La Sociedad Contra El Estado - Pierre Clastres
La Sociedad Contra El Estado - Pierre Clastres
La Sociedad Contra El Estado - Pierre Clastres
CONTR A
EL ESTADO.
MONTE AVILA EDITORES
4. El subrayado es nuestro.
El biologismo de la expresión,
evidentemente es sólo la máscara furtiva
de la vieja convicción occidental, a
menudo compartida de hecho por la
etnología, o al menos por muchos de sus
Capítulo 2
INTERCAMBIO Y PODER:
FILOSOFÍA DEL LIDERAZGO
INDÍGENA
3. Ibid
pudiera corregir.
de des-significación y de valorización
de los elementos del intercambio?
Quizás expresa, más allá incluso del
lazo de la cultura
Capítulo 3 INDEPENDENCIA Y
EXOGAMIA (I)
1928.
lateralidad de la descendencia,
confiriéndoles de esta manera la
apariencia de linajes o incluso de
clanes.
mediaciones de la primera. La
transmisión del cargo de líder de padre
a hijo, es decir su mantenimiento en la
línea patrilineal, que constituye el
núcleo de la estructura social, traduce
justamente la voluntad del grupo de
mantener su unidad espacio-temporal.
Los tupinambas llevaban muy lejos su
respeto por la patrilinealidad ya que un
niño nacido de una madre perteneciente
al grupo, pero de padre extranjero —a
menudo un prisionero de guerra— era
rápidamente devorado, mientras que los
niños de un hombre del gru-po eran
afiliados al linaje de su padre. Estos
diversos factores, que se realizan a nivel
de la organización interna del demos,
revelan claramente una tendencia a
poner el acento sobre una de las dos lí-
neas de parentesco y a asegurar su
continuidad; el demos se orienta hacia el
linaje, y el motor, si se puede decir, de
esta dinámica es la contradicción de un
sistema bilateral de descendencia y una
residencia unilocal, es decir entre la
legalidad bilateral y la realidad
unilineal.
Capítulo 4
ELEMENTOS DE DEMOGRAFÍA
AMERINDIA
3. Ibid.,p. 103.
6. Comunicación personal.
1) En lo que concierne a la
“demografía” deducible de las
estimaciones de los cronistas, estamos
en la obligación de constatar que ellos
tenían razón. Sus evaluaciones, todas
coherentes entre sí, en la medida en que
todas definen una misma magnitud, lo
son igualmente con los resultados
obtenidos por el cálculo. Ello
descalifica la demografía tradicional
demostrando su falta total de ri-gor
científico, y lleva a preguntarse porqué
Rosenblatt, o Steward han escogido
sistemáticamente —contra la evidencia
— las hipótesis más bajas posibles en
cuanto al número de la población
indígena.
Capítulo 5
EL ARCO Y EL CESTO
Capítulo 6
DE QUÉ SE RÍEN LOS INDIOS
Primer mito.
jor, mira!
lo tanto, he escupido!
Se pusieron a fumar.
espíritus.!
¡Me da lo mismo!
queño.
Capítulo 7
EL DEBER DE PALABRA.
Hablar es, antes que nada, poseer el
deber de hablar. 0 mejor aún, el
ejercicio del poder asegura la
dominación de la palabra: sólo los amos
pueden hablar. En cuanto a los subditos,
destinados al silencio del respeto, de la
veneración o del terror. Palabra y poder
mantienen relaciones tales que el deseo
de uno se realiza por la conquista del
otro. Sea príncipe, déspota o jefe de
Estado, el hombre del poder es siempre
no solamente el hombre que ha-bla, sino
la única fuente legítima de la palabra:
palabra empo-brecida, palabra pobre, es
cierto, pero rica en eficiencia, pues ella
tiene por nombre mando y no quiere más
que la obediencia del ejecutante.
Extremos inertes cada uno para sí
mismo, poder y palabra sólo subsisten
uno en el otro, cada uno de ellos es
substancia del otro y la permanencia de
su relación, aun cuando pare-ce
trascender la Historia, nutre sin embargo
el movimiento de ella: hay
acontecimiento histórico cuando,
abolido lo que los separa y por lo tanto
los destina a la inexistencia, el poder y
la palabra se establecen en el acto
mismo del encuentro. Toda toma de
poder es asimismo una adquisición de
palabra.
Capítulo 8 PROFETAS EN LA
JUNGLA
Ciertamente, el conocimiento de la
temática religiosa se reparte
desigualmente entre los miembros de la
tribu. La mayoría de los indígenas se
contenta, como es normal, con participar
aplica-damente en las danzas rituales,
con respetar las normas tradicionales de
la vida y con escuchar con recogimiento
las exhortaciones de sus pa’i, de sus
chamanes. Ya que ellos son los
verdaderos sa-bios que, tal como los
karaí de los tiempos antiguos, habitados
por la misma pasión, se abandonan a la
exaltación de interrogar a sus dioses.
Allí se vuelve a descubrir el gusto de
los indígenas por la palabra, a la vez
como oradores y como auditores:
maestros de las palabras y fervientes en
pronunciarlas, los caciques chamanes
encuentran siempre en el resto de los
indígenas un público dispuesto a
escucharles;
Capítulo 9
Se trata de la geneologia de la
desgracia. Las cosas son malas, indica
el texto, los hombres son habitantes de
una tierra imperfecta, de una tierra mala.
Siempre fue así. Para los guaraníes la
desgracia es una experiencia
permanente, no es nueva para ellos, no
es sorprendente. Mucho sabían sobre
ella, y mucho antes de la llegada de los
occidentales, que no les enseñaron nada
nuevo a ese respecto. Nunca fueron
buenos salvajes los guaraníes, a quienes
acosaba sin cesar la convicción de no
estar hechos para la desgracia, y la
certeza de alcanzar algún dia ywy mara-
ey, la Tierra sin Mal. Y meditando
siempre sobre los medios de llegar a
ella, sus sabios reflexionaban sobre el
problema del origen. ¿De dónde viene
que nosotros vivamos en una tierra
imperfecta? A la grande-za del
interrogante corresponde el heroísmo de
la respuesta: si la existencia es injusta
los hombres no son culpables; no
tenemos por qué culparnos de existir en
el modo imperfecto
Capítulo X
DE LA TORTURA EN LAS
SOCIEDADES PRIMITIVAS
1.- La ley la escritura
Y más adelante:
la guerra.
liderazgo indígena 26
Independencia y exogamia 45
El arco y el cesto 91