El Sacrificio Gladiatorio
El Sacrificio Gladiatorio
El Sacrificio Gladiatorio
Para los pueblos mesoamericanos la guerra era una actividad de gran importancia para la
política y economía, tal como sucede hoy en día al rededor del mundo. Sin embargo, este
fenómeno tenía una connotación especial, pues estaba fuertemente vinculado a otros aspectos
como la religión y el arte, lo que provocaba que su práctica guardara ciertas características
especiales.
Por tal motivo, el estudio de las prácticas religiosas vinculadas a las actividades bélicas
ayudan de gran manera a comprender el significado que tuvo la guerra para los pueblos
Mesoamericanos. Uno de esas prácticas rituales era el Tlahuahuanaliztli, también conocido como
“Sacrificio Gladiatorio”, el cual fue desarrollado por distintas culturas del México Prehispánico,
entre ellas la Mexica.
Tlacaxipehualiztli era el nombre de una de las múltiples festividades que los Mexicas
realizaban a lo largo del año y era dedicada al Dios Xipe Tótec. El nombre de esta fiesta quiere decir
desollamiento de hombres y ostentaba ese apelativo debido a que durantre ella se sacrificaban
esclavos y cautivos de guerra con la finalidad de ofrecerlos a los dioses; para posteriormente
desollarlos y usar su piel como vestimenta. Esto con el fin de encarnar por medio de sacerdotes,
enfermos y mancebos al dios Xipe Tótec.
Finalizada esta acción se daba paso a una de las actividades más importantes de la
festividad de Tlacaxipehualiztli, el Sacrificio Gladiatorio. También conocido como tlahuahuanaliztli
(rayamiento), consistía en una pelea cuerpo a cuerpo entre un prisionero de guerra y guerreros de
élite mexicas. Este combate se realizaba sobre una piedra circular llamada temalácatl y tenía como
objetivo que el prisionero muriera sobre dicha piedra a causa de los cortes que le eran propiciados
por las armas del contrincante.
Para cumplir dicho objetivo, la víctima del sacrificio gladiatorio era atada de una pierna al
centro del temalácatl con una soga para limitar su movimiento, además le eran entregadas para su
defensa armas falsas. En cambio, al guerrero mexica le eran asignadas armas reales y no contaba
con ninguna limitación para su libre movimiento. A pesar de sus limitaciones el prisionero podía
vencer a uno de sus adversarios, sin embargo para obtener su libertdad, aún tendría que derrotar
a otros tres guerreros y si podía derrotarlos se tenía que enfrentar a un quinto contrincante el cual
era zurdo.
Algunas crónicas del siglo XVI, hacen referencia a un guerrero tlaxtacalteca de nombre
Tlahuicole que fue capturado y destinado a morir en el sacrificio gladiatorio, sin embargo derrotó a
sus contrincantes uno a uno a pesar de la desventaja que tenía, mostrando su gran habilidad para
el ejercicio de las armas. Por tal motivo le fue concedida su libertad y le fueron asignadas tropas
mexicas para que comandara una campaña a los territorios que actualmente comprenden el
estado de Michoacán.
Algunos cronistas al describir este tipo de sacrificio ritual nos informan de la presencia de
gobernantes de otros territorios durante esta actividad. Esto nos muestra que además de ser parte
de una festividad donde el sacrificio humano era el objetivo principal, también se buscaba mostrar
la superioridad guerrera mexica ante otros pueblos.
Sin lugar a dudas una de las piezas principales dentro del sacrificio gladiatorio, es el
temalácatl (piedra de malacate). Pues es en esta piedra donde la sangre, el líquido vital de la vida,
es derramada. La sangre y por ende la vida cobrada durante el sacrificio gladiatorio se brindaba a
los dioses como pago de esa deuda existente, pues según las cosmovisión mesoamericana, esos
seres supremos ofrecieron su sangre para la creación y permanencia del cosmos y todo lo que le
rodeaba tal como la sociedad mexica lo concebía.
Con el pago de esa deuda se podía dar vida a la tierra, permitir que el sol siguiera su curso
y la vida continuara con normalidad. Por tal motivo la iconografía de los temalácatl puede
brindarnos valiosa información acerca de la cosmovisión que tenía la sociedad mexica en torno al
Sacrificio Gladiatorio y al dios Xipe Tótec. Un claro ejemplo de ello son las decoraciones que
guardan algunos de los temalácatl que sobreviven hasta nuestros días, donde por medio de
relieves se muestran campañas de guerra emprendidas por algunos tlatoanis.