Los Ejes Transversales y La Escuela
Los Ejes Transversales y La Escuela
Los Ejes Transversales y La Escuela
En este sentido, las concepciones en torno a la idea global del currículum se señalan
desde la integración y la flexibilidad en los contenidos, como señala Stenhouse (1991)
el currículo se inscribe delineando la indagación, que puede ser vista como un recurso para
para estudiar los efectos de la enseñanza, sobre todo en la resolución de problemas. Por
tanto, se observar al currículum, como un tratado teórico de todo lo que sucede en la acción
educativa, asumiendo que sus extensiones y variables convergen en un proyecto que
establece mecanismos de flexibilidad que inciden en las nociones generales que
determinan la práctica educativa como un elemento de causa para la resolución de
problemas en el aula.
De esta forma, el proceso del diseño curricular se especifica por centrarse en la escuela,
admitiendo la intervención en el ajuste tanto de los contenidos propuestos en los planes y
programas –currículo prescrito– como de los distintos procesos de apropiación de los
conocimientos, permitiendo retomar los distintos entornos culturales y sociales que
encuadra la acción educativa. Asimismo, el logro del conceso en la delineación del
currículum, consentirá entre los actores involucrados en la comunidad educativa, estar
informados y por lo que buscarán cambios en las actitudes para un mejor desempeño, esto
de acuerdo a los compromisos previamente adquiridos.
1
Para Jodelet (1993) la representación social; son imágenes, significados, referencias, categorías que nos permiten,
comprender, interpretar, clasificar, hechos, fenómenos y personas que tienen algún vínculo con nosotros mismos.
2
Podríamos entender el currículum oculto como el conjunto de normas, actitudes, expectativas, creencias y prácticas que se
instala de forma inconsciente en las estructuras y el funcionamiento de las instituciones y en el establecimiento y desarroll o
de la cultura de las mismas.
Por tanto, la clasificación de los contenidos se reflejará de forma decisiva en el
proyecto educativo de la escuela, donde los ejes transversales y su implementación
definirán su realidad, punteando en los valores, actitudes y comportamientos de los
actores involucrados, con “la puesta en práctica de acciones que interfieran en el
funcionamiento, la organización y la estructura de toda la comunidad de la escuela”
(Allende, 1993), así, las actitudes que puedan incidir en la escuela dependerá la
elaboración, organización y aplicación de una propuesta curricular que permita
agregar de forma seria la perspectiva transversal – de forma sincrónica y diacrónica
– en todo el proyecto educativo.
Con este tenor, el debate entre la teoría de la reproducción y el surgimiento del currículo
oculto3, el cual se muestra no explicito pero resulta real, se hace tácito en las formas de
socialización como un proceso de adaptación a la sociedad, pese a que no está dentro de
la organización curricular, se orienta a la reproducción porque se apoya de la autoridad del
maestro, además, se relacionan con tareas que no se pueden controlar en su
intencionalidad dentro de la acción educativa, aunque su certidumbre es innegable.
Asimismo, los métodos utilizados en las prácticas educativas ponen a la cultura como un
proceso de interacción o de diálogo que busca en sí mismo, darles sentido y significado a
los conocimientos culturales situados. Así, para el funcionamiento de las instituciones
educativas al interior del grupo cultual, se debe razonar sobre el uso de los valores y la
concepción de mundo como parte del currículo oculto, donde la cultura sea el hilo articulador
de dialogo intercultural y la interacción social entre lo propio y lo ajeno.
Esto es, si el currículum establece la percepción sobre el otro, pueden surgir relaciones que
ayudan a la reconstrucción de sentido y significados de sus prácticas culturales a través de
procesos de interacción social. Si retomamos el juicio sobre la transversalidad, es posible
que los contenidos que se aborden desde el currículo oculto atravesaría todas las
asignaturas y actividades explicitas, donde la acción pedagógica se alcanzaría distinguir
como un conjunto de representaciones sociales. Así, en el currículo oculto de la educación
3
El concepto de “currículum oculto”, fue acuñado por Jackson P. (1992) se considera en la enseñanza una aportación no intencionada, por
tanto, imprevisibles para los maestros y los alumnos, sin embargo, muestran una estrecha relación con la socialización de los sujetos
reafirmando las actitudes y los valores culturales y sociales. Jackson, P. (1992). La vida en las aulas. Madrid: Morata.
intercultural debe contemplarse la interculturalidad, para que prevalezca el diálogo y la
interacción respetuosa entre las culturas, donde la diversidad cultural sea el punto de
análisis para la creación de los contenidos educativos. Es decir, que se deben tomar en
cuenta el respeto a las diferencias tanto personales como culturales, así como el
consentimiento libre para el ejercicio y desarrollo de prácticas pedagógicas interculturales.
Lo anterior puede ser fundamental para centrar la diversidad cultural en los contenidos
curriculares, bajo el argumento, que la escuela aporta una serie de elementos culturales
que sitúan la acción educativa como productora y reproductora de la cultura. Esto con
propósito de romper con la inercia de la homogenización cultural propuesta desde la
oficialización de la cultura dominante, ante el desconocimiento de la cultura, la historia, la
organización social y cosmovisión de las minorías étnicas. Por tanto, los planes y programas
de estudio deben reconocer y aceptar la diversidad cultural como positiva y enriquecedora
donde el reconociendo de las diferencias se expliciten de forma reflexivas en los contenidos
planificados por el profesor con el fin de razonar y entender sobre los prejuicios y los
estereotipos creados con relación a los grupos culturales nativos.
Si bien, las reformas educativas han propiciado cambios en los diseños curriculares
existentes, algunos elementos como la diversidad cultural no ha sido tomada en cuenta en
los programas educativos, sin embargo, se divisa desde un marco asimilacionista, por
suscitar un proceso de acomodación cultural hegemónico, ignorando las diferencias,
asimismo, se determina como compensatorio, puesto que aunque no deja de ser
asimilacionista, sigue dándole preponderancia a los procesos de intervención pedagógica
como prácticas consignadas para “lo y los otros”.
Temas transversales en el currículum
Esteban Frades ( 1996) esgrime los argumentos que emplean para defender
un modelo educativo integral donde se incluyen los temas transversales que la
siguiente forma;
Recogiendo estas previas Rodríguez Rojo (1995) señala, entre otros que los
rasgos esenciales que los temas transversales que puedan concretar en:
Ayuda a definir las señas de identidad del centro a través del proyecto
educativo donde se establecen los temas transversales a trabajar,
desembocando en una asunción de una identidad y singularidad propia.
Por otra parte, éstos actúan como síntesis de todas las cuestiones a tratar en
el proceso educativo, influenciado, por el continuo dinamismo al que se ve
sometida la sociedad actual donde está inmerso.
Para todo ello, hay que seleccionar y secuenciar los objetivos que se refieran a
las capacidades requeridas para conseguir los aprendizajes transversales que
se hayan considerado prioritarios en la PEC y enriquecerlo o matizarlo según
las necesidades detectadas en el alumno del centro.
Para llevar a cabo las secuencias de los objetivos generales –etapa o de área-
se deberán realizar los siguientes consideraciones (Reyzábal, 1994).
Buscar relación de los contenidos con otros, dentro de una misma área y entre
los de ésta cono otras.
1.- CURRÍCULO
Estos son los puntos a tomar en cuenta, sobre las consideraciones del
currículum. Por lo que el diseño curricular y la articulación curricular debe ser en
todo momento susceptibles de evaluación: una evaluación curricular, que pueda
responder a todas las demandas, debe ser concebida y planeada desde el
principio mismo de la elección del currículum. En este caso se ha tornado el
modelo puesto por la corriente crítica.
Fullan (1998, p. 68) señalaba que para reformar la formación docente sería
necesario generar una base de conocimiento mayor para la docencia y atraer
estudiantes capaces, diversos y comprometidos con la profesión. Para alcanzar
esos objetivos, el autor planteaba rediseñar los programas de formación para
fortalecer los vínculos entre las artes y las ciencias y entre la teoría y la práctica;
Pero este enfoque no sólo tiene dificultades en su aplicación al campo educativo, dado
que como hemos visto no está claro su significado, sino que también presenta una
desarticulación entre los niveles de competencia general y competencias específicas5,
con lo que éstas últimas terminan derivando fácilmente en objetivos de
comportamiento (teoría curricular por objetivos).
d) Saber algo sobre un proceso (el qué), no significa poder generarlo y realizarlo
(saber cómo). Comprender y explicar la génesis y evolución de un fenómeno
(conocimiento del por qué) tampoco es lo mismo que saber producirlo. No es
suficiente para hacerlo si sólo tenemos la explicación. Profundizar en este
saber producir competencia en los sujetos requiere mucha investigación ligada a
programas de innovación en los que poder experimentar.
Por otro lado, hay que admitir que la escuela no es realmente ajena a las
competencias. Tanto la escuela elemental, como la formación profesional y algunas
disciplinas desarrollan competencias. Hay disciplinas que se centran mucho en el
hacer, por ejemplo la educación física, la educación artística, la educación tecnológica
y las lenguas extranjeras. El tema de las competencias no es una invención actual.
Ahora de lo que se trata es de reforzar las competencias, en particular en los campos
que tradicionalmente se centraron en los conocimientos disciplinarios y descuidaron su
aplicación.
Las reformas en curso constituirán "una primera aproximación", pero serán necesarias
varias reformas más para que generaciones sucesivas de profesores y responsables
escolares logren llevar a cabo la propuesta de las competencias. Por eso es importante
garantizar la adhesión a la propuesta desde un principio y tomarse el tiempo
necesario. El enfoque por competencias choca con el obstáculo insuperable del corto
plazo. Esta es una empresa de larga duración y la manera más segura de matar una
reforma, es querer hacer las cosas "inmediatamente".
Mientras no se esté convencido de que este enfoque de las competencias es una buena
idea, nadie se moverá. Muchos profesores abordan las reformas con una postura
escéptica pensando que eso traerá una reducción del nivel, que sacrifican el
conocimiento, que vuelven la espalda a la cultura o que son invenciones de algunos
tecnócratas tendenciosos. Estas representaciones sirven como razones válidas para no
actuar.
Una pedagogía de las competencias pasa por situaciones y proyectos que el profesor
va a proponer a los alumnos, a menos que ellos mismos los aporten. En todos los
casos, tal pedagogía debe, en parte, basarse en la realidad de los alumnos. Parte del
principio de que es necesario enfrentarlos a menudo a situaciones a la vez similares y
diferentes para que, poco a poco, aprendan a movilizar los conocimientos, los
métodos, las técnicas y las herramientas pertinentes. Es un planteamiento pedagógico
a la vez simple en principio y difícil de aplicar, porque exige tiempo y continuidad. El
profesor debe apropiarse los principios de una pedagogía de las competencias e
inventar, en función de su disciplina y su grupo, las gestiones correspondientes. Podrá
inspirarse en lo que hacen otros profesores, pero esta pedagogía requiere una
inversión importante de imaginación didáctica (Perrenoud, 1999).
Enseñanza y aprendizaje de las competencias
Para tener un buen conocimiento del proceso que siguen los alumnos, es esencial que
los métodos de enseñanza tengan un enfoque abierto que ofrezca información continua
de cómo están siendo competentes, ya que en una metodología cerrada, donde los
alumnos dan respuestas únicamente al final de un bloque temático, es imposible tener
información de los procesos de aprendizaje que están siguiendo. Es preciso una
enseñanza en la que los alumnos puedan producir y comunicar mensajes de forma
constante, de suerte que el docente, a partir de este conocimiento, pueda ofrecerles
oportunamente los apoyos que requieren para mejorar su nivel de competencia
(Zabala y Arnau, 2008).