Ayuda para El Camino
Ayuda para El Camino
Ayuda para El Camino
PRESENTACIÓN
Alguien a dicho que orar es pensar en Dios con amor; o
sencillamente estarse con él amándole, y mirar al que
me mira. Sea como fuere, hermano, lo cierto es que, al
orar, quien ora es la persona integralmente. No oramos
con los labios; ni con nuestro pensamiento. Oramos
haciendo unidad de nuestro ser. Y la persona es alguien
que piensa, alguien que siente, alguien que ama, decide,
busca. Quiero ahora, hermano ayudarte a encontrar
respuesta a esa pregunta ¿cómo orar? ¿Qué tengo que
hacer en la oración? ¿Cómo sé yo que realmente mi
oración es verdadera?
Con mucha humildad te diría que cuando ores "pongas tu
mente y tu corazón en Dios"; que cuando ores "veas"
desde la fe a Dios y le "ames" también desde la fe. En la
base de la oración está la fe que es búsqueda, impulso
de amor de tu corazón a Dios, ese abandonarte a su amor,
ese confiar en su bondad, ese esperar en su misericordia,
esa comunión y comunicación de vida con él. Se trata que
al orar pongas la mente en Dios con amor. Poner la
mente es centrar mi atención en Dios que habita dentro
de mí; es mirar a Dios que está en el fondo de mi alma;
es estar despierto delante de Dios y tomar conciencia
de que él está vivo en mí; es tener la certeza de que pase
lo que pase, tanga razones para creer o no, él está en mi
vida, me ama, se preocupa por mí y me toma en serio.
No dudo que en nuestro itinerario como discípulos
franciscanos, quisiéramos ver a Dios manifestado
rápidamente en nuestra vida, pero no es así. Tal vez el
pecado, el estilo de vida que llevamos es una nube que no
deja ver a Dios. O tal vez nuestra dispersión, habituados
a pensar en cualquier cosa admitiendo todo tipo de
pensamientos, no nos dejan centrar en Dios. Debemos
tener paciencia, estamos comenzando un ejercicio largo de
2
ir habituando nuestra mente a estar atenta a Dios, a su
presencia en nuestra vida. O tal vez los recuerdos de tu
memoria te hagan vivir más en el pasado que el presente;
o las heridas del pasado no estén sanadas. Trata de orarlas,
de sanarlas con el amor de Dios y confíalas a su
misericordia. Tal vez tu imaginación y fantasía son tan
fuertes que no te dejan dominar, centrar tus pensamientos.
Comienza a dominar tu imaginación, a seleccionar tus
pensamientos a liberarte de recuerdos desagradables. Pon
orden en tu mente para que a la hora de querer orar se
sienta libre, pacificada limpia, y pueda centrarse en Dios.
5
CARISMA Y
ESPIRITUALIDAD DE SAN
FRANCISCO
ESCUCHAR
LOS LATIDOS
DEL
CORAZÓN
9
. "La verdad en el amor" (Ef. 4,15). La oración no es
para huir, sino para ser, es un tiempo de ser nosotros de
verdad. Hay cosas que son mentira, pero que aparecen
como verdad; allí radica su atractivo. "Terribles son las
estrategias y mañas del demonio para que las almas no se
conozcan". "Somos la misma vanidad .
10
UNA MIRADA
A LA FE
. No basta con
observarnos. Nuestros
ojos no son el único
criterio para saber
quiénes somos. Los ojos
de la fe iluminan nuestro misterio: "Tu luz nos hace ver
la luz" (Sal 35,10); "Todas mis fuentes están en ti" (Sal
86,7). Como bisoños en el camino, no nos conoceremos de
verdad si no nos sabemos habitados por la Trinidad.
Aunque, en estas primeras moradas, sea poca "la luz que
sale del palacio donde está el Rey".
11
. Un riesgo. No podemos reducir el propio conocimiento a
nuestra vanidad y pecado, porque esa no es toda la verdad,
y por tanto genera "temores, pusilanimidad y cobardía"
(Mt. 1, 2,10). Hay Alguien que nos habita; El es nuestra
verdad más honda, por eso "jamás nos acabamos de
conocer, si no procuramos conocer a Dios" (Mt. 1, 2,10)...
12
"LÁMPARA ES TU
PALABRA PARA MIS
PASOS" (Sal 118,105)
MOMENTO DE
ORACIÓN
Comenzamos con un
gesto de oración:
En el nombre del
Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo.
* Canta: La Palabra se hizo humanidad y acampó en
la tierra de los hombres. Desde entonces todo ser
humano lleva dentro la semilla del amor.
LA ORACIÓN
16
inquietudes, encontraremos la paz espiritual y nuestro
corazón se encontrará lleno de energía para dar amor a los
demás.
La oración ilumina y fermenta toda nuestra vida y nos
hace crecer interiormente. Dios se convierte en un Alguien
en nuestras vidas y no es sólo una "idea" sin vida. El
diálogo continuo con Dios se vuelve parte de nuestra vida
cotidiana.
Para continuar, puedes ir recorriendo en orden los
siguientes enlaces o escoger el que más se adapte a tus
necesidades de oración.
¿QUÉ ES LA ORACIÓN?
17
Lo que no es oración
-Si no se dirige a Dios, no es propiamente oración.
-Si no buscamos una comunicación con Dios, sino
únicamente una tranquilidad y una paz interior, no
estamos orando, sino buscando un beneficio personal.
-Si no interviene la persona con todo su ser (afectos,
inteligencia y voluntad) no es oración.
-Si no hay humildad y esfuerzo no es oración. Para orar es
necesario reconocer que necesitamos de Dios.
-Si no nos sentimos poco a poco más identificados con
Jesucristo no hemos hecho oración.-Si no tenemos un
fruto de más amor a Dios, al prójimo y a nosotros
mismos, no hemos hecho oración.
CARACTERÍSTICAS DE
LA ORACIÓN
Sobre la historia de la
oración cristiana
El amplio campo de lo que
se entiende generalmente
por o., y también el hecho
significativo de que "en los
tiempos primitivos... del AT no existiera un concepto
general de o." (RGG3 rr 1213), nos incitan a considerar el
acto (sin duda unitario) de orar desde dos puntos de vista,
tomando como base las dos definiciones clásicas del
mismo. Así evitaremos una restricción demasiado
precipitada. "Conversación con Dios o con Cristo"
(dialexis, homilía, conversatio) fue la descripción
espontánea de la o. desde los padres apostólicos; pero en
la teoría resultó decisiva otra definición, que se hizo
famosa bajo el nombre de Juan Damasceno: "Elevación
del ánimo hacia Dios." La consideración unilateral de la o.
como un hablar con Dios (DSAM II 1123-1130) corre el
20
peligro de profanar el carácter inefable del -> misterio
divino, y puede conducir a la confusión de la personalidad
de Dios con una realidad categorial, o bien a desvirtuar su
absolutez, que lo envuelve todo, mediante la idea de un
teísmo o de una cosificación mágica. En el pensamiento
de la elevación del corazón (RAC vi 1-22) se puede
olvidar fácilmente que Dios nos sale al encuentro en
Jesucristo; y cabe ahí el peligro de rebajar este encuentro
en un sentido sentimental-pietista, o bien el de caer en la
mentalidad del neoplatonismo, que congrega en el uno la
multiplicidad dispersa de lo creado.
Antiguo Testamento
21
Israel, y están compuestas para pedir la acción salvífica de
Yahveh en medio de las necesidades presentes. En los
profetas el pasado histórico es motivo de constante
exhortación a la penitencia; y los libros sapienciales
ofrecen materia para el recogimiento en la meditación y
alabanza.
22
piedad de Israel se purifica: "pues no deseo sacrificio de
víctimas... El sacrificio que Dios quiere esun espíritu
contrito" (Sal 51, 18s). Y después se consolida en la o.
cultual y fiel a la ley de los cinco últimos siglos antes de
Cristo: "...Entonces aceptarás nuevamente los sacrificios
puros" (Sal 51, 21). En conexión con este desplazamiento
del acento dentro de la única actitud fundamental de la o.
se halla la creciente excelsitud de Yahveh. Su nombre
propio desaparece de la o., entre Dios y el pueblo se
introducen seres intermedios (-> ángeles), una casuística
ridículamente exacta en torno a la ley amenaza como un
muro con impedir el diálogo libre entre Yahveh y su
pueblo.
Nuevo Testamento e Iglesia primitiva
23
hechos; pero no hay duda alguna sobre el hecho de que en
la o. de Jesús se expresa la unidad de su voluntad con la
del Padre (cf. las invocaciones antes de las curaciones de
enfermos, y también Mt 11, 25ss). En Juan esta unión es
tan central que la o. de Jesús, la cual podría expresar una
cierta subordinación, se presenta expresamente sólo como
un testimonio externo para los circunstantes (11, 42)
24
Cristo, que es la presencia del Señor. Ese pneuma, que se
diferencia cada vez más como persona, clama en nosotros
"Abba, Padre" (Rom 8, 15; Gil 4, 61; -> Espíritu Santo).
Él es igualmente el lazo que une las múltiples
manifestaciones de la o. en la Iglesia primitiva: el
balbuceo carismático y el canto de los himnos, las
asambleas cultuales y la sencilla o. privada, el punto
culminante de la celebración de la cena y la actitud de o.
cotidiana que se pide en la exhortación a "orar
constantemente". Él concede la nueva certeza que se
manifiesta en los fenómenos extáticos y en acceso
confidencial a Dios (parresia).
La oración en el NT....
25
como la multiplicación de los panes (Jn 6,11 y paralelos) y
la resurrección de Lázaro (Jn 11,41). Su actitud de oración
se hace aún más intensa en las horas de la pasión (Jn
12,27s); en la última cena, cuando pronuncia su gran
oración de glorificación e intercesión (Jn 17); en medio de
la angustia del huerto de los Olivos, cuando llama a Dios
Abbá y se pone en sus manos (Mc 14,36); en el grito del
abandono sobre la cruz, pronunciado con las palabras del
Sal 21: "Dios mío, Dios mío..." (Mc 15,34), y en la
oración de confianza extrema con la que se pone en las
manos del Padre antes de expirar (Lc 23,46). Los
evangelistas no señalan ningún gesto de oración en el
Resucitado; pero él, según la carta a los Hebreos, está
vivo, a la derecha del Padre, intercede por nosotros (Heb
7,25)
26
1,14; 2,42; 4,24s; 12,5.12), que se distingue por dos notas
evangélicas derivadas de la enseñanza del Maestro: la
unidad de los corazones y la perseverancia fiel. Las
comunidades apostólicas que van naciendo se reúnen en
asamblea para la escucha de la palabra y la oración (Ef
5,18-20; Col 3,16-17). Pablo ofrece el ejemplo de su
oración ardiente con las grandes bendiciones que abren
sus cartas (Ef 1,3-14; Col 1,3.13-20) y con la exhortación
a una intercesión universal (1 Tim 2,1-8). El cristiano
tiene conciencia de orar con el mismo espíritu de Jesús
(Rom 8,15; Gál 4,6) y en su nombre. Las fórmulas de la
oración son generalmente "salmos, himnos y cánticos
inspirados" (Ef 5,18), pero tienen ya la riqueza del
misterio de Cristo y de la revelación hecha por su palabra,
como podemos ver por las oraciones de Pablo y por los
fragmentos de los antiguos himnos cristianos contenidos
en las cartas apostólicas (Ef 5,14; Flp 2,5-11; 1 Pe 2,21-
25). También Jesús es invocado como Señor; se espera su
venida con la fórmula Maraná tha, "Ven, Señor Jesús" (1
Cor 16,22; Ap 22,20). Todo el culto de la iglesia primitiva
se desarrolla, por tanto, en un ambiente de oración, con
fórmulas apropiadas; junto con la fracción del pan, la
oración es el sacrificio espiritual de los cristianos, ofrenda
de alabanza a Dios, fruto de los labios que confiesan su
nombre (Heb 13,15) 9.
27
de sus formas típicas, de las mismas horas de la oración.
En la formación de estos cánones tuvieron un influjo
determinante las mismas fórmulas del AT y del NT, con la
novedad que los cristianos proyectaron sobre las oraciones
del AT, interpretadas en sentido pleno ya a la luz de
Cristo. No podemos olvidar los posibles influjos de la
eucología judía extrabíblica, tal como la conocemos hoy,
especialmente con las oraciones que acompañaban los
sacrificios de la mañana y de la tarde, como la Yózer,
bendición matutina, y la gran oración de bendición e
intercesión o Tephillah.
28
orantes del AT y a la tradición de los apóstoles.
29
a Cristo y al Espíritu; su carácter eclesial-comunitario; su
densidad humana.
30
expresión de Tertuliano: "Cristo es el sacerdote universal
del Padre" (Adv. Marc. IV, 9,9: PL 2,405). El "une a sí de
tal manera a toda la comunidad humana, que se establece
una unión íntima entre la oración de Cristo y la de todo el
género humano. Pues en Cristo y sólo en Cristo la religión
del hombre alcanza su valor salvífico y su fin"20. Alcanza
la eficacia de la oración hecha en su nombre y la
universalidad de su alabanza y su intercesión, que por
medio de la iglesia asume a toda la humanidad.
La posibilidad y la certeza de un diálogo con el Padre nos
las ofrece Cristo en el don de su Espíritu, que viene en
ayuda de nuestra debilidad e intercede por nosotros con
gemidos inefables (Rom 8,26). El Espíritu es el vínculo de
la comunión entre los orantes y el artífice de la oración
unánime. En los individuos y en la comunidad, como en
un templo, el Espíritu suplica, alaba e intercede; nosotros,
a nuestra vez, pedimos el Espíritu como don escatológico
supremo, más allá del cual no se puede obtener nada
mejor. El purifica e interpreta nuestra oración y nos hace
capaces de esa coherencia filial que es condición de la
invocación de Dios; toda auténtica manifestación orante,
individual o comunitaria, es fruto del Espíritu. El,
finalmente, Ileva a la iglesia a la profundidad teologal más
pura en la oración y a la fidelidad en el cumplimiento de la
voluntad del Padre.
31
universalidad y la amplitud de horizontes característicos
del pueblo de Dios; confiesa la comunión con la iglesia
celeste y la solidaridad con los anhelos de toda la
humanidad. Toda oración eclesial es en alguna medida
oración de todo el cuerpo de Cristo, especialmente cuando
se expresa en las asambleas locales, encarnaciones de la
iglesia universal. Al ser la dimensión de la oración una
nota característica de la iglesia, los cristianos han dado
desde los primeros tiempos espacio autónomo a las
reuniones de oración como momentos para expresar la
propia fe y confirmarla en medio del mundo.
32
en comunión orante: la alegría y el dolor, la historia y el
fracaso, el temor y la confianza, el estupor y el peso del
pecado, todo puede devenir oración en la alabanza, en el
ofrecimiento, en la súplica, en la intercesión.
TIPOS DE ORACIÓN
33
Los caminos de la oración son muchos. Se puede orar de
varias formas. Existen muchos modos de entrar en
contacto con Dios. Cada quien elegirá el suyo de acuerdo
a su personalidad, a sus circunstancias personales, a lo que
le llene más espiritualmente en cada momento
determinado. Antes de iniciar a elucubrar algunas
propuestas de oración, descubramos algunos principios
regulativos en la oración, o al momento de procurar orar, a
la luz de las Escrituras:
• Oración vocal
• Lectura meditada
• Contemplación del Evangelio
• Oración sobre la vida cotidiana
• Oración de contemplación
34
Oración vocal:
Contemplación:
Actos preparatorios
Acto de fe:
Señor, creo que tú estás aquí, dentro de mí. No te veo, ni
te oigo, ni te siento, pero creo que sí estás realmente aquí.
No hay ningún rincón de mi cuerpo o de mi alma
escondido para ti, pues tu me penetras totalmente con la
luz de tu inteligencia. Creo todo lo que tu me enseñas por
medio de tu Palabra y por medio de la santa Iglesia
Católica.
Acto de esperanza:
Confío en ti, Señor. Sé que miles de personas confían en
otras cosas como dinero, prestigio, posición social, sus
propias cualidades.... Pero yo confío únicamente en ti. Sé
que nunca me vas a fallar y que siempre eres fiel. Espero
en ti para la salvación de mi alma y que me darás todo lo
necesario para alcanzar la vida eterna.
Acto de caridad:
Te amo, Señor, porque eres infinitamente amable. Quiero
amarte con toda mi inteligencia, con toda mi voluntad, con
todo mi corazón y con todas mis fuerzas. Quiero amarte
como tú me amas, con un amor hecho de esfuerzo y
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entrega. Te ofrezco esta meditación como una
manifestación de mi amor. Quédate conmigo durante la
meditación y durante toda mi jornada.
Acto de humildad:
Me doy cuenta, Señor, que no soy nada. Soy lo que soy
delante de ti. No soy más porque los hombres me alaben,
o menos porque me vituperen. Ayúdame a darme cuenta
de mi miseria física, moral y espiritual. Si produzco fruto
en mi vida es porque tú me das tu gracia. Perdona mis
pecados, que son muchos. He traicionado tu amor tantas
veces...
Acto de entrega:
Yo me consagro una vez más a tí, Señor. Aquí tienes mi
boca para hablar las palabras que tu quieres que hable;
tienes mis pies para llevarme a donde tú quieres que vaya;
tienes mi mente para que piense lo que tu deseas que
piense. Te ofrezco mi corazón para que tú ames en mí a
todos los hombres con los cuales me encuentre hoy.
Acto de gratitud:
Te agradezco, Señor, por haberme creado, por haberme
llamado a la fe católica. Te agradezco especialmente por
todas las veces que me protegiste y no me dejaste caer en
pecado. Te agradezco, de antemano, el fruto que deseo
sacar en esta meditación.
Escoge el Evangelio para comenzar tu oración:
Marcos 6, 14-29. De Juan podemos aprender su
reciedumbre de carácter y coherencia de vida con lo que
predicaba.
Debe ser un lugar hermoso este cielo. Dios nos espera,
Jesús nos guía, María nos llama. Tenemos un lugar para
nosotros.
Diálogo
Dialoga la lectura anterior con el Padre, con Cristo, con la
Virgen, para suscitar los afectos que muevan a la voluntad
40
a hacer unos propósitos prácticos que sean fruto de la
meditación.
1. ¿Qué me quiere decir el Señor a través de este pasaje
evangélico, de estas líneas...?
2. ¿Qué resonancia tiene en mi corazón?
3. ¿Qué consecuencias se siguen para mi vida?
4. ¿Por qué motivos?
5. ¿Cómo me he comportado hasta hoy en este aspecto?
6. ¿Cómo debo comportarme en adelante?
7. ¿Qué dificultades tengo que vencer?
8. ¿Qué medios debo emplear para lograrlo?
Balance
1. ¿Hay algo en mí que no esté de acuerdo con la voluntad
de Dios?
2. ¿Detesto lo que me aparta de ella?
3. Deseo seguirla en todo momento por amor a Cristo y a
los hermanos?
4. ¿Me he preparado bien para la meditación? ¿Me he
puesto antes en clima de oración?
5. ¿He aprovechado todo el tiempo de la meditación desde
el principio hasta el final?
6. ¿Me he entregado a la meditación luchando contra la
pereza, las distracciones, el cansancio, la dificultad?
7. ¿Mi meditación ha sido un diálogo con Cristo?
8. ¿Me he mantenido en una postura de humildad delante
de Dios?
Acción de gracias
Te doy gracias, Señor, por los buenos propósitos hechos y
por las luces recibidas durante esta meditación y te pido
perdón por las distracciones o negligencias que he tenido.
A ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
MÉTODOS PSICOFÍSICOS-CORPÓREOS
41
La postura más propicia para el recogimiento puede
expresar simbólicamente la misma oración, variando
según las culturas y la sensibilidad personal.
La experiencia humana demuestra que la posición y la
actitud del cuerpo no dejan de tener influencia sobre el
recogimiento y la disposición del espíritu. Esto constituye
un dato al que han prestado atención algunos escritores
espirituales del Oriente y del Occidente cristiano.
Sus reflexiones, aun presentando puntos en común con los
métodos orientales no cristianos de meditación, evitan
aquellas exageraciones o visiones unilaterales que, en
cambio, con frecuencia se proponen hoy en día a personas
insuficientemente preparadas.
Los autores espirituales han adoptados aquellos elementos
que facilitan el recogimiento en la oración, reconociendo
al mismo tiempo su valor relativo: son útiles si se
conforman y se orientan a la finalidad de la oración
cristiana. Por ejemplo, el ayuno cristiano posee ante todo
el significado de un ejercicio de penitencia y de sacrificio,
pero, ya para los Padres, estaba también orientado a
hacer más disponible al hombre para el encuentro con
Dios y al cristiano más capaz de dominio de sí mismo
y, simultáneamente, más atento a los hermanos
necesitados.
En la oración, el hombre entero debe entrar en relación
con Dios y, por consiguiente, también su cuerpo debe
adoptar la postura más propicia al recogimiento. Tal
posición puede expresar simbólicamente la misma oración,
variando según las culturas y la sensibilidad personal. En
algunos lugares, los cristianos están adquiriendo hoy una
mayor conciencia de cómo puede favorecer la oración una
determinada actitud del cuerpo.
La meditación cristiana de Oriente ha valorizado el
simbolismo psicofísico, que a menudo falta en la oración
de Occidente. Este simbolismo puede ir desde una
42
determinada actitud corpórea hasta las funciones vitales
fundamentales, como la respiración o el latido cardíaco. El
ejercicio de la «oración a Jesús» por ejemplo, que se
adapta al ritmo respiratorio natural, puede —al menos por
un cierto tiempo— servir de ayuda real para muchos. Por
otra parte, los mismos maestros orientales han constatado
también que no todos son igualmente idóneos para hacer
uso de este simbolismo, porque no todas las personas
están en condiciones de pasar del signo material a la
realidad espiritual que se busca.
El simbolismo, comprendido en modo inadecuado e
incorrecto, puede incluso convertirse en un ídolo y, como
consecuencia, en un impedimento para la elevación del
espíritu a Dios. Vivir en el ámbito de la oración toda
realidad del propio cuerpo como símbolo es todavía
más difícil: puede degenerar en un culto al mismo y
hacer que se identifiquen subrepticiamente todas sus
sensaciones con experiencias espirituales.
Algunos ejercicios físicos producen automáticamente
sensaciones de quietud o de distensión, sentimientos
gratificantes y, quizá, hasta fenómenos de luz y calor
similares a un bienestar espiritual. Confundirlos con
auténticas consolaciones del Espíritu Santo sería un modo
totalmente erróneo de concebir el camino espiritual.
Atribuirles significados simbólicos típicos de la
experiencia mística, cuando la actitud moral del interesado
no se corresponde con ella, presentaría una especie de
esquizofrenia mental que puede
conducir incluso a disturbios
psíquicos y, en ocasiones, a
aberraciones morales.
Esto no impide que auténticas
prácticas de meditación provenientes
del cristianismo Oriental y de las
grandes religiones no cristianas que
43
ejercen un atractivo sobre el hombre de hoy —dividido y
desorientado—, puedan constituir un medio adecuado
para ayudar a la persona que hace oración, a estar
interiormente distendida delante de Dios, incluso en
medio de las solicitaciones exteriores.
Sin embargo, es preciso recordar que la unión habitual con
Dios, esa actitud de vigilancia interior y de invocación de
la ayuda divina que en el Nuevo Testamento viene
llamada la «oración continua», no se interrumpe
necesariamente ni siquiera cuando hay que dedicarse,
según la voluntad de Dios, al trabajo y al cuidado del
prójimo. «Ya comáis, ya bebáis o hagáis cualquier otra
cosa», nos dice Apóstol, «hacedlo todo para gloria de
Dios» (1 Co 10, 31). Efectivamente, la oración auténtica,
como sostienen los grandes maestros espirituales, suscita
en los que la practican una ardiente caridad que los
empuja a colaborar en la misión de la Iglesia y al servicio
de sus hermanos para mayor gloria de Dios.
LA NECESIDAD DE LO HUMANO PARA
ORAR
Ejercicio Corporal
Ejercicio de Respiración:
45
Este ejercicio supone concentrar toda tu atención en el
sentimiento físico de la respiración, de inhalar y exhalar,
sin cambiar deliberadamente el ritmo de tu respiración.
Pon toda tu atención en sentir el aire fresco al
entrar por tu nariz y el aire caliente cuando lo echas hacia
fuera. Al principio puedes sentirte consciente de la
respiración y darte cuenta que ésta se hace irregular, pero
esto normalmente no suele prolongarse. Si te sucede y
encuentras que te vas quedando sin respiración, entonces
este ejercicio por ahora no es para ti.
Ejercicio de Escucha:
48
fruto" (Jn 15,5); "quien permanece en el amor permanece
en Dios y Dios en él" (Un 4,16).
El misterio de nuestra interioridad se despliega en tres
planos:
- El cuerpo es santo, es templo de Dios, envase de la
interioridad.
- El corazón, lo interior del ser humano, sede en que
anidan los sentimientos, pensamientos, amores,
proyectos... y, que a su vez, es el recipiente de algo que lo
rebasa.
- El Espíritu, Cristo, Dios en persona, su amor, su vida
derramada y creciente dentro. Es la Trinidad que se dona y
habita en el ser humano, en comunión con él. El cristiano
al pensar en lo profundo de sí mismo se siente implicado
en lo divino, se siente relacionado con las Personas de la
Trinidad.
50
¿Será la capilla? ¿Será una iglesia? ¿Será la naturaleza?
Busca un sitio y sé fiel a ese lugar de los dos. Cuida la
tonalidad de la luz. Mucha luz no te deja interiorizar,
profundizar. La penumbra te ayuda a hacer camino al
interior. O la luz te ayudará a alegrarte o a alabar y
exultar en el Señor. También una música suave ambiental
te puede ayudar a concentrarte, relajarte. Una música sólo
instrumental, sin letra. Serénate y verás cómo el Espíritu
de Jesús surge en tu corazón y te hace conectar con otra
música. Sé sensible a Dios.
Por fin quiero decirte una cosa más. Aprende a orar con la
liturgia. Toma en tu oración los textos de cada día. Al
acostarte cada noche lee despacio la Liturgia de la Palabra
del día siguiente. Y céntrate en uno de los textos. Si tienes
el Libro de la Comunidad con los textos de cada día, pues
bien. Y si no lo tienes, busca en una agenda litúrgica, en el
misal los textos y vete a tu Biblia, y allí óralos. Es la
mejor de las oraciones. Es la oración de la Iglesia. Es la
oración del Espíritu del Señor Jesús. Es la oración que te
pone en comunión con la Iglesia de Jesús. Es la Palabra de
Dios para cada día.
53
Una palabra más: a la oración a solas con Dios, vete a
amar mucho. Cuanto más ames al Señor, más profundo
será el encuentro. No te pierdas en palabras ni en muchos
pensamientos. Estáte con él y ámale ayudado de su
Palabra de Vida.
56
apoyo".
1. COMENZAR
INVOCANDO EL
ESPÍRITU SANTO.
58
2. LEER EL TEXTO
LENTAMENTE Y
CON ATENCIÓN.
3. HACER UN
MOMENTO DE
SILENCIO INTERIOR
RECORDANDO LO
QUE SE LEYÓ.
4. VER EN
PROFUNDIDAD EL SENTIDO
DE CADA FRASE.
5. RUMIAR LA PALABRA,
ACTUALIZARLA Y
RELACIONARLA CON LA VIDA.
6. AMPLIAR LA VISIÓN
RELACIONANDO EL TEXTO
LEÍDO CON OTROS PASAJES
DE LA BIBLIA.
7. VOLVER A LEER,
REZANDO EL TEXTO Y
59
RESPONDIENDO A DIOS.
8. FORMULAR UN
COMPROMISO DE VIDA
9. REZAR UN SALMO
APROPIADO
61
en ellas y esas relaciones en Jesús. Terminar buscando esa
relación en mi vida y cómo actúo yo. Al final hablar con el
Señor según como me encuentre.
10.-Dibujar la escena:
No se trata de un dibujo artístico, sino de orar trazando
rasgos de la escena que leemos. Se trata de concentrar la
atención y expresar el corazón con líneas, colores,
palabras...
62
11.- Mirar imágenes de ese misterio:
Si tenemos estampas o libros o cuadros o esculturas o
símbolos que representan el misterio que queremos
meditar, podemos leerlo primero en la Biblia y
después en lugar de imaginarnos por nuestra cuenta, mirar
detenidamente la imagen y dejar que del corazón broten
expresiones para el Señor.
MÉTODOS DE
ORACIÓN
PARA LAS
ORACIONES
COMPUESTAS:
Las oraciones compuestas son
aquellos escritos para Dios,
pueden ser poemas, canciones,
oraciones populares.
63
aplicarla a la vida. Seguir leyendo y si se siente que
el corazón se mueve hacia Dios, expresarle los deseos,
alabarle, pedirle...
LECTIO DIVINA
Oración contemplativa
La oración contemplativa es el desarrollo normal de los
dones del bautismo y la práctica regular del Lectio Divina.
Podemos creer que la oración es un pensamiento o
sentimiento expresado en palabras. Pero esto es solo una
expresión de la oración. La oración contemplativa es la
apertura de la mente y el corazón - todo nuestro ser - a
Dios, el Gran Misterio, más allá de todo pensamiento,
palabra o emoción. Abrimos nuestra percepción a Dios
quien sabemos por la fe está dentro de nosotros, mas cerca
que el aliento, el pensamiento, el escoger - mas cerca que
la conciencia misma. La oración contemplativa es un
proceso de purificación interna la cual nos guía, si
consentimos, a la unión divina.
La experiencia fundante de la
oración la encontramos en la
Virgen María, ella que meditaba
todas estas cosas guardándolas en su corazón. La
67
oración tiene que ser realista, debe asumir la realidad.
Oración es vivir no en función de mí sino en función del
otro, con quien me relaciono en el vivir cotidiano.
EL MÉTODO DE LA ORACIÓN
CENTRANTE
69
a. Ejemplos: Señor, Jesús, Abba,
Padre, Madre.
b. Otras posibilidades: Amor, Paz,
Shalom.
3. Un vez escogida la palabra sagrada, no la
cambiaremos durante el periodo de oración,
pues esto sería empezar a pensar de nuevo.
II. Sentado cómodamente y con los ojos cerrados,
cálmate brevemente e introduzca silenciosamente
la palabra sagrada como el símbolo de su
consentimiento a la presencia y acción de Dios en
su interior.
1. Al decir "sentado cómodamente" se refiere
a relativamente cómodo, no tan cómodo
que nos quedemos dormidos, sino que
sentados los suficientemente cómodos
como para evitar pensar en lo incómodo
que están nuestros cuerpos durante el
periodo de oración.
2. Cualquier posición que escojamos debemos
tener la espalda derecha.
3. Si te duermes, continuaremos orando por
unos cuantos minutos al despertar, si
tenemos el tiempo.
4. Orando de esta manera después de una
comida fuerte promueve la somnolencia. Es
mejor esperar por lo menos una hora antes
de comenzar la oración centrante. Orar de
esta forma antes de dormir puede afectar
los patrones de sueño.
5. Cerramos nuestros ojos para dejar ir lo que
está pasando alrededor y dentro de nosotros.
6. Introducimos la palabra sagrada
interiormente y sutilmente como poniendo
una pluma sobre un algodón absorbente.
70
III. Cuando estés consciente de pensamientos, vuelve
sutilmente a la palabra sagrada.
1. "Pensamientos" es un término general que
se refiere a todo tipo de percepción
incluyendo: percepción de los sentidos,
emociones, imágenes, memorias,
reflexiones y comentarios.
2. Los pensamientos son parte normal de la
Oración Centrante.
3. "Volviendo sutilmente a la palabra
sagrada", un mínimo de esfuerzo es
indicado. Esta es la única actividad que
iniciamos durante el periodo de Oración
Centrante.
4. Durante el curso de nuestra oración, la
Palabra sagrada se puede convertir muy
leve y aún desaparecer.
71
2. El final del periodo de oración puede ser indicado
por un cronómetro, provisto que este no han
mucho ruido o tenga un timbre muy fuerte.
3. Los principales efectos de la Oración Centrante se
experimentan en la vida diaria y no durante el
periodo de oración en sí.
1. Síntomas físicos:
a. Podemos notar leves dolores, picazón o
espasmos en diversas partes del cuerpo o
una intranquilidad física generalizada.
Estas se deben usualmente a nudos
emocionales en el cuerpo que se están
desatando.
b. También podemos notar pesadez o ligereza
en las extremidades. Esto usualmente se
debe a un profundo nivel de atención
espiritual.
c. En cualquier caso no le prestamos atención,
o permitimos que la mente descanse
brevemente en la sensación antes de volver a
la palabra sagrada.
5. El "Lectio Divina" provee el fundamento
conceptual para el desarrollo de la Oración
Centrante.
Un grupo de apoyo orando y compartiendo juntos una vez
a la semana, ayuda a uno a mantener el compromiso a la
oración.
c) Situar el tema
• Con nuestra imaginación visualizar el hecho viva y
realmente.
• Recordar los detalles más importantes y significativos.
• Pedir al Señor una gracia en relación con el tema.
g)Conclusión
Tomar alguna resolución o bien pedir alguna gracia.
EL EXAMEN, UNA
VÍA DE
ACCESO AL
DISCERNIMIENTO
(Carlos Cabarrús)
75
Nuestros miedos y compulsiones nos han hecho rendir
culto a un dios —también en minúscula, porque su
presencia nos aplasta— que nos exige cosas que cuesten,
cosas que sangren, cosas que duelan, por principio:
mientras más difícil sea, ¡más signo es de dios!
Nuestros miedos y compulsiones nos hacen creer en un
dios fetiche —siempre en minúscula— que exige obras,
que exige cultivar la imagen, que es algo que puede
mercarse. Por eso la relación con ese dios se torna
mercantilista: «te hago para que me des»...
83
ante la presencia de Dios, pues estas manifestaciones son
la prueba de que se trasciende mi propia psicología,
porque se superan las tendencias de mis compulsiones y
mis heridas. Si, por el contrario, me separa de esa mesa
del banquete del Reino y de la imagen del Dios de Jesús,
eso proviene del espíritu del mundo.
5. La reacción
Todo discernimiento implica una respuesta de mi parte.
Las invitaciones que me hace Dios —las mociones— son
para que contribuya en la venida del Reino, no son un
adorno para embellecerme. Es el momento propiamente
moral del discernimiento. Las tretas —las invitaciones del
mal—, por su parte, hay que rechazarlas; evitar que
estorben y dificulten la venida del Reino. De ahí que las
mociones tenga que ser historizadas, hay que poner los
medios para que hagan historia, mientras que las tretas hay
que detenerlas, tengo que evitar precisamente que se
hagan realidad.
86
para disponerme a irme haciendo cada vez más persona
integrada, puesto que el camino de Dios siempre tiene que
ver con la sanación de mis heridas y la plenificación de
mis potencialidades, de tal manera que me vaya haciendo
cada día más un instrumento al servicio de la venida del
Reino.
* Terminar con una oración de acción de gracias y de
petición de ayuda. Es el momento de decirle a Dios que
nuestro deseo es dejarnos conducir por Él...
Para acceder a la experiencia de Dios...
MÉTODOS PARA LA
REVISIÓN DE LA JORNADA
88
- ¿A qué me ha llamado hoy el Señor?
- ¿Cómo he respondido?
- ¿Qué me dice esto sobre mi relación con Dios?
d) Pesar y gratitud
Acude al Padre abriendo tu corazón; reconoce tu
debilidad; reconoce que tu fuerza está en Él. Alégrate en
su amor y pide misericordia, curación y conversión de
corazón.
e) Proyección para el futuro
En este discernimiento continuo de tu vida que estás
haciendo en la revisión de la jornada, discernimiento
por el que te haces más consciente de la presencia del
Señor, de su llamada, y de la fuerza que pone en tu vida,
deja que aparezcan tus sentimientos.
Acepta tu ilusión y tu miedo, tu alegría y tu confusión... y
piensa que con ellos debes afrontar tu futuro confiando en
que el amor de Dios, siempre te conducirá hacia él.
- ¿Qué sentimientos tengo en el momento presente?
- ¿Qué he aprendido en el día de hoy?
- ¿Con qué esperanza miro el día de mañana?
Pide la gracia de confiar no en tus fuerzas y virtudes sino
en el amor que Dios te tiene. Pon tus esfuerzos bajo la
protección de María que fue sencilla y humilde, que
abrazó el proyecto de amor de Dios y que compartió
toda su vida con Jesús y con los creyentes.
90
naturaleza, o con otra persona: un hermano
Que precisaba ayuda, un mendigo que necesitaba al menos
una sonrisa amistosa, un muchacho en dificultades. A lo
mejor entonces no has reconocido la llamada, pero ahora
lo ves claro.
• ¿Te has sentido atraído por el Señor alguna vez en el día,
a través de un compañero, de un suceso, de un buen libro,
etc.?
• ¿Te has encontrado con Él en las incomprensiones, en
los miedos, en el dolor, en la debilidad?
• ¿Te ha llegado hoy su palabra viva.., en el tiempo de
oración... en las Escrituras... en la liturgia.., en otras
lecturas?
• ¿De qué manera has encontrado a Cristo en los
miembros de tu comunidad? ¿Has sido tú portador de
Cristo para ellos?
• ¿De qué forma has sido un signo de la presencia y del
amor de Dios... para tus hermanos... tus alumnos... tus
amigos... para la gente con la que trabajas... para las
personas con las que te has relacionado hoy?
• ¿Te has sentido movido a salir de ti mismo y a
preocuparte de los que sufren soledad... de los
desmoralizados.., de los tristes.., de los necesitados?
92
•Reza para que se te conceda responder con más fe,
humildad y decisión. Pon tus esfuerzos bajo la protección
de María, la peregrina contemplativa, que guardaba en su
corazón las palabras y los hechos que fue compartiendo
con su Hijo a lo largo de aquellos treinta años.
REVISIÓN DE LA
JORNADA A LA
MANERA DE MARÍA
En la evolución de la escena
del Anuncio del Ángel a María
desarrolla los pasos de la revisión
de la jomada. Siente que Ella está
junto a ti y que se debate en tus
mismas preguntas y experiencias.
a) Entra en tu habitación
Elige un momento para entrar en ti mismo. Recuerda que,
aunque sea difícil rezar, es el Espíritu quien ora en ti.
Olvida toda preocupación y sentimiento particular.
b) Se le apareció un ángel
Dios está presente en toda tu jornada. Piensa en su
fidelidad. Haz venir a tu espíritu los acontecimientos del
día.
¿Ha habido momentos o lugares en los que has sentido
especialmente la presencia de Dios? ¿Ha habido entre las
personas con las que has convivido algún ángel que te ha
desvelado la Palabra y el amor de Dios?
c) Llamada: Alégrate, María, el Señor está contigo
Dios te conoce como eres, te habla al corazón y te llama
por tu nombre. Estás en el reino de la alegría porque él te
ama infinitamente.
93
¿Cuáles han sido tus gozos en el día de hoy? ¿Y tus
sufrimientos? ¿Has sentido alguna llamada especial de
Dios a crecer?
94
Este último momento de tu oración no ha de centrarse en
tus propias fuerzas. Cultiva, más bien, una actitud como la
de María y da un paso más hacia la donación total. Pon de
nuevo en Dios tu corazón, tu espíritu, todo tu ser. Recita
unas palabras de confianza y abandono. Pídele que te
ayude a vivir tu abandono en él, tu "si" a la nueva
llamada que te hace para el día de mañana.
Primero
Me pongo en presencia de Dios.
• Le doy gracias por los
beneficios que me ha concedido.
• Reviso el día ante Dios: oración,
estudio, misión, responsabilidad,
relaciones, temperamento,
deficiencias...
• Pido perdón por las faltas y
doy gracias por los aciertos.
Me propongo una meta concreta.
Segundo
• Hago un acto de fe en Dios.
• Reviso la "película del día", sin
aprobar ni condenar
nada de lo ocurrido. Dejo que la realidad me hable.
• Pongo mi esperanza en la ayuda del Señor y prometo
superar algo.
Tercero
• Me pongo en la presencia de Dios.
• Me pregunto si las personas con las que he tratado hoy
han sido mejoradas con mi encuentro.
• Pienso en las personas que me han ayudado y en sus
95
actitudes. Doy gracias.
• Veo a Dios en las personas que he encontrado, y le
manifiesto mi amor.
Cuarto
• Me pongo en la presencia de Dios.
• Recuerdo todo lo bueno que he hecho en el día.
• Miro cómo he servido a los demás.
• Doy gracias a Dios por todas las cualidades que tengo y
las oportunidades de servir que me ha dado.
Quinto
• Me pongo en la presencia de Dios.
• Me fijo en un hecho que me ha ocurrido, y observo, sin
analizarlo, los gestos, palabras, reacciones, actitudes...
• Busco a Cristo en ese hecho, como conductor de mi
historia.
• Acepto el hecho ante Dios y formulo el propósito de
corregir algún punto negativo
Sexto
• Me pongo en la presencia de Dios.
• Respondo a estas preguntas: ¿Hay algo en el día de hoy
por lo que debo dar gracias a Dios? ¿Hay algo por lo que
debo pedirle perdón? ¿Cómo quiero que sea el día de
mañana?
Séptimo
• Hago un acto de fe en Dios.
• Miro hacia el futuro, por ejemplo, el día de mañana, y
contemplo los acontecimientos como quisiera que
sucedieran.
• Observo cómo quisiera verme en ellos.
• Busco a Cristo en ellos y miro cómo actuaría Él en esos
• acontecimientos.
• Me fijo en las personas con quienes voy a tratar, y veo a
Cristo en ellas.
Octavo
• Hago un acto de fe en Dios.
96
• Recuerdo los puntos de la meditación.
• Me contemplo viviendo las mociones de la meditación a
lo largo del día.
• Doy gracias a Dios por su amor y le pido perdón si no
correspondí.
Noveno
• Me pongo en la presencia de Dios.
• Retomo un punto de mi Proyecto Personal de Vida.
• Analizo cómo lo he vivido a lo largo del día (de la
semana).
• Termino pidiendo ayuda al Señor y a la Buena Madre
para ser más fiel.
EXAMEN EN
RECONOCIMIENTO –
ADORACIÓN, GRATITUD
EL DISCERNIMIENTO FRANCISCANO
(Ramón Morillo)
98
Criterios Franciscanos para
el Discernimiento
DIFICULTADES EN EL CAMINO DE
ORACIÓN
Las dificultades de los orantes
no están sólo en los
comienzos; aparecen también
en la espesura del camino.
Son de muchos tipos y no en
todas las personas se
manifiestan de la misma
manera y con la misma
intensidad.
La intención de este
"palparnos el alma" es recuperar el oído para
el misterio de Dios y educar la mirada para seguir
entendiendo la historia de amor de Dios con nosotros.
104
Dos peticiones del padrenuestro
Huidas de Dios
105
- Elias, un hombre que no quería vivir más (cf IRe 19). Se
había enfrentado a los sacerdotes de Baal, había
denunciado como nadie las injusticias, había vivido
siempre con el corazón puesto en el Dios vivo. Pero a
cambio de todo, recibió la persecución. Y huyó. No quiso
vivir ni cambiar de camino. Se sentó debajo de un
pequeño arbusto y esperó que le viniera la muerte. Ahí le
salió al encuentro el Señor y le dijo: "Levántate y come,
que el camino es superior a tus fuerzas... Desanda el
camino".
-
- Juan Bautista, el hombre que buscaba luz (cf Le 7,18ss).
Le han encarcelado porque su palabra molesta a los
poderosos. En medio de la oscuridad entra en crisis. Al
final no sabe si ha merecido la pena todo su esfuerzo.
Busca a Jesús y éste le responde con las obras del Reino,
que empiezan a llenar de vida nueva la primavera del
mundo.
106
¿Qué hacer en la prueba?
Huellas En La Arena
Momento de oración
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Recuerda:
- los tramos delicados de tu camino como creyente.
- que Dios asumió el riesgo de crearte de fracaso y de
abandono.
- que ser sinceros con Dios es lo mejor que te puede pasar:
- "Te gusta un corazón sincero y en mi interior me
inculcas sabiduría" (Sal 50).
- que, cuando experimentas la tentación, Dios, como la
mujer cuando da a luz, sufre contigo esperando que la
criatura nueva le devuelva la sonrisa emocionada a los
ojos.
- que la oración es trato de amistad y que en la amistad
todo se comparte, las alegrías y sufrimientos.
*Escucha la palabra:
"Salió y, como de costumbre, fue al monte de los
Olivos; los discípulos le siguieron. Llegado al lugar les
dijo: "Pedid que no caigáis en tentación". Se apartó de
ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba
diciendo. 'Padre, si quieres, aparta de mí esta copa;
pero no se haga mi voluntad sino la tuya'...
109
Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y
los encontró dormidos por la tristeza, y les dijo:
'¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad
para que no caigáis en tentación" (Le 22,39ss).
- Jesús nos invita a orar en los momentos importantes de
la vida, para entender que el designio de amor del Padre
está por encima de cualquier designio propio, no
sucumbir al miedo y la tristeza,
- y entrar en un silencio adorante como espacio
privilegiado para contemplar con respeto el misterio
inefable de Dios
- donde las palabras se retiren y enmudezcan ante el Amor
que nunca nos falla.
EN EL
DOLOR Y EN
EL GOZO
DIOS ESTA
CON
NOSOTROS
Distracciones en la oración:
Aunque el acto mismo de hacer oración no es difícil, con
frecuencia se pueden presentar dificultades. Es muy
importante saber esto, pues muchas personas que
comienzan el camino de la oración pueden sentir "que no
sirven para eso" o desfallecer fácilmente. Santa Teresa de
Jesús, que llegó a las cúspides espirituales más altas,
durante 20 años no pudo hacer oración mental
adecuadamente.
116
EL SEÑOR TE BENDIGA Y TE GUARDE. TE
MUESTRE SU ROSTRO Y TENGA
MISERICORDIA DE TI DIRIJA HACIA TI SU
MIRADA Y TE DE LA PAZ.
San Francisco escribió de su propio puño esta bendición
para mí, fray León:
FR. LEÓN "T" EL SEÑOR TE BENDIGA
Del mismo modo trazó él mismo, con su mano, el signo de
la Tau con su base.
San Francisco y la "Tau"
La primera vez que la Tau aparece relacionada con San
Francisco fue cuando fray Pacífico la vio marcada en su
frente, probablemente en vísperas del Concilio IV de
Letrán, que se abrió en Roma el 11 de noviembre de 1215,
con un memorable sermón de Inocencio III basado en las
Palabras de Cristo: "He deseado ardientemente comer esta
Pascua con vosotros" (Le 22, 15).
Recordando que Pascua significa "paso", el Papa
manifestaba su deseo de que el Concilio, nueva Pascua,
fuese ocasión de un triple paso, físico, espiritual y eterno,
refiriéndose, respectivamente, a la Cruzada, a la reforma
de la Iglesia universal y a la Eucaristía. La segunda parte
del discurso, que trata del paso espiritual, es un comentario
de Ezequiel 9, donde el papa hace suyas las palabras del
Señor al profeta: "Pasa por la ciudad, recorre Jerusalén, y
marca una tau en la frente de los hombres que gimen y
lloran por todas las abominaciones que se cometen dentro
de ella" (Ez 9, 4). Y luego añade: "Tau es la última letra
del alfabeto hebreo, y tiene la forma de cruz, como era la
cruz antes que le pusieran encima la inscripción de Piloto.
Tau es el signo que se lleva en la frente cuando el
esplendor de la cruz se manifiesta en toda nuestra
conducta, cuando, como dice el Apóstol, se crucifica la
carne con sus vicios y pecados. Entonces se afirma: Yo no
quiero gloriarme en ninguna otra cosa, si no en la cruz de
117
nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo está
crucificado para mí y yo para el mundo..." Y concluye
diciendo: "¡Sed, pues, los paladines de la Tau y de la
Cruz!".
San Francisco de Asís, que participó en el Concilio en
calidad de superior general de una Orden aprobada por la
Iglesia, debió de tomarse muy en serio la invitación de
Inocencio III, pues, según los compañeros y sus primeros
biógrafos, amaba y veneraba la Tau (nombre de la letra T
en hebreo y griego) "porque representa la cruz y significa
una verdadera penitencia". Al comienzo de cualquier
actividad se santiguaba con dicha señal, la prefería a
cualquier otro signo y la pintaba en las paredes de las
celdas. En sus conversaciones y predicaciones la
recomendaba a menudo, y la dibujaba a modo de firma en
todas sus cartas y escritos, "como si toda su preocupación
fuese grabar el signo de la tau, según el dicho pro/ético,
sobre las frentes de los hombres que gimen y se lloran,
convertidos de veras a Cristo Jesús".
119
Oremos siempre
120
ORACIONES COTIDIANAS
Los Hermanos, cuando visitan las iglesias, adoren al Ssmo. Sacramento como
enseñó nuestro Seráfico Padre en su Testamento, y digan:
Al salir de la iglesia
122
Tiempo pascual
Reina del cielo, alégrate, Aleluya, por que Cristo, a quien llevaste en tu
seno, Aleluya, ha resucitado según su palabra, Aleluya.
Ruega al Señor por nosotros. Aleluya.
Oremos:
¡Oh Dios!, tú has alegrado al mundo por la resurrección de tu
Hijo, nuestro Señor Jesucristo: concédenos, por la intercesión
de la Virgen María, llegar a las alegrías eternas.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Gloria al Padre (3)
123
R. Y se renovará la faz de la tierra.
Oremos
Oh Dios, que iluminaste los corazones de tus fieles con la luz
del Espíritu Santo; concédenos saborear las cosas rectas según
este tu Espíritu, y gozar para siempre de sus consolaciones. Por
Cristo nuestro Señor. Amén.
Después de la Meditación
124
V. En tu Concepción, oh Virgen, Inmaculada fuiste.
R. Ruega por nosotros al Padre, cuyo Hijo diste a luz.
Oremos:
Señor, que por la Inmaculada Concepción de la Virgen María
preparaste una digna mansión para tu Hijo; y que en virtud de
su muerte la preservaste de toda mancha de pecado, te pedimos
ser purificados por su inter-cesión para que podamos llegar a
Ti, por el mismo Cristo Nuestro Señor.
R. Amén.
Oremos:
Señor, Tú que, a través de las abundantes virtudes de nuestro
padre s. Francisco, enriqueces a tu Iglesia con una nueva
familia, concédenos imitarlo en el desprendimiento de las cosas
temporales a fin de participar para siempre en los bienes
celestiales. P.C.N.S. Amén
Oración de la mañana
Acto de adoración
Oración de la noche
Acto de adoración
Acto de Fe
Acto de Esperanza
Oraciones Vocacionales-Sacerdotales
128
Señor, nosotros, como el apóstol Pedro, hemos escuchado
en lo profundo de nuestro ser, tu invitación a abandonar las
tranquilas riberas y seguirte mar adentro, a abandonar las
redes de un oficio humano para ser pescadores de hombres.
Por medio de la Iglesia tú nos has llamado, consagrado,
ungido con tu Espíritu, y enviados por Ti a actuar en tu nombre,
a servir a todos y a cada uno de los miembros del pueblo de
Dios, a fin de que reciban en plenitud tu mensaje y tu vida
divina.
Concédenos, Señor, perseverar incesantemente en la acción
de gracias y atentos a conformar nuestra vida entera a la
santidad de este ministerio.
Señor Jesucristo, Tú nos has dado tu vida para que todos los
hombres se salven y tengan vida en abundancia: mantén en
nosotros el deseo de la salvación de todos aquellos que has
encomendado a nuestro ministerio.
Renueva nuestra disponibilidad a brindar a todos la
reconciliación con Dios y con los hermanos.
Te damos gracias por tu Cuerpo y tu Sangre que nos
concedes ofrecerte cada día por la salvación del mundo,
recibirlo nosotros mismos, darlo a nuestros hermanos y
hermanas y venerar en nuestras iglesias.
No permita, Señor, que nuestro corazón se habitué a este
don: concédenos ver en él tu Amor supremo.
(Juan Pablo II)
EUCARISTÍA
133
b)- Que esta sagrada Comunión no se torne para mí motivo
de castigo, sino causa de perdón y de salvación. Que sea
para mí armadura de fe, escudo de buena voluntad; que me
libre de todos mis vicios y me ayude a superar mis pasiones
desordenadas; que aumente mi caridad y mi paciencia, mi
obediencia y mi humildad y mi capacidad para hacer el
bien; que sea defensa inexpugnable contra todos mis
enemigos, visibles e invisibles, y guía de todos mis
impulsos y deseos.
Que me una más íntimamente a Ti, el único y verdadero
Dios, y me conduzca con seguridad al banquete del cielo,
donde Tú, con tu Hijo y el Espíritu Santo, eres luz
verdadera, satisfacción cumplida, gozo perdurable y
felicidad perfecta. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
134
reprima; que tu misericordia me consuele y tu poder me
defienda.
Te ofrezco, Señor, mis pensamientos: ayúdame a pensar
en ti; te ofrezco mis palabras: ayúdame a hablar de ti; te
ofrezco mis obras: ayúdame a cumplir tu voluntad; te
ofrezco mis penas: ayúdame a sufrir por ti.
Todo lo que tú quieres, Señor, lo quiero yo, precisamente
porque lo quieres tú, como tú lo quieras y durante todo el
tiempo que lo quieras.
Te pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que
fortalezcas mi voluntad, que purifiques mi corazón y
santifiques mi espíritu.
Hazme llorar, Señor, mis pecados, y rechazar las
tentaciones, vencer mis inclinaciones al mal y cultivar las
virtudes.
Dame tu gracia, Señor, para amarte y olvidarme de mí,
para buscar el bien de mi prójimo sin tenerle miedo al
mundo.
Dame tu gracia para ser obediente con mis superiores,
comprensivo con mis inferiores, solícito con mis amigos y
generoso con mis enemigos.
Ayúdame, Señor, a superar con austeridad el placer, con
generosidad la avaricia, con amabilidad la ira, con fervor la
tibieza.
Que yo sepa tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor
en los peligros, paciencia en las dificultades, sencillez en los
éxitos.
Concédeme, Señor, atención al orar, sobriedad al comer,
responsabilidad en mi trabajo y firmeza en mis propósitos.
Ayúdame a conservar la pureza del alma, a ser modesto
en mis actitudes, ejemplar en mi trato con el prójimo y
verdaderamente cristiano en mi conducta.
Concédeme tu ayuda para dominar mis instintos, para
fomentar en mí tu vida de gracia, para cumplir tus
mandamientos y obtener tu salvación.
Concédeme, Señor, una buena preparación para la
muerte y un santo temor al juicio, para librarme del infierno
y obtener tu gloria.
135
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
BENDICIÓN EUCARÍSTICA
Oremos
Señor Jesucristo: que en este Sacramento admirable nos dejaste el
memorial de tu pasión, concédenos venerar de tal modo los
sagrados misterios de tu Cuerpo y de tu Sangre, que
experimentemos constante-mente en nosotros el fruto de tu
redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
(Canto eucarístico)
Adoración
[Textos para interiorizar las palabras de Jesús sobre el misterio del Pan de
vida eterna, y para tomar conciencia de que también nosotros, como los
discípulos de Emaús, necesitamos un tiempo para descubrir y acoger la
presencia de Cristo en la eucaristía: Jn. 6,27-35; Jn. 6.53-58; Lc. 24,13-35]
CONFESIÓN
La Confesión y la contrición, son las dos alas del Águila que desde las
alturas ve los animalitos en la tierra. Cada ala tiene cuatro plumas.
Las plumas de la Confesión son: humillarse con la mente y con el cuerpo
delante el sacerdote; acusar completa y minuciosamente los propios
pecados; determinar las circunstancias de los pecados, en correspondencia
a estas preguntas: “¿Quién? ¿Qué? ¿Dónde? ¿Por medio de quién?
¿Cuántas veces? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Cuándo?”; aceptar respetuosa y
prontamente la penitencia. (S. Antonio)
140
¿POR QUE ME CONFIESO?
“El examen cotidiano de conciencia es el medio más eficaz para saber cómo
marcha la vida espiritual en el transcurso del día,- y para remover los
obstáculos que impiden o atrasan el progreso en la virtud, y también para
conocer cuáles son los medios más idóneos para alcanzar mayores y
mejores frutos y pedir del Padre Celestial indulgencia para nuestras
debilidades” (Pío XII)]
---------------------------------------------------------
Los 7 Salmos Penitenciales:
Salmo: 6 - 31 - 37 – 50 – 101 – 129 – 142
A CRISTO CRUCIFICADO
143
“No quiero gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por
la cual el mundo es para mí un crucificado y yo un crucificado para el
mundo”. (Gal. 6,14).
148
Y todas las criaturas del cielo y de la tierra, y las que están
bajo la tierra y el mar, y todo lo que hay en él:
Y alabémosle y ensalcémosle por los siglos.
151
Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire, y
el nublado, y el sereno, y todo tiempo, por el cual a tus
criaturas das sustento.
152
dio su vida por sus ovejas y oró al Padre por nosotros,
diciendo: Padre santo, guarda en tu nombre a los que me
diste. Padre, todos los que me diste en el mundo, tuyos eran
y me los diste a mí. Y las palabras que me diste, se las di; y
ellos las recibieron, y conocieron verdaderamente que de ti
salí y creyeron que tú me enviaste; ruego por ellos y no por
el mundo; bendícelos y conságralos. También yo me
consagro por ellos, para que ellos sean consagrados en la
unidad, como nosotros somos uno. Y quiero, Padre, que
donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean
mi gloria en tu reino. Amén.
AL ESPÍRITU SANTO
154
imple supérna grátia eficaz/ nuestras almas que tú
quae tu creásti péctora. creaste por amor.
2. Qui díceris
Tú, a quien llaman gran
Paráclitus, Altíssimi
Consolador, / don de Dios
donum Déi, Altísimo y Señor, / eres
fons vivus, ígnis, vertiente viva, fuego que es
cáritas, et spiritalis amor, / de los dones del Padre el
únctio. dispensador.
3. Tu septifórmis
múnere, dígitus patérnae Tú, Dios, que plenamente te nos
déxterae, Tu rite das, / dedo de la mano
promíssum Pátris, paternal, / eres tú la promesa
sermóne díctans gúttura que el Padre nos dio; / tu
palabra enriquece hoy nuestro
cantar.
4.Accénde lúmen
sénsibus, infúnde
amórem córdibus, Los sentidos tendrás que
infírma nóstri córporis iluminar, / nuestro corazón
virtute fírmans pérpeti. infla-marás/ y nuestro cuerpo,
frente a toda tentación, / con la
5. Hóstem repellas fuerza constante ven a reinar.
lóngius, pacémque dónes
Aparta de nosotros la opresión, /
prótinus: ductóre sic te
tu paz danos pronto, sin tardar. /
praévio, vitémus ómne Y siendo nuestro guía, nuestro
nóxium. conductor, / evitemos, así
cualquier error o mal.
6.Per te sciámus
da Pátrem, noscámus Danos a nuestro Padre
atque Fílium, conocer, / a Jesús, al Hijo,
teque utriúsque Spíritus comprender, / y a ti, Dios
credámus ómni témpore. que procede del mutuo amor,
/ te creamos con sólida y
7.Déo Pátri sit glória, ardiente fe.
et Fílio qui a mórtuis
Alabemos al Padre, nuestro
surréxit, ac Paráclito, Dios, / y a su Hijo que
in saeculórum saécula. rescató; / también al Santo
155
Ámen. Espíritu consolador, / por los
siglos de los siglos gloria y
bendición. /Amén.
156
9. Da tuis fidélibus, Dale al esfuerzo su mérito,
in te confidéntibus, salva al que busca salvarse y
sácrum septenárium. danos tu gozo eterno. Amén.
(Aleluya).
10. Da virtútis méritum,
da salútis éxitum,
da perénne gáudium.
Ámen. (Alleluia).
(s. Antonio)
Divino Espíritu Santo, te rogamos: derrama, como un
buen samaritano, la medicina de tu misericordia sobre las
heridas de nuestra alma.
Cúbrelas con las vendas de tu gracia; monta nuestro
espíritu sobre el jumento de la obediencia; condúcenos al
puerto de la conversión, sujétanos bajo la guía de la
contrición de espíritu, para que permanezcamos por mucho
tiempo bajo tus cuidados, a fin de que, con el dinero de la
verdadera penitencia, recuperemos la salvación perdida.
Y, después de haberla recuperado, haznos capaces de
volver al camino que nos lleva a ti, de donde nos hemos
alejado.
Con tu auxilio, tú que, con el Padre y el Hijo, vives y
reinas, único Dios, por los siglos sin fin. Amén.
(s. Antonio)
Divino Espíritu Santo, humilde y devotamente te
rogamos: infúndenos tu gracia, a fin de celebrar la fiesta del
Espíritu en la observancia de tus mandamientos y en la
mortificación de nuestros sentidos.
Llénanos de contrición sincera; enciende sobre nosotros
la llama del testimonio, para que, transformados en luz viva,
merezcamos contemplar en el esplendor de sus santos al
Dios altísimo, con tu ayuda.
Tú que eres trino y único Dios, bendito por los siglos.
Amén.
157
Promesas
1. A las almas consagradas a mi Corazón les daré las gracias necesarias
para su estado. – 2. Daré paz a sus familias. – 3. Las consolaré en todas
sus aflicciones. – 4. Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y
principalmente en la hora de la muerte. – 5. Derramaré bendiciones
abundantes sobre sus empresas. – 6. Los pecadores hallarán en mi
Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia. – 7. Las almas
tibias se tornarán fervorosas. – 8. Las almas fervorosas se elevarán
rápidamente a gran perfección. – 9. Bendeciré las casas donde la imagen
de mi Sagrado Corazón se exponga y sea honrada. – 10. Daré a los
sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos. – 11. Las
personas que propaguen esta devoción tendrán escrito su nombre en mi
Corazón, y jamás será borrado. – 12. A los que comulguen nueve
primeros viernes del mes seguidos, el amor omnipotente de mi Corazón
les concederá la gracia de la perseverancia final.
Acto de confianza
Oremos:
Dios omnipotente y eterno, mira al Corazón de tu muy
amado Hijo; toma en consideración las alabanzas y
satisfacciones que te ofrece en nombre de los pecadores;
mitiga tu justicia y concede el perdón a los que imploran tu
misericordia en nombre de tu mismo Hijo Jesucristo, que
contigo vive y reina, en unidad con el Espíritu Santo, por los
siglos de los siglos.
Amén.
LA VIRGEN MARÍA
Alabanzas y Antífonas
162
* Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no
desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.
* Salve, Reina de los cielos , y Señora de los Ángeles; salve raíz, salve
puerta, que dio paso a nuestra luz. Alégrate, Virgen gloriosa, entre
todas la más bella; salve, agraciada doncella, ruega a Cristo por
nosotros.
A la Virgen de Coromoto
165
en comparación con todos los demás tesoros transitorios de
este mundo.
ROSARIO
“El Rosario, mediante la repetición de las ‘Ave-Marías’, lleva a la
contemplación de los misterios de la fe.
Esta sencilla oración, que alimenta el amor del pueblo cristiano hacia la
Madre de Dios, orienta con mayor claridad la oración mariana hacia su
objetivo: la glorificación de Cristo” (Juan Pablo II)
MISTERIOS DE GLORIA
(Miércoles-sábado-domingo)
MISTERIOS LUMINOSOS
(Los Jueves)
LETANÍAS LAURETANAS
Oremos
Señor Dios nuestro: tu Hijo Unigénito nos mereció el
premio de la eterna salvación por medio de su vida, muerte y
resurrección: concédenos, te pedimos, que al recordar los
misterios de la bienaventurada Virgen María contenidos en
el santo Rosario, imitemos lo que contienen y consigamos lo
que prometen.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
171
Recemos según las intenciones del Sumo Pontífice: Padre
Nuestro, Ave, Gloria.
CORONA FRANCISCANA
172
V. Ruega por nosotros, Reina de los Franciscanos.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.
Oremos
Oh Dios: que llenaste de gozo inefable el corazón de tu
Santísima Madre: concédenos, por sus merecimientos,
experimentar en plenitud los gozos celestiales. Tú, que vives
y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
A S. JOSÉ ESPOSO
Oración por la Iglesia (León XIII)
173
Oh San José, custodio de Jesús y casto esposo de
María: tú que has vivido en el cumplimiento perfecto del
deber, sustentando con el trabajo de tus manos, a la Familia
de Nazaret, escucha a nosotros que, con fe y confianza,
acudimos a ti.
Tú conoces nuestras preocupaciones, nuestras angustias,
nuestras esperanzas. Acudimos a ti porque confiamos
encontrar un Protector. Tú también has experimentado las
pruebas, fatigas y cansancio.
Ayúdanos a comprender que no estamos solos en nuestro
trabajo; a mantenernos, en todo momento, unidos a
Jesucristo, como tú lo hiciste.
Santifica nuestras familias; ayúdalas a crecer en caridad y
comprensión, en paciencia, en justicia y en la búsqueda del
bien verdadero. Amén.
A S. MIGUEL
A S. FRANCISCO
(Juan Pablo II)
174
Ayúdanos, san Francisco de Asís, a acercar Cristo a la
Iglesia y al mundo de hoy.
Tú, que llevaste en el corazón las vicisitudes de tus
contemporáneos, ayúdanos, con el corazón cerca al corazón
del Redentor, a asumir los altibajos de los hombres de
nuestro tiempo.
Los difíciles problemas sociales, económicos y
políticos, los problemas de la cultura y de la civilización
contemporánea, todos los sufrimientos del hombre de hoy,
sus dudas, sus negaciones, sus desbandadas, sus tensiones,
sus complejos, sus inquietudes...
Ayúdanos a traducir todo eso en sencillo y fructuoso
lenguaje del Evangelio. Ayúdanos a resolver todo en clave
evangélica, para que tú mismo puedas ser ‘vía-verdad-vida’
para el hombre de nuestros tiempos. Amén.
BENDICIÓN Y EXHORTACIÓN
de N.P.S. Francisco
(Testamento, 40; 2Cel. 191)
177
Santifica nuestra familia, ayúdala a crecer en la fe; conserva
en ella la unidad, la paz y la serenidad. Bendice a todos los
hijos, protege a nuestros jóvenes.
Concede tu ayuda a quienes padecen enfermedad o se
encuentran en el dolor y en la soledad.
Sé nuestro amparo en el trabajo de cada día y danos tu amor.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
RESPONSO A S. ANTONIO
Oremos
Oh Señor, concede que la devota conmemoración del
bienaventurado san Antonio, tu confesor y doctor, sea fuente
de gozo para tu Iglesia, para que ésta sea siempre fortalecida
con el auxilio espiritual y merezca gozar del premio eterno.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
178
A S. JOSÉ DE CUPERTINO
Súplicas
A S. MAXIMILIANO KOLBE
180
Enséñanos a vivir la vida cristiana en comunión de
sentimientos con la Virgen María, confiados en su amor de
Madre de Dios y de la Iglesia.
Intercede por toda la humanidad a fin de que reine el don
divino de la justicia, de la caridad y de la paz. Amén.
A SANTA CLARA
Oremos.
Señor Dios, Padre bueno, que haces resplandecer la Iglesia
con las admirables virtudes de la virgen Santa Clara, la
humilde plantita de s. Francisco, y la enriqueces con una
nueva familia de vírgenes consagradas; concédenos imitar el
ejemplo de su pobreza y de fidelidad en seguir a Cristo.
El que es Dios para siempre.
Amén.
Salmo 129
181
Desde lo hondo a ti grito, Señor, * Señor, escucha mi voz.
Estén tus oídos atentos* a la voz de mi suplica.
Si llevas cuentas de los delitos, Señor*¿quién podrá
resistir?
Pero de ti procede el perdón * y así infundes respeto.
Mi alma espera en el Señor, * espera en su palabra.
Mi alma aguarda al Señor * más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor* como el centinela la aurora:
porque del Señor viene la misericordia* la redención
copiosa; y él redimirá a Israel* de todos sus delitos.
Dales, Señor, * el descanso eterno; Brille para ellos* la luz
perpetua. Descansen en paz.* Amén.
BENDICIÓN DE LA MESA
ANTES DE LA COMIDA
Padre Nuestro
182
(Lectura de la Palabra de Dios) y...
O bien esta:
183
Dios, Padre nuestro, fuente de todo bien: te bendecimos por
estos + dones de tu amor, y sobretodo hoy, (por...) y te
pedimos transformar la alegría de este día en gozo eterno en
el cielo.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
EN DÍAS ESPECIALES
Días de alegría
Presencia de un huésped
Día Onomástico
184
Cumpleaños
DESPUÉS DE LA COMIDA
O bien esta:
185
DESPUÉS DE LA LECTURA DE LA REGLA
(2Cel.191)
Super:
Palabras de exhortación de N. Padre
s. Francisco a los Hermanos
186
no guardado, y del mal ejemplo dado a los Hermanos y a
los seglares también.
Por todas estas y demás transgresiones, con las que
hemos ofendido a Dios, al prójimo y a nuestra Regla,
reconocemos nuestra culpa, y humildemente le pedimos
que, por amor a Jesucristo, se digne imponernos una sana
penitencia.
CAPITULO CONVENTUAL
1.
Oremos:
187
cabo, a fin de que, con tu ayuda, podamos agradarte en todo.
Seas tú el inspirador de nuestros juicios: haz que, bajo
ningún motivo, nos alejemos de la verdad, ni que actuemos
tan sólo con miras humanas o personales.
Concédenos que, reunidos en tu nombre, podamos prestar
nuestro humilde servicio a la justicia y a la caridad, y tomar
decisiones del todo conformes a tu voluntad a fin de
merecer, después, el eterno premio celestial. Amén.
(De: ‘Adsumus’, del Pontifical Romano)
Oremos
Concédenos, Señor, el auxilio de tu gracia, para que
pongamos por obra lo que tú nos has inspirado. Por Cristo
nuestro Señor.
Amén.
O bien esta:
2.
3.
VÍA CRUCIS
El ejercicio del Vía Crucis ayuda a recorrer con Jesús la última etapa de
su peregrinación terrenal, deteniéndonos en oración en los distintos
momentos de su Pasión. Se introduce con Cantos y meditaciones.
190
Oremos
(Se puede escoger una entre las siguientes)
1. Señor, Dios nuestro, que por medio de la gloriosa Pasión
de tu Hijo, nos has enseñado a alcanzar la eterna beatitud a
través de la cruz; concédenos, te rogamos, seguir también en
la gloria, a Aquel a quien nos unimos con nuestros
sentimientos en el camino del Calvario.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
2. Te rogamos, Señor Jesucristo, interceda en favor nuestro,
delante de tu clemencia, ahora y en la hora de nuestra
muerte, la bienaventurada Virgen María, tu Madre, cuya
alma fue traspasada en la hora de tu Pasión por la espada del
dolor.
Por Cristo nuestro Señor. Amén
CORDA PIA
CORDA PIA, significa: CORAZONES PIADOSOS.
Es una para liturgia de la Pasión del Señor y de los Estigmas de s.
Francisco.
193
Apostolado/Misión: -N.T: Hch. 4,11-20.
1Cel. 98.
Leyenda May. 8,5.
Confortación/Consolación: -N.T: 1Cor. 15,1-28;
Flp. 4,10-20.
Leyenda Mayor, 14,2.
ORACIÓN
Señor Jesucristo: Tú que, enfriándose la caridad en el
mundo, quisiste renovar los signos de tu Pasión en el cuerpo
de nuestro beatísimo Padre San Francisco, para inflamar
nuestros corazones con tu amor; concédenos, por sus
méritos y preces, aprender a llevar con alegría nuestra cruz
de cada día, y hacer obras de sincera penitencia. Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
4. Dos cantores cantan la Antífona y el Himno
194
8. Vio morir al Hijo amado que rindió, desamparado, al Padre su
espíritu.
9. Santa Madre del amor, también quiero tu dolor, y contigo lloraré.
10. Me inflame consolado por mi dulce Cristo amado complacido por
amor.
11. Santa Madre que llorabas: de Jesús las cinco llagas graba en mi
corazón.
13. Hazme tú llorar contigo, por Jesús que está herido: hasta que me
muera yo.
195
Virgen María: estás junto a la Cruz de Jesús, Hijo
tuyo, Señor nuestro.
PRECES
OREMOS
Señor Jesucristo, nuestro misericordioso Salvador: te
damos gracias porque por tu santa cruz y por tu preciosa
sangre estableciste una nueva alianza eterna con nosotros.
Concédenos, te pedimos, aceptar generosamente todas las
197
cruces de nuestra vida, para seguirte fielmente por los
caminos del Evangelio.
Interceda por nosotros, Señor Jesucristo, la
bienaventurada Virgen María, tu Madre, que a los pies de la
cruz, fue asociada a tu pasión redentora. Concédenos, por
sus méritos, ser admitidos en tu gloriosa resurrección. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
ACLAMACIONES
198
9. Terminado el canto de las Aclamaciones, profunda-mente inclinados,
todos rezan con voz grave:
TRANSITUS
199
o
CONMEMORACIÓN DE LA MUERTE
DE
N. P. S. FRANCISCO
[Puede entregarse un cirio a todos los presentes, el cual deberá ser prendido al
comienzo de la celebración.
200
“La tarde del sábado, 3 de octubre, del año 1226,
cuando ya litúrgicamente había comenzado el nuevo día,
cuando ya habían pasado veinte años de su conversión y dos
años de haber recibido la impresión de los Estigmas,
Francisco se apagaba cerca de la iglesita de Santa María de
la Porciúncula recibiendo a la muerte como a “hermana”, y
tomando él mismo el timón de su paso hacia Dios.
Como se había conformado con Cristo durante su vida, así
también anhelaba serle conforme en la muerte, cuando el
hombre hace la síntesis de su vida y la entrega como
testimonio y esperanza para los que se quedan. Es esta
muerte rebosante de vida, la muerte de Francisco de Asís, la
que vamos a revivir en esta celebración del Tránsito, es
decir, del paso desde la vida terrenal a la vida que no tiene
ocaso”.
HIMNO
Cel.: Oremos
Señor, Padre santo, que te has dignado acoger en la gloria de
los bienaventurados a tu humilde siervo Francisco;
concédenos, a los que recordamos su tránsito de este mundo
hacia ti, seguir sus ejemplos para ser admitidos también con
él en la gloria
Por Cristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
Antífona: (Todos)
203
2 Lector: “Ordenó que llevaran el códice de los evangelios,
pidió que le leyeran el evangelio según San Juan desde
el lugar que comienza Antes de la fiesta de la Pascua,
etc. Se acordaba de aquella sacratísima cena, aquella
última que el Señor celebró con sus discípulos. Todo
esto lo hizo, en efecto, en memoria veneranda de
aquélla y para poner de manifiesto el afecto del amor
que profesaba a los hermanos.
Así que los pocos días que faltaban para su tránsito los
empleó en la alabanza, animando a sus amadísimos
compañeros a alabar con él a Cristo. Él, a su vez,
prorrumpió como pudo en este salmo: Clamé al Señor
con mi voz, con mi voz supliqué al Señor, etc.”.
Cel.: Revivamos los sentimientos de Francisco orando
con el mismo salmo que él rezó en su lecho de muerte:
el Señor es su recompensa en la tierra de los vivientes;
el Señor libera su vida de la cárcel y lo conduce entre la
multitud de los bienaventurados.
SALMO 141
[Cantado a dos coros]
204
1 Lector: “Invitaba también a todas las criaturas a alabar a
Dios, y con unas estrofas que había compuesto
anteriormente, él las exhortaba a amar a Dios. Aun a la
muerte misma, terrible y antipática para todos, exhortaba
a la alabanza, y saliendo con gozo a su encuentro, la
invitaba a hospedarse en su casa: “Bienvenida sea
-decía- mi hermana muerte”.
205
Cel.: “Unos meses antes de la muerte, estando en la ciudad
de Siena, las condiciones de salud de Francisco
empeoraron sensiblemente, y se sospechaba su muerte
inminente. Fue en aquella oportunidad que el Santo dictó
un breve testamento, que ahora lo recibimos como su
preciosa herencia y nuestro compromiso de vida”.
(Testamento Breve de s. Francisco)
206
Lector: “Luz del mundo, que en la Iglesia de Cristo iluminas
más que el sol, nos has substraído los rayos de tu luz y
has pasado a aquella patria esplendente donde, en lugar
de nuestra pobre compañía, tienes la de los ángeles y
santos”.
T. Francisco, pobre y humilde, entra rico en el cielo.
207
T. Francis
co, pobre y humilde, entra rico en el cielo.
CANTO FINAL
Preparar:
Todos: Antífona:
209
Desde el oriente llegaron los Reyes a Belén para adorar
al Señor, y ofrecieron ricos tesoros: oro, al gran Rey;
incienso, al verdadero Dios; mirra, a aquel que debía
morir. Aleluya.
Super. Oremos
Señor, tú manifestaste a tu Hijo este día a todas las naciones
por medio de una estrella: concédenos, a cuantos ya te
conocemos por la fe, llegar a contemplar, cara a cara, la
hermosura infinita de tu gloria.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Los Religiosos salen cantando, y se dirigen hasta la primera celda.
El Superior reza la Antífona y las oraciones. Pone incienso en el
turíbulo, y rocía e inciensa la primera celda.
La Antífona y la Oración pueden ser rezadas en la primera celda de
cada pasillo o bloque o piso. En las demás celdas se puede incensar
o rociar.
Durante el recorrido de un sitio a otro, es conveniente ejecutar
cantos.
Super.: Oremos
Bendice, Señor, Dios todopoderoso, este lugar, para que
reine en él la salud, la castidad perfecta, la fortaleza, la
humildad, la bondad y la mansedumbre, la observancia de la
ley de Dios y la acción de gracias a Dios Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo. Y esta bendición permanezca siempre sobre
esta casa y sus habitantes.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.
Super.: Oremos
Haz revivir en nosotros, Señor, en el signo de esta agua
bendita, el recuerdo del bautismo y nuestra adhesión a Cristo
Señor, crucificado y resucitado por nuestra salvación. Él es
Dios, y vive y reina por todos los siglos.
Amén.
II - (Bendición inicial)
Super.: Oremos
Señor, Padre nuestro y santo, escucha la oración que con
confianza te presentamos en el nombre de Jesús, tu Hijo y
hermano nuestro.
211
Ayúdanos a crecer en la fe. Conserva en nosotros la unidad,
la paz fraterna y la serenidad.
Socórrenos en la hora de la prueba y de la necesidad.
Sostennos en la fatiga de cada día.
Tórnanos capaces para tu alabanza, como Comunidad que te
reconoce y te ama, en la espera de tu día glorioso.
Amén.
Super.: Oremos
Acuérdate, Señor, de tu perenne misericordia, y dígnate
ayudarnos y escucharnos.
Bendice nuestra Comunidad: ayúdala a crecer en la fe,
consérvala en la unidad y la paz.
Ven en socorro de nuestra debilidad, alejando las
enfermedades, los peligros del alma y del cuerpo.
En el momento del dolor y de la prueba, ayúdanos a
permanecer firmes en la fe y en tu amor.
Escucha, Señor, nuestra oración. Te la presentamos con
confianza, apoyados en los merecimientos de nuestro Señor
Jesucristo, que contigo y el Espíritu Santo vive y reina por
todos los siglos de los siglos. Amén.
I. (Bendición inicial)
V. Paz a esta casa (a esta...).
R. Y a todos los que en ella habitan.
212
Todos: Ant. Despierta, Jerusalén, vístete de resplandor,
porque ya llega aquel que te ilumina: sobre ti
brilla la gloria del Señor.
Super.: Oremos
Quédate con nosotros, Señor, porque necesitamos tu ayuda,
tu fuerza, tu misericordia.
Quédate con nosotros, Señor, porque queremos amarte y
vivir en tu amor.
Quédate con nosotros, Señor, para santificar con tu
presencia y gracia nuestra fatiga, nuestras preocupaciones,
nuestro estudio, el trabajo de cada día.
Quédate con nosotros, Señor, ahora y siempre: seas tú
nuestra alegría, nuestra esperanza.
Amén.
213
EXTRACCIÓN DE LOS SANTOS
PROTECTORES (Epifanía)
Oremos
Oh Dios, que iluminaste los corazones de tus fieles con la luz del
Espíritu Santo, concédenos saborear las cosas rectas según este tu
Espíritu, y gozar para siempre de sus consolaciones.
Míranos benignamente, Señor, porque no ponemos nuestra confianza
en nuestras fuerzas, sino en ti: concede que tus Santos nos protejan
contra toda adversidad y nos acompañen para llegar a ti.
Por C. N. S. Amén.
Super.: Oremos
214
RENOVACIÓN DE LOS VOTOS
En la fiesta de
TODOS LOS SANTOS FRANCISCANOS
(29 de noviembre)
Super:
Recordando que Nuestro Padre San Francisco
acostumbraba repetir frecuentemente:
“Comencemos, hermanos, a servir al Señor Dios, porque
hasta el presente nada o casi nada hemos progresado”;
oremos, hermanos carísimos, a Dios nuestro Padre, que da la
perseverancia en el bien, para que se digne conceder el
auxilio de su gracia a estos hijos suyos que renuevan hoy sus
votos.
Superior:
Mira benignamente, Señor, a estos hijos tuyos, que, en tu
divina providencia, llamaste a la perfección evangélica;
concede que perseveren con generosa y constante entrega en
el camino comenzado con grande fervor.
215
Todos: Amén.
Superior:
Habiendo renovado nuestra consagración, invoquemos
a Dios todopoderoso para que nos conceda ser fieles
cumplidores de los votos religiosos, y generosos en su
servicio.
Supliquémosle, y digamos juntos:
Escúchanos, Señor.
216
- Por todos los jóvenes que sienten el llamado de Dios
para la vida religiosa: para que amen el servicio de Dios, y
acojan la invitación de Jesucristo a caminar rumbo a la
perfección, Oremos:
217
GLORIA TIBI, TRINITAS
218