los celos. El Edipo se vincula al Superyó, aparecen juntos. El Superyó se
construye en base al objeto idealizado y persecutorio, el superyó es retaliativo5 y cruel.
SIMBOLIZACIÓN:
Siguiendo las ideas planteadas por Soledad Eguiguren: “la simbolización tiene su
base en la posibilidad del yo de inhibir el impulso o fantasía que iba dirigido hacia un
objeto (a) y desplazarlo hacia otro (B)6” (Eguiguren, S.). Por ejemplo, inhibe la rabia
hacia la mamá y la dirige hacia el papá. Esto encubre una serie de cuestiones complejas:
Durante la posición depresiva, el bebé va a descubrir que existe una realidad psíquica
y va a comenzar a adquirir el juicio de realidad, va a comprender que hay algo que es el
objeto externo. Ambas realidades (psíquica y objetiva) se dan en simultáneo, es decir
que se van construyendo juntas. El juicio de realidad es la posibilidad de darse cuenta de
que hay una realidad psíquica y una realidad no psíquica, por fuera de lo psíquico.
Cuando el niño adquiere juicio de realidad se da cuenta de que fantasea con cosas pero
que esas cosas no son reales. El juicio de realidad comienza a formarse aquí y
podríamos decir que durante toda la vida nosotros vamos a estar buscando o vamos
adquiriendo mayor capacidad de juicio de realidad.
DUELO:
Simba, el pequeño heredero del reino se mete en problemas cuando se desata una
estampida de ñúes provocada por hienas y alentada por el león Scar, tío de Simba, quien
padece envidia por no tener acceso directo al trono. Ante el inminente peligro del
cachorro, su padre, el rey Mufasa se acerca al lugar para salvarlo.
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Melanie Klein. “Amor, culpa y reparación”. Tomo I, Obras completas.
Mufasa logra salvar a Simba, pero muere siendo arrojado al vacío por Scar, quien se
aprovecha de la trágica situación para culpar de semejante acto a Simba y expulsarlo del
reino para poder tomar el trono.
Simba cae en la cuenta de lo que ha sucedido y se acerca al cuerpo inerte de su
padre. Scar aprovecha la situación y expulsa al pequeño al exilio: “huye simba, huye
lejos y nunca regreses”, el sentimiento de culpa y pena por el objeto cobra tal magnitud
que Simba huye y se embarca en una nueva vida lejos, incluso de su madre y sus seres
queridos. A su vez, su tío Scar enuncia: “de no ser por ti, todavía viviría”, podemos
suponer, que esta frase colabora con los sentimientos de culpa y la preocupación del yo
natural frente al posible daño realizado en sus fantasías, es decir que Simba considera
haber dañado al objeto, en este caso a su padre, mediante sus impulsos agresivos.
Klein indica que “el dolor experimentado en el lento proceso del juicio de realidad
durante la labor de duelo, parece deberse en parte, no sólo a la necesidad de renovar los
vínculos con el mundo externo y así continuamente reexperimentar la pérdida, sino al
mismo tiempo y por medio de ello, reconstruir ansiosamente el mundo interno que se
siente en peligro de deterioro y desastre” (P. 357-358). Esto es importante en la
teorización de Klein, ya que, se propone contestar el interrogante planteado por Freud,
cuando éste indaga sobre la dificultad de realizar el mandato de la realidad, esto es lo
que planteábamos al principio.
Klein dice que el mayor peligro para el sujeto en duelo es la vuelta contra sí mismo
del odio hacia la persona amada perdida. Este odio tiene que ver con los sentimientos de
triunfo sobre la persona muerta. Los deseos de muerte del niño contra los padres, por
ejemplo, se cumplen cuando alguien muere. Así la muerte, aunque frustre por otras
razones, es sentida en cierto modo como una victoria; origina un triunfo y de ahí el
aumento de la culpabilidad.
Melanie Klein enuncia que el triunfo es una parte muy importante en el trabajo del
duelo normal. Freud enuncia una renuncia narcisista respecto del objeto destruido.
Klein, plantea que: la "satisfacción narcisista" contiene suavizado el elemento de triunfo
que Freud parece pensar que no forma parte del duelo normal.
Al cabo de unos años y luego de haberse exiliado junto a otros animales de la selva,
Simba crece y se encuentra triste por su situación. Una noche eleva un reproche al cielo
pensando que su padre ha dejado de cuidarlo y enuncia; “Todo es por mí, es mí culpa”.
En ese momento se topa con Rafiki, el simio sabio del reino, quien se emociona por
saber que Simba vive y que no ha muerto como les ha comunicado el nuevo rey Scar.
Rafiki, alienta a Simba a reencontrarse con su padre Mufasa mediante ciertas visiones.
En el duelo de un sujeto, Klein (1940) enuncia que la pena por la pérdida real de la
persona amada está en gran parte aumentada por las fantasías inconscientes de haber
perdido también los objetos "buenos" internos. De a poco, el sujeto en duelo puede ir
obteniendo confianza en los objetos externos, de esta forma es capaz de fortalecer su
confianza en la persona amada perdida. Sólo así puede aceptar que el objeto no fuera
perfecto, puede no perder la confianza y la fe en él, ni temer su venganza.
Su padre le responde: “Ve en tu interior, Simba, eres más de lo que eres ahora, toma
tu lugar en el ciclo de la vida”, mediante esta frase Mufasa alienta a su hijo a que coteje
la realidad psíquica con la realidad externa. Esta contraposición posibilita la adquisición
del juicio de realidad. Simba comprende cuál es su lugar, el objeto vivo internalizado le
otorga seguridad.
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La falta de reproches está ligada a un superyó que se presenta de forma más amorosa y no tan cruel
como al principio. Es una posibilidad de elaboración del superyó retaliativo (vengativo) que colaboró a
que Simba se retire del reino.
Mufasa le pide a Simba que lo recuerde y que emprenda el retorno a su casa,
Simba se cuestiona el regreso al reino: “si regreso tendré que enfrentarme al pasado, he
estado huyéndole desde hace tanto”, en esta frase se puede observar como el mundo
externo le da temor. Simba se encuentra lleno de dudas y temores, no sólo por la culpa
que le generaba haber dañado al objeto, sino por la incertidumbre de no conocer que
piensan sus seres queridos. Melanie Klein (1940) plantea: Las dudas, incertidumbres y
ansiedades consiguientes, actúan en el niño pequeño como un continuo incentivo para
observar los objetos del mundo externo -mundo del cual surge su mundo interno- y
adquirir seguridad sobre ellos para poder así comprender mejor lo interno (p.350).
“Puedes huir de él o aprender”, esta frase enunciada por Rafiki en la escena indica la
posibilidad de crecimiento que otorga el paso por la posición depresiva y -a la vez- el
estancamiento que podría producirse si se regresa a la posición anterior.
Del mismo modo, si el sujeto en duelo está rodeado de personas que él quiere y
comparten su dolor y puede aceptar su compasión, esto favorece la restauración de la
armonía de su mundo interno y se reducen más rápidamente sus miedos y penas.
“Este es mi reino, si no lucho por él quien lo hará”, según Melanie Klein (1940),
cuando la persecución disminuye, la dependencia hostil frente al objeto, junto con el
odio, también disminuye y las defensas maníacas se relajan. El penar por el objeto
amado perdido también implica una dependencia frente a él, pero una dependencia que
se transforma en un incentivo para lograr la reparación y la conservación del objeto. Es
creativa porque está dominada por el temor, mientras que la dependencia basada en la
persecución y en el odio es estéril y destructiva.
Algunas conclusiones:
En su fantasía, este mundo interno, que construyó desde los primeros días de su vida
en adelante, fue destruido cuando se produjo la pérdida actual. La reconstrucción del
mundo interno da la pauta del éxito de la labor de duelo.
Para Melanie Klein (1940), tanto en el duelo normal como en el patológico, y en los
estados maníaco-depresivos, se reactiva la posición depresiva infantil. Se incluyen aquí
sentimientos complejos, fantasías y ansiedades. Klein plantea que un duelo patológico
funda sus raíces en la incapacidad temprana de establecer objetos buenos internos y el
sentimiento de seguridad en su mundo interno. Esto indicaría un fracaso en la
superación de la posición depresiva infantil.
Durante el duelo, al reinstalar los padres buenos y las personas que se han perdido, se
reconstruye el mundo interno que se encontraba desintegrado, esto puede llevar a vencer
la pena y ganar seguridad. En palabras de Klein: “logra armonía y paz verdaderas”.
BIBLIOGRAFÍA: