La Apelación Monografias
La Apelación Monografias
La Apelación Monografias
Unos han considerado que en todos los tiempos y en todos los pueblos, la
apelación ha sido una garantía acordada por el legislador dentro de ciertos límites.
Otros, al contrario, sostienen que ella ha, sido por mucho tiempo ignorada y que
ha nacido solamente cuando los litigantes comenzaron a recurrir al Rey contra la
prevaricación de los jueces o el defecto de la ley que no regulaba el caso
controvertido.
Es célebre el famoso pasaje de Ulpiano según el cual: "Ninguno hay que ignore lo
frecuente y necesario que es el uso de la apelación; porque ciertamente corrige la
impericia y la injusticia de los jueces, aunque algunas veces se reforman las
sentencias que fueron pronunciadas justamente; porque no siempre pronuncia
sentencia más justa el último que determina".
EL SISTEMA VENEZOLANO.
Sin embargo, no obstante que los sostenedores de esta idea tratan de darle a la
misma el aspecto de un principio absoluto e ideal, la realidad es que no ha pasado
de ser más que una etapa en la historia de la apelación y, modernamente, ha sido
desechada de los ordenamientos procésales por las duras críticas que ha sufrido
el sistema en todas partes.
En efecto, se objeta que para que pueda hablarse de doble conformidad de los
fallos, es necesario que exista identidad de los medios sobre los cuales deban
pronunciarse los tribunales y, consecuencialmente, la prohibición de nuevos
hechos y nuevas pruebas en la instancia superior, pues de lo contrario, el juez de
la primera y de la segunda apelación no juzgarían la causa como había sido
presentada y decidida por el juez de primera instancia, sino sobre una causa
modificada por los nuevos hechos y las nuevas pruebas y, por lo tanto, distinta de
aquella que había sido discutida y decidida por el primer juez.
La tercera instancia no puede tener por base sino el principio de autoridad, que
traduce a la doble conformidad de los fallos la presunción o la prueba de la
justicia. Pero la doble conformidad no puede alcanzarse sino cerrando
irrevocablemente la instrucción después de la decisión del primer juez; y, sin
embargo, en la mayoría de los sistemas que lo adoptaron, con excepción del
austriaco, el legislador ha querido conservar a la apelación la libertad de
instrucción y negar, sin embargo, el recurso a la tercera instancia en el caso de
conformidad de las dos primeras decisiones.
Desde 1945 rige el sistema del doble grado de jurisdicción, que admite solamente
una apelación a segunda instancia, causando ejecutoria el fallo de esta última,
salvo recurso de casación. Nacionalizada la justicia desde 1945, las constituciones
sucesivas han venido estableciendo que es competencia del Poder Nacional la
administración de justicia y la creación, organización y competencia de los
tribunales.
Acorde con esta disposición constitucional, existe ahora una única Ley Orgánica
del Poder Judicial, que desenvuelve los principios de la Constitución referentes a
la organización de la justicia, en la cual se ha suprimido la tercera instancia y las
Cortes Supremas de los Estados que conocían de ésta, quedando así derogados
los mencionados Arts. 187 y 415 del Código de Procedimiento Civil de 1916 que la
contemplaban .
Nuestro sistema del doble grado de jurisdicción está regido por el principio
dispositivo, que domina en nuestro proceso civil, y por el principio de
la personalidad del recurso de apelación, según los cuales el juez superior sólo
puede conocer de aquellas cuestiones que le sean sometidas por las partes
mediante la apelación (nemo judex sine actore) y en la medida del agravio sufrido
en la sentencia de primer grado (tantum devolutum quantum appellatum), de tal
modo que los efectos de la apelación interpuesta por una parte no benefician a la
otra que no ha recurrido, quedando los puntos no apelados ejecutoriados y firmes
por haber pasado en autoridad de cosa juzgada.
En principio, sólo pueden apelar las partes, esto es, el sujeto activo y el sujeto
pasivo de la pretensión que es objeto del proceso. Siendo el recurso de apelación
el desenvolvimiento de la misma pretensión en la instancia superior, es lógico que
los sujetos de ésta sean los legitimados para provocar con el recurso el nuevo
examen de la controversia decidida.
EL OBJETO DE LA APELACION.
Por tanto, si la apelación en esencia es una instancia sobre los hechos, que
culmina en una nueva resolución, es obvio que su objeto no es otro que la
pretensión reconocida o negada por, la sentencia apelada.
EFECTOS DE LA APELACION.
Es lógico que la sentencia apelada no sea ejecutada, porque sometida como está
la causa a un nuevo examen en la instancia superior, podría ser revocada la
sentencia. Pero la razón jurídica que justifica el efecto suspensivo que produce la
apelación, está en que el recurso impide que la sentencia cause ejecutoria y sólo
son objeto de ejecución las sentencias ejecutoriadas que hayan queda- do
definitivamente firmes ( Art. 524 C.P.C. ) ; esto es, aquellas contra las cuales han
quedado recluidos los recursos, incluyendo el extraordinario de Casación.
Por ello, una vez admitida la apelación en los dos efectos, no se dictará ninguna
providencia que directa o indirectamente pueda producir innovación en lo que sea
materia del litigio, mientras esté pendiente el recurso, salvo disposiciones
especiales ( Art. 296 C.P.C. )
EL PROCEDIMIENTO DE LA APELACION
Así, conforme a esta reiterada doctrina, si por haber declarado con lugar una
excepción de inadmisibilidad opuesta para ser decidida como punto previo en la
oportunidad de la sentencia definitiva, el juez de la primera instancia no entra a
conocer ni decidir las defensas perentorias por considerarlo innecesario, una vez
apelado en forma genérica el fallo, el juez de alzada tiene plena facultad y
autonomía para decidir esas defensas perentorias, en caso de desestimar la
excepción de inadmisibilidad y, al hacerlo así, sea que absuelva o condene al
demandado, se estaría dando cumplimiento al principio de la doble instancia, por
cuanto el proceso pasó por ambas y en las dos tuvo el resultado formal señalado
en el Código de Procedimiento Civil .
b) El tiempo para ejercer el recurso está limitado a un término muy breve de cinco
días calendario consecutivos (Artículo 197 C.P.C.).
c) En cuanto a las reglas para admitir u oír la apelación, la ley distingue si se trata
de sentencias definitivas o de interlocutorias.
Es esta una modificación introducida por el nuevo Código, con el fin de evitar la
constante paralización del proceso, con motivo de las apelaciones de
interlocutorias oídas en los dos efectos.
En conexión con esta nueva regla, está la otra, contenida en el mismo Art. 291
C.P.C., según la cual, cuando oída la apelación ésta no fuere decidida antes de la
sentencia definitiva, podrá hacérsela valer nuevamente junto con la apelación de
la secuencia definitiva, a la cual se acumulará aquélla.
Otro aspecto de esta innovación que trae el Art. 291ha sido analizado por la
Corte con acierto, a nuestro juicio al sentar la doctrina de que la
acumulación de la apelación de la interlocutoria con la interpuesta contra la
definitiva, cuando dictada esta aún no hubiese sido decidida aquélla, implica
necesariamente que la apelación contra la interlocutoria se haya oído en un
solo efecto y que efectivamente se haya tramitado, pues de otra manera no
podría entenderse la acumulación, de manera que si dictada la definitiva el
apelante no había cumplido con su carga de señalar pertinentes y pagar
los derechos correspondientes para su remisión a la alzada (Art. 295 C.P.C.),
no es aplicable la norma del Art. 291 C.P.C. denunciada en Casación. pues
en la realidad no había una apelación pendiente de decisión que se pudiera
acumular a la apelación sobre el mérito o del insumo y ello por
la conducta omisiva de la parte interesada que no puede entonces de su
propia inactividad.
Igualmente ha decidido la casación que el auto del juez a qua que ordena remitir el
expediente original al tribunal de alzada, habiendo oído la apelación en un solo
efecto, es apelable por el interesado, o materia de reposición a solicitarse en la
alzada, pero que, en todo caso, no es materia de orden público, por lo que no
puede proponerse por primera vez en casación, sin haber agotado los recursos
ordinarios.