Las Leyes de Indias
Las Leyes de Indias
Las Leyes de Indias
Isabel la Cat�lica fue la primera persona que se preocup� por los derechos de los
indios: determin� que seguir�an siendo los propietarios de las tierras que les
pertenec�an con anterioridad a la llegada de los espa�oles y en el a�o 1500, dict�
un decreto prohibiendo la esclavitud.
En ese momento la esclavitud era una realidad normalmente admitida y, seg�n algunos
autores, se calcula que en Espa�a hab�a entonces unos 100.000 esclavos.
Mediante esta C�dula Real de 20 de junio de 1500, la reina Isabel orden� poner en
libertad a todos los indios vendidos hasta ese momento en Espa�a y decret� su
regreso a Am�rica en la flota de Bobadilla, quien apres� y juzg�, por encargo de
los reyes, a Crist�bal Col�n, para seguidamente trasladarlo con grilletes a Espa�a.
Puede afirmarse que la esclavitud fue abolida en Espa�a por la citada c�dula
permiti�ndose su existencia s�lo en tres supuestos: antropofagia (1503),
prisioneros de guerra (1504) y venta por parte de otras tribus que ya los tuvieran
como tales (1506), todo ello sin perjuicio de la abolici�n formal operada por la
Ley de 13 de febrero de 1880.
Dichas Leyes fueron consecuencia pol�tica y jur�dica del serm�n pronunciado por
Fray Antonio de Montesinos en la isla de Santo Domingo, el cuarto domingo de
Adviento de 1511, y en el cual se planteaba la cuesti�n �tica de la conquista, de
la condici�n humana de los ind�genas y su sentido de libertad intr�nseco a dicha
condici�n. Fue esta la primera vez que la Corona convoc� a te�logos y juristas para
que le aconsejaran sobre el problema del Nuevo Mundo.
Constaban de 35 art�culos y como resumen, sobre los indios dec�an: Los indios son
libres y deben ser tratados como tales, seg�n ordenan los Reyes. Han de ser
instruidos en la fe, como mandan las bulas pontificias. Tienen obligaci�n de
trabajar, sin que ello estorbe a su educaci�n en la fe, y de modo que sea de
provecho para ellos y para la rep�blica. El trabajo debe ser conforme a su
constituci�n, de modo que lo puedan soportar, y ha de ir acompa�ado de sus horas de
distracci�n y de descanso. Han de tener casas y haciendas propias, y deben tener
tiempo para dedicarlas a su cultivo y mantenimiento. Han de tener contacto y
comunicaci�n con los cristianos y deben de recibir un salario justo por su trabajo.
En 1518 una ley estableci� ya �que s�lo podr�n ser encomendados aquellos indios que
no tengan recursos suficientes para ganarse la vida, as� como que en el momento en
que fuesen capaces de valerse por s� mismos habr�an de cesar� en este r�gimen.
Pero dado que, pese a las limitaciones fijadas desde Espa�a, en muchas ocasiones se
recurr�a a las armas sin que hiciese falta, una Real Orden de 1526 impuso en todas
las expediciones militares la compa��a de sacerdotes con el fin de poner fin a los
abusos.
La Real C�dula del Emperador del 27 de noviembre de 1543, ordenaba a los virreyes,
Audiencias y gobernadores que usaran de suavidad y paz para reducir a la obediencia
a los indios sublevados,�sin guerra, robos, ni muertes� y si fuere necesario
otorgarles algunas libertades o franquezas de toda especie de tributos, lo puedan
hacer y hagan�.
La Real C�dula de Carlos V, fechada en Valladolid el 31 de diciembre de 1549, que
prohib�a a toda persona de cualquier estado o condici�n hacer entradas o rancher�as
en ninguna isla, provincia o parte de las Indias, sin expresa licencia del Rey bajo
pena de muerte. Con esta severa ley se pretendi� cortar todo abuso en las
conquistas hechas bajo la responsabilidad de personas privadas.
Aunque inicialmente Felipe II se dej� presionar por los colonos del Caribe haciendo
concesiones especiales para Puerto Rico y La Espa�ola, poco m�s tarde dej� clara su
repulsa hacia la esclavitud, prohibi�ndola una vez m�s, e incluso haciendo
extensiva dicha prohibici�n a la incipiente importaci�n de esclavos negros.
Felipe II en sus Ordenanzas (13/07/1573), dec�a en su referencia a los indios: �Es
nuestra voluntad encargar a los Virreyes, Presidentes y Audiencias el cuidado de
mirar por ellos, y dar las �rdenes convenientes, para que sean amparados,
favorecidos, y sobrellevados, por lo que deseamos, que se remedien los da�os que
padecen, y vivan sin molestia, ni vejaci�n, quedando esto de un vez asentado, y
teniendo muy presentes las leyes de �sta Recopilaci�n, que les favorecen, amparan,
y defienden de cualquier agravio, y que las guarden, y hagan guardar muy
puntualmente, castigando con particular y rigurosa demostraci�n a los
transgresores. Y rogamos y encargamos a los Prelados Eclesi�sticos, que por su
parte lo procuren como verdaderos padres espirituales de esta nueva Cristiandad, y
todos los conserven en sus privilegios, y prerrogativas, y tengan en su
protecci�n�.
http://www.abc.es/sociedad/20130303/abci-leyes-indias-derechos-humanos-
201303012122.html
http://usuaris.tinet.cat/fqi_sp02/cogno_sp.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Leyes_de_Burgos