Aculturación en El Brasil
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Aculturación en El Brasil
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26 / SEPTIEMBRE / 2019
Cabe aclarar que en este artículo, Fajardo habla de la sociedad colonizadora y las
empresas comerciales, preocupadas por la participación de los indígenas en el
proceso de producción como un ente secundario opacado por la solidez y la
militancia de la compañía de Jesús. Señala que aunque entre estas dos
autoridades había contradicciones, ambas perspectivas lograban coincidir en
querer incorporar a los indígenas en su propia cultura.
Los Tapuia, al vivir en una región con poca vegetación, tenían pocas posibilidades
para cultivar. En cambio, los Tupinamba pudieron sacar provecho de las
condiciones selváticas en las que convivían, facilitando en gran medida la
producción de diferentes alimentos de sus cosechas en cultivos realizados con el
método de la “coivara”, -que el autor menciona como un sistema que empobrece
el suelo- y de mariscos y pescado, además de las ventajas que este medio ofrecía
para tener una tecnología más avanzada con un suministro de artefactos para la
pesca, la caza, la guerra y las labores domésticas.
Ahora bien, como propósitos para la colonización, Fajardo realiza una cita donde
se explica que, primero que todo, “la política económica europea asumió
diferentes patrones, de acuerdo a las condiciones de las áreas ocupadas” (Como
se cita en Fajardo: 1970, p. 15), siendo las cuestiones culturales y geográficas las
que determinaban el proceder de las empresas coloniales, al igual que el de la
institución eclesiástica. La nueva organización económica se dividía en la colonia
granjera y de explotación, teniendo esta última como fin la acumulación de riqueza
a costa de la esclavitud de los indígenas y en su mayoría africanos importados por
la casi inexistencia de los indígenas por su poca capacidad para laborar.
Más concretamente, el autor hace un énfasis en que la labor de los jesuitas estaba
mayoritariamente vinculada al sistema administrativo colonial y como ya se
mencionó renglones antes, la iglesia tenía mayor militancia en lo que respectaba
la “capacitación” de los aborígenes. Fajardo plantea que los misioneros buscaron
convertir a los indígenas al cristianismo mediante “sistemas de catequesis” y que
lo hicieron bajo la estrategia de reconocer el entorno visitando las aldeas y
acercándose a los niños para que los adultos en medio de su curiosidad, se fueran
acercando espontáneamente. De esta manera, los comenzaron a concentrar en
aldeas para introducir lo que era la enseñanza metódica con el catecismo
difundido mediante la enseñanza diaria. Además, el autor mencionaba que los
niños eran el objetivo principal en el proceso de evangelización.
Sin embargo, el autor expresa que el éxito que la administración eclesiástica tuvo
durante los primeros cincuenta años no se siguió manteniendo y que la
“aculturación” fue derrumbada antes de dar sus frutos, pues la expansión colonial
impactó fuertemente en las aldeas en cuanto a que los colonos no quisieron seguir
esperando la “capacitación” de la mano de obra que necesitaban para su
organización económica.
Por todo lo anterior, se puede decir que Fajardo proporciona una visión amplia del
proceso de incorporación del cristianismo en los Tupinamba. Sin embargo, siento
que da una definición a grandes rasgos de lo que es la organización social de este
pueblo y no lo contrasta con el desarrollo de la conversión como un punto
facilitador o distorsionador de este. El autor habla de aculturación, pero no tiene en
cuenta que si tiene por significado la asimilación de una cultura dentro de otra,
debía también mencionar aspectos de la cultura portuguesa que vayan más allá
de que practicaban el cristianismo. Por otro lado, el artículo estuvo muy bien
apoyado con citas de académicos de diversas ramas del conocimiento:
antropología, sociología, filosofía, historia, entre otras, por documentos históricos
de Brasil y las cartas de uno de los misioneros jesuitas, que aportó veracidad al
artículo.