01 Material - Escuelas de Pensamiento Estratégico PDF
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1. Escuela de Diseño
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Resumen del libro: Mintzberg, H., Ahlstrand, B., & Lampel, J. (1999). Safari a la estrategia. Ediciones
Granica SA.; elaborado por la Dra. Marta Ferrer Castañedo del Centro de Estudios de Técnicas de
Dirección de la Universidad de La Habana, Cuba.
hacer en términos de la oportunidad que le brinda el entorno, lo que puede
hacer en términos de habilidad y poder, y la necesidad de establecer un
equilibrio óptimo entre ambos conceptos, y añade, como elementos sustanciales,
los valores personales, aspiraciones e ideales de los directivos, que determinan
lo que desean llevar a cabo y finalmente, como cuarto elemento, la decisión
estratégica, que constituye una base ética representativa de lo que la
organización debería hacer. Estos elementos fundamentales de la formulación
de la estrategia se unen a una serie de subactividades de naturaleza
administrativa que, a partir de la determinación del propósito, permiten definir la
estructura, los procesos organizacionales y el papel del liderazgo.
Más adelante, el autor precisa que “... es posible abstraer del proceso dos
aspectos importantes interrelacionados en la vida real, pero susceptibles de
aislarse para propósitos de análisis. Estos aspectos son la formulación y la
implantación. La decisión acerca de lo que deba ser la estrategia o formulación
puede asumirse como un ejercicio racional incluso en el caso de que en la vida
real los lazos emocionales pudieran complicar la elección entre opciones
futuras...” (1993: 53).
2. Escuela de Planificación
El problema de esta escuela, al igual que las otras escuelas prescriptivas, radica
en su enfoque limitado, sus postulados están sesgados por un enfoque unilateral
económico, y sobre todo, por el énfasis en lo cuantitativo en detrimento de las
aristas sociales, políticas e incluso de los aspectos cualitativos de la economía y
aunque Porter los considera de manera general, en su instrumental no se ve
reflejado.
Por último, esta escuela concibe la estrategia como una posición genérica y no
como una perspectiva única. La Escuela de Diseño estableció la estrategia como
perspectiva creativa; mientras que la Escuela de Posicionamiento postula lo
contrario, que, incluso, puede llegar al extremo (como ocurre con consultorías)
de limitar el proceso a la selección de un listado de posibles alternativas, en
función de determinadas condiciones y, en los casos de grupos estratégicos, a
seguir la estrategia que le corresponde de acuerdo con la forma de
comportamiento del grupo.
5. ESCUELA COGNOSCITIVA
Los dirigentes son, por supuesto, tanto constructores de mapas como usuarios
de éstos, el cómo crear mapas de conocimientos es clave para la comprensión
de la formación de estrategias. La estrategia es un concepto y, por tanto, en
términos de la psicología cognoscitiva, la elaboración de estrategias es una
“adquisición de conceptos”.
Esta escuela se caracteriza más por sus potencialidades que por sus
contribuciones. La idea central es válida: que el proceso de formación de la
estrategia es fundamentalmente un proceso de conocimiento, particularmente en
la obtención de las estrategias como conceptos; pero la dirección estratégica,
tanto en la práctica como en la teoría, no ha ganado aún lo suficiente de la
psicología del conocimiento. Esta ciencia debe enfocar adecuadamente
aspectos de interés primario para la dirección estratégica, especialmente los
referidos a la formación de los conceptos en la mente de los estrategas, lo que
sería especialmente útil para conocer con precisión cómo la mente es capaz de
integrar una diversidad de entradas complejas, más que de distorsionar esta
realidad.
6. Escuela de Aprendizaje
Esta idea, tan simple en el orden teórico, resulta muy difícil de realizar en la
práctica. De acuerdo con esta escuela, la estrategia surge en la medida en que
los colectivos y los individuos aprenden acerca de una situación, al tiempo que
sus organizaciones adquieren nuevas habilidades para obtener el éxito.
Resulta clave para la Escuela de Aprendizaje, su fundamentación en la
descripción más que en la prescripción. Sus proponentes se preguntan cómo se
forman realmente las estrategias en las organizaciones y no cómo son
formuladas. Los simpatizantes de esta escuela encontraron que las estrategias
efectivas raramente son originadas por un esfuerzo formal de planificación, o en
las oficinas de los altos dirigentes, sino que se asientan en una variedad de
pequeñas acciones y decisiones tomadas por toda suerte de personas
diferentes, a veces accidentalmente y sin pensar en sus consecuencias
estratégicas. En su conjunto, estos pequeños cambios frecuentemente producen
los grandes cambios en la dirección y en las organizaciones.
Los autores plantean que en la mayoría de las empresas, “...lo urgente excluye
lo importante; el futuro apenas se explora; y es la capacidad para actuar, en lugar
en la capacidad para pensar e imaginar, la que se convierte en el único indicador
del liderazgo” (1995:21), y como consecuencia de esto las empresas tienen
problemas de competitividad que no es tanto, al decir de los autores, “....un
problema de competencia extranjera, sino un problema de competencia poco
tradicional” (1995:37). Por lo que para competir con éxito por el futuro los altos
directivos deben comprender primero en que se diferencia la competencia por el
futuro de la competencia por el presente, rompiendo los enfoques analíticos y
cuantitativos que han predominado en la dirección estratégica.
Esto puede parecer un asunto obvio, pero una gran parte de la literatura, por
largo tiempo, dio la impresión de que los altos directivos eran actores racionales,
quienes definían una estrategia que todos los demás implicados abrazaban de
manera obediente y leal. En contraste con esta visión se puede considerar el
hacer la estrategia como un proceso político, y a las estrategias en sí mismas,
como políticas.
Esta escuela, como cada una de las otras, sobresale por hacer énfasis en sus
postulados. El papel de integrar fuerzas, tales como el liderazgo y la cultura,
tiende a ser aligerado aquí, así como también la noción de estrategia en sí, pues
al concentrar la atención en la divisionalidad y fraccionamiento, la Escuela
Política puede perder patrones que conducen a estrategias, aún quizás en
amplias situaciones conflictivas.
Entre los actores que han constituido el centro de las escuelas presentadas, el
jefe, el planificador, el cerebro, la organización, y otros, uno ha brillado por su
ausencia: es el conjunto de fuerzas externas a la organización a los que los
teóricos gustan llamar el entorno. Las otras escuelas lo ven como un factor más,
para la escuela ambiental es un actor; más bien el actor.
Las premisas de esta escuela, que pudieran ser una unión de las otras escuelas
en un contexto bien definido, son las siguientes:
1. La mayor parte del tiempo una organización puede ser descrita en términos
de cierta clase de configuración estable de sus características. Para un
determinado período de tiempo adopta una forma particular de estructura
correspondiente a un tipo particular de contexto, lo cual causa un ajuste en
comportamientos particulares, que dan lugar a un conjunto particular de
estrategias.
2. Estos períodos de estabilidad son interrumpidos ocasionalmente por
procesos de transformación – un salto cuantitativo a otra configuración.
3. Estos estados sucesivos de configuración y períodos de transformación
pueden ordenarse en el tiempo en secuencias normalizadas, por ejemplo,
describiendo los ciclos de vida de las organizaciones.
4. La clave de la dirección estratégica es, por tanto, mantener la estabilidad o,
al menos realizar cambios estratégicos de adaptación, la mayor parte del
tiempo, para lo cual debe reconocer la necesidad de la transformación y ser
capaz de dirigir este proceso de ruptura sin destruir la organización.
5. De acuerdo con ello, el proceso de confección de la estrategia puede ser de
diseño conceptual o de planificación formal, de análisis sistemático o de
liderazgo visionario, de aprendizaje cooperativo o de política competitiva
enfocada en el conocimiento individual, la socialización colectiva o en la
respuesta simple a las fuerzas del entorno; pero cada una debe ser
encontrada en su propio tiempo y en su propio contexto. En otras palabras,
las escuelas de pensamiento de la formación estratégica representan
configuraciones particulares.
6. Las estrategias resultantes toman la forma de planes o patrones, posiciones
o perspectivas, o también maniobras, pero cada una en su tiempo y ajustada
a su propia situación.
No hay una fórmula para transformar una organización, empezando por la noción
de que la organización necesita transformación. La contribución de la Escuela
de Configuración ha sido evidente en la dirección estratégica, pues pone orden
en el abigarrado mundo de la formación de la estrategia, particularmente, sobre
la amplia y diversa literatura y la práctica, estableciendo configuraciones y
contextos donde uno u otro enfoque resulta más adecuado.
Esta escuela tiene un enfoque lógico histórico que brinda una concepción
dialéctica y sistémica al proceso de dirección estratégica. Su marco de trabajo
está por encima de una visión unilateral y estrecha del mundo real de las
organizaciones y brinda la posibilidad de aplicación a cada organización en su
entorno. Integra cada pieza del rompecabezas a través de una multivariedad
reconociendo que la estrategia no puede ser concebida y mucho menos
desarrollada con un enfoque apriorístico y unilateral en un mundo
extraordinariamente complejo.