Porte Arma Quilpue

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Santiago, veintiséis de febrero de dos mil veinte.

VISTOS:

En los antecedentes RUC N° 1800704333-K, RIT Nº 351-2019, del Tribunal

de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar, se dictó sentencia el quince de octubre

de dos mil diecinueve, por la que se condenó al acusado José Miguel Tapia

Bravo, a la pena de tres (3) años y un (1) día de presidio menor en su grado

máximo y accesorias legales, por su responsabilidad como autor del delito

consumado de porte ilegal de arma de fuego y municiones, previsto y sancionado

en el artículo 2, letras b) y c) de la Ley N° 17.798, ocurrido en la comuna de

Quilpué, el 20 de julio de 2018, pena de cumplimiento efectivo.

En contra del referido fallo la defensa del sentenciado interpuso recurso de

nulidad, el que fue conocido en la audiencia pública de seis de febrero último y

luego de la vista se citó a la lectura del fallo para el día de hoy, según consta del

acta levantada en su oportunidad.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurso de nulidad deducido por el sentenciado

González Olivares se sustenta únicamente en la causal del artículo 373, letra a),

del Código Procesal Penal, esto es, “cuando en cualquier etapa del procedimiento

o en el pronunciamiento de la sentencia, se hubiera infringido sustancialmente

derechos o garantías asegurados por la Constitución o por los Tratados

Internacionales ratificados por Chile y que se encuentran vigentes”, todo en

relación con lo establecido en los artículos 5, inciso 2°, 6, 7 y 19 numerales 2, 3,

inciso 5°, 7, letras b) y c), de la Constitución Política del Estado; 7 números 2 y 3

de la Convención Americana sobre Derechos Humanos; 9 N° 1 del Pacto

Internacional de Derechos Civiles y Políticos; y 83 y 85 del Código Procesal Penal.

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En específico, el impugnante refieren como conculcadas la garantías del debido

proceso, de la igualdad ante la ley, así como también la libertad ambulatoria.

Expone que existió una infracción a lo dispuesto en el artículo 85 del Código

Procesal Penal, en razón de haberse realizado un registro de las pertenencias y

vestimentas del acusado en el contexto de un control de identidad, para luego

proceder a su detención fuera de los límites que establece dicho precepto,

llevándose a cabo, de este modo, una diligencia autónoma de investigación sin

que haya existido un indicio claro y objetivo que permitiese al personal policial

proceder de la forma en que lo hizo. En efecto –refiere el impugnante-,

carabineros se aproxima al vehículo conducido por Rodrigo Bórquez Valenzuela

(correspondiente a una station wagon marca Toyota, modelo Rav 4) para realizar

un control vehicular, indicando que en ese momento el encartado se habría dado a

la fuga, razón por la cual consideraron que se trataba de un actuar sospechoso y,

por esa vía, llevaron a cabo un control investigativo, evidenciándose así que dicho

accionar se efectuó en base a una interpretación o apreciación subjetiva a raíz de

la conducta ya mencionada.

Arguye que si bien la presunta carencia de placa patente del móvil en el que

se desplazaba su representado permite efectuar un control conforme las normas

del tránsito, bajo ningún respecto puede considerarse con la entidad suficiente

para considerarse como un indicio de la comisión de un crimen, simple delito o

falta.

Refiere que el supuesto intento de fuga del acusado, señalado por los

funcionarios policiales, corresponde a un legítimo ejercicio del derecho de

encontrarse en un lugar y trasladarse a otro, lo que en ningún caso constituye un

indicio que conduzca de forma objetiva e inequívoca a la comisión de un crimen,

simple delito o falta en específico.

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Finaliza solicitando que se anule la sentencia y el juicio oral que la precede,

ordenando la exclusión de toda la prueba ofrecida por el Ministerio Público, para

que luego se disponga la realización de un nuevo juicio por el tribunal oral no

inhabilitado que corresponda.

SEGUNDO: Que el hecho que se ha tenido por establecido por los

sentenciadores del grado, en el motivo séptimo de la sentencia que se impugna,

es el siguiente:

“El 20 de julio de 2018, alrededor de las 23:30 horas, el acusado José

Miguel Tapia Bravo, se encontraba en el interior del vehículo marca Toyota,

modelo Rav 4, año 2012, de copiloto del mismo, el cual era conducido por Rodrigo

Bórquez Valenzuela, al llegar a la intersección de calle El Ocaso esquina Tierras

Rojas, Quilpué, funcionarios de Carabineros fiscalizó dicho vehículo y a su

conductor, instantes en que el acusado descendió rápidamente del vehículo,

dándose a la fuga, siendo detenido por los funcionarios de Carabineros,

realizándole un control de identidad, y al registrar sus vestimentas, portaba en el

cinto de su pantalón, un revólver calibre 32, serie N° 59605, con dos municiones

sin percutir en el interior de su cilindro, sin mantener autorizaciones respectivas

para dicho porte del arma de fuego y de las municiones”.

TERCERO: Que es menester señalar que en el considerando noveno del

fallo impugnado, los juzgadores del grado tuvieron presente para adoptar su

decisión, la declaración de los funcionarios policiales Javier Andrés Aguilera

Buzeta y Cristian Antonio Cataldo Iturriaga, quienes dieron cuenta de manera

pormenorizada del procedimiento en que intervinieron y que culminó con la

detención del acusado.

En base a tales atestados, los sentenciadores de la instancia concluyeron,

en el motivo décimo sexto, que el control de identidad practicado al recurrente –

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que luego mutó en su detención- no constituye una infracción a lo dispuesto en el

artículo 85 del Código Procesal Penal.

Para fundar tal aserto, argumentaron en el antes referido fundamento que:

“(…) Al efecto, ha de señalarse que, respecto de la forma de haberse

practicado el control de identidad, se contó con la prueba testimonial rendida por

el Ministerio Público, consistente en la declaración de los funcionarios de

Carabineros Javier Aguilera Buzeta y Cristian Cataldo Iturriaga, quienes en

términos generales dieron cuenta de los hechos ocurridos el 20 de julio de 2018,

alrededor de las 23:30 horas, en calle El Ocaso esquina Tierras Rojas, Quilpué,

luego de un control policial al vehículo marca Toyota, modelo Rav 4, año 2012,

color gris, momento en que el copiloto José Miguel Tapia Bravo se dio a la fuga,

quien logró ser alcanzado y a su registro, portaba en el cinto del pantalón, un

revólver calibre .32, serie N° 59605, con dos municiones sin percutir en el interior

de su cilindro.

Tanto los funcionarios policiales como el acusado y el testigo de la

Defensa, se encuentran contestes en que existió un control al vehículo, el que

según el testigos Borquez Valenzuela, quien se dice que conducía tal móvil y que

le pertenecería, no contaba con la patente trasera y que los documentos del móvil

no se encontraban al día, y por ello le cursaron una infracción.

La discordancia surge respecto del elemento huida del acusado del

vehículo.

Tal como se indicó en el fundamento séptimo, el Tribunal tuvo por

establecido, en este punto, los siguientes hechos “...funcionarios de Carabineros

fiscalizó dicho vehículo y su conductor, instantes en que el acusado descendió

rápidamente del vehículo, dándose a la fuga, siendo detenido por los funcionarios

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de Carabineros, realizándole un control de identidad, y al registrar sus

vestimentas’’.

Se tuvo por establecidos los hechos antes indicados, toda vez que no se

generó ningún tipo de duda respecto de los hechos indicados por los funcionarios

policiales que participaron en el procedimiento, en cuanto a que estaban

realizando una fiscalización, labor preventiva, normalmente realizada por el

personal de Carabineros, dentro del marco del cumplimiento de su ley orgánica,

por lo que, desde luego, no resulta cuestionable que los funcionarios de

Carabineros realicen controles vehiculares, aunque ello no sea en el curso de un

procedimiento investigativo, como ha sido en este caso, pues dicha actividad

integra sus obligaciones habituales en materia de prevención de delitos y

fiscalización del cumplimiento de las normas del tránsito, insertas dentro de los

fines institucionales.

En seguida, el intento de aquel que iba sentado en el asiento del copiloto,

de intentar huir del lugar, descendiendo del móvil, ante una posible fiscalización,

da origen a la reacción policial, circunstancias que constituye un indicio suficiente

para estimar que no se transgredió la situación prevista el artículo 85 del Código

Procesal Penal ni garantía constitucional alguna, porque la diligencia policial de

excepción ha de tenerse, en dichas circunstancias, como racional y justa, fundada

en condiciones objetivas, apreciadas por los funcionarios policiales, que

razonablemente permitían sostener la posibilidad de -constatado el intento de

fuga, generando la correspondiente persecución por uno de los funcionarios- de

corresponderse con un hecho delictivo, como efectivamente ocurrió, de parte de

aquel que huyó.

Se debe tener en consideración, que esta dinámica de los hechos fue

entregada desde el inicio del procedimiento, toda vez que no se cuestionó por

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parte de la defensa, la posibilidad que la dinámica indicada en el Parte policial u

otro antecedente fuera distinta y, sin embargo, frente a dicha imputación, nunca se

conoció la versión que se entregó en estrados, tanto por el acusado, ni por el

testigo presentado, aún más, el testigo de descargo señaló que había más

personas presentes en el lugar, sin embargo no se tuvo conocimiento oportuno de

los mismos por parte del Ministerio Público, quien bajo el principio de objetividad

debe investigar todo aquello que sustente los cargos, pero también aquellos que

sirvan para absolver al acusado de los mismos, razón por la que estos jueces,

estimaron que la versión entregada por el acusado y por el testigo, resultaba

interesada, además, no se justificó de ninguna manera, que los funcionarios

policiales pudieran haber estado faltando a la verdad o que pudieran haber

incorporado elementos que no existían en los inicios del procedimiento, razón por

las que se dio como ciertos los hechos sobre los cuales depusieron.” (sic).

CUARTO: Que, en lo concerniente a la infracción denunciada por el recurso

de nulidad, cabe indicar que el debido proceso es un derecho asegurado por la

Constitución Política de la República y que consiste en que toda decisión de un

órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente

tramitado y al efecto, el artículo 19, N° 3, inciso sexto, confiere al legislador la

misión de definir las garantías de un procedimiento racional y justo. Sobre los

presupuestos básicos que tal garantía supone, se ha dicho que el debido proceso

lo constituyen a lo menos un conjunto de garantías que la Constitución Política de

la República, los Tratados Internacionales ratificados por Chile que están en vigor

y las leyes les entregan a las partes de la relación procesal, por medio de las

cuales se procura que todos puedan hacer valer sus pretensiones en los

tribunales, que sean escuchados, que puedan reclamar cuando no están

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conformes, que se respeten los procedimientos fijados en la ley y que las

sentencias sean debidamente motivadas y fundadas.

QUINTO: Que, en otro orden de consideraciones, en cuanto a las

facultades autónomas de actuación que la ley le entrega al personal policial, así

como lo referido al respeto del debido proceso y la intimidad, esta Corte Suprema

ha señalado reiteradamente que la negativa a admitir prueba ilícita tiene como

fundamento la concepción del proceso como instrumento de resolución

jurisdiccional de litigios dentro del ordenamiento jurídico, lo que conduce a que

todo acto que infrinja de manera sustancial dicho sistema debe ser excluido del

mismo.

SEXTO: Que en relación a las normas de procedimiento aplicables al caso

concreto, resulta necesario proceder a su análisis a efectos de poder determinar si

ellas han sido transgredidas y, en su caso, examinar si dicho quebrantamiento ha

significado la vulneración de los derechos fundamentales del acusado, como

denunció su defensa.

SÉPTIMO: Que como se ha dicho en ocasiones anteriores por esta Corte,

el Código Procesal Penal regula a lo largo de su normativa, las funciones de la

policía en relación con la investigación de hechos punibles y le entrega un cierto

nivel de autonomía para desarrollar actuaciones que tiendan al éxito de la

investigación. Tal regulación, en todo caso, contempla como regla general que su

actuación se encuentra sujeta a la dirección y responsabilidad de los

representantes del Ministerio Público o de los jueces (Sentencias Corte Suprema

Roles N° 7178-17, de 13 de abril de 2017; N° 9167-17, de 27 de abril de 2017; N°

20286-18, de 01 de octubre de 2018; N° 28.126-18, de 13 de diciembre de 2018 y

N° 13.881-19, de 25 de julio de 2019).

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Es así como el artículo 83 del citado cuerpo normativo establece

expresamente el marco regulatorio de la actuación policial sin orden previa o

instrucción particular de los fiscales permitiendo su gestión autónoma para prestar

auxilio a la víctima (letra a); practicar la detención en casos de flagrancia conforme

a la ley (letra b); resguardar el sitio del suceso con el objeto de facilitar la

intervención de personal experto de la policía, impedir la alteración o eliminación

de rastros o vestigios del hecho, etcétera,(letra c); identificar testigos y consignar

las declaraciones que ellos presten voluntariamente, tratándose de los casos de

las letras b) y c) citadas (letra d); recibir las denuncias del público (letra e) y

efectuar las demás actuaciones que dispusieren otros cuerpos legales (letra f).

Sólo en las condiciones que establece la letra c) recién citada, el legislador

autoriza a los funcionarios de la Policía de Investigaciones y de Carabineros de

Chile a efectuar diligencias autónomas de investigación.

A su vez, los artículos 85 y 86 del Código Procesal Penal, regulan el

procedimiento de control de identidad, estableciendo la facultad de los

funcionarios policiales para solicitar la identificación de cualquier persona sin

orden previa de los fiscales, en los casos fundados en que estimen que exista

algún indicio de que se hubiere cometido o intentado cometer un crimen, simple

delito o falta; de que se dispusiere a cometerlo; de que pudiere suministrar

informaciones útiles para la indagación de un crimen, simple delito o falta; en el

caso que la persona se encapuche o emboce para ocultar, dificultar o disimular su

identidad; facultando para el registro de vestimentas, equipaje o vehículo de la

persona cuya identidad se controla, procediendo a su detención, sin necesidad de

orden judicial, de quienes se sorprenda a propósito del registro, en alguna de las

hipótesis del artículo 130 -que describe lo que debe entenderse por situación de

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flagrancia- así como de quienes, al momento del cotejo, registren orden de

aprehensión pendiente.

OCTAVO: Que las disposiciones recién expuestas tratan, entonces, de

conciliar una efectiva persecución y pesquisa de los delitos con los derechos y

garantías de los ciudadanos, estableciéndose en forma general la actuación

subordinada de los entes encargados de la ejecución material de las órdenes de

indagación y aseguramiento de evidencias y sujetos de investigación al órgano

establecido por ley de la referida tarea, los que a su vez actúan conforme a un

estatuto no menos regulado -y sometido a control jurisdiccional- en lo referido a las

medidas que afecten los derechos constitucionalmente protegidos de los

ciudadanos.

NOVENO: Que, a fin de dirimir lo planteado en el recurso, es menester

estarse a lo asentado por los jueces de la instancia al ponderar las evidencias

aportadas a la litis, sin que sea dable que, para tales efectos, esta Corte Suprema,

con ocasión del estudio de la causal de nulidad propuesta, intente una nueva

valoración de esas probanzas y fije hechos distintos a los determinados por el

tribunal del grado, porque ello quebranta de manera evidente las máximas de

oralidad, inmediación y bilateralidad de la audiencia, que rigen la incorporación y

valoración de la prueba en este sistema procesal penal, puesto que lo contrario

implicaría que este tribunal de nulidad, únicamente de la lectura de los testimonios

“extractados” en la sentencia, podría dar por acreditados hechos distintos y

opuestos a los que los magistrados extrajeron de esas deposiciones, no obstante

que estos últimos apreciaron íntegra y directamente su rendición, incluso el

examen y contra examen de los contendientes, así como hicieron las consultas

necesarias para aclarar sus dudas, lo que de aceptarse, simplemente

transformaría a esta Corte, en lo atinente a los hechos en que se construye esta

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causal de nulidad, en un tribunal de segunda instancia, y todavía más, en uno que

-a diferencia del a quo- dirime los hechos en base a meras actas o registros -eso

es sino el resumen de las deposiciones que hace el tribunal oral en su fallo-, lo

cual, huelga explicar, resulta inaceptable. Aclarado lo anterior, se procederá al

estudio de las protestas fundantes del recurso con arreglo a los hechos que en la

decisión se tienen por demostrados.

DÉCIMO: Que resulta relevante para ello señalar que la sentencia

impugnada, en su motivos noveno y décimo, consignó los presupuestos de hecho

que se tuvieron como establecidos, consistentes en que el día 20 de julio de 2018,

a eso de las 23:30 horas, los funcionarios policiales Javier Andrés Aguilera Buzeta

y Cristian Antonio Cataldo Iturriaga realizaron un control vehicular a la station

wagon marca Toyota, modelo Rav 4, año 2012, color gris, conducida por Rodrigo

Eduardo Bórquez Valenzuela, móvil que no mantenía su placa patente trasera. En

dicho momento, el acusado José Miguel Tapia Bravo –quien iba sentado en el

asiento del copiloto-, se bajó del vehículo y se dio a la fuga, siendo alcanzado por

el funcionario policial Cataldo Iturriaga a diez metros del lugar donde se

encontraba el rodado, practicándosele el correspondiente control de identidad, que

dado el hallazgo en el cinto de su pantalón, de un revolver revólver calibre .32,

serie N° 59605, con dos municiones sin percutir en el interior de su cilindro, mutó

en su posterior detención.

UNDÉCIMO: Que en la especie la defensa del encartado ha cuestionado el

actuar de los funcionarios policiales antes individualizados, toda vez que el sólo

hecho de huir el imputado de un lugar –circunstancia que por lo demás se

encuentra controvertida en autos-, desprovisto de otros elementos, es una

expresión del legítimo ejercicio de encontrarse en un lugar y trasladarse a otro, lo

que en ningún caso constituye un indicio que conduzca de forma objetiva e

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inequívoca a la comisión de un crimen, simple delito o falta en específico, por lo

que los agentes policiales, al practicar un control de identidad al acusado sin que

existiera indicio para ello, actuaron fuera del marco de la legalidad, por cuanto

procedieron de manera autónoma en un caso no previsto por la ley, lo que

implicara que todas las pruebas derivadas de tales diligencias son ilícitas, y por

ende, debieron ser valoradas negativamente por los juzgadores de la instancia.

Pues bien, de la sola lectura de los hechos que se dieron por establecidos

soberanamente en la sentencia aparece de manifiesto que el actuar de los

funcionarios policiales se ajustó a derecho, toda vez que conforme se determinó

en autos, éstos fiscalizaron un vehículo que circulaba sin su placa patente trasera,

momento en el que el acusado –quien estaba sentado en el asiento del copiloto-,

bajó abruptamente del móvil y huyó del lugar sin tener motivo plausible para ello,

constituyendo tales antecedentes un indicio que resultaba más que suficiente –

grave, de entidad- para proceder a controlar su identidad, máxime si tal actuación

policial tiene como antecedente la realización de una fiscalización vehicular

amparada por las normas del tránsito, descartándose con ello que tal indicio haya

sido vago o impreciso, encontrándose habilitados los agentes policiales para

practicar el control de identidad, por así disponerlo expresamente el artículo 85 del

Código Procesal Penal, desestimándose, en consecuencia, la ilegalidad

denunciada por la recurrente.

DUODÉCIMO: Que, en consecuencia, al proceder del modo que lo hicieron

los funcionarios policiales no transgredieron en el caso concreto las facultades

conferidas por el ordenamiento jurídico y, por lo tanto, no han vulnerado las

normas legales que orientan el proceder policial como tampoco las garantías y

derechos que el artículo 19° de la Constitución Política reconoce y garantiza a los

imputados, por lo que los jueces del tribunal oral no incurrieron en vicio alguno al

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aceptar con carácter de lícita la prueba de cargo obtenida por la policía en la

referidas circunstancias y que fuera aportada al juicio por el Ministerio Público, de

manera que no queda sino rechazar el recurso en análisis.

Por estas consideraciones y de acuerdo, también, a lo establecido en

los artículos 372, 373 letra a), 376 y 384 del Código Procesal Penal, SE

RECHAZA el recurso de nulidad promovido por la defensa del condenado José

Miguel Tapia Bravo, en contra de la sentencia de quince de octubre de dos mil

diecinueve, y en contra el juicio oral que le antecedió en el proceso RUC

N°1800704333-K , RIT Nº 351-2019, del Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de

Viña del Mar, los que en consecuencia, no son nulos.

Acordada con el voto en contra de los Ministros Sr. Künsemüller

y Sr. Brito, quienes estuvieron por acoger el recurso de nulidad y,

consecuencialmente, por anular el juicio y la sentencia, disponiendo la realización

de un nuevo juicio por tribunal no inhabilitado, previa exclusión de toda la prueba

de cargo del ente persecutor, teniendo presente para ello los siguientes

fundamentos:

1.- Que, en su parecer, la circunstancia de haber huido el recurrente del

lugar en el que se efectuaba el control vehicular del móvil en que se transportaba

no se encuentra suficientemente acreditada, como para dar origen a una

convicción más allá de toda duda razonable, por cuanto los dichos de los

funcionarios policiales en tal sentido se encuentran rebatidos por el atestado del

conductor del vehículo fiscalizado, quien respecto de la conducta mantenida por el

acusado expresamente sostuvo que “José Miguel nunca tuvo una actitud extraña;

tampoco se trató de escapar”.

Así las cosas, siendo esa supuesta fuga el indicio determinante de la

actuación policial y no habiéndose establecido de manera fehaciente que el

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encartado haya huido del lugar, la actuación policial consistente en la práctica de

un control de identidad sin que existiera indicio para ello, es ilegal y vulnera

abiertamente la garantía del debido proceso.

2.- Que, por lo demás, y aun cuando se hubiese acreditado la huida del

lugar de control vehicular por parte del encartado al ver la presencia de

carabineros, tal circunstancia -desprovista de otros elementos-, como lo ha

sostenido esta Corte, entre otros, en el pronunciamiento Rol N° 6067-2018, de 17

de mayo de 2018, puede deberse a múltiples motivaciones legítimas e inocuas y

no necesariamente a la comisión de un ilícito penal, constituyendo la suposición

contraria sólo una impresión o interpretación, sesgada y parcial desde luego, por

parte de los policías, subjetividad que, por consiguiente, no puede servir de sostén

para una restricción de los derechos de las personas por parte de agentes del

Estado.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Valderrama y de la disidencia, sus

autores.

Regístrese y devuélvase.

Rol N° 29.600-2019

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Carlos

Künsemüller L., Haroldo Brito C., Manuel Antonio Valderrama R., Jorge Dahm O.,

y el Ministro Suplente Sr. Juan Muñoz P. No firman los Ministros Sres. Brito y

Valderrama, no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo,

por estar con licencia médica y con feriado legal, respectivamente.

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CARLOS GUILLERMO JORGE JORGE GONZALO DAHM OYARZUN
KUNSEMULLER LOEBENFELDER MINISTRO
MINISTRO Fecha: 26/02/2020 13:01:37
Fecha: 26/02/2020 13:01:36

JUAN MANUEL MUÑOZ PARDO


MINISTRO(S)
Fecha: 26/02/2020 12:13:43

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En Santiago, a veintiséis de febrero de dos mil veinte, se incluyó en el
Estado Diario la resolución precedente.

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. HXRYXPSJZT

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