La Era Del Vacío

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DOCTORADO EN ADMINISTRACIÓN

UNIVERSIDAD DEL VALLE


TEMA: Los rasgos de la subjetividad hiper-moderna (postmoderna) y derivaciones aplicadas
para caracterizar los rasgos del denominado sujeto actual (post-moderno) y los enfoques y
dispositivos de gestión actuales a partir de la necesidad de adecuación a esta nueva
subjetividad contemporánea.
LECTURAS:
 La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Autor: Guilles
Lipovetsky.
 Vidas desperdiciadas. Autor: Zygmund Burman.
 La humanidad perdida: ensayo sobre el siglo XX. Autor: Alaín Finkielkraut
SESIÓN 8

Ideas principales
Gilles Lipovetsky, a través del texto la era del vacío da a conocer varios puntos respecto a la
posmodernidad. Igualmente, analiza herramientas usadas por la sociedad como el caso de la
autogestión donde busca alternativas que mantengan un trabajo con creatividad. De manera
general presenta los hechos más significativos de la actualidad.

En el narciso o la estrategia del vacío, Lipovetsky plantea como hoy el Narcicismo se ha


convertido en uno de los temas centrales de la cultura americana. El neonarcicismo, su aparición
en la escena intelectual presenta el enorme interés de obligarnos a registrar en toda su radicalidad
la mutación antropológica que se realiza ante nuestros ojos y que todos sentimos de alguna
manera, aunque sea confusamente.

Son característica de esta época individualista, las nuevas actitudes, como la apatía, indiferencia.
Una nueva personalidad, nuevas modalidades de relación social. Aparece un nuevo estadio del
individualismo. El individualismo es el nuevo estado histórico propio de las sociedades de-
mocráticas avanzadas, que definiría precisamente la era posmoderna.

Lipovetsky plantea la seducción como característica principal de la era postmoderna, el motor que
mueve la sociedad y su comportamiento. Vivir en el presente, solo en el presente y no en función
del pasado y del futuro; es esa pérdida de sentido de la continuidad histórica, esa erosión del
sentimiento.

La ola del potencial humano psíquico y corporal no es más que el estadio definitivo de una
sociedad que se aparta del orden disciplinado y lleva a sus últimas consecuencias la privatización
sistemática ya manejada por la edad del consumo.

El narcisismo es una respuesta al desafío del inconsciente: conminado a reencontrarse, el Yo se


precipita a un trabajo interminable de liberación, de observación y de interpretación de pertenencia
a una sucesión de generaciones enraizadas en el pasado y que se prolonga en el futuro. Hoy
vivimos para nosotros mismos, sin preocuparnos por nuestras tradiciones y nuestra posteridad: el
sentido histórico ha sido olvidado de la misma manera que los valores y las instituciones sociales.

El amaestramiento social ya no se realiza por imposición disciplinaria ni tan solo por sublimación,
se efectúa por autoseducción. La representación social del cuerpo ha sufrido una mutación cuya
profundidad puede compararse con el desmoronamiento democrático de la representación del
prójimo.

De otra parte, en el segundo texto, Vidas desperdiciadas – La modernidad y sus parias, Bauman
realiza el análisis sobre aspectos oscuros de la modernidad, mediante una perspectiva de la
sociedad en los procesos de la modernización.
El humillante y doloroso choque entre la limitación de la presencia individual en la tierra la
impasible solidez de mundo ha constituido una parte integral de la experiencia humana desde los
inicios de la historia, hasta los albores de la modernidad; modernidad líquida.

Somos consumidores en una sociedad de consumo. La sociedad de consumo es una sociedad de


mercado; todos hacemos compras y estamos en venta; todos somos, de manera alternativa o
simultánea, clientes y mercancías. Modernidad líquida es una civilización del exceso, la
superfluidad, el residuo y la destrucción de residuos. En la invención de la eternidad radica, en
efecto, la magia del lenguaje; se trata de una invención curiosa y significativa, y, no obstante,
inevitable, algo que no podía no inventarse. El mercado de consumo y el patrón de conducta que
requiere y cultiva se adaptan a la líquida cultura de casino moderna, que, a su vez, se adapta a las
presiones y seducciones del mercado.

Finalmente, en el tercer texto, la humanidad perdida, Alain Finkielkraut, presenta un recorrido por
acontecimientos que convierten el siglo xx en el más terrible período de la historia de la
humanidad. La idea de que todos los pueblos del mundo forman una humanidad única no es,
ciertamente, consustancial al género humano. Es más lo que ha distinguido durante mucho tiempo
a los hombres de las demás especies animales es precisamente que no se reconocían unos a
otros. La humanidad se acaba en las fronteras de la tribu, del grupo lingüístico, a veces incluso del
poblado: hasta tal punto que muchas poblaciones llamadas primitivas se designan a sí mismas.

Por mucho que la unidad del género humano haya sido solemnemente proclamada por los
apóstoles y por los primeros filósofos, en una sociedad que se rige por el principio jerárquico a los
hombres les cuesta creer que forman parte de la misma humanidad. El valor que tiene la
humanidad debe ser potenciado con los aportes específicos de cada persona.

No crean ningún tipo de identidad de pertenencia entre grupos diferentes. Lo que cuenta es la
manera de vivir, lo cual, en la masa indistinta de los volubles bípedos, separa sin discusión lo
humano de lo no humano

Análisis personal
En el primer texto la era del vacío Gilles Lipovetsky, expone una situación donde se evidencia que
lo que acontece en estos tiempos es una ausencia de principios, de parámetros morales de
comportamiento, todo acompañado de una emergencia vertiginosa del individualismo, donde solo
importo yo y vivo el presente sin importar el pasado ni el futuro. El individuo hoy en día se siente
con la mayor y plena libertad, libertad para elegir y decidir lo que quiere; pero eso es lo que él
piensa, porque lo que realmente sucede es que se encuentra inmerso en una sociedad que lo lleva
y lo moldea como quiere, todo mediante un proceso efectivo de seducción a la que no puede
esquivar porque quizás ni cuenta se da.

Frente a lo anterior, se puede plantear el siguiente interrogantes ¿hace parte de la evolución de la


especie humana la pérdida de valores, parámetros morales de comportamiento y principios?

En el segundo texto la vida desperdiciadas, Zigmunt Bauman, plantea ese lado oscuro de lo que
llama como lo novedoso, que no es más que una manera de alimentar el consumismo,
consumismo de cosas, quizás innecesarias, que se producen en gran cantidad, pero que
prontamente pierden su encanto y terminan parando en la basura para dar paso al siguiente, y así
sucesivamente.

Somos consumidores en una sociedad de consumo. La sociedad de consumo es una sociedad de


mercado; todos hacemos compras y estamos en venta; todos somos, de manera alternativa o
simultánea, clientes y mercancías. Al respecto, el autor plantea la necesidad de una mayor
conciencia sobre los problemas de contaminación que afronta el planeta, situación que solo se
logra mediante procesos de responsabilidad, en este caso no solo social sino ambiental.
De otra parte, en el tercer texto, la humanidad perdida, Finkielkraut, plantea como los ideales de la
modernidad han entrado en crisis toda vez que han venido siendo contradictorias. Tal es el caso
del progreso y las utopías políticas. Se han presentado sucesos irracionales, fuera de todo
contexto. Igualmente, se ha presentado la proliferación de movimientos alternativos y marginales.
El valor que tiene la humanidad como un todo, debe verse reflejado en el esfuerzo o aporte que
individualmente cada uno puede aportar. El caso que plantea el autor sobre la proliferación de las
entidades humanitarias, en algunas el trabajo es bastante altivo e importante, pero se limitan a
socorrer las víctimas de los conflictos, sin ninguna acción sobre los victimarios, situación que se
puede convertir en un ciclo vicioso, donde la víctima de hoy puede ser el victimario de mañana –el
autor cita el ejemplo de Bosnia. Finalmente, el autor plantea que es necesario recuperar la
universalidad del hombre, pero sin olvidar o desconocer su pasado, arraigo, si esto sucede, deja de
ser hombre

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