Ensayo POR QUÉ NO BAJAMOS DE PESO Y NO SOMOS SALUDABLES
Ensayo POR QUÉ NO BAJAMOS DE PESO Y NO SOMOS SALUDABLES
Ensayo POR QUÉ NO BAJAMOS DE PESO Y NO SOMOS SALUDABLES
Resulta gracioso que alguien como yo pretenda hablar de sobrepeso porque durante
toda mi vida únicamente en dos ocasiones he superado las cien libras de peso, durante mis
dos embarazos; pero me aventuraré a dar respuesta a esta pregunta después de conocer la
información que presenta el Doctor Rodolfo Fuentes en su obra en la que pretende
responder a esa interrogante con los sustentos científicos necesarios.
Realmente la cuestión del sobrepeso y la obesidad se han convertido en problemas de
salud pública y que pueden tener consecuencias bastante conocidas lesionando la salud de
quien vive bajo un caparazón de toxinas acumuladas en diferentes partes del cuerpo. Sin
embargo, sus causas pueden ser diversas, principalmente socioeconómicas y biológicas, esto
puede resultar un poco contradictorio, porque personas con dificultades económicas tienen
sobrepeso o son obesas y los hijos de personas muy delgadas pueden también encontrarse
en esta condición. De esta cuenta, es indispensable analizar los factores emocionales que
giran alrededor de estas enfermedades.
No bajamos de peso y no somos saludables por cuestiones emocionales, porque las
emociones pueden afectar el funcionamiento del cuerpo; en efecto, cuando se altera el
ánimo, el cuerpo atraviesa diversas reacciones químicas y biológicas que modifican su
funcionamiento, lo que implica que esto puede ser observado no solo con relación al
sobrepeso sino a muchos aspectos de la vida.
En realidad, no se puede negar que cuando se ve a un ser amado o a alguien que se
extrañaba profundamente, en el cuerpo se sienten diversidad de estados, el corazón se
escucha palpitar, en el estómago hay “mariposas”, las manos y pies tiemblan, los colores del
rostro cambian… ganar un examen importante, ver ganar al competidor deportivo favorito,
escuchar una canción que es agradable, incluso ver películas de comedia o comedias
románticas, provocan diversas reacciones corporales de bienestar.
Ahora, si vemos un accidente, un asalto, una conducta abusiva, o peor aún, si sufrimos
estos acontecimientos como lesión hacia nuestra persona, la situación es distinta, es difícil
respirar, existe un gran estrés y caos interno, los pensamientos negativos se apoderan de
nosotros. Estos ejemplos dan una idea de lo que pueden hacer las emociones.
Retomando el tema central, me quiero enfocar primero en por qué no somos saludables,
creo que se basa en la calidad del amor propio y también en factores culturales. La cuestión
es que en Guatemala la cultura en que vivimos ha sido de choque y enfrentamiento desde
hace más de quinientos años, antes de enseñarse el respeto a la envoltura material, se le
enseña a los niños a “no dejarse”, a responder con agresividad, entre otras actitudes
negativas; honestamente, no hace falta que se le diga a alguien: “vos tenés que pelear”;
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Maestrante Carné 200031919, USAC-CUSAM. Realizado dentro del Curso: Teoría de la educación en la
pedagogía universitaria del Programa de Maestría en Docencia Universitaria con orientación en
Neuroeducación. Realizado el 5 de abril de 2018.
simplemente, los ejemplos que se dan son suficientes para adquirir estos patrones de
conducta. Entonces, si un niño ve a su madre dándole el ejemplo de que comer balanceado y
saludable no es importante, que no hay que trabajar mucho porque de nada sirve, que no es
ideal estudiar porque de todos modos nos vamos a morir, que come lo que sea porque es
más fácil, entonces se está enseñando una forma de vida poco saludable.
¿Por qué esto implica que no hay amor propio? Porque no hay respeto por el cuerpo,
que es el único instrumento con el que se cuenta para realizar los objetivos de vida, es decir,
si ni siquiera hay objetivos de vida, qué clase de vida saludable se puede esperar. A mí me
gusta vivir lo más saludable que me es posible, ciertamente requiere mucho esfuerzo y
autodisciplina, esto es obvio, lo mejor de la vida es lo que se obtiene con dedicación. Pero no
es complicado, solo requiere responder cada vez que se va a comer: ¿esto me es útil o no?, lo
mismo sucede con los ejercicios físicos y mentales ¿me va a ayudar lo que estoy haciendo?,
quizás lo más complicado sean los ejercicios emocionales ¿esto que estoy pensando me hace
sentir bien o mal?, ¿debo seguir atada a pensamientos que me hacen daño?, ¿vale la pena
pasar mi vida pensando en lo que me hicieron los demás?, ¿acaso soy yo la persona que debe
construir mi vida o debo esperar a que alguien me diga cómo mejorar? Son preguntas serias,
pero de muy fácil respuesta, debo pensar positivamente para sentirme bien y si me siento
bien, haré todo para seguir manteniendo emociones positivas en mi ser, con todos los
beneficios que esto conlleva.
Ahora, qué sucede con las emociones que están atrapadas en el inconsciente, derivadas
de pensamientos como: “no puedo”, “no sirvo para nada”, “nada me sale bien”, “para qué
me esfuerzo si todo seguirá igual”, “yo no cambiaré el mundo”. Estas emociones van
generando reacciones negativas en el organismo que pueden perdurar por mucho tiempo y
que viene a afectar a quien se enfoca en ellas, provocando que los órganos del cuerpo tengan
un funcionamiento inadecuado y entonces, los sistemas corporales no están funcionando
adecuadamente y toda la toxicidad que se genera por los pensamientos negativos, se
transforma en una armadura que se forma a través del cuerpo y se manifiesta en obesidad y
sobrepeso.
Allí está, la obesidad y el sobrepeso queriendo esconder las emociones derivadas de
pensamientos negativos, sobre sí mismo, sobre los demás, sobre situaciones diversas que se
reprimen. De esta manera, existe una persona que no puede encontrar en su mundo, porque
se encuentra inmersa en tantos pensamientos que generan emociones negativas, que el
cuerpo reacciona ocupando el espacio que se quisiera tener.
No importa qué es lo que se haya vivido, todas las heridas del pasado, las impotencias,
los abusos sufridos, no tienen por qué reprimirse para enfrascarlos en un cuerpo con
obesidad o sobrepeso, no se puede cambiar el mundo, pero cada quien puede mejorar su
propio mundo.
De acuerdo a la lectura, el peso excesivo y la obesidad representan la necesidad de
protegerse de heridas, desaires, críticas, abusos, traiciones, decepciones, lo que conlleva
estados depresivos, fatiga, apatía, desgano, desánimo. Estas condiciones se generan por
malas relaciones interpersonales y deriva en provocar rupturas en relaciones sociales. Todo
ello conlleva a la obesidad y al sobrepeso. Eso implica que siempre hay un problema de
fondo que genera la obesidad y el sobrepeso, estos no son el problema, son síntomas del
problema que subyace en la conciencia de quien padece cualquiera de estas enfermedades.
Esta explicación permite entender lo anotado previamente, por qué personas con
escasez de recursos tienen sobrepeso, por qué personas con parientes delgados tienen
sobrepeso: es una forma del cuerpo de decir “aquí estoy”.
Ahora, entre los factores culturales, se tiene que se nos enseña a reprimir sentimientos,
a “ser fuertes” ante las circunstancias, a no aceptar la realidad y enfocarnos en lo que no fue,
en fin, a no compartir nuestras emociones porque nos mostramos vulnerables ante los
demás, especialmente en una sociedad de choque en que cualquiera puede utilizar las
debilidades emocionales de los demás para sacar ventaja.
La solución que se propone con las neurociencias, la programación neurolingüística, la
inteligencia emocional, la bioneuroemoción, consiste en modificar las emociones, para
mejorar la calidad de vida; a mi entender, en pocas palabras se trata de amarse a sí mismo,
no enfocarse tanto en lo que hicieron lo demás sino en lo que cada quien puede hacer por sí
mismo, no atender tanto a las condiciones externas sino al poder personal de modificar los
pensamientos, de enfocarse solo en lo positivo de uno mismo para proyectarse mejor hacia
los demás, de esta forma, así como con una alimentación balanceada y saludable y un poco
de ejercicio físico, mental y emocional, se puede superar la obesidad y el sobrepeso, en
forma paulatina, respetando el cuerpo, la mente y el alma o espíritu.
No puedo afirmar que la obesidad y el sobrepeso se eliminen sólo pensando, porque así
como hay múltiples factores que contribuyen a que surjan, del mismo modo deben
abordarse, pero lo que sí es cierto es que las emociones que se involucren tendrán sus
consecuencias en los resultados con relación a bajar de peso y a ser saludables.
Finalmente, para responder a la pregunta de por qué no bajamos de peso y no somos
saludables, considero que es porque se aborda la cuestión a la inversa, lo que se debería
hacer, desde mi punto de vista es: primero, atender a los factores emocionales del sobrepeso
y la obesidad y luego, con base en ello, emprender las acciones que permitan sanar
emocionalmente, ordenar los pensamientos y actuar sobre los factores físicos y contextuales
que pudieran estar afectando a la persona. Creo que sí es posible, con voluntad, bajar de
peso y ser saludables tomando como base un enfoque integral que considera las emociones
por lo que las mismas provocan en las personas porque vivir saludablemente es un estilo de
vida en el que se reconoce la importancia de proyectarse positivamente hacia toda
circunstancia que se presente, manteniendo un equilibrio y balance en todos los aspectos de
la existencia.