b61c00 PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 108

El ángel del origami

LA HISTORIA DE LIGIA Montoya

Laura Rozenberg
© 2016 Laura S. Rozenberg
Todos los derechos reservados

No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler,


la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por
cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización
u otros métodos, sin el permiso previo y escrito de la autora. Su infracción está
penada por las leyes 11.723 y 25.446.

Para más información:


www.ligiamontoya.wordpress.com
[email protected]

Idea, investigación, documentación gráfica y textos: Laura Rozenberg


Diseño gráfico: editopia.com.ar
Directora de arte: Verónica Carman
Diagramadora: Paula Ramos
Ilustraciones: Luna Schapira
Diseño de cubierta: editopia.com.ar
Fotografías de Ligia Montoya: cortesía de la familia Montoya-Zappi

Edición en apoyo a la construcción del


Museo del Origami, Colonia del Sacramento, Uruguay

Primera edición, 2016


ISBN: 978-1535417952

Impreso en USA
CreateSpace Independent Publishing Platform, North Charleston, South Carolina
Prólogo
Acabo de leer el libro por tercera vez, aunque ya desde la devuelve la mirada de una muchacha ojos de papel que se
primera me vi sorprendido como un adolescente. ¡Qué nos fue demasiado joven.
cantidad de documentos! ¡Y cómo se van entrelazando!
Para hablar de género y honrarlo diría que entre varios
Las fotos, los textos, han superado mis expectativas.
“Adanes” hubo una única “Eva” inicial del origami
Esta historia que el lector tiene en sus manos habla contemporáneo, que se llamó Ligia.
de una artista argentina, Ligia Montoya, pionera en el Muchos de nosotros, amantes del origami, conocíamos
mundo occidental de lo que hoy denominamos origami. algunas de sus creaciones. Pero casi nada de su historia.
Alguien singular, sin duda, como su mismo nombre, Buceando en la biblioteca que con mi padre teníamos
que nos recuerda a la sirena mitológica. Nuestra Ligia, en conjunto llegué a admirar sus trabajos; obras que
persona de carne y hueso, debería parecernos más cercana son fragmentos de una historia personal que se divide y
y, sin embargo, durante años fue tan desconocida y ramifica en cientos de mensajes y papirolas esparcidas por
misteriosa como aquellos seres que por siglos poblaron la el mundo. Tímida y reservada, esa era su manera de dar a
imaginación del hombre. conocer un poco su mundo interior.
Estas páginas vienen al rescate de nuestra ignorancia en Pocos sabían que alguien –Laura Rozenberg– se estaba
forma de recuerdos de otros tiempos –fotografías de la década encargando durante todo este tiempo de investigar,
del '20, verdaderas joyitas de época– y un hilo conductor que recolectar y entrelazar el material de Ligia Montoya para
atrapa porque hay en él varias líneas de lectura, aptas para compartirlo en un libro que finalmente salió a la luz. Lo
neófitos y origamistas avanzados por igual. cual me llena de alegría porque como bien he dicho en
En este mar donde las olas se pliegan y repliegan, la sirena más de una oportunidad, Ligia no solo gestó cientos de
Ligia envía cartas a los cuatro puntos cardinales y recibe, plegados sino que fue madre de una forma singular de
a su vez, mensajes de sus camaradas desde las antípodas entender la libertad creativa.
de la tierra ( Japón, por ejemplo) y de muchos otros países Como modelo para sucesivas generaciones, esperaba que,
donde a mediados del siglo pasado fue germinando en este sentido, Ligia Montoya fuese reconocida tarde o
esa pasión por doblar y redoblar para dar forma a lo temprano en nuestro espacio existencial argentino.
inexistente a partir de una modesta hoja de papel.
Ahora este libro lo ha hecho.
Ejercicio solitario, Ligia revela y esconde a la vez. La
femineidad de su mundo íntimo, oculta en los mandatos Leandro C. (“Polo”) Madueño
familiares, llega hasta nosotros congelada en centenares Comodoro Rivadavia, Patagonia, Argentina
de papeles plegados, en un juego de espejos que nos Próximos al equinoccio de primavera del 2016

3
Ligia,
Una artista misteriosa

4
Buenos Aires, 23 de febrero de 1920
LIGIA NACIÓ EN UNA DÉCADA

D
oña Pilar Izquierdo de Montoya, con su
panza de nueve meses, había llegado a
DE GRANDES CAMBIOS
Buenos Aires desde el pueblito cordobés de TANGO
Laborde tras un viaje agotador en tren. Madre pri- Aparecen la milonga y el tango, la
meriza, quería dar a luz en la ciudad porque se sen- música preferida de los sectores
tía más segura que en el campo y por eso soportó, populares urbanos.
a punto de parir, los casi trescientos kilómetros que
la separaban hasta el hogar de su hermana María
TRABAJO FEMENINO
en el barrio de Caballito. Aunque con su esposo Las mujeres de clase media salen
vivían desde hacía más de un año en Córdoba, no a trabajar. Se emplean en tiendas
lograba acostumbrarse al ritmo rural y extrañaba y oficinas.
mucho la ciudad.
URBANISMO
El llanto de Ligia se escuchó a la una de la tarde Crece el transporte, se extienden las
del 23 de febrero de 1920 en el cuarto en penum- redes ferroviarias y se construyen
bras de su tía. Mientras ella enjuagaba paños en importantes edificios en Buenos Aires.
una palangana, la comadre colocó a la beba en los
brazos de Pilar.

Pilar y su esposo Alfredo habían llegado de España LITERATURA


Dos movimientos literarios marcan una profunda
por separado, en una época de grandes transfor-
huella en la época. El grupo de Florida (asociado a las
maciones. Buenos Aires, “la París de América del vanguardias europeas) y el de Boedo (interesado por
Sur”, crecía en altura, se multiplicaban los medios los problemas sociales).
de transporte y surgían voces que harían historia
en la literatura y el arte. El progreso tenía mucho FÚTBOL
Aparecen los primeros clubes
que ver con la oleada de inmigrantes que venía de de fútbol, un deporte que llega al país
Europa: gente como ella y su marido, ambos espa- con los ingleses.
ñoles que arribaban para “hacer la América”. En
pocos meses, don Alfredo logró posicionarse como RADIO
comerciante y Pilar, que era maestra y costurera, El año en que nació Ligia se inauguró
la radiofonía argentina.
obtuvo un buen cargo en los Grandes Almacenes
Harrods como operaria de sus novedosas máquinas
de calcular eléctricas.

5
Laborde, provincia de Córdoba

Pilar y Alfredo se casaron en 1919, pero no


pensaron en tener hijos de inmediato. A ella le
encantaba la ciudad: los buenos restaurantes, las
salidas al teatro... Con el trabajo de ambos podían
darse esos gustos. Por eso sintió una gran desazón
cuando un buen día, a poco de casarse, su esposo
le propuso mudarse a Laborde, un pueblo cordo-

EL VIAJE
Ligia y sus padres junto a las vías del tren en Laborde (1924).

bés desconocido para ambos. Le habían ofrecido ponerse


al frente del único almacén de ramos generales, la vieja
pulpería Roma, y aunque a Pilar la idea no le entusias-
maba, no tuvo más remedio que resignarse y aceptar el
cambio. Poco después quedaría embarazada de Ligia.

¿Sabías que Laborde


cobró fama como la meca
del malambo? Todos los
años se celebra allí un
certamen nacional donde
compiten bailarines de
todo el país. Ejecutado
Este es el trayecto que Pilar hacía por varones, el malambo
en el ferrocarril cuando iba a la es una danza tradicional
capital a visitar a su hermana María. argentina muy exigente.
También aprovechaba el viaje para ir ¡No por nada hoy se conoce a Laborde como la
de compras y al teatro. Capital Mundial del Malambo!

6
Los Montoya vivían en una casita modesta de paredes pintadas a la cal con un patio rodeado de geranios.

Cuando llegaron a Laborde aún no había luz italianos, donde Alfredo trabajaba, a escasos
eléctrica en la ciudad y la justicia a veces se resolvía metros de las vías del tren. Más allá de los silos
a los tiros. ¡Alfredo tuvo que comprar una pistola que albergaban las semillas, el resto del paisaje
para defender a su familia! Bajando por la calle de era un inmenso mar de espigas que se perdía en
tierra estaba la pulpería Roma, propiedad de unos el horizonte.

7
A Ligia le gustaban las manualidades como la costura
y el plegado del papel. Es posible que aprendiera sus
primeras pajaritas (llamadas así aunque fuesen animales,
pájaros o barquitos), junto a su madre y parientes.

Inteligente y aislada

Poco después del nacimiento, Pilar regresó


a Córdoba, pero la vida allí no era fácil. Sin
demasiada actividad, vivía pendiente de Ligia,
quien durante los primeros años creció apegada a
las faldas de su madre. Todos coincidían en que

Trepada a la silla para alcanzar la máquina de coser.

era una niña bonita e inteligente aunque


bastante rara. Sin que mediase una lógica,
escapaba de las visitas, incluso de familiares y
gente conocida. Y en lugar de jugar con otros
niños de su edad, prefería encerrarse o ayudar
en las tareas del hogar.

De mirada tímida, Ligia tenía tres años cuando su padre le


sacó esta foto.

8
Ligia con su madre Pilar.

9
Una mañana el tren arribó a Laborde...

y la familia en pleno fue a la estación a recibir a María, la tía que


llegaba de Buenos Aires. Todos se acercaron a abrazarla, menos
Ligia que se escapó del lugar. No era la reacción de una niña
tímida; era algo más profundo, como un abismo que la separaba
del mundo y que solo su madre parecía capaz de atravesar.

10
1

Al padre de Ligia le encantaba la fotografía. Tenía una


cámara y tomaba fotos de su familia por todas partes.

La época de vacas gordas duró hasta 1929... 1.


3 Los Montoya llevaban
una vida cómoda.
Con su automóvil, un
el año nefasto de la Gran Depresión, cuyos efectos verdadero lujo para la
se sintieron en todo el mundo. Para colmo, hacia época, salían seguido
a pasear.
la misma época, en Laborde se desató una epi-
2.
demia de peste bubónica provocada por las ratas A los cuatro años,
que habitaban en los silos. Ante la gravedad de la Ligia viajó en barco
para visitar a sus
situación, Pilar aprovechó para marcharse con las parientes de España.
niñas a Buenos Aires, mientras Alfredo cerraba En 1925, nacía
Noemí, su hermana
definitivamente la casa y ponía en venta el nego- menor.
cio. Agotada la etapa de la vida pueblerina y con 3.
algo de dinero, los Montoya decidieron regresar a Retrato de familia,
1927. Ligia, Pilar y la
España. Aunque el futuro era incierto, la idea de pequeña Noemí.
volver a la tierra de origen los llenaba de entusias-
mo. Pensaban además que el cambio beneficiaría
a Ligia pues allí tendría más posibilidades de
relacionarse con niños de su edad.

11
PUERTO DE

San Sebastián

12
España, 1931

A
los 11 años, Ligia arribó a una España en la que
soplaban vientos de cambio. Mientras recorrían
la campiña de Navarra, se enteraron de que el rey
Alfonso XIII ya no gobernaba y se acababa de instaurar
una República. Era una buena noticia para los Montoya,
quienes se consideraban laicos y progresistas. El regreso
había sido una buena decisión y se propusieron disfrutar
del viaje. Después de visitar a los parientes en la monta-
ña, continuaron hacia el norte, y antes de que acabara el En la escuela aprendió francés y un poco de inglés. Tam-
verano llegaron a San Sebastián, un elegante balneario a bién practicaba el plegado de papel, una tradición muy
orillas del mar Cantábrico que en el verano recibía a la arraigada en toda España. Aún no le decían origami, pues
gente adinerada de toda Europa. ésta es una palabra japonesa que se difundió muchos años
después. Tampoco lo llamaban papiroflexia, sino simple-
Como San Sebastián era una ciudad pintoresca y tenía mente pajaritas, así fuesen aves, cuadrúpedos o reptiles.
playas muy bonitas, decidieron establecerse allí. Durante Como en francés se les decía cocotte, el filósofo español
el año escolar vivirían en el balneario y cuando llegara Miguel de Unamuno acuñó la palabra cocotología, más
el verano en el que todo se encarecía, irían de visita a las adelante aceptada por la Real Academia Española, para
montañas de Navarra. Ese era el plan y de hecho lo man- referirse al arte de hacer pajaritas de papel.
tuvieron varios años.
De todas las posibles creaciones en papel – barcos, som-
Ligia terminó la escuela primaria en un establecimien- breros, avioncitos – hay uno considerado la pajarita por
to laico de San Sebastián e hizo todo el secundario excelencia porque la forma recuerda a un pájaro. Tanta
en el Colegio Miraflores, donde terminó el bachille- pasión tienen los españoles por la pajarita que la han
rato en 1936, poco antes de que estallara la Guerra utilizado en marcas de productos, bombones, envolto-
Civil Española. rios de caramelos y muchas cosas más.

La pajarita es una de las figuras de papel más


antiguas en España y un verdadero símbolo cultural.
Su origen es desconocido, aunque hay varias teorías
que no están probadas.

13
En España todo el mundo aprende a plegar la pajarita
y ha sido objeto de poemas, esculturas, y hasta un
ensayo del gran filósofo español Miguel de Unamuno.

Unamuno posando con el “avechucho”, una de sus creaciones.


Unamuno y las pajaritas La ilustración está inspirada en el cuadro al óleo de Ignacio Zuloaga.

Miguel de Unamuno (1864-1936), filósofo,


escritor y durante años rector de la Universidad
de Salamanca, fue un gran cultor del plega-
do del papel. Son numerosas las referencias
escritas y aún pictóricas sobre su afición a la
papiroflexia. En un par de cuadros pintados por
artistas famosos aparece rodeado de sus crea-
ciones, como en el óleo de Ignacio Zuloaga, que
se encuentra en la Hispanic Society of Ame-
rica, de Nueva York. Unamuno publicó ade-
más Apuntes para un tratado de cocotología, una
parodia al cientificismo que agregó como anexo
en su libro Amor y Pedagogía. En la solapa de su
traje, llevaba siempre un prendedor de plata con
forma de pajarita. Según solía decir con ironía,
lo usaba porque era el símbolo del único partido
“político” que le merecía confianza.

Se ha dicho que Ligia Montoya conoció caminos, ni siquiera a través de cartas.


personalmente a Miguel de Unamuno Sí, en cambio, Ligia admiraba su obra
y que éste le enseñó el arte de la filosófica y literaria y estaba al tanto
papiroflexia. No hay nada de cierto de la pasión por las papirolas que
en eso. Ellos nunca cruzaron sus profesaba el sabio.

14
PAJARITA

¿Sabes plegar
la pajarita?
Aquí están las instrucciones.
¡Anímate que es fácil!

15
Las vacaciones en Navarra
Las pajaritas de papel volvieron a aparecer
Cada año, al comenzar el verano, los Montoya ante los ojos de Ligia durante unas vacaciones
en las montañas. Su primo José le enseñó
viajaban a Navarra, a la casa de los abuelos en
nuevos plegados y juntos pasaban horas
el pueblo de Allo, o bien se dirigían a lo del practicando al aire libre. Con José y los demás
tío Felipe, hermano de Alfredo, en el vecino primos, Ligia se sentía a gusto.
pueblo de Nazar. A las niñas les encantaba
visitar a los abuelos que seguían viviendo en
¿Esto es una abeja?
el mismo sitio donde se había criado Alfredo.
Era una enorme casona de piedra de dos pisos
con numerosas habitaciones que se fueron Mmm, no... ¡Creo que
construyendo a medida que la familia crecía. inventé una mosca!
¡Pensaré la forma de
Para las pequeñas era lo más parecido a una hacer una abeja!
vivienda encantada, con pasadizos, recovecos
y hasta inscripciones en las paredes. En el
último piso se encontraba el granero y en un
cuarto de la planta baja vivía Antonino, el tío
solterón. Los ambientes daban a un balcón
externo que se estrechaban hacia el interior
en recámaras sin ventanas donde se dormía al

En la página 18 verás la abejera del abuelo Ignacio

resguardo del frío, sobre colchones viejos que


se hundían con el peso de los cuerpos. Afuera
había un gran corral repleto de gallinas, ovejas
y un par de burros con los cuales daban paseos
por la montaña. El abuelo Ignacio también
Junto al establo, Ligia observa el becerro en brazos de su
madre; a la derecha, la abuela junto a la pequeña Noemí. tenía una abejera.

16
La casa de piedra de los abuelos en Allo, Navarra.

17
Observa el dibujo:
a) El abuelo de Ligia construyó una
abejera apilando piedras como en el
dibujo. Adentro aplicó arcilla fresca para
que las abejas pudieran adherir sus
colmenas.
b) En la ilustración, Ligia y su primo José
están plegando pajaritas y mosquitas.
La abejera del abuelo Ignacio
c) Busca en la página 97 las instrucciones
para plegar la mosquita de Ligia.
Un día los niños visitaron la abejera del abuelo
Ignacio. Años después, Ligia recordaría por d) ¿Qué harías para que se parezca más
carta aquel lugar: a una abeja?

“Era como una cabaña de piedra en cuyos huecos


había colmenas de barro, junto a un río flanqueado
por álamos y campos de lavandas que las abejas
Pega tu abeja AQUÍ
usaban para hacer su miel.”

18
El plegado en Europa

Cuando José le enseñó a Ligia a plegar papiro-


las, sin saberlo estaba contribuyendo a mante-
ner una tradición. La cultura popular se nutre
de estas costumbres que van pasando de padres
a hijos y de generación en generación.

En España, el plegado del papel, conocido


también como papiroflexia, es una tradición
antigua, aunque no se sabe bien cuándo ni dón-
de comenzó. Los moros introdujeron el papel
en la península Ibérica, pero no hay constancia
de que lo plegaran. Vicente Palacios, estudioso
de la historia del plegado, considera que en los

En los grandes banquetes de la realeza italiana en el


siglo XVII se decoraban las mesas con leones, dragones
y otros animales fantásticos que requerían decenas de
metros del más puro lino almidonado.

bordados toledanos del siglo XI aparece la si- Arriba e izquierda:


Ilustraciones de Li
lueta de la pajarita, y por lo tanto éstos serían Tre Tratatti de Mattia
precursores del plegado homónimo. Giegher (1639),
con ejemplos de
servilletas y lienzos
En otras partes de Europa, durante el barro- exquisitamente
plegados para decorar
co, hubo un mayor desarrollo del plegado en las mesas de los
telas y servilletas como elemento decorativo, banquetes.

según revelan libros como Li Tre Tratatti, de


Mattia Giegher.

19
Las enseñanzas de Friedrich Froebel
(1782-1852) La influencia de Froebel
Cuando Ligia iba a la escuela, estaban en boga en las artes en el siglo XX
los nombres de pedagogos como el del suizo
Johann Pestalozzi y el alemán Friedrich Froe- En su libro Inventing Kindergarten (1997),
bel. El primero había revolucionado el sistema el arquitecto e investigador Norman
Broesterman propuso una hipótesis
educativo favoreciendo la curiosidad del niño
tan sugestiva como audaz. Según él,
como herramienta de exploración en lugar de la el arte abstracto del siglo XX debe
memorización y el castigo. Froebel, que estudió mucho a Froebel. Artistas como Vassily
en el instituto dirigido por Pestalozzi, avanzó un Kandinsky, Piet Mondrian y Georges
paso más al incorporar a los niños más pequeños Braque habrían comenzado a desarrollar
su pensamiento abstracto a una edad
en la educación escolar, brindándoles el juego
muy temprana, jugando en el jardín de
como base para el aprendizaje. Sus dos grandes infantes. Incluso se ha dicho que Frank
aportes fueron: la introducción del jardín de Lloyd Wright describió la manera en que
infantes (kindergarten) que pronto se extendió el método de Froebel, con su énfasis en
por muchos países; y la creación de los llamados el diseño experimental, marcó desde
obsequios o dones (del alemán, spielgabe), sin su niñez el rumbo de su pensamiento
arquitectónico.
duda los primeros juguetes didácticos del mun-
do. Froebel diseñó una veintena de dones, com-
puestos por bloques de madera, hilos, cintas y
papeles y escribió sobre la manera de utilizarlos.
Algunas de estas actividades, como el plegado
del papel, fueron desarrolladas más tarde por sus
discípulas, que dieron comienzo a la tradición
de las series geométricas que se montaban en
cuadernos tipo acordeón.

Ilustración de Luna Schapira inspirada en un cuadro


de Kandinsky.

20
Libro-acordeón con los plegados originales de Ligia Montoya.

El plegado froebeliano

Así como los niños aprenden música estudiando arpegios y


escalas, Ligia adquirió una cierta disciplina en materia de
plegados. Sus estudios sobre el plegado Froebeliano –llamado así
por su creador, Friedrich Froebel –se convirtieron en una pasión que
continuó investigando durante años. Era una práctica fascinante
porque partiendo de una base, con sólo modificar algunos pasos, se obtenía
un verdadero calidoscopio de figuras que luego podían ordenarse en carpe-
tas de una gran belleza estética. Incluso ideó un código especial para enu-
merar las secuencias. (En la página 38 se explica el desarrollo de un código
básico que te puede servir para organizar una colección de plegados).

21
El método de Froebel se extiende
por el mundo

A priori puede parecer que la rigurosidad inherente al


plegado no se aleja de los viejos métodos educativos
sustentados en la repetición y la coerción. Pero hay un
matiz: si bien el plegado froebeliano requiere de ciertas
exigencias de orden, color y prolijidad, el objetivo es
fomentar la capacidad exploratoria del niño, así como
el aprendizaje de elementos básicos de geometría a
través del juego y la combinación de formas y colores.
¡Dependía mucho del maestro que la actividad fuese
aburrida o creativa!

Los plegados froebelianos se enseñaban en la escuela y


también con libros. Ligia tenía varios en su biblioteca.
Uno de ellos, El trabajo manual en la escuela argentina,
de Atilio Boveri y Florencio Loyarte, publicado en
1928, contiene instrucciones para el maestro y ejemplos
de plegados froebelianos explicados con bellos diagra- Ilustración del libro El trabajo manual
mas en colores. en la escuela argentina (1928).

La base froebeliana de las creaciones de


Ligia Montoya es evidente. Por un lado, la
utilización de la grilla ortogonal en muchos
de sus trabajos, y por otro, su preferencia por
la producción de formas seriadas en las que
cada modelo difiere y se transforma por un
cambio en el plegado o una proporción. El
encanto no está en la complejidad sino, jus-
tamente, en la belleza estética de las formas.
Toda su obra es bidimensional, como era
habitual en su época. Pero no debe confun-
dirse simplicidad con calidad artística.

22
El viaje por los Pirineos

Las vacaciones de 1936 fueron diferentes


en todo sentido. Sin imaginar que serían las
últimas en España, los Montoya decidieron
recorrer los Pirineos en lugar de ir a Navarra
como era su costumbre. De camino debieron
pasar por Huesca, y al fondo de una bella
arboleda en el Parque Servet, habrán obser-
vado un monumento muy particular. No era
la típica estatua de un prócer o de una batalla
histórica; se trataba de una bonita fuente con
dos enormes figuras metálicas que representa-
ban las famosas pajaritas españolas de papel.
El monumento Las Pajaritas de Ramón Acín en Huesca, España.

Si un día visitas Ramón Acín (1888-1936), artista y


la ciudad de educador, diseñó el conjunto escultórico
Huesca, al pie de Las Pajaritas, inaugurado en 1928 en el
los Pirineos, no Parque Servet, de Huesca. No lo concibió
dejes de pasar como monumento a la papiroflexia sino
por el monumento como homenaje a los niños del mundo.
Las Pajaritas en Acín fue fusilado en su ciudad natal,
el Parque Servet. Huesca, el 6 de agosto de 1936, poco
En la foto, frente después de aquel paseo que hicieran los
al monumento, Montoya por los Pirineos.
algunos miembros
del Grupo
Zaragozano de
Antes de continuar viaje a Canfranc, en la fron-
Papiroflexia posan
durante una
tera con Francia, Ligia y Noemí habrán pasado
caminata otoñal un buen rato trepando y cabalgando sobre aque-
por el parque llas esculturas de hierro, sin sospechar que unas
en 2012. semanas más tarde sería asesinado su creador,
Ramón Acín, una de las primeras víctimas que
se cobró la Guerra Civil Española.

23
La estación de Canfranc

Canfranc, en el límite con Francia, era lo fresas por senderos montañosos que se vol-
más parecido a un cuento de hadas. Hasta vían azules a la distancia, tal era la cantidad
tenía una estación de trenes majestuosa y un de lirios silvestres en las laderas. Al fondo,
túnel ferroviario, el Somport, que unía ambos las nieves eternas completaban el paisaje de
países. Ligia y Noemí se divertían recogiendo postal alpina.

24
Las últimas vacaciones en España

Pero aquella tranquilidad idílica no fue Sebastián sin demora. Una vez más la realidad
duradera. El 18 de julio de 1936 las radios parecía imponerse y tras evaluar la situa-
anunciaron una sublevación del ejército espa- ción, Alfredo propuso volver a la Argentina.
ñol en Marruecos, preámbulo de los hechos Primero viajó él para establecerse y un año
que darían paso a las sirenas, las bombas y la después, con salvoconductos, Pilar y las niñas
muerte en toda España. Comenzaba la Guerra atravesaron España hasta Portugal, donde se
Civil y los Montoya decidieron regresar a San embarcaron rumbo a América.

¿Un amor truncado?


Durante muchos años Ligia De acuerdo con su relato, el
se comunicó por carta con muchacho murió en el frente de
aficionados al origami de batalla y por eso, para honrar
distintas partes del mundo. su memoria, Ligia ya no quiso
volver a enamorarse.
Muchos habrán pensado por
qué no se habría casado pese Lo extraño es que aquella carta
a ser bonita y talentosa, en la que Ligia le contaba su
atributos que en la fantasía secreto amoroso a Gershon
popular bastan para atraer al Legman nunca fue encontrada,
Príncipe Azul. pese a que él mantuvo siempre
un archivo muy completo de
Un año después de su muerte,
correspondencia. Teniendo en
uno de sus amigos por
cuenta lo reservada que era
correspondencia, Gershon
Ligia en su vida privada, resulta
Legman, escribió un homenaje
raro que hubiese ventilado esos
en el que figuraban datos y
detalles.
anécdotas desconocidas. Según
él, en una de sus cartas, Ligia Es más probable que no haya
le había confesado un amor sido más que una historia que
juvenil, poco antes de la Guerra Legman elucubró para crear una
Civil, con uno de sus primos de imagen romántica de su lejana
la montaña. amiga por correspondencia.

25
El regreso a

Buenos Aires

26
Argentina, 1937

A
los 17 años, Ligia estaba de re-
greso en Buenos Aires. Vivía con
su familia en un departamento
amplio y cómodo en el barrio de Mont-
serrat, una zona de oficinas con mucho
movimiento durante el día y desierto por
las noches. Tuvo que dar una serie de
equivalencias y por eso recién en 1940
pudo ingresar a la carrera de Letras, que
se dictaba en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Ai-
res. Allí obtuvo el título de Profesora de
Enseñanza Secundaria, Normal y Espe-
cial en Letras.

Inteligente y estudiosa, le gustaba


leer, investigar, y pasarse horas en las
bibliotecas, donde llamaba la atención
de los lectores quienes se admiraban Santiago del Estero, nº 159. Allí se establecieron los Montoya
tras su regreso de España.
de su perseverancia viéndola recorrer
volúmenes en busca de un dato o
cita bibliográfica. Pero a Ligia no se
le conocían amistades y en su casa En sus propias palabras
lamentaban que no saliera con jóvenes de
su edad. Ligia era alta y corpulenta y no se
llevaba demasiado bien con su cuerpo.
“No soy una dama pequeñita. Más bien
Después de recibirse, hizo un año más
parezco una diosa pagana regordeta”, le
y obtuvo el título de bibliotecaria a los contó a un amigo en una de sus cartas.
treinta años.

27
La carta que cambió la vida de Ligia

Pero un día, algo cambió. Ligia había comenzado lo recordaría años más tarde en su autobiografía
a trabajar en la biblioteca de la Facultad de aún no publicada:“Le escribí al especialista en arte
Filosofía y Letras y una tarde de invierno de folklórico de Norte y Sudamérica, el doctor Ralph
1951 el director del establecimiento, Augusto Boggs. Este, a su vez, le reenvió mi consulta a una
Raúl Cortazar, la llamó para mostrarle una mujer en Buenos Aires llamada Ligia Montoya, con
carta que acababa de recibir. Lo curioso es que quien inicié una fructífera correspondencia durante
la misiva, escrita por un tal Gershon Legman, muchos años”. (En realidad, Boggs no le envió la
se la enviaba el antropólogo Ralph Steele carta directamente a Ligia Montoya, sino a su
Boggs de la Universidad de Miami. La carta jefe, Augusto Cortazar).
contenía una consulta sobre un arte popular
llamado paperfolding (plegado del papel), y más Legman parecía tener un conocimiento
específicamente sobre el plegado en América enciclopédico sobre el tema y estaba interesado
del Sur, motivo por el cual Boggs pensó en en saber lo que se hacía en la Argentina. No
Cortazar para responderla. El propio Legman sólo buscaba contactarse con otros plegadores,

El primer jefe de Ligia


Ligia sentía especial admiración con el papel. “Yo estaba en
por Augusto Raúl Cortazar, contacto con él en su carácter
el director de la Biblioteca de director de la biblioteca
de la Facultad de Filosofía y de mi facultad y cierto día se
Letras de la Universidad de me ocurrió regalarle algunos
Buenos Aires. Nacido en Salta plegados para sus hijas. Cuando
en 1910, se convirtió en un los vio se interesó por ellos, pero
famoso antropólogo, abogado sólo como creación artística y
y académico especializado desde luego sin relacionarlos
en letras. Estricto pero de un con el folklore. Me pidió que le
carácter afable y amistoso, se indicara algunos libros sobre
ganaba fácilmente el respeto de la materia para incluirlos en la
sus colegas y subordinados. En sección Pedagogía y que a su Augusto Raúl Cortazar, en su
despacho de director de la
una carta a Gershon Legman, vez le hiciera algunos modelos biblioteca de la Facultad de
Ligia recordó cómo Cortazar para exponerlos en la vitrina de Filosofía y Letras de la Universidad
se interesó en su habilidad novedades.” de Buenos Aires, 1942.

28
también quería conocer la bibliografía en
español. Su objetivo era la producción de un
listado lo más completo posible –en realidad, el
primero en su tipo pues no había antecedentes–
sobre libros de papiroflexia de todas partes del
mundo. Con ese fin, no solo le escribió a Boggs,
sino a muchas otras personas y editoriales, Boggs no contaba con información para
incluyendo las míticas librerías de la calle Florida compartir con Legman, pero le reenvió la
carta a Augusto Cortazar, un especialista
en Buenos Aires, como El Ateneo, Peuser, Viau, en folklore argentino, lo cual derivó en su
y Rodríguez. Boggs fue el único destinatario que, amistad con Ligia Montoya.
sin saber nada del asunto, derivó esa consulta al
lugar correcto porque cuando Cortazar leyó esa
carta de inmediato recordó que Ligia hacía poco
le había hecho para sus dos pequeñas hijas unos Ligia le contestó todo lo que sabía; se ocupó de
preciosos pájaros de papel. Le pareció natural, buscarle títulos en las librerías de Buenos Aires y
entonces, que fuese ella quien le respondiera. le envió varios por encomienda. Fue el comienzo
de una larga amistad que duró más de quince
años. La correspondencia entre ambos, guardada
celosamente por Legman, hoy resulta una venta-
na abierta a los tiempos en que se gestó el Origa-
mi Moderno del siglo XX.

En sus propias palabras


“Mi primer maestro de plegado fue mi
primo de España, un estudiante que ahora
es médico. Pero quien me hizo ser lo que
soy fue Gershon Legman, a quien conocí a
través del director de nuestra biblioteca.
Sinceramente, creo que los dioses, todos
ellos, ordenaron ese encuentro”.
Carta que Gershon Legman le escribió a Ralph Steele Boggs pidiéndole
información académica sobre el arte del plegado del papel.

29
El enigma del Kan-no-mado

Hacía tiempo que Gershon Legman trataba de plegar


una libélula muy antigua. Había encontrado ese mo-
delo en la biblioteca pública de Nueva York, hojeando
una vieja revista de una firma naviera del año 1922. De
inmediato reconoció que era algo especial, no solo por
quien firmaba esa nota, Frederick Starr, un eminente
antropólogo de los Estados Unidos, sino porque según
explicaba en ese artículo, era la reproducción de un
modelo que figuraba en una enciclopedia japonesa, de
mediados del siglo XIX, llamada Kan-no-mado.

Legman intentó plegar la libélula siguiendo las ins-


trucciones de la revista pero no lo consiguió porque al
diagrama le faltaban los primeros pasos. Tiempo des-
pués, cuando empezó a cartearse con Ligia Montoya,
se le ocurrió enviarle el enigma y esta le respondió con
el modelo delicadamente plegado en una hoja de papel
avión. ¡Lo había logrado! “No creo que sea exactamente lo
que buscamos, pero como dicen los italianos: Se non è vero,
è ben trovato”, se excusó, con su habitual humildad en
un párrafo de la carta. ¿El secreto? En lugar de usar un
cuadrado, como pensaba Legman, utilizó un papel de
forma hexagonal.

Frederick Starr incluyó esta ilustración en


su artículo The Art of Paper-Folding in Japan
(Revista Japan, volumen 12, octubre de 1922.
Esta revista era el órgano de difusión de la
firma naviera NYK Lines). Para esa nota, Starr
utilizó los dibujos de una enciclopedia muy
antigua, llamada Kan-no-mado.

30
El hallazgo del Kan-no-mado su maestría en diseño, tras una empecinada búsqueda,
tuvo la fortuna de hallarla en la biblioteca del Congreso
Durante años, la enciclopedia Kan-no-mado continuó de los Estados Unidos. Había sido archivada en una
siendo un misterio. Nadie parecía conocer esa publi- carpeta perteneciente a Frederick Starr, bajo el nombre
cación en japonés ni tampoco se lograba dar con el de Kayaragusa, y por eso hasta entonces nadie la había
paradero de una supuesta copia de las páginas corres- encontrado. Se comprobó que esta era la denominación
pondientes a los plegados que Frederick Starr, según correcta, aunque aún hoy muchos siguen llamándola
constaba en el artículo, había conseguido en Japón y que Kan-no-mado. Con este material, Julia y su esposo
habría quedado guardada en algún archivo de Estados Martin Brossman publicaron un libro, A Japanese Paper
Unidos tras la muerte de Starr en 1933. Legman y otros Folding Classic, con reproducciones fieles de cada uno
investigadores hicieron todo lo posible por ubicar dicha de los modelos y le enviaron un ejemplar autografiado
copia hasta que finalmente, en 1960 Julia Brossman, a Ligia Montoya, en reconocimiento a su esfuerzo por
una joven estadounidense que se encontraba preparando dilucidar el enigma de la libélula.

¿Cómo lo hizo?

Antes del hallazgo de Julia


Brossman, Ligia le respondió
a Legman con la solución al
enigma del Kan-no-mado,
es decir, “adivinó” los pasos
faltantes del diagrama. Tenía
una capacidad fuera de lo
común para crear imágenes
mentales de un papel en
movimiento. Con solo observar
los dibujos parciales, dedujo
que había que partir de un
hexágono y no de un cuadrado,
como hubiese sido habitual.

Este es el diagrama de su puño y letra que Ligia


Montoya le envió a Gershon Legman en 1952 con
la solución al enigma de la libélula.

31
Loco lindo

En una de sus cartas, Ligia Montoya se refirió a adelantándose a la tarea que desempeñó años más
Gershon Legman como un “loco lindo”, y él por tarde Lillian Oppenheimer, fundadora del Origami
supuesto no se ofendió. En materia de papiroflexia, Center de Estados Unidos. Impulsó, además,
no era un creador ni un buen intérprete –él la organización de las primeras exposiciones de
mismo se declaraba un poco torpe con las tareas origami artístico, y fue responsable de la primera
manuales– pero fue un estudioso de la historia del exhibición en Occidente de la obra del gran
origami y, más importante aún, descubrió talentos, maestro japonés Akira Yoshizawa, considerado el
los alumbró y ayudó a que se conectaran entre sí, padre del origami moderno.

32
Legman encaraba la papiroflexia con tanta correspondientes a 64 títulos en inglés, 33
pasión como la que le dedicaba a sus otras en español, 18 en japonés, 15 en alemán, 7
actividades académicas. Con su vasta experiencia en francés y 1 en italiano. (Ligia Montoya
en el rastreo de documentos, reunió un extenso ayudó a Legman a encontrar varios títulos
listado bibliográfico y lo publicó en Nueva York en español). Legman pensaba publicar una
en 1952, poco antes de partir a Francia, bajo segunda parte, centrada en la bibliografía
el nombre de Bibliography of Paperfolding. El japonesa, pero si bien reunió muchos
librito autofinanciado de apenas ocho páginas títulos, especialmente con la ayuda de Akira
incluía un listado con breves comentarios Yoshizawa, no llegó a publicarla.

Gershon Legman en una fotografía de 1964 tomada por su colega Wayland Hand, un folklorista de Estados Unidos.

33
Un académico censurado por el Correo
de los Estados Unidos

Legman había nacido en 1917 en Scranton, un pe-


queño pueblo de Pensilvania. Sus padres, inmigrantes
judíos de Hungría, le tenían reservado un futuro como
rabino, pero los sueños de Gershon no fueron en la
misma dirección. Dueño de una memoria prodigiosa,
detestaba el estudio rutinario y sus intereses abarca-
ban temas polémicos. Hubiese sido un excelente pro-
fesor o investigador, pero por su carácter conflictivo se
le fueron cerrando puertas en el ámbito universitario.
Tenía, sin embargo, una enorme autodisciplina si se
lo proponía. Podía pasar toda una jornada hasta bien
entrada la noche en la biblioteca pública de Nueva
York, y los coleccionistas lo consultaban cuando había
que encontrar algún título agotado o prohibido por la
censura. También trabajó como ghost writer de millo-
narios excéntricos.

Su figura era inconfundible: alto y robusto, de melena


espesa y mirada penetrante, solía atravesar las calles
del Lower East Side, el barrio de las librerías de viejo,
enfundado en un abrigo gastado y un pantalón que
apenas lograba sostener con una soga alrededor de su
abdomen. Jamás tenía un centavo y podía pasar por
un homeless de no ser por su aguda e inteligente ver-
borragia y la pila de libros que transportaba siempre
de un lado a otro.

Durante los años del macartismo, signados por la


persecusión y censura, Legman desarrolló un riesgoso
interés por temas que pocos se atrevían a investigar,
como el humor erótico y ensayos sobre la violencia en
los medios visuales, incluyendo el graffiti y las historie-

34
tas. Por tal motivo fue acusado de escribir pornografía,
aunque él se defendía alegando que la verdadera porno-
grafía era la exaltación de la violencia y no el sexo que,
paradójicamente, sí era condenado por la moral de la
época. Esto lo llevó a enfrentarse con el Departamento
de Correos de los Estados Unidos (el brazo estatal que,
durante la “caza de brujas” desatada por el macartismo,
se ocupaba de censurar cualquier carta “sospechosa”).
Catalogados de “obscenos”, los libros de Legman que
él mismo enviaba a sus clientes –en la modalidad de
mail order tan común en Norteamérica– salieron de
circulación simplemente porque el servicio postal dejó
de distribuirlos. Después de muchos altibajos, Legman
no tuvo otra alternativa que irse del país (una decisión
que compartió con muchos otros intelectuales en ese
período nefasto) y se estableció en el sur de Francia,
donde vivió hasta su muerte a los 82 años.

Arriba: cubierta del libro Love & Death (1949). El servicio postal de los Estados
Unidos, censuró la distribución de este y otros libros de Gershon Legman.
Abajo: En las décadas del '50 y '60, el correo ponía un sello en los sobres
animando a la gente a denunciar posibles “obscenidades”.

La casa de Legman en Valbonne, Francia. Allí mantuvo


un gran archivo de documentos y libros sobre
plegado del papel y continuó su correspondencia
con los más importantes origamistas,
incluyendo Ligia Montoya.

35
EL OBSESIVO TRABAJO DE LA Señorita Montoya
Una hoja de papel de escaso gramaje, para facilitar su envío por
correo, cobraba vida en las manos de Ligia Montoya y se multiplicaba
en infinidad de variaciones.

Ligia incluía sus modelos en las cartas junto con instrucciones


para llegar al modelo final.

¿Qué comunicaban las cartas?


En las librerías se
Se discutía sobre:
compraba un tipo
• Origami
de papel liviano
• La situación mundial llamado papel avión.
• A veces cuestiones familiares Se lo usaba para
• También se incluían origamis plegar porque era más
(¡la sorpresa más esperada!) económico a la hora de
enviarlo por correo.

36
Los amigos de Ligia • Robert Harbin – Mago y autor de libros de origami
(Sud África-Inglaterra)
Las cartas eran un importante medio de • Nemesio Montero – médico y autor de libros de
comunicación, tal como hoy es el email. Ligia recibía origami (España)
muchas cartas y pasaba horas respondiéndolas. • Gershon Legman – Un intelectual. ¡Más pobre que
• Ismael Adolfo Cerceda (su seudónimo era Carlos una rata! (Estados Unidos-Francia)
Corda) – ilusionista, incorporaba el origami en sus • Akira Yoshizawa – Japón. El “padre” del origami
números de magia (Argentina - trotamundos) moderno. ( Japón)
• Samuel Randlett -músico y origamista (Estados • Vicente Solórzano Sagredo – Médico, dentista
Unidos) y autor de libros de origami (España-Argentina
• Lillian Oppenheimer – fundadora del Origami • Neal Elias – Innovador, diseñador y recopilador de
Center de Estados Unidos modelos de su época.

37
Geometría en papel:
cuadrados y otras formas Adivina...
Ligia Montoya pasaba largas horas ple- ¿Qué estrellas en esta página están
gando formas que recuerdan a los copos hechas a partir de un pentágono
de nieve, a veces combinando dos papeles y cuáles a partir de un hexágono?

para multiplicar las puntas. Entrenada


como bibliotecaria, organizaba sus modelos
en series basadas en el número de puntas,
apéndices y otras características. Luego,
codificaba las piezas con una combinación
de letras y números del 1 al 50.

¡Inventa tu propio código!


Organiza las estrellas según el número de puntas
y utiliza una letra para identificar cada grupo (por
ejemplo: “A” = estrellas de cinco puntas). Luego,
numera cada estrella de menor a mayor complejidad
(p. ej.: A1, A2, etc). También puedes elegir otra
variable de organización (forma, color, etc.)
Practícalo con tus propios modelos. A medida que
tu colección crezca, mantén los modelos separados
en cajas identificadas por código (p. ej.: caja A para
modelos a partir de cuadrados; B, para modelos
rectangulares, etc.)

38
Las bases del origami
La mayoría de los modelos de los años '50 y '60
comenzaban con una base. Robert Harbin y Samuel
Bases cuadradas y más Randlett clasificaron las bases como primer
paso para la construcción de plegados: cometa,
diamante, pez, pájaro, preliminar, rana, bomba,
Así como los pintores cubistas veían
pañuelo (o blintz) y libro.
que la naturaleza podía descompo-
nerse en formas geométricas, los origamistas
como Ligia Montoya también buscaban recrear la
geometría de los seres vivos plegando papel.

En los años '60, los artistas del origami crearon


una serie de plegados que servían de primer paso
(de allí el nombre de bases). A tu derecha ves las
principales: cometa, diamante, pez, pájaro, preli-
minar, rana, bomba, pañuelo (o blintz) y libro.

Sin embargo, cuando Ligia Montoya quiso hacer


la libélula, en lugar de un cuadrado usó un hexá-
gono. ¿Por qué te parece que prefirió esa forma
geométrica? (Lee la respuesta en esta página).

“Las posibilidades que presentan


estas bases y sistemas son infinitas.
Yo he hecho docenas de variaciones
y creo que recién estoy empezando.”
modelos de libélula ¡o experimenta por tu cuenta!
con un cuadrado sin cortar el papel. Busca en Internet otros
hexágono. Hay otras maneras de hacer una libélula, incluso
Carta de Ligia Montoya a Eduardo Gálvez fácil hacer las cuatro alas, la cabeza y la cola a partir de un
Laguarta, secretario de la Peña Zaragozana Respuesta: La libélula tiene seis puntas, por lo tanto es más
de Papiroflexia, España.

39
Una artista

entre ollas y sartenes

40
Noches y días
La biblioteca de Ligia Montoya

P
asó el tiempo y Ligia dejó de trabajar
en la biblioteca. Se ocupaba de sus Ligia escribió un listado para Gershon Legman y le
padres y de sus sobrinos cuando su mandó varios títulos en español e incluso algunos
japoneses que conseguía a través de importadores,
hermana se ausentaba por trabajo. “Vivo entre
como por ejemplo el Origami Moyo de Kodo
ollas y sartenes”, se quejaba, aunque reconocía Kawarasaki que hoy resulta muy difícil de conseguir.
que le encantaba cocinar para ellos. Por las Prueba buscarlos en Amazon o en eBay y si tienes
noches, ni bien terminaban de cenar y todos suerte aparecerán, ¡pero carísimos!
se iban a dormir, se encerraba en su cuarto Estos son algunos de los libros que Ligia le mandó a
para continuar con su pasión. Diariamente Gershon:
le llegaban cartas de todas partes: Inglaterra,
Aramburu, Araminta. Trabajo manual educativo.
Estados Unidos, Francia, Japón, España...
Buenos Aires, Crespillo, (sin fecha).
Debía responderlas, hacer diagramas y
plegar varios modelos idénticos para repartir Boveri, Atilio. El trabajo manual, Buenos Aires, Peuser,
1925.
entre sus amigos epistolares. Era una tarea
interminable y a veces se sentía agotada. Al Lareo, Giordano. Papiro-Zoo, Buenos Aires, Larco, 1941.
igual que Gershon Legman, era autodidacta y Luchía, Antonio. El plegado y cartonaje en la escuela
hacía camino al andar, buscando nuevos libros, primaria. Buenos Aires, Kapeluz, 1940
observando lo que hacían otros, y ensayando
Montero, Nemesio. El mundo de papel. Valladolid, 1939.
sus propias creaciones.
Sarasas, Tamio. Origami. Folding paper for children.
Tokyo, D.Y. Kodansha, 1951.

Solórzano Sagredo, Vicente.

Papirolas I, Buenos Aires, 1938

Papirolas II, Buenos Aires, Perlado, 1939

Papirolas III, Buenos Aires, Librería del Colegio, 1940

Papirolas escolares, Buenos Aires, 1946-47

Papiroflexia elemental. Buenos Aires, 1947.

Unamuno, Miguel de. Apuntes para un tratado


de cocotología (anexo de Amor y Pedagogía),
Barcelona, 1902.

41
En busca de la perfección

Gershon Legman fue un gran admirador del arte de


Ligia Montoya. Así como apreciaba el modo en que
Akira Yoshizawa infundía vida a sus criaturas tridi-
mensionales, se maravillaba con la pureza de líneas de
los trabajos bidimensionales de su amiga argentina.
Tras la muerte de Montoya, alabó su técnica en un ar-
tículo que publicó la revista The Origamian: “El plegado
puro es difícil de describir pero se hace obvio cuando uno
lo ve. Es lo opuesto al plegado excesivo, un vicio del cual
conozco muchos ejemplos”(...) “Si pudiéramos aprender sólo
una cosa de lo que Ligia Montoya nos legó, sería la pureza
del plegado (…) arribando a una figura completa con el
mínimo de esfuerzo visible”. (Gershon Legman,
The Origamian, volumen 8, 1&2, 1968).
Para alcanzar la perfección, Ligia plegaba obsesivamen-
te. “Cuando quiero repetir un modelo que recién inventé,
se me ocurren otros tres o cuatro, pero si los dibujo es peor
porque al rehacerlos sufren transformaciones... y cuando Nota: Los modelos en
esta página son plegados
levanto mis trabajos de la mesa descubro que tengo el doble originales de Ligia Montoya
de lo que había al principio. Es tremendo no poder parar”. ampliados en un 50-70%.

42
Ligia pasaba horas diseñando nuevas formas y figuras
Estos son algunos de los origamis originales que envió
por carta a su amigo de Francia, Gershon Legman.

43
Hay algo en uno de
estos diagrama que
los origamistas
de hoy en día
tratarían de evitar. 1
1 3
¿Sabes qué es? 1 2
2 3

(La respuesta en la página


siguiente)

LLAMA 1
2 3
Creada por Ligia Montoya.
Diagramas de Román Díaz.
4 5
4 5
4 5 6
6

1 3
2

4 5
6

7 8
7 8
7 8
9
9

4 5
6

7 8
9

44
4 5
4 6
5
6

14 90º
90º
13 90º 15

90º

7 8
7 8 9 11 11
12
10 11 10 10
9

11 12
10
90º

16
17
17
14 14 14
12 13 13 13 15 15
11 15

13 14
15

14
15 16 16
16 17 17
17 17 17
17

ni pegar” no era tan estricta).


16
17 época de Ligia, la regla de “no cortar
17
Respuesta: el uso de tijeras. (En la

17 45
Una carta desafortunada
En sus propias palabras
Ligia tenía 31 años y Gershon apenas dos más cuando
comenzaron a cartearse. Durante quince años, hubo “Usted sabe que soy tímida, una suerte
de reclusa sin ambiciones o intereses
períodos en que se escribieron todos los meses, e incluso
en particular, excepto, por supuesto, el
varias cartas al mes. Ninguno, sin embargo, se desviaba origami. Me gusta leer cualquier libro sobre
demasiado de la formalidad, aunque a menudo Legman cualquier tema, escuchar cualquier tipo
le insinuaba su admiración y quizás lo hacía en un tono de música y contemplar cualquier obra de
más galante de lo que Ligia estaba dispuesta a tolerar. arte” (de una carta a Lillian Oppenheimer).
En más de una ocasión dejó en claro que el terreno en el
que se movían era exclusivamente profesional.

Si Legman usaba el verbo love, ella le reprochaba su


ligereza, diciéndole que le parecía bien saber que sentía
“todas esas cosas”, pero que había una “confusión en el uso
del verbo” ya que él seguramente no se refería al amor de
verdad sino a la simpatía. No era su culpa, aclaraba, sino
del idioma, pues en inglés, decía, se utilizaban las palabras
love y lovely “para un montón de cosas que no significan amor,
mientras que la palabra simpatía (sympathy) es la correcta
para expresar nuestra clase de sentimientos, aunque no es
muy usada en inglés”. Para ella, todo se reducía a un una
cuestión lingüística. Hasta le sugirió que se comprara
“un buen diccionario general y otro etimológico”. Y para
ratificar su rechazo a cualquier intento de seducción, le
advirtió: “Para mi, las palabras no tienen otro valor más que
su significado”.

Pero Legman no se podía contener. En una carta a Lillian


Oppenheimer, le confesó que él “amaba a Ligia tanto
como alguien puede amar a una persona que nunca vio”. La
frase, bastante ambigua por cierto, era parte de un extenso
lamento en torno a sus deseos de desvincularse del
Retrato de Ligia Montoya publicado en la origami y supuestamente era una carta privada. Tampoco
revista The Origamian (Vol 2, número 2,
invierno de 1961). se trataba de una confesión estricta de amor, pero sucedió

46
que aquella frase dicha con cierta ligereza terminó
publicándose en la revista del Origami Center como
parte de un breve perfil sobre Ligia Montoya. Fue un
error que Lillian Oppenheimer lamentó, y mucho. Las
palabras de Gershon Legman le resultaron a Montoya
insoportables y ese “I love you” la hizo sentir traicionada
por todos. “Lo sentí como una bomba”, le escribió a
Legman, furiosa además porque la nota iba acompañada
por una foto suya “asquerosa”, según su propio criterio y
definición. Sin duda, fue Ligia misma la que proveyó esa
foto “tipo carné” ante la insistencia de Lillian de tener
un retrato suyo. De alguna manera, Ligia no había sido
capaz de imaginar las consecuencias hasta que no se
enfrentó con la palabra escrita. Ella evitaba exponerse a
toda costa y esa situación la desequilibró. Su relación con
Lillian se volvió distante. Continuaron escribiéndose,
pero algo había cambiado. Durante años, Lillian había
soñado con conocer a Ligia, y cuando finalmente viajó
a Buenos Aires, se encontró con la amarga sorpresa
de que Ligia literalmente había huido de la escena.
Sin posibilidad de encontrarla, Lillian supo que ya no
cumpliría su sueño de conocerla en persona. (Lee más Lillian Oppenheimer en los primeros años
acerca de esta triste historia en la página 60). del Origami Center of America.

“Nuestro ángel del


origami”, fue el título
de la nota que publicó
The Origamian en el
invierno de 1961.
El número traía
además los diagramas
para realizar varios
de sus plegados.

47
Papiroflexia
El término papiroflexia intimida. Pero
Solórzano Sagredo estaba orgulloso de
sus neologismos. Él inventó esa palabra.
También el término papirola, que en
España se utiliza como sinónimo de
pajarita para denominar cualquier figura
de papel plegado. No es poco mérito el
haber inventado más de setenta y cinco
neologismos, algunos de los cuales, en
virtud de su amplia difusión, pasaron a
formar parte del habla popular, y de allí
A veces Solórzano usaba las tijeras para liberar papel a consagrarse como palabras aceptadas
para los apéndices.
por la Real Academia Española, quedando
consignadas en el diccionario.

Ligia conoce a Vicente Solórzano Sagredo

En una de sus primeras cartas, Legman le contó


a Ligia que existía una persona en Buenos Aires a
quien ella debía conocer. Era Vicente Solórzano
Sagredo, un médico y dentista español que a la
sazón vivía en Buenos Aires. También era un
prolífico plegador de papel. Ligia estuvo de acuerdo
pues conocía su obra desde hacía años.

Legman había comenzado a cartearse con


Solórzano en 1951, más o menos hacia la misma
época del inicio de su relación con Ligia. Solórzano
necesitaba continuamente ayudantes. “Para el
dibujo soy bastante torpe”, confesaría él mismo
en su libro Papirolas. Tras conocer a Solórzano
personalmente, Ligia aceptó trabajar para su
proyecto aunque pronto se dio cuenta que eso El estilo de Solórzano era muy abigarrado.
Sus ilustraciones repletas de líneas y letras
implicaba lidiar con un carácter difícil. resultaban difíciles de comprender.

48
La historia de Solórzano

Nacido en España en 1883, Vicente Solórzano


El museo de Solórzano
Sagredo conoció el plegado tradicional siendo En los estantes del museo que mantenía en una de
niño. Después de recibirse de médico en Valla- las habitaciones de su casa, en un elegante edificio
dolid, trabajó en la marina mercante y en 1912 de estilo francés, Solórzano exhibía decenas de
sus características piezas angulosas: mamíferos,
se estableció en la Argentina. Allí se recibió de
pájaros, dinosaurios, y también figuras humanas
dentista, profesión que ejerció el resto de su vida, en las más variadas posiciones: batallones de
aunque su pasión, solía afirmar, eran las papiro- soldados, grupos de monjas, y hasta el curioso
las. Había llegado a acumular más de cinco mil, dúo de Don Quijote y Sancho Panza, con Rocinante
y tenía muchas expuestas en su despacho, para y el burro, todo en primoroso conjunto.
solaz de sus amistades. Lo llamaba “museo de la
papiroflexia”, aunque más que un museo era una
exhibición de su obra personal.

Como corresponde a un dentista “papirólogo”, las tarjetas


de Solórzano Sagredo estaban ilustradas con origamis
representando piezas dentales. Solórzano Sagredo rodeado de su colección de papirolas
en el edificio de Las Heras 2301 esquina con Pueyrredón,
en la ciudad Buenos Aires (Diario de la Marina,
Sus valores Suplemento literario, Cuba. 3 de marzo de 1941).

Solórzano Sagredo estaba convencido de que el volúmenes siguientes a lo largo de más de una década
plegado no era un simple juego de niños. Duran- completó lo que dio en llamar su ciencia de la deltoi-
te años se dedicó a catalogar formas geométricas dología. Fue un esfuerzo colosal, aunque destinado al
y dobleces. Llegó a constituir una monumental fracaso, pues era un sistema muy complicado. Además,
nomenclatura de los plegados deltoidos, en los en la década del '50 apareció un sistema de símbolos
que una forma devenía en otra. A los 56 años pu- de plegados mucho más sencillo, difundido por Akira
blicó su primera obra, titulada Papirolas, y en los Yoshizawa, el brillante artista japonés.

49
Una relación agotadora desplantes. Para descargarse, le escribía a Legman
largas cartas en las que le comentaba los cambios
Ligia comenzó a trabajar con Vicente Solórzano de humor de su jefe. “Alternativamente me llora en el
Sagredo en 1953. “Me ha encargado copiar a máquina hombro o me insulta, me acusa de copiarlo o alaba mi
sus apuntes manuscritos y hacer los dibujos de un supuesto habilidad e imaginación creadora”, se lamentaba.
libro monumental, que piensa publicar pronto", le reveló
Ligia a su amigo Gershon. Se refería a los bocetos Pero ella se sentía atraída por sus obras, pese a que
que años después aparecerían publicados en los dos con el correr de los años admitiría que Solórzano
volúmenes de Papiroflexia Zoomórfica. había sido superado por otros origamistas del mundo.

Ligia trasmitía entusiasmo, pero al mismo tiempo el El encanto de sus figuras le resultaba irresistible: cen-
trabajo era tan arduo como agotador. Solórzano era tenares de animales en diferentes posiciones, figuras
una persona de carácter difícil, pasaba del malhumor humanas, cuerpos geométricos. “Piensa seguir dándo-
al desconsuelo, y de los reproches a la desesperación. me sus trabajos para terminar de ordenar las maravillas
Ligia debía armarse de paciencia para soportar sus que tiene atesoradas. Ruegue a todos los dioses del Olimpo
de que no se arrepienta y se niegue a seguir adelante”,
le contaba a Gershon. La variedad superaba de lejos
todo cuanto había visto en libros hasta entonces. En
aquellos estantes de vidrio, pulcramente ordenados,
había de todo, algunos modelos bastante bien logra-
dos, pero otras eran toscos, carentes de gracia. Para
Ligia, aquello representaba un desafío, un diamante
en bruto. Estaba persuadida de que se podían mejo-
rar y secretamente sintió que su misión era ayudar
a Solórzano a publicar el mejor libro posible. Qui-
zás como persona no se lo merecía pero sí su obra.
"Dada su manera de ser, uno no podía esperar más que
cosas desagradables. Es una de las personas más dignas
de lástima que he conocido. Si sigue así, terminará por
morirse solo como un perro", le comentaba a Legman.
“Tengo que esforzarme para ir a su casa cada vez que me
llama para una de esas estériles entrevistas”, continuaba
en otra carta.“Pero si no, perderé todo contacto con su
Solórzano Sagredo, plegando una de sus pajaritas
obra que temo destruya o haga destruir para que nadie
(Revista O'Cruzeiro Internacional, 16 de abril, 1959) pueda gozarla”.

50
Izquierda: las manos de Solórzano en plena tarea (Revista O'Cruzeiro Internacional, 16 de abril de 1959). Derecha: Akira Yoshizawa inmerso en sus
creaciones (Revista Asahi Graph, 9 de enero de 1952). Ligia Montoya fue la segunda persona en Occidente, después de Gershon Legman, en reconocer
la magnitud de la obra de Yoshizawa. Era natural que lo comparase con Solórzano, el más prolífico plegador en el mundo hispano.

Ligia Montoya estudió la obra de Akira Yoshizawa


antes de que lo hicieran otros pioneros como
Robert Harbin y Samuel Randlett.

Una posición privilegiada

Ligia tuvo el privilegio de analizar tempranamente Solórzano, quien no lograba trasmitir emoción
la obra de ambos maestros: Akira Yoshizawa pese al volumen de su producción.“Cuanto
y Solórzano Sagredo. Comenzó a cartearse más observo la obra de Yoshizawa, más crece mi
con Yoshizawa en 1952, después que Gershon admiración”, le escribió a Legman. “Es una
Legman le enviara algunas muestras de su demostración de lo que se puede llegar a hacer sin
excelente trabajo, y mucho antes que ninguna forzar el papel ni tijeretear a diestra y siniestra.
otra persona de Occidente supiera acerca de él. Pero donde mi asombro no tiene límites es en la
Hacia la misma época, empezó a trabajar en la forma en que este hombre pliega las patas, dando
colección de Solórzano. Pronto se dio cuenta que la sensación de flexibilidad o aplomo en los
había un verdadero abismo entre las creaciones distintos animales, y así los caracteriza de una
expresivas de Yoshizawa y las producidas por manera cabal”.

51
Una misión desgastante

Solórzano Sagredo le encomendó a Ligia la tarea de


pasar en limpio los diagramas de más de doscientos
modelos. A razón de un mínimo de cinco diagramas
por modelo, representaban unos mil dibujos. Ligia
aceptó el desafío pero pronto se vio envuelta en los
continuos vaivenes emocionales de su jefe. A menudo
se trenzaba en discusiones "a muerte" con él. Los re-
proches casi siempre se debían a la manera críptica con
que Solórzano ilustraba sus diagramas. Además de sus
textos largos y engorrosos, los dibujos eran confusos o

se salteaban algún paso "¿Qué gana con los ocultamientos


y engaños a sus lectores?", se quejaba cuando descubría
que Solórzano había "olvidado" una instrucción. La
tarea, además, era agotadora: "Me pide que haga los dia-
gramas a lápiz y después él se encarga de hacerlos pasar en
tinta". A veces los "mejoraba" rogando que su jefe no se
diera cuenta: "Trato de hacer trampa y en muchos casos el
dibujo queda tal como quiero que se vea, pero en otros esta
fidelidad que logro sirve para desatar su furia y dar lugar a
Bocetos en lápiz y sombreado para el libro Papiroflexia Zoomórfica
grandes discusiones", se lamentaba.

52
El golpe final

Tras dos años de arduo trabajo, la relación se estaba su jefe, “egresada de la carrera de Bellas Artes”, para
deteriorando rápidamente. En enero de 1955, Ligia le que se ocupara de los dibujos que faltaban. “Es mi
escribió a Legman apesadumbrada porque Solórza- ‘quinta columna’”, ironizó. “En caso de una ruptura
no le rehacía los dibujos, “los mismos que hace un año y definitiva, me facilitaría todo el material”, le contó a
medio encontró magníficos, ahora le parecen horribles”. Legman. Lo que ella no estaba dispuesta a per-
der era el contacto con aquellas piezas. Las quería
Sin fuerzas para continuar, decidió abandonar, no sin seguir teniendo en sus manos, para entenderlas y
antes asegurarse que continuaría teniendo acceso a valorarlas, así no pudiera continuar con la totalidad
su obra. Lo que hizo fue recomendarle una amiga a de la obra.

El “caballo de Troya” de Ligia


Finalmente, a comienzos de a las veinticuatro horas yo ya
1956, Ligia dio por concluida estoy plegando los modelos
su labor con Solórzano, nuevos. Por este camino
aunque no renunció a su “indirecto” he conseguido
intención de espiar lo que completar los animales,
el maestro hacía. Puso en las siluetas humanas y he
práctica entonces la argucia empezado, ¡por fin! con los
del “caballo de Troya”. A antediluvianos”.
través de su amiga, conseguía
¿Por qué Ligia espió a
los originales, los tenía unos
Solórzano Sagredo? No
días para estudiarlos y
tenía intención de copiarlo,
después se los devolvía sin
de hecho sus trabajos son
levantar las sospechas de
distintos. Sin embargo, no
su ex-jefe. “Con Solórzano
quería perderlo de vista.
he perdido prácticamente
Para ella seguían siendo una
contacto. Pero sé que él sigue
fuente de inspiración y de
trabajando porque le da a mi
estudio, pese a que coincidía
amiga los dibujos para que
con Legman en que más de Ligia no intervino en las últimas composiciones
los calque. Eso sí, ¡le tiene
uno eran “una porquería y de Vicente Solórzano Sagredo, como Don
completamente prohibido que Quijote y Sancho Panza, reproducidas del libro
una chapucería”.
me los muestre! Lógicamente, Papiroflexia Zoomórfica.

53
Pese a su dedicación, Ligia no recibió ningún
reconocimiento cuando Solórzano publicó su obra
culminante, Papiroflexia Zoomórfica.
Una omisión devastadora “Solórzano no tiene vergüenza
ni dignidad. En la primera
página dice: 2000 ilustraciones
Ligia trabajó más de tres años para Papiroflexia Zoo- originales del autor. Es una
mórfica, entre 1953 y 1956. Durante ese tiempo, no gran mentira. ¡Hice cientos y
cientos de dibujos para este
hay dudas de que su intensa tarea con el material de libro! (De una carta a Lillian
Oppenheimer)
Solórzano le sirvió para consustanciarse de su metodo-
logía. Pero ella superaba al maestro en cuanto a gracia e
ingenio. Raras veces cortaba el papel, algo que Solórza-
no hacía habitualmente. Cuando Solórzano le escribió a
Legman quejándose de que sus "alumnos y seguidores"
se habían "apropiado" de sus trabajos, indirectamente se
estaba refiriendo a Ligia, pero nadie tomó en serio aquel
reclamo. La relación entre ambos se había resentido al
punto que ya no se comunicaban más. Pero lo peor aún
estaba por venir, y ocurrió cuando Solórzano finalmente
publicó los dos volúmenes de Papiroflexia Zoomórfica
en 1962. El nombre de Ligia Montoya no figuraba en
ninguna parte, ni siquiera como nota al pie o en los En sus propias palabras
agradecimientos. Solórzano lo había omitido adrede. “No quiero ser “alguien” en la vida. Prefiero
cuidar a mis sobrinos, cocinar, etc., porque no
Tampoco le envió un ejemplar de Papiroflexia Zoo- me gustan las obligaciones; prefiero mantener la
mórfica tras su publicación en 1962. Cuando Ligia re- mente libre para pensar en lo que me gusta”.
cibió los tomos que Lillian Oppenheimer le envió de
regalo, grande fue su sorpresa al descubrir la omisión.
Le había dedicado años de su vida. Se había peleado tan solo como compensación. No sé como no se muere de
infinidad de veces con Solórzano y le había aguanta- vergüenza. Segundo, en la carátula aparecen los dibujos
do sus desplantes. Con rabia y dolor, le escribió a su como “originales del autor”. Usted y yo sabemos que eso es
amigo Legman: “Estoy realmente enfurecida con Solór- una mentira grande como una casa, después de los cientos
zano. Primero no fue capaz de mandarme un ejemplar, de dibujos que yo le preparé”.

54
Secretos culinarios, política
“Para hacer un blintz, se corta la masa
y algo más en cuadrados, se coloca el relleno, que
puede ser papa, queso crema o dulce, en
Además de plegados, Ligia y Gershon com- el centro, y luego se llevan las cuatro
puntas al centro, a modo de pañuelito”.
partían noticias sobre los acontecimientos de
Esta es la receta que le envió Gershon
la Argentina y Francia. Después de la revolu- Legman a Ligia Montoya antes de darse
ción de 1955 en la Argentina, que derrocó al cuenta del gran error culinario que había
entonces presidente constitucional Juan Do- cometido. Los blintzes son una típica
mingo Perón, Ligia le comentó a Legman: “A preparación de la cocina judía, pero no se
Solórzano lo ví unos días después de la revolución forman plegando las cuatro puntas hacia
el centro sino que se enrollan. Legman no
y ya había retirado el retrato de Perón que tenía
lo sabía, pero para cuando se dio cuenta
en su escritorio, y como es un oficialista nato, ya de su error culinario y trató de cambiarle
estaba de acuerdo con el nuevo gobierno”. el nombre al plegado básico, ya era
demasiado tarde porque el término “blintz”
También intercambiaban secretos culinarios. se había difundido rápidamente con la
Ligia se interesó por el origen de la palabra nomenclatura que acuñaron Yoshizawa,
Randlett y Harbin.
“blintz”, nombre que Legman utilizó para una
de las formas básicas del plegado (un cua-
drado de papel cuyas cuatro puntas se doblan
y coinciden en el centro) y que pronto fue
adoptado en todo el mundo. Legman le expli-
có que había tomado el nombre de una receta
de la cocina judía.

Ligia le respondió con la típica receta del


pastelito criollo: “Me parece que sus blintz deben
ser algo parecido a los pastelitos de dulce de batata
o membrillo, que se hacen poniendo un poco de
dulce entre dos cuadrados de hojaldre y las puntas
se llevan al centro. Al freír, se abren las hojas de
la masa y quedan como flores”.

55
tener un rol secundario, aunque no hay pruebas de que
esto haya sucedido finamente. A principios de 1955,
cuando aún no se había tomado la decisión de hacer la
muestra de Yoshizawa en Amsterdam, Legman pensa-
ba que el lugar ideal era París. Se haría en “una galería
pequeña y bonita, estilo japonés”, le contó a Ligia. El
nombre de la galería era Place des Vosges, en el cora-
zón del elegante distrito parisino Marais, y de acuerdo
con Legman, además de los trabajos de Yoshizawa y
de algunos artistas de Estados Unidos, consideraba
que debían participar varios más, como “Unamuno y
aquellos artistas hispanos en la tradición de Unamuno,
entre los cuales estás tú”, le escribió a Ligia. De modo
que anticipándose a la exhibición, Legman quiso que
Ligia le mandase “flores y animales”. Era obvio que no
estaba dándole a Yoshizawa toda la prioridad, si bien
sería la estrella del espectáculo. En cierta forma, lo que
buscaba era despertar el interés por el plegado del pa-
pel en general. “El Oriente está comenzando a revelar sus
secretos y un día podremos dejar un registro de sus bellezas
La exhibición de Akira Yoshizawa en Holanda tuvo amplia repercusión
en los medios locales e internacionales. y de la belleza que nosotros mismos somos capaces de crear”,
le escribió a Ligia.

El show que no fue (para Ligia) Ligia aceptó el desafío y le envió a Legman una caja
llena de flores plegadas, ángeles y pájaros. Él le escribió
La primera exposición de los trabajos de Akira Yoshi- de inmediato para agradecerle: “La más exquisita fanta-
zawa tuvo lugar en Holanda a fines de 1955. Organiza- sía... un paso hacia la reproducción perfecta de la natura-
da por Gershon Legman con la colaboración de Felix leza. La mosca es demasiado perfecta pero lo que más me
Tikotin, un empresario y art dealer holandés, la muestra gusta es el ave del paraíso”.
se realizó en el museo de arte moderno de Amsterdam,
el Stedelijk Museum, con gran afluencia de público. Finalmente, los planes para la exhibición de París fra-
casaron y Legman tuvo que buscar otro lugar. Con la
Hay una historia que conecta a Ligia con esta histó- ayuda de Felix Tikotin y sus contactos en el mundo del
rica exhibición. Si bien se la había concebido como arte, lograron interesar al Stedelijk y se decidió que la
una muestra individual de Yoshizawa, Ligia iba a muestra de Yoshizawa se haría allí antes de fin de año.

56
Legman no le comunicó a Ligia sobre el cambio de
planes en cuanto a los expositores y ella, ignorando En sus propias palabras
lo que ocurría, continuó enviándole una encomienda
“Siempre estoy plegando (al menos ideas) en
tras otra repletas de preciosos origamis. En una oca-
cualquier papel que tenga a mano. Luego las
sión, Gershon recibió cincuenta "especies" de flores pongo en cajas y allí se quedan descansando
impecablemente diseñadas; no pudo menos que sen- por mucho tiempo. Ahora las debo despertar
tirse conmovido: allí había tulipanes, lilas, narcisos, y completarlas”.
petunias, campanillas, lapachos, magnolias, horten-
sias, y muchas otras flores más. "Son de tal belleza
que me han dejado maravillado", le escribió Legman.
Quizás no tuvo el coraje de confesarle del giro que usted sembró en mi, con su ayuda, ya sea en materiales,
había tomado el proyecto. Ella seguía convencida, ya sea por su manera de guiarme y alentarme. Piense que
como le había dicho Legman, de que formaría parte si no lo hubiera conocido, todos esos trozos de papel nunca
“del corazón y el alma” de la exhibición. hubieran llegado a florecer", le aseguró a su amigo.

Ligia le respondió agradecida: "No tengo palabras Lo más probable es que los trabajos de Ligia nunca
para expresar mi gratitud por el recibimiento tributado llegaron a exhibirse en el museo Stedelijk. Es casi
a mis flores. Todas ellas han brotado de las semillas que imposible que el director y curador de la exhibi-
ción, Willem Sandberg, hubiese aceptado incluir a
alguien más aparte de Yoshizawa. Pero además, en
las fotos del show no aparece ningún plegado de
Ligia. Y cuando ella le pidió una foto de recuerdo,
Legman le dio una excusa poco creíble: “Hice un
esfuerzo especial para encontrar las placas fotográficas...
en algunas de las cuales aparecía tu alfombra de flores,
pero estas placas son de vidrio, y la necesidad de usarlas
para nuevas exhibiciones obliga a raspar las emulsiones
todos los meses para volver a empezar. De modo que
las fotos no se pueden volver a duplicar”. En síntesis,
no hay evidencia que confirme que lo dicho por
Legman era verdad y que las flores fueron parte de
la exhibición. (Afortunadamente, algunas de estas
El museo Stedelijk organizó actividades en torno flores sobrevivieron en una caja de zapatos en la
a la muestra de Akira Yoshizawa y Gershon
Legman permaneció en Amsterdam un mes
casa de Gershon Legman y, como veremos al final
enseñando origami a los niños. del libro, ¡hemos logrado reproducirlas!)

57
1959: La exhibición en el museo Cooper
Union, de Nueva York

A mediados de 1957, Ligia comenzó a cartearse con


Lillian Oppenheimer, quien ya se perfilaba como la
gran dama del origami en Estados Unidos. Incansa-
ble divulgadora de este arte, a los 59 años comenzó a
organizar en su casa reuniones de plegadores, vendía
libros y papeles, daba entrevistas a los diarios más
importantes como The New York Times y participaba
en programas de televisión. Con el tiempo, el living
de su casa pasó a ser “la sede” del Origami Center de
Estados Unidos, que con los años devino en la gran
institución que es hoy en día, OrigamiUSA.

Lillian había estado en Londres y allí conoció a


Robert Harbin, un mago de profesión que acababa
de publicar un libro sobre el plegado del papel. La
noche en que se conocieron, Harbin le habló sobre
Gershon Legman, Ligia Montoya, Solórzano Sa-
gredo y, por supuesto, Akira Yoshizawa.

Para Lillian, aquella reunión significó una especie


de telón alzándose sobre un escenario maravilloso
que hacía tiempo estaba buscando. Pronto, todos
estuvieron conectados a través de una nutrida co-
rrespondencia.

Un año después, a partir de una nota en The New


York Times en junio de 1958, el museo Cooper
Union de Nueva York se comunicó con Lillian para
proponerle una exhibición internacional. La prepa- Niños en la exhibición de Cooper Union. “El diorama
ración duró más de un año y finalmente se hizo con fue realizado por Ligia Montoya de Buenos Aires”,
es el epígrafe de la foto publicada por la revista
la participación de Akira Yoshizawa, Robert Harbin, New York News Coloroto Magazine, el domingo
Samuel Randlett y el italiano Giuseppe Baggi, 2 de agosto de 1959.

58
Plane Geometry and Fancy Figures: catálogo de la primera
exhibición internacional de origami en Estados Unidos.

entre otros. Incluso había cinco piezas origina-


les de Miguel de Unamuno, que la hija de éste
prestó para la muestra. Ligia Montoya preparó
grupos de flores, insectos y una enorme jaula
llena de pájaros de papel, que le envió a Lillian
e hizo las delicias de la audiencia. “El curador
de la muestra colgó la jaula con los pájaros de una
rama verdadera adornada con las flores. Todos se
lamentaban de que no estuvieras presente para dis-
frutar de los elogios”, le escribió Lillian entusias-
mada con el éxito de la muestra. Modelos de papel exhibidos en el museo Cooper Union.

59
“El punto culminante del viaje era conocerte por lo que al
no encontrarte me sentí muy decepcionada. Yo me jactaba
de que pronto me encontraría con la más importante y
encantadora creadora de plegados en este hemisferio”.
(Carta de Lillian Oppenheimer a Ligia Montoya, 21 de enero de 1961).

Crónica de un desencuentro

A fines de 1960, Ligia recibió una carta escribió para avisarle que se iría seis semanas
de Lillian en la cual le daba una noticia a la playa porque las vacaciones de su cuñado
inesperada. Antes de fin de año viajaría a se habían adelantado. De hecho, el mensaje
Buenos Aires y esperaba poder conocerla implícito era que no estaría presente para
personalmente. Lillian estaba exultante. “Estoy cuando Lillian llegara. “¿Qué puedo hacer?
más que feliz de saber que nos vamos a encontrar No se puede estar en dos lugares al mismo
y sólo espero que nada se interponga para que tiempo. ¿Me perdona esta deserción?” Pero
podamos pasar horas juntas plegando papirolas”, le Lillian no recibió aquella carta porque ya
escribió a Ligia el 27 de noviembre de 1960. estaba de viaje rumbo a Buenos Aires para
reunirse con su “ángel del origami” (así solía
“Parece que nuestro viaje a América del Sur será llamarla cada vez que se refería a ella en la
realidad. Esperamos salir de Nueva York con revista The Origamian).
nuestros hijos, nuera y la nieta mayor el 30 de
diciembre, y esperamos pasar el 31, y el primero Tras enterarse de aquel viaje, Ligia le confesó
y dos de enero en tu ciudad. Cuando tenga los su plan de huída a Gershon Legman: “Si
pasajes te escribiré exactamente cuándo llegamos y viene, no me encontrará”, le dijo a su amigo,
dónde nos alojaremos”. confirmando así su intención de desaparecer
en el momento que Lillian llegase.
Ligia, sin embargo, tenía otros planes,
producto, quizás, de sus dificultades para ¿Por qué huyó como cuando era una niña?
relacionarse personalmente con los demás. ¿No se animaba a expresar sus afectos, a
Pocos días antes de la llegada de Lillian, le conocer personalmente a alguien con quien

60
había mantenido una larga relación?
¿Se trataba de una timidez enfermiza?
¿De oír de boca de Lillian algo que la
pudiese herir? ¿Seguía dolida por lo
que consideraba una falta de discreción
cuando ella publicó aquel desafortunado
comentario de Legman y la foto carné
que le resultaba vergonzosa? Hoy no
es posible saberlo. Lo que sí sabemos
es que Lillian no encontró consuelo
para tamaño desencanto. El día que
llegó y tocó el timbre, quien le abrió fue
Pilar, la madre de Ligia. Sin encontrar
palabras para excusar a su hija, le dijo
que se había ido al sur, a la playa, lejos.
Que era imposible alcanzarla. “¿Ni
en avión privado? Estoy dispuesta a
pagar uno”, preguntó Lillian, con voz
incrédula. “Ni en avión”, le respondió la
madre ya sin saber qué más decirle.

Entonces Lillian, resignada, pidió


conocer su habitación. Aquel cuarto
“estilo Van Gogh” que ya era famoso
porque Ligia solía describirlo en sus
cartas. Su madre la hizo pasar y ella
se sentó en la cama y recorrió con
la mirada cada centímetro del lugar:
“Sentí que necesitaba respirar el mismo
aire, sentarme en tu cama y ver algo
tuyo, tangible”, le escribió a Ligia
cuando regresó de su largo viaje. No le
reprochó su ausencia, pero no le ocultó
su decepción.

61
LA HABITACIÓN

de Ligia

62
Tiempos difíciles

Hasta entonces, en el viejo departamento de la calle


Santiago del Estero habían convivido tres generacio-
nes, pero cuando Noemí con su marido y sus tres hijos
decidieron mudarse a un departamento independiente, Ligia viajó
Ligia quedó a cargo de sus padres ancianos. A comienzos a Piriápolis,
Uruguay, para
de 1962, su padre falleció y la soledad comenzó a hacerse descansar
después de
insoportable. “Esta nueva separación ha vuelto a dislocarnos la muerte de
afectivamente y a crear un mundo de tensiones, en una lucha su padre.
constante entre el pasado y el futuro”, le escribió a Legman.
tinuaban inéditos. El problema era que Ligia no estaba
Ligia viajó a Piriápolis, en Uruguay, para tomarse un interesada en promover un libro de su autoría y sentía que
descanso en una de las playas que solía frecuentar en su fuerte no eran los negocios. Si bien le hubiese gustado
familia y desde allí le envió a Legman una postal con ver su nombre impreso, se conformaba con esporádicas
deseos de un buen año y dos árboles de Navidad hechos apariciones en las publicaciones de sus conocidos. “Creo
con un cuadrado de papel. Fueron las últimas creaciones que yo fui investida por la gracia de crear y no de publicar o
que le envió por carta. comerciar con mis creaciones”, se justificó ante Legman.

Legman también estaba pasando por un mal momento. Su autoestima no mejoró pese al contacto fluido con
Sufría una ceguera intermitente y su esposa, Beverly, esta- otros origamistas. Se sentía más segura escribiendo
ba muy enferma; por eso demoró mucho en responderle. cartas que mostrándose físicamente. Había subido de
peso, comía mal y eso derivó en diabetes. “Físicamente
Con todas las dificultades, Legman seguía intentando me siento como un trapo... Oficialmente estoy más muerta
convencer a las editoriales para que publicaran un libro que viva”, se quejaba.
con los trabajos de Ligia Montoya. Incluso le propuso
a Lillian Oppenheimer, sin éxito, que financiara una
edición. Tampoco prosperó la idea de un libro interna-
cional, con autores de varios países. Era una época difícil En sus propias palabras
también para Lillian ya que su marido había fallecido y su
situación financiera no estaba resuelta. “La pérdida que he sufrido me enfrenta por
primera vez con la soledad. Puedo soportarla,
pero he perdido mi capacidad de crear”.
Los únicos trabajos publicados de Ligia habían apareci-
(Última carta a Lillian Oppenheimer, diciembre de 1966).
do en la revista The Origamian y en las recopilaciones de
Robert Harbin y Samuel Randlett. Pero muchos con-

63
Complicaciones con Francisco del Río

Un día, paseando por la calle Corrientes, Ligia vio mítico Cine Club Arte. El expositor, Francisco del
que una galería, llamada Dédalo, había organizado Río, era un diplomático de la embajada de México
una muestra de origami. La galería estaba situada en la Argentina, y los modelos exhibidos eran una
en un pasaje del centro muy concurrido, junto al interpretación suya de obras de Akira Yoshizawa,

64
Neal Elias y Ligia Montoya, entre otros. “Francisco figuraban en el libro The Best of Origami, de
del Río organizó una exhibición para mostrar obras Samuel Randlett. Sin embargo, un cartelito
de Oriente y Occidente. Cuando la vi, pensé en informaba que había sido hecho“por el primer
olvidarme para siempre del origami”, escribió Ligia, profesor de origami en la Argentina, Francisco
molesta, además, porque del Río no le había del Río”. Tras explicarle la situación a los
pedido permiso para reproducir sus obras. dueños del local, estos aceptaron incluir su
nombre como creadora del pesebre. Una vez
Hacia la época de Navidad, en el escaparate de más, le escribió a Legman con desilusión: “Me
una librería de barrio, Ligia descubrió su pesebre pregunto cuántas veces del Río habrá hecho lo
de origami, famoso porque sus instrucciones mismo con otros origamistas”.

Folleto de la exhibición de Francisco del Río en la galería Dédalo de Buenos Aires, en 1965.

65
Barranca abajo

Raramente Ligia salía de su casa y cuando


lo hacía era para acompañar a su familia
al Tigre donde pasaban varios días en una
isla. Le gustaba la vida al aire libre pero no
se hallaba en paz. “Los niños son los únicos
que me entienden”, le diría a Gershon en un
intento por explicar su soledad.

A partir de 1966, Ligia se aisló por


completo, ya no plegaba y apenas
escribía cartas. En una de las últimas,
le reprochó a Legman un supuesto
distanciamiento.“Las relaciones entre dos
seres humanos son como un espejo: cuando
se rompen, permanecen quebradas y cuanto
más tratamos de unir los trozos, más
probabilidades hay de que se quiebren”.

A Legman le pareció extraño ese tono pero


no supo qué responder. “Por primera vez en
todos estos años de nuestra correspondencia,
no logro interpretar tu carta”, le escribió,
apesadumbrado. “No entiendo el significado
ni tu estado emocional. Quizás, como dices, la
fuerza de nuestra magia ha disminuido, pero
creo que regresará”, la animó. Lejos estaba
Legman de advertir peligro alguno.

Ligia intentó explicarse. “No me extraña que


no haya entendido mi última carta. Quizás no
me expresé con claridad. Es que creo que los dos
estamos aterrados o incapaces de usar nuestro
cerebro de una manera clara y normal”.

66
Se refería al momento que ambos estaban
transitando pues hacia la misma época había
fallecido la madre de Ligia y también Beverly,
la esposa de Gershon.
“Siento comunicar que el 18 de
Con la muerte de su madre, Ligia quedó
abril falleció Ligia.
sola. Comenzó a hacer terapia y tomar
Desafortunadamente recién me
antidepresivos. El clima del país tampoco
ayudaba: en junio los militares habían enteré hoy. Francisco”.
tomado el poder, comenzaba la época de
Telegrama que Francisco del Río le envió a Lillian
Onganía, la “noche de los bastones largos”, había Oppenheimer el 12 de mayo de 1967, comunicándole
mucha represión, censura... A fines de 1966, el fallecimiento de Ligia Montoya.

Ligia le escribió a Lillian Oppenheimer su


última carta donde le contaba que se sentía
agotada y no tenía más deseos de crear. La primera que recibió las malas nuevas fue
Su hermana la invitó al sur de vacaciones Lillian Oppenheimer a través de Francisco
pero ni los paisajes de Bariloche lograron del Río. Pasó un año y a pedido de Alice
animarla. “Le mostrábamos los bosques y los Gray, la nueva editora de The Origamian,
lagos pero ella estaba como ida, ni siquiera nos Gerson Legman escribió un largo tributo
respondía”, recordaría Noemí años más tarde. para la revista, el cual, durante años, fue
Al regresar, sintió todo el peso de la soledad la única fuente de información sobre la
en aquel enorme departamento vacío donde vida de Ligia. El artículo pretendía ser
había vivido con su madre. No había más biográfico, pese a que existían algunas
futuro para ella, se le habían acabado los circunstancias difíciles de comprobar.
planes y se consideraba un estorbo. Superada Por primera vez, Legman habló de las
por la angustia, una mañana se tomó una dificultades que Ligia tuvo que enfrentar,
sobredosis de tranquilizantes. Su hermana como sus encontronazos con Solórzano
la encontró desmayada y la llevaron de y con Francisco del Río. Desconocía la
urgencia al hospital pero no reaccionó y causa de su muerte pero quizás lo presintió
murió un par de días después, el 18 de abril al escribir: “Nunca se recuperó del peso que
de 1967. Sus amigos epistolares se enteraron sentía sobre sus hombros, y las cartas que
mucho más tarde y nunca supieron que se escribió después de esas muertes se volvieron
había tratado de un suicidio. verdaderamente oscuras”.

67
Controversias después de su muerte

El artículo de Legman en The Origamian no pasó Valladolid, España, en 1962, no hubo razón para
desapercibido en la pequeña comunidad interna- que mencionara la participación de un 'cartógrafo'
cional de origamistas. Entre otras cosas, se refería a que copió mis dibujos originales, y ella no tenía por
la mezquindad de Solórzano de no haber incluido qué sorprenderse”. Solórzano insistió en que Ligia
el nombre de Ligia Montoya como ilustradora en había sido tan solo una entre varias diagramado-
el libro Papiroflexia Zoomórfica. También lo acusa- ras y que todas habían cobrado en efectivo por
ba de haberle robado ideas a ella y de no haberle sus trabajos. Y continuó con la acusación: “En
abonado “más de setecientos dibujos”. aquel momento, ella no sabía nada de papiroflexia
pero al copiar mis trabajos pudo resolver fácilmente
Solórzano no tardó en responder y la carta se mis modelos”. (The Origamian, invierno de 1968,
publicó en el número siguiente de la revista. Según Vol. 8- Número 4).
él, la historia había sido al revés: acusaba a Ligia de
haberle robado modelos a él. Incluso, decía Solór- Estas declaraciones no hicieron más que
zano con sorna, su costumbre de enviar modelos profundizar el distanciamiento entre Solórzano
por correo “a todos los amateurs”, se debía a que “la y el grupo que apoyaba a Ligia. Tanto Neal
modesta autora no se atrevía a publicar nada debido a Elias como Robert Harbin lo denostaron
que no eran obras suyas”. en sendas réplicas enviadas a The Origamian
(verano de 1969). “Esta pobre mujer ya no está con
En cuanto a la omisión del nombre de la ilustra- nosotros para defenderse”, se escandalizó Elias:
dora, se justificó así: “Cuando publiqué mi libro en “Me preocupa cuando Solórzano la acusa de haber

68
distribuido sus propios modelos”. Si bien Elias
reconocía que Ligia pudo haberse inspirado En sus propias palabras
en Solórzano, consideraba que sus trabajos
“Lo que me haría feliz sería el fin de toda
eran muy distintos.“Ligia hacía lo que hacemos
esta discusión y búsqueda de fama. Somos
todos pigmeos erigidos sobre los hombros
de aquellos que nos precedieron”. (De una
carta de Ligia Montoya a Gershon Legman).
Origami bajo la lupa
Robert J. Lang, uno de los más importantes
artistas de origami en la actualidad,
también cree que Ligia Montoya no copiaba todos cuando vemos una técnica interesante. Ella
los diseños de Solórzano Sagredo. se sintió inspirada por algunas de las obras de
Según él, “los diseños de Ligia son Solórzano, y las usó como punto de partida. Uno
diferentes. La delicadeza de los pájaros,
sólo tiene que comparar los originales de Solórzano
flores e insectos no se encuentra en las
obras de Solórzano. No significa esto que con las piezas de Ligia para verificar que es así.
sean 'mejores' sino que son diferentes. Ligia era una artista. En sus trabajos abundaba la
Se nota la mano de la autora”. simpleza, la gracia y la belleza”.
Solórzano pudo estar convencido de lo
que decía, pero para Lang la verdad es Harbin coincidió en que la capacidad artística
más sutil, ya que ambos se influenciaban de Ligia Montoya estaba fuera de discusión.
mutuamente. En un ensayo titulado Copy Ella no necesitaba copiar a nadie. “El estilo de
and Recopy, Lang elabora: “Cada plegador
Ligia es muy distinto, y así como el del doctor es
es, en cierto modo, un ladrón. Pide prestado
de un lado, usando la base de un creador, el
angular y revela el uso de cortes, los modelos de
pliegue de otro, y la aleta de un tercero. El Ligia son suaves y pocas veces tienen cortes”.
camino hacia la invención no es una línea
recta. Montoya seguramente tomó ideas En los años siguientes, la obra de Ligia Mon-
del doctor Solórzano. Y luego las utilizó toya fue cayendo en el olvido. Sin libro propio,
para crear su colección única de modelos.
sus creaciones solo sobrevivían en la memoria
No es imposible que además haya habido
una 'fertilización cruzada', y que Solórzano
de quienes la conocieron por carta y en los
incorporara algunos de los bocetos de su diagramas distribuidos en varias publicaciones.
alumna en sus propios trabajos. Los hilos Pero el misterio crecía. ¿Qué había pasado con
de la invención de dos personas cercanas Ligia Montoya? ¿Por qué murió tan joven?
son complejos: y no debe sorprendernos si ¿Dónde estaban sus plegados originales? La
además están anudados”.
búsqueda de respuestas a estas cuestiones se fue
convirtiendo en el motivo de este libro.

69
Estilo e influencias
Menos es más

Aunque muchos de sus trabajos se perdieron y otros tantos


permanecen sin publicar, no es errado asumir que los más
significativos aparecieron en libros y revistas, entre ellos
el hermoso pesebre que aparece en Secrets of Origami, de
Robert Harbin; varios sombreros en los primeros libros de
Harbin; y numerosos pájaros e insectos diseminados en las
obras de Harbin y Samuel Randlett, así como en The Ori-
gamian, la revista del Origami Center de Estados Unidos.
Dave Venables y Marc Cooman compilaron en DVD “The
Origami World of Neal Elias”, que incluye notas y dibujos a
mano de las obras de Ligia Montoya.

Quienes la conocieron y tuvieron la fortuna de recibir sus


obras junto con sus cartas, admiraban su cualidad etérea
y su habilidad para infundir vida a un simple cuadrado de
papel de avión.

Ligia fue, y aún es, una fuente de inspiración para aquellos


que desean crear minimizando el número de dobleces y
plegados. Como James Sakoda sugiere en su libro Modern
Origami (1969): “El plegador artístico, ejemplificado en la obra
de Ligia Montoya, observa las limitaciones del papel, enfatiza el
pliegue limpio y recto, y produce figuras bellas y estilizadas”.

Samuel Randlett dijo de Ligia Montoya: “Era una fuente de


inspiración. Una fuerza poderosa en el origami. Veía cosas que
otros no ven. Esencialmente, trazaba un contorno, era como si
dibujara y lo hacía singularmente bien”.

En el libro Secrets of Origami, Robert Harbin la llamó


“la más importante mujer origamista de la actualidad”,
y remarcó: “Sus creaciones, que son innumerables, van

70
Tributo a Ligia Montoya: En 2012, durante la convención de OrigamiUSA que se realiza anualmente en Nueva York, se realizó un homenaje a Ligia Montoya
con fotografías, cartas y modelos plegados por voluntarios, entre ellos: Judith Hall, Jean Johnson, Frank Beck, y Kumiko Yamamoto, miembros del capítulo
de Florida de OrigamiUSA.

desde las figuras simples de pájaros y flores a insectos “quien formó parte de la vanguardia que revitalizó
muy complejos. Su trabajo es sensible e ingenioso, y las formas tradicionales japonesas” y como ejemplo
la generosidad con que ofrece sus secretos es conocida ofrece las instrucciones para plegar una de las
por todos. Mi gran pena es que nadie podrá poner en flores más bellas de Ligia. (En la ya mencionada
papel los diagramas de su obra completa. Sus modelos caja de zapatos se ha encontrado una variante: es
son tesoros del origami del siglo XX”. la #9 en la página 81).

Nick Robinson, en The Encyclopedia of Origami, “La principal y más encantadora creadora de origami
elogió el “gran talento” de la plegadora argentina, del hemisferio”, la elogió Lillian Oppenheimer.

71
En busca de las obras perdidas de

Ligia Montoya
Gershon Legman siempre admiró las flores de Ligia Montoya
y buscó la manera de publicar un libro con sus plegados.
Era un tema recurrente en sus cartas: “La señorita Montoya
es un verdadero encanto y alguna vez tendría que publicarse
un libro con sus plegados de flores, de las que ella
es sumamente modesta”. (Carta de Gershon Legman
a Lillian Oppenheimer, 15 de noviembre de 1957).

72
Por qué escribí este libro

Habían pasado casi diez años desde la muerte de Ligia


Montoya cuando escuché hablar de ella por primera vez.
Fue durante una tarde de invierno de 1977 en Manha-
ttan, adonde llegué después de un intercambio estu-
diantil por diversas ciudades pequeñas de los Estados
Unidos. Aunque ya había terminado el primer año de la
facultad de biología, me seguía interesando el origami y
lo practicaba con pasión, como cuando lo descubrí a los
seis años de edad en la Argentina. Desde entonces, qui-
se conocer personalmente a quien fuera mi mentora a la
distancia, Lillian Oppenheimer, cuyos envíos de libros
por correo o a través de una tía que viajaba a menudo a
los Estados Unidos, significaron incontables horas de
felicidad durante mi niñez. Lillian era la directora del
Origami Center of America y yo imaginaba aquel lugar
Robert Harbin y Samuel Randlett publicaron en los años '60 compilaciones
como un sitio mágico donde habitaban, cual gnomos de trabajos de otros plegadores. Ligia contribuyó con varios modelos para
adormecidos, todos los secretos del mundo sobre el ple- The Best of Origami, de Randlett, y para Origami I, II, y III y Secrets of Origami,
de Robert Harbin.
gado del papel. En mis sueños, Lillian era una especie
de abuela bondadosa del Hemisferio Norte, por eso a
nadie le pareció extraño que lo primero que quise hacer mostró libros de origami novedosos y me fue contando
al llegar a Manhattan durante aquel invierno frío y historias sobre sus autores. Diez y ocho años atrás, ella
nevado, fuese intentar comunicarme con ella. había organizado la primera muestra de origami en el
museo Cooper Union de Nueva York, y había tenido la
Desde que la llamé por teléfono y me invitó a su casa, posibilidad de reunir a los artistas internacionales más
todo ocurrió tal como lo había imaginado, o incluso destacados del momento, a quienes yo apenas conocía a
mejor. Lillian vivía en un hermoso brownstone en el través de sus publicaciones.
barrio de Greenwich Village y su departamento era
amplio y cómodo. Llegué hacia el atardecer cuando Esa tarde, Lillian me dio a conocer una interesante
la nieve del día anterior ya se estaba derritiendo y en cantidad de autores. Uno de los personajes que más me
el interior de su living acogedor humeaba una cálida intrigó fue Ligia Montoya, argentina como yo. Su nom-
merienda que tenía preparada para mi. Así fue como, bre aparecía en diversos diagramas compilados por un
entre pasteles y sorbos de té, nos quedamos charlando artista británico, Robert Harbin, y otro estadounidense,
animadamente una media hora, durante la cual me Samuel Randlett.

73
Lillian me preguntó si la había llegado a conocer, hermana de Ligia para que me mande todos los modelos
ya que había muerto en 1967. Ante mi negativa, me que ella dejó tras su muerte”. Aparentemente, Lillian
miró seriamente y, tras una pausa, me dijo: “Entonces había recibido la promesa de un envío que nunca se
te voy a encargar una misión”. Yo la miré incrédula, materializó. “Me viene muy bien que vivas en Buenos
como si en lugar de un castillo encantado, ese lugar Aires”, me acotó, demostrando que era una excelente
se hubiese convertido de pronto en una fortaleza de businesswoman.
espías (¡conmigo a la cabeza!) Observé cómo Lillian
se levantaba de su sillón con parsimonia, y después Le prometí que haría todo lo posible por conseguir
de abrir un cajón de su escritorio se acercó a mi con esas obras aunque supuse que no iba a ser sencillo.
un papel en la mano. “Esta es la dirección de la herma- Poco tiempo atrás había tenido lugar un cruento
na de Ligia en Buenos Aires”, me dijo en tono solem- golpe militar en la Argentina y en todas partes rei-
ne. Escrito a mano con letra irregular, se podía leer: naba el miedo a cometer una estupidez y quedar ex-
“NAOMI ZABBI”. puesto. Se me hacía impensable ir hasta la casa de un
desconocido a tocarle el portero eléctrico. Además,
A continuación, me contó acerca de un proyecto que en la guía telefónica pude constatar que no figuraba
deseaba llevar adelante: la construcción de un museo ninguna Naomi Zabbi.
de origami en una de las alas de Cooper Union, la
misma institución en la que años atrás había organi- Pasó el tiempo y mi curiosidad pudo más así que
zado aquella legendaria muestra internacional. “Sería un día decidí acercarme hasta ese edificio. Tuve
fantástico –me entusiasmó– si pudieras coordinar con la suerte porque un portero afable me confirmó que

Cartas de 1977:
En sus cartas, Lillian
Oppenheimer me
animaba a seguir
buscando las obras
de Ligia Montoya.

74
Homenaje a Ligia
allí vivía la hermana de Ligia, el problema era que Montoya, unos
el nombre estaba mal escrito: era Noemí Zappi, no 120 modelos
diagramados por
Naomi Zabbi. el español Teodosio
de la Fuente
Ríos (Asociación
Con estos datos pude hallar su teléfono en la guía Española de
telefónica pero así todo mi optimismo duró poco. Papiroflexia).

Noemí fue parca y la conversación duró apenas unos


minutos, porque no había mucho para decir. Según
ella, la casa de campo donde guardaban las cosas de
Ligia había sido asaltada por vándalos. “Robaron y
destruyeron todo lo que pudieron”, me dijo secamente.
“¿Incluso los papeles?”, le pregunté con un dejo de
incredulidad. “Sí”, me respondió, “incluso los papeles.
Rompieron todo en mil pedazos”.

No tuve más remedio que escribirle a Lillian las


malas nuevas aunque para suavizar las cosas le di a
entender que quizás en un futuro aparecería algo en
alguna parte. Ella respondió desde su propia necesi-
dad: “Si me hubiesen enviado las cosas al museo Cooper como Juan Gimeno, de Madrid. De los 120 modelos
Union, los ladrones no la habrían molestado a Noemí”, reunidos, más de la mitad ya habían sido publica-
decía su breve nota, en la que además me alentaba a dos en libros y revistas, mientras que el resto los
seguir buscando. diagramó a partir de modelos originales y de hojas
con siluetas que Ligia había repartido con sus cartas
Mientras, al otro lado del océano, en España, el a sus amigos epistolares. Aquel trabajo no llegó a
nombre de Ligia Montoya perduraba en el recuerdo publicarse comercialmente y hoy sólo se consigue fo-
de aficionados plegadores como Nemesio Mon- tocopiado en la Asociación Española de Papiroflexia
tero, Enrique Cerezo Carrasco, y Eduardo Gálvez (AEP) o a través de algún coleccionista.
Laguarta. Con todos ellos Ligia había mantenido
una comunicación epistolar. Sus plegados seguían te- El cambio de siglo me encontró viviendo en Nueva
niendo vigencia y años más tarde, otro entusiasta de York. Las cartas que Lillian Oppenheimer y Ligia
la papiroflexia, Teodosio de la Fuente Ríos, completó Montoya habían intercambiado, estaban archivadas
la más extensa recopilación de sus trabajos, que tituló en la oficina de OrigamiUSA en Manhattan, de
“Homenaje a Ligia Montoya”. Contó para ello con modo que pareció una buena oportunidad echarles
aportes bibliográficos que le proporcionaron colegas, un vistazo.

75
El descubrimiento de ese tesoro inesperado fue una
experiencia inolvidable. Las cartas eran más de un
centenar, un material escrito a lo largo de casi diez
años, entre febrero de 1957 y diciembre de 1966,
pocos meses antes de la muerte de Ligia. El archivo
guardaba las cartas que ella le había enviado a Lillian
y copias carbónico de las que Lillian le mandaba a Li-
gia. Lillian casi siempre escribía a máquina, salvo las
notas hechas con trazo veloz cuando se encontraba de
viaje, lo cual era bastante frecuente pues solía acom-
pañar a su marido en giras de negocios y aprovechaba
entonces para ponerse en contacto y conocer a nuevos Lillian Oppenheimer y Ligia Montoya se escribieron durante más de diez años.
origamistas. Ligia, por su parte, escribía casi siempre
a máquina y cuando lo hacía a mano empleaba una
caligrafía pequeña y prolija. Lillian se expresaba en A medida que iba avanzando mi investigación, me di
inglés. Ligia comenzó mandándole cartas en caste- cuenta que la información existente en Internet pre-
llano y al poco tiempo se volcó a un inglés bastante sentaba lagunas y contradicciones. Pensé en consultar
correcto. con su familia, pero desde hacía treinta y cinco años,
después de aquel llamado telefónico por el cual me
Pasé una tarde escaneando el material en la oficina de enteré que la obra de Ligia había desaparecido, yo no
OrigamiUSA. Rosalind Joyce, responsable del archi- había tenido más contacto con Noemí. Se me ocurrió
vo, facilitó generosamente la tarea y me dio guantes entonces buscar por Internet algún pariente. Tuve
de algodón para mantener los delicados papeles libres suerte: a través de las redes sociales encontré a uno de
de contaminación. Después hubo que organizarlos, sus hijos, quien me confirmó que a los 85 años Noe-
leerlos y tratar de interpretar el laberinto que se abría mí vivía en Buenos Aires y gozaba de buena salud.
en todas direcciones. Eran voces que expresaban pen-
samientos, conflictos, alianzas e intereses. La historia Era una noticia estupenda. Meses más tarde, fui a
viva narrándose a medida que los hechos ocurrían, visitarla a su coqueto departamento de la avenida
sin intermediarios. Lo que fui leyendo me despertó Santa Fe, en el barrio de Recoleta. Allí conversa-
el interés por conocer la vida de esa misteriosa artista mos largamente y me mostró fotos de cuando ella
que vivía recluida en su cuarto y se comunicaba con y Ligia eran pequeñas. Su padre había sido un gran
los grandes origamistas del mundo como lo haría hoy aficionado a la fotografía y gracias a eso Noemí con-
alguien a través de una cuenta de email. Solo que en servaba varios álbumes familiares de los años '20 y
aquel entonces eso demandaba el esfuerzo de escribir, '30, con fotos tomadas en la Argentina y en España,
enviar y responder decenas de cartas por semana. antes de la Guerra Civil.

76
A lo largo de varias conversaciones me contó cómo viajaban al Delta, Ligia quedaba a cargo de los padres
había sido Ligia en el ámbito familiar, y me describió ya ancianos y de los tres hijos del matrimonio.
su carácter retraído que la llevó a aislarse del mundo
al final de su vida. “No tenía vida propia”, graficó más Para la mirada de la época, Ligia era la tía solterona,
de una vez, lo cual me resultaba difícil de aceptar dado querida por sus sobrinos y mantenida con benepláci-
que Ligia había ingeniado para extender su ecosistema to por sus padres y su hermana, a la vez que cumplía
fuera de las cuatro paredes de su cuarto. Allí producía un rol fundamental en el equilibrio familiar. Como
incansablemente sus delicadas papirolas y las compartía más de una vez lo describió en sus cartas, vivía “entre
con un puñado de origamistas dispersos por todo el ollas y sartenes”, y cocinaba “para un batallón”, ade-
mundo, quienes no tardaron en considerarla una de las más de mimar a los niños, leerles cuentos y ayudarlos
más interesantes creadoras del momento. con las tareas de la escuela. Solo al terminar el día se
recluía en su cuarto donde se apilaban montañas de
Noemí seguramente se refería a que Ligia era distinta libros, revistas y papeles. Allí pasaba varias horas es-
al común de las personas: no socializaba del mismo cribiendo cartas y plegando sus creaciones que luego
modo, no tenía amigos o amigas para salir a tomar un repartiría a sus conocidos de todo el mundo. “Cuando
café ni se le conocían novios, y a excepción de un breve Ligia murió, sacamos bolsas y bolsas de revistas viejas”,
período como bibliotecaria, no volvió a tener un trabajo me contó Noemí en una de sus charlas.
fijo y remunerado. Si bien trabajó para el doctor Vicen-
te Solórzano Sagredo en la producción de los diagra-
mas para su monumental obra Papiroflexia Zoomórfica,
fue una relación conflictiva que le aportó más disgustos
que gratificaciones y Noemí no sabía si cobraba por
aquel servicio o lo hacía por “amor al arte”.

Más allá de esas breves incursiones, Ligia fue siempre


una mujer solitaria. En cambio, su hermana Noemí se
casó y tuvo tres hijos. Con su marido, ambos ingenieros
agrónomos, pasaban largas temporadas en la zona del
Delta, al norte de Buenos Aires, trabajando en proyec-
tos de forestación. Los Montoya vivían como familia
extendida en un amplio departamento de la calle
Santiago del Estero 159. Allí cohabitaban los padres de
las dos hermanas, la familia Zappi en pleno – Noemí,
su marido y los tres hijos –y “la tía” Ligia, además de
las eventuales mascotas. Cuando Noemí y su marido Los bocetos a mano alzada eran un complemento frecuente de las cartas de Ligia.

77
Gracias a Noemí pude trazar el camino que hizo cercano que tuvo Ligia, autor además de un extenso
Ligia desde que nació hasta que se mudó a España obituario que publicó The Origamian, la newsletter
para luego regresar a la Argentina durante la Guerra del Origami Center, un año después de su muerte.
Civil Española. También supe de sus aspectos más
sombríos, como su dificultad para disfrutar de los David Lister me sugirió ponerme en contacto con
paseos al sur del país, su salud desmejorada y el largo Judith, la viuda de Gershon Legman. Ella había
duelo que siguió a la muerte de su madre, lo que emigrado de los Estados Unidos a Francia en
agravó su depresión y la condujo al suicidio. 1965, y se casó con Gershon poco después de la
muerte de su esposa que padecía cáncer. La vida
Compartir mis descubrimientos con el británico de Judith giraba en torno a los libros: era, como
David Lister, el gran historiador del origami fa- Ligia Montoya, bibliotecaria (se había recibido en
llecido en 2013, incentivó aún más mi interés. El la Universidad de California en Berkeley), y sus
había escrito un perfil sobre Ligia pero lo mantenía padres eran dueños de una conocida librería cerca
inédito, a la espera de corroborar fechas y otros da- del campus universitario. Gershon Legman pa-
tos, como parte de un ensayo mayor que abarcaría la recía el candidato ideal para aquella joven “com-
historia del origami en América del Sur. Sus comen- pletamente romántica” como a Judith le gustaba
tarios y sugerencias que intercambiamos por email describirse cuando iniciamos nuestra correspon-
siempre me resultaron de utilidad. dencia. Judith y Gershon se establecieron en una
casa de campo llamada La Clé des Champs, tuvie-
La búsqueda condujo naturalmente al encuentro de ron tres hijos y vivieron juntos hasta la muerte de
las cartas de Gershon Legman, el interlocutor más él que ocurrió en 1999.

Estas dedicatorias
son prueba
del afecto que
le prodigaban
sus colegas. La
biblioteca de
Ligia Montoya
guarda libros
dedicados por
Akira Yoshizawa,
Giordano Lareo,
Robert Harbin, Julia
y Martin Brossman
e incluso Solórzano
Sagredo.

78
Tras una breve búsqueda por Internet, aparecieron
los datos de Judith, quien seguía viviendo en esa
misma casa de la campiña francesa, en las afueras
de Valbonne, a pocos kilómetros de Cannes.
Una tarde, me atreví a llamarla por teléfono
desde Nueva York y mantuvimos una agradable
conversación, que se prolongó en una serie de
emails, como anticipo a un viaje que resolví hacer
a mediados de 2011 para encontrarme por primera
vez con ella y revisar los archivos de cartas de
Gershon Legman.

Fue el comienzo de una aventura inolvidable,


empezando por aquel pueblito medieval, y por
la misma Judith, quien con toda su simpatía y Judith Legman (sentada) y la autora durante
amabilidad me abrió las puertas de su casa y dejó un descanso en el centro de Valbonne, cerca
de la casa de Judith.
que revisara con paciencia los papeles acumulados
por su marido. Ella era consciente del valor de
aquel legado. De hecho, se encontraba trabajando Mientras revisábamos todo aquello, apareció una pe-
en los manuscritos aún inéditos de la autobiografía queña caja de cartón con plegados tan deteriorados por
de Gershon Legman, y manejaba diestramente su el tiempo que estuvimos a punto de tirarlos a la basura.
colosal archivo de libros, documentos y cartas. Por suerte Judith los conservó pues al año siguiente,
cuando regresé, caí en la cuenta de que eran algunas
Sobre la mesa, Judith había colocado una docena de de las flores que Ligia le había enviado a Gershon
cajas con material específico sobre origami. Pronto Legman. Con un poco de paciencia y cuidado, logré
me di cuenta de que Legman había conservado reconstruir la forma en que habían sido plegadas.
todo aquello no sólo por gusto e interés erudito
sino para beneficio de futuros investigadores. Ante Me llevó bastante tiempo organizar los documentos
mis ojos aparecían cartas, pero también recortes y decidir el formato. En principio, descarté la idea de
periodísticos, anotaciones a mano, y hasta recibos una biografía tradicional ya que además contaba con
y comprobantes de aduana que daban cuenta de imágenes y fundamentalmente diagramas que quería
los envíos de material, como las encomiendas agregar. Opté entonces por un diseño mixto que me
que Ligia le había enviado a lo largo de los años permitiera combinar todos esos elementos, un poco a
conteniendo decenas de estrellas, flores, pájaros y la manera de los libros de arte para niños (que tam-
diagramas para explicar la manera de realizarlos. bién, por supuesto, leen los adultos).

79
Quiero aclarar que no soy historiadora y en El sueño de Ligia de publicar un libro con todos
ese sentido me faltó metodología para recorrer sus diagramas aún no está cumplido. A Román le
la documentación. Fui aprendiendo sobre gustaron mucho los diagramas a mano alzada de
la marcha a organizar los datos surgidos de Ligia, y yo coincido, de modo que decidí incluir
la correspondencia y a ordenar el andamiaje algunos de ellos en este libro (se encuentran a partir
cronológico. La lectura de las cartas fue árida de la página 98).
al principio pero traté de no detenerme en lo
textual. Ligia debía interpretar a Legman, y éste, Me gustaría que Ligia me perdonase por haber
a su vez, hacía esfuerzos por comprender a Ligia, indagado demasiado quizás para su gusto en su
lo cual a veces derivaba en malentendidos. Por vida privada. Pero desde una perspectiva positiva, la
ejemplo, la primera esposa de Gershon Legman, posibilidad de revisar datos y fechas ha permitido
Beverly, era quien le traducía algunas cartas, pero corregir muchas especulaciones y errores acerca de su
no siempre acertaba con las ironías y el uso del vida. Con todo, el libro final sobre ella y sus trabajos
lenguaje coloquial que Ligia empleaba en sus aún puede escribirse. ¡El guante ha sido lanzado para
cartas. quien lo quiera tomar!

Sin conocimientos de diagramación, recurrí


a la valiosa ayuda de Román Díaz y Nicolás
Gajardo, quienes tuvieron la enorme gentileza
de ayudarme con algunos diagramas. Como
creadores de origami, se maravillaron con los
bocetos de Ligia (algunos se reproducen aquí
a partir de la página 98), y de su talento para
encontrar las proporciones correctas de los
animales (la mayoría de los modelos finales
miden no más de 5 centímetros). Ambos
dedicaron largas horas a diagramar con pasión,
cuidando que los dibujos no se apartasen del
modo en que Ligia los componía. Quienes estén
interesados en los modelos representados aquí
pero no diagramados, pueden visitar el blog de
Ligia Montoya: www.ligiamontoya.wordpress. Gershon Legman tuvo la sensibilidad de guardar las flores que Ligia le envió en 1955.
Cuando su viuda descubrió la caja en el año 2011, había transcurrido más de medio
com. donde encontrarán instrucciones del tipo siglo y los papeles estaban estropeados. Sin embargo, fue posible recrear la manera
“step folds” (instrucciones con fotogramas). en que fueron sido plegadas.

80
Algunas de las flores de “la
caja de zapatos” 56 años
después que Ligia Montoya se
las envió a Gershon Legman.
El deterioro del papel y las
manchas son evidentes en
cada uno.
Cómo plegar estas flores:
Las cuatro primeras flores
están diagramadas en las
siguientes páginas. El resto
cuenta con instrucciones en el
1 2 3 sitio web: www.ligiamontoya.
wordpress.com

4 5 6 7 8

9 10 11

12 13 14
81
Las flores de la

Caja de zapatos

“La señorita Montoya es un encanto, y un día debería


publicarse un libro con sus plegados originales
de flores, acerca de los cuales ella es por demás
modesta.” (De una carta de Gershon Legman a Lillian
Oppenheimer, escrita el 15 de noviembre de 1957).

82
Las flores plegadas con
papel kami. La secuencia
coincide con las originales
de la página 81.

1 2 3

4 5 6 7 8

9 10 11

12 13 14
83
Diagramas y dibujos

84
Símbolos

85
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Román Díaz.

FLOR 1 Esta flor también se puede usar como cáliz para la Flor 2, tal como
muestra la foto del modelo final en la página 86.

Cómo plegar un pentágono

86
Plegado de la Flor 1

Plegar y desplegar el ángulo


bisectriz en ambas capas.

Repetir en todos los lados. Hundir los cinco lados.

Hundir y achatar. Repetir en los demás lados.

87
Repetir en los
demás lados.

Abrir los cinco pétalos.

La Flor 1 usada como cáliz de la Flor 2.

88
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Román Díaz.

FLOR 2 Esta flor se puede combinar con la Flor 1 para formar los pétalos y
el cáliz, tal como se observa en la fotografía final. Las instrucciones
para plegar el pentágono se encuentran en la página 84.

Plegar y desplegar ambas capas.

Hundir los cinco lados.

4. Repetir en todos los lados.

Hundir y achatar Plegar y desplegar.


los cinco lados.

89
Repetir en los Pliegue en valle.
demás lados.

Repetir en los
demás lados.

90
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Nicolás Gajardo.

FLOR 3 Cómo plegar un hexágono

Desplegar
91
Plegado de la Flor 3

92
Desplegar hasta antes de
ejecutar el paso 4.

Desplegar hasta antes


de ejecutar el paso 2. Colapsar sobre las
líneas existentes.

93
Repetir los pasos 18-19
en los lados restantes.

Estirar hacia atrás.

94
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Nicolás Gajardo.

FLOR 4
Comenzar plegando un pentágono (instrucciones en la página 86).

Repetir paso 6 en las aletas restantes.


Desplegar hasta antes de ejecutar el paso 3.
95
96
¿Mosca o cigarra? Samuel Randlett, en su libro The
Best of Origami, la describe como cigarra, mientras

La abeja de Ligia que Teodosio de la Fuente Ríos, en su Homenaje a


Ligia Montoya, la llama mosca. Siendo algo tan poco
específico, podemos pintarle bandas en el abdomen
¡y convertirla en abeja! Después, llévala a la página
18 donde está la abejera del abuelo Ignacio.

Comenzar con
una base cuadrada.

Pintar la cabeza
y el abdomen
con un color
diferente.
Dar vuelta.

97
Addenda
Algunos diagramas hallados junto con la cartas
de Ligia Montoya a Gershon Legman
Instrucciones de su puño y letra
enviadas a Gershon Legman
en 1956 para crear dos versiones
de un mismo modelo.
Abajo: ambas versiones plegadas
por Ligia Montoya.

98
Los modelos cónicos de la página
anterior, desplegados mostrando
la flor abierta. Abajo, derecha:
la flor en un plegado actual con
papel kami.

LOS NOMBRES DE LAS FLORES Cherry Glow, Poinsettia, Magnolia purpurea,


Lapacho, Amaryllis, Primrose, Petunia, Campanula,
Ligia Montoya les daba nombre a sus flores. En
Penstemon, Narcissus, Hibiscus, Lillium, Geranium,
las cartas a Gershon Legman aparecen largos
Bouvainvillea y Fuchsia.
listados de las “especies” que le enviaba por carta
¡y aún en encomiendas! Uno de estos listados es ¿Reconocerías algunas en la página 81? Quizás la
el siguiente, tal como ella los escribió en inglés: #3 es Iris (lirio), la #5 Bouganvillea (Santa Rita) y la
Iris, Lady Tulip, Red Lily, Hemerocallis boutonniere, #11 Hemerocallis (azucena amarilla) (dos hexágonos
Weigela, Daffodil, Balloon Flower, Scilla siberica, combinados). ¿Qué más?

99
Lirio (Iris):
1. “Usar triángulos equiláteros.
Hacer 2 piezas iguales y una,
la mitad que las otras.
2. Rizar con el borde de una
tijera los 3 tépalos.
3. Rizar los bordes de la
segunda hacia arriba y adentro
y hacer girar 1/3 para que
no se superpongan pues los
tépalos deben coincidir con los
espacios de la primera.
4. Rizar la tercera y más chica
hacia abajo y afuera y girar
1/3 para que coincidan los
estigmas con los tépalos de
la primera pieza.

100
En este diagrama, Ligia usa
una clasificación desarrollada
por Vicente Solórzano
Sagredo (p. ej.: deltoide
delta, corte fléxico) y realiza
cortes utilizando las “aletas”
resultantes de manera creativa.

101
Bouganvillea (Santa Rita):
usar dos triángulos idénticos.
(Es la flor #5 en las páginas 81 y 83)
Fuchsia: un cuadrado
y un pequeño círculo.

102
Agradecimientos
Agradezco a todas las personas que durante estos ella recordó con agrado los pájaros plegados que el Dr.
años me acompañaron brindándome su colaboración Cortazar llevó un día a su casa, y la recomendación
y sugerencias. A Noemí Montoya de Zappi, por su de “mirar sin tocar” que les había dado a sus hijas; a
generosa disposición para contarme aspectos de la Martin Brossman, por revelar por primera vez el motivo
vida de su hermana; a sus hijos Adrián y Claudio por por el cual su madre, Julia Brossman, se interesó por el
sus recuerdos; a Judith Legman, por honrarme con enigma del Kan-no-mado, mientras era una estudiante
su amistad y por compartir el archivo de Gershon universitaria; a Rosalind Joyce, por abrirme las puertas
Legman, sin el cual este libro no hubiese sido posible; del archivo de OrigamiUSA y permitirme escanear
a Verónica Carman y su equipo de Editopía, por el las correspondencia entre Ligia Montoya y Lillian
diseño integral; a Luna Schapira, por sus dibujos y Oppenheimer; a la Asociación Española de Papiroflexia,
collages que ilustran este libro; a Leandro C. (“Polo”) por el escaneo de Homenaje a Ligia Montoya, de Teodosio
Madueño, por aportar con su prólogo su mirada sabia de la Fuente Ríos; a Rebecca Williams, de University of
y singular; a Román Díaz, de Uruguay, y a Nicolás North Carolina at Chapel Hill's Louis Round Wilson
Gajardo, de Chile, por sus generosas contribuciones de Special Collections Library, por buscar las cartas de
diagramas de los modelos de Ligia; a Ángel Morollón, Ralph Steele Boggs; a Mary Markey, de Smithsonian
por el diagrama de la pajarita; a Gay Merrill Gross y Insitution Archives, por permitir mi visita a los archivos
Patsy Wang-Iverson por las correcciones de la versión de Smithsonian en Washington D.C. y el escaneo de
en inglés y sus valiosas sugerencias; a Yara Paula documentos sobre la exhibición de origami en Cooper
Yagi por testear los diagramas y compartir conmigo Union en 1959; a Christine Walsh, por la traducción del
su entusiasmo; a Robert Lang, por permitirme citar libro al inglés y a Guido López Dato por la traducción
su ensayo Copy and Recopy, sobre la controversia al inglés del capítulo acerca del motivo por el cual escribí
entre Ligia Montoya y Solórzano Sagredo, y por sus este libro; a don Vicente Palacios, por honrarme con
siempre valiosos comentarios; a David Lister, a quien el obsequio de varios modelos de Ligia Montoya que
tristemente ya no tenemos más con nosotros; él me pertenecieron al doctor Nemesio Montero; a Saadya
brindó desinteresadamente mucha información al Sternberg, por las conversaciones preliminares y sus
comienzo de mis investigaciones; a Juan Gimeno, agudas observaciones; a Rosemary Browne, Gaby Kot,
por compartir generosamente su conocimiento Laura Kruskal, J.C. Nolan, Carlos González Santamarina,
enciclopédico; a Clara Cortazar, hija de Augusto Horacio Sofi y Wendy Zeichner, por su interés y apoyo
Cortazar, por proveer información y fotos de su padre emocional. A todos, por ayudarme a creer que este largo
en la biblioteca de la Facultad de Filosofía de la UBA; proyecto eventualmente tendría un buen final.

103
Créditos
Fotos de familia, gentileza de la familia Montoya/Zappi: Diagramas de Papiroflexia Zoomórfica (pág. 48) por Vicente
páginas 4, 6, 7, 8. 9. 11, 16, 17, 26. Solórzano Sagredo, Buenos Aires, 1962.
Ilustraciones de Luna Schapira: páginas 5, 6, 7, 9, 10, 12, 14, Solórzano junto a su colección de plegados (pág. 49): fotografía
16, 18, 20, 24, 27, 34, 37, 40, 55, 61, 61, 64, 66. del Diario de la Marina, suplemento literario, Havana, Cuba,
1941.
Ilustración de La Pajarita (pág. 13) publicada en El Mundo
de Papel, de Nemesio Montero, Editorial Sever-Cuesta, Tarjeta de negocios de Solórzano (pg. 49), gentileza archivo
Valladolid (sin fecha). Gershon Legman.
Diagrama de La Pajarita (pág. 15) por Ángel Morollón, Solórzano plegando pajaritas (pgs. 50, 51): fotografías de la
España 2016. Revista O Cruzeiro Internacional, 1959.
Li Tre Trattati (pág. 19) por Mattia Giegher, Ed. Frambotto, Manos plegando de Akira Yoshizawa' (pg. 51): revista Asahi
Padua, 1639 (las ilustraciones corresponden a la sección Graph 9 de enero, 1952.
Tratatto delle Piegatura). Bocetos de Ligia Montoya: páginas 31, 52, 68, 77, 98, 99, 100,
Modelos originales de Ligia Montoya: páginas 21, 36, 38, 101. Gentileza archivo Gershon Legman.
42, 43, 67, 72, 80, 83, 98, 99, 100, 101. Gershon Legman enseñando origami en el museo Stedelijk,
Parque Servet y monumento de las pajaritas (pág. 23): fotos Amsterdam (pág. 57). Gentileza archivo Gershon Legman.
de la autora. Diorama de Ligia Montoya en el museo Cooper Union (pág. 58).
Fotografía de Augusto Raúl Cortázar (pg. 28), gentileza de Fotografía de la revista The New York News Coloroto Magazine,
Clara Cortazar. domingo 2 de agosto, 1959.

Fotografía de Gershon Legman (pág. 33) por Wayland Hand Catálogo de la exhibición Plane Geometry & Fancy Figures,
(gentileza de Judith Legman). Cooper Union (pág. 59). Gentileza archivo Gershon Legman.

Casa de Judith Legman's en Valbonne (pág. 35): fotos de la Postal de Ligia Montoya (pág. 63). Gentileza archivo Gershon
autora. Legman.

Revista The Origamian y fotografía de Lillian Oppenheimer Catálogo de la exhibición de Francisco del Río en la galería
(págs. 46, 47), gentileza de OrigamiUSA. Dédalo (pág. 65). Gentileza archivo Gershon Legman.

Cartas de Lillian Oppenheimer (pág. 76), gentileza de Flores plegadas y fotografiadas por Laura Rozenberg: pgs. 94,
OrigamiUSA. 96, 97, 99, 100.

Libros que pertenecieron a Ligia Montoya (pág. 76): donados Flor plegada y fotografiada por Román Díaz: pág. 86.
por la familia Zappi/Montoya a la autora. Bouquet plegado por Yara Paula Yagi, pág. 106

104
Índice
Ligia, una misteriosa artista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Noches y días . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Buenos Aires, 23 de febrero de 1920 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 La biblioteca de Ligia Montoya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Ligia nació en una década de grandes cambios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 En busca de la perfección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Laborde, provincia de Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 Diagrama de la Llama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Inteligente y aislada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 Una carta desafortunada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Una mañana el tren arribó a Laborde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Ligia conoce a Vicente Solórzano Sagredo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
La época de vacas gordas duró hasta 1929 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Papiroflexia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Puerto de San Sebastián . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 La historia de Solórzano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
España, 1931 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 El museo de Solórzano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Unamuno y las pajaritas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Una relación agotadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
Pajarita diagrama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Una posición privilegiada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Las vacaciones en Navarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Una misión desgastante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
La abejera del abuelo Ignacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 El golpe final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
El plegado en Europa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 El “caballo de Troya” de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Las enseñanzas de Friedrich Froebel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Una omisión devastadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
La influencia de Froebel en las artes en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Secretos culinarios, política y algo más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Plegados Froebelianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 El show que no fue (para Ligia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
El método de Froebel se extiende por el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 1959: la exhibición en el museo Cooper Union de Nueva York . . . . . . . . . 58
El viaje a los Pirineos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Crónica de un desencuentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
La estación de Canfranc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 La habitación de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
The las vacación in Spain . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Tiempos difíciles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
¿Un amor truncado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Complicaciones con Francisco del Río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
De regreso en Buenos Aires . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Barranca abajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Argentina, 1937 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Controversias después de su muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
La carta que cambió la vida de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Origami bajo la lupa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
El primer jefe de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Estilo e influencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
El enigma del Kan-no-mado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Por qué escribí este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
El hallazgo del Kan-no-mado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Las flores de la caja de zapatos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
¿Cómo lo hizo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Diagramas y dibujos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Loco lindo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Símbolos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Un académico amenazado por el servicio de correos . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Flor 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
El obsesivo trabajo de la señorita Montoya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Flor 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Los amigos de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Flor 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Geometría en papel: cuadrados y otras formas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Flor 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
¡Inventa tu propio código!! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 La abeja de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Bases cuadradas y más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Addenda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Las bases “básicas” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Viviendo entre ollas y sartenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Créditos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104

105
Bouquet gentilmente plegado por la origamista brasileña Yara Yagi, a partir de las flores de “la caja de zapatos” de Ligia Montoya.

106

También podría gustarte