Libro - Liderazgo Apostolico
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Libro - Liderazgo Apostolico
ALEXANDER RIVERA
PRESENTADO POR:
JORGE PERALTA
Los peligros a los que debe tener cuidad un ministro son aquellos de tipo espiritual.
Síndrome de Nabucodonosor.
Casi siempre cuando una persona logra alcanzar una posición de liderazgo tiende a
llevar al auto felicitación secreta y orgullo. Si esto no es controlado será descalificado
de crecer en el servicio de la obra de Dios, ya que Dios detesta a los orgullosos.
El orgullo es un pecado del cual la víctima no toma conciencia fácilmente de que lo
sufre. Para ello hay tres pruebas que nos ayudan a evaluar si hemos caído o no.
La prueba de la precedencia.
Como reaccionamos cuando otro es promovido y nosotros permanecemos en el
anonimato.
Como actuamos cuando los dones y logros de otros son más evidentes que los míos.
La prueba de la sinceridad.
Como nos sentimos cuando otros, especialmente nuestros rivales, dicen exactamente
las mismas cosas de nosotros?
Ser honestos con nosotros mismos es lo más confrontativo que debemos asumir,
puesto que es ante nuestra conciencia que tenemos que responder por las
motivaciones de nuestras acciones, ya que ante otros podemos fingir lo que no somos.
La prueba de la crítica.
Despierta hostilidad y resentimiento en nuestros corazones y nos lleva a la auto
justificación.
Si alguien nos critica debemos preguntarnos qué tanta razón hay en lo que se dice, si
es verdad lo que se nos critica, es motivo para corregirnos.
Síndrome de Saúl.
Los celos son parientes cercanos del orgullo. La persona celosa es aprehensiva y
sospechosa de los rivales.
Los celos acompañados de la envidia llevaron a Saúl en una carrera desenfrenada
para borrar del escenario al hombre que Dios había puesto para ayudarle.
Síndrome de Diótrefes.
Este personaje era un líder destacado de la iglesia, a quien se le acusa de cuatro
terribles errores:
Le gustaba tener el primer lugar.
No respetaba la autoridad apostólica.
Se negaba a recibir a los hermanos.
Era autoritario y despótico, expulsaba arbitrariamente de la iglesia a quienes brindaban
hospitalidad.
Síndrome de Aarón.
La auto justificación y tolerancia de algunos ministros se hace notoria ante sus errores,
y en lugar de admitirlos, hacen como Aarón, se excusan culpando a los demás. La
espiritualidad no equivale a la infalibilidad.
El camino a la autoridad espiritual y al ministerio apostólico no se logra por promoción,
sino por formación, lograda en medio de muchas oraciones y lágrimas.
El desánimo nos puede llevar r a cometer errores fatales en la vida como el suicido,
evadir responsabilidades, se siente que la oportunidad de triunfar se ha ido, nos
volvemos egoístas, no tenemos éxito en lo que hacemos, carecemos de propósito,
caemos en inactividad.
Síndrome de Jonás.
No debemos caer en las crisis que invadieron a Jonás. Por evadir el propósito de Dios.
Crisis de identidad ministerial.
Cuando huyes de Dios, probablemente te suceda esto.
Todo a tú alrededor te habla de Dios.
Otros te preguntaran lo que tú quieres evadir
Los paganos tienen más sentido común que los cristianos rebeldes
Te conviertes en un tropiezo para las personas.
Crisis de incapacidad espiritual.
Cuando no estamos plenamente identificados con la misión que Dios nos ha
encomendado, la oración carece de importancia. Si no tenemos entusiasmo en
nuestra alma para hacer algo en la obra del señor, si no nos apasiona establecer el
reino de Dios, nunca vamos a orar por eso.
Cuando se pierde nuestra centralidad en Dios se pierde el deseo de orar.
Crisis de incompatibilidad teológica.
Jonás ve a Dios como un ser ineficiente en el proceso histórico de su pueblo Israel.
Para el, Dios no es capaz de castigar a los paganos que han venido a saquearlos.
Jonás parece no entender la soberanía y sabiduría de Dios para dirigir todos los
asuntos de la historia humana.
Crisis de inseguridad existencial.
Jonás culpa a Dios de su situación.
Justifica su proceder incorrecto.
Alimenta ideas suicidas.
Mantiene falsas expectativas.
Síndrome de Absalón.
Absalón encarga una de las tácticas del enemigo, con una influencia contaminante,
destructiva, sutil, divisionista, desleal, y traidora, por eso no debemos ser ignorantes
de sus confabulaciones y descubrir su modus operandi.
Características de este síndrome que debemos tratar de evitar y no caer en ellas.
Pretender defender causas justas
Seducir el alma de la gente
Usar la hipocresía para manejar los conflictos
Ser persistente para doblegar la voluntad ajena
Obrar con una actitud de venganza
Utilizar los demás para el logro de sus planes
Huir del conflicto y no enfrentar las responsabilidades
Refugiarse en otros no importa si son extraños
Aislarse de la gente, sin reconciliarse por orgullo
Chantajear a la gente para que se una a su causa
Usar la diplomacia para sus intereses oscuros
Buscar gente que promuevan su imagen
Ser astuto y seductor en su proceder
Usar un vocabulario conveniente
Poner en tela de juicio la integridad de la autoridad
Presumir ser el Mesías salvador
Manifestar una falsa humildad
Manipular las emociones de la gente
Promover por cualquier medio la traición
Aprovecharse de la ignorancia e ingenuidad de la gente
Proyectar una falsa espiritualidad.