Taller Macroestructura

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TALLER 6

MACROESTRUCTURA

Referencias bibliográficas:
 http://creacionliteraria.net/2011/11/la-macroestructura-y-microestructuras-semnticas-del-texto/
 http://pendientedemigracion.ucm.es/info/emp/Numer_06/6-4-Inve/6-4-07.htm
 http://www.scielo.org.ve/scielo.php?pid=s0459-12832008000200007&script=sci_arttext
 https://es.scribd.com/doc/62821721/ELABORACION-DE-MACROESTRUCTURAS
 http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/diccionario/macroestructuratextual.htm
Concepto:
En cuanto unidad de comunicación, un texto requiere contar con un núcleo informativo central; es decir, el
asunto o tema tratado. Referirse a la macroestructura textual alude a la estructura que representa al referente
o a los temas y los aspectos del referente o subtemas que componen un texto; en otros términos, la
macroestructura representa el contenido semántico global de un texto. Entonces, la macroestructura textual
comprende un concepto relacionado con el tema o referente de un texto.
Los términos macroestructura, microestructura y superestructura, responden a postulados acuñados por T.
A. Van Dijk (1977, 1978, 1980). La macroestructura indica la estructura semántica global del texto; l a
microestructura, las estructuras de oraciones o las secuencias de discurso de carácter local; la
superestructura, la estructura formal del texto y el esquema que lo diferencia de otro tipo de textos.
Así, la macroestructura de un cuento se representaría en términos del tema tratado; la microestructura, por
las partes, fragmentos o sub-subtemas; la superestructura, por las partes que constituyen como un texto y su
modalidad. En este sentido, aunque la macroestructura y la superestructura se complementan, deben
considerarse como estructuras textuales independientes. Por ejemplo, el cuento tradicional presenta la
misma superestructura -inicio, nudo y desenlace-; sin embargo, cada cuento al tratar diferentes temas –una
relación de amor, un viaje fantástico, etc. – se representa por macroestructuras distintas.

Valga indicar que la macroestructura representa tanto al tema como a los aspectos del tema que, a su vez,
pueden estar relacionados con otros subtemas. Sin embargo, de manera específica, la macroestructura
señala la jerarquización más general y global de la composición de un texto y la microestructura lo más
local. De acuerdo con la extensión o los distintos asuntos que aborde un texto, su representación semántica
o macroestructura se hará más compleja o con mayores o menores niveles de jerarquización.
La macroestructura parte de las macroproposiciones que se constituyen en proposiciones que engloban o
resumen secuencias de oraciones que integran información general y de los fragmentos del texto
correspondientes a partes temáticas o aspectos del referente tratado.

De la macroestructura y la docencia:
Los trabajos con la macroestructura textual, como formas de generalizar y organizar información –tanto
para la producción como para la recepción–, han recaído en distintas prácticas de comprensión y
producción de textos. Por una parte, el hablante-escritor a través de la macroestructura traza un plan que lo
guía en la estructuración de textos: por otra, el oyente-lector interpreta y comprende los significados y
sentidos de un contenido textual. Así, en las actividades docentes el reconocimiento y el manejo de las
macroestructuras textuales conllevan formas de procesar información y, a su vez, relacionan concepciones
pedagógicas y didácticas frente al manejo de habilidades comunicativas y de procesos de aprendizaje.

Tarea 1.
1. En el siguiente enlace y en el documento que se anexa se encuentra información acerca de la
macroestructura y su elaboración.
https://es.scribd.com/doc/62821721/ELABORACION-DE-MACROESTRUCTURAS
2. Con base en el texto “La letra con sangre sale” del autor Ricardo Lucio Álvarez:
http://publicaciones.banrepcultural.org/index.php/boletin_cultural/article/view/2310/2383
2.1. Identifique con la herramienta de “comentario” del procesador de palabras Word la superestructura.
2.2. Indique la tipología del texto y su modalidad.
2.3. Elabore la macroestructura.

MACROESTRUCTRA REFERENCIAL

ARBOLEDA TORO, Rubén. Taller para el desarrollo de la lectura y la escritura. Texto autoinstructivo.
Bogotá. s. f. p. 24, 28, 31-35.
Cuando una persona habla o escribe siempre hace referencia a un elemento del universo. Este elemento
pertenece o bien al universo natural (un árbol, el ciclo del agua, etc.) o bien al universo cultural (la belleza,
una obra de arte, dios, la filosofía de Platón, etc.). En la lingüística, ciencia del lenguaje, de la palabra, a
este elemento se le conoce con el nombre de referente (tema).

Es corriente que cuando una persona habla o escribe aluda a varios aspectos o partes del referente
(subtemas) que lo constituyen o que se relacionan con él. Por ejemplo, si pensamos en producir un escrito
cuyo referente sea el árbol, podemos aludir a su estructura externa, su estructura interna, el transporte de
nutrientes, la respiración, la fotosíntesis y al árbol y el medio ambiente. Estas realidades constituyen los
aspectos del referente de nuestro escrito potencial.

El análisis de muchos escritos me ha mostrado que la relación normal (en el sentido común, corriente)
entre las partes de un escrito y los aspectos del referente es esta: cada aspecto del referente es desarrollado
bien en uno solo, bien en varios párrafos.

También, el análisis de muchos escritos defectuosos me ha mostrado que, en parte, los defectos se deben al
hecho de desarrollar varios aspectos del referente en un mismo párrafo.

Por lo anterior, vamos a considerar anormales los escritos que desarrollan varios aspecto del referente en
un mismo párrafo, y normales aquellos en los que cada aspecto del referente es desarrollado bien en uno
solo, bien en varios párrafos.
De aquí en adelante vamos a denominar macroestructura referencial a la estructura que presenta el escrito,
formada por el referente y los aspectos del referente; también, al esquema que lo representa.

Un escrito normal y globalmente coherente posee una macroestructura referencial en la que cada aspecto es
realmente un aspecto del referente, forma parte de él o se relaciona con él. Y las partes del escrito se
diferencian unas de otras por tratar de un aspecto particular del referente.

La captación de la macroestructura referencial de un escrito es fundamental en los procesos de


comprensión, almacenamiento y reproducción del mismo. La macroestructura puede representarse por
medio de un esquema: es fácil de escribir y muestra la manera como se encuentran estructuradas las
diferentes partes o temáticas del escrito. Este esquema puede aplicarse para reconocer (al momento de la
lectura) u organizar (al momento de la escritura) la composición temática de un texto (artículo, ensayo,
etc.).

A manera de ejemplo, se presentan a continuación el artículo “Galileo y la experimentación” 1 y una


propuesta de esquema.
GALILEO Y LA EXPERIMENTACIÓN
Entre los asistentes a la misa celebrada en la catedral de Pisa, aquel domingo de 1581, se
hallaba un joven de diecisiete años. Era devotamente religioso y no hay porque dudar que intentaba
concentrarse en sus oraciones; pero le distraía un candelero que pendía del techo cerca de él. Había
corriente y el candelero oscilaba de acá para allá.
En su movimiento de vaivén, unas veces corto y otras de vuelo más amplio, el joven observó
algo curioso: el candelero parecía batir tiempos iguales, fuese el vuelo corto o largo. ¡Que raro!
¡Cualquiera diría que tendría que tardar más en recorrer el arco más grande!
A esas alturas el joven, cuyo nombre era Galileo, tenía que haberse olvidado de la misa. Sus
ojos estaban clavados en el candelero oscilante y los dedos de su mano derecha palpaban la muñeca
contraria. Mientras la música de órgano flotaba alrededor de él, contó el número de pulsos: tantos para
1 esta oscilación, tantos otros para la siguiente, etc. El número de pulsos era siempre el mismo,
independientemente de que la oscilación fuera amplia o corta. O lo que es lo mismo, el candelero
tardaba exactamente lo mismo en recorrer un arco pequeño que uno grande.
Galileo no veía el momento en que acabara la misa. Cuando por fin terminó, corrió a casa y ató
diferentes pesas en el extremo de varias cuerdas. Cronometrando las oscilaciones comprobó que un
peso suspendido de una cuerda larga tardaba más tiempo en ir y venir que un peso colgado de una
cuerda corta. Sin embargo, al estudiar cada peso por separado, comprobó que siempre tardaba lo
mismo en una oscilación, fuese esta amplia o breve. ¡Galileo había descubierto el principio del
péndulo!.
Pero había conseguido algo más: hincar el diente a un problema que había traído de cabeza a
los sabios durante dos mil años: el problema de los objetos en movimiento.

2 Los antiguos habían observado que las cosas vivas podían moverse ellas mismas y mover
también objetos inertes, mientras que las cosas inertes eran, por lo general, incapaces de moverse a
menos que un ser animado las impulsar. Había, sin embargo, excepciones que no pasaron
inadvertidas; el mar, el viento, el sol y la luna se movían sin ayuda de las cosas vivientes, y otro
movimiento que no dependía del mundo de lo vivo era el de los cuerpos en caída libre.
El filósofo griego Aristóteles pensaba que el movimiento de caída era propio de todas las cosas
pesadas y creía que cuanto más pesado era el objeto, más de prisa caía: un guijarro caería más aprisa
que una hoja, y la piedra más grande descendería más rápidamente que la pequeña.

1
Este escrito fue tomado de un libro que divulga los descubrimientos de las ciencias naturales más significativos para la
humanidad y que estimula el espíritu de la observación, de investigación: ASIMOV, Isaac. Grandes ideas de la ciencia.
Madrid: Alianza Editorial, 1983. Por conveniencia para el ejercicio, se suprimieron los subtítulos del original. Otras obras
del mismo autor: “El universo”, “Breve historia de la química”, “Cien preguntas básicas sobre la ciencia”, “Momentos
estelares de la ciencia”.
Un siglo después Arquímedes aplicó las matemáticas a situaciones físicas, pero de carácter
puramente estático, sin movimiento (véase el capítulo 3). Un ejemplo es el de la palanca en equilibrio.
El problema del movimiento rápido desbordaba incluso un talento como el suyo. En los dieciocho
siglos siguientes nadie desafió las ideas de Aristóteles sobre el movimiento, y la física quedó
empantanada.

Hacia 1589 había terminado Galileo su formación universitaria y era ya famoso por su labor en
el campo de la mecánica. Al igual que Arquímedes había aplicado las matemáticas a situaciones
estáticas, inmóviles; pero su espíritu anhelaba volver sobre el problema del movimiento.
Toda su preocupación era hallar la manera de retardar la caída de los cuerpos para así poder
experimentar con ellos y estudiar detenidamente su movimiento. (Lo que hace el científico en un
experimento establecer condiciones especiales que le ayuden a estudiar y observar los fenómenos con
mayor sencillez que en la naturaleza).
Galileo se acordó entonces del péndulo. Al desplazar un peso suspendido de una cuerda y
soltarlo, comienza a caer. La cuerda a la que está atado le impide, sin embargo, descender en línea
recta, obligándole hacer oblicuamente y con suficiente lentitud como para poder cronometrarlo.
Como decimos, el péndulo, a diferencia de un cuerpo en caída libre, no cae en línea recta, lo
cual introducía ciertas aplicaciones. La cuestión era como montar un experimento en el que la caída
fuese oblicua y en línea recta.
¡Estaba claro! Bastaba con colocar un tablero de madera inclinado, que llevara en el centro un
surco largo, recto y bien pulido. Una bola que ruede por el surco se mueve en línea recta, y si se
coloca la tabla en posición casi horizontal, las bolas rodarán muy despacio, permitiendo así estudiar su
movimiento.
Galileo dejó rodar por el surco bolas de diferentes pesos y cronometró su descenso por el
número de gotas de agua que caían a través de un agujero practicando en el fondo de un recipiente.
Comprobó que, exceptuando objetos muy ligeros, el peso no influía para nada: todas las bolas cubrían
3
la longitud del surco en el mismo tiempo.
Según Galileo, todos los objetos, al caer, se veían obligados a apartar el aire en su camino. Los
objetos muy ligeros sólo podían hacerlo con dificultad y eran retardados por la resistencia del aire.
Los más pesados apartaban el aire fácilmente y no sufrían ningún retardo. En el vacío donde la
resistencia del aire es nula, la pluma y el copo de nieve tenían que caer tan aprisa como las bolas de
plomo.
Aristóteles había afirmado que la velocidad de caída de los objetos dependía de su peso.
Galileo demostró que eso sólo era cierto en casos excepcionales, concretamente para objetos muy
ligeros, y que la causa estribaba en la resistencia del aire. Galileo tenía razón; Aristóteles estaba
equivocado.
Galileo sudividió la ranura en tramos iguales mediante marcas laterales y comprobó que
cualquier bola, al rodar hacia abajo, tardaba en correr cada tramo menos tiempo que el anterior. estaba
claro que los objetos aceleraban al caer, es decir se movían cada vez más de prisa por unidad de
tiempo.
Galileo logró establecer relaciones matemáticas sencillas para calcular la aceleración de la
caída de un cuerpo. Aplicó, pues, las matemáticas a los cuerpos en movimiento, igual que Arquímedes
las aplicara antes en los cuerpos en reposo.
Con esta aplicación, y con los conocimientos que había adquirido en los experimentos con
bolas rodantes, llegó a resultados asombrosos. Calculó exactamente, por ejemplo, el movimiento de
una bola después de salir del cañón.

4 Galileo no fue el primero en experimentar, pero sus espectaculares resultados en el problema


de la caída de los cuerpos ayudaron a difundir la experimentación en el mundo de la ciencia. Los
científicos no se contentaban ya con razonar a partir de axiomas, sino que empezaron a diseñar
experimentos y a hacer medidas. Y podían utilizar los experimentos para comprobar sus inferencias y
para construir nuevos razonamientos. Por eso fechamos en 1589 los inicios de la ciencia experimental.

La macroestructura del texto y la relación entre las partes y los aspectos son estas:
1 Título: Galileo y la experimentación.
2 Referente: Historia del estudio de la caída de los cuerpos.
3 Aspectos del referente:
3.1 Experimento que lleva a Galileo a descubrir el principio del péndulo. (Parte 1)
3.2 Ideas aristotélicas acerca de la caída de los cuerpos. (Parte 2)
3.3 Experimento que lleva a Galileo a superar las ideas de Aristóteles. (Parte 3)
3.4 Inicios de la ciencia experimental. (Parte 4)
Dese cuenta que en el escrito he distinguido las partes, y que cada una de ellas no corresponde a un párrafo
sino a un conjunto de estos. Dese cuenta, también, que la relación partes-aspectos es normal: varios
párrafos (una parte) desarrollan un solo aspecto del referente; no sucede que varios aspectos del referente
sean desarrollados ni en un solo párrafo un en una sola parte.

Tarea 2.
Organice la información en macroestructuras de cinco de los artículos consultados acerca del tema de
interés investigativo seleccionado respecto de la docencia.

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