05 2 Carta de Pedro 2019
05 2 Carta de Pedro 2019
05 2 Carta de Pedro 2019
Segunda
Carta de Pedro 1
El autor de 2 Pedro se autopresenta como “Simón Pedro” (1,1) y dice –en 3,1– esta es
la “segunda carta que escribe” a sus destinatarios.2
Carácter literario
La obra se presenta como una “carta”, pero, en realidad, no se encuentran en ella los
elementos formales usuales del género epistolar.
El autor –que pretende ser “Simón Pedro, Siervo y apóstol de Jesucristo”– se dirige a
los creyentes en general –“a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador
Jesucristo les ha cabido en suerte una fe tan preciosa como la nuestra” (1,1-2)– sin
precisiones de ningún tipo.
Si bien en 2 Pedro se encuentran exhortaciones finales –3,17-18– no aparecen los
saludos comunes propios de la literatura epistolar. Como en la “Carta de Judas”, el
mensaje concluye con una “doxología” (3,18b).
Primera aproximación
Estructura temática 3
Entre los versículos introductorios (1,1-2) y la doxología final (3,18b) el texto presenta
la siguiente estructura temática:
2 Pedro 1,3-15
Discurso introductorio sobre los dones salvíficos, el deber de una respuesta
adecuada a estos dones y el anuncio en carácter testamentario del escrito ante la
muerte inminente de “Pedro”.
El poder divino da a los creyentes todo lo que necesitan para la vida y la piedad,
haciéndolos incluso capaces de participar de la naturaleza divina (1,3-4). Esto exige de
suyo crecer en toda virtud 4, para llegar a un conocimiento salvífico del Señor Jesús
(1,8) –si no, se está ciego y los movimientos son a tientas (1,9)– y entrar a su reino
perpetuo al que han sido llamados y elegidos (1,9-10).
1
FARKASFALVY , D., “2 Pedro”, en: W. FARMER et al. (edts.), Comentario Bíblico
Internacional, Navarra (Verbo Divino 1999), 1653-1660. LONA, H., “La Segunda Carta de
Pedro”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, Buenos Aires (Claretiana 2003), 136-157.
SCHLOSSER , J., “La Segunda Carta de Pedro”, en: Daniel MARGUERAT (Ed.), Introducción al
Nuevo Testamento. Su historia, su escritura, su teologia, Bilbao (Desclée de Brouwer
20082004), 431-438. STÖGER , A., “Segunda Carta de San Pedro”, en: Id., Carta de San Judas.
Segunda Carta de San Pedro, Barcelona (Herder, 1975), 53-127.
2
Aunque esto no significa necesariamente ni que el autor sea Pedro ni que sea el mismo que
escribió 1 Pedro.
3
H. LONA, “La estructura temática” y “Los contenidos”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 137-
141.
4
Enumera las diversas virtudes sin seguir un orden lógico: fe, virtud, conocimiento, dominio
de sí, constancia, piedad, amor fraterno, amor en general (2 Pedro 1,5-7).
2 Pedro 3,14-18a
Exhortaciones finales
El autor comienza con las exhortaciones conclusivas (3,14-15a), pero, inesperadamente,
interrumpe su discurso para referirse a las enseñanzas de las cartas de Pablo (3,15b-16).
El tema paulino de la paciencia de Dios como salvación de los creyentes (Romanos 2,4)
lo mueve a alabar la sabiduría del apóstol.
maldición (2 Pedro 2,14).
Conducen al libertinaje a aquellos que recién se han liberado del error – les prometen
libertad mientras que ellos mismos son esclavos de la corrupción (2 Pedro 2,18-19).
Aun concediendo la función retórica de este tipo de lenguaje, parece demasiado poco ver aquí
sólo un fenómeno puramente difamatorio, sin ningún tipo de asidero en la realidad. Se sabe que
se dio un libertinaje fundado en ideas cristianas –motivado por causas diversas– que también
pudo haber existido en el ambiente en el que nació 2 Pedro (cf. H. LONA, “Polémica contra los
adversarios”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 148).
Sin embargo –revelando sin duda un transfondo polémico– aprovecha la ocasión para
advertir acerca de la complejidad de los textos paulinos. Hay gente ignorante e inestable
que, para su propia ruina, tergiversa su sentido (como el de otros textos de la Escritura).
Al final, retoma el tono exhortativo para recomendar tener precaución a fin de no
dejarse arrastrar por el error de personas sin principios y alcanzar el objetivo de crecer
en la gracia y en el conocimiento de Cristo (3,17-18a).
JUDAS 2 PEDRO 2
v. 4 2, 1.3b Aparición de los falsos maestros (intrusos)
v. 6 2,4 Castigo de los ángeles pecadores
v. 6 2,9 Justos salvados, impíos condenados
v. 7 2,6 Condena de Sodoma y Gomorra
v. 7-8 2,10 Desenfreno carnal de los intrusos
v. 9 2,11 Ni los ángeles osan actuar como ellos
v. 10 2,12 Se portan como animales sin razón
v. 11 2,15 Caen en la traición de Balaam
v. 12 2,13 Abusan en las comidas comunitarias
v. 13 2,17 Son como fuentes (nubes) sin agua
v. 16 2,18 Su boca profiere insolencias
v. 17 3,2 Recuerdo de los profetas y apóstoles
v. 18 3,4 Estaba previsto (en la Escritura) que aparecerían
Se trata:
De invectivas contra los falsos maestros (2,2-3.14.16.18-22)
De ejemplos bíblicos que no están en Judas: Noé (2 Pedro 2,5); Lot (2 Pedro 2,7-8).
7
Cf. H. LONA, “El uso de la Carta de Judas”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 141-142. Cf. T.
CALLAN , “Use of the Letter of Jude by the Second Letter of Peter”, Biblica 85/1 (2004) 42-64.
Podemos decir que el núcleo central de Judas reaparece en 2 Pedro: a excepción del
saludo y de la doxología final, son muy pocos los versículos de Judas sin paralelo en 2
Pedro.
El presunto remitente 8
No sólo se presenta como “Simeón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo”, con la
forma semita del nombre (2 Pedro 1,1), sino que también inserta recuerdos personales
del “príncipe” de los apóstoles:
En 1,16-18 se proclama testigo ocular de la transfiguración (Marcos 9,2ss. y //)
En 1,14 afirma que Jesús predijo su muerte como mártir (Juan 21,18ss)
En 3,15 se presenta, por medio de la expresión “nuestro querido hermano Pablo”,
como contemporáneo y colega en el ministerio de Pablo
Además, en 3,1, haciendo referencia a 1 Pedro, señala que este escrito es la
“segunda” carta que les escribe.9
Declara solemnemente que escribe la carta poco antes de su muerte para que los lectores
guarden en la memoria “la verdad presente” (1,12ss) como un legado. 2 Pedro se
presenta así como “testamento” o “discurso de despedida” del apóstol antes de su
partida.
¿Se trata de un caso de pseudoepigrafía?
Casi todos los comentaristas actuales consideran que se trata del caso más claro de
“pseudoepigrafía”:
8
Cf. H. LONA, “El autor y los destinatarios”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 145-147.
9
Si bien en todo el escrito no hay indicio alguno de que el autor haya utilizado la Primera
Carta de Pedro (aunque esto no significa que no la conociera). De un modo u otro sabía que
existía la “Primera Carta”. Al afirmar que escribe una “segunda” carta (3,1) el autor está
revelando un marcado interés por lograr que los lectores crean estar recibiendo un mensaje
escrito por “Pedro”.
10
No hay claras alusiones a ella antes de los tiempos de ORÍGENES , quien afirma que Pedro
dejó “una epístola reconocida, y posiblemente dos, aunque esto es dudoso” (HE VI, 25,9).
EUSEBIO da noticias de las discusiones entorno a 2 Pedro: “... de los libros discutidos, en
cambio, y que, sin embargo, son conocidos de la gran mayoría, tenemos la Carta llamada de
Santiago, la de Judas y la 2 Pedro así como las que se dicen ser II y III de Juan, ya sean del
evangelista, ya de otro del mismo nombre.” (HE III, 25,3). Cf. D. FARKASFALVY , “Uso e
interpretación de 2 Pedro”, en: W. FARMER et al. (edts.), Comentario Bíblico Internacional,
1654.
11
SAN JERÓNIMO la acepta, si bien reconoce que otros dudaban: “Pedro escribió dos cartas;
...la segunda se la niega la mayoría debido a la diferencia de su estilo”. Esta diferencia –precisa
JERÓNIMO– se explica por haber recurrido a “intérpretes” distintos (PL 23,638; cf. 22,1002). A
partir de fines del siglo IV, las Iglesias latinas la incluyen en sus cánones. En el siglo VI, la
Iglesia Siria también la incluye.
12
Cf. H. LONA, “El lenguaje”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 144.
13
Utiliza el nombre de “Pedro” – conoce la “Carta de Judas” – conoce temas de la apocalíptica
judía (cf. 2 Pedro 3,10-13).
14
Sólo alguien que ha leído y explicado las cartas de Pablo sabe de las dificultades de
comprensión y de los peligros que pueden surgir si es que se las interpreta de forma arbitraria (2
Pedro 3,15-16). Cf. H. LONA, “La tradición cristiana”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 150-
151.
De todos modos, cabe decir que, por la forma de expresión del autor, los destinatarios
no parecen ser en su mayoría judeo-cristianos sino creyentes provenientes del
paganismo y de un ambiente cultural helenista, que, “por medio del conocimiento del
Señor” “se han alejado de la corrupción del mundo” (2,20).
15
Cf. H. LONA, “El autor y los destinatarios”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 146.
16
Cf. J. NEYREY , “The Apologetic Use of the Transfiguration in 2 Peter 1,16-21”, 504-506.
17
Dice Horacio LONA: “Para comprender la posición de los adversarios no es necesario
hacerlos sospechosos de incredulidad en el poder de Dios. No se puede descartar el que hayan
estado influenciados por la concepción helenista de la eternidad del mundo. También hay que
tener presente la situación de los creyentes en el siglo II, que ya pertenecían a la segunda o
tercera generación cristiana. Ellos podían repetir fórmulas escatológicas, pero lentamente se
imponía el dato de la experiencia. Lo peculiar y sorprendente en estos cristianos es que – tal
como los presenta el autor– han sacado consecuencias radicales de este hecho: la promesa del
retorno glorioso no se va a cumplir. Esta radicalidad parece ser lo que ha encendido la
polémica. Tomando una expresión de Jds 18, el autor los llama “burlones” [...] lo que está en
juego es la verdad de la esperanza escatológica” (H. LONA, “La polémica contra los
adversarios”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 149).
Es decir, la función principal del escrito parece ser una apología de las tradiciones
escatológicas, que –una vez explicadas y defendidas– deben ser establecidas de una vez
y para siempre (2 Pedro 1,15).
Estos negadores de la Parusía invocan, para sostener su postura, una colección de cartas
paulinas y “los restantes escritos” (del Antiguo Testamento); que interpretan a su
conveniencia:
2 Pedro 3,15-16
“La paciencia de nuestro Señor juzgadla como salvación, como os lo
escribió también Pablo, nuestro querido hermano, según la sabiduría
que le fue otorgada. v.16 Lo escribe también en todas las cartas cuando
habla en ellas de esto. Aunque hay en ellas cosas difíciles de entender,
que los ignorantes y los débiles interpretan torcidamente –como también
las demás Escrituras– para su propia perdición”.
El primero que habla de una “Segunda” Carta de Pedro es ORÍGENES, aunque afirma
que se pone en duda su autenticidad. 20 Esto significa que el texto era conocido en esa
región. De allí que algunos hayan propuesto como lugar de origen de la obra
Alejandría.
Dada la atribución pseudoepigráfica de la obra a Pedro, otros han pensado en Roma.
Ambas posturas son verosímiles, pero no se imponen con certeza.
18
A esto podemos añadir que la referencia en 2 Pedro 3,1 a 1 Pedro como la única carta
anterior junto a la situación (ficticia) de la muerte inminente de “Pedro” (2 Pedro 1,14-15):
(1) Pretende afirmar que existen dos y sólo dos cartas auténticas.
(2) Intenta de clausurar toda posibilidad de aparición de ulteriores cartas “petrinas”.
19
Una fecha más tardía no podría explicar la ausencia de claros elementos gnósticos en la
controversia; cf. H. LONA, “Tiempo y lugar de origen”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 151.
20
Dato mencionado por ESEUBIO DE CESAREA en HE VI 25,8:
“Y Pedro, sobre quien se edifica la iglesia de Cristo, contra la cual no prevalecerán las puertas
del Hades (cf. Mt 16, 18), dejó una sola carta por todos reconocida. Quizá también una
segunda, pues se la pone en duda”.
Concepciones teológicas
Algunas apreciaciones conclusivas21
21
Cf. H. LONA, “Las enseñanzas”, en: Id., Las Cartas Apostólicas, 152-154.
22
El motivo de la destrucción del mundo por el fuego es un tema tradicional tanto de la
filosofía griega –los estoicos enseñaban la doctrina de un incendio universal que renovaba
periódicamente el mundo– como de la apocalíptica judía. No se puede saber con certeza si los
adversarios defendían una comprensión del tipo de la estoica, en la que nada cambia
significativamente. Aún cuando los estoicos anunciaban un incendio cósmico, el mundo
material para ellos tenía una duración eterna en sí misma, independientemente del poder de
Dios. Si así fuera, el autor de 2 Pedro, al describir la destrucción de la realidad por medio del
fuego, habría procurado quitarle al mundo toda autonomía frente a Dios (tal como ya lo había
hecho al hablar del origen de los cielos y de la tierra). De hecho, el autor insiste
considerablemente en el motivo del poder de Dios sobre la creación. Su palabra es la fuerza que
posibilita la consistencia del mundo. Pero esa Palabra es también la que conduce al mundo
hasta el día del juicio y del castigo por medio del fuego. La Palabra es la expresión de la
dependencia del mundo respecto de Dios.
Los exégetas suelen estar de acuerdo en que 2 Pedro 1,16 debe ser entendido la luz del
problema real que ocasiona el envío de la carta. Pero en lo que no hay coincidencia es si
el σεσοφισμένοις μύθοις 24 se refiere:
A la polémica del autor contra los falsos maestros que fabrican mitos
(por ejemplo. gnósticos; cf. 1 Timoteo 1,4; 4,7; 2 Timoteo 4,4; Tito 1,14))
O a su propia apología de la tradición cristiana, que ha sido desacreditada como si
fuera un vulgar mito
2 Pedro 1,12-21
1,12 Por esto, estaré siempre recordándoos estas cosas, aunque ya las sepáis y
estéis firmes en la verdad que poseéis. 1,13 Me parece justo, mientras me
encuentro en esta tienda, estimularos con el recuerdo, 1,14 sabiendo que pronto
tendré que dejar mi tienda, según me lo ha manifestado nuestro Señor Jesucristo.
1,15 Pero pondré empeño en que, en todo momento, después de mi partida, podáis
recordar estas cosas.
1,17 Porque recibió de Dios Padre honor y gloria, cuando la sublime Gloria le
dirigió esta voz:
«Este es mi Hijo muy amado en quien me complazco.»
1,18 Nosotros mismos escuchamos esta voz, venida del cielo, estando con él en el
monte santo.
1,19 Y así se nos hace más firme la palabra de los profetas, a la cual hacéis bien en
prestar atención, como a lámpara que luce en lugar oscuro, hasta que despunte el
día y se levante en vuestros corazones el lucero de la mañana.
1,20 Pero, ante todo, tened presente que ninguna profecía de la Escritura puede
interpretarse por cuenta propia;
1,21 porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que
hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios.
23
Cf. NEYREY , Jerome, “The Apologetic Use of the Transfiguration in 2 Peter 1,16-21”, CBQ
42,4 (1980), 504-519.
24
σεσοφισμένοις μύθοις : “fábulas ingeniosas” según la BJ 2; algo “artificiosamente ideado”.
Jerome H. NEYREY defiende la hipótesis de que 2 Pedro 1,16 es una apología del autor
de 2 Pedro de la tradición comunitaria. Argumenta de esta manera: 25
“PEDRO” habría querido dejar un recuerdo de la tradición, pero le opusieron dos
objeciones
De tipo objetivo, acerca del contenido de la tradición escatológica en
2 Pedro 3,3-5,9.26
De tipo formal, contra las “profecías” que contenían o fundaban esas tradiciones
escatológicas.
Parece que esa intención de dejar un recuerdo preciso, fiel fue interrumpida por la
acusación de los oponentes de que él trafica con mitos hábilmente ideados.
Sus “credenciales” para dejar un recuerdo por tanto estaban siendo impugnadas.
Por eso tuvo que proceder inmediatamente a defenderlas.
No fue por medio de sus propios “inventos” sino en virtud de haber sido un testigo
ocular por lo que no sólo está autorizado para tratar sobre las tradiciones escatológicas
sino también por lo que sabe que la profecía es de Dios.27
25
J. NEYREY , “1:16 as Formal Apology for the Parousia Prophesy”, en: id., The Apologetic
Use of the Transfiguration in 2 Peter 1,16-21, CBQ 42,4 (1980), 506-509. NEYREY destaca
también que es característico de 2Pe asestar a sus oponentes los mismos cargos que ellos le
dirigen a él:
1. El autor es acusado de “seguir mitos” (ἐξακολουθήσαντες de 1,16);
Él afirma que muchos “seguirán” (πολλοὶ ἐξακολουθήσουσιν de 2,2) los errores de los
adversarios.
2. Los oponentes increpan al autor por “la promesa” incumplida de la Parusía
(3,9: τῆς ἐπαγγελίας )
Y él los acusa de incumplir su “promesa” de libertad
(2,19: ἐλευθερίαν αὐτο ῖ ς ἐπαγγελλόμενοι ).
3. Cuando es atacado por “fabricar mitos” (1,16),
él acusa a sus oponentes de elaborar material engañoso (2,3).
26
Cf. también del mismo autor: The Form and Background of the Polemic in 2 Peter, JBL
99/3 (1980), 407-431.
27
NEYREY conecta la intención manifestada en 1,12-15 con la discusión en 1,16-19 en virtud
de la presencia del γὰρ en 1,16.
A la vez indica como argumento ulterior que σοφίζω connota algo fraguado, engañoso, falaz (y
cita ejemplos sobre todo de FILÓN –que suele hablar de los “mitos” como de historias
fabricadas y cuyas citas o exposiciones de la Escritura son defendidas no como “mitos” sino
como “auténticas”–).
En 2 Pedro la afirmación de que el autor fue “testigo ocular” ( ἐπόπται ) quiere referirse en
primera instancia a la fuente divina de los oráculos y su no ser una invención propia del autor.
NEYREY28 sugiere atender a algunos detalles de los relatos para poder detectar cuál es el
énfasis propio de 2 Pedro
En 2 Pedro el lugar es específicamente ἐν τῷ ὄρει τῷ ἁγίῳ (“en el monte
santo”) mientras que en Marcos es sólo “un monte alto”
Pedro y otros no identificados escuchan la voz, mientras que en los
sinópticos Pedro, Santiago y Juan son nombrados específicamente.
En 2 Pedro 1,17, τιμὴν καὶ δόξαν (“honor y gloria”) y en 1,16 μεγαλειότητος
(“majestad”) son equivalentes genéricos de los detalles específicos de gloria
en los sinópticos: “transfigurar” (μετεμορφώθη), vestidos blancos (ἱ μάτια
λευκὰ), Mateo 17,2:29 “su rostro se puso brillante” (ἔλαμψεν τὸ πρόσωπον)
En 2 Pedro, la gloria le llega a Jesús en virtud de la voz del cielo (1,17),
mientras que en los sinópticos primero hay una escena referida a la gloria y
luego una teofanía y una voz del cielo
28
Cf. J. NEYREY , “The Meaning of the Transfiguration in 1:17-18”, en: Id., The Apologetic
Use of the Transfiguration in 2 Peter 1,16-21, CBQ 42,4 (1980), 509-514.
29
Mateo 17,2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus
vestidos se volvieron blancos como la luz ... Lucas 9,29 Y sucedió que, mientras oraba, el
aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante ...
30
NEYREY cita a CLEMENTE DE ALEJANDRÍA , a ORÍGENES –que si bien la rechaza, conoce esa
interpretación– y a JERÓNIMO, y para un panorama más amplio remite a J. HÖLLER , Die
Verklärung Jesu, Freiburg (Herder 1937). 11.
También indica otros ven el cumplimiento de la profecía de Marcos 9,1 tuvo lugar en otros
episodios, por ejemplo, en la destrucción de Jerusalén o en la venida del Espíritu de Jesús sobre
la Iglesia, y remite, para un tratamiento más amplio de las alternativas posibles, a A. PLUMMER ,
The Gospel According to St. Luke, NY (Scribner’s 1910), 249-250.
31
Y cita un trabajo sobre el tema de G. H. BOOBYER , St. Mark and the Transfiguration Story,
London (Clark 1942), 87: “... the transfiguration prophesies the parousia in the sense that it is a
portrayal of what Christ will be at that day, and in some degree a miniature picture of the whole
second advent scene”; BOOBYER ve la «transfiguración» como una descripción apocalíptica de
la Parusía del Hijo del Hombre.
Para un breve panorama sobre la historia de la interpretación de la «transfiguración cf. E.
NARDONI, Introducción histórica y plan de trabajo, en: Id., La Transfiguración de Jesús y el
diálogo sobre Elías, Buenos Aires (FT UCA 1977), 25-31.
¿Y 2 Pedro?
Ve en la Transfiguración ...
... ¿el cumplimiento de la profecía del retorno del Hijo del Hombre?
... ¿O la prefiguración profética y la prueba de la Parusía («Segunda Venida»)?
Desafortunadamente, no es algo obvio.
...la Parusía...
Se puede presumir razonablemente que en 1,16-19 no elude la cuestión de
la «Parusía» sino, más bien, intenta defenderla en su mención de la
transfiguración33.
32
Para una presentación de esta obra cf. Ph. VIELAHUER , “El Apocalipsis de Pedro”, en: Id.,
Historia de la literatura cristiana primitiva, Salamanca (Sígueme 1991), 523-528. Cf. J.
NEYREY , “The Meaning of the Transfiguration in 1:17-18”, en: Id., The Apologetic Use of the
Transfiguration in 2 Peter 1,16-21, CBQ 42,4 (1980), 511-513.
33
De manera similar, por ejemplo, Joachim GNILKA: “Para el autor de 2 Ped la transfiguración
anticipa y prefigura lo que todavía es objeto de esperanza, es decir, la segunda Parusía”(J.
GNILKA, “Escatología amenazada”, en: Id., Teología del Nuevo Testamento, 464).
3. 2 PEDRO 1,20-21
ES UNA APOLOGÍA EN DEFENSA DE LA INTERPRETACIÓN DE PEDRO
DE LAS TRADICIONES ESCATOLÓGICAS
(especialmente, la de la transfiguración)
35
Existe una larga polémica contra los mitos, especialmente los que se refieren a premios y
castigos después de la muerte, dado que se los considera perpetrados para controlar las masas
por el miedo. Cf. J. NEYREY , “The Form and Background of the Polemic in 2 Peter”, JBL 99/3
(1980), 407-431 (especialmente, 409) sobre las polémicas greco-romanas contra la
“providencia” (sobre todo desde la escuela epicúrea) y sus importantes argumentaciones:
(1) Desde lo cosmológico (el mundo fue hecho por azar, no por un poder divino racional).
(2) Desde la libertad (la providencia destruye la libertad y la autodeterminación).
(3) Desde las profecías no cumplidas (dado que el cosmos surge por azar, no puede haber
adivinación o predicciones).
(4) Desde las injusticias (la justicia se demora; el dios no tiene éxito mientras los malvados
no se lleven su merecido; por tanto, dios no premia ni castiga).
Es decir:
El oráculo es genuino
Él tuvo experiencia de primera mano de ello
Él es el intérprete autorizado.