Almirante Horacio Nelson - Oratoria

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ALMIRANTE HORACIO NELSON: VIDA Y LEGADO

Buenos días comunidad nelsista: Directivos, maestros y compañeros. Hoy


estamos reunidos para celebrar este solemne concurso de oratoria y se nos ha
puesto de manifiesto, expresar la vida y legado de nuestro patrono: el Almirante
Horacio Nelson.
Es considerado como el mayor referente de la marina de guerra inglesa de
todos los tiempos.
Esta afirmación podría rebatirse desde varios ángulos, si bien la opinión
unánime de historiadores y estudiosos de la beligerancia sobre las aguas
concluye que el expeditivo marino contribuyó decisivamente a la seguridad de
Inglaterra y al apuntalamiento de su imperio.
Es más, algunos aseveran que Nelson es el principal responsable de que las
tropas francesas no sumasen Inglaterra a su lista de conquistas, al haber
perseguido y destruido incansablemente a las sucesivas flotas de invasión
francesas y sus aliados que se encontró en su azarosa deambulación por los
mares de todo el orbe.
El vicealmirante Horacio Nelson, primer vizconde de Nelson, primer duque de
Bronté, (29 de septiembre de 1758 - 21 de octubre de 1805), también conocido
simplemente como Almirante Nelson, era un oficial de bandera inglesa de
la Royal Navy.
Nelson nació en una familia de Norfolk relativamente rica y se unió a la marina
por influencia de su tío, Maurice Suckling, un oficial naval de alto rango.
Nelson ascendió rápidamente de rango y sirvió con los principales
comandantes navales de la época antes de obtener su propio mando a la edad
de 20 años, en 1778.
Desarrolló una reputación de valor personal y firme dominio de las tácticas,
pero sufrió períodos de enfermedad y desempleo después del final de
la Guerra de Independencia de Estados Unidos.
El estallido de las Guerras Revolucionarias Francesas permitieron que Nelson
regresara al servicio, donde estuvo particularmente activo en el Mediterráneo.
Luchó en varios conflictos en Tolón y fue importante en la captura de Córcega y
en los asuntos diplomáticos posteriores con los estados italianos. En 1797,
sobresalió mientras estaba al mando del HMS Captain en la Batalla del Cabo
San Vicente.
Poco después de esa batalla, Nelson participó en la Batalla de Santa Cruz de
Tenerife, donde su ofensiva fracasó y resultó gravemente herido, perdiendo el
brazo derecho, y se vio obligado a regresar a Inglaterra para recuperarse.
Al año siguiente obtuvo una victoria decisiva sobre los franceses en la Batalla
del Nilo, permaneciendo en el Mediterráneo para apoyar al Reino de
Nápoles contra una invasión francesa.
En 1801 fue enviado al Báltico y obtuvo otra victoria, esta vez sobre los
daneses en la batalla de Copenhague. Comandó el bloqueo de las flotas
francesa y españolas en Tolón y, después de su fuga, las persiguió hasta
las Indias Occidentales, teniendo que retirarse sin lograr entrar en combate.
Después de un breve regreso a Inglaterra, se hizo cargo del bloqueo
de Cádiz en 1805. El 21 de octubre de 1805, la flota franco-española salió del
puerto y la flota de Nelson les atacó en la batalla de Trafalgar.
Fue herido en combate, perdiendo la vista en un ojo en Córcega a la edad de
35 años, y la mayor parte de un brazo en el fallido intento de conquistar Santa
Cruz de Tenerife cuando tenía 38 años.
La batalla de Trafalgar se convirtió en una de las mayores victorias navales de
Gran Bretaña, pero Nelson, a bordo del HMS Victory, fue herido de muerte por
un tirador francés. Su cuerpo fue devuelto a Inglaterra, donde se le concedió un
funeral de estado.
Su liderazgo inspirador, su dominio de la estrategia y sus tácticas poco
convencionales provocaron una serie de victorias navales británicas decisivas,
particularmente durante las Guerras Napoleónicas.
El legado y la influencia de Nelson continuó mucho después de su muerte y vio
avivamientos periódicos de interés, especialmente durante tiempos de crisis en
Gran Bretaña. En la década de 1860, el poeta laureado Alfred Tennyson apeló
a la imagen y la tradición de Nelson para oponerse a los recortes de defensa
que estaba haciendo el primer ministro William Ewart Gladstone.
El primer señor del mar Jackie Fisher fue un entusiasta exponente de Nelson
durante los primeros años del siglo XX, y a menudo enfatizó su legado durante
su período de reforma naval. 
Winston Churchill también encontró que Nelson fue una fuente de inspiración
durante la Segunda Guerra Mundial. 
Nelson se ha representado con frecuencia en el arte y la literatura; apareció en
pinturas de Benjamin West y Arthur William Devis, y en libros y biografías de
John MacArthur, James Stanier Clarke y Robert Southey. 
Nelson también es celebrado y conmemorado en numerosas canciones,
escritas tanto durante su vida como después de su muerte.
La victoria de Nelson en la Batalla del Nilo se conmemora en "La Batalla del
Nilo: una canción patriótica favorita".  
"La tumba de Nelson: una canción favorita" de Thomas Atwood conmemora la
muerte de Nelson en la batalla de Trafalgar. 
La muerte de Nelson en Trafalgar aseguró su posición como una de las figuras
más heroicas de Gran Bretaña. Nelson alcanzó una celebridad que sólo el
duque de Marlborough y el duque de Wellington han logrado tener en la historia
británica.
Su señal justo antes del comienzo de la batalla, "Inglaterra espera que cada
hombre cumpla con su deber", es citada, parafraseada y referenciada
regularmente.
Numerosos monumentos, incluida la Columna de Nelson en Trafalgar Square,
Londres, y el Monumento a Nelson en Edimburgo, se han creado en su
memoria, y su legado sigue siendo muy influyente.
Que la memoria de nuestro patrono, sea cuna de motivación para todos
vosotros comunidad nelsista. Que su memoria sea imperecedera y sus actos
nos indiquen el camino correcto para nosotros los jóvenes.
“Gracias a Dios, he cumplido con mi obligación” Estas últimas palabras
pronunciadas por nuestro insigne marino sean ejemplo de valentía y
compromiso para toda nuestra sociedad que tanto lo necesita. Seamos dignos
sucesores de su nombre, su historia y su legado. Llevemos en alto el nombre
de tan heroico marino y naveguemos siempre por el sendero de la lealtad, el
amor y la honestidad.
Buen viento y buena mar, mi Almirante.
Señoras y señores.

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