Fichas de Análisis de Jurisprudencia

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ENSAYO DE ANÁLISIS JURISPRUDENCIAL SENTENCIA: T-058-19 DE LA

CORTE CONSTITUCIONAL

PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

Una revisión de la literatura permite identificar que a los principios generales del derecho
suelen atribuirse diferentes funciones. En algunos casos se advierte que ellos cumplen una
función crítica de los ordenamientos. En este caso los principios actúan como la imagen de
un derecho ideal al que deben apuntar los ordenamientos históricos. Otra perspectiva señala
que los principios generales actúan como verdaderas normas jurídicas y cumplen por ello
una función integradora. En estos casos, dicha función se activa a falta de ley y, en esa
medida, aunque constituyen verdaderas fuentes, tienen una naturaleza subsidiaria. Suele
encontrarse vinculada esta caracterización con aquella doctrina que asume que los
principios generales del derecho son el resultado de un proceso inductivo que parte de las
reglas específicas previstas en el ordenamiento y arriba a la identificación de enunciados
generales que las agrupan a todas. Finalmente, una tercera postura advierte que la tarea de
los principios consiste en precisar el alcance de las fuentes del derecho, cumpliendo
entonces una función interpretativa. En estos casos se acude a los principios únicamente
con el propósito de aclarar dudas, o superar las ambigüedades y vaguedades propias de los
enunciados jurídicos.

Con el fin de buscar en la administración de justicia es definida por el artículo 228 como
una función pública. Dicha disposición articula el ejercicio de tal función con varias
exigencias: (i) un mandato de que las decisiones sean independientes; (ii) un mandato de
publicidad y permanencia de sus actuaciones; (iii) un mandato de prevalencia del derecho
sustancial; (iv) una obligación de cumplir los términos procesales; y (v) un mandato de
desconcentración y autonomía. Además de ello y como consecuencia de la vinculación
general de todas las autoridades públicas a la Constitución, los jueces se encuentran
también sujetos (vi) a la obligación de promover la seguridad jurídica y garantizar la
igualdad de trato.

LA JURISPRUDENCIA

La jurisprudencia comprende el conjunto de decisiones adoptadas por las autoridades a


quienes les ha sido atribuido el ejercicio de la función judicial. A pesar de su calificación
como criterio auxiliar, este Tribunal ha concluido “que nuestro sistema normativo ha
avanzado significativamente en este campo, al punto de superar las apreciaciones que
consideraban de manera categórica a toda la jurisprudencia como criterio auxiliar de
interpretación, para reconocer ahora, la fuerza vinculante de ciertas decisiones judiciales.”
Con fundamento en la interpretación conjunta de los artículos 1, 13, 83 y 230 de la
Constitución, la Corte ha dicho que el precedente judicial tiene una posición especial en el
sistema de fuentes, en atención a su relevancia para la vigencia de un orden justo y la
efectividad de los derechos y libertades de las personas. Por ello existe una obligación
prima facie de seguirlo y, en el caso de que la autoridad judicial decida apartarse, debe
ofrecer una justificación suficiente. Incluso la jurisprudencia ha reconocido que la acción
de tutela procede contra providencias judiciales cuando éstas violan el precedente aplicable.
TEMA: DERECHO A LA EDUCACION DE NIÑOS Y NIÑAS INDIGENAS

HECHOS.
Según lo manifestado por las tutelantes, como es común en el Distrito de Riohacha y en los
territorios Wayuú en todo el departamento de La Guajira, hace aproximadamente diez años
viene funcionado una escuela satélite en la comunidad Jamichimana la cual no cuenta con
código DANE.
Como lo ponen de presente las accionantes, en el marco de la medida correctiva de
asunción temporal de la competencia de la prestación del servicio de educación, según el
Decreto-Ley 028 de 2008, la Administradora ha iniciado actividades tendientes a organizar
el funcionamiento del servicio público educativo, en particular, de las escuelas satélite.
El veinticuatro (24) de noviembre de 2017, la Gerente designada para el Sector Educación
en el Distrito de Riohacha, Administradora Temporal, mediante Resolución 869 resolvió
“no aprobar la solicitud de legalización del aula satelital denominada aula
JAMICHIMANA, de conformidad con la parte motiva de esta Resolución”
Para las accionantes, dicha decisión no tuvo en cuenta, entre otros aspectos, (i) el contexto
étnico de los pueblos Wayuú y las situaciones cotidianas que hacen que las comunidades
tengan la necesidad de tener sus propias escuelas –como ha sucedido con comunidades
cercanas. Asimismo, indicaron que cumplieron las exigencias arquitectónicas requeridas
por la Administradora en sus visitas (tales como la construcción de una cocina étnica,
comedor y baños) pese a que son un clan sin muchos recursos económicos; tampoco (ii) la
voluntad de la comunidad y su autoridad tradicional. Finalmente, afirman que la decisión
(iii) conlleva a que los menores acudan a otras escuelas, separándolos de sus familias y
generando situaciones que pueden destruir “el frágil etnosistema que hemos logrado
preservar, poniendo en riesgo la tranquilidad de nuestras familias” así como una deserción
escolar masiva.

PROBLEMA JURÍDICO.
¿Se vulneran los derechos fundamentales a la educación de menores indígenas en contexto
propio, igualdad, consulta previa, debido proceso y autonomía de la comunidad, al no
aprobar la solicitud de legalización del aula satelital?

RAZONES DE LA DECISIÓN.
La naturaleza y contenido del derecho fundamental a la educación de los niños
indígenas y las obligaciones de la comunidad, la familia y el Estado.
El artículo 67 de la Constitución consagra la educación como “un derecho de la persona y
un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al
conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura”, el
cual debe ser interpretado de manera sistemática con el artículo 44 Superior que se refiere a
la educación como un derecho fundamental de todos los niños sin distinción, de aplicación
inmediata y prevalente sobre los derechos de los demás.
Esta Corporación ha reconocido la importancia del derecho a la educación como
presupuesto para el ejercicio de otros derechos tales como la igualdad, la dignidad humana,
la igualdad, la libertad de escoger profesión u oficio, entre otros. Dicha importancia,
además, se debe al rol que desempeña en la erradicación de la pobreza, como instrumentos
de cambio, igualdad y democracia. En particular, la educación de los niños indígenas
contribuye no sólo al desarrollo individual sino al comunitario.
Particularmente, en cuanto a la educación de los niños indígenas, existe un mandato
constitucional de protección especial considerando la protección de sus usos y costumbres,
así como sus especiales condiciones de indefensión. En efecto, en el marco del carácter
democrático, participativo y pluralista del Estado, la Constitución reconoce y protege la
diversidad e identidad étnica y cultural a través de diversas disposiciones que consagran
derechos específicos para los integrantes de los grupos étnicos. Por ejemplo, al disponer
que los mismos tienen acceso a recibir una enseñanza que respete y desarrolle su identidad
cultural y bilingüe, así como el deber del Estado de promover y fomentar el acceso a la
cultura de todos los colombianos en igualdad de oportunidades y bajo los mismos
estándares de calidad.
Así, no se trata de una educación distinta en todo sentido a la que se imparte al resto de la
población; se trata de una educación que, además de brindar herramientas, habilidades y
conocimientos que se dan a todas las personas, entiende que debe ser sensible a especiales
condiciones étnicas.
En este sentido, en punto a la educación de niños indígenas, la Constitución reconoce una
doble protección (i) en forma igualitaria, el derecho fundamental a la educación de todos
los niños (derivada del carácter universal del derecho) garantizándoles la posibilidad de
adquirir una educación por lo menos en pie de igualdad con el resto de la comunidad
nacional y (ii) en forma diferencial, el derecho fundamental a la educación que busca
esencialmente la promoción de la igualdad de oportunidades y la prohibición de
discriminaciones injustificadas.
Para comprender el contenido y dimensiones del derecho, esta Corporación ha
caracterizado el derecho a la educación a partir de cuatro características esenciales que
conforman la base de una educación integral, a la luz de la orientación que ofrecen las
observaciones del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (observación
General No. 13).
Estas características son las siguientes: aceptabilidad, adaptabilidad, disponibilidad y
accesibilidad:
(i) Aceptabilidad. Este componente se refiere a que los programas de estudio y los métodos
pedagógicos, han de ser aceptables para los estudiantes, principalmente, en términos de
calidad de la educación que debe impartirse.
(ii) Adaptabilidad. El sistema educativo debe adoptarse a las necesidades específicas de los
estudiantes y sus comunidades para asegurar su permanencia. Debe ser flexible para
adaptarse a necesidades de comunidades y responder a las necesidades de los alumnos en
contextos variados con miras a garantizar la continuidad en la prestación del servicio
educativo.
(iii) Disponibilidad del servicio o asequibilidad. Se trata de garantizar la cantidad suficiente
de instituciones educativas para quienes demandan el servicio, así como programas de
enseñanza y demás condiciones que necesiten los centros educativos.
(iv) Accesibilidad. La accesibilidad consta de tres dimensiones (i) no discriminación –es
decir, que la educación sea accesible a todos, especialmente a los grupos vulnerables, sin
discriminación (ii) accesibilidad material y (iii) accesibilidad económica. Particular
énfasis merece la accesibilidad material entendida como el acceso a la educación en una
distancia geográfica razonable.

Las obligaciones de la comunidad, la familia y el Estado frente a la educación de los


niños indígenas
El artículo 67 de la Constitución dispone expresamente la responsabilidad del Estado, la
sociedad y la familia frente a la educación. Asimismo, el artículo 10 de la Ley 1098 de
2006 desarrolla el principio de corresponsabilidad como la concurrencia de actores y
acciones conducentes a garantizar el ejercicio de los derechos de los niños, las niñas y los
adolescentes. La familia, la sociedad y el Estado son corresponsables en su atención,
cuidado y protección. En este contexto, las obligaciones que surgen para la garantía del
interés superior del menor (art. 44 CP) y del derecho fundamental a la educación en
particular, no comprometen exclusivamente al Estado, se extienden a las familias y a la
sociedad en general

La comunidad y la familia (los padres) del menor indígena, son los primeros responsables
de su desarrollo dada la cercanía con el menor. En efecto, “Los niños de corta edad reciben
de los miembros de más edad de la comunidad orientación sobre diversos aspectos del
desarrollo que les prepara para la vida y para el desempeño de sus responsabilidades para
con la comunidad (…) La educación tradicional se consigue mediante los principios de
aprendizaje participativo, crecimiento global, cuidados y la confianza mutua. El
aprendizaje participativo requiere que los miembros de la comunidad participen
plenamente en el proceso de aprendizaje”
La jurisprudencia constitucional ha enfatizado en la doble naturaleza de la educación en su
condición de derecho, pero también de deber “(…) siendo la educación un derecho-deber,
el incumplimiento de obligaciones correlativas a su ejercicio, como es el hecho que el
estudiante no responda a sus obligaciones académicas y al comportamiento exigido por el
reglamento, puede dar lugar a la sanción establecida en el ordenamiento jurídico para el
caso”. Así, la garantía en la prestación del servicio educativo no solo depende del Estado,
sino también del beneficiario del derecho quien, con el apoyo de sus padres, debe cumplir
con unas cargas mínimas y admisibles constitucionalmente para su garantía.
En relación con el Estado, “[l]a administración tiene el deber de procurar que las
actividades escolares de los niños y niñas se desarrollen en lugares adecuados para su
formación integral, y con el derecho a gozar de espacios que además de ser propios del
sistema educativo, protejan otras garantías constitucionales como la salud, la alimentación
y la integridad”[25]. Al mismo le corresponden obligaciones de respeto, protección y
cumplimiento frente a la eficacia y realización de las características descritas (supra, 62).
Como servicio público, al Estado le corresponde regular y ejercer la suprema inspección y
vigilancia de la educación con el fin de velar por su calidad, por el cumplimiento de sus
fines, garantizar el adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las
condiciones necesarias para su acceso y permanencia en el sistema educativo.
En síntesis, la educación de los niños, de aplicación prevalente e inmediata de conformidad
con el artículo 44 de la Constitución, tiene doble connotación como derecho y como
servicio público. En cuanto a la primera, el derecho fundamental a la educación de los
niños indígenas -en particular- implica una protección de doble vía dada su relevancia no
solo para el menor sino para su comunidad; como garantía fundamental en pie de igualdad
con el resto de la comunidad nacional y, como derecho con enfoque diferencial
considerando el mandato de protección a la diversidad étnica y cultural que exige
obligaciones positivas del Estado, así como el reconocimiento de su propia lengua,
tradiciones y conocimientos. En tal contexto, los niños indígenas tienen derecho a acceder a
una educación integral en términos de aceptabilidad, adaptabilidad, disponibilidad y
accesibilidad, los cuales se materializan a partir de la corresponsabilidad entre la
comunidad indígena, la familia y el Estado; correspondiendo a los dos primeros la
responsabilidad primordial de contribuir al desarrollo del menor dada su cercanía,
fomentado la estabilidad y previniendo la deserción escolar. Al tercero, entre otras
obligaciones, regular y ejercer la suprema inspección y vigilancia como condición relevante
para la calidad de la educación y la efectiva realización de los componentes de dicho
derecho.

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