Secuencia Didactica Microrrelatos
Secuencia Didactica Microrrelatos
Secuencia Didactica Microrrelatos
Como sabemos, las prácticas del lenguaje constituyen el objeto de enseñanza de esta
materia. Este cambio de perspectiva respecto de otros diseños curriculares implica
poner de relieve ciertas concepciones acerca de
la didáctica del área, entre las que destacamos:
La siguiente secuencia didáctica tiene, como primer propósito, acercar a los alumnos a
la escritura a partir de una propuesta de escritura creativa , como segundo objetivo, el
hecho de que el alumno explore nuevos lenguajes de animación audiovisual a partir de
los cuales comunicar su idea.
Se promoverá que los alumnos reflexionen acerca de las semejanzas y diferencias que
existen entre la escritura de un microrrelato y la realización un videominuto con técnica
de animación de stopmotion.
Se ofrecerá material textual para que los alumnos conozcan diferentes escritores así
como distintos modos de escribir literatura.
Como objetivo global se persigue que los alumnos se constituyan en actores ejecutores
de sus propias expresiones artísticas y puedan compartir las mismas ante un auditorio,
favoreciendo también sus habilidades orales como disertadores.
Objetivos de enseñanza:
Objetivos de aprendizaje:
Contenidos a abordar:
1º Clase:
El docente explica a los alumnos que durante la semana que se encuentra en curso
realizarán un concurso interno sobre microrrelatos. De este modo, durante esta clase y
la siguiente se abocarán a indagar sobre las características del formato narrativo
conocido como microrrelato, escribir microrrelatos y, luego, contar esas microhistorias
en un formato audiovisual utilizando la técnica de Stop motion.
El jurado del concurso estará compuesto por los directivos y los/las docentes del área y
finalizará en un evento final, con apertura comunitaria (se invitará a sus padres) donde
se visualizarán los microrrelatos seleccionados y se producirá la premiación
correspondiente.
1. Motivación:
La llorona: https://www.youtube.com/watch?v=noxLq_m1E-4
https://www.youtube.com/watch?v=WEk8GfvJwvI
Duración: 53 segundos.
https://www.youtube.com/watch?v=R3Dxvs9oOGo
2. Actividades propuestas:
Nota: Todos los textos pueden leerse en el anexo, al final del trabajo.
En un momento posterior a la lectura se indaga a los alumnos sobres características
observadas en estos relatos. El docente guía estas observaciones a partir de algunas
preguntas:
¿Qué han observado en estos relatos qué leímos? ¿Cuál es su extensión? ¿Podemos
decir que el relato de “El dinosaurio” de Augusto Monterroso es narrativo? ¿Por qué?
¿Podríamos decir entonces que el texto de “El puñal” es narrativo? ¿Por qué? Más allá
de la extensión, cuál o cuáles son las diferencias que ustedes perciben de acuerdo con
los relatos que nosotros solemos leer aquí? ¿Este tipo de formato se asemeja a algún
formato que ustedes lean? ¿De dónde leen esos formatos? ¿Podrían estos texto ser
incluidos como bitácora de un blog?
https://www.youtube.com/watch?v=Q3Etawl8hpQ
¿Están de acuerdo con lo que vieron? ¿Consideran que esas características que se
mencionan en el video son las que nosotros pudimos observar en nuestras lecturas? Por
qué? ¿Cuáles serían entonces las herramientas que nos permiten construir y definir un
microrrelato? ¿Las listamos juntos en el pizarrón?
El docente va incorporando los aportes de los alumnos y completa con lo que falte y no
salga sólo de ellos. Luego eso se registra en las carpetas de los alumnos.
Direccionadas:
Frases:
Imágenes de pinturas (Xul Solar, Miró, Berni, Rivera, Botero, Picasso, Dalí, etc)
Sin direccionamiento:
El alumno que no necesite el punta pie inicial puede elegir hacer su relato sin tener en
cuenta las opciones anteriores. Se les recuerda que el trabajo final consta de la escritura
de un microrrelato que no salga de ningún disparador brindado por el/la docente, si bien
ellos pueden elegir libremente uno o no.
3. Cierre:
Lectura de algunos de los trabajos realizados por ellos. Compartimos y socializamos las
producciones.
Comenzar a pensar y/o redactar el bosquejo del microrrelato final sobre el cual se
realizará luego el Stopmotion la clase siguiente.
Decirles que bajen algún tipo de aplicación de Stopmotion en sus celulares. Que
prueben cuál les parece mejor y que concurran a la próxima clase con esa aplicación
descargada e instalada en sus teléfonos portátiles.
También deberán seleccionar una cortina musical que crean adecuada para la historia
que desean contar.
Deberán traer también los elementos necesarios para producir el stopmotion: hojas en
blanco, fibras, tijeta, plasticola, etc.
2º Clase:
1. Desarrollo y actividades:
Los alumnos han llegado a esta clase con su microrrelato ya realizado. En esta clase se
dará las herramientas necesarias para el montaje del stopmotion, partiendo de ese
texto matriz que ya han producido.
Momentos de la clase:
También se les explica brevemente nociones de planos y ángulos de cámara que podrán
serles de utilidad en el relato de la acción dramática y montado de la misma.
2.Cierre:
Evaluación:
La evaluación se desarrollará, como marca el diseño curricular, por eje y en relación con
las situaciones de enseñanza propuestas: los proyectos,
las actividades realizadas. Contemplará las prácticas del eje, los aspectos involucrados
que efectivamente se han abordado.
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ANEXO
El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Augusto Monterroso
El puñal
En un cajón hay un puñal. Fue forjado en Toledo, a fines del siglo pasado; Luis Melián Lafinur se lo dio
a mi padre, que lo trajo del Uruguay; Evaristo Carriego lo tuvo alguna vez en la mano.
Quienes lo ven tienen que jugar un rato con él; se advierte que hace mucho que lo buscaban; la
mano se apresura a apretar la empuñadura que la espera; la hoja obediente y poderosa juega con
precisión en la vaina.
Otra cosa quiere el puñal. Es más que una estructura hecha de metales; los hombres lo pensaron y
lo formaron para un fin muy preciso; es, de algún modo eterno, el puñal que anoche mató un hombre
en Tacuarembó y los puñales que mataron a César. Quiere matar, quiere derramar brusca sangre.
En un cajón del escritorio, entre borradores y cartas, interminablemente sueña el puñal con su
sencillo sueño de tigre, y la mano se anima cuando lo rige porque el metal se anima, el metal que
presiente en cada contacto al homicida para quien lo crearon los hombres.
A veces me da lástima. Tanta dureza, tanta fé, tan apacible o inocente soberbia, y los años pasan,
inútiles.
Dos señores, correctamente vestidos de negro, se cruzan en la escena. Uno de ellos detiene al otro y
cortésmente le ruega que tenga a bien soplarle el ojo. El señor detenido hincha los carrillos y sopla.
Inútilmente. Sopla una y otra vez con distinta intensidad. Sin resultado. Toma una largavista y, como
Napoleón en el campo de batalla, atentamente contempla el ojo afectado. Estira hasta el colmo el
catalejo, para ver mejor, y de paso le pone el otro en compota al señor. Inspección inútil: nada ve.
Entonces extrae un taladro de su bolsillo, saca de su órbita el ojo enfermo y lo observa en todos los
sentidos. Ocurrencia feliz: ¡al fin encuentra!
Hace mutis por un momento, y entre bastidores se oye, entretanto, un ruido sordo, como el de un
gran peso que cae en el suelo; luego le devuelve el ojo al señor. En ese momento, un coche cargado
con una piedra enorme y tirado por cuatro robustos caballos pasa por el fondo del escenario.
El señor se aleja, dando muestras de alivio. Eso era lo que lo molestaba.
Jouy Jules.
La sentencia
Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que, en la
oscuridad, caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió
amparo. El emperador accedió. EL suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían
revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le
costaría la cabeza. En el sueño, el emperador juró protegerlo. Al desperarse el emeprador preguntó
por Wei Cheng. Le dijeron que no estaba en el palacio; el emperador mandó a buscarlo y lo tuvo
atareado el día entero, para que no matara al dragón y hacia el atardecer le propuso que jugaran al
ajedrez. La partida era larga, el ministro estaba cansado y se quedó dormido. Un estruendo,
conmovió la tierra. Poco después irrumpieron dos capitanes, que traían una inmensa cabeza de
dragón empapada en sangre. La arrojaron a los pies del emperador y gritaron: ¡Cayó del cielo!
Wei Cheng, que había despertado, la miró con perpeljidad y observó: Qué raro, yo soñé que mataba
un dragón así.
El erizo era feo y lo sabía. Por eso vivía en sitios apartados, en matorrales sombríos, sin hablar con
nadie, siempre solitario y taciturno, siempre triste, él, que en realidad tenía un carácter alegre y
gustaba de la compañía de los demás. Sólo se atrevía a salir a altas horas de la noche y, si entonces
oía pasos, rápidamente erizaba sus púas y se convertía en una bola para ocultar su rubor.
Una vez alguien encontró una esfera híspida, ese tremendo alfiletero. En lugar de rociarlo con agua o
arrojarle humo -como aconsejan los libros de zoología-, tomó una sarta de perlas, un racimo de uvas
de cristal, piedras preciosas, o quizá falsas, cascabeles, dos o tres lentejuelas, varias luciérnagas, un
dije de oro, flores de nácar y de terciopelo, mariposas artificiales, un coral, una pluma y un botón, y
los fue enhebrando en cada una de las agujas del erizo, hasta transformar a aquella criatura
desagradable en un animal fabuloso.
El erizo escuchaba las voces, las exclamaciones, los aplausos, y lloraba de felicidad. Pero no se
atrevía a moverse por temor de que se le desprendiera aquel ropaje miliunanochesco. Así
permaneció durante todo el verano. Cuando llegaron los primeros fríos, había muerto de hambre y
de sed. Pero seguía hermoso.
Marco Denevi.
El final
El profesor Jones había trabajado en la teoría del tiempo a lo largo de muchos años.
- He encontrado la ecuación clave - dijo un buen día a su hija - . El tiempo es un campo. La máquina
que he fabricado puede manipular, e incluso invertir, dicho campo.
Apretando un botón mientras hablaba, dijo:
- Esto hará retroceder el tiempo el retroceder hará esto —dijo, hablaba mientras botón un apretando.
- Campo dicho, invertir incluso e, manipular puede fabricado he que máquina la. Campo un es
tiempo el. —Hija su a día buen un dijo—. Clave ecuación la encontrado he -.
años muchos de largo lo a tiempo del teoría la en trabajado había Jones profesor el.
Final El
Fredric Brown.
La esquina peligrosa
El señor Epidídimus, el magnate de las finanzas, uno de los hombres más ricos del mundo, sintió un
día el vehemente deseo de visitar el barrio donde había vivido cuando era niño y trabajaba como
dependiente de almacén.
Le ordenó a su chofer que lo condujese hasta aquel barrio humilde y remoto. Pero el barrio estaba
tan cambiado que el señor Epidídimus no lo reconoció. En lugar de calles de tierra había bulevares
asfaltados, y las míseras casitas de antaño habían sido reemplazadas por torres de departamentos.
Al doblar una esquina vio el almacén, el mismo viejo y sombrío almacén donde él había trabajado
como dependiente cuando tenía doce años.
- Deténgase aquí. -le dijo al chofer. Descendió del automóvil y entró en el almacén. Todo se
conservaba igual que en la época de su infancia: las estanterías, la anticuada caja registradora, la
balanza de pesas y, alrededor, el mudo asedio de la mercadería.
El señor Epidídimus percibió el mismo olor de sesenta años atrás: un olor picante y agridulce a jabón
amarillo, a aserrín húmedo, a vinagre, a aceitunas, a acaroína. El recuerdo de su niñez lo puso
nostálgico. Se le humedecieron los ojos. Le pareció que retrocedía en el tiempo.
Desde la penumbra del fondo le llegó la voz ruda del patrón:
-¿Estas son horas de venir? Te quedaste dormido, como siempre.
El señor Epidídimus tomó la canasta de mimbre, fue llenándola con paquetes de azúcar, de yerba y
de fideos, con frascos de mermelada y botellas de lavandina, y salió a hacer el reparto. La noche
anterior había llovido y las calles de tierra estaban convertidas en un lodazal.
Marco Denevi.
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Bibliografía utilizada:
Marcia A. Arbusti, Cecilia Milan, Lucía Romanini y María Fernanda Foresi. “La enseñanza de la
lengua en la escuela Media. Fundamentos y desafíos” Capítulo 1: Los discursos en las
prácticas de lectura y escritura, por Marcia A. Arbusti. Editorial Homosapiens, Buenos Aires
(2016)