Garantias Procesales
Garantias Procesales
Garantias Procesales
Principio de legalidad
Se considera que la seguridad jurídica requiere que las actuaciones de los poderes
pú blicos estén sometidas al principio de legalidad. El principio se considera a veces
como la "regla de oro" del derecho pú blico, y es una condició n necesaria para afirmar
que un Estado es un Estado de derecho, pues en el poder tiene su fundamento y límite
en las normas jurídicas. En íntima conexió n con este principio, la institució n de la
reserva de Ley obliga a regular la materia concreta con normas que posean rango de
ley, particularmente aquellas materias que tienen que ver la intervenció n del poder
pú blico en la esfera de derechos del individuo. Por lo tanto, son materias vedadas al
reglamento y a la normativa emanada por el poder ejecutivo. La reserva de ley, al
resguardar la afectació n de derechos al Poder legislativo, refleja la doctrina liberal de
la separació n de poderes.
El debido proceso
Es un principio legal por el cual el Estado debe respetar todos los derechos legales que
posee una persona segú n la ley. El debido proceso es un principio jurídico procesal
segú n el cual toda persona tiene derecho a ciertas garantías mínimas, tendientes a
asegurar un resultado justo y equitativo dentro del proceso, a permitirle tener
oportunidad de ser oído y a hacer valer sus pretensiones legítimas frente al juez. El
debido proceso establece que el gobierno está subordinado a las leyes del país que
protegen a las personas del estado. Cuando el gobierno dañ a a una persona sin seguir
exactamente el curso de la ley incurre en una violació n del debido proceso lo que
incumple el mandato de la ley.
El debido proceso es un conjunto de garantías procesales que tienen por objeto asistir
a los individuos durante el desarrollo del proceso, y así protegerlos de los abusos de
las autoridades y permitirles la defensa de sus derechos.
Pero esta independencia subjetiva, que se supone desde luego en las actuaciones de
magistrados no prevaricadores, y que se desea como una norma ideal, no puede
extenderse hasta el punto de convertirla en independencia objetiva, entendida como
imparcialidad o neutralidad objetiva en el momento de instruir el proceso y de emitir
la sentencia, porque ahora la parcialidad o la dependencia respecto de factores
extrínsecos al sumario, lejos de poder ser contemplada como una limitació n real a la
que habría que resignarse, debe ser considerada como un constitutivo ideal del buen
juicio.
Fundamentación de las resoluciones judiciales
El artículo 11 del Có digo Procesal Penal, refiere que las resoluciones judiciales deben
de cumplirse, pero a la vez faculta para demostrar el desacuerdo con ellas, a través de
los medios establecidos y en la forma regulada.
La fundamentació n del fallo permite que la garantía de defensa sea una realidad
dentro del proceso, y a la vez asegura que nos encontremos ante una publicidad real
del fallo para la sociedad, legitimando con ello el desempeñ o democrá tico de los
jueces.
Los jueces deben fundamentar sus resoluciones, obligá ndoseles por ello a expresar
sucintamente, pero con precisió n, los motivos de hecho y de derecho en que se
basaren las decisiones tomadas.
c) El debate.
e) El debate en casació n.
Estos actos deben de ser pú blicos, salvo que existan algunas de las causas establecidas
en los artículos 314 tercer pá rrafo, 356 y 480 ú ltimo pá rrafo del có digo procesal penal
y de conformidad con el artículo 63 de la ley del Organismo Judicial.
El artículo 14 del Có digo Procesal Penal se ha utilizado para argumentar que si a una
persona se le motivó medida de coerció n cualquier que fuese o se le condeno, se dice
que se le violó el derecho constitucional de inocencia, cuestió n de desvirtú a el
principio y no tiene un fundamento cierto de interpretació n.
Por ú ltimo encontramos la frase “la duda favorece al imputado”; esta expresió n
sustenta la base para que en todo el proceso penal se favorezca al imputado, cuando
los elementos que se analizan, o las pruebas en el caso del debate, no generen en el
Juzgador o juzgadores la certeza de culpabilidad, de tal manera que si para dictar una
medida de coerció n no existe informació n ni elementos concretos que hagan pensar
con fundamento que debe de dictarse alguna medida, la duda debe de favorecerle y lo
resuelto tiene que ir en ese sentido.
Si al dicta sentencia existe duda sobre absolver o condenar a una persona, la misma
duda debe favorecerlo, y evitar como ó rgano juzgador producir prueba en contra del
sindicado utilizando las normas que habilitan para ello, como: “La prueba nueva de
oficio” o la “Reapertura del debate” bajo el amparo de figuras como: “Auto para mejor
proveer o fallar”.
La no declaración contra sí
El artículo 15 del Có digo Procesal Penal, determina que tanto el Ministerio Pú blico, el
Juez o el tribunal deben advertir al sindicado que puede responder o no a las
preguntas que se le formulen, derecho que se contiene también en el artículo 81 al
segundo pá rrafo, 82 ú ltimo pá rrafo, 85 y 86 del mismo cuerpo legal que establecen lo
relativo a las observancias obligatorias para la declaració n.
c) El tercer caso nos remite a cuando un mismo hecho debe ser juzgado por tribunales
o procedimientos diferentes, que no pueden ser unificados segú n las reglas
respectivas.
El principio de continuidad
El derecho de defensa
El artículo 20 del có digo procesal penal reitera el principio constitucional del artículo
12, también lo contenido en los artículos 7 y 8 del pacto de San José, 16 de la Ley del
Organismo Judicial y 4 de la Ley de Amparo, en cuyo contenido ha dicho la Corte de
Constitucionalidad: “involucra el principio jurídico del debido proceso, es decir el
proceso es el vehículo del derecho de Defensa.” Se refiere, concretamente, a la
posibilidad efectiva de realizar todos los actos encaminados a la defensa de su persona
o de sus derechos en juicio.
Igualdad en el proceso
El asilo
Los lugares de asilo, (arto. 23 del có digo procesal penal) salvo los tratados
internacionales, el Estado no reconoce en su territorio lugares de asilo en donde los
delincuentes consigan la impunidad o la disminució n de sus condenas.
Vía diplomática
Los extranjeros no podrá n recurrir a la vía diplomá tica sino por denegació n de justicia
y, en todo caso, hasta que hubieren agotado todos los recursos que establecen las
leyes guatemaltecas. No deberá entenderse por denegació n de justicia el hecho de que
un fallo o una resolució n sea contrario a sus intereses.