Guerra de Los Mil Días

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 Guerra de los mil días

Debido a las propensas situaciones que sufrió Colombia a lo largo del


siglo XIX, la inestabilidad política fue el factor que más se desempeñó
en la causa principal de la guerra desde 1886, año en la cual se suprimió
la constitución de 1863, dado a que revelaba los excesos del
federalismo durante el periodo de los radicales.

Con la época de la Regeneración y la aplicación de la constitución de


1886, el régimen centralista no hizo sino agravar los problemas políticos
de los cuales algunos departamentos no tardaron en sentir su malestar
frente al gobierno central. En el campo económico, las decisiones
políticas también provocaron su inestabilidad.

El factor detonante de la guerra, fue el enfrentamiento bipartidista de


liberales y conservadores, tanto entre ellos como dentro de sus
respectivos partidos, que buscaba detentar el poder del país, además,
los constantes revueltas en contra del entonces gobernante
Sanclemente y el déficit económico ahondaron aún más en los ánimos
de los gestores de los dos partidos.

El inicio de la guerra civil comenzó con un intento el 20 de octubre de


1899 o mediados de 1900, pero se adelantó por imprudencia de algunos
generales del partido liberal, quienes prefirieron hacerlo el 17 de
octubre. La reacción de ese movimiento no se hizo esperar, ya que
algunos miembros consideraron que no estaban organizados para
iniciar la guerra. La rebelión comenzó en la población de Socorro y se
esperó la llegada de refuerzos militares desde Venezuela.

Las primeras derrotas militares para el bando Liberal comenzaron días


más tarde de haber iniciado la guerra en la batalla del Río Magdalena
el 24 de octubre de 1899. En la búsqueda de poner orden al país el
sector conservador se dividió en históricos y nacionales poniéndolos en
desventaja frente al partido liberal. Sin embargo, los abanderados
históricos lograron derrocar al presidente Sanclemente que fue
reemplazado por José Manuel Marroquín. Por su parte los liberales
nombraron presidente del país a Gabriel Vargas Santos para que
opacara a los mandatarios constitucionales del sector conservador.
Poco a poco la guerra tomo un camino más represivo y cruel, incluso la
población se dividió para tomar parte en cada bando de un modo más
fanático, pese a los esfuerzos de cada partido por obtener victoria

Sin duda, las batallas de Peralonso y de Palonegro (Santander)


mostraron con claridad los perjuicios que había causado la guerra. En
la primera los liberales obtendrían su última victoria para el Partido
Liberal, de manos de Rafael Uribe Uribe. En Palonegro (25 de mayo de
1900) los conservadores detuvieron a sus enemigos forzándolos a un
combate sin sentido y carente de significado para los partidos. Los
liberales querían lograr a toda costa la victoria, pero ante la violencia,
este partido también se divide en pacifistas y belicistas. Los
conservadores nacionales pronto comprendieron que lo mejor era
detener la guerra, que ya comenzaba a extenderse a Panamá y el Mar
Caribe.

Con esa decisión, se evitó internacionalizar la guerra, de la cual en


Venezuela se trataba de provocar un conflicto abierto a través de su
presidente Cipriano Castro (quién apoyaba a Uribe Uribe para colocarlo
en el poder). Las tropas de Marroquín lograron cortar la ayuda
venezolana a los liberales (29 de julio de 1901), quienes no dudaron en
ser derrotados por el general conservador Juan B. Tovar. El general
Uribe Uribe se vio entonces obligado a rendirse de manera gallarda,
pero con algunas condiciones.

El 24 de octubre de 1902, se firma el Tratado de Paz de Neerlandia, en


la hacienda del mismo nombre. Aun así, los combates solo se terminan
en noviembre de ese año en Panamá, donde combatían los navíos
Almirante Padilla (liberales) y el Lautaro (de propiedad chilena,
expropiado por los conservadores), donde fueron derrotados los
conservadores. Con la muerte del General Carlos Alban, que viajaba en
el Lautaro el istmo de Panamá queda sin representante y es nombrado
Don Arístides Arjona.

Más tarde vino la constante amenaza de la marina estadounidense


enviado por el gobierno de Theodore Roosevelt para proteger los
futuros intereses en la construcción del Canal de Panamá. Los liberales
del general Benjamín Herrera, se vieron entonces obligados a deponer
las armas.

El tratado de paz definitivo se dio lugar en el acorazado estadounidense


Winsconsin el 21 de noviembre de 1902, en donde el general Lucas
Caballero Barrera en calidad de jefe de Estado Mayor del ejército unido
del Cauca y Panamá, junto con el coronel Eusebio A. Morales,
secretario de Hacienda de la dirección de guerra del Cauca y Panamá,
en representación del general Benjamín Herrera y del partido liberal, se
reunieron con el general Víctor M. Salazar gobernador del departamento
de Panamá, y el general Alfredo Vázquez Cobo, jefe de Estado Mayor
del ejército conservador en la Costa Atlántica, el Pacífico y Panamá,
firmaron en representación del gobierno, el fin de la guerra.

 Separación de Panamá

Después de la guerra, Colombia quedo totalmente devastada en


todos los aspectos y la crisis económica de la guerra se agravó con
la separación de Panamá el 3 de noviembre de 1903. José Domingo
De Obaldía sería nombrado gobernador del Istmo, éste cargo ya lo
había desempeñado con anterioridad; pero él se sentía inclinado
hacia la idea de la separación. José Agustín Arango, político istmeño,
empezó a trabajar en secreto en la preparación del movimiento
separatista.

Una junta revolucionaria clandestina se formó en torno suyo para


planificar una revolución destinada a consolidar la separación del
Istmo de la soberanía colombiana, para negociar directamente con
Estados Unidos la construcción del canal. La red conspirativa estaba
conformada aparte del propio Arango, por Manuel Amador Guerrero,
médico; Nicanor de Obarrio, militar y general del ejército colombiano
y por otros como Ricardo Arias, Federico Boyd, Carlos Constantino
Arosemena, Tomás Arias y Manuel Espinosa Batista. Pero la parte
operativa, la de mayor riesgo, le tocó a Amador Guerrero, quien viajó
a Estados Unidos en busca de apoyo para el plan. También obtuvo
en Panamá el apoyo de importantes jefes liberales y el apoyo del
comandante militar Esteban Huertas.

Con todos estos apoyos, se concertó la puesta en marcha del plan


separatista para un día no definido del mes de noviembre de 1903.
Sin embargo, un rumor generado en Colombia estuvo a puntar de
dar al traste con el plan. Informes recibidos daban cuenta de una
supuesta invasión nicaragüense al Istmo por la región de
Calovébora, sobre la costa norte panameña.

Este informe, y los rumores insistentes sobre algo que se tramaba en


Panamá, hicieron que Colombia movilizara al Batallón Tiradores
desde Barranquilla. El comandante de ese batallón traía
secretamente instrucciones para reemplazar a José Domingo De
Obaldía y al general Esteban Huertas, en quienes ya no se confiaba
en Bogotá.

El Batallón Tiradores, al mando del general Juan B. Tovar y Ramón


G. Amaya, llegó a la ciudad de Colón en la mañana del 3 de
noviembre de 1903. No tuvo problemas para desembarcar, pero su
transporte hacia la ciudad de Panamá sufrió muchos contratiempos
por la complicidad de las autoridades del Ferrocarril Transístmico con
los conjurados, entre ellas el superintendente norteamericano J.R.
Shaler.

Después de muchas excusas, el Estado Mayor pudo desplazarse


hacia la capital. En Colón quedó la tropa bajo el mando del coronel
Eliseo Torres. Una vez llegados a ciudad de Panamá, Tovar y sus
otros oficiales fueron arrestados por instrucciones del general
Esteban Huertas, quien estaba al mando del Batallón Colombia, cuya
jefatura pretendía reemplazar al recién llegado general.

Al enterarse de la inminente acción revolucionaria, el comandante John


Hubbard del buque norteamericano "Nashville", entonces en las aguas
del puerto y quien había retrasado previamente el desembarco de las
tropas colombianas en Colón, procedió a impedir su transporte y
cualquier desembarco posterior, argumentando que debía respetarse la
"neutralidad" del ferrocarril, un argumento que las autoridades
norteamericanas habían empleado en anteriores ocasiones en sentido
contrario.
Apresado el contingente militar colombiano y congelada la movilización
de las tropas en Colón, se apresuraron las acciones para declarar la
separación del Istmo. La Junta Revolucionaria procedió entonces a
declarar esa misma tarde, la independencia del Istmo. Algunos
panameños asaltaron las armerías y tomaron las armas, pero no fue
necesario usarlas. Por representar a la autoridad colombiana fue puesto
bajo custodia el gobernador José Domingo de Obaldía.

Una escuadrilla naval anclada en la bahía de Panamá fue obligada a


rendirse sin oponer resistencia. El Consejo Municipal se reunió bajo la
Presidencia de Demetrio H. Brid, autoridad máxima en el territorio
panameño, y proclamó en un acta de voluntad del pueblo de ser libre y
de establecer un Gobierno propio, independiente, y soberano bajo el
nombre de República de Panamá. Demetrio H. Brid se convirtió en el
Primer Presidente de la recién formada República de Panamá,
nombrando el 4 de noviembre de 1903 a la Junta de Gobierno
Provisional que se encargaría de la administración del Estado hasta que
la Convención Nacional Constituyente en febrero de 1904 designara a
Manuel Amador Guerrero como el primer Presidente Constitucional de
la República.

El 13 de noviembre Estados Unidos reconoce formalmente a la


República de Panamá, Francia lo haría al día siguiente y antes de
finalizar noviembre, otros quince países de América, Europa y Asia lo
harían también. Para el 18 de noviembre de ese mismo año, el
secretario de Estado norteamericano, John Hay, firma en unión de
Phillipe Bunau-Varilla un tratado para la construcción del Canal de
Panamá, aunque fue muy controvertido por la rapidez con que fue
aprobado.

La noticia de la separación de Panamá no fue conocida hasta el 6 de


noviembre gracias al embajador de Colombia en Ecuador, quien hizo
llegar la noticia al gobierno colombiano. Entonces se envía a Panamá
una misión diplomática para averiguar si los panameños estarían
dispuestos a echar marcha atrás, se ofreció reconsiderar el tratado
Herrán-Hay, rechazado por el Senado colombiano, e inclusive hasta se
prometía hacer de Panamá la capital de Colombia, pero siempre se
obtuvo una negativa de la ya República de Panamá.
 Tratado Thomson- Urrutia

Tratado Thomson-Urrutia. Convenio internacional firmado


en Bogotá el 6 de abril de 1914, entre los representantes
de Colombia y de Estados Unidos. El tratado pretendía solucionar
el conflicto entre los dos países, provocado por el apoyo brindado
por norteamericano a Panamá para su separación de Colombia.
El Congreso de Estados Unidos lo ratificó el 20 de abril de 1921.

 Antecedentes
Cuando el 3 de noviembre de 1903 se oficializó la separación del
Departamento de Panamá de la República de Colombia, ésta
formuló una fuerte protesta diplomática ante el gobierno
norteamericano. Seis años después, se empezaron a estudiar dos
proyectos de tratado para mejorar las relaciones entre los tres
países.

Estos dos primeros intentos se conocen como tratados Cortés-


Root y Cortés-Arosemena, pero ninguno de los dos fue finalmente
firmado por los tres gobiernos. Entre tanto, Estados Unidos había
terminado de construir el Canal de Panamá, en 1914, año en que
se inició la Primera Guerra Mundial.

La posibilidad de Estados Unidos entrar en el conflicto, lo obligaba


a tomar medidas estrictas en cuanto a la seguridad del Canal; una
obra no sólo de gran interés económico, sino que tenía una
importancia estratégica miliar de primera magnitud. Por estas
razones el presidente norteamericano Theodore W. Wilson, dio
órdenes a su Secretario de Estado para que se ratificara el
Tratado con Colombia, y lograr el control total del espacio
territorial del Canal a fin de instalar bases militares y lugares de
abastecimiento.
 El tratado

Puntos principales
1) Colombia tiene derecho a transportar tropas, buques y materiales de
guerra sin tener que pagar ningún tipo de peaje por el uso de las
instalaciones del Canal de Panamá.
2) Compromiso por parte de Estados Unidos de pagar a Colombia la
suma de 25 millones de dólares, como indemnización por la separación
del departamento de Panamá de su territorio.
3) Fijación de límites fronterizos entre ambas entidades políticas y
geográficas, de conformidad con lo indicado en la ley colombiana del 9
de junio de 1855.
4) Exoneración de todo impuesto y derecho a los productos
agropecuarios y de la industria colombiana que pasen por el canal, así
como todo tipo de correo civil.
 Firma y ratificación
El tratado fue firmado en la ciudad de Bogotá el 6 de abril de 1914, por
Thaddeus Austin Thomson, Ministro Plenipotenciario de los Estados
Unidos ante el Gobierno colombiano, y por Francisco José Urrutia,
Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia. Sin embargo. No es
hasta el 20 de abril de 1921 que fue ratificado por el Congreso de
Estados Unidos.
 Repercusiones
Panamá no tuvo ninguna participación en las negociaciones del tratado,
ni tampoco le dio el derecho a los estadounidenses para que actuaran
en su nombre. Al ser aprobado el Tratado por el Congreso de Estados
Unidos, Panamá protestó y no reconoció los límites acordados en el
Tratado.
Por su parte, el político norteamericano Theodore Roosevelt se opuso
al tratado, argumentando que su país no tenía nada de que excusarse
y que Colombia lo que ejercía era un chantaje. Poco después comenzó
la Primera Guerra Mundial y las preocupaciones norteamericanas se
dirigieron hacia ella.
Colombia durante la primera guerra mundial

En los días en los que comenzaba la primera guerra mundial el


doctor José Vicente Concha se posesionó como presidente de
Colombia y este nombró como canciller a Marco Fidel Suarez.
Aunque estos dos siempre mantuvieron relaciones conflictivas y
sus temperamentos eran muy opuestos, pero al compartir partido
político, tuvieron que verse obligados a "convivir". Cuando el
conflicto estalló, se evidenció que la posición geográfica en la es
que estaba Colombia la hacía adecuada para las
comunicaciones telegráficas, pero al mismo tiempo, también
estaba sujeta a las presiones de los países. El gobierno declaró
que el país se mantendría neutral en el conflicto. Esto desconcertó
a algunos aliados que contaban con que el país los ayudará en el
conflicto. Y el desconcierto fue mayor cuando el mapa de su
territorio fue examinado y se constató la extensión de sus costas
y su vecindad con el Canal de Panamá que estaba recién
inaugurado. En latinoamerica otros países también eran
neutrales, pero las condiciones que tenía Colombia, eran algo
atípico, no sólo por su antipatía por los Estados Unidos y su
avenencia por los alemanes que tenían una colonia inversora

 Periodo de las vacas gordas

WLw a economía de nuestro país crece más y crece mejor. Esa es la


primera conclusión que se desprende de los datos de la contabilidad
nacional del primer trimestre de este año suministrados en los últimos
días por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El Producto Interior
Bruto (PIB) español avanzó en ese trimestre un 4,1% en relación con el
mismo periodo del 2006, lo cual refleja el extraordinario dinamismo de
la economía y es, además, una demostración de que el ciclo benigno,
que dura más de una década, no tiene síntomas de agotamiento. Muy
al contrario, España crece casi un punto más que el conjunto de la Unión
Europea y lo hace con menos dependencia del consumo interno, que
sigue moderándose. El Gobierno, con toda lógica exultante con unos
datos que se han hecho públicos a tan escasos días de las elecciones
municipales y autonómicas de mañana y que dibujan un panorama de
estabilidad y progreso, no dejó pasar la ocasión y se apresuró a elevar
las previsiones de crecimiento para el conjunto del año desde el inicial
3,4% hasta el 3,8%.

Pero hay más razones para el optimismo, puesto que el incremento del
PIB no es el único dato positivo aportado por los últimos resultados del
INE. El crecimiento más espectacular se produce en la inversión en
bienes de equipo, lo que indica que las empresas arriesgan, se meten
en gastos para mejorar la productividad y eso solo responde a una
causa: tienen buenas perspectivas de futuro.

También es notable el crecimiento del empleo (555.000 puestos de


trabajo más en relación con el primer trimestre del año pasado) y de la
productividad, que por primera vez desde hace tiempo se sitúa en una
tasa del 1,1%. Es decir, estamos ante un cambio de orientación positiva
del modelo de crecimiento, hasta ahora demasiado sustentado en la
construcción. Todo indica que la producción industrial, la que aporta
mayor valor añadido, puede --y ojalá lo haga-- tomar el relevo del sector
del ladrillo, que crece a ritmos cada vez más bajos y que soporta gran
cantidad de mano de obra poco cualificada, cuyo futuro es incierto.

No obstante, este panorama tan halagüeño, sería un error dormirse en


los laureles, porque hay debilidades bien detectables en nuestra
economía. Y por ello convendría que el Gobierno y los agentes
sociales, lejos de ensimismarse ante una coyuntura macroeconómica
tan boyante, profundizaran en ese camino de aumento de la
productividad y de la inversión en bienes de equipo y en investigación,
antes de que el previsible frenazo en la construcción y la consiguiente
caída del consumo privado como consecuencia de la subida de los
tipos de interés de las hipotecas nos lleven irremediablemente a un
periodo de vacas flacas. De momento, ya es una buena noticia que
nuestras exportaciones hayan mejorado. Pero eso no debe ocultar el
grave lastre que a largo plazo supone un déficit comercial tan elevado
como el español. Ese es el dato más preocupante, ahora que la
inflación parece controlada y la productividad va en aumento.

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