Guía de Comprensión Lectora de Caperucita Roja
Guía de Comprensión Lectora de Caperucita Roja
Guía de Comprensión Lectora de Caperucita Roja
OBJETIVO: Analizar una narración para enriquecer su comprensión, considerando relaciones intertextuales con
otras obras.
“Caperucita Roja”
Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en el linde
de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa
de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello
representaba un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su
abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental (…). Así, Caperucita
Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque (…), y se vio abordada por un lobo que
le preguntó qué llevaba en la cesta.
- Un saludable tentempié para mi abuelita quien, sin duda, es perfectamente capaz de cuidar de sí
misma como persona adulta y madura que es– respondió.
- No sé si sabe, querida –dijo el lobo–, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos
bosques.
-Respondió Caperucita- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso
omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial –en tu
caso propia y globalmente válida– que la angustia que tal condición te produce (…).
Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado
social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de occidente, conocía una ruta
más rápida para llegar a casa de la abuela.
Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta
completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones
tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho.
Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:
- Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de
sabia y generosa matriarca.
- Acércate más, criatura, para que pueda verte –dijo suavemente el lobo desde el lecho.
-¡Oh! –repuso Caperucita-. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo. Pero,
abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!
- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.
- Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes!...relativamente hablando, claro está, y a su modo
indudablemente atractiva.
- Ha olido mucho y ha perdonado mucho, querida.
- Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!
Respondió el lobo:
- Soy feliz de ser quién soy y lo que soy y, saltando de la cama aferró a Caperucita
Roja con sus garras, dispuesto a devorarla.
Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la
deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un
operario de la industria maderera (o técnico en combustibles vegetales, como él mismo prefería
considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir.
Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron
simultáneamente.
- ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? –inquirió Caperucita (…).
- ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad
de reflexión en el arma que lleva consigo –prosiguió Caperucita– ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve
a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la
ayuda de un hombre?
Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al
operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron
experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad
basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.”
Fuente: Finn Garner, James. Caperucita Roja. Cuentos infantiles políticamente correctos. Circe ediciones S.A.
Barcelona. 2005. (Adaptación).
1
1. La mejor conclusión para este cuento es:
A. Solo los hombres y las mujeres pueden resolver sus diferencias.
B. El operario maderero logra resolver la disputa.
C. El conflicto lo resuelve la abuela de Caperucita.
D. El conflicto puede resolverse sin la intervención de los hombres.
2. En el fragmento: “…Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia
del pensamiento lineal tan propia de occidente…” ¿Qué palabra reemplaza a segregado sin alterar el significado
del texto?
A. Postergado.
B. Integrado.
C. Discriminado.
D. Seducido.
5. En el fragmento: “…Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de
conducta completamente válida para cualquier carnívoro…” ¿Qué palabra reemplaza a irrumpir sin alterar el
significado del texto?
A. Destruir.
B. Despojar.
C. Cercar.
D. Invadir.
7. En el texto, la proposición: “…¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y
delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo…” significa que:
A. Los varones son innecesarios para resolver un conflicto.
B. Las mujeres necesitan de la ayuda de los hombres.
C. Los animales como el lobo deben ser atacados con armas.
D. El lobo es peligroso y Caperucita necesita ayuda.