S. E.

Smith
Dragon Lords of Valdier 1

Abduciendo a
Abby
(Dragon Lords of Valdier 1 - Abducting Abby)

1
 Agradecimientos
A mi marido, Steve, por creer en mí y estar lo
suficientemente orgulloso de mí como para darme el valor de
seguir mi sueño.

Un agradecimiento especial a mi hermana y también mi

mejor amiga, Linda, que no sólo me animó a escribir…
además lo leyó.

S. E. Smith

2
 Argumento
Abby Tanner está contenta con vivir en su montaña
creando sus hermosas obras de arte y disfrutando de la
tranquilidad. Todo eso cambia cuando una extraña nave
espacial dorada choca en sus tierras. Ahora, Abby tiene que
lidiar con una nave de oro, un extraterrestre torturado y un
sheriff local loco.

Zoran Reykill sabía que tenía que encontrar un lugar

seguro para sanar después de que se escapara de un puesto
militar Curizan. Cuando su simbiótica nave nodriza le lleva
a un planeta desconocido encuentra más de lo que espera.
Encuentra su verdadera pareja.

Los únicos problemas son que Abby no entiende una

cosa de lo que él dice y que el alguacil local también la
quiere. Sólo hay una cosa que el Rey de Valdier puede
hacer: secuestrar a su verdadera pareja.

Ahora Zoran tiene las manos llenas tratando de

mantener a su verdadera pareja a salvo en su propio mundo
mientras trata de ayudarla a aceptar su nueva vida.

3
 Necesitará todo el apoyo que pueda obtener para ayudar
a su terca y voluntariosa humana a aceptar que puede
construir una vida en un lugar distinto de su montaña en la
Tierra.

Sólo necesita mantenerla con vida el tiempo suficiente

para que disfrute y mantenerla lejos de los otros machos de
su planeta a quienes no les importaría ayudarle a que
acepte su nuevo cuerpo sensual.

Una cosa que sabe es que nunca se arrepentirá de

haber abducido a Abby.

Portada Original

4
 Staff
Traducción

Corrección Edición y Diseño

. .

5
 Capítulo 1
Abby Tanner se quedó mirando el cristal, observando
más la brillante pieza caliente que el líquido fundido.
Cuando empezó a girar la varilla alrededor y alrededor de
ella comenzó a formar diferentes capas curvas y dar forma
para que coincidiera con la imagen en su cabeza.

Le encantaba la manera en que el cristal sin forma se

transformaba en una hermosa pieza de arte. También
estaba agradecida de que construyó una vida muy buena
con ello. Le dio una libertad que no mucha gente podía
disfrutar.

Trabajó con la pieza durante las próximas tres horas

mezclando y soplando hasta que formó una delicada flor.
Estaba casi terminada. La pieza en que estaba trabajando le
había llevado casi seis meses terminarla. Ya la había
vendido por más de cincuenta mil dólares.

Para ella, sin embargo, no era importante el dinero, sino

el disfrute de ver algo hermoso siendo creado y disfrutado
por los demás.

Levantó la vista cuando oyó ladrar a un perro.

Sonriendo, terminó la limpieza de su taller. Era un granero

6
 de madera de buen tamaño no muy lejos de la cabaña en la
que vivía, en lo más profundo de la región montañosa del
norte de California.

Sus abuelos vivieron en esa cabaña antes que ella

naciera. Cuando su madre se fue, cuando era un bebé, se
convirtió en su hogar. Su madre murió de una sobredosis de
drogas cuando tenía dos años y nunca conoció a su padre.
Había sido criada por su abuela y su abuelo. Su abuela
falleció hace cinco años y su abuelo hace seis meses. Seguía
luchando con la depresión que a veces la abrumaba.

Sus abuelos eran perfectamente felices viviendo en la

remota cabaña de la montaña. Abby creció corriendo a
través de un patio de recreo de madera construido
especialmente para ella. Le encantaba la libertad de las
montañas y la paz que le daba. A los veintidós años, no
tenía ningún deseo de vivir en la cercana ciudad de Shelby o
en otras ciudades más grandes. Ya fue bastante malo
cuando salió para asistir a una inauguración de su trabajo
en una galería.

Cepillándose el pelo marrón oscuro que había caído,

soltándose de su cola de caballo detrás de las orejas, Abby
dio otro vistazo a su alrededor, antes de cerrar las puertas
dobles de su taller.

Riendo cuando el gran golden-retriever1 vino corriendo

1 Golden-retriever es un una raza de perro de caza muy hábil y con

aptitudes para el rastreo. Posee una disposición amigable y es
reconocido por su gran inteligencia. Muy usado como perro de servicio
para rastreo o como acompañante de invidentes.

7
 hasta ella, se inclinó y le dio un gran abrazo a Bo tratando
de mantener su boca cerrada para no permitir sobre ella la
lengua de Bo, demasiado entusiasta.

—Te extrañó.— dijo Edna Grey mientras caminaba por

el sendero siguiendo a Bo.

—Lo extrañé también. Sí, sólo eres un gran viejo

blandengue, ¿no lo eres? Sí, lo eres.— dijo Abby mientras se
paraba ante el perro.

Bo saltó hacia atrás y hacia adelante a la espera de que

Abby recogiera la pelota de tenis que llevaba en su boca. Su
larga cola se arrastró de aquí para allá mientras hacía
cabriolas en círculos, ladrando. Abby recogió la pelota de
tenis mojada y la lanzó hacia la cabaña. Como una bala, Bo
corrió detrás del premio verde limón.

—Entonces, ¿cómo lo estás haciendo?— preguntó en voz

baja Edna caminando de vuelta hacia la cabaña con Abby.

Abby estuvo en silencio por un momento antes de dejar

escapar una profunda respiración.

—Estoy haciéndolo mejor. Fue muy difícil por la pérdida

del abuelo al principio; pero, cada día me parece estar
manejándolo un poco mejor. Ayuda estar ocupada. Esa gran
pieza en la que estaba trabajando para la pareja de Nueva
York está casi lista.

Edna puso su brazo alrededor de la cintura de Abby

abrazándola cerca.

8
 —No puedo esperar para verla. Nunca has sido tan
reservada sobre cualquiera de tus piezas como lo has sido
con ésta.

Abby se rió con voz ronca.

—Es una de las piezas más bellas que he hecho. No

puedo esperar a que la veas. Cuando fui contratada para
hacer el trabajo estaba un poco vacilante. Normalmente,
sólo creo basada en lo que siento que está en el cristal. Esta
vez mi cliente quiso reunirse conmigo y me pidió crear algo
basado en la decoración de su hogar. Pasé dos días como
huésped en su casa. Fue increíble. Me ha ayudado. Fui
contratada para hacerlo justo después de que el abuelo
murió. Estando centrada me ha ayudado a lidiar con su
muerte.

—¿Hay alguna posibilidad de que encuentres un

agradable joven mientras vas de ida y vuelta en tus viajes?—
Bromeó Edna.

—No, ¡absolutamente no!— dijo horrorizada. —Me gusta

estar sola. He visto suficiente de los hombres y sus
comportamientos en mis viajes para hacerme recelar de
involucrarme con alguno.

—¿Qué pasa con Clay? Sabes que él está interesado.—

preguntó Edna con curiosidad.

Arrugó la nariz con disgusto. Clay era el alguacil local

para la ciudad de Shelby y había estado tratando de
conseguir que Abby saliera con él desde que tenía dieciocho

9
 años. Era un buen tipo, pero Abby no sentía por Clay lo
mismo que él parecía sentir por ella.

Abby hacía un viaje semanal a la ciudad para enviar por

correo el cristal soplado que vendía a sus distribuidores y
recoger algunos artículos que necesitaba, como alimentos o
provisiones.

Y cada semana sin falta, Clay se presentaba en la

oficina de correos para pedirle que saliera con él. Ella se
negaba amablemente y él la perseguía por toda la ciudad
fastidiándola para que tuviera una comida con él.

—Clay es un buen tipo y todo, pero simplemente no me

siento de esa manera acerca de él.— dijo acariciando a Bo y
lanzando la pelota de nuevo.

—Un día encontrarás el hombre adecuado. Gracias de

nuevo por mantener un ojo sobre Gloria y Bo por mí.—
Edna dijo mientras caminaban hasta el remolque de
caballos en la parte posterior de su furgoneta.

—No hay problema. Sabes que disfruto de sus

compañías cuando haces tus pequeños viajes.— dijo con
una risa viendo como Gloria, la vieja mula que tenía Edna,
trató de empujar la cabeza por la ventanilla.

Gloria amaba las manzanas que Abby siempre le daba.

—Bueno, eres la única a quien Gloria no trata de

morder y empujar a su alrededor.

Edna abrió el remolque y sacó a Gloria retrocediendo.

10
 Bo bailoteaba alrededor de las patas de la vieja mula
tratando de jugar.

—¿Cuánto tiempo vas a estar fuera? He oído que se

avecina una tormenta mañana por la noche y que se supone
será bastante mala.— preguntó Abby sacando una manzana
de la bata que llevaba sobre la camisa y los pantalones
vaqueros.

La sostuvo para Gloria, que la barrió de su mano

masticándola mientras Edna la llevaba hasta el pequeño
corral cerca de la cabaña.

—Sí, he oído al respecto. Se supone que debemos

conseguir varios centímetros de lluvia y hay una posibilidad
de tormentas severas. Mi plan es salir tan pronto como les
deje aquí para poder marcharme. Vuelvo a finales de la
semana. Jack y Shelly tienen la fiesta de cumpleaños de
Crystal el jueves. Conduciré de vuelta el viernes.— dijo Edna
mientras dejaba ir a Gloria con un golpe violento en sus
flancos.

—¿Tienes tiempo para una taza de té o café?— preguntó

Abby viendo como Gloria entraba en el pequeño granero
adjunto al corral.

Ya había dejado un grueso lecho de paja para ella en

uno de los establos y tenía comida fresca y agua.

—Una taza de café sería estupendo.— dijo Edna

mientras seguía a Abby por las escaleras dentro de la
pequeña cabaña.

11
 Abby adoraba su pequeña casa. Tenía dos habitaciones,
cada una con su propio baño, una pequeña sala de estar y
un comedor combinado con la cocina. Había una enorme
chimenea en la sala de estar y pequeñas estufas de pellets2
en cada habitación para los fríos meses de invierno.

Afortunadamente, estaban al inicio de un verano

anticipado, por lo que excepto por alguna noche fría de vez
en cuando no tendría que encender cualquiera de las
estufas o la chimenea. La cabaña tenía un gran ventanal en
la cocina y sala de estar el cual permitía pasar una
abundancia de luz natural.

El abuelo de Abby era dueño de su propio negocio de

música en Los Ángeles y su abuela había sido compositora.
Ambos habían sido extremadamente talentosos. Cuando la
madre de Abby se encontró con la gente equivocada,
pensaron mudarse a las montañas para conseguir alejarla
de eso.

Por desgracia, su madre se fugó en cambio y a los

diecisiete años, quedó embarazada de Abby. Había tenido
sólo un mes de edad cuando su madre la dejó y desapareció.

Dos años más tarde, fue encontrada muerta de una

sobredosis de drogas, junto con su actual novio. Los abuelos
de Abby quedaron devastados por la muerte de su única
hija e hicieron todo lo posible para asegurarse de que Abby

2 El término pellet es una denominación genérica, utilizada para

referirse a pequeñas porciones de material aglomerado o comprimido
de diferentes materiales. En este caso se refiere a porciones de materia
vegetal (madera) comprimida utilizada como combustible

12
 se mantuviera fuera de ese tipo de vida.

Tenía de su abuela la amable personalidad y el amor

por las artes. Su abuela aprovechó el tiempo en la montaña
para escribir canciones y ella misma le enseñó el arte del
cristal soplado. Pronto, su abuelo había adoptado la afición
y se convirtió en otro negocio con la ayuda de Internet. En
los últimos seis años, Abby se hizo un nombre por sí misma
a nivel internacional con sus bellas creaciones.

Edna y Abby pasaron la próxima media hora

actualizándose con la familia de Edna que vivía en
Sacramento y los nuevos contratos de Abby de varios
museos diferentes pidiéndole exhibir su trabajo.

Bo estaba contento de acostarse sobre la alfombra

frente a la chimenea mirando su pelota de tenis. En poco
tiempo, Abby estaba mirando las luces traseras de la
furgoneta de Edna desaparecer por el camino empinado de
su casa.

Llamó de vuelta a Bo riéndose mientras éste trataba de

seguir a la furgoneta de Edna mirando atrás y adelante
tratando de decidir con quién quería quedarse. La promesa
de un regalo pronto le tuvo volviéndose para correr hasta los
escalones de la cabaña y al cálido interior.

13
 Capítulo 2
Zoran Reykill empujó el cuerpo del guardia muerto que
tenía encima. Hizo una pausa para dar una aguda
respiración cuando el dolor cortó a través de su maltratado
cuerpo. Había estado en cautiverio durante el pasado mes y
no había un lugar en su cuerpo que no doliera a causa de
los numerosos cortes y contusiones de las palizas y torturas
que había vivido.

Se obligó a girar al guardia y le sacó la ropa. Sus ropas

fueron tomadas poco después de haberle conducido al
infierno que llamaban ‘celda’.

Esta era la primera oportunidad que tuvo para escapar.

Había estado observando, esperando a que sus captores
cometieran un error y finalmente lo hicieron, pensando que
estaba demasiado abatido como para luchar.

El guardia que había muerto, salió a jugar, pensando

que podría aliviar el aburrimiento de la guardia permanente
en un prisionero encadenado golpeándolo un poco más. En
su lugar, el guardia le encontró desmayado, colgando de la
pared por las muñecas y los tobillos.

14
 Cuando el guardia soltó su muñeca, le agarró,
rompiendo su cuello de inmediato para que no pudiera
luchar o avisar. Zoran sabía que no habría sobrevivido
mucho tiempo en una pelea. Estaba demasiado débil. Le
llevó toda su energía empujar al guardia y encontrar la
apertura del mecanismo de bloqueo para liberar sus tobillos.

Luchando dentro de la ropa del guardia, sacó la pistola

láser y el cuchillo, comprobando para asegurarse de que
ambos estaban completamente cargados. Se agachó y tiró de
la tarjeta de seguridad desde el cuello del guardia.

Sabía que era tarde y podría no haber muchos guardias

alrededor en este momento de la noche. Al cerrar la sólida
puerta detrás de él, se movió por el pasillo a oscuras.

La oscuridad no le molestaba cuando cambió para

permitir a su visión nocturna tomar el relevo. Su pueblo era
reconocido por su capacidad de adaptación a la oscuridad.

Como cambiaformas de dragón, sentía a la bestia en su

interior esforzándose por salir. No se había atrevido a
cambiar mientras estaba en cautiverio.

Sin su Simbiosis3 para ayudar a protegerle, habría

estado demasiado vulnerable. Luchó para controlar su
interior mientras se movía a través del laberinto de su
prisión.

3 El término simbiosis se aplica a una interacción biológica, una

relación estrecha y persistente entre organismos de diferentes
especies.

15
 A pesar de que sólo había estado semiconsciente
cuando fue traído a esta prisión, sabía el camino de salida
de haberlo representado una y otra vez en su mente durante
el último mes. Incluso si no hubiera estado consciente,
habría olido el aire de la noche llamándolo.

Era Zoran Reykill, líder de Valdier. Él era el más

poderoso de su especie, solo igualable a sus hermanos.
Había estado disfrutando de tiempo en un remoto planeta
en el borde exterior de su propia galaxia, cazando y
disfrutando de los favores de algunas de las mujeres
llevadas allí para tales cosas.

Normalmente, habría pasado del placer, pero había

estado fuera de su propio mundo durante los dos meses
anteriores en una misión diplomática. Estuvo dos días
cazando en los espesos bosques antes de dirigirse al
complejo de la ciudad.

No sospechó nada hasta después de la comida, cuando

empezó a ponerse muy aletargado. Sólo tuvo tiempo para
enviar a su Simbiosis un mensaje de que estaba en peligro.
Se despertó, encadenado en una nave espacial Curizan.

Eso fue hace un mes. Los Curizan esperaban un rescate

por él de vuelta, después de obtener información acerca de
la relación simbiótica que su gente disfrutaba con un
organismo de metal viviente capaz de cambiar de forma y
dominar un enorme poder. La relación permitía a su gente
disfrutar de muchas cosas, incluyendo la longevidad, la
capacidad de curarse a un ritmo más rápido y el increíble
viaje espacial.

16
 Zoran estaba preocupado de que su Simbiosis fuera
capturada y se aseguró de que permaneciera oculto hasta
que pudiera escapar. Sabía que lo necesitaría cuando
llegara el momento.

Los Valdier vivían en el borde exterior de la agrupación

de planetas de Zion. Sólo en los últimos trescientos años
habían desarrollado una relación con las galaxias vecinas.
En un primer momento, los Valdier fueron muy cuidadosos
en quien se le permitía visitarlos. Eran muy protectores de
la interacción de su especie con la Simbiosis.

No fue hasta que otras especies trataron de capturar y

utilizar el organismo de metal de oro, sólo para que la
Simbiosis atacara y matara a cualquier especie que tratara
de tocarlo, de que el Valdier se sintió más cómodo
interactuando con otras especies.

Esto presentaba un problema ya que no había una

abundancia de hembras en Valdier y la Simbiosis no era
muy tolerante con las hembras de otras especies. Lo cual
obligó a muchos hombres a limitar su tiempo con mujeres
que no eran de su propio planeta.

Zoran aún tenía que encontrar a una compañera, sin

embargo, tenía muchas hembras que podían darle placer
por lo que debería desear a una acompañante del palacio.
La Simbiosis podía vivir separada del anfitrión por breves
períodos.

La suya se dividía, por lo que una pequeña parte de ella

pudo encontrarlo en la celda de la prisión, sanando su

17
 cuerpo y dándole lo suficiente para sobrevivir a los golpes y
torturas.

A continuación, regresó al cuerpo principal para

recargarse con su esencia. Si no fuera por eso, ambos
habrían perecido. Ahora, sintió su fuerza llamándole.

Giró en una esquina cerca de la entrada. Dos guardias

permanecían hablando entre ellos en la lengua de los
Curizan. Zoran sacó su pistola láser y rápidamente los
eliminó. Sólo podía esperar que no hubiera otros guardias
fuera de la entrada.

Sosteniendo sus costillas contra él por el ardor que

sentía, colocó el pase del guardia sobre el escáner y dio un
paso atrás cuando la puerta se abrió.

Mirando afuera con atención, se movió en las sombras

dirigiéndose hacia la zona de aterrizaje. Su Simbiosis le
estaba esperando allí en la forma de un caza espacial. Tornó
su superficie reflectante haciéndolo invisible para todos a su
alrededor.

Fue solo su conexión lo que guió a Zoran hasta él.

En cuestión de segundos, subió al camarote del caza

Valdier. Con un movimiento de su mano, bandas de oro se
formaron sobre sus brazos deslizándose bajo su piel hasta
que fue uno con la criatura de oro.

—Sácanos de aquí.— murmuró Zoran suavemente

tratando de aferrarse a la conciencia.

18
 Estaba mucho más lastimado de lo que pensaba
originalmente. Podía sentir los huesos de las costillas
frotando uno contra el otro. La Simbiosis de oro brilló
cuando comenzó a salir fuera del complejo.

Gritos y silbidos estallaron cuando la Simbiosis perdió

su manto de invisibilidad. Moviéndose suavemente, el caza
de oro rosado salió del complejo a una velocidad asombrosa.

Zoran sabía que tenía que permanecer consciente hasta

que pudiera encontrar un lugar seguro para aterrizar y dejar
que su cuerpo sanara. Sonaron advertencias en su mente
cuando los combatientes Curizan se apresuraron a
perseguirle.

No estaba preocupado, ya que sabía que tan pronto

como llegaran a la órbita exterior del planeta su Simbiosis
podría moverse más rápido que la velocidad de la luz.

Centrándose en usar movimientos defensivos para

alejarse de los combatientes que estaban persiguiéndole, dio
la orden a la Simbiosis de trazar una ruta a un cuadrante
desconocido para el Curizan.

Nunca lograría volver a su propio mundo en la forma en

que estaba. Envió un mensaje a sus hermanos con la
esperanza de que lo recibieran, antes de perder el
conocimiento. Zoran dio la orden final para saltar tan pronto
como salieran de la atmósfera del planeta.

Fue lo último que recordaba.

19
 *

Otro rayo iluminó en el cielo justo antes de un trueno

que agitó las paredes de la cabaña con su fuerza. La
electricidad se había ido hacía más de una hora y Abby
había encendido un par de velas para iluminar el interior,
aunque por la forma en que los relámpagos iluminaban
probablemente no era necesario.

Bo se había refugiado bajo la cama en su dormitorio. De

vez en cuando se le oía gemir y ella le gritaba suaves
palabras tranquilizadoras. Gloria estaba guardada en el
granero agradable y seguro.

Abby esperaba que no hubiera demasiado daño, pero no

estaba demasiado optimista por los furiosos sonidos de
afuera. Hizo lo que pudo para prepararse. La lluvia caía en
cortinas que limitaban la visión exterior a unos pocos
palmos. Iba a ser una larga noche. Se sentó en la pequeña
mesa mirando por la ventana de la cocina cuando otro rayo
de luz brilló.

Era extraño pero, podría haber jurado que había algo

más en el trueno que lo siguió. Con ese último destello
alcanzó a ver algo en el cielo.

Bo lloriqueó nuevamente, esta vez saliendo de debajo de

la cama para poner la cabeza en la rodilla de Abby. Todavía
tenía su pelota de tenis en la boca. Abby se agachó y
acarició distraídamente la cabeza de Bo, rascándole detrás

20
 de las orejas. Suspirando, se inclinó y depositó un beso
suave en la parte superior de la cabeza de Bo.

—Vamos. Vámonos a la cama. Observar la tormenta no

va a hacer que pase más rápido y tengo la sensación de que
va a haber un montón de trabajo de limpieza que hacer
mañana. Tal vez podemos encontrar un par de palos para
traer de vuelta.

Abby se levantó soplando la vela sobre la mesa y recogió

una del salón para llevársela con ella al dormitorio. Se
cepilló el pelo y se puso un par de pantalones de pijama y
camiseta a juego que tenían pequeñas imágenes de perros
en la tela. Subiéndose en la cama de tamaño extra grande,
se deslizó dando palmaditas a su lado para que Bo saltara.

—Me puedes ayudar a mantenerme cálida esta noche,

tipo grande.— susurró mientras envolvía un brazo alrededor
del suave pelaje acurrucado contra ella.

La mañana siguiente fue brillante, mientras las secuelas

de la tormenta parecían despejar todo a su paso. Abby tomó
un sorbo de una taza de café mientras caminaba por los
escalones de la entrada de la cabaña.

Había trozos de ramas por todas partes. Un árbol había

21
 caído detrás del granero, pero no le había hecho ningún
daño.

Bo bajó corriendo las escaleras y corrió por el patio

oliendo todas las ramas para ver si la tormenta trajo algo
divertido para jugar. Abby abrió la puerta del granero
moviéndose hacia abajo al establo de Gloria. Ésta apoyó la
cabeza sobre la puerta buscando a Abby con los ojos caídos.

—¿Hizo la tormenta que te mantuvieras despierta

anoche, chica?— preguntó Abby mientras pasaba su mano
por detrás de una de las orejas de Gloria y luego hacia abajo
a lo largo de su mandíbula. —Vamos, vamos fuera para que
disfrutes del buen tiempo.

Abby se trasladó al establo abriendo hacia atrás la

puerta corredera que conducía fuera hacia el corral.
Cerciorándose que todo estaba asegurado, cogió un cepillo y
cepilló a Gloria antes de cerrar la puerta.

—Vamos Bo. Vamos a dar un paseo y ver qué más se

necesita hacer.— llamó mientras se movía por el camino
hacia su taller.

Quería comprobarlo antes de dirigirse hacia el prado

más arriba en la montaña, donde vió la extraña luz anoche.
Había soñado con ello. Realmente no podía recordar mucho
de su sueño, sólo una sensación persistente de que tenía
que comprobarlo.

Su taller sobrevivió muy bien a la tormenta.

Estaba contenta ya que tenía varios miles de dólares en

22
 materiales en el interior… por no hablar de esa pieza que
estaba casi terminada. Bo saltaba alrededor, moviendo la
cola y marcando casi todo.

Abby se rió de la necesidad masculina de marcar. Le

recordaba un poco a Clay, cuando la seguía por la ciudad
ahuyentando a cualquiera que mirara en su dirección.

Bo se adelantó por el camino. Abby iba un poco más

lenta mientras se detenía para mover algunas de las ramas
más grandes fuera de su camino. Le gustaba caminar hasta
la pradera durante el verano y disfrutar del paisaje.

Estaba en el proceso de levantar una gran rama hacia

un lado cuando escuchó a Bo ladrando con entusiasmo.

—Espera, muchacho. Estoy llegando.— gritó Abby.

Empujó la rama fuera del camino y corrió por el

sendero. Abby se detuvo de repente, la boca abierta,
mientras miraba hacia una enorme nave de oro en medio de
la pradera. Bo estaba caminando alrededor de ella. A
medida que se acercaba, la nave pareció estremecerse y
alejarse de él. Era casi como si estuviera viva. Emocionada,
Abby se movió lentamente hacia la nave de oro.

—Bo, ven aquí chico. Creo que la estás asustando.—

dijo en voz baja, llamando a Bo para que volviera con ella.

Bo olfateó una vez más la nave de oro antes de partir en

una nueva aventura. Abby caminó alrededor de la nave
viendo cómo se estremecía cuando ella se acercaba.

23
 No era muy grande, tal vez menos del tamaño de un
SUV4 de gran tamaño, pero era absolutamente preciosa.

Miró el elegante diseño. Diferentes colores parecían

arremolinarse a través del revestimiento exterior haciendo
que la nave de oro fuera casi invisible, ya que adoptaba los
colores que la rodeaban.

Alzó lentamente la mano para tocarla. La nave parecía

brillar en oro radiante, casi como si lo notara. Le recordó a
Abby a algunas de las especies que había observado
mientras vivían en las montañas.

Ella y sus abuelos a veces se cruzaron con animales

asustados o heridos en los últimos años y cuidaron a
muchos devolviéndoles la salud antes de liberarlos de nuevo
en su hábitat natural.

—Está bien, pequeña. No voy a hacerte daño.— susurró

Abby en voz baja. —Vas a estar bien. No te voy a hacer
daño.

La nave de oro volvió a estremecerse cuando su mano

rozó suavemente la superficie lisa. Abby se rió suavemente
al sentir el liso y suave metal. No entendía lo que era o de
dónde vino, pero no percibía malas vibraciones de ella.

4 SUV es la abreviatura de ‘Sport Utility Vehicle’, automóviles potentes

y seguros que combinan elementos de todoterreno y de turismo,
dándole más importancia a la comodidad en asfalto que a las
prestaciones como todoterreno pero manteniendo el aspecto exterior
aventurero.

24
 Estiró la otra mano, dejando que se deslizara sobre la
superficie. Frotó ligeramente mientras susurraba palabras
sin sentido. Sintió que sus manos se hundían lentamente en
el blando metal y largas tiras de oro la alcanzaron,
enrollándose en torno a sus brazos y muñecas.

La respiración de Abby quedó atrapada en su garganta

mientras observaba a las bandas de oro lentamente
deslizarse hacia arriba en sus brazos.

Cuando se retiró, dos delgadas bandas de oro de

intrincado diseño estaban unidas a sus muñecas como
muñequeras de oro.

Abby se quedó mirándolas, maravillada por su belleza,

mientras pasaba sus dedos primero sobre una y luego sobre
la otra.

Los repentinos ladridos de Bo se volvieron un chillido

asustado mientras arrancaba de regreso hacia Abby. Ella se
alejó de la nave mirando sobresaltada como Bo corrió
pasándola hacia el camino que conducía de vuelta hasta su
cabaña.

Volviéndose hacia el lugar de donde Bo había venido,

Abby se preguntó qué otras maravillas había traído la
tormenta.

—Bueno, ¿qué consiguió agitar tus pelotas de tenis?—

preguntó desconcertada.

Todavía estaba aturdida por encontrar algo tan hermoso

en su montaña. Un gemido llegando desde la dirección de

25
 Bo provocó que Abby diera un paso atrás.

Zoran gimió mientras trataba de levantar su cabeza. No

recordaba mucho de su aterrizaje.

Sabía que tenía que escapar, su cuerpo ardía, pero no

recordaba mucho, salvo el feroz clima del planeta. Se dejó
caer hacia abajo sin poder moverse, el dolor en su cuerpo
abrumándolo.

Sabía que tenía que volver a su Simbiosis, pero no tenía

fuerza. Sólo podía esperar que el mensaje que envió a sus
hermanos fuera recibido mientras la oscuridad se lo llevaba,
una vez más.

26
 Capítulo 3
Abby se mordió el labio mientras avanzaba lentamente
hacia el gemido que escuchó. Realmente esperaba que esta
visita inesperada no llegara a ser una de esas películas de
terror o cosas de posesión alienígenas. Sabía que la nave de
oro no era de la Tierra. No hacía falta ser un científico de la
NASA para darse cuenta de eso. Sólo esperaba que su
curiosidad no acabara consiguiendo que la matara.

Vió la figura tendida boca abajo en la hierba húmeda.

Bueno, si era un extraterrestre, seguro que tenía la figura de
un ser humano, un enorme ser humano. Ella no era un
renacuajo con su metro setenta y siete, pero este individuo
tenía que ser casi de dos metros de altura.

Moviéndose vacilante hasta que se puso de pie junto a

él, vió que tenía el pelo largo y negro y llevaba algún tipo de
uniforme. No podía ver como era su cara, porque su cabello
estaba cubriéndola.

Agachándose, le cepilló suavemente el pelo hacia atrás

con los dedos, dejándolos reposar por un momento en su
cuello.

Encontró un débil pulso allí. Sin embargo, lo que le

27
 preocupó más fue lo caliente que sintió su piel. El oro en
una de sus muñecas se movió cuando ella tocó al hombre,
cambiando a líquido y vertiéndose de sus dedos hasta que
se envolvió alrededor de la garganta del hombre. Al principio
temió que la intención era dañarlo, pero luego calor fluyó a
través de ella y supo que no le haría daño.

—No sé lo que eres, pero no me da la sensación de que

desees hacerle daño.— murmuró Abby en voz baja. —Vamos
a ver cómo está nuestro hombre y lo que podemos hacer
para ayudarle.

Abby pasó las manos por la figura tendida en busca de

signos evidentes de trauma por delante de él rodándolo
suavemente sobre su espalda. Tomó una profunda
respiración. Era el hombre más guapo que había visto en su
vida. También era el hombre más golpeado que había visto
nunca. Cómo alguien podía lastimar así a otro ser, rompió el
corazón de Abby. Simplemente nadie tenía derecho a dañar
a otro.

Había sangre en varios lugares en el frente y la parte

posterior del uniforme permitiendo saber a Abby que el
uniforme había sido puesto sobre las lesiones, ya que no
estaba cortado. Sus rasgos faciales no eran diferentes de un
ser humano.

Abby le pasó los dedos por la cara, tocando suavemente

los cortes por encima de su ojo izquierdo y la mejilla antes
de pasar a su labio.

Tenía rasgos orgullosos y fuertes. Su nariz era un poco

28
 más amplia de lo normal y tenía los pómulos prominentes
igual que los indios nativos americanos. Su color era muy
parecido a la piel bronceada oscura. Se preguntó de qué
color serían sus ojos… marrón, azul o casi negro.

Abby le revisó para ver si tenía algún hueso roto. Se

preocupaba por sus costillas, ya que incluso en su estado de
inconsciencia él se sacudía cuando lo revisaba. Se dio
cuenta de que la única manera de que iba a ser capaz de
llevarlo a la cabaña era en un carro. Dejó escapar un silbido
a Bo para que viniera hasta ella. Él se alejó de la cabaña,
pero lo vió husmear en el prado de nuevo durante unos
pocos minutos.

Bo movió la cola mientras se acercaba hacia Abby con la

cabeza baja y los ojos nerviosos fijos en la figura tendida,
todavía a su lado.

—Vamos, muchacho. Necesito que seas un perro

guardián y protejas a nuestro visitante hasta que vuelva con
Gloria.— dijo Abby acariciando al golden-retriever detrás de
la oreja.

—Quédate aquí.

Abby dio la orden a Bo y observó mientras él se acostó

al lado del hombre, dejando que su cabeza descansara sobre
el pecho de éste.

—Buen chico. Quédate.

Abby echó a correr hacia su cabaña. Usaría el viejo

carro que utilizaba para transportar la madera para traerlo

29
 de vuelta a la cabaña. Rápidamente sacó el arnés y
llamando a Gloria lo colocó sobre ella. Enganchó el carro
detrás de Gloria, Abby sacó algunas almohadillas gruesas de
la bodega del establo y las colocó en la parte superior de la
plataforma. Con un chasquido de su lengua, Abby y Gloria
se movieron por el camino de regreso a la pradera.

Gloria era una profesional en esto por eso Edna la traía

varias veces al año para que Abby la utilizara. Hacía
demasiado frío la mayor parte del invierno para mantener
un caballo o una mula hasta esta altura en las montañas;
además, no había suficiente tierra de pastoreo, así que era
una situación de ‘ganar-ganar’ para Abby que sólo le
prestaran a Gloria cuando necesitaba ayuda adicional.

Una vez que entraron en el prado Abby saltó fuera del

carro. La nave de oro brilló cuando Abby pasó con Gloria.
No pudo evitar pasar de nuevo la mano por la superficie de
la nave acariciándola.

—Va a estar bien. Voy a ayudarle. Luego puedes tenerle

de vuelta. Sólo necesita un poco de atención. No le haré
daño.— dijo Abby mientras sus dedos se deslizaban desde la
punta hasta el final de la nave.

Casi podía sentir el suspiro de alivio de la nave ante sus

palabras.

Bo levantó la vista desde su lugar al lado del hombre.

Después de quince minutos de gruñidos y empujones,

Abby finalmente tuvo al hombre en la plataforma acolchada.

30
 Estaba sudando y respirando pesadamente.

—¡Wow! Es mucho más grande y más pesado de lo que

pensaba.— dijo Abby, aunque a nadie en particular.

No sabía si a la nave, a Bo o a Gloria realmente les

importaba lo grande y pesado que era ese hombre.

Abby hizo el corto viaje de regreso a la cabaña a un

ritmo mucho más lento, consciente de cómo gemía el
hombre con cada bache que golpeaba. Tendría que utilizar
la rampa que construyó su abuelo para su abuela para
poder meterlo en la cabaña.

El carro era lo suficientemente estrecho como para

pasar por la puerta de la cabaña, gracias a la puerta extra
ancha instalada por su abuelo después de que su abuela
tuviera que usar una silla de ruedas para desplazarse. Sería
difícil colocarlo en la habitación y en la cama pero se sentía
segura de poder hacerlo con un poco de manipulación.

Una hora más tarde, Abby yacía en la cama al lado del

hombre, totalmente agotada. Había empujado, tirado y
arrastrado hasta que apenas podía moverse, pero lo tenía en
la cama. Se dio unos minutos para reorganizarse antes de
empujarlo hacia arriba.

Lo primero es lo primero, necesitaba conseguir su ropa

fuera para poder ver el daño. Entonces, le limpiaría y
trataría sus heridas.

No quería cortar la ropa del hombre, pero se encontró

con que iba a ser la única manera de conseguir sacarla. Iría

31
 a la ciudad más tarde y conseguiría algo de ropa una vez
que supiera que era seguro dejarle allí solo.

En cuanto cortó la camisa notó que el oro en la

garganta del hombre ahora se había movido hacia el pecho.
Eso sólo estaba allí acurrucado, como si estuviera dormido.

No podía contener las lágrimas que llenaron sus ojos

por el número de cortes y contusiones en aquel pobre
hombre. Trató de no sonrojarse cuando le sacó los
pantalones. No llevaba nada debajo de ellos y era tan
impresionante allí como lo era en todas partes.

Hizo todo lo posible para mantener un toque impersonal

y esperaba que el hombre no se ofendiera al despertar
porque se había tomado tales libertades.

Sus piernas estaban cubiertas de moretones, así como

de pequeños cortes. Era como si hubiera sido torturado. Se
quedó sin aliento cuando vió los profundos cortes en los
tobillos. Su mirada voló a sus muñecas y, efectivamente,
tenía cortes profundos allí también.

Quienquiera que había herido al hombre, obviamente, lo

había tenido encadenado para que no pudiera defenderse.

Tiró la ropa en un montón. Tendría que quemarla más

tarde en el barril de quemado que tenía. Entrando en el
cuarto de baño, llenó un cubo con agua tibia. Necesitaba
bajar su temperatura.

Tenía miedo de darle cualquier medicamento para un

humano, sin saber si le haría daño. Esperaba que la

32
 limpieza de las heridas consiguiera bajar su temperatura.

Haciéndolo rodar hacia un lado, puso un mantel de

vinilo debajo con la cara de plástico hacia abajo para que no
se empapara el colchón. Luego puso varias toallas bajo él.

Bañó su espalda en primer lugar, humedeciendo apenas

su pelo lo mejor que pudo. No sería capaz de lavarle
realmente, pero al menos se sentiría mejor de lo que había
estado. Cuando le bañó tuvo cuidado de asegurarse de
prestar mucha atención a sus muchas heridas.

Era extraño ver la pequeña banda de oro moverse sobre

su cuerpo mientras ella movía al hombre. Parecía ir a los
peores cortes y contusiones y permanecer allí durante unos
momentos antes de continuar. Una vez, incluso se acercó a
ella y se envolvió alrededor de su muñeca, mientras que la
otra muñequera de oro se disolvió y se trasladó a
reemplazarla.

Abby solo se estremeció cuando sintió que se movían

sobre ella. No fue una mala sensación. De hecho, le dio una
confusa calidez.

Enrojeció aún más al lavar el área privada del hombre.

Estaba construido grueso y largo, incluso en su estado
relajado. Nunca había visto o tocado un hombre antes y sus
manos temblaban mientras le limpiaba suavemente. Estaba
agradecida de que estuviera inconsciente y nunca supiera lo
que había hecho.

Trató de pensar en lo que haría una enfermera en una

33
 situación de este tipo. Demonios, sabía que incluso algunas
cosmetólogas o esteticistas5 trabajaban con las áreas
privadas de las personas.

Trató de concentrarse en la banda de oro moviéndose

hacia arriba y sobre el cuerpo del hombre de un lugar a
otro. Observó con fascinación como los cortes comenzaron a
sanar ante sus ojos allí donde la banda de oro tocaba. En
este momento, estaba trabajando en su muñeca derecha.

Una vez que terminó, quitó el mantel húmedo y las

toallas y cubrió al hombre con el grueso edredón. Puso al
hombre en el antiguo dormitorio de sus abuelos. La cama
era tamaño matrimonial y parecía adaptarse mejor que su
cama de tamaño normal. Tocó su frente de nuevo y la sentía
un poco más fresca. Su tez también se veía mejor.

Tuvo tiempo suficiente para guardar a Gloria y hacer

algo de cena antes de que oscureciera. La electricidad seguía
estando fuera y no quería utilizar el generador más de lo que
debía.

Podía medir al hombre y ordenarle algo de ropa por

Internet. Por suerte, su ordenador portátil estaba totalmente
cargado y usaba satélite para su conexión, ya que no había
servicio funcionando hasta aquí arriba en las montañas.

Una hora más tarde, Abby cerró el ordenador portátil,

satisfecha con su orden. Ordenó para el hombre varias

5 Las cosmetólogas o esteticistas son personas que ofrecen servicios

de belleza como cuidado del cabello, depilación, manicura, pedicura y
maquillaje.

34
 camisas, pares de pantalones, calzoncillos, calcetines, y
después de medir los pies, que encontró eran cosquillosos,
un par de botas y un par de zapatillas de deporte. No fue
fácil encontrar mucho en un tamaño cincuenta y dos6.

Se puso de pie y se estiró. Las bandas de oro habían

cambiado de nuevo y se dio cuenta de que la que estaba en
su muñeca izquierda parecía estar acariciándola. Abby
sonrió mientras frotaba suavemente la pequeña banda de
oro. Se dio cuenta de que parecía disfrutarlo cuando ella
hacía eso.

Se figuró que iba a dormir en la enorme cama al lado del

hombre esta noche. Había un montón de espacio para su
flaco trasero y de esta manera si las bandas de oro
necesitaban cambiarse, podían hacerlo.

Además, se sentía mejor quedándose cerca de él. Al

menos hasta que despertara.

6 En el original usa la talla dieciocho, equivalente a 52’5 en tallaje

europeo de calzado.

35
 Capítulo 4
Zoran se estiró esperando que el dolor cortara a través
de su cuerpo. Mantuvo sus ojos cerrados mientras envió a
sus sentidos para determinar qué peligros podrían estar a
mano. Cuando no sintió el normal desgarro del dolor, se
congeló. Podía sentir su Simbiosis en movimiento alrededor
de su cuerpo reparando el daño.

¿Había encontrado refugio? Frunció el ceño, no podía

recordar. ¿Sus hermanos le habían encontrado?

No detectó su presencia. Hizo una rápida revisión

interna. Las costillas estaban curadas, aunque todavía
sensibles, y los numerosos cortes y contusiones también
fueron sanados. Se sentía limpio, pero no recordaba
bañarse. También se dio cuenta que estaba completamente
desnudo debajo de una cubierta gruesa y suave. No
reconoció ninguno de los olores a su alrededor como siendo
de su casa.

Dejó que sus sentidos se expandieran para cubrir la

zona. Estaba solo en la habitación, pero no en la estructura.
Había otras dos especies con él. Si bien no reconoció los
olores, eran vagamente familiares.

36
 Escuchó un sonido suave y agradable, una especie de
canto suave, procedente de la otra habitación antes de oír el
sonido de pasos a medida que se acercaban.

Abby cantaba suavemente en voz baja mientras

preparaba un caldo de verduras para su huésped. Había
estado forzando el caldo en su garganta durante los últimos
dos días, temerosa de que se deshidratara y desnutriera.

La electricidad volvió a última hora de la noche. Estaba

agradecida, ya que la necesitaba para terminar la pieza que
estaba trabajando y era más seguro no usar velas. Vertiendo
el caldo en un recipiente hondo, lo puso sobre la bandeja.

Esperaba que su huésped se despertara pronto. Si él no

se despertaba por la mañana, iba a tener que llamar al
médico para que viniera a revisarle. Subió hasta la pradera
dos veces al día con las mascotas para hablar con la nave de
oro. No sabía por qué, pero tenía la sensación de que estaba
preocupada por el hombre.

Fue recompensada con otro brazalete de oro, collar y

pendientes. A la velocidad que iba, estaría tan cargada que
no sería capaz de caminar.

Entró silenciosamente en la habitación. El sol de media

mañana brillaba a través de las grandes ventanas.

—Buenos días, bello durmiente. Te he hecho un poco

más de ese delicioso caldo que tanto amas. ¿Qué hay de
abrir esos magníficos ojos para mí y darme una ojeada y no
seguir durmiendo tu vida por la borda? A Bo le encantaría

37
 tener a alguien que juegue a la pelota con él y tu nave de oro
parece que también te extraña.

Abby mantuvo corriendo el diálogo que comenzó ayer

por la mañana pensando que si escuchaba la voz de alguien
podría responder más rápido. Internet decía que las
personas en estado de coma podían oír lo que decía la gente,
así que tal vez este pedazo de hombre podía oírla.

Zoran frunció el ceño mientras el traductor incrustado

en su cerebro se tomaba un momento para aprender y
traducir las palabras que hablaba esa criatura.

Respiró profundamente para captar el olor de la criatura

y fue golpeado inmediatamente por la fragancia salvaje de la
luz del sol, maderas y flores.

Su cuerpo se sacudió en respuesta, su polla se llenó con

necesidad mientras la bestia dentro de él respondía ante esa
hembra. Sus dedos se apretaron bajo las mantas mientras
luchaba con la reacción irresistible a la voz y el aroma de
esta hembra.

Se dio cuenta de que no era una Valdier. Su aroma

estaba equivocado, pero también era correcto. Nunca había
tenido una reacción tan poderosa con cualquiera de las
hembras de su planeta, o de cualquier otro, para el caso.

La oyó colocar algo en la mesa junto a él antes de que la

cama se hundiera ligeramente por debajo de su peso. Se
tragó un gemido al sentir sus suaves dedos deslizarse por su
cabello y hacia abajo a lo largo de su cara, acariciándole.

38
 —Vamos, muchacho volador. ¿No quieres despertar? Es
un hermoso día afuera. Tengo que ir a la ciudad hoy y no
me gusta dejarte solo cuando estás tan indefenso.

Abby disfrutó corriendo sus dedos por su largo pelo y a

lo largo de su mandíbula.

De pronto, fuertes y bronceados dedos se envolvieron

alrededor de su frágil muñeca y ella se sacudió sobre su
cuerpo hasta que estuvo recostada sobre su espalda bajo un
enorme pecho. Abby dejó escapar un chillido mientras era
volteada sobre el largo y duro cuerpo del hombre que
momentos antes había estado totalmente quieto y sin
responder. Se quedó inmóvil, mirando a los oscuros ojos de
color oro. Quedó sin aliento en la garganta mientras miraba
la feroz y fuerte cara de un hombre que podría romperle el
cuello entre sus dedos si le daba la gana.

Zoran se quedó mirando el rostro de la hembra debajo

de él. Era increíblemente hermosa. Sus ojos eran de un azul
oscuro con pequeños copos de negro en ellos. Yacía
completamente inmóvil debajo de él mientras la estudiaba.
Sus ojos estaban muy abiertos, pero no contenían ningún
temor. Era como si estuviera esperando a que él decidiera
que hacer a continuación. Tomó una de sus delgadas
muñecas en su enorme mano, mientras su otra mano quedó

39
 presionada contra su torso desnudo.

Sintió que sus dedos se movían, extendiéndose de

manera que los entrelazó en los oscuros pelos que cubrían
su pecho. Se estremeció al sentir sus uñas cortas raspando
suavemente. Su cuerpo se tensó por la necesidad. La
deseaba.

No fue hasta que se inclinó para besar su muñeca que

se dio cuenta de la Simbiosis de oro envuelta firmemente
alrededor de ella. Su mirada se sacudió hasta su garganta
donde su pulso latía a un rápido ritmo. Una banda de oro
estaba en su garganta, así como, en sus orejas y su otra
muñeca.

¿Cómo era posible? Ella no era de su especie pero su

Simbiosis la había reclamado.

Sacudiéndose arriba hasta una posición sentada, Zoran

agarró la camisa que cubría a la hembra y tiró hacia abajo
rasgando los botones cerrados. Abby gritó, sorprendida y
trató de apartarse.

Zoran la atrajo más aún contra su pecho sujetándola a

él mientras su mano se movió hacia su garganta y su
Simbiosis. Hundió la nariz en su garganta, escuchando su
corazón latir frenéticamente mientras sus dedos tocaban
suavemente su Simbiosis.

Se comunicó con ella asegurándose de que la mujer no

la hubiera dañado. Si lo hubiera hecho, le rompería el
cuello. La calidez que le inundó le quitó el aliento. No sólo la

40
 hembra había cuidado de él, también cuidó de la Simbiosis
madre, que era su nave.

Zoran vió destellos acariciándola y tranquilizando a su

Simbiosis, diciéndole que estaba seguro y que iba a cuidar
de él. Vió la forma en que ella se esforzó para traerlo de
vuelta a su casa, cómo le bañó, le alimentó y se mantuvo
durante la noche hablando con él en voz baja.

Sintió una oleada de deseo tan intenso, que quería

tomarla en ese mismo momento, reclamándola como suya;
porque, se diera cuenta de ello o no, ella era suya. Su
Simbiosis reconoció de inmediato a su verdadera pareja y su
cuerpo la reconoció tan pronto como se despertó.

Abby esperaba temerosa por ver lo que aquel hombre

iba a hacer. Sabía que si quisiera podría romper su cuello
en un latido del corazón. Cuando rasgó su camisa
abriéndosela, se temió lo peor.

No dejaría que él o cualquier otro hombre la violara sin

luchar. A medida que pasaban los minutos y él no hizo
nada, comenzó a relajarse.

Podía sentirle pasando su dedo por el oro en su cuello y

pensó que debió haber reaccionado al verlo y no por el deseo
de tomar su cuerpo. Tenía que admitir que estaba un poco
decepcionada. Había estado luchando contra pensamientos
lujuriosos desde que le encontró.

—Si vas a matarme haz el favor de acabar de una vez;

de lo contrario, ¿puedes dejar que me levante ya que tu

41
 comida se está enfriando?— dijo Abby con calma.

Zoran miró de nuevo a los ojos de Abby antes de que

pareciera darse cuenta de que todavía la abrazaba con
fuerza contra él. De mala gana, la soltó, dejando que se
levantara a una posición sentada.

Abby sonrió suavemente mientras trataba de mantener

su blusa junta. Se sonrojó cuando vió sus ojos seguir sus
movimientos y sintió que sus pezones se hinchaban en
respuesta.

Se volvió aún más roja cuando vió el deseo entrar en

sus ojos, como si supiera de su respuesta a él.
Arrastrándose hasta un lado de la cama lejos de él, Abby se
puso de pie.

—¿Me entiendes?

Zoran observó cuidadosamente como la hembra se

movió indecisa alrededor del extremo de la cama. Sabía que
quería escapar pero no tenía ningún deseo de dejarla salir
de su vista.

—Zi.

Abby frunció el ceño. Él parecía comprenderla, pero ella

no entendía lo que estaba diciendo.

—¿Zi? ¿Eso significa que sí?

—Zi.— dijo Zoran con el ceño fruncido.

42
 ¿No oye trabajar al traductor? 7

Abby suspiró mientras se movía hacia la puerta.

—Necesito ponerme una blusa nueva. Vuelvo en solo un

minuto.

Se dio la vuelta para salir, sólo para encontrarse

atrapada contra un amplio pecho… un muy amplio pecho
desnudo y algo sospechosamente largo empujando contra
su trasero.

—Oh, cielos.— susurró Abby, cerrando los ojos mientras

sentía los brazos apretados alrededor de ella. —Yo... te lo
prometo, si me dejas ir sólo voy a la habitación contigua
para obtener otra blusa. Yo… regresaré.

Zoran inclinó la cabeza para correr sus labios a lo largo

del cuello de la hembra. Podía sentir su corazón latiendo
mientras trataba de mantenerse quieta. Dejó que una de
sus manos se moviera hasta que presionó entre sus pechos
sobre su corazón.

—Por favor, no me hagas daño.— susurró Abby

roncamente.

Zoran frunció el ceño cuando oyó las suaves palabras.

Estaba asustada de él. Sintió que su cuerpo empezaba a
temblar. No quiso asustarla. Sólo quería evitar que ella
saliera de su vista.

7 Pensamiento, no expresado en voz alta. Se destacan en negrita y

cursiva todo el texto.

43
 La Simbiosis se movió alrededor del cuello de la hembra
para enrollarse alrededor de su muñeca. Sintió un ligero
choque, como si le estuviera advirtiendo que tuviera
cuidado. Sacudió su mano hacia atrás, mirando en estado
de shock. Nunca su Simbiosis se había comportado de esta
manera protectora en contra de él.

Abby sintió su mano moverse lejos de ella y apartándose

bruscamente, giró y colocó su mano para detener el avance
del hombre sobre ella. No fue hasta entonces que se dio
cuenta que estaba de pie completamente desnudo delante
de ella.

No sólo estaba desnudo, también tenía una muy

impresionante erección. Abby se sonrojó a un color rojo
brillante, sus ojos se abrieron mientras sacudió la mirada
alzándola hasta el rostro del hombre.

—Oh cielos.— dijo Abby poniendo una mano sobre los

ojos mientras trataba de retroceder.

Ella tanteó a sus espaldas hasta que sintió el marco de

la puerta y se movió con pasos bruscos hasta que estuvo
despejado y pudo correr para su dormitorio.

Zoran observó como la mujer frente a él se apartó, sus

ojos se abrieron cuando notó su estado de desnudez y su
cara enrojeció a un color rosa brillante. Se veía adorable con
sus ojos azules abiertos y sus exuberantes labios
redondeados.

Con la misma rapidez, se cubrió los ojos con una mano

44
 mientras tanteaba su camino hacia la puerta con la otra.

Zoran no entendía por qué sentía la necesidad de cubrir

sus ojos. Su gente estaba muy a gusto con sus cuerpos y las
hembras a menudo caminaban por ahí sin ropa mientras
estaban en el interior.

Sintió escapar una suave risa cuando se dio cuenta de

que la hembra era totalmente inconsciente de que cuando
se cubrió los ojos y tanteó buscando la puerta, dejó su
camisa rota abierta para que él observara su cuerpo.

Sus pechos estaban cubiertos por una fina tela de

encaje que le resultaba muy excitante ya que empujaba sus
pechos y sólo era visible un indicio de sus coloridos pezones.
Tenía una figura plena con una cintura estrecha y caderas
hechas para agarrar.

Se sentía cada vez más fuerte a medida que ella se

alejaba de él. Dio un paso hacia ella, mirando como daba
vueltas alrededor y desaparecía detrás de una puerta
cerrada al lado de la habitación en que él estaba.

Zoran se trasladó a lo que parecía una sala de estar de

la casa de la hembra. Otra criatura yacía sobre una
alfombra mascando un hueso de algún tipo.

Era pequeña en comparación con la mayoría de las

criaturas con las que él estaba familiarizado y tenía la piel
dorada por todas partes. Movió la cola, mientras le miraba
con grandes ojos marrones. Una bola verde redonda yacía
junto a él.

45
 La casa era pequeña, pero era muy cómoda, con
mobiliario sencillo. Esperó hasta que se abrió la puerta de la
habitación al lado de él y observó como la mujer salió de ella
vistiendo otra camiseta, esta vez sin abertura en la parte
delantera. Estaba tirando de su pelo hacia fuera de la parte
posterior cuando se detuvo súbitamente mirándole.

—Tú...— tragó Abby. —Tú necesitas ponerte algo de

ropa. No puedes ir andando desnudo alrededor.

Zoran levantó una ceja al oír el sonido de mando en la

voz de la hembra.

¿No le gustaba que él caminara alrededor sin ropa?

Miró hacia abajo. No estaba mal para mirar. Muchas

hembras darían mucho para estar en su casa y en su cama.

¿Por qué a esa hembra no le gustaba sin ropa?

¿Era tan diferente de los machos de su especie?

Sintió un estallido de celos ante la idea de esta hembra

con otro hombre. Ella era suya. La fulminó con la mirada.

—Ven. Te voy a mostrar donde está la ducha y puedes

conseguir limpiarte y vestirte. Te prepararé algo un poco
más contundente que el caldo.

Abby se movió con nerviosismo alrededor del hombre de

pie en su sala de estar. Dios, nunca había visto un hombre
más guapo.

¿Por qué tenía que ser de tan lejos?

46
 Zoran siguió a Abby hasta el baño.

Escuchó mientras le explicaba cómo funcionaba la

ducha, cómo funcionaba el inodoro y donde estaban las
toallas. Ella traía unos pantalones de chándal que
pertenecían a su abuelo y una camiseta, calculó que serían
un poco más cortos y grandes en él, pero al menos estaría
cubierto.

Dijo que le había encargado algo de ropa y que ya

debería haberla recibido. Iría a la ciudad más tarde a
recogerla. Había sido un transporte 'nocturno', lo que sea
que significara.

Nunca le miró directamente mientras le explicaba todo y

trató de mantener tanta distancia como pudo entre ellos en
aquel pequeño espacio. Cuando terminó, se volvió
rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella y diciendo
que estaría en la cocina preparando el almuerzo.

Zoran dejó que una sonrisa perpleja cruzara su rostro.

La hembra se movió alrededor igual que las pequeñas
criaturas voladoras en el bosque, pasando de una flor a
otra, sin quedarse quieta el tiempo suficiente como para ser
capturada.

Ella le despertó con su olor dulce y la nerviosa mirada

en sus ojos de color azul oscuro. Se preguntó si iban a
cambiar de color cuando hiciera el amor con ella.

Encendiendo la ducha, cerró los ojos mientras el agua

caliente se vertió sobre sus doloridos músculos. Se conectó

47
 con su Simbiosis pidiéndole que la reprodujera a ella
bañándole.

Casi podía sentir sus manos lavando suavemente su

maltratado cuerpo. Cuando la visionó lavando su largo
miembro, sintió su virilidad inundándose de deseo.

Agarrando la larga extensión en su mano, comenzó a

bombeársela, imaginando sus manos envueltas alrededor de
él. Dejó escapar un fuerte gemido mientras se sentía
hincharse antes de explotar, lanzando su caliente semilla en
la ducha. Apoyó un brazo contra la pared mientras
acariciaba su polla. Se estremeció sintiendo cierto alivio,
pero deseaba intensamente a esa hembra.

Al salir de la ducha, miró su imagen en el espejo. Casi

había sanado de los cortes y contusiones. Sus costillas
estaban aún doloridas pero podía sentir que ya no se
frotaban donde se habían roto.

Su rostro se oscureció mientras pensaba en la venganza

que buscaría en contra de los hombres que lo capturaron.
Los mataría a todos. No aprendieron nada de él; pero, sabía
que si no hacía un ejemplo de ellos, otros tratarían de
adquirir conocimientos acerca de su pueblo de otros de su
especie. Era su deber proteger a su pueblo.

Envió una orden a su nave Simbiosis para hacerle saber

que estaba a salvo. Le preguntó si ya se habían recibido
noticias de sus hermanos. Con un cabeceo, sonrió.

Muy pronto estaría regresando a casa.

48
 Capítulo 5
Abby estaba poniendo la mesa cuando apareció su
extraño invitado. Dejó escapar un suspiro de alivio cuando
se dio cuenta de que estaba vestido.

La ropa colgaba descolocada en él y los pantalones le

quedaban más bien cortos, pero al menos estaba cubierto.
Le sonrió y le hizo un gesto para que se sentara a la mesa.

—Espero que no te importe comer algo sencillo. No

tengo ninguna carne en casa. Soy vegetariana. Te hice una
de mis hamburguesas vegetarianas especiales con unas
patatas fritas. ¿Quieres té helado?, está sin endulzar pero
tengo azúcar si quieres té dulce, leche, agua o café.

Zoran frunció el ceño mientras escuchaba. Entendió

parte de lo que dijo. Se preguntó cómo podía no tener carne
en su casa.

¿Era humilde o no tenía un hombre que cazara

para ella?

Observó mientras ella se le quedó mirando con los ojos

abiertos y nerviosos. Sus ojos se dirigieron a sus labios. Ella
se mordía el labio inferior mientras le miraba. Se movió

49
 lentamente hacia la mesa y se sentó ocultando una sonrisa
cuando ella soltó el aliento de repente.

—Me gustaría de lo que tú bebes.— respondió Zoran,

esperando a que la hembra respondiera.

Cuando ella le frunció el ceño de nuevo, sintió un

destello de frustración. Fue capaz de entenderla
perfectamente, pero ella parecía no entenderle. Señaló la
copa frente a ella y luego a la de él.

La comprensión iluminó su rostro cuando ella le sonrió

mostrando un conjunto de hoyuelos en cada mejilla que
tuvo a Zoran gimiendo mientras su cara se transformada.

Era impresionante cuando sonreía. Sus ojos se

iluminaban con una luz interna y parecían brillar.
Alcanzando por encima, Abby sirvió té helado en su vaso.

—Realmente es muy bueno.— dijo Abby vacilante,

señalando con la cabeza el sándwich en el plato. —Creo que
debería presentarme. Mi nombre es Abigail Tanner pero todo
el mundo me llama Abby. Esta es mi casa.

Señalando con la cabeza a Bo que estaba

profundamente dormido sobre la alfombra, agregó:

—Ese es Bo. Él es quien te encontró. Me está visitando

por unos días, mientras que una amiga mía está visitando a
su familia.

Zoran observó como Abby habló suavemente. Le gustó el

sonido de su voz. Era suave y ronca y le hizo pensar en

50
 cosas salvajes y sábanas calientes.

—Me llamo Zoran.— dijo señalándose a sí mismo antes

de coger el sándwich.

Lo olfateó antes de tomar un bocado. Sus ojos se

abrieron al probar la mezcla de especias. Era diferente a
todo lo que había comido antes, pero era muy bueno. Tomó
otro bocado moviendo la cabeza mientras masticaba. Abby
volvió a sonreír.

—Zoran. Bienvenido a mi casa. — dijo suavemente.

Pasaron la siguiente hora tratando de comunicarse.

Abby estaba desconcertada por cómo Zoran podía entender
todo lo que estaba diciendo, pero ella no podía entenderle.
Cuando le preguntó al respecto señaló a sus oídos y dijo
una palabra. Abby finalmente descubrió que era algún tipo
de dispositivo que traducía lo que estaba diciendo. Cuando
se refirió a las bandas de oro alrededor de sus muñecas y
alrededor de su cuello, dijo otra cosa que no podía entender.

Abby sentía como si estuviera jugando un juego de un

solo lado de charadas. Fue muy frustrante para ella y lo
sentía por él, ya que quería hacerle preguntas, pero ella no
entendía lo que estaba preguntando.

Bo finalmente decidió que era hora de salir al exterior y

Abby se levantó de la mesa para dejarlo salir sólo para
encontrarse clavada en un amplio pecho de nuevo. Miró a
los oscuros ojos dorados preguntándose en qué se había
metido ella sola. Se sonrojó cuando vió la mirada oscura de

51
 advertencia en los ojos de Zoran.

—Está bien. Bo tiene que salir al exterior y necesito

comprobar a Gloria. No hay nadie más aquí. Vivo sola. ¿Te
gustaría ver donde te encontré? Todavía tenemos un montón
de luz de día, si quieres ir a la pradera donde está tu nave.

Abby levantó la mirada hacia el hombre que la sujetaba

con tanta fuerza.

—Zi.

Zoran estaba confundido.

¿Por qué alguien tan hermosa como Abby vivía

sola?

Sin duda, era demasiado peligroso para ella estar sin

protección.

¿Quién cuidaba de ella? ¿Quién se aseguraba de

que tuviera alimentos y suministros?

Abby apretó sus manos contra el pecho de Zoran hasta

que aflojó el agarre sobre ella. Se volvió y llamó a Bo. Abrió
la puerta de la cabaña, haciendo una breve pausa para
darle una sonrisa tranquilizadora, antes de caminar fuera.

Zoran miró a su alrededor a la exuberante vegetación

que rodeaba la cabaña. Siguió a Abby a una pequeña área
cercada mirando mientras ella llamaba a una criatura de
color marrón oscuro. Observó como Abby le tendió una
pequeña fruta a la otra criatura, que la sacó fuera de su

52
 mano y masticó con pereza.

—Esta es Gloria. Pertenece a mi amiga Edna. Me ayudó

a traerte aquí desde el prado. Es una buena chica, ¿verdad
Gloria? Sí, lo eres.— murmuró Abby mientras rascaba a la
criatura detrás de su oreja. —Te voy a mostrar el prado en
primer lugar. Estoy segura de que estás preocupado por tu
nave. Es extraño, pero te juro que parece que está viva.
Podía sentirla respondiendo a mí cuando la tocaba. Estaba
preocupada por ti.

Abby enrojeció mientras miraba hacia Zoran pensando

que iba a pensar que estaba loca.

—Sé que suena estúpido, pero sólo es una extraña

sensación que tengo.

Zoran no tenía forma de explicar a Abby que su nave, de

hecho, estaba viva y era una parte de él. La sentía cada vez
que ella tocaba suavemente la Simbiosis en sus muñecas.
Era como si le estuviera acariciando.

La sintió hacerlo varias veces dentro de su casa y lo

estaba haciendo ahora, mientras caminaban a lo largo del
sendero. Se estremeció cuando sus dedos suavemente
corrieron ida y vuelta sobre las pulseras de oro.

Se inclinó, la agarró de la mano impidiendo hacerlo por

más tiempo. Si ella no paraba, no sería capaz de contenerse
de tomarla ahí mismo, en el sendero. Abby le miró
sobresaltada, pero mantuvo su mano en la más grande de
Zoran. Caminaron en un cómodo silencio a lo largo del

53
 sendero.

Cuando llegaron a la pradera, Zoran soltó la mano de

Abby y se dirigió hacia la nave de oro murmurando mientras
pasaba la mano sobre ella. Abby observó con asombro cómo
se formaban escalones en un costado y Zoran subía a la
nave. Era como algo salido de una película de ciencia
ficción.

Abby se quedó sin saber qué hacer. No sentía como si

pudiera irse y no se sentía bien subir a la nave. Decidió que
iba a encontrar una agradable roca seca para sentarse y
esperar. Todavía tenía que ir a la ciudad. Si se fuera dentro
de la siguiente hora estaría de vuelta antes de que
oscureciera, de lo contrario, tendría que salir temprano a la
mañana siguiente.

Todavía tenía que terminar la pieza en que estaba

trabajando y entre la tormenta y su visitante inesperado,
estaba atrasada en su plazo auto-impuesto de tenerla hecha
para el momento en que regresara Edna.

Zoran sintió una enorme sensación de alivio mientras

revisaba su Simbiosis. Sobrevivió el mes de su escondite y la
salida repentina con un daño mínimo. Sin saberlo, Abby
ayudó a curarla. Cuando la tocó, ella le dio una parte de su
esencia dándole la fuerza necesaria para curarse.

Observó flashes de imágenes a través de su mente

cuando su Simbiosis reprodujo cómo Abby iba dos veces al
día, gastando casi una hora hablando con ella. Pasaba sus
manos por todos lados mientras la acariciaba susurrando

54
 palabras tranquilizadoras. La oyó hablar de él.

Había estado preocupada por él. Tenía miedo de que

pudiera no recuperarse y estaba temerosa de tener que
llamar a alguien para venir a verlo. No quería que los demás
de su especie supieran de él porque sería demasiado
peligroso. Ella le dijo a su Simbiosis que estaba haciendo
todo lo posible para ayudarle y que le protegería de
cualquier daño hasta que estuviera lo suficientemente fuerte
como para irse.

Lo que no entendía era que no se iría solo. No tenía

ninguna intención de dejarla atrás. Empujando fuera de su
mente lo que iba a tener que hacer, se centró en abrir las
comunicaciones con sus hermanos. Sabía que ellos debían
estar cerca y quería avisarles del posible ambiente hostil.

—¡Zoran!— llamó Kelan.

Una imagen de la nave de guerra de su hermano

apareció a la vista. Su Simbiosis estaba acurrucada en la
forma de un enorme gato dorado cerca de su silla.

—Kelan.

Zoran hizo una pausa para aclararse la garganta. Había

temido no volver a ver a sus hermanos de nuevo.

—¿Cuánto tiempo antes de interceptar?

—Deberíamos estar allí en siete días. Hemos estado

monitoreando las comunicaciones de esta galaxia. Sólo
tienen un planeta en este sistema solar que es habitable y

55
 no parecen tener viajes espaciales.— respondió Kelan.

—¿Quién más está contigo?— preguntó Zoran.

—Trelon. Mandra se quedó bajo protesta. Creon está

reuniendo información de inteligencia sobre los que te
capturaron y supervisando los planes para atacarlos.

—Estoy transmitiendo mi posición. Es remota. Ven con

precaución. Este planeta no está familiarizado con otras
especies.— dijo Zoran enviando la información.

—Información recibida. Es muy primitivo allí. Pronto

vas a estar disfrutando de los lujos de nuestro mundo de
nuevo en casa.— dijo Kelan. —Es bueno ver que estás a
salvo, hermano. Hasta que nos encontremos en siete días.
V'ager, fuera.

Zoran afirmó que estaría en este sitio en siete días.

Sintió una oleada de alivio al saber que pronto estaría

en camino a su casa. Echaba de menos su mundo y sabía
que su Simbiosis también lo hacía.

Saliendo de la nave, sintió un momento de pánico

cuando en un primer momento no vió a Abby. Envió una
llamada a su Simbiosis unida a ella y sintió alivio cuando le

56
 respondió que estaba cerca.

Siguió la llamada hasta que se encontró con Abby,

estaba sentada en una gran roca con los ojos cerrados.

Abby había estado sentada durante unos quince

minutos cuando la combinación de la calidez del sol y el
alivio de la tensión de preguntarse si su visitante iba a estar
bien, barrió a través de ella, dejándola somnolienta. No
había dormido mucho desde que la tormenta sopló hace tres
días. Ahora, sólo quería acurrucarse y tomar una siesta.

Se sentía a la deriva, no realmente dormida, pero

tampoco despierta. Soñó que estaba siendo levantada en los
fuertes brazos de Zoran y sus labios rozaron los de ella.
Gimió al sentir el calor de su cuerpo y los labios contra ella.
Levantó el brazo para envolverlo alrededor de su cuello,
tirando de él más abajo cuando se apartó.

Tardó un momento darse cuenta de que no era un

sueño, sino que en realidad estaba besando a Zoran.
Entonces, se dio cuenta de que ya no estaba en la roca sino
que estaba instalada en sus brazos.

Los ojos de Abby se abrieron y se quedó sin aliento

mientras miraba a los dorados ojos de Zoran.

Zoran se aprovechó del jadeo de sorpresa de Abby para

dejar que su lengua se deslizara entre sus labios. Profundizó
el beso al sentir los dedos de Abby pasando a través de su
cabello y acercándole más. En el momento en que se retiró,
Abby estaba mirando a Zoran con una expresión aturdida

57
 en su cara y la respiración pesada.

—Guau. ¡No me esperaba eso!— susurró Abby en un

primer momento incapaz de apartar la mirada.

Entonces, al darse cuenta de lo que había dicho, volvió

su rostro enterrándolo en su pecho con un gemido.

—No puedo creer que haya dicho eso. Por favor déjame
ir. Debo haber tenido una pequeña siesta.

Abby se sintió mortificada por su comportamiento.

Nunca antes se había comportado tan lascivamente.
Empujando contra el pecho de Zoran, Abby miró a todas
partes menos a él.

—¿Fuiste capaz de contactar a tu familia?

Zoran frunció el ceño. No había dicho nada acerca de su

familia.

¿Cómo podía Abby haber sabido que estaba

contactándolos?

Una oscura sospecha pasó por su mente al pensar que

Abby podría ser parte de los planes de los Curizans para
obtener más información de él. Había estado inconsciente
desde su llegada.

¿Era posible que estuviera escenificando esto en un

intento de hacerlo hablar? O peor aún, ¿para capturar
a sus hermanos?

58
 Los brazos de Zoran apretaron alrededor de Abby hasta
el punto del dolor. No tenía forma de preguntarle a menos
que ella realmente lo entendiera y sólo estuviera fingiendo
no hacerlo.

—Ay. Me haces daño.— dijo Abby luchando por

liberarse.

Los dedos de Zoran simplemente se tensaron aún más

en sus brazos.

—Ay, Zoran. Por favor, me haces daño.

Abby miró a la furiosa cara de Zoran, con lágrimas de

dolor en sus ojos.

—¿Qué ocurre? ¿Por qué estás tan enfadado conmigo?

—¿Qué sabes de mi familia? ¿Estás trabajando con los

Curizans? Dímelo ahora y perdonaré tu vida, si no lo haces,
no mostraré clemencia cuando te mate.— le exigió Zoran
con voz áspera.

Abby sólo contemplaba a Zoran con una mirada confusa

y asustada.

—Zoran, por favor... no entiendo. ¿Qué he hecho que te

haya molestado?

Zoran sintió una oleada instantánea de frustración

correr a través de él. No sentía que Abby estuviera
engañándole, pero ¿cómo había sabido que su familia venía
a por él? De repente, ambas Simbiosis en las muñecas de

59
 Abby se movieron bajo sus manos y le asestaron un golpe
que le lanzó detrás de la roca y contra el suelo.

Abby miraba con incredulidad como los dos brazaletes

de oro alrededor de sus muñecas se movieron de repente
con la velocidad del rayo para atacar a Zoran. Cuando sintió
el choque alcanzar a través de él y lo vió caer hacia atrás,
gritó alarmada. No entendía por qué estaba tan enfadado
con ella, y sí, la había asustado, pero no quería verle herido.

Gritando, se acercó a él, su mirada moviéndose de ida y

vuelta entre Zoran y los brazaletes de oro en sus muñecas.

—Por favor, no le hagáis daño. Él no tenía intención de

hacerme daño. Por favor.

Abby giró sus ojos llenos de lágrimas para mirar a

Zoran mientras se levantaba, frunciendo el ceño mientras la
Simbiosis se movió de nuevo hacia abajo alrededor de sus
muñecas.

—No sé por qué lo hicieron. Y tampoco se lo pedí. Yo...

Abby secó una lágrima de su mejilla.

—Me pareció que estabas tratando de ver si tu gente

venía a por ti. Eso es lo que yo haría si fuera tú. No fue mi
intención hacerte enfadar o lastimarte.

Zoran sintió una oleada de vergüenza instantánea a

través de su cuerpo al oír la verdad en las palabras de Abby.
No había sabido lo que estaba haciendo. Ella sólo supuso
que se pondría en contacto con su familia. Debería haber

60
 sabido que su Simbiosis nunca habría ido con ella,
reclamándola, si quisiera hacerle daño. Habría sabido si ella
estaba haciendo cualquier cosa que le fuera a traicionar.

Se quedó un momento sin saber qué hacer. Quería

disculparse por su comportamiento, pero sabía que Abby no
entendería lo que estaba diciendo. Pasándose la mano por
su largo pelo, la miró con pesar en sus ojos. Extendiendo
sus palmas hacia fuera para demostrar que no pretendía
hacerle daño, trató de explicarle.

—Me disculpo por mi comportamiento. Debería haber

sabido que no pretendías hacerme daño.— dijo Zoran
suavemente.

Abby no sabía lo que Zoran estaba diciendo, pero podía

notar que se arrepentía de su comportamiento. Ella le dio
una sonrisa tentativa para hacerle saber que ningún daño
fue hecho. No podía culparle por sentirse sospechoso. Si ella
hubiera sido golpeada tan mal como él, probablemente
también estaría asustada y sintiendo desconfiada.
Alcanzando su mano, la agarró y le dio un apretón.

—Está bien. Entiendo. Si yo hubiera estado en tu

posición, probablemente habría reaccionado de la misma
manera. Tengo que ir a la ciudad para conseguir mi correo y
recoger algunos suministros. ¿Te gustaría quedarte aquí con
tu nave o en la cabaña?

Zoran frunció el ceño. No quería tener a Abby fuera de

su vista. El pensamiento de ella viajando a una ciudad le
ponía nervioso. La deseaba con él. Negando con la cabeza,

61
 frunció el ceño y le indicó que debía quedarse con él. Abby
negó con la cabeza.

—Tengo que ir a la ciudad. Voy al menos una vez por

semana, en ocasiones dos veces, si tengo paquetes
adicionales para enviar por correo. Si no voy, alguien podría
venir a buscarme. No creo que sea una buena idea que
vengas conmigo. No tienes la ropa adecuada y sólo el hecho
de que eres un extraño va a hacer que la gente se fije en ti.
No estaré fuera mucho, unas pocas horas. Volveré antes de
que oscurezca.

Los labios de Zoran se apretaron con la idea de Abby

dejándole, pero entendía lo que estaba diciendo. Si él no la
dejaba ir, otros de su especie podían sospechar y venir en
busca de ella. Necesitaba permanecer oculto durante los
próximos siete días.

Con un movimiento de cabeza, aunque a regañadientes,

le hizo una seña a Abby para caminar de regreso a su
cabaña.

62
 Capítulo 6
Abby había estado ausente durante las últimas cinco
horas. Zoran estaba frustrado por su insistencia en ir sola.
La acompañó hasta un edificio que contenía un transporte
de forma extraña. Ella le aseguró que estaría perfectamente
segura y le pidió que mantuviera un ojo en Gloria y Bo por
ella, hasta que volviera.

Le explicó dónde podía encontrar comida y bebida, le

mostró cómo operar una cosa llamada horno de microondas,
y le dio un mando a distancia por si quería escuchar
música. Se disculpó por no tener una cosa que se llama T.V,
explicando que no le gustaba demasiado verla, pero podía
mirar el ordenador si quería.

Zoran regresó al lugar donde estaba su nave para

ponerse en contacto con su hermano Creon. Discutieron su
cautiverio y los planes para atacar la base militar Curizan
donde había estado detenido.

También se volvió a comunicar con Kelan y Mandra

sobre lo que pasó y sobre los acuerdos comerciales que
cerró antes de su cautiverio. Estaban negociando algunos de
sus cristales a cambio de mujeres para suplementar las
necesidades de los hombres en su planeta.

63
 *

Abby se rió mientras conducía por el camino para el

viaje de cuarenta minutos hasta la ciudad. Estaba
empezando a preguntarse si Zoran alguna vez iba a dejarla
salir. Repasó todas las cosas que se le ocurrieron en casa
para asegurarse de que no muriera de hambre mientras ella
se había ido, pero tardó más tiempo para convencerle de que
no necesitaba protección contra cualesquiera que sean las
criaturas imaginarias que pensó que podría encontrar.

Zoran quería que tomara algún tipo de arma que tenía

con él y estaba furioso cuando ella se rió y dijo que no la
necesitaba. Ahora, estaba saliendo incluso más tarde y
tendría que parar primero en la oficina de correos si quería
llegar antes de que cerrara.

Abby bajó la ventanilla después de que llegó a la

carretera y encendió el reproductor de CD cantando
mientras conducía. Realmente disfrutaba de conducir hasta
la ciudad a lo largo de aquellas sinuosas carreteras. El
paisaje era precioso y el clima era perfecto.

Llegó a la ciudad con media hora de sobra antes de que

cerrara la oficina de correos y se detuvo en un lugar justo en
el frente. Tan pronto apagó el motor de su furgoneta, la
furgoneta del Sheriff Clay se detuvo junto a ella.

Abby dejó escapar un suspiro de frustración. Juró que

tenía cámaras para monitorear su llegada a la ciudad. De

64
 otro modo no había manera de que pudiera saber que se
dirigía allí.

Realmente no quería hacer frente a sus avances el día

de hoy. Quería obtener su correo, abastecerse de un poco de
comida, y llegar a casa tan pronto como fuera posible.

Era extraño, pero ya echaba de menos estar con Zoran.

—Hey Abby.— dijo Clay, saliendo de su automóvil y

caminando hacia donde Abby estaba cerrando el suyo.

—Hola Clay, ¿cómo te va?— preguntó Abby mientras se

movía hacia la oficina de correos.

—Bueno. Me alegra ver que fuiste capaz de salir

después de la tormenta de la otra noche.— dijo Clay
manteniendo la puerta abierta para ella.

—Gracias. Sí, fue bastante malo, pero la compañía

eléctrica no tardó mucho tiempo en restablecer el servicio.
Esperaba que fuera mucho peor de lo que fue.— dijo Abby
moviéndose hacia su casilla de correo.

—¿Has tenido algún daño? Puedo llegar a tu casa y

ayudarte a limpiar, si me necesitas.— dijo Clay viendo como
Abby sacaba su correo, eligiendo los avisos verdes de la
casilla y colocando en su bolsa el resto del contenido sin
mirarlo.

—No, no hay daños. Un árbol cayó detrás del granero,

pero no golpeó nada. Hubo algunas pequeñas ramas
tumbadas pero no pasará mucho tiempo para despejar eso.

65
 Tengo que recoger algunas cosas. Fue agradable verte.—
dijo Abby con la esperanza de que Clay tomara la indirecta y
se fuese.

—Te ayudaré. ¿Qué hay de ir al restaurante y conseguir

algo de comer cuando hayas terminado?— preguntó Clay
siguiendo a Abby hasta el mostrador.

Abby dejó escapar un suave suspiro. Nop, no iba a

marcharse.

—Lo siento, no puedo. Tengo que volver a casa antes de

que oscurezca. Ya sabes que no me gusta conducir de noche
por esa carretera.

Era la misma excusa que había estado dando a Clay

durante los últimos cuatro años. La conversación podría
haber sido grabada, ya que por lo general era la misma.

Clay invitándola a salir, ella le daba una excusa, él

seguía a su alrededor tratando de que cambiara de idea, y
ella sonreía y decía ‘quizás otra vez’.

—Hola señora Patterson, ¿cómo está Harry?— dijo Abby

empujando los avisos verdes hacia Alicia Patterson.

Ella había sido el principal cartero de Shelby

probablemente desde el principio de los tiempos y era la
persona número uno que ver por cualquier chisme. La
mujer tenía que tener por lo menos ochenta.

—Harry está bien, querida. Gracias por preguntar. ¿Vas

a estar en la ciudad para el festival de este año? Esperamos

66
 poder escucharte cantar.— dijo la señora Patterson al llegar
bajo el mostrador para sacar las cajas. —Es extraño recibir
ropa de hombre en el correo. No he visto nada de esto desde
que tu abuelo falleció. ¿Estás saliendo con alguien, querida?

Abby apretó los dientes. Debería haber sabido que la

señora Patterson se habría dado cuenta de donde venían los
artículos. Ahora todo el mundo en la ciudad sabría que
Abby estaba ordenando ropa de hombre.

—No estoy segura de que sea capaz de hacerlo este año.

Tengo un poco de trabajo por hacer.— dijo Abby haciendo
caso omiso de la inquisición de la señora Patterson.

Se trasladó a recoger las cajas, pero antes de que

pudiera hacerlo Clay las agarró de la encimera, leyendo los
nombres en ellas. Un rubor oscuro coloreó sus mejillas y
sus ojos brillaron con ira mientras se movía hacia la puerta,
no dejando a Abby otra opción que seguirlo.

Abby destrabó la puerta trasera de su furgoneta y abrió

la parte del camarote extendida para poder deslizar los
paquetes en ella. Clay no dijo nada hasta que lo hizo.

—¿Para quién estás comprando ropa de hombre,

Abby?— exigió Clay en voz baja.

Abby le frunció el ceño a Clay antes de contestar:

—Eso realmente no es asunto tuyo, Clay.

Clay agarró el brazo de Abby mientras ella se movía

para entrar en su furgoneta

67
 —Creo que lo es. He estado pidiéndote salir durante los
últimos cuatro años y casi no me das la hora del día. ¿Para
quién estás comprando ropa?

Abby suspiró.

—Clay, me gustas como un amigo, nada más. Deberías

saberlo a estas alturas. Por favor, sólo déjalo tal y como esta
y encuentra a alguien más.

—No quiero a alguien más, Abby. Te quiero a ti. Vives

sola en esa maldita montaña. No es seguro. Debes mudarte
a la ciudad.

Clay se acercó a Abby atrapándola entre su cuerpo y el

asiento del coche. Hizo girar entre sus dedos una larga
porción de su cabello que se había soltado.

—Sabes que estoy atraído por ti. ¿Por qué no me das

una oportunidad?

Abby tragó saliva. Clay nunca la había abordado tan

agresivamente. Antes, era casi un juego de bromas entre
ellos. Uno que Abby nunca había tomado en serio.

—Clay...— comenzó Abby pero fue silenciada cuando

Clay envolvió su mano alrededor de su cuello y tiró de ella
hacia él, besándola profundamente.

Abby se quedó tan sorprendida por el beso que ni

siquiera pensó en resistirse. Clay nunca había tratado de
besarla antes. Ahora no sólo estaba besándola, lo hacía en
medio de la zona de estacionamiento de la oficina de

68
 correos. Una suave tos detrás de ellos causó que ambos
saltaran.

Abby miró por encima del hombro de Clay para ver a la

señora Patterson sonriendo mientras cerraba la oficina de
correos. Abby se sonrojó. Ahora, todo el mundo en Shelby y
todos los condados dentro de un radio de ochenta
kilómetros sabrían que el sheriff de Shelby fue atrapado
besándose en la zona de estacionamiento. Abby se sentía
como una adolescente atrapada besándose.

—Me tengo que ir.— murmuró Abby, saltando al asiento

del conductor de su furgoneta. —Todavía tengo que
conseguir provisiones.

Clay retrocedió con una amplia sonrisa en su rostro,

inclinando su sombrero a Abby mientras ella salía de la
zona de aparcamiento. Había asegurado su reclamo sobre la
Señorita Abigail Tanner y sabía que la señora Patterson
ayudaría a que todo el mundo lo supiera.

Silbando, se acercó a su furgoneta. Abby pudo haber

dicho que no saldría con él, pero no se había resistido
cuando la besó. Estaba libre mañana así que podría
simplemente hacer un viaje a las montañas.

69
 Abby había olvidado el incidente con Clay en el
momento en que estaba llegando de regreso por el camino a
su entrada de coches. Estaba pensando en Zoran y su nave
de oro. No podía creer que de entre todos los lugares del
mundo para que un extraterrestre aterrizara, fuera en su
propio patio trasero. Se preguntó lo que hubieran pensado
sus abuelos de él.

Abby alcanzó con aire ausente y frotó el oro alrededor de

su cuello. Podía sentir la fina cadena de oro calentarse bajo
su toque. Sabía que la criatura, o lo que fuera, disfrutaba
cuando ella la frotaba.

A menudo trataba de envolverse alrededor de sus dedos,

moviéndose dentro y fuera. Se sorprendió de lo rápido que
se había acostumbrado a ella.

Se preguntó de dónde procedían Zoran y la criatura de

oro.

Cuando Abby frotó el collar de oro en su cuello destellos

de imágenes se vertieron en su mente. Vió árboles enormes
y criaturas voladoras que se parecían a los dragones de la
mitología de la Tierra volando por el aire, con una armadura
de oro cubriendo sus cuerpos.

Vió una ciudad de color blanco surgiendo de los densos

bosques rodeada por enormes paredes que se alzaban hacia
el cielo. Grandes multitudes de hombres y mujeres
caminaban sobre lo que parecía ser un mercado con las
criaturas de oro tomando todo tipo de formas y tamaños.
Vió lo que parecía naves espaciales volando sobre la ciudad

70
 y aterrizando, mientras que otras despegaban.

Vió a Zoran desnudo y rodeado de un montón de

mujeres que estaban restregándose sobre él. El collar de oro
en su cuello pareció darse cuenta de que no debería haberle
mostrado esa imagen y rápidamente se desvaneció.

—¡Oye! No es justo.— dijo Abby aspirando el aliento

mientras su corazón latía con fuerza.

Ni siquiera se dio cuenta de que estaba parada en medio

de la calzada hasta que la última imagen se desvaneció.
Sintió una oleada de dolor alrededor de su corazón a la vista
de Zoran desnudo con tantas mujeres. Obviamente, a él no
le falta atención femenina.

¡Estaría condenada si fuera una de las chicas de su

harem!

No era como si fuera probable que sucediera de todos

modos. Después de todo, él no estaría aquí mucho más
tiempo. Tuvo la impresión de que su familia estaba en
camino para recogerlo. Sería mejor para los dos si mantenía
distancia entre ellos.

El beso que compartieron esta mañana no era una gran

cosa. Demonios, Clay también la había besado y no significó
nada para ella. Sólo tendría que asegurarse de que no
volviera a suceder con cualquiera de ellos dos.

Abby terminó el camino a la montaña. Trató lo que pudo

que no se desvaneciera de su mente la imagen de todas
aquellas mujeres que rozaban a Zoran. Se mordió el labio

71
 inferior mientras se preparaba para enfrentarse a él. No iba
a hacerle saber que lo encontraba atractivo.

Se concentraría en su trabajo. Descubrió que si lo

hacía, ayudaba. Le ayudó cuando su abuela murió y ayudó
cuando su abuelo falleció. Ahora la salvaría de hacer una
tontería.

Zoran estuvo paseando de ida y vuelta en el porche de

la pequeña cabaña durante la última hora. Estaba
empezando a oscurecer y Abby todavía no había regresado.
Intentó llegar hasta ella, pero su Simbiosis se negó a
responder a su llamada.

Gruñó, asustando a Bo, que estaba jugando con su

pelota de tenis en el patio delantero. Bo se puso
inmediatamente abajo y se dio la vuelta para ser acariciado.

¿Dónde estaba ella? ¿Por qué tardaba tanto? ¿Algo

le había sucedido?

Sabía que debería haber ido con ella. Tendría que haber
insistido en que tomara el arma que intentó darle.

¿Y si estaba herida?

Zoran palideció.

72
 ¿Y si estaba prisionera o, lo que es peor, muerta?

Se estremeció ante esa idea, llamando a su Simbiosis

nuevamente casi frenéticamente.

Sintió una oleada de mareo pasar sobre él, cuando le

respondió, finalmente. Gruñó queriendo saber por qué no le
había respondido antes. Destellos de Abby conduciendo por
una carretera con el viento soplando a través de su pelo
pasaron por su mente.

Podía escuchar su canto. Su sonrisa se desvaneció

cuando vió a un hombre que se acercaba a Abby.

El hombre parecía llevar algún tipo de uniforme. No

podía oír la conversación entre ellos, pero por la mirada que
el hombre estaba dando a Abby podía decir que la deseaba.
Un gruñido profundo explotó fuera de su pecho cuando vió
al hombre sosteniendo a Abby y besándola.

Zoran sintió un destello de furia cuando el hombre se

apartó de ella, sonriéndole. Ella no se había resistido al
hombre. Los celos quemaron por él ante el pensamiento de
Abby abrazada por otro.

¡Ella era suya!

La cabeza de Zoran se volvió bruscamente cuando las

luces del transporte de Abby inundaron la parte delantera
de la cabaña. Zoran volvió a gruñir mientras la veía avanzar
hacia arriba.

El dragón rugió en su interior para que él la reclamara,

73
 para poner su marca en ella. Zoran estaba en la puerta de la
furgoneta antes de que Abby incluso la apagara. Abby se rió
mientras tiraba la puerta de sus manos.

—No tienes prisa para ayudar a conseguir los

comestibles, ¿verdad? Ya sabes, la mayoría de los hombres
corren en sentido contrario cuando saben que es hora de
traerlos.

Zoran estaba tan perdido en la bruma de los celos que

no escuchó lo que Abby estaba diciendo. Necesitaba saber si
las imágenes que su Simbiosis le envió eran verdaderas.

Zoran sacó a Abby desde el asiento de la furgoneta

hacia sus brazos, sosteniéndola cerca mientras respiraba
profundamente su aroma.

El olor de otro hombre aún se aferraba a ella. Un

profundo gruñido surgió de la parte posterior de su garganta
mientras su mano se estiró para sostener quieta la
mandíbula de Abby mientras la olía.

—¿Qué estás haciendo?— preguntó Abby sin aliento.

Le pareció divertido que Zoran reaccionara tan

extrañamente a su regreso con alimentos. Pensó que no
debió haber averiguado cómo funciona el microondas o
hacer un sándwich y estaba simplemente hambriento. Sin
embargo, la forma posesiva con que la agarró y la forma en
que estaba gruñendo le dijo que estaba molesto por algo.

Zoran volvió a gruñir cuando Abby trató de alejarle,

advirtiéndole que no se resistiera. Podía oler al otro hombre

74
 en su piel. El pensamiento del aroma de otro hombre en su
verdadera pareja era demasiado para el dragón en su
interior. Tenía que poner su propio olor sobre ella.

Agarrando su cuello en su enorme mano llevó sus labios

hacia los de ella, aplastándola en sus brazos mientras
trataba de conseguir el control de sus celos.

Abby se resistió al principio. Luchando contra la

posesiva sujeción que Zoran tenía sobre ella. No sabía lo que
estaba mal, pero era obvio que estaba molesto por algo o la
extrañaba más de lo que había pensado.

Abby estaba empezando a relajarse y a responder al

beso de Zoran cuando la imagen de él desnudo con muchas
mujeres frotándose sobre él cruzó por su mente. Torciendo
la cabeza hacia un lado, tomó una temblorosa respiración
antes de tratar de alejarle de ella.

—¿Cuál es tu problema?— demandó Abby. —No me he

ido tanto tiempo y aunque lo hubiera hecho, ¡no tienes
derecho a maltratarme!

Zoran se retiró mirando hacia abajo a Abby. Ella era

suya. Estaba frustrado porque no podía explicarle esto. No
tenía ningún derecho a permitir que otro hombre la tocara.

Un varón Valdier era muy, muy posesivo de su

verdadera compañera. No se lo pensaría dos veces antes de
matar a cualquier macho que incluso mirara demasiado
tiempo a su compañera. Que otro macho la tocara, marcara
con su olor era más de lo que podía soportar su dragón

75
 interior. Quería matar a ese macho.

Si Abby deliberadamente trataba de dejarle por otro,

haría lo que fuera necesario para detenerla; incluso si eso
significaba atarla o encerrarla hasta que se diera cuenta que
le pertenecía solo a él. Nunca la dejaría ir.

En el caso de Abby, era incluso más potente ya que no

sólo él la había elegido como su compañera, sino también su
Simbiosis y basándose en la sensación, su dragón.

Esto era muy raro.

Como el soberano de su pueblo, se espera que produjera

muchos herederos y sólo en una unión en la que su dragón
y su Simbiosis aceptaran a la hembra, podría suceder esto.

—Mía.— gruñó Zoran, mientras Abby intentaba alejarle.

—¡Mía!— rugió Zoran, su dragón interior superando

finalmente su control.

La respiración de Abby quedó atrapada en un jadeo

mientras miraba cambiar la cara de Zoran. Sus ojos
brillaban con oro líquido y sus pupilas se convirtieron en
rendijas largas y estrechas.

A medida que observaba, escamas verdes, oro y rojas

comenzaron a formarse mientras su cabeza comenzó a
cambiar en la forma de su dragón. Sus manos comenzaron
a alargarse, convirtiéndose en garras afiladas. Abby oyó el
sonido de desgarro cuando su camisa se rajó a lo largo, alas
de cuero aparecieron de su espalda.

76
 Un sonido penetró en el cerebro de Abby, sonaba como
un gemido distante. Eso fue lo último que Abby recordó
cuando todo se desvaneció a negro.

Zoran estaba tan cabreado por el olor de otro macho en

su compañera y el aparente rechazo de Abby hacia él, que
fue incapaz de controlar a su dragón por más tiempo. Sintió
el cambio barrer por encima de él, disfrutando de la
sensación de poder y libertad mientras dejaba a su bestia
libre. Lo que no había esperado era el miedo de Abby a su
transformación.

La vió estremecerse cuando rugió y luego el aturdido

pánico cuando empezó a cambiar. Fue sólo cuando se
desplomó inconsciente en sus brazos que se dio cuenta de lo
mucho que la había asustado.

77
 Capítulo 7
Abby estiró los brazos por encima de la cabeza,
arqueando la espalda como un gato. No se sentía ni de cerca
tan cansada como había estado. Fue sólo cuando sintió la
piel contra la sábana que se congeló.

Algo andaba mal.

Ella nunca, nunca, dormía desnuda. Probó una vez y se

sintió incómoda, por no hablar de que había pasado frío. Sin
embargo, en este momento se sentía agradable y cálida,
como si alguien hubiera puesto una almohadilla térmica o
una manta eléctrica sobre ella.

Abriendo sus ojos, Abby giró la cabeza para mirar por la

ventana. Con el ceño fruncido, se levantó sobre sus codos.
El sol acababa de salir. No recordaba prepararse para la
cama la noche anterior.

Girando la cabeza hacia otro lado, dejó escapar un grito

de terror. No solamente estaba desnuda en la cama, sino
que estaba en la cama con un hombre desnudo.

Trató de rodar fuera de la cama, pero fue fijada en su

78
 lugar por la manta metida a su alrededor. La razón por la
que estaba calentita era porque su otro lado estaba
presionado contra el caliente cuerpo desnudo de Zoran.

—¿Qué estás haciendo?— chilló Abby, tratando de

arrastrar las mantas hasta su barbilla.

—Has despertado.— dijo Zoran con alivio.

Después de que Abby se desmayó ayer por la noche, la

había llevado dentro. La desnudó y la colocó en su cama,
pero ella todavía no se despertó. A medida que pasaba la
larga noche, Zoran se preocupó y tuvo a su Simbiosis
monitoreándola constantemente para ver si estaba
lesionada. Terminó trayendo los productos alimenticios,
adivinando donde colocarlos por la temperatura de los
mismos, mientras esperaba a que se recuperara.

Cuando ella pareció haber caído en un sueño profundo,

finalmente se desnudó y se unió a ella en la cama, ya que
era su legítimo lugar como su compañero. La sostuvo
durante toda la noche, despertándose con frecuencia para
asegurarse de que estaba bien.

Abby frunció el ceño. Realmente necesitaba aprender su

idioma o conseguir uno de esos dispositivos traductor
porque ésta manera de comunicación estaba destrozando
sus nervios.

Los ojos de Abby se abrieron al recordar su último

pensamiento antes de que todo se volviera negro. Se quedó
mirando a Zoran, imaginando cómo cambiaron sus ojos y

79
 cara. Se acordó de su piel que se tornó a escamas y alas
saliendo de su espalda. Se había convertido en un dragón.

¡Un auténtico dragón vivo!

Asegurándose de que tenía la sabana recogida debajo de

sus brazos mientras se daba la vuelta hasta quedar apoyada
sobre su codo, Abby alzó tentativamente la mano para tocar
la cara de Zoran. Era cálida y suave. Dejó que su mano se
moviera hasta el hombro, pasándola suavemente sobre su
espalda, donde habían estado las alas.

—Cambiaste. Ayer por la noche, te transformaste en un

dragón. Yo te vi.— susurró Abby con los ojos abiertos de
asombro.

—Zi.— dijo Zoran voz ronca.

Abby se incorporó tirando de las mantas con ella.

—¿Puedes hacerlo de nuevo? ¿Cambiar?— preguntó

ella.

Zoran frunció el ceño. No quería asustar a Abby de

nuevo. Le gustaba tenerla en sus brazos. Le gustaba su
toque. No le gustó la mirada de terror en su rostro mientras
le miraba la noche anterior, antes de desmayarse.

—Ni.— dijo Zoran, moviendo su cabeza firmemente.

—¿No? No... ¿cómo que no puedes cambiar o cómo que

no vas a hacerlo?— preguntó Abby mirando a Zoran.

80
 Zoran pasó la mano por su pelo en gesto frustrado.
Quería explicar por qué no iba a cambiar, pero no había
manera de hacer que ella pudiera entenderle.

Tenía seis días más antes de que llegaran sus hermanos

y pudiera tener un traductor implantado en Abby para que
pudieran comunicarse. Esto le estaba volviendo loco. Había
tanto que quería preguntarle, mucho que quería decirle y
sin embargo no podía.

Balanceando sus largas piernas sobre el borde de la

cama, se puso de pie, completamente a gusto con su
desnudez. No fue hasta que escuchó un grito y se volvió a
ver a Abby tirando de las cubiertas sobre su cabeza que
empezó a reírse a carcajadas.

Era adorable con su timidez.

Le tomó toda su enorme fuerza de voluntad anoche no

tomarla, después de que la desnudó. Si no fuera por el
hecho de que quería verla responder a él, podría haber
considerado la posibilidad de tomarla de todos modos, sólo
para poder marcarla como suya.

Así las cosas, apenas había sido capaz de cubrirla sin

tocarla. Durante la noche, ella había tenido frío y buscado el
calor de su cuerpo. Él estaba más que dispuesto a ofrecer
su cuerpo para ella. Fue un infierno cuando el olor y el tacto
de ella en sus brazos hicieron imposible su sueño.

Ahora, se paró frente a ella, más duro que el infierno, y

ella estaba temblando como una hoja debajo de las sábanas

81
 de la cama que habían compartido. Abby mantuvo los ojos
firmemente cerrados mientras sacaba la cabeza de debajo de
las sábanas.

—Ríete todo lo que quieras, pero normalmente no suelo

tener hombres desnudos en mi cama. Ahora, vete al cuarto
de baño para que pueda salir de aquí.

Zoran gruñó ante la idea de Abby teniendo a otro

hombre desnudo en su cama. Ese sonido hizo que los ojos
de Abby se abrieran cuando su mirada voló hacia la suya.
Hizo ese mismo sonido la noche anterior, justo antes de que
se transformara en un dragón.

Zoran retrocedió hasta la cama tirando de Abby en sus

brazos. Se movió tan rápido que Abby ni siquiera lo había
visto. La sábana fue arrancada de sus manos mientras la
acercaba contra él, aplastando sus labios contra los suyos
cuando la besó profundamente.

Abby podía sentir el pelo grueso en su pecho frotándose

contra sus pechos. Zoran gimió mientras movía una mano
detrás de la cabeza de Abby para mantenerla inmóvil al
tiempo que su otra mano se movía hacia abajo sobre su
cuerpo para descansar en su desnuda cadera; Abby nunca
antes había sido sostenida tan íntimamente contra un
hombre.

Un estremecimiento de deseo corrió a pesar suyo

mientras se le apretaba el coño con deseo.

Zoran se retiró, olfateando. Él dejó escapar un gruñido

82
 cuando Abby trató de apartarse de él. Podía oler su deseo.
Era un fuerte aroma y lo aspiró profundamente. Movió la
mano hacia abajo desde la cadera hasta que cubrió el
húmedo montículo, no permitiendo que su mirada se alejara
de él o que se moviera mientras dejaba que sus dedos
rozaran los calientes rizos.

Abby no pudo evitar el gemido que se le escapó. Nunca

se había sentido tan caliente o necesitada en su vida. Se
esforzó por romper el control que tenía sobre ella, pero no
podía apartar la mirada de él mientras deslizaba no uno,
sino dos dedos en su vagina.

Las caderas de Abby se sacudieron ante la invasión de

su cuerpo. Gimió mientras él frotaba su clítoris antes de
empujar aún más profundamente dentro de ella. Abby
comenzó a temblar al sentir caliente deseo acumulándose
dentro de ella.

En vez de dejar que se fuera, Zoran bajó a Abby hasta

que estuvo acostada sobre su espalda en la enorme cama.
Todavía mantenía su agarre en su cuello y no quitaba los
ojos de ella, incluso mientras bajaba la cabeza para coger
uno de sus pezones entre sus labios.

Abby se sacudió, arqueándose hacia arriba cuando

Zoran agarró el hinchado pezón entre sus labios. Un grito se
le escapó mientras sus caderas se sacudieron en respuesta
al placer que sentía; el movimiento llevó los dedos de Zoran
más profundamente en su caliente canal.

Zoran chupó profundamente sobre su pezón antes de

83
 soltarlo. Nunca quitó los ojos de Abby mientras se movía a
su otro pezón.

Abby no pudo contener su gemido de necesidad

mientras se movía sobre ella, su aliento caliente haciendo
que el pezón se hinchara casi dolorosamente en espera. Las
caderas de Abby se movían hacia atrás y adelante por su
cuenta, conduciendo los dedos de Zoran más y más, cada
vez que su cuerpo se levantaba al ritmo ancestral de hacer
el amor.

—Por favor.— gimió Abby.

No sabía exactamente lo que estaba pidiendo, sólo que

necesitaba alivio de la presión que estaba construyéndose
dentro de ella.

—Zoran, por favor.

Zoran se movió hacia abajo para reemplazar sus dedos

con su boca. Necesitaba una muestra de Abby. Su olor le
estaba volviendo loco desde que despertó ayer por la
mañana. La necesitaba como necesitaba el aire para
respirar. Abby gritó cuando su boca cubrió su montículo,
empujándose más cerca de él. Zoran gimió ante la respuesta
de Abby ante él. Usando su lengua, corrió el borde áspero
sobre su clítoris haciendo que Abby gritara cuando el placer
la inundó.

Zoran agarró las caderas de Abby sosteniéndola

mientras chupaba, lamía y bebía su esencia; quemándola en
su alma.

84
 Abby gritó en tono alto cuando su orgasmo se apoderó
de ella. Zoran se movió entre sus piernas asentando su
gruesa y pesada polla en su entrada. Levantando las piernas
de Abby hasta que sus rodillas se doblaron sobre sus
antebrazos empujó lentamente entrando en ella.

—Mía, Elila. Yo te reclamo como mi verdadera

compañera. Ningún otro puede tenerte. Voy a vivir para
protegerte. Eres mi tesoro.— dijo Zoran en su lengua
uniéndolos mientras se conducía hacia adelante en la
entrada resbaladiza de Abby.

Abby gritó en estado de shock cuando Zoran empujó a

través de la delgada barrera de su virginidad. Abrió la boca
varias veces cuando el dolor se apoderó de ella. Zoran rugió
cuando se dio cuenta de Abby nunca había estado con otro.
Se obligó a permanecer inmóvil por un momento para dejar
que se ajustara a su grosor y tamaño.

Ella era suya, totalmente. Nunca había pertenecido a

otro. El dragón en él quería rugir un reto para cualquier
hombre que ahora tratara de alejarla de él. Mataría a
cualquiera que intentara hacerle daño. Sus caderas
comenzaron a moverse por su propia voluntad.

Se salió casi todo el camino antes de empujar de nuevo

en el cuerpo de Abby tan profundo como pudo. El gemido de
dolor y conmoción de Abby se volvió rápidamente hacia
gemidos de placer cuando Zoran comenzó a bombear dentro
más rápido y más duro.

85
 Sus brazos y cuello estaban tensos mientras luchaba
con su propia liberación hasta que Abby pudiera volver a
sentir la caliente liberación de placer que quería que tuviera.
Alcanzando hacia abajo entre ellos, acaricio su sensible
clítoris con el dedo conduciéndola sobre el borde. Los
músculos en el cuello de Zoran destacaron mientras rugía
su liberación para que todos le oyeran.

Abby observó con incredulidad como Zoran echó atrás

la cabeza, con los ojos cerrados, y su boca abierta mientras
la llenaba con su caliente semilla. Nunca había visto algo
tan hermoso o tan erótico. Su propio cuerpo respondió a la
reclamación de Zoran sobre ella; reclamándolo bajo él como
si lo reclamara por sí mismo.

Zoran se mantuvo quieto hasta que sintió lo último de

su semilla vaciarse profundamente en el interior de Abby.
Su olor estaba ahora muy dentro de ella, reclamándola
como perteneciente a él, Zoran Reykill, líder de Valdier.
Ahora era su Reina y siempre le pertenecería a él y sólo a él.
Su cuerpo nunca aceptaría otro macho.

Zoran se derrumbó encima de Abby, sosteniéndose a sí

mismo por los codos para no aplastarla bajo su enorme
cuerpo. Corrió pequeños besos sobre la frente y las mejillas
de Abby antes de rodar sosteniéndola con fuerza contra su
cuerpo.

—Eres mía, Elila.— murmuró Zoran suavemente

mientras pasaba sus manos posesivamente sobre la suave
figura de Abby.

86
 Abby suspiró contenta. No podía deshacer lo que pasó.
Siempre había sido sincera consigo misma. Realmente no
entendía lo que pasó, pero estaba dispuesta a aceptar la
realidad de ello. Deseó a Zoran desde el primer momento en
que le vió, tirado inconsciente en el húmedo prado de su
montaña.

Sabía que no tendría mucho tiempo con él. Eso que

había entre ellos, era una fantasía imposible, ya que,
literalmente, procedían de dos mundos diferentes. En tan
sólo unos días, él regresaría a su mundo y ella permanecería
en el de ella.

Abby creía en el destino. Estaba destinado que él se

estrellara en su montaña y estaba destinado que ella le
encontrara. Lo que sucediera después se ocuparía de sí
mismo. Lo único que lamentaba era que no tendrían mucho
tiempo para estar juntos. No podía quedarse aquí con ella,
sería demasiado peligroso en el largo plazo y ella no podía
irse, este era su mundo, su casa.

Abby depositó un beso en el hombro de Zoran antes de

girar rodando fuera de la cama. Era un poco sin sentido
ponerse tímida ahora sobre su cuerpo, sobre todo después
de lo que Zoran acababa de hacer con ella. Se puso de pie al
lado de la cama, mirando hacia abajo a Zoran con una
suave sonrisa, antes de caminar hacia su dormitorio.
Necesitaba unos minutos a solas para hacer frente a lo que
acababa de hacer.

Se llevó la mano al estómago al pensar en las

consecuencias de sus acciones.

87
 No estaba preocupada por quedar embarazada. La
probabilidad de que dos especies fueran lo suficientemente
compatibles como para reproducirse era probablemente
poca o ninguna.

No, lo que le preocupaba era perder algo mucho más

importante. Le preocupaba que fuera a perder su corazón
con el único hombre que nunca podría tener. Sabía que le
amaba. No sabía cómo, pero lo sabía. Apenas conocía a este
hombre, pero podía sentirle muy dentro de ella.

Al entrar en la ducha, Abby echó la cabeza hacia atrás

dejando que el agua caliente lavara sus lágrimas.

88
 Capítulo 8
Zoran dejó que una pequeña sonrisa curvara sus labios
mientras observaba a Abby preparar una comida rápida
para romper su mañana. Estaba preocupado cuando ella
salió de la habitación sin decir una palabra. En el fondo,
sabía que necesitaba tiempo a solas para ponerse de
acuerdo con lo que sucedió.

Sabía que no entendía todo lo que había pasado entre

ellos; lo podía decir por la sonrisa triste que le dio. Ella
pensaba que sólo tendrían unos días juntos. No había
manera de decirle que sería mucho, mucho más tiempo.

No se arrepentía de lo que pasó entre ellos. Aceptó que

le pertenecía y no había arrepentimientos o escrúpulos ante
la idea de llevarla lejos de su casa. Tendría que ajustarse. Él
estaría allí para ella, guiándola mientras se adaptaba a su
mundo.

Comieron en un cómodo silencio. Zoran ayudó a secar

los platos después del desayuno. Observó como Abby
miraba por la ventana, sus ojos distantes por un momento
antes de que pareciera recordar que él estaba allí con ella.

—Tengo que trabajar hoy. Si quieres, te puedo mostrar

89
 dónde voy a estar y entonces puedes hacer lo que quieras.
Tengo un proyecto en el que he estado trabajando y está
casi terminado. Me gustaría tenerlo terminado hoy o
mañana a más tardar. Edna estará en casa pasado mañana
para retirar a Bo y Gloria. Le prometí que se lo mostraría
antes de enviárselo a mis clientes.— dijo Abby en voz baja
mirando por la ventana en vez de mirar a Zoran.

Zoran estaba preocupado por el sonido distante de la

voz de Abby. Desde que salió de la ducha parecía haberse
retirado en un mundo propio. Se acercó a ella y le echó la
cabeza hacia atrás hasta que se vió obligada a mirarle.

Su respiración se detuvo por la profunda tristeza que

vió allí. Doblándose, la besó suavemente. La envolvió en sus
brazos sosteniéndola con fuerza contra su cuerpo mientras
pasaba la mano arriba y abajo por su espalda tratando de
darle consuelo y seguridad.

Abby sintió a su cuerpo relajarse mientras Zoran la

sostenía. No iba a dejar que la depresión de saber que su
tiempo era corto arruinara el poco tiempo que tenían. Con
una sonrisa decidida, echó la cabeza hacia atrás y le dio un
ligero beso a Zoran antes de retirarse de sus brazos.
Agarrando su mano, hizo un gesto para que la siguiera.

Abby llamó a Bo para que los siguiera mientras

conducía a Zoran por el camino a su taller. Abrió las
puertas dobles empujándolas abiertas de modo que la ligera
brisa pudiera flotar través de ellas. Zoran se detuvo
mientras capturaba todos los diferentes colores fluyendo a
través del brillante interior.

90
 Delicadas flores, pájaros, cuencos y otras criaturas,
incluyendo dragones estaban colgando, sentados y dando
vueltas por todos los rincones del enorme edificio. En el
centro había una magnífica pieza parada de cerca de un
metro de altura.

La hermosa escultura estaba encerrada en cristal

transparente, en el interior había pequeñas criaturas con
alas que revoloteaban alrededor de delicadas flores, de
brillantes colores y diseño intrincado. Cuando Zoran se
acercó a ella, pudo ver lo que parecían ser pequeños
dragones flotando en el aire.

Nunca había visto nada tan hermoso. Miró a Abby

mientras se ataba una gran tela alrededor de su delgada
cintura. Observó durante las siguientes dos horas mientras
Abby calentaba cristal de diferente color en un gran horno y
luego se movía alrededor soplando y girando sobre una
llama más pequeña hasta que aparecían más flores. Sus
delgados dedos, retorciéndose y girando mientras se movía,
convertían un líquido fundido en flores y pequeñas
criaturas. Cuando tuvo una docena de pequeñas flores, se
trasladó a la urna cerrada moviendo las figuras dentro de
una abertura diminuta y calentando hasta que quedaron
donde las quería.

A él le gustaba escucharla cantar mientras trabajaba. Ni

siquiera parecía darse cuenta de que lo estaba haciendo o
que él estaba allí cuando quedó totalmente absorta en su
trabajo. Se sorprendió cuando Abby empezó a hablar
después de haber estado en silencio durante un rato.

91
 —He estado trabajando en esta pieza por más de seis
meses. Empecé justo después de que murió mi abuelo.—
comenzó Abby suavemente. —Mi abuela y abuelo me criaron
después de que mi madre decidió que criar a un bebé era
demasiado esfuerzo.

Abby suspiró.

—Creo que eso no es correcto. Mi madre era joven y se

había metido con la gente equivocada. Mis abuelos estaban
haciéndolo muy bien en Los Ángeles y pensaron que
moverse aquí podría ayudarla. No lo hizo. Ella me tuvo
cuando aún era una niña. Al menos, me reconoció y me dejó
con mis abuelos cuando tenía un mes de edad. Mi madre
murió de una sobredosis de drogas cuando tenía dos años.

Abby se detuvo mientras colocaba otra flor. Mirando

hacia Zoran, vió que estaba observándola atentamente
mientras hablaba, así que continuó.

—Tuve la mejor infancia que cualquier niño podría

tener. Tenía toda una montaña como un parque infantil y
dos personas maravillosas que me querían mucho. Siempre
había música y risa en casa. Mi abuela comenzó a hacer
cristal soplado como un hobby para ayudar a lidiar con la
pérdida de mi madre. Pronto, mi abuelo lo hacía y entre los
dos comenzaron a hacer dinero con él. Yo lo estuve haciendo
para el momento en que pude caminar. Ahora, me gusta ser
capaz de hacerlo y llevar una vida confortable por ello.
Considero que es un regalo de mis abuelos.

Abby giró mientras calentaba una barra para cerrar la

92
 pequeña abertura. Concluyó la pieza finalmente. Tomaría
fotos de ella antes de subir a la casa y enviarlas por correo
electrónico a sus clientes. Necesitaría programar cuando
querían recibir el pedido. Dijeron que iban a enviar su jet
privado al pequeño aeropuerto de Shelby por lo que podría
entregarlo personalmente. Tal vez necesitaría el tiempo lejos
para conseguir sus sentimientos bajo control. Si tenía
suerte, pensó tristemente, quizás Zoran se habría ido antes
de que regresara. No sabía cómo iba a tener la fuerza para
decirle adiós sin hacer una tonta de sí misma.

—Por fin he terminado con esta pieza. Si tienes algunas

cosas que quisieras hacer, puedo terminar aquí. Sólo tengo
que tomar algunas fotos para mi cliente y limpiar. Puedo
encontrarte arriba en la cabaña más tarde. Creo que no has
visto a Goldie todavía.— dijo Abby con una sonrisa burlona.

—¿Goldie?

Zoran frunció el ceño mientras observaba a Abby cerrar

el horno y empezar a recoger los trozos de cristal sobre la
mesa de trabajo.

Abby se rió mientras sostenía su muñeca y frotaba

suavemente la banda de oro.

—¡Goldie!

93
 Zoran rió mientras caminaba por el sendero. Iba a ver
su nave y comprobar con sus hermanos. Quería decirles que
se había emparejado. Él sabía que iban a estar
sorprendidos. Ninguno de ellos pensó alguna vez
establecerse con una sola mujer. Él especialmente jamás
pensó hacerlo. Podía imaginar su sorpresa. Nunca pensó en
nombrar a su Simbiosis, tampoco. Hubiera sido como
nombrarse a sí mismo. Que Abby cariñosamente lo llamara
‘Goldie’ lo hizo reír.

—Kelan, ¿cómo están las cosas?— preguntó Zoran

mientras miraba a su hermano.

—Bien. Creon tiene información que podría interesarte.

Quiere reunirse contigo tan pronto como volvamos.
Estaremos antes de lo previsto y deberíamos estar allí al
menos un día antes. Trelon y su Simbiosis han estado
jugando con los motores de nuevo.— dijo Kelan con una
sonrisa.

Trelon y sus Simbiosis siempre estaban jugando con

algo. Su hermano nunca podía dejar algo solo. Respiró
profundamente. Era reacio a dar la noticia de su
acoplamiento a sus hermanos por separado.

Él preferiría decirles una vez que pudiera presentarles a

Abby. No sabía por qué sentía la necesidad de esperar, pero
lo hacía. Quería que ellos quisieran y aceptaran a Abby por
la hermosa mujer que era. Habló con Kelan durante otra
hora antes de romper.

Se dio cuenta de que extrañaba a Abby. Terminaría la

94
 preparación de su Simbiosis para la partida antes de que él
volviera con ella. No podía evitar la sensación de temor de
que ella lo odiara después de que hiciera lo que estaba
planeando.

Abby terminó de limpiar el taller, tomó las fotos

necesarias, las envió por correo electrónico desde su
teléfono móvil y preparó el material de embalaje. Recibió un
mensaje de texto diciendo que un avión llegaría temprano
pasado mañana, después de que explicara que no podía
salir antes de esa fecha.

Su vecina debía volver mañana y tenía que estar allí por

Edna, Bo, y Gloria.

Abby envió una confirmación. Tenía la sensación de que

Zoran no iba a estar feliz con ella, pero se dio cuenta de que
no tenía elección. Prometió que entregaría e instalaría la
pieza. Fue parte del precio y ya había sido pagada. Todavía
tenía sus responsabilidades y su reputación que mantener.

Todavía había un montón de luz faltante y Abby sabía

que siempre podía usar la leña, por lo que decidió cortar el
árbol que había quedado en el granero. Estaba en el medio
de cortar, cuando el sonido de una furgoneta tirando hacia
arriba en el frente causó que se detuviera.

95
 Fue a la parte frontal pensando que tal vez Edna volvió
antes de lo esperado, sólo para detenerse con un gemido
cuando vió a Clay saliendo de su furgoneta de sheriff. Esto
era lo último que necesitaba justo ahora, pensó con
desaliento.

—Hey Clay, ¿qué te trae a las montañas?— preguntó

Abby dejando el hacha apoyada en la puerta del granero.

Quitándose los guantes y secándose las manos en sus

pantalones vaqueros, se movió hacia la cabaña.

—¡Tú, hermosa!— dijo Clay mientras caminaba hacia

Abby y la tiraba en sus brazos presionando un beso en sus
sorprendidos labios.

—¡Clay!

Abby enrojeció. Nunca le había visto ser tan agresivo

antes.

—En serio. Déjame ir.

Clay se rió mientras sostenía a Abby cerca de su cuerpo.

—Abby, he tratado de ser paciente. Un hombre puede

solamente esperar un tiempo, ya sabes.

Abby sintió una oleada de inquietud llenarla con sus

palabras.

—Clay, pensé que habías entendido. Me gustas, pero no

me siento de esa manera sobre ti. Yo...

96
 Clay puso un dedo sobre los labios de Abby.

—Shhh, lo único que te pido es una oportunidad, Abby.

Abby sacudió la cabeza con tristeza. Sabía que nunca

podría amarlo. Las lágrimas llenaron sus ojos, no le gustaba
hacer daño a nadie ni nada y sabía que estaba a punto de
lastimar a Clay.

—Clay, no puedo darte falsas esperanzas. Me gustas

como amigo, nada más.— dijo con suavidad.

Clay miró a los ojos de Abby. Su cara se tensó con furia.

Pasó los últimos cuatro años tratando de conseguir que
Abby se fijara en él, que le diera una oportunidad y ella ni
siquiera lo intentaría.

—¿Hay alguien más?— exigió él airadamente.

Abby trató de apartarse pero Clay apretó sus brazos

alrededor de ella, negándose a dejarla ir.

—Sí.

—¿Quién es él? ¿Por cuánto tiempo? — demandó Clay

con voz ronca.

—No lo conoces. Sólo lo conocí hace unos días.— dijo

Abby tratando de no lastimar a Clay más de lo que debía.

—Eso es mentira, Abby. ¿Hace unos días? Mierda, no

has estado fuera de esta montaña en más de una semana
¡hasta ayer! ¿Cómo podrías haberlo conocido si no has

97
 dejado esta maldita montaña?— preguntó Clay toscamente.

Abby frunció el ceño.

—¿Cómo puedes saber la última vez que salí de la

montaña? Para el caso, ¿cómo puedes saber cada vez que
voy a la ciudad y exactamente dónde estoy?

—Yo sé todo sobre ti, Abby. Durante los últimos cuatro

años he rastreado cada movimiento que has hecho. Sé
cuándo vas a una galería mostrando y con quién hablas
también, quién te llama, cuando sales de tu montaña, todo,
bebé. — dijo Clay suavemente.

Abby sintió un escalofrío por la espalda. Clay estaba en

operaciones especiales de la marina antes de que fuera
contratado hace cuatro años como sheriff de Shelby. Ella no
sabía mucho más, excepto que había sido retirado después
de su último viaje. Ella supuso que era justo el tiempo para
que él saliera.

—Clay, por favor, suéltame. Me estás asustando.— dijo

Abby, mientras trataba de poner sus manos entre ellos.

—No tienes que tener miedo de mí, bebé. Sólo quiero

protegerte. Te amo, Abby. Te he amado desde la primera vez
que te vi. — dijo Clay mientras rozaba un beso a lo largo de
su frente.

Abby empezó a forcejear un poco, deteniéndose sólo

cuando Clay agarró su pelo con fuerza en un puño. Le dio
un beso sobre sus labios.

98
 —Va a ser bueno entre nosotros, Abby. Verás. No vas a
acordarte de nadie más que de mí.

Abby se estremeció cuando de Clay continuó besándola.

No podía mover la cabeza debido al agarre que tenía en su
cabello. La mantuvo cerca de su cuerpo con una de sus
piernas entre las suyas y se inclinó un poco hacia atrás
para que no pudiera darle un rodillazo sin caerse en primer
lugar. Ella gritó de dolor cuando le sacudió la cabeza hacia
un lado presionando un beso y mordiendo su cuello.

Contuvo el impulso de vomitar cuando pasó la lengua

por su cuello y a lo largo de su mandíbula. Seguramente,
Zoran vendría pronto. Si pudiera llegar a las bandas de oro
en las muñecas tal vez podría de alguna manera llamarlo.
Parecía ser capaz de comunicarse con ellas. Como si la
Simbiosis supiera que Abby necesitaba ayuda, las que
estaban en sus muñecas se movieron por sus brazos.

Clay dejó escapar un grito cuando sintió un golpe pasar

a través de él.

Sacudiéndose hacia atrás lejos de Abby, la miró con

incredulidad mientras sacudía sus brazos.

—¿Qué demonios fue eso?— exigió Clay furioso.

—Clay, necesitas irte. Ahora mismo. Pido disculpas si

piensas que te he estado incitando, pero nunca lo intenté.
Te dije una y otra vez que no estaba interesada. Si sabes lo
que es bueno para ti, vas a irte en este momento.— dijo
Abby retrocediendo hacia la cabaña. Si era capaz de alejarse

99
 de él, estaría bien.

—Qué. Demonios. Fue. Eso.— dijo Clay con los dientes

apretados.

—Es un nuevo dispositivo de protección personal que

recogí en Nueva York.— Mintió Abby. —Como tú has dicho,
a veces puede ser peligroso estar sola en las montañas.
Ahora, por favor vete

Clay dio un paso hacia Abby justo cuando Bo salía del

camino que conducía a la pradera ladrando animadamente.
Miró a Bo por un momento antes de retroceder hacia su
furgoneta. Miró a Abby una vez más antes de que cerrara de
golpe la puerta.

—Esto no ha terminado, Abby. Eres mía y yo conservo

lo que es mío.— dijo Clay mientras ponía la furgoneta en
marcha y tiraba grava a su paso.

Abby se dejó caer al suelo temblando tan gravemente

que no podía sostenerse por más tiempo. Nunca había
estado tan asustada en su vida.

¿Cómo podía Clay conocer cada movimiento que

hacía?

Se estremeció al darse cuenta de lo que podría haber

ocurrido si no hubiera estado usando las bandas de oro o
Bo no hubiera vuelto con ella. Abby combatió las lágrimas
mientras trataba de entender lo que Clay le había dicho.

Ya no se sentía segura y la parte mala era que no podía

100
 llamar a las autoridades locales.

Zoran dio a Abby tanto espacio como pudo antes de que

su necesidad de tocarla lo abrumara. Descendiendo por el
camino, vió como Bo echó a correr. Se había encariñado con
la pequeña bola de pelo. Encontraba divertido cómo Bo
nunca iba a ninguna parte sin la extraña bolita verde en su
boca.

Zoran acababa de llegar al principio del sendero cuando

la Simbiosis de Abby le envió una severa advertencia. Zoran
se congeló mientras el aliento salió de él.

Se extendió, sintiendo el miedo de Abby. Percibió la

presencia de otro macho cerca de ella. Soltando un fuerte
rugido, luchó para mantener su cuerpo desplazándose pero
el dragón percibió un peligro para su compañera y estalló
hacia adelante. Sintió el cambio producido en él mientras
irrumpía por el camino saltando en el aire.

En momentos, se elevó por encima de los árboles.

Volando sobre la cabaña de Abby, su aguda visión la vió
sentada en el suelo con sus brazos alrededor de Bo.
Volviendo la cabeza, miró a su alrededor por el peligro que
percibía. Su mirada se fijó en un transporte similar al de
Abby, moviéndose a alta velocidad por el sinuoso camino.

101
 Volando por delante, aterrizó moviéndose entre las
sombras de los árboles junto a la carretera. Quería ver lo
que había asustado a su compañera y determinar la
cantidad de peligro que era el macho. Observó como el
transporte desaceleró para hacer un giro. Sus ojos se
estrecharon en el hombre detrás del volante del transporte.

Respirando profundamente, cogió el olor del hombre en

su cuerpo. Nunca olvidaría el olor y si el hombre alguna vez
llegaba cerca de Abby de nuevo, lo sabría. Dejó un gruñido
rodar cuando lo reconoció como el hombre que besó a Abby
ayer cuando fue a la ciudad. Sopló una corriente de fuego de
dragón, curvándose por el aire directamente hacia el
camión.

El símbolo casi translúcido de un dragón apareció en el

capó de la furgoneta. El hombre había sido marcado. Si él se
acercaba a Abby, Zoran le mataría.

Zoran volvió, desplazándose, mientras se movía en las

sombras. Con un rápido barrido de sus poderosas alas, voló
directamente hacia arriba en el aire hasta que alcanzó el
camino entre el prado y la cabaña. Sentimientos de
inseguridad lo llenaron.

¿Y si el miedo de Abby era porque él la descubriera

con otro hombre, no del hombre mismo?

Una brillante llama de ira y celos se encendió dentro de

él. No importaba. Él la había reclamado. La había marcado
con su aroma. Los celos volvieron su visión roja ante la idea
de Abby queriendo estar con otro macho. Zoran saltó hasta

102
 el porche, tirando la puerta abierta mientras combatía su
propio miedo de perderla.

Abby saltó cuando la puerta de la cabaña se abrió hacia

atrás con tanta fuerza que rebotó en el marco. Zoran estaba
de pie en la puerta delineado por la luz de la tarde. Abby se
limpió frenéticamente las lágrimas que no podía parar.
Estaba temblando tan mal que se sentía como si se fuera a
romper.

Zoran se detuvo un momento en las llorosas mejillas de

Abby y su pálida tez. Se veía tan delicada, tan frágil, tan
vulnerable. Cuando ella levantó una mano temblorosa para
enjugar las lágrimas, el corazón de Zoran se derritió. Podía
oler su miedo. Respirando profundamente, los ojos de Zoran
brillaron a un dorado oscuro al oler el aroma del hombre en
ella.

—Oh Zoran.— susurró Abby moviéndose hacia él.

Asustada envolvió sus brazos alrededor de él, sus

piernas temblorosas cederían en cualquier momento.

—Estaba tan asustada.

Zoran la sostuvo con fuerza mientras Abby enterraba la

cara en su pecho llorando fuera su miedo. La cogió
suavemente en sus brazos y cerrando la puerta con un pie,
se dirigió hacia el dormitorio. Se sentó en el borde de la
cama sosteniéndola firmemente mientras la mecía hacia
atrás y adelante hasta que dejó de temblar.

—Cuéntame.— dijo Zoran frustrado.

103
 Abby no estaba segura de lo que acaba de decir Zoran
pero supuso que quería saber lo que pasó. Se lo debía
considerando que acababa de empapar su camisa nueva.
Apoyando la cabeza en su pecho, dejó escapar un suspiro
tembloroso antes de empezar.

—Hace cuatro años, un hombre llamado Clay Butler se

trasladó a Shelby. Era un soldado condecorado y
considerado un héroe. El pueblo de Shelby lo eligió como
Sheriff. Un sheriff es nuestra ley local. Ellos están ahí para
proteger a las personas. No mucho tiempo después de que
llego, empezó a rondar a mí alrededor siempre que iba a la
ciudad. Me pareció que era un poco raro. Él es unos buenos
diez a doce años mayor que yo, pero no era sólo eso.
Simplemente no estaba interesada. Él no presionaba
demasiado cuando mi abuelo estaba conmigo pero era un
poco más agresivo cuando estaba sola, así que no iba a
menudo sin el abuelo. De todos modos, hace unos seis
meses, justo después de que murió mi abuelo, él empezó a
perseguirme un poco más agresivamente. Nunca lo animé.
Le dije que no estaba interesada, pero él siempre parecía
saber cuándo salía de la montaña. Se presentaba en la
oficina de correos cuando lo hacía, o en la tienda de
comestibles, o en la ferretería. No importaba. Él estaba allí.
Sólo pensé que era extraño que él siempre supiera dónde y
cuándo estaría. Ayer, cuando fui a la ciudad, se presentó en
la oficina de correos. Me di cuenta que se enfadó cuando la
señora Patterson mencionó que había recibido ropa de
hombre en el correo. Me preguntó para quién era, le dije que
no era de su incumbencia. Tomó los paquetes de la
encimera antes de que yo pudiera y no quería hacer un

104
 escándalo frente a la señora Patterson.

Abby miró a Zoran con los ojos bordeados de rojo.

—Ella es la chismosa más grande en la ciudad.

Zoran tiró la cabeza de Abby de vuelta a su pecho. Podía

sentir la rabia empezando a construirse mientras pensaba
en lo que ella estaba a punto de decir.

—Clay me preguntó de nuevo, cuando estábamos fuera,

para quien estaba comprando la ropa. Antes de que pudiera
decir nada, me agarró y me dio un beso. La señora
Patterson salió de la oficina de correos y lo atrapó. Él se
limitó a sonreír, como si fuera natural para él estar
besándome. Le dije de nuevo que me dejara en paz.— Abby
frotó la cara en el pecho de Zoran, dando una profunda
respiración antes de continuar. —Se detuvo hace un rato.
Me agarró y no me dejaba ir. Me dijo que me ama. Dijo que
conoce cada movimiento que hago, con quién hablo, con
quién me encuentro. Me dijo que era suya. Dijo que
mantiene lo que es suyo. Yo le dije que se fuera, que había
conocido a alguien más.

Abby respiró estremeciéndose, reprimiendo un sollozo.

¿Cómo fue su vida a ponerse tan jodida tan rápido?

Trató de mantener un bajo perfil. No iba buscando

problemas. Sólo quería estar sola.

El dragón de Zoran se estaba volviendo loco con el olor

del otro macho en su compañera. Necesitaba darle confianza

105
 y hacer que se sintiera segura, pero si no conseguía quitar el
olor del otro macho pronto, iba a asustarla a la mierda
cuando la marcara.

Quería encontrar al macho y matarlo. Todavía podría

hacerlo antes de que se fueran. Pero primero, necesitaba
que Abby supiera que nunca dejaría que nada le pasara.

106
 Capítulo 9
Zoran mantuvo a Abby cerca de él antes de empujarla
suavemente hacia atrás lo suficiente para empezar a
desabrochar su blusa. Abby inhaló sobresaltada cuando
sintió los dedos de Zoran en su blusa. Pronto él la estaba
empujando por sus hombros, dejándola caer en el suelo
junto a la cama. Abby se arqueó hacia él, dejando escapar el
aliento cuando Zoran pasó sus labios por su cuello.

—¿Qué haces?

Zoran gimió. Él no le mentiría, incluso si ella no podía

entender lo que estaba diciendo

—Mi dragón no puede soportar el olor de otro macho

sobre ti. Si no te baño y te hago el amor, te reclamará.

Soltó el cierre del sujetador de Abby soltando una

respiración profunda mientras sus pechos eran liberados.
Zoran los tomó suavemente entre sus manos.

—Hermosos.— susurró mientras inclinaba la cabeza

para lamer un pezón con su áspera lengua.

Abby se estremeció.

107
 —Oh Dios, eso se siente muy bien.

Abby comenzó a hurgar en los botones de la camisa de

Zoran, tratando frenéticamente de sacársela fuera. Quería
sentir su piel contra la de ella. Lo necesitaba muchísimo. Se
inclinó hacia delante, corriendo pequeños besos a lo largo de
su garganta antes de morder su cuello, cerca del hombro.

Zoran sintió el rugido sorprendido de su dragón por ese

desafío.

—Abby, Elila, mi dragón está demasiado cerca. Si no

tienes cuidado, lo incitarás.

—¿Tu dragón me desea de la misma manera que tú?—

susurró Abby mientras se colocaba delante de Zoran.

Podía ver cómo sus ojos habían cambiado. Estrechas

rendijas negras le devolvieron la mirada a través del oscuro
dorado.

—Lo vi esta mañana, cuando me hiciste el amor. ¿Me

desea, también?

Abby de repente se sintió salvaje y desenfrenada. Quería

hacer el amor con Zoran. Quería reclamarlo. Para hacerle
saber que le pertenecía a él y ningún otro macho jamás
podría tomarla.

Quería ver a su dragón en él mientras le hacía el amor.

Les deseaba a ambos.

Se movió alejándose de él. Desabrochando sus

108
 pantalones, los empujó hacia abajo, golpeando sus
zapatillas de tenis fuera y saliendo de ellas. Estaba de pie
desnuda delante de Zoran. Ahuecando sus pechos, se frotó
los pezones sintiendo hincharse los apretados picos.

—¿Qué desea hacer tu dragón, Zoran? Puedo ver que

me mira a través de tus ojos.— preguntó Abby con voz ronca
mientras se tocaba el pelo, soltándolo de la cola de caballo,
por lo que cayó en ondas por su espalda. —¿Qué deseas tú?

Zoran sintió rugir a su dragón por lo que Abby estaba

preguntando. Ella le preguntaba a su dragón lo que quería,
reconociéndolo como parte de Zoran. Su dragón quería
atraparla, para marcarla, para reclamarla como suya.

Zoran sabía que Abby no tenía idea de lo que estaba

haciendo. Intentó hablar, para hacérselo saber, pero su
dragón no se lo permitió. Zoran se puso de pie. Se quitó
rápidamente la ropa, desafiando a Abby para que girara y
corriera. Apenas tenía control de sí mismo y de su dragón.

Si corría, sabía que iba a perder el control. Una pequeña

parte de él quería que corriera, quería ver si podía manejar
lo que él y su dragón podían hacer con ella, otra parte temía
que sería demasiado para ella. Que la rompería.

Pocas hembras Valdier podían aceptar una relación que

incluía un varón, su Simbiosis y su dragón.

Por eso el número de nacimientos de verdaderos

cambiaformas dragón había disminuido en los últimos cien
años. La mayoría de las mujeres apenas podían aceptar la

109
 necesidad de compartir con el macho y su Simbiosis. Para la
mayoría de las mujeres, si un hombre trataba de dejar salir
a su compañero dragón, al mismo tiempo que él, la hembra
realmente podía morir.

La mayoría de las mujeres no podían manejar el fuego

de dragón, o el deseo que inundaba su cuerpo durante el
apareamiento, ardiendo desesperadamente en ella por el
deseo de aparearse hasta que ambos, el macho y el dragón,
estuvieran saciados. No quería correr el riesgo de tener a
Abby pasando por el fuego, pero su dragón estaba exigiendo
que lo hiciera. Si ella era su verdadera compañera, rugió,
sería capaz de manejarles a ambos.

Abby miró a Zoran por encima de su hombro.

—Si tu dragón quiere un pedazo de mí, primero me

tiene que capturar.— dijo Abby con una sonrisa traviesa
justo antes de correr hacia el cuarto de baño.

Zoran sintió la respuesta de su dragón ante el desafío.

En cuestión de segundos, sus ojos cambiaron aún más y
sintió el fuego de dragón acumulándose en su garganta. Un
gruñido bajo escapó antes de dar un salto hacia adelante
tras Abby.

Abby se volvió y gritó de alegría. Finalmente hizo que

Zoran perdiera un poco del fuerte control que siempre
parecía tener. Le encantó cuando sus ojos cambiaron.

Los observó mientras cambiaban a principios de esta

mañana, después de haber hecho el amor por primera vez.

110
 También vió los colores de las escamas de su dragón
ondulando bajo su piel cuando se corrió.

Nunca había visto nada tan salvaje, hermoso y caliente

en su vida. Abby sintió su caliente aliento en su cuello justo
antes de sentir sus manos agarrarla por detrás. Miró hacia
abajo y vió que sus manos cambiaban de ida y vuelta entre
sus manos y las garras de su dragón. Abby se estremeció de
deseo al pensar en pertenecerles a los dos.

Se volvió y acercó la cabeza de Zoran hacia la suya

besándole profundamente mientras dejaba que sus manos
recorrieran su cuerpo. Estaba en llamas en su interior.
Necesitaba sentir que la tomaba. Le necesitaba enterrado
profundamente dentro de ella.

Alcanzando detrás de ella, abrió la ducha. Cuando

sintió el vapor levantarse detrás suyo, se echó hacia atrás lo
suficientemente lejos como para que Zoran la viera menear
su dedo hacia él en gesto de invitación.

—Entra en mi guarida. — susurró Abby mientras

extendía la mano y agarraba la mano de Zoran tirando de él
hacia ella.

Los ojos de Zoran se entrecerraron mientras ella

hablaba directamente con su dragón. Sintió que su piel
ondulaba con escamas cuando Abby desafió a su dragón a
complacerla. Zoran giró la cabeza cuando captó el olor del
otro macho todavía aferrándose a la piel de Abby.

Mientras se movía lentamente hacia ella, sus ojos se

111
 estrecharon fijándose en su cuello.

Moviéndose tan rápido que Abby ni siquiera lo vió

moverse, la sujetó a la pared de la ducha, una mano en la
garganta y la otra en su culo. Tirando de ella hacia arriba y
presionando su espalda contra la pared de la ducha, Zoran
se inclinó hacia delante para mirar el cuello de Abby, donde
Clay la mordió.

La visión de la marca de otro macho sobre Abby le

enfureció. Su visión se volvió roja mientras rabia asesina le
llenaba porque otro macho tuvo el descaro de marcar a su
compañera. Zoran dejó caer la cabeza hacia atrás y soltó un
estridente rugido sobrenatural mientras llamaba a un
desafío a aquel macho.

Abby se quedó completamente inmóvil mientras

observaba al dragón de Zoran reaccionar a la marca que
Clay dejó en su cuello. Sabía que Zoran y su dragón nunca
le harían daño. Podía sentir a Zoran sacudirse mientras su
dragón luchaba contra la ira. Ella levantó las manos hasta
su cara ahuecándola entre sus palmas.

—Márcame. Pon tu marca en mí. Hazme tuya, por

completo.— susurró Abby en voz baja.

Mirando a los alargados ojos de Zoran, inclinó la cabeza

hacia atrás dejando al descubierto su cuello. Zoran sintió
que su cuerpo se estremecía al oír las palabras de Abby.
Ella le estaba pidiendo que la marcara como suya para que
todos lo vieran.

112
 Marcarla así significaría que todo el mundo sabría que
ella les aceptaba tanto a él como a su dragón. También
cambiaría de una manera que no tenía forma de saber. Si
ella sobrevivía al cambio, serían como uno solo.

Zoran sintió el fuego de dragón ardiendo profundo,

incluso cuando trató de detenerlo. Era demasiado peligroso.
Ella no era tan fuerte como las hembras de su mundo. Su
cuerpo nunca podría sobrevivir al cambio. Incluso mientras
lo pensaba, sintió que el fuego le quemaba, luchando por
salir. Sin ser consciente, se inclinó hacia delante dejando
que sus dientes cambiaran a afiladas puntas mientras
mordía la marca en el cuello de Abby, escupiendo fuego de
dragón cuando lo hizo.

Abby sintió un agudo dolor que se convirtió

rápidamente en fuego, cuando el deseo la inundó. Gritó por
la intensidad del mismo. Incapaz de detenerse, tiró de la
cabeza de Zoran hacia abajo sujetándole contra su cuello
mientras él continuaba exhalando su fuego de dragón en
ella. Podía sentir el fuego moverse a través de ella mientras
se apretaba más cerca de Zoran.

—Por favor, necesito más.— gimió Abby tratando de

acercarse a Zoran. —Por favor, Zoran.

Zoran sujetó a Abby, tirando de ella hasta que pudo

envolver sus piernas alrededor de su cintura mientras él
continuaba respirando fuego de dragón directamente en su
torrente sanguíneo. Estaba increíblemente duro. Nunca
antes había tenido los deseos combinados de su dragón y su
propio cuerpo juntos.

113
 Finalmente, cuando sintió el fuego comenzando a
quemar se tiró hacia atrás lo suficiente como para capturar
la boca de Abby con la suya. Podía sentir el calor quemando
en su cuerpo. Durante las próximas horas, se pondría cada
vez más caliente. Si sobrevivía, tendría mucho que
enseñarle. Si no lo hacía, ambos perecerían, porque ahora
su dragón no podría sobrevivir sin ella.

Zoran gimió cuando enterró su caliente longitud

palpitante dentro de Abby de un solo golpe. La necesitaba.
Empujando a través de su apretado canal mientras la
sostenía contra la pared de la ducha, golpeó
desesperadamente dentro de ella.

Olas de caliente deseo comenzaron a fluir a través de

Abby mientras se propagaba el fuego de dragón. Abby gritó,
arqueándose contra él mientras se corría. Zoran gritó
cuando la siguió un momento después.

Permaneció sosteniendo sus hombros contra la pared

mientras empujaba su polla en ella. Tenía la cabeza
inclinada mientras trataba de recuperar el aliento. Había
comenzado. Abby pasó las manos por su largo negro pelo
temblando cuando el agua empezó a enfriarse.

—¿Zoran?

Zoran levantó la cabeza, sus ojos centellaban con un

dorado brillante.

—Este es sólo el comienzo, Abby. Querías mi dragón y lo

conseguiste. Tienes a ambos y ahora vas a saber lo que me

114
 has pedido.

Sabía que Abby no podía entenderle, pero también sabía

que podía notar lo que se había desencadenado.

Los ojos de Abby se abrieron en estado de shock, pudo

ver claramente su dragón en sus ojos. Podía ver el deseo de
ambos por ella. Su necesidad de reclamarla, marcarla,
hacerla suya. Ella asintió mientras Zoran la bajó al suelo.
Se estremeció cuando una ola de deseo se precipitó a través
de ella cuando su cuerpo respondió la llamada. Zoran salió
de la ducha, de espaldas a Abby mientras trataba de
contenerse.

—Abby, ve a la habitación. O mejor aún, corre. No estoy

seguro de cuánto tiempo me puedo contener.— rogó Zoran
desesperadamente.

Abby observó cómo el cuerpo de Zoran se estremecía

mientras luchaba por el control.

—Voy a estar esperándote en el dormitorio.

Abby pasó la mano por la espalda de Zoran, dejando

que sus uñas rasparan a través de las escamas ondulantes.
Zoran dejó escapar un gemido al sentir el contacto de sus
uñas.

—Demasiado tarde.

Balanceándose alrededor, Zoran levantó a Abby,

caminando hasta el dormitorio y lanzándola sobre la cama.
Con un gruñido, estaba sobre ella, tirando de sus muslos

115
 cuando se inclinó y hundiendo la cabeza entre ellos.

Abby gritó cuando Zoran cubrió su montículo. Sentía el

fuego de su dragón, cuando rozó una respiración a través de
su sensible clítoris. Cuando se movió para alejarse, sus
duras manos la mantuvieron inmóvil, agarrando sus muslos
y empujándolos aún más separados.

Abby gimió al sentir una larga y áspera lengua tocarla.

Cuando Zoran empujó su dedo profundamente dentro de
ella, no pudo contener el grito de placer que se le escapó
mientras se empujaba hacia abajo contra él. Abby sintió su
clímax mientras explotaba fuera de ella, dejando de gritar
cuando sintió a Zoran lamiendo y chupando hasta que ella
sollozó. Temblaba tanto que tenía miedo de romperse.

Tan pronto como él lamió su crema, Zoran se apartó

levantando a Abby y girándola otra vez hasta que yació
sobre su estómago. Tirando de ella por sus caderas, la
montó por detrás con un duro golpe. Empujó tan profundo
como pudo y todavía trató de ir más profundo, sólo se
detuvo cuando escuchó a Abby gemir en protesta. Entonces
se retiró y empujó fuerte.

No podía tomarla suavemente. Estaba ardiendo por la

necesidad de asegurarse de que todos los rastros del otro
macho habían desaparecido. Empujando de nuevo, se echó
hacia atrás, mirando como su polla desaparecía dentro de
ella una y otra vez.

Cuando sintió construirse el fuego de dragón otra vez

dentro de Abby, aumentó la velocidad queriendo darle placer

116
 mientras ella montaba la caliente ola de su transformación.

Abby gimió cuando sintió el fuego construyéndose

dentro de ella de nuevo. Sentía como que iba a estallar en
llamas, el deseo construyéndose tan fuerte y rápido en su
interior, que quería gritar. Echando la cabeza hacia atrás,
dejó escapar un fuerte grito cuando la ola de fuego la golpeó
con fuerza y rápido, lanzándola a otro orgasmo.

Podía sentir su cuerpo sujetando abajo alrededor de

Zoran mientras se corría palpitando alrededor de su polla,
como si estuviera tratando de enterrarlo aún más profundo
dentro de ella. Se apartó necesitando más de él, mientras
culminaba repetidas veces en ondas de calor. Ella comenzó
a llorar a medida que aumentaba.

—Más... Oh Dios, necesito más.— gritó Abby temblando

cuando el fuego parecía quemar aún más caliente en su
interior.

Zoran apretó los ojos con fuerza cuando sintió a Abby

empuñar su polla en su interior. Podía sentir el calor
acumulándose aún más ardiente. Su cuerpo reaccionó en
un milenario deseo primitivo de satisfacer a su pareja.

Nunca había sentido olas de deseo tan intenso o una

necesidad tan fuerte de satisfacerla. Bombeó dentro de ella
una y otra vez, culminando ambos cuando el calor de
dragón los envolvió.

El calor los había estado manejando durante las últimas

horas a ambos, permitiéndoles sólo un corto descanso antes

117
 de que el fuego empezara de nuevo. Zoran estaba
preocupado por Abby.

Sabía que ella estaba agotada, pero cada ola sólo

parecía llegar más caliente. Zoran observó como la
transformación gastó la resistencia de Abby. Ella no era
consciente de que las primeras débiles ondulaciones de
escamas de dragón, pálidos azules, dorados y blancos,
comenzaron a formarse debajo de su piel.

Montándola desde atrás, Zoran observó cómo delgadas

membranas se desplegaron a lo largo de su espalda. Su
dragón rugió en señal de triunfo al ver a su compañera
nacer.

Sosteniendo a Abby por las caderas, sabía que la

próxima ola sería aún más ardiente y se preguntó si sería
capaz de manejar su total posesión. Ella no tenía ninguna
experiencia con las maneras de su pueblo o con el calor de
un dragón. La tomaría una y otra vez durante toda la noche,
hasta que el fuego se agotara o los quemara hasta la
muerte.

Abby colapsó sobre la cama respirando pesadamente.

Zoran salió de ella, rodándola sobre si y sentándola.
Agarrando sus pezones entre sus dedos, tiró de ellos y los
pellizcó, consiguiendo prepararla para la siguiente ola.
Empujó su polla hacia su boca.

—Tómame— le gruñó, empujando su polla contra sus

labios, desafiándola a tomarle en todas las formas.

118
 Los ojos de Abby brillaron con fuego cuando se encontró
con el desafío que Zoran estaba dándole, atreviéndose a
llevarlo dentro de su boca como si fuera su coño.

Pudo probarse a sí misma en él, cuando dejó que su

larga dureza se deslizara en su boca. Él tironeó sus pezones,
disfrutando de la forma en que ella gemía a su alrededor
mientras se los pellizcaba con fuerza.

Zoran sacudió sus caderas hacia atrás y hacia delante

deslizándose cada vez más profundo con cada embestida.
Soltó uno de los pezones de Abby el tiempo suficiente para
acariciar su garganta.

—¡Zi, Abby! ¡Zi!— gimió Zoran cuando sintió su clímax

construyéndose.

Zoran sabía que no tenía mucho tiempo antes de que la

última ola de calor golpeara a Abby. Gritó, —¡Zi!— cuando
su clímax le golpeó con fuerza y vió como Abby se bebía su
caliente semilla. Balanceando sus caderas apretó sus
pezones, obligándola a bebérselo todo antes de levantarla y
besarla profundamente, queriendo degustarles a ambos,
tanto a él como a ella, en sus labios.

—Zoran.

Abby levantó la vista hacia Zoran con lágrimas en los

ojos. Le amaba tanto que sentía que iba a morir cuando se
fuera. No quería perderle. Alcanzándole, Abby le besó
profundamente al sentir el fuego construyéndose de nuevo.

Jadeando, Abby se separó cuando el fuego la quemó

119
 desde adentro hacia afuera. Gritando por la intensidad del
mismo, se arqueó hacia arriba a medida que avanzaba a
través de ella.

Podía sentir caliente jugo inundar su coño mientras la

ola se movía sobre ella. Gritando, se sacudió por el caliente
deseo quemándola.

Zoran tiró de los muslos de Abby separándolos y se

enterró en ella, empujando profundo. Podía sentir el calor.
Eso era todo. Rezó para ella fuera lo suficientemente fuerte
como para manejar lo que estaba a punto de hacer.

Empujándose en ella una y otra vez, esperó el momento

adecuado. Cuando sintió su rugido de dragón, salió girando
a Abby y tirando de ella hacia arriba sobre sus manos y
rodillas.

No tenía manera de prepararla para esto; no había

manera de que le advirtiera qué esperar. Sólo podía esperar
que ella lo aceptara. Se empujó en su coño de nuevo,
bombeando, mientras extendía los cachetes de su culo.

Usando sus propios jugos, deslizó dos de sus dedos

profundamente en su coño mientras bombeaba, ignorando
sus gemidos por la sensación de presión. Tirando de sus
dedos hacia fuera, Zoran los deslizó hasta el apretado anillo
de su culo mojándoselo antes de empujar más allá.

Abby se sacudió, gimiendo por la quemadura. Zoran la

sujetó con fuerza con un brazo alrededor de su cintura.

Murmurando palabras de consuelo, intentó estirarla,

120
 para prepararla para su gruesa y larga polla. La tomaría
duro y rápido. La poseería por completo, marcándola con la
marca de su dragón mientras ambos se corrían.

Necesitaba esperar hasta que ella estuviera en el pico

alto de su transformación. Empujó su polla en su coño
esperando hasta que el delator calor creció hasta su punto
más caliente.

Trató de prepararla lo mejor que pudo. Cuando sintió la

acumulación de calor y los gemidos de Abby ascendieron a
gritos y quejidos, salió de su coño empujando contra su
apretado anillo. Agarrando sus caderas para evitar que se
apartara, empujó lentamente más allá de la barrera,
ignorando sus gritos mientras se asentaba todo el camino.

—Ahora, Elila. Ahora, córrete por mí.— gimió Zoran

cuando comenzó a moverse.

Abby empujó hacia atrás tratando de escapar de la

quemadura. Estaba en llamas. Cuando Zoran comenzó a
moverse, sintió el calor dentro de ella acumulándose a un
punto de ebullición. Gritando, se convirtió en un animal
salvaje. Luchando mientras la ola de deseo coronaba una y
otra vez, agarró las sábanas mientras empujaba hacia atrás
tratando de tomar la mayor cantidad de Zoran que pudo,
cualquier cosa para expulsar el fuego del deseo ardiendo a
través de ella.

Podía sentir su orgasmo construyéndose y

construyéndose, pero no llegaba. Estaba lloriqueando y
suplicándole a Zoran que la ayudara, para darle la

121
 liberación que necesitaba, para apagar el fuego que la
quemaba.

Lo necesitaba.

Zoran esperó hasta que no pudo aguantar más,

inclinándose sobre Abby tiró de ella contra su pecho,
enterrando su polla tan dentro como pudo, pellizcando sus
pezones y hundiendo sus dientes en su cuello completando
su marca.

Abby gritó tan fuerte y tan largo que finalmente perdió

el conocimiento cuando su orgasmo la golpeó ola tras ola.
Incluso cuando Zoran salió de su agotado cuerpo podía
sentir las secuelas de su clímax continuando fuerte.

Zoran tropezó mientras se levantaba. Nunca antes

habían quedado totalmente saciados él y su dragón. Se
sentía débil por haber encontrado finalmente a quien podía
satisfacerles completamente a ambos. Tomó una respiración
profunda antes de levantar en brazos a Abby. La bañaría y
dejaría dormir durante un rato. Le daría tiempo a su cuerpo
para finalizar la transformación.

Zoran movió su mano mientras suavemente quitaba el

pelo de Abby de su húmeda frente. Había sobrevivido. Su
verdadera compañera sobrevivió y los aceptó a él, a su
dragón y a su Simbiosis.

Incluso cuando pensó que podía sentir la Simbiosis de

oro moverse alrededor, Abby comprobaba para asegurarse
de que estaba bien. Bañó con suavidad a Abby en la gran

122
 bañera del baño, disfrutando poder sostenerla mientras
dormía.

Mientras miraba a su enrojecida cara se dio cuenta de

que la amaba.

Amaba su gentileza, su naturaleza compasiva, su

sentido del humor, su amor por otras criaturas, su
aceptación de él y de quién y lo que era, y su capacidad para
crear hermosas obras de arte.

Amaba todo sobre ella.

Sentía un dolor alrededor de la región de su corazón

ante la idea de que algo la dañara alguna vez.

Sosteniéndola cerca, sabía que nunca la dejaría ir.

123
 Capítulo 10
Abby sopló un mechón de pelo de su cara. Estaba
mirando a Zoran y él la estaba mirando a ella. Habían
estado en ese ‘concurso de miradas’ durante los últimos
treinta minutos, desde que le dijo a Zoran que se iba
durante un día, tal vez dos.

—Zoran, tengo que ir. Tengo un contrato. Mis clientes

ya me han pagado una gran cantidad de dinero. Estaré de
vuelta tan pronto como pueda, pero tengo que ir. No tengo
otra opción.

Zoran pasó ambas manos por su largo pelo.

—¡Ni! ¡Ni! ¡Ni!

No la dejaría irse fuera de su vista.

¿Y si algo le pasaba? ¿Y si ella no volvía?

Era demasiado. No podía dejarla ir. Gruñó con

frustración.

¿Cómo podía explicarle que él y su dragón no

podían estar lejos de ella? ¡Ni siquiera por unas horas!

124
 Bueno, tal vez durante unas pocas horas, pero…

¡Maldita sea, no quería estar lejos de ella!

La fulminó con la mirada.

¿Por qué tenía que ser tan terca? ¿Qué importaba si

no iba?

No iba a estar en este planeta mucho más tiempo de

todos modos, si por él fuera, planeaba llevársela. Nunca en
su vida había estado tan frustrado por no ser capaz de
comunicarse. La había conocido por un total de tres días,
cinco si contaba el tiempo que estuvo inconsciente, y nunca
había estado más frustrado en su vida.

Caminó nerviosamente de un lado a otro antes de

agarrar a Abby y arrastrarla hacia la puerta. No podía
esperar más. Tenía que conseguir a sus hermanos para que
le ayudaran.

Abby se esforzó por mantenerse firme con Zoran. Sabía

que estaba frustrado, pero ella también lo estaba. Nunca
había tenido relaciones sexuales hasta ayer por la mañana y
compensaban todos los años desde que llegó a la pubertad…
¡en una noche!

Tenía todavía un poco de dolor, aunque la Simbiosis

parecía decidida a ayudarla a superarlo. Nunca había
estado tan incómoda como cuando atrapó a uno de los
pequeños diablillos de oro moviéndose alrededor de sus
partes íntimas esta mañana.

125
 Cuando gritó, tuvo que aguantar a Zoran reírse de ella
mientras trataba de conseguir que la cosa volviera a su
muñeca. Zoran procedió a hacerle el amor una y otra vez,
sólo para poder sujetarla y ver como su Simbiosis la sanaba.
No habría sido tan malo, pero parecía que mientras más
hacían eso, más deseaba eso mismo.

¡Se estaba convirtiendo en una adicta al sexo!

Mientras se acercaban a la pradera Abby retrocedió,

había tocado y acariciado la nave de oro, pero nunca había
estado dentro. No sabía que esperar, pero no estaba segura
de querer estar dentro de cualquier cosa que estuviera viva.

Zoran le lanzó una mirada de frustración antes de

girarse y recogerla en sus brazos. Abby simplemente apretó
los labios. No era el único frustrado. La única vez que
parecían entenderse realmente era cuando estaban en la
cama y entonces todo lo que hacían era gruñir, gemir,
quejarse y gritar

—Un lenguaje muy universal.— decidió Abby.

Zoran se sentó en una silla girando y dando una orden.

De repente, apareció una de las pantallas con varios machos
del otro lado. Abby no pudo evitar sentirse fascinada
mientras se sentaba en el regazo de Zoran.

Todos eran altos, morenos y guapos. Zoran habló

rápidamente al hombre de la pantalla que se dio la vuelta y
se dirigió a otro hombre antes de girarse para mirar a Abby.

126
 —¡Guau! Estos chicos hacen que los “Chipen’n’Dales”8
parezcan ‘boyscouts’9.— soltó Abby mientras miraba a
aquellos hombres que la miraban con la misma expresión de
asombro.

—¿Quién es Chip’n’Dale?— preguntó Zoran.

—Mmm, bailarines exóticos. Los vi en un club de Nueva

York al que una vez me llevó uno de mis clientes.—
respondió Abby distraídamente, más centrada en la pantalla
de visualización.

Tardó un minuto en darse cuenta de que en realidad

había logrado entender a Zoran. Abby se volvió en su regazo,
su rostro iluminado de emoción.

—¡Te he entendido!

Abby le echó los brazos al cuello, riéndose mientras

presionaba pequeños besos por toda su boca.

8 ‘Chip’n’Dales’, se refiere a The Chippendales, compañía de baile

conocida por sus actuaciones de striptease masculino y por su traje
distintivo: los bailarines visten pantalón negro y en la parte superior
solo usan una corbata de pajarita y puños de camisa sobre el torso
desnudo.
9 Los Boy-Scouts son una de las mayores organizaciones de la
juventud en los Estados Unidos,. El objetivo de los Boy Scouts es
inculcar valores típicos como la honradez, la buena ciudadanía, y las
habilidades al aire libre, a través de una variedad de actividades como
camping, deportes acuáticos y excursiones. La misión es preparar a la
gente joven para tomar decisiones y las opciones morales sobre su
vida, al infundir en ellos los valores del Juramento y la Ley Scout. Se
consideran ejemplo de buenos valores y honorabilidad.

127
 —Ah, Zoran. ¿Quién es la hembra? Y… ¿está tomada?
— preguntó Kelan desde el puente de su nave.

Kelan se sorprendió al saber de nuevo de Zoran tan

pronto. Estaba aún más asombrado de su solicitud de abrir
un traductor para ser conectado a su ordenador.

Cuando vió a la hembra, sintió una profunda reacción

ante ella. Era realmente hermosa. Que estuviera sentada en
el regazo de su hermano había sido una sorpresa. Que fuera
hermosa no lo había sido. Su hermano tenía una forma
especial de atraer a mujeres hermosas dondequiera que iba.

Abby se rió.

—¿Te estás ofreciendo?— bromeó en respuesta.

Estaba casi mareada al ser capaz de entenderle

finalmente. Zoran gruñó profundamente

—Sí, está tomada. Es mi compañera y no, no se está

ofreciendo.— dijo acercando posesivamente a Abby entre
sus brazos.

Abby se rió, dándole un beso en el cuello.

—¿Cómo hiciste esto? ¿Puedo entenderte? ¿Es sólo

cuando estamos aquí?

Zoran pasó la mano por el brazo de Abby

posesivamente.

—Sí. Pronto serás capaz de entenderme. Mis hermanos

128
 deberían estar aquí pasado mañana. Te traen un traductor.

Abby se alejó, mirando a Zoran consternada.

—¡Pasado mañana!— dijo con horror.

Sólo tenía el día de hoy para estar con él. Se iba a

Nueva York mañana por la mañana y probablemente no
podría estar de vuelta antes de que él se fuera.

Abby trató de apartarse de Zoran. No quería ver la

mirada de lástima que sabía debía estar en las caras de esos
hombres de la nave espacial. Estaba segura de que parecía
un cachorro de perro enfermo de amor.

—Sí. Por eso no puedes marcharte.— dijo Zoran

atrayéndola hacia él.

—Tengo que ir. Mi cliente está enviando un avión por mí

por la mañana. Te dije eso. Edna regresará hoy para
recuperar a Bo y Gloria. Me voy mañana y, si tengo suerte,
puedo conseguir un vuelo de regreso a casa esa misma
tarde y estaré de regreso mañana por la noche o la
madrugada del domingo.— dijo, sintiéndose mal del
estómago.

No estaba preparada para decirle adiós.

—No tienes que irte tan pronto, ¿verdad? ¿No podrías

esperar unos cuantos días más?— preguntó Abby
desesperadamente.

Echando un vistazo al hombre de pie en la pantalla de

129
 visualización, se volvió de nuevo a Zoran.

—Quiero decir, no es como si ellos no hubieran viajado

años luz por ti. ¿Qué podrían hacer un par de días más?

Los ojos de Zoran se oscurecieron mientras trataba de

controlar su temperamento.

—Abby, no lo entiendes. Eres mi compañera. Te prohíbo

ir.

—¿Tú me lo prohíbes?

Abby miró con asombro a Zoran.

—¿Quién murió y te hizo Rey? Voy a ir si quiero. Hice

este compromiso antes de conocerte y planeo honrarlo.
Mantengo mis promesas y compromisos.

—¿Qué pasa con tu compromiso conmigo?— dijo Zoran

furioso. —¡Y mi padre murió y me hizo Rey!

—¿Compromiso? Nunca hicimos un compromiso uno

con el otro. Ya sabía que no estarías aquí por mucho
tiempo, pero pensé que iba a tener al menos unos días más
para estar contigo antes de irte. Entiendo que quieras
regresar a tu casa. Yo lo haría, si estuviera en tu lugar. Y
¿qué es lo que quieres decir con que tu padre murió
haciéndote Rey? — respondió ella con vehemencia.

—Nosotros hicimos un compromiso. ¡Te marqué! ¡Mi

dragón te marcó! Mi Simbiosis te reclamó como mi
verdadera compañera.— dijo Zoran con los dientes

130
 apretados. —Mi padre era el Rey de Valdier y ahora lo soy
yo.

—Yo no sabía lo que eso significaba, por lo que no

cuenta. No puedo tener una relación a larga distancia
contigo. ¿Cómo es que va a funcionar contigo Dios sabe
dónde y yo aquí en mi montaña? Realmente no creo que mi
tarifa de teléfono móvil cubra esos tipos de llamadas. Y ¿qué
quieres decir, con que eres un Rey?— preguntó Abby
confundida.

Una ligera tos desde detrás de ellos les hizo volverse

para mirar al hombre que miraba fijamente de ida y vuelta
entre ambos, con una combinación de diversión y confusión.

—Zoran, no te has podido comunicar con tu... Me temo

que no he tenido su nombre, ¿mi lady?— preguntó Kelan.

—Oh querido, lo siento mucho. Mi nombre es Abigail

Tanner pero todo el mundo me llama Abby. Es un placer
conocerte.— dijo, alejando un mechón de pelo de sus ojos
mientras miraba a Kelan tímidamente.

—Soy Kelan, mi lady. El hermano menor de Zoran por

solo tres años.— respondió Kelan, encantado por la
hermosa, fuerte y terca mujer sentada en el regazo de su
hermano.

Nunca pensó ver una mujer que pudiera hacer frente a

su hermano, sobre todo cuando estaba enfadado.

Abby sonrió, mostrando sus hoyuelos. Zoran gimió. Él

era impotente cuando Abby sonreía con sus hoyuelos. Sabía

131
 que su hermano sería un pelele total.

—Es un placer conocerte, Kelan. Estaré feliz de daros la

bienvenida a mi casa cuando lleguéis.— dijo Abby en voz
baja.

Kelan contempló a aquella delicada belleza.

—De hecho, va a ser un placer conocerla, lady Abby, y

espero disfrutar de su hospitalidad.

Abby volvió a mirar a Zoran.

—Ves, a él no le importa si tiene que quedarse un día

más. Por favor, di que lo harás, Zoran. Lo prometí y nunca
podría vivir conmigo misma si no lo mantengo.

Abby le miró con sus tristes ojos de cachorro y empujó

el labio inferior hacia fuera sólo un poco, haciendo un
puchero. Siempre funcionó con su abuelo. Abby oyó gemir a
Kelan.

—Zoran, déjala terminar con su deber. Podemos esperar

por tu regreso.

Zoran gimió. Tenía la sensación de que estaba mejor

cuando no podía entenderle. Parecía salirse más con la
suya.

132
 Zoran volvió a gruñir mientras escuchaba a Abby hablar
con Kelan, luego con Trelon y a continuación, con otra
media docena de hombres de la tripulación de su hermano
que acudieron a ver a la hermosa hembra extraterrestre que
llevaba la marca del dragón en su cuello.

Abby todavía no era consciente de eso. Cuando

finalmente lo hicieron en el baño esta mañana estaban más
interesados el uno en el otro. En el momento en que salieron
de la ducha, el espejo estaba empañado hasta el punto de
que ninguno de ellos podía ver su reflejo.

Zoran estaba demasiado distraído como para explicarle

a Abby lo que había sucedido. Cada vez que se acercaba a
ella, no podía mantener sus manos y boca fuera de ella.
Incluso hicieron el amor en el camino hasta su nave.

Abby estaba tan hermosa inclinada sobre la extremidad

de una rama con él montándola desde atrás. Bo
rápidamente perdió interés y se fue para la pradera sin
ellos. En el momento en que llegaron a la pradera, la tomó
de nuevo, esta vez en la suave hierba.

Parecía que su dragón estaba recuperando el tiempo

perdido.

Trelon le dio la idea de utilizar su Simbiosis para

establecer una conexión con su nave, la cual tendría una
línea abierta a su traductor. La Simbiosis de Abby le
permitiría entender lo que estaba diciendo Zoran. Era una
forma de cruce doble para que pudieran comunicarse, pero
era mejor que nada.

133
 Pasaron el resto de la tarde hablando un poco de todo.
Abby descubrió que cuando Zoran y sus hermanos eran
más jóvenes a menudo se metían en problemas con todo
tipo de contratiempos.

Su madre todavía estaba viva y haciéndolo bien, aunque

prefería pasar la mayor parte de su tiempo en su casa en las
montañas lejos de la ciudad. Zoran realmente no tenía un
color favorito, ya que nunca había pensado en ello mientras
que Abby amaba el azul y el verde.

Él era definitivamente un comedor de carne y no podía

entender por qué Abby no comía carne en absoluto.
Llegaron a tener una fuerte discusión sobre eso.

Abby estaba decidida a disfrutar de estar con Zoran al

máximo. No quería pensar en su partida en tan sólo unos
días. Sabía que le amaba. También sabía que nunca podría
amar a otro hombre. Recogiendo la guitarra de su abuelo, se
sentó en el columpio mirando como Zoran jugaba con Bo.

Era divertido observarle.

Casi podía imaginarle jugando con sus hijos y un perro

de su propiedad corriendo alrededor, mientras ella se
sentaba en la mecedora del porche observando.

Las lágrimas le quemaron los ojos ante ese sueño que

nunca se haría realidad. Rasgueando las cuerdas, comenzó
a tocar y cantar algunas de las canciones camperas que su
abuela había escrito. Le encantaba tocar y cantar. La
ayudaba, sobre todo cuando se sentía tan emocional.

134
 Zoran lanzó la pelota de tenis verde hacia Bo antes de
volverse a mirar a Abby. Llevaba una camiseta y un par de
jeans. Dejó su cabello suelto desde de la última vez que le
robó la banda de pelo, y caía en ondas a su alrededor.

Se había quitado los zapatos y estaba sentaba con una

pierna metida debajo de ella mientras utilizaba los dedos del
otro pie para empujar suavemente oscilando hacia atrás y
hacia adelante.

Había llegado unos pocos minutos antes y recogido un

instrumento en forma extraña, el cual rasgueaba
ausentemente. Ahora, comenzó a tocar una hermosa
canción sobre una chica que estaba enamorada. Su voz
ronca resonó sobre la montaña.

Zoran pensó que era la visión más hermosa que había

visto u oído jamás antes.

Abby parecía totalmente inconsciente de cuán

cautivadora era. El amor por ella se expandió a través de él
hasta el punto del dolor.

No sólo la deseaba físicamente, sino que deseaba estar

cerca de ella, escuchándola, observándola mientras hacía
pequeñas cosas, como haciéndoles una comida o hablando
con los animales, frotándolos y acariciándolos para
ofrecerles amor y consuelo. Su dulzura se enroscó alrededor
de su corazón.

Caminó lentamente hacia el porche donde Abby estaba

sentada tocando y cantando. Ella sonreía mientras él subía

135
 los escalones. Bo le seguía, jadeando, antes de dejar caer la
pelota y echarse al lado de él.

—Mis abuelos y yo nos sentábamos en el porche cada

noche, cuando el tiempo lo permitía. Nos gustaba cantar y
jugar juntos durante horas. Si hacía frío, nos sentábamos
en la sala de estar delante de la chimenea y cantábamos.
Mis abuelos y mi madre están enterrados en esta montaña.
Yo sabía que nunca podría salir de ella. Este es mi hogar,
donde siempre estuve destinada a estar.

Abby sonreía con tristeza a Zoran.

—Hay montañas de donde vengo. Son tan hermosas

como estas.— respondió Zoran en voz baja, con los ojos de
oro oscureciéndose de emoción. —Me gustaría mostrarte las
montañas de mi hogar.

Abby sacudió la cabeza, conteniendo las lágrimas.

—Cuéntame acerca de ellas.— dijo con voz ronca. —

Déjame verlas a través de tus ojos.

—Cierra los ojos.— dijo Zoran, moviéndose para

sentarse junto a Abby.

Alargó el brazo tirando de ella en su regazo, con los

brazos bien envueltos a su alrededor.

—Quiero mostrarte la forma en que las veo.

136
 Abby se reclinó contra Zoran disfrutando de la
sensación de sus fuertes brazos. Cerrando los ojos, se relajó
cuando empezó a hablarle de su hogar, sus montañas.

—Durante la madrugada, una densa niebla cubre las

montañas más bajas. Los árboles en nuestras montañas son
mucho más grandes que los que tienes aquí. Algunas de las
ramas son tan grandes como los troncos de tus árboles.
Tienen que serlo para soportar el peso de los dragones que
aman volar a través de ellos.— comenzó Zoran.

Abby se quedó sin aliento cuando la Simbiosis alrededor

de su cuello se entretejió con la que estaba alrededor de él.
Las calientes bandas de oro se entrelazaron juntas,
enviando las imágenes de lo que estaba describiendo Zoran.

Contempló cómo cambiaba a su forma completa de

dragón, un poderoso dragón de colores verde, oro y rojo. No
era enorme como los dragones de las películas; era de la
misma altura que era él ahora, si no contabas su cola y las
alas.

Vió su Simbiosis en forma de armadura de oro por

encima de su cuerpo, una pechera de oro, armadura en la
cabeza, y armaduras para sus garras, alas y cola.

Vió como sus poderosas alas barrían arriba y abajo

levantándolo en el aire en cuestión de segundos.

Volvió la cabeza. Era casi como si pudiera sentir el

viento soplando en su rostro, mientras volaba a través de la
espesa niebla, desviándose dentro y fuera entre las enormes

137
 ramas de los árboles antes de romper a través de la capa de
nubes que se elevaban sobre las cumbres de las montañas.

Abby colocó la guitarra abajo sin abrir los ojos, así podía
extender los brazos como si fuera ella la que volaba. La voz
de Zoran rodó sobre ella, a través de ella, como si se
hubieran convertido en uno sólo.

Sintió la libertad y el poder del dragón en vuelo. Se rió

cuando sintió el chorro de la cascada mientras se lanzaba
en picado, girando dentro y fuera del arco iris coloreando la
niebla. Miró su reflejo mientras se deslizaba sobre el agua;
sus garras traseras dibujando tenues ondas mientras
dejaba que apenas tocaran la superficie antes del
majestuoso regreso.

Podía sentir su amor por su casa y la libertad de ser

quien era en esos preciosos pocos minutos. Se quedó sin
aliento cuando le sintió aterrizar en una de esas gruesas
ramas para poder mirar hacia abajo sobre el mundo que
llamaba hogar.

Fue increíblemente hermoso.

El sonido de un camión que venía por el camino y Bo

ladrando les sacó del mundo al que habían escapado.

A medida que el oro alrededor de sus cuellos se separó,

se miraron el uno al otro incapaces de soportar terminar ese
viaje que acababan de recorrer juntos. Zoran se inclinó
hacia delante rozando suavemente sus labios sobre los de
Abby.

138
 El sonido de una puerta de camión cerrándose de golpe
finalmente se abrió paso por el aturdimiento que Abby
estaba sintiendo. Volviendo a mirar a su visitante, una
sonrisa apareció ante la vista de la preocupada mirada de
Edna. Abby se alejó a regañadientes de los brazos de Zoran
y de su regazo para levantarse.

—Bienvenida a casa, Edna.— dijo Abby sonriéndole a su

vieja amiga.

—Hola querida. Espero no estar interrumpiendo nada.—

dijo Edna con una pequeña sonrisa y una mirada de
complicidad.

—Zoran, me gustaría que conocieras a una vieja amiga

de la familia. Edna conocía a mis abuelos desde cuando
vivían en Los Ángeles y me ha conocido durante toda mi
vida. Es mi madrina.— dijo Abby caminando hacia adelante
para envolver su brazo alrededor de la cintura de Edna. —
Edna, este es Zoran. Necesitaba un lugar para alojarse por
unos días.

Edna frunció el ceño.

—¿Sólo por unos pocos?

Miró de lado a lado entre Abby y Zoran.

Abby se sonrojó, incapaz de hacer frente a la astuta

mirada de Edna. A Zoran inmediatamente le gustó aquella
mujer mayor.

—Es un placer conocerla, lady Edna.— dijo Zoran.

139
 Edna frunció el ceño.

—¿Qué acaba de decir? La única cosa que entendí fue

mi nombre.

—dijo que es un placer conocerte. Zoran no es de por

aquí.— dijo Abby apartándose el pelo detrás de la oreja
mientras miraba con nerviosismo a Zoran.

Jamás nunca le había mentido a Edna y sabía que

podía confiar en ella con su vida, pero no estaba segura de
poder confiar en ella con la de Zoran.

—¿De dónde eres joven?— preguntó Edna en ese tono

de voz habitual con el que puntualizaba ‘quiero-una-
respuesta-correcta- directa-ahora’.

Zoran parecía divertido. Podía notar que Edna era muy

protectora con Abby y apreciaba eso. También pensó que era
gracioso que le llamara joven. Mientras él no conocía el
límite de edad de la especie de Abby, la suya podía vivir
durante miles de años. Su padre murió en un trágico
accidente durante una cacería; aún así, tenía más de mil
años de edad. Su madre habría perecido si hubiera sido la
verdadera compañera de su padre, pero ella nunca fue
aceptada por su Simbiosis o por su dragón totalmente.

Aún así se reprodujeron, pero eso era sobre todo porque

su madre provenía de una larga y distinguida línea de
dragones. La suya era una unión de dos clanes fuertes,
unidos entre sí para formar uno fuerte.

—Una tierra muy lejana.— respondió Zoran, mirando

140
 directamente a los ojos de Edna.

—Viene de muy lejos, Edna. ¿Quieres un poco de café o

té? También tengo que mostrarte la pieza que terminé.
Volaré mañana por la mañana a Nueva York para
entregarla. ¿Puedes creer que están enviando su jet privado
para mí? — dijo Abby, subiendo los escalones y dando a
Zoran una mirada de advertencia mientras le rebasaba.

Edna se rió entre dientes.

—Mejor lo omito esta noche. Amo a mis niños, pero,

maldición si no me cansan. Quiero ver esa pieza que has
estado escondiendo de mí, recoger a Gloria y Bo y volver a
casa antes de que oscurezca, si puedo.

Abby se rió entre dientes deslizándose en sus zapatos.

Los tres caminaron hasta el taller de Abby. Edna se
impresionó con la última obra maestra de Abby. Le dijo a
Zoran lo orgullosa que estaba de Abby y lo especial que era.

Zoran se limitó a sonreír mientras observaba a Abby

ruborizarse y tratando de que Edna se callara. Zoran fue
incapaz de detenerse de agarrar a Abby durante uno de sus
rubores y besarla profundamente, justo delante de Edna,
que estaba allí sonriendo.

—Zoran.— protestó Abby con voz ronca.

Podía sentir el fuego arder en su interior. Cada vez que

la tocaba parecía incendiarse en llamas.

Edna se rió.

141
 —No creo que a vosotros dos os importe si os llamo una
noche. Zoran, ¿puedes darme una mano para enganchar el
remolque y cargar a Gloria? Abby, sé que necesitas tener tu
pieza embalada para su transporte. Mandaré a Zoran de
vuelta para ayudarte cuando haya terminado con él.

Abby captó la indirecta. Abby quedarse, Zoran ir. Edna

le quería tener a solas por unos pocos minutos. Abby dio a
Edna un beso y un abrazo diciéndole que la vería más tarde
esa semana, cuando fuera a la ciudad. Edna abrazó
fuertemente a Abby. Tenía la sensación de que podría ser la
última vez que viera a su preciosa niña. Contuvo las
lágrimas ante la idea. No sabía por qué se sentía de esa
manera, sólo lo hacía.

Cepillando hacia atrás el pelo de Abby, Edna dio un

último beso en su frente antes de mirarla profundamente a
los ojos.

—Sabes que te amo, nena. Me alegro de que finalmente

encontraras al hombre para completarte. Sé feliz.

Abby contuvo las lágrimas.

—Te amo también, Edna.

Abby estuvo en la puerta durante unos minutos viendo

como Edna y Zoran caminaban por el sendero hacia la
cabaña. Tomando una profunda respiración, se dio la vuelta
y empezó la tediosa tarea de embalar su creación.

Edna esperó hasta que estuvieron lo suficientemente

lejos del taller de Abby. No quería que oyera lo que tenía que

142
 decir. Estaba decidida a que Abby encontrara la felicidad,
incluso si significaba que se mudara lejos.

No podía estar segura de él, pero conocía a la gente.

Había sido su trabajo durante más de treinta años en el
negocio del espectáculo saber cómo leer a las personas y
Zoran no era como ninguna persona que hubiera conocido.

—¿Quién eres?

Edna se giró mirando a Zoran.

—Y no trates de mentirme. Conozco a la gente y tú no

eres como cualquier persona que haya conocido. Necesito
saber que no vas a lastimar a Abby. Te mataría ahora
mismo si pensara que lo harías. Sólo necesito saber que mi
nena va a ser feliz.

Zoran se quedó un momento mirando a la anciana que

estaba de pie delante de él. Mirando hacia abajo a la
determinación en el rostro de aquella mujer, Zoran supo que
no les haría daño a él ni a Abby si aquella mujer sabía que
estaría bien al llevársela lejos. Mirando fijamente el camino
hacia la pradera, tomó la decisión de dejar que la amiga de
Abby supiera cuánto sería amada y cuidada Abby.

Se inclinó, tomó la marchita mano de Edna en la suya y

asintió.

Edna estaba nerviosa mientras Zoran la conducía por el

camino a la pradera. Había estado en esa pradera cientos,
diablos, tal vez incluso miles de veces durante los más de
treinta años que había conocido a los abuelos de Abby. Bo

143
 corrió delante de ellos usando la dirección que ellos ahora
iban.

Edna estaba empezando a preocuparse hasta que entró

en la pradera y vió una gran nave de oro aparecer de la
nada. Temblaba cuando Zoran la llevó dentro. Él esperó
pacientemente a que su Simbiosis la aceptara como una
amiga de Abby.

Volviéndose para mirar a Edna, Zoran dijo suavemente,

—Soy Zoran Reykill, Líder de Valdier y su Rey.

Edna se llevó su temblorosa mano a la garganta

mientras lentamente se sentaba en un asiento que se formó
para ella.

—Oh, querido. Realmente no eres como cualquier

hombre que haya conocido antes, ¿verdad?

Zoran sonrió suavemente.

—Lo dudo mucho.

—¿Cómo...?— Empezó Edna. —¿Cómo conociste a

Abby?

Los labios de Zoran se curvaron en una suave sonrisa.

—Ella me encontró. Fui capturado por otra especie.

Estaba lesionado y aterricé aquí en busca de un lugar
seguro para sanar. En realidad, me encontró Bo. Abby me
llevó a su casa y se preocupó por mí y mi nave.— dijo Zoran,

144
 agitando la mano hacia la nave de oro en la que estaban
sentados.

—Vas a llevártela lejos, ¿verdad?— susurró Edna, sus

ojos se llenaron de lágrimas. —Al marcharte, planeas
llevártela.

—Sí.— dijo Zoran con firmeza. —Abby es mi verdadera

compañera. La he marcado como mía y ahora ninguno de
nosotros puede estar con otro.

—Ella no lo sabe, ¿verdad?— preguntó Edna

tristemente.

Mientras su corazón se rompía por su propia pérdida,

no pudo evitar sentirse feliz por Abby.

—No. Ella cree que se quedará aquí.— dijo Zoran.

—¿Qué pasaría si ella no quiere ir? Seguramente, tiene

derecho a saberlo, para tomar la decisión...— comenzó
Edna.

Su voz se desvaneció cuando Zoran negó con la cabeza.

—No podemos estar separados, hacerlo significaría la

muerte para los dos.— dijo Zoran. —Edna, no necesitas
preocuparte. Voy a hacer todo lo posible para hacerla feliz.
Amo a Abby mucho. Ella es mi otra mitad.

Edna sonrió a través de sus lágrimas. Asintiendo con la

cabeza.

145
 —Te creo. Ella es muy especial. Merece ser feliz. Sólo
mantenla a salvo y ámala. Eso es todo lo que siempre pedí.

Zoran se inclinó hacia adelante y suavemente acunó la

mejilla de Edna.

—Lo haré, te lo prometo.

Zoran observó cómo Edna conducía lentamente por el

camino, la cabeza de Bo colgando por la ventana con la
pelota de tenis verde sujeta con fuerza en la boca. Se dio la
vuelta y se dirigió por el camino hacia el taller de Abby.
Mañana, dos de sus hermanos estarían aquí.

Abby desconocía que solo se quedaría allí durante

tiempo que necesitara para regresar con él.

Entonces, nunca la dejaría ir de nuevo.

146
 Capítulo 11
Abby se mordió el labio mientras conducía por la
carretera tratando de no empezar a llorar otra vez. Zoran
había sido muy reacio a dejarla marchar. Después que
regresó al taller anoche, la ayudó a terminar de empaquetar
su creación. Necesitaron de los dos para meterla en su
furgoneta. Esperaba que a quien viniese a recogerla no le
importara ayudarla a cargarla en el avión.

Posteriormente, se dirigieron de nuevo a la cabaña

donde Abby preparó una comida ligera. Después de la cena,
se sentaron fuera, hablando acerca de los clientes de Abby y
de lo lejos que estaba Nueva York de California. Zoran no
había dicho nada, pero se dio cuenta de que no estaba
contento. Incapaz de hacer frente a su desaprobación por su
marcha, le dio un beso, con el fuego del deseo ardiendo en
su sangre. Pasaron la mayor parte de la noche haciendo el
amor antes de que Abby cayera en un profundo sueño poco
antes del amanecer.

El desayuno fue un asunto tranquilo. Abby finalmente

se dio cuenta de la marca en su cuello con la forma de un
dragón, pero no le dijo nada a Zoran. Incluso ahora,
mientras conducía por la autopista, sus dedos suavemente
trazaron aquel patrón.

147
 Parecía una combinación de un tatuaje y una marca de
nacimiento. Lo único que le importaba era que era un
pedazo de Zoran. Esto la marcaba como suya y de su dragón
y nadie podría quitarle eso.

Abby se detuvo en el estacionamiento del aeropuerto.

Era simplemente un único edificio histórico no mucho más
grande que su taller. El esposo de la señora Patterson,
Harry, era el solitario personal del aeropuerto y lo hacía
como voluntario. Era un piloto retirado de la Fuerza Aérea y
controlador de tráfico. A Abby le gustaba la manera en que
acostumbraba a subir a la montaña para hablar con su
abuelo, sobre todo después de que murió su abuela.

—Buenos días, Abby. Acabo de recibir una llamada

diciendo que tu transporte estaría aterrizando en los
próximos quince minutos. ¿Necesitas ayuda con tu cajón?—
dijo Harry bruscamente.

Abby le sonrió.

—Buenos días, Harry. Si no te importa sostener firme el

carro de mano mientras lo deslizo hacia abajo, te lo
agradecería. Tengo esta cosa embalada tan apretada que
probablemente podría tirarla desde el aire hacia abajo en la
chimenea de Boswell y estaría bien.

Harry se rió en respuesta. Durante los siguientes veinte

minutos hablaron de cosas diferentes, mientras esperaban
que el jet terminara de rodar. Abby se sorprendió cuando del
jet bajaron dos mujeres.

148
 —Buenos días, soy Trisha Grove y ésta es mi copiloto,
Ariel Hamm. Estamos aquí para ayudarte en todo lo que
necesites y acompañarte a la casa de los Boswell en Nueva
York.

Abby miró a las dos jóvenes. Ambas estaban vestidas

con uniformes negros de tela ajustada que favorecían sus
figuras. Nunca había visto un avión como el que ellas
volaban. El jet tenía un diseño elegante y Abby podía decir
que fue construido para la velocidad.

—Hola, soy Abby Tanner. Gracias por venir hasta aquí a

buscarme. No puedo creer que estaré volando en el avión de
los Boswell todo el camino a Nueva York sólo para entregar
esto.

Ariel se rió.

—Ellos no escatiman, además este es un pedido por

escrito. Este es un nuevo diseño de aviones de negocios y lo
estamos probando. Ambas éramos pilotos de pruebas de la
Fuerza Aérea así que esta es una de las ventajas del trabajo.
El jet es muy seguro y se maneja como un sueño. Sólo
querían probar la eficiencia del combustible y la velocidad
sobre la marcha. Estuvimos contentas de ser voluntarias
para el viaje.

Los ojos de Harry se iluminaron cuando Ariel mencionó

su conexión con la Fuerza Aérea. Media hora después,
ambas mujeres prometían darle a Harry información
actualizada de su vuelo cuando regresaran temprano con
Abby al día siguiente.

149
 Boswell planeaba una recepción para la nueva creación
de Abby y quería que pasara con ellos la noche para ese
banquete. Abby estaba renuente, pero sabía que sería inútil
protestar dado que una conexión con Boswell podría
significar más contratos de trabajo.

El vuelo hasta Nueva York fue sin incidentes. Hicieron

una breve parada para reabastecerse en Nevada, ya que
Shelby no tenía el combustible para aviones adecuado que
necesitaban. Después de su breve parada, Abby se echó
hacia atrás en su asiento mirando hacia abajo al paisaje que
pasaba.

Ya extrañaba a Zoran tanto que dolía. Podía sentir su

marca de dragón ardiendo como si protestara por estar tan
lejos de él. Distraídamente la frotó suavemente con los
dedos. Inclinando su cabeza hacia atrás, sonrió a las dos
Simbiosis de oro en las muñecas.

Estaban tejiendo diferentes diseños como si estuvieran

tratando de hacerla sentir mejor. Ambas se convirtieron en
la forma de un perro persiguiéndose una a la otra. Abby se
rió cuando las vió corriendo por su regazo. Sus ojos se
abrieron con asombro cuando de repente tomaron la forma
de pequeños dragones y comenzaron a volar alrededor.

Observó cómo se perseguían y jugaban entre sí durante

casi una hora antes de volver hacia abajo sobre sus
muñecas con una caliente sensación de alivio. Levantó cada
una a la boca, presionando suavemente un beso en ellas.

Abby contuvo las lágrimas ante la idea de ellas

150
 dejándola cuando Zoran la abandonara mañana. Sabía que
no podían sobrevivir sin estar cerca de él y la Simbiosis
madre. Sintió una sola lágrima correr hacia abajo por su
cara ante la idea de perderle. No sabía si sobreviviría.
Cerrando los ojos, se quedó dormida cuando el agotamiento
barrió a través de ella.

Zoran paseaba arriba y abajo frustrado. Pronto iba a

perder su mente sin Abby. Le tomó cada pizca de fuerza de
voluntad que tenía dejarla ir, esta mañana. Su dragón rugió
y arañó con furia. Tenía que salir de la cabaña. Su
presencia y aroma estaban por todas partes.

Las sábanas aún tenían el aroma de sus actos sexuales,

haciendo que le doliera por abrazarla. Se dirigió por el
camino hacia la pradera y su nave. Tal vez si se centrara en
lo que estaba ocurriendo en su casa y en los planes para
atacar a los Curizan sería capaz de quitarse de la cabeza a
Abby por un rato.

Deslizó la mano por la nave de oro murmurando

palabras tranquilizadoras mientras caminaba en el interior.
La nave se estremeció ante el conocimiento de que pronto
sería capaz de transformarse en otra forma. Extrañaba la
libertad de Valdier.

151
 —Pronto, mi amigo, pronto serás capaz de vagar
libremente.— dijo Zoran mientras se sentaba.

Accediendo a la pantalla de visualización, se volvió

hacia su hermano Trelon.

—Trelon, ¿cómo va eso?— preguntó Zoran con seriedad.

—Bueno, estamos dentro de la órbita del planeta. Hay

una serie de satélites que tenemos que redirigir para que
sus señales no identifiquen nada fuera de lo normal. Los
habitantes de este mundo desordenaron su espacio aéreo
con un montón de basura. Es casi divertido ver cómo son de
primitivos. Es tan malo como sería la búsqueda de planetas
sin el complejo de la ciudad.— dijo Trelon con un atisbo de
diversión en su rostro.

Amaba cualquier cosa hecha con vieja basura espacial.

La coleccionaba sólo para desmontarla y ver para qué fue
utilizada.

—He estado monitoreando sus comunicaciones. Tienen

muchos programas entretenidos. ¿Sabías que había un
grupo de náufragos en una isla? Y está esa cosa amarilla
que vive en el fondo de su océano y cocina en una parrilla.
¿Cómo puede funcionar una parrilla bajo el agua?

Trelon continuaba pareciendo desconcertado. Zoran dio

a Trelon una mirada frustrada.

—¿Sabes algo reciente de Creon?

—Está siendo muy reservado, pero ya conoces a Creon,

152
 siempre es así. No quiere decir nada hasta que nos unamos
a él de vuelta en casa.— respondió Trelon.

Vaciló antes de continuar.

—Zoran, ¿puedo preguntarte algo personal?

Zoran alzó la vista distraído. Estaba tratando de llegar

hasta la Simbiosis de Abby, pero estaba demasiado lejos.

—Sí.

—¿Es cierto que fuisteis capaces de completar el

apareamiento? Es decir, una verdadera compañera, ¿con
una hembra de este planeta?— preguntó en voz baja Trelon,
por una vez totalmente en serio.

Zoran suspiro. Sabía que muchos estarían interesados

en su acoplamiento con Abby. El signo de la marca del
dragón en su cuello mostraría que se había apareado con él
y con su dragón.

La vista de su Simbiosis sobre ella mostraría que fue

totalmente aceptada como su verdadera compañera. Esto
era algo que todos los hombres anhelaban, ya que
significaba la satisfacción total a nivel físico y mental. Había
encontrado su otra mitad, finalmente estaba entero.

—Sí. He encontrado a mi verdadera compañera. Abby

no sólo fue aceptada por mi Simbiosis, también por mí y por
mi dragón.— respondió Zoran en voz baja.

—¿Es cierto lo que dicen sobre el calor del dragón? Que

153
 es realmente una experiencia increíble estar finalmente
saciado.— preguntó Trelon tentativamente.

Los ojos de Zoran brillaron por un momento antes de

que él se diera cuenta de que su hermano no estaba
pidiendo detalles, sólo quería saber si era cierto todo lo que
habían oído en su vida sobre el calor del dragón a medida
que crecían. Que por una vez, el dolor constante y el hambre
constante fueran finalmente saciados. El malestar
persistente era algo que todos ellos aceptaban que siempre
sentirían hasta sus muertes.

—Sí. Aunque me duele y ansío a Abby, no es lo mismo.

La echo de menos en un nivel físico y mental. Algo que
nunca antes había sentido. Pero el dolor constante y el
hambre que arañaba mi interior ya no está allí. Sólo con ella
me siento completo.— dijo Zoran mirando a su hermano con
lágrimas en los ojos. —La amo, Trelon, como hombre y como
dragón.

Trelon sonrió con tristeza.

—Estoy feliz por ti, hermano. Sólo espero que un día el

resto de nosotros pueda encontrar una verdadera
compañera como la tuya.

Pasaron las siguientes horas hablando sobre la vida de

regreso a casa. Los otros diplomáticos estaban furiosos por
la captura de Zoran y habían votado un embargo a Curizan
hasta que los efectivos responsables de su captura fueran
llevados ante la justicia.

154
 El complejo de la ciudad en la búsqueda de planetas
también recibió una advertencia de que tal evento no sería
tolerado y se le impondría una multa por no mantener la
seguridad como prometió. Un nuevo comandante del
complejo de la ciudad fue instalado y una investigación
completa estaba en marcha para averiguar lo que pasó.

Abby suspiró de alivio cuando se fue el último invitado

de la noche. Los Boswell hicieron todo a lo grande. Tenía
que haber habido más de un centenar de invitados, todos
increíblemente ricos.

Su pieza fue colocada en la propia galería privada de los

Boswell y Abby recibido numerosos elogios, algunos un poco
más personales de lo que le gustaba, y un par de buenas
perspectivas para trabajos adicionales. Ella no insistió con
ninguno, ya que estaba demasiado triste y cansada para
hacerlo. Todo lo que quería hacer era volver al avión y
cabecear de regreso a California.

Por desgracia, sería temprano por la mañana antes de

que pudiera irse. El Sr. Boswell explicó que estaban
esperando a un mecánico que apareciera desde una de sus
instalaciones para acompañar el vuelo de regreso. Algunos
de sus gerentes querían tener a los pilotos probando un par
de cosas y después se suponía que el mecánico probaría el

155
 motor.

También habría otro pasajero, pero el Sr. Boswell no le

dijo más que eso. A Abby realmente no le importaba,
siempre y cuando se fueran tan pronto como fuese posible.

Extrañaba a Zoran y mañana podría ser su último día

con él.

156
 Capítulo 12
Abby soltó el aliento, aliviada. Salieron después de lo
previsto debido a un frente climático moviéndose a través
del centro del país. Estaba oscuro mientras se acercaban al
pequeño aeropuerto en Shelby. El clima aquí estaba
despejado y Abby podía ver las estrellas brillando por la
ventana del pequeño jet.

Su misteriosa pasajera pasó la mayor parte del tiempo

con una máscara para dormir en la parte trasera del avión.
Abby no pudo verla bien ya que la mujer ya había entrado
en el avión. Ella habló en voz baja en un teléfono celular
hasta que comenzaron a rodar para el despegue, a
continuación, se deslizó la máscara para dormir y Abby no
escuchó un sonido de ella otra vez.

El mecánico que estaba sentado junto a Abby roncando

suavemente resultó ser todo lo contrario. El mecánico
resultó ser una pequeña cosa.

Esa mujer tenía que medir de alrededor de metro

cincuenta y ocho y probablemente pesaba cuarenta y cinco
kilos, lo cual sorprendió a Abby. Tenía una cabeza llena de
cabello castaño oscuro con rayas de color púrpura. Tenía un
puñado de pecas en la nariz y una sonrisa fácil. Era feliz

157
 mientras bebía una de las tazas de café más grandes que
Abby había visto nunca.

Mientras la mujer hablaba hasta por los codos y

comprobaba cada tuerca y tornillo en el avión, tres veces,
Abby decidió que la mujer no debería nunca beber café o
cualquier otra bebida con cafeína. Estaba saltando como
una pelota rebotando desatada en aquel pequeño espacio.

Finalmente se estrelló hace alrededor de dos horas

después de decir que no había dormido en más de setenta y
dos horas. Incluso dormida parecía estar trabajando
mientras sus dedos se movían adelante y atrás como si
estuviera apartando algo.

La Simbiosis de Abby se enamoró de la mujer mientras

hablaba y las acariciaba. Abby no sabía cómo demonios la
mujer parecía saber acerca de ellas, pero les había dado una
mirada y les habló como si lo hiciera todos los días. Las
Simbiosis se comportaron, permaneciendo tranquilas sobre
Abby, pero sabía que querían jugar.

Una vez que la mujer se durmió, se convirtieron en

pequeños pájaros y volaron hacia ella, revoloteando
alrededor de su rostro mientras exhalaba pequeñas
bocanadas de aire.

El pulso de Abby se aceleró mientras la voz de Trisha

por el intercomunicador pedía que todos se abrocharan los
cinturones de seguridad para el aterrizaje. Cara Truman
tendió los brazos y las piernas, lanzando a la pequeña
Simbiosis de oro en las muñecas de Abby un guiño mientras

158
 se sentaba hasta llegar a enderezarse.

—Así que, ¿cuánto tiempo queda para aterrizar?—

preguntó Cara mirando por la ventana. —Genial, ni una
nube a la vista. Hombre, este es un pequeñísimo lugar,
¿verdad? Parece que el pueblo creció hacia arriba.

Abby se rió emocionada.

—Sí, es pequeño pero es mi hogar.

—Parece que tienes una razón para volver. ¿Es guapo?

¿Tiene algún hermano?— preguntó Cara maliciosamente.

—Sí, lo es y sí, tiene cuatro hermanos.— respondió

Abby distraída antes de darse cuenta de lo que acababa de
decir.

Riendo, Cara se estiró de nuevo.

—¡Pillada! Bueno, si son guapos, apúntame en su

dirección. Siempre estoy buscando como pasar un buen rato
en una pequeña ciudad.

Abby no podía dejar de reírse. Cara tenía el tipo de

personalidad de la que nadie podía evitar enamorarse. Era
una bola de energía. Incluso sentada todavía se movía
alrededor.

Cara vió la sonrisa divertida de Abby y no pudo evitar la

triste sonrisa que curvaba sus labios.

159
 —Tengo un poco de TDAH10. No puedo quedarme
quieta aunque mi vida dependiera de ello y sólo duermo
unas cuatro horas por noche, si tengo suerte. Vuelvo loco a
todo el mundo, pero consigo bastante. Tengo un CI11 fuera
de rango. Ni que decir que la mayoría de las personas, sobre
todo los hombres, no pueden soportar estar a mí alrededor
durante más de cinco minutos. Oh, pero yo adoro volverlos
locos primero.

Abby se rió entre dientes.

—Bueno, todavía no me has vuelto loca y he disfrutado

a fondo tu compañía.

La voz de Ariel salió diciendo que estarían en la pista de

aterrizaje en tan sólo unos minutos, agradeciendo a todos
por volar en ‘Hamm Airlines,12 las únicas líneas aéreas
donde los cerdos volaban’.

Abby y Cara se miraron antes de estallar en risas. Tanto

Trisha como Ariel tenían un sentido del humor muy seco.

10 TDHA, siglas de Trastorno de Déficit de Atención e

Hiperactividad. Se trata de un trastorno del comportamiento3
caracterizado por distracción de moderada a grave, períodos de
atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas
impulsivas.
11 CI, siglas de Coeficiente Intelectual
12 Hamm es el apellido de Ariel, una de las que pilota del avión.
‘Hamm Air’ podría traducirse como ‘Aerolíneas Jamón’, de ahí el
comentario irónico sobre cerdos volando.

160
 *

El aeropuerto estaba a oscuras excepto por algunas

pocas luces en varios de los postes cercanos y la terminal
del aeropuerto. Harry se había ido a casa horas antes. Dado
que era tan tarde, Abby no tuvo corazón para dejar que las
cuatro mujeres regresaran a través del país. Aunque no
estaba segura de qué debía hacer, sus abuelos siempre
enfatizaron las buenas maneras mientras ella estaba
creciendo.

Abby se mordió el labio preguntándose cómo se sentiría

Zoran sobre ella trayendo a casa a estas nuevas amigas
para pasar la noche. Siempre podría dejarles usar la
furgoneta de su abuelo para conducir de vuelta al día
siguiente y trabajar con Edna para conseguir tenerla de
regreso.

—Es muy tarde para que vosotras os vayáis fuera esta

noche. ¿Os gustaría alojaros en mi casa para pasar la
noche? Es un poco hacia arriba en la montaña, pero es muy
bonito. Tengo una habitación extra, si no os importa
compartir, también un sofá de gran tamaño que hace una
gran cama.

Abby parecía nerviosa preguntándose si las mujeres se

sentirían ofendidas.

—¡Suena muy bien para mí!— dijo Cara estirándose. —

Sería de locos si tuviera que volver en esa lata esta noche.

161
 Me encantaría conocer a tu hombre. ¿Dijiste que tenía
algunos hermanos? ¿Hay alguna posibilidad de una reunión
con ellos entre esta noche y mañana por la mañana? Me
encanta conocer nuevos chicos. Estoy tratando de romper
mi récord de espantarlos. Creo que el mayor tiempo que
cualquier me ha soportado han sido diez minutos.

Trisha y Ariel se rieron.

—Ah, Cara, creo que el chico Danny duró doce. ¿Qué

opinas, Ariel?

—Oh, por lo menos doce tal vez incluso trece minutos.—

añadió Ariel.

Cara se rió más fuerte.

—Vosotras estáis locas. Tú estabas tan ebria que ni

siquiera puedes recordar su nombre. Era Douglas. No,
Dougie.

Las tres mujeres se echaron a reír.

—Oh, sí, muy bueno lo de Dougie. ¿Cómo pudimos

olvidarlo? A diferencia de algunas personas que conocemos,
Ariel y yo necesitamos por lo menos ocho horas de sueño
más de una vez al mes para sobrevivir. Nos encantaría
tomar tus dos ofertas.

Abby frunció el ceño.

—¿Mis dos ofertas?

162
 —Sí, cama y hermanos.

Cara, Ariel y Trisha sonrieron.

—Aprecio la oferta, pero creo que voy a pasar. Tengo mi

transporte encargado anteriormente. Creo que saldré, ya
que dormí la mayor parte del viaje.— dijo la mujer de la
parte trasera del avión en voz baja mientras se acercaba,
como saliendo de ninguna parte.

—Pero, Carmen...— empezó Ariel a toda prisa.

—Llamaré. Lo prometo.— dijo Carmen en voz baja

cortando a Ariel. —Necesito más tiempo.

Ariel miró a la mujer con lágrimas en los ojos.

—Sí, pero ¿cuánto? Ya han pasado tres años.

—Basta, Ariel. Dije que llamaría.

La mujer agarró su mochila y se fue por la pista.

Abby observó en silencio. Casi podía sentir el dolor de la
mujer. Su Simbiosis debió hacerlo, pues podía sentirla
moviéndose sin descanso alrededor de su cuello y las
muñecas. Alcanzó suavemente bajo las mangas de su
chaqueta y las frotó.

163
 Zoran se extendió otra vez hacia Abby. Había estado
intentando contactarla a través de la Simbiosis todo el día.
Sólo necesitaba saber si estaba bien y si estaba de camino a
casa. Sus hermanos y otros dos hombres se habían
transportado allí abajo esa misma mañana. Se encontró con
ellos en la pradera. Fue bueno verlos, pero nada se podía
comparar a cuando Abby regresara a salvo a su lado. Sintió
un brillo cálido cuando su Simbiosis respondió a la llamada
de Abby. Sintió un escalofrío a través de él. Ella había
regresado.

—Zoran, ¿está todo bien?— preguntó Trelon notando el

repentino silencio de su hermano.

Zoran miró a Trelon como si saliera de un aturdimiento.

—ha regresado.

Kelan y Trelon sonrieron a su hermano, notando ya una

diferencia en él. Zoran no era el único impaciente por el
regreso de su compañera, también su dragón rugió bastante
con el deseo de verla. Zoran miró a ambos hermanos con
una sonrisa.

—Pronto conoceréis a mi verdadera compañera.

Se rieron y se burlaron de Zoran y su dragón con todas

las cosas que querían hacer para mantenerle ocupado y que
no pudiera estar a solas con su pareja. Juguetonamente,
Zoran gruñó hacia sus hermanos bromeando con ellos
mientras caminaban de regreso a la cabaña.

Los otros dos hombres llevarían su nave madre de

164
 vuelta a la nave de guerra, donde pudiera cambiar de forma
segura. Él, Abby, y sus hermanos utilizarían un rayo
transportador para volver. Ansiaba mostrarle las maravillas
de su mundo.

Justo estaba comentando sobre ese hecho cuando sintió

a Abby contactarle. Deteniéndose, frunció el ceño por un
momento antes de mirar a sus dos hermanos.

—Abby no regresará sola. Hay tres hembras con ella.

Sus dos hermanos se miraron con una sonrisa traviesa.

—Tal vez trae nuestras verdaderas compañeras para

nosotros.— bromeó Trelon. —Yo, por ejemplo, no estoy
preparado, pero tal vez Kelan, Mandra y Creon podrían
apreciar tener una. Todavía tengo mucho que probar antes
de conformarme con una sola hembra.

Kelan se rió, agarrando a Trelon del cuello.

—Te crees un dragón toro para satisfacer a tantas

hembras. Necesitas muchas porque ninguna podría jamás
meterse contigo por mucho tiempo.

Zoran se rió mientras observaba a sus hermanos

bromeando alrededor. Se había perdido mucho y una vez
que la situación con los Curizan fuera tratada, ya no estaría
tan ansioso por salir de su mundo natal de nuevo.

Estaba a punto de unirse a ellos cuando sintió un rayo

de intenso dolor y miedo. Su dragón rugió y arañó al sentir
un peligro para su compañera. Antes de que pudiera decirle

165
 una palabra a sus hermanos, ya había cambiado y se
levantó del suelo con un fuerte rugido.

En unos momentos, tanto Kelan como Trelon cambiaron

y lo siguieron sin cuestionamientos, con las Simbiosis
transformándose en una armadura de oro alrededor de los
cuerpos de sus dragones.

166
 Capítulo 13
—Iré a buscar mi furgoneta que está preparada si
vosotras tres queréis agarrar vuestras cosas.— dijo Abby
viendo como la mujer se alejaba en la oscuridad.

—Suena genial.— dijo Cara moviéndose hacia el jet. —

Esto me va a tomar menos de un minuto.

—Más bien como un segundo.— dijo Ariel apartándose

con una triste sonrisa.

—Danos unos diez minutos para asegurar todo y

estaremos listas.— dijo Trisha sacudiendo la cabeza
mientras observaba a Cara desaparecer en el avión. —
Algunas de nosotros no se mueven en Mach-Diez13.

Abby se rió mientras llevaba su bolsa de viaje hacia el

estacionamiento. Dio un pequeño suspiro cuando sintió que
la Simbiosis de Zoran alcanzaba a la que estaba con ella.
Sintió su calor y su alivio venir a través de la conexión.

13 Mach-Diez es una nomenclatura militar de la velocidad

supersónica de los aviones, generalmente de combate. Mach es la
unidad de medida de la resistencia aerodinámica del fuselaje.

167
 Sonrió, feliz de estar en casa.

Moviéndose hacia el lado del conductor de la furgoneta,

acababa de abrir la puerta cuando sintió algo detrás de ella.
Comenzó a girar cuando fue empujada hacia arriba contra
el lateral, con sus brazos sujetos. Dejó escapar un grito de
sorpresa que rápidamente se convirtió en un gemido cuando
sus brazos fueron estirados dolorosamente detrás de ella.

—Silencio Abby, te dije que siempre he sabido dónde

estabas.— dijo la voz suave de Clay, cerca de su oído —Te
extrañé, bebé, aunque fuera sólo por un día. No me gusta
cuando te vas.

Abby se estremeció. La voz de Clay sonaba diferente,

espantosa.

—Clay, ¿qué haces? Me estás asustando.

Clay deslizó un par de esposas en las muñecas de Abby,

colocándolas ajustadas sobre la Simbiosis.

—No intentes nada, Abby. No me gustó lo que hiciste el

otro día. Voy a tener que castigarte por eso.

Abby gimió de nuevo cuando le sintió tirar de su cabeza

hacia atrás por el pelo. Él miró su cuello en el suave
resplandor de las luces de estacionamiento.

—¿Qué demonios es eso? ¿Quién demonios dejó esa

marca sobre ti?

Abby gritó cuando tiró su cabeza hacia atrás aún más,

168
 ya que no le respondió de forma inmediata.

—Zoran. Zoran puso su marca en mí. Le pertenezco a

él.— susurró Abby.

Clay soltó un suave improperio.

—Ya no más. Eres mía. He jugado tu juego de mierda

durante cuatro putos años. Eres mía, Abby, y cuando haya
terminado contigo, lo sabrás.

Abby empezó a protestar cuando sintió una punzada

aguda en el cuello y todo se volvió negro.

—Hey Abby. ¿Estás bien?— preguntó Cara mientras se

movía hacia la furgoneta. —Ariel y Trisha están de camino.
No les tomó...

Las palabras de Cara murieron cuando vió a Abby

desmoronarse contra aquel hombre.

La cabeza del hombre se sacudió cuando escuchó a

Cara llamando. Tirando de un arma de fuego desde detrás
de él, apuntó hacia Cara, apretando el gatillo. Cara ya
estaba golpeando el pavimento cuando un estallido suave se
disparó. En cuestión de segundos, el hombre recogió a Abby
alzándola sobre su hombro y lanzando otra ronda de
disparos mientras se movía.

Cara estaba rodando hacia un carrito de golf aparcado

cerca. Ella saltó, sobresaltada, cuando sintió una mano en
su brazo y dejó escapar un pequeño grito.

169
 —Silencio. Soy yo, Carmen.— dijo Carmen
arrodillándose junto a Cara.

Levantó la vista cuando vió a Ariel y a Trisha corriendo

hacia ellas.

—Mierda, ¿qué pasó?— dijo Trisha.

—Algún idiota acechando a Abby. Por lo poco que fui

capaz de recoger no es muy feliz de que ella no le eligiera en
lugar de este tipo, Zoran. Le pegó con algo y la tiene
esposada. Voy a seguirle. Mantened la línea abierta, puede
ser que necesite un poco de respaldo.— dijo Carmen, antes
de correr hacia una motocicleta oculta en la oscuridad entre
dos postes.

—Necesitamos ruedas.— murmuró Ariel sombríamente,

mirando una furgoneta descascarillada fuera del aeropuerto.

Carmen no se molestó en encender las luces. Tiró de la

rápida pero silenciosa motocicleta Yamaha YAF-R114 detrás
de ella, alzándose sobre una rueda cuando pisó el
acelerador.

—En eso.— dijo Cara temblorosa, avanzando hacia la

furgoneta de Abby.

En cuestión de segundos tenía el motor en marcha.

Cuando Ariel y Trisha saltaron en el asiento delantero y la
miraron divertidas ella no pudo evitar añadir:

14 Yamaha YAF-R1, motocicleta estilo deportivo y de gran cilindrada.

170
 —Solía tener un problema con pillar algunos vehículos
para dar una vuelta.

Cara deslizó la furgoneta en marcha y arrancó después

de Carmen.

—Llama a Carmen, pregúntale en qué dirección ir.

Ariel pulsó un botón en su teléfono celular y en cuestión

de segundos Carmen respondió.

—Se dirige hacia el norte por la carretera hacia las

montañas. Estoy en su cola pero no me puede ver. Estoy
corriendo a oscuras.

Ariel no pudo evitar el escalofrío que le recorrió la

espalda.

—Carmen, no juegues. Te necesito.— añadió en voz

baja.

Tenía miedo de que Carmen hiciera algo estúpido.

Estaba tomando más y más riesgos últimamente, casi como
si estuviera desafiando a la muerte a que viniera a por ella.

—Sólo cúbreme. No voy a permitir que le ocurra nada.—

dijo Carmen.

—¿Deberíamos llamar a las autoridades locales?—

preguntó Cara mientras giraba el volante bruscamente,
golpeando el pedal del acelerador a medida que viajaban. —
Maldita sea, necesito trabajar en su furgoneta. La
aceleración en esta cosa apesta.

171
 Trisha rodó sus ojos.

—Sólo tú estarías pensando en algo parecido a eso

mientras estamos persiguiendo a los malos en medio de la
nada.

—Hey, puedo trabajar en más de una cosa a la vez.—

dijo Cara mientras tomaba otro giro deslizando la furgoneta
alrededor y bamboleándose un poco.

Tanto Ariel como Trisha dejaron escapar una serie de

improperios que aprendieron mientras estaban sirviendo en
la Fuerza Aérea.

Cara sólo se rió. Había tenido más de una alegría

conduciendo en su vida y nunca había sido capturada por la
policía cuando habían estado persiguiéndola.

Zoran se comunicó con sus hermanos en un tono alto

indetectable para el oído humano.

—Abby está herida. Sentí su dolor antes de que cayera

en la oscuridad.15

—¿Puedes encontrarla?— preguntó Kelan mientras se

15 Conversación telepática, se destacan en cursiva en todo el texto

172
 deslizaba junto a Zoran.

—Sí. Las Simbiosis están tratando de curarla. Son

demasiado pequeñas y aun demasiado jóvenes como para
hacer mucho. Van a tratar de ayudarla tanto como les sea
posible. Están enviándole una señal a la mía, que es quien
me está dirigiendo.— respondió Zoran tratando de contener
la rabia y el miedo en su voz.

Mataría a ese hombre que había herido a Abby.

—¿Sabes quién es?— preguntó Trelon mientras volaba

en el otro lado de Zoran.

—Sí. Es el mismo hombre que había estado detrás de

Abby desde hace años. Se había vuelto más agresivo durante
la semana pasada. Desea reclamar a Abby por su propia
cuenta. Le mataré. —dijo Zoran con un gruñido.

Los tres dragones volaban a baja altura por la ladera de

la montaña, virando dentro y fuera a través de los altos
árboles hacia la carretera situada por debajo.

Cuando llegaron por encima de un último grupo de

árboles vieron faros en movimiento por la autopista a alta
velocidad.

Desviándose en una zambullida profunda, Zoran plegó

sus alas para que le dieran velocidad antes de tirar hacia
arriba en el último minuto cuando la furgoneta golpeó
repentinamente sus frenos y se volvió hacia un camino
lateral. Zoran dejó escapar una maldición, mientras barría
en un esfuerzo por frenar su descenso.

173
 —Hay alguien siguiéndole en otro transporte sin luces.—
dijo Kelan detrás de Zoran.

Sus enormes alas iban empujando hacia abajo el aire

mientras se mantenía todavía por encima de los árboles.
Zoran vió una figura en un pequeño transporte oscuro
deslizarse en el último minuto para tomar el desvío hacia
aquel camino.

—Si significa que están ayudando a hacerle daño a mi

compañera, los mataré.— gruñó.

Empujándose hacia arriba sobre los árboles, Zoran,

Trelon, y Kelan siguieron las luces entrando y saliendo de la
oscuridad. Por el momento no había suficiente espacio para
que aterrizaran con seguridad en su forma de dragón.

Zoran se extendió de nuevo hacia Abby, pero lo único

que sintió era una negrura aterradora, donde antes había
estado su calor.

—Trelon, vuela adelante y bloquea el camino por delante.

Espera por nosotros allí. Kelan, quédate atrás. También oí a
otro vehículo aproximándose a gran velocidad. Vamos a
atrapar a todos ellos juntos, y los mataré.— dijo Zoran
enfocado en la furgoneta.

—¿Qué hay de ti?— preguntó Trelon.

—Creo que es el momento de presentarme a los que

pretenden dañar a mi verdadera compañera.— dijo Zoran
con un gruñido antes de sumergirse bajo los árboles.

174
 Trelon voló justo por delante de la furgoneta y arrojó
una ráfaga concentrada de fuego de dragón en la base de los
árboles a lo largo de cada lado, haciendo que se astillaran y
cayeran atravesando la carretera.

Kelan giró de vuelta a lo largo del camino hacia el

vehículo que venía detrás de ellos. Hizo lo mismo, atrapando
a todos los vehículos entre los árboles caídos. No había
lugar para que cualquiera pudiera irse, salvo atravesando
por el bosque. Eso no importaba: ya habían sido
sentenciados a muerte, en lo que se refería a los hermanos.

Clay miró a Abby para asegurarse de que todavía estaba

inconsciente. Había esperado demasiado maldito tiempo
para perder su momento. Estaba furioso de que ella pensara
que iba a darse por vencido. Cuando la vió por primera vez
hace cuatro años, supo que iba a ser suya. La siguió,
siempre a su alrededor, dejando que todo el mundo supiera
que le pertenecía. Disfrutó el juego de la caza.

A ella jamás se le ocurrió que había colocado

dispositivos de localización en sus vehículos o interceptado
su teléfono. Había colocado detectores de movimiento en la
base de su camino de entrada y supervisado su correo para
asegurarse de que no había nadie más. Jugó con ella.

175
 Si su abuelo no hubiera muerto inesperadamente,
habría estado muerto para este momento de todos modos.
Clay ya había hecho planes para llevarlo a cabo. Quería a
Abby dependiendo de él y de nadie más. Ella se había vuelto
aún más hermosa en los últimos cuatro años, mientras
esperaba a que floreciera como él sabía que haría.

Su cuerpo quería hacerle al de ella cosas que

probablemente nunca pudo soñar. Cosas que ya había
hecho a algunas mujeres en el extranjero, cuando estaba en
el ejército.

Nunca pudieron fijar nada sobre él, sólo sospechaban

que estaba involucrado en la desaparición de esas mujeres.
Se aseguró de que nadie encontrara los trozos que quedaron
después de que consiguió hacerse con ellas.

Podía sentirse poniéndose duro ante la idea de atar a

Abby y tomarla. Quería oírla gritar su nombre mientras la
tomaba con fuerza. Quería que ella supiera que le
pertenecía. Mataría a este tipo, Zoran, que pensaba que era
propietario de Abby.

Sus puños se tensaron sobre el volante con el

pensamiento de otra persona obteniendo la inocencia que
había sido suya para tomar. Había esperado la
transformación de Abby de niña a mujer para así poder
reclamarla.

No sabía de dónde vino ese hombre o cómo fue capaz de

deshacerse de todo el equipo de vigilancia que instaló, pero
había firmado su propio certificado de defunción por tocar a

176
 Abby. También Abby tendría que pagar. No debería haber
dejado que otro hombre se acercara a ella.

Clay echó un vistazo a esa marca en el cuello de Abby.

Lo primero que haría sería quemarla. Aprendería mientras
gritaba por el dolor de tener su carne quemada que no
debería haber dejado que otro la tocara.

Entonces dejó escapar una maldición, desviándose

hacia atrás y adelante, cuando sintió que algo pesado caía
en la parte trasera de la furgoneta.

Zoran se dejó caer desde el cielo por encima de la

furgoneta, cambiando en el último momento posible.
Aterrizó con un golpe en la parte posterior de la misma. Hizo
caso omiso de todo menos del hombre que conducía la
furgoneta.

Clay trató de mirar hacia atrás, pero no podía apartar

los ojos de la carretera el tiempo suficiente como para ver
algo. Se dio la vuelta de nuevo cuando escuchó un sonido
como un gruñido.

Mirando de nuevo el camino, pisó los frenos cuando los

faros destacaron unos árboles que bloqueaban el camino.

Zoran sonrió sombríamente mientras se mantenía

estable cuando la furgoneta se detuvo estremeciéndose. Oyó
un suave improperio justo antes de ver el transporte de dos
ruedas detrás de él tumbarse sobre su lado, deslizándose
con una figura en la parte posterior de la misma dando
vueltas y vueltas, deteniéndose finalmente a un costado de

177
 la estrecha carretera en un esfuerzo para no estamparse
contra la parte trasera de la furgoneta.

—¡Mierda!— dijo Clay golpeando contra el volante con

frustración. —Primero, esas malditas mujeres en el
aeropuerto, ahora esto.

Su mirada se trasladó hasta Abby, que dejó escapar un

suave gemido. Todavía faltaban un par de kilómetros antes
de llegar al final del camino y otros cinco kilómetros hasta
llegar a la cabaña que había estado construyendo durante
los últimos cuatro años. Estaba muy bien que ella estuviera
despertando porque iba a tener que caminar un poco. Alargó
el brazo, tirando de ella contra él. Inclinando la cabeza hacia
atrás, rozó sus labios contra los suyos.

—Despierta, muñeca, tiempo para caminar un poco.

Tengo algunos planes para ti.— dijo Clay deslizando la
mano hacia abajo sobre el seno de Abby y apretándolo
fuerte.

Abby luchó a través de la bruma que nublaba su mente.

Sintió labios presionando contra los suyos y una mano
agarrando su pecho, apretando lo suficientemente fuerte
como para que gritara de dolor. Luchando para escapar de
ese dolor, los ojos de Abby se abrieron sorprendidos cuando

178
 no pudo mover sus manos.

—¡No!— gritó Abby tratando de empujarse hacia arriba

y lejos de Clay. —Déjame ir.

Clay agarró dolorosamente el pelo de Abby con su

manaza.

—Nunca. Te lo dije, Abby, me perteneces.

Clay abrió la puerta de la furgoneta, tirando por el pelo

de Abby a través del asiento. Abby soltó otro grito de dolor
mientras era sacada de la furgoneta.

Incapaz de evitar caerse, se golpeó duro en el suelo.

Clay estaba justo agachándose para levantarla cuando fue
tirado hacia atrás y lanzado contra los árboles colocados
delante de la furgoneta.

Abby gritó de nuevo cuando unas suaves manos la

levantaron del suelo.

—Silencio, Elila, te tengo.

Abby oyó a Zoran como si estuviera en un sueño.

—¿Zoran? Clay... ten cuidado, tiene un arma.

—Demasiado tarde, perra.— dijo Clay desde detrás de

Zoran, apuntando con su pistola a su pecho —Por tanto, tú
eres el hijo de puta que piensa que puede robar en mi
territorio. Planeaba matarte. Hacerlo delante de Abby sólo
hace que sea más dulce.

179
 Zoran se puso de pie en toda su altura con un gruñido,
empujando a Abby detrás de él. Tanto él como su dragón
sentían furia por la reclamación del macho sobre Abby. Ella
gimió detrás de él, tratando de mantenerse en pie.

—Estás condenado a muerte por tocar a mi

compañera.— gruñó Zoran dando un paso hacia Clay.

Clay, reconociendo que Zoran de alguna manera lo

estaba amenazando, apretó el gatillo dando al blanco en el
pecho de Zoran.

—¿Crees que me puedes intimidar, idiota? Tú eres el

que está muerto.

Abby gritó cuando sintió a Zoran tirar hacia atrás

contra ella. Dos fuertes rugidos llenaron el aire justo cuando
un cuerpo salió volando golpeando a Clay desde el costado.
Abby gritó de angustia cuando Zoran se desplomó en el
suelo delante de ella. Se arrodilló delante de él haciendo
caso omiso de la lucha entre aquellas dos figuras.

—Oh, cielo, no.— exclamó Abby. —Por favor,

ayudadle.— le rogó Abby a la Simbiosis alrededor de su
cuello y las muñecas. —Por favor.

Abby observó como la Simbiosis de Zoran se movió

rápidamente hasta su pecho, desapareciendo bajo su piel.
En pocos momentos, vió como la Simbiosis sanó
rápidamente la herida, empujando la bala fuera del pecho
de Zoran, mientras se movía dentro y fuera.

Los ojos de Zoran se abrieron en estrechas ranuras

180
 mientras dejaba escapar un rugido sobrenatural poniéndose
de pie. Abby levantó la vista del suelo donde ella estaba
llorando, mirando como Zoran cambió a su forma completa
de dragón.

Nunca lo había visto cambiar en persona, sólo en las

imágenes compartidas de su mundo natal. En cuestión de
segundos, otros dos dragones aparecieron a cada lado de
donde Clay y una figura de sólido negro luchaban
violentamente.

Clay se balanceó acertando a la figura de negro con un

golpe perverso en la cabeza y luego en el pecho. La
respiración sonó pesada cuando la figura se derrumbó
hecha un ovillo en el suelo. Con un cuchillo ensangrentado
en la mano, se volvió hacia donde Zoran ahora se
encontraba como un dragón con su armadura de batalla.

Sus ojos se abrieron en shock mientras daba un paso

atrás con horror. Se volvió para verse rodeado por otros dos
dragones, ambos fulminándole con la mirada.

Zoran se movió hacia Clay con un gruñido mortal. La

boca de Clay se abrió en un grito silencioso cuando quedó
encerrado en el fuego del dragón. Pronto, no quedó nada de
él salvo ceniza negra mezclada con el suelo fangoso de la
carretera.

Los tres dragones se volvieron cuando la furgoneta que

había estado siguiendo a Clay, se detuvo con un chirrido.
Zoran reconoció la furgoneta de Abby. Las puertas se
abrieron y tres hembras salieron… sólo para detenerse en

181
 estado de shock al ver a tres dragones. Cara fue la primera
en reaccionar.

—¡Santa mierda! Y yo que pensaba que los pequeños de

oro eran lindos.— dijo Cara antes de mirar a la figura
oscura que yacía inmóvil en el suelo. —Ariel... Carmen.

Ariel dejó escapar un grito, ignorando todo excepto

aquella figura inmóvil tirada en el suelo. De rodillas junto a
Carmen, le dio la vuelta tirando de la capucha oscura fuera
de su pelo rubio.

Un gran hematoma apareció en su mejilla izquierda y

un hilo de sangre salía de la comisura de su boca y su nariz.
Trisha se movió con cautela hacia Ariel mientras que Cara
se movió hacia Abby.

Ariel miró a los tres dragones.

—Por favor, ¿podéis ayudarla? Por favor...— sollozó.

Carmen tenía sangre en el hombro y en el pecho, donde

Clay la apuñaló.

—Por favor… Es mi hermana. Ayudadla.

Zoran miraba a la inmóvil figura. Gruñó hacia Kelan y

Trelon para tomar a la mujer herida y a las otras dos
mujeres para llevarlas a la nave de guerra. Se giró para
gruñir a la pequeña mujer que corrió al lado de Abby.

—Retrocede, tú lagarto demasiado crecido, o te cocino

para la cena.— dijo la pequeña figura mientras destrababa

182
 rápidamente las esposas en las muñecas de Abby.

Cuando Abby la miró en silencio, Cara se encogió de

hombros.

—He tenido que salir de más de un par de éstas en mi

vida. Por desgracia, nunca fue en una buena situación,
¿puedes figurarte eso?

Abby no pudo evitar la risa que se le escapó. Sólo Cara

amenazaría a un dragón mientras explicaba cómo se podía
desbloquear un par de esposas sin una llave.

Cara ayudó a Abby a ponerse de pie, sosteniéndola

estable. Saltó cuando una mano masculina apareció de
repente.

—¡Mierda! ¿Qué demonios está pasando?— preguntó

Cara mirando a Zoran que estaba de pie elevándose sobre
ella.

Él tomó suavemente a Abby en sus brazos mientras ella

se tambaleaba.

—Desafortunadamente, has visto demasiado, pequeña.

Tú nos acompañarás.— dijo Zoran justo antes de que él y
Abby desaparecieran.

183
 Capítulo 14
Zoran gritó órdenes tan pronto como se materializaron
dentro de la nave. Dos hombres llegaron rápidamente hacia
Cara mientras Zoran cargaba a Abby dando algunos pasos
cortos hacia una puerta.

Abby había perdido la conciencia de nuevo y estaba

flácida en los brazos de Zoran. Él se movía a la velocidad del
rayo hacia la unidad médica.

—Mi señor, hemos estabilizado a la otra hembra.

Debería estar bien. Las otras dos mujeres fueron llevadas a
una sala de espera hasta que nos indiques lo que deseas
hacer con ellas.— explicó Jarak, su jefe de seguridad,
mientras seguía a Zoran hasta el médico.

Zoran frunció el ceño, pero nunca rompió la marcha

cuando las puertas se abrieron al médico.

—¿Qué hay de la otra hembra que vino con nosotros?

—Trelon está trabajando con ella. No es tan...

cooperativa como las otras dos.— respondió Jarak vacilante.

Zoran solo asintió. Dejaría que su hermano lidiara con

ella. Tenía suficiente para tratar, preocupándose por Abby.

184
 Llamó a su Simbiosis Madre. Puso a Abby suavemente en
una cama médica. Su Simbiosis Madre entró por la puerta
en la forma de un enorme gato de montaña. Pasó junto a él
hacia donde Abby estaba instalada, tan inmóvil y pálida.

Ronroneó mientras se frotaba en contra de Abby,

dividiéndose para formar un gato pequeño que saltó sobre la
cama junto a Abby, colocándose en su pecho y
extendiéndose. Zoran pasó la mano por ella.

—Cuida de ella, Goldie. Lo es todo para nosotros.—

susurró suavemente Zoran hundiéndose en una silla junto a
la cama.

No se movería de nuevo hasta que supiera que estaba a

salvo. Recogiendo su delicada mano, la envolvió en sus dos
manos más grandes, rezando a sus Dioses y Diosas por
primera vez desde que era un niño para que su verdadera
compañera estuviera bien.

Abby gimió mientras revivía a Clay disparando a Zoran.

Quería morir. No tenía ninguna razón para vivir sin él. Si
una bala no se la llevaba, entonces sus hermanos lo harían.
Sabía que nunca podría sobrevivir sin él. Viéndole tendido
delante de ella, una bala en el pecho se lo había
demostrado. Ahora sólo quería hundirse en el oscuro olvido

185
 y nunca despertar.

—Elila, despierta para mí. Te extraño.— dijo Zoran

cepillando el pelo de la frente de Abby.

Había estado inconsciente durante dos días. Su

Simbiosis dijo que sólo estaba durmiendo, con miedo de
despertar. La Simbiosis había crecido, ya que absorbió más
esencia de su madre. Ahora, grandes brazaletes de oro
adornaban sus dos muñecas, así como, alrededor de su
cuello y sus tobillos.

Zoran podía sentir la impaciencia de su dragón porque

Abby despertara. Le arañaba para salir, para llamar a su
compañera y así ver si ella respondía. Incapaz de pensar en
qué otra cosa hacer, Zoran dejó que algunos soplos de su
dragón lavaran sobre Abby antes de morder suavemente su
hombro e insuflar un poco en su torrente sanguíneo.

El calor envolvió el cuerpo de Abby justo antes de que

sintiera un escozor fuerte en el hombro seguido de un
intenso ardor placentero. Por mucho que intentaba
resistirse a despertar, el deseo ardiendo en ella rehusó que
se quedara inconsciente por más tiempo.

Podía sentir algo agitándose profundamente en su

interior luchando por salir. Con un fuerte grito mientras
una ola caliente de deseo se precipitó a través de ella, los
ojos de Abby se abrieron mientras jadeaba hasta la cresta de
la ola y comenzaba a retroceder.

—Zoran.— gritó Abby con voz ronca.

186
 —Silencio, Elila, estoy aquí.

Zoran sonrió con satisfacción. Podía sentir la respuesta

de Abby. Aún mejor, podía sentir al dragón en Abby
responder. Ella todavía no estaba preparada para
transformarse. Su cuerpo necesitaría más tiempo para
aprender cómo. Zoran espera con interés poder enseñarle.

Abby giró la cabeza hacia Zoran, confundida.

—¿Dónde estoy?

—Estás en mi camarote, a bordo de una de nuestras

naves de guerra. Estamos de camino hacia Valdier.— dijo
Zoran besando suavemente la frente de Abby mientras
continuaba cepillando su pelo a un lado.

—Pero...

Abby miró a su alrededor confundida.

—¿...mi montaña?

—Pertenecerá a otra persona ahora, Elila. Tú perteneces

a mi lado, Abby, ahora vas a vivir entre mis montañas.—
dijo Zoran cepillando un beso a lo largo de su mandíbula.

Abby cerró los ojos cuando otra ola de deseo se empezó

a construir. Comenzó a jadear, ya que ésta se hizo incluso
más caliente. Abrió los ojos, que se habían reducido a
ranuras alargadas y se quedó mirando a Zoran.

—¿Qué está pasando?— gimió Abby. —Siento el calor en

187
 mi interior construyéndose.

—No te despertabas y mi dragón estaba impaciente por

ti. Él te necesita.— susurró Zoran contra sus labios. —Yo
también.

Abby gimió y se sonrojó al mismo tiempo.

—Necesito una ducha.

Zoran se rió, tirando de las mantas de Abby. Estaba

desnuda debajo. Abby se quedó sin aliento al sentir el aire
fresco del camarote antes de que Zoran la cogiera en brazos
y la llevara al cuarto de baño. La colocó suavemente hacia
abajo, observándola mientras ella se sostenía a un lado de
la unidad de limpieza.

—Yo te ayudaré.— dijo Zoran con un brillo en sus ojos.

Abby se sonrojó al ver la forma en que Zoran la miraba.

Sintió la ola de calor edificándose aún más fuerte, cuando
su cuerpo respondió a la llamada del suyo.

Abby entró en la unidad de limpieza, girándose para

mirar a Zoran mientras se quitaba la ropa. No pudo
resistirse a tocar su torso, justo donde Clay le disparó. La
piel estaba lisa a su contacto.

Sus ojos brillaban con lágrimas cuando miró a los ojos

de Zoran.

—Yo no quería despertar. Tenía miedo de que te

hubieras ido. Todo lo que podía ver era la sangre que cubría

188
 tu pecho.— susurró Abby moviéndose dentro del abrazo de
Zoran cuando él se unió a ella en la unidad de limpieza. —
Tenía miedo de que nunca volvería a verte y no quería tener
que hacer frente a una vida sin ti.

Los brazos de Zoran se apretaron alrededor de Abby.

—No soy fácil de matar y nunca podría abandonarte,

Abby.

Abby gimió, arqueándose hacia Zoran cuando otra ola

de calor creció tan caliente que sentía como que iba a
estallar en llamas. Abby no pudo contener el gemido cuando
sintió el húmedo calor entre sus muslos crecer al punto de
que la humedad comenzaba a correr por el interior de su
muslo. Sus pezones estaban tan sensibles que incluso tocar
el torso de Zoran provocó un intenso placer/dolor.

Abby retrocedió lo suficiente como para deslizarse de

Zoran, pasando sus manos a lo largo de su costado cuando
se arrodilló delante de él hasta que estuvo al nivel de su
polla. Observó cómo se puso aún más duro cuando su
cálido aliento le acarició; gotas de líquido pre seminal
brillaban desde su cabeza.

Se inclinó hacia delante lamiendo la cresta de la

hinchada polla de Zoran con la punta de su lengua,
saboreando su esencia almizclada.

Zoran se quejó fuerte mientras observaba a Abby

tentando su polla.

—Zi, Abby.— gimió Zoran presionándose contra sus

189
 labios. —Tómame profundo, Elila.

Abby abrió la boca, mirando fija a Zoran mientras

lentamente insertaba su polla entre sus labios. Zoran se
quedó sin aliento al ver a Abby tomando su polla con su
boca. Una ola de calor pasó por él cuando ella ahuecó sus
bolas en una mano mientras corría sus uñas por la curva de
sus nalgas.

Abby tentó la punta de su polla una y otra vez, sacando

la lengua y pasándola a lo largo de la ranura antes de
deslizarla de nuevo dentro su boca caliente y húmeda.
Zoran pasó sus dedos por su cabello, gimiendo mientras
jugaba con él, tomándolo lentamente. Sintió sus bolas
apretarse mientras se estremecía con la necesidad de
explotar en ella.

Agarrando su pelo, bombeó dentro y fuera de su boca

desesperadamente, dejando escapar un grito ronco cuando
se corrió. Observó como ella se lo bebió, lamiendo las gotas
desde su polla mientras él se sacudía por el toque de su
lengua.

Zoran tenía que tenerla. Había estado tan asustado ante

la idea de perderla, que sentía la necesidad de reclamarla de
la forma más primitiva. Se inclinó, tirando a Abby contra su
cuerpo antes de girarla para que quedara de frente a la
parte posterior de la unidad de limpieza.

Estiró sus dos brazos y los colocó contra la pared por lo

que quedó de espaldas a él.

190
 —Ah, Abby, eres mía, Elila. Esta noche y siempre te
tomaré como mi verdadera compañera. Mi amor por ti será
grabado a fuego en tu alma como el tuyo será quemado en
la mía.— dijo Zoran mientras acariciaba la espalda y las
caderas de Abby disfrutando de cómo ella instintivamente
abrió las piernas más amplias para que la tomara.

—Zoran.

Abby gimió sintiendo la ardiente ola creciendo. Entonces

gritó, empujándose de vuelta hacia él.

Zoran utilizó su boca para provocar la de Abby,

pellizcando y degustándola mientras pasaba sus manos
posesivamente sobre ella. Quería tocarla, memorizar cada
rincón, cada hoyuelo en su cuerpo.

Abby se empujó contra sus dedos mientras los enterró

en el interior de su caliente vagina. Frotó contra su clítoris
mientras con la otra mano se movió para apretar su
hinchado pezón entre sus dedos. Sintió la onda de flujo del
calor de dragón a través de ella, mientras empujaba contra
él. No quería que se corriera por el momento, no hasta que
ella le diera la promesa que buscaba… así que retiró sus
dedos. Sólo entonces, la dejaría encontrar alivio.

—¡Noooo!

Abby gimió al sentir las sacudidas de Zoran llevándola

al precipicio antes de detenerse.

—Di que nunca me vas a dejar de nuevo, Abby.— exigió

Zoran suavemente contra su cuello.

191
 —Tómame Zoran.— gimió Abby.

—Di que nunca me vas a dejar de nuevo, Abby.— repitió

Zoran mientras empujaba dos dedos profundamente dentro
de ella. —Prométemelo.

—Lo prometo.— gritó Abby. —No voy a dejarte nunca de

nuevo. Por favor, Zoran, te necesito.

Zoran sonrió.

—Todavía no, pero pronto lo haré.

Abby miró a Zoran sobre su hombro.

—Fóllame ahora, maldición.

Zoran se rió suavemente mientras se deslizaba en el

caliente coño de Abby, cerrando los ojos mientras la sentía
envuelta en torno a él. Nunca se cansaría de la sensación de
ella envuelta a su alrededor. Al principio se movió
lentamente, dentro y fuera de ella, quería disfrutar de la
sensación de su caliente envoltura.

Tenía planes para amarla durante toda la larga noche.

192
 Capítulo 15
Abby estaba todavía aturdida mientras observaba a
Zoran hablar con sus dos hermanos y su jefe de seguridad.
Estaba sentada en el regazo de Zoran. Se sonrojó
profusamente cuando entraron en lo que parecía ser una
sala de conferencias y encontraron tres enormes hombres
mirándola como si fuera un sabroso bocado.

No había ayudado cuando trató de pasar a sentarse

lejos de todo el mundo sólo para encontrarse a sí misma
muy arraigada entre los musculosos muslos de Zoran. Se
movió, tratando de liberarse, hasta que sintió a Zoran mover
su mano entre sus muslos. Cuando trató de mover su
mano, él movió su otra mano y la deslizó hacia arriba debajo
de su camiseta.

—¿Qué estás haciendo?— susurró Abby furiosamente,

tratando de no mirar a los otros tres hombres.

—Si insistes en menear tu culo contra mi polla, te

tomaré aquí, ahora mismo.— murmuró Zoran en su oído.

—Los otros te verán.

Abby miró debajo de sus pestañas a los hombres que

193
 estaban mirando con interés.

—Ellos desean ver cómo responde tu especie. Quieren

ver cómo te tomo.— dijo Zoran con voz ronca.

Abby se congeló de horror. A partir de la sensación de la

polla de Zoran debajo de su culo, parecía excitado por la
idea de otros mirando mientras la tomaba, pero ella no
sentía lo mismo. Comenzó a temblar mientras el miedo se
asentaba.

—Zoran, por favor, no.— rogó Abby. —La mayoría de mi

especie es muy reservada sobre lo que hacemos. Yo soy muy
reservada. Creo que jamás podría perdonarte si hicieras eso.

Zoran frunció el ceño cuando sintió que Abby empezaba

a temblar en sus brazos. No había tenido intención de
asustarla. Su especie no encontraba nada malo con
disfrutar viendo a otros gozando. No iba a ofrecerles
compartir a Abby, ya que ella era su verdadera compañera y
su dragón no compartiría.

Sus hermanos le preguntaron si podían aprender cómo

complacer a una mujer humana, dado que ambos
expresaron su interés en dos de las mujeres que fueron
tomadas. No se había ofendido.

Encontró reconfortante ver a sus hermanos con otras

hembras, a menudo sugiriendo formas de darles placer. Le
gustaba hacer cosas a Abby de las que podrían sugerirle.

—No es inusual para mi especie disfrutar viendo a los

demás en su búsqueda de placer. A menudo aumenta el

194
 nuestro.— dijo Zoran tratando de calmar a Abby.

Si acaso, su temblor se hizo peor.

—Zoran, ¿está todo bien con tu pareja?— preguntó

Trelon con curiosidad. —Huelo el miedo en ella.

Zoran tiró de Abby más apretada entre sus brazos,

frunciendo el ceño mientras ella hundía la cara en su cuello
y se aferraba a él.

—Su especie no permite que otros los vean cuando se

dan placer entre sí. Abby dice que es un asunto privado
entre las parejas acopladas.

—Pero...— comenzó Kelan frustrado.

Jarak se inclinó hacia delante.

—Si la hembra se siente incómoda con mi presencia, me

puedo ir.

Abby se asomó por el cuello de Zoran, las lágrimas

brillaban en sus pestañas.

—No se trata sólo de ti.— comenzó Abby suavemente. —

La mayoría de la gente, los humanos, son muy privados
acerca de compartir su cuerpo. No caminamos por ahí sin
ropa, sin duda no hacemos el amor delante de otras
personas y no compartimos nuestros cuerpos. No pasa así
con todos los seres humanos, pero a la mayoría les resulta
ofensivo incluso pedirles que hagan algo así.

195
 Abby levantó la vista hacia a Zoran tristemente.

—Me temo que no tuvimos mucho tiempo para llegar a

conocernos uno al otro, de lo contrario habrías sabido esto.
Si no te importa, me gustaría volver a nuestro camarote.
Yo... yo no me siento muy bien.

Zoran frunció el ceño hacia Abby. Podía sentir su dolor

y eso le confundía. Se veía muy pálida. Tal vez, reaccionó
mal porque todavía estaba cansada. Zoran sintió una oleada
de disgusto cuando pensaba en el hecho de que ella había
pasado por muchas cosas y él había sido egoísta con sus
propios deseos. Asintiendo con la cabeza, Zoran se puso de
pie recogiendo a Abby en sus brazos.

—Voy a volver en breve. Quisiera que Abby descansara

más.

Abby no dijo nada cuando Zoran la llevó de vuelta a su

camarote. Cuando la acostó en la cama, se dio la vuelta
dándole la espalda y cerró los ojos. Se negó a llorar delante
de él. Zoran se sentó a su lado por un momento, frotando su
espalda, antes de inclinarse sobre ella dándole un beso en el
cuello.

—Voy a volver pronto. Descansa y comeremos cuando

despiertes.— dijo Zoran.

Dejó que su mano descansara sobre la cadera de Abby

por un momento antes de levantarse y salir de la habitación.
Abby escuchó cuando la puerta se cerró detrás de Zoran,
sólo entonces dejó que las lágrimas cayeran.

196
 ¿En qué se había metido?

El mundo de Zoran y el de ella eran muy diferentes.

¿Cómo iba a encajar alguna vez?

Era algo más que tener sexo delante de la gente. Estaba

dejando todo lo que había conocido y entrando en un
mundo del que no sabía nada.

¿Qué pasaría si Zoran decidía que ya no la quería?

¿Qué pasaría si él quería tener relaciones sexuales con
otras mujeres?

Abby sabía que nunca podría vivir con él si lo hacía.

Pero, ¿donde la dejaría eso?

En un planeta extraño lejos de todo el mundo que

alguna vez había conocido y amado y lejos de su amada
montaña.

Abby lloró hasta que estaba tan exhausta que no podía

mantener los ojos abiertos. Poco a poco, el sueño la reclamó
dándole un poco de paz.

Preocupado, Zoran miró al otro lado de la mesa cuando

Abby recogió su comida de nuevo, empujándola de un lado

197
 al otro del plato, no comiendo más de un bocado o dos.
Estaba perdiendo peso y unas sombras oscuras aparecieron
debajo de sus ojos.

Rara vez hablaba con Zoran, a menos que le hablara

primero. Habían estado viajando durante más de dos
semanas y se volvía más silenciosa cuanto más se
acercaban a Valdier.

Se contactó con la Simbiosis en sus muñecas para ver si

le decían algo, pero tan pronto como se conectaba con ellas,
se retiraban de él.

Cerrando su mano sobre la mesa, vió como Abby saltó.

—¿Qué está mal? Tienes que decírmelo, Abby. Puedo ver

cada día como te retiras más y más lejos de mí.

Abby se negó a mirar a los ojos a Zoran cuando le

respondió en voz baja:

—Nunca te he rechazado.

Y no lo hizo, no podía. Cada vez que Zoran la tocaba,

sentía las oleadas de calor acumulándose dentro de ella y ya
no podía apartarse de él más de lo que podía dejar de
respirar.

—Me dejas que te ame, pero sólo a tu cuerpo.— dijo

Zoran duramente. —No comes, no hablas, casi no duermes.
¿Por qué? Te niegas a dejar que te lleve al médico e incluso
tu Simbiosis no responde a mis inquietudes. Necesito que
me digas… ¿que está mal?

198
 Abby sintió una lágrima caer sobre su mano.

—No hay nada malo, Zoran. Solo estoy cansada. Eso es

todo, sólo cansada.

Zoran se puso de pie rodeando la mesa, se arrodilló y

levantó la barbilla de Abby suavemente para mirarle a los
ojos.

—Dices eso, Abby, pero no duermes. ¿Crees que no sé

qué finges cuando te sostengo cada noche? Dímelo, Elila,
déjame que te ayude.

Abby se quedó mirando a los ojos de Zoran por un

momento antes de contestar en voz baja:

—Somos muy diferentes. Literalmente venimos de dos

mundos diferentes.

Abby puso la palma de la mano en la mejilla de Zoran.

—He perdido todo lo que he conocido en mi vida, todo lo

que he amado, quién soy.

Miedo hizo que los ojos de Zoran brillaran con ira.

—Eres mía, Abby. Te he reclamado. Aprenderás a

adaptarte. Aprenderás a amar a mi mundo, a mi gente y
aceptarás lo que eres ahora.

Abby sacudió la cabeza con cansancio. No pensó en

nada más salvo lo qué podía hacer durante las últimas dos
semanas

199
 —Zoran, no pertenezco aquí. Pertenezco de vuelta en mi
montaña.

Zoran se puso de pie, temblando ante la idea de perder

a Abby. Tenía que escapar. Caminando hacia la puerta del
camarote, se volvió y dijo en voz baja:

—Nunca vas a regresar, Abby. Vas a aprender a aceptar

lo que ha sucedido. Si no empiezas a comer, te obligaré. Si
no duermes, voy a medicarte para que descanses.
Aprenderás que ya no eres la persona que eras.

Abby observó como Zoran salió de su camarote antes de

responder en voz baja:

—Oh Zoran, no estoy segura de que sea lo

suficientemente fuerte como para sobrevivir.

—No sé qué hacer, Kelan.—dijo Zoran mientras sostenía

un trago fuerte en su mano. —Ella se está desvaneciendo
delante de mis ojos. No come, no duerme, casi no me habla.
Quiere que la lleve de vuelta a su montaña.

Kelan tragó su bebida antes de servirse otro vaso. Ya

estaba bien entrado en los vasos para el momento en que
Zoran lo encontró. Cogió el vaso y bebió otro trago antes de

200
 responder.

—¡Estoy listo para llevarlas a todas de vuelta!

Kelan arrastró las palabras.

—Ya he tenido bastante con ella... con ellas. Son

mandonas, obstinadas, tenaces.— Kelan hipó —Son bellas y
demasiado sexy.

Zoran frunció el ceño, pero antes de que pudiera

responder, entró Trelon gruñendo por lo bajo:

—Necesito un trago.

Antes de que Zoran o Kelan pudieran decir una palabra,

Trelon tomó la botella del potente licor y comenzó a beber
directamente de ella, sin molestarse con un vaso. Limpiando
su boca con una mano, gruñó:

—Voy a matar a una pequeña hembra humana con el

pelo rojo y púrpura. Voy a desgarrarla en partes, la quemaré
hasta las cenizas, y luego la juntaré de nuevo para poder
hacerlo una y otra vez hasta que pida misericordia.

Zoran miró a ambos hermanos. Nunca los había visto

así.

—¿Qué está mal?

—¿Mal? Mal, pregunta él.— gruñó Trelon apuntando la

botella hacia Zoran. —Te voy a decir lo que está mal.
¡Aterrizas en un maldito planeta de hembras que

201
 conducirían a cualquier hombre hasta la locura y luego
actúan como si fuera culpa del macho! No, no podías
aterrizar en un planeta donde nuestra Simbiosis querría
matar a la hembra y nuestro dragón la encontrara repulsiva.
No, tenías que aterrizar en un planeta donde mi Simbiosis
está tan chiflada con la hembra que hace cada maldita cosa
que ella pide, independientemente de lo que yo diga… y mi
dragón está tan caliente que está a punto de destriparme si
no la reclamo antes que otro hombre, sólo que no puedo
agarrarla el tiempo suficiente para hacerlo.

—¿Tú también?

Kelan entornó los ojos mirado a Trelon.

—Mi mujer se niega a reconocerme incluso como un

hombre. Todo lo que hace es citar su nombre, rango y un
número horrible que no puedo recordar. Insiste en que la
lleve a su casa. Mi Simbiosis está durmiendo con ella como
si fuera su nueva mascota, enviándome imágenes de sus
caricias y rasguños y hablando sin sentido mientras que mi
dragón y yo nos ponemos a sufrir.— gruñó Kelan cuando su
cabeza cayó hacia adelante. —Incluso dijo que si quería
permanecer en mi forma de dragón ella me rascaría mi
barriga, pero como humano no me tocaría ni con un palo de
diez palmos.

—¿Qué hay de las otras hembras?— preguntó Zoran

confundido.

¿Qué les estaba sucediendo a sus hermanos?

202
 —La que llaman Ariel permanece con su hermana,
Carmen. Es la hembra que estaba a punto de morir. Es un
ser cruel. Uno de los machos médicos quería que ella se
apareara con él. Ella lo noqueó. Se han trasladado a su
propio camarote bajo vigilancia.— dijo Trelon tomando otro
trago.

—¿Por qué las hembras no están bajo vigilancia?—

preguntó Zoran mientras terminaba su trago y cogía otra
botella de licor.

—La llamada Trisha está bajo vigilancia, en mi

camarote.

Kelan arrastraba las palabras.

—Por desgracia, no puedo entrar porque tiene a mi

Simbiosis atacándome y arrastrándome hacia fuera cada vez
que intento entrar. Espera hasta que llegue a casa. Voy a
enviar a mi Simbiosis a jugar y tan pronto como se haya ido,
¡bam!, ¡ella es mía!

Kelan se rió ante la idea de tener finalmente indefensa a

aquella mujer.

Trelon suspiró profundamente

—Cara ya se ha introducido en los sistemas

informáticos, ingeniería, comunicaciones, sistema
ambiental, y nuestros programas de formación. Tenía a los
hombres haciendo algo llamado el ‘Tobogán Eléctrico’16 en el

16 El ‘Electric Slide’ en español ‘Tobogán Eléctrico’, es una ‘línea de

203
 simulador de entrenamiento de ayer. La mujer me vuelve
loco. Juro que nunca duerme, nunca se calla, ¡y se mete en
todo!

—Tal vez Abby se sentiría mejor si hablara con algunas

de las otras hembras. Tal vez si sabe que no está sola, que
otras de su especie están aquí con ella, se sentiría mejor
acerca de quedarse.— dijo Zoran animándose. —Una cena,
prepararé una cena para todas las mujeres. Notifica a
Mandra que la prepare. Invita a tantos hombres y parejas
apareadas como sea posible. Tendremos también a Madre
aquí. Llegaremos a Valdier mañana. Tal vez si las mujeres
ven que nuestro mundo puede ser similar al de ellas estarán
más receptivas.

—¡Oh, qué alegría!, conseguiremos ser humillados

delante de todos.— dijo Kelan mordazmente.

Zoran se sintió mejor cuando regresó a su camarote.

Explicaría mucho si Abby tenía miedo de ser la única de su

danza’ de música country asociada canciones como ‘Achy Breaky

Heart’ (en español: "No rompas más (mi pobre corazón)"). Se llama ‘línea
de danza’ a la línea imaginaria que siguen los bailarines alrededor de
una pista de baile, generalmente con una coreografía de pasos
repetidos y recorriendo la pista incesantemente.

204
 especie, pero no lo era. Había otras cuatro hembras y las
conocía. Tal vez si ella lo sabía, eso le ayudaría.

Al abrir la puerta del camarote se movió en silencio,

caminando hacia donde Abby estaba sentada mirando hacia
la oscuridad del espacio.

—Es hermoso, ¿verdad?— preguntó Zoran en voz baja

mirando a Abby.

Abby sonrió con tristeza.

—Me criaron para creer que había un Dios que creó

nuestro mundo. Incluso eso es algo que ya no puedo
sostener más.

Zoran giró a Abby para encararlo. Su corazón se rompía

por el aspecto de la desolación de sus ojos.

—Puedes aferrarte a mí, Abby. Te amo mucho, Elila.

Abby miró a los ojos de Zoran.

—¿Qué significa eso... Elila?

—No hay una traducción exacta pero significa 'mi

corazón'. Tú eres mi corazón, Abby.— dijo Zoran cepillando
suavemente un ligero beso en los labios de Abby. —Siente
mi corazón, que late por ti.

Abby miró su mano puesta sobre el pecho de Zoran a la

derecha sobre su corazón. Una sola lágrima corrió por su
mejilla. Le amaba mucho.

205
 Se debatía entre saber que tenía que irse y saber que no
podía. Se sentía muy perdida. Sintió el calor a través de su
camisa, el suave golpeteo de su corazón.

—Ahora, siente el tuyo.— dijo Zoran tomando su otra

mano y poniéndola sobre su pecho.

Abby alzó la vista con asombro al sentir ambos

corazones latiendo al mismo tiempo.

—¿Cómo?

—Te lo dije, ahora somos uno. No puedo vivir sin ti,

Abby, del mismo modo que ya no puedes vivir sin mí.—
susurró Zoran contra su pelo.

Abby olisqueó, tratando de no llorar.

—Oh Zoran, te amo mucho. Es sólo que… no sé. No sé

nada más.

—Sé que te amo, Abby.— dijo Zoran envolviendo sus

brazos alrededor de ella con fuerza. —Mañana vamos a estar
en Valdier. Verás lo bello que es. Tengo mucho que
enseñarte y mostrarte.

Abby se apoyó en el cuerpo caliente de Zoran. No quería

preocuparse nunca más. Sólo quería sentir su cuerpo
caliente envuelto alrededor de ella y sentirse segura entre
sus brazos. Se le escapó un suave suspiro mientras su
cuerpo finalmente cedió a todo el estrés y la presión
emocional que había estado sufriendo durante las últimas
semanas y se quedó dormida en los brazos de Zoran.

206
 Capítulo 16
Abby se estremeció con nerviosismo mientras seguía a
Zoran hacia la sala de transporte. Llegaron a Valdier hace
un par de horas. Zoran había estado ocupado con los
arreglos finales a bordo antes de llegar al camarote a
buscarla.

Abby llevaba los pantalones vaqueros y la camiseta que

tenía puestos cuando había estado en la Tierra. Necesitaba
algo familiar para ayudarla a lidiar con todos estos cambios.

—Así que, ¿cómo funciona esta cosa? ¿Todas las partes

de mi cuerpo van a estar en el mismo lugar después de que
nos borren? ¿Qué hace este botón? ¿Por qué está
parpadeando solo uno? Hombre, me encantaría tener este
cachorro destripado y ver que es lo que lo hace funcionar.

Abby oyó la voz de Cara yendo a mil por hora.

Abby se rió cuando vió a Cara moviéndose como un

colibrí alrededor y alrededor de la consola que sostenía los
controles del transportador, una Simbiosis iba siguiéndola
mientras Trelon se movía de un lado a otro tratando de
capturarla.

207
 Cada vez que iba a acercarse a ella, o bien Cara había
girado en el último momento justo fuera del alcance de sus
brazos o la Simbiosis se metía entre ambos.

Trisha estaba de pie al otro lado con una mirada pétrea

en su rostro, la Simbiosis de Kelan instalada a sus pies con
Kelan enviando oscuras miradas hacia ella de vez en
cuando.

Ariel y Carmen estaban al otro lado con dos guardias

mirando a ambas con miradas lujuriosas. Carmen les
enseñó los dientes a los guardias, haciendo que los dos
dieran un paso atrás.

Abby tocó el brazo de Zoran suavemente.

—No sabía que habías traído a las otras mujeres aquí.—

susurró Abby.

Zoran sonrió a la cara de sorpresa de Abby.

—Me temo que no he estado cuidando bien de ti como

debería haberlo hecho. Te he mantenido para mí mismo
estas últimas dos semanas. Fue necesario traerlas. Habían
visto demasiado. Además, la hembra llamada Carmen había
sido herida muy severamente como para dejarla atrás.

No añadió cómo esperaba que tener otras de su especie

estando aquí la ayudaría a adaptarse.

—Pero...

Abby miró a las otras mujeres, vacilante.

208
 —¿Ellas querían venir? ¿Qué pasa si quieren volver a
casa?

—Esta es su casa ahora, Abby. No pueden regresar.—

respondió Zoran con severidad.

No quería que pensara que si las otras querían regresar

a la Tierra también ella podría.

—Pero…

Abby empezó a discutir, deteniéndose ante la oscura

mirada que le dio Zoran.

—Se adaptarán, igual que lo harás tú.— dijo Zoran

antes de alejarse.

Asintió con la cabeza hacia Kelan y Trenton para

demostrar que estaba listo para el transporte. Tomando el
brazo de Abby, la guió hacia uno de los módulos del
transportador sosteniéndola firmemente mientras las luces
comenzaron a moverse alrededor de ellos.

En cuestión de unos momentos, estaban en Valdier, en

la sala de transporte de la base principal. Varios guardias
aparecieron inclinándose ante Zoran mientras él tiraba de
Abby a través de la habitación.

Abby miró alrededor de la elaborada habitación a la que

había sido guiada antes de que Zoran la besara,
prometiendo volver más tarde.

Él le dijo que ordenó algunas ropas para ella y además

209
 en breve vendría una costurera para ajustárselas.

Abby se mordió la lengua tratando de no ceder a la ira

creciendo dentro de ella. Se estaba cansando de la actitud
prepotente de Zoran dando órdenes a su alrededor. Ella iba
y venía abriendo y cerrando sus puños. Cuanto más se
paseaba, más furiosa se ponía.

¿Cómo se atreve a traer a las otras mujeres aquí?

¿No entiende cómo se siente perder todo lo que
conociste? ¿No le importa si tienen familias que se
preocupan y las extrañan?

Ella era la única responsable de que Cara, Trisha, Ariel

y Carmen estuvieran aquí. Fue su culpa. Si no las hubiera
invitado a su casa, habrían estado a salvo. Abby envolvió
sus brazos alrededor de su cintura. Tenía que hablar con
ellas. Ver si estaban felices. Y si no era así, tenía que
encontrar una manera de hablar con Zoran para que las
regresara a la Tierra. Tenía que escucharla. Estaba muy
cansada de escucharle diciéndole que se adaptaría. ¿Cómo
podía saberlo? Él no era quien fue arrancado de todo lo que
conocía. Él no era quien tenía que confiar en otra persona
para su propia existencia.

Abby estaba tan molesta, que ni siquiera se dio cuenta

de las pequeñas escamas apareciendo arriba y abajo de sus
brazos. Abby se pasó las manos arriba y abajo de los brazos
al sentir crecer el cosquilleo debajo de su piel.

Avanzando hacia las abiertas puertas dobles que daban

al balcón, contempló el terreno montañoso que se elevaba

210
 sobre la ciudad de abajo. Sus ojos se dirigieron a un
disturbio por debajo de ella.

Una pequeña figura estaba corriendo a través de la

extensión de hierba púrpura muy por debajo, cuando de
repente una enorme criatura de oro, parecida a un águila,
se abalanzó y la recogió.

Abby no pudo contener el jadeo escapando mientras se

tapaba la boca con una mano tratando de seguir a la
enorme criatura, mientras llegaba más alto y más cerca de
su balcón. Se echó hacia atrás al ver que aquella enorme
águila estaba haciendo un camino recto hacia ella.

Los ojos de Abby se hicieron aún más grandes al darse

cuenta de que la pequeña figura era, de hecho, Cara, quien
se encontraba en el proceso de gritar insultos contra aquel
macho, muy enfadado, que estaba sacudiendo su puño
hacia ella. Abby dio un pequeño chillido mientras saltaba
hacia un lado mientras la enorme águila llegó hasta el
balcón, balanceándose cuando arrojó suavemente la
pequeña forma de Cara en la estrecha área.

—¡Hola!— Cara sonrió a Abby.

—¡Hola!— respondió Abby, sorprendida al ver a Cara

sonriendo con una traviesa ‘sonrisa Cheshire’ 17 —¿Qué

17 El Gato de Cheshire es un gato ficticio de ‘Las aventuras de Alicia

en el país de las maravillas’ quien se distingue, principalmente, por
estar sonriente todo el tiempo. La expresión ‘sonrisa Cheshire’ se
refiere a una sonrisa amplia, ‘de oreja a oreja’, hasta el punto de que
enseña sus dientes y encías.

211
 diablos está pasando?

Cara miró por encima del borde del balcón y con una
risa disparó un gesto (utilizando su dedo medio) a la figura
que seguía gritando debajo de ella. Del rugido de respuesta,
el gesto había sido comprendido.

—Simplemente teniendo un poco de diversión.—

respondió Cara alegremente.

Abby se inclinó sobre el borde viendo como la figura

debajo luchaba con otras dos figuras que trataban de
detenerle.

—¿Piensas que es prudente provocarle de esa manera?

Cara se limitó a sonreír, sin apartar los ojos de la lucha

de abajo.

—Le hace bien. Ya sabes, él es el único hombre que he

conocido al que no he sido capaz de ahuyentar.

Su mirada se suavizó mientras le veía liberarse.

Abby observó las emociones fluyendo a través de la cara

de Cara.

—Te gusta, ¿verdad?

Cara la miró sobresaltada.

—¿Se nota? Me gusta estar aquí. Sólo he estado aquí

unas cuantas horas, pero nunca me he sentido tan libre,
tan... bien.

212
 Abby observó como una mirada reflexiva pasaba a
través de los ojos de Cara

—¿Cómo sabes que serás feliz aquí?— preguntó Abby

suavemente.

Cara miró hacia abajo mientras Trelon se convertía en

un dragón. Una enorme sonrisa se extendió por su cara
justo antes de que ella dejara escapar un fuerte silbido.
Subiéndose a la barandilla del balcón, Cara miró a Abby
antes de saltar en la parte posterior de la enorme águila de
oro

—No sé, pero estoy dispuesta a intentarlo. Nunca me he

sentido de esta manera antes y no pienso dejarlo ir, sin una
lucha... o dos.— dijo antes de que la enorme criatura se
separara con un gran barrido de sus alas. —Te veré más
tarde en la cena.— gritó Cara antes de que el pájaro volara
en picado apenas desapareciendo del dragón subiendo por
debajo de ella.

Abby sacudió la cabeza riendo cuando el dragón soltó

un rugido de indignación, ya que torció en el último minuto
en un esfuerzo para no chocar con la enorme masa del ave
con una diminuta humana riéndose a carcajadas,
aferrándose a su parte posterior.

213
 El resto de la tarde pasó volando. La costurera vino con
una legión de ayudantes portando rollos de telas. Ella midió
a Abby, chasqueando la lengua mientras murmuraba en voz
baja. Le llevó a Abby un tiempo para convencer a la
costurera de que creara no sólo los vestidos que Zoran le
pidió, sino también pantalones, camisas, y una variedad de
ropa interior.

Abby tuvo finalmente que amenazar con no usar

ninguna de las prendas que se hicieran si la orden no
incluía bragas y sujetadores. Abby aprendió rápidamente
que tales elementos no eran comunes en la vestimenta
Valdier.

Abby estaba feliz de escuchar que la costurera también

había visitado a las otras mujeres (excluyendo a Cara que
todavía estaba en libertad) y ya se había ordenado ropa para
ellas. Poco después de que la costurera saliera, un joven
apareció en la puerta de Abby.

—Sí.— preguntó Abby sintiendo pena por el joven

guerrero cuando tragó con nerviosismo.

—Mi Lady…— comenzó el joven guerrero —Lord Zoran

pensó que le gustaría la compañía de algunas de las otras
mujeres que la han acompañado a nuestro mundo. Me pidió
que las traiga con usted, si es aceptable.— terminó con un
tartamudeo.

Un brillante rubor cubrió su rostro mientras trataba de

retirar su mirada de la marca del dragón en el cuello de
Abby.

214
 Abby sonrió de repente, sintiéndose una anciana de
veintidós años de edad.

—Me encantaría tener compañía. Por favor tráelas

inmediatamente. Oh, ¿puedes además tener un refrigerio?—
dijo Abby mientras le observaba tragar y volverse aún más
rojo.

—Sí, mi Lady.

La voz del joven guerrero chilló al ver los hoyuelos

aparecer en las mejillas de Abby mientras sonreía. Se volvió,
casi tropezando con sus propios pies mientras corría por el
pasillo.

Abby sacudió la cabeza antes de cerrar la puerta.

Estaba muy confundida. Había estado muy molesta antes,
sintiéndose culpable por ser la responsable de que las otras
mujeres estuvieran aquí y, sin embargo, Cara estaba muy
excitada.

<No sé, pero estoy dispuesta a intentarlo. Nunca me he

sentido de esta manera antes y no pienso dejarlo ir, sin una
lucha... o dos.>

Las palabras de Cara hicieron eco a través de Abby al

recordar la mirada de esperanza y determinación en los ojos
de Cara al volar fuera. Perdida en sus pensamientos, Abby
se sacudió cuando un fuerte golpe sonó en la enorme puerta
de madera arrastrándola de vuelta.

La risa sonaba mientras dos de las cuatro nuevas

amigas y compañeras terrícolas de Abby entraron en la

215
 habitación.

—¿Has visto el material y algunos de los trajes que esas

mujeres compraron?— estaba diciendo Trisha.

Junto a ella había una Simbiosis de Kelan, en forma de

un enorme perro, siguiéndola tan cerca que le rozaba la
pierna.

—Sé que voy a lucir bien esta noche en esa creación

verde. ¡Los hombres no sabrán lo que les golpeó!— estaba
diciendo Ariel.

—Ey, Abby.

Trisha y Ariel la llamaron juntas. Ambas miraron

alrededor de la extravagante habitación decorada con
curiosidad.

—Wow, ¿puedes superar el tamaño de este lugar?—

preguntó Ariel mientras se movía a un lado para dejar pasar
una joven criada que transportaba una bandeja llena de
refrigerios.

Abby se acercó hasta la mesa baja e hizo espacio para la

bandeja, agradeciéndoselo tranquilamente a la joven, que se
inclinó rápidamente y se fue, cerrando la puerta detrás de
ella.

—Hola. Venid a sentaros y tomad un refresco.— dijo

Abby mientras vertía tres tazas de té, antes acomodarse en
una suave silla acolchada cerca de la ventana. —¿No está
Carmen con vosotras?

216
 Ariel dejó escapar un profundo suspiro antes de sacudir
la cabeza.

—No. Carmen... está siendo Carmen.

El largo pelo de Abby cubría su hombro y bajaba hacia

un lado, mientras ponía sus largas piernas debajo de ella.

—¿Qué significa eso?

Trisha tomó otra silla mientras Ariel se dejaba caer en el

sofá frente a Abby.

—Carmen tiene problemas.— dijo Trisha.

Ariel contempló tristemente por la ventana por un

momento antes de contestar.

—No tanto como problemas, sino más bien mucho

dolor.

Ariel tomó un sorbo de su té antes de continuar.

—Perdió a su marido hace tres años y nunca se ha

recuperado de ello.

—¿Crees que estar aquí está haciéndolo más difícil para

ella?— preguntó Abby en voz baja.

Otra vez sintió la culpa levantarse en su interior. Tanto

Ariel como Trisha agitaron sus cabezas. Ariel miró a Abby
por un largo momento antes de responder:

—Creo que estar aquí fue la mejor cosa que le ha

217
 pasado a Carmen. Aquí no puede huir, al menos no como lo
ha venido haciendo. Estaba buscando una forma de morir
para estar con Scott de nuevo. Aquí no puede hacer eso.

Trisha sonrió maliciosamente.

—No creo que Creon vaya a dejar que siga huyendo

nunca más.

—¿Quién es Creon?— preguntó Abby mirando de una a

otra, cuando Ariel frunció el ceño a Trisha.

—Creon es un aterrador hijo de puta...— comenzó Ariel.

—Quien está caliente por Carmen y es probablemente el

único que puede romper el muro que ella ha construido.—
terminó Trisha con brusquedad.

Ariel miró a Trisha por un minuto antes de dejar

escapar un suspiro.

—Tienes razón, por supuesto. Carmen nunca lo habría

dejado acercarse, mientras estábamos en la Tierra. No sé si
este tipo Creon sea el único para ella, pero estoy de acuerdo
que se veía enormemente interesado cuando la vió por
primera vez.

—Así que…— preguntó Trisha mirando a Abby, —

¿Sabes de lo que trata la cena de esta noche? Y, ¿alguien ha
visto a Cara?

Abby se rió mientras les explicaba lo que sucedió antes

con Cara. Parecía haber pasado hace quince minutos,

218
 Trelon todavía estaba tratando de atrapar a su pequeña
libélula ágil.

—En cuanto a la cena de esta noche, no lo sé. Zoran ha

sido muy silencioso sobre ello.

Las tres mujeres se visitaron durante la siguiente hora

antes de que Trisha y Ariel se excusaran de tener que ir a
ponerse ‘hermosas’ para la noche.

Abby pensó de nuevo en esa tarde y tenía que admitir

que se sentía mucho mejor de lo que había estado en
semanas.

Hundiéndose en el agua perfumada de la bañera, Abby

se dio cuenta de que su vida en la Tierra parecía más un
sueño que una realidad.

Todavía no había visto mucho del mundo de Zoran, pero

ese pequeño vistazo le había hecho darse cuenta de que era
un lugar muy hermoso y tal vez, solo tal vez, ella podría ser
feliz aquí.

219
 Capítulo 17
Silenciosamente, Zoran dejó su set de habitaciones. Su
madre y Mandra habían completado los preparativos para la
cena. Había sido interesante explicar como todos los platos
que se sirvieran a su compañera necesitarían estar libres de
cualquier carne o productos cárnicos.

Debido a la naturaleza de su dragón, la carne era un

pilar para sus cuerpos. No estaba seguro de cómo manejaría
su aversión a la carne el dragón de Abby, una vez que la
transformación fuera completa.

La transformación... ese era otro de los temas que iba a

tener que explicarle. Estaba muy preocupado por cómo ella
iba a manejar la situación. Había pasado por demasiados
cambios en tan sólo unas pocas semanas. Quería tenerla
aceptando su mundo y amándolo tanto como él lo hacía.
Ahora era su Reina.

¿Cómo iba a lanzar algo más en ella?

Caminando a través de la habitación hasta la sala de

baño, Zoran se detuvo en la puerta bebiendo la visión de
Abby extendida en la bañera. El agua cristalina se agitaba
suavemente alrededor de su cuerpo desnudo.

220
 —¿Es posible estar celoso del agua?— pensó Zoran
mientras se sintió endurecer.

Estaba tratando de darle a Abby algo de tiempo

personal. Estuvo la mayor parte del día en reuniones con
sus hermanos y asesores de seguridad más cercanos,
repasando la información que descubrió Creon sobre su
secuestro. Si la información era correcta, entonces había
algunas graves amenazas para su pueblo a las que
necesitaba hacer frente inmediatamente.

—Zoran, volviste.— dijo Abby.

Levantó su brazo hacia arriba fuera del agua en una

invitación para que se uniera a ella. Los ojos de Zoran se
oscurecieron de deseo mientras se quitaba rápidamente la
ropa. Bajando los escalones dentro del agua caliente, tiró a
Abby entre sus brazos, aplastando sus labios con los suyos.

—Eres tan hermosa, Elila.

Abby se quedó sin aliento cuando Zoran agarró uno de

sus pezones en la boca y empezó a chuparlo.

—Tú tampoco estás tan mal.— susurró Abby.

Rápidamente se dio la vuelta empujándole contra los

escalones y se sentó a horcajadas sobre su regazo,
empalándose lentamente a sí misma en su gruesa longitud.
Zoran dejó escapar un gemido cuando sintió la dulce calidez
de Abby encerrándole.

—Oh, Elila, tú eres mi vida.

221
 Empujando hacia arriba hasta que su longitud entera
estaba enterrada dentro, Zoran envolvió una mano
alrededor del cuello de Abby tirando de ella hacia abajo para
capturar sus suaves gemidos en su boca mientras con la
otra mano agarraba su cadera firmemente en un esfuerzo
por mantener el poco control que le quedaba. Abby no podía
soportar la presión, su sangre ardía con la necesidad de
montarlo.

—Zoran, yo... te necesito.

Abby gimió, sintiendo las calientes olas de deseo

construirse más fuerte que nunca.

—¡Ahora!— gritó cuando una ola reventó.

Los ojos de Zoran brillaban intensamente mientras

observaba los ojos de Abby cambiar a estrechas rendijas y
sus brazos y pecho comenzaron a ondular con colores
azules pálidos, dorados y blancos.

Un suave gruñido salió desde su garganta cuando ella

echó la cabeza hacia atrás y comenzó a montarle cada vez
más rápido.

Deslizó sus manos por su espalda sintiendo su piel

comenzar a cambiar a medida que los inicios de sus largas
alas comenzaron a formarse. Su dragón estaba haciendo
suaves cantos de acoplamiento que le llamaban, mientras
luchaba para salir por primera vez.

El propio dragón de Zoran luchaba por liberarse

mientras trataba de responder a la llamada de su pareja. Él

222
 apretó los dientes tratando de tirar de ella. Ahora no era el
momento, Abby no estaba lista, incluso si su dragón
pensaba que lo estaba. En primer lugar necesitaba darle
más tiempo para adaptarse a vivir aquí.

Consciente de que si no hacía algo rápido para detener

a su dragón de tomar el control, ella iría a través del cambio
allí mismo en la bañera, tiró aún más duro de su dragón.
Zoran dejó escapar un oscuro gruñido de advertencia al
dragón de Abby justo antes de que hundiera sus dientes en
la unión entre su hombro y su cuello en advertencia de que
él era el compañero dominante y para que el dragón de Abby
se sometiera a él.

Abby no sabía lo que le estaba ocurriendo. Se sentía

como si estuviera en llamas, su sangre hirviendo. Era casi
como si hubiera algo dentro de ella luchando por salir. Podía
sentir su piel hormigueando completamente por encima
mientras ola tras ola la golpeaba.

Sentía la piel de la espalda como si estuviera a punto de

estallar, como si miles de pequeños dedos golpearan a
través rasguñando para salir.

Pequeños sonidos extraños, venían de ella, pero no

parecía ser capaz de hacer nada al respecto. Era como si
estuviera pidiendo algo, pidiendo algo que viniera por ella, a
ayudarla.

Oyó a Zoran gruñir como si viniera desde lejos y el

sonido se hundió profundamente en ella cuando sintió el
destello de dolor y una explosión de deseo tan fuerte que

223
 llegó a su clímax, un grito silencioso desgarro su garganta
mientras se convulsionaba alrededor de Zoran.

Zoran cerró los ojos mientras saboreaba la dulzura del

flujo sanguíneo de Abby en su boca cuando la mantuvo en
un ancestral acto de dominación. Él gimió cuando sintió el
clímax de Abby envolverlo como un puño alrededor de su
polla, apretándolo con fuerza hasta que no tuvo más
remedio que liberar su cuello y gritar cuando su propio
clímax fue forzado de su cuerpo. Se estremeció al sentir los
calientes chorros de su semilla liberándose profundamente
en el vientre de Abby.

Entonces envolvió sus brazos alrededor de la esbelta

figura de Abby tirando de ella hacia abajo hasta que quedó
tendida en torno a su pecho. Se sentía débil como un bebé
recién nacido mientras lo último de su semen pulsaba
dentro de ella.

Zoran quedó relajado, con su cabeza descansando en el

lado de la bañera, sus ojos cerrados mientras acariciaba
suavemente el pelo y la espalda de Abby.

Nunca tendría suficiente de ella.

Tampoco lo estaría su dragón, quien estaba exigiendo

que dejara que la transformación se completara, ya que
quería estar con su pareja.

—Pronto, mi guerrero feroz, pronto serás capaz de

aparearte como yo lo he hecho.— le aseguró Zoran a su
dragón.

224
 *

—No puedo creer que lleguemos tarde.— murmuró Abby

entre dientes mientras se aceleraba el paso por aquel largo
pasillo. —Hubiéramos llegado a tiempo si hubieras
mantenido las manos quietas.

Zoran llevaba una tonta y satisfecha sonrisa en su

rostro cuando contestó:

—Pero… necesitabas ayuda con tu vestido.

—Sí.

Abby fulminó con la mirada a Zoran.

—Pero para ponérmelo, no para quitármelo.

—Pero, Elila, te ves tan bella sin tu ropa...— comenzó

Zoran, volviéndose su sonrisa aún más satisfecha al
recordar cómo acabaron haciendo el amor nuevamente
cuando estaban tratando de vestirse para la cena.

Se había portado bien manteniendo sus manos lejos de

ella después de que finalmente salieron de la bañera hasta
que se dio la vuelta para pedirle que le atara las tiras que
sostenían su vestido. El material de color azul oscuro
acentuaba sus ojos y cuando giró su gran cremoso cuerpo
de nuevo hacia él, no pudo resistir pasar sus manos por
ella, sobre el suave material que cubría sus pechos.

225
 Ahora, debido a esa pequeña distracción, ellos estaban
llegando retrasados alrededor de media hora con respecto a
cuándo se suponía que empezaría la cena. Él y su dragón,
nunca habían estado tan satisfechos.

—Además…— pensó Zoran con una enorme sonrisa, —

la bella Simbiosis de oro tampoco parece descontenta
si los destellos brillantes de su cuello, muñecas y orejas
son una indicación.

Al mirar hacia abajo en los oscuros rizos brillantes de

Abby, apilados en la cabeza, podía ver los pequeños
destellos de oro bailando hacia atrás y adelante a través de
su piel que tomaban diferentes formas mientras ella se
movía en pequeños pasos rápidos hacia el abierto comedor.

—Tienes que portarte bien.— dijo Abby severamente

deteniéndose momentáneamente para poner sus manos en
las caderas dando énfasis. —No voy a estar incómoda frente
a tu madre, hermanos, y Dios sabe quién más. ¿Me
escuchas?

Zoran dejó escapar una risa mientras se abalanzaba

para cepillar un ligero beso en los labios de Abby.

—Creo que todo el mundo te escuchó, Elila. Pero, si te

hace sentir mejor, voy a tratar de controlarme.

Abby levantó una mano y la colocó suavemente en la

mejilla de Zoran mientras que su otra mano se movió
suavemente sobre la parte delantera de sus pantalones.
Levantándose de puntillas, ella movió su lengua a lo largo

226
 de la costura de los labios de Zoran

—Sólo hasta después de la cena.— gruñó ella

suavemente antes de girarse y entrar en la gran sala.

Zoran sintió a su dragón gruñir en respuesta a las

provocaciones de su pareja. Ajustando la parte delantera de
sus pantalones, que se habían vuelto decididamente más
apretados, Zoran gimió suavemente:

<Nuestra compañera no está contenta con nosotros

privándola. Tengo la sensación que la cena de esta noche va
a ser muy larga y dolorosa para ambos.> respondió el
dragón de Zoran dando un gruñido de frustración, mientras
ambos observaban el suave vaivén de la deliciosa parte
inferior de Abby desaparecer por la puerta.

—¡Abby!— gritó Cara con alegría.

Abby se volvió a ver como Cara se acercaba a ella.

Estaba vestida con un par de pantalones oscuros y una
camiseta blanca que colgaba baja sobre un hombro
descubierto. Su cabello castaño oscuro caía en ondas
alrededor de su pequeña cara, los reflejos púrpura
capturando las luces.

Lo que realmente llamó la atención de Abby era la

longitud de la cadena, no la de oro de la Simbiosis, sino una
larga cadena de plata que se enrollaba alrededor de la
muñeca izquierda de Cara y en la derecha de Trelon
atándolos juntos.

Abby le dio un rápido abrazo a Cara.

227
 —¿Estás bien?— susurró mirando preocupada a los ojos
de Cara.

Cara se rió, volteando hacia Trelon una mirada traviesa.

—Oh, no hay nada malo. El muchacho amante aquí

tiene la impresión de que por fin me ha atrapado y cree que
una vieja cadenita me retendrá con él.

Cara se inclinó hacia delante mirando a Trelon mientras

le susurraba a Abby.

—La diversión acaba de empezar.

Cara sonrió con dulzura ignorando el gruñido de

advertencia de Trelon.

Dando a Abby una rápida señal, se alejó tirando de un

furioso guerrero detrás de ella mientras bailaba dentro y
fuera de la multitud presentándose ella misma.

Abby saltó ligeramente cuando sintió una mano

deslizándose alrededor de su cintura.

—Creo que mi hermano finalmente ha encontrado a su

igual.— dijo Zoran con diversión.

—Eso espero.— dijo una voz ronca. —Parece que todos

mis hijos hubieran podido.

Abby se volvió para ver a una mujer mayor de increíble

belleza mirando con diversión mientras su hijo mayor se
volvía de un ligero tono de rojo.

228
 —Madre, me complace que viajaras hasta aquí.

Morian Reykill vió cómo su hijo mayor atrajo a su lado a

esta pequeña mujer de manera protectora. Había llegado
temprano con la esperanza de observar a cada una de las
mujeres que fueron traídas hasta su planeta.

Morian tenía que admitir que estaba intrigada, después

de escuchar los rumores de que su hijo mayor se había
apareado de verdad con una especie diferente de cualquier
otra conocida por su especie. Se impresionó con las otras
mujeres. Cada una tenía sus propias características
particulares. Morian se enamoró de la pequeña Cara,
disfrutó del ingenio e inteligencia de Trisha y Ariel, pero
estaba preocupada por la que se llamaba Carmen. Podía
sentir una profunda tristeza en aquella.

Pero era la llamada Abby en quien estaba más

interesada en entrevistar. Se necesitaría una mujer fuerte
para hacer frente a su hijo mayor. Ahora, estudió los rasgos
delicados de la chica que, obviamente, había capturado el
corazón de Zoran.

Dejó que su mirada se desviara hacia la marca del

dragón en el cuello de Abby. Por lo tanto, era cierto. Una
especie que no era de su mundo había sido aceptada no sólo
por un guerrero Valdier… sino también por su dragón y su
Simbiosis.

—Buenas tardes, cariño. Soy Lady Morian Reykill, alta

Reina y madre de este variopinto grupo de inadaptados.—
dijo Morian Reykill con una dulce sonrisa mientras se

229
 inclinaba y le daba a Abby un beso en cada mejilla.

—Madre, no deberías llamarme inadaptado. Soy el Alto

Rey, Líder de Valdier, y un guerrero feroz.

Zoran frunció el ceño hacia su madre, tratando de

intimidarla con una mirada feroz. Morian dejó escapar una
pequeña risita.

—Sí, bueno... me acuerdo de lo que tú y tus hermanos

parecían con los traseros desnudos cuando os perseguía. Ve
a buscar algún refresco para tu compañera y para mí. Estoy
simplemente reseca de mi viaje.

Zoran dejó escapar un suave gruñido a su madre antes

de cepillar un suave beso en la frente de Abby.

—No creas una palabra de lo que dice. Todos nosotros

nos comportábamos perfectamente cuando éramos unos
jóvenes muchachos.

Abby se rió mientras observaba a Zoran apresurarse

hasta unas largas mesas llenas de todo tipo de alimentos y
bebidas. Escuchar a la madre de Zoran meterse con él y sus
hermanos le hizo darse cuenta de que quizás este mundo no
era tan diferente de la Tierra.

Morian enrolló su brazo a través del de Abby, tirándola

tras ella mientras se movía hacia un conjunto de enormes
puertas que daban a un patio.

—Zoran.— dijo Abby mirando sobre su hombro hacia

donde Zoran había desaparecido.

230
 —No tendrá problemas para encontrarte, querida.
Simplemente necesito respirar un poco de aire fresco. Ha
pasado un largo tiempo desde que he estado en torno a
tantos otros.— dijo Morian moviéndose más lejos dentro de
la zona del jardín tenuemente iluminado.

Abby miró a su alrededor mientras bajaba los escalones

siguiendo a la madre de Zoran.

El jardín era impresionante. Enormes árboles

bordeaban un lado mientras que los escalones continuaban
bajando hasta que terminaban en el borde con vista a un
océano de agua verde y blanca.

Flores de todos los colores imaginables, algunas del

tamaño de platos y aún más grandes, parecían brillar
expuestas a la suave luz, asentadas ocultas alrededor del
área.

Abby se acercó a una de las flores y suavemente tocó

uno de los brillantes pétalos. La flor se cerró sobre sí
misma. Sobresaltada, Abby dio un chillido de sorpresa.
Morian se rió mientras observaba a Abby mirando
tentativamente otra flor.

—Planté todas éstas flores muchos años atrás. La

mayoría de las plantas provienen de la zona alrededor de mi
casa en la montaña.

Morian se acercó a la flor que Abby tocó y suavemente

dijo unas palabras en una baja voz musical. La flor se abrió
cuando Morian habló con ella.

231
 —Tienes una voz muy hermosa.— dijo Abby en voz baja
mirando a la mujer de avanzada edad con una mezcla de
curiosidad y asombro. —¿Cantas?

—¿Cantar?— preguntó Morian. —¿Explícame eso?

—Es cuando dices cosas pero poniéndolas junto con

una armonía. Algo así como lo que acabas de hacer. —
explicó Abby.

—No conozco eso de cantar. Uso palabras mezcladas

con sonidos bajos para hablar con las plantas. ¿Me puedes
dar un ejemplo de eso de cantar? ¿Lo haces mucho en tu
mundo?— preguntó Morian.

Abby se sonrojó. No estaba segura de sí a la gente aquí

en este mundo le gustaría su canto. Sabía que tenía una voz
agradable. La heredó de su abuela y su abuelo.

Lo que no le gustaba era que era tímida a la hora de

cantar delante de la gente, aunque había cantado frente a
grupos grandes en Shelby toda su vida. Pero, de repente, no
se sentía tan segura.

—Canta para mí, Abby.— dijo Zoran, bajando los

escalones hacia su madre y entregándole una copa. —Canta
para mí de la manera que lo hiciste en tu montaña.

Dejó la bebida que traía a Abby en la cornisa del balcón

y se acercó a ella.

—Canta para mí, Elila.

232
 Abby puso sus manos en Zoran mirándolo a los ojos
mientras cantaba una corta canción gaélica de amor que
aprendió hace mucho tiempo de su abuela. Cuando terminó,
Zoran se llevó sus manos a la boca y le besó suavemente
sus nudillos.

—Hermosa, Elila. Igual que tú.

Abby se sonrojó. Se volvió para mirar a Morian que

estaba mirándola con lágrimas en los ojos.

—Me gusta esto de ‘cantar’. Sería un honor que me

enseñases.

Abby le sonrió a Morian, sintiendo otro hilo de su

desesperación disolviéndose lentamente a medida que se dio
cuenta que había sido aceptada por un aliado muy
importante, su nueva suegra.

—Ven, vamos a comer y disfrutar de las festividades.

Zoran sonrió triunfalmente al darse cuenta de que Abby

había dado un paso más aceptando su mundo. Envolvió sus
brazos alrededor de las dos mujeres más importantes de su
vida y las condujo al interior.

Ninguno de ellos vió las oscuras figuras escondiéndose

en lo alto entre los enormes árboles. Una de las figuras, en
particular, siguió centrado en Abby hasta que desapareció
de la vista. Sólo entonces la última figura oscura se movió
cautelosamente bajando del árbol para desaparecer en la
oscuridad.

233
 Capítulo 18
Abby jadeó cuando Zoran la depositó tiernamente sobre
la suave hierba púrpura. Había pasado una semana desde
la cena de presentación en Valdier de ella y las otras
mujeres de la Tierra. Abby no había tenido mucho tiempo
para visitarse con las otras mujeres. Las vió en ocasiones
desde la distancia y se había encontrado con Carmen en
uno de los largos pasillos del palacio mientras los exploraba.

Carmen parecía nerviosa, como si estuviera tratando de

encontrar un lugar para esconderse. No le dijo mucho a
Abby, salvo que estaba bien y que hablaría con ella más
tarde.

Abby estaba desconcertada por el comportamiento de

Carmen hasta que dobló una esquina en un pasillo y chocó
cara a cara contra Creon, el hermano del medio de Zoran.
Abby se estremeció al recordarse mirando dentro de los fríos
y oscuros ojos de Creon.

Tenía que estar de acuerdo con Ariel en la descripción

de ‘aterrador hijo de puta’. Rápidamente se disculpó y se
alejó en la dirección hacia donde Abby vió por última vez
dirigiéndose a Carmen. Esperaba que Carmen estuviera
bien.

234
 —Oh, Zoran, esto es tan hermoso.— exclamó Abby
mientras se movía hacia el borde de una piscina cristalina
antes de contemplar la pequeña cascada de agua que la
alimentaba.

—Tenía la esperanza de que te gustaría estar aquí.—

dijo Zoran mientras se acercaba por detrás y envolvía sus
brazos alrededor de ella.

Zoran había estado debatiéndose durante la pasada

semana acerca de cómo explicarle la transformación que su
cuerpo estaba buscando. Cada vez que hacían el amor se
estaba volviendo más y más difícil detener a su dragón de
asumir el control.

Demonios, era aún más difícil para su propio dragón no

exigir lo mismo. Sólo había sido su promesa de explicárselo
todo hoy y luego mostrarle a Abby cómo llevar a cabo la
transformación lo que mantuvo la paz dentro de sí mismo.

—Abby, hay algo que necesito decirte.— comenzó Zoran.

Suavemente giró a Abby en sus brazos. Escogió este

lugar debido a su aislamiento. Quería que Abby se sintiera
cómoda en su primer cambio. Su Simbiosis Madre estaba
esperando su orden para aparecer.

Una vez que el cambio se hiciera, él dividiría su

Simbiosis así el dragón de Abby tendría la protección
necesaria, pero esperaba que pudieran completar su primer
apareamiento como dragones primero.

Retrocediendo, Zoran levantó las manos de Abby hasta

235
 su boca presionando un suave beso en cada uno de sus
dedos.

—Abby...— comenzó Zoran antes de tensarse

bruscamente cuando el dolor irradió a través de su cuerpo.

—¿Zoran?

Abby sintió las manos de Zoran apretar fuertemente las

de ella y vió que sus ojos se oscurecieron peligrosamente.

—¿Qué...?

Zoran empujó a Abby detrás de él, haciendo caso omiso

de la exclamación de alarma de Abby cuando vió el grueso
dardo sobresaliendo de su hombro izquierdo. Zoran dejó
escapar un feroz gruñido, sacándose el dardo fuera antes de
girarse. Trató de cambiar a su forma de dragón, pero no
pudo mientras una ola de mareo inundó a través de su
cuerpo.

Agarrando a Abby de la mano, Zoran empezó a correr

hacia la cubierta del espeso bosque que rodeaba la pequeña
pradera sólo para detenerse repentinamente cuando varias
oscuras figuras empezaron a surgir. Zoran se revolvió, sólo
para encontrar su camino bloqueado por más y más de
aquellas oscuras figuras.

Abby estaba aterrada. Las enormes figuras oscuras

estaban cerca de los dos metros de altura. Oscuro cabello
negro les caía llegando hasta la cintura. Sus cuerpos
estaban cubiertos con una tela de cuero negro, con lo que
parecían ser armas atadas sobre el pecho.

236
 Abby vió con horror como tres de esas figuras
levantaron un arma y le dispararon a Zoran. Gritó cuando
sintió a Zoran sacudirse mientras tres dardos más le
golpearon en el pecho, el hombro y la pierna.

—¡NO!— gritó Abby tratando de sostener a Zoran

mientras caía lentamente al suelo. —No, por favor, ¡no!

Abby tiró de los dardos, sacándolos de Zoran y

lanzándolos a un lado.

—Zoran, oh, nene, te amo.

Abby ignoró las figuras aproximándose mientras se

centraba en tratar de conseguir que Zoran la mirara.

—Dime qué hacer. Por favor, dime que estás bien.

Una sombra cubrió a Abby mientras yacía sobre el

cuerpo de Zoran tratando de protegerlo.

—Así pues, nos encontramos de nuevo, líder Valdier.

Abby miró hacia la cara de la figura oscura. Se

estremeció cuando se encontró mirando unos ojos fríos y
muertos.

—¿Qué quieres?— susurró Ella.

—Algo que debería haberme sido dado hace varios

meses.— dijo la figura oscura mientras se arrodillaba junto
a Abby y Zoran. —No me gusta que me nieguen lo que
quiero y ahora parece que tiene dos cosas que quiero; los

237
 secretos de su Simbiosis y una probada de su mujer. Me
pregunto que será más dulce.

La figura se rió con frialdad mientras sacaba una

pequeña jeringa de un bolsillo de su chaqueta.

—Voy a dejar que pienses en ello, mientras yo pruebo al

menos uno de los dos.

Abby se movió como en cámara lenta, arrojándose

contra la figura oscura antes de que pudiera hundir la
jeringa en Zoran. Ella sintió el pinchazo cuando la aguja
inyectó en su costado lo que hubiera dentro de la jeringa,
mientras aún empujaba la figura oscura hacia atrás y lejos.

Oyó una voz que sonaba como la de ella, pero diferente,

cuando atacó a la figura con todo dentro de ella. Olas de
desesperación y mareos la inundaron mientras luchaba
contra las manos tratando de contenerla antes de que todo
se volviera oscuro.

Zoran trató de rugir un desafío mientras observaba lo

que sucedía; pero, la voz y las extremidades se negaron a
seguir sus instrucciones. Su dragón luchó para defender a
su pareja, pero fue incapaz de pelear a través de las capas
de paralizados músculos que estaban encerrándole.

La oscura figura se levantó, limpiándose la sangre de su

boca mientras sonrió cruelmente hacia la figura
inconsciente de Abby.

—Voy a disfrutar el sabor de ésta. Es una amante digna.

Tal vez voy a mantenerla durante un tiempo antes de

238
 entregársela a mis hombres.

Sus oscuros ojos bajaron hacia Zoran; riéndose del odio

con que estaba devolviéndole la mirada.

—Yo simplemente iba a noquearte de la manera fácil;

pero, por desgracia, ésa era la única jeringa que tenía así
que supongo que tendrá que ser de una manera divertida.
Cuando te despiertes tan sólo recuerda lo que quiero... la
respuesta a cómo se controla la Simbiosis. Si no tengo la
respuesta dentro de tres días nunca verás a tu mujer de
nuevo... viva.

Zoran rugió en silencio mientras miraba a su odiado

enemigo, el oscuro príncipe mestizo Curizan, recoger la
figura inmóvil de Abby y presionar un beso en su boca
pasando su lengua de lado a lado a través de sus labios. Lo
último que escuchó antes de que un golpe en la cabeza lo
introdujera en el silencio de la oscuridad fue la risa cruel de
Ben'qumain.

—Zoran, vamos, despierta.

Creon palmeó la mejilla de Zoran un poco más fuerte.

—No creo que golpearlo más fuerte le vaya a despertar,

Creon.— dijo Mandra mientras observaba la Simbiosis

239
 Madre de Zoran moverse para envolver el cuerpo de su
hermano.

—Cualquiera que sea la mierda que le dieron es

poderosa.— gruñó Creon volviéndose hacia el tercer hombre
que estaba de pie a un lado.

La gran figura estaba vestida de sólido cuero negro. Su

espeso cabello negro colgaba hasta su cintura y estaba
trenzado a cada lado para mantenerlo fuera de la cara.

—Raíz Trimida. Esto hace una de las drogas más

poderosas que tenemos para paralizar los gumbas salvajes
en nuestro planeta. Son extremadamente peligrosos, por no
hablar de apestosos a alto nivel y más malos que mi medio
hermano.

—Gracias por esa parte innecesaria de trivialidades,

Ha’ven.— gruñó Mandra sarcásticamente.

Ha'ven se encogió de hombros, no parecía intimidado ni

en lo más mínimo por el gruñido de Mandra.

—De nada. Si su Simbiosis es tan buena como

sospecho, él deberá estar consciente en breve.

Zoran oyó las voces como si atravesara un largo túnel,

240
 haciendo eco en un primer momento, y oyéndose más y más
claras cuando se acercaba a la salida del mismo. Podía
sentir su Simbiosis moverse a través de su cuerpo purgando
la vil droga que le mantenía cautivo. Mientras más de la
droga era forzada a salir a través de sus poros, su cabeza se
volvió más clara y lo mismo hicieron sus recuerdos.

La Simbiosis de Zoran se echó alrededor de su cuerpo

sacudiéndose, como para deshacerse de las gotas de
Trimida, justo cuando Zoran dejó escapar un rugido de
rabia cambiando a su forma de dragón.

—Oh sí. Está molesto.— dijo Ha'ven cautelosamente

manteniendo un ojo en el furioso dragón.

La cabeza de Zoran osciló en busca de la voz del

Curizan. Sus estrechos ojos rasgados se centraron en
Ha'ven. Un bajo gruñido amenazador comenzó a hacer ruido
en su pecho mientras lentamente se dio la vuelta desde una
posición en cuclillas. Dio un paso hacia la alta figura, olas
de fuego de dragón se construyeron en su garganta al
recordar la inmóvil figura de Abby siendo arrastrada lejos.

—¡Zoran, para! Él está de nuestro lado.— dijo Creon

poniéndose entre el enorme dragón de Zoran y Ha'ven.

Zoran dejó escapar un profundo gruñido, poniéndose de

pie para empujar a su hermano a un lado. Creon cambió
rápidamente a su propio dragón. Gruñéndole a Zoran, le
advirtió que permaneciera atrás. Zoran ignoró la
advertencia, lanzándose hacia adelante y bloqueando sus
garras con Creon mientras dejaba que una corriente de

241
 fuego de dragón fluyera sobre Creon hacia Ha'ven.

Ha'ven rodó a un lado levantando un escudo de fuerza

frente a su cuerpo, desviando el fuego del dragón cuando se
derramó en torno a él.

—¡Basta!— gritó Creon en la jerga dragón. —Basta,

Zoran. Ha'ven es el que nos ha estado ayudando. Te hablé
de nuestro informante en la reunión. Esto no va a conseguir
traer a tu compañera de vuelta.

Zoran se sacudió con el esfuerzo de conseguir poner a

su dragón bajo control. El dragón estaba inconsolable por la
pérdida de su pareja. Zoran respiró profundamente tratando
de calmar a su dragón lo suficiente como para hacerle
escuchar lo que estaba diciendo Creon.

—Calma, mi amigo. Tenemos que escuchar lo que tiene

que decir si vamos a rescatar a nuestra pareja.

—Ella también es mía. Tampoco puedo vivir sin ella.

—Calma.

Zoran repitió este mensaje a su dragón hasta que

finalmente sintió como si estuviera en control de nuevo. Con
un estremecimiento, Zoran cambió de regreso, cayendo
débilmente sobre su rodilla.

—Zoran, ¿estás bien?— preguntó Mandra

calmadamente.

Los ojos de Zoran brillaban mientras miraba fríamente a

242
 Ha'ven.

—Ben'qumain se llevó a Abby. Tomó a mi compañera.

Voy a matar a ese bastardo. Voy a matar hasta el último
Curizan si él daña siquiera un pelo en ella.

—Bueno, supongo la respuesta de si él está bien. Está

totalmente loco. Tal vez deberías patear su culo hasta que
consigamos este lío bajo control.— dijo Ha'ven con fría
indiferencia.

—Este lío, como tú lo llamas, idiota, ¡es obra de tu

hermano!— dijo Zoran poniéndose de pie, con los puños
cerrados en bolas apretadas.

—No del todo.— dijo en voz baja Creon. —Creo que es

mejor si tomamos esto en algún lugar más privado.

Creon habló en voz baja en un comunicador y antes de

que nadie pudiera decir otra palabra, los cuatro hombres
desaparecieron en un destello de luz.

243
 Capítulo 19
Abby se estremeció mientras recuperaba poco a poco la
conciencia. Estaba desorientada y su cabeza se sentía rara,
como llena de algodón.

Sacudiendo la cabeza, en un esfuerzo para despejarla,

trató de sentarse sólo para descubrir que sus brazos y sus
piernas no se movían. Tirando frenéticamente, se dio cuenta
de que estaba atada con algún tipo de ropa de cama sobre
una superficie dura.

La mirada de Abby giró violentamente alrededor

mientras trataba de determinar qué había sucedido. Se
acordó de Zoran recibiendo un disparo y colapsando.

—¡Zoran!— gritó Abby, con lágrimas en los ojos al

pensar en cualquier cosa haciéndole daño.

—Así pues, la pequeña mascota del Valdier ha

despertado.— dijo una voz desde la oscuridad.

—¿Dónde estoy? ¿Dónde está Zoran? ¿Qué has hecho

con él?

Abby forzó las preguntas a través de una garganta seca

y áspera.

244
 —¿Por qué estás haciendo esto?

Ben'qumain se arrodilló junto a la deliciosa compañera

de Zoran Reykill. Recogiendo un mechón de su largo pelo
oscuro, tiró de ella hacia él para olerla.

—Hermosa. Eres realmente exquisita. Disfruté de los

sonidos que has hecho la otra noche. Quizás, voy a retenerte
para que puedas ‘cantar’ para mí, junto con otros placeres,
por supuesto.

Abby comenzó a sacudirse con más fuerza, apretando

los dientes, se encontró desafiante con unos fríos ojos
mirándola hacia abajo.

—¡Cuando el infierno se congele! Ahora, ¡déjame ir!

Ben'qumain se rió en voz alta.

—Tienes mucho fuego. Voy a disfrutar degustándote.

Abby gritó cuando Ben'qumain agarró la parte delantera

de su camisa y la desgarró por delante.

Luchó contra las restricciones, mientras él pasaba sus

manos por encima de las copas de sus pechos y entre sus
piernas.

Retrocediendo contra el toque de otro hombre, Abby

gritó frenéticamente por Zoran mientras se retorcía tratando
de escapar. Ben'qumain se levantó lentamente con una
sonrisa y comenzó a sacarse su ropa.

245
 *

—¿Qué diablos quieres decir con que Raffvin está detrás

de esto?— preguntó Zoran pasándose las manos por su
cabello.

Todo lo que podía pensar era en Abby.

—Raffvin murió hace años, junto con nuestro padre.

Los cuatro hombres estaban sentados alrededor de la

mesa de conferencias de lo que parecía un carguero Valdier.
Creon utilizaba a menudo el buque de guerra disfrazado
cuando estaba trabajando en misiones donde no quería que
nadie supiera lo que estaba haciendo.

La tripulación del carguero consistía en guerreros

cuidadosamente seleccionados por Creon en quienes
confiaba con su vida. Zoran estaba sorprendido por el
número de guerreros mixtos que consistían tanto en gente
Valdier como Curizan.

—No, él hizo parecer que lo habían matado. En realidad,

él mató a nuestro padre y escenificó su propia muerte.
Siempre había tenido celos de Padre.— dijo Creon en voz
baja. —Yo tenía dudas, cuando su cuerpo no se pudo
encontrar.

—Fue durante el mismo tiempo en que mi padre murió

246
 en un ‘accidente’ que parecía muy poco probable, cuando
poco después apareció Ben'qumain diciendo ser un
producto de mi padre y el apareamiento con una sirviente.—
agregó Ha'ven. — Supuestamente mi padre fue asesinado
durante una cacería. Había quedado poco de su cuerpo para
el momento en que fue encontrado. Me puse muy receloso
que Ben'qumain hubiera sido miembro del grupo de caza y
fuera el único que había visto el supuesto ataque de un
grupo de gumbas. Mi padre tenía demasiada experiencia
como cazador para haber caído tan fácilmente presa de
ellos. Después de dos lesiones muy graves que afectaron a
dos de mis hermanos más pequeños, mis hermanos y yo nos
volvimos muy recelosos de los ‘accidentes’ repentinos que
parecían estar atormentando a nuestra familia. Lo que mis
hermanos y yo hemos averiguado desde que está
Ben'qumain es que ha reunido a un pequeño grupo de
seguidores rebeldes con la esperanza de matarnos y hacerse
cargo de la casa Reinante de Curizan. Ha unido fuerzas con
tu tío, Raffvin, quien quiere el control de tu reino.

—¿Cómo sabes todo esto? ¿Cómo sabes que Raffvin está

involucrado?— preguntó Zoran fríamente.

Todavía no podía creer que su tío, que había sido como

un segundo padre para él cuando era niño, haría tal cosa.

Creon le hizo una señal a Ha'ven, el cual se dirigió hacia

un holovídeo.

—Esto fue tomado por un informante que trabaja para

nosotros. Ambos tenemos hombres que han puesto sus
vidas en juego para obtener la información que tenemos.—

247
 dijo Ha'ven en voz baja.

El holovídeo mostró a Ben'qumain hablando con un

grupo de hombres en lo que parecía ser un campo militar de
algún tipo. La vista era muy angosta como si aquel que
estaba tomándola pudiera estar en posición de firme. Fuera
del ángulo llegó otra figura, cuando el hombre se acercó, su
imagen se hizo más clara. Era su tío, Raffvin, estrechando la
mano de Ben'qumain.

—Bienvenido. ¿Has puesto en marcha tu parte del plan?

— preguntó Ben'qumain.

—Sí, pero hay un problema. Zoran ha sobrevivido. Él

está regresando en estos momentos.— dijo Raffvin
bruscamente. —¡Se suponía que le matarías!

Ben'qumain lanzó una desagradable risotada.

—Sí, también se suponía que tú me darías la

información que te solicité.

—Te lo dije, sólo el gobernante de Valdier tiene acceso a

la información que buscas. Está escrito en las crónicas de
Valdier. Solamente la Simbiosis del Rey gobernante tiene la
posibilidad de acceder a la información. Se suponía que
obtendrías la información de su Simbiosis, así podrías
utilizarla. ¡Ninguna otra Simbiosis tiene acceso a ella!

—Estaba siendo obstinado. No reveló donde se ocultaba

su Simbiosis y se negó a llamarla, no importa lo mucho que
le torturaron. Tiene que haber otra manera.

248
 Ben'qumain gruñó con impaciencia.

—¡No me será útil si está muerto!

La cara de Raffvin se curvó en una sonrisa cruel.

—Mis informantes me han dado una información que

puede ser útil. Zoran ha encontrado su verdadera pareja.
Hay una, de dos maneras, para obtener la información que
buscas. Captura a su compañera y él se verá obligado a
dártela o si es verdad que la hembra es su verdadera pareja,
espera hasta que él le dé la protección de su Simbiosis. No
va a dejarla sin protección una vez que se la haya dado. El
problema con esto es que ella será más fuerte y será más
difícil de controlar con la protección de la Simbiosis. Sería
mejor tomarla de antemano.

Ben'qumain miró pensativamente por un momento

antes de responder.

—¿Una verdadera pareja, dices?

—Una muy bonita, por lo que mi informante me dice.

Ella podría traerte tanto placer como muchos problemas.

Raffvin se rió mientras se movía demasiado lejos de

Ben'qumain como para que el holovídeo capturara algo más.

Zoran maldijo en voz baja mientras miraba las imágenes

fijas en el holovídeo. Se sintió enfermo al pensar en lo que
Abby tenía que estar pasando. Había tenido una idea de la
tortura de Ben'qumain. Así lo ayudara, si Ben'qumain tocó a
Abby, le despedazaría miembro por miembro.

249
 Capítulo 20
Abby volvió a gritar mientras luchaba contra las bandas
que la retenían. Su piel temblaba y picaba mientras se
esforzaba por romper las correas alrededor de sus muñecas
y tobillos.

¡No dejaría que él la tocara!

Prefería morir antes que dejar que cualquier otro

hombre la tomara.

Abby sintió una repentina oleada de vertiginoso calor a

través de ella. Apenas notó la súbita quietud de Ben'qumain
mientras sus ojos se abrieron sorprendidos durante el
proceso de desabrochar sus pantalones.

Su aliento salió y se dio cuenta de que la oscura

habitación empezó a parecer más clara. Podía distinguir el
áspero y quebrado techo alto de una cueva y las
formaciones iniciales de estalactitas.

De repente, las correas sosteniendo sus tobillos se

rompieron y ella fue capaz de girarse sobre su estómago.
Mientras tiraba de las correas que sostenían sus muñecas,
vió aparecer en sus brazos unas escamas azul pálido, oro y

250
 blancas. Sus manos comenzaron a curvarse y ella miró con
una mezcla de horror y asombro como comenzaron a
formarse garras donde habían estado sus dedos.

Abby cerró los ojos y dio la bienvenida a la nueva ola de

fuego que corrió a través de ella, invitando a la ola cuando
sintió su cuerpo reorganizarse y cambiar.

Lisas escamas se formaron sobre su cuerpo. Abby

arqueó su espalda cuando sintió estremecimientos
propagándose. Podía sentir una sensación de desgarro
cuando se formaron sus alas, empujando hacia fuera en
una perfecta extensión de cuero, con pequeñas garras
formadas en las articulaciones.

Abby giró la cabeza hacia Ben'qumain y dejó escapar un

gruñido bajo mientras las correas que antes sostenían sus
muñecas se rompieron como una banda elástica estirada
demasiado lejos.

Ben'qumain dejó escapar un grito mientras se

tambaleaba hacia atrás cayendo sobre una roca y
aterrizando sobre su espalda. Se arrastró hacia atrás, no
estando preparado para enfrentar a un enfurecido dragón
Valdier.

—¿Qué? ¡Esto es imposible! — exhaló. —¡Tú no eres una

verdadera Valdier!

La cara de Abby también había cambiado. Su frente se

había ampliado para aceptar los cambios en sus ojos, que
estaban protegidos por pestañas largas y negras. Su nariz y

251
 su boca se alargaron, conteniendo filas de pequeños dientes
afilados. Su garganta ardía.

Estrechó su mirada en la figura caída de Ben'qumain,

las imágenes de Zoran tendido indefenso en el suelo
flotaban en su mente y, con un fuerte rugido, abrió la boca y
dejó escapar un chorro de fuego de dragón antes de
balancearse alrededor y moverse rápidamente hacia la
apertura de la cueva.

Ben'qumain dejó escapar un grito mientras rodaba

tratando de escapar del fuego del dragón. Una franja larga
de su piel a lo largo de su espalda humeó y se cubrió de
ampollas mientras el fuego pasó sobre él antes de que
pudiera conseguir estar totalmente cubierto.

—¡Matadla! ¡Matadla!— gritó mientras su piel ardía.

Abby se movió torpemente hacia la entrada, dejando

escapar otra corriente de fuego de dragón para hacer
retroceder a la ola de hombres que llegaban corriendo desde
la entrada.

Mientras retrocedían, Abby pudo sentir los músculos de

las patas traseras tensarse como si estuviera a punto de
saltar. Con un empuje descendente de sus alas, Abby se
apartó de la entrada elevándose mientras lo hacía. Sintió un
pinchazo en la pierna izquierda y otro cerca del hombro
mientras los hombres en tierra abrieron fuego.

Dejándose ir, dejó que el dragón dentro de ella se hiciera

cargo, esperando que supiera qué hacer. Abby se retiró en

252
 su interior queriendo escapar a un lugar donde podía
entender y donde se sintiera segura.

Sin Zoran, ya no le importaba lo que pasara.

Creon hizo señas a Mandra, Ha'ven y Zoran para seguir

adelante con sus hombres. Recibieron la ubicación de
Ben'qumain del informante de Creon. La última transmisión
había sido dos horas antes. Pasaron las dos últimas horas
luchando contra la espesa vegetación del bosque que llevaba
a los comienzos de las Montañas Ocultas, al oeste de la
ciudad de Valdier. Los transportes fueron capaces de
dejarlos a lo largo del río, casi diez kilómetros al sur del
lugar.

Debido a la espesa vegetación, no habían podido

cambiar a su forma de dragón y debido a la vista desde las
cuevas, no podían volar directamente sin ser vistos.

Además, no podían arriesgarse a usar la transferencia

de energía desde la nave de guerra por temor a que
Ben'qumain leyera las señales de energía. Eso los dejó sin
otras opciones; tuvieron que cortar a través y por el bosque
a fin de no ser vistos.

Si Ben'qumain no había tomado a Abby, tendrían solo

253
 que arruinar el infierno fuera del lugar. Zoran maldijo en
silencio mientras él y su grupo de cinco hombres se
adelantaron a través de una sección particularmente tupida.

No podía soportar la idea de pensar lo que Abby tenía

que estar pasando. Por lo más justo, si Ben'qumain le había
hecho daño, si la había tocado de cualquier manera, Zoran
le despedazaría en pequeñas piezas.

¿Por qué tiene que suceder esto justo ahora?

Finalmente sentía como Abby estaba empezando a

aceptar estar aquí en Valdier. Que finalmente aceptaba
estar aquí con él. Había estado muy preocupado por ella,
mientras estaban en la nave de guerra, pero en las últimas
semanas parecía disfrutar estando aquí.

Quería mostrarle lo hermoso que era; mostrarle lo

hermosa que era ella y finalmente, finalmente… ¡mostrarle
en lo que se había convertido!

La humedad quemó el fondo de sus ojos mientras

pensaba en lo impotente que se sintió cuando Ben'qumain
sacó a Abby lejos de él y apretó sus labios con los de ella.
Un feroz susurro llamó de nuevo.

—¡Zoran!

Zoran volvió la cabeza para mirar a Mandra. Tenía que

dejar de pensar y volver a lo que estaba ocurriendo aquí y
ahora o no sería de ningún bien para Abby. Mandra miró
con calma a Zoran por un momento antes de asentir.

254
 Con un movimiento de su mano, Creon señaló que él y
sus hombres estaban moviéndose por el lado oeste de la
montaña y que Zoran tomara el este. Ha'ven y Mandra les
seguirían tan pronto como Abby fuera asegurada.

Zoran dio una leve inclinación de cabeza y le indicó a

los hombres que lo siguieran. Con sigilo mortal, se
trasladaron hasta la montaña mientras el sol empezaba a
ponerse en el segundo día de cautiverio para Abby.

La subida llevó casi una hora. Zoran no tuvo problemas

para ver cuando el cielo comenzó a oscurecerse.

Solo cambió su visión para poder encontrar sus manos

y pies sosteniéndole cuando necesitaba impulsarse hacia
arriba y sobre la estrecha cornisa que corría hasta las
cuevas. Empujándose hacia atrás lo más que pudo para
mezclarse con la ladera de la montaña, no esperó a los otros
hombres antes de seguir adelante hacia el débil brillo de las
luces.

Se movió rápida y silenciosamente detrás de un hombre

y con un rápido movimiento, le rompió el cuello. Tirándolo
hacia un lado, empujó el cuerpo hacia las sombras aún más
lejos. Se movió hacia el frente de la cueva.

255
 Ben'qumain debió sentirse más seguro de lo que
debería. Sólo había dos guardias en el frente. Él se encargó
de uno y Creon se hizo cargo del otro. Zoran echó un vistazo
a su hermano y asintió. Cada hombre cambió a su forma de
dragón, sus Simbiosis formando armaduras alrededor de
ellos cuando se agacharon.

Zoran echó un vistazo alrededor de la cueva tomando

nota de la posición de cada hombre, diez en total, sentados
o tumbados alrededor de pequeños fuegos artificiales. Los
ojos de Zoran se estrecharon sobre una figura en particular,
Ben'qumain, quien estaba sentado sin camisa cerca del
fondo de la cueva.

Los ojos de Zoran estrecharon con odio mientras miraba

a otro hombre utilizar un escáner de medicina en la espalda
de Ben'qumain.

Ben'qumain se sacudió, maldiciendo violentamente al

hombre antes de colocarse lentamente de pie.

Zoran pudo ver una larga línea de piel rosa con

cicatrices corriendo un sendero desde el hombro derecho de
Ben'qumain través de su espalda y hacia abajo a su cadera.
La piel parecía nueva y aún se podían ver rastros de sangre.
Los labios de Zoran se curvaron hacia atrás.

Ben'qumain tendría más antes de que terminara la

noche. Zoran frunció el ceño cuando no pudo encontrar
ningún signo de Abby. Volvió su mirada alrededor y antes de
que pudiera detenerse, un profundo gruñido brotó de su
garganta cuando vió a Ben'qumain rígidamente agacharse y

256
 recoger lo que quedaba de la ropa de Abby y arrojarlo a uno
de los fuegos.

La cabeza de Ben'qumain se sacudió cuando oyó el

gruñido. Con un grito, tomó un desintegrador de su cadera.
Zoran cargó hacia adelante, confiado en que su hermano no
estaría muy lejos de él. Con un fuerte rugido, Zoran y Creon
dejaron escapar cada uno un chorro de fuego de dragón
sobre los hombres más cercanos a ellos.

Los hombres no tuvieron tiempo para levantar sus

escudos antes de que se convirtieran en cenizas. En
cuestión de minutos, la pelea había terminado. Ha'ven y
Mandra les siguieron rápidamente con los diez hombres que
tenían Zoran y Creon y rápidamente cayeron sobre el
pequeño grupo de Ben'qumain.

Ben'qumain dio una ráfaga a su pierna y Zoran le

quemó sobre el pecho y el brazo. Mientras se le acercaba,
Zoran cambió a su forma humana, excepto una mano.
Envolviendo su garra en el cuello de Ben'qumain, gruñó
profundamente apretando el cuello y sujetándolo hasta que
la punta de su uña perforó la piel.

—¿Dónde está ella?— gruñó Zoran amenazadoramente.

—¡Muerta!— dijo Ben'qumain con una desagradable

sonrisa. —Pero no antes de que la probara. ¿Quieres
escuchar cómo gritó cuando la tomé?

Zoran sintió el rugido de dolor e indignación de su

dragón. Incapaz de controlar el dolor inimaginable

257
 construyéndose en su interior, dejó caer a Ben'qumain y
cambió a su dragón, dejando que el dolor saliera de él en
forma de fuego de dragón. Hizo caso omiso de los gritos de
Ben'qumain cuando le quemó hasta las cenizas.

Zoran cambió de nuevo antes de volverse entumecido y

caminar a la entrada de la cueva. Se quedó mirando a ciegas
hacia el cielo nocturno. No entendía cómo podía incluso
estar de pie todavía. Era como si su cuerpo ni siquiera
existiera.

¿Era posible que el cuerpo estuviera vivo mientras

que el resto de él estaba muerto?

Ni siquiera saltó cuando sintió la mano en su hombro.

—¿Zoran?— dijo Ha'ven en voz baja. —Ella está viva.

Zoran se volvió y miró fijamente a Ha'ven.

—¿Qué?

—Mi informante dice que la hembra está viva.— repitió

Ha'ven en voz baja.

—¿Dónde está él?— dijo Zoran, sus ojos comenzaron a

brillar.

Ha'ven hizo señas a un joven hombre Curizan de unos

veinte años para que se adelantara.

—Este es Kehid. Se ha arriesgado mucho para

ayudarnos. Estaba aquí cuando la hembra escapó.

258
 Zoran miró al joven que le devolvió la mirada
calmadamente.

—¿Tú viste su huida?

—Si mi Lord. Sin embargo, ella tenía la forma de un

dragón. Ben'qumain la había llevado a la parte posterior de
la cueva para...

Kehid se aclaró la garganta.

—No había nada que pudiera hacer para salvarla de eso,

mi Lord. Ben'qumain nos había ordenado permanecer fuera.
Lo siento.

Zoran cerró los ojos luchando contra la humedad.

Apretando la mandíbula, abrió sus ojos y asintió a Kehid
para que continuara.

—Continúa.— dijo Zoran con voz ahogada.

—No mucho tiempo después, oímos gritos. Ben'qumain

gritó órdenes de que matáramos a la hembra. Cuando
llegamos a la entrada de la cueva, un pequeño dragón azul
pálido, oro y blanco apareció escupiendo fuego de dragón.
Ella voló hacia el norte, sobre la montaña.— terminó Kehid.

Zoran dio una profunda respiración. Abby estaba viva y

se había transformado. Lo único que importaba era que
estaba viva. Sintió el cambio, mientras su dragón rugió el
derecho de encontrar a su compañera.

Dejaría que su dragón se hiciera cargo. Él sería capaz de

259
 sentir dónde estaba su compañera y no pararía hasta que la
tuviera segura bajo sus alas.

—Una cosa más, mi Lord.— le llamó Kehid. —Ella fue

herida. No sé como de grave será.

El gruñido de Zoran se convirtió en un rugido cuando se

elevó, volando directamente hacia arriba hasta que pudo
girar hacia el norte. Su dragón olfateó el aire, captando el
ligero olor de la sangre de su compañera.

Zoran habló en voz baja a su dragón.

—Pronto, mi amigo, ella pronto estará con nosotros

y nunca la dejaré fuera de nuestra vista de nuevo.

Abby no sabía dónde estaba. Voló lo más lejos que pudo

antes de que la combinación de pérdida de sangre y
cansancio la obligaran a aterrizar en la primera abertura
disponible. Finalmente se había vuelto un poco más
consciente de lo que estaba pasando con ella.

En la cueva, Abby como persona, se había retirado tan

dentro de sí misma que la parte de su dragón se hizo cargo.
Sin embargo, cuanto más voló, más curiosa se volvió en
cuanto a lo que le estaba sucediendo.

260
 Al principio, ¡estaba aterrorizada! Cuando se dio cuenta
que estaba volando, Abby gritó, asustando a la parte de su
dragón, causando que cayera una y otra vez antes de
enderezarse a sí misma.

Su dragón se rió ante la reacción de Abby. Cuanto más

lejos volaron, comenzó a darse cuenta de que su dragón se
parecía mucho a un niño pequeño mirando a un nuevo
mundo por primera vez. Finalmente comenzó a disfrutar de
la sensación del aire fresco de la noche en la cara y las alas
y el brillo de las estrellas en el cielo nocturno. Podía ver en
la noche tan bien como durante el día.

Con el tiempo, la quema de sus heridas comenzó a

filtrarse en su conciencia y el cansancio tiró de ella hasta
que finalmente comenzó el lento descenso. Aterrizó en un
valle montañoso que contenía una larga y estrecha pradera.
Abby cojeaba, gimiendo por el dolor ardiente en su pierna
trasera y adelante en el hombro.

Levantando la cabeza, olfateó el aire por peligro. Todo lo

que olía en la suave brisa era el aroma de las flores
silvestres. Inclinando la cabeza, oyó el suave sonido de
gorgoteo de agua cercana.

Cojeó hacia el pequeño arroyo y enterró la nariz en el

agua helada. Tomando un profundo trago, bajó lentamente
a lo largo de la orilla y comenzó a lamer las heridas en su
hombro y su pierna trasera. La hemorragia se había
detenido, pero ambas todavía picaban.

Colocándose de vuelta sobre su costado, Abby levantó la

261
 mirada hacia las estrellas y dejó escapar una serie de
pequeños sonidos de tos. Sabía que su dragón estaba
llamando a su compañero por ayuda.

Abby no tenía corazón para dejar que su dragón supiera

que su compañero no vendría. Lo único que podía hacer era
susurrarle una y otra vez a su dragón que todo estaría bien,
aún mientras su propio corazón se rompía en pedacitos.

Su dragón lo sabía mejor, por supuesto. Ellas eran una

sola y su dragón podía ver la imagen de Zoran en el prado,
impotente.

Grandes lágrimas plateadas brillaron y entonces

corrieron lentamente por las mejillas de color azul pálido,
oro y blanco cayendo como diamantes en la suave hierba
púrpura mientras el dragón de Abby seguía llamando a su
compañero en el viento.

Zoran voló en aquella noche sin luna, desacelerando de

vez en cuando para desviarse hacia atrás y adelante cuando
su dragón perdía el rastro del olor de su compañera. Era
extraño, pero por primera vez, sintió la conexión total de su
dragón, la Simbiosis y él, puesto que los tres tenían

262
 dificultades para no estar abrumados.

Había cubierto casi doscientos kilómetros desde la

cueva cuando su dragón de repente se sacudió como si le
hubieran disparado. Podía sentir su corazón tronando
cuando le alcanzaron los suaves sonidos de la llamada de
un dragón.

La alegría estalló a través de él al reconocer las

llamadas del dragón de Abby. Eran los mismos ruidos, como
de tos suave, que hizo cuando su dragón estaba tratando de
emerger mientras estaban haciendo el amor durante la
semana pasada.

Barrió con sus ojos hacia atrás y adelante, mientras

volaba entre dos picos y comenzó un descenso hacia abajo
en un valle largo y estrecho. Mientras volaba más bajo, los
sonidos del suave grito de duelo de un dragón lo alcanzaron.

Había tanto dolor y tristeza en ese grito que el dragón de

Zoran tuvo que responder. Dejó escapar un largo estruendo
de alegría, llamando a la hembra.

Contestó con una mezcla de gruñidos y ruidos

profundos para transmitir su necesidad de amarla y
protegerla.

Cuando sus ojos destellaron sobre la figura inmóvil del

pequeño dragón posado en la suave hierba púrpura, sintió
su corazón hincharse con amor por lo hermosa que era.

Con un fuerte barrido descendente de sus alas, aterrizó

a unos pocos pasos de donde Abby estaba tendida. Se movió

263
 rápidamente hacia aquel lugar donde yacía ese pequeño
dragón, bajando la cabeza para tocar suavemente su hocico
con el de ella.

Cuando el cansado dragón de Abby levantó la cabeza

para frotarse contra él, Zoran ya no pudo contener las
lágrimas de alivio.

Con suavidad y ternura trasladó su cuerpo más cerca

de Abby y extendió sus alas para envolverla lo más cerca
que pudo contra él.

Envuelta en sus alas, bajó la cabeza y la puso sobre su

cuello protegiéndola mientras ella finalmente se sumía en
un profundo sueño.

264
 Capítulo 21
Abby soñó que era un dragón volando por el aire. Se
removió en su sueño, acurrucándose más cerca de la calidez
que parecía rodearla. Estirando las piernas, sonrió. Se
sentía muy bien y algo olía muy, muy agradable. Moviendo
su cabeza sin abrir los ojos, siguió a su nariz, olfateando.

Mmm, Zoran.

Siempre olía tan bien para ella. Cepillando su boca

contra su cuello, dejó que su lengua se moviera por encima
de sus escamas para saborearlo.

¡Mmmm!

Los ojos de Abby se abrieron cuando se dio cuenta de

que estaba lamiendo las escamas con una muy larga y
estrecha lengua. Levantando la cabeza, miró a los ojos
dorados de un gran dragón macho.

¡Zoran!

Estaba envuelta en sus alas y ¡él estaba en su forma de

dragón! parpadeó de nuevo y bajó la mirada hacia su cuerpo
que estaba acurrucado contra él. Era un...

265
 —¡Soy un dragón!— susurró Abby con asombro.

—Un muy hermoso dragón, Elila.— respondió Zoran

cepillando suavemente su hocico contra el cuello de Abby y
lamiéndola.

—Pero, ¿cómo?

Abby se volvió para mirar a los ojos de Zoran.

—¿Cómo puedo entenderte?

—Lenguaje del Dragón. Es la manera en que nos

comunicamos unos con otros, estando en esta forma. Eres
mi verdadera compañera, Abby. Sobreviviste al fuego de
dragón. Fuiste aceptada por mi dragón y eres la verdadera
compañera para él. Esto es lo que quería mostrarte. Tu
dragón ha querido transformarse durante la semana
pasada. Ha sido difícil convencerla de que esperara.

Los ojos de Zoran se volvieron tristes.

—La primera transformación es la más temible, incluso

para un Valdier. Yo quería estar contigo, para ayudarte. Lo
siento, Elila.

Abby se inclinó y lamió la boca de Zoran.

—Te amo demasiado. Cuando pensé que estabas

muerto...

Abby no pudo continuar. Se empujó hacia arriba,

tambaleándose un poco mientras se ajustaba a la sensación

266
 de su nuevo cuerpo. Bajó la mirada hacia su hombro y la
pata de atrás. Ambos estaban curados.

Observó que tenía lo que parecía un gran collar de oro

colgando hacia abajo. Se acercó al pequeño arroyo y tomó
un trago antes de levantar la cabeza y mover su cuerpo todo
el camino desde el hocico y la nariz hasta la punta de su
cola.

Mirando por encima del hombro, desplegó sus alas de

par en par por su espalda.

—¡Esto es genial!— dijo Abby riéndose mientras giraba

en un círculo tratando de ver cada parte de su cuerpo.

El dragón de Zoran dejó escapar un profundo gruñido

mientras miraba a su compañera levantar la cola y tirar
hacia atrás y adelante en una inconsciente invitación. Zoran
sintió la ola de deseo golpearlo rápido y duro. Se estremeció
ante los sentimientos abrumadores de deseo y necesidad de
poseer que cayeron sobre él.

—Abby.

Zoran volvió a gruñir mientras observaba al dragón de

Abby agacharse con la cabeza hacia abajo y estirando el
cuello en una clara invitación a dominarla.

El dragón de Zoran se acercó, preparado para morder y

tomar a Abby cuando de repente el dragón de Abby soltó un
chasquido, gruñó y saltó lejos en el aire. El dragón de Zoran
soltó un rugido por el reto lanzado hacia él. Sintió el
surgimiento de una necesidad primaria de capturar y

267
 reclamar a su compañera y con un potente salto siguió al
dragón más pequeño mientras ella volaba hacia arriba.

—¡Abby! Sométete a mí. Te reclamo tanto a ti como a tu

dragón.— rugió Zoran.

—¡Tienes que atraparme primero!

Abby se rió mientras se giraba en dirección a los árboles

del final de la pradera.

El corazón de Zoran se hinchó mientras seguía a su

pequeño dragón. La persiguió, dándole ventaja mientras ella
volaba dentro y fuera de las grandes ramas, a veces cerca de
ellas como le gustaba a él o su dragón.

Cada vez que se acercaba lo suficiente como para

pellizcar su cola, ella la remetía bajo su pequeño cuerpo y
viraba. Después de casi media hora de jugar a la
persecución y captura, Zoran y su dragón habían tenido
suficiente. Quería a Abby con un hambre diferente a la que
jamás había sentido antes.

Decidido a traerla de vuelta a la pradera, Zoran atrapó a

Abby tirando su cuerpo más grande cerca del de ella,
forzándola a moverse fuera de la protección de los árboles
hacia el cielo por encima de ellos, dónde él podría sujetarla
con seguridad.

Observó como Abby empujó a través de las altas copas

de los árboles al cielo claro. Cuando él rompió alrededor,
aplicó un pico de velocidad rodando de tal manera que pudo
acercarse bajo el blando vientre de Abby.

268
 Agarrándola con sus garras delanteras tiró de ella,
forzándola contra él con fuerza. El dragón de Zoran dejó
escapar un gruñido de advertencia mientras le mordía el
cuello forzándola a someterse a él y al mismo tiempo
empujaba hacia arriba, empalando a Abby.

Lo único que detenía al pequeño dragón de tratar de

liberarse del control era el agarre de Zoran en su cuello.

Abby se sobresaltó cuando el dragón de Zoran cogió sus

garras delanteras torciéndose alrededor de ella y
bloqueándola contra él. Ella quería volar un poco más.
Nunca antes se había sentido tan libre y salvaje.

Mientras luchaba por soltarse, sintió los afilados dientes

de Zoran morderla en el cuello obligándola a detenerse. Lo
único que podía hacer era batir sus alas en un esfuerzo por
liberarse hasta que sintió la larga longitud, llena de
excitación del dragón de Zoran contra ella antes de que él
moviera su cola a un lado y la penetrara.

Abby sintió la conmoción y el deseo cuando su dragón

respondió a la posesión agresiva de su compañero. Cada
batida de sus alas parecía empalar su dura longitud más
profundamente dentro de ella y una ola caliente estalló
como respuesta a esa pasión.

Zoran empujó hacia abajo en el cuello de Abby,

forzándola a dejarle que poco a poco tomara el control de
ella, mientras la obligaba a bajar a la pradera, donde se

269
 separaron justo antes de aterrizar.

—¡Mía!— gruñeron Zoran y su dragón mientras cargaba

la forma más pequeña de Abby.

El dragón de Abby se dio la vuelta y agitó su cola hacia

Zoran, casi golpeándolo mientras ella gruñó. Abby se rió
mientras trabajaba con su dragón para hacer más difícil a
Zoran y su dragón que pudieran someterla.

Cada vez que los machos avanzaban, las hembras

siseaban, giraban o empujaban hacia fuera con su cola
tratando de mantener a raya a los machos. Los machos,
giraron en círculos alrededor, acercándose más y más hasta
que en uno de los momentos en que Abby y su dragón
empujaron fuera con su cola, Zoran y su dragón la
agarraron volteando a Abby sobre su espalda.

Tan pronto como ella cayó, ambos machos se

abalanzaron sobre ella y el dragón de Zoran la sujetó allí
con sus poderosas garras, mordiendo el cuello de Abby
mientras su poderosa cola se enroscaba con la suya
manteniéndola alejada, dándole así fácil acceso a su suave
calor.

Con un profundo y erizante gemido, el dragón de Zoran

tomó al más pequeño de Abby mientras su compañera se
bloqueaba a sí misma con él, hasta que ambos se
desplomaron agotados.

270
 *

Abby se despertó para encontrarse envuelta en un par

de fuertes brazos bronceados.

—Soy un ser humano una vez más.— pensó con un

matiz de pesar.

Su cuerpo se sentía tan relajado que se preguntó si

alguna vez sería capaz de moverse de nuevo.

—Entonces, mi pequeño dragón luchador ha

despertado.— dijo Zoran, con un atisbo de sonrisa
levantando las comisuras de la boca.

—Mmm, me siento tan bien.— murmuró Abby

acurrucándose más cerca de Zoran.

Ella no pudo resistir pasar las manos arriba y abajo de

su pecho. Pronto, estaba siguiendo a sus manos con la
boca. Le encantaba la forma en que Zoran respondía a su
toque. A medida que su mano se movió más abajo en su
estómago, dejó escapar una risita ante su jadeo.

Abby levantó su cabeza y le sonrió.

—Tengo hambre.

Los ojos de Zoran brillaron mientras envolvía sus manos

en el pelo de Abby. Con un empuje de sus caderas, él gimió.

271
 —Entonces, por favor, come todo lo que quieras.

Abby se rió de nuevo mientras Zoran deslizaba su dura

polla entre sus labios. Tirando de la dura longitud, Abby no
pudo reprimir el gemido de placer cuando la salada dulzura
del pre-semen tocó sus labios. Le encantaba su sabor.

Le encantaba todo lo relacionado con él. Lo protector

que era con ella. Lo mucho que trató de asegurarse de que
estuviera feliz. Pero, sobre todo, lo mucho que la quería.
Podía sentir el amor que sentía por ella y por su dragón.
Nunca se le hubiera ocurrido que su vida hubiese cambiado
tanto. Que un día encontraría y se enamoraría de un
extraterrestre o que iba a raptarla y llevarla muy lejos de su
montaña. Tenía mucho que aprender.

Ya no era sólo Abby Tanner. Era Abby Tanner, un

dragón y la verdadera pareja de Zoran Reykill, líder de
Valdier.

—¿Qué estás pensando? —gimió Zoran mientras

rechinaba sus dientes contra el placer lavando a través de
él.

—Cuanto amo estar contigo.— dijo Abby suavemente

mientras Zoran tiraba de ella para que estuviera a
horcajadas sobre él.

Con un movimiento rápido, Zoran se empujó

profundamente en Abby, disfrutando viendo cuando sus
ojos medio se entrecerraban y su cabeza caía hacia atrás
mientras le tomaba en su cuerpo.

272
 Sosteniendo sus caderas, empujó más y más rápido,
disfrutando de la sensación de su cuerpo agarrando el suyo
más y más fuerte cuanto más cerca llegaba al clímax.

—¡Eres mía, Abby!— gruñó Zoran cuando la sintió caer

sobre el borde llevándole con ella. —Te amo, Abby. Yo...

Zoran envolvió sus brazos más fuerte alrededor de la

esbelta figura de Abby impidiéndole retirarse de su cuerpo.
Tomó una profunda respiración antes de continuar.

—Tenía tanto miedo de que te hubiera perdido. Cuando

Ben'qumain me dijo lo que te había hecho, yo…

Los ojos de Zoran quemaron y no pudo terminar lo que

estaba tratando de decir. Un profundo dolor lo atravesó y
sus brazos apretaron con más fuerza cuando él presionó su
cara contra el cuello de Abby.

—Shhh... Ben'qumain no me hizo daño.— dijo Abby

suavemente mientras presionaba pequeños besos en la
parte superior de la cabeza de Zoran. —Solo me asustó.
Pensé que te había matado. Eso me dolió más que cualquier
otra cosa.

Zoran se estremeció y apretando la cara de Abby entre

sus grandes manos, levantó la vista hacia ella.

—Abby, sé lo que hizo. Uno de los guerreros, el

informante de Ha'ven, me dijo que Ben'qumain te violó.
Escucharon tus gritos. No importa. Eres mía y siempre
serás mía.

273
 —Zoran, él no me violó.

Abby intentó moverse.

—Abby, todo estará bien. Yo…— rogó Zoran.

Él sabía que Abby estaba tratando de protegerlo.

Necesitaba que entendiera que sabía que no tuvo elección.
Haría cualquier cosa, todo lo que le fuese posible para
ayudarla a superar lo que le pasó.

Abby posó sus dedos sobre los labios de Zoran y le miró

a los ojos.

—No me violó, Zoran. Mi dragón no se lo permitió. Ella

me transformó antes de que pudiera tocarme. Ella le quemó.

Un sollozo escapó, estremeciendo a Zoran mientras

aplastaba los labios de Abby con los suyos. No sabía si él
hubiese sido capaz de perdonarse nunca a sí mismo por no
proteger a Abby de la maldad de Ben'qumain. Presionando
besos desesperados por toda la cara de Abby, Zoran la rodó
sobre su espalda y le hizo el amor frenéticamente,
desesperadamente.

Estaba viva, segura y era suya.

274
 Capítulo 22
No volvieron al palacio hasta el día siguiente. Zoran
quería asegurarse de que Abby estuviera bien descansada
antes de transformarse de nuevo y volar una distancia tan
larga. Por supuesto, una vez que le enseñó a transformarse
de nuevo en su forma de dragón, el dragón de Zoran tenía
otras ideas… las cuales implicaban persecución y captura.

Era bien entrada la noche en el momento en que

aterrizaron y Abby estaba débil por la fatiga. Tan pronto
como aterrizaron en su balcón, Zoran la tomó en sus brazos
antes de que ella colapsara en un charco en el frío suelo de
piedra. La llevó al baño, donde la lavó suavemente antes de
ponerla sobre la cama. Abby recordaba muy poco de esto.

Era tarde por la mañana antes de que Abby despertara

con unos golpes en la puerta exterior del conjunto de
habitaciones que compartían ella y Zoran.

Apenas tuvo tiempo para conseguir una bata de seda

antes de que las puertas se abrieran y entraran trotando
Trisha, Carmen, Ariel y Cara con sus respectivas nuevas
mascotas Simbiosis.

—¡Buenos días!— dijo Cara alegremente mientras ponía

275
 una bandeja llena de comida sobre una mesa baja. —
Pensamos que estarías hambrienta.

—No, ¡querías una excusa para averiguar lo que pasó!—

dijo Trisha con una sonrisa mientras tomaba una pieza de
fruta de la bandeja y la mordía. —Maldita sea, tienen
algunos buenos frutos aquí.

—Entonces, ¿nos dices todos los buenos y jugosos

detalles? ¿He oído que freíste a Ben'qumain? ¿Cómo hiciste
eso? — dijo Ariel mientras colocaba otra bandeja con las
tazas y una gran jarra de algo que olía sospechosamente
parecido a café en otra mesa pequeña.

Carmen no dijo una palabra, pero se acercó a una silla y

se sentó en silencio, mirándola con curiosidad. Abby miró a
las mujeres que habían sido más como sus hermanas.

Aceptando una taza de café de Ariel y un plato de

comida de Cara, se dejó caer sobre los mullidos cojines del
sofá y tiró de sus pies desnudos bajo ella.

Apartándose el pelo de la cara, tomó un sorbo de café

antes de responder

—Me transformé, puedo convertirme en un dragón.

Abby esperó a que la noticia de lo que acababa de decir

penetrara en las mujeres sentadas a su alrededor. Miró a
cada una por debajo de sus pestañas mientras bebía más de
su café. Ariel y Trisha la miraban con la boca abierta, Cara
tenía una sonrisa tortuosa llena de picardía en su cara, y
Carmen la estudió con una expresión en su cara que no

276
 podía definir.

—¡Eso. Es. Tan. Genial!— dijo con entusiasmo Cara

levantando la voz mientras su excitación crecía. —¿Cómo lo
hiciste? ¿Puedo hacerlo yo? Oh. Mi. Dios. Tengo que ser
capaz de hacerlo. ¡Podría empujar totalmente a Trelon de su
siempre amorosa mente de mierda! Oh Abby, tienes que
enseñarme. ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor!

Las otras tres mujeres miraron de Cara a Abby. De

repente, una pequeña risa llenó el aire seguido de risas
incontrolables. Todos los ojos se giraron sin dar crédito de
donde las risas venían.

Carmen se secó los ojos tratando de evitar reírse

—Oh Abby, por favor, enséñanos. Me gustaría ser capaz

de dar a otra persona el infierno y estoy segura de que
podría pensar en cientos de formas diferentes de hacerlo en
la forma de un dragón.

Pronto, todas las mujeres se reían e inventaban formas

en que podrían empujar a los hombres a la locura por el
cambio entre ser humano y dragón y el uso de la Simbiosis.
Cara fue la más creativa, pero a Carmen se le ocurrió la más
tortuosa.

Cuando Zoran entró en la habitación un par de horas

más tarde encontró a las cinco mujeres histéricas. Tuvo una
mala, muy mala sensación sintiendo que él y sus hermanos
estaban en problemas.

277
 *

Zoran miró a Abby, asegurándose de que estaba cómoda

antes de acercarse a hablar con su hermano Mandra. Era la
primera vez que habían cenado con otros machos desde la
transformación de Abby y el primer celo de su dragón. Sabía
que otros machos serían capaces de percibir lo que estaba
ocurriéndole al dragón de Abby y podrían inquietarse. Abby
era muy sexual, mucho más que las mujeres normales
Valdier. Su dragón lo era aún más ahora que estaba
pasando por su primer celo y enviaba feromonas dejando a
otros machos saber que era sexualmente activa.

Normalmente, las mujeres pasaban por su primer celo a

una edad temprana y las mujeres mayores ayudaban a
guiarlas a través de ese proceso, seleccionando a los
hombres adecuados para que las mujeres jóvenes
disfrutaran con su nuevo despertar sexual.

Dado que las hembras no se reproducirían, excepto con

aquellos machos con quienes eventualmente se aparearían,
se daba tanto a los machos como a las hembras la
oportunidad de probar y disfrutar los unos de los otros.

Zoran no quería que Abby degustara o disfrutara de

cualquier otro varón. Era muy cierto que siendo una
verdadera pareja, normalmente ella no querría a ningún otro
macho; pero, no estaba seguro de sus sentimientos mientras
estuviera experimentando el celo.

278
 Por desgracia, estar en celo significaba que otros
machos la desearían. Tenía la sensación de que iba a pasar
mucho tiempo luchando contra los machos quienes
pensarían que eran lo suficientemente fuertes como para
alejarla de él.

No se preocupaba mucho por sus hermanos. Parecían

estar muy ocupados tratando de aparearse con las otras
hembras que llegaron de la Tierra con él. Era sobre todos los
demás guerreros en Valdier.

—¿Estás bien, hermano? Pareces un poco tenso.—

preguntó Mandra mientras le entregaba un trago a Zoran.

Zoran entrecerró los ojos viendo como uno de los

muchos hombres que estaban comiendo en el enorme
comedor del palacio se movió a través de la gran sala para
colocarse más cerca de Abby.

—Abby tuvo su primera transformación la noche en que

se escapó de Ben'qumain. Su dragón está en celo.

Mandra siguió la mirada de Zoran frunciendo el ceño.

—Ah, esto explicaría el aroma que olí los últimos días.

Los ojos de Zoran se dieron la vuelta para mirar a su

hermano.

—¿Podías olerla fuera de nuestras habitaciones?

—Sí.— Mandra se rió. —Su olor es muy fuerte. Lo capté

tan pronto como estuvisteis de vuelta en el palacio.

279
 Zoran gruñó cuando miró hacia atrás y se dio cuenta de
que aquel macho se había sentado junto a Abby. Ella estaba
tratando de deslizarse hasta el final el sofá sólo para notar
que otro macho se había acercado y sentado al otro lado de
ella.

—No te envidio. Tengo suficientes problemas tratando

de controlarme alrededor de la hembra llamada Ariel. Es
sólo que no entiendo a estas hembras humanas. Le hice
saber que deseaba tener sexo con ella y me dijo que podía,
cito, 'follarme a mí mismo'18. ¡Yo no quiero hacerlo conmigo
mismo! Ese es el punto para decirle que quería tener sexo
con ella.

Zoran escuchó a medias mientras Mandra pasó a

discutir algunas de las otras cosas que Ariel había dicho que
podía hacer su hermano.

Pudo sentir la rabia construyéndose cuando uno de los

hombres puso su brazo en el respaldo del sofá en donde
Abby estaba sentada mientras que el otro tomó su mano y la
llevó hasta su boca para presionar un beso en sus nudillos.
Zoran tuvo suficiente cuando aquel brazo en el respaldo del
sofá se movió y cogió un mechón de pelo de Abby para
olerlo. Sintió el rugido de su dragón, mientras el calor
comenzaba a construirse en su interior.

Abby tiró de la mano otra vez tratando de romper el

18 En el original se usa la expresión ‘Fuck you’, que se suele usar

como maldición ‘jódete’ o ‘fastídiate’, aunque literalmente significaría
‘fóllate a ti mismo’.

280
 sorprendentemente fuerte agarre de ese hombre (del cual no
podía recordar su nombre) que la había estado molestando
durante los últimos diez minutos.

¿Dónde está Zoran? Se fue a hablar con uno de sus

hermanos hace un rato. ¡Seguramente debería haber
regresado, a estas alturas!

Abby se inclinó hacia adelante mientras el otro hombre,

que se llamaba Buta, puso su brazo sobre el respaldo del
sofá. Estaba tratando en vano de moverse lejos del barbudo
que estaba frotando sus dedos a lo largo de su hombro.

Cuando él se acercó y agarró una porción de su cabello,

le hizo falta todo su control no darle un codazo en el
intestino. Una cosa era que Zoran pusiera sus manos sobre
ella y otra muy distinta que lo hicieran otros hombres.

Cuando Míster ‘no-recuerdo-su-nombre’, comenzó a

lamer sus nudillos, tuvo suficiente. Poniéndose de pie,
comenzó a alejarse sólo para encontrarse atrapada entre los
dos hombres, uno delante y otro detrás de ella.

—Por favor, alejaros.— pidió Abby en voz baja

sintiéndose muy incómoda a medida que más hombres
comenzaron a moverse a su alrededor.

—¡Moveos o morid!— gruñó Zoran mientras se abría

camino en el creciente círculo de hombres que estaba
rodeando a Abby.

Zoran envolvió su brazo alrededor de Abby, gruñendo a

aquellos hombres.

281
 —¡Mía!

Buta dio un paso adelante.

—Ella está en celo. De acuerdo con la ley, cualquier

hembra en celo está disponible para cualquier hombre que
la desee para satisfacer sus necesidades.

Zoran empujó a Abby a su espalda.

—Ella es mi pareja verdadera y no está sujeta a las leyes

de una mujer sin pareja.

Otro macho gruñó

—Quiero follármela. Compártela con nosotros, como es

nuestra costumbre.

—¡Nunca!— gruñó Zoran mientras su cara comenzó a

alargarse cuando medio-cambió a su forma dragón.

Otro macho se acercó al sofá y agarró a Abby de la

cintura, tirando de ella hacia arriba y delante de él.

Abby gritó y trató de asirse a Zoran cuando un par de

enormes brazos la agarró por detrás. Zoran dio la vuelta
saltando sobre el sofá y dando un puñetazo en la cara de
ese hombre.

—¡Mía!— rugió más fuerte.

De pronto, Abby se vió rodeada por los otros cuatro

hermanos de Zoran y, para su sorpresa, también por Cara,
Trisha, Carmen y Ariel. Cara había agarrado un par de

282
 tapaderas de ollas y estaba manteniéndolas delante de ella,
Trisha y Ariel habían agarrado cada una un juego de
cuchillos de la mesa y adoptado una pose defensiva,
mientras Carmen se enderezó con los brazos a sus costados
y los pies ligeramente separados. Lo que daba miedo era la
expresión de su rostro, como si estuviera pidiendo a
aquellos hombres que le dieran una excusa para patear sus
culos.

—Zoran, será mejor que ella saque el infierno fuera de

aquí hasta que se termine.— dijo Creon en voz baja, sin
apartar los ojos de Carmen.

Entonces, Creon gruñó hacia Carmen.

—Trae tu culo aquí junto a mí ahora, Carmen.

Zoran se movió lentamente hacia las enormes puertas

dobles, gruñendo y mostrando sus dientes a cualquier
hombre que se moviese hacia él y Abby. Empujó
suavemente a Abby detrás de él hasta que ambos estuvieron
fuera de la puerta.

Una vez que estuvieron fuera de la habitación, Zoran se

volvió, recogió a Abby en sus brazos y empezó a correr hacia
su suite llamando a su Simbiosis para que se preparase
para ambos. Azotando la puerta detrás de él, puso a Abby
hacia abajo y cerró la puerta.

—Empaca algunas cosas. Necesito llevarte lejos de aquí

por un par de semanas.— dijo Zoran sombríamente
mientras se movía hacia su dormitorio.

283
 Abby se quedó en aturdido silencio por un momento
antes de seguir a Zoran. Su mirada le siguió mientras se
movía de un lado a otro entre su armario y los cajones de la
cómoda, observándole mientras empujaba artículos al azar
en una bolsa grande. Parecía furioso mientras caminaba
rápidamente de lado a lado murmurando maldiciones entre
dientes.

—¿Qué demonios acaba de pasar allí?— preguntó Abby

en voz baja.

Los tendones en el cuello de Zoran sobresalieron

mientras luchaba por controlar su rabia.

—Estás en celo.

—¿Estoy en qué?— preguntó Abby con asombro.

Zoran miró a Abby, su rostro ablandándose ante la

mirada de sorpresa en su rostro. Se acercó a ella y le dio un
beso en los labios.

Olfateando profundamente, no pudo contener el ruido

sordo de la respuesta de su dragón por ella.

—Estás en celo, Elila. Hueles tan condenadamente bien

que todos los machos quieren follarte.

—¿Me puedes oler?— chilló Abby.

—Oh, sí. Y también puede olerte cada macho dentro de

un radio de un kilometro. El primer celo es el más intenso,
pero eso no importaría, todavía estarían todos queriendo

284
 follarte tanto como yo lo deseo en este momento.

Zoran gimió en silencio mientras presionaba su caliente

erección contra la palma de la mano de Abby.

Abby se ruborizó a un rojo brillante

—¿Podían olerme?— susurró, cerrando sus dedos

alrededor de la dura longitud de Zoran.

—Sí. Tengo que llevarte lejos de aquí hasta que haya

terminado, de lo contrario, me veré luchando con todos los
machos en este palacio.

—Oh.

285
 Capítulo 23
El viaje para llegar a las montañas tardaría alrededor de
la mitad de un día. La Simbiosis Madre de Zoran se había
transformado en una especie de nave flotante y estaba
esperándoles fuera de su balcón. Zoran ayudó a subir a
Abby dentro de la nave de oro, luego subió a su lado
después de tirar sus bolsas detrás de los asientos.

Abby le preguntó por qué no podían simplemente

cambiar a sus formas de dragón y volar por sí mismos.
Zoran gruñó que todos los varones capaces de cambiar los
habrían seguido.

No tuvo que detallarle sus temores, la mirada oscura en

su cara contaba más sobre la historia de lo que pasaría si
lograban pillarles. Fueron hacia el sur, pero después de un
corto período de tiempo Zoran viró hacia el oeste y luego
hacia el norte, aumentando la velocidad. Quería asegurarse
de que no serían seguidos.

—¿A dónde vamos?— preguntó Abby mientras miraba

con fascinación el paisaje por el que volaban.

—A nuestro refugio familiar en las montañas. Madre

vive allí ahora. Nadie sabe dónde está, excepto por nuestra

286
 familia más inmediata.— respondió Zoran girando con una
pequeña sonrisa. —Sabes una cosa, mi Simbiosis sabe a
dónde vamos, mis manos están libres y tú hueles deliciosa.
Ven, Elila, siéntate en mi regazo.

Abby sacudió la cabeza.

—De ninguna manera. Es posible que a ti no te importe,

pero a mí sí. ¡No hay manera de que vaya a hacer el amor
contigo en esta Simbiosis!

—¿Por qué no?— preguntó Zoran con incredulidad.

—Zoran, está viva.— susurró Abby.

Zoran se inclinó hacia delante y sonrió maliciosamente.

—Lo sé.— susurró de vuelta.

Abby dejó escapar un pequeño jadeo cuando de repente

aparecieron correas de oro alrededor de sus muñecas y
tobillos. Su asiento se movió convirtiéndose en una especie
de cama reclinable. Cuando Zoran se movió entre sus
piernas, las correas que la sostenían por sus tobillos se
movieron más separadas dando a Zoran más espacio y
obligando a las piernas de Abby a separarse más.

—¡Zoran!

Abby quedó sin aliento cuando sintió las manos de

Zoran alcanzar bajo el cambio de seda que llevaba puesto
para agarrar las bragas que la costurera creó para ella. Con
un gruñido, Zoran rasgó fuera la tela de sus bragas. Luego

287
 lanzó el material destruido a un lado mientras agarraba la
parte superior de su camisa con ambas manos y la rasgaba
por la mitad.

—No deberías usar ropa, especialmente los

complementos por debajo de ellas. Se tarda demasiado
tiempo en llegar a ti.

Abby se arqueó cuando las correas que sostenían sus

muñecas se movieron hacia arriba, obligándola a estirarse
completamente delante de él. Zoran se levantó, pero solo lo
suficiente como para tirar de su camisa por la cabeza y
liberar el ceñidor que sostenía sus pantalones. Empujando
los pantalones abajo para liberar su polla, se levantó sobre
Abby frotándose contra su húmedo clítoris.

Con un gemido, empujó la hinchada cabeza púrpura de

su polla en la dulce vagina de Abby viendo como
desaparecía dentro de ella. Todo el cuerpo de Zoran se
sacudió mientras se esforzaba por mantener cierto control
sobre su deseo.

Quería tomar a Abby fuerte y rápido pero, incluso más

que su propio placer egoísta, también quería disfrutar de
ella. Su mirada se desplazó hasta la cara de Abby viendo
como ella se sonrojaba y empujaba las restricciones en sus
tobillos tratando de abrirlas aún más para él.

—Mírame, Abby.— susurró Zoran. —Quiero ver tus ojos

mientras te tomo.

Los ojos de Abby se abrieron y quedaron atrapados por

288
 el brillo dorado de los de Zoran. Zoran empujó un poco más,
viendo como los ojos de Abby se hicieron más grandes con la
fuerza del deseo.

—¡No!— gruñó Zoran cuando los ojos de Abby

comenzaron a cerrarse.

Se echó hacia atrás hasta que estuvo casi fuera de ella,

ignorando su gemido.

—Abre tus ojos.

Abby luchó por mantener los ojos abiertos cuando las

olas de fuego comenzaron a construirse en su sangre. Podía
sentir el calor de su dragón combinarse con sus propios
deseos. Zoran empujó de nuevo, un poco más lejos esta vez.

Él gruñó algo a su Simbiosis y Abby sintió que las

correas en sus muñecas se contraían y se movían un poco
más alto, mientras que las que estaban en sus tobillos se
extendían, abriéndola aún más.

—Voy a follarte, Abby. Durante las siguientes dos

semanas eso es todo lo que vamos a hacer. De todos los
modos y cualquier manera posible. Voy a follar tus pechos,
tu boca, tu coño y tu culo. Voy a reclamarte como mía para
que ningún otro macho dude jamás de que tú me
perteneces.

Abby gritó cuando Zoran tocó, golpeteó y saboreó cada

parte de ella mientras le decía lo que iba a hacer. Cuando su
mano se deslizó de vuelta hasta su estómago, descansó allí
durante un momento.

289
 —Pero sobre todo, Abby, voy a sembrar mi semilla en tu
vientre. Quiero que veas quien te ha reclamando, quien te
adora y quién es el padre de tus hijos cuando eso suceda.
¿Me escuchaste?

Abby miró a Zoran. Estaba increíblemente caliente y

frustrada y todo lo que él estaba haciendo era provocarla y
seguir hablando.

—Cierra la boca y fóllame, Zoran. O encontraré otro

macho que lo haga.

Zoran gruñó por la amenaza de otro macho; enterrando

su polla fuerte y rápidamente, empujó en la medida que
podía. Sintió el clímax de Abby ante la repentina
penetración y lanzó un rugido de triunfo por su dominio
sobre ella. Haciendo caso omiso de los gritos de Abby, Zoran
la montó, empujando más y más hasta que ya no pudo ir
más allá.

Abby llegó a su clímax una y otra vez, pidiendo a Zoran

una y otra vez por más. Zoran sintió que su propia
liberación se construía. Esperó hasta que estuvo sobre él
antes de cambiar lo suficiente como para alargar los dientes.
Abby se arqueó como ofreciendo su cuerpo en sacrificio y
Zoran la mordió en el lateral de su pecho vertiendo su fuego
de dragón dentro de ella.

La combinación del fuego de dragón en su sangre y el

calor de su propio dragón causó una ola de deseo tan
intensa que Abby gritó de placer/dolor mientras ésta barría
a través de ella encerrándola en un orgasmo alucinante que

290
 causó que su visión se desdibujara y le estuviera siendo
difícil respirar.

El gemido de placer/dolor de Zoran le siguió mientras el

cuerpo de Abby se bloqueaba alrededor de su polla, de modo
que sería imposible que él se retirara de ella, exprimiendo
hasta la última gota de su semilla profundamente en su
vientre.

Zoran pudo sentir el preciso momento en que su vientre

se abrió y aceptó la nueva vida que le estaba ofreciendo. Los
estremecimientos fluyeron sobre él mientras tiraba de Abby
más cerca, dando la orden a su Simbiosis de liberarla para
que pudiera envolver sus brazos y piernas a su alrededor.

Se quedaron así conectados hasta que llegó el momento

de descender.

Abby se sonrojó de nuevo mientras recogía los desechos

de material del suelo de la Simbiosis y los tiraba en la bolsa
que Zoran estaba dándole. Él le sonrió en señal de triunfo
cuando sacó una de sus camisas y se la lanzó a Abby. Abby
le fulminó con la mirada, pero se la pasó por la cabeza.

—Si nos encontramos a alguien que me vea con este

aspecto, ¡Juro que no voy a hablarte durante las próximas

291
 dos semanas!— dijo Abby ferozmente mientras se ponía la
camisa hacia abajo alrededor de sus caderas.

La sonrisa de Zoran se hizo más amplia.

—Mi plan es mantener tu hermosa boca demasiado

ocupada como para estar teniendo cualquier conversación.
A no ser, que sea hablando sucio para mí.

Abby simplemente miró por encima del hombro tratando

de evitar que Zoran viera su propia sonrisa tonta. ¡Maldita
sea, era un amante increíble! Puede que no tuviera ninguna
experiencia para comparar con él, pero sinceramente no
podía imaginar cualquier hombre, humano o extraterrestre,
que pudiera hacerla sentir tanto placer que ella
prácticamente desaparecía.

Abby se pasó los dedos por el pelo tratando de ponerse

un poco presentable. Realmente esperaba que no se
encontraran con la madre de Zoran antes de que tuviera la
oportunidad de bañarse y vestirse adecuadamente. Parecía
que había sido bien y verdaderamente amada.

¡Ella también lo sentía!

Tuvo que luchar con la Simbiosis Madre; luego,

amenazó a su pequeño descendiente, que apareció alrededor
de su cuello y muñecas, para NO tocar nada abajo donde
estaba un poco dolorida. Sin embargo, esa maldita cosa no
la había escuchado. Tan pronto como el asiento se formó
bajo ella, pudo sentirlo moviéndose entre sus piernas.

Abby gritó y Zoran tuvo el valor de reírse mientras le

292
 golpeaba por reírse de ella. Simplemente le dijo que era
responsabilidad de la Simbiosis asegurarse de que estaba
lista para lo que planeaba hacer con ella más tarde.

Después de todo, sólo había follado su coño y tenía

muchos más lugares para follar antes de que pasaran sus
dos semanas. Abby se estremeció ante aquella idea.

¿En qué Tierra (en este caso, Valdier) se había

metido?

—¡Abby! ¡Zoran! ¡Qué sorpresa!— exclamó Morian,

mientras caminaban por los escalones del lugar más bello
que Abby había visto nunca. —Abby, por Valdier, pero…
¿que llevas puesto? Zoran, ¿no puedes ni siquiera proveer a
esta pobre niña con ropa decente?

Abby le lanzó a Zoran una mirada asesina y tuvo que

reprimir una sonrisa al ver sus mejillas volverse de un tono
rojo apagado.

—Madre, Abby tiene ropa decente y ¡no es una niña! Su

vestimenta fue dañada de camino hacia aquí.

—Oh, querida, ¿cómo se dañó? Zoran, tú no tuviste

nada que ver con eso, ¿verdad?— preguntó Morian con un
brillo en sus ojos.

293
 Las mejillas de Zoran se volvieron aún más rojas ante la
mirada de su madre y murmuró en voz baja que iba a llevar
sus maletas a la habitación que estarían utilizando mientras
estaban allí. Morian se rió mientras observaba a su hijo
mayor escabullirse.

—Venganza por todas las travesuras que hizo cuando

era un niño. Juro, que era todo lo que podía hacer para no
tirarme del pelo cuando esos muchachos estaban creciendo.
Ahora, ¿qué tal una porción de delicioso refrigerio mientras
trata de encontrar el valor para venir a rescatarte de mí?

Abby se limitó a asentir con la cabeza mientras Morian

enroscaba su brazo con el de ella y seguía a la astuta mujer
dentro de un gran vestíbulo de mármol.

Abby metió la larga camisa de Zoran debajo de sus

piernas mientras las doblaba debajo de ella. Era muy
consciente de su falta de vestido y el hecho de que estaba
segura de que parecía que acababa de hacer el amor.
Morian no pareció notarlo mientras le entregaba a Abby una
humeante taza de té.

Morian había guiado a Abby a través de un gran

vestíbulo hasta una habitación que daba a un
impresionante y hermoso jardín. Ninguna puerta o ventana
bloqueaba la vista.

El jardín estaba lleno de colores brillantes y una

pequeña cascada caía en el fondo, desembocando en una
gran cuenca. Abby no había visto nunca nada tan hermoso
en su vida, ni siquiera en su propia montaña.

294
 —Es muy hermoso.— murmuró Abby con asombro.

Morian sonrió mientras se sentaba en su silla y tomó un

sorbo de su bebida.

—Lo es. Me gusta estar aquí. Puedo pasar el día en los

jardines trabajando con el suelo y nunca me canso de eso.
Puedo sentir la vida en él.

Miró por debajo de sus pestañas a Abby.

—Estás en tu primer celo.

Abby se sonrojó.

—Así dice Zoran. No entiendo nada de esto.

Morian se rió.

—Has tenido tu primera transformación.— dijo más

como una afirmación que una pregunta. —Esto es algo muy
inusual ya que tú no eres de nuestro mundo. Parece que las
historias son ciertas.

—¿Historias?— dijo Zoran mientras entraba en la

habitación.

Se acercó a donde estaba sentada Abby y sin decir una

palabra, la levantó como si no pesara más que una pequeña
muñeca y la sentó sobre su regazo, ignorando su chillido de
sorpresa. Envolvió un brazo alrededor de la cintura de Abby
asegurándose de que no podría moverse y utilizó la otra
mano para guiar la bebida caliente que tenía en la mano

295
 hasta sus labios. Los ojos de Abby brillaron con humor
mientras le observaba tomar un sorbo.

—Eres muy malo.— susurró.

Morian observó a su hijo mayor con una sonrisa

satisfecha antes de responder.

—Sí, historias, leyendas, cuentos, profecía, lo que sea.

Se dice que hace mucho tiempo el primer Rey viajó a un
mundo lejano. El Rey descubrió un mundo primitivo donde
había muchas personas. Durante su tiempo en este planeta
fue recibido por un pueblo. Mientras era un invitado de este
pueblo, se sintió atraído por una de las hembras, la hija del
jefe. Estaba tan enamorado de ella, al igual que su dragón y
su Simbiosis, que quería hacerla su Reina y regresó a
nuestro mundo con ella. Su gente estaba horrorizada.
Temían que la hembra le daría descendencia débil dado que
era mucho más pequeña que ellos; y, porque como no era
una verdadera Valdier, nunca podría tener el poder de una
verdadera pareja, la capacidad de transformarse y aparearse
como un dragón y aceptar el poder de la Simbiosis. Se
pensaba que esto debilitaría el linaje del Rey y traería la
muerte y la destrucción al pueblo haciendo enfadar a los
Dioses y las Diosas. Exigieron al Rey su sacrificio a esos
Dioses y Diosas para mostrar su remordimiento. Cuando él
se negó, la gente determinada a mostrar al Rey cuan débil
era su compañera de fuera del mundo, la secuestró y la llevó
a los altos acantilados, sobre donde ahora se encuentra la
ciudad, para ofrecerla en sacrificio. El Rey, furioso por haber
robado su compañera de él, voló para defenderla.

296
 Abby estaba agarrando el brazo de Zoran fuertemente,
sus uñas clavándose en su carne mientras Morian contaba
su historia. Los ojos de Abby se abrieron notando cómo esa
historia sonaba muy parecida a la de ella y Zoran. Por
supuesto, la gente no se ofreció a levantarla como un
sacrificio, pero sí había sido secuestrada.

—¿Que le ocurrió a ella? ¿Fue capaz de salvarla el

Rey?— preguntó Abby sin aliento.

Los labios de Morian se curvaron en una sonrisa.

—Los miembros del Consejo de Ancianos ya habían

llevado a la compañera del Rey hasta los acantilados y para
el momento en que llegó el Rey ya la habían arrojado al
océano. El Rey, fuera de sí por el dolor, juró que nunca
tomaría a otra hembra con él, y en su dolor, maldijo al
pueblo de Valdier. Sólo los que eran de sangre real o ya
habían encontrado a su verdadera pareja serían capaces de
dar el regalo de producir descendientes que fuesen
aceptadas por las tres partes de sí mismos.

Una lágrima se deslizó por la mejilla de Abby como si

sintiera la terrible pena de perder a su compañero de
verdad.

—¿Qué pasó con el Rey?— susurró Abby.

Morian sacudió la cabeza suavemente.

—No llores por el Rey, Abby. La historia no termina ahí.

Se dice que el Rey, en su dolor cayó de rodillas pidiendo a
los Dioses y Diosas poder unirse a su compañera en la

297
 muerte. Los Dioses y Diosas, quedaron tan conmovidos por
el gran amor y la pena que el Rey sintió por alguien que ni
siquiera era de su mundo, que se apiadaron de él. Se dieron
cuenta de que no sólo era su dolor, sino también el dolor de
su dragón y su Simbiosis lo que ahora estaba uniéndoles
como una sola entidad. También habían sentido el dolor de
la mujer cuando se ofreció a cambio de la seguridad de su
compañero, rogándoles que le protegieran y perdonasen a
su pueblo por su falta de comprensión de su amor por su
Rey. Cuando el Rey se arrodilló, un gran dragón blanco
apareció desde las olas de más abajo. A medida que aquel
gran dragón aterrizó al lado del Rey, se transformó en la
compañera del Rey ante el Rey y su pueblo. Los Dioses y las
Diosas habían dado nacimiento a la transformación, el don
del calor del fuego de un dragón para transformar a una
compañera en una verdadera pareja, una aceptada por un
guerrero Valdier, su dragón y su Simbiosis dándole la fuerza
y el poder de una verdadera Valdier.

Abby se sentó de nuevo en los brazos de Zoran tirando

de su brazo más apretado alrededor de ella.

—Es igual que lo que me pasó a mí.— dijo Abby en voz

baja, con su cara suavizándose.

Zoran envolvió su otro brazo alrededor de Abby para

acercarla más. Su mirada se encontró con su madre sobre
la cabeza de Abby y él le dio una pequeña sonrisa en
agradecimiento. Podía sentir la total aceptación de Abby de
él y de su mundo como una paz asentándose en torno a él.
Suavemente, Morian devolvió la sonrisa a su hijo.

298
 Desde que murió su propio compañero, esta fue la
primera vez que sintió que había tomado la decisión correcta
al no elegir unirse a él en la muerte. Podía sentir la nueva
vida creciendo en el vientre de Abby, incluso tan pequeña
como era. Y supo que ahora sería necesaria durante los
muchos más años que estaban por venir.

299
 Capítulo 24
Abby y Zoran pasaron las siguientes dos semanas
relajándose. Zoran mostró a Abby muchos de los lugares
donde él y sus hermanos solían jugar cuando eran niños. La
ayudó a acostumbrarse a las necesidades y los deseos de su
dragón, y le enseñó a comunicarse con su Simbiosis. Abby
enseñó a Zoran cómo cantar y le estaba enseñando a tocar
la guitarra que replicaron para ella.

Pasaron horas caminando por los bosques que

rodeaban la propiedad de la montaña o nadando en aquella
enorme cuenca del jardín.

El momento preferido de Abby era cuando ellos se

transformaban en sus formas de dragón y volaban a través
de las copas de los arboles del bosque, jugando a la
persecución y captura y haciendo el amor en ambas formas.

Zoran se acercó bajo el agua y envolvió sus brazos

alrededor de Abby. Acababan de regresar de otro viaje de
exploración y ahora disfrutaban de las aguas claras y frías
de la piscina del jardín. Abby se estremeció cuando su
cuerpo caliente presionó contra su piel más fresca.

Zoran extendió su mano sobre el estómago de Abby.

300
 —Mi hijo crece en tu vientre. Lo puedo sentir.— susurró
mientras le daba un beso en su mojado hombro.

La respiración de Abby se atrapó en su garganta.

—¿Cómo puedes saberlo? ¿Estás seguro?

Abby apretó sus dos manos sobre la mano más grande

de Zoran, volviéndose para mirarle a los ojos.

—Lo supe el momento en que lo engendramos. Sentí tu

vientre aceptar mi semilla y mantenerla apretada.

Los ojos de Abby se llenaron de lágrimas. Un niño. Su

hijo. Cerró los ojos tratando de utilizar los sentidos que
Zoran le había mostrado durante las últimas dos semanas.
Se enfocó hacia adentro, buscando. Contuvo el aliento
sorprendida al sentir la nueva vida en su interior. Su dragón
estaba enroscado de manera protectora alrededor de ella.

Abby se giró en los brazos de Zoran y le echó los brazos

al cuello, enterrando la cara en su pecho.

—Puedo sentirlo.— susurró en voz baja.

Nunca había sentido tal oleada de amor o miedo, como

en ese momento. Zoran olió su miedo y la atrajo hacia su
cuerpo.

—No temas, Elila, daría mi vida para protegerte a ti y a

nuestro hijo. Voy a hacer cualquier cosa que esté en mi
poder para asegurarme de que nada os suceda a ninguno de
los dos.

301
 Abby alzó la vista.

—Lo sé. Te amo tanto, Zoran.

—Yo te amo más, Elila.

Abby dio un lloroso adiós a Morian, consiguiendo de la

madre de Zoran la promesa de venir a visitarlos pronto.
Tenía muchas preguntas.

La noche anterior ambos habían compartido con Morian

sus buenas noticias.

Ella no pareció sorprendida en absoluto. De hecho, se

veía muy satisfecha. Se comprometió a visitarles el mes
siguiente.

El vuelo de regreso a la ciudad pareció mucho más corto

en el camino de vuelta. Abby extrañaría la tranquilidad del
refugio de montaña, el cual le recordaba tanto a su propia
montaña, pero estaba deseando ver de nuevo a Cara, Ariel,
Trisha y Carmen. No podía esperar para compartir la noticia
con ellas.

Se dio cuenta de que ya no pensaba en su vida antes de

conocer a Zoran. Echaba de menos a Edna, Bo y Gloria,
pero se sentía como en casa. Abby miró a Zoran través de

302
 sus pestañas estudiando sus fuertes rasgos. Su corazón
pareció hincharse, como si hubiera demasiado amor en él
para contenerlo todo.

Zoran le estaba hablando acerca de sus planes para

convertir la habitación de invitados en una guardería. Abby
se sentó y escuchó todos sus planes para el bebé tratando
de no reírse mientras hablaba acerca de encargar la primera
espada para el bebé.

Zoran colocó suavemente la forma durmiente de Abby

en su cama. Era muy tarde y se había quedado dormida no
mucho antes de que llegaran. Metió las mantas alrededor de
ella y le dio un beso en la frente antes de salir para poder
reunirse con sus hermanos.

No había querido preocupar a Abby. Había recibido un

mensaje algo retrasado de Creon esta mañana, justo antes
de salir. Raffvin había sido visto por uno de los informantes
de Ha'ven partiendo fuera del planeta.

Cerrando silenciosamente la puerta de sus

apartamentos, ordenó a los dos guardias que estaban de pie
fuera de ella que debían protegerla con su vida. En silencio,
llamó a su Simbiosis para pedirle que protegiera los
balcones exteriores. Confiado en que Abby estaba a salvo,

303
 Zoran se trasladó con determinación hacia su oficina, donde
sus hermanos le esperaban.

—Zoran.— le saludó Creon mientras entraba en la

habitación.

Mandra entregó a Zoran una bebida fuerte mientras

avanzaba hacia la mesa, donde tenían una imagen
holográfica del planeta en la pantalla.

—¿Qué has descubierto?— preguntó Zoran con voz

dura.

—Una señal procedente de fuera del planeta se recibió

hace dos días. A partir de lo que hemos descubierto, venía
de la Galaxia Sarafin.— dijo Creon exponiendo el holograma
de la galaxia vecina.

—¿Sarafin?— preguntó Zoran con el ceño fruncido.

No habían tenido problemas con aquel pueblo guerrero

en esa galaxia durante casi un siglo.

—Ha'ven cree que Raffvin ha viajado hasta allí para

reunir seguidores para atacar nuestro mundo. Los Sarafin
son mercenarios de renombre.— dijo Mandra. —Nuestra paz
con ellos tenía un precio; la hija primogénita del Rey de
Valdier se casaría con el primer hijo del Rey de Sarafin. Es
una pena que olvidamos decirles que, por lo general, sólo
engendramos varones. Por desgracia, esos bastardos tienen
una gran memoria. Al parecer ha nacido un hijo del Rey de
Sarafin y esperan que tú, como el Rey Valdier, produzcas
una hija inmediatamente. Mientras tanto, Raffvin ha

304
 decidido 'iluminarles' acerca de cómo es muy poco probable
que eso suceda y trata de conseguir que crean que les
hemos desairado de alguna manera.

—Además de eso, Ha'ven dijo que todavía tiene el apoyo

en Curizan del grupo militante de allí, los cuales quieren
tenernos entrando en una batalla con los guerreros Curizan.
Parece que está tratando de provocarnos suficientes
conflictos con guerreros rivales como para que tengamos
que estirar al máximo nuestros recursos y así poder
causarnos la mayor cantidad de daño.— dijo Trelon.

—La pregunta es… ¿por qué?— dijo Kelan. —¿Por qué

está tan dispuesto a destruir a su propio pueblo? ¿Qué
beneficio obtiene él?

—Por suerte, Ha'ven y sus hermanos parecen estar

conteniendo el problema en su planeta. Ahora, todo lo que
necesitamos es que tú produzcas una hija y eso va a calmar
la situación con los Sarafin.— dijo Mandra con una sonrisa
meneando las cejas arriba y abajo hacia Zoran, con
picardía.

Zoran contuvo una maldición. Sabía que Mandra sólo

estaba bromeando, pero la idea de ofrecer a su hija como
sacrificio por la paz no le sentó bien y sólo podía imaginar
los problemas que tendría convenciendo a Abby de que no
tenía otra opción si su bebé, de hecho, resultara ser una
hembra.

—Abby ya lleva a mi hijo.— dijo Zoran con sobriedad.

305
 Se dejó caer en la silla. Mandra dejó escapar una
maldición.

—Zoran, perdóname. No habría lanzado ese comentario

si lo hubiera sabido.

Zoran agitó su mano desestimando la disculpa.

—En este momento, tengo que enfocarme en mantener a

Abby y al bebé seguros... y felices— Zoran hizo una mueca.
—Nadie le dirá una palabra sobre el acuerdo con los Sarafin.
Será un punto muerto, si Abby da a luz a un varón.
¿Entendido?

Sus cuatro hermanos asintieron con la cabeza en

silencio.

—Por ahora, también seguiremos reuniendo la

información que podamos acerca de Raffvin estando fuera.
Creon, ¿todavía tienes un informante dentro de la élite de la
fuerza personal de Raffvin?

—Sí.— respondió Creon en voz baja. —Ha'ven tiene

mínimo dos infiltrados dentro de Curizan. Por seguridad,
ellos no se conocen el uno al otro. Raffvin ha reforzado su
seguridad, desde que uno de los espías que teníamos fue
descubierto.

—Entonces, esperamos, escuchamos y planeamos

opciones para cualquier posible escenario. Mandra, tú y
Creon continuad con la supervisión de la formación de los
guerreros. Kelan, tú y Trelon trabajareis en aseguraros de
que todas nuestras naves de guerra están listas y los

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 escudos de tierra están listos, en caso de una posible
invasión.— dijo Zoran mirando atentamente los mapas
extendidos ante él.

Creon sonrió tristemente antes de responder:

—Tú tan sólo concéntrate en la protección de tu

compañera y asegurándote de que el Consejo entiende la
gravedad de esta situación.

Zoran le sonrió.

—Creo que es tiempo para reunirse con la Casa Real de

Sarafin. Dos pueden jugar el juego que Raffvin está tratando
de jugar. Después de todo, soy el Rey de Valdier. Tal vez
está en concordancia una invitación para mostrar nuestro
compromiso con la paz entre nuestros mundos.

Trelon gruñó en tono bajo.

—Tú sólo asegúrate de que esos bastardos cachondos se

mantengan alejados de las hembras humanas. Voy a
arrancar cada una de sus malditas gargantas si ellos
intentan cualquier cosa con mi Cara.

Mandra, Kelan y Creon asintieron con la cabeza en

respuesta. Kelan añadió:

—Estoy de acuerdo. No sería una buena manera de

establecer la paz si para ello tenemos que matar a esos
bastardos reales. Tal vez podamos ocultar a las hembras.

Mandra y Trelon se echaron a reír.

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 —Buena suerte con eso.

Creon se quedó mirando hacia la mesa con un ceño

feroz en su rostro. Sus labios se apretaron con
determinación. Estaría condenado si dejaba que otro
hombre estuviera cerca de Carmen. Mataría a cualquiera
que lo intentara. Por supuesto, conociendo a Carmen,
probablemente ella le golpearía para lograr tomar parte en la
matanza.

Zoran se incorporó, caminando hacia la puerta, tenía la

imperiosa necesidad de sostener a Abby cerca.

—Mantendremos una línea segura abierta entre

nosotros. No confiéis en nadie. Nos veremos mañana.

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 Capítulo 25
Zoran hizo una señal a los guardias de la puerta,
mientras entraba silenciosamente en el apartamento. Fue
despojándose de su ropa mientras se movía hacia el
dormitorio, estaba desnudo en el momento en que llegó
junto a la cama.

De pie junto a ella, miró hacia abajo, contemplando el

hermoso rostro de Abby, sintiendo el amor y el asombro
correr a través de él. Tirando de las mantas, bajó a su lado
tratando de no molestarla.

Con suavidad, la tomó en sus brazos deslizando una de

sus grandes manos hacia abajo para ponerla posesivamente
sobre su estómago todavía plano.

—Estás de vuelta. Te extrañé.— dijo Abby medio

dormida.

Zoran frotó su barbilla contra la parte superior de la

cabeza de Abby.

—No deberías haberte dado cuenta de que me había ido.

Deberías haber estado durmiendo, Elila.

Abby suspiró moviendo su pierna desnuda entre las

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 musculosas de Zoran.

—Me encanta cuando me llamas así.

Zoran gimió cuando Abby presionó suaves besos contra

su pecho. El gemido se volvió un gruñido cuando su lengua
se movió sobre su pezón. Zoran volteó a Abby sobre sí
misma y presionó su espalda contra el suave colchón
mientras se movía entre sus muslos.

Usando una de sus piernas, empujó las piernas de ella

más separadas mientras alineaba su hinchada polla con su
entrada. Avanzando lentamente, apretó los dientes ante la
sensación de sus suaves y calientes paredes vaginales
cerrándose a su alrededor.

Sintió su dragón agitarse cuando Abby mordisqueó

juguetonamente su pecho y su garganta. Con un suave
gemido, Zoran se sumergió totalmente en el interior de
Abby, saboreando la conexión que sentía con ella.

El dragón de Abby se estiró seductoramente. Abby sintió

el cambio de jugueteo a caliente deseo cuando su dragón
exigió a su compañero. Levantó las piernas y las envolvió
alrededor de la cintura de Zoran abrazándole con fuerza
contra ella mientras sus dientes se alargaban.

Envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Zoran,

Abby se le acercó aun más.

—Fóllame.— susurró justo antes de hundir sus dientes

en el cuello de Zoran, escupiendo fuego de dragón en su
sangre.

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 El dragón de Zoran rugió, dejando escapar al mismo
tiempo un gruñido profundo, sus caderas se sacudieron en
respuesta a la picadura de Abby. Olas de intenso deseo
envolvieron a Zoran mientras el fuego de dragón corría a
través de él.

Zoran quedó sin aliento cuando las oleadas de fuego se

construyeron y rompieron sobre él. El sudor perlaba su
cuerpo mientras las llamas le quemaban y su polla se
hinchó casi hasta el punto del dolor. El cuerpo de Zoran se
empujó hacia adelante, empalando a Abby.

Abby se quedó sin aliento por la increíble sensación de

plenitud cuando sintió a Zoran hincharse dentro de ella.
Zoran dejó escapar un grito cuando la ola le golpeó de
nuevo. Miró hacia abajo a Abby, sus ojos brillaban con un
dorado tono brillante cuando él echó hacia atrás sus labios
para revelar los afilados dientes.

Salió fuera de ella casi por completo antes de

impulsarse hacia adelante, moviéndose cada vez más rápido
y empujando tan fuerte que Abby tuvo que sostenerse sobre
sus hombros y apretar los músculos de sus muslos para no
ser empujada contra la cabecera de la cama.

Zoran agarró el pelo de Abby entre sus manos mientras

continuaba empujando, viendo como ella echaba atrás la
cabeza y gritaba cuando llegó a su clímax. Envolviendo una
mano alrededor de la parte posterior de su cuello, tiró de
ella hasta acercarla lo suficiente para morderla en la
garganta, cerca de su cuello.

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 Se aferró cuando sintió su propia liberación lavado
sobre él. Tenía tan sólo unos momentos antes de que las
olas del fuego de dragón se construyeran de nuevo.
Respirando su propio fuego dentro de ella, Zoran observó
como los ojos de Abby cambiaron a unas brillantes llamas
azules.

—Ahora, follaremos.— gruñó Zoran.

Solo liberó a Abby el tiempo suficiente para tirar de sus

piernas alrededor de su cintura y voltearla; entonces,
agarrándola por la cintura, la levantó sobre sus manos y
rodillas y la montó con rapidez desde atrás.

Abby gritó al sentir el fuerte avance de la polla de Zoran

empujando a través de sus pliegues calientes e hinchados.
El fuego seguía ardiendo, caliente y feroz, a través de ambos
mientras sentían ola tras ola construyéndose y estallando
por sobre ellos.

—¡Mía!— gruñó profundamente Zoran.

Su voz era una mezcla de su macho y su dragón.

—¡Mía para siempre!

Abby gritó con voz ronca mientras se corría, sintiendo

un clímax tras otro hasta que sintió como si fuera a
disolverse en un millón de pequeñas piezas. Zoran empujó
una última vez antes de caer sobre su costado con un ronco
grito, su polla palpitando sin cesar mientras derramaba su
semilla profundamente en el vientre de Abby.

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 Estremeciéndose, Zoran tiró del cuerpo inerte de Abby
contra el suyo.

—Te amo, Elila.

Abby envolvió débilmente los brazos sobre Zoran

sosteniéndole más cerca.

—Yo te amo más, Zoran. Me alegro de que me hayas

secuestrado de mi montaña.

Abby sabía que ahora todo estaría bien. Estaba en casa.

Puede que fuese un mundo diferente, una montaña
diferente, pero finalmente estaba en casa.

FIN

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 Hot Passion Books

Esta es una traducción hecha por Fans.

La ofrecemos de forma totalmente gratuita, sin obtener beneficios
económicos o materiales de ningún tipo por ello y con el único objetivo de
dar a conocer los libros de nuestras autoras favoritas ante las lectoras de
habla hispana.
Recomendamos a las lectoras adquirir estos mismos libros en el
momento de su publicación, ya sea en su idioma original o cuando estén
disponibles en español, para incentivar a que estas autoras, a las que
agradecemos su excelente trabajo, sigan creando estas maravillosas obras.

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