Tribu Sí Ensayo Final1

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Ana María Crespo Ortega

Taller de narrativa
06/12/2019

Guayaquil una ciudad imaginada

Cómo se veía la ciudad de Guayaquil durante la década del sesenta-setenta, cuál era la

experiencia de habitar sus calles céntricas, de navegar el río. En Tribu sí (1981) Carlos

Béjar Portilla elabora una mirada microscópica de la ciudad y las relaciones que en ella

se establecen. Desde la perspectiva del flâneur, se describen ciertos de sus espacios

emblemáticos y se cuestionan las desigualdades sociales que los personajes que habitan

esta novela viven. Si bien, Portilla nos presenta una novela situacional, narrada a través

de flujos de conciencia, cartas y otros textos híbridos, es posible realizar una lectura de

la ciudad que se teje en su historia fragmentaria.

La novela tribu Sí nos permitirá analizar la relación que se establece entre ciudad y

literatura. A lo largo de este ensayo, nos proponemos aproximarnos a la escritura acerca

de lo urbano que Béjar desarrolla, analizando determinados espacios desde la lógica del

significante/significado propuesta por Roland Barthes en Semiología y urbanismo.

Desde el escenario marginal que el autor configura pensaremos qué lógicas atraviesan y

afectan la representación de los espacios públicos. Además de analizar los síntomas de

la modernidad que se pueden leer en la ciudad y sus habitantes.

La relación literatura-ciudad es de larga data, a través de la historia, los escritores son

quienes nos han referido lecturas acerca de la ciudad. Estas lecturas se pueden rastrear

en diversos autores, ya sea Balzac, quien retrató a Francia, o Borges que hizo una

cartografía poética de Buenos Aires. Escribir acerca de la urbe es un ejercicio que nos

acerca a ella no solo a nivel topográfico, sino que nos permite traducir sus calles, plazas,

1
edificios, barrios a un lenguaje. De ahí que Barthes proponga acceder al conocimiento

de la ciudad usando un acercamiento semiológico, pues:

La ciudad es un discurso, y este discurso es verdaderamente un lenguaje: la

ciudad habla a sus habitantes, nosotros hablamos a nuestra ciudad, la ciudad en

la que nos encontramos, sólo con habitarla, recorrerla, mirarla1

Entonces, ¿qué nos dice la ciudad que Béjar escribe/lee? En Tribu sí somos testigos de

determinados sitios que constituyen el centro de Guayaquil. El parque del centenario, el

bar en los bajos de la casa de la Cultura, el parque Seminario, el atrio de la iglesia San

Francisco, el malecón. Estos espacios de carácter público no se invocan solo para crear

una atmósfera o para servir de escenario donde se desarrollan determinados sucesos,

sino para dar cuenta de las condiciones de vida en la ciudad.

A propósito del parque del Centenario, a manera de queja acerca de la falta de un

entorno ntural el narrador comenta lo siguiente: “…que no fuimos al bosque que no hay

uno en millas a la redonda, sino al parque del centenario, en donde aún estaban las

domésticas iniciando sus amores…”2 En este fragmento es posible entender la función

de este espacio, sin embargo, el parque en tanto significante, no conserva un significado

unívoco en el tiempo. Barthes acota que: “el papel del significado, cuando se lo llega a

aislar, consiste solamente en aportarnos una especie de testimonio sobre un estado

definido de la distribución del significante”3. En el presente, el Centenario es

considerado zona roja y es el sitio donde se reúnen prostitutas, vendedores informales e

inmigrantes.

Resulta en particular interesante lo que el narrador refiere acerca del malecón en el

siguiente fragmento: “…salíamos a caminar por el malecón, a inflar el pellejo de aire y


1
Roland Barthe, Semiología y urbanismo (Francia: Universidad de Nápoles, 1971), 260.
2
Carlos Béjar Portilla, Tribu sí (Quito: Libresa, 2006),95.
3
Roland Barthes, Semiología…, 263.

2
de río, y la dulzura de los marineros y las zorras nos hicieron comprender que había más

que un estómago rugiendo en el día” 4. Esta zona dedicada la prostitución, en la

actualidad, luego de la llamada “regeneración” emprendida en el año 2000, es un sitio

repleto de comidas rápidas y juegos mecánicos.

El narrador no siempre describe los espacios que nos presenta, lo que sí hace es

referirnos quienes son los usuarios del lugar, es decir dar cuenta de su significado en la

época en la que se inscribe la novela, los años sesenta-setetenta. De manera que, el

centro de Guayaquil es el lugar de la alteridad, pues ahí habitan los vendedores

informales, las empleadas domésticas, las prostitutas, los artistas, estudiantes y

vagabundos. Pero también es una zona erótica, en el sentido que propone Barthes, un

espacio suscitador de encuentro o compras.

La relación ciudad literatura tiene un momento histórico en el que se inscribe, de

acuerdo a Eugenia Popeanga, ambas“…aparecen vinculadas especialmente desde el

inicio de la modernidad”5. Por eso la ciudad sobre la cual Béjar ficcionaliza es una urbe

que sufre las tensiones propias de la modernidad: velocidad, angustia, muerte,

vendedores informales, niños que trabajan y mendigan. Estas tensiones se perciben en la

configuración psicológica de los personajes de Tribu sí, quienes tienen como motivo

recurrente el cuestionamiento de su existencia y lo que implica triunfar: “… y cuando te

gradúas te dicen ahora sí están capacitados para hacer dinero, ¿es ese el éxito?” 6. José

Cegarra en Modernización, ciudad y literatura, explica la dicotomía de la ciudad en el

marco de la modernidad, la ciudad es “… símbolo de lo civilizatorio en oposición a la

«barbarie» de la provincia, pero por el otro será también un espacio de degradación,

4
Carlos Béjar Portilla, Tribu sí (Quito: Libresa, 2006),113.
5
Eugenia Popeanga, Ciudad en Obras: metáforas de lo urbano en la literatura y en las artes
(Suiza:international academic Publisher, 2010.
6
Carlos Béjar Portilla, Tribu…, 114.

3
enajenación y destrucción del hombre”7. Como respuesta a esta pulsión de muerte, el

narrador propone una ciudad utópica: parlantes en los árboles para musicalizar una

existencia abocada al placer y el trabajo mínimo.

La literatura, aunque su intención primaria no es dejar un registro histórico de las

ciudades, funciona como un dispositivo que nos permite volver al pasado para entender

la dinámica de determinados espacios. Tribu Sí de Béjar Portilla en su apuesta por una

novela más allá de las convenciones narrativas de la época, elabora una mirada crítica y

fotográfica de ciertos espacios que constituyen el centro de Guayaquil. Ficcionalizar

acerca de los espacios que habitamos es una forma de acceder a su lenguaje y el camino

para decodificar lo que estos lugares nos dicen en el presente. Si pudiéramos seguir

pensando los elementos que componen la ciudad con más detalle, quizá como refiere

Barthes, podríamos hablar del lenguaje de la ciudad no solo como una metáfora.

Bibliografía:
7
José Cegarra, Modernización, ciudad y literatura (Venezuela: Contexto, 2002),111.

4
Barthes, Roland. Semiología y urbanismo. Francia: Universidad de Nápoles, 1971.

Consultado en: file:///C:/Users/lenovo/Documents/202097837-Barthes-Roland-

Semiologia-y-urbanismo.pdf

Béjar Portilla, Carlos. Tribu sí. Quito: Libresa, 2006.

Cegarra, José Antonio. Modernización, ciudad y literatura. Venezuela: Contexto, 2002.

Popeanga, Eugenia. Ciudad en Obras: metáforas de lo urbano en la literatura y en las artes.

Suiza: International academic publishers, 2010.

También podría gustarte