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Laura Rozenberg
© 2016 Laura S. Rozenberg
Todos los derechos reservados
Impreso en USA
CreateSpace Independent Publishing Platform, North Charleston, South Carolina
Prólogo
Acabo de leer el libro por tercera vez, aunque ya desde la devuelve la mirada de una muchacha ojos de papel que se
primera me vi sorprendido como un adolescente. ¡Qué nos fue demasiado joven.
cantidad de documentos! ¡Y cómo se van entrelazando!
Para hablar de género y honrarlo diría que entre varios
Las fotos, los textos, han superado mis expectativas.
“Adanes” hubo una única “Eva” inicial del origami
Esta historia que el lector tiene en sus manos habla contemporáneo, que se llamó Ligia.
de una artista argentina, Ligia Montoya, pionera en el Muchos de nosotros, amantes del origami, conocíamos
mundo occidental de lo que hoy denominamos origami. algunas de sus creaciones. Pero casi nada de su historia.
Alguien singular, sin duda, como su mismo nombre, Buceando en la biblioteca que con mi padre teníamos
que nos recuerda a la sirena mitológica. Nuestra Ligia, en conjunto llegué a admirar sus trabajos; obras que
persona de carne y hueso, debería parecernos más cercana son fragmentos de una historia personal que se divide y
y, sin embargo, durante años fue tan desconocida y ramifica en cientos de mensajes y papirolas esparcidas por
misteriosa como aquellos seres que por siglos poblaron la el mundo. Tímida y reservada, esa era su manera de dar a
imaginación del hombre. conocer un poco su mundo interior.
Estas páginas vienen al rescate de nuestra ignorancia en Pocos sabían que alguien –Laura Rozenberg– se estaba
forma de recuerdos de otros tiempos –fotografías de la década encargando durante todo este tiempo de investigar,
del '20, verdaderas joyitas de época– y un hilo conductor que recolectar y entrelazar el material de Ligia Montoya para
atrapa porque hay en él varias líneas de lectura, aptas para compartirlo en un libro que finalmente salió a la luz. Lo
neófitos y origamistas avanzados por igual. cual me llena de alegría porque como bien he dicho en
En este mar donde las olas se pliegan y repliegan, la sirena más de una oportunidad, Ligia no solo gestó cientos de
Ligia envía cartas a los cuatro puntos cardinales y recibe, plegados sino que fue madre de una forma singular de
a su vez, mensajes de sus camaradas desde las antípodas entender la libertad creativa.
de la tierra ( Japón, por ejemplo) y de muchos otros países Como modelo para sucesivas generaciones, esperaba que,
donde a mediados del siglo pasado fue germinando en este sentido, Ligia Montoya fuese reconocida tarde o
esa pasión por doblar y redoblar para dar forma a lo temprano en nuestro espacio existencial argentino.
inexistente a partir de una modesta hoja de papel.
Ahora este libro lo ha hecho.
Ejercicio solitario, Ligia revela y esconde a la vez. La
femineidad de su mundo íntimo, oculta en los mandatos Leandro C. (“Polo”) Madueño
familiares, llega hasta nosotros congelada en centenares Comodoro Rivadavia, Patagonia, Argentina
de papeles plegados, en un juego de espejos que nos Próximos al equinoccio de primavera del 2016
3
Ligia,
Una artista misteriosa
4
Buenos Aires, 23 de febrero de 1920
LIGIA NACIÓ EN UNA DÉCADA
D
oña Pilar Izquierdo de Montoya, con su
panza de nueve meses, había llegado a
DE GRANDES CAMBIOS
Buenos Aires desde el pueblito cordobés de TANGO
Laborde tras un viaje agotador en tren. Madre pri- Aparecen la milonga y el tango, la
meriza, quería dar a luz en la ciudad porque se sen- música preferida de los sectores
tía más segura que en el campo y por eso soportó, populares urbanos.
a punto de parir, los casi trescientos kilómetros que
la separaban hasta el hogar de su hermana María
TRABAJO FEMENINO
en el barrio de Caballito. Aunque con su esposo Las mujeres de clase media salen
vivían desde hacía más de un año en Córdoba, no a trabajar. Se emplean en tiendas
lograba acostumbrarse al ritmo rural y extrañaba y oficinas.
mucho la ciudad.
URBANISMO
El llanto de Ligia se escuchó a la una de la tarde Crece el transporte, se extienden las
del 23 de febrero de 1920 en el cuarto en penum- redes ferroviarias y se construyen
bras de su tía. Mientras ella enjuagaba paños en importantes edificios en Buenos Aires.
una palangana, la comadre colocó a la beba en los
brazos de Pilar.
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Laborde, provincia de Córdoba
EL VIAJE
Ligia y sus padres junto a las vías del tren en Laborde (1924).
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Los Montoya vivían en una casita modesta de paredes pintadas a la cal con un patio rodeado de geranios.
Cuando llegaron a Laborde aún no había luz italianos, donde Alfredo trabajaba, a escasos
eléctrica en la ciudad y la justicia a veces se resolvía metros de las vías del tren. Más allá de los silos
a los tiros. ¡Alfredo tuvo que comprar una pistola que albergaban las semillas, el resto del paisaje
para defender a su familia! Bajando por la calle de era un inmenso mar de espigas que se perdía en
tierra estaba la pulpería Roma, propiedad de unos el horizonte.
7
A Ligia le gustaban las manualidades como la costura
y el plegado del papel. Es posible que aprendiera sus
primeras pajaritas (llamadas así aunque fuesen animales,
pájaros o barquitos), junto a su madre y parientes.
Inteligente y aislada
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Ligia con su madre Pilar.
9
Una mañana el tren arribó a Laborde...
10
1
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PUERTO DE
San Sebastián
12
España, 1931
A
los 11 años, Ligia arribó a una España en la que
soplaban vientos de cambio. Mientras recorrían
la campiña de Navarra, se enteraron de que el rey
Alfonso XIII ya no gobernaba y se acababa de instaurar
una República. Era una buena noticia para los Montoya,
quienes se consideraban laicos y progresistas. El regreso
había sido una buena decisión y se propusieron disfrutar
del viaje. Después de visitar a los parientes en la monta-
ña, continuaron hacia el norte, y antes de que acabara el En la escuela aprendió francés y un poco de inglés. Tam-
verano llegaron a San Sebastián, un elegante balneario a bién practicaba el plegado de papel, una tradición muy
orillas del mar Cantábrico que en el verano recibía a la arraigada en toda España. Aún no le decían origami, pues
gente adinerada de toda Europa. ésta es una palabra japonesa que se difundió muchos años
después. Tampoco lo llamaban papiroflexia, sino simple-
Como San Sebastián era una ciudad pintoresca y tenía mente pajaritas, así fuesen aves, cuadrúpedos o reptiles.
playas muy bonitas, decidieron establecerse allí. Durante Como en francés se les decía cocotte, el filósofo español
el año escolar vivirían en el balneario y cuando llegara Miguel de Unamuno acuñó la palabra cocotología, más
el verano en el que todo se encarecía, irían de visita a las adelante aceptada por la Real Academia Española, para
montañas de Navarra. Ese era el plan y de hecho lo man- referirse al arte de hacer pajaritas de papel.
tuvieron varios años.
De todas las posibles creaciones en papel – barcos, som-
Ligia terminó la escuela primaria en un establecimien- breros, avioncitos – hay uno considerado la pajarita por
to laico de San Sebastián e hizo todo el secundario excelencia porque la forma recuerda a un pájaro. Tanta
en el Colegio Miraflores, donde terminó el bachille- pasión tienen los españoles por la pajarita que la han
rato en 1936, poco antes de que estallara la Guerra utilizado en marcas de productos, bombones, envolto-
Civil Española. rios de caramelos y muchas cosas más.
13
En España todo el mundo aprende a plegar la pajarita
y ha sido objeto de poemas, esculturas, y hasta un
ensayo del gran filósofo español Miguel de Unamuno.
14
PAJARITA
¿Sabes plegar
la pajarita?
Aquí están las instrucciones.
¡Anímate que es fácil!
15
Las vacaciones en Navarra
Las pajaritas de papel volvieron a aparecer
Cada año, al comenzar el verano, los Montoya ante los ojos de Ligia durante unas vacaciones
en las montañas. Su primo José le enseñó
viajaban a Navarra, a la casa de los abuelos en
nuevos plegados y juntos pasaban horas
el pueblo de Allo, o bien se dirigían a lo del practicando al aire libre. Con José y los demás
tío Felipe, hermano de Alfredo, en el vecino primos, Ligia se sentía a gusto.
pueblo de Nazar. A las niñas les encantaba
visitar a los abuelos que seguían viviendo en
¿Esto es una abeja?
el mismo sitio donde se había criado Alfredo.
Era una enorme casona de piedra de dos pisos
con numerosas habitaciones que se fueron Mmm, no... ¡Creo que
construyendo a medida que la familia crecía. inventé una mosca!
¡Pensaré la forma de
Para las pequeñas era lo más parecido a una hacer una abeja!
vivienda encantada, con pasadizos, recovecos
y hasta inscripciones en las paredes. En el
último piso se encontraba el granero y en un
cuarto de la planta baja vivía Antonino, el tío
solterón. Los ambientes daban a un balcón
externo que se estrechaban hacia el interior
en recámaras sin ventanas donde se dormía al
16
La casa de piedra de los abuelos en Allo, Navarra.
17
Observa el dibujo:
a) El abuelo de Ligia construyó una
abejera apilando piedras como en el
dibujo. Adentro aplicó arcilla fresca para
que las abejas pudieran adherir sus
colmenas.
b) En la ilustración, Ligia y su primo José
están plegando pajaritas y mosquitas.
La abejera del abuelo Ignacio
c) Busca en la página 97 las instrucciones
para plegar la mosquita de Ligia.
Un día los niños visitaron la abejera del abuelo
Ignacio. Años después, Ligia recordaría por d) ¿Qué harías para que se parezca más
carta aquel lugar: a una abeja?
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El plegado en Europa
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Las enseñanzas de Friedrich Froebel
(1782-1852) La influencia de Froebel
Cuando Ligia iba a la escuela, estaban en boga en las artes en el siglo XX
los nombres de pedagogos como el del suizo
Johann Pestalozzi y el alemán Friedrich Froe- En su libro Inventing Kindergarten (1997),
bel. El primero había revolucionado el sistema el arquitecto e investigador Norman
Broesterman propuso una hipótesis
educativo favoreciendo la curiosidad del niño
tan sugestiva como audaz. Según él,
como herramienta de exploración en lugar de la el arte abstracto del siglo XX debe
memorización y el castigo. Froebel, que estudió mucho a Froebel. Artistas como Vassily
en el instituto dirigido por Pestalozzi, avanzó un Kandinsky, Piet Mondrian y Georges
paso más al incorporar a los niños más pequeños Braque habrían comenzado a desarrollar
su pensamiento abstracto a una edad
en la educación escolar, brindándoles el juego
muy temprana, jugando en el jardín de
como base para el aprendizaje. Sus dos grandes infantes. Incluso se ha dicho que Frank
aportes fueron: la introducción del jardín de Lloyd Wright describió la manera en que
infantes (kindergarten) que pronto se extendió el método de Froebel, con su énfasis en
por muchos países; y la creación de los llamados el diseño experimental, marcó desde
obsequios o dones (del alemán, spielgabe), sin su niñez el rumbo de su pensamiento
arquitectónico.
duda los primeros juguetes didácticos del mun-
do. Froebel diseñó una veintena de dones, com-
puestos por bloques de madera, hilos, cintas y
papeles y escribió sobre la manera de utilizarlos.
Algunas de estas actividades, como el plegado
del papel, fueron desarrolladas más tarde por sus
discípulas, que dieron comienzo a la tradición
de las series geométricas que se montaban en
cuadernos tipo acordeón.
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Libro-acordeón con los plegados originales de Ligia Montoya.
El plegado froebeliano
21
El método de Froebel se extiende
por el mundo
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El viaje por los Pirineos
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La estación de Canfranc
Canfranc, en el límite con Francia, era lo fresas por senderos montañosos que se vol-
más parecido a un cuento de hadas. Hasta vían azules a la distancia, tal era la cantidad
tenía una estación de trenes majestuosa y un de lirios silvestres en las laderas. Al fondo,
túnel ferroviario, el Somport, que unía ambos las nieves eternas completaban el paisaje de
países. Ligia y Noemí se divertían recogiendo postal alpina.
24
Las últimas vacaciones en España
Pero aquella tranquilidad idílica no fue Sebastián sin demora. Una vez más la realidad
duradera. El 18 de julio de 1936 las radios parecía imponerse y tras evaluar la situa-
anunciaron una sublevación del ejército espa- ción, Alfredo propuso volver a la Argentina.
ñol en Marruecos, preámbulo de los hechos Primero viajó él para establecerse y un año
que darían paso a las sirenas, las bombas y la después, con salvoconductos, Pilar y las niñas
muerte en toda España. Comenzaba la Guerra atravesaron España hasta Portugal, donde se
Civil y los Montoya decidieron regresar a San embarcaron rumbo a América.
25
El regreso a
Buenos Aires
26
Argentina, 1937
A
los 17 años, Ligia estaba de re-
greso en Buenos Aires. Vivía con
su familia en un departamento
amplio y cómodo en el barrio de Mont-
serrat, una zona de oficinas con mucho
movimiento durante el día y desierto por
las noches. Tuvo que dar una serie de
equivalencias y por eso recién en 1940
pudo ingresar a la carrera de Letras, que
se dictaba en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Ai-
res. Allí obtuvo el título de Profesora de
Enseñanza Secundaria, Normal y Espe-
cial en Letras.
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La carta que cambió la vida de Ligia
Pero un día, algo cambió. Ligia había comenzado lo recordaría años más tarde en su autobiografía
a trabajar en la biblioteca de la Facultad de aún no publicada:“Le escribí al especialista en arte
Filosofía y Letras y una tarde de invierno de folklórico de Norte y Sudamérica, el doctor Ralph
1951 el director del establecimiento, Augusto Boggs. Este, a su vez, le reenvió mi consulta a una
Raúl Cortazar, la llamó para mostrarle una mujer en Buenos Aires llamada Ligia Montoya, con
carta que acababa de recibir. Lo curioso es que quien inicié una fructífera correspondencia durante
la misiva, escrita por un tal Gershon Legman, muchos años”. (En realidad, Boggs no le envió la
se la enviaba el antropólogo Ralph Steele carta directamente a Ligia Montoya, sino a su
Boggs de la Universidad de Miami. La carta jefe, Augusto Cortazar).
contenía una consulta sobre un arte popular
llamado paperfolding (plegado del papel), y más Legman parecía tener un conocimiento
específicamente sobre el plegado en América enciclopédico sobre el tema y estaba interesado
del Sur, motivo por el cual Boggs pensó en en saber lo que se hacía en la Argentina. No
Cortazar para responderla. El propio Legman sólo buscaba contactarse con otros plegadores,
28
también quería conocer la bibliografía en
español. Su objetivo era la producción de un
listado lo más completo posible –en realidad, el
primero en su tipo pues no había antecedentes–
sobre libros de papiroflexia de todas partes del
mundo. Con ese fin, no solo le escribió a Boggs,
sino a muchas otras personas y editoriales, Boggs no contaba con información para
incluyendo las míticas librerías de la calle Florida compartir con Legman, pero le reenvió la
carta a Augusto Cortazar, un especialista
en Buenos Aires, como El Ateneo, Peuser, Viau, en folklore argentino, lo cual derivó en su
y Rodríguez. Boggs fue el único destinatario que, amistad con Ligia Montoya.
sin saber nada del asunto, derivó esa consulta al
lugar correcto porque cuando Cortazar leyó esa
carta de inmediato recordó que Ligia hacía poco
le había hecho para sus dos pequeñas hijas unos Ligia le contestó todo lo que sabía; se ocupó de
preciosos pájaros de papel. Le pareció natural, buscarle títulos en las librerías de Buenos Aires y
entonces, que fuese ella quien le respondiera. le envió varios por encomienda. Fue el comienzo
de una larga amistad que duró más de quince
años. La correspondencia entre ambos, guardada
celosamente por Legman, hoy resulta una venta-
na abierta a los tiempos en que se gestó el Origa-
mi Moderno del siglo XX.
29
El enigma del Kan-no-mado
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El hallazgo del Kan-no-mado su maestría en diseño, tras una empecinada búsqueda,
tuvo la fortuna de hallarla en la biblioteca del Congreso
Durante años, la enciclopedia Kan-no-mado continuó de los Estados Unidos. Había sido archivada en una
siendo un misterio. Nadie parecía conocer esa publi- carpeta perteneciente a Frederick Starr, bajo el nombre
cación en japonés ni tampoco se lograba dar con el de Kayaragusa, y por eso hasta entonces nadie la había
paradero de una supuesta copia de las páginas corres- encontrado. Se comprobó que esta era la denominación
pondientes a los plegados que Frederick Starr, según correcta, aunque aún hoy muchos siguen llamándola
constaba en el artículo, había conseguido en Japón y que Kan-no-mado. Con este material, Julia y su esposo
habría quedado guardada en algún archivo de Estados Martin Brossman publicaron un libro, A Japanese Paper
Unidos tras la muerte de Starr en 1933. Legman y otros Folding Classic, con reproducciones fieles de cada uno
investigadores hicieron todo lo posible por ubicar dicha de los modelos y le enviaron un ejemplar autografiado
copia hasta que finalmente, en 1960 Julia Brossman, a Ligia Montoya, en reconocimiento a su esfuerzo por
una joven estadounidense que se encontraba preparando dilucidar el enigma de la libélula.
¿Cómo lo hizo?
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Loco lindo
En una de sus cartas, Ligia Montoya se refirió a adelantándose a la tarea que desempeñó años más
Gershon Legman como un “loco lindo”, y él por tarde Lillian Oppenheimer, fundadora del Origami
supuesto no se ofendió. En materia de papiroflexia, Center de Estados Unidos. Impulsó, además,
no era un creador ni un buen intérprete –él la organización de las primeras exposiciones de
mismo se declaraba un poco torpe con las tareas origami artístico, y fue responsable de la primera
manuales– pero fue un estudioso de la historia del exhibición en Occidente de la obra del gran
origami y, más importante aún, descubrió talentos, maestro japonés Akira Yoshizawa, considerado el
los alumbró y ayudó a que se conectaran entre sí, padre del origami moderno.
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Legman encaraba la papiroflexia con tanta correspondientes a 64 títulos en inglés, 33
pasión como la que le dedicaba a sus otras en español, 18 en japonés, 15 en alemán, 7
actividades académicas. Con su vasta experiencia en francés y 1 en italiano. (Ligia Montoya
en el rastreo de documentos, reunió un extenso ayudó a Legman a encontrar varios títulos
listado bibliográfico y lo publicó en Nueva York en español). Legman pensaba publicar una
en 1952, poco antes de partir a Francia, bajo segunda parte, centrada en la bibliografía
el nombre de Bibliography of Paperfolding. El japonesa, pero si bien reunió muchos
librito autofinanciado de apenas ocho páginas títulos, especialmente con la ayuda de Akira
incluía un listado con breves comentarios Yoshizawa, no llegó a publicarla.
Gershon Legman en una fotografía de 1964 tomada por su colega Wayland Hand, un folklorista de Estados Unidos.
33
Un académico censurado por el Correo
de los Estados Unidos
34
tas. Por tal motivo fue acusado de escribir pornografía,
aunque él se defendía alegando que la verdadera porno-
grafía era la exaltación de la violencia y no el sexo que,
paradójicamente, sí era condenado por la moral de la
época. Esto lo llevó a enfrentarse con el Departamento
de Correos de los Estados Unidos (el brazo estatal que,
durante la “caza de brujas” desatada por el macartismo,
se ocupaba de censurar cualquier carta “sospechosa”).
Catalogados de “obscenos”, los libros de Legman que
él mismo enviaba a sus clientes –en la modalidad de
mail order tan común en Norteamérica– salieron de
circulación simplemente porque el servicio postal dejó
de distribuirlos. Después de muchos altibajos, Legman
no tuvo otra alternativa que irse del país (una decisión
que compartió con muchos otros intelectuales en ese
período nefasto) y se estableció en el sur de Francia,
donde vivió hasta su muerte a los 82 años.
Arriba: cubierta del libro Love & Death (1949). El servicio postal de los Estados
Unidos, censuró la distribución de este y otros libros de Gershon Legman.
Abajo: En las décadas del '50 y '60, el correo ponía un sello en los sobres
animando a la gente a denunciar posibles “obscenidades”.
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EL OBSESIVO TRABAJO DE LA Señorita Montoya
Una hoja de papel de escaso gramaje, para facilitar su envío por
correo, cobraba vida en las manos de Ligia Montoya y se multiplicaba
en infinidad de variaciones.
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Los amigos de Ligia • Robert Harbin – Mago y autor de libros de origami
(Sud África-Inglaterra)
Las cartas eran un importante medio de • Nemesio Montero – médico y autor de libros de
comunicación, tal como hoy es el email. Ligia recibía origami (España)
muchas cartas y pasaba horas respondiéndolas. • Gershon Legman – Un intelectual. ¡Más pobre que
• Ismael Adolfo Cerceda (su seudónimo era Carlos una rata! (Estados Unidos-Francia)
Corda) – ilusionista, incorporaba el origami en sus • Akira Yoshizawa – Japón. El “padre” del origami
números de magia (Argentina - trotamundos) moderno. ( Japón)
• Samuel Randlett -músico y origamista (Estados • Vicente Solórzano Sagredo – Médico, dentista
Unidos) y autor de libros de origami (España-Argentina
• Lillian Oppenheimer – fundadora del Origami • Neal Elias – Innovador, diseñador y recopilador de
Center de Estados Unidos modelos de su época.
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Geometría en papel:
cuadrados y otras formas Adivina...
Ligia Montoya pasaba largas horas ple- ¿Qué estrellas en esta página están
gando formas que recuerdan a los copos hechas a partir de un pentágono
de nieve, a veces combinando dos papeles y cuáles a partir de un hexágono?
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Las bases del origami
La mayoría de los modelos de los años '50 y '60
comenzaban con una base. Robert Harbin y Samuel
Bases cuadradas y más Randlett clasificaron las bases como primer
paso para la construcción de plegados: cometa,
diamante, pez, pájaro, preliminar, rana, bomba,
Así como los pintores cubistas veían
pañuelo (o blintz) y libro.
que la naturaleza podía descompo-
nerse en formas geométricas, los origamistas
como Ligia Montoya también buscaban recrear la
geometría de los seres vivos plegando papel.
39
Una artista
40
Noches y días
La biblioteca de Ligia Montoya
P
asó el tiempo y Ligia dejó de trabajar
en la biblioteca. Se ocupaba de sus Ligia escribió un listado para Gershon Legman y le
padres y de sus sobrinos cuando su mandó varios títulos en español e incluso algunos
japoneses que conseguía a través de importadores,
hermana se ausentaba por trabajo. “Vivo entre
como por ejemplo el Origami Moyo de Kodo
ollas y sartenes”, se quejaba, aunque reconocía Kawarasaki que hoy resulta muy difícil de conseguir.
que le encantaba cocinar para ellos. Por las Prueba buscarlos en Amazon o en eBay y si tienes
noches, ni bien terminaban de cenar y todos suerte aparecerán, ¡pero carísimos!
se iban a dormir, se encerraba en su cuarto Estos son algunos de los libros que Ligia le mandó a
para continuar con su pasión. Diariamente Gershon:
le llegaban cartas de todas partes: Inglaterra,
Aramburu, Araminta. Trabajo manual educativo.
Estados Unidos, Francia, Japón, España...
Buenos Aires, Crespillo, (sin fecha).
Debía responderlas, hacer diagramas y
plegar varios modelos idénticos para repartir Boveri, Atilio. El trabajo manual, Buenos Aires, Peuser,
1925.
entre sus amigos epistolares. Era una tarea
interminable y a veces se sentía agotada. Al Lareo, Giordano. Papiro-Zoo, Buenos Aires, Larco, 1941.
igual que Gershon Legman, era autodidacta y Luchía, Antonio. El plegado y cartonaje en la escuela
hacía camino al andar, buscando nuevos libros, primaria. Buenos Aires, Kapeluz, 1940
observando lo que hacían otros, y ensayando
Montero, Nemesio. El mundo de papel. Valladolid, 1939.
sus propias creaciones.
Sarasas, Tamio. Origami. Folding paper for children.
Tokyo, D.Y. Kodansha, 1951.
41
En busca de la perfección
42
Ligia pasaba horas diseñando nuevas formas y figuras
Estos son algunos de los origamis originales que envió
por carta a su amigo de Francia, Gershon Legman.
43
Hay algo en uno de
estos diagrama que
los origamistas
de hoy en día
tratarían de evitar. 1
1 3
¿Sabes qué es? 1 2
2 3
LLAMA 1
2 3
Creada por Ligia Montoya.
Diagramas de Román Díaz.
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4 5
4 5 6
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17 17 17
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17 45
Una carta desafortunada
En sus propias palabras
Ligia tenía 31 años y Gershon apenas dos más cuando
comenzaron a cartearse. Durante quince años, hubo “Usted sabe que soy tímida, una suerte
de reclusa sin ambiciones o intereses
períodos en que se escribieron todos los meses, e incluso
en particular, excepto, por supuesto, el
varias cartas al mes. Ninguno, sin embargo, se desviaba origami. Me gusta leer cualquier libro sobre
demasiado de la formalidad, aunque a menudo Legman cualquier tema, escuchar cualquier tipo
le insinuaba su admiración y quizás lo hacía en un tono de música y contemplar cualquier obra de
más galante de lo que Ligia estaba dispuesta a tolerar. arte” (de una carta a Lillian Oppenheimer).
En más de una ocasión dejó en claro que el terreno en el
que se movían era exclusivamente profesional.
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que aquella frase dicha con cierta ligereza terminó
publicándose en la revista del Origami Center como
parte de un breve perfil sobre Ligia Montoya. Fue un
error que Lillian Oppenheimer lamentó, y mucho. Las
palabras de Gershon Legman le resultaron a Montoya
insoportables y ese “I love you” la hizo sentir traicionada
por todos. “Lo sentí como una bomba”, le escribió a
Legman, furiosa además porque la nota iba acompañada
por una foto suya “asquerosa”, según su propio criterio y
definición. Sin duda, fue Ligia misma la que proveyó esa
foto “tipo carné” ante la insistencia de Lillian de tener
un retrato suyo. De alguna manera, Ligia no había sido
capaz de imaginar las consecuencias hasta que no se
enfrentó con la palabra escrita. Ella evitaba exponerse a
toda costa y esa situación la desequilibró. Su relación con
Lillian se volvió distante. Continuaron escribiéndose,
pero algo había cambiado. Durante años, Lillian había
soñado con conocer a Ligia, y cuando finalmente viajó
a Buenos Aires, se encontró con la amarga sorpresa
de que Ligia literalmente había huido de la escena.
Sin posibilidad de encontrarla, Lillian supo que ya no
cumpliría su sueño de conocerla en persona. (Lee más Lillian Oppenheimer en los primeros años
acerca de esta triste historia en la página 60). del Origami Center of America.
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Papiroflexia
El término papiroflexia intimida. Pero
Solórzano Sagredo estaba orgulloso de
sus neologismos. Él inventó esa palabra.
También el término papirola, que en
España se utiliza como sinónimo de
pajarita para denominar cualquier figura
de papel plegado. No es poco mérito el
haber inventado más de setenta y cinco
neologismos, algunos de los cuales, en
virtud de su amplia difusión, pasaron a
formar parte del habla popular, y de allí
A veces Solórzano usaba las tijeras para liberar papel a consagrarse como palabras aceptadas
para los apéndices.
por la Real Academia Española, quedando
consignadas en el diccionario.
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La historia de Solórzano
Solórzano Sagredo estaba convencido de que el volúmenes siguientes a lo largo de más de una década
plegado no era un simple juego de niños. Duran- completó lo que dio en llamar su ciencia de la deltoi-
te años se dedicó a catalogar formas geométricas dología. Fue un esfuerzo colosal, aunque destinado al
y dobleces. Llegó a constituir una monumental fracaso, pues era un sistema muy complicado. Además,
nomenclatura de los plegados deltoidos, en los en la década del '50 apareció un sistema de símbolos
que una forma devenía en otra. A los 56 años pu- de plegados mucho más sencillo, difundido por Akira
blicó su primera obra, titulada Papirolas, y en los Yoshizawa, el brillante artista japonés.
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Una relación agotadora desplantes. Para descargarse, le escribía a Legman
largas cartas en las que le comentaba los cambios
Ligia comenzó a trabajar con Vicente Solórzano de humor de su jefe. “Alternativamente me llora en el
Sagredo en 1953. “Me ha encargado copiar a máquina hombro o me insulta, me acusa de copiarlo o alaba mi
sus apuntes manuscritos y hacer los dibujos de un supuesto habilidad e imaginación creadora”, se lamentaba.
libro monumental, que piensa publicar pronto", le reveló
Ligia a su amigo Gershon. Se refería a los bocetos Pero ella se sentía atraída por sus obras, pese a que
que años después aparecerían publicados en los dos con el correr de los años admitiría que Solórzano
volúmenes de Papiroflexia Zoomórfica. había sido superado por otros origamistas del mundo.
Ligia trasmitía entusiasmo, pero al mismo tiempo el El encanto de sus figuras le resultaba irresistible: cen-
trabajo era tan arduo como agotador. Solórzano era tenares de animales en diferentes posiciones, figuras
una persona de carácter difícil, pasaba del malhumor humanas, cuerpos geométricos. “Piensa seguir dándo-
al desconsuelo, y de los reproches a la desesperación. me sus trabajos para terminar de ordenar las maravillas
Ligia debía armarse de paciencia para soportar sus que tiene atesoradas. Ruegue a todos los dioses del Olimpo
de que no se arrepienta y se niegue a seguir adelante”,
le contaba a Gershon. La variedad superaba de lejos
todo cuanto había visto en libros hasta entonces. En
aquellos estantes de vidrio, pulcramente ordenados,
había de todo, algunos modelos bastante bien logra-
dos, pero otras eran toscos, carentes de gracia. Para
Ligia, aquello representaba un desafío, un diamante
en bruto. Estaba persuadida de que se podían mejo-
rar y secretamente sintió que su misión era ayudar
a Solórzano a publicar el mejor libro posible. Qui-
zás como persona no se lo merecía pero sí su obra.
"Dada su manera de ser, uno no podía esperar más que
cosas desagradables. Es una de las personas más dignas
de lástima que he conocido. Si sigue así, terminará por
morirse solo como un perro", le comentaba a Legman.
“Tengo que esforzarme para ir a su casa cada vez que me
llama para una de esas estériles entrevistas”, continuaba
en otra carta.“Pero si no, perderé todo contacto con su
Solórzano Sagredo, plegando una de sus pajaritas
obra que temo destruya o haga destruir para que nadie
(Revista O'Cruzeiro Internacional, 16 de abril, 1959) pueda gozarla”.
50
Izquierda: las manos de Solórzano en plena tarea (Revista O'Cruzeiro Internacional, 16 de abril de 1959). Derecha: Akira Yoshizawa inmerso en sus
creaciones (Revista Asahi Graph, 9 de enero de 1952). Ligia Montoya fue la segunda persona en Occidente, después de Gershon Legman, en reconocer
la magnitud de la obra de Yoshizawa. Era natural que lo comparase con Solórzano, el más prolífico plegador en el mundo hispano.
Ligia tuvo el privilegio de analizar tempranamente Solórzano, quien no lograba trasmitir emoción
la obra de ambos maestros: Akira Yoshizawa pese al volumen de su producción.“Cuanto
y Solórzano Sagredo. Comenzó a cartearse más observo la obra de Yoshizawa, más crece mi
con Yoshizawa en 1952, después que Gershon admiración”, le escribió a Legman. “Es una
Legman le enviara algunas muestras de su demostración de lo que se puede llegar a hacer sin
excelente trabajo, y mucho antes que ninguna forzar el papel ni tijeretear a diestra y siniestra.
otra persona de Occidente supiera acerca de él. Pero donde mi asombro no tiene límites es en la
Hacia la misma época, empezó a trabajar en la forma en que este hombre pliega las patas, dando
colección de Solórzano. Pronto se dio cuenta que la sensación de flexibilidad o aplomo en los
había un verdadero abismo entre las creaciones distintos animales, y así los caracteriza de una
expresivas de Yoshizawa y las producidas por manera cabal”.
51
Una misión desgastante
52
El golpe final
Tras dos años de arduo trabajo, la relación se estaba su jefe, “egresada de la carrera de Bellas Artes”, para
deteriorando rápidamente. En enero de 1955, Ligia le que se ocupara de los dibujos que faltaban. “Es mi
escribió a Legman apesadumbrada porque Solórza- ‘quinta columna’”, ironizó. “En caso de una ruptura
no le rehacía los dibujos, “los mismos que hace un año y definitiva, me facilitaría todo el material”, le contó a
medio encontró magníficos, ahora le parecen horribles”. Legman. Lo que ella no estaba dispuesta a per-
der era el contacto con aquellas piezas. Las quería
Sin fuerzas para continuar, decidió abandonar, no sin seguir teniendo en sus manos, para entenderlas y
antes asegurarse que continuaría teniendo acceso a valorarlas, así no pudiera continuar con la totalidad
su obra. Lo que hizo fue recomendarle una amiga a de la obra.
53
Pese a su dedicación, Ligia no recibió ningún
reconocimiento cuando Solórzano publicó su obra
culminante, Papiroflexia Zoomórfica.
Una omisión devastadora “Solórzano no tiene vergüenza
ni dignidad. En la primera
página dice: 2000 ilustraciones
Ligia trabajó más de tres años para Papiroflexia Zoo- originales del autor. Es una
mórfica, entre 1953 y 1956. Durante ese tiempo, no gran mentira. ¡Hice cientos y
cientos de dibujos para este
hay dudas de que su intensa tarea con el material de libro! (De una carta a Lillian
Oppenheimer)
Solórzano le sirvió para consustanciarse de su metodo-
logía. Pero ella superaba al maestro en cuanto a gracia e
ingenio. Raras veces cortaba el papel, algo que Solórza-
no hacía habitualmente. Cuando Solórzano le escribió a
Legman quejándose de que sus "alumnos y seguidores"
se habían "apropiado" de sus trabajos, indirectamente se
estaba refiriendo a Ligia, pero nadie tomó en serio aquel
reclamo. La relación entre ambos se había resentido al
punto que ya no se comunicaban más. Pero lo peor aún
estaba por venir, y ocurrió cuando Solórzano finalmente
publicó los dos volúmenes de Papiroflexia Zoomórfica
en 1962. El nombre de Ligia Montoya no figuraba en
ninguna parte, ni siquiera como nota al pie o en los En sus propias palabras
agradecimientos. Solórzano lo había omitido adrede. “No quiero ser “alguien” en la vida. Prefiero
cuidar a mis sobrinos, cocinar, etc., porque no
Tampoco le envió un ejemplar de Papiroflexia Zoo- me gustan las obligaciones; prefiero mantener la
mórfica tras su publicación en 1962. Cuando Ligia re- mente libre para pensar en lo que me gusta”.
cibió los tomos que Lillian Oppenheimer le envió de
regalo, grande fue su sorpresa al descubrir la omisión.
Le había dedicado años de su vida. Se había peleado tan solo como compensación. No sé como no se muere de
infinidad de veces con Solórzano y le había aguanta- vergüenza. Segundo, en la carátula aparecen los dibujos
do sus desplantes. Con rabia y dolor, le escribió a su como “originales del autor”. Usted y yo sabemos que eso es
amigo Legman: “Estoy realmente enfurecida con Solór- una mentira grande como una casa, después de los cientos
zano. Primero no fue capaz de mandarme un ejemplar, de dibujos que yo le preparé”.
54
Secretos culinarios, política
“Para hacer un blintz, se corta la masa
y algo más en cuadrados, se coloca el relleno, que
puede ser papa, queso crema o dulce, en
Además de plegados, Ligia y Gershon com- el centro, y luego se llevan las cuatro
puntas al centro, a modo de pañuelito”.
partían noticias sobre los acontecimientos de
Esta es la receta que le envió Gershon
la Argentina y Francia. Después de la revolu- Legman a Ligia Montoya antes de darse
ción de 1955 en la Argentina, que derrocó al cuenta del gran error culinario que había
entonces presidente constitucional Juan Do- cometido. Los blintzes son una típica
mingo Perón, Ligia le comentó a Legman: “A preparación de la cocina judía, pero no se
Solórzano lo ví unos días después de la revolución forman plegando las cuatro puntas hacia
el centro sino que se enrollan. Legman no
y ya había retirado el retrato de Perón que tenía
lo sabía, pero para cuando se dio cuenta
en su escritorio, y como es un oficialista nato, ya de su error culinario y trató de cambiarle
estaba de acuerdo con el nuevo gobierno”. el nombre al plegado básico, ya era
demasiado tarde porque el término “blintz”
También intercambiaban secretos culinarios. se había difundido rápidamente con la
Ligia se interesó por el origen de la palabra nomenclatura que acuñaron Yoshizawa,
Randlett y Harbin.
“blintz”, nombre que Legman utilizó para una
de las formas básicas del plegado (un cua-
drado de papel cuyas cuatro puntas se doblan
y coinciden en el centro) y que pronto fue
adoptado en todo el mundo. Legman le expli-
có que había tomado el nombre de una receta
de la cocina judía.
55
tener un rol secundario, aunque no hay pruebas de que
esto haya sucedido finamente. A principios de 1955,
cuando aún no se había tomado la decisión de hacer la
muestra de Yoshizawa en Amsterdam, Legman pensa-
ba que el lugar ideal era París. Se haría en “una galería
pequeña y bonita, estilo japonés”, le contó a Ligia. El
nombre de la galería era Place des Vosges, en el cora-
zón del elegante distrito parisino Marais, y de acuerdo
con Legman, además de los trabajos de Yoshizawa y
de algunos artistas de Estados Unidos, consideraba
que debían participar varios más, como “Unamuno y
aquellos artistas hispanos en la tradición de Unamuno,
entre los cuales estás tú”, le escribió a Ligia. De modo
que anticipándose a la exhibición, Legman quiso que
Ligia le mandase “flores y animales”. Era obvio que no
estaba dándole a Yoshizawa toda la prioridad, si bien
sería la estrella del espectáculo. En cierta forma, lo que
buscaba era despertar el interés por el plegado del pa-
pel en general. “El Oriente está comenzando a revelar sus
secretos y un día podremos dejar un registro de sus bellezas
La exhibición de Akira Yoshizawa en Holanda tuvo amplia repercusión
en los medios locales e internacionales. y de la belleza que nosotros mismos somos capaces de crear”,
le escribió a Ligia.
El show que no fue (para Ligia) Ligia aceptó el desafío y le envió a Legman una caja
llena de flores plegadas, ángeles y pájaros. Él le escribió
La primera exposición de los trabajos de Akira Yoshi- de inmediato para agradecerle: “La más exquisita fanta-
zawa tuvo lugar en Holanda a fines de 1955. Organiza- sía... un paso hacia la reproducción perfecta de la natura-
da por Gershon Legman con la colaboración de Felix leza. La mosca es demasiado perfecta pero lo que más me
Tikotin, un empresario y art dealer holandés, la muestra gusta es el ave del paraíso”.
se realizó en el museo de arte moderno de Amsterdam,
el Stedelijk Museum, con gran afluencia de público. Finalmente, los planes para la exhibición de París fra-
casaron y Legman tuvo que buscar otro lugar. Con la
Hay una historia que conecta a Ligia con esta histó- ayuda de Felix Tikotin y sus contactos en el mundo del
rica exhibición. Si bien se la había concebido como arte, lograron interesar al Stedelijk y se decidió que la
una muestra individual de Yoshizawa, Ligia iba a muestra de Yoshizawa se haría allí antes de fin de año.
56
Legman no le comunicó a Ligia sobre el cambio de
planes en cuanto a los expositores y ella, ignorando En sus propias palabras
lo que ocurría, continuó enviándole una encomienda
“Siempre estoy plegando (al menos ideas) en
tras otra repletas de preciosos origamis. En una oca-
cualquier papel que tenga a mano. Luego las
sión, Gershon recibió cincuenta "especies" de flores pongo en cajas y allí se quedan descansando
impecablemente diseñadas; no pudo menos que sen- por mucho tiempo. Ahora las debo despertar
tirse conmovido: allí había tulipanes, lilas, narcisos, y completarlas”.
petunias, campanillas, lapachos, magnolias, horten-
sias, y muchas otras flores más. "Son de tal belleza
que me han dejado maravillado", le escribió Legman.
Quizás no tuvo el coraje de confesarle del giro que usted sembró en mi, con su ayuda, ya sea en materiales,
había tomado el proyecto. Ella seguía convencida, ya sea por su manera de guiarme y alentarme. Piense que
como le había dicho Legman, de que formaría parte si no lo hubiera conocido, todos esos trozos de papel nunca
“del corazón y el alma” de la exhibición. hubieran llegado a florecer", le aseguró a su amigo.
Ligia le respondió agradecida: "No tengo palabras Lo más probable es que los trabajos de Ligia nunca
para expresar mi gratitud por el recibimiento tributado llegaron a exhibirse en el museo Stedelijk. Es casi
a mis flores. Todas ellas han brotado de las semillas que imposible que el director y curador de la exhibi-
ción, Willem Sandberg, hubiese aceptado incluir a
alguien más aparte de Yoshizawa. Pero además, en
las fotos del show no aparece ningún plegado de
Ligia. Y cuando ella le pidió una foto de recuerdo,
Legman le dio una excusa poco creíble: “Hice un
esfuerzo especial para encontrar las placas fotográficas...
en algunas de las cuales aparecía tu alfombra de flores,
pero estas placas son de vidrio, y la necesidad de usarlas
para nuevas exhibiciones obliga a raspar las emulsiones
todos los meses para volver a empezar. De modo que
las fotos no se pueden volver a duplicar”. En síntesis,
no hay evidencia que confirme que lo dicho por
Legman era verdad y que las flores fueron parte de
la exhibición. (Afortunadamente, algunas de estas
El museo Stedelijk organizó actividades en torno flores sobrevivieron en una caja de zapatos en la
a la muestra de Akira Yoshizawa y Gershon
Legman permaneció en Amsterdam un mes
casa de Gershon Legman y, como veremos al final
enseñando origami a los niños. del libro, ¡hemos logrado reproducirlas!)
57
1959: La exhibición en el museo Cooper
Union, de Nueva York
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Plane Geometry and Fancy Figures: catálogo de la primera
exhibición internacional de origami en Estados Unidos.
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“El punto culminante del viaje era conocerte por lo que al
no encontrarte me sentí muy decepcionada. Yo me jactaba
de que pronto me encontraría con la más importante y
encantadora creadora de plegados en este hemisferio”.
(Carta de Lillian Oppenheimer a Ligia Montoya, 21 de enero de 1961).
Crónica de un desencuentro
A fines de 1960, Ligia recibió una carta escribió para avisarle que se iría seis semanas
de Lillian en la cual le daba una noticia a la playa porque las vacaciones de su cuñado
inesperada. Antes de fin de año viajaría a se habían adelantado. De hecho, el mensaje
Buenos Aires y esperaba poder conocerla implícito era que no estaría presente para
personalmente. Lillian estaba exultante. “Estoy cuando Lillian llegara. “¿Qué puedo hacer?
más que feliz de saber que nos vamos a encontrar No se puede estar en dos lugares al mismo
y sólo espero que nada se interponga para que tiempo. ¿Me perdona esta deserción?” Pero
podamos pasar horas juntas plegando papirolas”, le Lillian no recibió aquella carta porque ya
escribió a Ligia el 27 de noviembre de 1960. estaba de viaje rumbo a Buenos Aires para
reunirse con su “ángel del origami” (así solía
“Parece que nuestro viaje a América del Sur será llamarla cada vez que se refería a ella en la
realidad. Esperamos salir de Nueva York con revista The Origamian).
nuestros hijos, nuera y la nieta mayor el 30 de
diciembre, y esperamos pasar el 31, y el primero Tras enterarse de aquel viaje, Ligia le confesó
y dos de enero en tu ciudad. Cuando tenga los su plan de huída a Gershon Legman: “Si
pasajes te escribiré exactamente cuándo llegamos y viene, no me encontrará”, le dijo a su amigo,
dónde nos alojaremos”. confirmando así su intención de desaparecer
en el momento que Lillian llegase.
Ligia, sin embargo, tenía otros planes,
producto, quizás, de sus dificultades para ¿Por qué huyó como cuando era una niña?
relacionarse personalmente con los demás. ¿No se animaba a expresar sus afectos, a
Pocos días antes de la llegada de Lillian, le conocer personalmente a alguien con quien
60
había mantenido una larga relación?
¿Se trataba de una timidez enfermiza?
¿De oír de boca de Lillian algo que la
pudiese herir? ¿Seguía dolida por lo
que consideraba una falta de discreción
cuando ella publicó aquel desafortunado
comentario de Legman y la foto carné
que le resultaba vergonzosa? Hoy no
es posible saberlo. Lo que sí sabemos
es que Lillian no encontró consuelo
para tamaño desencanto. El día que
llegó y tocó el timbre, quien le abrió fue
Pilar, la madre de Ligia. Sin encontrar
palabras para excusar a su hija, le dijo
que se había ido al sur, a la playa, lejos.
Que era imposible alcanzarla. “¿Ni
en avión privado? Estoy dispuesta a
pagar uno”, preguntó Lillian, con voz
incrédula. “Ni en avión”, le respondió la
madre ya sin saber qué más decirle.
61
LA HABITACIÓN
de Ligia
62
Tiempos difíciles
Legman también estaba pasando por un mal momento. Su autoestima no mejoró pese al contacto fluido con
Sufría una ceguera intermitente y su esposa, Beverly, esta- otros origamistas. Se sentía más segura escribiendo
ba muy enferma; por eso demoró mucho en responderle. cartas que mostrándose físicamente. Había subido de
peso, comía mal y eso derivó en diabetes. “Físicamente
Con todas las dificultades, Legman seguía intentando me siento como un trapo... Oficialmente estoy más muerta
convencer a las editoriales para que publicaran un libro que viva”, se quejaba.
con los trabajos de Ligia Montoya. Incluso le propuso
a Lillian Oppenheimer, sin éxito, que financiara una
edición. Tampoco prosperó la idea de un libro interna-
cional, con autores de varios países. Era una época difícil En sus propias palabras
también para Lillian ya que su marido había fallecido y su
situación financiera no estaba resuelta. “La pérdida que he sufrido me enfrenta por
primera vez con la soledad. Puedo soportarla,
pero he perdido mi capacidad de crear”.
Los únicos trabajos publicados de Ligia habían apareci-
(Última carta a Lillian Oppenheimer, diciembre de 1966).
do en la revista The Origamian y en las recopilaciones de
Robert Harbin y Samuel Randlett. Pero muchos con-
63
Complicaciones con Francisco del Río
Un día, paseando por la calle Corrientes, Ligia vio mítico Cine Club Arte. El expositor, Francisco del
que una galería, llamada Dédalo, había organizado Río, era un diplomático de la embajada de México
una muestra de origami. La galería estaba situada en la Argentina, y los modelos exhibidos eran una
en un pasaje del centro muy concurrido, junto al interpretación suya de obras de Akira Yoshizawa,
64
Neal Elias y Ligia Montoya, entre otros. “Francisco figuraban en el libro The Best of Origami, de
del Río organizó una exhibición para mostrar obras Samuel Randlett. Sin embargo, un cartelito
de Oriente y Occidente. Cuando la vi, pensé en informaba que había sido hecho“por el primer
olvidarme para siempre del origami”, escribió Ligia, profesor de origami en la Argentina, Francisco
molesta, además, porque del Río no le había del Río”. Tras explicarle la situación a los
pedido permiso para reproducir sus obras. dueños del local, estos aceptaron incluir su
nombre como creadora del pesebre. Una vez
Hacia la época de Navidad, en el escaparate de más, le escribió a Legman con desilusión: “Me
una librería de barrio, Ligia descubrió su pesebre pregunto cuántas veces del Río habrá hecho lo
de origami, famoso porque sus instrucciones mismo con otros origamistas”.
Folleto de la exhibición de Francisco del Río en la galería Dédalo de Buenos Aires, en 1965.
65
Barranca abajo
66
Se refería al momento que ambos estaban
transitando pues hacia la misma época había
fallecido la madre de Ligia y también Beverly,
la esposa de Gershon.
“Siento comunicar que el 18 de
Con la muerte de su madre, Ligia quedó
abril falleció Ligia.
sola. Comenzó a hacer terapia y tomar
Desafortunadamente recién me
antidepresivos. El clima del país tampoco
ayudaba: en junio los militares habían enteré hoy. Francisco”.
tomado el poder, comenzaba la época de
Telegrama que Francisco del Río le envió a Lillian
Onganía, la “noche de los bastones largos”, había Oppenheimer el 12 de mayo de 1967, comunicándole
mucha represión, censura... A fines de 1966, el fallecimiento de Ligia Montoya.
67
Controversias después de su muerte
El artículo de Legman en The Origamian no pasó Valladolid, España, en 1962, no hubo razón para
desapercibido en la pequeña comunidad interna- que mencionara la participación de un 'cartógrafo'
cional de origamistas. Entre otras cosas, se refería a que copió mis dibujos originales, y ella no tenía por
la mezquindad de Solórzano de no haber incluido qué sorprenderse”. Solórzano insistió en que Ligia
el nombre de Ligia Montoya como ilustradora en había sido tan solo una entre varias diagramado-
el libro Papiroflexia Zoomórfica. También lo acusa- ras y que todas habían cobrado en efectivo por
ba de haberle robado ideas a ella y de no haberle sus trabajos. Y continuó con la acusación: “En
abonado “más de setecientos dibujos”. aquel momento, ella no sabía nada de papiroflexia
pero al copiar mis trabajos pudo resolver fácilmente
Solórzano no tardó en responder y la carta se mis modelos”. (The Origamian, invierno de 1968,
publicó en el número siguiente de la revista. Según Vol. 8- Número 4).
él, la historia había sido al revés: acusaba a Ligia de
haberle robado modelos a él. Incluso, decía Solór- Estas declaraciones no hicieron más que
zano con sorna, su costumbre de enviar modelos profundizar el distanciamiento entre Solórzano
por correo “a todos los amateurs”, se debía a que “la y el grupo que apoyaba a Ligia. Tanto Neal
modesta autora no se atrevía a publicar nada debido a Elias como Robert Harbin lo denostaron
que no eran obras suyas”. en sendas réplicas enviadas a The Origamian
(verano de 1969). “Esta pobre mujer ya no está con
En cuanto a la omisión del nombre de la ilustra- nosotros para defenderse”, se escandalizó Elias:
dora, se justificó así: “Cuando publiqué mi libro en “Me preocupa cuando Solórzano la acusa de haber
68
distribuido sus propios modelos”. Si bien Elias
reconocía que Ligia pudo haberse inspirado En sus propias palabras
en Solórzano, consideraba que sus trabajos
“Lo que me haría feliz sería el fin de toda
eran muy distintos.“Ligia hacía lo que hacemos
esta discusión y búsqueda de fama. Somos
todos pigmeos erigidos sobre los hombros
de aquellos que nos precedieron”. (De una
carta de Ligia Montoya a Gershon Legman).
Origami bajo la lupa
Robert J. Lang, uno de los más importantes
artistas de origami en la actualidad,
también cree que Ligia Montoya no copiaba todos cuando vemos una técnica interesante. Ella
los diseños de Solórzano Sagredo. se sintió inspirada por algunas de las obras de
Según él, “los diseños de Ligia son Solórzano, y las usó como punto de partida. Uno
diferentes. La delicadeza de los pájaros,
sólo tiene que comparar los originales de Solórzano
flores e insectos no se encuentra en las
obras de Solórzano. No significa esto que con las piezas de Ligia para verificar que es así.
sean 'mejores' sino que son diferentes. Ligia era una artista. En sus trabajos abundaba la
Se nota la mano de la autora”. simpleza, la gracia y la belleza”.
Solórzano pudo estar convencido de lo
que decía, pero para Lang la verdad es Harbin coincidió en que la capacidad artística
más sutil, ya que ambos se influenciaban de Ligia Montoya estaba fuera de discusión.
mutuamente. En un ensayo titulado Copy Ella no necesitaba copiar a nadie. “El estilo de
and Recopy, Lang elabora: “Cada plegador
Ligia es muy distinto, y así como el del doctor es
es, en cierto modo, un ladrón. Pide prestado
de un lado, usando la base de un creador, el
angular y revela el uso de cortes, los modelos de
pliegue de otro, y la aleta de un tercero. El Ligia son suaves y pocas veces tienen cortes”.
camino hacia la invención no es una línea
recta. Montoya seguramente tomó ideas En los años siguientes, la obra de Ligia Mon-
del doctor Solórzano. Y luego las utilizó toya fue cayendo en el olvido. Sin libro propio,
para crear su colección única de modelos.
sus creaciones solo sobrevivían en la memoria
No es imposible que además haya habido
una 'fertilización cruzada', y que Solórzano
de quienes la conocieron por carta y en los
incorporara algunos de los bocetos de su diagramas distribuidos en varias publicaciones.
alumna en sus propios trabajos. Los hilos Pero el misterio crecía. ¿Qué había pasado con
de la invención de dos personas cercanas Ligia Montoya? ¿Por qué murió tan joven?
son complejos: y no debe sorprendernos si ¿Dónde estaban sus plegados originales? La
además están anudados”.
búsqueda de respuestas a estas cuestiones se fue
convirtiendo en el motivo de este libro.
69
Estilo e influencias
Menos es más
70
Tributo a Ligia Montoya: En 2012, durante la convención de OrigamiUSA que se realiza anualmente en Nueva York, se realizó un homenaje a Ligia Montoya
con fotografías, cartas y modelos plegados por voluntarios, entre ellos: Judith Hall, Jean Johnson, Frank Beck, y Kumiko Yamamoto, miembros del capítulo
de Florida de OrigamiUSA.
desde las figuras simples de pájaros y flores a insectos “quien formó parte de la vanguardia que revitalizó
muy complejos. Su trabajo es sensible e ingenioso, y las formas tradicionales japonesas” y como ejemplo
la generosidad con que ofrece sus secretos es conocida ofrece las instrucciones para plegar una de las
por todos. Mi gran pena es que nadie podrá poner en flores más bellas de Ligia. (En la ya mencionada
papel los diagramas de su obra completa. Sus modelos caja de zapatos se ha encontrado una variante: es
son tesoros del origami del siglo XX”. la #9 en la página 81).
Nick Robinson, en The Encyclopedia of Origami, “La principal y más encantadora creadora de origami
elogió el “gran talento” de la plegadora argentina, del hemisferio”, la elogió Lillian Oppenheimer.
71
En busca de las obras perdidas de
Ligia Montoya
Gershon Legman siempre admiró las flores de Ligia Montoya
y buscó la manera de publicar un libro con sus plegados.
Era un tema recurrente en sus cartas: “La señorita Montoya
es un verdadero encanto y alguna vez tendría que publicarse
un libro con sus plegados de flores, de las que ella
es sumamente modesta”. (Carta de Gershon Legman
a Lillian Oppenheimer, 15 de noviembre de 1957).
72
Por qué escribí este libro
73
Lillian me preguntó si la había llegado a conocer, hermana de Ligia para que me mande todos los modelos
ya que había muerto en 1967. Ante mi negativa, me que ella dejó tras su muerte”. Aparentemente, Lillian
miró seriamente y, tras una pausa, me dijo: “Entonces había recibido la promesa de un envío que nunca se
te voy a encargar una misión”. Yo la miré incrédula, materializó. “Me viene muy bien que vivas en Buenos
como si en lugar de un castillo encantado, ese lugar Aires”, me acotó, demostrando que era una excelente
se hubiese convertido de pronto en una fortaleza de businesswoman.
espías (¡conmigo a la cabeza!) Observé cómo Lillian
se levantaba de su sillón con parsimonia, y después Le prometí que haría todo lo posible por conseguir
de abrir un cajón de su escritorio se acercó a mi con esas obras aunque supuse que no iba a ser sencillo.
un papel en la mano. “Esta es la dirección de la herma- Poco tiempo atrás había tenido lugar un cruento
na de Ligia en Buenos Aires”, me dijo en tono solem- golpe militar en la Argentina y en todas partes rei-
ne. Escrito a mano con letra irregular, se podía leer: naba el miedo a cometer una estupidez y quedar ex-
“NAOMI ZABBI”. puesto. Se me hacía impensable ir hasta la casa de un
desconocido a tocarle el portero eléctrico. Además,
A continuación, me contó acerca de un proyecto que en la guía telefónica pude constatar que no figuraba
deseaba llevar adelante: la construcción de un museo ninguna Naomi Zabbi.
de origami en una de las alas de Cooper Union, la
misma institución en la que años atrás había organi- Pasó el tiempo y mi curiosidad pudo más así que
zado aquella legendaria muestra internacional. “Sería un día decidí acercarme hasta ese edificio. Tuve
fantástico –me entusiasmó– si pudieras coordinar con la suerte porque un portero afable me confirmó que
Cartas de 1977:
En sus cartas, Lillian
Oppenheimer me
animaba a seguir
buscando las obras
de Ligia Montoya.
74
Homenaje a Ligia
allí vivía la hermana de Ligia, el problema era que Montoya, unos
el nombre estaba mal escrito: era Noemí Zappi, no 120 modelos
diagramados por
Naomi Zabbi. el español Teodosio
de la Fuente
Ríos (Asociación
Con estos datos pude hallar su teléfono en la guía Española de
telefónica pero así todo mi optimismo duró poco. Papiroflexia).
75
El descubrimiento de ese tesoro inesperado fue una
experiencia inolvidable. Las cartas eran más de un
centenar, un material escrito a lo largo de casi diez
años, entre febrero de 1957 y diciembre de 1966,
pocos meses antes de la muerte de Ligia. El archivo
guardaba las cartas que ella le había enviado a Lillian
y copias carbónico de las que Lillian le mandaba a Li-
gia. Lillian casi siempre escribía a máquina, salvo las
notas hechas con trazo veloz cuando se encontraba de
viaje, lo cual era bastante frecuente pues solía acom-
pañar a su marido en giras de negocios y aprovechaba
entonces para ponerse en contacto y conocer a nuevos Lillian Oppenheimer y Ligia Montoya se escribieron durante más de diez años.
origamistas. Ligia, por su parte, escribía casi siempre
a máquina y cuando lo hacía a mano empleaba una
caligrafía pequeña y prolija. Lillian se expresaba en A medida que iba avanzando mi investigación, me di
inglés. Ligia comenzó mandándole cartas en caste- cuenta que la información existente en Internet pre-
llano y al poco tiempo se volcó a un inglés bastante sentaba lagunas y contradicciones. Pensé en consultar
correcto. con su familia, pero desde hacía treinta y cinco años,
después de aquel llamado telefónico por el cual me
Pasé una tarde escaneando el material en la oficina de enteré que la obra de Ligia había desaparecido, yo no
OrigamiUSA. Rosalind Joyce, responsable del archi- había tenido más contacto con Noemí. Se me ocurrió
vo, facilitó generosamente la tarea y me dio guantes entonces buscar por Internet algún pariente. Tuve
de algodón para mantener los delicados papeles libres suerte: a través de las redes sociales encontré a uno de
de contaminación. Después hubo que organizarlos, sus hijos, quien me confirmó que a los 85 años Noe-
leerlos y tratar de interpretar el laberinto que se abría mí vivía en Buenos Aires y gozaba de buena salud.
en todas direcciones. Eran voces que expresaban pen-
samientos, conflictos, alianzas e intereses. La historia Era una noticia estupenda. Meses más tarde, fui a
viva narrándose a medida que los hechos ocurrían, visitarla a su coqueto departamento de la avenida
sin intermediarios. Lo que fui leyendo me despertó Santa Fe, en el barrio de Recoleta. Allí conversa-
el interés por conocer la vida de esa misteriosa artista mos largamente y me mostró fotos de cuando ella
que vivía recluida en su cuarto y se comunicaba con y Ligia eran pequeñas. Su padre había sido un gran
los grandes origamistas del mundo como lo haría hoy aficionado a la fotografía y gracias a eso Noemí con-
alguien a través de una cuenta de email. Solo que en servaba varios álbumes familiares de los años '20 y
aquel entonces eso demandaba el esfuerzo de escribir, '30, con fotos tomadas en la Argentina y en España,
enviar y responder decenas de cartas por semana. antes de la Guerra Civil.
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A lo largo de varias conversaciones me contó cómo viajaban al Delta, Ligia quedaba a cargo de los padres
había sido Ligia en el ámbito familiar, y me describió ya ancianos y de los tres hijos del matrimonio.
su carácter retraído que la llevó a aislarse del mundo
al final de su vida. “No tenía vida propia”, graficó más Para la mirada de la época, Ligia era la tía solterona,
de una vez, lo cual me resultaba difícil de aceptar dado querida por sus sobrinos y mantenida con benepláci-
que Ligia había ingeniado para extender su ecosistema to por sus padres y su hermana, a la vez que cumplía
fuera de las cuatro paredes de su cuarto. Allí producía un rol fundamental en el equilibrio familiar. Como
incansablemente sus delicadas papirolas y las compartía más de una vez lo describió en sus cartas, vivía “entre
con un puñado de origamistas dispersos por todo el ollas y sartenes”, y cocinaba “para un batallón”, ade-
mundo, quienes no tardaron en considerarla una de las más de mimar a los niños, leerles cuentos y ayudarlos
más interesantes creadoras del momento. con las tareas de la escuela. Solo al terminar el día se
recluía en su cuarto donde se apilaban montañas de
Noemí seguramente se refería a que Ligia era distinta libros, revistas y papeles. Allí pasaba varias horas es-
al común de las personas: no socializaba del mismo cribiendo cartas y plegando sus creaciones que luego
modo, no tenía amigos o amigas para salir a tomar un repartiría a sus conocidos de todo el mundo. “Cuando
café ni se le conocían novios, y a excepción de un breve Ligia murió, sacamos bolsas y bolsas de revistas viejas”,
período como bibliotecaria, no volvió a tener un trabajo me contó Noemí en una de sus charlas.
fijo y remunerado. Si bien trabajó para el doctor Vicen-
te Solórzano Sagredo en la producción de los diagra-
mas para su monumental obra Papiroflexia Zoomórfica,
fue una relación conflictiva que le aportó más disgustos
que gratificaciones y Noemí no sabía si cobraba por
aquel servicio o lo hacía por “amor al arte”.
77
Gracias a Noemí pude trazar el camino que hizo cercano que tuvo Ligia, autor además de un extenso
Ligia desde que nació hasta que se mudó a España obituario que publicó The Origamian, la newsletter
para luego regresar a la Argentina durante la Guerra del Origami Center, un año después de su muerte.
Civil Española. También supe de sus aspectos más
sombríos, como su dificultad para disfrutar de los David Lister me sugirió ponerme en contacto con
paseos al sur del país, su salud desmejorada y el largo Judith, la viuda de Gershon Legman. Ella había
duelo que siguió a la muerte de su madre, lo que emigrado de los Estados Unidos a Francia en
agravó su depresión y la condujo al suicidio. 1965, y se casó con Gershon poco después de la
muerte de su esposa que padecía cáncer. La vida
Compartir mis descubrimientos con el británico de Judith giraba en torno a los libros: era, como
David Lister, el gran historiador del origami fa- Ligia Montoya, bibliotecaria (se había recibido en
llecido en 2013, incentivó aún más mi interés. El la Universidad de California en Berkeley), y sus
había escrito un perfil sobre Ligia pero lo mantenía padres eran dueños de una conocida librería cerca
inédito, a la espera de corroborar fechas y otros da- del campus universitario. Gershon Legman pa-
tos, como parte de un ensayo mayor que abarcaría la recía el candidato ideal para aquella joven “com-
historia del origami en América del Sur. Sus comen- pletamente romántica” como a Judith le gustaba
tarios y sugerencias que intercambiamos por email describirse cuando iniciamos nuestra correspon-
siempre me resultaron de utilidad. dencia. Judith y Gershon se establecieron en una
casa de campo llamada La Clé des Champs, tuvie-
La búsqueda condujo naturalmente al encuentro de ron tres hijos y vivieron juntos hasta la muerte de
las cartas de Gershon Legman, el interlocutor más él que ocurrió en 1999.
Estas dedicatorias
son prueba
del afecto que
le prodigaban
sus colegas. La
biblioteca de
Ligia Montoya
guarda libros
dedicados por
Akira Yoshizawa,
Giordano Lareo,
Robert Harbin, Julia
y Martin Brossman
e incluso Solórzano
Sagredo.
78
Tras una breve búsqueda por Internet, aparecieron
los datos de Judith, quien seguía viviendo en esa
misma casa de la campiña francesa, en las afueras
de Valbonne, a pocos kilómetros de Cannes.
Una tarde, me atreví a llamarla por teléfono
desde Nueva York y mantuvimos una agradable
conversación, que se prolongó en una serie de
emails, como anticipo a un viaje que resolví hacer
a mediados de 2011 para encontrarme por primera
vez con ella y revisar los archivos de cartas de
Gershon Legman.
79
Quiero aclarar que no soy historiadora y en El sueño de Ligia de publicar un libro con todos
ese sentido me faltó metodología para recorrer sus diagramas aún no está cumplido. A Román le
la documentación. Fui aprendiendo sobre gustaron mucho los diagramas a mano alzada de
la marcha a organizar los datos surgidos de Ligia, y yo coincido, de modo que decidí incluir
la correspondencia y a ordenar el andamiaje algunos de ellos en este libro (se encuentran a partir
cronológico. La lectura de las cartas fue árida de la página 98).
al principio pero traté de no detenerme en lo
textual. Ligia debía interpretar a Legman, y éste, Me gustaría que Ligia me perdonase por haber
a su vez, hacía esfuerzos por comprender a Ligia, indagado demasiado quizás para su gusto en su
lo cual a veces derivaba en malentendidos. Por vida privada. Pero desde una perspectiva positiva, la
ejemplo, la primera esposa de Gershon Legman, posibilidad de revisar datos y fechas ha permitido
Beverly, era quien le traducía algunas cartas, pero corregir muchas especulaciones y errores acerca de su
no siempre acertaba con las ironías y el uso del vida. Con todo, el libro final sobre ella y sus trabajos
lenguaje coloquial que Ligia empleaba en sus aún puede escribirse. ¡El guante ha sido lanzado para
cartas. quien lo quiera tomar!
80
Algunas de las flores de “la
caja de zapatos” 56 años
después que Ligia Montoya se
las envió a Gershon Legman.
El deterioro del papel y las
manchas son evidentes en
cada uno.
Cómo plegar estas flores:
Las cuatro primeras flores
están diagramadas en las
siguientes páginas. El resto
cuenta con instrucciones en el
1 2 3 sitio web: www.ligiamontoya.
wordpress.com
4 5 6 7 8
9 10 11
12 13 14
81
Las flores de la
Caja de zapatos
82
Las flores plegadas con
papel kami. La secuencia
coincide con las originales
de la página 81.
1 2 3
4 5 6 7 8
9 10 11
12 13 14
83
Diagramas y dibujos
84
Símbolos
85
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Román Díaz.
FLOR 1 Esta flor también se puede usar como cáliz para la Flor 2, tal como
muestra la foto del modelo final en la página 86.
86
Plegado de la Flor 1
87
Repetir en los
demás lados.
88
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Román Díaz.
FLOR 2 Esta flor se puede combinar con la Flor 1 para formar los pétalos y
el cáliz, tal como se observa en la fotografía final. Las instrucciones
para plegar el pentágono se encuentran en la página 84.
89
Repetir en los Pliegue en valle.
demás lados.
Repetir en los
demás lados.
90
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Nicolás Gajardo.
Desplegar
91
Plegado de la Flor 3
92
Desplegar hasta antes de
ejecutar el paso 4.
93
Repetir los pasos 18-19
en los lados restantes.
94
Diseñada por Ligia Montoya. Diagramas, gentileza de Nicolás Gajardo.
FLOR 4
Comenzar plegando un pentágono (instrucciones en la página 86).
Comenzar con
una base cuadrada.
Pintar la cabeza
y el abdomen
con un color
diferente.
Dar vuelta.
97
Addenda
Algunos diagramas hallados junto con la cartas
de Ligia Montoya a Gershon Legman
Instrucciones de su puño y letra
enviadas a Gershon Legman
en 1956 para crear dos versiones
de un mismo modelo.
Abajo: ambas versiones plegadas
por Ligia Montoya.
98
Los modelos cónicos de la página
anterior, desplegados mostrando
la flor abierta. Abajo, derecha:
la flor en un plegado actual con
papel kami.
99
Lirio (Iris):
1. “Usar triángulos equiláteros.
Hacer 2 piezas iguales y una,
la mitad que las otras.
2. Rizar con el borde de una
tijera los 3 tépalos.
3. Rizar los bordes de la
segunda hacia arriba y adentro
y hacer girar 1/3 para que
no se superpongan pues los
tépalos deben coincidir con los
espacios de la primera.
4. Rizar la tercera y más chica
hacia abajo y afuera y girar
1/3 para que coincidan los
estigmas con los tépalos de
la primera pieza.
100
En este diagrama, Ligia usa
una clasificación desarrollada
por Vicente Solórzano
Sagredo (p. ej.: deltoide
delta, corte fléxico) y realiza
cortes utilizando las “aletas”
resultantes de manera creativa.
101
Bouganvillea (Santa Rita):
usar dos triángulos idénticos.
(Es la flor #5 en las páginas 81 y 83)
Fuchsia: un cuadrado
y un pequeño círculo.
102
Agradecimientos
Agradezco a todas las personas que durante estos ella recordó con agrado los pájaros plegados que el Dr.
años me acompañaron brindándome su colaboración Cortazar llevó un día a su casa, y la recomendación
y sugerencias. A Noemí Montoya de Zappi, por su de “mirar sin tocar” que les había dado a sus hijas; a
generosa disposición para contarme aspectos de la Martin Brossman, por revelar por primera vez el motivo
vida de su hermana; a sus hijos Adrián y Claudio por por el cual su madre, Julia Brossman, se interesó por el
sus recuerdos; a Judith Legman, por honrarme con enigma del Kan-no-mado, mientras era una estudiante
su amistad y por compartir el archivo de Gershon universitaria; a Rosalind Joyce, por abrirme las puertas
Legman, sin el cual este libro no hubiese sido posible; del archivo de OrigamiUSA y permitirme escanear
a Verónica Carman y su equipo de Editopía, por el las correspondencia entre Ligia Montoya y Lillian
diseño integral; a Luna Schapira, por sus dibujos y Oppenheimer; a la Asociación Española de Papiroflexia,
collages que ilustran este libro; a Leandro C. (“Polo”) por el escaneo de Homenaje a Ligia Montoya, de Teodosio
Madueño, por aportar con su prólogo su mirada sabia de la Fuente Ríos; a Rebecca Williams, de University of
y singular; a Román Díaz, de Uruguay, y a Nicolás North Carolina at Chapel Hill's Louis Round Wilson
Gajardo, de Chile, por sus generosas contribuciones de Special Collections Library, por buscar las cartas de
diagramas de los modelos de Ligia; a Ángel Morollón, Ralph Steele Boggs; a Mary Markey, de Smithsonian
por el diagrama de la pajarita; a Gay Merrill Gross y Insitution Archives, por permitir mi visita a los archivos
Patsy Wang-Iverson por las correcciones de la versión de Smithsonian en Washington D.C. y el escaneo de
en inglés y sus valiosas sugerencias; a Yara Paula documentos sobre la exhibición de origami en Cooper
Yagi por testear los diagramas y compartir conmigo Union en 1959; a Christine Walsh, por la traducción del
su entusiasmo; a Robert Lang, por permitirme citar libro al inglés y a Guido López Dato por la traducción
su ensayo Copy and Recopy, sobre la controversia al inglés del capítulo acerca del motivo por el cual escribí
entre Ligia Montoya y Solórzano Sagredo, y por sus este libro; a don Vicente Palacios, por honrarme con
siempre valiosos comentarios; a David Lister, a quien el obsequio de varios modelos de Ligia Montoya que
tristemente ya no tenemos más con nosotros; él me pertenecieron al doctor Nemesio Montero; a Saadya
brindó desinteresadamente mucha información al Sternberg, por las conversaciones preliminares y sus
comienzo de mis investigaciones; a Juan Gimeno, agudas observaciones; a Rosemary Browne, Gaby Kot,
por compartir generosamente su conocimiento Laura Kruskal, J.C. Nolan, Carlos González Santamarina,
enciclopédico; a Clara Cortazar, hija de Augusto Horacio Sofi y Wendy Zeichner, por su interés y apoyo
Cortazar, por proveer información y fotos de su padre emocional. A todos, por ayudarme a creer que este largo
en la biblioteca de la Facultad de Filosofía de la UBA; proyecto eventualmente tendría un buen final.
103
Créditos
Fotos de familia, gentileza de la familia Montoya/Zappi: Diagramas de Papiroflexia Zoomórfica (pág. 48) por Vicente
páginas 4, 6, 7, 8. 9. 11, 16, 17, 26. Solórzano Sagredo, Buenos Aires, 1962.
Ilustraciones de Luna Schapira: páginas 5, 6, 7, 9, 10, 12, 14, Solórzano junto a su colección de plegados (pág. 49): fotografía
16, 18, 20, 24, 27, 34, 37, 40, 55, 61, 61, 64, 66. del Diario de la Marina, suplemento literario, Havana, Cuba,
1941.
Ilustración de La Pajarita (pág. 13) publicada en El Mundo
de Papel, de Nemesio Montero, Editorial Sever-Cuesta, Tarjeta de negocios de Solórzano (pg. 49), gentileza archivo
Valladolid (sin fecha). Gershon Legman.
Diagrama de La Pajarita (pág. 15) por Ángel Morollón, Solórzano plegando pajaritas (pgs. 50, 51): fotografías de la
España 2016. Revista O Cruzeiro Internacional, 1959.
Li Tre Trattati (pág. 19) por Mattia Giegher, Ed. Frambotto, Manos plegando de Akira Yoshizawa' (pg. 51): revista Asahi
Padua, 1639 (las ilustraciones corresponden a la sección Graph 9 de enero, 1952.
Tratatto delle Piegatura). Bocetos de Ligia Montoya: páginas 31, 52, 68, 77, 98, 99, 100,
Modelos originales de Ligia Montoya: páginas 21, 36, 38, 101. Gentileza archivo Gershon Legman.
42, 43, 67, 72, 80, 83, 98, 99, 100, 101. Gershon Legman enseñando origami en el museo Stedelijk,
Parque Servet y monumento de las pajaritas (pág. 23): fotos Amsterdam (pág. 57). Gentileza archivo Gershon Legman.
de la autora. Diorama de Ligia Montoya en el museo Cooper Union (pág. 58).
Fotografía de Augusto Raúl Cortázar (pg. 28), gentileza de Fotografía de la revista The New York News Coloroto Magazine,
Clara Cortazar. domingo 2 de agosto, 1959.
Fotografía de Gershon Legman (pág. 33) por Wayland Hand Catálogo de la exhibición Plane Geometry & Fancy Figures,
(gentileza de Judith Legman). Cooper Union (pág. 59). Gentileza archivo Gershon Legman.
Casa de Judith Legman's en Valbonne (pág. 35): fotos de la Postal de Ligia Montoya (pág. 63). Gentileza archivo Gershon
autora. Legman.
Revista The Origamian y fotografía de Lillian Oppenheimer Catálogo de la exhibición de Francisco del Río en la galería
(págs. 46, 47), gentileza de OrigamiUSA. Dédalo (pág. 65). Gentileza archivo Gershon Legman.
Cartas de Lillian Oppenheimer (pág. 76), gentileza de Flores plegadas y fotografiadas por Laura Rozenberg: pgs. 94,
OrigamiUSA. 96, 97, 99, 100.
Libros que pertenecieron a Ligia Montoya (pág. 76): donados Flor plegada y fotografiada por Román Díaz: pág. 86.
por la familia Zappi/Montoya a la autora. Bouquet plegado por Yara Paula Yagi, pág. 106
104
Índice
Ligia, una misteriosa artista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Noches y días . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Buenos Aires, 23 de febrero de 1920 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 La biblioteca de Ligia Montoya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Ligia nació en una década de grandes cambios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 En busca de la perfección . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Laborde, provincia de Córdoba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 Diagrama de la Llama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
Inteligente y aislada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8 Una carta desafortunada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Una mañana el tren arribó a Laborde . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10 Ligia conoce a Vicente Solórzano Sagredo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
La época de vacas gordas duró hasta 1929 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Papiroflexia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Puerto de San Sebastián . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 La historia de Solórzano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
España, 1931 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13 El museo de Solórzano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Unamuno y las pajaritas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 Una relación agotadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 50
Pajarita diagrama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 Una posición privilegiada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Las vacaciones en Navarra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 Una misión desgastante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 52
La abejera del abuelo Ignacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18 El golpe final . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
El plegado en Europa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19 El “caballo de Troya” de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
Las enseñanzas de Friedrich Froebel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Una omisión devastadora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
La influencia de Froebel en las artes en el siglo XX . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 Secretos culinarios, política y algo más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 55
Plegados Froebelianos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21 El show que no fue (para Ligia) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
El método de Froebel se extiende por el mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22 1959: la exhibición en el museo Cooper Union de Nueva York . . . . . . . . . 58
El viaje a los Pirineos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23 Crónica de un desencuentro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
La estación de Canfranc . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24 La habitación de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
The las vacación in Spain . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Tiempos difíciles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63
¿Un amor truncado? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25 Complicaciones con Francisco del Río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
De regreso en Buenos Aires . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Barranca abajo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66
Argentina, 1937 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 Controversias después de su muerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 68
La carta que cambió la vida de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Origami bajo la lupa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
El primer jefe de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28 Estilo e influencias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
El enigma del Kan-no-mado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30 Por qué escribí este libro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
El hallazgo del Kan-no-mado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Las flores de la caja de zapatos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
¿Cómo lo hizo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31 Diagramas y dibujos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
Loco lindo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32 Símbolos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Un académico amenazado por el servicio de correos . . . . . . . . . . . . . . . . 34 Flor 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
El obsesivo trabajo de la señorita Montoya . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36 Flor 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Los amigos de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Flor 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Geometría en papel: cuadrados y otras formas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 Flor 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
¡Inventa tu propio código!! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38 La abeja de Ligia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Bases cuadradas y más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Addenda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
Las bases “básicas” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Viviendo entre ollas y sartenes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40 Créditos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
105
Bouquet gentilmente plegado por la origamista brasileña Yara Yagi, a partir de las flores de “la caja de zapatos” de Ligia Montoya.
106