Informe Sobre La Pobresa Al Món
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Informe Sobre La Pobresa Al Món
Sinopsis
Capítulo 1. Introducción
Entre 2006 y 2008, los precios internacionales de los alimentos se duplicaron. Los efectos
de ese aumento vertiginoso repercutieron en todo el mundo, aunque los más afectados
fueron los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos, cuyas existencias eran
escasas. En total, unos 100 millones de personas pobres del medio rural y urbano pasaron
a engrosar las filas de quienes padecen hambre en el mundo. Si bien desde mediados de
2008 los precios internacionales de los alimentos han disminuido, siguen siendo mucho
más altos que antes de la subida de los precios, y es probable que se mantengan en los
niveles de 2010, o por encima de estos, durante el próximo decenio. Hasta la fecha, la
respuesta al aumento de los precios basada en la producción ha provenido en gran medida
de los países ricos. De cara al futuro, sin embargo, se calcula que para alimentar a una
población mundial de algo más de 9 000 millones en 2050 será necesario aumentar un
70% la producción mundial de alimentos, y para garantizar al mismo tiempo la seguridad
alimentaria para todos será preciso abordar también las cuestiones del acceso y la
viabilidad económica. En estas circunstancias, la agricultura —en particular las pequeñas
explotaciones agrícolas— tendrá que desempeñar un papel mucho más eficaz en esos
países, y se deberá poner mayor empeño en atender las preocupaciones de la población
rural pobre, de forma más eficaz, en tanto que compradores de alimentos.
Durante decenios, la agricultura en los países en desarrollo funcionó en una coyuntura
en que los precios mundiales de los productos alimenticios eran bajos y se daba un entorno
nacional desfavorable en muchos países. Otros factores como son una inversión escasa en
la agricultura, políticas poco apropiadas, mercados débiles y poco competitivos, una
infraestructura rural poco sólida, servicios financieros y de apoyo a la producción
insuficientes y una base de recursos cada vez más deteriorada también contribuyeron a
crear un entorno en el que a menudo resultaba arriesgado y poco rentable para los
pequeños agricultores participar en los mercados agrícolas. Hoy en día, el alza de los precios
de los productos agrícolas a nivel mundial está contribuyendo a crear un nuevo entorno en
el que los pequeños agricultores deben actuar, y puede ofrecerles nuevos incentivos para
participar de forma rentable en los mercados. Sin embargo, para que así sea, el entorno
nacional también tiene que mejorar. En muchos países, sigue habiendo una necesidad
urgente de formular políticas adecuadas, adoptar o ampliar planteamientos que han dado
buenos resultados, e invertir más y mejor en la agricultura y en las zonas rurales.
Un entorno propicio para la agricultura debe responder no solo a las dificultades y
desafíos históricos, sino también a las nuevas realidades. Los recursos naturales sobre los
que se basa la agricultura —sobre todo la tierra y el agua— se están degradando y cada vez
hay más competencia por su uso. El cambio climático está agravando todavía más la
situación y haciendo que la agricultura sea más arriesgada, y su impacto en el futuro será
aún mayor. Los mercados internos de alimentos se están expandiendo rápidamente y, en
muchos países, cada vez son más diferenciados, ofreciendo nuevas oportunidades
2 Informe sobre la pobreza rural 2011
económicas, así como nuevos riesgos para los pequeños agricultores. También están
cambiando el comercio internacional y las oportunidades de mercado, debido a la creciente
integración de las cadenas mundiales de suministros agrícolas y la aparición de economías
de gran tamaño como el Brasil, China y la India como fuentes ingentes de demanda y oferta
de productos agrícolas. En muchos países en desarrollo, las zonas rurales y urbanas están
más interconectadas, y la naturaleza cambiante de la “ruralidad” ofrece nuevas
oportunidades para el crecimiento rural y la reducción de la pobreza. Los procesos de
democratización y descentralización también han creado nuevas oportunidades en muchos
países en desarrollo, sobre todo gracias al surgimiento de organizaciones que representan
a la población rural pobre, una mejor gobernanza de las zonas rurales, y el
empoderamiento de las personas y comunidades pobres de las zonas rurales. Por último,
la proporción de personas en edad de trabajar en el conjunto de la población está
aumentando en todas las regiones, y ello puede crear las condiciones necesarias para
aumentar el crecimiento económico tanto en las zonas rurales como en las urbanas.
En los últimos años se ha renovado el interés por la agricultura como un motor básico
del desarrollo y la reducción de la pobreza. Y a raíz del alza del precio de los alimentos, han
surgido una serie de iniciativas mundiales que tratan de reactivar la agricultura en los países
en desarrollo. Al mismo tiempo, cada vez se presta mayor atención tanto a los problemas
de adaptación al cambio climático en la agricultura en pequeña escala, como a la manera
en que la población rural pobre puede participar en oportunidades comerciales
relacionadas con los servicios ambientales, en general, y la mitigación del cambio climático,
en particular, y beneficiarse de ellos. Además, se está volviendo a evaluar la función del
Estado en la agricultura y la reducción de la pobreza rural, y se está reconsiderando el papel
que las políticas e inversiones públicas pueden desempeñar en mitigar la volatilidad de los
mercados y garantizar la seguridad alimentaria nacional.
Se acepta de manera generalizada que el crecimiento de la agricultura suele generar los
mayores avances para la población más pobre —sobre todo en las economías pobres
basadas en la agricultura—. En el presente informe se sostiene que la agricultura —y más
concretamente un tipo de agricultura más apropiado para abordar los nuevos riesgos y
oportunidades de carácter ambiental y comercial con que se enfrentan los pequeños
agricultores— puede seguir siendo un motor básico del crecimiento rural y la reducción de
la pobreza, particularmente, por lo que se refiere a los países más pobres. No obstante, en
todos los países la creación de nuevas oportunidades para la reducción de la pobreza rural
y el crecimiento económico requiere un enfoque amplio del desarrollo rural, que incluya
la economía rural no agrícola además de la agricultura. Un sector agrícola saludable suele
ser crucial para estimular un crecimiento rural diversificado. Pero también están
apareciendo en muchos otros contextos motores nuevos, no relacionados con la agricultura,
que contribuyen al crecimiento rural, y que pueden aprovecharse mejor.
La premisa básica propuesta en este informe es que la necesidad de la población rural
pobre de gestionar los múltiples riesgos a los que se enfrenta limita su capacidad para
aprovechar las nuevas oportunidades en la agricultura y la economía no agrícola por igual.
A lo largo del informe se insiste en la importancia fundamental que pueden tener las políticas,
las inversiones y una buena gobernanza para reducir los riesgos y ayudar a la población rural
pobre a gestionarlos mejor, como una manera de crear oportunidades. Sin embargo, se han
Sinopsis 3
El entorno de riesgo al que se enfrenta la población rural pobre es cada vez más difícil
en muchas partes del mundo. Estas personas no solo se enfrentan a los riesgos habituales
relacionados con la mala salud, la variabilidad del clima, los mercados, los costos de las
ceremonias sociales importantes y la mala gobernanza —por ejemplo, debido a la fragilidad
del Estado—, sino que hoy en día también deben hacer frente a muchos otros factores.
Entre ellos cabe destacar la degradación de los recursos naturales y el cambio climático, la
creciente inseguridad en cuanto al acceso a la tierra, la mayor presión ejercida sobre los
recursos de propiedad común y las instituciones conexas, y una mayor volatilidad de los
precios de los alimentos. En este entorno, es muy probable que las nuevas oportunidades
de crecimiento en las zonas rurales estén fuera del alcance de muchas personas pobres. A
menudo se necesitan inversiones y políticas innovadoras para hacer frente a los riesgos
nuevos o en aumento, y para mejorar las respuestas ante los riesgos tradicionales.
A fin de atribuir la debida importancia a los riesgos y las conmociones en un nuevo
programa orientado al crecimiento rural y la reducción de la pobreza es preciso adoptar un
enfoque múltiple. Por un lado, se trata de fortalecer la capacidad de la población rural para
gestionar el riesgo respaldando y ampliando las estrategias e instrumentos que utilizan para la
gestión de riesgos y para hacerles frente, y ayudándoles a adquirir competencias, conocimientos
y activos para desarrollar nuevas estrategias. Por otro, es preciso que las condiciones con que
se enfrentan sean menos arriesgadas, tanto por lo que se refiere a los mercados, la atención
sanitaria y otros servicios esenciales, como al medio ambiente natural o la seguridad en caso
de conflicto. Entre las esferas concretas en las que hay que centrar la atención se incluyen el
fortalecimiento de las organizaciones comunitarias y la prestación de ayuda para que
encuentren nuevos mecanismos de solidaridad social; la expansión y consolidación de una
gama de servicios financieros dirigidos a la población rural pobre, y el respaldo de programas
de protección social con los que se pueda ayudar a los hogares pobres a acumular activos,
reducir riesgos e invertir más fácilmente en actividades rentables que generen ingresos.
Para que los pequeños agricultores puedan dar el salto hacia la intensificación agrícola
sostenible, es necesario disponer de incentivos adecuados y medidas de reducción de riesgos.
Concretamente habrá que contar con un régimen de tenencia de la tierra más seguro y
mercados de servicios ambientales más amplios. Además, los pequeños agricultores deberán
adquirir competencias para combinar su experiencia y conocimientos con enfoques
modernos basados en la ciencia, y encontrar soluciones eficaces a sus problemas. Para ello
será preciso fortalecer los servicios de asesoramiento, investigación y educación agrícolas y
fomentar una mayor colaboración, innovación y resolución de problemas entre los
pequeños agricultores, los investigadores y los proveedores de servicios. Asimismo, será
necesario crear coaliciones, compartir responsabilidades y crear sinergias entre los gobiernos,
la sociedad civil, el sector privado y, sobre todo, los agricultores y sus organizaciones.
a grandes desafíos, si bien muy diferentes entre sí. La focalización en la agricultura, con el
fin de ayudar a hacer frente a estos desafíos, tiene que seguir siendo el eje principal del
empeño de reducir la pobreza y promover el desarrollo económico por igual. En todos los
casos, el objetivo último debe ser el desarrollo de sistemas agrícolas en pequeña escala que
sean productivos, estén integrados en mercados dinámicos (tanto por lo que se refiere a los
servicios ambientales como a los productos alimenticios y agrícolas), y sean sostenibles
desde el punto de vista ambiental y resistentes a los riesgos y las conmociones. Estos tres
elementos son los rasgos fundamentales para que la agricultura en pequeña escala sea viable,
sobre todo como estrategia de supervivencia para la generación del mañana. En otras muchas
circunstancias dentro de cada país, también se puede impulsar la expansión de la economía
rural no agrícola con un sector agrícola vital, así como con una variedad de nuevos factores.
Si se quiere ampliar las posibilidades de reducir la pobreza rural y fomentar el crecimiento
económico, es preciso abordar el crecimiento rural con un enfoque amplio y hacer hincapié
en el aspecto de mayor magnitud de la economía rural no agrícola. Asimismo, es
especialmente importante centrar la atención en estas dos esferas —la agricultura en pequeña
escala y la economía rural no agrícola— e invertir más en los cuatros aspectos siguientes:
• Mejorar el entorno general de las zonas rurales para que se conviertan en lugares
donde las personas puedan tener mejores oportunidades y afrontar menos riesgos, y
donde los jóvenes puedan construirse un futuro. Se debe prestar atención a la
infraestructura y los servicios públicos e invertir más en ellos, sobre todo caminos,
tendido eléctrico, abastecimiento de agua y energía renovable. También son importantes
los servicios rurales, como la enseñanza, la atención de salud, los servicios financieros,
y los servicios de tecnología de la información y las comunicaciones. La gobernanza
eficiente también es fundamental para que tenga éxito la labor de promover el
crecimiento rural y reducir la pobreza, entre otros medios fomentando un enfoque más
sostenible de la intensificación agrícola.
• Reducir el nivel de riesgo al que se enfrenta la población rural pobre y ayudarla a
mejorar su capacidad de gestión de los riesgos es un aspecto del programa de
desarrollo rural favorable a los pobres que debe ser fundamental y transversal. Se debe
movilizar el apoyo necesario tanto para la agricultura —y la intensificación sostenible
hace patente esa preocupación— como para la economía rural no agrícola. Ello supone
promover o estimular los mercados para poder ofrecer nuevas tecnologías y servicios de
reducción de los riesgos a los pequeños agricultores y la población rural pobre. También
exige ampliar la protección social y reforzar las capacidades individuales y colectivas de
las mujeres, los hombres y los jóvenes de las zonas rurales.
• Fomentar las capacidades individuales exige mucha más atención en el programa de
desarrollo rural. La productividad, el dinamismo y la innovación en la economía rural
dependen de que haya una población calificada y educada. Las mujeres, los hombres,
los jóvenes y los niños del medio rural necesitan en conjunto perfeccionar las
competencias y los conocimientos para aprovechar las oportunidades de la nueva
economía en el sector agrícola, la economía rural no agrícola, o en el mercado laboral
al margen de las zonas rurales. Se necesitan sobre todo inversiones en enseñanza
postprimaria, en perfeccionamiento de conocimientos técnicos y profesionales y en
institutos de enseñanza superior reorientados a la agricultura.
Sinopsis 11
©FIDA/Masy Andriantsoa
Dar
Fondoa la población rural
Internacional
pobre la oportunidad
de Desarrollo Agrícola
de salir de
Via Paolo la pobreza
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