El Hombre Politico
El Hombre Politico
El Hombre Politico
• PRIMERA PARTE
LAS CONDICIONES DEL ORDEN DEMOCRATICO
2. Desarrollo económico y democracia
• Desarrollo económico en Europa y América
• Desarrollo económico y lucha de clases
• La política del desarrollo económico rápido
• Apéndice metodológico.
Hasta hace poco tiempo, los sociólogos se ocupaban más del estudio de las
condiciones que producen la división que de la determinación de los
requisitos del consenso político.
En un gran número de estudios fueron mantenido: el acento puesto por Weber sobre la burocracia
y el poder como elementos de estructuras organizacionales formales a gran escala, y su
sistematización de los rasgos básicos inherentes a una organización burocrática. Pero la sociología
política prestó poca atención a su análisis del la relación entre el desarrollo del poder estatal
burocrático centralizado y la decadencia de la democracia.
Los estudiosos que siguieron las hipótesis de Weber separaron el estudio de la burocracia del de la
organización política e incluyeron todo tipo de organizaciones: hospitales, fábricas, sindicatos
Estas investigaciones demostraron, como Weber mismo lo reconoció, que existen tensiones y
conflictos constantes, sistemáticamente determinados, dentro de las organizaciones burocráticas,
que originan desviaciones de los ideales burocráticos de “eficiencia racional” “jerarquía “y
“neutralidad “
La burocracia en el gobierno reduce las tensiones de la lucha partidaria, tiende a reducir los
conflictos, utiliza criterios objetivos como base para resolver conflictos y capacita a las instituciones
burocráticas para desempeñar papeles de mediadores. De tal modo, las prácticas burocráticas
fortalecen el consenso democrático
El gobierno interno de las
organizaciones voluntarias
Michels, a diferencia de Weber, inspiró pocos estudios
posteriores. En su mayor parte, sus ideas se atizaron con
propósitos descriptivos o para levantar polémicas que denuncian a
las organizaciones como antidemocráticas.
Por eso Lipset dice en pág. 75: «Naturalmente, las iglesias católica y
calvinista holandesa no son «democráticas» en la esfera de la religión.
Insisten en que solo existe una verdad, del mismo modo que los comunistas
y fascistas lo hacen en política». Muchos problemas políticos que podrían ser
fácilmente zanjados se ven reforzados por los problemas religiosos, y no
pueden ser resueltos.
Sistema de gobierno
Si las bases cruzadas de la divergencia
configuran una democracia más viva, se
desprende que, si los demás factores
permanecen constantes, los sistemas
bipartidarios son mejores que los
multipartidarios, que la elección de
funcionarios sobre una base territorial es
preferible a la representación proporcional,
y el federalismo es superior al Estado
unitario. Por supuesto, ha habido y existen
democracias estables con sistemas
multipartitidarios, representación
proporcional y un Estado unitario.
Sistema de gobierno
El argumento a favor del sistema bipartidarios descansa en el
supuesto de que, en una sociedad compleja, los partidos deben
ser necesariamente amplias coaliciones que no sirvan a los
intereses de un grupo mayoritario, y no deben ser partidos de
integración, sino que deben tratar de ganar apoyo entre los grupos
que predominantemente son aliados del partido de la oposición..
Los partidos: Conservador británico o Republicano de los Estados
Unidos, por ejemplo, no deben contender básicamente con los
obreros manuales, ya que una gran parte de sus votos deben
provenir de ellos. Los `partidos. Demócratas y Laborista se
enfrentan con un problema similar con respecto a las clases
medias.
Los partidos que nunca se orientan hacia la obtención de una
mayoría tratan de ganar el mayor apoyo electoral posible partiendo
de una base estrecha: un partido “de los trabajadores acentuará
los intereses de la clase trabajadora. Para estos partidos
fragmentarios, las elecciones, en lugar de constituir ocasiones para
la busca de la base de apoyo lo más amplia posible por medio del
convencimiento de grupos divergentes pero que poseen intereses
comunes.
Sistema de gobierno
La proposición de que la representación
proporcional más bien debilita que
fortifica la democracia descansa sobre el
análisis de las diferencias entre la
situación multipartidaria y la de partido
mayoritario. Si es cierto, como se sugirió
anteriormente, que la existencia de
muchos partidos acentúa las diferencias y
reduce el consenso, en tal caso, cualquier
sistema electoral que aumente la
posibilidad de que haya más partidos, en
lugar de menos, sirve malamente a la
democracia.
Sistema de gobierno
El federalismo aumenta las oportunidades de
múltiples fuentes de desavenencia al agregar
intereses y valores regionales a los otros que
atraviesan la estructura social. notable
excepción: cuando el federalismo divide a un país
por la demarcación de la diferencia básica: por
ejemplo, entre diferentes áreas étnicas, religiosas
lingüísticas, como sucede en la India y en
Canadá.
Lipset destaca que no considera esos
aspectos de la estructura política como esenciales
para los sistemas democráticos.
Retos contemporáneos:
comunismo y nacionalismo
Con relación a la izquierda, derecha. Como muchos autores siguen considerando que
estos rótulos son fundamentales en política, conviene echar un vistazo panorámico a
lo que dice Lipset a ese respecto: el rasgo característico de las democracias
occidentales estables de mediados del siglo XX es que se hallan en una fase de de
“postpolítica”, es decir, existe relativamente poca diferencia entre la izquierda y la
derecha democrática; los socialistas son moderados, y los conservadores aceptan el
Estado de prosperidad (pág. 80). Esta situación refleja el hecho de que en estos
países los trabajadores han ganado su lucha por la ciudadanía completa.
Los representantes de los estratos inferiores forman parte actualmente de los grupos
gobernantes, y son miembros de las asociaciones. La conclusión básica de la
revolución industrial, la incorporación de los trabajadores al cuerpo político legítimo,
ha sido establecida.
La actual conclusión interna clave son los convenios colectivos a pesar de las
diferencias en la división de la producción total dentro del marco de un Estado de
prosperidad keynesiana, y tales conclusiones no requieren ni precipitan ningún tipo
de extremismo. Sin embargo, aunque la clase obrera de las democracias
occidentales está incorporada a la sociedad, todavía posee predisposiciones
autoritarias que, bajo ciertas condiciones parecen apoyar los movimientos políticos y
religiosos extremistas. Los orígenes de estas predisposiciones se tratan en el capítulo
4.
Retos contemporáneos:
comunismo y nacionalismo
En la mayor parte de Europa latina y oriental, la lucha por
la integración de la clase obrera dentro del cuerpo político
no se planteó antes de que los comunistas aparecieran en
escena, y éste hecho cambió drásticamente el juego
político. Los comunistas (que tienen la creencia que no
pueden asegurar sus propósitos por medios democráticos)
no pudieron ser absorbidos por el sistema, de la manera en
que lo fueron los socialistas.
América Latina, económicamente desarrollada como Asia,
está políticamente más cerca de la Europa del siglo pasado
(XIX). La mayoría de los países latinoamericanos se
transformó en Estados independientes antes de la aparición
de la industrialización y de las ideologías marxistas, y de
esta manera contienen reductos de conservadurismo
tradicional. El sector rural es a menudo apolítico o
tradicional, y los movimientos izquierdistas se aseguran
apoyo fundamentalmente en el proletariado industrial.
4. Autoritarismo de la clase
obrera
La verificación gradual de que en la sociedad
moderna es más posible que los movimientos
extremistas e intolerantes se hallen basados en
las clases inferiores que en las clases medias y
superiores ha planteado un dilema trágico a
aquellos intelectuales de la izquierda
democrática, que en su oportunidad consideraron
que el proletariado era necesariamente una
fuerza de libertad, igualdad racial y progreso
social. Los ejemplos de los sindicatos nazis, así
como los de Salazar y Perón …han convencido
finalmente de esto aun a aquellos que se resistían
a admitirlo, sobre la única base de la
degeneración totalitaria del comunismo.
4. Autoritarismo de la clase
obrera
Ofrece en detalle la perspectiva de “Len” a modo de preludio de un
examen analítico de los elementos autoritarios de la situación de la clase
baja en la sociedad moderna.
«Tales demostraciones, asombrosamente manifiestas del prejuicio étnico
de la clase obrera y de su apoyo a los movimientos políticos totalitarios,
fueron parangonadas en estudios realizados sobre la opinión pública, la
religión, las normas familiares y la estructura de la personalidad.