De Cero A Siempre

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DE CERO A SIEMPRE

La política de desarrollo integral a la primera infancia es publicada en La política de “cero


a siempre”, en tanto política pública, representa la postura y comprensión que tiene el
Estado colombiano sobre la primera infancia, el conjunto de normas asociadas a esta
población, los procesos, los valores, las estructuras y los roles institucionales y las acciones
estratégicas lideradas por el Gobierno, que en corresponsabilidad con las familias y la
sociedad, aseguran la protección integral y la garantía del goce efectivo de los derechos de
la mujer en estado de embarazo y de los niños y niñas desde los cero (0) hasta los seis (6)
años de edad.

Se desarrolla a través de un trabajo articulado e intersectorial que desde la perspectiva de


derechos y con un enfoque de gestión basado en resultados, articula y promueve el
conjunto de acciones intencionadas y efectivas encaminadas a asegurar que en cada uno
de los entornos en los que transcurre la vida de las niñas y los niños existan las
condiciones humanas, sociales y materiales para garantizar la promoción y potenciación
de su desarrollo. Lo anterior a través de la atención integral que debe asegurarse a cada
individuo de acuerdo con su edad, contexto y condición.

Desde la apuesta nacional las niñas y los niños están en el centro y por tal razón son
reconocidos como: sujetos de derechos, seres sociales, singulares, diversos y que se
construyen como ciudadanos desde la cuna. Esta es la apuesta que hacen los
fundamentos políticos, técnicos y de gestión como marco para la formulación de las
políticas públicas en Colombia. Cuando se comprende al niño y a la niña como sujetos de
derechos se reconoce su dignidad de seres humanos únicos y diversos, en quienes se hace
necesario asegurar la garantía del goce efectivo de los mismos, para así potenciar su
desarrollo integral. Desde el marco de la protección integral le corresponde al Ministerio
de Educación Nacional, construir las propuestas para que la educación inicial se dé en el
marco de la atención integral garantizando procesos de calidad y equidad. De igual
manera, se reconoce la corresponsabilidad entre el Estado, la familia y la sociedad en la
materialización de dichas acciones tendientes a la protección integral.

¿Qué significa poner en el centro a los niños y las niñas?

*Volcar la mirada sobre los niños y las niñas como sujetos activos, sociales, diversos,
singulares, participativos y ciudadanos.
*Priorizar acciones para los niños y las niñas de primera infancia sobre las acciones
dirigidas hacia los demás ciudadanos.

*Configurar entornos donde se reconozca y valore en forma permanente quiénes son, qué
les interesa, qué necesitan, dónde están y cómo se desarrollan.

*Instituir la importancia de los primeros seis años de vida como fundamento del
desarrollo humano y del desarrollo de la sociedad.

*Desplazar la mirada de los servicios como finalidad para poner en las atenciones la
promoción del desarrollo, de acuerdo con el momento, contexto y condición de los niños,
las niñas y sus familias.

*Priorizar las inversiones en acciones, proyectos y programas dirigidos a la promoción del


desarrollo para la primera infancia y su familia.

*Actuar de manera concurrente en la garantía de los derechos de los niños y las niñas,
involucrando distintos actores, sectores y entidades.

¿Qué significa concebir a los niños y las niñas como Sujetos de derecho, ¿Seres Sociales,
¿Singulares, Diversos y Ciudadanos?

“Niñas y niños, ciudadanos sujetos de derechos: Con el reconocimiento de las niñas y los
niños como sujetos de derechos por su condición de seres humanos, la Convención Sobre
los Derechos del Niño marcó un hito que desencadenó cambios importantes en las
concepciones sobre la niñez, y en las formas como la sociedad se relaciona y actúa con ella
desde los primeros años. Como sujetos de derechos que ejercen la ciudadanía, las niñas y
los niños requieren ser considerados interlocutores válidos, con capacidad de expresar y
elaborar el sentido de su propia vida, de su existencia, con formas particulares de relación
con sus pares, los adultos, las familias y los entornos de desarrollo. Desde este punto de
vista se reconoce que están en capacidad de tomar decisiones sobre asuntos que los
afectan, así como de expresar sus sentimientos de acuerdo con el momento del ciclo vital
por el que atraviesan. De igual manera, se entiende que estos ciudadanos y ciudadanas
tienen derecho a crecer y desarrollarse en ambientes participativos que les garanticen
óptimas condiciones para potenciar sus capacidades y lograr su bienestar.

Niñas y niños, seres sociales: Desde el momento del nacimiento, niñas y niños entran a
formar parte de una familia inmersa en un contexto social y cultural dado, e ingresan a
una sociedad ya constituida con la cual, por su condición de actores sociales, empiezan a
relacionarse a través de los adultos y las instituciones que la representan. Ellas y ellos
utilizan sus capacidades para resolver las principales demandas de su existencia e iniciar
un proceso creciente de integración a la vida social como protagonistas de su propio
desarrollo. Significa lo anterior que niñas y niños nacen equipados para aprender,
participar y explorar de manera activa el mundo físico y social, y para desarrollar
progresivamente su autonomía. Desde el momento del nacimiento tienen capacidades
físicas, psicológicas y sociales sobre las cuales descansan los procesos de interacción
permanente que establecen consigo mismos, con las demás personas y con el medio en el
que se encuentran, los cuales se influencian mutuamente.

Niñas y niños, seres singulares Es importante considerar que en cuanto sujetos de


derechos las niñas y los niños son únicos, singulares e irrepetibles. Desde el nacimiento
experimentan un proceso de individualización y diferenciación que posibilita reconocer
sus características particulares, sus propios ritmos y estilos, sus gustos, sus distintas
capacidades, cualidades y potencialidades. Cada quien hace su propio recorrido de vida en
su camino por el ciclo del desarrollo de acuerdo con sus características, las
particularidades que ha tenido su proceso de cuidado, sus interacciones con pares y
adultos, las oportunidades que le han ofrecido sus entornos y contextos y sus
aprendizajes.

Niñas y niños, seres en la diversidad Los procesos propios del inicio del ciclo vital del ser
humano, las particularidades de la vida social, así como la variabilidad cultural, permiten
aproximarse a la comprensión de las maneras como se manifiestan las propias formas de
ser de las niñas y los niños de cero a cinco años. Los ritmos particulares de maduración
permiten apreciar que no todos caminan o hablan al mismo tiempo. Mientras unos se
tambalean otros salen corriendo, hay quienes incluyen las palabras para comunicarse y
quienes aún no las utilizan. Algunos viven en zonas rurales, otros en grandes ciudades, y
sus familias se componen de maneras particulares. Lo mismo pasa con el rol de los adultos
que les rodean, las condiciones son distintas. Adicionalmente, en el seno de los grupos, las
comunidades y las relaciones en que se insertan las niñas y los niños durante su primera
infancia los exponen a los valores culturales, étnicos y religiosos que se transmiten de
generación en generación. El reconocimiento de las diferencias entonces, no solo toma en
cuenta la cultura diversa que atraviesa al país, también considera la edad, el sexo, las
particularidades de cada individuo y las condiciones en las que viven las niñas, los niños y
sus familias.

+Desde el punto de vista individual, la primera infancia contempla momentos distintos del
ciclo vital del desarrollo infantil, los cuales evidencian aprendizajes, procesos, logros
imposibles de homogeneizar, dadas las formas en que cada individuo participa en la
construcción de su desarrollo de acuerdo con sus propias características entre las cuales
se cuenta el sexo.

+A escala social, las características propias de la familia, del barrio, de la ciudad, del
contexto rural, las condiciones de vida de la población, entre otras, determinan las formas
como se manifiesta el ingreso a la vida de la sociedad e incide en los procesos variados de
crecimiento, desarrollo y pertenencia.

+Desde el punto de vista cultural las maneras en que las comunidades viven, piensan,
actúan y sienten, permiten hablar de referentes diversos relacionados con el territorio, la
etnia, las creencias, los valores, las costumbres, los lenguajes, y las expresiones artísticas,
entre otros. En Colombia estas diferencias se hacen presentes en los grupos indígenas,
afrodescendientes, negros, raizales, palenqueros y rom, y en este sentido el país requiere
valorar, preservar y robustecer el patrimonio de esta diversidad comenzando por la
primera infancia, para lo cual es fundamental asumir un enfoque diferencial.” Tomado de
Fundamentos Políticos, Técnicos y de Gestión de la Estrategia de la Atención Integral de la
Primera Infancia, 2013.

El tangram es una herramienta didáctica para poder establecer que la Política se


constituye de elementos de orden técnico y de gestión. Es importante explicar a los
participantes que los conjuntos de piezas del tangram permiten armar diversas figuras,
esto representa que cada territorio con base a los fundamentos de la política le da sentido
a esta Política.

Durante los últimos 8 años entidades nacionales y territoriales hemos trabajado estos
elementos para poder responder a las particularidades de cada niña y niño en su región y
entorno. La política se cimienta en los principios consagrados en la Constitución Política,
en el Código de la Infancia y la Adolescencia (Ley 1098 de 2006), así como en la legislación
nacional e internacional asociada. Reafirma los diez principios consagrados en la
Convención de los Derechos del Niño resaltando entre ellos el reconocimiento de los
derechos sin excepción, distinción o discriminación por motivo alguno; la protección
especial de su libertad y dignidad humana, y el interés superior del niño.

Se fundamenta en la Doctrina de la Protección Integral como marco de acción para la


Política de Estado para el Desarrollo Integral de la Primera Infancia de Cero a Siempre, en
tanto reconoce a los niños y a las niñas en primera infancia como sujetos de derechos, e
insta al Estado a la garantía y cumplimiento de los mismos, a la prevención de su amenaza
o vulneración y a su restablecimiento inmediato.

LA POLÍTICA ES UN CONJUNTO DE PIEZAS O ELEMENTOS (SON 6 ELEMENTOS )

1: El desarrollo es un proceso:

Está protagonizado por un ser humano activo que se constituye en centro y sujeto (de
derechos) primordial del desarrollo.

Toma forma gracias a la interacción dinámica y continua entre la biología (genética) y la


experiencia del sujeto en sus intercambios en los entornos sociales y culturales, así como
en las interacciones con los otros significativos más cercanos.

Amplía las capacidades de reflexión y reelaboración de las experiencias, contribuyendo a


la habilidad para tomar decisiones, en una creciente autonomía.

Es integral, activo, participativo y se promueve a través de interacciones enriquecidas y


afectuosas con otros seres humanos y con el medio en el que se vive.

Se construye en los entornos particulares donde se desenvuelve la vida del ser humano,
tornándose en un desarrollo diverso y diferencial que no se deja encasillar en miradas
homogéneas ni lineales.

Incrementa las opciones de vida para todos los habitantes de un país o región en diversos
ámbitos (educativo, laboral, material, recreativo, cultural, social y político, entre otros).

No sucede de manera lineal, secuencial, acumulativa, siempre ascendente, homogénea,


prescriptiva e idéntica para todos los niños y niñas, se expresa en las particularidades de
cada uno, en una igualmente amplia variedad de contextos y condiciones.

¿Qué significa promover el desarrollo integral de los niños y las niñas de primera infancia?
Asumir que los primeros años de vida son determinantes en el desarrollo de todos los
seres humanos en tanto lo que se haga o deje de hacer, será decisivo para los niños y las
niñas en términos de su bienestar y del despliegue de sus capacidades.

Reconocer que los niños y las niñas, al igual que todos los seres humanos, evolucionan a
través del tiempo, es decir, se transforman y cambian a nivel físico, biológico y psicosocial.

Entender que, si bien los niños y las niñas comparten entre sí, algunas características del
desarrollo propias de todos y todas, los ritmos y procesos son singulares para cada uno, en
tanto el desarrollo está influenciado por las interacciones que se generan en distintos
contextos -sociales, culturales, geográficos, familiares, etc.- y por los factores de orden
biológico.

Comprender la integralidad del desarrollo como un entramado de procesos


interrelacionados, interdependientes e indivisibles, imposible de sustituir por la suma de
los elementos que constituyen el desarrollo.

Asumir que cada niño y cada niña posee diversas capacidades y potencialidades y que, en
razón a esta distinción, las interacciones que ocurren con él y ella se particularizan de
acuerdo con sus características.

Concebir al juego, a la literatura, a la exploración del medio y a las expresiones artísticas


como las formas naturales en las que los niños y las niñas se relacionan, construyen y
representan el mundo en el que viven. Significa reconocer que estas formas propias del
niño y de la niña, en sí mismas promueven su desarrollo.

Proporcionar experiencias de juego, literatura, expresión artística y exploración del medio,


en las que el niño y la niña se vinculan al mundo, relacionan sus vivencias con las ideas
que han construido, establecen las relaciones con las demás personas a su alrededor,
comprenden cómo funciona el mundo en el que viven y se apropian de la cultura y de las
dinámicas sociales propias de su comunidad.
Asegurar los medios, las condiciones y las relaciones afectivas, sociales y culturales, así
como satisfacer las necesidades básicas vitales que les permita a los niños y las niñas su
máximo desarrollo.

Comprender que los niños y las niñas para potenciar su desarrollo requieren sentirse
valorados, escuchados, reconocidos, queridos y libres de expresar sus ideas, emociones e
iniciativas en todo momento y entorno.

Generar espacios, ambientes y entornos donde los niños y las niñas establezcan diversidad
de interacciones, sean reconocidos, queridos y escuchados, desplieguen sus capacidades y
desarrollen sus potencialidades.

Procurar el bienestar y el buen vivir de los niños y las niñas a través de los cuidados, la
protección, el apego seguro y la acogida.

Emprender acciones que promuevan la autonomía, la participación, la libre expresión y el


ejercicio de la ciudadanía de los niños y las niñas.

2. DERECHOS

¿Qué significa garantizar los derechos de TODOS los niños y TODAS las niñas?

Asegurar que todos los niños y todas las niñas de Colombia, entre los 0 y menores de 6
años, gocen a plenitud de:

La vida, la integridad física, la seguridad social, la salud, la alimentación equilibrada, su


nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser separados de ella, el cuidado y amor, la
educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de su opinión.

Ser cuidado, acogido, protegido y atendido sin distingo de raza, color, sexo, idioma,
religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición.
Comprender, asumir, reconocer y garantizar los derechos de todos los niños y todas las
niñas, asumiendo el conjunto de ideas filosóficas planteadas en la Doctrina de Protección
Integral.

Comprometer a la familia, la sociedad y el Estado para que Todos los niños y Todas las
niñas de primera infancia cuenten con las condiciones necesarias para su pleno desarrollo,
en cada momento de la vida.

Reconocer el camino planteado por el país que asume como punto de partida los
derechos de los niños y las niñas en la primera infancia, los expresa en las realizaciones y
los organiza en atenciones.

Sabemos que estamos garantizando los DERECHOS a las niñas y los niños cuando en su
vida se logran 7 realizaciones, las cuales son:

Goza y mantiene un adecuado estado nutricional

Crece en entornos que favorecen su desarrollo

Construye su identidad en un marco de diversidad

Expresa sentimientos, ideas y opiniones y estos son tenidos en cuenta

Crece en entornos que promocionan sus derechos y actúan antes situaciones de riesgo

Cuenta con padre, madre o cuidador que lo acoge y con su crianza favorece su desarrollo
Vive y disfruta del nivel más alto de salud

3. ATENCIÓN INTEGRAL

Conjunto de acciones intersectoriales, del ámbito nacional y territorial, intencionadas,


relacionales y efectivas, de carácter político, programático y social, que son planificadas,
continuas, permanentes y están encaminadas a asegurar que en cada uno de los entornos
en los que transcurre la vida de los niños y las niñas, existan las condiciones humanas,
sociales y materiales para garantizar la promoción y potenciación de su desarrollo.

¿Qué significa atender integralmente a los niños y las niñas?

Promover acciones que incidan en las condiciones humanas, sociales y materiales que
impactan directamente las posibilidades del desarrollo de cada niño y cada niña, de
acuerdo con su edad, contexto y condición. Va más allá del acceso a servicios.

Que el Estado asuma el reto y responsabilidad de garantizar en forma permanente,


sostenible y articulada el desarrollo integral de los niños y las niñas en primera infancia, a
través de la sinergia de los diversos actores y la concurrencia de las atenciones.

Reconocer y promover el concurso de diversos actores y sectores, así como la definición


de procesos, tiempos, roles, lugares y recursos para promover acciones articuladas,
solidarias y armónicas que favorezcan el desarrollo integral de los niños y las niñas. Ningún
sector o actor de la sociedad pueden garantizar la atención integral por sí mismo.

Asegurar una oferta de servicios y programas que contemple procesos relacionados con el
acompañamiento y el fortalecimiento de las familias en su labor de cuidado y crianza; así
como con la salud, alimentación y nutrición; la educación inicial; la recreación; y el
ejercicio de la ciudadanía y la participación, de manera simultánea, para promover el
desarrollo integral en la primera infancia en cualquiera de los entornos en los que
transcurra su vida.
Garantizar con calidad las condiciones humanas, materiales, financieras y sociales, que
llevan a mejorar cada vez más, la atención que se brinda a las niñas, los niños y sus
familias en los diversos entornos, atendiendo a los siguientes atributos:

Calidez: procura cuidar, acoger y brindar seguridad y confianza a las mujeres gestantes, las
niñas, los niños y sus familias.

Pertinente: responde a los intereses y potencialidades de los niños y las niñas, de acuerdo
con su momento de vida, edad, situación, condición, organización familiar y contexto.

Flexible: se adapta a las características de los niños, las niñas y sus familias y se acopla a
las particularidades del contexto.

Diversa: reconoce los modos de ser y estar de los niños y las niñas, la configuración de sus
familias, la cultura y el territorio.

Oportuna: acontece en el momento propicio y en el lugar que corresponde.

Continua: ocurre con regularidad garantizando los tiempos que requieren para promover
su desarrollo integral.

La vida de las niñas y los niños no ocurre en abstracto. Esta tiene lugar en 4. los entornos.

Los entornos son espacios físicos, sociales y culturales donde habitan los seres humanos,
en los que se produce una intensa y continua interacción entre ellos y con el contexto que
les rodea (espacio físico y biológico, ecosistema, comunidad, cultura y sociedad en
general).

Se caracterizan por tener unos contornos precisos y visibles, unas personas con roles
definidos y una estructura organizativa. Su riqueza radica en la capacidad que tienen para
favorecer el desarrollo de las niñas y niños, promover la construcción de su vida subjetiva
y cotidiana y vincularlos con la vida social, histórica, cultural, política y económica de la
sociedad a la que pertenecen.

El entorno hogar El hogar es el entorno más cercano a los niños y niñas gracias al crucial
papel que cumple la familia (e incluso la comunidad en el caso de la población campesina,
los grupos indígenas y algunos afrodescendientes y negros, los raizales, los palenqueros, y
los rom donde esta tiene un papel protagónico en la crianza). El hogar, en su sentido
amplio es, en efecto, el espacio de acogida y afecto en el que transcurre la mayor parte de
su primera infancia, que les proporciona referentes sociales y culturales básicos con los
cuales empiezan a moverse en la sociedad.

El entorno institución de salud es la primera expresión institucional que acoge a las niñas y
a los niños. Acompaña el proceso de preconcepción, gestación, nacimiento y de ahí en
adelante, por ejemplo en momentos como la vacunación, los controles de crecimiento y
desarrollo, las consultas nutricionales y también las acciones encaminadas a generar
hábitos saludables, con el propósito fundamental de preservar su existencia y autonomía
en condiciones de plena dignidad. Este entorno se constituye en la estructura del orden
social que materializa el interés público por salvaguardar y asegurar el continuo de la vida
de las niñas y de los niños en condiciones de bienestar. En este sentido, representa la
posibilidad de que cada niña y cada niño sean una realidad tangible que se realiza en su
esencia individual y singular a partir de su relación consigo mismo, con los demás seres
humanos, con los entornos, con el medio ambiente y con las culturas.

El entorno educativo: es aquel que propicia de manera intencionada acciones


pedagógicas que permiten a las niñas y a los niños vivenciar y profundizar en su condición
de sujetos de derechos, ciudadanos participativos, transformadores de sí mismos y de la
realidad, creadores de cultura y de conocimiento. El entorno educativo es un entorno
privilegiado para ahondar en la experiencia de vivir juntos, para conocer y respetar a las
demás personas, para interiorizar y construir paulatinamente normas básicas de
convivencia.

El entorno espacio público, este entorno se compone de espacios abiertos caracterizados


por el libre acceso (plazas, parques, vías) y de lugares ubicados en infraestructuras de
acceso permitido a los cuales la comunidad atribuye valor político, histórico, cultural o
sagrado (bibliotecas, ludotecas, casas de la cultura, museos, teatros, templos, malocas,
escenarios de participación). Los primeros son lugares de intensa actividad social, los
segundos preservan los valores inherentes al bien común, guardan la memoria colectiva,
resguardan lo venerable. Ambos son expresión de la voluntad colectiva de los bienes
sociales. Este entorno cumple un papel esencial en la construcción de la identidad de las
niñas y los niños, el ejercicio ciudadano y la formación democrática pues se constituye en
un espacio vital y humanizante que permite a niñas y niños integrar su condición de seres
vivos, seres sociales y seres culturales. Un espacio público que aporta al desarrollo de la
primera infancia cuenta con elementos sociales y culturales fundamentales para la
construcción del sentido de pertenencia, es fuente de experiencias relacionales que
permiten establecer lazos con otros, posibilita el contacto con un pasado histórico el cual
hace parte de lo que se es como individuo y como sociedad, contribuye al desarrollo de la
creatividad, el sentido estético y el gusto y disfrute del arte y los bienes culturales.

5. RIA

El país cuenta con la Ruta Integral de Atenciones para asegurar que en los entornos en los
que los niños y las niñas crecen y viven, se cuente con las condiciones necesarias para su
desarrollo. En esta ruta se relacionan las acciones efectivas que se requieren en forma
ordenada y organizada de acuerdo con los destinatarios, su edad y el entorno para que se
realice la gestión intersectorial en cada uno de los territorios.

Todo lo anterior permitirá determinar las condiciones en las que se encuentran los niños y
las niñas, para así, determinar las atenciones que se deben asegurar, de acuerdo con el
análisis derivado de la lectura de la realidad de la primera infancia en cada uno de los
territorios. De esta manera, intersectorialmente, se ajustará y organizará la oferta para
brindarla con oportunidad, pertinencia y calidad.

Se trata de una herramienta que permite ordenar la gestión de la atención integral de


manera consecuente con la situación y características de las niñas y los niños de cada
territorio, así como de sus respectivos contextos y es aplicable en cualquier momento del
ciclo de la política pública. Define 200 atenciones y prioriza 9.

6. INTERSECTORIAL

¿Qué implica trabajar intersectorialmente para asegurar el desarrollo integral de los


niños y las niñas?
Sensibilizar a los adultos que interactúan con los niños y las niñas cotidianamente, así
como a los tomadores de decisiones, servidores públicos y académicos sobre la
importancia de actuar, oportunamente, para asegurar las condiciones humanas,
operativas, materiales y financieras que favorecen el desarrollo integral de la primera
infancia.

Compartir un horizonte de sentido que oriente las comprensiones y las actuaciones de los
diversos actores responsables de promover el desarrollo integral de la primera infancia.

Definir los alcances, responsabilidades, compromisos y competencias de cada uno de los


sectores y actores, tanto a nivel nacional como local, con el propósito de llegar a las
madres gestantes, niños y niñas, con una oferta ordenada, articulada, oportuna y de
calidad.

Poner al servicio los saberes, arquitectura institucional, recursos y capacidades, orientadas


a asegurar la atención integral de los niños y las niñas, a través de la gestión integral, en la
cual cada actor involucrado es consciente de la incidencia de su rol en la garantía de los
derechos de la primera infancia.

Transformar las formas convencionales de gestión para avanzar hacia la


complementariedad de las atenciones, que permitan el desarrollo de los niños y las niñas,
desde la especialidad de cada actor y en el entorno en el que se encuentran.

Sincronizar la oferta y los servicios dirigidos a las madres gestantes, los niños y las niñas; lo
cual requiere de la concurrencia y la sinergia entre el orden nacional, departamental y
municipal.

EDUCACIÓN INICIAL

Educar en la primera infancia significa proponer, por parte de los distintos miembros de la
sociedad, acciones conducentes a lograr la inmersión de las nuevas generaciones en la
cultura, que contribuyan a su estructuración como seres sociales que aprenden a convivir
con otros, en la medida en que adquiere y hace propias las reglas y normas de la sociedad,
y en tanto cuenta con las condiciones de bienestar que les permiten tener una vida digna;
al mismo tiempo, es un proceso que responde a las apuestas sociales, culturales y políticas
de una sociedad en relación con el sujeto que se desea formar.

Al ser la educación un acto intencional, se considera que quienes la llevan a cabo


(educadores, pedagogos y quienes hagan sus veces) han recibido esta delegación de la
sociedad, por lo que sus prácticas se institucionalizan a través de la definición de
finalidades, espacios, tiempos, actores, reglas y roles para realizarla, aunque ello no
implique, necesariamente, lugares físicos. Durante su inserción en el mundo social, las
niñas y los niños construyen su propia realidad, generan aprendizajes, se desarrollan,
potencian sus capacidades y adquieren otras, todo ello como parte de los procesos de
socialización en los que participan al interactuar con la familia y al establecer relaciones
con quienes les rodean, en todos los entornos en los que transcurren su vida.

El proceso de potenciamiento de las capacidades, las estructuras y las dotaciones con las
que cuentan las niñas y los niños se lleva a cabo a partir de las experiencias que disponen
el medio y los adultos con quienes entran en interacción. En el entorno hogar, estos
procesos son los que configuran la crianza y se constituyen en la base para los procesos
posteriores que se adelantan en el entorno educativo y posibilitan la construcción de la
identidad, el reconocimiento del otro y el desarrollo de la autonomía. En este sentido, la
educación inicial se caracteriza por complementar y potenciar la educación que se inicia
en el entorno familiar, entendida esta como crianza, al tiempo que propone procesos de
calidad que favorecen el desarrollo integral de las niñas y los niños al disponer de
espacios, tiempos, recursos e intencionalidades claras. El entorno educativo se fortalece
en la relación que establece con los otros entornos; por lo tanto, no pretende constituirse
en espacio aislado que solo depende y se alimenta de lo que sucede en su interior.

Así, el entorno educativo propende por la generación de acciones interrelacionadas e


intersectoriales que vinculan a los diferentes actores que se encuentran en un territorio,
de manera que se favorezca la atención integral a la primera infancia, es decir, que todas
las acciones de todos los actores confluyen en la atención y educación de cada niña y cada
niño. Ejemplo de ello es la permanente comunicación que sostiene el entorno educativo
con el entorno salud para realizar seguimiento a la actualización del esquema de
vacunación de niñas y niños de acuerdo con su edad, o la promoción de prácticas
saludables con las familias para generar mejores condiciones de higiene y salubridad. A su
vez, en cuanto al entorno espacio público, hacer uso de los parques, las bibliotecas,
ludotecas, museos, casas de la cultura u otros escenarios presentes en el territorio resulta
esencial para enriquecer la práctica pedagógica.

Es un derecho de los niños y niñas menores de seis (6) años de edad. Se concibe como un
proceso educativo y pedagógico intencional, permanente y estructurado, a través del cual
los niños y las niñas desarrollan su potencial, capacidades y habilidades en el juego, las
expresiones artisticas, la literatura y la exploración del medio, contando con la familia
como actor central de dicho proceso.” Art. 5, Ley 1804 de 2016

Es un derecho impostergable de la primera infancia, hace parte del sistema educativo


colombiano. Un acto intencional, en el que se especifican: finalidades, espacios, tiempos,
actores, reglas y roles para realizarla. Busca potenciar intencionalmente, el desarrollo
integral de las niñas y los niños, partiendo del reconocimiento de sus características y de
las particularidades de los contextos en que viven, favoreciendo interacciones en
ambientes enriquecidos a través de experiencias pedagógicas y prácticas de cuidado.
Reconoce los intereses de las niñas y de los niños, se fundamenta en las interacciones
afectivas, fomenta escenarios, contextos y experiencias que favorecen el desarrollo
integral y le otorga un lugar importante a las actividades rectoras de la primera infancia:
juego, exploración del medio, literatura y expresiones artísticas.

La educación inicial es inherente a la atención integral y de manera específica aporta al


propósito del desarrollo infantil desde los conocimientos, saberes y prácticas de quienes
interactúan directamente con las niñas y los niños a través de estrategias y experiencias
intencionadas que se fundamentan en un conocimiento pedagógico.

- Ser garante de los derechos de las niñas y los niños

- Disminuir brechas, la desigualdad y la inequidad

- Construir propuestas pedagógicas coherentes con la concepción de las niñas y los


niños como sujetos de derecho.

- Otorgar sentido e identidad a los procesos educativos desde las actividades


propias de la primera infancia.

- Potenciar el desarrollo de las niñas y los niños a partir de propuestas pedagógicas


intencionadas.

PARA QUÉ EDUCAR EN LA PRIMERA INFANCIA

1. Contribuye a la disminución de la desigualdad e inequidad a través del


mejoramiento de la calidad y las posibilidades de acceso y permanencia de niñas y
niños en el sistema educativo

2. Promueve la participación de niñas y niños: proceso fundamental en la formación


de sujetos críticos, reflexivos, reconocedores, propositivos, innovadores y
transformadores.

3. Garantiza relaciones y experiencias que favorecen la construcción de la identidad


de niñas y niños en relación con su comunidad, cultura, territorio y país.

4. Potencia el desarrollo de la autonomía como proceso que permite el


desenvolvimiento libre, espontáneo y seguro de niñas y niños en los entornos en
los que trascurre su vida.
5. Favorece el desarrollo de la creatividad para resolver los problemas que se puedan
presentar en su cotidianidad, para definir diferentes alternativas y actuar ante las
situaciones, para crear y resignificar su propia realidad

Momentos transformadores del desarrollo y el aprendizaje

El desarrollo y el aprendizaje se entienden como procesos interdependientes que


toman forma gracias a la interacción dinámica entre la biología (genética-maduración)
y la experiencia de los niños y las niñas en sus interacciones con otras personas y con
los entornos sociales y culturales a los que pertenecen (CIPI, 2013). En este sentido, no
pueden comprenderse como consecuencia exclusiva de la maduración biológica, sino
en relación con los entornos humanos y físicos en los que crecen y en el marco de las
interacciones que establecen con los adultos y los pares que son miembros de sus
grupos de referencia. El aprendizaje es un proceso de descubrimiento y en
construcción permanente, en el que los saberes previos sirven de plataforma para
explorar, construir otras ideas, conocimientos, relaciones y experiencias.

Por ende, es un proceso activo que se deriva de las interacciones sociales y culturales
de los niños y las niñas, y que promueve el desarrollo hacia formas de autonomía,
participación y creatividad más complejas. Con esto, es posible decir que el
aprendizaje “[…] hace nacer, estimula y activa en el niño un grupo de procesos
internos de desarrollo dentro del marco de las interrelaciones con otros” (Vygotsky,
1982, p.115).

El desarrollo alcanzado por los niños y las niñas se convierte en el punto de partida del
aprendizaje, sin limitarlo ni determinarlo, y así mismo el aprendizaje promueve el
desarrollo y se convierte en el detonante que permite su acontecer. En este contexto,
el proceso de aprendizaje de los niños y las niñas potencia el desarrollo, al provocar
transformaciones o “saltos revolucionarios” (Vygotsky, 1979, citado en Wertsch, 1985)
en sus formas de ser, actuar y relacionarse con el mundo, en su manera de participar
cada vez con mayor autonomía y creatividad, al sentirse motivados, involucrados y
conectados con aquello que aprenden, lo que les lleva a ampliar las capacidades de
interacción y participación en la comunidad.

Es indispensable comprender que el desarrollo infantil se mueve entre las


singularidades, los distintos ritmos y estilos propios de cada niña o niño, y las
transformaciones que hacen parte de los procesos comunes que comparten en
algunos momentos del curso de vida con sus pares. Tal como se expresa en la
fundamentación de este documento, estas transformaciones comunes se asocian a
saltos revolucionarios6 (Werstch, 1985), que cambian la forma de ser y estar de los
niños y las niñas en el mundo –y con ello las formas en que interactúan con los adultos
y viceversa–, fortalecen su comprensión acerca de la realidad y les abren caminos a
muchas más posibilidades de participación en la sociedad. Por ejemplo, en el
momento en que un niño o niña se desplaza por iniciativa propia, cambia por
completo su visión del mundo y su forma de habitarlo.

El desplazamiento se convierte en fuente de aprendizaje y desarrollo, ya que gracias a


él puede moverse para buscar algo que no tiene a la vista (ir tras algo que está oculto),
ir a donde está su mamá cuando lo desea y no tener que esperar a que ella vaya.
Ahora sabe que puede ir y volver de algún sitio y que encontrará la pelota que dejó
allí, encuentra en su cuerpo otras posibilidades de movimiento, descubre que puede
caminar rápido o despacio y sorprender a mamá dándose la vuelta para correr hacia
otra dirección, provocando intencionalmente en ella una reacción.

En suma, amplía sus posibilidades de interacción, se complejizan sus capacidades y su


participación en la comunidad se hace más activa, autónoma y creativa. Bajo esta
comprensión, se ha propuesto considerar un conjunto de transformaciones en el
desarrollo, comunes a los niños y las niñas en la primera infancia. Cada una de ellas da
cuenta de momentos cruciales en el desarrollo infantil que se presentan desde un
espectro amplio por el que puede irse moviendo cada niño o niña, atendiendo a la
idea de avances y retrocesos que caracteriza su desarrollo, así como a la diversidad
que da cuenta de trayectorias particulares que no se definen en función de una
cronología específica. Por todo lo dicho, es importante que la lectura de los referentes
de desarrollo y aprendizaje se haga a la luz de lo que las maestras indagan y registran
acerca del proceso de cada niña o niño, para que puedan identificar cómo es el
proceso de desarrollo de cada cual y potenciarlo desde sus particularidades, a partir
de propuestas pedagógicas pertinentes.

Organización de la práctica pedagógica

Potenciar el desarrollo integral de los niños y las niñas en la educación inicial, genera
retos en la manera de organizar curricular y pedagógicamente los procesos que se
llevan a cabo en los escenarios educativos. Dicha organización se convierte en el
horizonte de trabajo para las maestras en su cotidianidad, y constituye un marco de
referencia amplio y flexible, que reconoce la singularidad de los niños y las niñas, su
diversidad cultural, étnica, social y territorial. La organización curricular y pedagógica
requiere procesos intencionados que buscan proponer experiencias para que los niños
y las niñas se desarrollen y aprendan, teniendo en cuenta lo que acontece en su vida
diaria.

Propuestas que partan de sus intereses y capacidades, y de los saberes y


construcciones pedagógicas de las maestras, para desde ahí precisar los recursos y las
estrategias para llevar a cabo la práctica pedagógica; y en este proceso hacer
seguimiento continuo al desarrollo y los aprendizajes de los niños y las niñas. Si bien
requiere orden, secuencialidad y sistematicidad, esta organización da paso a que las
situaciones cotidianas la permeen y tengan cabida la novedad y la sorpresa. La
organización curricular y pedagógica tiene en cuenta el ¿para qué?, el ¿qué? y el
¿cómo? se potencia el desarrollo integral de los niños y las niñas, como una manera de
proyectar el quehacer de las maestras y darle identidad a lo que se vive en la
educación inicial. El para qué se potencia responde a los propósitos de desarrollo y
aprendizaje que la educación inicial y preescolar están llamadas a promover , que
reconocen a los niños y las niñas como ciudadanos y sujetos de derechos, con
capacidades para enfrentar las diferentes situaciones que se presentan en su vida
cotidiana de manera creativa, en sana convivencia y en el respeto por los derechos
humanos y los valores democráticos.

Así mismo, como seres sensibles y comunicadores activos que se relacionan de


diversas maneras con el mundo, que cuidan y conservan el medio ambiente y
fomentan actitudes de respeto hacia los recursos naturales como parte de la
conciencia ecológica. El qué se potencia se relaciona con el conocimiento y la lectura
permanente que hacen las maestras de los intereses, capacidades, gustos de los niños
y las niñas, y las formas como van transformándose a partir de las mediaciones
pedagógicas que los motiva a explorar, preguntar, jugar, conocer y comprender los
sucesos de la vida; enfrentar las diferentes situaciones que se presentan en la
cotidianidad; comunicar, crear y establecer relaciones con los otros y la naturaleza de
manera cuidadosa y respetuosa. Todos estos aspectos se concretan bajo la idea de
campo de experiencia, entendido como una construcción colectiva que resulta del
encuentro entre todos los actores que participan de las propuestas pedagógicas:
maestras, maestros, talento humano, niños, niñas, familias y comunidades.

El cómo se potencia tiene que ver con la manera en que las maestras construyen sus
propuestas alrededor de las experiencias y ambientes, que enriquecen las estrategias
en las que participan las niñas, los niños y las familias, teniendo claras las
intencionalidades pedagógicas. De manera específica, estos elementos se delimitan en
la organización de la práctica pedagógica que orienta el quehacer diario de las
maestras de educación inicial.

Interacciones

Las interacciones en la educación inicial comprenden las relaciones recíprocas o


formas de actividad conjunta que establecen los niños y las niñas consigo mismos, con
los demás y con los entornos naturales, físicos, sociales y culturales en los que ocurre
su desarrollo (MEN, 2014a). Ocurren tanto de manera natural, en los juegos, las
exploraciones y la comunicación, como en medio de las prácticas pedagógicas, y les
permiten construirse como sujetos críticos, autónomos, libres, capaces de valerse por
sí mismos, con un lugar en el mundo social y cultural que habitan. Al interactuar se
producen procesos sociales, físicos, emocionales y comunicativos que son guiados por
el interés propio, por un par o por el adulto y en los que se construyen significados;
implican también una mutualidad (Rogoff, 1990), es decir, actuaciones que se
interrelacionan en torno a una situación que puede darse en medio de intercambios
comunicativos, cara a cara, de manera directa o de manera indirecta, en los cuales la
maestra está presente desde la observación, la palabra, su presencia corporal, la
escucha y las maneras en que dispone el ambiente.

Como parte de la actividad conjunta que se da entre los niños y las niñas, las maestras,
la familia y el entorno, se construyen y aprenden progresivamente significados
compartidos en torno a la cultura, al mundo y a la realidad de la que hacen parte. Los
niños y las niñas viven experiencias en las prácticas pedagógicas en las que se diseñan
los ambientes y se ajustan los apoyos y recursos necesarios para que interactúen
creando, transformando y modificando lo que conocen, piensan, sienten y viven (Coll,
Colomina, Onrubia y Rochera, 1993).

ADULTOS QUE PROVOCAN – CUIDAN – ACOMPAÑAN

Las interacciones son relaciones bidireccionales que tienen que ver con la capacidad
de las maestras de percibir y escuchar a los niños y a las niñas, desde sus intenciones y
su ser, en la búsqueda de su bienestar, a través de la construcción de vínculos
afectivos y la disposición de ambientes, espacios y tiempos de exploración, juego y
expresión.

Esta forma de relacionarse se vive a partir de tres acciones que confluyen en la


cotidianidad: cuidar, acompañar y provocar.

Cuidar en su concepto más amplio corresponde a una práctica social que se da en


todos los espacios donde transcurre la vida de los niños y las niñas e implica una
relación constante entre quien cuida y quien es cuidado, con el propósito de mantener
su bienestar y calidad de vida. Se centra en el desarrollo y establecimiento del vínculo
afectivo entre las niñas, los niños y los adultos. Esa construcción afectiva les permite,
por un lado, conocerse mutuamente, y por el otro, les proporciona a los niños y las
niñas la sensación de confianza y seguridad suficientes para relacionarse con su
entorno de manera tranquila. El cuidado también se relaciona con las maneras seguras
en que se disponen los materiales, los espacios y en general el ambiente en el que
viven los niños y las niñas, de forma tal que puedan explorar y jugar.
Acompañar: Significa “leer” de manera consciente y contextualizada a los niños y las
niñas en su acción, para transformar y diseñar el ambiente que habitan y usar diversas
formas de “estar para él o ella”, ofreciéndoles aquello que necesitan. Esas formas de
“estar” son: Estar presentes desde la corporalidad: la implicación corporal es
importante en la interacción con los niños y las niñas y entre ellos. Habitualmente
prima la palabra como forma de relación, cuando el cuerpo, los movimientos, la
postura y la disponibilidad son igual de importantes que la voz para transmitir
seguridad, confianza y afecto a los niños y las niñas. Al disponer su cuerpo las maestras
comprenden, escuchan, observan y dan significado a las acciones de los niños y las
niñas, responden con abrazos, caricias, sonrisas, gestos; les miran a los ojos cuando les
hablan y se ponen a su altura.

De igual manera, las interacciones entre pares están mediadas por la acción corporal
que, aunque ocurre de manera espontánea durante los juegos, las exploraciones y el
cuidado, en ocasiones requieren de la mediación del adulto para provocarlas y
permitirlas. A partir del lenguaje no verbal las maestras se comunican con los niños y
las niñas y les invitan a explorar de manera independiente y a encontrar en ellas apoyo
cuando lo necesiten. Los adultos que están presentes desde la corporalidad, a través
de los abrazos, las caricias, los gestos, la observación y escucha atenta, llevan a las
niñas y a los niños a comprender que a través del cuerpo se construyen relaciones con
los demás, se establecen límites y se manifiestan sentimientos. Acompañar con la
palabra: significa interpretar lo que les sucede a los niños y las niñas, contarles qué va
a suceder, describir lo que está pasando, escuchar sus preguntas, propiciar diálogos y
conversaciones entre ellos, darles la oportunidad de construir sus propias
explicaciones y narraciones. La maestra pone en palabras o señas las emociones y los
sentimientos de los niños y las niñas, ayudándoles a identificarlos y autorregularse.
Acompañar desde la disposición del ambiente: Otra forma de acompañar la acción de
los niños y las niñas es a partir de la transformación que hacen del ambiente que se
dispone. Para acompañarles desde aquí es necesario que las maestras les conozcan,
sepa quiénes son, qué les gusta, cuáles son sus características de desarrollo. Un
ambiente suficiente le da a los niños y las niñas la posibilidad de vivir experiencias
nuevas de manera segura e independiente, pues les permite moverse y explorar (Soto
y Violante, 2008), y va cambiando conforme los niños y las niñas crecen y muestran
nuevas habilidades, preguntas e intereses.

Provocar: Las maestras deben preguntarse por el sentido de lo que hacen, seleccionar
y priorizar qué situaciones ofrecen a las niñas y a los niños, así como ser flexibles ante
lo que puede suceder en la interacción con ellos y ellas. Provocar es disponer
ambientes, situaciones e interacciones para que los niños y las niñas vivan,
experimenten, jueguen, solucionen problemas, encuentren desafíos y así construyan
nuevos saberes. De igual manera, la maestra está atenta para sorprenderse con todas
las situaciones que provocan la curiosidad, el interés, el juego, las preguntas y la
exploración de los niños y las niñas, permitirlas y potenciarlas, ya que la provocación
proviene también de sus propias vivencias. Siguiendo a Malaguzzi (2001) al darle paso
a la provocación, la maestra comprende las emociones de los niños y las niñas,
observa sus acciones y escucha sus propuestas. Desde allí crea ambientes, situaciones
e interacciones que invitan a la niña y el niño a descubrir nuevas posibilidades de
movimiento, de transformación del espacio, a aprender nuevas palabras, a
relacionarse con el otro, a tomar decisiones, a trabajar en equipo, entre otras.
Además, una maestra que provoca, reconoce el potencial de los niños y las niñas y por
ello les propone retos cada vez más complejos, con el fin de que construyan nuevos
aprendizajes a partir de aquello que les interesa. En la vida cotidiana las interacciones
ocurren en los entornos donde transcurre la vida de los niños y las niñas. Uno de los
pasos imprescindibles para establecer interacciones de calidad en donde confluyan las
acciones de cuidar, acompañar y provocar, es procurar una comprensión de las
dinámicas intrafamiliares, en lo que respecta a las prácticas de cuidado y crianza y su
incidencia en el desarrollo infantil. Identificar cuáles son las fortalezas de las familias,
qué es lo que más disfrutan de sus hijos e hijas, qué es lo que consideran más
importante en su educación, y entender las formas en que se relacionan, sus temores,
sus angustias y sus preguntas. Esto les posibilita a las maestras, por un lado, saber
sobre los entornos sociales y afectivos en los que se desarrollan los niños y las niñas y,
por el otro, considerar a la familia como un sujeto colectivo de saber. Así habrá
continuidad entre las acciones familiares y pedagógicas, ya que madres, padres,
abuelas, maestras y maestros actúan desde sus saberes de forma coordinada.

FORTALECIMIENTO DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

El propósito fundamental del trabajo a realizar con PTA es el fortalecimiento de la


práctica pedagógica. De esta manera nuestro interés es brindar elementos que
permitan desde la reflexión y el encuentro de saberes, que las maestras y maestros se
apropien de la línea técnica de educación inicial.

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