6-Oviedo Estructura LSV Parte6 de 6 PDF
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Parte 6
Alejandro Oviedo
Un estudio sobre la estructura de las señas de la
LSV
Mérida (Venezuela), Universidad de Los Andes
2000
Libro inédito publicado con fines docentes en http://www.culturasorda.eu en marzo de 2007 95
A. Oviedo. 2000. Un estudio sobre la estructura de las señas de la LSV. Parte 6
Par te 6
Señas léxicas y “otras” señas
En el discurso de la LSV aparecen, de modo aparentemente indiferenciado, señas de
muy distinta naturaleza. Todas tienen en común el consistir en señales articuladas con
partes del cuerpo que están vinculadas a un cierto significado. El sistema de
transcripción mostrado en las secciones anteriores permite, en rigor, la transcripción de
cualquiera de esas señas.
Sin embargo, la manera en que se combinan los recursos articulatorios que mostraron
los capítulos anteriores, y el modo en que se relacionan las formas de esas señas y los
significados que ellas codifican, varían considerablemente. En esta sección voy a
argumentar que se hace necesario distinguir entre tipos de señas en la LSV. Algunas de
ellas, que llamaré señas léxicas, siguiendo a Johnston y Shembri 1998, cumplen con
todos los requisitos lingüísticos definidos para las unidades léxicas de las lenguas
habladas. Otras, que deben recibir distintos nombres y que comenzaremos por distinguir
como no léxicas o parcialmente léxicas, se construyen de acuerdo con pautas que no
corresponden a las descritas para las unidades léxicas de las lenguas habladas.
Señas léxicas
Hay señas de la LSV que raramente cambian de forma. Un ejemplo de ello lo representa
la seña OLVIDAR:
OLVIDAR
En cualquier contexto en el que se la observe, esa seña mostrará los mismos
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componentes: tendrá la misma forma de la mano, orientada del mismo modo, y que se
desplazará siempre entre los mismos lugares: de la frente a un punto cercano y lateral en
el espacio de las señas. Una representación de la forma fonológica de esa seña sería así
(los valores indicados para cada componente de la seña serían cada vez los mismos):
OLVIDAR
D M D
contorno
lineal
no contorno
cambio CM
1234+/a+ 1234/a+
PuntasDedos en PuntasDedos hacia
Frente mV1FrenteIpsi
contacto próximo
cúbito
neutra
En OLVIDAR, ninguno de los rasgos articulatorios tiene significado por sí mismo. Se
podría argumentar que la locación en la frente es típica de procesos cognitivos (cfr.
PENSAR, RECORDAR, ENTENDER, IGNORANTE, etc.), y que constituye en esa
seña una unidad de carácter morfológico. Y también, que el modo en que la mano se
cierra y se retira de la frente es una metaforización corporal de la acción de substraer, de
arrancar, relacionada con la idea de OLVIDAR: algo se substrae de la cabeza (cfr.
Radman 1997, Lakoff y Johnson 1980).
No voy a cuestionar esas afirmaciones, que pueden ser válidas, pero no ayudan a mi
argumentación. Diré que esa locación (cfr. las señas MEXICO, HIPOCRITA, INDIA),
y ese movimiento (cfr. las señas NOHABER, HOLANDA, ESTRELLA, JAPON)
aparecen en otras señas no vinculados a los mismos significados, y que si reciben otros
valores, la seña OLVIDAR dejaría de significar lo mismo, convirtiéndose en una seña
distinta o en una seña no reconocible. OLVIDAR es, pues, una unidad doblemente
articulada, cuya forma está establecida por el sistema de modo estable. Se trata de una
seña que puede configurar entradas de diccionario. De una seña léxica. Podemos decir
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que la estructura de esa seña léxica está consituida por un único morfema, un lexema de
significado predicativo, verbal.
Relativamente pocas señas de la LSV se comportan como OLVIDAR, es decir, que no
cambian de forma. Entre ellas se incluyen la mayoría de conectores discursivos
(ENTONCES, PERO, APARTE, etc.), la mayoría de las señas que califican a los
nombres (FEO, AZUL, FRIO, etc.) y muchas señas de significado nominal (PERRO,
CAMIONETA, MERCADO, etc.) (cfr. Pietrosemoli 1991:99 y ss.).
Muchas otras señas que también califican como léxicas pueden sufrir cambios de forma
según patrones regulares, para añadir al significado básico algún tipo de información
asimismo regular. Cuando esas señas cambian, podemos decir que se trata de señas
léxicas polimorfémicas, pues en ellas identificamos al menos una raíz de significado
estable y un “afijo” (o varios de ellos). Un ejemplo de ello lo muestra la seña CASA:
CASA
La figura muestra la realización ordinaria de la seña glosada como CASA. Esa seña se
articula usualmente así, con tres momentos definidos por el movimiento lineal de ambas
mano hacia el centro del espacio, que produce un cambio de la locación inicial de las
manos, a los lados del pecho del señante, hacia la locación final, cercana al centro del
pecho. Cuando aparece así, significa la unidad: una casa. Se trata de una seña bimanual
y simétrica:
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CASA
D M D
contorno
lineal
1234+/o^
Mano en
mV2Pecho mV•Pecho
contacto
base
prona
Seña simétrica
CASA + plural
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CASA + plural
D M T M T M D
contorno
lineal
1234+/o^
mano en
mV2Pecho mV•Pecho dV2Pecho
dV•Pecho
base
prona
seña simétr ica
La diferencia entre las señas de las figuras anteriores está en que la segunda repite el
esquema de tres momentos: la estructura segmental DMD es duplicada, con lo que la
seña adopta la estructura DMTMTMD 1 . Esa repetición añade al significado base
de la seña la idea de pluralidad: A diferencia de las anteriores, esta tercera seña sí es
analizable en componentes menores con significado propio: en ella, la configuración y
orientación de las manos, y el movimiento mismo, corresponden al significado base de
la seña CASA; pero la repetición de la seña en una locación distinta corresponde a la
expresión de pluralidad. Esa repetición puede ser analizada como un morfema de la
LSV, cuyo significado es “plural”. De allí, la seña glosada como “CASA+plural” puede
ser considerada como compleja morfológicamente, o polimorfémica. Estaría compuesta,
por lo menos, de un lexema o morfema raíz, que codifica la información nominal propia
de “casa”, más un morfema de número plural (cfr. Pietrosemoli 1991, Padden 1990,
Brennan 1990). Esa repetición puede observarse en muchas otras señas, siempre con el
sentido de que la entidad nombrada es múltiple.
Ese valor de la repetición de la estructura segmental de la seña como morfema se refleja
también cuando las señas que sufren esta variación tienen un significado de tipo verbal:
entonces el significado de la repetición será que la acción predicada duró más de lo
acostumbrado. Eso muestra el ejemplo siguiente, en el que la seña glosada como
1
En medio de las dos estructuras resultantes de la duplicación se inserta un segmento de movimiento D
MD(segmento insertado “M”)DMD. Ese proceso de inserción de movimientos es de los procesos
fonológicos más comunes observados en las modificaciones de las señas. En la LSV ha sido previamente
descrito por Pietrosemoli 1991. Además, el segmento D ubicado al final de la primera sílaba duplicada,
así como el segmento D inicial de la segunda, sufren reducciones en su duración y se convierten en
segmentos T. Se trata también de un proceso que he observado muy frecuentemente.
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ESPERAR sufre la mencionada repetición, tras lo cual significa esperar por un largo
rato, esperar y esperar (Pietrosemoli 1991:105):
ESPERAR ESPERAR+aspecto durativo
Estructura segmental: DMD Estructura segmental: DMDMDMD
Recapitulando, las tres señas analizadas corresponden a señas léxicas: tienen una forma
estable, constituida por unidades menores con sentido propio, y cuando sufren cambios,
estos cambios son de forma regular, tienen significados similares y aparecen en otras
señas de la lengua con funciones similares.
Señas cuyas formas son especificadas sólo parcialmente
A diferencia de los modelos que ilustran señas como OLVIDAR, CASA y ESPERAR,
otras señas cambian de modo que sus formas no son del todo predecibles. Es lo que
ilustra la seña MOSTRAR, que fue la última transcrita en la sección correspondiente a
las señas asimétricas.
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MOSTRAR (“alguien me muestra algo”)
MA
D M D
contorno
lineal
1234+sep/a+
Mano en
mV0Pecho pV0Pecho
contacto
cúbito base
supina
MP
1+/o
PuntaDedos en
palma mano activa
contacto
base
prona
Los cambios en los rasgos de los componentes “locación” y “orientación”, según
vemos, llevan a cambios en el significado. En la seña MOSTRAR eso funciona del
siguiente modo: de acuerdo con las intenciones del señante, la mano abierta tendrá la
palma en el sentido del movimiento, que puede comenzar y terminar en puntos distintos
del espacio. El lugar en que el movimiento se inicia marcará el sujeto de la acción de
mostrar, mientras que el sitio en que termina corresponderá a la persona a la cual se
muestra algo. En la seña “yo muestro algo a alguien”, el movimiento se inicia en la
llamada “zona del yo”, cercana al pecho del señante; y en “alguien me muestra algo”
termina en esa zona. Cada vez que esta seña varíe, seguirá un mismo esquema: la palma
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de la mano abierta se orientará en la dirección del movimiento; la mano debe partir del
lugar que en el espacio se relaciona con el sujeto del mostrar y; debe llegar al lugar
ocupado, real o imaginariamente, por la persona a la cual se muestra algo.
Sin embargo, la representación subléxica de una seña como MOSTRAR no es igual a
las que ilustré antes: sabemos que las locaciones inicial y final se relacionan con las
personas del agente y del beneficiario de la acción, pero no podemos asignar ningún
valor concreto a esa relación significado/forma, cuando ella no es el pecho del señante o
sus alrededores (esto es: Pecho, pV0Pecho y pV1Pecho). Esas locaciones como vemos,
siempre significan la primera persona. Pero no podemos decir qué significa
concretamente un punto como mV0Pecho: lo mismo puede significar una segunda
persona (tú me muestras algo) que una tercera (él me muestra algo), según se coloquen
en un punto cercano a esa locación nuestro interlocutor o la persona de la cual estemos
hablando en ese momento. De ese modo, cualquiera de las varias decenas de locaciones
diferentes que permite expresar la LSV en el espacio puede significar la segunda o la
tercera personas. No podemos decir, así, que las locaciones mencionadas sean
morfemas, pues morfemas sin formas, o morfemas con cualquier forma, no
corresponden a la noción que se tiene de esas unidades (Liddell 1994, 1995, 1996).
En LSV, al igual que en otras lenguas de señas, la referencia a las personas segunda y
tercera no tiene una forma fija, sino que es el contexto el que la define. Es lo mismo que
pasa cuando, en medio de una conversación en español no se usan los pronombres, sino
que señalamos en el espacio, con los dedos, con la boca o con los ojos, para indicar de
quién hablamos. Esas señas no forman parte del español, aun cuando son
sistemáticamente usadas y entendidas.
Eso obliga a recurrir a una representación abstracta de señas como la ilustrada por
MOSTRAR, en la que siempre se dejarán sin especificar los lugares de inicio y fin de la
seña (cfr. Johnson y Liddell 1996):
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XMUESTRAALGOAY
MA
D M D
contorno
lineal
1234+sep/a+ 1234+sep/a+
mano en mano en
Σ (sujeto) Ω (objeto)
contacto
base base
palma hacia Ω palma hacia Ω
MP
D
1+/o
Punta índice en
Palma mano activa
base
según posición de mano activa según posición de mano activa
Como muestra la transcripción, la forma abstracta de esa seña no puede especificar el
aspecto articulatorio locación, y sólo especifica parcialmente la orientación (he
subrayado esos valores para que sean mejor identificados), pues los valores que esos
aspectos adquieran dependerán del contexto y no de la gramática. La letra sigma (S)
representa el espacio del sujeto, y la letra omega (W), el del objeto (cfr. Johnson y
Liddell 1996). Esos valores no se especifican fonológicamente. Señas como ésta están
especificadas fonológicamente de manera parcial, pues algunos de sus aspectos
articulatorios no son establecidos por el sistema de la lengua, sino por circunstancias del
contexto. Es decir, señas de este tipo sólo tienen una representación léxica parcial. En
un diccionario se podría incluir de ellas sólo la forma abstracta que he mostrado.
Muchas señas de la LSV indican en el espacio las personas o cosas de las cuales se
habla. Esas señas comprenden básicamente dos grupos:
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Las señas con configuración manual clasificadora
Las señas de este tipo han sido llamadas de muy distintas formas en la literatura
especializada, la mayoría de las cuales contiene la palabra “clasificador”: “predicados
con clasificador, señas con configuración manual clasificadora” o, más sencillamente,
“clasificadores”. En estas señas, las formas de las manos representan objetos, de
acuerdo con su forma o con su pertenencia a una clase de objetos. De allí el nombre
“clasificador” (cfr. Craig 1986, Allan 1977). Este tipo de unidad, que ha sido descrita en
todas las lenguas de señas que han recibido hasta ahora estudios detallados (Schembri
2000), no tiene similar en ninguna lengua hablada.
En estas señas, los únicos elementos lingüísticamente fijos parecen ser las formas de las
manos. Los demás aspectos articulatorios (movimientos y locaciones, especialmente)
varían siempre, y su significado depende del contexto de cada conversación. Voy a
mostrar de qué señas se trata:
Señas que representan el desplazamiento de entidades en el espacio
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UNAENTIDADANIMADASEMUEVE
DESDELADERECHAALCENTRO
Esta seña informa que una entidad animada (una persona que camina, usualmente) se
desplaza hacia el centro del espacio de las señas, desde un punto ubicado a la derecha.
Los rasgos articulatorios de esta seña son en sí mismos significativos, y pueden variar y
combinarse de distintos modos para modificar el significado. Si, por ejemplo, cambian
la locación final (ahora un punto a la izquierda) y el tipo de movimiento de contorno
(ahora ondulado), la seña resultante sería:
UNAENTIDADANIMADASEMUEVEEN
TRAYECTORIACURVADESDELADERECHAALA
IZQUIERDA
Señas que representan la ubicación de entidades en el espacio
En estas señas, la CM informa sobre una entidad cuya ubicación espacial se quiere
mostrar. El movimiento en ellas suele ser breve, descendente y terminar de modo
acentuado sobre un punto del espacio, el cual es entendido como la locación de la
entidad referida. La seña que se ilustra de seguido señala la locación espacial de las
entidad referida por la CM:
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UNAENTIDADANIMADA
TRIPLEESTAUBICADAALA
DERECHA
Señas que informan sobre la manipulación de un agente sobre un paciente
En estas señas, la CM refiere a un objeto que una entidad animada (usualmente una
persona) manipula. La forma de la mano da cuenta, bien de la forma exterior del objeto
manipulado, bien del modo en que el objeto es asido por la mano misma. La figura
siguiente muestra dos ejemplos :
ALGUIENTOMAUNOBJETO ALGUIENTOMAUNOBJETO
REDONDOUBICADOARRIBA FINOUBICADOARRIBA
Señas que representan características o propiedades de un objeto
Las señas de este último grupo describen objetos a través de trazar, con los
movimientos, la forma exterior que poseen, y con la CM, otras características físicas
tales como el grosor o la textura que muestran. Se distinguen por las señas de los grupos
anteriores porque tienen un significado más nominal (adjetivo) que predicativo (cfr.
Glück y Pfau 1997:41, Schembri 1996:74, McDonald 1983:7980.
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UNASUPERFICIEANCHA UNOBJETOFINO
PLANA HORIZONTAL VERTICAL
Los problemas de describir las señas con clasificador
Vamos a considerar los problemas que lleva aparejado el análisis de estas señas a través
de una de ellas, que muestran la figura y la transcripción que siguen:
UNAENTIDADANIMADASEMUEVEDESDE
LADERECHAALCENTRO / UNAENTIDAD
ANIMADASEMUEVEDESDELAIZQUIERDA
ALCENTRO
MA (?)
D M D
contorno
lineal
1+/o
mano en
mV2pecho mV0pecho
base
neutra
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MP (?)
D M D
contorno
lineal
1+/o
mano en
mV2pecho mV0pecho
base
neutra
El análisis de esta seña enfrenta, en primer lugar, la dificultad de relacionar con
precisión las unidades de sentido que codifica con cada uno de sus aspectos
articulatorios. Se supone que el movimiento lineal representa el desplazamiento de la
entidad. Sin embargo, he mostrado que es posible encontrar otras señas de este grupo en
las cuales el movimiento lineal no representa desplazamiento sino ubicación o formas
de entidades. No hay, en la forma de la seña, ningún rasgo que permita diferenciar esos
matices de sentido.
El aspecto locación no es menos complicado: se tiene que las dos entidades se
desplazan una hacia la otra pues se dirigen desde y hacia locaciones espaciales similares
(ambas inician su desplazamiento en las locaciones mV2pecho ipsilaterales y llegan
hasta mV0Pecho). Sin embargo, a menos que se recurra a analogías con lo que
observamos en el mundo real, esas variaciones de locación no tienen en sí mismas nada
que signifique que dos entidades se acercan mutuamente (Liddell 2000). Podría
formularse la existencia de un morfema que establece que cuando dos manos
provenientes de dos locaciones distintas confluyen en una misma locación, significa eso
que las dos entidades así representadas se acercan una a la otra. Sin embargo, eso no
podría explicar el caso, perfectamente posible, en el que las dos entidades realizaran
desplazamientos ondulados a partir de locaciones apartadas y antes de confluir en una
misma locación se detuvieran, digamos a varios centímetros una de la otra, sobre
distintas locaciones. La seña predicaría que las entidades se han acercado. Sin embargo,
no han confluido en la misma locación ¿Cómo podría explicarse ello? No podemos
concluir que cualquier combinación posible de locaciones –recordemos que hay decenas
de ellas de posible uso significa lo mismo. Estamos en un caso similar al reportado
antes, para las señas demostrativas: ¿morfemas sin forma concreta? ¿morfemas con
cualquier forma?
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La orientación representa otro problema. La posición “base al plano horizontal” nos
dice que las entidades van erguidas. Pero ¿qué nos dice que ambas están mutuamente
enfrentadas, esto es, en posiciones opuestas, si ambas tienen idénticos valores para el
grado de rotación neutra del antebrazo? Liddell (2000) sugiere que la única solución
para casos semejantes sería proponer la existencia de un morfema “entidades
mutuamente enfrentadas” (facing to another ), que consista, en el caso de las dos
configuraciones mostradas, en el valor: “palmas enfrentadas”. Pero como el mismo
Liddell contraargumenta, eso implicaría que requeríamos un morfema distinto para cada
posición relativa de las manos (tales como “las entidades se muestran los flancos”, “las
entidades se dan la espalda”, “una entidad tiene la espalda hacia el frente de la otra”,
etc.) y para cada combinación posible de configuraciones manuales clasificadoras (un
vehículo de dos ruedas y una persona; una persona y un animal; dos vehículos de dos y
cuatro ruedas, respectivamente; un animal y un vehículo de cuatro ruedas, etc.). De
nuevo el mismo problema: un morfema que puede tener cualquier forma o, visto de otro
modo, un morfema que carece de forma.
Otros aspectos del problema
Hay otros aspectos que complican aún más la tipificación de estas señas.
¿Doble articulación?
En primer lugar, es difícil encontrar en ellas un nivel de unidades mínimas sin
significado. Vemos que en este grupo de señas, a diferencia de en otras unidades de la
LSV, cada variación de rasgos implica una variación predecible en aspectos ya
existentes de su significado, y no la transformación de la seña en una seña distinta o en
una seña desconocida (cfr. Pietrosemoli 1991, Stokoe et al. 1965): si cambiamos la
forma de las manos de la seña que estamos comentando por alguna otra CM del grupo
que esas señas usan, predicaríamos que alguna otra entidad se desplaza; si variamos la
orientación, predicaríamos que las entidades “miran” en otra dirección, o que en lugar
de estar erguidas se desplazan inclinadas u horizontalmente; si modificamos el
movimiento, variará el modo en que se predica que la entidad se desplaza. Esto hace
pensar que se trata de una seña que no está doblemente articulada (cfr. Cogill –por
aparecer).
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Este fenómeno, que ha sido ya notado por muchos otros investigadores (cfr. Schembri
2000, Schick 1990a, Supalla 1982, Wilbur 1979), ha sido comparado por ellos con lo
que muestran muchos morfemas “monofonémicos” de lenguas habladas (el caso, por
ejemplo, del morfema direccional del español “a”, que formalmente es idéntico al
fonema /a/ ). De ese modo, cada rasgo de las señas con configuración manual
clasificadora sería un morfema, y de allí que no sea posible aplicar a esas señas el
mismo tipo de análisis que a otras. Sin embargo, para que eso tuviera validez, las señas
con clasificador tendrían que compartir el mismo sistema de rasgos y reglas de
combinación que las demás señas de la lengua (cfr. Cogill por aparecer), y como
muestran los párrafos que siguen, ese principio no se cumple.
Ruptura de las restricciones de construcción
En el capítulo anterior ilustré una serie de “tipos” de señas, que representaban distintas
opciones combinatorias. Había en ellas señas unimanuales y bimanuales, y estas últimas
mostraban tres o cuatro subtipos. Los principios que restringen esas opciones
combinatorias para las señas de la LSV no se cumplen muchas veces para las señas con
clasificador.
La seña mostrada arriba, por ejemplo, aparenta ser una seña bimanual simétrica, pero
cada mano en ella tiene significado y función independientes. Cada mano, como
muestra la transcripción, constituye un predicado autónomo, articulado
simultáneamente con otro predicado asimismo independiente. En señas bimanuales
simétricas léxicas cualquier modificación de esa estructura convierte a la seña en algo
irreconocible o en una seña distinta. Veamos eso aplicado a la seña CASA: si una sola
de las manos de esa seña se moviera hacia el centro, mientras que la otra permaneciera
en la locación inicial; o si una de las dos manos se eliminara, de modo que la seña se
convirtiera en unimanual, la seña es considerada como mal formada o deja de ser
reconocida:
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*CASA, ?? ??
Un cambio similar en la seña mostrada en la seña con clasificador mostrada arriba
sencillamente produciría un cambio predecible de significado, pero la seña seguiría
siendo reconocida como similar y seguiría estando bien formada, como muestro
enseguida:
UNAENTIDADANIMADASE UNAENTIDADANIMADASE
ENCUENTRAALADERECHA / UNA MUEVEDESDELAIZQUIERDA AL
ENTIDADANIMADASEMUEVE CENTRO
DESDELAIZQUIERDA ALCENTRO
Por otra parte, las señas léxicas de la LSV tienen restricciones para la combinación de
ciertos rasgos en las señas bimanuales asimétricas. Según he encontrado en mis
muestras, solamente siete configuraciones manuales puede aparecer en la posición de
mano pasiva de las señas bimanuales asimétricas. De ellas, la CM 1234+/a^
(correspondiente a la mano con todos los dedos seleccionados y extendidos) constituye
más de la mitad de todas las ocurrencias, y distintas combinaciones con todos los dedos
seleccionados constituyen más del 95% de todos los casos. En el pequeño porcentaje
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que no tiene todos los dedos seleccionados sino combinaciones de índice y medio e
índice solo) parece ser obligatorio que la mano activa contacte a la pasiva. La figura
siguiente muestra cuáles son las configuraciones que concurren sistemáticamente en la
posición de mano pasiva de tales señas:
(1234 /o) (1234^ º /
(1234+ /a^) (1234^º / o+)
o+ c+)
(1234+sep /a+) (12+ /o+)
(1+ / o)
Esta regla no se cumple para las “señas con clasificador”. Incluso en señas de este tipo
en las cuales parece cumplirse el esquema de las bimanuales asimétricas (esto es, una de
las dos manos parece tener claro rol activo, mientras que la otra muestra claro rol
pasivo), es posible encontrar en la mano pasiva configuraciones manuales distintas a las
siete de la figura anterior, como muestran las ilustraciones que siguen:
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ALGUIENCORTACON UNAENTIDADANIMADATRIPLESE
TIJERASUN OBJETOFINO ENCUENTRAALADERECHA / UNA
UBICADOARRIBA ENTIDADANIMADASEMUEVEDESDELA
IZQUIERDAALADERECHA
En ambas señas, las manos pasivas (que en las ilustraciones corresponden a la mano
izquierda del personaje) aparecen con sendas configuraciones que no corresponden a
ninguna de las siete señaladas arriba, y no se verifica contacto entre ambas manos.
UNAVIONSEDIRIGEHACIAABAJOYALA
IZQUIERDA / UNAENTIDADANIMADASE
MUEVEDESDELAIZQUIERDA ALCENTRO
Uso de espacios restringidos para otras señas
Las señas con clasificador hacen frecuente uso, como locaciones, de espacios que le son
vedados a otras señas. Por ejemplo, la seña que ilustra la figura siguiente usa, al inicio
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del movimiento de ambas manos, espacios que no son incluidos por ningún otro tipo de
seña de la LSV como rasgos del aspecto locación (corresponderían a una extensión
distante –todo el brazo extendido; a un vector horizontal 3 y al vector horizontal frente,
o coronilla):
UNAENTIDADANIMADASEMUEVEDESDELA
ARRIBAALADERECHA ALCENTROABAJO /
UNAENTIDADANIMADASEMUEVEDESDELA
IZQUIERDAARRIBA ALCENTROABAJO
No existe, en español, ni en lengua hablada alguna, ninguna clase de palabra o de frase
que pueda compararse con el modelo ofrecido por las señas con clasificador. De
establecer una comparación, ésta tendría que hacerse en términos de una mezcla
simultánea entre palabras y gestos, como ocurriría en el caso de que, por ejemplo, una
persona nos trate de explicar el modo en que ocurrió un cierto accidente del cual fue
testigo. Esa persona puede usar elementos lingüísticos, palabras, mezcladas con señas
manuales, y decirnos “aquí, a la derecha, estaba un autobús”, mientras coloca la mano
derecha, abierta y con la palma hacia abajo, en ese lugar. Y luego añadir: “...y adelante,
por la plaza, venía un hombre en bicicleta”, al tiempo que a la izquierda del espacio
enfrente suyo pone la mano izquierda, con el índice alargado apuntando hacia abajo. Y
luego, esa persona comienza a mover las dos manos una hacia la otra, hasta que las dos
se encuentran en un punto, a la vez que dice: “y el autobús y la bicicleta chocaron a
mitad de la calle”. Algo similar es lo que parece ocurrir con las señas que usan
clasificadores. En ellas se mezclan también elementos determinados lingüísticamente,
como la forma de las manos, con otros que son gestos que representan a escala, en el
espacio de las señas, las acciones del mundo, como si el espacio frente al cuerpo fuera
un pequeño escenario en el que se hacen maquetas del mundo (Oviedo 1996). En el
caso de una conversación en español, es fácil distinguir lo lingüístico de lo no
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Ahora bien, lo que he dicho antes no debe ser malinterpretado. Se trata de una mera
comparación, que no corresponde a una explicación total del fenómeno de las señas con
clasificador: la LSV dispone de un complejo sistema de representación que regula el
modo en que se deben mover las manos durante la ejecución de las señas. No quiero
aquí que se entienda que no hay reglas en la construcción de las señas con clasificador,
sino que esas reglas no pueden ser formuladas en términos lingüísticos, pues son
demasiado variadas para formar un sistema gramatical en el sentido en que se entiende
“gramatical” en una lengua hablada (cfr. Cogill –por aparecer, Liddell 2000, Schembri
2000, Ebbinghaus y Heßmann 1991).
Los gestos
En el discurso de la LSV aparecen muchas señas que carecen de una forma estable. A
diferencia de las señas con clasificador, que aun cuando muestran formas siempre
cambiantes poseen parámetros bien controlados por la gramática (tales como la
escogencia de las CM y sus orientaciones), las que quiero describir en esta sección
pueden aparecer cada vez con formas distintas, que sin embargo son comprendidas por
los usuarios en función de convenciones culturales o en virtud de su similaridad con las
acciones representadas. Voy a designar esas señas como gestos (Stokoe y Marscharck
1999, McNeill 1992), en un intento inicial de clasificarlas de alguna manera.
En las lenguas de señas la distinción entre lo lingüístico y lo gestual no se puede trazar
tan claramente como en las lenguas habladas, debido a que ambas modalidades se
manifiestan, en las lenguas de los sordos, por el mismo canal articulatorio (Liddell
1996). Sin embargo, se ha comprobado que existe un componente gestual en el discurso
de las lenguas de señas, que coexiste con el lingüístico (Stokoe y Marschark 1999,
Emmorey 1999).
Distinguiré dos tipos de gestos en la LSV:
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· la pantomima es el primero de esos tipos. En ese tipo de seña, el cuerpo y las
manos del señante imitan alguna acción corporal, siguiendo los mismos
movimientos que se harían al ejecutar esa acción realmente (los movimientos que un
señante de LSV realiza con todo su cuerpo, imitando el modo en que alguien
camina, es un modelo de ello). Otros ejemplos de esta actividad pueden ser
observados a lo largo de cualquier relato, como por ejemplo, cuando un señante
describe el modo en que una persona se hace el nudo de una corbata, o la manera en
la que un equilibrista atraviesa el vacío sobre una cuerda floja. Estas señas no
parecen estar sometidas a ningún tipo de restricción o de convención por parte de la
LSV. Las restricciones que puedan mostrar dependen de sistemas de interpretación
compartidos por las personas sordas y las oyentes (Emmorey 1999), así como de
dificultades articulatorias (Klima y Bellugi 1979).
· gestos que marcan modalidades tales como la duda, o la aseveración, y que
consisten generalmente en grupos de rasgos no manuales, acompañados o no por
una o ambas manos. La figura siguiente muestra dos de esos gestos, cuyos sentidos
son similares 2 :
2
Estos gestos, que fueron inicialmente recogidos en una muestra de discurso de la lengua de señas de
Colombia (Oviedo –en prensa), fueron entendidos por sordos venezolanos exactamente en el mismo
sentido atribuido en la figura, que es también el original de la fuente colombiana. Posteriormente he
mostrado esos gestos a personas oyentes alemanas y latinoamericanas, que sin conocer ninguna lengua de
señas, en un gran porcentaje atribuyen un sentido similar a las dos figuras. Si seguimos a Marschark, esa
“coincidencia” sería ya un criterio suficiente para definir como “gestos” las imágenes mostradas en la
figura: cuando en el discurso señado aparece algo similar a lo que en situaciones parecidas hacen las
personas oyentes, debe ese algo ser considerado un gesto y no una seña lingüística (Marschark 1994:213).
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Un continuum entre lo lingüístico y lo no lingüístico
Los cuatro tipos de señas que hemos considerado podrían disponerse a lo largo de una
línea en uno de cuyos extremos están las señas que no cambian de forma y, en el otro,
las señas descritas como gestos (Oviedo –en prensa b):
estable no estable
lingüístico no lingüístico
señas léxicas señas demostrativas señas con clasificador gestos
La revisión hecha en esta sección conlleva una serie de problemas teóricos mu
importantes para el análisis de una lengua de señas. Hemos visto que en ellas solamente
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un sector del vocabulario (las señas léxicas) corresponde plenamente a las pautas
estructurales de las lenguas habladas. Los gestos, pareciera claro, forman parte de un
sistema paralelo, distinto a la LSV, que esta lengua usa del mismo modo que los
hispanohablantes recurren a gestos para apoyar el discurso hablado.
Las señas demostrativas, así como las señas con clasificadores, presentan dificultades al
análisis que dificulta su concepción como fenómenos puramente lingüísticos. La
aplicación de los sistemas descriptivos propuestos enfrenta contradicciones básicas, que
los estudios dedicados al tema no han podido resolver (Cogill por aparecer, Liddell
2000, Schembri 2000, Liddell y Metzger 1998).
En la literatura reciente se intenta explorar nuevas perspectivas teóricas para explicar el
modo en que esas señas se integran en la gramática de las lenguas de señas. Esas
perspectivas incluyen:
· el concebir la integración de elementos semióticos visuales y elementos lingüísticos
en el interior de las señas con clasificador y las demostrativas, que serían unidades
híbridas cuya especificación fonológica no es provista por la gramática más que
parcialmente. Lo no especificado por el sistema de la lengua lo define el contexto y
cobra en la seña valores articulatorios cuya forma e interpretación dependen del
contexto que los definió (Liddell 2000, Johnston y Shembri 1999, Liddell y
Metzger 1998);
· el definir las señas con clasificador como manifestaciones de un sistema semiótico
paralelo de naturaleza visual que trabajan, como otros sistemas de ese tipo, a partir
de un grupo de reglas de combinación y de un conjunto de unidades significativas
no lingüísticas. Tal sistema está incorporado a la gramática de las lenguas de señas,
cuya naturaleza diferiría en ese aspecto de las gramáticas de las lenguas habladas
(Cogill por aparecer; Macken, Perry y Haas 1995 y 1993).
Esas perspectivas teóricas están introduciendo cambios de mucha magnitud en el modo
en que se concibe lingüísticamente a las lenguas de señas. Ya parece haber sido
superada la etapa en que los académicos estaban conminados a probar que las lenguas
de señas eran lenguas naturales (Hoiting y Slobin 2000), y en virtud de ello subrayaban
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las similitudes estructurales entre las lenguas de señas y las habladas, al tiempo que
soslayaban las diferencias (Liddell 2000). El canal de manifestación visual de las
lenguas de señas muestra tener sobre la estructura de estos sistemas implicaciones
mucho más profundas de lo que hasta ahora se ha aceptado. Fijar una posición en este
sentido parece, sin embargo, exigir aún mucho trabajo de investigación, y quedar
todavía lejos de nuestro alcance.
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