Sobre Los Orígenes Humanos (Bloom, John A)

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SOBRE LOS ORÍGENES HUMANOS:

UNA INSPECCIÓN

John A. Bloom, Ph.D., Ph.D.


Universidad de Biola

Traducido por Jairo Izquierdo, Saúl Sarabia y Christophe Du-Pond

Es la teoría la que decide lo que podemos observar. -Albert Einstein 1

Hasta hace unos 150 años, el tema de los orígenes humanos era casi
exclusivamente del dominio de la religión. La revelación de los dioses pasada
a través de la tradición cultural informaba al hombre acerca de cómo llegó a
existir y sobre su lugar en el Universo. Desde los tiempos de Darwin, sin
embargo, se ha descubierto material del propio mundo natural que ha
permitiendo a las ciencias abordar el tema también. En los últimos cuarenta
años, el trabajo de campo intensivo en África, así como sorprendentes avances
en la bioquímica ha propiciado una explosión virtual de nuevos datos que
ahora deben ser incorporados en nuestros modelos sobre los orígenes
humanos.
La integración de una base de datos multidisciplinaria en un modelo
coherente y unificado es una difícil tarea. Esto se vuelve especialmente difícil
cuando el problema implica nuestro propio origen, ya que aquí no podemos
ser observadores neutrales. El significado y el valor que asignamos a la vida
están relacionados con el modelo de los orígenes que abracemos. Dado que
nuestra importancia depende de nuestro pedigrí, aquellos que desean que no
exista ninguna autoridad suprema sobre sus vidas favorecerán un modelo de
orígenes diferente a aquellos que tratan de glorificar a su divino Creador con
sus vidas.
Por desgracia, la mayor parte del contacto que las personas tienen con
los orígenes humanos viene a través de los medios de comunicación, donde un
sesgo humanista secular parece impregnar el contenido científico. 2 Para la

1 Werner Heisenberg, Physics and Beyond, trans. Arnold J. Pomerans (New York: Harper y
Row, 1971), 69.
2 Tenga en cuenta la serie de videos Ape Man, dirigida por Rod Caird y narrado por Walter
Cronkite (A&E Home Video, 1994), y la serie Evolution PBS, producido por WGBH y Clear Blue
persona que busca integrar estos datos con la teología cristiana conservadora,
es difícil juzgar de estas fuentes cuáles nuevos descubrimientos son
importantes y necesiten incorporarse en la síntesis, y cuáles son sino los
artefactos de una propuesta de concesión excesivamente entusiasta o agenda
personal oculta.
Dado que como personas esto nos concierne emocionalmente, la
controversia en torno al debate creación/evolución se vuelve más ruidosa
cuando se aborda la cuestión de los orígenes humanos. Ciertamente, si la
macro-evolución 3 sólo se ocupó de las bacterias, peces y roedores, su debate
se llevaría a cabo en las notas de revistas de biología; pero ya que se aventura
a ofrecer un dictamen científico sobre lo que somos y lo que estaba
involucrado en el proceso por el cual llegamos aquí, llama la atención de la
sociedad en general.
Esto ocurre debido a que el significado y el valor que le asignamos a la
vida están vinculados a nuestros modelos de su origen: por ejemplo, algunos
argumentan que evolucionamos por una colisión aleatoria de moléculas y que
no tenemos más importancia que los insectos que eclosionan, comen, copulan
y mueren; mientras que otros sostienen que somos una creación especial única
formada para glorificar a Dios. Porque conectamos nuestra significación con
nuestro pedigrí, la siguiente revisión de los datos físicos de los orígenes
humanos incluirá alguna consideración de sus consecuencias metafísicas.
El objetivo de este artículo es proporcionar una visión neutral de
algunos de los datos actuales y cuestiones en el debate de los orígenes
humanos. Sin quedar sepultado por los detalles, trataremos de dar al no
especialista algún sentimiento por los antecedentes de hallazgos científicos

Sky Productions, 2001. La revista Time ejecuta fuertemente periódicamente artículos de carácter
evolutivo: Michael D. Lemonick y León Jaroff, "¿Cómo Comenzó El Hombre" 14 de marzo 1994,
80-87; J. Madeleine Nash, "¿Cómo Comenzó La Vida?" 11 de octubre 1993, 68-74, Michael D.
Lemonick y Andrea Dorfman, "A Partir De Los Simios", 23 de agosto de 1999, 50-58; Michael D.
Lemonick y Andrea Dorfman, "Un Paso Gigante Para La Humanidad" 23 de Julio 2001, 54-61. El
autor ha observado una correlación sorprendente entre el abordaje de las historias de Time que
aseguran al público sobre el hecho de la evolución y noticias dignas de eventos creacionistas (es
decir, el fallo de la junta escolar de Kansas sobre la evolución en 1991).
3 El descuido en el uso del término "evolución" por todos los lados del debate no tiene
resultado fructífero. Aquí vamos a distinguir la micro-evolución, los pequeños cambios observados
con el tiempo en la coloración, el tamaño del pico, resistencia a los medicamentos y otra variación
genética menor, de la macro-evolución, los grandes cambios necesarios para salvar las principales
diferencias funcionales entre los animales (bacterias a hongos, pescado a mamíferos, algas a
árboles de roble, etc.) Los naturalistas afirman que la macro-evolución es una extrapolación simple
y lógica del cambio micro-evolutivo, mientras que los creacionistas ven a Dios introduciendo la
diversidad de alguna de manera directa, aunque señalan que las causas "naturales" también están
bajo la soberanía del control de Dios.
clave que tienen que ver con una lectura conservadora cristiana del Génesis.
Después de proporcionar ciertos antecedentes históricos y delineando las
evidencias fósiles y artefactos pertinentes, consideraremos algunas críticas a
estos datos. A continuación, revisaremos la investigación bioquímica reciente
y sus contribuciones a este asunto. Dado que el espacio no nos permite
construir un modelo integrado totalmente bíblico-científico de los datos,
vamos a centrar la discusión en sólo un aparente enfrentamiento entre los
modelos bíblicos y científicos, con respecto a la creación especial del primer
hombre. Nuestra propuesta de resolución servirá como un ejemplo de la
tensión de integración y los desafíos que se presentan en este campo
actualmente.

I. Perspectiva Histórica
Los primeros tratados importantes para argumentar por los orígenes del
hombre a partir de una única perspectiva naturalista fueron Man's Place in
Nature (El Lugar del Hombre en la Naturaleza, 1863) de T.H. Huxley y The
Descent of Man (El Origen del Hombre, 1871) de Charles Darwin. Aunque
fósiles neandertales 4 fueron recuperados en Europa a partir de 1856, fueron
considerados como irrelevantes para la discusión porque en ese tiempo sus
características únicas se consideraban variación racial, no como diferencias
no- o pre-humanas de importancia evolutiva. 5 Así Huxley y los argumentos de
Darwin dependían de la homología anatómica del hombre con los simios
modernos y los primates inferiores, no en algún registro fósil.
La búsqueda de la evidencia fósil de un ancestro común entre los simios
y el hombre (popularmente conocido como el "eslabón perdido") fue tomada
por Eugène Dubois, un anatomista francés que se inspiró en la obra de Ernst
Haeckel. Haeckel, un zoólogo alemán líder en la década de 1880 y un fuerte
defensor de la macro-evolución, propuso que los restos de "Ape-like Men" (a
los que se le asigna el nombre de Pithecanthropus) pueden encontrarse en el
continente de Lemuria [una antigua masa de tierra propuesta por los geólogos
del siglo XIX que se cree que ha caído bajo el Océano Índico]. Dubois tomó
una posición médica con el Ejército Holandés del Este de India destinado en

4 Esta ortografía de "Neanderthal" hace mejor la "h" en silencio en la vieja palabra alemana
"thal" (valle) y refleja un intento formal por los antropólogos para corregir la mala pronunciación
común de esta palabra.
5 Debido a que el Neandertal tiene una capacidad craneal media más grande que el hombre
moderno, Darwin no lo pudo citar como un ejemplo del desarrollo del cerebro evolutivo. En su
lugar, lo mencionó como un salvaje de la "gran antigüedad" que demostró que la degradación del
cerebro se había producido en el hombre moderno porque la civilización tolera a los débiles y los
enfermos en su acervo genético. Origen del Hombre, 437.
Java (entonces una colonia de Holanda) con el fin de estar lo más cercano
posible a la patria hipotética del eslabón perdido y procedió a excavar en los
yacimientos de fósiles.
Después de varios años de trabajo, Dubois recupera un casquillo de
cráneo primitivo, diente, fémur (hueso del muslo), y varios otros fragmentos
de hueso. El tamaño pequeño del cerebro evidenciado por el casquillo del
cráneo junto con el aspecto moderno del fémur le llevó a la conclusión de que
había encontrado a un hombre con aspecto de simio en transición que podría
caminar erguido; por lo tanto en 1893 nombró a su hallazgo Pithecanthropus
erectus. 6 Debido a que la evidencia era fragmentaria y no estaba seguro de que
todos los huesos provenían de un solo individuo, la conclusión de Dubois no
fue bien recibida por la mayoría de la comunidad científica durante muchos
años. 7
Desafortunadamente, el descubrimiento de Charles Dawson del Hombre
de Piltdown, en 1913 no fue recibido con el mismo escepticismo, porque la
combinación del hallazgo de gran tamaño del cerebro y la simiesca mandíbula
encaja mejor con los prejuicios de la época. 8 Mientras tanto, el interés en Asia
hizo que otros investigadores encontraran fósiles de homínidos y herramientas
en Zhoukoudian, China, y se propuso un eslabón perdido en la forma del
"Hombre de Pekín". 9
En 1925 la búsqueda de los primeros hombres se dirigió en África (la
patria postulada por Darwin porque era el hábitat de los simios modernos y los
chimpancés), cuando Raymond Dart desde Sudáfrica informó sobre el
descubrimiento de un cráneo fosilizado de un muy primitivo homínido joven,

6 Popularmente conocido como el "hombre de Java," El hallazgo de Dubois es ahora


clasificado como Homo erectus ("hombre erguido" [hombre derecho]).
7 Una leyenda considerable ha crecido alrededor de Dubois, como la sugerencia de que él
más tarde se retractó de sus afirmaciones de haber encontrado al hombre-mono y sintiendo que sus
hallazgos no eran más que los huesos de un gibón gigante. Para todos los detalles de su vida,
consulte Bert Thuenissen, Eugene Dubois and the Ape-Men desde Java (Amsterdam: Kluwer
Academic Publications, 1989); y Stephen J. Gould, "Men of the thirty-third division", Historia
Natural, Abril de 1990, 12-27.
8 Llama la atención que Piltdown se descubrió más tarde ser un engaño [véase F. Spencer,
Piltdown: Una Falsificación Científica (Londres: Oxford University Press, 1990) y Dean Falk, Las
Crónicas Fósiles (Berkeley: University of California Press, 2011)], mientras que los hallazgos de
Dubois se confirmaron. Empezando a trabajar en Java en 1937, Von Koenigswald finalmente
encontró fragmentos fósiles de unos cuarenta individuos de Homo erectus (Origins Reconsidered,
54).
9 H. Shapiro, el Hombre de Pekín (New York: Simon & Schuster, 1974). Al igual que los
hallazgos de Java, estos fósiles ahora están clasificados como Homo erectus.
a quien llamó Australopithecus africanus ("mono del sur de África"). 10
Llamado informalmente el "Bebé Taung", su relación con la humanidad fue
rechazada 11 por más de dos décadas, hasta que Robert Broom 12 y otros
recuperaron muchos más fósiles australopithecus. Modelos científicos y
preconcepciones a principios del siglo XX sobre la evolución humana
cambiaron para dar cabida a este montaje de prueba africana.
Louis Leakey se enfrentó al mismo sesgo pro-asiático, cuando comenzó
a trabajar en el Este de África en 1931. Los años de esfuerzo en la ahora
famosa garganta de Olduvai, en Tanzania, así como sitios en Kenia dieron
lugar al Zinjanthropus boisei u "Hombre Cascanueces" en 1959 13 y el primer
fósil de Homo habilis ("Hombre Hábil") en 1961 14 lo que confirmó la
hipótesis de la patria africana en la mente de muchas personas.
Durante los últimos cuarenta años, los esfuerzos de investigación de los
paleo-antropólogos han aumentado tanto en cantidad como en calidad. Se
estimó recientemente que ahora hemos recuperado los restos de al menos 275
individuos neandertales de más de 70 sitios 15 y el número total de fósiles de
homínidos individuales conocidos excede los seis mil ejemplares. 16 En
consecuencia, en lugar de seguir presentando estos resultados en el orden de
su descubrimiento, es mucho más lógico resumir el material por la edad de los
fósiles y sus características.

II. Categorías De Homínidos Generalmente Aceptadas


Australopithecus Afarensis

10 Raymond A. Dart ", Australopithecus africanus: The Man-Ape of Sudáfrica" Nature 115
(1925): 195-199.
11 A. Keith, New Discoveries Relating to the Antiquity of Man (New York: Norton, 1931).
12 Robert Broom, Finding the Missing Link (London: Watts, 1950). Broom encuentra al
menos dos variedades de australopitecos, pequeñas mandíbulas africanus y mandíbulas mucho
más pesadas de robustus.
13 Este fósil es ahora clasificado como Australopithecus boisei y es reconocido como otro
espécimen robusto más en términos de su estructura dental y de la mandíbula, que de la familia
Australopithecus robustus (In the Age of Mankind, 83). Nombres de muestras reflejan la creatividad
del descubridor y, a veces son poco sistemáticos y confusos: "Zinj" se deriva de una palabra árabe
para el este de África, mientras que boisei honra Charles Boise, uno de los primeros defensores
financieros de la obra de Leakey (Johanson, Lucy, 93).
14 L. Leakey, P. Tobias, and J. Napier, “A new species of the genus Homo from Olduvai
Gorge,” Nature 202 (1964): 5-7.
15 Poirier, Understanding Human Evolution, 258.
16 Lubenow, Bones of Contention, 32.
El ejemplo más famoso de la especie Australopithecus afarensis
("Mono del Sur de Afar") se llama "Lucy", descubierto en 1974 por Donald
Johanson en la formación Hadar en Etiopía. 17 Aunque se encontraron
especímenes similares más adelante en otros sitios al este de África, 18 Lucy es
única porque se recuperó el 40% de su esqueleto. Encontrar una gran fracción
de tales huesos de un solo individuo es sorprendente, dada la avanzada edad
de los fósiles (que datan de hace unos 3,2 millones de años). 19 20 Teniendo
entre 3,5 a 5 pies de altura, el A. afarensis contaba con huesos gruesos, con
piernas proporcionalmente más cortas y brazos más largos que los humanos
modernos. De los restos óseos se postuló que esta especie era totalmente
bípeda, y el posterior descubrimiento en Laetoli de unos 3,7 millones de años
de edad, una extensa pista de las huellas de homínidos realizados por tres
individuos bípedos 21 parece corroborar esta hipótesis de forma espectacular. A
pesar de su pelvis avanzada y el modo de caminar, el cráneo de Lucy es muy

17 Johanson, Lucy.
18 D. Johanson, “Ethiopia yields first ‘family’ of early man,” National Geographic 150
(1976): 790-811.
19 Una discusión detallada de la tecnología de datación nos llevaría demasiado lejos. Para
efectos del presente artículo, se presume que las fechas publicadas en la literatura son
razonablemente exactas. Los avances recientes en la física nuclear y la geología proporcionan
antropólogos con estimaciones de fecha más precisas que antes. Algunos métodos permiten
evaluaciones directas de la edad del hueso fósil mismo [K. Oakley, "Analytical methods for dating
bones", en Science in Archaeology, ed. D. Brothwell y E. Higgs (Nueva York: Praeger Publishers,
1970)], mientras que otros deducen las fechas de las rocas o artefactos asociados con el hallazgo.
De estos, la datación del potasio-argón se considera uno de los más precisos, mientras que
inversiones del campo magnético de la tierra y restos de especies animales extintas ofrecen medios
independientes para colaborar fechas radiométricas. Un capítulo en Lucy de Johanson, 187-207,
ofrece una excelente introducción no técnica a la datación radiométrica y toca algunas de las
dificultades que implica el método. La enciclopedia de Cambridge de la Evolución Humana
(capítulo 5.3, 179-186) proporciona un resumen legible de estos métodos de datación.
20 La fecha más fiable para Lucy ahora parece ser de 3.180.000 años, que es un poco más
reciente de lo que se pensaba. Ver Robert C. Walter, "Age of Lucy and the first family: Single-
crystal (40) Ar/(39)Ar dating of the Denen Dora and lower Kada Hadar members of the Hadar
Formation, Ethiopia," Geology 22 (1994): 6-10.
21 Mary Leakey, "Footprints frozen in time," National Geographic 155 (1979): 446 - 458.
T. White, y G. Suwa, "Hominid footprints at Laetoli: Facts and interpretations," American Journal
of Physical Anthropology 72 (1987): 485-514. Neville Agnew y Martha Demas, "Preserving the
Laetoli Footprints," Scientific American, septiembre de 1998. Sin embargo, es posible que otro
homínido contemporáneo sea responsable de estas impresiones: el descubrimiento de Meave
Leakey de una nueva especie de homínido (Kenyanthropus platyops) a partir de este período
muestra que otros homínidos coexistieron con afarensis. Ver National Geographic 200 (Octubre de
2001): 84-89.
similar a un chimpancé, con un cerebro pequeño (400 cc en promedio), y los
dientes grandes. 22

Otras Especies Australopithecus


En el otoño de 1994, el descubrimiento de fragmentos de hueso de un
australopiteco más primitivo que el afarensis fue anunciado. 23 Llamado A.
ramidus, estos fósiles están datados en 4,4 millones de años (más de un millón
de años más antiguo que Lucy), y debe ayudar a mostrar cómo la transición se
hizo a partir de principios de los primate-monos arbóreos a los homínidos que
caminan.
Homínidos australopitecos que aparecen en el registro después de Lucy
están generalmente clasificados en al menos tres grupos, A. africanus, A.
boisei y A. robustus, basados en tamaño de su cuerpo y las características
craneales. Tienen una estatura mayor que afarensis, también son bípedos, y
difieren notablemente entre sí en su estructura del cráneo, probablemente
debido a la influencia de la dieta. 24 Dado que sólo el africanus tiene dentición
que es comparable con la que se encuentra en la serie homo más tarde, es el
único australopithecus tardío que algunos consideran que es un antepasado
directo del hombre moderno.

Homo Habilis
Homo habilis es el nombre dado a un grupo de fósiles africanos que se
cree que han utilizado las primeras herramientas primitivas de piedra, estos
pertenecen a la llamada tradición Oldowan 25 que abarcan un rango de tiempo

22 William H. Kimbel, Donald C. Johanson, y Yoel Rak, "The first skull and Other new
discoveries of Australopithecus afarensis at Hadar, Ethiopia" Nature 368 (1994): 449-451. Véase
también Donald C. Johanson, "The Dawn of Humans: Face-to-Face with Lucy’s Family" National
Geographic 189 (1996): 96-117.
23 Joshua Fischman, “Putting our oldest ancestors in their proper place,” Science 265
(1994): 2011-2012. Angela M. H. Schuster, “Earliest known ancestor,” Archaeology 48 (1995): 13.
24 Los australopitecos posteriores son generalmente considerados como callejones
evolutivos “sin salida” o como antepasados a los simios modernos. Ver John Gribbin y Jeremy
Cherfas, The Monkey Puzzle: Reshaping the Evolutionary Tree (New York: Pantheon, 1982).
25 J. Harris y otros, "Late Pliocene hominid occupation en Central Africa: The setting,
context and character of the Senga 5A site, Zaire" Journal of Human Evolution 21 (1991): 439-449.
Tenga en cuenta que estas herramientas primitivas de piedra no se han encontrado en asociación
directa con restos de homínidos, por lo que la especie exacta que los hicieron aún está abierto a
cuestión. La discusión de las herramientas de piedra puede dar la falsa impresión de que los
implementos de piedra eran el único material utilizado por los homínidos y los primeros hombres.
Este sesgo es debido a la preservación: Sólo los artefactos de piedra, y en un grado menor el vidrio
y objetos de barro cocido, suelen sobrevivir a los estragos del tiempo. La dificultad que los
arqueólogos tienen en la evaluación de la cultura es que cualquier material orgánico (paño, pelo,
de 2,3 a 1,5 millones de años. El H. habilis era claramente bípedo, de huesos
delgados, y tenía un mayor tamaño del cerebro (670 cc) que A. afarensis. Una
de las mejores muestras de H. habilis es el cráneo casi completo (KNM-ER-
1470) encontrado por Richard Leakey. 26 Sin embargo, los recientes hallazgos
por Johanson (OH 62) sugieren que H. habilis no fue significativamente más
alto que A. afarensis y tenía una estructura similar de brazo corto/pierna
larga. 27 Esta aparente mezcla de cambios y estabilidad en el H. habilis (un
cráneo más parecido a los humanos con un cerebro más grande y dientes más
pequeños que el afarensis pero combinada con una estructura de extremidades
más afín a los simios) hace que sea difícil de utilizar en los esquemas
evolutivos graduales como una especie de transición entre A. afarensis y H.
erectus. Para remediar este problema, algunos sugieren que esta especie no
debe ser considerada como un ancestro humano (es decir, un miembro del
género Homo), sino más bien como una rama evolutiva distinta. 28 Porque
existe una considerable diversidad en características entre las muestras
inicialmente incluidas en el taxón H. habilis, la tendencia actual es reasignar
los especímenes en otros grupos más conocidos o dividirlos en taxones más
finamente especificados 29 Así la muestra KNM-ER-1470 de Leakey es
reclasificada como Homo rudolfensis.
H. habilis es el presunto ocupante de la superficie habitable más
antigua conocido (fechado en 1,8 millones de años). Este sitio de 2.400 metros
cuadrados, descubierto por Mary Leakey en Olduvai Bed I contenía más de
4.000 artefactos y fósiles. Esto proporciona evidencia directa de sencillos
rompe-vientos o refugios y sugiere que los primeros homínidos tenían un
estilo de vida nómada de cazadores-recolectores. 30

cuero, madera) se descomponen en una escala de tiempo muy corto, dejando al descubierto las
condiciones inusuales para su conservación.
26 Richard Leakey, "Skull 1470 – new clue to earliest man?" National Geographic 143
(1973): 819-829. Las iniciales KNM-ER son la identificación del museo, Kenya Nacional Museo –
Expedición East Rudolf.
27 Donald C. Johanson y otros, “New partial skeleton of Homo habilis from Olduvai
Gorge, Tanzania,” Nature 327 (1987): 205-209. Las iniciales OH significan “Olduvai Hominid.”
28 S. Hartwig-Scherer y R. Hartwig-Scherer y R. Martin, “Was ‘Lucy’ more human than
her ‘child’? Observations on early hominid postcranial skeletons,” Journal of Human Evolution 21
(1991): 439-449.
29 Richard G. Klein, The Human Career: Human Biological and Cultural Origins
(Chicago: University of Chicago Press, 1989), 155-158. Ian Tattersall y Jeffery Schwartz, Extinct
Humans.
30 M. Leakey, Olduvai Gorge, Vol. 3, Excavations in Beds I and II, 1960-1963
(Cambridge: Cambridge University Press, 1971).
Homo Erectus
Los restos del Homo erectus cubren un período de 1,8 millones a
300,000 años y es probable que sean los primeros homínidos en tener una
distribución global (Mundo Antiguo). El H. erectus más llamativo encontrado
hasta ahora es, sin duda, el “Niño de Turkana” de Richard Leakey, apodo dado
a la mayor parte del esqueleto de un gran adolescente que data de unos 1,6
millones de años (KNM-WT-15000). 31 Al igual que con el habilus, la
tendencia actual con las muestras del erectus es la de dividirlas en lugar de
agruparlas en un solo taxón, por lo que el Niño de Turkana ahora aparece
como un “h. erectus africano temprano” o un h. ergaster. Los H. erectus
fabricaron las herramientas de piedra astillada más avanzadas de la tradición
achelense, estuvieron involucrados en la caza mayor, y hacían uso controlado
del fuego. En muchos rasgos esqueléticos aparecen esencialmente modernos.32
Las mayores diferencias se producen en el cráneo, que es notablemente más
plano y huesos más gruesos que los humanos modernos. Por otra parte, el arco
superciliar sobre los ojos está muy marcado, a la mandíbula le falta un mentón
sobresaliente, y los dientes son más grandes que los modernos. El tamaño del
cerebro del H. erectus parece aumentar con el tiempo desde 750 a 1,200cc.
Debido a que una capacidad craneal de más de aproximadamente 800cc a la
luz de los huesos homínidos coloca a esta especie dentro de la gama del
tamaño del cerebro del hombre moderno, algunos argumentan que el H.
erectus es el primer hombre moderno verdadero. 33 Otros se atreven a agrupar
al H. erectus con el hombre moderno exclusivamente en este criterio,
indicando que el kit de herramientas Achelense es relativamente simple y se
mantuvo estable durante más de un millón de años, y por lo tanto no refleja la
innovación y la creatividad que caracteriza a los artefactos de los humanos
modernos. 34
31 F. Brown, J. Harris, R. Leakey, y A. Walker, “Early Homo erectus skeleton from west
Lake Turkana, Kenya,” Nature 316 (1985): 788-792. [El WT en la identificación del museo
significa West Turkana.]
32 La principal diferencia post-craneal es que el H. erectus tiene una columna vertebral
más pequeña que la del hombre moderno. La importancia de esto no está clara; ver Ancestors, 196-
202.
33 El tamaño del cerebro es proporcional al peso total del cuerpo así como a la inteligencia
y las capacidades craneales humanas más modernas van desde el 700 al 2200 cc. Ver Stephen
Molnar, Races, Types, and Ethnic Groups (Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall, 1975), 57. Un
umbral mínimo es difícil de establecer debido a la rara aparición de los humanos modernos de
apariencia normal con cerebros muy pequeños; ver “Is Your Brain Really Necessary?” Science 210
(1980): 1232.
34 Gowlett, Ascent to Civilization, 80. Lewin, In the Age of Mankind, 122.
Los patrones globales de variación y de migración de la familia del H.
erectus han sido el objeto de estudio en los últimos años. Las distinciones
entre el erectus asiático (antiguos nombres populares que son el hombre
“Pekín” y “Java”) y el erectus africano, combinadas con la fecha muy
temprana de algunos de los fósiles asiáticos, 35 dieron lugar a las
especulaciones de que estos grupos regionales pudieron haber surgido a partir
de una migración mucho antes de lo considerado previamente (es decir, una
migración H. habilus en lugar de una H. erectus), o que el H. erectus en
realidad se desarrolló en Asia y emigró a África, una inversión de la
dominante teoría “fuera de África”. Sin embargo, un nuevo hallazgo del H.
erectus en África es de fecha comparable a los fósiles asiáticos y muestra una
marcada similitud con ellos, fortaleciendo la teoría de una sola especie. 36

Homo Sapiens Arcaicos


El Homo sapiens Temprano (o arcaico) se aplica a un grupo de fósiles
que comparten una mezcla de H. erectus y características modernas [Una
tendencia reciente en el nombramiento de este grupo es evitar el término
“arcaico” y enumerarlos como Homo heidelbergensis (con una variación)].
La mayoría de estos datan desde 300,000 a 100,000 años atrás. En general, los
huesos del esqueleto son menos robustos que los del H. erectus, mientras que
la capacidad craneal es más grande, pero las características son lo
suficientemente borrosas de tal manera que un debate considerable rodea su
clasificación. Muchos estudiosos creen que hay esencialmente un todo
continuo entre los últimos H. erectus y los Homo sapiens tempranos, tanto en
las características como en la cultura. Por ejemplo, las herramientas del Homo
sapiens primitivo son, básicamente, de la tradición Achelense, aunque algunos
artículos (como las hachas de mano) al parecer se volvieron menos populares
y empezamos a ver algunas mejoras en la técnica de la fabricación de
herramientas. 37

35 Un análisis reciente de los especímenes del H. erectus por Java muestra que son mucho
más antiguos de lo esperado, empujando la fecha de la migración, aun presumiblemente desde
África, hasta alrededor de 1.6-1.8 millones de años. Ver Brian M. Fagan, “Elusive Homo erectus,”
Archaeology 47 (1994): 14-15.
36 Berhane Asfar and others, “Remains of Homo erectus from Bouri, Middle Awash,
Ethiopia,” Nature 416, 317-320 (2002).
37 H. de Lumley y A. Sonakia, “Pre-Neanderthal human remains from Arago cave in
southeastern France,” Yearbook of Physical Anthropology 17 (1973): 162-168. La técnica de
fabricación de herramientas Levallois se asocia a menudo con los primeros H. sapiens, pero para
muchos es muy similar a los métodos Acheulianos anteriores y forma un puente hacia los tipos de
herramientas musterienses posteriores.
Los sitios de los Homo sapiens arcaicos dan fe a un estilo de vida
de migración estacional. Un sitio en la orilla en Terra Amata en Francia data
de hace unos 300,000 años produjo grandes chozas ovales con una chimenea
en el centro, un gran número de herramientas de piedra, y la posible evidencia
de decoración del cuerpo. 38 Sin embargo, la fecha y la significancia de este
sitio han sido discutidas. 39

Neandertales
Los Neandertales son observados por separado de los Homo sapiens
arcaicos debido a su fama histórica y al debate en curso sobre su clasificación.
Sus cuerpos, dientes y mandíbulas son muy robustos para los estándares
modernos, y comparten muchas de las características craneales encontradas en
el H. erectus (anteriormente).
Todos los restos de neandertales que han sido recuperados hasta la
fecha se limitan geográficamente a Europa Occidental y al Medio Oriente. Sus
herramientas (llamadas la cultura Musteriense) son más sofisticadas que las
del H. erectus, aunque la evidencia de que enterraban a sus muertos se limita a
dos ejemplos y aún permanece controversial. 40 También se encontró evidencia
de la captura de los animales como una alternativa a la caza o a la recolección
de residuos. Sus primeros restos datan de hace 80,000 años, y parece que
fueron reemplazados rápidamente por los humanos modernos en Europa hace
alrededor de 30,000 años, o que murieron antes que los modernos emigraran
hacia Europa.
El debate en torno a los neandertales tiene que ver con su relación con
el hombre moderno, ya que los datos son ambiguos incluso para las mentes
seculares: ¿Es su cultura lo suficientemente sofisticada y su anatomía lo
suficientemente compatible para que deban ser considerados como un paso
intermedio entre el Homo erectus y el hombre moderno?, o ¿forman una rama
independiente que no tiene ninguna relación ancestral reciente? ¿Los
neandertales y los humanos modernos ocuparon las mismas áreas geográficas
al mismo tiempo o se cruzaron? La respuesta que los eruditos seculares dan a

38 H. de Lumley, “A Paleolithic camp at Nice,” Scientific American 220 (1969): 42-50.


39 Chris Scarre, ed., The Human Past: World Prehistory & the Development of Human
Societies. London: Thames & Hudson, 2005. P 114. Ver También Paola Villa, Terra Amata and the
Middle Pleistocene archaeological record of southern France. Berkeley: University of California
Press, 1983.
40 J. D. Sommer, “The Shanidar IV ‘Flower Burial’: a Re-evaluation of Neanderthal Burial
Ritual,” Cambridge Archaeological Journal 9 (1999): 127–129.
estas preguntas depende en gran medida del modelo de la prehistoria humana
reciente que estos asuman (ver más abajo).

Los Humanos Anatómicamente Modernos


Los humanos anatómicamente modernos (HAM), como su nombre lo
indica, se refiere a los restos de homínidos que son indistinguibles del hombre
moderno (permitiendo cierta variación racial). Estos aparecen por primera vez
en el registro fósil en varios lugares de África, que datan de entre hace
125,000 y 100,000 años. Los primeros restos tienen características craneales
modernas (frente alta, dientes pequeños), pero utilizan las mismas
herramientas que sus contemporáneos H. sapiens arcaicos. 41 Aunque hay
algunas nuevas pistas interesantes de la cueva Blombos en África del Sur de
que la cultura HAM tenía elementos de arte y habilidades avanzadas para la
creación de herramientas hace más de 70.000 años, 42 un cambio notable se
produce a nivel mundial en el registro del HAM hace unos 40.000 años,
cuando lo aspectos culturales que todos los investigadores se sienten cómodos
en asignarle al hombre moderno aparecen de repente en todo el mundo. 43
Encontramos armas ingeniosas como boomerangs, un creciente uso del hueso
para herramientas, evidencia de densidades de población más altas que en
ocasiones anteriores, de la migración de larga distancia a Australia y al Nuevo
Mundo, del comercio o el transporte de materiales exóticos a través de
distancias considerables, y—lo más sorprendente—de expresión artística
(escultura, joyería, pintura y música). En la expresión artística, algunos ven las
primeras pistas preservadas a los intereses religiosos del hombre primitivo.
David Lewis-Williams y Thomas Dowson proponen que las experiencias

41 J. D. Clark, “African origins of man the toolmaker,” en Human Origins, eds. G. Isaac
and E. McCown (Menlo Park, CA: W. A. Benjamin, 1976). Es importante señalar que no parece
haber una relación entre la aparición de formas anatómicas modernas y la cultura avanzada. Por
supuesto, tenemos que tener cuidado con los criterios de la “cultura avanzada”, ya que algunas
personas en el mundo de hoy en día viven en culturas de la edad de piedra muy similares al nivel
arcaico del H. sapiens.
42 National Science Foundation Press Release PR0202, January, 2002, disponible en:
http://www.nsf.gov/od/lpa/news/02/pr0202.htm.
43 Leakey, Origins Reconsidered, 269. Algunas fotos exclusivas de arte rupestre
recientemente descubiertas cerca de Avignon, Francia aparecen en Robert Hughes, “Scenes from
the Stone Age,” Time, February 13, 1995, 52-62. Estas pinturas al principio se consideraron ser de
20,000 años de edad, pero fueron fechadas por el carbono a 40.000 años. Tenga en cuenta el
artículo compañero por Michael D. Lemonick, “Ancient Odysseys,” ibid., 64-67, el cual da algunos
antecedentes sobre las migraciones humanas y sobre artefactos tempranos.
chamánicas explican las formas geométricas inusuales vistas en las pinturas
murales que se remontan al 27,000 AC. 44
El origen del lenguaje, sin duda una característica esencial del hombre
moderno, es frustrante de evaluar puesto que el lenguaje no deja huella clara
en el registro arqueológico sino hasta el advenimiento de la escritura
(alrededor del 3000 AC). Buscando pistas secundarias, los investigadores han
estudiado la fisiología de cráneos fósiles para intentar encontrar evidencia del
desarrollo de las llamadas áreas de Broca 45 y Wernicke (los dos centros
principales del habla en el cerebro) y asimismo buscar evidencia de la
estructura de la laringe humana moderna que permite la vocalización de una
variedad completa de sonidos. No se ha alcanzado consenso en estos estudios;
algunos argumentan que el H. habilis tenía el área de Broca y podía hablar, y
otros argumentan que incluso el último Neandertal no tenía nuestra laringe
moderna y por lo tanto tenía un repertorio vocal menos eficiente. 46 Sin
embargo, otros estudiosos señalan que no sólo porque un antiguo homínido
tenía la capacidad física del habla se prueba que cualquier lenguaje sofisticado
fue utilizado en realidad. Trabajando desde la otra dirección, los lingüistas han
tratado de evaluar la velocidad a la que las lenguas modernas se desarrollan y
se separan en el tiempo para que se pueda hacer alguna estimación a una sola
lengua original. Dependiendo de los supuestos hechos, el tiempo de evolución
de nuestra actual diversidad lingüística parece estar entre los 50,000 y 100,000
años, una edad que parece vinculada a los humanos anatómicamente
modernos. 47

III. Fósiles: Resumen Y Evaluación

44 Roger Lewin, The Origin of Modern Humans (New York: Scientific American Library,
1993), 150-156. Hugh Ross llama la atención sobre el hecho de que cuando el hombre moderno
aparece, debemos esperar discernir un interés religioso en sus artefactos. Un mero entierro de los
muertos no indica una creencia en un ser supremo o en el más allá. Ver Hugh Ross, The Fingerprint
of God, 2d ed. (Orange, CA: Promise Publishing, 1991), 160.
45 Dean Falk, “The petrified brain,” Natural History, September 1984, 36-39.
46 J. Laitman, J. Reidenberg, P. Gannon, y B. Johansson, “The Kebara hyoid: What it tells
us about the evolution of the hominid vocal tract,” American Journal of Physical Anthropology 81
(1990): 254. Philip Lieberman, Uniquely Human: the evolution of speech, thought, and selfless
behavior (Cambridge, MS: Harvard University Press, 1991), 53ff.
47 Bruce Bower, “Talking Back in Time: Prehistoric origins of language attract new data
and debate,” Science News 145 (1994): 376-377. Ver también el enfoque integrador de L. L.
Cavalli-Sforza y otros, “Reconstruction of human evolution: Bringing together genetic,
archaeological, and linguistic data,” Proceedings of the National Academy of Science USA 85
(1988): 6002ff.
Si uno considera los datos fósiles y artefactos anteriormente
mencionados (la capacidad craneal, la complejidad de las herramientas, la
fecha encontrada en el registro fósil, etc.) para formar una serie de puntos en
un gráfico, el modelo de los orígenes humanos que se propugna afectará cómo
se dibuja la línea que conecta los puntos. Alguien que cree que Dios intervino
en la creación especial del hombre colocará al menos una discontinuidad en
algún lugar de la gráfica, mientras que alguien que asume que el hombre
comparte un ancestro común con los simios se encargará de que los datos
conecten los puntos con el fin de mostrar una transición suave desde las
formas primitivas tempranas a las formas modernas. El siguiente esquema es
el enfoque de los naturalistas seculares y se muestra en la siguiente figura.

Antes de 1979, se asumía generalmente que la competencia por los


recursos limitados permitió sólo a una especie ser la población homínida
dominante en una región en un momento dado. Sin embargo, descubrimientos
fósiles 48 han mostrado que el A. boisei existía en África como un
contemporáneo del A. africanus, debilitando considerablemente el argumento

48 En particular, el "cráneo negro" (KNM-WT-17000) encontrado por Richard Leakey en


1985. Ver Donald C. Johanson, “A skull to chew on,” Natural History 102 (1993): 52-53.
de que el africanus era ancestral al robustus. De hecho, parece que cuatro o
cinco especies de homínidos diferentes coexistieron en África alrededor de
dos millones de años atrás, haciendo que el “árbol” evolutivo se pareciera más
a un arbusto durante este período. El nuevo descubrimiento del ramidus como
el homínido más antiguo conocido reemplaza al afarensis en el tronco del
árbol, y vuelve a abrir el debate sobre si el afarensis es realmente el último
ancestro común a las líneas de los australopitecos y del Homo, tal como
Johanson lo propuso pero que Richard Leakey lo duda. 49 El reciente
descubrimiento de K platyops, un homínido contemporáneo con el afarensis,
plantea la posibilidad de que la "espesura" de las ramas ancestrales vista a dos
millones de años se extienda hasta el fondo, con el resultado de que no
podemos discernir un único linaje ancestral sin ambigüedades ni un evidente
“último ancestro común” con los primates.
Una dificultad importante en la evaluación de los datos fósiles recientes
es que estamos demasiado cerca de las personalidades y prejuicios de los
descubridores. Los paleoantropólogos, siendo humanos, pueden mostrarse
miopes sobre el significado general de su propio trabajo: Después de todo,
todo el mundo prefiere descubrir algo nuevo en lugar de encontrar el
espécimen decimoséptimo de una especie ya conocida. En consecuencia, a
menudo es la próxima generación de eruditos quienes son más objetivos en la
integración de datos en un esquema coherente que los pioneros que hicieron
los descubrimientos originales. Teniendo esto en cuenta, no es ilógico
descubrir que los eruditos cuestionaron la validez de una determinada especie,
tal como el H. habilis, y pidieron una revisión de los ejemplares asignados a
este taxón. 50 Incluso es posible que este taxón pueda desaparecer porque sus
fósiles pueden ser mejor asignados (sobre la base del tamaño del cerebro, de
los radios de longitud de las extremidades, y del posible uso de herramientas)
a las clases mejor caracterizadas del A. africanus y del H. erectus. Sin
embargo, tal evaluación cuidadosa es mejor hecha por aquellos que tienen
acceso directo a los fósiles.
Como se señaló anteriormente, una vez que aparece el H. erectus, el
resto de la prehistoria humana parece ser un todo continuo, si uno acepta las
presuposiciones evolucionistas. Hay algún cambio gradual en las
características craneales del erectus desde períodos tempranos hasta periodos
tardíos, pero luego se nota una mezcla de elementos modernos y del erectus
que aparece en los primeros H. sapiens y neandertales justo antes de, y

49 Richard E. Leakey, Human Origins (New York: E. P. Dutton, 1982), 50.


50 Lubenow, Bones of Contention, 157-166.
contemporáneamente con las formas totalmente modernas. 51 Algunos
ejemplares presentan un mosaico de características tan variadas que impiden
una asignación al taxón existente. Esto hace que sea difícil deducir cuándo,
dónde, y cómo apareció el hombre moderno.
Lubenow, un “creacionista de la tierra nueva” (piensa que la tierra tiene
tan solo unos cuantos miles de años) luego de revisar la evidencia fósil arriba
mencionada, concluye que la diversidad del taxón Homo solo refleja
diferencias raciales, y no un proceso evolutivo o desarrollo de nuevas
especies. 52 Otros investigadores (tanto seculares como cristianos) consideran
la datación arriba mencionada como generalmente confiable, y han propuesto
otros modelos que toman en cuenta los intervalos de tiempo y diversidad
observada. Las diferencias clave entre estos modelos depende de sus
presuposiciones acerca del nivel y tipo de integración entre la población
global del H. erectus.

Siguiendo la distribución intercontinental del H. erectus hacia alrededor


de 1,5 millones de años (mya), el modelo multi-regional postula que esta
especie evolucionó globalmente para dar lugar al H. sapiens dado que hubo un
nivel constante de apareamiento local en la población dispersa durante un
largo periodo de tiempo. Proponentes de este modelo sugieren que la similitud
entre cráneos antiguos y modernos encontrados en una dada localidad

51 Johanson, Ancestors, 212-220, discutiendo el trabajo de Alan Thorne en Australia, quien


encuentra características craneales del H. erectus persistiendo en muestras muy recientes. Esto
también es observado por Lubenow, Bones of Contention, 120-143.
52 Lubenow, Bones of Contention, especialmente el capítulo 13. Ver además la reciente
discusión de Lubenow en http://christiananswers.net/q-aig/aig-c029.html
(particularmente China, Australia y el Lejano Oriente) implica que la
población homínida en esa región geográfica se ha mantenido estable durante
cientos de miles de años. 53 Sin embargo, muchos dudan que las poblaciones
H. erectus se hayan entremezclado entre miles de kilómetros en niveles
suficientemente altos para mantener el avance del H. sapiens globalmente
sincronizado. Por otro lado, el modelo de remplazo propone que todas las
poblaciones modernas son el resultado de una migración reciente de seres
humanos procedentes de una sola localidad que remplaza poblaciones de
homínidos anteriores (como los Neandertales) en el momento en que llegan a
tener contacto. 54 Los exponentes de la teoría del remplazo total son enfáticos
en recalcar que las caracterizaciones del modelo como una “invasión tipo
Rambo” son erróneas; una simple ventaja de subsistencia que reduzca la tasa
de mortalidad de dos por ciento en la nueva población le daría la oportunidad
de remplazar al grupo antiguo sin violencia en menos de mil años. 55 Más aún,
en algunas áreas geográficas es posible que no haya habido nada que
remplazar: poblaciones anteriores de homínidos pudieron haber desaparecido
o menguado a niveles mínimos debido a cambios climáticos o enfermedades
antes de la llegada de los inmigrantes. Desde luego que es posible también
contemplar un modelo hibrido en donde hayan sucedido varias olas de
migración y una mezcla con las poblaciones nativas más antiguas.
Estos dos modelos contemplan el origen de cultura avanzada y lenguaje
de manera muy distinta: en el modelo multi-regional, la cultura y lenguaje se
dan en grupos aislados de homínidos que se mezclan paulatinamente. En el
modelo de remplazo típicamente se contempla al lenguaje y cultura como
ventajas competitivas que ayudan a la expansión global de un grupo de
homínidos avanzados desde África (por lo menos ahí es donde existen los
fósiles más antiguos) hace aproximadamente 100,000 años.
Cabe mencionar que cualquiera de estos dos modelos seculares es
compatible con la creación especial de la humanidad, ya sea introduciendo el

53 Principales artículos recientes de este modelo son M. H. Wolpoff, “Multiregional


Evolution: The Fossil alternative to Eden,” en The Human Revolution: Behavioural and Biological
Perspectives on the Origins of Modern Humans, ed. P. Mellars and C. B. Stringer (Edinburgh:
Edinburgh University Press, 1989), 62-108. A. G. Thorne y M. H. Wolpoff, “The Multiregional
Evolution of Humans,” Scientific American 266 (1992): 76-83.
54 La hipótesis mitocondrial "Eva" es el ejemplo reciente más notable de tal programa de
sustitución. Uno de los principales defensores de este punto de vista sobre la base de evidencia
fósiles es C. B. Stringer. Ver su capítulo “Documenting the Origins of Modern Humans,” en The
Emergence of Modern Humans, ed. E. Trinkaus (Cambridge: Cambridge University Press, 1989),
67-96.
55 Lewin, The Origin of Modern Humans, 132.
Homo erectus Adán en la raíz del modelo multi-regional, o al introducir un
humano anatómicamente moderno Adán como la fuente de remplazo de la
población. Desde luego hay ventajas y desventajas ante ambas propuestas pero
el espacio no nos permite un análisis completo de ambos modelos.
Consecuentemente, nos limitaremos en esta discusión a la hipótesis que el
autor favorece: la de un Adán moderno en historia reciente.

Bioquímica: La Nueva Base De Datos


Aparte de ofrecer nuevas herramientas para el análisis de fósiles, otras
disciplinas científicas han descubierto nuevas fuentes de información que
contribuyen a la cuestión de los orígenes del ser humano. La más significativa
de estas concierne el descubrimiento que en el ADN, el químico en el núcleo
de toda célula que almacena la información necesaria para la producción de
proteínas, células, órganos, y estructuras en todo el cuerpo humano, contiene
pistas acerca del historial biológico del hombre. Los bioquímicos pueden
ahora comparar el ADN y secuencias proteínicas de animales modernos, y con
base en minúsculas diferencias, estimar la similitud entre los humanos y los
primates menores. La similitud parece ser muy alta: se reporta que el ADN
difiere en 2% aproximadamente, y proteínas difieren en 0.03% entre un
humano y chimpancé, el primate menor más cercano, aunque la disparidad ha
aumentado con la mejora de estas técnicas. 56 Basándose en esta pequeña
diferencia y usando estimaciones en la tasa de variación de estas secuencias a
través del tiempo, se ha deducido que un ancestro hipotético común del
hombre y primates Africanos existió hace aproximadamente cinco a siete
millones de años. 57
Otra revelación bioquímica útil consiste en el análisis del ADN
mitocondrial usando muestras globales de seres humanos. Esta forma de ADN
no-nuclear, el cual solamente se hereda de la madre, parece mostrar que todos
los seres humanos están relacionados más estrechamente unos con otros de lo
que sugiere el modelo multi-regional de evolución humana sugerido. De

56 El 1.2% proviene de los estudios de hibridación ADN chimpancé-humano primitivo que


fueron sesgados hacia la búsqueda de la alineación. El uso de mejores métodos para la
comparación, la similitud actual puede ser en el rango de 85-90%. http://creation.com/human-
chimp-dna-similarity-re-evaluated.
57 V. M. Sarich, “A Molecular Approach to the Study of Human Origins,” en Background
for Man, ed. P. Dolhinow y V. M. Sarich (Boston: Little, Brown, 1971), 60-81. C. G. Sibley y J. E.
Alquist, “The Phylogeny of the Hominid Primates as Indicated by DNADNA Hybridization,”
Journal of Molecular Evolution 20 (1984): 2-15. J. Marks, E. W. Schmid, y V. M. Sarich, “DNA
Hybridization as a Guide to Phylogeny Relations of the Hominoidea,” Journal of Molecular
Evolution 17 (1988): 769-786.
hecho, la similitud en el ADN mitocondrial es tan alta que los investigadores
pioneros infirieron que el ancestro femenino común de todos los humanos
vivió entre 90,000 y 180,000 años atrás. 58 Sin embrago, estas fechas y su
interpretación infiriendo un individuo único ha sido fuertemente atacada y
puede requerir una revisión a la luz de las limitaciones inherentes del mismo
análisis. 59 No obstante los datos muestran claramente que todos los humanos
están estrechamente relacionados unos con otros. Estudios con chimpancés y
otros simios muestran que existe una diversidad genérica mucho mayor dentro
de cada una de estas especies de primates en comparación con la variación que
existe dentro del género humano. Para muchos esto parece indicar que ocurrió
un “cuello de botella” en la población humana en el pasado reciente. 60
Avances tecnológicos en estudios del ADN nuclear ahora permiten a los
investigadores progresar más allá de comparaciones burdas de similitud (como
por ejemplo la variación del 2% notada arriba) y emprender un estudio
comparativo detallado de secuencias específicas de ADN. En algunas regiones
de ADN, especialmente aquellas que portan la información que permite al
sistema inmunológico humano la distinción entre amigo y enemigo (llamados
genes de mayor histocompatibilidad [MHC]), se han descubierto
considerables patrones de variación entre individuos. Estos patrones se
utilizan para formar el equivalente a huellas digitales moleculares en la
superficie de la célula, y su variación es tan alta que es muy poco probable que
dos personas tengan las mismas huellas digitales celulares. Aunque esta
variación complicó los trasplantes de órganos en demasía antes del
advenimiento de los medicamentos inmunosupresores, el beneficio de este
sistema celular de identificación es que es extremadamente difícil para las
bacterias y parásitos invadir el cuerpo.
Se han llevado a cabo investigaciones para comparar los patrones de los
genes MHC en humanos con los de otros primates. Estos estudios de
polimorfismos trans-especie descubrieron que algunos patrones tienen mayor
similitud entre especies que dentro de la misma especie. Los investigadores
deducen de esto que el numero de patrones similares entre especies debe ser
proporcional al número de ancestros comunes que ambas especies

58 R. Cann, M. Stoneking, and A. Wilson, “Mitochondrial DNA and Human Evolution,”


Nature 325 (1987): 32-36.
59 Alan R. Templeton, “The ‘Eve’ Hypotheses: A Genetic Critique and Reanalysis,”
American Anthropologist 95 (1993): 51-72.
60 Ann Gibbons, “The mystery of humanity’s missing mutations,” Science 267 (1995): 35-
6. Stoshi Horai y otros, “Recent African origin of modern humans revealed by complete sequences
of hominoid mitochondrial DNAs,” Proceedings of the National Academy of Sciences USA 92
(1995): 532-536.
compartieron en el pasado. Para propósitos de ilustración, digamos que hay
diez patrones cuya secuencia es mucho mas similar entre humanos y
chimpancés de lo que es entre cualquier otra combinación humano-humano o
chimpancé-chimpancé. También sabemos a partir de nuestros estudios
genéticos que cada individuo puede portar solamente uno de estos patrones. El
hecho que estos diez patrones humano-chimpancé en común existan hoy día
implica que al menos diez individuos diferentes, cada uno portando un patrón
único, formaban parte del grupo que formo el ultimo ancestro común entre el
humano y chimpancé. En otras palabras, el número de patrones de secuencias
comunes entre dos especies es directamente proporcional a la diversidad
genética (vg., tamaño de grupo) del último ancestro común entre ambas
especies. 61 Usando este razonamiento con el numero actualmente conocido de
patrones similares entre humanos y chimpancés permite a los investigadores
seculares afirmar con toda confianza que el “polimorfismo MHC
categóricamente elimina la posibilidad de que poblaciones humanas modernas
se hayan derivado de un individuo único—una Eva”. 62
Como con cualquier conclusión, sus presuposiciones y datos deben ser
cuidadosamente examinados. Por ejemplo, los procesos que dan origen a la
diversidad observada en los genes MHC son muy poco comprendidos
actualmente. Patrones de similitud entre humanos y chimpancés pueden ser el
resultado de que ambos necesitan ese mismo patrón para repeler algún
parasito común. Consecuentemente, los genes MHC muestran una “historia”
común porque ambas poblaciones (o subgrupos de poblaciones) han sido
exitosas peleando—independientemente—contra el mismo enemigo. Una
historia común de exposición a patógenos está muy lejos de ser ascendencia
común. Queda por ser demostrado que los patrones comunes del chimpancé-
humano surgieron sin ninguna presión de selección externa. De lo contrario,
los datos no distinguen un patógeno común u otra presión convergente a partir
de un antepasado común.
Además, estudios futuros de polimorfismo entre especies utilizando
muestras de población más grandes podrían descubrir demasiados patrones de
humano-chimpancé similares. Utilizando la anterior lógica, esto haría que el
número requerido de individuos fundadores fuese imposiblemente grande y
crea un conflicto con un supuesto fundamental en la genética de poblaciones

61 El grado de variabilidad también muestra si se produjeron cuellos de botella


poblacionales severos en la historia de la especie. Una hambruna u otro desastre que dejó sólo unos
pocos individuos sobrevivientes también reduce la cantidad entre especies coincidiendo con lo
visto en tiempos posteriores.
62 Jan Klein, Naoyuki Takahata, y Francisco J. Ayala, “MHC Polymorphism and Human
Origins,” Scientific American 269 (1993): 78-83. Citación de la página 82.
evolutivas: el cambio evolutivo requiere poblaciones pequeñas. Si el grupo es
demasiado grande, las novedades genéticas no dominarán estadísticamente.
Como se comprende mejor el genoma humano, el número total de patrones
comunes encontrados entre las especies puede requerir una enorme e
injustificada población fundacional, lo que implica que estas similitudes entre
especies no tengan un origen ancestral.

Esto, de hecho, es la conclusión a la que los investigadores actuales del


MHC han llegado:

[...] que la mayoría de la diversidad MHC sea generada de novo y no como


el resultado de su herencia entre especies fue lo que se pensó inicialmente
(Figueroa et al., 1988; Lawlor et al. 1988). Este resultado finalmente pone al
MHC en línea con la mayor parte de datos de la población y la genética
evolutiva que firmemente concluyen que un estrecho cuello de botella se ha
producido en el origen de nuestra especie (Cann et al.1987; Hammer 1995),
un hecho incompatible con el flujo masivo de alelos de una especie a la
siguiente como lo requiere el postulado entre especies (Ayala et al. 1994).

Por último, como los ataques a las conclusiones del ADN mitocondrial
primitivo han demostrado, los programas informáticos utilizados para deducir
la similitud genética entre secuencias variantes no son tan imparciales como se
pensaba anteriormente. Están afectados por el orden en que los datos se
introducen y, a menudo no convergen a una única solución. 63 Sin embargo, a
medida que estas herramientas son refinadas, están revelando algunos
resultados sorprendentes: Ann Gauger re-analizó el gen MHC-DRB1 humano-
chimpancé del que hace uso en gran medida la obra de Ayala, y encontró que
es muy posible que los humanos modernos hayan venido de tan sólo dos
padres. 64
Así como el ADN mitocondrial en el óvulo de la mujer se transmite a
todos su descendientes y no se mezcla con el material genético del hombre, el
cromosoma masculino-Y se transmite a todos los descendientes varones y no
se mezcla con ninguna información genética de la mujer. En consecuencia,
existe un gran interés en el estudio del cromosoma-Y 65 para ver si se muestra
la misma variación muy baja que en el ADN mitocondrial. Los primeros

63 Templeton, “The ‘Eve’ Hypothesis,” American Anthropologist 95.


64 Ann Gauger, “The Science of Adam and Eve,” Cap. 5 en Science and Human Origins,
(Seattle, WA: Discovery Institute Press, 2012).
65 Takashi Shiina, “Rapid Evolution of MHC Class I Genes in Primates Generates New
Disease Alleles in Man via Hitchhiking Diversity,” May 08, 2006, genetics.106.057034.pdf
resultados de una sección de un gen en el cromosoma-Y no encontraron
variación en ella. Basado en la tasa de que esta misma sección parece variar en
otros primates, los investigadores calcularon que el antepasado masculino
común a todos los humanos modernos existía hace unos 270 000 años. Una
muy baja diversidad en otras secciones del cromosoma masculino-Y también
ha sido reportado por otros investigadores. 66 Estos resultados concuerdan bien
con las fechas mitocondriales y proporciona confirmaciones independientes de
la reducción reciente, cuello de botella o el modelo de reemplazo. 67 68
Después de veinte años de investigación, Svante Pääbo y otros aislaron
ADNmt de restos neandertales pobremente fosilizados e informaron que
existen diferencias suficientes entre el Neandertal recuperado y las secuencias
humanas modernas para concluir que ninguna información genética neandertal
ADNmt ocurre en poblaciones modernas. 69 Este resultado presta un fuerte
apoyo a un modelo de reemplazo, porque si la extensa entremezcla de la
población humana moderna Neandertal y la población moderna entrante
tuvieron lugar, alguna evidencia genética de esto debe persistir en el ADNmt
moderno.
Trabajos posteriores de Pääbo y otros en el ADN nuclear Neandertal les
han llevado a proponer (inesperadamente) que hay entre 1-4% de ADN
nuclear Neandertal en la población humana moderna no africana. 70 Esto
implica un cruce raro y temprano de hombres de Neandertal con mujeres

66 Michael F. Hammer, “A recent common ancestry for human Y chromosomes,” Nature


378 (1995): 376-378. L. Simon Whitfield, John E. Sulston, y Peter N. Goodfellow, “Sequence
variation of the human Y chromosome,” ibid.: 379-380.
67 Robert L. Dorit, Hiroshi Akashi, y Walter Gilbert, “Absence of Polymorphism at the
ZFY Locus on the Human Y Chromosome,” Science 268 (1995): 1183-1185. Comentarios por
Svante Pääbo, “The Y Chromosome and the Origin of All of Us (Men),” ibid., 1141-42.
68 Los datos de la mitocondria y del cromosoma-Y no prueban que los "ancestros
masculino y femenino a todos los humanos modernos "eran un solo par macho y hembra; sólo
muestran que la información genética de una hembra y un macho (ambos no pudieron haber vivido
en el mismo tiempo) en los sitios de ADN específico probados (comparar los datos MHC) se pasó a
toda la humanidad. En los modelos seculares, esta diferencia es significativa: En un grupo pequeño
de homínidos evolucionando al hombre moderno, esperamos estadísticamente sólo la información
genética de una sola pareja eventualmente aparecerá en todos los antepasados (ver Templeton,
American Antropologist 95). Por lo tanto los modelos seculares interpretan estos resultados como
mostrando una reducción o cuello de botella en la población.
69 M. Krings y otros, “Neandertal DNA sequence and the origin of modern humans,” Cell
90, 19-30 (1997). Max Ingman y otros, “Mitochondrial genome variation and the origin of modern
humans,” Nature 408, 708-713 (2000); Igor V. Ovchinnikov y otros, “Molecular analysis of
Neanderthal DNA from the northern Caucasus,” Nature 404, 490-493 (2000).
70 http://www.nytimes.com/2010/05/07/science/07neanderthal.html
modernas, ya que no hay evidencia para sugerir ADNmt que las hembras
neandertales contribuyeron al linaje humano moderno. Sin embargo, esta
propuesta de mestizaje ha sido cuestionada por otros investigadores, quienes
señalan que esta interpretación hace suposiciones acerca de la antigua
diversidad de la población humana que probablemente sea incorrecta. 71
Dado el énfasis que escuchamos acerca de las similitudes entre los
humanos y los neandertales y los chimpancés, cabe destacar las sorprendentes
e inesperadas diferencias entre estas especies que son sugestivas de una
creación distinta para Adán y Eva, pero se pasan por alto en los medios de
comunicación populares. En 2010 una comparación detallada del mapa del
cromosoma-Y del humano y chimpancé se anunció, revelando mucho más
diferencias (> 30%) de lo que se esperaría si hubiera un antepasado común
chimpancé-humano reciente. Aunque esta disparidad le fue atribuida a un
disparo evolutivo rápido, los investigadores, sin embargo, comentaron: "En
efecto, a los seis millones de años de separación, la diferencia entre el
contenido de genes MSY en el chimpancé y el humano es más comparable a la
diferencia entre el contenido de genes autosómicos en el pollo y el humano,
con unos 310 millones de años de separación”. 72
Otra notable diferencia implica dos clases de virus que infectan a una
amplia gama de primates. El Virus espumoso simian (SFV) y retrovirus
infeccioso simian (SIV) son infecciones comunes, leves que se producen en
variedades de especies específicas. Sin embargo, no se encuentran en los seres
humanos, aunque la gente puede contagiarse si trabajan en proximidad con
primates. Una investigadora comenta, "Suponiendo que los ancestros comunes
de los homínidos hospedaron múltiples retrovirus infecciosos endémicos,
¿cómo hizo el linaje humano para eliminarlos? Dado que los seres humanos
siguen siendo susceptibles a la reinfección con ambas SFV y SIV de otros
homínidos, esto parece poco probable que se explique únicamente sobre la
base de una mejora en los sistemas de restricción por el huésped. Más bien,
parece que tuvo que existir un episodio en el que el linaje humano ancestral en
que fue de alguna manera ‘purgado’ de estos virus endémicos”. 73 Esta
situación parecería contar como evidencia en contra de la hipótesis de un
ancestro común.

71 http://www.sciencedaily.com/releases/2012/08/120813155521.htm
72 Jennifer F. Hughes, et al., “Chimpanzee and human Y chromosomes are remarkably
divergent in structure and gene content,” Nature 463.7280 (2010): 536-539.
73 Nat. Rev. Genet. 9(10): 749–763, Octubre 2008, doi: 10.1038/nrg2428, Box 3.
DISCUSIÓN
Hasta aquí sólo hemos revisado los datos de las ciencias naturales que
pueden influir en el origen del hombre. Muchos cristianos, por supuesto,
reconocemos que la revelación especial es otra fuente de conocimiento que
tiene algo que decir sobre este tema. Ahora vamos a dirigir nuestra atención
brevemente al material bíblico y poner en relieve la tensión que se produce a
veces cuando los datos científicos y la revelación responden a la misma
pregunta.
Dentro de la comunidad cristiana conservadora hay una amplia gama de
opiniones sobre cómo interpretar el material bíblico que se refiere a la
Creación. Algunos tratan a la narrativa de la Creación como si se hubiera
detenido después de Génesis 1:1 y se distancian de la gran cantidad de otros
detalles proporcionados en los dos capítulos siguientes. Este grupo considera
que el orden de la creación, la creación especial de Adán, Jardín del Edén, y la
caída como intentos alegóricos de Dios para explicarle a los antiguos hebreos
primitivos su lugar en el universo y el origen del pecado. 74 Otros proponen
una interpretación literal, tomando una simple lectura del texto Inglés [o
Castellano] como histórica y científicamente exacta. 75
Para el autor, parece que la verdad se encuentra en algún lugar entre
estas posiciones. Uno pisa terreno peligroso si ignora las dificultades
lingüísticas y culturales al tratar de descifrar un texto antiguo, o si uno
descarta cualquier intento de comprender el pasaje como histórico por inferir
que Dios estaba tan obligado por su audiencia primitiva que no podía
transmitir nada en el Génesis de la futura relevancia para el hombre moderno.
Parece más sabio proponer que esta sencilla pero sofisticada narrativa contiene
un gran resumen abreviado del origen de la Tierra y la humanidad. 76 Al igual
que otros pasajes, el primitivo Génesis no aborda una serie de temas de interés
para los especialistas contemporáneos en un campo en particular: La Biblia se

74 Howard J. Van Till, The Fourth Day (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1986),
capítulo 5. James L. Crenshaw, Old Testament Story and Faith: A Literary and Theological
Introduction (Peabody, MS: Hendrickson, 1986). John H. Walton, The Lost World of Genesis One:
Ancient Cosmology and the Origins Debate. (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 2009).
75 Henry M. Morris, Scientific Creationism (San Diego, CA: Creation-Life Publishers,
1974).
76 John L. Wiester, The Genesis Connection (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1983).
Reimpreso y disponible por Interdisciplinary Biblical Research Institute [IBRI], P.O. Box 423,
Hatfield, PA 19440. Dos obras que muestran el valor positivo de la apologética utilizando este
enfoque son: Robert C. Newman and Herman J. Eckelmann, Genesis One and The Origin of the
Earth (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1977), también reimpreso IBRI y Hugh Ross, The
Creator and the Cosmos: How the Greatest Scientific Discovery of the Century Reveals the
Existence of God (Colorado Springs, CO: NavPress, 1993).
centra en la historia de la salvación y sólo se llena en la vida cultural y los
detalles de fondo, ya que son relevantes para el contexto inmediato, no para la
curiosidad de lectores de después de miles de años. 77 Sin embargo, los
acontecimientos que se describen deben entenderse como real e históricos,
especialmente a la luz de sus consecuencias para la humanidad. Por ejemplo,
la institución del matrimonio monógamo, el origen del pecado y de la
resultante corrupción y mortalidad de la humanidad, están todos enraizados
en la interacción de Dios con una sola pareja de seres humanos hombre-mujer,
de los que descienden toda la humanidad. Si la antropología nos obliga a
reemplazar a Adán y Eva con una población homo erectus mundial que
colectivamente ha evolucionado hasta convertirse en el hombre moderno,
entonces el fundamento teológico de la familia nuclear, el pecado y la muerte
parece ser erosionado. 78 La credibilidad de la Biblia cuando habla sobre estos
temas parece estar dañada: Si no explica correctamente el origen de un
problema, ¿por qué debe uno confiar en sus soluciones? 79
Como ejemplo de esta tensión integradora, centrémonos en una
pregunta específica, ¿Fue Adán creado directamente a partir de materia no
viviente o él tiene padres homínidos? Génesis 2:7 dice: “Entonces Jehová
Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de
vida; y fue el hombre un ser viviente”. [NVI] En contraste con los actos
creativos anteriores donde Dios dijo: "Que la tierra produzca...", la imagen
aquí es que Dios está activamente involucrado en dar vida a una sustancia que
no fue previamente viviente. 80

77 Debemos recordar que los textos bíblicos fueron copiados a mano hasta los últimos
tiempos, y que los CD-ROM y la tecnología de DVD, los motores de búsqueda, y técnicas de bases
de datos similar no estaban disponibles para el manejo de grandes cantidades de información de
forma barata y fácilmente.
78 Ver C. John Collins, Did Adam and Eve Really Exist?: Who They Were and Why You
Should Care (Wheaton, IL: Crossway, 2011).
79 Las soluciones sociológicas derivadas de presuposiciones evolucionistas han tenido poco
beneficio para la civilización: por ejemplo, se utilizó el tema de la "supervivencia del más apto"
para justificar el comunismo y el nazismo. Ver Richard Weikart, From Darwin to Hitler:
EvolutionaryEthics, Eugenics, and Racism in Germany (New York: Palgrave MacMillian, 2004). El
modelo evolutivo de la conducta sexual es abrazado por algunos por su valor liberador: Ver Aldous
Huxley Ends and Means: An Inquiry into the Nature of Ideals and into theMethods Employed for
their Realization (New York: Harper & Brothers, 1937), 316. Incluso permite la construcción de
modelos sociobiológicos que justifican la infidelidad (Robert Wright, “Devotion and Betrayal,
Marriage and Divorce: How Evolution Shaped Human Love,” Time, August 15, 1994, 44-52).
80 Algunas traducciones formulan ‫"( נפש חיה‬ser vivo") como "alma viviente", pero no hay
nada en este pasaje que distinga explícitamente la naturaleza eterna del hombre de la de los
animales. En Génesis 1:30 los animales terrestres que respiran son colectivamente llamados "seres
vivos".
Llama la atención que la mayoría de las características específicas de
este versículo chocan con los modelos antropológicos y bioquímicos que
hemos revisado. Teorías científicas modernas proponen que el hombre y los
simios comparten un ancestro común en el pasado, que la transición hacia el
hombre moderno tuvo lugar gradualmente a lo largo de miles de años, y que
los pequeños grupos o clanes de homínidos (no una o dos individuos)
estuvieron involucrados en el proceso. Algunos afirman que un aumento
repentino de la no-vida al hombre moderno, o incluso de un antepasado
primitivo a un hombre moderno, está absolutamente descartado por la
diversidad vista en los datos bioquímicos y fósiles.
Algunos eruditos cristianos descartan o excusan estas aparentemente
erróneas declaraciones afirmando que la Biblia aquí está limitada por su
entorno cultural primitivo: Los antiguos escritores y lectores del Génesis
fueron restringidos por la antigua cosmología del cercano Oriente en la forma
en que se veían a sí mismos y al mundo. Esta mentalidad impregna pasajes
bíblicos como estos de tal forma que no hay conclusiones científicas modernas
que puedan ser o deban ser extraídas de ellos. Sin embargo, los eruditos
conservadores se apresuran a añadir que estas limitaciones no obstaculizan
nuestra capacidad para deducir verdades teológicas del texto.
Este argumento pasa por alto el hecho de que las cosmologías antiguas
muestran una considerable variedad. De hecho, algunas historias de la
creación de culturas vecinas son mucho más compatibles con el enfoque
científico moderno porque carecen de las características "vergonzosas" de que
un solo hombre fue creado y que se formó puramente a partir de materia no
viviente. La épica Atrahasis describe dioses que hacen a los hombres a partir
de la carne y la sangre de un dios mezclado con arcilla; 81 por lo tanto el
hombre en este esquema está parcialmente hecho de material ya viviente.
Además, el texto señala que siete parejas de hombres/mujeres fueron creados
al mismo tiempo, en lugar de un solo hombre. 82
Tampoco podemos asumir que los monos o primates similares eran
desconocidos para los hebreos primitivos. Una estatua de alabastro de un
mono que se encuentra en Susa [Persia] se remonta al periodo proto-urbano
(3300 A.C). 83 Los simios (o posiblemente los monos) se mencionan como

81 W. G. Lambert y A. R. Millard, Atra-Hasis: The Babylonian Story of the Flood (Oxford:


Clarendon Press, 1969), 58-59. Tablet I, lines 208-230.
82 Lambert, Atra-Hasis, 60-63. Tabla I, líneas 255-260 y Tabla S obversa iii, líneas 3-14.
83 Pierre Amiet, Art of the Ancient Near East (New York: Harry N. Abrams, 1980).
Fotografía #247 en la página 358; descripción en la página 445. El artefacto está en Louvre.
curiosidades en la corte de Salomón (1 Reyes 10:22), pero eran comunes en
Egipto.
¿Tal vez la noción de un ancestro común entre el hombre y otros
animales era demasiado difícil o repulsiva para la mente primitiva? Es difícil
imaginar cómo esto sería más negativo que ser llamado "tierra" [suciedad] por
Dios en Génesis 3:19. ¡Si el escritor del Génesis quería evitar conceptos
impopulares, no habría insistido en que toda la humanidad tiene un ancestro
común! Un modelo multi-Adán encontraría más fácil la aceptación, ya que
puede justificar el odio intercultural e interracial que caracteriza a gran parte
de la historia de la humanidad.
A la luz de la literatura comparativa y el conocimiento cultural a nuestra
disposición, no se puede presumir que era imposible para el escritor del
Génesis explicar a su antigua audiencia que Dios facultó a un pequeño grupo
de seres ya vivientes que compartían muchas características comunes con los
simios que poco a poco se desarrollaron en la humanidad. Dios podría haber
contado la historia de un origen homínido de la humanidad de una manera que
los primeros hebreos pudieran haber captado. El hecho de que no lo hizo tuvo
que tener algún significado.
Volviendo a las ciencias naturales, nos encontramos con que los datos
disponibles utilizados para apoyar la teoría de la evolución de los homínidos
no muestran una transición suave y gradual desde el más primitivo
australopiteco hasta el profesor de universidad. Dos recientes cambios,
bruscos ocurren en los datos: una cultural en torno al 40,000 a.C., cuando
aparece el arte y la complejidad y la variedad de artefactos aumenta en gran
medida; y otra anatómica alrededor de 130 000 a.C. cuando el humano
anatómicamente moderno aparece. 84 85 En la actualidad cualquiera de estas

84 Hay otros puntos de demarcación posibles más allá de los dos mencionados en el texto
que son favorecidos por este autor: Algunos creacionistas de la tierra joven sienten que todas las
clases de Homo son completamente humanos y consideran la serie Australopithecine como
ancestral a los simios modernos y los chimpancés (Lubenow, Bones of Contention). Esta visión
descarta fechas antiguas e intentos de fósiles de secuenciación como engañosos porque la tierra es
de unos pocos mil años de antigüedad. Algunos creacionistas de la tierra-vieja o creacionistas
progresivos también asocian la creación especial del hombre con el primer Homo porque esto
proporciona la mayor ruptura en la anatomía. Sin embargo, la fecha de dos millones de años para
los primeros Homo implica que existió durante un periodo de tiempo extremadamente largo sin
ningún tipo de cultura significativa (especialmente el trabajo de los metales, talentos musicales, la
agricultura y el pastoreo se señala en la población antediluviana) o el cambio cultural (como lo
demuestra el kit de herramientas de la piedra estable). Una tercera opción coloca a Adán en el
antiguo cercano oriente durante el último período prehistórico (alrededor de 5000 A.C.). Ver Dick
Fischer, “In Search of the Historical Adam: Part 1,” Perspectives on Science and Christian Faith
(formerly Journal of the American Scientific Affiliation) 45 (1993): 241-251. Parte 2 en vol. 46
(1994): 47-57. Mientras que la creación especial es todavía una posibilidad en el modelo de Fischer,
claramente el mundo ya ha sido poblado por otros seres humanos algún tiempo. En su esquema
transiciones parece ser lo suficientemente fuerte para que podamos proponer
que la creación especial del hombre ocurrió en alguna de estas brechas y que
no fue puenteado por medios puramente naturales.
Uno de los retos que plantean los datos científicos para un modelo de
creación especial reciente es la clara evidencia de que una variedad de
homínidos bastante avanzada existía en la tierra, ya sea inmediatamente antes
de, o contemporáneo con el hombre moderno. La Biblia no menciona ningún
homínido en la población animal, por lo que si ponemos a Adán en una brecha
tardía en el registro de los homínidos (como lo hemos hecho, ya sea con fecha
anterior) entonces debemos suponer que Adán tenía contemporáneos no
humanos que hicieron herramientas de piedra y utilizaron el fuego. Sin
embargo, como ya se ha señalado anteriormente, el ADN y los estudios de
ADN mitocondrial implican fuertemente que estos homínidos pre-adánicos
fueron reemplazados por las poblaciones humanas modernas y que ningún (o
raro) mestizaje tuvo lugar. 86 Podríamos especular que esta población homínida
pre-adánica formó una "red de seguridad" cultural para Adán y Eva, de modo
que después de que fueron expulsados del Jardín podían sobrevivir en la
naturaleza mediante la adaptación de las habilidades de los homínidos
alrededor de ellos. Estos homínidos podrían ser la razón del miedo de Caín
que "cualquiera que me encuentre me matará" cuando es maldecido por Dios
después de matar a Abel (Génesis 4:14).
La consideración anterior de la creación especial del hombre es a
menudo ridiculizada como una apelación especial ad hoc "Dios de los huecos"

Adán y Eva son los antepasados de la raza Semita y por lo tanto sirven a Dios como los
representantes del pacto de la redención, pero no los padres genéticos, de toda la humanidad. En
general, cualquier modelo de la tierra antigua que mantiene que Adán y Eva son los ancestros de
toda la humanidad deberán poner su existencia antes de alrededor de 40.000 antes de Cristo, que es
la fecha en que los humanos anatómicamente modernos emigraron a Australia.
85 La urbanización y la domesticación sistemática de las poblaciones de plantas y animales
modernos (caballos, ovejas, trigo, cebada, etc.) está ampliamente observado en estratos
arqueológicos desde el cercano oriente alrededor del 10-8,000 A. C. Aunque interpretado
inicialmente como una rápida Revolución Neolítica [ver V. Gordon Childe, Man Makes Himself
(London: Watts & Co., 1936)], los eruditos contemporáneos reconocen que el proceso fue más
complicado y gradual, que tiene raíces que se remontan a la era paleolítica. Ver Hans J. Nissen, The
Early History of the Ancient Near East, 9000-2000 B.C., trans. Elizabeth Lutzeier, con Kenneth J.
Northcott (Chicago: University of Chicago Press, 1988), 15-38.
86 La notable similitud entre todo el ADN mitocondrial hembra moderno implica una
madre común reciente (o cuello de botella) de la población moderna. Esto se refuerza por los
últimos estudios del cromosoma-Y masculino, que a su vez implica un padre común reciente (o
cuello de botella) de la población moderna. Entrecruzamiento significativo entre poblaciones de
homínidos humanos anatómicamente modernos y nativos entrantes pondrían una variación mucho
mayor en estos genes de lo que se observa.
por los naturalistas seculares y algunos cristianos. 87 Sin embargo, todas las
partes están de acuerdo en que existen varias lagunas y transiciones
aparentemente rápidas en nuestro conocimiento actual de la prehistoria
humana. El problema es cómo tratar con ellas. El creacionista especial
presume que al menos una brecha es real -que corresponde a la intervención
directa de Dios en un mundo que normalmente controla providencialmente, a
través de lo que llamamos procesos naturales. El naturalista (ya sea teísta o
ateo) supone que todas las brechas son sólo aparentes porque no se han
encontrado los fósiles apropiados o no sobrevivieron. En consecuencia se
tiende un puente sobre las brechas con los procesos naturales y no ve ninguna
necesidad de Dios jugueteando con su creación (o él no ve ninguna necesidad
de Dios en absoluto). Este enfoque requiere de una fuerte fe en "el naturalismo
de huecos", pero el naturalista afirma que esto se justifica por la teoría de la
ascendencia común.
La teoría de la ascendencia común es la piedra angular de la teoría
evolutiva moderna. En su forma más simple, se limita a afirmar que todo lo
que vivía tenía padres. Una vez que la primera célula viva se formó, el resto
de la vida en la Tierra desciende de ella. Evidencia típicamente dada como
prueba para esta teoría es la uniformidad del código genético y el alto grado de
similitud en el ADN, composición bioquímica, la estructura y función de las
proteínas, células, órganos y animales superiores. Esta similitud se explica de
forma sencilla y elegante por el mecanismo puramente naturalista de la
ascendencia común. Todo parece similar ya que comparten los padres
comunes en algún momento en el pasado.
Muchos científicos consideran que la teoría de la ascendencia común es
tan obviamente verdadera ("el hecho de la evolución") que detalles sobre el
mecanismo exacto de la macroevolución (el cambio gradual, equilibrio
puntuado, o algún proceso aún desconocido) no los molestan. 88 Tal profunda
fe en este modelo exclusivamente naturalista ciega a muchos a cualquier otra

87 El argumento del "Dios de los huecos" invoca un milagro u otra intervención directa
para explicar algo que no entendemos (un rayo, por ejemplo). El problema con este método es que
cuando se encuentra un mecanismo natural para el proceso (es decir, el relámpago es un descarga de
electricidad estática), la necesidad de Dios parece evaporarse. Debido a que esta metodología se
aplicó a veces sin cuidado en la época medieval, cayó presa fácil de los avances en el conocimiento
de las leyes naturales durante la Ilustración. Sin embargo, algunos campos de la ciencia, como la
astrofísica, están descubriendo huecos reales en la continuidad natural del universo (por ejemplo, el
caso de la creación del Big Bang), por lo que la necesidad de un Dios que llene el vacío mediante la
intervención en la naturaleza está siendo revivido en algunos sectores.
88 Este es el punto de vista del prolífico Stephen Jay Gould, quien admite que hay brechas
importantes en el registro fósil, pero sostiene que la macroevolución es un hecho incontestable; y de
Steve Jones, editor principal de la Encyclopedia of Human Evolution (ver cita en la bibliografía).
posible explicación de esta similitud, como la teoría de un diseñador común o
ingeniero.
En la cuestión de los orígenes humanos, las teorías creacionistas (sean
Tierra Joven o Tierra Vieja) proponen que al menos una de las brechas
observadas en el fósil y/o registro cultural es real y no es un artefacto de
nuestro limitado conocimiento del pasado. En algún momento de la historia
natural Dios hizo al hombre por un medio directo. Por supuesto, todavía
podemos preguntar por qué Dios hizo al hombre tan parecido a los simios
modernos -o más importante- a los otros homínidos que eran contemporáneos
con el hombre primitivo.
Tal vez si nos reformulamos esta pregunta podemos ver mejor cómo
responder a ella. Debemos preguntar, "¿Tiene el hombre que ser diferente para
ser una prueba de que Dios lo hizo directamente?" (Por el bien del argumento
vamos a ignorar las claras diferencias en la capacidad lingüística y cultural
que hacen distinguir al hombre de los animales y otros homínidos, ya que un
escéptico los rechazaría como rasgos secundarios). La respuesta a esto es
simple: No. Nosotros sabemos que muchos de los milagros de Jesús
produjeron resultados que parecía que tuvieran una historia pero eran
completamente naturales (por ejemplo, el vino en las bodas de Caná, el pan
utilizado para la alimentación de los 5000), por lo que algunas de las acciones
milagrosas de Dios pueden ser difíciles de distinguir de los providenciales a
menos que estuviéremos allí en el momento en que el milagro tuvo lugar o
tener conocimiento adicional acerca de las circunstancias que lo rodearon. El
autor considera que la creación especial del hombre sea tal caso. La Biblia nos
dice algo acerca de la historia del hombre que no somos capaces de deducir de
la evidencia sobreviviente: El hombre fue una creación especial. ¿Por qué
Dios escogió no modificar un homínido existente, sino hacer algo muy
parecido a partir de cero? Tal vez para indicar la importancia relativa del
hombre delante de Dios o para significar que el hombre es la piedra angular de
su creación. Ciertamente, simplemente leyendo el Génesis no conseguimos la
sensación de que hay algo "malo" en lo que se ha creado al punto que Dios
tendría una aversión a usarlo como modelo para su trabajo final.
Una analogía burda podría ser una carta de negocios, dictada y escrita
por una secretaria, pero firmada personalmente por el presidente de la firma.
Todo el contenido de la carta viene del presidente, pero la firma implica su
propia acción personal y sirve como un sello de aprobación, de autenticación
de los contenidos. El hombre es la “firma” personal de Dios—su propia
obra—incrustado en el resto de la creación.
Otra analogía, esta vez proveniente el antiguo cercano oriente, consiste
en la construcción o restauración de un templo. Un elemento clave en esta
empresa de gran envergadura consistió en la toma de la primera piedra para la
nueva construcción. En una elaborada ceremonia, el rey mezcla personalmente
el agua y el barro y la moldea. 89 Una vez que se hizo este primer ladrillo, a
continuación, la fabricación del resto de los ladrillos por trabajadores
ordinarios puede comenzar. No se considera denigrante para el rey agacharse
para hacer él mismo un ladrillo, sino que era un gran honor. El ladrillo del rey
no tenía una composición diferente de los demás; dado que fue hecha por
primera vez por el rey personalmente, era claramente el más importante. De
manera similar, la creación del hombre de Dios es importante no por la
composición física única del hombre, sino debido a la intervención directa de
Dios en el proceso.
Si bien se supone la teoría de un diseñador común al estudiar obras de
arte para determinar el estilo que es característico de un pintor determinado,
con sistemas auto-replicantes puede ser difícil de distinguir de auto-
modificación de ajuste externo. En los casos en que se produce un aumento
sustancial en la complejidad, los ajustes externos pueden sólo ser descartados
si el mecanismo de auto-modificación se entiende bien y si suficientes formas
intermedias existieron para demostrar que no se produjeron discontinuidades.
De otra manera no es prudente suponer que un mecanismo natural es el único
medio posible para puentear la brecha.
Si el objetivo de la ciencia es determinar lo que realmente ocurrió en
lugar de construir la racionalización naturalista más plausible de lo que podría
haber sucedido, entonces debemos aplicar nuestras presunciones con cautela.
Como Einstein señaló en otro contexto (citado en nuestro prólogo), los
presupuestos en una teoría pueden enmascarar los datos para que la gente ya
no vea otras posibilidades. Si la "ciencia" se define de manera que las acciones
de un agente sobrenatural se consideran fuera de los límites o incluso
irracionales, no debemos sorprendernos si la ciencia no puede ver la obra de
Dios a través de su ceguera autoimpuesta.
¿Existe alguna forma objetiva de resolver el enfrentamiento entre
presuposiciones naturalistas e intervencionistas? 90 Más datos sin duda llenan
los vacíos existentes en nuestros conocimientos y nos ayudan a determinar qué
transición aparente es real y cual no. La investigación sobre varios frentes, sin
duda será útil: Más fósiles homínidos intermedios ayudarán a rastrear el

89 Este proceso es descrito en H. W. F. Saggs, The Greatness that was Babylon, 2nd ed.
(London: Sidgwick & Jackson, 1988), 313-319.
90 Los cristianos deben tener cuidado de afirmar que Dios también utiliza medios naturales
para llevar a cabo sus propósitos, por lo que estrictamente el choque aquí es entre el naturalismo
ateo y el intervencionismo teísta.
cambio gradual en donde las características del esqueleto ocurrieron o no;
estudios comparativos continuados entre el ADN humano y los primates nos
darán una más detallada imagen de nuestras similitudes y diferencias,
proporcionando más pistas sobre su significado; descubrimientos
arqueológicos en el área de estudios bíblicos pueden encontrar nuevo material
que nos ayude entender mejor el Génesis primitivo.
Por la presente el autor no siente la compulsión de cerrar todas las
brechas en evolución de los homínidos con el naturalismo en lugar del teísmo.
La clara ruptura de homínido a cultura humana, la alta similitud de ADN
humano moderno que implica incluso una reciente reducción de población a
científicos seculares, y la naturaleza fragmentaria general de nuestro
conocimiento actual, debe hacernos reacios a atribuir las obras de un
diseñador común a padres comunes. Lo que es alentador es que a medida que
la investigación en esta área ha progresado, la evidencia histórica extra-bíblica
a favor de un Adán y Eva histórica en realidad ha aumentado. Hace un siglo el
modelo de orígenes humanos dominante era el multi-regional, llamada una
solución de "muchos Adán[es]". Incluso hace cincuenta años no había
evidencia científica para la historicidad de Adán. Hoy, sin embargo, los datos
de diversidad genética sugieren una fundación tan pequeña como de una
población de 500-2000 individuos, una difusión a nivel mundial a partir de
una región pequeña. La Eva mitocondrial, el cromosoma-Y de Adán, e incluso
el gen DRB1 convergen en una sola pareja, que de alguna manera se salvó de
la infección por los virus comunes a muchos otros primates. Si bien no es
concluyente, por ningún medio -y es imposible ser concluyente dado que
estamos viendo hacia atrás en los acontecimientos de la historia profunda- hoy
en día hay en realidad varias líneas de evidencia científica que apoyan la idea
de un Adán y Eva históricos. Aquellos que nos dicen que debemos abandonar
este mito primitivo y adoptar un modelo darwinista de los orígenes humanos
pueden no estar conscientes de estas tendencias, ya que han sido influenciados
por sus colegas de pensamiento naturalista. 91

91 El ritmo al que la bioquímica está ayudando a comprender los sistemas vivos y sus
increíblemente complejas interrelaciones es rápida: A la vuelta del siglo 21 fue común argumentar
que la mayor parte del genoma humano fue "ADN basura", "Restos y desechos" evolutivos que
contenían pseudogenes y ofrecía evidencia de la ascendencia común. El descubrimiento del ARN
no codificante de la proteína y su gran importancia en la celda de regulación ha volcado gran parte
esta actitud, y hoy al menos el 80% del genoma humano está reconocida por tener la función
biológica.
http://www.nature.com/nature/journal/v489/n7414/full/nature11247.html
http://genome.ucsc.edu/ENCODE/
En conclusión, vale la pena señalar que tanto la ciencia como la teología
se benefician de la las tensiones que surgen cuando las interpretaciones de los
datos de cada campo entran en conflicto. Ni uno de los dos campos puede
pretender ser una guía absoluta a la verdad apartada de la otra: La teología
aprendió que de sus debates geocéntricos/heliocéntricos con las ciencias
naturales a ser cautelosa en sus interpretaciones, porque algo de lenguaje
bíblico es fenomenológico, al igual que lo son muchos modismos del lenguaje
ordinario. 92 Del mismo modo la ciencia aprendió a ser prudente en sus
presuposiciones metafísicas cuando quedó claro que el universo no es eterno,
sino parece ser creado, algo que los teólogos cristianos han argumentado a
favor por cientos de años. 93 En el caso de los orígenes del hombre, ninguna
resolución evidente de la tensión entre los modelos parece posible en la
actualidad, pero tampoco es posible descartar los modelos. Al buscar los
puntos en nuestras presuposiciones, verificando doblemente la validez de
nuestros datos y buscando más de lo mismo, tal vez podamos llegar a un
consenso que sea más caritativo para todos.

LECTURA RECOMENDADA
Fazale Rana con Hugh Ross, Who was Adam?: A Creation Model
Approach to the Origin of Man. (Colorado Springs, CO: NavPress, 2005).
Ann Gauger, Douglas Axe, y Casey Luskin, Science and Human
Origins. (Seattle, WA: Discover Institute Press, 2012).
C. John Collins, Did Adam and Eve Really Exist?: Who They
Were and Why You Should Care (Wheaton, IL: Crossway, 2011).

92 Las referencias en los Salmos a "los pilares de la tierra están firmes" (Salmo 75: 3, etc.)
aluden a la estabilidad de las montañas, y no implican un sistema solar geocéntrico (donde el sol
gira alrededor de la tierra). En los tiempos modernos nos referimos a "la subida del sol" porque este
es la forma en que aparece para el observador, y no están dando a entender con esto que el sol está
en realidad en movimiento.
93 Robert Jastrow, God and the Astronomers (New York: W. W. Norton & Co., 1978).

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