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P U E NT E S 1 7 ABR IL 2006 3
Con la convicción de que la memoria del terrorismo de es-
tado debe iluminar la agenda de derechos humanos del pre-
sente, la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos
Aires eligió conmemorar este trigésimo aniversario en el
inusual marco de una cárcel. El acto se realizó entre los mu-
ros de la unidad 9 de La Plata, sitio de detención de los pre-
sos políticos de la dictadura militar. Uno de los presos de en-
tonces, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, brin-
dó una charla sobre derechos humanos para más de un cen-
tenar de internos e invitados. Se refirió al carácter dinámico
de la memoria, que debe “iluminar el presente”, y reflexio-
nó acerca de las causas de la dictadura instaurada en 1976 y
sus responsables. También se dirigieron a los internos la
Madre de Plaza de Mayo y vicepresidente de la Comisión,
Laura Conte y Gustavo Jaramillo, padre de un preso asesi-
nado en 2004 en la Unidad 23 de Florencio Varela. “Sé que es
muy difícil hacer una denuncia por lo que me pasó. Pero re-
clamen si sufren maltratos”, instó Jaramillo. El Presidente
del Centro de Estudiantes Universitarios de la Unidad 9, tam-
bién tomó la palabra. Habló de los “jueces que conocían,
callaron y ocultaron”, de los penitenciarios que no se pregun-
taron “adónde iban a parar esos presos”. Otro detenido, se-
ñaló: “Aunque no está implementada la pena de muerte, en
la provincia se producen más muertes en las cárceles de las
que se dan en países que si ejecutan a los delincuentes (…)
La enfermedad de esta sociedad se refleja en nosotros (…)
No necesitamos pastillas. No necesitamos armas. No necesi-
tamos represión. Ayudennos a superarnos, a estudiar. Lo que
necesitamos son herramientas para vivir una vida distinta”.
Reproducimos a continuación el documento que la Comi-
sión por la Memoria elaboró en ocasión de los 30 años y
que durante el acto realizado en la Unidad 9 fue leído
por el co-coordinador del Comité contra la Tortura, Ale-
Fotografías Alejo Garganta Bermúdez
jandro Mosquera.
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Memoria y presente
Para derrotar
LA INDIFERENCIA
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Hace treinta años comenzaba la etapa más oscura padecida y la acción colectiva no pudo evitar el proceso de destruc-
por nuestro país. La antecedió una fecunda experiencia de ción social y económica.
construcción de poder popular, que jaqueaba al status quo Emergió así un otro diferente de aquel subversivo, pero si-
tanto en lo económico-social como en lo político-cultural. La milar en tanto fue visto y estigmatizado como una amena-
coalición cívico-militar que dio el golpe aquella noche del 24 za social. Desde los ‘90 hasta hoy, ser joven, desocupa-
de marzo de 1976 tuvo como meta terminar con la amenaza do, morocho y pobre, constituye un peligro para la socie-
resultante para sus intereses y destruir lo que el pueblo ha- dad, para la vida y sobre todo para la propiedad privada
bía acumulado durante tanto tiempo. El liberalismo econó- de las personas. Se trata de la población sobrante. Su so-
mico se conjugó con el autoritarismo político cuya cara más la presencia activa los mecanismos represivos. El gatillo fá-
feroz fue la aplicación del terrorismo de Estado. cil asesina a los portadores de cara y la estadística poli-
Sustentada en la doctrina de seguridad nacional, esa coali- cial se maquilla con razzias masivas y apriete en las ca-
ción definió como enemigo interno a todo aquel que, bajo lles. Los reclamos de mano dura son el sustento ideológi-
el conjuro de ideas foráneas, pusiera en riesgo el orden im- co de estas prácticas aberrantes.
perante. Las fuerzas armadas y las fuerzas de seguridad fue- En las cárceles se hacinan miles de compatriotas recluidos
ron su instrumento para imponerlo. Se les negó a todos por la política de exclusión social. No hay explicación posi-
los habitantes los derechos básicos y se construyó un ble para el incremento sideral de la población carcelaria sin
otro, expresado en la figura del subversivo, al que había que considerar el crecimiento igualmente drástico y sostenido
exterminar. Peligrosos por su sola presencia, irrecuperables de la brecha social. La política penal reemplaza a la política
casi por naturaleza, estos elementos disolventes debían ser social, desplegando una acción arbitraria, selectiva y ultra
extirpados del cuerpo social para devolverle la salud a la clasista. La mayoría de la población carcelaria está compues-
nación. No hubo reparos en cuanto a los medios a emplear ta por procesados sin condena, judicialmente inocentes has-
para cumplir con ese objetivo. Expropiados de sus derechos, ta que se demuestre lo contrario, que viven en condiciones
los subversivos fueron tratados como subhumanos. En cen- infrahumanas, durmiendo a veces por turno, obligados a pe-
tros clandestinos de detención y cárceles, miles de compa- lear por un colchón. Otras, son golpeados o torturados. Y
triotas sufrieron los tormentos y torturas más crueles. La hu- en algunos casos, asesinados. Pero no son casos aislados,
manidad adolecía, extraviada. Las desapariciones fueron el no son excesos, son el producto de un sistema de la cruel-
crimen de los crímenes. No había sistema judicial que die- dad sostenido por la impunidad y el silencio cómplice.
ra cuenta de ellas, los habeas corpus daban negativos cuan- La resistencia popular, hace treinta años, debió luchar con-
do no eran directamente rechazados. Incluso el día 13 de ju- tra una cultura promovida desde el poder que hizo que mu-
nio de 1977, el entonces presidente de la Suprema Corte de chos no quisieran saber, no quisieran siquiera creer, lo
Justicia de la provincia de Buenos Aires, llegó a recomen- que muy pocos denunciaban a riesgo de su propia vida. Así,
dar a los diversos tribunales y jueces de la provincia “que mientras la normalidad de la vida cotidiana continuaba pa-
en la tramitación de Habeas Corpus [...] se abstengan de efec- ra muchos, otros semejantes padecían situaciones extremas
tuar pedidos de informes al Estado Mayor Conjunto, rela- en la oscuridad de los centros clandestinos de detención y
cionados con personas detenidas o desaparecidas”. en cárceles como ésta. Hoy ya nadie puede negar ni justi-
Existía una pátina de normalidad judicial, mientras en ficar públicamente aquellos hechos, y eso es producto de
los sótanos del régimen millares de habitantes eran some- una larga lucha. Sin embargo, lejos estamos todavía de su-
tidos al horror. perar aquel tiempo signado por el autoritarismo. Sus ecos
El país diseñado sobre la impunidad del genocidio compren- resuenan en cada compatriota privado de sus derechos y se
dió como objetivos estratégicos la desindustrialización y amplifican cada vez que, amparados bajo el poder que el
el acrecentamiento meteórico de la deuda externa. La espe- Estado les confiere, unos hombres se apoderan de la vida y
culación se impuso por sobre la producción y los grandes de la dignidad de otros hombres.
capitales concentrados se apoderaron de la economía. La Lo sabemos: el asesinato, la tortura, la desaparición de opo-
democracia restaurada no logró revertir este proceso. Por sitores políticos, son incompatibles con el respeto por la
el contrario, el neoliberalismo de los noventa profundizó ese condición humana. De idéntico modo, las torturas, los vejá-
modelo. La riqueza de algunos pocos siguió creciendo tan- menes, los malos tratos y los asesinatos a presos perpe-
to como la pobreza de millones. La exclusión social vino de trados o amparados por agentes estatales, son incompati-
la mano de la expropiación del derecho al trabajo, a la edu- bles con la democracia.
cación, a la comida, a la vivienda, a la salud, a la jubilación. No sólo debe horrorizarse la sociedad cuando se prueba ju-
Una desocupación galopante dejó atrás aquella promesa he- dicialmente la tortura con picana, sino que debe rechazar
cha en tiempos de la transición a la democracia. Los pobres que se naturalice la violencia institucional cotidiana. Hay que
se multiplicaron, la marginalidad creció, las fracturas socia- derrotar ese nuevo por algo será, que invita a mirar para
les se ensancharon, las identidades sociales se disolvieron otro lado mientras a un semejante se lo somete, bajo la pro-
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mesa de que eso permitirá vivir seguro. cer, el mirar para otro lado, y mucho menos la complici-
Por eso hemos elegido realizar nuestro acto de repudio dad por acción u omisión.
al Golpe del 24 de marzo en la Unidad 9. Aquí existieron Que la justicia nos permita construir un país sin impunidad.
los pabellones de la muerte durante la dictadura. Entre es- Que la verdad nos haga construir una nación mejor.
tas paredes se desplegó el horror que la memoria debe Que la memoria una la voluntad y conciencia de millones
preservar para defender el Nunca Más; pero también hu- para hacerlo posible.
bo heroísmo, solidaridad militante. Aquí también se cons- La Comisión Provincial por la Memoria quiere rendirle, a
truyó la resistencia. treinta años del Golpe genocida, nuestro homenaje a los 30
Lo hacemos aquí, además, porque tras estas paredes se vol- 000 desaparecidos, a los centenares de miles de persegui-
vió a utilizar la picana durante la democracia. Nuestro Co- dos, detenidos, exiliados. A los que resistieron de miles de
mité Contra la Tortura pudo probarlo judicialmente. Quere- formas. A los militantes políticos, sociales, sindicales, barria-
mos que nadie pueda decir: “No sabía”. Ahora todos pue- les, estudiantiles, que soñaron un mundo y una Argentina
den saber lo que pasa, tanto la ciudadanía como el Poder distinta. A los que no están, pero también a los que hoy
Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Ésta es una diferencia siguen luchando por esas ideas.
fundamental con el pasado.
El conocimiento nos pone a todos ante una disyuntiva mo- Adolfo Pérez Esquivel, Hugo Cañón, Laura Conte, Aldo Et-
ral: no se puede ser parte del reclamo de verdad y justi- chegoyen, Mauricio Tenembaum, Elisa Carca, Luis Lima, Car-
cia por el genocidio de ayer y ser pasivos ante las viola- los Sánchez Viamonte, Elizabeth Rivas, Alejandro Mosque-
ciones a los derechos humanos de hoy. Éste es el legado ra, Víctor Mendibil, Gabriela Cerruti, Daniel Goldman, Veró-
moral que se asienta en la memoria. No hay emergencia, nica Piccone, Roberto Tito Cossa, Leopoldo Schiffrin, Mart-
no hay razón de Estado que pueda disculpar el no ha- ha Pelloni, Mempo Giardinelli.
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Fotografías Alejo Garganta Bermúdez
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El golpe
¿Cómo se ha ido pensando la dictadura? ¿Cómo fue
dialogando a través del tiempo la memoria de la
dictadura con las agendas políticas, sociales, económicas
y culturales de los sucesivos presentes democráticos?
¿Qué lugar ocupó el gobierno en la conmemoración?
en cuestión
¿Qué balance dejaron los actos y la plaza del 24?
Opinan y escriben Laura Conte, Mabel Gutiérrez, Daniel
Goldman, Mempo Giardinelli, Elizabeth Jelin, Hugo
Vezzetti, Víctor de Gennaro y Rodolfo Mattarollo.
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Rodolfo Mattarollo, Subsecretario de Derechos Humanos de la Nación.
-¿Puede hablarse de un abuso de la memoria respecto a voluntario, pero quizás no espontáneo. Hay estrategias de
lo que vino pasando en los últimos tiempos en relación con la memoria y estrategias del olvido. Estas estrategias no
el trigésimo aniversario del Golpe de Estado de 1976? son sólo psicológicas, son también políticas. Generalmente
-Creo que los trabajos de la memoria son como los de un los que recomiendan el olvido se encuentran en el bando
mar siempre recomenzado. Pero es un mar que puede de los que han cometido o apoyado los crímenes de lesa
estar cubierto por la niebla. Es lo que entiendo ocurrió humanidad. Lo hacen en nombre de la reconciliación. Pero
en vastos sectores sociales, que practicaron un olvido sobre qué bases reconciliarse cuando es evidente que hay
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cientos y miles de individuos que saben lo ocurrido con gos políticos; no se encuentra fácilmente en otros lados
los desaparecidos y no hablaron durante treinta años, una transmisión fraudulenta de inmuebles organizada desde
no han proporcionado información alguna a familiares que el aparato del Estado.
buscan a sus seres queridos, incluso continúan negando -¿Cuál es el balance que hace desde su cargo de la mar-
información sobre esos desaparecidos vivientes que son cha/acto, del acto en el Colegio Militar y de cierta pre-
los nietos de los desaparecidos a los que se les ha susti- tensión unificadora de los actos desde el gobierno?
tuido la identidad y a los que las abuelas siguen buscando. -Creo que hoy estamos viviendo un momento excepcio-
No creo que haya abusos de la memoria, creo que toda- nal en la lucha por los derechos humanos en la Argentina,
vía hay grandes zonas de silencio y que recién ahora que es el resultado de la confluencia entre la voluntad
muchos están atreviéndose a hablarse a sí mismos y a política del gobierno nacional y la obstinación de vastos
hablar con los demás sobre lo ocurrido. La memoria de sectores de nuestra sociedad y de los organismos de dere-
estos crímenes inenarrables es un arduo ejercicio, difícil- chos humanos de exigir verdad, justicia y reparación. A
mente alguien se entregue abusivamente a sus necesarios veces se pone el acento en uno solo de estos términos.
desgarramientos. La confluencia de ambos –voluntad política del gobierno,
-¿Cómo evalúa lo que sucedió en los medios y en la socie- presión del movimiento de derechos humanos- ha per-
dad en torno a este aniversario? mitido perforar el muro de la impunidad, anular las leyes
-Creo que se respira mucho mejor hoy que ayer en muchos de amnistía encubierta, declarar imprescriptibles los crí-
lados. Fuera de las grandes ciudades, en lugares aisla- menes de lesa humanidad, reabrir 1004 causas con 1700
dos y distantes de los centros poblados, cambia el ros- imputados y más de 170 individuos en prisión preventiva.
tro del país, en muchos de esos lugares había hasta hace Es la confluencia entre voluntad política del gobierno y
poco mucho miedo. La Secretaría de Derechos Humanos decisión del movimiento de derechos humanos lo que ha
de la Nación está recibiendo numerosos testimonios de permitido establecer el Espacio para la Memoria en lo que
desapariciones en la provincia de Tucumán por ejemplo, fuera la sede de la ESMA. No pasemos por este gran
sobre todo en las zonas rurales, denuncias que nunca antes momento histórico sin verlo en toda su magnitud.
se habían recibido. Pero no sólo se retira paulatinamente Al mismo tiempo, en algunos sectores existe la tendencia
un miedo que aún subsistía en plena transición democrá- a naturalizar la política de derechos humanos de la actual-
tica, creo que al mismo tiempo muchos análisis y mensa- gestión. Llamo naturalizar la política de derechos humanos
jes van más allá de las crónicas del horror y llevan a pre- al hecho de ignorar que se trata de un conjunto de políti-
guntarse cómo fue posible todo esto y por qué. cas públicas del estado nacional. Y, sin embargo, hubo que
Aparece cada vez más claro que el golpe de estado que tomar la decisión de derogar el decreto de De la Rúa, anu-
instaura la dictadura en 1976 tiene una finalidad primor- lar leyes de impunidad contra la opinión de poderosos sec-
dial de disciplinamiento social para imponer un plan tores, renovar una Corte Suprema completamente des-
económico-social antinacional y antipopular. El desafío de prestigiada, también contra la opinión de activos secto-
fondo para la dictadura no era el que planteaba una res de poder. Todo eso tuvo grandes costos políticos y
guerrilla que ya había sido derrotada militarmente antes sería responsabilidad por parte de todos reconocerlo.
del golpe. Por otra parte, aparece cada vez más claro que El acto en el Colegio Militar fue otro momento histórico.
en nuestra sociedad habíamos consentido desde hacía Asumamos lo que estamos viviendo. Por momento parece
tiempo, por subterráneas estrategias del espíritu, un cam- un sueño. Sin embargo, falta mucho por hacer para cons-
bio de paradigmas morales básicos, fundamentales, que truir una cultura respetuosa del Estado de derecho y la
explican las particularidades del caso argentino. La exclu- democracia. Lo indica la torpe actividad de inteligencia inte-
sión social, la negación del otro, la intolerancia y el auto- rior descubierta recientemente en una unidad de la Armada.
ritarismo, la lógica de la crueldad extrema, no tienen Por último, no veo voluntad de hegemonizar los actos del
parangón en muchas situaciones también muy trágicas, 30 aniversario de parte del gobierno. Sí me parece que es
pero que carecen de un rasgo de perversidad que carac- legítimo establecer ejes morales y filosóficos propios de
teriza al caso argentino. Por un lado, se habla muchas una civilización de los derechos humanos en la construc-
veces en abstracto de los hechos de nuestro pasado ción del Estado y de la sociedad. Así como los físicos nos
reciente y por el otro existe una familiaridad con el horror hablan de un universo infinito pero que tiene límites, creo
que lo banaliza. Pero no, no es normal que en una que en el variado universo de la memoria y de las versio-
situación que no era de guerra civil se bombardeara una nes de la historia hay fronteras. En Europa, esa frontera
plaza llena de gente, como ocurrió el 16 de junio de 1955 puede ser la que se opone a negar o relativizar los críme-
en Plaza Mayo; no es corriente que un gobierno mande nes del nazismo; en nuestro país, es el rechazo definitivo
secuestrar a sus propios diplomáticos; no es frecuente la de la doctrina de los dos demonios y de todo intento de
apropiación masiva de niños de los considerados enemi- justificación o relativización del terrorismo de Estado.
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Una misma lucha,
distintos tiempos
Por Mabel Gutiérrez
Siempre hemos dicho que nuestro nombre, Familiares de De- Uno de los momentos más gratificantes que hemos vivido
saparecidos y Detenidos por Razones Políticas, es en sí mismo en nuestros años de lucha fue en las postrimerías de la dic-
una declaración de principios. Porque somos familiares: ma- tadura, primeros días de diciembre de 1983, cuando en nues-
dres, padres, esposas, hermanos. Porque somos el organis- tro local recibimos a dos contingentes de liberados que
mo donde se agruparon, además, los familiares de los presos habían estado a disposición del PEN. Uno –de hombres–
políticos. Y porque en setiembre de 1976, cuando nos constitui- venía de la Cárcel de Trelew, y el otro –de mujeres– del Pe-
mos, éramos conscientes de que las razones de la represión nal de Devoto. Y allí se encontraron matrimonios que hacía
eran absolutamente políticas, y que nuestros familiares –salvo ocho o diez años que no se veían por haber estado presos
excepciones– tenían una militancia desde agrupaciones estu- en distintas cárceles, en distintos y distantes lugares del país.
diantiles, gremiales, barriales, partidarias o armadas. Hace más Parecía que los presos políticos eran un mal recuerdo. Sin
de 22 años que hemos recuperado un sistema de gobierno cons- embargo, quedaron en las cárceles del gobierno constitu-
titucional. Nuestra lucha ha sido muy distinta a la de los du- cional más de ciento cincuenta. Y sólo en 1987 recuperaron
ros años de la dictadura. Pero no siempre más fácil. su libertad los últimos.
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Muchos ex-presos nos han confesado su sentido de culpa te, el 5 de octubre de 1982, todavía en dictadura, realizamos
por estar vivos. Porque tuvieron la suerte de ser detenidos nuestra primera marcha: la “Marcha por la Vida”, con una can-
y no desaparecidos como sus compañeros. Nos atrevemos tidad imprevista de personas que nos acompañaron. Esa mar-
a asegurar que esa carga la comparten ex presos, ex exi- cha nos demostró que no estábamos solos y que el refrán que
liados y los militantes de esa generación que sufrieron otra dice: “La unión hace la fuerza” es muy sabio.
clase de exilio: el interno. Una generación castigada por la Con el advenimiento del régimen constitucional, a partir
represión por intentar cambiar las injustas estructuras del de la investigación de la CONADEP y de los Juicios, nues-
sistema. Una generación a la que mediante el terror se in- tras marchas fueron en aumento en cantidad y poder de con-
tentó acallar y doblegar. Una generación que sufrió una de- vocatoria. La marcha contra el indulto, contra todo lo pre-
rrota difícil de asimilar cuando en la lucha se han puesto visto, reunió a 100.000 personas y tuvimos que cambiar el
en juego la vida, la libertad, el destierro… recorrido para poder dar cabida a esa marea humana.
Cuando termina la dictadura, regresa el exilio y los presos Después, el silencio. Durante cinco años luchamos contra
recuperan la libertad. una agobiante indiferencia de la sociedad y de los medios
Y encuentran otro país. Un país distinto del que dejaron al de comunicación. La verdad y la justicia no eran temas re-
ingresar en la cárcel o al partir hacia el exilio. Un país de- levantes. Y nuestro sueño –por lo menos el de Familiares–,
rrotado, derechizado, aterrorizado, que perdió la fuerza que la población tomara nuestras reivindicaciones, parecía
combativa y de movilización de sus años de militancia. Un una utopía difícil de alcanzar.
país que debía recuperar su historia afrontando la verdad Y apareció Scilingo con su terrible verdad. Una verdad que
del horror, que debía recuperar su capacidad de ejercer la todos nosotros no sólo conocíamos, sino que habíamos de-
democracia, que debía tomar conciencia de que la justicia nunciado. Una verdad que había sido ventilada en los Jui-
era la única garantía del Nunca más. cios a las Juntas Militares, y publicada en todos los dia-
Era muy difícil afrontar esta realidad. Recuperar un espa- rios. Una verdad descripta en el Nunca Más, el best seller
cio perdido en una sociedad a la que no comprendían y que más importante en la historia de nuestro país.
no los comprendía. Recuperar ese tiempo de desgarradora Sin embargo, hizo falta que alguien dijera por televisión: “Yo
ausencia impuesto por la fuerza. Reconstruir los lazos fami- arrojé treinta personas vivas al mar”, para que la sociedad
liares, laborales y sociales. Someter a sus hijos –en el ca- se sacudiera. Y el 24 de marzo de 1996, a veinte años del
so de los que retornaron del exilio– a un exilio al revés, Golpe militar, esa sociedad se volcó a la calle –convocada
trasladándolos a un país que era el suyo legalmente, pero por los organismos de DD. HH., organizaciones gremiales,
al que no pertenecían. En cuanto a nosotros, así como a ellos, estudiantiles, barriales, profesionales y políticas– en una
también nos costó enfrentar la nueva realidad. manifestación impresionante por “Verdad y la Justicia”. A
Nuestra lucha durante la dictadura fue dura y riesgosa. Pe- partir de entonces, la sociedad nos ha dado una nueva iden-
ro el enemigo era un enemigo claro. Ante esta nueva situa- tidad. Durante la dictadura fuimos los subversivos. A partir
ción permanecieron muy precisos nuestros objetivos, pero de la CONADEP y de los Juicios, y de la difusión del ho-
no la manera de alcanzarlos. Y fue eso lo más duro. rror que habíamos vivido, pasamos a ser respetados en nues-
Habíamos usado todos los recursos disponibles. En el país y tra sociedad. Y hoy estamos considerados como la concien-
en el exterior. A partir de los gobiernos constitucionales de- cia ética del país. Una identidad que nos hemos ganado y
bimos aprender a abrir en nuestro país las puertas que que nos honra, pero que no es una carga fácil de llevar.
siempre habían estado cerradas. El lobby que habíamos apren- Finalmente, quiero mencionar una frase con la que Familia-
dido a hacer en la O.E.A. y en Naciones Unidas y ante gobier- res se caracteriza:
nos extranjeros, debimos utilizarlo ante nuestros legisladores “En la colmena de los derechos humanos, nos integramos
y funcionarios. A nuestro papel de movilizadores y de denun- en el grupo de las abejas obreras. En todos estos años hemos
ciantes debimos sumarle el de reclamadores de libertad, de cumplido un papel silencioso pero de trabajo cotidiano, per-
justicia y de respeto por los derechos humanos ante los que, manente y sin pausa. Así fue la lucha de nuestros seres que-
teóricamente, deben defender los intereses de quienes, me- ridos antes de ser detenidos o desaparecidos. Ellos fueron
diante su voto, los eligieron como representantes. también las abejas obreras de la Colmena de la Liberación y
Quiero traer a la memoria la primera actividad de movilización trabajaron ofreciendo su vida y su libertad en su lucha con-
que compartimos todos los organismos de DD. HH., que hoy tra la dependencia, por el salario justo, la vivienda digna, el
llamamos “históricos” por haber surgido antes o durante la derecho al trabajo, la educación y la salud, contra el impe-
dictadura. Era muy difícil en aquel entonces ponernos de acuer- rialismo, por la justicia social. Ellos han sido el objetivo de
do en las consignas. Las de aparición con vida y libertad a to- nuestra lucha, pero también los inspiradores de ella”.
dos los presos políticos no eran aceptadas por algunos de los
organismos. Las discusiones fueron duras, pero la madurez Mabel Gutiérrez es presidente de Familiares de Deteni-
política demostrada permitió llegar a un consenso y, finalmen- dos y Desaparecidos por Razones Políticas.
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Demonios
Por Daniel Goldman
No se ha discutido lo suficiente sobre la teoría de los dos La teoría de los dos demonios no tiene ningún asidero
demonios. Someramente explicada, sostiene que en la Argen- fáctico en virtud de la desproporción numérica de los
tina de los ‘70 hubo una contienda en la cual se enfrentaron supuestos bandos implicados en la supuesta contienda.
dos bandos, con la sociedad como víctima y espectadora Tengo la sensación de que esa teoría es nieta del por algo
distante. Tampoco se la repudió lo suficiente. Y por no haberla será. Además, está emparentada con todas las variables
discutido ni repudiado, esta teoría -para muchos muerta o del silencio, tan destructivas como las acciones. Porque es
pasada de moda- conserva influencia sobre amplios secto- el eco del silencio el que otorga el consentimiento para que
res de la sociedad. Y ha dejado marcas que son absoluta- se produzcan nuevas desapariciones.
mente peligrosas, ya que instituyó un relativismo ético Como ejercicio espiritual vale la pena releer el libro de
que no es una postura filosófica sino un mecanismo Jacobo Timerman Preso sin nombre, celda sin número, en
sofista. Invención de una clase dirigente que se resguarda el cual, en pocos y contundentes párrafos, medita acerca
en el lamento, culpando a algunos por lo acontecido, pero de la complicidad del silencio. Y nos hace comprender
no elevó la voz para impedir que se interrumpiera el sistema que una sociedad siniestra es aquella que se compone de
democrático, que 30.000 jóvenes regaran con su sangre nues- muy buena gente que ante lo terrible no dice nada.
tra tierra, que cientos de niños -hoy ya jóvenes o adultos-
perdieran su identidad y que haya quedado un vacío Daniel Goldman es rabino de la comunidad Bet-El. Inte-
moral en todos los órdenes del quehacer cotidiano. gra además la Comisión Provincial por la Memoria.
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Lo que quedó del 24
Por Mempo Giardinelli
La recordación del último 24 de marzo fue, en mi opinión, moriosa de esta sociedad y ése fue el mayor triunfo po-
un ejercicio por demás saludable para la democracia en nues- pular. Nada empañó el empecinado ejercicio de memoria
tro país. Los treinta años del inicio del Golpe de Estado más que hizo nuestro pueblo. Y eso es lo que hay que celebrar:
feroz de la historia nacional sirvieron nada más y nada que la memoria es nuestra fuerza y es el único camino
menos que para reafirmar los valores democráticos que tan para construir un país mejor.
arduamente venimos reconstruyendo millones de argentinos
y argentinas desde, por lo menos, 1983. Mempo Giardinelli es escritor. Vivió exiliado en Mé-
Más allá de las dificultades y tropiezos, yo me quedo con xico entre 1976 y 1984. Fundó y dirigió la revista Puro
esta visión optimista: la memoria nunca es excesiva; siem- Cuento (1986-1992). Es autor -entre otras- de las novelas
pre es el camino hacia la verdad y la justicia; y los proce- La revolución en bicicleta, El cielo con las manos, Luna
sos de crecimiento democrático son imparables cuando es caliente, Qué solos se quedan los muertos y Santo Oficio
todo un pueblo el que se involucra. de la Memoria. Algunos de sus libros de cuentos son Vi-
A esto podemos verlo ahora con claridad, después de que das ejemplares, El castigo de Dios y Cuentos con mi pa-
se mostraron al desnudo todas las taras que como sociedad pá. Es consultor académico de la Comisión Provincial por
nos aquejan: las mezquindades, las chicanas, los oportunis- la Memoria.
mos, las necedades. Porque todo eso afloró en esta efemé-
rides desdichada. Y, sin embargo, por encima de todo eso,
la sociedad argentina se reencontró con lo más atroz de su
pasado para revisarlo y ratificar que “nunca más”.
Desde el gobierno se intentó una capitalización política bas-
tante torpe, a la que todos le vimos la hilacha desde el va-
mos. Desde los medios se frivolizó el feriado –desdichada
decisión– subrayando que “la gente se iba de vacacio-
nes”. En la tele aparecieron todos los progenitores de la
insostenible teoría de los dos demonios y no hubo cretino
que no tuviera espacio en la telebasura nacional. Y en la Pla-
za de Mayo aparecieron, incluso, algunos oportunismos que
fueron veloz y oportunamente rechazados por los orga-
nismos históricos más representativos.
Nada fue demasiado sorprendente para los que, desde un
mes antes, denunciábamos tanto el disparate menemizante
y neomontonerista de la celebración o conmemoración del
aniversario del Golpe, como el riesgo de que la derecha
infatigable y la estupidez ultraizquierdista echaran a perder
el ejercicio colectivo de memoria.
Pero ninguno de los esfuerzos que tironearon de la fecha
más dolorosa de la historia nacional consiguió sus objeti-
vos. Como no lo consiguieron en su momento la dictadura,
el perdón alfonsinista, los indultos menemistas y la perma-
nente protección a la corporación criminal que abusó del
poder y la razón del Estado. Ningún intento logró some-
ter a la memoria en nombre del falso fin de la impunidad ni
del maximalismo sectario. Nada doblegó la voluntad me-
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Abrir los muros
Por Laura Conte
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Han transcurrido 30 años desde el golpe de 1976, 30 años de tica de derechos humanos, en resguardo de su universali-
memoria. En ese tiempo, los organismos defensores de los dad, que va más allá de la diversidad de partidos (en hora-
derechos humanos han hecho suyas algunas fechas, entraña- buena si los contemplan en sus plataformas).
bles por un logro o por un dolor. Fechas propias de cada orga- ¿Es el cumplimiento de estos derechos una utopía? Hace mucho
nismo y fechas compartidas por todos. Así, las Madres que desde la Comisión por la Memoria venimos observando
recordamos siempre la primera ronda, la desaparición de Azu- y trabajando sobre la perversa y lúgubre realidad de las cár-
cena Villaflor, las jornadas de la resistencia. Pero una entre celes bonaerenses, en las cuales los más elementales derechos
todas esas fechas es, por antonomasia, la fecha de la humanos son hoy cotidianamente vulnerados y/o conculca-
memoria: el 24 de marzo. Lo es por lo terrible, pero también dos. ¿Puede suceder esto en una democracia afianzada? Cierto
por el júbilo de seguir construyendo memoria, de luchar recor- es que ahora podemos denunciar, reclamar, proponer, inte-
dando. A llenar la Plaza cada 24 de marzo, no convoca uno u resar, incidir, quizás, ante las autoridades, pero el sistema car-
otro organismo de derechos humanos, ni uno u otro dirigente, celario no se ha modificado, no se aborda el saneamiento
ni uno u otro partido político. Los que nos convocan, cada año, del Servicio Penitenciario y subsisten, clandestinamente horro-
son los 30.000 desaparecidos. Esa convocatoria ha ido cre- res que se traducen en más marginación . en más dolor, en
ciendo en adhesión espontánea, en pluralidad y en masividad más muertes. Los presos son aún más marginados que los
y para las Madres la vigencia de una Plaza sin sectarismos pobres más extremos, por invisibilización, por silenciamiento,
debe ser respetada . A la plaza concurren padres con sus hijos, por apartamiento. Son lo más parecido a lo que eran –durante
abuelos con sus nietos, militantes de las más diversas orga- la dictadura- los desaparecidos y quienes los buscaban. ¿Cómo-
nizaciones, militantes que concentran sus tareas en barrios puede suceder esto habiendo pasado el pueblo argentino por
o lugares alejados y sólo se hacen visibles para los 24 de marzo, lo que pasó?
o gente suelta que se siente especialmente movida por ese La Comisión por la Memoria, eligió por eso recordar el 24 de
aniversario. Con su presencia y su actitud legitiman la lucha marzo desde una cárcel: la unidad 9 de La Plata, que fue
por los derechos humanos y nos obligan a ser muy cuidado- durante la dictadura un lugar de encierro y de tortura. El lugar
sos. Para cada persona que va a esa plaza debe existir un lugar, donde por entonces sufrió encierro Adolfo Pérez Esquivel entre
la plaza puede contener todos los compromisos y voluntades tantísimos otros compañeros. Buscábamos la realización de
para que cada uno pueda expresar lo mejor de su solidaridad una visita abierta, de cara a la sociedad, para que viera lo que
y de su conciencia colectiva. sucede muros adentro y nunca más pueda pensarse que con
Largos han sido estos treinta años. En ese tiempo siguieron ocu- gatillo fácil y más cárceles se solucionan problemas sociales
rriendo cosas terribles, pero también otras esperanzadores. como la inseguridad, que no es otra cosa que una consecuencia
El actual gobierno ha manifestado pública y solemnemente en de la desigualdad extrema. Aquel día del acto me impresio-
reiteradas oportunidades la voluntad política de hacer de los naron, sin idealizarlos, esos muchachos presos, tan jóvenes,
derechos humanos un tema central de su agenda. Y fue el tan inquietos, tan curiosos y con tanto potencial si se les die-
Presidente, en la Escuela Mecánica de la Armada, en su cali- ran las oportunidades. Nos seguían con la mirada, se nos acer-
dad de Jefe de Estado, quien reconoció el deber irrenuncia- caban tímidamente, nos rodeaban, sobre todo, por su necesi-
ble de todo Estado de derecho a reparar lo que el Estado terro- dad de ser oídos. Nos dejaron una enseñanza indeleble: hay
rista perpetró. Y no fue un discurso vacío, hechos y gestos que abrir los muros. Sólo así podrá darse una sociedad dis-
muestran la voluntad de repudiar el terrorismo de Estado y tinta, un país en el cual no rija la economía por sobre todos
de inscribir en la historia el nunca más los valores, un país que no margine, no excluya, no encierre,
Reconocer esto no implica aceptar que la plaza de los 24 no mate. Precisamente por querer algo así es que se llevaron
exprese oficialismo en su convocatoria. La plaza es abierta a nuestros desaparecidos. Ellos tenían muchos modelos orien-
por definición, porque la energía que convoca, la energía que tadores en sus búsquedas, pero no se los llevaron por adhe-
recibe, la energía que la llena, viene de muy atrás y de muy rir a un modelo peronista, socialista, chino, vietnamita, o
hondo: desde las primeras búsquedas, personales y colecti- cubano, sino porque, más allá de sus diferencias y de sus dis-
vas, que se hicieron de los desaparecidos. Y así como no debe cusiones, querían que fuera posible la justicia social, querían
adquirir –sean cuales sean las medidas que pueda impulsar un país con cambios, por eso siguen interpelando al sistema.
el gobierno- un tinte oficialista, no debe tampoco tener otros En sus vidas cotidianas hicieron presente lo utópico y aunque
dueños. Nadie, por copar el palco, la palabra o las consignas, pasaron 30 largos años de memoria y de lucha los treinta mil
cuenta con el derecho a dividir a un pueblo. La plaza no reco- vuelven y vuelven y vuelven.
noce otro dueño que el pueblo argentino con su memoria y
sus luchas. Nadie puede llevarlas para su molino. Hacer efec- Laura Conte, psicoanalista, es Madre de Plaza de
tiva la inscripción histórica de los 30.000 desaparecidos implica Mayo Línea Fundadora, integrante histórica y actual vice-
un acto apartidario, lo cual no quiere decir apolítico. Los orga- presidenta del CELS y vicepresidenta de la Comisión Pro-
nismos de derechos humanos deben hacer política, pero polí- vincial por la Memoria.
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Víctor De Gennaro, Secretario General de la Central de los Trabajadores Argentinos
Más allá de la cifra redonda, hay una serie de caracterís- lante, además de detener, desaparecer, torturar, exiliar a los
ticas que han hecho distinto este aniversario del Golpe de trabajadores, se ha tratado de ocultar la historia. Una histo-
1976: la participación desde el gobierno de una manera has- ria orgullosa de resistencia de los trabajadores y del pue-
ta ahora inédita, la cantidad de gente en las calles, el lu- blo. Mientras marchaba, el 24 de marzo, iba pensando
gar central que se le asignó a la fecha en las agendas que, con todas las dificultades, ver tantos, tantos y tantos
mediáticas, etc. ¿Cuál es en relación con todo esto el ba- miles de jóvenes movilizándose, ya es una victoria. Y pen-
lance de la Central de los Trabajadores Argentinos? saba en la trascendencia de ser el único pueblo en el siglo
-Somos parte orgullosa de un pueblo que después de un ge- XX que fue capaz de hacer un juicio por genocidio a pe-
nocidio como el que sufrimos fue capaz de poner en el ban- sar de ser vencido, porque todos los juicios por genocidio
quillo de los acusados a los genocidas. Ése es el primer pun- que hubo en el siglo XX se los hicieron los vencedores a los
to, el punto desde el cual hay que partir. Desde 1976 en ade- vencidos, y acá fue al revés. Empezó por las grandes movi-
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lizaciones y hoy es una realidad. Una resistencia que co-
menzó en 1976, que ya lleva entonces treinta años, es un
ejemplo. No dudamos de que los pañuelos blancos de nues-
tras madres y abuelas son un ejemplo en el mundo, pero lo
más importante es ser conscientes de que ha sido el pueblo
el que mayoritariamente resistió. Ése es el saldo que tiene
para la Central de Trabajadores este aniversario.
Cuando nosotros conmemoramos el vigésimo aniversario,
todavía fluctuaba en el ambiente la teoría de los dos demo-
nios. Había periodistas famosos que decían que el pueblo ar-
gentino es desmemoriado y fue cómplice. Porque ellos, ade-
más de matarnos, necesitan hacernos infelices; por eso tie-
nen que decir que somos un pueblo “de porquería”. Para
quebrarnos la voluntad de transformar. Que fue el verda-
dero motivo por el cual se hizo el Golpe del ‘76. El vigésimo
aniversario del Golpe fue espectacular. Dijimos “Memoria,
verdad y justicia.” Y eso abrió el camino para terminar con
la teoría de los dos demonios. En el aniversario veinticinco,
que también fue espectacular, ya vimos más gente, dimos un
paso en la unidad del campo popular, al plantear que la im-
punidad del genocidio de ayer, producto de las políticas
de los gobiernos, se continuaba en el genocidio de hoy: el
hambre, la desocupación, la miseria. Y eso fue como entre-
lazar el ayer y el hoy, y también el futuro. Y en este ani-
versario ya se trata de, no sólo recordar a nuestros mártires
por su martirologio, que bien merecido se lo tienen, sino re-
cordarlos por su proyecto de vida. Por eso la C.T.A. hizo micos, en aquel momento expresados por Martínez de
su último Congreso en Mar del Plata, con más de ocho mil Hoz. Pero creemos que hay que ir a fondo contra toda esa
delegados, el treinta de marzo. Queremos terminar con el estructura que ha inventado el hambre en la Argentina, que
verso de que no hubo resistencia. Hubo paros en el ‘76. Pa- ha inventado la desocupación y la pobreza en un país que
ros y desaparecidos en el ‘77. Hubo medio millón de des- es inmensamente rico. Este aniversario, entonces, además de
pedidos de los sectores de trabajo. Hubo menos paros en el ser muy importante y muy fuerte, es un punto de inflexión.
‘78, es verdad, pero el 27 de abril del ‘79 hubo un paro na- Sobre todo por esa alegría que dan los miles y miles y mi-
cional contra la dictadura. En el ‘80 se constituyó la C.G.T. les de jóvenes que empiezan a ser militantes de la vida co-
Brasil en contra de los dirigentes que estaban a favor de la mo fuimos nosotros alguna vez antes del ‘76.
dictadura. Hubo paros en el ‘81 y marchas. Y el 30 de mar- -Hablaba de recuperar la historia, de recuperar el proyec-
zo del ‘82 hubo una movilización espectacular por todos to de transformación del país, de romper definitivamente
lados. Sufrimos entonces el asesinato de Benedicto Ortiz con la teoría de los dos demonios y de señalar y sancio-
en Mendoza. A los pocos días empezó la guerra de Malvi- nar a los responsables y beneficiarios económicos de la
nas y algunos dicen que es por eso que hoy tenemos demo- dictadura. ¿Pudo ver algo de esto en el tratamiento mediá-
cracia. No. Las Malvinas aceleraron la huida de los militares. tico del aniversario?
Pero la resistencia de nuestro pueblo, con el brazo de los or- -Instalar seriamente la noción de que el Golpe del ‘76 fue un
ganismos de derechos humanos, con el brazo de los traba- golpe empresarial, militar, sindical, religioso, cultural, comuni-
jadores, fue lo que permitió la recuperación de la demo- cacional, que dio inicio a un proyecto de país de una minoría
cracia. Vamos por esa verdad. Porque sobre esa verdad se argentina que no podía gobernar de otra manera que no fue-
puede construir un proyecto político social de transforma- ra ésa, fue algo casi ausente de los medios. Hay que tener en
ción. Para nosotros este aniversario es motivo de orgullo pe- cuenta que el 67% de los desaparecidos son trabajadores, que
ro también de mostrar la verdadera historia que nos ocul- de los cien mil presos puestos a disposición del Poder Ejecu-
taron. No la historia solamente de la represión, sino la his- tivo nacional la mayoría eran activistas o dirigentes de los
toria heroica de nuestro pueblo, que puso en el banquillo de trabajadores, que hubo más de medio millón de despedidos,
los acusados a los asesinos. Y que va por más, que es lo que y que el 75% de los funcionarios de la dictadura eran ejecuti-
tenemos que hacer hoy: poner a quienes financiaron el vos de las grandes empresas, el Ministro de Economía Martí-
Golpe y se beneficiaron con él, los grandes grupos econó- nez de Hoz era presidente del Consejo Empresario Argentino
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y de Acindar, y todas las grandes empresas fomentaron y ayu- ansias de liberación siguen estando. Así que perdieron.
daron a la represión. Esto que es tan grande ocupó, en reali- -¿Qué políticas se da la C.T.A. para articular memoria, de-
dad –por lo que pude apreciar- apenas un cinco por ciento del rechos humanos y comunicación? ¿Con quiénes se pueden
espacio comunicacional. En parte, porque los medios hegemó- construir esas políticas?
nicos de comunicación forman parte de esa economía con- -La memoria es clave, la memoria consciente. Cualquier per-
centrada que se benefició con el Golpe. Me acuerdo que el 24 sona, cualquier organización, cualquier pueblo, es tres di-
de marzo Clarín decía “Se cayó Isabel…” Como si hubiera mensiones al mismo tiempo: un pasado que lo condiciona y
tropezado. No había Golpe de Estado… Entonces, evidentemen- lo forma, un presente que protagoniza y un futuro que lo
te, es muy difícil investigar sobre todo lo que pasó en la Ar- convoca. Sin memoria es muy difícil ser protagonista del
gentina. No se puede esperar que los medios hegemónicos plan- presente y ser consecuente con el futuro. Por eso te la es-
teen una investigación a fondo. En Canal 7 hubo una investiga- camotean. Porque aparecen los huesos. Como lo demostra-
ción con interesantes aportes, me pareció bien; hubo otras in- ron nuestras Abuelas. Es espectacular la construcción de las
vestigaciones en radios cooperativas, pero en términos gene- Abuelas: demostraron que hay que ir hasta donde no se cree
rales hubo ocultamiento. Así y todo, no pueden ocultar. Y para encontrar la historia. La comunicación es la ofensiva.
empezó a aflorar esta historia. Creo que ellos utilizan el ge- Porque hay que dar la disputa desde ella. Y un objetivo cen-
nocidio en los medios para aterrorizar. ¿Qué quiero decir con tral es recuperar la unidad del campo popular. La clave del
esto? Supongamos el 30 de marzo del ‘82. Una jornada para futuro de los argentinos es recuperar nuestro proyecto de
mí espectacular. ¿Qué imágenes tengo? Tengo haber camina- país, nuestro proyecto de sociedad. Eso no se puede hacer
do por estas calles. Éramos muchos, muchos, no pensé que íba- autoritariamente, no se puede hacer por decreto, no se pue-
mos a venir tantos, y tampoco pensé que íbamos a cobrar tan- de hacer porque alguien le diga a otros lo que tienen que
to, porque nos pegaron palos de todos lados, nos corrió la ca- pensar, no, nuestro pueblo va a pelear contra todo ese tipo
na con los caballos… La gente nos abría las puertas y nos de- de subordinaciones, vaya si lo hizo. La construcción debe
jaba entrar a los edificios para que no nos pegaran. Desde los ser una construcción en la que todos, salvo los corruptos
balcones le tiraban con lo que fuera a la caballería. En las cár- y los genocidas, tengamos derecho a participar en la defi-
celes hubo más de dos mil compañeros presos ese día, y esa nición del país que queremos. Esa unidad y esa construc-
noche fuimos todos a exigir su libertad, fue impresionante la ción exigen aprender que lo diferente no puede ser la excu-
solidaridad que hubo. La marcha –que empezó acá en la sa para fracturarse. La verdad del otro tiene que ser lo que
avenida Belgrano, con una gran bandera que decía “Pan, paz complemente mi verdad para construir una verdad colecti-
y trabajo”– fue impresionante, parecía que los compañeros sa- va. Es gracias a lo diferente que yo puedo crecer. No es con-
lieran de abajo de las baldosas. Y se cantaba “se va a acabar, tra lo diferente. Ésa es una enseñanza que me quedó des-
se va a acabar… la dictadura militar…” De todo eso, no hay pués del 24 de marzo de 1976. Yo si de algo me autocritico
imágenes en los medios. Ninguna. Las únicas imágenes que de aquel 24 de marzo –yo era Secretario General de la Jun-
se publicaron en estos días son la de uno o varios pibes tira- ta Nacional de Minería- no es de lo que pensaba, de lo
dos en el piso con un policía apuntándole con una Itaka o ti- que soñaba o de mis utopías, de lo que me autocritico es de
rándole encima un caballo. Las imágenes que se guardan son haber sido tan gil, de no haberme dado cuenta hasta qué
las que dan terror. No te pueden mostrar las imágenes de re- punto estos tipos son capaces de hacer cualquier cosa con
sistencia popular. El mostrar sólo el terror y la impotencia del tal de defender sus privilegios. Ellos tienen las cosas claras.
campo popular por sus divisiones es el objetivo central de la El 24 de marzo, a todos los que el 23 nos enfrentábamos por
comunicación del enemigo hoy. Como ya no nos puede con- cosas secundarias, ellos nos pusieron adentro de un mis-
vencer de que marchamos hacia el primer mundo, como ya no mo alambrado. La cosa no era si eras peronista, radical, co-
nos puede convencer de que sea bueno que mueran cien pibes munista, socialista, de un sindicato del otro, o de qué orga-
por día a causa del hambre, en un país capaz de fabricar ali- nización social o religiosa, no, la cosa era si vos creías que
mento para trescientos millones de personas, como no puede el pueblo podía ser feliz y defendías el protagonismo de to-
convencer al pueblo de Gualeguaychú y a todo el pueblo de dos o defendías el interés de estos bastardos que son los
Entre Ríos de que sea bueno este modelo de industrialización que terminaron conduciendo a nuestro país. Eso es lo que
que se lleva el agua y los recursos naturales y nos deja la con- dividía y lo que divide. Aprender eso a mí, por lo menos,
taminación, como ya no nos puede convencer de nada, lo me lleva a no pelearme más con nadie por cosas que son
que hace es mostrar el terror y la debilidad en el campo popu- secundarias; sí hay que discutir todas las políticas y se de-
lar, divisiones, peleas, constantemente. ben dar las discusiones a fondo, no conciliarse los criterios,
A mí me parece que estamos aprendiendo y este aniversario pero no hay que denostar a nadie. Para que resolvamos los
significa un golpe muy duro a todos aquellos que cuando problemas de nuestra gente necesitamos ser millones orga-
empezó el genocidio dijeron para terminar con la rabia hay nizados y conscientes, porque al poder no se lo puede su-
que matar al perro. Hicieron de todo. Pero la rabia sigue. Las bestimar como lo subestimamos el 24 de marzo del ‘76.
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Políticas públicas y actores sociales emergentes
En el origen de las memorias sobre la dictadura se reconoce (bruscos incluso), en el modo de intervenir; sin embargo, se
un carácter reactivo, defensivo, de la memoria: es lo que ha ha mantenido la posición central de la demanda de justi-
predominado en tanto esa formación se apoya sobre todo cia. A pesar de las medidas en contrario (las leyes de excul-
en el terreno de la justicia, a partir de ese verdadero pación, los indultos), la vía judicial siguió abierta por la lucha
acontecimiento fundacional que fue el Juicio a las Juntas. En de los organismos de derechos humanos, de algunos sec-
la medida en que los procesos continúan, un núcleo cen- tores políticos y de parte de la sociedad. Sin duda, ha sido
tral de las formaciones de la memoria continúa situado en un logro extraordinario de la democracia argentina.
ese plano. Creo incluso que esa acción dominada por las Encauzada la vía judicial, permanece el problema más grave -
exigencias de una justicia hacia el pasado, en su impacto que se arrastra desde 1983-, de la relación de esas memorias
sobre la conciencia social, constituye todavía hoy el surco con una política activa y afirmativa en el plano de los derechos
mayor de una representación implantada en la sociedad. De y de la construcción democrática. En el nacimiento del nuevo
Alfonsín a Menem y a Kirchner se han producido cambios ciclo, la realización de la justicia hacia el pasado parecía anun-
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ciar todo lo que la democracia sería capaz de edificar hacia el autorreferencial de memoria, a cargo de los militantes de los
futuro, en términos de un crecimiento de las libertades, la derechos humanos, que convoque sólo a los ya convenci-
justicia y la integración social. Una historia de esa memoria, dos. Dadas las divisiones entre los diversos grupos activos
nacida con la democracia, debe advertir necesariamente los fra- (que se manifiesta de modo palpable en la imposibilidad
casos y carencias en la reconstrucción pública del Estado, en de conmemorar el aniversario del 24 de marzo con un acto
la renovación del sistema político y en la efectiva realización único y masivo), se hace difícil que de allí surja un espacio
de una justicia ampliada en la sociedad. Si hablamos de las con- simbólico verdaderamente nacional, capaz de incorporar los
diciones y los efectos políticos de las prácticas de memoria, consensos pero también los debates sobre el pasado.
hay que recordar que, en un primer momento, a través del tes- El problema no reside en que los conflictos de memoria
timonio de las víctimas, la sociedad rearmaba el sentido de una hayan adquirido un sentido político e ideológico más explí-
experiencia que la había enfrentado a un acontecimiento límite. citos. Por el contrario, es no sólo inevitable sino necesario
La dictadura no sólo puso a prueba a las instituciones, a las diri- que se profundicen los debates sobre el pasado. Y los pro-
gencias y al Estado; también puso y pone a prueba las cate- yectos de monumentos y memoriales pueden ser una buena
gorías y las visiones previas de lo que se podía considerar un ocasión para ello. El problema mayor reside en crear las
conocimiento adquirido sobre la Argentina. A la vez, imponía condiciones y los marcos de una memoria ciudadana que
en la conciencia colectiva, a posteriori, la exigencia de una recu- permita pensar el pasado e interrogarlo a la luz de los desa-
peración pensada, una enseñanza si se quiere, de ese pasado. fíos del presente. Esa memoria depende de un trabajo que
Pero está a la vista el fracaso sucesivo y prolongado del tra- no puede focalizarse sólo en los crímenes ni en la reivindi-
tamiento político de la cuestión, algo que ya era percepti- cación de las víctimas. Necesariamente debe extenderse a
ble en los comienzos de la democracia, cuando fue impo- un ciclo histórico más largo que los años de la dictadura.
sible establecer un pacto entre los partidos mayoritarios Debe ser capaz de admitir lo más importante que se ha pro-
sobre una agenda básica de la transición. El carácter ducido en el plano de la cultura intelectual en los últimos
defensivo de esa memoria de la dictadura, que se define años: al lado de la memoria de las víctimas y los familiares,
sobre todo por aquello que rechaza, quedó expuesto en la al lado de las memorias de los militantes, de testimonios y
movilización masiva, que involucró a buena parte de la diri- evocaciones en primera persona, ha nacido un nuevo impulso
gencia política, en la Semana Santa de 1987, frente a una de conocimiento que interroga las responsabilidades de la
rebelión militar que evocaba el pasado más siniestro. Como sociedad y que está a cargo de investigadores, escritores,
es sabido, el espíritu de consenso duró poco. Fue imposible cineastas, artistas plásticos, que han renovado el espectro
entonces, y hasta ahora, edificar una política de Estado en de las búsquedas hacia el pasado. Los objetivos se amplían
la materia. Y no se trata de imponer una memoria oficial (algo en ese cruce, necesariamente conflictivo, con diversas for-
que no está lejos de la intención de algunos funcionarios) mas de transmisión de una experiencia social.
sino de hacer jugar a las políticas estatales como base y Desde el núcleo de los perpetradores, la responsabilidad de
marco de los debates y de los consensos. conocer y pensar ese pasado se extiende a las dirigencias, las
Las políticas de memoria se miden en décadas, no en los pla- instituciones y grupos de la sociedad, la iglesia, la prensa, los
zos de una o dos gestiones de gobierno. No dependen tanto intelectuales, los partidos políticos, los sindicatos, la univer-
de las posiciones ideológicas o la exposición personal de las sidad y el sistema educativo. Así, se han encarado tópicos o
cabezas dirigentes, sino de prácticas, de iniciativas y de acuer- períodos antes excluidos de ese ejercicio de rememoración,
dos políticos plasmados en leyes y en instituciones. Por el como el nacionalismo, las tradiciones de la izquierda, el Mun-
contrario, lo que hemos tenido a lo largo de veinticinco años dial de Fútbol de 1978 o la guerra de las Malvinas. Reconocer
en democracia ha sido un rumbo fluctuante, fracturado incluso, esas nuevas formaciones de la memoria y la conciencia his-
de la acción estatal. O bien, un escenario de politización que tórica supone incluir la rememoración del acontecimiento en
tiende al sectarismo, despegado del marco del Estado y de la indagación de un conjunto más complejo. Así se haría posi-
una edificación institucional que apunte a las futuras gene- ble una práctica menos defensiva y restringida. Y, finalmente,
raciones. Es lo que está sucediendo con el espacio nuevo de proyectar una cultura política de la memoria, activa y abierta,
intervención del Estado en las iniciativas de construcción en el horizonte del proyecto democrático.
de memoriales y monumentos, especialmente el proyecto,
muy importante política y simbólicamente, de un Museo Hugo Vezzetti es investigador del CONICET. Ha publi-
Nacional de la Memoria. Sin la oposición, sin el apoyo de cado los libros La locura en la Argentina (1983), El nacimiento
una buena parte del partido de gobierno, en ausencia de de la psicología en Argentina (1988), Freud en Buenos Aires
un debate ciudadano, el proyecto ha quedado de hecho en (1989). Durante los últimos años ha trabajado el tema de las
manos de un grupo de organismos de derechos humanos, responsabilidades sociales frente al terrorismo de Estado.
atravesados, a su vez, por divisiones y fracturas, en medio Su libro más reciente es Pasado y presente. Guerra, dicta-
de una ciudadanía indiferente. El riesgo es claro: un espacio dura y sociedad en Argentina (2005).
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Justicia y sociedad
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Al llegarle el turno, la dictadura instauró la clandestinidad los crímenes de la dictadura parece estar bien establecido.
represiva, eliminando de raíz cualquier funcionamiento insti- En el campo de la propia institucionalidad judicial, la rever-
tucional que pudiera aludir a ideas de justicia. sión menemista fue profunda, con la ampliación de la Corte
Por el accionar del movimiento de derechos humanos, la Suprema, las designaciones arbitrarias que llevaron, entre otros
transición argentina tuvo la peculiaridad de poner el reclamo casos, al fiasco de la actuación judicial en los atentados con-
por justicia y por la intervención del aparato judicial en el tra la AMIA y la Embajada de Israel. Aunque con poco poder
centro de la demanda social. Esto fue una novedad histó- para revertir la situación, la denuncia social y mediática -mayo-
rica, ya que el Poder Judicial nunca había tenido una pre- ría automática o jueces de la servilleta- refleja el descon-
sencia propia en relación con la sociedad argentina. El espa- tento y la existencia de expectativas diferentes a las guber-
cio físico es un buen indicador de ese cambio. Recordemos namentales en el cuerpo social. En este aspecto, el camino
que, en Buenos Aires, las movilizaciones de protesta se orien- encarado por el actual gobierno es ambivalente: si las pro-
taban a la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo, y/o al Con- puestas de cambio en la Corte Suprema apuntaban a fortale-
greso. En las postrimerías de la dictadura, las movilizacio- cer la autonomía y transparencia en el Poder Judicial, los cam-
nes populares por los derechos humanos comenzaron a bios en la composición del Consejo de la Magistratura se orien-
incluir al Poder Judicial en su recorrido, lo cual simbolizaba tan a una mayor subordinación del mismo. Sin duda, el Poder
la demanda social de acción judicial autónoma de los Judicial es un campo de disputa política y de debate social.
otros poderes, pero también era expresión de un vínculo Es claro que la trayectoria que estamos siguiendo no es uní-
más directo entre la sociedad y la Justicia. voca ni lineal. ¿Dónde estamos ahora con la noción de jus-
El juicio a los ex comandantes fue el punto más alto de visibi- ticia y la de impunidad? Una vez incorporado al repertorio
lidad y legitimidad social del aparato judicial. Se constataba de acciones posibles, el mal funcionamiento del aparato judi-
la existencia y efectividad de los mecanismos institucionales cial durante los ‘90 produce una frustración social exacer-
para combatir la impunidad y hacer justicia. La justicia formal bada. La respuesta: buscar castigos fuera del aparato judi-
entraba en la escena con fuerza y su presencia se incorporó cial, en la denuncia y el escándalo mediáticos, en acciones
al repertorio de posibilidades abiertas para la demanda por mano propia, en la acción directa. Venganza y odio,
social. Las leyes de impunidad y los indultos posteriores fue- palabras y acciones que no estuvieron presentes en el tra-
ron pasos atrás en el camino de la consolidación de un tamiento de los crímenes de la dictadura, reaparecen en otros
estado de derecho y de instituciones legítimas y legitimadas. ámbitos donde la justicia institucional fracasa.
Pero el juicio tuvo un impacto cultural profundo y significativo: Hay otra cuestión en esta trayectoria, sin duda preocupante.
los sectores sociales que nunca habían albergado al aparato La visibilidad y presencia (o reclamos por su ausencia) de la
judicial como parte de su marco de acción comenzaron a ver justicia formal deja un vacío y un desafío en la relación entre
en el mismo una institucionalidad a su alcance, incorporándolo sociedad y justicia: ¿qué pasó con la idea de justicia social?
en un lugar privilegiado en el repertorio de acciones propias. El período que nos ocupa se caracterizó por una creciente
La noción de impunidad se incorporó al lenguaje popular para desigualdad y polarización económica y social, por políticas
quedarse, aunque con múltiples y cambiantes sentidos. estatales que producen exclusión y medidas asistencialistas
Las demandas sociales hacia el aparato judicial se multipli- pensadas como paliativo. Si bien la sociedad argentina no
caron, así como las denuncias de impunidad y el reclamo de acató pasivamente estas medidas, sino que por el contrario
justicia. Primero frente a responsables de los crímenes de la proliferaron los movimientos de protesta y los reclamos de
dictadura. Luego se fueron ampliando muy pronto a las muy diverso tipo, no hemos sido capaces de recomponer nue-
denuncias por corrupción de funcionarios gubernamenta- vas nociones de justicia que puedan combinar -más que con-
les y también a cuestiones ligadas a políticas sociales (los traponer- una visión igualitaria de la justicia social con una
reclamos de jubilados, por ejemplo). El resultado fue un noción ciudadana de la justicia institucional. El horizonte de
proceso de judicialización del conflicto social. expectativas futuras, como parte del presente, nos lo reclama.
A partir de los ‘90, hay varias historias simultáneas en los
avatares de la justicia y de las demandas sociales ligadas a Elizabeth Jelin Elizabeth Jelin es doctora en Sociología,
ella. En el tratamiento del pasado dictatorial, pasamos de investigadora del CONICET y directora del Programa de
los intentos menemistas de cerrar el tema (a los cuales los Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Nacio-
H.I.J.O.S. respondieron con su consigna “Si no hay justicia, nal de General Sarmiento - IDES). Fue coordinadora acadé-
hay escraches”), a la intensificación de las acciones con mica del programa de investigación y formación de inves-
los Juicios por la Verdad y los juicios ligados a la apropia- tigadores jóvenes sobre memoria colectiva y represión en
ción de niños. La culminación de este proceso fue la sen- el Cono Sur. Es autora de Los trabajos de la memoria. Sus
tencia de inconstitucionalidad de las leyes dictada por el áreas de investigación incluyen los derechos humanos, las
juez Cavallo en 2001, avalada recientemente por la Corte memorias de la represión, la ciudadanía, los movimientos
Suprema. El lugar del aparato judicial en el tratamiento de sociales, la familia y el género.
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Juicios por la Verdad
Grietas en la impunidad
Por Lucas Miguel
Fotografías Helen Zout
Tras la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia debida, parecieron abrirse nuevas perspectivas en
cuanto a las pretensiones punitorias contra los responsables del terrorismo de estado. ¿Se está cumpliendo con
esas expectativas? ¿Cómo se vienen desarrollando los juicios en las distintas jurisdicciones? Opinan –entre otros–:
Félix Crous, Gabriel Cavallo, Hugo Cañón, Mirta Mántaras, Martín Irurzun, Carolina Varsky y Leopoldo Schiffrin.
P U E NT E S 1 7 ABR IL 2006 25
Un puente para cruzar el abismo entre la impunidad y la jus- el pedido de búsqueda de la verdad fue denegado.
ticia que habían creado el Punto Final, la Obediencia Debi- El caso Lapacó sufrió un revés en la Corte Suprema: La
da y los indultos. Así nacieron los Juicios por la Verdad, im- realización de las medidas requeridas implicaría la reaper-
pulsados por militantes de derechos humanos y funciona- tura del proceso y el consecuente ejercicio de actividad
rios y magistrados comprometidos. Constituyeron una al- jurisdiccional contra quienes han sido sobreseídos definiti-
ternativa jurídica (o el atajo más largo pero también el vamente por las conductas que dieron lugar a la formación
único posible) mientras el camino de la investigación penal de la presente causa. Carecería de toda virtualidad la acu-
estuvo clausurado. mulación de prueba de cargo sin un sujeto pasivo contra
A mediados de los ’90 aparecieron los primeros pedidos de el cual pudiera hacerse valer, señaló el máximo tribunal con-
familiares de víctimas para que se investigara la verdad. El tradiciendo su jurisprudencia y las advertencias que en los
puntapié inicial lo dieron Emilio Mignone y Carmen Aguiar ‘80 y a principios de los ‘90 habían realizado la Comisión
de Lapacó, patrocinados por el Centro de Estudios Legales y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
y Sociales (CELS). Amparados en el derecho a la verdad, Lapacó recurrió la sentencia ante la Comisión Interamerica-
que ya tenía desarrollo jurisprudencial en el Sistema Intera- na de Derechos Humanos, donde reclamó por la violación
mericano de Protección de los Derechos Humanos, le pidie- de los derechos a la verdad y al duelo.
ron a la Cámara Federal porteña que solicitara informes a Allí comenzó un largo proceso contradictorio, que culminó
las Fuerzas Armadas y de Seguridad para conocer el desti- el 15 de noviembre de 1999, cuando Carmen Lapacó, el Es-
no de sus hijas, Mónica Mignone y Alejandra Lapacó. tado argentino y la Comisión rubricaron una solución
Carolina Varsky, abogada del CELS, señaló que “los Juicios se amistosa -mecanismo de resolución de conflictos previsto
iniciaron después de las declaraciones de Adolfo Scilingo en por el sistema interamericano-: el gobierno argentino acep-
el libro de Horacio Verbitsky El Vuelo. El CELS decidió plan- ta y garantiza el derecho a la verdad que consiste en el ago-
tear los dos casos, que tuvieron suertes diferentes. El de tamiento de todos los medios para alcanzar el esclareci-
Carmen es el que llega a la Corte y es por el que se dicta la miento acerca de lo sucedido con las personas desapareci-
solución amistosa en el marco de la Comisión Interamericana”. das. Es una obligación de medios, no de resultados, que se
Ambos procesos chocaron contra diferentes negativas. En el mantiene en tanto no se alcancen los resultados, en forma
caso de Mignone, la Armada informó que no tenía documen- imprescriptible. El compromiso también establecía que las
tación, pero a su respuesta le agregó un dictamen señalando cámaras federales de distintos puntos del país iban a ser las
que la Cámara Federal no tenía jurisdicción ni competencia pa- encargadas de investigar y que el gobierno gestionaría an-
ra llevar adelante ese proceso. La causa terminó archivada y te el Ministerio Público Fiscal la designación de fiscales ad
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hoc para que intervinieran en las investigaciones de cada re- lo que posibilita el control y participación de la comunidad;
gión, en ayuda de los fiscales naturales. y se jerarquiza el espacio y el rol de la víctima, que puede
Así, comenzaron los Juicios por la Verdad en Buenos Aires. brindar su versión pública de la historia -que se registra lite-
“Mirándolo desde el ‘95 para acá, realmente creo que sig- ralmente- en el lugar simbólicamente más importante de los
nificó un avance importante”, indicó el juez de la Cámara tribunales, donde en la dictadura sólo encontraba puertas ce-
Federal porteña Martín Irurzun. Su colega, Gabriel Cavallo, rradas, funcionarios esquivos y estrados vacíos”.
agregó: “Los Juicios por la Verdad fueron la única alternati- En noviembre de 1999, la Cámara Federal de Bahía Blanca,
va a disposición para poder mantener alguna esperanza tras una presentación realizada en junio de ese año por las
de reapertura de los juicios con persecución penal tal cual APDH de Neuquén y Bahía Blanca y un grupo de familiares,
hoy los vemos en muchas jurisdicciones del país”. comenzó con las audiencias orales y públicas. Ese proceso
Pero cuando se firmó el acuerdo en el caso Lapacó, ya esta- complementaría la abundante prueba que había logrado re-
ba funcionando el Juicio por la Verdad de La Plata, que fue cabar el tribunal hasta la cristalización de la impunidad, a
abierto tras una presentación que realizó el 1º de abril de 1998 fines de los ’80, más allá de que tanto el fiscal general Hu-
la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Plata go Cañón y la Cámara se opusieran a las leyes de Punto
junto a un grupo de familiares. La Cámara Federal platense Final y Obediencia Debida y a los indultos. “Existía una cier-
tardó veinte días en resolver y acogió el pedido, abriendo ta impotencia para poder avanzar en la medida en que los
el proceso de este tipo más importante del país, por el que militares se sentían muy invulnerables -recordó Cañón al co-
en los últimos ocho años se tomaron alrededor de mil audien- mienzo del Juicio- y, por eso, retaceaban información.
cias y se secuestró información que hoy sirve en las causas Uno de los coroneles tuvo la insolencia de decir que, en rea-
que tienen propósitos penales. Para Félix Crous, ex fiscal de lidad, lo que estábamos conversando en el Juicio por la Ver-
ese proceso y actual coordinador del trabajo que realizan los dad debía charlarse en una mesa de café, porque ellos
fiscales en diferentes puntos del país, “el Juicio por la Verdad sentían la impunidad como algo garantizado. Y este mismo
de La Plata es una magnífica experiencia que en su continui- coronel llegó a decir que lo único que lo afectaba era figu-
dad ha brindado una enorme cantidad de información para rar en una lista de internet como un genocida y que por eso
los procesos penales en curso. El juicio presenta numerosas él debía darle explicaciones a sus nietos”.
ventajas sobre la modalidad tradicional de investigación cri- El fiscal bahiense, presidente de la Comisión Provincial por
minal: intervienen varios jueces que asisten personalmente la Memoria, pensaba por entonces que los Juicios por la Ver-
a las audiencias y todos interrogan; los abogados también in- dad en la Argentina servirían para impulsar los procesos pe-
tervienen directamente en las audiencias, que son públicas, nales abiertos en Europa: “Yo, sinceramente, no tenía gran-
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des expectativas de que en la Argentina se revirtieran las co- tre los cuales el Juicio por la Verdad fue uno de ellos, una
sas, como afortunadamente se dieron. Pero sí tenía la idea de las formas en seguir luchando por la verdad y la justicia”.
de que podía acumularse prueba, como efectivamente se acu- Crous, por su parte, señaló que la importancia de estos Jui-
muló, para probar responsabilidades penales y que éstas pu- cios “ha sido enorme porque demostró que el poder, enten-
dieran hacerse aplicables en algún lugar del mundo”. dido como aquellos que contaron con la fuerza y la capaci-
En marzo de 2000, comenzaron las audiencias orales y pú- dad para instalar la impunidad, no es absoluto ni infalible.
blicas en el Juicio por la Verdad de Mar del Plata, a raíz Y reinstaló socialmente al terrorismo de Estado. Con la ver-
de una presentación conjunta de organizaciones defensoras dad a la luz, resultó indefendible que fuera suficiente ob-
de derechos humanos, gremiales, sociales y profesionales. tener información sobre los crímenes atroces y conformar-
El proceso, desde entonces, es llevado a cabo por el Tri- se con sólo eso, sin castigar a los responsables. Los Jui-
bunal Oral Federal de esa ciudad. cios tramitan bajo diferentes formas en las distintos tribu-
A partir de 1999, se abrieron Juicios por la Verdad en diferen- nales del país; pero todos ellos han hecho importantes apor-
tes puntos del país: Rosario, Mendoza, Salta, Jujuy, Chaco. tes para las causas penales. Insisto, instaló en el centro de
En todos, las protagonistas e impulsoras fueron las organiza- la escena y comprometió al Poder Judicial y al Ministerio
ciones de derechos humanos, por sí mismas o acompañando Público a tomar posiciones frente a los crímenes de la dic-
a familiares de víctimas. Estos procesos vienen a ubicarse, se- tadura y funcionan como un test de permeabilidad a los va-
gún la óptica que se adopte, como una de aquellas formula- lores democráticos y humanitarios de estos dos poderes que
ciones jurídicas alternativas producto del reclamo constante fueron masivamente dóciles al terrorismo de Estado”.
de los organismos de derechos humanos, en un contexto de En cuanto a la información recabada, estos Juicios sirvieron
progresiva denegación de justicia o bien como la respuesta en distintos puntos del país para completar el trabajo en su
política adoptada por el Poder Judicial ante estos reclamos, momento realizado por la CONADEP, dado que muchas per-
analizó, a comienzos de 2002, el ex secretario del Juicio por sonas que permanecieron aterrorizadas durante años o sin
la Verdad de La Plata y actual secretario de la Unidad Fiscal medios de acceso a la justicia pudieron acercarse a los tribu-
que investiga el terrorismo de Estado en esta jurisdicción, nales y narrar su historia ante los jueces. “Desde mi punto de
Hernán Schapiro, en un artículo publicado en España. vista, cada vez que se consigue más información se adquie-
re una pieza más del rompecabezas y esto es lo importante”,
Una respuesta creativa reflexionó Irurzun. Los Juicios se nutren del archivo CONA-
La apertura de los Juicios trajo la esperanza de concretar la DEP para iniciar investigaciones y la misma Secretaría de De-
histórica consigna de los organismos: “Juicio y castigo”. Jai- rechos Humanos de la Nación se encarga de alimentar
me Glüzmann, recientemente fallecido luchador de la APDH La aquel archivo con la nueva documentación que surge en el
Plata, no se cansaba de repetir adonde iba para contar su marco de las investigaciones actuales. Cuando Carmen Lapa-
experiencia, que “los Juicios por la Verdad conducen al cami- có recurrió al sistema interamericano argumentó en su favor,
no del juicio y castigo a los culpables”. El optimismo tam- entre otras cosas, que “si bien la CONADEP realizó una vas-
bién alcanzaba a funcionarios comprometidos con la causa. En ta investigación, ésta no reconstruyó las historias particula-
2002, Schapiro señalaba que los Juicios por la Verdad -pese a res de cada uno de los detenidos desaparecidos”.
que bien pueden ser entendidos como respuesta meramente Los Juicios por la Verdad, finalmente, allanaron el camino
paliativa del Poder Judicial ante los sostenidos reclamos de de la justicia. En distintas jurisdicciones (ver aparte) siguen
justicia-, parecen haberse convertido en una especie de re- adelante, aportando prueba a las causas penales que trami-
ducto en el cual las organizaciones defensoras de los dere- tan en primera instancia o con objetos muy acotados, como
chos humanos y los funcionarios judiciales y de otros pode- en el caso de Buenos Aires, donde el proceso intenta estable-
res también comprometidos con éstos, libran una suerte de cer la identidad de cuerpos inhumados como NN. En otros
batalla que consiste, básicamente, en mantener abierto ese es- puntos, como Rosario y Bahía Blanca, las causas se transfor-
pacio y encontrar, a partir de él, las formas de canalizar las maron en penales.
ansias de justicia. En otras palabras, reconociendo la impor- Estos Juicios, entre muchas enseñanzas, aportan una que
tancia de la averiguación de la verdad, considerar a ésta só- resulta central: la verdad es insoportable si no se hace
lo como una etapa en la consecución de la justicia. nada con ella.
Para Mirta Mántaras, abogada de la APDH Bahía Blanca, en
todos estos años “la sociedad fue aprendiendo que los ca- Lucas Miguel es licenciado en Comunicación Social. Como
minos a veces se cierran por un lado, pero tienen siempre periodista, se ha especializado en el área derechos humanos.
una forma creativa de avance y de cambio. Y esta educación Trabajó en el área de prensa de la Asociación Permanente por
que las organizaciones de derechos humanos dieron a la so- los Derechos Humanos de La Plata. Actualmente se desem-
ciedad es un modelo para aprender. Ha habido muchas peña como agente de la unidad fiscal que interviene en los
formas creativas, distintas, muchos abordajes diferentes, en- casos de terrorismo de estado en la jurisdicción de La Plata.
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Modalidades
por varias manos de las más altas instancias de
gobierno, para que se regle tanto el tema de la
recolección probatoria en los Juicios por la Verdad como
dicte algunas reglas para agilizar la instrucción. Un
procedimiento especial se justifica cuando los hechos
son tan extraordinarios. Además, no se trata de crear
tribunales extraordinarios ni nada parecido. Si no que en
todos los códigos hay procedimientos especiales para
situaciones especiales”.
La Plata
El 21 de abril de 1998, la Cámara Federal platense decidió
la apertura del Juicio por la Verdad, que había sido
solicitado por la APDH La Plata y un grupo de familiares.
“La idea básica era crear un foro público frente a la
opinión platense, que sirviera para remover, reactualizar
ese pasado terrible de la ciudad, de su circuito, y que
permitiera entonces remover algo del miedo que quedó
El carácter sui géneris de los Juicios por la Verdad - implantado en la época de la dictadura, que aquí, creo
procesos que, en su generalidad, se llevan a cabo yo, fue la dictadura de Ramón Camps”, señaló el
siguiendo lo normado para un proceso penal, pero que camarista Leopoldo Schiffrin.
no tienen consecuencias punitivas- provocó que la Durante estos ocho años, el tribunal tomó unas mil
tramitación fuera diferente en los distintos puntos del audiencias orales y públicas, por las que pasaron
país: así, en Buenos Aires, La Plata, Bahía Blanca y sobrevivientes, familiares de víctimas, policías, agentes
Mendoza, los Juicios tramitaron ante las cámaras penitenciarios, militares, médicos de policía,
federales, mientras que en otros puntos como Salta, sindicalistas, empresarios, funcionarios y testigos de
Jujuy, Rosario y Chaco lo hicieron en juzgados de secuestros, que declararon en diferentes expedientes, en
primera instancia. En Mar del Plata se encuentra a cargo un universo de alrededor de 2400 causas abiertas.
del Tribunal Oral Federal. También secuestró archivos de la represión ilegal, como
Sin embargo, el compromiso del Estado argentino, el de la Dirección de Inteligencia de la Policía
asumido ante la Comisión Interamericana de Derechos bonaerense, los legajos de presos políticos
Humanos, fue bregar porque estos procesos tramiten confeccionados por el Servicio Penitenciario Bonaerense,
ante las cámaras federales de cada jurisdicción, libros de guardia de diferentes comisarías y el fichero
siguiendo el viejo esquema instaurado en los ’80, que el cura de la Armada, Emilio Graselli, alimentaba con
cuando se modificó el Código de Justicia Militar para los datos de los familiares de las víctimas que iban a su
que las cámaras federales se abocaran en las causas que parroquia en busca de ayuda.
el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no había Un hito en la historia de este Juicio fue la solicitud que
investigado debidamente, o sea en todas. en septiembre de 1999 Schiffrin presentó ante sus pares
Aunque en algunos puntos del país los Juicios para que la Cámara indague y detenga al ex comisario
funcionaron bien tramitando en diferentes instancias, la Miguel Etchecolatz por delitos descubiertos en el Juicio
instrucción por parte de las cámaras federales ha sido por la Verdad. La solicitud no tuvo acogida y el tribunal,
defendida por organizaciones de derechos humanos y por mayoría, decidió que el pedido pasara en forma de
magistrados, que presentaron un proyecto de ley al denuncia a un juzgado federal de primera instancia. Esa
gobierno para que, entre otras cosas, se regle el causa llegará a juicio oral y público durante 2006.
funcionamiento de los Juicios en éstas, como así también A partir de esto, la Cámara decidió denunciar ante la
se dote de recursos al Poder Judicial y al Ministerio fiscalía los crímenes que se fueran descubriendo y el
Público. El camarista platense Leopoldo Schiffrin es un fiscal, a su vez, comenzó a formular las denuncias en
abanderado de ese proyecto: “Siempre fui partidario de primera instancia, aunque también el tribunal ordenó
una ley que, en definitiva, está proyectada y ha pasado detenciones en plena audiencia y puso a los imputados a
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disposición de los juzgados en turno. Hoy tramitan 50
causas en los dos juzgados federales con competencia
penal de La Plata, en las que hay 13 detenidos. Casi todas
contienen prueba recabada en el Juicio por la Verdad.
En una de ellas se investiga la destrucción de
documentación de la policía que hubiera permitido
establecer la identidad de cuerpos enterrados como NN
en el cementerio local. En ese expediente, la Cámara, con
las firmas de Schiffrin y Julio Reboredo, tomó una
decisión sin precedentes: declaró la imprescriptibilidad
de los crímenes conexos con los delitos de lesa
humanidad, al entender que la destrucción de prueba
sirvió para que se siguiera perpetrando la desaparición
forzada de personas. esta tarea: “Hacen falta recursos humanos suficientes,
Este Juicio fue también importante para otras contratar abogados y empleados para que trabajen
jurisdicciones: las causas penales que investigan jueces específicamente en el tema. Y esto no se hace, pese a que
de Zárate, Campana, Azul, Tandil y Olavarría cuentan el Poder Ejecutivo designó una partida de cuatro millones
con abundante prueba recogida por el tribunal platense. de pesos para ese fin. Si no se hace rápidamente, creo
que va a haber una gran frustración porque no van a
Bahía Blanca avanzar las causas y no se va a llegar a un resultado más
El Juicio en la Cámara Federal comenzó en noviembre de o menos inmediato”, pronosticó. Y consideró que se debe
1999, tras una presentación de las APDH de esa ciudad y analizar “con mucha seriedad a aquellos jueces que
de Neuquén y de un grupo de familiares. podrían estar involucrados o comprometidos con la
Investiga la represión en el ámbito del V Cuerpo de dictadura”, porque “si esto se deja pasar puede ser no
Ejército y de algunos asentamientos de la Armada. solamente una imposibilidad de juzgar, sino que también
Con la apertura del Juicio por la Verdad, el tribunal siguió se puede elaborar un discurso de la teoría de los dos
recabando pruebas sobre la represión ilegal, especialmente demonios o de reivindicar las prácticas de la guerra sucia
lo ocurrido en los centros clandestinos que funcionaron en en forma indirecta y a través de la Justicia”.
Neuquén y Bahía Blanca, para lo cual comenzó a citar
como testigos a militares retirados y en actividad. Rosario
En ese marco, detuvo al ex suboficial Santiago Cruciani, Treinta y dos causas dieron inicio al Juicio por la Verdad,
quien se negó a prestar declaración testimonial. Cruciani que se comenzó a tramitar en los juzgados federales de
y el coronel en actividad Julián Corres recurrieron a la primera instancia tras la presentación de un grupo de
Cámara de Casación, que en un fallo que atacó la esencia familiares de desaparecidos. La abogada Nadia Schujman,
misma de los Juicios por la Verdad y que condicionó a miembro de HIJOS y del Equipo Jurídico de Derechos
todos los procesos del país, resolvió que no podían Humanos, recordó que “las familias iniciaron los juicios
citarse a declarar como testigos a militares individualmente, para saber la verdad sobre cómo, por
presuntamente implicados en crímenes de la dictadura. qué y todo lo demás del secuestro de sus seres queridos.
Para decidir, la Casación pidió que se remitieran todas las En las presentaciones no hubo organismos de derechos
actuaciones del Juicio, con lo cual el proceso fue humanos, pero fueron siempre familiares llevados
paralizado durante largo tiempo. Cuando la causa regresó, adelante y apoyados por los organismos”.
los familiares y los organismos acordaron no seguir Las viejas causas por violaciones a los derechos humanos
impulsando el Juicio en esas condiciones y la Cámara durante la dictadura, como las que investigan los centros
Federal siguió recabando sólo prueba documental. clandestinos de detención que funcionaron en el Servicio de
Tras la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Informaciones de la Policía santafesina y en la denominada
Debida y la reapertura de todas las causas, la Cámara Quinta de Funes, se habían tramitado ante la Cámara
Federal resolvió enviar los expedientes a los jueces de Federal de Rosario y tras la apertura de los legajos por la
primera instancia de Viedma, Neuquén y Bahía Blanca. verdad todo quedó en manos de los jueces de instrucción.
Las causas fueron retrotraídas al momento en que se Schujman señaló que con el tiempo “la querella fue
dictaron las leyes de impunidad, pero aún no se libró pidiendo en casi todos los Juicios por la Verdad, por lo
ninguna detención. Para Cañón, el panorama es poco menos en los que había más prueba, que se
alentador, dado que ni el Poder Judicial ni el Ministerio transformaran en causas con efectos penales plenos. Y en
Público cuentan con los recursos suficientes para afrontar algunas después lo pidió la fiscalía”.
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El 8 de octubre de 2003, el juez federal de Rosario Omar defensoría oficial solicitó impulsar la investigación en 198
Digerónimo dictó la nulidad de las leyes de impunidad y, casos de víctimas que no tenían representación alguna,
desde entonces, las causas en las que sólo se buscaba la pedido que fue denegado y que terminó resolviendo
verdad se convirtieron en expedientes penales, que favorablemente la Corte Suprema en septiembre de 2004.
fueron acumulados a los grandes legajos en los que se Pero las recusaciones nunca llegaron a resolverse.
investiga el funcionamiento de los centros clandestinos “Cuando se declaró la nulidad de las leyes de impunidad,
de detención. la causa fue declarada abstracta y se reabrieron todas las
investigaciones penales con respecto a los represores.
Córdoba ¿Qué quiere decir esto? Que la instancia que hay hoy
“Yo nunca acepté acá el Juicio por la Verdad”, dijo María contra los represores en Mendoza es una instancia
Elba Martínez, la histórica abogada del Servicio Paz y criminal y la justicia entendió que el objeto, que es la
Justicia (SERPAJ) en Córdoba. En esa jurisdicción, una de búsqueda de la verdad real, está subsumido dentro del
las más vastas y castigadas del país, nunca se tramitaron objeto mayor que es la búsqueda de la verdad real y la
Juicios por la Verdad. En 1998, diferentes organismos de represión a los autores”, explicó Pablo Salinas, abogado
derechos humanos solicitaron la reapertura de las del MEDH Mendoza. En esa provincia nunca hubo
causas, pero directamente planteando la juzgamiento de los crímenes, dado que las
inconstitucionalidad de las leyes de impunidad y de los investigaciones de los ’80 sobre los hechos ocurridos en
indultos. La Cámara Federal resolvió la reapertura de los la zona fueron investigadas por la Cámara cordobesa.
expedientes, que envió a la jueza de primera instancia
Cristina Garzón de Lascano, pero no permitió la
persecución de los crímenes comprendidos por las leyes
de impunidad.
Por eso, se buscó perseguir los delitos exceptuados de
esos instrumentos. “Las excepciones estaban dadas por
los hechos fuera del indulto, o sea los anteriores al 24 de
marzo del ‘76 -más de cuarenta homicidios- y las
desapariciones forzadas. Tampoco la apropiación de
niños y de bienes estaban comprendidas en esas leyes.
La jueza hizo lugar y comenzaron a imputarse casos
anteriores al 24 de marzo y casos por fuera del indulto al
jefe del Cuerpo III de Ejército, Mario Benjamín
Menéndez”, señaló Martínez.
Hasta 2005, cuando la Cámara Federal declaró la
inconstitucionalidad de las leyes de impunidad y de los
indultos, los Juicios en Córdoba avanzaron como causas Una vez que el camino penal estuvo allanado, el reclamo
penales: “Se trabajó como si fuera un juicio penal sin de justicia chocó nuevamente contra el sistema judicial.
sanción, pero instando siempre por lograr la sanción, El flamante juez federal Walter Bento se declaró
primero con niveles de excepción y luego con la incompetente al entender que los crímenes cometidos en
declaración de inconstitucionalidad”, aclaró la abogada Mendoza deben investigarse en Córdoba, sede del III
del SERPAJ. Cuerpo de Ejército, que tenía jurisdicción sobre la
provincia. Por ese motivo, el organismo denunció al
Mendoza magistrado ante el Consejo de la Magistratura.
El Juicio por la Verdad nunca comenzó. Tras el pedido de La Cámara Federal mendocina finalmente anuló la
apertura que realizó en 2000 el Movimiento Ecuménico resolución de Bento, que mientras tanto sigue a cargo de
por los Derechos Humanos (MEDH) de esa provincia, en las investigaciones. “Está reinstruyendo muchas causas
reclamo del derecho a la verdad en 39 casos de cuando tienen medidas que ya están tomadas y se están
desaparición forzada, la causa se estancó. duplicando procedimientos y no hay ningún represor
Inmediatamente, el organismo recusó al entonces preso en Mendoza, a pesar de que ya la Cámara declaró
presidente de la Cámara Federal mendocina, Luis Miret, la nulidad de las leyes de impunidad”, se quejó Salinas.
por su íntima amistad con el máximo represor de la
provincia, el general de Brigada Juan Pablo Saá, y recusó Salta
al resto de los camaristas por haber sido funcionarios del El Juicio por la Verdad fue planteado recién en marzo de
Poder Judicial durante la dictadura. A su vez, la 2000 por un grupo de familiares de desaparecidos a la
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Cámara Federal, que decidió la apertura del proceso en
una resolución en la cual declaró imprescriptibles los
crímenes de la dictadura y resolvió remitir la causa al
juez federal de primera instancia Miguel Medina. El
Juicio tuvo la particularidad de haberse tramitado como
un proceso de habeas data, por escrito, no con las reglas
de un proceso penal sin punición, como el resto de los
Juicios, sino como un juicio tendiente a conocer la
información que obraba en archivos públicos y en manos
de represores sobre las víctimas de la represión ilegal. El
Juicio fue planteado para investigar el destino de 310
víctimas de Salta y Jujuy, pero el tribunal limitó la
pesquisa sólo a lo ocurrido en Salta. En la actualidad hay
varias causas penales. Las más importantes son las que
investigan la Masacre de Las Palomitas –asesinato de solicitó en octubre de 2003 la nulidad de las leyes de
doce presos políticos durante un traslado- y la impunidad y la investigación penal de algunos casos,
desaparición del ex gobernador Miguel Ragone. entre ellos los ocurridos durante la Noche del Apagón,
el 28 de julio de 1976, cuando las Fuerzas de Seguridad
Jujuy secuestraron de sus casas a trabajadores del ingenio
Las audiencias del Juicio por la Verdad vieron la luz Ledesma.
recién en el 2003, dos años después de que organismos “Sólo en 4 años se tomaron 31 testimoniales. Todavía
de derechos humanos y familiares de víctimas se falta mucho por hacer”, señaló Arroyo, y agregó que el
presentaran a pedir la apertura del proceso el 24 de proceso “sigue teniendo la misma importancia, ya que
marzo de 2001. El Juicio se tramita en el Juzgado Federal aún no se ha hecho ninguna presentación penal con la
Nº1, a cargo de Mariano Cardozo. El procedimiento es información de este Juicio, pero si las cosas van como
escrito, sin audiencias orales y públicas, aunque se pensamos se harán este año”.
permite una presencia reducida de público y los Arroyo agregó que la prueba recabada en el Juicio por la
testimonios pueden ser filmados. “Acá las cosas son un Verdad se derivará a las causas penales: “Van a ser un
poco más lentas, pero lo importante es que se movilizó a fuerte fundamento, ya que dentro de los expedientes
un grupo de familiares con el objetivo de demostrar que viejos, como los habeas corpus y todos los casos que se
es una herida que aún no está cerrada, y de poner sobre abrieron en democracia y quedaron sin efectos por la
el tapete la temática en la sociedad y con ella la de la leyes de impunidad, no hay información como la que se
reconstrucción de la historia y por ende la verdad. Sacar está recuperando en este momento”.
a la luz un montón de situaciones que la gente ignoraba
o pretendía ignorar”, señaló María Eva Arroyo, Chaco
integrante de HIJOS Jujuy. El Juicio por la Verdad se tramita ante el juez federal de
Si bien en la provincia se cuentan 105 desaparecidos, el primera instancia Carlos Skidelsky, que con el correr de las
Juicio fue iniciado con el pedido de investigación sobre actuaciones y los aportes realizados por HIJOS y el CELS,
16 casos, la cantidad de familiares que pudieron reunir fue avanzando penalmente en las investigaciones. Si bien
los organismos para hacer la presentación. Se trata de se abrió por el reclamo del derecho a la verdad, a poco de
personas que estuvieron detenidas en penales de la andar comenzó a tener consecuencias penales, dado que se
provincia de Jujuy y que desaparecieron durante descubrieron crímenes cometidos por policías de la
traslados, es decir, cuando estaban a disposición del Brigada de Resistencia en los años 1974 y 1975. Lo singular
Servicio Penitenciario. Por testimonios de sobrevivientes del caso es que como las leyes de Punto Final y Obediencia
se sabe que los detenidos pasaron, en su mayoría, por Debida no alcanzaban aquellos delitos, ocho represores,
un centro clandestino que funcionó en una hostería de la que también están denunciados por su labor durante la
localidad de Guerrero. También hubo detenidos ilegales dictadura, fueron procesados en 2001 por los crímenes
en la Central de Policía, en el penal de Villa Gorriti y en cometidos antes del Golpe. La causa penal más importante
un predio que ocupaba el polígono de tiro del Grupo de es la que investiga la Masacre de Margarita Belén, en la
Artillería de Montaña 5. que fueron fusilados 22 prisioneros políticos el 13 de
A partir de la recolección de prueba en este Juicio, que diciembre de 1976. En la provincia hay 40 represores
desde que comenzó ha sido muy lenta, con pocas denunciados y sólo 16 detenidos: 10 por Margarita Belén y
audiencias y muchas trabas, el fiscal Domingo Batule 6 en el marco de la Brigada de Investigaciones.
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Buenos Aires penales, algunas de las cuales se abrieron a partir de la
Tras la orden de la Cámara Federal de septiembre de decisión misma del Tribunal Oral Federal y que,
2003 de reabrir las causas penales y radicarlas en los evidentemente, no eran de conocimiento con
juzgados de primera instancia para que se investigue anterioridad a la iniciación del Juicio. Creo que ése ha
penalmente a los responsables de los crímenes, el Juicio sido el aporte fundamental. Y, por otro lado, en el
por la Verdad tiene circunscripta la investigación a la transcurso del Juicio se fue profundizando la
identificación de cadáveres inhumados como NN. Los investigación respecto a determinados centros
resultados de estas pesquisas, que se llevan a cabo con clandestinos de detención, como La Cueva, la Base
el aporte del Equipo Argentino de Antropología Forense, Naval, la Comisaría 4º y, durante el año 2005,
salen a la luz constantemente. La última vez fue en fundamentalmente el tema de las inhumaciones de NN en
agosto pasado, cuando se lograron identificar los el Cementerio Parque”, evaluó Juan Carlos Wlasic,
cuerpos de la monja francesa Leonie Duquet, de las abogado de la APDH Mar del Plata.
Madres Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga, La firme actitud de los organismos y del tribunal en la
María Eugenia Ponce de Bianco y de Angela Aguad, búsqueda de la verdad llevó a que el proceso fuera objeto
enterrados en el cementerio de General Lavalle. de varios embates. En sus inicios, varios civiles imputados
“Hubo numerosos requerimientos y obtención de intentaron embarrar la cancha haciendo presentaciones
registros de archivos oficiales, que analizados con los por falso testimonio contra las víctimas. Pero el golpe más
existentes y con documentación aportada por la fuerte lo recibió de parte de la Cámara de Casación. Ésta,
CONADEP en distintas causas, permitieron determinar la a partir de un recurso de la Armada, paralizó el Juicio
identidad de personas inhumadas como NN. También, la durante 2002. El tribunal marplatense había dispuesto una
confrontación de la distinta documentación existente, medida de no innovar sobre las instalaciones en donde
posibilitó revelar las circunstancias en que ocurrieron su funcionó la Escuela de Suboficiales de Infantería de
secuestro y muerte”, indicó el camarista Martín Irurzun. Marina, que la Armada tenía previsto alquilar para que allí
El juez Gabriel Cavallo, por su parte, reseñó: “Lo que funcione un parque de diversiones. Casación se llevó todo
persiguió la Cámara Federal cuando se abrió el Juicio era el expediente durante un año, revocó la medida del
averiguar todo lo que se podía en torno al destino de los tribunal y ordenó que el Juicio se siguiera sustanciando en
desaparecidos, con el objeto doble de poder dar una la Cámara Federal. En aquel momento, la Comisión
respuesta a los familiares de las víctimas de tipo moral o Provincial por la Memoria advirtió que se estaba atacando
subjetiva y a su vez seguir recolectando prueba a la espera una de las pocas vías judiciales aún habilitadas en la
de que los juicios penales se reabrieran. Creo que ambos Argentina para conocer la Verdad”.
objetivos se cumplieron acabadamente”. Además, explicó El año pasado, una nueva noticia sacudió a los
que “en cada legajo en que podemos identificar restos, la marplatenses: el fiscal del Juicio, Raúl Pedro Perotti, se
Cámara no sólo reintegra los mismos a los familiares y encontraba imputado en la causa Primer Cuerpo de
ordena la rectificación de las partidas de defunción, sino Ejército. En 1984 varios testimonios en la CONADEP
que además extrae testimonios de la causa y los remite a daban cuenta de que el Loco Perotti concurría a la
los juzgados que actualmente poseen la jurisdicción penal, comisaría 1ª de Santa Rosa, La Pampa, a presenciar
para que lo obtenido en esa investigación de los Juicios por interrogatorios bajo tortura en su carácter, por entonces,
la Verdad sirva como prueba en el expediente criminal”. de defensor de pobres y ausentes. Los años y las
investigaciones enseñaron que el Loco aquél era fiscal
Mar del Plata hoy en Mar del Plata. Perotti fue separado del Juicio por
El Tribunal Oral Federal se hizo cargo del Juicio por la la Verdad y actualmente en la Procuración se instruye
Verdad en esa jurisdicción por orden de la Cámara una prevención sumaria, paso previo de un sumario
Federal, que le delegó la investigación. El proceso fue administrativo. Además, se encuentra en la mira del juez
tramitado por un conglomerado de organizaciones de federal porteño Daniel Rafecas, que instruye la causa
derechos humanos, sociales, gremiales y profesionales a Primer Cuerpo.
fines de 1999 y comenzó con sus audiencias orales y Tras estos avatares, el Juicio sigue adelante: “Es un
públicas en marzo de 2000. La solicitud de apertura del instrumento útil, a los fines de poder ir incorporando
Juicio incluyó sólo quince casos, varios de ellos nueva prueba, que eventualmente pueda abrir luz sobre
relacionados a “La Noche de las Corbatas”, como se los casos en los cuales se carece de pocos elementos o
conoció a la seguidilla de secuestros de abogados de ninguno”, señaló Wlasic. “Pero si aparecen elementos
marplatenses. El tribunal decidió investigar lo ocurrido de prueba suficientes para iniciar causas de carácter
entre los años 1975 y 1983. “Lo importante es que, por un penal se remiten a los juzgados federales de primera
lado, se ha podido recuperar prueba para futuras causas instancia”, aclaró.
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Nuevas voces ante la ley
Centenares de personas vienen hablando durante el desa- vi después de la liberación, me di cuenta de qué importan-
rrollo -complejo y muchas veces obstaculizado- de los te era la libertad política aun para una vieja madre que no
Juicios por la Verdad. Hablaron, hablan, hablarán; en La Pla- sabe leer ni escribir. Ya no teníamos más necesidad de es-
ta, en Rosario, en Buenos Aires, en Mar del Plata, en Resis- condernos los unos de los otros. Habíamos reconquistado
tencia, en San Salvador de Jujuy, en Salta, en Mendoza, el derecho a la comunicación, es decir el derecho a no men-
en Bahía Blanca… Y más allá de lo que se logre conocer y tirnos, el derecho a ser sinceros que antes no teníamos ni
de las condenas que puedan imponerse a los represores a siquiera entre padres e hijos. La libertad también tiene es-
partir de la anulación de las leyes de impunidad, en ese he- te fondo íntimo y simple.”
cho sólo en apariencia tan elemental como es hablar, radi- En la Argentina de hoy, a treinta años del Golpe de 1976,
ca una conquista inmensa. Una conquista sobre los miedos ¿hemos reconquistado ese derecho a la comunicación, a
impuestos y los miedos propios, una conquista sobre el si- no mentirnos, a ser sinceros? El auge memorialístico debi-
lencio y la impostura como formas de la inercia social. do a la fuerza de la efemérides redonda y a la decidida e in-
El escritor italiano Elio Vittorini, notable intelectual anti- tensa participación gubernamental, parece contestar que sí,
fascista, autor de las novelas Conversación en Sicilia y El que ya todo está dicho, y que hasta se puede causar, por
simplón le guiña el ojo al Frejus, escribió en su diario insistencia, cierta saturación. Y, sin embargo, aún son mu-
después de la Segunda Guerra Mundial: “Yo no podía ser chos los muros de silencio a derribar.
sincero con mi madre en aquellos años. Para no tenerla en Dos ejemplos entre cientos:
ansia con respecto a mí, para dejarla vivir sin terrores, yo En la ciudad de Necochea, situada en el sudeste de la pro-
no podía decirle nunca lo que pensaba del mundo circun- vincia de Buenos Aires, sobre el litoral Atlántico, los profe-
dante. Había mentira entre ella y yo. La primera vez que la sores de historia Carlos Díaz y Alejandro Andersen, junto
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a la periodista Mariela Marti, se abocaron a la realización un tiro”. Y que desde entonces no sabe qué pasó con su her-
de un libro acerca de los desaparecidos oriundos de allí, mano.
titulado Hijos del pueblo. Lejos de limitarse a una tarea de Víctor Hugo Díaz contó cómo escapó del Regimiento de La
recopilación de datos, el proyecto disparó contundentes sor- Tablada, luego de ser secuestrado. Díaz trabajaba junto a
presas. Con la ayuda de la Comisión por la Memoria Mili- sus hermanos en su taller de juguetes en Berazategui. La ma-
tante de Necochea, descubrieron otra desaparecida de la drugada del 4 de febrero de 1977, este militante de la Juven-
cual nada se hablaba públicamente: María de las Mercedes tud Peronista fue secuestrado en presencia de su hermano
Zabala, quien desapareció el 17 de octubre de 1974. Pero, Juan Antonio y un amigo. Todos cuidaban el taller de “los
además, la periodista Mariela Marti obtuvo una primicia con- ladrones”, debido a que un vecino les había advertido que
mocionante: nada menos que la militancia revolucionaria de gente sospechosa, que andaba en camionetas, había estado
su padre, quien hasta entonces nunca le había contado na- preguntando por un taller de juguetes en el barrio. Resulta-
da de eso que es la explicación -tantos años después- de ron ser los secuestradores. Esa noche, lo vendaron y espo-
alarmas, silencios y mudanzas vividos durante la infancia. saron, y lo llevaron en el baúl de un auto al regimiento. Lo
Quinientos kilómetros al norte, en la muy cosmopolita y pro- ataron sobre el elástico de una cama y le aplicaron picana
gresista y hasta superada ciudad de Buenos Aires, la capital en la boca y en los genitales. “Tu hermano va a tener que
del país y su centro político y cultural, un profesor del Taller hacer un molde de muñeco grande, porque vos sos boleta”,
Escuela Agencia, en vísperas del aniversario, preguntó a sus le dijeron. Díaz fingió un desmayo. Al rato, su guardia se
alumnos de primer año de la carrera de periodismo que allí se quedó dormido y pudo desatarse. “Me incorporé, tomé un
cursa, quién sabía lo sucedido el 24 de marzo de 1976. De trein- caño y con toda mi fuerza se lo partí en la cabeza”, contó.
ta jóvenes de entre dieciocho y veinticinco años, sólo uno su- Después, tomó el arma del guardia, le quitó su camisa y par-
po contestar. Y los padres de esos jóvenes forman parte de la tió. En uno de los bolsillos de la camisa encontró el docu-
generación más diezmada por las desapariciones. mento del capitán Alberto Juan, de 33 años en esa época.
Hablar, entonces, muy lejos está de la redundancia. Hugo Ernesto Ruíz Díaz, ex-operario de la destilería de Y.P.F.
Hay una gran operación narrativa en curso, dirigida en prin- situada en Berisso, contó cómo fue secuestrado el 24 de mar-
cipio contra el silencio, pero también contra distintas memo- zo de 1976 en un inmenso operativo en el que se detuvo a
rias y verdades sedimentadas: las memorias del sentido co- numerosos trabajadores de los Astilleros Río Santiago y Pro-
mún, la verdad oficial de la dictadura y las sucesivas verda- pulsora Siderúrgica. Contó que se encontraba internado en
des construidas por los gobiernos democráticos de acuerdo a un hospital a causa de una operación en su mano. “Me
sus necesidades coyunturales. Podemos inscribir a los Juicios fueron a buscar. Habían hecho un operativo grande en mi
por la Verdad en este gran encuentro en que la sociedad se barrio y no me encontraron, mi madre alcanzó a avisarme
cuenta a sí misma qué es, cómo es, cómo llegó hasta aquí. que me fuera de la clínica, pero no me fui, porque yo no an-
En los Juicios por la Verdad hablaron docentes universitarios daba en nada raro”. Contó que pudo identificar, pese a la
y hablaron analfabetos. Hablaron militantes de los derechos capucha, que lo habían trasladado a un predio de Astilleros.
humanos y hablaron represores. Hablaron profesionales y ha- Contó que en ese momento tenía el brazo vendado por una
blaron desocupados. Hablaron obreros y hablaron maestros. infección. “No sé por qué, se me dio por pedir los medica-
Hablaron hombres y mujeres, ateos y creyentes, morochos mentos. Me pegaron dos culatazos en la mano herida, esa
y rubios, calvos y pelilargos, trajeados y descamisados. fue la medicación”, contó. Contó que luego de varias ho-
Un ex policía contó ante la Cámara Federal de La Plata que ras los trasladaron hasta un muelle. “Creí que me tiraban
rescató a su hermano de un centro clandestino de detención. al río”. Contó que sufrió un simulacro de fusilamiento: “Me
Intento finalmente frustrado, ya que el joven está desapa- separan del grupo y me ponen contra un paredón. Me hi-
recido. “Lo subí al auto y me lo llevé”, contó Leopoldo Cam- cieron pedir tres deseos. Hacen pasar una formación, mar-
pano refiriéndose a su hermano Pedro, secuestrado en fe- caron el paso, apuntaron, y cuando iban a decir fuego, al-
brero de 1977 en La Plata y detenido ilegalmente en la comi- guien dijo a éste no”. Contó que fue trasladado a la Uni-
saría quinta. “Yo como policía sabía lo que pasaba en el país, dad Penal Nº 9. Contó como fue la llegada: “Armaron dos
que desaparecía gente”, contó. Y contó que al llegar a la de- hileras de soldados y teníamos que ir corriendo en el me-
pendencia policial vio a su hermano en un pasillo, con las dio, vendados y encapuchados. Y nos iban golpeando con
manos atadas en la espalda y los ojos vendados. Y que se palos y patadas. Con un culatazo de fusil me abrieron la ca-
fue con él y lo llevó a la comisaria donde trabajaba, la cuar- beza, tengo la cicatriz”. Contó que a “todos esos que libe-
ta, cuya manzana casi inmediatamente fue rodeada por un raban a las doce de la noche, los leíamos después en las cru-
grupo armado. Y que un integrante de ese grupo lo ame- cecitas de los diarios”.
nazó: “Te doy veinticuatro horas para que desaparezcas. Es- Díaz, Campano, Ruiz Díaz, tres voces, y treinta mil silencios
toy capacitado para matarte acá o en cualquier lado”. Y que que gritan, ¿y cuántas complicidades? Todas estas historias
se retiró “caminando despacito, esperando que me pegaran son nuestra historia. Vale la pena escucharlas, escucharnos.
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Las décadas rebeldes
Del silencio
a las nuevas preguntas
Por Roberto Pittaluga
Fotografías Cristina Pauli
Si bien no se trata de una novedad absoluta en los últimos veinte años, es muy reciente la consolidación en el
campo académico de estudios históricos que abordan los años ‘60 y ‘70. ¿Cuáles son las razones para hacer histo-
ria de ese pasado reciente? ¿Cómo se encara la tarea en Argentina?
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a través de ciertas figuras y modos de ejercicio de la memoria, ciñó los temas y las for-
mas posibles de exploración del pasado reciente.
Como parte de ese contexto de determinaciones, es destacable la notable sincronía temá-
tica que se estableciera entre el campo historiográfico y los problemas de la transición
democrática, concordancia que se manifestó, por ejemplo, en la búsqueda de los funda-
mentos históricos para la consolidación democrática. Claro que en esa misma invención
de una tradición para la democracia argentina anidaba ya una determinada concepción de
la misma, expuesta en los momentos históricos que se seleccionaban para construir su
genealogía, selección en la que destacaba la ausencia del pasado reciente.
No pretendo aquí continuar con estos señalamientos, pues muchos otros elementos o
dimensiones podrían seguramente sumarse a la indagación de los motivos de esta ausencia
en la agenda historiográfica de los años ochenta y primeros noventa. Sin duda, cada uno
de esos aspectos merece además un tratamiento específico e independiente, como también
se precisa, todavía, de la puesta en relación de todos y cada uno de ellos en una explica-
ción más general que los integre con su importancia relativa. En la primera década de tran-
sición democrática, las preocupaciones principales del campo historiográfico, e incluso del
más general campo de las memorias, instituyeron una distancia entre su propio presente y
su pasado reciente que con el correr de los años se fue ensanchando. Esa distancia nacía
de la preeminencia de discursos por otra parte absolutamente necesarios -por ejemplo, la
condena del terror estatal-; pero también de la idea de que se trataba de momentos toda-
vía actuales, noción reforzada por las razones biográficas de quienes impulsaban la forma-
ción del campo historiográfico académico. Pero el distanciamiento sólo postergó lo que a
fines de los ‘90 volvió a la escena, pero reformulado: lo que ha vuelto, para decirlo breve-
mente y en los viejos términos, es la necesidad de una indagación de los lazos -de conti-
nuidad, de ruptura- entre las décadas de 1960 y 1970 con la de los ‘80 y ‘90, la reconstruc-
ción de las relaciones entre la transición democrática y el neoliberalismo por un lado, y
por otro la movilización política y social con su apuesta
revolucionaria y el terrorismo de Estado, por otro.
Lo expuesto ya nos indica ciertas características de ese
silencio historiador, el cual se inscribió sin dificultades en
una mutación más general de cierta franja de la intelectuali-
dad que en el pasado reciente había ejercido las armas de la
crítica y que en la transición democrática se plegó a ese
imaginario de la democracia, fuertemente dominado por un
pensamiento de la política como articuladora de los consen-
sos y de la gobernabilidad. La relación con la ausencia de
reflexión crítica y de producción historiadora sobre el
pasado reciente -o con su notoria insuficiencia- no deviene
de ese abandono de unas ideas por otras -al fin y al cabo,
cualquiera puede cambiar de ideas, y todos lo hacemos-;
sino de la falta de reflexión sobre las razones de ese cambio, sobre lo que se abandonaba
y lo que se conservaba de las tradiciones del pensamiento de la etapa anterior. Lo que
faltó, entonces, fue un examen intenso y extendido que explicitara las relaciones de la
idea democrática con las tradiciones intelectuales, en particular con aquellas del pasado
reciente. El resultado fue la ausencia de balance en torno a los idearios y prácticas inte-
lectuales que se abandonaban, al pensamiento que se postulaba acabado, al imaginario
desechado; ausencia que sólo podía sostenerse si a la vez el pasado reciente se ausen-
taba de las miradas.
Sin balance, sin reflexión crítica, sin indagación histórica, las ideas y los gestos utópicos
de transformación fueron abandonados en bloque, sin distinciones ni matices, aun cuando
las diferencias al interior de ese imaginario revolucionario fueran más que pronunciadas.
Se trató de un giro deseoso por romper los compromisos de la inmediata anterioridad. El
mismo salto hacia la idea democrática se naturalizó, pues la no exploración del pasado
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reciente significó eludir la reflexión sobre las condiciones de posibilidad de la democracia
de los ochenta, de sus vínculos y distancias con ensayos democráticos anteriores pero
sobre todo, con la dictadura.
La historiografía se abocó -podría decirse que programáticamente- a construir una
supuesta tradición democrática para estructurar una visión de la entera historia secular de
la política argentina. ¿Dónde anida la democracia? era la pregunta de un conjunto de des-
tacados historiadores e historiadoras en los momentos fundantes de lo que luego sería el
campo académico, esbozo de programa cuya propuesta de investigación historiográfica
se conjugaba con el proceso democrático al que estos intelectuales querían aportar sus
fundamentos históricos, orientando la búsqueda, significativamente, hacia un preciso seg-
mento de la historia argentina, desde la fundación del estado nacional hasta el inmediato
momento anterior a la entrada en escena del peronismo.
En 1997, Emilio de Ipola, refiriéndose a esta ausencia de reflexión de los intelectuales
sobre el pasado reciente -y en especial sobre la política revolucionaria de los ‘60 y ‘70-
destacaba uno de los rasgos de esta situación: el legado trunco -tal el nombre con el que
caracterizaba la cuestión- refería a la falta de transmisión de las experiencias por parte de
quienes habían sido sus protagonistas -y sobrevivientes- a las nuevas generaciones. Y
aunque hubo intentos aislados guiados por el propósito de incluir esta problemática en la
agenda política e intelectual, la corriente principal -y más aún en el campo historiográ-
fico- fue la de desestimarla o impugnarla por ser todavía un pasado demasiado cercano.
Para quienes nos sumamos a la política en los primeros años ‘80, la discontinuidad de la
que habla de Ipola tuvo fuertes consecuencias. Nuestra avi-
dez por conocer lo sucedido antes de la dictadura sólo fue
equiparable al tamaño de la desconexión con la generación
anterior, diezmada por desapariciones, exilios, etc. Una
situación que no anula la pregunta sobre qué hacer cuando
una generación recibe de la anterior relatos escasos y frag-
mentados. Y, si bien lo poco que nos llegaba lo hacía bajo el
formato de la repetición de las razones y motivos setentis-
tas, lo tomábamos con desconfianza, pues ya conocíamos el
rostro de la catástrofe y el terror. Lo que habría que decir
también, para mirar los cosas desde distintos ángulos, es
que quienes éramos jóvenes en esos años no supimos for-
mular las preguntas adecuadas, intervenir generacional-
mente; de hecho, de nosotros quizás pueda decirse que no
fuimos una generación, y que nuestra posición a mitad de camino entre los anhelos
emancipatorios y un ajuste de cuentas con la política revolucionaria heredada terminó en
un callejón sin salida, o cuya salida fue, para la mayoría, el abandono de toda política.
Cuando, desde 1996 aproximadamente, nuevas voces vinieron a cuestionar ese silencio
sobre el pasado reciente, voces que irrumpieron en el centro de la escena pública con sus
propias interrogaciones y con las marcas presentes de ese pasado, voces de una nueva
generación, la de los hijos -que no necesariamente son hijos de militantes setentistas sino
todos aquellos que componen en una diversidad de intervenciones un nuevo repertorio
de preguntas sobre cuestiones antes invisibilizadas-, se configuró paulatinamente un
nuevo escenario, en el cual y crecientemente el pasado reciente se tornó punto de inte-
rés. Es un escenario que también se ha nutrido del auge memorialístico que a nivel mun-
dial acompaña el cambio de siglo, y sería ingenuo desconocer este impulso externo. Sin
embargo, aun con estos cambios, la falta de transmisión se manifestó en la incapacidad
para ofrecer a esas nuevas preguntas, respuestas que se alejaran tanto de las versiones
acríticas como de las condenas demonizantes. La supervivencia de los discursos setentis-
tas, latentes durante los ‘80 y ofrecidos desde mediados de los ‘90 como una revaloriza-
ción de la experiencia militante, constituyeron en realidad una repetición de los discursos
originales, y sus modalidades de intervención estuvieron más cercanas a la herencia y el
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mandato que al legado y la posibilidad de transmisión.
El año pasado participé de un ciclo organizado en la Universidad de General Sarmiento
por Daniel Lvovich y Jorge Cernadas, en el que me tocó en suerte responder a la pre-
gunta: ¿Historia reciente, para qué? Sin embargo, mi intervención estuvo más cerca de la
pregunta sobre cómo se hace historia del pasado reciente en la Argentina actual. ¿Cuáles
serían entonces las razones para hacer historia del pasado reciente? No creo que haya
una respuesta estrictamente historiográfica que otorgue a esa porción del pasado un pri-
vilegio para su estudio en relación a otros períodos de la historia. Sí puedo presentar
algunos de los motivos que me impulsan personalmente a indagarlo, que no son más que
preocupaciones políticas e historiográficas que de alguna manera intentan ser puntos de
partida para reinscribir, en la práctica profesional, la inquietud intelectual, para reinscribir
esa figura del intelectual perdida hoy en los pliegues de las vestiduras del especialista.
Lo dicho más arriba en relación a la falta de transmisión es ya un motivo suficiente para
sostener programas de investigación histórica sobre el
pasado reciente. No es cuestión -y sigo aquí nuevamente a
de Ipola- de hacer hoy lo que no se hiciera en la primera
década de la transición; pero sí de integrar ese silencio y las
nuevas preguntas a la hora de mirar el pasado reciente. El
fracaso de la tarea de transmisión es en sí mismo un pro-
blema que debe ser abordado.
El pasado reciente es, por otro lado, un momento de trans-
formaciones epocales, de mutaciones de largo alcance.
Entre esos cambios, uno no menor lo constituye el cierre de
una etapa en relación a los modos de entender la transfor-
mación de la sociedad con vistas a un mundo mejor. Las
décadas que van, aproximadamente, de 1968 a 1989-91, fue-
ron testigos del fin de lo que podría llamarse la forma bol-
Cristina Pauli chevique y la forma socialdemócrata de pensar el cambio social y de actuar en conse-
se formó en el taller de cuencia. Junto al cierre de esa experiencia, parece haberse cerrado también una forma de
fotografía documental de entender la revolución que se remonta a dos siglos atrás, cuando nació bajo la impronta
Xavier Kriscautzky. Su francesa. Incluso ampliando la mirada, bien podría decirse que ese pasado reciente ha
tema son las paredes. Su sido el momento de la crisis y el hundimiento de las utopías de masas en Oriente y Occi-
tesis de licenciatura en dente, caída a causa de la fortaleza de las nuevas estrategias del capital como también de
comunicación social fue las contradicciones y debilidades de esas mismas utopías, que en su existencia real se
“Los graffittis en el revelaron ambiguas y de múltiples rostros, algunos de ellos, terroríficos. En paralelo,
territorio urbano de La pero vinculadas, otras crisis sirven también para señalar la hondura del cambio, como
Plata”. Ha intervenido en aquellas que afectan a las percepciones y nociones de la espacialidad y la temporalidad,
muestras colectivas del que hacen del presente un momento efímero y a la vez el único relevante, y que convier-
Grupo de Fotografía ten al pasado en un segmento muerto y enterrado con el que se carece de relaciones sig-
Documental La Plata y nificativas. Atender a esas crisis y esas transformaciones desde los márgenes puede arro-
también realizó muestras jar, al contrario de lo que comúnmente se piensa, una luz intensa sobre aspectos claves
individuales, siempre con de dicho proceso.
el título “Las voces de las A su vez, en Argentina hay cuestiones específicas para abordar. Muchas de las preguntas
paredes”. sobre el presente, o sobre los últimos veinte años, exigen indagar en las décadas de 1960
y 1970. ¿Qué sucedió en esas décadas, qué cambió en la sociedad y el Estado en la
Argentina, para que desde los ‘80 asistamos a una continuidad en las instituciones demo-
cráticas que no tiene precedentes? ¿Cuál fue el significado de esos cambios? ¿Cómo se
relacionan con otros cambios, en la cultura, la economía, etc.? ¿Qué implican en relación
al futuro? Preguntas que son razones para una historia del pasado reciente.
El paisaje social de la Argentina post-dictatorial nos dice bastante de los alcances de
esa transformación de la que hablo. Ya Dardo Scavino la nombró como la era de la
desolación, atendiendo a la producción de un nuevo lazo social caracterizado por el
aislamiento de los sujetos, por su des-solidaridad. Ese nuevo lazo social fue producido,
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en principio, por medio de la violencia más extrema, por obra del terror de Estado, con
su sistematicidad para el aniquilamiento; como señaló Pilar Calveiro, sus figuras claves
han sido el campo de concentración y la desaparición. Creo que éstos son también
motivos poderosos para interesarse por el pasado reciente, y en cierta forma, pienso
que todavía hoy seguimos atravesados por la figura de la desaparición como constitu-
tiva de los nuevos lazos sociales.
Pensar el terrorismo de Estado es una cuestión, a mi entender, crucial. Que haya sucedido
sigue siendo un problema actual. Multiplicar las reflexiones es la manera de trabajar
sobre la figura de la desaparición, sobre sus sombras en el
presente, sobre su presencia: en este país hay desaparecidos
y tenemos que vivir con ello. Tareas que requieren de la pro-
ducción testimonial, de la palabra de los testigos -incluso de
aquellos que no saben que lo han sido-, pues también sobre
esas superficies textuales debemos pensar, interpretar. La
academia historiadora ha hecho poco también en este plano,
lo cual se revela en el lugar marginal que en sus principales
instituciones ha tenido la historia oral y la producción y aná-
lisis de lo testimonial. Considero que la oposición que algu-
nos han postulado entre testimonio e historia, entre memoria
e historia, es inadecuada. Más bien quiero pensar a la histo-
ria como parte del campo de la memoria, y a ambas como
intervenciones críticas sobre el pasado, formas de rescate
atentas a las dimensiones de la deuda y la justicia, propo-
Roberto Pittaluga niendo una relación con el pasado que ni quede atrapada por su reiteración pura ni lo
es licenciado en Historia colonice con los motivos del presente, como advertía Benjamin.
y doctorando en Historia Las intervenciones de las nuevas generaciones no han sido las únicas causas del renovado
por la Universidad de interés por el pasado reciente. También debemos contar que, desde mediados de la
Buenos Aires. Se década de 1990, vienen surgiendo nuevos movimientos de impugnación del orden social
desempeña como capitalista que genéricamente podemos situar en las coordenadas de lo que se ha llamado
docente en esa misma movimiento alterglobalizado. Estos movimientos han impreso una profunda reconsidera-
casa de estudios. Es ción tanto de las prácticas como de las concepciones de lo político. En nuestro país, con
fundador del Centro de todas sus limitaciones, estas tendencias, y las problemáticas que promueven, se fortale-
Documentación e cieron con la irrupción callejera de 2001. Examinar sus vínculos con el pasado -reciente y
Investigación de la lejano- constituye una tarea relevante. En la pluralidad de experiencias que constituyeron
Cultura de Izquierdas en la urdimbre de esa movilización social, política y cultural de los años sesenta y setenta,
la Argentina y desde existieron diferentes y hasta incompatibles modos de hacer la revolución. Discutir los
2004, su director. Integra supuestos y concepciones de dichas experiencias, reconstruirlas histórica y críticamente -
el comité editor de las sin temer, como decía Marx, a las consecuencias de esas críticas- es la forma que adopta,
revistas El Rodaballo y a mi juicio, la tarea del rescate. Un ejercicio que permita, entonces, reconsiderar el con-
Políticas de la Memoria. cepto de revolución: reconsideración por medio de la distinción de los sedimentos de sen-
Entre 2001 y 2002 integró tido que experiencias anteriores le imprimieran, y que por ello nos permita considerarlos
el equipo del Archivo hoy como pasados, para habilitar la impresión de nuestras propias significaciones, las de
Oral de Memoria Abierta nuestra época. Quizás el legado de muchas de las experiencias del pasado reciente se
y el Programa de Historia limite a las expectativas de transformación social; lo cual no es poco, si pensamos que se
Oral de la Facultad de trata de un aporte a la recuperación de los anhelos emancipatorios.
Filosofía y Letras (UBA). En los últimos años, el campo de estudios sobre el pasado reciente se ha visto fortalecido.
Ha publicado numerosos A los esfuerzos de muchos investigadores que mencionaba al inicio de este texto, se ha
artículos sobre historia y sumado la labor desplegada en diversas instancias para la reconstrucción del archivo -pri-
memoria, y es coautor, mera fase de la escritura de la historia, según Ricoeur-: baste mencionar a la Comisión
con Alejandra Oberti, de Provincial de la Memoria, Memoria Abierta o el CeDInCI como algunas de sus expresiones
Qué memorias para qué más destacadas. Las propias “Jornadas de Historia Reciente”, cuya tercera edición tuvo
políticas. Escrituras sobre lugar en 2005, evidencian este fortalecimiento. Pero se trata todavía de un campo inci-
la militancia setentista. piente, en el que se requiere de muchas y nuevas intervenciones.
40 P U E NT E S 1 7 ABR IL 2006
Dictadura y consenso
Pasados treinta años desde el Golpe de Estado de 1976, las preguntas sobre las actitudes sociales durante el autodeno-
minado “Proceso de Reorganización Nacional” aparecen con insistencia en ámbitos políticos, académicos y artísticos.
P U E NT E S 1 7 ABR IL 2006 41
El concepto de consenso y sus críticos
En otras latitudes, y en situaciones históricas muy distintas, aunque no por ello
incomparables, las actitudes de la población bajo situaciones dictatoriales ha sido
estudiada, y el concepto de “consenso social” ha sido empleado en ocasiones, aunque
también existen críticos que impugnan la eficacia de su empleo para analizar las
actitudes sociales en situaciones dictatoriales.
Es sabido que no existe régimen político alguno que haya logrado mantener su estabilidad
y pervivencia empleando exclusivamente métodos coercitivos, ya que la represión per se
no logra generar el factor básico de la permanencia de cualquier gobierno: la disposición a
obedecer por parte de la población. En tal sentido, la historiografía sobre las dictaduras
europeas del siglo XX coincide en señalar que en dichos regímenes se aplicaron políticas
específicas para mantener sus apoyos originales e incluso ampliarlos, alcanzando a
sectores originalmente considerados hostiles. Los estudios sobre las dictaduras de España
y de Alemania demuestran que incluso los regímenes más fuertemente represivos contaron
con una base de sustentación relativamente amplia y no reductible a una clase o segmento
de clase social en particular5.
En tal sentido, se ha señalado con acierto que “la formación del consenso efectivo no es
un fenómeno espontáneo y que se da por descontado sino que es inducido desde el
poder a través de un conjunto de procesos, instituciones y aparatos que llevan a cabo las
operaciones destinadas a la organización del consenso, esto es, a producir y extender
comportamientos de adhesión en relación con el poder”6. Se pueden sintetizar tres tipos
de acciones orientadas a eso: la difusión de imágenes y juicios positivos sobre el
gobierno y negativas hacia la oposición; las acciones tendientes a lograr la interiorización
de una serie de modelos y pautas culturales acordes a las necesidades del sistema; la
creación de unas condiciones de existencia que favorezcan la adhesión al régimen de
diversos grupos sociales7.
Sin embargo -y esto resulta válido para cualquier tipo de régimen político-, el éxito de la
operación hegemónica dependerá de las formas en que tal apelación sea procesada por la
población a la que se dirige. En algunos análisis acerca del fenómeno, se enfatiza el peso
del factor ideológico en la conformación del consenso, tal como en el libro de Youssef
Cohen acerca de la clase obrera brasileña bajo la dictadura militar, significativamente
titulado The manipulation of consent8. En otros, en cambio, se destaca el rol activo de los
sujetos subalternos que, lejos de acordar ideológicamente con sus dominadores,
reconocen su carácter de dominados como marco a partir del cual definen sus prácticas.
Como primera aproximación, podemos definir el consenso como la adhesión y el apoyo
dado por los ciudadanos al sistema político, que se traduce, en términos de
comportamiento individual, en la obediencia y la disponibilidad de los mismos a aceptar las
decisiones adoptadas por los gobernantes. Por tanto, “existe consenso cuando se produce
la aceptación común por los miembros de una sociedad de leyes, reglas y normas, cuando
se da una adhesión a las instituciones que las promulgan y aplican y, finalmente, cuando
existe entre los gobernados un generalizado sentimiento de identidad o unidad”9.
¿Resulta éste un concepto útil para comprender las actitudes sociales en condiciones de
dictadura? Guillermo O’Donnell ha señalado que en dichos regímenes la dominación
económica y la coacción tienden a acercarse de manera transparente una a otra,
reduciendo la posibilidad de generar consenso y legitimación10. Aunque las dictaduras
inviten a la participación, la eliminación de la ciudadanía implica que “dicha participación
sólo puede ser la aprobatoria contemplación de las tareas que emprenden las instituciones
estatales”. En estas condiciones, a lo más que se puede aspirar es al consenso tácito. Es
decir, despolitización, apatía y refugio en una cotidianeidad altamente privatizada11.
En realidad, en la historiografía sobre las dictaduras europeas del siglo XX existe una
larga tradición de debates al respecto, iniciada en los ‘70, cuando Renzo de Felice
sostuvo que entre 1929 y 1934 el régimen fascista italiano logró un extendido consenso
que le permitió alcanzar su momento de máxima solidez y adhesión12. Otros
42 P U E NT E S 1 7 ABR IL 2006
historiadores, como Nicola Tranfaglia y Gaetano Arfé, rechazaron la posibilidad de
aplicar el concepto de consenso a las dictaduras del siglo XX, por considerar que el
mismo define la relación existente entre gobernantes y gobernados en regímenes que
permiten la libre expresión de la voluntad individual y social, y no en los
caracterizados por la preeminencia del aparato represivo, el monopolio político y la
censura13. Estos autores niegan que el fascismo haya gozado de un verdadero
consenso, porque no puede considerarse como tal la aceptación pasiva y resignada
del régimen, postulando en cambio que sólo cuando existe un apoyo entusiasta y una
participación activa puede afirmarse que un sistema político posee apoyo de masas. La
posición contraria afirma que el consenso efectivo logrado por el fascismo no equivale
a la unanimidad de los apoyos, ni a la posesión permanente de adhesiones entusiastas.
Nos enfrentamos así a una seria dificultad, ya que resulta altamente improbable que el
historiador logre diferenciar el consenso tácito que supone aprobación de las prácticas
estatales y la aceptación pasiva de estas políticas debido al terror o a la resignación
fundada en la falta de expectativas razonables de cambio. De modo que la falta de
manifestaciones de oposición o resistencia no puede ser sencillamente equiparada a un
consenso tácito motivado por la aprobación de las políticas del régimen. Además,
dificultades similares pueden ocurrir con el análisis de determinadas formas de disenso,
oposición o resistencia a las dictaduras, de las que rara vez
queda registro y a las cuales la sutileza de sus señales e
indicios las torna casi inaprensibles. Estas prácticas rara vez
producen acciones colectivas, pero pueden minar el consenso
de un modo difícil de reprimir14.
Philippe Burrin sostiene con acierto que el término consenso
simplifica la complejidad de las actitudes hacia el poder de los
actores individuales, que habría que situar en una escala en
torno a dos nociones; la aceptación y el distanciamiento. La
primera comprendería la resignación, el apoyo y la adhesión;
la segunda, la desviación, la disidencia y la oposición. Lo más
común y frecuente en la realidad es encontrar en un mismo
individuo una mezcla de varias de estas actitudes15.
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mayoría de la sociedad apoyó el Golpe de Estado, al cual
consideró una salida a la crisis económica, el derrumbe
institucional y la violencia política que caracterizaron a los
meses previos. También es amplia la coincidencia en señalar
que la dictadura pudo consumarse debido a que se articuló
con una larga tradición de autoritarismo y de negación de los
derechos del adversario político, cuyos elementos reorganizó
y llevó a sus extremos16.
Los trabajos académicos que se aproximaron a las actitudes
de consenso y apoyo a la dictadura por parte de sectores
amplios de la sociedad señalan que tales actitudes fueron muy
extendidas. Hugo Vezzetti ha sostenido que “la imagen de una
sociedad mayoritaria y permanentemente aterrorizada frente a
una violencia extendida en la vida cotidiana es, básicamente, una construcción retrospectiva
alimentada por el viraje hacia un ánimo opositor cuando la dictadura estaba ya derrotada”17.
Por el contrario, en su perspectiva, una mayoría acompañó o aportó su conformidad pasiva
a las faenas de la dictadura. Se inscriben en la misma línea las reflexiones de O’Donnell,
quien realizó en los primeros años de la dictadura una investigación en la que encontró un
alto nivel de adhesión a los mensajes gubernamentales entre las personas entrevistadas, que
sin embargo negarían haber asumido alguna vez tales posiciones al reiterarse las entrevistas
tras la Guerra de Malvinas18. O’Donnell sostiene que el control dictatorial sobre la sociedad
sólo se pudo desarrollar por la existencia de una sociedad que se patrulló a sí misma,
refiriéndose a un grupo amplio de personas que voluntariamente se ocuparon activa y
celosamente de ejercer su propio pathos autoritario”19. Tal perspectiva coincide con lo
señalado por el periodista James Neilson en mayo de 1976, en el diario Buenos Aires Herald:
“Muchas personas, por lo demás respetables, creen que los izquierdistas, sean activistas
tirabombas o idealistas transmundanos, merecen la pena de muerte. No exigen que eso se
inscriba en el código penal pero sí aceptan la muerte violenta de izquierdistas con total
ecuanimidad”20.
Los historiadores se enfrentan a grandes dificultades para sustentar sobre evidencias
empíricas las afirmaciones en relación a las disposiciones y actitudes sociales frente a la
dictadura Sin embargo, ése resulta el objetivo de un número no poco significativo de
investigaciones en marcha. A semejanza de lo que sucede en los países europeos que
deben lidiar con pasados fascistas, nazis, nacionalcatólicos, o colaboracionistas, logran
preguntarse por el rol de contingentes sociales amplios. Pero la condición para que esto
suceda es que previamente a las indagaciones en torno a las responsabilidades morales
de la población, hayan sido más o menos aclaradas –académica y judicialmente– las
culpabilidades criminales de las cúpulas de cada uno de los regímenes abordados y la
responsabilidad política de sus organizaciones cómplices. En general, la formulación de
Daniel Lvovich estas problemáticas supone profundos cambios de clima político, muchas veces
es doctor en historia por acompañados por la llegada a la madurez intelectual de nuevas generaciones. El caso
la Universidad Nacional argentino no resulta en tal sentido una excepción.
de la Plata y master en Las vías para el estudio de las actitudes de aceptación y distanciamiento son múltiples.
Ciencias Sociales con Como ha señalado Quiroga, desde el comienzo de la dictadura las Fuerzas Armadas
mención en Sociología. consideraron entre sus objetivos legitimar su intervención. Y pretendieron organizar el
por la Facultad consenso por contraste, a través de un discurso que señalaba las crisis sucesivas por las
Latinoamericana de que atravesó el país, de la teoría del vacío de poder y de la denuncia del peligro de la
Ciencias Sociales. Publicó subversión terrorista. En tal sentido, el “Plan de Acción psicológica” del Ejército plantea
los libros Nacionalismo y la utilización de diversos instrumentos propagandísticos para lograr la adhesión popular
Antisemitismo en la en la llamada “guerra contra la subversión”21. Otras iniciativas, como el Campeonato
Argentina y El Mundo del Mundial de Fútbol de 1978 o la manipulación informativa a través de los medios, pueden
Trabajo: Neuquén ser interpretadas como intentos de generación de consenso. La tarea emprendida ahora
1930-1970. es analizar la recepción de tales iniciativas. En diversos ámbitos se ha emprendido el
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estudio de organizaciones empresariales, vecinales y culturales de nivel local, para
analizar esa recepción.
Distintos investigadores han señalado con acierto que las políticas económicas de
Martínez de Hoz minaron el terreno para que la dictadura instaurada en 1976 lograra
encontrar principios de legitimidad suficiente en los planos económico y social, dado su
impacto negativo sobre el nivel salarial y sus implicancias de desindustrialización
selectiva. Sin embargo, carecemos hasta hoy de estudios que den cuenta del modo en
que otros aspectos de esas políticas, como la sobrevaluación del peso y las posibilidades
de ampliación del consumo que ella posibilitó, ampliaron las bases de sustentación del
régimen durante los períodos en que su faz represiva resultó más intensa.
Dar cuenta de estas problemáticas parece entonces la dirección en que se encaminan
nuevas investigaciones sobre la última dictadura. El estudio de las disposiciones y
actitudes sociales, partiendo del reconocimiento de su multiplicidad y variedad en el
tiempo y de la enorme complejidad de su abordaje, parece guardar las claves de una
renovada comprensión de la historia argentina reciente.
1. M. Novaro y V. Palermo, La dictadura militar (1976 – 1983). Del golpe de Estado a la restauración democrática, Buenos Aires, Paidós, 2003, pp. 505 – 506.
2. Ver al respecto: E. Mignone, Iglesia y dictadura. El papel de la iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar, Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento
Nacional, 1986 y M. Obregón, Entre la cruz y la espada. La Iglesia Católica durante los primeros años del Proceso, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 2005.
3. H. Quiroga, El tiempo del proceso. Conflictos y coincidencias entre políticos y militares, 1976-983, Rosario, Ross, 1994.
4. Nos referimos, entre otros, a los siguientes trabajos: E. Groisman, La Corte Suprema durante la dictadura, Buenos Aires, CISEA, 1987; I. Klich, “Políticas
comunitarias durante las Juntas Militares argentinas: la DAIA durante el Proceso de Reorganización Nacional”, en L. Senkman, El antisemitismo en la Argen-
tina, Buenos Aires, CEAL, 1989, E. Blaustein y M. Zuvieta, Decíamos ayer. La prensa argentina bajo el Proceso, Buenos Aires, Colihue, 1998; C. Kaufmann
(comp.), Dictadura y Educación, Buenos Aires, Miño y Dávila, 2001.
5. Para el caso alemán, entre una muy extensa bibliografía, podemos citar como ejemplo: R.Gellately, No sólo Hitler. La Alemania nazi entre la coacción y el
consenso, Barcelona, Crítica, 2002. Para la España franquista: S. Castillo (coord.), La Historia Social en España. Actitudes y perspectivas, Madrid, Siglo XXI;
1991; I. Sánchez, M. Ortiz y D. Ruiz (coords.), España franquista. Causa general y actitudes sociales ante la dictadura, Ediciones de la Universidad de Castilla
la Mancha, 1993 y C. Calvo Vicente en El concepto de consenso y su aplicación al estudio del régimen franquista en Spagna Contemporánea, Nº 7, 1995.
6. G. Guaitini y T. Seppelli, “L’organizzazione del consenso del regime fascista: quadro generale,” en: G. Negri (Ed.), Política e societá in Italia dal fascismo
alla resistenza. Problema di storia nazionale e storia umbra, Bologna, Il Mulino, 1978, pp. 149 – 150.
7. Calvo Vicente, op. cit., p. 145.
8. Y. Cohen, The manipulation of consent. The State and working–class consciousness in Brazil, University of Pittsburgh Press, 1989.
10. Calvo Vicente, op. cit, p. 144.
11. G.O’Donnell, “Tensiones en el estado burocrático – autoritario y la cuestión de la democracia” en: Contrapuntos. Ensayos escogidos sobre autorita-
rismo y democratización, Buenos Aires, Paidós, 1997, p. 83. Idem, p. 73
12. R. De Felice, Mussolinni Il Duce.I. Gli anni del consenso, 1929- 1936, Torino, Einaudi, 1974, en particular el capítulo segundo “Gli anni del consenso: Il
paese”. Sobre el impacto de las posturas de De Felice en la historiografía del fascismo, ver: E. Gentile, “Fascism in Italian Historiography: In search of an
Individual Historical Identity”, Journal of Contemporary History, vol21, Nº2, abril de 1986.
13. Ver: B. W. Painter, “Renzo De Felice and the Historiography of Italian Fascist”, The American Historical Review, vol. 95, Nº 2, abril de 1990.
14. Ver: S. Tarrow, El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política, Madrid, Alianza, 1997, pp. 168 – 169. Un ejemplo
de tales formas de disidencia, la de los jóvenes que escuchaban jazz en la Alemania nazi, se encuentra en D.Peukert, Inside Nazi Germany. Conformity,
opposition and racism in everyday life, New Haven, Yale University Press, 1987,cap. 8.
15. P. Burrin, Politique et société: les structures du pouvoir dans L`Italie fasciste et l’Allemagne nazi, en Annales ESC, mayo - junio de 1988, p. 625.
16. Sobre estos puntos ver L. A. Romero, “Las raíces de la dictadura. La sociedad como cómplice, partícipe o responsable” en Puentes, Año I, N° 3,
marzo de 2001 y P. Calveiro, Poder y desaparición. Los campos de concentración en la Argentina, Buenos Aires, Colihue, 1998.
17. H. Vezzetti, op. cit., p. 43.
18. G. O’Donnell, “Compromisos cambiantes: reflexiones a partir de la experiencia argentina reciente”. En: Contrapuntos…, p. 151. El propio O’Donnell
destacó el carácter informal y poco sistemático de la investigación, determinado por las condiciones imperantes en aquel momento.
19. G. O’Donnell, “Democracia en la Argentina. Micro y macro”, en: Contrapuntos… pp. 137 - 138.
20. J. Neilson, En tiempos de oscuridad, 1976/1983, Buenos Aires, Emecé, 2001, p. 15.
21. En: E.Vázquez, PRN. La última. Origen, apogeo y caída de la dictadura militar, Buenos Aires, Eudeba, 1984, pp. 264 – 269.
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Los jóvenes y la memoria
A lo largo de las cuatro convocatorias del programa “Jóvenes y memoria. Recordamos para el futuro”, múltiples han
sido las historias sobre la dictadura reconstruidas y contadas por alumnos y docentes de los polimodales bonaerenses.
A pesar de su diversidad, tienen en común tanto su inscripción local como la peculiaridad de que sean los adolescentes
los encargados de investigar y de contarlas. ¿Qué reflexiones pueden hacerse a partir de esas historias?
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Aunque se trate de tópicos recurrentes, tanto en las conceptua-
lizaciones sobre la memoria como en las retóricas de las polí-
ticas contra el olvido, poco sabemos acerca de la transmisión
de memorias, las tensiones en que se inscriben, los conflictos
que generan, los ámbitos y situaciones de habla en que se
manifiestan. ¿Es la familia o la escuela su espacio privilegiado?
¿Cómo participan los jóvenes? ¿Cómo elaboran los conflictos
en torno al pasado que se expresan en las diferentes versiones
relatadas por los adultos y los distintos circuitos por donde cir-
culan los relatos? ¿Cómo vinculan este pasado con su presen-
te? ¿Cuáles son las posibilidades en la escuela y en la socie-
dad en general para que los jóvenes le confieran al pasado
sus propios sentidos? ¿Cómo se expresan? ¿Pueden distinguir-
se en este proceso las diversidades, tensiones y conflictos de
los jóvenes en el presente con sus propios pares y con el
mundo de los adultos? La lista de interrogantes es vasta. Aquí
nos detendremos en una de las cuestiones: cómo elaboran los
jóvenes las pugnas en torno al pasado que surgen a la hora
de encarar la reconstrucción del pasado reciente.
Voces y ámbitos
Que las historias reconstruidas y narradas por los jóvenes
se inscriban en el ámbito local, que les sean próximas como
experiencias vividas, no es un dato menor. En ese tipo de es-
cenario, el despliegue de las disputas por el pasado adquie-
re una resonancia distinta que en los ámbitos públicos nacio-
nales, donde en general son protagonizadas por actores jó como saldo la dictadura militar. También está, por cierto,
institucionales como organismos de derechos humanos, go- la voz de los protagonistas sobrevivientes, militantes de los
bierno, partidos políticos, fuerzas armadas, iglesia, y elabo- ´70 o familiares de las víctimas, que tampoco constituyen un
radas y puestas en circulación por los grandes medios. Más grupo homogéneo ni exento de tensiones.
de lo que suele suponerse, son los intercambios lingüísticos En la mayoría de los proyectos encarados por las escuelas de
que se producen en la trama local los que inciden con fuer- la provincia, estas disputas, con mayor o menor virulencia,
za en los procesos de transmisión de las experiencias pasa- han tenido lugar. Algunas veces se expresan dentro de la mis-
das a las nuevas generaciones. La narración de la historia en ma escuela, a través de resistencias y acciones de boicot a los
clave autobiográfica, atravesada por la subjetividad del na- proyectos por parte de otros docentes, incluso directivos, con
rrador, tiene un efecto de sentido muy potente. mayor gravedad en algunas escuelas confesionales de credo
Es en este territorio donde, por ejemplo, resisten aquellos católico, donde la presión sobre los docentes para que no
relatos que siguen evocando al pasado dictatorial como un sigan con la investigación es muy fuerte. En las familias de los
tiempo durante el cual todo fue mejor, desafiando a las cada chicos están quienes incentivan a sus hijos a la participación
vez más poderosas memorias oficiales que lo conmemoran pa- en el proyecto, como quienes, generalmente reparados en el
ra repudiarlo. Relatos que circulan en las familias, en los ám- miedo por lo que pueda suceder (un nuevo golpe de Esta-
bitos privados, en las aulas, pero casi nunca en los salones de do, la politización de sus hijos) presentan reticencias. El ar-
actos Se transmiten de persona a persona, y se expresan en gumento más usado por quienes se oponen es que se les
general reclamando olvido ante las insistentes políticas de la llena la cabeza a los chicos con sólo una versión de la histo-
memoria, a las que acusan de parciales y sesgadas. También ria y no se les hace escuchar todas las campanas.
están aquellas voces que insisten en que acá no pasó nada, di- La otra instancia en la que el conflicto irrumpe es el proceso
ferenciando la realidad local de la historia nacional. Por otro de investigación, tanto por los diferentes discursos sobre el
lado, hay quienes sostienen que de eso no se habla. En pocos pasado que los alumnos registran, en entrevistas y documen-
casos, este silencio nace del dolor de la experiencia traumá- tos, como en las dificultades para acceder a ellos. ¿Cómo ac-
tica. Comúnmente se expresa como un tabú, atizado, tal vez, túan los adolescentes al constatar que existen diferentes to-
por la percepción de la naturaleza conflictiva de ese pasado más de posición y versiones en torno al pasado? No hay una
del que es mejor no hablar, o quizás sea un resabio del mie- actitud única ante ese dilema, pero pueden señalarse algunas
do aún latente, aunque a veces resulte imperceptible, que de- tendencias. En algunos casos son ellos mismos los empren-
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dedores activando el conflicto desde una lectura previa acer- pués tuvimos todas sobre la mesa y dijimos: qué es lo que
ca del pasado, generalmente tributaria de aquellas memorias queremos mostrar. El dolor de una ciudad, lo que sufrió una
oficiales o encuadradas institucionalmente. En otros, intentan familia al tener que exiliarse un integrante de la familia, y ale-
producir un nuevo relato impregnado de sus propias interpre- jarse de todo lo que estaba pasando. Ese dolor quisimos mos-
taciones, dando “una nueva vuelta de rosca”; lo notable aquí trar”. Tanto cuidado al elegir tiene para ellos una explica-
es que surge a partir de la investigación y como parte de un ción. “Estamos bastante condicionados, demasiado, porque
proceso de elaboración en ciernes, que incluye el trabajo de tenemos en la ciudad una Base Aeronaval. Entonces se nos
generalización interpretativa de la experiencia. También es- complica a nosotros y a cualquiera que pueda acceder a es-
tán quienes intentan sortearlo constituyéndose en observado- te tipo de información. Esa fue una de las trabitas que se nos
res imparciales. Los caminos se entrecruzan y transitan con- presentaron a nosotros para poder abordar con más fluidez
tradicciones que muchas veces quedan sin resolver, pero el el trabajo. La mayoría de la gente trabaja en la Base Aerona-
itinerario no deja de ser fecundo y muy genuino. val y entonces nos encontramos con el silencio, porque sabía-
mos que si íbamos a recurrir a tal persona, esa persona no nos
El tema y el problema iba a decir, sí, yo vi esto, o pasó esto, o lo otro. Si nos los de-
“¿Esto está resuelto?”. Con esta pregunta, una alumna del Co- cía lo hacía de forma anónima, sin dar la cara ni nada”.
legio Manuel Dorrego de Morón presentaba, en el Encuentro Además de estar muy cerca una de la otra, a pesar de evocar
de Chapadmalal, frente a alumnos y docentes que habían ambas con sus nombres -25 de Mayo y 9 de Julio- a las dos
participado del Programa “Jóvenes y Memoria”, la perfoman- fechas patrias más importantes de nuestro país, esas ciuda-
ce que intentaba dar cuenta del conflicto en su escuela por la des del oeste bonarense tienen otra cosa en común: el cura
placa homenaje a quien fuera su director hasta la dictadura mi- Cristian Von Wernich, partícipe de la represión dictatorial, vi-
litar, el profesor Eduardo Aníbal Maniglia. “La placa se puso en vió en ellas. Acerca de él investigaron las escuelas polimoda-
el quinto aniversario de la muerte de Maniglia. Está la placa de les número 7 y 207. “El proyecto es un libro, vamos a incluir
los desaparecidos en la puerta, abajo está la placa de Manuel testimonios encontrados, gente que está a favor y otra que no
Dorrego y abajo está la placa de Maniglia. Y se puso: al rec- está a favor. (…) Porque la dictadura no nos pegó tanto en 25
tor fundador del colegio porque se decía que él había logra- de Mayo y Cristian Von Wernich era un cura que se dedicaba
do la edificación actual del Dorrego” Éste fue el disparador del a hacer campamentos con los jóvenes y de ahí sacaba ideo-
proyecto llevado adelante por el centro de estudiantes en la logía de ellos y estuvo muy involucrado con la dictadura por
convocatoria 2004 del Programa “Jóvenes y Memoria”. “Que- ser el capellán de la policía de la provincia de Buenos aires y
ríamos aclarar este tema de la placa, queríamos investigar quién está acusado de secuestros y homicidios porque también ha-
era Maniglia, un rector que tuvimos desde el ´72 hasta el ´74 cía confesiones para delatar a los jóvenes que tenían ideolo-
y cuando llega la época de la dictadura lo trasladan, es la pri- gías contrarias a los dictadores”, relata una alumna de la me-
mera persona que trasladan al Nacional de Buenos Aires. Un li- dia 7. Sin embargo, “lo que se cuenta de él, es la historia de
bro que se llama La otra Juvenilia nos sirvió como base para un tipo muy buen mozo, moderno, canchero, muy trabajador,
hacer la investigación. En él encontramos la información más nos dijo alguien, fue un paradigma en una época en 9 de Ju-
básica, que demostraba que Maniglia había confeccionado lio. Con una fachada progresista, siempre rodeado de jóvenes
listas negras, que había mandado a detener a muchos chicos y ... para los alumnos de cuarto y quinto año que lo tuvieron
había expulsado a profesores; entonces quisimos investigar qué en el secundario -años ´76, ´77- él era la figura. Los llevó a
había hecho Maniglia dentro del Nacional de Morón y resolver Concordia a seis de ellos, que dice era uno más de nosotros.
qué íbamos a hacer de una vez por todas con una placa de ho- Uno dice que realmente tenía una doble personalidad, que cuan-
menaje a una persona que mandaba a matar gente. Nosotros do empezó a ver en las revistas todo eso le empezaron a ce-
decíamos que ésa es la placa más impune, más vergonzosa, rrar algunas cosas, pero no sospechaba nada. Él dice ahora a
por eso nuestra monografía se llama La placa de la vergüen- mí se me cayó un ídolo”. En la vecina 25 de Mayo, las posicio-
za". Aunque la decisión estaba tomada, no fue fácil imple- nes parecen más drásticas: “La que lo quiere, por más que vos
mentarla, porque buena parte del plantel de profesores seguía le digas: ¿y qué opinás de lo que está acusado?, te dice y…pe-
reivindicando la figura del antiguo rector de la escuela. Cuen- ro yo lo quiero, aunque esté preso”.
ta la actual directora: "La sala de profesores (…) se ha torna-
do un lugar de conflicto. Una divisoria de aguas, inclusive. Hay Al abordaje …
una mesa que es un símbolo, a la izquierda algunos profeso- En los dos primeros casos, el conflicto está planteado en
res y a la derecha otros, enfrentados”. el inicio del proyecto, los adolescentes son conscientes
Para los alumnos de la Escuela de Educación Media Nº 1 de de su presencia e intentan resolverlo o sortearlo de ma-
Punta Indio, partido de Verónica, la elección del tema no es- neras diferentes:
tuvo tan clara: “Al comienzo no sabíamos bien qué queríamos “Nosotros presentamos un informe el 24 de marzo con una
hacer. Hicimos distintas entrevistas, marcábamos todas y des- propuesta: que era que la placa se quite, se ponga en otro
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lugar y en ése fuera reemplazada con otra que explique que el dolor, muestra mucho algo que le pasó a todo el mun-
ahí hubo una placa en homenaje a Maniglia y por qué se la do más allá de los pensamientos. Algo que existió en todo
sacó. La reunión fue bastante tensa con los profesores”. Es- el país, ese desarraigo en la familia, en los afectos. Creo
tas resistencias, lejos de desanimar a los miembros del centro que vamos a poder mostrarlo”.
de estudiantes, radicalizaron su posición. “Nosotros íbamos Los del Dorrego elaboraron las controversias de otra manera,
a tomar el colegio (risas). Y la íbamos a sacar en la oscuridad. no sólo no les preocupa no invadir, sino que deseaban com-
Íbamos a ir con pasamontañas en la oscuridad y sacarla era batir. “A los docentes que se oponían hubo momentos en que
nuestra propuesta originalmente (risas). Pero bueno, era me- los odiamos, la verdad es que los odiamos porque pensa-
dio violento y tampoco era el hecho de tapar una violencia mos ‘no puede ser que este tipo de gente nos eduque...’ No
con otra violencia. Entonces decidimos esperar y sacarla con son para la educación que queremos hoy. Nosotros estamos
un poco más de tiempo. Y que guste o no, participen todos, planteando siempre que la educación sea más abierta, que ha-
y tengan plena conciencia de que eso pasó (…) Hicimos una ya ida y vuelta, que haya una relación más fluida, más intere-
votación en octubre con los docentes para que estén repre- sante, y para mí ese tipo de gente, yo creo que está fuera
sentados todos los sectores de la comunidad educativa. Ya los de etapa. Es gente necia, que no quiere escuchar. En todo el
sectores de los padres habían mandado cartas que avalaban año no nos dejaron siquiera que les entregáramos una docu-
el proyecto. Se votó - no votó la totalidad - pero los números mentación. Nosotros creíamos necesario que todos tuvieran
fuero 54 a favor de que la placa se quite y 35 en contra. Ha- la información. Porque hay muchos profesores nuevos que no
bía docentes que pidieron que fuera anónima porque no saben quién era Maniglia ni saben qué es el Centro de Estu-
querían que su nombre quedara pegado a la decisión. Enton- diantes o quiénes son los otros profesores. Entonces, todo eso
ces se tuvo que hacer una segunda votación por la cual noso- nosotros queríamos combatirlo con información (…) Cuando
tros ya no pudimos saber quiénes votaron qué. Pero ya con estábamos en el acto del 16 de septiembre pasaban en el au-
esa votación se decidió quitar la placa”. to y tocaban bocina... Eso te da más ganas de seguir. Y sin vio-
Para eludir los condicionamientos presentes en Verónica, la lencia y sin pasamontañas, sacar la placa igual”.
clave fue la elección de la historia y su tratamiento: “Por- A pesar de su cuidado por no invadir, en el video realizado
que no es algo que invada territorios, o que imponga algo por la escuela de Verónica donde cuentan la historia de una
específicamente sino que es una historia que muestra mucho exiliada del pueblo, relatada por su hermana, hacia el final
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insertan una voz en off con una interpretación de lo narrado: blica negativa del sacerdote, los relatos basados en la expe-
“Nosotros queríamos hacer una conclusión ... Más que nada riencia vivida por vecinos tiene la capacidad de poner en du-
porque durante el Proceso se cometieron muchos excesos de da aquellos de circulación mediática, al punto de ser una
todas partes. Eso es lo que rescatamos de todas las entrevis- gran influencia en la imagen final del personaje al que inten-
tas; porque vos hablás con la persona que trabajaba en la Ba- tan biografiar. Dice un integrante del equipo: “Cuando em-
se y te decía sí se cometieron excesos desde los dos lados, pezó el proyecto pensamos hacia dónde encararlo, porque
y hablás con la sociedad y te dice no, los militares hicieron to- sabíamos que íbamos a tener problemas en la recolección de
do. Esa cosa de que de todos lados se tiran la culpa y nadie material, porque íbamos a tener más positivo que negativo
asume lo que hizo; ese exceso que estamos marcando, lo de Cristian Von Wernich, y dijimos: ‘bueno, vamos a contra-
pusimos en el final, más que nada por eso” Lo interesante de poner esas ideas’. Entonces dijimos: ‘vamos a poner tanto
la expresión es esta divisoria de aguas entre “los de la Base” el lado bueno como el lado malo de este muchacho’; bueno,
y “la sociedad” como el centro del conflicto que invade a los tanto es así que al libro le pusimos El hombre de las dos ca-
adolescentes de Verónica, que tienen una percepción muy par- ras. Inclusive quisimos ironizarlo, y por eso la tapa va a te-
ticular de él por el contexto en el que viven –varios de los ner una caricatura con dos caras, para un lado un angelito y
alumnos que participaron son hijos de militares- donde per- para el otro un diablito”. El docente remarca: “No es fácil,
siste aún con fuerza la teoría de los excesos en la guerra an- no es fácil...Todavía es como que estamos muy metidos en
tisubversiva. Un viejo argumento dictatorial contra la acusa- la recolección de datos y no tuvimos tiempo de analizar las
ción de la existencia de un plan sistemático de represión ile- cosas y que nos caiga la ficha verdaderamente de quién
gal y clandestina. Sin embargo, la investigación y el proyec- fue Cristian Von Wernich. Y también nos cuesta mucho con-
to desarrollado lograron movilizar nuevas percepciones, ge- certar las entrevistas y que finalmente se concreten y te di-
nerando la necesidad de saber más, o como dicen ellos, saber gan algo, porque empezás a veces las entrevistas y cuando
“qué pasaba realmente”. El conflicto aparece atizando esta ne- metés el tema dictadura te dicen: ‘yo no sé, no me acuerdo’,
cesidad. “Porque te dicen tantas cosas que vos te quedás como que empiezan a esquivar el bulto, y bueno, nos resul-
por ahí diciendo qué es realmente lo que pasó, es medio con- ta bastante difícil esa situación y es como que todavía no al-
flictivo todo. A mí me gustaría saber qué es lo que pasaba real- canzamos a comprender bien la personalidad de Cristian Von
mente en la Base; eso es lo que más te llama la atención, me Wernich. Nosotros todavía no podemos decir: ‘esta persona
gustaría meterme y ver todo, pero no se puede, no te dejan. es mala’, pero tampoco podemos decir que era bueno.
Sos muy chico, te dicen, para hacer esas cosas. Al ser tan jó- Porque con todo lo que hizo y que algunas personas le
venes no nos dejan meternos. Para mí el conflicto era cómo tengan afecto, tener dos caras... no es fácil". El conflicto in-
dar la información, porque nunca terminás de entender todo. tenta ser sorteado con la estrategia de puertas abiertas. “Le
Todos se contradicen y vos decís: ‘a quién le creés, o qué to- pasó a los chicos de la otra escuela (EMM.207 de 25 de
más y qué dejás’. A mí… esta historia de las víctimas… ¿Cuán- Mayo) que ya recibieron críticas de cierta virulencia, que sa-
tas más habrá que no conocemos? Y entonces poder ayudar a lieron publicadas en el diario local (una carta de lectores des-
esa familia a cargar con ese dolor, porque son cosas que no calificó a los chicos porque miraban sólo una parte y no
se borran más. Entonces, como te decía más que encontrar cul- todo). Entonces nosotros dijimos: ‘bueno, ahora cómo nos
pables me interesa encontrar historias para poder ayudar a paramos (…)’. Pensamos que vamos a ir a entrevistar a esas
esas familias que necesitan un apoyo moral, que sientan que personas que critican, para que sientan que tienen un es-
no están solos. Y Lilly (la hermana de la exiliada) se emocio- pacio también para hablar, para participar, si tenés algo pa-
nó y contarlo fue como un alivio. Sobre todo en una sociedad ra decir, decilo, están las puertas abiertas”.
donde estamos tan condicionados, hablo sobre todo de nues- Distinta fue la estrategia del grupo de 9 de Julio: para esca-
tro pueblo. Y uno se pregunta ¿cómo sigue? Pero lo que par a la dicotomía bueno/malo inscribieron las tensiones de
queremos es que sientan que no están solos. Que hay una so- estas dos versiones del cura en las dos versiones de la igle-
ciedad que no quiere que vuelva a pasar todo lo que pasó an- sia, es así que incluyeron como contraparte la historia de
tes". Otra alumna dijo: "Para nosotros fue nada más que es- Enrique Barbudo, el cura párroco que antecedió a Von Wer-
cucharlos,porque nos parece que no podemos analizar correc- nich en la ciudad. “Nosotros al principio íbamos a hacer hin-
tamente esa época porque no la vivimos. Y no nos daba para capié sólo en Cristian Von Wernich, pero después, cuando co-
juzgar nosotros a fulanito o menganito por lo que hizo. No- nocemos la historia del cura Enrique Barbudo, nos cambia el
sotros escuchamos". eje, se nos presentan los movimientos juveniles, toda esa pas-
toral que estaba directamente ligada a la pastoral social. Y ahí
Jugando de locales vemos que empiezan a aparecer esas dos personalidades an-
La preeminencia de la percepción local de los hechos también tagónicas dentro de un mismo contexto que es la iglesia. Y
tiene un fuerte impacto en el proyecto de 25 de Mayo en tor- entonces en la figura de Cristian en la ciudad encontramos
no a la figura de Cristian Von Wernich. Pese a la imagen pú- también esos dos discursos: una ex alumna que decía que era
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un ser solidario, que se podía hablar -obviamente su nego- este personaje y a lo que pasó en 9 de Julio. Mucha gente
cio era que hablen- y por el otro la gente que conocía la his- grande, que apoya a los militares, es mucha gente de campo,
toria de persecución de Barbudo, las amenazas, el exilio, la gente beneficiada económicamente, entonces de alguna ma-
presencia de un Falcon rodeando la escuela y las opiniones nera justifican, si había desaparecidos, bueno, a mí no me im-
están divididas en eso. Y en el medio hay un sector que ‘no porta, yo estaba re bien, comía bien, tenía una casa enorme”.
sabe no contesta’”. Conseguir información sobre Von Wernich Aquí lo local es tratado como una adecuación de escalas
no fue fácil: “No pudimos sacarle ningún dato al arzobispado. donde puede verse lo que a mayor dimensión no logra per-
Tienen un acuerdo de 70 años para asegurarse que ya nadie cibirse, como por ejemplo, la complicidad y el silencio de
piense en eso, y después fuimos a una escuela de hermanas la iglesia, o la aquiescencia con la dictadura de los sectores
que nos negaron que Cristian Von Wernich haya trabajado ahí. del campo. Esta clave de lectura es importante para que ellos
Siguen negando. Los comentarios de la gente eran: ‘¿qué quie- puedan interpretar los testimonios que recogen.
ren con Von Wernich? ¿Por qué lo investigan a él?’ Nadie
nos quería dar fotos, conseguimos tres nada más. Y había un Lo local como resistencia
montón porque él casaba, bautizaba, daba comuniones; y tes- Las disputas por el pasado se despliegan más allá de las po-
timonios también, muy pocos. De los que tuvieron trato con líticas oficiales que promueven el repudio de lo sucedido
él en el momento, nadie quiso hablar. Algunos sin micrófono durante la última dictadura. Sin embargo, hemos visto có-
y sin cámara hablaban, pero darnos una entrevista con cáma- mo en los pliegues de lo local se desarrollan y resisten na-
ra, no. Muchos no quisieron recordar etapas dolorosas por- rrativas que ponen en duda lo que las memorias nacionales
que fue la caída de un ídolo, y quieren quedarse con lo bue- intentan cristalizar. Lo vemos en esa imagen de cura piola
no y no con lo malo de Cristian Von Wernich, el futuro es lo de Von Wernich que sobrevive a la extensa difusión que han
que importa. La gente vinculada a la iglesia dice eso, que fue tenido las acciones del sacerdote en la represión ilegal, en
un tiempo doloroso, gris, y que hay que mirar para adelante la resistencia a pensar a Maniglia como un colaborador de
(…) Antes de venir acá una mujer me decía, ustedes los jó- la dictadura, resaltando su actuación proba en la comuni-
venes, que les mienten, ¡qué va a haber tantos desapareci- dad, en los silencios impuestos en Verónica donde es me-
dos! Hay sólo unos pocos. Yo creo que hay gente que ya es- jor de eso no hablar, aunque está claro que “los de la Ba-
tá perdida, es así, a esa gente no le cambiás más la cabeza, se” no piensan como “el resto de la sociedad”.
pero a nuestra generación y a los que vienen, creo que sí, se Cuando las alumnas de Verónica escogen la historia a con-
nos va abriendo el coco, por lo menos en lo que respecta a tar se cuidan de “no invadir” a su comunidad, de respetar
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las narrativas locales. Apelan a una estrategia de acomoda- Con su voz en off finaliza el documental. Queda claro pa-
miento que pueda ser tolerada por unos y otros, y supere ra ellos que no es una cuestión de personalidad, sino de las
las antinomias, por eso buscan narrar el “dolor”. Pero co- opciones éticas a las que todo ser humano se enfrenta en la
mo la historia difícilmente pueda adecuarse a “los de la Ba- formulación de su proyecto de vida.
se” (¿su propia familia? ¿sus vecinos?), al momento de las Interesante resulta contrastar esta interpretación con los in-
conclusiones agregan una voz en off que introduce una pa- terrogantes sin resolver del grupo de 25 de Mayo, que no
labra muy significativa: “excesos”. Palabra clave en la auto- pueden concluir si Von Wernich era “bueno o malo”.
justificatoria narrativa militar del período Cuando deciden hacer el libro exponiendo todos los testi-
Los del Dorrego, por el contrario, luchan por erradicar esa monios abdican de la interpretación y dejan este trabajo en
forma de ver el pasado. Su relato no admite medias tintas ni manos de los posibles lectores.
ambigüedades: Maniglia debe ser repudiado. La dificultad pa- Aun desde actitudes tan diversas, lo común es que adver-
ra convencer a los que se oponen es que no pueden probar tir el conflicto se configura como algo muy motivador pa-
que el antiguo director del Colegio haya hecho allí lo que ra los alumnos, provocando en ellos una reflexión más pro-
hizo en Colegio Nacional de Buenos Aires, denunciado en el funda acerca de lo que pasa y problematizando el proceso
libro La otra Juvenilia. Eso fue lo que aportó el legajo del Do- de producción del relato histórico. Todo lo contrario de lo
rrego hallado en el archivo de la DIPBA y entregado por la que le sucede a muchos docentes, que en general se para-
Comisión Provincial por la Memoria a las actuales autorida- lizan y se angustian mucho frente a este tipo de dificulta-
des del Colegio. Ese documento escrito prueba la comunica- des. Para los alumnos, el conflicto, la controversia, funcio-
ción entre el rector y los agentes de inteligencia de la poli- na como una especie de antídoto contra el aburrimiento.
cía bonaerense. Que el conflicto entre memorias emerja sin tapujos frente a
Un esfuerzo similar realizó el grupo de investigación de 9 de los alumnos no es muestra de su perspicacia para advertirlo,
Julio que, ante la evidencia de posiciones tan encontradas sino que da cuenta de las tensiones que atraviesan el proce-
sobre el personaje investigado, logró despojarse de la am- so de transmisión de las experiencias pasadas a las nuevas ge-
bigüedad contrastando la figura de Cristian Von Wernich con neraciones. Los jóvenes devienen un territorio de disputa: hay
la de otro sacerdote, Barbudo, y allí instalar los dos mode- que contarles la historia e imponerles una de las versiones. La
los posibles a seguir. El video que resultó del trabajo comen- verdadera batalla que se juega en la memoria es la batalla por
zaba y terminaba con la historia de Narciso y Prometeo co- el futuro. En lo que pocos reparan es que los jóvenes parti-
mo los dos caminos a seguir por el hombre. Hacia el final, en cipan activamente en la contienda. Y eso es bueno.
pleno monte de Santiago del Estero, en un contexto de po-
breza profunda donde actualmente el sacerdote sigue su pré- Sandra Raggio coordina el Área de Investigación y Ense-
dica, Barbudo les narra a los chicos las fábulas mitológicas. ñanza de la Comisión Provincial por la Memoria.
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Otro 24 de marzo: masacre de las Fosas Ardeatinas
Historia, mito,
rituales y símbolos
Por Alessandro Portelli
Qué, dónde
Voy a empezar con un documento oficial de los británicos.
Es un resumen de los acontecimientos incluido en las actas
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del juicio de 1946 contra los comandantes alemanes: valece en la memoria pública, es la manera de recordar de
Aproximadamente a las 1500 horas del 23 de marzo de la gente común, está ampliamente difundida y aceptada. Así,
1944, un grupo policial alemán marchaba por la Via Rasella por ejemplo, los carteles que la señora de la peluquería ase-
de Roma. Una bomba lanzada desde una habitación cerca- gura haber visto, también fueron vistos –pese a que nun-
na provocó la muerte de 32 policías y varios heridos. El co- ca existieron- por centenares de personas.
mandante del Regimiento 14 y el comandante militar de Ro- Quisiera investigar el sentido más profundo de este aconte-
ma decidieron castigar ese atemtado mediante acciones de cimiento a la luz de la diferencia entre lo que pasó y las múl-
represalia contra la población. Diez italianos serían mata- tiples maneras de recordarlo, puesto que se trata de un he-
dos por cada alemán muerto. Y su ejecución tendría lugar cho intensamente recordado pero muy mal recordado. En
dentro de las 24 horas sucesivas al atentado. principio, me llama la atención que estos hechos están do-
A las 14 00 horas del 24 de marzo de 1944, las personas que cumentados desde hace medio siglo pero a la vez fueron
iban a ser ejecutadas fueron trasladadas en grupos de cinco constantemente ignorados. La gente cuando habla se refie-
hasta las Fosas Ardeatinas. Las condujeron dentro de las cue- re casi siempre a un mito: la búsqueda por parte de los ale-
vas, y oficiales de las SS les fueron disparando en la cabeza. Al manes de los partisanos cobardes que se escondieron, de-
término de la masacre, se descubrió que habían matado a 335 jando de esta manera que los rehenes fuesen matados. Hay
personas, un número que superaba la original proporción de una distancia, por un lado, entre los archivos históricos y
diez a uno. Luego, las cuevas fueron minadas. No se mostró judiciales, y obviamente los precisos recuerdos de algu-
al público ningún aviso de la represalia, y las investigaciones nos testigos directos, inclusive los sobrevivientes y los fa-
para encontrar a los culpables del atentado no se llevaron a ca- miliares de las víctimas, y por otro lado la memoria del sen-
bo sino mucho tiempo después de la matanza. tido común, que exagera, modifica, crea mitos. Creo que en
Aunque la bomba contra los soldados alemanes no fue lan- esta distancia se expresa toda la complejidad de la identi-
zada desde una ventana, la versión británica de los hechos dad nacional, las bases constituyentes de la democracia ita-
resulta bastante precisa. El punto clave es que de ninguna liana, de las políticas de la memoria, de la interacción entre
forma se avisó al público de la represalia. Fue llevada a ca- recuerdos personales e institucionales.
bo de inmediato, dentro de las 24 horas posteriores al
atentado partisano, y el objetivo de las autoridades alema- Quiénes
nas no fue castigar los culpables, sino a la ciudad entera. Por El que nos ocupa no fue el peor crimen de guerra cometi-
eso es que el castigo debía ser lo más próximo posible a do por los nazis en Italia. Los hubo mucho más graves,
los hechos y lo más duro posible. con más víctimas incluso. En el Archivo Público Nacional hay
datos de investigaciones de las fuerzas británicas que dan
Cómo cuenta de más de 145 masacres, muchas de ellas peores que
Dispongo de otra historia, una anécdota familiar. Apenas me la masacre de las Fosas Ardeatinas. Lo que hace a esta
comunicaron que había ganado un premio por mi libro so- masacre tan visible es el lugar donde se verificó: la capital
bre la masacre de las Fosas Ardeatinas, llamé a mi esposa del país; fue la única masacre de tal entidad en un área me-
para contárselo. Ella, que en aquel momento estaba en la pe- tropolitana tan grande y no en un pueblo o área rural de
luquería, les comentó la novedad a las mujeres que se en- Europa.
contraban allí. La señora sentada a su lado le preguntó so- Al tratarse de una masacre metropolitana, se da una dife-
bre qué era el libro. Sobre las Fosas Ardeatinas, le contestó rencia esencial en la calidad de las víctimas. En la mayoría
ella. Y la otra entonces dijo: Ah, sí, conozco todo de esa his- de los otros casos éstas eran relativamente homogéneas,
toria. (Algo que todo el mundo dice. Apenas uno se refiere porque la población de una aldea suele serlo. En cambio,
al episodio, estallan recuerdos y emociones). Sé todo de esa hay una notable heterogeneidad entre los caídos en la ma-
historia. La culpa fue de los partisanos que lanzaron la bom- sacre de las Fosas Ardeatinas, lo cual le otorga otro valor
ba y después se escondieron. Los alemanes los fueron bus- desde el punto de vista histórico y simbólico. Los asesina-
cando. Me acuerdo de todos los carteles que pusieron en la dos el 24 de marzo de 1944 por tropas de ocupación nazi
ciudad, por todos lados. “Si los culpables aparecen, no va- representaban un corte transversal de toda la sociedad
mos a tomar represalias. Pero si no aparecen, vamos a ma- italiana. Para comenzar, venían de todas partes de Italia por-
tar diez italianos por cada alemán”, decían. que a Roma llegaban personas de todo el país, Roma era el
Los hechos –pese a lo que cuente la señora de la peluque- imán que los atraía a todos. Había personas de todas las
ría que sabe todo- no fueron así. No hubo advertencias a la edades, desde los 14 años hasta los 74. Además, al tratarse
población ni hubo ningun intento concreto de tomar presos de una ciudad grande, estas personas pertenecían a todas
a los culpables. Tampoco hubo ninguna invitación para que las clases sociales. Había desde aristócratas de Piemonte
se presentaran y entonces evitar la represalia. Y, sin embar- hasta vendedores ambulantes del gueto judío. Había profe-
go, la versión de la señora en la peluquería es la que pre- sionales como abogados y médicos, había trabajadores
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do ellos eran comunistas, y cualquier cosa que los comu-
nistas hagan, especialmente desde la perspectiva de los años
noventa, es un crimen. El anticomunismo quiere subrayar el
hecho de que el atentado contra las tropas nazis fue una ac-
ción criminal y el debate sigue en el tiempo.
Volvamos a la escena de mi esposa en la peluquería. Le
dice a la señora que sabe todo: mi marido acaba de escri-
bir un libro sobre eso y según él los hechos no fueron co-
mo usted los cuenta. Ella le contesta: Si me hubiera pregun-
tado a mí, no lo habría escrito de esa forma. El mito es tan
resistente que no se modifica con las informaciones.
Los hechos de Via Rasella constituyen una acción militar muy
bien planificada en la que participaron 18 partisanos. Pero
hay un mito según el cual había uno solo, afirmación que es
una manera de transformar la acción militar en acto terroris-
ta. Y se supone que esta persona se sintió tan culpable de
matar a los pobres SS que se suicidó no mucho después de
aquel 24 de marzo. Afortunadamente, él está vivo, está muy
bien, y le gusta mucho el libro sobre la masacre de las Fo-
sas Ardeatinas. Por un lado, tenemos un mito de base: no fue
culpa de los alemanes. Y, por otro, un mito complementario:
los alemanes son severos pero justos. Cualidad que se ha-
ría evidente en su cumplimiento a rajatabla de las reglas. Tan
precisa y perfecta es la proporción de uno a diez que con-
duce a pensar: Los pobres alemanes tenían que hacerlo, por-
industriales y había ediles. Y, si bien la mayoría de los eje- que éstas eran las severas leyes de guerra, a las cuales se
cutados eran prisioneros políticos que los alemanes tenían a conformaban personas severas. Eran severos, pero justos.
disposición, como tras producirse el atentado no disponían Mientras que los partisanos son presentados como cobardes
de las personas suficientes para alcanzar el número de fusi- que se habían escondido. Esto constituye la parte esencial
lamientos que se habían propuesto, unas cuantas personas del debate sobre qué tipo de organización estatal surgió en
fueron tomadas al azar, de la calle. A su vez, entre los pri- Italia a partir de la Segunda Guerra Mundial.
sioneros políticos el abanico de opciones comprendidas era Por un lado, tenemos el mito del papel fundador de la Re-
de lo más amplio: desde oficiales del ejército monárquico sistencia. Los italianos estamos tremendamente aburridos,
hasta comunistas de ultra-izquierda del grupo Bandiera Ros- me imagino, de la definición: la República que nació de la
sa, que perdió 60 activistas en la masacre, pasando por co- Resistencia. De todas maneras, así fue, y muchos valores de
munistas, socialistas, liberales y demócratas cristianos. Inclu- la Resistencia están incorporados en la Constitución. Pero si
so hubo hasta un miembro del consejo de ministros de Mus- la Resistencia y el heroísmo de los partisanos constituyen
solini: era judío, se había hecho anti fascista y llegó a luchar los mitos de fundación de la democracia italiana antifascis-
en las filas de la resistencia. ta, existe también otro mito: la versión en contra de los par-
tisanos, la versión es culpa de los partisanos. Una versión
Culpables antagónica, producto del carácter no acabado de nuestra
Una vez pasada revista a los hechos, cabe preguntarse: ¿a democracia, de la resistencia a nuestra democracia y de
quién le echamos la culpa? Esto es lo que alimenta al mito, un hecho innegable: la democracia que surgió a partir de la
un mito que resulta funcional al debate histórico. Me imagi- Resistencia no fue el resultado de una elección unánime de
no que Italia es el único país en el cual, cincuenta años des- la mayoría del pueblo, sino un proyecto, un sueño, un de-
pués de lo sucedido, todavia se está discutiendo si los acti- seo que no todo el mundo compartía. Esto es lo que real-
vistas que lucharon por la libertad eran criminales y si era un mente está en juego ahora: ¿Italia es una democracia anti-
crímen atacar unidades de policía de SS en marcha, pertene- fascista nacida de la Resistencia o es otra cosa?
cientes a un ejército extranjero de ocupación.
Ésta es de hecho la otra cara de un aspecto positivo de nues- Cuándo
tra identidad nacional: no somos un pueblo belicoso. Y, por La versión que encuentro más interesante en este contexto
eso, de cierta manera, el intento de imaginar los partisanos tiene que ver con el uso político de la dimensión temporal.
como héroes de guerra nunca tuvo gran éxito. Por otro la- El tiempo es muy importante porque la represalia fue lleva-
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da a cabo dentro de las 24 horas posteriores a la acción par-
tisana. Por eso titulé mi libro con las palabras finales del
comunicado de prensa alemán: Ya se cumplió la orden. Los
alemanes no informaron a la población del ataque partisa-
no sino después de la masacre. Sin embargo, si se pregunta
a la gente -y yo se lo pregunté a doscientas personas de
toda clase entre los 14 y los ochenta años- acerca del tiem-
po transcurrido entre el ataque partisano y la represalia,
todos responden señalando distintos plazos que van de los
tres días a los seis meses. ¿Por qué pasa esto? Básicamente
porque necesitan darle a los alemanes el tiempo para buscar
a los partisanos y pedirles que se rindan. Sólo así pueden
echarles la culpa a los partisanos por no presentarse.
Un estudiante de la secundaria respondió: gistraron 43 ataques contra las tropas de ocupación nazis.
“Por una semana entera los alemanes estuvieron tomando La causa fundamental por la que no tomaron represalias en
presos, sobre todo en el barrio judío, y avisando, avisando los otros casos es que, como controlaban los medios de co-
la población que si no hubieran encontrado a los culpables municación, pudieron elegir como táctica que no circularan
del ataque de Via Rasella tomarían a once italianos, o a tre- noticias acerca de los ataques, lo cual es un modo de bo-
ce, no me acuerdo bien, por cada alemán que había caído en rrarlos. Los alemanes también confiaban en mitos, en su ca-
el ataque”. so mitos para mantener la ciudad tranquila: los mitos de la
Éste es el mito básico, es lo que puede escucharse tanto en invulnerabilidad y de la invencibilidad. La no circulación de
una peluquería como por la calle o entre los estudiantes de noticias que dieran cuenta de sus bajas contribuía a alimen-
cualquier escuela. Pero, a la vez, desde que el mito fue tarlos. Pero Via Rasella era algo distinto. Era un atentado
desmitificado, por lo menos en el ámbito público, nacieron con muchos muertos en una calle céntrica de la ciudad y
versiones alternativas. En tal sentido, el mito funciona co- la acción ocurrió en pleno día. Imposible ocultarla. En re-
mo un conjunto de historias intercambiables, y cada una de lación con estas características, existe otro mito: si se le pre-
ellas admite la misma conclusión preconcebida: La culpa es gunta a alguien de esa generación, afirma haber estado allá,
de los partisanos comunistas. Una nueva versión del mito di- que estaba por ir o que conocía a alguien que estuvo.
ce: Tenían que mostrarse de todas maneras, los estuvieran Aquí hasta el mito confirma que esa acción partisana fue al-
buscando o no, supieran de la represalia o no. Otra ver- go excepcional que no se podía callar, un quiebre visible en
sión, muy popular en los últimos tiempos indica: Debían cal- la armadura de invulnerabilidad de las fuerzas de ocupa-
cular las consecuencias. Los alemanes son como animales, ción. Por eso es que dispusieron hacer algo de inmediato,
como bestias bravas. Si se los provoca, ellos reaccionan. Es- para reforzar el mito amenazado. Otro mito se relaciona con
te mito se relaciona con el estereotipo anti-alemán vigente: esto y plantea: Los partisanos cometieron adrede ese
Los alemanes son bestias. Los alemanes son como máquinas. atentado en ese lugar. Para que los alemanes tomasen re-
Sin embargo, los alemanes son humanos y lo que hicieron presalias y mataran a prisioneros de diferentes partidos po-
no fue producto de una reacción instintiva sino una deci- líticos y en respuesta pudiera estallar la rebelión.
sión política muy bien planeada.
La del 23 de marzo de 1944 no fue la única acción armada de los Enterrar o sepultar
resistentes en la cual se mataron alemanes. Sólo en Roma se re- Hay cierta tensión –nacida de manera casi inmediatamen-
te posterior a los hechos- entre lo que es, por un lado,
una masacre colectiva con 335 víctimas, y lo que son, por
otro, 335 asesinatos. Se trata de dos maneras distintas de
mirar al mismo fenómeno, porque la masacre colectiva pro-
duce memoria pública, monumentos, homenajes, mientras
que los 335 asesinatos individuales producen recuerdos per-
sonales y pérdidas personales.
Roma fue liberada en junio. Enseguida el Comando Aliado
consideró que esas personas, dado que estaban bajo tierra,
ya habían sido sepultadas y decidió construir un monumen-
to para recodarlas. Puesto que lo único que tenían en co-
mún las víctimas es que eran hombres, quienes se ocupa-
ron de recordarlos fueron principalmente mujeres: esposas
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y madres. Ellas manifestaron que la propuesta del Comando te coágulo sale un olor fuerte, cada vez más fuerte… Una
Aliado era algo indeseable. Así habla de eso Vera Simoni, hi- de nosotras recoge un revoltijo de pelo ensangrentado, su
ja de un general de las fuerzas aéreas que fue matado en las grito desesperado nos echa al suelo. Están debajo de noso-
Fosas Ardeatinas: tras, los estamos pisando, estamos pisando a los padres de
“Aquí aparece mi mamá, cuando dijo no, yo quiero que ca- nuestros hijos”.
da uno de ellos sea reconocido. Fue a hablar con los oficia- Los sacaron de la tierra para volver a enterrarlos y tuvieron
les británicos y le contestaron señora, nos encantaría hacer que reconocerlos. Estuvieron allí durante meses y meses;
lo que nos pide, pero es imposible. Entonces mi mamá, mi los mataron en marzo, esto empezó en julio y siguió hasta
hermana y yo fuimos a ver al general Pollock, jefe de las el final de septiembre. Los cuerpos estaban amontonados
Fuerzas Aliadas, que nos recibió en seguida. Y mi mamá di- uno sobre el otro, porque no había espacio suficiente en
jo mire, sabemos que quieren construir un monumento, pe- la cueva. Los últimos en ser fusilados tuvieron que subir so-
ro no lo aceptamos. Queremos que sean reconocidos, que bre los cuerpos de los ya fusilados para que los ejecutaran.
cada cuerpo sea reconocido. El general se quedó un momen- Hay historias aún más horribles, como la de Giuseppe Bol-
to mirándonos. Quizás pensaría: Dios mío, estas personas es- gia. La aviación americana o británica mató a su mamá du-
tán un poco trastornadas por el dolor. Finalmente, nos dijo: rante un raid sobre Roma y su papá fue fusilado en las Fo-
bueno, será difícil. Pero mi mamá ya había hablado con el
doctor Ascarelli, patólogo, que después de haber visitado el
sitio afirmó que era una idea loca, pero que todo se podía
hacer. Sobre todo si el dolor y el deseo eran tan fuertes. En-
tonces le contestó al general Pollock que habíamos hablado
con el profesor y según él la cosa se podía hacer. El gene-
ral, a su vez, nos contestó que lo iba a pensar y nos acom-
pañó a la puerta, mientras yo le decía mire, no nos vamos
a rendir. No queremos nada para nosotras, pero queremos
que sean identificados y todos los otros familiares se encuen-
tran en la misma situación que nosotras. Y concluí en in-
glés: we don't give up. Finalmente accedieron”.
La situación anteriormente narrada permite reconocer la dife-
rencia entre poner a alguien bajo tierra y sepultarlo, celebrar
un homenaje en el cual su muerte está reconocida y en cier- sas Ardeatinas. Cuando le pregunté ¿a quién le echas la
ta forma se le añade valor, adquiere un significado. Porque culpa?, me contestó “es culpa de los alemanes por mi padre
antes de eso las mujeres no sabían nada y los familiares tam- y de los aliados por mi madre, cada uno hizo lo suyo...”. Pre-
poco. Los hombres y los padres tenían adentro un sentimien- cisó que tenía doce años cuando tuvo que reconocer al cuer-
to increíble de derrota, se sentían inútiles. Fueron las mujeres po de su papá. “Es algo imposible de contar. Nadie lo va a
quienes empezaron a preguntar qué pasó. entender. No fue fácil porque habían hecho una pila de ca-
dáveres. Uno sobre el otro en filas de seis, de siete cuerpos,
Lutos cuerpos muertos, uno sobre el otro. El cadáver de mi pa-
Ésta es la historia de un colega de mi departamento univer- dre no tenía la cabeza. A muchos les faltaba porque se la ha-
sitario: “Creo que mi madre fue con algunas amigas, el mis- bían volado del tiro con el que los mataron. A mi padre lo
mo día, a las cuevas. Obviamente, en el estado en que se en- reconocimos por la ropa y por un reloj alemán que lleva-
contraban…hay percepciones físicas muy fuertes, de olor. ba, un regalo que daban a los trabajadores de ferrocarri-
Ella me dijo que lo que la hirió lo que más le chocó, fue que les. Estuve junto con mi hermana adentro de esas cuevas es-
los SS se reían. Tal vez por la ansiedad. Quién sabe. Y al día pantosas. Fue una experiencia muy negativa para mí. Hoy en
después formaron una procesión de mujeres. Ella fue, y creo día, después de 53 años, todavía me acuerdo como si fuera
que también la esposa de Pilo Albertelli, uno de los héroes ayer, todavía veo a todos esos hombres asesinados”.
de la resistencia, que fue el profesor de filosofía de mi ma- Esto siguió durante meses y meses. Mientras tanto, el pú-
dre cuando estaba en la secundaria. La esposa de Pilo Albe- blico se apropiaba de la memoria, se iba haciendo un re-
relli, escribió acerca de eso: Caminamos, buscando a tientas. cuerdo nacional. De allí surgieron dos tipologías de rituales.
El aire grasiento llena nuestras bocas, nos corta la respira- Hay que tener en cuenta que se trataba de Roma en 1944,
ción. Nos sostenemos la una con la otra, apretando nuestras una ciudad cuya población estaba compuesta por una ma-
manos. Algunas esposas, una hermana y una madre. Al fi- yoría de inmigrantes de primera generación de las áreas ru-
nal de la cueva, hay un montón, alto. Empezamos a subir, rales del sur, con una manera muy fuerte, muy emocional
y la tierra se disuelve debajo de nuestros pies, y desde es- de vivir el dolor por los muertos, la que describen los etnó-
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grafos en sus estudios sobre Italia del sur, con llanto y pér- por la mañana y los oradores son católicos, demócratas cris-
dida de control. Al respecto, Carla Capponi, partisana que tianos. Hay también previstos cinco minutos de oraciones
acompañó a la esposa de una víctima, recuerda:”Los parien- judías. Por la tarde aparecen los trabajadores con banderas
tes debían reconocer pedazos de cuerpos. Una escena es- rojas. Y, entre medio, las personas que no saben qué hacer,
pantosa. Gritaban mientras iban sacando los restos de la tie- los que no lloran por mártires ni por héroes, sino por sus
rra. Era tan trágico que no se podía resistir al ver las convul- padres, sus hermanos, sus hijos.
siones de esa gente”.
Creo que en circunstancias así es posible entender literalmen- Heridas y cicatrices
te el sentido de la tragedia, porque las voces y los gestos son ¿Como siguieron sus vidas? Ésta es la pregunta que me
los del teatro mediterráneo clásico, el de la Grecia antigua y condujo a plantearme un proyecto de investigación re-
el de Italia del sur. En circunstancias así es posible ver las mis- ferido a la masacre de las Fosas Ardeatinas. Porque en
mas escenas que aparecen en documentos que describen for- 1994 se encontró en Argentina a uno de los culpables, el
mas muy arcaicas de llorar los muertos, como la imagen de capitán de las SS Erich Priebke. Fue extraditado, lo con-
la mujer con el pañuelo, como se suele hacer en Lucania, y dujeron detenido a Italia, lo procesaron, y la polémica es-
esta manera rítmica de moverse y lamentarse, y el grito que talló una vez más.
se hace canto y poema y ritmo, y alivia. A través de la cobertura dedicada al tema por los medios
Pero, por otro lado, Roma era una ciudad, una ciudad de cla- de comunicación, parecía que se tratara de una cuestión
se media. Y por eso se daba también la forma de vivir el due- privada entre los nazis -los culpables-, y las víctimas -los
lo típica de la clase media: todo para adentro. Así, en torno familiares y la comunidad judía-, con nosotros como ob-
a la masacre de las Fosas Ardeatinas hay muchas historias de servadores, buena gente que los compadecía, pero sintien-
llantos reprimidos, de personas que no pudieron llorar sino do que aquel viejo episodio de guerra era algo que ya no
algunos años después. Se buscaban, el uno al otro, estos ni- nos preocupaba. Se representaba a las víctimas como si es-
ños de clase media, chocados por esta expresión de emocio- tuvieran congeladas en el tiempo. Claro que en cierta ma-
nes. Chocados en cuanto veían sus familiares caer víctimas nera lo están. Tal cual dice Giuseppe Bolgia, “es como ayer”.
de las emociones. Pero por otro lado han vivido, y por más de medio siglo.
¿Como siguieron sus vidas? Por ejemplo, en 1944 se su-
Homenajes y omisiones pone que las mujeres no iban a trabajar. Y estas mujeres,
Muchas preguntas se fueron planteando a medida que se todas vestidas de negro, están por todas partes, y moles-
construía una memoria pública. ¿Cómo hacer espiritual un tan a una ciudad que tiende a compadecerlas pero en
homenaje a los caídos? ¿Cómo abstraerse de una historia realidad no las quiere ver.
tan concreta? ¿Cómo, en plena guerra fría, cuando de re- Ada Pignotti tenía 23 años, había estado casada por seis me-
pente los comunistas eran los enemigos y los alemanes eran ses. Perdió a su marido y a otros tres familiares. Ella dijo:
aliados? “No se podía realmente hablar de lo sucedido después del
Nunca o casi nunca las opciones reales de quienes murie- ‘44. No se podía. Estuve trabajando por cuarenta años, y
ron fusilados son mencionadas en los discursos oficiales. Es hasta en mi oficina, cuando de vez en cuando me pregun-
muy pesada la influencia que ejercen sobre la memoria pú- taban, no podía realmente hablar porque… ¡eran tan desca-
blica la religión y las fuerzas armadas, las dos instituciones rados al contestar! Te decían la culpa es del que tiró la bom-
que básicamente se hacen cargo de la muerte. En ninguno de ba. Yo hacía como si no les hubiera escuchado, porque siem-
los discursos oficiales que leí se menciona tampoco quién pre te contestaban así. La culpa no es de los alemanes, si-
mató a esta gente. Se dice Dieron sus vidas o Se sacrificaron. no del que puso la bomba, porque si se hubiera presenta-
Pero no es del todo cierto que haya sido así. Algunos, co- do lo hubieran castigado a él solo”.
mo los partisanos, arriesgaron sus vidas. Otros no. Por ejem- Ada entiende que los otros necesitan darle un significado
plo, los judíos o aquellos tomados al azar en la calle. Se pue- a lo que había ocurrido. Se da cuenta de que esos falsos re-
de llamar a todos mártires, o héroes, quizás. Pero no se pue- cuerdos son una manera de exorcizar un miedo viejo o de
de afirmar que eran todos inocentes, porque muchos habían negarse a compartir su dolor. Ada sigue diciendo:”¿Quién
hecho algo. Como señaló el hijo de uno de ellos: “Mi padre escribió la historia? ¿Cuándo dijeron los nazis que si se pre-
no era inocente. Intentó luchar contra los alemanes”. Y otra: sentaban los culpables solamente lo iban a castigar a él?
“No quiero ser la hija de una víctima inocente”. No hay en- Nunca. Nunca nos avisaron. No pusieron ningún aviso. Y só-
tonces una categoría que una a todos los fusilados, a me- lo buscaron a sus atacantes después de haber matado a to-
nos que se considere esa categoría tan abstracta e inofensi- da esa gente”.
va de mártires de la libertad. Mujeres como Ada, las viudas, salieron a la escena pública
Esa falta de una categoría abarcativa en el homenaje puede y todo el mundo dio por hecho que estaban indefensas por-
advertirse cada 24 de marzo. El homenaje oficial tiene lugar que no tenían a sus hombres, entonces se suponía que era
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fácil agarrarlas. Por eso, encima de todo lo que ya habían su- do uno cuenta que está entrevistando a jóvenes, siempre
frido, les tocó vivir también al acoso sexual, algo que en la le dicen que ellos no saben nada, que no tienen ninguna
época ni tenía nombre. memoria histórica. Por un lado, es cierto que no la tienen,
Pero también abundan las historias de ayuda mutua, como en la misma medida en que sus padres no la tienen. O sea,
la de una mujer que perdió a su hermano y nos cuenta que algunos tienen las mismas versiones equivocadas de sus
fue a vivir donde su cuñada y le ponía a escondidas tranqui- padres o de sus abuelos. Pero otros, afortunadamente, no
lizantes en la sopa, hasta que se dio cuenta de que su cu- tienen ninguna versión, lo que es bueno, porque no cono-
ñada hacía lo mismo en su sopa. Y tenemos también canti- cen la versión equivocada, la que les impide saber lo que
dad de historias de niños que crecieron en orfanatos, o ro- realmente pasó y su significado. Muchos jóvenes no re-
deados por el dolor de los familiares, que se transmitió a tra- lacionan automáticamente el ataque a la masacre en tér-
vés de generaciones. “Era un dolor extaño”, una mujer siem- minos de causa y efecto. Entonces, no alejan la mirada del
pre repite lo mismo, “un dolor extraño”. Se acuerda de cuan- hecho de la masacre. Tienen dificultades en historizar el
do llamó a su mamá, ya cerca de los sesenta años, y le dijo: acontecimiento porque no saben lo que realmente suce-
“mamá, ¿qué haces?”, y ella le contestó: “estoy llorando”. dió. Pero lo simbolizan de manera estupenda.
“¿Por qué lloras?”. “Lloro por tu papá”. “¿Ahora?”. “Sí, no “Sinceramente, no me acuerdo bien de esta historia. En
tenía tiempo antes, tenía que trabajar. Tenía tres trabajos, te- serio, no me acuerdo muy bien. Pero el nombre me suena,
nía que cuidar la casa y cuatro hijas. Ahora que estoy jubi- sé que me suena, Fosas Ardeatinas. Las fosas antiguamen-
lada puedo llorar”. te eran canteras. Cantera en italiano es cueva, es por eso
que son conocidas como cuevas en inglés, también por-
Ante la muerte que eran subterráneas. Después de la guerra le cambiaron
Durante mi investigación entrevisté a gente joven. Y cuan- el nombre por fosas, que significa tumbas, y también zan-
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lar. A veces se ríen, pero otras veces son realmente impre-
sionados. Lo que más les llama la atención no es el anti-
fascismo o lo que sea, es la presencia de la muerte. El li-
bro pionero sobre este acontecimiento, las Fosas Ardeati-
nas, es La muerte en Roma, de Robert Katz. Creo que su
título es muy acertado y va más allá de lo que quería decir,
va realmente a tocar el significado de la muerte en la ciu-
dad moderna y el significado de la memoria de la muerte.
En voz baja
Me gustaría concluir estas reflexiones con un pequeño relato
sobre la muerte, los homenajes y el sentido de la historia. Quien
habla, un hombre, es uno de los pocos parientes hombres de
los fusilados, es un hijo. Quien habla es Modesto De Angelis:
“Yo siempre me aburría durante estos actos. No tenía que
estar de pie y me sentía totalmente anónimo con esta gen-
te. No tenía que subir a la plataforma donde estaban los
jas. Entonces se dice Fosas Ardeatinas. Me imagino esas zan- familiares de las víctimas y nadie podía verme y decir éste
jas enormes donde se deshacían de las personas. Me ima- es uno de los hijos. Pero las palabras usadas durante estos
gino… sí, esto es lo que me imagino, un lugar adonde masa- homenajes, las palabras, eran tan aburridas, y me cansaban
cran, mutilan y tiran, a las personas”, concatena un joven. tanto, que comencé a hacer una cosa. Me ocurrió durante
Y le pregunto: “¿Como basura?”. Me contesta: “Sí, exacta- una mañana de primavera en la que fui, a las nueve, cuando
mente, como basura. Los agarran y los tiran allá, como si fue- los monumentos abren al público y no hay nadie, al monu-
ran bolsas de papas o cosas. ¿Y sabe lo que me recuerda? mento que tiene las tumbas adentro. Tú lo viste, el monu-
Me hace pensar en la aniquilación del valor de la vida. Me mento está cubierto por una piedra grande, así de grande,
hace pensar en eso. Hombres llevados como cosas, pedazos, como el doble de esto. Hay adentro 335 tumbas de hormi-
como… no sé, como un trapo”. gón desde el suelo y un bloque igual de cemento encima,
Tiene increíblemente razón: “Como un pedazo”. Todos nos una piedra enorme apenas levantada en el borde. A veces,
acordamos que los nazis llamaban stucke, pedazos, a los pri- en primavera, algunos pájaros se sientan allí y cantan, y
sioneros deportados en los campos de exterminio. Y también yo cuando voy, desde aquella mañana de primavera me pon-
que intentaron ocultar las cuevas con basura, para cubrir el go a rezar, o hablo…. En voz baja, aunque esté sólo, le ha-
olor que empezaba a salir de los cuerpos. Entonces, ¿qué es blo o le rezo a los muertos, a quien siempre llamé mis mu-
lo que perciben los jóvenes? Una imagen de muerte absur- chachos. Pero algo todavía me produce amargura después
da, rápida y casual. Una muerte que de ninguna manera re- de todos estos años, nunca pude ir allá y decirles, real-
sulta de un proceso natural. Esto es algo muy relacionado mente convencido: Bueno, lo logramos. Ustedes lo lograron.
con su propia experiencia de la muerte. Mi generación fue
algo fuera de lo común en este sentido, una generación Traducción y adaptación de Juan Bautista Duizeide.
crecida en el boom económico de los años posteriores a la
guerra, una generación para la cual la muerte era práctica- Alessandro Portelli, graduado en Jurisprudencia y
mente invisible. La muerte era para nosotros algo realmen- luego en Lenguas y Literaturas Extranjeras, es profesor de
te excepcional, prevalecía la actitud típica de clase media que literatura angloamericana en la Universidad de Roma. Se
ocultaba la muerte a los niños. Y también era excepcional la lo considera uno de los máximos expertos a nivel mundial
muerte de un joven. Pero los jóvenes de hoy son distintos. en la investigación, el estudio y la difusión de la historia
Hubo tres suicidios en la clase de mi hijo mayor, en una se- oral así como de las culturas populares transmitidas oral-
cundaria, y en la calle donde vivo hay como mínimo doce re- mente. Ha realizado para la RAI programas acerca de la
cordatorios con flores, figuritas de futbol, fotos, de algunos música country y músicas de frontera. Dirige la revista
amigos de ellos que murieron accidentes. Y además, los jó- de estudios americanos Acoma. Entre sus libros pueden
venes de hoy saben todo sobre la muerte por drogas. mencionarse La línea del color: ensayos de cultura afroa-
Y sin embargo, la generación anterior todavía cree que mericana, Canciones y poesías proletarias norteamerica-
ellos no saben nada acerca de la muerte, que no deberían nas, Blancos y negros en la literatura norteamericana, La
enseñársela, así que nadie les ayuda a manejarse con ella, revolución musical de Woody Guthrie, Las canciones del
tienen que enfrentarse a ella solos. Las Fosas Ardeatinas Black Power y La orden ya fue ejecutada: Roma, las Fosas
son un símbolo en este sentido, son la típica excursión esco- Ardeatinas y la memoria.
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Tumbaya, Jujuy
El estigma de la memoria
Por Ludmila da Silva Catela
Un pequeñísimo pueblo de la puna en el cual desaparecieron seis personas, o sea el cuatro por ciento de su
población. Todos comunistas. Sus nombres no figuran en los archivos de la Conadep ni en el Nunca Más. Sus
historias permanecieron casi desconocidas. ¿Por qué? A partir de esa pregunta, pueden formularse otras que
permiten una indagación profunda más allá de este caso en particular: ¿Cómo llegan los hechos a devenir
memoria? ¿Cómo se articula la memoria central con las memorias locales?
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Una Iglesia donde despellejaron a Lavalle. Un lugar rodeado de mo la Tucumán chiquita.Y participó activamente en la denun-
montañas. Un pintoresco cementerio que custodia al pueblo des- cia y confección de las listas de quienes fueron secuestrados
de lo alto como era costumbre de los antiguos. Una pequeña y desaparecidos. Entre los meses de agosto y diciembre de
municipalidad junto al único teléfono público. Una plaza en el 1976, la localidad se vio afectada por diversos secuestros, ope-
centro de todo y al centro de la plaza un mástil en el que una rativos y desapariciones. Primero un gran operativo en el que
gran bandera argentina es izada en días patrios y fiestas de guar- se llevaron a muchos hombres y mujeres de Tumbaya, algu-
dar. Al pie dos placas de bronce con inscripciones y una fe- nos de los cuales quedaron un tiempo presos en Villa Gorri-
cha: Dios, Patria Hogar. Esta plaza fue inaugurada por el Proce- ti, mientras otros eran liberados rápidamente tras declarar
so de Reorganización Nacional. Tumbaya 1979 en Volcán. Luego una segunda ola de secuestros, centrada
Uno pocos apellidos se repiten aquí. En este pueblito de la en afiliados al Partido Comunista. No fueron hechos aisla-
Quebrada de Humahuaca, ¿quién no es pariente o compa- dos. Se correspondían con secuestros en el resto de la pro-
dre? Entre sus pobladores, diversas familias cuentan con an- vincia. Como corolario de este conjunto de operativos, el 15
tepasados que fueron indígenas. Identidad que sabe manifes- diciembre de 1976 en Jujuy, fue secuestrado y desaparecido
tarse en momentos de crisis: cuando hay que organizarse pa- Vicente Cosentini, el principal referente del PC jujeño. En Tum-
ra reclamar tierras o en las asambleas, medio de resolución baya, 20 pobladores, mayoritariamente campesinos también
de los conflictos y decisiones. fueron secuestrados, 6 desaparecieron. Todos afiliados al
“Casi todos vivimos de la tierra”, me dice un vecino. Pero PC. Seis desaparecidos en una población de ciento cincuen-
últimamente los planes Trabajar pasaron a ser uno de los prin- ta. O sea el cuatro por ciento de los habitantes.
cipales ingresos de los pobladores. “No hay nada para ha-
cer acá”, afirman, “Este es un pueblo que no progresa, cada Don Federico
vez está peor”, sentencian. A diferencia del resto de la Que- En medio del viento y del frío, un día de julio llegamos a
brada, Tumbaya no fue beneficiada por el turismo. Sólo una Tumbaya. Nadie por las calles. Apenas, en la plaza, dos pues-
vez al año, Tumbaya se llena de turistas: el día de la Virgen tos de venta de artesanías. Nos acercamos a uno. Le pregun-
de la Candelaria (2 de febrero). El resto de los días, el “Por- té al joven que atendía si sabía algo de la gente que había
tal de la Quebrada”, como la llaman, sueña con el turismo, desaparecido en la “época militar”. Si conocía algún familiar.
que llega a cuentagotas. Los puestos de artesanías los espe- Si creía que alguien podría contarme algo. Así fue como apa-
ran en medio del sol, el viento y el polvo en la plaza. reció la figura del historiador local: “Hablen con Don Fede-
rico. Él sabe todo. Él les contará con detalles. Vive allá en
Tumbaya la linda, Tumbaya la comunista… la esquina. Es el hermano de dos desaparecidos”. Sin que in-
En Tumbaya parece que el tiempo pasara más lento. A la ma- sistiéramos mucho nos enumeró nombres de secuestrados y
ñana las calles se agitan algo con la gente que circula entre de familiares de los desaparecidos. Nos indicó donde vivían
la municipalidad y los pocos almacenes de ramos generales y cómo los podíamos encontrar. Finalmente agregó: “Pue-
que ofrecen productos básicos, verduras y carne. Si uno quie- den hablar con mi suegra, ella les puede contar algo porque
re el diario, deberá ir hasta Volcán, a 10 kilómetros. “A Tum- su hermano también desapareció. A la tarde baja a la Igle-
baya no llegan, nadie lee”, me explica la almacenera. A la sies- sia, yo le aviso así hablan con ella”. El silencio tan temido,
ta todo está desierto. Entrada la tarde, algunos niños animan en el inicio del trabajo de campo se iba disipando. En el
la plaza entrando y saliendo de la iglesia donde participan segundo y tercer viaje, y a medida que pasaron los días, las
de los cursillos de catequesis. Todo vuelve a vaciarse al caer charlas con los vecinos se tornaron más intensas. La aparen-
el sol. Y por la noche, algunos jóvenes, sobre todo varones, te tranquilidad poco a poco fue revelando tensiones socia-
van hasta el “Hospedaje de Tumbaya” a ver televisión. En rea- les, conflictos, capas de violencia, en fin, densidad social co-
lidad van a ver películas elegidas por la encargada del lugar, mo en cualquier comunidad, pueblo o ciudad.
ya que la mayoría de las veces no se capta ningún canal. Hablo con Don Federico, hermano de dos desaparecidos.
Llegué a Tumbaya luego de leer el libro que Andrés Fidalgo Las fotos de ellos permanecen a su lado. Cada vez que ha-
escribió sobre la represión en Jujuy. En sus páginas, me lla- bla de alguno lo señala.
mó la atención la cantidad de desaparecidos de un ignoto lu- -¿Hubo algún operativo cuando se los llevaron?
gar llamado “Tumbaya”. ¿Por qué tantos en una población tan -Sí, sí, hubo un montón de operativos y antes de los desa-
pequeña? ¿Por qué no había información o memorias públi- parecidos también. Hasta el cura, Carlos Brukman, un ale-
cas acerca de ellos y lo que les había sucedido? mán que estuvo aquí ayudó. Un día viene la policía y le
En la actualidad, Tumbaya cuenta con 526 habitantes1. En los dicen al padre: “¿puede colaborar?, tenemos un operativo
‘70, su población, según me explicaron, rondaba en los ciento aquí”. El Padre va y pone la camioneta. Él tenía una ca-
cincuenta. En 1976 asumió como interventor de la comuna un mioneta con cúpula, abre la puerta trasera y se meten en un
salteño llamado Carlos Jeczmieniowski, ex administrador de boliche. Ahí había un bar de un tío mío, Adrián Méndez. Y
una mina en Tumbaya Grande. El que bautizó a Tumbaya co- empiezan a cargarlos. El Padre en un momento dice “¿vos
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también Norberto?”. Era un ayudante de la iglesia (se ríe) y males, aunque nunca dejaron de buscarlos. Sólo en los años
todos caían adentro. Cayó doña María Pilano, Mariano Vilca, noventa realizaron las denuncias, con un objetivo puntual:
cayó Adrián Méndez, doña Isidora, una tía nuestra, todos, cobrar las indemnizaciones.
a la policía, presos. Bueno, el Padre revisó los documentos, En Tumbaya, de una u otra manera, todos saben y tienen una
los despacharon y algunos que encontraban con implican- versión de lo que pasó. Sin embargo, esas narrativas circulan
cias, ¡adentro! Y en esto tenía mucho que ver el obispo Me- sólo al interior de las familias o entre grupos de pares. La vi-
dina, ¿no? Porque él confesaba a los chicos y esas confe- sibilidad de estas memorias tiene poco lugar en la esfera pú-
siones pasaban al ejército, a la policía. Esas confesiones blica. Algunos familiares viajan a veces a Jujuy para alguna
llevaron a muchos presos de acá. Y como está la lealtad y conmemoración. En las marchas por el “Apagón de Ledesma”,
la deslealtad, aquí teníamos a dos hermanos que se llama- en el año 2003, pude observar las fotos de dos desapareci-
ban Pedro Ramos y Daniel Ramos; lo llevaban preso a Pedro dos de Tumbaya: Juan Elias Toconás (15-10-76) y Rosa Santos
y Pedro pasando en el celular, dice “¡allá está mi hermano, Mamani (17-10-76), en el año 2005 se sumaron las fotos y los
él también es de la lista!” ¡Y adentro el hermano! familiares de Crescente y Paulino Galián. A nivel nacional, el
Tras este episodio, en octubre de 1976, vino la nueva redada que Partido Comunista incorporó a los seis desaparecidos de Tum-
tuvo como la consecuencia más importante las desapariciones. baya a sus listas de militantes desaparecidos durante la dicta-
Entre los días 15 y 20 de octubre, la policía de Volcán se llevó dura militar. Pero solamente figuran sus nombres -muchos de
a veinte hombres de Tumbaya. Los secuestraron en sus casas ellos mal escritos-, la fecha de desaparición, y como lugar de
o sus lugares de trabajo: fincas y pequeños huertos en medio pertenencia apenas la provincia, Jujuy. Tales nombres -que no
de los cerros. Los llevaron a Humahuaca, donde gendarmes y aparecen en las listas iniciales del Nunca Más-, recién se hicie-
policías los interrogaron, los maltrataron, les pegaron. ron visibles para el resto del país al quedar registrados en dos
Entre octubre y diciembre de 1976, la mayoría de los familia- libros: Memoria deb(v)ida (1999), de José Luis D’andrea Mohr,
res de quienes hoy están desaparecidos mantuvieron contac- y Jujuy, 1966-1983. Violaciones a los derechos humanos come-
to con los presos en la cárcel de Villa Gorriti. Inclusive les di- tidas en el territorio de la provincia o contra personas a ella
jeron que serían liberados en diciembre de 1976. Los familia- vinculadas (2001), de Andrés Fidalgo.
res viajaron a Jujuy a buscar a sus parientes, pero al llegar
a la cárcel les informaron simplemente que: “ya se habían Gloria
ido”. Este evento, relatado por todos los familiares, se tornó Gloria interrumpió sus clases de catequesis a jóvenes para
el más incomprensible. ¿Por qué nos mintieron?, dice Carme- contarnos de Rosalino Ríos, su hermano desaparecido. Nos
la hermana de uno de los jóvenes desaparecidos. Durante el sentamos ante una mesa junto a su marido. Hay pocas pa-
resto de los años de dictadura, nadie hizo denuncias for- labras y muchos silencios. Con un pañuelo entre sus manos,
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ella se emociona. Sus ojos se llenan de lágrimas. Es la prime- y Emilio aceptaron hablar por el afecto que le tienen a
ra vez que habla con “desconocidos” sobre esto. Don Federico. Don Pablo se fue de la entrevista diciendo que
-Yo me llamo Gloria Ríos y tengo 44 años, de acá de Tumba- le hace mal hablar pero que fue importante poder hacerlo.
ya. Somos once hermanos y mi hermano, el que desapareció. Gerónimo a la noche fue a visitarlo a Don Federico y le pi-
Rosalino Ríos era dos años mayor que yo. En esa época ten- dió un vino, “ya que estaba muy nervioso porque había ha-
dría casi sus veinte años porque estaba esperando hacer el blado cosas que nunca nadie le había hecho decir”.
servicio militar (entonces se hacía a los veinte). Quizás el error, Cuando le pregunté a Gerónimo qué era el comunismo para él,
o no sé qué es lo que hizo que lo hicieran desaparecer a él, su explicación se centró en la idea de “compartir en comuni-
era que era afiliado al comunismo. Se afiliaba al comunismo dad”, que “todos podamos tener un poco y vivir mejor”. Y afir-
y..., por eso..., la mayoría de los chicos que desaparecieron mó “a mí nadie me va a sacar eso de la cabeza por más que
en este pueblo eran afiliados al comunismo. Según dicen me golpeen y me traten como a un animal”. En una primera
que han hecho un asado y ahí los han hecho emborrachar. entrevista, al preguntarle si él era “comunista”, lo negó. En una
Creo que a mi hermano lo hicieron firmar así tomadito, así segunda entrevista, le pregunté nuevamente a Don Gerónimo
lo hicieron llenar la ficha de afiliación. Después de este Gol- si se arrepentía de haber sido comunista y me respondió ro-
pe de Estado empiezan a ser ellos perseguidos, y ya... Así, a tundamente: no, no me arrepiento. En esas respuestas se ci-
algunos de los chicos del pueblo ya se los han llevado. fra la tensión entre memoria y estigmas en Tumbaya.
Ni la policía ni el ejército son asociados en el relato de
Gloria con la desaparición. Las fuerzas de seguridad sólo Revertir el estigma.
aparecen cuando de forma explícita le pregunto quién se lle- El trabajo de un guardián de memorias
vó a su hermano y cómo fue el secuestro. Sólo enuncia Federico Galian –Don Federico, tal como todos le dicen- es
que “eran personas vestidas de civil, no estaban vestidas de hermano de Paulino Prudencio y de Crescencio Galian,
policía”. En su relato el “comunismo” es el culpable y la úni- dos militantes del Partido Comunista desaparecidos el 18 y
ca explicación. En su relato se puede analizar, entre líneas, 19 de octubre de 1976 en Jujuy. Don Federico ha sido un ar-
que los secuestros y las desapariciones provocaron una rup- ticulador importante en la organización de los familiares de
tura dentro de la comunidad. desaparecidos y de presos de Tumbaya para realizar los trá-
-Y ustedes, en el pueblo, ¿hablan de lo que pasó? mites de indemnización. También fue él quien entró en con-
-No, de ese tema no se habla, eso es, digamos, lo que nos tacto con Andrés Fidalgo para incluir los nombres de secues-
faltaría. Acá, cuando hay una pérdida de alguna persona trados y desaparecidos del lugar en el libro sobre la re-
del pueblo, que haya fallecido o esté enferma, entonces ahí presión en Jujuy. Es impactante escuchar su definición so-
se ve la unidad, el apoyo de la gente, todo eso; pero en es- bre el por qué de las desapariciones:
to, esto que nos pasó a varios, no. Nunca nos juntamos, nun- -En la política empezamos como revolucionarios, como gen-
ca hablamos de eso. Lo que nos faltaría es hablar, sobre eso... te que quería cambiar la cosa, porque veíamos que la polí-
tica estaba muy contaminada. Entonces veíamos, dentro de
Cuerpos, humillación y silencios la política, un cambio. El cambio era la revolución, y hemos
La mayoría de quienes fueron presos y torturados nunca ingresado en el Partido Comunista. Mi hermano Paulino ha si-
habló con su familia de lo sucedido. En sus relatos -pausa- do el jefe, acá en la zona, manejaba desde Jujuy hasta Tilca-
dos, dolorosos-, expresan con el cuerpo la marca que les de- ra, pero la mayor cantidad de gente desaparecida ha sido de
jaron sus secuestros. Tiemblan, les falta el aire, se aprietan Tumbaya. Todos han sido afiliados al partido comunista.
las manos, bajan la mirada. Y a cada una de sus respuestas A diferencia del resto de los discursos en los que la palabra
la sigue un profundo, un largo silencio. La humillación que “comunismo” aparece asociada a miedos, acusaciones y des-
sufrieron es remarcada como peor que el dolor físico. Las acu- confianzas, Federico habla del Partido Comunista, de la po-
saciones son recordadas como el peor dolor: “nos culpaban... lítica y la revolución con una valoración positiva. Pero no
me culpaban de no ser patriota, de ser comunista. Y yo deja de contar las consecuencias que tuvo para su familia
nunca ofendí a la Patria, nunca...”, afirmó nervioso Gerónimo. ser considerados comunistas en Tumbaya:
Emilio, otro de los entrevistados, en un tono casi incompren- -Y bueno, pertenecer al Partido Comunista en Tumbaya era con-
sible, dice que lo peor fue que lo “hayan acusado de ser co- cientizar a la gente, una lucha de avance, de cambiar una doc-
munista” y de “haber aprovechado mi trabajo en la mina pa- trina dominante, norteamericana, por otra doctrina, una doc-
ra darles explosivos”. Y agrega: “Yo que siempre fui peronis- trina más social, más participativa, más democrática, digamos.
ta, ¿le iba a dar explosivos a los comunistas?… ¿Para qué?”. -Después de las prisiones, ¿cómo reaccionó la gente del
Cada uno expresó que lo vivido en aquella época es mejor lugar?
olvidarlo, que les causa mucho dolor, que todos quedaron -Tenían miedo y comenzaron a insultar. Por ejemplo, la Ma-
“enfermos de los nervios”. Ninguno de ellos les contó a sus ría, que era casada con Santiago, venía aquí y la insultaba
hijos, ni ellos les preguntaron. Tanto Pablo como Gerónimo a mi mamá, “¡culpa de su hijo comunista, a mi marido lo
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han puesto preso y yo tengo que estar matando de hambre (In)visibilidad y memoria
a mis hijos!”. Mi mamá les decía “yo no tengo nada que ver”.
A la mujer de Paulino, en Jujuy, varias veces le apedreaban Hay dos procesos básicos mediante los cuales un episo-
la casa, le insultaban, le decían cosas: “culpa de tu marido, dio de violencia trasciende su propio contexto y se hace
culpa de Paulino, estando nosotros en esta situación, he- conocido a nivel público:
mos quedado sin marido, lo han detenido a mi hijo, vos y él 1)El episodio es retratado en algún libro o publicación (ya
son los culpables”. sea informes como el Nunca Más, testimoniales, de inves-
-Cuando usted volvió a Tumbaya, ¿qué pasó? tigación periodística, de investigación histórica, etc), o en
-Volví once años y medio después de haberme ido, ¿no? soportes análogos como proyectos de historia oral, videos,
Pero en el ‘76 estaba acá yo, me fui en febrero y el golpe películas, etc.
de estado fue el 24 de marzo, de ahí no volví más ya. 2) El episodio se mantiene vivo a través del tiempo, gracias
Bueno, después que volví, había un mecánico acá que me a la presencia y el trabajo de vigilancia de memoria reali-
decía “vos has sido un cobarde, te has escapado a Bolivia”. zada por un individuo o grupo, que hace de dicho evento
No me había ido durante del golpe, yo me había ido dos la causa de su vida, invierte tiempo y cuenta con los capi-
meses antes del golpe, no era cobardía... Yo estaba traba- tales políticos, culturales, simbólicos necesarios para “hacerlo
jando en Bolivia, una casualidad y gracias a esa casualidad público” (por ejemplo los sobrevivientes del Vesuvio, los
estoy vivo, sí, porque hubiera sido fiambre como mis her- que llevan adelante la Marcha del Apagón, etc.)
manos, sí seguro, seguro. Yo he estado aquí en Tumbaya..., Un tipo de proceso no excluye al otro. Ese tipo de prác-
tenía un primo, Américo Vilte, también ha desaparecido aquí, ticas y soportes materiales permitirían visibilizar algunas
él vivía en Buenos Aires, se vino acá y acá ha desapareci- memorias, mientras otras quedarían invisibilizadas, silen-
do, y Rosalino Ríos, Santos Mamaní, Juan Elías Toconás, to- ciadas, esperando la llegada y el momento de tornarse
dos desaparecidos. públicas, si es que alguna vez acceden a esa condición.
“Don Fede” es quien juntó a todas las personas de Tumba-
ya para solicitar las indemnizaciones. También él incorporó
a la causa de los Juicios por la Verdad de Jujuy el nombre derico es un fuerte referente en la comunidad, por “saber
de su hermano, así como el de todos los desaparecidos de de historia”, por “saber hablar”. Él es quien guarda todos
Tumbaya. Él es quien guarda papeles y documentos, quien los documentos de conflictos políticos y de demandas de la
escribe las cartas, quien se contacta con los abogados. Es tierra; es a quien llaman cuando viene la televisión, la radio,
quien de alguna manera transforma un problema de estig- los arqueólogos o los que realizan proyectos de turismo. Es
mas y acusaciones en un espacio de comunicación y recono- así no sólo un emprendedor de las memorias de la repre-
cimiento. Es él quien me ha presentado a todas las perso- sión, sino también un guardián de diversas memorias, me-
nas que entrevisté, quien me ha dado documentos, quien ha morias de cohesión comunitaria, memorias sobre la historia
buscado fotos, “para que escriba un libro sobre lo que pa- del lugar, memorias políticas. Desempeña el rol social de
só en Tumbaya”. quien colecciona, investiga, selecciona, conserva bienes, ob-
Don Federico trabaja desde la memoria. Intenta influir y cam- jetos, documentos y se siente en la obligación de velar por
biar el sentido dominante, y por momentos avergonzante, de todos ellos. Estas atribuciones son reconocidas por gran par-
aquellos que se sienten señalados por ser “comunistas”, bus- te de la comunidad.
cando que hablen, que cuenten sus historias hacia fuera de
la comunidad. Se encarga de remarcar la militancia en el Par- Celebración de la palabra
tido Comunista, de relacionarla con un ideario y una prácti- En la iglesia se realizó un ritual llamado “Celebración de la
ca política, oponiéndose al sentido hasta ahora predominan- palabra”. En él, José, un diácono (y no un cura), desarrolla
te de categoría acusatoria. Intenta transformar el estigma algo similar a una misa. Al llegar no había casi nadie en la
de “comunistas” para tornar humanos a los desaparecidos, iglesia. Nos sentamos mientras mirábamos como terminaban
para tornarlos vecinos. Simplemente Crescencio, Paulino, Pa- una actividad de catequesis. Éramos unas treinta personas
blo, Gerónimo, Elías, Rosa... más o menos. Elvira, la mujer del diácono, ofició de cola-
Asumiendo un rol de emprendedor de la memoria, busca y pien- boradora. Ingresó al altar y comenzó a explicar lo que sig-
sa cómo elaborar rituales o marcas simbólicas para el recono- nificaba la celebración de la palabra. Todo el ritual era un
cimiento de ese pasado en Tumbaya. Quiere organizar una mi- diálogo entre ella y los que estábamos en los bancos. Les pi-
sa por los desaparecidos, piensa en poner una placa en la pa- dió a Don Federico y otras vecinas que pasaran a leer pa-
red de su casa, ya que “era el lugar donde nos reuníamos”. sajes de la Biblia. Luego ella leyó algunos fragmentos.
Sin embargo, los capitales simbólicos y culturales para po- Después entró José con una túnica verde. Leyó los episodios
der ejecutar todas estas prácticas de memoria no se redu- de Sodoma y Gomorra. Usó esa historia para hablar de la
cen al hecho de ser el hermano de dos desaparecidos. Fe- violencia en las ciudades actuales. Realizó todo un recorrido
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en torno a la violencia y la negación del otro, con un dis- go de esto siguió el ritual de la celebración de la palabra.
curso lleno de sentidos morales y políticos en el cual, a pe- Al finalizar la ceremonia, Elvira preguntó si había anuncios,
sar de no expresarlo explícitamente, aludió al asesinato po- invitándolo a Federico a realizar el suyo. Allí nuevamente
lítico ocurrido en noviembre de 2003, en Tumbaya. Don Federico habló acerca de los seis desaparecidos que te-
Luego Elvira volvió y leyó las invocaciones, a las que los nía el pueblo y sobre los secuestros que habían sufrido otras
participantes teníamos que responder “Te pedimos Señor”. personas del lugar. Pidió la ayuda de todos para que nos
Se pidió por los enfermos, por la paz, por los que estaban acercaran fotos, documentos o lo que fuese, para colabo-
sin trabajo, por la salud de una señora que había sido maes- rar con el trabajo de escribir una parte de la historia de Tum-
tra de Don Federico y de “muchos de nuestros hijos”. Esta baya. Fue un momento extraño, emocionante, confuso. En
intención, la pidió Federico. A seguir, aprovechando la si- ese momento se habló por primera vez en un espacio públi-
tuación, Elvira le dijo a Federico: “No sé Don Federico, ya co e institucional, de los desaparecidos; se usó la celebra-
que están las chicas, si usted quiere hacer un pedido es- ción de la palabra para pedir por ellos, se compartió una me-
pecial por los desaparecidos”. Don Federico, entonces, se moria que a pesar de tener muchas lecturas, permanece en
dio vuelta y explicó que estábamos allí haciendo “un traba- los ámbitos privados o en los canales de los comentarios y
jo sobre la memoria de los desaparecidos”. A continuación los chismes. Don Federico, un auténtico emprendedor de la
hicieron un pedido por los desaparecidos y sus familias. Lue- memoria, esperó una buena oportunidad para sacarlas de la
marginalidad y ponerlas en el centro del ritual, en el espa-
cio de lo sagrado y así purificarlas.
Acusaciones
A modo de cierre
Este trabajo analizó la construcción de memorias locales.
Donde estigma y acusación aparecen como elementos cen-
trales en la configuración de las memorias de la represión de
la última dictadura militar. Remando a contra corriente, un
guardián de memorias avanza para darles una dimensión po-
lítica. Juega con las cartas de la tradición oral, de la trans-
misión de relatos sobre el pasado, pero todavía no ha escri-
to “una historia” que afirmé una versión legítima de lo que
La categoría “izquierda” suele ser altamente estigmatiza- pasó, que pueda engarzarse con las memorias cuasi oficia-
dora. Y la palabra “comunista”, en oposición a la palabra lizadas por los organismos de DDHH, por la Academia, por
“patria”, funciona como una amenaza al orden estable- el Estado. Para estas instituciones la historia de la repre-
cido, con connotaciones de peligrosidad y violencia. Se sión en Tumbaya todavía es casi invisible. Esta instancia de
trata de un mecanismo muy bien analizado por Gilberto construcción de memorias en Tumbaya, me permitió regis-
Velho en un breve pero denso trabajo referido a la socie- trar visiones, sentimientos, juicios, tensiones cuya multipli-
dad brasileña: Duas categorias de acusaçao na cultura cidad y complejidad, si bien es general para casi todos los
brasileira contemporânea (Petropolis, editorial Vozes, lugares del país, desaparece o es reprimida cuando los re-
1980). En él, respecto a la categoría subversivo, Velho latos son fijados y consagrados por los representantes na-
señala que aunque es una categoría de acusación emi- cionales de la historia trágica de la dictadura. En este senti-
nentemente política, contamina otros dominios. Muchas do, hay dos silencios significativos: campesinos e indígenas
veces viene acompañado de criminal, ateo, traidor, con prácticamente no cuentan en las estadísticas y apreciaciones.
fuertes implicaciones morales. La lógica del discurso acu- En el Nunca Más se lee acerca de obreros, estudiantes, amas
satorio hace que la denuncia política pase a ser una de casa, religiosos, profesionales, docentes, autónomos y
acusación más global donde la propia humanidad de varios, periodistas, actores, conscriptos y personal, subal-
los acusados es puesta en cuestión (...) Existe la idea de terno de las fuerzas de seguridad, empleados. Me pregun-
que su mente es corrompida por agentes externos a las to, ¿acaso “campesino” e “indígena” no era una categoría
fronteras de su sociedad. Así el subversivo, el comunista, política en los setenta, tal como en la mayoría de los paí-
trae cosas de afuera, contamina su sociedad con lo exó- ses de América latina? ¿Por qué no fue registrada?
geno, desarma y desorganiza de alguna manera el orden
natural, con ideas y comportamientos disruptivos. En pala- Ludmila Da Silva Catela es investigadora de la Uni-
bras que recuerdan lo que contaba Gerónimo, en este sis- versidad Nacional de Córdoba y del Conicet.
tema de representaciones y acusaciones, el comunista es
un traidor, que reniega de su patria. 1. El departamento Tumbaya cuenta con 1694 habitantes entre niños (290), adul-
tos (1081) y ancianos (168). El 40% de la población habita en zonas rurales.
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Historia reciente y teatro
Los modos
de representación
Por Federico Irazábal
Fotografías Alejo Garganta Bermúdez
¿Puede y quiere el arte inscribirse o formar parte de los discursos que hacen historia? ¿Es responsabilidad de los artistas
sostener o proponer una memoria hegemónica o alternativa? ¿Puede el espectador devenir en copartícipe de esa historia?
Las preguntas que vinculan las complejas relaciones entre sentación de la memoria, porque en definitiva ése era su tema
teatro, memorias e historia carecen de respuestas únicas, principal con un argumento, el genocidio armenio, que le sir-
porque los factores que influyen sobre esos vínculos son vió de excusa. Recordemos que desde el punto de vista de
múltiples y variados. Para comenzar a responderlas sin más la enunciación hay tres relatos distintos en ella, hay tres pelí-
pretensión que la de mirar colateralmente el problema, pen- culas en una. Así como el Hamlet de Shakespeare muestra
saremos en primer lugar en el cine, en las formas que este una obra de teatro dentro del teatro; Ararat, con su cine den-
arte ha encontrado para representar la memoria, y más pun- tro del cine dentro del cine, representa tres formas diferen-
tualmente recordaremos una película estrenada en la Argen- tes de vincular el arte con la historia y la memoria, que es
tina en el año 2003: Ararat, de Atom Egoyan. vista aquí, ni más ni menos, que como otro tipo de relato.
Por un lado, está la mega producción que viene a filmar
Un caso paradigmático un sobreviviente del genocidio. A través de su estética
Antes de introducirnos en lo específicamente teatral, cree- buscará producir un verosímil que se convierta (en la mirada
mos que mirar en detalle una gran película nos servirá para del espectador) en verdad y, por lo tanto, se vincularía a
introducirnos en la problemática. Ararat es claramente una una forma de representación histórica. Por otro lado, se ve
película que puede servir para pensar las formas de repre- un documental que pretende, asistiendo al escenario real,
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poder reproducir eso pero sin crear la ilusión de real, siendo nifica simplemente realizar acciones que lo actualicen de
precisamente un documento de lo real. Aclaremos: en este forma permanente. Es extraño este movimiento, pero es algo
segundo nivel no se pretende ser verosímil, como en el pri- bastante fácil de entender con un ejemplo. Los monumen-
mero, sino verdadero. Y, finalmente, encontramos la pelí- tos (algo, vaya paradoja, monumental) acaban perdiendo
cula que nosotros estamos viendo, que apuesta por otra presencia, no por ausencia sino por reiteración. El monu-
forma que es, creemos, la específicamente teatral: la sim- mento tiene como problema fundamental que suele quedar
bolización. Ararat considera que la única forma de mante- reducido a mero paisaje, a mera decoración. La presencia
ner vivo un tiempo ya muerto es a partir de un proceso de reiterada de un objeto/acto hace que comience a invisibili-
simbolización, esto es, culturalizando el evento a partir de zarse por el mismo procedimiento que le daría presencia y
una cadena sígnica determinada. Ponerlo en relato, en algún consistencia. Esto sucede también con, por ejemplo, las pro-
tipo de relato y con una capacidad de síntesis importante. testas sociales, políticas, sindicales, económicas. Recorde-
Es el famoso gestus brechtiano, pero aquí de la historia: pro- mos algo: la carpa blanca docente. Durante las primeras
ducir un signo que con su sola aparición desencadene un semanas, todos los habitantes de la ciudad de Buenos Aires
relato más extenso y complejo. Imágenes-símbolos que con- veían con admiración la protesta docente. Pero llegó un
densan y potencian la posibilidad de existencia histórica. momento en el cual, por reiteración, por duración en la lucha
El teatro, por sus propias potencialidades técnicas no puede sin cambio de estrategia, acabó por desaparecer. Se “monu-
ir al lugar de los hechos. Nada más lejos del documental que mentalizó”, es decir, desapareció o pasó a formar parte de
el arte escénico. Y, en caso de invadir el lugar real del hecho, la Plaza de los dos Congresos. Los piqueteros, en cambio,
no puede nunca negar el carácter de representación (cosa entienden que la única forma de ser vistos es afectando el
que el cine sí ha podido hacer optimizando el propio arti- presente, no cristalizando la lucha. El monumento es fun-
ficio técnico). Por otro lado, tampoco puede el teatro gene- damental en una sociedad que está dispuesta a rendir hono-
rar la ilusión de totalidad que sí puede generar el cine a par- res a los personajes y acontecimientos que considere memo-
tir de los distintos escenarios necesarios. El teatro está limi- rables, esto es, que deberían formar parte de la memoria
tado en este aspecto también. Por lo tanto, el único espacio colectiva. Pero para que lo memorable no empiece a formar
que le queda es el aportar una simbolización a la historia parte del olvido se vuelve imperioso resaltar su presencia
como forma de recuerdo. El teatro no puede más que for- más allá del día de la inauguración. Y es aquí, en esta
mar parte de la historia porque se convierte en un inter- reactualización, donde el arte, las performances, las inter-
pretante de esa historia misma. El teatro suele, parafrase- venciones urbanas, tienen mucho para hacer.
ando al psicoanálisis, trabajar con el síntoma traumático, y Este ejemplo puede trasladarse al teatro, un hecho vivo que
no con el acontecimiento en sí. se produce cada vez y de manera singular en un puro pre-
sente. Y por ello creemos que es tan poco interesante cuando
Teatro Monumento un espectáculo, un ciclo o un fenómeno socio-artístico
Podríamos afirmar que el teatro rara vez puede conver- pretende erigirse en adalid de la memoria. Podemos creer
tirse en un monumento. ¿Qué quiere decir, en este caso, en las ventajas del registro documental; podemos creer
“monumento”? Un monumento, como un museo, suele ser incluso en el valor de poner una cámara en el lugar del hecho
un homenaje que el presente le realiza al pasado; pero tam- (para registrar el hecho mismo, o las consecuencias, o el
bién podríamos afirmar que, de no operarse sobre ese vacío que produjo; recuérdese que ésta es en parte la estra-
objeto/espacio en los múltiples presentes en los que estará, tegia narrativa de Los rubios, película de Albertina Carri).
comenzará a formar parte del pasado. Operar sobre él sig- Pero pretender poner el monumento sobre el escenario es,
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en algún punto, antiteatral. Lo mismo podría decirse sobre apropiarse de ese sistema y enunciar, volver acto la poten-
el pretender poner la vida tal cual es sobre el escenario, cia lingüística, darle al yo, con referente únicamente virtual
ya que es una manera de poner allí la muerte misma, por- en tanto potencia, un referente real, concreto.
que creer que hay una vida tal cual es equivale a congelarla, Cuando el teatro, o el arte en general, vive la memoria única-
separarla de la línea cronológica del tiempo y erigirse en su mente como acto acaba construyendo el monumento. Traer el
verdadero asesino. El monumento, en este sentido, corre pasado al presente (creer que eso es posible) es una manera
el peligrosísimo riesgo de convertirse en algo mortecino. esencialista de pensar la historia. Es el recuerdo a vivenciar.
Vamos con un contraejemplo a partir de lo señalado por Jean Cuando el arte asume que esto es imposible (Daniel Veronese
Baudrillard en La transparencia del mal. Sostiene en ese texto en La forma que se despliega, Albertina Carri en Los rubios,
que la forma que el mal encuentra para desaparecer sin dejar Luis Cano en Los murmullos) encontramos que la búsqueda
de existir es mostrarse, mostrarse de forma extrema, reiterada, estética se ubica del lado de la memoria como potencia, y lo
abusiva. Cuanto más miramos el mal menos lo vemos. Salién- que el artista asume como propio es la potencia, y es esa misma
donos de una reflexión típicamente posmoderna, podríamos potencia la que se tematiza. En este sentido, en los últimos años
sostener con Antonio Gramsci o Michel Foucault que se trata del teatro argentino ha ocurrido algo muy interesante con la
de una suerte de naturalización del mal mismo; se incorpora figura del desaparecido. En muchas obras, como veremos más
a la dinámica de lo social. Está tan presente ese mal que aca- adelante, no se tematiza sobre los desaparecidos; sino más bien
bamos por olvidarlo. Lo mismo podríamos sostener sobre lo se habla, a partir de los relatos existentes, de la memoria que
que consideramos el bien, o las políticas del bienestar común. hemos construido sobre el desaparecido. Son los propios rela-
Las luchas por las causas justas acaban también por cristali- tos los que se ponen en escena y de esta forma traen, revisi-
zarse y, por lo tanto, también empiezan a ser olvidadas. tando a lo más progresista de nuestra discursividad, a los desa-
Es esto cabalmente una encrucijada. Y es lo que Atom Egoyan parecidos al presente. Hacen discurso de nuestros discursos
encontró precisamente con su película. Él, como descendiente y de esa forma se pone en escena nuestro sistema ideológico.
de armenios, siente que este genocidio fue borrado de la his-
toria por diversas causas; pero encuentra que el síntoma es pre- Formas de pasado
cisamente la ausencia de relato, que es una de las tantas for- Hasta ahora hemos observado el desempeño del arte en rela-
mas de olvido. Y esa ausencia de relato se debe, según él cree, ción con la memoria, desgajado del sistema social en el cual
a una imposibilidad por parte del pueblo armenio (y a un juego se inscribe. Pero el arte es un emergente de un sistema social
de poderes políticos internacionales e imperialistas) de simbo- y, por lo tanto, éste debe ser tenido en cuenta en el momento
lizarlo. Y construye así un símbolo: el Monte Ararat. del análisis. Porque el arte es un tipo de discurso más que
irá asumiendo diversas formas en función de los discursos
Potencia y Acto que lo rodean, o más bien aparece allí lo verdaderamente
Podemos entender la memoria como una potencia, algo que interesante y revolucionario del arte. En un contexto
nos atraviesa sin alcanzar a ser, ya que cuando es se con- donde las instituciones democráticas funcionan, con liber-
vierte en un acto vinculado al recuerdo, a lo histórico, a repre- tad de prensa y opinión, con una inserción activa de la
sentaciones concretas de eso que ya no es, ni nunca más será. universidad en su medio (en fin, un estado de derecho) el
La potencia está fuera del tiempo, no se corresponde ni arte asumirá una forma distinta a la que puede asumir en un
con un antes, ni con un ahora ni con un después. La poten- contexto dictatorial. Por ello, creemos que se vuelve nece-
cia late, simplemente eso. El acto es. Es como la lengua misma, sario observar la forma y el contenido; pero también his-
que permanece en potencia hasta que algún enunciador decide torizar y especializar esa manifestación artística para enten-
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der también el contexto en el cual se inscribe. ñas de Pavlovsky, El campo de Gambaro y La nona y No hay
El teatro, en este sentido, puede desde el nivel temático ofre- que llorar de Cossa. Sobre estas dos últimas, basta con recor-
cer una denuncia o producir, en cambio, una deconstrucción dar la opinión que tenía el gran Osvaldo Soriano y que plasmó
de algún tipo de institución, agente, código o sistema social. en forma de prólogo al primer tomo de las obras completas
Al entender que la memoria es un tipo de relato preciso, de Tito Cossa: “La Nona es una comedia grotesca, siniestra,
debemos pensar que estamos hablando de algo vinculado regocijante, en la que una familia de porteños desesperados
con algún tipo de saber. Y, para ello, diferenciaremos pero piolas, enfrenta, simbólicamente, a una omnipresente y
entre un saber lo nuevo y un saber de nuevo. devoradora mamma centenaria que terminará por canibalizar
El saber lo nuevo estaría relacionado con lo que explícita- a sus hijos. Es una historia impiadosa, terrible, sin persona-
mente entendemos como novedad, noticia, aporte informa- jes rescatables ni mensaje de esperanza. Cossa desnuda la
tivo, y se correspondería con todo aquel teatro que basó su crueldad argentina, en pleno auge de una dictadura militar
politicidad en la denuncia, en el aporte de novedades devastadora, llamada y luego tolerada por la mayoría del país.
acerca de determinado acontecimiento. El artista y su obra se Las carcajadas que provoca esta nueva manera de concebir
encargaban de denunciar o de explicitar cuestiones que per- el grotesco no pueden ocultar el amargo sabor de la derrota”.
manecían ocultas del saber común. En este sentido, podría- Soriano termina diciendo que en “No hay que llorar se mues-
mos ver que lo que caracteriza a este teatro es el aportar, a tra que los nobles sentimientos suelen ocultar una avidez des-
nivel del conocimiento, algo que por el momento estaba tructora que hará trizas a una familia (¿la argentina?) hipó-
vedado. Es el lugar del informe y es un lugar absolutamente crita y voraz”.
creativo en lo que respecta a la memoria. Este teatro cons- Pero felizmente la realidad ha cambiado. Y este espacio de
truye un relato de la memoria, porque inscribe un nuevo dis- la información, que supo muy bien ocupar el arte y que le
curso en la historia. Recordemos en este sentido a tres de costó la vida y el exilio a infinidad de creadores, hoy es ocu-
nuestros más importantes dramaturgos: Eduardo Tato Pav- pado por medios mucho más potentes como la televisión,
lovsky, Roberto Tito Cossa y Griselda Gambaro. Cada uno de la radio o los medios gráficos hasta incluir aquí a internet.
ellos, en un momento muy importante para la historia En este sentido, el teatro pierde relevancia, porque su capa-
nacional, hizo distintos aportes a la memoria colectiva, por- cidad de denuncia sobre lo real es, en términos de impacto,
que supo llevar a la escena (teatral y de allí a la social) dis- muy pobre. En este nuevo contexto el teatro pierde una
cursos que claramente no podían circular de forma explí- dimensión que existe desde su mismo nacimiento, en el
cita. Para ello, apelaron a distintas figuras retóricas tales como mundo clásico griego. Pensar que una obra teatral hoy pueda
la metáfora o la metonimia o directamente a un discurso de llegar a conmocionar la opinión pública es sobrevalorar el
tipo alegórico. Veamos un ejemplo muy simple: la familia. Los poder empírico del teatro. Esa conmoción hoy es producida
tres autores, a su modo y en diversos momentos, supieron desde la pantalla de la televisión. Es la técnica la que alcanza
mostrar a la familia como integrante de una micropolítica más ese poder de difusión masiva, que el teatro, por más masivo
cercana a ciertas formas fascistas que democráticas. Estu- que resulte, no alcanzará a tener por su carácter artesanal.
diaron con su teatro la modelación del individuo y las formas Por ello, y de manera casi natural, el arte escénico se aleja
autoritarias a las que se ve expuesto desde su más tem- de esta zona, y esto en parte lleva a la falsa creencia de que
prana infancia. O, directamente, reubicaron el mal. Lo saca- desaparece este tipo de teatro: el teatro político. Sin obser-
ron de un afuera para instalarlo plenamente en el adentro, en var que, en realidad hubo, una mutación formal. Ocupa en
el interior de una casa, en el corazón de una familia. Ejem- estos años el lugar que los medios no ocupan, que es el del
plos de este tipo de teatro hay muchos. Recordemos Telara- análisis minucioso, la reflexión estructural, etc. Por eso pre-
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ferimos pensar que hoy el teatro se ubica en una zona decons- dolo en el agua. El joven desde lejos nunca denominado
tructiva de los mecanismos de lo social. Deconstruye una ins- “desaparecido” es construido desde allí a partir de diferen-
titución como la familia, o revé la historia desde paráme- tes indicios. El más fuerte, sin lugar a dudas, es que cuando
tros distintos. Por eso es que decimos que este saber habla se escuchan gotas de agua que caen. Este caer de las
nuevo consiste fundamentalmente en mirar de nuevo, lo cual gotas se va intensificando hasta que se convierten en un cho-
significa descubrir en el objeto-sujeto-acto analizado algo rro de agua que acaba por silenciarlo.
que antes no se veía, y no necesariamente introducir un nuevo Esta operatoria es, en algún punto, similar a ciertos proce-
objeto-sujeto-acto a tener en cuenta en la dinámica social. dimientos llevados a cabo por Eduardo Pavlovsky en algu-
No va a ocuparse, a modo de ejemplo, de denunciar la exis- nas de sus obras. Este dramaturgo y actor argentino, a la
tencia o el verdadero número de víctimas que deja una gue- vez que psicoanalista, pensó la humanidad del torturador y
rra, sino el mecanismo de poder inherente a la guerra. la sistematicidad de la tortura. En El señor Galíndez nos
Retomando en alguna medida lo previo, podríamos metafo- encontramos con que la tortura se enseña en formato de
rizar esto sosteniendo que aquel teatro que dice lo nuevo es libro a la vez que se nos muestra que los torturadores
el que corre el riesgo de devenir en monumento; mientras que también son personas que tienen capacidad de amor.
el teatro que dice de nuevo, que hace rever su objeto de aná- Desde una lectura simplificada se podría decir que Cano habla
lisis desde parámetros diferentes, lo que hace es tomar el cin- mal de los desaparecidos mientras que Pavlovsky habla bien
cel, y ver qué hay detrás, dentro, delante del monumento. De de los torturadores. Nada más lejos de la realidad que eso.
esta forma lo vemos nuevamente, discutimos sobre él, porque Lo que ambos hacen, en momentos históricos diferentes, es
dejó de identificarse con los árboles que ventilan la plaza, y deconstruir las figuras del torturador y del desaparecido. Pav-
empezó a ser un objeto nuevo, sin ser él específicamente nuevo. lovsky le devolvió la humanidad a los monstruos con la fina-
Luis Cano en Los murmullos revisa la figura del desaparecido lidad política de pensarlos como vulnerables, Cano, en cam-
y de los H.I.J.O.S., pero despojándolos de su aura heroica, bio, realiza la misma operación pero con los desapareci-
buscando al ser humano que hay detrás de esas figuras. dos. ¿Para qué? Para que no sean héroes. No porque no lo
Escribe frases que surgen escénicamente de la boca de Rosa- sean, sino más bien para que hoy nosotros veamos que estos
rio, hija de un desaparecido, y que vienen claramente a moles- seres que dieron la vida por sus ideas no eran tan diferentes
tarnos al provocar. Cuando Rosario, desgarrada, acusa a su a nosotros. Eran humanos, como nosotros. Y tuvieron miedo,
padre de ambicioso por buscar medallas (padre, tremendo como podemos llegar a tener nosotros. Pero que ellos pudie-
ambicioso, no te bastaban un par de medallas) no nos está ron vivir de acuerdo a sus ideas, y de esa forma construir un
diciendo nada perjudicial sobre el desaparecido, sólo intenta nuevo sintagma: si ellos son parecidos a mí, tal vez, yo tam-
pensarlo desde un lugar humano. Y, fundamentalmente, a bién podría actuar como ellos.
la hija. Lo que Cano pretende reinstalar en la escena es la ¿De qué se trata, en definitiva, todo esto? De formas
humanidad de las madres, de las abuelas y de los hijos. Rosa- diferentes de representar el pasado, sin olvidar que ese
rio es una hija no un “H.I.J.O.S.”. Intenta restituirle con tea- pasado tan sólo existe en el presente bajo la forma viva
tralidad algo que los medios masivos le han quitado a los de la interpretación, que nunca podrá ser ahistórica sino
H.I.J.O.S.: la humanidad. Rosario no odia a su padre, lo más bien estará anclada en un tiempo único, que es este
ama y se siente abandonada (no ella, la adulta, sino la niñita instante en el cual el actor actúa, el escritor escribe, el cine-
que la constituye) y reacciona así simplemente porque lo asta filma y el crítico habla. Formas de representación de
necesitó. Marcelo Bertuccio en Señora, esposa, niña y joven la memoria ancladas en un presente con el objetivo de
desde lejos piensa el lugar del desaparecido pero ubicán- sobrevivir en el futuro.
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Narrativa argentina y dictadura
¿Qué imágenes del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional y sus actores sociales, políticos, milita-
res, económicos, culturales, ha ido construyendo la ficción a lo largo de treinta años? Testimonios y textos de María
Laura Fernández Berro, Guillermo Saccomanno, Martín Malharro, Mario Goloboff, Carlos Gamerro, Héctor Tizón,
Antonio Dal Masetto y Mariano García Izquierdo.
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Historia es lo que nos sobra. del mundo- señaló, a mediados del siglo XIX, que es un po-
El secreto y las voces, Carlos Gamerro bre escritor aquel que no tenga un crítico adentro. Hace ya mu-
cho tiempo que debe enunciarse una verdad complementaria
¿Qué es la literatura? ¿Para qué sirve? Dos preguntas repe- a aquella: pobre el crítico que no tenga un escritor adentro.
tidas desde que la literatura se independizó de la religión, Porque sufre una carencia que limita sus capacidades de
de la historia, de la política, para adquirir una autonomía re- comprensión y de expresión, y cuando el devenir estético o las
lativa, más allá de funciones cultuales, referenciales, propa- circunstancias sociales y políticas apremian, esa carencia ha-
gandísticas, no eliminadas sino superadas, es decir incluidas ce crisis. A tal punto impide leer, que se convierte en llana ver-
de otra manera en su práctica. Toda respuesta a esas pre- dad el aforismo -algo apodíctico- de Ricardo Piglia, según el
guntas es comprometedora. Implica una estética y una ética. cual la especialidad de los críticos es equivocarse. Quizás por-
Cuando a inicios de la década del setenta un muy francés, muy que no se trata principalmente de reconocer la presencia de lo
cartesiano, muy estructuralista, muy semiótico y muy ingenuo anterior en lo nuevo y acomodarlo a ciertas categorías cono-
profesor le preguntó a Jorge Luis Borges para qué sirve la poe- cidas, sino de encontrar lo nuevo aunque venga rodeado y has-
sía, el maestro anciano, entre indignado y burlón, le contes- ta permeado por lo viejo, y de volver a leer como nuevos, a
tó con una andanada de preguntas: ¿Para qué sirve el olor del la luz de otro tiempo, los viejos textos. A propósito de eso,
café? ¿Para qué sirve el otoño? ¿Para qué sirven los crepús- el sociólogo y filósofo Horacio González ha deslizado un co-
culos? ¿Para qué sirve el mar? Y así sucesivamente. mentario socarrón: “Lo que pasa es que en Argentina no hay
Adolfo Bioy Casares -ambiguo amigo del cuentista y poe- relectura, hay encuadernación”. El armado de un corpus narra-
ta ciego que jamás erraba al blanco de la ironía-, en sus tivo en relación con la ultima dictadura, suele verse particular-
diarios publicados en 2001 con el título Descanso de cami- mente afectado. Se suelen elegir -con inconciencia o con ma-
nantes, escribió acerca de una joven que lo había entrevis- licia- los textos que permitan sustentar cierta tesis; se suelen
tado: Encuentro con la estudiosa. Muy inteligente, pero irre- repetir esos textos sin atender a nuevas producciones y se sue-
mediablemente extraviada por críticos y profesores. Esta len afirmar las mismas cosas respecto a los mismos textos en
gente no sabe cómo se escribe e interpretan como si vinie- una práctica de lectura cristalizada como la que señala Gonzá-
ran de otro mundo y dijeran: “Un hombre y una mujer, es- lez; se suele anteponer una teoría literaria, como si se tratara
condidos, entran alborozados en un cuartito, ahí él la mo- de una grilla por la cual asomarse a una obra, a los textos mis-
ja un poco a ella y salen muy contentos”. mos, en lugar de atender de manera abierta a su singulari-
¿Cómo juzgar tales intervenciones? ¿Sólo una defensa feroz dad. A estos problemas, que podría catalogarse de metodo-
por parte de dos conservadores? (Borges tuvo una relación lógicos, hay otro que el mismo corpus plantea: ¿cómo estable-
más rica, por lo contradictoria, con el arte y la literatura de su cer qué textos son pertinentes, cuando se quiere establecer la
época; a Bioy Casares, todas las grandes búsquedas estéticas serie literatura del Proceso? No basta con el referente para si-
del siglo XX le pasaron a un costado sin dejar traza). ¿No es- tuar la divisoria. Los ejemplos sobran: Fuegia (1991), de Eduar-
tamos más que ante la búsqueda –retóricamente muy aguda, do Belgrano Rawson, narra el exterminio de una tribu indíge-
por cierto– de una extraterritorialidad, de un refugio en lo ine- na de Tierra del Fuego, pero ¿cómo no vincular ese genocidio
fable, en un oficio con mucho de elitista y de sagrado, inex- con el de los años ‘70? El desierto y su semilla (1998), de Jor-
pugnable a la razón? ¿De nuevo la Torre de marfil? ge Barón Biza, narra los viajes durante la década del ‘60 de
Acercan pistas otras anotaciones de un diario, el del crítico una mujer que trata de recuperar/reconstruir/sanar su cara, des-
izquierdista (e izquierdista crítico) Elio Vittorini, una figura truida por el ácido que le arrojó un marido celoso. Pero ¿có-
central de la época neorrealista, narrador, traductor, editor mo no leer en esa violencia y en ese exilio la semilla de otras
y militante antifascista. En una carta incluida en su Diario violencias y exilios? ¿Cómo no asociar la carne corroída de esa
en público, escribió: Tanto la Inglaterra victoriana como la cara con los avatares de la carne en la tortura? Tampoco la se-
Francia del Segundo Imperio pretendían que el arte sirviese rie de novelas de Andrés Rivera que tienen como personajes a
para inculcar, directa o indirectamente, los principios de la los revolucionarios de mayo enrolados en la línea jacobina,
moral dominante. Diciendo el arte por el arte, la cultura de- aborda directamente el Proceso. Pero es imposible no cuestio-
fendía la propia libertad de expresar nuevas exigencias de la narse a través de su lectura la actuación de los militantes revo-
vida. Y Swinburne o Baudelaire, Flaubert o Thomas Hardy, y lucionarios del siglo XX.
el mismo Oscar Wilde, tuvieron una función progresista. Abrie- ¿Cuál es la literatura del Proceso? ¿Para qué sirve? Para que
ron un pasaje en el conformismo, abrieron la mente para que las respuestas a esas preguntas sean fructíferas y operan-
recibiera enseñanzas nuevas. Así su lección no fue que el ar- tes, conviene atender a ciertos tiempos y ciertos modos que
te no deba enseñar; fue que debe enseñar más allá de los son propios de la literatura y por los cuales la literatura, pe-
límites impuestos por la sociedad constituida. se a las determinaciones de su contexto de producción, pue-
Precisamente el citado Charles Baudelaire un padre y (anti) de constituirse en una práctica de libertad y de resistencia
héroe de la modernidad, para quien el literato es el enemigo a los mandatos sociales.
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Tiempos lo sucedido y el manto de mentiras y complicidades crean una
Con la transición democrática que sobrevino al retirarse los suerte de agujero negro alrededor de determinados sucesos,
militares tras la debacle en la guerra de Malvinas, muchos y eso es un reto. Walsh en esto fue claro y con Operación Ma-
editores, críticos y lectores imaginaron que se vendría una sacre y ¿Quién mató a Rosendo? marcó el camino. Es nota-
ola de novelas y relatos de nuevos autores referidos a la dic- ble que a un represor del fuste de Cavallo, actualmente de-
tadura. Sin embargo, no sucedió tal cosa. Las ficciones que tenido en España, lo denunciara un periodista que logró en-
abordaron el tema se debieron en su mayoría a escritores ya contrarlo gracias a una investigación exhaustiva”.
veteranos. En el silencio de los más jóvenes, o en su orien- Sucede que las temporalidades de la literatura son relativa-
tación hacia una literatura exclusivamente centrada en cier- mente autónomas. La producción narrativa no guarda una
to trabajo con el lenguaje en torno a personajes y espacios sincronía exacta con los sucesos del devenir político e his-
urbanos decididamente actuales, más que desinterés debe- tórico. A veces se dan casos como el de Fogwill con la no-
ría leerse, quizás, una de las tantas huellas del terror. vela Los pichyciegos –una especie de picaresca o de épica
Los libros que desde 1983 vinieron dando cuenta del terro- baja de la guerra de Malvinas– escrita en unas poquísimas
rismo de Estado fueron sobre todo obras de investigación pe- jornadas de junio de 1982. Lo más corriente es que sea ne-
riodística. Fueron asimismo los que se hicieron cargo de la rea- cesario cierto transcurso, cierta decantación de los temas en
lidad durante los gobiernos de Raúl Alfonsin, Carlos Saúl Me- la sociedad para que se conviertan en materia prima de la
nem, Fernando De la Rúa y Eduardo Duhalde. El periodista narrativa. Incluso hay casos extremos como sucedió en Es-
Martín Malharro –titular de la cátedra de Gráfica III en la Fa- paña con Pérez Galdós y su novela Trafalgar. Mientras que
cultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad la batalla en la cual la flota del Almirante Nelson diezmó a la
Nacional de La Plata, autor de La tipografía de plomo, acerca flota combinada franco-española –y con eso liquidó defini-
del periodismo durante el Proceso- intenta una explicación: tivamente el poderío marítimo de España–, tuvo lugar en oc-
“El Juicio a las juntas militares abrió la puerta al horno del es- tubre de 1805, el libro que oportunamente inicia la serie de
panto para que nos pudiéramos asomar y ver lo sucedido, el novelas realistas en castellano bautizada como Episodios Na-
periodismo comenzó a desmenuzar parte por parte, persona- cionales ,lleva como fecha de su primera publicación 1873.
je por personaje, y no ha dejado en todos estos años de in-
vestigar y bucear en el periodo 1976-1983. Los historiadores Modos
no trabajan sobre la historia en caliente, solamente lo hacen Cuando en 1996 se publicó la novela El fin de la historia, de Li-
los periodistas. El escamoteo de la verdad, el ocultamiento de liana Heker, se encendió una larga discusión de la cual parti-
Documentos señor
Las miradas se cruzan acelerador para huir. Pero es arduo, interminable el re-
con fuerza a través corrido por ese paisaje de callada miseria. Por suerte,
del espejo retrovisor. y para aliviarlo, ella –Ulana o Marcela- está otra vez a
Por encima del hom- su lado. Y le pregunta si conoce ese lugar que nunca ter-
bro también –y con mina. La desesperación ha multiplicado las cuadras de
desprecio- el oficial le una calle que reaparece tan efervescente como antes, re-
devuelve el documen- corrida por obreros de los frigoríficos. Cosmopolita y sin
to. Si no viaja a la is- descanso. “Allí siempre es de día. No hay noches. Ni
la no se quede aquí, las camas descansan”, le había dicho el viejo Marcelini.
le ordena con tono Y vuelve a sentir que la policía montada da sablazos en
amenazante y de perdonavidas. Las miradas se tensan su espalda y las de sus compañeros de la universidad.
todavía más, hasta que lo bajan del jeep y vuelve al au- Y como siempre, no puede escapar.
to. Arranca violentamente, marcha atrás para encon-
trar la salida, para alejarse lo antes posible.
Algunos perros y el silencio. El silencio instalado ahora (fragmento del relato “La lengua del diablo”,
también en su mente que ha dejado de parlotearle. incluido en el libro Los padres sin plaza,
Mudo de terror hasta en las ideas, sólo sabe apretar el ediciones Algebra y fuego, 2005).
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ciparon cantidad de críticos, escritores, lectores y hasta per- una represalia que es todo un signo de época. Quien lo hace de-
sonajes de la política. Lo que se ponía en cuestión no era la ca- saparecer es el comisario del pueblo, con la colaboración o el
lidad literaria de esa novela, sino que su protagonista –Leo- silencio de quienes día a día trataban al secuestrado.
nora Ordaz– fuera una quebrada, que tras llegar a ser una di- Ricardo Piglia sostiene que existen sólo dos situaciones narra-
rigente montonera de importancia, al ser secuestrada y tortu- tivas básicas: contar una investigación o contar un viaje. El na-
rada cayera en la colaboración con el enemigo y, finalmente, se rrador estaría siempre, entonces, en el lugar de Edipo o en el
enamorase de uno de sus captores. Habiendo tantos militantes de Odiseo. En El secreto y las voces, se narran a la vez viaje e
que se mantuvieron dignos ante la tortura, y no dieron infor- investigación. Pero el viaje es en múltiples direcciones. Incluso
mación ni se pasaron de bando, ni marcaron gente, ¿por qué en el tiempo. Y la investigación también es una auto investiga-
ocuparse de un personaje así?, es la pregunta que sintetiza gran ción del protagonista. Lo que investiga es una especie de muer-
parte de las objeciones al libro de Heker. Zdanov, el teórico del te anunciada, y su relato –una crónica de esa investigación–
realismo socialista (y no sólo téorico, sino también feroz inqui- tiene en su estructura algo de El ciudadano de Orson Welles,
sidor) no la habría formulado más claramente. con múltiples voces que concurren en pos de la fugitiva sem-
Pero la narrativa no se plantea como meta presentar a sus lec- blanza de un ausente. Y también hay algo del Walsh de los re-
tores (a la sociedad) la existencia sin mácula de héroes positi- latos Fotos y Cartas, en general no considerados por los críti-
vos. La narrativa, a diferencia de los textos pedagógicos, tiene cos como lo central de su obra, pero que constituyen una espe-
más de exploración que de reconocimiento. Y se permite, inclu- cie de novela condensada del interior bonaerense, con una gran
so, la deriva, el extravío, el naufragio. Notables son tal senti- riqueza de personajes, situaciones y voces.
do la novela Fuego a discreción (1983), de Antonio Dal Maset- El viajer-investigador-protagonista, constata que es una fala-
to, y Prontuario (1993), de David Viñas. La primera narra las idas cia aquello de una comunidad sorprendida por el accionar
y vueltas de un personaje que ha perdido trabajo, casa y mu- de los militares, descubre la trama de complicidades, incluso
jer, por una ciudad dominada por un calor ominoso que re- la de sus propios parientes, y se convierte en alguien moles-
sulta una metáfora potentísima de la dictadura. En la segunda - to: En un pueblo muerto, los vivos no hacen más que moles-
¿la Respiración artificial de David Viñas?- la deriva no es sólo tar. Constata, por último, que él es el hijo del desaparecido.
espacial, sino que integradas en una estructura intrincada y efi- Además de la tensión narrativa permanente y de un trabajo
caz, dialogan y se complementan idas y venidas por el tiempo, de registros y ajustes entre voces y testimonios que es impe-
la historia, el debate cultural y el sexo. Ni el narrador prota- cable, la novela tiene grandes cualidades visuales y cinéticas.
gonista de Dal Masetto ni el de Viñas –Ramón J. Cayró, alter En muchas secuencias de un gran potencial cinematográfico,
ego y seudónimo– son precisamente héroes, pero en su den- se nota la mano de alguien que ha trabajado en guiones.
sidad, en su complejidad, pueden leerse mejor las tensiones y Por ejemplo, cuando en un momento el preso logra escapar
miserias de un hombre durante la dictadura. momentáneamente de sus captores, en su huida atraviesa el
De la narrativa se puede aprender (y aprehender) historia, escenario de una fiesta regional en la que esperan que cante
sociología, antropología, economía o psicología, pero siem- Sandro, lo confunden con él y lo ovacionan.
pre y cuando se admitan las especiales imágenes que ese es-
pejo –según la metáfora de Flaubert– arroja a quienes mi- Imperativos
ran y se miran en él. Menos obediente a las necesidades planteadas por cada co-
yuntura, la narrativa no se plegó a los mandatos de época co-
Personas mo sí lo hicieron en su mayor parte el periodismo, la investi-
A diferencia de lo que ocurre con la filosofía o con las cien- gación histórica, las memorias oficiales e incluso las que du-
cias, a la narrativa le interesan, por sobre todo, los casos ramente se fueron construyendo desde la lucha por los dere-
particulares. Y de referirse a la totalidad que sea –una clase chos humanos. La literatura cuenta a su favor con que no de-
social, una profesión, una nacionalidad– apela casi siem- be trabajar con lo posible, sino que puede darse el lujo de lo
pre al recurso de dar el todo por la parte. Uno de los tan- imposible. La literatura no tiene por qué pensar(se) en térmi-
tos logros de la novela de Carlos Gamerro El secreto y las nos de conveniencia o de corrección política. Por su falta de
voces (2002), es poder referirse a la vez a tres de los núcleos táctica y de diplomacia, a veces, puede resultar inoportuna o
más violentos de la dictadura: el poder económico, las de- hasta hiriente. Puede convertirse en algo molesto, en eso que
sapariciones y la guerra de Malvinas. por estar insoportablemente vivo, resulta molesto. Pero por
El protagonista de su novela es el mismo de Las islas (1998). Se eso mismo puede iluminar otras zonas, llegar más hondo y
dirige al pueblo donde pasaba las vacaciones para emprender perdurar en el tiempo, enriqueciéndose con nuevas lecturas y
una investigación que se convertirá en libro o documental. El significados, más allá de sus muy concretas y determinantes
objeto de ella es el único desaparecido del pueblo. Otro no hé- (si bien de manera oblicua) condiciones de producción. No por
roe. Pícaro, estafador, don Juan que por mojarle la oreja al nada Federico Engels aconsejaba leer al capitalismo y a su cla-
estanciero más poderoso de la zona, termina siendo víctima de se rectora, la burguesía, en las novelas de Honoré de Balzac
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que integran el ciclo de la Comedia Humana. vir siempre y cuando admitamos el pacto: aunque podemos
Fiel a sí misma, sin pedir permiso, a campo traviesa o bro- vincularla con la lingüística, con la semiótica, con el psicoa-
tando por grietas, la literatura siempre está intentando pre- nálisis, con el marxismo, no es una mera glosa, una ilus-
guntarse más allá de los discursos sociales, por más que tración, un bello ejemplo, y aunque juegue con ellas, no es
venga de ellos y navegue en su flujo. Acaso se trate de política ni religión ni filosofía ni historia. Es todo eso y más.
ese “laboratorio de la vida” al que se ha referido Ricardo Pi- Es literatura.
glia, ese territorio virtual en donde podemos aprender a vi- Y la literatura, siempre, dice otra cosa.
“Quise contar
lo que fue nuestro sótano”
Era el año 2003. Realizaba una nuestro sótano, el sótano oscu-
pasantía por el Museo y Archi- ro que fue nuestro país.
vo Dardo Rocha. Una vez al mes, Mi guía me miró fijo y me pre-
debía asistir a las reuniones en guntó si ya otra vez había visi-
las que representantes de todos tado ese museo-casa. Me miró
los museos de la ciudad de La raro, como quien cree estar es-
Plata intercambiábamos informa- cuchando anticipadamente lo que
ción, compartíamos preocupa- tiene que contar.
ciones y proyectos. Recorrí más -No -le contesté.
de treinta museos en un mes. A Y me llevó por esa casa blanca.
razón de uno por día. No sa- Casa-chorizo. El baño en el pa-
bía que existieran tantos en tio. El limonero en el patio. La
nuestra ciudad. Y como trabaja- mano de Diana Teruggi enterra-
ba en un museo-casa, quise co- da en el limonero del patio.
nocer el museo-casa Teruggi- Camps que da la orden de matar
Mariani. a Diana y se lleva a Anahí…
Era agosto. Era un sábado por la Tuve que apoyarme en la pared
tarde. Me acerqué despacio a la que oculta la imprenta clandes-
casa de 30 entre 56 y 57. Hacía tina. No pude seguir escuchan-
frío. Me recibió una chica muy do. Lloré despacio, mientras co-
joven y me preguntó quién era y si quería hacer una rresponsales de un canal alemán filmaban el lugar. La
visita guiada. Entonces le conté. Le conté que era es- tarde se enfrió de golpe y yo me acordé de mi visita
critora. Que había terminado de escribir una novela, El a Dachau. De esa idéntica sensación de no poder se-
camino de las hormigas. guir caminando cuando llegué a los crematorios. Llo-
-¿De qué trata tu novela?,-quiso saber. ré y deseé que mi novela fuera nada más que ficción.
-De una nena diferente que cuenta lo que ocurre en una Que la casa desapareciera. Que no estuvieran ni el pa-
casa blanca. Una casa parecida a ésta, -me di cuenta. tio ni el limonero ni la sombra siniestra de Camps ni la
-¿Y qué más? ausencia de Anahí.
-Es una casa chorizo. El baño está en el patio. Y en el Por eso le dediqué la novela El camino de las hormi-
patio hay un limonero donde enterraron al papá de la gas a ella. Donde esté, tiene que saber. Ojalá El cami-
nena. Después viene el sótano donde el general Camps no de las hormigas llegara a Anahí en forma de men-
y Monseñor Plaza torturan al tío. Porque en esa casa saje y ayudara a devolverla a la vida de todos. Ojalá
blanca todo está roto: los vínculos, las paredes, el diá- esta novela cumpla la función de contar y develar lo
logo. En el fondo, me parece, yo quise contar lo que fue que fue nuestro sótano. Ojalá.
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Mario Goloboff
“Querer decir
lo indecible”
Es autor de las novelas Caballos por el fondo de los ojos, En el sentido que vengo desarrollando, lo escrito hasta ahora
Criador de palomas, La luna que cae y El soñador de Smith. en torno a la dictadura no me parece que constituya un
Vivió durante dos décadas en Francia, donde enseñó lite- aporte muy rico. Cuantitativamente, puede considerarse
ratura en diversas universidades. Actualmente es titular de abundante; cualitativamente, no sé, me parece que aún
la Cátedra de Literatura Argentina en la Universidad Nacio- nos falta mucho. De todos modos, tampoco la relación es
nal de La Plata. Ha publicado estudios críticos sobre Arlt, tan mecánica como para que hubiera tenido que pasar nece-
Cortázar y Borges y su libro más reciente es el volumen sariamente lo contrario: los pueblos tardan décadas en
de cuentos La pasión según San Martín (2005). asimilar y en comprender fenómenos de tal magnitud (a
-¿Cuál considerás que es el aporte de tu narrativa para veces, no los comprenden nunca), y en producir obras de
ahondar las memorias de la dictadura y a su comprensión? arte de la misma dimensión.
-Si bien toda mi literatura es altamente política y establece per- Algunos procesos históricos son indescriptibles e inenarra-
manentes contactos con la realidad, yo, por una tendencia, bles; no hay lenguaje capaz de dar cuenta de ellos. Acaso
por un gusto natural, tiendo a alejarme (en el arte y en la lite- sólo el de la música pueda aproximarse con intensidad. El
ratura, se entiende) de la denuncia, de la palabra estentórea, escritor consciente se encuentra ante el drama (y casi la
del grito, de lo directo y lo frontal. Prefiero reservar esas moda- imposiblidad) de querer decir lo indecible. Y debe buscar
lidades para otros discursos y otras reacciones sociales, que caminos diferentes, oblicuos, indirectos. Quizás una novela
a veces son más necesarias y más pertinentes. En literatura, de aparición muy reciente, El camino de las hormigas –para
prefiero la alusión, los modos indirectos, la sugestión, en fin, jugar con el propio título– sea uno de esos caminos. La
la poetización; que el lector vaya desentrañando tramas, suce- novela de María Laura Fernández Berro no cae nunca en la
sos y, sobre todo, sentidos; no darle las cosas digeridas de procacidad, no pierde el pudor y es, sin embargo, un tes-
antemano. Me parece que todo ello carga a la obra literaria timonio liviano y, a la vez, sombrío de lo que nos tocó vivir.
de mayor peso y fuerza, y le hace cumplir mejores funcio- Una sorprendente primera novela, contada como una fábula,
nes que las de la copia de otras manifestaciones y discursos. en la que es difícil separar la representación de lo cotidiano
Creo que ése es el lugar de la obra de arte y el de la litera- de lo fantástico. Mezcla de cuento infantil, novela de ini-
tura: tocar la realidad, pero desde otros ángulos. Acaso por ciación o de aprendizaje, relato cínico y melancólico, con
eso, mis textos son cortos, trabajo poco con lo dicho, y mucho un lenguaje poético y a la vez bárbaro.
con lo sugerido y también con el silencio: creo que, en la obra -¿Dónde estabas cuando el Golpe de 1976? ¿Qué recordás?
literaria, aquél no es la ausencia de palabras; como en la música, -Hacía tres años que estaba en Toulouse, Francia, trabajando
el silencio es un elemento más que, bien jugado, puede trans- en la universidad y enseñando Literatura y Civilizaciones
mitir más sentidos que la palabra misma. Hispanoamericanas y Literatura Argentina. Me había ido volun-
-¿Cuál es para vos el aporte de la narrativa argentina a tariamente, un poco por lo enrarecido que estaba el clima en
la imagen que la sociedad tiene de aquellos años? el país, otro poco por deseos de hacer una corta experiencia
-Sigo pensando que la gran novela del período es la de europea y de poder dedicar todo mi tiempo a la literatura. Me
Ricardo Piglia, Respiración artificial, que trató sobre la dic- fui, naturalmente, pensando volver pronto, pero después vino
tadura, en lenguaje cifrado, pero muy claro para los lecto- todo lo que vino y ya no pude regresar hasta el ‘83. Lo que
res conscientes. Y si bien hablamos de narrativa, considero más recuerdo son los esfuerzos que tenía que hacer para expli-
que no pueden omitirse algunos poetas como Juan Gelman, car a estudiantes y a colegas que, a pesar de todo, la nues-
y algunas voces femeninas, sobre todo Diana Bellesi, Tununa tra era una sociedad civilizada, predominantemente demo-
Mercado, Laura Klein. No se trata de repetir lo que todo crática, pluricultural e integrada, humanista, y que todo aque-
el mundo conoce sino de hacer comprender y de hacer sen- llo era pasajero, un mal del que terminaríamos por curar. Un
tir (si se puede) algo que nunca se sintió. Si no, ¿para esfuerzo casi sobrehumano ¿no? Pero nada comparable con
qué el arte y la literatura? lo que debieron soportar los que se quedaron aquí.
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Guillermo Saccomanno
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Carlos Gamerro
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diez años después de la guerra, un material increíble, abun- tía, con la mayor sencillez: pero… si es todo verdad. Nunca
dantísimo, casi virgen (salvo apenas Los Pychiciegos, que voy a olvidar ese momento. Años después se suicidó. Se lla-
trata un aspecto muy puntual de la guerra) y me dije: es maba Roberto Ross. La dictadura era eso, muy cada tanto
mío. Es todo mío. Estamos sentados sobre una mina de oro te pasaba por la mano un inhalador de oxígeno después de
literaria y nadie se dio cuenta. meses de respirar un gas letal. Ése es mi recuerdo más fuerte,
-¿Cómo ha ido cambiando la imagen que construye la quizás. La sensación de habitar una cámara subterránea, de
narrativa de los diversos actores sociales y políticos del respirar día y noche un aire de plomo, envenenado. Por eso
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional? el título de Piglia, Respiración artificial, me parece tan cer-
-Un ejemplo, en relación a mi novela El secreto y las voces, tero y tan adecuado a ese clima opresivo que transmite la
es el de la demonización mítica de las fuerzas armadas novela en su sintaxis, en sus silencios densos, en lo que calla.
como únicas perpetradoras de la masacre, en el discurso de Yo, lo único que quería, cuando llegaba el verano, era
la época del alfonsinismo: se dejó fuera a la policía. Y esta ver- irme del país: dos meses, tres, cuatro, y donde fuera. No
sión parcial fue comprada por todos nosotros por una nece- era miedo, no era una toma de postura: era, simplemente,
sidad psíquica fundamental: si los responsables habían sido que así, en este ambiente de silencio y muerte, la vida coti-
los militares, ahora que habían vuelto a los cuarteles, está- diana no daba ganas de ser vivida.
bamos a salvo; si en cambio tomábamos conciencia de que un
porcentaje enorme de los secuestros, muertes y desapari-
ciones fueron llevados a cabo por la policía en las comisa-
rías y jefaturas del pueblo o del barrio, ¿cómo hacíamos para
vivir tranquilos al lado de las mismas comisarías, los mismos Pueblo chico,
policías? Y así, los militares se retiraron a su mundito pri-
vado (salvo 3 ó 4 salidas que hicieron, de puro aburridos, pero
eso sí, muy pintados) y mientras suspirábamos aliviados la
infierno grande
policía del Proceso siguió en las calles, matando, secuestrando La cuchilla cae como una
y torturando. Hicieron falta decenas de casos, de los cuales guillotina sobre la tabla,
los de María Soledad y Cabezas fueron apenas los más sona- separando limpiamente un
dos, para que nos diéramos cuenta que se nos había pasado bife angosto del resto del
algo por alto. Esta deformación del problema puede haber costillar. Florecio Brancaloni
sido en parte orquestada (teniendo en cuenta, por ejemplo, echa una ojeada crítica al
las estrechas alianzas entre policía y gobiernos municipales, tajo y afila la hoja con
muchísimos de los cuales eran radicales). Pero lo que más me varias pasadas rápidas por
interesa no es tanto por qué se puso en circulación este cuento, el fierro. Recién ahí contesta
sino por qué todos creímos en él durante tanto tiempo y con mi pregunta.
tantas ganas. Creo que en la ficción más reciente, no sólo en -Ezcurra era un mierda,
la literatura sino también en la televisión y el cine, se han explo- siempre lo pensé y lo sigo pensando, y yo no soy de
rado, por ejemplo, los vínculos obvios y directos que van callarme la boca. Ahora porque pasó lo que pasó todos
de la maldita policía de la democracia a la policía del Proceso. le tiran flores y poco falta para que quieran beatificarlo
-¿Dónde estabas cuando el Golpe de 1976? ¿Qué recuer- al finadito, pero en aquel momento bien que nadie
dos tenés? levantó un dedo para salvarlo, y con razón. Le digo, y
Estaba del otro lado: mis compañeros de colegio eran los no sé qué pito toca usted en este asunto, ya me con-
hijos de Levingston, de Blaquier, de Born, de Walter Klein… taron que había venido un porteño a preguntar por el
El clima era de justificación, de festejo… Y sin embargo, muertito y yo ah sí, que venga nomás, yo no tengo
recuerdo un viaje en micro al campo de deportes, uno o dos pelos en la lengua y le voy a decir lo que todos pien-
días antes, y todos haciendo chistes: ¿Golpe? ¿Qué golpe? san pero no se atreven a decir: que los milicos, la poli-
Y ¡pam! te pegaban un mamporro. Había un clima pesado, cía o quien haya sido nos hicieron un favor.
denso, el aire estaba espeso, lo sentías en la boca como algo Se restriega las manos sobre el delantal blanco frotado
que te hacían tragar a la fuerza. Sentías el Golpe que se ave- de rojo ocre y con los brazos en jarra me mira desa-
cinaba como los animales sintieron el tsunami. Cuando el fiante a través de la cortina de chorizos, morcillas, chin-
Mundial ‘78, recuerdo a mis compañeros y hasta a docen- chulines y cortes nalga y vacío.
tes protestando indignados contra los artículos antiargen-
tinos en las revistas extranjeras que denunciaban las tor- (fragmento de la novela El secreto y las voces,
turas, las desapariciones, hablaban de las Madres… Uno sólo editorial Norma, 2002).
de mis compañeros, con voz muy triste, muy apagada, repe-
80 P U E NT E S 1 7 ABR IL 2006
Partir y escribir
Por Héctor Tizón
Por aquellos días escribir era para mí la única forma de Sócrates dijo de un individuo que no había modificado su
salvación personal. Días aciagos en que sentía –como en condición, a pesar de haber hecho un viaje: “Lo creo, por-
la oda de Horacio– que a mis espaldas cabalgaba perma- que se llevó consigo”. Tampoco yo lograba ser otro por-
nentemente el negro pesar, ya que todo lo que vivía se lo que me había llevado la casa a cuestas. Quitármela de
arrebataba a la muerte, lo vivía a costa de ella. Todavía encima me costó esta novela, y empecé a estar seguro
estaban tibias las ascuas del incendio de las naves que de ello cuando estuve convencido de que nada vuelve, que
abandonamos. el regreso no existe. Ésta era la verdad, pero dolía y entris-
Repaso aquel cuaderno y leo: “Martes 15 de mayo, 1979. tecía como toda muerte.
Encontramos una casa para alquilar en las afueras de Cer- Recuerdo que escribí las últimas páginas sin pausa, casi
cedilla. Es un buen lugar, absolutamente independiente, como dictadas, en la noche más fría de mi vida. Vuelvo a
sobre un callejón sin pavimentar, frente al campo libre, lo anotado en el cuaderno de trabajo: “Escribo a dos velas
con árboles, pájaros, vacas”. (en esta parte de la casa, en Cercedilla, no hay luz eléc-
Por aquellos días nuestro pasado inmediato eran los muer- trica), son las dos de la mañana. Desde hace poco padezco
tos y sólo nos movilizaba el rencor y la nostalgia, que es de insomnio y he cambiado la hora de trabajar. Noto
ambigua y oscura. Algunos de nosotros no aceptamos resig- que estoy sufriendo un fenómeno de ansiedad (leo que
narnos o esperar y antepusimos nuestra voluntad a la de ansiedad deriva de angere: ahorcar)”.
los dioses o el destino. Se cree que sólo los muertos no Sentía los dedos entumecidos sobre la máquina de escri-
sufren. ¿Sufrimos porque somos imperfectos? ¿Es preferi- bir. Nevaba y vi cómo atardecía. Todo era silencio. A tra-
ble entonces estar muertos para no sufrir? Estas pregun- vés de una pequeña ventana, el campo vecino estaba cir-
tas carecen de sentido, puesto que vida y muerte son exclu- cundado por una luz quieta, blanca, artificiosa, fantasmal.
yentes aunque se impliquen. Llegó imperceptiblemente la noche, y fue más esclarecida
Nos consolábamos diciendo que, seguramente, al final que la tarde; luego el amanecer, y cuando sentía que por
de nuestra vida nos aguardaba una felicidad sin tiempo, fin comenzaba a liberarme de la memoria de los muer-
que eso es seguro, como estaba dicho y escrito. Pero dicho tos, el libro, mi adiós, había sido escrito.
y escrito por los que aún no habían muerto.
Nada sabíamos de verdad. A excepción del aire, la tierra (fragmento del prólogo de La casa y el viento, edición 2000).
y el fuego, todo es locura; Dios incluido.
Cuando empecé a escribir y la primera frase fue: “Desde Héctor Tizón es abogado y escritor. Estuvo exiliado en
que me negué a dormir entre violentos y asesinos los años México. Publicó, entre otros libros, los cuentos de El jac-
pasan”, sabía que era como una despedida, un extendido, tancioso y la bella (1972) y El gallo blanco (1992), las nove-
demorado adiós, no solamente a todo lo que había sido las Fuego en Casabindo (1969), El cantar del profeta y el
mío, sino a mí mismo como escritor, puesto que durante bandido (1972), Sota de bastos, caballo de espadas (1975),
aquellos años sólo pude escribir aquello que era necesa- La mujer de Strasser (1997) y El viejo soldado (2004). Actual-
rio para ayudar a malcomer. Por Montaigne sabía lo que mente es juez de la Suprema Corte de Justicia de Jujuy.
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Bibliográficas
Por Emmanuel Kahan y Mora González.
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dieron lugar a que muchos jóvenes posiciones de la Iglesia hacia
católicos pasaran de la opción por proyectos que tenían por meta un
los pobres a la opción por las cambio en las estructuras de la
armas, conformando una sociedad. Como desprendimiento
organización que supo conjugar de esos círculos, y bajo la
un objetivo, el socialismo; con una convicción de que la violencia era
metodología, la lucha armada, y el único método eficaz para tal
una identidad, el peronismo. objetivo, surgirían los grupos
Más allá de lo anecdótico del dato político-militares, es decir, los
numérico que diversas evidencias cinco grupos originales que de
refutan, lo importante es que este acuerdo al autor confluyen en la
trabajo demuestra que quienes conformación de Montoneros (el
mataron a Aramburu no constituían grupo fundador de Buenos Aires, el
un aparato militar aislado, sino un grupo Córdoba, el grupo Santa Fe,
grupo que estaba fuertemente entre otros). Es por esto que afirma
enraizado y era el emergente de que no es posible comprender el
redes sociales y políticas más surgimiento de esta organización a
amplias. En este sentido, una de las partir de los grupos originales
ideas más fructíferas para abordar exclusivamente, desligándolos de
Aramburu, afirmando que en ese el período fundacional de las amplias redes en las que se
tiempo toda la organización Montoneros es su tratamiento a incubaron y sobre las que se
éramos doce personas, partir de los conceptos de ámbito, asentaban. Menos aún entender su
posiblemente para legitimar a la círculo y grupo. Éstos le permiten aparición a través de uno solo de
conducción. También el historiador al autor identificar tanto espacios o ellos, aquel que mató a Aramburu.
inglés Richard Gillespie suscribe al niveles de militancia como también Por todo esto, la investigación de
mito en su libro Soldados de diversos momentos en el proceso Lanusse se torna una referencia
Perón. Los Montoneros. de radicalización de numerosos ineludible para quienes intenten
Para concretar su objetivo de sectores cristianos. Mediante comprender el origen, la
refutación, Lanusse aborda un abundante material, Lanusse conformación y los primeros pasos
campo prácticamente inexplorado: muestra cómo dentro del ámbito de la organización político-militar
los orígenes de la organización relativamente amplio del Montoneros. Los que quieran
político-militar Montoneros, catolicismo postconciliar adentrarse en los años de su
realizando una investigación que comprometido con los pobres, consolidación, signados por el
atraviesa la década del ’60 y comenzaron a delinearse círculos crecimiento masivo de sus órganos
concluye en 1971. Mediante una de cristianos radicalizados y de superficie y por su
sólida reconstrucción histórica y la peronizados, más restringidos y de enfrentamiento con el anciano y
utilización de múltiples fuentes carácter marcadamente político, enfermo militar de regreso en el
documentales, Lanusse desentraña que reflejaban el pasaje desde el país, tendrán que esperar el
las condiciones y los procesos que reclamo de un cambio en las segundo volumen, ya en marcha.
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www.comisionporlamemoria.org
Memoria en las aulas
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Convenio con TELAM
El diario del 24
Todo está guardado en la me- sacerdote Carlos Mugica, las ejecuciones de secuestrados
moria (refugio de la vida y en falsos enfrentamientos, el surgimiento de las Madres de
de la historia), es el título de Plaza de Mayo, la participación del interventor de la Univer-
tapa -tomado de una letra sidad del Sur -Remus Tetu- en la represión a los estudian-
de León Gieco- de una pu- tes de ese centro de estudios con sede en Bahía Blanca, la
blicación de 24 páginas en visita de la Comisión Internacional de Derechos Humanos y
formato tabloide, íntegra- la forma en que fue perseguida y espiada -ya en democra-
mente dedicada a la me- cia- la Conadep.
moria del terrorismo de En la introducción, Martín Granovsky, presidente de TE-
estado y los desapareci- LAM, escribe acerca de esta iniciativa: Es un gesto de de-
dos, de la cual se repar- mocracia concreta. Por primera vez acerca masivamente
tieron gratuitamente cien a los ciudadanos las pruebas del espionaje sobre ferro-
mil ejemplares. Se tra- viarios, artistas, escritores, mecánicos, sacerdotes, estu-
ta de una iniciativa de la Se- diantes, dirigentes de derechos humanos y militantes po-
cretaría de Medios de la Presidencia. Su realización fue líticos. Al ser una iniciativa del estado, busca contribuir
posible a partir del trabajo conjunto entre la Comisión Pro- a la reparación del daño y el dolor que el propio estado
vincial por la Memoria y la agencia de noticias estatal TE- provocó al pueblo argentino. Expresa en concreto la idea
LAM. En su confección participó el director de TELAM, de que la agencia estatal no puede ser imparcial frente a
Martín Granovsky y pasantes, becarios e investigadores la violación de los derechos humanos, pero a la vez de-
del archivo de la DIPBA coordinados por Claudia Berlingie- be expresar su compromiso con las garantías individua-
ri y Patricia Funes. El aporte de documentos del archivo de les con creatividad y profundo rigor informativo. La edi-
la D.I.P.B.A. fue fundamental para el tratamiento de temas ta- ción subrraya la dimensión social de la masacre y revela
les como el día 24, la colaboración entre empresas y servi- detalles sobre la resistencia contra el plan que liquidaba
cios de inteligencia, la resistencia de los trabajadores, la cen- industrias y obreros. Este trabajo de investigación procu-
sura, la desaparición de Haroldo Conti, las desapariciones ra ayudar no sólo al recuerdo de las víctimas sino a la re-
de trabajadores de TELAM, las listas negras, el asesinato del flexión sobre el pasado.
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