Autobiografias 1

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Auto­ Volumen

biografías /

campe-
s In as,
de Ange/ita, Pancho Lumbí,
H A., M A. V. y l. A. A. R Afajuela
.una Autobiografía
Colección Barva

Serie Sociedad
Subserie Autobiografía
de·· Angelita
Autobiografías campesinas, Alajuela, de Angelito, Pancho Lumbí, H.A., M.A.V.
y L.A.A.R.
Primer volumen

Primera edición, marzo de 1979


Tirada de 1.000 ejemplares
En papel bond blanco 75 g. y cartulina barnizable 278 g.

Cubierta y falsa portada de Víctor Hugo Navarro

(c) Editorial de la Universidad Nacional (EUNA)


Apartado 86. Heredia. Costa Rica
Impreso en Costa Rica
Hecho el depósito de ley
Derechos reservados

R
920.072.86
A939o Autobiogrofías campesinos / Escuela de Planificación
y Promoción Social. - • 1. ed. - - Heredia, C. R.
EUNA, 1979.
5 v. ; 21 cm.

1. Campesinos - C. R. · Biografías. 2. Crnnpcsi­


nos - Biografías. l. Universidad Nacional. Escuelo
de Planificación y Promoción Socio!.
La vida de una campesina que se inisia a prinsipios del
siglo XX el 14 de julio de 1906.
Me llamo A.P.C. Naci me críe, me casé y mis hijos nacieron
y se criaron en Orotina; Tengo la creencia de que aqui moriré;
aunque eso no me preocupa donde pueda morir.
En esta mi história aparesco con distinto nombre y también
los de mis familiares solamente no cambiaré los nombres de
personas importantes del cantón.
DE MI INFANCIA

De lo que recuerdo de mi vida de niña hasta que entre a la


escuela Eramos siete hermanos, yo era la cumiche corno le
· decian al último que nacía del matrimonio: Cuando naci las ma­
yores eran hombres, la mayor estába casada y con hijos así que
tengo sobrinos mayores que yo. Tendría cuatro años, porque
Manuel uno de mis hermanos me llevaba a misa de la mano: Le
gustaba que me peirnaran do pelo suelto, con una · trensa a un
lado con un lazito, no recuerdo si era cienta o de alguna telita
de las que compraban a quince céntimos yo tenia una hermosa
mata de pelo rubio paresía que mi herrnano sentía orgullo car­
gando con su hermanilla. Otra cosa que recuerdo cuando jugaba
cfo chitas porque asi le decíamos a unos peclázos de corazón del
lnistago de las matas de plátano que habian en el platanal de]
abuelo de mi vesina Fidelia que era la amiguita con quien jugaba
siempre pues mi hermana Jnanita ya estaba muy grande pues
me llevaba cuatro años adelante esos pedasos de bástago los
onvolviamos en algun trapillo viejo, les asíamos unos huegitos
formando ojos naríz y boca, y ya estaba la chita porque no cono­
síamos las muñecas solamente las veíamos en el portal de la casa
do mi amiguita, por supuesto esas eran proividas para nosotras;
hasta que una vés las primas que tenia en Heredia me mandaron
una muy linda con un vestidito de marinero y con un sombrero. Que
linda era y como me duró en la cajita! yo no queria sacarla para
que no se ensusiara; dentro de la caja sobre la muñeca desia;
Para mi primita Lela por lo buena que es de Tey y Chavela pues
ellas así me decían: Lela Otra cosa que recuerdo como en sueño
es cuando mi mama me llebaba como compañía a San Gerónimo,
donde ella tenia que ir a asistir a pap6. y a mis hermanos que
sembraban la agricultura en ese casorio que pertenece al dis�

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trito de Coyolar y queda a unos 10 kilómetros de donde [1-143/ una hija tan inteligente y de buena conducta: en realidad mis
p. 1] vivíamos. Papá buscaba esos lugares porque los terrenos notas siempre eran exelentes solamente en música y en canto
eran más fértiles y los esquílmes más bajos: Como ese era el modo nunca pasé de un 7.
de vida de la familia había que buscar la mejor forma. Bellos recuerdos que me endulzan el alma en estos mis úl­
A pesar de tener solamente cinco años, yo tenía que ay�­ timos años de mi inutil eccistencia.
dar en algo a mamá lo único que podía hacer era llevar el maiz Búeno, cuando gané el cuarto grado, e iba par� quinto
cosinado en w1 canasto, para lavarlo en una pililla de donde re­ tenia ya onse años, no quise seguir en la escuela porque segun
cojiamos el agua para los menesteres de la cosina, tambié;1 car­ yo estaba muy vieja para seguir Hendo.
gaba una latita de agua que medía un galón esa lata vema con
manteca extranjera creo venian de España. Entónces lo que pasó fué que tuve que seguir lendo a coci­
nar para los hombres que trabajaban en la agricultura.
DE MI VIDA ESCOLAR LO QUE RECUERDO DE MI ADOLESCENCIA
Como antes no recivian en las escuelas alumnos menores Mi padre siempre vuscando terrenos mejores todos los años
de siete afios yo los cumplia en julio tube que esperar hasta cambiamos de lugar así huve de vivir distintos lugares San Ge­
el afio siguie�te cuando ya tenía siete y medio; cuando entré � rónimo Limonal, Bajo de Coyote, y el Palmar, Todos esos Te­
la escuela sabia contar hasta veinte y conocía las vocales, mi rrenos pertenecian a una familia Z. de los más riquillos de San
hermana Juanita me babia ensefiado para mi era mucho saber. Antonio de Belen. Eran aptos para sembrar maíz, frijoles y arroz.
Como quise a la nifia Sofía S. mi primer maestra, Con cuanta
paciencia me llevava la mano para enseñarme a hacer la_s letras: Cuando había que botar montañas no cobraban el esquilme,
Porque antes si que costaba enseñar; más a los carnpesmos que pero solo un afio se podia disfrutar de esa ventaja pues el año
llegaban a la escuela sin saber nada de nada, En esa . �poca siguiente ya nacía el jaragua que de feria le babia tocado al que
babia en Orotina dos escuelas una de varones y otra de mna La sembraba el terreno regar la cemilla; total siempre el pobre agri­
de varones estaba situada al Oeste de la plaza. cultor iba en desventaja.
La de nifias estaba a sur; sus paredes eran de adoves En mi casa se criaron tres nietos de mi hermano Isaías que
se componía de cuatro aulas, todas tenían el frente para la calle quedo viudo -muy joven y los niños eran de poca edad cuando
al fondo de un k:·go corredor con una varanda de madera; en murió la madre dos niñas y un varon, asi que para nosotros eran
un estrerno estaba la pila de calicanto pues no conosiarnos_ el hermanitos menores la mayor tenia 4 afios la otra 2 y el varon
cemento babia tuvo de cañeria, pero con una agua bastante im­ de meses. Mi hermano siguió en la casa como todo hijo doméstico.
pura que la habian torn_ado de :U�ª fuente llamada del Pit�l en Cuando me tocaba ir a esos lugares me acompafiaba Rosita
el distrito llamado Hacienda VieJa. Una de las aulas servia de la segunda de esas dos niñas por supuesto ya tenia 8 años.
Dirección, La directora era doña Angelina N. de V. Ahí curse
el primero y segundo grado. El tercero y cuarto ya fue en la de LA COSTUMBRE ERA ASI:
varones que se llamo escuela Mixta pues la de niñas hubo que
demolerla pués era tan vieja. Todas las semanas se viajaba al lugar de trabajo; íbamos en
carreta, los lunes en la madrugada; más o menos la distansia
En mis años de escuela tuve muchas satisfaciones, a pesar al Bajo de Coyote era de 12 Kilómetros Nosotros 2 nos acos­
de mi umilde presencia pues andaba descalsa y mal vestida _tube tabamos al plan de la carreta.
tan buenos maestros y me querian tanto como yo los qmse _ a
ellos que todavía recuerdo bien sus nombr�s Don Agapito S., (por un descuído se me pasaron dos hojas en que se me queda­
Don Domingo C., don Pánfilo V., y Don Filadelfo L., este era (1-143/p. 3] ron estas dos planas en las boy a aprovechar para
un viejito encantador, lo que no me gustaba es que fumaba pu­ disculparme porque no e podido conseguir más concursanteS';
ros. Cuando estaba en cuarto en que me daba clases era Don pero la verdad es queyocasi no salgo de mi casa y las pei-sonas
Agapito; En una ocación saliendo de una [1-14�(p. 2] asamblea con las que yo me puedo relacionar estan muy ocupadas en sus
de 15 de septiembre llamo a mi mamá para felicitarla por tener trabajos diarios y or tanto van a tener que conformarse con que
les mande mi autofüografia. -
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Le diré que e echo dos borradores me pongo a revisarlo y Los dormitorios eran asi: A modo de cielo razo que nosotros.
digo no lo mando tiene muchos errores y empieso otro cuaderno llamabamos tabanco se asía tambíen de varillas delgadas y bien
y me sale lo mismo o peor; de las faltas de octografia, no me tupidas así se poníamos los mos quiteros y una ponía unos sacos
da tanta pena como de las letras que me da tanta pena, como de colchón y un trapillo de almuada.
de las letras que me como porque son infinidad de palabras que Para subir al tabanco se dejaba un boquete sin varillas se
se me quedan sin terminar ya casi había renunciado a mandarla, asia una escalera de un palo grueso y redondo con cabacotes for­
pero pens ndo que que no es la letra ni la octografia lo que im-­ mando gradas, y por obscurecido al tabanco y metase en el toldo
por·a sino el contema.o el- relato-; por· fin- me desido a mandar porque los sancudos eran tantos en esos lugares que aunque una
este cuaderno que ya es el tersero que gasto y oye ay días que no tuviera sueño y aunque sudara como un condenado era prefe­
estoy más comida- de burro como desimos bulgarmente pero lo rible el mosquitero.
que si creo -es qué Ustedes lo entenderan. Seria que como eramos jóvenes y nos acostabamos cansadas
Como veran mi nombre en este relato es Anjelita. nos dormiamos pronto, pero quien sabe mi pobre papá que ya esta­
Yo no soporto estar sentada en una mesa para escribir sino ba un poco mayor cuantas veses no dormiria o dormiria mal; eso
que me siento de esas de recostar, me pongo una tabla en el no lo piensa uno solo cuando es viejo tambien.
regazo y hai soporto más tiempo asi que cuando escribo en la Asi iban transcurriendo mis años de adolesente.
mesa me sale mejor letra. sobre algún mantiado o sacos de
gangoche con las cobijas que siempre había que llevar y traer. Cuando llegaba el sábado por la tarde después de trabajar
Los hombres se sentaban en las barandas o sea los costados hasta el medio dia volvíamos a la casa en Orotina; había que
de la carreta el que guiaba los bueyes se sentaba en la compuerta llevar el tarro del café la botella de la manteca, el saco de manta,
delantera; solamente en ciertas circunstancias se veía obligad� las alforjas y si algo había sobrado se guardaba en el tabanco
a saltar a tierra y ponerse delante de la yunta, tal como cuando aunque casí nunca sucedía todas esas pequeñeses eran de mi
se presentaba un obstáculo inesperado en el camino o cuando responsabilidad, salíamos a las dos de la tarde llegabamos de las
los bueyes se asustaban y co1Tían con peligro de volvar la carreta. cinco a las seis porque los bueyes de esos tiempos no se podían
asolear porque se enfermaban. todavía no había esa raza Cebú
En el verano que lindo era ir mirando el cielo! el cielo, esa que sí soporta el sol y además son más lijeros para caminar.
vóveda azul con sus brillántes estrellas, el luzero que ralla a las
cuatro de la mañana el arado, los ojitos de Santa Lucía, las siete El Domingo iQ..amos_a mísa toda !_a familia papá y mis her­
cabritas, la crúz de Suroeste, mientras los hombres conversaban manos compraban en el centro los víveres para la siguiente se­
de los problemas de la agricultúra, yo contemplaba la belleza del mana, algunas veses después de salir de misa nos dabamos una
Universo, mi hermanita dormía sornagueada por los brincos de vueltita por el mercaaó y le ayudabamos a papá a llevar una
la carreta caminando por la tosca y vieja calle. Amaneciendo tamuga
' de dulce o el saco con el pan en fin algo de la carga.
llegabamos al rancho echo de ocho ornes de madera redonda cor­ En la tarde teniamos que tostar el café molerlo y empa­
tados por ahí serca con el techo o de hojas de cañas de hojas. carlo en un [1-143/p. 5] una lata para que no se disispara pues
Entonces cada uno a su oficio, Mi papá se ponía a picar leña otro era para toda la semana, teníamos que ayudar a mamá a alistar el
iba a traer agua que siempre quedaba lejos del rancho; otro a dulce la manteca la sal envolver unos huevos en tuzas o en piñue­
enserrar los bueyes al repasto, yo a encender el fuego y Rosita las bien amarraditas con daguillas de itavó tambien babia que
a bajar los víve- [1-143/p. 4] res de la carreta. Después de to­ salar unas líbras de carne de res para los primeros días de la se­
mar café ellos se iban a trabajar, nosotras seguíamos en los mana. La carne se envolvía en hojas de vijagua,ya que en las
queaceres de la cosina. camiserías asi envolvían la carne.
Esos ranchos casi siempre eran abiertos por los 4 lados so­ Todo esto se acomodaba en alforjas o en sacos de manta.
lamente la esquina donde se ponia el gogón se serraba con asti­ El lunes otra ves madrugar para el viaje para el Bajo. Así todo
llones de madera redonda pero que se rajaban a la mitad se el año hasta que llegaba el verano que se recogían los granos
colocaban verticales, abajo enterraban en el suelo y arriba se y se acarríaban para la casa en Orotina. En Enero y Febrero
amarraban con bejucos una varilla clavada en postes tambien teníamos un descanso pero en Marzo había que ir a picar o a
redondos. disbarejonar ( disbarrejonar; es cuando ha pasado fuego y queda

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el barejón quemado, picar cortar el monte donde se va a sem­ les, aunque esa vez los adornamos con camarones que cojimos
brar) el terreno donde se iba a sembrar el año siguiente. Esto en el rio ese dia ya era tarde para alejarse se pusieron a bañarse
era alistar el terreno. buscar camarones, recojer lefia. No fue sino hasta otro día al ama­
Cuando se hacia ese trabajo se era en otro lugar al año necer que tomaron sus rifles y se internaron en la montaña
anterior, entonses todavia no habia rancho y acampabamos aba­ que seguia despues de donde nosotros estabamos.
jo un harbol en la orilla de una quebrada o de río Grande como Buscando que cazar se alejaron y llegaron hasta el rio
el último año que sembramos en el Bajo de Coyote. Carara que en verano es solamente un arroyuelo pero en esos
En las raíses de un Genízaro pusimos los trastos con piedras montes todavia se podia encontrar una Danta o venado, o tepes­
del río se hizo el fogón Manuel hizo unas gradas en el paredón cuintle pero con tan mala suerte que solo pudieron cazar un
del río para bajar y alcanzar el agua, cuando se usan piedras pequefio zaino esto fue ya al volver de la gira. Ellos los caza­
vivas del rio para el fuego como en estos casos se lleva uno ta­ dores volvieron al anochecer muertos de hambre y cansancio.
maños sustos; estallan y suenan como bombetas y se rajan en Todo el día lo pasamos Rosita y yo solas sin más amparo que
pedazos. Los mosquiteros se ponían en el suelo que estaba seco. el cielo, los dos rios la montafia y el grito de los pájaros, porque
Se clavan cuatro estacas y. ahi se amarra el toldo. Por sierto a pinto se lo llevaron ellos.
que esa véz eran seis toldos paresían pequeñas vóvedas en un Que lindo oir los tucánes; que nosotras llamamos Quioros
viejo cementerio solo faltaban las cruces. La carreta servía de Ar­ porque al gritar asi se oye Quioro Quioro! Como quisiera volver
mario para los víveres y la sombra del Harbol era nuestro techo. a oirlos! si pero en la montafia. [1-143/p. 7] No tuvimos miedo
Ese árbol era tan hermoso que tenía ramas que tocaban el agua cuando oimos el bufido de los cariblancos o chanchos de monte
del río y ahí se refujiaban unas grandes gigusas (especie de que se asechaban pero no vimos pues cojieron otro rumbo tam­
iguanas de color verdoso) que en esa ocación estan llenas de poco los cazadores los vieron No tuvimos miedo, porquepapá me
sartales de huevos. Nosotras como nos quedamos solitas haciendo dijo antes de irse, si oye los chanchos cerca, se suben al moledero
la comida con la compañía de un perrito se nos metio la idea o sea el árbol caido que tenía más de un metro de diametro ellos
de cojer una bicha para comer huevos, y [1-143/p. 6] lo consegui­ son tiesos de la nuca y ahi no las alcanzan.
mos. Con un palo con gancho jalamos la rama donde estaba el ani­ Nos quedamos tranquilas con el concejo de mi padre, pero
mal, Rosita sostuvo la rama yo le di un machetaso al animal cayó cuando los oimos yo le volava ojo a una vejucada pJ)J:que en las
al agua pero pinto el perrito le dio alcance y lo saco del rio y Montañas cuesta ayar ár]?oles asecibles pues casi todos son lisos
comimos huevos y la Guirrisa tambien. En esos bajos del rio y-las ramas estan muy altas al menos asi se me presentaba en
Grande hace mucho calor en el día pero en la madrngada hace ésa ocación. No pasó nada; pero les confieso que al cabo del
tanto frío por el sereno que cae, que los toldos amanecían moja­ tiempo, cuando recordaba esos pasajes sentía miedo y pensa­
dos. En esa temporada fui muy felíz por que nos llevaron a una ba Porqué tanta confianza para dejarnos solas en ese lugar don­
montea como siempre e sido y soy enamorada de las montañas, de podían llegar otros cazadores? pues ahí habia evidencia de que
era una buena ocación para sentirme como parte de éllas aun­ havian estado secando carne en una talanguera (Es un cuadro
que no eran selvas como las del amazonas, eran suficientes para de estacas vajitas con varillas verdes crusadas donde se pone la
lle-nar de dulzura mi corazon de adolecente. carne; se le pone fuego debajo para cecarla algo). de las que
Crusamos el rio cojidos de la mano, Papá Manuel, Isaías, usaban los monteadores para secar la posta y las mejores par­
un peón y yo: a Rosita la pasaron en hombros a mi me llegaba tes del animal y no cargar los huesos asta sus casas: En parte
el agua al pecl¡o la corriente no era fuerte y pasamos sin nove­ creo que seria porque ellos conocían a todos los cazadores de la
dad. Ya estabamos en la montafia, llegamos aun playón del rio comarca, o talvés seria porque mi gente eran hombres sensillos
Turrubares; ahí desemboca el rio grande de Tárcoles. y honrados no les cabia en su pensamiento que alguien pudiera
Nos alojamos bajo un espabel Un árbol caído nos sirvio de llegar a hacernos daño; en realidad todavia no había tanta maldad
moledero donde partíamos el dulce para hacer la clísica agua y menos en la gente de campo. Bueno para mi esa gira fue una
dulce que nos debía faltar en la dieta del campesino. En esos espereiencia muy bella e inolvidable. Cuando eso susedía tedría
lugares echabamos de menos las ricas tortillas que hacíamos en yo unos trece años, era romántica aun no pensaba en el amor
la casa o en los ranchos; nos conformamos con el arroz y frijo- de los hombres más bien amaba la naturaleza en sus montañas

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en el mar con sus playas y las conchas, las garzas, las altas rocas Coyolar cuando pagaba �1,25 por ceis horas de trabajo a 1,50
donde se estrellan inmensas olas y el mar está enfurecido me hasta las dos de la tarde.
gustaba leer poemas, versos, recitaciones, aprender canciones y Bueno después de la montea volvimos al queacer de alis­
cantaba nunca lo ise bien pero cantaba. tas el terreno fueron dos semanas.
Pero me díran ustedes, en ese tiempo donde estaba su ma­ Así transcurría el tiempo y los años pasaban yo a veses pen­
má y que hacía A. si mi madre se quedaba en la finquita que te­ saba que el trabajo que yo desempeñaba era para una mujer
niamos en Orotina por la calle del Aguacate, lo que había com­ de más edad porque aunque mi papá nos ayudaba en muchas co­
prado papa cuando se vinieron de San Antonio de Belén. Esa fin­ sas como alistas la leña jalando agua; yo siempre tenia la res­
ca se la compro a mi papá a Don Onorato V. hermano de Don Pri­ ponsabilidad de si había que cocinar frijoles el maíz que babia
mo V.v. es [1-143/p. 8] famoso benefactor que regalo los terrenos que ir a la quebrada a lavarlo y que le cojiera la noche o la llu­
donde se ubican la Iglesia la plaza que ahora es un bonito parque via Que les daba de almorsar en los últimos dias de la se­
y la escuela que lleva ·su nombre, puesto que gran parte del valle mana, cuando se terminaba la carne los huevos que habíamos lle­
de Orotina pertenecía a la familia V.V., era muy justo que se des­ vado Menos mal cuando había maíz tierno; que hacia un gui­
prendiera de algunas manzanas de terreno. Pero me desvié del sado o unas [1-143/p. 9] choniadas, asi salia del apuro porque
tema aunque es interesante. Bueno mi madre se quedaba hacien­ me molestaba servir solo arroz y frijoles debia de adornarlos con
dole frente a los trabajos en la casa con mi otra hermana los dos algo más seguramente esa idea era el ejemplo de mi madre más
nietos y mi abuelita materna, había que ordeñar una vaca, cui­ cuando habían peones particulares.
dar uno a dos cerdos que siempre se engordaban: como siem­ Cuando se terminaba el pan tenía que madrugar hacer tor­
pre había maíz en la troja no había problema con la comida de tillas con sal para que tomaran el café como era costumbre.
los cerdos y asi se obtenia la rica y pura manteca de cerdo y no Entonces era cuando me paresia demasiado pesada la vida,
había que comprarla por libras. pero ni modo babia que hacerlo; Una resignacion Franciscana me
Recuerdo y era costumbre en nuestro vecindario, cuando se ayuda a vivir, talves por el ejemplo de mis padres y mis her­
mataba un cerdo apenas lo destasaban se le mandaba a cada veci­ manos que tambien vivían de la misma forma.
no, un huacal con su buena parte de carne y más tarde cuando es­ Por suerte a mi m e gustaban leer y leía lo que encontraba re­
taban los chicharrones, envueltos en hoja de plátano por ahí de cuerdo de unos libros uno se llamaba el Cru·ácter otro Moral prá­
una libra. Mi papá cuando habia plátanos maduros echaba dos tica: todavía no me interesaba por los autores, ahora quisiera ha­
o tres tajadeados a la mitad en la olla de los chicharrones y que ber sabido quienes eran pués siento haber sabido que aprendí
tajadas déplátano entonces si que nos chupaba los dedos Que mucho de esos libros.
recuerdos más lejanos!. De los libros que leí todavía soltera me gustaron mucho
No se como era que esa manteca que guardaban en una lata la Iliada de Homero pero en verso quisiera poder volver a leerla,
se conservaba en buen estado tanto tiempo hasta que el otro porque muchos años después la volví a leer pero en prosa y ya no
cerdo se engordaba; Que ricos sabían los frijoles que arreglaba me emocionó tanto no se seria porque mi vida ya estaba amargada.
mamá con esa manteca y en gallitos de tortilla caliente de las Los otros fueron nuestra señora de París y los miserables de
que todavía hacia mi abuelita, con buena cáscara y bien dora­ Víctor Ugo Los hijos del capitán Gram y el capitán de quince
ditas, sabian a gloria. años de Julio Vernes.
Mi madre tambien tenia que ocuparse de asoliar el arroz
y el café para que Julio Chinco asi le decían a señor que iba a MIS TONTOS AMORES
mia casa a pilar el café y el arroz para la prósima semana, como en
la casa había pilón el pobrecito siempre iba a hacer ese trabajo En cuanto a mis amores fui tan torpe que me da lástima
y mamá le pagaba con unas libras de café un puño de arroz frijo­ de mi misma y me da risa pensar lo ílusa que fui, Llegue a los
les maíz y hasta una tapa de dulce. El se llamaba Julio Brenes quince años llena de ilusiones, de prejuicios y complejos.
quien sabe quien lo apodó Chingo yo le tenía mucha lástima Yo nunca tube una bonita figura, pues a más de haber cre­
porque era muy umilde y trabajaba al jornal en la Hacienda El cído raquítica padesi dos años de paludismo sin duda lo adquiri

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en los trabajadel'os, tomand o aguas de lagunas y del rio Grande
hasta que me mandaron una temporada para Heredia y me curó con na miga se me acercó con mucho dicimulo me dijo A. que
un Dr. Z. Además to da mi indumentaria era tan umilde que no te �echo' de novio pó dríamos seguir las relaciones. yo le
no po día aspirar a un novio de mejor posición me enamoré de cont� :: yo no soy sufrefaltas de nadie y me puse a cantar una
un muchacho campesino y tambien agricultor como nosotros pe ­ canc10�n 'que estaba en .moda muy apropósito para el momento
ro con la desventaja de ser analfabeto, era guapo y coqueto y se llama; la s iras de D10s Desatan.
vestia bien muy prendido con su pantalón de Kachemir y su Pero les voy a escribil' los versos que cante y que me sabian
sombrero de pita. Tenia un caballo bien aperado, con su buena a venganza; decian asi. [1-143/p. 11]
montura y su baqueta labrada a lo u sansa de aquella época en el
iba a verme los jueves y los sabados. cuando antes te fuiste, dejand?_ me triste
y causandome daño yo me diJe no �abra de _
Pero susedia que era muy suseptible y cuando menos pen­ faltarme quien pueda vengarme tu vil desengano
saba se me eno- [1-143/p. 10] jaba y se retiraba por unos días
la verda d creo que no me queria. Cuando luego volviste a �i lado, �1:1. amol'
Cuandose retiraba, lo sufría mucho y hasta lloraba por el traiciona do pol' otras muJeres afhJ�do .
pero nunca lo busque el solito volvia y como yo lo queria vol­ decías mi nena yo muero de pena si tu no me qmeres
viamos a hacer las pases, pero ya me estaba cansando de aquella Yo al vel'te a mi la do, mi amol' imploraba
inseguridad que yo comprendía hasta que la evidencia me hizo con ciega porfia de umillant� y ve�garme
ver claro. sedienta felíz y contenta de ti me l'eia
Susedio que un dia llegaron de Orotina unas muchachas de
Atenas muy guapas . A mi novio le gusto una, la más bonita, le Disimulandamente le hise señas a mi amiga, nos fuimos d�­
. 'ndolo sentado en el poyo donde es_tabamos y nunca lo volvia
propuso relaciones , ella lo ecepto y sin más rodeos me mandó un Jª . .
pañuelito que conservaba mio: a atender ni como nov10 m como amigo.
Ese pañuelito me lo había arrebatado de las manos; por­ Entonces si acepté las !'elaciones de un muchacho de Ala­
que era costumbre en el campo los novios le arrebataba a una ·uela aqui en Orotina tenia con su padre y un hel'mano una pe­
el pañuelito que por lo general llebaban las iniciales propias. �ueñ; fábrica de jabón llevaba la marc� Herrera ja?on ese _ era el
Cuando esto pasaba una lo pedía por favor pero desiando que apellido del muchacho que fue mi nov10 por �spac10 de s��s me­
el novio se lo echara a la bolsa era motivo de orgullo que el no­ se s porque también me salió chueco, como dicen los �e Jica�?s
vio guardara una prenda sin pasar una de sometida así lo en­ pues cuando más lo estaba queriendo se fue . para �1-�Juela ��Jo
t endía yo porque si la novia le regalaba algo al novio era com­ que hacer una deligencia pero resulto _que tema el didito amana:
prometerlo y eso se criticaba s everamente entre las personas do así dijo mi abuelita cuando se d10 cuenta que apenas llego
mayores. lo' pescaron y lo casaron con :1na muchacha con la que esta?�
La cosa fue que cuando recivi el pañuelito lloré mucho me comprometido. Esa vés no sufn tanto com_o que estaba pi_epara
.
da y la defensiva el ca so es que no lo volvi a ver._
seque las lágrimas con el, lo eché a fuego en sefial de mi de­ .
rrota. No sin antes pensar en mi venganza que compensaría mi Hubo un lapso de tiempo que po�· su�l'te mia, mi herm_ana
sufrimiento. No tube que esperar mucho tiempo. Juanita tampoco tenía novio y nos d1verti�mos con las amigas
en los turnos paseando en el parque cuerdiando los muc�achos
En un viaje que mi exnovio hizo a Atenas en un día qu e no que venian de fuera para las fiestas Patronales. En ese tiempo
acostumbraba encontro a su linda novia con su otro novio el que una filarmonía que el municipio pagaba; daba. l'ecreos y ret�·e­
ella queria, pues a el solamente le estaba tomando el pelo. Ahí
tas los jueves y Domingos. Los recreo� a las s1�co de la ��rde
vino mi desquite, yo tenia unos amigos que me lo contaban todo las 1;etreta s a las ocho de la noche tambien los qumse de septiem­
ellos creian que lo estaba esperando pues solo hacia cuatro meses bre tocaban un alegre diana a las cinco de la mafiana �a que los
que me había dejado y además no había aceptad o ninguno de los chiquillos madrugones seguían pol' las calles 1;1ás centnc_a� de la
tres pretendientes que me había propuesto relaciones. El tambien ciudad. No se 11orque a decaído tanto en O_r�tma ese espmtu pa­
se equivocó. Cuanto tuvo opor tunidad en una retreta pasiaba yo triotico y alegre pués de lo que hace de v1vll' en el centro no se
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19
ia
que me .hacia la competencia. Me lo1'bhab
oye nada de eso. Solo vemos los quinses de Septiembre esos abu­ chacha de Mastateyo lo quena creer. Cuando cre, 1 q1;1e nos amo s
rridos desfites del Colegio Agropecuario y los más altos grados dicho alguien pero tra la espada y la pared O me iba con el esa
de [1-143/p. 12] la escuela, donde muchos niños y niñas se des­ , , rne puso con
a ca.:"ªl' bía otra a1ternat·1va, O me 1'b a con
he O se llevava la otra.No ha nque ya
�f�
mayan por el fuerte calor y su debilidad. Esos desfiles tiene más metido l�s de an­
sa�or a militarismo que ha patriotismo al menos así mi parecen a lo perdía para siempre. Au ? ?ía Coro
�10n. � le iba a _ha­
azar t al prop os1c
m1 con.baston�ra�, .escoltas muy bonitos como fantacía pero sin dar' tuve el valor de rech erí perder y callar y al fm se llevo 1�
c?ntemdo patnotico. No se .porque salgo del tema, pero incon­ cer eso a mis viejos? pref hermana Lucil� se daba cuenta de
IJ? l
cientemente me pongo a dec1r lo que siento es pero es o no es-
' otra. En mi casa solo rle nada a mis padres pues no quena
tropé mi trabajo. tragedia yo no quise deci uenza _de entablar t�na den:anda y�rao
. Les conta�a de las retretas cuando lograbamos pennisos para hacerlos pasar aquella verg ás si no me quen?- talves lo umc
ir, como termmaba a las nueve teniamos que caminar lijero · que se casara conmigo ademera echarlo del Pai� y eso en nada
para no llegar tarde a la .casa que estaba exactamente a un kiló­ que se hubiera conseguido ués supe que no tema sus papeles en
me�ro del centro '! todav_ía no había alumbrado de ninguna e s­ veneficiaría porque desp zona de Limón.
pecie por ese cammo habia que caminar a oscuras esepto en las �:la; por suer te el se fué para la
no sabia com<;> ocul­
noches. d� luna. A ... pero era tanta la necesidad de un poco de Yo quede tan herida y avergonzad a que un revolver y atisbarlo
ba tene
t r mi tragedia y a veses dece
r
espars1miento que pasa�amos esos inconvenientes inadvertidos y a
un lugar muy solo _ y matarlo_ como
llegabamos. muy calladitas para n� desvelar a los viejitos; por­ p�r donde pasaba a caballo enalfín se me fue qmtando !ª ide a Y
que otro dia a madrugar para segun· en la dura lucha del traba­ un peno; pero como se fue, quemaba el alma. Aden:ias nunca
a que me
jo del campo. aquella amargur
cobar�e, y don?e iba conse­
Bueno: sigo con mis amores a�nque con los desengaños; yo lo hubiera echo pues yo era puna ? nadie me la iba a prestar.
pensaba; No vuelvo a querer a nmgun hombre. Pero la vida guir el arma si no podía com rarla
a que eso no solo, a
sig�e su curso y cuando me dí cuenta estaba queriendo a un Mi hermana me consolab a y �e decí
eres· que les pasaba lo m1�­
vec11:o que en calidad de amigos nos fuimos tomando carifio y mi me pas aba que babia muchas mu3 revoloteando como una man-¡
confianza. La cosa fue que ya eramos novios el venía a mí casa mo que tubiera paciencia. Yo segulai candela y se les c�aspanean t
yo iba a la su�a la familia me quería mucho pués siempre hubo posilla de esas que se arriman a muchacho trabaJ_ador P:r
u1:a buena am_IS_tad y compr�nción en la s familias la de el y la las alas, hasta que me case con un pensé que lo pod1a_ � nse!l ��I
Yo
mm. E� era mus1co tocaba gmtarra con maestria a veses se ponia muy pobre y también analfabeto.me preocupaba yo tambien v1via
a ensenarme pero nada que aprendia. Como era un muchacho a leer y escr ivir, lo de pob re no
1:ne ayudaron e�1 caso �ece­
de 26 años Y_� era duro de pel�r nu_nca pensó en casarse; pues obre además sabia que en mi c�sa d10 siempre yo sa�1 a coser c�­
n�nca, me d1Jo nada de matnmomo; pero la tonta hija de �ario como en efecto así suse pr�1: la ropa si.empre hab1a
rn1 mama esperaba y e speraba con pasiencia ya tenía dos afias misa; y podría ayudarme para . com 1c1ones de �UJO el c as o es
d_e esperar cuarnJo me di cuenta que tenía una amante una pros­ cido sencilla al vestir y no tema amb un hogar umild: p�ro . tran­
tit�ta mu� bom�a; Entonces comprendí como era la cosa y no que en mi ingmaginació� formabarmes . Hasta ·aqm mis tontos
�mse seguu haciendo el papel de juguete para entretene r le di­ quilo y mis padres estanan confo
Je � su he rmana la que me pasaba todos los chismes: Ya no aguanto amores.
mas que _lo entretenga o tra y lo mandé al diablo. En la casa de
el les dolió el rompimiento así me lo dijo su hermana. VOLVAMOS UN POCO A'l'RAS
Pe ro yo vi que era inútil esperar y me copé con un nica s un respi ro en
q_ue aparesio por ahí, lo hise como para aturdirme pués yo lo que­ Como les contaba en los veranos teníamosemana para un
una
na de ve1:dad y valla que me aturdí! El nica era muy guapo los ajetreos de la agricultura. Sacabamos días fuera la l na
con sus OJOS �ei·1e mar su pelo crespo y rubio, vestia muy ele­ paseo a la playa de Tárcoles oj_ala �n esos s las . r�oches. �Ese
ga:1te pero mas Jugado que las fichas de un tablero. Ahí si que llena porque así estaría la playa ilummada toda
has famih�s �o acos­
cai com? mosca en telarafia: Resulta que el Nica tenía más de paseo era una tradición todos los años y muc3/p. 14] diana de la
tumbrabamos. Nosotros alistabamo el s [1-14
una novia, pero sólo me visitaba a mi y a una [1-143/p. 13] mu-
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semana añadiendo algunos viscochos y rosquetes que mamá asía Todo aquello era motivo d: gozadera. Los ?ermanos. D.
antes del viaje. Mi hermano Isaías el más entusiasta en ese paseo. e;an 1ºs dueños de los botes mas grandes, n nosot10s los prn!e­
El siempre alistaba un traguito p ara la caminata. Casi todos s p i·q•·
.. i e eran de confianza' para que os cruzara el no.
riam o o
los años venía mi tia matilde con s us cinco hijas que estaban Ellos se dedicaban a l a pesca y pasar los p aseantes a un l ado
en vacaciones Unas eran maestras y otras estudiaban en la Es­ y otro del rio. Los botes los manejaba con canaletes . o remos
cuela Normal por supuesto venian de Heredia. Cuando ella venia ués to<lavían no lleg�van bo!es con motor. �n la. travesia ?� gas­
el paseo era más alegre. Que lindo paseo! saliamos a las ocho iaba por lo menos cmco mmuto s; yo sentia gran _emoc1on _ de
de la noche para que estuviera fresco. Dos yuntas de bueyes con
sus dos carretas, una para l os chunches, es decir las cobijas, meterme al bote y ver como me acercaba al mar, siempre h1ba
tanda porque me sentia felíz. Después que nos pasaban al
las ropas siempre un baúl con trastos y comedera siempre lle­ ���o lado del rio ahí cerca estaba la playa. Nosotros no nos
vavamos sacos de manta y l as alforjas porque había que llevar quedamos ahí sino que como las carretas y los buey_es no se pa-
de todo lo indispensable porque ahí no habia negosios. Las gen­
aban porque no ha bia donde enserrarlos , se deJaban �n el
tes de ahí todo lo llevavan de Orotina o de un comisariato de la � · en un repas to o citio como se les decia a esos encierros
Hacienda de El Coyolar. La otra carreta era para l as mujeres ��·�ue todavía habia muchos árbo_ les mescla�os con el past?;
que nos ibamos turn ando por ratos pues en la carreta apenas �sos citios colindaban con las hacienda s de P1gres, en es e ba�o
caben seis o siete personas esto que unas en las varandas y .
babia una vieja casona que le decían La Quesara tambien habia
dos con los pies colgando en la parte de atras· A mi me gus­ una tranquera que habia que abrir y serra�· cuando pasaban las
taba más caminar al paso de los bueyes por' la calle polvo­ carretas; ahí le decian los Mangos Esclus1vament� a ese lugar r
rosa alumbrada por la luna y cantando en los grupos que se le llamaba El Bajo de las Trojas ue comprend1a todos esos
asian porque a veses iban h asta quince carretas con familias, al­ ��robres supongo eran apartas del repas to. Todos eso
gunos iban a caballo. A si no se caminaban mas de veinte Kiló­ pertenecian a un Señor Fermín G. de San Antomo _ sele
terrenos
Belen
metros De ves en cuando se detenian las carretas para que des­ Bueno el caso es que nos repartiamos la carga entre todos Y
cansaran los bueyes y tambien para tomar un trago de licor o caminamos mas de un Kilómetro por la playa, hasta llegar a
fumar un cigarrillo y otra ves el yúbuy y seguia la alegre caminata. Tárcoles a la quebrada fria; era un riachuelo �ue . se formaba en
Una cosa que me gustaba mucho era que cuando entraba­ una laguna de agua fresca y limpia en ap�nenc1a aunque tal­
mos en una montañ a que todavía existía al llegar al Puerto vés estaria llena de microvios, la quebrad1ta de_sem�ocaba al
Peje, _ mí hermano Isaías se pegaba un9s E!güipipía_s que sonaban mar. El lugar era tan lindo, al frente de una fmqmta dond�
tan lindas, que cuando oía el eco me daban ganas de gritar se conseguian plátanos cocos huebos y a. veces hasta leche,
también. al frente de la finca había tres frondosos h1guer�nes donde nos
E.?os gritos de mi hermano, pensaba yo; son como un ospedabamos varias familias; Algunas desconocidas t�lves ele
escape del alma y de felicidad en esos días de tregua del bata­ Hacienda vieja o de San Mateo : P�ro ahí nos conociamos Y
llar en l a vida dura del pobre campesino agricultor como eran compartiamos el' ospedaje, y no� ?erviamos unos a otros en <:ª·
mi padre y mis hermanos. Por fin llegabamos al Puerto Peje sos de necesidad talvés una aspnma para un dolor, que un fo s­
que así se llama el lugar donde se cruzaba el rio Grande pa­ foro para encender el f�ego por q\1e fulano se los l_levó Y buelb�
ra llegar a la playa. Llegabamos amaneciendo asiamos café tarde que un güila se d_10 una espmada. y se 1:eces�taba a�c�hol,
mientras llegaba algún botero para que nos pasara. Como to­ de pronto aparecia algmen con el remed10 y as1 nacian amistades
dos vi�ian en otra margen del rio y mucho más abajo, habia que perduraban por el recuerdo de aquellos días tan amenos
qu� gntar duro _ º. sonar un caracol que ellos mismos usaban por Que bello era todo eso ! �aciamos lo� fogones en el suelo p�ra
cosinar, en la arena tendiamos mantiados, p� tate . s, saco hasta
ah1 para que vmieran con el bo te o canoa a llevarnos hasta la �
playa. Pero como gozabamos cuando amanecia y nos mirabamos una colchoneta si se podía llevar y ahí dormiamos al rmdo del
mar. [1-143/p. 16] '
unos a otros! todos llegaba mos con la cara susia y la ropa colo r
café del polvo que nos [1-143/p. 15] caía, pués tantas carretas Por toda esa costa o playa desde la boca de rio G1:ande has­
seguidas eran nuves de polvo lo que levantaban y no lo notaba­ ta las Agujas, habia sombras uno_s gigantes harboles Gigantescos
mas hasta que amanecia. arboles de Genízaro donde amdaban unas Guacamallas tan
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bullangueras y de tan lindos colores. Los manzanillos y aromas
que aunque son espinas nos daban su sombra en aquellos días co o yo· elogío mi modo de peinarme yo tenía un hermoso
de verano tan calurosos. Ojala no aya pasado como en la perO que 'me caía a la cintura pero lo usaba en dos trenzas ; �n
playa de Barranca, que dejaron la playa desnuda de arboles época las mujeres se cortaban el pelo de corte a la garzon
para plantar las c abinas y el odioso comercio donde se espe­
'Jtª · · que no le gustaba las mujeres de pelo corto. Bueno le re­
cüla- a levosante y se esplot a a l turi smo sin comp ación. Digo oja­ s �f{: la muchacha "ideal" Siguio llendo de la Boca a Tár­
lá porque yo no e podido volver a Tárcoles por no caminar en coles y todas esas noches nos encontrabamos en la pla�a me
Bús pués tengo la coluna desviada solo en tren puedo viajar; d ·a cosas bonitas me besaba las manos y la fren!e ya sabia. que
Pero si me doi cuenta de que esos comersios en Jacó Herradura y t�d� era por pasar el tiempo pero yo le segma la corne1;1te
Tárcoles son una exajeración como se especula al turismo. ues me gustaba su manera de portarse con respeto, tan fino
fan dulce y al mismo tiempo cariñoso por eso lo recuerdo con
Pero volviendo a nuestro paseo era tan delicioso bañarse carm ·� 0. Asi' pasaron los dias de. la semana lo esperaba sentada
en el mar; en las mañanas a penas sali a el sol todo el mundo a º.
en la arena mirando las �las Jugar. P�ro el sabad ya . n� 11e-
bañarse en el mar; durabamos hasta dos horas metidos y en la g , Se vinieron para Orotrna los estudiantes y el dia sigui�nte
tarde volviamos bañarnos a mi me encantaba sortear las olas ��-a San José. Cuando se llegue a qui en la t8:rde del Domingo
nadar flotar todo lo fui aprendiendo en ese paseo d e todos los �a se babia ido mi prinsipe azul, y nunca volvi a saber de el .
años. A pesar de las inconmodidades y dificultades mis primas
se a daptaban a las circunstancias disfrutando y les encantaban
No importa a mi me quedó aquella sensación de dul zura
el paseo. que me invade cada ves que lo recuerdo aun � trav_es de tantos
� os de haber vivido esa bella temporada b1en dicen que los
UN AMOR DE TEMPORADA vieJ·os vi·v1·mos de los recursos Tambien en esos días de des-
ª!1
. 'ta-
canso cuando mis primas regresaban a Hered'ia_ mi. t'-�a me lllVl
En uno de estos viajes un amor de temporada, un romance ba a pasar unos dias con ellas y mamá me deJ�ba u: Y� ��can­
que duró cinco <lías pero me dejó tan bellos recuerdos que me tada pues eran tan buenas a pesar de _mí �milde condic10n de
hacen felíz cuando los comento con mis nietas. Esa semana cam;esina ; nunca me i sieron sentirme mfenor '!. a donde �llas
del paseo llegaron unos estudiantes del Li ceo de CR. ellos se fueran, me llevavan y me presentaban a sus familiares y amista-
quedaron en la Boca del río Grande; ahí babia unos cuantos ran­ des.
chos y tambien una casa del resguardo ahí se ospedaron pués Con ellas aprendí muchas cosas y tube l_a ocación de leer
casi siempre estaba sola. muchos libros seguro eso le agradaba y tambien porque yo les
escrivia a menudo porque a mi tía le interesaba saber de su her­
Una tarde paseando por la pl aya, yo juntaba caracoles
se asercó un muchacho, los dos vimos un caracol muy bonito, mana gemela que era mi mamá .
quisimos recojerlo a la vés, No se como pegamos las cabeza s ;
e l se deciso en disculpas aunque creo lo hizo aldrede yo recojí DE MI VIDA DE CASADA
el caracol y se lo ofresí en señal d e perdón. Desde aquel mo­
mento nos gustarnos, el se ofreció acompañarme y seguimos ca­ No quisiera re�ordar l?e�·o recuer?o que todas 1:1is i�uc�o�
minando por la playa cuando la tarde se moria ya la luna alum­ nes de hogar tranqmlo se v1meron abaJ?; tod_o _ me saho al:eves,
braba. Mi marido no se dejo enseñar a leer m �cnv1r al poco tiempo
El me dio su nombre yo le di el mio al caminar sortea­ no pude volver a cocer ajeno menos camisas porque resul�ó que
bamos las olas ya los caracoles no se veían. Que bello era todo! me celaba hasta con la sombra. Me prohibio todas 11:is amista_d�s
' que felíz me sentía al lado de un estudiant e de la capit al . [1- me convertí por mucho tiempo en una mujer atemonsa�a Y v1:,11 a
143/p. 17] en sosobra pues mi m arido salia por el centro aparec1a de im­
provisto en el "SOlar segun el apenas _ salía lleg�b� algun amante
Me dijo que estaba aburrido porque sus compañeros solo porque seguro en mi casa me alcautiaban y v1vian atormentan­
andaban borrachos y a el no le gustaba el licor por eso se fue dome [1-143/p. 18] yo soport aba en cilencio muchas cos�s pues
solo caminando hasta que llego donde nosotras est ab amos. Dijo no querí a preocupar a los mios y pensaba que era un castigo que
que le gustaba la playa pero pasado con una muchachita solo yo me lo merecia.
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P?� suerte m ucho tiempo tube el ampa
q_ue v1via�os ei:i- su �asa p ero yo le ocultarob de mi madre or­ casada; Me dejó de celar, pero entonces seguio con las m ucha­
c1as que m1 mando asia conmigo p ara evit a m uchas in ·Jsti­ chas las pobres no se atrevían a traer un novio a la casa, por­
zosas p ara ella . a r situaciones enba ra­ que sabian lo ridículo que era su padre, no las dejaba ir a p a­
síar ni a bailar, cuando se sintieron m ujersitas optaron por irse
. Cuand? 1:1amá �urio ya tenia c uatro sin pedirle permiso solo a mí me decían yo las dejaba ir aun­
curriendo m1 vida estup1damente · engendra Güilas siguío trans- que sabia que tenia que responder por ellas pero yo ya no
ceab.a trae.1 a1 m u1;-_do, porque era' tan abs ndo hiJ'os que no de- le tenia miedo. En sus borracheras más de una ves me am enaso
mari o, que el carmo Y el r�speto que creíurdo el proceder de mi con un cuchillo, yo le decía que me matara p ero nunca se ani­
g.
en o 10 y _temor al mism . tenerle se transformó
o tiempo. Así le tuve nueve hijos de los mó-ni a pegarme lo que--conseguía era asustar a las más chiquillas.
que se cnaro�_ ocho p ues el segundo, m tas muchachas se fueron casando jovencitas no porque estu­
q ando las nmas mayores tenían una g urio sin tener un año vieran enamoradas sino aburridas. Ahora que todos estan casa­
años
1d sembr�_ba pap_ayales tiquisque yuca etc. la otra 7mi ma � dos ya podría irme para donde alguna de mis hijas pues ten­
bor�es 1 as nma en todas esas l a-
s teman que ayudarle. go ·yernos y nueras que me quieren de verdad pero no, aquí esta­
. Estaba �ien pero no las trataba mos los dos viejos ,pero ahora es distinto el es quien se aguanta,
seria, co�o s1 f� eran grandes y ademáscom yo
o niñas sino con gro­ yo ago lo que quiero dentro de mis derechos, no lo maltrato so­
que les diera tiempo de hacer las tarea tenía que pelear para ló que cuando se enoja no le a go caso. Treinta años soporté
s de la escuela
recuerdo que m1s
, . · nm· - as; cuando había corta de papaya• Cua n elo fas borracheras yo ya me había recignado el asía propositos de
solo esta_ f�Jeada p ara enfada�las _en ba or ue dejar el guaro y duraba cuatro y asta 6 meses pero siempre vol­
n.a apanailas_ Y l a otra a limpiarlas, rril es O jabas, la/ po�ia
cuando terminaban la
via pero algun dia tenia que llegar, tuvo que operarse un ojo
�a1 a sus mam de catarata y como es nervioso dejó de tomar porque le da mie­
tas estaban quemad
1ec � e de papaya quema ep la pieal s tiy hasta sangraban pues la do quedar siego.
erna.

. _ L as asía als�r cargas pesa


das inconvenientes para unas Bueno hace ocho años que descanse de sus borracheras,
nmas. Bueno, sena mte . ya es más condecendiente todos los hijos lo quieren las mu­
rminable citar los errores <l e 1· ··d
Y los absurdos, que t��eré hasta que chachas que f ué a las que más maltrató son las que más lo
que ya me senti proteJ1da empese a revmis elarme.
hijos fuei·o� g�a��d e� chinean ellas lo perdonaron y olvidaron. Yo nunca los envene­
, . Una co�a debo re�o!1ocer se preocupa ne contra_ el y más bien les ocultaba algunas cosas p ara no ha­
gm_ ª se enfe1ma�a era diligente para acerl ba mucho c uando un cerlas sufrir pero cuando fueron ma yorsitas ya no les podía ocul­
var\ os � la_. botica aunque aquí no b aes remedios caseros O lle­ tar y comprendieron muchas cosas. Yo tambien lo perdoné pe­
isolo mis hiJ �s �en?res naci�ron en man bia Dr solo Boticarios ro no puedo olvidar y aqui estamos esperando a c ual se le apaga
hasta que se mtituyo una Umdad sanita os de una obtétrica la candela primero creo que van a ser muy seguidas porque las
ria nos mandaron Dr. dos están p arpadeando yo con 71 y el con 72 años.
Pm . is chiquillos no había diversion
es: solo andar por
1as que :iargas buscan_do camarones en
coyot�s para las gallmas Cojiendo garr los repastos juntando LOS TURNOS
� e ie pre había en 1� casa creo les andu obos con algun perro
d
/? Je r
lsaba la vida en me­ Volvamos a mi vida de soltera y a los t urnos de esa épo-
a pobrez a Y la mcomprenció
n de su p adre. Parese men- ca en mi pueblo. Si; los turnos eran para nosotras las muchachas
ua 9ue a pesar de todo lo que he cont
>0qmto este ado que apenas en un del campo, una de las diversiones, además colaborabamos con la
i onas, cuandmos todavía juntos; Mis hijas que ya son
o hacemos recuerdos dicen que como cuaren- Iglesia pues los turnos que se selebraban siempre eran para re-,()
ª nte _ tanto. _Pued�n cre�rlo muchas vec es ue 0 colectar dinero para las menesteres de la Iglesia . El cura párraco t''
es desi y dos o tres señoras organizaban el turno se h acían en la ca -
P!�: porq ue me I?a a !r yo s1 donde vivíamos la casa aba a ejm)o lle frente a la Iglesia por lo general en vísperas de las fiestas
p. 1 ] m!a adema� qmen me iba a mantene era [1-143/
hab1?a m as remed10 qu
r con tanto güila?· no patronales los cuatros de Agosto dia de Santo [1-143/p. 20] Do­
, e ag ua 11 tm·· y ag uante borra mingo de Guzmán Patrón de la ciudad porque cuando antes era
cuando empeso a tomar ya mis hijas estab ch eras p ero
an grandes la mayor ya distrito se llamaba a Santo Domingo de San Mateo luego cuando
26 27
llegó el Ferrocarril se independiso y se llamó Cantón de Orotina; os peceta el mecatillo · nosotras· no qu eriamos porqu e nos
Pero siempre el patrón fué Sto Domingo de G uzmán. Pues bien; c stabª a más venderlos· est�bam·os disc
los turnos comen saban en la tarde el 3 de Agosto siempre que no
m · utiendo- con la señora, '!.º
Y staba por safarme ' cu, -ando mtervmo el senor Cura y le diJo �
o

lloviera, se onían unas mesas a modo de mostrador donde se \: doña· Mire doña' Rafaela, la gallina es reg�lada Y �o vale
hiban poniendo las dádivas que el pueblo llevava: al frente se ª, u <Ú 50 entonces Doña Rafaela ya mu y enoJada le diJO pero
ponía una régla ancha y larga sostenida por dos postes altos ª i,� �ét;le el chorizo y los huevos y verá cuanto 1� sale ! Po r
IllªJ
provicionales en la regla se clavavan las 40 cartas de un nai­ P - e�tó ella lo dijo inocentemente pero nosotras �� dimos doble
pe Español todavía no conosíamos l os ingleses al pie de cada car­ senP�do y estalló la carcajada y hasta el padre se no aunqu e d�s­
SU
ta se amarraba un mecatillo de dos varas por l o menos . Otro pu s nos regaño y nos mandó callar. Pero le ga�amos la partida
naipe estaba en la mesa, Las m uchachas nos situabamos tras los :eguimos cobrando a quince y a diés el mecatill?_, las cos�� de
mecatillos para venderlos. En las dádivas había botellas de y , valor las vendían entre semana como el maiz- los fnJoles
vino cortecillos de tela más barata y alg unas chucherías. de ml�s animalitos algunos se ponían en sobasta la lena, qu e aun­
las que ya no podían vender lo regalaban el comercio, nosotras �ue abundaba era tan necesaria en todos los hogares Y en
comentamos que e ran los más mezquinos, en cambio del cam­ la panadería.
po llegaban cajuelas de maíz cuartillos de ·fríjoles cinco, díes li­
bras de arróz, gallinas vivas otras arregladas, rellenas doradas en El Domingo siguiente el Sr Cura daba el _ info rme del resul­
el orno, pollos, docinas de h uevos. De la panadería mandaban t d del turno y daba las gracias y bendecia al pueblo Y las
un hermoso bollo de pan en forma de conejo u otra figura tam­ �r�onas que abían colaborado en el: E�os turnos con su . m ­
bien mandaban tamugas de d ulce carretadas de leña; los más i-ímba 0 el alegre acordeón eran una fiesta donde nos dive1_­ �
pudientes un cerdito de més un ternerito y hasta una novilla. tiamos y colaboraban aquellos umildes y abnegados campe_si-
El cura controlaba una marimba y un g uitarra o u n acor­ nos . parecía oco lo que se recojia, pero como JOlo la rr:usica
deón: y comenzaba el bacilón muy alegre pero decente. Cada habi qu : ar aun valorando la cosa siempre qu edana ga-
una de n osotras cojiamos un man ojo de mecatillos y gritaba­
nanc\ pief t�do �ra tan barato ... Una gallina viva valía_ <//,1, 50
{- endida en (ffA cuatro colones una libra de chonzo va­
mos, aber muchachos ar rímen se se va la b otella de vino o la f¡/;b�6� centimos los huevos se vendían de 3 por peseta ecte.
gallina rellena. Usted Paco cuantos mecatillos Don Panch o us­
ted que tiene tanta suer te Toño y Gloria vengan ya s e termi­
nan, en cinco minutos se vendían los 40 mecatillos una mucha­ DE LOS VELORIOS
cha alzaba en el naipe que estaba en la mesa y levantaba para
que todos lo vieran; salió el 2 de copas quien lo tiene: Toño se De los velorios que yo recuerdo: sí eran de un adu�to eran

t°�
llevo la botella de vino: y otro ves a rifar otra cosa una gallina muy aburridos para la gente joven pues solo se rezaba; _!:3i�r to, se
enjarrada ahora era a quince el mecatillo y esa se vendía más i'epartia café con pán y algun licor, per todo �ra recoJ1m1 t o
lijero; cuando el que se sacaba la gallina era de largo se ponía a por bajito se contaba algun cuento po�1q�e �rn la épo�a ¿f1e 1
comersela ahí mismo con los amígos otros se repartían las bote­ cuentos y había personas que se especiahsaban parn con a1
llas de vino y cada vés se ponía más alegre la fiesta hasta cuentos y de verdad que entretenían a la gente, o ��·os contaba�1
que eran las nueve de la noche ya la gente se iba a dormir. Otro chistes de brujas y aparesidos con sus l uces y q_ueJidos que se1-
día despues de la misa otra vés al t urno y usted grite: a esa . 11 de pánico a las personas más cencillas e ign orantes. Pero
hora babia más gente, venían de Hacienda Vieja de Cuatro Es­ ���o se respetaba la presencia de un cadaver! y m��has �erso ­
quinas de Coyolar, Limonal: Del llano B onito hasta de Turruba­ nas pasaban toda la noche acompañando a la familia doliente.
res y las Delicias: Nosotras para no ir a almorzar a la casa
nos comíamos, unas ace- [1-143/p. 21] mitas con una kola o u na Per� cuando se trataba _de la vela de �n niño qu e era_. tan
orchata que valían q u ince centim os y seguíamo s has ta que llovia
frecuente, sí [1-143/p. 22] _que paresia una fi sta; ha�na lo P11m

ro el maldito guaro, música cantantes cuaitetas,, J u.egos ta
o se terminaran las menu dencias qu e se podían rifar a dies y a
quince el mecatillo. No se me olvida un insidente que susitó Doña sortija adivinanzas con naipe que aparecía por ahi, nsas � 1� to­
R.R. ella quería que cuando rifabamos una gallina rellena cobrara- dos lados aunque 1� pobre madre del niño estuvi.��·a en u n_Prmcon
de un cuarto oscuro , llorando la muerte de su hiJito: Decian qu e
28
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era mal� llorar a los angelitos porque se les oscuresia el cielo, por por sierto que los dirigentes aquí en Ortina eran Don
eso babia que estar alegres. Que bella mentira para consolar
nt�nio A. y don Alfonso D. de grata memoria. Yo quería oii'
a una madre!
La verdad: a mi no me gustaron los velorios seria porque
! olio en la tribuna. Les comuniqué mis deceos a esos se­
1 Sr. yVles
-ores rogué que le pidieran al General que vinieran a Oro­
pocas veses nos dejaban asistir a ellos solamente que fuera sá­ tin a a hacer reunion pero ellos me contestaron que no se podía
bado amanecer Domingo por que los otros días siempre había hacer nada porque no babia campo en el programa del partido.
q?e madrugar que yo recuerde, en mi casa nunca hubo un velo­ pero yo no me resigne y le escrivi una carta manifestandole mis
r�o pues los qu� murieron fue en la madrugada o en la mañana deceos y le decía que yo lo adniraba asía muchos años. Lo bise
siempre hubo tiempo de enterrarlos el mismo día como mi ma­ por sí acaso y lo que menos pensé que me contestara una car­
dre Y mi hermano Isaías. Cuando a mi se me murío un güila ta tan larga y bonita que me dio mucho orgullo mostrársela a
a las doce de la noche, no avisamos a los vesinos como se acos­ los señores dirigentes porque en la carta decía que pusiera de
tumbraba, nos quedamos mí marido mi madre y yo velando Acuerdo con ellos y señalaran fecha para venir y vino y se iso una
?asta que amanesió. Recuerdo esa vés mis compadres se eno­ buena reunión. Cuando nos presentaron con el, me dijo Usted
Jaron_ porque no les avisamos a tiempo para hacerle un gran es la del milagro? seguramente el creyó encontrarse con una
velono esos compadres vivían en Guallaval y el recado les llegó gran dama; seguro se llevó una decilución cuando vio nuestro
<> tarde. El m_ �o lo enteraron a las cinco de la tarde, ellos llega- porte campesino; eso solo el lo supo pues no lo dio a entender
J ron a las ce1s, segun ellos nosotros teníamos que haber dejado pero yo si lo pensé. Cuando escrivi esa carta lo bise a espaldas
el entierro_ �ara otro día, y a mi_no me gustaba eso, de que la de mí marido pensando que se iba a enojar, pero cuando reci­
/'
.!.
\gente se divierta mientras nosotros estabamos llorando la muer­
te de nuestro angelito por más angelito que fuera.
ví la respuesta no se la pude ocultar y el mismo se la llevó a
Don Alfonzo. Como el partido perdio las elecciones Castro
Quesada hizo la pantomima del cuartelazo. Como nos agarra­
Así lo sentía yo. Que costumbres más ingenuas! se enoja­ ban de majes! Yo quede muy intrigada por lo que decían los
ron tanto porque no les dimos la ocación de alardear gastando periódicos que el Gal Volio había claudicado, que nos había
por lo menos '/t50 colones que habrían gastado en música gua­ hendido como chanchos y no recuerdo que más sarandajadas. Yo
ro c�fé Y pán también :'i�arros. Si hubieran querido gastar en no entendía tanto enrredo claro: que íba yo a saber de las com­
el aIJado_ porque no lo isieron cuando estaba vivo que deveras ponendas de la politíca; yo creía que esos señores que se insul­
lo nececitaba y se lo hubiéramos agradecido Mis compadres taban en las tribunas, y se decían cuatro en panfletos y periodi­
er�n pudientes tenian terrenos y ganado pero �unca se les ocu­ cos, eran enemigos de verdad y que peleaban por defender al
rno regalarles nada a los aijados esepto un rosario y una can­ Pueblo ... Hasta que mi marido se encontró un períodiquito que
dela que se acostumbraba. vendía un señor M. del centro de Orotina, me lo seguió lle­
vando para que se lo leyera era apenas una hojita y se llamaba
"Adelante" ese se que nos fue sacando de la ingnorancia en que
DE MIS CREENCIAS EN POLITICA Y RELIGION vivíamos políticamente. Interesamos a un comerciante amigo
nuestro y a unos zapateros que tambien leían Adelante: el caso
Desde m_uy joven m_e _gustaba la política se decia que las mu­ es que los camaradas empezaron a venir a mi casa: yo les pre­
. paraba un medio almuerzo o un café porque nosotros sabía­
Jer<;s no debia
_ �os particiP_ar en ella; pero a mi me gustaba y
tema esa m9-metud: ten?na unos 28 años ya tenía tres güilas mos que ellos venían con solo los pases casi todos eran estu­
aun las_ muJeres no temamos derecho a votar pero como leia diantes algunos eran pobres zapateros el comerciante les daba
me babia dado cuenta que muchas mujeres intervenían en políti­ donde dormir.
ca a la par de sus maridos.
Los que recuerdo que venían a mi casa unas vese unos,
. N_o recuerdo en que ai�o fué huvieron unas elecciones pre­ otras veces otros. El que siempre venia era el compañero Ma­
sidenciales. El General ".'oho y �anuel Castro Quesada: repre­ nuel Mora también Luis C. C. y Rigoberto A. M. de [1-143/p. 24]
_ reformista a mi se sonaba el programa mi ma-
sentado el partido ' Alajuela en otras ocaciones venieron Amoldo Ferreto, Rodolfo
rido le dio la adeción a ese partido. [1-143/p. 23] Guzmán, Guillermo F., Jaime Cerdas el último que llegó solo a mi
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casa fue Calufa no recuerdo cual era la mision que traía osa vés: LAS FIESTAS
era un muchacho alto delgado pálido nos dijo que estaba tra­
bajando como zapatero en la ciudad de Alajuela tendría unos
26 años. Bueno ellos vinieron a hacer reuniones en una campa­ Después de las fiestas patronales que a veces se selebraba
ña política; que distintos los discursos de los camaradas! a mu­ c on corridas de toros juegos de pólvora turnos bailes públicos, si
cha, �ente le gustaba oírlos recuerdo que en esa época el jefe que eran alegres los cuatros de agosto. Casi todas las cantinas bai­
Pohtico era Don Rafael B. don Queleco le decían cariñosamente, laban unos con marimba otros con acordeón hasta con una dul­
era muy demócrata y nós costó que nos diera permiso para las zaina y unas maracas la cosa era que bailaban: nosotras vinia­
reuniones públicas y hasta el se arrimaba por ahí desimulado bamos por las ventanas y se gosaba; viendo unos viejillos me­
a escuchar. Desde entonces militamos en este partido. Cuando dio b orrachillos unas viejillas tuturulas que venían de lugares
al Dr. C. G. le estaban serruchando el piso el partido comunis­ lejanos; Como de la� Delicias de Turrubares, de Tronco negro,
ta le brindó su apoyo y el se apoyó en el pueblo, cuando dimos
las grandes batallas para conseguir las garantías sociales, noso­
que salían de los retuos donde nunca oían música solo la de los
pájaros o los sancudos. :Qespués los matrimonios o los bautizos:
no se usaban los cumpleaños ni Día de la madre ni otras cosas
f
tros con muchos sacrifícios íbamos a todas las consentracio­
nes a veses hasta con los güilas. que a inventado el comercio para vender los licores y artículos
de lujo las de los matrimonios era bonito. Cuando los novios
Cuando se desató la guerra civil mi marido fué como vo­ eran de distintos lugares y estaba lejos por ejemplo uno vivía
luntario y lo tuvieron en el cuartel; tuvo suerte pués no lo en Límonal el otro en maríchal, los padrinos y acompañantes
mandaron al frente. Cuando "Triunfo" la tal "revolucion" de tenían que alistar vestías.
Figueres y empesó la persecución a mi allanaron la casa bus­
cando propaganda comunista yo tenía El capital de Carlos Siempre había de ser sabado en la mañana. Las novías de
Marx lo tocaron lo cogieron pero como eran unos analfabetos campo no llevavan velo y corona, sino un lindo pañolón bor­
de aquí mismo los que registraron lo dejaron ahi en el cajon dado en las cuatro puntas con barvitas en los cuatro lados eran
donde estaba. Después lo escondí por si volvían otros entonces de pura seda natural, había que encargarlo con tiempo al ten­
se me deterioró por completo achará mi libro! pienso que si dero para que lo pidiera al extranjero, eso cuando el novio era
en ese tiempo hubiera habido bolsas como las de plástico que pudiente porque eran caros qt50 o (ft60 hasta qt100 colones segun
tantas ay ahora yo quizas lo tuviera todavía. la calidad. Cuando la pareja era muy pobre se llevava una cha­
}ina blanca. Bueno cuando los novios salían de la Iglesia ya
casados, montaban sus caballos se repartía un trago de licor, re­
ventaban unas bombetas y al viaje; el almuerzo siempre en casa
RELIGION de la novia la comida en casa del novio; por el camino se re­
ventaban bombetas y no faltaba un chíspiado que gritara "vi­
Aunque me crie profesando la religión católica, como e van los novios". En la fiesta o almuerzo siempre había sopa de
vivido tanto y como e leido mucho; estudié un poco las ense­ gallina o chompípe y la carne del chompípe y gallina sudada
ñanzas de Kresmurtj leí muchos libros de los testigos de Geová lomo relleno, picadillo de papaya de pápa con frijoles blancos
e conversado con muchos evangelicos e leido en la Biblia, ter­ todo aquellos de chuparse los dedos pués para esos se mataba
miné pensando; todas son teorías que no satisfacen pués nada un cerdo, para que hubiera buena manteca todo se condimen­
se puede asegurar, depende lo que uno quiera asepta.r. No taba con especies puras pués µno mismo tostaba y molía la pi­
práctico nínguna religión no me hace falta, pero no discrepo mienta el comino; no como ahora esos paquetitos que se com-1
con nadie por sus crencias religiosas y solo compadesco a los pran en el comercio que viene todo alterado que ya ni sabe o lo
f�á_.YCq§ en religión. Yo quiero que la" humanidad sea feliz aqui que ere uno que le esta echando a la comida yo e comprado comí- < {..,)
en este mundo pués dudo mucho de ese otro que nos ofrecen nos que para botarlos estan feos y saben a pura tierra. Todo 1
todas las religiones. Qreo en los milagros pero de los que encierra esos se preparaba en abundansia pués había [1°143/p. 26] que
la naturaleza cuando se van descubriendo. También creo en los darle a las dos familias de los novios los padrinos y todo el vecin­
[1-143/p. 25] hombres de buena voluntad. dario. El postre era de arróz de leche y conseva de papaya, que era

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lo que más abundaba en el pueblo. Por supuesto nunca faltaba el cornenzaba· ·a las nueve de la ·mañana se rezaba tres rosarios cop
ron el anisado vino de moras y mistela un compuesto de sirope sus letamas y demas , horac10nes con que 1os compl ementan.
con guaro con espíritu de Herva buena o de rosas; ese trago era Mi entras las anfitrionas sacaban del horno y servían el al­
para las mujeres por último en la noche el baile con acordeón zo las señoras se fumaban un cigarro de los que se asían en
y guitarra: en verano se bailaba en el patio que siempre eran mu er
la rnima casa de papel amarillo y tabaco fuerte que les decian
amplios y rodeados de árboles de Naranjo los que no faltaban
en todas las viviendas. ata de cabra para distinguirlos de los ext�·anjeros qu� muy
�ocas personas usaban. Algunas veces repartian una copita de r
Las fiestas de los bautizos eran similares pero no se invi­ rornpope por ahí de las once servian �l almu�rzo; todavía sen- l.__,
taba, solamente asistía la familia de los padrinos y los mismos de tadas a la mesa rezaban otras horac10nes D1s que para ofre-
la casa. Tambien los novenarios y cabos de años paresian fies­ cer y dar gracias a Dios por la opipara hartada que se habian
tas, en cuanto a la comedera con diferencia que no había dado. Luego otra ves repita nena la misma cosa, otros tres ro­
música solo resadero. sarios: el café de las dos de la tarde con viscochos empanadas
y rosquetes también azadas al horno y dele con la rezadera
hasta completar nueve rosarios, y la pobre hija de mi máma
Si cantaban alabados: En el alto del Congo, que ahora basta que me dormia sentada, si no era que mi mamá me sor­
se llama la Esperanza, vivía una señora resadora que casi siem­ naguava y me mandaba para el pátio para que me despavilara.
pre la contrataban para los novenarios en nuestro vesindario; y
esa sí que se pintaba para cantar unos alabados tan tristes que
hacia llorar a las viejitas. Aquello era como que el finado can- DE LOS PREPARATIVOS PARA LOS DIAS GRANDES,
\ taba desde el purgatorio, decía "Donde estaran mis parien­ JUEVES Y VIERNES DE LA SEMANA SANTA
tes que no se acuerdan de mi" . . . Recuerdo como hacian esos
sabrosos picadillos de papaya; llenaban unas casuelas del pica­
dillo condimentados, le ponian unos trozos de carne de cerdo y
Como el Jueves y Viernes santo no se cosinaba porque
hasta para las mujeres era malo trabajar; entonces se preparaba
i
las tapaban con tortilla de masa, tambien aliñadas con pintas una buena cantidad de viscochos, tamales de verduras o frijoles
de achiote que les daba un aspecto festivo; a esas tortillas se les negro o de papa con frijoles blancos; tamales mudos que tam­
decia carne de pastel: Todo lo metian al horno, tambie las bién les decíamos tontos, porque se hacían grandotes de solo
tortas de arróz de leche y los lomos rellenos; para que se conser­ masa con sal alguna grasa para que no fueran duros pues esos
varan calientes hasta la hora de servir. Como trabajaban las remplazaban las tortillas pués esos flias solamente se hasía
mujeres en esas tareas! con cuantas incomodidas y cuanto es­ café o sopa de bacalao y camarones secos. Lo de más era latas
fuerzo físico! pero con aquel cariño y aquella abnegación dignas e sar inas o salmones que aunque venian del extrangero no
de, elogio y reconosimiento y sin embargo aquello pasaba inad­ costaban muy caras. También mamá alistaba conserva de papa­
vertido. ya o de algun chiveni que le traian de San Antonio algu n fa­
miliar que venia a pasar los días grandes con nosotros.
A esos resos me llevaba mamá cuando estaba muy pequeña,
pues ella enia unas comadres muy amigas de esos festarrines y Los viejos de esa época ayunaban esos dos días y como
le hacian a sus deudor novenario, cabo de tres meses, de ceis me­ lo hacían qué ironía! sierto, se tornaban el café a las seis de la
ses cabo de año. Una de las comadres de mamá tenía unos hijos mañana y no comían hasta las doce que se daban la gran comi-
que por parte del padre padecieron y murieron de malde lona y después hasta las seis de la tarde que se daban otra ar-
Hacem o sea de lepra, morían tan seguido, que las tres mu­ tada lo que en los intérvalos se abstenian de tomar algo y tam-
chachas que yo conosi todavia sanas cuando yo tenia díez años bién de fumar. Eso a mi no me aresia peniténcia, Si por lo
ya habian muerto todas; de haí tantos rezos seguidos. menos hubieran ayuna o to o e ía y en-latafde se conforma-
ran con un café y una comida modesta y escasa, seria más me- ¡ t5
No se si sera tonto contarles esto, pero en fin en eso esta­ ritorio. Por eso yo nunca quise ayunar, mis padres no nos exi- ,) o
mos y es cu- [1-143/p. 27] rioso, supongo que todos Utds son gian solo ellos lo hacia1 a mís hermanos nunca osv1 aym1ar--:-1I-
143Jp. 28J- - -- ---
gente jóven y talves no ayan oido ablar de esto Imaginense el rezo

34 35
LA MUJER DEL AGRICULTOR DE COMO MURIERON MIS QUERIDOS VIEJOS

�a vida de las mujeres de ..!2,.Lagti�ultQ.tes,_era más dura Mi pobre adre_ murio � una_ fin_gl,\ita que había com­
que la cte1 Jorna ero, quiero decir trabajamos más: Porque ala prado en Tárco es. Estaba tapando frijoles, cuando lo mordió
rmijer del jornalero le llevan los frijoles limpios de basura, el una serpiente bocaracá y como está tan lejos, no se le pudo
maíz desgranado el arróz pilado sí acaso le tocaba tostar el inyectar el ante ofídico butantán inmediatamente; hasta que
café y molerlo. En cámbio a las mujeres de los agricultores te­ llegó de aquí ele Orotina: el camino era pésimo sodo se pudo ir
níamos que sacar el maíz de la troja destusarlo; y si era el arróz a caballo y cuando se le puso la inyección era tarde murió antes
por lo general nos tocaba sacarlo del saco tenderlo al sol para de 24 horas. Yo no estaba con el, ya estaba casada y tenía la
que alguien lo pilara en el pilón. Aunque teníamos la ventaja que primera niña; como eso susede en Octubre se desato un tempo­
nunca nos faltaba lo prinsipal, tortilla, arróz, frijoles y aguadul­ ral de aquellos; yo no ude ir ni al entierro; ayá quedo enterra­
ce. Cuando había que hacer tortillas y eso era todos los días, do en un panteon que 1abía en la oca de rio Grande: El
eran montones de tortillas porque los que trabajan en el campo, era tan valiente que decían los que estaban trabajando con el,
tienen que comer mucho para reponer las fuerzas de tanto es­ que después <le que la culebra lo mordió, todavía siguio traba­
fuerzo que hace, y la tortilla es el alimento mas sano que se jando, hasta que alfin se sentio mal y tubo que dejar el machete
us�a y se usa e11 � campo. Otra cosa que-ñosfocaba hacermuy y para siempre.
a menudo era: cuando se alistaba maíz para vender, siempre
había que soliarlo ya desgranado, los hombres lo tendían en PODRE PAPA ...
un manteado en el patio, talvés dos o tres sacos y se iban a
traer el maíz en tuza que estaba en la milpa o al rancho donde Mi madre que tambien era tan trabajadora, en una de esas
estaba entrojado, entonces a las mujeres nos tocaba cuidarlo horneadas asando viscochos se encalorizó tanto, que persivio un
<le las gallinas o algun cerdo que siempre había en la casa, resfrío que le afectó los bronquios y siguio padesiendo de tós
pero los apuros que pasaba una cuando iba a llover y los hom­ aunque tenía mejorías por temporadas, nunca pudimos dar con
bres no llegaban, teníamos que llenar los sacos un poco después la medicina que la curara y terminó dañándose del pulmón
jalarlo en vasijas para terminar de llenarlos, esto es sí la lluvia cuando eso todavía no se curaba la tuvérculosis lo que hacían
nos daba tiempo: que si no, cojiamos los manteados entre todas los Doctores era internar los enfermos en un bacilo y los ais­
las que estabamos en la casa a veses hasta las vesinas inter­ laban para evitar el contágio. Nosotros no tuvimos que inter­
venían en el ajetreo para llevarlo para dentro parecíamos las narla porque la última ves que se pusó le dio una hemorragia
hormigas cuando llevan un gusano grande. La cosa era que que se la llevó a los 8 <lías, exactamente a los seis años de
el maíz no se mojara. muerto papá, en la misma fecha, el 29 de Octubre. Solo que a
ella tuve la suerte de que muriera en mis brazos.
No importa que a una se le desviara la columna o se le �--cuanta falta me hizo! Cuando mamá murio,..todos mis her­
bajara la matriz o veses una emorragia, o un aborto, pero como manos vivian en Herradura solo yo quedé en la casa de mamá
eso no susedía inmediatamente sino hasta pasado algun tiempo, con mi marido y las tres chiquillas después mi hermano Pablo
era en lo que menos se pensaba. tanto trabajo tanta tragedia y se fué más lejos a Parrita Mi hermana Juanita murió en He-
aquello era tan comun que paresía una cosa tan natural y para 1Tadura a pero antes se babia repartido la finquita: todos es­
qué? para vender el maíz a razón de <ft,20 o los más a qi24 la tuvimos de acuerdo en dejarme la casa a mi, noble ·esto de
fanega de 24 cajuelas. Que tiempos más ingratos para los agri­ mis hermanos; por supuesto que cuando ellos necesitaban ve­
cultores! con razón desía mi marido cuando [1-143/p. 29] anda­ mr a ro ma, tenían mi casa para ospedarse. al pasar los años
ba borracho, más serio que en broma, cuando se topaba con algun Herradura se fué convirtiendo en fincas de ganado mis her­
agricultor ele tantos que se aruinaban le <lecia en tono ele charla manos Manuel y Lucía se volvieron para Orotina Lucíla dejó en­
pero también de amargura No siempre, se arruina, Hagase ampón terrados allá a su marido, una muchacha que tenía dos niñas y
pero bien fino los muchachos del Barrio repetían el estrevillo una cieguita que ya tenía 17 años, solo se vino con su hijo
siempre que lo veian aunque no estuviera Borracho y todavía Alex que había trabajado mucho, se había echo de una fin­
ay quien lo recuerda. quita y ganado, pero lo vendio porque el cli- [1-143/p. 30] ma no
36 37
le ayudaba para curarse el paludismo pero Lucila murio al poco al fin �e puso a trabaja: ta�bien
de volver y Manuel que vívia en San Antonio tambien hace como pero como no le �simos caso .
c asa y aqm estamos Pero s1 no me pongo viva s1-· me
-----=---==---
dies años que murio: asi es que de mis hermanos solo quedamos en la �a calle el quer ía.
do en somo
yo y el que se fue para Parrita. 9ue-:oeTas hijas mujeres dos se me habían quedado sin darles
porque todavía un último págó que seria para ellas, pero las dos
EN EL PRESENTE no quisieron cojerlo y nos isieron invertir <ft3.000 en una gran­
ja. al viejo le gustó la idea y comenzó a cuidar las pollitas muy
En el presente vivo en el centro de la ciudad de Orotina co�tento pero susedia que cuando le cojía la guarera a mi era
en un Barrio nuevo que se llama San Vicente Estoy a 250 vs la que me tocaba el trabajo, además cuando las pollitas pusieron
de la Bodega del ferrocarril. Yo vendí la hijuela que me de­ nadíe quería comprar los huevos porque eran e granja"yeran
jaron mis padres; que habíamos convertido en una bonita arbo­ rnuY pálidos ae llema, y la gente estaba acostumbrada a los
leda de frutales. Está en la calle del Aguacate y compré un huevos caseros así que no resultó la bendita granja y se que­
lote y construimos una casita de madera; buscamos el centro daron las hijas sin los mil que les ofresí.
de acuerdo con el hijo menor que se había quedado conmigo; Una de ellas si quería que yo vendiera pero según ella yo
por el motivo de tener corriente eléctrica que el necesitaba me iba a vivir con ella a Golfito donde ella vivía para que yo
en su trabajo de sastre y en la calle del aguacate todavía no no sufriera con el borracho. Pobresita mi hija tiene por mi una
la había, de esto ase 14 años. especie de veneración y siempre a querido llevarme con ella yo
Tambien vendí porque me sentí muy mal de la columna pues me voy a estar en su casa hasta un més ella tiene solo un hijo
la tengo desviada y en las fincas de frutales ay mucho trabajo: que es muy bueno pero como esta estudiando se pasa lo más
para· que no se pierda la fruta ay que poner los huesos de del tiempo en la Universidad y el marido es muy trabajador asi
punta, yo aunque no quisiera tenía que trabajar por eso más es que se pasa mucho tiempo sola; de lrní el_�o de @e yo
vendí para no trabajar más. Mis hijos no querían que vendiera esté con ella para chiniarme y para que yo descanse: Seguro
porque desian que de que íbamos a vivir yo les dije que para para que le dure más su viejita!
unos cinco años más que sería lo que iba a vivir aunque fuera Cuando resuelvo ir me viene a llevar y me viene a dejar.
pidiendo limosna pues sinseramente yo seria que no iba a Todos mis hijos son buenos ninguno se descuida de nosotros
durar tanto. Mi marido le tenía horror pensar que ya no tenía y nos ayudan monetariamente según sus posibilidades. La otra
finca porque se sentía respaldado y orgulloso. Yo lo había ame­ hija que se quedo en parte es la que nos tenia asegurados pues
nazado muchas veces con irme si no dejaba el guaro; pero como ella trabaja en el Banco Popular, pero cuando vino la ley de
no lo dejo el creía que me iba a ir y lo iba a dejar en la casa pero asignaciones familiares nos pasaron al seguro familiar porque
cuando vio que estaba resuelta a vender comenso a amenazar­ teníamos derecho a la pensión por vejés: Nos quedó más cómo­
me que me iba a quedar en la calle, que el no salía de hai que do porque ya no tenemos que estar esperando la orden patronal
esto y lo otro pero como yo ya no le tenía miedo no le hize lo único es que ya no hay derecho a pasajes para ir a los hos­
caso; Le vendí a la hija mayor o sea al yerno. Después que pitales ni a aparatos ortopédicos como el corset que debo usar
vendí me siguio sabotiando, Y2 quería comprar una cag a cua siempre; pero ni importa alguno de mis hijos me lo compra.
qmera cuando iba a tratar con algmen el üitervenia y no me También padesco de gastritis y por lo que veo esto no se cura
áeJalTh comprar; hasta que no lo tomé más en cuenta y le elije porque ya tengo como siete años de tratamiento aunque siem­
a mí hijo, busquemos un lote donde a vos te paresca y hacernos pre guardo dieta [1-143/p. 32] en las comidas y me tomo las me­
dos casillas una para vos y otra para mi y así isirnos. De los dicinas que me dan apenas tengo mejorías por temporadas. El año
diesisietemil que me dieron por la propiedad les repartí mil pasado tuve una racha mala que uno de los doctores del seguro
a cada uno de mis hijos solo me quedaba para comprar el lote y me reseto y pidio sita con un especialista en el hospital Méjico la
hacer la casa, entonces mi hija metio [1-143/p. 31] también los cita vino cuando ya estaba mejor pero con una fecha para
mil que le di y el buscó el carpintero y tambien se puso a trabajar mes y medio después, así que cuando fui al Méjico yo me sentía
en la construcción de la casa mi marido muy vravo dijo que no se tan bien como nunca: y sin embargo apenas llegue me internaron
venia para acá que se quedaba en la Bodega con su cobija. en un salón de sirugía menor me isieron el recuento me toma-

38 39
ron radiografías muchas placas a los dos días otra ves radiogra­
fías yo estaba muy contenta en el hospital tenía buen apetito y
comia la dieta que mandaba el Dr M. que era el que visitaba el

\f�i
salón donde yo estaba. El esposo de esa hija que les cuento me
visitaba todas las mañanas pués el tenia pata con los empleados
y lo dejaban entrar, mi hija hiba en las tardes a la hora de visita;
desde que me internaron se puso tan nerviosa que a poco se en­
ferma más que yo. En los últimos días yo noté que me estaban
Autobiografía
� �·
dando mucha leche, la que servía las dietas me decia tiene que
tomarse toda la lechita, era una negrita muy buena yo siempre
fui melinrres para comer comía muy poco pero procuraba to­ de Pancho Lumbí 1�

marme toda la leche que mandaba el Dr. Mi hija decía para que
la tienen internada? hasta que se enteró mi llerno por medio del j/< lo f r t
P ,._..--'Í-f

r• <A' (
Dr. Ch. que tambien visitaba ese salón creo que era jefe de M.,
que M. quería operarme. Mi hija casí se muere de los nervios p_,.,( � ( lr v
,.,... /j

inmediatamente llamó a todos sus hermanos y les piclio que no


dejaran que me operaran yo no tenia miedo pero sí ellos no A /;)
querían pués no me operaba entonces el Dr Ch. ordeno un
examen de (Gastrofotocopia) parese o mejor dicho que lo que
tanto intrigaba a M. eran dos úlceras sicatrizadas y ya no me - c_,y , "' J¿,v-..
f.
Vi�/PVQ
operaron y me volvieron a hacer ese exámen que es tan grosero
y me vine y aquí estoy tomando medicinas del seguro pero no ,vt1"L1/l
me curan aunque siempre guardo dieta no porque me la ponga
el Dr sino porque yo sé lo que me caé mal. Ni carnes solo pollo
o pescado ni licor ni picante ni hácido a veses me impaciento
. ve�, I UY-4 f oJ?c(}
1 , ef
-<
pero lo que más me aflije es el dolor en la columna pero yo
siempre ago mis cosas la comidilla para los dos el viejo tambien v ¡ ev o -
/.J v o-
guarda dieta porque padece de presion alta lavo la ropa me­ �. v l,,-.- .,, \ \ .) I /\
nuda, barro la casa solo no limpio porque eso si me hace mal;
cuando ago algun oficillo extra me duele mucho y me da cólera
pero no digo nada, me voy para la cama y me pongo a leer y se
me pasa. Tengo un hijo que vive en Nicoya tiene carro, siempre
que viene, quie- [1-143/p. 33] re llevarnos a pasear unos días,
pero a mi me dá miedo caminar mucho en carro o en bús, pués
desde aquí son como ocho horas de volar rueda; a mi no me dá
miedo morirme, pero no me gustaría ponerlo en una situación
comprometida, porque talvés no es que me valla a morir pero si
me pongo mal, los otros hijos lo vayan a culpar y eso es lo que
siempre e tratado ele evitar que aya disgustos entre los hermanos
ues es de lo que �aj.ento tranquila y felíz en medio de mis en­
fermedades verlos tan unidos auque vivan tan lejos unos de otros
pero se qüieren y se visitan y cuando alguno necesita alguna
forma de ayuda, alguno de ellos se la da.
Tengo 26 nietos y 9 bisnietos por el momento queria más?
[1-143/p. 34]
40
4 de Julio de 1918
En esta fecha nace a la orilla del Río La Cruz, en el cantón
de la Unión, debajo de una sepa de caña de bambú el protago­
nista de esta autobiografía, quién a través de los años de su vida
tendría muchas alegrías y muchos sinsabores.
Empesaré con parte de mi abuelo, porque por su causa,
rni padre fué un analfabeto que como tal, me quiso criar y édu­
car a su manera, perjudicándome mucho en mi infancia y en
roi adolesencia.
Mi abuelo tenía cuatro barones y cuando Don Mauro
Fernandez presidente de la República en esa época, decretó que
la enseñanza primaria era obligatoria, analfabeto como era alis­
tó maletas y se llevó sus cuatro hijos para Matina y los ocultó
en esas selvas indómitas donde a través de los años dejó dos
enterrados y regresó al pueblo con los otros dos: mi papá y mi
tío Camilo que comvivió con nosotros hasta su muerte pues nun­
ca quiso formar hogar.
Hahora si comienza mi autobiografía.
Mi papá en su jubentud era muy atorrante; y no sé nada
de los amoríos con mi madre; pero si sé que en un viaje a la
Uruca, a recolectar café, llegó a la Finca La Caja, en ese enton­
ces propiedad de unos señores Petter y ahí conoció la que debe­
ría ser su compañera inseparable hasta el último día de su vida;
pues él murió primero y la madre y compañera abnegada de
sus seis hijos, tres hombres y tres mujeres que falleció ocho años
después.
Mi papá se casó con mi madre y la trajo a vivir a San Rafael
de Tres Ríos con mi abuelo Camilo entonces viudo y ahí en
ese humilde hogar mi madre se dedicó a cuidar a mi abuelo, a
mi tío Camilo y a mi papá que en ese entonces estaban solos.
Del hogar formado por mis padrés, nació la primogenita
Ofelia un año después nació lgnacia, al año siguiente nació
Pancho (el [1-96/p. 1] protagonista) Pancho otro otro año des­
pués nace Anibal otro año Ramona por último Mario (trillizo)
murieron dos y que nació debajo de una chayotera pues no re­
cuerdo si fué en el año veinticuatro o veinticinco que duró tem­
blando acacla ratodürante mas ele tres meses y hubo que aban-

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donar las viviendas y hacer enrramadas en los cafetales y nosotros orque por cualquier travesura me daban esas apaleadas sal­
vivimos ese tiempo debajo de la barbacoa de esa Chayotera. paj es haciendo de mi un muchacho tímido y medroso que no po­
Estando mi querida madre embarazada del que les habla, día defenderse de los ultrajes de los compafieros por �1iedo a las
por no haber cañería en ese entonces, tenía que acarrear el agua ·epresalias en la casa, llegando al extremo ele que mis dos her­
en cántaros y en la cabeza mas de docientos metros del río la \1anitas mayores me llevaban a la escuela y me iban a traer
Cruz, a la vivienda por una ladera o pendiente del río hasta la de regreso para que los demás alumnos no me maltrataran, cosa
casa. que quedó grav�da en � mente, y 9-ue al con:er de los años con
mi libre albedno, volv1 a Tres Rws, exclusivamente a pelear
Un día de tantos en ese ir venir al río se sintió molesta
y pensando en el momento fatal, resolvió bañarse en el río con todos los que me habían maltratado ele niño·: pero yá. yo era
y llevar agua para que mi papá la hirbiera mientras llegaba un hombre libre y había aprendido a defenderme, para po?er
la comadrona, pero por desgracia no tubo tiempo de subir a sobrevivir, cuando duré veinticinco años en la zona de Parnta,
la casa, y preparando un nido en las hojas que una cepa de prim ero como contratista, otros como administrador de finca� y
corno propietario otras, cosa de lo que les hablaré a su debido
caña de bambú, botaba �•aió a-luz, sienao ése mi clímca de tiempo.
rlacimiento.
Pasaron los años escolares y recuerdo que el quinto y el
Una vez que me trajo a este mundo, me arrolló en su delan­
tal y así me llevó a la casa, donde mi tía A. me corto el sexto grado tubimos una maestra, como no volverá a . nacer
ombligo, y me lo cauterizó aplicando cebo de res derretido otra porque seis de treinta que comenzó el grupo . en primero,
solo' esos llegamos al sexto grado; y nos hacía estudiar veinte
y bién caliente, para que no me entrara frio, según decía ella. 0 más horas y tanto nos enseñó que nos dió asignaturas <le
y así comenzó la vida de un hombre que tendría a trabes de los tercer año de colegio.
años una vida azarosa, llena de alegrias y sinsabores.
De los seis, tres nos ganamos una beca para cursar estu­
De los primeros años de mi infancia como es lógico no re­ dios secundarios; pero mi padre, siempre con su bendito anal­
cuerdo nada; solo sé por lo que me decía mi mamá que yo era [1-96/p. 3] fabetismo, no me dejó ir al Colegio, y me dijo que
un chiquillo chiflado, atarantado e inquieto, que en todo que­ aprendiera primero a trabajar como los hombres y después siguie­
ría meterme y todo lo quería hacer aunque fuera a la carrera y ra .el camino que quisiera; porque él creía que trabajar y ganarse
mal hecho, así llegué a los siete años cuándo tube que ingresar el dinero era solo bolando pala y machete como él lo hacía y así
a mi primer año de clases en la escuela de la villa, gracias a decretó por espacio de diez años SQ_mQ jornalero una vida sal­
las intervenciones violentas de mi madre, porque mi padre que- vaje de ultraje, desprec10 y esclavitud, lo que éramos los
. 2 ría dejarme analfabeto como él. Ya así comienza mi _vida esco­ -- jorna-
leros en los años treinta.
:' lar y va castigo de los maestros y a quejas a la casa y va cas­
.,. ti aclassalvajés, cuan- [1-96/p. 2] do nó de mi mamá, eran de mi
Hahora si comienzan mis diez años de sufrimiento, fícico
J papá, que en ese entonces había respeto, diciplina y moral en los y moral.
centroseclucacionales, y al maestro se le respeta y obedecía por
las buenas o por las malas:-- En los años veintes y treintas hubo una carestía de la vida\
Estando yá en terser grado, pude oir a mi padre conmise­
motivadapoi· la posguerra de la primera guerra mundial y al ¿
final de los treinta y parte <le los cuarenta a causa de la can-
rarse de ser un analfabeto por no poder leer el periódico, cuán­ flagración mundial la segunda guerra.
do el accidente ferroviario mas grande del mundo ocurrido en el
río 'Vifilla; y entóñces mi madre1eatio;hiJo: compre el pe­ Aún siendo niño y estando en la escuela mi papá me llama­
ffochco y que lo lea Tofio, que para eso lo puse a la escuela y ba a las cuatro de la mañana tomábamos café y nos íbamos a los
hoy sepa leer. y pude tener él placer de leerle el periódico para cafetales a bolar pala, yó iba adelante con una lámpara de can­
que él se enterara de todos los detalles del fatídico accidente. fín alumbrandole, mientras amanecía y él acordonaba la hierba,
para taparla después cuándo era de día pués era aporeando café
A mi me criaron en un estado de austeridad y salvajismo, y había que dejar la hierba y la maleza bién tapadas para que
que a veces creía, yo que mi padre y mi madre me odiaban, se combirtieran en abono orgánico.

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A las seis y media de la mañana salía corriendo para la casa, nos hacían sangre los hombros y las manos de pasar toda la
me medio lavaba, porque no tenía tiempo para bafiarme e irme noche cargando cafe de exportación en sacos de docientas libras.
a la escuela. Como mi papá no quisiera irse a una montaña porque alega­
A las dos de la tarde corría a la casa, cuándo habían ter­ ba y con razón, que con que nos íbamos a mantener y que le de­
minado l�s clases para llevarle café a mi papá, y ayudarle a jábamos a la familia, mientras a nosotros nos produ- [1-96/p. 5]
ganarse el mísero jornal de un colón ochenta céntimos o dos co­ cía la tierra, yó en cierta ocación me busqué otros compañeros y
lones, a las cinco y media de la tarde, porque págaban dos cénti­ nos metimos a la montaña de el Empalme, a donde se llegaba por
mos por cajón o sea un tramo de cuatro por cuatro varas, o sean una Picada en la montai'ía que era la carretera a Santa Maria de
diez y seis metros cuadrados. Dota, Copey y San Isidro del General. La primer vez que entré
Así estube durante mis seis años de Clases, hasta que salí yó y mi cuñado Manuel salimos de Tres Ríos a las dos de la ma­
ñana y llegamos a las ocho de la noche a un rancho abandonado
de la escuela y entonces ya tenía que ganarme el jornal como
hombre, para ayudar a mi papá a sostener la obligación de man­ en la montaña, medios muertos de cansancio, pues de mi casa
salimos bién apertrechados con herramientas y alimentos para
tener la familia, formada por ocho personas y pueden imaginarse unos ocho días, cosa que comforme íbamos subiendo y nos íba­
la situación económica de un hogar como el [1-96/p. 4] nuestro mos agotando las íbamos escondiendo de camino para recogerlas
con unsalario de ocho o nueve colones por semana. Yó sufría de en otro viaje. Esa noche almorzamos y comimos con un pedazo
verlas angustias de mi papa y las conjogas de mi madre, cuando de dulce y agua. Otro día seguimos la marcha, para llegar mon­
yá el Jueves no había que comer. tai'ía adentro a la pai'cela que se nos había asingnado. Una
El almuerzo que llevábamos al trabajo era a veses, una ·-vez en ella como no temamos rancho mientras construíamos
tortilla con cuatro frijoles y media botella de aguadulce. Cuando uno, decidimos hacer una cueva debajo de un arbol grandíci­
ganábamos más, era una fiesta el Sábado que mi papá lleva­ mo que estaba caído, y ahí en esa cueva pusimos hojas gua­
ba una media libra de salchichón y dos reales de pan para ocho. guara para dormir, y como era ladera cuando llovía el agua nos
También recuerdo que mi mamá tenía una carraca, no se si se llenaba la vivienda y pasábamos la noche sentados.
la regalaron, o la pudo comprar, lo que si se es que la bendita 1 En una enrramada que hicimos pegado el árbol y a la
carraca ponía solo de noche y en el monte, durante esa tempo­ puerta de la cueva cocinábamos y en las noches hacíamos una
rada mis dos hermanas mayores y yó no dormíamos, buscando hoguera con troncos gruesos para que durara ensendida toda la
el huevo, para que no se lo comieran los perros, porque tenía noche para calentarnos, porque el frío era grande y para que
que servir para el almuerzo de otro día. las serpientes y el tigre que lo oíamos bramar a cada rato
Yó ya era un hombre y nunca fuí a retirar el jornal, y a rondeándonos, no se acercaran.
veces mi papá los Domingos me decía. Pancho tome este diez, Las penurias que pasamos ahí son incontables. Recuerdo
porque no me quedó mas, y yó le decía: papá si lo necesita dé­ que una vez se nos terminaron los víveres, y para terminar una
jeselo y así duré durante muchos ai'íos; aún después de casado habra que estábamos haciendo pasamos cinco dias a puro palmito:
retiraban mi sueldo, hasta el día que pude comprarles una palmito en sopa con solo sal, palmito asado y palmito en pica­
finquita y los puse a trabajar en lo propio. dillo; pero cuando eran cinco dias de estar con esa alimenta­
Recuerdo que cuando nos maltrataban tanto en el trabajo, cjón y talv z pórla hümedad de la montai'ía nos atacó una
yo le decía a mi papá que nos fuéramos a meter a una montai'ía dia · ea, ue el cólera se le quedaba atrás, y casi no podemos
baldía, para que trabajáramos en lo propio y para nosotros, salir de la montaña según la debilidad que teníamos. Ahí que­
y nó seguir regalando nuestra sangre a es� capital inícuo, daron sepultadas las primeras aspiraciones de ser finquero,
que cada día engordaba mas, con la sangre de estos esclavos; cuándo comprobé que esos terrenos servían [1-96/p. 6] solo para
porque a nosotros en ese entonces no era el sudor sino la sangre hacer carbón y producía solo helechos y mora; pues talvéz para
la que nos sacaban, por miseros salarios. una cría de cabros si hubiera serbido.
En los veranos trabajaba en los veneficios de café las Vuelven Toi'ío y Manuel a Tres Ríos a bolber a bolar pala
veinticuatro horas a veinticínco céntimos la hora. A veces se y machete y seguir en el eterno martirio de la pobreza. No me da

46 47
d�
verguenza decir que en mi casa le hechaban guineos negros a sangrentado, no sabiendo que mi p�p� me est�ba esperan_ la tiro
los frijoles, para almuerzo ( darnos el caldo y los guineos, en el un chilillo de cuero de danto y qmtandome m1 carga,
para volverle a hechar agua a la olla de los frijoles para darnos conla calle donde amaneció todo estripado por los carros como
a ' .
en la tarde. Nosotros veíamos la sopa de res de vez en cuando; un sapo cuando le pasa un carro por encima.
los Domingos cuándo por casualidad mi tío Camilo conseguía De la castigada, mi papá me rompió las carnes, teniendo
llevar un poco de huesas. Por eso yó pensaba y me prometí que q ue guardar cama por varios días. Y así pasaron los años hasta
el día que yó tubiera hijos, buscaría otro ambiente_y_ aría que comenzó mi adolesencia.
a
bastante dinero para qÜe mi mujer y a m�_hijos no les fal­
Ya de diez y ocho afios, quise volver a probar fortuna m­
.
tara nada de lo indispensable para alimentarse bién y vivir
como pobres pero desentemente. tentando volver a tener finca y me fuí con _mi otro cu�a<lo
Torín a meter a otra montaña al sur de la Su�za de Turnalba
Mi padre con esa su vida que les enseñó mi abuelo de llamada las nubes y ahí fueron peor las penunas; llegamos _en
niño no me dejaba ni jugar con mis compañeritos, recuerdo veranillo; pues en esa sona siempre llovía. y t�níamos qu� baJar
que tenía una bolcita de bolinchas de vidrio y a colores, que como quinientos metros por una gran pendiente y ah1 reco­
había comprado con los cincos que me regalaban las vecinas jíamos el agua; pero el agua se secó y dejába1:1os una ol_la re­
cuando les hacía mandados y un <lía que me encontró jugan­ endo una gota que caía de una roca, para ula a reco1er en
do en el patio de la casa con otros dos compañeros me arrebató cojitarde· por ese tiempo limpiabamos los trastes con un trapo
la
la bolsita y me la hechó en el excusado. Yó a solas lloré por mis que cuá�do estaba muy tieso lo botábamos pues como es ló­
bolinchas, pero no podia hacer nada. Para que no tubiera tiem­ gico no se podia lavar nada.
po de jugar me ponía en las tardes después que hacía las tareas, Así estubimos unos meses socolando y bolteándo; pero se
a barrer el patio y la chayotera que era una área de cuarenta por nos [1-96/p. 8] metió el invierno y esas largas temporales Y no
cuarenta varas, y si no me mandaba a acarrear leña, aúnque en pudimos quemar; por lo tanto para poder sembr8:r algo tubimos
mi casa había un galerón grande lleno de leña picada y que a que apartar la malesa y los arboles y hacer carnles.
veces había que botar por estar comida de comején. No se me
olvidan nunca muchos Domingos que pasaba yó con7a"car-ga Yo recuerdo que para sembrar caña, banano, platano Y
ele lefia al hombro mientras salía la gente de misa, co yo otras cosas, yo bajaba los Domingos a la Suiza a llevar los gran­
ya nera un moso de 1_§__ ::\_ños me daba ·mucha verguenza y desde des cargamentos de semilla, que a la espalda los llevaba tres
u Domiñgo que cortando la leña para llevar a la casa, me horas y media por esa peña arriba, pues por algo le llamaban
hice una gran erida con el machete, mi mamá se enojó mu­ Las Nubes.
chísimo y discutió con mi papá pero fué el ultimo Domingo Ni que decir de las serpientes venenosas que se le atrabe­
que acarré lefia en mi vida. [1-96/p. 7] zaban a uno a cada paso, lo mismo el tigre y los leones bre­
Una vez me fuí a jugar futbol, que me gustaba mucho, en una ñeros que en las noches nos rodeaban el rancho.
plazoletilla donde jugában un viaje de muchachos y pensé en Recuerdo que una vez el papá de mi cuñado nos iva a visi­
regresar antes de las cinco de la tarde que regresava él del tra­ tar a la montaña y porque de camino vió la huella del tigre, se
bajo; pero estando jugando llegó un muchacho y elijo que el devolvió y no llegó a donde estábamos; en cambio yó cometi
tren del Atlántico babia matado una vaca y que ivan a regalar el error; porque un ternero que tenía una vaca que habriámos
la carne, todos resolvieron ir a traer carne, y entonces yó pensé llevado para ayudarnos a la alimentación, que era de frijoles
que llegando con carne a la casa mi papá no me pegaría, y asi y bananos, ese día no lo habíamos recojido y andaba con la ma­
me fuí con los otros a traer dicha carne. dre en unos bananales abandonados empezó a bramar un león
Llegados al lugar del destace, los adultos cojían lo mejor y yó le dije a mi cuñado que al ternero se lo iva a comer el
y los muchachos más inteligentes y yó como era tan tímido león y fuéramos a buscarlo. y me contestó que se podía comer
aguardaba a que me _dieran, pero se terminó la carne y a las todo y vaca, pero lo que era él de noche no salía del rancho
siete ele la noche solo quedaba el cartílago con el bofe y la asa­ yó cojí un mecate y una lámpara de canfín y me fuí a buscar
dura pegadas yó cojí esa manguera y me la heché a la esRal­ el ternero con el cual regresé como a las diez de la noche al
da y contento llegué a mi casa con mi cargamento y todo en- rancho.

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El error mío, no fue en que el león me hubiera atacado
sino que me podía haber matado una terciopelo, o cualquie; verse Conmigo' al cafetal y así estubimos mucho
ven
tiempo, hasta
'�o, una f'mea e
e el viendo que no nos podía separar, d �
otro crátalo venenoso, que abundaban como antes lo dije . Así
pasó un año donde yó tub e que aprender a cocinar, hacer tor­ 1:'�es Ríos y compró otra en Colorado de Turn�lba don�e ah1
lle�ué tam bién. Este señor en una. gravedad fu� . al hospital. Y
tillas, lavar y aplanchar; al cabo del cual salimos desulucio­ una [1-96/p. 10] ironía del destmo, en una visita gue le hice
nados de tener finca, pues aquellos terrenos no servían para na­ :�rió en mis piernas. El quiso hablarme antes de monr, pero no
da y Torín y Pancho volvieron a Tres Ríos a salir de camellos
en los cafetales. lo pudo hacer por haber perdido el habla:
Nosotros seguimos viéndonos durante mucho� años, a�n
Y así segui, hasta que cumplí diez años de miseria ultraje ués de casado nos vehim?s, y cosa rar� rara m� esta muJer
y esclavismo, hasta que un día me revelé y decidí cambiar desp
ra mi fué sagrada y yó cre1a que era la umca muJer que ama­
el rumbo de mi vida y fué un día que volcando sabana en la
finca Quirazú, en las faldas de la montaña La Carpin- [1-96/ b! pero después de casado, compr�ndí que. nunca
_ 1� había q�e­
p. 9] tera, que teniendo las manos despedasadas y sangrantes de rido y que de no ser por la negativa del vieJo, hubiéramos sido
cojer el estribo de la pala que cojí la misma y metiéndola en me­ muy desgraciados los dos.
dio de dos piedras la quebré y me fuí donde el administrador y le En ese entonces fogoso como era, no me bastaba con mi
dije que los tres jornales que se los diera a mi papá, porque quien novia oficial, sino que tenía mis aventuras por fuera, llegando
se iva del pueblo era yó, y que nunca más llegaría a ser jorna­ al extremo modestia aparte yó era fuercero a la hembra a los
lero. Y él me regaló cinco colones para que me ayudara en mi diez y nuev e años tube que salir huyendo del pueblo pues p_or
viaje pués yó no sabía para donde iva. desgracia aparecieron tres mujeres embarazadas a la vez y die­
ron a luz en el mismo mes.
De ahí me fuí a la casa de otro, administrador amigo mío
y me ayudó con dinero y una recomendación para su patrón El padre de una de ellas, hombre respet�?º por su m�chis­
y así fuí a parar al Guanacaste donde inmediatamente cambió mo cuándo se dio cuenta del estado de su h1Ja llegó a m1 casa
la vida económicamente y en todo lo demás también. y poniéndome un puñal en el pecho me dijo: de mi hija no -�e
burla Ud se casa o lo mato y llevándome a su casa, yó le d1Je
Hahora contaré algunas aventurillas amorosas de mis años que era ;obre y tenía que darme tiempo para . prepararme Y él
mosos en mi pueblo, que por cieúo fueron bastantitas. dijo que otro día nos casábamos con la misma ropa, Y yó
Desde los últimos años de escueia nos enamoramos una tenía la única. y entonces me fui a hablar con el padre que era
compañerita y yó por la cual sufrí mucho, aun después de ha­ muy amigo mío y co�o yá es��ba acos�ado me mandó pasar ,ª�
ber abandonado el pueblo. Esta muchachita timida e huidisc1, cuarto y cuándo me vio, me d1Jo Panchito ya se a lo que v�ms,
pasaba muy malos ratos cuándo trataba de verse conmigo, por­ pues en el pueblo había un gran revuel?, por lo que de_c1a. el
que aunque su mamá y sus hermanos me querían, no así su pa­ viejo que me mataba; pues por desgracia pueblo pequeno m-
pá, que no podía consebir que su hija única, consentida y mi• fierno grande.
macla, se pudiera enamorar de uno de sus trabajadores, porque El padre Zúñiga me dijo, t e querés casar y yó l e dije q�e
en mas de una ocación fui peón de él en los trabajos d e sus nó, él me preguntó por qué y le contesté porque no la quena,
cafetales; por tanto el día que yó me animé, pedido por ella, entonces él me dijo, si no la quiere no se case; porqué de la
a pedir su mano para casarnos, me dijo rotundament e que nó, cárcel se sale, pero del matrimonio nó. Inmediatamente yó to­
porque su hija no estaba acostumbrada a aguantar hambre y mé mi determinación.
que yó con mi misero sueldo no la podía mantener.
Un cufiado de ella uno de los que m e maltrataba desde
Un golpe tan fatal, nos desmoralizó a los dos, pero enton­ niño me acompañó a 1� casa cural y de camino m e dijo que
ces por capricho nos veíamos más y a escondidas yó trabaja­ si n� me casaba, él también m e jodía, así cuándo sali de la casa
ba en un beneficio de café, y a las tres d e la mañana llegaba [1-96/p. 11] cural, le dije que a las cuatro de 1� mañana nos ca­
a la casa de ella, le silbaba, ella se levantaba a hacer el d esa­ sábamos y que le dijera a la muchacha que se alistara y que a las
yuno, entonces habría el tubo con toda la preción y se salía a cuatro llegaba por ella.
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Llegué a mi casa y a nadie dije nada; pero a escondidas Esta mujer, era como Popia y créo que padecía de P':r?r
heché mi mudadita, un pedazo de cobija en una bolsa de mani­ . te ·no pues era insaciable, por tanto en la casa donde v1via
gueta y mi cutacha embainada y dejé eso escondido en el corre­ los todibres hacían fila y yó me escondía . al frente en un c�rco
in
dor, e hice que me acostaba y permanecí sentado para no dor­ ciprés y aguardaba que se fuera el último para entrar yo,, a
mirme y a la una de la madrugada cuando todos dormían, quién �iplicarle que me quisiera y ella gosaba y me hacía como quena.
salió queditito y sin decir adiós fuí yó. Cojí la carretera a Car­
tago, pensando únicamente en huir y así llegué a la estación del Recuerdo que una noche, que estaba la mna llorando,
ferrocarril al Atlántico, para abordar un tren que pasaba por .,
e t a la casa, me fuí al cuarto donde ella estaba acostada con
ahí a las cinco de la mañana. No quise llegar hasta la estación y �.�\ombre saqué la niña del rincón de ellos y me puse a pa­
me quedé escondido como a cien varas de la estación pues �e�rla para que no llorara, mi�ntras e� hombre. se iva. :(ó me
me parecía que yá llegaba el viejo y el cuñado, a agarrarme pa­ revelaba, y a veses salía de m1 escondite para nme a rn1 casa,
ra llevarme a la iglecia, así cuando pude abordar el tren y se no volver mas a donde ella, pero le daba v:1,elta a unas �ua­
puso en marcha dí gracias a Dios por haberme librado de esta �ras y regresaba al mismo lugar. E!1 otra ocac10n 1;1e b�sque un
pesadilla. cbilillo de cuero de danta, y enganada me la lleve por. 1:na ca­
Uecilla para castigarla; pero llegado al lugar, me lo qmto J'. me
Vuelvo al Atlántico, otro año de penalidades y otro año sin · a a castigar con el haciéndome hasta llorar. Y as1 segunnos
llegar a mi pueblo porque volví hasta que el viejo había aban­ �asta el extremo que me obligaba a que me casara. con e�la, Y
donado el pueblo y regresaba a su pueblo natal Paraíso con así resuelto llegué a mi casa le dije a mi pal:á y a m1 mama qu�
su señora, su hija y un nieto que a trabés de los años yó reco­ ó me iva a casar, y contentos porque creian que era con m1
jería. �ovia oficial; pero cuando les dije qu� era con Carl?en y no. con
Una de las otras hijas fruto de la aventura de ese año, la Dora mi madre se puso a llorar y 1:1,1 padre m�. d1Jo, que s1 �';
conocí hasta los quince años, que en un viaje a la Suiza de casaba con esa mujer, me desconoc1an co�o h1Jo,_ yo me en?Je
Turriálba a ver a mis padres, me la. presentaron y sin chance mucho y cosa que nunca habría hecho los 1mprop1é: Pero qmso
de negarla porque era la viva imagen de mi m1;1dre. También la Dios que fué cuándo resolví irme a Guanacaste, y as1 ter- [1�96/
reconocí y le ayudé durante mucho tiempo hasta que se casó. p. 13] minó ,mi aventu�·a con esa mujer, a pesar de qu� lo_� �nm�­
Siempre la visito y ya tengo varios nietos con ella y siempre ros meses yo lloraba viendo el retrato de ella y d� rr:1 h1Ja� pern
que llego a verla me dice: papá este diablo va a ser igual a Ud; siempre e tenido carácter recio y así duré un año su� n· a m1 pue­
porque el muchacho es muy fogoso. No así me susedió con la blo y cuándo volví ya mal había pasado_ esa obsec1ón y _la mu­
tercera de ese año, que también tubo una niña. jer que jugó conmigo aunque la seguí viendo hasta. el. _fmal de
sus días, pues la mató el alcohol, para poder ver a �� lnJa, como
Esta mujer se encargó, como enviada por Dios, para que mujer desapareció de mi vida. porque con la viaJadera apa­
1 vengara lo que hice con ella y con las otras, al dejarlas hechas recieron otras en mi vida.
madres y abandonadas por un hombre irresponsable.
' En mi pueblo, como en otras partes hubieron muchas aven­
A: pero si se pagó con preses, lo que yó hice con ella, [1-96/ turas amorosas; y no me explico porqué, por9-ue la pa�·�e eco­
p. 12] porque esta muchacha de catorce años y una morena muy nómica no me favorecía Recuerdo que en cierta ocac10n lle­
bonita en ese entonces se combirtió en una ramera que biso su­ gó un muchacho donde mi y me dijo, que no podía ser t�nta
frir mas de un hogar y a mas de un hombre porque creo que le la suerte mía, que seguro yó tenía mañ�s, o alguna . cochma­
cojió odio a los hombres y quiso vengarse con ellos lo que yó da, que le vendiera porque ten�a una novia y la �uena mucho
había hecho con ella. Se dió cuenta de m i llegada a la casa, en­ y ella a él no, entonces yó me hice el rogado y le d1Je que en e��
tonces a pesar de que en mi casa no la querían y no reconocían · había peligro y que tenía que ser en secreto! él me promet10
la niña como nieta, la arregló bién bonita y me la envió, y como hacer todo lo que yó decía con tal de que le diera el secreto.
por castigo fue viendo la niña y enamorándome de mi hija, y
ese fue el pretesto para volver a donde ella, entonces empieza Después de sentenciarlo bastante, 1�. dije qu_e si 1;1e da�a
mi calvario amoroso con esa mujer, que se vengó y duro en mí veinticinco colones yó se lo daba, me diJo que s1 y yo le d1.1e
persona. que regresara el Viernes. El se fué y yó me quedé pensando

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en lo que me había metido, porque yo no sabía nada enton­ r l mantequilla y el queso, trabajo que en otras partes, lo
ces haciendo suero!, me encontré un pedacito de tub� de al­ 1feguéa a desempeñar. Así estube en el año treint� y nueve, pero
carraza y raspando un poquito lo envolví bien en papel celo­ m ediados de este año, me trasladaron a otra fmca, del mismo
fán y cuá _ndo él ll_ �gara el Vier�es todo contento, y le entregué a opietario, como contratista en los trabajos de campo, y ahí
r
el paquetito, le d1Je que se lo diera en café o en un refresco sin �e hice cargo como una extra de fabricar la mantequilla y que­
que ella se diera cuenta. El caso es que tubo tanta fé que al año so de dicho po- [1-96/p. 15] laco.
yá tenían un nifi.o. Tanta fama cojí que tube que buscarme un Ahí también aparece otra aventurilla, porque conocí una
pedazo gr�nde de alcarraza para seguirlo raspando, hasta el día morenita y chatita en Bebedero, le hablé y como la mamá no
que me fm del pueblo y tube que dejar mi lucrativo negocio.
la dejaba salir, tube que pedir formalmente el permiso para
Un Jueves; no recuerdo la fecha, pero fué a fines de 1938 comberzar con ella en su casa; pero desgraciadam�nte la m�­
que con ilución y a la vez con miedo, porque me lanzaba a un� chacha se me escondía y noche, tras noche despues de cami­
nueva a�entuta, lleudo a trabajar a una provincia muy retira­ nar a caballo dos horas, te_nía que pasar dos hor�s comber�ando
da de mi pueblo y que no conocía. con mi suegro, pues parecia que ella era la novia. Pero yo con
Así cojí el tren eléctrico al Pacífico, llegando a Puntare­ paciencia, seg�í ll�gando hasta que �i�rto día la pude encon­
nas todo contento y lleno de iluciones,. estube paseando [1-96/ trar sola y ahi fue un encuentro des1c1bo, y pude combencerla
p. 14] por el puerto, medroso de ver ese gran montón de agua, pues de que abandonara el hogar, pues la madre la trataba muy mal
no conocía el mar y admirando las vitrinas y negocios de Punta­ y yó sabría que si la sacaba de su casa, a mi me obligarían a ca­
renas, mientras se pasaba el día y en la noche tomar lancha sarme, cosa que yó no quería todabía, pues era muy menor,
rumbo a Bebedero, donde sería la primera tierra de las pampas ella trece años. y así ella un día que la castigo la mamá, se fué
guanacastecas que pisaría. a vivir con una hermana mayor y casada, que vivía en otra
finca, y ahí debajo de un gran aguacero y una tormenta, llegué
Así llegamos amaneciendo a Bebedero, donde un sabanero a dicha finca y me la llevé a mi campamento; _esa noche era
me estaba esperando para llevarme a la finca donde yó iva a tenebrosa y yó con mi cargamento a la polea de mi caballo, atr�­
trabajar. vesé durante dos horas ese sitio o explanada, y con esa rallena
Recuerdo que el muchacho gosaba pues yó nunca me ha­ el caballo se asustaba y saltaba y caía en esos barreales, donde
bía montado en caballo y no sabía como hacerlo y me monte al mas de una vez fuimos a parar los dos, .y llegamos a mi casa
revés y de camino el se puso a galopar y el caballo mío salió todos mojados y hechos una pelota de barro.
corriendo detrás del otro y como yó no sabía montar a caballo Nos bañamos y la vestí con ropa mía porque ella, o no
quién salió disparado por las orejas fui yó, El muchacho riéndo­ tenía ropa o no la pudo llevar y así otro día tube que irme a
se, �e agarró_ el caballo para que me volviera a montar y yó cañas a comprar ropa para ella y utencilios para cocina. Re
le d1Je que si volvía a correr, yo me iva a pié y así paso a paso cuerdo que la primer vez que fué a lavar al río, dejó ir la ba­
llegamos a la finca. Ahí iva a pasar mejor mi vida, pues me dieron tea con todo y ropa.
un buen cuarto y comía en la casa del patrón, tube diferentes Así pasaron varios meses, pero to�·cido porq�e mi mu�h�­
trabajos, y el administrador de la finca, era muy bueno con­ chita, me salió peor que una olla de luerro, y asi en uno viaJe
migo y yó le dije que me enseñara de todo y yó le ayudaría que vino el padrastro de ella de la sona bananera del sur, llegó
bastante; por ue los traba ·os eran diferentes a los de la meseta contando leyendas de la sona y que la plata se recojía en ca­
central y así empezó a ensefíaimeen-las tardes a trabajaren la nastos, e iluso como siempre alisté maletas y dejé mi buena po­
oficina, llegando el día en que él salía tranquilo a pasear a San seción, para irme a la bendita, sona, donde o unico que saqué
José a ver su familia, porque sabía que en la finca todo andaría. fue un paludismo que se volvió crónico, y me duró varios afi.os.
bién, porque yó estaba al frente. [1-96/p. 16]
En dicha finca se le vendía la leche que se producía a un Hicimos maletas, mi padrastro, un cufi.ado y yó y nos �i­
sefi.or polaco que fabricaba mantequilla y se hacía también que• rijimos a Golfito, que apenas se estaba comensando a habr��-,

--
so seco de Bagaces, que así lo llamaban de la leche descrema­ pues había solo un comisariato y unos cuántos ranchos paJ1•
da, y ó ansioso de aprender de todo, también aprendí a fabri- sos y dos o tres casas mal hechas de la Compafi.ía Bananera pa-

54 55
ra sus empleados. Nosotros llegamos de Bebedero a Puntare­ Ahí me mandaron con unos ingenieros a habrir trocha para
nas pero desgraciadamente la lancha Palo Seco, que hacia la el futuro ferrocarriel a sur Así estube algunos meses traba­
travesía Puntarenas, Golfito, salía hasta tres días después de jando al machete y al hacha hasta que una vez metido como
mi llegada al puerto, y aunque la Compañía, regalaba los pa­ era yó con e capatáz empecé a ayudarle en la oficina: un ran­
sajes y la alimentación durante la travesía, tuvimos que pagar chito de palma, entonces él para recomfensarme me puso de
comida y hospedaje en Puntarenas, pero mis compañeros no jefe de una cuadrilla que armaba alcantarillas, demás es de­
tra��n din�ro y yó tube que suplir todos los gastos, y el día que cir que cuando se nos terminaba el agua, tomábamos de los
salio atemdos a que el trabajo estaba seguro, yó gasté los úl­ charcos era caliente y hedionda teniendo pnmero que apartar
timos reales comprando medicinas, para tener medicamento en la nata verde o amarilla, para tomarla después.
la montaña donde nos ívamos a internar.
En la cocina, había un señor o guacho que le hayudaba a
La travesía fué dura, porque la pasada de Punta Llorona la cocinera, y hechaban los sacos de arroz y de frijoles en una
estaba muy brava motivada por una tempestad y que decir gran paila, sin lavar y la cocinaban revuelto, y la mesa eran
de la entrada en la bárra de Zacate en la desembocadura del rio unas tablas largas donde ponían como setenta y cinco platos,
Sier e pues en las dos ocaciones creíqüe has a aM_me la a ·ía y el que lograba comer de primero, comía en plato limpio y los
prestado Dios, pero gracias a él llegamos frente a Golfito donde últimos comíamos sobras, porque pasaban con una gran olla
la lancha ancló como a trecientos metros de la playa donde hechando comida en los mismos platos sin lavar. Uno cojía su
nos desemba1:caban en botes de remo. Una vez en la playa, con plato de ese reboltijo y se iva a unos estañones donde cocina­
las maletas tnadas en la arena y sin, un cinco en la bolsa pen­ ban los bananos con todo y cáscara cojía los que quería y se
sábamos que /haríamos yo les dije que se quedaran dos en las sentaba en un tronco a saborear el manjar.
playa y nosotros, mi padrastro y yó, pues en Puntarenas se
nos arrimó otro compañero. De por demás es decir que una v,ez por semana que nos
daban [1-96/p. 18] sopa había que·sacarle los gusanos que flota­
Salimos al caserío a buscar trabajo y andando entre los ban por.encima-. De jefe de alcantarilleros pasé de jefe de cinco ba­
ranchos encontré un señora de las Cañas, que tenía una fonda rreteras y yó era el dinamitero, y esto lo hice para ganar mas, pues
ahí y que era conocida mía y me dijo que lleváramos las ma­ ahí ganaba siete colones por las doce horas de trabajo. En este
letas y ahí podíamos comer mientras encontrábamos trabajo. trabajo no duré mucho, pués un día que había que ampliar a
Yó me fui a la única oficina que habría y tube la suerte de pura dinamita un cerro y que tenía como cincuenta metros de
encontrar un señor, donde mi hermano Mario trabajaba en su altura, Yo me llené el ceno de cartucho y las bolsas de ful­
casa en San José y me dijo que me daba trabajo por tratar- [1- minantes, amarrado por la cintura y asegurado el mecate a un
96/ p. 17] se de mí; pero nó a mis Compañeros, y nosotros había­ tronco yó bajé agarrado del mecate como veinticinco metros y
m<2_s hecho un pacto como los tres mosqueteros: todos para uno los cinco barreteras habrían hecho lo mismo. Una vez hechos
Y uno para todos; por tanto a pesar de ser un salario muy bueno, los orificios en la roca yó cargando uno por uno cada tiro y
tube que presindir de él y salimos a la calle a buscar vida. los conectaba todos entre sí, para hacer una sola exploción y
estando cargando el ultimo tiro, para subirme y avisar al jefe
Estando en un pequeño muellecillo, que había para des­ que podía dar fuego. Pero dicho señor se adelantó porque él
cargar mercadería, llegó un contratista nica, quién nos contra­ cable tenía como cuatrocientos metros de largo, el subió a lo
tó y de inmediato nos fuimos a la montaña donde tenía un alto, gritó fuego 12�ra que se corrieran los tractoristas y los tra­
campamento para albergar docientos hombres. Los camarotes bajadores que estaban en el fondo; y a pesar que muchos le
estaban en forma de estantes, o sea uno encima d otr.O-Y-YO gritaron que yó estaba en la pendiente, el biso fuego; por suer­
cojí uno de los más altos porque ahí los que no ivan al traba­ te para mi no había conectado el tiro donde yó esta a para­
jo se robaban lo senseres de sus compañeros y así protejería los do, si nó vuelo por los aires Cuándo sonó la exploción, yó me
mios. agarré del mecate viendo a que hora se arrancaba el tronco
A nosotros nos asingnaron el trabajo al sur de Golfito de donde pendía el mecate; pues a mi alrrededor caían pie­
o sea en Purruja ahora kilómetro diez. dras, raíces y piedras.

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Una vez, pasada la exploción yó subí a la superficie y le donde una señora que daba de comer y que luego ésta señora
dije al capatáz que no trabajaba mas con él, entonces Mrs To­ llegaría a ser mi suegra hasta hace tre� _meses que murió Y. por
mas un gringo jefe superior en esa sona, después de regañar [1-96/p. 20] suerte esa señora y su. famil�a me llegaron .ª estimar
al capatáz me cambió de trabajo. bastante. Yó no era un tegedor de hbros titulado, pero si era.atre­
_
vido y acepté el cargo p!·imero p�r n�secida� y segundo at�mdo, a
Así seguí unos meses más y yó con la idea de recojer mas que me enseñaran y asi comence mi trabaJo. Por desgracia para
dinero, que en ese entonces mil colones era un gran capital rní en esa semana comenzó la zafra y en esta �emporad� se o�u­
yó aguanté ese terrible paludismo, para ajustarlos; pero el pa­ paba un personal muy grande, pues esta hacienda tema vanas
ludismo se me hizo crónico y no había medicina para curarlo y i ndustrias y se ocupab� mucho �ersonal. Rec1;1erdo que yó co­
así andube de hospital en hospital, y con cuánto remedio ca­ rnenzaba a serrar plamllas el Viernes; trabaJaba toda lo no­
sero me ofrecían, hasta que yá estando de tenedor de )ibros en che y a veces Sábado ·a las doce del día no podíamos c�men�ar
el Tempisque, entre unas medicinas me en- [1-96/p. 19] contré a pagar porque no había terminado. _ Como �ran vanas fm­
una caja de inyecc10nes eneosolvasán que yó creo eran para ga­ cas que había que pagar aparte, por ser vanas que estaban
nado; pero oostinado como estaba y sabiendo que el salvasán era largo de la hacienda central, se pagaban primero.
bueno para eso, me fuí a Filadelfia a buscar un nica atrebido que
inyectaba y él me dijo que me las ponía pero sin responsabilidad Eran planillas muy complicadas muchos trabajadores p�r
de su parte, yó acepté_ y me puse tres inyecciones, que creo contrato y había que rebajarles comisariato y adelantos de di­
me inmunizaroficontra la malaria; porque a pesar de estar des­ nero, que se les hacía entre semana.
pués en sonas muy palúdicas, nunca me volvió a dar ni esos
terribles fríos, ni esas gran calenturas. El administrador era un señor neurasténico y el día que
amanecía con el jirón revuelto peleaba a todo mundo hasta
Vuelvo a Bebedero a ver mi muchachita; pero torcido co­ por gusto y el primer Vi�rnes que yó serraba planillas, me to�ó
mo siempre en el amor, me dijo mi hermano que se había que­ ser un día de sus malacriansas, y recuerdo que como a media
dado en la finca donde yó trabajaba, que dejara esa muchachas, noche que yó llevaba mi trabajo muy adelantado llegó y em­
pues todos los peones vivían con ella. Sin embargo así y todo pesó a revisar las planill�s, me _hiso algunas pregunta� � como_
me la llevé de regreso y la dejé en Puntarenas, donde una se­ no se las contestara satisfactonamente, segun el, agallo . el h­
ñora amiga mientras yó iva a mi casa a Tres Ríos a ver mi fa­ bro de planillas, lo biso pedazos y lo tiró al cajón �e la b�sura,
milia· pero mi sorpresa fué cuándo llegué a Puntarenas y me ahí quedaba mi trabajo de doce horas de tr�baJo <letras de
dijo Ía señora que desde el momento que yó me fuí ella, cojió un escritorio y me dijo con altanería: veremos si se puede paga1·
la calle y no volvió mas a la casa, ahí terminó esa aventura por­ mañana o nó. Yó pensé inmediatamente, si lo agrraba y lo
que jamás la volví a ver. Cuándo llegué a Puntarenas, yá iva tiraba por encima de la baranda y �hí termil:aba mi trabajo,
contratado para ir a trabajar al Tempisque Hacienda que en o tenía paciencia y sufría para seguu aprendiendo a trabaJai'
ese entonces hera de los hermanos Sobrado G. Me embarqué en todo, porque ahí tenía la oportunidad, por haber tanto va­
en la noche, como a las siete y llegamos a Ballena en la madru­ riedad de las mismas. Opté por lo último y recojiendo los pedazos
gada y como de la finca no me habían mandado bestía, me iva con toda paciencia empecé a pasarlos de nuev� y a las seis de
a ir en carreta que duraba corno doce horas para llegar; pero la mañana fuí a desayunar, y como él comia en la m1sma _
por suerte un muchacho de Sardinal que andaba sacando unos casa, lo en�ontré y le dije que. fuera a revisar mi trabajo, por­
señores a la lancha y regresaba con unas bestias sobrantes, me que si no servía, no seguía trabaJando m�s, desayuno [1-9G(p. 21]
alguiló una y me llevó hasta la finca. Ahí llegué y al ver eso _ me diJo que
y fué a revisar mi trabajo, y siendo el mismo trabaJo,
tan obscuro y tan solo, sentí una nostalgia tan grande; pero estaba muy bueno. y que así era que se hacía. Así iva transcu­
me hice el firme propósito de que yo duraría trabajando ahí y rriendo el tiempo, el trabajo era agotador muchas veces de 24 �o­
por suerte duré como siete años hasta que vendieron los se­ ras diarias, porque yó llegué a ·ser todo, era. pesador de cana,
ñores Sobrado. porque los cortadores y los boyeros trabaJaban por tonela­
Ahí el administrador de la Hacienda me instaló en la das, yó tenía que estar a las dos de la mañana despachando
parte alta de la casa y en su mismo cuarto, luego· me llevó herramientas y aperos para los boyeros, facturando carretas de,

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la finca y ?� particulares que fleteaban a veces se despacha­ Cuando terminó el partido nos invitaron al negocio de
ban hasta cien o mas carretas unas con azúcar, otras con arroz Juan L. ahí a tomar unos refrescos y ahí empesó el adminis­
otras con maíz, otras con frijoles, otras con estañones de miel d� trador a molestar la muchacha conmigo y ahí comenzó una
avejas. y otras con madera. Este comboy se dividía y unas ivan aventura mas, no sabiendo ni ella, ni yó, que iva a ser mi futu­
a Liberia otras a Sardinal otras a Filadelfia y la mayor parte ra esposa y madre de mis hijos.
los días de lancha a Ballena. Así comenzó el noviasgo y unos meses después formamos
También había que facturar la mantequilla que se iva en hogar; como ella tenía tres hijos, yó se los reconocí y les dí mi
avioneta a San José. apellido, una chiquita se nos murió al año de estar juntos, que­
También devez en cuando, cuándo llegaba don Manuel G. dando una pareja que cuidé y crié hasta que dejé a las dos ca­
de Puntarenas a comprar ganado para el Chino Gil o cuando sadas la mujercita me a pagado muy bién no así el varón. De
llegaba Chico Chulo a comprar cerdos eran grandes cara­ (a formada de este hogar, nació primero Antonio, siete me­
vanas de carretas acarreando cerdos para el embarcadero­ sino y con otras enfermedades pero gracias al Doctor Vargas
ª Ballena. la pudimos salvar, pero a los seis meses hubo que man­
darlo al interior a casa de mis padres, para que se recuperara.
También de vez en cuando, cuándo pasaba la zafra salía
yó con el administrador los lunes y regresábamos los Viernes Mi señora muy buena y muy trabajadora, pero demacia­
a recibir madera, marcarla y medirla pará enviarla a Pun­ da celosa y muy brava, y todo el tiempo pasábamos en vivo
taren�s, pero eran miles de tucas de maderas de primera que pleito y mientras dormía en mi hogar, tenía que dormir en la
se vaJaban por el río Tempisque y se amarraban o se¡ que casa grande.
se hacían camastros qué luego un lanchón remolcador las ala­
Mi papá que por ese entonces me acompañaba, me decía
ba al puerto Esto era todo el año Pueden imagina;:se la de­ que nos fuéramos y no le aguantara tanto a esa mujer y fué
f?restación tan grande que combirtió esos sitios en grandes de­
ciertos. [1-96/p. 23] así que corno a los dos años de estar juntos resolví
irme y dejarla y así volví al interior.
Y así en este trajín pase siete años desempeñando todas
estas labores, y atendiendo la oficina. Con una platita que llevaba, me dediqué a trabajar en co­
mercio en la linea vieja, y en un viaje a Guápiles compré una
En la casa donde comía habían varias muchachas solte­ finquita donde me llevé a mi papá mi tío y un hermano. Ahí
r�s y a mi me gustaba la menor, una morenita bastante agra­ no duramos mucho, porque llovía día y noche y una milpa que
c1�da y la molestaba bastante; �ero a una hermana mayor, le había en el terreno comprado era una cría de terciopelos pues
cma yó tan mal, que a veces ped1a agua y les decía: delen agua iva uno a cojer la mazorca cuando las veía sacando ya la lengua.
con veneno a ese Cartago viejo, y un día que estaba moles- [1- Por ese motivo le dejé la finca a mi papá y yó regresaba otra
9?/P• 22] �ando a la menor, la mayor me peleó todo y entonces le vez al Guanacaste, pero esta vez de nuevo a Bebedero. Como
d1Je, que s1 era que estaba celosa y me contestó, que prefería vivir yó llevaba tmus contratos muy grandes y necesitaba una co­
con un perro y no con un cartago, yó le contesté: no escupa cinera, me acordé de mi mujercita que había dejado en el Tem­
para arriba porque la saliva le cae encima y fuén tanta la dis­ pisque y allá volví por ella, porque yó yá estaba combencido
cución que tube que irme a comer a otra parte. de que brava y todo como la única mujer que me podía ser­
Pasaro� los meses y entre el administrador y yó forma­ vir el resto de mi vida.
mos un equipo de futbol, y todos los Domingos salíamos a; los
barrios a compartir el deporte con otros compañeros en uno Llegado al Paso del Tempisque y creyendo que era nada
de �sos viajes estando jugando en Sardinal de Carrillo y como más que llevármela, no me salió a como pensaba porque ella J>
vanas �uchachas nos acompañaban a Caballo en. nuestras ji­ me dijo que si me seguía donde fuera pero casada y yo que(\
ras, ah1 estaba la que me odiaba y me había peleado. Cuándo me había salvado de tantas no tube mas remedio que aceptar
estábamos jugando y con esos soles tan ardientes esta mu­ y todavía a las ocho de la noche de ese día, estaba en la casa
chacha empezó a mandarme al campo limones agrios pela­ �ural de Filadelfia con el sacristán registrando libros para bus­
dos, cosa que me extrañó mucho. car la fé de bautizo de ella, y casarme a las cuatro de la ma-

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fiana del día siguiente. No recuerdo como se hizo, para casar­ Al siguiente año, hice un trabajo de arroz grande y como
me, porque ella aparecía casada con un cuñado. sembró arroz también ese año, me dijo que sem­
1 p rón
at
. Nos, casa�os, cojí sus dos muchachos y las maletas y el [l-96/p. 25] brara mi lote. en sociedad con él y yó le �ije q?e sí y
mismo dia fm a parar a Bebedero y yó con este salto de la 011 la suerte de que el cultivo estaba muy bueno, y cuando 1vamos
noche a la I_?añana mi _:vida iva a tener un gran vuelco, por­ e cortar el arroz, un día me dijo que en cuántas quintales esti­
que esta senora, despues de ser tan trabajadora, era inteli­ �aba yó la cocecha, yo les dije en tantos y me dijo que pasa­
gent �. Ella durante muchos años fué mi brazo derecho, hasta ra a la oficina por un cheque por el valor de la parte mía y
el dia en que empezaron a crecer los hijos y a venir los pro­ ue él lo cocechaba. Así ese dinero me cayó como del cielo;
blemas, �as por las mujercitas, porque de mi hogar nacieron �orque él había pagado todos los gastos. Contándoles a un ve­
cuatro luJos: dos barones y dos mujeres. En la actualidad es­ ci no que tenía una finca frente a la de donde yó trabajo hoy
�a�os separados y yó tengo mi compañeri- [1-96/p. 24] ta: una teni�ndo muy buen ganado, me dijo que me iva a vender un
md �ta ele Guatusa, pues en el momento de escribir estas lineas lote de vacas y unas dos bestias, para que no gastara la pla­
radico en Upala desde hace dos años y medio y mi familia toda ta y como la finca me daba el pasto, le compré el ganado y
está en Sta Cruz Guanacaste. fué la primera vez en mi vida, que pude tener ganado propio.
. Y_a en Bebedero,_ comenzó mi nueva vida, muy pobre como Así iva mi vida mejorando economicamente, pues tenía
iva, yo trabaJaba en el día y en las tardes me iva a picar para bastante sembrado que comer, además me sobraba la leche, el
sembrar arroz y maíz y mi señora a pesar de que tenía que queso y la mantequilla, lo mismo la carne y el pescado, por­
darle de comer a todos los trabajadol'es, se iva conmigo en que en esos años había mucha éacería y la pesca abundaba.
la� tardes � ayuda �me_ �·ecojiendo bast�ra para quema·r y sem­
brar_ otro dra, y asi h1c1mos tamaña siembra. Como yá tenía ganado y trabajaba tanto el Sr. Bermudez
dueño de la finca vecina, me tenía bastante aprecio y un día
. Recuerdo que mi señora lo primero que compró fué una me dijo que yó nesecitaba una finca propia y que me había con­
gallma y como no había gallo me decía que la llevara donde seguido una, de quinientas manzanas, con casa, corr?les y re­
un vecino a hechársela_ al gallo para que pusiera, cosa que des­ pastos y que la vendían en cinco mil colones, dando mil pre­
de luego no hice. Al mes uno de los trabajadores me fué a com­ sentes y el resto a mil colones anuales. Yo le dije que no tenía
p�ar veinticinco _ gallinas y un gallo y un mes después ya te­ el dinero y el me dijo que me prestaba los mil colones para
m� una pareJa de cerdos, y empesé a comprar toda clase de que la comprara Fuimos a ver la finca, que por cierto estaba
ammales, hasta el extremo que parecía el rancho de don Pan­ ubicada donde están los cabinas de la Pacífica hoy día sobre
cho: ahí hab _ ían gallinas, cerdos, 1 venado, un zahino, patos, la interamericana, cerca de Cañas. Todo ilucionado estaba con
carracos, pre 1es, 1 patas, lapas y loras. y Chorchas y chichillotes. la que iva a ser mi finca; porque yó pensaba pasar el ganado y
· Para ayudarme más, contraté con la finca la hechura de la parte de los demás animales y enviar un cuidador y quedarme
mantequilla y el queso seco que se hacía de la leche descrema­ yó trabajando en la hacienda, porque yó con los contratos y el
da y el suero de la mantequilla labor que efectuaba de noche. trabajo extra de la mantequilla, ganaba bastante dinero, y re­
pito, cuando mas ilucionados estábamos mi señora y yó llegó
E 1;1 estos via_jes, porque tenía que ir del campamento mío, a el patrón que había tenido en el Tempisque, que en ese en­
la ha�ienda cammaba mas de una hora a caballo; y mi señora tonces andaba comprando ganado y llenándome la cabeza de
que siempre era tan celosa, no dejaba de pelear conmigo cada humo me dijo que [1-96/p. 26] yó era el hombre que él nese­
vez que salía, porque decía que era que iva a ver otras mujeres. citaba, porque unos señores muy amigos de él nesecitaban un con­
Recuerdo que un día que iva para la hacienda vestido tratista para ir a comenzar a hacer una finca en la sona de Parrita:
de blanco, cuándo me monté a caballo salió al alero de la casa y que ahí había mucha plata y que yó iva a ganar mucho dinero.
recojió un poco de barro y me lo lansó, cubriéndome de barr� Sin consultar con nadie resolví ir a hablar con los señores
de pié:3 a cabeza, y,p me quedé mirándola y pensando µe si a San José. Me dió una carta de recomendación y otro día cojí
me baJaba del caballo la iva a golpear piqué espuelas y la dejé la avioneta en Cafi.as y fui a parar a San José a buscar dichos
más brava de lo que estaba. señores. Sin pensarlo mucho contraté con ellos la boltea de
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quinientas manzanas, y así quedamos de que después de tres
días estaría una lancha expresa que me llevaría con toda la gen­ la ronda, del cerco y caminé y caminé hasta que se terminó
te a Playa Hermosa donde se ivan a verificar los trabajos. el cerco y seguía el sitio, con sus charrales llenos de espinas
así fuí abriendo brecha con mi cutacha con la ropa hecha
Regresé a Bebedero y empecé a hacer loco, a malvaratar f¡ranes y los zapatos rotos, yá no aguantaba a caminar y así
y regalar todo lo que me podía llevar y así comenzaría otra !alí al camino viejo de Cañas-Bebedero dirigiendome por los
etapa de mi vida. cables del teléfono, salí a un potrero y de ahí pude divisar un
Antes de dejar Bebedero, para siempre porque nunca mas pueblito y dirijiéndome a él llegué a Cañas a las cliéz y media
volví ahí, contaré algunas anecdotas que me pasaron. de la noche e iva tan loco que no sabía donde estaba. Llegue
a un negocio y pedí un refresco y unas mejorales y ahí es­
Primero, durante mucho tiempo duré Perdiéndome cada tube hasta que me orienté y me dí cuenta de donde estaba
vez que salía, pues llegaba al pueblo, hacía mis compras y en la Me dirijí a donde un compañero de trabajo: otro contratista
noche cajía el caballo para regresar al campamento, pero ape­ y le solicité un caballo para regresar al campamento, porque
nas salía del pueblo me dormía y cuando despertaba era en la sabía que estarían pensando en mí y él me dijo que si me iva
madrugada dormido en medio camino y el caballo pastando a a esas horas me volvía a perder.
un lado; sino otras veces me despertaba a caballo y frente Así me llevó al hotel Méndez donde comí y dormí.
al negocio de donde había salido, talvéz después de haber ca­
minado mas de una hora a caballo. Como todos los Domingos salía a Cañas a comprar los ví­
veres para que me los mandaran Lunes a Bebedero, con los bo­
Otra vez, un Sábado estando trabajando cerca de la finca, lleros que viajaban al puerto, resolví dejar comprado e irme
le dije a los peones que se fueran para el campamento y que después. [1-96/p. 28]
yó iva a llevar el dinero, porque les pagaba los Sábados des­
pués de almuerzo, porque se ivan para sus casas y regresában Cuando llegué al campamento, encontré la alarma pues
a Domingo en la tarde. Ese día llegué a la oficina y Marcial mí señora el Sábado en la tarde al no llegar yó, se fué a Bebe­
A. en ese entonces administrador de la Hacienda Paso Hondo dero y como no me encontrara, telefoneó a la finca y Aguilúz
propiedad de su suegro Don Flo_rentino C. no entregó dinero envió los sabaneros a buscarme �, los trabajadores míos tam­
para el pago de planillas y después de comberzar de los traba­ bién andaban buscándome pues creían que por la plata que lle­
jos, hice viaje y me fuí para mi campamento y como an­ vaba me podían haber matado. Telefonearon a Cañas al res­
daba trabajando con los peones andaba a pié, y de la finca a gua1;do y contestaron que no me habían visto yó' me fuí a Be­
la otra finca llamada el Artiga! se gastaba mas [1-96/p. 27] de una bedero a buscar mi señora y a avisar a la finca, porque otro
hora a pié yó cojí el callejón que era muy amplío y limpio pero día Domingo habían continuado mi búsqueda.
antes de llegar a la casa yó tenía una picada para acortar dis­ En otra ocación, recuerdo que ya llegando al campamento,
tancia, llegué a la picada y me interné en ella y ya llegando a sentí que una rama me había botado el sombrero, me bajé del
la casa, me dí vuelta sin darme cuenta,_desandando lo andado caballo y empecé a buscarlo, y a pesar de haber muy buena
y llegando de nuevo al callejón yá iva perdido, porque no co­ luna no lo encontré, me bajé del Caballo, lo amarre, y me metí a
nocí, lo cruse me interné en esos sitios interminables, donde co­ los potreros lado y lado de la carretera y nada, entonces mar­
mencé a caminar y caminar. y así a las cinco y media de la tar­ qué con una cruz, el árbol bajo el cual se me había caído. Lle­
de llegué a un cerco que la semana anterior había arrancado el gué al campamento, )e conté a mi señora lo sucedido y con ella
alambre con mis peones. Hahora sé pensé aquí conozco yó: y otro peón, con buenas lámparas nos fuimos a buscar el sorri­
aquí a este lado queda el Ortigal y a este otro el caserío lJrero, pero todo fué en vano, sin embargo otro día a las cinco
el Hotel Me senté a descansar y fumarme un cigarro. y orien­ de la mañana cuándo iva con los trabajadores a las labores, el
tarme mejor. Al rato comprendí la marcha y en véz de cojer sombrero estaba en la calle y en el sitio que se había caído.
sobre el cerco y salir al Ortigal cojí al revez y comencé a andar
de nuevo. Ya obscuro llegué a un portón, para salir a la Estas pérdidas ya se habían efectuado otras veces estando
calle y como a mil metros estaba el pueblito el Hotel, y a e­ en el Tempisque, una noche viniendo de Belén y otra Hendo
sar de pasar todo el tiempo por ahí, no conocí, y cojí sobre para Liberia como con veinte compañeros más, nos hicieron
dormir en el sitio.
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Otra cosa muy rara que me sucedió viniendo de Belén pa­ que lo hice, [1-96/p. 30] cuando llegamos a la hacienda ya esta­
ra el Tempisque, y fué que el caballo que casi no podía caminar
después de una gira de tres días, pasando debajo de unos pa­ ban todos los sabaneros juntos en total ocho con su mandador, y
los de mango y con una luna como el día se me suspendió de ernpezaron a insultarnos, y a decirnos cartagos hijos de tal, y
pronto como si lo hubiera picado una culebra y se me des­ cuantó improperio podían gritarnos, porque en ese tiempo en
ouanacaste no querían a la gente de la meseta central, o cartagos
bocó, yó sentí que me soplaban y tube que cojer fuerte el som­ corno nos dicen y que no servíamos para nada.
brero porque sentía que volaba y sentí un gran escalofrío; pude
parar el caballo como a trecientos metros, resoplaba y tem­ Tanto eran las amenazas y como ya nos tenían rodeados,
blaba, yó quise regresarlo para ver que lo había asustado; pe­ rni primo al darse cuenta que era conmigo la cosa, llegó a una
ró no lo pude obligar, amarrándolo del [1-96/p. 29] cerco, con mi canoa donde estaban las rulas de mis trabajadores, tomó la
foco y mi cutacha en la mano llegué al lugar, escudriñándo todo, rnás grande y una carbura y salió en carrera para donde esta­
pero no encontré nada, esto me volvió a suceder como diez años ban ellos, y yó sin saber a que hora hice lo mismo y los seguí,
después en Bebedero yó llegando al campamento. Jo mismo mi hermano y otros dos muchachos que habían
sido golpeados también, todos armados nos dirijimos al gru­
Otras aventuras de las cuales, no me gustaría hablar, pero po y al llegar venían dos entrando de primeros en cuenta el
tengo que hacerla porque me sucedieron en el Tempisque y :Marcho Fuentes quién Marcos le envió un machetazo, que si lo
luego en Bebedero y después varias veces en la zona Bananera. alcanza lo hubiera partido en dos, en esto venía el capatáz de
En el Tempisque durante un tiempo los sabaneros de la finca, los sabaneros, que era temido por todos por ser un hombre muy
como habían unos muy buenos para pelear, les dió porque to­ fuerte y muy peleador, y viéndolo mi primo se fué directamen­
dos los Sábados se emborrachaban y una vez a si en ese estado, te asia él y le elijo: a voz es al que estaba deseando, y cargan­
empesaban por golpear a todos los que podían, inclusive hubo do con él, lo hizo bolarse por encima de los corrales y salir bu­
vez de lasar un pobre hombre y arrastrarlo. llendo, mientras tanto nosotros habíamos encerrado en el cam­
pamento al resto de facinerosos y ahí mi primo los tubo hasta
En ese entonces estaba un muchacho del interior que me otro día a las cinco de la mañana los dejó salir, para que fue­
decía solo primo y nos veíamos como hermanos, pero no era ran a trabajar; pero sirbió para que se terminaran las corre­
muy buena ficha que digamos, y los Domingos que aparecían rías e esos peleadores.
los hombres golpeados y se hacían los comentarios de los des­
manes de los, sabaneros y que la autoridad un medio chino en Conté esto porque a los años estando yó en Bebedero una
ese entonces, les tenía miedo, mi primo me decía: no hay que noche, llegó a avisarme un señor que me pusiera vivo, por­
meterse con ellos, pero si nos tocan, conmigo la cosa va a ser que un sabanero que había llegado con otros a embarcar un ga­
diferente, pues este primo en una ocación había cortado hasta nado andaba borracho y con una gran piedra en la mano y
la autoridad. decía que era para tirármela en cuanto me viera, yó había sa­
lido a Bebedero con un peón mío ele nacionalidad nicaraguen­
Un Sábado le tocó la suerte a mi cuñado Juan María se, y cuando nos encontramos con los sabaneros veníamos de
pues le dieron una bapuleada del siglo, dejándolo con la ca­ encandilar, benados y para salir al pueblo dejamos los rifles
ra toda moreteada. El Domingo en la tarde tenía que salir escondidos a la entrada del pueblo. El hombre que me busca­
al pueblo pero tenía miedo porque unos de los Sabaneros esta­ ba era el Macho Fuentes el mismo del Tempisque y al ver la
ban bebiendo en el Paso, me dijo que lo acompañara y yó ac­ diferencia numerica y para evitar, resolvimos retirarnos del
cedí, pero antes lo hice que cargara una gran cutacha que él tenía, pueblo, ellos se dieron cuenta después y resolvieron se- [1-96/
así nos fuimos y por tuerce nuestra apenas salimos al pueblo p. 31] guirnos. Por suer te llegamos a donde estaban las armas
venían dos de los mas aguerridos, y apenas nos vieron empe­ antes ele que nos alcanzaran y así Enrique mi compañero las sacó
saron a gritar como salvajes y nos atravesaron los caballos pa­ Y pasándome mi carabina de diez y ocho tiros, él se <lijó una guájil
ra que no pudiéramos irnos pues las intenciones eran las de calibre diez y seis y parandose en media calle, cuándo venían
golpear a mi cuñado otra vez, viendo la cosa perdid�, OP.té yá a cierta distancia les disparó los dos tiros, haciéndolos pa­
que mi cuñado no se animaba, por sacar la cutacha y cargar con rar en ralla y yó para aligerarles el regreso, les largué la para­
ellos, así tubieron que hui r y dejarnos el paso libres; pero para da completa, desde luego al aire.

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A los pocos meses de estar en el Ortigal pasaron la leche­ perarlos cerca del campamento donde se terminaba la calle
ría de Paso Hondo, para ahí y el mandador de los vaqueros sim­ y había un portón, ahí escondí mi caballo debajo de unos papa­
plemente porque yó era cartago, y éramos unos grandes p,en­ turros y me planté en el portón con mi cruceta en la mano dis­
dejos según él la alzó conmigo y me quiso cojer de canasto puesto a soportar lo que tubiera que pasar, si el hombre se re­
de lavar maíz y todos los días a la hora de recibirle la leche, solvía; no les voy a decir que en ese momento no sentía miedo;
porque yó la descremaba, eran grandes discuciones, hasta el ex­ pero por 'amor propio tenía que sostener el punto para ter­
tremo de que un día estando yó dándole vuelta a la máquina, minar de una vez por todas con tanto ultraje y desprecio.
llegó y cojiendo una cutacha y por detrás me dió dos sinchasos Llegado al portón 61 hombre pr.esintió, y hechó el ente­
por la espalda, cotno yó no estaba acostumbrado a eso, nunca nado adelante yó pensé en hablarle y así se salvó el muchacho,
usaba arma, pero cojí una varillita de hierro y me le paré y no pues por la sombra de los arboles no se distingúia yó le diji:
rñecástigó mas. ola Atanacio aquí me vas a sinchonear otra vez ahora si tengo
En la tarde en la hacienda Paso Hondo todo mundo sa­ arma el reculó el caballo y me dijo ahora no puedo pelear con
bía, por medio de él que me había dejado tendido por la cas­ voz porque no traigo cutacha y yó sabiendo que la usaba pren­
tigada que me diera Cuando llegué a la finca todos me decían sada debajo de la albarda le dije sáquela de debajo de la albarda
que había encontrado mi tata y yó decía que sí. hijo de tal, porque lo voy a matar, y con la misma cargué con
Un vecino muy amigo mío y no muy buena persona, me di­ él, pero traía un caballo muy arisco y no lo podía alcanzar, así
jo que si era cierto y yó le conté como había sido, pero que lo tube tamaño rato y el pidiéndome disculpas que dejáramos
yó no tenía cutacha, él se fué y al rato volvió con una cruceta de eso así, porque él no quería pelear conmigo y que lo dejara
las cosas lindas y me dijo que me la iva a vender barata pero, pasar, por fin le [1-96/p. 33] abrí el portón y le dije pasá, pero a
era para que la usara, porque si nó era él el que me iva a mi no mé volvés a ofender voz, porque si en ésta te capiaste en
joder. otra no vas a tener otra oportunidad de salvarte, y así pasó y llegó
Todo contento y sintiéndome mas hombre, amarré mi cru­ al campamento de él, diciendo a los vaqueros que ese cartago hijo
ceta al jinetillo de la albarda y como al trabajo entraba a las de tal lo iva a matar; pero jamás me volvió a ofender y se hiso
cuatro de la mañana, ese día amarré el caballo cerca de donde muy amigo mío. Al tiempo llegó a trabajar conmigo en Playa
yó trabajaba así es que apenas aclaró el dicho hombre que Hermosa.
no dejaba de insultarme, cuando vió la cruceta dijo: esa es La morenita que había tenido ahí, no la volví a ver, por­
la cólera que me da a mí, maricones que andan arma y no se que la mamá se fue a la sona de Golfito y se la llevó y fue hasta
animan a usarla: yó no le contesté nada pero para mí dije: aguar­ · los veinte años después que la encontré en la Palma de Parrita,
date que ya te vas a dar cuenta que [1-96/p. 32] si me animo hecha una gran señora y casada con el administrador de la fin­
a usarla. ca La Flor y amigo mío y fué la última vez hasta la fecha, por­
Pasaban los días y para no arisquiarla no le decía nada; que enviudó y volvió a la zona sur con la mamá en la actua­
este señor tenía una querida en Bebedero y todas las noches lidad está en Piedras Blancas y no se si por ironía del destino la
salía al pueblo a verla, así un día de tantos resolví ajustar volveré a encontrar.
cuentas con él y alistando mi caballo y acentando bien la cru­ Hahora si salgo de Bebedero, rumbo al sur, a un lugai·
ceta en el mollejón, sin decirle, a nadie nada partí para Bebe­ donde no conocía, y que solo por la falta ele experiencia po­
dero. La luna estaba en su apogeo y yó de un negocio, le ba­ día haber hecho un viaje, así tan precipitado, con tanta gente,
laba ojo a los caballos, pues el siempre salía con un entenado, pues de Bebedero salí casi con cien trabajadores, incluyendo mi
y como a las diez de la noche los ví, haciendo viaje, yó me me­ señora, mis tres hijos, Carlos iva de seis meses y las señoras
tí donde el chino josé S. y me metí una cuarta de guaro en de los trabajadores.
ese tiempo todabía no tomaba pero para cojer valor y montan­ Pasé por Puntarenas, para llevar proviciones y herramien­
do mi caballo me fuí a alcanzarlos y me metí enmedio de los tos y ahí recojí mas trabajadores. Pasamos parte del día y de la
dos. Yá ahí el Sr iva incómodo, pero no decía nada y yó tampo­ noche en el puerto y salímos como a las diez de la noche, todo
co porque sabía que si le decía algo se me corría, así como a la mundo se acomodó y se acostó en la lancha y se durmieron,
media hora de acompañarlo, piqué mi caballo y me fuí a es- hasta ahí todo iva muy bién; pero cuando amaneció estába-

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mos a la altura del cerro del Guapinol donde comienza Playa llen ara mucho y yá la marea crecía y de ahí a la boca se duraba
Hermosa. El capitán llevaba órden de desembarcarme en Es­ mas de ,dos ho_ras Conseguí con Chaca que así le decían al señor
terillos pero por 110 dar la vuelta a Punta Mala que gastaba que tema esa fmca un caballo para mi señora y los tres muchachos.
más, me dijo que para llegar a la finca de las Batalla, me que­ El río lo cruzamos con bastante agua y de ahí a los cocos
daba mas cerc� desembarcar ahí y como 110 conocía le <lije que do n de había que volver a cruzar el río, llegamos a los cocos
donde le pareciera mejor, así resolvió botarme en esa playa. como a las cinco de la tarde, y le pregunté al dueño del rancho
La lancha ancló como a docientos metros de la playa, pero un seño�·. Esteler que si la finca a donde iva quedaba muy largo'.
en esa sona el mar es muy bravo y muy peligroso para de­ y, me _d1Jo que como a una hora de camino, y que el camino era
una picada en la montaña a lo largo del río. A esas horas em­
sem- [1-96/p. 34] barcar en bote. Viendo como se presentaba el pezó a cruzarme la gente al otro lado del río pero en un bote muy
panorama, resolví hechar las señoras, los nifios y unos cuatro hom­
bres de los míos muy buenos al agua, con los marineros. Así el bo­ pequeño y en esa labor se llevó corno dos horas La carreta nos
te salió en su primer viaje con catorce personas. De la lancha alcanzó ahí, y pasando la carga en el bote, los bueyes pasaron
en parte nadando y con la carreta de rastra. Otra vez empren­
v[amos c _�mo el bote se balanceaba en las grandes olas, y gra­ de viaje mi carabana, pero ahora de noche enhe la montaña y
cias a D10s que fué llegando a la playa, una ola grandota acra­
rró el bote y lo revolcó. De la lancha miraba angustiado sin po- a obscuras, pues muy pocos llevaban focos.
Con mi señora y las otras dos mujeres yó emprendí la marcha
) der hacer nada, mi señora salió de las primeras con Carlos los y cuando eran como las diez de la noche, y todos me ivan
1 ' seis meses y dejándola bien afuera del agua se regresó a recojer maldiciendo y les dije: ando con hombres y el que quiera se­
' · Íos otros dos Los marineros y los otros hombres se dedicaron
a salvar las mujeres y los otros niños no así las maletas que el guirme qu� me siga y el que no que se quede y fué así que co­
agua las llevaba cada vez mas largo, ahí quedaron sepultadas mo a media noche llegué con las mujeres y unos cuántos hom­
las herramientas de los cuatro trabajadores y otros enseres. bres a un rancho que había en la tal finca y el patrón que
me dijo que en la finca me esperaban con comida para mi lle­
Viaje, tras viaje arriesgando en cada uno de ellos, luchan­ gada, resulta que el pobre hombre ni sabía nada y no tenía
do con el mar que cada rato se ponía más brava, fuímos desem­ comida ni papa él.
barcando toda la gente y la carga que llevava hasta que en Así nos recojimos como pudimos alrededor del rancho para
el último viaje desembarque yó (Nótese que en ese entonces yó descanzar y en cuánto amaneció, ledije que me enseñara donde
tenía apenas veinticuatro años). Ya en la playa me dí cuenta que
no existía ninguna vivienda, que solo en la finca Playa Hermo­ iva a trabajar y me dijo que en la quina y me enseñó las mon­
sa podía consegufr bueyes y quedaba como a cuatro horas de tañas al otro lado del río, así con ésta sería la cuarta vez que
ahí; por medio de un señor que llegó ahí a ver la llegada de cruzábamos el mismo río Tulín. Alcé maletas y con la gente
la lancha, supe que como a una hora de la playa había un se­ que tenía crucé el río para ir a hacer un limpio y una en­
ñor llamado Matilde que tenía unos bueyes, y con él mandé a rramada, donde las mujeres pudieran ir cocinando con lo poco
buscarlo _ par?. que me_ llevara la carga mas pesada; porque has­ que habíamos llevado al hom- [1-96/p. 36] bro, mientras llegaba
ta una Jaba con gallmas, llevaba, también supe que para lle­ la carretas
gar al lugur de los trabajos duraba un día caminando. Ante Poco a poco fué llegando la gente que había dormido per­
tal situación le dije a los trabajadores que cada uno fuera de dido en la montaña y por último llegó la carreta, que se había
sus maletas, cargara con lo que pudiera, calculando dejar solo quebrado e� la noche la jaba se desbarató y otro día recojie­
lo que pudiera llevar la carreta y que jalaran, porque había que ron las gallmas que estaban regadas por el monte Ya todos
llegar a donde ívamos a como hubiera lugar. Así caminando juntos y después ele comer algo, ampliamos el limpio y cada
llegamos a la finca Playa Hermosa como a la una de la tar­ uno se dedicó a preparar su dormitorio por suerte era ele vera­
de, buscando que comer pero no había nada y un rancho que no, unos hacían hamacas con bejucos y otros con orquetas y
e�tª?ª lieno de guin�os cuadrados maduros para los cerdos, que­ . caña brava hacían sus camitas debajo de los arboles. Como lle­
do hmpilo porque m1 gente se los comieron Así almorza- [1-96/ vaba una tijereta acomodé a mi mujer y mis hijos en ella y yó
p. 35] ron con guineos y agua. Ahí me dijeron que tenía que aliji­ me acosté en unas hojas de palma. Al siguiente día como era
rarme porque tenía que cruzar la boca del río Tulín antes de que tanta la gente, puse unos a hacer huecos, otros a cortar ma-

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<lera otros a cortar y rajar palma, otros vejuco y el resto a aca­ Así terminé de cuadrar un lote, y una vez quemado me
rrea; todo y a rojar estillones para serrar el rancho, así el pri­
mer día quedó terminada la cocina y un ranc?o par� �í y tres dediqué a sembrar arroz en los lotes mas bién quemados yo
días después estaba terminado un rancho mmens1s1mo para acate pará en el resto del terreno. Ese año se sembraron casi
campamento de toda la gente, Ya a la gente le había pasado la docientas manzanas de arroz.
cólera del viaje y así entre risas y gritos inauguramos el cam­ Cosa curiosa, en toda esta boltea, no encontramos ni una
pamento; pues uno de los peones había matad? un benado y culebra, en cambio en un bajo que había detrás del rancho del
otros habían pescado bastante, porque �n ese tiempo 1915 to­ patrón donde había sembrado plátano y me dijo el patrón
dabia había mucha casa y mucha pesca ahí y con una gmtarl'a, que lo limpiara, y ahí el día matabamos menos terciopelos y bo­
uñpeine y unos tarros formamos una orquesta y con las tres caraca era de quince crótalos todos de uno a dos metros de
amas que habían armamos el bailongo y así pasamos un buen largo.
ráto alegre en plena montaña. Com9 terminé los trabajos mas grandes y mas urgentes,
Otro día llegó al campamento Pepe Alfaro que tenía una despedía bastante personal, a pesar de que muchos se habían
abra y un rancho río arrib!:l, donde llamaban la Posa de las ido por su propio gusto. Seguí efectuando otras labores [1-96/
Guerras y como pensaba abandonar la montaña, me ofreció p. 38] menos urgentes. Como la finca no tenía salida a la plava de
vender todo lo que tenía y que no podía llevarse y así le com­ no ser por el río, vaquié un camino a la playa e hice un callejón
pré un pilón para pilar arroz, un bote, sacos de arroz, maíz y bastante ancho, construyendo dos puentes medianos en unas que­
bradas y un puente de veinticinco metros de longitud en el estero
frijoles, un lote de gallinas y varios cerdos. También un pe­ que había antes de llegar a la playa Pueden imaginarse las di­
rro de cacería llamado Carriel que era famoso para la casa del ficultades para colocar bigas de ese largo y con un buen grueso pa­
tepescuintle. Entre los cerdos había uno g1:ande y muy gor­
do y le dije a los peones en la tarde que s1 ellos se . encarga­ ra que resistieran !4.pe�o de un D-4 que tenía que pasar por él,
_
ban de matarlo y aliñarlo, que lo podían matar y fue diciendo y con un tráiler. con cien sacos de arroz; éstas biims era de
cortés y níspero, muy pesadas. que tenía que moverlas con va­
haciendo, y ligero estábamos co- [1-96/p. 37'] miendo chicharrones rias yuntas de bueyes, peones y una pasteca; para que este
con plátanos cocinados con los mismos chicharrones. Así fué pa­ puente resistiera el peso de los beículos tube que ponerle dos
sando el tiempo y los trabajos adelantaban a pesar de que en ese muertos al centro.
tiémpo no habían motocierras y los trabajos se efectuaban a ma­
che y hacha Había árboles que tenían hasta ocho metros de Durante ese afio tube que hacer uno o dos viajes a bus­
diámetro en el pié y que se nesesitaban hasta cuatro a�he­ car gente; principalmente para las cortas de arroz. En un
ros para botarlos en un día. Como a los dos meses de dernbar viaje me fuí a Orotina donde recojí varios trabajadores, pasan­
montaña, y sin haber terminado el contrato, m: día u?o de l�s do por Puntarenas y llevando mas trabajadores de ahí. Llegan­
hermanos del patrón, que yá está muerto y qmen tenia al cm­ do a Esterillos empezó como en otros viajes el desembarco de
dado la marcha de los trabajos, sin previo aviso mandó dar la gente, todos se tiraban al bote como si estubieran en tierra,
fuego a las abras estando yó en el fondo de _ los trab�j_os con y yó les di_ie bajen con cuidado pornue van a volcar el vote,
todos los trabajadores. Cuándo ví tal barbandad, le d11e a la y un viejo de Orotina grandote, me di.io: déjelo que se vuelque
gente: sálvese el que pueda y todos nos desbandamos por la y en ese momento otro hermano de dicho señor me decía casi
montaña huyéndole al fuego, reuniéndonos todos en la tarde llorarfdo: Don Toño sálveme a mi hermanito: porque no sabían
en el campamento. Por suerte no hubo desgracias person�­ ñadar, entonces yó le dije: déjelo que se ahogue, no me dijo
les. En la noche crucé el río, y fué a reclamarle la brutali­ que dejara que se voltiara el bote, hahora sáquelo Ud.
dad que había hecho y a decirle que lo bolteado últimamente Empezamos a sacar viejos del agua, y una vez sacados to­
no se iva a quemar bién y el me dijo que no importaba, pero dos del agua, faltaba mi hermano y era que estaba debajo del
él tenía que salir otro día y quería ver una quema de tal vote y cada vez· que hacía a salir pegaba la cabeza en el bote,
magnitúd mas de cuatrocientas manzanas y pegado a una ven­ hasta que una de tantas logró salvarse del vote y sacó la cabe­
tana y en estado de hebriedad, decía que él quería ser como za y entonces se tiró un marinero y agarrándolo del pelo, lo
Nerón, cuando incendió Roma para componer unos versos. sacó porque yá se estaba ahogando.
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De Esterillos, comenzó la caminata como otras veces ha­ eño yá aclarando abandonaron el campamento y vol­
salvadoralma.
bía que cruzar Punta Mala que se duraba como tres horas y vió l a c
había que pasarla con marea seca, porque con marea llena n o En otro viaje q:ue hice a recojer gente fuí al Guanacaste
daba paso, y llegando a los cocos que era donde se crusa- [l-96/ ogí gente de Filadelfia, Paso Tempisq�e y sardinal y así
p. 39] ba el río Tulín, el Sr. Esteller comenzó pasa la gente en el y rec
bote, que por estar en muy malas condiciones, él mismo lo llama­ fl e té otra lancha pero esta vez iva a desembarcar a Jacob donde
ba: el sentate bién. Una vez pasada toda la gente a lo otra orilla el n1ar_es mas cal 1:10 y no había peligro. En este viaje llevaba a
seguimos caminando por la montaña como en otros viajes pero mi cunado Antomo con reguero de guilas una muchacha de
hahora por suerte llegamos de día, teniendo que pasar el río, a onos quince años y otra señora.
pié otras dos veces para llegar al campamento. Otra caminada como de seis horas por entre la montaña
con todos sus amarguras y tropiezos. La cruzada del cerro dei
En este viaje entre la gente que recojí en Puntarenas ve­ Guapinol fue la mas dura, pues era un trillo en la montaña. con
nían varios extranjeros y como a los tres días de llegados una una pendiente muy grande y ahí parecíamos monos subiendo
tarde yá obscureciendo me hicieron una huelga como veinte tra­ agarrado ele los vejucos.
l:iajadores, y era que querían irse a Parrita donde decían que
ganaban tanto y como todos estaban endeudados conmigo, no Habiendo que vajar una madera por el río para embar­
se animaro ñablarme claramente y recurrieron a la huelga. carla en la pl�ya, yó hice el contrato y me comprometí a efec­
Yo empecé a calmarlos con buenas razones, pero ellos empeza­ tuar el. trabaJo; pero tino de los trabajadores que llevava de
ron a rodearme la mesa, armados con sus rulas. y el que los en­ Filadelfrn, me revolvió la gente y de acuerdo con el cuidador
cabezaba era un salvadoreño, y viendo que no los podía comven­ de la finca dijo que él iva a bajar la madera. Yó me dí cuenta y
cer por bién y ahí donde estábamos la vida no valía nada, opté a la mañana reuní toda la gente y les dije que todos eran tra­
por jugarme el todo por el todo y caminando de espaldas entré bajadores míos, pero que Angel decía que la bajaría por su
al rancho y me armé con una cuarenta y cinco y saliendo les cuenta Y con gente de él, que si así era los que fueran a traba­
dije que ahí quién mandaba era yó, y que el que se creyera mas jar con Angel Uds. se apartaran, se apartaron los que ya él tenía
hombre que diera uñ paso adelante. Gracias a Dios nadie lo <lió hablados, y entonces les dije al resto que quedó conmigo Uds
y yo aproveché ese momento de desconcierto para armar a un son testigos de que se van por su gusto, y desde este mo�ento
cuñado mio y otro compañero, con una escopeta y una carabina dejan de ��r trabajado:·es míos y por lo tanto yó reuso a toda
calibre veintidos y así los desarmé a todos y les dije me desocu­ responsabilidad. Ese cha y6 me fuí a la montaña con mi gen­
paran el rancho inmediatamente, entonces unos me dijeron, te y él se fué con la suya al río, y llegando al patio de made­
que como los iva a tirar a la montaña de noche. Les dije que ra empeza- [1-96/p. 41] ra a armar camastros, para tirarlos otro
se quedaran, pero que a las seis de la mañana, no quería ver día con bueye□ al r�o, y comfiados en que el río estaba seco, deja­
ni uno de ellos en el rancho. Una vez calmados todos, le dije ron los camastros sm amarrar, en la tarde llovió fuertisimo el río
a mi compañero, si nos dormimos nos matan y así resolvimos creció mucho y se llevó todos los camastros desvaratá�dolos
velar y no dormir. El campamento de los peones éstaba como y dejando toda la madera regada a lo largo del río Primer
a veinte metros del rancho mío, y como a la una de la ma­ fracas?. Otro día con un bote y la gente se fué a recojer el
drugada mi compañero vió venir un bulto, y llegó hasta la en­ material, pues la madera era muy difícil volverla a reunir. Es­
trada de mi rancho, que no tenía puerta y se paró ahí, enton­ taban en esa lavor y Hendo adelante del bote Juan R.G. y
ces mi compañero lo encafionó por la espalda y le dijo duro para otro muchacho de Liberia, como yá era hora de almuerzo y el
que yo oyera, si se mue- [1-96/p. 40] ve lo tiro, inmediatamen­ alm1;1ercero un muchacho de Grijalba, iva por la otra orilla, re­
te encendí el foco y con la escuadra en la mano le pregunté que ha­ sol�1ei·on cruzar el río, e ir aguardar los compañeros que venían
cía ahí y me contestó que andaba buscando unos sacos para atras, para almorzar todos juntos donde estaba el muchacho y
cobijarse porque tenía mucho frío, y yó le contesté que si para bus­ cosa del destino,. dos buenos nadadores, pues G. era buzo en
car esos sacos llevaba ese gran machete en la mano. Lo desarma­ el Coco de Sardrnal sacando perlas, apostaron a cual cruzaba
mos y lo mandé al campamento y le dije que si se volvía a mover el río coll. un puro encendido en la boca si apagarlo. Como es­
del rancho lo tiraba como a un perro. Este sujeto era el taban en un paredón para no apagar el puro tenían que tirarse

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de pansa, fue G. quien se lanzara, de pri!:1ero; pero �eguro en 1:1bogado ayer, Y son testigos y que lo vamos a enterrar porque
la caída se golpeó el estómago y se und10 desapareciendo en­ 110 podemos dar más tiempo. Así hicimos un pequeño hueco en
tre las aguas que estaban muy sucios y muy creci?as. El com­ 11:1 arena y lo acomodamos, yó me safé la camisa y se la heché
pañero, creyó que era charla y aguardo a -que sa�1er�, pero G: en la cara y comencé a hecharle arena.
salió como cincuenta varas abajo de donde se habia tnado Y ya
ahogándose. Viendo esto el compañero corrfó y se lanzó al a�a Así quedó seP.�ltado lejos de su casa un hombre que
pe­
en el punto donde había salido, y no se v�ó mas, al rato _salie­ reció a ��aao aespués de haber sido un gran buzo y dejando
ron las dos trenzados mas abajo y se volvieron a sambulhr. Al . cuatro h1Jos en manos de una abuela vieja y desamparada y
1:1bí paró tambi�n la bajada de la madera. [1-96/p.
rato y bién abajo salió el Liberiano sólo y yá ahogán�ose. D!ce 43]
que no se explica como logró soltarse de G. porque ya ahogan­ Ese año también había hecho una abra y sembrado
dose los dos G. lo tenía bién apercollado y así el ahogado arroz
cerca de 1� boca del río donde llamaban Limoncito, Don C. S.
desapareció en las aguas del río Tulín. A la alarmo acudió n
y o quenendo sembrar mas, cuándo se recolectaron. las cose­
Angel y los demás peones y empezó la búsqueda pero a la chas, me ve�dió el d�recho y yó me trasladé el siguiente ve­
montaña donde estaba con los otros trabajadores Y me dijo que _
rano a trabaJar en m1 fmca y por mi propia cuenta.
se había hahogado G. y que si le prestaba la gente para irlo
a buscar. Yó reuní la gente y les elijé lo que pasaba, y que co­ Así amplie los trabajos, llegando a tener una abra
como
mo compañeros el que quisiera cooperar que lo hiciera, porque de ciento cincuenta manzanas listas para sembrarlas de arroz.
yó a ninguno obligaba. Así nos fuimos al ran- [1-96/p._ 42] cho Y También sembré plátanos y un bananal para fomentar la cría
varios compañeros del muerto y buenos al agua, se ofrecieron y nos de cerdos, que por cierto llegué a tener bastantes.
fuimos a la búsqueda. Al uien dijo que llevando un guacal, con _Así transcun:ía el tiempo, yá tenía mis vaquitas y mis
un cabo de candela encenaida y hechándolo al agua, donde es­ bestias y los cultivos se desarrollaban muy bien pues son
tubiera el muerto. se paraba. Lo echamos donde se había caí�o ' tie-
rras previlegiadas.
y se perdió el guacal río abaj o y nunca se paró. Así nos . co316
la noche buscando de ramazón en ramazón y nada. temendo En �se entonces �a qompañía Bananera compraba
que dejar la búsqueda para otro día. para suplirlo a sus com1sanato y ayudaban a los pequeños arroz
cultores para que les vendieran las cosechas· dándoles agri­
dinero
Otro día muy de mafíana emprendimos la búsqueda de semillas y sacos. y por eso fueron Don Pedro y Don Luis
S. v/
nuevo y nada encontrábamos yó había buscado otro bote y así rias veces a ver mi ·arrozal, para que les vendiera la cosech
ofreciéndo�� dar m�l:s y sacos y si necesitaba, dinero a
entre los dos botes comenzamos a buscar por todos los este­ para l;
ros. Yá como a las dos de la tarde desilucionados y pensando corta tamb1en, ofreciendome poner un lanchón a la
orilla del
que podía estar pegado en alguna ramazón, o lo habían devo­ río.
rado las fieras marinas. Yá de regreso para el campamento en . Una noch� ?uando el invierno estaba en lo mas crudo, y
un estero a lo lejos vi yó entre un poco de espuma sobre salía lloviendo much1s1mo esa noche como a las siete de
la noche oí­
parte de' la espalda, pues estaba boca abajo. Nos tiramos Y mos unas voces detrás del rancho, y cojiendo la carbu
ra me �so­
entre varios lo hechamos al bote; ya tenía comida parte de la rné, y vi una far:lili � compuesta por una señora mayo
r, una
naríz y de los orejas. � uchacha, dos ch1qmtos y un muchacho, que venían todos mo­
Jados a obscuras y atravesando una montafia donde
Había mandado un peón a Caballo, la víspera a poner un n� las manos. Yó los p sé adelante y les alistamos no se venían
� comida y les
radiograma a San José y a pedir el juez de Quepos. Nosotros chmos ropa seca ya calientes y llen os nos pusimos
llegamos con el cuerpo a los cocos y lo acostamos sobre una tu­ a comberzar
Y me c?ntaron que venían desde Puriscal, que tenía
ca labrada y lo tapamos con hojas por el sol, porque yá estaba de cammar y sm . n tres días
comer porque no traían dinero y que ivan bus­
bastante abombado y descomponiéndose. A las cuatro �le la cando la sona de Parrita para trabajar ahí. Ya Parri
tarde como no llegaba nadie y viendo que el cuerpo se 1va ..a decadencia y les d�jé que la sona estaba muy ta estaba en
reventar porque parecía una bola y muy descompuesto, le d13e quedaran donde m1, q e el muchach podía traba mala, y que se
� jar
a todos los presentes: Uds saben que Juan Rafael G. pereció Y la much. acha le podia ayudar a m1 señora y que conmigo,
?
así tenían
76
77
hogar y comida [1-96/p. 44] todos Se quedaron y comensaron a Así transcurrió el tiempo y en el
últi o viaJ. �e h1.2�
trabajar ahí; para que durmieran les dí un rancho que tenía en la don Pedro D. �- ver el arrozal, en la cruzada mdel i
montaña como a docientos metros del mío. Así estubieron como un hiJ o pues el río estaba muy río ;,u
dos meses, y entonces la muchacha se enfermó, se le dieron las
medicinas y siempre se guía enferma y se quedó acostada en el
f! �il� � crecido y le :�� i��
a
rancho. La señora que era la mamá se v enía con l os chiquitos Yá estando el arroz de corta un
Domin
todos los días a ayudar a mi señora, a la muchacha le llevaban ma con dos pe ones a traer sacos mulas vívego me fuí a La. Pal·,­
como ochenta trabajadores y llevánd re s Ieco,11
los alimentos y la ivan a v er. olos al cam%a!:i!��� ,

�=;� � �=
zamos_ otro día Lunes la corta. Comencé a c 1e

�l hombre que era el compañero de ella llegaba del traba­ la m� nana a las dos de la t�rde comenzó a ll ortar a las ��� f;
jo Y. corno era una alma de Dios, después de que comía en vez la ta1?e un platanal qu� tema frente al ranchover, a las cinc� de
d� irse a cuidar su señora, se quedaba jugando naipe hasta la no­ las seis de 1a tarde tema los botes amarr d o yá no se veía y a
che, muchas veces mi señora lo regañaba para que se fuera a rancho y el arrozal había. desaparecido. u es �el
nfc��:n �! �; ��
1 c

acompafiarla. Así las cosas en un viaje que tube hacer a e ubí al


San José, y estando la muchacha grave, mi sefiora despachó a i1�! ��� g�:C;�, 0 Jos, u nostap esco, porq ue las :a11����
e

. t erneros y otros animal


es ·
Victor que así se llamaba el hombre a que fuera a ver la mu­ De un rn ncho a otro pasabamos en bote
jer y debajo de u n gran aguacero y obscuras se fué para el ran­ cinar, porque todo estaba
c º º no se pod' co ­
lleno de agu� ' p:amos dos dIIaS
puro . banano Y agua . Cuando el agua se !-1 a
cho y dice mi sefiora que al rato volvió y le dijo: Dofia Nina, yó retiró ya t d
créo que Juana pelo rata, porque la moví y no contestó y le perd1do pues solo lodo había por t se hab '
ia
odo lado.
o o

arrimé el oído y no resopla. Yá a esa hora mis dos hermanos y Don Tino E. que vivía mas ha
mi sefiora que eran los únicos que habían en el campamento, ocho de la n oche, cuan do vió la ccasia la boca del río como a las
alumbrados con u na canfinera se fueran a ver que pasaba, y mis en.�} bote y _con u na rula en la mano ay perdida hechó l f ·1 ·
hermanos, como Víctor y Juana dormían arriba en el tapesco , c0J 10. montana adentro, a veces cano una ca;.bura en ia h·:;/ª e,
se decían: trepate v oz yó nó subí voz. en eso resolvieron que se l1abnendo hecl1a así pasó toda l letean I
do y otras andando y
trepara A nibal el mayor encontrando que Juana tenía, varias salir a los Diego; a u n cenito. D: ª��ciendo. puc!o
horas de estar muerta. Así mi hermano la metió entre u n saco :\ :-t� a::1 au�z, .que
e!1 un alto y que no se [1-96/p. tema
de yute, la amarró por la cintura y se la bajó a mi hermano Ma­ cie1:tos sacos de arroz, y como era 46] 11 6 p d nos do­
rio, quien puso l os hombros para recibirla y abrazando la muer­
ta, la colocó en una tabla que había llevado. Así con la muerta en
� 1 r10, tube que acanearlo en mu muy ;�co p:r: ��i!:
las. a Esterillos y una t:i.1: ��=
t n
on u .
u na tabla, regresaron al rancho mío, no sin antes abérseles caído ;:r�a c� n�rnmuchachillo y quince mulas cargad;s, me enserró . la
unas rocas donde llama n quebrada
dos veces en los barriales. Esa noche .pasaron los cua,t · ve- que me IV� a aho�ar Y las mulas de fuego v l
también
1 ándol con_mechones de cera, porqué n o tenía n ni candelas, ni ei, un picada entre unas bisco saqué la cuta�ha ;��
cam ín y los vecinos estaban muy lejos para ir a buscar algo . �:�// 1 f llolares, que hasta que
gr as de spi as. Empecé, a
mulas p��: :�a ��� �i� ye as mu 1 as, unas se me caian subir las
ª e n
Otro día a las seis de la mafiana mis hermanos, le me tie­ IO
. dando con todo y carga ha hí cor y ,sal'ian
ron otro saco de yute por la cabeza, la hecharon en el bote, [1-96/ daban los sacos botados. ta ba los mecates y ah1 que-
p. 45] con una pala co jieron río abajo y la fueron a .enterrar al are­
nal de la playa, llevando como ataúd dos sacos de yute. Otro día Terminados estos trabajos salí par
a n José con una
legué al campamento y encontré que la mamá de Juana estaba Y otra adela�te; porque todo Sa
;:· 1 , lo había p�rdido . Lle��
º
también y las dos chiquitas. Otro día alisté bestias y gente pa­ � s: 0e o m1 �e o
ra sacarlas a Parrita y enviarlas en avión a San José al hospi­ los Artufi�' rui�:s a vei f1a ra se ,había creado sirviendo donde
mama de los muchachos y nos dió
una ca . .
tal En Parrita se me murió una de las nifias, la cual dejé ente­ ara vivir y a mi me
como p��ri. d ieron trabajo en el beneficio
rrada ahí y a la abuela y la otra nieta otro día las mon té en el
avión, recomendando al estuart que pidiera la ambulancia a la La. casa que me dieron e1·a una
ll egada y así se fueron y jamás volví a saber de ellas. 1a l1ac1en casona, v1eJ·a hubicada en
da La Calera.
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Una noche en el beneficio, me tocó trabajar en el troje don­ día pasaba en el monte cerca de la casa y en la noche dormía
de se medía el café en bellota, y como la medida era de diez ca­ en ella. A nosotros no tenían asediada la finca mas de una vez,
juelas y pesaba mucho y el compañero era novato, y para bol­ 110s bombardeaban el cerro, o lo ametrallaban donde creían se
carla yó tenía que hacer demaciada fuerza y padeciendo de una encontraba la gente, y a cada rato las patrullas nos escudriña­
ernia que en la actualidad la tengo por no quererme operar, lle­ b an la finca, pero los patrones tenían un guarda apostado en la
gó el momento en que al bolear una medida no pude porque me puerta dP.l benefi- [1-96/p. 48] cio y como de ahí se divisaba la
cojió un dolor muy grande y quedé inclinado de cluquillas y no finca, cada vez que entraba una, nos avisaba con tres apagonazos
me pude parar. De ahí me alzaron y me llevaron a donde él Dr. de la luz, y fué asi que nunca pudieron agarrar a nadie en la casa.
Este después <le curarme le dijo al mandador, que yó no podía Como las excurciones eran tan frecuentes, resolvimos enterrar a
hacer mucha fuerza, porque en cualquier momento se me es­ Chachalaca con un transmisor y así un Viernes santo mi hPrmano
trangulaba la ernia y que tenía que operarme cuánto antes. Mario y yó estabamos en el cerro en una parte poco visible, bo­
Era comienzos del afio 1948 - mil novecientos cuarenta y Jando pico y pala para hacer un hueco bién grande donde cu­
ocho, y como en esos días se estaba fraguando la revolución y piera un catre y algunos enseres indispensables y pasábamos mi
siendo yó partidario, me mandaron a vivir a la casa vieja como hermano o yó acompañándolo, y con orden terminante de no
la llamaban, porque ahí había un poco dP. hombres rl-96/p. 4 7] llevarlo a la casa, ni llevar a nadie donde él estaba; poraue el go­
viejos y jóvenes que se estaban preparando ahí, y entonces yó les bierno tenía sospechas de que se encontraba con nosotros, por­
daba la comida y les servía de enlace con los dirigentes de la que veían a la señora o parientes entrar a la finca. En la casa
capital. había una cama baúl de esas antiguas, y en una ocación estan­
do él en la casa pensó aue en un caso de apuro esa cama le podía
También me tocaba recibir y esconder las pocas y malas servir para esconderse habrió la tapa, se acamó dentro y vió que
armas que ivan apareciendo. Como a mi no me conocían y no sa­ si cabía bién, pues el señor era alto y grueso.
bían mi color político, de mi no sospechaban mucho y así pasa­
ba los boletines, que luego se enviaban a la Lucha a Don Pepe, Un día como a las cinco de la mañana llegó la señora apu­
Esos boletines los pasaba en bollos de pan, que les sacaba lo de rada que 1� fuéramos a traer, pues le urgía mucho hablar con él,
adentro, acomodaba los papeles, los volvía a tapar y los traía porque tra1a unos papeles de Estados Unidos, yó le dije que la
en la mano; y así de diferentes formas. Un día llegué a la Coca órden ern terminante pero ella insistió y desgraciadamente el
Cola, a abordar el bus, y ese día pensé que llevando los pape­ guarda abandonó el puesto, talvéz por lo temprano de la ho­
les en el periódico la Tribuna, que era el periódico oficial nadie ra Y no nos avisó porque yó accediendo a las súplicas de la se­
sospecharía; pero hace la desgracia que estando en la parada ñora babia ido a traer el Sr a la casa y acababa de llegar a la ca­
llegó un policía a donde yó estaba y comenzamos a comberzar, sa, cuándo oímos que dijeron unos por aquí y otros por aquí y
pues en esos días ya habían matado a Peno Negro y a Rigo­ rodearon la casa, el Sr. se asomó por una cortina y alver la
berto P. cuándo según ellos con otros soldados ivan a traer a guardia, corrió y se acomodó en la cama, mi señora le tendió una
Figuerez. sábana a la cama y ahí ouedó el Sr escondido. Al muchacho
De pronto el policía me dijo, prestame la Tribuna para ver mayor mío, como de diez años, lo encontraron en el jardín y en­
que dice. Yó en ese momento no hallé que hacer, ele pronto le cañonándolo le dijeron que si no decía la verdad lo mataban
dije: lléveme donde alla un excusado por que ando con una gran pero él negó y nos salvó a todos. Entraron como bárbaros a la
díarrea y yá no aguanto, él me llevó y una vez dentro, cojí los casa registrando y desvaratando todo; pero por suerte el capitán
papeles y me los arrollé con la pretina del calzoncillo. que mandaba el pelotón era sardiñaleño y había estado en la
Al rato salí y le entregué el periódico y comentamos las escuela con mi señora y ella lo reconoció y comenaron a com­
noticias y yó lo que hacía era hablar mal de Figueres y de las berzar y se suavisó la cosa, porqué a ella y [1-96/p. 49] amí nos
revoltosos, así hasta que llegó el bús y me fuí tranquilo. Como tenían encañonados en la cocina. Siguieron registrando cuarto por
un mes antes a este episodio me llevaron el grai'!_pr011}..Q.toraela cuarto hasta que llegaron al cuarto donde estaba el Sr. yó abrí
revo uci@, e recor aaoChachalaéa_Rl).fael Sotela p�ra_que lo unos roperos y se los enseñé, en eso un guarda llegó a la cama y le­
cmaaramos, pues estaba -muy enfermo y además lo buscaban vantando la sábana preguntó aue nue era eso y golpeó con la culata,
vivo o muerto. Ahí lo tuvimos unos días en la casa, pero en el mi señora reaccionó y arrebatándole la sabana, la tendió de nue-

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vo y le dijo: no ve que es una cama yó para sacarlos ligero 'del taciones legales. Hice todo lo que pude porque se me diera una
cuarto; pues el señor padecía de asma, les dije que si querían explicación, pero fué imposible, lo que si se yó y lo puedo probar
fueramos a ver los sótanos y así los saqué de la casa. es que el desfalco hera hecho por el jefe del departamento y que
E;i vano es decirle que la casa la dejaron toda desvalija­ era y es cuñado del entonces señor administrador. Dicho emplea­
da deJanonos solo lo que traíamos puesto. Hasta un chancho do tubieron que quitarlo muchos meses después junto con un
hermano mío, quién si se prestó para hacer dichas fechorías y
de barro que tenían los chiquillos de alcancía se llevaron. que como yá eran tan escandalosos tubieron que botarlas a los
Registrando los sótanos, como no encontraron nada se mar­ dos A dicho Sr lo vi unos meses después trabajando de Jefe de
charon Cuando estubimos seguros de su marcha, salió Cha­ un estanco del Consejo Nacional de Producción.
chalaca del cajón, e inmediatamente lo llevamos a la cueva don­ Encontrándome en una situación precaria con mi señora
de est�b? hasta qu� terminó la revolución y pudo volver a su
gran Titanea, la emisora que por mucho tiempo antes de esta­ para dar a luz, pagando casa y sin dinero y sin trabajo decidí
llar �a revolución estubo día y noche trasmitiendo el Duelo a la volver a la zona bananera, pués sabía que llegando a Parrita
Pa�l'la. No cuénto nada de los episodios de la revolución; porque tenía trabajo con la Compañía Bananera.
casi todo el mundo los conoce, Pasada la revolución vino la Conseguí dinero para dejarle algo a mi señora y para los
reorganización del país por medio de una Junta de Govierno que pases del avión. Llegado el día del viaje mi señora fué a despe­
ª. su. :7ez �ombocó a una Constituyente para reformar la Cons­ dirme al aeropuerto. la Sabana. Ahí se encontró con una señora
tituci?n VIgente_ hasta entonces. La Junta de gobierno, gobernó que había sido patrona suya. Comberzaron [1-96/p. 51] y me pre­
por diez Y ocho meses, entregando a Don Otilio Ulate la ad­ sentaron al Sr esposo de dicha señora. Este señor tenía una finca
ministración pública, porque la revolución se llevó a cabo para en Parrita, que estaba abandonada y querían reabitarla Dicha
hacer respetar el derecho al sagrado del sufragio cosa que no finca había sido de banano y la sigatoca la acabó. En el avión
respetó el gobierno del Licenciado Teodoro Picado anuló las í vamos comberzando y resolvimos ir a ver la finca para ver que
elecciones de mil novecientos cuarenta y ocho, cuá1;do el pue­ se podía hacer.
blo P?1: su volu:1tad _ eligió a ;>on Otilio su presidente y Picado Esto fué un Sábado y Lunes regresé a San José a llevarme
le quito la presidencia para darsela al Dr Calderón Guardia ac­ la familia, pues yá iva yó de administrador de dicha finca.
to que no se consumó, porque la revolución derrocó a Picad; ha­
ciéndolo huir a Nicaragua, donde murió. Comencé a trabajar y preparé cién manzanas de arroz;
y el resto lo arrendé y así quedó toda la finca limpia. Reparé to­
Muchos años después sus restos fueron traidos a Costa Rica das las casas y una lechería que había abandonado, hice buenos
[1-96/p. 50] y sepultados de nuevo en su pueblo natal Paraiso de corrales y se pensó en agrandar la lechería. De Jesús María
Carta�o. Terminado la revolución, yá lo único que conseguí fué un se llevaran ciento ciento cincuenta vacas y así se comenzó la
trabaJo en la fábrica Nl de Licores, donde trabajé un año y cría y se fomentó mas la producción de leche.
donde fui.__j�sp�dido porq_ue por estar de brocha, me puse a
llevarle Q.Lhbros a una secretal'la, que e-da15an vacaciones y También hice una cría y engorde de cerdos, una buena
no tenía. quien se las hiciera. granja y la finca tubo un movimiento grande y era mucha la
Me tocó un cierre de mes y desgraciadamente los libros no gente que debengaba sus salarios.
me serraban porque había una diferencia muy grande en los li­ Pasado el movimiento del arroz, seguí preparando y sem­
cores baratos y alcoholes Eso fué antes de veinticuatro de Di­ brando las mismas cién manzanas de ajonjolí y en este trabajo
ciembre, vino el gran escándalo, pero en eso vino el ataque a la ganaban mujeres y niños, por ue en ese entonces abía ma-
Cruz, y a los empleados públicos nos dieron de alta y nos de­ uinaria agricola t o tra a· os · u 1m1n..uales. Así pa-
jaron en servicio activo, hasta principios de Enero del cuarenta s un año y me 10 muy tranquilo, y como el trabajo creía el
Y nueve hasta que volvió la calma. Un día estando en mi traba­ patrón que era mucho para mí y resolvió llevar un cuñado a la
jo departamento despacho de patentados. recibí una carta de finca para que me ayudara y ese fué el acabose, porque yó cono­
la _administración donde se me notificaba que por haber infrin­ ciendo a dicho Sr. sabía que no podíamos trabajar juntos y re­
gmdo un decretó ley de la fábrica quedaba despedido, sin pres- solví irme de la finca y ese fué el acabase para el patrón, por-
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que ahí se terminó todo mis trabajo; porque antes de cinco años delicado yó resolví irme y el señor no quiso aceptar mi renuncia
el patrón había perdido hasta la finca. tenie ndo que irme a escondidos del patrón, el cual cuando se dio
De Parrita, me busco un señor familiar de mi patrón, para cuenta me pidió que volviera a hacerme cargo de la finca, dicién­
ir a administrar una finca a Nandayure. En el lugar llamado li­ dorne que si me iva no volvían a la hacienda ni su hijo ni su nieto,
monal. Llegué ahí y no me gustó la forma de trabajar del nue­ En ésta condición no acepté y me fuí nuevamente a San José.
vo patrón y regresé a San José. Estando en Sa Jo_,;;é, nuevamente el Sr Batalla me habló
En San José me encontré con Aguiluz y como don Floren­ para ue m f"'eraa Esterillas a-hacede una finca. Nuevameríte
tino Castro había comprado la Hacienda Carrisal de Punta­ vue vo a esas costas con mi aiñilia que yáes rñás numerosa y
�·enas, a los señores [1-96/p. 52] G me dijo que volviera a traba­ vuelven las dificultades luchando con la selva y todas sus visi­
Jar con ellos y así me fuí a trabajar de contratisea a Puntarenas. citudes.
La finca estaba muy abandonada en todos los aspectos, Como la finca no salía hasta la playa, tube que abrir un
potreros, cercos, ganado, y la lechería. camino entre la montaña, para llegar a los trabajos, pues yó hice
Como al mes y medio de trabajar para la fin'ca, como con­ un campamento en Punta Mala a orillas de la playa. Ese año
tratista, un día llegó Aguiluz que era administrador general de también hice un arrozal y con mucha dificultad, porque no se
la finca y me llamó al carro donde iva don Florentino y después encontraban trabajadores y el area no ameritaba llevar traba­
de saludarlos y hablar con ellos, me dijeron que fuera a la noche jadores de otra parte.
a la casa grande, porque nesecitaban comberzar conmigo. Llega­ Cuando estaba cortando, mi señora iva a dejarme el almuer­
da la noche fui a la casa y me dijeron que ivan a quitar el admi­ zo y yó le cargaba las bestias y con Valentín el mayor de doce
nistrador de la finca, que era otro yerno del patrón y querían años, acarreaban el arroz a la playa, y esos caminos eran unos
que yó me hiciera cargo de la Hacienda y después de comber,:. gran baneales.
�- bastaote,_me hice cargo y volví a cojer otro puesto de bas­ � �e me alsaron l�s ti:al>aia�es en huelga dejándo­
tante responsabilidad, por estar la Hacienda en tan malas con­ me muclío arroz cortado y sm aporrear. on a señora, el mu­
diciones. chacho y un viejito que le decían guatusero, me puse a aporrear
Después de mucho trabajo, y una organización muy gran­ ese día y así me llevé balando machina de sol a sol y en las no­
de pude salir adelante, al extremo de que el patrón estaba muy , ches con lámparas para alumbrarnos, me ponía a soplar arroz,
contento. Una de las grandes fallas era la lechería, que la pro­ para ensacado y enviarlo por lancha a Puntarenas. En un viaje
ducción era muy bajas cuatrocientos, o quinientos botellas dia­ de la lancha a cargar arroz, tenía que ir a hablar con el capi­
rios y casi todo el tiempo devolvían el producto por ir en mal tán y me monté en el bote que era grande y llevaba diez y seis
estado. sacos los cuatro marineros y yó. Yó iva con botas y espuelas,
A los seis meses con el mismo, ganado subí la roducción a pues andaba a caballo y el mar estaba bravo, ya bastante aden­
dos mil bofél a y_cuando no se vendía todas, yó escrema ~a, tro vino un gran macho de agua, los marineros se lanzaron al
venaia a natilla y elaboraba queso comercial y queso maduro, agua y se alejaron del bote y me gritaban: vuélese porque lo
que vendía a muy buen precio. mata el bote y yó [1-9G/p. 54] viendo la cosa apurada antes de
Mejoró la ganadería al extremo que un día que el patrón que llegara la gran ola me volé al agua la madejada llegó y re­
ll�vó otro yerno administrador de la finca El Volcán, le dijo que volcó el bote volteándolo y dejándolo al garete.
viera que solo en el Volcán no se veía bonito y buen ganado. Los marineros cojieron el bote y lo arrimaron donde yó es­
Así al año la cosa estaba muy bién; pero cambiaron a Agui­ taba encontrándome yá fatal. Regresamos a la playa con el vote
luz y fue de administrador general uno de los hijos mayores del vacío, entonces me desvestí, cargamos de nuevo, e hicimos el
patrón y las cosas cambiaron; pero yó me supe acomodar a la intento, logrando llegar a la lancha con mucha dificultad. Me
nueva administración y asi estubimos hasta que unos meses des­ puse de acuerdo con el capitán y resolvimos dejar la cargada
pués, resolvió llevar un sobrino que venía de estudiar del Za­ para otro día que el mar estubiera mas calmado.
morano para que me ayudara, pero este mucha- [1-96/p. 53] cho En este mismo lugar unos meses antes cuando estaba ha­
llego haciendo loco y era muy tortero y como mi patrón era muy ciendo las bolteas y viniendo en la lancha Cabo Blanco, a

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desemmarcar gente ahí; el mar estaba muy bravo y en el primer Yó le vendía postes rajados a la Compañía bananera y ja­
viaje de gente que mandamos en bote a la playa, este se volcó y •agua (semilla de 9 en los veranos para ayudarme. También com­
casi se ahoga un hombre; pues después de sacarlo, duraran va­ �raba cerdos a Don Pedro D. que tenía el engorde para supfü
rio rato aplicando masajes y respiración artificial para volverlo, Jos comisariatos de carne.
todas las maletas de los trabajadores se perdieron. Como el mar
estaba tan bravo, los marineros no se animaron a regresar a la En uno de los viajes a comprar cerdos a Playa Hermosa,
lancha y yó con el capitán, sin saber si habían habido ahogados, traía mas de treinta cerdos, y como el río Tusubres estaba lle-
acordamos irnos a Puerto Quepas con el resto de la gente. Ahí 110 por la marea, tube que pasar los cerdos en bote. En un viaje
avisé al resguardo por si habí¡m abido ahog�dos. Como llega� se me tiró un cerdo al agua, y cuento esto porque nunca ima­
amaneciendo al puerto, iéomodé toda la gente en un carro de giné que un cerdo nadara tanto. El cerdo calló al agua y la ma­
ferrocarril, de un tren que salía a las cinco de la mañana; pues rea se lo llevó mar adentro, esperé a que saliera pero el cerdo
mas de uno se m e quería quedar en Quepos para irse a trabajar cada rato se alejaba mas de la orilla y llegó el momento que ape­
con otros patrones. nas se divisaba en las aguas, pues iva como a un kilometro de
Llegué a la Finca la Palma de la Compañía, hasta donde distancia. yó seguí mi arreo y como a tres kilometros de distan­
llegaba el tren y ahí emprendimos la marcha hacia Esterillas cia volvi a ver y ví que el cerdo salió a la phiya y en ca­
donde había desembarcado la víspera la gente y recojiendolos rrera se metió entre los majaguillales. Ese cerdo desde luego
seguimos a Punta Mala, esta jornada era como de siete horas de quedó perdido para mí, [1-96/ p. 56] aunque talvéz otro se lo co­
La Palma a Punta Mala. mió después. Cuándo compré la finca donde tenía la casa, el agua
había que jalar el agua ele una quebrada que había al frente de la
_ En este trabajo duré un año, y después compré una finca casa, en un bajo a orillas del camino y había a la orilla un arbol de
en la desembocadura del canal cuarenta y cinco o en parte de ceiba inmensísimo y como a cincuenta varas estaba otro igual y
canal de por medio con la finca La Palma. Ahí busqué a mi com­ por esos los llamaba los gemelos. En las tardes me sentaba a mi­
p¡1dre gm u hicimos una sociedad y comenzamos a trabajar rarlos y a admirar el poder de la naturaleza, pues esos gemelos eran
en agr cultura y ganadería. [1-96/p. 55] centenarios. El señor que me vendió la finca me dijo que tu­
biera cuidado porque en ese árbol que estaba a la orilla de don­
Estuvimos dos años juntos y luego nos separamos repar­ de se tomaba el agua salía una culebra bacaracá tan grande que
tiendo las tierras y el ganado, y así comencé a trabajar en mi nadie se había animado a matarla, y eran varias las que la ha­
finca yó solo, pue / . por estar metido en la política Nacio­ bían visto. Yó mandé limpiar a la orilla de la quebrada y alre­
nal y Centroamericana no se podía dedicar de lleno a la finca dedor del árbol diciéndoles que tubieran cuidado porque a la
como él me lo dijo y fué así como al poco tiempo vendió su fin­ raíz de esos árboles siempre había serpientes. En esta vez no
ca. Esto era por el afio mil novecientos sincuenta y cinco. la encontraron.
Yó seguí haciendo mi finca y a los dos años mas bién com­ Pero unos meses después estando yó encillando un caballo
pré un lote de terreno como de ciento veinte manzanas más que para salir a Parrita, la señora estaba muy brava y regañando
colindaban conmigo. Así duré varios años trabajando con mis los chiquillos, en ese entonces Ligia y Carlos como a _ellos les
hijos, sembrando arroz y haciendo potreros. En ese entonces no gustaba mucho ir a pescar manjarras y barbudos lo mismo co­
había caminos y costaba mucho sacar a vender lo que uno co­ jer camarones en la quebra,da y pensando que la señora los podía
sechaba. maltratar entonces yó les dije que se fueran a pescar. Yó mé ol­
Los acarreos se hacían en carretas a veces, pero la mayo­ vidé de lo� guilas y al mucho rato me monte a caballo e hice via­
ría se hacía en bestias y eran unos pegaderos, que cuando las je y cuándo llegaba a donde estaba el árbol, topé los dos chiqui­
bestias caían en los barriales, costaba quitarle las cargas y los llos que venían de regreso y Caliche me dijo: papá ahí hay.-u�a
sacos salían solo barro y chorriando agua y era asi que cuándo culebrilla, inmediatamente me acordé de la culebra. Le d1Je
valla ense1'1:eme donde está y llegando al lugar ví el animalón,
llegábamos a vender los granos, había que darlos por el precio que 1 o me mató los dos guilas porque estaba engrida casando
que quisieran pagar. un gafülan, porque a éulebí·a estaba estirada a lo largo y ellos
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estaban parados a la par. Los mandé para la casa y en eso lle­ Resolvimos salir esa noche a encandilarlo para tirarlo, pues
gaba un vecino, pero ninguno de los dos teníamos armas y en­ el animal estaba muy jocho y no se dejaba, ver, pero otro día
tonces le dije que si se animaba a que la rnataramos y él me veíamos las huellas del animal encima de las huellas de nues­
dijo que Díos guarde la dejararnos ir. tros caballos.
Cortó dos varillas largas y lé dimos la que pudimos mas por Así lo buscamos varias noches y nada. Una noche resolvi­
[1-96/p. 57] miedo que por valor. La sacarnos y la medirnos� mos ponerle un cerdo de carnada a ver si llegaba Nosotros hici­
nía más de tres metros de largo y unos colmillos cle_más de pul­ mos un tapesco en un árbol y nos encaramamos temprano la no­
g::d
r a. La compañera de esta· semiente la habían matado dos años; che a velar; pero por más bulla que hacía el cerdo, la fiera no
haciéndola tirada con rifle calibre veintidos. En ésta parte de llegó. En la madrugada nos fuimos para la casa y dejamos el cer­
la finca por ser muy baja y a la orilla del manglar había mucha do, pero de este solo los huesos amanecieron otro día. Un Do­
terciopelo y una abra que m e puse hacer la paré y le dí fuego mingo resolvimos buscarlo con perros. Los perros lo alzaron
a los biscoyolares sin sacolar y sin boltear, porque el día que ligero, pero empezó a darle vuelta a un cerro, y nunca lo pu­
menos rnatabarnos eran diez culebras. dieron encaramar, hasta que perdió los perros, pues se cruzó el
Río Tulín y se internó en las montañas del otro lado.
Así transcurría el tiempo y por el año mil novecientos se­
centa y dos llegó el · Batalla y dijo que me f.!le · a.admi­ Otro día Rafael F. _.s:_oJL_dos perritos pequeños y un rifle
nistrarle Rancho Nuevo. y yó le dije que qúe nacía con mi fin­ calibi-e veintidos y de solo un tiro resolvió seguirlo en la monta­
ca y el gana 1tó que tenía y él me dijo que dejara un cuida­ ña. Así ese día en la tarde lo alzaron los perritos; pero pronto
dor y me llevara el ganado y que él me daba pasto. Así me fui obscureció y tubo que amarrar sus perros, para que el tigre no
otra vez a refundir a esos rincones y empecé la lucha, empezando se los comiera, porque de noche no lo podía seguir. Así pasó la
porque la gente estaba mal acostumbrada y no quería trabajar noche en la gamba de un árbol con sus dos perros y el rifle listo,
y llegó el momento en que tube que despedir casi todo el perso­ porque si se dormía se los podía comer el tigre. Así otro día siguió
nal. Yá por esos años la finca estaba muy adelantada, yá habían la búsqueda, pero el tigre estaba ya lejos y no lo pudieron encon­
casas, un campo de aterrizaje. Comisariato, buenos corrales y trar. Volvió a aorrnir en la montaña y al tercer día, como a la
establos. una de la tarde, lo encontraron y después de correrlo un rato,
La ganadería era grande y habían 1mos hatos de ganado lograron encaramarlo en una ramazón que había sobre un arbol
Brahanrna puros. caído Rafael llegó debajo de la ramazón y apenas le veía por
entre la vejucada una parte del estómago. Entonces con todo el
Este ganado puro por su valor había que cuidarlo mucho, valor requerido en un trance corno ese, porque si el animal se
En cierta ocasión ernpesó a perderserne ternJ:)ros puros de un tiraba mal herido lo podía matar a él; pero el tigre seguro por
ato que tenía en un potrero llamado La Quina y corno el po­ miedo a los perros no se tiró y así empezó a dispararle con tiro
trero estaba rodeado de montañas, se prestaba o para el robo y volvía a cargar, hasta que [1-96/p. 59] con muchos tiros en el
o cualquier daño de una fiera. estómago empezó a cornbulcionarse y cayó ctoñcle lo acaoó ae re­
Fue así que un día buscando al fondo del potrero, en una matar. :Co pelo y se 1� ó la piel y la cabeza que era bastante gran­
esquina del potrero, el rnandador de campo se quedó mirando de, lo mismo que la piel, porque ese animal tenía corno un metro y
en el barro y me dijo: mire los terneros perdidos es que se los medio de largo por medio metro de alto. A Rafael todos los ga­
está conüwcL el tig�e y baján onos e los caballos vimos a naderos lo recompenzaron con creses, porque este animal venía
gran huella en el barro. desde Coyolar de Orotina, haciendo daño en todas las gana­
derías. Mi patrón le regaló una carabina automática de diez y
Empezarnos a seguir las huellas y llegamos a las gambas ocho tiros y mil colones, así otros gana-cleros.
de un gran ceibo y ahí aquéllo parecía un cementerio, porque
habían huesos regados por todo el rededor del árbol y era que Seguí trabajando y el tiempo transcurría y yó tenía que
dicha fiera mataba los animales y los arrastraba asta [1-96/p. 58] ver también la finca Esterillos y dar vuelta al ganado que te­
ahí. También había mata.do mchos cerdos de una cría que tenía nían en la otra finca llamada la Esperanza. Una vez tube que
un vecino y que andaban en la montaña. pasar un ganado de La Esperanza al acerradero, o sea a los po-

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1

treros que rodeaban el aserradero que se había montado ahí. prar en los arrozales y enviarlo a la finca, no quería que el arroz
Este ganado era solo novillo grande de engorde. Como este ga­ se perdiera porque el patrón se iva a enojar. Le dije que por el
nado había que caminarlo como quince quilometros sobre la pla­ :momento mandara a vaciar el arroz en la bodega y pusiera
ya, el ganado tomó mucha agua salada y esto cuando el g::mado unos peones con palas a darle vueltas par1;1. que se emfriara y co­
está muy agitado les prnduce una enfermedad y fue �si, que menzara a asolear inmediatamente.
otro día amanecieron varios novillos muertos y otros caidos pe­
ro hechos unas fieras, pareciendo que tenían rabia yó mandé Estos arroces los acarreaba yó en botes o en lleguas donde
pedir un vetirinario a San José, pero nunca llegó Cambié el no había río.
ganado de portrero y duré como tres días quem�ndo y ente­ El siguiente Sábado llegué a la finca, pues pasaba toda la
rrando
- animales pues fueran muchos los que muneron. �n ese semana en el monte comprando el grano, como a las cinco de la
sembré basta te caña en la finca Esterillas y montamos un tarde y lo encontré en el corral con una vaca pura ama- [1-96/
trapiche de bueyes y aecinco pai as grandes. Este trapiche fun­ p. 61] rrada y apenas me vio, me dijo que me iva a mandar para
cionó varios años, pues daoa buéha calidad de dulce. También se que curara la Cli, ue estaba con las placentas atrazadas hacía
puso a trabajar el aserradero que estaba parado, y se aserraba treschas. Y 9 le dije que a C!:!f_ara él, para aprender yó porque él V
la madera para el gasto de las fincas traviesas que se vendían era graduado ó o.Eñtonces me dijo que le a ía 11echo /\
al ferrocarril y monté un depósito de madera aserrada en Parri­ lq_ g----L a 1a podido y no las botaba y que Juan el encargado
ta. Se hicieron grandes bolteas para sembrar sacate y hacer del ganado le había dicho que yó había curado otros casos igua-
repastos. Así marchaba todo bién, cuando a mediados del otro les yó por la vaca y por el patrón, pues la vaca era muy valio-
año llegó el patrón con un muchacho 9-e Cartago y que venía sa, le dije lo que le hiciera y que si no las botaba había que ex­
de estudiar elZamorano: un agrónomo y me dijo que quería traerlas. Por suerte las botó y después le dije lo que tenía que
reorganizar la finca y que como este muchasho vení� recién seguirle haciendo.
graduado lo iva a poner en [1-96/p. 60] lugar m10, que yo queda­
ba con el mismo sueldo y las mismas garantías, para que yó le Como yo vivía en Esterillas y el aserradero iva a comenzar
ayudara al muchacho y lo pusiera al corriente del movimiento a trabajar en un viaje del patrón le dije que mi trabajo era
de la finca. muy poco y que podía ayudar en otros quehaceres y me dijo
Yó con mis hijos y mi señora de muy buena voluntad em­ que suficiente con que le comprara bastante arroz y le ven­
pezamos a ayudarle; pero como a lo� �os meses creyó que yá no diera bastante madera aserrada.
nos nesecitaba y se empezó a esqmmar, entonces nosotros de­
jamos de ayudarle y yá empezaron los problemas para él mas Había que alistar diez mil traviesas para entregarlas den­
con el ganado. Como a los tres meses cruzó un ganado puro tro de tres meses. Un día llegó el patrón y viendo que la cosa
el río, y estando éste crecido s� le ahogaron u:ios terneros pu­ no andaba, se enojó y dijo que era que nadie quería cooperar.
ros, luego se le murió una mula mglesa muy valiosa y ganado de Yó lo llamé a almorzar y una vez que hubimos almorzado le
cría vacuno también se le morían. Así pasaron los meses y como -dije que lo que él había dicho a mí no me cahía porque recorda­
la cosa iva de mal en peor el patrón llegó al extremo de que ra que yó le había ofrecido mi cooperación y él no la había
me preguntaba solo a mi de los trabajos y yó no andaba con aceptado.
él, cosa que a mí me molestaba. Yá en Noviembre de este año, El me dijo que no recordaba y que perdonara, pero que él
llegó el patrón y me dijo que me trasladara a Esterillos y que nesecitaba alistar las trabiezas y aserrar madera de construcción.
me dedicara exclusivamente a comprar arroz; pues había que Yó le dije qu y__ó e_hacía los trabajos que_ uisiera I! · por
comprar todo lo que se pudiera. Me dediqué a comprar arroz y contra o_y_a�í hicim�contratos �OJ'tar y empatial'_ en el
enviarlo a Rancho Nuevo. Como este arroz se compraba húme­ aserradero la m�'ILR,at'a los traviesas, y la socola y voltea de
do había que asolearlo. Cuando llegué el primer Sabado a la cién ec areas, cortando y empatiando primero toda la madera
finca me dí cuenta de que el arroz en la bodega se estaba per­ de construcción. Esta boltea era en una franja de cien metros de
diendo todo por falta de sol y que la bodega olía a puro fer­ ancho, para unir la finca de Rancho Nuevo, con la de Esteri­
mento y yó le dije al muchacho que si no asoleaba el arroz, se le llas y así salir a la playa, evitando cruzar el río dos veces y dar­
iva a perder todo y que aunque la obligación mía era solo com- le la vuelta a Punta Mala, pues esta travesía por la playa era
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muy larga. Estos trabajos los efectué en mes y medio y ter­ bustible. A.si em egr_on lQ.� VJ!iles casi todos las noches y Sába­
[1-96/p. 62] minados estos, hice unos contratos en la finca Poso do y Domingos se amanecía. No necesito decirles- que-hu o
Azul d� un señor Z. Ahí me trasladé otro día de terminados los que domar la gente al estilo del oeste, porque la gente llegaba
trabajos en la finca Rancho Nuevo. con las gran rulas y sus cutachas al baile y aunque se de­
Comencé los trabajos con la misma gente que tenía con­ sarmaban a la llegada, cuándo se armaba un bochinche' salían
migo. Ahí iva todo muy bién; pero mi señora que cada día a relucir las armas y los garrotes.
se ponía con el carácter mas recio, comensó en una peleadera Era cuando el policía entraba en funciones y sobraban los
y yo que no sabía que era un enfermo alcohólico, a pesar
de que yó en años anteriores tomaba muy poco y muy rara vez, bastonasos hasta socegarlos. Mas de una vez hubo que dormir
ahí tomé seguido, aunque trabajando, entonces los pleitos se algunos amarrados de los almendros que habían a la orilla
de la playa, hasta que les pasaba la borrachera. Como las pla­
sucedían mas a menudo y yó creía que tornando licor iva o­ yas eran muy bonitas, empesó a llegar gente de Parrita y Que­
lucionar os problemas, lo qu� acía eni::=-empeo,!1lr. A�í las co­ pos; por ue era el único negocio de esta especie que había en
\ sas un día mi _rñujer arólló maletas y llevándose los h1Jos me
dejó y se fué para mi finca. las playas. As1 Sábados y Domingos estaoa-el ñegocio-neno.
Hice una enrramada grandísima frente al negocio y puse hama­
Yó en la tomadera, un día cojí una avioneta que llegaba a cas y muchas mesas y así resultaba muy confortable para los vi­
la finca y me fuí a San José Busqué la madre del hijo que tube sitantes, que se bañaban en el mar y salían a tomar y a comer·
en mi juventud y del cual el abuelo me quería matar. sta mu­ a la enrramada. Un día llegó Don Fernando V. gerente de la
chacha estaba trabajando en la embajada mejicana, de a 1 a promotora de viajes y le gustó tanto el lugar que me dijo que si
sa Üé y_ mela llevé_a vivir conmigo aaoñqg yó estaba. El hijo bacía unas cabinas el se comprometía a hecharme una excur­
de ambos tra ajaba de peón conmigo y ella quería que nos ción cada mes.
reuniéramos, para siempre. A pesar de que esta muchacha era
muy buena y muy cariñosa, yó nó la pude querer y un mes Comencé a construir cabinas de palma, con solo el piso de
y m edio después iva con su hijo en la avioneta para San José. madera. Las excursiones eran en avión y tenía que ser un mi­
No la volví a ver hasta hace pocos años, pero yá está casada y nimo de cincuenta personas. Me fuí a San José planeamoc; la
muy bién. El hijo de vez en cuándo me busca para trabajar excurción, dejé cincuenta catres comprados con sus respectivos
conmigo; per'?,.- c2,g1__g_él es también Ul) enfermo_ alcoholico y yó colchones y almoadas y ropa de cama para los mismos lo mis-
yá or gracia de Dios no tomo, no. dura commgo porque no lo mo trastes y víveres para recibir tanta gente. Pasé_tod� a Laxa )(
i:lejo tomar. en la sabana y les rogué me enviaran todo lo más tarde Viernes.
Pero llegó la gente de la excurción al negocio y de San José no
,- Enviada esta mujer a San José terminé estos trabajos, re­ había llegado nada. Así las co- [1-96/p. 64] sas Laxa resolvió en­
gresé, a mi finca a tomar poseción; porque me dia cuenta que mi viar un avión expreso que llegó como a las tres de la tarde a Parri- ·
señora andaba vendiéndola. Ya en la finca me arreglé con mi ta. 'n dos trailer y_un Japulín pasé todo a la playa, Cuándo llegó
sefiora y seguíamos trabajando en agricultura y volví a comprar el chapulín, cada turista cojía su catre y se iva a acomodar esa no­
ganado. Así estuvimos como dos años más fuérciandola; pero che muchos tendieron los catres debajo de los árboles. Yó �reí que
viendo que la finca no producía lo suficiente para sostenerla re­ por
solví venderla, yá en esa fecha pasaba una trocha que comu­ _ este contratiempo la gente se iva a enojar, pero al contra-
rio, pasaron toda la noche tomando y bailando. Otro día les
nicaba con la playa. hice un paseo un almuerzo a Punta Mala y los turistas al ver
En ese entonces las propiedades no valían nada y vendí muy tanta be esa e Tana ura eza ivan encantados y las excurciones
[1-96/p. 63] barato. Mi señora resolvió que pusiéramos una canti­ se siguieron bireficando. Como la trocha pasaba largo de la pla-
na en la playa con un salón de baile. Así lo hicimos y montamos el ya, para hacer la entrada al negocio, como eran unos gran
negocio, con una muy buena rocola. Recuerdo que viernes en la fangales tube que empalar mas de docientos metros con ma­
tarde prendía la planta y probé la rocola, eso fué para que ero­ dera muy gruesa y rellenar con arena de la playa para que pa­
pesara a llegar la gente y se armó la gorda porque de Viernes saran los veículos. En estas excursiones llegaba mucha gente
al lunes día y noche parando la planta solo para ponerle coro- de Parrita y Quepos.

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Así pasó el primer verano y yá vino la parte dura en el in­ los orcones la madre y las hermanas gritaban todo el múndo
vierno solo Jos vecinos de los alrrededores llegaban, por no ha­ salió huyendo. Con:í a la c�cina y �ncontré a Óarlos agarrándo-
ber caminos trancitables. se él braso y me 1Jo: papa hay m1 mano.
Como casi todos los muebles y utencilios los havía lle­ Inmediatamente, le puse un torniquete en el braso y otro
vado al crédito, en invierno no hacía ni para los abonos, y en­ en el antebraso porque la mano isquierda había desaparecido to­
tonces empezaron a benir los problemas económicos; pero hay talmente Y despedasada al extremo que no encontramos ni las
iva jalando. El siguiente verano el movimiento era mas grande; uñas. Con toda la serenidad posible, lo envolví en una sábana
porque habían abierto la trocha Parrita-Puriscal, y entraban montándolo en un jeep, que llegaba en ese momento y lo tras­
muchos carros, principalmente de Puriscal. ladé a la Palma. Ahí pedía la ambulancia, que en ese entonces
era un motocar que tenía la compañía para prestar ese servicio.
Ya en ese verano pensaron unos señores en m_g___ntar otro Carlos lleva la cara ahumada e inflamada pués la exploción
negocio-igual como a un kilómetro al este del mío. También en Je alcanzó la cara y el pecho. [1-96/p. 66]
Esterillas Oeste, cerca de Punta Mala montaron otros negocios
similares, ppr tanto el negocio mío empezó a-- decaer, Llegó un motocar y nos fuimos para Quepas al hospital. En
- porque los .
fmca Damas paré para comprarle un refresco porque yá no
visitantes se dividían.
aguant_aba la �ed y el pecho iva demaciado inflamado. Ahí si
Hay que tomar encuenta que fuí .el que fomente el turis­ empezo a q�eJarsé porqu� decía que yá no aguantaba, Llega­
mo en la sona de Parrita y Quepos, porque antes, nadie se ha­ n:os al hospital y desgraciadamente los únicos doctores que ha­
bía arriesgado a meterse en este negocio, por no haber vías de b1an estaban operando y al ver que mi hijo estaba tan gra­
comunicación. ve como a la media hora bajó uno de los doctores y en una me­
Cada vez que llegaba gente del interior siempre íbamos a sa, en la sala de espera, empesó a inyectarlo y a preperarlo ahí
pescar, arponeando con anzuelos, o con bombas de clorato, [1-96/ mientras podían pasar a la sala de operaciones. El esposo de la
p. 65] pues en el estero de Bejuco había mucho pescado. señora que estaban operando estaba nerviosísimo y paseaba y pa­
sea�a p_or la sala, _Y ha?l�ndo; yó le decía que había que tener
Un día mi hijo menor que era el que fabricaba las bom­ pac1enc1a y que D10s luciera lo que quisiera.
bas, no les ponía la mecha al hacerlas, porque decía que que­
daban mas flojas, por tanto una vez fabricados, con un cla­ Estábamos en eso cuando llegaron a donde estábamos con
vo les hacía el hueco e introducía la mecha, que por cierto los el hijo mayor de dicho señor con el dedo pulgar menos' pues
hacía demaciado cortas. pelando un coco se lo voló de un machetazo.
Ese día había fabricado varias bombas y nos fuimos al es­ . Subieron_ P?!' fin, mi hijo a la sala, y ahí me quedé rogando
tero a tirarlas, porque otro día llegaba mucha gente, hecha­ a :q10s por m1 h1Jo. Como a las dos horas salió de la sala de ope­
mos como cuatro bombas y trajimos bastante pescado. Llega­ rac10nes. Le I?regunté que como quedaba la vista y me dijo que
mos a la casa y lo baciamos ( dos sacos) en un planché de un poco de polvora nada más, pero que un oculista se la limpia­
cemento para descamados y destriparlos. En eso llegó un ca­ ba En el pecho, en tres partes le sacaron cáñamo que se había
rro con unos muchachos y empesaron a preguntar que como encrustado. Lo llevé al cuarto; y ahí estube ese día y la noche
se hacía yó empesé a explicarles y dijeron que si no había una velándolo hasta que despertara de la anastecia.
bomba para ir a tirarla y les dije que nó. Entonces Carlos les . Como a las tres de la mañana comenzó a despertar y me
dijo que él tenía una pequeña, de un poquillo de clorato que les nur�b� como asustado. Cu ndo despertó completamente se sentó
había sobrado; yó le dije que dejara eso, que no presisaba yá, los Y muandose la mano, se puso a llorar y me dijo: hay papá que
muchachos insistieron y él sin hacerme caso se puso a preparar es rac11;t que voy a hacer con solo una mano. Parn na dej
la bomba. Empezó a hacerle hueco con un clavo y como no po­ acom leJarse, con m1_ dolor le contesté: no sea pendejo a Ud
día buscó un desatornillador y lléndose a la cocina empezó a gol­ 10 le a a a o a esa mano no _le hace falta. A las seis cuán­
pear el desatornillador en el piso. Con el roce y los gol­ d? nos levaron el desayuno le dí el asafate y lo hice que se sir­
pes el clorato se calentó y cuando de pronto se oyó el estalli­ viera. Al rato me dijo, papá quiero ir al interior y le contesté
do de la bomba. Todos salieron como locos, Toño se daba contra

94 95
{/u;-¡u
igo. A las siete llegaba Se fueron dejáf!cdome en c�ía <le dos perros murién­
valla solo, acaso antes tenía que ir conm m re, los he ;r1anos dome, J'. yá coi(él delíriun _1:eme . Sólo, despreciado ; abando­
la ��
el tren de Parrita y sabía que ahí venía c10n y les d1Je: na­
;
nado, sm un cmco en la olsa y con el negocio cenado. Así
y amigos que te ía mu h s. Lleg ué a la esta
e�tu?� como un, mes, los veci nos me llevaban algo de comer y
o
que empiese a llorar l? saco a pata­
n c
da de llantos, [1-96/p. 67] el c�garnll_?s y algun, trago de vez en cuando para que me compu­
acon_pleJar�. Entonces
das y así conseguí que mi hijo menor no �e mmediatament� a siera yo no dormia, apenas cerraba los ojos empezaba a ver
tenía diez y ocho años. El salió del Hospital, ede llanta.§_ chapulm, monstros. T�nía, q.ue leva ntarme, encender luz y así pasaba
un tra tor
escondidas se iva a practicar, cq_
c
n
a_j;:i- con todª- clase de esas noches mtermmables, pensando y pensa ndo tonteras a ve­
y é así úe gracias a Dios hoy día trab 1en sol d� _ c � n u n� ces me ponía a llorar de ver mi desgracia y encontrar�e tan
maquinaria agrícola y de �ransporte, tamb n o podnan hacer yo abandon_ado. A ve?es no me a nimaba ni a salir del c uarto, pues
m no, ace l o que muchos con ? d s man o s
desm ralic é omp letam ente , por ser el los nerv�o� los tema d�strozados. Un .flíª-.Yá cans_ado de leer, g_ue é)
eó n este accidente me- o c
á sin tr l y sin era lo um co que podia hag_er me dormí al amanecer me <les-
hijo mas querido ; empecé a tomar licoro, � �
_ filo_a las siete de la mañana y me senté en la enrrama- j
co o
o al h h , la pnm era vez, p ·
darme cuenta que era un enferm .
co co
o parar y da a m_!_rar el r:nar y pen sar, porque no m e animaba a tomar nin­
duré casi seis meses tr a baja nd o y t oma n d o , quen end
gtñia"'determinación. De pronto oí a la chiquita Isabel riéndose
v
. sí seg í como �n
no podía, hasta que 'tube que guardar cama �a y asi? el negocio detrás de mi yó contento pensé: seguro anoche vinieron a verme
año y medio mas, paraba y a los mese s s egm
yó no t_?mara escon­ y como estaba dormido no me quisieron despertar, corrí a bus­
iva en decadencia, porque con tal de que er. Cuan do enterra­ carla y no había nada. Al rato volví a oir la misma risa, volví a
dían todos los licores y preferían no vend buscando mucho, lo­ buscarla y nada, entonces me fijé en la arena y ví que no habían
ban todo en la arena y yó después d e an d ar
condía bién en, otro
huellas. Ento;11ces pensé inme diatamente que me estaba volvien-
graba hacerme con una botella, iva y la es s andaba detras de ?.º loco. Haciendo u n gran esfuerzo llamé los dos perros y co ­
lugar, pero I sabel, que tenía como ocho añ botella, Y esos eran
o
r baba la _ Jiendo una rula me fuí para otro ra ncho donde tenía un cui­
mi y siguiéndome las huellas me o
dador Y llegando me dieron café y me puse a volar machete
no encontraba m1 me­
l os pleitos cuando iva a mi escondite y era un enfermo, su­ para ver si sudando bastante me podía componer. De ahí salí
dicina. Como en ese entonces no sabía que me vieran orracho bañado en sudor y no podía yá ni trabajar. Me fuí al rancho de
fría mucho, porque me daba vergue n za que �
ver que p odia parar otra señ?ra que vendía contraban- [1-96/p. 69] d o. y le dije que
me enserraba en el c uart a llora r d e no
o
cio por u a e nfermedad ,
me vendiera un trago, me dijo que si me conseguía el trago, si me
y le pedía a Dios que me cambiara el vi en camb�io al borracho tom�ba una sopa negra, porque sabían que c uando estaba así no
ya que al enfermo le tienen lásti ma y
mos que era emfer- podia c �mer nada, así pasaron �í- �s o semanas. Me dió el trago y
todo mundo lo desprecia. Como no sabía que era emfermedad - me comi la sopa. Al rato me COJIO un gran sueño y acostándome
os de ían
- , medad, mi señora y muchos amigreme.9?10s con hech1ser .
os Y. bru­ en una tabla, me dormí hasta las c uatro de la tarde. Me des erté
esam s a busc ar
�l (J altif icial y emp o . h�ciendo y esta dormida · · o uch_o bién._Me dieron otro trago y de
de bebe is y c chm ad s y
fa jas y así tomé imfinidad_ � �
d o o
en s ?e 1nscen- comer y estu � combersando con ellos hasta que obsc ureció.
tnego§ y enterrando cochmadas y haciendo saum
o
que se l� evav an l s 1:11 ! E; de co­
s Me fueron a deJar al negocio, porque no me animaba a irme so-
(J so, pero nada valía, lo único era
o
7 ¡ Iones. Para dejar de tomar, probé cambia ndo de rehg10n: nada lo. E�tubieron un rato conmigo y después se fueron. C.uando
J q�ede solo, al mucho rato empecé a oir la rocola, pero con un
valió. [1-96/p. 68] d isco �ado La rocola hacía, mas de un mes la había envia-
, y llegó un mo­
Así las cosas los problemas se agravaron do_ a reparar a San José y sabía que no había venido siempre
ó, l s hij s se habían ido de la
mento en que mi' señora se cans COJÍ las llaves y abrí el negocio, pero la rocola no estaba ahí.
o o

casa a trabajar a las fincas,


pues lo s tres son operadores de Cerré y me volví a sentar en la enrramada. Al rato volví a oir la
máquinas. rocola Y el mismo disco, vuelvo a ir a ver y nada entonces si
trailer, los ca1 ­ comp;·endí qu� me �s t�ba volviendo loco. Como sie�pre e c réido
Un día llegar on con un c hapulín con dos n las dos c hi­: e;1 D10s, hab�·1 la Bibha y me pus e a leer e i nmediatame nte sen-{¡
garon con todo lo que pudieron y se la lleva r on co
_ / /)
ado un l ocal, para ti un gran_ ahv10 y leva ntándome tomé un vaso de agua en nom- /'\
quillas para Parrita, donde le ha�ían busc bre de D10s. - - ·
que ella pudiera instalar un negoc10.
97
96
'.. Me fué cojiendo un gran sueño, entonces salí en carrera y
apagando la planta me safé las botas y con todo y rop� me ac?s­ truyendo en Quepos, alistar la madera que se le vendía a la com­
té durmiéndome hasta otro día a las siete de la manana. Sin­ pañía.
tiéndome mucho mejor me puse a alistar ropa unos pJ:!peles Además se aserraba a particulares y se vendía madera. Tam­
p�a irn;ie para _San José, J;mscando_� mJ ma�ª,_ pa�a compo��rr�e én había una fábrica de Blook y había que fabricar para todas
líién y orientarme, para ver que hacia con el negocio y seguu tia­ b i
bajañdo yo solo. esas construcciones y para la venta. Yó comenzaba a despa­
char camiones desde las tres de la mañana y a veces a [1-96/p. 71]
Ese día yá muy tarde pasó un chapulín cargado de �rroz media noche estaba recibiendo materiales que venían de San José.
y les rogué que me llevaran a Parrit�. Así llegué y como ?º sa­ Ese año se sembró mucho arroz y también un cañal grande.
bía donde mi señora tenía el negoc10 y era de noche, cn�zan­ Aguantando el mal trato del señor que por cierto resultó ser bas­
do unos solares entré por la parte de atrás sin que se �1eran tante malcriado, pasé el primer año, y como me había ofrecido un
cuenta y me acosté en el cuarto de mi señora. fl rato lleg? I�a­ sueldo y un porsentaje sobre utilidades y no me cli:6 na-da, re-
bel y yó le dije que le quitara plata a su mama y _me . consiguie­ o! ' ·tme aei-tral5aJo, pero nos pusimos de acuerdo y me quedé.
ra un trago y que me diera de comer, porque hacia -�1empo que Yó viajaba de vez en cuando a Parrita a visitar mi señora
no hacía. Fue y me trajo el trago y [1-96/p. 70] me d10 de comer. y los chiquillos que yá tenía, catorce años y la otra once. Lle­
Ahí estube recuperándome tres dias, al final de los ?ua­ gaba los Sábados en la tarde y regresaba Domingo en la ma­
les me fuí a San José. Ahí fuí y le busqué venta al negoc1_0 Y drugada.
un inmueble que valía con todo y movilario, lo más de docien: Sigió el mismo movimiento y Ud trabaja y trabaja. Y Ud
tos mil colones, lo rematé en cinco mil colones, en un pa�are aguanta al Sr, al final de ese año se me casó Ligia quedó la se­
y que se hicieran cargo de unas cuentas por valor de treinta ñora con Isabel. La señora del patrón me dijo que porqué no
y cinco mil colones. me llevaba la señora para la finca y m e hicieran una casa de
Este pagaré lo desconté y me fuí a sembrar arro_z al Jico- blook. y. la señora vendió el negocio y se fué conmigo. Como al
te, en unas bajuras terrible�y_lln s�ncudero que babia que�I. año yá con ganas de irme porque no me cumplió nada de lo ofre­
familia de danto para aguantar. A 1 estube cinco meses deste­ cido, un día llendo para la otra finca a curar un ganado, el en­
·rrado viviendo a lo perro y también perdí la plata. cargado de la lechería, como yó tenía prohibido las borracheras
en la finca, mé dijo que estaba de goma y que le diera permiso
Regresé a la casa de mi se_ñora 7 ahí est1;1?e como un mes para irse a tomar un trago porque estaba muy nervioso para
_
y en eso llegó un señor muy amigo m10 .Y. me d1Jo, que el he�ma­ trabajar el ganado yá tenía yó mas de dos años de no tomar
no de él nesecitaba alguien que se hiciera cargo de la finca, un trago pero ese día le dije que fuéramos a la cantina para to­
porque t�nía demaciado que hacer y estaba muy enfermo. Me marme un refresco. No se a que hora ni porqué pedía en la can­
fuí a ver a dicho señor y después de comversar mucho,, porque tina licor para los que ívamos. Los sabaneros se fueron a curar
él me conocía bien, nos pusimos de acuerdo y dos d1�s d�s­ y yó quedé tomando. En la tarde telefonearon al patrón que
pués, estaba trabajando e_ n su finca en Quep?s. Este sei-�?r tie­ mandara llevar mi caballo, porque yó estaba durmiendo una
ne un carácter muy rec10 y mas de una persona me d1Jo que gran mula.
no duraba ni un mes, trabajando con es� señor, porq�e por su
carácter y la manera de tratar los trabaJadores le pusieron por El patrón, llegó en su carro con un peón, para que se lle­
mote: Pulga de Tigre: Com�ncé a trabaja1::_, y fué muy duro org�­ vara el caballo y a mi me hecharon en el carro y me dejó en mi
_ casa.
nizarse, porque aunque la fmca era pequena, teman �ucho movi­
miento· ahí estaba instalada una bomba de gasolma, un ase­ Como a las cuatro de la mañana me desperté loco y me fuí
rraderd, lechería, Comisariato, trabajos de agricultur� y gana­ a abrir la bodega, pero el patrón yá estaba cargando el camión
dería También el patrón tenía contratos de constru?c10n , de los
de materiales. [1-96/p. 72]
cuadrantes de la Compañía Bananera. Había que alistar la ma­
dera de esos cuadrantes, de un Hotel grande que estaba cons- Me quedé ayudándole, y cuando terminamos, le dije que me
daba mucha verguenza lo ocurrido y que me iva a ir. No me
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contestó nada, pero me fuí al pueblo, busqué casa y otro día Toda la vida había deseado conocer Méjico, y aunque a ve­
llamando un hijo de él, que había llegado, le dije que me iva y ce s tune mero, a1vez por mi activiclaa alcoh-ólica nunca pude
que viera lo que cargaba, pues no llevaba nada de la finca. Así i r y Y_Ó esta!ldo dentro
, en eldel programa pude ir, y a�í hice viaje.
llegué a Quepas y seguí tomando, como a los ocho días muy des. Est11:vimos siete dias Distrito Federal y siete días en Gua­
moralizado y emfermo como estaba, me sente en la sala a me. da laJ ara. El viaje duró quince días con el día de regreso.
<litar y pensar lo que tenía que hacer.
l;ué un viaje maravilloso, ahí pude conocer a grandes per­
Pasó el padre Guido, un muchacho de unos treinta años, .s o n ahdades y muchos artistas de cine que eran emfermos y
lo llamé y le dije que quería comberzar con él para que acon. estaban dentro del programa.
sejara. Me dijo vamos a la casa cural. I.J..egados ahi e dijo
que le contara mi vida desde pequeño y después de habla1'-.C mo Gracias al programa, asistiendo a comvenciones: prime­
uña hora con él me dijo. Viejo yó no puedo hacer nada por voz, ro en San José Costa �ica, � Managua Nicaragua y a Tegusi­
e úñi"co-que e ae-de-ayudar, ellos tienen una agrupación que galpa Honduras y a amversanos de grupos de otros países ' hoy
se llama alcoholicos anónimos, y voz sos un emfermo alcohólico. conozco desde Méjico hasta Panamá.
Llegué y le conté a mi señora lo que me había dicho el , l!na cosa muy curiosa, cuando estaba en la actividad al-
sacerdote y que de verdad yó era un emfermo porque a mí no 9ohoh ca '.1unque amenudo habían problemas con la señora, hahí
me gustaba tomar y que sin emvargo a penas me tomaba la pri• ivamos tuando; pero c11ando conocí el programa y me volví res­
mera copa, se me despertaba una sed de beber alcohol, y no po. pO!)Sable,. �os prob�emas con la señora se agravaban más y cuán­
día parar de tomar, le rogué que me acompañara a la noche a d� los �i3os cresieron, los problemas se agravaron mas. Ese
Boca Vieja donde vivía el zorro, que así le decían al Sr. Como ano paso como otros trabajo y mas trabajo así como al año
había hecho todo lo habido y por haber para no tomar, ví que tres meses, llegó el hijo mayor del patrón a' manejar la finca
era mi tabla <le salvación y así llegué a la noche El señor ape• lo _asesoré �nos meses_ y luego me fuí a San José llevándome 1�
nas le dije a lo que iva llamó otros dos compañeros alcoho• senora Y m1 muchacluta. Las dejé [1-96/p. 74] viviendo en De­
licos anónimos e hicieron una reunión para mí y empezaron a sa�parados y me fuí al Guanacasta a vender ganado puro con un
explicarme lo que era el programa de alcohólicos anónimos y senor, que hera un gran vendedor; yó no lo conocía muy bién, y
que el alcoholismo era una enfermedad. Así entré 12n:igrama empe�amos ª. vender ganado. y a ganar mucho dinero. u;n ganade­
<le alcohólicos anónimos y gracias a Dios es e entonces has• r� criador e importador de sementales, nos daba el ganado muy
ta _tl_ día de-hoy gracias a ese ser superior estoy en completa c?!Dºªº y nosotros �o vendíamos muy bien. Nos trajimos a mi
solirie ac y e esto el diez de Marzo pasado hiso once años y hi]O Cario� a trabaJar con nosotros. El negocio marchaba a las
me siento felíz y contento porque aunque la emfermedad es mil rnarayillas, p�ro este señor era el que manejaba el dinero
incurable, por medio de las reuniones de grupo, me puedo man• y r�o sabia rnane3arlo, err:pezando porque siempre andaba con
tener sobrió. [1-96/p. 73] mu3ei�es de mala reputación y después andando conmigo co­
rno yo no tornaba, el tampoco lo hacía, pero cuándo ívamos a San
Al mes de estar en sobriedad, el patrón me volvió a lla• José, en las i:ioches se i".a con. Carlos y otros a las osterías y
mar y después de llamarme tres veces con la señora, llegó él empez�ba a Jugar de millonano, porque según me dí cuenta
y me combenció para que me volviera a la finca, porque yó había despues hubo noche de botar hasta ocho mil colones.
comprado una motocierra y estaba cortando madera. Resolví vol•
ver a la finca, el señor cada día mas emfermo, mas de una vez, lo A mí me daba _l � indispensable para vivir con mi familia y
sacamos grave, entonces el trabajo se me hacía más, porque te­ la de 9arios q_ue v1v1a con nosotros. Para el 24 de Diciembre,
nía que supervisar las construcciones y tener el cuidado de comp�·o el wsln por galones, y a la señora, le regaló un estuche
que no faltara nada para que los trabajos no se atrazaran. co � Jollas por ".alor de diez mil colones. Viendo esto empecé a
b�·mc�r Y a pedule cuentas y fué cuando me dijo que no ba­
Como al año y medio de estar dentro del programa de al­ bia dmero; porque había mucho gasto.
cohólicos anónimos, había una excursión a Méjico de los A.A.
pues se iva a efectuar la octaba combención internacional de los _ Un día d e _ta�tos resolvió darle unas vacaciones a su se­
A.A. nora Y a sus cluqmtas y resolvió llevarlas a las cabinas de pla-

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yas del Coco. También invito a la familia de Carlos, para que de arroz, y mecanizamos a particulares otro tanto. Con mucho
señora no se aburriera en el día estando sola. Así hicieron costo, porque los terrenos que sembramos eran muy, bajos; pe­
maletas las dos familias y en los dos carros que teníamos, hicie­ ro eran muy buenos para arroz, y como el imbierno fué bueno
ron viaje a las playas. En las noches él y Carlos se ivan a jugar la cosecha también. Al siguiente año compramos otro equipo y
de Alí Kán, comiendo y e iendo pero toao al crédito; pues el una cosechadora de arroz. [l-96/p. 76]
ÍÍegocio yá andaba mal, pues empesó hacer muchas trampas y Ese año, estando preparando los terrenos para la siembra
las puertas se ivan serrando. Como a los quince días le dije a mi
hijo que sacara la familia de ahí, porque si no iva a ir a parar a llegó a buscarme un individuo, que fué para mí una desgracia'
p orque yó _no lo conocía, pero alguien le dijo que yó era buen�
la cárcel con Chucho el Roto, como le decía yó, pues dicho se­ p�ra trabaJar Y 1:1-e propuso que sembrara mas arroz y como es
ñor se llamaba Jesús Carlos sacó su familia y Chucho la dejó h1J_ ? d_e _un expres1de1:te tres veces creí que era una personalidad.
unos días más, pero el día que el Sr. Rojas le dijo que le can­
celara porque la cuenta estaba yá muy alta, Chucho le dijo que As1 h1c�mos una soc1��ad y el primer trabajo era la mecaniza­
da Y siembra de qmmentos manzanas de zorgo. También co­
otro día sin falta can- [1-96/p. 75] celaba sin falta, pero quien menzamos a cortar arroz a particulares. Pero este señor era tan
dejó el carro lejos del pueblo, y sacó la familia por unos tacotales
en la madrugada fué Chucho dejando al señor del negocio con la desordenado y no podía manejar dinero, porque todo lo gastaba
cuenta lista. y no pagaba nada. ,'.i _ emás ei:a emfer;1110 alcohólico y drogadicto,
_ d
pue�s�ando asociado �onm1go tub1eron que internarlo en el
Así las cosas, cada día de mal en peor, yó me iva por un lado _ iatnco dos v ce . Dije que había sido mi desg!·acia, porque
s1q � : � _
con Carlos a trabajar y él se iva por otro lado solo gracias a Dios, poi su culpa perdi mi hogar y mas de cien mil colones en efectivo.
porque fue cuando empesó a hacer sus sinberguensadas yá en
grande Viendo las cosas, por suerte un día me encontré con el �ste señor i:1_ientras yó ti_ :abajaba como un negro él estaba
señor don Tomás Batalla y me dijo que dejara de andar con e� mi casa cuentiandome la h1Ja menor y a la vieja, que se pres­
ese hombre, porque iva a ir a parar a la cárcel, y que él me daba to de _alcahueta,. para entregarle a mi hija menor que no había
ganado puro para que le vendiera y si quería seguirle vendiendo cumplido los qumce afios. Una noche llegué a las díez de la no­
al señor G., que nos daba el ganado, para que me la diera a che en Sardinal, con los trabajadores y la cosechadora a la ca­
mí. Me separé de Chucho que en término de seis meses había sa do_nde comí�;111os y ahí . como gran cosa estaba esp�rándome
botado dosciento cincuenta mil que nos habíamos· ganado y la senor _ � meta. Siendo un hombre casado y lle­
�_ , la h13a y un
como otros cién mil colones en ganados que compró al crédito no de h1J_o�,, tubo el c1msmo �e e1;gafiar a mi sefiora y a la mu­
y que no pago. chach �. diciendoles que era divorciado y así se juntó a vivir con
llll_ h1Ja. Cuand?. me vió llegar corrió a donde mí y después de
Dicho señor tubo que irse huyendo a Honduras, porque aquí s�lu�arme me diJo. Yó me traje a su hija, porque no puedo vi­
habían varias órdenes de captura para él por estafas. :'11' sm ella1 y voy a buscar una casa, para que vivamos todos
Yo seguí vendiendo ganado con mi hijo y al año siguiente Juntos y felices. Yó le_ contesté: mire hijo de P. no le pego un tiro
resolvimos sembrar arroz en Quebrada Honda de Nicoya. Con­ porque vale mas el tiro que Ud y matarlo es hacerle una cari­
seguimos unos terrenos y resolvimos comprar un equipo agríco­ dad; pero ahí le dejo ese par de perras porque Uds son dignos
la ya que mis tres hijos son operarios. Sin dinero, me fuí a San unos de los otros. Mañana voy para San José a donde el aboga­
José y llegamos a Agromec y hablando con Don Ramón con­ d? Y esto se terminó.. Pero �-�cuerd� qu; la ley de la compensa­
,
seguimos un equipo, sin prima, y como no tenía dinero para pa­ c10n no falla y Ud tiene h1Jas. Hoy d1a este señor da lástima
gar un camión Carlos y Toño resolvieron lleverse al chapulín porque solo el ap�l�ido le quedó y el montón de deudas que no
rodado hasta Nicoya. Ahí los alcancé a los dos días y con do­ pudo pagar por v1c10so. La sefiora su esposa [1-96/p. 77] tiene
cientos cincuenta colones en la bolsa, resolvimos comprar dos es­ que mantenerlo, como siempre hiso.
tañones de dísel, un tarrito de grasa y otro de aceite y a tra­
bajar las veinticuatro seguidas.

A mí h�ja me_ la devolvió los o�ho meses embarazada y
como yá habia. te_mdo que recoJer a m1 señora, porque andaba
Y comenzó otra nueva lucha, pero esta vez con muy bue­ rodando co� mi meta, l� llevé a la casa y ahí nació su hijo, que
nos resultados. Ese año sembramos mas de docientas manzanas por desgracia va a ser igual al padre, pues lleva en sus venas,

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esa sangre funesta herencia por parte de la abuela, madre de ese camarera llamada Conchita C. conversando, comversando, le
maniático. propuse que se viniera a Costa Rica conmigo y poniéndonos de
Yá con el hogar formado otra vez, resolví comprar un ne­ acuerdo le dejé un dinero, para que al regreso de nosotros me
gocio en Santa Cruz de Guanacaste, para que lo trabajaran la esperara en San Miguel, donde llegábamos a pecnotar. Así todo
señora y la nieta. Ya la empresa de maquinaria agrícola estaba contento seguimos rumbo a Guatemala donde estubimos dos
mas grande y se la dejé a los tres hijos y al año de tener el ne­ días. Todos los compañeros me molestaban diciéndome que iva
gocio se lo dejé a la señora para ella y las hijas, no sabiendo a perder el dinero, porque la muchacha no llegaba. En esa excur­
que a los pocos meses quién tenía que salir disparado del nego­ sión me hice muy amigo de una pareja de hermanas de Cartago
cio era yó, porque la vida con la señora y con la hija se hiso la señora llevaba una muchachita como de quince años, por
inaguantable. Y ahí comenzó otra etapa mas de mi vida y la cierto muy simpática con quien compartí toda la excursión. Re­
gresamos a El Salvador, llegando ele noche a San Miguel. Lle­
última hasta el día de hoy, pués de esto hace seis años. gamos al hotel y lo primero que hice fué ir a información a
En la. pensión la cosa se puso tan mal, que eran solo plei­ preguntar por mi futura compañera y cuando me contestaron
tos y había tanto abuso y tanto desorden, que un día le dije a que no había llegado nadie, me alzaron mas el pelo todos los com­
la mujer, que se terminaba todo esa bagaúnda, o yó me iva de pañeros, en eso el compañero me dijo que no era en ese hotel
la casa. Ella me contestó que tendría que irme, porque ella no donde le había dicho que me esperara y que fuéramos a otro.
iva a perder sus clientes por mi No dije nada, empesé a alistar Llegando me dijo la señora que si había llegado y me enseñó
mis maletas y un día sin que nadie se diera cuenta, heché todo el cuar- [1-96/p. 79] to donde tenía las valijas, pero que había
al carro y me fuí a un hotel. Así estuve varios meses, luego me salido a buscar una leche para el niño, pues tenía una como de
fuí a vivir a casa de un amigo. Estube varios meses con ese tres años. Al rato regresó y salimos a comer y a conocer un her­
amigo y de ahí alquilé un cuarto en casa de una señora donde mano que tenía un taller mecánico en un barrio. Regresamos al
estaba muy bién hasta que al tiempo esta señora empesó a se­ hotel donde dormimos.
larme con una hija, que tenía en el colegio. Dicha señora vivía Por suerte ella traía sus papeles en regla. Otro día em­
sola y la hija a mi me consideraba como un padre, porque ella prendimcrs-viaje para Honduras, no sabiendo que en la frontera
no lo tenía y la madre la maltrataba muchísimo, y entonces esta iva a tener problemas, porque al no tener relaciones entre los
muchacha el único consuelo que tenía era yó; a quien le daba dos países, a raíz de la guerra recién pasada, no dejaban ningún
las quejas y le contaba sus sufrimientos. salvadoreño transitar por suelo hondureño.
Me fuí de donde dicha señora y decidí alquilar y amue­
Los encargados de la excursión arreglaron los papeles de
\blar una casa y buscar empleada, pues a un hombre solo la vida nosotros, pero con la salvadoreña no se podía hacer nada. Yó
[1-96/p. 78] se le hace muy dura.
no quería dejar la muchacha y los expedicionarios querían de­
Así empezaron a llegar empleadas, unas buenas y honra­ jarme botado con ella. Un señor me dijo que el aicaide del pues­
das y otras que se lo llevaban todo Recuerdo que un día una se to militar que había ahí en la frontera era muy bueno y el me
hiso safada dejándome la ropa mojada y así tube que andar otro podía ayudar. Llegando donde él, dicho señor muy amable me
día con una tina en la cabeza llena de ropa mojada de casa en dijo que solamente un general tal podía darme ese permiso y
casa hasta que encontré quien me la terminara de lavar. que estaba en la capital. Empesó a localizármelo, por teléfono,
Mientras tanto de la casa de mi señora no volví a saber na­ hasta que lo encontramos y como en esos días acababa de pasar
da, pues ni mi mujer, ni mis hijos se volvieron a preocupar por el Fifí y Costa Rica se portó muy bien con ellos estaban bién con
mi. Así las cosas, el grupo de alcohólicos Anónimos el Tacona­ los ticos. Hablé con el general que estaba en una reunión y le
zo de San José, promovió una excursión a Guatemala y yó re­ expuse mi situación, porque si él no me daba el paso, tenía que
solví participar en ella, pues ívamos al aniversario del Grupo regresarme al Salvador, viajar al puerto de San José y embar­
Central de A.A. de ese país Fué una de las excursiones mas bo­ carme en un ferry que hacía la travesía hasta Nicaragua, y con
nitas 'que e hecho en mi vida. En el Salvador la noche que dor­ señora, un niño y maletas era muy incómodo para mí. El señor
mimos ahí, salí con un compañero a conocer mas la ciudad, y me dijo que tratándose de un tico me podía ir tranquilo a mi­
llegando a un restorant entramos a tomar algo, ahí conocí una gración. Cuando llegué a migración había un telegrama auto-

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rizando el permiso. Contento con mi señ?ra y mi nuevo h!jo abo�­ bajo muy duro, porque el terreno que sembramos era muy bajo
damos el bus y seguimos rumbo a Nicaragua. Ese . m1�mo dia y costó mucho mecanizar y sembrar porque se llenó mucho, in­
cruzamos la frontera con Nicaragua y llegamos a L1bena a las clusive tuve que hacer mas de cien manzanas el arroz regado.
cuatro de la tarde y a las seis estabamos en Sta. Cruz, la salva­ Para la corta se nos metió un temporal y las cosechadoras
doreña con un nuevo hogar y yó con una señora nueva. [1- andaban cortando dentro del agua. Los sacos caían dentro del
96/p. 80] barro, teníamos que acarrearlos al hombro, en los brazos hi­
Comencé una nueva vida muy tranquila, porque esta mu­ dráulicos de los chapulines y finalmente con un caterpillar.
chacha era muy buena y muy educada, además muy económi­ Con todas estas dificultades logramos recolectar quince mil
ca, entiendo que como la situación económica en el Salvador sacos de arroz para cancelar al banco. Terminados estos traba­
para la clase baja es tan mala, talvez por eso est� muchacha jos me dediqué a vender ganado en las ferias.
economisaba mas de la cuenta y cuando yó la obligaba a que El próximo año mi hijo Carlos no tenía terreno para sem­
gastara mas, me decia: señor es que el pisto está muy escaso brar y resolvimos ir a buscar a Aguas Claras de Bagaces, que
y hay que economizar. decían que había mucha tierra que alquilaban. Llegamos allá
Nos costaba entendernos, pués tenía costumbres raras y a y no nos gustaron las pocas tierras que habían mecanizables.
las cosas les daba unos nombres que no entendía y un día le De regreso, estando en una bomba en Liberia, me encontré con
dije que aprendía a hablar tico o yó aprendí_a a l!� blar sal­ un señor amigo mío, y contándole en lo que andaba me dijo que
vadoreño. Mientras estube con esta señora mi familia, no se me fuera a Upala, donde habían muchas y muy buenas tierras
preocupó por mi vida y me dejaron vivir en paz, pero para des­ y además no habían sequías como en Guanacaste.
gracia mía, a esta muchacha le cojió mal de patria y a los cua­ Resolvimos ir a Upala y llegando ahí, nos encontramos con
tro meses tube que irla a dejar a su tierra. Un mes después re­ unos muchachos G. que tenían muy buenas tierras' e hicimos una
cibí un cable donde me pedía que la fuera a traer Y después sociedad, para sembrar arroz con ellos.
como cuatro cartas; pero yó yá no volví por ella. La sociedad era entre mi hijo Carlos y yó y dos de los herma­
Pronto llegó otra señora a mi casa y como estaba solo, nos nos G. Trabajamos un año y luego nos separamos, pues Carlos se
pusimos de acuerdo y ella resolvió pasarse a vivir �onmigo. �. sta fué a mecanizar y sembrar a Guanacaste y yo sembré solo en
señora era una verdadera ama de casa, pero tema tres hiJos: {Jpala.
dos barones y una señorita de quince años. La pareja may_or Durante ese imbierno, la tensión entre mi familia y la se­
estaba en el colegio, el menor en la escuela. Tubimos dos dis­ ñora que tenía en mi casa, llegó al rojo vivo, teniendo dicha se­
gustos serios por la muchacha, porque una noche se fue a pa­ ñora y su familia, que irse nuevamente para donde [1-96/p. 82] su
sear a unas playas con unas amigas y amigos y llegó como a la mamá. Vuelvo a quedar solo y con .eso mis problemas. Un día de
una de la mañana y entonces le dije a la señora que era la úl­ tantos llegó la mujer que se había ido, a mi casa a buscar unos
tima vez, que yó habría la puerta a esas horas; porque p�r no papeles que nesecitaba, álguien avisó a mi esposa que la mujer
l aguantarle a mis hijas había abandonado mi casa, no le h1ba a había vuelto a la casa. Y llegó a pelearse con ella, por desgracia
aguantar a otra que no era nada mío. estaba yó enfermo y en la cama en mi cuarto. No me dí cuen­
Seguimos bién; pero entonces mi familia q ue no qu�eren ta cuando entró mi esposa, pues la otra señora estaba en la co­
que yó viva en paz, comenzaron a molestar ,ª m_i nueva s;mora, cina, cuando me dí cuenta estaban trenzadas y haciendo un gran
tanto por teléfono como personalmente.. Asi fmm�s llevandola escándalo, Como pude me levanté y las separé, entonces mi es­
con paciencia y el tiempo pasaba ya al tiemp_o volvimos a tener posa tomó un cuchillo de cocina y empesó a forsejar conmigo.
otro disgusto, porque a la muchac�a tranqmlamente la mandó La otra señora creyó que me iva a cortar e intervino de nuevo,
a pasear una semana con unas amigas a [1-96/p. 81] la costa. entonces en la lucha cortó dos veces a la otra señora. Pude se­
Cuando volvió la hija del paseo le dije que era la última vez que pararlas de nuevo, y la señora se fué a la legación a poner la de­
eso sucedía, porque no estaba dispuesto a aguantar mas. nuncia. Se armó la gorda y un día el hijo mayor de mi espo­
Ese año estaba trabajando con un americano, pues sembra­ sa a quien yó babia criado y dado mi apellido a desafiarme e
mos mas de quinientas manzanas de arroz. Fué un año de tra- insultarme porque habían demandado a la mamá y entonces

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le contesté que talvéz de otro me dejaría pegar menos de él, que Esta serpiente se cría muy grande y es tan brava y tan ve­
lo intentara y vería lo que pasaba. Siempre la llamaron a la nenosa como la terciopelo. Como la culebra con la luz de la lám­
Legación y como nosotros no pedimos nada, la sentenciaron pa­ para, cuándo se encandila se torea y se pone brabísima, así hizo
ra que nos dejara en paz. Yó seguí solo por un tiempo hasta ésta ésta noche, entonces yó le quité la luz, y apagué la lám­
que decidí trasladarme a Upala. Antes mi señora se arregló con­ para. Al rato volví a encandilar y estaba cerca del rancho y cuan­
migo y se fué a vivir a mi casa dejando el negocio en manos de do vio la luz se vino sobre ella. Como estaba solo no me animé
mis dos hijas. Así duramos como otros seis meses, pero nos fué a tirarla con la escuadra, por miedo a no pegarla y me matara
imposible seguir juntos y regresó al negocio pués no se allaba ella a mí. Apagué la lámpara y salí corriendo y me refugié en
sin trabajar y pasaba todo el tiempo enferma. Yo regresé con ella rni carro que estaba como a cuarenta metros en la carretera y
al negocio para seguir trabajando juntos, pero se hiso imposi­ ahí me ensené pues no me animaba dormir en el campamento.
ble durar mucho, pues la hija menor mía es una malcriada y a Como a la media hora desde mi escon- [1-96/p. 84] <lite volví a
cada rato teníamos contraversias y tube definitivamente que emfocar y ahí en el comedor del campamento que era abierto es­
abandonar el hogar y yó creó que hahora será para siempre, pués taba la toboba, con la cabeza levantada como a la altura de
el a prefiere a su hija y a su nieto, que es peor que mi hija, que una vara.
a mí. -- - A la hora volví a emfocar y yá no estaba en el comedor, pen­
Ase dos años y medio estoy en Upala trabajando en agri­ sando que se podía haber refugiado en mi cuarto o en cualquiera
cultura y ganadería. El año pasado hice una destronca de cien de los otros apartamentos, en la mañana cuando llegaron los
manzanas en el centro de Upala, a orillas de la carretera. [1-96/ trabajadores, los puse a registrar el campamento con cuidado
p. 83] Me hice un campamento, y busqué una cocinera para que pero el crótalo no estaba ahí.
nos asistiera a unos trabajadores y a mí. Esta muchacha era muy Muchos días después la encontraron unos trabajadores, y
buena empleada al principio, pero después se abandonó Y,. e corn­ la mataron y se ganaron cincuenta colones que había ofrecido
birtió en u,na horrpiga sornpopa, jalando para la casa de la mamá: al que la matara. Tenía casi tres metros de largo y treinta y
trastes, vivere y ropa, hasta el extremo que tube que des­ cinco centímetros de diámetro. Los colmillos tenían dos pulga-
pedirla. das de largo.
Así pasé unos meses, de martirio porque no encontraba otra E�tando sólo y con tanta dificultad, como es la de un hom­
empleada. Corno me quedaba lejos para ir a comer y llovía día bre que tiene que agenciarse, todo por no tener quién le haga
y noche, mas de un día pasé a puro café y cigarros. En las noches sus cosas, llegó una muchacha a solicitar empleo, trabajo que le
pasaba leyendo hasta altas horas de la noche, pero Rama tanto dí inmediatamente, aunque creo que lo hice mas por caridad
zancu o, qUé había que ser familia de danto para resestir los que por nesesidad mía.
'piquetes de miles de estos insectos. También en las tardes había Esta muchacha iva con una niña de dos años, ambas en
que luchar contra la purruja, que despues ele picar y ser un in­ un estado tan deplorable, que demostraban la pobreza y el es­
secto tan diminuto, es muy molesto porque se mete en los ojos y tado lamentable en que vivían Ambas mal vestidas, mal calsa­
las orejas. das y anémicas. Desde un principio me dediqué a curar a las
dos y a tratar de combatirles la anemia pues esta muchacha
Una noche que regresaba del centro donde había ido a una es muy humilde y muy educada a pesar de no haber cursado los
reunión de A.A. llegué al campamento y corno siempre hacía, estudios primarios. Es nieta de un señor desendiente de unos
enfoqué la parte de atrás del campamento que lo tenía sem­ indios de Guatuzo, pués tienen bastantes costumbres indígenas.
brado de árboles frutales y de pronto ví dos chispas, casi a rás Viendo las cualidades de esta muchacha veintidos años re­
del suelo, muy rojos y que de vez en cuando se apagaban, al solví hacerla mi compañera, le hablé, correspondió y formé mi
momento comprendí que era una serpiente toboba muy grande nuevo hogar, en el cuál hasta el momento vivo tranquilo.
y compañera de una que unos meses atrás habíamos matado
cerca del campamento. Dicha serpiente unos ocho días antes No tranquila mi esposa, con que yó esté tan lejos de ella,
unos trabajadores míos, la habían encontrado y la dejaron ir quiso molestarme de nuevo. Como a los seis meses de estar yó
porque no se animaron a matarla. con mi nueva señora y aprovechando ella una fiesta que había

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en Upala con motivo de la inaguración del puente constmi­ En éstos momentos estoy sufriendo por estar mi pijo me­
do sobre el río Zapote en Canalete, se dejó venir y lle- [1-96/ nor, Carlos detenido en Santa Cruz de Guanacaste, acusado de
p. 85] gando al campamento estando yó, trató de maltratar a la violación de una muchacha. Y por mas esfuerzos que se an
muchacha y la obligaba a abandonarme; pero por suerte esta mu­ hecho no se a podido conseguir la excarcelación.
chacha no se amedrentó y le dijo que mientras yó no la hechara
de mi lado, ella no me abandonaría y es así que estamos juntos Un mes después me avisaron que había logrado la excarce­
hasta el día de hoy. lación, pero tiene que seguirse defendiendo. En un viaje a
puntarenas a la celebración de un aniversario del Grupo seis de
Con mi esposa viendo que yá no podemos estar juntos, e Julio de Alcohólicos Anónimos llendo con mi compañera y su
tratado mas de una vez que nos divorciemos y ella no a que­ chiquita, pues la llevé para que conociera, porque nunca había
rido dárme, el divorcio, pues lo que quiere es verme hecho un salido de Upala. Yó gosaba de verla tan maravillada cuando
desgraciado, para que tenga que llegar a humillarme a los pies llegamos a Cañas y mas en Puntarenas cuando la llevé a cono­
de ella, cosa que creó que no llegará a conseguir mientras yó cer el muelle y los barcos anclados y me decía que si esos botes
pueda. tan grandes no se hundían en tanta agua. Mas fué su sorpresa
cuan o conoció el tren eléctrico y no quería creer que por medio
No quiero decir con esto que yó odie mi esposa, porque fué
una gran señora, es la madre de mis hijos, además me acompa­ de ese cable caminara y desía que eso tan grande y tan pesado
n� podta lleg�r guindando de ese alambre hasta San José.
ñó mas de treinta años donde otra no lo hubiera hecho y me
ayudó a trabajar muchísimo para criar nuestros hijos cuando Ese día y parte de la noche me dediqué a enseñarle Punta­
mas la nesecitaba. renas. Cuando la llevé al cine fué peor la sorpresa, pues le dije
donde estaban las cámaras detrás de nosotros y que trasmitían
A fines de Enero de este año mil novecientos setenta y siete la imagen por medio de la luz; pero e 1 cía que no veía pasar
estando trabajando en San Isidro de el General en la feria ga­ los viejos que estaban en el telón. Así tarde la noche la llevé a
nadera que se efectuaba ahí, me avisaron que mi suegra, que fué dormll' y y me fuí al local del grupo donde se celebraba una
una santa señora a quién quise mucho y ella a mi también, ha­ maratónica.
bía muerto. Dejé la feria, y me fuí al Paso del Tempisque don­
de estaba y se enterraría en Filadelfia. Ahí nos encontramos Ahí pasé la noche y otro día emprendimos el regreso a Upa­
y quiso reconsiliarse conmigo, y considerando el momento do­ la después de hacer algunas compras.
loroso y que se encontraba muy emferma, accedía quedarme De camino ya en la carretera de Cañas a Upala en el lu­
unos días con ella, pero ántes de un mes por medio del nieto, gar llamado El Areno hay unas vueltas peligrosas y en pendien­
tubimos otro altercado y me vine definitivamente a Upala. te y como yó no conduzco, siempre ocupo los servicios de otra
persona para que lleve mi carro, en esta ocación el conduc- [1-96/
En estas momentos estoy luchando contra el invierno muy p. 87] tor era un muchacho inesperto y en una de estas vueltas
bravo, que comenzó antes que el año anterior, y no e podido topamos un camión maderero y venía muy abierto dicho mucha­
terminar de sembrar mi lote de cién manzanas de arroz. E se­ cho en vez de parar el carro y dar tiempo a que el camión se
guido frecuentando e_l local de alcohólicos anónimos, pues gra­ acomodara por venir muy lento y de trepada, optó por desviar mi
cias a Dios y a este mai-avilloso programa, no e vuelto a ingerir carro de la carretera, lanzándolo a un guindo, donde después de
ninguna bebida que co_ntenga alcohol. Y le pido a ese ser su­ dar dos vueltas quedó atrapado en medio de dos troncos.
perior no volver a ingerirlo, porque cuándo yó tomaba sufría
mucho moral y fícicamente. [1-191/p. 86] La muchacha en la primera vuelta salió disparada con la
niña y por suerte apenas recibieron unos golpes leves, yó en
Hahora estamos preparándonos para la celebración del Se­ cambio quede prensado con el conductor devajo del carro. Por
gundo aniversario de la fundación de nuestro grupo en Upala, ser un veículo liviano: un Zusuki, no le costó muchp a la gen­
que es el 30 de Julio de este año 1.97'7. te que llegó a la vulla del accidente y nos sacaron. El conductor
recibió golpes de consideración teniendo que ser hospitaliza­
También si Dios quiere pienso ir al aniversario del Grupo do, yó en cambio aunque salí con algunos chichones, no tube
Central en Guatemala en Agosto. fracturas y pasé únicamente dos días en cama. Con el mismo
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cam10n sacamos el carro, que fuera de algunas latas arrugadas la orilla del bote, sobresaliendo los sábalos por su gran tamaño
no sufrió desperfecto en la máquina, yó seguí con mi carro para rnas de un metro y los gaspares que abundan y se desarrollan
Upala y en un carro que en ese momento llegaba al lugar, man­ bastante también. También aparecen tortugas y uno que otro
de el chofer para el Hospital de Cañas. lagarto asoleándose en las orillas.
Después de este viaje resolví llevar mi compañera a cono­ Ya hacia la desembocadura del río, se divisa a la distan­
cer el lago de Nicaragua. Un Domingo hicimos viaje, para ir a un cia, el puerto de San Carlos, al otro lado del lago, enclavado en
lugar llamado Punta Alemán. Para ir a este lugar hay que pa­ la falda del cerro.
sar por Delicias, que de Delicias no tiene nada Luego segui­ Salimos al lago y después de recorrer un rato la orilla re­
mos por unos takaotales, por unos caminos intransitables, has­ solvimos ir a almorzar a San Carlos. Llegamos a las doce e in­
ta que llegamos a la finca el coral y de ahí a la orilla del lago rnediatamente nos fuimos a un restaurant, que por cierto [1-96/
por una trocha, pero como mi carro es doble tracción batallan­ p. 89] la comida bastante mala y bién cara. Ahí cambiamos Cór­
do pero llegamos. dobas por Colones Por cada cien colones, nos daban setenta Cór­
Una vez en la playa, que por cierto no son playas, porque dobas Fuimos después a recorrer el cacerío por unas calles de
hay mucho lodo, y en partes se quedaba uno pegado y para po­ piedra y cuesta arriba y construcciones cayéndose, pues está bas­
derse bañar hay que internarse docientos o mas metros den- , tante abandonado este puertecito del hermano país.
tro del lago para poder estar tranquilo. En la aduana pedimos permiso a un oficial encargado de la
Estuvimos recojiendo almejas y pescando y paseando a lo vigilancia y jefe de la guardia destacada ahí, para poder ir a
largo de la orilla. pescar y casar en la noche, pues de lo contrario con solo ver las
Almorzamos a medio día, ívamos varias personas en dos ca­ lám aras en la noche nos p_odrían haber atacado, c1:ey rrdo-que
eramos san 1111s as. -
rros [1-96/p. 88] y todo fué un puro vacilón.
Como a las dos de la tarde resolvimos regresar, pues yá De regreso, a la orilla del lago en la desembocadura del río
amenazaba con llover, llegando a Upala de regreso como a las Sapote, nos dedicamos unos a pezcar y otros a preparar la co­
cinco de la tarde. mida.
Y6 me fuí con uno de los compañeros a la desembocadura
Quince días después combersando con unos compañeros del río Negro a ver los terrenos que pensamos ir a cultivar. An­
respecto a unos terrenos valdíos que hay a la orilla del lago, en clamos el bote y nos bajamos; pero ahí creí yó que iva a dejar
la desembocadura del río Zapote, en territorio de Nicaragua. mi cacaste, porque el lodo era tanto y tan onclo, que se queda­
Resolvimos hacer un viaje y así fletamos un bote por qui­ ba uno segado. Ayudándonos con una vara pudimos salir; pe­
nientos colones entre cuatro, pero luego se nos arrimaron tres ro yó en un momento dado me quedé pegado y si nó hubiera
jóvenes norteamericanos de los del cuerpo de paz, que querían sido el compañero ahí hubiera perecido, porque solo no podía
conocer territorio nicaraguense. Salimos un Sábado del lugarci­ salir.
to denominado San Isidro a las seis de la mañana. Al prin­ Al salir a lo seco, pudimos comprobar que salían muchos
cipio el viaje fué muy bonito, pués el río muy amplio y lim­ venados a tomar agua, porque había mucha huella, pero detrás
pio no tubimos ningún tropieso, pero a la hora de caminar de esas huellas también estaba estampada en el barro la huella
sobre el río, llegamos a una parte llamada el Yolida!, pues ahí del tigre.
está poblado de solo esa palma que llaman Yolilla, y donde el
río se riega por todo el terreno quedando solo un pequeño canal; Después de inspeccionar los terrenos durante largo rato,
ahí se para el motor y se sigue con un solo botavara y empuja­ resolvimos regresar donde estaban los otros compañeros. Estos
do, porque hay partes donde no cabe el bote entre palmera y habían pescado bastante y tenían varios pescados arreglados.
� palmera y así duramos mas de dos horas, hasta que salimos de Esa tarde nos dimos una buena comida a base de pescado.
nuevo a lo limpio donde el río se hace mas grande porque es una Los norteamericanos estaban locos de contento de ver tan­
entrada del lago; pero ahí si es un paisaje maravilloso, donde ta maravilla. La puesta del sol, las aves marinas volando a tierra
las aves marinas revoletean y pescados de todas se ven a a buscar sus dormideros.

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Seguimos chinchorreando, mientras obscurecía y recojimos arreglar el pescado para que no se maleara. Como a las diez t?do
bas- [1-96/p. 90] tante pescado. Una vez obscurecido, encendimos listo fuimos a dar una vuelta a parte de las playas de la ISla
una fogata y nos dedicamos a todos a arreglar el pescado: unos de Ometepe que estaba cerca.
descamaban, otros destripaban y otros salaban; yó me puse a Esta es una isla muy grande y con muy buena vegeta­
hacer café para tomar antes de irnos a encandilar, pues como dije ción y donde hay muy buenas fincas agropecuarias.
antes hay mucho venado. Dirijimos el bote rumbo al río Zapote para emprender el
Como a las ocho de las noche, cojimos río arriba chincho­ regreso. Una vez en el río, veníamos pescando con cuerda y ar­
rriando y encandilando a los lados del río. En ese trayecto vimos poniando gaspares pudiendo pegar solo dos. Este pescado no
varios lagartos y un venado que por estar muy largo de la ori­ es de una calidad muy buena ademas hay que pelarlo como a los
lla no los pudimos tirar. lagartos, porque la piel es muy gruesa y con escamas.
Por fin llegamos a donde nos ívamos a anclar, y bajarnos Definitivamente enfilamos el bote río arriba, pues ya está­
en una llanura que se había quemado y la vegetación era baja. bamos cerca del yolillar donde tendríamos que batallar otras
Así nos fuimos tres a encandilar y el resto se quedó unos dos horas para cruzarlo.
pescando con cuerda y otros durmiendo. Llegamos a las cinco de la tarde al cacerío de San Isidro
Como a media noche vimos dos venados pastando. Poco donde habíamos dejado el carro y ahí conclulló uno de los pa­
a poco nos fuimos arrimando y el compañero que llevava el ar­ seos mas bonitos que e hecho en mi vida.
ma, pues solo una carabina calibre veintidos llevámos, pudo Tenemos planeado otro viaje de recreo antes de �rn�s a
tirar uno. El animal no muy bién pegado hulló junto con su sembrar frijoles en Diciembre, pues es una sona previlegiada
compañera. Nos dedicamos a buscar siguiendo el rompido que para todo lo que se siembre y el gobierno nicaraguense. con tal
dejaban al huir, pero se internaron en la parte alta de la maleza de que estas sonas se habiliten extiende títulos supletanos Y da
y no lo pudimos encontrar, aunque estábamos seguros que iva ayuda efectivo con los bancos del lugar.
pegado por los regueros de sangre. Regresamos al bote, porque
en eso comenzó a llover y ahí fué la parte triste porque no te­ Esta sona es muy buena especialmente para frijoles Y hár­
níamos con que taparnos y hacía un frío terrible, hechos un boles frutales y la pesca, que como dije antes abund�. �legados
puño en el bote tratabamos de darnos calor unos a otros. a Upala seguí mi vida normal, muy atareado con mis siembras
de arroz: y maíz, que por suerte están muy [1-96/p. 92] buenas,
Yá amaneciendo, apenas Clareó un poco, nos fuimos a vus­ pues al revés de las sonas secas del pa�s, como Guanacaste,. que
car el venado tirado la víspera y para suerte de nosotros lo en­ por la sequía se han perdido este año miles de hectareas �e siem­
contramos como a ciento cincuenta metros de donde lo había­ bra, aquí por gracia de Dios, nos sobra t::l agua. Para ter�m�r, les
mos tirado, enrredado en una vejucada. Lo llevamos al bote contaré el último acontecimiento muy importante en mi :71da, Y
donde fué gran alegría para los que ahí estaban, principal­ fué la celebración del segundo aniversario de la fundación del
mente para los norteamericanos que lo besaban y abrazaban de Grupo Central de Alcohólicos Anónimos de Upala, qu� se cel�­
contento. bró el Sábado treinta y Domingo treinta y uno de Juho de mil
Resolvimos ir a la isla de los pájaros, para ahí desayunar novecientos setenta y siete. , -.....1
y seguir pescando. La llaman isla de los pájaros porque es [1-96/ Sábado treinta todo el día fué un puro trajín, pues el acto
p. 91] una gran roca en medio del lago y donde habitan y duer­ se celebraba en el salón comunal y había que prepararlo, por­
men millares de aves marinas de todas las especies. que en la noche había una maratón�c�, haciendo . reuniones cada
Mientras hacían el café, pelamos el venado y yá se ima­ dos horas con los grupos que nos v1S1taron de diferentes partes
ginan que desayuno sería a base de pescado y carne frita con del país, que fueron veinticinco y en los cuales venían algunos
platanos maduros y verdes, también fritos. centroamericanos.
Alrededor de esta isla hay grandes gardúmenes de pescado. El grupo el Taconazo de San José, promovió una excurción Y
Estubimos tirando el chinchorro y ligero cauturamos como dos llegó un bús como a las ocho de la noche con más de secenta
quintales de pescado y no cojimos mas po1·que teníamos que visitantes.

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En los intermedios entre reumon y reumon, mientras se za de audacia y valor, pudo superar, el nivel _de vida en que i:a­
servían comidas y refrescos, unos cantábamos y otros bailaban ció y creció durante varios años de su infancia y su adolecencia.
y así demostramos a la comunidad de que se puede gosar y ser
felíz, sin necesidad de ingerir ese fatídico veneno que se lla­ Quiero que la presente sirba de ejemplo para las juventu­
ma alcohol. des y que sepan que el hombre que quiere, puede y que con
valor y esfuerzo puede llegar a superar su nivel_ de vida social
Otro día Domingo, después de que los compañeros desayu­ y económicamente y mejor ejemplo no� lo� dieron y �os los
naron y fueron a conocer el pueblo, comensamos la reunión de siguen dando grandes hombres de la histona: que nacidos de
divulgación de diez a doce de la mañana y por cierto aunque no hogares humildes, escalaron la cúspide lle- [1-96/p. 94] gando a
estubo bien concurrida, como la víspera que hubo una asistencia ser hombres grandes, que beneficiaron en todos los campos a la
de más de trecientas personas, siempre hubo bastante gente. humanidad.
Oimos la palabra de compañeros salvadoreños, hondureños y
guatemaltecos y compañeros ticos, que tienen mucho programa Doy gracias a la Univercidad por haberme b�·indado esta
y que a nosotros nos sirvió de mucho. Terminada la reunión ser­ oportunidad, pués de lo contrario talvéz nunca hubiera pensado
vimos un almuerzo, amenizado con múcica tipica del lugar y con en escribir en parte la historia de mi vida.
instrumentos de cuerda. A la una de la tarde, todos comensa­ Mi seúdonimo es Pancho Lumbi.
ron a desfilar, pués habían unos que venían de muy lejos, in­ rni nombre de nacimiento: A.F.R. cédula NQ 3-061-3621 y en la
clusive unos vinie- [1-96/p. 93] ron hasta de San Isidro del
General. actualidad vecino del Cantón de Upala. [1-96/p. 95]
Despedidos todos los visitantes, comensamos a destarta­
lar todo y a dejar las cosas en su lugar y el salón en el estado en
que lo encontramos.
La comunidad, nos prestó ayuda: La Asociación de desa­
rrollo el Salón la municipalidad las instalaciones eléctricas, pues
yó llevé mi planta, y la junta de educación nos prestó el movi­
liario y los trastes de cocina de la escuela. Nos visitó el delega­
do Cantonal, y nos prestó la guardia para celar el órden el mé­
dico, el sacerdote y personas importantes de la comunidad, yá
que el señor alcalde es alcohólico anónimo y varios profesores
y el director de la escuela.
Estamos formando otro grupo en el distrito: Moreno Ca­
ñas encabezado por el maestro del lugar, el cual era un eter­
no borracho, a causa de la enfermedad y se había combertido
en bebedor problema, pero ahora es atracción por su manera de
comportarse desde que dejó de tomar.
Mi autobiografía está bastante resumida; porque al haber
contado mi vida paso a paso desde que tuve uso de razón y que
me acuerdo hubiera nesecitado mucho tiempo y unos cuantos
cuadernos mas, pero si no les gusta mi manera de narrar las
cosas, porque no usee-eITdioma campesino, es porque me ubie­
ra · costado mucho, porque a travéi de los años y -ae los cam­
bios en lasdiferentes etapas de mi vida y habiendo tenido un
buen rose social mi vida es hahora muy diferente de la de aquel
muchachillo andrajoso y maltratado de todo mundo, que a fuer-

116 117
Autobiografía
de· H. A.
Primero que todo quiero agradecer a la Universidad Na­
cional la oportunidad que da a los campesinos para que a travéz
de sus años puedan dar a conocer como es la vida del campesi­
no sus congojas y sobre todo cuando no se dispone de todos los
medios de vida que puedan dar la riqueza y a temprana edad hay
que ayudar a nuestros padres en los queaceres de la casa: no
tengo mucho que lamentar pues he vivido en el campo pero a
corta distancia de la ciudad: del parque central de Alajuela a
poco mas o menos un kilómetro al Sur. Darza a conocer a gran­
des rasgos mi vida y para ello tendré que hablar de yo mismo
cosa que no me ha gustado y modestia aparte lo voy a hacer.
En los últimos años del ciglo pasado para ser mas exatto
el de setiembre del año 1892 naci en el barrio de San Anto-
nio de Alajuela siendo mis padres José M. C. y María A.
Como a los ocho años fui a la escuela del lugar una casa
pequeña de adobes con solo una puerta al frente otra por <le­
tras y piso de tierra. Me tocó una maestra muy buena Adelayda A.
yo todavía recuerdo con cariño, el libro que le servía a uno pa­
ra aprender se llamaba Libro de Mantilla.
Después me mandarón a la ciudad a una escuela que hoy
se llama Escuela Bernardo Soto luego de ser reconstruída. So­
lo dos años pude estar en dicha escuela por qué me vi obliga­
do a salir por una enfermedad de mi papá. En esos mismos
días hice la primera comunión siendo cura de la parroquia Clau­
dio V. para mi de grata recordación quien luego de varios años
fué Monseñor V. nombrado Ovispo para cierto lugar de Onduras.
Como decía antes fuí a la escuela del lugar pero ya me ha- 'Ó
bía tocado ir a la ciudad a vender leche pues en mi casa había\ J
vacas ,y mis padres para ayuclarce yo tenía que ir a venderla
por cierto muy barata: se vendía a quince centimos la botella J
cuando se vendía bien otras veces había que darla a diez y cos­
taba venderla tambien se vendían huevos a 7 por peseta: cuan-
do iba a la escuela le vendía [1-97/p. 1] jocotes a los chiquillos a
docena por cinco: tenía buenos amíguillos en la Escuela pues a pe-
sar de que yo era del campo me trataban bien en cuenta el gran
deportista Roberto Figueredo campeón en atletismo salto lar-
go salto a lo alto salto con garocha buen boxceador a mi me gusta-

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ban todos los de portes todabía algunas veces boy al estadio de que vería una rebolución por el sur mandó tropas: Yo fuí uno
Alajuela a ver jugar a la Liga Deportiva pues siempre me gusta de los primeros que detubieron y en castigo me mandarón por
que gane. En esos tiempos costaba conseguir una bola y se juga. esos lados. Salimos de San José por el lado de Desamparados
ba en los potreros solo en la ciudad había algunas plazas boni­ todo el tiempo a pié fuimos llegando a lla por el cerro de la
tas en cuenta la plaza de Iglesias. Cuando iba a Heredia con mi Jvfuerte habíendo pasado antes por varios pueblitos como Santa
papa a vender alguna cosa que llevabamos en carreta veía ju. Jvfaría de Dota y Copei semanas después regresamos ha­
gar en una plaza que estaba poco para abajo del mercado: por bíendo aguantado bastante frío y ambre y lo peor del caso al
cierto que era uno de los lugares donde se jugaba muy bonito rnando de oficiales nícas solo de Alajuela llevamos al capitán
futbol. Alli nombraban a un muchacho que se llamaba An­ Alfonso M. Después de todo a mi me gustó porque conocí y al­
gelin B. go y se aprende a pasar trabajos ya de regreso a San José nos
llevaron al cuartel Bella Vista que en ese tiempo estaba en cons­
Pocos años después conocí jugando a muchachos de San trucción vieran que bonito es oir en esas alturas del sur las ame­
José como a Eduardo Garnier a Richard Furnier, uno de los tralladoras de sitio; n�-a creer qua.era �gnt� nadie íno
buenos era Macho Madrigal, Manolo Rodriguez, Gaston Micho como un de12.9rte.
de quien todabía recuerdo un balee en la plaza de Iglesias con
un jugador de Alajuela qnele ecímr' mostasilla. Ya cuando nos díeron de baja a todos nos pagaron eramos
como 300 hombres a mí me habían nombrado (cabo) y por eso
Uno de los grandes encuentros en la ciudad de Alajuela que me dieron 'ft 18. Los únicos que en toda mi vida he ganado
unun partido jugado el once de Abril del año 1910. entre. Ala­ como empleado.
ju�la y San José: nunca había vísto tanta gente reunida para un
juego de futbol y había razón pues quien izo el saque de honor Uno de los acontecimientos que se an celebrado aqui en Costa
fué don Ricardo Jiménez por primera vez candidato del Parti­ Rica con mas alegría fué la tarde que se recibió la notícia de
do Republicano quien llegó al poder el 8 de mayo ele ese mismo la terminación de la guerra europea que empezó el año 14 y
año. terminó el once de noviembre de 1918. Esa noche en Alajuela a
Olvidaba decir que este encuentro fué ganado por el equi­ las 8 andaba la banda por toda la ciudad tocando alegres piezas
po de San José. Después se comentaba que Alajuela había per­ y la gente gritaba y bailaba de alegría y así fue por todo el país:
dido porque no había jugado Roberto: y era por distingos po­ y había razón pues acababan de pasar 4 años de escases: Ubo
liticos. En el año 1905 y 1906 se construlló el ramal de ferro­ tiempos en que no se con- [1-96/p. 3] seguía un bollo de pan por
carril entre ciruelas y Alajuela en tiempo de Don Accensión Es­ ninguna parte en los campos se empesó a hacer muchas cosas de
quive! para ese tiempo íba a hacer ventas a los peones que allí maíz se hacían tamales y bíscocho o hacían una especie de rosque­
trabajaban. te que le decían maisol pero era muy feo. Antes de la guerra una
vara de manta valía 'ft0.20 después 'ft2.50 ocho hojas de cin 'ft7
Después vino la politica de don Máximo Fernandez que colones hoy una sola vale 'ft25 o qt30.
gano las elecciones pero yo no se porque motivo no se le en­
tregó la presídencias [1-97/p. 2] y fué llamado don Alfredo Gon­ Las tierras de hace 80 años eran mucho mas fértiles y mas
zález y esto trajo malas consecuencias pues fue derocado por su baratas que en estos tiempos: Mi papá compró 3 manzanas de
propio ministro de Seguridad y allí empeoró la cosa y pronto el cafetal en 'ft600 y al siguiente año recogimos 80 fanegas pero
pueblo empesó a protestar y llegó al extremo que el Periodista era muy barato se vendía entre 8 y 10 colones la fanega pero
R.F.S. se levanto en arimas con un puñado de hombres y fracasó se pagaba a las cogedorasca diez céntimos la cajuela un palero
sin poder hacer nada y tubo que uhir por las montañas del Sur ha­ ganaba 60 céntimos de las' seis de la mañana alas doce del día.
cia Panamá. Pero aquí quedo la cosa en candela: Yo me ha­ Lo que pasaba era que todo era barato la ropa las palas y no
bía declarado contrario a los Tinoco. F. G. fue perseguido y había tanto lujo como hahora no había cine no había automobi­
ya casi en la frontera fue alcanzado por las fuerzas tinoquistas les el único medio para ir a San José era en el tren en carreta
y le dieron muerte junto con cuatro compañeros mas. Como 15 o apié: un machete valía uno cincuenta hahora vale 'ft25.00.
días después el gobierno y las autoridades con el pretesto de

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En los últimos años del ciglo pasado conoci el mar fuí con Aqui en Alajuela hubo un entierro como yo no he bueto a
mi papá en carreta a puntarenas a llevar café para la exporta­ ver se trata del e tierro del e on Jesús Soto padre del
ción para mi era una gran diverción pues desde ese tiempo para Expresidente don Bernardo Soto: en esos tiempos na15'1a en Cos­
mi el mar es una de las maravillas de la creación que mas admi­ ta Rica instrucción militar y ese día se consentro en la Ciudad
ro: actualmente tenemos allá en la costa por Parrita un loteci­ de Alajuela gran cantidad de militares y mucha artillería se
to con una casita y de cuando en cuando boy a bañarme en el díspararón gran cantidad de cafionasos; fue un acto grandioso
mar: allí hay una plalla de varios kilómetros con un oleage bas­ que todabía recuerdo. Cuando alguno moría en el campo y creo
tante fuerte por ese lugar a menudo llegan lanchas pesqueras a que tarnbien en la ciudad se le seguía rezando todos los nue- ?
pescar pues hay buena pesca. ve días siguientes y el último día se hacía una gran comilona �\
para toda la gente: todabía en algunas partes en el campo hay la
A principios de este ciglo las gentes creían mucho en los costumbre de hacerlo parecido.
espantos y brugerías y nuestros abuelos nos contaban cuentos
que nos daba mucho miedo y no queríamos dormir solos: la ce­ En los velorios de los angelitos lo que había era mucha ale­

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gua era uno de los espantos que le tenía mas miedo; el cadejos gría mucha [1-97/p. 5] música payasos y buen guaro. En el libro
la llorona la carreta sin bueyes, los duendes y muchas tonte­ conchei:ias el .a.._q_uileo J. Echevenía
--dese ·íbe muy b ito la vela
rías más como los maleficios. También se creía que los muer­ d un gelito.
tos podían bolver a este mundo y mas si el que moría dejaba Los noviasgos de ese tiempo eran distintos pues la nobía
plata enterrada con seguridad bolvía y el que tubiera valor de había que ir a verla solo a la casa y no se le permitían muchas
hablarle a ese le decía donde estaba enterrada la botija: ya en confianzas: muy distinto hahora verdad: sí ya la pareja resol­
estos tiempos casi nadie cree en eso: yo no creo en nada de eso [1- vía casarse con el consentimiento de sus respectívos padres ese
97/ p. 4] por que si fuera cierto yo me hubiera echo rico pues en la día era como de fiesta pues en el campo para ir al pueblo a ce­
casa que actualmente vivo segun me contaba mi papa puede tener lebrar el matrimonio de aquella pareja todos iban a caballo;
mas de 150 años y me decía que había sido del padrino de él y que los padrínos y demás invitados. Luego de celebrada la boda to­
era una gente muy rica que tenían mucho oro algo tenía de cier­ dos regresaban a la casa de la nobia sin antes cuando iban por el
to pues hace 50 cincuenta años cuando llegué con mi familia a camino se reventaban bombas y cuetes para avisar que los no­
vivir alli aciéndole una reparación en una de las paredes en­ bios iban de regreso que ya no eran nobios sino matido y mu­
contre 3 moneditas de oro: el valor de cada una de ellas era ger. Allí los esperaba la gran fiesta con bastante tomadera y
2 escudos unicas que he conocido. mucha alegría y por la tarde y la noche un gran baile. No se si ,
esa costumbre la trageron l?� españoles, imitando las bodas de ,
Yo conocí viviendo En ésta casa a un viegito que fue com­ Gamachoque cuenta-el-QmJote donde Sancho Pansa paso un
pañero de Juan Santamaría en la guerra del año 1856 se llama­ t es puéspansa le fartaba pues alli si hubo comilona y todos
ba Evaristo F. Creo que todabía existe un hijo que se llama los que se arrimaban a la mesa se les servía un pavo entero y
José F. mas o menos de mi misma edad. como les digo a pesar muchas cosas más.
de estar viviendo tanto tiempo aquí nunca nos ha asustado na­
da. Quien quiera venir a verla para mi sería un placer tener el Como les decía al principio toda mi vida la he vivido en el
honor de recívirlos en (Esta Mansión) Como les decía al prin­ campo dedicado a trabajos agrícolas por suerte a Dios Gracias
cipio, toda mí vida la he pasado en el campo dedicado a traba­ muy poco me he enfermado. solo muy chiquillo o muy joven me
jos agrícolas. Corno les decía en esos viajes al puerto con carre­ azoto el paludismo y una vez parásitos intestinales. me curarón
ta era de lo mas divertido pues se gastaban 8 días .en ir y vol­ medícos y también curanderos tomando brevages de hierbas.
ver y grandes filas de carretas que transitaban por esos caminos En aquellos tiempos había pocos medícos y una vez se dijo
llenos de polvo y piedras hasta Esparta: de allí para allá ha­ que venía la peste de la viruela negra, y estando en la escuela
bía ferrocarril pero algunos arrieros llenaban la carga hasta me vacunó el doctor Cortes padre del Expresidente Leon Cortes
puntarenas y es e ·a-lo-b..Qnito ir con bueyes desd�a Chacarita Castro. Entonces se acostumbraba vacunar una persona y si la
hasta Puntarenas por la pla a. ---�-
vacuna le (pegaba) de ahí se tomaba el fluido para vacunar a
mucha gente más.
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Como peon o jornalero casi nunca he trabajado, pero con sica para oficiar el rosario y toda la gente se le cervía café con buen
bueyes desde que mi papa me llevaba a Puntarenas y en algo bizcocho, pan casero rosquetes de maíz; también se repartía chi­
le servía en el camino. En el año 1913 cuando a las calles de Ala­ cha de caña que por cierto es muy rica y alimenticia. A la hora
juela se les ízo el primer lastrado allí gane alguillo de plata: por de celebrar el rosario que se hacía cantadito y con la musica se
un viage de lastre sacado de los rios me pagaban <ft,1.25 un colon rebentaban bombetas y cuetes. Olvidaba decir que unos de los
veinticinco centimos sin embargo ajuste plata que me alcanzó invitados de honor eran los compadres que por cierto los aija­
para ir en una excurción a Limón con. [1-97/p. 6] un tio que era dos teníamos la obligación de que siempre que se encontraba uno
muy buen nadador y nos bañamos en las playas de cieneguita con el Padrino tenía que darle (bendito): tenía que quitarce el
también conocí la isla Uvita que es precíosa. En Guanacaste co­ sombrero y decir Bendito y alabado sea el santisimo Sacramen­
nosco varias Playas lo mismo que por el lado de Quepos y Savegre to del altar buenos días de Dios padrino. Entonces el padrino le
pero para mi la que mas me gusta es la de Brasilito. sobre todo el regalaba un cinco y algunas veces un díez. Todas las fiestas del
concha!. donde hay millones de conchas. patron en los barrios eran muy rumbosas pero una de ellas la
mas solemne que yo me acuerde son las fiestas del Llano en Ala­
Como empleado nunca he ganado nada pues no he desem­ juela lugar donde nació Carlos Luis Fallas (Calufa) uno de mis
peñado níngun puesto solo para las épocas de votaciones he buenos Amigos que siempre recordaré pues lamento muchísimo
servido en las juntas electorales como miembro en las mesas su muerte que Dios lo tenga en la Gloria. Como les decía allí /

de votación. todos los años para el ocho de Diciembre día de la Inmaculada


Concepsión de María se hacía una procesión entre la que es aho­
Ahor� hay una diferencia tan grande en las costumbres y ra Catedral de Alajuela y la Iglesia del Llano para la cual de­
en el tragm de las gentes en la manera de expresarce pues pare­ lante de la Imagen iba un monton de disfraces bailando al son de
ce que en esos tiempos había mas respeto entre las gentes esa una pilarmonía tocando alegres piezas: después seguían tres
falta parece que nos ha venido de afuera pero nosotros los vie­ días de corridas de torns que llegarón a tener fama en todo el
jos todo eso hay que irlo tolerando. Una cosa que no admite co­ país. Aquí en mí barrio en el cíglo pasado y las primeras del ac­
paración es en valor de las cosas tanto en la propiedad como en tual se hacía muy buena teja de barro que daba trabajo a mu­
los artículos. de consumo. En el antiguo mercado de Alajue­ chos campesinos: casi todo el trabajo se hacía de verano pues el
la que por cierto en un mes de febrero se lo llevó el viento. En único cobertizo que se usaba era una enrramada de caña de
esos tiempos le daban a mi papá 6 libras de carne por un colón bambu. Como era fácil conseguir buena tierra arcillosa muchas
y un cuartillo de papas valía 15 céntimos en Alajuela casi no mugeres se dedicaban a hacer tinajas y algunos trastos para el
había tiendas de ropa pero eso si y no se porque en la ciudad de cevicio en la cocina también hacian figurillas algo parecidas a
Heredia había más �omercio de todo y todos los lunes llegaba las que hacían los indios. En Alajuela cuando se construlló el
mucha ropa de esa cmdad y toda la gente del campo iba a com­ primer mercado de hierro fue techado con teja de barro echa
prar allí: mi mamá tenía por costumbre ir los lunes y algunas en los tejares del Barrio de San Antonio. También la casona
veces llegaba con una buena cobija de lana colorada que decía en que vivimos tiene teja de la misma. Una de las diversiones
q?e era Inglesa y le costaba 7 colones manta se conseguía hasta que tenía [1-97/p. 8] el Pueblo eran las carreras de gallos y sobre
cmco cent �vos la vara. En esos ti�mpos se acostumbraba para todo para el día de San Juan: la diversión consistía en arrancarle
t�das las fiestas en el campo repartu guaro de la fábrica y tam­ la cabeza a un gallo Para ello en la casa que se celebraban las ca­
b�én guaro de contrabando que era muy barato, se conseguía a rreras que siempre era donde vivía alguno que se llamaba Juan:
cmcuenta centavos la botella el de fábrica valía a colón el en la calle al frente de uno al otro lado de la calle se amarraba
coñac <ft,2.50 la botella. Diciembre siempre ha sido un mes muy una coyunda bien alto asi como ahora se hacen las careras de
_ cintas: de esa cuerda se colgaban de las patas los gallos despues
alegre, ahora tambien pero en esos tiempos se acostumbraba
sobre todo en el campo hacer unos rosarios en honor al niño pasaban los ginetes en carrera a ver si podían arrancarle la ca­
Dios muy alegres. En mi casa mi papá todos los años en Di­ beza a uno de los gallos que allí estaban colgando: el que lo
ciembre o Enero tenía por costumbre hacer uno de esos rosarios graba hacerlo tenía derecho al gallo para llevárselo para des­
con _gran pompa: se invitaba bastante gente hasta de [1-97/p. 7] tasarlo y comercelo con la familia y ademas era muy aplau­
la cmdad pues allí tenía varios amigos: se buscaba una buena mu- dido por todos y más si la nobia estaba por ahi. Como siempre

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hé vivido en el campo y he dispuesto de una pequeña parce­ hacían en la casa de papel amarillo y picadura. A mi mama le
la de terreno me he dedicado a cultivarla y he sembrado de gustaba mucho fumar de esos y yo le llevava pliegos de ese pa­
todo caña, maíz y frijoles me he retirado de la casa alla por pel y cincos de picadura cuando iba a la ciudad a vender leche.
Turrúcares por las márgenes del Río Virilla a sembrar frijolares:
y arrozales allí en esos tiempos había muy malas aguas y me Para mí guaro y cigarrillo siempre procuro tenerlos alejados
azotaba el paludismo y bichos intestinales pero despues todo eso solamente como para una fiesta un rosario o un cumpleaños y
se me curó a Dios Gracias. me obsequiem un trago lo acepto con gusto y no me cae mal.
Este es parte del camino de mi vida año 1920 durante ese
Una cosa que me gustaba mucho era sacar tareas de dul­ lapso de mi vida hubieron algunos idilios románticos pero nun­
ce en los trapiches cuando el trapiche era mobido por bueyes. ca muy en serio. Cosas de la juventud hasta un tiempo des­
De todo he cultibado hortalizas tomate chile cebolla camo­ pues cuando sentí verdadero cariño por Maria Luisa S. S. y esa
fué mi amada esposa y para dicha nuestra Dios nos bendijo
te yuca y en fin cuanto podía: también me ha gustado la cria con nuestros tres hijos que son para mi un tesoro. Dinora la
de abejas pues me gusta mucho la miel de abeja porque es muy mayor, con sus seis hijos y sus ciete nietos, María Ester con una
agradable, medicinal y buen alimento y mas para los chiquitos hija y su nieta y por último Jose con sus cuatro hijos. [1-97/p. 10]
y para uno biejo. Otro de los cultivos que me ha gustado mucho
son las flores por sus bellos colores unas y otras por su perfume, De manera que estoy contento con ese pasage de mi vida.
algunas son raras como una que hay en mi casa que le dicen pues: tres hijos once nietos y ocho biznietos de los cuales son
Ave del Paraiso tambien la guaria morada y tantas que produce seis varones y dos mugeres. Desgraciadamente mi amada Ma­
la tierra que son una belleza. ria Luisa murió hace cinco años pero estoy al calor de mis
hijos que velan por mi y no me dejan pasar ninguna pena vivi­
Y aquí en confianza por una curiosidad y mas que todo mos mutuamente y nos valemos unos con otros. Conoci el bol­
por un pasatiempo he sembrado Mariguana cuya flor es muy ean Poas en el año 1912 costaba llegar pues el camino era muy
apetecida por toda clase de avispas y abejas: he oido decir que malo y casi solo a caballo o apie se podía llegar era muy boni­
estas flores recogidas en cantidad se saca la droga que dicen La to pues se podía llegar hasta el verdadero Crater que se gasta­
L S D. [1-97/p. 9] ba mas de una hora para poder llegar donde estaba una laguna
Nunca he vendido nada de eso que les digo es simplemen­ que diario estaba en movimiento y despedía mucho olor a azu­
te una curiosidad como les dige pero creo que eso nadie lo fre: me contaba un señor que conoció el bolean antes de los
debe de hacer porque esa planta para verla es muy bonita le temblores del año 1888 y tenía cerca del verdadero crater una
causa estragos a la umanidad y no quiero contribuir con na­ roca altísima que parecia de cristal y los temblores la sepulta­
da que sea perjudicial para la umanidad. En esos tiempos que ron para siempre.
les decía sembrando frijoles alla por el Virilla tube la oportuni­ Al lrazu he ido varias veces pero no le encuentro mucha
dad de andar ayudando a los que sacaban guaro eso es muy di­ belleza como el Poas que las últimas veces he ido en carro y ya
vertido pues para eso casi siempre se va de noche a las peñas no hay la libertad de antes que hasta se podía bañar en la la­
y los charrales y se pasan muchas dificultades algunas veces guna que está allí cerca. En estos últimos tiempos he tenido la
saliendo por una peña con una garrafa de guaro se daba un res­ oportunidad de ir con mis nietos a la cooperativa el Cilencio
balón se quebraba la garrafa y todo se perdía: pero al fin y allá por el rio Sabegre a traer arroz y otros productos en ca­
al cabo todo eso es muy bonito para cuando uno está joven aho­ miones pués ellos tienen contratos para el acarreo de tales pro­
ra se saca mucho chirrite por donde quiera y en mas de una sa­ ductos: Allí cerca desemboca el rio Sabegre que en el Pacífico
ca me ha tocado estar y una cosa que ni yo me he llegado a expli­ por ese lado está trazada la caretera que le dícen la costane­
car el guaro no me gusta pues a duras penas lo pruebo y que ra que irá a llegar hasta el P1,1erto de Caldera pasando antes por
acabadito de sacar calientito sabé rico pero para mi nunca, me muchos lugares como Jaco, Esterillas y las plallas bandera en
ha dado por tomar, la cerveza la detesto, lo mismo que el ciga­ Parila por ahí es donde tenemos ese lotecito que les cuento a
rrillo solo cuando jóven una que otra vez por vara como di­ la orilla del mar donde me gusta ir a pasar unos días por so­
cen los pachucos me llegue a fumar un cigarrillo cuando se lo estarme bañando en el mar: Mis nietos son los que dísfrutan

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mas pues hay una cabina donde se hace comida y se duerme lo s asde comer. pu�s no solo de pa!1 vive el hombre sino que se [1-
mas tranquilo pues solo se oye el ruido del mar. 97/p. 12] debe alimentar el espíntu y no pensar en cosas malas ni
la ven��nza. A prtncipio de este año en Enero fuí a Cuba en una
E sa cooperativa el Cilencio no tiene mucho tiempo de fun­ ex_curs10n con vai·!as gentes de Alajuela fuimos muy pocos vecino
dada está formada por verdaderos campesinos que trabajan de m10 sol? uno: s alimos el 13 de Enero del Aeropuerto Juan San­
verdad es admirable el adelanto que tiene en tampocos años ta Mana como a las 10 de la mañana en el avión Iberia gasta­
allí siembran grandes cantidades de arróz que hace días ya se mos �m poco más de dos horas para llegar al aeropuerto José
dió comienzo a la corta con dos regadoras es mucho el arroz Marti en la Habana en la provincia de Rancho Boyeros.
que se está cosechando: tambíen hay mucha papaya [1-97/p. 11]
en plena cosecha. De allí n�s llevaron a la H�bana que no queda muy lejos
Y n�)S ospeda:on en el otel capn uno de los mas lujosos de la
Yo pertenezco a la cooperativa de caficultores de Alajue­ capital qu_e tiene como quince pisos: muy buenas habitaciones
la. pero el pequeño cafetal que tengo está comprendido en el área a todo luJo y confort cosa que yo como campesino no es taba
de terreno que tiene en proyecto La Liga Deportiva Alajuelen­ acostumbrado pero ya estaba allí y tenía que aceptar aunque
se la construcción de un estadio y tendré que venderlo y ya no fuera ?e mala gana pero era muy bonito. Otro día en la maña­
volveré a cosechar café pero como a mi me ha gus tado los de­ na salirnos en un bus que allá le dicen guagua. acompañados
portes con gusto lo vendo y que se haga el es tadio que yo tal por una_ :nuchacha guía . se llamaba Alejandra y esa nos
vez no llegaré a ver pero hay queda para las juventudes que po­ acompano los dia _ s como
que estubimos por allá: A donde primero
dran disfrntar de buenos campos donde puedan jugar y diver­ nos llevo fue a conocer la Habana colonial donde es ta el Mu­
tirce.
seo, c�sa_ natal José Marti: en la tarde nos llevaron a recorrer
Una propiedad muy bonita en el coco que cultibé heren­ l� s . prmcipales calles de la Habana Moderna. Otro día fuimos a
cia de María Luisa mi señora fué de los térrenos escogidos para visita�· una �ábrica de tabacos, allí nos regalarán puros es una
la construcción del aeropuerto del coco hoy aeropuerto Juan gran mdu�tna_ en la q�e trabajan gran cantidad de gente mu­
Santa María tubimos que venderla y es parte donde está ubi­ ch� maqumana. También fuimos al Centro turístico del Río
cado dicho aeropuerto. Cn� tal Y a� Muceo. de la Re:,,ol�ción. un día Domingo por la
Cuestion de animales nunca me ha llamado mucho la aten­ manana salimos hacia la provmcia de Cien Fuegos pasando por
ción si he sabido tener vacas y cerdos en la casa y es muy im­ unos pueblos mas pequeños como de es tilo colonial calles empe­
portante pero se nesecita tener bastante campo y cerca de las dradas Y n:uy angostas apenas un carro con dificultad: Conoci­
ciudades nunca se dispone de mucha tierra solo árboles frutales mos un cnadero de cocodrilos hay miles de estos animales de
tenemos junto a la casa, de naranja limón agrio y dulce, agua­ todo tam�ño es una industria bas tante grande pues su valor
,
s on la s �ieles. De alh se va por un canal de cuatro kilometros
cate de coco manzana y zapote cas y otras mas. también arboles
de madera, pochote guanacasteco cedrn y otros: Lo que si me ha hasta sahr al mar donde hay un centro turistico que es una be­
gustado tener sembrado junto a la casa son hiervas medicina­ �leza pues ese canal en sus orillas hay miles de pinos todo tama­
les algunos las tienen como por creencias pero no es as í s ino por­ no parece que de allí ya se ha s acado mucha madera ese canal
que algunas como el apasote la nuda artemis a y tantas otras parece ser construido antes de la Revolución. [1-97'/p. 13]
segun un libro esa s hiervas algunas veces sueltan como unas re­
sinas que son probechosas como para el corazon con especialidad . pe allí s iempre recorriendo hacia el Este llegamos hacia
Tnmda� lugar donde estan unas cavernas algo peligrosas como
la artemisa el olor de apasote para las lombrices también la al­ para m1 pues no puede recorrer muy adentro por que hay par­
bahaca y apasote se le puede echar a la comida como el orega­ tes m�y osc�uas y no podía bajar: gente jóven si llego hasta muy
no es bueno para los pulmones yo no se si eso sera cierto pero adent10: . alh se conoce lo que llaman en todas las cavernas las
eso decían nues tros abuelos y debe de tener algo de cierto. Los estalagmitas y las estalatitas son como unas candelas que unas
pinos son otros de los árboles que deben ser provechosos para la salen del piso para arriba y otras penden del techo para abajo.
Salud porque cuando hace mucho sol despiden un olor fuerte
que es agradable el ciprés es uno de ellos y da muy buena ma­ . Estos lugares están como a 400 kilómetros de la Habana
dera: la verdad es que s e debe de sembrar de todo no solo co- ac1a el este de este lugar a Santiago hay mas de otro tanto de

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camino. Tienen en construción una carretera de_sde, Santiago Aunque sea al final voy a contarles algo de lo pasado Por
haber nacido en el campo y en aquellos tiempos tan lejanos fue
hacia la capital que parece ser que tenga como seis vias. muy poco lo que aprendí y en ese tiempo el campesino casi no
De regreso fuimos a visitar un puerto do_nde está lo qu� tenía oportunidad de estudiar la alimentación era deficiente y
llaman azucar a granel allí llegan grandes cantidades �e. azucar las enfermedades azotaban mucho y no había los medios que
para la exportación allí nos regalaron todo_ lo que qmsieramos ahora existen y mucha gente moría pol' falta de atención mé­
comer o llevar un azucar dorado o mas neo para comer. Co­ dica yo por suerte y a Dios gracias no enfermaba mucho pero
nocimos un estadio donde segun nos dijo la guía no s� cobra por si veía en el campo esa tragedia con unos caminos que era un
ver partidos de futbol y tiene campo como para 35 mil personas: puro fangal: yo en cuenta para si a vendo la leche e ir a la
en los alrrededores hay unos inmensos �a�pos para �odo depor­ escuela tenía que arrollarme el pantalon hasta la rodilla e ir
te: al Oeste de la Habana como a 13 lnlometros está el c�men­ batiendo barro por suerte que no usaba zapatos. La alimenta­
terio que es bastante grande como decir la mitad de la cmdad ción en mi casa primero que todo era arroz y frijoles y desde
de Alajuela. entonces aprendí a comerlos y todabía me gustan mucho y yo
Todas las tumbas son del mismo tamaño y a nadie se le creo que es un buen alimento. Por suerte ahora con la ayuda
cobra por ser enterrado ahí: de buenos gobiernos la situación ha cam- [1-97/p. 15] biado
También vimos una construcción, que le dicen El Morr? mucho.
fortaleza colonial que fue construída durante el año 1600. esta y nosotros los campesinos con la ayuda de las Leyes so­
a la orilla del mar es de pura piedra por un lado parece ser como ciales se ha aliviado la situación. Las juventudes de estos tiem­
una iglesia y se ven allí unas campanas de un tamaño extraor­ pos parece que vivan mejor que en aquellos días ahora más di­
dinario cuyo sonido debía de ser poco común. versión más facilidades para estudiar y se visten mejor: ahora
Toda la estadía durante esos ocho días fué magnífica la somos mejor atendidos por las gentes de la ciudad.
guía, una muchacha cubana inteligente y sagás con mucha ama: Si se me quiere tildar de necio por repetir las cosas no
bilidad nos daba explicaciones de todo lo que uno le preg1;mta�·a es culpa mía pues los conchos como nos decían antes tenemos
conocia tanto de las ciudades como del campo, conocia Histona esa costumbre: pero la verdad es que el campesino de hace mu­
Geografía y lenguas. yo creo que a ella le tocab_a andar con los chos años y hasta cierto punto los de ahora aunque se hacen
turistas que por allá llegaban: [1-97/p. 14] Alh se ven muchas perdido es bueno es cencillo valeroso y leal: eso demostraron
aentes que me parece cer Europeos es veía buena gente. Yo qu� yo en la guerra del 56 que según la Historia fueron ellos los que sa­
;o comprendo es que toda la gente nativa d� por allá P?rece. tnste liendo desde el interior del país llegaron hasta Nicaragua a pie
y no usa nada delujo como aqu �e n Costa � ica. El cerv �ci_ o urbano pasando mil dificultades allí lucharon con heroismo y regresa­
de buses en la Habana es gratuito pero umdades muy bieJas Y des­ ron en la misma: Muchos murieron de camino pues los azotó
cuidadas cuesta ver una motocicleta y carros de lujo en lo que el colera una enfermedad mortal y fueron quedando de camino.
yo estube por allá que fué muy poco se puede dec�r, c;iue no los Todo eso cuenta la Historia que yo creo está incompleta:
ví. Ya verdad es que la capital es muy gr�nd� Y, dif�c.il. de reco­ y ahora sería difícil saber lo pues no hay ser viviente que pue­
rrer; en lo poquito que yo andube por _ alh1 s1 v1 �dific10s h�sta da contarlo: habría que investigarlo mucho y eso sería tarea
de 25 pisos y buenas call�s y m�y ln:?J?ias ':( no se tropieza para grandes historiadores. En cuanto a la muger de esos tiem­
por ningún lado con autondades m pohcias m nada. pos tenía costumbres diferentes a las de ahora: por ejemplo to­
Fué un paseo muy interesante y. muy bonito e� esos días da la gran mayoría andaban descalzas su vestido era muy cen­
el clima era muy agradable y la atención que nos brmdaron fue sillo, una falda hasta el tobillo y una cotona que le decían cami­
especial, hoteles de mucho lujo, cantina� cuesta verlas Y no .se sa de gola. que en algunas dejaba el descubierto parte del busto·:
ven escándalos en las noches pero eso si para comprar algo to­ ahora se acostumbra así con la diferencia que el vestido es cor­
do está muy racionado televición y radio está muy _control��º tísimo y muy tallado. yo creo que al paso como van las cosas
por el gobierno: a los ocho días regresam?s en el_ mismo av10n _ podría llegar que su vistuario va a caer como el de nuestra ma­
de la compañía Iberia sin ningun contratiempo sm antes decir clre Eva. pero como aqui todo es modernismo hay que seguir las
que yo no cambio a Costa Rica por ni por el país más bello del costumbres que nos llegan de fuera y ver todo lo que se ponga
mundo. por delante y no critica ni escandalisarse por nada.

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Ya que está sobrando es que se repita tanto la historia del plei­ dulce, pero a mi me gustaba mucho esas molidad pues allí
to del 48 con tanto detalle y valentonadas que solo cirven para se tomaban espumas se hacían sobaos y mas melcochas ri­
revivir odios entre la familia costarricense creo que allí no par­ quisímas los chiquillos se arrimaban a la paila a chupar borra
ticipó mucho campesino sino otros que deceaban estar �rriva y hacían pericos, era muy divertido.
para devengar jugosos puestos que hasta la v_ez . están disfru­
tando: Allí no brilló mu- [1-97/p. 16] cho el patnotismo y el amor También les cuento que en mis mocedades fuí aficionado
a la Patria sino otros motivos que les permitió acomodarse a su a la música y me gustaba tocar guitarra y salir con otros com­
gusto. Como conté al principio de este relato para 1� rebolución de pañeros
_ a dar _serenatas cuando había buena luna y cantar unas
los Tinoco en los días que yo anduve toda la mayona eramos cam­ c �n�i�nes que Jamas he ':'uelto a oir muy sentimentales y de mucho
pesinos solo los que mandaban eran oficiales q:Ié 1:1º eran ca_m­ Sigmficado: p�r esos t �empos llegaban algunos nicas y canta­
pesinos: de todas esas aventuras no se que a mngun campesmo ban muy bomtas canc10nes pero todas con un sabor como a
se le dé pensión ni la estamos reclamando: ahora se da �u­ guerra todabía me acuerdo de una e"strofa de una de esas can­
cho dinero en pensiones a tantas personas que no lo necesitan ciones.
pues tienen muy buenos medios de vida: pero así es la vida En Alajuela existió un cantor que tambien hacía de paya­
cundida de errores, y punto, para no ablar mucho. En �·e?u­ so le decían Bentarron y tenía fama por todas partes como
men todas las dificultades de uno de los de ·dace las he vivido cantor y bueno para la guitarra.
pero ahora en estos tiempos después de pasar dificultades l�e­
van una vida sin muchas estrecheces aunque sea para los ul­ Otro de los trabajos que practique bastante pues me gustaba
timas años de su vida. Yo hé sabido de todo preparar en la ma­ mucll:o hacerlo f;1e sacando café en pilen pues mi papa cosechaba
drugada un golo de frijoles y medía botella de agua dulce alis­ poqmllos de cafe y yo los sacaba y los domingos los llevava a ven­
tar el machete y el calabaso con agua cogida algunas de las v_e­ der al mercado de Alajuela se vendía a veinte centavos la libra
ces ele una acequía y tener que ir talvéz a casi una hora de chs­ y costando. Todabía en mi casa tengo un pilen de esos tiem­
tancia a tirarle con otros peones a tapar frijoles que se acos­ pos Y saco poquitos de café no para vender sino para tomar
tumbraba sembrar en el mes de setiembre para recoger las co­ e:i la casa pues el café sacado a pilon es muy bueno: lo que
sechas en mes de Diciembre y Enero que eran los tiempos ele la t�e:ie es que Y'.3- con tantos años algo me cuesta pero se hace eger­
arranca y aporrea Antes los inviernos comenzaban casi siempre cic10. y se calientan los huesos: ahora todo se ha simplificado el
en Abril y era la epoca de hacer la milpa y entonces había que café [1-97/p. 18] llega molido a la casa las tortillas tambien pues
madrugar bastante a coger los bueyes y alistar el arado pr_epa1:ar las tortirricas llegan listas a la cocina tan rica y tan sabrosas como
la semilla y salir para el cerco a bolar arao hasta med10 clia. dicen los anuncios. Antes si se tenía el maís en la casa bueno y si
no �e compraba• y las mugeres tenian que cocinarlo con agua de
los pobres bueyes salian echando la lengua bien cansados y cemsa para que pelara después lavarlo bien que por cierto a
con mucha sed· pobres animales. A todo eso había que meterle mi tocaba hacerlo s�empre que mi mama se enfermaba despues
mucho trabajo 'y cuando el año era bueno se recogía buena co- se quebraba en la piedra de moler y luego se repasaba para sa­
. secha y a uno no le hiba tan mal, pero otras veces cuando el c_ar la masa b�en fina y luego hacer las tortillas y asi bien ca­
invierno era muy asernado y no llovía bastante la cosecha no l�entes se hacia lo que se llamaba leche con sopas que en mi
cervía y no se recogía mayor cosa y la cosech'.3- s� perdía, l? que tiempo de escuela ese era el almuerso con un plato de frijoles
no se perdía era la esperanza pues al año sigmente segmamos Y. a�ua dulce: la alimentación no era tan mala pues se hacían
en la misma rutina. durante el verano había que picar bastan­ d1stmtos platos que no se hacen ahora pero que a mi me gus­
te leña y guardarla [1-97/p. 17] para cocinar durante el invierno taba mucho: por ejemplo una que otra vez que se mataba chan­
porque había que tenerle a la muger buena leña seca y sino le cos­ ch? en 1� casa se haci'.3- lo que llaman frito que se le agregaban
taba encender el fuego y era puro humo también me gustaba y t�­ gumes tiernos, de gumeo tambien _ se hacía angú con buenas
nía que hacerlo por fuerza sacar tareas de dulce en los trapi­ manteca d� chancho y bastantes olores como oregano y culan­
ches para tener guardado para gastar en el inviern?. �ran. unos ,
tro de castilla todabia de estas cosas se usa bastante en la co­
trapiches de palo manejados por bueyes que no expnmian bi�n la c�na también se hacia poso! pipian de tomate albóndigas y pica­
caña y la mitad de jugo quedaba en el bagazo y no rend1a el dillo de chayote y tambien picadillo de papa y frijoles blancos

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pero este picadillo era mas bueno como el que se hacía como te y me fracturé un brazo y me llevaron al ospital San Juan de
para un reso o una fiesta de nobios tambien se hacía torta de Diós y s� me atendió con singular esmero y me curaron tan [1-97/
arroz y místela para tomar: tambien se hacia ayote con dulce: p. 20] bien que a pesar de mis años estoy tam bien que no me
tambien para la semana Santa se preparaba mucha comedera molesta para nada y tengo mucho que agradecer principalmente
que nunca faltaba la miel de chiverre y empanadillas de lo mis­ al Dr. G. B. y mas enfermeras que me tratarán con gran cariño.
mo La Semana Santa se guardaba con mucho respeto y vene­ Y para todos, muchas gracias.
ración y babia que ayunar y Diós guarde trabajar ni por más
que precisara y segun muchos años atrás me contaban el mier­ Tratándoce de enfermedades nuestras abuelas con sus en­
coles Santo de las doce de día en adelante nadie volbía a tra­ fermedades de su secso y recurrían a muchas hierbas y otras
bajar hasta que cantaran Gloria el Santo Santo a las ocho de la cosas para una soltura como decían era muy bueno cocinar cas­
mañana me decián a mi algunos viegillos cuan yo estaba chi­ car� �e pipa, cascara de palo de nance. Erche de targuá y otros
quillo que hasta las mugeres le echaban agua al fogon para cocimientos: las comadranas obstetricas como se llaman hoy
no tener que hacer nada porque si se trabajaba aunque fuera en andaban por el monte buscando un bejuco que le decían cafi­
la cocina era un gran pecado talvéz esto [1-4 7/p. 19] pueda ser tanea y también otra hierva que se llama cardosanto: de esta
exagerado pero los viegitos lo decían. En ese tiempo en el campo última todabía la he visto por algunas partes.
había mucho curandero algunos muy acertados y que tenían fama De ésta hierba se dice que tiene propiedades abortivas por
chiquillo pero muy chiquillo vecino de mi casa habitaba uno de el solar de mi casa todabía se le ve algunas veces.
estos personages y papa me llevaba cuando me enfermaba.
Otra de las cosas que se usaban para enfermedades de
Para las calenturas recetaba unas píldoras negras mas amar­ riñones ovarios y vejiga era un bejuco que le decían calzon­
gas que la hiel pero hacían bueno: en esos tiempos había una cillo, pelo de maíz y caña agria, la manzanilla que -todabía se
enfermedad que le decían tisis yo conocí algunas personas con usa mucho. Algunos doctores toclabía la recomiendan Antes no se
este mal que ahora creo que es la enfermedad del pulmón o sea la con?cían las vacenillas que también les decían comadres: pero
tuberculosis. que me parece que es curabl pero en ese tiempo hab1a un artefacto llamado vacín y eso cervía para las neseci­
se le temía mucho: En ese tiempo aparecían algunas personas dades ele la noche ayudado por un huacal: el vacin era hecho
con un mal que le decían tirica se le ponian los ojos amarillos y de ma�era bastante incómodo y cuando se hacían muy biejos
mucho sueño creo que ahora es la hepatitis muchos niños pa­ despeclian muy mal olor y los cuartos de dormir no olían muy
decían diarreas y males del estómago en muchos casos se decía bonito.
que era un empacho y se le llevaba donde un sobador para que Asi eran las casas del campesino pobre.
le machucara la panza y me contaban que hubo criatura que en
uno de estos casos tanto le majaron el estomago hasta que le Olvidaba decir que en un pequeño muceo que tiene el Ins­
reventaron una tripa y se murió. Enfermedad corriente ha sido tituto ele Alajuela he visto un vacin.
siempre el catarro que antes se curaba con sacate de limón
sauco y achicoria algunos padecían de una enfermedad de la vis­ Los campesinos teníamos muchas dificultades con las en­
ta que le decían orzuelos a mi me cogió una vez pero para eso fermedades de los animales los bueyes y vacas se llenaban de
hay una hierva que le dicen golondrina yo me curé con eso garrapatas, los bueyes cuando trabajaban mucho se renquea­
hace 60 años y jamás me ha vuelto a salir un orzuelo. Hace mas ban "!( l�s cogía en los cascos una enfermedad que le decían
de cincuenta años fue cuando apareció en Costa Rica por pri­ l�onmgmllo qu� costaba m;1cho �urar y tambíen morriña y mo­
mera vez el dengue o trancaso que es una especie de catarro o nan: a las gallmas les cog1a pep1lla, una enfermedad en la len­
resfrio pero eso si mas fuerte y de mucho cuidado pues en ese gua [1-97/p. 21] tambien unas pelotitas en la cabeza mas a los
tiempo no se conocía y no había buenos medicamentos y murió pollitos: los pollitos tenían un enemigo fatal el gavilan que se
mucha gente a consecuencia de dicha enfermedad. Hoy día es de los alzaba y se los hiba a comer bien largo y disfrutaba de un
lo mas corriente y la gente poco le teme pues hay muchos bue­ banquete por allá.
nos remedios. gracias a la medina moderna nunca había esta­ Todo era pérdidas y congojas pero aqui estamos hacién­
do en un hospital pero hace como tres años tube un acciden- dole frente a la vida siempre en el campo apegado a esta Ben-
136 137
dita Tiena tan llena de tanta maravilla que solo Díoz con su
gran poder pudo haber creado.
De última hora y repasando lo que había escrito en con­
tre que entre las muchas cosas que había dejado de escribir
esta la Historia del incidente con Panamá que fue allá por el
año 20. o por el año 21 no recuerdo muy bien si recuerdo que
el presidente de Costa Rica era Don Julio Acosta García tube
Autobiografía
mucha gana de ir y para eso estube listo y me fui a inscribir
al cuartel de Alajuela y me puce a sus órdenes y quedarón de
llamarme, pero todo eso pronto terminó y no pasó nada: para
bien de todos. Para terminar un poquito de Filosofía. La gran
de· M 1 A. V.

verdad.
Nada son pompas y palacios ni de nada valdria el hom­
bre mas rico de la tierra en compación con la rectitud de
conciencia: de un pecho que jamás tiemble ante el peligro, de
un rostro al que no puedan empalidecer voces acusadoras de un
corazón sin mácula deshonrosa. No haber hecho daño a nadie no
haber faltado nunca a la verdad. No haber firmado escrito al­
guno al que no pueda ser testigo el angel mas puro de los Cielos.
No interponer entre el deceo y la satisfacción. mas que la in­
visible Ley de Justicia: Esto es ser Hombre. Tomado de un li­
bro que leí hace más de 60 años.
Fui bautisado en la parroquia de la ciudad de Alajuela el
8 de Setiembre del año 1892. siendo cura el presbitero Francis­
co P. padre Chico como se le llamaba con gran respeto·; con
los nombres T. H. de la N. [1-97/p. 22]
Ahora bien por no ser tan lindo me llamo H. de la T. y
vivo por el lado de la capilla de Montserrat de Alajuela.
Quiero aparecer con ese nombre y no con el ele pila.
Manden en lo que gusten.
a su servidor
Herlindo Avila
San Antonio de Alajuela
Octubre 25 de 1977. [1-97/p. 23]

138
A UTOBIOGRAFIA

Nací en Esparta el 27 de julio de 1923. En el 30 era un


muchacho de siete años, el cuarto, entre ocho hermanos. Suma­
mente tímido y huraño. No conocí al hermano mayor, Según
el decir de mamá, se había ido ya, hacia otros tiempos ... , don­
de no hay veranos donde no hay inviernos.A mamá le gustaba
la música y la poesía. En orden de mayor a menor, seguían, An­
drea y Menchita; y despues de mi, José, Ana y Leonor. Luis,
el benjamín estaba por llegar.
En Esparta el hogar. La madre enferma, el padre sin tra­
bajo, y el ambre al acecho tenasmente.
Tanta calamidad solo era superada por el amor inmenso de
mi madre. Los tres más grandes ya íbamos a la escuela; a sus
respectivos grados: tercero, segundo y primero.
A veces con solo un jarrillo de aguadulce, añorando la ta­
cita de avena que nos daban al recreo.
El tiempo corría, no sé si rápido o lentamente.
De acontecimientos y cosas trascendentales no sabía nada.
Vivía en el mundo fantástico de los niños:
Frutas, juguetes, pájaros, y la cruda realidad que se hacía
sentir cuando nos sentabamos a la mesa.
Era feliz cuando 'rompía' el norte, en el mes de diciem­
bre, escribiendo o tratando de éscribir cartas al Niño Dios pi­
diendo juguetes que nunca llegaron.
La lluvia me gustaba tan solo por ver correr las turbias
correntadas y echar en ellas basuras o barquillos de papel con
mensajes o cargamentos imaginarios para niños de países le­
janos que oía nombrar a gentes mayores. Sentía un miedo te­
rrible en la oscuridad de la noche, y mi mente se emp�ñaba en
descubrir voces, quejidos, fantasmas y animales feroces, de los
[1-98/p. 1] que solo conocía en los cuentos y relatos de las
gentes sencillas.
Las culebras me daban horror, lo mismo que las arañas y
los alacranes. Me divertía viendo los sapos cazando insectos y
me molestaba ver a otros muchachos matarlos a pedradas. En
ocaciones me tocaba que ir en busca de leña a una pequeña

141
parcela, donde había una arboleda de aguacates, propiedad de Entonces los nmos campesinos se armaban de tarros, pa­
un tío abuelo. La leña que recogía eran ramas secas de agua­ los y ondas, y emprendían una batalla cotidiana de doce ho­
cate que se desprendían de los -árboles; no era muy buena pero ras tratando de auyentar las avecillas. Desde lejos se oían los
resolvía el problema aunque mamá se pasara gran parte del día gritos de los niños y el tañir de los tarros. De vez en cuando, aba­
soplando y llorando a causa del humo. tida por las piedrecillas lanzadas por los muchachos con sus
Como andaba descalzo y usaba pantalón corto, era rara ondas, caía una que otra avecilla que recogían en el acto y la
la vez que no llegara a casa con espinas y punzadas en la plan­ echaban en el salveque que contenia las piedrecillas. En la tarde,
ta del pie, y la piel de las piernas enronchadas a causa de los a la hora de la salida contaban los pajarillos para saber cual
era el campeón o gran tirador. Tambien los pajarillos caidos
piquetes de los 'jejenes' que abundaban en aquel somb1:eado servían como alimento y cocinados con arroz obtendrían un
bosquecillo. Mamá siempre me venía a encontrar, me quitaba suculento guacho.'

l
la carga, y una vez en la casa ponía la leña bajo el fogón, �
gía un puñado de ceniza caliente la envolvía en un trapito Y Estos niños eran hijos de los jornaleros y campesinos po­
coñ aque isopo, pasánaolo por mi cuerpo, esprenaía los di­ bres que vivian en sus minifundios. Su pobreza era extrema y si
luvios de c loradtllas y garrapatas que había recogido. Cuan­ no morían de hambre era porque en los campos abundaban las
do esto sucedía, invariablemente sentía caer so · mí s lá- frutas, tales como jocotes, guayabas, papaturros, guapinoles y
grim s ue r sbali:l. an s1 enc10sas o us-a 1ebradas mejillas y otras. En los ríos y riachuelos obtenían cierta cantidad de pe­
al hacer Contacto con mi- r o ro'l()caban un sentimiento de ces y camarones, lo mismo en manglares, bosques y cha- [1-98/
indeéi le ter:1ur� hacia aquel__cadav_érico rost�·o; entonces se p. 3] rrales habían pianguas y se cazaban con facilidad, pizotes,
inundaban mis oJos y nos fundiamos en un su hme abrazo y los armadillos, mapaches, iguanas, etc con turecas se cazaban palo-
dos llorábamos en silencio. mas. El salario de los peones era ridículo, no alcanzaba para el
vestido pero ellos se las agenciaban sembrando pequeñas cantida­
Esparta, Puntarenas, Aranjuez. Estos lugares fueron tes­ )
des de arroz, maíz y frijoles en las tardes y días domingos.
tigos de nuestras infantiles penurias.
Recogían las cosechas y vendían una parte, ese dinero era
Estos tres lugares se repartieron alternativamente, nuestra exclusivamente para comprar ropa. Para medicinas no había
infancia, impregnando mi mente de dulces recuerdos. presupuesto; eso se arreglaba de camino, sobre la marcha, o si
No se porque los años que se han ido, por duros que ha­ 116 la muerte se encargaba de eso. En esa forma subsistían esas
llan sido los recordamos con nostalgia. Pero es que con ellos, pobres gentes.
se fue la' infancia, se [1-98/p. 2] fue la juventud, se va la vida Los niños no conocían el calzado y los mayores usaban
y esto solo una vez sucede. caites.
Lo que hoy nos produce un dolor intenso; mañana, sólo La escuela estaba cerrada; era ésta una casucha en ruinas
será un inofencivo recuerdo que llega a quebrar la monotomia en y quedaba al frente del telégrafo, en una esquina donde el ca­
el álbun de recuerdos que tan cariñosamente guardamos en mino se bifuraba formando una "te" en la otra esquina esta­
nuestra mente. ba la pulpería si es que así se le puede llamar a una venta de
Aranjuez de Puntarenas era nuestro lugar predilecto. Sus melcochas, confites, cigarrillos, fósforos, candelas, refrescos em­
verdes potreros en el invierno se animaban con el mugido de botellados Y. talvez pan y sardinas. Este era el centro del lugar
los ganados, el relincho de los potros y el barullo de las av�s donde una decena de casitas pugnaba por reunirse.
acuaticas que por aquellos tiempos abundaban. Los patos sil­ La plaza quedaba cerca, en un potrero, al lado · del cami­
vestres, los piches, martimpeñas, chocuacos y zarcetas quebra­ no que en el invierno era un enorme charcón intrancitable, don­
ban el plateado silencio de las noches de luna. Los campos cul­ de gentes y vestias se escapaban de hundir.
tivados de arroz se mecían suavemente acarisiados por el viento. Siguiendo el camino, pasando enmedio de la pulpería y
Cuando las espigas comenzaban a dorar, los arrozales eran la escuela, como a ochocientos metros de ahí a mano izquierda,
invadidos por bandadas milenarias de piuces y otras avecillas estaba la ermita. La ermita era espaciosa y no parecía mal cons­
que vorazmente descascaraban y engullían los granos. truida pero estaba en completo abandono; el lotecito donde

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estaba ubicada era un charral donde se guarecían las culebras, bre basas y solo el comedor tenía piso de madera. La casa estaba
digo esto porque cuando algún vecino se resolvía a chapeado ubicada a prudente distancia de un riachuelo que las gentes lla­

·->siempre mataba varias. maban paja de agua y cuando los inviernos eran copiosos inunda­
Nunca pqde saber cual era el santo P�!,Óll {lel lugar· estas ban sus contornos, en el extremo norte de una parcela que era a lo
cosas demostraoan que las gentes clel-lugar no eran muy reli­ sumo de veinte manzanas, eso si, de terrenos planos que en un
giosas. tiempo fueron fértiles, al oeste del camino que conduce a Pita­
El cementerio quedaba lejos del lugar, en un sitio equidis­ haya y como a un kilómetro del pueblito de Aranjuez.
tante entre [1-98/p. 4] Aranjuez y Pitahaya, perteneciendo a Poseía, unas cuantas vacas que pacían libremente por la
ambos. El zacate guinea crecía rápidamente tragándose tumbas calle y los playones del río Aranjuez.
y cruces. Tenía cuatro bestias y algunos cerdos; después de las im­
En Aranjuez teniamos varios parientes por parte de madre: precindibles gallinas, tenía patos, chompipes y otros ejemplares
Tía Cristina y tía Juana, que fueron para nosotros el paño de de aves como loras, pericos, lapas, palomas, piches, yigüirros y has­
lágrimas. ta una pava mañosa que había que sacar a cada rato de la co­
Tia Cristina era una negrita buena. Mi abuela materna cina. También había un hermoso venado con una cinta celeste
la había recogido y c1 D. Su padre' era un negro "yumeca" que sostenía una campanilla atada a su pescuezo; y desde lu
como le decían en aquellos tiempos a las personas de raza ne­ go habían perros y gatos. e✓
gra- pero mamá la quería y ella quería a mamá como si fueran Tía Cristina no perdía la oportunidad para hacer el bien!
hermanas. Su casa era algo así como una casa de beneficencia en mi­
Era analfabeta pero tenía un corazón tan bondadoso que niatura. Siempre habían personas que dependían de ella, sea
todo el que la trataba, inmediatamente se sentía atraido y com­ temporal o permanentemente. Así podíamos observar con que
prometido por aquella infinita bondad. dedicación atendía a un niño llamado Alejandrino, ahijado su­
Así entre sus amistades habían gentes de todas las esferas yo, huérfano de padre y madre. A un anciano paralítico de na­
sociales. Donde tía Cristina nadie salía sin comerse un bocado. cionalidad nicaragüense llamado Braulio y un cieguito que res­
Parecía que sus cazuelas fueran mágicas, tanto por el rendimien­ dondía al nombre de Luis.
to como por el exquicito sabor de la comida. Era tia Cristina de mediana estatura; conversadora y afable
con todo el mundo; poco salía de paseo y cuando lo hacía era por
Nunca he podido comprender como hacía para que siempre la noche, después de terminar sus quehaceres. Entonces tomaba
hubiera algo que comer en su cocina. sus viejos zapatos de lona, se los ponía quejándose de los "con­
Tía Cristina era viuda y tenía seis hijos, Julio, Lucas, Ma­ dolíos juanetes" ponía un "culito" de candela en el "san roque"
riano, Adel Antonio y Juan. Todos vivían con ella a excep­ y avanzaba con pasos inseguros por el camino, [1-98/p. 6] atenta
ción delLucas que había casado con María, una muchacha es­ y alerta de cualquier animalejo que se le atravezara en su paso.
partana 'que adoraba, pero que la muerte le arrebató cuando Sentía horror por las culebras y los sapos, y cuando aparecía un
.., le traía al mundo su primer hijo. bicho de estos metía retroceso haciendo grandes espavientos.
Fue un golpe muy rudo para todos, suegra, cuñados y es­ Era muy aseada y después del baño enjugaba con un paño
poso, pues María se había ganado el cariño de todos. Lucas no su negra y rizada cabellera que le cubría la espalda; tomaba un
pudo sobreponerse a tan irreparable pérdida, y en su inmenso frasco grande con unto sin sal mezclado con quien sabe que es­
dolor, buscó consuelo en la distª-ncia y archó ac1a e norte, píritus aromatices, frotaba su pelo con esto y comenzaba a pei­
a Iafrontei.�co Ní'"C'ln·agua y nunca más volvió. Tía Cristina narse. Claro que no pasaba tanto tiempo delante del espejo.
suÍi·íamuc 10por la ausencia de su hijo. Terminado el peinado, se ponía dos peinetones de carey,
Los bienes de tia Cristina eran pocos: Una casa grande de ponía picadura de tabaco en una boletilla de papel de fumar
madera y teja que estaba montada sobre basas de poco más de amarillo, la arrollaba, con un tizón encendía el cigarrillo, con
un metro y detrás de ésta [1-98/p. 5] otra más pequeña que se la lengua lo acomodaba en un extremo de su boca y echando
usaba de comedor, despensa y cocina, que no estaba montada so- pequeñas espirales de humo se sentaba a escoger los frijoles.

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En la jícara que colgaba de un clavo, en la pared, cerca del Siempre había un número regular de personas q�e ejecuta­
fogón y que contenía picadura de tabaco y papel de fumar, es­ ban diversos trabajos: Chapeas de potreros, 1·�paraci?n de cer­
condía una "cuarta" con ron colorado que nunca estaba vacía• cas, rondas, zocolas, siembras de arroz y maiz _deshierbas etc.
cuando la sorprendiamos dándole un pequeño "besito", ella no� La casona siempre estaba habitada por gran número de
explicaba aquello diciendo: ¡Estos confilgaos raigones me due­ personas.
len mucho y solo con enjuagues se me alivian!- En verdad
de sus dientes quedaban solo trancos, pero los "enjuagues" iban Tia Juana tenía ocho hijos: Angela, Laureano, Marcela,
a parar siempre en su estómago. Alcides, Dignora, Matilde, Carlos, Guillermo y Joaquín.
Angela era casada y vivía en Puntarenas con su marido Y
I sus hijos. [1-98/p. 8]
Laureano' también era casado pero vivían . en la finca; su
Partiendo del pueblo y siguiendo la calle que pasaba por esposa Elda era muy buena y se llevaba bien con su suegra Y
la hermita, se llega a la finca que pertenecía a tia Juana. demás familia. Ya tenían tres hijos que Laureano adoraba.
Esta si era una gran finca; con varios potreros de grama, A Marcela la estab jand el tren lo mismo que a Dignora.
jaragua y guinea. Distaba como tres kilómetros del pueblo. La
casa era grande con piso de ladrillos, paredes de madera, techo A cides fue al Colegio pero no aprovechó el estuato.
de teja y zinc. Matilde, Carlos, Guillermo, y Joaquín estaban en edad es-
Había sido construida en mil novecientos y la fecha apare­ colar y aprendían en una escuela en Puntarenas, pero las vaca­
cía bien clara [1-98/p. 7] gravada en los ladrillos del piso, en una ciones las pasaban en la finca. En esas temporadas la casona
planicie a cierta altura, pudiéndose admirar en toda su belleza era invadida por cierta cantidad de niños parientes que venían
la bahía de Puntarenas. a pasar las vacaciones. Entonces nos divertiamos de lo lindo:. or­
ganizábamos excursiones, cacerías y pescas. Pero pa�a realizar
El puerto quedaba al sur y en el verano, cuando los vientos nuestros planes siempre teníamos que contar _con el vISto bue�o
alicios barrían el cielo, los ojos se embriagaban con el azul inten­ de tia Juana y ella ponía condiciones: En primer lugar cu?1phr
so del paisaje. Ciertas noches, cuando la luna se iba con el sol con los trabajitos que nos tenía asignados: Barrer el gallrnero,
y dejaban el mundo a oscuras, Puntarenas parecía, un largo recoger los huevos, meter las gallinas cluecas en la cluequera,
prendedor con puntos ígneos, en un enorme retazo de terciope­ darles maíz y agua, echarles maíz a las demás aves, dar de co­
lo negro. mer a los cerdos en el chiquero, barrer el chiquero de los terne­
Tía Juana era morena, más baja que tía Cristina su esta­ ros y botar las boñigas, traer ramitas de guácimo para los más
tura. Usaba luto con una falda maxima que descendía gene­ pequeños y llevar los más grandes a la zacatera.
rosamente cubriendo sus pies. No conocí al esposo de tia Juana Cumplidas estas labores podíamos irnos de cacería o de J?es­
que era, al decir de ella, un hombre muy valiente, trabajador y ca no sin antes oir sus recomendaciones: Tener mucho cmda­
honrado. También era viuda, su carácter recio y justiciero le da­ dd con las culebras, no meterse a las propiedades ajenas, no tre­
ba una autoridad excepcional, administrando sus bienes maravi­ par a los árboles y muchas cosas más que ya no recuerdo.
llosamente. El orden era para ella la base de todo y todo tenía
que estar siempre en su lugar. Debía de tener conocimiento de En eso de las culebras, tia Juana tenía sobrada razón pues
muchas cosas pues se expresaba con facilidad y hasta elocuencia. en el lugar habían muchas serpientes de cascabel que sus mor­
Era una lectora infatigable. deduras eran en extremo peligrosas y a menudo ocasionaban la
muerte de algún campesino. Los sueros antiofídicos eran muy
Las actividades en la finca comenzaban temprano: a las escasos en aquellos tiempos.
tres de la madrugada ya habían terminado el ordeño _y el leche­
ro enyugaba los bueyes, pegaba la carreta con la leche y partía ¡Cascabel a la vista tiradores! [1-98/p. 9]
para Pitahaya, ahí un bote esperaba en el embarcadero, reco­ En cierta ocasión estando nosotros en la casa de tía Jua­
gía los tarros y zarpaba para Puntarenas. La leche tenía que na llegó la Nochebue�a y el Niño Dios nos trajo unas pistolas
llegar al puerto lo más temprano posible. de madera que por medio de un resorte disparaban un tapon-

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:IL..-
cillo de corcho. El taponcillo estaba sujeto a un cordel que pen­ LA PESCA
día de la mira y como era de esperar no había que ir a bus­
carlo porque quedaba colgando de la misma y listo para vol- En verano el río Aranjuez es apacible y generoso. Las trans­
_t' ,..,ver a cargar. parentes aguas avanzan murmurantes por el pedregoso lecho, di­
Habíamos emprendido una cacería de saltamontes con nues­ vidiéndose a veces para reunirse luego, formando de esta ma­
nera de brazos de poca capacidad. Sus playones son estériles, cu­
.J' tras flamantes pistolas y cada cual trataba de acumular el ma­
yor número de piezas y así obtener el título de campeón en tiro
de pistola.
biertos por charrales, florecilla, zacates y otras hierbas. Poco
antes de su desembocadura se encajonaba en medio de garna­
lotales formando pozas de variada profundidad donde se refu­
Batíamos la verde plazuela de zacate de gallina. Nuestros giaban caimanes y peces.
padres observaban desde el amplio corredor de la casa los mo­ Nosotros preferíamos, cuando íbamos de pesca, los peque­
vimientos de los "cazadores" cuando de pronto Carlos exclamó: ños brazos pedregosos.
-Cascabel a la vista tiradores! El procedimiento que usarnos para la pescá era bastante
Todos dirigimos la mirada y después · 1os pasos hacia el entretenido y había que trabajar duro, pero el esfuerzo y los
lugar que señalaba Carlos. Una enorme serpiente cascabel rep­ sacrificios eran bien recompenzados.
taba lentamente tratando de pasar desapercibida. Vano intento el Cuando íbamos de pesca, que solo era en los veranos; des­
del oficio pues los ocho pares de ojillos infantiles se posaron en él. de el día anterior estábamos preparándonos.
Avanzamos y rodeamos al iracible reptil; este trataba en vano Primero los machetes, estos debían de estar bien afilados,
de romper el sitio sin recurrir a la violencia pero nosotros no le y pasábamos toda la tarde agachados sobre el molejón; des­
dimos cuartel y estrechamos más el cerco. La serpiente optó pués planeábamos el "asalto" a la cocina. Esa noche había
por defenderse y enroscó su cuerpo formando un rollo sobre el que robarse unas dos tap¡3.s de dulce, un buen [1-98/p. 11] pe­
cual puso su cabeza mientras agitaba la cola colérica, de donde dazo de queso seco, un poco de pinolillo y algunos panes o bisco­
salía un ruido como el que hace una cazueda cuando está en chos. Al siguiente día, muy temprano nos levantábamos para
el fuego y le echan el arroz mojado sobre la manteca hirviendo. hacer los oficios y tener así más horas divertidas en el río.
Cerrarnos más aún el cerco y cuando creímos tenerla al alcance
de nuestras armas nos acuclillarnos al rededor del venenoso �te, honda y salveque, descendíamos por un ca­
animal, pero fascinados por el ruido de los sonoros cascabeles mino carretero lleno de canjilones y piedras. En los salveques
nos dedicamos a observar fijamente. llevábamos cierta cantidad de piedrecillas que eran las muni­
ciones de nuestras hondas, sirviendo para bajar uno que otro
Ella alzó la cabeza sobre nosotros sacando constantemen­ pajarillo que se pusiera en el camino. Para llegar al río se in­
te su bifurcada lengua en actitud arto amenazadora; pero como terponía una montañuela de árboles de diferentes especies, ta­
hipnotizaba, por las infan- [1-98/p. 10] tiles miradas no pasó les como guanacastes, laureles, cedros, jenízaros, corteces, ro­
de ahí. bles, pochotes etc.
No sé cuanto tiérnpo duraría aquella escena. Un filoso Por el tronco de varios árboles se trepaban en espiral las
machete descendió sobre nuestras cabezas con la velocidad del afixiantes bejucadas de papamiel cuajadas de flores rojas, donde
rayo, destrozando la cabeza y el cuerpo del reptil. Cuando sa­ los gorrioncillos buscaban el sustento, y cuando nosotros llegá­
limos de nuestro asombro y nos paramos, fue para encontrar­ bamos hallaban a veces la muerte.
nos con una dosis de picantes fajazos. Los corteces y poroporos precindían de sus follajes verdes
El tio Antonio había sido el salvador nuestro; con destre­ para incendiar el bosque con sus flores de un amarillo sober­
\ za increíble había dado muerte a la enorme serpiente que me­ bio. Mientras que los robles y maderos negros, más moderados,
' día más de dos metros. se vestían de blanco y lila. Las guarías moradas se agarraban
Los picantes cuerazos venían de parte de la tia Juana y despreocupadas de las ramas y los troncos.
papá que con sendas fajas nos sacudían el polvo de nuestras po­ Lapas tricolores, con la azuela gurbia de su pico cortaban las
saderas. semillas de jiñote emitiendo gritos destemplados.

148 ��I 14 9

_/
Las iguanas y garrobos al vernos pasar se escondían la­ -Pues una chirvala- repetía Memo.
deándose en las ramas. -¡A güeno!- reclamaba Pepillo.
La tierra estaba cubierta de hierbas secas y éstas a su vez
cubiertas de hojarazca. -¡Vos serás el campeón de los pájaros muertos pero yo soy
( el campeón de las chirvalas!
No es raro encontrarse algún "cusuco" removiendo la tie­
rra con el hocico en busca de gusanos. v- Todos reimos de la salida de Pepillo y cogiendo los viejos
machetes nos dispusimos a entrarle al trabajo.
En medio de estos detalles caminábamos entrando y sa­ ·
liendo del camino hasta llegar al río. El trabajo consistia en secar un brazo del río que tenía
como 30ümCar1.os que era el mayor tomó la dirección del tra­
Por llegados al río, lo primero que hacíamos era partir una baJo y nos í::lis ribuyó de la siguiente manera:
tapa de dulce y sentarnos en grandes piedras a mordizquear
cada uno de su "troncho". Luego venía el recuento de las piezas Mi hermano José y yo iriamos a cortar y jalar ramas, mien­
cobradas. tras ellos se encargarían de la presa. El día era espléndido. Un
sol abrazador castigaba el paisaje y humedecía nuestro cuerpo
-Vamos a ver cuantos pajarillos nos apiamos- decía Car­ con gotitas saladas.
los metiendo la mano en su salveque y sacando un veranero
pecho rojo. El cielo azul e indiferente engullía todo. El mundo estaba
-¡A mí no me decís nada con eso! exclamó Guillermo y preso en el intenso azul.
acto seguido sacó de su salveque otro veranero pero con el pe�l10 Pepillo y yo éramos infatigables cortando y jalando mon­
amarillo. te, ramas y zacate. Carlos, Memo y Joaquín construían la pre­
-¡Y de �sto qu� me decís!- repuso Carlos, mostrando orgu­ sa haciendo una cortina de piedras que prensaba el monte, las
llos? su g�..us segm- [1-98/p. 12] do por las alas que vivo aún ramas y el zacate.

r
abna el pico amenazante. Ponían arena, lodo y todo lo que tubieran al alcance, con
tal que ayudara [1-98/p. 13] a detener el agua.
-:-¡Bueno, yo me apié esta viuda, este agüio y este yigüirro­
y Gmllermo mostraba los pajarillos muertos' con una sonrisa La presa avanzaba rápidamente; solo quedaba un boquete
de satisfacción. en el centro por tapar.
-¿Y Quincho que mataría?- decía Pepillo metiéndole la Eran como las diez y media de la mañana y Carlos sus­
mano en el salveque y sacando un cuyeo. pendió las labores para comer lo que habíamos traido.
-¡Mirá ...!- exclamamos en coro, mató la cuyea culeca Comimos queso con pan y pino! con dulce quedando sa­
questaba con güebos en el tronco del güachipelín! tisfechos. Tubimos un pequeño descanso y reanudamos el tra­
-Pior ustedes ...- señalaba Quincho dirigiéndose a Pe­ bajo.
pillo y a mi. Ahora había que hacer un descuelgue para desviar el agua
-que no se apiaron nada. al cauce madre. Todos nos pusimos a quitar piedras. El agua
-¿Deveras Rafailillo, que no se apiaron nada?- nos pregun- bajó bastante; solo hacía falta taponear el boquete del cen­
taba Carlos sonriendo burlón. tro. Utilizando varas que colocamos atravezadas en el boque­
-Yo maté un tijo- le contesté,- pero lo boté porque gedía te nos fue bien fácil detener el agua, porque a la misma fuerza
mucho. del agua presionaba el monte y zacate contra las varas. Unas
-Pepillo !único que pudo matar fue una chirvala- decía cuantas piedras más, ramas, arena, barro y el agua dejó de
Quincho soltando la risa. pasar Resolvimos venirnos de abajo para arriba, con la idea de
que cuando llegáramos a la presa, después de haber recogido
-¡Ah ...! pero una_ chirvala no es un pájaro; así es que camarones y peces, destaponar la presa en el boquete para que
no mató nada- sentenció Memo, seguro de su triunfo. entrara el agua sin deshacer la presa. En esta forma cuando
-¿Como que no mate nada ...?- reclamaba Pepillo mo­ volviéramos de pesca tendríamos trabajo adelantado y con solo
lesto -¿Y esta chirvala qués ...? tapar el boquete de nuevo obtendríamos la pesca.

150 151
Llegamos a la desembocadura del brazo en el río y nos En la cacería de garrobos también usábamos una vara con
avalanzamos codiciosos a recoger y echar cada uno en su sal­ un lazo de cuerda en la punta. Esta técnica daba buenos resul­
veque lo que fuera apareciendo. Los camarones y peces brinca­ tados cuando los garrobos o las iguanas no eran ariscas y se
ban varándose y nosotros nos disputabamos los más grandes, dejaban enlazar.
sin despreciar por eso los pequeños. Y así nos fuimos: un ca­ . La operación era sencilla'. siempre que la vara fuera li­
marón aquí, una vieja allá, una guabina acá. Habían camaro­ viana y el garrobo levantara un poco la cabeza para meterla
nes, viejas, barbudos, guabinas, mojarras, burras y uno que otro en el lazo.
cangrejo. Por lo gen�ral las iguanas eran mas mansas y fáciles de en­
lazar, y mas _ s1 se encontraban panzonas.
Cuando llegamos de nuevo a la presa, los salveques pesaban
de tres a cuatro libras cada uno. En mi memoria llevo gravados recuerdos gratos de estas aven­
Carlos logró capturar una vieja como de cuatro libras. La turas.
pesca sin ser muy abundante resultó buena. En cierta ocasión, para más señas un martes, que es muy
Destaponamos el boquete y el agua volvió a. correr por el probable que fuera trece de febrero de un año biciesto, nos fui­
brazo. Emprendimos el regreso comentándo a voces y con risas mos a garrobear.
las incidencias de la pesca. Cuando llegamos, todos los habitan­ . El día prometía ser excelente para esto. El sol salía y sus
tes nos hicieron rueda para apreciar el producto. pnmeros �·ayos doraban las colinas con gran vigor, El viento
En una tina fuimos vaciando salveque por salveque. Car­ norte o ahc10 despues de haberse desvelado toda la santa noche
los se llevó las palmas con la gran vieja que capturó: se le de­ aporreando los arboles se fue a dormir quien sabe donde dia­
blos, o a lo mejor se le antojó ir a soplar las velas de los botes
claró campeón de la pesca. Yo cogí el camarón más grande, y que desde aquí se miraban surcar raudos el estero de Pun­
después de grande tenía otra ventaja, estaba recién mudado. tarenas.
Este trofeo se lo entregué a mamá. Memo cogió la guabina
más grande. El barbudo más grande fue de José y Joaquín la La calma era completa; todo presagiaba un día especial
mayor mojarra. [1-98/p. 14] para nuestros propócitos.
Después del almuerzo nos pusimos a destripar y desescamar El sol era uno de nuestros mejores aliados, porque los ga­
los peces. Nota: Nadie sabe para quien trabaja. "Misifus" el gato rrobos . adoran e� sol � los días hermosos, sintiéndose optimistas
se robó el camarón que le había regalado a mamá. Y pomendose s1mpaticos y hasta lo saludan a uno con un
movimiento afirmativo ele la cabeza; eso si a prudente distancia.
[1-98/p. 15]
LA CAZA DEL GARROBO Bueno . . . clespues de bota que no bota las boñigas de los
terneros, y hace que no hace todos nuestros oficios nos fuimos
La cacería de garrobos era para nosotros una de las aventu­ de cacería, o mejor dicho nos íbamos a ir, porque' la tia Jua­
ras más corrientes y sentíamos por ella gran inclinación. Sobre n�, sospechando de nuestra destreza y rapidez fue a echar un
todo porque tenía más acción y colorido disfrutando de mayores vIStazo y halló todo a medio hacer y nos hizo volver a em­
emociones. pezar y para colmo de males se <lió cuenta que dos ternerillos
tenían gusanos en el ombligo y tubimos que curarlos.
En estas correrías echábamos tras la oreja las recomenda­
ciones de tía Juana. Nos trepábamos a los árboles, violábamos Casi a las nueve de la mañana pudimos partir. De remache
el cerco ajeno y no nos acordábamos de las culebras. los sa?uates amanecieron con pereza y no querían seguirnos;
despues de llamarlos una y otra vez resolvieron seguirnos de
Para estas andanzas contábamos con la complicidad de mala gana.
cuatro perros: Rubi, Mosca, Diana y Cual. Estos perros eran
ciento por ciento garroberos; garrobo que haciamos tirarse del . pespués de un� pequeña discución acerca de la zona que
árbol era garrobo que iba a dar directamente a las fauces de batmamos, nos dec1d1mos por el norte o sea que tomamos un
los canes. camino carretero que conducia a Zagala.

152 153
Esta zona entre otras ventajas tenía la de estar pobla­ Carlos colocó los perros estratégicamente; éstos ladraban
da de árboles frutales y arboles que florecen por este tiempo: y meneaban la cola ansiosos de caer sobre la presa. Comencé a
Los frutos y las flores son alimentos preferidos de los garro­ subir por los gruesos bejucos de papamiel, pero con tan mala
bos. suerte, que, en mi precipitación, no advertí un pequeño panal
Tomamos el polvoriento camino que se alargaba en medio de "burú" y lo deshice con la cabeza. Las avispillas me atacaron
de cercas de alambre de puas que iba pegado a las dos hileras en masa, sin poder evitarlo tube que resistir estoicamente aquel
de árboles frutales, en los que sobresalían los jocotes por su ataque y con toda serenidad avanzar hacia el tronco del árbol;
gran cantidad. Estab�n cargados de fruto: TaI?-bién habían ma­ una vez llegado al árbol, pero siempre parado en un grueso be­
rañones, mangos, aceitunas, caraos, nar1;tnJos, limones etc. juco, me pasé con desesperación las manos por la cara y los
Como se vé la zona era ideal para esta clase de cacería, lo brazos que fueron las partes más aguijonadas por las avispi­
malo era que los simpáticos garrobos no aparecían por ningún lado, llas. Me dolía la cabeza enormemente y la piel de la cara co­
y a nosotros ya nos dolía la nuca de andar viendo para arriba menzaba a enronchárseme. Mis primos no se habían dado cuen­
Habíamos caminado varios kilómetros y nada. ta de mi infortunio, y yo después de rabiar en silencio seguí
adelante con mi empresa de llegar a las ramas.
Los perros nos seguían los pasos como quien no quiere la
cosa, jadeando lindamente con sus lenguas de fuera. Claro que avanzaba con gran dificultad y la cara empe­
zaba a inchárseme. Desde lo alto escuchaba las voces de mis
Ya pensábamos en el regreso cuando Quincho <lió la voz primos animando los perros y tratando de mantenerlos en luga­
de alerta. -Garrobo a la vista!- y señalaba con el índice res indicados.
hacia un árbol de laurel altísimo que tenía en el pie una gran La corteza del árbol estaba reseca y lúcia, y esto ponía mas
bejucada de papamiel. Los bejucos eran gruesos y formaban dificil el ascenso, sin embargo yo no decistía de mi empeño. Tre­
una "turruja" que no pasaba de los tres metros de altura, pero
por debajo alrededor de la raíz del laurel estaba limpio y uno paba un trecho y descanzaba un rato. El sudor me bajaba
se podía meter libremente. Más bien parecía una enramada tal a raudales por la frente y entrando directamente a mis abota­
era el techo de bejucos y flores. gados ojos, causábame un escosor tremendo. Faltaba poco para
llegar a las primeras ramas, crucé las piernas al rededor del tronco
El árbol había crecido a plomo, su rollizo tronco estaba li­ y me dispuse a tomar aliento. Con la mano derecha cogí la
bre de ramas en un trecho como de diez metros, de ahí para arri­ falda de mi sudada camisa para enjugar el sudor de mis semi­
ba tenía unas cuentas ramitas como por no dejar de tenerlas. cerrados ojos; estoy ejecutando esta maniobra cuando percibí
En las cumbres estaba el garrobo era de los blancos y grandí­ un ruido como de arañazos [1-98/p. 17'] que descendía por el tron­
simo, en mi vida no he visto otro ejemplar [1-98/p. 16] mas her­ co acercándose a mi cabeza, instintivamente tomé la defenza pero
moso y desarrollado. Las miradas de cuatro pares de ojos se cla­ ya era tarde; el garrobo me atacaba furioso con las fauces abiertas.
varon en el animal como si fuesen flechas; éste al entender que era Cuando advertí el ataque, lo tenía a escasos centímetros de mi
objeto de admiración, nos enviaba un saludo con un movimien­ cara, no me quedaba más alternativa que cubrirme ésta con el
to afirmativo de su cabezota. brazo derecho.
Los perros olfatearon el rastro hasta llegar al tronco; su 7
La embestida fue violenta y el garrobazo se prendió sin pie­
instinto le dijo cual era la situación del animal y se reunieron dad de mi muñeca, levanté el brazo izquierdo y mi mano agarro­
con nosotros para mirar, sentados sobre sus patas traceras ha­ le la mandíbula inferior con la intención de suavisar la presión
cia las cumbres del laurel. Después de mirar por unos minutos que hacían sus dientes en mi muñeca derecha, pero mi cuerpo
las ramas del laurel, Carlos preguntó -Quien se va a trepar al se combió hacia atrás bajo el peso de aquella fiera y en un ins-
palo?- Las miradas dieron un giro de 45 grados y se posaron tante caía con estrepito sobre la tupida bejucada.
en mi. El impacto extremeció violentamente toda la bejucada, al­ {
Comprendí la indicación; no podía eludir aquella petición borotando un gran número de panales que estaban ocultos en
que más bien era una súplica. ésta y los terribles insectos no se hicieron esperar. Habían toda
Respondí que yo, pensando para mis adentros, que para clase de avispas, las reconocía por el gran dolor cuando me cla-
eso, era el campeón a trepar palos. vaban sus aguijones.
J_
154 155
Me revolqué con todo y garrobo sobre la bejucada hasta toral tomaban partidos opuestos con sus respectivos partidarios.
que los bejucos me dejaron pasar, callendo de nuevo sobre la Una de esas familias era la de mi padre.
hojarazca del suelo. Mis primos y los perros calleron sobre mí pero El capital que poseían mis padres les había llegado muy
era tal el dilubio de avispas que acompañaron mi desesperado des­ fácilmente; fue una herencia de mi abuelo materno, pero así co­
censo, que al recibir los primeros aguijonazos, muchachos y mo llegó tan fácilmente, muy pronto mi padre lo derrochó; fue
perros pusieron pies en polvorosa abandonándome a mi suerte. algo así como una estrella fugáz, y una de las causas fue la po-
lítica, pero como yo no tuve que ver nada con ese negocio es me-
En un santiamén me puse de pie y alzando los brazos y jor no hablar del asunto.
extendiéndolos hacia adelante para que el garrobo no me ras­
guñara aún mas con sus garras, caminé a ciegas desorientado hasta En el año 1930, en febrero, mi mamá tuvo que trasladarse
a San José en busca de salud.
topar con un escobilla! seco que detubo mis inseguros pasos.
Las avispas ya habían saciado su sed de venganza y regresa­ Por aquel tiempo la salud pública estaba completamente
descuidada y la malaria y la paracitosis hacían su agosto en la
7
ron a sus panales.
población de menos recursos. Los centros hospitalarios de pro­
A mis súplicas los muchachos se acercaron desconfiando vincias estaban desfinanciados y desde luego los pacientes pre­
todavía de las avispas. ferían morir en la casa y no en el hospital.
Me encontraron de pie en medio escobilla!, con el garro­ Las gentes pobres recurrían al curandero y los remedios
bo en alto, agarrado del pezcueso con mi mano izquierda y él caseros. �J
a su vez con sus dientes clavados de mi muñeca derecha. Papá tenía dos hermanos en San José: Gerardo y Julia, y
Supongo que pensaron que yo mantenía aquel animal en aprovechando esta circunstancia mamá podía recibir atención
esa forma, como mostrando, orgulloso un trofeo, esperando ser médica en el San Juan de Dios aunque no la internaran. Fue asi
fotografiado, porque esperando su ayuda los segundos se me hi­ como llegamos a San José, mamá, Menchita y yo. Como el tra­
cieron años. tamiento médico de mamá era largo, a Menchita y a mi nos
matricularon para asistir a la escuela. [1-98/p. 19]
Pero tengo que hablar de Esparta, y al hacerlo comenzaré Mamá se alojó donde la tia Julia en San Sebastián, yo
con un breve comentario sobre el cambio de nombre: [1-98/p. 18] donde el tío Gerardo en la Sabana, y Menchita donde Idalia una
Tengo entendido que ésta ya se había llamado Esparza hija casada de tio Gerardo que vivia a la par de la casa de éste.
y Ciudad del Espíritu Santo. Siendo de estos tres nombres, Nuestros primos que eran doce, nos trataban muy bien y
Esparta, el más sonoro y brillante históricamente hablando. De la tia política que se llamaba Ada, todavia mejor.
ahí que no le hallo la razón a este retroceso, y si se siguiera por Tia Ada era una santa mujer. Toda paciencia, toda ter- I /""1
ese camino, un día de tantos a Filadelfia le van a volver a lla­ nura, toda humildad, toda amor y sobre todo fé. t/ 1
mar Siete Cueros.
Quizás las femenistas de ahora le hubieran llamado despec­
De la Esparta de los años veintes, es relativamente poco tivamente esclava; pero no, no era una esclava, sencillamente por- �
lo que recuerdo. Oí decir que el cuatro de marzo de mil nove­ que los esclavos no son felices.
cientos veinticuatro hubieron unos temblores tan fuertes que Si la felicidad e� la gran aspiración del genero humano, el �
derribaron la torre de la iglesia. Las gentes atemorizadas im­ simple l�o deposeerla lo libera automaticamente de todo lo <
provisaron tiendas de campaña y se instalaron en la plaza. Por que gobia, asi sea en la esclavitud porque si un esclavo es
esa fecha yo tenía siete meses de edad. feliz ya ha dejado de ser esclavo. \
Sé que en ese tiempo mis padres poseían un capital con­ En las virtudes de tia Ada y en su gran fé radicaba su fe­
siderable y yo recuerdo algunos detalles de la casa en que na­ licidad.
cí. Sé que poseía un lujo ingenuo, por no decir absurdo. En la felicidad hay libertad, libertad de sentirse feliz don­
En ese tiempo, en Esparta habían dos familias influyen­ de sea y como sea. Más no en todo lo que llamamos libertad hay
tes, que se disputaban el poder político, en cada campaña elec- felicidad.

156 157
A mí me tocó ir a la escuela Colón y a Menchita a otra En una oportunidad, estando con mis compañeros de tiroi­
escuela cuyo nombre escapa a mi recuerdo. des, en recreo, parados junto al aula, se asomó por la ventana
de la dirección el director de la escuela, que en ese tiempo era
A pesar de tantas atenciones y cariño que nos prodigab _ a un hombre joven y simpático y que con el correr del tiempo a
y'
esta familia Menchita y yo nunca nos adaptamos al ambiente
capitalino esto que San José era una ciudad apacible, sin con­
taminaciones, sin grandes ruidos. Con tranvía, coches, carre­
desempeñado funciones importantes incluido el Ministerio de
Educación, y me llamó entregándome una bolilla de papel, yo
creyendo que se trataba de un obsequio a re il5í muy otgullo­
tones y carretas. so dán le las gracias; él comp�endió mi error y se son1-ió, yo
Desde que llegamos sentimos nostalgia, y la vida se nos también me i cuentiry meapené tanto que pasaron varios me­
volvió un suplicio. sesyñole daba la cara.
La escuela era un tormento, más con esa crueldad incon­ Pero no se crea que todo el tiempo me "achantaba", no,
ciente de muchos nifios. Estos se complacían en maltratarme de cuando consideraba lesionado mi honor, me ponía furioso y de
palabra y hecho· la maeslra era intransigente y grosera. La sa­ conejo me volvía león.
caba de quicio r:r{i falta de atención y mi silencio y se desahogaba Esa fiereza la pudo comprobar Rómulo, un muchacho un
con el grito y la regla; no tuvo_!]i inteligencia de compre!?,_5�! mi poquitín más grande que yo, una mañana que me acompañaba
estado anímico y confunclía-mi aflicción con reveldía y mala­ _ Menchita y él tuvo la osadía de decirme: Adiós cuñado!
crianza. Todos los días ibamos a ver a mamá y cada despedida
era una llorada. También tengo que reconocer que era bastante ingenuo
Un día de tantos mamá tuvo que regresar a Esparta para y confiado, hasta el extremo que Pepillo, que es dos años menor
me hacía quedar como tonto. Recuerdo una vez, por la época
atender el resto de la familia. Entonces el mundo se hundió a navideña, que jugábamos, Pepillo, Ana y yo, Pepillo aludiendo
mis pies y la vida me era insoportable; La desesperación se al Niño Dios nos dijo: ¡Acuéstense en el piso, abran bien la bo­
apoderó de mi e intenté suicidª-rme �rr9jandome ante el ranvía. ca y cierren bien los ojos, y no los abran hasta que yo les diga!-Y
Si estoy contan o e cuento es por la intervención_ oportuna de
Menchita y un primo que lograron sostenerme a tiempo [1-98/ yo no abrí los ojos hasta sentir un chorrito tivio golpear [1-98/
p. 20] mientras el conductor del tranvía completaba el salva­ p. 21] mi cara y un sabor salado en mi boca.
mento con un brutal puntapié. Ese primero año en la escuela lo gané con excelentes no­
tas. Mi maestra si era maestra, aunque yo creo que no tenía
Con este incidente me gané el regreso a Esparta. Men­ ningún título; pero poseía lo más importante: la vocación. An­
) chita tambien lo obtuvo días después al peligrar su salud por no tes habían muchos maestros sin títulos; ahora hay muchos títu­
lquerer comer. los sin maestros, y en consecuencia muchos analfabetos que son
Como se vé la unidad hogarefia estaba muy arraigada en bachilleres. Antes se decía: Escuela (siete letras) Ahora hay
nosotros y renunciabamos a cualquier cosa por mantenernos que decir: Centro Educativo (quince letras).
juntos. Llegó noviembre! y con él las vacaciones. Y con éstas el vien­
Entré a la Escuela en Esparta, y me desenvolvía como un to, el verano y Nochebuena. Y para nosotros en particular, Aran­
niño normal y corriente, pero era timido y sentia temor al maes­ juez, sinonimo de paraiso.
tro. Es probable que con la estadía en la escuela Colón en San Ahí estaba todo lo que podiamos desear como mnos po­
José me traumatizaron un poco con las burlas tan llenas de cruel­ bres; comida, campo, flores, frutas, pájaros, rios, animales, aven­
dad de ciertos nifios, ante la indiferencia y grosería de la maestra. turas y niños dispuestos para realizarlas.
Me gustaba la geografía y la historia, el dibujo y la compo­ Donde la tía Juana llegaban muchas familias de San Jo­
sición. En los recreos rehuía la compafiía de los niños fogosos sé y Puntarenas a pasar tmos pocos días de veraneo, y nosotros
y confianzudos. Y con los maestros el menor incidente me ape­ nos sentiamos muy importantes demostrandoles a los niños de'
naba sobremanera. la meseta central, que sabiamos montar a caballo, enlazar terne­ }
No jugaba y me quedaba parado cerca del aula con otros rillos, cazar animales, nadar y otras cosas más que ellos nos
niños igualmente tímidos. premiaban con su admiración.

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7
Eramos atentos con aquellos cartaguitos, y tratabamos por El año antepasado Guillermo se quebró un brazo para el tiem- 1
todos los medios de serles simpaticos; qbsequiandoles las mejo­ po de los aguacates o para el terremoto de Cartago yo estaba en -S
res frutas, que ahí abundaban. Les regalabamos orquideas, peri­ San José o este borrego lo compré para el tiempo de los elotes.
cos, ardillas, y todo cuanto podiamos, incluso teniamos hasta ino­ Esto pone de manifiesto que l�s g®,t_es se relacionaban más con ,...
centes idilios con las cartaguitas, que finalizaban cuando las fa­ la tierra, la naturalezaysus fenómenos-y estolos humanizaba V
milias regresaban. más.
Pero tanta felicidad no podía durar mucho y las vacacio­ Así fué que para el tiempo de los elotes salimos a vacacio­
nes se nos iban como un sueño feliz del que despertabamos nes de quince días y tía Cristina mandó con mi primo Julio un
poco a poco, conforme se acercaba el regreso. cargamento de elotes, chorriadas, cuajadas, natilla y carne de
Entonces una dulce tristeza nos iba invadiendo hasta tras­ venado seca. Todas estas cosas abundaban en esos tiempos, pe­
formarse en angustia el día de la partida. Ahí empezaban las es­ ro no todas las familias pobres tenían la suerte de difrutarlas.
peculaciones con la maestra. La leche la vendían en la calle a 'lf,0,10 la botella, la carne
Que a vos te va a tocar con la niña julanita que es tan de res a ft0,15 la libra de costilla etc. Pero los salarios eran mi­
{) brava. Que a vos con la sutanita que le gusta pelliscar y jalar serables y el trabajo no abundaba todo el tiempo. Habían traba­
f orejas. jadores casuales que solo tenían ocupación en las épocas de pre­
paración de terrenos, siembras, deshierbas y recolección de co­
Que a vos con don julano que le gusta dar reglazos ... para sechas.
el fin de cuentos encontrarse con que la "niña" era una mu­
chacha adorable que hacía todo lo posible por ganarse la con­ Muchos jefes de familia se aventuraban por las zonas ba-
fianza y la simpatia de los mocosos, y que el maestro era un nameras, pero [1-98/p. 23] estos lugares eran insalubres y tenían 1
muchacho simpatico que le gustaba jugar al fútbol con los ni­ fama de ser un recul'tidero de prófugos, además de confinamiento
ños y contarles cuentos. [1-98/p. 22] de contrabandistas.
Al segundo día de lecciones ya se habían terminado las Las zonas bananeras en su totalidad estaban en la provin­
preocupaciones y todos estabamos entusiasmados con la "niña" cia de Limón siendo la Yunai el amo de aquella provincia los go­
o con el maestro. biernos dejaban hacer a la Compañía y los periodicos estaban
a su disposición -esto según las conversaciones que escuchaba
Claro_ que los �roblem;as hogareños siempre �an_ existido, en casa de un tío político, donde se reunían a veces personas de
pero la vida era mas apacible, el hombre no babia mventado tendencias progresistas a comentar los últimos acontecimientos
!

ttantas necesidades, ni se había buscado tantos problemas. y a-leef periódicos y revistas.


El mundo todavía era inmenso y los medios de comunica­ También habían personas que emigraban a Panamá en bus­
ción no contaminaban tanto. ca de trabajo pero eran muy pocos. En el Pacífico sur se culti­
Hiroshima todavía era una gueisha soñada y soñadora y vaba arroz en Puerto Cortés y habían algunos bananales y en
Harri Truman no había sido poseido por el "hongo" diabolico. la peninsula de Osa se extraía oro de placer en las arenas de sus
Hoy Hiroschima se volvió planeta y tiembla de terror ante ríos, también se explotaba la copra y la concha perla en sus cos­
la multiplicación de los Trumans que poseidos por el demonio tas, cuyo principal puerto era Puerto Jiménez; lugar éste, tam­
de la ambición y el egoismo se aprestan a violarla. bién, destinado al confinamiento de fabricantes de licor clan­
destino.
Los meses marchaban lentamente, y yo me entusiasmaba
con la historia y la geografia patria. Los habitantes de Puerto Jiménez en su mayoría eran chi­
ricanos.
El silabario cada día me decia más cosas, y los números
comenzaban a jugar rayuela en mi cabeza. Del calendario que había en el aula, había sido desprendi­
do el mes de julio. El curso lectivo avanzaba con rapidez. nos
En aquellos tiempos las gentes gustaban de recordar pa­ enseñaban himnos a la madre y también hacíamos ejercicios fí­
sajes de sus vidas aludiendo acontecimientos, o temporadas de sicos y cantábamos canciones patrióticas se acercaba el quince
frutas o cosechas, y era corriente escuchar: de sectiembre y eso nos alegraba a todos los escolares.
160 161
También probábamos suerte con la cuerda y de vez en
Mis notas seguían siendo buenas y eso enorgullecía a ma­ cuando algún pececillo imprudente y goloso nos' hacía temblar
má, que a pesar de su salud tan delicada siempre nos ayuda­ de emoción con su mordida.
ba; no así papá que nunca le noté gran satisfación por mi apli­
cación. La _navi�a� se acercaba y nosotros, con el pretexto de ayu-
1 Las fechas importantes iban pasando, ahora los ensallos
ar aJ_ '�a Cnstm:=t, en la hechura del portal� logramosel penni­
so para ir a AranJuez. Pero en esto no defraudamos a nadie y yo
1 de la escuela se enfilaban hacia el doce de octubre y los hechos me entusiasmé tanto con el portal que por las noches pla�eaba
históricos se acomodaban con cierto desorden en mi cabeza, has­ la forma que le dariamos y los materiales que usaríamos.
ta llegar a entender que lo último era lo primero, o sea que pri­
mero fué el descubrimiento, después la independencia y años . El día 20 de diciembre por la mañana le expliqué a tia Cris- (
después la guerra del 56. tma lo que había planeado y los materiales que necesitaría, y ella
estubo de acuerdo en todo. [1-98/p. 25]
Como me gustaba tanto la geografía y la historia siempre la
tenía presente en mis juegos, y los barquillos de papel que po­ . Me dediqué a buscar orquideas, musgo, bejucos flexibles y e
, nía en los charcos de la calle, después de los aguaceros, nave­ r1;sistentes con los que haría la armazón de fingidas peñas de car­
ton encerado.
gaban desde Cadiz a las costas de América, pobladas de indios
� A Puntarenas mandamos a traer, clavos, tachuelas, ocre,
, !__:!orados y árboles gigantes. cart�ne�, encerado� y tres cazuelejas de hojalata cuadradas con 1
Es probable que en aquellos años, para la gente adulta, la l �s sigmentes medidas: 50 cm x 50 cm x 10 cm de altura' y me-
vida fuera bas- [1-98/p. 24] tante rutinaria, sin mayores sobresal­ dia docena de cisnes de celuloide.
�" tos; y los medios de comunicación no habían contagiado a la gente De un cajón oloroso a pino y protegidos con colochos de
con los aconteseres de otros pueblos. Para los niños que teníamos
el privilegio de ir a la escuela, la vida estaba llena de sorpresas. cedro, comencé � s�car la S�grada Familia, el buey, la mula, los �
pastores y un sm fm de ammales de yeso, tales como corderos
_1(, El invierno había sido copioso y el día de difuntos tuvo un cabras, lobos, camellos, ovejas, jabalies, perros, gatos, gallinas: y
.J amanecer plomizo. El campo santo se llenó de coronas, y una pavos, patos, etc y desde luego también los tres Reyes Magos con \,
·¡ llovisna fina como pelo de gato, pero persistente, caía sobre gen-¡ sus corceles y camellos pero éstos aparecerían en escena hasta el ""
tes y flores. .--J seis de Enero del próximo año.
El sol no quiso mirar el cementerio y antes de tiempo se En una _caja de ca�'tón h�bian adornos de papel y jugue­
sumergió en la noche. tes de celuloide. Ese mismo dia, por la tarde' llené dos cazue­
Un nuevo hermanito nos regalaron y se llamó Luis. lejas con tierra arenosa y les sembré arroz.
Mamá cada día más mal de salud y esto motivó el traslado _Contaba c�n. cuatro días para hacer el portal; tiempo que
consideraba suficiente para realizar todo lo proyectado.
}
de la familia a Puntarenas una vez terminadas las lecciones.
Los tres que estábamos en la escuela ganamos el año con La casa era grande: había un corredor a la entrada rodeado
notas muy buenas. Estábamos felices con el traslado a Puntare­ d� varandas sencillas de madera por tres lados y al fondo el ta­
nas; era para nosotros un lugar de ensueño: bique con dos ventanas y la puerta al centro para entrar a la sala.
Playas de arena fina para retozar, aves marinas, barcos con La_ sala era ideal_ �ara ubicar el portal por lo espaciosa, pues
grandes y humeantes chimeneas que se deslizaban perezosos en e!1 realidad la superficie era como de cien varas cuadradas y en
un mar que al principio se nos antojaba amenazante, con sire­ tiempo de "paz" servía de dormitorio colectivo donde dormia­
nas cantadoras y voraces tiburones, pero cada día se nos mos­ mos todos lo� visitantes var?nes sobre cueros de venado, petates
traba más amistoso y juguetón, con sus olas traviesas siempre o sacos tendi?os s?b�·e el piso de 11:adera. Y digo en tiempo de
dispuestas a jugar quedó con nosotros. p�z porq �e tia Cnst�na era. de gemo alegre y prestaba su sala
pa1a r ltzar los clac1cos bailes que con marimba maracas gui­
Desde las playitas disfrutabamos del paisaje del estero, con ta TU:-Y clave, s�fectuaban, en turnos y fiestas'de cumpÍaños,
sus manglares verdes y sus blancas garzas que revoloteaban ba zos Y l5o as, además de sus propias celebraciones que no
asustadas cuando algún bote con sus velas desplegadas las sor­ eran muy frecuentes pero tampoco eran una rareza.
prendía al asomarse en el recodo de algún canal.
163
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Para esos ajetreos, el dormitorio de la gente menuda era Al pie de los cerros, rodeando la casita o establo, de techo
la troja, ahí donde los ratones, pagaban su merodeo alimentan­ pajizo, se extendía la planicie, cubierta de aserrín verde donde----'?)
do con su carne la familia de Paco, marido de Casilda y padre de l os corderos y las ovejas pacía;1 co�fiadamente, acechados por� 1
varias camadas de gatitos. lobos de fauces amenazantes y Jabahes de grandes y corvos col- /
millos.
En la cocina también habían preparativos, y un estañón ,:::ij
galvanizado e impermealizado completamente por dentro, con Por otro lado, en paraje más árido, leones y tigres acechaban
cera derretida, había sido "dado de alta" y prestaría servicio gacelas y [1-98/p. 27] dromedarios. Y más cerca de los "mirones"
hasta pasado el seis de enero, día de Reyes. [1-98/p. 26] puse una cazueleja llena de agua con media docena de cisnes blan­
cos de celuloide que nadaban empujados por la brisa que entraba
En su interior comenzaban a fermentarse cajuela y media por los ventanas y remolineaba en la sala. A los lados de la cazue­
de maíz tostado, varias tamugas de dulce y seis cajuelas de agua leja con agua puse las cazuelejas sembradas de arroz que ya co­
que renovarían, conforme se fueran consumiendo. menzaba a nacer; y dentro de éstas rebaños de cebras elefantes
El horno de barro estaba listo, esperando para alojar en su Y, búfalos. El portal estaba terminado, pero tía Cristi�a no que­
candente barriga, las cazuelejas atestadas de tanelas, biscochos na que la gente lo viera hasta el día siguiente
· después del medio 1
y rosquetes. Un chompipe, tres gallinas, un borreguillo que <le día. __.;
gordo no caminaba y un marrano más grande a media ceba, ha­ El 24 tuvo un amanecer de ensueño: con niebla en la que­
bían sido sentenciados y su ejecución se haría efectiva los días brada. Tranquilo como el vuelo de una gaviota blanca.
23 y 24. Tía Cristina palmeaba la última tortilla y Adela envolbía
El 23 la cocina cobró una actividad sorprendente; el ciegui­ tamales en hojas de plátano.
to Luis se turnaba con otros muchachos que llegaron, en la mo­ En el patio, bajo unos árboles de marañón, estaba una me­
lienda de varias cajuelas de maiz, en una máquina "montezuma" sa donde Antonio hacía porciones de carne y las amarraba con
q ue se quejaba a cada vuelta de manigueta. "burío" de plátano, mientras Julio meneaba los chicharrones en
r Varias muchachas vecinas "soasaban" hojas de plátano y una olla de hierro "colado" colocada sobre tres piedras, dentro de
/ "laguillas" de itabo para envolver los tamales. Otras picaban las cuales ardía, la leña que hacía chirriar los pedazos de toci­
papayas verdes y desplumaban gallinas. no, despidiendo un olorcillo que asociado al de las tortillas ca­
lientes hacían la boca agua.
El borreguillo ya había pasado el susto y estaba siendo ba­
ñado con agua hirviendo para luego pelarlo. Estaba destinado a Tía Cristina me mandó a ensillar una yegua retinta y vieja
dorarse en el horno una vez que le sacaran los menudos y demás que chupaba sal en el corral. Hecho esto me llamó a desayunar
órganos inconvenientes, y lo adobaran, y rellenaran con papas y con !5allo pinto, chicharrones y tortilla caliente, y un descomu­
demás cosas. El marrano a media ceba sería sacrificado el 24 y nal Jarro de aguadulce con leche, y mientras comía con mi ha­
estaba destinado para los tamales y repartir entre los vecinos bitual buen apetito, ella iba acomodando las raciones de carne
gran parte de su carne, como era la costumbre en aquello dora­ y chicharrones en dos grandes alforjas de mecate para luego de­
dos tiempos. cirme: -En esta alforja van, las raciones de Juana, Abel, So­
fía, Casimiro, Joba y Goyo. En esta otra, las de Eloy, Ramona, ·
El portal iba "viento en popa a toda vela". Me había dedi­ Indalecia, Adrían, Ventura, Reducindo, Teodolinda y Canuto. Les
cado por entero a mi tarea. En las fingidas montañas de cartón decís quihay les mando el Niño Dios ese bocadito pa que se me- j
...._ encerado aparecían parchones de musgo y diminutas orquideas, tan en la muela; y que no se olviden de su rosario a ñor Canuto
pegadas con goma de almidón de yuca, simulando bosques. Ha­ que traiga el violin pa que le toque una serenata al niño.
bían también derrumbes, caminos y pedregales, pintados con Monté en la retinta para cumplir con la voluntad de mi
ocre rojo, amarillo y blanco. En el tabique, detrás de las mon­ tía Cristina.
tañas se alzaba un lienzo celeste con nubarrones grices, viole-
' tas y blancos por un lado, y rojos y amarillos por donde se ocul- Hoy, cuarenta y pico de años después, pienso en esa bendi­
aba un sol dorado. ta costumbre, tan simpática, donde las gentes sentían la satis-
k
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1 ()t' j)J Vll) !i',2l.v\.
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fación de participar a sus vecinos siempre que mataban algun que improvisaron y memorizaron los pamperos en lapsos de ins­
cerdo, res o venado. Por aquellos tiempos había más calor hu­ piración bajo la influencia [1-98/p. 29] de algún sentimiento.
mano entre las gentes. La maldita máqui- [1-98/p. 28] na no ha­
bía mineralizado al hombr.e. Muchas de éstas canciones no las he vuelto a oír; de se­

í
guro que duermen silenciosas en la memoria de sus viejos crea­
El boyero, el arriero, el sabanero, el palero, el machetero, el dores o aletardadas en las gargantas •de los que en un tiempo
hachero, se encontraban por los caminos y se saludaban, y hasta fueron sus jóvenes intérpretes sin el estímulo económico y pu­
daban su conversada. blicitario. Sería interesante rescatarlas del olvido.
Hoy los que son dueños de un automotor se divierten en­
volviendo en nubes de polvo al caminante si es verano y bañán­ Después de las once el sueño me obligó a buscar la "troja",
dolo de agua y lodo si es invierno. Desde luego que hablo de zo­ donde caí como una piedra hasta el día siguiente a las siete y
nas rurales, en las urbanas la cosa es peor y la vida no vale nada". media de la mañana. En aquella ocasión el Niño no me había (\..
echado en olvido y junto a la almohada encontré una bolsa con ,,
Regresé hasta después de medio día. Las gentes comenzaban una flauta de lata, m1 -bola, una camisa y un paquetico con ga- .J
a llegar y el portal era objeto de variadas críticas y comentarios ll�as y confit� de diferentes colores y sabores. ¡>
_
casi todos favorables. Claro que nunca faltan los que siempre ex­
claman: -Está lindísimo pero hubiera quedado mejor así ...! El 25 fue un día de gran actividad para las cocineras. Nue-
vas gentes llegaban a visitar al Niño y le traían regalos, consis­
El estañón de chicha comenzó a "prestar servicio" y la clien­ tentes en candelas, pólvora, cajas de galletas, botellas de vino -..¿
tela era general; y es que no estaba fuerte sinó más bien dulce etc Por la noche se rezó el rosario, y aparecieron unos improvi­
y como el calor se sentía, era lógico aplacar la sed con la sabrosa sados pastorcillos que no eran ticos y cantaban cánticos descono­
bebida. cidos que a veces, como arrastrados por la costumbre terminaban �
Después de las cuatro de la tarde se sirvió picadillo de pa­ exclamando: -¡A quién cantan con gran alegrilla ...!- -y
paya con carne de cerdo; que era servido en las clásicas torti­ otros contestaban -¡A la concepción de Marilla!
llas en forma de gallos. Hay que advertir que éstas tortillas te­ El rosario se siguió rezando puntualmente, aunque la afluen­
nían más o menos veinticinco centímetros de díametro. cia de rezadores mermó basta_nte, lo mismo que los tamales, las
tanelas, los rosquetes, y los b1scochos. Solo el estañón de chicha
De las seis de la tarde en adelante se puso de moda el café se mantenía victorioso; vaciaban su barriga y la volvían a lle­
con tanelas, biscochos y rosquetes. Ñor Canuto se instaló en la
nar, con nuevas latas de agua y nuevas tamugas de dulce.
sala con su viejo violín y comenzó a �cutar una serie de val­
se' que eran-objelo de aplausos y halagos. Pero no se vaya a El 31 de diciembre hubo necesidad de sacrificar otro puer­
creer que ñor Canuto se limitaba a tocar solo "Cielito lindo" y co y desplumar otras gallinas. La vieja máquina a moler maíz
otros valses que siempre cantaba la gente de campo, no, fiar Ca­ entró en acción, lo mismo que el enorme horno de barro. Volvie­
nuto le gustaba tocar también otros como Sobre las olas, Alejan­ ron las hojas de plátano y la pesada paila de hierro volvió a estar
dra, Bodas de Mena, Las tres de la mafiana, Los Millones de sobre las tres piedras para derretir tocino y cocinar tamales.
Arlequín, y hasta el Danubio Azul y los Bosques de Viena.

1
A las 5 de la tarde llegaron los marimberos de Pitahaya con
A las once de la noche se sirvió la cena, donde hubo chompi­ su conjunto: marimba, clave, maracas y guitarra. Habían venido
pe y gallina y desde luego café y aguadulce con leche para los en carreta para tocarle al Niño unas dos horas y esperar el año
que no tomaban Un grupo de gente joven llegó dispuesta a ame­ nuevo en su compañía. Pero las gentes del lugar hacían arre­¡
nizar el nacimiento con música moderna o más bien con las can­ glos para que tocaran toda la noche y así disfrutar del baile. Por
ciones que estaban de. moda en aquel lugar y por aquel enton- fín los músicos aceptaron la propuesta [1-98/p. 30] mediante el
ces. Pero la muchachada cantaba todo lo que oía y muchas can­ cobro de cierta suma de dinero que los bailarines lograron reunir
ciones eran traídas por los arrieros que venían desde Nicara­ entre los asistentes.
gua con las partidas de ganado chontalefio y otras eran cancio­ -Eso si ... -les dijo tía Cristina lo que's en la sala no me
nes genuinas de la pampa guanacasteca, canciones "Cabecefias" bailen ... no quiero que le falten al respeto del Niño!- y no tu-
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vieron más remedio que resignarse a bailar en el patio. Desde lue­ Pasó el primero, el 2, el 3, el 4, el 5 y llego el 6 de enero,
go, el patio era plano y amplio, de terreno arenoso y firme. día de Reyes y último en nuestros tradicionales festejos navideños.
L� celebración fue más discreta; se rezó el rosario y se repartió
El rosario se rezó a las seis y los marimberos empezaron el comida. El estañón de chicha seguía cumpliendo sus funciones y
costumbre, los marimberos para
1 toque del Niño. Como era la al Punto Guanacasteco. Después aunque la bebida estaba ya bastante fuerte, no le faltaban sim-
alegrar el ambiente recurrían patizantes.
1 las sonoras tablillas inundaron el aire con pasillos, cumbias, val-
ses y boleros, . Como ú1ti1:10 acto, un grupo de muchachos, con un par de
El baile comenzó a las ocho y se prolongó hasta las cinco gmtarras, estubieron cantando hasta pasadas las diez de la noche.
/
de la mañana. Me tocó que dormir otra vez en la troja pero a El siete quitamos el portal.
las doce de la noche me despertaron las bombetas que anuncia­ 1:,a S�grada Familia y los Reyes Magos volvieron a su cajón.
ban la llegada del Año Nuevo. Las figuntas de yeso protegidas con virutas de cedro a su cajón
_
Estábamos ya en los primeros minutos de 1933 y eso me so­ V?!vieron. Y los adornos de papel y las figuras de celuloide tam­
bresaltó por unos instantes; algo así como un sexto sentido me bie� se �uardaron en su caja de cartón. Todos, cajones y caja
avisaba que ese año no sería muy venturoso para mí. Yo cum­ habian sido reforzadas con neftalina para ahuyentar los insectos.
pliría diez años y mamá 33, y al constatar ésto, me dí cuenta, Los cartones encerados, el lienzo que fingió un cielo y las
que aquella sensación de angustia era provocada precisamente cazuelejas de hojalata fueron llevados a un cuartucho donde se
por el mencionado número. Tuve el presentimiento de que ese guardaban objetos en desuso, y ahí, con gran pesar de muchos de
año quedaría huérfano. sus amigos, fue a escorar el estañan galvanizado e impermea-
Aquellos negros pensamientos se esfumaron al oir la voz lizado con cera, gran responsable del entusiasmo de los fiesteros.
cariñosa de tía Cristina que decía: -Felo ... Felo ... levántese Si ahí reposaba boca abajo, era ya un héroe olvidado. /.
y venga pa'caá! Al legar junto a ella me dió un abrazo al tiempo
que me decía -Feliz año Nuevo, negrito, vamos a la cocina pa' Ahora que recuerdo estas cosas, me he puesto a pensar en el
que se coma un gallo con aguadulce! arbolito de navidad, de niño nunca lo ví en los portales y no ten­
go una idea de donde y cuando lo vi por primera vez.
Después de la cena, los abrazos y los brindis, siguió el bai­
le, y a mi me siguió el sueño y tuve que volver a la troja. . Aranjuez era un lugarcito excepcional; las gentes que ahí7
vivían se comportaban como una sola familia.
Cuando me desperté el primer sol del año asomaba en orien­
te. Las gallinas exigían su maíz sin resignarse a los residuos de Eran simpáticos y acogedores y entre ellos no habían dis-
putas que degeneraran en riñas. -(
comida que habían diseminados por el patio. Los terneros berrea­
ban insistentes y las vacas respondían con más energía. Niños y muchachos casadero_s de ambos sexos _ se reunían
e� la plaza y otros. lugares, con gmtarra� a cantar y Jugar la sor- 'v
b
Un "garacho" callejero se metió donde estaban amarradas _
las cabalgaduras de varios visitantes y se tenían un escándalo tiJa, baJo el embruJo de una [1-98/p. 32] puesta de sol en verano
mayúsculo. c?n el J.?ágico embeleso _ de la luna llena, y la malicia y la vulga- í •
ndad siempre estuvieron ausentes. ::._
Copito, un perro de raza grifón, muy inteligente, quisó po­
ner orden expulsando al intruso y empeoró la situación pues va­ Después del 15 de enero regresamos a Puntarenas. Papá �
rias "biricas" rompieron los cabestros y dejaron a sus jinetes a nos esperaba en el embarcadero y con preocupación mal disimu­
pata pelada pues en las [1-98/p. 31] coyundas de algunas albar­ lado nos dijo: -Su mamá sigue mal, hay necesidad de internar-
das yo había visto varios "caites" amarrados. El día fue avan­ la en el hospital de San José. _\
zando. El sol se precipitaba sobre occidente. Las gentes se habían Los mandé a traer para que estén unos cuatro días con ella;
ido a sus hogares donde la almohada los esperaba complaciente. les encargo que no le den ningún disgusto ni le ocasionen moles­
Aunque con pocos asistentes el rosario del Niño siempre se tias, ya lo saben.- Y se regresó a su trabajo en el mercado mu­
rezó. nicipal, en una carnicería de un amigo suyo.

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La angustia se apoderó de mi y el negro presentimiento que
me asaltó la noche de Año Nuevo se me clavó en la mente.
Entramos a la casa de puntillas para no hacer ruido; Mamá
1
1
Después caminé por la playa, como una ave sin alas, como
un perro sin dueño . . . Y prosiguió mi vida marchando contra
el tiempo, como una ave sin alas como un perro sin dueño.
estaba en cama pero se había enterado de nuestra llegada. En­ 1 Regresé a Aranjuez. Por lo menos ahí, tía Cristina y tía
tramos a su cuarto y nos acercamos a su cama para abrazarla, Juana harían menos penosa la partida de mamá. Pero volvieron
estaba muy débil y tenía fiebre alta, sin embargo nos abrazó a las lecciones y papá resolvió mandarnos, a José y a mi a la es­
todos y sostubo una pequeña conversación con cada uno. Nos pre­ cuela de Esparta.
guntó por sus he1manas y otras amigas, pero el esfuerzo que hizo Yo iba para tercer grado y Pepillo para segundo.
la dejó extenuada.
Habitaríamos donde unas tias hermanas de papá: Pepillo,
Luis el menor de nosotros tenía apenas unos meses; una so­ donde la tía Eloisa y yo donde tía Soledad.
brina de mamá estaba al cuidado de él. Yo llegué y me sentí como.un gallo vendido; pues lo cierto es
Papá no descuidaba su obligación, pero siempre llegaba del que con ésta familia no estaba familiarizado, a pesar de haberlos
trabajo con tragos. Papá era un hombre decente, nunca le oí de­ visitado varias veces.
cir malas palabras ni discutir, menos reñir con mamá y si algu­ Era un hogar decente; una familia unida y culta; los bue­
na vez lo hicieron se cuidaron de que no nos diéramos cuenta; nos hábitos y su religiosidad corrían parejos. Eran Católicos fer­
pero le faltó fümeza y previsión para que el dinero no se le fuera vientes que cumplian al pie de la letra con los deberes religiosos.
de las manos. Ahora que se encontraba con las manos vacías le
faltaba fuerza de voluntad para rechazar las copas. Los nifios debían ser puntuales, ordenados, cuidadosos, asea­
dos, respetuosos y cumplidos. En los hogares donde hay seguri­
La fecha de la partida de mamá se aproximaba; con esa sen­ dad económica, si existe también una base moral, todas estas
tencia inapelable del tiempo: de acercar el futuro y devorar el disciplinas se dan a las mil maravillas.
presente para que todo sea: historia, leyenda y sobre todo olvido. Pero en los hogares donde se come "salteado"; por más mo­
El día indeseado llegó, como llega todo lo inexorable, quié­ ral que halla los niños no entienden de ésto.
rase o no. De todas maneras, los niños poco entienden de disciplina y
Mamá se despidió de cada uno, con abrazos y lágrimas pero ven las cosas a su manera y yo no podía ser la excepción.
hablando de su pronto regreso. Nunca me adapté completamente a mi nuevo hogar. [1-
Cuando me tocó el turno a mí, la escena se prolongó porque 98/p. 34]
yo sabía que era la última vez que la veía con vida. Ella también Así las cosas; mi carácter huraño y hosco chocaba con la
lo sabía y se daba cuenta que sus promesas de regreso yo no las disciplina y reglas de urbanidad.
creía, aunque fingiera creerlas. [1-98/p. 33] Mi madre falleció a fines de febrero y sus restos fueron trai­
Hay ocasiones en que sobran las palabras y aunque se <ligan, dos a Esparta. Yo estube en el entierro y aunque mi dolor era
no pasan de ser sonidos, nada más que sonidos. inmenso, yo estaba preparado para ello.
Toda partida, toda separación se encamina hacia la muerte; Y mi vida siguió llena de interrogantes que no hallaban res­
porque inevitablemente se queda en el pasado; y si es de un ser puesta. Era como un gato cimarrón: desconfiado, revelde y fiero.
querido nos produce dolor. La tía Soledad nunca pudo domesticar á semejante fierecilla.
El dolor es hijo de la muerte y el amor; por eso cuando se Pero es que a un gato cimarrón para poder cazarlo y domesti­
va un ser querido entre más amor le profesamos más dolor sen­ carlo se necesita paciencia, estímulo y sobre todo cariño y eso no
timos. sabían dá1�melo, a pesar de estar en un hogar que en Esparta brilla­
ba por sus virtudes. Ya podrán imaginarse los dolores de cabeza
El tren partió ... y que quedé mirando, casi sin ver, el hori­ de tia Soledad al tratar de corregir mis reveldías en una forma
zonte azul desde la estación del ferrocarril. Sentí los últimos pi­ completamente inadecuada.
tazos de la locomotora meterse en mis oidos y explotar en mi Yo era un muchacho incorregible. Pero era inteligente y sa­
pecho. bía que todo lo que trataban de inculcarme era bueno; lo que

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fallaba era la forma, la manera de dar la lección. Sin embargo Debo decir que estas "magníficas" palizas las aguantaba
pasaron los años ... unos, dos, tres. En la escuela no era el pri­ estoicamente y de mi boca no salía el más leve lamento. Yo pen­
mero pero tampoco el último y así pude pasar sin pena ni gloria saba para mis adentros que ese lapso de liberación, más la sa­
el tercero y el cuarto; en el quinto me quedé aplazado en ma­ tisfacción de ver a mis hermanos bien valían las dos palizas.
temáticas. Claro que un día de tant_os opté por fugarme para Aran­
Pero no crean que carecía de capacidad para el estudio, no, juez a donde tía Cristina y ésta mantubo el secreto y cuando
nada de eso, yo estaba capacitado para ser un buen estudiante, papá se enteró, abogó porque no se me volviera a mandar a Es­
lo que me faltaba era el interés, la voluntad. Con la muerte de parta.
mamá, eso de sacar buenas notas ya no tenía sentido para mí. Era en el año 37 y yo estaba por cumplir los catorce años. Tra­
¿Quién me podría premiar con aquella ternura, con aquel bajé unos meses en Aranjuez haciendo de todo desde almuercero
cariño que al travez de un fuerte abrazo hacía estallar todo mi ser hasta bueyero y sabanero; después me fuí para Puntarenas a
de felicidad? ¿Quién iba a sentirse orgullosa de mi, haciéndome trabajar en construcción, donde me pagaban a <ft,0,25 la hora o
dichoso e importante ...? ¡Nadie! sea (f/,2.oo por jornada de ocho horas. En ese ramo de trabajo es­
Ahor; era todo lo contrario, para sobresalir, para sentirme tube dos años con diferentes patrones y como ya tenía alguna ex­
importante había que hacer las cosas al revés. periencia, en mi trabajo, el salario mejoró y llegué a ganar (f/,3,50
por jornada de 8 horas.
Y es que solo la madre puede descender al abismo de tinie­
blas de su hijo y encontrar una chispa mortecina y con ella hacer Pero escaseó el trabajo y tuve que ir a Parrita, donde había
un sendero de luz para que su hijo ascienda hasta la cima. bastante que hacer.
Porque solo la madre puede encontrar, en el pajar de de­
fectos de su hijo, la aguja de la virtud y con ella tejer sus sanda­ Curpito
lias para que lo conduzcan al buen camino.
Se llamaba Cupertino, pero le decían Curpito en lugar de
Y la madre puede ser cualquier mujer; pero cualquier mujer Tino, que a mi mido de ver era más apropiado. [1-98/p. 36]
no puede ser la madre. [1-98/p. 35]
El hombre era pequeñito, por no decir diminuto, y ésto él
Y es que yo hablo de la Madre; y no de la mujer que pare un · lo celebraba diciendo que la esencia no la vendían por barriles
hijo porque no pudo evitarlo, y aquello lo siente como una ne­ y que el cuerpo solo en los chanchos valía.
cesidad fisiológica, después de un hartazgo. En realidad, Curpito era un campeón en los trabajos que
Pero dejémos éste bocablo que junto con la moral se ha llevaba a cabo la Compañía Bananera. Pero los campeones y los
vuelto muy discutible, para seguir con mi comportamiento. héroes laborales, son como las hojas de los árboles, solo el árbol
En la escuela yo no era problema y mi modo de ser era nor­ las toma en cuenta, y rara vez, al ver una hoja seca, nos detene­
mal, si no sacaba buenas notas era porque no estudiaba. mos a pensar que nos alegró el paisaje, nos dió sombra o nos
purificó el aire; y ésto lo estoy pensando ante un estacón medio
Tuve que repetir el quinto grado y aunque no cambié en podrido que todavía se mantiene clavado en la tierra, pero que
nada mi manera de ser, al final de las lecciones fui promovido a hace algunos años fue una humilde cruz de madera, y más an­
sexto grado. tes un trabajador. La segunda guerra mundial había comenza­
El sexto no lo terminé. La reveldía me había dado por las do; y en Puntarenas el trabajo de peón en las construcciones es­
fugas y cada vez que se me antojaba me iba para Puntarenas sin taba escaso y en el campo sobraban jornaleros y miseria.
el permiso de tía Soledad. Estos viajes eran a pie y cada vez que El hambre y el vestido no aguardan mejores tiempos, y ro­
llegaba al puerto, donde vivian papá y mis otros hermanos, éste bar es un trabajo arriesgado y vergonzoso que sólo los que tie­
me recibía con una paliza y al día siguiente me llevaba a la es­ nen poder y ninguna vergüenza, realizan impunemente. La Com­
tación del ferrocarril y me montaba en el tren y a Esparta otra pafiía Bananera desforestaba criminalmente los bosques; sin em­
vez. Tía Soledad a su vez me daba la bienvenida con otra pela. bargo aquello no era crimen, sinó progreso, a pesar de los mi-

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llones de pies cúbicos de maderas que se quemaban o podrían
inútilmente y los centenares de riachuelos que agonizaban por
falta de sombra. En lugar de los esbeltos troncos brotaron orgu­
llosas y robustas matas de banano y unas cuantas cruces de ma­
dera que por el momento tenían nombres.
1
1
De un día para otro me encontré en media selva, en una de
las famosas rancherías de la Compañía.
Antes de oscurecer se nos llamó para entregarnos las herra­
mientas y nombrarnos el capatás o encargado que tendríamos.
Un hombre pequeñito, alegre y dicharachero que se me acer­
"Para Justicias el tiempo: Ahora los dueños del Progreso có y dándome una lima, un machete y una hacha me dijo: -To­
y la Ciencia, -porque todo lo que hay ahora en la tierra tiene me cuñadito y mañana muy a las cinco nos encontramos en la
Dueño; y la Libertad existe unicamente como pretexto para sub­ fonda. No le haga · caso a los zancudos y los jelepatos, y que
yugar y esclavizar- se han visto obligados a reconocer que la pase feliz noche cuñaos!-
Tierra agoniza y tratan de retardar la muerte del Planeta recu­ ¡Oiga! -le repliqué -yo no tengo hermanas. y el me con­
rriendo a toda clase de argumento y demagogia, claro que con testó riendo a carcajadas. -no se agüeve, cuñao, por eso; yo ten­
el menor menoscabo posible a sus intereces egoístas e insensatos, go muchas en la Julieta, Parrita, Papaturro y Quepos. Ya verá
adaptando la moral (que siempre ha sido tema discutible) a sus que el día de pago le presento alguna!- y se fue riendo para su
propios argumentos. Hoy la contaminación y la desforestación rancho.
es un crimen de "lesa naturaleza" siempre que no lleve el visto
bueno de los Poderosos. El desenfado de aquel hombrecito me sorprendió, pero fran­
camente no me molestó.
En cambio la deshumanización y despoblación son necesa­
rios, y la esterilización voluntaria es un acto heroico y sublime Por la noche los zancudos ahuyaban corno coyotes por fuera
(por ahora, porque dentro de algunos años va a ser obligatorio) · del toldo y [1-98/p. 38] los helepates, cuando lograba a tientas
y el aborto, los anticonseptivos y la eutanacia son legales, por­ aplastar alguno, despedían su inconfundible y nauseabundo olor.
que donde no son legales, [1-98/p. 37] se alcahuetea en un gran La noche era húmeda y el calor sococante. A pesar que me
porcentaje. había desvelado la noche anterior, a causa del mareo y la inco­
Ahora surgen Movimientos demagogicos de Liberación Fe­ modidad en la lancha que nos llevó a Quepos, no pude dormir
memna. un instante. La noche se me hizo larguísima.
La mujer es presentada como la gran marginada de la histo­ A las cuatro de la madrugada comenzaron a levantarse los
ria hutnana, y se le ofrecen perspectivas deslumbrantes de Edu- · trabajadores. Todos se orinaban en la gotera del rancho y el
cación, Trabajo, Poder y Corrupción. Se le invita a luchar por olor era insoportable. La ranchería se llenó de ruidos, voces y
su derecho a la igualdad con su compañero el hombre, no obs­ gritos.
tante sus diferencias biológicas y de otras índoles. Pero en el fon­ El contratista gritó desde la fonda -¡El hombre sin plata
do de lo que se trata es de frenar la superpoblación que ame­ la cama lo mata, y si tiene mujer lo acaba de joder ... ! Vamos ...
naza con destruir todos los privilegios de los poderosos y sus sis­ vamos! ¡Siquiera los que me deben!-
temas de Injusticia Social.
Los trabajadores entraban y salían de la fonda.
Pero dejemos este tema que es de mucha trascendencia y
sobre todo de propiedad exclusiva de ilust1:es y grandes menti­ Dos mujeres atendían a los comensales y una tercera se ocu­
rosos y no para campesinos semianalfabetos y sigamos con mi paba de lavar los platos sucios.
cuento que tiene la importancia de una hoja seca". El fogón era grande y entre los tinarnastes la leña ardía ale­
Como dije, en Puntarenas y sus contornos el trabajo estaba gremente calentando una enorme cazuela con arroz y frijoles o
escaso y más para muchachos menores de edad. sea la famosa "burra" y dos latas mantequeras: una con agua
para chorrear el café y otra con bananos cocidos que servían de
Por aquellos días pasó por el puerto un contratista y enroló bastimento.
a algunos trabajadores para laborar en las zonas bananeras, en­ La mesa estaba formada por dos tablas de una pulgada de
tre ellos al hijo de mi mama. espesor, por catorce de ancho, por quince pies de largo, que es­
El cambio fue bastante brusco: taban clavadas a cuatro reglas de veintiocho pulgadas de largo,

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que a su vez estaban clavadas horizontalmente a cuatro pares de -Pues yo no pierdo las esperanzas de que Dios me deje
estacones enterrados en el suelo y con treinta pulgadas de altura. criar pa'que nos casemos.-
Para sentarse habían dos tablas de igual tamaño puestas -Con esas esperanzas suyas me quedaría yo pa'vestir san­
sobre cuatro travezaños clavados a los mismos estacones a die­ tos Dijo la muchacha riendo.
ciseis pugadas de altura, una a cada lado de la improvisada me­
sa; estando mesa y bancas formando un solo mueble y sujetas a Curpito terminó de anotar los nombres y apellidos de los
tierra. nuevos hacheros y preguntó:
Con más pereza que vergüenza me acerqué poco a poco a la -¿Afilaron bien las hachas?-
fonda. Me senté en una de las tablas y una de las mujeres puso y como nadie le respondió dijo en tono burlón:
frente a mi un gran garro de algo que llamaban café. El desdi­ -¡Bueno! después vamos a estar conqué le jiede la oreja!­
chado jarro era enlozado, y blanco pero había llevado más golpes y dirigiéndose a mi me preguntó:
que Isac Marin y por la cantidad de escarapeladuras se podía de­ -¿Y usté cuñao?- [1-98/p. 40]
cir que era overo blanco.
La otra mujer me sirvió la "burra" en un plato del mismo No hombre! -le respondí- si yo no he conversado siquiera
color y material del jarro y con igual record de abolladuras. [1- con la mujer de un hachero, que voy a saber afilar hachas.
98/p. 39] -¿Entonces se queda con la gana de comer miel hasta
Me llevé el jarro a la boca y sin pensarlo mucho lo dejé aba­ en un p1;ine mico, cuñao?-
jo de la mitad. Asi será- respondí.
Para no desacreditar mucho la bebida, diré, que era agua -¡No se haga triste, cuñao!- exclamó -ahora va tener
caliente con un poquito de azúcar, café y manteca; además, un <JUe platicar con un señor hachero. Pero no se me arrugue, cu­
olorcito a canfín con cucaracha. nao, por eso.
La burra no la probé; pues mi olfato me lo prohibió y solo Salimos de la ranchería y cogimos por un callejón. El terre­
me comí un banano cocido con sal. no estaba cubierto completamente de troncos bejucadas y rama­
Por ser día sábado y fin de quincena los trabajadores esta­ sones secas, donde no se veía el suelo tal era la cantidad de ár­
ban algo entusiasmados, haciendo planes con el dinero que re­ boles tendidos sobre la tierra. Solo. los callejones y los zanjos
cibirían por pago. habían sido defendidos por los expertos hacheros y algunos tron­
Curpito llegó a la fonda y gritaba llamando a sus hacheros: cos y ramas que calleron en éstos habían sido trozados y sacados.
-¡Vamos! ¡Vamos! ¡mi gente! Las matas de banano salían con increible fuerza por entre
¡Que hoy es día de pago! aquellos montones de hojas, ramas, bejucos y troncos secos.
día de santa Liberata; Curpito que iba adelante se paró un instante y señalando
nuhay pión malo, ni patrón sin plata, cocinera sucia, ni puta un corte de selva que se miraba corno a un Kilómetro frente a
barata!- La estatura de Curpito era mínima pero su voz era nosotros dijo:
máxima. Se oía y no se veía. -Allá está la voltea; vayan caminando mientras tiro un
-Acérquense pa'puntarlos -decía sacando una libreta y venao, porque un hombre cagao vale más y sacándose unos pe­
un lápiz y quedando oculto en medio del grupo. dasos de papel periódico de la bolsa, se encaramó sobre una
Una muchacha morena esbelta y simpática pasó a la par del rarnasón.
grupo y nos saludó y Curpito, parándose de puntillas para verla Llegamos a la voltea y los hacheros nuevos, aprovechando
mejor por encima del hombro de uno de los del grupo respon­ el atraso de Curpito, se pusieron a darle un filito a sus hachas.
dió: ¡Buenos días Maruquita, usté cada día más galana, y yo ... Yo también hice otro tanto cumpliendo con el refrán que
-y se quedó callado haciendo un gesto de fingida tristeza. dice: A la tierra que fueres haz lo que vieres
Entonces la muchacha preguntó maliciosamente -¿y usté La selva era soberbia y avasalladora. Sentí temor y respeto
qué Curpito?- por aquellos gigantes.
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Curpito llegó y dijo: -Bueno muchachones, aquí es donde Lo primero que tiene que aprender es a coger la hacha.
vamos a saber de que hizo Dios la cera. Los que se consideren ha­ Coja el cabo de la hacha suavemente, sin tratar de ex­
cheros que formen parejas y vayan trabajando la madera más trangularlo, apenas con la fuerza necesaria para que no escape
gruesa, y los que no saben, pueden ir "palitiando" yo tengo ?rden de sus manos. Sin poner tensos los músculos levante los brazos
de poner el precio según el rendimiento que den. Los pahteros y tomando impulso haga girar la hacha de media vuelta y clá­
ganaran cinco pesos, la salida es a las tres de la tarde; para vela de filo horizontalmente en la corteza del árbol, a la altu­
almorzar tendrán una hora de tiempo. Y usté, cuñao venga con ra de sus hombros, pues ésta es la más cómoda para trabajar en
migo. y nos adentramos bajo la arboleda �n dirección con�raria árboles gruesos. Trabaje siempre relajando los músculos de su
a la corriente de un riachuelo que se deslizaba lento, lamiendo cuerpo y balanceando un poco éste sin levantar los pies, en esta
las rugosas superficies de su lecho, donde las raíces de los ár­ for- [1-98/p. 42] ma le dará más impulso a la hacha y el golpe
boles como dedos de manos avarientas se aferraban. Llegamos al será más fuerte.
pie de dos [1-98/p. 41] gigantescos espabeles; sus ramas estaban Trabaje sin preocuparse, y rítmicamente, Acoplando su res­
entrelazadas en un eterno y amoroso abrazo. piración al ritmo.
Curpito se detubo y ordenó: Los hachazos tiene siempre que ir en orden, siguiendo la
-Vea cuñao usté va a limpiar bien estos palos, corta todos linea de cortes que Ud decide.
los bejucos y matones que estorben. Las hachas tienen que gi­ Párese cómodamente, y si va a trabajar al lado derecho ade­
rar libremente de media vuelta sin chocar en nada que no sea lante el pie izquierdo y viciversa.
el palo que se va a tumbar. En estos trabajos hay que cuidarse El cabacote o boca que Ud debe hacer tiene qµe ser en pro­
mucho de los accidentes, porque a nadie le pagan un centabo; porción con el grueso del árbol. El corte de abajo de la boca tie­
cuando se corta o se mata bien cortao y bien matao se queda. ne que ir lo más a nivel que pueda y completamente parejo, pués
Aquí la vida y la persona no valen nada; lo único que v� le es el ésto le facilitará el trabajo, conforme se vaya avanzando con la
trabajo, rendimiento o ganancia que le deje al contrat� sta. El_ -hacha, buscando el centro del tronco, y más aún si el árbol es
contratista es un revendedor de trabajo y lo que le mteresa muy grueso y está bien aplomado y tiene que introducir todo el
es la ganancia que pueda tener en el negocio. cabo de la hacha para que quede bien boqueado. Si el árbol está
Y Curpito se perdió de vista en medio de aquel laberinto desplomado o borracho, como decimos nosotros, pues lógica-
de árboles para ver como iban trabajando sus hacheros. mente no hay necesidad de hacerle mucha boca.
Comencé a limpiar los grandes troncos de los espabeles que El corte de arriba de la boca siempre tiende a bajar, y ésto
tenían más de dos metros de diámetros cada uno. Eran dos ár­ es inevitable, así es que Ud tiene que calcular el tamaño ini­
boles que habían crecido juntos, como si fueran gemelos. cial de la boca tomando ésto en cuenta para que no se le cierren
los cortes antes de llegar al punto necesario para que la boca
Los dos darían como ocho tucas ele doce pies de largo cada quede bien.
una.
Las hachas comenzaron a ladrar con saña infernal y los ár­ Difinitivamente, la boca tiene que ir al lado donde se des­
boles se desplomaban y con desgarradores alaridos se estrella­ plomará el árbol. El cabacote que se hace al lado contrario se
ban contra los troncos que habían caído primero extremeciendo llama deslome y tiene que ir al mismo nivel de la boca, y si­
el suelo. guiendo la misma técnica en árboles menores de quince pulga­
das de diámetro. En árboles más gruesos, siempre el deslome
Terminé de limpiar los troncos y doblé una hoja de platani­ se hace dejando un espigón desde el comienzo, que lo divide en
llo de tal manera que me sirviera para recoger agua del riachue­ dos insiciones iguales pero que se unen al ir avanzando hacia el
· lo, bebí unos cuantos tragos y esperé a que volviera Curpito. centro del tronco. Este espigón, que le llamamos "estribo" tendrá
La espera fue breve y Curpito, después de observar deteni­ un espesor en proporción al grueso del árbol. El papel que
damente los árboles limpios comenzó a darme instrucciones: desempeña el estribo es de gran importancia para la seguridad
-Mire cuñao, como en todo trabajo, la práctica es la que hace de los hacheros, pues con él se evita, que el árbol, empujado
al maestro. por alguna racha de viento contrario, se desplome, al lado del

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deslome aterrando árboles y poniendo en peligro la vida de los
compañeros. También usté la estará más seguro y confiado para
adentrarse en el deslome, todo lo necesario, sin temor a que el
1 bol al caer por la longitud de sus gambas, al lado de la boca,
se topen sus cortes y quede sentado sobre éstos, poniéndose su­
mamente peligroso para terminar de derribarlo.
árbol le dé una sorpresa desagradable, rajándose inesperadamen­ También es muy importante saber trabajar las gambas pues
te. Cuando usté termina concienzudamente de hacer el deslome, la fibra de la madera presentará menos resistencia al filo de la ha­
entonces cortará el estribo con unos cuantos hachazos después cha si se cortan [1-98/p. 44] digonalmentte. Esto lo podemos
de [1-98/p. 43] haber avisado a sus compañeros con unos cuantos comprobar hasta con el machete: coja Ud una vara delgada de ma­
gritos para que estén atentos a la caída del árbol y se protegan si dera dura y hágale un corte a escuadra con el machete y sen­
es menester. tirá la gran resistencia de las fibras de la vara, llegando en oca­
En árboles muy aplomados y por consiguiente dudosos, el siones a abollar el filo del machete; pero coloque de nuevo In
estribo juega un gran papel, pues usté tiene el chance de cortar misma vara y le hace un corte diagonal siquiera de unos cuaren­
dos cuñas o tacos de madera y colocarlos forzados, a golpes con ticinco grados y notará que el machete corta la madera con más
el lomo de la hacha, uno a cada lado del estribo y esperando una facilidad y entre menos grados más fácil.
racha ele viento a favor cortará éste y el árbol se desplomará por Corno Ud ha notado, este trabajo es duro y peligroso. Los
la boca. accidentes y la muerte siempre están al acecho por eso siem­
Pero estas instrucciones solamente son una parte de lo pre hay que estar alerta.
mucho que debe saber un hachero, pues en todo momento entra­ Cuando le toque trabajar en un tapezco, compruebe que esté
rán en juego ideas propias que tendrán que acomodarse, a las bien hecho y que sea cómodo, porque trabajar mal parado ade­
circunstancias. más de fatigante, puede ocasionarle una mortal caída. Tiene co­
Como Ud se ha dado cuenta, las esplicasiones que le he da­ mo siempre que boquear bien la madera y estribiarla y no aban­
do se adaptan bien en terrenos planos y con los pies en el suelo; donar el tapezco hasta que el Arbol se esté desplomando, después
pero hay terrenos quebrados y cerros donde tendrá que trabajar de cortarle el estribo, porque es muy arriesgado y acongojante
en otra forma: parándose siempre en la parte alta del terreno y tener que volver a subir al tapezco por no tener la serenidad ne­
boqueando y deslomando árboles ele lado; donde tendrá que cesaria de esperar a que el árbol se vaya desplomando y no le
usar igualmente sus dos manos o sea que usté tendrá que traba­ quede otra alternativa que caer. Siempre que trabaje en tapez­
jar obligatoriamente al derecho y al izquierdo, pues había para cos, tenga bien planeado la retirada o bajada, para el momento
pararse solo el lado de arriba del terreno; y ésto en árboles del­ oportuno y no improvise a última hora porque eso le puede cos­
gados, porque en árboles gruesos se verá obligado a trabajar tar la vida.
en "tapezcos" o andamios que hará usando los materiales que le Siempre tendrá algo que aprender en este trabajo y si no le
ofrezca la rnontafí.a, como son: horquetas, varas, y bejucos, pero coge ojeriza lo encontrará interesante yo me considero un ex­
sobre todo tendrá que usar la cabeza. perto en estas labores pero no crea que me siento orgulloso de
Pero no vaya a creer que esto es todo, pues nos faltan otros eso, todo lo contrario, a veces me recrimino haber dedicado mi
tipos de árboles completamente diferentes y bastante peligrosos vida a asesinar árboles; y si fuera aprovechada esta madera no
para trabajar, como son los que tienen grandes gambas como me sentiría tan culpable, pero todos estos valiosos troncos se
la ceiba o grandes patas como el higuerón. pudren o se queman. Claro que los jefes de la Compañía dicen
que eso es un gran abono para el banano pero la verdad es que
En los casos de árboles con gambas, se debe trabajar éstas, ese "gran abono" lo pagarán muy caro las generaciones futuras.
de adentro para afuera; tanto en la boca como en el deslome, ¿Cuantos afí.os han tenido que pasar para que estos dos
acomodándose entre las gambas a como haya lugar. espabeles, que estamos sentenciando a muerte, hayan logrado
Comenzará a trabajar la gamba abriéndole un boquete de desarrollar sus hermosísimos troncos ... ? No lo sabemos. Sin
acuerdo con el tamafí.o de ésta, o sea, que si la gamba es grande embargo en unas cuantas horas estarán muertos y comenzarán
el boquete tiene que ser lo suficientemente grande para ir cor­ a podrirse sin provecho alguno ¿Cuántas utilidades hubieran
tando toda la gamba con la misma amplitud y evitar que el ár- producido estos troncos después de muertos? Tampoco lo sabe-

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mos. Pero si podemos estar seguros que a nosotros nos pagan sultó su "caja de betún" pues [1-98/p. 46] así le llamaba al reloj
dos míseros salarios por matarlos y aún después de muertos, de bolsillo, y levándose las manos a la boca, al estilo de Tarzán
si se aprovecharan sus [1-98/p. 45] troncos, podrían beneficiarse <lió un grito fortícimo que se prolongó por varios segundos.
otros trabajadores. Los hacheros respondieron gritando y fuimos saliendo al
Fíjese Ud, cuñao, esos troncos en la parte más gruesa tienen callejón donde el almuercero esperaba sentado en un raizón a la
casi dos metros de diámetro, olgadamente se pueden construir par de los almuerzos. Los almuerzos estaban envueltos en hojas
cuatro hermosos botes; y si le hablo de botes es porque Ud es de vijagua y cada tamal pesaba como dos libras.
porteño y conoce todos los servicios que prestan los botes en Pun­
tarenas y otros lugares costeños. Para pescar, para trasportar per­ Abrí mi tamal; éste traía mitad de arroz mitad de frijoles
sonas, para acarrear productos agrícolas y materiales como le­ y dos bananos cocidos.
ña carbón madera, arena, grava etc Con buena hambre no hay mal pan.
Como ve Ud son valiosísimos y muchas familias hubieran Todos atacamos con entusiasmo los almuerzos y a pesar
podido comer a espensas de estos árboles. de que no sabían muy bién, en un cuarto de ho�·a estubieron
Los botes yo y muchos los podríamos hacer y aprovechan­ las hojas vacías. Claro que mucho se habló de la mala comida
do este riachuelo los sacaríamos al mar, pero esta es una propie­ y hasta se hicieron planes para ir un domingo a pescar al río Pe­
dad privada y con eso esta dicho todo, aunque sea una filoso­ cares, donde abundaban las machacas roncadores y barbudos.
fía egoista y suicida humanisticamente hablando. Alguien mencionó la poza del jobo, famosa por la cantidad
Los arboles son seres vivientes como nosotros, ellos sien­ de machacas o sabaletes que tenía y más ahora que el árbol
ten, sangran y se quejan cuando uno los está matando, no agre­ estaba en cosecha y regando y las machacas subian en gru­
den a nadie y cuando ocurren accidentes es por fatalidad o im• pos a la superficie de la poza disputándose las frutas que caían
prudencia de los hacheros. al agua. -Y sinó que lo diga Curpito que la semana pasada pes­
Los árboles desde que nacen son benefactores de la huma­ có como quince- aseguró el muchacho. Y Curpito que es­
nidad, y aún después de muertos siguen siéndolo, cosa que no taba recostado en una gamba pegó un fuerte chupetazo a su ci­
ocurre en los humanos, pues el único beneficio que queda cuan­ garrillo y exalando una bocanada de humo dijo con mucha se­
do morimos es que hemos dejado de hacer daños. riedad. -Sí, pero esas machacas no las pesqué con anzuelo, ni
con nasa, ni con chinchorro, ni con barbasco, ni con bombas, y
Quise por un instante pensar concienzudamente sobre lo para decir verdá, ni siquiera las pesqué en el agua.
que había dicho Curpito, no por las verdades que dijera sinó
por el hecho inesperado de que él las dijera, pero la verdad era -Y entonces como las pescó- preguntaron varios a la
que en tan corto tiempo me sería imposible conocer a Curpito, vez.
además la preocupación por mi inexperiencia en el trabajo no me Y Curpito enderezándose un poco y con la misma seriedad,
lo permitió. respondió.
Comenzamos de inmediato a darle hachazos a uno de los es­ -Eso es un secreto, pero tratándose de Uds, que son mis
pabeles, Curpito por su baja estatura le tocaba que trabajar a la compañeros se los diré: Lo primero que tienen que hacer es bus­
altura de sus ojos y al lado izquierdo pues él me buscó siem­ carse un cedazo de esos que ocupan para gallineros, que puede
pre la comodidad, tocándome a mi el lado derecho y para que me ser de unos seis metros de largo. Después cortan cuatro estaco­
fuera más cómodo picaba a la altura de mis hombros. nes del tamaño del ancho del cedazo, los clavan en cuadro ence­
De 'v'ez en cuando me ayudaba a emparejar los cortes y rrando el palo de jobo y muy a las cuatro de la madrugada co­
siempre me alentó para que no me desanimara con aquel traba­ locan el cedazo alrededor de los estacones amarrándolo bien; y
jo tan duro. esperan a que amanesca.
Así siguieron las hachas sacando astillas y adentrándose en ¿Idiay ... Pero que tiene que ver eso con la pesca de ma­
el rolliso tronco hasta que al ser las once de la mañana, Curpito chachas? [1-98/p. 47] -
consideró que la boca estaba perfectamente terminada. Con- Preguntó uno que seguía muy atento las instrucciones.

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-¡Ah ... ! ¿Pero es que Uds no saben que las machacas En 1943 pasé por Parrita y andube pelando los ojos en bus­
en la noche se trepan a los palos de jobo a comer fruta y cuan­ ca de conocidos de aquella primera ranchería que habité en la
do comienza a clarear el día se bajan de los palos y se meten zona y cuando casi tenía perdidas las esperanzas de ver a algu­
al agua? es cuando uno las agarra entre el cedazo forcejeando no me encontré con Meregildo U. Después de saludarnos con un
por salir.- par de copas de ron, nos fuimos a la finca; él se había "metido
a bruto" y tenían ya dos chacalines, y estaba loco enamorado de
Todos reimos de la ocurrencia y un tal Meregildo U. que los niños y la doña, y por todo el camino me fue hablando de
era de los que habíamos venido de Puntarenas me gritó a mi las bondades de ella, al extremo que nunca me clió el "churuco"
que estaba cerca ele Curpito. para preguntarle por la salud d.e Curpito; p�ro, � or lle�� do a
-¡Jalale la camisa Rafailillo! su casa después de la presentac10n , y la comida, s1 me d10 una
Pero Chancarrilla, un viejo hachero muy bromista, apuntó. tregua ; le mandé la pregunta y él respondió al instante:
-A mi no me extraña nadita eso, porque los animales con -¡Mirá ... ! ¡Ya que me acordaste! vamos, que yo hace
hambre hacen c?sas. �ue nos parecen imposibles pero que son días estoy por irle a echar una limpiadita a las cruces- Y co­
_ giendo un machete me invitó a seguirlo. De camino fue contan­
ciertas.- Y se d1spoma a pegar alguna otra "verde" cuando Cur­
pito viendo su "caja de betún" dijo: do los pormenores del accidente.
-¡Bueno mis liones, ya es hora! La noticia me entristeció mucho, y mucho más cuando estu­
Las hachas volvieron a golpear y los árboles a caer hasta be frente a las humildes cruces de madera que n i siquiera te­
que fueron las tres de la tarde. nían los nombres de aquellos héroes anónimos, héroes del traba­
Curpito me puso seis colones de sueldo. jo y la paz.
Regresamos a la ranchería y los que tenían pago comieron Sencillamente decían: Una, Curpito y la otra, Chancarrilla.
y se fueron para Parrita y los que no teníamos, nos fuimos a Curpito era, a nivel de jornalero campesino semianalfabet�,
descansar. todo un pensador, de gran corazón e ideas avanzadas. Un clan­
Esa noche los zancudos y los elepates Aliados del calor nada viclente.
pudieron contra mi fatiga y mi sueño. Desperté como a las cuatro Lástima que en nuestros campos se malogren estos valores
de la mañana cuando los primeros borrachos llegaron de Parrita por el egoismo de los poderosos que en ocasiones no son más que
hablando y gritando babosadas. burros cargados de plata al servicio de intereces foráneos y de­
Así fueron pasando los días y las lecciones de Curpito siem­ fendidos por lebreles que ladra1;- desde . las emisoras de radio y
pre las tenía muy presentes. las páginas editoriales de rotativos ant10breros por unos cuan­
Trabajé seis meses y reuní algún dinero, y fui a Puntare­ tos mendrugos.
nas; estube un par de meses en el puerto siempre con la idea
de encontrar trabajo pero no hallé nada que hacer. NOTA:
Volyí . con mi primo Julio a la Zona bananera, pero esta
vez el v1aJe fué a Puerto Cortés y Palmar. El siguiente relato es la continuación de mi vida. Todos los
personajes que aparecen son real�s,. I? mismo que los he�l10s; sus
El trabajo qua hallé era menos peligroso y más rentable. nombres los represento con las m1ciales pero los apellidos s?n
A�rendí a zanje��- y en terrenos arenosos y suaves llegue propios, tambien los puestos que desempeñaban como func10-
a termmar una estac10n o tarea de cuarenta metros cúbicos al narios públicos. [1-98/p. 49]
día; claro que trabajando hasta doce horas. Solamente mi nombre es el que sufre un cambio y apare­
En ese tiempo el metro cúbico lo pagaban a ft0,80. [1- ce como Rumaldo en vez de Rafael, asi mismo la forma de
98/p. 48] narrar.
, Siempre recordaba a Curpito y sentía deseos de verlo para
conversar y difrutar de sus salidas oportunas y jocosas además Tarnbien dejo de relatar un tiempo en que_ hubier�m muchos
ele sus sabios consejos. días sin nombre que relatarlos sería como plagiar a Smatra.
185
184
., .
amb iar.Todos gri
tamos: ¡Cambio !
Algo dificil e s . eso de cmb.�º 1· en esto lo otro y lo otro . • • ,
io ! ·Se nece sita u n ca
1·Camb
El Gallo Clueco
cambi , amos .
pero nosotros mismos.no . r que lo
1
Rumaldo era un gallo corriente, como la mayoría.Por su­ . A_lgo h abía en su interio

puesto, que para ser gallo tuvo que ha ber sido pollo ; y digo esto , P.ero Rumaldo si cambiohacia son~ ar·• No era . u. na. obseción
para justificar todas las travesuras y aventuras que corrió.Si empuJ aba ; era �l go que e1 producto de un deseqmhbno menta1 .
lo

se deslizó una y otra vez por caminos poco convenien tes, eché­ porque las obsec10 n s s
o, a1 go
tdr. a1 al go divino y human
e on

mole la culpa al ambiente que lo animó a dar sus primeros Era algo completamentequna ese ;ba Ru m ld era u_ ho gar;
ale teos. sublim . E d s . pl tos, l _ í� ollito s, y com­
o n

l
a

ena qu ed
e

una gallinita canñosa bi.;as, y ia pensar en tristezas, porque


o a o

Agonizaba la década de los a ños treinta y con ella los tan­


e n

gos de Gardel cantados por Rugo del Carril, Libertad Lamar­ partir con ellos sus a egn
que, Amanda Ledezma y o tros, cuando Rumaldo apareció por eso salía sobrando. _ como ir a l a fe -
ompanera no es
las zonas bananeras. Entonces disfrutábamos de rancheras y mú­ P ero encontrar una buena c puede escoger el color, el tama -
ah'l
sica romántica cantada por Pedro Vargas, María Victoria, To ­ rre tería a comprar una olla;
ña la Negra, Daniel Santos etc- (Ha blo de música, porque la ño y la calidad.
música siempre anda metida en todas las calaveradas de la ju­
ventud) y hay ue imaginarse la Zona Bananera en aquel los Además, Rumaldo 1�0 1���� , u: historial muy prbúsque­
is1 q e l e yuda r e la
esenta-

ble·' ni siqui era un atrae tivo


a a n
tiempos; sin escuelas sin templos casi sin deportes; pero con u cm e .
da de su hallar una buena com-
"D l . "
cantinas y prostí u os po to as par es. - --
e�}q-rl�t �ona
a

E aq u l s ños Y aguj a
Los trabajadores solteros o solos, ( como diría José León ' g asi como hallar una
pañera era una empresa l ic1
n e lo a

Sánchez) no les quedaba más remedio, los días de pago, que a bu­
rrirse en los c ampamen tos o comenzar a recorrer el peligroso e n un paj ar. "meterse a
Triángulo de Campamento, can tina, prostíbulo . Triángulo que en Pero tenía que ".JUgá15� . la" p orque e1 deseo deque nuestro
t ª º en cuenta
oca siones se volvía cuadrado, cuando iba a dar con sus huesos a bruto " era }llUY �r� nde. �1a ?� :U fa montaña y allí tenía . su
la cárcel, de donde siempre se salía más pe lado que u na semi­ gallo se babia dec1d1do _tr t!��:·as dei rió Caralampo, en Villa
ca
lla d e guapino l a buscar la mul ta y la "go ma " "recadero ' en u1;a emla� pr 'ble su deseo , pués la soled
ad en la
s c
Neily, se .hace I? ª � y p�IIgrosa, adem s e s e.
Claro que Rumaldo, como solo o soltero que era, transcitó
e

por e l fatídico triángulo y hasta se le volvió cuadrado. sel va. es im re s10na t ro to para un pie
a falta un z apa o
Pero lo malo era, que lo que se iniciaba por travesura, por La verdad es quee nunc
curiosidad o a burrimiento, se hacía hábito en fermizo . Ahora na ­ podrido. se está aho gando, se a ga-
die ignora que en las can tinas lo que venden es una enferme­ qu e R urn ld o, como el que
Así fu
presen tó.
rró a lo primero que se l e
a
dad en ocasiones incura ble.
e

m1 ·t a J· oven p ero a1·1c ai


'da, o me1· or dicho
Así fue , co mo el recorrido que hacía en pocas horas, se fue era un g ' ya le píaban
El. la ] pe sar de su J·uventud
11.
/p . 51
a
haciendo cada vez más lento, llevándole la noche entera y des­ [1- 98
a

.· t ue
tristones a la_ col�.
pués la noche y el [1-98/p. 50] día siguie nte, hasta quedar he­ ��!t�� %ollitos también
a

quiso saber·l
º.'
cho una lástima por varios días. .
6Ma l sín
toma ...? No lo sabía m
Por último, ya no pasaba de la cantina , como si ahí le hubie­ apá de esos po
llitos? -Pre­
ran enterrado las pestañas o se las hubieran em botellado. Lo Bueno ... ¿Que pasó con(Asi, � llamaba l a gallinita) y ella
el
-
cierto es <¡iue nuestro pollo, aunque era un trabajado¡; e xcepcio­ guntó Rumaldo a Ramonapr1runta .Quizás a estaba acostumbra ­
no titub eó en c �e.s tar sma historia, esta Y
nal, lo echaoan e una y o tra finca por sus frecuen te s a usencias. e a r. e p et'la la ;i
da a que se la h1c1eran, y más.
on la

Así anduvo la seca y la meca, rascando en una y o tra parte.


quién sabe cuantas veces de peso /
Pero el pollo se hizo gal lo y ya se esta ba haciendo gallo lló ningún i'mPedimento
viejo y no ponía de su parte; hasta que en una ocasión, después Lo cierto es que él no h a V
para fom1ar el nuevo hogar.
--=---------- -
de una gran toma tina resolvió cambiar. e---
187
186
as os, la llegada de per
so­
Por el momento se encontr ba Iaborando en una finca que También es i nevitable en estoslac fabricación de licor clan­
e sta ba haciendo la ma m, a ,de. ;amona o sea su futura suegra nas indeseables que se dedicaneo es un hábito tan arraigado que
a

con un compañero mucho ov en ue ella ;_ tenían c asi t res años destino y al merodeo.
El mer siente
ue t oda p ersona se
od
q
de estar luchando en aq
���loJs baldrns es imposible erradicarlo. Com osu v1ua jeno,
_,
nac10nales q ue e1·an los rna r el ut
. de
autorizada , en alguna epoca
o a
So.b_ rns
, , de 1 ax·tazde tierras q ue se hª b'ia dª d0 la Yunay en el Pa- año por-
o
asionando- un gran d
c1fico Sur. y ámirclros-se-les-vuelve vicio oc
- Las tierras no eran mu buenas pero, !ª verdad es que qu e desalientan al que siembra.
s y la escuela era ya, una
muchos obreros bananeros er� Caralampo se iba llenando de niñoera necesario organizarse
. n de procedenci a campesina y la necesidad. Rumaldo comprendiós qque se iban presentando en el
tierra y el campo les atra' iemp , y cu�ndo eran desplazados
ue

por la Compañía buscaba1� fas s�re vas nacrnnales, fuera del feu­ para resolver to d o s l o s pr o blem a
ueña comunidad si se que­
\ do de la Yunay' ; se dedica ' ban prncan.amente a laborar la tierra. proceso de crecimiento.....de una peq . Pero hay que decirlo con
L_ As1, se fueron formando eo 1 orn• as y ?uebhto? q ue prosperaban ría vivir con' más holgura y dignidad pobres, nuestr os jornaleros,
. toda franqueza, nuestros campesinos si'glos por el paternalismo
a paso de tortuga o eran tra · �ª d_os_ pox el apetito siempre voraz han sido condicioñados desde hace causa de su derrotismo, su
de latifundistas criollos t an e10s co!l la complicidad de abo­ egoistade lo gamonales y es esa .laEn muchos látifundios los
gados y autoridades m�J:1;nasJ q ue siempre andan detrás de smo
l as movidas. in ividualismo y su conformi pi a, simplemente actúa
n como som­
peones no ti e pin ión pr
adas p or el Pat ró .
n o o

bies, sus conciencias están domin


en
Rumaldo, ya tenía su r anch't y m os cuantos cereales na-
n

ciendo en la zocola Era un conª / . � �. e /mea. ¿Pero que más podía maldo solo pudo obtener la
hacer ... ? todo c�mienzo es di�icil. S olo le faltaba una corn­ Para construir la escuela, Ru
colab oración de dos vecinos.
pañera y ahí estaba R on�, casi es erando. ¿Para q ué ir a bus­ ardear al Ministerio de Edu ­
ear a otra parte lo qu:� m a s ª icanee · · · ? Lo ideal hubiera Después hubo que luchar y bomb .
s para que enviaran un maestro
sido una p ollita sin hij o: de a�uenas costumfües,- aunque no cación con cartas, firmas y cens o se va
as comunidades que
fuel'a- nTU--i nteh ente -:ca y_e ·u a es, que a la ma�oría nos gus­ El maestro es, para las pequeñ
n
tr l, "el p al o de los
tan un p oquitín men�s ch�, pias q ue nosot . ros ¿Sera eso machis- formando en las zonas rurales, la fig u ra cen a

mo ?. Pero Rurna ldo penso que lo meJ or era ser práctico y enredos".
pun ... ! metió la pata La 1
correr y más bién le ay�dó COI�
estos casos, todo comenzó bien.
ri:·e �\\ Ra ona dej? el agua
po l os. � como siempre, en
como un asa- [1-98/p. 53] lariado a

desde cualquier ángulo, n o
De ahí q ue tiene que ser, visto s del ministerio, sino una
la palabra maestr o, y estar
persona idónea _que le J:iaga h
. verdad que encierr el refran:r
ono r
Y es que es inconcebible una luna . de mie1 1 1ena de , mal- bi"en prepadlclopara enfreñtar la es que el maestro tenga que se
tra tos y discuciones [l-9B/p 52] tem endo por delante un largo Pueblo chico i nfierno grande" No Carvajal o G abriela Mistral o
camin o lleno de ins�rtidumb1e·· y a cechanzas. un seg undo t omo de
Chavelita ieron co n
ue s esas mujeres nac
A Caralampo p oco a poco f ex,� � IIegando gentes en pos María Montesori; no eso n o, pun volcán de sacrificio y huma-
,
de la tierra , c omo dicen, buscand
� i a. una chispa divina en
el alma y
nismo e el c raz ón.
Casi todos eran ex bananeros que la Com a - ,a iba dese Rumaldo había sido padre
n o

c_hando por vejéz, p or alcoholismo o simplemeritempor represa-­ Doce años habían pasado ...camino.
l i as. cinco veces y la cigüeña venía e
d

cambio que en él se efectuó.


Todos llegaban con sus familias. Los niños habían reafirmado el l o irrealizable, con alcanzar
r
Por ellos había soñado con realiza vist o sonreir a la pobreza y
Alg unos con algún dinero otros con las manos vac1as. lo inalcanzable. P r ll s h bí
ado en ellos y comenzado an
o e o a a

Los que traían dinero empl ª b n � 1 os otro�; des�e luego, huir las tentaciones. Se _había mir sar de los años él era ·a bie
con salarios bajísimos, p ero comi dtcen , 1a necesidad tiene cara conocerse, dándose cuenta que a pe
de perro. un ·niño.
189.
188
._ ¿Pero e� que hay alguien que no se sienta niño cuando· un nan) tienen que ver con esta descomposición rural. En el campo
mno le sonne ... ?
se practican abortos clandestinos.
En doce años h abían suce dido muchas cosas ...
La Ley y la Justicia en muchas o casiones están en manos
R�maldo aprendió mucho, h abía predicado en de personas inescrupulosas y para confirmarlo Rumaldo fue
c ontra d el
alcohohsmo, del m erodeo, d el ma protagonista d� lo siguiente : Resulta que a fines d e 1969, exac­
l uso de )os recursos naturales.
.�uchó �n yano, para que los campesinos se org tamente un viernes 3 de octubre, en el hospital de Coto 47,
comi es o smdicatos y defendieran sus d erechos. anizaran en propiedad de la Compañía Bananera, falleció el compañero
de la suegra d e Rumaldo a causa de la mordedura de un a serpien­
. _Estaba _convencido de que una d emocr ia, t e t erciopelo. Pero es bueno recalcar la indiferencia d el m édico
gw � n.ternac10nal que tenga, no es tal, s ac por más presti­
i sus trabajadores no de la Unidad San itaria e Vil a eily;cíüeseencontraba aten­
participan de la porción de poder que l es corr d · n o en - nsultorio particular cuando llegaron los campe­
co
esponaé�y ést e p er­
ll?anece siem�re�n las manos d e grupos privi sinos con el accid entado , en un bus de servicio Villa Neily-Golfi­
gic ente l egislaran en su propio beneficio. legiados' que ló-
to, a las tres de la tarde.
�0!1!-0 presidente de un::i- Junta Auxi Ante las airadas protest as d e los campesinos que sostenían
1abornc10n con.. algunos vec! nos d e buenaliar d e Cami nos, en co­ al pacien te sobr e sus hombros, en una hamaca amarrada a una
puentes, d esagues, alcantanllas y lastrea voluntad, se hici eron vara, mojada y enlodada, pues lo sacaron de la montaña bajo un
do d e caminos. aguacero torrencial, el "m atasanos" se dignó a echarle un vis­
�a e�cuela tenía dos aulas. Dos maestras tazo, para decir con toda frescura que en la Unidad o t enían sue ­
de pumero a sexto grado. daban lecciones
ro antiofídico, (Y esto en-un sector d el país como es d e Buenos
o ��e,�umald� n? qu ería
ver, en la escuela lo habría de Airesa"Paso Canoas que desde hace años fue declarado "Zona
�et ;:�� d , d e Ofidismo") Entonces el chofer del bus y los campesinos l e ro­
e
esc� ca as . Una que d ecía
aloj aba d ��de u n vecmo
que era soltera y se
cercano, atendía su novio en la escuela garon que les prestase e jeep de su propiedad para trasladarlo
Y estas visit_as _se pro- [1-98/p. 54] longaban por .
al hospital de Coto [1-98/p. 55] 47 y no quiso La gente enfure cio
con l as consiguientes m urmuraci
largas horas' y lo rodeo amenazante y así se vió obligado a darles la ambulancia
ones del vecindario.
d e la Unidad que se encontraba con sus gomas desinfladas. Se
�� otra, la. directora, todayía jove�, pero perdió tiempo muy valioso y no fue hasta las cuatro y media de la
c�mp!o u�a parcela _Y �o�part�a su vida con ucargada de hijos tarde que pudo ingresar en el hospital, donde lo atendieron en el
trnn-�igente que a� prmc1p10 h acia pasar como su n jovenzuelo in� acto dada la gravedad d el caso. A l as nueve d e la noch e ya
L-:,ubur su adulter10. sobrino para en-
era difunto; h abía sido herido por l a serpiente a l as diez d e l a
, Ru°:tdo no duda?ª de la capacidad de las mae mañana.
estas per 1�n mucho tiempo, y más la director stras, pero
a que de vez e n Pero la muerte seguía al acecho rondando la casa d e la viu­
c � ando tem a que qued ars e da, y el 22 d e diciembre d e ese mismo a ño la suegra d e Rumal­
. e n su casa esperando que desa a
c iernn l as huellas de las golpi re­
zas que l e daba su fingido soti.ino. do montó en una briosa potranca a me dio amansar y aquella im­
. R��aldo se dió cuenta de que la educac prudencia inconsevible en una señora d e sesenta y pico de años
l� Justic i a, entre más apartada sea el área ruralión
-
la salud y que, aunque guanacasteca no había conversado ni con la mujer
e� '
más ang us-
t10sa. ' de un-sabanero, l e costó la vida.
Se imagin�ba lo, ¡� eligroso d e la educación sexua Todavía es más increíble la ocurrencia al enterarse que la
da por alcohohcos, satiros u homosexuales. l imparti- ingenua señora montó a una de sus nietas en ancas. Como era
i ' . En. el campo h_ay violaciones, prost de suponer, la potranca se encabritó y las dos mujeres volaron un
itución y otras anoma­ instante y se estrellaron contra las piedras del camino.
I_ias,. pero la rn�Y:on a d e los casos quedan ocultos
rnn�ia Y la p�sIVIda_d. :rambien el control d por la igno­ Desde luego que la que llevó la peor parte fue la anc iana,
e la natalidad y l a que sufrió fractura d e la columna, el antebrazo y una pierna la
c ornen te de hberac10msmo
f emenino (que bastante se . relacio- c hiquilla solo se dislocó un brazo.

190
191
La pobl'e señora hubo de ser llevada al hospital de Coto 47 ética y moral. La oportunidad se le presentó con aquel mucha­
y de ahí a Golfito de donde la mandaron con urgencia al hospital cho analfabeto y egoista y en lugar de amonestarlo cuando com­
San Jua1; d� Dios. Que Dios m� perdon e lo mal pensado que soy, pareció a la cita, hablaron largo y tendido, planeron la estrate­
pero �-mngun pobre le aconseJo que tenga la ocurrencia de po­ gia a seguir para arreoafar herencia. Para e caso, fuel'01iabus­
nerse grave en é12_9ca n �videña e ingresar a un hospital, pues
ca-r-a una nicaraguense hermana del finado, o sea cuñada de la
ha ra un gran porcentaJe de probabilidades de ir a refrescarse difunta madre de Ramona, que vivía en Esquinas y rara vez se
a la n evera. Y si quieres saber porqué ...? sencillamente tienes relacionaba con su hermano.
que ser igual a mi "de mal pensado". Se pusieron de acuerdo y un día de tantos aparecieron
La madre de Ramona entregó su alma al Señor el 28 de por la finca con papelería y acompañados de un policía de ape­
diciembre. llido M., famoso saqueador de cementerios indigenas de la re­
gión.
En vísperas de n ochebuena, Rumaldo se había trasladado
c�n sus hijos � la finca de su suegra, ahora difunta, y esto te­ Pero el agente había subestimado el caracter y el coraje de
ma que ser as1, puesto que ahí quedaron solos sus cuatro ente­ Rumaldo; talvez porque hacía poco lo había defraudado con
nados, tres muchachas y un varón, todos menores de edad. Ra- cincuenta colones que cobró para inspeccionar daños en la agri­
mona como es lógico estaba en San José acompañando a su ma­ cultura, hechos por ganados de un vecino, y que nunca realizó.
\ dre Y como tuvo contratiempos con la muerte y el entierro de La verdad es que este señor si no ha muerto, lleva el n ombre
ésta, regresó hasta en enero. de Caguiar, estaba acostumbrado a toda clace [1-98/p. 57] de
abusos y Rumaldo tuvo el gusto de ver su destitución por hacer
En Limón, con su marido y sus hijos vivía la única herma­ uso de las pensiones alimenticias, según se dijo Estas pensiones
na de R�mona, pero [1-98/p. 56] en las fincas de Coto, trabajaba eran depositadas en la Agencia.
un sobnno de Ramona que era hijo natural de su hermana.
El mu:hacho tenía_ en ese tiempo 20 años y había crecido El astuto señor, llegó y entró sorpresivamente. con toda na­
con s1;s pnmos en la fmca de su abuela. Pero este muchacho, turalidad llamó a Ramona, le dijo que venía a poner en posesión
despues de analfabeto, era orgulloso, hipócrita y egoista. No ha­ a la cuñada de la difunta que era la, única heredera, según los
b!a pasad� aún el n ovenario de la abuela cuando andaba y� artículos tales y cuales del código de Procedimientos Civiles. Pe­
dienao ammales y granos para derrochar el dinero con algunos ro que no se afligiera, pues la dicha señora y única heredera le
amigos de las fincas bananeras. regalaria unos "animalitos" tan solo porque le firmara estos
papelitos y ofreci� un_bolígrafo a Ramona trataba de desa­
�or las tardes llegaba con sus amigos, cogían las bestias rrollar un manojo de papel de oficio escrito a máquina con quien
y se iban a buscar licor clandestino al vecindario y regresaban sabe que leyendas.
en las madrugadas borrachos, haciendo comentarios obsenos
de sus aventuras y molestando a la familia que dormía tranqui­ Rarnona que no entendía ni jota de lo que el agente le de­
lamente. cía, con un estomago ya cercano a los ocho meses, anonada y
nerviosa, temblaba de pies a cabeza sin decir palabra dirigiendo
La situació1: se hizo insostenible, Rumalclo y Rarnona pen­ una mirada suplicante e interrogante a Rumaldo que a cierta dis­
saron que lo rneJor que podían hacer era ir a la Agencia Princi­ tancia oía y veía haciendo un gran esfuerzo por mantenerse se­
pa� d� Policía de Villa Neily y plantearle el problema al Agente reno.
Pnnc1pal para que éste le llamara la atención, aconsejara al en­
diablado muchacho. El agente al ver el temor y la indecisión de Ramona, creyó
Así fue. El agente se comprometió a citarlo y hacerle ver mejor cambiar de táctica y de persuasivo, pasó a amenazante, y
lo que estaba haciendo además de incensato era ilegal, puesto con una voz más grave y autoritaria dijo: -¡Mire señora ...
ue, las herederas er� las dos hijas únicas de la difunta queño firma o procederemos al desalojo! Entonces Rumaldo, tras una
habia eJa o testamento. Pero las cosas fueron muy diferentes: risita sarcástica, preguntó con toda la ironía que pudo: -¡Mire
señor Juez! ¿Corno es que Ud se torna atribusiones que son ex­
�l mentad? agente era un zorro astuto, con una hambre insa­ clusivamente del Agente Principal de Policía?
ciable de dmero y un olfato de perro para hallarlo, careciendo de
193
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Y el agente gritó con la intención de intimidirlo: -¡Quien La casa tenía piso de cemento siendo de madera y zinc. Ha­
diablos le ha dicho que yo soy juez! bían treinta y tres cabezas de ganado vacuno y cuatro caballos·
cerdos, gallinas y la troja con granos. En aquel tiempo, estab�
Y Rumualdo siempre riendo respondió con sorna: -¡Y valorada en sesenta mil colones.
quien diablos va a decir que Ud es juez, cuando no merece ser
ni policía! sencillamente Ud lo único que es, es un grandísimo La guerra había comenzado y se había ganado la primera
sinvergüenza! escaramuza, pero era necesario prepararse para nuevos ataques.
Por experiencia sabía Rumaldo que la Justicia no existía en
El agente, haciendo un gran esfuerzo pero con la derrota aquella zona y las autoridades, como rameras callejeras, estaban
pintada en el semblante, gritó con voz alterada: siempre dispuestas a vender su conciencia al mejor cliente.
-¡Respete la autoridad!- Los muchachos permanecían agrupados detrás de Ramona
Entonces Rumaldo, viéndole la derrota en la cara, con una como pollitos asus- [1-98/p. 59] tados del peligro, esperando 1�
carcajada que hizo palidecer al agente, dijo en un tono enérgi­ voz de la gallina •para dispersarse. Ramona rompió el silencio
co que no era más que el presagio de la tempestad: diciendo:
-¡Oiga viejo chancho! ¿Qué autoridad puede tener un impos­ -¡Que viejo más poca pena es ese!
tor? ¿Qué autoridad tiene Ud, incurriendo en el delito de allana­ Y Rumaldo dijo con la voz todavía alterada por la colera:
miento de propiedad? [1-98/p. 58] ¿Qué autoridad tiene Ud, viejo -¡Por eso es que las gentes aquí arreglan las cosas a su ma-
maricón, intimidando y engañando a una ignorante mujer, que nera, porque ir a buscar Justicia es ir a buscar hambre y miseria.
además, de los nervios ya va a aflojar el pollo y Ud es el principal Estos pillos solo sirven para estafar y perseguir campesinos, pero
responsable, viejo hijo de puta!- cuando hay problemas fronterizos como en el caso del hombre
Luego clavando su furibunda mirada en la cara del sobrino que secuestraron las autoridades panameñas, internándose en el
de Ramona que era un mocetón de metro ochenta de estatura, territorio nacional hasta Villa Neily; y ahí en las narices de
gritó al tiempo de lanzársele encima: -¡La culpa la tiene este nuestras autoridades sacaron al hombre del hotel a pistola y ga­
pendejo! rrote limpio; herido y golpeado lo metieron al vehículo y a Pana­
El muchacho que después de egoista, orgulloso e hipócrita má sea dicho a rendirle cuentas al general Torrijos, ¡Ahí, ahi no
era un gran cobarde se refugió temblando detrás de los tres. están, mírala que van a estar!
Rumaldo se encaro con el grupo y les ordenó: Rumaldo pensó en la necesidad de buscar un abogado y se
-¡Se me van de aquí sinvergüenzas, si no quieren salir ma­ lo hizo saber a Ramona y ésta exclamó con tristeza:
cheteados! y se metió a la cocina a buscar un machete, pero -¡Hallar aquí un abogado teniendo las manos vacías es co-
cuando salió con el arma, ya iban los sujetos traspasando el por­ mo ir a la luna en un zopilote!
tillo. -Bueno, depende de donde se busque, Repuso Rumaldo.
Todo se había quedado en silencio, Ramona miraba toda­ Ella preguntó:
vía asustada en dirección al portillo, rodeada de sus hijos que -¿Y donde lo vas a buscar?
ya eran nueve, el mayor de 17 años y el menor de dos, todos se ha­ -Pues donde podría ir a buscarlo si no es al sindicato, a
bían quedado como en misa, observando los movimientos de Ru­ la UTG, el abogado de la confederación.­
maldo. -Pero esos son comunistas- apuntó ella.
Rumaldo sabía que aquello era apenas el principio, porque Y Rumaldo exclamó con desilusión:
autorida y ciertos vecinos, sobretodo contrabandistas y mero­ -¡Sea por Dios mujer! los camaradas son los únicos que
deadores, tratarían de sacarle provecho a la situación, puesto defienden a los pelaos y si no fuera por ellos los alcaldes, los
que el insensato muchacho todo lo quería para derrocharlo. jueces y otras autoridades en estas zonas, cometerían más injus­
La finca era una de las mejores en el lugar; tenía 60 hec­ ticias de las que cometen.
táreas distribuidas en esta forma: dos hectareas donde se hallaba La verdad es incolora y libre como el aire. Sólida, fría y
ubicada la casa, cultivadas de cacao en producción y árboles valiosa como el diamante. La verdad es como una bolsa: al de­
frutales, treinta de potreros y el resto de charrales y montaña. recho y al revez bolsa será otra vez:

· 194 195
Neily a pedir ?
picapleitos llamado_ M., la presunta heredera Blanca Ch., el
-Dejate de bolsas al révez y vamos a Villa Agente C.A., el pohcia R.M. y el so-[1-98/p. 61] brino de Ramo­
ayuda al Sindicato,- dijo entonces ella. na. A todos los conocía bien y sabía de la obesidad cerduna del
y sabían que
Los dirigentes de la UTG conocían a Rumaldoa los sindica­ Alcald�, el Abogado y el Agente, y causa de eso llegarían agotados
como trabajador bananero siempre dijo ad presente Y ahogandose de calor con_ el sol canicular que estaba pegando. y
do éstos solic itaba n apol lo y lealt en las luchas por me­ ,
es que estos los sopla el diablo y los convierte en pelotas de man­
tos cuan vien das, y mejor trato
jores salarios, mejores vi- [1-98 /p. 60] teca. �esesperadam�nte angustioso es esperar lo desagradable.
; esto le valió para cons eguir los servicios
para los trabajadores o que los gastos de �o� mmutgs se volvrnn eternos acompañados de un silencio mor­
lueg
del abogado de la confederación. Desde tendría que pagarlos, tificante que ni el nifio de dos afios osaba quebrar.
pasajes, papelería timbres y alim enta ción
Por fin t?das las m�radas como zaetas se clavaron en el por­
pero éste no cobraría honorarios. ..
tillo del cammo y <letras de sus barrigas fueron apareciendo el
Agente y com•
Ocho días después del incidente con C . A. el de la Alcaldía Alcalde y el tinterillo.
pañía, se presentó el polic ía R M. con una cita
y el Alcalde R. A. Avanzaban lentamente mirando a su alrededor y conversan­
para Ramona. Ramona compareció a la cita indevicla y otros do; �l resto de la comitiva venía un poco rezagada, talvez in­
la presionó, la amenazó y acusó de reten ción
s te�tigo� que no eran tenc10nalmente, en espera de algún "acontecer".
delitos, leyéndole las declaraciones de vario o se lo 1magmo Rumaldo. Alcalde y tinterillo llegaron frente al corredor y secando el
otros que los chirriteros del lugar com sudor de sus rostros con sus pafiuelos mojados dieron las bue­
llegó tan asustada
Le dijo que la volvería a citar y Ramona nas t�r?es. Solo Rum_aldo contestó el saludo y de inmediato con
que ya sentía hasta dolores de parto. una �-1�1ta que de amistosa nada tenía, preguntó con cierto dejo
comenzó a des­ _
Los días fueron pasando. El mes de abril mortif1ca1;te: -¿Ahora fue a Uds que les tocó venir a repartir
granarse y la anunciad a cita no llega ba. la herencrn?-
z en su parcela.
Rumaldo había empezado la siembra de arro y el Alcal?e, después de mirar de reojo a sus acompañan­
Un día, como a las dos de la tarde llegaron a buscarlo a la tes que ya veman llegando, contestó guiñandole un ojo:
porq ue le habían
zocola dos entenadas; venían asustadísimas Neily venía de cami­ -No amigo, simplemente venimos a hacer una inspección
avisado a Ramona, que el Alca lde de Villa ocular.
ona estab a muri éndo se de mied o y lo man-
no, por lo que Ram -¡Ah• .. ! excla1:1ó Rumaldo
_ con fingida idiotez, para prose­
daba a llamar. ª .. con un tono energ1co
ºm que acompañaba con un gesto nada
no estaba muy �
Se fue inmediatamente y como la parcela arar el recibimien-
amistoso.
distante, llegó con suficiente tiempo para prep
to del Alcalde. . -Le hice la p�·egunta,
_ Sr Alcalde, porque el Sr Agente ya
ó en el corre­ vmo con esos propos1tos y hasta se tomó el derecho de amena­
Sacó una mesa de regular tamaño y la coloc itori os donde se zarnos con el desalojo y poner en posesión a la Sra Blanca. De­
vent anas de los dorm
dor frente a una de las rse toda la fami­ be ser que el Sr A. le gusta jugar de Juez.
enc�ntraha una banca grande que podía senta le qued ara a la espal­ El agente. sin molestarse dijo con toda frescura: -No hom­
lia él se sentó de manera que la vent ana
form a bien visib le, asom aba la empu ña­ ?r�,. yo solo v�ne a aconsejarles, para que no se metieran en un
da: por la ventana, en sentó a Ram ona JUICIO sucesono, porque esos pleitos son caros y la herencia no
dura de su machete de trabajar. A su izquiaerda muchachos sen­ vale la pena.
con el nifio de dos años; después ordenó los, de menor a ma­
tarse al lado de su madr e, por orde n de edad Entonces Rumaldo le contestó satiricamente:
de la banca.
yor, quedando el más grande en el otro extremo -En realidad, Ud es bien conocido en Villa Neily y el sector
único que
Dos sillas plegadisas bastante confortables fue lo de Coto, Y su fama ca?� día se extiende más, así es que si su
dejó para que desca nsara n las visita s. fama es buena Y yo quisiera opacarla, eso sería como querer ta­
a pie y par el sol con un dedo. Todos los aquí presentes y Ud más que
Supo por boca de Ramona que la comitiva venía de R A ., un todos, sabemos que Ud es un dechado de [1-98/p. 62] virtudes.
estaba integrada por seis perso nas que eran el Alcal

197
196
El Alcalde al oir la sátira se sonrió con el picapleitos y pa­ espectaculos en las fincas, como partidos de fütbol y bailes, tra­
ra darle otro sesgo a la escena le pidió agua a Ramona y se puso yendo equipos y orquestas; además de pagar a los autobuseros
a interrogar a Rumaldo sobre la bondad de los terrenos y los para que no transporten gente en "horas claves" de ésta fecha.
metodos que usaban los campesinos para hacer producir aque­ El' abogado dejó varios escritos en el sindicato para presen- V
llas tierras. tar en el Jusgado Civil de Golfito.
Rumaldo le siguió la corriente sin ningún entusiasmo, a La noche del once de mayo le regalaron a Ramona un varon­
sabiendas que eso no l e importaba en lo más mínimo al Sr Al- cito, era la décima vez que le revoloteaba la cigüeña.
calde. •

l
Ramona fue a la cocina y trajo dos vasos y un pichel con La vida seguía normalmente. A las "bolas" de los vacinos
agua y les ofreció las sillas. El Alcalde ya bien arrellenado en la la familia no les prestaba oidos, y menos a las amenazas que por
silla se dirigió a Rumaldo para decirle que deseaban ver el ganado; las "chirriteras" esparcía el sobrino de Ramona. Cuando el pe­
a lo que Rumaldo contestó: rro ladra con el rabo entre las patas es que siente tufo a tigre.
-Eso es con Ramona, yo en este entierro no tengo vela y me En la escuela las cosas seguían igual:
limito a cumplir con mi deber como jefe de familia, velando por La maestra atendiendo a su novio, que se había vuelto algo
la seguridad y el respeto de ellos. as1, como su sombra, según la opinión de los chiquillos· la di­
El Alcalde dirigió la mirada hacia Ramona y ésta asintió rectora perdiendo lastimosamente el tiempo por culpa' de los
con un gesto. El Alcalde indicó a los otros que podían ir a reco­ "moretones". Los vecinos chismorreando en la calle y callando
ger el ganado, quedándose él y el Abogado. en las reuniones escolares.
Conversaron con Rumaldo de varias cosas y él les informó
que Ramona tendría como defensor al abogado de la Confede­ . La marcha Contra la Pobreza Extrema había sido el prin­
� 1pal lema de la propaganda política del Sr Figueres; pero era
ración General de Trabajadores; después la conversación deca­ el el que marchaba a la cabeza . . . y, había llegado a su meta: "La
yó y J. M. levantando su grasosa humanidad de la silla se en­ Casa Presidencial".
caminó hacia el potrero donde C. A., Blanca Ch., el policía R.
M. y el sobrino de Ramona reunían el ganado. E� otra campaña había ofrecido las famosas vaquitas ... Y,
a fe, m1a que a muchos les cumplió, y hoy todavía siguen orde­
Cuando el Alcalde se encontró solo, con toda frescura le ñando las vaquitas verdi-blancas, a despecho de otros ordeñado­
dijo a Rumaldo que él había venido tan solo por ganarse <ft500 res que en su tiempo ordeñaron vaquitas de otros colores y que
que le pagaron por la inspección, pero que aquel asunto le to­ hoy patean de envidia, con la boca llena de espuma como ter-
caba al Juez de Golfito. nero enrejado.
Respecto a la cita que Ramona tenía pendiente, le dijo que
podía ir cualquier día de la semana y en compañía de Rumaldo Don Pepe es un roco genial .
si así lo prefería. Luego se levantó y fue a reunirse con los de­ Cotico es un rueco genial.
más; pasando de regreso minutos después. G. W. Villalobos es un ruco genial. [1-98/p. 64]
\ Rumaldo calculó, que la visita de aquellas "pécoras" le cos-
� taría al sobrino de Ramona, que era el que pagaba la "música" Pero me estoy desviando del tema, y lo que interesa es de­
poco más de mil colones, y todo eso inutilmente. Oh pobre Jus­ ?ir 9ue do�1 José ya estaba instalado en el "Trono"; y el mes de
ticia, en que manos inmundas te encuentras prisionera! Jumo corria y corría tanto que el 24, día de San Juan, se trajo
hasta Caralampo, nada menos que el Juez Civil de Golfito.
El 28 de Abril llegó a Villa Neily el abogado de la Confedera­
ción; estuvo [1-98/p. 63] en la Alcaldía revisando el expediente ¡Pero salve Dios nuestra Justicia .. . ! El Juez era un borra­
de Ramona asegurándole a ésta que de la Alcaldía no la volverían cho. Llegó más o menos a las dos de la tarde en compañía de
a citar. Blanca Ch. y el sobrino de Ramona. Su verborragia aguarden­
Pasó el primero de mayo. Rumaldo estuvo en las concentra­ tosa y sus gestos inconfundibles de dipsómano le causaron a Ru­
ciones de Villa Neily y Golfito. La Compañía Bananera siem­ maldo una impresión pésima; y hasta los niños se atemorizaron
pre ha saboteado los desfiles de los trabajadores ofreciéndoles y lloriquearon viendo aquel tipo repugnante haciendo gestos es-

198 199
túpidos. Hablaba y hablaba sin permitir ninguna interrupción, Los animales fueron encerrados en una parcela colindante
cuando Rumaldo lo intentaba se enfurecia, se transformaba en que no estaba en condiciones de contener y alimentar aquel nú­
un energumeno vociferante. El pobre diablo merecía más el in­ mero de cabezas; el ganado se salía y regresaba a su sitio y vol­
greso a una clínica para enfermos algoholicos que andar en aque­ vían los interesados por él acompañados del resguardo quien a
llas gestiones. instancias de ellos hacia registros en busca de armas en la casa,
y fabricas de licor clandestino en los lugares aledaños. Aque­
¿Que le pasará a nuestra Justicia que está tan penetrada llo se había convertido en persecución con la complicidad del
con toda clase de ejemplares de nuestra fauna humana? resguardo. Ante aquella situación Rumaldo y Ramona decidie­
Nuestro Juez realizaba un inventario pero lo que más le in­ ron ir a Golfito p1rra-p-edfr-aym a al Pa ronato acioña cle1.a In-
teresaba eran los semovientes y como Blanca Ch. le había dado anc1a orque era ev1 ente que-se-estaba- ei·Judican o a os ni­
datos alterados al ser informado por Rumaldo del número exac­ ñOs. En laoficina del Patronato fueron atendidos por la secre­
to de animales, amenazaba vociferando creyendo que en esa taria pero ésta manifestó que no podía hacer nada sin la auto­
forma Rumaldo le entregaría el ganado que según él estaba es­ rización de su jefe y este tenía días de no llegar a esa oficina.
condido.
Interrogada por Rumaldo sobre las causas de tan pro­
El ganado era fácil de vender y más si se toma en cuenta longada ausencia, contestó con evasibas dejando la impresión
que nuestro Juez nombró como depositaria a Blanca Ch. y ésta de que trataba de ocultar algo, sin embargo sugirió que lo bus­
necesitaba dinero para el litigio; para facilitar más la "movida" caran por los alrededores de la Jefatura Política. Ahí se encon­
el Juez permitió que lo sacaran del potrero; algo indebido en es­ traron con un señor de apellido R. que era un viejo empleado
tos juicios según le dijeron a Rumaldo en el sindicato. de la municipalidad, muy conocido y a su vez conocedor de todos
Cuando el Juez le advirtió a Rumaldo que mandaría el res­ los personajes del cantón.
guardo Fiscal de Golfito para que Blanca Ch. se llevara el ga­ Al verlo Rumaldo exclamó esperanzado:
nado, éste le alegó al Juez que aquello era un atentado contra
la salud de los niños, que cuando menos habían ocho que ne­ -¡Que tal don Carlos!
cesitaban de la leche y el Juez ni pestañó siquiera. -¡Muy bien Rumaldo! ¿En que te puedo servil'?
Rumaldo ante la indiferencia del "jumas" volvió a la carga Rumaldo le contó lo que le estaba pasando y don Carlos con
diciéndole que como era posible que después de estar el partido gran pesar se expresó asi -¡mira Rumaldo, me duele decirte que
en el poder o sea Liberación_ Nacional, 11:ª??acando c�nstante­ aquí no vas a encontrar [1-98/p. 66] "palo en que ahorcarte", fija­
mente, por la prensa, la rad10 y la telev1c10n, por mas de un te que ese carajo del Patronato tiene como una semana de andar
año su famoso lema de "La Marcha Contra la Pobreza Extre­ de "tanda"; lo podes encontrar en la cantina El Faro. Rumaldo se
ma': él el Juez de Golfito, no tuviera escrúpulos de [1-98/p. 65] despidió de don Carlos, bastante desinflado dentró a la cantina
deja�· a' los niños sin alimento, estando entre éstos niños uno �e mensionada, habían dos hombres medios hebrios conversando
apenas un mes de nacido, que necesitaba la leche con urgencia con la cantinera, tímidamente preguntó por el señor del Patrona­
puesto que Ramona no tenía leche en_ sus sen�s. El �uez soslayó to, uno de los hombres le contestó que hacía un ratito que se lo
la insinuación diciendo con prepotencia que L1berac10n era el de habían llevado para su cuartucho más cerrado que un yale.
esa propaganda y que Figueres dej�ría el Poder .�ero que él se­
guiría siendo el Juez. ( Como parochando la canc10n). (No hay que dudarlo, estamos Alcoholizados).
Como se vé era un Juez Vitalicio, con su guaro ni siquiera ¡No había palo en que ahorcarse! pensó Rumaldo y regresó
se acordaba de la "pelona", algo así com� Idí Ami�1, con la dife­ resignado a aguantar todo lo que viniera. Después de todo no
rencia que éste era cuscatleco y se apellidaba Qmntero. hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
El ganado fue sacado por Blanca con l� ayuda del re�guar­ El ganado dejó de regresar. Según rumores lo iban vendien­
do y los chirriteros aprovechando la oportun�dad para mamfestar do, lo mismo que los cerdos. Uno de los caballos regresó un día
su satisfacción con gritos y bravatas que log1camente molestaban de tantos, estaba tan flaco y extenuado que se echó en el patio
a la familia. para no volver a pararse, solo llego a morir.

200 201
a Alba­ ch�s -ilusiones, ues ella no era 1a companera que . había soña-
do. Ramona fue nombrad
El tiempo siguió avanzan doylo que má s le reprochaba era a a a
--· �-- e car - o ara sus
de la finca. ·- .
cea y quedó en posesión contraban- n� nos, por e so al�unas veces abían remao ' sin ero ba1 i�go �e l le ha-
nvertido en refugio de bia dado el cornente pero si Ie hab'ia hec ho saber que todo de-
Caralampo se h abía c ooholismo y el merodeo eran l as pla­ pendía de ella, segú� la manera de aten der a los m· nos - ahora
distas y delincue
ntes; el alc ad y en e se clim
a la
rui a que azotaban la comunid de ser uno de los que e'l no 1'ba a est0r presente· .Ella quena ,, q1;1� la boda fuer-ª en
g m m
\ ado al extre ma� Claro q ue Ruma ldo s n mue.3 carmo por ella; de no
s

prostitució había aumenctomo proovedor ae �s�prüsfa ulos de


as as no s
o

p rtan tes ·ser as1 no ñufüera estado doc: li�gos �n?s a su lado, pero la ver- O.
lugares más im o
ores.
- -- - dad es que el amor no quita eonocimiento pero a veces peca C)
Villa 'Neilyy sus alrecled soste ­
para R umaldo ; tení a que por tolerante. V
Llegaron tiempos durosde una docena de bocas y los pro ­ ,
ner aquel hogar com
puesto precios ridículos : . Rumaldo se dedicó por entero t.rn bªJ:'1 • 1.• ?º quena p erder
ductos er n p ga o por los i ntermediarios a,50 ó <ft,0 ,60 , pláta­ ti�mpo Y trabajaba todo e.l dí� Y t, 0 a8os los _dias mcluyendo el do-
a d s
oz 0 ,70 , cacao
(ff,
frijoles a <ft,0 .6 5 libra, arrndes. Frut as como aguacates, naranjas,
a
a 0
mmgo, había q uedado d iegiesar en la pnmera semana de mar­
nos a </t,8 el cien
ol gra arlos, yuca
zo pero un día se puso � ensar quf era mejor adelantar el re-
etc no valía la pena sac greso Y llegar de improvis� para en erarse de lo que pasaba en
s o

piñas, pejivalles, limones


s, m enos. su casa cuando e l estab u Regresó en la última semana
t iquisque, chayote
a Bananera no
había, menos para de febrero, llegó de nocl1: .:�:\iamona y su entenada mayor
Trabajo en la Compañí contrar un
. Sin embargo había que en es taba n levantados y conv' ban alegrem�1!te en la _cocina, no
mayores de cuarenta añosa los medios necesarios para alimentar, supo de que tra taba la an!�!da conversac10_n pero s1 notó que
trabajo que proporcionarmilia, además de otros gastos que oca­ ambas se sorprendieron much c do lo vieron; él se hizo e l
vestir, calzar, aquella fa a entre m anos, sin descuidar también � r�
desentendido y la s sal udó con l ª ec O [l-9S/p. 68] acostumbra ­
cionaba el litigio que tení e R umaldo se trasladara a Siquirres, do, dejó lo que llevaba sobre la a y entró al cuarto donde dor­
la salud. Todo eso hizo qudonde necesitaban p aleros en el dre­ . , Y se puso a observa r con gran
mían los niños. Encend ió un ca�!f
d e Limón añía Car-
en la provincia neras de la comp uan que llos chiqui tines; con sus
evas fincas bana desaliento en la forma ue d
t,
naje de [1-98/p 67'] nu ndeco. El 16 de noviembre arribó a Siqui
.
ropas sucias, tirados soire loi��mas rns en el mayor desorden en
ad de Ba ionó:;
men Sa pr opied
r diciembre se des
ató un temporal que ocas .
el cuarto ha bían papeles Y basuras-; hab'I� rnp
. • a suci· a por los ri ' n-
y el pri me pr vi ci
rres inundaciones en toda la eones, todo eso le molestó mucho, ern ev1dente que cuando él no
o de a
grandes perdidas con las
o n

e y fue de es taba los niños la pa saban rou a1,�es lo �esilusionaba com ­


ba protegida por un diqu � solv1ó callar. Ramona
La finca el Carmen esta ldo no d ejó d e tr
b jar , p r o el 22 de pletamente; pero se tragó s u �� 1;:: .Y ie
, Ru ma
e
ña a ampo a pasar la No­ noto s contrari edad-y co u ? ª _.g afata za ª �era rec urrió a l ar-
a a
las men o
o, regresó a Caral .
d s
nd
da
vie
s
mb r , od vía llo ntes para cu ­ gumento de m uchas muJ· e��-. 1agnmas y cancias .
dici
ones, que fueron suficioes a la familia,
a
chebuena, con alg unos col
e e t

ntes y dejarle a lgu


o p Pero la verdad es que aquellas caricias eran "iscaríoticas"
brir los gastos más urge
n s es

el temporal h abía
pasado Y Rurnaldo 1O sabía.
n ro r gr ó a su trabajo, ya zanjos . .
En onar l
chos paleros para destarpató, esto quería
e e es
mu
e os
y l fi ca ce ita ba La estadía fue breve y RumaIdo se dedicó a la atenció n de
ajo era por cont
s a guas. El trab
s
los niños, si n recriminarle nada 'd. Ra mon_a, todo lo contrario
n ne
aterrados por la esforzado obten-
a

lím ite y l traba jador si era res pondió a sus caricias con f g o entus1�smo y cuando Ra­ \
decir qu e no ha bí a e

dría un buen salario. conversa­


mona pedía más entusiasmo �f {a c?mplacia pero le advertía
R umaldo y Ramona enleg muchas ocasiones habíandio del ma­ que se e· ncontraba cansado de trabaJ ar Y algo enfenn• o. Aquel
alizar su unión por m el.a un J uego con cartas marcadas.
eniencia de
e
do sobre la conv habían pasado y ahora le gran
había
trimonio c tól ico , p r d e ah í n o
el h echo de que
Ramona sintie ra �
Había que ir pensando con t d seremda� en �a solución de
?
a e o

causado cierta extrañesal enlace , pues así se lo hizo ver varias problema . A grandes males n e remed1?s, siempre que el
interés en realizar aque ro la verdad es que él no se hacía mu-
veces en la Navidad, pe
ese
remedio no resulte peor que el r:;f
' por� eso babia que pensar con-

203
202
cienzudamente, sin apasionamiento; sin egoismo, el camino que El ataud era negro
se debía seguir. completamente desnuda y elo t,rn1an en hombros cuatro mujeres
Por el momento lo más conveniente era trabajar para aho­ en f orma t al que no les s' uyos cne . . . rpos habian
.
'
s1'do l acerados
zadas o rasguños. qu ed a b a cas i pa rte libre de heridas, pun-
rrar algún dinero que nunca está de por demás. El lema a seguir
era trabajo y_ meditación. Debía sacar de la mente todo el las­
A pocos pasos del .
tre que nu iera para actuar con Justicia y sabiduría. pero su esbelto cuerpo nf éretro ib ,
b
una muJer también desnuda
o mo ta a menor huella de violenci
Trabajaba diez y hasta doce horas diarias; comía y se tira­ Y su a bundante cabello i I ª �
azabache, ocultando los baja a c3p¡os�;11 ente como cascada de
;
ba en el camastro a descansar y meditar hasta que llegara el sen os y e emendose
sueño y con él la paz. f alda delantera. a modo de mini-
Serían las tres de la tarde más o men os. Miró su rostro
tante; trataba d e recr· cereb1�0 quedó en blanc
d�¡. o un i ns-
l

El sol se negaba a presen ciar la escena y se escon día tras muy f amiliar; pero la me�ori! 1!1�b{f en aquel rostro que le era
�;
º
los grices algodon es de las nubes ... Rumaldo no podía explicar­ flotando como una n a � y sol� qued la inqu
se como se encontraba tan bruscamente en medio de aquel horro­ capuchados n egros. ube n eg1a , . Despues segma una óesc ietud
olta de en-
roso desorden ...
La escena era deprimente y provocaba en todo su ser una . La mujer de la minif Id cab_ell�
histeria y soltando una d a sufr�ó u n
ataque de
ansia infinita de fuga ... Huir era su obsesión y al no lograrlo su cuerpo f ue víctima d ho1�·ibfe ia1caJada _ cayo al pavimento y
e
la desesperación hacía presa en toda su person a y un frío terri­ ll_a_nto � sus desgarradoraherroros c_on vuls1ones; la risa s e trocó
ble se metió en sus huesos y azotó su carne. [1-98/p. 69] v10 a m rar su rostro y s lamen� c1.':n s lo s_ obresaltaron. Vol­
El tumulto era femenino y él el único varón que asistía, sin no dudai ba, era ella, Rasu corazón deJo � e latu ... su cerebro ya
mona.
proponérselo a tan repugnante lucha. Caminaba de este a oeste,
e por la calle pavime ntada de u n pueblo desconocido. Avanzaba 10
Sint
. f ue en ió que la tierra se abría haJo . .
vano; su cuerpo descend ' . s�� pies. Qmso saltar pe-
.
con dif icultad pués la calle estaba repleta de mujeres de todas ia I1Tem1s1ble ente. [1-9
las edades, colores y tipos. No conocía a ninguna y todas vocife­ rn 8/p. 'iO]
De gran suerte se despe
raban y agredían reciprocame nte ocasionándose d espeluznan­ cemento. rtó al choca r contra
el piso d e
tes heridas con variados objetos, uñas y dientes. Había varias
mujeres en avanzado estado de preñez y en el f orcejeo de la Se había caído d
lucha cuerpo a cuerpo las sorpre n día el parto. Otras a dentella­ dormía en el campameelntosegun. do camarote en el cuarto donde
a
das se mutilaban los flacidos senos que asomaban sangrantes por no se �izo m ucho daño
a p �s�: J�ombres solos. Milagrosamente
las rasgaduras de los vestidos. Y med10 de altura. que el camastro tenía
metro
Casi todas participaban en la escalofriante lucha con las ves­ . . Como se encontraba solo
Ia sido f atal. Se levantó en el cua1.to un mal gol
tiduras rasgadas, dejando en ocasiones ver las partes mas ínti­ d el avi pe hubie­
mas de sus cuerpos. Una ambulancia rodaba tras de él aplastan­ para bajar aquel sus to que �os·grnat1to y buscó un poco de agua
su_ corazón con inusit a su pec
do con sus ruedas lo que se le pusiera por delante, haciendo más
mmuto. ado vigo1..i Su rel 0J maho Y hacía patalear
impresionante el cuadro. rcaba las doce un
Al llegar a la esquina más próxima se sorprendió al ver gran . El resto de la madrugada 1 .
v10so y se sentía aturdi ·º paso, sm dormir; estaba ner-
cantidad de mujeres que corrían de norte a sur con niñas en bra­ d o y f a t1gado.
zos, y con la esperanza de escapar por esa calle trató de apresu­
Rumaldo no creía en .
rar la marcha. Logró ganar la esquina difícilmente, pero fue en bru jas ,. pero bruJas hay. �-
vano. Por esa calle avanzaba atropelladamente u n cortejo fúne­ Hay pesad illas O suenos
bre. ~ que desata
que la facultad el e rnzo. , nar queda anulad n tantos pensamientos
a.
204
205
a desechar de veo agregó: -no te ha gustado que venga a verte.- y siguió
Nuestro héroe, aunque lo intentaba, no podí rdo sueñ o. Ese día
-:-
martillando sobre el clavo, y es que hay mujeres que por placer
aque l absu , molestas que una diarrea
su mente las escenas terroríficas de , sin tene r conc iencia se ponen mas en temporal y sin letrina.
fue al trabajo y trabajó com o un autó mata
regre so en el cam- Comenzaba a oscurecer. Rumaldo sugerió que lo mejor era
que hacía y antes de las once estaba de .
1 de loento. ir a comer; ella aceptó a regañadientes.
' pam
ito y más bien se Cuando �e�minaron de comer ya era de noche y Silvia, can­
Ni siquiera almorzó porque no sentía apetlla pesadilla. Pasa­ sada por el viaJe Y la costumbre campestre de ir a dormir tem­
echó sobre las tablas a tratar de descifrar aque o las tres de la tarde; prano comenzaba a cabecear de sueño.
ron las horas, miró el reloj y eran en punt cuarto. Bajó de un
en ese presiso momento tocaron la puer ta del
ó frio de asombro.
Rumal1o .señaló la necesidad de ir a buscar el dormitorio·
Ramona asmt10,, ai:nque haciéndose la resentida.• La verdad e� )::;,,
,"J.
salto del camastro y al abrir la puerta qued ./"
a soñando
Era Ramona. Por un instante pensó que estab ar pala bra, ella
q_ue �uan?o las mu1eres comienzan con ésa guerreadera, así así
_ la paz está debajo de las cobijas.
de nuevo y retrocedió atemoriza do sin pron unci sm ton m son, ' <;:'
aden tro del cuar to y busc aba deba jo de
se abalanzó frenética traíd o a Silvi a, · . Per? no vayan a creer que Rumaldo es un hombre sin prin­
había
los camastros. Pero Ramona no venía sola, a hija de Rumaldo CI. J?IOS, sm moral; �or fav�r no piensen eso. Lo que pasa es, que
una chiquilla de ocho años que era la únic asi c�mo todo comienzo _ t!ene su final, todo suceso tiene su mo­
illa éste salió de
pues los demás eran varones; al ver a la chiqu y sentá ndose en un �nto adecuado, y precipitar acontecimientos es tan grave como
de3ar
su asombro y se abrazaron cariñosamente pasar. el momento oportuno Rumaldo no podía ni debía
camastro se pusieron a conversar. a�tuar por impulsos, dejándose '8.rrastrar·impruílentemente, ha­
supuestamen­
Por su parte, Ramona, al no encontrar lo que chando a Ru­ bian nmos ele por �i9_cum .fil32_etar.

1�
dia, repro
\ te esperaba, escenificó una pequeña come a "aventura".
Dormir la noche después de pago era difícil en el cuadran-
maldo su i:i-idiferencia y atribuyéndola a algun de fOS solteros, habían borrachos en todos los campamentos
nes, pues
Rumaldo no le <lió importancia a las insinuacioe con ella, 1SCus10nes en l�s 11:1esas de [1-98/p. 72] juego, trajín de prostitu�
no tenían fundamento, él nunca había sido indif erent tas �n. los dormitor10s, pedradas, cinchazos, gritos etc. Los que no
ó en aquello de: "ca­ p�rticipa?an _ en aqu�l desorden, de todas maneras amanecían ner­
mucho menos infiel y por un instante pens71] viosos e uacib!es, sm embargo Ramona amaneció contenta. Ru­
da ladrón juzga por su opin ión" . [1-9 8/p.
que a Ramo­ maldo las lle"'.o a desayunar y ella estuvo charlando el resto de
Como no hay caldo que no se enfrie, despuésó a dar un pa­ la ��nana _
�ientras _Ru�aldo esperaba el pago del contratista
las invit
na le pasó el fingido verrinche, Rumalclo e era calurosa, cielo parn i� a �eJarlas. a Siqu�rr;s d� donde regresarían el día siguien­
seo por los cuadrantes ele la finca. La tard les. te pa1a Villa Neily, _Insistia siempre en la boda, pero la había
despejado y un sol como para aporrear frijo p_ospuesto; ya no sena en mayo sinó en junio, el 24; y muy su­
la una y los
La compañía había comenzado a paga desde comerciantes,
r tilmente le sugería a Rumaldo que no debería de volver a Ca­
gran cant idad de
cuadrantes eran invadidos por ralampo . hasta por hay del veinte de Junio para que no gastara
tilicheros, taúres y tambien traficantes. pago Desde luego que las en p�saJes. _ Rumal�o no le contradecía nada y aceptaba todo
, pero éstas se li­
prostitutas no faltaban, nunca en días de ros y presisamente, con fingida naturalidad.
mitaban a visitar el cuadrante de los solte
. El famoso pago del contratista fue pasadas las cuatro de
en eso se basó Ramona para interpretar su farsa la tard_ e Y ll garon de noche a Siquirres, ella quiso que se que­

Andubieron por todos los cuadrantes y finaldel mente entra­ dara a ?omm· con ellas y asi fue. El le entregó todo el dinero
r a la orilla río Reven­ _
ron al bananal y caminaron hasta llega ersar y mirar las
que tema Y muy contenta le aseguró que con eso tendrían para
tazón, ahi se sentaron sobre un tronc o a conv pasar los tres meses que casi faltaban para el veinte de junio.
la visita ines­
turbias aguas del río. El quiso saber el porque edeal deseo de en­ Amaneció el día siguiente y muy temprano tomaron el bus
perada y ella contestó que se debía unica ment
, puesto que P�,1,ª a8ªn Jo��- Iban muy contentas: Silvia con esa inocente ale­
terarse personalmente de como estaba de salud -pero según gua e los mnos, que es como la florecilla del campo que perfu-
cuando se vino se encontraba un poco enfermo:
207
206
ma la brisa sin pretenciones a lucir en el ojal de ningún saco. Y
Era evidente que la mu
Ramona ... sus ilusiones nada inocentes según lo intuía Rumal­ via porque las demás huellasjer h b'ia [;ª�� d después . de la llu­
d
do. Iba convencida de que Rumaldo llegaría hasta el 20 <le junio. saron el portillo y se dirigie estabfn oua as. Las pisadas pa­
ron a . a cas
T Pero una cosa piensa el burro y otra cosa el que lo arrea ...
aquel sueño tan raro se había enraizado en su corazón como un
que no eran de Ramona por a, pero Ruma
que eian muy grandes. ldo sabía
matapalo, El lo sentía como una advertencia algo en el subcons­ Eran las nueve de la noche·
ciente le abisaba que debia estar alerta y proceder de la mane­ pué s
. de los grillos y las respu . ' e;11 1 a casa todos dormían y des-
mientes no se oían más rui ac1ones y ronquidos d e 1 os
ra más conveniente, tomando en cuenta en primer lugar a los do s. N qmso toc
. - dur-
niños que serían los más afectados con cualquier decisión. despertar a los güilas y d . , ar la puerta por no
Pasaron los días y se avecinó el primero ele mayo, y los di­
rigentes sindicales de Siquirres organizaban una excurción a San
de quedaba el cuarto que ��m
na. Llamó y tocó una y otr
na, pero Ramona no est b a vez
l
;a ª
1t Pº detrás de la cas
�a��� º n 1 a ona � tocó la a don­
, 1�s\a q��iye abneron la ven venta­
a . ta­
José para participar en el desfile ele los trabajadores. Entonces Rumaldo, llamada Isabef ah 1, �ia su h1Ja mayor, entenada de
Rumaldo, aprobechando la ocación decidió ir. ' que tema como 16 años de eda
d.
El primero de mayo cayó sábado; estuvo en el desfile pe­ La muchacha estaba d ·1e d
vestida; de ella eran las . rto y se hallaba
ro no regresó a Siquirres con el resto de los trabajadores. Alqui­ hu�/1�: _ [l�9;/J/\�r
ló un cuarto en un hotel y el día siguiente que era domingo, a Rumal<lo la interrogó
medio día tomó un bus para Villa Neily. Es de por demás relatar °
taban los bailongos ele Vil y con. t, t º d º·.Ella Y Ramona frecuen-
la N
lo doloroso y mortificante que es [1-98/p. 73] viaJa ensan o i­ Villa Neily que en su casa. Er 1 Ramona permanecía más en
jamente con encontrarse con una amarga reali ad:-Pero son cosas i�!t s º ede sup
yo creo que por imaginativo
i Erludiblés y hay que enfrentarlas con va entía, sin perder la cabe­ mucho. s q ue se�n �; afc� nzar�,an a oner Ud;
exagerar
za y con miras al porvenir. El mundo no se iba a terminar si sus
sospechas eran confirmadas. De la derrota había que salvar al­ Rumaldo hizo lo que tenía que
\ go para seguir luchando, ese algo era el honor y ese honor eran hacer.
Partió por lo sano. ven d10 · , su parcela y se llevó sus . ~
los niños. mnos.
Llegó a Villa Neily casi a las siete ele la noche; así lo había elaro que por su "rasca � der º " 1
siempre del árbol caído se cor d.ier on cualquier cosa, pues
deseado. Como era muy conocido en el lugar, hizo todo lo po­ ta leí'ta.

--
sible que nadie lo viera pero aquello resultó imposible y cuando
ujeres y el campo le ha n pagad
esperaba la salida del bus para las fincas ele Coto, la hija de la queri��-� o mal, pero los sigue
Directora de la escuela de Caralampo, una adolecente t an des­
cocada como su mamá y que residía en Villa Neily, porque es­ Hoy, seis años <lespués ...
. "
taba estudiando en el colegio según decían, lo vió; y cosa rara, las cosas con optimismo y de a qucll. a "t .a gedia Rum aldo ve
seriedad, sm o cl�10 m_ pes'ar.
la muchachita siempre había sido muy saludona con él, y en esa
ocasión se hizo la desentendida y cambió bruscamente de rumbo S e metió a redentor Y quiso ser
cho P anza. quiJ'ote, no siendo ni San-
acelerando el paso. Rumaldo observó aquel comportamiento y
dedujo que Ramona se encontraba en Villa Neily y la mucha­ Hoy se siente orgulloso'
cha al verlo a él salió apresuradamente a ponerla en sobre aviso. vía de sus polluelos y le p dde se;. un ga 11 ? clueco rodeado toda-
s e
Supuso que heran zorras del mismo piñal. da? Nacional que le busq�e �r1�tnies de la Universi­
Por fin llegó el bus de las fincas y tomándolo se bajó en fin­ peme las Canñs que le sac � �n� m1 a uena para que le
ó la oh;�
ca 56 que era la más cercana al lugar. Eran pasadas las ocho
y sacando el foco emprendió el camino a Caralampo. Había llo­ 23 de Agosto 1977
vido y en el camino habían numerosos charcos. Por el camino,
con la ayuda de la linterna iba observando una huella de zapa­ M.A.V.
tos de mujer que llevaba su misma dirección.
Metalin SA Tel. 39 Ol
54
208
209
Los trabajadores, los campesinos pobres, tienen mucho que
decir, mucho que denunciar; sobre la Educación, la Justicia, la
Salud etc. Por eso considero positivo este concurso y deseo que
tenga éxito y que cada año despierte más interés.
Estos certámenes estimulan y ayudan a fomentar la cul­
tura entre las clases más humildes que son las más numerosas.
Pueblo culto, pueblo justo, pueblo sano: Libertad, Demo­
Autobiografía
cracia y Progreso garantizados.
de· L. A. A. R.
M. A. V. [1-98/p. 75]

--- e sY-v C-0

210
La forma de trabajar la tierra ha sido muy agradable para
mi, hasta el extremo de convivir con todo el campesinado de
mi pueblo.
Son ellos el alma y espíritu patriota, que con sus manos
van labrando la tierra, para dar productividad y satisfaccio­
nes, a los que por ellos viven, aunque les despojen de muchas
garantías y derechos, siempre llevan la esperanza de poder algún
día vivir con la felicidad dibujada en sus rostros, rostros baña­
dos en sudor, por donde corre sangre de verdaderos hombres,
que día a día van dejando en los campos verdes y hásperos,
que la naturaleza se empeña en poseer, para tortura de éstos
humildes, campesinos.
Después de arduas y largas caminatas, el hombre del cam­
po, el campesino, siente en sus venas, la verguenza de ser trata­
do con poca cortesía, por el patrón, que además, muchas veces,
les despoja hasta de un mísero rancho, de su salario, de sus per­
tenencias y como puede todavía trata de avasallar a su familia.
¿Cómo es posible que esto suceda en una patria como la
nuestra, tan bella y noble, yo estoy conciente de muchas cosas
pero donde miro tanta crueldad y miseria, me pregunto ¿dónde
está el gobierno o las instituciones benefactoras, que sepan res­
guardar el bienestar de tanto humilde trabajador que es tratado
inmesericorde, si lo que hace es para bien del progreso de nuestra
nación?
El campesino hace la labor diaria, para poder mantener a sus
queridos hijos, darles lo mejor posible, llevarlos a un futuro pro­
metedor, donde puedan tener un hogar decente, aunque por eso
no deje de ser humilde, lo hace con orgullo, un orgullo noble,
desinteresado, que revela lo que es el hombre por si mismo.
El humilde campesino vive por lo general en ranchos paji­
zos, hechos [1-30/p. 1] de cojoyo de caña seca, que le sirve para
guarecerse de cualquier inclemencia del tiempo, esto data más o
menos del año 1.850 a 1.900.
De 1.900 a nuestros tiempos el campesino se ha visto en
la necesidad de cambiar de vida y entonces optó por un sistema
mejor de vivienda y cambió el rancho por las casas de adobe. Es-

213
to trajo como consecuencia, que el país entrara, por la línea rec­ A lo sumo contaba yo
ta hacia un progreso inmaginable. abuelo y a mi querida abueÍacon seis años, cuando, conocí a mi
.
En esa época, el campesino vivió en un régimen muy duro Ellos nos contaron esas his
de ideas contrarias a sus derechos. Eran torturados, humillados, alegrías. Sus miradas siempre . tezas, d
t:�,·ias fd_e tris
. e dolor y
y cruelmente a sesinados. algo, que les debolviera de .
est an iJa �n una _meta, en un
la
s
gada. I um�, a una vida meJor, más
El analfabetismo en el campesino, era grande, la gente vi­ bol-
vía en l a ignorancia y se val ía de cierto s conocimientos para po­ Para peores males pap
der distinguir una cosa de otra. se pasaba un poco maÍ puea, se.1os 11evó a vivir a casa, donde
Nuestros abuelos contaban cosas muy bell as, de sus tiem­ rio, que no le alcanzaba. s . mi _ padre lograba un pobre sala­
pos. ¡Aquel los tiempos tan gratos e inolvidable s ! Solía decir entonces eramos ocho l i. ca si m para comer, nosotros en ese
ca s con tan poco dine1·01 Jo ' Y . . mante er esa cant
mi abuela, ahora de grata memoria, que mi abuelo, era un tanto � .
eia � idad de bo-
ya o tro decir.
duro con ella, aunque nunca le ll egó a tocar para hacerle daño, Recuerdo con veh . . .
si l e hacía otras baraull adas , como l legar a tempranas horas de padres nos daban despuemenci1 l os ratos libres que nuestros
la madrugada, porque le gustaba el juego, el baile, etc. barrer la casa el ' patio és .. de av los _trastos de la cocina
ª � de
Aunque a mi abuelo le gustaban todos esos vicios, el que la que llamab�n la mil- [ �1 sem ra_r Junto con mi abuelo: en
más le hacía pasar ratos agradables, era el juego de azahar. rod�ado de árboles frutalesl 3Jtia}l �}la, era un terreno grande,
ranJas, nances y otras ta' a ian mangos, agu
Y a sí quedó mi abuelo, en la total ruina, despu és de que era pasados. ntas . que no recuerdo, poracate s, na-
los años
millonario, tuvo que conformarse con un simple trabajo en el
El primero en salir a' 1
campo,
pués le seguía yo .ª p1aza era mi hermano Rugo
des-
or
Su experiencia y te són le valieron para, des pués de largo y cantidad de chiq�iho� � ltimo. los ,otros hermanos men . ore s . La
penoso camino, recuperar al go, que le hiciera más fácil su tra­ todos hacíamos al o o q . e se ieuman en l a plaza era enorme
bajo. sonas mayores, y �e�o:} ugar. En 1� plaza llegaba de todo, per�
que representaba a los s se _escog1a entre ellas, a un capitán
Después de recuperado un tanto sus bienes, volvió a las an­
dadas, logrando ademá s dejar a mi abuela, en la miseria. iniciaba la mejenga apr:/f��
'
. :r am
Y tros
e �e ª
t los menores, así s�
as 3:30_ �M, alargán­
dose casi a las 6:00 'pM �
Sigu ió trabajando el cam po, como el sabía hacerlo, con q�e al ratito, veimos ve�h:�0 s s no la term��aba
mos, por­
dignidad, [1-30/p. 2] honradez e intel igencia, lo cual fue recom­ miedo, era un temor grand ;f ;!aº,e con un chihllo que daba
pensado con una parcela de terreno, que le donó un amigo, quien y empezabamos la gran car e pues saibi'amos lo qu.e nos tocaba,
vivía en l agunill a de San Carlos. Tiempo después fue nombrado señas de que no
rera .para la casa, all'i mi ma
entráramos m1 he mano se dre hacía
Mandador de una hacienda en Agua s Zarcas, se trasladaron todos, pilla y yo seguía hasta la r quedaba en la mil­
dejando atrás Grecia, pueblo natal, que les vió nacer y que lle­ daban en la plaza. ' ca sa, os otros hermanos,
se que-
garon a ser dignos representantes de esa leal ciudad.
. Lo que no saben U
sim plemente, que durábstedes � •él P Iqu
. é d� 1a ca
El traslado los fue minando, no por el trabajo, sinó por amos ' á � e media hor!lstiifada?. Era
la tristeza de haber dejado amigos, el viejo hogar y una ciudad c?mo se nos había dado una Jugando y
bulliciosa. Ahora por el contrario todo era calma, se miraba una vian c?ntra nuestros cuerpos orde: no l ct:mphamos _ se vol-
que otra casa, a kilómetros de distancia y los terrenos eran más la cubierta de cuero adolo'ri� os, e f leno, o la cm
cha y
quebrado s, por lo que se tenía que hacer más esfuerzo para tra­ Cuando ingresamos a la es
bajar la tierra. Existían las enfermedade s más difíciles de curar, u 1a,_ se fte l ciendo
ro el castigo, se negó el per más seve­
ya que era imposible conseguir un médico cerca. Y lo que era mi s� �e i a a p t aza; solamente un
día por s_emana, era lo nec �
peor los animales venenoso s no se hacían e sperar para aparecer pero gracias a ello, sal'iamos esario paia hacer algo de deporte,
de un momento a otro, y atacar a cualquier indefensa persona. c�da año sacábamos el me avante con el estudio Y de ahí que
jor promedio.
214
215
1;1a R�­ Q uién descubrió América? y Jorge que era un niño un po­
F ueron largos seis años de estudio. La escuela se l lad�a m as co. retraído no se dió bien cuenta de la pregunta y le contestó­
úbli�a de Guatem , los m estros se esm er a n c ad a
nera muy
a
El que descubrió América fue mi papá. ¡OH!
�n la enseñanza y los exalumnos los recuerdo de ma
ala

especial. [1-30/p. 4] Que niño más, distraído. contestó la maestra ; ¿Es que no
r a,
El sistema de estudio de esa época, no e_s, ni l a usomb e ª' un
se dá ceunta de la pregunta? Si m aestra, Pero no se de qué me
al actual, se aprendía más, t eníamos en_ la mism escue { as, se a esc hizo la pregunta si de mi mamá que se llama América o de otra
c si todas l s cosa?
centro únicamente p ara artes, - en a a
ª. c� o
practicaba el foot Ball, deporte muy antig uo que se lleva0 aJes � e Bueno niños, seguiremos la lección con más preguntas.
en la práctica con vari s bo s de cuero y con al gunos p a"
Algunos niños no parábamos de reírnos, otros muy serios se
a la
gimnasia. quedaban como mudos al ver a la m aestra que se dirigía, con una
La gimnasia se hacía muy fuerte, y cada u_no de nosotros regla en la mano, hacia los que nos reíamos, y cada uno se lleva­
salíamos a clases, con m uy buena gana de estudiar. ba un reglaso, entonces los que estaban serios se carcajeaban de
Mi madre era la primera en levantarse, despu �s mi paqdr e lo lindo, aquello era terrible era un bururnbún, como l lam aba
que empezaba a alistar la máqu in a d e mol e r m a iz par a ue la gente cuando se hacían esa clase de escándalos, por lo que la
cian
mamá echara las tortil las, eran tortillas muy sabrosas, la_s haque_­ maestra daba por terminada la lección.
con sal, con queso, otras sin nada pero les unta !:> n n� Terminarnos la clase, pero siempre se iba a la p laza, los alum- f
a blla

dando muy sabrosas, en otras ocaciones se mohan fnJoles, car­ nos se hacían retos, para saber si cada clase sobresalía, en ca- (
ne y otros artículos caseros, p ara el desayuno. da acc10n y por en e que lo conseguía. Otro día la maestra, em- v
A las siete en punto, tomábamos los li�ros esc?lares, em?u1• ;¡ pezaba a llamar para revisar las tareas, solament·e 6 entregaban J
bien cuidados por cierto , bi n forr dos, con il strac10 ne d lo que para los demás era algo indignante.

u
('
a
versos p aisajes de Costa Rica, c omo l a est atua de nuestrn hér_oe
e

es uno d n uestrns
Al cabo de algunos meses, ya la maestra, le caía mal a ca­
Juan Santamaría, también la carreta qu e e
si todo el grupo, por e l contrario yo seguía igual, cumpliendo
flor nacio nal. Otros al mnos les po­
, bolos y la guaría morada u
con las tareas y obedeciendola en todo lo que el la mandara.
s est mp s religi os s como el cor azón ele
�f::n a sus cu derno a a a
Poco a poco se fue encariñando conmigo, le tenía confianza
a
Jesús, la Virgen María, etc. .
casi porqué no decirlo, era buena, se aprendía bien con ella, y los ra ­
Ingresábamos a la escuela a eso de las 7:20 A!v1,-, CO?, tos eran amenos, lo que sirvió para que todo el grupo me confia-
fur10sa Y
veinte minutos de retraso, la rnaestr�, eso, le poma lo q�e �- ra asuntos, relacio- [1-30/p. 6] nadas con ella, así cada uno f ue ./"
con un reglazo en el escritorio, nos pom sobr aviso de
� tomando también confianza, hasta que todo el grupo comprendió
a e

, Con voz fuerte, arroga. nte y a la vez autontana


m, a despu es. que éramos nosotros los mal portados.
empezaba las lecciones.
Cuando terminamos la primaria, algunos de los que había­
A. R. - mos sido compañeros, ingresamos al colegio, pero otros torna­
a la orden contestaba yo. Está M� del
Carmen? ron otros r umbos que le sirvieron p ara estudiar otras asignatu­
no vino contestaban todos. ras, como la costura, carpintería, etc.
¡Qué muchacha, tiene un sin fin de faltas! Estaba yo en segundo año de secundaria, cuando tuve que
Con tantas ausencias se va a quedar, si no las motiva. [1- sa lir del colegio y tomar otro rumbo, el del trabajo lo hice en
30/p. 5] una p anadería, allí perdí todo lo que podía yo hacer, porque
Una vez, preguntó la maesti:a, quien quería c?ntestar unve a

en lo que estube allí, no me pagaron a15solutarnente nada, me
preg untas, y el único que le vanto l a m a no f ue Jorge C., u n negaron toda clase de garantías, yo estaba dispuesto a pelear, ese
cino de nosotros. as unto con a bogados, pero mis padres no m e dejaron.

Y le hizo la siguiente pregunt a : Desde entonces seguí trabajando, ya fuera en carpintería


albañilería negocios, etc.
Diga Jorge

216 217
/- Lo mejor de mis estudios estaba en el dibujo, dibujaba Vida, mi mayor ilusión eran todos mis libros, los leía, los divul­
bien, eran dibujos con ideas paisajistas, varias personas se die­ gaba y a la vez los comentaba. Muchos de esos libros y cuader­
ron cuenta de que dibujaba y me pidieron algunos cuadros. n?s aún los conservo como :rpj maybr tesoro. De esos tiempos de mi
nit'tez-f as a agradado es [F30Jp. 8] el deporte, lo llevo
Algunas de esas personas consideraron magníficas las ideas en la sangre, lo juego y lo practico, aunque nunca estube en equi­
y las mandaron a la Universidad de Costa Rica, pero nunca se pos grandes, siempre jugue con algún equipo del pueblo. Uno
} exibieron por ser muy pocas las realizadas en esa época. de esos equipos lo fue el Manchester que pertenecía a Villa Boni­
L El dibujo me gustaba pero nunca llegué a explotarlo como ta, el club estaba ubicado en Montecillos. Todos los miércoles la
directiva llegaba a hacer las reuniones respectivas se hacían toda
vocación a sabiendas de que eso me traería más fama y dinero,
nunca lo pude lograr y la razón, como siempre la falta de dinero c�ase de conjeturas, chistes amenos y picantes, pero que tenían
ya que en un principio lo apunte, siempre he sido muy pobre. siempre una poca de dosis agradables, después de esas cosas venía
Ahora he tenido ganas de hacer algunas realizaciones, para po­ en lo que se hacía llamar las llamadas de atención asia los juga­
der segmr aaelmr en mis e u 10s, pero nad1ese ña querido dores, que en gran cantidad se hacían presentes. La sección du­
interezar en el asunto, haciéndome algunas propuestas, ya sea r�ba apro_ximada una hora, se repartía café y rosquillas de queso,
financiándome o talvez con algún insenbvo económico. (1-30/p. 7'] siendo mas agradable el rato de reunión que la directiva realizaba.
Mi desesperación es enorme, pierdo la dulzura del carácter. Siempre que mi madre nos servía el almuerzo, lo primer;í
Pienso en el futuro. Creo no poder controlarme y la cabeza me que teníamos que hacer, era la oración a nuestro Señor Jesu� /
L c isto, lo mi mo qu� a la hora de acostarnos. Los Domingos te-
dá vueltas. Tomo otro rumbo, el que me acarrearía consecuencias
fatales, ya para mi todo es tristeza, en vano me detengo, pero un °""
� - m��mos que �1r a, misa, a la cual en la iglesia ya llamábamos a
impulso repentino hace que siga, volteo hacia todos lados, algo D10s_ , Y le, adoyabamos con devoción. La "magnífica" era la
me dice que no continue y sin embargo algo se aferra a mi, como orac10n mas leida por todos nosotros, pues según la historia
si tuviera una fuerza de mil caballos. Trato de soltarme de esas el que la lleva consigo, es librado de todos los males y peli�
garras, forcejeo, caigo en el lodazal, hago otro intento más y al gros que en la tierra Dios nos tiene dispuestos. En las noches
fin estoy libre. íbamos al rosario, éramos muy devotos de la Virgen María. Las
mujeres siempre llevaban en la cabeza una estola o pañuelo, que
Quedo jadeante, la lucha ha sido intensa, siento verguenza, según ellas eso les daba más devosión y respeto a los feligreses
las lagrimas corren por mis mejillas como gotas de lluvia, cada que se daban cita a dichas iglesias. Nosotros conocemos muchas
una de esas lágrimas, son como puñaladas clavadas dentro de mi iglesias, unas son pequeñas, otras grandes, de diversos estilos y
corazón. colores, muy hermosas todas, que le dan un realce y un gran
Todos esos ratos amargos los he vivido desde mi niñez, cuan­ valor religioso a cada uno de los pueblos, en que dicha joya
do empecé a dar los primeros pasos dentro de mi escuela, los ex­ \ esta situada. Después de misa 6 del rosario, cada uno se divertía
alumnos, eran muy tequiosos, molestaban mucho. En ese tiempo .l..---ae lo lindo en el parque central, de la ciudad de Alajuela o del
yo tenía un complejo de inferioridad que no podía controlar, por "Erizo", en honor a nuestro héroe, y que lleva ese nombre, por­
lo anto, en esa epoca, yo era muy mal tratado por toaos, no le que en esta ciudad fue que nació precisamente, nuestro héroe
tenía confianza a nadie. r llamado Juan Santamaría, (1-30/p. 9] al que le pusieron como so­
brenombre el Erizo. Todos los que somos de Alajuela llevamos ese
Mi niñez fue bastante feliz, aunque no todo era color de sobrenombre, pero tenemos otras como los manudos, etc. También
rosa, tuve algunas desviaciones infantiles, pero que realmente la ciudad lleva un sobrenombre y que es la ciudad de los man­
no fueron desfavorables. El día más feliz para mi fue cuando, mi gos, debido a que es una de las ciudades, en donde abunda mu­
ae r e i i 12,apá, qug_me dije1:a a mi, que el cuaderno chos mangos, principalmente en el parque central. Ahi la gente
0

ae vida lo quería ella de recuerdo, porque era uno de los cuader­ se da cita todos los días para charlar, contar chistes y lo que
.Q..lLlll

nos más bonitos, ordenados y más cuidado, que ella había visto. es más chistoso, en ese deambular, por dicha ciudad es escuchar
'
Claro que así era pues, yo tenía ese cuidado de tener el los apodos que se le designa a cada persona y que de ninguna ma­
cuaderno de Vida lo más ordenado posible, pero no solo el de nera se ofuscan o se enojan.

218 219
Recuerdo una vez que mi madre me envió hasta _el merca­ Gracias, OH! Gran Señora
do a que le hiciera unas compras, tenía que consegmr a como Patrona de ésta gran nación,
hubiera lugar, unos chayotes, unas yucas, ayotes Y legumbre�. por· haberme salvado ahora.
Como en esa época todo era muy barato, yo tome, del armar10 y recibir ésta humilde oración.
la moneda que ella me indicó, dos colones en moneda c?ntante
y sonante, inmaginese cuanto se compraba c?n . esa cantidad de
dinero. Era un diario lo que yo le llevaba casi siempre.
Amén.
__J
Después de esos momentos de gran regocijo, mi madre y
Hizo la casualidad que ese día, en lugar de caminar P?r. el mis hermanos hicieron una humilde fiestecita, celebrando el día
potrerillo, logré pasar un riachuelo que se no_s estaba prohibido más feliz en nuestro hogar, y otras vecindades. [1-30/p. 11]
cruzarlo, ya que no tenía puente y que precisamente el _ qu_e lo Al terminar la fiesta todos recibían la bendición de parte
cruzaba la corriente aunque no muy fuerte, lograba casi siem- de mi madre. Apostada a la puerta mi hermana mayor repartía
pre arr;strar a la víctima. No había caminado medio tracho, el café, que le quedaba siempre muy delicioso, en otra mesa, otra
cuando sentí que todo daba bueltas, intenté asirme a un tronco hermana repartía el biscocho, una delicia al paladar, todo era
que era arrastrado por la corriente y que ese día _ era más fuer- sabroso y los que asistían a cualquier fiesta que se hacía en ca­
te, por los intensos aguaceros de la noche anten�r, pas<?, otro sa salían siempre contentos.
tronco, como pude lo tomé con una mano, lo tema dommad?,
cuando una especie de ola, logró arrebatármelo de la ma�o. La si-r Una de las cosas que más le gustaba a la gente en esa época
tuación era desesperante, sentía ganas de llorar, de gntar, pero J de mi niñez eran los turnos o ferias que se realizaba en cualquier
las fuerzas y9: no eran como �l prin�ipio, pensé en mi 11:�dre, en plaza cercana al pueblo. Todos los domingos se hacían toda clase
mi padre y mis hermanos, creia monrme y solamente deJe tod? a --<l r de ideas para llegar, a la bruja, al bingo, la ruleta, el trompo, lue­
mi Virgencita de los Angeles; la negrita, la que e� la fue�·za yida go se terminaba la plata o dinero, regresábamos donde nuestro
en mi e gue o olo puede, la que con una humildad m1:g-encor• [,-: padre y le pedíamos más dinero para gastarlo en la rueda de
10sa 'recibe ae quien sea toda clase de bienes, [1-30/p. 10] mor�- o<; Chicago, lanchas, caballitos, etc. Y cuando íbamos a la cocina
lJs yespiril;ua es, e laque con su manto sagrado cubre _de bendi- 6\,,. 1 donde habían toda clase de comidas, como el picadillo, tama­
ciones y amor puro, de madre que sufre en c_ arne propia, lo que J , les, café y otras tantas variedades, el dinero se había terminado,
así que al regreso a casa, lo que nos quedaba hacer era comer
nosotros sus hijos revel9:mos ante una, patna amada y a la vez
maltratada por sus prop10s benefactores. J lo que mi madre tuviera.
En la noche volviamos a la feria, para presenciar el tan
La Virgencita ha sido para mí, la luz viviente 9-ue lleva mis gustado juego de pólvora, que era lo más grato a la vista. Que
pasos por senderos iluminados, �� la que ?�ªa mi corazón los juegos de pólvora, amigos! Cosas que ahora nos cuesta ver.
más ferbientes deseos de superac1011, de carmo y paz. Las tradiciones de antaño, se han ido deshapareciendo, como las
Poco a poco fui despertando de ese horror�so mome1;1t�, mi procesiones religiosas, las fiestas con carretas, las peleas de ga­
madre no sabía nada hasta que le llegaron a avisar de mi situa­ llos, etc.
ción fuerón momentos de angustia, estaba istérica, fue en ese as procesiones fueron de una característica muy singular
mo�ento que llegó el médico, diciendo que no se preocuparan, pues todos acudían con mucho fervor religioso, las mujeres con
porque todo había pasado. la ya tradicional estola, los hombres con mucho respeto.
-¡Gracias a Dios!- Dijo mi madre, mientras que yo le Ahora todo es distinto, ya no existe la estola, todas llevan

r
daba las gracias a mi Negrita, la Virgen de los Angeles con el cabello al descubierto; unas con pantalones y otras que dan
la siguiente oración. miedo o temor, pues casi van desnudas a una de las muchas con­
gregaciones que se realizan en casi todos los pueblos de Costa
¡OH! Virgencita, Reina de los Angeles Rica. [1-30/p. 12]
Tú que eres la Divina, Madre de Dios.
y Madre nuestra. A todas esas partes que íbamos, lo que más nos gustaba com­
Protégenos de todos los males. prar eran dulces de todo tipo, pero uno, el preferido, el popi de

220 221
coco. Que sabrosura! Nos deciamos, porque de verda_d que los Dentro del hogar todo debe ser simple, humilde y sencillo,
popis eran riquísimos, para nosotros era como un _ manJai', y des­ que haya armonía y orden, que todo sea paz y tranquilidad y
pués del popi, seguía la melcocha, que tenía vanado_s s_abores y que vivamos ·todos como hermanos y amigos, y no como anima­
su distinción era un sello, como el de melcochas, la fabnca la es­ les salvajes.
trella y que según toda la chiquillada al ver esa estrella era algo Cuando la tarde hiba dejando tras de sí el imponente sol
especial, para hacernos la boca agua. y se ponía allá en el horizonte, todos ya con el frío de la tarde
Mi abuelo, fue, de los que entre la familia, siempre que iba empezabamos a hacer abandono de los campos y dejábamos a los
a casa llevaba un paquetón grande lleno de popis de coco y la� 1 Í\ ' amigos con sus gritos de guerra, que se hiban perdiendo con­
exquisitas melcochas, todos corriamos como locos a toparlo y m1
abuelo con aquella sonrisa que lo caracterizaba, empezaba a re­ '\) forme avanzábamos .hacia el hogar y nosotros con la nostalgia
dibujada en los rostros, seguíamos para refugiarnos en el calor
partir golocinas por doquier, hasta niños del vecindario se da­
ban gusto con dichos dulces, para todos nosotros, eso era como � hogareño.
una fiesta, y no porque el obsequiara cuanta cosa traia a la casa, Todas las noches en nuestra casa se acostumbraba a la lla­
� mada cena, que era un café con huebos a la ranchera y frijoles

''JQ
era que lo queríamos, sino por verdadero cariño, porque sabía
r ganarse la simpatía y cariño de los demás. bien molidos, todo eso era un delicioso manjar al paladar. To­
1 dos nos sentábamos a la mesa a disfrutar de tan exquisita cena,
i- La chiquillada, después de que terminábamos todas las pero primero que nada teniamos que hacer oración.
º l golocinas, planeábamos una guerra con semillas de higuerilla 1 Nuestra casa consistía de 3 cuartos y una cocina que servía
'. una planta muy ormci1 or t dos, ya que se procl mu­ '
a la [1-30/p. 14] vez de sala, todo era de madera, con un corredor
. cho en el campo, y de cuya semilla se extrae aceite, pero lo ,, --Z- hecho de cojollo de caña seca, la parte del piso era de tierra, se
\ más característico de esta planta es el olor muy comím. cocinaba en un fogón de leña y los demás enseres eran de madera,
'---., A una hora planeada por todos, SE)( empezaba la guerra de se­ al rededor adornando el patio, unos arbustos, que no tenían nada
millas, todos participabamos y como ríó""nos hacian nada, enton­ que ver con ningún jardín, pues eran arbustos silvestres, sola­
ces empezaba la guerra con limones y otras cosas más, hasta tal mente algunas dalias y una que otra azucena, aparecían de vez
punto que se empezaba a luchar cuerpo a cuer o los gr" Q;Lno en cuando, para hacer creer que se contaba con algún jardín me­
se hacian esperar, y a a uno ac1 lo propio para_ ganar. H�bía qu_e diocre. Las plantas medicinales abundaban por toda la casa y
ver a las madres-de cada uno de no tr(jg sal'í1 toa.a pnsa, gn­ para nosotros eso era un verdadero laboratorio clínico, pues cuan­
tando también al oir a cada uno gritar y vociferar, cuando ya do alguno se enfermaba, según la enfermedad qüe apareciera
todo estaba en calma, eran las madres las que em:gezaban a pe­ ahí también aparecía mi madre con su característica sabiduría
lear porque talvez uno e nosotros le a íapegado a su hij?, y de un científico para hacer deshaparecer la enfermedad como por
quien ó cuál [1-30/p. 13 madre le va a gustar cuando le castigan arte de magia.
a un hijo? -, - Los árboles en cantidad no menos regular, también eran or­
Para mí .das-la ma�o e , todas ellas se preocu- gullo para nuestro hogar, algunos eran simples árboles, mientras
pan tanto por un hijo, que muchas veces no se comen un peda- que otros toda vez que daban sombra, le servían a mi padre para
• zo de pan, por dejarlo a su querido hijo, pero como en todo, mu­ hacer leña, que luego vendía al mercado más cercano. Todo el
� chos hijos no sabemos apreciar lo que vale una madre. pueblo acudía a mi padre para hacerle encargos de carretadas de
.;r Una madre es uno de los tesoros más grandes que ser hu­ leña, pues sabían de la calidad de la madera que ahí se daba.
'-1 mano pueda tener, su cariño, su humildad y el amor de una ma­
J clre, no lo podemos encontrar en ningún otro ser. En esos tiempos no se conocía la cocina eléctrica ni mu­
cho menos el gas, entoncesJ-ª.._gente tenía quu e· · con leña o
� Ella trabaja a diario para nuestro sustento, para ver al hi- .,..
carbón y para el traslado de esas dos cosas tan importantes en
jo siempre sano y limpio; cualquier cosa que nos pasa, ella está la vidá del campesino, era algo muy difícil pues se tenía que
pendiente y nos cura, o sea que ella lo da todo por nosotros, por hacer en carreta y eran inter · s los momentos de espera,
eso es que a la madre hay que cuidarla mimarla darle apoyo, ues para una esposa una ija, 6 una hermana, todo era an-
cariño y amor. gus 1a y temor. -....,

222 223

Estudie en diversas escuelas y muchos ele esos viajes los Al hablar del Seguro Social diremos que es una institución
realicé en carreta. También existía y existe pero en menor gra­ que beneficia toda clase de personas desde las más adineradas
do el carretón tirado por solo una bestia "El Caballo". Mu­ hasta los más nesecitados. Los médicos, enfermeras, ayudantes
chas veces también viajé en carretón, lo cual era divertido pues y trabajadores en general, son personas que se preocupan por lo�
a veces tomaba yo las riendas y eso satisfacía mis pretencio­ enfermos que acuden día a día a ese centro hospitario, pero cla­
,
ne de poder yo algún día manejar algún [1-30/p. 15] veh1culo. ro que se debe aclarar una cosa y es que no es lo mismo curar a
un enfermo, que la atención a la hora de sacar una cita. Mu­
Escuelas como la "Guatemala", "Ascensión Esquivel" "El chos de los que pagamos el Seguro, muchas veces nos quedamos
Carmen" son recuerdos para mi. En ellas fue donde llegué a per­ sin atención médica y es, precisamente ahí donde está el mal de
feccionarme en materia de Educación y también en Artes y la esa institución.
Academia. En ellas expresé lo que sentía por el dibujo y en ellas
fue donde también deje ratos de sacrificios y tristezas. Podría organizarse mejor y presentar un mejor papel a ni­
vel mundial, ya que según los entendidos en la materia, es en
Fue dura la faena, ele luchas y sacrificios, pero siempre se­ Costa Rica donde el incremento de muertes y enfermedades es
guía con mi meta, llegar a ser alguien en la vida y a fe lo con­ mucho menor que en la América Latina, debido a que en Costa
seguí. Rica existen en mayor grado las instituciones benéficas y de
- Muchas veces estando en la escuela, llegaba alguien a invitar- salud, es que se ha llevado a cabo un plan organizado para po­
me a ir a un estadio y como a mi siempre me ha gustado el de- der atender también los centros de enseñanza primaria y a ni­
1
> porte, entonces salía hasta sin permiso de la escuela, para ver_ a vel de secundaria, para que muchos niños pobres puedan ser
mi equipo preferido pasearse por las canchas del país con v1c­ atendidos con mayor fuerza y tengan en el futuro mayor des­
\ torias estruendosas, también llegué a saborear más de un cam­ pliegue en los conocimientos de la ciencia y la naturaleza.
J peonato adquirido por mi equipo favorito que es nada menos El Hospital Nacional de Niños ha venido a llenar una de ll'}s
que Liga Deportiva Alajuelense. mayores nesecidades en materia infantil en nuestro medio y es
"\- Otras veces sentía deseos de ir a alguna posa donde yo por ende el más capacitado para manejar el sistema hospitala­
pudiera refrescarme. A esos bellos lugares acud�an muchas pei:­ rio que existe en la actualidad. Pero es la Caja del Seguro Social
sonas, que hacían más ameno el momento y mas alegre el pai­ el más capacitado para [1-30/p. 17] manejar los intereses del
saje. trabajador en todo el sector industrial y empleados públicos.
Unas Guayabas no caían mal y todo el grupo acudía al �ua­ Por motivos de índole económica hice una solicitud en
yabal que se encontraba cerca de la poza, para empezar a tirar dicha institución, fueron varias las cartas de recomendación,
piedras y otros que se yo de cosas para poder poseer una que pero siempre fue rechazada la petición, entonces busque otros
otra buena guayaba, así la tiradera de piedras se hacía cada ".ez medios más propicios para el trabajo y como había obtenido el
más intensa hasta que de pronto aparecía el mandador de la fm­ bachillerato, opté por consejos de algunos de mis amigos acu­
ca y nos hacía pegar cada carrera que a veces dejábamos al­ dir al Centro Regional de Educación de la ciudad de Alajuela,
gún implemento íntimo de vestir, otras veces era el perro del mi pueblo natal, para concertar cita y fue ahí donde realicé
mandador el que salía primero poniendo cada uno del grupo algunas prácticas como aspirante a Maestro.
pies en polvorosa.
El trabajo era agradable y de buen porvenir, pero como
Regresábamos a casa sin sospechar que Ja rnae_s�?ía siempre hay un pero, yo soy casado y tengo pues obligación y
llamado a mi madre por teléfono para hacerle algunas pregun­ el Ministerio de Educación retrasaba los pagos, tube que bus­
tas y claro ya le sugería algo sobre la escuela, y de nosotros, en­ car otro trabajo.
tonces era lo bueno pues cuando [1-30/p. 16] nos dabamos cuenta Los niños en la escuela trabajan muy bien, todos son tra­
sentíamos el chilillazo, nuestros cuerpos quedaban con �od� clase tados como compañeros, son muy inteligentes, aunque algunos
d� señas pe1:o sien:irre eran leves, nunca p�·esentaban, mn_guna �e­ presentan problemas emocionales y psicológico�. Muchas veces
\ s1ón de cons1derac10n, alguna que otra vez 1bamos al Seguro Social son los padres de familia los que tienen la culpa de que un hi­
para algún tratamiento pero no por ninguna herida provocada jo sea rebelde, que sea dado a las drogas y muchas veces hasta
por leñateadas.

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221
al padre con quien discutía era nada menos que el padre de su
delincuente. En realidad, el número de ésta lacra que azota car este novio. Elena era hija única de Juan y Marcela que así se lla-
país es muy amplio y al Estad o le ha costad o erradi
maba la esposa. [1-30/p. 19]
mal. .
Todos los alumnos me llaman, no con el nombre smo e1 .de Elena atinó a oir lo que su padre discutía y se dijo entre si
n
Maestro, con lo cual yo sentía más orgullo, de saberme alguie -Que bueno que mi padre haya hecho un trato con mi suegro­
en la vida. creo que es buena persona y no le defraudaré. Pero cuan equi­
vocada estaba Elena con ese señor. Claro que para Elena lo úni­
Contaba una vecina nuestra, que otro vecino de ella en s� co que existía era su adorado novio, ella le quería, le tenía cier­
juventud, era tan caprichoso, que lo que él decía, era como si to cariño y le demostraba mucho afecto.
él fuera el rey del vecindario.
Raúl por su parte no tenía muchas pretenciones de casar­
Un día llegaron �nos amigos de él a comprarle u� cerdo se y de vez en cuando se demostraba ante ella frío y apático.
y que se lo pagaban a <fl,0,70 c/onz�, resulta que no _quena pu�s Su única ilusión era su carrera profecional que cursaba en una
el cobraba a </l,0,90 e/onza, los amigos le decian, Mua Juan, te escuela del exterior.
estamos pagando en dinero contante y sonante. [1-30 /p. 18] Las frases que intercambiaban Don Juan y Don Pedro que
-No, no quiero vender a ese precio.- Venderé a </l,0,90 así se llamaba el padre de Raúl se iban haciendo cada vez más
e/onza. acaloradas, hasta llegar al clímax.
Pues bien Usted así lo quiere, no le vamos a rogar más. Pronto los ánimos se fueron moderando, y fue cuándo Pedro
Una tarde llegaron otros comerciantes conocidos del Señor le dijo a Juan. Creo que el cerdo está muy gordo y muy hermoso
Juan y ofrecieron comprarle el cerdo, pagándole a </tq,90 e/onza. pero no le puedo pagar ya, asi es que si Usted me dá un mes
corno_ donde su de tiempo yo me lo llevo ya. Esta bien lléveselo, que un mes es
Claro al ver esto Juan se puso muy content o y
esposa a contarle que ya no p�sarían !flás miseria, porque ha­ poco tiempo.
bía vendido el cerdo a un meJor precio. La esposa que cono­ Pasaron los meses y Juan mirando para el ciprés, no apare­
cía a Juan no le hizo mayor caso, pues sabía de sus caprichos cía don Pedro el comerciante. Fue cuando la esposa le dijo -Vez
y haciéndole miles caricias, le dijo que estaba bien, que fuera Juan, mejor hubiera sido al contado, que no al crédito.- Si Marce­
con los comerciantes a venderles el cerdo. Imagínense Ustedes la, pero el gusto que me dá es que yo vendía el cerdo a </l,0,90
el valor del cerdo, si se vendía a <ft0,90 la onza y cuyo peso no aunque no me lo paguen.
pasaba de 63 kilos, eran entonces bastante dinero. Todos se hecharon a reír, por la gracia que Juan había co­
Presentando una alegría poco común, Juan se acercó donde metido, menos Elena que respetaba mucho a su padre.
estaban los comerciantes ofreciéndoles un cigarrillo a e/uno, pues Elena furiosa llega donde Raúl y de repente le empieza a
eran tres los visitantes, después una taza de café y por último golpear. Raúl bruscamente le toma de los brazos la abraza y po­
una cena. co a poco la atrae hacia si besándola con pasión. Ella se deja
Los amigos quedaron muy impresionados co� J., al v�r la arrastrar por esa fuerza arrebatadora y contesta al beso. Es un
hospitalidad que había tenido para con ellos, ¿Y: como no se iban beso limpio de rencor, apasionado y lleno de amor.
a impresionar, si J. nunca hacía ésto con nadie?- En todo el pueblo se habla de la boda de la familia 8-C y
La esposa de J. era una hermosa mujer, inteligente Y muy no es para menos, la fiesta es a lo grande y se hacen las invita­
trabajadora, aunque no mas que Juan que se m:3:taba por el ciones de rigor. [1-30/p. 20]
trabajo, tenía siempre el chiquero bien aseado, el gallmero Y otros Muchos corren presurosos a comprar los regalos para los
departamentos domésticos, con eso él se ganaba el pan de cada novios, mientras que otros chismorrean de lo lindo.
día.
El único defecto que Juan tenía era el ser caprichoso, ya -Mirá Juancho vistes que se casan aquel par de tortolos,
que lo que él decía se hacía y punto. que viven alla en la laderilla.
A la mañana siguiente Elena sobresaltada se levanta Y mi­ -Esa gentuza, a yo no sabía nada, pero ya que Usté lo
ra por la ventana y queda aún más sobresaltada al ver que su dice, a yo vó a velos, aunque no mi ayan invitaó.

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-OH Juancho vos si que sos cara de jarro. tradición lanzarle a los novios en la cabeza como señal de bue­
na suerte.
Pero es que a yo esa familia me han ayuao mucho y a deci­
lo no tengo con que pagarles. El salón estaba listo para el baile, unas cuantas marim­
bas, guitarras y otros instrumentos, estaban preparadas para
Por lo mismo sos un sinverguenza. el gran comienzo de la fiesta.
Más sinverguenza sos vos que andas metiéndote en lo que Muchas mesas con botellas de vidrio hadan las delicias de
no te importa. todos y cada uno de los invitados. Después de repartirse el brin­
Vas a ver lo que te va a pasar con mi maridillo le voy a de­ dis a los padrinos se empezó a repartir lo que para muchos era
cir que Osté me agarró en el cafetalillo aquel, onde siempre lo más bueno, el conocido y mentado chirrite.
me as agarrao cabrón de ...
-Ese si es trago decían unos, otros gritaban el guipi-pía,
Yo no le tengo naitica e mieo a ese tal cachetes, oyó viega de otros se empezaban a mentar la mama, ya se estaba poniendo
once mil diablos. - Si querés echámelo a calzón quitao. todo color de hormiga. Renato un amigo empezó a gritar de lo
Todo fue pasando sin que se llegara a ningún hecho de lindo cuando de pronto sintió un Guamazo, es lo que muchos le
grandes consecuencias. llaman un buen golpe. Claro que Renato empezó a contestar
con un lanzamiento de botellas que era un contento. Juancho
En la pulpería la Gloria se oían a diario los preparativos con su Vieja se arrinconaba por donde estaba el fogón, pues sola­
de la boda. De boca en boca se iban hasta pueblos más lejanos mente ati- [1-30/p. 22] naban a ver pasar las botellas y otros
los chismes de el matrimonio. objetos que eran lanzados por los jumas y demás revoltosos.
Un día entra Juan a la pulpería y lo primero que ve es Los novios tuvieron que salir sin que nadie los viera ya que
al marido de Mencha aquella Vieja, que unos días atrás le había era imposible pasar por donde estaba la bronca en lo más y
amenazado. mejor.
Juan fue siempre un hombre bueno, humilde y deshintere­ Yo por otro lado repartía las bocas, había de todo y para
zado, pero si muy metiche, en todo se andaba metiendo. todos, en un instante me descuidé y unos de los que estaban pe­
Al otro día Juan andaba con anteojos, porque le habían leando se arrimaron donde yo estaba y ZAZ! que porrazo re­
dejado los ojos con moretes y la cara con algunos golpes. [1- cibí, sentí un dolor tremendo en la cabeza, una de las mucha­
30/p. 21] chas vío lo que pasaba y corrió donde mí, para ayudarme, con
La casa adornada con girnaldas y otros adornos, parecía sus delicadas manos fue dando toques de una experta enferme­
la de un ricachón. Era humilde pero muy bien decorada, lo cual ra, hasta quedar completamente bien.
daba un aspecto de hogar colonial. Otro día estábamos arreglando el salón para entregarlo al
El novio un poco nervioso se paseaba por el corredor de dueño ya que el contrato era dárselo bien aseado. Cuando lle­
la iglesia, de vez en cuando prendía un cigarrillo y miraba con garon los esposos recién casados y les hicimos muchas pre­
.
recelo la calle que daba al hogar de la novia que no aparecía.
La boda estaba preparada para las tres de la tarde y eran
guntas.
Raúl! ¿Que le pareció la luna de miel? - bien en realidad
las cuatro y no había empezado, hasta que al fin se presentó la fue algo sorprendente, conocí muchos lugares bellos.
novia y era que la carreta se había atascado en el barro. -Sabe L. que dice si vamos a conocer esos lugares, yo te
La novia se disculpó con todos los invitados que por cier­ invito. Corno yo no conocía mucho de Costa Rica y a decir ver­
to eran unos cientos. dad, todavía muchos de esos lugares no conosco, en esos días los
lugares que se visitaban no eran corno estan hoy muy bien re­
La alegría era grande en todos los rostros. modelados y otros en vistas de verdadero progreso.
La bendición nupcial terminó, con un, viva los novios En ese tiempo conocí, el Teatro Nacional, El Museo, El
llovía por todos lados granos de arroz, que se acostumbra por Raventós, Radio Columbia, también estaba la Catedral, la casa

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Presidencial y muchas obras de arte que nuestros abuelos sa­ esa naturaleza y que los proyectos de la reforestación, sea una
bían realizar. Conocí también lugares alejados de la capital co­ realidad.
mo el Volcán Poás, una verdadera belleza, el Volcán Irazú con Gracias,· muchas gracias y un saludo muy Venturoso en
su magestuoso cráter, el cerro del Chirripó con su impresionante ésta Navidad les deseo a todos los que tuvieron esta idea tan
cumbre. El río Reventazón con sus caudalosas conentadas. [1- maravillosa de poder decir lo que sentimos y vivimos desde la
30/p. 23] niñez y también a los que la elaboran, pues verdaderamente son
También conocimos la cordillera de Talamanca con sus los que merecen todo el respeto y los más grandes elogios.
paradiciacas selvas.
Su eterno servidor,
Ahora cuando ya cuento con 34 años, siento la nostalgia
y recuerdo con vehemencia esos años mozos. L.A.A.R.
Esos años de mi niñez serán para mi, perdurables porque
mi niñez aunque, siempre fuimos pobres en lo económicos, fui­ Montserrat, Alajuela, Frente Iglesia - 1977-1978. [1-30/p. 25]
mos muy ricos y dichosos con la salud y eso para mi, es, mi ma­
yor tesoro.
¿·
Cuando un hermano mio fue a mi casa a que le vendieran la '
(
comida, porque no tenía a donde ir, pues era hijo natural, las co­ ¡.
f
sas para mi fueron agradables, porque de ahí en adelante fui co­
nociendo otros lugares que antes no conocía.
Al mes de haber llegado mi hermano a mi casa, ya cono­
cía yo, Puntarenas ese bello puerto del Pacífico, que es una de­
licia el bañarse en sus playas por lo medicinal de sus aguas, pero
aún más agradable visitar otras playas, como las de Jacó, Bahía
Culebra, playas del Coco, y otras. Aunque Puntarenas sea bello,
tiene algunos defectos como sus deshechos, que van a dar a esas
aguas, otro problema son las aguas potables, pues muchas ve­
ces no hay ni para tomar.
Cuando visitamos Jacó, lo que más me impresionó fueron
los grandes precipicios o guindos, como llaman muchos ahí sien­
te uno que la cabeza le da vueltas, es como decir siente vértigos.
Así uno a uno fui conociendo pueblos, que dejaron en mi
una grata impresión. Contar remembranzas de esos viajes son un
aliciente en mi persona, pues creo que los vivo otra vez.
Ahora después de años de trabajo, esos viajes ya casi no los
puedo hacer, pero llegarán las vacaciones y entonces si que me
daré gusto conociendo otros lugares que antes no conocí. [1-
30/p. 24]
Lástima es ver que muchos, que no aprecian lo que es la
naturaleza la destruyan, _como lo es la tala de árboles, que van
dejando el rastro de una naturaleza muerta, por eso insto a to­
dos los ciudadanos que amamos a nuestra patria a reconstruir

230 231
INDICE

Autobiografía de Angelito .. 7

Autobiografía de Pancho Lumbí ...... 41

Autobiografía de H.A. . 119

, Autobiografía de M.A.V .. ..... 139

Autobiografía de L.A.A.R............ . 211

CO·'
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Impreso en San José de Costo Rica
por Litografía e Imprenta Lll, S. A.
Apc1rtc1do 75 • Tib6s

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