Keats Poemas
Keats Poemas
Keats Poemas
“….Pasé la tarde del viernes con Wells y a la mañana siguiente fui a ver La muerte sobre el
caballo pálido. Es un cuadro admirable si se tiene en cuenta la edad de Wells, pero no hay nada allí
que produzca intensidad, mujeres que uno quisiera besar con locura, rostros creciendo hacia la
realidad. La excelencia del arte es su intensidad, capaz de hacer que todo lo desagradable se evapore
al hallarse en estrecha relación con la belleza y la verdad (…) Tuve una disquisición –no una
disputa- con Dilke, sobre varios temas ; muchas cosas se ensamblaron en mi mente, y de pronto me
sobrecogió esa cualidad que Shakespeare poseía tan grandemente; quiero decir “capacidad
negativa”, o sea, cuando un hombre es capaz de ser en la incertidumbre, los misterios, las dudas, sin
ninguna irritada búsqueda tras los hechos y las razones.”
“En cuando al carácter poético en sí mismo (me refiero a esa especie de la cual soy miembro, si es
que soy algo; esa especie distinta de la wodsworthiana o egoísta sublime: es algo per se y que existe
sola) es algo que no es, que no tiene yo, es todo y nada. No tiene carácter, goza de luz y de la
sombra; vive en lo que le place ya sea recto o vil, alto o bajo, rico o pobre, humilde o elevado.
Encuentro tanto deleite en concebir un lago como un Imagen. Lo que choca al filósofo virtuoso
encanta al camaleón poeta. El sabor del lado oscuro de las cosas no ofende su gusto más que el
brillante pues ambos acaban en especulación. Un poeta es lo menos poético de la existencia, ya que
carece de identidad desde el momento en que se ve continuamente en la necesidad de ocupar el
cuerpo de otro, el sol, la luna, el mar, los hombres, y mujeres, todo ellos criaturas de impulso, son
poéticos, y poseen el atributo inmodificable; el poeta no tiene ninguno, carece de identidad; es
seguramente la menos poética de todas las criaturas de Dios. Es triste confesarlo, pero es un hecho
cierto que ninguna palabra que yo pronuncie puede ser considerada como una opinión proveniente
de mi identidad, ¿Cómo podría serlo si carezco de naturaleza? Cuando estoy en un cuarto con gente
y dejo de especular sobre creaciones de mi propio cerebro, entonces no soy yo mismo quien regresa
a mí, sino que la identidad de cada uno del cuarto comienza a presionar tanto sobre mí que en pocos
instantes me anonada y esto no solo entre hombres, me ocurriría lo mismo en una guardería de
niños”.