Sistema Internacional - Pereira, Juan C.
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sino que además se aceptaba la igualdad religiosa entre católicos, calvinistas y luteranos. Pero
Westfalia significó mucho más para las Relaciones Internacionales.
Las potencias vencedoras, Francia y Suecia, aprovecharon este momento para formular lo
que después denominaríamos como un orden internacional, que daría lugar al primer sistema
internacional de la era moderna. Los principios básicos del mismo fueron:
Estos principios, que para algunos autores están vigentes hasta la Revolución francesa y el
Imperio napoleónico, y para otros llegarían hasta la Primera Guerra Mundial, constituyen la
formulación más expresa del llamado primer sistema internacional.
Entramos, pues, en un nuevo nivel de análisis teórico-conceptual, como es el que nos
conduce a definir un sistema internacional. ¿Qué entendemos por sistema? Éste es uno de los
conceptos más debatidos y complejos de las Relaciones Internacionales Sí para Merle «es el
conjunto de relaciones entre los principales actores que son los Estados las organizaciones
internacionales y las fuerzas transnacionales; su entorno estará constituido por el con junto de
factores (natural, económico, tecnológico, demográfico, ideológico) cuya combinación influye
en la estructura y el funcionamiento del sistema»; para Aron es «el conjunto constituido por una
serie de unidades políticas que mantienen entre si relaciones regulares y que son todas
susceptibles de verse implicadas en una guerra general», y de una forma mas precisa para Barbé
«un sistema internacional está constituido por un conjunto de actores, cuyas relaciones generan
una configuración de poder (estructura) dentro de la cual se produce una red compleja de
interacciones (procesos) de acuerdo a determinadas reglas». En definitiva podemos definir
sencillamente un sistema como «un conjunto de elementos en interacción que constituyen una
totalidad y manifiestan una cierta organización»; dicho de otra forma, seria una forma de
organización de la sociedad internacional, un modelo que nos permite abordar la realidad
internacional en un período de tiempo determinado atendiendo, básicamente, a tres
componentes básicos: actores, estructura y procesos de relación
¿Qué elementos o factores han de ser analizados en cada sistema internacional?
2.1. ACTORES
Durante muchos años los teóricos de las Relaciones Internacionales han discutido acerca
del Concepto de actor internacional. El peso de la teoría realista hizo que también durante un
largo período dominara la visión estatocéntrica, que hacia del Estado el actor nato de las
Relaciones Internacionales. Esta perspectiva podría ser válida, aun con reservas, durante el siglo
XIX y aun en el periodo de entreguerras en donde el Estado, realmente, ocupó un papel
privilegiado frente a la solitaria Sociedad de Naciones. Sin embargo, desde 1945, la escena
internacional se ha visto poblada de una gran diversidad de actores que, de una u otra forma,
han competido con el propio Estado que, como también hemos indicado, ha incrementado su
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2.1.1. Estados
Los Estados cuentan con cuatro elementos constitutivos (territorio delimitado por fronteras,
población estable, gobierno con plena autoridad y soberanía nacional e independencia frente al
exterior). Para ser admitido en la sociedad internacional se exige el reconocimiento por los otros
Estados. El gran aumento desde 1960 del número de los mismos, ha hecho necesario proceder a
elaborar una clasificación o tipología de Estados, al mismo tiempo que al establecimiento de
elementos correctores en los foros internacionales (cuotas, sistema de veto, etc.) ante esta
«democratización estatal». Unos Estados que se han visto sometidos desde los años veinte, pero
especialmente desde 1945, a cinco condicionantes:
a) El desigual reparto del poder; analizado a través de cuatro criterios como el militar; el
económico, el tecnológico y el cultural, que nos permite dividir a los Estados entre
superpotencias, grandes potencias, potencias medias, pequeñas potencias y
microestados.
b) A una doble tendencia contradictoria que si, por un lado, les impulsa a reforzar su
nacionalismo, a protegerse del exterior; por otra parte les obliga por la estructura del
sistema a cooperar de una forma cada vez más intensa con otros actores.
c) A la puesta en duda cada vez más de un fundamento de la realidad estatal, la soberanía,
a través de lo que muy acertadamente se ha denominado como «soberanías perforadas».
d) La puesta en duda también del principio de no injerencia.
e) La pérdida de poder y de control económico, como consecuencia del proceso de
globalización de los mercados y las economías.
2.1.6. Individuos
Los individuos son unos actores secundarios para algunos especialistas, pero no para los
historiadores, que han reivindicado cada vez con mayor fuerza el papel del individuo, de los
líderes, de las personalidades relevantes con capacidad de influencia, con poder; que deciden,
en definitiva, las políticas o las acciones en el contexto de la sociedad internacional. Son
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El protagonismo del hombre en cualquier actividad social es indiscutible; ahora bien, los
hombres que viven en la superficie del globo pertenecen a razas, creencias y civilizaciones
diferentes, no hablan la misma lengua ni practican la misma religión y todos ellos están
integrados en unos Estados de los que son naturales y cuya nacionalidad disponen. El factor
demográfico, a diferencia del geográfico, es dinámico, pues los hombres nacen, proliferan, se
desplazan y mueren. Todos estos elementos hacen de este factor uno de los más importantes.
Desde este punto de vista, podemos estudiar en este factor los movimientos naturales de
población: crecimiento, natalidad, mortalidad; la importancia de los movimientos migratorios
que atienden a razones sociales y políticas; la incidencia en una comunidad nacional de
cualquier modificación del equilibrio existente por motivos migratorios, nacionales, religiosos o
lingüísticos, que provocan reacciones como el racismo o la xenofobia o la defensa de la
«identidad».
internacional, poniendo de manifiesto que ambas esferas son dos sistemas en interacción.
En un trabajo muy sugerente pero poco divulgado, Fisas nos define el conflicto como «una
situación en la que un actor (una persona, una comunidad, un Estado, etc.) se encuentra en
oposición consciente con otro actor (del mismo o de diferente rango), a partir del momento en
que persiguen objetivos incompatibles (o éstos son percibidos como tales), lo que los conduce a
una oposición, enfrentamiento o lucha». Para que exista un conflicto, nos dice Duroselle, debe
producirse un choque entre dos voluntades opuestas, sean cuales sean los medios utilizados o
que decidan utilizar los adversarios para asegurar el triunfo de las decisiones; situaciones
sucesivas en las cuales, dos o más jugadores consideran un objeto como una baza cuya posesión
(a conquistar O conservar) merece que se corran unos riesgos; y un conjunto complejo de
tensiones en las que la acción del hombre de Estado va acompañada por reacciones emocionales
colectivas.
Aceptemos una u otra definición, lo que es cierto es que el conflicto es una situación en la
que los actores protagonistas de un sistema internacional tienen intereses incompatibles que les
llevan a enfrentarse, bien sea por la posesión de bienes escasos, bien sea por el choque entre
valores incompatibles. El conflicto forma parte intrínseca del comportamiento de los hombres
en sociedad. Los sociólogos, con R. Dahrendorf a la cabeza, han analizado, especialmente desde
1945, este comportamiento violento a través de la teoría del conflicto social, pero también desde
otras perspectivas se han establecido teorías, modelos, sobre esta agresividad a partir de los
paradigmas biológico, psico-sociológico y estructuralista.
Desde un punto de vista internacional, con el referente de Aron siempre presente, los
estudios sobre la violencia en las Relaciones Internacionales cuentan ya con una amplia
bibliografía, especialmente cuando una situación conflictiva se transforma en una guerra. Como
nos indica Aron: «La guerra es de todos los tiempos históricos y de todas las civilizaciones. Con
hachas o cañones, con flechas o con balas, con explosivos químicos o con reacciones atómicas
en cadena; de lejos o de cerca, aisladamente o en masas, al azar o de acuerdo con un método
riguroso, los hombres se han matado unos a otros, utilizando los instrumentos que la costumbre
y el saber de las colectividades les ofrecían». Según el historiador de los conflictos M. Howard,
el mundo occidental ha ido conociendo una evolución en el concepto de la guerra que ha pasado
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guerra internacional y guerra civil resulta cada vez más difícil de encontrar.
El siglo XX ha introducido también algunos rasgos singulares en el concepto de la guerra,
convirtiéndose en un fenómeno que supera el mero enfrentamiento entre pueblos, Estados y
ejércitos. Las guerras han servido de impulso al desarrollo científico-tecnológico, cuyos logros
han tenido en muchos casos aplicaciones civiles; han servido también como elemento homo-
geneizador y democratizador de la sociedad civil, al sentirse obligado el Estado que manda a
miles de hombres a luchar a concederles el voto, alfabetizarlos e incluso a concederles la
independencia, además de acelerar la incorporación de la mujer a la vida laboral; han tenido un
efecto multiplicador desde un punto de vista económico, no sólo por lo que hace referencia al
fuerte incremento de los gastos militares en el mundo (de 100.000 millones de dólares en 1950
a los 866.000 de 1987, y los 700.000 de 1998), sino por los efectos de los mismos en la
población activa, la comunidad científica, el gasto público, la balanza de pagos o la balanza
comercial; la guerra se ha convertido también en un acelerador de los progresos de la medicina.
No obstante, todas estas consecuencias no son comparables con el número de víctimas
provocados por estas mismas guerras: si la "Gran Guerra" provocó entre 10 y 12 millones de
muertos, la Segunda Guerra Mundial elevó la cifra a 50 millones y conflictos recientes como la
guerra de Yugoslavia han provocado 300.000 muertos. Aun durante la llamada «larga paz»
(1945-1989), en el contexto de la Guerra Fría, se han producido, según Singer, 20 millones de
muertos en acciones de guerra. El balance humano de estos conflictos debe ampliarse no sólo a
los muertos en campaña, sino también a los desplazamientos de población (2 millones como
consecuencia de la revolución soviética y la guerra civil, 24 millones sólo en la Europa central
en 1945, 525.000 en Somalia, o en 1992 unos 20 millones de personas desplazadas en los países
del Tercer Mundo, etc.). El genocidio, objeto de un Tratado internacional aprobado en 1951, es
otra consecuencia directa; su primera manifestación está datada entre 1915 y 1916, con el
exterminio de 2 millones de armenios por el Imperio otomano, la última la ocurrida en Bosnia
(1992-1995), Ruanda (1994) y Kosovo (1999), aunque será durante el III Reich alemán, con el
exterminio de 6 millones de judíos, el paradigma de este irracional proceso. Un dato más muy
significativo: si a principios del siglo XX el 90 % de las víctimas de las guerras eran militares y
el 10 % civiles; en la Primera Guerra Mundial el número de muertos civiles fue ya del 13 %, en
1939-1945 la cifra se elevó al 70 % y en los últimos conflictos ha alcanzado al 90 %, es decir;
se ha producido un cambio radical en el concepto de «víctima» en casi 100 años.
En el siglo XIX esta cooperación es muy reducida. Como indica Truyol, entre 1815 y 1849
sólo se convocan 10 congresos internacionales y existe una organización internacional; desde
mediados del siglo se produce, sin embargo, un cierto aumento y si entre 1870-1874 se
convocan 70 congresos, entre 1885 y 1889 son ya 236, existiendo a finales de siglo 24
organizaciones internacionales. En el siglo XX, por el contrario, la cooperación multilateral se ha
visto enormemente impulsada como consecuencia de varios hechos: la creación de la Sociedad
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La cooperación económica adquiere desde la década de los treinta del siglo XX su fase
multilateral, impulsando, a su vez, a los Estados a la integración económica. Tras el primer
proyecto (fracasado) de 1929-1930 en Europa, las iniciativas se acelerarán desde la década de
los cincuenta en Europa occidental y, progresivamente, en otras zonas del mundo. El más alto
nivel de cooperación económica se alcanzará con el proceso de construcción europea, la Unión
Europea, que hoy engloba a 15 Estados. Desde la década de los sesenta, el ejemplo europeo, en
efecto, alentará la integración económica regional. En América hoy existen 13 bloques
regionales; en África otros 13; en Asia y el Pacífico, 6 y en Oriente Medio, 10. Muchos de ellos
estancados, otros con dificultades en el contexto de las sucesivas crisis, pero de una u otra
forma son manifestaciones de un cambio de actitud hacia la cooperación de Estados y dirigentes
políticos. Junto a estos procesos no hay que olvidar la creación de lo que se ha llamado una
«diplomacia macroeconómica», a partir de 1944 y el Sistema de Bretton Woods, que ha
permitido también, a través de las instituciones y las rondas negociadoras, superar las diferentes
crisis qué han caracterizado la evolución de la economía internacional.
La cooperación militar se hace cada vez más necesaria en función del creciente nivel de
conflictividad en el mundo. Sin duda alguna, la Guerra Fría alentará más aún este proceso y
dará lugar a las principales alianzas militares que se han creado en la Historia: OTAN, Pacto de
Varsovia, UEO, SEATO. Una vertiente de este tipo de cooperación, en la que también
encontramos factores políticos, es la que ha impulsado a los Estados a regular el arreglo
pacífico de las controversias, la limitación de armamentos o el desarme. Las Conferencias de la
Haya de 1899 y 1907 son un punto de arranque; a ellas se unieron las medidas adoptadas en el
seno de la Sociedad de Naciones relativas al arbitraje (Corte Permanente de Justicia), el empleo
de armas químicas y bacteriológicas (Protocolo de 1925) e incluso la firma de un Tratado de re-
nuncia a la guerra (Pacto Briand-Kellogg, 1928). La ONU se ha mostrado más activa y las
decisiones y los acuerdos han ido desde la creación de zonas desnuclearizadas hasta la firma del
Tratado de no Proliferación Nuclear (1968). Habrá que esperar; no obstante, al Tratado entre
Estados Unidos y la URSS de 8 de diciembre de 1987, de eliminación de armas nucleares de
alcance intermedio, para ver por vez primera, no una reducción o limitación de los armamentos,
sino su verdadera destrucción. El Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa, firmado el
19 de noviembre de 1990 en el marco de la CSCE, abrió el paso para la destrucción de un 50 %
de las armas convencionales en Europa.
HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEAS 34
Un ámbito de cooperación más reciente pero cada vez más importante, tanto a nivel
nacional como multilateral, es el que hace referencia a la cooperación para el desarrollo.
Surgida desde 1945 desde Estados Unidos en forma de ayuda al desarrollo (Plan Marshall), se
verá acelerada desde 1960 con el proceso de descolonización. Las grandes diferencias
económicas, educativas, de salud o de niveles de bienestar entre los diferentes pueblos y
Estados en la sociedad internacional, incrementadas en las últimas décadas, han convertido esta
cooperación, no sólo en una acción prioritaria de las organizaciones internacionales, sino
también de los Estados y de otros muchos actores, especialmente de las ONG.
3. El orden internacional
• El orden de las potencias, elaborado por las grandes potencias que se consideran con
responsabilidad para imponer sus planteamientos, de acuerdo con sus intereses, a los
Estados inferiores.
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• El orden del equilibrio, elaborado también por un conjunto de grandes potencias que
consideran, sin embargo, que la búsqueda de acuerdos comunes puede satisfacer los
intereses del conjunto.
• El orden de la disuasión, un principio de organización especialmente estratégico,
desarrollado por las dos superpotencias nucleares en el contexto de un enfrentamiento
entre dos bloques o subsistemas.
• El orden elaborado por las instituciones internacionales, desde el momento en que se
dotan de unos textos constitutivos que les permiten tener una capacidad de
intervención en la vida internacional para conseguir una seguridad colectiva.
• El orden por la integración regional, en el que a través del proceso de integración
supranacional se busca, mediante la cesión de soberanía a unos órganos comunes,
establecer unas normas de convivencia y unos objetivos comunes en beneficio de todos
los miembros de la comunidad integrada.
• El orden creado parlas estructuras internacionales, especialmente por la estructura de
seguridad creada desde una perspectiva diplomática-estratégica, la estructura de
producción, la estructura financiera y la estructura cultural/educativa. Cada una de
estas estructuras crea una forma particular de poder y es una perspectiva
fundamentalmente útil para los análisis económicos.
Otro autor; como P. Moreau Defarges, señala tres modelos de órdenes diferentes:
• El orden par el imperio el mas antiguo. Desde esa perspectiva todo hombre se define
como un elemento dentro de un todo organizado jerarquizado. Cuatro postulados lo
sostienen: a) una ambición universal para reunir el mayor numero de tierras y
hombres: esta ambición es vital, pues justifica su puno de acero sobre los pueblos que
domina la movilización constante b) el establecimiento de un muro defensivo (limes,
cortina de hierro) es un mundo que hay que proteger del exterior pero también que lo
aísla del resto; c) la existencia de un poder universal, que representa el centro, ya sea el
emperador; el führer; el zar; se sacraliza la figura del máximo líder; y d) una
organización jerarquizada de las diversidades, para controlarlas, para evitar el fin del
imperio, para controlar las tensiones internas.
• El orden par el equilibrio, Europa sería el laboratorio de este orden desde el fin de la
Edad Media a las dos guerras mundiales. Para este orden, el mundo es una jungla, los
Estados son como animales salvajes en lucha perpetua con los otros, el arden es pues
necesario y no puede ser precario. Tres postulados lo avalan: a) un espacio organizado,
un área de juego, con un número más o menos estable de jugadores, y unas reglas que
sean interiorizadas por esos jugadores, unas reglas que no son escritas ni absolutas,
pero que todos conocen; b) si existen desequilibrios, éstos deben ser dominados por los
actores con más poder e influencias, y c) debe haber un árbitro capaz de asegurar el
mantenimiento del equilibrio, debe marcar el margen de las rivalidades y los intereses
y disponer de los recursos para mantener el equilibrio. Este equilibrio orgánico, no hay
que olvidarlo, descansa también sobre la noción de civilización común, de un mínimo
de valores compartidos.
• El orden por el derecha, según el postulado de Kant en su Proyecta de paz perpetua,
aunque se convierte en realidad después de la Primera Guerra Mundial con la SDN.
Combina cuatro elementos: a) los Estados y los regímenes políticos manifiestan una
gran homogeneidad, es decir; debe haber unas reglas de juego, respetadas por los
actores entre los que debe haber una confianza mínima, además de un tipo concreto de
Estado, regido por normas estables, adoptando sus decisiones de forma clara, tolerando
mal los Estados "diferentes"; b) las desigualdades o las diferencias deben ser limitadas
o dominadas, los actores deben pensar que ese tipo de orden les es beneficioso, e
HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEAS 37
El establecimiento, pues, de una nueva estructura del sistema internacional viene derivado
del desigual reparto del poder entre los actores del sistema. De esta manera, el poder se ha
convertido también en uno de los temas de estudio de los internacionalistas.
¿Qué es el poder? ¿Cómo se puede definir el poder internacional?
La escuela realista nos indica que el poder es la capacidad de A para obligar a B a realizar
un acto determinado (Morgenthau). Para Aron, el poder es la capacidad de hacer; producir o
destruir. Max Weber nos dirá que «por poder debe entenderse la probabilidad de que una orden
concreta sea obedecida por un determinado grupo de hombres, a través de la autoridad legítima,
el temor y la coacción». ¿Qué criterios establecen el poder en un Estado en un sistema
internacional?
Las respuestas a esta pregunta son diversas, aunque entre ellas encontraremos algunos
elementos comunes. Así, por ejemplo, para Spykman son varios los criterios a tener en cuenta:
la superficie del territorio; la naturaleza de las fronteras; el volumen de la población; las
materias primas; el desarrollo económico y tecnológico; la potencia financiera; la
homogeneidad étnica; el grado de integración social; la estabilidad política y el espíritu
nacional. Morgenthau nos habla de la geografía; recursos naturales; capacidad industrial; estado
de preparación militar; población; carácter nacional; moral nacional y calidad de la diplomacia.
Aron señala la importancia de tres factores: el espacio que ocupa la unidad política; los
materiales disponibles y el saber que permite transformarlo en armas, hombres y posibilidad de
transformarlos en soldados; y la capacidad de acción colectiva, es decir; medio, recursos y
acción colectiva. Por último, I. Ramonet nos indica tres factores básicos: dimensión del
territorio, importancia de la demografía y riqueza en materias primas.
En definitiva, seis pueden ser los criterios básicos que definen el poder de un Estado:
recursos económicos, características del territorio, factores demográficos, capacidad científico-
tecnológica, potencial militar y capacidad de influencia cultural e ideológica.
El desigual reparto del poder entre los actores, principalmente los Estados, conducirá a una
jerarquización de los mismos. La tipología de las potencias es otro de los temas de discusión,
pero bien pueden dividirse en estos seis niveles:
- Gran potencia: una definición clásica nos indica que una gran potencia era aquella que
servía para definir a los Estados con recursos de todo tipo, incluido el militar; que les
daba el poder de coerción, y que establecían las reglas de juego gracias a su
participación en las guerras y en las grandes conferencias diplomáticas. El equilibrio de
poder entre las grandes potencias, entre 5 y 7, constituía el mecanismo estabilizador del
sistema internacional.
- Como resultado de la Segunda Guerra Mundial y de la introducción del armamento
nuclear como un nuevo elemento de poder; se introduce desde 1945 un nuevo estatus, el
de superpotencia. A ese estatus sólo accedieron Estados Unidos y la URSS gracias a sus
recursos y especialmente por medio de la disuasión nuclear mutua, que les permitieron
establecer un equilibrio internacional, creando zonas de influencia que dividieron el
mundo en dos bloques, en las cuales difundieron su modelo de sociedad.
HISTORIA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES CONTEMPORÁNEAS 38
Subsistemas que nos van apareciendo desde cuatro perspectivas diferentes: a) subsistemas
regionales, en donde podemos encontrar un subsistema europeo, pero también un subsistema
panamericano, subsistema del Caribe, subsistema norafricano, subsistema subsahariano,
subsistema del sudeste asiático, subsistema de Asia del Sur; subsistema de Qriente Medio y
subsistema pacifico-australiano; b) podemos encontrar también subsistemas político-
ideológicos: subsistema liberal-democrático, subsistema socialista mundial y subsistema de
países no alineados; c) subsistemas económicos: subsistema capitalista, subsistema socialista y
subsistema de países en vías de desarrollo y dependientes, y d) subsistemas civilizatorios, que
comprenden las ocho grandes civilizaciones que hoy conviven en el mundo.
Lecturas recomendadas
Aron, R. (1985): Paz y guerra entre las naciones, Alianza, Madrid. En dos volúmenes, este
sociólogo e historiador nos presenta un libro enormemente sugerente sobre las dos cuestiones
centrales que definen la vida internacional, la paz y la guerra. La filosofía, la Historia, la teoría
de las Relaciones Internacionales y la sociología le sirven para desarrollar sus planteamientos.
Barbé, E. (1995): Relaciones Internacionales, Tecnos, Barcelona. Sin duda, una de las
grandes aportaciones teóricas de la escuela española de Relaciones Internacionales, en el que se
analiza con profundidad los conceptos de sociedad y sistema internacionales.
Bouthoul, G. (1971): La Guerra, Oikos Tau, Barcelona.
Bouthoul, G. y Carrère, R. (1977): El desafío de la guerra, EDAF, Madrid. Bouthoul, del
Instituto Francés de Polemología, es uno de los grandes especialistas en el fenómeno de la
guerra, estudiada tanto desde un punto de vista cuantitativo desde la Edad Moderna como
cualitativo.
Carrillo, J. A. (1991): El Derecho Internacional en perspectiva histórica, Tecnos, Madrid.
No hay nada mejor que consultar este trabajo para poder comprender la importancia de un
conocimiento básico del Derecho Internacional, para poder entender la evolución de la sociedad
internacional.
Duroselle, J. B. (1998): Todo imperio perecerá. Teoría sobre las relaciones
internacionales, FCE, México. Con seis años de retraso, los historiadores de las Relaciones
Internacionales hemos podido consultar; en español, uno de los mejores trabajos teóricos de
nuestra especialidad. Utilizando una terminología novedosa y recurriendo a la Historia de forma
permanente, el autor nos proporciona importante recursos teóricos.
Fisas, V. (1978): Introducción al estudio de la paz y de los conflictos, Lerna, Barcelona.
Este investigador de la paz y los conflictos escribió este magnifico libro, didáctico y riguroso,
en un momento en el que en España se desconocía todo o casi todo sobre estas cuestiones.
Desde su publicación, y a pesar de las dificultades en encontrar este libro, se ha convertido en
un trabajo de referencia para el especialista.
Holsti, K. J. (1991): Peace and war: armed conflicts and international order 1648-1989,
Cambridge Cambridge University Press. Quizá uno de los principales estudios sobre los
orígenes de las guerras y el establecimiento de la paz durante 350 años, en donde se analizan
177 guerras en el sistema internacional.
Merle, M. (1991): Sociología de las relaciones internacionales, Alianza, Madrid. Tras
varias reediciones, este libro adquiere también la característica de actual, presentándonos un
amplio trabajo sobre la teorías de las Relaciones Internacionales, el medio, los actores y el
sistema internacional.
Moreau Defarges, P. (1998): L'ordre mondial, Armand Colin, París. Una de las últimas
aportaciones sobre este concepto, en el que no sólo se teoriza sobre él, sino que también se
aplica a la evolución histórica desde la Antigúedad hasta la actualidad.
Truyol, A. (1977): La sociedad internacional, Alianza, Madrid. El profesor Truyol lleva a
cabo en esta obra Clásica una documentada reconstrucción histórica de la formación de la
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