El Lenguaje Es Un Hecho Social

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SEMANA 1

UNIVERSIDAD PRIVADA SAN JUAN BAUTISTA


COMUNICACIÓN EN CIENCIAS DE LA SALUD

LECTURA

NATURALEZA DEL LENGUAJE


El lenguaje es un método exclusivamente humano, y no instintivo, de comunicar ideas,
emociones y deseos por medio de un sistema de símbolos producidos de manera
deliberada. Estos símbolos son ante todo auditivos, y son producidos por los llamados-
órganos del habla-No hay en el habla humana, en cuanto tal, una base instintiva
apreciable, si bien es cierto que las expresiones instintivas y el ambiente natural pueden
servir de estímulo para el desarrollo de tales o cuales elementos del habla, y que las
tendencias instintivas sean motoras o de otra especie, pueden dar a la expresión
lingüística una extensión o un molde predeterminados. La comunicación, humana o
animal (si acaso se puede llamar “comunicación”), producida por gritos involuntarios
instintivos nada tiene de lenguaje en el sentido en que nosotros lo entendemos.

Acabo de hablar de los “órganos del habla”, y podría parecer, a primera vista que esto
equivale a admitir que el habla misma constituye una actividad instintiva biológicamente
predeterminada. Pero no debemos dejarnos extraviar por esa simple expresión, no
existen, en sentido estricto, órganos del habla; lo que hay, son solo órganos que de
manera incidental, pueden servir para la producción de sonidos del habla.

Ya he indicado que la esencia del lenguaje consiste en el hecho de tomar sonidos


convencionales, articulados de manera voluntaria, o en sus equivalentes, como
representantes de los diversos elementos de la experiencia. La palabra house (casa) no
es un hecho lingüístico si por él se entiende simplemente el efecto acústico que sobre el
oído producen las consonantes y vocales que constituyen dicha palabra, pronunciadas
en determinado orden; tampoco es un hecho lingüístico a causa de los procesos motores
y de las sensaciones táctiles que intervienen en la articulación de la palabra; ni a causa
de la percepción visual por parte de quien escucha esa articulación; ni a causa de la
percepción visual de la palabra house en una página manuscrita o impresa ni a causa de
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los procesos motores y sensaciones táctiles que entran en juego para escribir la palabra;
ni finalmente, a causa de la memoria de algunas de estas experiencias o de todas ellas.

La palabra house solo es un hecho lingüístico cuando todas estas experiencias


combinadas, y tal vez otras que no hemos mencionado, se asocian automáticamente
con la imagen de una casa: entonces comienza a adquirir la naturaleza de un símbolo,
de una palabra, de un elemento del lenguaje. Pero no es suficiente todavía el simple
hecho de semejante asociación. Puede ser que alguna vez oigamos una palabra
cualquiera, proferida en una casa determinada en circunstancias tan impresionantes,
que nunca, desde ese momento, vuelva a nuestra consciencia la imagen de la casa sin
que al mismo tiempo se haga presente aquella palabra, y viceversa. Este tipo de
asociación no constituye el lenguaje. La asociación a que nos referimos debe ser
puramente simbólica: dicho de otra manera, la palabra debe denotar la imagen, debe
rotularla, y no debe tener otra función que la de un paralelo suyo en otro plano, y a ese
paralelo podemos acudir cada vez que sea necesario o conveniente. Semejante
asociación, que es voluntaria y en un sentido arbitrario, exige un notable ejercicio de
atención consciente, por lo menos en el comienzo, ya que el hábito no tarda en hacer
esta asociación tan automática como muchas otras, y más rápida.

(Edward Sapir, El lenguaje)

EL LENGUAJE ES UN HECHO SOCIAL

El lenguaje, a semejanza de toda creación humana, es producto de todo un proceso


histórico, es una herencia cultural, ya que se aprende en sociedad. Al igual que el arte,
la religión, la política, la moral, etc., el lenguaje también supone un aprendizaje
trasmitido generacionalmente.

Y es que no puede ser de otra manera, pues está demostrado fehacientemente que todo
lo hecho por el ser humano tiene un sustento social. El hombre es verdadero hombre
porque vive en sociedad. De allí que concebir el lenguaje fuera de este entorno y la
educación resulta algo impensable. Los casos más patéticos se han dado en los niños
secuestrados (como Kasper Hauser, en Nuremberg o los “niños-lobos” de la India), en
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los cuales se puso de manifiesto que la ausencia del medio social- entendido no como
una reunión sinérgica de varios individuos, sino de relaciones en el nivel de lo psíquico-
era la causa del no desarrollo lingüístico, y por tanto no había permitido el uso de un
sistema de lengua.

(Eugenio Magallanes, Lenguaje y Comunicación)

EL LENGUAJE: UN MEDIO ESPECIAL DE COMUNICACIÓN

Cuando abordamos el fenómeno del lenguaje estamos frente a una de las creaciones
más extraordinarias del género humano, gracias al cual el hombre ha podido vivir en
sociedad. Sin embargo, es necesario esclarecer que el lenguaje no es el único medio por
el que los seres humanos interactúan, pues existen otras formas al interior de la
comunicación, entendida como un concepto más genérico.

De lo anterior se desprende que la comunicación- transmisión de un mensaje- es toda


manifestación lingüística y no lingüística, que permite a los seres hacer vida gregaria. Así
por ejemplo: las abejas se comunican por medio del movimiento de los cuerpos; los
gibones, con gritos; los delfines por sonidos especiales, etc.

Por esta razón es necesario entender que el lenguaje solo es una forma de
comunicación, pues también se pueden trasmitir mensajes a través de señas, gestos,
gritos, movimientos, y otras formas sorprendentes.

(Eugenio Magallanes, Lenguaje y Comunicación)


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EVOLUCIÓN DEL LENGUAJE

El lenguaje es un instrumento de comunicación entre los hombres. Tal como lo conocemos es


demasiado complicado para que sea manejado por cualquiera otra especie. En esto es igual a
buena parte de los instrumentos y técnicas de trabajo empleados por el ser humano. Y ya que
las lenguas no podían dejar restos de si antes del invento de la escritura, es conveniente buscar
una raíz directa, su manejo de los artefactos de piedra y hueso. A través de ellos vemos que el
hombre comenzó a progresar muy lentamente, pero que más tarde cobró mayor rapidez (…).

Se supone que el hombre usaba simples piedras y palos mucho antes de adquirir las técnicas de
conformarlos para sus necesidades. Sin embargo, se sabe que, hace un millón y tres cuartos de
años ya sabía partir un guijarro dándole un golpe fuerte con otro para tener aristas cortantes.
Así eran los eolitos o “piedras del amanecer”, los primeros artefactos del hombre. En forma
semejante, los homínidos ancestrales habrán comenzado produciendo gritos instintivos y
después aprendido a usarlos con intensión comunicativa. Eso fue en el amanecer del lenguaje,
o sea la edad eoglótica. Los restos craneales de los primeros tiempos los mismos que permiten
hasta cierto punto inferir la capacidad mental, del hombre confirman su lento desarrollo. El
pitecántropo tenía un volumen cerebral bastante más grande que el de los simios, pero todavía
lejos del Homo sapiens.

Es factible que los individuos más excepcionales de aquel entonces hayan podido manejar en
forma elemental un idioma moderno, si hubiera habido quien se los enseñara, pero todavía no
había llegado el momento en que tal lengua pudiera ser aprendida por los tiernos bebé ni servir
como instrumento de toda la sociedad.

De algún modo el desarrollo del lenguaje tuvo que ser semejante al de la capacidad de fabricar
y utilizar los implementos. Sin poder comprobar los periodos detalladamente, es correcto pensar
en grandes etapas del desarrollo, y bien podríamos hablar de un paleoglótico, quizá hasta con
divisiones en inferior, medio y superior, así como de un neoglótico.

Siguiendo la analogía se podría añadir al idioma hablado la etapa de la escritura, con lo que
habría comenzado entonces la edad gráfica. Más tarde hubieron de venir los períodos
mecánicos-o sea la tipografía y la máquina de escribir-, luego el eléctrico-con el telégrafo y otros
aparatos-y, por fin el electrónico.

(Mauricio Swadesh. El lenguaje y la vida humana. Pp. 44-16)

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