DOCETISMO
DOCETISMO
DOCETISMO
¿QUIÉN LA INICIO?
- La idea de la irrealidad de la naturaleza humana de Cristo fue sostenida por las más
antiguas sectas gnósticas y no se pudo haber originado con Casiano. Puesto que
Clemente distingue a los docetas de otras sectas gnósticas, probablemente conocía a
algunos sectarios cuya suma total de errores consistía en la teoría ilusionista, pero el
docetismo, como se conoce hoy, fue siempre un acompañante del gnosticismo, o más
tarde del maniqueísmo.
- Los docetas descritos por San Hipólito (Philos., VIII, I-IV, X, XII) son como una
secta gnóstica, aunque estos quizás extendían su teoría de la ilusión a todas
las substancias materiales.
TIPOS:
- Los gnósticos, que partían del principio del antagonismo entre materia y espíritu, y
que hacían consistir la salvación en la liberación de toda atadura de la materia y en el
retorno como espíritu puro al Espíritu Supremo, no podían aceptar la sentencia
“El Verbo se hizo carne”, en un sentido literal. Para tomar prestada
del cristianismo la doctrina de un Salvador que era Hijo del Buen Dios estaban
obligados a modificar la doctrina de la Encarnación. Su incomodidad con este
dogma causó muchas vacilaciones e inconsistencias:
- algunos defendían la morada de un eón en un cuerpo que era verdaderamente real
pero no era suyo;
- otros negaban la existencia objetiva real de cualquier cuerpo o de toda la
humanidad;
- otros aceptaban un cuerpo “psíquico” pero no corpóreo o realmente material;
- otros creían en un cuerpo real, aunque no humano, sino sidéreo;
- otros aceptaban la realidad del cuerpo, pero no la realidad del nacimiento de
una mujer o la realidad de la Pasión y Muerte en la Cruz.
- Simón el Mago habló por primera vez de una “supuesta Pasión de Cristo y afirmó
con blasfemia que era él mismo, Simón, el que soportó esos sufrimientos aparentes.”
- un gnóstico sirio de Antioquía, Saturnino o Saturnilo (c. 125), convirtió a Cristo en
el jefe de los eones, pero trató de demostrar que el Salvador era nonato (agenneton),
que no tenía cuerpo (asomaton), que no tenía forma (aneideon), y que sólo se veía
como hombre en apariencia (phantasia) (Irenaeo, Adv. Haer., XXIV, II)
- Otro gnóstico sirio, Cerdo, que llegó a Roma en tiempos del Papa San Higinio (137) y
se convirtió en maestro de Marción, enseñaba que “Cristo, el Hijo de Dios altísimo,
apareció sin nacer de la virgen, sí, sin ninguna clase de nacimiento como hombre en
esta tierra”.
- Marción. Según este heresiarca (140), Cristo, sin pasar por el vientre de María y
dotado sólo con un cuerpo aparente, de repente llegó de los cielos a Cafarnaún en el
décimo quinto año de Tiberio;
- Apeles, modificó visiblemente el sistema de su maestro, aceptando de hecho la verdad
de la carne de Cristo, pero negando testarudamente la verdad de su nacimiento.
Argumentaba que Cristo tenía un cuerpo astral hecho de una substancia superior, y
comparaba la Encarnación con la aparición del ángel a Abraham.
- Valentino el egipcio intentó acomodar su sistema más cercanamente a la doctrina
cristiana al admitir no solamente la realidad del cuerpo del Salvador sino incluso un
nacimiento aparente, diciendo que el cuerpo del Salvador pasó a través de María como
a través de un canal (hos dia solenos) aunque no tomó nada de ella, sino que obtuvo
un cuerpo desde lo alto. Sin embargo, esta aproximación a la ortodoxia era solo
aparente, pues Valentino distinguía entre Cristo y Jesús. Cristo y el Espíritu
Santo eran emanaciones del eón Nous; y Jesús el Salvador procedía de todos los eones
juntos, y luego se unió con el Mesías del Demiurgo
- Marino, mantenían puntos de vista similares respecto al cuerpo astral y aparente
nacimiento de Cristo
- Ptolomeo redujo el docetismo al mínimo diciendo que Cristo era ciertamente
un hombre real, pero su substancia estaba compuesta de lo neumático y lo psíquico
(espiritual y etéreo). Recibió lo neumático de Acamoth o Sabiduría y lo Psíquico
del Demiurgo; su naturaleza psíquica le permitía sufrir y sentir dolor aunque no poseía
nada hulikon, es decir, groseramente material (Ireneo, Adv. Haer., I, XII, II, IV).
- Según Basílides Cristo, ante los hombres, parecía ser un hombre y haber
obrado milagros. Sin embargo, no fue Cristo quien sufrió sino Simón el Cirineo, quien
fue obligado a llevar la Cruz y fue crucificado en lugar de Cristo por error. Simón
recibió la forma de Jesús y Jesús asumió la de Simón, y se reía mientras permanecía a
su lado. Simón fue crucificado y Jesús regresó a su Padre (Ireneo, Adv. Char., 1,
XXIV). Según algunos apócrifos, fue Judas y no Simón el que le sustituyó.
- Los paulicianos de Armenia existieron incluso hasta el siglo X, quienes negaban la
realidad del nacimiento de Cristo, apelando para ello a Lc. 7,20.
- Entre los eslavos, los bogomilos renovaron la antigua fantasía de que Jesús entró en el
cuerpo de María por el oído derecho y recibió de ella un cuerpo solo aparente.
- un concilio de Orleans (1022) condenó a trece herejes cátaros por negar la realidad
de la vida y muerte de Cristo.
- En los modernos círculos teosóficos y espiritistas se renueva esta herejía primitiva
con ideas menos fantásticas que los más imaginativos caprichos de la antigüedad.
Los docetas descritos por San Hipólito (Philos., VIII, I-IV, X, XII) son como una
secta gnóstica, aunque estos quizás extendían su teoría de la ilusión a todas
las substancias materiales: Sus puntos de vista eran muy parecidos a los de los
seguidores de Valentino. El ser primigenio es, por así decirlo, la semilla de una
higuera, pequeña en tamaño pero infinita en poder, de la que proceden tres eones,
árboles, hojas, fruto, que multiplicados por diez, número perfecto, se convierten en
treinta. Estos treinta eones juntos hacen fructificar a uno de ellos del que procede la
Virgen-salvador, una perfecta representación del dios altísimo. La tarea del Salvador
es impedir que sigan las transmisiones de las almas de cuerpo a cuerpo, que es la
tarea del gran Arconte, el creador del mundo. El Salvador entra en el mundo
inadvertido, obscuro. Un ángel anuncia la buena nueva a María. Nació e hizo todo lo
que está escrito sobre él en los Evangelios. Pero en el bautismo recibió la forma y
sello de otro cuerpo además del nacido de la Virgen. El objeto de esto era que cuando
el Arconte condenara a su propia y peculiar ilusión de carne a la muerte en la cruz, el
alma de Jesús---aquella alma que había sido alimentada en el cuerpo nacido de la
Virgen---pudiera desnudarse de ese cuerpo y clavarlo al madero maldito. En el cuerpo
neumático recibido en el bautismo Jesús podía triunfar sobre el Arconte,
cuyo malvado plan había logrado eludir. Además en el mismo tratado de
"Philosophoumena" refuta el docetismo en los diferentes errores gnósticos que
enumera y muestra dos veces el sistema del docetismo como se ha visto arriba
En los días de San Ignacio el docetismo parece haber tenido una estrecha relación
con el judaísmo (cf. Magn. VIII, 1 X, 3; Phil, VI, VIII).
San Policarpo en su carta a los filipenses se hace eco de 1 Juan 4,2-4, con el mismo
propósito.
San Justino no combate expresamente los errores docetistas, pero menciona a varios
gnósticos que fueron notorios por sus aberraciones docéticas, como los seguidores
de Basílides y de Valentino; en su “Diálogo con Trifón el Judío” enfatiza
fuertemente el nacimiento de Cristo de la Virgen
Tertuliano escribió un tratado “Sobre la Carne de Cristo” y atacó los errores
docetistas en su “Adversus Marcionem”.