Caracteristicas Del Liderazgo Del General Eisenhower

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CARACTERISTICAS DEL LIDERAZGO DEL GENERAL EISENHOWER-

PREPARACIÓN DEL DESEMBARCO DE NORMANDIA

De nuevo, tenemos el gusto de presentamos una colaboración especial de Carlos


Gil Fernández, apasionado de la historia y especializado en Historia Militar por la
UNED. Esperamos que lo disfrutéis, gracias otra vez más por tu aportación,
Carlos.

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Índice del artículo [mostrar]

INTRODUCCION Y OBJETIVOS DEL


PRESENTE ARTÍCULO

Este trabajo tiene como objetivo el estudio pormenorizado del estilo de liderazgo
del General americano Dwight D. Eisenhower y de las características de su
personalidad que hicieron que dicho estilo fue el que fue y no otro distinto.

Para no hacer el estudio demasiado amplio, el entorno temporal que tendré


presente será el comprendido entre las operaciones de preparación del
desembarco de Normandía (Operación Overlord), aproximadamente desde el
último trimestre de 1943 hasta las fechas inmediatamente posteriores al
desembarco en junio de 1944. No obstante, es muy probable que parte de los
ejemplos o situaciones que exponga vayan más allá de este horizonte temporal.

Igualmente y para centrar el tema, cuando hable de liderazgo lo haré teniendo


siempre presente los estudios de Stephen Covey y de Kenneth Blanchard, dos de
los mejores estudiosos del significado del liderazgo a nivel mundial. Como
demostraré a lo largo del trabajo, el general Eisenhower cumple con la mayoría de
requisitos que ambos autores atribuyen a un verdadero líder. Personalmente,
denomino a este estilo como “liderazgo tranquilo”, alejado de otros estilos más
“ruidosos”, como el de Patton, MacArthur, o Montgomery.

BIOGRAFIA DEL GENERAL

Nace nuestro general en un pueblo de Texas en 1890, en el seno de una familia de


origen alemán (aunque podría ser también holandés o suizo según su biógrafo
Donovan) y de fuertes convicciones religiosas y pacifistas (menonitas y testigos de
Jehová). Con estos antecedentes, resulta extraño que el futuro presidente optara
por ingresar en la Academia Militar, y lo hizo persuadido por su amigo Swede
Harlett, que se enroló en la Academia naval de Annapolis.
Otro de los pequeños enigmas que he encontrado en la vida de Dwight es el origen
de su apodo IKE. Para uno de sus biógrafos, Geoffrey Perret, la totalidad de los
cuatro hermanos Eisenhower eran apodados Ike: Ike el gordo, Ike el bajo, por lo
que era un sobrenombre familiar. Para otros historiadores, sin embargo, Ike es una
simplificación de su primer nombre Dwight. Personalmente, me quedo con esta
segunda explicación.

Los cuatro años en West Point pasan sin pena ni gloria. Ike sólo sobresale en
deporte, en concreto en fútbol americano y en boxeo. Se gradúa en el año 1915 en
el puesto número 61 de su promoción de 164 estudiantes, siendo destinado como
subteniente en Fort Houston, Texas, En 1916 es nombrado inspector de un
regimiento en Illinois. Aquí, Dwight demostrará por vez primera sus grandes dotes
organizativas, ya que se encarga de la instrucción de todo el regimiento.

A partir de 1917, una vez Estados Unidos ha entrado en guerra, solicita en varias
ocasiones su traslado al frente. Siempre se le deniega. Sin embargo, en 1918 es
destinado al recientemente creado 301 Batallón de Tanques pesados, donde
conocerá y trabará una profunda amistad con George Patton.

Un hito importante en su vida fue el encuentro con una persona que influyó
decisivamente en su carrera, el general Conner, al que siguió como oficial
ejecutivo de la 20 º Brigada de Infantería en Panamá y que le instruyó en filosofía,
historia y diplomacia[1].

Al finalizar la década de los años 20, Ike viaja por fin a Europa formando parte de
una Comisión del Ejército americano. En este viaje conoce al futuro General
Marshall, entonces teniente Coronel, al cual impresiona gratamente. Poco después
conoce a otro de los grandes héroes americanos contemporáneos: Douglas
MacArthur, con el que parte a Filipinas en 1935 como su asesor militar personal.

La segunda Guerra Mundial le encontraría como Jefe de estado mayor del 3er
ejército con el grado de coronel. En palabras de Robert C. Carroll en su excelente
estudio publicado en 2009, “Ike llegaría a lo más alto sin haber comandado
ninguna unidad militar superior a un batallón, y ninguna en combate”.

Lo que definitivamente impulsaría su carrera sería el informe realizado al general


Marshall sobre la estrategia a seguir en la guerra del Pacífico a partir de diciembre
de 1941. La estrategia planificada por Eisenhower fue la que determinó en gran
medida las acciones a desarrollar por las fuerzas americanas durante la primera
fase de la guerra.

Fue quizá este informe lo que decidió a Marshall a asignarle a Londres en 1942
como Comandante en Jefe de las fuerzas americanas en Europa y África. Desde
este nuevo destino, Ike dirigiría los desembarcos en el Norte de África, Sicilia e
Italia, así como el de Normandía, comandando las fuerzas aliadas en Europa hasta
el final de la guerra.

En 1952 será elegido presidente de los Estados Unidos. Fue reelegido en 1956.
Murió en 1969 a los 78 años de edad.

INTRODUCCION AL LIDERAZGO

Teoría General sobre el liderazgo:

Podríamos definir liderazgo como aquel conjunto de habilidades gerenciales o


directivas que un individuo tiene para influir en la forma de ser o actuar de las
personas o de un grupo determinado, haciendo que este equipo trabaje con
entusiasmo hacia el logro de sus metas y objetivos.

Aunque existen multitud de clasificaciones, a los fines de este trabajo


distinguiremos tres tipos básicos de estilos de liderazgo: el autócrata o dictatorial,
el democrático y el carismático. Cada uno depende del mayor o menor control por
parte del líder y de la intervención de los subordinados en la toma de decisiones.
Otro factor esencial en un líder es su capacidad para establecer relaciones
positivas, tanto con sus superiores como con sus subordinados. Esta “gestión de
las relaciones” facilita la consecución de los objetivos.

El liderazgo según Stephen Covey:

Sus principales teorías se recogen en sus dos obras Los 7 hábitos de las personas
altamente efectivas y Liderazgo basado en principios, éste último será la base que
tomaré para analizar el estilo de liderazgo del general Eisenhower.

Las 8 características que, según Covey diferencian a un líder de quien no lo es son


las siguientes.

 Aprende continuamente
 Está orientado a servir a los demás
 Irradia energía positiva.
 Cree en las otras personas.
 Elude los extremismos.
 Enfoca su vida como una gran aventura
 Entiende y practica las sinergias
 Practica la renovación personal.

El liderazgo según Kenneth Blanchard:

Este autor analiza el liderazgo desde dos puntos de vista: el primero como pautas
a seguir por un directivo para una eficaz dirección de su equipo: es el llamado
liderazgo situacional, en el que el mando se adapta en cada situación a la
personalidad de cada uno de sus subordinados a la hora de dirigirles dentro del
equipo de trabajo.

En otro de sus libros, el que seguiremos más detalladamente, titulado Liderazgo al


más alto nivel, expone su teoría acerca de que concentrarse en el cumplimiento de
objetivos no es suficiente, sino que el Líder de Alto Nivel debe perseguir la
obtención de un bien mayor, es decir, aquello que es mejor para todos los
interesados. Para ello, este tipo de líder debe concentrarse en los resultados a
largo plazo y en la satisfacción humana.

El líder de alto nivel se focaliza en la creación de grupos eficientes de trabajo con


elevadas metas, especifica los objetivos, los comunica y les concede libertad para
alcanzarlos. Este tipo de líder no se focaliza en las tareas ni en los resultados, sino
a las personas.

RELACIONES DE EISENHOWER CON


SUBORDINADOS, SUPERIORES O
EQUIVALENTES DESDE EL PUNTO DE VISTA DE
SU LIDERAZGO

A finales de junio de 1942, Eisenhower, junto con un reducido número de militares


norteamericanos es enviado a Londres para hacerse cargo de las fuerzas armadas
de Estados Unidos en el continente europeo y África, fuerzas, que dicho sea de
paso, no alcanzaban más que unos pocos cientos de hombres, la mayoría de
Aviación y Marina.

La encomienda del general es clara: empezar a organizarlo todo para preparar una
futura invasión del continente europeo. Las presiones para abrir un segundo frente
en Europa son fuertes, tanto del aliado ruso, como de las opiniones públicas del
reino Unido y de Estados Unidos: se quería este segundo frente y se quería ya.
Cualquier otro militar se hubiese abrumado por tal tarea, pero no Ike. Con sus
grandes dotes organizativas, su talante diplomático y dialogante y su gran
optimismo, empezó a planificarlo todo.

Y lo primero que hizo fue rodearse del mejor equipo de trabajo que las
circunstancias se lo permitían. Ike está enfocado a las personas, sabe de un gran
objetivo superior (la invasión de Europa), pero para conseguirlo debe crear un
equipo de alto potencial que le ayude a alcanzarlo en el menor tiempo posible.
Empieza por su jefe de Estado Mayor, el general Walter Bedell Smith, hombre
hecho a sí mismo, ya que empezó su carrera militar como soldado raso en la
Guardia Nacional. Veamos por qué le eligió: “excelente adquisición, por el dominio
de los detalles y su comprensión de los puntos de más interés. Serio, laborioso y
leal, demostró ser tan capaz en los debates difíciles como en las actividades
profesionales. De recio carácter y áspero por instinto, sabía armonizar sin transigir
y supo ganarse un envidiable prestigio”[2]. El general, y esta es una de las
principales cualidades de un gran líder, conoce perfectamente a todos y cada uno
de sus subordinados, para poder emplearlos en las funciones más idóneas a sus
características.

Igualmente, nombra al general Clark como responsable del II Cuerpo, al también


general John C.H Lee como Jefe de Intendencia, cuya labor fue tan esencial para
el triunfo y de proporciones tan vastas que se necesitaría un volumen para
describirla. En palabras del propio Ike, convirtió Inglaterra en una base aérea, un
campamento, un almacén de gigantescas proporciones[3]. Por último, cabe
destacar, de entre sus subordinados más íntimos, al general de Aviación Spaatz, al
que elogia también en sus memorias.

De todas formas, las relaciones más complicadas se dieron siempre entre


americanos y británicos. Aparte de las diferencias de estrategia entre ambos
ejércitos, cerca de dos millones de soldados estadounidenses estaban ya
estacionados en el reino Unido en 1944, en lo que se llamó la mayor invasión
pacífica de la historia. Eisenhower era responsable de que esta invasión fuese
pacífica de verdad y, como gran líder con amplia visión se puso manos a la obra
resolviendo los posibles problemas con frecuentes reuniones con los británicos
(tanto civiles como militares). En sus memorias elogia la buena disposición del
ministro de Información británico, Brendan Bracken, con el que trabajó codo con
codo para elaborar diversos programas de educación bilateral e incluso albergando
a soldados americanos en hogares ingleses o distribuyendo folletos entre los
civiles británicos o las tropas americanas.
Es muy interesante resaltar también la opinión que el ministro tenía del general:
“me gusta entenderme con él porque dice con rapidez sí o no y siempre justifica su
respuesta.”.

El general siempre trató por igual a americanos y británicos, intentando distribuir


equitativamente las responsabilidades entre ambas nacionalidades. Demostró que
era posible crear equipos multinacionales de alto rendimiento, que trabajan para
resolver temas muy complejos con una amplia libertad (aprovechar sinergias). Un
ejemplo de esto es la creación de puertos artificiales por parte de los ingenieros
(los famosos Mulberries), a los cuales atendía y alentaba en su trabajo, del cual,
debido a su complejidad, poco podía entender.

Una de las grandes dificultades que como líder tuvo que hacer frente Eisenhower
fue la gestión de las personalidades de sus dos generales más conocidos (Patton y
Montgomery). Los dos eran héroes nacionales en sus respectivos países y tenían
una personalidad histriónica muy dada al exhibicionismo, rara vez daban su brazo
a torcer y además no tenían una buena relación personal entre sí.

Eisenhower, haciendo uso de grandes dotes de auto-contención, diplomacia y


cordialidad supo manejar la situación, repartiendo equitativamente la
responsabilidad en uno u otro de sus generales, para que ambos no estuviesen ni
totalmente felices ni totalmente frustrados (elude extremismos, ya que es un líder
que persuade, no impone).

Este asunto fue agravado por la relación personal de amistad que Ike tenía con
George Patton desde los años 30, cuando coincidieron en el Regimiento de
tanques de Estados Unidos. En palabras de Eisenhower puse especial empreño
en recomendarle que rehuyera conferencias de prensa y declaraciones públicas.
Era propenso a manifestaciones explosivas que pocas veces dejaban de pasmar a
quienes las oían. Desgraciadamente, Patton no le hizo caso, y pronto estalló otra
tormenta por una de sus declaraciones. Eisenhower, como había hecho en otras
ocasiones, salió en defensa de su amigo y pudo resolver la situación y Patton no
fue repatriado. Aquí quizá, en Ike prevaleció más su amistad que sus cualidades
de líder, ya que lo que pedía la razón era castigar a Patton severamente. Esta es
una de las pocas sombras que encontramos en sus cualidades como líder.

Desgraciadamente, Patton no le devolvió el favor, ya que según Beevor en su libro


sobre el día D, nunca le respetó como soldado e incluso calificaba su manera
amistosa de tratar a los soldados más propia de un político que de un militar. En
fin, distintas formas de entender el liderazgo, aunque yo, personalmente me quedo
con la forma democrática y cercana de Ike.

El Mariscal Bernard Montgomery, Vizconde del el Alamein, era la otra “prima


donna” del equipo de Ike. Dotado de un ego gigantesco y poco dado a acatar
órdenes. En más de una ocasión, Eisenhower se vio obligado a usar sus mejores
dotes de persuasión y de diplomacia para obligarle a seguir la estrategia fijada.
Una disputa con “Monty” podría además perjudicar las relaciones anglo-
americanas. Después de la guerra, Montgomery reconoció que Eisenhower era el
único que podía mantener unidos a los aliados y ganar la guerra, aunque también
dijo de él que era un “buen tipo, pero no un militar” (Good chap, but not a soldier)

Pero un análisis de las relaciones de Eisenhower con sus subordinados no podía


dejar de lado los sentimientos del general para con el resto de sus hombres, desde
los altos oficiales a los simples soldados, a los que apreciaba y consideraba (cree
en las personas). Le gustaba estar con sus hombres y a pesar del poco tiempo
libre que le dejaba la planificación de la invasión, aprovechaba la menor
oportunidad para visitar las distintas guarniciones que había en Inglaterra. En
cuatro meses (de febrero a junio de 1944) visitó veintiséis divisiones, veinticuatro
aeródromos, cinco buques de guerra y otras instalaciones. En sus propias
palabras: agrada a los soldados ver a los hombres que dirigen operaciones, se
sienten molestos ante cualquier indicio de descuido o indiferencia hacia ellos por
parte de los jefes y siempre interpretan una visita, por breve que sea como prueba
de que el mando se preocupa por su suerte… un jefe no debe nunca rehuir el
deber de presentarse ante sus hombres de hablar y alternar con ellos[4]. Lo
interesante de este planteamiento (muy avanzado a su tiempo y que suscribiría
cualquier experto en liderazgo) es que Ike no hablaba con los soldados acerca de
temas militares, su entrenamiento o sus armas como haría cualquier otro general,
sino de sus cuestiones y problemas personales. Eso es lo que hizo exactamente
cuando visitó el aeródromo donde estaba embarcando rumbo a Francia la 101ª
división aerotransportada, en la que es posiblemente una de las imágenes más
conocidas del Día D.

De todas formas, un líder no lo es si no gestiona también de manera óptima las


relaciones con sus superiores jerárquicos. Estos serían, sobre todo, el Presidente
Roosevelt, el General Marshall, Sir Winston Churchill y en cierta forma, el General
Charles De Gaulle.

En este sentido, Eisenhower, a pesar de algunas diferencias de parecer, admira de


forma abierta tanto a Roosevelt como a Churchill y les admira sobre todo por su
optimismo, por su fe ciega en la victoria. Al mismo tiempo empatiza con ellos al
darse cuenta de la abrumadora carga que recae sobre ambos líderes políticos, a
los cuales considera, y por igual, sus jefes, sin distinción de nacionalidades[5]

Llama mucho la atención su opinión personal del primer Ministro Británico. Dado el
carácter civil de Churchill y su excesivo interés por los detalles, a cualquier otro
general le hubiese sacado de sus casillas. En cambio, Ike, sabiendo que una
buena relación con Churchill era esencial para el éxito de la operación (como líder
de alto nivel, sabe orientarse hacia el bien superior), saca partido de las
circunstancias, y aprovecha la posición del Primer Ministro para agilizar muchos de
los trámites ante las autoridades británicas. También admira en Churchill su
elocuencia, sus fuertes convicciones, su sentido del humor y sobre todo su
humanidad y sinceridad. Todo ello, a pesar de las muchas discusiones que
tuvieron, como por ejemplo la distinta estrategia en el bombardeo de Alemania que
tenían ambos aliados[6].
Por su parte, cabe destacar que sus relaciones con el General De Gaulle fueron
inmejorables. Posiblemente Eisenhower fue el militar o político aliado con el que
más confraternizó el francés. La admiración fue recíproca. Ike admiraba en De
Gaulle su “dedicación suprema” a la restauración del honor de Francia durante la
Segunda Guerra Mundial.

A pesar de los recelos de norteamericanos y británicos acerca del general francés,


al que consideraban un dictador en potencia, Eisenhower tuvo que mantenerse en
un cierto equilibrio e involucrar a De Gaulle en muchas de las decisiones que se
tomarían en los días previos e inmediatamente posteriores al día D. Es de resaltar
que el día 3 de junio de 1944, tras una agria disputa con Churchill, De Gaulle
acudió al cuartel general de Eisenhower en Southwick, donde Ike le expuso en
detalle los planes de la inmediata invasión, así como sus dudas por la situación
atmosférica. Al final de la reunión, el general Eisenhower le preguntó sinceramente
al general francés cuál era su opinión, cosa que agradeció De Gaulle.

Dada esta buena relación personal, De Gaulle aceptó a la petición de Eisenhower


de realizar una alocución radiofónica dirigida al pueblo de Francia para que
apoyara a las tropas aliadas. Según el futuro presidente francés, “las habilidades
diplomáticas de Eisenhower lograron mantener unida una frágil coalición. Eso ya
supuso una notable hazaña”[7].

ESTUDIO DE SUS DIFERENTES CUALIDADES


COMO LíDER

Antes de realizar el estudio general de sus habilidades como líder, sería


interesante conocer lo que el propio Eisenhower entiende por líder. Para el
general, y así le escribió a su hijo, el único atributo que puede ser desarrollado por
medio del estudio reflexivo y la práctica, es el liderazgo de hombres. Para Ike, el
gran debate sobre si el líder nace o se hace está cerrado, cualquiera que se lo
proponga, si se esfuerza lo necesario, puede llegar a ser un líder. Sin embargo,
parece que esta opinión fue dada más para inculcar en su hijo la costumbre del
estudio y el trabajo.

En el artículo What is Leadership? (¿Qué es el Liderazgo? Escrito por el propio


general y publicado por el Reader Digest en 1965, comenta que las cualidades de
la inteligencia, integridad y valentía por si solas no son suficientes, es necesario
algo más, un Factor X, como él lo denomina. Lo más importante es desarrollar una
Dedicación Desinteresada a una tarea u objetivo (“Selfless dedication”). Y para
entenderlo, acude al consejo que le dio su admirado superior, el General Marshall:
“tome en serio su trabajo, nunca a sí mismo”. Eisenhower pone como grandes
ejemplos de esta dedicación desinteresada a una causa al mismo general Marshall
y al general de Gaulle.

Otra de las cualidades que Ike supone en un gran líder es la de la Fortaleza de


espíritu (“Fortitude”), que define como la capacidad de resistir a los grandes
reveses, resurgir después de la derrota y volver a luchar, aprendiendo de los
propios errores. Actualmente, llamaríamos resiliencia a esta cualidad. Eisenhower
pone al General Washington como ejemplo de esta cualidad.

Dos cualidades más se exigen en un líder según el general: la humildad y el poder


de persuasión, el convencer al otro, no imponerle las propias razones.

Personalmente, creo que en Eisenhower se dieron todas estas cualidades


(dedicación, resiliencia, humildad y poder de persuasión). Dedicación
desinteresada, por la tremenda misión que le fue encomendada y a la que dedicó
más de dos años. A pesar de todas las dificultades, la presión a la que se vio
sometido y la importancia de la operación, pudo al final llevar a cabo
satisfactoriamente el mandato recibido.

La resiliencia la demostró durante los primeros veinte años de experiencia


profesional. Ike no se frustró cuando repetidamente se le denegaba su traslado al
frente de batalla durante la primera guerra mundial, y tampoco se vino abajo en los
diferentes destinos a los que fue enviado y en lo que nunca pudo tener un mando
directo sobre tropas.

Su humildad y capacidad de persuasión fueron repetidamente demostradas en las


reuniones mantenidas durante la preparación de la Invasión. Nunca imponía su
criterio, si algo no entendía lo preguntaba y nunca quiso ponerse por encima de su
equipo. Para él si la invasión triunfaba era un éxito del equipo, y si fracasaba, era
su fracaso personal exclusivo (tal y como tenía previsto explicar en una nota a
publicar si fracasaba el intento de desembarco en Normandía).

A continuación iré comentando otras cualidades que debe poseer todo líder y en
qué medida el general Eisenhower las tenía:

Capacidad de asumir riesgos:

Quizá uno de los puntos más criticados en el general, la capacidad de tomar


decisiones arriesgadas. Ike no es rápido asumiendo riesgos y ello es criticado por
parte de sus subordinados (sobre todo Montgomery y Patton). La indecisión fue
suprema en las horas previas al desembarco, ya que las condiciones atmosféricas
lo hacían extremadamente peligroso. Incluso, se dio la circunstancia de obligar a
los barcos que ya habían salido rumbo a Francia a volver a la base de Portsmouth.
Finalmente, con grandes dudas y después de varias reuniones con sus
subordinados, se dio luz verde a la invasión.

Lo que más afectaba a su capacidad de asumir riesgos en sus decisiones era la


pérdida de vidas humanas que tal decisión podía acarrear. Así lo afirma en
repetidas ocasiones en su Cruzada en Europa. En este punto es significativa su
preocupación ante los informes del General Leigh-Mallory, en el sentido de que las
divisiones aerotransportadas podían sufrir cerca de un 80 % de bajas durante el
Día D. Ike piensa y repiensa el plan durante varios días, pero al final decide que es
el único posible. Cualquier otro líder más “agresivo” habría dicho que la lentitud y la
inseguridad de Ike eran exasperantes.
Capacidad para asumir responsabilidades:

En este punto me remito a lo comentado anteriormente: un éxito era un éxito del


equipo, un fracaso era su fracaso personal exclusivo. Un ejemplo claro lo
encontramos en su Cruzada en Europa. En ningún momento critica o culpabiliza a
otros (superiores o subordinados) de los errores que se producían. Él lo asume de
forma tranquila como parte de su aprendizaje.

Capacidad de motivación a subordinados:

Una de sus principales cualidades. Incansablemente visita cuarteles, bases y


barcos de guerra. Habla con todos, desde el general hasta el último recluta, y lo
hace de una forma llana, cercana. Sobre todo, y esto lo tiene muy claro, quiere
transmitir optimismo y fe en la victoria en sus hombres, ya que es muy consciente
de que el optimismo y pesimismo son muy contagiosos y se propagan más
rápidamente de arriba a abajo que en cualquier otra dirección[8] .

Asimismo, y como he comentado antes, creó equipos multidisciplinares y


multinacionales de alto rendimiento. Estos equipos, avanzados a su tiempo,
funcionaron a gran nivel y fueron capaces de alcanzar las metas previstas.
Eisenhower, periódicamente, se reunía con cada uno de ellos para que le fuesen
informando de sus avances. Esto cumplía dos objetivos: que el Jefe Supremo de
las Fuerzas Aliadas estuviese bien informado de los detalles de la invasión y por
otra, aumentar la motivación de los miembros de estos equipos, que se veían
escuchados y atendidos por las máximas autoridades.

Capacidad de Comunicación:

Eisenhower era muy consciente de la importancia de la Comunicación (tanto


interna como externa). Quizá es otro de sus aspectos que le hacen ser “un
adelantado a su tiempo”. Sabe que dirigirse a una gran masa de gente no impide el
contacto cercano con cada persona (como ejemplo, su visita a la 101º División
aerotransportada en las horas previas a la invasión).
En este sentido, en 1943 crea una Oficina de Relaciones Públicas dentro del
ejército para tener informadas a las opiniones públicas del Reino Unido y de
Estados Unidos acerca de la estancia de las unidades americanas en Inglaterra y
su relación con el pueblo británico. También utiliza esta Oficina para celebrar
ruedas de prensa con los corresponsales de los dos países, con los que establece
una relación de cordialidad y franqueza.

Significativa fue la carta dirigida a todos los soldados, marinos y aviadores que
iban a llevar acabo la invasión; en un estilo llano, directo y muy humano, se dirige
lleno de orgullo a todos y cada uno de ellos animándoles y deseándoles suerte en
la dura batalla que se avecinaba. Comunicativamente hablando, la carta es
perfecta, ya que es corta (no más de una hoja, por lo que se lee fácilmente) y
parece que hable directamente con cada uno de los afectados.

Capacidad de Organización

Otra de sus mejores cualidades. Por esta capacidad organizativa, el General


Marshall pensó en él para ser trasladado en 1942 a Londres para organizar el
embrión de la futura invasión.

En este punto me gustaría resaltar una técnica que el propio Ike inventó y que sin
duda le dio buen resultado: su matriz de priorización. Técnica sencilla y eficaz de
gestión del tiempo, de la cual Ike era un maestro:

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CONCLUSIONES

Como he mencionado al inicio del presente trabajo, mi objetivo es evaluar las


distintas aptitudes que como líder tuvo Dwight Eisenhower y demostrar que poseyó
la mayoría de ellas, por lo menos en el periodo temporal inmediatamente anterior y
posterior al Desembarco de Normandía.

Lo primero que llama la atención de tal operación es que fue realizada en una
época en que no existían ni ordenadores, ni fotocopiadoras, y ni mucho menos
teléfonos móviles. Pero lo cierto es que más de dos millones de personas
pertenecientes a más de veinte naciones diferentes fueron organizadas y guiadas
de forma que alcanzaron todos sus objetivos de forma increíblemente exacta y con
un mínimo número de bajas.

Personalmente, creo que sin el General Eisenhower al mando, esta operación


hubiese sido inviable o se hubiera producido con muchas más dificultades.

Y la invasión fue posible, a mi modo de ver, porque en el Comandante Supremo de


la misma se daban estas cualidades: un gran poder de organización; una gran
capacidad de resistencia ante la presión (presión ejercida, como hemos visto, por
subordinados o superiores); una gran capacidad para formar equipos de alto
rendimiento y motivarles; una grandes dotes de diplomacia, flexibilidad y capacidad
para llegar a acuerdos; y sobre todo, y esto es lo más importante, una gran
capacidad de ilusionar a todos los que le rodeaban y hacerles creer que unidos
podían conseguir los que se propusiesen, por difícil que pudiera parecer. Todas
ellas son características que tanto Covey como Blanchard atribuyen al líder, y
todas las encontramos en Ike.

En definitiva, y a pesar de algunos puntos mejorables que ya he mencionado,


como la lentitud en la toma de decisiones, algún síntoma de debilidad y
favoritismos hacia su amigo Patton o algún tic político que también se le achaca
(como el intentar quedar bien con todo el mundo), el liderazgo del General
Eisenhower fue decisivo para los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

BIBLIOGRAFIA

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RYAN, Cornelius, El día más largo, Barcelona, Plaza & Janés, 1973

BEEVOR, Anthony, El Día D, Barcelona, Editorial Crítica, 2009-

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1958

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GAULLE, Charles De, Memorias de guerra, Vol 2. Barcelona, Luis de Caralt, 1957

COVEY, Stephen r. El liderazgo centrado en principios, Barcelona, Paidós Ibérica,


1993.
BLANCHARD, Kenneth Liderazgo de nivel superior, Madrid, Pearson Prentice Hall
2005.

Recursos en Internet:

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2012

http://usacac.army.mil/CAC2/MilitaryReview/Archives/Spanish/MilitaryReview_2012
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GARAY, Jon. Las preocupaciones de Ike Eisenhower, El Correo Vasco, edición


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http://blogs.elcorreo.com/aletheia/2010/06/06/los-preocupaciones-ike-eisenhower/

GARCIA MORENO, Víctor J. Los tres generales del desembarco de Normandía.


ABC Cultura 2014.

http://www.abc.es/cultura/20140606/abci-generales-201406052057.html

EISENHOWER, Dwight, What is Leadership? Reader’s Digest 1965

https://www.eisenhower.archives.gov/all_about_ike/quotes/what_is_leadership.pdf

SANCHEZ DEL REAL, Victor, Aprendiendo comunicación del día D y de Ike


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http://www.elocuent.com/aprendiendo-comunicacion-del-dia-d-y-de-ike-
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CORONEL (R) CARROLL, Robert C. Cómo se hace un líder Dwight D.


Eisenhower, Military Review Diciembre 2009.

http://usacac.army.mil/CAC2/MilitaryReview/Archives/Spanish/MilitaryReview_2009
1231_art004SPA.pdf
Autor: CARLOS GIL FERNANDEZ.

NOTAS A PIE DE PÁGINA:

[1] CORONEL (R) CARROLL, Robert C. Cómo se hace un líder Dwight D.


Eisenhower, Military Review Diciembre 2009, pags.6-8

[2] EISENHOWER, Dwight, Cruzada en Europa, Barcelona, Ediciones Altaya 2007,


pag. 71 y ss.

[3] Ibidem.

[4] EISENHOWER, Dwight, Cruzada en Europa, Barcelona, Ediciones Altaya 2007


pag. 272

[5] Ibidem.

[6] Ibidem.

[7] GAULLE, Charles De, Memorias de guerra, Vol 2. Barcelona, Luis de Caralt,
1957

[8] EISENHOWER, Dwight, Cruzada en Europa, Barcelona, Ediciones Altaya 2007


pag. 280

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