Interferencias Influencia de Otros Medio PDF
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Departamento de Pintura
TESIS DOCTORAL
PRESENTADA POR
Directores
Víctor Fernández-Zarza
Juan Martínez Moro
Madrid, 2016
TESIS DOCTORAL
DIRECCIÓN
Víctor Fernández-Zarza
CODIRECCIÓN
Madrid, 2015
A la memoria de mi amigo Jorge Gutiérrez
Agradecimientos
y, en definitiva, a todas las personas que, dentro y fuera del ámbito académico,
han compartido a mi lado los diferentes momentos del recorrido
que ha supuesto la confección del presente trabajo.
GRACIAS
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN ……………………………………….………………………………………………………………..27
2.2.- LO NO PURO Y LO IMPURO DESPUÉS DEL FIN DEL ARTE. ............................................. 204
BIBLIOGRAFÍA…….……………………….…….………….………………………………………………………….631
ENSAYOS Y MONOGRAFÍAS ................................................................................................... 631
Título:
INTERFERENCIAS:
Introducción:
Es por ello que, en función de mostrar cómo se ha producido ese desarrollo, se haya
escogido hablar de los medios icónicos para comprobar cómo han afectado a los
planteamientos estéticos de la pintura. En ese sentido podemos afirmar, junto con Walter
Benjamin, que existe cierto determinismo tecnológico que nos condiciona y hace cambiar
nuestra forma de acercarnos a las disciplinas, lo que acerca al arte de cada época a los modos
de producción propios de ella.
Observando el contexto actual nos vemos rodeados por dispositivos que generan una
ingente cantidad de imágenes de manera instantánea. Todo ello establece un fuerte contraste
que, necesariamente, nos lleva a reposicionar y re-articular el concepto y la práctica de la
pintura, un arte que tradicionalmente se ha entendido como un proceso lento de producción
icónica.
Síntesis:
El cuerpo teórico del presente trabajo de investigación ofrece una visión panorámica de
la situación de la pintura en contacto con los otros medios icónicos, que habitan la iconosfera y
coexisten con ella. Para su desarrollo se opta, en la primera parte, por posicionar al lector a
través de una serie de referencias, que dibujan la cartografía de la pintura en el contexto
mediático actual, tratando de enfatizar la importancia que posee éste para la praxis de la
pintura, en el sentido de las influencias que ejercen esos otros medios icónicos en la acto
creativo de ésta. Asimismo, desde todo el conjunto de confluencias entre medios que se
señalan, se hace hincapié en demostrar una esencia permanente o invariable en la pintura, a
13
INTERFERENCIAS
Conclusiones:
Al repasar cómo ha sido esta relación histórica, donde la pintura absorbe ciertos modelos
representativos del resto de medios icónicos, hemos comprobado que se van dando cambios
que originan diferenciaciones estéticas notables. Es por ello que es necesario plantearse si,
para la progresión de una actitud docente de la pintura o en la propia formación y creatividad
del artista, aparte de mirar a la propia historia de la disciplina, es conveniente mirar afuera;
hacia eso que hemos denominado, para contrastar y tratar de definir el tema a estudio, como
‘fondo de polución’: allí donde se sitúa el ‘ruido visual’ provocado por el resto de medios
icónicos que coexisten en la densa y saturada iconosfera actual.
14
RESUMEN / ABSTRACT
Title:
INTERFERENCES:
Introduction:
Painting is an activity that goes with us from the beginning of humanity, like a primary
expression that intermediate between the person and the ‘reality’, in order to establish
connections with it, to translate it, to understand it… If we look at the vector which advances
from those first manifestations to them more present-day, summing up, we can affirm that
‘we are the same of Altamira but with more médiums’. Hence the importance that the
medium have, so much iconic as in relation to the extensions of the human being, for the
evolution of painting and its concept.
It’s for this reason, in terms of showing how this development has taken place, it had
been chosen talking about the iconic mediums to check how they have affected to the
aesthetics proposals of painting. In that connection, we can affirm, along with Walter
Benjamin, that exist certain technological determinism that conditions us and makes change
our way to bring near disciplines, what approachs the art of every era to the production
methods own of it.
Synthesis:
The present research work's theoretic body offers a panoramic vision of the situation of
painting in touch with the other iconic mediums, that inhabit the iconosphere and coexist with
its. For its development we chosen, in the first part, to positioning the reader through a series
of references, that draw the cartography of painting in the media present-day context, trying
from emphasizing the importance that this have for the painting activity, in the sense way of
the influences that those other iconic mediums exert in the creative act of it. In the same way,
from all the set of confluences between mediums that we indicated, we do demand in
demonstrating a permanent or invariable essence in painting, in spite of the different
conceptions and approximations that the media influences cause, that we have denominated
like ‘the pictorial’. For it, to start, we explain the reasons that cause observing the situation
from the perspective of the interference, concept that is articulated in relation to the pictorial
vision that guides the total research.
15
INTERFERENCIAS
gone rising for part of the Studies of visual culture, so that is why we offer an especial
attention to the analysis and the explanation of all those relative issues to the image. Equally,
for this reason, we point out all in verify how the progressive iconic mediatization of the
society has provoked a new sensibility that affects the approach than, so much artist like
public, they have toward the painting in the present moment.
While the first part tries to focus the reader in some references of a bigger theoretic
character and weight, the second part does echo of media teaching that painting has
experimented from the appearing of the engraving, for this reason it’s fraught with a multitude
of practice examples that demonstrate the linearity of the discourse that we want to transmit.
The above mentioned part supposes a review of all traditional iconic mediums; Engraving,
illustration, poster, graffiti, comic, photography, cinema, television, video, to get to the last
ones that the new technologies have generated.
Conclusions:
When we reviewing how this historic relation has been, where the painting absorbs
certain representational models of the rest of iconics mediums, we have verified that they go
away giving changes that to originate significant aesthetics differentiations. Therefore it’s
necessary to come into question if, for the progression of a teaching attitude of painting or in
the own formation and artist´s creativity, aside from facing the own history of discipline, it’s
convenient to look out; toward to that we have named, in order to make contrast and to try
from defining the theme of study, like ‘pollution background’: At the point where it places the
‘visual noise’ provoked by the rest of iconic mediums that coexist in the dense and saturated
present-day iconosphere.
The intention fact that establishes the media perspective in relation to painting, that
here we offer, attends to a possible ‘program of visual teaching’, that it is necessary to develop
to understand the big changes that they have caused, in the processes and conceptions of
painting, the new technologies, and, with them, the democratic access or the easy elaboration
that the spectator have in front of the image. Situation than, inevitably, push painting to look
for new ways and strategies of representation and presentation, than we have investigated in
the present research work.
16
CONTENIDO Y CARACTERÍSTICAS
Ofrecer una forma teórica a la praxis plástica, ha sido siempre una constante en el
proceder del pintor, en el sentido de tratar de reflexionar y verbalizar unos hechos que,
necesariamente, han de ubicarse en un contexto. Por ello, el presente trabajo de investigación,
nace de la necesidad de llevar al papel ciertas inquietudes, que han ido emergiendo
simultáneamente en el trabajo del estudio. Con ello se aporta un marco teórico donde se
pueden analizar los procesos desarrollados por diferentes artistas, que trabajan en la onda de
la idea de esta investigación. Esto posibilitará cartografiar la situación de la pintura
contemporánea y orientarnos hacia el espíritu pictórico latente de la actualidad. Descubriendo
un conjunto de manifestaciones pictóricas que nos mostrarán sus transformaciones estéticas
buscadas, tras su confluencia con los otros medios icónicos que habitan la cultura visual.
Se produce un shock al confrontar las actuales pantallas, de las que nos vemos rodeados,
y la pintura. En ese momento, futuro y pasado se comunican produciendo una corriente
electromagnética correspondiente al híbrido que representa el presente continuo actual. Este
choque hace posicionarse a aquel que trata de analizar la situación, en un punto de equilibrio
retroprogresivo.1 Sin desechar ningún medio, pasaremos a estudiar qué pasa en el espacio que
1
La retroprogresión conjuga el avance que aporta la revolución técnico-científica, es decir: la mirada hacia los
lenguajes especializados del futuro, con la `arqueología´ de un origen trascendente de las cosas. Este doble
movimiento, pretende la creación de un `nuevo ser humano´, que se adapta ágilmente a la circunstancia sin perder
su parte mística esencial. El ingeniero, filósofo y escritor; Salvador Pániker acuñó en 1987 el concepto filosófico
‘retroprogresión’, como aproximación híbrida e interdisciplinaria que ayude a solucionar los diferentes problemas
humanos. Pániker es un pensador vitalista, aunque asume todo el nihilismo que conlleva la posmodernidad. Su
filosofía se establece como respuesta a ese nihilismo, apuntando a lo que denomina como «el arte de tenerse en
pie en la era de la complejidad y la incertidumbre». Salvador Pániker: Ensayos retroprogresivos, Barcelona: Kairós,
1987.
19
INTERFERENCIAS
intermedia entre las dos posturas y los dos tiempos, en función de asimilar el rol que ha de
desempeñar el pintor actual en la mediatizada sociedad donde se desenvuelve. Un estado
fluido de contingencias que de un modo u otro lo influyen, haciendo que su expresión pictórica
y su representación del mundo vaya variando al ritmo del devenir de los tiempos y las
manifestaciones exógenas que encuentra a su paso. Esto condiciona el proceder pictórico;
nuestra misión será dilucidar y calibrar en qué medida dichas influencias son determinantes
para la transformación y la evolución de la pintura.
Por todo ello, antes de comenzar, surge la necesidad de concretar el momento presente,
con la intención de poder explicar cómo los nuevos factores actuales nos condicionan,
transformando nuestra mirada y manera de proceder. Ello nos conducirá a atisbar su influencia
en la imagen pictórica. Es decir: en qué medida cambia los procedimientos, los procesos, la
representación, la presentación y la recepción de la pintura. Tal estrategia nos lleva a
organizar, a partir de las coordenadas que se ofrecen, la visión del estado general de la pintura
actual. Una propuesta que puede funcionar a modo de prácticas referencias, que sirvan como
puesta a punto, situándonos en el devenir de la creación pictórica actual. En este contexto,
mencionada confrontación nos ayudará a darnos cuenta de la vigencia e importancia que han
cobrado los medios icónicos en la cultura visual.
20
CONTENIDO Y CARACTERÍSTICAS
Este estudio comprobará que el pintor es un ente creativo que transporta las inquietudes
de su época a sus expresiones. Un agente que se halla condicionado y ‘contaminado’ por su
entorno, consciente o inconscientemente, pudiéndose destacar, en este punto, diferentes
grados, casi indefinibles por la subjetividad que conllevan, de influencia, inspiración, etc.,
cuestiones que iremos desgranando con el acercamiento a la manera que cada artista tiene de
afrontar su relación concreta con la realidad, los diferentes medios y su traducción expresiva.
Esto nos conduce a establecer que: para conocer la pintura actual, debemos antes saber el
momento paradigmático en que se encuentra el ser humano. Esto nos situará en un
‘radicante’4 presente absoluto inabarcable y tendente a la aspiración enciclopedia de su
paradójica incompletitud.
B.- JUSTIFICACIÓN
B1.- Interés de la investigación
3
El maquinismo es un concepto histórico que nace con la Revolución industrial, que conlleva la introducción de
maquinaria en sustitución de la mano de obra. El impacto que provocó este proceso, tuvo una gran repercusión en
todos los estratos sociales, lo que irá modificando las condiciones de vida diaria del individuo, algo que llevó a los
círculos culturales de finales del siglo XIX y principios del XX hacia la reflexión acerca de mencionado fenómeno.
4
Que produce raíces o es capaz de producirlas. Se dice del tallo rastrero que echa raíces en los nudos que están en
contacto con el suelo y arraiga en él hacia todas las direcciones, a modo de enredadera que se adapta y transforma
según el suelo que los recibe. Está relacionado con el concepto de rizoma. Nicolas Bourriaud desarrolla este
concepto en relación a Arte. Nicolas Bourriuaud: Radicante, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2009.
21
INTERFERENCIAS
Podemos comprobar que la aparición de otros medios icónicos deriva en una convivencia
fructífera, una renovación de la representación y la presentación de la imagen pictórica, que
propicia sus consecuentes estéticas diferenciadas. Un trayecto que igualmente ejerce de
condicionante para que la pintura encuentre su esencia, un espíritu permanente, en el
concepto de lo pictórico, del que será necesario descubrir sus claves.
«El hombre piensa porque tiene manos», dijo Anaxágoras. La habilidad y la destreza, han
sido condicionantes básicos que han posibilitado la evolución intelectual del ser humano. La
pintura desde el principio ha mantenido esa dicotomía, que la ha hecho oscilar entre lo manual
y la ampliación reflexiva. «La pintura es una cosa mental», diría Leonardo da Vinci respecto a
ésta. La técnica y la tecnología han evolucionado al ritmo que lo ha ido haciendo el ser
humano. Cuando Marshall McLuhan habla de los medios como extensiones del ser humano, de
algún modo indica que las manos, ahora, se ven sustituidas por unas extensiones que
posibilitarán una mayor progresión en el pensamiento humano. Si podemos llegar a asistir a la
práctica pictórica, sin rechazar toda la herencia que nos lega su historia, con estas nuevas
‘extensiones’, estaremos encontrando una salida que renueve su praxis.
Aunque el estudio del tema propuesto responde a un amplio campo, al que pueden
añadirse infinidad de visiones y reflexiones, la elección del tema responde a la idea de ver la
situación actual de la pintura desde el fenómeno de interferencia, como teoría holística. Una
compilación no enciclopédica, en el sentido de catalogación, que surge como demostración,
con hechos fehacientes provenientes del campo teórico y de la práctica artística, de la realidad
interferente aludida, ofreciendo las claves que nos hagan comprobar por qué esto es así. En
relación a esto el tema es elegido por las siguientes razones:
22
CONTENIDO Y CARACTERÍSTICAS
El cuerpo sin órganos se opone menos a los órganos que a esa organización de los órganos que se
llama organismo. Es un cuerpo intenso, intensivo. Está recorrido por una onda que traza en el
cuerpo niveles o umbrales según la variación de su amplitud. Así pues, el cuerpo no tiene
5
órganos, pero sí umbrales o niveles.
Es decir que: nuestra ‘figura’, el ‘cuerpo de la pintura’, ya no tiene ‘órganos’, sólo una
onda (que interfiere), que ‘traza en el cuerpo niveles o umbrales según la variación de su
amplitud’. Por esto mismo se escoge el tema propuesto: ‘el cuerpo de la pintura’ se ha diluido
pero no ha desaparecido en realidad, aunque su cuerpo no sea como el que estábamos
acostumbrados a ver sigue estando ahí, sigue estando presente pues sus ‘órganos’ han sido
sustituidos por ondas. Es por ello que nuestra misión será atender a esas ondas, en función del
análisis de los diferentes umbrales o niveles de interferencia.
Dado que, como decimos, el acto de catalogación enciclopédica sólo representaría una
muestra ejemplar inabarcable, la presente tesis pretende trazar un diagrama conceptual de la
situación, un mapa mental de la reflexión acerca de la pintura actual. Sin duda, para ello, en
muchas ocasiones tendremos que remitirnos a alegorías, ver una cosa por otra, para que el
mecanismo reflexivo siga funcionando, en el objetivo de la descripción de todos aquellos
rasgos que demandemos necesarios.
5
Guilles Deleuze: Francis Bacon. Lógica de la sensación, Madrid: Arena Libros, 2002, p. 51.
23
INTERFERENCIAS
hablábamos de ver una cosa por otra, sustituir metonímicamente será la fórmula que definirá
el campo de investigación, lo que supondrá una prueba palpable –el que así pueda suceder–
de la íntima e incontrovertible relación que hay establecida entre ella y el resto de fuentes
icónicas.
Dado que tangencialmente son infinidad de aspectos los que tocan a nuestro trabajo,
habrá que discriminar en el intento de configurar unos límites razonables. Habrá que hacer
pasar por nuestro tamiz sólo aquellas cuestiones que se consideren más relevantes, que
incluyan aquello que también es susceptible de ulterior ampliación.
La cuestión que aquí se plantea, la interferencia como fuerza generatriz, de los préstamos
que otros medios icónicos depositan en la pintura, resulta un tema atractivo desde el
momento en que pensamos que, aunque existan muchos estudios concretos y puntuales
relacionados con el tema, nunca se ha visto del modo que lo planteamos, tratando de ofrecer
un compendio unificado. En ese sentido existe un amplio terreno por investigar en el tema en
cuestión, pues, tal y como se plantea, no consiste en encerrarse en la disciplina y ver la
situación sólo desde ahí, sino desatascar la situación a base de vicisitudes contingentes, que
otros medios icónicos aportan para posibilitar la experimentación y enriquecer el lenguaje
pictórico. Quizás se haga necesario verbalizar una nueva dimensión de la pintura más allá de la
pintura, como ‘metapintura’ si es preciso, y que así comience a hablar de nuevo, si es que lo
había dejado de hacer a causa de su, planteada por el plano de la crítica, muerte. Un debate,
alentado por Arthur C. Danto, entre otros teóricos, que atiende a una óptica historicista del
arte, que acabará por desembocar en la diferenciación entre el arte moderno y posmoderno,
24
CONTENIDO Y CARACTERÍSTICAS
Muchos autores se han preocupado en estudiar la relación entre medios, aquello que
posibilita la hibridación entre disciplinas y su concepción como ‘campo expandido’, concepto
que debemos a Rosalind Krauss. Cuestiones que trataremos de aprovechar en el trabajo
propuesto, desgranándolas para reunirlas en una lectura concreta que nos acerque a una
visión amplia de la práctica pictórica. De un modo somero, desde la aparición del ensayo de
Walter Benjamin en 1936, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, ha
habido un creciente interés por lo que suponían las cuestiones relativas al original y la copia, y
a la perdida mayor o menor del aura de la obra de arte. Más tarde, con la explosión de los
medios de comunicación de masas, surgió un creciente interés por hablar del medio, lo que
éste suponía y su alcance. Máximo exponente de estas investigaciones es Marshall McLuhan
quien, con su libro de 1964 Comprender los medios de comunicación, hace famoso su
celebérrimo aforismo: «El medio es el mensaje». Más tarde, en nuestro entorno cercano,
surge una figura clave que retomará el tema de la reproductibilidad del arte y los medios
mirando al futuro, nos referimos a José Luis Brea, que con su libro de 2002 La era postmedia.
Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales, nos pone en tela de
juicio el papel de los medios en la época posthistórica del arte presente. La conjunción de
estos tres pilares básicos, a grandes rasgos, suponen el punto de origen inicial que ha de
comprender la siguiente investigación para situarse en la actualidad, en relación con los
nuevos medios icónicos, a la vez de hacer una mirada retrospectiva desde el presente, con el
objetivo de tocar aquellas cuestiones fundamentales que siempre han interesado a la pintura.
25
INTERFERENCIAS
Por ello, la forma de proceder que vamos a conllevar escinde nuestra investigación en
dos bloques generales. Un primer bloque que corresponde al capítulo 1 y 2, de carácter más
teórico, donde, a partir de fuentes de la teoría del arte, teoría de la comunicación y la filosofía,
se analiza la situación que da pie al momento presente. Y un segundo bloque de carácter más
práctico, que aúnan los capítulos 3 y 4, donde se analizan, de manera específica, las relaciones
establecidas entre los diferentes medios icónicos y la pintura, desde el análisis de las
diferentes obras pictóricas que sirven de ejemplo. Para acabar, se ofrecerá un capítulo de
conclusiones generales en clave estética y un anexo, donde se muestra la traducción práctica
personal del tesinando.
26
INTRODUCCIÓN
Leo Steinberg
Representaciones que encontramos en otros medios, que nos remiten a otros espacios y
a otras técnicas de reproducción, se van inmiscuyendo sin que casi nos demos cuenta,
conformando nuestro imaginario, como espejo de nuestros deseos o aspiraciones. El mismo
hecho de reflexionar sobre lo que supone tomar una simple fotografía, para la construcción de
una representación pictórica, comienza a llevarnos a un cuestionamiento sobre la situación de
la pintura en relación al resto de medios icónicos. Ello nos hace preguntarnos si esa
construcción pictórica sigue siendo válida y posee vigencia, o de qué forma podemos hacer
para que así sea. Una acción que, apartándonos momentáneamente de la pintura, nos lleva a
pensar sobre la naturaleza específica de cada medio, que puede entrar a confluir con ella.
Comprobar de qué modo, el entrar en contacto con ese otro medio externo, hace variar la
estética final de la obra. Todo ello lleva a razonar que, efectivamente, la naturaleza del
imaginario que el pintor selecciona para confeccionar sus imágenes condiciona en gran medida
la estética resultante de éstas, por lo que el paso siguiente es mirar afuera: a aquellos autores
que en su proceso implican o integran imágenes que provienen de otros medios icónicos
exteriores a la pintura. A través de este paso, podemos darnos cuenta de que en las obras de
los artistas a los que se alude late el sentir general de su época. De esta forma, de lo concreto
que puede suponer un primer acercamiento a la actividad pictórica, podemos llegar a la
complejidad de otros comportamientos que desarrollan artistas que vibran en esta misma
6
J. Lipman y R. Marshall: Art About Art, intr. de L. Steinberg, Nueva York, Dutton, 1976, p. 9, citado por W.J.T.
Mitchell: Teoría de la imagen. Ensayos sobre representación verbal y visual, Madrid: Akal, 2009, p. 40
29
INTERFERENCIAS
onda interferencial que proponemos. Un hecho al que es conveniente dar forma teórica;
reunir todas aquellas ideas que en un primer momento pueden aparecer dispersas, para
ordenarlas y ofrecerlas en o dentro de un marco conceptual que pueda dar cabida a toda esa
clase de procesos pictóricos.
Anterior a la aparición de los medios de masas, que hacen accesibles las imágenes,
difundiéndolas entre el mayor número de personas, tenemos que ser conscientes de dónde
empezó todo este proceso de proliferación icónica. Tal evolución hacia la reproducción
mecánica de la imagen comienza con el grabado y la imprenta, a lo que seguirá el cartel, la
publicidad, la prensa, fotografía, cine, televisión, etc., hasta llegar a los actuales medios
tecnológicos, que ofrecen una reproducción virtual e instantánea de la imagen. Medios
actuales por los que pueden pasar todos los medios anteriores y que cuentan con un variado
repertorio de dispositivos y aplicaciones, con los que el espectador actual puede interactuar.
En este proceso histórico, que va desde el Renacimiento a la actualidad, la pintura ha pasado
de ser el medio principal en la reproducción de imágenes, a considerarse un medio más dentro
de toda esa amalgama de medios, que conviven juntos en la actualidad. Lo que da pie a
entender la pintura como un medio de expresión basado en la transformación continua del
género pictórico. Constatando que la pintura, aunque haya habido diferentes estrategias,
desde el sistema artístico-mercantil, que proclamaban su triunfo, ha sufrido cierto
desplazamiento a favor de otras disciplinas como la fotografía, la instalación o el videoarte.
Suceso que, lejos de debilitarla, ha ejercido de revulsivo para estimular los diferentes
desarrollos que ha experimentado. Una situación un tanto paradójica, y que los pintores viven
desde la intensidad de sus creaciones, que obliga a estos al constante cuestionamiento sobre
el sentido de su actividad, o si, como decíamos, podemos afirmar que la pintura, en contraste
con el resto de medios icónicos que conviven con ella en la actualidad, sigue representando un
discurso válido. Planteamientos que, en ocasiones, hacen que la práctica pictórica se conciba
desde un acercamiento fluido, no estático y alejado de las concepciones tradicionales, que
llevan al artista a saltar hacia la experimentación del concepto de lo pictórico en esos otros
medios aludidos, o haciendo guiños icónicos, desde la práctica tradicional, a ellos.
30
INTRODUCCIÓN
7
La teoría de los subconjuntos borrosos fue desarrollada por Lofti A. Zadeh en 1965. Su objetivo era representar
matemáticamente la imprecisión intrínseca de ciertas categorías de objetos. Los subconjuntos borrosos fueron
teorizados para modelar la representación humana de los conocimientos objetivamente imprecisos, a fin de poder
31
INTERFERENCIAS
mejorar los sistemas de decisión, donde su mayor aplicación se encuentra en la investigación de inteligencia
artificial. La lógica difusa de dicha teoría, se basa en lo relativo de lo observado como posición diferencial. Este tipo
de lógica toma dos valores aleatorios, pero contextualizados y referidos entre sí.
8
José Luis Brea (ed.): Estudios visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización. Madrid: Akal,
2005.
9
Plinio el Viejo, Historia Natural XXXV, citado por Victor I. Stoichita: Breve historia de la sombra, Madrid: Siruela,
1999, p. 15.
10
Ibíd.
32
INTRODUCCIÓN
Así, «el carácter primitivo de la primera operación de representación, tal y como Plinio lo
cuenta, se basa en que el origen de la imagen pictórica no sería el fruto de la observación
directa del cuerpo humano y de su representación, sino de fijar la proyección de su sombra».12
Por lo que podemos dilucidar que estamos refiriéndonos a una representación de ‘una
representación’, si podemos considerar que la proyección de una sombra es una
representación, donde ya, en la concepción de esa manera primigenia de transferir imágenes,
existe cierta influencia o intermediación que influirá en la estética de la imagen resultante.
Algo que se instaura igualmente, según el relato de Plinio, con el origen de una
conceptualización de imagen pictórica, que destilado de sus palabras podríamos definir como:
‘la presencia virtual de una ausencia real’, es decir: la aparición de la imagen como espectro
fantasmal. Su construcción asistida por una proyección externa, nos da pie a cuestionarnos la
real autonomía del medio pictórico. Con esta narración bien puede plantearse que, por un
lado, la historia de la proyección es una cuestión de génesis, autónoma, y, por otro, que en la
historia de la pintura siempre existe una influencia intrínseca rondando, que confiere cierto
grado de dependencia, incluso antes de que se constate, fehacientemente, a partir de la
proliferación de otros medios icónicos.
En el contraste que provoca confrontar la pintura con otros medios icónicos hemos de
aclarar que: mientras la mayor parte de estos medios alternativos a la pintura, avanzan por el
terreno propio de los medios de comunicación de masas en la actualidad, la pintura sigue
instalada en su lugar de origen como medio de expresión. Esto quiere decir que: más que un
medio de comunicación, supone un medio de transmisión. Diferencia, entre comunicación y
transmisión, que aclara muy bien Regis Debray en su libro Introducción a la mediología, donde
nos indica que «comunicar es el momento de un proceso que será más largo y el fragmento de
un conjunto más vasto, que denominaremos, convencionalmente, transmisión».13 Así pues,
como menciona el autor: «agruparemos bajo el término de transmisión todo lo que tenga que
ver con la dinámica de la memoria colectiva; y bajo el término de comunicación, la circulación
de la información en un momento dado».14 Nos ha de quedar claro, por tanto, que la
comunicación posee un horizonte sociológico y la transmisión un horizonte histórico. Algo que
11
Ibíd.
12
Ibíd., p. 16.
13
Regis Debray, Introducción a la mediología, Barcelona: Paidós, 2001, p. 15.
14
Ibíd.
33
INTERFERENCIAS
Que la pintura siga siendo un arte, dentro de esta densa iconosfera, podemos constatarlo
con la lectura de La Pintura como Arte, donde Richard Wollheim confronta la teoría
institucional; aquella de los representantes del mundo del Arte que dan su visto bueno, con la
que objeta que para que una pintura sea considerada obra de Arte ha de poseer unas
cualidades intrínsecas. Todas estas situaciones nos plantearán situaciones conflictivas que
aclararemos, desde un momento promiscuo en el que proliferan las pantallas: la del televisor,
la del ordenador, la del teléfono móvil, la del ipad, etc., incrementándose la velocidad
referencial. Este ‘estar rodeados’ por pantallas lleva a una sensación y experimentación del
mundo actual, que hemos titulado genéricamente como ‘interferencias’. Un ‘efecto pantalla’
que, en pintura, comenzará a ensayarse, si bien puede haber ejemplos anteriores, en el
cubismo, con el abatimiento del espacio pictórico hacia el plano del cuadro. Intrusiones
icónicas que, en la actualidad, multiplican nuestra dimensión espacial, como pretendía acercar
el mencionado movimiento, que experimentamos y vamos asimilando cada vez con mayor
naturalidad, en una sociedad que va mutando al ritmo que marcan los progresos tecnológicos.
Atmosfera que creará una tendencia progresiva al mestizaje, la hibridación, la
interdisciplinareidad, etc. Ondas de diferente procedencia que se encontrarán en un mismo
plano de representación. De ahí que ese término genérico más propicio sea el señalado.
Siendo la mayor o menor dificultad en la transmisión del mensaje pictórico, producto de las
distintas interferencias que entran a formar parte de la representación. En aplicación a esto, la
definición física de interferencia establece un fenómeno en el que dos o más ondas se
superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud, lo que produce
aleatoriamente un aumento, disminución o neutralización del movimiento vibratorio. Este
comportamiento, acoplado alegóricamente a la pintura influenciada por los medios, nos
llevará a diferenciar y calibrar las diversas ‘ondas’ que forman la imagen de la pintura.
Sin duda, un texto clave de partida que posibilita comprobar los efectos que, en el arte,
han causado los medios de reproducción mecánica de la imagen, es La obra de Arte en la
época de su reproductibilidad técnica, de 1936, donde Walter Benjamin analiza cómo la
reproducción de la imagen destruye progresivamente el concepto de original, con lo cual la
obra de arte va perdiendo parte de su aura, provocando que su valor no pueda ser calibrado.
Texto que trata de un arte incapaz ya de apartarse de la técnica y las implicaciones sociales y
políticas que ello conlleva, mientras sigue tratando de reflejar, como siempre lo hizo, ese
concepto tan abstracto al que llamamos realidad, como dice Benjamin: «despojada de todo
aparato, la realidad es en este caso sobremanera artificial, y en el país de la técnica la visión de
la realidad inmediata se ha convertido en una flor imposible».15 Lo que significa que la
mediación es ya inevitable. Quizá más para aquellos medios como la fotografía o el cine, donde
el propio aparato técnico se halla entre lo real y el instrumento que capta ese fenómeno, que
en la pintura, donde parte de su práctica sigue utilizando el instrumental técnico de antaño.
Dicha intermediación de la que se da cuenta Benjamin, provoca la pérdida de la experiencia
15
Walter Benjamin: La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, en Discurso interrumpidos I,
Filosofía del arte y de la historia, Buenos Aires, Ed. Taurus, 1989, p.43.
34
INTRODUCCIÓN
directa con lo real, lo que nos hace reflexionar sobre qué es la realidad, su alcance, su
experimentación y su traducción-expresión. Ese proceso de tecnificación que comenta
Benjamin democratiza, de algún modo, el acceso a la práctica artística. Llega un momento
donde parece que, al hilo de aquellas formulaciones que cristalizara Joseph Beuys en Cada
hombre un artista, aunque posiblemente no sea tal cual como su autor lo soñara, es el propio
espectador el que intermedia y forma parte activa del proceso creativo, o de la estrategia que
propone el artista.
35
1.- CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
37
INTERFERENCIAS
angular desde donde enfocar dichas transformaciones actuales, una clave que confiera una
visión holística al estado general del individuo del Siglo XXI y, en concreto, al momento actual
de la pintura.
Aun así, ese será un debate que corresponde a las postrimerías de la presente
investigación, siendo, en primera instancia, urgente comenzar por aclarar aquellas
confrontaciones iniciales que llevan a la pintura, en contacto con otros medios icónicos, a
situaciones de ‘cambio’, producido ante el encuentro directo con otro medio. Estos conceptos,
que podemos agrupar como interferencias serán: calco o mímesis de código, que puede ser a
nivel expresivo o estructural a partir del código propio del medio, préstamo representacional,
donde se adoptan representaciones propias de otro medio, traducido como trasvases entre
medios, y error provocado que nos conduce a cierto emborronamiento o falta de nitidez, allí
donde la información visual es difícilmente descifrable. Contaminaciones visuales en las que
trataremos de profundizar durante la redacción de cada capítulo y que se corresponden
análogamente con las situaciones interferentes de las señales ondulatorias explicadas por la
física, en el sentido de refuerzo o anulación de la señal emitida.
En este punto, es propicio señalar que todas aquellas variaciones que puedan darse en la
norma pictórica, si es que la hubiere, y para ello debiéramos remitirnos a los antiguos tratados
de pintura, se suceden a lo largo del tiempo, mientras que la interferencia siempre
corresponde a una aparición sincrónica, en sintonía con el resto de medios. Por ello la
interferencia es sólo posible porque dicha sincronía corresponde a una dialéctica dinámica y
abierta entre medios, algo que claramente podemos observar con la aparición de la fotografía
y el auge del pictorialismo, donde los dos medios se influenciaron mutuamente. El préstamo
que conlleva la comunión de medios va siendo aceptado por el espectador, implicando su
consecuente cambio en el acercamiento teórico. Dicha apertura, adoptada por los
contemporáneos como actitud perceptiva, provoca un alejamiento progresivo de esa supuesta
norma, de los tratados históricos que desaparecen en función de la aparición de otros
intereses que avanzan hacia una renovada concepción de la actividad pictórica.
38
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
39
INTERFERENCIAS
razonable: que dicho estudio pormenorizado de contaminaciones diversas nos hagan pensar
en la pintura como arte impuro y, por otro lado, tratar de discernir la posibilidad de la
existencia de una raíz pura, más allá de la planteada por Clement Greenberg.17
En una sociedad que avanza a una velocidad increíble por las autopistas de la
información, es normal que se generen nuevos comportamientos y con ello también nuevos
síntomas, e incluso enfermedades, que aquejan al individuo del siglo XXI. Con la llegada y
extensión de la informática se comenzó a despertar, en los años sesenta, en diferentes
sectores culturales, una necesidad por establecer similitudes entre el funcionamiento del
ordenador y el cerebro humano. En ese sentido, durante esa década, ya Andy Warhol, quizá
consciente por lo que estaba por llegar, declaraba que quería ser una máquina, de ahí su
inclinación por los procesos mecánicos de estampación, como la serigrafía. Sin querer
profundizar en ese posible debate, con esta investigación se planteará cierta perspectiva
disfuncional en esa relación, que queda tamizada a través de la piel de la pintura, como aquella
posibilidad de representación de la identidad colectiva. En ese sentido, se puede plantear si el
cambio del formato de los archivos digitales y la incorporación de fallos en el código de la
imagen, lo que en el entorno del videojuego se denomina glitch,18 pueden plantear una
estética interferida recurrente que pueda representar el eco de esa sociedad digital en la que
somos más como imagen que como individuos reales, interferencias que también denotarán
que el funcionamiento de las máquinas, en las que tanto confiamos, no es perfecto. Aquí la
interferencia se presentará como una ruptura del flujo de información (digital) dentro del
mensaje, teniendo en cuenta el entorno estético del que se extrae dicho comportamiento, que
resultará como un accidente de percepción o error. En esta onda, recordar que como
antecedentes `analógicos´ directos, de intrusión de `ruido´ en pintura, encontramos aquellos
que provienen de la fotografía, como pueden ser los desenfoques o términos borrosos, tan
característicos de Gerhard Richter o Chuck Close, o las pinturas realizadas a partir de
negativos, que, por ejemplo, Richard Hamilton practicó. Esa ‘Glitch Painting’ poseerá la
finalidad de resumir un estado actual, representar esa pérdida e incertidumbre que aqueja al
ser actual, estableciendo una analogía entre la interferencia de la imagen digital y el momento
de cambio del ser humano presente. Procesos digitales que desencadenan toda una jerga de
nuevos términos aplicados al tipo de imagen que generan, resultados que, en muchos casos,
comprobaremos como análogos a aquellos que se habían producido ya en pintura mucho
antes de la aparición de estas herramientas, y que, en otros casos, sirven de modelo que se
incorpora a la creación de nuevas imágenes pictóricas, representativas del ruido generalizado y
el desarreglo visual, como metáfora del tiempo presente.
17
«Las artes tienen que lograr la concreción, la `pureza´, únicamente por medio de lo que les es propio; algo que
supone convertirse en `abstracto´ o no figurativo. Naturalmente, la `pureza´ es un ideal inalcanzable.» Clement
Greenberg: La pintura moderna y otros ensayos, Madrid: Siruela, 2006, p. 93.
18
Para más información al fenómeno glitch, al que volveremos en el capítulo 4, consultar a Rosa Menmank en The
Glitch Moment(um), Amsterdam, Institute of Network Cultures Ed., 2011. El libro comenta las nuevas formas de
percibir la información a través de la estética generada por los dispositivos electrónicos, gracias a la manipulación
de la imagen digital y el añadido de la utilización de un nuevo recurso estético llamado glitch. Estos procesos
señalarán la creciente necesidad por valorar las interferencias, y el error en la imagen que éstas cometen, como
nuevos formas estéticas susceptibles de ser incorporadas a la creación.
40
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
también la pintura manifiesta de manera selectiva las diferentes señales de otros medios
icónicos que la interfieren), reflejando las longitudes de onda que pueden verse y absorbiendo
todas las demás de cuatro formas diferentes: por reflexión selectiva de las moléculas de
pigmento (que hace que veamos los colores), por difracción (dispersión y curvado de las ondas
del espectro visible cuando encuentran aberturas pequeñas o bordes afilados), por dispersión
(que se produce cuando la velocidad de la luz varía al atravesar un medio, variando su longitud
de onda) y por interferencia, que aparece con la tensión superficial que tienen los líquidos,19
que provocan que sus superficies tengan propiedades elásticas.20 En las pompas de jabón se
produce éste fenómeno físico, ya que están constituidas por una porción de aire envuelta por
una película de agua y un elemento tensioactivo, este elemento, generalmente formado por
jabón, disminuye la tensión del agua. La luz interfiere en las pompas de jabón, causando
irisaciones de colores que estamos acostumbrados a ver. Esto es debido a que cuando un rayo
de luz incide sobre una capa delgada y transparente, en este caso de nuestra burbuja de jabón,
parte de la luz se refleja en la superficie exterior y parte se introduce refractándose, es decir:
cambiando de dirección para, posteriormente, volver a reflejarse en la superficie interior. La
refracción de la luz blanca hace que se produzca una yuxtaposición de las diferentes longitudes
de onda, que al emerger se anulan unas a otras, en unos casos, y en otros hacen que se
intensifiquen los colores, que dependerán del ángulo de visión del espectador.21 Si
comparamos la pintura con esa pompa de jabón, podemos decir, en relación a nuestra
comparación metafórica, que la tensión que hace que se construya ese mundo sutil, la
podemos corresponder a una pintura ideal o utópica, como tierra de nadie, indefinible, campo
abierto por la que pasan multitud de ondas externas. Construcción frágil, si observamos la
pompa, que posee relación con lo que Duchamp calificó como lo infraleve.22 Este acercamiento
comparativo, poético, nos puede ayudar a hacernos una idea sui generis, acerca de la situación
que ofrece la pintura en el terreno híbrido e interdisciplinar característico del momento
presente. Tratando, con ello, de hacer alusión a la incertidumbre que puede ocasionar pensar
en su futuro, si miramos a lo que ha dejado atrás y a su frágil permanencia, como constitución
‘espectral’ que bordea siempre el límite de su propia desaparición, lo que puede trasladarnos a
reflexionar sobre esa idea de lo virtual, igualmente.
19
No olvidar, siguiendo la metáfora, que Zygmunt Bauman, como demuestra en su libro Arte, ¿líquido? (2007), que
nuestra experiencia estética se ha acelerado, ha entrado en un ‘imperio de lo efímero’ y la insignificancia, de modo
tal que el arte ha cambiado de estado, hacia uno líquido de transición y reflujo constante.
20
Que puede sugerirnos ese estado al que aspira la pintura, considerando y sumándose al anterior, como
cuestionamiento continuo de sus propios límites, su figura en contraste con el fondo de polución.
21
AAVV: Didáctica de las artes y la cultura visual, Madrid: Akal, 2011, p. 112-113.
22
Marcel Duchamp (1887-1968) en sus manuscritos de 1914, concibe el acto artístico como un acto evanescente y
material a la vez que permite configurar una `topología´ física de lo contingente, de lo infraleve. Lo infraleve o
infrafino, como otros autores han traducido, puede llegar a estar conectado al campo visual, al olfativo o incluso al
táctil. Puede llegar a ser un movimiento o una mirada, el paso a una acción o incluso su deterioro. Duchamp
hablaba de que los infraleves se definían con nitidez por los infraleves mismos. El calor de un asiento que se acaba
de dejar o incluso el sabor a humo que queda en la boca al fumar, pueden llegar a ser infraleves. «Estos frágiles
acontecimientos extraídos de la contemplación de la vida cotidiana son señalados por Duchamp como la verdadera
materia del arte, como un jabón que resbala, un rayo de sol cortando el humo, algo indeterminado y específico a la
vez, como la vida misma» Fabiana Barreda (2005): «Género y representación: prácticas y políticas de la diferencia».
En José Jiménez (ed.): Una teoría del arte desde América Latina. Madrid: Turner. 2011, pp. 343.
41
INTERFERENCIAS
luces’: una que se refleja en el exterior (que alegóricamente correspondemos con la cultura
visual producto de la iconosfera) y otra que proviniendo del exterior pasa a refractarse para
reflejarse por el interior (que también, alegóricamente, corresponderemos con la historia de la
pintura), lo que crea longitudes de onda, como influencias de otros medios icónicos, que no
vemos, pues se anulan, y otras que sí. La pompa de jabón, entonces, representaría el icono de
la interferencia alegórica, en la situación de la pintura actual. Su capacidad purificadora como
desinfectante, dada por la propiedad limpiadora del jabón, que paradójicamente tiene
implícita su propia toxicidad, su estado contaminado que, en el caso de la pompa, en realidad
se degrada fácilmente al entrar en contacto con el medio-ambiente. Ésa es la piel transparente
y opaca, en el fondo, sobre la que posaremos nuestra observación y análisis durante la
siguiente investigación. Un repaso que nos lleva desde la anoréxica poesía imperceptible de la
pompa a la bulímica materia prima corrosiva de la sosa caustica, cuya concentración toxica es
mayor y puede llegar a ‘irritarnos los ojos’. Por decirlo de algún modo metafórico, en esa
oscilación zigzagueará nuestra propuesta.
42
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Este proceso de aceleración, que nos transporta hasta nuestros días, supo entenderlo
Walter Benjamin en 1936, con su celebérrimo ensayo La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica, al cerciorarse cómo la fotografía producía una convulsión en el
espectador, y un shock aun mayor con la imagen en movimiento, el cine. Esta nueva forma de
acceder a la imagen, como imagen cada vez más veraz, sustituta de la realidad, originará un
cambio cualitativo en la forma de entender y concebir ésta, que nos llevará a una relación
fetichista con ella, hasta llegar a afirmar que vivimos en la sociedad de la imagen, de la
reproducción continua, de la apariencia, en La sociedad del espectáculo que comenta Guy
Debord, entendiéndose, bajo ese manto, como la escenificación permanente que se establece
a través de todos los canales mediáticos, que en este contexto pasarán a resumirse en;
publicidad, diseño y mass-media.
Pero de algún u otro modo la imagen siempre estuvo ahí, desde los orígenes del hombre,
como recurso necesario de expresión y comunicación. Asimismo, dada su importancia como
portadora de información visual, el interés por su definición también ha sido un problema que
persigue a los pensadores de distintas épocas de la humanidad. Si nos vamos a su etimología
podemos encontrar dos raíces para dicho término; icono, del griego eikon, e imagen, del latín
imago, conceptos que nos transmiten el hecho de la representación, la reproducción y la
semejanza o mímesis, y que nos conducen a ese misterio que oscila entre la expresión y la
reproducción, lo que plantea cuestiones relativas a la reproducción de la imagen mediante la
mímesis, es decir: «saber si es posible sin aprender a hacerlo, es decir, sin imitar».25 Cuestión
que puede resultar clave en una transmisión pedagógica de la pintura, algo parecido a lo que
haremos en el trabajo presente con determinadas imágenes, diferenciar qué parte de la
imagen corresponde a imitación (de motivos, temas, códigos…) y qué parte corresponde a la
pura expresión que aporta el pintor como cosecha propia, lo que no quiere decir que el hecho
de apropiarse de gestos ya vistos en medios icónicos alternativos y reincorporarlos de manera
personal en otro contexto para modificar su discurso, o hacer un guiño al discurso de éstos, no
lo sea.
23
Jean Baudrillard: El otro por sí mismo, Barcelona: Anagrama, 1997, p.31.
24
Santos Zunzunegui: Pensar la imagen, Madrid: Cátedra, 1989, p.21.
25
Michel Melot: Breve historia de la imagen, Madrid: Siruela, 2007, p.12.
43
INTERFERENCIAS
Empero, a instancias particulares, a esa aplicación que nos atañe en los próximos
capítulos, la definición de cada imagen concreta es cuasi quimérica, dado que la gran
diversidad de tipos de imagen nos asalta instalándose como obstáculo, lo que nos lleva a una
fragmentación necesaria del universo icónico en determinadas variables, que respondan a
criterios clasificatorios diferentes para su mejor comprensión. Según esto, la conceptualización
de cada imagen será mejor cuando más variables podamos ofrecer, dependiendo del contexto
en el que se ubique la imagen a tratar. Según los objetivos de análisis de la Teoría General de la
Imagen, que atienden a cuestiones formales de la imagen, podemos establecer las siguientes
variables básicas con las que podemos trabajar a la hora de acercarnos a definir una imagen:
-La simplicidad estructural: un nivel que aun adoleciendo de pocos argumentos dada su
evidencia, representa una dimensión clave, pues está comprobado que generalmente el
funcionamiento del sistema perceptivo del individuo escoge antes una imagen sencilla
que una compleja, cosa que, por otra parte, no tiene porqué justificar su valor. En una
integración espacio-temporal una simplicidad estructural y una simplicidad de la imagen
aparecerán como equivalentes, lo que permite el método de su análisis, en función a
tres variables: la pregnancia, la composición plástica y la correspondencia estructural
entre el contenido y la forma de la comunicación. La pregnancia de la forma es la
propiedad perceptiva que posibilita la conceptualización de un estímulo visual, es decir
que: cuanto menos ruido visual posea una imagen, entendiendo ruido como aquella
distorsión que imposibilita su lectura, algo que puede ser entendido como una
interferencia, mayor será su pregnancia, su inmediato entendimiento a favor de su
conceptualización. La composición plástica hace referencia al repertorio de recursos
plásticos utilizados para construir una imagen. Y la correspondencia estructural, entre
contenido y forma de la comunicación, es el acoplamiento mayor o menor entre la
estructura del contenido de la imagen y la estructura temporal de dicha imagen, es decir
que: según el tema que vaya a tratar una imagen, habrá medios más idóneos que otros
dadas sus características descriptivas o narrativas intrínsecas.
-La concreción del sentido: atendiendo a las dos clases de significación que transmite
una imagen, una de naturaleza formal que refiere al discurso visual, decodificable desde
los propios componentes icónicos, que puede denominarse como significación plástica,
26
Abraham A. Moles: La comunicación y los mass media, Bilbao: Mensajero, 1975, p.335.
44
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
y otra de naturaleza semántica que acota su significado a favor del sentido de la imagen.
Esta variable conecta a la imagen con su referente, objetivo en caso de representación
figurativa y subjetivo en caso de no figurativa, a favor de una mayor o menor polisemia
que indique su grado de connotación o denotación, asociaciones o indicios.
-La definición estructural: que tiene que ver con el tipo de organización sintáctica de
cada imagen, lo que se traduce por composición o puesta en escena, y que es valorada
en función de criterios espacio-temporales, parámetros que poseen las suficientes
características formales como para influir en la significación plástica de la imagen.
Espaciales como la dinámica objetiva, que valora el movimiento o estatismo de una
imagen, o aquel que refiere a la representación de la tercera dimensión espacial.
Temporales como el propio de la representación de la estructura temporal de la realidad
a través de la imagen, que puede dividirse entre la basada en la simultaneidad de todos
los elementos, característica de las imágenes aisladas, y aquellas que no, como las
imágenes secuenciales, como pueden ser los cómics o las películas, o la dinámica formal
45
INTERFERENCIAS
Por ello que tratar de hacer un trabajo arqueológico en busca de aquellas expresiones
que dan lugar a otras se torne una tarea compleja, desde los parámetros en que se concibe la
imagen en la actualidad. Sin embargo, son cuestiones en las que trataremos de ahondar en los
próximos capítulos. Aclarando previamente que dicho estado, icónicamente saturado, lleva al
individuo a un estado de ceguera, debida a la masificación de imágenes, que no dejan ver con
claridad y provocan confusión, como Santos Zunzunegui nos advierte recordando a Deleuze,
porque «existe un interés generalizado por escondernos algo en la imagen»,29 algo que,
dejando a un lado intereses políticos que conlleven la manipulación de la imagen, aparece
como una cualidad inherente a la imagen, a lo que añade que: «ese algo no es sino su aspecto
de lenguaje, su carácter de instrumento de persuasión, el que no existen espejos que no sean
deformantes».30 Visto así parece que, al tratar de hablar de la imagen desde un contexto
actual, nos introduzcamos en la cámara de los espejos del parque de atracciones, donde todo
está sujeto a una deformación, distorsión y transformación que nos lleva a una concepción
fluida de ese estado. De ahí que en este primer acercamiento al universo de la imagen,
hayamos querido, intencionadamente, acercarnos a pensamiento de Zygmunt Bauman quien,
de manera accesible, ha conseguido hacernos ver ese comportamiento líquido de las nuevas
situaciones que acaecen en el mundo del siglo XXI.
Semiótica de la imagen
Pero con tal adentramiento en las formas que establecen las imágenes, no haremos otra
cosa que profundizar en la semiótica de éstas, en el estudio del signo icónico y los procesos
que nos conducen a su sentido-significación. Una tarea que desborda lo estrictamente
pictórico o visual, dando paso, desde los elementos puramente plásticos; color textura, trazo…,
a aquellos históricos y socio-antropológicos, desde aquella perspectiva visual que engloba lo
27
Para ampliar información consultar: Justo Villafañe y Norberto Mínguez: Principios de la Teoría General de la
Imagen, Madrid: Pirámide, 2006, p.39 y ss.
28
Roland Barthes: El imperio de los signos, Madrid: Mondadori, 1991, p.107-108.
29
Santos Zunzunegui: Pensar la imagen, Madrid: Cátedra, 1989, p.23.
30
Ibid.
46
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
icónico y lo plástico.31 Punto a aclarar aquí: la diferencia entre signo icónico y signo plástico,
dado que no son lo mismo, aunque puedan llegar a confundirse; por signo icónico entendemos
algo análogo que remite miméticamente a otra realidad y por signo plástico entenderemos
códigos basados en las líneas, los colores y las texturas, que pueden ser tomados de manera
independiente a un referente. La forma de entender la presente investigación, trata de una
continua oscilación entre lo icónico y lo plástico, entre aquello que encontraremos como
referente susceptible de imitación proveniente de otros medios y aquello que se establece
desde lo plástico en la conformación de la pintura, para adentrarnos, inevitablemente, a
preguntarnos por qué esas traducciones, que el pintor transcribe en su pintura, son como son.
Lo que ocasionará respuestas que tendrán que ver con aquello que quiere transmitir al escoger
determinado lenguaje, posibilitándonos llegar a encontrar el sentido de todas esas
construcciones desde el conocimiento de la intención del pintor.
Desde la perspectiva iconista que nos sugiere el título de nuestra investigación (influencia
de otros medios icónicos…), del signo icónico en el campo de la semiótica, y habiendo hecho ya
una leve introducción a la lectura formal de una imagen, nos encontramos varias teorías, si
bien aquí nos acercaremos a partir de aquella que ya hemos insinuado antes al referirnos a un
presente ‘momento de espejos’. Teorías que se inscriben dentro de la órbita de la mímesis
como pueden ser la teoría de las propiedades compartidas (un signo es icónico en tanto en
cuanto comparte las mismas propiedades de su referente denotado), la teoría de la semejanza
(un signo es icónico cuando puede representar a su referente por su semejanza, estando el
signo en lugar de eso a lo que refiere), la teoría de los reflejos especulares (presente absoluto
que articula lo imaginario y lo simbólico, según Lacan, que nos lleva a la reconstrucción global
a partir del fragmento, lo que conlleva entender el signo icónico del espejo dentro del campo
de la virtualidad, que podemos confundir con la realidad), la teoría de los límites del parecido
(que poseen relación con la convención social, en relación a la interiorización progresiva de
formas de transcribir la percepción de la realidad, que acaban fijándose como modelo icónico
aceptado), la teoría de los códigos de reconocimiento (que sirven para identificar los rasgos
pertinentes que, dentro de un contexto, permiten diferenciar entre sí las unidades culturales
del mensaje visual).
31
Julieta Haidar: «El campo de la semiótica visual», en Adrián Gimate Wesh y Juan Manuel López Rodríguez
(coord.): Semiótica. Memoria del curso 1995, México: UAM-Azcapozalco, 1996, pp. 184-212.
32
Umberto Eco: Tratado de semiótica general, Barcelona: Lumen p.346.
33
Ibíd., p.348.
47
INTERFERENCIAS
artificial, como pinturas, fotografías, etc., que ofrecen información sobre el mundo óptico
aparente, y la estrategia del mapa, como el campo que implica un sistema cartográfico, como
el caso de la pintura egipcia, ofreciendo una información esquemática del mundo físico,
basada en referencias programadas.
Pautas, sin embargo, susceptibles de revisión si son cuestionadas desde la crisis en la que
ha caído el concepto de signo, de la saussureiana correlación entre significante y significado,
que nos lleva a un terreno, de carácter transitorio, que posibilita relacionar elementos
expresivos y contenido, que por su naturaleza tendrá ahora más que ver con lo modos en que
se producen los signos a estudio. Como resultado, ello nos lleva a reformular cierta posición
iconista, que conlleva la relación de semejanza del signo con su referente de la realidad
exterior, dado que si fuera así todo icono figurativo nos llevaría a pensar siempre en la
existencia de una analogía en el mundo natural, cosa que no siempre se da. En contra de ello,
se plantea una nueva iconicidad, como una serie de mecanismos de los que el discurso se sirve
para producir determinada «ilusión de realidad», un efecto referencial.34 Desde esta
perspectiva la iconicidad será entendida como el grado más avanzado de las operaciones de
figuración,35 impresión referencial originada en el haber intrínseco de un contrato enunciativo,
supuesto tras el veredicto de la convención social. De este modo, el concepto de iconicidad se
irá progresivamente desvinculando de las particularidades del signo, para elevarse hasta el
nivel propio de los mecanismos que dan lugar a la producción del sentido.
La imagen pictórica
Desde esta óptica icónica, la imagen pictórica aparece como uno de los objetos visuales
más importantes de la historia humana, experimentando una singularidad a partir de sus
cualidades intrínsecas. Lo que le confiere un gran valor y una resistencia a la reproducción, con
la que perdería parte de sus cualidades. Aun así, con las nuevas herramientas tecnológicas, se
está avanzando mucho en el sentido de conseguir reproducciones exactas, a las que siempre
faltará la vibración de la cama, de aquellas capas que se ocultan debajo de lo visible, como
suma de capas. Este carácter artesanal, que propicia obras únicas, implica que su experiencia
visual no esté al alcance simultaneo de grandes colectivos, dado que, si hablamos de pintura
como presentación física de su imagen, su contemplación a partir de una reproducción
fotográfica no es lo mismo, por muchos datos que pueda darnos la fotografía y muchas ideas
que podamos hacernos, que su experimentación directa.
Dicha singularidad, nos desplaza hasta el terreno escritural, ver la obra pictórica como
textos visuales producidos a mano que transmiten una visión estática de lo representado. Algo
similar a lo que Theodor W. Adorno entiende de la obra de arte cuando, en su Teoría estética
(1970), dice que: «todas las obras de arte son escrituras, no solo las que se presentan como
tales, son escrituras jeroglíficas cuyo código se ha perdido y a cuyo contenido contribuye
precisamente la falta de código».36 De lo que deducimos que: según para qué casos, pudiera
considerarse que el estudio de la piel de la imagen pictórica, en su equiparación manual de su
34
Santos Zunzunegui: Pensar la imagen, Madrid: Cátedra, 1989, p.71.
35
Ibíd.
36
Theodor W. Adorno: Teoría Estética, Madrid: Akal, 2004, p. 215.
48
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
gesto a la escritura, como algo parecido a un estudio grafológico, forma de entender la pintura
que el movimiento expresionista, como ejemplo más característico, trató de enfatizar.
Al hablar de estas cuestiones, nos viene a la cabeza el típico objeto-cuadro, que todos
conocemos, o la pintura mural, que parecen remitir a una visión clásica o tradicional de la
pintura. Pero la pintura, como concepto en ampliación, no se ha quedado en dichos límites del
darse a ver, sino que ha avanzado hacia otros terrenos expandidos que cuestionan esa posible
definición de imagen pictórica a la que intentamos acercarnos. Dejando aparte, de momento,
esta segunda concepción, debemos la noción de la pintura como texto pictórico a las
aportaciones de autores como Umberto Eco y Omar Calabrese, que comienzan a abordar las
obras de arte como estructuras comunicativas organizadas sistemáticamente y caracterizadas
por un funcionamiento que se actualiza en el proceso interpretativo, cuyas reglas de
generación coinciden con sus propias reglas de interpretación, y que nos hacen comprender
que un texto pictórico37 se construye acorde a cierto ‘maquinismo’ que regula, a nivel
profundo, su compleja arquitectura interna, entendiendo ésta no sólo como su organización
sino también como las relaciones que se establecen entre modalidades de producción y el
propio texto pictórico , que lleva implícita una especie de ‘memoria futura’, como ‘manual de
instrucciones’ de uso y decodificación de la imagen pictórica.
De ahí que el hecho de considerar la imagen visual de la pintura como texto pictórico, y
equiparar el comportamiento del signo visual al del signo lingüístico proclamando la existencia
de una relación entre significante (icono) y un significado (referente), nos permita discernir las
marcas o trazas de su propia máquina comunicativa y, por lo tanto, la explicitación o referencia
a teorías abstractas —reveladas o implicadas— , sobre su propia generación e interpretación,
abordando esas estructuras sistemáticas del texto pictórico en concatenados ámbitos de
complejidad, que permiten su clasificación y aprehensión dentro de los campos interpretativos
nuevos, que se proponen en este trabajo de investigación.
37
Ver Alberto Carrere y José Saborit: Retórica de la pintura, Madrid: Cátedra, 2000
38
Es curioso comprobar que sean dos italianos, y no hay que olvidar que Italia es la cuna de la Teoría del Arte, los
que más se interesan por poner en tela de juicio todas estas series de cuestiones relativas a la imagen pictórica, en
textos como son La estructura ausente, de 1972, y Tratado de semiótica general, de 1977, por parte de Umberto
Eco, y otros como From the semiotics of painting to the semiotics of pictorial text, Semiótica de la pintura, de 1981
o La máquina de la pintura, de 1985, por parte de Omar Calabrese, quien, aunque su mayor impacto en el mundo
del arte fuera su teoría sobre la era neobarroca, dedicó gran parte de sus primeros estudios a la semiótica de la
pintura.
49
INTERFERENCIAS
El pintor, desde la actitud referencial, posee la posibilidad de aproximar sus cuadros a los
esquemas culturales de reconocimiento perceptivo que posee el espectador, o alejarse hacia
patrones de representación más arbitrarios, huyendo de la iconicidad. Se crea, de este modo,
una gradación sígnica que podemos llamar como grados de iconicidad, que otros han
denominado; grados de analogía (Aumont en La imagen, 1992), grados de esquematización
(Burgin en Photographic practice and art theory 1982), grados de arbitrariedad (Eco, en Lector
in fabula, 1981), extremos de iconicidad (Osolsobe en Two extremes of iconicity, 1986), o
escalas de iconicidad (Villafañe en Introducción a la Teoría de la Imagen, 1985). En este
continuo referencial el pintor debe ser consciente y estar atento al límite de aquellas
operaciones humanas de asociación e identificación cognitiva, si no desea correr el riesgo de
llegar a generar una imagen irreconocible para el espectador, una premisa que parece
relacionarse únicamente con la pintura específicamente figurativa, pero que bajo la
comentada óptica convencionalista puede tratar, según de qué modo, a aquella menos
figurativa o abstracta.
39
Umberto Eco: La estructura ausente. Introducción a la semiótica, Barcelona: Lumen, 1974, p. 234.
40
Ibíd., pp. 81- 82.
41
Umberto Eco: «El texto estético como ejemplo de invención», en Tratado de semiótica general, Barcelona:
Lumen, 1975, pp. 367-385.
50
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Hjelmslev para desarrollar una teoría semiótica fundada en una semiótica estructural. Esto
desembocará, según Calabrese, en un creciente gusto por el exceso, la perdida de la totalidad
a favor del detalle y el fragmento, la repetición, el policentrismo y la mutabilidad, que,
abandonando la concepción clásica de las disciplinas, va derivando hacia una suspensión de las
categorías, hacia un caos creativo que hace dificultoso el acercamiento a un comportamiento
concreto, como es el caso que nos atañe al estudiar la imagen pictórica.
Ese desplazamiento perpetuo que conlleva, expresa una deriva de la historia que en sus
expresiones perece hacer coincidir todas las épocas. En esta amalgama interferencial, de
elementos reconocibles que podemos encontrar ahí, el artista acaba actuando necesariamente
como creador de su propia y particular semiótica,42 derivada de una intencionalidad que lo
lleva a un proceso de diferenciación y singularización de la imagen creada. Ahora el proceso de
creación de la imagen pictórica ya no dependerá tanto de un hacer, como de una tarea de
elección, en un mundo donde todas las imágenes parecen estar ya dadas, proceso del que ya
se daría cuenta Marcel Duchamp, en 1912, con su estrategia del ready-made. Éstos son los
parámetros desde los que hemos de entender la imagen pictórica, en el presente contexto
contemporáneo.
42
Una semiótica de la pintura, debe eludir tres errores básicos: tratar los fenómenos visuales como analizables en
signos, aplicación literal de patrones lingüísticos y la fe en la existencia de un lenguaje pictórico ya constituido, lo
nos viene a decir que el lenguaje pictórico va mutando constantemente. Umberto Eco: «Perspectivas de una
semiótica de las artes visuales» (1979), en la revista Criterios, La Habana, nº 25-28, 1990, pp. 221-233
51
INTERFERENCIAS
la semiótica puede trabajar y por otro sería como un velo que impide ver la percepción del
sentido de la obra, una u otra están relacionadas como las caras de una misma moneda. Es
decir que: a diferencia del resto de imágenes que pululan por el universo icónico, la imagen
pictórica se establece de algún modo como negación de sí misma, dado que no termina en sí
misma, sino que enuncia la existencia de algo oculto tras su apariencia. La pintura muestra un
señuelo no fácilmente descifrable que invita a la reflexión del espectador, a desvelar el
contenido de la obra, que queda paradójicamente oculto como un secreto (il. 3).
La imagen pictórica es solo la puerta liminar por la que hemos de acceder al sentido
poético de su artisticidad. En el caso de la pretensión de hacer denotar esa barrera del velo,
que ejerce como una cortapisa para acceder al sentido, encontraremos estrategias pictóricas
variadas que acentúan dicha intención por el recurso de la interferencia, como ofuscación
visual; de la dificultad visual cada vez más acentuada en el proceso visual general, por
densificación icónica que, como decíamos al hablar de Zunzunegui, conduce a la ceguera.
Afectada de ese síntoma también la imagen pictórica se torna transparente, pues más allá del
cuerpo pictórico el espectador deja de ver lo que se le muestra y extiende su mirada a los
ámbitos referenciales de que trate dicha imagen, que en dicho juego de las remisiones abre el
extenso campo de la retórica, que nos fuerza a una recomposición constante del significado.
De algún modo, en la búsqueda del significado de esa imagen pictórica, siempre hay una
alegorización, de la que echaremos mano en algunos de los puntos del desarrollo de la
presenta investigación, una ‘metáfora extendida’ que lleva a la imagen pictórica más allá de la
configuración de su cuerpo, donde además «su efecto es el de introducir cierto grado de
certeza en el mundo que fluye».43
Giros y vueltas, como tropos de esa metáfora de la imagen pictórica, que nos conducen a
una retórica sinfín e incitan a la idea de sustitución o a la de metonimia y trasferencia. En esta
asimilación de desplazamiento, cada vez se hace más difícil discernir dónde se halla la imagen
pictórica, mientras sigue participando de la vorágine de lo visual, danzando con el resto de
imágenes de la cultura visual. En el sentido inventivo de configuraciones de nuevas estéticas, a
las que aludíamos anteriormente hablando de Umberto Eco, la imagen pictórica todavía
mantendría un lugar privilegiado, a lo que hay que añadir la capacidad de elaboración de
escenificaciones con sentido o espacios dialógicos abiertos a la conversación, a la comparación
de distintos pareceres, posibilidad continua de no ser lo que parece ser. Esto deriva en la
invisibilidad de la imagen pictórica como un estatuto ontológico; su aparición siempre
espectral, imagen huidiza y nunca confirmada en su definición, consciente del relativismo que
establece un punto de vista siempre dispar.
Cuestiones que se intensifican cuando son los propios artistas los que,
intencionadamente, abogan por dicha invisibilidad como estrategia y la imagen de la pintura
comienza a diluirse literalmente en unas propuestas que no poseen ‘cuerpo’ o ‘espesor’, pero
que se siguen considerando igualmente pinturas. En ese sentido el trabajo de Jordi Alcaraz
hace desaparecer ese cuerpo de la imagen para seguir realizando pintura, como un acto de
‘inversión de la reproducción’, donde se cuestiona ese efecto remisivo del tratamiento
semiótico de la imagen donde parece siempre haber una fuente externa, en este caso «si el
43
Angus Fletcher: Alegoría. Teoría de un modo simbólico, Madrid: Akal, 2002, p.329.
52
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
proceso de la reproducción hace copias de los originales, el proceso de instalar hace originales
de las copias. Y precisamente es así como se hace posible sustituir la producción artística por la
selección: presentando la selección de las copias que circulan en la cultura de masas a modo
de instalación, estas devienen originales».44
Digamos que este ejemplo (il. 4), con otros muchos existentes en el universo pictórico, es
algo excepcional. Porque la mayoría de las veces lo que analizaremos serán configuraciones
pictóricas que todavía mantienen su espesor tradicional, aunque alegóricamente remitan a esa
transparencia que hemos explicado, que nos lleva a la descripción de los diferentes niveles que
percibimos en su imagen, a través de indicios como rastros y huellas.
Los medios icónicos son aquellos medios de comunicación y expresión humana cuya base
es la imagen, representaciones construidas intencionadamente mediante técnicas manuales o
mecánicas que sirven como vehículo de transporte de una información que se pretende
transmitir. Una información que, dependiendo del campo en que sean utilizadas estas
imágenes, pueden llegar a transformarse, mediante la abstracción y reflexión de los procesos
44
Boris Groys: «Topología del arte», en Micro Políticas, Arte y cotidianidad 2001-1968, catálogo de exposición,
Valencia: Generalitat Valenciana, 2002, p. 93.
53
INTERFERENCIAS
mentales, en conocimiento. Una finalidad que se instaura como una constante, o debiera de
ser así, dentro de los parámetros artísticos en los que pretendemos movernos.
Por tanto, los medios icónicos son medios de comunicación, pero dentro de éstos
hubiera que diferenciar a aquellos que exclusivamente pretenden comunicar una información
de aquellos que además de eso pretenden expresar determinadas cualidades artísticas. Es por
ello que con el inicio y difusión de otros medios alternativos a la pintura comience a señalarse
un límite borroso entre unos y otros, denominándose a aquellos que sólo pretenden
comunicar una información como medios de masas (mass-media). Entorno mediático en el que
ahora estamos integrados completamente, y que, a causa de las últimas tecnologías, ha ido
sustituido los soportes tradicionales por modernas pantallas, que han proliferado en
progresión geométrica, lo que hace que la imagen se inmiscuya por cualquier rincón de
nuestra intimidad diaria, conquistando aquel don de la ubicuidad que ya vaticinara Paul Valery:
Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son desde hace veinte años lo que eran desde siempre.
Hay que esperar que tan grandes novedades transformen toda la técnica de las artes y de ese
modo actúen sobre el propio proceso de la invención, llegando quizás a modificar
45
prodigiosamente la idea misma de arte.
Concepción visionaria que nos hace pensar en arte como constante transformación,
estela que continúan voces más actuales como Paul Virilio que, en su libro, de 1980, La estética
de la desaparición, nos hace ver el advenimiento de un nuevo régimen de evanescencia del
mundo material bajo la hegemonía que ejerce la presión de un mundo cada vez más virtual e
instantáneo, donde los límites del territorio, de la ciudad y del propio cuerpo comienzan a
diluirse bajo el manto de la redefinición que implanta la nueva cibercultura. Dentro de ese
mundo, el hecho de hiperdensificación icónica ha provocado que la línea divisoria entre las
imágenes de arte y el resto puedan llegar a confundirse. A partir de la virtualidad de la
cibercultura, vivimos en un continuo global donde todo se integra y sucede sincrónicamente,
un acelerado mundo mediático del que cada vez es más difícil bajarse o adquirir la suficiente
conciencia como para apretar el botón de OFF y descansar por un tiempo del ruido al que nos
somete. Esta atmosfera donde conviven y coexisten familias icónicas de distinta índole, lo
analógico y lo digital, desde los antiguos grabados a las mencionadas modernas pantallas, es lo
que autores como Roman Gubern han denominado con la palabra iconosfera.
Desde una óptica histórica se ha denominado iconoclasta al hereje del siglo VIII que
negaba el culto debido a las sagradas imágenes, las destruía persiguiendo a quienes las
veneraban. Asimismo, también se dice de quien niega y rechaza la merecida autoridad de
maestros, normas y modelos. Desde su actitud iconoclasta, Constantino V describió la pintura
como la «materia abyecta y muerta de los colores y planchas de madera que se encuentra a
una distancia inconmensurable de la condición celeste y gloriosa de los santos modelos, dado
45
Paul Valéry: «La conquista de la ubicuidad» (1928) en Piezas sobre arte, Madrid: Visor, 1999. P. 131.
54
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
que el mundo material no puede transmitir la gloria del mundo ininteligible».46 Lo que indica
una confianza plena en las escrituras, algo que en una época actual también vemos señalar a
Derrida cuando dice:
Según el texto aludido, notamos que, más allá de cultos religiosos, sigue persistiendo,
radicalizado en el ‘giro lingüístico’, cierto rechazo de la imagen a favor del texto. Algo que de
algún modo también se verá reflejado en las imágenes artísticas, lo que posibilita marcar dos
grandes bloques entre aquellos artistas que confían en la representación y aquellos que tratan
de plantear estrategias donde lo que se ofrece es ‘nada para ver’. Entre estos últimos se
encuentra Kazimir Malevich. En su texto Sobre el museo, de 1919, en un momento en que el
nuevo gobierno soviético temía que los viejos museos y colecciones de arte fueran destruidos
por la guerra civil y ante el colapso general de las instituciones estatales y la economía; el
Partido Comunista respondió tratando de salvar estas colecciones. Malevich protestó contra
46
Alain Besançon: La imagen prohibida, Madrid: Siruela, 2003, p. 160.
47
Jaques Derrida: La diseminación, Madrid: Fundamentos, 1975, p.54-55.
55
INTERFERENCIAS
La vida sabe lo que hace, y si está tratando de destruir, uno no debe interferir, porque así
obstaculizaremos el camino a una nueva concepción de la vida que ha nacido en nosotros. Al
incinerar un cuerpo obtenemos un gramo de polvo: del mismo modo, miles de tumbas podrían
ser acomodadas en un solo estante del farmacéutico. Podemos hacer una concesión a los
conservadores invitándoles a quemar todas las épocas pasadas, teniendo en cuenta que ya están
muertas, y a organizar una farmacia. Más tarde, Malevich da un ejemplo concreto de lo que
quiere decir: El fin (de esta farmacia) será el mismo, incluso si la gente examina el polvo de
Rubens y todo su arte –una masa de ideas surgirá en la gente y serán con frecuencia más vivas
48
que la misma representación (y ocuparán menos espacio).
Lo interesante de esta reacción es que ya no está la religión por medio, sino que surge
como una necesidad puramente estética. Un iconoclastia que se extenderá por algunos
movimientos artísticos del siglo XX, como los dadaístas o el movimiento fluxus, que
caracterizará a las vanguardias, hasta las no tan radicales, con un tono cercano a la
autodestrucción, heredero de aquella tesis que tras Hegel se entendió como el Fin del Arte.49
Se ha de considerar, por tanto, las dos actitudes extremas que la historia ha tenido hacia
la imagen, que, asimismo, permiten aproximarnos a la idea de la conformación visual del
mundo, para compruobar que la pintura siempre estuvo ahí, logrando superar las fases más
extremistas. Pero antes de que el arte se constituyera como institución a través de la teoría del
arte y la construcción de museos, hubo un tiempo, lo que Hans Belting ha denominado «la
imagen antes de la era del arte»,51 en el que la cuestión no se centraba en la ‘historia del arte’,
sino en los poderes que se atribuían a las imágenes. Poder del que se ha ido cargando la
48
Kazimir Malevich: «On the Museum», en Kazimir Malevich, Essays on Art, vol.1, New York: Gearge Witterborn,
1971, pp. 68-72. Citado en Boris Groys: «Sobre lo nuevo», en Antología, México: COCOM, 2013, p.12-13.
49
Desde que en siglo XX se comenzara a hablar de `muerte del arte´, se inició una opinión que situaba el origen de
tal idea en los escritos sobre estética de Hegel. En cambio, Hegel, nunca emplea el término de final para referirse al
arte. Hegel sólo habló, en Lecciones de Estética (1819), del carácter
pretérito del arte, aun así eso fue entendido
como
la
muerte del
arte
y
del
fin
del
arte. La
tesis
acerca
del fin del
arte,
es
una
invención
que
procede
más
de
los
alumnos
que
asistían
a
los
cursos
de Hegel que
del
propio
Hegel. G.W.F. Hegel: Lecciones sobre
estética, Madrid: Akal, 1989.
50
Maurice Merleau-Ponty: El ojo y el espíritu, Barcelona: Paidós, 1986, p.21.
51
Hans Belting: Imagen y culto. Una historia de la imagen anterior a la era del arte, Madrid: Akal, 2009.
56
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
imagen frente a la palabra en la actualidad, al igual que en esa fase anterior a la era del arte.
Por ende que muchos autores hayan visto, en este proceso epistemológico, aquello que han
denominado ‘giro pictórico’ o ‘giro visual’, en los comportamientos que rigen los
comportamientos de la sociedad, y que viene a sustituir al llamado ‘giro lingüístico’.
A finales de los años ochenta, se planteaba que las sociedades desarrolladas parecen
atender cada vez en mayor proporción a aquella información que recibe de las imágenes, más
que de la información que recibe de la lectura, que frente a la anterior requiere un mayor
esfuerzo, constituyendo el mensaje de las imágenes algo más directo, pues llega con más
facilidad al espectador, cosa que el poder de abducción de la televisión se ha encargado de
reforzar. Algo que W.J.T. Mitchell en su libro Teoría de la Imagen. Ensayos sobre
representación verbal y visual (2009), denominará como metaimágenes, es decir: una
confluencia de palabra e imagen dentro del análisis representacional en el entorno mediático,
concebida como un sistema no estanco sino que puede «cambiar a lo largo del tiempo, a
medida que cambian los modos de representación y las culturas».52 Una imagen con-texto que
no puede desligarse de su condición política ya que, como el propio autor explica; «las
tensiones entre las representaciones visuales y las verbales no pueden desligarse de las luchas
que tienen lugar en la política cultural y la cultura política».53 Lo que inmediatamente también
nos hace pensar en aquello que escribe Ranciere en relación a esto y, en concreto, a lo que al
arte le atañe, cuando dice:
El arte y la política comienzan cuando se perturba el juego cotidiano que hace deslizarse
continuamente las palabras bajo las cosas y las cosas bajo las palabras. Comienzan cuando las
54
palabras toman figura, cuando devienen realidades sólidas, visibles.
Hecho que nos hace pensar que la política es un síntoma que existe en el arte, aun sin
pretenderlo, y que ha de haber una pretensión diacrónica, que pudiéramos calificar de
perversa, perturbadora, que quiebre esa continuidad impuesta, dicha abducción que mantiene
el giro visual, para comenzar a ser arte, diferenciándose estas imágenes intencionales del arte
de aquellas otras. Pero lo importante de las palabras de Ranciere es que si en el giro visual las
imágenes parecen olvidarse del texto, en el arte es el texto el que ‘toma figura’ para devenir
en ‘realidad sólida’, ‘visible’.
La interacción que propone la iconosfera, y su relación implícita con intereses del poder,
abre el debate hacia la capacidad de efecto purificador que el arte puede contener, dentro de
un mundo donde las imágenes parecen estar fuera de control, siendo ellas, sin embargo, las
que rigen su vida, desde el ambiente pedagógico temprano a las adultas interrelaciones
personales. Desde el estatus que ha alcanzado la imagen se hace necesaria, Según Mitchell,
abordar una nueva Teoría de la Imagen, que reúna los cambios surgidos en las últimas
décadas. Desde este prisma, se propone abordar ésta a partir de tres enfoques: en primer
lugar el giro pictótico que hemos mencionado, que analiza el modo en que el pensamiento
52
W.J.T. Mitchell: Teoría de la Imagen. Ensayos sobre representación verbal y visual, Madrid: Akal, 2009, p.11.
53
Ibíd., p.11.
54
Jacques Ranciere: «El teatro de las imágenes», en AA.VV., La política de las imágenes. Santiago de Chile: Metales
pesados, 2008, p. 83.
57
INTERFERENCIAS
Metaimágenes
El giro pictórico que Mitchell quiere transmitir, viene a relatar de manera constatada
todo ese grupo de cambios y transformaciones que se están produciendo en la sociedad, la
ciencia y la cultura. Algo de lo que podemos encontrar ensayos antecedentes inmediatos en las
figuras de Pierce y Goodman, los cuales no toman, en principio, el texto como modelo para la
significación, como hace Mitchell. Derrida, en cambio, supone el caso contrario de éstos, pues
toma el estudio de la escritura como el paradigma nuclear del lenguaje fijándose en aquellos
índices y rastros visibles, que suponen la parte física y material del lenguaje, estudiando el
legado que deja la escuela de Frankfurt o a partir de la puesta en práctica filosófica del giro
pictórico en las reflexiones de Wittgenstein. Lo que implica que las imágenes necesitan ser
justificadas mediante el designio que confiere el discurso del que se ven acompañadas:
Lo que da sentido al giro pictórico no es que tengamos una forma convincente de hablar de la
representación visual que dicte los términos de la teoría cultural, sino que las imágenes
constituyen un punto singular de fricción y desasosiego que atraviesa transversalmente una gran
55
variedad de campos de investigación intelectual.
Dando lugar a esa zona hipertextual donde podemos establecer una lectura transversal
que recorre diferentes campos, a la imagen, en concreto, ha de asignársele un campo propio,
aquel que estudie el ‘objeto de su propia ciencia’, como Panofsky, fundador de esa ciencia
como disciplina académica, denominó a la iconología. Un estudio que sigue llevando a
atravesar todo ese poso alegórico o emblemático que, todavía hoy, propicia la constelación de
relaciones a las que la imagen se expone como vehículo significativo. Esas confluencias
divergentes cuyo punto de encuentro es la imagen/texto, hace necesaria su atención desde un
acercamiento relativista que no se centre únicamente en la disciplina pictórica, sino que se
cerciore de lo que otros medios ficcionales y de simulación aportan al desarrollo del mensaje
icónico de la actualidad.
En esa esfera, el giro pictórico aparece para dar respuesta a todas esas conexiones que se
inmiscuyen por la vida cotidiana, dado que las imágenes que esta genera no son su copia o
mímesis exacta, sino que, a la postre, suponen «un redescubrimiento post-lingüístico de la
imagen como un complejo juego entre la visualidad, los aparatos, las instituciones, los
discursos, los cuerpos y la figurabilidad»,56 lo que hace atender a la visualidad no como un
objeto concreto y específico, sino más bien como una alianza multidimensional entre el saber y
el poder, donde los componentes discursivos modernos colisionan con nuestros nuevos
55
W.J.T. Mitchell: Teoría de la Imagen. Ensayos sobre representación verbal y visual, Madrid: Akal, 2009, p.21.
56
Ibíd., p.23.
58
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
registros adquiridos. La zona de conflicto emerge cuando nos planteamos si somos capaces de
aislar esa sombra fantasmal que camina de la mano de las categorías de la modernidad o,
inaugurando cierta fiesta dionisiaca, podemos dar cabida a cierto alzehimer visual para
adentrarnos sin complejos en la polisemia que ofrecen los modos de vida del nuevo contexto
visual. Misión que aquí nos proponemos al tratar de construir, desde la dilución de una
disciplina pictórica que mira a una redefinición dentro de un campo ampliado, una cartografía
rizomática, cuyo impulso interno responde al espasmo eléctrico de la interferencia.
El papel que el espectador desempeña en esta nueva matriz simbólica, de este cuadro
alegórico sin marco y traspasable, heredero del legado que deja el régimen escópico
cartesiano de la perspectiva, que, conforme a su hiperrealidad, habitamos en el mundo virtual
que imponen las nuevas tecnologías. Aquello que autores como Josep María Català han
denominado la imagen compleja y otros, como Roman Gubern, han definido como imagen
laberinto, ya no es pasivo y contemplativo, como situó Duchamp al espectador a un lado de la
puerta. Éste, en la actualidad, ya no es un mero voyeur de la escena, sino que cumple, desde
57
Erwin Panofsky: La perspectiva como forma simbólica, Barcelona: Tusquets, 2003, p. 46.
58
John Armitage: La guerra de Kosovo tuvo lugar en el espacio orbital: Paul Virilio en conversación, en Pasajes de
arquitectura y crítica, nº 24, 2001, pp. 38-41.
59
INTERFERENCIAS
su poder óptico y participativo que propone la mediatización, con esa otra premisa beuysiana
de ‘cada ser humano un artista’, rompiendo ciertas reglas que se equipararán a parámetros
que posibilitan desdibujar y emborronar la situación, convirtiéndose, la imagen, en aquello a lo
que se puede entrar para comenzar a interactuar. Dentro de este ‘anárquico’ contexto, en el
hecho artístico se abre la veda de la transformación social donde, como Beuys decía, «todo
hombre puede e incluso debe tomar parte».59 Entonce la labor del artista ‘entre artistas’, en
esta nueva situación abierta, quizá deba ser la de activar ciertos mecanismos que despierten
en el resto una conciencia positiva a través de un interés social de transformación.
En ese sentido, el giro pictórico aparece como el modo idóneo para analizar las
relaciones existentes entre el icono y la razón, aquella línea divisoria que marca el poder y la
cultura visual como real conocimiento de los órdenes no discursivos de la representación. Por
tanto «el giro pictórico no es la respuesta a nada. Es sólo una manera de comenzar a
preguntar».60 De ahí que surja una imperiosa necesidad de restitución de la escenificación del
encuentro entre icono y logos que, abandonando aquellos primeros acercamientos de
Panofsky, donde parecía que el icono regresaba como síntoma incontrolable de una memoria
reprimida,61 establezca una construcción básica del ser humano, en tanto que lenguaje e
imagen, que nos cuestione nuevos planteamientos.
59
Carmen Bernárdez Sanchís: Joseph Beuys, San Sebastián: Nerea, 1999, p.99.
60
W.J.T. Mitchell: Teoría de la Imagen. Ensayos sobre representación verbal y visual, Madrid: Akal, 2009, p.30.
61
Ibíd., p.30.
60
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Desde los paralajes que establece este giro pictórico, el lenguaje icónico representa un
sistema donde interaccionan elementos visuales y lingüísticos. La expresión lenguaje icónico se
generaliza para referirnos a cuestiones relativas a la realidad, que se comunican a través de
imágenes, dentro de los parámetros que se pueden considerar como visuales: colores, formas,
texturas, etc. Por tanto el lenguaje icónico es una parte más dentro de la esfera del lenguaje,
que se origina a partir de la capacidad perceptiva del individuo, por ello que exista, en dicho
sistema, puntos comunes entre la expresión verbal y la expresión icónica. De ahí que el
lenguaje icónico juegue un importante papel en la formación de conceptos; de hecho el
proceso mental general que nos lleva a la búsqueda de sentido de un mensaje trabaja muy
similarmente, tanto para mensajes verbales como para mensajes visuales, mucho más cuanto
éstos se nos muestran acompañados de textos, puesto que la palabra se encargará de actuar
como ‘anclaje verbal’, como denomina Roland Barthes en su texto «Retórica de la imagen»,62
que equilibrará el mensaje icónico. Dicha particularidad representará un asidero que nos
ayuda a determinar en qué modo puede afectar al sentido la mayor o menor carga lingüística.
Por ello, y para definir el modo de abordar los mensajes visuales, es necesario precisar las
diferencias fundamentales que existen en confrontación con el lenguaje verbal, aparte de, a su
vez, mostrar algunos elementos básicos de la sintaxis icónica. Lo que nos llevará a definir las
singularidades del discurso icónico, así como los tipos de códigos icónicos y dimensiones de
análisis.
Aun así, el lenguaje visual es un sistema más universal y atávico que el verbal, aunque,
como decimos, su acompañamiento puede ser de vital importancia para una interpretación
correcta. El lenguaje visual posee su propio eje de generalidad-especificidad, pues el nivel de
62
Roland Barthes: Lo obvio y lo obtuso. Imágenes, gestos, voces, Barcelona: Paidós, 1986, pp. 35-37.
61
INTERFERENCIAS
abstracción que requiere opera de manera distinta al verbal. El lenguaje visual posee unas
propiedades espaciales que quedan patentes, que en la mayoría de los casos se transforman y
traducen en propiedades no espaciales sino simbólicas. Cosa que, aunque visual, no debemos
confundir con el lenguaje escrito, por ello que sea más correcto referirse a ‘códigos icónicos’,
para referirnos a todos esos procesos o sistemas establecidos que conllevan una adecuación
de propiedad espacial y asignación simbólica. En ese sentido, a diferencia del lenguaje verbal
que es unidireccional y secuencial, el lenguaje icónico tiene la posibilidad de representar de
forma simultánea sus propiedades evidenciadas, lo cual multiplica su asignación y lectura
simbólica, y por lo tanto su valor conceptual.
Como señala Rudolf Arnheim; «este espacio polidimensional no sólo procura buenos
modelos mentales de los objetos o los acontecimientos físicos; representa, además, de manera
isomorfa las dimensiones necesarias para el razonamiento teórico».63 Por ello, los códigos
icónicos tienen tanta vigencia como los códigos verbales, aparte de que también puedan llegar
a complementarse, superando cualquier limitación en pro de la finalidad expresiva que
requiera cada contexto. Dependiendo de éste, no todos los discursos icónicos se construyen ni
articulan de la misma manera, respondiendo a códigos variados que se rigen por reglas
determinadas, que tendremos que tener presentes en función del análisis de un mensaje
icónico, identificando, en primera instancia, el tipo particular de código utilizado, aunque en
realidad no sea algo que conscientemente hagamos, pues pasamos con mayor facilidad de un
código icónico a otro que cuando en el lenguaje verbal tenemos que pasar de un idioma a otro.
Para identificar un código icónico tenemos que tener en cuenta su grado de isomorfismo,
es decir, el parecido mayor o menor, o qué aspectos comparte, con su referente, para lo cual
existen las denominadas escalas de iconicidad, que, según los postulados de Abraham Moles,64
explicados al hablar de la imagen (cfr. 1.2.), proponen diferentes niveles identificación
referencial. Aparte de la clasificación propuesta por Moles, podemos dividir los códigos
icónicos en: código señalético; figuras sintéticas donde su significado, no articulado
generalmente pues no existe un referente figurativo, se halla ligado a señales físicas que
responden a una convención, código ideográfico; figuras articuladas que refieren a otras,
sustituyendo en muchas ocasiones al lenguaje verbal, admitidas igualmente por convención,
código gráfico; donde podemos encontrar tres tipos; redes, diagramas y mapas, es decir,
representaciones funcionales destinadas a presentar relaciones entre elementos cuyo objetivo
es informar, código pictórico; originado por un aumento de complejidad, a fin de representar
mejor al referente, se llega a una precisión donde la imagen parece sustituir a su modelo,
propiciando un tipo de código más realista que los anteriores, código icónico secuencial: al
grado de realismo anterior se añade la dimensión temporal a fin de crear un continuo
narrativo, donde se pueden ir yuxtaponiendo todos los niveles icónicos anteriormente
mencionados, a fin de provocar una lectura concreta.
63
Rudolf Arnheim: El pensamiento visual, Buenos Aires: Eudeba, 1976, p.229.
64
Abraham Moles: La imagen. Comunicación fundacional, México: Trillas, 1991, p. 104
62
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Dado que el cine heredará el encuadre de la pintura narrativa, el escenario del teatro, el
formato delimitador y la esencia icónica de la fotografía y la pantalla, como soporte para
ofrecer sus imágenes, establece una complejidad secuencial y narrativa heredera de la linterna
mágica, o los juegos de sombras a la luz del candil, que lleva la capacidad sustitutiva, del
referente por su imagen, a un grado máximo no alcanzado por ningún otro medio hasta la
65
Pierre Sorlin: Cines europeos sociedades europeas, 1939-1990, Barcelona: Paidós, 1996 p.204.
63
INTERFERENCIAS
Este concepto, que autores como Umberto Eco retoma en su libro Apocalipticos e
integrados, de 1965, emerge en medio de una sociedad industrializada que lleva ya casi cien
años en contacto con imágenes de origen fotográfico, y mucho más tiempo con litografías,
carteles, etc. Por su parte, el semiólogo ruso Yuri Lotman propuso el término de semiosfera,67
designando con él aquella atmosfera de signos de los que se veía rodeado el individuo
contemporáneo. Según esto la iconosfera sería una parte de la semiosfera, como la mediasfera
que propone Abraham Moles, aludiendo a la capa densa del imaginario que comienzan a
generar los medios de comunicación de masas o mass-media, la videosfera de Serge Daney, la
logosfera de Gaston Bachelard, o el giro pictórico, como denomina el ya comentado W.J.T.
Mitchel. Todos ellos tratan de indicar el drástico cambio que ha provocado la imagen
reproducible técnicamente.
Teniendo en cuenta este nuevo contexto, Regis Debray diferenciará tres grandes etapas
de la evolución humana, en relación a la imagen .68 Según él, en principio, el ser humano se
dedica a la creación de una logosfera, que corresponde a aquellas imágenes que representan
ídolos y dioses. Como segundo estadio se hallaría la grafosfera, que correspondería a aquella
etapa artística que se desarrolla entre la creación de la imprenta y la televisión en color. Por
último nos encontramos con la videosfera, que sería aquella era de lo visual en la que estamos
inmersos, es la que aparece con la imagen en movimiento y se alarga hasta el momento
presente, con las imágenes generadas en los entornos virtuales. Desde todo este conjunto se
deriva la iconosfera como ese sistema complejo, extrayendo el concepto complejidad desde el
campo de la física, tema que trataremos más adelante, que comprende muchas variables
impredecibles, donde surge una batalla donde las imágenes luchan para ser percibidas por el
espectador, a través de un diversificación semiótica compuesta por iconos, indicios y símbolos,
según la terminología de Peirce.69 Un entorno mediático que engloba el concepto holístico de
sociedad y que asienta sus bases en el sistema capitalista, donde la imagen emerge para captar
la atención del espectador, que desemboca incluso en una pedagogía oculta, pero incesante,
que trata de inculcar los preceptos del sistema.
66
Gilbert Cohen-Seat: Problèmes actuels du cinema et de l´information visuelle, Tome I. Paris: PUF, 1995, p. 10.
67
Yuri Lotman: La semiosfera, Madrid: Cátedra, 1996.
68
Regis Debray: Vida y muerte de la imagen, Barcelona: Paidós, 1994.
69
Cfr. Charles S. Peirce: What is a Sign? EP 2, 1894, p.4-10.
64
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Al igual que Saussure distingue entre lengua y habla,72 también podemos distinguir entre
sistema icónico e imágenes, donde éstas corresponderían a aquellas representaciones
materiales y sistema icónico a la imagen, como concepto general en cuanto a abstracción,
categoría perceptiva y cognitiva, mientras que aquellas imágenes que denominamos icónicas
corresponderían a aquellas susceptibles de lectura e interpretación, manifestaciones
particulares compuestas por diferentes modalidades técnicas y códigos derivados del modelo
que propone la Imagen, modelo que viene condicionado por la cultura de cada época, el
género, la escuela, el estilo, etc. Si echamos un vistazo a la historia, la Imagen, el sistema
icónico, ha sido un concepto que ha interesado más a la semiología, mientras que las
imágenes, cuyas funciones, según Aumont, son: simbólica, epistémica y estética,73 a las
diversas derivaciones que se originan a partir de dicho sistema, cosa de antropólogos,
sociólogos y críticos de arte. Cuestión en la que, hemos de puntualizar, al igual que les ocurre a
estos últimos, en la presente investigación nos centraremos, dando prioridad a lo relativo a las
relaciones entre imágenes antes que a proponer modelos semióticos absolutos.
Cosa que, sin embargo, no ha de descuidar la imagen, como gran modelo abstracto que
provoca el análisis de los distintos dialectos icónicos, que puedan surgir en respuesta a lo
rizomático de la realidad iconosférica actual. Una atención que deriva de aquella actitud
posmoderna hacia el análisis de la fragmentación originada por etnias y minorías, que
proponen sus propias culturas icónicas como respuesta codificada de su entorno. Dicho lo cual,
la iconosfera supondrá un artefacto social que visualmente transmite significado, como un
sistema complejo que atiende a la interacción existente entre el sujeto y las imágenes, que
70
Nelson Goodman: Los lenguajes del arte, Barcelona: Seix Barral, 1976, p. 54.
71
Ibíd., p. 52-54.
72
Ferdinand de Saussure: Curso de lingüística general, Buenos Aires: Losada, 1964.
73
Jacques Aumont: La imagen, Barcelona: Paidós, 1992, p.84-85.
65
INTERFERENCIAS
Un régimen escópico presupone que junto al estudio fisiológico del funcionamiento de la visión,
junto al análisis fenomenológico de la conciencia de imagen y a la descripción de la estratificación
del fenómeno visual, junto, en definitiva, al análisis del complejo entramado de esquemas
perceptivos, memorias y expectativas que constituye el papel activo y constructivo del
espectador, se desarrolla una reflexión sobre la multiplicidad de los factores culturales, sociales y
tecnológicos que estructuran el proceso del ver, subrayando cómo dicho ver tiene siempre lugar
en referencia a un sinfín de formas de representación, a una red de creencias y prácticas
interpretativas socialmente compartidas, a un entrecruzamiento con la esfera del placer y el
deseo, y en el interior de determinadas posibilidades de visión que son configuradas por la acción
75
de los instrumentos y los aparatos que regulan la producción y el disfrute de las imágenes.
Regímenes que nos llevan a las subculturas y que nos sirven de guía para analizar las
distintas determinaciones culturales, modos de mirar y gramáticas de la mirada heredadas del
Renacimiento y el Barroco.76 Lo que establece que algo tan natural como la mirada no es un
proceso inocente, sino que lleva consigo patrones culturales predeterminados, que sin darnos
cuenta utilizamos en nuestras representaciones. Según éste, el régimen escópico se definirá
como «el modo de ver de una sociedad, ligado a sus prácticas, valores y otros aspectos
culturales, históricos y epistémicos».77 Así, la relación que se establece entre la visión y el
punto de vista, visión y poder, visión y espectáculo, acabarán representando modos de
conceptualizar las políticas de la mirada a lo largo de la historia y cómo ella constituye un
importante papel en la construcción de la identidad subjetiva de los espacios colectivos, lo que
contribuye a organizar el imaginario de la comunidad y su consecuente construcción de
estereotipos, sin dejar de atender, dentro de este proceso, a la hibridación o contaminación
que se produce entre todos los géneros que constituyen dicho imaginario, que dan lugar al
mestizaje de los sistemas de representación dentro de un ambiente sincrético que concilia
distintas formas de concepción de las imágenes.
74
Christian Metz: El significante imaginario: psicoanálisis y cine, Barcelona: Paidós, 2001, p. 71.
75
Antonio Somaini (ed.): El lugar del espectador. Formas de comprensión de la cultura de la imagen, Milán: Vida y
Pensamiento, 2005, p. 13 (traducción propia).
76
Martin Jay: «Regímenes escópicos de la modernidad», en Campos de fuerza. Entre la historia intelectual y la
crítica cultural, Barcelona: Paidós, 2003, pp. 221 y ss.
77
Ibíd.
66
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Problemas sociológicos que no pocos estudiosos del tema se afanaron por analizar al
cerciorarse que el paisaje cultural de la sociedad estaba cambiando, uno de los primeros que
se pusieron manos a la obra fue Enrico Fulchignoni, quien con su libro La Civilisation de l´Image
(La civilización de la imagen), de 1969, bautizaría todo un fenómeno que, si cabe, recobra aún
más vigencia en la actualidad con los nuevos medios tecnológicos, instaurando las bases de un
ecosistema icónico denso y diversificado, una nueva sociedad opulenta de alta densidad
textual y visual que conlleva sobrecarga de información y cierta alienación psicológica. Un
recorrido que parte del cine, y que, pasando por la televisión y el video, se amplifica mucho
más con los nuevos instrumentos electrónicos, produciendo una transformación cuantitativa y
cualitativa de este contexto, donde se produce una omnipresencia de la imagen además de
una pantallización del individuo. Mecanismos que, percatándonos en mayor o menor grado,
trabajan a favor de intereses de índole económica e ideológica bajo la sibilina apariencia de la
seducción, condicionando nuestras actitudes, valores, gustos e inquietudes, en definitiva: todo
aquello que construye nuestra identidad. Un arma de doble filo que, por el contrario, utilizada
con objetivos clarificados de antemano, supone una herramienta útil para la formación y
adquisición de conocimientos; entonces, según esto: «las imágenes reflejan tanto a la sociedad
que las construye como contribuyen a construir el imaginario de estas sociedades».78 Cambios
vertiginosos que fueron acostumbrando a la percepción del espectador a ser cada vez más
participe del instante visual. Se ha estimado, por ejemplo, que en la época de Lautrec un
peatón concedía veinte segundos al examen de un cartel, pero en 1960 se calculaba que su
atención no superaba los dos segundos.79
Hecho que hace pensar que la percepción de la imagen, ante la velocidad incrementada,
pasa cada vez con más frecuencia de un análisis consciente a un análisis inconsciente, del
estudio visual dedicado al vistazo, cosa que afecta a la recepción de la pintura, que requiere de
un esfuerzo de espectador, esfuerzo que cada vez en menos ocasiones está dispuesto a hacer.
Un cambio de régimen escópico que nos lleva ‘del inconsciente óptico a la e-image’,80 según
José Luis Brea, lo que conduce a, cada vez más, sabernos con bagaje aprehendido al ver
determinada imagen, que produce una oscilación entre aquello que ya sabemos acerca de la
imagen y aquello que podemos conocer a través de ella. Si de régimen escópico hablamos,
Martin Jay en su libro Campos de fuerza (2003), específicamente en el capítulo, ya referido
anteriormente, dedicado a los ‘regímenes escópicos de la modernidad’, sobre los estudios de
la cultura visual nos viene a decir que, en ésta, no solo impera el heredado método
perspectivista cartesiano, sino que en el fondo se superponen a éste el empirismo baconiano
descriptivo y el método barroco, estratos que enredan nuestro acercamiento a aquellos
espacios lógicos de lo visible y lo cognoscible.
78
Fernando Hernández: Educación y Cultura Visual, Barcelona: Octaedro, 2000.
79
Roman Gubern: Del bisonte a la realidad virtual. La escena y el laberinto, Barcelona: Anagrama, 1996, p. 123.
80
José Luis Brea: «Cambio de régimen escópico: del inconsciente óptico a la e-image», en Revista de Estudios
visuales. Ensayo, teoría y crítica de la cultura visual y el arte contemporáneo, ¿Un diferendo "arte"?, Murcia:
Cendeac, 2007, p. 145.
67
INTERFERENCIAS
Rosalind Krauss se encargará de ampliar.81 Según este planteamiento hay algo que se revela en
la imagen a través de la mediación del artefacto con el que ha sido producido, idea que parece
de gran calado y muy adecuada al tema que estamos tratando en la presente investigación. Un
‘algo’ que, a priori, no podemos ver y que mediante el medio nos es revelado a nuestro
conocimiento; se hace consciente un saber proveniente de un inconsciente óptico, el de la
cámara, que no puede pensarse. Un fenómeno propio del aparato que debido al devenir
temporal, al incremento de la velocidad, va adoptando el ojo humano, compadeciendo de esta
manera cada vez en mayor medida al conocimiento de lo cuasipercibido, progresando hacia un
conocer, por medio de la imagen, cada vez menos reflexionado, una especie de pregnancia
adquirida que nos posibilita completar aquellos huecos de información que en un vistazo
rápido no hemos percibido. Una situación sobre lo óptico que nos hace traer a la memoria
aquel movimiento duchampiano en contra de lo retiniano, en contra de la hegemonía marcada
por los poderes confiados a su órgano. Es decir que: lo que percibe el ojo no son nunca simples
cuestiones formales sin fondo alguno, sino que detrás de todo eso se halla un entramado
sistema de pensamientos y significados que nos dirigen hacia relaciones conceptuales, que
consecuentemente ordenarán las imágenes dentro de un orden del discurso propio de ese
carácter científico que corresponde una epistemología específica.
Esto nos demuestra que las imágenes del arte, si así lo son, siempre llevan consigo un
conocimiento. Una guía que, reiteramos, ha de servirnos para viajar y diferenciar éstas del
resto, en este denso mapa iconográfico que es la iconosfera, que estamos dibujando. De ahí
81
Walter Benjamin: «La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica» en Discursos Interrumpidos I,
Buenos Aires: Taurus, 1989. Y Rosalind E. Krauss: El inconsciente óptico, Madrid: Tecnos, 1997.
82
En «Las Meninas» de Las Palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Buenos Aires: Siglo XXI,
Michel Foucault analiza extensamente la pintura de Diego Velázquez para exponer que todos los períodos de la
historia han poseído ciertas condiciones subyacentes de verdad que constituyeron lo que era aceptable, como por
ejemplo el discurso científico. Afirma que las condiciones del discurso han cambiado a lo largo del tiempo, de un
período de episteme a otro. El filósofo demuestra los paralelismos que tuvieron lugar durante el desarrollo de tres
campos distintos del conocimiento científico: lingüística, biología y economía.
83
Martin Heidegger: «El origen de la obra de Arte», en Caminos de bosque, Madrid: Alianza, 1996, pp. 11 y ss.
84
José Luis Brea: op. cit, p. 145.
68
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
radica la importancia del arte y que aún siga vigente, tras su muerte, pues supone un proceso
de desocultamiento de la verdad, del ser que establece un pensar reflexivo propio de cierta
ideología estética,85 según el término utilizado por el crítico literario Paul de Man, que
revitaliza la importancia del conocimiento óptico como actividad simbólica que trata de
desocultar esa verdad, y que acaba derivando en una estética como ideología, según Terry
Eagleton.86 Pero son las condiciones que el régimen escópico determinado de cada época, las
que propician uno u otro intercambio simbólico, es decir que: la actividad artística,
determinada según esta actividad simbólica, depende de aquellas convenciones fijadas por la
institución social, a través de sus comportamientos, narraciones, ritos, mitos…en donde, de
alguna forma, se mantiene un inconsciente concepto de creencia.
Tras el asentamiento de la imagen electrónica podemos afirmar que ese flujo simbólico
generado por la imagen cambia de régimen, lo que hace que su acercamiento, la experiencia
que de ésta obtiene el espectador, también cambie, así como aquellas gestiones propias de la
producción de imágenes dentro de este nuevo régimen, pensamientos que iniciaría Benjamin
en su celebérrimo ensayo de 1936. Si en esa época se notaba ya el paso de una imagen
artesanal a una disolución de ésta, desde la ligera fisicidad que proponía la reproductibilidad
técnica de la imagen87 y sus soportes, ahora las nuevas imágenes electrónicas de la densa
iconosfera aparecen ante nosotros como puro fantasma, efímeras y sin duración, contingentes
en un instante, en el ahora continuo, fuerza mesiánica que Benjamin definía como el
«cometido de la política mundial cuyo método debiera llamarse nihilismo».88 Imagen-tiempo,89
como denomina Deleuze, dinámica que incorpora un sentir de la secuencialidad consustancial,
y siempre diferente, desplegando una retórica temporal que transforma el flujo simbólico al
que acostumbraba la lectura de la imagen estática, que acaba quedándose anclada en una
concepción romántica, donde la imagen se concebía como instante eterno que podía perdurar
en relación a lo pasajero del ser, constituyendo una memoria del ser.
Con la imagen electrónica actual, dicho sentir se ve alterado en sumo grado: ya no existe
una promesa de duración, se contrapone el hecho de permanencia que otorga la imagen
artesanal debido a su soporte, como pasa con la pintura, con el carácter flotante que ostenta
el estado no permanente de la imagen electrónica. Esta primera imagen-materia, propone una
memoria documental, es decir: una relación constante con el pasado, la segunda, la actual,
ofrecida por los medios electrónicos, propone una memoria del inconsciente, volátil, memoria
fábrica que opera como máquina, interconectando fragmentos de percepción, dispositivo
generativo de lo diferente que pone en primer plano las tensiones dinámicas de la complejidad
social, que se mueve subyugada por el aparato deseante que se retroalimenta proyectada en
las representaciones de su imaginario. Un recorrido, de la imagen-materia a la reproducida por
los medios electrónicos, que la hace viajar desde la reflexión exterior, extendida sobre ella en
momentos pasados, a una asimilación psíquica instantánea en la actualidad, es decir que: los
procesos que conlleva esta nueva imagen se acaban trasladando al plano puramente mental;
85
Paul de Man: La ideología estética, Madrid: Cátedra, 1998.
86
Terry Eagleton: La estética como ideología, Madrid: Trotta, 2011.
87
Ver José Luis Brea: Las tres eras de la imagen. Imagen-materia, film, e-image, Madrid: Akal, 2010.
88
Walter Benjamin: «Tesis de filosofía de la historia» en Discursos Interrumpidos I, Buenos Aires: Taurus, 1989, p.
194.
89
Gilles Deleuze: La imagen-tiempo. Estudios sobre el cine II, Barcelona: Paidós, 1987.
69
INTERFERENCIAS
«una memoria heurística, que en base al trabajo de interconexión o interlectura que moviliza,
produce creativamente conocimiento, innovación, reelaboración enunciativa».90
Un proceso azaroso que depende del contexto y que nos recuerda a aquellos métodos
dadaístas de composición de una obra, pues propone el continuo de una memoria no adherida
al objeto sino en red, sin registro sino conectividad, sin inscripción documental localizada sino
distribución relacional, que engendra una nueva economía del arte acorde al sistema
capitalista avanzado, que, caracterizado por el postfordismo,91 se desplaza paulatinamente
hacia una producción cada vez más inmaterial, que conlleva el contenido simbólico en sí
mismo, que pone en funcionamiento imágenes de naturaleza cada vez más colectiva e
intersubjetiva, donde la comunidad se identifica en una especie de fragmentada memoria
compartida. Todos estos cambios desmontan, de alguna forma, la institución-arte hasta ahora
conocida, en ese sentido diríamos que vivimos una época de transito donde convive la imagen-
materia y aquella que se desprende por completo de su fisicidad, obligando a revisar toda la
política de intercambios.
Por ello, la imagen infográfica es un enunciado icónico que emerge en la pantalla a partir
de la interacción; la que propone el catálogo de posibilidades morfogenéticas del propio
programa de la máquina y la que procede del operador que interacciona con el programa. Al
contrario de las imágenes con soporte físico, éstas, las infográficas, no son indiciales. La
tipología de estas imágenes se clasifica, a diferencia de la tradicional distinción que hacía
Rudolph Arnheim, en 1969, entre signos, símbolos y representaciones, en imágenes
abstractas, sin valor semántico explícito, imágenes simbólicas, a las que corresponden gráficos,
diagramas o esquemas que proporcionan información cuantitativa, topológica o estructural,
90
José Luis Brea, Op. Cit.
91
El postfordismo es el sistema de producción implantado actualmente en la mayor parte de los países. Está
caracterizado por la utilización de las nuevas tecnologías de información, más atención a los tipos de consumidor
que a la masa social. El término postfordismo está dando paso paulatinamente a una serie de términos paralelos
como la ‘economía del conocimiento’, ‘capitalismo cognitivo’, la ‘economía cognitivo-cultural’, etc. Un cambio de
terminología y acercamiento al hecho que lleva asociado importantes cambios conceptuales y de comportamiento
en los sujetos. Las relaciones que este concepto mantiene con el arte en la época actual, podemos consultarlas en
Octavi Comeron: Arte y Postfordismo. Notas desde la Fábrica Transparente, Madrid: Trama, 2007. En él, Comeron,
esboza un escenario de mutaciones e interrogantes con los que lidia simultáneamente el espacio artístico y el
pensamiento político. Un trayecto que viene trazado aquí desde la imagen, como producción y como crítica de la
imagen que nuestra época produce de sí misma.
70
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
92
Hans Werner Holzwath (ed.): «Jeff oons», en Art Now vol. III, Köln: Taschen, 2008, p. 286.
71
INTERFERENCIAS
Con objeto de tratar de definirla a través de su praxis, dado que en esa deslimitación
elástica y confusa no podemos establecer parámetros fijos, podemos recurrir a lo que ella no
es, a una cierta lógica inversa. A comprobar correspondencias entre ella y el fondo de polución
sobre el que se recorta. Según esto, la praxis de la pintura actual iría encaminada no sólo a
ocuparse de la práctica tal cual, concebida esta desde esa actitud del artista romántico metido
en su taller no haciendo otra cosa que pintar, sino también a abordar el asunto teórico, para
tratar de establecer estrategias que contrasten su práctica, de manera osmótica, con ese fondo
de polución, que corresponde al resto de la iconosfera, de lo que la pintura no es. Una lógica
de la negación para saber lo que es, cuyo antecedente, como veremos más adelante al hablar
del objeto-cuadro, podemos situarlo en la obra Cuadro al revés, o Reverso de la pintura, de
Cornelius Norbertus Gijsbrechts (il. 9), realizado entre los años 1670-75 y que nos posiciona en
la perspectiva visual radical de lo que queremos desentrañar, en función de una praxis
expandida de la pintura. Como punto de referencia que nos haga reconocer el momento en el
que estamos y del que partimos para el análisis de aquellas obras, movimientos o estilos que
conformarán la referencia visual de lo que aquí se está tratando.
72
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Pero existe otra esfera de negación aparte de ésta, que concibe la imagen pictórica como
una representación que algo oculta. Ésta actitud correspondería al hecho de enfrentarse a ‘la
nada’ haciendo (pintura), para rellenar ese agujero o vacío primordial que comporta el sujeto
existencialmente, con el hacer de la actividad. Paradójicamente, en los casos pictóricos más
reflexionados, se muestra esta pintura como una contradicción nihilista, pues habla de la nada
mediante un ejercicio que expulsa esta nada fuera, como en el caso del cuadro al revés antes
mencionado, que aun así establece un alto grado de autoconciencia. Una autoconciencia del
perdedor, que quiere hacer ver a los ciegos una actitud que finalmente se le supone al pintor
arriesgado, mal que le pese, que ha sacrificado todo para llegar a un desierto donde ha de
seguir caminando, en condiciones aún peores y con unos recursos mermados por el esfuerzo.
Una paradoja y una negación que ya no abandonarán al artista. En este sentido, podemos
señalar como significativa, que ejemplifica esta postura de oposición, la obra (il. 10) de Allan
McCollum (Los Angeles, 1944), quien establece la confrontación de la singularidad individual y
93
Fernando Castro Flórez: Una ‘verdad’ pública. Consideraciones crítica sobre el arte contemporáneo, Madrid:
Documenta Artes UAM, 2009, p. 25.
73
INTERFERENCIAS
la masa, así como una reflexión sobre los modos de producción del objeto, cuadros, en el caso
de la ilustración, realizados a base de moldes.
Situación que no es nueva, sino que tiene que ver con toda una corriente europea
iniciada en el siglo XVII. Desde los parámetros que establece esta corriente, no se trata tanto
de una negación de lo visual, como vimos en el apartado dedicado a la iconoclastia, sino de
una puesta en cuestión que genere diferentes estrategias y comportamientos, que ayuden a
indagar en ese campo deslimitado que supone la pintura así concebida. Desde dichos
parámetros, enfrentarse hoy a la praxis pictórica supone un acto de disconformidad con lo
existente, dado que crear supone no aceptar lo establecido para reenviarlo y proyectarlo sobre
ese inquietante fondo de polución al que aludíamos. La pintura así entendida, es la pausa
reflexiva de la negación constructiva, que nos obliga a pensar la imagen desde otros puntos de
vista no convencionales que escapan al consumo habitual al que nos acostumbra el sistema
cultural imperante.
Una acción, la del pintor en relación a ese ‘fondo de polución’ que trascurre paralelo a su
actividad, osmótica en el sentido de consumición no consumada de estas imágenes que
rescata del caos iconosférico, para ser encapsuladas en ese espacio híbrido de reflexión. Y
reiteramos eso de actitud disconforme y arriesgada, pues en muchos casos la elasticidad
merma, o `la goma´ rompe por fatiga del material, cosa que lleva a muchos artistas a cesar su
actividad o a explorar otros territorios. En ese caso ahí tenemos el ejemplo de Duchamp, cuyo
silencio, como decía Beuys, fue sobrevalorado, pero que, antes de ese cese total de actividad
como crítica a lo existente, a la pintura que en aquel momento se estilaba fruto de las
exposiciones acostumbradas en la época, que, al descubrir Étand Donnés, vimos que no fue
tanto, realizó eso que él mismo consideró su último cuadro, en el sentido convencional de óleo
sobre lienzo. Tu m’(il, 11) responde a la concreción de una obra que su autor realizó por
encargo, casi a regañadientes, pues esto es lo que consideraba acerca de ella:
Es una especie de inventario de todas mis obras precedentes, más que una pintura en sí misma
(…) Nunca me ha gustado porque es demasiado decorativa; no es una actividad muy atractiva
94
resumir toda la obra propia en una pintura.
94
Schwarz, T.C.W.M.D., p. 471, citado por Juan Antonio Ramírez: Duchamp, el amor y la muerte, incluso, Madrid:
Siruela, 1993, p. 62.
74
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Según palabras de Juan Antonio Ramírez; «creo que lo más adecuado es considerar esta
pintura como una especie de versión opaca y horizontal del Gran vidrio. (…)Su última pintura al
óleo es, pues, el mejor puente entre los ready-mades y la obra maestra sobre cristal, de la cual
es también una versión anamórfica y aplastada. No es fácil establecer fronteras en la obra, tan
coherente, de Marcel Duchamp».95
Enfoque plural
Posicionados ahí por decisión propia, sabiendo a lo que nos atenemos a razón de saber
todo lo que ha pasado en las últimas décadas del arte, las innovaciones tecnológicas, a las que
siempre se ha visto enfrentada la pintura,96 no deben suponer una amenaza para la práctica
pictórica sino al contrario; un estímulo que lleve al artista a comunicarse con ellas o recurrir
estrategias que las impliquen, bien en su aspecto material bien en el conceptual. Esto generará
nuevos procesos de construcción de imágenes (pictóricas), a fin de elaborar nuevos discursos a
través de las posibilidades de representación y presentación que establecen. No olvidar que,
como muestra la historia reciente del arte, cada transformación radical es en principio
rechazada y asimilada posteriormente. Las reacciones que se dan en el terreno de la pintura
ante las muertes que contiene, acaban siendo impulsos que hacen avanzar a la pintura y
redefinirse, demostrando que esta redefinición va más allá de sus concepciones tradicionales
que la ajustan a un uso de materiales concreto y a un acercamiento conceptual derivado de
ellos. La pintura actual se abre a influencias, tanto conceptuales como formales, trasvasadas
de otras disciplinas. Esta confluencia, lejos de la confrontación, supone una aportación que ha
enriquecido y ampliado el campo de la pintura. Las bases conceptuales de lo pictórico se
multiplican, su práctica se hace extensible a todo tipo de técnicas, soportes y materiales.
Superadas las convenciones sociales, el margen de juego parece ilimitado.
95
Ibíd., p.64.
96
El 18 de agosto de 1839 el matemático, físico, astrónomo y político francés Jean Dominique Arago hace público
en la Academia de Ciencias de Francia la nueva técnica descubierta por Daguerre. Entre los asistentes a aquella
sesión se encontraba el pintor de batallas Paul Delaroche. quien al salir de la reunión exclamó: ¡A partir de hoy, la
pintura ha muerto! Cf. Regis Debray: Vida y muere de la imagen Historia de fa mirada en Occidente. Barcelona:
Paidós, 1994, p. 225.
75
INTERFERENCIAS
Con ‘el fin del arte’, Danto anuncia en 1984 que se ha llegado al fin de una era que
comprende de 1400 a 1964. Pero con el fin del arte, Danto, no se refiere a que el fin de éste
haya llegado o que los pintores dejen de pintar, sino que su historia, basada en relatos
legitimadores, había llegado al final. Entonces, hablar de la muerte de la pintura no significa
que ésta desaparezca o que no vaya a existir más. Lo que no se dará será ese prisma de
estética monocorde, por el que muchos historiadores pretenden ver el arte tradicional. En
contra de ello ahora, para los artistas del momento posthistórico, cualquier medio y estilo son
legítimos. En oposición a aquello que, de modo materialista, Clement Greenberg buscaba:
mantener al arte dentro de las limitaciones de su propio medio para alcanzar un arte puro,
Para Danto el problema se haya en determinar que puede ser un error identificar el progreso
de todo el arte con el de la pintura, como Greenberg pretendía. ‘Lo que el arte busca’, según
Danto, es la comprensión filosófica de lo que el arte es, que también posee relación las
posibilidades de los propios medios, pero no cargando toda la responsabilidad sobre la
disciplina pictórica.
76
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
imperativo que quiera. En este sentido, Phillip Guston fue uno de los pintores que mejor
demostró que la pintura, más allá del acabamiento al que sometía el modernismo, puede
adquirir nuevas funciones y finalidades.
La óptica señalada, nos sirve para profundizar en esa comprensión filosófica de lo que la
pintura es. Un fin del arte útil que no supone un acabamiento total, sino una salida hacia esa
presión sobre el límite que posee el valor de la tensión, pues, como señala Omar Calabrese: «el
límite es la tarea de llevar a sus extremas consecuencias la elasticidad del contorno sin
destruirlo. El exceso es la salida desde el contorno después de haberlo quebrado. Atravesado:
superado a través de un paso, una brecha».97 Es decir que: con la continuación de la pintura,
nos dedicaremos al continuo cuestionamiento de su elasticidad y resistencia del contorno que
demarca su paradójica desterritorialización, como veremos. Otros caminos que posibilitan una
situación de juego sinfín en el contexto del arte contemporáneo, ayudando a un constante
enriquecimiento semántico:
El juego aparece entonces como el automovimiento que no tiende a un final o una meta, sino al
movimiento en cuanto movimiento, que indica, por así decirlo, un fenómeno de exceso, de la
autorrepresentación del ser viviente. (…) Todo esto procede, evidentemente, del carácter básico
de exceso que pugna por alcanzar su representación en el mundo de los seres vivos. Ahora bien,
lo particular del juego humano estriba en que el juego también puede incluir en sí mismo a la
razón, el carácter distintivo más propio del ser humano consistente en poder darse fines y aspirar
a ellos conscientemente, y puede burlar lo característico de la razón conforme a fines. Pues la
humanidad del juego humano reside en que, en ese juego de movimientos, ordena y disciplina,
98
por decirlo así, sus propios movimientos de juego como si tuviesen fines; (…).
Desde ahí más que de objetos específicos podremos hablar de figuras retóricas que se
hacen necesarias para ilustrar la idea que queremos transmitir, como acompañantes a nuestra
narración. Una narración que oscilará entre el avance sincrónico, que confiere la hebra
espacial, y el avance diacrónico, que aporta la hebra temporal, añadiendo cierta dimensión
histórica revisionista respecto al arte de otras épocas. Ello propiciará una visión equidistante
de coordinación crítica que posibilite la asimilación cualitativa de las diferentes
manifestaciones para poder comprenderlas. Desarrollo que, sin duda, corre paralelo a la
historia de la filosofía hasta que, en la época contemporánea, parecen unirse en la búsqueda
de cuestiones similares que afectarán a ambas ramas. Así, en el estudio específico de ciertas
97
Omar Calabrese: La era neobarroca, Madrid: Cátedra, 1996, p. 66.
98
Hans‐Georg Gadamer: La actualidad de lo bello, Barcelona: Paidós, 1991, pp. 68-69.
77
INTERFERENCIAS
piezas, aparecerán algunas que, desde el enfoque que perseguimos, aparecerán renovadas
dentro de ese contexto, aportando soluciones a un momento dado.
Por ello, atendiendo al tema que nos acontece, para la definición de la pintura en su
campo expandido, expresión que nos apropiamos de Rosalind Krauss, teórica del arte que en la
revista October 8 de 1979 publicó el artículo titulado: La escultura en el campo expandido,
donde relata una serie de fenómenos apreciables que estaban sucediendo a finales de los
setenta, y principios de los ochenta, en el terreno de la escultura; sucesos que rompían con la
tradicional concepción de la categoría escultura, algo que podía ser aplicable también al
ámbito de la pintura:
(…) las categorías como la escultura y la pintura han sido amasadas, extendidas y retorcidas en
una demostración extraordinaria de elasticidad, una exhibición de la manera en que un término
99
cultural puede extenderse para incluir casi cualquier cosa.
Una vocación hacia la expansión, que desde otras actitudes ensayan autores como Kurt
Schwitters (Hannover, 1887), artista dadaísta que podemos considerar pionero de esta
expansión de la que da cuenta Rosalind Krauss a finales de los setenta, dado que su propia
actitud de ensamblador sin límites le lleva a una construcción de una obra transitable que ya
no es pintura, ni escultura, ni arquitectura, sino un entorno donde las tres disciplinas se dan
cita, hecho curioso que podemos observar en su obra Merzbau. Merz correspondía al término
que Schwitters acuñó para referirse a sus propios proyectos, que distaban de un objetivo
puramente Dadá. Lo que le condujo a denominar más tarde a todas sus obras como
variaciones de éste, de ahí una de ellas: Merzbau, su mayor obra, en la que empieza a trabajar
en 1923, transformando las habitaciones de su casa de Hannover, Alemania, a partir de
influencias cubistas y constructivistas, en una ampliación que mantuvo el proyecto vivo hasta
1936. Después de esta obra, existieron otros dos Merzbau más, el último inacabado en
Inglaterra, obras que, asimismo, tienen relación con la Habitación de Proun, de El Lissitszky,
99
Rosalind Krauss: «La escultura en el campo expandido», en Hal Foster ed.: La posmodernidad, Barcelona: Kairós,
1985, p.60.
100
Ibíd., P.64.
78
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
inscrito dentro del ideario suprematista, que transporta esa idea del asalto de lo pictórico al
espacio real.
(…) a través del universo de términos que se consideran en oposición dentro de una situación
cultural. (El espacio posmodernista de la pintura implicaría evidentemente una expansión similar
alrededor de una serie diferente de términos a partir del par arquitectura/paisaje, una serie que
probablemente plantearía la oposición carácter único/reproducibilidad). Se sigue, pues, que en el
79
INTERFERENCIAS
interior de cualquiera de las posiciones generadas por el espacio lógico dado, podrían emplearse
101
muchos medios diferentes, (…).
Una idea que nos hace pensar en la hibridación y el eclecticismo como los paradigmas que se
instauran, a partir de ese momento, con el posmodernismo, y que nos hace preguntarnos,
entonces, donde está el límite; a qué podemos denominar como pintura, a qué escultura o a
qué arquitectura. En primera instancia podemos responder, una serie de puntos a desarrollar a
continuación, que el hacer pintura u otra disciplina dependerá de la intención del propio
artista, su vocación expresiva como si dijéramos, aunque luego los especialistas traten de
adecuarlo a uno u otro terreno, y en segundo lugar, en el caso específico de la pintura, a
cuestiones que tienen que ver con el concepto de ‘lo pictórico’, que enlazarán la obra con
cualidades específicas de ese contexto.
101
Ibíd., p.73.
102
En El retorno de lo real, Hal Foster nos explica cómo en las prácticas contemporáneas el giro del “texto”
intersticial al “marco” institucional es pronunciado, lo que hace que la propia reflexividad del espectador se anticipe
en lo que él llama la ‘acción diferida’, donde una compleja alternancia de anticipación y reconstrucción vaya
conformando la significación de los acontecimientos de la vanguardia en la que nos vemos insertos.
80
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
acometiéndola desde su borde, por decirlo de algún modo, cuestión que se perfilará
definitivamente en los años ochenta, como época de síntesis de este concepto, tras los serios
antecedentes que suponen las distintas aventuras artísticas que, en ese sentido, se producen
en la década de los sesenta, alargándose, posteriormente, hasta nuestros días. Decimos
síntesis pues, en las décadas anteriores, existe cierta lucha entre aquellos puramente
conceptuales, que abandonan la práctica pictórica, y los neoconceptuales, que la vuelven a
integrar en sus prácticas, recuperando cierta semiótica del arte para intentar desvelar las
condiciones y mecanismos ocultos del proceso productivo. En ese sentido, como escribe Elena
Oliveiras: «hasta la aparición del conceptualismo, el discurso sobre la obra opera de manera
marginal, en los bordes del hecho producido. Pasa luego a ser parte del cuerpo principal de la
obra. El parergon se convierte en ergon».103 Lo que resulta en un proceso de perdida de
inocencia, se rompe con la ilusión de la representación para incidir directamente en la cosa
mental.104
Ese trabajo que conlleva posicionarse en el borde, acaba excediendo las manifestaciones
neoconceptuales para ingresar en las más diversas tendencias postconceptuales, donde
podemos integrar la inmersa producción de la plástica actual, que bajo las premisas del
posmodernismo, según autores como Danto, parece atender a la máxima del `todo vale´.
Danto advierte que el arte se ha liberado de la pintura, de la escultura, de la arquitectura,
porque ya no tiene la necesidad de ser esto o aquello, manifestando que ya no tiene límites. A
partir de estas premisas comenzará lo que él mismo denomina como arte posthistórico,
cuestiones que reflexiona al contemplar la Caja de Brillo de Andy Warhol (il. 13). Desde ese
103
Elena Oliveras: «Los bordes de la pintura», en Rosa María Ravera (ed.): Estética y crítica. Los signos del arte.
Buenos Aires: Eudeba, 1998.
104
«la pittura è cosa mentale» Leonardo da Vinci: Trattato della pittura, Codex urbinas, 34b, (trad. de Ángel
González García), Madrid: Akal, 1989, p. 69.
81
INTERFERENCIAS
momento, el pluralismo formará parte de la conciencia del artista; «cualquier opción valía
tanto como otra. No es que todo fuera históricamente correcto; la corrección histórica había
dejado de tener aplicación».105
(…) se ubica frente, al lado y además del ergón, del trabajo hecho, de la obra, pero no cae al lado,
él toca, coopera desde cierto afuera, al adentro de la operación. Ni simplemente afuera ni
simplemente adentro. Como un accesorio que estamos obligados a recibir en el borde, a
106
bordo.
Comencemos por tomar como referencia el soporte plano del plano de representación,
ese objeto-cuadro cuya utilización se ha extendido desde que fuera inventado en Holanda, y
que conllevaría el paso de una pintura mural o de retablo, que se adhiere sobre una pared
específica, a una pintura transportable, en tabla o en tela sobre bastidor, que facilitará la
inmersión del pintor en un trabajo que va abandonando progresivamente el encargo para
cuestionarse otros avatares de carácter más intimista. Nos proponemos investigar qué
derroteros ha seguido este objeto para llegar a ser cuestionado como tal, lejos de sí mismo
como ventana del mundo, sino desde la presentación de sí mismo como soporte. Victor I.
Stoichita, historiador del arte al que aludiremos para estudiar la evolución de este objeto,
declara que la teoría nace del objeto artístico, dado que la que se establece a partir de éste
sería una teoría que se ocupa más de las obras de arte que de ella misma, de ahí que
comencemos por interpretar e investigar lo que supone ese objeto-cuadro, cuya irrupción
supone una introducción de la pintura en una expresión más propia, `la pintura en sí misma´,
105
Arthur C. Danto: «Aprendiendo a vivir con el pluralismo», en Más allá de la Caja Brillo. Las artes visuales desde la
perspectiva poshistórica, Madrid: Akal, 2003, p.206.
106
Jacques Derrida: La verdad en pintura, Piados, Buenos Aires. p. 63.
82
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
cómo definiría Charles Perrault en 1688,107 fenómeno que la lleva hacia una intención de
autocomprensión.
14. René Magritte, La tradición de las imágenes (Esto no es una pipa), 1929
107
Cfr. Victor I. Stoichita: La invención del cuadro. Arte, artífices y artificios en los orígenes de la pintura europea,
Barcelona: Serbal, 2000, pp. 9-10.
108
Patrick Vauday: La invención de lo visible, Buenos Aires: Letranómada, 2009, p.51.
83
INTERFERENCIAS
84
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
cuadro adquiera ahora un sentido espacial por sí mismo como objeto, lo que conecta con ese
campo expandido que Rosalind Krauss, como hemos comentado, dedicaba a la escultura. Un
provocado efecto de tabula rasa que rompe con la tradición cuya raíz, por otro lado, podemos
hallar en el Constructivismo ruso. En ese sentido, podemos recordar el Tríptico de monocromos
(il. 15) de Alexander Rodchenko (San Petersburgo, 1891), como obra emblemática que
comienza una determinada tendencia que ocupará las vanguardias del siglo XX. Obra
iconoclasta que comienza con la ruptura de la representación y que nos da una idea de esa
búsqueda de la ampliación de la superficie pictórica y la disolución del cuadro, ya iniciada por
Kasimir Malevich, como comenta Hubertus Gassner:
En los cuadros monocromos el color se ha convertido en una cosa palpable, que mantiene su
forma sólo por su superficie limitada hacia afuera. Cuando Malevich definió la superficie blanca
del cuadro sólo como un fragmento del espacio infinito, ya era consciente de la consecuencia de
la autodisolución del cuadro por la intensificación ilimitada de sus constituyentes básicos, color y
110
superficie. La pintura absoluta sólo puede ser sin imagen.
Desde esa invención del cuadro a la que aludíamos, y su consecuente presentación, como
recorte de representación o ventana abierta al mundo, podemos especular en su propia
conceptualización distinguiendo cuatro formas en que éste puede mostrarse ante el
espectador: el cuadro como ventana, ya mencionado, el cuadro dentro el cuadro, el cuadro
como espejo y el cuadro como muro, modos a los que también podemos añadir la reciente
concepción del cuadro como pantalla, tan practicado por artistas como Sigmar Polke o los
hermanos Oehlen. Estas formas de pensar el cuadro llevarán a situaciones límite que
comienzan desde su parte representativa ya en el barroco, cuestiones interesantes que el siglo
XX procurará resolver desde su presentación objetual, dándole al asunto todas las vueltas
necesarias, empezando por rasgar literalmente el propio plano de representación, cosa que ya
se había reproducido con anterioridad en forma de trompe l´oeil o engaño visual, para
provocar, así, un diálogo espacial donde la propia pared adquiera nuevo sentido, aparte del
que hasta ahora poseía como margen que posibilitaba la visión y soporte mismo del cuadro
como objeto de representación, un objeto que siempre condenaba una parte a su invisibilidad
perpetua. En la aventura espacialista que inaugura Lucio Fontana, el espacio real que antes se
encontraba fuera del marco de la representación comienza a circular y formar parte del
cuadro, creando un nuevo estado que sugestiona al espectador desde una poética diferente a
la que hasta entonces había provocado el cuadro como representación, un hecho que
condicionara en buena medida las manifestaciones posteriores.
110
Hubertus Gassner: Rodchenko: construcción 1920 o el arte de organizar la vida, México: Siglo XXI, 1995, p.36.
85
INTERFERENCIAS
curioso y el ojo metódico. Apartados que hemos de integrar, desde el punto de origen que
supone para nosotros el revés del cuadro de Gijsbrechts, juego paradójico cuya «imagen es
nada y todo al mismo tiempo. Nada, puesto que engendra la siguiente duda: ¿Dónde está la
imagen? Todo, puesto que se autocontiene en su totalidad»,111 pues aquello que esconde tras
la representación de su negación es ninguna imagen, o pudiera ser cualquier imagen.
Dicho hito, hace cierta mención a aquello que podemos considerar como fin de la
imagen, incluso fin de la pintura o fin del arte, cuestión que queremos señalar y que tiene
mucho que ver con parte del planteamiento previo a partir del que se articula este trabajo y
que aclara, en mención a una parte histórica de la pintura, cuestiones actuales que tienen
encuentro con esa proclamación de cierta muerte de la imagen, promulgada ya por el
suprematismo112 y que continuará los movimientos minimalistas, que no hacen sino ensalzar
esa parte del cuadro que lo instaura como objeto en detrimento de una función representativa
o ilusionista. En este sentido, desde un primer momento, Stoichita aclara que estas dos
posturas; representación y presentación, responden a actitudes adoptadas a partir de
cuestiones religiosas entre los defensores de la imagen y sus detractores, lo que viene a dividir
Europa en dos vertientes que, a grosso modo, la dividen en norte y sur, lo que por supuesto
establece aquí, dicho resumidamente, una breve historia de la pintura; los nórdicos que miran
a la imagen con escepticismo para conducirla a su destrucción (máximo exponente, producto
de esa concepción, desde una historia relativamente reciente, puede ser Malevich, al que
podemos corresponder como precursor moderno de la muerte de la pintura, que Douglas
Crimp, tras el agotamiento de Clement Greenberg, proclamaría a principios de los ochenta), en
cambio en el sur persistirá cierta ilusión en los poderes confiados a la imagen, elevándola a la
misión de portadora de los sistemas mnemotécnicos de saber artístico,113 ejemplo de ello lo
encontramos actualmente en esa actitud tan acogida por la sociedad, donde todo se memoriza
en grandes archivos, con el oculto interés desconocido de ir fabricando complejos sistemas
referenciales que acaben manteniendo un dialogo cruzado, en la interrelación que suscita ese
gran hipertexto que acompaña a esas imágenes almacenadas.
111
Victor I. Stoichita: La invención del cuadro. Arte, artífices y artificios en los orígenes de la pintura europea,
Barcelona: Serbal, 2000, p. 264.
112
«Ya no hay imágenes de realidad; ya no hay representaciones ideales; ¡no queda más que el desierto!», dice
Malevich en su Manifiesto suprematista (1924). Mario de Micheli: Las vanguardias artísticas del siglo XX, Madrid:
Alianza, 1979, p. 387.
113
Víctor I. Stoichita en La invención del cuadro explica una cuestión parecida a la actual ubicada en el siglo XVI
donde en un arte sumido en la crisis se intenta recuperar intentando establecer un arte de la memoria a partir de la
Ars memorativa et combinatoria, y así ofrecer a los pintores un gran aparato informativo capaz de combinar las
soluciones artísticas más valiosas para conseguir la obra de arte perfecta. Una máquina denominada Templo de la
Pintura seria la construcción imaginaria donde tendría cabida la cábala, el hermetismo, la tradición luliana del ars
inveniendi y la retórica del ars memoriae.
86
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Por tanto será en el siglo XVII donde se marque buena parte de ese pensamiento del arte
acerca de la nada. Comencemos, como hace Stoichita, refiriéndonos a lo que él titula como el
cuadro hecho jirón y un significativo cuadro, una escena de vanitas en hornacina por triplicado
pero con una serie de variantes (il. 16). En éstos podemos comprobar cómo la propia
representación y la representación de la representación ayuda a que la pintura, a partir del
hecho autorreferencial, reflexione sobre sobre sí misma, cuestiones que más tarde, eludiendo
la representación, accionará de nuevo la modernidad, pasando a la acción del rasgado literal
de la superficie. Asimismo, observamos cómo el arte camina hacia cierta actitud del
deshacerse, del disolverse, del autodestruirse para reelaborarse posteriormente de forma
conceptual, un proceso que, según lo observemos, bien pudiera denominarse como
despintura.
87
INTERFERENCIAS
las operaciones: aquellas que parten del espacio circundante y su relación con la pared,
aquellas que se centran en el espacio intermedio o marco para acentuar la arbitrariedad del
recorte, dando un paso más allá de la habitual concepción de ventana, y las que acometen el
espacio central de sostén, el bastidor. Como decíamos todas esas propuestas resultantes, las
de estos cuestionamientos y planteamientos en torno al objeto-cuadro, deben gran parte de
su incursión a Lucio Fontana (Rosario, 1899), pionero que inaugura esta etapa espacial y que
acaba titulando sus obras como conceptos espaciales.
Desde su Manifiesto Blanco de 1946, Fontana anuncia con timidez la crisis en que está
sumida la pintura de caballete, lo que le lleva a introducir en sus cuadros la tercera dimensión
por medio de agujeros y cortes. En este Manifiesto, deja patente que para lograr una
transformación radical en el ámbito artístico se requiere «un cambio en la esencia y en la
forma. Se requiere la superación de la pintura, la escultura, la poesía y la música. Es necesario
un arte mayor de acuerdo con las exigencias del espíritu nuevo»114. Cuestiones que intentan
discernir los límites de cada disciplina o su posible integración, planteamientos que
actualmente, y parte de estos escritos de Fontana sirvieron para ello, nos remiten a toda esa
parte cinematográfica que aúna anhelos perseguidos tiempo atrás por muchos artistas
dedicados a disciplinas específicas. «La materia, el color y el sonido en movimiento son los
fenómenos cuyo desarrollo simultaneo integra el nuevo arte»,115 como cierta utopía que
supone la romántica búsqueda de la obra de arte total. Aparte, las obras de Fontana intentan
superar la crisis de la representación en pintura, pues parece como si el lugar reservado a la
imagen no diera más de sí, por eso acaba rompiendo con el plano de representación para
114
Lucio Fontana: Manifiesto Blanco Buenos Aires: Escuela de Arte Altamira, 1946.
115
Ibíd.
88
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
hacer que la parte trasera del lienzo que queda silenciada, el espacio oculto a la vista del
espectador hable, dado que, ese
(…) espacio comprendido entre el lienzo —que es a la vez soporte y representación— y el muro
—que es parte y límite del espacio del espectador—, ese lugar silencioso y oculto, fundamental
para la propia pintura, que ha servido para relacionar ambos espacios, y que ha permanecido sin
116
embargo ignorado y mudo durante siglos, ha sido un lugar no practicado, un espacio dormido.
Ahora es turno de la acción reflexiva del espectador, ahora hemos de intuir ese envés por
medio de estas incisiones, que se presentan como la clave de acceso. La ruptura provocada por
Fontana, desbordando los límites de la pintura, actúa como dispositivos que reclaman
imperiosamente al espectador, porque ahora el espacio ya no es sólo el representado en el
cuadro sino que el adscrito a él, el real, llega a confundirse con éste y el terreno anteriormente
reservado a este espectador.
Hay que reconocer la gran labor que realiza Fontana pues desata aquellos movimientos
que mencionaremos a continuación. Gran parte de estas propuestas se hallan insertas, o se
cuestionaron con mayor intensidad, sobre todo en la década de los setenta, lo que no quiere
decir que luego estas investigaciones se dejaran de aplicar, sino que se extienden hasta
nuestros días.
Dos grupos franceses serán los que recojan el testigo y desarrollen, en sus propuestas,
parte de esa teoría espacialista de Fontana; el grupo BMPT, compuesto por Daniel Buren,
Olivier Mosset, Michel Parmentier y Niele Toroni por un lado y el grupo Supports-Surfaces
(soportes-superficies). Grupos que indagan en lo que supone toda una retórica del soporte,
que pasa a participar activamente en el enunciado de la obra, para alterar su homogeneidad y
provocar un desvío de la norma. De este modo, demostramos que el soporte pictórico y su
colocación, puesta en escena o instalación, puede formar parte activa, e incluso ser el
protagonista, en el enunciado de la obra. Para conseguir tal fin se tiende a dejar de lado la
función representativa, para que los elementos dispuestos no hagan mención sino a las
propiedades de los materiales y al proceso de elaboración de la propia obra. En las piezas que
veremos a continuación, la potencialidad informativa está centrada en la cualidad ‘matérica’
de la superficie y su relación con lo que la soporta, cobrando gran importancia de qué manera
se instala ésta.
Si nos percatamos en las partes que componen un cuadro, podemos comprobar que a lo
largo de la historia el soporte queda oculto, relegado a dato técnico-material que simplemente
asegura la existencia duradera del cuadro. «Su función principal no ha sido participar en el
discurso sino más bien posibilitarlo».117 Cuando el artista se percata de este hecho e intenta
integrar este elemento como parte del discurso, está dejando entrar en él una función de
cierto nivel cero, que queda reconocida en la obra como puesta a punto, desmontaje total del
116
Josu Larrañaga Altuna: «El espacio escindido: reflexiones acerca de la relación entre el concepto de
representación, el espacio y el papel del espectador», en Entorno. I. Sobre el espacio y el arte, Madrid : Editorial
Complutense, 1995 p.36
117
Julián Irujo Andueza: «Desviaciones retóricas del soporte y de la puesta en escena», en De la obra al espectador.
Lo bello, lo Kitsch, lo distante. Bilbao: Servicio editorial de la Universidad del País Vasco, 1998, p, 98.
89
INTERFERENCIAS
que comenzar a extender una nueva retórica del cuadro y la pintura. En su puesta en escena
seremos los espectadores los encargados de decidir activamente, como seres implicados en la
escenografía, las relaciones que establece la obra, pues será in situ donde podemos identificar
directamente las relaciones propuestas por la obra, su relación específica con el muro o con el
espacio expositivo. Dado que el contenido de estas obras suele resultar neutro e impersonal, a
fin de que sea el propio espectador el que interaccione con la obra en su contemplación, que
podríamos denominar ‘en diagonal’ o ‘de lado’, que justifica el contenido final de estas
propuestas. Un ejemplo de esto, lo marca Daniel Buren, quien repite en sus obras siempre el
mismo motivo de bandas verticales sobre fondo blanco. A fin de que sea el espacio más que el
motivo el que cobre protagonismo, denotando cómo cambia en relación a la repetición del
mismo motivo. Cuestiones que implican un rechazo rotundo a la ilusión, que la representación
proporciona.
El grupo BMPT, que aparece en el año 1967 como antecedente a lo que de forma más
intensa se desarrollará en la década de los setenta, rechazan de raíz toda aquella parte
narrativa de la que hasta entonces se llenaba buena parte de la pintura, cosa que quedó
patente en su primera exposición-manifiesto de dicho año donde, en el XVIII Salón de la Jeune
Peinture, el mismo día de su inauguración, descolgaron sus cuadros para desolidarizarse con
este tipo de salones, insistiendo «sobre la necesidad de definir una pintura al margen de la
iconoclastia Neodadá, aunque liberada de la mistificación imperante de la estética
convencional».118 En su manifiesto, los cuatro se autoproclamaron ajenos a la pintura, por lo
menos a esa a la que el público estaba acostumbrado hasta entonces, donde ahora podemos
118
Anna María Guasch: El arte del siglo XX en sus exposiciones. 1945-1995, Barcelona: Serbal, 1997, p. 249.
90
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
decir que tampoco han cambiado demasiado las cosas. «Pintar es conferir un valor estético a
las flores, a las mujeres, al erotismo, al entorno cotidiano, al arte, al dadaísmo, al psicoanálisis
y a la guerra de Vietnam. Nosotros no somos pintores».119
Con lo que se destila que lo principal no era exponer sus obras, sino dejar claras las
premisas bajo las cuales se basaba su trabajo, mostrando su inconformidad ante las
concepciones que se le otorgaban a la pintura, y afirmando los ‘errores’ que existían en la
misma. Tras esta negación, los firmantes plantearon que con ellos comenzaba una nueva etapa
de la pintura, esa pintura cuya finalidad no era la de radiografiar una parte del mundo sino la
de transcribir con el mayor grado de neutralidad posible «un insistente diálogo de mudez
(silencio deliberado y persistente)».120 En una nueva comparecencia del grupo, cada uno de los
cuatro presento una obra de idéntico formato que colgaron a modo de unidades modulares
formando un gran cuadrado: la de Buren dividido con 29 bandas verticales rojas y blancas
idénticas iguales de 8,7 cm., el de Mosset contenía un anillo circular en su centro, el de
Parmentier gruesas franjas horizontales de 38 cm. alternando el blanco y el gris, y el de Toroni
85 huellas de color azul de un pincel plano del número 50 dispuestas en intervalos regulares.
Con esto, pretenden manifestar una actitud que quiere huir del estilo para reducir la pintura a
un mero acto repetitivo, a un trazo vacío de mensaje, de imágenes; vacío de comunicación.
Cosa que se hace aún más patente cuando sabemos que el acto público no estaba programado
para la inauguración de la exposición, sino para una conferencia que nunca se llegó a dar.
19. Niele Toroni, Empreintes de pinceau nº 50 répétées á intervalles réguliers de 30 cm, 1974
Desde este mismo instante, estamos en presencia de «la pintura no como una utopía (el
arte como una ficción consoladora), sino como una atopia».121 En la siguiente comparecencia
del grupo en la V Biennale de Paris no harán más que reivindicar los mismos postulados en
contra de la ilusión, con una proyección sobre pared de imágenes de animales y de pin-ups,
119
Anna María Guasch: El arte último del siglo XX, del postminimalismo a lo multicultural, Madrid: Alianza, 2000p.
212.
120
Declaraciones de M. Parmentier en el catálogo de la exposición Douze ans d´art contemporain en France, París,
Galeries Nationales du Grand Palais, mayo-septiembre de 1972, p.296
121
Jean Clair, Art en France. Une nouvelle génération, París, Le Chene, 1972, p.97
91
INTERFERENCIAS
acompañada de una banda sonora que repetía: «El arte es ilusión en exceso, ilusión de
libertad...ilusión de sagrado...En ningún caso la pintura de Buren, Mosset, Parmentier,
Toroni...El arte es distracción, el arte es falso. La pintura empieza por Buren, Mosset,
Parmentier y Toroni».122 El grupo se acabaría disgregando, continuando la esencia de su
mensaje a partir de las figuras individuales de Buren que, con un tono de negatividad parecido
al de Ad Reinhardt, siguió con sus bandas verticales y empezó a pintar in situ en espacios
públicos, en rotundo rechazo al sistema comercial llevado a cabo por instituciones, galerías y
museos. Toroni por su parte sigue también con su marca de pinceladas intentando crear un
dialogo entre la pintura y el lugar de realización, dejando fuera toda implicación
autobiográfica: «Dejar la marca de la pintura antes de dejar mi marca de artista ha sido mi
motivación». «Esa voluntad de no dejar huella en tanto que artista hizo que en su primera
exposición individual en la galería Yvon Lambert de París (1970) N. Toroni eliminase su propio
nombre de la invitación de la inauguración para que su trabajo quedase anónimo, tan anónimo
como la lluvia o la nieve».123
Con las premisas de especifidad llevadas a cabo por BMPT y las conclusiones del teórico
Marcelin Pleynet, el grupo Supports-Surfaces siguieron con las cuestiones del soporte pero
esta vez desde la parte más material del asunto, en cuestión de retórica real del propio
soporte para experimentarlo físicamente. El núcleo del grupo, en su primera exposición, lo
conformarán; Louis Cane, Daniel Dezeuze, Patrick Saytour y Claude Viallat con el título La
peinture en question (1969). Estos suscriben una declaración programática en la que se
situaban en una actitud defensiva ante la pretendida muerte de la pintura anunciada por los
seguidores de M. Duchamp, que contradictoriamente tiene mucho que ver con sus propuestas
acerca del ready-made, ellos dicen que:
(...) el objeto de la pintura es la propia pintura, los cuadros expuestos sólo hacen referencia a
ellos mismos, al margen de la personalidad del artista, su biografía o la historia del arte (...). La
pintura es un hecho en sí (...). De ahí, la neutralidad de las obras presentadas, su ausencia de
124
lirismo y de profundidad expresiva.
122
Anna María Guasch, Op.Cit. p.214
123
Anna María Guasch en El arte último del siglo XX, del postminimalismo a lo multicultural, recoge el artículo «it
rains, it snows, it paints» (Arts Magazine, 1970, en Daniel Buren, Les écrits. 1965-1990) donde Buren aboga por un
arte anónimo e impersonal donde el espectador privado del proceso natural de comunicación se verá forzado a
fundamentar el proceso artístico por sí mismo, en su artículo concluía que de esta manera por fin se podrá saber lo
que es una pintura al poder ser reconocida de forma análoga a cuando vemos llover y decimos que es lluvia.
124
Texto publicado en el catálogo de la exposición La peinture en question, Le Havre, 7 junio- 7 julio de 1969. Citado
por Jacques Lepage, “Supports-Surfaces”, en Opus Internacional, 61-62, enero-febrero de 1977, pp. 27-28.
92
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
pintura ha de definirse no como un objeto para ver, sino como un objeto de conocimiento,
inscrita en proceso de producción escritura-lectura en perpetua transformación».125
Por tanto, lo que pretenden será una unión de la superficie significante, que confiere el
material específico, con el significado, que ha de provenir de la ideología adherida al proceso,
por lo que la teoría irá de la mano de la práctica. En el caso de este grupo, la pintura no se
remite a sí misma sino que pretende hacerlo hacia aspectos relacionados con la filosofía y la
ciencia. Respecto a ello, Jean Clair opinaba que «la pintura desaparecía como lugar de una
puesta en escena para renacer en la fisicidad del soporte y de la superficie, el soporte en su
relación dinámica con el espacio (y ya no como elemento pasivo de un formato) y la superficie
en su materialidad de soporte (y no ya como pantalla de una proyección basada en la
especulación)»126
Siguiendo los postulados que liberaban a la tela del bastidor, Clude de Viallat es uno de
sus principales artífices quien ya desde 1966 se comienza a interesar por la función del soporte
de la tela y sus relaciones con el bastidor, llegando a la conclusión de que la tela debía de ser
liberada del bastidor y así convertirse en una superficie libre sujeta a cuantos cambios pudiera
sufrir; enrollados, plegados, arrugas...además de que el pigmento que pudiera recoger la
misma fuera por procedimientos de tintura o solarización. La tela no será para Viallat el único
material sobre el que experimentará, haciéndolo también con cuerdas, redes, hilos y toda una
lista de materiales sintéticos blandos recuperados, que por su linealidad generan estructuras
abiertas que aligeran la composición y se suspenden en el espacio expositivo haciéndose con
él.
125
Anna María Guasch: El arte del siglo XX en sus exposciones. 1945-1995, Barcelona: Serbal, 1997, p.252.
126
Anna María Guasch: El arte último del siglo XX, del postminimalismo a lo multicultural, Op. Cit. P.216.
93
INTERFERENCIAS
21. Daniel Dezeuze, Echelle de bois, 1970 22. Daniel Dezeuze, Chasis, 1967
23. Marc Devade, Bleu et violet, 1972 24. Louis Cane, Sans titre (nº72 AI), 1972
94
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
95
INTERFERENCIAS
enigmáticos cuadros casi completamente negros desarrollados a partir de planos del Estrecho
de Gibraltar. Finalmente, una pieza que no nos habla de otra cosa que del poder de
concreción reflexiva y encuentro para el dialogo que posee la pintura. Con esta obra, bien
podemos enlazar con el siguiente apartado conceptual, para explicar la pintura y su relación
con su parte textual y temporal.
Esto no quiere decir que vaya a ser una característica indispensable, es decir: a veces no
son sólo textos los que se muestran. Ni que decir tiene que todo este movimiento es heredero
de los planteamientos propuestos por Duchamp y las aportaciones opuestas de Ad Reinhart, el
que al apostar por un arte absoluto, fuera de tiempo y suprapersonal anticipaba la definición
tautológica de arte, un arte que no remitiese a la realidad exterior ni tampoco a la subjetividad
del artista. Esto bifurcará el arte conceptual entre los seguidores de una necesidad visual y los
seguidores de cierto formalismo empírico, que a su vez engloba a la parte lingüística (o
conceptual propiamente dicha, según algunos) y la empírica del medio (los aspectos
96
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
conceptuales indicados). Sol LeWitt, en este sentido, aparece como aquel artista que mejor se
encargará del paso del concepto, como base de la obra minimalista, al concepto como obra en
sí misma. Cuestiones que él intenta explicar en sus escritos, llegándose a situar en un punto
más cercano a la mística que a la racionalidad, para tratar de justificar su postura, cuestión
que, avanzando la nueva etapa, conecta con la historia; «Los artistas conceptuales son místicos
más que racionalistas. Abocan a conclusiones que la lógica no puede aceptar».128 Este sentido
de concepción conecta, desde cierto sentir mundano y vitalista, con aquellas propuestas de la
línea evolutiva del movimiento Fluxus, planteadas por Flynt en 1963.
128
Simón Marchán Fiz: Del arte objetual al arte de concepto, Madrid: Akal, 1986, p394.
97
INTERFERENCIAS
nos dejemos engañar, lo que estamos viendo no es realmente eso sino la representación de
eso, cuestión que deja totalmente clara con su cuadro Esto no es una pipa (1929), donde
comienza a cuestionar las relaciones existentes entre lenguaje y percepción. Y es que no
debemos olvidar que esta nueva fase del arte, que comienza con el arte conceptual, y decimos
nueva fase porque después de esta aventura se comprenderá que «el arte sólo existe
conceptualmente»,129 se apoyará en el aporte filosófico y viceversa, la filosofía lo hará del arte
para cuestionar un objeto de arte que va inclinándose progresivamente hacia el lado que
marca el `giro lingüístico´ que Ludwig Wittgenstein explica en su Tractatus Lógico-philosoficus.
Con esto queda claro que, a partir de ahora, el texto, no ya como el `texto pictórico´ al
que aludíamos anteriormente al referirnos a la semiótica de la imagen pictórica (cfr. 1.2.) sino
como texto escrito, literal, sobre la superficie del cuadro y en el título, acompañando, como
parergon, a la obra, se tendrá cada vez más en cuenta, siendo una parte importante de ésta.
Texto que puede llegar a aparecer perfectamente como obra en sí misma, pudiendo llegar a
desaparecer la representación y el objeto, incluso, como veremos más adelante en obras que
solo son texto, donde, en relación con la pintura, podemos llegar a plantearnos si un texto que
hable de pintura puede llegar a ser considerado también como pintura. En la obra de Magritte,
existe un exacerbado cuestionamiento de la tradición condicionada por la ilusión de la
representación, llega a la paradoja de anular, por medio del texto, el objeto de la
representación para decir implícitamente que lo que vemos no es la pipa sino su
representación, que no estamos más que ante un cuadro, siendo éste sí su objeto real y no lo
que representa.
Desde este momento, queda cada vez más patente que el circulo tautológico se cierra
más y más, pues se pone «en evidencia que el mundo al que se refería la nueva obra de arte, y
el mundo en el que se desenvolvía y al que iba dirigida, era el del propio arte y el del
lenguaje».130 Desde este momento el arte se diluye y con él la concepción tradicional del
objeto de arte, será entonces cuando los artistas empiezan a proponer toda una serie de
«estrategias que abarcan desde su desaparición hasta su remisión a otro lugar»,131 lo que sin
duda anuncia esta época virtual en la que nos encontramos ahora, que provocará toda una
serie de movimientos que se despliegan como continuaciones a la vía conceptual propuesta, a
saber: apropiacionismo, simulacionismo, neoconceptualismo, activismo....Movimientos que ya
parten del privilegio otorgado a la idea, hacia un camino permanente de consciencia de sus
motivos, de su posible estructura profunda, que lo han de encaminar hacia parámetros de
efectividad.
129
Joseph Kosuth: Art After Philosophy and After, 1969, p. 18, citado en Peter Osborne: El arte más allá de la
estética. Ensayos filosóficos sobre arte contemporáneo, Murcia: Cendeac, 2010, p. 92.
130
Josu Larrañaga Altuna: «Morfología y función: sobre los límites de la ‘desobjetualización’ en el arte conceptual»
en AAVV: Epílogos y prólogos para un fin de siglo, Buenos Aires: Caia, 1999, p.87.
131
Ibíd.
98
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
que aporta la pintura. Ya que, como en el caso que comentábamos de Sol LeWitt, hay
concreciones que sólo pueden darse desde cierto estatus espiritual que escapa a la lógica,
aunque sea la lógica la primera en afrontar un arte desde esta idea de la idea, como máquina
que genera arte,132 que se dirige más a la mente del espectador que a su mirada, siguiendo las
pautas duchampianas del arte antirretiniano, algo que en su caso más extremo seria lo que
Miguel A. Hernández-Navarro ha venido denominando El procedimiento ceguera, a la hora de
referirse a cómo el agotamiento de recursos, en el intento de llevar hasta el límite ciertos
postulados, lleva a los artistas a cierta actitud nihilista, que remarca esa promulga del Nada
para ver. Ejemplo de este extremo bien puede ser la obra de Martin Creed (Wakefield, 1968),
Lights on and off (il.27), que en el año 2001 fue agraciada con el prestigioso premio Turner,
una habitación totalmente vacía donde únicamente unos tubos de neón se encendían y se
apagaban, cuestionando de forma minimalista el propio espacio de exposición.
Obra significativa de este grupo, que viene a enlazar con la época anteriormente
comentada, es la titulada Secret Painting (il. 3), de 1967, donde se oponen dos elementos
dispuestos uno junto a otro: una tela (monocromo negro pintado al acrílico) y un fotostato en
el que, traducido, se lee: ‘El contenido de esta pintura es invisible; el carácter y las
dimensiones del contenido deben permanecer en secreto, siendo sólo conocidas por el
artista’, que sirve a modo de inauguración de una producción que se alarga hasta nuestros días
conjugando el simulacro y la impostura con la elaboración de un relato conveniente, llevando
su impostura hasta el límite, considerando la idea de la pintura como un ensayo que da pie a
un proyecto y así ofrecer un relato que va más allá de los medios empíricos, históricos y
132
Sol LeWitt en Sentencias sobre arte conceptual, 1969, Artforum, verano de 1967 pp.79-83
99
INTERFERENCIAS
Art & Language desautorizó al espectador en tanto arbitro ideal del gusto. Para los componentes
del grupo, el público debe implicarse en sus proyectos y deliberaciones; no ha de estar
compuesto por espectadores desapasionados, sino por lectores interesados. La contemplación,
por tanto, no puede ser desinteresada; el espectador ha de leer e interpretar la obra de arte, que
en este sentido no se diferencia del ensayo. El texto lingüístico no es comentario de la imagen,
133
sino portador en sí mismo de significados artísticos.
Es por ello que la pintura contemporánea, aceptando su estatus como imagen portadora
de significado, se desplaza por un terreno donde las siguientes estrategias o procedimientos
de representación alegórica están vigentes.
Desde este cónclave, donde se asumen las estrategias y los posibles caminos a seguir, la
pintura ya nunca volverá a ser igual. Allí donde se puede ‘confundir una cosa con otra’, reflejo
de la confusión posmoderna de indefinición que acarrea el mismo ser contemporáneo, a partir
de la adecuación de viejas acepciones a nuevos usos que han de propiciar un nuevo
conocimiento. Caminos de lecturas ambiguas que han de ser revisados de nuevo. Por ejemplo:
si tomáramos en este sentido la pintura como ‘pintura equi-vocada’ para deconstruir su
133
Ana María Guasch en El ate último del siglo XX, del postminimalismo a lo multicultural. Ed. Alianza Forma S.A.
2000, Madrid pp. 182-183. También se puede consultar a Charles Harrison en Art object and Artwork en L´Art
conceptuel, p.55, donde junto con Michael Baldwin y Mel Ramsdem son los editores de los dos volúmenes Art &
Language in Practice publicados con motivo de la exposición retrospectiva de los dos artistas en la Fundación Tapies
en Barcelona en 1999, donde podemos encontrar más explicaciones del funcionamiento conceptual del grupo.
100
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Hemos comprobado cómo el discurso conceptual nos lleva a un relato temporal, dado
que su presentación no busca un deleite de la superficie (espacial), sino provocar una reflexión
en la matriz temporal del espectador. Pero, ¿qué pasa con aquellas obras que acometen el
tema concreto del tiempo conceptualmente? Estas obras plantearán el tan llevado y traído
tema del tiempo en pintura, pero desde un plano muy diferente a la pintura tradicional. En ese
sentido las estrategias para reflejarlo hacen evidente el tiempo por medio de acumulaciones o
por medio de desajustes. Obseso de la repetición procedimental que acaba en acumulación
documental, es el autor japonés On Kawara (Kariya, 1933), quien, desde mediados de los años
setenta, realiza sus Date paintings (Pinturas de fechas), obras ejecutadas en dos formatos (20,5
x 25,5 cm y 155 x 226 cm) a lo largo de un día cuya fecha, por ejemplo 14Dec.1985, de color
blanco sobre fondo monocromo (gris, rosa o azul) constituye la pintura (si la tela no es pintada
a lo largo de un solo día el artista la destruye).
101
INTERFERENCIAS
la lengua del país en el que On Kawara ha pasado el primer día del año en el que ha realizado
la obra. Una forma muy singular de apresar el tiempo. Como señala Anna María Guasch:
Ninguna de estas informaciones tiene que ver con la vida empírica, individual o biológica del
artista, ni tampoco con una «historia», con una narrativa convencional. Son sumas de
acontecimientos que fluyen en un tiempo natural, lo que hace que lo importante no sea el
134
contenido biográfico en sí mismo, sino la «estructura» de este contenido.
Los espejos reflejan el tiempo presente. La cámara de video registra lo que está frente a ella y la
imagen reflejada sobre el espejo opuesto. La imagen vista por la cámara (reflejando la totalidad
de la obra) aparece ocho segundos más tarde sobre una pantalla de video. El resultado es una
asombrosa mezcla sobre el muro de espejos del presente y de distintos pasados todos distantes
entre sí 8 segundos. La descripción de lo que ocurre en el interior está muy alejada de lo que se
134
Anna María Guasch: «Los lugares de la memoria: el arte de archivar y recordar», en revista Materia, vol. 5,
Barcelona: Departamento de Historia del Arte. Universidad de Barcelona, 2007, p. 175.
102
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Dentro de esta línea que ofrece la utilización del video, podemos encontrar las obras de
Bill Viola, que, desde finales de los setenta, ayudándose de las nuevas tecnologías de
postproducción informática, explora las profundidades de la psique humana en un deseo de
hacer visible lo insondable. Esto lo consigue gracias a la ralentización, aceleración,
superposición e inversión de las imágenes, y secuencias donde funde realidad e imaginación
en un transcurso de memoria y tiempo. Esta pieza (il. 30), que pertenece a la serie The
Passions, ralentiza al máximo los movimientos de los personajes, pretendiendo alcanzar un
nexo inmediato con cierta narración temporal de la pintura antigua. Aquella que se planteaba
una actitud mística de concebir la existencia.
Siguiendo estas coordenadas, Viola trabaja con la experiencia y la psicología para rastrear
las más sutiles emociones humanas, que a veces, en un continuo vital, nos pasan
desapercibidas. La técnica para conseguirlo comprende una ralentización temporal, a fin de
que la mínima gesticulación de los personajes de esta composición neobarroca quede
completamente patente. Al tomar escenas religiosas como referente para su realización, Viola
se enfrenta a lo que la teoría artística se definió como la elección del ‘instante fecundo’,
momento álgido de la escena, es decir: su resolución, allí donde se encuentra mayor
información del relato acontecido, sobre lo que ha pasado antes y va a pasar después. Estas
nuevas Pasiones definen alternativas comunicativas del tiempo pictórico, pues representan
laicos retablos que estiran un poco más dicho ‘instante fecundo’.
135
Dany Bloch: L´Art Vidéo, París: Limage 2/ Alian Avila, 1983, p. 36.
103
INTERFERENCIAS
en el más acá del cuadro-ventana, en el espacio reservado al espectador, con lo que a éste se
le asigna, hipotéticamente, el lugar del drama que causa tanta expectación. Según interpreta
Peter Sellars:
La cámara lenta aporta a todo este sufrimiento un rasgo extrañamente lírico, y nos permite
observar a los actores mientras estos se observan a sí mismos. Los vemos encenderse hasta llegar
a estados extremos. De algún modo quedan a la vista la artificialidad y la superficialidad de lo que
136
son, sin duda para ellos, emociones profundas.
Es la relación de los distintos elementos que componen una pintura (bild), lo que, según
Wittgenstein, corresponde a la estructura de la pintura como hecho. A su vez estos elementos,
que se relacionan entre sí configurando esa estructura interna, lo hacen con el exterior, por
ello la pintura es esa estructura más la relación pictórica que mantiene con el exterior. Para
136
Peter Sellars: «Corpus de luz», catálogo de exposición Bill Viola. Las pasiones, Barcelona: La Caixa, 2004, p. 129.
137
Martin Heidegger: en «El origen de la obra de arte», Caminos del bosque, Madrid: Alianza, 1995, pp. 11-62.
138
Jaques Derrida: La verdad en pintura, Buenos Aires: Paidós, 2009.
104
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
que la pintura pueda ser tal ha de responder a su forma pictórica, que posibilita que las cosas
representadas estén relacionadas de la misma manera que los elementos representativos de la
pintura. De lo que se deduce que la pintura puede representar una posibilidad en el mundo
real. Pintura y realidad quedan estrechamente unidas mediante la forma pictórica, que se
diferencia de su forma representacional. A ésa, aunque sea mínima, relación entre la pintura y
la realidad, forma pictórica, lo denominará como forma lógica.139 Con dicha asignación, toda
pintura representa un posible estado de cosas, que puede corresponderse a su sentido, siendo
verdadero si este sentido es conforme con la realidad.
Ahora bien, es cierto que tratar de verbalizarlo todo, traducirlo al lenguaje, posee un
límite: «De lo que no se puede hablar hay que callar»,140 dirá Wittgenstein para señalar las
fronteras propias del lenguaje, de su expresión, al final de su libro. Si cambiamos los términos
‘callar’ por ‘mostrar’, ya puede entrar la pintura a escena, como aquello que se establece en
otro plano de comprensión, aquello que hasta cierto punto ya no puede ser verbalizado, de ahí
que ‘el ser’ de la pintura se acerque más a una configuración cercana a la del poema visual
abierto, donde distintas interpretaciones pueden cruzar por un mismo punto.
Recordemos que, según Aldo Pellegrini: «La poesía trata de decir con palabras lo que las
palabras no pueden decir»,141 lo que por otro lado Hegel definió como «el estar allí de
espíritu»,142 que asumimos, haciendo referencia a nuestro medio, como un «principio de
interioridad».143 Que, traducido a nuestra aplicación, puede sugerirnos ese ‘estar ahí’ de la
139
« Lo que cualquier figura, sea cual fuere su forma, ha de tener en común con la realidad para poder siquiera —
correcta o falsamente— figurarla, es la forma lógica, esto es, la forma de la realidad. Wittgenstein, Ludwig:
Tractatus Lógico Philosophicus, Madrid: Alianza, 2003, p.55.
140
Ibíd., p.132.
141
Diego Levis: Arte y computadoras: del pigmento al bit , Buenos Aires: Norma, 2001 p. 16
142
Que no supone otra cosa que adquirir conciencia de tal hecho: «El estar ahí inmediato del espíritu, la conciencia,
tiene estos dos momentos: el del saber y el de la objetualidad negativa para el saber. Al desarrollarse el espíritu en
el seno de este elemento y exhibir sus momentos, a éstos últimos les corresponde esa oposición, y todos ellos
entran en escena como figuras de la conciencia. La ciencia de este camino es ciencia de la experiencia que hace la
conciencia; la substancia va siendo examinada según ella y su movimiento son objeto de la conciencia. La conciencia
no sabe ni concibe nada más que lo que está en su experiencia; pues lo que hay en ésta es sólo la substancia
espiritual. Y por cierto, como objeto del sí-mismo de ella. Pero el espíritu se hace objeto, pues él es este movimiento
de llegar a ser-se otro, es decir: de llegar a ser objeto de su sí-mismo, y de asumir este ser-otro. Y justamente se
llama experiencia a este movimiento en el que lo inmediato, lo no experimentado, es decir: lo abstracto, ya sea del
ser sensible o de lo simple sólo pensado, se hace extraño y luego retorna a sí desde ese extrañamiento, con lo que
queda expuesto, sólo entonces y no antes, en su realidad efectiva y verdad, tal como es, también, patrimonio de la
conciencia». G.W.F. Hegel: Fenomenología del espíritu, Madrid: Abada, 2010, p. 95.
143
Hegel revisa este concepto considerándolo como una «libertad constitutiva», como estructura última
trascendental de la conciencia, que acaba derivando evidentemente subjetiva, donde uno mismo ha de ser el
responsable de poner límite a lo exterior, o hasta dónde se amplía determinada cosa, ni que decir tiene que eso
puede ser aplicado al tema propuesto, recayendo en el espectador la capacidad de entendimiento de la situación
insinuada. Más allá de ese límite, para cada uno el suyo, estará lo Otro, que puede ser visto como adverso o no. En
la confrontación de esto y aquello, de lo otro y la amplitud interiorizada de la cuestión exterior que ahora supone la
pintura desbordada a la que nos referimos, comenzará lo político. Un posicionamiento particular que contrasta con
el afuera (universal), como Hegel comenta en Lecciones sobre Filosofía de la Historia Universal, Madrid: Tecnos,
2005, p.316: «El tránsito al principio siguiente –de universalidad abstracta- ha de considerarse como la lucha de la
universalidad abstracta con la individualidad. A fuerza de abstracta, esta regularidad debe descender a la
subjetividad completa. El sujeto, el principio de la forma infinita, no se ha sustancializado a sí mismo y tiene que
aparecer, por tanto, como dominio arbitrario: así queda establecida la conciliación profana del objeto. Pero la
conciliación Espiritual consiste en que la personalidad individual sea depurada y transfigurada en la universalidad,
existente en sí y por sí, como subjetividad en sí y por sí misma personal. Tal es la personalidad divina, que tiene que
aparecer en el mundo, pero como universal en sí y por sí».
105
INTERFERENCIAS
pintura como tal, es decir: el concepto de ‘lo pictórico’, como aquello que guarda, su espíritu,
la pintura desde su interioridad, características que referirán a su ‘ser’ como medio.
Esta compleja situación que ofrece la densa atmosfera icónica que rodea a la pintura,
solo puede ser afrontada desde una actitud relativista, mediante un mapa fractal y rizomático
que nos conduce a una red de interrelaciones continua. Por ello entendemos la pintura,
conviniendo con Wittgenstein, como aquella lógica relacional, cercana al concepto del ‘entre’.
Comprender así el ente pictórico nos aportará un `cuadro de situación´ del panorama de la
pintura actual, en el sentido de comprobar su alcance. Un espacio de representación cuyo
marco se va desplazando progresivamente. Sólo desde este acercamiento fluido es posible
comprender la comprometida situación por la que actualmente atraviesa la pintura.
Comprometida, como aceptación del acuerdo que comporta seguir aportando expresiones con
sentido y como medio que, tras las crisis sufridas, se encuentra en una situación difícil.
144
Cfr. Margo Glantz: «Disecando a Bacon». En Carta, revista de pensamiento y debate del MNCARS. Madrid: Ed.
María Luisa Blanco, primavera - verano 2012, p. 68.
106
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
practicar cada vez con más insistencia, lo que fue advertido por Rosalind Krauss a finales de los
setenta en su texto «La escultura en el campo expandido» (1979), siendo no solo la escultura
sino también la pintura, las que comenzarían a desbordarse más allá de su marco y materiales
tradicionales, para lanzarse de lleno al terreno de la experimentación. Una nueva manera de
concebir la actividad pictórica, en la que otras disciplinas se pueden dar cita y conjugar, en
torno a un concepto de ‘lo pictórico’. Inquietudes que comenzaron a asaltar a aquellos artistas
que querían escapar de una situación que comprendían agotada, como explica Santiago B.
Olmo:
(...) han sido los propios artistas quienes mejor han sabido ver y analizar tanto el malestar como
la crisis de la pintura, la quiebra o la insuficiencia del espacio-cuadro, y, por último, experimentar
soluciones que mostrarán que, más allá de la técnica empleada, se podía incidir en la pintura sin
145
resultar anacrónico, sino todo lo contrario.
La pintura continuará incidiendo en una no-limitación a una única noción perceptiva del
plano de representación, acotado y restringido. Optará, en cambio, por desbordarlo. Ello
generará un discurso intertextual, que fomenta que alrededor de su acontecimiento circulen
toda una serie de conformaciones conceptuales como la que ahora estamos desarrollando,
que, como decíamos con la frase del final del Tractatus («De lo que no se puede hablar hay
que callar») no la completan. En ese sentido, esa incompletitud es el reflejo mismo del mundo
actual. Esta cuestión derivará en una retórica necesaria e infinita que posibilita que la pintura
actual alcance nuevos planos de comprensión, más allá de aquellos que posibilitaba la cerrada
conclusión objetual ortodoxa. La pintura, ahora, sale de su encapsulamiento para invadir y
compartir espacios interdisciplinares y con ello retroalimentarse. Una situación de continuidad
plástica y conceptual que posibilita transformación constante, mutabilidad.
145
Santiago B. Olmo: «La renovación de la pintura sin pintura. La situación en España». Catálogo de exposición
Pintar sense pintar, Lleida: Centro de Arte La Panera, 2005, p.93.
107
INTERFERENCIAS
cuestiones relacionadas con el espacio, tanto de la representación como de aquel que conecta
realidad y fragmento-collage.
108
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
No sólo es el nivel técnico el que se renueva con la mencionada evolución que ha sufrido
la pintura, sino su propia concepción. A raíz de los antecedentes descritos, se van
concatenando una serie de acontecimientos que nos conducen a una visión ampliada del
concepto de la pintura. Esta progresión conllevará, necesariamente, sucesivas
transformaciones estéticas producto de una nueva disposición receptiva a influencias
provenientes de las distintas parcelas que componen el conjunto de la sociedad, expresadas en
aquellos medios icónicos que conviven junto con la pintura. Es por ello que, en definitiva,
cierto cambio en su conformación estética sea reflejo de todos los acontecimientos que se dan
en el fondo de polución que supone el afuera de la pintura. Si en su día fue el collage, ahora la
gran revolución que ha de digerir la pintura para seguir avanzando es la de las tecnologías de la
comunicación. Una imposición que obliga a la sociedad a readaptarse, pero también al pintor,
acorde a ello, en función de su trabajo artístico.
Fruto de las nuevas ópticas y visiones que ofrecen las nuevas tecnologías y sus
dispositivos, en su aplicación para aumentar el campo de la imagen científica (ecografía,
radiografía, visión nocturna, cámara de infrarrojos, térmica, etc…) Llevará al artista a un
cambio de los géneros y los temas, que cada vez con más inquietud se planteará el verdadero
alcance de la realidad. Tal es el caso de Miha Strukelj (Ljubljana, 1973), que mira el mundo a
través de los ojos de la imagen altamente tecnificada, que traduce en un idioma artístico
influenciado por la lógica digital, simultáneamente comprometido con aquellos ideales
realistas del siglo XIX que, como vemos, perviven en nuestros días readaptados a las nuevas
condiciones y progresos que ofrece la tecnología. Ilusiones amortiguadas de realidades
fascinantes, sugeridas mediante topologías multifacéticas que comprenden las ópticas
aplicaciones científicas. En palabras de Igor Zabel:
La temática de las pinturas de Strukelj son imágenes, las cuales pertenecen a un mundo
radicalmente transformado por las tecnologías digitales y virtuales, a una realidad
109
INTERFERENCIAS
La pintura de hoy día está pendiente de todo lo que acontece a la imagen, de ahí su
interés por mostrar las singularidades que ahí encuentra. Profundizaciones que derivarán en
análisis críticos, que despiertan su capacidad reflexiva, como aparato conceptual o filosófico.
Puede que desde esta óptica de retroalimentación que establece la pintura con el fondo de
polución, que representa el afuera, sea la razón para que la pintura pueda exclamar que «todo
es posible»,147 después del fin del arte promulgado por Danto. Por otro lado, siempre nos
quedará la tranquilidad que puede darnos saber que la sociedad puede seguir consumiendo
todo aquello que se le oferte, entonces toda clase de pintura convive en este sistema. Visto
desde la convivencia de todos los comportamientos pictóricos, fácilmente podemos caer en el
pensamiento de que se ha producido un agotamiento extremo y dependerá de la
responsabilidad del artista la decisión de continuar en su empeño. Desde aquí nuestra misión
será desempañar la visión para mostrar aquellos comportamiento que ofrecen nuevas
estéticas para la práctica de la pintura, que en un acto de mestizaje e hibridación van borrando
paulatinamente la frontera que separa las distintas disciplinas, generando nuevos diálogos que
enriquecen la situación, cuestión que vemos claramente palpable cuando un artista que realiza
una instalación, manifiesta que se halla más cercano al lenguaje de la pintura, como puede ser
el caso de Janis Kounellis. Esto dice mucho a favor de la importancia que posee el lenguaje
pictórico en función de la proposición de conceptos, que puede que ya no tengan que hallarse
sobre una tela necesariamente.
Antes de mostrar aquellas tentativas pictóricas que dan cuenta del espíritu de
concepción de la práctica expandida, hemos de intentar narrar un acercamiento a la historia
reciente de la pintura, para situarnos en una conceptualización actual de su práctica. Dicho
transcurso acaba definiendo el hecho de `lo pictórico´, que no hemos de confundir con `lo
pintoresco´, más cercano al estereotipo o cliché que concibe, de la pintura, una parte de la
sociedad alejada del hecho artístico. La aplicación del concepto de lo pictórico, nos conduce a
cierto consenso poshistórico implícito en la práctica de la pintura, pues explica aquellos
factores inherentes a ella. A modo de remake conceptual de la pintura que trata de destacar
sus cualidades propias. En este sentido, Jesús Sus Montañés en su ensayo Hacia una filosofía
146
Igor Zabel: «Miha Strukelj», en Vitamin P. New Perspectives in Painting, New York: Phaidon, 2002, p.314
(traducción propia).
147
Lo que hace que cualquier estilo sea válido en una época posthistórica del arte, según Danto: «Una respuesta
natural a esa pregunta podría ser un estilo. Esto me aleja de mi relato, pero en la forma tentativa e indeterminada
en la cual introduje la idea, una señal de que el arte terminó es la de que ya no existe una estructura objetiva para
definir un estilo, o, si se prefiere, que debe haber una estructura histórica objetiva en la cual todo es posible. Si todo
es posible, nada ha sido prefijado históricamente: por decir así, una cosa es tan buena como otra. Y en mi punto de
vista ésa es la condición objetiva del arte posthistórico. No hay nada que reemplazar: uno puede, volviendo a la
frase de Warhol, ser un expresionista abstracto, o un artista pop, o un realista, o cualquier cosa». Arthur C. Danto:
Después del fin del arte, El arte contemporáneo y el linde de la historia, Barcelona: Paidós, 2001. p. 66.
110
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
A partir de ese estudio concluirá que ‘lo pictórico’ no es tanto una circunstancia que se
halla en la obra como una cualidad que nosotros aplicamos a ésta, en función de las continuas
remisiones que nos remiten a un nivel formal de la pintura, lo que conlleva,
consecuentemente, como trata de comprobar en el libro, un cambio de percepción. Por ello
que, en muchas manifestaciones de la pintura actual,, ‘lo pictórico’ se acabe mostrando como
puro concepto. Continuado relato, por medio de imágenes concretas, que por el mencionado
cambio o adaptación en la percepción relacionamos inmediatamente como pinturas, a partir
de diversos factores que componen el conjunto total de la pintura en sus valores plásticos o la
historia de ésta.
Podemos representar sobre un soporte figuras u objetos que sean ellos en sí objetos
conceptuales, como por ejemplo una representación de figuras geométricas; reconocemos, sin
embargo, que eso no será la demostración de que hacemos una pintura conceptual: a lo sumo se
trata de una representación de figuras conceptuales que simbolizan algo concreto, y que
posiblemente el grupo social al que va dicha pintura comprende. Sería pues una pintura que
contiene conceptos objetivos; conceptos que se unieron a lo representado creando ya una
unidad, porque el concepto es el objeto. Comprendemos que una pintura que vaya por la vía de
los conceptos objetivos, discurrirá más por el ámbito y extenso espacio de los símbolos; en dicho
contexto es más importante lo representado, su significación, que el modo de representar. En
cambio es cosa bien distinta aplicar a una representación pictórica una serie de normas (...) que
ordenen la representación para que sea clara y comprensible, a la vez que bella. Estas normas
son el estilo, el modo estético, los conceptos formales que articulan las visiones del mundo
externo (...) haciéndolas comprensibles por medio de una estructura u ordenamiento, por medio
149
de unos conceptos formales.
Así, se muestra esta esencia conceptual que ofrece la pintura, que se muestra al
comprobar que desde esos parámetros es posible una revitalización de su situación. Esta es la
clave que ha de alentar la ampliación pictórica, en este momento actual donde:
(…) las tentativas para ver hasta donde la pintura puede emanciparse del cuadro y que las bases
conceptuales de lo pictórico sean extensibles a todo tipo de técnicas, soportes, materiales, etc.
148
Jesús Sus Montañés: Hacia una filosofía de lo pictórico, estudio sobre la evolución en la representación de las
percepciones visuales, Zaragoza: Institución Fernando el Católico, 2003, p.17
149
Ibíd. p.22
111
INTERFERENCIAS
Se multiplican sin cesar y los márgenes de juego cada vez son más ilimitados, si nos acercamos al
hecho pictórico con la máxima amplitud de miras y dejando al margen convenciones que hasta
150
hace muy poco parecían inevitables.
Por lo tanto, la tendencia clara que posibilita una nueva pintura trata, a rasgos generales,
de analizar minuciosamente y deconstruir el cuadro para reconstruirlo desde nuevos
parámetros. Ignasi Aballí (Barcelona, 1958) nos lo resume bastante bien cuando trata de
explicar que su particular forma de abordar no la pintura sino lo pictórico significa tomar como
referencia la pintura, citarla, pero ampliando su repertorio formal y técnico. Algo que
demuestra su obra Revelacions (il. 33), que cosiste en un trabajo en el que, como el mismo
Aballí comenta: «quería evidenciar e insistir sobre el problema del cúmulo de imágenes y su
actual producción incontrolada».151 Una situación que nos advierte del contexto en que,
actualmente, se desarrolla el concepto de lo pictórico.
Variaciones de lo pictórico.
Pero para llegar al momento actual ha habido un proceso que va desde el arte cinético o
el informalismo, como los plásticos quemados de Burri, o de madera y plexiglás de Marc Heinz,
que con tanta intensidad llegan a cuestionarse el hecho pictórico, pasando por obras
reduccionistas de los años sesenta que llevan a la pintura a abandonar su naturaleza
convirtiéndose en una especie de escultura, como en los fieltros de Robert Morris, hasta esa
pintura que difumina y borra progresivamente sus límites, donde su expansión se da
justamente a partir de la negación de su propia raíz material. La pintura llega, ante esa
negación, a su propio desnudamiento convirtiéndose, en más de una ocasión, en puro texto,
que ha de readaptarse para desembocar en una redefinición.
150
Gloria Picazo: Pintar sin pintar, Madrid: revista Exit Express, 2006, p. 10 y ss.
151
Ignasi Aballí citado en Alberto Anaut (ed.): Ignasi Aballí habla con Sérgio Mah. Madrid: La Fábrica, 2011, p.77.
112
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Así, son muchos los ataques que acaba recibiendo la pintura desde esa actitud de
búsqueda de una supuesta definición; Piero Manzoni y sus Achromes, con fibra de vidrio,
caolín o la propia tela cosida, los ‘decollages’ de Wolf Vostell, Mimmo Rotella o Eduardo
Paolozzi y su idea de gestación con elementos ajenos, etc. Y no debemos olvidar tampoco la
línea de investigación que, en unión a la pintura, propuso el cine con su reivindicación de
autonomía propia en época de entreguerras, un tipo de cine abstracto que no era sino una
secuencia de imágenes plásticas en movimiento más cercanas del hecho pictórico que del
relato cinematográfico; autores como Ralph Steiner, Norman Mc Claren o Jean Mitry llevan la
sucesión de fotogramas a una apariencia de pinturas dinámicas. Steiner en 1929 llega, en H2O,
a filmar una serie de reflejos de la superficie en movimiento del agua. En contrapunto, la
fotografía apenas muestra interés por su capacidad abstracta a favor de una narrativa mayor y
parece seguir explotando sus posibilidades como documento, aun así será con la aparición del
rayograma, cuyo descubrimiento se produjo de forma casual, donde su capacidad plástica
comienza a potenciarse hacia lo pictórico. Siguiendo esta línea fotográfica, lejos de su estatus
como documento, a partir de la experiencia del rayograma, es en la actualidad, desde una
óptica de elección determinada de una parcela de la realidad, donde los pintores han
abandonado sus materiales habituales para decidirse a reflejar su mundo por medio de la
instantánea fotográfica. Tal es el caso de Sean Scully o Juan Uslé, entre otros, que por medio
de la fotografía tratan de explicar su propia visión, encontrando en la realidad la réplica de sus
propias creaciones pictóricas. Con esta postura adoptada por determinados pintores se avanza
hacia una idea de pintura que se interesa más en los resultados y no tanto en los medios
empleados para conseguir esos resultados, es decir que avanzan un paso más para,
aprovechando el documento que ofrece la fotografía, ofrecer un testimonio de la pintura. Por
eso fotografía y pintura serán una constante en los trabajos de Vik Muniz o Gerhard Richter, o
en los casos españoles de José Manuel Ballester o Antonio Rojas.
Con ello y con todo, a partir de ahora, nos iremos encontrando progresivamente en todo
ese compendio de esas, denominadas por Danto, posiciones impuras que acaban
conformando este vasto conjunto de hibridaciones pictóricas repensadas, que van cambiando
113
INTERFERENCIAS
Por otra parte, en cuanto a la inclusión del signo lingüístico como apoyo a la
representación pictórica podemos mostrar a Francis Picabia (París, 1879) como uno de los
pioneros, quien en su obra L´Oeil Cocodylate (il. 35), de 1921, hace que el discurso plástico
quede totalmente sustituido por el discurso escrito, que adquiere ahora un valor visual
claramente vinculado, en este caso, a los caligramas de Apollinaire o a la poesía futurista.
Siguiendo esta corriente, el soporte pictórico optará por ir abandonando el signo que le es
propio para dar paso a aquellos que le son ajenos. Así la pintura se convierte en texto, siendo
los conceptuales los que lleven dicha postura hasta el extremo, como en los lienzos de On
Kawara, los cristales de Joseph Kosuth, o los muros de Laurence Weiner.
114
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Otro de los pioneros de esta pintura expandida es John Armleder (Ginebra, 1948), que
continúa investigando sobre el desarrollo físico de la pintura, buscando cómo prolongar su
152
Pintura sin pintura corresponde al título de una exposición colectiva itinerante comisariada por Javier Hernando
en 2001, con Carlos Coronas, Isabel Cuadrado, Arancha Goyeneche, Juárez y Palmero, Concha Prada, Isidro
Rodríguez Tascón, Ángeles San José y Daniel G. Verbis como artistas participantes. Otra experiencia similar supone
la exposición comisariada por Gloria Picazo en 2005, en el Centro La Panera de Lleida, Pintar sin Pintar, compuesta,
esta vez, por: Ignasi Aballí, Ricardo Cotanda, Daniel García Andujar, Erwan Ballan, Stephen Dean, Ann Veronica
Janssens, Miquel Mont, Vik Muniz, Mark Napier, Sven Pählsson y Darío Urzay. Unos como otros artistas,
componentes de sendas exposiciones, se enfrentan a la idea de `la muerte de la pintura´ por la vía de la
experimentación con prácticas de expansión de lo pictórico, exigiendo «un esfuerzo de redefinición de la pintura,
desde otros parámetros, desde una perspectiva abierta a la percepción pormenorizada de lo cotidiano y de los
medios de comunicación» Santiago B. Olmo: «La renovación de la pintura sin pintura. La situación en España», en
Pintar sin pintar, Lleida: Centro de Arte La Panera, 2005 p. 92.
153
Ann Veronica Janssens citada por Anna María Guasch: «Ver para creer», en ABC Cultural, Madrid: diario ABC,
2009, p. 38.
115
INTERFERENCIAS
influencia, a costa de perder parte de su esencia en alguna ocasión. Artistas como Richard
Artschwager (Washington, 1923), Haim Steinbach (Israel, 1944) y el citado, comenzarán a
desarrollar un tipo de pintura híbrida entre ésta y la escultura, entre la estética del diseño y la
decoración, suponiendo un recurso de gran influencia en los años que corren. Del uso del
objeto cotidiano, las influencias del arte povera y del minimalismo, las vanguardias históricas y
toda aquella forma cercana al decorativismo, que se halla cargado de cierto espíritu crítico, a
las propias estructuras artísticas supondrán una fuente idónea para la elaboración de unas
piezas rebosantes de ironía sofisticada, y en gran medida intelectualizada por el hecho de que
van dirigidas a un público culto que ha de saber lo que ha ocurrido anteriormente en la historia
del arte. Sus obras conforman una idea general de lo que es la pintura, un cuadro, más allá de
la narración, más allá de la idea canónica de cuadro. En estos casos, ampliando los límites del
arte, cuestionándoles al menos, con la utilización de elementos extrapictóricos y banales a un
mismo nivel de importancia, igualando los valores estéticos y decorativos, ironizando sobre el
valor económico de la obra de arte en el arte contemporáneo, creando una serie de
significados que se dirigen directamente a las estructuras sociales. Según esto John Armleder
nos demuestra que se puede hacer pintura incluso negándola.
Todo ello dará como resultado la aparición de una nueva sensibilidad, producto de una
nueva percepción, en el espectador. Esta nueva sensibilidad llevará a una nueva percepción
cuyo antecedente pudiéramos situarlo también en Duchamp, cuando realiza su Étant donnés,
donde reclama el propio ojo del espectador, pero ya no para confiar en esa pintura retiniana
que tiempo atrás criticara sino para capacitar a éste a recorrer la perspectiva del espacio
escenográfico. Digna heredera de estos senderos pictórico-escenográficos sería la artista
Jessica Stockholder (Seattle, 1959), quien trabajará en sus instalaciones pictóricas con color
proyectado, electricidad o el propio color como metáfora. Significativa es la forma en que
116
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
117
INTERFERENCIAS
40. Katharina Grosse, They Had Taken Things Along To Eat Together, 2012
Katharina Grosse (1961), en sus primeras obras realizaría planteamientos cercanos a los
pintores del colour-field, aunque, en vez de conservar la gradación sutil de éstos, Grosse
optará por enfatizar el carácter antitético que provocan lo férreos enfrentamientos
cromáticos. Esto le irá llevando, de un modo progresivo, a la utilización de una pintura
pulverizada, extendida cada vez por mayor parte del espacio circundante. De esta manera, los
límites físicos del soporte quedan disueltos bajo una niebla difusa de color que inunda éste, así
como aquellos objetos que previamente sitúa a su paso, una intervención que abarca la
totalidad de los grandes espacios que interviene. Así, Grosse disuelve, mediante su rastro
gestual y cromático de gran escala, los contornos tanto arquitectónicos como objetuales bajo
el manto de lo pictórico, que arrastra al espectador a un torbellino de sensaciones y
experiencias.
Fabian Marcaccio, por su parte, explora, desde los noventa, problemas de base pictórica
a partir de paralajes que integran la complejidad y la abyección, desde la vorágine apretada y
densa del neobarroco. Su obra toma referencia de aquellos acontecimientos que anudan la
historia de la abstracción, el realismo social y el sinsentido o absurdo de muchos de los
comportamientos sociales en los que se ve envuelto el ser contemporáneo, ya sea a través de
118
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
sus pinturas de recorrido escenográfico, sus mecanismos pictóricos, o sus piezas únicas.
Marcaccio está interesado por la ‘pictorialidad’ que puede reunir el material fotográfico, la
pintura digital, o las técnicas escultóricas como el casting, ampliando su alcance hasta todo
aquello que la obra necesite en cada momento , llegando a definir estas situaciones, su forma
de proceder en cada momento, con la palabra paintants. Con la palabra ‘pintante’ hace
referencia a algo así como ‘lo que pinta’ o ‘lo que está pintado’, en alusión a una especie de
pintura que se hace sola o continuamente, como si la pintura consistiera más en un
mecanismo que en un objeto, pintura de acción que se ofrece al análisis activo del espectador.
En ese sentido, podemos recordar la actitud romántica de Friedrich Schlegel, cuando en sus
Fragmentos críticos viene a señalar algo que tiene mucho que ver con esta interesante idea
con la que trata de trabajar Marcaccio: «Todos los sagrados juegos del arte son sólo lejanas
reproducciones del juego infinito del mundo, obra de arte en eterna formación».154
Según esto, parece ser que aquellos artistas que se hallan inmersos en la aventura de la
pintura expandida, parecen empeñarse en que esta distancia que separa el arte del resto del
mundo, o el arte de lo que no es arte, se vea cada vez más reducida, a fuerza de disolverlo. Y
es que, como veremos en un siguiente apartado, al analizar la obra de Michaud; El arte en
estado gaseoso o la de Bauman; Arte ¿líquido?, no está lejana dicha utopía. Como ellos
comentan, la estética, que en principio parecía tema exclusivo del arte, parece ahora haber
invadido cualquier rincón de la vida. Por tanto, siguiendo unas pautas similares a las aquí
comentadas, podemos comprobar como Marcaccio trata de hacer hincapié en esa disolución
de los límites. A su vez, la idea de «sitio múltiple» se halla muy presente en su trabajo, pues a
través de una variación continua de escala, que oscila entre lo micro y lo macro, trata de
transmitir que vivimos en una realidad donde el lugar asignado al ser contemporáneo no es
único ni fijo, sino que aparece multiplicado y simultáneo.
154
Hans Gerd Rötzer y Marisa Siguán Boehmer: Historia de la literatura en lengua alemana: de los inicios a la
actualidad, Barcelona: Universidad de Barcelona, 2012, P.176.
119
INTERFERENCIAS
120
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
44. Christian Sery, Die Decke fällt aus Sympathie-Final Version, 2001
Para Christian Sery (Linz, 1959), la pintura es entendida como instalación de sucesivas
capas de material gomoso de gran intensidad cromática que va alfombrando el total de la
estancia que ocupa, a modo de nuevo recubrimiento o segunda piel de los materiales
arquitectónicos. Él acomete su actividad desde una actitud procesual, dado que a medida que
155
Marín Medina: «Alberto Reguera. Nuevos espacios de actuación», en catálogo de exposición Alberto Reguera.
Acciones pictóricas, Cádiz: Sala Rivadavía, 2008, p.7.
121
INTERFERENCIAS
Sus obras se mueven entre los límites de la pintura y la escultura, y gravitan en torno a la idea de
la destrucción (…) Sery, pirómano accidental, descose los límites de la realidad, le arranca la
156
epidermis, para mostrar los despojos como recuerdo de la tragedia.
Cercana a Sery está Ángela de la Cruz (A Coruña, 1965), que también trata de romper con
el espacio pictórico tradicional mediante la alteración de ese objeto-cuadro que rompe,
arruga, deforma y pliega en una acción más agresiva de la que en su día conllevara Lucio
Fontana, sometiendo a sus objetos pictóricos a una presión deliberadamente transformadora
que provoca que el lienzo que antes se mostraba bidimensional adquiera una presencia más
cercana ahora a la escultura. De la Cruz tensiona «el ámbito expositivo, en una pintura que se
fractura o descoloca, en ‘desorden’ como ella misma indica, pero que sigue manteniendo una
lógica de soporte, pigmento y masa».157 Este uso manual del cuadro, sin remilgos, parece
156
J.J. Santos: «Christian Serry», en Lápiz: Revista Internacional de Arte, nº 246, Madrid, 2008, p. 92.
157
María Luisa Sobrino Manzanares: «Hibridaciones y diferencias. Mujeres y artes visuales en Galicia», Quintana nº
6, Revista de Estudos do Departamento de Historia da Arte, Universidad de Santiago de Compostela, 2007, p. 110
122
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
acercarse a aquello que comentaba Duchamp cuando pensaba en poder llegar a utilizar un
Rembrandt como tabla de planchar, lo que se consideraría como ‘ready-made reciproco’,
concepto que, por ejemplo, podemos destacar, como tema central, en la producción de Javier
Arce (Santander, 1973).
Relación que puede decir mucho sobre la ironía, de un lado, y la abyección, por otro, que
provoca la contemplación de la obra de esta artista. En su ensoñación de la pintura en tanto
que seres que han adquirido forma tridimensional, esas pinturas precarias se reflexionan
mirándose a sí mismas como si se tratara de una broma sorteada con una seriedad estoica.
Mediante esta estrategia, su pintura se acaba convirtiendo en pintura de emplazamiento
especifico, dado que parece adaptarse, a veces desplomándose, perfectamente al espacio
concreto que la acoge, desarrollando cinco líneas estéticas: cuadros que se adaptan al lugar
específico donde se exhiben (Site-specific Paintings), cuadros con objetos incorporados (Still-
life Paintings), piezas en las que recicla distintos elementos pictóricos como lienzos y
bastidores, repintando el conjunto (Recycled Paintings), piezas basadas en la repetición
(Commodity Paintings) y piezas que interactúan con otras, construyendo pinturas-objetos
(Everyday Paintings). La obra de Ángela de la Cruz se relaciona con aquellas posturas que
tratan de transformar el espacio en objeto pictórico, al modo que lo conciben Imi Knoebel o
Richard Jackson.
El trabajo de Daniel Verbis (León, 1968), viene marcado por la experimentación con
nuevos materiales, resinas, plastilinas, lonas plásticas, etc. Fuera de la ortodoxia tradicional,
mezcla instalaciones con la pintura de manera lúdica. En sus piezas de aperturas intersticiales
se intuye el proceso que las ha dado cuerpo, implicando al espectador para que reconozca o
123
INTERFERENCIAS
adivine un modus operandi resuelto de manera diferente cada vez. En muchas ocasiones el
chasis o bastidor queda visto a los ojos de este espectador, denotándolo como parte
significativa del resultado final de la obra. La obra de Verbis es un claro ejemplo de hibridación
transgresora que borra los límites entre los géneros artísticos, en el transcurso de una acción
pictórica que dibuja la organicidad implícita en el pensamiento contemplativo. De ahí cierta
fijación por el órgano receptor, que se instala alegóricamente como mecanismo de un
dispositivo que engrana los fragmentos para que aquella parte que, en principio, pudiera
aparecer como irrelevante, adquiera sentido en la recomposición global de cada pieza. Todo
ello integrado dentro de un discurso siempre subjetivo, sugerente y sugestivo que acciona la
reflexión metafórica y, hasta cierto punto, irónica que, a través de la piel que presenta esa
pintura en expansión, se encamina hacia un territorio desconocido.
124
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Otro caso español que podemos destacar, fiel heredero de los grupos Supports Surfaces y
BMPT franceses, es Miquel Mont (Barcelona, 1963), quien sigue investigando desde la parte
formal los límites de la pintura. En su pintura los materiales industriales se muestran desnudos,
evidenciando su rudeza y la economía de medios. Por otro lado, persigue cierto vaciado de la
imagen e incluso ocultación sutil de la propia pintura, que en ocasiones queda embutida entre
el sándwich de placas de madera, evidenciándose ésta sólo por el rebose que deja la presión.
Como explica Alba Martínez Gueyraud:
Más joven que éste, pero gran admirador del anterior, es Guillermo Mora (Alcalá de
Henares, 1980), quien lleva tiempo indagando en los mecanismos estructurales de la pintura,
multiplicando su lenguaje en yuxtaposiciones materiales que inciden en las cualidades
escultóricas y espaciales de la propia lámina de pintura, como extensión cromática susceptible
de ser manipulada, modelada tridimensionalmente. Lo mismo ocurre con los diversos
materiales que componen la obra pictórica convencional, como puede ser la tela y los
bastidores; los cuales también son expuestos a ese ejercicio deconstructivo, cuya razón lógica
supone la búsqueda de la variación que esconde el medio sujeto a una constante flexibilidad.
Según comenta Ignacio Cabrero en torno a su obra:
El artista se ve influido por la idea de lo mínimo, del ahorro del espacio; una de las obsesiones
actuales de nuestra sociedad: la protección y conservación de las cosas y la economía del
espacio. Sustituir el marco en el que tradicionalmente se limita la pintura por un ‘embalaje al
vacío’, compactándola hasta reducirla al mínimo espacio matérico, es lo que pone en práctica en
159
su proyecto pictoescultórico Penta pack.
125
INTERFERENCIAS
126
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
En función del lugar donde su obra se muestra se establece la relación de esta con el espectador,
generando nuevas posibilidades sobre una realidad espacial previamente existente. O bien esta
160
realidad espacial puede desaparecer, oculta y camuflada bajo la obra de la artista.
El concepto ‘imaginario’ es utilizado como adjetivo y califica una realidad como inventada
e inexistente, pura fantasía o ficción. Por su parte el Diccionario de la Lengua de la Real
Academia Española (DRAE), define imaginario como aquello que sólo existe en la imaginación y
como producto de la imaginación connota ilusión, distorsión de la realidad e incluso, falta de
realidad.
Este concepto es acogido por la filosofía, la psicología y las ciencias sociales, como
sustantivo con diversos significados y connotaciones. En uso común lo identificamos con lo
relativo a la ‘imaginación’, pero entendida como habilidad o pericia para hacer aparecer
representaciones en el pensamiento, independientes de la realidad; independencia real o ideal
que siempre queda en entredicho, en el debate de las diferentes escuelas de pensamiento.
Pero en el momento del giro visual, dichas disciplinas utilizan ‘el imaginario’ para referirse a
aquellas proyecciones generadas por el exterior en el individuo, pasando a formar parte de
éste. De lo que derivará la teoría del imaginario social como conjunto de mitos, formas,
símbolos, tipos o figuras que existen en una sociedad, en un momento dado. En la actualidad,
ese conjunto es alimentado por las proyecciones que los medios ejercen sobre nosotros. El
deseo mayor o menor de acercarnos a dichas proyecciones será lo que defina nuestra
identidad y vida material. En esta identidad y aporte de formas a la transformación de la vida
material, de intercambio simbólico, estarán basados todos los procesos creativos que realiza el
pintor. En ese sentido, la labor que realiza el pintor posee una gran responsabilidad, pues la
vida imaginaria se nutre de la vida material y la vida material se nutre de la vida imaginaria, en
un proceso de retroalimentación. De esto resulta que: la relación del ‘imaginario’ con ‘la
imaginación’ no implica, en principio, realidad o irrealidad sino origen creativo de la facultad
humana de invención. En relación a ello, en esta investigación, comprenderemos «el
imaginario» del pintor como su capacidad imaginativa en relación a las imágenes que lo
circundan, para su análisis y traducción en la consecución de su labor creativa.
160
Virginia Torrente: «Miren Doiz: Aquí nada se tira», en catálogo de exposición A vueltas con la maldita pintura,
Madrid: Fundación ICO, 2011, p. 13.
127
INTERFERENCIAS
imágenes, ente plasmático, como magma fluido, que potencia la identificación y la creación.
Fuente, para la psicología, de aquello a lo que el sujeto confiere significado y sentido, es la
matriz trascendente que comporta la información histórica y cultural que construye al
individuo, es su refugio y su expresión, cada vez que intencionadamente es elaborado por éste,
revelando su imaginación, sus pensamientos y sus deseos. Así pues, ‘lo imaginario’
corresponde al grupo palpable de imágenes y representaciones, productos efectivos que se
hallan en continuo devenir reproduciéndose y materializándose, índices o huellas atemporales
que dan sentido y significado al vagar de las acciones humanas, constituyendo de alguna forma
su historia. Conjunto que, de algún modo, se ha de hacer eco de la problemática de su estatus
como significación colectiva, más en un tiempo de interconexión social, en contra de aquellas
ideas que otorguen a la imaginación y el imaginario el calificativo de ‘distorsión’ respecto de
una ‘realidad’, cuestión que nos llevaría, por otra parte, a tratar de definir qué es un concepto
tan abstracto. Dicha forma de concebir la situación, encierra en sí una interpretación
interdisciplinar de la sociedad actual, y el pintor inserto en ella, como entramado que consigne
un esclarecimiento continuo. Por tanto, a continuación se trata de aclarar cuestiones relativas
al imaginario: cómo se interpreta éste por parte de las diferentes corrientes y autores, la
situación de interferencia que, ante este imaginario, experimenta el pintor y su actitud
redefinida en el contexto que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación le
ofrecen.
161
David Bordwell: El Significado del filme: inferencia y retórica en la interpretación cinematográfica, Barcelona:
Paidós, 1995, p. 285.
128
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
El imaginario social
Fukuyama, en su tesis sobre el fin de la historia, concreta «el punto final de la evolución
ideológica de la humanidad y la universalización de la democracia liberal occidental, como la
forma final de gobierno humano».162 A partir de ese nuevo rumbo, un mundo al extremo
informatizado y tecnócrata deriva en una crisis de los metarrelatos, abandonando a la
sociedad a los caprichos del lenguaje, donde se vive en una continua situación de riesgo como
anticipación de daños y peligros venideros, dentro del clima de incertidumbre ante aquello
que puede ser posible, pero que en muchos casos no se puede prever por mucha información
que exista. Contingencias que ocasionan que en la sociedad se construya «una expansión
temporal de las opciones sin fin y una expansión correlativa de los riesgos».163 Por ello, la
sociedad del riesgo «se caracteriza esencialmente por una carencia: la imposibilidad de prever
externamente las situaciones de peligro».164 El riesgo tiene que ver con las derivaciones a las
que lleva el desarrollo técnico y económico, donde «la ciencia se ha convertido en (con) causa,
instrumento de definición y fuente de solución de riesgos... El desarrollo científico y técnico se
hace contradictorio por el intercambio de riesgos, por él mismo coproducidos y codefinidos, y
su crítica pública y social».165 En la actual sociedad del riesgo se confía todo a aquello que la
ciencia y la técnica han de resolver, desde una actitud que la ensalza a la vez que se opone
como crítica. El peligro que confiere este saber, es un progreso ineludible e imparable que no
cuenta tanto con la sociedad sino que «sustituye el consenso. Todavía más: el progreso es el
sustitutivo del cuestionamiento, una especie de previa aceptación de fines y consecuencias
que ni se conocen ni se mencionan».166
Ello se convierte en la norma, poder factico aceptado de por sí, que desata sus propias
significaciones imaginarias, que continúan ciertas premisas de progreso que se instauraron en
el germen de la modernidad. Aceptadas sin más, como creencias sociales sin fundamento
racional, aparecen como justificante válido para cualquier acción colectiva, en esa atmosfera
del riesgo constante donde parece no haber futuro. Futuro condicionante de progreso, que
pone en duda toda acción, mientras que la creencia la revitaliza, junto con la activación del
obrar de las significaciones imaginarias para aportar optimismo y confianza, nuevo imaginario
necesario que ha de surgir para combatir la crisis generalizada que se ha impuesto en la
sociedad actual. Serán ahora los nuevos contextos imaginarios contemporáneos; publicidad,
162
Francis Fukuyama: ¿El fin de la historia?, Barcelona: revista Babel, nº 14, enero de 1990, p. 21.
163
Josetxo Beriáin: La lucha de los dioses en la modernidad. Del monoteísmo religioso al politeísmo cultural,
Barcelona: Anthropos, 2000, p. 83.
164
Ulrich Beck: La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad, Barcelona : Paidós, 1998, p. 237
165
Ibíd., p. 203.
166
Ibíd., p. 238.
129
INTERFERENCIAS
En esta nueva reformulación del imaginario tecno-comunicacional que los nuevos medios
proponen, y que moldea el futuro a través de pronósticos, algo, que encierra en la sombra un
interés de control y que se instaura en la sociedad desde el mismo momento en que se
pretende dar un número y una medida a todas las acciones que ésta conlleva, se instala como
una nueva utopía de corte científica, para hacer frente a la filosofía de los fines, que se
establece tras la Guerra Fría y el fin de las ideologías. Una utopía cuyo contenido es la
comunicación, su forma la tecnología y su manifestación internet, lo que nos empuja, dada su
relevancia, a reinterpretar su importancia y reorganizar el resto de nuestras acciones en torno
a esta gran fuente tecno-comunicacional, cuyo fundamento asienta sus bases en la
reorganización política de la mentalidad mercantil y gerencial.
167
Cfr. Guilles Deleuze: «Post Scriptum sobre las sociedades de control», en: Conversaciones, Rio de Janeiro: Ed. 34,
1992, pp. 221-222.
168
Cfr. Alberto Ruiz de Samaniego: «La estética nazi. El poder como escenografía», en Domingo Hernández Sánchez
(ed.): Estéticas del arte contemporáneo, Salamanca: Universidad de Salamanca, 2002, p.47.
169
Norbert Wiener: Cibernética y sociedad, Buenos Aires: Sudamericana, 1988, p. 17
170
Philippe Breton: La utopía de la comunicación, Buenos Aires: Nueva Visión, 2000, p. 34.
130
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
comunicativo posibilita intercambio de información, a la vez que pretende lucha contra ese
caos entrópico.
Pero el problema surge a la hora de plantearnos cómo, ante la vasta densidad que ofrece
la iconosfera actual, nos movemos; qué camino tomar para dirigirnos a algún sitio. En ese
131
INTERFERENCIAS
132
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
(…) la interacción permanente que existe entre imaginario y grupo social, por lo que la flexibilidad
mencionada permite y procura la realización de microajustes permanentes que refuerzan su
utilidad práctica. –Su carácter como agente socializador, ambivalencia que le puede conferir
171
fuerte implantación en la conciencia colectiva de los individuos.
Una confrontación, de nuestra labor artística con el resto de medios o disciplinas que se
ubican en los diferentes estamentos sociales, que permite la apertura hacia un terreno fluido
de debate, discusión que, con buena intención, ha de florecer en puntos de vista innovadores,
dando un sentido a nuestra actividad. Para lo cual podemos apoyarnos intelectualmente, dada
la sofisticación y complejidad que atañe el acercamiento teórico, en las dos grandes corrientes
que actualmente se encargan de estudiar dichos imaginarios sociales: la corriente francesa,
que parte de las ideas de Emile Durkheim, sociólogo francés que funda la disciplina académica
que comienza a interesarse por las diversas representaciones sociales, estableciendo una
dualidad entre ‘lo ideal’ y ‘lo material’, que nos encamina a reconocer la eficacia de lo real en
lo material. En ese sentido, esta tradición francesa revaloriza lo imaginario frente al
racionalismo social de Occidente. En esa línea, Gilbert Durand aparece como el ingrediente
antropológico a esta corriente, confiriéndola valores arquetípicos, simbólicos y míticos, los
cuales traducirá en su libro Las estructuras antropológicas de lo imaginario, de 1960. Por otro
lado, hallamos la corriente iberoamericana, con Juan Luis Pintos a la cabeza y su libro Los
imaginarios sociales: la nueva construcción de la realidad social, de 1995, donde nos dice que
existe una tendencia global a la renovación de los Imaginarios Sociales, sustituyéndose los
mecanismos de argumentación por los de seducción, lo que propicia una supresión de
cualquier referencia a ‘fines’ y un discurso cerrado en los medios y la tecnología. En la estela
de este discurso, encontraremos a Daniel H. Cabrera quien en su libro Lo tecnológico y lo
imaginario, Las nuevas tecnologías como creencias y esperanzas colectivas, de 2006, sostiene
que las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación tienen un componente
imaginario tan constitutivo como cualquiera de sus partes físicas. Lo que significa que éstas no
funcionan sin todos sus componentes electrónicos pero tampoco sin las promesas y creencias
que se promueven en su nombre, lo que hace pensar en su establecimiento como la apertura a
una nueva filosofía tecnológica-imaginaria, donde no podemos fiarnos de lo tecnológico como
pura realidad, ni de lo imaginario como simple fantasía. Desde esta lectura, lo tecnológico
como herramienta configurativa del imaginario aparecerá como esa frontera borrosa que no
sabremos nunca muy bien definir o utilizarlo con fines concretos y exactos, un estado
contradictorio por el que navegar, como si de un oxímoron se tratara.
En la labor de la confección del imaginario existirán dos vertientes, una que nos encamina a
las imágenes de la realidad, como documentos de la historia, hechos de los que parece que
estamos sobrados gracias a la hiperrealidad que difunden los medios icónicos actuales, los
cuales se encargan de hacernos creer que todo lo que retransmiten es real, mientras que
171
Luis Arribas: El imaginario social como paradigma del conocimiento sociológico, Santiago de Compostela: RIPS.
Revista de Investigaciones Políticas y Sociológicas 001, Vol. (5), 2006, p.22
133
INTERFERENCIAS
autores como Baudrillard, en su libro Cultura y simulacro, por ejemplo, nos tratan de avisar
que dicha fe ciega en los medios puede ser víctima de simulaciones diversas, que establece la
manipulación a la que estos medios pueden ser sometidos, y otras que nos lleva a las imágenes
de la imaginación, como traducciones simbólicas de narraciones literarias, bien sean míticas,
sagradas o de historias supuestamente sucedidas. En este aspecto Durand, con su libro Las
estructuras antropológicas de lo imaginario, de 1981, confeccionará todo un atlas
antropológico de la imaginación humana, obra que profundiza en aquello que Bachelard ya
investigaría acerca del problema de la imaginación poética. Durand se propone un profundo
análisis que posibilita comprender, a través de la semántica verbal de las distintas narraciones,
las diversas formas de simbolización, dependiendo del lugar geográfico o modos de interpretar
las etapas de la vida, así como las linealidades y ciclos análogos a formas de observar la
Naturaleza y los dioses míticos en torno a ella; matrices representativas que vertebran cada
cultura, conformando un lenguaje universal de lo imaginario, que se repite configurando esos
arquetipos de la memoria colectiva a los que Carl Gustav Jung dedicaría especial atención,
figuraciones imaginarias que, de alguna forma, nos hacen pensar en un animado mundo
encantado.
Centrándonos en nuestro tema, la construcción del imaginario del pintor, podemos decir
que para éste, en el desarrollo de su actividad, siempre fue de suma importancia la
contemplación, análisis y estudio de obras coetáneas y de la historia del arte, para la
concreción de su propio estilo. Un estudio que también se instaura en las distintas escuelas
que comienzan a aparecer en Europa, con más intensidad a partir del Renacimiento y la
implantación de la Teoría del Arte. Antes de que aparecieran los medios de reproducción
mecánica de la imagen con la invención del grabado, estas escuelas se hallaban inconexas y
sólo la posibilidad de ir a visitar directamente el lugar propio de creación podía solventar que
un pintor, proveniente de otra zona, pudiera conocer lo que en una escuela determinada se
estaba realizando. Con los grabados la situación se vuelve más fácil, pues la multiplicación de
la imagen asistida por los distintos viajes de ultramar, que aparte de trasportar especias u
otros productos exóticos también difundían dichas imágenes, posibilitaba que los pintores de
las distintas escuelas conocieran parte del estilo que se estaba desarrollando en otras. Quizá la
información que podían transmitir estas imágenes era escasa pero, por el contrario, resultaba
suficiente para encontrar referencias relativas a temas y motivos, o maneras de composición.
Así es como, progresivamente y cada vez con mayor intensidad, los pintores fueron recibiendo
influencias más fácilmente; tal es el caso de la pintura impresionista, de la que siempre se ha
dicho que uno de los factores que ayudaron a cambiar concepción compositiva de su imagen,
fue a través de las influencias recibidas de la observación de grabados provenientes del lejano
Oriente, lo que les hizo pensar en cuestiones relativas a la vacuidad. Esta velocidad de
conexiones e influencias no ha parado hasta nuestros días, siendo ahora a golpe de ‘click’
donde podemos acceder de forma sencilla y rápida a todo lo que están haciendo los pintores
por cualquier rincón del mundo, accediendo a esa información desde Internet. Asimismo, el
pintor puede acceder a cualquier imagen o referencia de otros medios que requiera para su
trabajo. En esa sopa informacional y creativa, en esa fractalidad, cada vez se va haciendo más
difícil distinguir las posibles influencias, pues el contexto se vuelve cada vez más intersticial y
rizomático.
134
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
No nos gustaría terminar este apartado sin antes realizar un pequeño apunte de lo que
supone lo imaginario para Lacan, pues es un autor fundamental sobre el que el arte actual
cimenta gran parte de su contenido. Dentro de la teoría lacaniana; lo real, lo imaginario y lo
simbólico son términos utilizados para señalar unos campos o dimensiones, que él denomina
‘registros’ de lo psíquico. En el psicoanálisis de orientación lacaniana estos tres registros se
encuentran relacionados, conformando una estructura que se puede representar
ejemplarmente como elementos aglutinados a modo de nudo borromeo. Según Lacan, estos
tres registros posibilitan conjuntamente el funcionamiento psíquico, de modo que cualquier
entidad, proceso o mecanismo de lo psíquico puede ser enfocado y analizado en sus aspectos
imaginarios, reales y simbólicos. Así, por ejemplo, un proceso de pensamiento del orden
simbólico involucra siempre, una base o soporte en lo real y una representación en el registro
de lo imaginario. Lo imaginario, como dimensión no-lingüística de la psique, tiene su
fundamento en el pensar con imágenes. Lacan conceptualiza este proceso del pensamiento a
partir de la identificación del Yo del sujeto a través del ‘Estadio del espejo’. Un proceso que
contiene cierta ofuscación estructural, pues eso que el sujeto reconoce como el Yo es
construido a través de lo que es el otro, es decir: mediante la imagen que, en espejo, proviene
del otro. Lo imaginario es la esfera en el cual se desarrolla el pensar en imágenes, no solo
visuales, sino imágenes con sentido semiológico. El proceso que conlleva dicho imaginario
establece que el sujeto humano queda fascinado con su propio reflejo, que Lacan nombra
como ‘asunción jubilosa’. Capturado por esa imagen se asume en ella, la toma como algo de su
máximo interés y regocijo. Un fenómeno que experimentamos constantemente al observar
todas las imágenes que pasan a lo largo del día ante nosotros, atrapando nuestra atención
unas y pasando totalmente desapercibidas otras. En ese sentido, el Imaginario se apoya en el
señuelo que ofrecen las imágenes, al que volveremos más adelante para explicar que dicho
señuelo, que anteriormente era dominio de las imágenes artísticas, se ha visto desplazado
hacia el resto de imágenes que conforman la iconosfera. La función de lo Imaginario es brindar
una completitud al individuo, completamente ilusoria, en la que va afianzando su identidad,
como en el caso del artista podemos decir que son sus imágenes las que lo construyen. En ese
sentido, establece siempre una relación dual, de intercambio, donde entrará en juego el
registro de lo simbólico, que supone la traducción del imaginario por medio de asociaciones de
significado. En 1970, Lacan se referirá al registro de lo Imaginario tratando de definirlo en
relación con los otros dos registros, como aquello que debilita mentalmente al sujeto, dado
que el reflejo que establece la imagen es siempre un afuera ajeno:
Hay algo que hace que el ser hablante se demuestre consagrado a la debilidad mental, y eso
resulta de la sola noción de Imaginario en tanto que el punto de partida de ésta es la referencia al
cuerpo y al hecho de que su representación —quiero decir todo lo que para él se representa— no
172
es sino el reflejo de su organismo.
Lacan señala lo imaginario como una ‘dimensión del engaño’, pues las imágenes visuales
adquieren tanta importancia en este registro que podemos tomar como modelo a las
reflexividades e ilusiones ópticas que nos atrapan, entrampándonos.
172
Jacques Lacan: Seminario 22. `R.S.I.´, Clase 1, 10 de diciembre de 1974.
135
INTERFERENCIAS
52. Neil Beloufa, People's passion, lifestyle beautiful wine, gigantic glass towers, all surrounded by water
: the superlative high resolution bed, 2013
136
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
En este caso, mencionaremos a dos artistas que trabajan en la mencionada onda: Tony
Oursler (Nueva York, 1957) y Neil Beloufa (París, 1985). El primero combina texto hablado,
imagen dinámica y escultura, en instalaciones que exploran la relación entre el individuo y los
medios de comunicación, con un toque de ironía y humor que parece pretender crear un
puente entre el mundo físico y el virtual. Por otra parte, las imágenes de Beloufa también son
metafóricas, acerca de una vida en la que de manera ilusoria ya no se diferencia entre seres
humanos, animales o cosas, abarcando referencias a irónicas a la ciencia ficción o a medios
como la telepatía y la velocidad de la luz. Los personajes que aparecen reflexionan con igual
seriedad sobre tecnologías existentes como imaginadas, construyendo una narración sin
linealidad. Tratando de subvertir las expectativas y los estereotipos de un público occidental.
Imagen laberinto es, como denomina Roman Gubern en su ensayo Del Bisonte a la
realidad virtual (1996), aquella imagen actual que aparece con la implantación, por medio de
las nuevas tecnologías, de los mundos virtuales. Laberintos formales, no materiales, que en su
imagen-escena ciberespacial confieren engaño y disimulo de sus itinerarios, apariencia
envolvente que hace posible la creación de imaginarios imposibles a través de la asistencia de
la máquina. La imagen, en este contexto, se abre a la experiencia propia del usuario, que
guiado por su subjetividad va surfeando y creando conexiones que implican cierta
aleatoriedad. El salto evolutivo que ha dado la imagen gracias a las nuevas tecnologías es
cualitativo, además de cuantitativo, y la revolución digital que ha conllevado abre una nueva
realidad de cultura colectiva inmaterial, donde el autor parece disolverse realmente a favor de
la colectividad, siguiendo aquella propuesta que señaló Barthes en su día.173 Propuestas que
ponen en entredicho todo el sistema artístico conocido hasta la fecha, pues sobre toda esta
inmaterialidad lo que cuestiona es el mercado, señalando, de alguna forma, la obsolescencia
inminente del propio arte visual. En este contexto, los medios han dejado de controlar el
sistema, dado que, en un entorno virtual, el punto de vista es controlado por el usuario y no
por el medio. Es ahora el usuario el que decide el qué y cómo de la imagen, pasando el medio
a ser accesorio, no representando un agente que condicione la experiencia del usuario.
Hasta llegar a ese punto, en el que estamos actualmente y lo que nos quedará por ver,
Roman Gubern nos invita a adentrarnos en un panorama que muestra la relación que hemos
mantenido con las imágenes, en cuanto productos realizados por determinada cultura. El texto
es un análisis de la evolución histórica de la imagen, y va desde los conceptos griegos hasta
173
La muerte o desaparición del autor corresponden a planteamientos de la teoría literaria contemporánea, que
explican que hoy día una vez realizada la obra ésta pasa a pertenecer a una cultura y al lector. Todo es cita de una
cita anterior que se abre a multitud de interpretaciones, dentro de este contexto, para dar voz al receptor de la
obra, el autor debe de desaparecer. Roland Barthes: «La muerte del autor» (1968), en El susurro del lenguaje,
Barcelona: Paidós, 1987, pp. 65-71.
137
INTERFERENCIAS
abarcar la llamada imagen virtual. Una escena donde parece que de manera consensuada las
industrias culturales parecen haberse puesto de acuerdo para imponer una clase de
«uniformización estética e ideológica planetaria»,174 difundiendo un tipo de imágenes
populares que penetran el imaginario colectivo a nivel global, desde el centro a las periferias.
Todo ello, mediante el hiperrealismo que propone las copias fidedignas que difunden los
medios, nos lleva a vivir en la creencia de que eso es la realidad y no su copia, lo que nos
empuja a vivir en un simulacro cada vez mayor. Esto hace que recordemos a Baudrillard
cuando en su texto, La precesión de los simulacros,175 recordaba el cuento de Borges sobre un
mapa tan detallado que llegaba a suplantar al territorio que representaba, con este texto
Baudrillard nos advierte de que parece que lo real ha dejado de existir y sólo ha quedado su
representación, o que es imposible distinguir entre lo real y su representación, dado que los
límites que los separaban han sido borrados, lo que parece responder a un artificio gigantesco
que nos conduce a cierta sospecha acerca de una implantación interesada.176 Se halla inserta,
también, cierta dificultad en la aparente fluidez de la imagen, incluso pareciera tornarse
críptica e incomprensible. A causa de esto, Gubern opta por denominarla imagen-laberinto,
que algo esconde; «aquella que no dice lo que muestra o lo que aparenta, pues ha nacido de
una voluntad de ocultación, de conceptualidad o de criptosimbolismo»,177 dada a rodeos,
encrucijadas y desorientación. La imagen se vuelve cada vez más dada a una interpretación
simbólica, instaurándose como modelo de la imagen laberinto, significando aquello que no
muestran; transmiten información a la vez que la ocultan. En la actualidad, el recorrido al que
invita la imagen laberinto que ofrece la virtualidad de las nuevas tecnologías se plaga de
imprevistos y sorpresas, según la psicología el laberinto es símbolo mismo del inconsciente, así
que nada mejor que denominar a la imagen actual como imagen-laberinto, pues qué otra cosa
refleja sino el inconsciente colectivo que la humanidad construye cada día.
174
Roman Gubern: Del Bisonte a la realidad virtual, Barcelona: Anagrama, 1996, P.7.
175
Jean Baudrillard: Cultura y simulacro, Barcelona: Kairós, 1978, pp-7-80.
176
En 1965 Paul Ricoeur acuña la expresión `filósofos de la sospecha´ para referirse a tres pensadores del siglo XX:
Marx, Nietzsche y Freud, que desenmascaran la falsedad escondida bajo los valores ilustrados de racionalidad y
verdad. En ese sentido quizá la fase posmoderna también contenga un significado oculto que haya que desentrañar
y deban de ser otros autores los que tomen el testigo de los anteriores para hacerlo. Francesc Torralba: Los
maestros de la sospecha, Marx, Nietzsche, Freud, Barcelona: Fragmenta, 2013.
177
Roman Gubern, Op. Cit. P.8
138
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Uno de los autores más interesados en este fenómeno es Josep María Catalá, quien en su
libro: La Imagen Compleja, fenomenología de las imágenes en la era de la cultura visual, de
2006, explica cómo esta multiplicación exponencial de la imagen transforma la concepción de
la misma, así como el modo que tenemos de entender el mundo a partir de ellas. Lo que
comprende un ingente imaginario que acaba conformando nuestra propia e ineludible Cultura
Visual, la cual no depende tanto de las imágenes como de la moderna tendencia a visualizar o
poner en imágenes lo existente, en esa actitud del actual consumidor de imágenes se diluye la
diferencia entre representación visual y visión. La Cultura Visual establece un modelo plural
donde no existe una imagen única sino muchas, como tantas formas de acercarse a la realidad.
Dicha pluralidad comprende una realidad irreductible a un solo punto de vista, y tal
incapacidad de síntesis provoca que las imágenes que genera la cultura visual sean complejas,
en el sentido de abiertas en su interrelación constante con otras imágenes, lo que establece un
sistema inestable en constante fluctuación.
Este tejido denso que representa la imagen compleja, adquiere significación desde el
momento en que, como ya hemos visto anteriormente, se efectúa el salto del giro lingüístico al
giro pictórico, un giro visual que no desplaza al texto sino que se superpone, añadiendo, si
cabe, una capa de mayor complejidad al conjunto. Un efecto de solapación continua de
imágenes que, al ritmo de la sociedad, deja a un lado la utopía de la transparencia, aunque
parezca que es eso lo que ofertan, para recalar en una opacidad cada vez mayor, paradoja
cercana al procedimiento ceguera178 que se produce, tras tanto ver, en el espectador. Será éste
el resultado de un entorno que esconde una cara oculta y perversa, dado a una confusión
constante, pues las imágenes que este sistema pone en circulación ya no podemos distinguir si
son producto de copias de la realidad o simulacros intencionados con intereses más o menos
ocultos. Un maremágnum del que nadie parece escapar y en el que nos vemos implicados
como productores igualmente, añadiendo más ruido al ruido, pues las imágenes ya no sólo se
ofrecen como espectáculo a contemplar, sino que este espectador ha ocupa ahora una parte
activa, pasando a habitar una parte de esa imagen, perdiendo la inocencia hacia un terreno
que debiera requerir cada vez más razonamiento, pensamiento y reflexión. De ahí que nos
interesemos tanto en describirla y vislumbrar su función real, más allá del adormecedor
hedonismo que contiene dentro de la sociedad capitalista.
178
Aplicado al arte, Miguel Ángel Hernández Navarro nos habla de ello en su artículo «(La) Nada para ver. El
procedimiento ceguera del arte contemporáneo», donde establece dos estrategias para provocar esta ceguera, bien
por vaciamiento o bien por saturación. Este segundo caso sería al que nos remitimos al definir la situación de la
densa cultura visual actual. Miguel A. Hernández Navarro: «(La) Nada para ver. El procedimiento ceguera del arte
contemporáneo» Valencia: revista Debats Nº 82, 2003, pp. 56-65.
139
INTERFERENCIAS
mecanismos que anteriormente no nos dejaban ver el velo de la trasparencia, como Foucault
comenta:
(…) se trata, al enunciar lo que ha sido dicho, de volver a decir lo que jamás ha sido denunciado,
(...) comentar es admitir por definición un exceso del significado sobre el significante, un resto
necesariamente no formulado del pensamiento que el lenguaje ha dejado en la sombra, residuo
que es su esencia misma, impelida fuera de su secreto; pero comentar supone también que este
no-hablado duerme en la palabra, y que, por una superabundancia propia del significante, se
179
puede al interrogarlo hacer hablar a un contenido que no estaba explícitamente significado.
De este modo, podremos hacer visible aquello que otrora estaba oculto. Es la parte de lo
no-hablado, que refiere Foucault, lo que la imagen opaca muestra, algo que se hallaba latente
y que el régimen anterior de la imagen transparente no mostraba. Dicha manera de
representar ahora el mundo, emerge entonces como un cuestionamiento a plantear que ya no
se adapta a parámetros fijos. Mientras que la imagen tradicional se limitaba a reproducir de
manera superficial el mundo, tal y como otros campos, caso de la literatura y la ciencia,
describían las cosas, de modo tendente a la trasparencia, es decir: a que el conocimiento ha de
ser accesible a todos los sujetos, la imagen compleja actual, dejando a un lado ese concepto de
ventana albertiana de tránsito y abierta al mundo, aparece como estacionamiento susceptible
de exploración que nos conduce a un análisis profundo de lo real, para su comprensión.
Por ello, el modo en que se muestra esta imagen pasa del isomorfismo de la mímesis,
donde se trata de ser fiel al modelo de aquello que constituye motivo de retrato, recurriendo a
una mayor o menor simbolización según cómo de fuertes sean los lazos que atan lo
representado a lo real, que en su pretendida veracidad hiperrealista acaba precipitándose en
una ‘decadente’ realidad virtual, a un valor de exposición continuo, que implica su validez
didáctica, trascendiendo sus cualidades meramente documentales o testimoniales para
ofrecer ese algo más que nos incita a la investigación, a recurrir a otras imágenes, a crear
vínculos. En ese sentido podemos afirmar que la imagen compleja que ofrece el contexto
presente se halla de por sí hipervinculada, cuestión que tiene mucho que ver con los
parámetros que establece la posmodernidad cuando se refiere a los metarrelatos y el
hipertexto. De ahí que la imagen tradicional parezca desempeñar un rol ilustrativo, como
instrumento al servicio del texto, en una acción de alcance tal que cualquier imagen de otro
medio que se hace colindar con el texto, ya sea cualquier imagen proveniente del cine, la
pintura, la escultura, el grabado, etc., acaba funcionando como una ilustración al servicio de
ese texto que acompaña, desactivando, de algún modo, otras posibles potencialidades
implícitas según su condición original, pasando a ser un adorno visual del texto, lo que no
quiere decir que reste su función como esclarecedora de ideas, iluminando el camino que
conduce hasta ellas.
Mientras tanto, la imagen compleja aparece cargada de una reflexividad que apuesta por
el proyecto futuro, que facilita las nuevas tecnologías en comunión con la imagen más
tradicional. Estas nuevas imágenes ya no esconden su mecanismo ideológico sino que revelan
de un modo didáctico y estético, como herramienta verdaderamente racional que supere el
proyecto ilustrado. Dicha misión se da gracias al engranaje hipertextual que ofrecen los
179
Michel Foucault: El nacimiento de la clínica, una arqueología de la mirada médica. México: siglo XXI, 2006, p. 11.
140
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
De esta forma, la imagen tradicional que servía de pasto a la sociedad del espectáculo,
ante la cual el espectador permanecía pasivo y expectante, establecimiento cultural que
arrastramos desde el Renacimiento y que linealmente siempre recorría un mismo sentido
emisor-mensaje-receptor, ve ahora su culminación en esa Realidad Virtual que acorta las
distancias que separan al espectador del espectáculo, pasa a ser una imagen interactiva por
medio de la interfaz, que permite al usuario de la imagen actual organizar la información que
ofrece y actuar sobre ella. Así se presenta esta imagen compleja, que emerge auspiciada por el
denotado y pertinente ‘giro pictórico’, para resolver parte de los problemas que la ciencia
moderna y la ilustración tuvieron a la hora de tratar de gestionar la diversidad, lo
contradictorio y el desorden creciente de los sistemas entrópicos.
Utopía del tipo ‘Wikipedia Universal’ que, podemos decir, será consumada (aunque algo
inalcanzable, la utopía no puede llegar a ser consumado, de ahí su contradicción a modo de
oxímoron) cuando todos los seres adquieran la conciencia necesaria para actuar en tal
proporción, futurible donde el proyecto beuysiano de la escultura social se vería realizado en
su completitud. Un recorrido lógico de la situación de la imagen actual que no solo se muestra
puramente racional, sino que, mediante el aparato envolvente que dispone, alcanza también
la parte emocional del sujeto. Desde este universo de subjetividades, la realidad ya no es
reducible, como pretendía la racionalidad ilustrada, a un solo enfoque, ocasionando que de
una realidad única pasemos a hablar de ‘realidades’ múltiples de continuidad digital, que
abren nuevos espacios fenoménicos, que necesariamente habrán de ser interactuados a partir
de un desarrollo de pensamiento visual cada vez mayor. Tratando de escapar de la trampa
ilusionista, la imagen compleja ha de deconstruir las fundamentaciones en las que hasta ahora
se ha basado el saber científico ideal, para indagar sobre terrenos que previamente sólo
habían sido explorados por el arte, como es la subjetividad. De este modo, la imagen
abandonará su misión ilustrativa del texto para convertirse en co-gestora de conocimiento,
dando alas a una fructífera comunión entre el arte y la ciencia, para encaminarnos al
encuentro de la comprensión de ese ámbito innombrable, por inalcanzable, que supone lo
real.180
180
Lo real, en la teoría de Jaques Lacan, es un concepto críptico y no fácilmente definible, dado que para ello se
requiere la asistencia del registro de lo simbólico y el registro de lo imaginario, ya que estamos hablando de algo
que no es imaginario, ni se puede simbolizar. Lo real es autónomo, tiene presencia y existencia propias, por ello no
es representable. Lo real no es lo mismo que la ‘realidad’, concepto de la esfera lingüística que se estructura
simbólicamente. Lo real es inconceptualizable, paradójicamente es el no-fundamento inmanente del significante, se
abstrae a toda formalización.
141
INTERFERENCIAS
Desplazamientos fluidos
Así pues, tras el análisis del pensamiento de Josep María Catalá, podemos resumir que:
bajo el signo de la objetividad, a la imagen transparente, mimética, ilustrativa y espectacular,
del régimen anterior a la aparición de las nuevas tecnologías informativo-comunicacionales, le
sucede, bajo el signo de la subjetividad, una imagen opaca, expositiva, reflexiva e interactiva
que produce nuevas estructuras de conocimiento, que exigen nuevas formas de interpretar las
imágenes, dado que se ha producido un desplazamiento en la importancia que antes se le
otorgaba al texto a favor de lo puramente visual. Aquella pérdida del aura descrita por
Benjamín en su recurrido ensayo, es reinscrita en la actualidad, tal y como Baudrillard suscribe
al comentar el cambio profundo producido cuando la imagen abandona su estatus de mímesis
de la realidad, su ilusionismo, para conformarse ella misma como realidad, pasando el mundo
a ser la propia ausencia a representar, como también Zizek señala, parafraseando la película
The Matrix, al titular su ensayo: Bienvenidos al desierto de lo real (2002). Por tanto, pasa de
representar a presentar una realidad en la imagen, no reflejando ya nada y produciéndose el
efecto inverso: el arte sin aura será ahora el encargado de añadírsela a la realidad, de tal
manera que la realidad se convertirá así en arte, deviniendo estéticamente, como comenta
Michaud en El Arte en estado gaseoso y Bauman en Arte ¿liquido?. En un mundo y un arte así
concebido ya no tiene sentido hablar de ‘original’; «no se trata de la búsqueda de un origen,
sino de una evaluación de los desplazamientos»,181 pues ya no hay copia ni referente, solo
imágenes que capturan o manipulan la realidad de un momento abierto a la lectura
multidimensional, donde necesariamente ha de destaparse el mecanismo que las ha
posibilitado, lo que nos conduce a investigar sobre su instalación, dado que sin ella, sin un
espacio reservado, no se puede dar. De ahí que las nuevas tecnologías investiguen
incesantemente cada vez más en este campo, en una clara intención de llegar a meternos las
imágenes por los ojos, literalmente.
Hemos pasado de una imagen dependiente del medio que la transmitía, y que por ello se
sujetaba a un significado y lectura específica, a un flujo de imágenes inestables y ambiguas que
aguardan a ser destinadas a una ubicación futura. Una latencia que, en su conceptualización,
hace concebir la imagen del momento presente como un fantasma sin cuerpo, flotante y
efímero que puede llegar a instalarse en cualquier medio, tomando entonces forma y cuerpo.
Mientras esta imagen fantasmal permanece latente, pueden fluir por ella diversas corrientes
de interrelación subjetiva que la pueden exponer al cambio, hasta encontrar su cuerpo o
medio definitivo, su puesta en escena en un dispositivo que cumple su función operativa, que
desaparece a favor de la imagen, aportando un nivel de experiencia y sensación cada vez
mayor en el usuario.
181
Guilles Deleuze: Crítica y clínica, Barcelona: Anagrama, 1996, p. 93.
142
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
De igual forma que el cubismo anunció una nueva percepción al ritmo de la velocidad
mecánica de los tiempos, la ciencia, que se afanaba por investigar aquello que denominó
cuarta dimensión, se hace necesaria ahora proponer una nueva mirada acorde al siglo XXI. Lo
que no es otra cosa que, tras ese inconsciente óptico que proporciona la instantaneidad de los
182
Juan Luis Moraza: El retorno de lo imaginario. Realismos entre XIX y XXI. Exposición homenaje a J.A. Ramírez.
Madrid: MNCARS, 19 mayo-30 agosto 2010, p. 2.
143
INTERFERENCIAS
medios, entrenar el ojo hacia un ojo avezado con criterio y que discrimine en su justa
proporción, para afrontar la representación del mundo desde una inmersiva flexibilidad
multifocal, que abandona cada vez en mayor medida la concepción de un artista individual a
favor de una inteligencia colectiva.
En donde todo confluye y se reconstruye, es necesario componer los procesos que van
designando nombre a las sensaciones subjetivas, en un camino motivado por el conocimiento
de la constitución esencial del sujeto en el entorno del imaginario colectivo, como no-lugar en
tránsito permanente, que abre su espacio a una multiplicidad de capas que estructuran la
existencia, conjunto que definirá una nueva condición humana caracterizada por la diferencia
y la repetición, donde hemos de aclararnos a fin de sobrevivir o de encontrar un oasis
fructífero que anime nuestro devenir creativo. Busquemos en el texto de Guilles Deleuze
alguna orientación:
La índole de nuestra vida moderna es tal que, cuando nos encontramos frente a las repeticiones
más mecánicas, más estereotipadas, fuera y dentro de nosotros, no dejamos de extraer de ellas
pequeñas diferencias, variantes y modificaciones. A la inversa, repeticiones secretas, disfrazadas
y ocultas, animadas por el perpetuo desplazamiento de una diferencia, restituyen dentro y fuera
de nosotros repeticiones puras, mecánicas y estereotipadas. En el simulacro, la repetición se
refiere ya a repeticiones, y la diferencia, a diferencias. Lo que se repite son repeticiones y lo que
144
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
En esta caosmosis,184 que supone una oscilación entre lo actual y lo virtual, como mundos
que comparten el mismo espacio al modo de polos o interfaces sin límites que expenden
interioridad y exterioridad; extimidad,185 el sujeto busca su identidad a través del espejo que le
ofrece la representación del aparato trasmedia, su identidad en ese Estadio del espejo que
comentábamos con Lacan. Pero en el mundo del simulacro, la identidad no es más que otro
mero avatar. Ante la mecánica repetitiva de las nuevas tecnologías nos empeñaremos en
extraer aquellas diferencias que, sin embargo, se volverán repeticiones en un bucle que nos
puede llevar al infinito. Pero si logramos, como expresa la parte final del extracto de Deleuze:
«hacer coexistir todas las repeticiones en un espacio donde se distribuye la diferencia»,
entonces quizá estemos actuando de una manera realmente artística, al menos más lúcida o
despierta, sabiendo en qué consiste el sistema, conociéndolo, para acometerlo con el criterio
suficiente como para realizar la labor intencionada liberados de la carga de una identidad
autorial que, como antes comentábamos recordando a Barthes, se disuelve o desaparece.
Tomar distancia
Haciendo una alusión metafórica al zarpar de Odiseo en la Iliada, como una aventura que
puede corresponderse con la que conlleva la experiencia, y hasta cierto punto pérdida, de lo
contemporáneo, podemos volver a recordar a Barthes, cuando nos avisa que realmente «lo
contemporáneo es lo intempestivo»186, una expresión, a modo de oxímoron, que tiene su
antecedente en las Consideraciones intempestivas187 de Nietzsche, donde toma posición con
respecto a su época. Es decir que: la aventura no ha de suponer la pérdida de un punto de
referencia, nuestra Ítaca, nuestra patria. Esta segunda ‘consideración’ de Nietzsche, trata de
«entender como un mal, un inconveniente y un defecto algo de lo que la época está orgullosa,
es decir, su cultura histórica, pues yo pienso que todos somos devorados por la fiebre de la
historia pero por lo menos tendríamos que darnos cuenta».188 Algo que se adapta
perfectamente al contexto actual en el que los seres se hallan anestesiados, `devorados´ por la
fascinación que implica el entorno trasmedia…, pero hubiera que despertar. Y acaso para ello:
¿no sería una solución no caer de lleno en la ‘trampa’, sino situarse en el anacronismo? Esto
es: tomar distancia, sin adaptarnos o acoplarnos perfectamente a las pretensiones que
prepara para nosotros la época presente. Y que mejor, para situarse ahí, que tomando la
183
Gilles Deleuze: Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorortu, 2002, p. 15.
184
Sobre el concepto consultar a Felix Guattari: Caosmosis, Buenos Aires: Manantial, 1996.
185
Concepto que aparece con Lacan «lo que es lo más íntimo es justamente es lo que estoy constreñido a no poder
reconocer más que fuera» Jacques Lacan: Seminario 16. De un Otro al otro, Barcelona: Paidós, 2008, p. 246. Lacan
emplea la figura de la banda de Moebius, para ilustrar la relación ambigua entre interior y exterior en la
construcción del yo. En el 2001 el psiquiatra Serge Tisseron le da un nuevo enfoque al término, siendo extimidad lo
contrario a intimidad. Lo que conllevaría la exposición de los aspectos íntimos de la persona (cuerpo, pensamientos,
etc.). El individuo no se muestra para compartir algo con los demás sino que usa a los otros como un espejo donde
reafirmarse.
186
Roland Barthes, citado por Giorgio Agamben: Desnudez. Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2011, p. 17.
187
El conjunto de las cuatro Consideraciones intempestivas, que Nietzsche comienza a formular en 1873, forma
parte de la producción temprana de Friedrich Nietzsche, apenas posterior a su primer gran libro: El nacimiento de la
tragedia. Ver Friedrich Nietzsche: Friedrich Nietzsche, Consideraciones intempestivas I, Madrid: Alianza, 1997.
Friedrich Nietzsche: Segunda consideración intempestiva, Buenos Aires: Del Zorzal, 2006. Friedrich Nietzsche:
Schopenhauer como educador, Madrid: Biblioteca Nueva, 2001.
188
Friedrich Nietzsche: Consideraciones intempestivas I, Madrid: Alianza, 1997.
145
INTERFERENCIAS
pintura como concepto y pretexto, para llevar a cabo ese desfase. Ésa será la diferencia
fundamental que lleve al sujeto creativo, al pintor en este caso, a percibir y entender su
tiempo, porque de algún modo supuesto, conceptualmente, se ha situado fuera de él.
Dentro de este esplendor que parece vendernos el sistema, el artista ha de ser aquel
individuo que tiene la mirada fija en su tiempo, desde el afuera señalado, y es capaz de
percibir no la luz sino la oscuridad. Ser conscientes de esta oscuridad, percibirla, no es
sinónimo de pasividad, al contrario implica una actividad y una habilidad particular, que nos
conduce a neutralizar las luces originadas por el tiempo presente para descubrir sus sombras,
inseparables de sus luces, en ese sentido no hay que dejarse cegar. También ha de ser capaz
de dividir e interpolar el tiempo, siendo capaz de transformarlo y ponerlo en relación con los
demás tiempos, realizando una relectura inédita de la historia, citándola según las necesidades
y exigencias que requieren sus planteamientos, tomando el pasado como el profeta del
presente.
Las referencias, y por tanto las influencias, nos asaltan a cada paso de nuestro navegar y
la concepción de rizoma nos posibilita entender la existencia de estructuras que encriptan un
secreto envuelto en capas de apariencia, que los sujetos se afanan en descubrir desde la
dialéctica que otorga el estado amorfo de la subjetividad, como aquel asunto entre el ser y el
sujeto que lo reconozca en todas sus dimensiones re-creativas. En este contexto, surge la
paradoja de lo real, donde el concepto de verdad y realidad son cuestionados como partes que
construyen lo inteligible y lo subjetivo, siendo lo real no solamente aquello que se halla en el
exterior de un sujeto sino también aquello que alberga en su interior; entendiéndose por ello
una continua mutabilidad. Es por ello que, en nuestro investigar artístico, nos asalte la
necesidad de la indagación desde la óptica transdiciplinar o transmedia, para solucionar o salir
del atolladero al que la insistencia sobre un mismo medio nos puede llevar. Esta emergencia
visual, mediática y tecnológica acontece de manera muy especial si nos interesamos por
observar, desde su espectro, aquellos aspectos simbólicos que puedan ofrecernos indicios
sobre respuestas a esos abismos a los que la propia época nos empuja. En ese sentido, la
función del arte es esencial.
Heidegger dio una pauta que puede servirnos a la hora de situarnos: él se refería al
pensamiento como hecho topológico donde pensar sería localizarse pensando. De ahí que su
189
Guilles Deleuze y Felix Guatarri: Mil Mesetas - Capitalismo y esquizofrenia. Valencia: Pre-Textos, 2002, p. 13.
146
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
«término Nähe adquiere una función dislocante, designa una figura de la ‘cercanía
espaciada’»,190 oxímoron que nos conduce a la elucidación de lo que es el ser contemporáneo,
a través de esa conquista de la ubicuidad de la que Valery ya se hiciera eco. Pues la cercanía
del ser con lo que habita, la imagen compleja en este caso, el `ser-ahí´ del ser corresponderá
ahora a su patria sin fronteras:
Responde, esta forma de actuar y pensar, a una estrategia coyuntural, y como tal hace
referencia al momento y lugar determinados por la época. Respecto al lugar, que como hemos
advertido se concibe desde los parámetros virtuales de la cibercultura como un no-lugar o
espacio de tránsito, desubicado o en mutación constante, hay que tener en cuenta la noción
de topología que nos ofrece Derrida, para aclarar ese pensamiento topológico heideggeriano
al que aludíamos antes. El concepto de ‘topología’ aparece en los textos de Derrida,
refiriéndose a estructuras particulares del discurso en relación a una referencia trascendente
del sistema, generando una tensión entre esa referencia y el conjunto que trata de explicar.
Por ejemplo, en su libro de 1998, Ecografías de la televisión utiliza este método para
establecer la relación que existe entre los medios y la actualidad, para lo cual inserta un nuevo
término que define como ‘topolítica’, en el sentido de que todo territorio se origina en la
tensión con un límite, con una localización de la mirada que constantemente ha de ser
190
José Manuel Cuesta Abad: Poema y enigma, Madrid: Huerga y Fierro, 1999, p. 167.
191
Ibíd., pp. 167-168
192
Cfr. Bennington, Geoffrey y Jacques Derrida : Jacques Derrida, 1994, Madrid: Cátedra, p.44.
147
INTERFERENCIAS
revisada en función del todo. Siendo conscientes que nuestra mirada, dentro del juego
algorítmico que instaura la subjetividad de la iconosfera, nuestra acción transforma aquello
que encontramos en nuestro navegar. Todos somos ahora productores en la nueva política
cultural. Cuando le preguntan a Derrida su opinión sobre este hecho, cómo el consumidor pasa
a ser el actor en la producción, contesta lo siguiente:
El destinatario nunca fue simplemente un receptor pasivo. (…)La cuestión de la democracia, tal
como se nos plantea desde hace algún tiempo, tal vez no esté ya ligada a la de la ciudadanía, al
menos si la política se define por la ciudadanía y ésta, como lo hizo hasta aquí, por la inscripción
en un lugar, un territorio o una nación cuyo cuerpo está arraigado en un territorio privilegiado,
dado, perdido o prometido. Todos los problemas que abordamos desde hace un rato, los
abordamos por referencia a una tecnología que desplaza los lugares; la frontera ya no es la
frontera, las imágenes pasan las aduanas, el vínculo entre lo político y lo local, lo topolítico,
queda en cierto modo dislocado. Todo lo que decimos en esta dirección debe integrar una
dislocación general, a saber, el efecto determinante de las tecnologías o teletecnologías de que
193
hablamos.
Puede que, según esto, sólo nos hallemos en los albores de una nueva era de la imagen
donde todavía apenas balbuceamos y todavía somos analfabetos. En el sentido que hablamos,
el de la navegación de la iconosfera, que implica referencialidad de por sí, será un debate
futuro el destinado a replantear esas cuestiones políticas del lugar y la pertenencia de las
imágenes que nos ayude a discernir, componer, pegar y montar en una justa mediada,
requerimiento a partir del cual han de surgir los programas didácticos orientados en ese
sentido, provocando un nuevo tipo de relación con la imagen que desarrolle una conciencia
selectiva. En ese sentido, nuestro navegar ha de responder a un continuo ejercicio de
relocalización del fragmento en función del todo, cuestión que se torna dificultosa al pensar,
como antes lo hacíamos al considerar el sistema general como un juego fractal de matrioskas
rusas, que nos acerca al abismo.
193
Jacques Derrida: Ecografías de la televisión, Buenos Aires: Eudeba, 1998, pp.75-76.
148
CARTOGRAFÍA DEL CONTEXTO
Es necesario comprender la imagen pictórica como texto pictórico para saber la mecánica
interna que regula su estructura y posibilitar su decodificación. Las diferentes estéticas que
podemos encontrar de su traducción, dependen de un binomio expresión-contenido, que va
mutando al tiempo que la sociedad va aceptando sus propuestas por convención. Esto nos
lleva a un estado de constante redefinición de la pintura.
El tránsito del ‘giro lingüístico’ al ‘giro visual’, confluye en un momento presente donde el
texto se acopla a la imagen, compleja alianza multidimensional que denominamos
metaimágenes. Ellas tensionan la relación entre imagen y palabra en una compleja red de
relaciones simbólicas que llamamos iconosfera, que atiende a políticas de la mirada. En ese
contexto la e-image virtual repercute en un inconsciente óptico perceptivo cada vez más
rápido. Este cuarto régimen escópico, contrastado con la imagen pictórica, produce
cuestionamientos críticos aplicables a la pintura.
La definición del mapa de la investigación pasa por dar una visión general de la práctica
de la pintura actual, para nuestro posicionamiento. La lógica inversa aplicada a este recorrido
hace que nos fijemos en el fondo de polución, lo que la pintura no es, permitiéndonos definir
mejor nuestro campo de estudio. Esta autoconciencia crítica tensa los límites de actuación de
la pintura en un juego deconstructivo que prueba su elasticidad. De ahí, comprendemos una
pintura ampliada por su expansión escenográfica, que da cabida a multitud de estrategias
aplicables a la actividad pictórica, como reacción lógica para la continuación de ésta.
La pintura muestra allí donde las palabras no llegan. La pintura, en su silencio como
‘principio de interioridad’, mantiene su concepto de ‘lo pictórico’. Propuestas poéticamente
abiertas como reflejo del complejo mundo interconectado en el que vivimos. Esto corresponde
a un ‘cuadro de situación’, que nos hace entender la pintura por la relación entre imágenes
que propone. En ese sentido, la pintura posee el compromiso de aportar un lenguaje otro, que
ofrezca reflexión y conocimiento a la esfera del saber del contexto presente.
149
INTERFERENCIAS
Indagar en los procesos de construcción del imaginario del pintor se torna complejo en el
contexto de una iconosfera altamente densificada y diversificada. Por ello, es preciso
diferenciar ‘el imaginario’ de ‘lo imaginario’, a fin de desentrañar cómo funciona el desarrollo
de la conformación de la identidad del pintor. Estadio del espejo donde la imagen contiene un
señuelo, al que éste se acerca correspondiendo a sus deseos. La matriz simbólica que
desempeña el papel del señuelo ahora, destacando sobre el resto de medios icónicos, es
internet, donde se da una e-image compleja con la que se puede interactuar, que aglutina
todos los medios anteriores a ella. Ante ésta el pintor debe acercarse con un criterio forjado
por su intención artística, que hace utilizarla como una herramienta útil que sigue ampliando
las posibilidades prácticas de la pintura. Navegar la iconosfera supone, para el pintor, contar
con soluciones creativas inimaginables, donde el pensamiento se convierte en producción, en
la intención de perseguir una singularidad significativa que lo identifique.
150
2.- PERVIVENCIA DE LA PINTURA
EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
2.1.-SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN:
DE UNA CULTURA DE MASAS A UNA CULTURA MEDIATIZADA
Existen unas reflexiones que Felix Guattari realizaría al final de su vida, publicadas con el
título de: «Para una refundación de las prácticas sociales», donde adelanta la entrada de la
sociedad en una era ‘post-media’, considerando el cambio social que todo ello conllevaría,
derivado del aumento de la complejidad del sistema. Reflexiones que nos sirven para
introducir nuestro capítulo:
(…), la inteligencia y la sensibilidad son objeto de una verdadera mutación debido a las máquinas
informáticas que se insinúan cada vez más en los resortes de la sensibilidad, del gesto y de la
inteligencia. Asistimos en la actualidad a una mutación de la subjetividad que tal vez sea todavía
más importante de lo que lo fueron las de la invención de la escritura o de la imprenta. (…) Una
renovación de la democracia podría tener como objetivo una gestión pluralista del conjunto de
194
sus componentes maquínicos.
194
Felix Guattari: «Una refundación de las prácticas sociales», en Plan sobre el planeta. Capitalismo mundial
integrado y revoluciones moleculares, Madrid: Traficantes de sueños, 2004, p.127.
195
Mario Perniola define sensología como un neologismo utilizado para referirse a la transformación de la ideología
en una nueva forma de poder en consenso de las elites o la moda en el que, a través de factores sensoriales y
afectivos, ahorra al individuo esfuerzo y responsabilidad, inventiva e independencia. En Mario Perniola: Contra la
comunicación, Buenos Aires: Amorrortu, 2004.
153
INTERFERENCIAS
Desde esta atmosfera alterada, que se da a partir de la puesta en escena de los medios
de comunicación como democratizadores de la imagen (a diferencia de momentos anteriores
ahora mucha gente tiene acceso, mediante los dispositivos tecnológicos actuales, a la creación
y difusión de imágenes en tiempo real), y sobre todo de Internet como agente catalizador de la
aceleración en la proliferación y difusión de imágenes, es desde donde hemos de concebir una
la práctica y la recepción de la pintura, en una etapa de la historia posmoderna que otros han
considerado como Altermodernidad.197 Esto hace que el estudio de cuestiones referidas a la
imagen se complique, debido a la ardua tarea que supone intentar definir unos límites que
aparecen del todo borrosos. Mientras tanto, esta inclusión de los medios tecnológicos en
nuestras vidas, nos han llevado a que observemos la realidad a través del filtro que imponen,
llevándonos a la falsa creencia de que por internet pasa todo, conformándonos con la
virtualidad que ofrece, a riesgo de ir perdiendo progresivamente el contacto con lo real, con el
cuerpo de la pintura, si es que ha de tenerlo. Dado que la inercia de esta evolución es
imparable, no es cuestión de ser catastrofistas. En cambio, hemos de optar por analizar el
cambio para adaptarnos; encontrar en las cualidades aportadas por los medios, de los que
disponemos a nuestro alrededor, una interferencia positiva que altere nuestra visión del
mundo, enriqueciendo nuestro discurso pictórico. Analicemos, por ello, aquellos factores que
caracterizan la sociedad en la que vivimos, para hacernos una idea general del punto de vista
desde el que situar la mirada del tema propuesto.
154
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Constatar esta situación es tarea obligada, dado que muchos de estos cambios sociales
tienen una relación directa con la imagen, en el sentido de su creación, construcción,
producción, distribución y posterior recepción. La imagen, por tanto, se convierte en el centro
motor conceptual de la sociedad, como modo de persuasión en un mercado neoliberal que
implica el consumo, haciendo uso de ella, dicho sistema, para la consecución de tal fin.
Entonces, esta circunstancia y todo lo que tenga que ver con la imagen le importa a la pintura
pues, aun no siendo ya ésta la imagen hegemónica de la sociedad, se halla en un constante
proceso de apertura a diversas influencias que posibilitan la continuación de su práctica. Entre
otras cosas porque la imagen mediática supone, en buena medida, el panorama icónico o
visual que hoy nos rodea: no se trata de leerla sólo como medio, sino como paisaje o entorno
contemporáneo.
155
INTERFERENCIAS
mediático, somos responsables al saber que aquellas observaciones que realicemos sobre una
cuestión pueden modificarla de algún modo.
Digamos que será bajo ese umbral de indeterminación donde el ser deba aprender ahora
a moverse. El individuo, actualmente, desarrolla su actividad en un escenario abierto al
cambio, que conlleva la revisión constante de todo, dentro de un estado metaestable sin fin,
que, aunque trata de desarrollarse y venderse como afianzado, en realidad está sujeto a la
mutación y la transformación continuas, bajo las pautas de un proyecto nunca acabado como
lo son las sociedades de control, en las que convivimos vigilados como componentes de un
panóptico. Pues, por el simple hecho de que vivimos ‘conectados’: accedemos al sistema en la
misma medida que él puede acceder a nuestra intimidad. Una situación deformada respecto a
la precedente; aquella donde los valores tradicionales sustentaban una conducta intrínseca. En
estas sociedades de control, según Gilles Deleuze, «nunca se termina nada: la empresa, la
formación, el servicio son los estados metaestables y coexistentes de una misma modulación,
como un deformador universal».198 Una continua variación que se impone como paradigma,
que obliga al individuo a estar siempre alerta e improvisar la siguiente adaptación, allí donde la
masa se disuelve a favor de una cifra, datos donde este individuo pasará a representar un
mero algoritmo que lo identifica.
Muchos son los autores que han intentado sincrónicamente hacerse eco de los sucesos
que conlleva la transición de una sociedad moderna a una sociedad posmoderna, donde no
queda muy claro si existe ruptura entre una y otra, o la segunda es una postrimería de la
primera. Hay una linealidad marcada, en este proceso, por el pensamiento filosófico, que parte
desde Schopenhauer pasando por Nietzsche, que anuncia la crucial muerte de Dios e inaugura
la entrada en la modernidad, hasta Heidegger. Cuando Nietzsche proclama que ‘Dios ha
muerto’, algo que encontramos antes en Hegel,199 se refiere al colapso de las ciudades estado
y su orden autónomo, pudiendo ser considerado el precursor del pensamiento posmoderno.
Como dice en La gaya ciencia (1882):
Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado. ¿Cómo podríamos
reconfortarnos, los asesinos de todos los asesinos? El más santo y el más poderoso que el mundo
ha poseído se ha desangrado bajo nuestros cuchillos: ¿quién limpiará esta sangre de nosotros?
¿Qué agua nos limpiará? ¿Qué rito expiatorio, qué juegos sagrados deberíamos inventar? ¿No es
la grandeza de este hecho demasiado grande para nosotros? ¿Debemos aparecer dignos de
200
ella?
Lo que inaugura un nuevo tiempo nihilista, pero a su vez la búsqueda de otros ideales
donde depositar nuestros anhelos y esperanzas. Da comienzo una nueva forma de voluntad de
interpretación y representación del mundo, ya iniciada en Schopenhauer, y del mismo ser
humano, más impetuosa, en contraste con aquellas conllevadas por la metafísica tradicional, al
centrarse en la responsabilidad que recaía en el individuo. Cosa que abre las puertas al
relativismo subjetivista, que en vez de potenciar al individuo, como Nietzsche pretendía, lo
198
Guilles Deleuze: «Post Scriptum sobre las sociedades de control», en: Conversaciones, Rio de Janeiro: Ed. 34,
1992, pp. 221-222. En este texto Deleuze hace un interesante análisis comparativo entre las sociedades de
soberanía, las sociedades disciplinarias y las actuales sociedades de control.
199
G. W. F. Hegel: Fenomenología del espíritu, México: FCE, 1971, p. 435.
200
Friedrich Nietzsche: La gaya ciencia, sección 125, México: Monte Ávila, 1990, p.115.
156
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
201
Armand y Michèle Mattelart: Historia de las teorías de la comunicación, Barcelona: Paidós, 1997, p. 31.
157
INTERFERENCIAS
cierta disolución del arte, tal y como éste era entendido entonces. Por tanto podemos deducir
que, dentro de este programa, la masa corresponde a ese conjunto de individuos que es
conducido a través de los medios, donde también es posible encontrar excepciones; individuos
que caminan a contracorriente, individualidad que se verá reforzada con la llegada de la
posmodernidad y la atención a las etnias y los grupos minoritarios, que se expresan amparados
por una variedad sin centro de gravedad, invitados a alzar sus voces en medio del ruido
reinante.
Tal correlato de índole social, que se desprende de la inclusión de los procesos mecánicos
en los medios de producción y el incremento de velocidad en la vida diaria, lleva, a aquella
parte de la humanidad tecnificada, a tener una concepción dinámica de la realidad,
desechando el viejo modelo estático. Este fenómeno da lugar a nuevos planteamientos,
acompañados de problemas intrínsecos, para los cuales es necesario confeccionar nuevos
métodos de análisis y síntesis. Algo que, en principio, plantea dificultades en su consecución,
originando, en muchas ocasiones, un desequilibrio notable derivado de la puesta en práctica
de muchos adelantos técnicos que se tratan de imponer a la sociedad. Ello genera sectores de
gran especialización y otros con un conocimiento muy general o somero acerca de ese
conjunto de artefactos. Originados por la implantación de los medios masivos de comunicación
y las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), han ocasionado que la sociedad haya
migrado desde lo que se denominaba cultura de masas a una cultura mediática. De ahí que sea
crucial tratar de comprender los movimientos sociales actuales desde el punto de vista de los
medios, dado que este cambio fundamental hace que el sujeto de la comunicación pase de
una postura abstracta, en la cultura de masas, a un sujeto productor de sentido en la cultura
mediática. El receptor de la información ya no sólo la consume sino que se ha vuelto crítico,
siendo capaz de convertirse en emisor a la hora de opinar o editar el mensaje.202
Lo que hasta finales del siglo pasado era el cine, la radio y la televisión, aparte de los
medios impresos tradicionales, se han ido sumando, en algo más de una década, en todo un
entramado de autopistas de la información que se aúnan, debido a la revolución que supone
esa red de redes llamada Internet, a través de satélite y fibra óptica. Comunicaciones de
aplicaciones diversas como son: el correo electrónico, videoconferencias, educación on-line,
bibliotecas digitales, visitas virtuales, videojuegos…, que posibilitan acceder a la información
requerida desde cualquier parte del mundo, lo que ha hecho desaparecer las distancias,
ofreciendo al usuario una interactividad que lo hace ser partícipe en la elaboración de los
contenidos. Esto no quiere decir que se haya pasado drásticamente de una cultura de masas a
202
El teórico canadiense Jean Cloutier se muestra, ante la comunidad que investiga la Comunicación
contemporánea, como un pionero al explicar su teoría del EME-REC (Emetteur-Recepteur), con ella transgrede las
convenciones de los esquemas clásicos de comunicación en los que se viene a dar una cadena de transmisión de
información y de respuesta entre emisor y receptor. Cloutier da por hecho que los nuevos medios permiten que
cualquier usuario sea a la vez emisor y receptor de mensajes. Hablaríamos por tanto de un EMIREC -si
castellanizamos el término: emisor-receptor-, que, en unos casos, se convierte en EMIREC-emisor y, en otros, en
EMIREC-receptor, según produzca o reciba, respectivamente, un mensaje o conjunto de mensajes. Esta es la
posibilidad, del receptor de ser al tiempo emisor en el intercambio comunicativo, es lo que denominó el self-media,
esto es: un medio con la capacidad de emitir y recibir mensajes, de posibilitar la comunicación de mí mismo a mí
mismo a través del tiempo. Jean Cloutier: L'ère d' Emerec, ou La communication audio-scripto-visuelle a l'heure des
selfmédia, Montreal: Presses de l'Université de Montréal, 1973. Ver también Abraham Moles: «Sistemas de medios
de comunicación y sistemas educativos», en Abraham Moles (coord.) La Educación en materia de comunicación,
París: Unesco. 1984, pp. 17-43 y Agustín García Matilla: «Los medios para la comunicación educativa», en Roberto
AParici (coord.): La revolución de los medios audiovisuales. Madrid: La Torre, 1993, pp. 58-60.
158
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
una cultura mediatizada, sino que coexisten sin excluirse. La diferencia más notable que se
puede apreciar entre ambas, es que, mientras en la cultura de masas los medios de
comunicación constituían bienes materiales, en la cultura mediática han pasado a constituir
bienes simbólicos. Con esto, las relaciones duales del tipo emisor/masa desaparecen para dar
paso, como dice Muniz Sodré, a un «proceso comunicacional como una interpretación del
sujeto con el medio técnico y cultural».203
203
Muniz Sodré: Reinventando la cultura, la comunicación y sus productos. Barcelona: Gedisa, 1998, p.28.
204
Héctor Schmucler: Memoria de la comunicación, Buenos Aires: Biblos, 1997, p.19.
205
Jean Baudrillard: «Videosfera y sujeto fractal», en VVAA: Videoculturas de fin de siglo, Madrid: Cátedra, 1990, p.
35.
206
María Cristina Mata: «De la cultura masiva a la cultura mediática», en la revista Diálogos de la comunicación
nº56 lima. Octubre, Cali: Felafacs, 1999, p.85.
159
INTERFERENCIAS
cotidianidad, los trabajos de corte científico, como la presente investigación, deben incluir en
sus reflexiones ese vértigo de las mutaciones. Distanciarse de la tecnología no es, como podría
parecer, moverse en los ideales de las observaciones objetivas (la naturaleza de los objetos
que se observan no admiten tal método), es, más bien, situarse por encima de ellos y desvelar,
en un ejercicio de síntesis, la virtud de su origen; los elementos diferenciados que los
constituyen, sus relaciones y divisiones, y su dimensión subjetiva (en tanto se inscriben en un
proceso de transformación cultural permanente). Es situarse, como insinuábamos en el
capítulo anterior, a cierta distancia anacrónica, una atalaya desde la que poder sobrevolar para
observar y determinar esas Consideraciones intempestivas que, desde la filosofía de la
sospecha, también tuvo Nietzsche para su época.
Jesús Martin Barbero analiza este fenómeno en su libro De los medios a las mediaciones
(1998), tomando como punto de partida la realidad latinoamericana. Mira el otro lado del
proceso de la comunicación, a la recepción del espectador, terreno donde se aglutinan los
distintos modos de apropiación de los contenidos que difunden los medios. Desde este prisma
la comunicación se hace así cuestión de cultura y ningún medio, incluyendo la pintura, escapa
a este sistema. Esto provoca que concibamos los mass-media como un territorio aún más
amplio, que nos lleva a tener en cuenta aquellas redes comunicativas que continuamente se
reinventan para atender las subjetividades del usuario, y aquellos procesos que tienen lugar a
partir de las adaptaciones que se producen en dicho individuo. Barbero hace hincapié en las
diferencias entre lo masivo y lo popular, estableciendo nexos de unión de dicho concepto en el
contexto de la posmodernidad, que desembocará en una crítica sobre la responsabilidad
dirigente que poseen las élites en la programación cultural de la sociedad. Quizá la mejor
comprensión que podemos hacer en este libro, en adaptación a nuestro trabajo, sea esa
propuesta de inversión del sitio de los cuestionamientos, de tal forma que nos posibilite la
investigación de los procesos de formación y desarrollo de lo masivo, que conlleva las
comunicaciones de los mass-media, e incidir en esos procesos desde lo que él denomina
‘Mediaciones’ y ‘Sujetos’, que en conjunto conforman la cultura del momento. Un análisis de
cómo nos apropiamos del conocimiento de la realidad a través de una nueva manera de
abordarla, que imponen los nuevos medios de comunicación, situándonos siempre del lado de
la recepción útil, es decir: de los ‘usos’ que hacemos de la información que asimilamos, como
dice Martín-Barbero: «de los lugares de los que provienen las constricciones que delimitan y
configuran la materialidad social y la expresividad cultural».207 Así, proponiendo estas ‘lógicas
de los usos’, se puede hacer hablar a esos modos de apropiación que suceden en la periferia
receptora.
207
Jesús Martín-Barbero: De los medios a las mediaciones, Comunicación, cultura y hegemonía, Barcelona: Gustavo
Gili, 1987, p. 233.
160
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La glocalización
El terreno al que queremos llevar esta relación entre global/local se sitúa sobre qué tipo de
identidad cabe en unas estructuras sociales globalizadas, que —a primera vista— parecen
disolverla. No se trata de hacer una narrativa de autoafirmación identitaria, sino de explorar la
tensión entre la sociedad red y el yo-nosotros identitario, entre el universalismo (valores cívicos)
y el particularismo (diferencias culturales), desde la perspectiva de la educación pública. Este es
un problema clave de nuestra actual coyuntura: cómo ligar ambos mundos, cuando ya la acción
política no lo hace. En efecto, fue una función esencial de la política moderna vincular ambos
ámbitos en función de lo universal (Derechos Humanos o soberanía popular); con la
reivindicación y reconocimiento en la segunda modernidad de los derechos culturales de cada
208
grupo, el modo de integración se desvanece.
Estas reflexiones conectarán con el tema del ‘imaginario social y las exclusiones’, lo que,
a su vez, llevará a analizar el papel que juega la configuración del imaginario por parte de la
sociedad, en esa reconfiguración del sistema capitalista a través de la percepción y el uso que,
desde lo local, se hace de él. Si antes el discurso ideológico se generaba desde el centro a la
periferia, ahora ha de ser esta periferia la que tome el mando para reconfigurar, ante la crisis
ideológica, una nueva pseudoideologia o metaideología. Un hecho que ajusta las cuentas a la
globalización, poniendo su programa ideal en aplicación al lugar real, mostrando unos
desajustes que pueden ser equiparables a lo que sucede con la brecha digital. Canclini lo
explica así:
208
Antonio Bolívar Botía: «Globalización e identidades: (Des)territorialización de la cultura», en Globalización y
educación, revista de educación (nº extraordinario), Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, 2001, pp.
269.
161
INTERFERENCIAS
La amplitud o estrechez de los imaginarios sobre lo global muestra las desigualdades de acceso a
lo que suele llamarse economía y cultura globales. En esa competencia inequitativa entre
209
imaginarios se percibe que la globalización es y no es lo que promete.
De hecho, la globalización puede que no resulte otra cosa que un gran velo embellecedor
y sintético que en realidad oculta toda la densa complejidad del mundo, donde también, hay
que advertir, existen muchas zonas que se quedan fuera por no cumplir ciertos requisitos que
imprime dicha globalización. Por otra parte, por mucho que se pretenda defender lo local, no
existen culturas que podamos llamar puras sino que todo es producto de una hibridación
continua. Existe entonces, cosa promovida por el multiculturalismo posmodernista, una
oscilación continua entre la integración y la conjugación de las identidades en un contexto que
se torna cada vez más complejo. En la construcción del imaginario, fiel reflejo de las
inquietudes reales de cada individuo, allí donde también la pintura está presente, la tecnología
se inmiscuye irrefrenablemente, adentrándose en nuestras vidas cotidianas. Un proceso que,
como hemos señalado, está cambiando nuestra forma de relacionarnos, así como nuestra
forma de interpretar la realidad y, en consecuencia, confeccionar un nuevo imaginario que,
posiblemente, pueda dar lugar a una renovada concepción del arte y la pintura.
La cibercultura
209
Néstor García Canclini: La globalización imaginada. Barcelona, Paidós, 1999, p. 12.
210
La cibercultura es un neologismo que añade a la palabra cultura el prefijo ciber, cuyo origen está en la palabra
cibernética, que posee relación con el concepto de lo virtual. La sociedad información y de la comunicación, en
sintonía con las nuevas tecnologías, ha revolucionado la manera de acceder, apropiarse y transmitir la información,
lo ha propiciado inéditos itinerarios sociales, políticos y económicos. La cibercultura posee tres características
fundamentales: Interactividad, capacidad del entorno digital definido por la computadora para conectar dos o más
personas, Hipertextualidad: que proporciona acceso interactivo a cualquier cosa desde cualquier parte, lo que
conlleva una nueva condición de almacenamiento y gestión de contenidos, y Conectividad: que genera redes
interconectadas por internet. Según esto la Cibercultura es «el conjunto de las técnicas (materiales e intelectuales),
de las prácticas, de las actitudes. de los modos de pensamiento y de los valores que se desarrollan conjuntamente
en el crecimiento del ciberespacio.» Pierre Lévy: Cibercultura. La cultura de la sociedad digital. Barcelona:
Anthropos, 1997, p.1.
162
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
El ciberespacio se erige en sistema de sistemas pero, por este mismo hecho, es también el
sistema del caos. Encamación máxima de la transparencia técnica, acoge sin embargo, por su
irreprimible profusión, todas las opacidades del sentido. Dibuja y vuelve a dibujar la figura de un
laberinto móvil, en extensión, sin plan posible, universal, un laberinto con el cual Dédalo en
persona no hubiera podido soñar. Esta universalidad desprovista de significación central, este
sistema del desorden, esta transparencia laberíntica, yo la llamo `lo universal sin totalidad´.
211
Constituye la esencia paradójica de la cibercultura.
Esa diferenciación, que propone lo digital en relación a los medios anteriores, supone un
cambio drástico que todavía hemos de digerir. El paso de unos medios de reproducción
analógicos a unos digitales supone un proceso centrado en la variación del modo en que la
información es manejada durante el transcurso de captura, procesamiento y transmisión de la
misma, a partir de la codificación y descodificación del código binario que compone su
lenguaje, capaz de producir y reproducir textos, imágenes, sonidos, etc., lo que con
anterioridad hemos denominado entorno transmedia. Esta tecnología, unida a la
telecomunicación que establece la red de Internet, nos traslada a una instantaneidad e
interactividad sin precedentes en la historia; un archivo es producido y capaz de ser
reproducido si es preciso en la otra parte del mundo de manera instantánea. La propia
información que ofrece la realidad puede ser captada por medio de dispositivos, que la
trasladan a interfaces donde se procesa mediante programas de síntesis, con el fin de
almacenar esta re-creación de la realidad o transmitirla como una nueva realidad virtual o
realidad aumentada. Este proceso no solo se extiende al terreno de lo visual sino que, en la
actualidad, se investiga su aplicación a ámbitos inimaginables, dado que ha sido enorme la
fascinación que ha producido la inserción de las nuevas tecnologías en todos los sectores de la
sociedad. Las posibilidades ilimitadas que anuncian es un tema en constante investigación, en
pro de seguir aumentando las capacidades del ser humano.
211
Pierre Lévy: Cibercultura. Informe al Consejo de Europa, Barcelona: Anthropos, pp. 83-84.
163
INTERFERENCIAS
cualquier posibilidad, por utópica que pudiera parecer. Esto hace albergar en el individuo esa
esperanza emancipadora, la ansiada libertad que parece mantenerse en el horizonte de la
humanidad. Asumido el cambio que supone, nos zambullimos en un mar diverso, repleto de
singularidades en constante transformación. Un mundo digital que se instaura como columna
vertebral de una virtualización que expande los márgenes de la imaginación, según palabras de
Pierre Lévy. Mediante nuestra interacción con las nuevas las tecnologías hemos variado, casi
sin darnos cuenta, nuestros modos de vida y con ellos nuestra concepción de la realidad,
transformándose nuestra capacidad de interpretación de lo visual, pasando de ser una vía de
aprehensión de conocimientos a una extensión de interpretación, asimilación y participación
de experiencias que vivimos intensamente, pudiendo casi llegar a tocar. Esa tactilidad
inducida, percepción háptica,212 a la que nos hemos adaptado, nos hace creer en la verdadera
existencia de aquello que vemos, entrar a habitar la ilusión que propone el medio. En ese
sentido parece que el individuo va actuando por descarte, quedándose con aquel medio que le
proporciona más veracidad o mejor sustituye lo real. Como relato de este hecho, podemos
recordar, a modo de metáfora, la obra del visionario Marcel Duchamp, Se ruega tocar, de
1947, que se plantea desde una poética amorosa hipernaturalista, acorde con su Étant donnés,
donde la mirada precede a la acción,213 que, de un modo virtual, se acaba ejecutando.
212
Háptica: designa la ciencia del tacto, por analogía con la acústica (oído) y la óptica (vista). La palabra, que no está
incluida en el diccionario de la Real Academia Española, proviene del griego háptō (tocar, relativo al tacto). Algunos
teóricos como Herbert Read han extendido el significado de la palabra 'háptica', refiriéndose por exclusión a todo el
conjunto de sensaciones no visuales y no auditivas que experimenta un individuo.
213
Juan Antonio Ramírez: Duchamp, el amor y la muerte, incluso, Madrid: Siruela, 1993, p. 194.
164
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
previa al razonamiento. Esto señala una vía que va desde el ver hasta el razonar, de lo visible a
lo invisible. En el estado de lo no-pensado, pre-reflexivo, anterior a lo visual, se halla nuestra
experiencia vital con la realidad. De una manera espontánea llegamos a tener, como dice
Merleau-Ponty, «una experiencia del mundo, un contacto con el mundo que precede todo
razonamiento sobre el mundo».214 Esto sucede a todo aquel que entra en contacto con el
entorno de la cibercultura, pero es en la vibración de ese infraleve donde el creador ha de
estar atento. Más allá de la experiencia continua y cotidiana, ese mundo invisible que se halla
al fondo de lo carnal, o de la promesa de un cuerpo, que virtualmente nos remite el
ciberespacio, supone aquello impensado que se mantiene agazapado como posibilidad,
correspondiendo a una estructura sustentante que «lo habita, lo sostiene y lo hace visible»,215
revelando «su posibilidad interior y propia, el Ser que este mundo es».216 Una búsqueda que
siempre nos permitirá, adaptados a los nuevos usos, ir un paso más allá, descubriendo las
capas de la superficialidad para dirigirnos directamente a la esencia. Acción necesaria dado
que, en un mundo eminentemente visual, el individuo se vea arrastrado a un estado de
hedonismo extremo, que hará desaparecer el lapso reflexivo, o el intervalo necesario para la
asimilación y recapacitación en el pensamiento. Por eso, en el contexto donde el individuo se
ve rodeado constantemente de estímulos visuales, su conducta cambia y una de dos: o bien
puede dejar de pensar o hacerlo de un modo instantáneo, adquiriendo un inconsciente óptico,
lo que sería pasar a un estado de pensamiento automático continuo o conquista de acción
inconsciente cada vez mayor.
Subculturas digitales
Subcultura es un término que designa una partición, no peyorativa, que implica una
pertenencia a otra cultura global, pero que, como microsistema complejo, puede ser estudiada
a través de sí misma. En ese sentido, existen toda una serie de tendencias que solo existen ahí,
en el ciberespacio, con sus propias estéticas, tan efímeras que a veces no llegan a durar como
para trascender, pero que, en otras ocasiones, parecen llegar para quedarse, saltando a su
representación en otros medios como la pintura. En este entorno es apreciable que, cada vez
con mayor intensidad, todos los productos que genera la industria cultural parecen dirigirse
hacia el sector más joven de la población. Por esta causa, las subculturas juveniles están
adquiriendo un rol notorio en lo que a cambio social se refiere. En este sentido, todo lo
relativo a ídolos mediáticos que fue imponiendo la cultura popular desde mediados de siglo
214
Merleau Ponty: Sentido y Sinsentido, Barcelona: Península, 1977, p.59.
215
Merleau Ponty: Lo visible y lo invisible, Barcelona: Seix Barral, 1970, p. 31.
216
Ibíd.
165
INTERFERENCIAS
XX, ha colaborado para dar origen, estilo y valores singulares a todos estos movimientos, cuya
existencia es preciso señalar pues, de lo que estos movimientos y subculturas pueden aportar
depende, en parte, el futuro de la pintura. En ese sentido, resulta significativo como éstas han
ido poco a poco constituyendo sus propios iconos culturales,217 con una cierta lógica neotribal
posmoderna que comenta Maffesoli,218 que se ha ido inmiscuyendo instalada desde posiciones
críticas hacia los mismos procesos de posmodernización. Un hecho que, según el propio autor,
llega a ejercer su alcance en la esfera de lo político, como comenta en su libro La
transformación de lo político. La tribalización del mundo posmoderno, de 2005.
Lo cierto es que los mitos, cristalización de sueños colectivos, hacen que una sociedad sea lo que
es. Sin embargo, debe saber primeramente detectarlos y, luego, interpretarlos. Y eso sólo se
puede hacer mostrando lo que los precede: porque cada época debe saber elaborar el atlas de su
imaginario para establecer sus referencias e identificar el `rey secreto´ que, más allá de los
219
poderes aparentes, la rige en profundidad.
Es decir: por muy disparatado que parezca, puede que por medio del análisis de estas
subculturas podamos llegar a acceder a eso que se oculta, invisible, ese ‘rey secreto’, como
dice Maffesoli, que rige el sistema en profundidad. Una cosa; el deseo o los sueños colectivos,
que los nuevos rastreadores algorítmicos de la red de Internet no han tardado en incorporar a
sus programas, con intención clara de medir nuestros anhelos, en definitiva: una forma más de
sujeción a la ‘sociedad de control’. En este aspecto, retomamos lo que desarrollamos en el
primer capítulo, al hablar del imaginario del pintor, en las palabras de Maffesoli, cuando dice
que «cada época debe saber elaborar el atlas de su imaginario». Una operación que se revela
fundamental para la actividad pictórica y esa búsqueda esencial que se halla más allá de la
apariencia. Con el conocimiento, por otra parte, que ya la labor del artista no supone la labor
del peso que tuviera antaño, sino que, quizás, ahora posea un peso mayor la hegemonía de lo
simbólico, que va configurando la inteligencia colectiva a la que aludíamos anteriormente.
Colectividad que establece tendencias estéticas a seguir, con sus símbolos comunes,
tradiciones y ritos, estableciendo su referencia en los ídolos mediáticos para desplegar toda
una serie tics posturales, gestuales y verbales, aparte de una actitud característica, cada una la
suya, frente a la sociedad y la vida. Parece como si esta forma de sociabilizar tratara de
integrar al individuo reconociéndose en ese otro que mantiene actitudes similares y, aparte,
como advierte Bauman, supusiera «una guía confiable para liberarnos al menos de parte del
217
Michel Maffesoli: Iconologías: nuevas idolatrías posmodernas, Barcelona: Península, 2009.
218
Michel Maffesoli: El tiempo de las tribus. El ocaso individual en las sociedades posmodernas, Buenos Aires: Siglo
XXI, 2004.
219
Michel Maffesoli: Iconologías, Op. Cit. p.11.
166
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
220
Zygmunt Bauman: Ética Postmoderna, Buenos Aires: Siglo XXI, 2004, p.28.
221
Heidegger lo califica como la desontologización del ser, caída y pérdida de éste, pues evolutivamente se ha ido
vaciando de su contenido existencial, lo que desemboca en un olvido especulativo. Martin Heidegger: Ser y Tiempo,
Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1997.
222
Tal y como lo explica Heidegger, lo que él denomina el Ser-ahí depende de los demás entes, donde se produce lo
que llama la «caída» (Verfallen) en el mundo, donde ese Ser ahí se transforma en estar «con otros», repitiendo lo
167
INTERFERENCIAS
acabó en la modernidad y con ella este tipo de preguntas transcendentales), es lo que nos toca
en el presente. Y más que un estar ahí, un estar en el ‘entre’, pues como comenta Octavio Paz:
«Si no es la metafísica sino la historia la que define al hombre, habrá que desplazar la palabra
ser del centro de nuestras preocupaciones y colocar en su lugar la palabra entre».223
El espacio-entre
que todos dicen; en el ansia ávida de ver y saber algo nuevo en actitud de disipación; o a la ambigüedad confusa y
ofuscada que resulta de no entender qué es genuino y qué no. Ibíd., pp. 193-202.
223
Octavio Paz: El peregrino en su patria, México: FDCE, 1989, p. 68.
224
Emmanuel Levinas: La huella del otro, México: Taurus, 2000, p. 73.
225
Doble movimiento de desaparición del sujeto y la diseminación del lenguaje que aparece en Michel Foucault: Las
palabras y las cosas, una arqueología de las ciencias humanas. Buenos Aires: Siglo XXI, 2003.
226
Deleuze habla de una «filosofía de la barbarie», Gilles Deleuze: Pintura, el concepto de diagrama, Buenos Aires:
Cactus, 2008, pp. 212-215.
227
Walter Benjamin: Dialéctica del suspenso. Fragmentos sobre historia. Santiago de Chile: Lom, 2009.
168
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Mutabilidad de la imagen
228
Jean-Clet Martin: «El ojo del afuera», en VVAA: Guilles Deleuze. Una vida filosófica (coord. Eric Alliez), Santiago
de Cali y Medellí: Revista Sé cauto y Euphorion, 2002, p.39.
169
INTERFERENCIAS
encuentros cada vez más sofisticados y de los que seremos testigos en un futuro no muy
lejano, algo que nos acercará, cada vez más, a la condición de ciborg.229
Lo virtual
La atribución de existencia real a la imagen desborda el marco de las imágenes personales, como
demuestra la bella leyenda del pintor chino retenido en palacio por el emperador, quien para
escapar pintó con gran exactitud un paisaje de su provincia natal, se introdujo en él y se perdió
en el horizonte, en una curiosa premonición de nuestra realidad virtual. Pero los ejemplos más
llamativos e inquietantes de animismo icónico ilustrados por escritores del siglo pasado proceden
de las imágenes personales, de unos dobles figurativos poseídos por una extraña fuerza vital. Tal
es el caso de El retrato ovalado de Poe, en el que el pintor roba la vida a su amada al pintar con
gran perfección su retrato. Más inquietante es todavía el caso del libertino protagonista de El
retrato de Dorian Gray, quien no envejece en la vida real, mientras sí lo hace su imagen en un
retrato, al que por fin apuñala y cae entonces muerto. En este y otros ejemplos literarios ilustres,
el Doppelgänger es presentado como una duplicación figurativa dotada de una vida insidiosa,
230
como una alteridad isomorfa agobiante que plasma el lado oscuro del sujeto.
El terreno de lo virtual, allí donde cada uno puede ser quien quiera, e incluso desatar el
retorno de lo reprimido,231 provocará, según palabras del propio autor, una crisis del
229
Ciborg, o cyborg, es una criatura compuesta de elementos orgánicos y dispositivos cibernéticos, generalmente
con la intención de mejorar las capacidades de la parte orgánica mediante el uso de tecnología. El término ‘cyborg’
fue acuñado en 1960 por Manfred E. Clynes, quien junto con Nathan S. Kline trataba de definir a un hombre
‘mejorado’ que podría sobrevivir en una atmósfera extraterrestre: «Los viajes espaciales desafían a la humanidad
no sólo tecnológicamente sino también espiritualmente, ya que invitan al hombre a tomar parte activa de su propia
evolución biológica» Naief Yehya: El cuerpo transformado. Cyborgs y nuestra descendencia tecnológica en la
realidad y en la ciencia ficción, Barcelona: Paidós, 2001, p.41.
230
Roman Gubern: Del bisonte a la realidad virtual. La escena y el laberinto. Barcelona: Anagrama. Colección
Argumentos, 1996, pp. 63-64.
231
El Retorno de lo reprimido es un concepto del psicoanálisis que describe el proceso o mecanismo psíquico
mediante el cual los contenidos que fueron ‘reprimidos’, es decir: expulsados de la consciencia, tienden
constantemente a reaparecer de alguna manera distorsionada o deformada. «Se trata de una efectiva represión
(desalojo) de un contenido y
del retorno de lo reprimido, no
de la cancelación de
la creencia
en
la
realidad
de
ese
contenido.
Podría
decirse
que en un caso es reprimido (suplantado) un cierto
contenido
de representación,
y en el
otro la creencia
en su realidad (material). Pero acaso esta
última
manera
de
decir
extienda
el
término
170
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
conocimiento clásico, dado que el referente con la realidad, la capacidad de distinción entre
ésta y su simulación, se desvanece en pro de un espectáculo irreal que desarticula el proceso
tradicional de adquisición de conocimiento, que va de lo sensible hacia lo inteligible.
Fragmentariedad
Solo podemos analizar los fenómenos dados, a partir de la puesta en escena de esa deus
ex machina que representan los nuevos medios tecnológicos, relativos al acontecer de la
imagen como un inmenso juego de realidades fragmentadas y secuenciadas de forma
laberíntica, pues cada una nos remite a otras tantas de cualquier medio o momento de la
historia que imaginemos, bien sea como documento real o como ficción recreada dentro de
esta gran simulación que supone. Esto origina, asimismo, un juego cruzado de diálogos que se
apoyan en lo que la posmodernidad defiende como la ‘utopía emancipadora del fragmento’,
que la modernidad no pudo alcanzar. Pese a la potencialidad que estos autores de la
posmodernidad tratan de cargar en lo que el fragmento representa. En el momento presente,
éste viene condicionado por diversos mecanismos propios de los medios de comunicación, que
enfatizan ciertos ciclos que responden a los flujos de la moda, lo que hace que éste llegue de
alguna manera ya prefabricado, a modo de cliché o estereotipo, lo que condiciona la buscada
libertad individual, de ahí que siga manteniéndose como utopía, inalcanzable. Inaccesible e
inabarcable como es este conjunto de fenómenos, en relación a la imagen, que se están
produciendo en la actualidad, lo que ocasiona un movimiento rizomático de nuestro
conocimiento,232 que busca el sentido de esas estructuras abiertas, que articulan el discurso de
la escena contemporánea expuesta, por medio de la iconosfera, a la relación de todas sus
partes, constituyendo éste uno de los métodos más fiables.
Con ello se traslada el punto de vista único desde el que observar esta escena alegórica
(que, en relación a la historia institucional del arte con respecto a la representación y a la
mímesis, propone Leon Battista Alberti en el Renacimiento, sentando las bases de lo que será
la época de la Teoría del Arte propuesta por Vasari, hasta la llegada de la modernidad con
Manet), a un punto de vista múltiple o a múltiples puntos de vista (cuestión que en el arte
propone el cubismo, en un intento de reflejar, a partir de la fragmentación del espacio, algo
irrepresentable como es el tiempo, la cuarta dimensión). A través del fragmento y el carácter
múltiple que ofrecen las nuevas tecnologías parece que esta cuarta dimensión se haya
conquistado y que el don de la ubicuidad sea ahora posible.
171
INTERFERENCIAS
cambiando simultáneamente su forma de percibir el arte pictórico, con la llegada del entorno
transmedia, que ofrecen las nuevas tecnologías, no iba a ser menos. Una imagen que ha
perdido el marco y es capaz de aglomerar todos los medios anteriores a través de la sensación
háptica e interactiva de una pantalla plana, trastoca toda la construcción semiótica que hasta
la fecha había edificado con esfuerzo el lenguaje de la pintura. La sensibilidad del espectador
cambia a efectos generales, como cambia la de aquel, sobre todo la de aquellos individuos
nativos digitales, que se acerca a la pintura con la intención de aprender sus claves, bien sea
para su contemplación o para iniciarse en su práctica.
Lo que antes podía servir para explicar la pintura ahora queda obsoleto, consistiendo
nuestro reto en encontrar mecanismos que se adapten a los nuevos planteamientos impuestos
en torno a la imagen que difunde el entorno transmediático. Dado que no podemos
abandonarnos al hedonismo del ocio que propone perderse dentro de este entorno caótico,
quedándonos tranquilos y sosegados a merced de las corrientes circulares que propicia este
mar, nuestro cometido, como creadores o pedagogos responsables, será el de analizar la
situación y generar estrategias para una continuación de la práctica pictórica acorde a las
claves presentes. Por ello, se abre ante nosotros la incalculable tarea que supone ordenar todo
este maremágnum,233 algo que se adelantó en el capítulo primero al referirnos al rigor, como
discriminación y criterio, que se debe tener al navegar la iconosfera (cfr. 1.5.2.). Cometido que
debemos aceptar si queremos realizar una labor creativa responsable y acorde a los tiempos
que corren, es decir: sabiendo todo lo que ya ha pasado desde una perspectiva poshistórica.
Desde este estado caótico y óptica múltiple, que han originado la digitalización y los entornos
virtuales, que ya interaccionan como dispositivos protésicos del ser humano, Javier Echevarría
señala:
Desde este punto de vista de los sujetos, el espacio electrónico se ubica ante todo en sus mentes,
aunque sea precisa una serie de prótesis tecnológicas (teléfono, televisión, ordenador, etc.) para
que los sujetos accedan al tercer entorno. Denomínanos cuerpo electrónico al cuerpo humano
implementado por un conjunto de prótesis tecnológicas que le permiten acceder y ser activo en
234
el tercer entorno. Se trata de un tecnocuerpo, no de una entidad física ni biológica.
233
Ardua tarea que retoma, de forma renovada, la acción clasificatoria abordada por el proyecto ilustrado, que
Michel Foucault comenta en Las palabras y las cosas. Remitirnos a la estética ilustrada en la actualidad, desde
luego, pertinente, dado que nos movemos en otro paradigma. Pero, quizá, sea necesario retomar algo de ese
espíritu, frente al sistema programático de la industria cultural, reposicionando su reflexión estética. Una tarea que
no ha de suponer la localización arqueológica del saber profundo, sino el ánimo reconstructivo con el objetivo
práctico de volver sobre el análisis del espacio estético, como hipótesis que restablezca la subjetividad
contemporánea de la razón. Michel Foucault: Las palabras y las cosas, Una arqueología de las ciencias humanas,
México: Siglo XXI, 1985. pp. 217-245.
234
Domingo Hernández Sánchez (Ed.): Arte, cuerpo y tecnología, Salamanca: Universidad de Salamanca, 2003,
pp.17-18. Javier Echeverría plantea un nuevo modelo de espacio social que denomina «tercer entorno», partiendo
de la tesis de que las nuevas tecnologías de la información y las telecomunicaciones ofrecen una plataforma «que
difiere profundamente de los entornos naturales y urbanos en los que tradicionalmente han vivido y actuado los
seres humanos», en Javier Echeverría: Los Señores del Aire: Telépolis y el Tercer Entorno, Barcelona: Destino, 1999,
p.14.
172
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
173
INTERFERENCIAS
Algo que, metafóricamente, nos acerca a una de tantas lecturas que encontramos en el
Gran Vidrio, La novia desnudada por sus solteros incluso (1915-23) de Duchamp, donde los
testigos oculares, en su voyerista precisión óptica que desemboca en la crítica requerida,
tratan de conectar, explicar o posibilitar ver los dos estados, a saber: la parte superior de la
novia (que, en este caso, correspondemos al entorno virtual del imaginario artístico al que
estamos refiriendo, donde, a fuerza de observar, desaparece dando paso a una cuarta
dimensión conceptual), que explica al estado inferior (a los solteros que pretenden desnudar a
la novia y descubrir sus capas para llegar a la esencia, al secreto oculto, a un camino, a su
sentido). Requerimos, entonces, no solo dejarnos llevar por el ver, sino la presencia de una
‘óptica de precisión’ que denuncie el engaño de la ilusión, a modo de voluntad crítica que
explique los fenómenos que se dan en la imagen y su juego de miradas.
174
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Casi podría decirse que nos encontramos ante barreras ópticas que agujerean un espacio virtual.
Aunque sólo fuera por simple efecto, lo Rotativa tendría un sentido importante para Duchamp,
ya que el ojo, situado a un determinado lugar, aniquila la profundidad, trasladando a un plano
(de vidrio) imaginario las líneas discontinuas situadas a distintos niveles en la realidad. Me parece
que este tipo de absorción óptica del espacio, propiciada por el movimiento circular, explica
bastantes cosas sobre las cartelas de oculistas del Gran vidrio: dada su posición en perspectiva
podemos imaginarnos la proyección visual, hacia arriba, del espacio de la salpicadura, con todo lo
que contiene. La vinculación de Rotativa con el espacio de los solteros se refuerza con algunas
anécdotas relativas a su azarosa ejecución: Man Ray contó que la máquina estalló durante una
prueba y los vidrios rotos estuvieron a punto de cortarles el cuello a sus desprevenidos autores.
¿Acaso no está también decapitados esos personajes «málicos» que producen el gas?
Resulta interesante, en fin, comprobar cómo Rotative Plaque Verre, (…), muestra la resolución
visual de ciertos problemas de la geometría n-dimensional. El paso del plano a la tercera
dimensión (o viceversa) es de naturaleza óptica, pero el ojo dispara en el mirón (…) los
238
mecanismos del pensamiento y el deseo. ¿Reside aquí metafóricamente la cuarta dimensión?
El problema que puede suscitar esta escena es la pérdida de contacto con la realidad
física que nos rodea. Hecho provocado por la hiperrealidad a la que aludimos, que nos induce
a una obviedad que hace abandonar cualquier programa de desvelamiento; cualquier interés
por poner en práctica el mecanismo de desocultación al que invita la pintura, o a entrenar
nuestra sensibilidad para dejarnos atrapar por un señuelo ofrecido al ojo. Dado que si en algo
238
Juan Antonio Ramírez: Duchamp, el amor y la muerte, incluso, Madrid: Siruela, 1993, pp. 176-177.
175
INTERFERENCIAS
Si nos detenemos a recapacitar en este escenario tan teatral por ilusorio, acaso, ante
este proceso de retroalimentación con el pasado que propone la posmodernidad, la
producción de ficciones ilusorias producidas por las nuevas tecnologías y la confianza plena en
este progreso, ¿no nos encontramos en una situación similar a la concepción de construcción
de la realidad que se tenía en la época barroca? Una circunstancia que parece no escapar de la
fricción constante entre la nada y el infinito de esta época neobarroca, cuya misma disposición
laberíntica nos conduce, no al placer de la solución sino al gusto por el extravío y el enigma,240
que nos hace vagabundear por esa imagen-compleja que se abre habitable, capacitándonos al
ejercicio de ‘tocar’ con los ojos. Que nos invita a reconstruir, a aportar otra visión de la
realidad o reconducirla, envestidos como protagonistas de este gran teatro. Un espectáculo
del paroxismo transmediático de la pantalla sin marco, donde los intereses se aseguran su
éxito por vía sensorial, si son capaces de hacer, y lo hacen, que el espectador entre al trapo de
la simulación e interprete las formas que producen como reales. Una vez que eso ha sucedido
la abducción está asegurada, la suspensión de la mirada vaga a sus anchas y el ojo perezoso no
reflexiona.
En esa atmosfera, el combate que ha de librar la pintura es pertinaz por volver una y otra
vez a replantear su situación, para tratar de cazar la atención de un, cada vez más,
insensibilizado espectador. Porque es tan fácil dejarse llevar, mecerse en ese mar iconosférico,
que es natural que la sensibilidad hacia el resto de medios icónicos tradicionales, a aquellos
que requieren cierto esfuerzo por parte del espectador, como la pintura, pueda llagar a
atrofiarse. Una consecuencia que, observada desde otro punto de vista, puede no ser tal; si
aprovechamos la capacidad de simulación que nos ofrecen las nuevas tecnologías para
reconstruir, con un alto grado de aproximación. Un programa que conllevaría una reeducación
de la sensibilidad pictórica, dentro de los nuevos parámetros que establece la imagen-
compleja. Lo cual no correspondería sino a una vuelta a empezar, pero con todas las ficciones
posibles en nuestro bagaje óptico, esta vez. Aun así, este augurio futuro, extremo o ideal,
donde en realidad nada desaparece sino que se readapta a una nueva disposición, parece
anunciar y acercarnos a ese estado que refería la película Matrix (1999), de nuestro cerebro
sumergido en una cubeta,241 o, como decía Nietzsche: a la vigilia o estado de alerta que supone
239
Jacques Lacan: «Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis». En Seminario XI, Buenos Aires: Paidós,
1995, p.108.
240
Omar Calabrese: La era neobarroca, Madrid: Cátedra, 1994, p. 156.
241
Experimento imaginario cuyo fin es esclarecer determinados puntos de vista filosóficos referidos a cómo el
funcionamiento de nuestro cerebro concibe el conocimiento la realidad, la verdad, el sí mismo de la mente y sus
significados. Supone volver a revisar la hipótesis del ‘genio maligno’ de René Descartes en sus Meditaciones
metafísicas. «No sabemos que no somos cerebros, flotando en el líquido contenido en una cubeta de laboratorio,
conectados con un computador que nos provee de las experiencias que tenemos en cada momento y bajo el control
de algún técnico/científico inteligente (o bondadoso, o malévolo, dependiendo de los gustos de cada cual). No lo
podemos saber porque, en el caso de que lo fuéramos y si el científico tuviera éxito, nada en nuestra experiencia
nos revelaría que lo somos. Por hipótesis, nuestras experiencias serían idénticas a las de algo que no fuera un
cerebro en una cubeta. Dado que cada uno de nosotros sólo puede apelar a su propia experiencia, y como la
experiencia es idéntica en cualquiera de las dos situaciones alternativas, nada hay que pueda revelar cuál de las
176
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
«soñar sabiendo que se sueña»,242 pues puede que no seamos más que esa materia de la que
se componen los sueños.243 En ese sentido sólo es un cambio de concepción extradimensional,
que puede preocuparnos en el caso de que queramos sumarlo a nuestro discurso, porque, por
otro lado, bien sea en la realidad `conocida´ o en lo virtual, seguimos con un cuerpo, el que
sea, una circunstancia, cualquiera, y una intención. Dentro de las reglas de ese ‘juego’, y a no
ser que el origen se olvide en esa sucesión de paso de ‘pantallas’, podremos regresar a nuestra
Ítaca y no sólo eso, sino saber en cualquier punto del viaje porqué estamos ahí, a qué misión,
previamente reflexionada en nuestro proyecto, responde nuestra aventura.
situaciones es la que de hecho se da». Jonathan Dancy: Introducción a la Epistemología Contemporánea, Madrid:
Tecnos, 1993, p.24.
242
Expresión de Nietzsche que considera un sueño que constata la materia de la que está hecho, que posee
conciencia de sí. Nietzsche así se posiciona en el reverso de la indiferencia y, sobre todo, en el reverso del
dogmatismo. «¡Cuán maravilloso y nuevo y a la vez cuán terrible e irónico me siento con mi conocimiento acerca de
la totalidad de la existencia! He descubierto para mí que la vieja humanidad y animalidad, que incluso la totalidad
de los tiempos primigenios y el pasado de todos los seres sensibles continúa poetizando en mí, amando, odiando,
sacando conclusiones —de pronto desperté en medio de este sueño, pero sólo a la conciencia de que precisamente
soñaba y de que tenía que continuar soñando, para no perecer: así como el sonámbulo tiene que continuar
soñando para no despeñarse. ¡Qué es para mí ahora la ‘apariencia’! En verdad, no es lo opuesto a una esencia
cualquiera — ¡qué puedo decir acerca de una esencia cualquiera, sino que sólo es cabalmente el predicado de su
apariencia! Friedrich Nietzsche: La ciencia jovial ‘La gaya sciencia’, Caracas: Monte Ávila, 1991, p.63.
243
William Shakespeare: La tempestad y la doma de la bravía, Madrid: Espasa Calpe, 1960, p.60.
244
Gianni Vattimo: El fin de la modernidad. Nihilismo. Hermenéutica en la cultura postmoderna, Barcelona: Gedisa,
1986.
177
INTERFERENCIAS
postrimerías marcadas por la modernidad. De ahí que surja cierto debate acerca de la
condición posmoderna, es decir: aclarar si esta fase es un capítulo más de la modernidad o se
instaura como una nueva etapa. En ese sentido, como hemos señalado anteriormente, en la
actualidad existen autores que ya están inclinándose por otras denominaciones para la actual
época de la historia, como es el caso de Nicolas Bourriaud, quien la ha denominado:
‘altermodernidad’.245
60. Richard Hamilton, ¿Qué es lo que hace que las casas de hoy sean tan diferentes, tan atractivas?,
1956-92
Ante esta centralidad ideológica que representan los grandes relatos, surgirán, al abrigo
de esta nueva condición que él denomina posmoderna, una pluralidad de narrativas
245
Nicolas Bourriaud, en sus libros Post producción (2004), Estética relacional (2006) o Radicante (2009), despliega
determinadas herramientas conceptuales que ayuden a comprender la contemporaneidad del arte y su coyuntura,
tratando de ser ecuánime con los complejos parámetros de la contemporaneidad y con su condición inédita. Es por
ello que, para dar respuesta a estos fenómenos, proponga la utilización de nuevos términos acuñados por el mismo,
tales como: ‘estética relacional’, ‘posproducción’, ‘radicante’, ‘semiounauta’ o la mencionada ‘altermodernidad’,
destacando que la convicción de la presencia de nuevos mundos, requiere de la elaboración de nuevos lenguajes o
modificación de los existentes.
178
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
minoritarias que competirán por ocupar el lugar de las anteriores, lo que abre el camino a una
subjetividad y relatividad extrema sin precedentes, donde desaparecen las certezas acerca de
las ideas a favor de un torrente constante de nuevas interpretaciones. Así pues, François
Lyotard, en La condición posmoderna (1979), pasará a definir a la posmodernidad como «un
estado de la cultura después de las transformaciones que han afectado a las reglas de juego de
la ciencia, la literatura y de las artes a partir del fin del siglo XIX».246 Reflexiones que suponen
cierta revisión de las ideas de E. Bloch sobre la simultaneidad de aquello que en principio no lo
es,247 lo que da pie a entender nuestra época, desde los parámetros que establece la idea de lo
efímero, como un continuo collage donde lo distante y extraño se unen para conformar una
tercera realidad.
En ese sentido, el aparato que comienza a asistir dicha situación, cuyo relevo en la
actualidad ha tomado Internet, es la televisión, a cuya misión el filósofo francés Jean
Cazeneuve dedicará parte de su estudio en El poder de la televisión (1970), en el sentido de su
potencial capacidad de acercamiento de lo espacial y distante en el tiempo, como pilar de la
experiencia posthistórica. Una experiencia de simultaneidad histórica, como la que desarrolla
Francis Fukuyama, en El fin de la historia y el último hombre (1992), señala una ampliación del
presente y su celebración. Presente absoluto hecho a base de borrar el pasado, en aras a la
dependencia de una satisfacción futura a la que persuaden los canales que cimentan el
sistema capitalista, que sin embargo bloquean el futuro relativo a las utopías sociales. La
brevedad del instante, siempre diferente, se compensa con el efecto de su aparente
repetición, pues «el tiempo sólo se constituye en la síntesis originaria que versa sobre la
repetición de los instantes».248 Presente eterno que, en su oclusión, no deja ver ninguna otra
dimensión temporal que no sea la que propone el sistema, impidiendo la memoria histórica y
la utopía futura. Algo que Jameson tratará al acercarse a la estética posmoderna, que propone
la citada simultaneidad de acontecimientos, donde la imagen representará su vehículo idóneo:
Una época así planteada no hace sino rechazar el tiempo en función de inaugurar un
nuevo régimen en la concepción de lo espacial, que asimismo transformará la concepción de
arte. Michel Foucault en el capítulo «Espacios Diferentes», de su ensayo de 1967, Estética,
246
Jean-François Lyotard: La condición posmoderna, Madrid, Cátedra, 1994, p.4.
247
Simultaneidad de lo no simultáneo, sincronicidad de lo no sincrónico, desarrollo desigual producido en la esfera
social por los procesos de la modernización capitalista, que se cumple como multiversum temporal de las vivencias
sociales, véase Remo Bodei, Multiversum: Tempo e storia in Ernst Bloch, Napoli, Bibliopolis, 1979, que aparte de
hacer referencia a Bloch enumera los puntos histórico-filosóficos acerca de la temporalidad plural.
248
Guilles Deleuze: Diferencia y repetición, Buenos Aires: Amorrortu, 2006., p138.
249
Carlos Rincón: La no simultaneidad de lo simultáneo. Postmodernidad, globalización y culturas en América
Latina. Bogotá: Editorial Universidad Nacional, 1995, p.35.
179
INTERFERENCIAS
Ética y Hermenéutica. Obras esenciales I, señalaba que mientras en el siglo XIX la obsesión del
ser humano se había centrado en el tiempo, y consecuentemente en la historia, en el siglo XX
se había tornado hacia cierta inquietud por el espacio: «creo que la ansiedad de nuestra era
tiene que ver fundamentalmente con el espacio, sin duda, mucho más que con el tiempo».250
Un espacio que, es ocasiones, se traduce como lucha por el territorio; redistribuciones que, a
veces, implican desavenencias o indeseadas consecuencias. En ese sentido será el propio
Foucault quien denuncie y proclame que nuestra época, más que un tiempo para la historia,
suponía una era para el espacio, «la época del cerca y el lejos, del lado a lado, de lo
disperso».251
(…) el espacio en el que vivimos (...) es un espacio heterogéneo. En otras palabras, no vivimos en
una especie de vacío, dentro del cual localizamos individuos y cosas. (...) vivimos dentro de una
red de relaciones que delinean lugares que son irreducibles unos a otros y absolutamente
252
imposibles de superponer.
En la línea marcada por este pensamiento, que rompe con lo establecido épocas atrás,
podemos encontrar a autores como el alemán Peter Sloterdijk quien, a partir de su ‘filosofía
del espacio’, propone una antropotécnia,253 a partir de una nueva relación entre la vida y la
historia, articulada desde la problemática del espacio. Pues vivir, según Sloterdijk, significa
crear esferas, nuevas atmósferas que ‘espacialicen’ el mundo para que el ser humano como tal
pueda tener lugar, más allá de las salvajes imposiciones animales de su naturaleza. Problema
que lo sitúa en la misma onda filosófica que Michel Foucault, Giorgio Agamben o Jean-Luc
Nancy, quienes abordan, de maneras diferentes, el tema de las heterotopías. La filosofía
contemporánea se caracteriza por esa visión heterotópica del espacio, donde brillan nuevas
vías que pueden dar lugar a nuevos lenguajes. Desde esos parámetros reflexivos, el objetivo es
dar apertura a las condiciones histórico-filosóficas, a fin de inaugurar una nueva
enunciabilidad.
Hemos comenzado por marcar una clave orientada hacia el terreno espacial, como
característica del momento presente, porque es fundamental en relación a nuestro debate
plástico acerca de la pintura. Para dar a entender que: al igual que los pensadores sitúan la
época en relación al espacio, también la pintura puede hacerse eco de los mencionados
sistemas de pensamiento, tratando de reflejarlos de algún modo. Asimismo, hay que decir que
la mencionada reflexión acerca del momento posthistórico, no solo viene marcada por los
postulados foucaltianos, sino que es la consecuencia de un compendio de acercamientos
teóricos de diversos autores acerca del tema, en torno a esa sensación de cambio que
queremos destacar.
250
Michel Foucault: Estética, Ética y Hermenéutica. Obras esenciales vol. III. Paidós, Barcelona, 1999. p.431.
251
Michel Foucault: «Of outer spaces». Revista Diacritics Nº 16, diciembre de1971, p. 22.
252
ibíd.
253
Peter Sloterdijk: Normas para el parque humano, Madrid: Siruela, 2000, p. 32.
180
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Herencia dadaísta
Toda obra pictórica o plástica es inútil; que, por lo menos, sea un monstruo capaz de dar miedo a
los espíritus serviles y no algo dulzarrón para servir de ornamento a los refectorios de esos
254
animales vestidos de paisano que ilustran tan bien esta fábula triste de la humanidad .
Lo que deriva en una propensión hacia el anti-arte, un nuevo concepto que las actitudes
de los miembros de este movimiento inauguran, gestos y acciones que buscaban la
provocación mediante la negación de lo establecido, cuestionándolo y retándolo. Dentro de
este nuevo contexto, el carácter crítico, negativo, combativo e iconoclasta se compagina con
su dimensión política, de movimiento volcado hacia el futuro, como afirmación de nuevos
valores, como anticipatorio de una realidad por instaurar. De ahí, también, su carácter
profético y utópico. Reacciones que programan una construcción diferenciada de futuro,
donde el arte ha de ser una pieza clave, tomando cartas en asuntos de revolución social y
política. Una esperanza de alcanzar estos objetivos, sumada a aquellos relativos al progreso
futuro, posibilitan la heroicidad de un movimiento a contracorriente, dispuesto a proyectarse
trascendiendo los modelos culturales de la época. Y aunque el dadaísmo, desde la visión
retrospectiva que establece la revisión histórica, sobresalga en dicha trascendencia, en general
todos los movimientos de estas primeras vanguardias albergarán una parecida actitud de lucha
y revolución, de rebeldía y compromiso social que no hace sino reclamar el cambio, como dice
Matei Calinescu:
Surgiendo de la utopía romántica, con sus fervores mesiánicos, la vanguardia sigue su curso
de desarrollo esencialmente similar a la más antigua y comprensiva idea de modernidad. Este
paralelismo se debe ciertamente al hecho de que ambas descansan originalmente en el mismo
concepto de tiempo lineal e irreversible y, como consecuencia, se enfrentan a todos los dilemas
255
insolubles e incompatibilidades implicadas en ese concepto de tiempo.
Dentro de ese reclamo irrefrenable que ostenta la vanguardia, el dadaísmo es aún más
radical, pues hace su aparición, en esta escena de la Europa de la I Guerra Mundial de 1917,
como un modo de entender la vida como rechazo total de cualquier tradición pasada. Contra
todo principio o ley lógica, y a favor de un pensamiento fluido, el dadaísmo se posiciona al lado
de la libertad individual, de las reacciones inmediatas y espontáneas, de la contradicción, el
azar, lo caótico o la imperfección. Dicha actitud presenta una radicalidad total contra la
modernidad, contra el sentido y la construcción consciente, para lo que optarán por la
provocación para llevar a cabo dichas imposturas, desde una frontera donde los límites entre
arte y vida deben de ser disueltos.
254
Tristán Tzara: Manifiesto Dadá de 1918, citado en Mario de Micheli: Las vanguardias artísticas del siglo XX,
Madrid: Alianza Forma, 1998, p. 296.
255
Matei Calinescu: Cinco caras de la modernidad, Madrid: Tecnos, 1991, p. 100.
181
INTERFERENCIAS
Tomando la filosofía del espacio como paradigma y sin apartarnos de ese espíritu de
ruptura dadaísta, a continuación vamos a realizar un breve recorrido por la técnica del collage,
como gran interferencia que pasa a representar un modelo artístico por excelencia, a medida
que su uso se va generalizando. Esta situación se decanta en lo que hemos denominado
‘efecto collage’, como aquella técnica, y la estética que acarrea, que acaba inundando, en la
actualidad, los procesos de creación. Un recurso que, en un contexto mediado por la imagen, y
las nuevas tecnologías que facilitan su manipulación, aparece como el resumen de cualquier
operación que, en el momento presente, se lleve a cabo en el ámbito plástico, lo que también
se acabará extendiendo a otras esferas de la sociedad.
182
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Una ruptura que viene de la mano de otros descubrimientos que se dan en la misma
época, como es el descubrimiento de los rayos X por Wilhelm Roentgen, en 1895, que sin duda
comenzarán a abrir el espectro visual de lo que se puede ver, desnaturalizando de algún modo
dicha visión. Por la rama científica se amplía la visión, profundizando más allá de la natural, y
desde la rama del arte, con la introducción de la técnica del collage, se expande el mismo acto
de pintar, perturbando el plano pictórico hasta el paroxismo de sus fronteras físicas
256
Jeanine Parisier: Collage, Vol. 10-11, New York: Literary Forum, pp.5-47.
257
Ibíd., p 18.
183
INTERFERENCIAS
Como señalan Francis Frascina y Charles Harrison: «El collage fue la apuesta más grande
en la evolución del cubismo y, por tanto, la mayor apuesta de toda la evolución del arte
moderno en este siglo».258 Pero dicha disposición evolucionará, con el tiempo, a variadas
formas de interpretación que ampliarán la concepción que hasta el momento se tiene de las
distintas disciplinas, podemos decir que el collage ejerce de dispositivo259 intersticial entre
disciplinas, cuya misión viral será ir poco a poco borrando las fronteras que las separa, para
disolver la sólida estructura tradicional. De ahí la importancia que posee el efecto collage, que
pasa de ser una innovación técnica más a convertirse en una auténtica fuerza generatriz de
situaciones diversas, que se irán sucediendo hasta llegar a nuestros días.
258
Francis Frascina y Charles Harrison: Modern Art and Modernism, a Critical Anthology, Londres: Open University,
1982, p. 16.
259
Para Guilles Deleuze un dispositivo es: «especie de ovillo o madeja, un conjunto multilineal. Está compuesto de
líneas de diferente naturaleza y esas líneas del dispositivo no abarcan ni rodean sistemas cada uno de los cuales
sería homogéneo por su cuenta (el objeto, el sujeto, el lenguaje), sino que siguen direcciones diferentes, forman
procesos siempre en desequilibrio y esas líneas tanto se acercan unas a otras como se alejan unas de otras. Cada
línea está quebrada y sometida a variaciones de dirección (bifurcada, ahorquillada), sometida a derivaciones. Los
objetos visibles, las enunciaciones formulables, las fuerzas en ejercicio, los sujetos en posición son como vectores o
tensores». Guilles Deleuze: «¿Qué es un dispositivo?», en Michel Foucault, filósofo, Barcelona: Gedisa, 1999, p.155.
184
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Pero, más allá del uso del collage que articularon los cubistas, futuristas, expresionistas o
constructivistas, fue el impulso ofrecido por el dadaísmo, a partir de sus particularidades y
comportamientos, aquel que ha quedado inscrito como punto de inflexión en la historia del
arte y paradigma que ha abierto un campo aún mayor que el resto de movimientos. A la
cabeza de este movimiento se halla Marcel Duchamp, figura clave del siglo XX y al que ya nos
hemos referido en varias ocasiones, alguien que, desde sus comienzos en el cubismo, ya se
empezaba a interesar por otras cuestiones que iban más allá de sus coetáneos de estilo; su
fascinación por lo mecánico y aquellos movimientos que desde ahí pueden trascender el
objeto para desencadenar una serie de reacciones y relaciones conceptuales, serán el punto
de partida clave de su actitud artística. En ese sentido, su Gran Vidrio es concebido como un
collage no al uso, no sobre una superficie opaca de una cara, sino sobre una superficie
transparente visible desde su haz y su envés. Con esta estrategia persigue poder ser lo más
objetivo posible, hacer desaparecer el rastro de la mano del artista, todo aquello que lo
relaciona con operaciones artesanales, traspasando los procedimientos habituales del collage.
Algo que, en su planteamiento extremo, lo conducirá directamente al ready-made, que
pudiéramos considerar como el collage elevado a su más alto grado, como collage de la
realidad objetual. La rigidez con la que el cubismo concebía el collage es trasgredida con creces
por el movimiento dadaísta. Dicho punto de inflexión llevará, en años posteriores, a un
replanteamiento continuo de las estrategias artísticas, un replanteamiento que aun hoy se
hace más presente.
Señalamos que ha sido el espíritu del dadaísmo el que ha prevalecido hasta nuestros días
por la aplicación de sus métodos: el principio del azar y una lógica plástica del juego, dentro
del discurso autocrítico y búsqueda de lo antiartístico. Una lógica inversa que los encamina
hacia la negación de lo que es considerado ‘arte’, hacia la producción de objetos y acciones
que se confunden con otros ámbitos de lo real. Por ello, el collage supone la base y una
práctica idónea que pone en marcha todo el mecanismo, pues introducía elementos de la
realidad externa en la superficie de la obra, en una clara intención de tensar el límite, ir hasta
esa frontera que separa lo artístico de lo no artístico. Si observamos la evolución de las
vanguardias del siglo XX, podemos concluir que ése ha sido, en muchos casos, el modelo
adoptado, de ahí que haya podido ser posible el ready-made o la performance. Es por ello que
estemos hablando del collage como algo que va más allá de un recurso técnico. Algo que,
empezando ahí, se transforma en una concepción general, un modelo, una actitud de
descontextualización de fragmentos diversos del mundo, incluso antagónicos. Efecto, en su
concepción amplia, que nos empuja hacia la reinterpretación constante del verdadero alcance
de la realidad.
185
INTERFERENCIAS
Robert Rauschenberg (Port Arthur, 1925) inicia en 1953 nuevos caminos para la práctica
de la pintura con sus Combine paintings, donde añade toda clase de objetos y materiales,
cubriéndolos de color, algo que abrirá las puertas a lo que posteriormente será considerado
como pintura expandida (cfr. 1.4.4.). Todo lo que se encuentra a su alrededor es susceptible de
formar parte de la pintura, trazando un puente de unión entre la vida y el arte. Como comenta
Sam Hunter, respecto a la fuerte inclinación que poseía Rauschenberg hacia la conjunción de
estos dos ámbitos:
Sus imágenes reflejan un «orden sumamente aleatorio que no puede ser descrito como
accidental», el impacto real de la vida como él la percibía y transmitía. Con la evolución de su
estilo y las hábiles manipulaciones de la imaginería televisiva, Rauschenberg utilizó más y más
imágenes tomadas directamente del fotoperiodismo vigente, que en los años sesenta había
empezado a transformar radicalmente el formato y los contenidos de la experiencia artística.
Nuevas ideas de la comunicación y el espacio se infiltraron en el arte a través de los medios,
orientados al proceso, de las revistas ilustradas, las películas, la televisión, las exposiciones y
otras manifestaciones que abrieron insospechadas oportunidades creativas y cambiaron las
260
formas de la pintura tradicional.
260
Sam Hunter: «Robert Rauschenberg: arte y vida», en Robert Rauschenberg. Obras, escritos y entrevistas,
Barcelona: Polígrafa, 2006, p.77.
186
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Las Combine paintings sirven a Rauschenberg, como dice Herta Wescher, «para acentuar
la acción creativa, en la que somete a la realidad a un constante proceso de
transformación»,261 posibilitando nuevas formas de representación. Como en los ‘Nuevos
Realistas’, existe una crítica a la sociedad de masas. El objeto de consumo aparece provocando
una tensión directa, señalando la problemática existencial de unos objetos, cuya vida acaba
cuando las exigencias del consumo y la producción no exigen más de él. Un valor fugaz que
también es aplicado a los individuos, como se dará cuenta el arte pop, al rescatar a los iconos
sociales y estrellas mediáticas como motivo de sus obras. Por tanto, las Combine paintings se
instauran como documentos activos de la vida, no estando condicionadas por un contenido o
tema concreto. ‘Contaminaciones’ diversas entre arte y vida, cuya raíz podemos establecer en
la concepción plástica del dadaísta Kurt Schwitters.
Por su parte Larry Rivers (Nueva York, 1923), como Rauschenberg, considera adecuado
introducir en su pintura todo lo tiene a su alcance, sintiendo especial atracción por los
productor industrializados. Sus dibujos coloreados, interferidos mediante collage, poseen una
factura inmediata. Multiplicando motivos estandarizados, Rivers adquiere relación con los
acontecimientos, algo que se convertirá en moneda de cambio en el arte, dada la inclusión de
elementos de collage y la forma en que son empleados.
Jasper Johns (Augusta, 1930) realizará sus pinturas a partir de símbolos icónicos, lugares
comunes y estereotipos visuales. Cuadros que, por el modo en que están realizados, adquieren
una dimensión irónica. Tal es el ejemplo de su serie de banderas norteamericanas, que
confunden el valor del objeto pintado con la solemnidad de su presencia. En la elección de
estos elementos de la cultura popular, así como en el procedimiento de conversión de las
261
Herta Wescher: La historia del collage, Barcelona: Gustavo Gili, 1976, p. 235.
187
INTERFERENCIAS
pinturas en objetos o ‘ready-mades’, observamos las mimbres de un Pop Art primigenio. Una
elaboración artesanal donde los gestos de emborronamiento indican una libertad y
espontaneidad aparente, una imperfección que, en Jasper Johns, es siempre voluntaria. Una
concepción pictórica que pretende distanciar pintura y representación, a través de la
conversión de sus cuadros en objetos. Para liberarse de la mímesis, a la que llevó la
representación pictórica del siglo XIX, pero sin caer en la abstracción, Johns procuró llevar su
creación a un terreno por el que sentía gran fascinación: el ‘ready made’. De esta forma Johns
aparece como el eslabón que engarza el expresionismo abstracto y el nacimiento del Pop Art.
188
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
El trabajo de Matthias Weischer (Rheine, 1973) podemos situarlo como seguidor de las
tendencias dadaistas descritas, desde una actitud formal que lo lleva a situar dichos
acercamientos azarosos del collage en un espacio determinado por un contexto cotidiano y
189
INTERFERENCIAS
familiar. En ese sentido, la imagen que sirve de ejemplo (il. 67) es una reinterpretación de otra
obra anterior de Ed Kienholz: Sollie 17 (1979/80), artista seguidor del montaje y el ensamblaje
de los años setenta. De esta manera, no siempre a través de la reintrerpretación o la cita,
busca encontrar lo insólito, hacer aparecer una dimensión desconocida dentro de unos
espacios que, a primera vista, reconocemos cercanos. Anclado en el reconocimiento del peso
de la tradición, Weischer entiende la pintura como el sistema, el medio en el que ha tenido
lugar el acto de la representación históricamente. Mediante su trabajo busca el valor de la
pintura en sí misma, cuestiones que ya fueron planteadas en los setenta, de ahí que
estéticamente recuerden tanto a esa década. Esta búsqueda da como resultado numerosas
soluciones que permanecen abiertas, en un replanteamiento de las claves morfológicas de la
pintura desde una filosofía del espacio. Como explica Ana Umbría:
El pintor recrea una superficie neutra donde, sólo como imágenes, puede aparecer insertado
cualquier tipo de acontecimiento cotidiano, matemático, histórico, etc. Matthias Weischer
califica este experiencia como escenografía para, dentro de ella, proseguir con el estudio
262
genérico de las posibilidades del espacio.
Franz Akermann, que pudiera ser considerado como fiel heredero de las Combine
paintings de Rauschenberg, habla de lo real como un transcurso, como un trayecto que une
diversas realidades distantes, desde la concepción que hace sentir al artista como parte de un
todo muchísimo más complejo. Claramente, Ackermann concibe sus pinturas a partir de esa
262
Ana Umbría: «Matthias Weischer versus los actos del espacio», en catálogo de exposición Matthias Weischer., In
the Space Between, Málaga: CAC Málaga, 2009 p. 23.
190
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
noción general de collage, que une las diversas partes distantes del mundo. Fugas forzadas,
tramas y texturas que componen estructuras formales a base de colores saturados. Una
situación, en relación permanente con el exterior, que le lleva a desbordar el formato del
cuadro, derivando hacia complejos montajes, donde pintura y objetos se mezclan de manera
indiscriminada, culminando (en el espacio real) ese llamado ‘efecto collage’, al que aquí nos
referimos. Dicho trayecto o travesía, que recorre el artista y refleja en sus pinturas y montajes,
ha hecho que se lo vincule con el concepto de heterotopía, la ‘deriva situacionista’ y la
‘psicogeografía’,263 formalizando una actitud sincrética entre el afuera, lo que pasa en el
exterior, y el interior, lo relativo a las emociones y afectos.
263
Dentro del movimiento situacionista (1957-1972) la `deriva´ propone una reflexión sobre las formas de ver y
experimentar la vida urbana dentro de la propuesta más amplia de la `psicogeografía´. Se planteaba seguir las
emociones y mirar a las situaciones urbanas en una forma nueva radical, más allá de la rutina diaria. La
psicogeografía pretende entender los efectos y las formas del ambiente geográfico por medio de las emociones y el
comportamiento de las personas.
191
INTERFERENCIAS
El proceso de creación pictórica de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) está íntimamente ligado
con la técnica del collage y la imagen que transmiten los medios de masas, lo que le
emparenta, al menos en sus inicios, con el arte pop, derivando a una dialéctica continua entre
la pintura y las imágenes provenientes de otros medios. Un pretexto que le sirve como
autoconocimiento psicoanalítico, como diría Lacan: «A fin de cuentas, entre el sujeto-individuo
y el sujeto descentrado, el sujeto más allá del sujeto, el sujeto del inconsciente, hay una
especie de relación en espejo».265 Una profundización, a través de un espejo poliédrico donde
el yo se dilucida, que trata de neutralizar las relaciones afectivas, a través de una pintura
socavada de interferencias. Flujos e intensidades plásticas que se trenzan y aglomeran
alterados, dentro una obra tomada como conjunto, pues todo pertenece a la misma actividad
convergente. En los últimos años, se aprecia la intervención del ordenador y el collage digital,
donde los estratos de la imagen se elaboran digitalmente, proceso que José Jiménez relata:
264
Eric Darragon: Abstractly Figured Moments», en catálogo de exposición Tobias Lehner. Chromatic, Leipzig:
Kerber Verlag, 2007, p. 134.
265
Jaques Lacan: El seminario 2. El Yo en la teoría de Freud y en la Técnica Psicoanalítica, Buenos Aires: Paidós,
1983, p. 314.
192
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Los componentes expresivos iniciales: dibujos o células pictóricas, cuadros pequeños, fueron
fotografiados y después transformados, reelaborados, en el ordenador. A continuación, otra
reelaboración: cortar y pegar elementos y componentes. Tras ello, con los materiales así
ensamblados, se realizan impresiones digitales en gran formato. Y, finalmente, sobre esas
266
impresiones se hacen nuevas intervenciones pictóricas.
Concluimos, por tanto, tras haber señalado, de manera sintética, de qué modos la técnica
del collage ha participado en la gran interferencia que ha transformado la concepción plástica
de la pintura, en una sensación extrapolada a la misma realidad. Sensación sobre la que
también, en un diálogo con lo pictórico, muchos artistas como Perejaume han incidido. Una
apariencia de collage que conecta mundos distantes con intención de circular alrededor de un
discurso sobre lo pictórico, que nos vuelve a ubicar en la reflexión sobre la tradición de la
pintura. En ese sentido, Perejaume es un creador que ha reflexionado en profundidad sobre la
naturaleza del collage, para quien ya no es una técnica confinada al soporte del papel, sino la
dimensión territorial de las comparaciones, como nuevo régimen que rebasa ‘el orden
cartográfico’. En un entorno así concebido, la metáfora se convierte en el principal
instrumento que nos posibilita el desplazamiento. Haciendo literal esta afirmación, el texto
deviene como el medio de transporte idóneo, que lo lleva a afirmar que «toda realidad en un
acontecimiento verbal», como comentara Manuel Guerrero. Tomando como base las
sustituciones literarias de la realidad, la circularidad a la que se entrega el discurso de
Perejaume, éste produce ‘metáforas de doble circulación’, que erosionan el foco de
enunciación.
266
José Jiménez: «La espiral de la imagen», Madrid; ABC Cultural, nº 1.136, 18 abril 2014, pp. 18-19.
193
INTERFERENCIAS
Una riqueza, como dice Marchán Fiz, que ha venido al discurso pictórico para quedarse,
que se verá sobredimensionado en comunión con el resto de medios de la iconosfera y la
introducción de las nuevas tecnologías en los procesos de creación.
267
Simón Marchán Fiz: Del arte objetual al arte de concepto. Epílogo sobre la sensibilidad `postmoderna´, Madrid:
Akal, 1997, p.160.
194
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
dejado paso a una zona de confluencias por donde hacer pasar influencias (interferencias) de
otras materias. Esto supone, no obstante, nada más que un reflejo de la situación del
momento actual al que tratamos de acercarnos, teniendo en cuenta que el fenómeno global
supone un conjunto donde se imbrican multitud de factores, de mayor complejidad, en
definitiva. Esta nueva forma interdisplinar de aproximarnos a la realidad va acompañada de
una serie de avances en la ciencia y la tecnología, conformando lo que algunos como John
Brockman han denominan como el nuevo humanismo. Planteando que los saberes científicos
más adelantados de esta época han provocado una «tercera cultura»,268 es decir: una síntesis
multidisciplinar donde el ‘humanismo’ recupera su sentido de intelectualidad global,
combinando el mundo de las ciencias y de las letras para conformar la vanguardia del
pensamiento moderno.
Conceptos como biología molecular, inteligencia artificial, teoría del caos, fractales,
biodiversidad, nanotecnología, genoma, paralelismo masivo, redes neuronales, el universo
inflacionario, los sistemas adaptativos complejos, la lingüística, la teoría de las supercuerdas,
los sistemas expertos, el equilibrio puntuado, los autómatas celulares, la lógica difusa, la
realidad virtual, el ciberespacio, las máquinas de teraflop, etc., han comenzado a ser de uso
frecuente en nuestra vida diaria, no dejándonos indiferentes a sabiendas de que en alguna
parte hemos oído hablar de estos términos, aunque sea de forma escueta. Algo que sin duda
se instaurará también como tema y eje principal de muchos de los creadores artísticos
actuales, inquietos e interesados por aquello que amplía el rango de conocimiento de la
realidad.
Digamos que, en ese sentido, este nuevo humanismo trata de escapar de la laboriosa
comprensión que suponen las ciencias duras, para hacer accesible y comprensible, a un
público más amplio, conceptos que de otra manera quedarían al recaudo de una selecta élite
de especialistas. Trata, entonces, de conocer de verdad nuestros condicionamientos esenciales
y que los paradigmas científicos fecunden a los discursos filosóficos, literarios y artísticos en
general. Algo que, desde hace tiempo, es ya una realidad debido a una interactividad
inconsciente entre arte y ciencia, que viene practicada ya desde el movimiento impresionista a
finales del siglo XIX.
Por ejemplo, en la pintura un hecho que constata dicha visión unificada de una nueva
concepción de la realidad, es cuando Renoir y Monet descubren que las sombras no son
pardas ni negras, sino coloreadas en su periferia, y que el color local de los objetos queda
modificado por reflejos de otros objetos, por contrastes de colores yuxtapuestos y, sobre todo,
por la luz que los ilumina. Teorías iniciadas por Goethe a partir de la descomposición de la luz,
que se hace el centro mismo del tema a tratar, como argumento de una experiencia visual que
modifica la realidad del objeto experimentado. Lo que abre el camino a los movimientos
artísticos que se sucederán desde entonces; expresionismo, cubismos, etc., en los que se
tratará no tanto de reflejar la realidad como aquella idea de realidad que posee el artista, sino
como una experimentación de la realidad. Lo que hace que se deje de entender el arte como
copia e idealización de la naturaleza, pasándose a un concepto más amplio, donde el artista
pasa a no está subordinado por esa mímesis, por esa idealización propia de tiempos pasados,
268
John Brockman: La tercera cultura. Más allá de la revolución científica, Barcelona: Tusquets, 1996.
195
INTERFERENCIAS
como el neoclasicismo o el romanticismo. No debemos olvidar que esta herencia hace que una
parte de los pintores sigan siendo fieles a la observación del natural, codificando lo que ven
mediante su propio filtro, pero progresivamente otra parte se van instaurando como
autónomos, emancipados de la observación del modelo natural, a modo de creadores de
realidades independientes de este procedimiento tradicional. Es por ello que la investigación
científica y la reflexión filosófica se hayan convertido, para muchos pintores, en una notable
fuente de inspiración que hace descubrir, mediante su traducción a lenguaje plástico, esas
nuevas realidades a las que aludimos.
Transdisciplinareidad
Hay que ampliar la idea de scienza nuova introduciéndole la interacción entre lo simple y lo
complejo, concibiendo una ciencia que no suprima las disciplinas sino que las religue y que por
eso mismo las vuelva fecundas, una ciencia que sepa distinguir y religar al mismo tiempo y en la
269
que la transdisciplinariedad sea inseparable de la complejidad.
La transdisciplinariedad comprende, como el prefijo `trans´ lo indica, lo que está, a la vez, entre
las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina. Su finalidad es la
270
comprensión del mundo presente, y uno de sus imperativos es la unidad del conocimiento.
Ello ha ocasionado que las diferentes expresiones entre las que se encuentra el lenguaje
o la pintura, tema central de esta tesis, hayan evolucionado tratando de ampliar su territorio,
ubicándose o planeando sobre ese entre, hasta el punto de ser capaces de describir
experiencias que transcienden el mundo sensorial cotidiano. Siempre que el sujeto confirma
que la información recolectada por estos sistemas sensoriales acaba siendo inexacta e
incompleta, busca respuestas en aquellas disciplinas que le ofrezcan más información de la
realidad, ayudándose de ellas para completar su expresión y deslimitar así la pequeña porción
de realidad, que, según cual sea nuestra condición, nos vemos abocados a conocer. Ese
conjunto de conexiones interdisciplinares es lo que, más allá de la información percibida por
269
Edgar Morin y jean-Louis Le Moigne: Inteligencia de la Complejidad. Epistemología y Pragmática, París: L´aube,
2006, p. 31.
270
Basarab Nicolescu, (1996): La Transdisciplinariedad. Manifiesto, México: 7 saberes, 1996, p. 37.
196
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
197
INTERFERENCIAS
nos ofrece esa actualidad, tratar de transformar nuestra concepción sobre la materia que
tratemos, en este caso la pintura. Es aquí es donde queremos hacer hincapié en el fenómeno
de interferencia al referirnos al hecho de que cierta disciplina, como la pintura, se ve afectada
por otras disciplinas, en el sentido de que se hace eco de ellas en su expresión, así como que
puede ver condicionada su técnica por los diferentes medios que pululan a su alrededor, lo
que sin duda alguna transformará su representación y su estética.
Tras estos apuntes queda claro que vivimos en un mundo que nos lleva a conocerlo de
forma fragmentada, debido al gran volumen de datos a los que podemos acceder. Puede que
esta situación represente un mal derivado de ese entorno tecnológico, pues, con facilidad, nos
inclinamos hacia el almacenaje de información y una posterior utilización que, a veces, se
demora en llegar. Huyendo de la concreción y profundización, saltamos de una cosa a otra,
configurando, en muchas ocasiones, ideas superficiales sobre muchos de los temas que nos
preocupan. Ahora ya no es el individuo el que trata de buscar los contenidos que le interesan,
sino que, por la inclusión de determinados algoritmos confeccionados a partir de un mapa de
gustos anterior, son los contenidos los que buscan o asaltan a éste. Y lo peor de todo es que la
reflexión va desapareciendo a favor de la respuesta rápida, pues los espacios virtuales se
llenan de foros de opinión donde las propuestas razonadas desaparecen para dar paso a una
osada inmediatez vacía. La urgencia y la transitoriedad se apoderan de una sociedad presa de
estos avances, pues, como dice Marek Sobczyk: «los excesos de imágenes implican una derrota
y una parálisis de lo visible»271, que tendremos que resolver en nuestra causa, configurando
una identidad flexible que haga frente a los cambios continuos de la realidad, pues, según
Bauman: «la búsqueda de identidad es la lucha constante por detener el flujo, por solidificar lo
fluido, por dar forma a lo informe»,272 a lo que añade:
En un mundo en el que las cosas deliberadamente inestables son la materia prima para la
construcción de identidades necesariamente inestables, hay que estar en alerta constante; pero
sobre todo hay que proteger la propia flexibilidad y la velocidad de readaptación para seguir las
273
cambiantes pautas del mundo ‘de afuera’.
Condición postmedia
Desde esa inestabilidad y fluidez tratemos ahora de acercarnos a eso que algunos han
denominado ‘condición postmedia’. Desde el modelo que impone la actualidad se hace
necesario abordar el tema de la hibridación de los distintos medios de comunicación, dentro
del contexto que supone la producción artística, donde ya todos los medios participan. Eso nos
lleva a revisar el concepto de ‘obra abierta’, sobre el que ya escribiera profusamente Umberto
Eco, pero desde los parámetros que establece la posmodernidad, dado que, como venimos
insinuando en la presente investigación, cada vez con más frecuencia nos encontramos frente
a situaciones pluridisciplinares, que se prestan a una difícil clasificación si miramos a los
géneros tradicionales. En ese sentido, los lenguajes de los diferentes medios expresivos han
pasado, por ejemplo, a cuestionar la figura del autor, de la que Barthes reflexiona acerca de su
desaparición. Esta tesitura hace que éste haya pasado a convertirse en una especie de ‘meta-
autor’, un médium, dentro de la escena artística actual, alejado de la concepción romántica
271
Marek Sobczyk, De la fatiga de lo visible o Meditación sobre la pintura, Valencia: Pre-Textos, 2011, p.155.
272
Zygmunt Bauman: Modernidad líquida. Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2004, p.89.
273
Ibíd., p.92.
198
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
tradicional del genio creador. Un panorama donde el mensaje que ofrece el medio o los
medios elegidos para su transmisión, adquieren un gran potencial en el evento, lo que, muchas
veces, hace que no podamos hablar de obras concretas, sino es en relación a determinado
acontecimiento para el que se concibieron o se dieron a ver. Todo este proceso, que, de algún
modo, hace que los papeles asignados por tradición a agentes implicados y obras de arte, se
inviertan, hace que demos la razón a McLuhan y su máxima: «el medio es el mensaje», con lo
que se tiende a descubrir la importancia del ‘vector’ que funciona en las diferentes relaciones,
más allá de objetivos y fines cerrados. Esa misma concepción hace que el receptor, que antes
aparecía como el destinatario de la obra, se convierta ahora en partícipe productor, dentro de
esta gran industria cultural performativa del siglo XXI.
Según la teoría de Peter Weibel, teórico que habló acerca de la condición postmedia en
el año 2004: «la condición de la práctica artística actual debe ser denominada condición
postmedia, ya que ningún medio domina por sí mismo sino que todos los medios se
influencian y se condicionan entre sí»,274 aclarando que: ésta «se ha definido en dos fases. La
primera permitía igualar los medios artísticos. La segunda logra la combinación de los
medios».275 Toda la práctica artística sigue hoy el guion marcado por el progreso de los
medios, que abarca no solo los tradicionales sino también a nuevos medios tecnológicos, todos
ellos se van adaptando y cambiado bajo influencias mutuas.
Dicho término (postmedia) deriva del subtítulo del libro de Rosalind Krauss A Voyage in
the North Sea. Art in the Age of Post- Medium Condition276 (Un viaje por el mar del norte. Arte
en la era de la Condición Postmedia), de 1999, y sirve para englobar la variada colección de
prácticas artísticas actuales, donde los autores experimentan con los medios, sus materiales y
funciones, adaptándose a nuevos procesos de producción, mezclando propiedades de
diferentes medios y construyendo nuevos sistemas de referencia, lo que refleja el declive del
concepto greenberguiano sobre los medios específicos. Ya no hay un medio dominante, por el
contrario los medios se influencian, condicionan y se reflejan mutuamente. Procesos
interdisciplinares entre dibujo, pintura, escultura, fotografía, cine, vídeo, literatura,
arquitectura, diseño, arte en la red y lenguaje informático se convierten en principios
metodológicos.277
Pero antes que Rosalind Krauss ya Felix Guattari, semanas antes de morir, habla de la
condición postmedia en el texto «Para una refundación de las prácticas sociales», en 1992.
Según su prisma, el concepto de lo post-mediático se convertiría en la principal batalla de
nuestra era, contra esa industria de los mass-media que va adquiriendo tintes de autoridad
total, dado que los medios masivos son más que una interfaz o plataforma pública de los
gobiernos, los medios masivos representan poderes autónomos, instaurándose como la falsa
transparencia de la sociedad de control, siendo ellos mismos los que establecen dicho control.
Podemos decir que Guattari se adelantó con su reflexión visionaria a lo que vendría después,
pero sobre todo pone en alerta a la sociedad de lo que supone la tranversalización del
274
Peter Weibel: «La condición postmedia», en VVAA: Postmedia Condition, catálogo Madrid: Centro Cultural Conde
Duque, 2006, p.15.
275
Ibíd.
276
Rosalind Krauss: A Voyage in the North Sea. Art in the Age of the Post-Medium Condition, Londres: Thames &
Hudson, 1999.
277
Ibíd.
199
INTERFERENCIAS
De ahí que tenga que surgir una fuerza crítica lo suficientemente poderosa, misión de
los artistas, como para generar una crítica del uso interesado que hace la plataforma de los
medios masivos. Desde esta perspectiva, la condición postmedia es una situación que ayuda al
artista a expresarse libremente en el entorno transmediático que supone, pero también ello
mismo le sirve de crítica, no de la herramienta sino del uso que se hace de ella, lo cual
solaparía de nuevo una acción política. Se trata, por tanto, de crear una ecología de las
intensidades, donde la lógica del movimiento maquinista de los intereses del poder
massmediático queda contrarrestada por la reflexión artística, a favor de una convivencia
armónica pero crítica, como indica Guattari:
Dentro del marco de esta nueva cibernética comunicativa y estética que ha invadido
cualquier rincón del acto productivo, la labor que se le presenta al artista pasa por el análisis
de los factores que conlleva la ‘plurimedialidad’, la interdisciplinariedad, la dislocación
espacial, la desmaterialización, etc., de las subjetividades, con el fin de desentrañar la mutable
‘traducción intersemiótica’. En ese sentido podemos decir que vivimos una atmosfera parecida
a la aspiración romántica de obra de arte total, en función de lo que supone tender a traspasar
todo el conjunto para encontrar una esencia unitaria o integración artística del mismo, que nos
trasladaría a la posibilidad de estudiar una Correspondencia de las Artes, y de los medios,
añadimos, en función de señalar esas influencias mutuas, como explica Etienne Souriau:
Si uno quiere penetrar hasta el corazón de cada una de las artes, captar las correspondencias
capitales, las consideraciones cuyos principios son idénticos en las técnicas más diversas, o
incluso —¿quién sabe?— descubrir unas leyes de proporción, o esquemas de estructura, válidos
por igual para la poesía y la arquitectura, la pintura o la danza, será menester instituir una
disciplina completa, forjar nuevos conceptos, organizar un vocabulario común, y hasta, tal vez,
279
inventar medios de exploración realmente paradójicos.
Contexto, hacia la exploración paradójica, donde todo aquello que nos rodea adquiere
gran importancia como herramienta de trabajo, así como el papel asignado al espectador,
como ya Duchamp señalaría en su texto sobre el proceso creativo,280 problemas estéticos
fundamentales que debe de afrontar el artista de hoy día.281 Entorno que, en nuestro caso de
278
Felix Guattari: «Para una refundación de las prácticas sociales». En Felix Guattari: Plan sobre el planeta.
Capitalismo mundial integrado y revoluciones moleculares, Madrid: Traficantes de sueños, 2004, p.120.
279
Etienne Souriau: La Correspondencia de las Artes, México: Fondo de Cultura Económica, México, 1998, pp. 13-14.
280
Josep Elías y Carlota Hesse: Escritos. Duchamp du Signe, Barcelona: Gustavo Gili, 1978, pp.162-163.
281
Frank Popper: Arte, Acción y participación, El artista y la creatividad de hoy, Madrid: Akal, 1989, p. 9.
200
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
estudio, corresponde a ese fondo de polución sobre el que se recorta la figura de la pintura,
que, como diría Frank Popper, nos lleva a vagar por «una dimensión más amplia, que sería la
de un espacio sociológico auténtico».282 Porque si la escisión entre disciplinas esconde razones
metodológicas en la orientación pedagógica, éstas trascienden este hecho más allá de lo
específico, donde podemos encontrar fructíferas zonas de encuentro e interferencia entre las
artes y los medios, que ofrecen nuevas posibilidades creativas. Continuando con Weibel:
Por todo ello debe definirse esta situación de la actual práctica artística como condición
postmedia, porque ya no es solamente un medio aislado el que domina, sino que los medios
interactúan y se condicionan mutuamente. El caudal de todos los medios forma un medio
283
universal que se comprende a sí mismo.
Según esta nueva visión holística de los medios, Rosalind Krauss señala que es imposible
seguir hablando de la autonomía de un medio, pues, como decimos, todos se influencian
mutuamente. Pero dentro de esta complejidad confusa de interrelaciones mutuas se hace
necesario un orden, buscar interrelaciones a un nivel más profundo, en su tectónica
estructural, más allá de su sentido, para encontrar la traducción intersemiótica necesaria,
siguiendo con Etienne Souriau:
Las diferentes artes son como distintas lenguas, entre las cuales la imitación exige la traducción,
un nuevo pensar en un material expresivo totalmente distinto, una invención de efectos
284
artísticos, antes paralelos que literalmente análogos (…).
La primera condición para distinguir las oportunidades y los límites de la hibridación es no hacer
del arte y la cultura recursos para el realismo mágico de la comprensión universal. Se trata, más
285
bien, de colocarlos en el campo inestable, conflictivo, de la traducción y la traición.
282
Ibíd., p. 12.
283
Peter Weibel, Op. Cit. p.15.
284
Etienne Souriau, Op. Cit. p. 21.
285
Néstor García Canclini: Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad, Buenos Aires: Paidós,
2001, p. 29-31.
201
INTERFERENCIAS
Otro autor que ha reflexionado profundamente sobre este estado postmedia, en el que
las nuevas tecnologías han insertado al individuo del siglo XXI, fue José Luis Brea, quien, en su
ensayo La era postmedia, de 2002, puntualiza sobre la importancia que posee la aparición de
Internet y el entorno transmedia en la creación artística. Brea realiza un mapa de las
comunidades y prácticas en red desplegadas por los nuevos ‘productores media’. Desde esta
perspectiva el término implica cierto declive de los medios de masas utilizados por el poder
para mantener el consenso, una idea que continúa la formulada por Guattari, a favor de un
uso social de los media, como herramienta para activistas y movimientos políticos y culturales.
Nuevas prácticas artísticas donde la tradición heredada es usada como usufructo compartido,
donde la, ahora, metapintura actuará a modo de parergon derridiano con la pintura anterior,
lo que conlleva toda una creación de dispositivos y estrategias que hablen de esa relación, en
el sentido pictórico, pero con la libertad de presentación que ofrece el nuevo entorno, que no
es su único aval, como Brea comenta al hablar de net.art:
(…) estoy convencido de que una `forma artística´ no nace por la mera emergencia de una
novedad técnica, y ni siquiera por el descubrimiento añadido de un vocabulario formal asociado a
ella; sino sólo cuando a una práctica de producción simbólica le es dado el ejercicio de la
286
autocrítica inmanente.
(…) medio autónomo que en sí mismo se anuncia capaz de articular sus propias estrategias de
presentación, distribución y recepción, con un enorme potencial de reorganizar las audiencias, e
287
incluso la propia estructuración de ‘lo público’.
Esta experiencia mediática (de los medios) se ha convertido en la norma de toda la experiencia
estética. Desde ahora, en el arte ya no hay nada más allá de los media. Nadie puede escapar de
los media. Ya no hay ninguna pintura fuera o más allá de la experiencia mediática. Ya no hay
286
José Luis Brea: La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales,
Salamanca: CASA, p. 30.
287
Ibíd., p.35.
202
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
ninguna escultura fuera o más allá de la experiencia mediática. Ya no hay ninguna fotografía
288
fuera o más allá de la experiencia mediática.
En ese sentido de destino estético, más que artístico, que nos interesa enfatizar para
nuestra investigación, en función del cambio que puede haber conllevado para la pintura con
la introducción en nuestras vidas de los nuevos medios, encontramos a Lev Manovich. Según
Manovich, el concepto de ‘medio’ fue primero cuestionado por el desarrollo de nuevos
lenguajes artísticos: assamblage, happening, instalación, etc., y después por el advenimiento
de medios, contemporáneos a los anteriores, como: la fotografía, el cine y el vídeo, que
retaron tanto la definición normal de medio artístico como, sobre todo, los métodos
habituales de circulación y distribución del arte. En su ensayo El lenguaje de los nuevos medios
de comunicación,289 nos señala que aunque parezca que este nuevo lenguaje de los nuevos
medios aparezca muy codificado, desarrolla una estética verdadera y única, cuestión que, a
modo de conclusiones generales de toda la investigación, desarrollaremos en el último
capítulo de la misma. Pues hemos de admitir la influencia del impacto de esta nueva condición,
que se extiende hasta aquellos sujetos que se hallan al otro lado de la brecha digital, como
Nicolas Bourriaud señala; «los principales efectos de la revolución informática son visibles hoy
en obras de artistas que no utilizan la computadora».290
288
Peter Weibel, Op. Cit., p. 98.
289
Lev Manovich: El lenguaje de los nuevos medios de comunicación. La imagen en la era digital, Barcelona: Paidós,
2005.
290
Nicolas Bourriaud: Estética relacional, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2006, p. 82.
203
INTERFERENCIAS
La pintura que transgrede sus límites no es aquella que renuncia a lo que se halla a su
alrededor como una disciplina autónoma y autosuficiente, como una práctica aislada de su
entorno, sino la que integra en su desarrollo aquel fondo. Como declaraba Philip Guston en
1960, durante la celebración de una mesa redonda en el Museo de Philadelphia:
Hay algo ridículo y miserable en el mito que hemos heredado del arte abstracto: que la pintura es
autónoma, pura y autosuficiente, y, por tanto, solemos analizar sus ingredientes y definir sus
límites. Pero la pintura es impura. Es la modificación de las impurezas lo que da lugar a la
291
continuidad de la pintura. Somos creadores de imágenes y esclavos de ellas.
291
Phillip Guston citado en: Iñaki Imaz: Pintura como proceso de individuación. Caracterización y enseñanza. Bilbao:
Universidad del País Vasco, 2014, p.348.
204
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
aparición de los medios históricos de difusión de la imagen, como es el caso del grabado. En
ese sentido, si de algún modo nuestra pretensión fuera encontrar aquel grado de pureza en la
tradición o cosa semejante, lanzando una mirada retroprogresiva al pasado, podemos afirmar
que la historia del arte no es autónoma, si mediante la autonomía pretendíamos encontrar un
concepto equiparable a pureza, sino que siempre trabaja osmóticamente con el exterior, con
aquello que queda al margen, su parergon, una cosa que se pone de total evidencia en el
tránsito de cada época y los cambios que ellos conllevan.
Una cuestión, la de la autonomía, que en el mundo de las ciencias queda muy bien
reflejada a partir de lógicas endógenas y exógenas: la primera defiende que la ciencia se
desarrolla con arreglo a su propia lógica interna, la segunda que su desarrollo refleja presiones
causales de lo circundante. Digamos que en esta tensión análoga vive el mundo del arte el
devenir de su historia, que nos lleva a plantearnos el debate aclaratorio sobre la pureza o
impureza del medio pictórico, antes de comenzar con el estudio pormenorizado de estas
‘contaminaciones’. Que para nada hemos de ver como negativas, pues ‘contaminación’ parece
corresponder a un término con cierto carácter peyorativo; como si el hecho de la contención
de impurezas en determinado producto fuera determinante para desecharlo. En este contexto
eso es algo que queda despejado, por ello que hayamos comenzado a hablar de Philip Guston
y sus declaraciones, que defienden ese carácter impuro de la pintura, como estado que
favorece las continuidades de la pintura. Es por ello que para el título de la presente
investigación se haya optado por la elección del término ‘influencia’, que a priori parece más
neutro que ‘contaminación’.
Siguiendo esta estela y al hilo de esas condiciones exteriores que queremos resaltar,
como presencia y argumento denotativo que transforma la concepción de la disciplina, hemos
de aclarar que aplicar esta raíz exteriorista o lógica exógena, no significa que los cambios en la
práctica artística tengan su explicación a partir de influencias externas, que ejercen la
suficiente presión sobre las prácticas tradicionales como para que éstas acaben cediendo y
optando por una mutación. De ahí que, ateniéndonos a esta circunstancia, la investigación
presente haya atendido a la sociedad y sus cambios recientes.
Todas las entidades reconocibles (incluidos los mismos cuadros) existen en el espacio
tridimensional; por ello, la sugerencia más simple de una entidad reconocible es suficiente para
traer a la memoria recuerdos de un espacio de este tipo. La silueta fragmentaria de una figura
205
INTERFERENCIAS
humana, o de una taza de té, lo hará y, al hacerlo así, alienará el espacio pictórico de la literalidad
bidimensional que es la garantía de la independencia de la pintura como arte. Porque, como ya
292
se ha dicho, la tridimensionalidad es el territorio de la escultura.
Coincidiendo con Crimp en algunos puntos, la tesis que Greenberg, a través del análisis
de los hechos que se habían ido sucediendo a lo largo de la historia de la pintura, se basaba en
la impresión de que la pureza y la purgación eran las metas hacia donde la pintura tenía que
establecer su horizonte. Algo que ya había empezado con Manet y Cezanne y que culminaba
con los pintores de la escuela de Nueva York, a quienes Greenberg tanto defendía. En ese
sentido, tras dichas premisas, la pintura como medio sólo podría mantenerse vigente
auspiciada bajo una estética austera. Unos parámetros tan restringidos que sólo traerían
consigo acabamiento, pues los artistas comenzaron a reclamar desde la práctica más de lo que
la modernidad, a esas alturas, podía permitirles. Ejemplo de este acabamiento pueden ser las
pinturas completamente negras de Ad Reinhardt o las completamente blancas de Robert
Ryman que no hacen más que llevar hasta sus últimas consecuencias este imperativo
moderno, hasta un punto insuperable que puede ser visto (también) como fin o muerte de la
pintura, vista esta exclusivamente como una historia de sus purgaciones. Unos ejemplos, los
de estos dos pintores, que por otra parte suponen descubrimientos de posibilidades en parte
explotadas a principios de siglo XX por Malevich y Rodchenko, que asimismo pudieron parecer
puntos culminantes o fines en su día y, sin embargo, no parece, como demuestra la historia,
que hubiera razón para que la pintura finiquitara su programa.
Como ya adelantamos en el capítulo primero, el siglo XX parece ser el siglo de los fines,
una inclinación que lleva al ser humano, en aras de la modernidad, a cuestionar y desprecian
las antiguas estructuras en favor de lo nuevo, con una fe ciega. Este espíritu vive en
consonancia con un tiempo de shock, que parece dedicado a sorprender una y otra vez a la
sociedad con avances a cuál más novedoso, resolutivo, funcional o estrambótico, a fin de
captar la atención de un individuo inserto en la rueda capitalista de la producción y el
consumo. Visto así, puede volverse hasta coherente el hecho de que lleguen a denostarse las
viejas fórmulas artísticas y medios de expresión, si los llevamos a su comparación con los
avances que conlleva la industria mecanizada, y la fascinación que todo ello produce. Sin
embargo, la proclama del fin próximo a la vuelta de la esquina, bien sea por agotamiento de
sus capacidades, bien por desavenencias de carácter político, religioso o filosófico, que
posicionan su postura a un lado o a otro para cuestionarla y ponerla en entredicho
continuamente, es una constante que se da a lo largo de toda la historia de la pintura.
No cabe duda que hablar de fines en términos absolutos, al igual que si hablamos de
apocalipsis o postrimerías escatológicas, siempre ha causado cierta sensación de euforia en el
individuo, al creer que con ello podría ser testigo de un punto de inflexión o gran cambio de la
historia de la humanidad, o porque inconscientemente posee unos patrones o arquetipos que
ya lo han preparado para esa tendencia, pues, según Freud, en la lucha pulsional psicológica
entre eros y tánatos siempre acababa venciendo este último, o simplemente por el hecho de
alabar lo nuevo y repudiar lo viejo por sistema. Este será, por tanto, el contexto en el que
debemos definir el posicionamiento actual de la pintura, ésta es la razón por la que
propusimos una óptica posmoderna, para posibilitar la cabida del revisionismo histórico.
292
Clement Greenberg: La pintura moderna y otros ensayos, Madrid: Siruela, 2006, p. 114.
206
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La pintura es, en primer lugar, una afirmación de lo visible que nos rodea y que está
continuamente apareciendo y desapareciendo. Posiblemente, sin la desaparición no existiría el
impulso de pintar, pues entonces lo visible poseería la seguridad (la permanencia) que la pintura
lucha por encontrar. La pintura es, más directamente que cualquier otro arte, una afirmación de
293
lo existente, del mundo físico al que ha sido lanzada la humanidad.
Un proceso que de alguna forma nos lleva al desarrollo del concepto de mímesis, donde
de forma directa o indirecta, con ayuda de la memoria, el pintor es capaz de transcribir o de
ejercitarse para estudiar aquello que quiere pintar o utilizar para composiciones futuras. En
ese sentido podemos decir que el periodo realista-naturalista parece ser la culminación de un
largo proceso, que desemboca en una forma de proceder autónoma, donde el pintor se
enfrentará a transcribir la realidad tal como él la ve, sin `filtros´. Aunque descubramos, a partir
293
John Berger, Algunos pasos hacia una pequeña teoría de lo visible, Madrid: Ardora, 1998, p. 39
207
INTERFERENCIAS
294
David Hockney: El conocimiento secreto. El redescubrimiento de las técnicas perdidas de los grandes
maestros, Barcelona: Destino, 2001.
208
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
ello destacamos este momento dilatado en la historia, como ese estado en que la pintura no
se expone, tan abusivamente como lo hace ahora, a contaminaciones de otros medios porque
simplemente todavía no existen o, antes de la llegada de la fotografía, son todavía escasos,
más allá que las propias contaminaciones que hemos mencionado, aquellas de sus disciplinas
afines; dibujo o escultura.
Ello quiere decir que espacio y tiempo, lejos de ser datos, se organizan como figuras. Los objetos
están ahí, al organizarlos como figuras ‘les proporciono’ un significado que no estaba dado de
antemano, el objeto no lo tiene como una etiqueta, surge en su representación. Organizar
implica un sujeto, es decir: un punto de vista que da cuenta de las figuras y el horizonte, que
permite decir esto es tal cosa. La afirmación esto es tal cosa alude a un tipo de ‘comparación’ y
supone, tal como explicó Aristóteles, un conocimiento. El conocimiento no surge en el mero estar
ante las cosas, sino en mirarlas incluyéndolas dentro de un campo, convirtiéndola en figuras con
significación…Las figuras impiden una relación directa entre sujeto y objeto en el conocimiento
296
representativo o icónico.
Dicha comparativa, con toda la controversia que podía suscitar, entre mímesis y
representación, se puso en práctica con las incursiones que en ese sentido propuso Duchamp.
Más allá de las aventuras del juego representacional irónico como puede ser Esto no es una
pipa de Magritte (cfr. 1.4.3.), la aventura del ready-made supone ir a ese momento ideal de la
mímesis, de lo mismo con lo mismo, donde sólo cambia el contexto y, como decimos, esa
traslación requiere de legitimación que, como todos reconocemos al ver una obra de Duchamp
en un museo, se consiguió. Pero más allá de cuestiones de asimilación de conceptos, lo que
nos interesa aclarar a nosotros en este punto es que la pintura misma, como expresión
subjetiva de la observación directa del natural, ya es un filtro. Es decir que: por muy fiel que se
quiera ser a la realidad, en la traslación de ese mundo circundante a la imagen pictórica, fiel a
esa operación mimética, siempre va a haber condicionantes técnicos y subjetivos, de la propia
295
Para un acercamiento a la noción de mímesis consultar Wladyslaw Tatarkiewick: Historia de seis ideas. Arte,
belleza, forma, creatividad, mímesis, experiencia estética. Madrid: Tecnos, 1987, pp.301-345.
296
Valeriano Bozal: Mímesis: las imágenes y las cosas, Madrid: Visor, 1987, pp.22-23.
209
INTERFERENCIAS
pulsión táctil (de su sistema nervioso, de su forma de entender cómo ha de hacerlo, etc.) del
ejecutante, que nos llevan a hablar de representación más que de mímesis, aunque ésta, dado
que puede ser la intención de la que parte este ejecutante, siempre quede como concepto en
un sustrato primigenio del impulso creador.
Relatamos este hecho para dar cuenta de un procedimiento autónomo de la pintura, que
al no estar apoyado en la referencia de otras imágenes del universo icónico consideramos
como puro, en el sentido de no-contaminado. Intentar buscar ahora el mérito que posee este
tipo de proceso, sería entrar a valorar la pintura en sus cualidades plásticas tradicionales, lo
210
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La idea se alcanza a partir de la observación de la naturaleza, según Vasari, pero una vez
alcanzada es posible ‘deducir’ plásticamente los objetos, ya que estos son acordes y
proporcionados en atención a lo que la idea precisa: un espíritu grande, afirma, que puede
297
‘restituir’ toda la figura a partir de la observación de sólo una de sus partes.
Será la idea, entonces, la que conecte la realidad con lo representado, una idea que aun
no siendo concreta o intencionada, a priori, siempre subyace en la relación a la que se expone
el sujeto en su pretendida objetividad. Dicha relación ajustada a la norma de la observación
natural parece constatar la mutabilidad del mundo, dado que podemos observar las
diferencias de dos o más sujetos que se propongan realizar un mismo tema, incluso
escogiendo un mismo punto de vista, lo que nos lleva a comprender que, fuera de
intencionalidades conceptuales, cada autor posee su propia idea del mundo, reflejada en su
forma particular de transcribir y dejar constancia de éste.
En la actualidad todavía existen muchos artistas que trabaja desde los parámetros de la
mímesis, sin ir más lejos, en una de sus mejores versiones, está el caso de Antonio López
(Tomelloso, 1936), quien defiende el método de la pintura directa, naturalista, donde el pintor
se enfrenta al motivo escogido para tratar de transferirlo al lienzo. Caso similar a éste, en
cuanto a lo obsesión por la medida, las referencias continuas del natural y la escala, sería el del
inglés Euan Uglow (Londres, 1932). Pintores que, sin duda, tienen especial relación con los
pintores impresionistas, en el hecho de la decisión de abandonar el taller, en ocasiones, para
alimentarse del contacto directo con el tema natural, aunque ello conlleve situarse a la
intemperie y en situaciones climatológicas adversas, donde la luz natural cambia
constantemente. Una iniciativa que, por otro lado, no hubiera sido posible con tanta facilidad
si la industria no hubiera iniciado el entubado del óleo, que era distribuido por las casas que
abastecían a los pintores, otro detalle mediante el que podemos comprobar que la pintura
avanza –y ciertas operaciones se hacen viables– al compás de los progresos técnicos. Por otra
parte, tras la invención de la fotografía también se producirá el efecto contrario, el de aquellos
pintores que tratan de imitar las excelencias de esta pintura del natural, pero a partir de
retratar las fotos que previamente habían sacado del motivo que habían decidido pintar,
circunstancia que en la mayoría de los casos, y dependiendo de la capacidad de memorización
del pintor, ha creado multitud de representaciones curiosas cuanto menos, pues no olvidemos
que ya la fotografía actúa como un filtro, donde la construcción de la representación viene
dada, lo que ya resta información acerca de la realidad.
297
Valeriano Bozal, Op. Cit. p.128.
211
INTERFERENCIAS
subjetiva. Esto nos conduce a la afirmación de que el arte es tan conceptual, en el sentido de
perseguir un objetivo, en este caso el natural por medio de la noción de mímesis, como
ilusorio, en el sentido de que para conseguir tal fin se vale de los recursos que imprime la
noción de representación. Del engranaje de esa situación híbrida surgen todos los demás
cuestionamientos y descripciones de ámbito simbólico, que ya entran dentro del terreno de la
comunicación, más allá de lo puramente visual, es decir: en lo verbalizable.
78. Antonio López, proceso de elaboración ante el natural de la obra: Nevera nueva, 1991-94
Pero, retomando el hilo de la mímesis, digamos que ésta, en este tipo de trabajos, está
siempre presente de principio a fin. Cosa que es fácil perder dado que el pintor, al configurar
212
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
A modo de metáfora que relata esa esencia de este momento imposible, podemos
remitirnos, una vez más, a la obra de Poe titulada El retrato oval, donde, en un acto de
fidelidad con su modelo, el pintor que retrata a su amada, al observar que ésta muere, hace
coincidir, o lo provoca él conscientemente, la última pincelada del cuadro con la última
exhalación de la mujer. Pero no muere porque sí, muere porque cada pincelada que el pintor,
obsesionado con su creación, da a su cuadro va debilitando a la joven, en un acto que extrae la
vida de la amada para incluirla dentro del cuadro. Lo que nos lleva a pensar que, en una
actitud obsesiva de la elaboración de este tipo de obras, cuya base es la mímesis, el proceso
que conlleva acabe por asfixiar el motivo, constreñirlo hasta sus últimas consecuencias,
agarrotarlo y quemarlo. Un derrotero que, hemos de aceptar, aparece aquí como una mera
desviación subjetiva al concepto de mímesis, entendido como obsesión que lleva a algunos
pintores al control total del motivo.
213
INTERFERENCIAS
toda la cabeza, incidiendo una y otra vez, como también hacía en sus esculturas, en un proceso
donde la figura se desvanece por momentos, entre una amalgama de líneas cuya continuación
desencadenaría la desaparición absoluta de la representación, en un proceso inverso al
Retrato oval.
Otra acción inversa, desde la retórica del modelo natural, al igual que los demás casos
mencionados, es la pintura surrealista de Magritte titulada La tentativa de lo imposible de
1928, donde traslada a una confrontación hipotética con lo real el debate entre modelo y
representación. Magritte pinta lo que sería el ideal de un pintor, más allá de las obsesiones
que lo encierran dentro de los límites de su cuadro, es decir: no reproducir ya miméticamente
el motivo, sino realizarlo directamente en su conformación real, donde los límites del cuadro
han desaparecido y la realidad se corresponde sincrónicamente a la intención y el deseo del
artista. Parergon y ergón son ahora la misma cosa, lo que, alegóricamente, correspondería a la
utópica autonomía y pureza total. El artista hace aparecer, hace surgir de la nada, a su modelo
conforme el pincel avanza, sin servirse de ningún modelo exterior, sino que surge de la
conciencia de su propia cabeza y de su arte para tomar forma en el ámbito de lo real,
suspendida en el espacio como si fuera un holograma (imagen tridimensional). Inmanencia
que es reflejo de su idea verdadera poseída, independiente de algo dado en lo real, nacida
conceptualmente en su pensamiento para existir en el plano físico, sin necesidad de que haya
tenido que entrar en juego ningún doble mimético. Este proceso ficticio nos conduce a pensar
en la utilidad que posee el imaginario propio del pintor, respecto al uso de la imaginación y sus
variaciones, para la creación de construcciones pictóricas singulares.
214
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La gramática de estas obras suele surgir como un síntoma, una expresión pura que
comienza a hablar y a construir una realidad según va creciendo, cargándose de significado
según avanza el proceso, con el objetivo de pintar no lo que ve sino aquello invisible que se
hará visible en la tela. Entre la visibilidad y la invisibilidad no queda otro camino que hablar del
gesto fantasmal, de la apariencia que va adquiriendo la imagen que todavía no es pero quiere
emerger, mostrarse al mundo como algo que es, reclamando su presencia. «El trazo mismo –
escribe Derrida– se atrae y se retira de allí, se atrae y pasa por allí, por sí mismo. Se sitúa entre
la orla visible y el fantasma central desde el cual nosotros fascinamos».298 Un hacer que, con
los útiles tradicionales de la pintura, parece volver a esa parte primitiva, animal, del ser
humano, reclamando un gesto a modo de firma directamente extraída de su sistema nervioso,
para rubricar la obra. Tal y como expresa Jean Dubuffet:
Hay que alimentarse de inscripciones, de trazados instintivos. Respetar los impulsos, las
espontaneidades ancestrales de la mano humana cuando traza sus signos. […] En todos los
detalles del cuadro debe sentirse al hombre y todas sus debilidades y torpezas. En una línea que,
presuntamente recta, tiembla (porque la mano tiembla), aparece interrumpida (porque unas
pequeñas irregularidades o granulaciones de la superficie hicieron saltar el pincel), y finalmente,
299
un poco caidiza al término de su recorrido (el brazo levantado del pintor se cansa).
Un gesto rítmico que organiza el magma pictórico, que en su día significó todo un aval en
los círculos artísticos y que se irá perdiendo progresivamente con la inclusión de la concreción
que imponen las nuevas tecnologías y su maquinismo. En relación a ello, a una pérdida
298
Jaques Derrida: «Passe-partout», en La verdad en pintura, Buenos Aires, Paidós, 2001, p. 25.
299
Jean Dubuffet: Escritos sobre arte, Barcelona: Barral, 1975, pp.50-51
215
INTERFERENCIAS
progresiva del gesto, podemos concluir con estas palabras de Giorgio Agamben, que constatan
el hecho:
Ahora, una humanidad —una sociedad— que los ha perdido (los gestos) se encuentra al mismo
tiempo obsesionada por este hecho. Para los hombres que pierden lo que les es natural, los
gestos, hasta los más sencillos, se convierten en algo como un destino, un destino inevitable. Los
hombres que pierden su desenvoltura son obsesionados por los gestos. (…) Se podrían ofrecer
muchos ejemplos: si se mira el arte de final de siglo, el arte llamado ‘pompier’, los monumentos
muestran la obsesión por el gesto, se centran en él, en lo que los hombres estaban perdiendo.
(…) Y cuando la época se dio cuenta de ello, se inició un intento extremo de entrar otra vez en
posesión de lo que estaba perdido, un esfuerzo para recuperar in extremis los ademanes
abandonados. La danza de Isadora Duncan y de Diaghilev evidentemente, pero también las
Recherches de Proust y la gran poesía de Jungedstil de Rilke-Pascoli trazan el círculo en donde los
hombres buscan para recuperar o para evocar lo que habían perdido o que iban a perder para
300
siempre.
300
Giorgio Agamben: «Teoría del gesto: los medios puros», en La modernidad como estética, Madrid: XII Congreso
Nacional de Estética, Instituto de Estética y Teoría de las Artes, 1993, p.103.
216
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La aparición y auge de la pintura abstracta, con todos los ismos y derivaciones que
incluye; rayonismo, neoplasticismo, minimalismo, tachismo, abstracción lírica, etc., es una
aventura que no solo pondrá a prueba la capacidad de autonomía de la pintura, sino que hará
ver momentos anteriores de la pintura desde otra óptica, es decir: desde aquella que,
atendiendo a factores compositivos hará que recapacitemos sobre los pesos visuales, las
direcciones de las líneas de fuerza, etc., volviendo la vista a una parte estructural de la pintura,
que en muchos casos se había visto soterrada por el tema. En definitiva, todos aquellos
aspectos formales sobre los que se tratará de establecer una nueva gramática de lo plástico.301
Toda forma de proceder nunca se ejercita con un patrón marcado al cien por cien, menos
hablando de un medio que trata de conquistar su libertad de expresión, habiendo, por ello,
siempre excepciones. En principio, la pintura abstracta rechaza el motivo exterior, digamos
que la composición del cuadro va creciendo a partir de los impulsos que imprime el pintor
desde su interior. Dicha aventura de la abstracción, que trata de alumbrar una nueva realidad,
responde al impulso ejercido entre 1910 y 1913 por Kandinsky, aunque a su vez también
existieran otras voces que ya iban buscando situaciones similares. De hecho es Adolf Hölzer
quien, cuatro años antes que Kandinsky, en 1905, realizara su Composición en rojo, como una
obra donde no existía referente externo. Igualmente podemos observar cómo algunos dibujos
de Picabia, de 1907, también se iban acercando a este concepto abstracto. Otros también
establecerán su nacimiento en autores como František Kupka, en Mikalojus Konstantinas
Čiurlionis, Arthur Garfield Dove, Katharina Schaffner, August Endell o Hermann Obrist, que
301
Para más información sobre aspectos formales y compositivos, consultar Rudolf Arnheim: Arte y percepción
visual, Madrid: Alianza, 1995 y El poder del centro. Estudio sobre la composición en las artes visuales. Madrid: Akal,
2001.
217
INTERFERENCIAS
experimentaron pero sin una base demasiado lógica, o tan lógica y con tanto ahínco como lo
hicieron Delauny y Kupka en París, Kandinsky desde Múnich y Larionov en Moscú. Por ejemplo
Boccioni, por esa misma época, afirmará que su ideal pasa por un arte que exprese la idea de
sueño, sin representar ninguna cosa durmiente. Esa idea de captar una realidad desde dentro,
será una constante de los movimientos de las primeras vanguardias, tal como dice Mario de
Micheli:
La idea de captar desde dentro la realidad le hemos encontrado repetidamente (…), mientras en
los expresionistas se trataba, sobre todo, de hundirse en el magma cósmico indiferenciado o de
un confundirse contemplativo con la sustancia espiritual del universo, mientras en los cubistas el
problema se reducía a la penetración intelectual en la esencia de las cosas haciendo abstracción
de las contingencias, para Boccioni, como para Bergson, el problema era captar la realidad en su
totalidad y en su absoluto, de que forman parte todos los elementos, sean contingentes, sean
esenciales. Se trataba de captar la realidad en su unitaria multiplicidad, en su movimiento
incesante, en su vida, en suma que es parte de su vida universal. Por tanto, no se podía tratar de
un `conocimiento´ debido a un contacto meramente fisiológico, ni de un conocimiento estático o
contemplativo, abstracto o intelectual, sino de un conocimiento completo, obtenido
ensimismándose intuitivamente en el objeto y viviendo desde dentro de él su vida en la
302
integridad de su devenir.
Esta nueva idea de concepción autónoma de la obra de arte, la concreta muy bien la
sentencia del mismo Boccioni: «Nosotros nos identificamos en la cosa».303 Desde ese
momento abstracto de concreción de intereses en la propia obra, ya no será la obra la que
crea relaciones con el exterior para corresponder las similitudes que ha de advertir el
espectador, sino que será el exterior el que se ha de volcar en ella como realidad autónoma e
independiente, reclamando de este espectador su sensible y subjetiva contemplación, como
aporte emocional. El mismo Kandinsky busca un arte que, más allá de lo objetual, refleje
aspectos espirituales que traspasen lo meramente decorativo, impresiones que transcribe en
su libro de 1910 De lo espiritual en el arte, todo un esfuerzo de constatación que vería su
recompensa en la aceptación y continuación de las teorías que proponía. Momento álgido de
esa continuidad lo podemos establecer en la escuela de Nueva York de los años cincuenta,
donde Clement Greenberg vería culminado el proyecto moderno de la pintura en cuanto a su
concepción de progreso como medio autónomo y puro, aventura límite que clausurarían los
monocromos completamente negros y los completamente blancos de Ad Reinhardt y Robert
Ryman respectivamente. Aventura minimalista que parece cumplir el programa de Boccioni,
esa identificación total con el objeto, tal y como relata Thomas Lawson:
Los artistas minimalistas subvirtieron la teoría moderna, que en aquel momento los seguidores
de Clement Greenberg exponían con gran habilidad, mediante el sencillo procedimiento de
tomarla al pie de la letra. El arte moderno trataba de ocuparse de sus propias estructuras, así que
los minimalistas hicieron objetos sin ninguna referencia más allá de su propia factura. Este
extremismo absurdo funcionó porque dramatizó la situación, al tiempo que recuperaba un
304
sentido de la distancia que posibilitaba, una vez más, el discurso crítico.
302
Mario de Micheli: Las vanguardias artísticas del siglo XX, Madrid: Alianza, 1979, p.247-248.
303
Ibíd.
304
Thomas Lawson: «Última salida: la pintura». En VVAA: Arte después de la modernidad. Nuevos planteamientos
en torno a la representación, Madrid: Akal, 2001, p. 155.
218
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La pintura no figurativa adopta «maneras» a guisa de «temas», pretende dar una representación
concreta de las condiciones formales de toda pintura. De esto resulta, paradójicamente, que la
pintura no figurativa no crea, como lo cree, obra reales –si no más– como los objetos del mundo
físico, sino imitaciones realistas de modelos inexistentes. Es una escuela de pintura académica,
en la que cada artista se afana en representar la manera como ejecutaría sus cuadros si, por
305
casualidad, los pintase.
Es decir que: por esta vía de la experimentación abstracta, si antes el modelo era una
figura real, ahora el pretexto para la realización de la obra se encuentra en lo que supone la
contingencia de ejecución. Aunque, como sabemos, dicha contingencia no puede representar
el único impulso que mueve al pintor abstracto a realizar sus obras, sino que, más allá de la
pura factura manual, en la prueba de comportamiento de los materiales, ha de abrirse un
campo para la especulación visual, en el silencio de lo todavía no pronunciado. Algo que se
acerca a esa crítica de George Steiner, en torno a la cultura de lo epilogal y su defensa de la
presencia real del arte. En ese sentido, Motherwell señalaría que el hecho de que exista arte
abstracto es indicio de que aún hay seres humanos capaces de afirmar sentimientos:
«Hombres que saben cómo respetar y seguir sus sentimientos íntimos, con independencia de
305
Claude Lévi-Strauss: El pensamiento salvaje, México, Fondo de Cultura Económica, 1984, p. 54.
219
INTERFERENCIAS
lo irracional o absurdo que puedan parecer».306 Digamos que esa idea de arte abstracto como
transformación espiritual será un constante desde el comienzo de Kandinsky, idea que
desarrolla Donald kuspit en su texto «La pintura abstracta y el inconsciente espiritual».307
306
Robert Motherwell: «What Abstract Art Means to Me» (1951), en The Collected Writings of Robert Motherwell,
Oxford, OUP, 1992, p. 85. (traducción propia)
307
Donald Kuspit: «La pintura abstracta y el inconsciente espiritual», en Emociones extremas. Pathos espiritual y
sexual en el arte de vanguardia, Madrid: Abada, 2007, pp. 187-211.
308
Gilles Deleuze: Francis Bacon: Lógica de la sensación, Madrid: Arena, 2005. Citado por Andrea Pinotti: Estética de
la pintura, Madrid: Machado, 2011, p: 1999.
309
Ibíd., p. 200.
310
Arthur C. Danto: «Lo puro, lo impuro y lo no puro. La pintura tras la modernidad». En catálogo de exposición
Nuevas abstracciones, Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1996, p.19.
311
Claude Lévi-Strauss: El pensamiento salvaje, México: Fondo de Cultura Económica, 1984, p. 35.
220
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
El arte es algo social, sobre todo por su oposición a la sociedad, oposición que adquiere solo
cuando se hace autónomo (…) Todo lo que sea estéticamente puro, que se halle estructurado por
su propia ley inmanente está haciendo una crítica muda, está denunciando el rebajamiento que
supone un estado de cosas que se mueve en la dirección de una total sociedad de intercambios,
314
en la que todo es para otra cosa.
La mudez, ante lo puro que comenta Adorno, ha derivado en una postcrítica de la cultura
visual necesaria ante la situación de impureza generalizada, un esfuerzo de reconocimiento del
vestigio dentro de ese magma, una arqueología ante el resto que ha dejado la ruina. En ese
sentido Leo Steinberg denota importantes paralelismos con la obra foucaltiana,315 al sugerir
una búsqueda arqueológica en la superficie pictórica, dado que, según su opinión, la pintura
posmodernista, aunque todavía él no aplicara ese apelativo, había abandonado una
orientación ‘natural’ hacia la visión del espectador.316
Si queremos hallar el quid que nos posibilite comprender esa derivación específica que
caracteriza al arte actual, hemos de acudir al sustrato que establecen las estrategias alegóricas
empleadas. Recursos de índole conceptual, de los que ya se cercioraría Douglas Crimp a
principios de los ochenta, que no hacen sino cuestionar a los pintores por qué pintan. En ese
sentido, para hacer referencia en este apartado a la situación híbrida, de funcionamiento en
312
El ‘pensamiento débil’ es un concepto acuñado por Gianni Vattimo: «El pensamiento débil no es un pensamiento
de la debilidad, sino del Debilitamiento: el reconocimiento de una línea de disolución de la historia de la ontología;
El debilitamiento del ser (de la noción del ser), el darse explícito de su esencia temporal –también, y sobre todo, de
su efimeridad, nacimiento-muerte, trans-misión marchita, acumulación anticuarial- repercute profundamente sobre
nuestro modo de concebir el pensamiento y el ser-ahí que es su ‘sujeto’. El pensamiento débil querría articular
estas repercusiones, y preparar así una nueva ontología» Gianni Vattimo: La sociedad transparente, Barcelona:
Paidós, 1990, pp. 38-39.
313
Heteronomía es un término técnico que se ha empleado en Filosofía, introducido por Immanuel Kant para
denominar ese tipo de voluntad que no se encuentra determinada por la razón del individuo, sino más bien por
cuestiones ajenas a éste, entre ellas: las voluntades de los demás, las diferentes cosas con las cuales interactuamos
en el mundo, la ‘voluntad de dios’ y la sensibilidad. Comúnmente se utiliza como contraposición a autonomía. «Si la
voluntad busca la ley que ha de determinarla en algún otro modo que en la aptitud de sus máximas para su propia
legislación universal, y por tanto si busca esa ley, saliendo de sí misma, en la constitución de cualquiera de sus
objetos, resulta siempre heteronomía. La voluntad no se da entonces la ley a sí misma, sino que se la da el objeto
por su relación a la voluntad. Esta relación, descanse en la inclinación o en representaciones de la razón, deja que se
hagan posibles sólo imperativos hipotéticos: debo hacer algo porque quiero otra cosa» Immanuel Kant: Lógica, Un
manual de lecciones, Madrid: Akal, 2000, p.213.
314
Theodor W. Adorno: Teoría estética, Madrid: Taurus, 1992, p.296.
315
«El procedimiento de Foucault implica la sustitución de las unidades de pensamiento humanista histórico tales
como tradición, influencia, desarrollo, evolución, fuente y origen por conceptos como discontinuidad, ruptura,
umbral, límite y transformación.» Douglas Crimp: «Las ruinas del museo», en Hal Foster (ed.): La posmodernidad,
Barcelona: Kairós, 1985
316
Ibíd., p.77.
221
INTERFERENCIAS
uno u otro sentido o composición que se alimenta de ambas posturas, también podemos
rescatar aquel acercamiento de Mau Monleón, que nos lleva a «englobar aquellos fenómenos
artísticos que no buscan la especificidad de un género, ni se pueden enmarcar dentro de una
corriente estilística concreta».317 La no-especificidad del género quedó resuelta, a través de la
visión de Rosalind Krauss, por medio de la concepción de pintura expandida, por lo que quizá,
para nuestro caso de reconocimiento icónico, nos interesa más hacer referencia al tema de la
enmarcación en ‘una corriente estilística concreta’.
317
Mau Monleón Pradas: La experiencia de los límites: híbridos entre escultura y fotografía en la década de los
ochenta, Valencia: Institució Alfons El Magnánim, 1999, p. 13.
318
Robert Rauschenberg, citado en Calvin Tomkins: The Bride and the Bachelors, Nueva York, 1976, pp. 193-194.
319
Douglas Crimp: «La redefinición de la especificidad espacial», en Posiciones críticas. Ensayos sobre las políticas de
arte y la identidad, Madrid: Akal, 2005, pp. 73-96.
222
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
La operación es política, desde luego; pero a gran escala. «Gran política», como decía Nietzsche.
Vindicación y reivindicación de lo excluido; de lo expulsado. De los residuos; del resto; de lo que
falta... «Es en los residuos –ha dicho Ernst Jünger– donde hoy en día se encuentran las cosas más
provechosas». Allí, seguramente, encontraremos lo que falta: el resto, que por serlo, es parte
maldita, parte excluida. A los críticos les toca buscar entre las basuras; los residuos, los restos. Lo
321
que nadie quiere, ni siquiera para construirse una dudosa reputación de maldito...
320
Ibíd., p. 42-43.
321
Ángel González García, «El resto», En El resto. Una historia invisible del arte contemporáneo, Madrid: Museo de
Bellas Artes de Bilbao y Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2000, p. 50.
223
INTERFERENCIAS
Una parte siniestra con la que tendrá que cargar, al igual que carga el resto de la
sociedad, con unos traumas que antes de la llegada de la psicología desconocía, algo que se
suma a la historia de los fines, y el resto como nuestra posthistoria, donde puede esconderse
esa parte provechosa a la que alude Jünger. Una posthistoria entendida como tensión
perimetral, que se expande afirmativamente en su práctica y se contiene negativamente desde
la preservación de una presión crítica, sin continuación necesaria del legado histórico, sino
abierta a cualquier posibilidad, como indica Danto:
Permítaseme resaltar que si realmente no hay reglas, queda abierta la posibilidad de que los
artistas puedan proseguir el arte de la pintura del modo que quieran y bajo el imperativo que
322
deseen, sólo que esos imperativos no se basan más en la historia.
Liberada de esos imperativos históricos que señala Danto, podemos abordar una
dimensión de lo pictórico no necesariamente comprometida por la tradición. Su situación
ahora vendrá determinada por las contaminaciones consustanciales a su hecho, instaurándola
como medio impuro en sí mismo. Eso hará recurrir a los pintores a cualquier planteamiento
que oriente al espectador hacia una sensación, marcada por las intenciones subjetivas del
autor. Ahora, como comenta Beckett al referirse a Geer van Velde: «la pintura sólo tiene que
ocuparse de sus asuntos, es decir: del color».323 Cosa que podemos ver constatada en el primer
volumen del libro, recopilatorio de últimas tendencias pictóricas, titulado Vitamin P, New
Perspectives in Painting, donde Barry Schawabsky, en su texto «Pintura en modo
interrogativo»,324 al intentar definir la pintura no se encuentra otra cualidad que la defina
mejor que el color, como sustento por donde pasan el resto de planteamientos. Por otro lado,
retomando al citado Beckett; «La historia de la pintura es la historia de sus relaciones con el
objeto».325 Cosa que, aunque Beckett no represente una autoridad absoluta en lo que a
pintura se refiere, podemos considerar. Un objeto que la pintura abstracta parece rechazar,
pero que la pintura posmoderna se empeña en devolver a la palestra de algún modo, bien sea
en su representación más o menos disimulada, bien en su presentación como ensamblaje
pictórico.
Más allá de cuestiones relativas al límite objetual de la pintura, cuestiones que quedan
reflejadas en el primer capítulo, como posicionamiento y comprobación de la amplitud de
concepciones que podía admitir la pintura, sería interesante, sabiendo que la intensidad
objetual de la pintura vuelve a emerger, y ya no hay problema por escoger entre acercarse a la
bidimensionalidad o desbordar los límites tridimensionales de la obra, destacar esa
característica de lo figural por aislamiento a la que se refiere Bacon en la Lógica de la
sensación de Deleuze. Un territorio a medio camino entre la figuración y la abstracción, un
espacio híbrido de la representación que se distancia de lo figurativo, concepción que el
mismo Deleuze reconoce en Jean-Francois Lyotard, cuando lo trata en su libro Discurso, figura
(1974). El pensamiento figural hace de la materialidad de la imagen, de su plasticidad, su
322
Arthur C. Danto: Después del fin del arte. El arte contemporáneo y el linde de la historia, Barcelona: Paidós, 1999,
p. 181
323
Samuel Beckett: «Geer van Velde» (1983). En Disjecta, escrítos misceláneos y un fragmento dramático, Madrid:
Arena, 2009.
324
Barry Schawabsky: Vitamin P, New Perspectives in Painting, Nueva York: Phaidon, 2002, pp 6-10 (traducción
propia).
325
Samuel Beckett: «Pintores del impedimento», En Bram van Velde, Madrid: Centro de Arte Reina Sofía, 1990,
p.171.
224
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
objeto de estudio privilegiado que podemos entender, en clave representativa, como aquello
que relaciona lo artístico con lo no-artístico. En la fricción de ese límite, lo no-artístico se
convierte en una otredad, un fondo de polución sobre el que se recorta y contrasta el ser del
arte, que necesariamente hay que aislar en la diferencia tolerada por la experiencia, para que
comience a hablar desde una resituación nueva, dentro de los parámetros de lo pictórico. La
impureza intolerable marcará el límite de lo asimilable, hasta frenar la transgresión y remitir la
acción contemporánea de la práctica pictórica a esa integridad territorial de lo pictórico.
Esta razón del límite es la que continuamente rondamos para seguir cuestionando la
capacidad elástica de la pintura, en función de una redefinición que nos conduzca a la
sublimación de su estado, para lo cual hemos de contar con este fondo de polución con el que
crear situaciones osmóticas. Un límite infrafino que es la razón misma, nuestra capacidad de
entendimiento, asignación, asimilación…, eso y su capacidad elástica. Recordemos estas
palabras de Eugenio Trías al respecto del límite imperceptible, como transparencia:
Y bien, esa sustancia tópica que es la razón, logos, sustancia-luz, esa lámina de vidrio se
caracteriza por la pura transparencia. Es pura y simple transparencia, es transparencia absoluta.
Es decir que la muestra y la revela, trazando su dimensión y sus límites, es decir, que no está
hermanado al ser, como quiso Parménides (o Heidegger) sino en su sustrato primero y último, a
ese ámbito puro que sólo literalmente puede llamarse «sustancia», es decir se despliega como
proposición topológica (lo ontológico puro: espacio-luz). Dicho despliegue constituye el hilo de
326
ese discurso sinfónico, de esta segunda sinfonía de ideas dedicada a la pura transparencia.
Por ello, como reacción lógica a este fondo de polución y cuestionamiento de los límites
debilitados de lo pictórico, como decíamos, existirán dos reacciones consecuentes: aquellos
que derivan su proyecto de lo pictórico de la adaptación a los nuevos modelos de producción
impuestos por los medios icónicos alternativos a la pintura y aquellos que seguirán trabajando
dentro del medio entendido tradicionalmente, pero integrando su visión de la situación del
326
Eugenio Trías: Los límites del mundo, Barcelona: Ariel, 1985, p.234.
225
INTERFERENCIAS
contexto a través de la estrategia del aislamiento figural a la que nos hemos referido
anteriormente, y que más que una expansión objetual, como el término parece entender
cuando nos referimos a `pintura expandida´, conlleva una distensión objetual que comprime
toda su tensión en la representación, lo que nos conduciría a una especie de `pintura
distendida´ donde, por medio del intento de reconocimiento de lo que allí acontece, se
continúa la acción de la parada reflexiva.
Una recurrencia que, por otro lado, propone esa situación ilimitada del arte, cuyo
carácter ecléctico se halla presidido por una variopinta hibridación de medios, que funden la
situación en una neutralización, donde se hace necesaria una vez más el alumbrado que
provoque un contraste, en la búsqueda del matiz de la diferencia que posibilite el rescate de
las singularidades que puedan interesarnos en cada momento, pues caminamos a ciegas dado
que, a diferencia de lo que ocurría en la modernidad, los referentes de legitimidad parecen
haber desaparecido, ya que en la posmodernidad, como comenta García Canclini: «las
prácticas artísticas carecen ahora de paradigmas consistentes. Los artistas y los escultores
modernos innovaban, alteraban los modelos o los sustituían por otros, pero teniendo siempre
referentes de legitimidad».327 Referentes y paradigmas que ahora se han inclinado, se han
desbordado, hacia lo excesivo de la contaminación que otorga el fondo de polución en el que
flotamos, horizonte que, por el contrario, nos obliga a reposicionar siempre nuestra
`integridad pictórica´. Por ello podemos decir que la impureza que, como queda demostrado,
alberga el movimiento actual de la pintura, guarda paradójicamente, a modo de oxímoron
interno, cierta querencia de pureza utópica, entendida ésta no desde los límites modernistas
en que Greenberg veía la situación, no desde su plano material, sino desde un plano ideal
aislado, en cuanto a concepción del medio pictórico y puesta en práctica del mismo, tal y como
señala Pedro Alberto Cruz:
(…) lo puro constituye el resultado de una mimesis positiva de lo impuro; mientras que lo impuro,
lo transgresor, supone, inversamente, una mimesis negativa de lo puro. Un comportamiento
referencial tal como el que demuestran tener aquí los dos dominios sobre los que actúa la
«ontología contrastiva» moderna se explica -como no podía ser de otro modo- por el
funcionamiento mimético de un límite que, por medio de la fuerte carga representacional
implícita en la ‘tensión crítica’ que lo activa, convierte ‘lo artístico’ y lo ‘no-pictórico’, lo
contenido y lo excesivo, lo higiénico y lo contaminante, en paradigmas encargados de garantizar
el modelo de representación ontológico. De ahí que, cuando -como sucede en el periodo
posmoderno- el límite es afectado por la distensión postcrítica y él torna su movimiento de
compresión en otro de expansión, aquello que primero se pierde -definitivamente- es la
328
posibilidad de lo impuro.
Es decir que: el arte moderno no terminó con el fin de la pureza, sino con el fin de la
impureza, porque por mucho que Greenberg se empeñara en perseguir lo contrario, la
naturaleza esencial del arte es el ser ‘impuro’, su continua referencialidad con aquello del
exterior que se enmarca en el terreno del no-arte. Ahora la impureza ya no se instaura como
una acción transgresora sino que ha pasado a constituir una condición, un síntoma sine qua
327
Néstor García Canclini: Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad, Buenos Aires: Paidós,
2001, p.299.
328
Pedro Alberto Cruz Sánchez: «El arte en su `fase postcrítica´: de la ontología a la cultura visual». En José Luis Brea
(ed.): Estudios visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, Madrid: Akal, 2005, p. 98.
226
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
non que posibilita su correcto funcionamiento. Aceptada la condición que nada ya trasgrede,
ello nos conducirá progresivamente al debilitamiento de la impureza que, a estas alturas de la
actualidad, las hace imperceptibles, componiendo matices nimios de esta sopa visual en la que
todos nadamos, revelándose titánico el esfuerzo que conlleva, una vez aceptadas, sacarlas a la
luz. Es por ello que nuestra misión de rescate, en ese reconocimiento de esos gestos, se
centre, en el próximo capítulo, en esa primera parte de la historia donde la situación no se ha
disuelto del todo, antes de la invasión de las nuevas tecnologías de uso doméstico.
En 1964 Clement Greenberg tituló Abstracción postpictórica a una exposición que había
organizado en Los Angeles County Museum, compuesta por 31 artistas, entre ellos: Walter
Darby Bannard, Jack Bush, Gene Davis, Thomas Downing, Friedel Dzubas, Sam Francis, Helen
Frankenthaler, Al Held, Ellsworth Kelly, Nicholas Krushenick, Alexander Liberman, Morris Louis,
Howard Mehring, Kenneth Noland, Jules Olitski, Frank Stella y una serie de otros artistas
norteamericanos y canadienses que se dieron a conocer en los años sesenta. La intención de
esta exposición era indicar que existía un camino distinto al del expresionismo abstracto, que
en la década norteamericana de los cincuenta había ocupado la primera plana. En una
exposición de intenciones dispares lo que más caló fue su título, que posteriormente reuniría,
en la década de los sesenta y los setenta, toda una serie de experimentaciones entre las que se
incluyen los ‘campos de color’ y la pintura de ‘borde duro’. Parafrasear dicho título para
referirnos al estado de la pintura actual, quiere decir señalar que tras el fin de la pintura
todavía se ha realizado pintura. Aquella que, admitiendo todas las influencias, ha ido más allá
de sí misma. Por eso, queremos resaltar que desde los años ochenta, década del
cuestionamiento del medio pictórico por parte de la crítica y, por el contrario, auge vitalista
para la pintura por parte de movimientos como la Transvanguardia italiana y el
Neoexpresionismo alemán, hasta ahora se ha seguido haciendo pintura y que es preciso
analizar las diferentes vías tomada por este medio en más de treinta años que han pasado,
desde entonces. Con este título se indica también que el concepto de lo pictórico ha avanzado,
se ha ampliado acorde a cómo lo ha hecho la pintura, invadiendo otros medios. Y es que la
lúcida autocrítica que ha soportado a lo largo de todo el siglo XX, bordeando el abismo de la
aniquilación, no ha provocado más que una mutabilidad constante, una adecuación continua a
nuevos espacios de representación sin perder su esencia intrínseca, inserta en el valor de lo
pictórico.
227
INTERFERENCIAS
a la mirada, su práctica queda defendida, bien sea en nombre de la tradición nostálgica, ya sea
desde los parámetros de una pintura realizada ‘a pesar de todo’, asumiendo los riesgos que
conlleva y la responsabilidad que acarrea cargar con siglos de tradición. Aquello que da lugar a
la sensación que Virilio caracterizó como picnolepsia, cierta falta de conciencia de lo que
ocurre o ha ocurrido antes, resquicios momentáneos por donde se fuga parte de la realidad,
justo en la época donde «los azares tecnológicos habían recreado las circunstancias
desicronizantes de la crisis picnoléptica».329 Justo ahí existe un punto de no retorno en el que
todas las legitimaciones han terminado por erosionarse, podemos volver a jugar, a ‘ensamblar
las secuencias’, realizando aquellas elipsis que sean necesarias para continuar nuestro relato,
pues hay que seguir a pesar de todo, dado que los riesgos que conlleva ya han sido asumidos,
como señala Baudrillard: «Circular es una forma espectacular de amnesia. Todo por descubrir,
todo por borrar».330 Olvidar momentos pasados para volverlos a recordar y descubrir frescos,
como si fueran recientes, pero ¿cómo sobrevivir en un mundo que parece tender hacia el lado
opuesto de nuestros propósitos? Baudrillard nos da una posible respuesta: «El mundo ha
adquirido una realidad de tal magnitud que sólo puede soportársela al precio de negarla
permanentemente».331 En ese sentido Timothy J. Clark se refiere a esta negación, a esa lógica
inversa necesaria para la preservación de la práctica pictórica, como una forma de innovación
decisiva en el método, en los materiales o en la iconografía:
329
Paul Virilio: Estética de la desaparición, Barcelona: Anagrama, 1988, p. 15.
330
Jean Baudrillard: América, Barcelona: Anagrama, 1987, p. 19.
331
Jean Baudrillard: El pacto de lucidez o la inteligencia del mal, Buenos Aires: Amorrortu, 2008, p.20.
332
Brandon Taylor: Arte hoy, Ed. Akal, Madrid, 2000, pág. 116
228
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
los medios, analicemos el hecho y hablemos de ello. Lo que está claro es que: después de
todos los avatares y vueltas que ha sufrido la pintura, hay que ser un gran temerario para
confiar que todavía se pueden desbordar los límites más allá de los límites, llevar la pintura
más allá de la pintura. Todas la situaciones posibles están ya desarrolladas y queda, nada
menos, que seguir indagando desde las sensibilidades individuales, en la pintura como ‘cosa en
sí’.333 Primero se halla el hecho intrínseco de ‘la cosa’, luego acontecen los fenómenos, como
señala Cayetano Aranda:
De cosa en sí pasamos al fenómeno. (…) La cosa misma de la pintura no se deja dominar como
una molécula o un átomo; ofrece resistencias, obliga a modificar y remover nuestros prejuicios, y
terminar imponiendo una soberanía sobre nuestra conciencia perceptiva, hasta el punto que nos
lleva a pensar que la obra siempre tiene razón porque su verdad depende por entero de ella
334
misma.
Esa ‘cosa’ es un misterio, por lo que únicamente podemos seguir investigando en sus
fenómenos. En ese sentido, en relación a crear un mundo propio como manifestación de ese
ser intrínseco, existe un libro significativo de Nelson Goodman, como decíamos, Maneras de
hacer mundos, donde habla del mundo como las versiones-del-mundo, como los distintos
acercamientos subjetivos que tenemos hacia él, lo que nos lleva a pensar entonces que no hay
un solo mundo, sino todas las versiones o acercamientos que podemos hacer de él, pues:
Cabe, ciertamente, relativizar aquellas versiones del mundo que se contrapongan de manera muy
drástica y evidente y podrá, así, decirse que cada una de ellas es correcta dado un sistema
determinado, según una ciencia, un artista, según una cierta persona que las percibe o dada una
335
circunstancia determinada.
333
Desde la óptica kantiana, el concepto de ‘la cosa en sí misma’ se opone al de ‘aparición’ y al de ‘fenómeno’, que
correspondería a lo que se muestra, lo manifiesto, o lo que llega a manifestarse al cabo de una investigación. El
término opuesto a lo que se manifiesta, ‘la cosa en sí’, no designa entonces lo oculto subyacente a lo manifiesto,
por cuanto lo pensamos como lo ocultado que, sin embargo, puede llegar a desocultarse, según nuestra intención.
Tampoco a aquello que no llega nunca a mostrarse directamente, sino que es sólo una sospecha o conjetura a
efectos de la explicación de lo manifiesto. Si la sensibilidad es la capacidad de ser afectado por una manifestación o
fenómeno, la `cosa en sí´ es el objeto independiente causante de las afecciones que recibimos, constituyendo uno
de los puntos de partida del proceso cognoscitivo.
334
Cayetano Aranda Torres: Filosofía de la pintura en imágenes, Murcia: Universidad de Murcia, 2009, pp. 30-32
335
Nelson Goodman: Maneras de hacer mundos, Madrid: Visor, 1990, p.20.
229
INTERFERENCIAS
Jonathan Lasker (Jersey, 1948) sería uno de aquellos artistas que escapa a una definición
dentro de una corriente o estilo concreto. Su proceder sistemático articula la posibilidad
conceptual en pintura, más allá de los planteamientos del movimiento conceptual
propiamente dicho. Su pintura aparece como el punto de equilibrio entre la tradición y la
vanguardia más conceptual, desde una lectura o versión personal del problema, no
representando un simple paso atrás del ilusionismo que proponía la figuración ni tampoco una
retirada drástica de los imperativos conceptuales, sino dando pie a un tercer aspecto básico: la
expresión. Esa situación hace que su clasificación se torne dificultosa. Su trabajo se centra en la
pintura misma y sus posibilidades, haciendo elástica esa frontera que algunos habían dado por
conclusa. Su expresión se basa en la reiteración constante y articulación de tres elementos que
toma como sustento de todas sus obras: el fondo, la trama y el dibujo, donde ocasionalmente
si aparece alguna distorsión cromática, buscando el contrastes rotundo. El aspecto asemeja a
la intencionada estructuración de tres superficies claramente superpuestas que provoca una
lectura en tres estratos igualmente, volviendo a escena mediante esta estrategia, aunque
pareciera imposible, del ilusionismo pictórico tradicional, consecuencia de la conocida relación
figura/fondo, donde podemos incluso advertir cierta concepción perspectivista y con clara
tendencia taxonómica, que lo emparenta con artistas como el español César Delgado, por
ejemplo.
230
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
compositivas, donde varios pinceles en ramillete pintan a la vez cargados con colores
diferentes, para que estos vayan desvaneciéndose y fundiéndose.
231
INTERFERENCIAS
ente que pudiera ser autónomo u orgánico. Su visión abstracta le hace trabajar en torno a dos
vías: una gestual, basada en la superposición de capas gruesas de materia y otra en la que
múltiples capas de laca dejan entrever un motivo repetido. Ambas refuerzan ese carácter
objetual de la obra.
Algo que caracteriza en común a estos y otros artistas de la misma línea, que se
esfuerzan por seguir desde la materia pictórica explorando sus posibilidades, es que presentan
una obsesión pareja o semejante por persistir en eso podríamos denominar fuga del
paradigma lingüístico. Dado que escapan a toda narración posible, la pintura es pintura sin
ilustrar ninguna idea más allá de su presentación. Al ser de ese tipo de pintura que reivindica
su propio medio al más puro estilo greenbergeriano, la única interferencia que podemos
atisbar en ellas sería aquella que aproxima su visualización a la de aquellas imágenes digitales
elaboradas por ordenador, aunque no utilicen dicha herramienta para nada. Aun así existe una
conexión quizá por los colores saturados, o fundidos entre colores, o aspecto plano y
trasparente como el de las actuales pantallas, donde podemos considerar a Prudencio Irazábal
como un buen referente. Lo que queda claro es que en este tipo de pintura continúa cierta
tradición minimalista, desvirtuada por unas interferencias que son las del propio sentir la
experiencia del mundo del pintor en contacto con todo ese flujo de energías y corrientes
electromagnéticas actuales. Suponen, por tanto, una investigación pictórica totalmente
aceptable y válida como aportación a la búsqueda de las posibilidades de la pintura
contemporánea.
Desde que Marshall McLuhan acuñara la frase «El medio es el mensaje», los medios,
entendidos como extensiones del ser humano, no han parado de perfeccionarse, para
mostrarse como objetivo en sí mismo. Lo que, por otro lado, puede leerse como cierta
especialización intrínseca que el medio esconde en su aparecer como mediación. Una
232
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
circunstancia que puede que sea connatural a lo que un medio es. Asimismo, se propone que
la forma que un medio posee se incrusta en el mensaje, creando una relación simbiótica en la
que será el medio el que influya en cómo el mensaje se percibe. Eso también pasa con la
pintura, de hecho algo ocurre para que visualmente siempre la reconozcamos como tal. Ese
reconocerla como tal depende del esfuerzo que ésta conlleva por depositar su mensaje en el
medio que desarrolla. Por ello en el primer capítulo, tratando de encontrar una esencia en la
pintura, recurrimos al concepto de lo pictórico como aquella invariable que se mantiene.
Ahora decimos, en relación al discurso de los medios, que ese concepto de lo pictórico
responde a algo muy parecido a la sentencia que pronunció McLuhan en 1964. Un medio en sí
mismo, no el contenido que porta, es el foco de estudio de estas líneas. Pero no desde la
óptica cerrada greenberguiana, sino desde aquella que admite la polución del fondo en donde
se encuentra, el ruido circundante, dado que la pintura fagocita imágenes que reconvierte a
favor de su propia disciplina, reenviándolas, traducidas al código pictórico, de nuevo al mundo.
El axioma de McLuhan como tal, nos lleva a plantear cada medio en particular, en y
desde su forma: cuál es el mensaje que transmite y qué efecto produce. Aunque parezca una
reducción al absurdo al modo contradictorio de un oxímoron, ya que en la teoría de la
comunicación medio y mensaje son dos elementos muy diferentes dentro del proceso, casi
contrarios, forzándonos a que reconsideremos su oposición como fenómenos separados,
diferentes e independientes, o si existe una suposición básica y errónea que desemboca en
una división que en realidad no es tal. Una invitación a la reflexión de su ambigua fórmula que
nos conduce hacia el determinismo tecnológico del que McLuhan sería acusado. En realidad, él
se refiere a las tecnologías de los medios como a las extensiones del ser humano, siguiendo
una tradición que se remonta a Ralph Waldo Emerson, filósofo estadounidense del siglo XIX,
líder del movimiento del trascendentalismo. Medios que son realizados por nosotros para que
se adapten a nuestros intereses, misión de la que nos solemos olvidar, dejándonos poseer por
ellos, anestesiados por el entorno embriagador que disponen a nuestro alrededor. Pero, como
233
INTERFERENCIAS
insinuábamos en el primer capítulo, no hay que perder el control de la nave y saber que los
medios están ahí, como las extensiones que son, para servir a nuestras intenciones, no para
que nosotros acabemos siendo esclavos de su lógica. En esta circularidad es verdad que a
medida que las extensiones, como los medios, van ampliando su radio de acción, nos
retroalimentan aportándonos nuevas formas de relación con el mundo.
Si persistimos en esta idea de las extensiones del ser humano, como pintores pudiéramos
pensar que cuando llevas un pincel en la mano todo parece un lienzo, de lo que deducimos
que la extensión, el medio escogido, condiciona ya la forma de pensar el medio. Una reflexión
que, aunque en un primer momento nos parezca absurda o de Perogrullo, puede llevar a
pensar en esas intermediaciones que utilizamos para llevar a cabo una tarea. Y no ya en el
hecho propiamente material que nos ayuda a extender una materia más o menos viscosa
llamada pintura, que también, sino en el hecho de pensar qué supone eso para incidir
conceptualmente en ese tipo de intermediaciones situadas entre el creador y la pintura,
cuestión que hasta pudiera derivar en el hecho de concebir un pintor sin manos cuya tarea
fuera la de generar estrategias en torno a lo pictórico. Porque una intermediación
‘espacializada’, que media como extensión entre creador y lo que pretende crear, se puede
entender de muchos modos; desde el hacer directo o indirecto, o desde el pensar generador
de estrategias y proyectos. Es el pintor el que ha de formar sus herramientas, tomando esta
palabra en su sentido más genérico, para que ellas lo formen a él, así el mensaje
corresponderá con su medio, un medio totalmente asimilado, que nos convertirá en aquello
que contemplamos,336 siendo conscientes de que todo conlleva un coste, es decir: un beneficio
pero también unos posibles efectos adversos. Una adversidad o azar incontrolado al que
podemos dar la vuelta para que trabaje a nuestro favor. Existe la posibilidad de reconvertir el
anterior pensamiento en un dispositivo experimental; eso de ‘cuando llevas un pincel en la
mano’, que nos acerca más a la concepción de un tipo de pintura expandida como la que vimos
en el primer capítulo, nos posibilita pensar sobre el pincel, la extensión, y su sustitución.
Escoger otras herramientas-extensiones que pasarán a condicionar la expresión del medio
pictórico, dado que aquellas herramientas alternativas depositarán otra clase de rastros en la
superficie. En este tipo de pinturas la interferencia es la extensión utilizada.
Dejando a un lado otros medios de momento, es decir: poder hacer pintura con las
herramientas del cine o que una secuencia cómica pueda ser una pintura, etc., y ajustándonos
a la pintura como material físico, en la historia reciente encontramos ejemplos que
intermedian entre el creador y lo representado, adquiriendo un protagonismo esencial en la
ejecución de la obra. Ejemplo notable serían las Antropometrias de Ives Klein (Niza, 1928),
quien comienza a trabajar con cuadros monocromos y su característico azul a mediados de los
cincuenta, una situación que le lleva a acabar rechazando el pincel, por considerarlo un medio
excesivamente psicológico; ello hace que pase a trabajar de forma directa con el cuerpo de
mujeres a modo de pinceles vivos. Ese recurso mantiene la distancia entre el creador y su obra,
pues Klein, después de untar con IKB (Ives Klein Blu) los cuerpos de sus modelos, coreografiaba
la danza performativa de la colocación de los cuerpos en las telas, indicándolas dónde posarse
336
Marshall McLuhan: Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, Barcelona: Paidós,
1996, p.21.
234
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
para quedar plasmadas en el lienzo. Acciones y documentos que las testimonian con los
cuadros, que en realidad buscaban la desmaterialización de la obra de arte; en un sentido
pictórico. Respecto a esta idea podemos recordar el dispositivo que construyó con Tinguely,
donde un disco azul, al girar, creaba un ‘efecto’ de azul, pero no había soporte que ver.
235
INTERFERENCIAS
Acción giratoria que aprovecha otro ejemplo, diametralmente opuesto por ‘inhumano’,
en el sentido de que si antes era todo el cuerpo el que se utilizaba de pincel, ahora será un
mecanismo giratorio el encargado de distribuir la pintura, como son las Spin Paintings de
Damien Hirst (Bristol, 1965), que representan su recurrida calavera desde un contradictorio
pero hermoso aspecto decorativo. La pintura en este caso se extiende centrífuga, efecto de la
velocidad de la plataforma usada para pintar el cuadro, que sirve como extensión para la
aplicación de la pintura.
Hay diversos ejemplos como los mostrados, pero no es cuestión de alabar o criticar
ninguna situación, es cuestión de comprenderlas como las extensiones de ejecución que
suponen, sin emitir juicios si antes no se han comprobado los impactos producidos por el
medio en particular. También hemos ser conscientes, aunque sea un poco difícil de asimilar
por el espíritu soñador del artista, cosa que por otro lado posibilita buscar salidas poéticas, que
cada medio tiene sus limitaciones marcadas por los hábitos, la tradición o el uso en
consonancia con el origen de la creación de ciertas maneras de hacer y utensilios (que
atendieron, originalmente, a necesidades concretas), que señalan su tendencia a ser usados de
una manera específica. Darle la vuelta a la práctica será buscar ese tipo de estrategias que nos
posibiliten la presentación de la obra en claves estéticas diferenciadas, dependientes de esa
herramienta aplicada. Por otro lado eso supone una investigación en cuyos resultados pueden
confluir varios artistas a la vez pues, siguiendo el ejemplo propuesto, ni Klein es el primero que
pinta utilizando cuerpos, como hizo Kazuo Shiraga, del grupo Gutai, al utilizar el suyo, como
extensión, desechando el convencional pincel, ni Hirst el primero que utiliza un elemento tan
usado en los parques de atracciones para pintar. Pero, por otro lado, su obsesión por optimizar
el recurso sí que hace que basen su obra, la serie que estén desarrollando en ese momento, en
él exclusivamente, explotándolo de forma espectacular.
236
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Siguiendo la línea de la libertad creativa, desde los parámetros siempre abiertos que
establece la experimentación, podemos recordar la figura de Picasso quien, aparte de dejarnos
ver los entresijos de su proceso en la película que protagonizara en El misterio Picasso, dirigida
por Henri Georges Clouzot en 1956, de forma lúdica se lanza a crear pinturas o dibujos de luz
evanescentes, que realiza en el aire con el haz de una pequeña luz eléctrica, que llegan hasta
nosotros como documento a través del registro de la cámara fotográfica.
Otro ejemplo representan las pinturas que Niki de Saint Phalle (Neuilly-sur-Seine, 1930)
realizara en 1961, las Shooting Paintings (il. 93), tableros de madera cubiertos con yeso y
objetos encontrados sobre los que disponía la pintura en bolsas, sobre las que luego disparaba
con un rifle. La conexión entre arte, violencia y guerra, en estas piezas, es extraordinariamente
literal, algo que le llevó a declarar su fascinación por ver cómo ‘sangraba y gritaba la pintura’,
como si la hubiera matado y hecho renacer a la vez. Sobre esta manera de pintar desde el
desastre o la destrucción, podemos nombrar al artista, anteriormente citado, Kazuo Shiraga o
al mismo Paul McCarthy.
337
Jean Dubuffet: Escritos sobre arte, Barcelona: Barral, 1975, p.39
338
Jean Dubuffet, op. cit., p.42.
237
INTERFERENCIAS
238
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Más allá de las extensiones experimentales que utiliza el pintor en su tarea pictórica, en
el punto en que la pintura pasa a comportarse como un medio más dentro del sistema
iconosférico, es el momento de posicionar a la pintura en el contexto de lo que autores como
Nicholas Mirzoeff339 o W.J.T. Mitchell han denominado Cultura visual:
La Cultura visual entraña la liquidación del arte tal como lo hemos conocido desde siempre. La
Cultura visual transforma la Historia del arte en una historia de teoría de las imágenes. Pero no
sólo se limita al estudio de las imágenes o de los media sino que se extiende a las prácticas del
340
ver y del mostrar.
En ese terreno de las identidades, los deseos y las interrelaciones que conlleva la vida en
sociedad, los medios de masas parecen gestionar los valores asignados a la imagen,
‘educando’, de alguna manera, a su público (entrecomillamos educando debido al eterno
debate existente entre los defensores y los detractores de los medios de masas como
verdaderos educadores de la sociedad). Ante la avalancha que suponen esos otros medios que
apabullan desde su avanzada disposición tecnológica, la pintura ha de hacerse un hueco como
medio válido, como una construcción icónica a tener en cuenta, desechando esa oposición
medios de masas-arte que hasta ahora se tenía, como comprende, en 1976, Juan Antonio
Ramírez en la introducción de su libro Medios de masas e historia del Arte:
339
Nicholas Mirzoeff: Introducción a la cultura visual, Buenos Aires, Paidós, 2003.
340
W.J.T. Mitchell: «Mostrando el ver, una crítica de la cultura visual» (2003), citado en: Anna María Guasch: «Doce
reglas para una Nueva Academia: la ‘nueva Historia del arte’ y los Estudios audiovisuales», en: Brea, José Luis (ed.):
Estudios Visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, Madrid, Akal, 2005, p. 59
341
Ibíd.
342
Ibíd., W.T.J. Mitchell: «Mostrando el ver, una crítica de la cultura visual» (2003)
239
INTERFERENCIAS
Lo que quiere decir que el papel que correspondía a aquel arte antiguo, que ahora tanto
admiramos y tratamos de conservar, en su día nació cumpliendo una misión que puede ser
muy parecida a la que en la actualidad cumplen esos otros medios de masas. Ello nos obliga a
resituar la pintura en sus valores actuales como medio, lo que de ‘artístico’ puede contener su
manifestación dentro del nuevo contexto y al contrario, obligar a la pintura, despojada ahora
de funciones del pasado y con mayor libertad en su expresión, a buscar aquello que la
caracteriza y diferencia del resto de medios, aunque, como comprobaremos en el capítulo
siguiente, para ello tenga que recurrir o se vea irremediablemente influenciada por esos otros
medios que orbitan en el sistema de la iconosfera.
(…) la pintura no seguiría practicándose como arte –nunca se habría practicado - de no gozar en
parte del éxito del arte. Si, en el transcurso de los siglos, los artistas no hubieran logrado dar a
entender lo que querían transmitir, sin duda se habrían orientado hacia cualquier otra actividad,
en la que sí hubieran podido comunicar lo que intentaban.(…)El más fuerte argumento, pues, en
pro de la inteligibilidad de la pintura, muy por encima de nuestras convicciones personales del
significado de determinadas pinturas, es su propia supervivencia: la supervivencia de la pintura
como arte, o como una actividad que con un gesto confiere significado a sus productos y con otro
344
reivindica su inteligibilidad.
343
Juan Antonio Ramírez: Medios de masas e historia del arte, Madrid: Cátedra, 1976, p.12.
344
Richard Wollheim: La pintura como arte, Madrid: Visor, 1997, p.421-422.
240
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
elegido es el adecuado para aquello que quiere transmitir y una vez elegido escoger la técnica
y forma expresiva que mejor se adapte para tal fin) y hacerlo inteligible (buscar los recursos
necesarios para que la obra llegue al espectador, sea traducible o entendible por éste). Quizás
sea en el último punto, como decíamos, donde podemos hallar cierta desconexión entre los
productos artísticos y un público desorientado que no sabe muy bien cómo interpretarlos.
Una vez que se han asumido todas las muertes de la pintura y que ésta ha aprendido a
convivir con el resto de medios, se puede señalar la buena salud de la que goza actualmente,
un clima donde se siguen encontrando personalidades enérgicas que a través del lenguaje
plástico de la pintura consiguen hacer una obra interesante. Fuera de complejos, la pintura cita
sin pudor tanto a otros medios como a sí misma; todo es susceptible de pasar por el tamiz de
la pintura. Aun así, si queremos ser rigurosos dentro de los parametross que requiere un
trabajo académico, necesitamos ciertas pautas que nos ayuden a concretar en nuestro trabajo
de qué manera la pintura cita a esos otros medios. Tomaremos como guías para analizar ese
ejercicio de citación, que estimamos oportuno para conocer de qué modo se relaciona la
pintura —de manera efectiva con otros medios o con ella misma— las ‘operaciones’
propuestas por Louis Marin como son: el corte (pues al citar cortamos, dividimos, aislamos un
detalle o fragmento y lo reservamos), y el injerto (incorporamos el fragmento seleccionado en
la superficie que lo acoge, descontextualizándolo y provocando nuevos significados con esta
fricción). Dado que en ellas advertimos, según Alberto Gálvez, cómo «el fragmento citado
irrumpe en la nueva obra quebrando la linealidad de su contexto originario y a su vez
interfiriendo en la homogeneidad del nuevo contexto».345 Lo que nos conduciría a establecer
unos índices que definan de qué modo se produce la relación que nos proponemos estudiar.
345
Alberto Gálvez: Cita de la pintura, Valencia: Institució Alfons el Magnanim, 2004 p.10.
241
INTERFERENCIAS
El hecho de que haya cierta pintura que toma como referente a otra pintura en un
proceso de retroalimentación, también posee relación con el juego de palabras con el que se
iniciaba este apartado. Una circunstancia que demuestra cómo el lenguaje de la pintura, aun
recurriendo a ella misma, no se agota. Una función de la pintura cuyo objetivo correspondería
a hablar de su propio medio. Desde la estrategia que propone este recurso, como señala
Douglas Crimp: «la ficción del sujeto creador cede el sitio a la franca confiscación, la toma de
citas y extractos. Acumulación de imágenes ya existentes. Se socaban así las nociones de
originalidad, autenticidad y presencia, esenciales para el discurso del museo».346
El mismo Douglas Crimp en 1977 organizó una exposición en el Artist Space de Nueva
York que tituló Pictures (Imágenes), con artistas como Troy Brauntuch, Jack Golstein, Sherrie
Levine, Robert Longo o Cindy Sherman, entre otros, que compartían una misma inquietud: la
apropiación de imágenes de los mass-media y de la historia del arte, no ya para cuestionar la
representación, cosa que quedaría resuelta en la modernidad, sino para desenmascarar los
mecanismos en que ésta se codifica, tema del que hablaremos ampliamente en el siguiente
capítulo. En esta exposición se congregan unos intereses en su mayoría influenciados por el
postestructuralismo francés, en especial Barthes, que durante las décadas siguientes seguirían
siendo tema de reflexión, como son el mito contemporáneo, la fijación por el signo, la
concepción de la imagen como alegoría, la muerte del autor, la intertextualidad, etc. En
relación a esta quiebra en la concepción de la representación, producto de la mecánica de los
medios de comunicación, podemos rescatar, en relación a lo que supuso esta exposición, las
reflexiones que hace Laura González al respecto:
Quizá sea éste el método, mediante la cita y la apropiación, por el cual la pintura puede
poner en debate su propia condición, utilizando esa ironización de géneros a la que aludía
Vattimo.348 De esta tónica surgirá una bifurcación significativa, la de aquellos comportamientos
que recurren a la cita a modo de revival o remake, es decir: volver a revivir momentos pasados,
bien sea transcribiendo algún fragmento de la representación de una obra o retomando
pautas de determinado movimiento o estilo, eso que comenzaría a circular bajo la
denominación de `After´ o `Aprés´ (`Después de´) y que, por ejemplo, la Transvanguardia y el
Neoexpresionimo alemán de los ochenta tratarían de desarrollar, y por otro lado
encontraríamos a los apropiacionistas, a aquellos que directamente reproducen la obra tal
cual, con el objetivo de criticar el sistema mercantil, así como a las instituciones y las apologías
de la modernidad, fundamentalmente. Principios sagrados como originalidad, expresión,
creatividad o invención, son ahora profanados en estrategias que plantean la desaparición del
binomio original/copia. Tal es el caso de Sherrie Levine, quien entiende su proceso como una
346
Douglas Crimp: «Sobre las ruinas del museo», Hal Foster (ed.), Op. cit., p.89.
347
Laura González Flores, Fotografía y pintura: ¿dos medios diferentes?, Barcelona: Gustavo Gili, 2005, p.254
348
«(…) uno de los criterios de valoración de la obra de arte parece ser en primer lugar la capacidad que tenga la
obra de poner en discusión su propia condición: ya en un nivel directo y entonces a menudo bastante burdo; ya de
minera indirecta, por ejemplo, como ironización de los géneros literarios, como poética de la cita, (…)» Gianni
Vattimo: « Muerte o crepúsculo del arte». En El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la cultura
posmoderna, Gedisa, Barcelona, 1987, p.51.
242
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
relación entre imágenes fantasmales en donde hay momentos «que ambas desaparecieran y
momentos en los que ambas se manifestaran; esa vibración es básicamente en lo que consiste
la obra para mí, ese espacio intermedio donde no hay imagen».349 Una indeterminación sin
imagen que convoca lo que es algo y lo que ya es otra cosa, un fantasma transitorio entre
imágenes, en este caso, o disciplinas, como ya comentamos anteriormente, que Jacques
Ranciere ve como el lugar del desplazamiento, no lugar, donde habita el arte contemporáneo,
un ejercicio de reflexión que ayuda, en esa ordenación foucaultiana, a comprender las
jerarquías y estratos asignados al mundo artístico.
De esas relaciones continuas al propio medio nos habla la obra de Art & Language,
quienes, según Cereceda:
(…) asumen sobre sí toda esta tradición dramática de la pintura al utilizar como punto de partida
para toda su serie Index XX (Now They Are), 1992, dibujos y bocetos sacados a partir del Origine
du monde de Courbet, velándose de nuevo, pudorosamente, con un cristal traslucido de color
rosa, sobre el que aparece la inscripción ‘Hello’. De modo tal que un solo cuadro, con una
inscripción clásicamente conceptual, recogía e integraba en su interior toda la tradición de la
pintura, desde el realismo figurativo de Courbet, a la referencia irónica de Duchamp, la
monocromía convencional de la pintura minimalista y la autoparodia textual del arte
350
conceptual.
95. Art & Language, Index XX (Now They Are), 1992 (Imagen con y sin cristal)
349
Douglas Crimp: catálogo de la exposición Pictures, Nueva York: Artist Space y «Pictures», October nº 8 1979.
350
El origen del mundo pintado por Courbet, fue una de aquellas pinturas pornográficas en serie, de las que Courbet
ejecutó diversos encargos para el embajador de Turquía en Paris, Khalil Bey. Era la cruda representación, entonces
obscena, hoy en día apenas candorosa, de un torso femenino desnudo, mostrando abiertamente la vagina. Al
parecer el embajador turco tenía el cuadro en su baño, oculto bajo una cortina, descubriéndolo para deleitarse con
su visión sólo en determinados momentos. Años más tarde pasó a ser propiedad del psicoanalista Jacques Lacan,
éste le encargó a su amigo, el pintor André Masson, que pintase un cuadro de las mismas dimensiones, con
apariencia de paisaje natural, para ocultarlo de las miradas indiscretas. Miguel Cereceda: «Art & Language en 10
conceptos», en Art & Language, catálogo de exposición, Málaga: Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, 2004,
p.12.
243
INTERFERENCIAS
Esto supone una reflexión ya no sólo de la pintura misma, sino también sobre el propio
artista, a partir de formas pictóricas consagradas; una suerte de apropiacionismo que sigue
ampliando los parámetros de las obras en un intento de ver todo como una cosa abierta a la
especulación, sin ningún prejuicio de valor histórico. Parte de la pintura, con este
establecimiento mítico de la narración, se acabará convirtiendo en reflexión sobre la propia
tradición de la pintura y sobre el museo, como espacio donde se desarrolla su asimilación. En
este sentido, la obra de Art & Language reflexiona sobre la larga meditación del destino de la
modernidad, tal y como vuelve a decirnos Cereceda:
Su reflexión sobre la tarea del artista, sobre el museo, sobre la tradición y la pervivencia de la
pintura y su relación con los ideales emancipatorios de la humanidad, no hacen sino sostener una
prolongada disputa sobre los ideales de la cultura moderna. Para estos ideales la idea de
vanguardia, la idea de espíritu crítico y combativo, la idea de renovación sigue siendo decisiva.
Desde el principio Art & Language estuvieron vinculados a un ideal vanguardista de arte, del que
no han querido despegarse a pesar del progresivo deterioro del sentido de la palabra vanguardia
y a pesar incluso de las críticas de su retorno a la pintura, como recuperación nostálgica de una
vieja tradición artística moderna ya periclitada. Cuando en 1988 fueron interpelados acerca de su
herético retorno a la pintura, Mel Ramstem contestó: -Cuando empezamos a escuchar que
nuestra obra se caracterizaba como arte conceptual clásico, decidimos introducir un accidente en
nuestra obra. La idea de que el arte conceptual se convirtiera en un estilo clásico no es más que
un chiste. El arte conceptual no tiene que ver con palabras pintadas en las paredes. Se trata más
bien de encontrar alternativas para la investigación crítica y de un cierto sentido de ironía
351
corrosiva.
351
Ibíd.
352
Roland Barthes en su libro Mitologías señala que esas ‘representaciones colectivas’ que se da en determinados
ámbitos del cine o la publicidad, no aparecen como tal debido a que el mito sufre un proceso de naturalización
mediante el que su condición cultural, social e ideológica queda ocultada. «Los fundamentos totalmente
contingentes del enunciado, bajo el efecto de la inversión mítica, se convierten en el sentido común, Norma […] o,
en una palabra, Endoxa» (Es decir: creencias comunes aceptadas por convención) Roland Barthes: «La mitología
hoy», en: El susurro del lenguaje. Más allá de las palabras y la escritura, Barcelona, Paidós comunicación, 2002, p.
83.
244
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Por otra parte, más allá de los desajustes que podamos encontrar entre la idealización
indirecta y la apreciación directa, funciona, como estrategia que supo aprovechar el
apropiacionismo, el proceso que consigue, a fuerza de repetición desenmascaradora de
contenido ideológico, no llegar a separar fácilmente el significante del significado. La
verdadera finalidad del descubrimiento se colapsa y solo queda un enunciado que adquiere
ahora un cuerpo mítico. No se pretende entonces afirmar que tal o cual obra existe como
contenido solapado bajo el mito, sino resaltar el punto donde lo ideológico se ha codificado
significativamente, donde el signo que le da forma y el enunciado que ha pasado a mostrarse
como mítico se ‘dan cita’.
Metalenguaje pictórico
Por ello, llegando al fondo mismo de la cuestión de este apartado, hablando del medio
que habla del propio medio, aquella pintura que se recurre a sí misma para conformar su
discurso, tenemos que abordar de algún modo lo que suponen las estrategias de citación y
apropiación en pintura. Cosa que nos ayudará a dibujar mejor lo pictórico, desde aquellas
fronteras entre las que se mueve la gramática de la pintura en sus valores plásticos y
simbólicos. Es curioso comprobar cómo, al tratar de acercarnos al comportamiento de la
pintura a través de aquellas estrategias de cita y apropiación que sitúan su práctica dentro de
los límites de su propio campo, nos parece vislumbrar mejor cierto camino a seguir por la
pintura que Pere Salabert ha sabido traducirnos en su libro; Pintura anémica, cuerpo
suculento, al preguntarse por la vía que sigue, si es que ha de seguir cierta ‘ruta’, en un
capítulo donde nos traslada del concepto de pintura entendida como cosa a la idea de la cosa,
trasladándonos de la percepción a la inteligencia, un proceso que se instaura como modelo a
tratar y que conecta pintura y filosofía:
353
Pere Salabert: Pintura anémica, cuerpo suculento, Barcelona: Laertes, 2003, p.77.
245
INTERFERENCIAS
tratar de hacer que esto no suceda, mantenernos en el límite de lo todavía inteligible. Quizá el
punto más importante, a partir de las palabras de Salabert, que nos interesa destacar para este
apartado, sería aquel del momento en que «la pintura se pinta», «momento en el que los
medios han cambiado y se ha transformado la visión», aclara. Situación metonímica que puede
darse con el cambio de la extensión o con el cambio directo a otro medio, cuyo
comportamiento hubiera de conservar el concepto de lo pictórico, para seguirse considerando
pintura a pesar de expresarse mediante otro medio. Todas estas sustituciones conllevan
también un cambio en la forma de recepción, reacciones y comportamientos que los estudios
de cultura visual han de ocuparse en explicar. En esa evolución de prácticas y recepciones
renovadas, es cuando la pintura vuelve la mirada a su pasado, pero no para repetirlo sino para
ponerlo en entredicho, extraer de éste algo que ocasione una nueva lectura. Se torna así en
metalenguaje, es decir: ya no es exactamente pintura concebida desde su óptica tradicional,
sino que se convierte en un lenguaje nuevo que habla de otro lenguaje, postpintura
pudiéramos denominarlo también.
Un metalenguaje pictórico de otro orden que puede hablar del lenguaje pictórico objeto
o no. Una dinámica que permanecería abierta a la superposición constante de metalenguajes,
así como al estudio de todas aquellas metavariables como cadenas simbólicas que podamos
corresponder en el nuevo metalenguaje. Todo un juego tautológico que repite transformado
su lenguaje y se va superponiendo en espiral, dirigiéndose, con la especialización que supone,
a un espectador que necesita ser cada vez más avezado para identificar las referencias y guiños
que en este metalenguaje se dan. Un ejercicio de especialización en el que trataremos de
entrar, al estudiar de qué forma la pintura habla de otros lenguajes que incorpora en el suyo,
con gestos o representaciones que remiten a ese y le sirven de pretexto. En ese sentido, el
texto de Salabert, bien pudiera corresponder a un resumen del trabajo de investigación
propuesto, es decir: el estudio de la «referencialidad icónica», de interferencias icónicas, que,
como propone la linealidad marcada por los capítulos de los que se compone este trabajo, se
acaba debilitando por saturación y agotamiento ante la cantidad de precedentes históricos,
algo que nos puede recordar al concepto de `pensamiento débil´, promulgado por Gianni
Vattimo, desembocando en un palimpsesto indescifrable (donde ya no se pueden identificar
representaciones provenientes de otros medios sino, a lo sumo, códigos de éstos).
354
Gérard Genette explica la transtextualidad o `trascendencia textual del texto´, como «todo lo que pone al texto
en relación, manifiesta o secreta, con otros textos». Gérard Genette: Palimpsestos: la literatura en segundo grado,
Madrid: Taurus, 1989, pp. 9-10.
246
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Cuando el artista radical quería volver a un lugar originario, el radicante se pone en camino, y sin
disponer de ningún espacio adonde volver, no existe en su universo ni origen, ni fin, excepto los
que decida fijarse para sí mismo. Se puede llevar consigo fragmentos de identidad, a condición de
que se los trasplante en otros suelos y que se acepte su permanente metamorfosis -especie de
metempsicosis voluntaria, al preferir a cualquier encarnación el juego de panoplias sucesivas y
refugios precarios. Por lo tanto los contactos con el suelo se van reduciendo ya que se los elige en
vez de sufrirlos: uno horada la tierra de un campamento, otro se queda en la superficie del
hábitat, poco importa. Lo que cuenta ahora es la facultad de aclimatación a contextos diversos y
los productos (las ideas, las formas) que generan estas aculturaciones temporales. (…)El arte
radicante implica por lo tanto el fin del médium specific, el abandono de las exclusividades
disciplinarias. La radicalidad modernista se había fijado como objetivo la muerte de la actividad
artística como tal, su superación hacia un `fin del arte´ imaginado como horizonte histórico en
que el arte se disolvería en la vida cotidiana: la mítica ‘superación del arte’. La radicantidad
altermoderna no tiene nada que ver con tales figuras de disolución: su movimiento espontáneo
consistiría más bien en trasplantar el arte a territorios heterogéneos, en confrontarlo a todos los
formatos disponibles. Nada le es más ajeno que un pensamiento disciplinario, que un
pensamiento de la medium specificity —idea por lo demás sedentaria, que se reduce a cultivar su
355
campo.
Entonces, según Bourriaud, a estas alturas nada puede ser más extraño que un
modo de pensamiento basado en disciplinas, en una sedentaria especificidad del medio, que,
como vemos, solo puede aparentar el sí mismo de su medio como metamedio, a través de las
citas que refieren a él mismo, a su historia como medio.
Aparte de los valores plásticos y simbólicos que definen los parámetros de la pintura,
existe, desde la visión posmoderna de la historia, una postura que nos lleva, como hemos
comprobado, al revisionismo de la historia del arte con la intención de citarla o realizar un acto
apropiacionista, a modo de remake conceptual de la historia de la pintura, que también
añadiría otro parámetro más a la hora de concretar el concepto de lo pictórico. Es aquí donde
se comienza a realizar intencionadamente un juego de reciprocidades continuas entre el
presente y la historia de la pintura. De esta manera el artista ofrece un espacio transitable en
el tiempo, ofreciendo muchos estados en un mismo espacio, lo que despierta en el espectador
la curiosidad por bucear en la historia para confirmar reconocimientos dentro de una
sincronicidad global y un saqueo de fondos iconográficos sin precedentes, pues no solo la
pintura se remitirá a la historia del arte para la extracción de sus referentes icónicos sino que,
por decirlo de algún modo, se sirve de todo lo que tiene a mano, ya sean imágenes de alta o
355
Nicolas Bourriaud: Radicante, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2009, p.58-59.
247
INTERFERENCIAS
baja cultura. Copia, pastiche, mezcla estilística, recurso a la tradición, ironía, apropiación,
simulacro, etc., serán ahora estrategias o dispositivos de uso corriente, dentro de los modos de
proceder del pintor posmoderno, para sobrevivir.
Un concepto que, respecto a lo excesivo, tiene mucho que ver con el concepto
neobarroco que desarrolla Omar Calabrese.356 Algo que supone significativo en aplicación al
proceder de creación de imágenes pictóricas, pues de algún modo señala el proceso de
formación de un concepto. Según Nietzsche una sensación pasa a una imagen mediante una
metáfora intuitiva y de la imagen se pasa al concepto mediante la fijación de esta metáfora.
Por tanto, el lenguaje tiene un valor metafórico, resultado de un proceso creativo y estético,
pero siempre tiene una verdad o validez relativa. Por tanto el contexto individualizado actual
corresponderá a un estado de metáforas. La filosofía occidental, desde Platón y Aristóteles,
había rechazado los planteamientos dionisíacos inclinándose por una visión apolínea del
mundo. Nietzsche niega esa línea histórica y reivindica los ideales dionisíacos en los que confía,
a través del uso de la metáfora. La negación de esos ideales apolíneos que impone la historia
implica la negación del principio de unificación, lo que afirma la multiplicidad dionisíaca, de tal
forma que cada individuo puede expresar su propia verdad de la manera que crea
conveniente. Metafóricamente comprendido, el texto de Nietzsche, se revela esclarecedor:
356
Omar Calabrese: La era Neobarroca, Madrid: Cátedra, 1999, pp. 64 y ss.
248
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Dionisio tiene que estar embriagado y, a la vez, estar al acecho detrás de sí mismo como
357
observador.
Se revela que bajo el prisma dionisiaco, desde el cual tratamos de observar la situación,
han proliferado las multitudes, la voz de las sensibilidades individuales, que, como ya dijimos,
en la embriaguez que conlleva el entorno anestesiante de la iconosfera, necesita estar alerta,
‘al acecho’. En ese sentido los medios alternativos a la pintura, por su carácter de imagen
múltiple, democratizan ésta, haciendo que progresivamente cada vez mayor número de gente
vaya teniendo acceso a las imágenes, no solo a su posesión sino también a su manipulación.
Ello, por otra parte, también invita al público a probarse como productor y creador, siguiendo
la máxima beuysiana ‘cada hombre un artista’. Democratización utópica que augura un
desmaterializado museo sin paredes, que no acaba de completarse debido a los intereses
devenidos del mercantil capitalismo, que vuelven a repetir la historia y siguen encorsetando al
artista bajo el yugo de gustos y modas, cuestiones que José Luis Brea trataría ampliamente en
La era postmedia, donde asegura que en el siglo XXI el arte ya no se expondrá.358 Este
fragmento de Nietzsche anticipa metafóricamente una idea similar. Sin olvidar que la realidad
se ha convertido en otra cosa, porque ¿acaso no lo ha hecho después que las nuevas
tecnologías invadieran nuestra vida?, o ¿acaso no ha sucedido en la pintura, al constatar que
hemos pasado de una pintura a una metapintura?, ésa es ya otra realidad y en ese nuevo
estado transformado estamos ‘desaprendido a andar y a hablar’, por lo que hay que analizar la
situación para comenzar de nuevo a entender cómo hacerlo en el muevo contexto.
Momento ecléctico
357
Friedrich Nietzsche: El origen de la tragedia, Madrid: Alianza, p.246.
358
José Luis Brea: La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales,
Salamanca: CASA, 2002.
359
Guilles Lipovetsky considera que existen cuatro edades de estetización del mundo: La artistización ritual, la
estetización aristocrática, la estetización moderna del mundo y la era transestética actual. Véase Guilles Lipovetsky:
La estetización del mundo. Vivir en la época del capitalismo artístico, Barcelona: Anagrama, 2014.
249
INTERFERENCIAS
Por tanto el artista ecléctico es aquel que se afilia, ocasional o puntualmente, a varias
escuelas, tendencias o estilos, que dan lugar a esa unión de estados a la que aludimos,
integrando en su obra esa simultaneidad, que a veces más que hacer referencia a varios
espacios, que —pudieran remitir a espacios reales—, refiere a diferentes tiempos de
codificación. Estas dos formas de concebir lo pictórico, según en qué casos, es muy difícil de
diferenciar. Digamos que los primeros trabajan en un mismo estrato de representación
refiriendo a varios espacios y los segundos trabajan en diferentes estratos de codificación
refiriendo a un espacio unitario. Como ejemplo de lo que se quiere transmitir, consideremos,
por un lado, la obra de David Salle (Norman, 1952) y, por otro, la de Markus Oehlen (Krefeld,
1956). Si el primero fragmenta el espacio pictórico a modo de collage, compartimentando
360
Juan Eduardo Cirlot: Diccionario de los Ismos. Madrid: Siruela, 2006, p. 105.
361
Joan Sureda y Ana María Guasch: La Trama de lo Moderno, Madrid: Akal, 1988, p. 192.
250
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Los artistas radicales se enfrentan ahora a una elección –desesperar o recurrir a la última salida:
la pintura. La naturaleza discursiva de la pintura es útil desde el punto de vista de la persuasión
362
debido a que constituye una red de representaciones nunca conclusa.
362
Thomas Lawson: «Última salida: la pintura» en Arte después de la modernidad. Nuevos planteamientos en torno
a la representación, Madrid: Akal, 2001, p. 164.
251
INTERFERENCIAS
Siguiendo un método alegórico de trabajo, que puede revelar las estructuras escondidas
de los deseos que dinamizan nuestros pensamientos, vamos a abordar en presente epígrafe.
Queda demostrado que todo es usurpable, desde el devenir del reprocesado icónico. En ese
sentido este apartado se podía también titular: «canibalismo cultural», parafraseando a lo que
Thomas Lawson en su texto «Ultima salida: la pintura», entendió al referirse a aquellas
asimilaciones por apropiación de todo tipo de imágenes, que el artista posmoderno realiza a
cada instante, construyendo sus imágenes por mediación de fragmentos extraídos de
diferentes fuentes (de la historia, de los mass-media, de la alta y baja cultura), todo aunado en
un solo plano de representación. Terreno donde David Salle se instaura como modelo.
Cuestiones que ya hemos tratado, de alguna manera, en apartados anteriores, por lo que
vamos a enfocarlo desde una perspectiva más visceral. Una suerte de abordaje pirata, donde
existe una actitud de infiltración y sabotaje en el flujo icónico, con cierto espíritu combativo
hacia ciertos cánones culturalmente impuestos, convenciones sociales que reprimen su
práctica pictórica hasta el punto radical de —para luchar contra la situación establecida al
modo más dadaísta— volverse contra él como reacción contracultural, tal y como en su día
hiciera, por ejemplo, ese movimiento que se denominó ‘Bad painting.’363
Pero hemos de dar un paso más allá y por ello el título de nuestro epígrafe puede sugerir
otra dimensión, pues, llegados a este punto, después de todos los cuestionamientos y todas
las confrontaciones que hemos expuesto, nos damos cuenta que seguir haciendo pintura
363
Tendencia del neoexpresionismo cuyo término, 'pintura mala', se acuña en 1978, en referencia a una exposición
de Neil Jenney. Con este nombre se designa a la corriente pictórica que toma prestados elementos del arte de la
calle (grafiti, plantillas, carteles) como reacción al arte intelectual y convencional de la década de los setenta (arte
minimal, arte conceptual). Se inspira en culturas e ideologías marginales (punk, rock, afroamericana,
hispanoamericana). Es voluntariamente sucio y descuidado. Está en la línea de la figuración libre dentro del
neoexpresionismo.
252
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
supone responder a una ‘paradójica continuidad’. Un acto heroico, por otra parte, que se
muestra como lucha encarnizada por seguir con una iconolatría que nos arrastra a devorar y
fagocitar imágenes vengan de donde vengan, actividad que de forma oculta implica cierta
iconoclasia, pues las imágenes son fragmentadas hasta ser convertidas en un magma
indiferenciado. Un proceso que, según se mire, en otras ocasiones aparece como
procedimiento necesario para que las imágenes escogidas sean digeribles.
La cultura visual, como hemos indicado anteriormente al hablar del nuevo entorno
transmediático, se halla en plena fase de redefinición pues, como dijimos, según Mitchell, la
cultura visual transforma la Historia del arte en la historia o teoría de las imágenes,
extendiendo su estudio a las practicas del ver y del mostrar, ámbito híbrido interdisciplinar que
desafía el carácter disciplinar de la Historia del arte.364 En una atmósfera definida por la densa
iconosfera, el poder de metodología crítica recae ahora en los estudios de la cultura visual.
Pero el límite de éstos es impreciso dado que sus campos temáticos se extienden más allá de la
documentación histórica, de las imágenes artísticas o de las imágenes de difusión científica y
tecnológica, alcanzando también el ámbito de las tradiciones y culturas, el diseño, etc., como
señala Nicholas Mirzoeff: «la cultura visual no depende de las imágenes en sí mismas, sino de
la tendencia moderna a plasmar en imágenes o visualizar la existencia».365 El conflicto está
servido cuando ponemos en conexión la tradición de la historia del arte y la estética con los
recientes Estudios visuales, en resumidas cuentas: el objeto de los Estudios visuales es lo que
Hal Foster denominó ‘visualidad’.
El giro cultural aporta a los Estudios visuales sobre las imágenes una reflexión sobre la
forma cómo éstas son atravesadas por interrelaciones complejas de poder y conocimiento, de
forma que el análisis de las prácticas de representación se apoyó en nociones tales como
estructura, ideología y posición del sujeto.366 Este prisma inaugura una nueva fase de la
Historia del arte cuyas preguntas se dirigirán ahora fuera del ámbito del arte, hacia un espacio
364
Anna María Guasch: «Doce reglas para una nueva academia: La nueva `Historia del arte´ y los estudios visuales.
En José Luis Brea (ed.): Estudios visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, Madrid:
Akal, 2005, p. 59.
365
Nicholas Mirzoeff, «¿Qué es la Cultura Visual?» en Una Introducción a la Cultura Visual, Barcelona: Paidós, 2003,
p. 23.
366
Margaret Dikovitskaya, Visual culture. The Study of the Visual after the Cultural Turn, 2006 MIT Press, p. 48.
253
INTERFERENCIAS
Respecto a la relación que estos estudios de la cultura visual mantienen con la historia
del arte hay diversas opiniones; Matthew Rampley afirma que los estudios visuales no
significan necesariamente la muerte de la historia del arte al tratarse no de una nueva
disciplina, sino más bien de una serie de intervenciones estratégicas situadas dentro de las
disciplinas existentes. 367 WTJ Mitchell, por su parte, admite que los estudios visuales surgen
como un «suplemento peligroso»,368 ya que complementan y desplazan simultáneamente a
una disciplina establecida como la historia del arte. Irit Rogoff comparte esta visión al afirmar
que los estudios visuales cuestionan los métodos convencionales de la historia del arte y les
ofrece en cambio «una comprensión de un conocimiento en-corporado, de significados en
disputa, visibilizar posiciones de sujeto en una cultura, así como el rol de la visión en la
formación de estructuras de deseo».369 Ante la contaminación manifiesta o cierta disolución de
las especializaciones de los estudios visuales, surge la necesidad de repolitizar la mirada; cómo
romper esa supuesta unidimensionalidad que posee la imagen en el ámbito posmoderno.370
Aunque en este aspecto Nelly Richard habla de los parámetros artísticos, el rango de los
estudios visuales es ampliable a espacios que den cuenta de todos los fenómenos relacionados
con lo visual: actos de ver, producción, circulación y consumo de imágenes, dinámicas sociales
y políticas de visibilización e invisibilización. La clave en relación a la pintura sería revelar las
dinámicas internas presentes en esos fenómenos, reconocer el lugar del observador y sus
respuestas críticas con el fin de abrir las posibilidades de intervención desde y sobre la imagen,
a través de esa mirada-otra que establece el espectador.
367
Matthew Rampley: «La amenaza fantasma: ¿la cultura visual como fin de la historia del arte?» en José Luis Brea
(ed.): Estudios Visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, Madrid: Akal, 2006, pp. 39-
57.
368
W. J. T. Mitchell: «Mostrando el ver: una crítica de la cultura visual», en AAVV: Estudios Visuales I, Murcia:
CENDEAC, 2003, pp. 19-40.
369
Irit Rogoff: «”Other's others'': spectatorship and difference», T. Brennan y M. Jay, (ed.), Vision in Context:
Historical and Contemporary Perspectives on Sight, London & New York: Routledge, 1996 pp. 189-190. (traducción
propia)
370
Nelly Richard: «Estudios visuales, políticas de la mirada y crítica de las imágenes», en: AAVV: Fracturas de la
memoria, México: FCE, 2007, pp.95-106.
254
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
conocidos desembocaría en el tópico. Ésta sería una forma de proceder que nos ayudaría a
reconocer el límite para aplicar correctamente un extremo inevitable —otro o el equilibrio—
en función del discurso que se quiera transmitir en la obra, tras esa nutrición que lleva hacia su
referencia en la creación. Recordando las palabras de Genette sería algo así:
Lo que he dicho una vez me pertenece, y sólo puede abandonarme mediante una cesión,
voluntaria o no, cuyo reconocimiento legal es un par de comillas. Lo que he dicho dos veces, o
más, deja de pertenecerme para caracterizarme, y puede abandonarme por simple transferencia
de imitación: al repetirme, me imito a mí mismo, y pueden imitarme repitiéndome. Lo que digo
dos veces no es ya mi verdad, sino una verdad sobre mí, que pertenece a todo el mundo. Lo
mismo sucede en pintura, donde se entiende que una copia, por perfecta que sea, no es un
pastiche: si un pintor, como sucede, ha hecho varias veces el mismo cuadro, nada distingue
371
entonces un pastiche de la simple copia de una de las versiones repetidas o réplicas.
Las descripciones formales del arte moderno eran topográficas, organizaban la superficie de las
obras de arte en orden a determinar sus estructuras, mientras que ahora se hace necesario
pensar en la descripción como una actividad estratigráfica. Esos procedimientos de cita, extracto,
encuadre y escenificación, constitutivos de las estrategias que utilizan (…), exigen el
descubrimiento de estratos de representación. No hace falta decir que no buscamos fuentes u
372
orígenes, sino estructuras de significación: debajo de cada imagen hay siempre otra imagen.
Quizá sea el recurso del bricolaje plástico, como ya hemos comentado anteriormente, la
denominación que mejor pueda englobar estas estrategias adoptadas por los pintores en el
momento presente. El pintor actual ya no trabaja necesariamente con los materiales
tradicionales sino que, en el terreno técnico, puede llegar a arreglárselas con casi cualquier
cosa, situación perfectamente extrapolable al echar mano de imágenes provenientes de
cualquier medio que tiene a su alrededor. En ese sentido la pantalla acabará ‘aplanando’
cualquier imagen, haciéndola instantánea en tiempo y espacio, filtrando por la pantalla tanto
un grabado del siglo XVIII como una película de Fellini. El pintor tiene a su alcance cuantos
referentes necesite y la forma técnica de expresar su arte tampoco conlleva limitación alguna.
De ahí que el pintor posmoderno se dedique al bricolaje, al ensamblaje de diferentes partes o
fragmentos para configurar un todo en su obra, una combinación de collage y montaje que
371
Gérard Genette: Palimpsestos. La literatura en segundo grado, Madrid: Taurus, 1989, p.75.
372
Douglas Crimp: «Imágenes» en VVAA: Arte después de la modernidad. Nuevos planteamientos en torno a la
representación, Madrid: Akal, 2001, p. 186.
255
INTERFERENCIAS
A la muerte del arte por obra de los medios de comunicación de masas, los artistas a menudo
respondieron con un comportamiento que también él se sitúa en la categoría de la muerte por
cuanto se manifiesta como una especie de suicidio de protesta: contra el Kitsch y la cultura de
masas manipulada, contra la estetización de la existencia en un bajo nivel, el arte auténtico a
menudo se refugió en posiciones programáticas de verdadera aporía al renegar de todo
elemento de deleite inmediato en la obra -el aspecto ‘gastronómico’ de la obra—, al rechazar la
374
comunicación y al decidirse por el puro y simple silencio.
Nos da la clave de lo que hemos venido estableciendo al hablar de culturofagia visual: los
elementos visuales degradados, desgastados por la propia circulación sirven de alimento, de
señuelo, al resto, la pitanza para el ojo en la que se deposita la mirada de la que hablaba
Lacan.377 Ante la proliferación de otras imágenes alternativas al arte, su mirada y el goce o
deleite que conlleva, se van desplazando progresivamente hacia los terrenos que proponen los
otros medios icónicos. Una ausencia que se irá mostrando cada vez más presente a lo largo de
373
Gregory L. Ullmer: «El objeto de la poscrítica» en Hal Foster (ed.): La posmodernidad, Barcelona: Kairós, 1985,
pp. 125 y ss.
374
Gianni Vattimo: «Muerte o crepúsculo del arte». En El fin de la modernidad. Nihilismo y hermenéutica en la
cultura posmoderna, Barcelona: Gedisa, 1986, p.53.
375
En los 90´s, el sociólogo George Ritzer, publicó un libro titulado La McDonalización de la Sociedad. En él revisa de
manera actual el concepto de la jaula de hierro de Max Weber, que describe la gran burocratización y
racionalización de la vida en las sociedades industriales y post-industriales del Capitalismo. Tomando la
`McDonalización´ como punto de partida realiza una crítica a la sociedad de consumo del comprar, usar y tirar. Pone
de manifiesto que el sistema ha derivado a convertirse en una cadena de montaje donde todos los bienes de
consumo vienen ya pre-fabricados. Una crítica extendida hacia el consumo de ocio y la gastronomía.
376
Bertolt Brecht: «Escritos sobre la Ópera». En Merce Cunningham catálogo, Barcelona: Fundación Antoni Tápies,
1999, p. 145
377
Jacques Lacan: «Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis». En Seminario 11, Barcelona: Paidós,
1995, p. 109.
256
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
la historia de la pintura, un vacío donde ya no hay señuelo, ya no hay velo que descorrer, sino
un cerramiento a todo, de telón de fondo detrás del cual ya no hay nada. Se crea un vacío que
algunos artistas afirmarán y otros tratarán de tapar.
98. Kazimir Severínovich Malévich, Cuadrado negro sobre fondo blanco, 1915
Ese lugar que queda vacío supone un desplazamiento del señuelo, la trampa visual que
suponía la ilusión que propone el arte, se traslada a las imágenes exteriores a él, allí donde la
mirada está domesticada. Contra eso el arte, como dirá Foster, «se mueve no sólo para atacar
la imagen, sino para rasgar la pantalla-tamiz o para sugerir que ya está rasgada»,378 y dejar que
se cuele lo innombrable por inalcanzable, lo real. Digamos que ésta sería una estrategia de
combate que posee el arte ante la hipertrofia que establece, en la pantalla, la imagen del
espectáculo visual de la iconosfera. Sería ante esta situación donde surge el vómito, la
expulsión de lo visual hacia el vaciamiento de la imagen que comenta Hernández Navarro. Un
ojo agotado que no puede soportar digerir más y opta por la anorexia o por la bulimia,
contravisualidad del defecto y del exceso de visión, ya no hay equilibrio de señuelo sino
negación y trauma. Por ‘anorexia escópica’ Hernández Navarro corresponde lo que denomina
procedimiento ceguera, rechazo de la apropiación, no ofrecer nada a la visión, la ocultación,
estrategia que es heredera directa de Malevich y de Duchamp y su proyecto antirretiniano.
Mucho más crudo y violento es el proceso de la ‘bulimia escópica’, donde el ojo vomita
para hacer adelgazar la pantalla. Este sería el arte posmoderno por excelencia, el del
fragmento, lo obsceno, lo excesivo, lo extremo, lo violento que violenta incluso la mirada del
espectador pues está relacionado con los mecanismos de abyección, con la `estética del
desperdicio´. Cindy Sherman o Paul McCarthy serian buenos ejemplos de ello. Como indica
Hernández Navarro:
378
Hal Foster: «¿Quién teme a la neovanguardia?», en El retorno de lo real, Madrid: Akal, 2001.p. 145.
257
INTERFERENCIAS
Quizá el mejor modo de entender la dialéctica que se produce entre lo traumático y lo apofático,
entre ver demasiado y ver apenas nada, sea posicionar ambas actitudes en una banda de
Moebius, esa superficie continua en la que interior y exterior se confunden y lo que estaba en un
lado acaba en el lado contrario y viceversa. La banda se constituye en tomo a un centro ausente
que se bordea por arriba y por abajo. Anorexia y bulimia girarían, entonces, alrededor del punto
ciego de lo Real. Y es que, como sostiene Recalcati, lo vacío y lo sobrante, anorexia y bulimia, son
caras diferentes de la misma moneda, y «en el corazón de todo, se desvela la nada: la
379
imposibilidad para el sujeto de reencontrar el objeto la Cosa».
379
Massimo Recalcati: Clínica del vacío. Anorexias, dependencias, psicosis, Madrid, Síntesis, 2003, p. 15. Citado por
Miguel Ángel Hernández Navarro: La so(m)bra de lo real. El arte como Vomitorio, Valencia: Institució Alfons el
Magnánim, 2006, p.58-59.
258
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Fue Videodrome un film que sostenía una tesis que sería comprendida mucho más tarde
de su creación, cuando la sociedad comenzó a experimentar aquello que la película vaticinaba
de algún modo, esto es: comprender de qué modo las nuevas tecnologías iban a influir de
manera decisiva en el desarrollo de nuestras vidas y en la forma en cómo llegarían a
convertirse en parte esencial de nuestra interacción con el mundo. Tesis que ahora también
trata de defender el presente trabajo de investigación, como es ver de qué modo han influido
éstas en las propuestas estéticas de la pintura actual. Ahora ya estamos preparados para
comprender por qué el espectador actual se encuentra insensibilizado hacia los procesos de
aceleración que se están produciendo en el interior de las civilizaciones modernas, cosas que
dilucidamos al hablar del inconsciente óptico en la percepción del espectador. Un hecho que
nos refiere a algunas mutaciones sufridas por el individuo de esta sociedad, mutaciones que la
película muestra de forma agresiva y repulsiva pero que, de un modo metafórico, encierran
parte del proceso que en verdad se ha dado. Es por ello que dicha película a la que ahora
recurrimos, nos ofrece algunas de las claves que contribuyen a que comprendamos mejor la
situación a relatar.
Cronenberg postuló así una especie de reflexión en torno al concepto de ‘nueva carne’,
es decir: la transformación de la identidad física en el seno de una sociedad postindustrial,
altamente tecnificada, en la que el ser humano es incapaz de discernir claramente entre lo que
ocurre en el plano de la realidad o en el plano que afecta únicamente a la virtualidad, de forma
que sufre una mutación que lo sitúa en una esfera totalmente extrema, en la que el cuerpo
humano llega a conjugarse con la máquina, en una simbiosis perfecta. Si hemos traído hasta
aquí esta metáfora, es para señalar que algo parecido está sucediendo con la pintura, es decir
que: vampirizada por los medios, sufre mutaciones y que ésa sea en realidad su única forma de
pervivencia. En tal sentido, hemos de plantearnos la que parece ser la inevitable simbiosis
entre la máquina (o nuevos medios) y la pintura, cuestión que trataremos más adelante. Una
situación en la que los límites entre lo real y lo ficticio se difuminan, y se ponen de manifiesto
las tensiones entre los modos de vida, la creación de la imagen de la pintura y su recepción
dentro del desarrollo en la era digital, lo que desemboca en una necesaria redefinición de los
259
INTERFERENCIAS
260
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Con esta nueva adicción planteada con la densificación icónica, Cronenberg da cabida, en
su película, a un malsano, degenerado y abyecto universo en el que el voyerismo es una
obsesión perversa, dado que la enfermedad de esta carne corresponde a la de la psique,
verdadera productora de los monstruos y deformidades de la razón, que acompañan lo
siniestro de la conciencia humana. Conciencia que, por medio de estas alteraciones psíquicas,
va apartándose de la realidad, tomando independencia propia: un nuevo ser debe nacer, la
‘nueva carne’ pide paso, la fusión del cuerpo con la materia inorgánica, la mezcla entre el
cuerpo y la tecnología adquiere su verdadero sentido en este espacio alucinatorio. Siguiendo
los pasos del protagonista, su única salvación pasa por su autodestrucción, el único proceso
que dejaría paso a esa nueva noción de sujeto (o de pintura, según correspondemos en este
contexto), como ente de ‘orden superior’. De esta forma, la fascinación y la repulsión se unen
a partes iguales en la contemplación de las subyugantes imágenes que lo conforman. Este
proceso también posee en su significación de base una corrosiva metáfora, aquélla que nos
revela y advierte de qué forma las imágenes se han convertido en material de comercio, cómo
su sentido ha devenido en sinónimo de poder y de qué forma su premeditada manipulación
puede llegar a trastocar todo el organigrama por el que estructuramos nuestra realidad.
261
INTERFERENCIAS
Como último apunte sobre las implicaciones que contiene la citada película, recordemos
la exposición que en el año 2007 dedicara el DA2 (Domus Artium 2002) al artista Hugo Alonso
(Soria, 1981), quien, haciendo un guiño a la película, tituló a su muestra Paintingdrome. Hugo
Alonso, consciente de la promiscuidad en que conviven las imágenes del momento presente,
se sitúa con su propuesta en un espacio de representación mutante, al tiempo que trata de
adscribirse a las escurridizas imágenes por él escogidas, como metáfora de un estado en el que
los límites entre los diferentes medios, lo analógico y lo digital o lo físico y lo virtual, se
imbrican difuminándose hasta volverse completamente borrosos. Mediante la estrategia del
mestizaje avanza pirateando técnicas y procedimientos aparentemente contrapuestos, video,
fotografía, imagen digital y pintura. Como nos dice Javier Panera:
En la mayoría de las obras que este artista ha reunido bajo el revelador título `Paintingdrome´ se
revela aquello que Paul Virilio denominó: «las diferentes logísticas de la mirada», en el sentido de
que lo suyo ya no son cuadros, sino más bien: ‘paradojas visuales’ en las que ya nada es
exactamente pintura, ni exactamente fotografía, ni exactamente video sino simplemente:
‘imagen’, y es de hecho ese valor polisémico y deconstructivo de las imágenes el que está
380
sirviendo en los últimos años para la reformulación de los géneros pictóricos tradicionales.
Por ejemplo, siguiendo con relatos de ficción que en muchas ocasiones nos conducen a
relatos siniestros y abyectos, si vemos la de la tesis de muerte de la pintura como si fuera un
cuerpo humano, cabe imaginarla resucitar trasmutada en zombi, que va comiendo cerebros
como ideas y cuerpos como registros de estilos o tendencias para su supervivencia, esfuerzos
cíclicos y exorcismos por volver su espíritu a la vida. O podemos verla como un vampiro que va
chupando la sangre como nutrientes-recursos para seguir adelante, o como un Frankenstein
monstruoso de retazos de cuerpos pero sin alma. La historia de la literatura y el cine de terror
están plagados de metáforas que, acopladas al devenir de la pintura, pueden llevarnos a
aceptar similitudes retóricas de vida más allá de la muerte (en este caso entendida como el fin
380
Francisco Javier Panera Cuevas: «Video Killed the Painting Star. La pintura mutante de Hugo Alonso, catálogo de
exposición Paintingdrome, Salamanca: DA2, 2007, p. 6.
262
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
del medio). En definitiva, en esa estela, la historia de la pintura no ha hablado de otra cosa que
de presencias, espectros fantasmales que siempre remitían a otra cosa, en un continuo vaivén
de apariciones y desapariciones. Como nos avisa John Berger, «posiblemente, sin la
desaparición no existiría el impulso de pintar; pues entonces lo visible poseería la seguridad,
(la permanencia) que la pintura lucha por encontrar. La pintura es, más directamente que
cualquier otro arte, una afirmación de lo existente, del mundo físico al que ha sido lanzada la
humanidad».381
El mismo origen de la pintura que relata Plinio el Viejo en su Historia Natural viene
motivado por una desaparición, pero es en ese afirmar lo existente donde cobra valor la
situación de la pintura contemporánea, su continuación como afirmación de lo existente,
mediante su propio medio, un medio cargado de una larga tradición que condicionará sin duda
su transfiguración, la conversión de la idea en cosa. Lo que no deja de ser un relato de ficción,
de ahí que haya que remitir a una ficción para remitir a la otra ficción que es la pintura. A
través de los estudios de la cultura visual, y de las interferencias que ese mundo ocasiona en la
des-limitada concepción de la pintura, podemos llegar a conformar una ‘nueva carne’ de la
pintura que pueda estar a la altura de los tiempos que corren. Terreno resbaladizo en el que
los límites entre los medios es borroso, pues, en definitiva, más allá de defender una
autorreferencialidad del medio, acaban cuestionando ‘las diferentes lógicas de la mirada’,
desde su sentido visual más paradójico. De ahí que, anteriormente, habláramos de las
diferentes pulsiones escópicas, comparándolas con trastornos alimentarios como recurso para
definirlas.
Tomar conciencia de las lógicas de la mirada, en las que está en juego nuestra identidad
genérica y nuestra manera de desear, es algo íntimamente ligado al posicionamiento del
creador y del espectador. Pues lo que construimos en el plano simbólico son estrategias para
proponer una reflexión en torno a cierta política de la mirada que circunda a la imagen, lo que
conlleva una reformulación de los géneros pictóricos tradicionales hacia la circulación
promiscua de la imagen, un voraz pirateo continuo de técnicas y procedimientos de otros
medios. La pintura se sirve de las nuevas tecnologías para vampirizar y deconstruir imágenes
de toda procedencia hasta elaborar, en muchos casos, un zapping visual, que pervierte desde
dentro el significado original de las imágenes, convirtiéndose en un rizoma que echa raíces
caiga como caiga. Un complejo cosmos paródico de citas iconográficas que hace de la pintura
un parásito de la cultura visual, ejerciendo sobre ella, en el mejor de los casos, algún tipo de
crítica que la vuelve a traer al primer plano.
381
John Berger: Algunos pasos hacia una teoría de lo visible, Madrid: Ardora, Madrid, 1997, p. 39.
263
INTERFERENCIAS
(...) conectan el mundo real y el mundo virtual, borrando todas las fronteras, forzando a los dos
mundos a conmutarse. Objeto, sujeto e imagen derivan, por tanto, los unos de los otros, se
interpenetran, se hibridan (...) El sujeto ya no se mantiene a distancia de la imagen, en el cara a
cara dramático de la representación, sino que se sumerge, se desfocaliza, se translocaliza, se
expande o se condensa, se proyecta de órbitas en órbitas, navega en un laberinto de
bifurcaciones, de cruzamientos, de contactos, a través de la pared osmótica de las interfaces y las
mallas sin fronteras de las interredes. El sujeto interfacial es, en lo sucesivo, más trayecto que
382
sujeto.
382
Edmond Couchot: La technologie dans l’art. De la photographie à la réalité virtuelle, Nîmes: Jacqueline Chambón,
1998, p.229.
383
Interfaz: (Del inglés interface, superficie de contacto): Conexión física y funcional entre dos aparatos o sistemas
independientes. Como instrumento supone una ‘prótesis’ o ‘extensión’ de nuestro cuerpo, lo que conectaría con
McLuhan (Las extensiones del ser humano). La actual pantalla del ordenador es una interfaz entre el usuario y el
disco duro o la conexión a otros nexos que establece la red Internet. Como superficie ha habido autores que han
considerado que la interfaz trasmite instrucciones (affordances) que nos informan sobre su uso. La superficie de un
objeto (real o virtual) nos habla por medio de sus formas, texturas, colores, etc., con lo que volveríamos a McLuhan
en el sentido de El medio es el mensaje. Derivado de todo esto, como espacio, la interfaz es lugar de interacción,
espacio de intercambios simbólicos.
264
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Estaríamos hablando de des-limitar por relación e interferir con el afuera que establece
una red de relaciones con la obra. Una presentación en donde, aunque las imágenes aparezcan
estáticas, lo que realmente se propone es movilidad y complejidad, ‘red de desplazamiento’
producto de esas relaciones. Ya no se encierra la pintura en ese concepto de obra única
sublime, elevada en aras de la legitimación artística. Ahora se presenta como pretexto de un
mapa conceptual de situación interrelacionada, en el sentido en que es la pintura la que
‘enseña’ un camino a seguir, la punta del hilo de Ariadna que ha de recoger el Teseo-
espectador para elaborar su propio trayecto en la propuesta de esta imagen-laberinto
compleja.
Mediante esta estrategia la pintura pierde parte de su estatismo físico para traducirlo en
movilidad reflexiva, porque, si anteriormente también era proclive al establecimiento de un
cosmos de relaciones, ahora este universo es convocado intencionalmente desde el discurso
que quiere transmitir el creador. Esta manera de concebir hace que la pintura aparezca
incompleta, a la espera de ser despertada por la remisión a otro lugar y entonces comenzar a
hablar. Así presentada, aunque pueda conservar sus apariencias formales tradicionales, es un
fragmento del conjunto de relaciones, es solo la punta del iceberg que nos invita a ellas para
ser completada. En definitiva, se trata de concebir la pintura como un umbral, análogo al
funcionamiento de los otros umbrales tecnológicos que usamos diariamente, como reflejo de
un mundo donde la realidad que lo configura está compuesta por fluidas redes con
intersecciones diversas. Para dar forma y hacer entender este amplio campo de interactuación,
se hace necesario el surgimiento de otros sistemas de representación, que vendrán precedidos
por el nacimiento de cuarto régimen escópico, producto de este pensamiento desubicado y
fluido al que ha ido derivando la evolución del ser humano.
En el presente cuarto régimen escópico, que José Luis Brea denomina e-image, surge la
idea del concepto interfaz como nuevo modelo para la representación. Así, su designio es
acogido como enclave de relaciones conceptuales que invitan al espectador a la realización de
384
Pedro Alberto Cruz Sánchez: «El arte en su ‘Fase postcrítica’ de la ontología a la cultura visual» En José Luis Brea
(ed.): Estudios visuales. La epistemología de la visualización en la era de la globalización, Madrid, Akal, 2005, p. 101-
102.
265
INTERFERENCIAS
un itinerario de conexiones, más allá de la idea funcional devenida del uso informático que se
tiene de la interfaz. Ello nos lleva al análisis de un fenómeno repleto de remisiones, que ya
insinuábamos al hablar de la imagen-compleja, a partir de las reflexiones de José María Catalá,
que también implican los procesos de hibridación, en un momento de transdisciplinariedad.
Desde esta orientación cartográfica del nuevo régimen, situamos la pintura en un contexto
radicalmente destilado de la presencia de las nuevas tecnologías. Pintura protésica, asistida
por todos los conceptos que han generado estas nuevas tecnologías, que también se ayuda de
los dispositivos que esa misma tecnología ha creado, que nos lleva a seguir la línea marcada
por Hockney, quien ahora también se ayuda de Tablets para la elaboración de sus pinturas.
Respecto al uso que hace Hockney de la tecnología Martin Gayford comenta lo siguiente:
La tecnología ofrece posibilidades que los artistas pueden aprovechar si lo desean. Por su parte,
David Hockney lleva treinta años prestando una extraordinaria atención al potencial de los
nuevos productos que van apareciendo, y ha experimentado con aparatos que podrían parecer
más propios de una oficina que del estudio de un artista: el fax, la fotocopiadora de color, el
ordenador, Photoshop, el iPhone, el iPad, la imagen en movimiento de alta definición. «Nunca
rechazo las cosas nuevas por su novedad. Las pruebo para ver si tienen alguna utilidad para
385
mí.»
385
Martin Gayford: «David Hockney: la tecnología del arte», en catálogo de exposición David Hockney. Una visión
más amplia, Madrid: Turner, 2006, p. 62.
266
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
nuevo mapa mental de gestión de la cultura visual, la pintura aparece como nexo, vinculo de
enlace entre realidades e imaginarios dispuestos a ser reconfigurados en una ecuación con
factores tales como conocimiento, visión, dispositivos, imágenes, realidad y representación.
Esta pintura en relación a esa e-image y su simulacro hiperreal, vuelve a repetir los tres
regímenes escópicos anteriores: cartesiano, empirista y barroco. Pero desde la ventana sin
marco interactiva que propone lo virtual.
Sintetizando, diremos que la pintura, afectada por las nuevas tecnologías del entorno
transmedia como fondo de polución, se convierte en un dispositivo donde sus cualidades
plásticas pueden llegar a ocupar un segundo plano a favor de enfatizar dicha disposición.
Ahora contará más su capacidad de conectar diferentes niveles del espacio multidimensional
que las competencias adquiridas para representar de una u otra manera, cuestiones relativas a
una concepción obsoleta del estilo, pues la representación y su consecuente estética vendrán
condicionadas por su amplitud relacional. Esto establece un giro notable que abre la práctica
de la pintura a nuevos horizontes de operatividad dentro del contexto mediatizado actual.
Como señala Bourriaud:
El problema ya no es desplazar los límites del arte sino poner a prueba los límites de resistencia
del arte dentro del campo social global. A partir de un mismo tipo de prácticas se plantean dos
problemáticas radicalmente diferentes: ayer se insistía en las relaciones internas del mundo del
arte, en el interior de una cultura modernista que privilegiaba lo ‘nuevo’ y que llamaba a la
subversión a través del lenguaje: hoy el acento está puesto en las relaciones externas, en el
marco de una cultura ecléctica donde la obra de arte resiste a la aplanadora de la ‘sociedad del
espectáculo’. Las utopías sociales y la esperanza revolucionaria dejaron su lugar a micro-utopías
386
de lo cotidiano y estrategias miméticas [...]
267
INTERFERENCIAS
387
Edgar Morin: Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa, 1994, p. 154
388
«una fuga hacia adelante en las maquinaciones y en las vías maquínicas desterritorializadas capaces de
engendrar subjetividades mutantes. Quiero decir que hay algo de artificial, de construido, de compuesto - lo que yo
llamo una procesualidad maquínica-» Felix Guattari: Caosmosis, Buenos Aires: Manantial, 1996, p.111
268
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
Sí, el concepto que puede resumir la forma de actuación de la interfaz es el de rizoma; los
gestos tangibles que mejor pueden acercarnos a una idea visual de éste son los de la
abstracción que se practica actualmente, dado que dicho concepto ha calado hondo en
aquellas sensibilidades que tratan de sintetizar su sensación a través de una especie de
389
Barry Schwabsky: «Painting in the Interrogative Mode». AAVV: Vitamin P. New Perspectives in Painting. New
York. Phaidon, 2003, p. 8 (traducción propa).
269
INTERFERENCIAS
diagrama390 plástico. En ese sentido las palabras ya no son capaces de definir lo que allí
acontece pues han dejado espacio libre a la interpretación subjetiva. Como el rizoma, estas
obras insinúan que no empiezan ni acaban, siempre están en medio de un mundo laberíntico,
al igual que la interfaz.
390
Guilles Deleuze en su libro Pintura. El concepto de diagrama, se centra en elaborar un concepto filosófico de
diagrama al nivel de la pintura. En un cuadro siempre hay implícita una síntesis de tiempo: momento pre-pictórico,
diagramático y el hecho (pictórico) en sí. El segundo momento viene caracterizado por su oposición a narraciones,
ilustraciones y figuraciones, aunque contradice: «las narraciones y figuraciones existen, están dadas, incluso antes
de que el pintor haya comenzado a pintar, son datos, y están sobre la tela», ese será el campo de actuación del
diagrama. Guilles Deleuze: Pintura. El concepto de diagrama, Buenos Aires: Cactus, 2007, pp. 65-66.
270
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
En ese sentido hay otras representaciones que son más directas y, en vez de utilizar la
metáfora poética para sugerir un estado donde los espacios se encuentran, trasladan
directamente la imagen de la pantalla del ordenador al lienzo, dejando alguna huella que nos
indique que evidentemente estamos ante la representación de una interfaz. Es el caso de esta
pintura de Hugo Alonso (il. 106), donde la aparición de iconos propios del tratamiento digital
de imágenes en el entorno de la pantalla del ordenador nos sitúa en la contemplación de una
interface. Un espacio de representación que muestra las contradicciones propias de un
entorno transmediático, pues al fondo podemos observar un dripping, que nos remite a una
lenguaje expresionista, sobre el que se superpone, aparte de los citados iconos, unas figuras
mutantes propias de una producción de retoque fotográfico.
En los dos casos la interfaz aparece como la idea de un modelo mental aplicable al
espacio de lo imaginario. Al hilo de ello Josep María Catalá comenta, en La imagen interfaz,
cómo la cultura ha oscilado entre medios relacionados directamente con lo real, como sería el
teatro, y entre medios relacionados directamente con lo simbólico, como sería la literatura,
siendo lo imaginario algo relacionado con las dos. Cada una tamizaba esa esfera de lo
imaginario según sus propios recursos, poseyendo la literatura mayor complejidad que el
teatro en ese sentido. Pero si hemos de hablar de un medio ajustado a la transmisión del
imaginario, éste sería la pintura, que siempre se debate entre su teatralidad y su literalidad,
pues expone su fundamental visualidad imaginaria al servicio de lo real y lo simbólico. Siendo
así, tal como Catalá comenta:
271
INTERFERENCIAS
(…) es cierto que no existe un medio directamente relacionado con el imaginario puesto que
ninguno de los conocidos hasta ahora emplea un ‘lenguaje’ correspondiente a este espacio
391
mental. Todos acuden a lo imaginario, pero ninguno se expresaba como lo imaginario.
Lacan, en sus escritos sobre lo imaginario, nos dice que para llegar al estadio superior de
lo simbólico hay que pasar por la fase del espejo, siempre a través de una imagen que
corresponderá a aquello que allí identificamos de nosotros mismos. La pintura clásica, aunque
por su condición se haya desenvuelto en el terreno de lo imaginario, no alcanza a ser el medio
genuino de éste. Si la pintura ha sido considerada siempre, de algún modo, como ese espejo
que comenta Lacan, supone el medio idóneo para convertir lo imaginario en simbólico, lo que
no dista del proceso que propone la literatura o el teatro, convirtiendo a la pintura en espacio
transitorio.
Será la índole fronteriza la que distinga a lo imaginario de los otros dos registros, pues lo
específico de lo imaginario es su carácter de ámbito intermedio y su potencial para conducir a
nuevos espacios a partir de los intersticios donde se despliega.392 De este modo, podemos
concluir que entonces: si lo imaginario se mueve en el intersticio intermedio, el verdadero
medio propio de lo imaginario sería la interfaz, dadas sus características. Como resume Catalá:
(…) el teatro gestiona lo simbólico y lo imaginario a través de lo real; la literatura procesa lo real y
lo imaginario a través de lo simbólico; y, finalmente, la interfaz se ocuparía de lo real y de lo
393
simbólico a través de las formas del imaginario.
391
Josep María Catalá: La imagen interfaz. Representación audiovisual y conocimiento en la era de la complejidad,
Bilbao: Universidad del País Vasco, 2010, p.156.
392
Le Goff citado por Josep María Catalá, Op. Cit., p. 158.
393
Ibíd., p.158
272
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
cosa.394 Una situación que aparte de la transparencia que propone, aguarda la opacidad en su
propio mecanismo. En ese sentido Baudrillard nos avisa, ante nuestra confianza ilusionista de
que:
La pantalla no refleja nada. Están ustedes como detrás de un espejo sin azogue: ven el mundo,
pero el mundo no los ve, no los mira; ahora bien, uno ve las cosas sólo si ellas nos miran. La
395
pantalla hace de pantalla para toda relación dual (para toda posibilidad de ‘respuesta’).
Baudrillard nos avisa: en realidad estamos ante un espejo vacío que no nos mira, aunque
su configuración tautológica nos haga creer que recibimos respuesta. En ese sentido en el
capítulo «La evitación del vacío: creencia o tautología», que Didi Hubermann desarrolla en su
libro Lo que vemos y lo que nos mira (1992), nos explica la situación de aquel que se encuentra
cara a cara con una tumba que posa sus ojos sobre él. Por un lado se halla el volumen de la
tumba, presencia física que en la pantalla desaparece y por otro está lo que nos mira, que
correspondiendo con aquello que dice Baudrillard sería algo que no nos mira, es decir: se trata
de una mirada hueca, vacía. Visto de esta perspectiva extremista, correspondiendo las
palabras de Didi-Hubermann, esa pantalla de la interfaz conllevaría:
394
La premisa ontológica fundamental que trata el principio de individuación, profundiza sobre el surgimiento de la
singularización de la Cosa y su darse en la existencia misma, lo que conduce al autoconocimiento. En un entorno
transmediático como es el actual, compuesto por imágenes y palabras, podemos aplicar el concepto que, para
explicar la Cosa, tienen Foucault, Saussure o Lacan, siendo lo significado perenne que se resiste a ser atrapado en el
significante constituido por palabras e imágenes. Lo real significado siempre escapará, condenando
indefectiblemente a convertir en inocuo todo lenguaje. Ver Michel Foucault: Las palabras y las cosas, México: Siglo
XXI, México, 1968, pp. 83-125.
395
Jean Baudrillard: El pacto de lucidez o la inteligencia del mal, Op. Cit. p.72.
396
Georges Didi-huberman: Lo que vemos, lo que nos mira, Buenos Aires: Manantial, 1997, p.19.
273
INTERFERENCIAS
Ese mundo no puede ser ya reflejado ni representado: sólo puede ser refractado o difractado
mediante operaciones que son, indistintamente, la del cerebro y la de la pantalla, operaciones
397
mentales de un cerebro que a su vez se ha vuelto pantalla.
Dichas contingencias no son específicas de la pantalla, sino que ‘flotan’ sobre ella y
suponemos, como ocurre en la pintura expandida, que algún día la interfaz informática no
necesite de pantalla para desarrollarse. De momento, como sigue Catalá:
397
La refracción es el cambio de dirección que experimenta una onda al pasar de un medio material a otro. Solo se
produce si la onda incide oblicuamente sobre la superficie de separación de los dos medios y si éstos tienen índices
de refracción distintos. La refracción se origina en el cambio de velocidad de propagación de la onda señalada. (Por
ejemplo los espejismos son producidos por un caso extremo de refracción, denominado reflexión total.) En física, la
difracción es un fenómeno característico de las ondas que se basa en la desviación de estas al encontrar un
obstáculo o al atravesar una rendija. La difracción ocurre en todo tipo de ondas, desde ondas sonoras, ondas en la
superficie de un fluido y ondas electromagnéticas como la luz visible y las ondas de radio. Jean Baudrillard, Op. Cit.,
p. 73.
398
George Didi-Huberman, Op. Cit., p. 20.
399
ibíd., p.23.
400
Josep María Catalá, Op. Cit., p.240
274
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
(…) el espacio unitario de la pantalla, y también el espacio virtual que disuelve los límites de la
pantalla al emplear indefinidamente los parámetros de su contenido, cambian de signo para dar
paso a un espacio foliado, desplegable: un conjunto de superficies o de objetos que forman
401
constelaciones y están reunidos por una serie de pliegues.»
En realidad una interfaz así concebida tenderá a perder el marco para constituirse en
algo más cercano a un holograma, como reflejan algunas películas de ciencia-ficción,
estableciendo lo que algunos autores han denominado como ‘paisajes de conocimiento’, que
transportan al espectador a una holográfica danza espacial en conexión con la imagen, en este
caso tridimensional. Todo un campo por investigar y en el que trataremos de profundizar en
los siguientes capítulos.
Lo que queda claro es que el espacio euclidiano de la pantalla tiende a perderse, así
como el cuadro en tanto que soporte para la pintura también está en crisis, lo que no quiere
decir que se deje de utilizar o desaparezca. Si el arte del siglo XX se dedicó a visualizar las
transformaciones de lo real, en paralelo a los postulados de la ciencia, los nuevos dispositivos
han de visualizar las transformaciones del conocimiento, transformaciones mentales que ya
insinuaron Duchamp o Dalí. El espacio que preocupa a la interfaz es en primer lugar el espacio
mental, el espacio de la reflexión y la gestión del saber. En ese sentido emerge la idea de los
mapas mentales o conceptuales, como herramientas que encierran en sí todo un desplegable
de itinerarios conceptuales. Análogamente a todo esto podemos recordar de qué manera la
obra de un artista nómada, pues establece en el concepto de viaje su discurso artístico, como
es Franz Ackermann, recurre a la noción alegórica de los Mental Maps para titular unas
401
Ibíd., p. 241. Respecto a los pliegues Guilles Deleuze en su libro El pliegue. Leibniz y el barroco, nos introduce a la
idea de que cada sujeto contiene al mundo, aunque de manera imperfecta, pues intervienen en esta contención la
noción del punto de vista, la noción de la percepción, la mónada, los pliegues del pensamiento, las inclusiones, el
punto de inflexión, el cuerpo como modo de interacción con el mundo.
275
INTERFERENCIAS
Desde esta inercia, donde acontece el vértigo de las mutaciones, se aboga por trabajar
desde la sospecha; dar un paso atrás y situarnos en un momento anacrónico, que nos ayude a
estudiar el sistema y abordar nuestra actividad pictórica. Desde donde comprender los
procesos de una Posmodernidad que otros ya denominan Altermodernidad, Digimodernidad o
Hipermodernidad. En dicho trabajo, la cibercultura como dispositivo de retroalimentación
emerge como herramienta práctica, para transformar el concepto de representación.
Técnica, cultura y sociedad implican una red de impurezas con interferencias constantes,
donde conjugar imaginarios y reflexión. Con la tactilidad inducida de la imagen compleja
(transmediática) podemos llegar a lo impensado como posibilidad. En ese sentido, las
ciberculturas digitales nos pueden ayudar a enfocar nuestro trabajo desde otras perspectivas,
en un movimiento rizomático de nuestro conocimiento, que nos lleve a la generación de
estrategias aplicables a la actividad pictórica. Para esto, de algún modo, necesitamos una
óptica de precisión que agujeree lo virtual, que encontraremos en una férrea actitud crítica.
Desde esta concepción del híbrido emerge la denominación de `lo figural´, aplicable a la
pintura como salida. Ello posibilita la apertura rizomática a una infinidad de retóricas válidas,
que rondan la razón del límite. Esta tensión del límite desemboca en dos posturas: pintura
expandida (tensión centrífuga), ya explicada, y pintura distendida (tensión centrípeta), esta
276
PERVIVENCIA DE LA PINTURA EN UN NUEVO CONTEXTO ICÓNICO
última sujeta a ese concepto de `lo figural´. La pintura después de la pintura (postpictórica),
revitaliza su situación a través de las versiones subjetivas del mundo, desde la mutabilidad
subversiva que supone saberse dentro de una compleja red de desplazamientos.
277
3.- ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Las técnicas de reproducción de las imágenes icónicas, desde los primitivos grabados medievales
con planchas de madera, y técnicas de producción seriada de imágenes, como la fotografía y el
video, han creado una nueva familia de representaciones icónicas, densa y multiforme, que no
pueden escapar a la atención del historiados de Arte, porque, además de su eventual interés
estético o sociológico intrínseco, con mucha frecuencia han supuesto la asimilación o
reelaboración de aportaciones procedentes de las artes del pasado, integradas ahora en nuevas
formas tecnificadas de producción o de reproducción icónica, que han cobrado gran
402
protagonismo en nuestro entorno y han acabado por configurar una densa iconosfera.
402
Román Gubern: Medios icónicos de masas, Madrid: Historia 16, 1997, p.7.
279
INTERFERENCIAS
Pero no sólo fue él quien hizo esto, otros muchos también se encargaron de unir Oriente y
Occidente. Siempre hubo interrelación desde la Antigüedad y el Medioevo, lo que posibilitó un
desarrollo artístico fruto de las continuas influencias mutuas. Cuestión que asimilaban los
artistas bien para formarse, trabajar o cumplir encargos, al tiempo que observaban la cultura
ajena con objeto de revelar los planteamientos estéticos descubiertos a la suya. En definitiva
todos estos movimientos de ida y vuelta ayudarán a configurar los estilos propios de cada una
de las regiones, en cada uno de los periodos históricos del arte hasta nuestros días.
Por otro lado el paso de la pintura mural a la pintura de caballete, a partir del
Renacimiento, ocasiona el fácil transporte de la obra, hecho que también se suma para el
incremento de la densidad icónica en el tejido social. Misión de difusión análoga que ocurre
con el paso de los libros iluminados, de factura artesanal, a los libros generados mediante la
imprenta, de factura mecánica, que aumenta el número de ejemplares. Libros que, en la
mayoría de los casos, se acompañarán de ilustraciones, que deberemos atender de forma
especial, pues suponen potenciales fuentes de influencia también.
Podemos señalar, desde una etapa anterior a la aparición de los medios icónicos como
tales, una época donde, según palabras de Juan Antonio Ramírez: «la imagen única, sagrada,
del santuario rupestre paleolítico, (…) deviene múltiple gracias a los sellos o cilindros-sellos
aplicándose sobre arcilla blanda, o a las rudimentarias plantillas para la decoración de
280
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
La xilografía es la técnica que, para grabar imágenes, utiliza tacos de madera entintados,
previamente tallados, que son estampados en el papel. Esta técnica aparece en China en el
siglo VI y su aparición en Europa no llegaría hasta el siglo XIV. Después de una primera fase de
estampación de hojas sueltas, se acaba destinando a la impresión de ilustraciones de libros,
mediante la nueva invención de tipos móviles que comenzarían a utilizar los distintos talleres,
después de la aparición de la Biblia de Gutenberg en 1455. El libro con ilustraciones xilográficas
más antiguo conocido, es el denominado Edelstein (Piedra preciosa), de 1461, donde el
alemán Ulrich Boner recopila fábulas, aunque aquel que se hará más popular será la Biblia
Pauperum (Biblia de los pobres), de 1462, cuyo fin predicador iba dirigido a la población
analfabeta, que fijaba su atención en las ilustraciones que acompañaban el texto, como indica
Ramírez:
(…) el libro fue el principal vehículo de difusión de otras imágenes, el motor de una verdadera
democratización icónica y el antecesor de todos los modernos medios de masas. Esta función fue
403
Juan Antonio Ramírez: Medios de masas e historia del arte, Madrid: Cátedra, 1976, p.20.
404
Ibíd.
281
INTERFERENCIAS
La xilografía, aparte de ser una técnica prontamente adquirida para ilustrar libros,
también comenzó a tener a pintores entre sus filas de adeptos, como ejemplo véase el caso de
Alberto Durero, que comenzará a alternar su actividad pictórica con la exploración de las
posibilidades que podía ofrecer esta nueva técnica. La xilografía era útil tanto para fines
religiosos (ilustración de textos sagrados), como para la divulgación del conocimiento, ya sean
de la rama botánica, arquitectónica o ingenieril. Asimismo se comienza a utilizar para la
documentación de hechos históricos y en manuales de geografía. La xilografía experimentará
posteriormente un renovado auge y recuperación en el siglo XIX, de la mano del inglés Thomas
Bewick, quien perfecciona la técnica dependiendo de la elección de las maderas. Otros
famosos artistas que la acogen entre sus modos de expresión son Honoré Daumier y Gustave
Doré. Hacia 1860 Thomas Bolton une fotografía y xilografía, produciendo imágenes de mayor
realismo. En pleno siglo XX la xilografía también aparece como medio de expresión,
aprovechando las propiedades intrínsecas o arcaicas propias de la técnica, en los círculos del
primer expresionismo alemán, como grito expresivo de una época de entreguerras.
Por otra parte, en aras de la obtención de una mayor precisión en las representaciones,
el grabado en metal se iría convirtiendo, a partir del siglo XV, en una técnica más
perfeccionada de impresión, que permitía un mayor control del dibujo y la inclusión de
detalles y tonos de diferenciada intensidad. El grabado conlleva el trabajo en equipo, ya no es
sólo el artista en muchas ocasiones quien realiza todas fases del desarrollo de la estampación,
sino que serán los técnicos de los talleres los que comenzarán a dedicarse exclusivamente a
este fin, encargándose de llevar a cabo la tirada de los ejemplares pactados. A partir de ahora,
del comienzo de esta densificación icónica, la clave será estudiar cómo, mediante los viajes de
ultramar, son difundidas las imágenes y de qué manera influyen en la manera de proceder de
cada pintor, llegando a cambiar la concepción del proceso de realización de las
representaciones pictóricas de determinadas escuelas. Con estas técnicas, que suponen el
comienzo de la imagen reproducida mecánicamente, se diversificarán las potencialidades
estéticas y los estilos. Estableciéndose así las bases de muchos conceptos estéticos que serán
conservados hasta la moderna cultura de masas.
405
Ibíd., p.24
282
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Con la invención de la litografía en 1796 por Aloys Senefelder, técnica de grabado que
utiliza como soporte la piedra, se posibilitó al artista una mayor libertad en la ejecución de la
imagen matriz, posibilitando, en una misma plancha de impresión, la inclusión de colores, lo
que potenció en gran medida el libro y la prensa ilustrada. Fueron muchos los pintores que se
declinaron por la litografía como Ingres, Gericault, Delacroix, Goya, Millet , Corót, Manet o
Degas. Cuando parece que la litografía entra en una fase de decadencia, con la invención de la
fotografía las antiguas técnicas de grabado comenzarán a revitalizarse de nuevo. En ese
aspecto no son pocos los experimentos desarrollados por diferentes artistas, que tratan de
fusionar las dos técnicas. En 1850 aparece la zincografía, invento del litógrafo Firmin Gillot, que
aporta una renovación del grabado en metal y que también reproduce fotografías mediante
líneas, sin posibilidad de reproducir los semitonos de la imagen original.
La gran expansión de la imagen durante esta época, donde también aparece el cartel, en
la nueva sociedad de masas que crece paralela a la Revolución Industrial, democratiza la
cultura, pues cada vez mayor número de personas es capaz de disfrutar de la información. Así
como se democratiza la cultura también lo hacen las técnicas, que son cada vez más
asequibles, confrontando la unicidad característica propia de la pintura con la multiplicidad
propia de estos nuevos medios, que van creando, como indica Román Gubern: «nuevos
lenguajes, o nuevos dialectos de lenguajes artísticos tradicionales, con su propia especificidad
artística».406 Un proceso que, a la inversa, será conllevado por la pintura, al absorber dichas
estéticas e incorporarlas a su actividad.
El siglo XIX será una época convulsa, pues a este incremento en la velocidad de
impresión, gracias a la máquina de vapor, hay que sumar la invención de la fotografía, por
parte de Joseph Nicéphore Niépce, en la década de 1820, con las significativas aportaciones de
Louis Daguerre. Descubrimientos iniciales que irán evolucionando progresivamente en función
de su perfección técnica, hasta llegar a finales del mismo siglo a la invención del
cinematógrafo, descubierto por los hermanos Lumiere en 1895. Medio cinematográfico al que
George Méliès le daría forma como espectáculo, más allá del mero documento.
406
Roman Gubern, Op. Cit., p. 21.
283
INTERFERENCIAS
La imagen en movimiento se hace asequible para su disfrute en los hogares con la llegada
de la televisión, medio de comunicación de masas por excelencia. Tal y como hoy la
conocemos, se debe a la invención del iconoscopio, por parte de Vladimir Zvorykin y Philo
Taylor Farnsworth, siendo en 1927, desde la BBC de Inglaterra, y en 1930, desde la CBS y NBC
en Estados Unidos, cuando se realizan las primeras emisiones públicas de televisión. Desde
1956, las estaciones de televisión norteamericanas, incorporarán equipos de grabación
videográfica, que les liberaba de la retransmisión en directo. Esta forma de almacenaje de la
imagen y la comercialización de un tipo de cámaras más manejables que las utilizadas en los
platós de televisión, suponen un medio que pronto fue acogido por los artistas en la década de
los sesenta. Medio icónico aparte de esta linealidad histórica, que marca la fotografía y el cine,
hasta la televisión y el video, es la holografía, inventada por Dennis Gabor en 1947, como una
técnica avanzada que consiste en crear imágenes tridimensionales mediante el empleo de luz.
284
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Debemos hacer notar que es en la Ilustración cuando se funda la Estética como categoría
y disciplina autónoma, que aportará sus reflexiones para que el arte vaya abriéndose hacia un
espacio cada vez más público. Un pensador que incide de manera notable en las reflexiones
estéticas, desde su vertiente más racional e idealista, es Immanuel Kant quien, en su Crítica de
la razón pura (1781), desarrolla una estética transcendental como ciencia de la sensibilidad.
Friedrich Schiller por otra parte, desde la vertiente romántica, actuará de catalizador de
influencias, popularizando gran parte de las innovaciones de la filosofía del siglo XVIII respecto
al tema. La teoría estética dotará de mayor autonomía al arte, entrando en un periodo de
autorreflexión, que observamos inaugurado en la pintura con El reverso de la pintura de 1670,
de Cornelius Norbertus Gijsbretchs (cfr. 1.4.), proyectando una etapa donde la pintura se
repliega sobre sí misma, sobre su propio lenguaje, consciente de que éste es, en buena
medida, según términos wittgensteinianos, el que configura la ‘realidad’.
285
INTERFERENCIAS
Esta ruptura con las coordenadas del universo cartesiano, deriva hacia una autorreflexión
del arte que culmina con la separación definitiva entre obra y realidad, cuya consecuencia es el
arte abstracto. Una vez que la abstracción entra en el juego de la representación transmuta en
re-presentación, lo que significa una presentación diferente a las realidades posibles,
presentándose como su propia representación. Ante este hito, donde la representación se
vuelve contra sí misma, emerge la duda en la correspondencia realidad-representación y la
necesidad de implantar un nuevo registro metafórico plural que atienda e interprete esas re-
creaciones de realidades. Lo que antes era referencialidad ahora se sustituirá por
interpretación de los sentidos posibles o imposibles, que dan lugar a una explosión del sistema
metafórico. La metáfora pasa entonces a convertirse en la verdadera productora de sentido;
acoge la traducción continua de unos sentidos a otros, la contaminación mutua, el juego y los
desplazamientos que nunca serán equivalentes, sino que quedarán abiertos en su diferencia.
Un punto de vista que nos hace considerar todo lo que de singular, concreto, original y
diferente posee cada manifestación.
Según Foucault, existen tres figuras clave que simbolizan la materialización de este
cambio, en el paso de la representación a la recreación de una realidad, que son Paul Klee,
Wassily Kandinsky y René Magritte, liberando a la representación de la referencialidad. Los dos
primeros inauguran la aventura de la abstracción en pintura, pero el tercero implica una
ruptura con el concepto tradicional de representación siguiendo las normas que establecía el
modelo tradicional de representación, en un juego formal y conceptual que quiebra la
representación desde sus mismas reglas de funcionamiento, que ahora aparecerán
desentendidas de sus funciones, antaño asumidas para cuestionar su razón de ser. De hecho el
surrealismo, fruto de una intencionada distancia ontológica, pasará a entender la imagen
como cosa objetual, que quiebra igualmente el orden de la significación instaurado por un
mundo de signos, que pretendían la correspondencia entre representación y reconocimiento.
La imagen se hace objeto, igual que con la abstracción la pintura deviene realidad, como
referente en sí mismo libre de significación, mientras mantiene latente su sentido en la
inmovilidad de una semejanza que no tiene a qué parecerse.
El surrealismo, al igual que otros movimientos del siglo XX, tergiversa el sentido
tradicional de la mímesis, pues la emplean para subvertir el sentido habitual de nuestra
percepción de la realidad y de los discursos (representacionales), que, sobre ella, había
construidos hasta el momento. Desde ese nuevo modo de concebirla, René Magritte o
Salvador Dalí representarán unos de los máximos exponentes de esta vertiente del
surrealismo, pues ambos requieren de la ‘referencialidad’ con respecto de esa imagen de la
realidad conocida, para poner en juego y validar sus metáforas. En dicho proceso, Magritte
rescata a la imagen para hacerla trabajar desde la metáfora, librándola de su condición realista
y documental, pasando a ser una cosa entre las cosas. En este contexto, la imagen producida
por los medios recupera su vigencia desde el nuevo sentido ‘tergiversado’ que le otorga la
pintura, para incidir en esa ruptura representacional de la que venimos dando cuenta. Ruptura
que se tornará paradójica, en el entorno actual que establece la imagen compleja del entorno
transmedia que, de algún modo, recupera el espejo fragmentado tras dicha fractura, el
régimen escópico renacentista, para cumplir, con una imagen habitable, aquellos ideales que
la imagen de la ventana albertiana no pudo cumplir (cfr. 1.5.1).
286
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
La modernidad vendrá condicionada por dos caras contrapuestas que hacen avanzar la
creación. Por un lado el positivismo velado, que continúa ejerciéndose devenido de los ideales
de la Ilustración, que en aras de la Razón se transforma en la máxima del progreso. Y por otro
lado la negatividad que conlleva la política de los desplazamientos y las diferencias románticas,
en busca de un sentido siempre diferido y, por tanto, nunca definitivo, que deriva en una
actitud poética y en la sospecha y desconfianza de sus propios postulados. En ese sentido, los
movimientos de vanguardia que se sucederán a lo largo del siglo XX mantienen la promesa
optimista de una utopía por un lado y por otro la rechazan criticándola, para poder acceder a
un nuevo espacio de sentido, rompiendo con los medios y estrategias propias de un régimen
anterior a la quiebra de la representación. Nociones como ‘experimento’, ‘función’,
‘composición’ o ‘construcción’, derivan de la actitud positiva que mantienen el arte y la
estética del siglo XX, en cambio términos como; ‘diferencia’, ‘metáfora’, ‘interpretación’ o
‘deconstrucción’, serán aquellos que marquen la actitud negativa. Es desde esta visión
emancipadora a la que tienden las artes, desde donde se puede entender la quiebra de la
representación, su significado, su carácter e incluso su crisis, en cuanto a la dilución de sus
límites y su expansión estética en los modos de vida. Ese ansia de emancipación se acaba
transformando en una voluntad de ruptura continua, como respuesta a la quiebra ontológica
de la representación misma.
287
INTERFERENCIAS
de Las palabras y las cosas, diciendo de éste que: «Todo su camino es una búsqueda de
similitudes: las más mínimas analogías son solicitadas como signos adormecidos que deben ser
despertados para que empiecen a hablar de nuevo».407 Magritte recupera la esencia quijotesca
para conforma un universo plástico autónomo y turbador a un tiempo. Un verdadero arte de la
pintura que, según él, encuentra limitándose a construir imágenes a la vez que investiga sobre
su lenguaje, edificado a partir del ilusionismo. La perplejidad de sus imágenes desconecta al
espectador de una lógica corriente, provocando una suspensión de la mirada que se posa
distraída por las cosas del mundo. Son un revulsivo que hacen regresar al que contempla al
lugar originario del conocimiento, más allá de las construcciones míticas o las adopciones
formales del arquetipo. Su pintura establece una infidelidad, no es una imagen reflejada sino
que proviene de las profundidades sensibles del pintor, es un falso espejo en cuanto que
traiciona aquello que contempla, para revelar su estrato oculto mediante el arte. Por ello que
la experiencia estética supone una desrealización de lo real, como método para acceder a la
inestable naturaleza autónoma de la obra.
Ante la vasta tradición que poseía la pintura frente a los nuevos medios que comienzan a
surgir, éstos se ven abrumados por ello e incapaces de encontrar el camino que los lleve a una
expresión propia. Esta es una cuestión que afecta a aquellos medios que utilizan un
procedimiento mecánico, donde ya la pulsión manual ha desaparecido. Por ello el grabado,
cuya imagen se dibuja, aún posee mucha relación con la pintura de por sí, por este carácter
quirográfico que comparten. En cambio con la fotografía ya no ocurre lo mismo,
ocasionándose un rechazo inicial al establecerse una distancia entre la nueva imagen que
ofrecía y aquella recepción a la que se habían acostumbrado los espectadores de la pintura. A
mediados del siglo XIX, a raíz de la nueva técnica que ve la luz, sus adeptos comienzan a
dividirse entre aquellos que opinan que han de limitarse a registrar con la mayor objetividad
posible la realidad, lo que establece el principio de la fotografía documental, y aquellos que
piensan que la fotografía necesita de tanta intervención como la pintura: búsqueda de un
modelo adecuado, de una iluminación precisa, de una composición equilibrada, de un acabado
armonioso…, además de la capacidad de poder intervenir en el revelado del negativo, con la
intención de, a pesar de que el negativo en sí mismo represente una matriz reproducible,
confeccionar imágenes únicas como hacía la pintura.
A este grupo de fotógrafos que pretendían continuar con las premisas instauradas por la
tradición pictórica, emulándola y copiándola en muchos casos, se los clasificó dentro del estilo
pictorialista. El pictorialismo, que establecía una comunión entre fotografía y pintura,
demuestra que aquello que en la historia posterior agotó la pintura, en cuanto a recurrir a la
407
Michel Foucault: Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Buenos Aires: Siglo XXI,
2002, p. 54.
288
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Los antecedentes de pictorialismo los podemos situar en las figuras de Julia Margaret
Cameron y Henry Peach Robinson. Este último representó el apoyo teórico que daba forma a
las premisas iniciales del movimiento, gracias a su obra Efecto pictórico en Fotografía (Pictorial
effect in photography. Being hints on composition and chiaro-oscuro for photographers), de
1869, donde explica el método del positivado combinado:
Pero el alcance de la fotografía es más amplio de lo que suponen aquellos que sólo han tomado
un simple retrato o un paisaje. (...) No ha sido el fallo de los materiales por poco plásticos que
sean comparados con la pintura y los lápices, sino la ausencia de la habilidad necesaria por parte
del fotógrafo, responsable siempre de la carencia de grandes obras fotográficas. El medio para
obtener tales imágenes es el del positivado combinado, un método que permite al fotógrafo
representar objetos en distintos planos dentro de un foco apropiado, y mantener la verdadera
relación lineal y atmosférica de distintas distancias. Por medio del positivado combinado una
fotografía puede dividirse en partes separadas para su ejecución, que después se positivan juntas
en un solo papel, y permiten así al operador dedicar toda su atención a una sola figura o a un
289
INTERFERENCIAS
grupo secundario a la vez, de tal forma que si por alguna razón una parte fuese imperfecta, ésta
podría ser sustituida por otra, sin defecto para la fotografía entera, como sucede cuando se
positiva en una sola operación. Dedicando así atención a las partes individuales,
independientemente de las otras, se puede obtener mejor perfección en los detalles, tal como en
408
el arreglo de cortinajes, en el refinamiento de la pose y en la expresión.
Tras estas premisas iniciales, que establecen las bases del movimiento, podemos decir
que éste comienza oficialmente después de la publicación en 1889 del libro Naturalistic
Photography, de Peter Henry Emerson, donde su autor defiende las excelencias pictorialistas,
en contra de aquellas objeciones que se empeñaban en negar su estatus artístico a la disciplina
fotográfica.
Se ha dicho: `Una fotografía muestra el arte de la naturaleza en vez del arte del artista´. Esto es
pura tontería, pues puede aplicarse el comentario a todas las bellas artes por igual. La naturaleza
no salta dentro de la cámara, se enfoca, se expone, se revela y se positiva. Por el contrario, el
artista, usando la fotografía como medio, escoge su tema, selecciona los detalles, generaliza el
conjunto, como hemos ya demostrado, y así presenta su visión de la naturaleza. Esto no es copiar
ni imitar la naturaleza, sino interpretarla, que es todo lo que puede hacer un artista, y el nivel de
perfección depende de su técnica y de sus conocimientos sobre esta técnica; y el cuadro que
resulta, sea cual fuere el método de expresión, será bello en proporción a la belleza del original y
a la habilidad del artista. Estos comentarios son igualmente aplicables a los críticos que llaman a
los cuadros pedacitos de naturaleza recortada. No es necesario matar al muerto y dar más
respuestas a la objeción de que la fotografía es un proceso mecánico; si lo fuese, bastaría
recordar a los objetores que si se enviasen 20 fotógrafos a un distrito de área limitada y se les
dijese que tomaran una cierta composición, el resultado serían 20 versiones diferentes. Las
fotografías de calidad artística tienen individualidad, al igual que otras obras de arte, y podríamos
hacer apuestas sobre la identidad del autor de cada una de las pocas fotografías que se envían a
nuestras exposiciones. Lógicamente el artesano común no tiene individualidad, como tampoco la
tiene el reproductor de dibujos arquitectónicos o mecánicos. Pero donde un artista use la
fotografía para interpretar la naturaleza, su trabajo siempre tendrá individualidad, y la fuerza de
409
esta individualidad variará, como es lógico, en proporción a su habilidad.
Este movimiento tuvo gran auge en Austria, Inglaterra y Francia, pasando luego a Estados
Unidos. Allí donde recala va adquiriendo las características propias de las escuelas pictóricas de
cada país, adelantándose en algunas ocasiones a las propias creaciones pictóricas. Estos
fotógrafos cercanos, en un principio, a las teorías del romanticismo, pretenden aislar la
imagen de la realidad de la que parten, tratando de que adquiera autonomía mediante su
‘artisticidad’ y que no sólo sea una mera reproducción de la realidad. Supone, por lo tanto, una
manera artesanal y elaborada de concebir la fotografía, en clara lucha contra la aparición,
durante el periodo mencionado, de la comercialización por parte de la casa Kodak de cámaras
destinadas a aficionados, cuyo uso se extenderá rápidamente por todo el mundo. Este
movimiento supondrá la vía de escape hacia la búsqueda de los valores propios y
característicos de la técnica fotográfica, por lo que finalmente acabará abandonando la
descarada imitación de la pintura para buscar cierta esencia intrínseca a la técnica fotográfica.
408
Henry Peach Robinson citado por Joan Fontcuberta: Estética de la fotografía. Barcelona: Gustavo Gili, 2003. p.
78.
409
Peter Henry Emerson citado en Joan Fontcuberta: Op. Cit.
290
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Ejemplo claro de la escuela francesa es Durieu, cuya odalisca de 1853 parece resultar muy
inspiradora para la de Delacroix, de 1857.
291
INTERFERENCIAS
Pero, fue con la llegada del Impresionismo donde el pictorialismo encontró una
revitalizada fuente de inspiración. El aspecto desdibujado y disuelto de las obras de este estilo
se trataba de imitar fotográficamente con desenfoques intencionados, ofreciendo el llamado
efecto floue. Los dos fotógrafos más conocidos de este periodo son Robert Demachy y
Constant Puyo. Entre los temas y técnicas utilizadas por esta corriente destacan los paisajes,
que aparecen casi siempre bajo condiciones atmosféricas que imposibilitan la visión nítida de
la imagen, el retrato, donde se escogen principalmente figuras femeninas borrosas, al igual
que en el paisaje. Las poses son clásicas, imitando las composiciones pictóricas, en clara
búsqueda del mensaje alegórico. Es habitual el uso de filtros colocados delante del objetivo en
el momento de sacar la toma del motivo. También es común la utilización de los llamados
‘objetivos de artista’, que suponía el uso de objetivos imperfectos, que en muchas ocasiones
no se adaptaban a las necesidades de la cámara, o que simplemente producían errores como
aberraciones esféricas, llegándose el caso de la utilización de cámaras estenopeicas sin
objetivo. Aunque la mayor parte de las manipulaciones acometidas por estos fotógrafos se
realizaban en la fase de revelado y posteriormente en la de positivado de la imagen, donde se
escogen papeles especiales que posibilitan la técnica del carbón, la del bromóleo, la goma
bicromatada, o el añadido de otros pigmentos a las emulsiones, buscando hacer fotografías
similares al dibujo, grabado, etc. En ese sentido consideran, según Marie Loup Sougez: «el
negativo como mero paralelo al fondo de un óleo, mientras que el trabajo que realizaban en el
positivo era para ellos la auténtica actividad creadora».410
410
Marie Loup Sougez: Historia de la fotografía. Madrid: Cátedra, 1998, p. 189.
411
Peter Henry Emerson citado en Joan Fontcuberta, Op. Cit. p. 78.
292
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
¿Ustedes dirán que la práctica de la intervención es peligrosa? No más que el uso de la fotografía
directa para fines pictorialistas. Esto puede sonar paradójico, pero creo que es tan inútil para un
hombre intentar hacer arte a través de medios puramente mecánicos como sería tonto para un
astrónomo elegir la goma bicromatada para copiar el mapa de la Vía Láctea. No digo que siendo
la naturaleza hermosa y siendo la fotografía capaz de copiar la naturaleza, entonces la fotografía
es Arte. Esto es erróneo. La naturaleza es a menudo hermosa, obviamente, pero nunca artística
`per se´, por ello no puede haber arte sin la intervención del artista en la factura de la imagen. La
naturaleza no es sino un tema para que el artista juegue con él. Las fotografías directas registran
412
el tema, eso es todo –y entre nosotros, lo registran indiferentemente.
Como principales autores del movimiento podemos señalar a Peter Henry Emerson y
Robert Demachy. Otros son: Alvin Langdon Coburn, Heinrich Kühn, Léonard Misonne, Constant
Puyo, James Craig Annan, Richard Polak, George Davison, Lionel Clark, Hugo Henneberg, Fred
Holland Day, Gertrude Käsebier, Edward Steichen, Clarence Hudson White y Frederick Henry
Evans. En España destaca la obra de José Ortiz Echagüe, Josep Massana, Josep Maria Casals
Ariet y Joaquim Pla Janini.
412
Robert Demachy: «La copia directa y la copia modificada», citado en Alfred Stieglitz, Camera Work.
The complete illustrations 1903-1917, (Trad. Lila Pagola), Köln: Taschen, 1997, pp. 358-359.
293
INTERFERENCIAS
Ejemplo curioso es el sueco Oscar Gustav Rejlander (Clapham, 1813), pionero del
fotomontaje en Inglaterra, quien, a base de montar negativos de modelos aislados, va
realizando sus composiciones con la intención de que parezcan composiciones unitarias, algo
parecido al procedimiento que utilizaba Caravaggio con sus modelos, los cuales iba pintando
uno a uno para componer la escena colectiva. Una de las obras más destacadas de Rejlander
es Los dos caminos de la vida (il. 113), de 1857, donde da cabida al tema de la moral, al
representar una amalgama de modelos humanos que personifican el vicio y la virtud. Esta
obra, aunque en principio causó gran polémica dentro de las esferas ostracistas de la sociedad
inglesa, acabó obteniendo el reconocimiento de la reina Victoria, quien no tardó en encargarle
fotografías de su familia. Este fotógrafo hará escuela hasta en el terreno de la pintura, donde
artistas como Thomas Couture o David Octavius Hill darán cuenta de ello.
Whistler también es motivo de imitación por parte de Craig Annan o Alex Keighley.
Thomas Eakins (Filadelfia, 1844), por su parte, busca fuentes de inspiración en los museos o el
mundo clásico, después de haber sido un brillante pintor realista comenzó a interesarse por la
fotografía y el estudio del movimiento, en 1883 hizo una demostración ante los miembros de
la Sociedad Fotográfica de Filadelfia de un obturador instantáneo que había concebido.
Empezó a realizar sus propias experiencias sobre este asunto durante el verano de 1885.
294
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
295
INTERFERENCIAS
296
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Sería Alfred Stieglitz (Hoboken, 1864) quien introdujo el pictorialismo en Estados Unidos,
donde pronto se convirtió en moda, ya que permitía adquirir la pátina artística europea con un
invento práctico al que podía aspirar el interesado americano. Así se convirtió en el mejor
método de adquisición de cultura artística, a modo de tradición protésica que podía acercar la
vieja cultura europea a un país nuevo. Siguiendo estas premisas, entre las obras más conocidas
de Edward Steichen destaca la fotografía del edificio Flatiron, a modo de pastiche entre el
nuevo mundo y los ambientes de Friedrich. Steichen es considerado pionero de la fotografía
de vanguardia y publicitaria, correspondiéndole las bases de la fotografía moderna. Buscó la
interpretación emotiva e impresionista en sus temas y luchó para que la fotografía fuese
reconocida como una manifestación artística. También realizó heliogramas con papel japonés,
difuminando los contornos y manipulando las fotografías para conseguir efectos artísticos.
El pictorialismo, que alcanza su máximo apogeo alrededor del año 1910 y comienza a
sufrir su decadencia hacia 1945, por el agotamiento de sus propuestas y determinados
cambios sociales, supuso el primer intento de equiparar una producción artística mecánica y
reproducible, a la singularidad de la pintura. Búsqueda que se reiniciaría con las vanguardias,
en especial con la obra de Man Ray o Moholy Nagy, que optarán por la manipulación de los
negativos para crear nuevos universos insólitos. Fruto de esas experiencias surge el rayograma,
bautizado así por Man Ray (Filadelfia, 1890). Esta técnica fotográfica sin cámara, empleada
desde el siglo XIX, consiste en la obtención de imágenes únicas a partir de las siluetas que los
objetos, colocados sobre un papel fotosensible, dejan al ser expuestos a la luz. Man Ray
297
INTERFERENCIAS
comienza a usar este método en 1922 poco después de trasladarse a París, logrando una
calidad tridimensional añadida por la gradación de tonos. A partir de entonces existirán
multitud de artistas que hagan uso de esta técnica. André Breton incluyó este rayograma en la
primera edición de Le surréalisme et la peinture (El surrealismo y la pintura), en 1928, como
ejemplo de obra surrealista destacada, titulándolo Pensée de la femme (El pensamiento de la
mujer). Dentro de una forma ovalada que alude a la cabeza femenina, se aprecia la belleza
enigmática de los objetos cotidianos cuya transformación, a modo de desplazamiento
lingüístico, deleitaba a la vanguardia parisina.
298
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
A partir del medio fotográfico ha habido muchos autores que experimentan con la
fotografía como soporte para expandir el lenguaje pictórico. Tal es el caso de Dario Urzay
(Bilbao, 1958), quien sustituyó la brocha por la cámara fotográfica en su serie Camerastrokes,
moviendo ésta ante fuentes de luz como si estuviera dando una pincelada, ocasionando
grafismos como gestos del artista. Más tarde, Urzay irá complicando su proceso, dejando que
la pintura se pinte dentro de este mismo proceso, registrando los procesos físicos y químicos
que se dan en la pintura, para reprocesar posteriormente éstos, mediante el uso del
ordenador y programas no de tratamiento bidimensional sino tridimensional, en
configuraciones abstractas que mantienen una organicidad latente a modo de microscopía de
cultivo biológico o macrocosmos de un universo fluido e ilusorio. Sobre estas configuraciones
incide luego con pintura física encapsulando todo el conjunto bajo gruesas capas de barniz.
Como dice Maaretta Jaukkuri:
Al hablar con el artista sobre las técnicas que está utilizando, se nos abre un campo de
fabricación de imágenes verdaderamente contemporáneo. Darío Urzay utiliza imágenes hechas
en ordenador, y aplica un método 3D para construir la imagen en una malla que le permite ver el
414
evento visual desde ángulos diferentes.
414
Maaretta Jaukkuri: «Fluyendo dispersando», en catálogo de exposición: Darío Urzay. En una fracción. Madrid:
Distrito 4, 2004, p. 140.
299
INTERFERENCIAS
122. Al Jazari, Libro del conocimiento de los ingeniosos dispositivos mecánicos, 1206
300
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Respecto a la relación que el ser humano ha tenido con la técnica durante su evolución,
Lewis Mumford, en su libro Técnica y Civilización (1934), distingue tres etapas: eotécnica,
paleotécnica y neotécnica. En la primera se encuentra el origen de la actual máquina,
correspondiendo al período donde tienen lugar parte de los descubrimientos e invenciones
que sirven de base para el desarrollo mecánico posterior. En la fase paleotécnica se consolidan
y se sistematizan los grandes avances que se habían realizado. Periodo en el que tiene lugar la
revolución industrial. La fase neotécnica representa una mutación donde los conceptos y
anticipaciones de las visiones futuristas de Roger Bacon, Leonardo de Vinci, Francis Bacon y
otros, encontrarán en esta época sus sueños realizados. Aquellos primeros esbozos del siglo
XV, se llevan a cabo ahora con la perfección exquisita que posibilita la nueva tecnología
mecánica. La vida del ser humano comenzó a correr paralela al descubrimiento de un universo
mecánico que se iría desarrollando como extensiones imprescindibles, tal y como relata
Mumford:
Desde que los fines de la vida práctica encontraban su justificación y su marco apropiado de ideas
en la filosofía natural del siglo XVII: esta filosofía ha seguido siendo la creencia de trabajo de la
técnica, aun cuando su ideología haya sido discutida, modificada, aplicada, y en parte minada por
la ulterior prosecución de la misma ciencia. Una serie de pensadores, Bacon, Descartes, Galileo,
Newton y Pascal delimitaron el dominio de la ciencia, elaboraron su técnica especial de
415
investigación y demostraron su eficacia.
En 1973, Marc Le Bot escribiría un libro titulado como nuestro epígrafe: Pintura y
maquinismo, donde describe la alianza y relaciones que, a partir de los fenómenos destacados,
comienzan a surgir entre el arte de vanguardia y la tecnificación desde una perspectiva
415
Lewis Mumford: Técnica y civilización, Madrid: Alianza, 1997, pp. 60-61.
301
INTERFERENCIAS
sociológica, una relación entre práctica artística y práctica técnica que se volverá inseparable.
El argumento del libro establece una articulación histórica entre los cambios producidos por la
tecnología y los cambios en el estilo de las diferentes vanguardias, tratando de dilucidar el
modo en que las innovaciones en los recursos, que el ser humano adquiere para transformar la
materia, interactúan con las innovaciones que se dan en el terreno del arte. Un fenómeno que
el autor denomina maquinismo, que desempeñaría, al hilo de la quiebra en la representación
desarrollado en el apartado anterior, un papel fundamental en la crisis representativa, como
quiebra continuada, en la que se sumergen las vanguardias del siglo XX. Al respecto la imagen
de la máquina, lo mecánico y todo aparato relacionado, como dispositivo reflexivo,
comenzarán a inundar el acervo iconográfico de los pintores de las primeras vanguardias,
cambiando no solo la temática y la técnica de aplicación de la materia pictórica, sino el modelo
formal de representación, que reemplaza la ventana albertiana, el cubo escenográfico
renacentista.
Por otra parte no hemos de olvidar que, junto a la carrera incesante de descubrimientos
que se suceden a lo largo del siglo XIX, no solo ejercerá un papel fundamental este nuevo
ambiente mecánico instaurado en la sociedad, sino que serán también los descubrimientos de
la tecnociencia, como la química, la termodinámica y el electromagnetismo, los que se
sumarán para contribuir a dar lugar a un nuevo espíritu de la época. Por eso debemos leer el
término maquinismo no solo como algo que afecta en una mecánica concreta relacionada con
la fuerza del trabajo, sino como una relación de factores en sintonía, tanto instrumental como
fenoménica, derivados de la investigación científica, que afectan al sentir, a la reflexión y al
conocimiento de una época. Esto implica ver el devenir de los diferentes movimientos y estilos
que se irán sucediendo a lo largo del siglo XX, hasta nuestros días, desde un prisma
condicionado por el determinismo técnico, que se desarrolla al encuentro de lo que acabará
siendo un determinismo económico.
Existe, entonces, una correlación entre los nuevos espacios modernos, altamente
tecnificados por la incursión de las máquinas, y las modificaciones perceptivas que van
entrando en la escena de la representación pictórica del siglo XX. Unas modificaciones de la
experiencia perceptiva, de las que ya se trata de hacer eco el movimiento impresionista. El ojo,
que podía mostrarse inocente desde la linealidad que marca la ventana renacentista, se vuelve
ahora insostenible, pues ya no abre su mirada al espectáculo que le brinda la naturaleza, sino a
una nueva espacialidad mediada por el aparato técnico. En ese sentido, siguiendo la línea
argumentativa marcada por Gombrich, ver corresponderá siempre a interpretar, es decir que:
más allá de ese aparato que entra a formar parte para quebrar la representación de la escena
renacentista y en contra de las formulaciones hechas por Ruskin en 1856,416 quien perseguía
que el artista encontrara ese ‘ojo inocente’, ver significa poner en funcionamiento una
mecánica reflexiva. Cosa de la que pronto se cerciorarían los movimientos de las primeras
vanguardias, en especial las incursiones que, a lo largo de toda su obra, mantuvo Marcel
Duchamp, cuya obra se sitúa como un dispositivo que representa el accionamiento de esa
mecánica reflexiva, siendo el aparato representado más evidente en unas obras que en otras,
es decir: en el Gran Vidrio podemos observar claramente representada una maquinaria.
416
Para Ruskin el artista ha de recuperar «una especie de percepción infantil de esas manchas de color, meramente
en cuanto tales, sin conciencia de lo que significan, como las vería un ciego si de pronto recobrara la vista». Citado
por Ernst Gombrich: Arte e ilusión, Barcelona: Gustavo Gili, 1979, p.258.
302
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Este paradigma mecánico, que viene antecedido por los descubrimientos técnicos e
invenciones mecánicas que se han ido produciendo desde la Alta Edad Media aplicadas a
diversos campos, se muestra tras la revolución industrial con un esplendor tal que la sociedad
entera es testigo de su alcance. Tras la quiebra que se produce ante la mímesis naturalista,
será ahora la máquina la que se instaure como modelo para la creación visual más
vanguardista. Como nos dice Juan Martínez Moro:
El modelo es ahora la máquina, símbolo de unidad funcional en la que las partes se supeditan a
una consecuencia pragmática. Los elementos de la representación buscan mostrar su mejor vista,
aquella proyección (alzado, frente o perfil) sobre el plano de la representación que contenga más
información, aún a costa de perder belleza y coherencia naturalista. En consecuencia, la imagen
irá perdiendo valores artísticos clásicos para ganar en poder y claridad comunicativa. No
obstante, ello no significará abandonar todos los órdenes de la estética, sobre todo si
identificamos esta con parámetros cognitivos, en la medida en que ineludiblemente se seguirá
417
estando bajo el latente imperativo plástico que ostenta toda creación visual.
Por ello, el modelo que impone la máquina hará reflexionar a muchos artistas, como en
el caso de Fernand Léger, quien escribe: «El elemento mecánico no es un fin, sino un medio. Lo
considero simplemente una ‘materia prima’ plástica como los elementos de un paisaje o una
naturaleza muerta».418 En esta onda, más allá de la pintura figurativa que pretende hacerse
eco de los paisajes industriales, será el cubismo, el futurismo italiano y el constructivismo ruso,
417
Juan Martínez Moro: La ilustración como categoría. Una teoría unificada sobre arte y conocimiento, Gijón: Trea,
2004, p. 158.
418
Fernand Léger: Funciones de la pintura, Madrid: Cuadernos para el Diálogo, 1975, p. 49.
303
INTERFERENCIAS
Nueva ideología
Todos estos cambios sufridos en los inicios de un siglo convulso inaugurarán una nueva
ideología de vanguardia, donde la influencia de la mediación mecánica aparecerá de un modo
u otro interfiriendo la representación y rompiendo con el ideal realista del siglo XIX. La pintura
se alza, asistida por la conciencia que aporta el maquinismo, al descubrimiento de realidades
que recrea la propia obra de arte, dando un paso más allá y rompiendo con los ideales realistas
devenidos del concepto de mímesis, desarrollado siglos atrás. Una mecánica que, como dio
cuenta Benjamin, aplicada a los medios de reproducción, instaurará un nuevo régimen en la
304
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
305
INTERFERENCIAS
La máquina se ha convertido... en una parte de la vida humana, tal vez incluso en su alma. En la
búsqueda de formas mediante las que interpretamos ideas o a través de las cuales exponemos
características humanas, he dado finalmente con la forma de apariencia más brillantemente
plástica y cargada de simbolismo. He reclutado a la maquinaria del mundo moderno... quiero
419
decir... para trabajar sobre ella... hasta que alcance la cima del simbolismo mecánico.
419
Francis Picabia citado por William A. Camfield: «Diseños maquinomórficos y dadá, 1915-1921», en catálogo de
exposición Francis Picabia. Máquinas españolas, Valencia: IVAM y Barcelona: Fundación Tápies, 1995-1996, p. 24.
306
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Una ideología parecida a la que inauguran los dadaístas en los años diez, sería la seguida
por los neodadaistas del Nuevo Realismo Francés en los años sesenta, donde, en la misma
línea de Picabia, destaca Jean Tinguely (Friburgo, 1925), que se especializaría en la realización
de unas máquinas inútiles que, en vez de ser representadas en dos dimensiones, transportaría
al cinético mundo tridimensional. Máquinas reales cuyos engranajes, bielas, cuerdas y demás,
realizaban esfuerzos nulos, no produciendo absolutamente nada. De éstas, las primeras que
hizo pintaban solas, en clara alusión crítica al expresionismo abstracto. En definitiva, al albor
de la velocidad que imprimía el nuevo estilo de vida, como explica Klaus Littman:
El arte debía ser arte vivo: agitación, manifestación y revolución. Los medios de comunicación
también fueron utilizados por los artistas: panfletos, teatro en la calle, eventos, discursos,
manifiestos y reuniones tormentosas. Tinguely era etnólogo del presente, destripaba las
máquinas que facilitaban el estilo de vida actual mientras que estaban ya envejeciéndose, y las
convertía en una paráfrasis de la revolución industrial, brevemente, antes de que fueran
420
sustituidas por la era electrónica.
420
Klaus Littmann: «Viaje a Valencia», en catálogo de exposición Jean Tinguely. Retrospectiva, Valencia: IVAM, 2008,
p.34.
307
INTERFERENCIAS
421
El arte generativo se refiere a aquel que ha sido creado entero o una parte por el uso de un sistema autónomo
no humano, que acaba determinando el resultado de la obra, dado que a partir de un primer impulso que realiza el
artista al confeccionar el programa, será la máquina la que comience a tomar decisiones. Aquí el trabajo artístico
generado es algorítmicamente determinado.
308
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
129. Giuseppe Pinot-Gallizano y su equipo experimetando en Alba (Italia) con la máquina de pintura
industrial, 1956
Esta producción autónoma que puede ofrecer la máquina, antes de entrar en las
profundidades computerizadas que trataremos más adelante, ya están insertas en las
inquietudes de los pintores mucho antes que Jansen. Tal es el caso del pintor Giuseppe Pinot-
Gallizio (Alba, 1902), artista perteneciente a la Internacional Situacionista, quien inventó una
maquina industrial de hacer pintura a partir de resinas de secado rápido. Con ello, el artista
calificaba sus pinturas como ‘Tergiversaciones urbanas’. Estas consistían en rollos de tela
pintados por dicha máquina, con los que pretendía cubrir ciudades enteras. En definitiva,
quería expandir la pintura por el paisaje para crear nuevos ambientes que contribuyeran a
romper con la monotonía en la que, para él, se hallaba inmerso el público.
La automatización social
Con la revolución industrial una nueva visión del mundo aparece, uniendo investigación y
aplicación. Desde ese momento lo orgánico y lo inorgánico, lo natural y lo artificial se verán
confrontados en una carrera donde, progresivamente, lo orgánico irá siendo sustituido por lo
inorgánico. Desde esta conciencia maquinista, el arte dotará a la vida urbana de un nuevo
modelo estructural e icónico, lo que a su vez derivará en la transformación del arte, de
representativo a informativo. «Una intuición profética», que Giulio Carlo Argan explica así:
(…) el arte, que ya no puede ser representativo al no quedar valores institucionalizados que
representar, será informativo, visualizará momento a momento la historia que se hace y
422
establecerá un circuito de comunicación entre los miembros de la comunidad.
Una idea que adquirirá vigencia en la posterior sociedad de consumo, pero cuyo germen
ya se halla inserto en el cubismo, el futurismo y el constructivismo. Asimismo, los nuevos
medios icónicos que comenzarán a surgir se presentan idóneos, por su respuesta inmediata,
dentro de una nueva sociedad donde la mecánica está cada vez más presente.
422
Giulio Carlo Argan: Historia del arte moderno, Valencia: Fernando Torres, 1977, p 399.
309
INTERFERENCIAS
fijamos en la representación del cuerpo humano, como género que la pintura ha desarrollado
durante toda su historia, podemos hacernos eco del grado de interés que suscita en los
pintores dicha conjunción entre el humano y la máquina. Preocupaciones que se verán
plasmadas en las representaciones pictóricas apoyadas por relatos literarios que ahondan en la
misma preocupación.
423
Ginoide o fembot es la denominación que se le da a un robot antropomorfo de fisionomía femenina, aunque en
el lenguaje coloquial el término androide suele usarse para ambos casos, masculino o femenino. Este término tiene
relación con el de Androide, que corresponde a la denominación que se le da a un robot u organismo sintético
antropomorfo que, además de imitar la apariencia humana, imita algunos aspectos de su conducta de manera
autónoma. Es un término mencionado por primera vez por Alberto Magno en 1270 y popularizado por el autor
francés Auguste Villiers en su novela de 1886 L'Ève future.
310
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
311
INTERFERENCIAS
Una imitación de lo humano que daría lugar a las reflexiones en torno a ‘lo siniestro’, que
Freud y, antes que él, E. Jentsch en su Zur Psychologie des Unheimlichen, de 1906, elaboraron
a partir de la lectura de la obra ya mencionada de Hoffmann. Como dice Jentsch: «duda sobre
si en verdad es animado un ser en apariencia vivo, y, a la inversa, si no puede tener alma cierta
cosa inerte ».424 Un concepto en el que encuentra cierta actitud de fascinación infantil, de
juego y hasta deseo erótico, que el movimiento dadaísta aprovecharía para sus obras. En
palabras de Freud, a través del análisis del relato de Hoffman, la angustia de lo siniestro es
observada como deseo, al no saber muy bien dónde se halla el límite entre lo que está
animado y lo que no. Miedo y deseo, extrañeza y complicidad, terror y fascinación. El
autómata representa la pura ambigüedad entre el mundo inerte de lo mecánico y mineral y el
mundo sensible de la carne y el pensamiento. Podemos considerarlo igualmente una especie
de eslabón perdido entre la magia alquímica y la ciencia moderna. Entre el deseo y lo siniestro
se encuentra la obra de Hans Bellmer (Katowice, 1902), fotógrafo surrealista que en 1933
confeccionó la primera versión de su obra más conocida: La Muñeca. Objeto artificial con
pretensiones eróticas y múltiples posibilidades anatómicas, que resume las inquietudes que,
por entonces, invadían las reflexiones del movimiento. Con ella, Bellmer intenta descubrir la
mecánica del deseo y desenmascarar el inconsciente psíquico que gobierna al ser humano.
Con el tiempo, sus trabajos servirán de referencia a artistas contemporáneos como Cindy
Sherman y otros.
424
E. Jentsch citado por Sigmund Freud: «Lo siniestro», en Obras Completas tomo XVII, Buenos Aires: Amorrortu,
2009, p.226.
312
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Todo este mundo de los autómatas ejercen una profunda influencia en el filósofo Julien
Offray de La Mettrie, que, rebatiendo el dualismo de Descartes, en El hombre máquina (1748),
se aventura a decir que cualquier forma de vida puede explicarse en términos puramente
materialistas, considerando a los seres humanos productos de dispositivos, cuyo
funcionamiento interno, hasta espiritual y psicológico, se descubrirá a través de la aplicación
del método científico. Una filosofía del conocimiento del ‘sí mismo’ del ser y de su control
absoluto. La Mettrie confía en que se puede dotar de pensamiento a la materia, según señala:
«Los metafísicos, que han insinuado que la materia bien podría tener la facultad de pensar no
han deshonrado su razón».425 Dicha creencia —que es posible dotar de pensamiento a la
materia— es la hipótesis que mantienen los relatos mencionados, que ven posible que la unión
de la mecánica y el aliento aportado por los avances científico-tecnológicos, genere el
nacimiento de un nuevo ‘cuerpo’, que tome forma en la figura del ciborg. Todo un mundo de
cirugías tecnológicas posibles que borran los límites entre el cuerpo humano y la máquina.
Cuestiones protésicas que ya podemos ver ensayadas en la realidad y que sirven de caldo de
cultivo para la representación artística. Un debate donde, ahondando en las reflexiones sobre
‘lo siniestro’ de Freud, no se sabe si el cuerpo se convierte en máquina o al revés, como
indicaba La Mettrie siglos atrás:
Cuando uno de estos aparatos mecánicos se convierte en una parte funcional de un humano,
resulta más y más difícil decidir si el objeto asimilado es humano o máquina... el cyborg no es
solo una combinación ordinaria de humano y máquina, como una persona que usara una
herramienta. El ciborg es una relación particular entre un humano y una máquina en el sentido
en que la máquina necesita funcionar sin conciencia para cooperar con los controles
426
homeostáticos autónomos del propio cuerpo.
Con la idea del ciborg la fusión del cuerpo y la máquina está completada, de tal forma
que ahora el cuerpo aparecerá con posibilidades infinitas. Serán muchos los artistas que traten
dicho tema en sus representaciones pictóricas de carácter metamórfico. En realidad, recabará
en el arte y la ciencia ficción la misión de exploración de nuestros miedos más ocultos relativos
a este tema. En ese sentido, la estética que aportan las nuevas tecnologías, es un modo de
entender la propia función del arte en un contexto de cambio constante, donde la máquina
juega su papel. Como nos comenta Molinuevo recordando a McLuhan:
La función del artista, que consiste en corregir el sesgo inconsciente de una cultura dada, puede
ser traicionada si se limita meramente a repetir el sesgo de una cultura sin reajustarlo. En este
sentido, el papel del arte consiste en crear los medios para percibir, creando entornos
alternativos que abran las puertas entre la percepción a la gente que, de otro modo,
permanecería insensible en una situación desprovista de percepciones (…). En una época de
cambio acelerado se vuelve urgente la necesidad de percibir el entorno. Nuevos entornos
reajustarán nuestros umbrales sensoriales. Y estos, a su vez, afectarán más tarde a nuestras
427
perspectivas y expectativas.
425
Julián Offrey de La Mettrie: El hombre máquina, Buenos Aires: Eudeba, 1961, p. 31.
426
David F. Channell: The Vital Machine: A study of Technology and Organic Life. Nueva York: Oxford University
Press, 1991, p. 129, citado en Mark Dery: Velocidad de escape, Madrid: Siruela, 1995. p. 253.
427
Marshall McLuhan y Harley Parker: Though the Vanishing Point: Space in Poetry and Painting, New York:
Harper&Row, 1969, pp. 241 y 252. Citado en José Luis Molinuevo: «Entre la tecnoilustración y el
tecnoromanticismo», en Domingo Hernández Sánchez, Domingo (ed.): Arte, cuerpo, tecnología, Salamanca:
Ediciones Universidad Salamanca, 2003. pp. 98-99.
313
INTERFERENCIAS
133. Neil Harbisson interpretando un concierto de color, Museum of Jewish Heritage, Nueva York, 2013.
A la derecha: Traducción cromática de La primavera, de Vivaldi
428
Corinne Sacca-Abadi: «Orlan. La caída de la metáfora: cuando lo real se adueña de la escena», en revista Otra
Mirada, Buenos Aires: APA, Vol. I, No 1, junio 2002.
429
Michel Foucault: Tecnologías del yo y otros textos afines, Barcelona: Paidós Ibérica, 1990. p. 24.
430
Hubert Dreyfus: «Sobre el ordenamiento de las cosas. El ser y el poder en Heidegger y en Foucault». En: VV.AA.:
Michel Foucault Filósofo, Barcelona: Gedisa, 1995, p.99.
314
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
431
La acromatopsia, también llamada monocromatismo, es una enfermedad congénita y no progresiva que consiste
en una anomalía de la visión a consecuencia de la cual sólo son percibidos los valores de luminosidad
(claridad/oscuridad) que, de forma imprecisa, traduciríamos como ‘blanco’ y ‘negro’. La enfermedad está producida
por una alteración en las células fotorreceptoras de la retina sensibles al color que son los conos.
315
INTERFERENCIAS
una mayor facilidad de acceso a dispositivos más sofisticados donde la imagen se ‘instala’, muy
cerca de nuestro aparato perceptivo. Tal es el caso de las recientes Google Glass, que hacen
flotar imágenes sobre el cristal de la gafa, un mecanismo parecido al que, por ejemplo,
también se puede instalar en el cristal de un parabrisas de coche. Más cerca del ojo todavía,
también existen ya un tipo de lentillas que provocan que el individuo que la lleva se sumerja,
como en los anteriores casos, en una ‘realidad aumentada’. En el aprovechamiento de estos
dispositivos para el arte, podemos nombrar la obra Campo de refugiados, de John Craig
Freeman (California, 1959). Una obra instalada en los dispositivos móviles de los visitantes de
la Bienal de Venecia de 2011, donde aparecen dos pabellones virtuales fuera de recorrido
físico. Las posibilidades de todo este tipo de obras y aplicaciones están aún por descubrir y
será cada vez mayor el número de artistas que se decidan por utilizar estos soportes para la
realización de sus obras. Esta apropiación de los espacios suprarreales no conlleva aumentar la
realidad sino aumentar la información sobre ella, investigando sobre las diferentes formas de
declinar la realidad y las posibilidades que posee la infiltración de la tecnología.
Grabado y pintura
Hecha esta breve anotación, podemos definir que el grabado comprende, en principio,
una serie de técnicas que permiten producir, mediante una matriz, imágenes o signos
repetibles con exactitud. Mediante estas técnicas, cuya finalidad en sus orígenes se halla
lejano de las intenciones estéticas propias de la teoría del arte, se tratan de cubrir dos
funciones: la función exógena de transmisión de información y conocimiento, dado su carácter
de imagen múltiple, y la función endógena de expresión, que trata de encontrar su propio
lenguaje plástico mediante las técnicas a las que recurre. Lo que comúnmente se entiende
como grabado, entonces, será tanto el proceso como el resultado, es decir: las acciones que
realizamos apoyados en las diferentes técnicas para fijar la imagen en la matriz, pasando por
316
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
su entintado y utilización de prensa o tórculo, hasta la obtención del papel impreso en tantas
estampas como requiera el artista.
El grabado puso en manos del hombre europeo una formidable herramienta de trabajo,
que éste no tardó en aprovechar en todos los terrenos, no sólo en el del arte.432 Potenció el
consumo de imágenes debido a su difusión, lo que establece las bases de una democratización
icónica que llega hasta nuestros días. Como transmisor de información y conocimiento de
cualquier campo de la ciencia o el arte, y todo tipo de especulación sobre la realidad que
pueda ser transportada a una imagen, supone, según Ivins, junto a las teorías sobre la
perspectiva propuestas por Leon Battista Alberti y los conceptos sobre la relatividad y la
continuidad de Nicolás de Cusa, uno de los pilares fundamentales del mundo moderno.433
432
William Jr. Ivins: Imagen impresa y conocimiento, Barcelona: Gustavo Gili, 1975, pp. 14 y ss.
433
Ibíd., pp. 39 y 40.
317
INTERFERENCIAS
cuatrocientas hojas idénticas en un corto plazo de tiempo, lo que hubiera sido casi imposible
de hacer a mano.
434
Paul Westheim: El grabado en madera, México: F.C.E., 1954, p.42. Citado por Juan Antonio Ramírez: Medios de
masas e historia del arte, Madrid: Cátedra, 1976, p.25-26.
318
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
A finales del siglo XV el uso de la xilografía va mermando a favor del grabado de planchas
de metal. Estas planchas ofrecían más resistencia que las de madera y por lo tanto eran
capaces de ofrecer una mayor tirada de ejemplares. Su uso es generalizado en el siglo XVI y
conoce su época dorada en el siglo XVII. Gracias a la ductilidad que poseían los metales
utilizados, que permiten un trazado más directo y espontáneo, la superficie admitía el dibujo
de mínimos detalles. A veces no era el propio artista el encargado de trasladar su dibujo a la
plancha de metal, siguiendo una tradición gremial iniciada con la xilografía, pues en numerosas
ocasiones eran los técnicos grabadores los que copiaban su dibujo y realizaban la
transferencia. El hecho de que otras personas, que no fueran el propio artista, comenzaran a
entrar en su taller y en su proceso de trabajo, fue dando pie a la creación los famosos talleres
de maestros pintores que eran asistidos por ayudantes que se iban especializando en fondos,
drapeados, etc., una colaboración que se iría traduciendo en mayor amplitud productiva que
podía llegar a ser de escala internacional, como en el caso de Rubens. Un hecho que, no
obstante, aunque se generaliza en esta época, es bastante anterior al siglo XVI y XVII. En
consecuencia, esto ocasionaría una creciente densificación icónica que va llegando a todas las
capas sociales, convirtiéndose en el vehículo de transmisión de ideales políticos,
acontecimientos históricos o distracciones lúdicas en juegos u ornatos. Surgiendo, asimismo,
319
INTERFERENCIAS
especialistas en su perfección técnica, calidad del dibujo, etc., que se dedicarán a coleccionar
estas estampas.
320
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
tendríamos que remitirnos a todos esos grabados que, a finales del siglo XV, comienzan a
difundirse. Estampas que contienen un gran atractivo para los pintores, como Mantegna y
Durero, sobre todo a partir de la multiplicación de posibilidades que ofrecía el grabado en
metal, hecho que provoca una experimentación artística sin precedentes. En ese sentido, el
grabado ofrece al artista la posibilidad de demostrar sus capacidades inventivas e
intelectuales, sobre temas mitológicos, en la mayoría de los casos, o ambiguos e imprecisos, en
otros. Actitud que parece desafiar al espectador, incitando a éste a la lectura y el
desciframiento.
Aparte, los artistas también ven en el grabado, ante el hecho de reproducir varias copias
de un mismo diseño con un bajo coste, que son livianas y fácilmente transportables, una
propuesta con grandes posibilidades mercantiles. Próximo a éstos, Martin Schongauer
experimentará con las posibilidades narrativas del grabado, con una intención claramente
pictórica, que lo eleva a la categoría de arte, al utilizar recursos propios de la pintura como es
el claroscuro, por ejemplo. Con la utilización del aguafuerte por parte de los pintores se
trataba de, al tiempo de ir un paso más allá de las parcas representaciones xilográficas
populares que habían predominado durante todo el siglo XV, elevar al estatus de obra de arte
las composiciones realizadas con la técnica del grabado, exprimiendo al máximo las cualidades
que podía ofrecer como medio de expresión económico, con el que se podía obtener una
rentabilidad a corto plazo. Esta experimentación era posible, en gran medida, gracias a la
liberación que suponía respecto de la pintura, siempre condicionada por un formato mayor o
limitada a la temática que imponía el mecenas que realizaba el encargo.
321
INTERFERENCIAS
139. Rembrandt van Rijn, Retrato de Jan Six, 1647 y Retrato de Jan Six, 1654
La actitud de Rembrandt sería muy distinta, no solo de la del anterior —Rubens—, sino también
de la mayoría de grabadores sujetos a lo que W.M. Ivins ha llamado `redes de racionalidad´, es
decir, de aquellas estructuras lineales o tramas de composición e interpretación que irían
desarrollando las distintas escuelas, talleres profesionales o grabadores virtuosos desde el siglo
XVI hasta finales del XVIII. El punto más destacable de la obra gráfica de Rembrandt es su
denodado esfuerzo por desarrollar toda la expresividad que, desde su particular estática barroca,
pudo descubrir en el medio, importándole poco los criterios de sistematización de los esquemas
435
lineales al uso.
Tal y como sucederá en otros pintores que comienzan a experimentar con el grabado, en
la obra de Rembrandt también existe un gran paralelismo temático entre lo que pintó y lo que
grabó, muchas veces con soluciones plásticas también similares, como es el caso de estos dos
retratos de su mecenas Jan Six.
435
Juan Martínez Moro: Un ensayo sobre el grabado (a finales del siglo XX), Santander: Creática, 1998, p. 145.
322
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Si el dibujo era la manera de hacer circular el estilo entre los artistas congregados a una
comunidad próxima, el grabado logrará difundir éste de modo exponencial aumentado el
número de público que tiene acceso a su contemplación. La relación entre estilo e individuo
será, a partir del Renacimiento, una señal de originalidad e identificación, inseparable y
particular, como forma característica y propia en el artista para expresar sus invenciones e
ideas. Será mediante el grabado como su estilo puede llegar a transformarse en un modelo a
imitar, lo que corresponde a una recepción de la obra de arte diferente a la que se venía
concibiendo, en un circuito donde tanto creaciones originales como copias grabadas de esos
originales, formaban parte de un juego en el que existían grados variables de ‘autenticidad’,
que ya empezaban a cuestionar la noción de original. En ese momento, la utilización de la
firma aparecerá como único aval que confirme la autenticidad, sucediéndose los primeros
casos de pleitos por utilización indebida de ésta por parte de los copistas, pues, como señala
Joseph Koerner: «el crimen no era el hecho de copiar, sino de intentar pasar una copia como
original».436
436
Joseph Koerner: «Albrecht Dürer: A Sixteenth-Cen-tury Influenza», en Giulia Bartrum (Ed.), Albrecht Dürer and
his Legacy. The Graphic Work of a Renaissance Artist. Princeton: Princeton University Press, 2002, p. 25.
323
INTERFERENCIAS
Tanto en Europa como en América, durante la época barroca, se generalizó el uso, por
parte de pintores, de grabados como fuente de inspiración para sus obras. Tal es el caso de lo
324
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
que contemplamos en el retrato del Bufón Calabacillas, realizado por Velázquez, donde parece
que este hubiera podido inspirarse en una xilografía de Alberto Durero que lleva por título:
Hombre desesperado. Una utilización que era más incisiva cuanta mayor fuera la distancia que
separa a estos pintores de las obras originales, que en su mayoría correspondían a otras
pinturas u otros motivos susceptibles de ser difundidos. Estas influencias, originadas por dichas
estampas, podían llegar a crear corrientes diferenciadas pues, a causa de la distancia, se podía
llegar a no comprender completamente el modelo propuesto, provocando una libre
interpretación y aplicación. En ese sentido tanto el citado W.M. Ivins jr., en su libro La imagen
impresa y conocimiento, como Elizabeth Eisenstein en La revolución de la imprenta,
profundizan sobre los diferentes trasvases que se dan con la difusión y circulación de la obra
gráfica. Dichas influencias en Europa, que comienzan en Italia, son producto de la
reproducción masiva que comienza a producirse a todos los niveles, como señala Ivins:
La gran influencia de Italia sobre el norte. y más tarde la de París sobre el resto de Europa, se
ejerció precisamente a través de las estampas de interpretación que llevaban la noticia de la
aparición de nuevos estilos. Si queremos comprender estas influencias y las formas que
adoptaron, no hemos de fijarnos en los originales italianos o parisinos sino en lo que para
nosotros son estúpidas estampas que los editores producían y vendían en cantidades ingentes. Y
437
esto es algo que los historiadores del arte han pasado por alto con demasiada frecuencia.
437
W.M. Ivins jr.: Imagen impresa y conocimiento. Análisis de la imagen prefotográfica. Barcelona: Gustavo Gili,
1975, p. 103.
325
INTERFERENCIAS
A esto hay que añadir que, en un primer momento, los centros de reproducción y
difusión están situados donde el arte y la tecnología se hallan más evolucionados, como en el
caso de Italia que, con Giorgio Vasari, asienta las bases de la teoría del arte, pudiéndose hablar
de las obras con una finalidad puramente artística sólo a partir de entonces. La consecuencia
directa de la difusión de los modelos artísticos, es que esas escuelas más adelantadas pueden
seguir manteniendo su hegemonía teórica, imponiendo al resto sus pautas del buen hacer,
influenciando a aquellas escuelas más lejanas que las adoptarán, aplicándolas a veces
transformadas, al contribuir, con sus propios recursos y conocimientos locales, en la
elaboración de las composiciones de sus obras. Comprobado está que esta difusión servirá de
interesada propaganda política y sobre todo religiosa, tratando de imponer modelos que
sustituyan a las representaciones locales. Por eso, a la hora de hablar de las influencias que el
grabado inserta en las diferentes escuelas, hemos de diferenciar entre aquellos territorios que
326
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
ostentan el poder y aquellos territorios conquistados, que acogen la cultura del pueblo que les
invade.
Con ello nos referimos a una época clave, donde empieza la difusión de la imagen
asistida por los medios mecánicos que, incipientemente, comienzan a hacer su aparición
estableciendo una situación límite, que, según Víctor I. Stoichita: «no desemboca en la
anulación de la imagen sino, por el contrario, en la formación de grandes sistemas
mnemotécnicos de saber artístico».438
Así, la concepción renacentista del arte como actividad intelectual coincide con el
incremento de réplicas grabadas y pintadas. Aunque esto pueda parecer inicialmente algo
contradictorio con el énfasis puesto sobre el estilo individual y la ‘mano’ del artista, también
puede entenderse como el resultado natural del nuevo estatus del arte en el Renacimiento.
Considerando que el arte es una ‘cosa mental’, el hacer quirográfico hubiera de perder
importancia, por lo que la multiplicación de ideas, aunque fueran de peor calidad, suponía el
resultado natural de la nueva concepción del arte. Desarrollo artístico que, a partir de
entonces, oscilaría entre la imitación y la innovación. Desde este punto se puede entender
pintura y grabado, las dos, como obras múltiples que circulan en el nuevo sistema, donde el
original desaparece tras su asimilación mítica. La réplica de pinturas se convierte, a partir del
siglo XVII, en una práctica habitual en toda Europa como el fin primordial de aumentar el
mercado. Con el aumento de esta práctica se incrementarán también las teorizaciones al
respecto, dado que se trata de una nueva forma de organizar el pensamiento visual.
438
Víctor I. Stoichita: La invención del cuadro. Arte, artífices y artificios en los orígenes de la pintura europea,
Barcelona: Serbal, 2000, p. 100.
327
INTERFERENCIAS
En esa organización del pensamiento visual podemos señalar, como caso significativo, lo
ocurrido en el movimiento impresionista, como cambio radical que condicionaría la
experimentación de todos los movimientos de vanguardia que vendrían detrás de él. En 1854,
durante el periodo Meiji, Japón se abre al mundo en diversidad de exposiciones que dan a
conocer su riqueza cultural. En estas exposiciones destacan las estampas Ukiyo-e, cuya
traducción significa: ‘pinturas del mundo flotante’, amable y cotidiano, de una delicadeza
extrema. Respecto a ellas, los pintores impresionistas, y también los postimpresionistas o el
Art Nouveau, comenzaron a verse muy atraídos. Una influencia que, aparte de aparecer en la
pintura, se manifestaría en ámbitos diversos como la literatura, la vestimenta femenina, los
perfumes, espectáculos, etc., que recreaban un ambiente exótico, elegante y tendente a la
evasión. Fascinados por la manera que tenían sus realizadores de representar el espacio,
pintores como Degas o Monet se inspiraron en las estampas de los artistas Horusai e
Hiroshige, sin saber que con ello renovarían el arte occidental, aportando muchos elementos
que trataría la modernidad en profundidad. Aprendieron que el tema principal del cuadro
podía verse desplazado del centro del encuadre, provocando una movilidad visual que
obligaba al espectador a recorrer toda la composición. También se fijaron en cómo estos
artistas orientales escogían puntos de vista no convencionales, desde muy arriba o muy abajo,
realizando igualmente fuertes contrastes entre los elementos que componían la escena,
llegando incluso a pintar sólo un fragmento del motivo escogido. En estas estampas aparecían
los espacios vacíos representados mediante zonas planas de color, aparte de no utilizar un
claroscuro como el que se realizaba en occidente para describir el volumen. Todas estas
connotaciones descubrieron en los artistas impresionistas un mundo de posibilidades que
podían experimentar en sus telas.
328
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Ejemplo notable de esta influencia es la obra de Paul Gauguin, los nabis (sobre todo en
Pierre Bonard) o Vincent Van Gogh. Este último, al verse atraído por la estampa japonesa, pasa
de la realización de unas pinturas oscuras a la utilización de brillantes colores. En 1888,
mientras reside en Arles, escribe a su hermano Théo: «En cuanto a lo de permanecer en el
Mediodía, aun cuando sea más caro, veamos: la pintura japonesa gusta, se ha experimentado
su influencia, todos los impresionistas tienen esto en común, y ¿no se irían al Japón, es decir: a
lo que es el equivalente del Japón, el Mediodía? Creo que, aun después de todo, el porvenir
del nuevo arte está en el Mediodía».439 Donde el ‘Mediodía’ supone algo colorista, positivo y
energético, lleno de esplendor.
439
Vincent Van Gogh: Cartas a Théo, Barcelona: Idea Books, 2003, p.218.
329
INTERFERENCIAS
sirven para extender una suerte de pintura de historia. La propia incorporación de imágenes
en la representación del mismo taller, nos evoca situaciones de amplio recorrido histórico,
como la que sucede en el cuadro de Las Meninas de Velázquez. Mientras que Velázquez
parece dar la espalda a esas imágenes que cuelgan al fondo de la estancia, difuminándolas,
mirando de frente la realidad presente, en Alonso sucede exactamente lo contrario; abraza las
imágenes referenciales definiéndolas y emborrona aquellas que pertenecen al contexto
presente, para avisarnos de lo único que podemos estar seguros y de que los sucesos
presentes y futuros están aún por definir. Mecanismos icónico-irónicos significativos que
enlazan con grabados de Durero, o lecturas como El Quijote, para derivar en una
transmutación grotesca de la imagen sintética y desacralizada del mundo contemporáneo. El
interés que muestra Alonso por la variabilidad significante de la imagen, por su activación y/o
desactivación en un término político de amplio espectro, se refleja en el uso que hace de
imágenes procedentes de grabados.Como puntualiza Rafael López Borrego:
Choque entre estos dos mundos, se puede apreciar en la obra de Álvaro González
(Mérida, 1979). La práctica de su pintura está basada en motivos botánicos, zoomórficos y
440
Rafael López Borrego: «Pablo Alonso», en catálogo de exposición Barrocos y neobarrocos. El infierno de lo bello,
Salamanca: DA2, 2005, p.9.
330
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Estas tramas, regulares y abstractas, se combinan con un conjunto de formas a simple vista
identificables que, en realidad, no son otra cosa que fragmentos extraídos de algunos grabados
de Durero. Partes que, al haber sido aisladas de su contexto, caen, asimismo, en la más pura
abstracción; el hecho de ampliar su escala, además, enfatiza el entramado lineal característico de
441
los procedimientos gráficos, de aquellos, lo que viene a abundar en esa misma sensación.
441
Víctor Zarza: «La condición de lo pictórico en la obra de Álvaro González», en catálogo de exposición Tótem
Álvaro González, Santander: Gobierno de Cantabria, 2012, p.8.
442
Paul Good: «Multiplicity Must be Made. The Painting of Pia Fries», en catálogo de exposición Pia Fries: Paintings,
1990-2007, Dusseldorf: Heinrich Winterscheidt GmbH, 2007, p.22.
331
INTERFERENCIAS
Ilustración y pintura
(…) más allá del hecho visual, la ilustración como término genérico alude a una forma de
entender la imagen inspirada por, o complementaria de, un texto o narración, sea este científico,
literario, poético o publicitario; la expresión de ideas y conocimientos mediante signos e iconos
gráficos; la documentación y registro de hechos y experiencias; y (…) de todo aquello que denota
443
una intencionalidad por comunicar significados a través de la imagen.
También es cierto que la ilustración, habiendo sido junto al texto portadora del
conocimiento durante muchos siglos, se ha visto fuertemente golpeada por la irrupción de los
medios de comunicación de masas, que han ido desplazando su papel dentro del sistema de la
cultura y el arte, aunque en definitiva éstos utilicen muchas de las disposiciones y estrategias
que ya adelantó la ilustración, como apoyo a la palabra. Este acompañar al mensaje
lingüístico, implica que la ilustración se vea afectada por una característica narrativa,
contando, resumiendo y aclarando aquello donde el texto prefiere ceder el paso a la imagen.
Un síntoma del que paulatinamente se verá el arte afectado, en el sentido de que cada vez con
mayor frecuencia irán apareciendo obras que ya no se sujetan por su propia presentación
estética, sino que es necesaria la recurrencia a toda la literatura crítica o conceptual que la
acompaña.
A partir del triunfo del modelo científico positivista, los derroteros metodológicos del
arte y el conocimiento que anteriormente podían haberse visto divergir, vuelven ahora a
unirse. Cosa que podemos comprobar en muchos artistas del siglo XX, cuya curiosidad hace
que se acerquen a los tratados científicos, para traducir sus ilustraciones de un modo plural y
heterogéneo. Una traducción que ya no sólo implicará una conformación estética, sino que
ahora se buscará cierta relación conceptual con la fuente de donde proviene el extracto, de
forma que la construcción pictórica que elabora el artista posea ahora una determinada
443
Juan Martínez Moro: La ilustración como categoría. Una teoría unificada sobre arte y conocimiento, Gijón: Trea,
2004, p.7.
332
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
conciencia, que acciona una serie de concatenaciones conceptuales que lo conectan con el
mundo del conocimiento científico.
En otra comprensión del concepto de ilustración, pero desde cierta dislocación espacio-
temporal y la lectura transversal que ello puede provocar, muchas de las pinturas que
encontramos en las exposiciones actuales, dentro del discurso artístico contemporáneo,
aparecen como ilustraciones de la tesis que pretende defender el artista. Incluso muchas veces
la intención del artista se basa en una obra literaria u obra epistemológica concreta y los
cuadros que pinta no son sino ilustraciones que orbitan alrededor de ella. Sirva como ejemplo
de obras literarias que inspiran realizaciones pictóricas, Honore Daumier, quien, fascinado por
la lectura del Quijote, se lanzó a realizar una serie de cuadros que bien pudieran funcionar
como escenas ilustrativas de la novela.
Esta actitud de interacción entre imagen y texto, responde a una estrategia que ha
llevado a muchos comisarios a elegir una obra para posteriormente elegir a los artistas que
mejor creen que pueden ilustrarla. Tal fue el caso de la exposición que el Artium de Vitoria
dedicara en el año 2006 a La obra maestra desconocida de Honore Balzac, obra ambientada en
el París de principios del siglo XVII, donde un pintor llamado Frenhofer trata de llegar a la
333
INTERFERENCIAS
materia de la pintura a partir de una obra desmesuradamente trabajada que acaba por resulta
indescifrable, tanto que ya ha atravesado por completo el espejo de lo real que hay en el
exterior, para devenir una pura fantasía interior. Esta pérdida del sentido de lo real es una
circunstancia que asedia al creador, que no puede evitar extraviarse dentro de sí, perdido o
despistado en los intrincados laberintos del yo. Atrapado por su destructivo sueño, Frenhofer,
sin darse cuenta, había ido aniquilando lo que él mismo había creado, sin reconocer en
absoluto que lo hubiera hecho. En esta ocasión se reunieron para la exposición artistas
representantes de estilos diversos, para tratar de explicar la alegoría del arte contemporáneo
que, como sucede con el protagonista de la novela, solo puede ser comprendido desde cierta
‘locura’.
Actualmente son muchos los artistas que, como los tratados en el apartado anterior
dedicado al grabado, recurren a ilustraciones de tratados científicos, de ingeniería, de
arquitectura, etc. para incorporar a sus pinturas. Hacer uso de los grabados de tratados
antiguos, puede funcionar como una actitud melancólica, al recordar a los pioneros
investigadores de la actual ciencia moderna, o como sujeción histórica que implica referencia
icónica, al tiempo que transformación representativa al unir dos puntos distantes de la línea
temporal. Dichas formas de incorporar estas imágenes suelen ser intencionadas no sólo
estéticamente, sino adecuadas a una intención que se suma en el discurso crítico de los
propósitos conceptuales, que pretende transmitir el artista con su obra al público.
334
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Ejemplo de estas recuperaciones son los cuadros de Ángeles Agrela (Úbeda, 1966), quien
recupera ilustraciones como las que en su día realizara Andrea Vesalio en su Humanis Corporis
Fabrica, de 1543. Ilustraciones que traen a la retina del espectador imágenes que en su día
eran desconocidas, descubriendo qué hay debajo de la piel. Ángeles Agrela ha reflexionado
sobre la trascendencia plástica de este lenguaje gráfico anatómico, para trasladar su análisis a
la exploración de la obra de arte. Adoptando el papel del doctor Tulp en La lección de
anatomía de Remblandt, pero diseccionando no cadáveres humanos, sino, metafóricamente,
sus propias obras tomadas como cadáveres. En relación a ello, Inmaculada López Vílchez
observa:
Aquí, nos presenta obras de arte conocidas universalmente, detalles, semejanzas y parecidos, en
los que aplicar su bisturí y mostrar el mundo paralelo y oculto que hay tras ellas. Convierte al
espectador de la exposición, en un estudiante de la anatomía de los Teatros o Gabinetes
anatómicos barrocos y, con suma delicadeza y gran calidad técnica, trasciende el mensaje de las
imágenes originales provocando una relectura interesada, que confiere a la imagen un significado
444
completamente nuevo y actualizado.
444
Inmaculada López Vílchez: «El teatro de anatomía de Ángeles Agrela», en catálogo de exposición La profundidad
en la piel, Granada: Centro de Cultura Contemporánea, 2012, p. 16.
335
INTERFERENCIAS
maquinarias, equipos y envolventes multiformes, que confabulan un escenario dentro del que
se percibe un juicio intangible, que descodifica el cuerpo humano para indagar la esencia
racional que lo anima: una aspiración al saber universal. La pintura es un medio, no un fin. La
artista edifica un ámbito compuesto por trazos simplificados que revitalizan las funciones
comunicantes de lo tecnológico, lo urbano y la existencia, creando así una cadena de enlaces
que evocan la indisoluble unión espacio-tiempo. A este respecto, Mark A. Cheetham escribe:
Sin sugerir por un momento que el modelo de infección inspira su trabajo, este proporciona una
rúbrica a través de la cual comprender su relación con la historia de la abstracción y su
imperativo por vincular sus pinturas con temas sociales mayor calado. La transformación
biomorfica es uno de los conceptos que anima su trabajo y lo relaciona con la de otros artistas
445
abstractos hoy.
En las telas de José Vicente Guerrero Tonda (valencia, 1953) pasa algo similar a los dos
casos anteriores, si bien, ahora lo que puede recordar al trazado de una ilustración es simple
cuestión de ‘estilo’ porque, en realidad, no corresponde a ninguna ilustración específica,
preexistente, aunque lo parezca. Aun así sigue conservando ese recuerdo a manual científico.
Como otra forma de entender la relación entre ilustración y pintura, podemos destacar el
caso de Lou Laurita (Nueva York, 1959). Aquí la imagen se deja ver por el espacio ocupado por
la tipografía de las letras, correspondiendo a una ilustración al verse ésta forzada por la trama
narrativa que imponen las palabras. Una conjunción de imagen y texto que hace ver en las
propias palabras su implicación narrativa e ilustrativa. Una conjunción que nos hace
comprender nuestra habilidad para responder y reaccionar al idioma y sus implicaciones. Un
445
Mark A. Cheetham: Abstract Art Against Autonomy. Infection, Resistance, and Cure Since the 60s, Nueva York,
Cambrige University Press, 2014, 130.
336
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
diluvio de información que digerimos diariamente sirve de plantilla para Laurita al pintar
imágenes a través del idioma, añadiendo otra capa de discurso a su significado.
152. Lou Laurita, You Should See Somebody About That, 2006
La ilustración, al poseer tanta base de dibujo descriptivo, conecta con las técnicas de
grabado y, en definitiva, con todas aquellas técnicas quirográficas que implican gestos
trazados con direcciones concisas. Por ello, mucha de la pintura que encontramos actualmente
mantiene relación con la ilustración. En ese sentido, David Salle es un artista fundamental y,
asimismo, su predecesor James Rosenquist.
337
INTERFERENCIAS
Por ejemplo las imágenes de Curro González (Sevilla, 1960) siempre han poseído cierto
aire de búsqueda entre las hojas de un libro, como si nos refirieran a extractos de ilustraciones
que allí podemos encontrar completas. Una pintura realizada a base de estratos que van desde
el dibujo coloreado más ilustrativo a la pincelada representativa de una realidad, que convive
con lo anterior. Como asevera Clara Zamora: «Curro González es, ante todo, un pintor serio
cuyo universo hay que relacionarlo con el pensamiento ilustrado, esto es, una concepción
racionalista y empírica del mundo, de la cual deriva su voluntad de descripción y crítica
analítica».446
Caso similar ocurre con Cristina del Campo (Riosapero, 1981); sus imágenes parecen
construirse tras el bagaje óptico que le confiere la contemplación de ilustraciones que
encuentra en libros de diversa índole, o de tomas fotográficas de la realidad cotidiana, que ella
misma traduce a un lenguaje gráfico de líneas puras o tonos planos. De estas dos fuentes
extrae aquellos fragmentos que mejor pueden traducir su intención estética, retazos que
recompondrá posteriormente en un puzle que, a partir de ciertos indicios reconocibles, trata
de sumergirnos en un lírico mundo abstracto que celebra el placer visual, sin arduas
complicaciones conceptuales.
Derivando hacia la abstracción, pero con tintes aun figurativos, nos encontramos con la
obra de Terry Winters (Nueva York, 1949), cuya creación supone un dialogo que intermedia
entre el arte y la ciencia, traduciendo los fenómenos biológicos que encuentra en esta última,
en unas composiciones que irán arribando hacia conformaciones que nos hablan de la teoría
del caos y la informática. No cabe duda que, en ese acercamiento al mundo de la ciencia, se
446
Clara Zamora Meca: Curro González: arte y creación (tesis), Sevilla Universidad de Sevilla, 2012, p. 280.
338
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
deja entrever ese sabor añejo de la investigación ilustrada, que iba trascribiendo en
representaciones que acompañaban los textos de sus libros. En definitiva, la obra de Winters
pretende centrarse en los medios estéticos no para perseguir una actividad puramente
artística autorreferencial, sino para plantear problemas no artísticos. Aparte, a nivel plástico, el
artista busca un lenguaje formal abstracto de formas amorfas, explosiones pastosas de color y
filigranas para sugerir semejanzas entre las estructuras de la pintura y la biología. Al tener
como referencia estos procesos, la obra funciona como representación abstracta y figurativa a
la vez, y puede alcanzar una apariencia tan decorativa como críptica o crítica, como
consecuencia del doble filo que esconden tras de sí los atractivos procesos generativos de la
tecnología o la biología. Como concluye Richard Shiff:
(…) aunque muchas de sus imágenes pueden tener fuentes (por ejemplo, en la ilustración médica
o gráficos por ordenador), ellas crecen lejos de tales orígenes en lugar de ir hacia ellos. Ni el
origen ni el final es lo que a Winters le preocupa. En cambio, él pinta el rizomático término
447
medio, el ‘camino’ —y la pintura a su tiempo vuelve a sus lugares.
447
Richard Shiff: «Manual Imagination», en catálogo de exposición Terry Winters. Paintings, Drawings, Prints 1994-
2004, 2005 New Haven: Yale University Press, p. 20 (trad. propia).
339
INTERFERENCIAS
448
Roxana Marcoci: «Cómic Abstraction: Image Breaking, Image Making», en catálogo de exposición Cómic
Abstraction: Image Breaking, Image Making, Nueva York: MOMA, 2007, p. 19
340
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Otra artista interesada por la incorporación de las ilustraciones de los libros de medicina
en su trabajo es Wangechi Mutu (Nairobi, 1972). Obras, concebidas en muchos casos a partir
del collage, cargadas de opulenta alegría cromática que desarrollan su discurso en torno al
cuerpo femenino y su mundo. Un discurso que le lleva a tratarla como una entidad mítica y
contemporánea, de seducción y amenaza a la vez. Un cuerpo que se disloca para transmutarse
en una criatura fantástica, que se despoja de viejos tabúes o ideas preconcebidas respecto a la
mujer africana. «La referencia político-social está, por así decirlo, ‘empaquetada’, en una
forma a un tiempo poética y amenazante».449 Por otro lado, en la mayoría de los artistas
tratados en este apartado, es significativa la inclinación por la elección del formato y
disposición vertical, que en muchos de ellos es escogida para aludir a la página del libro.
En el caso de José Luis Serzo (Albacete, 1977), todas sus pinturas forman parte de
diferentes series-relato interconectadas entre sí, que hacen que sus representaciones
funcionen como ilustraciones de las diferentes historias, lo que le lleva a presentar
exposiciones-relato igualmente. En esta pintura narrativa se evidencia notablemente, según
palabras de Alberto Ruiz de Samaniego:
(…) una impronta muy clara de los carteles cinematográficos y las ilustraciones populares, de los
maniquíes y figuras de cera de los escaparates y capillas, de los espectáculos y teatrillos
populares tradicionales, con gigantes y enanos, ángeles y demonios, con seres a medio camino
de la animalidad y la metamorfosis, con aventuras de exotismo, iniciación y olor a mar, a caminos
449
Hans Werner Holzwarth (ed.): «Wangechi Mutu», en Art Now Vol. III, Köln: Taschen, 2008, p332.
341
INTERFERENCIAS
del bosque y a postrimerías. Con sus efectos de máscaras y artilugios, sus complots, disfraces,
450
luchas o anhelos y secretos inmemoriales.
Aunque proveniente del cómic, la pintura de Jesús Zurita (Ceuta, 1964), en su aspecto
estético final, dada la gran base de dibujo que contienen sus piezas, se asemeja a
determinados recursos gráficos que la ilustración ha mantenido vigentes. En sus
composiciones emergen bosques inquietantes y tenebrosos donde Zurita juega con los
conceptos de orgánico-inorgánico, vivo-muerto y natural-artificial. Ensayos que suele
transportar a una pintura mural de gran envergadura, donde el espectador se siente implicado
físicamente; un tránsito por la espesura del bosque que provoca un recorrido dialogante de su
obra. En ese sentido su obra no cuenta una historia, sino fragmentos de una historia mayor
que desconocemos, como si en realidad captáramos fragmentos de una conversación que
hemos de reconstruir a partir de su aparente banalidad, pero que unidos abren el campo de lo
poético. En palabras de Omar-Pascual castillo: «Zurita, desde siempre, ha estado preocupado
por despellejar la superficie narrativa de la Pintura como algo que oculta una segunda piel». 451
En una línea similar al trabajo de Zurita también podemos encontrar los trabajos de Abigail
Lazkoz y Juan López, como casos de expansión espacial del hecho y del lenguaje ilustrativo.
En esa misma onda espacial, el trabajo de Kara Walker (Stockton, 1969) pudiera parecer
una propuesta de siluetas, o sombras chinescas, más cercano a un código de dibujo, pero las
proyecciones cromáticas que proyecta, a veces, en sus instalaciones, acercan su obra a un
concepto pictórico que igualmente no se haya exento de una teatralidad cercana a lo
cinematográfico. Cuando Walker trabaja de este modo, el espectador se convierte en una
sombra más dentro de su instalación, incitándolo a una implicación que cuestiona reflexiones
450
Alberto Ruiz de Samaniego: José Luis Serzo, Santander: Nocapaper, 2014, p. 30.
451
Omar-Pascual Castillo: «En busca del olor perfecto (O de cómo Jesús Zurita practica una pintura quirúrgica)», en
catálogo de exposición Jesús Zurita. El olor perfecto. Gran Canaria: CAAM, 2001, p.15.
342
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Cartel y pintura
452
Annette Dixon: «A negress Speaks Out. The Art of Kara Walker», en catálogo de exposición Kara Walker. Pictures
from Another Time, Michigan: Michigan Museum of Art, 2002, p.12 (traducción propia).
343
INTERFERENCIAS
(…) motivó en Francia una ley, en julio de 1791, que prohibió los anuncios murales con letra
negra sobre fondo blanco, para evitar su confusión con los avisos oficiales emanados de la
Administración. Esta restricción tendría el saludable efecto de empujar a la publicidad cartelística
453
hacia el campo de lo icónico y el uso del color.
453
Román Gubern: Medios icónicos de masas, Madrid: Historia 16, 1997, p.53.
454
Roman Gubern: La mirada opulenta, Barcelona: Gustavo Gili, 1987, p. 184.
344
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
345
INTERFERENCIAS
El cartel comienza a adquirir identidad propia y ya, según el cartelista francés Cassandre:
«no puede ser considerado como un cuadro de caballete ni un decorado de teatro, sino `algo
aparte´, aunque a veces se sirva de los medios del uno y del otro».455 En ese sentido, los
antecedentes históricos directos que influyen en la estética del cartel en sus primeras etapas,
será la tradición de la pintura mural europea, como en el caso señalado de Tiepolo, de quien se
imitaría su forma original de situar las figuras en la escena de la composición, y la pintura
japonesa, de vivo colorido, que comenzará a ser conocida en Europa durante ese periodo.
455
VV.AA.: El cartel moderno francés. El espectáculo está en la calle, Madrid: Aldeasa, 2001, p. 79.
456
John Barnicoat: Los carteles. Su historia y su lenguaje, Barcelona: Gustavo Gili, 1972. p.8.
457
Ibíd., p.12.
346
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Como continuador ineludible de la escuela que iniciara Chéret con este nuevo arte
público, encontramos a Henri de Toulouse-Lautrec (Albi, 1864) que, a diferencia de los
discípulos del propio Chéret, como Georges Meunier o Lucien Lefévre, quienes representaban
347
INTERFERENCIAS
la vida más superficial de los habitantes de la ciudad, plasmará las vidas interiores de aquellos,
a partir de su dramática experiencia personal, mediante formas caricaturescas, irónicas y
satíricas en composiciones sencillas y de tonos planos, que poseen un carácter más abocetado
y fresco que sus pinturas. Fórmula que será retomada en la obra de muchos pintores de la
primera mitad del siglo XX. Como dice Barnicoat: «Lautrec relaciona el cartel con la evolución
futura de la pintura al tiempo que consolida esa nueva forma de expresión».458 Al comparar los
carteles de Lautrec y Chéret hubo críticos, como el inglés Charles Hiatt, que destacaron el aire
`feo´ e inquietante de Lautrec, en lo que sin embargo residía un oculto atractivo, en contraste
con la alegría y el agrado que transmitía Chéret.
Lautrec, a pesar de su corta vida, dejó un legado importante para la historia del arte en
general y para la del cartel en particular; como dirá Facundo Tomás, Lautrec supondrá «la
definitiva apertura de la puerta de una nueva figuración bidimensional, capaz no solo de
acelerar el camino de democratización de la imagen, sino también de profundizar y ampliar en
una nueva línea formal el pensamiento visual».459 Lo que ayuda a establecer el carácter directo
del cartel como forma artística, cosa que influiría sobremanera en los jóvenes como Picasso
que, por aquellos momentos, comenzaban su andadura artística. Influencia que demuestra su
cuadro La habitación Azul, composición en la que colgando de la pared aparece May Milton, de
458
John Barnicoat. Op. Cit., p.24.
459
Facundo Tomás: Escrito, pintado. Dialéctica entre escritura e imágenes en la conformación del pensamiento
europeo, Madrid: Visor, 1998, p.247.
348
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
1895, realizado por Lautrec. A partir de la impronta dejada por Lautrec, el lenguaje visual del
cartel se irá sintetizando, pasando a ser las tendencias más conceptuales las que mejor
aprovecharán las cualidades desarrolladas por el cartel.
En el siglo XIX y XX, podemos marcar el desarrollo de la evolución del cartel sincronizada
con la estética de los diferentes movimientos y estilos que se irán sucediendo en las artes
plásticas. Tras Chéret, en la etapa que va hasta la I Guerra Mundial, los carteles se realizaron
principalmente por pintores, por lo que se nota una clara influencia pictórica en sus
ejecuciones. En la etapa del ‘fin de siecle’, antes de comenzar la frenética progresión de estilos
característica de las primeras Vanguardias, aparece el Art Nouveau, como estilo moderno más
característico, que aportó a la técnica del cartel sus propias pautas decorativas y
ornamentales, derivadas de las formas orgánicas, cuya interpretación iba unida a la idea de ‘lo
nuevo’, así como a su intención de integrar el arte en la sociedad. Ejemplo de esto puede ser la
composición Lucifer Girl de 1904, de la mano de Viktor Schufinsky (Wien, 1876), cuya fantasía
expresiva en sintonía con las formas orgánicas tiende un estrecho lazo hacia la ilustración. En
el afán por la búsqueda de formas nuevas, los seguidores de este estilo comienzan reunirse en
grupos, como los de Munich, donde destaca Theodor Heine y Leo Putz que trabajaron para la
revista Simplicissimus, o Viena donde, alrededor de la revista Ver Sacrum, destacaron Klimt,
Moser, Hoffmann, Olbrich y Roller.
También Berlín fue un punto de referencia del que podemos citar a Edmund Edel, Hans
Rudi Erdt, Lucian Bernhard, Julius Klinger, Julius Gipkens, Jupp Wiertz y Joseph Steiner, que ya
comenzaba a girar ligeramente su estilo hacia una especie de realismo expresionista. Ejemplos
característicos de ello pueden ser los carteles diseñados por Olaf Gulbransson o Emil
349
INTERFERENCIAS
Preetorius, que llevaron las características propias del decorativismo del Art Nouveau al
mundo de los años veinte, con una decoración floral que irá dejando paso, ya a partir de 1900,
a un diseño más abstracto, donde encontramos el Deutscher Werkbund, fundado en 1907, con
Gustav Klimt como uno de los precursores. Este proceso histórico dará paso a la escuela de la
Bauhaus, que asentaría las bases del diseño que llega hasta nuestros días. Las formas
características de las composiciones alemanas sirvieron de influencia en Kandisky, como por
ejemplo en su Ausstellung Phalanx Munchen, que a su vez conecta con los conceptos de grupo
Blaue Reiter, grupo que siempre fue considerado hijo de la escuela de Múnich.
350
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
170. Maurice Denis, Déesse gauloise des hardes et des troupeaux, 1906
En Francia, en cambio, todos estos esquemas se traducen a través del filtro de Toulouse-
Lautrec, que también realizó algún cartel como La Revue Blanche de 1894, con gran sentido del
humor. Es en este punto donde comenzarán a entrar en escena los grabados japoneses, como
351
INTERFERENCIAS
uno de los componentes más inspiradores del Art Nouveau en Francia. El cartel sería una
técnica significativa que participó del intercambio cultural de la época, donde las influencias
entre estilos ya comenzaban a practicarse sin prejuicios. Es el caso de Alphonse Mucha, que
llega a París en 1890, con una obra cercana al Art Nouveau que se puso de moda para decorar
interiores. Más tarde se trasladaría a Nueva York, donde cambiaría su estilo para hacerse
pintor de temas eslavos. Los carteles de Mucha giran en torno a la figura de la actriz Sarah
Bernhardt, como demuestra el titulado Gismonda de 1894. Más allá de estos países, en
Bélgica destacan Henri Meunier, Victor Mignot o Privat-Livemont, Adolphe Crespin; en
Holanda, Braakensiek, J.G. Van Caspel o Willy Sluiter; en Hungría, Arpad Basch; en Italia,
Leopoldo Metlicovitz, Mataloni Adolpho Hohenstein, Leonardo Bistofli o Leonetto Cappiello.
En definitiva, esta parte de la historia marca una época floreciente para el cartelismo, al
que se le empezaban a dedicar exposiciones y volúmenes sobre su historia, hecho que causó
que muchos aficionados comenzaran a coleccionarlos. Estados Unidos también poseerá
imitaré de algún modo lo que estaba sucediendo en Europa. Como en el caso de Will Bradley,
quien traslada el diseño parisiense a sus composiciones. Asimismo destacan Ethel Reed, Franz
Hazenplug y Wil Carqueville, siguiendo las premisas del Arte Nouveau y la obra de Mucha, así
como la de los prerrafaelitas ingleses. Inglaterra, por su parte, realizaría su aportación más
significa a esta escena internacional de la mano de Aubrey Beardsley, que desarrolló una obra
flexible que se adaptaba a los gustos del pueblo inglés, constituye una de las influencias más
importantes que ha dado la historia del diseño.
Lo importante es encontrar una silueta que sea expresiva, un símbolo que, sólo por su forma y
colorido, sea capaz de atraer la atención de la multitud, de dominar al transeúnte. El cartel es una
460
bandera, un emblema, un signo: in hoc signo vinces.
460
John Barnicoat: Op. Cit., p.49.
352
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
y pornógrafo en su obra. En resumen, los simbolistas, tratando las diferentes caras poliédricas
de un mismo tema, realizaron grandes aportaciones a la evolución del transcurso de la pintura
y del diseño gráfico. En ese sentido, los simbolistas establecieron un lenguaje singular, repleto
de una significación que sería redescubierto, para su aprovechamiento, décadas más tarde, en
los setenta, de la mano de los diseñadores más cercanos a las corrientes del movimiento
hippy. Artistas que intentarían encontrar, mediante sus composiciones, un nuevo aliento
espiritual, como oposición al creciente materialismo que se iba asentando en la sociedad.
Antes de llegar a esa década, volviendo a principios de siglo XX, podemos decir que los
procesos de reproducción del cartel se fueron industrializando poco a poco, sobre todo en el
periodo que va de 1914 a 1918, donde los países utilizaron las capacidades que poseía este
medio para sus campañas de alistamiento, lo que venía adherido a una panfletaria
concienciación patriótica y añadido desprecio por el enemigo. Ejemplo notable de cartelismo
con dicha carga política supondrá la revolución Soviética de 1917, donde se dan cita estéticas
propias del futurismo, el suprematismo y el constructivismo, que parecían anticiparse a la
naturaleza de una guerra mecanizada, en contraposición a los dadaísta, como respuesta
desesperanzada de aquellos catastróficos acontecimientos.
Fue tal el éxito que el cartelismo obtuvo en la Unión Soviética, que un decreto oficial
pasó a regularlo según criterios pedagógicos y formales, algo que desembocaría en una
imposición estilística y conceptual denominada `realismo socialista´, durante la era de Stalin.
Un reflejo de este cartelismo soviético lo podemos encontrar en el que se procesó durante la
Guerra Civil española, sobre todo los realizados por la mano de Josep Renau (Valencia, 1907),
al que añadió unos tintes más expresivos propios del cartelismo cinematográfico y de la
tradición pictórica española del barroco siglo de oro. Antes de la mencionada guerra
encontramos al movimiento cubista que, como el resto de los movimientos mencionados,
pretende, mediante su búsqueda singular, encontrar un nuevo orden estructural que responda
a la realidad presente. Su comienzo lo podemos datar en 1908, y es, quizás en gran medida
afectado por el realismo que desprendía la técnica del cartel, el movimiento que realizó una de
las aportaciones más importantes del siglo XX, pues de esta incorporación dependerá el
desarrollo del resto de estilos artísticos de este siglo; el collage, un artificio técnico que
propone la introducción, en la superficie pictórica, de objetos o representaciones de imágenes
ajenos a ella.
353
INTERFERENCIAS
Dado que los carteles irán surgiendo en paralelo a los distintos movimientos artísticos, es
preciso destacar lo que fue el cartel expresionista, alternativo al naturalismo imperante en la
producción del siglo XIX, que se ve influenciado por obras como la de Edvard Munch
(Ådalsbruk, 1863), que podemos observar en el caso de Jan Lenica (Poznań, 1928). El cartel
que diseñó Ernst Ludwig Kirchner (Aschaffenburg, 1880) en 1910 para el movimiento artístico
alemán llamado Die Brücke es un ejemplo característico del cartel expresionista, que
constituye una sorprendente alternativa al modelo parisiense que hasta entonces se venía
estilando.
Die Brucke fue una asociación artística financiada por el público, este intercambio exigía
un sistema publicitario que dio pie a la relación directa entre el expresionismo y el cartel. Las
fuentes del expresionismo alemán serán la xilografía y grabados medievales, como ya se ha
dicho en el apartado dedicado al grabado. Maneras propias del discurso pictórico expresionista
–gesto distorsionado, empastes, pinceladas gruesas…- dejarían su impronta sobre este tipo de
carteles, cuya influencia alcanzamos a advertir, corriendo el tiempo, en algunas obras del
expresionismo abstracto norteamericano. Con las ‘pinturas de acción’ y ‘tachistas’, autores
como Georges Mathieu, pudieron encontrar un estilo pictórico para el diseño de carteles. El
uso pictórico de amplios campos de color, típico del expresionismo abstracto, pasó a formar
parte de la llamada de atención del lenguaje cartelista, al que se siguió recurriendo años
después.
354
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Así, la historia del cartel y la pintura se entrecruzan para comenzar una larga andadura
que llega hasta nuestros días. Un collage que, en principio, representaría los anhelos de
introducir cualidades táctiles en la obra y que fue derivando hacia la introducción de la imagen
en sí misma, para lo que fueron utilizados los propios carteles como parte integrante de la
obra. En ese sentido Fernand Léger representa la unión entre los descubrimientos del cubismo
y la fascinación de los elementos técnicos que se van sucediendo, algo que dejó plasmado en
355
INTERFERENCIAS
muchos de los carteles que realizó. En esa búsqueda incesante del orden Le Corbusier declara
en 1918:
Lo que exigimos al arte es precisión. La necesidad de un orden que pueda ser efectivo por sí solo
ha llevado a una osada geometrización del espíritu que penetra cada vez más en todas nuestras
461
actividades (…).
Durante la década de los felices años veinte, con su impulso de optimismo estilístico, el
modernismo se ramifica en una vertiente formalista y otra decorativista, la primera trata de
relacionar el concepto función al decimonónico término de `ornamento´, enlazando el arte con
la industria en la era tecnológica. El segundo, cultivado de forma más individualista desde el
campo del arte y considerado un estilo retrógrado por Le Corbusier, prosperará en épocas de
abundancia. El modelo que proponía el modernismo formal se acabaría sintetizando en el
modernismo decorativo y, como fruto de ello, podemos señalar el nacimiento de la Bauhaus
461
John Barnicoat : Op. Cit., p.77.
356
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
en Weimar, en 1919, lo que hace que la técnica del cartel se especialice, pasando de manos de
pintores a manos de los nuevos especialistas en cuestiones gráficas, los diseñadores gráficos,
lo que supone un impulso notable en el desarrollo de nuevas fórmulas estéticas. Este centro
impartirá, desde entonces, un método racionalista que trata de revolucionar la concepción
que, hasta ahora, se tenía tanto del diseño gráfico como del diseño de objetos. Los elementos,
provenientes de diferentes áreas, aglutinados por esta institución, constituyeron una
alternativa conjunta a la universalmente admirada escuela de París. Un grupo de artistas como
Feininger, Itten, Klee, Kandinsky, Schlemmer, Moholy-Nagy, Albers y otros, bajo la dirección de
Walter Gropius, unirían sus fuerzas sensitivas e intelectuales en la persecución de nuevos
descubrimientos.
357
INTERFERENCIAS
A partir de los criterios concebidos, y unas pautas que se impondrán desde entonces, el
cartel pasa de considerarse producto artístico a convertirse en medio comunicativo. A partir de
ese momento el cartel, al adoptar un carácter eminentemente funcional, empezará a fijarse en
aquellos estudios que, por parte de la nueva ciencia, comenzarán a surgir, como la psicología
centrada en o aplicada a la percepción, con la escuela de la Gestalt a la cabeza, y el
psicoanálisis, basado en fenómenos sub o supra perceptivos, como medio para indagar en la
exploración de los símbolos y el subconsciente, y llegar de una manera más efectiva a las
mentes del público. A este respecto surgirán unidades colaborativas especializadas en este
tipo de reacciones y efectos que produce la publicidad en el espectador, como la Mass
Communication Research en Estados Unidos.
Tras la crisis financiera del 29, durante la gran Depresión, se trató de persuadir a los
ciudadanos, mediante el cartel, de la adopción de determinados hábitos, así como como
inculcar conductas consumistas. Una situación que se amplía gracias a la introducción de
técnicas de reproducción fotomecánica que ofrecían un gran realismo y ampliaban las
posibilidades expresivas. De aquí en adelante podemos diferenciar dos líneas generales de
concepción: el cartelismo realizado en Europa, que ha seguido el camino de la investigación
formal insertando aquellas influencias vanguardistas que se iban sucediendo y el cartelismo
realizado en Estados Unidos, cuyas imágenes poseen mayor realismo fotográfico, acorde a la
estética colorista de las revistas, lo que incluía efectos como el aerógrafo, el fotomontaje o el
sombreado tridimensional, otorgando una fuerte carga volumétrica y táctil de las figuras
representadas. Gran exponente de la línea europea y seguidor de la corriente mecanicista
promulgada por el lenguaje de los movimientos artísticos formales fue Cassandre, seudónimo
de Jean-Marie Moreau, cuyas declaraciones en 1933 asentarían las bases del futuro
especialista en comunicación audiovisual, escindiendo los medios pintura y cartel, que hasta el
momento parecían haber estado recorriendo un camino paralelo que se confundía en
ocasiones:
Es difícil determinar el lugar que corresponde al cartel entre las artes pictóricas. Unos lo
consideran una rama de la pintura, lo cual es erróneo; otros lo colocan entre las artes decorativas
y, en mi opinión están igualmente equivocados. El cartel no es ni pintura ni decorado teatral, sino
algo diferente, aunque a menudo utilice los medios que le ofrece uno a otro. El cartel exige una
absoluta renuncia por parte del artista. Este no debe afirmar en él su personalidad. Si lo hiciera,
462
actuaría en contra de sus obligaciones.
462
Cassandre, citado por John Barnicoat: Op. Cit., p.80-81.
358
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
simplemente las transmite. Nadie le pregunta su opinión, sólo se le pide que proporcione un
463
enlace claro, bueno y exacto.
Movimientos artísticos, que, en principio, parten del cubismo, reflejarán algo del espíritu
expresado por Cassandre. Éstos son el constructivismo y el grupo holandés De Stijl, que
comparten planteamientos comunes que los derivan hacia una exhaustiva nitidez geométrica,
por lo que se acabarían viendo más influenciados por el diseño de carteles que por los cuadros
cubistas. Tal es el caso de Piet Mondrian, que desde De Stijl impulsa el neoplasticismo, y que,
tras haber tenido contacto con el cubismo, optó por una conclusión más disciplinada, que más
tarde se convertiría en tendencia decorativa derivada del reduccionismo que proponía el uso
de colores primarios y contornos cuadrados o rectangulares, que asimismo influenciaría parte
del diseño cartelístico o gráfico posterior. Por el contrario, las fórmulas de utilización
tipográfica que experimentan los cartelistas van siendo adoptadas por los pintores, que, con
total libertad, irán introduciendo textos en sus composiciones, como lo demuestra Jan
Tschichold en Asymmetric Typography, de 1935, donde escribe:
463
Ibíd.
464
Jan Tschichold, citado por John Barnicoat: Op. Cit., p.84.
359
INTERFERENCIAS
Las interferencias de la pintura del constructivismo ruso, sumadas a las de cine de esos
años, producen un efecto prolífico, digno de destacar. La publicidad constructivista tenía como
uso principal la propaganda política, debido al fuerte compromiso que los artistas sentían con
la sociedad. Rodchenko en su vertiente fotográfica, por ejemplo, experimentó las innovaciones
constructivistas en sus composiciones a través de sus perspectivas forzadas, su gusto por la
diagonal y los contrapicados. Una actitud que trataba de descubrir una nueva forma de mirar,
rompiendo con la perspectiva frontal de la tradición pictórica clásica.
Es preciso examinar el efecto que el cartel popular ejerció sobre la pintura, a fin de
identificar la naturaleza exacta del idioma popular empleado en los carteles. Ya en 1916-1917,
Marcel Duchamp adaptó un anuncio de `esmalte Sapolín´ que —después de su manipulación—
rezaba Apolinére esmaltado, en alusión a Guillaume Apollinaire. La imagen mostraba una
situación incongruente y típicamente popular: una muchacha con su mejor vestido que
pintaba su cama; situación adecuadamente ridícula para la parodia de Duchamp. El cartel
popular para Savon Cadum (Bebé Cadum) era citado con frecuencia por aquellos que, en los
primeros años veinte, captaron las posibilidades cómicas de estos solemnes anuncios. Picabia y
360
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
René Clair lo utilizaron en su film Entreacto (Entr´acte), de 1924, una de las últimas
manifestaciones del dadaísmo, y Cassandre lo citó en 1928, cuando trató de describir un Paris
atrapado por la publicidad y las iluminaciones. Los surrealistas también utilizaron la publicidad
popular, incluida la de los carteles. En 1936, en la exposición que presentó el Museo de Arte
Moderno de Nueva York sobre el arte surrealista, cuyo título fue Exhibit of Fantastic Art, Dada
and Surrealism Postponed, mostró cómo este estilo fue uno de los que más se relacionó con
las formas populares de publicidad, muchos anuncios eran ya imágenes surrealistas puras.
Uno de los ejemplos más significativos del uso de esta imagen popular fue el Etant
Donnés de Duchamp, que se había familiarizado desde su juventud con una serie de carteles
populares en los que se anunciaban lámparas de gas y que eran de un género muy similar a los
numerosos carteles de ciclismo que aparecieron en los primeros años del siglo XX. En la
mayoría de los casos, los carteles Bec-Auer, mostraban una joven semidesnuda que sostenía
una lámpara de gas encendida. Réalier Dumas, en 1893, y Mataloni, en 1895, realizaron
carteles de este tipo. Ante la formidable imaginería que desplegaba la estética de éstos,
Duchamp preparó una propuesta a partir de estas imágenes tan `Kitsch´, pero cuidando mucho
que la obra fuera contemplada, a modo de `mirón´, escudriñando su composición a través de
dos agujeros practicados en la puerta que cierra la composición, que se encuentra en el Museo
de Filadelfia. Con esta decisión — tomar la imagen de un cartel banal y situarla en un espacio
de referencia— Duchamp encuentra una solución al dilema de los artistas del siglo XX,
empeñados en trabajar con la realidad objetiva, optando por una tercera posición al crear arte
a partir de una actitud determinada, preconcebida anteriormente, en este caso por medio del
cartel.
En 1919 pinté un cuadro utilizando solamente superficies de color puro. El cuadro era,
técnicamente, una revolución. Era posible producir profundidad y dinamismo sin tonos ni
361
INTERFERENCIAS
El caso que relata Léger es el contrario: del cuadro saltan las soluciones al resto de
manifestaciones. Aun así Léger también se beneficia de este intercambio de estetización de la
vida, inspirándose en las típicas disposiciones publicitarias, como las publicadas en la revista
L´Illustration. Otro caso entre las primeras contaminaciones cartelisticas claras en la pintura, es
cuando, en 1924, Stuart Davis pinta un cuadro en el que reproduce el diseño de un cartel para
la pasta de dientes Odol. Éste ya no representaba la imagen popular y sentimental que
planteaba Bebé Cadum, sino que la representación del envoltorio moderno de un dentífrico
hacía alusión a una forma más contemporánea de publicidad popular. De cómo las
manifestaciones culturales entran a formar parte de las expresiones pictóricas, son
significativas las declaraciones que Léger realizará en su libro Las funciones de la pintura
(1965), donde podemos observar su intención por aunar lo contingente con aquello que
perdura en el tiempo:
Una obra de arte debe ser significativa dentro de su época, como cualquier otra manifestación
intelectual. La pintura, en la medida en que opera con elementos visuales, es necesariamente
reflejo de las condiciones exteriores y no de los aspectos psicológicos. Toda obra pictórica habrá
de llevar consigo este valor momentáneo y eterno que garantiza su duración más allá de la época
466
en que fue realizada.
465
Fernand Léger, citado por John Barnicoat: Op. Cit., p. 201.
466
Fernand Léger: Las funciones de la pintura, Madrid: Cuadernos para el diálogo, 1975, p. 24.
362
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Mi pintura se ocupa de las comunicaciones. Los medios de comunicación constituyen gran parte
de mi paisaje. Me interesa, no tanto el mensaje, como el método. Hay multitud de mensajes
(fume esto, vote eso, prohíba aquello), pero muchos menos métodos. ¿Puede divorciarse la
forma en que se comunica algo de lo que se está comunicando, y esto de aquel a quien se
comunica? De este modo tendemos a considerar el arte primitivo, y no percibimos la orientación
468
social y espiritual del objeto.
467
Thomas B. Hess, citado por John Barnicoat: Op. Cit., p.202.
468
Richard Smith, citado por John Barnicoat: Op. Cit.
363
INTERFERENCIAS
Roy Lichtenstein (Nueva York, 1923), por su parte, hizo en 1963 la siguiente declaración
sobre el Arte Pop y lo popular, cuando le preguntaron ¿Qué es Arte Pop?:
No lo sé; supongo que el uso del arte comercial como tema de la pintura. Era difícil conseguir una
pintura lo bastante despreciable como para no poder colgarla; todo el mundo lo colgaba todo.
Era casi aceptable colgar un harapo chorreando pintura, todo el mundo estaba acostumbrado a
469
ello. Lo único que todos odiaban era el arte comercial; pero al parecer no lo odiaban bastante.
Es necesario advertir que el cartel fue un medio que tuvo una gran influencia en el
movimiento pop. En ese sentido, hemos de destacar a James Rosenquist (Dakota del Norte,
1933), quien basó su obra en el lenguaje publicitario, fragmentando imágenes, que aparecen
desproporcionadas y, a veces, extrañamente desproporcionadas. En su proceso opta por una
figuración realista, similar a aquella que aparece amplificada en los grandes carteles
publicitarios. Como dice Craig Adcock:
Por tanto, su obra supone se erige como el reflejo de la sociedad de masas del momento,
y supondrá una gran influencia para las generaciones más jóvenes.El mundo artificial creado
por la publicidad a partir de la realidad produce su propia mitología, de tal forma que se
instaura con la suya propia, siendo dirigida a un público que la aceptando sin deparar en la
manipulación que conlleva. Artistas como Mel Ramos, Wayne Thiebaud, Tom Wesselmann,
Claes Oldenburg y otros muchos han basado su arte en la imaginería del cartel.
181. James Rosenquist, The Swimmer in the Econo-mist (Painting 3), 1997-8
469
Roy Lichenstein, citado por John Barnicoat: Op. Cit.
470
Craig Adcock: «James Rosenquist y el arte pop», catálogo de exposición Rosenquist, Valencia: IVAM, 1991, p. 25.
364
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
471
María del Mar Lozano Bartolozzi: Wolf Vostell (1932-1998), Hondarribia: Nerea, 2000, p. 16.
365
INTERFERENCIAS
Oehlen trata de negar el cuadro como un acto primordialmente político, mientras se deshace
del idioma visual de consumismo. Es una peculiar apuesta por la pintura y una reflexión sobre
su papel frente a los nuevos medios y su propia mitología personal. Sus combinaciones de
medios y estilos dan como resultado pinturas híbridas que presentan una protesta estética
más que una resolución. Su obra supone una amplia variedad de obras figurativas y no
objetuales, en lo que ha denominado su arte `post-no figurativo´, donde se desafía
continuamente lo convencional y rutinario. Es interesante destacar lo que el mismo Oehlen
explica, al referirse a cómo el pop y el cartel publicitario ha influido en la vida de la sociedad y
en el arte, destacando, asimismo, su acogida y versatilidad:
Aparte del gran impacto que causó la cartelería publicitaria, sobre todo en aquellos
artistas seguidores del arte pop y aquellos que acabaron integrando los carteles mismos en sus
obras, existe una gran parte de artistas que parecen seguir la huella que dejó el cartel
constructivista. Impronta que, junto a las pautas marcadas por la Bauhaus, también se nota en
la síntesis hacia la que ha derivado la gráfica del diseño actual. Una síntesis y construcción
palpable en infinidad de pintores que utilizan el recorte preciso de contornos y tonos planos
que van configurando volúmenes. Como en el caso de Clark Goolsby (Santa Rosa, 1980), cuyas
pinturas tratan de transmitir cierto optimismo. La imaginería de Goolsby establece relación
con el paso del tiempo y la percepción mudable del espacio. Su estilo se caracteriza por la
472
Albert Oehlen en entrevista con Christian Domínguez: «Conceptos cromáticos modernos. Conversaciones de
Christian Domínguez con Albert Oehlen», en catálogo de exposición Albert Oehlen. Moderne Farbkozepte, Madrid:
La Casa Encendida, 2013, p. 26.
366
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Graffiti y pintura
Como punto medio entre el cartel y la pintura mural podemos situar al contemporáneo
graffiti, que parece haber perdido el soporte del papel para extenderse sobre el muro con total
libertad. La influencia que puede ejercer sobre la pintura es difícil de discernir pues en sí
mismo puede considerarse como pintura. Una única distinción la podemos ejercer a través de
la institución artística, es decir: del circuito que forman galerías y museos, intentando
encontrar aquellos que adaptan sus creaciones `callejeras´ a este nuevo contexto
institucionalizado, o a aquellos pintores que adoptan la estética de este arte urbano.
Para habla de graffiti hay que hacerlo primero de la ciudad, que, en principio, es el medio
en que este se desenvuelve. La ciudad en su sentido móvil, con su propia política de
convivencia social y transformación. Una sociedad que demanda su propio territorio, dando
rienda suelta a sus manifestaciones en forma de pintadas sobre los muros o cualquier otro
elemento de transporte o mobiliario urbano. Lo que pudo comenzar como una reivindicación
tribal se ha ido sofisticando hasta el punto en que podemos encontrar interesantes
propuestas, que ya no son siquiera pintadas, a medio camino entre la instalación y el
aprovechamiento de los recursos que plantea la ciudad, que borran el límite del arte
entendido como algo que tenga que hallarse necesariamente dentro de un museo o una
galería. Podemos decir que el graffiti es síntoma del conflicto y la lucha intrínseca que poseen
367
INTERFERENCIAS
los movimientos sociales alternativos, para reclamar su sitio e identificarse con ciertos ideales,
a través de proyectar al exterior su patrimonio, en forma de información; símbolos e imágenes
que establecen su propia memoria. Las marcas que va dejando hacer que sus miembros se
reconozcan entre sí, en acciones que implican cierta clandestinidad, dentro del espacio
público. En ese sentido el graffiti muestra una riqueza inagotable de significados y matices, que
quizá para el espectador exterior pasan desapercibidos, pero que contienen sus propios
códigos semánticos y gramaticales de comunicación interna. Respecto a ello Maffesoli
comenta:
Sus expresiones pueden estar ciertamente muy diferenciadas, pero su lógica es constante: el
hecho de compartir un hábito, una ideología, un ideal, determina el ser conjunto y permite que
473
éste sea una protección contra la imposición, venga de donde venga.
El graffiti como tal posee su propia historia, que comienza en Nueva York, en los últimos
años sesenta y principios de los setenta, donde se producen nuevas formas culturales
derivadas de los ambientes marginales, que pretenden romper con los patrones marcados por
los mecanismos de control social. El soul de los guetos de Nueva York originará una cultura hip
hop mucho más combativa y reivindicativa. La expresión gráfica de este tipo de movimientos
culturales será el graffiti, que genera una terminología y un lenguaje icónico y textual
autóctonos y originales, cuyo estudio se torna imprescindible para comprender muchas de las
formas adoptadas por el arte contemporáneo, posteriores a su aparición.
473
Michel Maffesoli: «La hipótesis de la centralidad urbana», en Revista de Occidente, n° 73, Madrid, 1987, p. 67.
474
Un tag o tager ("etiqueta") es una firma o un acrónimo de una persona o un grupo de personas, generalmente
Crews. Para los tags con el nombre de la Crew se suelen utilizar abreviaturas o simplemente las siglas. Un tag no es
solo una firma, mediante un apodo o alias supone una expresión de estilo propio.
368
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
algo más serio y consensuado, comienza a introducirse en el ámbito de los museos y galerías,
llegando a formar parte de grandes colecciones.
Algunos representantes del arte pop comenzaron a cerciorarse del potencial icónico que
suponía el graffiti, lo que supondrá una absorción de su estética por parte de estos, así como
una descontextualización progresiva de su función urbana. De hecho, muchos graffiteros que
aun trabajan en la calle menosprecian a aquellos que han decidido entrar a formar parte o han
sido absorbidos por la institución artística, considerando que esta clase de producción deja de
ser graffiti. Los garffiteros que exponen utilizan para su estética los recursos del graffiti
tradicional, incluso comparten su actividad de galería con su trabajo en la calle, aunque en la
mayoría de los casos se acaben distanciando. Esa distancia que se produce ocasiona que su
producción dé origen a nuevas tendencias, incluso llegando a dialogar con corrientes artísticas
establecidas, a partir del metalenguaje adquirido a causa de su raíz combativa y antiartística,
que pudiéramos considerar heredera del movimiento dadaísta.
En esta línea podemos mencionar a Banksy (Bristol, 1974), artista británico del
postgraffiti, que, al modo en que Duchamp realizara sus ready-mades recíprocos, como puede
ser L.H.O.O.Q., interviene reproducciones de cuadros de la historia del arte para establecer un
diálogo con su estética graffitera, cuyo sello ya lleva implícito una carga de humor a la vez que
una crítica al sistema. Tal es el caso de algunas piezas que expuso en el Museo de Bristol, su
ciudad natal. Ante estas obras, Banksy pone en juego una estrategia transgresora, deudora del
punk, para la que ningún artista –incluido su compatriota Damien Hisrst— queda al margen de
su ironía. En definitiva, «refleja el antagonismo existente entre las instituciones artísticas
establecidas y la naturaleza ilícita de su actuación en la esfera pública»,475 un hecho que nos
informa de que, en realidad —más allá del grafitti callejero que tanto ha practicado a partir de
plantillas estarcidas— «son los medios de comunicación, y no la calle o la galería, el contexto
principal de Banksy.
475
Hans Werner Holzwarth (ed.): «Bansy», en Art Now Vol. III, köln: Taschen, 2008, p.52.
369
INTERFERENCIAS
Volviendo a lo que supuso la acogida del graffiti por parte del arte pop en las décadas de
los ochenta y los noventa, en él muchos artistas vieron una forma de agitación política y
ruptura con los academicismos artísticos, cuestión que ya sería planteada a principios del siglo
XX por movimientos como el arte agitprop,476 que comenzaron a beber de las fuentes del
graffiti, el comic o el cine underground, que ampliaban o aislaban elementos icónicos de la
cultura artística para realizar con ellos una descontextualización satírica. En ese sentido la
estrategia del pop art utiliza muchas descontextualizaciones de este tipo, extrayendo
elementos de la sociedad de consumo para ponerlos en entredicho. Gillo Dorfles lo define así:
Hoy, el pop-art puede enseñarnos quizás a ver lo poco o mucho de bueno —o, en todo caso, de
interesante— que anida en determinados productos mecánicos e industriales de los que nos
servimos constantemente y que hasta ayer habíamos ignorado, desde un punto de vista estético
477
y social.
476
Agitprop (propaganda de agitación o agitación y propaganda) es una estrategia política, generalmente de
tendencia comunista, difundida a través del arte o la literatura, usando como métodos la agitación y la propaganda
para influenciar sobre la opinión pública y de este modo obtener réditos políticos. «En arte es «utilizado para
impulsar creencias ideológicas, específicamente para difundir los ideales del comunismo en Rusia en el periodo
inmediatamente posterior a la Revolución de 1917.» Ian Chilvers: Diccionario del arte del siglo XX, Madrid: Ed.
Complutense, 2001, p. 17.
477
Gillo Dorfles: Nuevos ritos, nuevos mitos, Barcelona: Lumen, 1969, p. 206.
370
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
No hay forma de arte más intrínsecamente contradictoria: tan intensamente privada, casi
solipsista, y a la vez, en apariencia, tan pública, o libremente compartida. De modo similar, su
elocuencia se apoya en un lenguaje comunitario —y por lo tanto sujeto a modas— y a la vez
idiosincrático, puesto que sus tendencias suelen ser autogeneradas, crípticas y patentes,
anónimas y claramente personales: una especie de firma, pero la firma de un alias, y siempre de
478
un ‘delincuente’.
En ese sentido un artista significativo que unirá estas dos esferas, la elitista y la callejera,
será Jean-Michel Basquiat (Nueva York, 1960), que representa el caso del artista callejero
fagocitado por el sistema institucional, que paulatinamente va coartando su libertad creativa,
como explica Inés Monreal:
JMB se alejó paulatinamente del automatismo para intentar la integración de sus garabatos en
una auténtica Obra de Arte. Todo ello no le haría perder, en ningún caso, el aspecto efímero y
479
volátil de las creaciones elaboradas con rapidez, casi con premura.
187. Andy Warhol y Jean-Michel Basquiat, Ailing Ali in Fight for Life, 1984-85
Hecho que denota esta integración entre las dos tendencias fue, en 1984, una
colaboración que realizaron Warhol, Basquiat y Francesco Clemente, a partir de la sugerencia
del galerista Bruno Bischofberger, que posteriormente continuarían los dos primeros,
materializándose en lienzos de gran escala. A Warhol le entusiasmaba la espontaneidad y
energía del joven Basquiat, quien aconsejó al primero pintar a mano alzada.
478
Francesco Pellizzi: «Jean-Michel Basquiat: contra el muro», en catálogo de exposición Jean-Michel Basquiat.
Ahuyentando fantasmas, Santander: Fundación Marcelino botín, 2008, p. 24.
479
Inés Monreal: «Jean Michel Basquiat», en El Híbrido, n° 2, Zaragoza, 1995, p. 56.
371
INTERFERENCIAS
expresión. En ambos casos, será el contacto con gente relacionada con el mundo del arte lo
que hace que sus trayectorias cambien, pasando del `garabato´ callejero a una producción
auténticamente artística. De esta promiscuidad entre la pintura institucional y el arte de la
calle surge algo que no se quedará en un fenómeno sólo local, tal y como Delphine Renard
explica:
De lo que deducimos que el graffiti supondrá una forma nueva para aquellos que, una vez
acabadas sus carreras de arte y seducidos por él, pretenden comenzar a experimentar. El
graffiti, asimismo, se irá incorporado poco a poco en los planes de estudio de algunos centros
de enseñanza artística. Este fue el recorrido seguido por Haring que, después de estudiar arte
en la Ivy School of Art de Pittsburgh y en la escuela de Escuela de Artes Visuales de Nueva York,
se lanza a dibujar graffitis inspirados en los dibujos animados de la televisión.
Kenny Scharf (Los Angeles, 1958), posee una formación parecida a la de Haring, tras lo
que comienza a pintar en superficies murales de estaciones de metro, de vallas callejeras y de
galerías de arte del East Village. Más que un graffitero, Scharf siempre se consideraba un
decorador, cuyos dibujos de colores chillones y formas blandas estaban inspirados en los
dibujos de televisión, igual que Haring. Con ellos pudo crear, según palabras de Anna María
Guasch:
480
Delphine Renard: «Graffiti writers, graffiti artists», en Art Press, vol. mayo, p. 1, New York, 1984, p. 20.
372
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Alguien que desde Europa comienza a recoger el testigo legado por estos pintores de
reminiscencias callejeras será A. R. Penk (Dresde, 1939), artista neoexpresionista que también
fija su atención el arte primitivo egipcio y en algunos trabajos de Paul Klee, como dirá Anna
María Guasch:
Penck crea un lenguaje de signos simples y esquemáticos con el afán de que sean universalmente
comprensibles. En sus pinturas `sistemáticas´ rehúye deliberadamente los cánones clásicos y las
formas orgánicas para plantear una formalización casi geométrica de carácter arcaico y primitivo,
482
una especie de jeroglíficos fácilmente descifrables, que llenan el cuadro a modo de all over.
481
Anna María Guasch: El arte último del siglo XX - Del posminimalismo a lo multicultural, Madrid: Alianza Forma,
2000, pp.375-376.
482
Ibíd., p.260.
373
INTERFERENCIAS
374
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Anterior es el caso de Jean Dubuffet (El Havre, 1901), que acuña el término Art Brut, 483
para referirse a los no profesionales que trabajan fuera de las normas estéticas. En su
búsqueda de crear un arte libre despejado de preocupaciones intelectuales, crea figuras
elementales y pueriles inspirado en los dibujos de los niños, los criminales y los dementes;
seres infrahumanos, deformes y grotescos. Dubuffet, considerado un precursor de muchas de
las derivas plásticas que se darán posteriormente, se sentirá especialmente atraído por la
exploración de las inscripciones de los muros de París, una fascinación que él mismo verbaliza
así:
Es verdad que la atracción que ejerce sobre mí el muro es extremadamente fuerte, que mi vida
psíquica está poderosamente unida al muro, y que todas mis pinturas, cualquiera sea el tema que
484
traten, están constantemente atravesadas por mi extremado gusto por el muro.
483
Art Brut es un término concebido por Jean Dubuffet para describir el arte creado fuera de los límites de la cultura
oficial, concepto que sería posteriormente acogido por el crítico de arte Roger Cardinal en 1972. El interés de
Dubuffet se dirige principalmente hacia las manifestaciones artísticas llevadas a cabo por pacientes de hospitales
psiquiátricos.
484
Jean Dubuffet: Carta a A. Pieyre de Mandiargues (18 de octubre de 1957), en Prospectus et tous écrits suivants,
París: Gallimard, 1967, p. 470. Citado en Sophie Webel: «Jea Dubuffet o el lenguaje de los muros», en VV.AA.: Jean
Dubuffet o el idioma de los muros, catálogo de exposición, Madrid: Círculo de Bellas Artes, 2008, p. 13.
375
INTERFERENCIAS
muros que presenciaban, como testigos mudos y depositarios, las vivencias de estas gentes.
Así se va forjando la memoria de Tápies, a la que se va sumando acentos culturales cercanos a
los movimientos artísticos a los que poco a poco va teniendo acceso. De esta forma el muro se
convierte para él, según relata, en todo un símbolo de:
(…) separación, enclaustramiento, lamentación, cárcel, testimonio del paso del tiempo;
superficies lisas, serenas, blancas; superficies torturadas, viejas, decrépitas; señales de huellas
humanas, de objetos, de los elementos naturales, sensación de lucha, de esfuerzo; de
destrucción, de cataclismo; o de construcción, de surgimiento, de equilibrio; restos de amor, de
dolor, de asco, de desorden; prestigio romántico de las ruinas; aportación de elementos
orgánicos, formas sugerentes de ritmos naturales y del movimiento espontáneo de la materia;
sentido paisajístico, sugestión de la unidad primordial de todas las cosas; materia generalizada;
afirmación y estimación de la cosa terrena; posibilidad de distribución variada y combinada de
grandes masas, sensación de caída, de hundimiento, de expansión, de concentración; rechazo del
mundo, contemplación interior, aniquilación de las pasiones, silencio, muerte; desgarramiento y
torturas, cuerpos descuartizados, restos humanos; equivalencias de sonidos, rasguños,
raspaduras, explosiones, tiros, golpes, martilleos, gritos, resonancias, ecos en el espacio;
meditación de un tema cósmico, reflexión para la contemplación de la tierra, del magma, de la
485
lava, de la ceniza; campo de batalla; jardín; terreno de juego; destino de lo efímero.
El estilo de Wendy White (Deep River, 1971) mezcla la tipografía y el grafitti con pintura
en aerosol, introduciendo a veces objetos que anexa a la superficie de la pintura. Busca
intencionalmente cierto efecto de provisionalidad y aire distendido; como si estuviera
realizando una prueba con la superficie, el soporte, lo escultórico o la instalación específica, en
485
Antoni Tapies: «Comunicación sobre el muro», en Graffiti Brassaï, catálogo de exposición, Madrid: Circulo de
Bellas Artes, 2008, pp. 11-12.
376
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
una escritura automática que va de lo gestual al campo de color. Esta obra, de carácter
eminentemente experimental, se alimenta, en definitiva, de la plástica fresca de la urbe. El
graffiti y la mezcla de planos que establece sus arquitecturas, en un encuentro automático a
modo de palimpsesto indescifrable, de las palabras y sus sentidos, que aparecen como tags en
un vagón de tren. Barry Schwabsky habla así de su proceso:
Existe una asociación inevitable con la pintura en spray del graffiti, pero con una gran ampliación
de posibilidades para los matices. Las señales se sienten tanto táctiles como mediadas, en
proporciones de interminables variables. El uso de las letras, ya sean pintadas o construidas,
ayuda a traer al frente a las partes del cerebro que leen en sincronía con, pero también a veces
en conflicto con, las partes que se ven - incluso si lo que hay que leer es, finalmente,
486
inescrutable.
Cómic y pintura
Los cómics, como medio de comunicación que mezcla escritura e imágenes, comienzan
su andadura a partir de la invención de la caricatura y el chiste gráfico. Recursos gráficos que
aparecen en los periódicos a finales del siglo XIX y que, asimismo, poseen una historia que
comienza mucho antes, en William Hogarth, Benjamin Franklin, artista que comienza a utilizar
el globo o bocadillo en algunas de sus ilustraciones xilográficas, James Gillray, etc. No
obstante, la característica fundamental que establecerá el cómic, a diferencia de los demás
medios hasta el momento, será, sobre todo, la secuenciación de las imágenes mediante
viñetas. La proliferación de revistas ilustradas, gracias a las nuevas técnicas de impresión, fue
espectacular desde la cuarta década del siglo XIX.487 De las caricaturas que difundían estos
medios surgirían los protocómics, que se distinguen por separar en viñetas las ilustraciones
que acompañan al relato, aparte de incluir puntos de vista insólitos que ya comienzan a
anuncian lo que serán los futuros cómics. Éstos comienzan a adoptar sus principales
características a partir de 1895, coincidiendo con el desarrollo de las técnicas cinematográficas
y un año antes del invento de la radio. Los nuevos periódicos de la época, ante la lucha que
mantenían los medios de comunicación por atraer espectadores, se vieron en la necesidad de
introducir dibujos e ilustraciones para hacerlos más atractivas sus publicaciones. EE.UU. se
instauró como el principal país de producción e innovación en el ámbito del cómic. A
comienzos del siglo XX, con la generalización de los suplementos dominicales, se comenzó a
incluir un suplemento destinado a los cómics, de esta forma pasan de la escueta tira diaria a
ocupar una o varias páginas completas. Con la posterior industrialización del lenguaje del
cómic comienza una historia donde se desarrollan formatos, temáticas, estéticas e ideologías
propias, con lo que surge la codificación de géneros temáticos y la especialización igualmente.
Desde sus primeras manifestaciones, en los primeros años de la década de los sesenta,
los artistas pop adoptarán elementos expresivos y recursos estilísticos, así como iconografía,
propios del cómic. Mientras tanto, el cómic de vanguardia empieza a integrar nuevos recursos
en sus viñetas, como la utilización del gran plano general en viñetas panorámicas, empleo de
viñetas circulares u ovaladas, reproducción de efectos de sobreimpresión o utilización de
imágenes ópticamente distorsionadas, al modo del cine expresionista.
486
Barry Schwabsky: Vitamin P2. New perspectives in Painting, New York: Phaidon, 2011, p.320 (traducción propia).
487
Roman Gubern: Op. Cit., p.72.
377
INTERFERENCIAS
488
Daniele Barbieri: Los lenguajes del Cómic, Barcelona: Paidós, 1993, p. 100.
378
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Fahlstróm, como observaba acertadamente Mike Kelley, no sólo formalizó en términos pictóricos
el lenguaje del cómic, al modo de un Lichtenstein, sino quer asimiló y practicó con ese lenguaje a
su manera, poética y política: ‘El propio estilo de Fahlstróm es. una especie de dibujos animados
libres (loose cartooning). En cierto sentido, había aprendido el lenguaje de los cómics lo bastante
489
bien como para hablarlo por sí mismo en lugar de limitarse a citarlo.’
Sus obras defienden la ampliación de las fronteras del arte, por ejemplo en sus `pinturas
variables´, compuestas por figuras recortadas en vinilo de posición cambiante, Fahlström crea
elementos independientes, normalmente fijados al fondo con imanes, de manera que se
pueden reorganizar para formar diferentes composiciones, lo que hace del cuadro un objeto
vivo. Así la obra de arte no está nunca `acabada´; las variaciones podrían continuar hasta el
infinito. Las diversas posibilidades de disposición de las imágenes alteraban el sentido final en
un tipo de obra que se situaba a medio camino entre los cuadros, los juegos y el teatro de
marionetas. Asi Fahlström prefirió que las nuevas disposiciones de cada variable especifica
fuesen recreadas, al exponer su obra al público.
En los sesenta el Equipo Crónica (Manolo Valdés, Rafael Solbes y Juan Antonio Toledo)
toma de pretexto al ratón Mickey, símbolo de amabilidad que refleja la felicidad de la sociedad
consumista americana, el cual es repetido hasta que se sustituye por una bomba atómica, en
clara alusión a lo que el sistema esconde. Un mensaje claro, efectivo y tendente a cierto
reduccionismo que convierte el tono paródico que nos ofrece otra cara —esta decididamente
crítica— de la cultura norteamericana de la que los artistas pop estadounidenses —como el
489
Jean-François Chevlier: «Otro espacio para la pintura: lírica, concreta y pensamiento geopolítico», en catálogo de
exposición Öyvind Fahlström. Otro espacio para la pintura, Barcelona: MACBA, 2001, p. 11.
379
INTERFERENCIAS
mencionado Lichtenstein— parecían sentirse satisfechos. En ese sentido, Valeriano Bozal nos
explica los recursos propios de los que se servía esta agrupación para elaborar sus
composiciones:
La repetición y la deformación son dos de los recursos que, con la utilización de tintas planas y la
iconografía procedente de los medios de comunicación, permiten la representación irónica de
circunstancias cotidianas: desfiles, inauguraciones, concentraciones, manifestaciones, etcétera.
La deformación conduce a la metamorfosis de los protagonistas y la repetición en viñetas
permite la introducción de una que altera el significado de todas las demás, del mundo
490
repetido.
490
Valeriano Bozal: «Equipo Crónica: una historia personal», en catálogo de exposición Equipo Crónica, Bilbao:
Museo de Bellas Artes de Bilbao, 2015, p.24.
380
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Cercano a Neuenschwander, el trabajo del argentino Martín Vitaliti (Buenos Aires, 1978)
experimenta con la estructura narrativa del cómic y su dislocación temporal, rompiendo las
fronteras de la viñeta para cuestionar los límites que el cómic, en su configuración como medio
dependiente de estructuras que enmarcan la representación, ofrece. Vitaliti lleva a la elipsis,
retórica muy usada en el cómic y en el cine, a establecerse como protagonista principal de la
obra. Esta disposición crea una sensación de perplejidad en el espectador, cuando contempla
381
INTERFERENCIAS
cómo el personaje parece haberse salido de los confines de su mundo. Según sugiere Ignacio
Cabrero:
Como es habitual en sus piezas, Vitaliti pone aquí de relieve esa estructura narrativa que da vida
al cómic; a pesar de todas las alteraciones y los vacíos mostrados, el artista no permite que se
pierda el sentido del mensaje y, en cada página, la presencia de una viñeta nos habla de la
491
ausencia de algo o de alguien, y nos transmite la angustia de buscar o de ser buscado.
198. Martín Vitaliti, Collage realizado a partir de 10 páginas de la publicación La Cosa, nº 14, por John
Byrne y Ron Wilson, 2012
Chelo Matesanz (Reinosa, 1964) también ha utilizado el lenguaje del cómic en alguna
etapa de su producción. En su muestra Ríe conmigo, de 1995, consideraba que: «es importante
no confundir al arte broma con las bromas del arte, porque estas últimas suelen ser arte
serio»,492 considerando como arte serio aquel «que goza de reconocimiento social y que es
acogido por la historia de contemporaneidad»,493 y el arte como broma, aquel cuya «finalidad
está en función de lo banal. Un arte sin cinismo ni ironía, que lo único que espera es que el que
lo mira se sorprenda y se ría, una carcajada que genere tos o moquillo».494 Humor que ha
cultivado Matesanz durante toda su trayectoria, de ahí que también opte por provocar
cambios continuos entre lenguajes icónicos, proceso consciente que lleva al espectador a
cuestionarse dónde se encuentra la verdadera percepción del arte. Todo ello representa el
territorio socarrón idóneo para que el mundo infantil y el sexo se encuentren. Bocadillos,
conversaciones en la oscuridad, de 1997, y Chelo Matesanz producciones, de 1995, son
491
Ignacio Cabrero: «Menos es más (más o menos)», en catálogo de exposición Generaciones 2013. Proyectos de
Arte Caja Madrid, 2013, p.18.
492
Chelo Matesanz: «Ser artista no es risa», en Ríe conmigo, catálogo de exposición, Ayuntamiento de Eibar: Eibar,
1995, sin página.
493
Ibíd.
494
Ibíd.
382
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Como vemos, han sido muchos los artistas que, desde Lichenstein, se han inspirado en el
cómic, pero existen otros que, recientemente, sin necesidad de incorporar específicamente los
personajes desarrollados por los cómics, recuerdan a éstos por aquellas cualidades que a ellos
les han hecho característicos. Bien sea por la utilización de globos, bocadillos o fumettis, por la
utilización de la viñeta, por la rotulación o por la escenificación narrativa, recuerdan en buena
medida a la estela que ha dejado el espíritu del cómic en las creaciones pictóricas actuales.
Muestra de todo esto fue la exposición Comic abstraction: image-breaking, image-making
(Abstracción cómica: creadora y quebrantadora de imagen) que, en el año 2007, realizó el
MOMA de Nueva York. Las interferencias entre arte y comic son el hilo conductor de la
exposición, que trata de indicar cómo un gran número de artistas han tomado imágenes de los
comics para afrontar temas como la guerra, conflictos raciales y la pérdida de la inocencia,
entre otros. Todas las imágenes de la exposición muestran una manera entretenida pero ácida
de explorar la realidad socio-política, presentando, igualmente, la relación personal que
muchos artistas contemporáneos mantienen con la actualidad de sus países.
Inka Essenhigh (Bellefonte, 1969) fue una de las artistas integrante de la exposición. En
sus composiciones se aprecian figuras que atraviesan diversas fases, como si estuvieran en
proceso de metamorfosis. También existen referencias mitológicas en su pintura. En su trabajo
se encuentran reminiscencias de las hadas descritas por Shakespeare, las composiciones de
383
INTERFERENCIAS
Henry Fuseli o el surrealismo de Dalí, entre otras referencias. En su modo de trabajar destaca
la definición dura de los bordes de las figuras, al estilo del comic. En ese sentido, en cuanto a la
evolución que han tenido sus pinturas, Laura Hoptman nos aclara que:
Aligeradas por un renovado interés por el Surrealismo y los medios de reproducción como la
fotografía, el cómic y la animación, durante la segunda mitad de los noventa, las pinturas de Inka
Essenhigh se encontraban entre las que asimilaban elegantemente estas influencias para aportar
495
una mirada fresca sobre la figuración.
495
Laura Hoptman: «Arte popular en un momento impopular: el Realismo de Inka Essenhigh», en catálogo de
exposición Inka Essenhigh, Salamanca: DA2, 2005, p. 5.
384
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
En la obra de Herrera, aunque siempre ha destacado el juego constante con los elementos de la
cultura visual del cómic en la sociedad moderna y contemporánea, también es importante
atender a las múltiples relaciones que la depuración, abstracción y recomposición de estos
mismos elementos, así como la transposición de sus formas y matrices subterráneas, comportan
dentro de una obra cuyo engranaje se desplaza inevitablemente hacia la trama convulsa de
nuestras propias referencias, incluyendo tanto las materias sensibles de nuestra aproximación al
496
mundo y a los otros, como la historia y el desarrollo del arte moderno y contemporáneo.
Su pintura encajará con una serie de artistas que practican una dinámica de relaciones,
de obstáculos y ventanas, que conlleva el pensamiento en una iconosfera sobrecargada de
496
Lorena González I.: «Ruinas circulares. Arturo Herrera en las colecciones venezolanas», en catálogo de exposición
Arturo Herrera. Ruinas circulares, Caracas: Odalys, 2009, pp. 8-9.
385
INTERFERENCIAS
información. Una actitud apropiacionista con la que construye un puzle, donde las imágenes se
injertan estableciendo jerarquías y discontinuidades que crean un primer momento de
confusión.
El trabajo de Fiona Rae (Hong Kong, 1963) es básicamente abstracto, aunque usa
recursos figurativos aplicados al azar, que pueden recordarnos a diversos recursos gráficos que
se utilizan en la ilustración o en el cómic. Como apunta Paco Barragán:
Su pintura recoge influencias procedentes de diversas fuentes que reflejan ese elemento
globalizador de nuestra sociedad que hace que ya nada sea auténticamente local: libros,
497
informática, internet, el cine, la literatura, el mundo culinario o la moda.
497
Paco Barragán: «Fiona Rae», catálogo de exposición Barrocos y neobarrocos. El infierno de lo bello, Salamanca:
DA2, 2005, p.52.
386
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Unido, experiencia infantil que, de algún modo, trata de trascribir mediante el juego
compositivo que nos plantea al mezclar elementos de las dos culturas.
Estas imágenes se sujetan al cómic por el recuerdo de ciertas técnicas de entintado que
reconocemos en el código de éste. Pero en esa sujeción principalmente se cifraría en lo
psicológico, en el poder asociativo del inconsciente y la libertad de interpretación. En ese
sentido parece como si el cómic se hubiera deconstruido. Existe, por tanto, según las palabras
que David Barro dedica a Arturo Herrera, algo que se puede hacer extensible a la búsqueda de
los artistas contemporáneos que, relacionados con el cómic, estamos tratando:
(…) una tensión entre lo que `vemos´ y lo que `es´ o, en otras palabras, una imagen interpretada,
experimentada. La cuestión (…) no estriba tanto en dónde situar estas obras dentro de la historia,
sino de qué tipo de imagen hablamos y —en un sentido más amplio— qué tipo de imagen es la
imagen artística. Siempre desde el argumento sincopado, velado por una serie de salpicaduras
498
que permiten advertir su capacidad compositiva, su sentido del corte.
De ahí que esta forma de proceder, a medio camino entre los dos medios, ofrezca las pistas
mínimas y de ahí que apele a los más remotos recuerdos y asociaciones mentales, como puede
ser nuestro particular universo infantil, a modo de sueño no resuelto, vacío, negado y
quebrado por la ausencia de realidad.
Sue Williams (Chicago Heights, 1954), ha atravesado etapas diferentes que, desde
mediados de los noventa, le llevaron a volcarse por las configuraciones gráficas y la pintura.
Sus líneas se convirtieron en amplias pinceladas de color, a modo de trazos gestuales sobre el
498
David Barro: «Arturo Herrera y su torre de Babel», en revista El Cultural, Madrid: El Mundo, 2005 (documento en
línea) http://www.elcultural.com/revista/arte/Arturo-Herrera-y-su-torre-de-Babel/11830 (consulta: 2015, junio)
387
INTERFERENCIAS
blanco de la tela, que pueden recordar al último De Kooning. Como comenta Guillermo
Solana:
Las escenas sexuales, perversas y humorísticas de su primera época persisten, pero sometidas a
metamorfosis delirantes. Anatomías violentamente deformadas y recombinadas, como en las
distorsiones fotográficas de Kertész o en las muñecas de Bellmer. Apéndices corporales que se
independizan para vivir a su aire. Hibridaciones grotescas de testículos colgantes que se
confunden con pechos, vaginas dotadas de tentáculos, manos como ubres, etc. Todos estos
pequeños monstruos sexuales, estas criaturas ávidas, copulan y se amontonan en escenas
orgiásticas, en unas composiciones obsesivas (…) Un momento de improbable equilibrio entre el
cómic y el automatismo pictórico, entre la figuración neosurrealista y el expresionismo abstracto.
Si hubiera que encontrar algún precedente a este equilibrado caos, de carácter sexual y violento,
que infunde en la pintura una intensidad convulsiva, lo hallaríamos en las masacres de Masson, o
499
en las composiciones tardías de Arshile Gorky o Miró.
Cercana en lo caótico a Sue Williams, está Fernanda Brunet (México, 1965), cuyas
composiciones puebla de explosiones, recortadas mediante una gráfica algo más suave que la
anterior. En sus inicios trabajó a partir de la manipulación de imágenes tomadas de
publicaciones pornográficas, cuyo significado lograba desplazar sustituyendo los colores
originales por aquellos comúnmente asociados con la inocencia y la ternura,500 creando que
iba desde la suavidad colorida al vértigo de la figuración más explícita. Posteriormente a esta
499
Guillermo Solana: «El erotismo según Sue Williams», revista El Cultural, Madrid: El Mundo, 2003 (documento en
línea) Disponible en http://www.elcultural.com/revista/arte/El-erotismo-segun-Sue-Williams/7196 (Consulta: 2015,
junio)
500
Directorio de MexartDB, Lassla Esquivel (dir. Ed.), Documento en línea disponible en
http://mexartdb.com/#/personas/fernanda-brunet (consulta: 2015, junio)
388
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
etapa, Brunet, comenzó a aplicar esa energía y movimiento a unos paisajes en los que
aparecían voluminosas nubes de tormenta. Dicha contención de energía y el movimiento
impetuoso, han estado siempre presentes en el trabajo de esta artista. Volcanes que entran en
erupción es otro de sus temas, que en varias ocasiones fueron comparados con eyaculaciones
masculinas o con orgasmos femeninos, en una clara intención de destacar la influencia de su
primera etapa. De ahí deriva hacia unas composiciones mucho más abstractas que siguen
constatando su fuerza y vitalidad, donde «investiga sobre los diálogos explosivos de los
conceptos Abstracción vs Figuración, Representación vs Anti-Representación, Pop Art y
Conceptual Art».501
Julie Mehretu (Adís Abeba, 1970) combina formas coloreadas y dibujo, acercándola a la
idea que trataba de reflejar la exposición Comic Abstraction aludida. Ella crea un lenguaje muy
particular en formatos de grandes dimensiones, donde va configurando sus composiciones a
base de capas lechosas y semitransparentes de colores que va retocando con trazos de dibujo.
Su idioma plástico es abstracto y mutante, introduce tanto pinceladas como zonas graffiteadas
que llevan el conjunto hasta un extremo barroco, que se acerca tanto al paisajismo como al
cómic. Una pintura de gran precisión y complejidad que deja espacio al espectador, para que
éste pueda transitar por la apretada trama que acaba configurando en muchas ocasiones.
También podemos encontrar en estas representaciones pequeños símbolos, como banderas,
diseños de tatuajes, elementos de cómic o simples puntos que Mehretu va agrupando en
manojos o enjambres.502 Un caos milimétricamente equilibrado donde la vista viaja en un ir y
venir, entre el conjunto y los detalles. Una gramática visual apretada y densa que parece
501
Omar Pascual Castillo: «Fernanda Brunet», en catálogo de exposición Barrocos y Neobarrocos. El infierno de lo
bello, Salamanca: DA2, 2005, p. 15.
502
Uta Grosenick (ed.): Art Now vol. II, Köln: London : Taschen, 2005, p.288.
389
INTERFERENCIAS
(…) a caballo entre la arquitectura, el cómic, la topografía y la ciencia ficción, donde Mehretu nos
ofrece unos impactantes paisajes imaginarios que entroncan con las visiones constructivistas de
503
principios de siglo y que hablan de desplazamiento e identidad.
Es justo señalar también la gran influencia que ha ejercido el cómic japonés, denominado
manga, en muchos de los pintores actuales. Tal es el caso de Takashi Murakami (Tokio, 1963),
cuyo estilo pictórico está centrado en las técnicas y temas tradicionales de su propia cultura. Él
pertenece a la generación Neo-pop japonesa, que surge tras la burbuja económica de Japón a
finales de los ochenta. Pese a incorporar en su obra elementos de la cultura popular
contemporánea de su país, en forma de anime (animación) y de manga (cómic), ha continuado
bebiendo de las fuentes del folclore japonés, desde la iconografía budista, o los rollos de
pinturas del siglo XII, hasta la pintura zen y las técnicas de composición de la pintura excéntrica
del período Edo, del siglo XVIII, caracterizada por el uso de imágenes fantásticas y poco
convencionales. De su obra, lo más destacado y característico es su teoría del Superflat,
concepto acuñado por Murakami en el año 2000 que, traducido, quiere decir superplano.
Dicho término posee su raigambre en la estética japonesa (no tridimensionalidad, superficies
de color planas, no luz-sombra y valor de la línea de contorno), pero cuyo rendimiento excede
la esfera artística. Así pues es extrapolable a aspectos socioculturales de la identidad japonesa
contemporánea. Según Murakami, este concepto plantea una relectura historiográfica del arte
503
Paco Barragán: «Julie Mehretu», en catálogo de exposición Barrocos y neobarrocos. El infierno de lo bello,
Salamanca: DA2, 2005, p.52.
390
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Yoshitomo Nara (Hirosaki, 1959) surge asociado al movimiento pop japonés de los
noventa. Aunque sus obras parezcan ingenuas, esconden un alma guerrera al tratarse de
representaciones de niños o animales que llevan armas y mantienen una mirada inquisitiva.
Estas obras perversas y atrevidas, intrigan por el simbolismo de su frialdad violenta. Se observa
en ellas claras influencias del manga, así como los dibujos animados estadounidenses, el anime
o el graffiti. Nara es otro de los artistas que pueden encajar en el concepto Superflat, acuñado
por Murakami, en que también encontraríamos a Chiho Aoshima, Aya Takano, o Mahomi
Kunikata. En estos se deja ver la occidentalización que ha ido sufriendo la cultura japonesa de
un tiempo a esta parte. Aunque se suele relacionar a Nara con el cómic manga, como aquí
sucede, también pudiera encajarse en el apartado dedicado a la ilustración pues posee mucha
relación con ella.
Prueba de la influencia que el cómic y la cultura asiática ejercen en el resto del mundo
son los cuadros que ejecuta Judas Arrieta (Hondarribia, 1971). Las fuentes de las que bebe
Arrieta, son una mezcla de iconos y símbolos de la cultura popular de Asia. Doraemon, el rey
504
María José Delpiano K.: Modernidad y mordenización de las artes visuales en Japón: lecturas desde el concepto
Superflat de Takashi Murakami (tesis), Santiago de Chile: Universidad de Chile, Facultad de Artes, 2010, p..55.
505
Ver Takashi Murakami: «The Super Flat Manifesto» y «A Theory of Super Flat Japanese Art». En Super flat. Chiaki
Kasahara, Natsuko Ihara (eds.) Tokyo: Madra, 2000 y Takashi Murakami: «Earth in My Window» y «Superflat Trilogy.
Greetings, You Are Alive». En: Little Boy: The Arts of Japan's Exploding Subculture. Takashi Murakami (ed.) New
York: Japan Society, 2005
391
INTERFERENCIAS
mono, Bruce Lee, Ultraman, calaveras, pandas, kung fu, los templos de Shaolin, los dioses
chinos, dragones y monstruos, traducidos con una gráfica muy propia del cómic y la ilustración.
Con todos esos iconos, Arrieta conforma una composición de elementos amalgamados a modo
de palimpsesto que aparentemente parece no tener ningún sentido. Pero detrás de esta
conjugación, donde también se da una mezcla de técnicas; rotulador, acuarela o pintura
acrílica, se encuentran mensajes ocultos que hemos de descifrar, que resumen la experiencia
de un occidental que trata de adentrarse en la cultura oriental. En ese choque y mestizaje
cultural, Arrieta nos habla de globalización a través de un acercamiento desarraigado que ya
no pertenece a ningún lugar en concreto. Como dice David Barro:
Es en definitiva, una pintura que traduce un presente que la posmodernidad ha convertido más
en un pasado que en un futuro, Judas Arrieta activa algo así como una nostalgia del presente con
una obra futurista que, sin embargo se significa como contratiempo, como pasión retro que nos
506
escupe una verdad a la cara, la de tener siempre el futuro en el pasado.
506
David Barro: «La pintura como campo de batalla», en el catálogo Judas Arrieta. Abstract Comics, Beijing: MA
Studio, 2011, p.3.
392
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
literatura o cine, para sacarlos de contexto. «Conocido por sus reflexiones sobre referentes
literarios y filosóficos, su incisiva mirada sobre los temas políticos y sociales adquiere aún más
fuerza gracias a su estilo».507 Desde dicha actitud, Pettibon sucede a una importante
generación de artistas de Los Ángeles, entre los que se encuentran John Baldessari, Edward
Ruscha y Jim Shaw. Junto con Pettibon, Paul McCarthy o Mike Kelley, se halla marcada una
tradición originaria de la Costa Oeste, donde las subculturas underground se mezclan con las
ficciones de la industria hollywoodiense.
507
Hans Werner Holzwarth (ed.): «Raymond Pettibon», en Art Now Vol. III, Köln: Taschen, 2008, p. 372.
393
INTERFERENCIAS
El caso de Ricardo Angélico (Angola, 1973) posee similitudes con el trabajo de los artistas
anteriormente comentados, en cuanto a su configuración amalgamada, pero el relato que nos
quiere transmitir es bien diferente. La obra de Angélico, apoyándose en elementos gráficos
que podemos corresponder con técnicas de rotulación del cómic, corresponde a un mundo
onírico donde las escalas se pierden, los contornos de desdibujan y los colores migran para
desaparecer por momentos, en unas composiciones que parecen descubrir distintos niveles de
significación, que continuamente atan lo representado a la realidad. Un universo ambiguo
donde lo infantil se entremezcla con lo bizarro, para narrar una historia plagada metáforas.
Como narrador de historias pictóricas también nos encontramos a Neo Rauch (Leipzig,
1960), que además de poseer influencia del cómic, pudiéramos corresponderle otras muchas
influencias, como el surrealismo, o el realismo socialista, aparte de las influencias puntuales
de artistas como el Bosco, Tintoretto, William Hogarth, Max Beckmann y Max Ernst. Asimismo
podemos atisbar cierta influencia retrofuturista del cine de ciencia-ficción de los cincuenta y
sesenta, donde, con los efectos especiales de la época, se trataba de acercar al espectador a
paradojas espacio-temporales o fenómenos paranormales y premoniciones, que ocurrían en
pueblos tranquilos y parajes desolados. Astronautas, extraterrestres, científicos…tratando de
llevar una misión desconocida en un mundo extraño. No olvidemos que ese mundo que el cine
trató de reflejar, en muchas producciones que han pasado a la historia como cine de `serie b´,
son herederas directas del cómic, de ahí que hablemos de Neo Rauch en este apartado. Aparte
de que intencionalmente, Rauch, en muchas ocasiones introduzca en sus lienzos recursos
característicos del cómic como son los bocadillos. Según palabras de Robert Hobbs:
Rauch (…), sigue sintiendo gran curiosidad por los libros de cómics clásicos que él y su
hijo Leonard coleccionan. Señala que su paleta de colores suele guardar relación con
394
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
dichos cómics, que le gusta estudiar por sus elementos esquemáticos y su gama de
colores más que por el argumento. (…) Al defender la cultura popular como origen de
sus colores, Rauch compara unos cómics concretos con sus pinturas, comparaciones que
resultan extraordinariamente sugestivas. Más allá de estas afinidades, cabría observar
parecidos entre las distintas tonalidades que aparecen en su obra y las que se
encuentran en el paisaje posindustrial de Leipzig y sus alrededores en la época posterior
a la guerra fría.508
Fotografía y pintura
En todas estas declaraciones que expresaban los pintores, se observa cómo la fotografía
aún no se consideraba un medio autónomo que, aunque rivalizaba, estaba todavía por debajo
de la pintura. Cosa que cambiaría con el tiempo, dado que tanto la sociedad como el ámbito
artístico iría aceptándola como un medio más, válido y con excelentes propiedades
destacables, que va configurando un gran imaginario documental que constituye la historia
508
Robert Hobbs: «Las deliberadas ambigüedades de Neo Rauch», en el catálogo de exposición Neo Rauch, Málaga:
CAC Málaga, 2005, p.26.
395
INTERFERENCIAS
reciente del ser humano. En ese sentido, será la aparición de la fotografía, y más tarde el cine,
la que provocará que la iconosfera comience a multiplicar sus referencialidades, haciendo cada
vez más denso su imaginario.
La fotografía, aparte de servir como documento e irse labrando un mundo propio como
medio expresivo autónomo, ha contribuido a la configuración y transformación del arte, pues
cambió la mirada de los espectadores y los artistas. Respecto a la pintura, los artistas se dieron
cuenta de que la realidad objetiva ya era captada por la fotografía, de ahí que los pintores
trataran de buscar realidades que ya no partieran del exterior, en una labor de mímesis, sino
de crear realidades autónomas.
La influencia que la fotografía ejerce sobre la pintura hace que la mentalidad de los
artistas cambie, para comenzar a indagar sobre las propias cualidades expresivas de la pintura,
incluso las posibilidades pictóricas de la pintura en la fotografía, como en el caso estudiado del
pictorialismo. En ese sentido la pintura y la fotografía comenzarán una relación confluyente
que se alargará hasta nuestros días. Una confluencia que a artistas como Picasso, Dalí, Moholy-
Nagy, El Lissitzsky, etc., los hace trabajar no desde la disyuntiva de medios sino desde la
conjunción. Una diferenciación que en el siglo XX acabará atenuándose en función de la
construcción de la imagen, como explica Laura González Flores:
Relaciones entre pintura y fotografía que serán objeto de estudio de muchos autores,
además de la citada, como el libro Arte y fotografía, de Otto Stelzer, o el de Aaron Scharf con
el mismo título. Otto Seltzer, al referirse a cómo muchos de los logros espaciales de la
fotografía y sus posibilidades supusieron un estímulo para la creación de los estilos pictóricos,
para lo cual hace un repaso por las distintas concepciones fotográficas, en el sentido de
comprobar cómo influyeron en la creatividad de los pintores. Como conclusión Otto Stelzer
señala:
509
Laura González Flores: Fotografía y pintura, ¿dos medios diferentes?, Barcelona: Gustavo Gili. 2005.
510
Ibíd., p.8.
511
Ibíd., p.298.
512
Ibíd., p.299.
396
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Intentando ofrecer una visión de cómo este diálogo entre medios aún perdura en
nuestros días, ofreceremos algunos ejemplos que lo constatan, donde podemos comprobar las
diferentes maneras que tienen los pintores de acercarse a la fotografía. El caso de Gerhard
Richter (Dresde, 1932) es muy significativo a este respecto, casi ejemplar podría decirse, a la
hora de plantearse la estrecha relación establecida entre ambos medios; es por ello que
recurriremos a su obra para identificar distintas modalidades en las que dicha relación se lleva
a cabo.
513
Otto Stelzer: Arte y fotografía. Contactos, influencias y efectos, Barcelona: Gustavo Gili, 1981, pp.173-174.
397
INTERFERENCIAS
cotidiana, Richter superpone gestos pictóricos, bien brochazos estriados o dispersiones, que
ocasionan un fuerte contraste representativo. Esto fuerza al ojo a incluir esos gestos abstractos
en la realidad de la representación fotográfica, tornándolos reales, o incluir la representación
realista de la fotografía en la abstracción de los gestos, abstrayendo la realidad. Inflexiones
que Richter lanza al espectador, para provocar una reflexión sobre el papel que el medio posee
actualmente en el arte contemporáneo, a través de una contundente confrontación de dos
códigos diferenciados abocados a comprenderse. Una actitud que denota la crisis, por un lado,
en el que géneros y medios se sumergieron hace tiempo y la irreverencia postmoderna, con la
que se trató de salir de tal situación, una impostura que se halla en una fase de asimilación y
aceptación, como venimos demostrando. De este doble significado pictórico, Uwe M. Schneed
nos aclara que:
Aquí ya no estamos hablando de representación figurativa y no. Esta simple oposición se cancela
por un proceso de vinculación en el lenguaje meta-pictórico de las obras de óleo sobre fotografía:
la intervención retira la realidad de la fotografía y la pintura se convierte en un real y potente
514
objeto como resultado de su aparición enfática en la escena.
La multiplicidad de idiomas viene a limitar no solamente una traducción ‘verdadera’, una inter-
expresión transparente y adecuada, sino también un orden estructural, una coherencia del
516
constructum.
Por eso, superadas las trampas de actitudes que tratan de ajustarse a lo propio del medio
a ultranza y la imposibilidad de traducción, hemos de situarnos en esa franja transparente de
514
Uwe M. Schneed: «Reality, the Photograph, the Paint and the Picture», en catálogo de exposición Gerhard
Richter: Overpainted Photographs, Leverkusen: Museum Morsbroich, 2009, p. 199 (traducción propia).
515
Jaques Derrida, «Torres de Babel», en ER Revista de Filología nº 5, Sevilla, invierno 1987, p. 36.
516
Jacques Derrida, citado por Amalia Rodríguez Monroy: El saber del traductor: hacia una ética de la
interpretación, Barcelona: Montesinos, 1999, p. 138.
398
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
inter-expresión, sin tratar de buscar una coherencia justificativa del hecho. Más bien, dejarnos
llevar por esa lógica de la sensación en la que hizo hincapié Deleuze, respecto al hecho de
sentir el cuerpo, que tradicionalmente se le ha asignado a la pintura, como una forma nueva
de encarnación, trasmutada, que nos lleva a recorrer los `pliegues´ de la imagen, al encuentro
de un idioma modificado.
Muchos artistas han recurrido a esta técnica de pintar sobre fotografías para desarrollar
un discurso en torno al erotismo y el sexo, escogiendo fotografías de cuerpos desnudos para
`vestirlos´ con pintura. Tal es el caso de la serie Hide and stain, de Thomas Lélu (Bastia, 1976),
que ha ido desarrollando del 2003 al 2012, y que guarda gran similitud estética con las obras
de Richter. En dicha serie, Lélu deconstruye estereotipos de la sociedad para parodiarlos,
desmitificando así el dogma social , para buscar un arte combativo y necesario. La
intervención sobre los soportes preexistentes, mediante la acción plástica, giros conceptuales,
yuxtaposiciones de planos, elipsis o juegos semánticos, es su manera de proceder favorita.
399
INTERFERENCIAS
Schema; Aquafresh plus Crest with Whitening Expressions, Walker se apropia de portadas de la
revista erótica King para intervenirlas con trazos expresionistas de pasta de dientes. Con esto
pretende evidenciar los esquemas estéticos que se imponen no sólo en el arte, sino sobre el
cuerpo de la mujer. Según comenta Johanna Burton:
Parte de lo que debería hallarse bajo la remozada página es silenciosamente elevado, borrado. Ya
que mientras nos toman el pelo con los retazos de la explicación técnica detallada, el
funcionamiento global se revela como una farsa: la página se vuelve sobre sí misma mostrando
no una imagen del verso (algo diferente), sino un duplicado, la versión del espejo —reverso de sí
517
mismo— (…).
214. Kelley Walker, Schema; Aquafresh plus Crest with Whitening Expressions (Trina), 2006
Con humor caustico, las obras de Jani Leinonen (Hyvinkää, 1978) juegan a barajar
diferentes estratos y sistemas políticos y sociales. La sociedad orientada al consumismo y por
tanto al objeto de consumo, es el tema que desarrolla constantemente, así como la lucha por
la fama que es habitual en una sociedad así. Para hacer visible su mensaje, el artista utiliza las
mismas estrategias de comercialización que utilizan dichos sistemas. Leinonen pinta estas
fotografías enmascarando el propósito original. Con ello quiere demostrar hasta qué punto
influye en nosotros la publicidad y el marketing, que conllevan todas las campañas que
emprende el sistema establecido. Leinonen no se limita a criticar estos procesos, sino que se
imbrica en ellos. Todo lo que sucede en relación con su arte, como escándalos, debates, etc.,
es una parte del mismo, llegando a romper los límites que separan el circuito artístico del
exterior, para expandirse por el entorno. Su máxima pretensión, con todo este juego que
517
Johanna Burton: «Bringing It Back Alive!», revista Parkett nº 87, Zurich, 2010, p.70 (traducción propia).
400
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
En esta onda, Pierre Bismuth (París, 1963) muestra gran interés por el funcionamiento de
las mecanismos perceptivos de la realidad, lo que le lleva a subvertir los códigos habituales de
percepción en sus trabajos. Su fuente de trabajo es principalmente el cine, pero también utiliza
401
INTERFERENCIAS
referencias lingüísticas, así como imágenes procedentes de la industria cultural. Con gestos
eficaces que contienen en su intención una gran ironía, Bismuth altera los códigos de lectura
de la imagen impuestos por el sistema y aceptados por la sociedad en su quehacer diario.
Cruzando imposturas y jugando con los códigos, Bismuth pone en entredicho el afianzamiento
con que nuestros ojos descodifican su alrededor.
Existen otros artistas que utilizan esta recurso de pintar sobre fotografías, para hacer sus
proyectos y estudios preliminares de lo que será su obra final. Técnica muy utilizada por
escultores y artistas de land art, cuyo medio es el espacio público. Estas obras, por lo general,
no suelen quedarse ocultas, sino que son expuestas funcionando como piezas, consideradas
dentro de la producción de los artistas. Hay muchos ejemplos de proyectos de este tipo, pero
podemos señalar dos muy significativos como son Christo & Jeanne-Claude o Rachel
Whiteread. Su concepción artística como autores que trabajan con la tridimensionalidad les
lleva a la realización de intervenciones pictóricas sobre fotografías, que están cargadas de gran
concentración y sobriedad, apareciendo el color de una forma tímida y tenue. A este respecto,
conviene destacar la gran diferencia que existe entre aquellos pintores que trabaja sobre una
fotografía para realizar una obra, y aquellos que emplean ese mismo procedimiento como una
manera de previsualizar sus proyectos; en los primeros casos existen intenciones estéticas
directas, mientras que, en los segundos, dichas intenciones se hallan únicamente aludidas.
402
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Completamente distinto es el caso de Juan Ugalde (Bilbao, 1958), cuyo lenguaje pictórico
se ha hecho prácticamente inseparable de la inclusión de la fotografía en sus composiciones,
hasta convertirla en el soporte fundamental de su expresión. Digamos que, en Ugalde, la
fotografía actúa de eje condicionante del proceso que desarrolla alrededor y sobre ella, de
esta forma el artista abre el camino a un universo de elementos: historias, textos, materiales
susceptibles de ser adheridos, etc., que se ponen en funcionamiento a la vez, con la intención
de seguir dialogando y expandiendo su concepto de lo pictórico. Ese afán inquieto de
búsqueda de lo insólito en lo cotidiano y cierta convulsión, que puede provocarnos el
descubrimiento de realidades que se salen de lo común, lo ha llevado a experimentar con el
video en creaciones heterogéneas que va ejercitando al tiempo que sus pinturas. En definitiva,
respecto al uso que hace Ugalde de la fotografía, podemos decir que toda la perfección técnica
que en ella pudiéramos reconocer es desgarrada. Conocido ese punto de partida ahora sus
imágenes, como comenta Vilén Flusser:
(…) parecen encontrase en el mismo nivel de realidad que su significado. Por tanto, lo que en
ellas se ve no parece ser símbolos que necesiten ser descifrados, sino síntomas del mundo, a
518
través de los cuales se reconoce, aunque indirectamente, el mundo.
518
Vilén Flusser: Una filosofía de la fotografía, Madrid: Síntesis, 2001, p. 18.
403
INTERFERENCIAS
519
Rocío Blázquez: «Adora Calvo, única galería de la región seleccionada para participar en ARCO», en diario ABC,
2007. (documento en línea) Disponible en http://www.abc.es/hemeroteca/historico-11-02-
2007/abc/CastillaLeon/adora-calvo-unica-galeria-de-la-region-seleccionada-para-participar-en-
arco_1631408448177.html, (Consulta: 2015, junio)
404
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
como por ejemplo el Solomon R. Guggenheim Museum de New York, el Centre Pompidou de
520
París, el Tate Modern de Londres o el MUSAC de León.
La obra de Azambuja parte siempre de un estrato esencial, para plantear una nueva
visión sobre la realidad a partir de sencillas intervenciones, abandonando líneas explotadas
para ampliar recorridos por otros horizontes, sin olvidarse de cierto fondo irónico necesario,
que agiliza el proceso.
520
Nicola Marini: «Los metaespacios de Marlon de Azambuja», en revista digital Submergentes, noviembre, 2011
(documento en línea). Disponible en http://www.submergentes.org/Los-metaespacios-de-Marlon-de, (Consulta:
2015, junio)
405
INTERFERENCIAS
Entre los artistas que usan la fotografía como documento a la que mantenerse fiel se
hallaría, en primer lugar, todos aquellos pintores hiperrealistas que utilizan la fotografía en su
procedimiento. Dada la magnitud de aquellos que practican este proceso nos limitaremos a
nombrar algunos ejemplos históricos destacables. El movimiento hiperrealista nace a finales
de los sesenta en Estados Unidos, sin otro afán que pintar con gran realismo objetos y escenas
de la vida cotidiana, utilizando la fotografía como base para la realización de sus obras. Entre
sus componentes más destacados se hallan: Richard Estes, John Baeder, Tom Blackwell, Don
Eddy, Ralph Goings o Chuck Close. El hiperrealismo nunca representó un movimiento cerrado,
sino que hoy siguen en activo muchos de estos pioneros y nuevos artistas, que se han venido
sumando al uso de técnicas que utilizan la fotografía en sus creaciones. Destacar que el
fotorrealismo supone una variante del hiperrealismo, mientras el segundo trata de alcanzar un
extremo de precisión y realidad no necesariamente condicionado por la fotografía, como
puede ser el caso de Antonio López, el primero trata de imitar en su aspecto técnico de la
fotografía, utilizando calcos y proyecciones para ello. Motivos que captan mediante el aparato
fotográfico para trasladar al lienzo de manera nítida su representación. Aun así, por mucho
que unos y otros se empeñen en ser lo más objetivos posible, como advierte Peter Sager:
«cada tipo de realismo es distinto de la realidad»,521 una afirmación que nos aclara que cada
realismo viene condicionado por la época en que es generado.
521
Peter Sager: Nuevas formas de realismo. Madrid: Alianza, 1981, p. 13.
406
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Con las diferencias propias de cada artista, en general sus temas muestran el estilo de
vida americano. Mientras que, para reflejar esto, Richard Estes se centra en paisajes urbanos
donde los escaparates, los carteles publicitarios y los automóviles adquieren gran
protagonismo, Close se centra en los rostros humanos. En las composiciones de Estes se hace
patente la compleja utilización de las superficies con luz refractada, como característica que lo
acompaña en prácticamente toda su producción. Estes utiliza de forma muy lúcida la
fotografía, como ha declarado en varias ocasiones; al mirar sus pinturas, sabemos que no está
haciendo trampa: «No trato de reproducir la fotografía; me sirvo de ella para hacer un
cuadro».523
La obra de Chuck Close se basa en fotografías para componer sus enormes retratos. Close
desarrolla un ejercicio preciso y meticuloso, que tiene que abandonar a favor de otro tipo de
técnica no tan hiperrealista, a causa de una hemiplejia que sufre en el año 1988. Su método de
trabajo se fundamenta en una cuadrícula que pone sobre la fotografía, copiando
pormenorizadamente cada una de sus celdas. Su trabajo posterior se ha ramificado en mallas,
con colores similares a un trabajo de mapa topográfico, o de color CMYK, que hacen obvia la
naturaleza celular de su actividad.
522
Jonathan Weinberg: «Photographic Guilt: the Painter and the Camera», en catálogo de exposición Robert
Bechtle: A Retrospective, San Francisco: Museum of Modern Art, 2005, p. 46.
523
Richard Estes citado por Sandro Parmiggiani: «Richard Estes. La sensualidad de lo real», en catálogo de
exposición Richard Estes, Madrid: Museo Thyssen Bornemisza, 2007, p. 16.
407
INTERFERENCIAS
408
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Ulrich Lamsfuss (Bonn, 1971) encarna la generación de jóvenes pintores a los que la
crítica ha denominado como `jóvenes malvados´, en la revista Der Spiegel,525 tratando de
encajar bajo esta denominación a aquellos artistas marcados estilísticamente por cierto
postimpresionismo y postexpresionismo, que mantienen incursiones asiduas al realismo
fotográfico.526 Sus temas son extraídos de la realidad mediática. Siguiendo las reglas que
impone la posmodernidad, todos los materiales gráficos poseen el mismo valor, así que todos
son susceptibles de ser empleados en este tipo de obras. Una recurrencia a determinados
temas que a Lamsfuss le lleva, en más de una ocasión, a la repetición, pintando del mismo
tema cuadros idénticos, que relaciona con una especie de pintura múltiple, a modo de escena
524
Robert Enright: «Desiring Ambiguity. The Art of Eric Fischl», en Eric Fischl, New York: The Monacelli Press Inc.,
2000, p. 26 (traducción propia).
525
Ulrike Knöfel: « Die jungen Bösewichte», en la revista Der Spiegel, Hamburgo, noviembre 2002, pp. 170-175.
526
Hans Werner Holzwarth (ed.): «Ulrich Lamsfuss», en Art Now Vol. III, Köln: Taschen, 2008, p 288.
409
INTERFERENCIAS
cinematográfica a cámara lenta. Como seguidor del realismo fotográfico, pone en cuestión la
reproductibilidad de la fotografía en contraposición con la singularidad de la pintura.
Pero puede que todo sea un misterio sin grandeza. Igual que lo instantáneo se multiplica, el
aplastamiento del tiempo inducido por la fotografía y la especularidad videográfica refuerza lo
efímero de la presencia, algo que en la pintura funciona, en términos opuestos, como una
527
demanda de tiempo, una respuesta estática, vale decir lenta, a un cúmulo de gestos.
527
Fernando Castro Flórez: «Miradas burlonas. Reconsideraciones sobre la pintura de Santiago Ydañez», en
catálogo de exposición Santiago Ydañez, Granada: Diputación de Granada, 2001, p. 24.
528
Ricardo Martínez de Rituerto: « Luc Tuymans: ‘Tàpies ha destruido la pintura española’», en el diario El Pais,
febrero de 2011, (documento en línea). Disponible en
http://cultura.elpais.com/cultura/2011/02/17/actualidad/1297897215_850215.html, (Consulta: 2015, junio)
410
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Fuera del ámbito occidental, Li Songsong (Beijing, 1973) retrata, mediante voluminosos
empastes de pintura, figuras y acontecimientos vinculados a la memoria colectiva china,
ayudándose de documentos fotográficos. Su trasfondo se halla cargado de connotaciones
políticas, que nos permiten acercarnos a una comprensión más real de su país. Como dice
Barry Schwabsky:
Tras la densa piel de sus representaciones, aguarda latente cierta tendencia a la abstracción,
alterando nuestra percepción sobre las realidades comentadas. La fragmentación que aplica a
su obra, lo lleva a trabajar individualmente cada unidad, que más tarde se acabarán uniendo
para formar un conjunto. Este método de trabajo le hace mantener la distancia prudencial con
el tema representado, haciendo alusión, mediante esos recortes, a la memoria selectiva que
implica la historia, a partir de una forma de contarla que ocasiona los consecuentes cambios
sociales.
529
Julia Hasting: Vitamin P2. New Perspectives in Painting. New York: Phaidon, 2011, p. 186 (traducción propia).
411
INTERFERENCIAS
Hope Atherton (Warrenton, 1974) basa sus obras en las imágenes tomadas en sus safaris
fotográficos. Mediante su proceso pictórico parece querernos mostrar un positivado de la
imagen en pleno proceso de revelado, sometido a un baño químico, capturando la
fantasmagoría que producen los instantes de lucha por la reconciliación entre fluidez y
412
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
estabilidad.530 Sus temas emparentan con el lado oscuro de lo siniestro, al tiempo que nos
retrotraen al ocultismo o los gabinetes de curiosidades, confiriendo a sus obras una sensación
casi cinematográfica. En pocas palabras, Atherton traslada sus imágenes fotográficas,
mediante la pintura, del dominio de lo anecdótico o documental al reino de lo sobrenatural.
(…) el cuadro pictórico ha sabido extrapolarse al encuadre fotográfico. También al video y al cine.
Las luces, los colores, la densidad del grano y la perspectiva fotográfica y cinematográfica beben,
aun sin querer, de la historia de la pintura. Lo mismo podríamos decir de la existencia de un
imaginario iconográfico compartido. Y en lo digital, esos procesos de generación de la imagen
desde lo pictórico se acentúa todavía más si atendemos a la manera de proceder, con maneras y
531
procesos idénticos a los utilizados para pintar un cuadro (…).
530
Hans Werner Holzwarth (ed.): Art Now Vol. III,Köln: Taschen, 2008, p.48.
531
David Barro: Antes de ayer y pasado mañana, o lo que puede ser pintura hoy, Santiago de Compostela: Dardo,
2009. p.131.
413
INTERFERENCIAS
Es irónico y caníbal a un tiempo. La ironía actúa en una doble dirección. Le sirve para deformar la
realidad y mostrar, sin que nos sintamos ofendidos, sus perfiles más oscuros y menos digeribles.
(…)El canibalismo lo sitúa en una posición donde el artista ha superado sus miedos y toma sin
tapujos ni encubrimientos lo que necesita de la historia del arte para elaborar un dialecto
532
personal.
532
Iván de la Torre Amerighi: «Extrañezas cotidianas para un mundo insoportable», en catálogo de exposición Paco
Pomet. G-Train, Sala Rivadavia, Cádiz, 2004
533
Alexander Borousky: «The Helnwein Passion», en catálogo de exposición Helnwein, St. Petersburgo: Palace
Edition Russian Museum, 1997, p.12.
414
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
534
Jeffrey Grove: «Michaël Borremans: Ventilating a Nihilist Vision», en Michaël Borremans : Paintings, Ostfildern:
Hatje Cantz, 2009, p.5 (traducción propia)
415
INTERFERENCIAS
Dentro de aquellos que preparan la escena, antes de fotografiar el motivo que más tarde
trasladarán a la tela, encontramos a aquellos artistas que actúan plástica y escultóricamente,
se podría decir, sobre el modelo antes de fotografiarlo. Richard Patterson (Leatherhead, 1963)
toma sus referencias de figuras de juguete en miniatura, que mancha con pintura y luego las
fotografía, superponiéndolas contra un abanico variado de fondos. Las pinturas a gran escala
de Patterson son copias meticulosas hechas con pintura de las fotografías resultantes. El fondo
borroso contrasta con el detalle esmerado de la figura en primer plano, tanto que parece
416
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
salpicar, invadir el espacio del espectador. Esta forma de proceder hace que se confunda la
distinción entre las áreas abstractas y las figurativas de la pintura. Acrecentando la escala del
pequeño juguete, Patterson, le da un toque kitsch a su composición, que adquiere alusiones
siniestras y ligeramente absurdas.
Similar a Patterson, Jesús Ángel Bordetas (Huesca, 1978) parte de modelos de plastilina
que conservan el cromatismo saturado del propio material, al ser manipulado toscamente.
Estas figuras emergen como el motivo protagonista para la realización de unas pinturas que
conllevan su transcripción a la bidimensionalidad. Una exuberancia plástica que viene
claramente marcada por la influencia que ejerce la fotografía de estos modelos, haciendo uso
de la profundidad de campo para que el motivo adquiera una definición y un protagonismo
535
David Barro: Antes de irse. 40 ideas sobre la pintura, Santiago de Compostela: DARDO, 2014.
417
INTERFERENCIAS
absoluto. Una vez mostradas al público, estas pinturas desvelan la trama que conlleva su
proceso de creación, lo que establece un juego de los reconocimientos de su fase
tridimensional (del modelo), fotográfica (de su registro) y pictórica (de su transcripción). La
pintura y los objetos referenciales se llegan a unir mediante la intuición aportada por el
espectador, sobre una imagen cuyo carácter blando nos hace pensar en ella como algo en
continua gestación-descomposición.
418
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Dentro de los pintores que trabajan con fotografía para componer sus obras, merece una
atención especial aquellos que no parten de la fotografía tal cual, sino que realizan un collage
previo antes de pintar su resultado. Por ejemplo, Justin Mortimer (Cosford, 1970) emplean
recursos propios del fotomontaje para crear un tipo de incongruencias que pudieran ser
reales al tiempo que inquietantes, ya que relatan cómo situaciones positivas pueden tornarse
negativas. Usa imágenes en las que sus figuras parecen disolverse o recortarse de forma
contundente, dentro de una aparente atmosfera opresiva y asfixiante. Suponen
representaciones desgarradoras de la figura humana en lugares inhóspitos, aislada, rodeada de
536
Hans Werner Holzwarth (ed.): «Glenn Brown», en Art Now Vol. III, Köln: Taschen, 2008, p.76.
419
INTERFERENCIAS
maquinaria, basura, etc., que delatan su vulnerabilidad. Como dice Jane Neal: «Mortimer nos
empuja dentro de algún lugar oscuro y sin dios, un lugar casi indescriptible de alguna manera
conocido y temido por todos, un lugar donde la fiesta es definitivamente terminado».537 Para
conseguir esto, Mortimer, antes de iniciar una pintura, realiza un collage a partir de recortes
de fotografías escaneadas que recoge de Internet, documentos históricos, libros médicos e
imágenes propias, antes de ampliarlo en la pintura, primer boceto sujeto a alteraciones y
superposiciones como reformulaciones sucesivas que se van resolviendo en la pintura, en un
continuo vaivén con el collage, que hace que éste, al igual que la pintura, se encuentre sujeto a
cambios.
537
Jane Neal: «The End of the Party», en catálogo de exposición Justin Mortimer. Resort, Londres: Hauch of Venison,
2012, p. 8 (traducción propia).
420
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Próximo al proceso que desarrolla Mortimer encontramos a Adrian Ghenie (Baia Mare,
1977), quien está interesado en la contradicción de la memoria histórica, lo que le hace
repasar diversos momentos de ésta, desde lo político a lo filosófico, pasando por lo científico.
Para ello oscila entre la figuración y la abstracción con un registro expresionista que le permite
reinterpretar la historia, mientras experimenta en su proceso pictórico. Respecto al amplio
abanico de recursos que despliega, Barry Schwabsky se refiere así:
Sus composiciones sólidas, de paleta sombría y giros y vueltas entre géneros y técnicas son parte
de su relación con la historia de la pintura y una disección de cómo la historia misma se registra
en ella y en otros medios. Ghenie utiliza ahora la televisión, Google y YouTube con tanta
frecuencia como lo hace del cine, los archivos, los libros y los museos para alimentar su
538
fragmentada recolecta de acontecimientos mundiales.
forman los parámetros generales de las tendencias compositivas del artista, el uso actual de
materiales fotográficos, collage, montaje, bricolage, y el montaje —a veces recurriendo a la
construcción de modelos como espacios imaginados para las pinturas— son sus importantes
539
procesos de inspirada realización.
Ghenie trata los documentos del pasado como algo que a menudo carece de la claridad y
la materialidad necesaria, debido a las técnicas de reproducción visual que utilizan. Pasar esto
por el tamiz de la pintura supone seguir reflexionando sobre algo que no está cerrado, aunque
la fotografía así lo diera a entender: expandir el hecho documental mediante gestos, para
encontrar los pliegues por donde la imagen se hace penetrable desde una revisión actual.
538
Barry Schwabsky: Vitamin P2. New Perspectives in Painting. New York: Phaidon, 2011, p. 108 (traducción propia).
539
Mark Gisbourne: «Baroque Decisions: The inflected World of Adrian Ghenie», en Adrian Ghenie, Ostfildern: Hatje
Cantz, 2014, p.31.
421
INTERFERENCIAS
Tim Eitel (Leonburg, 1971) trabaja sus cuadros a partir de fotografías o fotogramas de
películas que transporta al lienzo de una forma muy particular, pues escoge los elementos que
le resultan llamativos de esas fotografías para unirlos en una suerte de descontextualización y
así configurar una nueva realidad diferente, de espacios vacíos en los que quedan aún indicios
de actividad humana. Rastros inquietantes en medio de una atmósfera definida por un
cromatismo oscuro, por lo general. Eitel recrea la complejidad existencial del ser en medio de
un entorno que se vuelve abstracto, de recuerdos de una vida cotidiana por donde,
emocionalmente, podemos reconocernos. La memoria de un tiempo que se paró en medio del
vacío y la ausencia.
241. Nacho Martín Silva, The Big Studio (The Painting), 2012
El espíritu del trabajo a partir del collage también está presente en Nacho Martín Silva
(Madrid, 1977), pero a partir de una estrategia previamente propuesta que lo hace interactuar
con la sociedad antes de comenzar su pintura. En su proyecto El Gran Estudio, Martín Silva
invita al espectador a enviar imágenes on-line, de modo que las imágenes no sean elegidas
previamente por él, sino que sea el gusto de los otros el que realice esta fase. Estos
fragmentos van configurando el gran collage de la pintura, como estudio abierto, haciendo del
espectador un elemento activo que genera la propia iconografía de la obra. En ese sentido, el
pintor actúa como un canalizador de los deseos del espectador, pero también como un filtro al
materializar la propuesta sensorial. Una propuesta que mantiene su interés y tensión como
proyecto permanentemente abierto, siendo ahí donde realmente se realiza, pasando los
cuadros a representar un testimonio que pudieran continuar ad infinitum. En este caso la
interferencia icónica es insertada por el espectador, que construye y deconstruye la pintura a
un tiempo. Unos componentes y un proceso que define bien Carlos Delgado Mayordomo:
(…) el espectador como elemento activo (generador de la iconografìa de la obra) y como receptor
primario (contemplador de una composición fija); el artista como medio (receptor y canalizador
de un archivo ajeno) y como demiurgo (creador de la propuesta sensorial), y finalmente, la obra
422
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
como estructura abierta e interactiva y, por otro lado, como estructura definida y objetual». Se
540
trata de generar interferencias, de abrazar y negar al mismo tiempo la pintura.
Peter Doig (Edimburgo, 1959) utiliza, para realizar sus composiciones, un collage previo
que configura a base de instantáneas de vacaciones, revistas, fotocopias de periódico, etc.
Todo junto crea un tiempo y lugar indefinibles, en donde los personajes que sirven de tema
flotan en una especie de pintura antihistórica. Como apunta Adrian Searle:
Aunque se base en dichas fuentes, su factura dista mucho del fotorrealismo, dado que su
propósito consiste en ir derivando a una abstracción cada vez mayor. Lo paradójico junto con
la contradicción, son dos claves básicas que se congregan en el trabajo de Doig. El azar, en la
intención de combinación de las diversas fuentes con las que trabaja, conforma una pintura
con gran poder evocador que puede recordar a reminiscencias literarias o cinematográficas, o
incluso a una especie de déjà vu que se desvanece. Un aislamiento temporal, fuera de
cualquier espacio, que escapa a su traducción lingüística. Ello crea una nebulosa que distancia
al espectador, lo que incorpora cierta dificultad para la recepción e interpretación de la obra.
540
Carlos Delgado Mayordomo citado por David Barro: Antes de irse. 40 ideas sobre la pintura. Santiago de
Compostela: DARDO, 2014, p. 180.
541
Adrian Searle: «A kind of Blankness», en Peter Doig, Londres: Phaidon, 2007, p. 101 (traducción propia).
423
INTERFERENCIAS
Existen otros artistas donde esta tendencia, derivando hacia la abstracción y partiendo
de fuentes fotográficas, es aún más acusada. En estos casos la información fotográfica y el
proceso pictórico se hallan siempre en un momento de continua retroalimentación, de tal
forma que lo fotográfico se fragmenta y se vuelve a articular recompuesto, representándose
en la pintura, así como puede fotografiarse ese mismo proceso para volver a incorporarlo y
seguir avanzando la composición hacia un abstracción, derivada de un proceso lógico. Por
ejemplo, Jaap Van den Ende (Delft, 1944) busca que sus composiciones estén sujetas a ciertas
reglas previas que guíen su proceso pictórico, de forma que éstas se conviertan en una
recurrencia sistemática. Trabajos tan calculados de antemano pueden recordarnos a
composiciones realizadas por un programa de ordenador. En realidad, el discurso que
transmiten estas imágenes habla de la capacidad de traducción de la realidad a un lenguaje
abstracto, intentando discernir en qué punto se mantiene el referente o cuándo se pierde.
243. Jaap Van den Ende, Tropische Tuin / Informele Systemen, 2010
La trayectoria de Luis Gordillo (Sevilla, 1934) viene marcada por una experimentación
continua que, a partir del contacto con el arte pop de los sesenta, recurre a la fotografía de los
medios para provocar un dialogo acerca de lo concerniente a la imagen y la pintura, de tal
forma que los procesos de manipulación de la imagen, filtrados por el tamiz de la pintura,
puedan generar abstracciones que invaden el terreno de lo psicológico, en un intento por
llegar a configurar traducciones de las diversas sensaciones que obtiene en su acercamiento a
la realidad. Gordillo considera que la imagen se halla siempre en un constante proceso de
reproducción, lo que hace que nunca alcance su estado definitivo.
424
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
542
El efecto blur, en inglés, o flou, en francés, consiste en un desenfoque deseado en la imagen con un fin artístico.
Se emplea en fotografía y en cine, aunque su uso se ha aplicado en otras disciplinas como la pintura y la literatura.
Se aplica para conseguir imágenes con mayor carga de subjetividad o conseguir atmósferas misteriosas.
425
INTERFERENCIAS
Esta forma de jugar con unos recuerdos-imágenes, que resultan universales porque
parecen ser comunes a todos nosotros —aquellos que hemos crecido con el documento
fotográfico como algo connatural a nuestras experiencias— es recuperada por una parte de la
representación pictórica que, apartándose del uso de la fotografía para la descripción extrema
de una realidad, pretende establecer un diálogo con una memoria frágil, a punto de
desvanecerse, inquietante. Pinturas de contornos desdibujados configuradas a tenor de la
proyección de un espacio mental con límites indeterminados, que pudiera continuar más allá
de los límites del formato, como experiencia continua o sueño vívido. En este tipo de pintura
las pinceladas desaparecen bajo el peso y la fuerza de la imagen, la materia se subsume bajo la
apariencia, para aligerarse en su aspecto pictórico y emprender un viaje hasta el reino de la
imagen volátil.
Las pinturas y las proyecciones de video de Johannes Kahrs (Bremen, 1965), tienen en
común su relación con el tiempo. Dado su efecto flou, las figuras que componen sus
representaciones realizan gestos o acciones ambiguos que dificultan su lectura,
conduciéndonos a multitud de interpretaciones. Obras equilibradas entre la latencia del
sentimiento contenido y el intento por emprender la acción. La pulsación de este movimiento
contenido y la inercia que anuncia, da cabida a la imaginación de un posible drama.
Hahrs pone en acción una iconografía gestada en los medios de comunicación de masas, los
periódicos, la televisión y el cine. Con frecuencia, estas imágenes aparecen como borrosas, fuera
de foco, como si flotaran en aquella bruma de indefinición propia de los recuerdos. La ciencia
ficción nos ha hablado ya de la implantación de recuerdos, de su ‘fabricabilidad’ y de su posible
manipulación. Hahrs es un artista más preocupado por el tiempo que por la plausibilidad de la
imagen. Así, su trabajo reconoce más la impronta, la gran potencia psicológica del cine (como
fábrica de ficción pura y poesía en el mejor de los casos) y los mass media como receptáculos de
426
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
la distancia temporal entre lo percibido directamente, una impresión física, y lo imaginado, una
543
mera construcción de nuestra capacidad de transformar.
543
Bartomeu Marí y Dirk Snauwaert: «Johannes Kahrs. Obra», en Luisa Ramos (coord.): Cardinales, cataólogo de
exposición. Vigo: Marco, 2002, p. 133.
427
INTERFERENCIAS
Para Henrik Löning (Bad Gandersheim, 1965) la pintura es una forma de transitar por la
memoria. Una manera de examinar a fondo las memorias colectivas pretéritas basadas en las
experiencias personales, así como también una forma de indagar en las narrativas históricas.
Una manera de volver a revivir fragmentos del tiempo pasado, de forma que su propia
biografía se entreteja entre la historia reciente que le aporta el documento fotográfico. Su
proceso artístico no es simplemente una retrospección histórica, sino un intento por dejar que
sea la memoria, libre de condicionantes narrativos, la que gane la batalla a la realidad y
encontrar una experimentación del presente más auténtica. En dicho proceso el tiempo no es
experimentado cronológicamente, como algo que pasa secuencialmente delante de los ojos.
Es bastante más un tiempo inmóvil que aspira a su intemporalidad e irrealidad. Desde dichos
parámetros la imagen es reconstruida no como una representación de realidad, sino como una
representación que corre paralela a los aspectos ilusorios de lo visible. Mediante este método
parece revelarnos aquello que había pasado desapercibido en la vivencia de la experiencia,
encapsulándolo.
428
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Formalmente, el procedimiento que aplica no consiste meramente en pintar la foto, como sería
el caso de sus coetáneos fotorrealistas. Le caracteriza una premeditada alteración de los
contornos del original. En los trabajos fotopictóricos de su obra completa, la imagen resultante
aparece desenfocada y levemente movida, contradiciendo voluntariamente la capacidad de alta
resolución reproductiva inherente al propio proceso fotográfico. Así se pudo alejar de la pintura,
544
acercándose a la fotografía y a la vez falseándola.
Esta forma de proceder no es nueva o exclusiva de Richter, sino que posee sus raíces en
parte de la pintura clásica; Leonardo Da Vinci aconsejaba difuminar con suavidad los contornos
de las figuras para alcanzar un mayor realismo.545 Lo que persigue este tipo de tratamiento es
una representación donde el ambiente que envuelve a las figuras también se pueda percibir y
544
José Lebrero Stals: «Contrapintura», en catálogo de esposición Gerhard Richter, Madrid: MNCARS, 1994, p.18.
545
Leonardo Da Vinci: Tratado de Pintura, Madrid: Akal, 1986, p. 366.
429
INTERFERENCIAS
que, por tanto, éstas se vean inscritas en dicho ambiente, concepción del espacio pictórico que
consigue su máximo apogeo con el Barroco y, sobre todo, con Velázquez. Característica que
supo aprovechar Manet y todo el movimiento impresionista que lo sucede. Una borrosidad
que, por otro lado, también puede denotar un síntoma de apertura, de pérdida de definición
en la identidad psicológica del ser individual, que sale de la armadura que lo encierra en ideas
preconcebidas o inculcadas, para abrirse al exterior de la comunidad. Una comprensión del
otro, en la óptica del pintor, que se desenfoca necesariamente, dada la dificultad intrínseca
que constituye llegar a la definición exacta, al entendimiento de lo retratado y,
consecuentemente, a penetrar en su sentido. Definitivamente; es como si la imagen se burlara
amablemente, sin que nos cercioremos, del espectador, no llegando a saber jamás qué
esconde realmente. Una apreciación indiscernible y aceptada, que no celebra otra cosa que su
escape, la fuga de la realidad. Un fuga que implica movimiento, insinuando y llevándonos a
comprobar que, en caso hipotético de que pudiéramos incrementar su velocidad hasta el
límite, la única constante que quedaría permanente sería el tiempo, como concepto absoluto
que remite a todas las épocas. Concepción que, más allá de los pintores impresionistas,
preocupados por las contingencias de lo fenoménico, bien pudiéramos aplicárselo a los
pintores contemporáneos. Un hecho que nos remite a la cuarta dimensión, enlazándonos con
el siguiente tipo de pintores a tratar, aquellos que investigaron dicho concepto ayudándose de
las investigaciones que estableció la fotografía en movimiento.
Muchas de las investigaciones que Etienne Jules Marey, médico, fotógrafo e investigador,
realizó sobre el estudio fotográfico del movimiento, sirvieron de inspiración a muchos
pintores, desde el movimiento futurista a Francis Bacon, por ejemplo. Investigaciones, que
llevaron a Marey, en 1882, a perfeccionar su `escopeta fotográfica´, en lo que acabaría siendo
la cámara de placa fija cronomatográfica, equipada con obturador de tiempo. Para facilitar su
disparo desde diferentes posiciones, y así poder captar el movimiento de los seres a estudio,
ésta se colocaba dentro de una gran cabina que corría sobre raíles. Su invento ejerció una
notable influencia en los pioneros iniciadores del cine en la década de 1890, constituyendo una
rica fuente de inspiración, junto a Eadweard Muybridge, para Thomas Edison y Louis Lumiére,
entre otros.
Esta nueva visión dinámica del mundo, para la que estos dos fotógrafos aportaron sus
investigaciones, influyó enormemente en los pintores, que presentían que debían dotar a sus
representaciones de una movilidad que insinuara el concepto de la cuarta dimensión.546 Aun
así, la pintura históricamente había contado con un hándicap que la condicionaba:
corresponder a una imagen estática e inmóvil, sin dimensión temporal intrínseca, por lo que
debía hacer valer muchos recursos para superar dicha inmovilidad. Los pintores debían
escoger muy bien, como dice Barthes:
(…) asegurándose de antemano del máximo rendimiento en sentido y placer: al ser total,
necesariamente, ese instante ha de ser artificial (irreal: este arte no es realista), un jeroglífico en
el que se puedan leer, de una sola ojeada (de un solo golpe de vista, si se tratara de teatro o
546
El interés por la cuarta dimensión alcanzó su apogeo entre 1870 y 1920, constituyendo en tema frecuente de la
literatura fantástica y algunas teorías científicas. La cuarta dimensión, entendida como dimensión espacial adicional
(no como dimensión temporal, como en la teoría de la relatividad), apareció en las obras literarias de Oscar Wilde,
Fiódor Dostoyevski, Marcel Proust, H. G. Wells y Joseph Conrad. Además inspiró algunas obras musicales de
Alexander Scriabin, Edgar Varèse y George Antheil y algunas obras plásticas de Pablo Picasso y Marcel Duchamp.
430
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
cine), presente, pasado y futuro, o sea, el sentido histórico del gesto representado. Este instante
crucial, totalmente concreto y totalmente abstracto, es lo que Lessing denominará instante
547
preñado.
Pero, ¿qué ocurre con aquellos objetos que se hallan en movimiento?, ¿cómo insinuar
esa acción en la representación pictórica? Velázquez, pintando la rueca que mueve la mujer en
primer plano, en el cuadro de Las hilanderas, de 1657, ya se enfrentó a dicho problema, y lo
resolvió desdibujando sus radios hasta hacerlos desaparecer. Con el impresionismo, siguiendo
la solución planteada por Velázquez, el instante pasa de ‘pregnante’ a fugaz, para poder
representar el carácter dinámico de la realidad. Los pintores del cubismo, siguiendo ciertas
pautas de Cézanne, optan por representar desde diferentes puntos de vista un mismo motivo,
es decir: representar lo más exhaustivamente posible la realidad sin recurrir al artificio de la
perspectiva, unificando en una misma representación distintos momentos de observación,
método que trataba de acercarse a la cuarta dimensión. Una experimentación pictórica que se
proyectaría en diversos movimientos como el futurismo, el constructivismo o la abstracción.
547
Roland Barthes: «Diderot, Brecht, Einsenstein», en Lo obvio y lo obtuso, Barcelona: Paidós, 1992. p. 96.
431
INTERFERENCIAS
La sensación de dinamismo que comenzaba a adquirir el mundo, fue algo que cautivó a
los artistas del movimiento futurista. Humberto Boccioni o Giacomo Balla centran sus
investigaciones en la cuarta dimensión también, dando con lo que denominarán
`simultaneismo´. Esta técnica se basa en repetir imágenes superpuestas, configurando algo
parecido a lo que resultaba con las fotografías de exposición múltiple de Marey y Muybridge.
Este simultaneismo, por tanto, no opta por hacer desaparecer los elementos, como pasa en la
solución adoptada por Velázquez, sino que muestra esquemáticamente el curso del proceso
dinámico, a través de una serie de movimientos estáticos consecutivos.
En 1911, Duchamp quedó cautivado por el cubismo en sus visitas a la Galerie Kahnweiler,
donde había lienzos de Picasso y Braque. El cubismo comprendía sus bases intelectuales a
partir de las premisas de Jean Metzinger. Entre los temas que hablaba este grupo se
encontraba el de `La cuarta dimensión´, cuestión por la que Duchamp mantenía un especial
interés. Consecuencia de los contactos de Duchamp con este grupo, es el testimonio que nos
lega en las representaciones que pinta por aquella época. Tras la realización de cuadros de
corte cubista, comienza a profundizar en la plasmación pictórica de la idea de movimiento. En
Desnudo bajando la escalera, del que pintó dos versiones, muestra la aplicación de las
investigaciones de la imagen estroboscópica. Cuadro que marcaría un antes y un después en su
producción y pensamiento, que lo llevaría a seguir su propio camino sin adscribirse a
movimientos, teorías o grupos.
250. Marcel Duchamp, Desnudo bajando una escalera nº2, 1912 y fotografía de Muybridge, 1887
Otro artista que se sintió fascinado por las imágenes estroboscópicas fue Francis Bacon
(Dublín, 1909), quien evitaba la presencia física del modelo en su estudio, encontrando en el
empleo de fotografías una mayor libertad de actuación, al no verse coartado por la mirada del
modelo, como el mismo Bacon explicaba:
432
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Me inhibe su presencia, porque si les tengo afecto no quiero que estén delante cuando llevo a
cabo el ataque que supone mi obra. Prefiero realizar en privado ese ataque con el que me parece
548
que puedo dejar constancia con mayor claridad de su realidad.
Para Bacon, la fotografía, al distanciarse con respecto al hecho real, remite con mayor
virulencia a ese mismo hecho.549 En ese sentido, Bacon se ayudaba de toda fotografía que
pudiera corresponder a aquello que buscaba. Entre ellas, aparte de fotos de carné o fotos de
radiografías, se encontraban las luchas de hombres desnudos de Muybridge, de su libro The
Human Figure in Motion (1907). Estas fotografías eran consideradas por Bacon como
`reactivadoras de ideas´, pues a partir de ellas podía surgir el estímulo o inspiración que diera
comienzo, más o menos irracionalmente, al cuadro. Reconoce, asimismo, haber aprendido
mucho de él en lo que respecta a posiciones del cuerpo humano. Mediante estas referencias,
su comprensión de la figura en movimiento pretende captar las fuerzas internas que violentan
el cuerpo, las tensiones que sufre éste en su vida. Para explicar ese movimiento, que Bacon
incorpora a sus figuras, hemos de remitirnos a Deleuze y a su libro La lógica de la sensación. En
la `hipótesis motriz´ que éste desarrolla, el movimiento actúa como un espasmo que afecta su
dimensión corporal:
(…) en último término es un movimiento sin moverse del sitio, un espasmo, que testimonia un
problema propio de Bacon: la acción sobre el cuerpo de fuerzas invisibles (de ahí las
550
deformaciones del cuerpo, motivadas por esta causa más profunda).
251. Francis Bacon, Two Figures, 1953 y reproducción de Eadweard Muybridge, 1887, encontrada en el
estudio de Bacon
548
France Borel: Francis Bacon: Las vísceras por rostro, Madrid: Debate, 1996, p. 201.
549
Ibíd.
550
Guilles Deleuze: Francis Bacon, Lógica de la sensación, Madrid: Arena, 2005, p. 48.
433
INTERFERENCIAS
Cine y pintura
Tras ser presentado públicamente por los hermanos Lumiérè, el cine se convirtió
enseguida en una de las más importantes revoluciones visuales de finales de siglo XIX, algo que
marcaría sobremanera el devenir del arte y la cultura del siglo XX hasta nuestros días. Su
aparición, al igual que sucedió con la fotografía, ha influido decisivamente en la evolución del
arte. Su impacto ha generado tal intercambio entre disciplinas, tal síntesis, que llega a cambiar
el propio concepto de arte. Respecto a esa cualidad unificadora del cine son significativas las
palabras de Ángel Luis Hueso:
El lugar que ocupa el cine en este aspecto es altamente revelador: se encuentra en el límite entre
las puras artes plásticas y las artes funcionales, lo que hace que participe de ingredientes de
551
ambas y se erija como un nexo de unión.
Lo propio del siglo que va a inventar el cine es el haber sistematizado estos efectos, y sobre todo
552
el haberlos cultivado por sí mismos, el haber erigido la luz y el aire en objetos pictóricos.
551
Ángel Luis Hueso: El cine y la historia del siglo XX. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de
Compostela, 1983, p. 33.
552
Jacques Aumont: El ojo interminable. Cine y pintura, Barcelona: Paidós, 1997, p. 21.
434
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Cubismo y futurismo se hallarán muy cercanos al cine, en el sentido de que los dos
pretenderán incorporar tiempo a sus representaciones, tal y como expresa Jorge Uscatescu:
Este principio de comprimir el tiempo en el espacio es el que utilizó el cubismo para acabar con el
sistema de representación de la perspectiva renacentista. En el cubismo hay una intención de
expresar la cuarta dimensión mediante el tratamiento del espacio pictórico. Consistiendo este en
representar los objetos desde varios puntos de vista simultáneamente. Este hecho hace que el
553
cine y el cubismo estén muy cerca en cuanto a sus principios constitutivos.
No hay que olvidar que cuando los experimentos cubistas comenzaron, el cinematógrafo
llevaba una década de existencia desde su invención. Las palabras de René Huygue y Jean
Rudel resultan significativas respecto a lo que el nuevo medio pudo influir en estos pintores:
«Podemos imaginar el choque producido por esas imágenes animadas en el ojo de los pintores
y el mandato que éstos hallaban en ellas para conjurar el inmovilismo de las formas». 554
Aspectos que ya hemos tratado al hablar de la fotografía como captación del movimiento, que
en realidad anteceden a la invención del cinematógrafo, que no deja de ser un desarrollo de la
imagen fotográfica o una derivación de la misma, ya que está basado en ella. Más allá del
intento de captación del movimiento por parte de la pintura futurista, existe un hecho que une
futurismo con op art. Esto se da cuando Giacomo Balla alcanza su mayor síntesis eliminando
los aspectos anecdóticos de sus composiciones, diluyendo el referente hacia un aspecto más
abstracto del movimiento. Ejemplo de este proceso es su serie Interpretaciones iridiscentes, de
1913-14, obras en las que evoluciona del movimiento de las cosas a la inestabilidad o
movimiento óptico, adelantándose al citado movimiento op art, que surge a finales de la
década de los cincuenta. En definitiva, temática maquinista, movimiento y dinamismo son
cuestiones que la pintura comenzó a desarrollar, pero que, de algún modo, estaban presentes
en las películas que el cine comenzaba a elaborar. Influencias que, por otro lado, rara vez los
pintores cubistas y futuristas reconocieron.
553
Jorge Uscatescu: Idea del arte. Madrid: Reus, 1975. p. 48.
554
René Huyghe y Jean Rudel: El arte y el mundo moderno, 1880-1920, Vol. 1.Barcelona: Planeta, 1978. p. 252.
435
INTERFERENCIAS
Tras la fuerte inclinación del movimiento futurista por el medio cinematográfico, muchos
fueron los artistas que comenzaron a fijarse en él, como medio que podía ofrecer nuevas
posibilidades a su expresión. Según nos comenta Carlos Tejeda, ellos lo veían:
(…) como vehículo de representación que ofrecía innovadores espacios pictórico-cinéticos, rasgo
que, según éstos, no sugerían las demás artes. [...] Salvador Dalí, Man Ray, Fernand Léger y Hans
Richter defenderán fervientemente el lenguaje cinematográfico alabando sus diversos aspectos
555
estéticos y plásticos.
555
Carlos Tejeda: Arte en fotogramas. Cine realizado por artistas, Madrid: Cátedra, 2008, p. 76.
436
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Esta etapa pictórica se instaurará más tarde como modelo para la corriente pop que
surgirá en los sesenta. Asimismo, en Europa encontramos cómo los dadaístas y surrealistas
también se vieron afectados por este medio. La influencia del cine se va incrementando en la
segunda mitad del siglo XX, cuando el cine se convierte en uno de los principales medios de
masas, constituyendo una fuente primordial para la experiencia visual de los artistas. Una
correlación que iría en aumento y de la que dan cuenta exposiciones sobre cine y pintura como
Spellbound-art and film en Hayward Gallery de Londres, en 1996, Peinture-Cinéma-Peinture en
Marsella, en 1989, o Alfred Hitchcock and the contemporary art en el Museum of Modern Art
en Oxford, en 1999. La presencia de elementos cinematográficos en la pintura se puede
manifestar en los motivos iconográficos, la influencia del lenguaje fílmico en la estructura de la
imagen o como modelo formal para nuevas narrativas. Todo ello suponen un acervo de
relaciones como las que pueden mostrar la proximidad ideológica y teórica, entre la identidad
que defiende la pintura y su relación con un tipo de cine concreto, tal es el caso de aquellas
pinturas próximas a la reivindicación que realiza el cine de minorías. O influencia del cine en la
representación pictórica, lo que incluye motivos iconográficos y modelos compositivos. Dicha
presencia se hace muy patente con el pop art, dado que el cine es un medio de masas y el arte
pop supone la manifestación por excelencia de la sociedad de consumo. Tal es el caso de los
retratos de Marilyn Monroe de Andy Warhol de las referencias cinematográficas en la obra de
James Rosenquist, Ed. Ruscha, y, dentro del pop británico, en la obra de Peter Blake y,
especialmente en la de Richard Hamilton.
437
INTERFERENCIAS
En Andy Warhol (Pittsburgh, 1928), uno de los temas más recurridos en sus obras son las
estrellas de cine; Marilyn Monroe, Elvis Presley y Elizabeth Taylor, modelos que representan el
deseo de fama en el resto de la gente. Una fama que esconde una doble cara, aparte de
aparecer como algo fugaz en ocasiones. Es tal la pasión que Warhol muestra por el cine que,
aunque había hecho algunas incursiones en el medio a finales de los cuarenta, en 1963
comienza a realizar películas más sistemáticamente. Una producción diversificada que recorre
tanto los momentos de cine mudo, como aquellos en que se opta por la cámara fija, por el
zoom o las panorámicas, así como la obtención de efectos estroboscópicos mediante
estrategias de montaje.
Por su parte, Ed Ruscha (Omaha, 1937), autor que también pudiéramos haber incluido en
el uso de la fotografía —pues conecta con ciertos usos que de ésta hará el arte conceptual
posterior como Dan Graham—, siente gran fascinación por el mundo hollywoodiense,
aludiendo especialmente al formato panavisión en sus representaciones. Más que su obra
fotográfica documental, lo que más se conoce de él es su producción pictórica que, como en
sus fotografías, generalmente se caracteriza por el uso que realiza de lo tipográfico, a modo de
poesía visual, que conecta con los recursos panorámicos que utiliza el cine. Una introducción
tipográfica que provoca un desplazamiento de lo artístico a lo que Hal Foster, en El Retorno de
lo real, calificará como «redes discursivas»,556 que disipan el radio de acción del arte. Una
referencia fotográfica de lo cinematográfico que hace a la obra tender a cierta neutralidad
estética. Como nos explica Richard D. Marshall:
Rucha era consciente de la importancia que la industria cinematográfica terna para Los Ángeles, y
su primera referencia artística a Hollywood no se centró en una estrella famosa o una película,
sino en los productores de películas. Le atraía la inmaterialidad, la falsa realidad y la naturaleza
efímera de las películas de Hollywood, y eligió como temática el logotipo empresarial de un
556
Hal Foster: El retorno de lo real. La vanguardia a finales de siglo. Madrid: Akal, 2001, p. 189.
438
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
estudio cinematográfico. Dicho logotipo no era un objeto material o un diseño impreso, sino una
557
imagen.
Richard Hamilton (Pimlico, 1922) representa otro de esos artistas del movimiento pop
cuya obra se halla sujeta a influencias diversas, siendo una de ellas el cine, también pudiera
haber encajado en el tramo dedicado a fotografía sobrepintada. Siguiendo un discurso
parecido a Warhol, pero aportando una complejidad mayor, Hamilton también se interesa por
las estrellas de cine. Unos contactos fotográficos que Marilyn Monroe había tachado para
impedir que esas imágenes construyeran su imagen pública, sirven a Hamilton para investigar,
mediante el reprocesado pictórico, sobre el placer visual que el cine de Hollywood ofrece a la
mirada masculina y sobre el límite difuso que establece la indefinición entre la persona y su
representación orientada al consumo masivo. En ese sentido, la obra de Hamilton supone un
paso más allá de la estética superficial del pop, pues va buscando un mensaje más construido,
para insertar cierta crítica que haga reflexionar a la sociedad de consumo sobre sus productos.
En la obra de Hamilton, como apunta Sarat Maharaj:
(…) se mantiene en un amplio espacio intertextual, una corriente formada por el reportaje de los
medios de comunicación, por la repetición de fuentes visuales y verbales. Todo esto resume una
parte de la lógica de la representación yacente en la obra de Hamilton —la imagen está siempre
«elevada a la segunda potencia». Hay un intenso sentido de su puesta en escena— «como
monstruo del Mundo del Cine, como ídolo de las películas, como lo femenino, como celebridad
558
pop, como estrella de cine, como ciudadano, como mártir, como patriota».
557
Richard D. Marshall: «Hollywood y Sunset», en catálogo de exposición Edward Ruscha: Made in Los Angeles,
Madrid: MCARS, 2002, p. 77.
558
Sarat Maharat: «La gente. Richard Hamilton: La sonrisa orgásmica, la sátira, lo escatológico», en el catálogo de
exposición Richard Hamilton. Exteriores-Interiores-Objetos-Gente, Valencia: IVAM, 1990, p.46.
439
INTERFERENCIAS
559
Douglas Crimp: Posiciones críticas, ensayos sobre las políticas de arte e identidad, Madrid: Akal, 2005, p. 31.
440
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
XX; hablamos de R.B. Kitaj, Michael Andrews, Francis Bacon, Lucian Freud o Frank Auerbach.
Cada uno traducirá el lenguaje cinematográfico de una manera; Lucian Freud (Berlín, 1922),
por ejemplo, empleando ángulos picados y contrapicados o primerísimos planos, que ubican la
representación dentro de una posible secuencia narrativa de mayor alcance.
257. David Hockney, Mulholland Drive: The Road to the Studio, 1980
El caso de David Hockney (Bradford, 1937) es muy curioso, por la gran profundidad de su
investigación pictórica, alcance y calado de su producción. La influencia que Hockney recibe
del cine se transfiere, en su obra, por la potencia múltiple de lo fotográfico, que en el cine
queda resuelto a través del montaje de la postproducción. Digamos que la obra de Hocney
trata, mediante las herramientas y recursos con que cuenta la pintura, de hacerse eco de esa
fase de multiplicidad fotográfica del montaje cinematográfico. Parece como si, en una
intención de querer transmitir dicho proceso secuencial de la narración cinematográfica,
optara, en la solución pictórica a la que va derivando, por la imagen diacrónica: inserción de
varias acciones secuenciales en un mismo espacio o por cierta tendencia a una visión de
carácter cubista, o descripción del espacio como si la cámara estuviera moviéndose alrededor
de éste.
Francis Bacon introducía en sus cuadros motivos relacionados con las películas de Serguéi
Eisenstein: El Acorazado Potemkin (1925) y La Huelga (1924), como el grito, las escenas de
mataderos, etc. Con la nodriza del Acorazado Potemkin hace una referencia directa, imagen
que posee un significado mucho más complejo que el de un simple motivo iconográfico. Bacon
utiliza también una serie de elementos propios del cine como efectos lumínicos, desenfoques,
primeros planos y elementos narrativos, patentes en sus característicos trípticos, así como la
representación del movimiento anteriormente comentada. Fue siempre un gran amante del
cine, sintiendo una gran predilección por el de Luis Buñuel. Volviendo a la pintura
estadounidense, la influencia del cine se percibe en la obra de Robert Pearlstein, cercano
estilísticamente a Lucian Freud, y en la tendencia denominada Bad painting, en la que
identificamos artistas como Eric Fischl, David Salle o Marc Tansey. En cuanto a lo que el cine
supuso para la pintura de Bacon, podemos destacar las palabras de David Allan Mellor al
respecto:
441
INTERFERENCIAS
A partir de 1949 las técnicas del cine, en particular la superposición, la doble exposición y el
fundido, con sus sugerencias afectivas de recuerdos, melancolía y espectralidad, serían para
560
Bacon un precedente en el manejo de formas pictóricas plasmáticas.
258. Francis Bacon, Study for the Nurse from the Battleship Potemkin, 1957
A nivel representativo, la influencia que el cine ha ejercido sobre la pintura pudiera ser
vista a través del filtro que marcan los géneros cinematográficos. Éstos no responden a una
clasificación escueta, sino que son infinidad de géneros los que se han ido sumando poco a
poco durante la evolución del cine. Tal es así que tratar de analizar las influencias que recibe la
pintura, según el género cinematográfico, sería algo interminable. Pues dichos géneros van
desde el werstern, el melodrama o la comedia, hasta el cine negro, de ciencia ficción o
pornográfico, pasando por una interminable lista de calificaciones que atienden a criterios
heterogéneos (cine negro, cine de autor, cine alternativo…). A lo que hubiera que sumar
subgéneros como: cine de zombis (derivado del cine de terror), clase Z (derivado del clase B),
giallo (derivado del thriller y del cine de terror), thriller legal, spaghetti western, slasher y cine
de vampiros.
Aun así vamos a realizar un apunte, así como a señalar a diferentes pintores cuya obra se
ha visto claramente influenciada por algún género en concreto. Al respecto de lo que un
género es, Carlos Herrero y Antonio Santamarina comentan lo siguiente:
560
David Alan Mellor: «Cine, fantasía e historia en Francis Bacon», en catálogo de exposición Francis Bacon, Madrid:
Museo del Prado, 2009, p.63.
442
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
259. Gilles Aillaud, Eduardo Arroyo y Antonio Recalcati, Vivre et laisser mourir our la fin tragique de
Marcel Duchamp, 1965
Por ejemplo Eduardo Arroyo (Madrid, 1937), quién posee grandes dotes para la escritura
y cierta inclinación detectivesca o al menos periodística, ha tratado de volcar dichos aspectos
narrativos en su práctica pictórica. Esto lo ha ido desvinculando paulatinamente de la
frivolidad del arte pop para realizar una figuración con una base eminentemente narrativa, con
claros tintes irónicos en torno a la crítica social y política. Un hecho significativo de lo que sería
su trayectoria posterior es cuando, en 1965 junto a Aillaud y Recalcati, expone en la Galería
Creuze de París bajo el título La figuración en el arte contemporáneo, en la que presentan una
serie de obras con el lema Vivir y dejar morir o el fin trágico de Marcel Duchamp, de las que
Calvo Serraller escribe:
Se trata de un breve relato (el asesinato de Marcel Duchamp a manos de los tres artistas),
narrado en una serie de cuadros de idéntico formato y pintado en un estilo voluntariamente
despersonalizado. Ésta no fue la única ocasión en la que pretendieron borrar toda huella de
enunciación; durante el verano de 1964 habían decidido preparar una exposición en imágenes de
la novela Una pasión en el desierto de Balzac. Expuesta en enero de 1965 en la Galería Saint-
Germain, de París, la muestra conjunta de Aillaud, Arroyo y Recalcati consistió en una secuencia
de trece paneles, cada uno de los cuales representaba un capítulo de la citada novela. Pero a
561
Carlos Herrero y Antonio Santamarina: El cine negro. Maduración y crisis de la escritura clásica, Barcelona:
Paidós, 1996. p. 18.
443
INTERFERENCIAS
modo de una auténtica sucesión de momentos visuales, como si se tratase de las imágenes
562
congeladas de una película.
260. Equipo Crónica, El día que aprendí a escribir con tinta, Serie negra, 1972
Cercano a Arroyo se sitúa el Equipo Crónica que, en 1972, realizaría su Serie negra, una
de las más homogéneas de su producción. La violencia y las escenas de acción de la novela
policiaca y del cine negro norteamericano son el referente de todos estos cuadros, temas que
se entrelazan con los cuestionamientos de su propia actividad creativa. En esta serie, la ficción
funciona como metáfora de cierta violencia, que afecta al ámbito de la creación pictórica. Aun
así, el cine no es la única influencia que se aprecia en la creación del Equipo Crónica, el cómic
también era de su interés, dado que los tebeos españoles de los cincuenta formaban parte de
su memoria autobiográfica, así como otros lenguajes de la comunicación de masas tales como
la televisión y la publicidad.
562
Francisco Calvo Serraller: Diccionario de ideas recibidas del pintor Eduardo Arroyo. Madrid: Mondadori, 1991. p.
78.
444
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Otro caso puntual de cine negro sería Gerhard Richter, artista que ya tratamos
anteriormente al hablar de fotografía, pero que también puede insertarse al hablar de cine
cuando, por ejemplo, realiza su serie 18 de Octubre 1977, en 1988, que hace referencia al
supuesto suicido en las cárceles alemanas del grupo terrorista Baader Meinnnhof. Dicha serie
mantiene una estructura narrativa interna que relaciona los cuadros con una realidad histórica
concreta, forma de proceder que la emparenta con los métodos desarrollados por el cine de
los treinta y cuarenta. Se trata de la representación de una agresión, de gran carga violenta y
crudeza visual, realizada a partir de imágenes fotográficas que asemejan a las fotografías de
prensa, que tanto aparecen en las películas de gánsteres, cualidad que refuerza al mantener la
monocromía de grises en los quince cuadros que componen la serie. Desde una articulación
diferenciada de los formatos, Richter controla el ritmo interno de la narración, enfatizando los
momentos más dramáticos a través de los cuadros de mayor escala. Realmente, estas
representaciones tendrían que ver con el carácter ambiguo que poseen las imágenes
informativas, al que también se ha referido, en alguno de sus proyectos, Alfredo Jaar. Como
José Lebrero comenta, esta obra de Richter expresa:
Otro género que merece especial atención, por tratarse de unos de los más desarrollados
por Hollywood, es el melodrama, directamente vinculado con el teatro y la tragedia griega.
Dentro de esta relación podemos señalar la obra de David Salle (Norman, 1952), que muestra
gran interés por el melodrama como estrategia expresiva. Sallle se interesa por la intensidad y
la tensión que supone llevar las cosas hasta el límite, a partir de una fragmentación donde las
figuras aparecen en posturas estudiadas, entremezcladas en una superficie-pantalla repleta
563
José Lebrero: Op. CIt., p. 25.
445
INTERFERENCIAS
donde, sin embargo, parece establecerse un gran vacío. Dichas composiciones, en muchos
casos, según palabras del propio Salle, están inspiradas en el cine de Douglas Sirk. Como Kevin
Power señala:
A Salle no le interesa en absoluto la cultura Pop, pero sí el diseño, los métodos sofisticados de
presentación y cómo y qué elegimos comunicar. Descubre este mismo mundo visual
cuidadosamente construido en la obra de directores de espléndidos melodramas en blanco y
564
negro; Sturges, Fuller, Sirk, etc.
En ese sentido, Salle muestra a través de sus telas la opulencia de una sociedad
perturbada por el espectáculo, que construye su unidad a partir de la separación. Utiliza la
construcción de sus composiciones a partir de velos y transparencias, que acentúan la
afirmación y negación de las imágenes al mismo tiempo, recursos que, al igual que el cambio
de escala, le sirven para remarcar el tipo de sociedad que ve reflejada en la pantalla
cinematográfica y divagar sobre ella.
Alex Katz (Nueva York, 1927) representa un caso curioso no acorde con las tendencias
desarrolladas por muchos de sus coetáneos. Su obra, más cercana a artistas como Eduard
Hopper o Georgia O´Keeffe, posee conexión con ciertos artistas del pop americano, siendo un
gran referente para Eric Fischl. Desde ese pop al que se siente cercano, podemos determinar
su receptividad al lenguaje del cine y la televisión. Sus imágenes frías y neutras, ambiguas en el
aspecto narrativo, se prestan a un debate entre lo auténtico y lo superficial, que se basa en
parte del cine europeo de los cincuenta o setenta como Godard, Fassbinder, Fellini o
Antonioni. Tanto en los retratos como en las escenas de grupo, Katz conserva recursos propios
del cine melodramático, contrastando la figura del fondo para reforzar de valor simbólico el
espacio que ocupan sus personajes. Allí donde éstos se muestran solitarios o incomunicados;
`tiempos muertos´ propios del lenguaje cinematográfico, como los mostrados en los cuadros
564
Kevin Power: «David Salle: interpretándolo a mi modo», en AA.VV.: David Salle. Catálogo de exposición, Madrid:
Fundación La Caixa, 1988, pp. 31-32.
446
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
de Hopper. También es de uso recurrente la utilización del primer plano, donde llega incluso a
recortar la cabeza, huellas de un encuadre tipo cinemascope, que quedan claramente
marcadas en sus obras. En general, en cuanto a la relación que su obra posee con los medios
de comunicación podemos destacar las siguientes palabras de Kevin Power:
Katz busca una imagen que surja poderosa, que comunique en un estallido aunque deje un
posterior gusto ambiguo. El mismo nos dice: «los símbolos visuales hoy en día están complicados
por las películas, la TV, los carteles, las reproducciones de los libros, etc. Ejercen una presión
continua y, en algunos casos, han usurpado el lugar de la pintura porque han dominado nuestra
visión... Los medios de comunicación también han ejercido su influencia en la mayoría del arte
figurativo y, a su vez, se han visto influidos por las bellas artes.» Este es el banco de imágenes
más evidente de la América auténtica, y a Katz le encanta usarlo como modo de quebrar la
565
superficie.
Otro género al que muchos artistas prestarán especial atención será la ciencia ficción,
que comienza a invadir las pantallas cinematográficas en la década de los cincuenta, donde
destacan títulos como Ultimatum a la tierra, de 1951, y Planeta prohibido, de 1956. Alguien
que dejará palpable estas influencias en sus obras será Eduardo Paolozzi (Leith, 1924),
surrealista que entra en contacto con los artistas de París como Arp, Braque, Brancusi,
Giacometti, Léger o Tzara. Fundador del ‘Independent Group’, reunido en el Institute of
Contemporary Art (ICA) de Londres, en 1952, formado por artistas que pretendían desafiar el
enfoque modernista de la cultura que primaba en la época, también es considerado el
precursor del movimiento pop art británico de los sesenta. Paolozzi ha dejado plasmada su
debilidad por la ciencia ficción en muchas composiciones donde, aparte de las películas
realizadas en la mencionada década de los cincuenta, también se notan influencias de
Metrópolis, realizada en 1927 por Fritz Lang. En ese sentido, Simón Marchán Fiz destaca que:
565
Kevin Power: «Agradables y decorosos días de conversación: Alex Katz en compañía de sus amigos poetas», en
catálogo de exposición Alex katz, Valencia: IVAM, 1996, p.32.
447
INTERFERENCIAS
Los símbolos técnicos de la era tecnológica afloran con cierta frecuencia en las diversas fases —
del pop—. Quien primero utilizó esta temática fue E. Paolozzi en 1954 y la exposición de 1955
566
«Hombre, máquina y movimiento».
El género de terror también posee sus seguidores, como es el pintor Gottfried Helnwein,
tratado anteriormente al hablar de fotografía. El tratamiento de sus retratos recuerda a
aquellos de los ilustradores de carteles de cine. Incluso los retratos que realiza de estrellas de
cine parecen el terreno perfecto para incidir con cualquier tipo de transformación cruel y
566
Simón Marchán Fiz: Del arte objetual al arte de concepto. Epílogo sobre la sensibilidad ‘postmoderna’, Madrid:
Akal, 1986, p. 43.
567
Cfr. Lawrence Alloway: «El pop art británico», en: Lucy R. Lippard: El pop art, Barcelona: Destino, 1993, pp.33 y
ss.
448
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
sádica. El mismo hecho de maquillar a sus modelos recuerda al proceso conllevado en los
estudios cinematográficos.
El horror aquí significa, al igual que en las películas de terror y en los cuentos de antes de ir a
dormir, primero y por encima de todo, horror de la maternidad, del cuerpo maternal hecho algo
568
extraño, incluso repulsivo, en represión.
Los recursos técnicos que utilizan uno y otro medio, pintura y cine, son equiparables,
tanto así que existe una parte del cine que experimenta a un nivel plástico que pudiéramos
considerar pictórico. En esa equiparación de medios, como explica Pascal Bonitzer, en su libro
Desencuadres. Cine y pintura, la pintura y el cine constituyen cada uno una operación de
despliegue semiótico y narrativo, un entramado de signos en que el artista pone en juego el
568
Hal Foster: «Disgust Pictures. The Real Thing» en AA.VV.: Cindy Sherman, Madrid: Museo Nacional Centro de
Arte Reina Sofía, 1996. pp. 82-84.
449
INTERFERENCIAS
devenir del sentido, y en el que la pantalla (o lienzo) juega en el plano como «superficie de
registro». Desde esta concepción, el tiempo y el espacio son mundos trucados, zonas de
sentido que constituyen «un tejido de apariencias engañosas». Como Bonitzer comenta:
Reproducir el espacio tal como lo capta nuestra visión, implica inscribir en él una subjetividad
569
virtual, para la cual, el espacio, la realidad, constituirá virtualmente una trampa.
A este modo de concebir la realidad se suma un grupo de artistas que figurarán como
precursores de una primera etapa de cine abstracto, de estructuras oníricas y mezcla de
elementos concretos gratuitamente relacionados entre sí; formas abstractas y arbitrarias, una
visión híbrida del cine y la pintura que se podría definir con la fórmula empleada por Leger:
El porvenir del cine y del cuadro se encuentra en el interés que otorgue a los objetos, a los
fragmentos de éstos objetos o a las invenciones puramente fantásticas e imaginativas. El error
570
pictórico es el tema. El error del cine es el guion.
El soporte del lienzo suponía, para muchos pintores que querían llevar su plasmación del
movimiento más allá sin perder el carácter pictórico, una barrera. De esta forma surgen los
experimentos que muchos pintores trasladan a los soportes fílmicos, inaugurando un terreno
indefinible donde muchos artistas se adentrarán. Todo esto es lo que se ha venido
denominando cine abstracto, puro o absoluto, en oposición al cine narrativo convencional, que
introduce una estética puramente plástica que lo acerca a determinadas cuestiones que ha
desarrollado la pintura durante toda su historia. Existe constancia de que ya algunos pintores
como Léopold Survage, Viking Eggeling, Hans Richter, Walter Ruttman o Fernand Léger, a
principios de siglo XX, intentaron realizar una especie de pintura animada, en movimiento,
apoyada en la música, a fin de construir una obra que superara la pintura estática y un cine
preocupado en la captación de la realidad exterior. Desde dicho planteamiento ya Arnaldo
Ginna y Bruno Corra, entre 1910 y 1912, se preocuparon por crear un cine abstracto en su
película Música cromática, mediante un proceso que consistía en pintar a mano el
transparente film.
El elemento fundamental de mi arte dinámico es la `forma visual coloreada´, que tiene una
función análoga a la del sonido de la música (...) Este elemento está determinado por tres
factores: 1) La forma visual propiamente dicha (abstracta); 2) El ritmo, es decir, el movimiento y
571
las transformaciones (...); 3) El color.
569
Pascal Bonitzer: Desencuadres. Cine y pintura. Buenos Aires, Santiago Arcos, 2007, p.13.
570
Jean Mitry: Historia del cine experimental, Valencia: Fernando Torres, 1980, p. 180.
571
Citado en Jean Mitry: Historia del Cine Experimental. Valencia: Fernando Torres, 1974, p. 30.
450
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Si es verdad que Eggeling ha utilizado por primera vez el cine para expresar el movimiento
rítmico de las formas puras, su propósito, aunque rítmico, era todavía el de un pintor. El cine
572
como tal no era su objetivo (…)
Asimismo, Hans Richter (Berlín, 1888) también realizará sus incursiones en el cine
abstracto entre 1920 y 1925, en su serie de películas Rhytmus 21, Rhytmus 23, Rhytmus 25,
que se distinguen por la utilización repetitiva del cuadrado y el rectángulo, a las que seguiría
Film Studie, de 1926. Al respecto de la aventura cinematográfica de Eggeling y la suya propia,
Richter escribe:
Los problemas del arte moderno llevan directamente al cine. La organización y orquestación de la
forma, el color, la dinámica del movimiento, la simultaneidad, eran problemas con los que se
enfrentaron Cezanne, los cubistas y los futuristas. Eggeling y yo salimos directamente de los
problemas estructurales del arte abstracto hacia el medio cinematográfico.(...). El cubismo, el
572
Ibíd., p.105.
451
INTERFERENCIAS
Cuando Hans Richter emigra a Nueva York, en 1940, realizará una serie de cuadros y
collages que pretenden reflejar tanto cuestiones dinámicas como temporales, desarrollos que
no hubiera emprendido de no haber iniciado su actividad cinematográfica anteriormente. Ya
en Estados Unidos hemos de destacar su participación en Dreams that money can buy (1947),
primer largometraje de carácter experimental en la historia del cine americano, con una
estética ecléctica mezcla del dadaísmo de Richter y los postulados surrealistas. A partir de
1956 realizará algunas experiencias junto a Duchamp como 88, Dadascope y Chesscetera.
573
Hans Richter; «Un art original, le film», en Cahiers du Cinéma, n 10, marzo 1952. Citado por Aurea Ortiz y Mª
Jesús Piqueras: La pintura en el cine. Cuestiones de representación visual, Barcelona, Paidós, 1995, p. 104.
452
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Film exercises, de 1943-44, que en los setenta comienzan a experimentar con técnicas
digitales.574
574
Ver David Parkinson: Historia del cine, Barcelona: Destino, 1998, p. 200.
575
Lola Hinojosa: «...ere erera baleibu izik subua aruaren...», Madrid: MNCARS, 2009 Documento en línea disponible
en: http://www.museoreinasofia.es/coleccion/obra/ere-ererabaleibu-izik-subua-aruaren (Consulta: septiembre,
2015).
453
INTERFERENCIAS
killer, 1997), David Salle (Search and destroy, 1995)… En esta línea, mención especial merece la
obra de Salvador Dalí y la relación que con el cine mantuvo durante toda su vida. Desde que
colaborara con Luis Buñuel para la realización de Un perro andaluz, en 1929, y La edad de oro,
en 1930, hasta su trabajo con Alfred Hitchcock en Spellbound, de 1945, y con Walt Disney en
Destino, de 1946. Más allá de estas incursiones colaborativas, el cine en Dalí parece la
consecuencia natural y el mejor reflejo de su método 'paranoico-crítico', por el que las
imágenes cohabitan, se desdoblan y canibalizan. Con sus grandes espacios desérticos, sus
juegos de sombras, sus singulares perspectivas y su desconcertante iluminación, muchos de
sus cuadros tienen una calidad espectacular que se explica, en buena parte, por la influencia
de la pantalla.
Para terminar, a medio camino del cine abstracto y el cine comercial, habría que hacer
referencia al cine experimental, que, de algún modo, se acerca a cuestiones que asimismo
podríamos considerar como pictóricas. El cine experimental es el término más generalizado
que se suele dar al cine hecho por artistas (aunque su uso no se reduzca a esta circunstancia,
más cercano a las corrientes artísticas contemporáneas. Tanto el cine experimental o
underground como el vídeoarte, sirvieron de modelo al cine neovanguardista de la posguerra.
Los resultados de esta influencia se pueden ver en las películas de Jean-Luc Godard, David
Lynch, Peter Greenaway, Sally Potter, John Maybury o Derek Jarman.
Dentro del cine experimental europeo, realizado por artistas (no cineastas), cabe
destacar la obra del artista conceptual Marcel Broodthaers. Los guiones de sus películas
estaban elaborados a modo de poemas, lo que ya en sí confiere valor artístico. Generalmente,
sus obras incluían una reflexión sobre el arte, pues muchas veces sus películas se relacionaban
con alguna exposición, como en el caso de su primera película; Clef d’horloge. Poème
cinématographique en honneur de Kurt Schwitters, de 1957, o Une discussion inaugurale, de
1970. En EE.UU. los principales representantes del cine experimental fueron los artistas del
grupo Fluxus: Nam June Paik, George Maciunas, Yoko Ono, Shigeko Kubota, Dick Higgins, Paul
Sharits o Wolf Vostell.
454
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Dentro de este tipo de cine es significativo, pero hasta cierto punto desconocido, el
movimiento español que se mueve en unas coordenadas de experimentación plástica con el
medio cinematográfico. Aparte de los citados Val de Omar y Sistiaga, serán otros muchos los
que prueben a experimentar, desde finales de los cincuenta hasta nuestros días. Autores como
Joaquim Puigvert o Eugenio Granell, David Domingo, Oriol Sánchez o Laida Lertxundi, pasando
por la obra de Pere Portabella, Carles Santos, Javier Aguirre, Eugeni Bonet o Iván Zulueta. De
éstos destacaremos aquellos que, como Sistiaga, más implicación han tenido con el hecho de
lo pictórico en sus películas, como son: Aguirre, Mestres y Sirera; que realizan estudios clásicos
sobre la correspondencia entre color y música, a Puigvert, Artigas y Granell; que realizan cine
sin cámara, a Marimón y Pié Barba; que experimenta con el stop motion, a Amat, Oñederra y
Etcheverry; que lo hacen con el trazo como esbozo, a Herguera; con la animación de collage-
recortables, y a Vicario; que la realiza con arena sobre cristal. Por ejemplo en Pintura 63, Ton
455
INTERFERENCIAS
Sirera (Barcelona, 1911) se acerca a la historia del arte, como si quisiera legitimar su búsqueda
a partir de la conciencia de la continua estratificación histórica de los movimientos artísticos.
Televisión y pintura
Cuando pretendemos ver la influencia que ejercen las imágenes en movimiento en la pintura,
observamos que las diferencias que podemos encontrar entre cine, televisión o video son
mínimas. No obstante, al intentar discernir alguna influencia, tendremos que observar las
características propias de cada uno de estos medios para comprobar qué cualidad de éstos
puede llegar a recoger la pintura en su expresión. En el caso de la televisión, estamos hablando
de un medio que transporta al consumo de masas aquellas formas que había alumbrado el
cine, pero en una emisión continuada a la que, aparte de películas, se añaden programas de
índole diversa soportados por una publicidad incesante que sostiene todo el conjunto y
mantiene la emisión desde su base. A partir de esa perspectiva publicitaria podemos afirmar
que será el medio televisivo aquel que ejerza mayor influencia para que se produzca el
comienzo del arte pop, en la década de los sesenta, y todos los movimientos que, derivados de
éste, vendrán después.
El impacto que produce la televisión le hace decir a Warhol, que también había
experimentado con el cine, estas palabras: «Mis películas han estado labrándose camino hacia
la TV. Es el nuevo todo. Basta de libros o de películas, sólo la TV”».576 Según John Margolies,
escritor del ensayo donde se recogen estas declaraciones de Warhol, la causa de las
transformaciones que se están dando en la sociedad de los sesenta son debidas al efecto que
en ella está produciendo la televisión, lo que le hace señalar que: «La televisión confirma el
diagnóstico de que las líneas divisorias entre dentro y fuera son borrosas, de que `el yo´ es un
concepto trasnochado».577
Lo que supone la televisión, al nivel de la psicología del individuo, que también afecta al
pintor, lo podemos descubrir en las palabras de Umberto Eco:
576
Andy Warhol citado por John S. Margolies: «TV-THE NEXT MEDIUM `It’s the new everything´, dice Andy Warhol»,
New York: Art in America Magazine, 1969.
577
Ibíd.
578
Umberto Eco: Apocalípticos e integrados, Barcelona: DeBolsillo, 2004, pp. 374-375
456
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Más allá de esa asumida abducción que bien supo reflejar el arte pop, basando sus obras
en los objetos de consumo —que a la vez que anuncian opulencia esconden un vacío— hay
quien ha querido ver la televisión como un arte unitario con su propia estética, llegándola a
considerar como un género visual en sí misma, más allá del `servicio´ que se pensó que debía
ser. Esa es la diferencia principal entre el cine y la televisión: mientras el cine persigue unos
fines dirigidos al entretenimiento, la televisión se supone que cumple un servicio a la
comunidad mediante un conjunto de contenidos. Tratar de extraer de ahí una estética
correspondería a estudiar cada parte de manera fragmentada. Desde este punto, entonces,
podemos considerar la televisión como fenómeno comunicativo no clasificable bajo una
estética unitaria, de ahí el problema que advertíamos, al no poder encontrar influencias claras
de este medio que afecten a la pintura. Además de que, como Margolies en el citado ensayo
piensa, la televisión haya sido la causa de que los límites entre lo artístico y lo no-artístico se
hayan difuminado, transformando la percepción óptica en un proceso háptico, al llevar el arte
al entorno doméstico, impidiendo el juicio crítico y cualquier intento de formalización de la
experiencia artística. Según sus propias palabras:
El concepto del papel del artista está experimentando una transformación, el artista emerge
ahora como comunicador. A nivel de proceso, es `artista´ todo aquel que puede percibir
directamente a través de sus sentidos. Su eficacia como artista se puede juzgar por lo bien que
579
comunique su percepción.
Esta situación supone una `nueva estética´ en la que la circularidad y el bucle son sus
características principales, en un tiempo suspendido o dilatado que a partir de ahora ya no
tendrá principio ni fin, tal y como demuestra Danto y su entrada en la época posthistórica del
arte.
579
John S. Margolies: Op. Cit.
580
Marco Senaldi: Arte e televisione, Milán: Postmediabooks, 2009, p. 43-49.
457
INTERFERENCIAS
Una especie de guerrilla-televisión hecha por artistas, que utilizan el cable para difundir
una contra-información que aborda cuestiones políticas y sociales. En esa línea habrá muchos
artistas interesados por el medio televisivo, demostrándolo en ensayos como «Television,
Furniture and Sculpture: the Room with the American View», de Vito Acconci, a los que se
suman otros como los de Nam June Paik, Dam Graham, Richard Serra o Frank Gillette. En
definitiva, aunque no queda muy claro si ha existido una vanguardia histórica de la televisión,
podemos afirmar que finalmente el modelo televisivo, al igual que el efecto collage o el arte
pop, se ha convertido en paradigma, de algún modo, del arte contemporáneo, no habiéndose
dado el recorrido inverso, es decir: habiendo fracasado el hecho de que el arte contemporáneo
hubiera servido de modelo para la televisión. En ese intento podemos remitirnos a la
exposición TV as a Creative Medium, que presenta la galería Howard Wise en Nueva York, en
1969. Paik, como artista de dicha exposición, con su obra Participation TV, adelantándose en el
tiempo, demuestra que el espectador puede crear imágenes distintas a las que ofrece el
aparato televisivo, transformando la circulación de sentido único (emisor-mensaje-receptor)
para provocar una doble circulación, una estrategia de sabotaje a la que el espectador es
invitado para manipular las imágenes televisivas.
Una utopía, la de los artistas que quieren cambiar a la sociedad por medio de la
televisión, que dura toda la década de los setenta, hasta que en los ochenta, esa
experimentación acerca del funcionamiento del televisor, se decanta en esperanza perdida de
conllevar cualquier acción de transformación social, lo que desemboca en una crítica férrea a
los efectos que produce la televisión en dicha sociedad. Tal es el caso de Tony Oursler (Nueva
York, 1957), quien en parte de su obra investiga la dicotomía psique-televisión, tratando de
discernir el efecto que las imágenes televisivas producen sobre las neuronas, como si fueran
drogas químicas que nos impiden distinguir lo verdadero de lo falso. Como escribe Nick Kaye:
La línea divisoria entre mediático y real también se ha disuelto a otros niveles. Por ejemplo, los
medios de comunicación tienen un efecto de espejo en la creación de la imagen que uno tiene de
sí mismo, de los tipos de cuerpo y de la fabricación del deseo. Además, psicológicamente tal vez
consideremos a los medios como un facilitador evolucionista de nuestro yo fracturado. Estos
ejemplos sugieren una relación mucho más complicada que la de mera causa y efecto, si
consideramos los hábitos (televisivos) de los americanos como una especie de regulador del
582
contenido de los medios, de la interacción social del individuo y de la comunicación pop.
Por ejemplo en su serie Eyes, dicha dependencia de las imágenes televisivas por parte del
telespectador se representa a modo de laboratorio científico, que muestra cómo dichas
imágenes se depositan en la retina. El espectador se convierte en un sujeto que vive en un
museo de la mente, donde se advierte de un peligro de efectos traumáticos.
581
Dan Graham: «Centralization/Decentralization of Information», en Benjamin H.D. Buchloch (ed.), Dan Graham.
Video Architecture-Television. Writings on Video and VideoWorks 1970-1978, The Press of the Nova Scotia College
of Art&Design y New York University Press, 1979, p. 52.
582
Nick Kaye, «Video Presence. Tony Oursler’s Media Entities», PAJ, nº 88, 2008, p. 15-30.
458
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
459
INTERFERENCIAS
Un artista que comenzó a utilizar el objeto televisor en sus instalaciones artísticas fue
Nam June Paik (Seúl, 1932), pionero en la utilización del soporte vídeo también, comenzando a
tratar la pantalla de televisión como si de un lienzo se tratase. Algo que se hace patente en su
primera grabación en vídeo en el Café â Go-Go, en 1965. Paik comenta: «Algún día los artistas
trabajarán con condensadores, resistencias y semiconductores al igual que lo hacen hoy con
pinceles, violines y chatarra», a lo que añade:
(…) El versátil sintetizador de televisión en color nos permitirá dar forma al lienzo en la pantalla
televisiva con la misma precisión que Leonardo, con la misma libertad que Picasso, con los
mismos colores que Renoir, con la misma profundidad que Mondrian, con la misma violencia que
583
Jackson Pollock y con el mismo lirismo que Jasper Johns.
Nam Jume Paik explicaba su relación con esta nueva forma de creación, vaticinando
grandes cambios: «De la misma manera que el collage ha sustituido al óleo el tubo de rayos
catódicos sustituirá al lienzo»584. Adelantando la interdisciplinaridad que, para el arte, iban a
suponer los nuevos medios icónicos:
Estamos creando realmente un nuevo tipo de lienzo, unos nuevos pinceles. Yo soy, de alguna
manera, un ingeniero investigador como lo es un investigador científico. Crear una obra es, para
585
mí, lo mismo que investigar los medios.
Las obras de Paik analizan con ironía el papel que ocupa la tecnología en la vida
cotidiana, explorando el lenguaje técnico y estético de los artefactos que comenzaban a
circular a disposición del consumidor, investigando sobre la reinterpretación que éstos
supondrían para el campo perceptivo del ser humano. En todas sus creaciones trabajó sobre la
apropiación, el happening y el concepto, cuestionando la televisión como mueble y la
pasividad del televidente. Sus obras TV Clock, de 1965, TV Glasses, de 1971, TV Bed, de 1972,
TV Garden, de 1974, Video Fish, de 1975, y TV Candle, de 1975, son un ejemplo inmediato de
esta actitud. En ellas establece una crítica a la banalización de la cultura mediática, el vacío del
mensaje televisivo y la desactualización del principio del no-hacer en el pensamiento oriental.
Una fascinación parecida a la de Paik, será la que tiene Vostell, que incide sobre las
características lingüísticas del medio, donde propone fundidos, superposiciones, distorsiones,
errores, etc. Mediante la transformación producida por interferencias horizontales y
distorsiones anamórficas, las imágenes de televisión, en sus obras, formaban parte de
happenings donde se acababa por enterrar a la televisión como símbolo del poder dominante
de la sociedad capitalista, que ocasiona la abducción social. Por ejemplo, en 1963, realizó una
exposición con el título Wolf Vostell & Television Decollage & Decollage Posters & Comestible
Decollage, en la Smolin Gallery de Nueva York, que se componía de seis televisores con
diferentes programas, en las que sus imágenes habían sido interferidas con repetidas
perturbaciones.
583
Nam June Paik: «Electronic video recorder», en Judson Rosebush (ed.), Videa ‘n’Videology: Nam June Paik 1959-
1973, catálogo de exposición Syracuse, New York: Everson Museum of Art, 1974.
584
Ibíd.
585
Nam June Paik citado por Pérez Ornia, José Ramón: El arte del vídeo. Introducción a la historia del vídeo
experimental, Barcelona. Serbal., 1991. p. 33.
460
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Desde la actitud pop, en el año 1963, Tom Wesselman (Cincinnati, 1931) había
comenzado a trabajar en una serie de naturalezas muertas, experimentado con el collage y el
assemblage. En Still life # 28 inserta una pantalla de televisión de verdad en pleno
funcionamiento. Acción que, como subraya Simón Marchán Fiz: «transciende las referencias
neodadaistas a favor de un mundo optimista de la mercancía y del consumo».586 Con dicho
gesto centra su discurso plástico en las yuxtaposiciones de diferentes elementos y
representaciones, un hecho que hacía confrontar las auras de cada medio. Hecho que constata
hasta qué punto comienzan a interesarse los artistas por un medio que comenzaba a invadir
los hogares familiares.
586
Simón Marchán Fiz: Op. Cit., p.165.
461
INTERFERENCIAS
comentario de Fernando Huici: «La devoción ante el enigma, (…) una extravagante fantasía
que, se diría, reivindica el imperio de la más pura y estricta irrealidad».587
Aquí el artista se refiere a la televisión, es decir, el objeto físico que contiene y revela el flujo de
‘imágenes-sustitutas’ de la realidad. Mauri, durante su carrera, ha realizado pantallas en
numerosas variaciones de articulación que acompaña a la producción con una compleja reflexión
587
Fernando Huici: «Precisión de la quimera», en Julio Vaquero, catálogo de exposición, Barcelona: Fundación
Sorigué-Sala Parés, 2003, p.21.
462
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Desde una estética pop, oscilante entre la corriente principal y la alternativa, centrada en
la comunión del mundo del arte y el de la vida, Mario Schifano (Khoms, 1934) utiliza la pantalla
televisiva como el símbolo más representativo de la sociedad de consumo. Schifano extiende
una meta-iconografía, o iconografía de segundo grado, donde reproduce imágenes ya
existentes pero descontextualizadas. Desde un espíritu multimediático, adaptado a los medios
588
Federica Boràgina: Fabio Maruri. ‘Che cosa è, se è, l’ideologia nell’arte’, Roma: Rubberttini, 2012, p.40
(traducción propia)
463
INTERFERENCIAS
del momento, a partir de los setenta la clarividencia artística de Schifano declinó por una
ampliación del repertorio artístico, que le llevó a un uso frecuente de las nuevas tecnologías.
Fue entonces cuando inició su ciclo dedicado a la televisión. Justo cuando las imágenes
televisivas comienzan a irrumpir con mayor violencia en los hogares, Schifano aísla secuencias
que transfigura mediante pinceladas, para hacerlas adquirir un nuevo impacto estético e
inducir a la reflexión inevitable de su significado primario, algo que para él supone una fuente
inagotable de imágenes inspiradoras. En su obra, el televisor no es solo un objeto sino un
medio de comunicación con su propio código de imágenes significantes. La traducción que, de
todo ese lenguaje, hace Schifano, según palabras de Achile Bonito Oliva, supone un
«cortocircuito entre interior y exterior, ventana del mundo y ojo fotográfico, tubo catódico y
fisiología de una mano siempre graciosamente impulsiva».589
Es interesante observar cómo una mirada al televisor, que en principio parece anunciar
un espacio abierto para la transformación, pronto se convierte, como decíamos, en objeto de
crítica, tal y como sucede en las obra de Bill Viola (Queens, 1951) Reverse Television, de 1982.
En ella invierte la posición y la mirada del espectador televisivo en una serie de cuarenta y
cuatro retratos de individuos sentados en casa, en sus salas de estar mirando en silencio a la
cámara estática, como si se tratara de un televisor. Producida específicamente para la
televisión, los segmentos originales de esta obra fueron insertados sin previo aviso durante el
horario de programación diaria. Viola, esencialmente, subvierte de esta manera el tiempo y el
espacio televisivo. Raymond Bellour se pregunta sobre la obra de Viola, a lo que responde:
589
Achille Bonito Oliva: Il cerimoniale aggiunto, catálogo de exposición, Verona: BoxArt Galleria d'Arte, 2002.
464
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
otros en el silencio de su propia obra— quiso marcar especialmente, de manera súbita y muy
590
directa.
(…) es la forma en que sus imágenes trastornan nuestra intimidad superficial con su materia
aparente. Todo el enfoque conceptual y pictórica del artista parece diseñado para recordarnos
591
que una imagen no siempre significa lo que representa.
590
Raymond Bellour: Entre imágenes: Foto. Cine, Video., Buenos Aires: Colihue, 2009, p. 60.
591
Ralph Rugoff: «Dirty Pictures», en Johannes Kahrs, Ostfildern: Hatje Cantz, 2009, p. 122 (traducción propia).
465
INTERFERENCIAS
reality painting show. Desde esos parámetros ha habido pintores preocupados en hacer sentir
al espectador la experiencia inmediata del acto pictórico. Aunque las producciones resultantes,
en muchos casos, resulten películas documentales tal cual, sí podríamos encajarlas dentro de
este apartado, al mantener un espíritu parecido a ese que pretende transmitir el entorno
televisivo, aparte del concepto pictórico que poseen dichas grabaciones al captar al pintor en
plena actividad sobre un lienzo que torna transparente, correspondiéndose con la misma
pantalla. Un hecho que coincide con las palabras que Jean- Paul Fargier dedica a la televisión
en directo:
Mi tema predilecto, desde hace treinta años, no es la televisión, sino el impacto de ésta sobre el
arte. Todas las artes. Cada día me proporciona signos suplementarios del triunfo de la televisión.
Del lugar decisivo que ella ocupa no solo en la vida cotidiana de los seres humanos actualmente,
sino también en la evolución (o la revolución) de las artes desde hace un siglo. ¿A qué se debe
esa supremacía? A una especificidad técnica. Una particularidad inédita en la historia de los
medios. La televisión, gracias a su vínculo esencial con el directo, que permite la reproducción
instantánea de lo real, funciona como instancia de sobredeterminación (según el vocabulario
conceptual de Althusser) de todas las otras instancias ideológicas y, por lo tanto, también de las
instancias artísticas. ¿Por qué? Porque el directo responde a un deseo antiguo, muy antiguo, de
la humanidad de transformar lo real en espectáculo inmediatamente y sin demora. El mito de la
caverna de Platón describe perfectamente ese deseo de televisión y lo establece en la noche de
los tiempos… los prisioneros de la caverna ven las sombras en directo, no esperan para verlas
592
después que un laboratorio haya revelado la película.
En ese intento por viajar hacia el directo del acto pictórico, podemos destacar la
experiencia que, en 1950, realizaría Hans Namuth (Essen, 1915) de Jackson Pollock y, en 1956,
Henri-Georges Clouzot (Niort, 1907) de Pablo Picasso. Pollock se sentía empeñado en explicar
y transmitir la energía gestual de la que partía para la realización de sus obras, algo que Hans
Namuth trató de captar con su cámara. Un intento que lleva a Namuth a situar, en alguna de
las escenas, un vidrio transparente entre el pintor y la cámara. Una necesidad de dejar
constancia del acto creativo que pronto se extenderá a las creaciones de tipo documental,
aunque el hecho que realmente nos interesa destacar aquí es el uso del recurso del soporte
transparente, sustituyendo al lienzo, algo que hace más palpable ese `directo´, como síntoma
característico de la televisión.
592
Jean- Paul Fargier: «El directo gana terreno», en Jorge La Ferga (ed.): Televisiones. Coloquio Internacional sobre
TV, Buenos Aires: Fundación telefónica, 2011, p. 89.
466
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
467
INTERFERENCIAS
468
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
transformación en signos pictóricos que luchan por establecer una nueva jerarquía de la
subjetividad. Proceso urgente que le obliga a incorporar el azar y el error, en una demostración
clara de la imposibilidad de construcción de un conjunto con sentido. Huyendo de la reflexión,
Vergara incorpora revelaciones pictóricas definitivas que no pueden desligarse de su carácter
performativo. Lógica no determinista que se alimenta de los procesos aleatorios e
impredecibles, como representación de las contingencias posibles.
283. Simeón Saiz Ruiz, Matanza de civiles en Sarajevo por proyectiles caídos junto al mercado principal el
lunes 28 de agosto de 1995. Víctima en la barandilla (A partir de imagen aparecida en Tve-1), 1998
En esa confrontación de la pintura con los medios de comunicación como pueden ser la
prensa y, sobre todo, la televisión, en el intento que supone aproximación a lo real, no
podemos olvidarnos de Simeón Saiz Ruiz. Él es un artista seguidor de la corriente divisionista
que inauguraran Seurat y Signac, pues se dedica a analizar con minuciosidad los códigos
provenientes de estos medios, con una técnica que trata de imitar cómo se representan y
llegan hasta nosotros. En ese sentido, David Barro nos explica su proceso:
(…) la pintura de Simeón Saiz Ruiz, que no parte de fotografías de la realidad, sino de la fotografía
imposible de medios como la televisión; primero fotografía la televisión y después esa imagen
resultante se fotografía de nuevo varias veces para ser extrapolada al lienzo con precisión,
reproduciendo cada pixel con sus valores cromáticos exactos. Lo concreto parece deshacerse en
593
un tapiz abstracto pero no la memoria de la violencia, que continúa íntegra.
Bajo un aspecto producto de, según señala Elena Vozmediano: «la distorsión, no sólo
informativa sino física, que los objetivos de las cámaras crean; la velocidad a la que esas
593
David Barro: «Un puñado de razones de por qué la pintura no se secó», en catálogo de exposición On Painting,
Gran canaria: CAAM, 2013, p.168.
469
INTERFERENCIAS
Video y pintura
La diferencia más clara que podemos establecer entre televisión y video es, desde la
vertiente temporal, que el video es obra en el tiempo `con tempo´, según palabras de
Raymond Bellour: «la televisión tiene tendencia a producir un tiempo homogeneizado que no
admite (o muy poco) la diferencia».596 Es decir que: mientras la televisión correspondería a un
flujo, el video supondría la resistencia a dicho flujo: la diferencia. En ese sentido, Bellour,
añade: «Por lo tanto, uno de los cometidos de la crítica es la evaluación continua de la relación
de poder existente entre aquello que es asimilado por el movimiento fluido y aquello que
opone resistencia a este fluir». Una diferenciación que, sin embargo, no deja de mostrar
puntos confluyentes y espacios comunes que comparten uno y otro medio. En ese sentido, en
1982, Bill Viola declaraba:
La noción de que la cámara es un tipo de substituto del ojo, una metáfora de la visión, no es
suficiente. (La cámara de video) sólo se parece apenas a la mecánica del ojo, y ciertamente no a
la visión normal estereoscópica integrada al cerebro. En su función, actúa como algo más
parecido a lo que llamamos consciencia, y su existencia en el mundo de los objetos materiales
597
esconde su verdadera naturaleza como instrumento de articulación del espacio mental.
El modo en que el video irrumpió en el arte, para hacer que los artistas reflexionaran
sobre el medio que estaban utilizando, fue increíble. En realidad, como pasa con el cine, la
televisión o el video, es difícil calibrar de qué forma estos medios han influido en la pintura.
Pero sí podemos mostrar de qué modo se ha tomado el video muchos pintores que,
conservando el concepto de lo pictórico, se han pasado al video para extender dicho concepto
por otro medio. Tomar esa decisión ha hecho que las estrategias de creación plástica respecto
a la pintura se multipliquen, aunque arriben a un territorio donde lo pictórico, lo fotográfico y
lo digital estrechan sus límites volviéndose completamente borrosos.
594
Elena Vozmediano: «La lucha de Simeón Saiz Ruiz», revista El Cultural, Madrid: El Mundo, 2004 (documento en
línea). Disponible en http://www.elcultural.com/revista/arte/La-lucha-de-Simeon-Saiz-Ruiz/8626, (Consulta: 2015,
junio)
595
Ibíd.
596
Raymond Bellour: Entre imágenes: Foto. Cine, Video., Buenos Aires: Colihue, 2009, p. 62.
597
William D. Judson: «Bill Viola: Allegories in Subjective Perception» en VV.AA.: Video Art , Nueva York: Art Journal,
Vol. 54, No. 4, 1995, p. 30.
470
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
asemejan la pausa de una reproducción de una cinta de video de los ochenta, la década en que
el medio comenzó a extenderse en por los hogares de la sociedad. Este efecto de pausa de
cinta de video, que pudiera incluirse dentro de la estética del glitch que trataremos en el
siguiente capítulo, hace que los personajes aparezcan congelados, causando la misma
sensación que producía la pintura de fotografías borrosas, al parecer incidir en una memoria
colectiva común de las personas que han conocido el medio al que refieren los cuadros de
Denzler, lo que aporta un toque melancólico a la imagen. Como el mismo artista expresa:
Estas pinturas problemas técnicos están influenciadas por los medios de comunicación, mi
trabajo en el cual la televisión en Blanco y Negro continúa su reinado supremo, como una
retransmisión terrestre con alteración de la imagen si se piensa en el modo en que eran vistas las
598
primeras imágenes en movimiento de la luna.
Ya no podemos hablar con exactitud de uno u otro medio, sino de ‘imagen’, con unos
valores pictóricos que aprovechamos aquí, como correspondencia al tema tratado. La imagen
en movimiento ha sido uno de los ámbitos donde los artistas han visto más posibilidades para
desarrollar cierto `pictorialismo difuso´, que hace marcar una distancia respecto a otras
producciones de imágenes en movimiento, como puede ser el cine comercial. Esta forma de
trabajar la pintura en movimiento rechaza de algún modo la narrativa de este cine a favor de
valores puramente plásticos. Este territorio al que ahora hacemos referencia se ha convertido
en un campo de ensayo experimental donde los artistas trabajan con la pintura, la fotografía,
598
Andy Denzler citado por Billy Rood: «Terrestrial Transmission, Glitch Paintings by Andy Denzler», en revista
FIFTY8, Nueva York, diciembre 2013, p. 40 (traducción propia).
471
INTERFERENCIAS
285. Fabian Marcaccio, Paint Fuck Film Kill Itself Paintant, 2011
Para Fabian Marcaccio (Rosario, 1963) el hecho de llevar la pintura al video, responde a
una forma natural de su propia concepción de la pintura expandida. Como vimos
anteriormente (cfr. 1.4.4.), Marcaccio fuerza a la pintura hasta sus límites, la saca del cuadro
para hacerla reptar por la sala, la muta hacia un ser, casi vivo, con entidad pictórica. Como
comenta Rafael López Borrego de su obra:
Marcaccio es consciente de que en los últimos años las nuevas tecnologías han evolucionado a un
ritmo vertiginoso y que, hoy en día, las posibilidades de manipulación de la imagen son
prácticamente infinitas, esta situación está llevando la obra a un territorio en el cual el límite
entre lo pictórico, lo fotográfico y lo digital estrechan los límites hasta hacerlos completamente
borrosos, donde las estrategias de creación se ven afectadas. Los soportes tradicionales pierden
su efecto en las obras de este artista que encuentra su energía en la mezcla y el diálogo de la
pintura y las nuevas tecnologías, incluyendo imágenes resbaladizas que sirven como testigo de
599
nuestro presente políglota.
599
Rafael López Borrego: «Fabian Marcaccio», en catálogo de exposción Barrocos y neobarrocos. El infierno de lo
bello, Salamanca: DA2, 2005, p. 36.
472
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
de metáfora, es totalmente objetual; una masa de pintura que ha desbordado el marco del
cuadro para hibridarse con una cámara de video.
Dentro del video experimental que tiene su referencia directa en la pintura, no podemos
olvidarnos de un pionero de este género: Ed Emshwiller (Lansing, 1925), que fue un artista
visual que destacó como ilustrador para muchas revistas de ciencia ficción. Después de
producir películas experimentales, a principios de los setenta comienza a trabajar en el video.
En sus primeros vídeos exploró la imagen de síntesis, en una suerte combinatoria de fantasía y
danza. Emshwiller `pinta con una paleta digital´ mediante una animación computacional, como
medio ideal para sus imágenes fantásticas y surrealistas. Su película más avanzada
473
INTERFERENCIAS
técnicamente es Sunstone, de 1979, realizada durante ocho meses en el New York Institute of
Technology (NYIT), sede de uno de los sistemas de animación computacional más avanzados
del mundo. Sunstone supone una obra clave en el vídeo generado por ordenador, así como
una exploración sumamente sofisticada de lo que es posible, a nivel tridimensional, en la
pantalla de vídeo.
Los artistas que comienzan a explorar el medio del vídeo electrónico en su vertiente más
plástica, se interesan en los procesos que permiten traducir la energía y el tiempo a formas de
onda, frecuencias, voltajes y, finalmente, a señal de vídeo: imágenes y sonido. Un nuevo
lenguaje que desarrollaron colaborando con ingenieros, para la creación de nuevas
herramientas analógicas y, posteriormente, digitales. A raíz de las experimentaciones que,
desde los sesenta, se comienzan a dar en el territorio de la videocreación, se llega al fenómeno
del feedback de vídeo o retroalimentación, un efecto que profundiza en los valores plásticos
propios del medio videográfico. Básicamente el feedback es un circuito cerrado de vídeo,
donde una cámara graba la misma imagen que se encuentra en una pantalla de televisión o
monitor, abriendo un nuevo camino en el campo de la abstracción audiovisual. Skip Sweeney
(Burlingame, 1946), cofundador de `Electric Eye´, colectivo centrado en vídeo performances y
experimentos de video, y posteriormente fundador de `Video Free America´, centro de arte
mediático y de comunicación en San Francisco, es uno de los mayores representantes de la
experimentación del feedback en vídeo. La plasticidad que adquieren estas creaciones, al igual
que ocurría con el cine abstracto, las sitúan cercanas a valores pictóricos, razón por la que se
mencionan aquí. Un proceso donde la coreografía del movimiento da lugar a representaciones
abstractas repetidas al infinito, al producirse un retardo en la imagen que la lleva a su
replicación fractal. Sweeney y otros como John Whitney, James Whitney o Jordan Belson,
fueron cautivados por la capacidad del feedback de generar imágenes de pulsación,
asemejándose a un organismo vivo.
474
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Dicha línea creativa de experimentación de las posibilidades plásticas del propio medio,
se ven reforzadas con las aportaciones de Woody y Seina Vasulka (Bohuslav Vasulka, 1937 y
Steinunn Briem Bjarnadottir, 1940), que desde mediados de los sesenta comienzan a trabajar
en el video desde la escena artística de Nueva York. Su trabajo se basa en la intervención en
señales de video, para lo cual crean sus propias herramientas y técnicas con el fin de modificar
los flujos electromagnéticos. A principios de los setenta comienzan a investigar sobre nuevas
formas de sintaxis de video, con parámetros de carácter digital como Ed Emshwiller,
representando un importante legado para los trabajos desarrollados por Brian O´Reilly o
Kumiko Omura. La desmaterialización del cuerpo, las nuevas técnicas y derivaciones de la
imagen-movimiento, las plataformas de visualización y la virtualidad de las interfaces,
corresponden a temáticas de gran importancia en la escena artística que comienzan a
desarrollar los medios electrónicos y digitales actuales que, como comprobamos, establecen
sus pilares en los comentados procesos históricos iniciados en las décadas de los sesenta y
setenta. Experiencias a las que podemos añadir la de Ralph Hocking, Gary Hill, Stephen Beck o
los más conocidos Bill Viola o Nam June Paik.
475
INTERFERENCIAS
Desde la perspectiva del video elaborado como si de una pintura se tratara, la obra de
Emswiller y otros abre el camino a aquellos creadores que vendrán después, que irán
aprovechando los adelantos tecnológicos que les irá brindando la industria. Es el caso de Brian
Eno (Woodbridge, 1948), que desde una estética futurista y apoyándose en el arte generativo
pretende acercarnos, a través de su instalación de videos titulada 77 Million Paintings, todas
las posibilidades combinatorias de posibles cuadros abstractos, a partir de unos diseños
propios del autor. Una propuesta eminentemente contemplativa que no posee más discurso
artístico que la demostración de que, mediante la estrategia computacional de la generación,
es posible encontrarnos con formas no previstas. Como describe Christopher Scoates: «Eno
quiso crear una audio-pintura que cambiara continuamente y generó nuevas imágenes donde
el espectador depositara su mirada».600
600
Christopher Scoates: Brian Eno: Visual Music, San Francisco: Chronicle Books, 2013, p. 336.
476
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
En cambio Ori Gersht (Tel Aviv, 1967), desde el concepto de lo pictórico, recupera
motivos de la pintura clásica para producir sobre ellos explosiones de gran violencia, que
reproduce a cámara lenta. En esta obra que se muestra, Pomegranate, de 2006, podemos
establecer un antecedente en las fotografías que Harold Edgerton conseguía gracias a la
utilización del flash estroboscópico. En dichas fotografías un disparo de un arma atraviesa un
objeto y lo hace estallar en pedazos. Algo que en el caso de Gersht une un bodegón clásico de
Sánchez Cotán, de 1600, con un disparo de Harold Edgerton. La tranquilidad en la visión del
bodegón, en el que no debería pasar nada al tratarse de una naturaleza muerta, se quiebra por
un disparo inesperado que rompe una de las frutas del bodegón, algo que, como apunta
Mercedes Replinger, supone «la destrucción de la vida, en su sentido más literal».601 Dos
elementos; el bodegón y el disparo, que adopta Gersht de artistas anteriores para su obra. El
uso de la cámara lenta aporta mayor dramatismo a la escena, llevando el bodegón de Sánchez
Cotán a otra dimensión estética, cargada de una plasticidad añadida con la transformación del
elemento orgánico a causa del impacto.
Desde el concepto de tableau vivant o pintura viviente, Cristina Lucas (Jaén, 1973) opta
en su obra La liberté raisonnée, de 2009, por reinterpretar uno de los lienzos más famosos de
la historia del arte: La libertad guiando al pueblo de Eugène Delacroix, de 1830. Lucas crea una
secuencia de apenas cuatro minutos en la que los personajes de la obra del francés cobran
vida, para alcanzar la libertad que Delacroix quiso representar en su lienzo. Paradójicamente,
sin embargo, la libertad alcanza un final que no se hubiera podido imaginar el pintor
romántico. En la obra de Lucas, la figura femenina, alegoría de la libertad, es vista como una
joven de carne y hueso, abandonada a la violencia de los hombres que corren tras ella. Una
reflexión sobre el modo en que la Ilustración excluyó a las mujeres de su proyecto. Lucas,
601
Mercedes Replinger: «Comer con los ojos», en catálogo de exposición El arte del comer. De la naturaleza muerta
a Ferran Adrià, Barcelona: Fundación Caixa Catalunya, 2011, p. 52.
477
INTERFERENCIAS
como comenta Irene Ballester Buigues: «revertirá dichos significados para criticar la situación
cosificada y objetualizada a la cual todavía pertenece el sexo femenino».602
Los debates sobre los límites de las artes son un asunto recurrente en la teoría estética moderna.
Mediante la colocación de la pintura y la poesía en los extremos opuestos del espectro con
respecto a los medios, Lessing Inauguró el concepto moderno del medio artístico y anunció ‘el
énfasis modernista en la singularidad y autonomía de las artes individuales’, como Michael Fried
603
ha observado.
602
Irene Ballester Buigues: «Confluencias feministas entre arte y tecnología», en revista Arte y políticas de identidad
vol. 6, Murcia: Universidad de Murcia, junio 2012, p. 166.
603
Tatiana Senkevitch: «The Gesture of Extension. Posing (as) Las Meninas in Velázquez and Eve Sussman», en
revista Image and Narrative vol. 13 nº 3, Leuven: Faculty of Arts K.U.Leuven, 2012, p. 20.
478
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Cercanas a las tableaus vivants de estas artistas, son aquellas piezas de video que tratan
de rescatar lo que en pintura es conocido como `momento pregnante´, concepto que
acabamos de citar para referirnos al trabajo de Susman sobre la obra de Velázquez. . Este
momento seleccionado trata de mostrar aquel instante perspicuo, dentro del curso de una
acción, que sea más significativo, emotivo, inteligible y dramático, que todos los demás,
ofreciendo una sinopsis completa de la acción al sugerir todas las fases de su desarrollo que no
se representan, permitiendo al receptor hacerse cargo lo mejor posible del momento que
precede y del que sigue.604 Por ejemplo, la ralentización que imprime Bill Viola en sus
creaciones de video recuerda mucho a la captación de ese `momento pregnante´ tan
característico de la pintura barroca, extendiendo temporalmente una secuencia que en la
pintura estaba limitada a una escena. Como nos dice Peter Sellars al respecto:
604
Gotthold Ephraim Lessing: Laocoonte, Madrid: Tecnos, 1990, p. 107.
605
Peter Sellars: «Corpus de luz», en catálogo de exposición Bill Viola. Las pasiones, Barcelona: la Caixa, 2004, p.
128.
479
INTERFERENCIAS
estética fantasmal e inquietante. Las figuras que representa nos sumergen en un mundo de
extrañeza radical que nos remite de inmediato a lo siniestro, dado que no se sabe bien si son
personas o autómatas. En el proceso que sigue:
Una película parte de una pintura que a su vez nace de un dibujo que fue realizado tomando
como referente una fotografía encontrada. Esta es la lógica en la que suele cifrarse el trabajo de
Michaël Borremans. A la vista de los escenarios en lo que, ya desde sus dibujos, sitúa sus figuras
parecen lógicos sus coqueteos con el lenguaje del cine. Llegado el momento, el espacio se
oscurece y emergen imágenes en movimiento que indagan tensamente en el enigma. La
vibración áspera y casi asfixiante de las películas (realizadas en 35 mm) son al cine lo que los
606
ángulos enconados y las perspectivas fragmentarias a la pintura.
Dentro de la utilización del video como una herramienta más de la pintura, existen
aquellos artistas que utilizan la proyección de éste como si fuera una capa pictórica más,
proyectando su videocreación sobre el cuadro-pantalla. En esa onda, el trabajo de arte de
Dominik Lejman (Gdansk, 1969) hunde sus raíces en pintura tradicional, pero va más allá de
sus límites. Con una técnica única, Lejman combina pintura y proyecciones de vídeo. De este
modo, el artista Introduce el factor del tiempo a la pintura: la pintura con código de tiempo.607
Sus murales, o `videofrescos´, derivados de la antigua tradición pictórica, son composiciones
de pared en las cuales se deja ver las diferentes formas de utilizar la luz al ser proyectada
directamente en paredes, edificios o en el espacio público, utilizando imágenes de los medios
de comunicación de manera diferente. Lejman considera que el vídeo es una capa más de
pintura, por lo que combina sus cuadros con los videos proyectados, atendiendo de forma
particular a la arquitectura y los espacios, para comprobar cómo influencian o determinan
éstos los patrones de movimiento de las personas.
606
Javier Hontoria:«La pintura perversa de Michaël Borremans», en revista El Cultural, Madrid: El Mundo, abril,
2014, p. 31.
607
Doris von Drathen, Timothy Persons y Anda Rottenberg: Dominik Lejman. Painting with Timecode, Ostfildern:
Hatje Cantz, 2014.
480
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Hablamos del arte como experiencia participativa del espectador que en muchos casos penetra la
obra; de una pintura que cada vez más reniega de sus márgenes para valorar el contexto. Porque
hoy no es necesario expresarse en el cuadro y pienso inevitablemente en Rosalind Krauss cuando
afirma que a medida que la frontera entre lo de dentro (la pintura) y lo de fuera (el marco)
empieza a desdibujarse y romperse, cabe la posibilidad de percibir hasta qué punto la ‘pintura
como unidad’ es una categoría artificial, construida sobre la base del deseo, muy similar a la
‘edición original’. En este terreno indefinido y sometidos a cierto grado de imprecisión, nos
movemos al enfrentarnos a propuestas como la de Arancha Goyeneche, de esas que tratan de
608
construir una nueva mirada apoyándose en la especulación espacial.
También existe la estratificación contraria, la de aquellos artistas que optan por superponer
la pintura a la pantalla de la videocreación. Desde esta práctica, el japonés Houxo Que (Tokio
1984) muestra que detrás de la pintura abstracta que realiza se esconde el sustrato de su
educación visual y sus experiencias, como son los elementos de la cultura japonesa que inserta
608
David Barro:«Arancha Goyeneche. Cuando la imagen se desborda», en catálogo de exposición Arancha
Goyeneche. Flying to the moon, Gijón: Museo Barjola, 2009, p.17.
481
INTERFERENCIAS
en sus propuestas; arte floral, caligrafía, cultura pop en clave de manga y anime, grafitti…, a lo
que añade diversos experimentos con la luz y el color.
Asimismo, tal y como sucede con los artistas que añaden la capa de proyección del video
a sus pinturas, existen otros que utilizan el video como parte integrante de la instalación
pictórica. Por ejemplo, Adad Hannah (New York, 1971) en sus instalaciones pictóricas
reflexiona sobre el tiempo, la imagen fija y en movimiento, la pintura y el espectador. Su obra
funciona como un recordatorio constante de los instantes de construcción de la misma obra,
algo que logra mostrándonos las etapas del paso del tiempo. En ese sentido, la obra de
Hannah no busca sumergir al espectador en un mundo ficticio, sino suspenderle en la relación
que tiene la imagen construida con el espectador que la observa y le da sentido. De este
482
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
modo, Hannah se sitúa en la negación del instante perfecto, del instante único del arte y del
hiperrealismo que ha promovido la industria de las nuevas tecnologías.
Ellen K. Levy explora las similitudes de lo biológico y lo tecnológico con los procesos
plásticos, para lo que investiga sobre la Teoría de la Complejidad. Los sistemas complejos
establecen que muchos agentes independientes puedan interactuar entre sí de numerosas
formas, tal como sucede al conjugar medios de distinta procedencia en una misma propuesta.
De hecho, forman un orden dinámico precario que se sitúa próximo al caos, que no supone
sólo el borde de catástrofe sino también el borde de creatividad y adaptación. Levy plantea
situarse en esa frontera para que su trabajo funcione y emita sensaciones al espectador.
609
Paco Barragán: «Iconografías cotidianas», en Lápiz revista internacional de arte nº 186, Madrid: Moloc, octubre
2002, p.31.
483
INTERFERENCIAS
484
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
En los últimos años, el vídeo ha ido adquiriendo una presencia cada vez más significativa en sus
instalaciones, animando el dibujo y produciendo un dinamismo y una integración con el espacio,
a la vez que incorpora el concepto tiempo. Otro elemento a tener en cuenta es el uso del
lenguaje. La influencia de los mensajes publicitarios y una actitud subversiva le llevan desde muy
temprano a jugar con las palabras y las letras, a modificar los significados y a ensayar con los
610
dobles sentidos para buscar la sorpresa, muchas veces a través de la sonrisa y el humor.
Krisdy Shindler (Vancouver, 1977) también pinta cuadros gestuales en movimiento sobre
un soporte digital. El trabajo de Shindler explora la descripción y redefinición visual de paisajes
y cartografías. Sus animaciones recientes restablecen y transforman la pintura al óleo en la
imagen, con desarrollo cronológico. Los gestos abstractos de la pintura en actividad acercan
una nueva narrativa para el género pictórico, sugiriendo formas alternativas de mirar la
práctica de la pintura.
610
Juan Canela: «Castigar el pladur», en catálogo de exposición Generación 2013, Op. Cit., pp. 87-88.
485
INTERFERENCIAS
En esta línea de trabajo, y cercano a William Kentridge pero sustituyendo el dibujo por la
pintura, también destaca Jacco Olivier (Goes, 1972), quien dota a sus composiciones de un
carácter fantasmal, un mundo, casi siempre intranscendente, en continua desaparición. Sus
vídeo-pinturas remiten al impresionismo, A la vez que mezcla elementos de cierta tradición
pictórica con iconos de la cultura visual contemporánea. Su trabajo se pudo ver, junto a otros
que trataban cuestiones específicas de relación entre la pantalla y la pintura, en la exposición
El lienzo es la pantalla, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en 2007. Como señala
Rocío de la Villa: «Olivier es digno sucesor de la pintura colorista de los posimpresionistas. Sus
paisajes se emparentan con la euforia de los bocetos de los pleinairistas, mientras sus
interiores temblorosos se muestran contiguos a algunos Bonnard».611
611
Rocío de la Villa: «Jacco Olivier, pintura sin pintura», en revista El Cultural, Madrid: El Mundo, enero 2008.
Documento en línea disponible en: http://www.elcultural.com/revista/arte/Jacco-Olivier-pintura-sin-pintura/22098
(consulta: septiembre 2015)
486
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Enrique Marty (Salamanca, 1969), cuya obra parte y se halla totalmente contaminada de
lo fotográfico, y posee, además, mucho de secuencia cinematográfica, por lo que bien pudiera
haber sido incluido en apartados anteriores, también realiza unos interesantes videos
pictóricos que aúnan estas dos características (lo fotográfico y lo cinematográfico). Marty
trabaja sus animaciones pictóricas fotograma a fotograma, en acuarela, para reflexionar sobre
la imagen y el concepto de lo familiar desde una perspectiva crítica y personal que lo dirige
hacia lo siniestro, que aflora dentro de los ámbitos más cotidianos, volviéndose escenarios
extraños y desconcertantes, incómodos para la visión del espectador. Como explica Rosa
Benítez Andrés:
En La Broma Infinita, Curro González (Sevilla 1960), cuyas creaciones se caracterizan por
trasladarnos a mundos irreales a través de historias narrativas, nos lleva al espacio más íntimo
de cualquier artista: su taller. En este escenario, los objetos empiezan a cobran vida; primero
actuando por sí mismos y luego haciéndolo bajo la batuta del director-artista. En medio de
esta sinfonía orquestada, entra en escena el agua que inunda todo a través de una ducha
abierta. Como si se tratara de una inundación bíblica, el agua arrasa con todo llevándonos a un
612
Rosa Benítez Andrés: «Estéticas de la inversión: François Rabelais y Enrique Marty, dos maneras de convivir con
la intolerancia», en revista Foro de Educación. Asia ante la educación vol.9, nº 13, Cabrerizos, 2011, p.215.
487
INTERFERENCIAS
espacio nuevo, casi desértico, que posteriormente se torna en noche estrellada. Por un
momento todo se pierde pero, realmente, no parece que se haya esfumado, sino que se ha
convertido en un mundo nuevo, como una especie de reencarnación.
Holograma y pintura
Persiguiendo una mayor carga ilusoria en la imagen, hay medios que han tendido a
acentuar la profundidad de ésta, así como su relieve; investigaciones que han dado lugar a la
fotografía estereoscópica, consistente en dos fotografías del mismo motivo tomado por dos
objetivos, que se encuentran separados a una distancia parecida a la que separa ambos ojos.
Con ello se pretendía reproducir el efecto de la visión binocular. Cuestiones que también
conllevaron otros inventos como la reliefografía y el esterograma de paralaje. Efectos de
movimiento y profundidad a los que se acerca la técnica lenticular y que algunos pintores han
integrado en algunos de sus trabajos.
488
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Lichestein (Nueva York, 1923) utilizó esta técnica en alguna de sus obras como en Fish and Sky,
de 1967.
489
INTERFERENCIAS
En la actualidad todavía hay artistas que siguen utilizando la comentada técnica para dar
sensación de movimiento y volumen, como en el caso de Mary Ann Strandell (Watertown,
1954) o Chris Dean. Por ejemplo, Strandell juega a diferenciar los elementos dentro de la
complejidad visual, intercalando construcciones hiperbólicas lenticulares. Su trabajo combina
los dos espacios de representación, experimentando con tecnologías digitales desde una
actitud que lo acerca a una especie de pop barroco
Todo ello antecede al surgimiento de la holografía, inventada por el físico Denis Gabor,
que consiste en un sistema fotográfico que utiliza un rayo láser para iluminar el objeto,
registrando toda la información óptica recogida en una placa de grano muy fino y de alta
resolución. Los tipos de hologramas son variados; holograma de transmisión (visibles con luz
de láser), hologramas de reflexión (visibles con luz blanca), hologramas cilíndricos (de 360º),
hologramas en color, hologramas múltiples (que permiten crear la ilusión de movimiento),
hologramas estampados (o impresos en una superficie, como un fotograbado), etc.
490
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Sin embargo, será Salvador Dalí (Figueras, 1904) el primero en insertar una creación
holográfica en el mercado artístico en 1973: Alice Cooper Popstar. Su encuentro con Dennis
Gabor, inicia una etapa de investigación que lo ocupará el tramo final de su vida, donde
experimenta con la holografía y las imágenes dobles. Aunque Gabor asesoró a Dalí, fueron
George Besch y, de manera muy especial, el hológrafo Selwyn Lissack quienes le asistieron
técnicamente. Los resultados de dicha colaboración son: la ya mencionada Alice Cooper
613
Roman Gubern: Op. Cit., p.50.
491
INTERFERENCIAS
Popstar, Holos! Holos! Velázquez! Gabor!, Dalí pintando a Gala, Hologramas Poliedro y
Pescador submarino, que se expusieron en la galería M. Knoedler & Company de Nueva York,
en 1973. Por ejemplo, la obra Holos! Holos! Velázquez! Gabor! es un homenaje a la figura de
Velázquez, pero al mismo tiempo al inventor de la holografía: Denis Gabor. Se puede observar
el busto de Velázquez-Dalí jugando con las dobles imágenes, una figura femenina con pañuelo
en la cabeza de rodillas, de espaldas a nosotros, y dos caras con una reproducción de Las
Meninas en la frente.
492
ALFABETIZACIÓN MEDIÁTICA DE LA PINTURA
Por lo tanto, la investigación en el terreno del holograma tiene un futuro abierto a multitud de
posibilidades.
614
El principio holográfico postula que toda la información contenida en cierto volumen de un espacio concreto, se
puede conocer a partir de la información codificable sobre la frontera de dicha región. Una importante
consecuencia es que la cantidad máxima de información que puede contener una determinada región de espacio,
rodeada por una superficie diferenciable, está limitada por el área total de dicha superficie.
493
INTERFERENCIAS
Podemos afirmar que dicha densificación icónica, que, para divulgar el conocimiento, en
la época de la Ilustración comienza a ser evidente, provoca una quiebra en la representación.
El concepto de mímesis entra en crisis, buscándose en la imagen una realidad epistemológica
autónoma, que reflexione sobre su propio lenguaje, ejerciendo así una importantísima labor
crítica. Este fenómeno también produce que la teoría del arte renacentista decaiga a favor de
una teoría estética, fundada en relación al principio de subjetividad.
A partir de todos estos pasos previos, hemos atendido cómo los diferentes medios
tradicionales (grabado, ilustración, cartel, graffiti, cómic, fotografía, cine, televisión, video y
holograma), influyen en la pintura, lo que supone situarse subjetivamente para comprobar
aquellos puntos osmóticos en donde las estéticas son trasvasadas de uno a otro medio y
constatar cómo, con las técnicas y recursos con que cuenta la pintura, ésta es capaz de
traducir las fórmulas y sensaciones de aquellos.
Si antes constatábamos cómo los medios, sobre todo la fotografía, se fijaba en la pintura
para desarrollar su expresión, con todo el recorrido estudiado, ahora comprobamos que, de
algún modo, se ha producido una alfabetización mediática de la pintura, donde los medios
icónicos alternativos a ésta han colaborado para expandir su concepción estética. Un hecho
comprobado que, como decimos, va transformando la noción de pintura y de arte en general.
494
4.- INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Los nuevos medios icónicos que proponen las nuevas tecnologías, alteran, desde el
entorno de síntesis y unificación que hemos venido denominando `entorno transmedia´, la
existencia de los ya conocidos o tradicionales, tratados en el capítulo anterior. Un hecho que
transforma también nuestra manera de relacionarnos con las imágenes que estos nuevos
medios son capaces de generar. A este respecto Paul Virilio traza la siguiente evolución:
Por otro lado, ese agotamiento de la representación pública que asumimos, viene en
parte determinada por el cambio de papeles que ha experimentado la sociedad gracias a la
democratización cultural, posible dada la evolución que han alcanzado los medios
tecnológicos, dando lugar a una sociedad mediatizada (cfr. 2.1). Esa tendencia a lo mediático o
a la mediatización, donde, en la cultura de masas, estas no son ya pasivas sino que participan
en la construcción del mensaje, hace que el sistema de los medios de expresión que
manejaban los artistas se haya convertido, como explica Boris Groys, en un ágora totalmente
pública donde comienza a quedarse atrás la idea del genio romántico, al comprobar que la
producción de la imagen es un hecho accesible a cada vez mayor número de personas:
El acceso relativamente fácil a las cámaras digitales de fotografía y video combinado con Internet
–una plataforma de distribución global– ha alterado la relación numérica tradicional entre los
615
Paul Virilio: La máquina de visión. Madrid: Cátedra, 1989, p. 82.
497
INTERFERENCIAS
productores de imágenes y los consumidores. Hoy en día, hay más gente interesada en producir
616
imágenes que en mirarlas.
En este punto corresponde aclarar, para empezar, en qué ha derivado el arte expuesto a
la citada mediatización, lo que conlleva popularización mediante la, cada vez mayor, difusión y
acceso a los medios icónicos. Esta situación relativamente nueva, nos obliga a redefinir, como
venimos advirtiendo a lo largo de todo el trabajo, las prácticas artísticas. Cuestión candente, si
pretendemos acercarnos a describir el momento presente, en la que trataremos de ahondar
en el presente capítulo.
En ese entorno donde todos los medios convergen, ágora o sopa icónica indeterminada
en la que nadamos actualmente, Paul Virilio considera todas las imágenes como
consanguíneas, lo que le lleva a creer en un bloque de imágenes a modo de nebulosa que
reuniría todos los tipos de imagen. Desde esa perspectiva de concepción de la imagen,
considera que ningún filósofo ha profundizado verdaderamente en esta nube de imágenes,
tratando únicamente aspectos determinados. Según sus propias palabras:
Creo que todas las imágenes son consanguíneas. No hay imágenes autónomas. La imagen
mental, la imagen virtual de la consciencia, no se puede separar de la imagen ocular de los ojos,
ni se puede tampoco separar de la imagen corregida ópticamente, de la imagen de mis gafas.
Tampoco se puede separar de la imagen gráfica dibujada, de la imagen fotográfica. Creo en un
bloque de imágenes, es decir: en una nebulosa de la imagen que reúne imagen virtual e imagen
actual. Les ruego me perdonen por hacer una lista de estas imágenes: imagen mental, imagen
ocular, imagen óptica, imagen gráfica o imagen pictórica, imagen fotográfica, imagen
cinematográfica, imagen videográfica, imagen holográfica y, por último, imagen infográfica.
Forman una sola y misma imagen. Creo que todo el trabajo de los behavioristas sobre la
617
distinción entre imagen virtual e imagen real está superado hoy en día.
Todo ello nos lleva a un nuevo régimen de visibilidad, donde la óptica tradicional, del
cristal de una lente (óptica pasiva: Galileo-Descartes-Newton) es sustituida por una óptica
dinámica, donde la corrección de la imagen no se realiza únicamente con lentes tradicionales,
sino mediante un sistema informático (óptica activa). Asimismo, en referencia a la luz, Virilio
distingue que: a la luz natural y artificial, directas, con las que funcionábamos hasta ahora, se
añade una tercera luz indirecta, que sería la que proviene del video y la infografía. Así pues, la
experimentación con el video y la infografía, nos introduce en un `tiempo expandido´, dentro
del tiempo del acontecimiento que inaugura el ámbito de la imagen técnica. Como José Luis
Brea indica:
616
Boris Groys: Volverse público: las transformaciones del arte en el ágora contemporánea, Buenos Aires: Caja
Negra, 2014, p. 14.
617
Paul Virilio, entrevista en Aleph-Art, citado por Andoni Alonso e Iñaki Arzoz: La nueva ciudad de Dios: un juego
cibercultural sobre el tecno-hermetismo, Madrid: Siruela, 2002, pp. 179-180.
498
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
como un acontecer, como un transcurrir, como el diferirse mismo de la diferencia, no como algo
618
definitivo y estáticamente dado, siempre idéntico a sí mismo.
Por tanto, desde las ideas acerca del estado actual de la imagen, seguir con nuestro
empeño de hablar de la imagen pictórica no es que se torne absurdo, sino que se convierte en
algo paradójico, es decir: en un discurso posible que comparte el espacio de la representación
con aquellos discursos posibles de otros medios, teniendo en cuenta en qué contexto actual
nos movemos, desde la óptica del nuevo entorno transmedia que engloba y asiste a todos los
anteriores. Un contexto donde también hemos de aceptar la apertura de la imagen a un
espacio eminentemente público, producto de su hecho como acontecimiento, lo que provoca
que ya no haya un tiempo específico en ella, sino que este devenir fluido en el que las
imágenes circulan, da lugar a que la situemos en un `tiempo expandido´.
Ahora bien, en ese nuevo proceso que, sin duda, se encuentra en pleno proceso de
aceptación, en el que nos hallamos asimilando y aprendiendo lo que supone, así como
retomando las posiciones que nos llevan a abordar la situación de la pintura y el arte actual
desde el nuevo entorno tecnológico, debemos ser conscientes de lo que comporta este
mencionado cambio para todo el sistema artístico. Si anteriormente decíamos que con la
Ilustración la teoría del arte alcanza la categoría de teoría estética, desde una actitud subjetiva
y crítica, parece que, desde los parámetros públicos actuales, la experiencia estética va
debilitándose, perdiendo vigencia o relevancia social, debido a esa inversión cuantitativa entre
creadores y espectadores que establece la sociedad mediatizada pues, en definitiva, al igual
que sucede en el individuo, esta experiencia es resultado de fuerzas y decisiones técnicas,
políticas y, sobre todo, económicas. Esto implica que hablar de arte cada vez sea más difícil en
términos estrictamente estéticos y que haya que recurrir, por ello, a la poesía de su creación.
Algo que, no obstante, representa sólo una de las caras de la situación: pues la otra
correspondería a referirnos a ello —como hemos mencionado en capítulos anteriores— desde
la óptica que confiere el panorama integrador que suponen los estudios visuales o la llamada
cultura visual. Es decir: desde una estética compleja, heterogénea (en sus fundamentos),
compuesta y postestética, valga la paradoja. Esto es: una estética que comprende lo diverso al
tiempo que amplía (y contamina) sus procedimientos y ámbitos de aplicación o actuación. De
ahí la insistencia por posicionarnos, al hablar de los ejemplos pictóricos expuestos, desde el
lado del realizador de la imagen, que nos sitúa en el momento etéreo de la sensación y los
modos y técnicas con las que se ha intentado plasmar una imagen. Todo ello supone el ámbito
que Susan Sontag intentó apuntar en su ensayo Contra la interpretación (1966), en el que
insiste en señalar que frente a una cultura basada en una superproducción excesiva, es
sumamente necesario recuperar unas facultades sensoriales primarias que nos permitan sentir
una experiencia real del arte. Una disolución de ciertos parámetros artísticos históricamente
asentados, que no implica desaparición ya que; si todavía existe el arte es porque, desde los
parámetros poéticos fluidos desde los que se mueve y a los que sigue tendiendo en mayor
proporción, sigue resultando necesario para ampliar la capacidad de relación simbólica de la
de sociedad.
618
José Luis Brea: «Transformaciones contemporáneas de la imagen-movimiento: postfotografía, postcinema,
postmedia», en La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales,
Salamanca: CASA, 2002, p. 10.
499
INTERFERENCIAS
Es decir: contemplado como hipótesis filosófica, la reflexión que provoca el arte ejercería
una fuerza transformadora como motor social, porque puede que el espacio del arte sea único
ágora real, más allá del populismo que implica la cultura mediatizada e irremediablemente con
ella, donde poner en común aquellos discursos que conciernen a los cambios reales que
implica el escenario presente, adelantando, de algún modo, los posibles acontecimientos
futuros. Ser conscientes de estas premisas comporta poder seguir analizando el papel que
desempeña la pintura en este contexto, sabiendo el lugar que ocupa dentro de una iconosfera
donde los medios se han comprimido o sintetizado, para derivar en un discurso general sobre
la imagen, sin las diferenciaciones específicas que establecían las clasificaciones o
categorizaciones tradicionales.
Desde la perspectiva que implica el sistema del arte, los medios de comunicación de
masas en las sociedades postindustriales dan lugar a lo que hemos denominado entorno
transmedia, como convergencia del arte intermedia y las actitudes y expectativas de aquellos
artistas que comenzaron a trabajar con los nuevos medios videográficos, holográficos e
infográficos (cfr. 3.3.2. y 3.3.3.). Desde esa época, mediados de los sesenta, es el artista Dick
Higgins el primero en utilizar el término ‘intermedia’, en el intento de definir la confusa
actividad interdisciplinar asociada a la práctica artística conjugada que comienza a emerger.
Una situación que, ya por entonces, lleva a una relación entre áreas y medios-soportes donde
entrecruzar técnicas, disciplinas y medios de expresión en un intercambio cada vez más fluido.
Desde esta perspectiva, otras clasificaciones pueden responder a las denominaciones de
multimedia o `new media´, donde se muestra un interés específico por el medio que soporta la
obra o las intenciones `comunicativas´ o expresivas, del artista. En realidad, este tipo de forma
de proceder no coincide con ningún estilo o género específico, es decir que: la forma de
definición ha de venir precedida por las consideraciones estéticas y poéticas que proponga
cada propuesta, en un intento de seguir desentrañando cuestiones relativas al concepto de lo
pictórico.
500
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
contexto que nace estrechamente conectado a todo aquello que establece la cultura digital en
el seno de una nueva sociedad postindustrial, cuyos sectores dedicados al ofrecimiento de
servicios, aumentan en función de un ocio creciente, allí donde es posible informarse, conocer
y crear de manera distendida. Una misión que cumplen los medios de comunicación
sobremanera, que ha ido cobrando cada vez mayor peso y relevancia, afectando a la raíz
misma de la producción artística.
Si a lo largo del trabajo presente hemos hecho tanto hincapié en la figura de Marcel
Duchamp, ha sido, en parte, por su tendencia hacia la desmaterialización del arte que, de
619
Xavier Berenguer: «Promesas digitales», en Claudia Gianetti (ed.): Arte en la era electrónica. Perspectivas de una
nueva estética, Barcelona: Asociació de Cultura Contemporània L'Angelot, 1997.
501
INTERFERENCIAS
algún modo, se ve ahora cumplida con las posibilidades que ofrece el entorno digital, como
laboratorio experimental de procesos. Dicha capacidad de condensación de este entorno es
algo que Duchamp ya perseguía en la síntesis que proponía su Boite en valise, que realizó de
1938 a 1941, de su obra más relevante, miniaturizada para que cupiera en una maleta
fácilmente transportable. De hecho Duchamp declaraba en 1952: «Todo lo importante que he
hecho podría contenerse dentro de una pequeña maleta»,620 como un gesto que baja al arte
de su pedestal. Un hecho significativo si lo observamos en el sentido de que lo monumental y
admirable que suponía la obra acabada, va quedándose anclado en la tradición. En ese sentido
el entorno digital representa un espacio donde experimentar sin necesidad de acarrear con las
implicaciones que supone la materia física, una celebración de los procesos y concepción de
una obra en apertura constante al reprocesado, la revisión, la adaptación, etc.
Por tanto, lo que el nuevo escenario del entorno transmedia puede aportar a la pintura
es un ampliación de todos sus horizontes, desde su concepción técnica a la evolución de la
poética de su representación. Lo que nos inserta en un territorio dado a la multiplicidad, desde
el laboratorio de procesos que podemos aceptar como asistente a la realización de la
representación pictórica, que se pueda seguir traduciendo en creaciones singulares. Una
multiplicidad que no sólo se abre a las posibilidades procesuales y potenciales que posee el
medio, sino que, con él viene implícito el ruido o polución que supone trabajar desde un
entorno transmedia que da cabida a la red de Internet y todos los contenidos que ésta ofrece.
Una condición interferente que hemos de aprender a conllevar en mundo que se va plagando
de ondas electromagnéticas, que se va interconectando con el objetivo de ir estrechando poco
a poco la brecha digital. Una interferencia que, en definitiva, puede que defina precisamente la
esencia formal y estructural de lo digital, que apresuradamente nos apuntamos a tratar de
representar como testimonio contemporáneo, desde esa compleja y amorfa realidad híbrida
que supone la síntesis mediática que, en su práctica y aplicación, aprendemos a desvelar.
620
Marcel Duchamp, citado por W. Sargeant, «One-man show in suitcase», en Life magazine, 28 de abril de 1952.
502
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Dado que quizá sean los posibles accidentes que pueden provocarse en un proceso aleatorio,
los errores aprovechables que nos pueden hacer ver la mecánica y la precisión informática de
un modo diferente. Hechos que podemos instaurar como una estrategia puente que una el
mundo digital que nos asiste y el mundo analógico previo, del que hemos partido y que, en
gran medida, nos resistimos a abandonar. Una forma de proceder que, en definitiva, confiere
un carácter hibrido que nos posibilita seguir hablando del medio (pictórico) tradicional.
Los pintores actuales que dejan entrar en sus procesos la interacción con el nuevo
entorno transmedia han de verse, según palabras de Mark Amerika, pionero del Net.Art,
«como artistas performativos protésicamente mejorados».621 El horizonte de su imaginario se
ha ampliado, al igual que lo han hecho las posibilidades combinatorias y su paleta, que ahora
puede ser virtual antes que física. Desde estos parámetros y conociendo las etapas que ha
conllevado la historia hasta llegar a nuestros días, podemos afirmar que el artista nunca lo ha
tenido tan fácil como ahora y, paradójicamente tan difícil al diversificarse exponencialmente su
espectro electivo, lo que hace aumentar, como consecuencia, su indecisión y las dudas acerca
de qué camino seguir para llevar a cabo un proyecto determinado, una incertidumbre con la
que, sin embargo, hemos de aprender a convivir.
621
Mark Amerika: «poéticas de la agitación digital: Un concepto expandido de escritura». Oviedo: a mínima, nº 8,
2004, p. 9.
622
Anna María Guasch: Los manifiestos del arte posmoderno. Textos de exposiciones, 1980-1995, Madrid: Akal,
2000, p. 249.
503
INTERFERENCIAS
Sin duda alguna, tal como hemos ido comprobando a lo largo del trabajo, el arte es la
`materia´ del conocimiento más sensible a los cambios que afectan a la sociedad, como si fuera
una placa que va registrando éstos en forma de ondas o frecuencias de orden simbólico, a fin
de provocar una reflexión desde las propuestas que desarrolla. En ese sentido, hemos visto
cómo la pintura suponía una especie de matriz simbólica que iba sumando determinadas
sensaciones estéticas que transfería de otros medios icónicos, una matriz que se tornaba
tangible desde la concepción tradicional del soporte de la pintura o del darse a ver en un
espacio físico real con la pintura expandida. Pero dicha matriz física, en muchas de las
propuestas digitales actuales, parece haber desaparecido quedando ahora tan solo la idea de
aquella y su presentación en el espacio virtual de la imagen compleja. La cuestión inmediata
que nos asalta hace tambalearse a cierto sistema artístico apoyado en la mercantilización del
objeto artístico: ¿Sigue siendo una propuesta con intención pictórica, pero eminentemente
virtual, una pintura? La respuesta, siguiendo el curso lógico adoptado al relatar el fenómeno
de la pintura expandida (cfr. 1.4.4.), sería afirmativa, pues el espacio virtual de representación
es un espacio perfectamente válido que responde a una inclinación de la pintura por encontrar
espacios de representación fuera del muro y el objeto-cuadro, cuya deconstrucción ya nos
encargamos de explicar (cfr. 1.4.2.).
Aun así vivimos un tiempo de cambio, de asimilaciones, por ello responder taxativamente
puede conllevar sus riesgos, dado que cualquier situación novedosa se halla siempre sujeta a
discrepancias entre quienes se aferran a la tradición y aquellos progresistas que determinan
que, sin duda, ése es el camino futuro a seguir. Quizá sólo sea cuestión de encontrar la
regulación de su gestión, dentro de nuevos escenarios de difusión, exposición o intercambio.
Situaciones que, por otro lado, no sustituyen ni excluyen la convivencia con los medios
tradicionales y su práctica, coexistiendo de manera armoniosa en una amalgama entre poética
y técnica, algo que, en realidad de algún modo, ya se está produciendo.
Una de las cuestiones que abordaba Benjamin, era adecuar las categorías estéticas a los
cambios que se habían ocasionado en la producción, dado que una mejoría técnica, a la que
añadimos la de difusión en el momento actual, supone una transformación cualitativa que
obliga a la readaptación de las categorías tradicionales, como es el caso de la pintura. Mateu
Cabot nos muestra una forma de entender este proceso:
Por tanto, la reproductibilidad técnica no es una repetición a mayor velocidad, menor coste, etc.
de lo que en otro tiempo y lugar se hacía manualmente, sino algo `distinto´. La reproductibilidad
técnica, esto es, la entrada de los dispositivos técnicos como mecanismos habituales de la
producción y difusión cultural, no es sólo una mera repetición del objeto (en este caso la obra de
arte) por otros medios más poderosos, sino que implica una transformación del mismo objeto y,
623
con ello, de las categorías o conceptos con los cuales se comprende.
623
Mateu Cabot: Más que palabras. Estética en tiempos de cultura audiovisual, Murcia: Cendeac, 2007, pp. 54-55.
504
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Como hemos dicho, el soporte digital posibilita la apropiación de las técnicas analógicas
tradicionales, reformuladas bajo las premisas conceptuales de su lenguaje formal,
favoreciendo la simulación. Referirse a lo digital supone desechar la estética de la
representación objetual final, como ocurría en los productos analógicos donde las piezas
artísticas eran presentadas como obra cerrada, a favor de una estética procesual, simulada en
la interfaz, donde la obra sigue siempre abierta a multitud de contingencias y variables. Por
otro lado, las imágenes digitales creadas específicamente para su mismo entorno, no tienen
por qué referir a nada del mundo exterior, son completamente autónomas, tal y como sucedía
con la pintura abstracta, al crear su propia realidad. Por tanto, la obra pictórica que puede
realizarse en el entorno digital con objeto de provocar una experiencia estética,
inevitablemente ha cambiado ya cualitativamente hacia una asimilación eminentemente
conceptual. Siguiendo la senda iniciada por Duchamp, en la que, a través de su voluntad e
intención desmaterializadora, se proyectaba su construcción dialéctica mediante la conexión
instantánea de la obra al mundo, Internet aparece ahora como un espacio de representación
que puede cumplir ese programa. Ello convierte la obra en un flujo de información incorpóreo
e `inmaterial´, que también se puede transfigurar o adoptar forma física si su autor así lo
desea, o establece los parámetros necesarios para que operarios especializados puedan
realizarlo.
En realidad, dado que la obra de arte digital es código informático y puede presentarse
como un programa, es la `materia´ más plástica y maleable que hay. Es un sistema dinámico
sujeto al azaroso cambio constante, cuya matriz se encuentra en el `soporte infográfico´.
Ahora el `objeto´ artístico digital es información abierta a la manipulación y distribución sin fin.
Por ello que aquellas diferenciaciones entre la autenticidad y originalidad asociadas a la obra
de arte, o la singularidad adscrita a la obra pictórica, vayan perdiendo peso dentro del debate
contemporáneo. La multiplicidad a la que se expone la obra de arte en la era digital, queda
resuelta en la unicidad del evento que la acoge, en su posible instalación dentro un espacio
específico real, donde se ha de adaptar a las características propias de éste. Hemos llegado a
un momento de la historia donde parece augurarse que la hiperreproductibilidad digital de la
que aquí hablamos, posibilitada por el entorno transmedia y todo su utillaje en forma de
dispositivos varios, llegará a ser capaz reproducir, si es preciso y para el evento que se
determine, la obra requerida de manera idéntica e indiscernible a como el artista la ha
concebido en su estudio, a partir de las pautas y los parámetros marcados por él, aunque se
halle a miles de kilómetros de distancia del lugar de exposición. Estamos hablando de un
505
INTERFERENCIAS
artista que incluso puede pintar su cuadro al modo tradicional, sobre un soporte convencional,
para ser posteriormente escaneado tridimensionalmente y reproducido en su integridad al
otro lado del mundo, o de un artista que prescindiendo del soporte tradicional trabaje su obra
directamente en el entorno infográfico. De uno u otro modo hablamos de un arte donde lo
objetual es accesorio dando prevalencia a la idea, a la concepción del artista y a una
información que se codifica y se descodifica para ser utilizada. En ese sentido puede que el
antiguo sistema mercantil de galerías comience a quedarse obsoleto y tenga que comenzar a
existir otro tipo de sistema que regule la exposición y el patrimonio de este tipo de obras.
Benjamin no creía que hubiera progreso instantáneo que fuera a la par del progreso
técnico, cosa que actualmente tratan autores como Peter Sloterdijk, quien articula reflexiones
en torno a la problemática del binomio que forman el Ser y las tecnologías de reproducción. En
la actualidad, la estética no debería abandonar la meditación sobre el arte en términos de lo
que Benjamin denominó: «las tendencias evolutivas del arte bajo las actuales condiciones de
producción»,625 que en definitiva, dentro del enclave de creación colectiva interactiva que
facilitan los nuevos medios, tiene sentido si examinamos el arte desde la óptica de los usos que
se da a éste, dentro del contexto instrumental presente que implica cierto determinismo
tecnológico. De ahí la necesidad de la actitud crítica en la figura del artista, que ha de hacer
estar alerta de las diferencias o descompensaciones entre el progreso técnico y social. Porque,
una vez que se han asimilado los conceptos de la hiperreproductibilidad digital y comienzan a
ponerse en práctica, la misión del artista es hacer que la sociedad se dinamice en proporción a
esa dinámica.
506
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Si durante el recorrido que hemos realizado por la totalidad de los medios icónicos,
hemos insistido en la democratización de la experiencia artística, debido a las posibilidades
cada vez mayores que poseía el espectador, dada la apertura que proponían, puede que ahora,
con la hiperreproductibilidad digital, seamos testigos de un nuevo orden de esa
democratización. Un cambio de la función social asignada al arte, en un nuevo contexto donde
la `materia prima´ es la información. Una nueva situación proclive a provocar cierto nihilismo
cultural, ante la exacerbada descontextualización de la tradición que conlleva. Un hecho que,
por el contrario, puede aparecer como un nuevo estado liberador de realización utópica, en
cuanto de acercamiento del arte a la colectividad, que esconde su potencialidad en la realidad
de que los consumidores pasivos de cultura pasan a ser productores activos. Esto supone una
transformación integral de los procesos de creación y difusión conocidos hasta el momento, el
último nivel para el cambio del concepto de arte, que nos lleva a concebirlo como un proceso
en constante mutación, abierto y participativo, más allá de ese producto hermético, acabado y
cerrado que distribuye el sistema artístico tradicional. En ese sentido, el rol que desempeña el
artista cambia de su concepción romántica del genio creador a catalizador de relaciones,
mediador entre sectores sociales, de productor aislado de objetos a generador de ideas dentro
de la colectividad, ideas que se pueden materializar o no, en una dinámica cultural donde se
renuevan funciones sociales, culturales y económicas, en una red de intercambios donde todos
podemos aparecer como potenciales prosumidores.627 Como señala David Casacuberta:
(…) un cambio de paradigma en los sistemas de creación y uso de la cultura que pone por primera
vez en la historia, de forma sistemática, los aspectos creativos en manos del público, dejando
éste de ser meramente pasivo para convertirse en un participante activo en el mundo del arte y
de la cultura. (…) La creación colectiva es claramente un nuevo paradigma estético a la hora de
entender la función del artista en el mundo, pero también es un paradigma ético que nos plantea
otra forma de entender la función del creador en relación a la sociedad y de cómo la información
628
ha de circular de la forma más libre posible.
El nuevo régimen que propone el reproductibilidad digital y que modifica el estatuto del
arte, abre el campo de las posibilidades, lo que supone llegar a visibilizar representaciones que
de otro modo no se hubieran dado, proponiendo un mundo alternativo donde el arte puede
no ser, puede llegar a su total aniquilación, siguiendo las teorías de la muerte del arte.
Reflexiones que tratan de explicar cómo el arte experimenta un cambio de régimen desde el
que pierde parte de ese ‘ser’ tradicional, en función de un ‘estar’ vinculado a la idea de aquel
`sistema de sensaciones´ que ya vaticinaba Valéry en 1928.
627
El término prosumidor designa una nueva categoría que define la persona que ha dejado de ser un consumidor
pasivo para devenir un creador cultural activo.
628
David Casacuberta: Creación colectiva. En Internet el público es el creador, Barcelona: Gedisa, 2003, p.15.
507
INTERFERENCIAS
descubrimiento de que los átomos de los que se compone la materia no son objetos sólidos y
unidimensionales sino estructuras complejas compuestas de partículas en movimiento. Dicha
concepción de la realidad es traducida por la pintura mediante la transición que supone ver la
representación como un tapiz de gestos, a verla como una malla de informaciones puntuales o
`pixeles´, que en su integración e imbricación dan lugar a un conjunto que corresponde a la
representación. El camino que lleva del puntillismo que propone el movimiento divisionista al
pixel digital, antes que al citado movimiento nos remite a Manet, pionero que ya comienza a
realizar una `pintura de manchas´, anunciando una disposición de `decorado´ o `escenario´
sustentado en el código pictórico, que rechaza la simulación, la ilusión de que la
representación pretenda sustituir a la realidad, constatando que detrás de estas
representaciones, en el fondo, es el registro pictórico con el que están construidas, el hecho
que da entidad a su condición. Como dice Donald Kuspit: «las manchas de Manet son los
prototipos primitivos de la sofisticación matemática de los pixeles»,629 un comienzo que se
bifurca en esa reticulación y la digitalización, por un lado, y en la gestualidad del trazo, por
otro. Como heredero directo de ello podemos señalar al movimiento impresionista, que se
sustenta sobre las investigaciones de la óptica y las teorías del color de los siglos XVIII y XIX,
debiendo parte de sus hallazgos a las teorías promulgadas por Johann Wolfgang von Goethe.
Georges Pierre Seurat (París, 1859) y Paul Signac (París, 1863), con sus técnicas
puntillistas, se convierten en los primeros artistas digitales, dado que causan un `atomismo
visual´ en sus representaciones, entendiendo atomismo como la expresión de un mensaje que
se da por la unión de diferentes elementos, que también podemos observar en las
composiciones de Balla. Dicho atomismo visual responde a la necesidad de racionalización de
la superficie pictórica, algo que en la actualidad ha llevado a la predicción del impacto
psicológico que pueden producir las sensaciones en la comunicación de masas, para así poder
conocer su significado. Ese significado `atómico´, recorre un camino que lo lleva desde su
tectónica basada en conceptos visuales y emocionales a sustentarse en los pilares que
proponen los principios de la tecnología digital, la imagen digital como representación
compuesta por pixeles, a modo de átomos. Este `atomismo visual´ es el término aplicado por
Lev Manovich para definir la aproximación a la comunicación visual de las vanguardias, que
aparece con una fuerza renovada en los medios informáticos, a modo de sustento de la misma.
Como Manovich señala:
(…) una imagen digital se compone de píxeles a modo de átomos, y esto hace posible que las
imágenes se generen automáticamente, que puedan manipularse de muy diversas maneras y
630
que, aplicando técnicas de compresión, su transmisión sea más económica.
Seurat, con sus teorías psicológicas del color y descomposición de la luz, considera la
pintura como una ciencia sistemática, refinando la mancha impresionista y convirtiéndola en
un punto, que derivará en electromagnético, de color definido. Un modo de afrontar la
realidad que posee cierta similitud con la teoría del campo electromagnético que Maxell
desarrolló en el campo de las ciencias, donde se postula que no importa ningún punto
concreto del campo sino el campo entero, es decir: cada uno de los puntos en relación con
todos los demás. De este modo la representación objetual desaparece para dar cabida a las
629
Donald Kuspit: «Del arte analógico al arte digital», Op. Cit., p.19.
630
Lev Manovich: «La vanguardia como software», en Arte y nuevos medios, revista Artnodes, nº 2, 2003
508
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
vibraciones sensoriales electromagnéticas. Así, los divisionistas organizarán sus puntos a modo
de mosaico, lo que ocasiona que su relación con la realidad cambie. Como señala Donald
Kuspit:
Seurat fue el primer artista que comprendió que las sensaciones vibrantes poseen una estructura
propia pero, además, forman parte de una estructura visual. La genuina modernidad artística —la
posibilidad de llegar a ser un artista científico— implicaba sacar a la luz estas estructuras, el
631
código oculto del color, por así decirlo.
A partir de la dimensión virtual que confieren los puntillistas, donde podemos interpretar
sus representaciones como productos de `campos de fuerza electromagnéticos´, hasta las
representaciones que, en nuestros días, se generan a través de la intermediación con entorno
digital, existe un largo recorrido que camina paralelo al desarrollo de la computadora. Tal es el
caso de la cuatricromía de los procesos de impresión en offset, que es utilizada durante todo el
siglo XX hasta nuestro días, siendo el cartel uno de los medios que más la utilizan (cfr. 3.3.1.), y
que también bebe de la fuente de la teoría del color, como el movimiento puntillista. Si
hablamos de procesos de impresión, que pasarán a estar directamente ligados a las técnicas
digitales con la aparición de la computadora y su anexión de la gráfica y el diseño, hemos de
hacer referencia al caso del color Pantone, sistema basado en la combinación de nueve
pigmentos, con el que se pueden reproducir una mezcla aditiva de color (RGB) que aparezca
en una pantalla con mayor exactitud, al poseer una gama más amplia que el sistema
cuatricrómico (CMYK).
631
Donald Kuspit: «Del arte analógico al arte digital», Op. Cit., p. 20.
509
INTERFERENCIAS
(…) establecer una conexión entre los electrones que flotan a través del procesador y la imagen
que aparece en la pantalla del ordenador. Un ordenador procesa impulsos eléctricos que se
manifiestan como un estado `on´ u `off´ y que comúnmente se denominan, en términos binarios,
632
como `uno´ y `cero´.
La retícula de que propone la pantalla digital posibilita que por fin los bits de color de
Seurat puedan ser `representados´ como bits electrónicos de información.633 La diferencia que
propone este nuevo entorno de representación digital, respecto a la imagen pictórica, es su
completa transparencia, pues funciona como flujo de código en proceso de cristalización
permanente cuya vibración electrónica es intrínsecamente cambiante.
El trabajo de Sigmar Polke (Oleśnica, 1941) pudríamos encajarlo dentro de esa línea
divisionista que deja al `aire´ el código de la representación para mostrar `desnudo´ su
auténtico escenario. Una de las características primordiales en la pintura de Polke es la
utilización del entramado de medio tono tan característico en las publicaciones de imprenta
offset. Dicha técnica comienza a utilizarla a partir de 1963, convirtiéndose en un registro
característico de su pintura, donde suele combinar motivos tomados de la cultura popular, así
como de la historia, con una ironía soterrada y un humor sarcástico. Una especie de `realismo
capitalista´, según su propia denominación, que ironiza sobre el realismo socialista,
considerándose como una relectura europea del arte pop estadounidense. En relación a su
interpretación y a su propio proceso, comenta Gloria Moure:
632
Donald Kuspit: Op. Cit., pp. 25-26.
633
Ibid.
510
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Esa actitud identifica a Polke como un inductor de imágenes obsesivo en un sentido opuesto,
vuelvo a insistir, al del pop norteamericano, que es meramente un impresionismo de las técnicas
de impresión de los medios de información y consumo masivos. Tal inducción tiene una raíz
dibujística en tanto en cuanto, al menos conceptualmente, funciona a partir de trazos, líneas o
634
filamentos que unen puntos.
El sistema que Close ideó para desarrollar la ilusión pintada de una fotografía en color se basa
directamente en las técnicas de impresión utilizadas para reproducir fotografías en libros y
revistas. Más que confiar en los colores primarios convencionales, rojo, amarillo y azul, para
mezclar colores secundarios como naranja, morado, verde y sombras terciarias de aquellos tonos
combinados, los editores consiguen una gama completa de matices y tonos a base de superponer
635
capas translúcidas de amarillo, magenta y cían.
634
Gloria Moure: Sigmar Polke. Pinturas, fotografías y films, Barcelona: Polígrafa, 2005, p. 65.
635
Robert Storr: «De la manera más difícil», en catálogo de exposición Chuck Close. Pinturas 1968-2006, Madrid:
MNCARS, 2007, p.34.
511
INTERFERENCIAS
Close emplea distintas técnicas siempre desde una distancia mecánica e impersonal, con
una racionalidad extrema y cuidada elaboración. Profundiza tanto en la objetividad fotográfica,
que sus cuadros acaban transformándose en redes informativas de código visual específico.
Una adaptación de la imagen electrónica al contexto pictórico manual, símbolos informativos
en realidad reconocibles para el espectador pues remiten a las imágenes que consume
diariamente. Pero más allá de quedarse en esa superficie, pronto el espectador entra a
descubrir el propio lenguaje pictórico, ahí donde la ilusión se desvirtúa y la imagen acaba por
desaparecer, un hecho que hace reflexionar sobre la naturaleza de la imagen y su proceso
pictórico.
En su cualidad formal y estructural, las imágenes que pinta Saiz Ruiz, alcanzan un giro
intenso que remiten también, desde el registro mecánico escogido, a la violencia inscrita en el
mismo universo mediático actual, que también, de algún modo, nos afecta. Una gran pantalla
de la sociedad del espectáculo que nos desprende de nuestra intimidad, para lanzarnos a su
contexto como objetos de consumo. La cuadrícula que Saiz Ruiz utiliza para organizar los
colores en la tela remite a esa disolución de la imagen que Seurat pintaba en sus cuadros,
registrando con ello el espíritu de lo que sería la experiencia de la era digital. El universo de la
representación lo conforman el entorno tecnológico de los medios y la pintura ha de posibilitar
512
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
el diálogo, como en este caso. Como argumenta Jordi Font Agulló, en relación al mediático
aparato representacional del que Saiz Ruiz extrae sus composiciones, y que fragmenta
siguiendo el patrón de su mecánica para analizarlo minuciosamente:
Javier Garcerá (Puerto Sagunto, 1967) se plantea en su obra las paradojas que han tenido
lugar, a partir de la escenificación de la representación pictórica por medio del espacio virtual
que ofrecen las nuevas tecnologías. Un espacio indefinido que imposibilita trazar un límite
entre interior o exterior, lo privado y lo público, lo original o propio y lo que viene impuesto
por los patrones culturales, etc. Con una técnica minuciosa, donde las capas posterizadas
digitalmente se superponen en estratos, Garcerá alumbra representaciones pictóricas que se
resisten a su reproducción, reclamando su experiencia directa, como si, aun habiendo sido
generadas en un entorno digital, su presencia física fuera totalmente necesaria, no bastando
su reproducción en la pantalla. En ese sentido, igual que ocurría con Seurat, estas pinturas
marcan una distancia entre su presencia virtual que ya no trata de sustituir la realidad y ese
hecho real al que el espectador jamás podrá acercarse. Como en el puntillismo, se pretende
remarcar una presencia real de la matriz de sensaciones, que se hace presente en la materia
pictórica. Sobre su obra, Víctor Zarza comenta lo siguiente:
636
Jordi Font Agulló: «Catástrofe y estética de la reaparición. Algunos comentarios sobre el quehacer artístico de
Simón Saiz-Ruiz y un relato corto de guerra», en catálogo de exposición Simeón Saiz Ruiz. J’est_un_je, valencia:
Fundación General de la Universitat de Valencia, 2008, p. 33.
513
INTERFERENCIAS
(…) es la propia definición (basada en la imagen digital) la que se encarga de cuestionar los
términos en los que se efectúa la representación, mediante una saturación (pictórica) del código
637
(digital) de referencia.
317. Javier Garcerá, S/T Serie Take off your Shoes, 2008
Como ejemplo significativo que relata el paso del carácter analógico al digital, desde la
óptica pictórica, podemos mostrar la obra Query, de 2004, de Michael Somoroff (Nueva York,
1957), quien se inspira en la obra de Marcel Duchamp y Gerhard Richter con el mismo título:
Desnudo bajando la escalera. En el transcurso de su descenso, la figura que aparece en el
video pasa de su estado de representación analógica a la digital. Es posible que, en última
instancia, esa imagen borrosa que deja el último rastro de Richter, sea una encrucijada
temporal antes que espacial que nos avisa de la transformación que conlleva el entorno digital,
una duración flexible donde lo orgánico se disuelve. A priori tenemos el desnudo físico de la
visibilidad cotidiana, que se expone como objeto de deseo ante la mirada, por otro lado la
insinuación de la existencia de un desnudo abstracto, casi invisible, una especie de adoración
intelectual peculiarmente mágica, temporalmente modélica y matemáticamente constructiva;
la conciencia alterada de un visionario que identifica el desnudo geométrico con una
personificación alegórica del amor sagrado y el desnudo de carne y hueso con una ilustración
del amor profano en acción. En la distancia de la altitud que proporciona la escalera es sagrado
y en la cercanía que corresponde al descenso se hace profano.
En ese sentido, haciendo una analogía alegórica con la pintura, la imagen pictórica
también desciende la escalera, se hace `profana´, democráticamente accesible a la interacción
del espectador dentro del entorno digital. Siendo asimismo, tanto una como otra imagen, la
analógica o `sagrada´ y la digital o `profana´, imágenes especulares la una de la otra, pues la
primera `encarna´ el código ejemplificado para la segunda y la última codifica la primera. Todo
637
Víctor Zarza: «La abstracción como coartada y la pintura como fondo», en catálogo de exposición Abstaccion (s),
Valencia: UPV, 2009, p. 35.
514
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
el conjunto representa, en definitiva, un paso del ideal de la ilusión, a lo real traducido como
paradoja (dada la imposibilidad `real´ de acceso a lo real, según reflexiones lacanianas); de que
el código geométrico acaba tornándose más sustancial que el cuerpo físico. La obra de
Somoroff sugiere que el tratamiento informático puede suponer un estado superior de la
conciencia, una extensión de la mente con la que, a través de su uso, pueden salir a la luz los
procesos mentales. Un territorio que, en aplicación a la imagen pictórica, puede brindarnos el
nuevo espacio de representación que posibilite el acercamiento a su práctica desde una
perspectiva renovada.
Por tanto, el tratamiento que ofrece el entorno digital para la imagen se corresponde a
un acto creativo explícito, expreso y manifiesto, de una inmediatez mayor que cualquier otro
medio habido en la historia, que deja a la luz un carácter procesual que de por sí implica un
número indeterminado de respuestas posibles, que pueden generar una progresiva adaptación
a nuevas ideas. El entorno digital hace visible esos procesos generativos, a modo de selección
de variaciones heterogéneas que pueden corresponder a entidades psicológicas tales como las
sensaciones y emociones que experimentamos. En su aplicación práctica, el entorno digital,
amplia considerablemente la creatividad a través de la exploración de lo aleatorio, lo que
deriva en una mayor complejidad estética, permitiendo al artista moverse entre el límite que
separa las permutaciones estables de las inestables, entre lo configurado y lo agregado o
provisional, que se van interrelacionando elásticamente desde el azaroso flujo pautado que
establece la intención del artista.
515
INTERFERENCIAS
Siguiendo con sus trabajos sobre lo viral, en el Butler Institute of American Art en
Youngstown, Ohio, en 2006, Nechvatal, realizó una exposición titulada Contaminations donde
mostraba la correspondencia entre los virus biológicos e informáticos, a través de
representaciones donde se comprueba que los virus informáticos son agentes autónomos,
dando la impresión de que pueden poseen vida como los biológicos. En ese sentido, un virus
638
Joseph Nechvatal en Ángela Molina y Kepa Landa (eds.): Futuros emergentes. Arte, interactividad y nuevos
medios, Valencia: Institució Afons el Magnanim, 2000, p. 78.
516
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
puede obtener información del ambiente que lo rodea, planear su curso de acción y
simplemente actuar. El curso de acción de un virus en el campo pixelado del entorno digital, es
programado con una serie de instrucciones de diferente tipo, relacionadas con la dirección,
cambio de color del pixel, etc. En la exposición se presentaban programas que realizaban
acciones aleatorias, que provocaban que los pixeles adyacentes se movieran y cambiaran de
color, dando la sensación de estar en plena reproducción. Los virus, en la búsqueda de su
supervivencia, obtenían energía al tiempo que degradaban la imagen, cuya mayor o menor
actividad se podía comprobar en la mutación cromática que experimentaba el pixel.
Leonardo Solaas (La Plata, 1971) es un artista que trabaja con generatividad y sistemas
complejos. En sus propuestas suele invitar a los usuarios a interactuar emocionalmente con
programas conectados al caudal de imágenes que ofrece Internet, para desencadenar un
proceso de transformación y concatenación de una secuencia de imágenes compuestas por
cientos de pequeñas partículas: un funcionamiento similar al que proponen las redes sociales.
En cambio, en la propuesta Walking in color space, Solaas parte del algoritmo como
herramienta fundamental para generar espacio cromáticos a partir de la descomposición de
imágenes de pinturas de la historia del arte. Un experimento de código con el que visualizar
las imágenes, a modo de trayectorias en un espacio tridimensional de color, que genera una
línea por fila de pixel. Este modo de visualización no solo propone variaciones en la disposición
del color, sino también el aspecto general de la paleta cromática que utiliza la imagen. En la
esencia de la generatividad que proporcionan este tipo de piezas, el artista parte cede de su
control a la creación autónoma de la máquina, en ese sentido, la forma artística se adapta a la
estética que confieren las transformaciones por las que atraviesa la sociedad en la era
informática, atendiendo a los cambios culturales profundos que se están gestando, que
517
INTERFERENCIAS
sustituyen las antiguas estructuras jerárquicas por sistemas complejos, sistemas de control por
autoorganización, unidad por multiplicidad, etc. De algún modo, el desafío de este tipo de arte
generativo responde a su capacidad para actuar como espacios de representación híbrido que
posibiliten quimeras estéticas; no solo como juegos aleatorios que originan exploraciones
formales, sino aportando cierta consistencia conceptual que estructure y de sentido a su
utilización.
Con el arte digital posmoderno la imagen pasa a ser una manifestación secundaria—un
epifenómeno material, por así decirlo— del código abstracto que, de este modo, se convierte en
el vehículo principal de la creatividad.
Mientras que en la era analógica ciertos procesos pictóricos que estructuraban la obra —
desde el código abstracto al que se refiere Kuspit— podían quedar en segundo plano, ahora
pasarán a cobrar un protagonismo fundamental, pasando a ser la creación del propio código,
como concepto, la función que ha de asumir el artista. Desde esa perspectiva, ya no se trata
tanto del material físico con el que la imagen es confeccionada, sino de que ésta haga aflorar el
código subyacente del que se compone. En este sentido no se trataría tanto de construir una
imagen en el sentido tradicional como de crear un código, un viaje que va desde la
representación a la realidad autónoma que establece la abstracción del código.
Cuando la técnica deviene una influencia determinante, como sucede con los procesos
pictóricos donde se utilizan los medios digitales para la producción de la imagen (pictórica),
podemos decir que su condición como pintura, tal y como la conocíamos, se va abandonando
en función de la creación de un metalenguaje que habla de pintura pero no es pintura. Que
por algún lado de la difusa definición del concepto de lo pictórico podemos considerar pintura,
pero que, en ocasiones, no se presenta con los medios tradicionales que antes
considerábamos adecuados para que fuera tal. En estos casos la pintura, como medio
tradicional, se utilizará como materia prima, tal y como Lev Manovich comenta:
639
Donald Kuspit: «Del arte analógico al arte digital. De la representación de los objetos a la codificación de las
sensaciones», Op. Cit., p. 11.
518
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
La nueva vanguardia ya no se ocupa de ver o representar el mundo de nuevas maneras, sino más
bien de acceder y usar de nuevas maneras los media previamente atesorados. En este sentido los
nuevos media son postmedia o metamedia, ya que utilizan los viejos media como materia
640
prima.
Con la inclusión del ordenador en los procesos pictóricos, después de que hayamos
comprobado que el concepto arte incluye ideas abstractas, reglas formales o procesos sociales,
los trabajos resultantes pueden presentarse como pseudo-investigaciones experimentales y
tecnológicas, que conllevan la estética propia del medio, dado que la representación visual
viene condicionada por aquella que confiere máquina. De ahí que en muchas ocasiones
tengamos que hablar de metalenguje, pues en definitiva es el lenguaje de la máquina el que
acaba imponiendo su lenguaje, en el tipo de pinturas creadas mediante ordenador, existiendo,
aun así, grados diferenciados.
Por otro lado debemos tener en cuenta que la tecnología siempre es una simple
herramienta como otras, con unas especificidades técnicas que, por su condición, dejarán su
rastro estético derivado, correspondiendo, en primera instancia, al sentido estético del artista
la labor de dirigir dichas tecnologías si su intención corresponde a ese rastro que, por medio de
ellas, se va a depositar. En definitiva, hemos de puntualizar que la simple utilización de una
tecnología avanzada no supone ningún aval. Como señala Van Proyen:
Tal y como ocurría con el arte anterior, el núcleo de la cuestión reside en el tejido social de
nuestro mundo tecnológico. Si queremos emprender seriamente una investigación acerca del
valor del arte digital, debemos tener en cuenta el modo en que ilumina los contornos
emergentes de esta textura social. Esto significa que cualquier análisis del arte digital desde el
punto de vista de la especificidad de los medios que emplea o de la historia del desarrollo
técnico, no sólo resultará erróneo, sino que las tesis en defensa de su relevancia cultural
dependerán de las innovaciones técnicas más trascendentales de la historia tecnológica y
641
financiera de la `revolución informática´.
Es decir que: tal y como advierte Van Proyen, desde la óptica que confiere el entorno
digital ya no es posible, como pasaba con los medios icónicos tradicionales, conllevar un
análisis que tenga en cuenta la especificidad del medio, pues, en definitiva, de ser así no
estaríamos haciendo otra cosa que alabar los progresos de la industria informática. Por ello,
tratando de hacer una lectura determinista en defensa de nuestra tesis —la relación a la
pintura con el entorno digital— no podemos más que referirnos a cuestiones de estética
relativista y relacional, que implican cómo y con qué fin se usa el ambiente computacional en
los procesos pictóricos. Un proceso que, como venimos advirtiendo, irá vinculado al contexto
social donde se desarrolla la tecnología que se aplica a esos procesos. Porque, en realidad, la
pintura que implica lo digital en alguna parte de su proceso se ‘enmarca’, de algún modo,
dentro de la teoría de la ‘estética relacional’, dado que lo que procura o insinúa es un
ambiente dialógico entre conocimiento, tecnología, arte y relación social, pues, finalmente, es
la sociedad la que se debe encargar de dotar de sentido estético y significación simbólica a
640
Lev Manovich: «La vanguardia como software», en Mania, núm. 9, Universidad de Barcelona, enero 2003, pp. 43-
47.
641
Mark Van Proyen: «Vídeo y arte digital. Realidades virtuales e inflexiones digitales: la apropiación de los nuevos
medios», en Donald Kuspit (ed.), Arte digital y videoarte. Transgrediendo los límites de la representación, Madrid:
Círculo de Bellas Artes, 2006, pp. 55-56.
519
INTERFERENCIAS
estas creaciones, elaboradas sobre las bases de las nuevas tecnologías. Red intersubjetiva
marcada por la colectividad que confiere o marca una estética consecuente del momento,
como consecuencia lógica del proceso histórico. Como Nicolas Bourriaud señala:
Los años noventa vieron el surgimiento de inteligencias colectivas y la estructura "en red" en el
manejo de las producciones artísticas: la popularización de la red Internet, así como las prácticas
colectivistas vigentes en el medio de la música tecno y de manera más general la industrialización
creciente de las diversiones culturales, produjeron un acercamiento relacional de la exposición.
Los artistas buscaron interlocutores: ya que el público permanecía como un ente irreal, los
artistas incluyeron a ese interlocutor en el mismo proceso de producción. El sentido de la obra
nació del movimiento que unía los signos emitidos por el artista, pero también de la colaboración
642
de los individuos en el espacio de exposición.
Por tanto, el espíritu de la época viene condicionado por la colectividad, que asimila y da
uso a la tecnología vigente. En ese sentido debemos referirnos a una estética digital que no
sólo se halla en los cuadros de los pintores, que se hacen eco de ella, sino en todos los
soportes que, desde la tecnología, usa la sociedad para fines dispares. Desde ese análisis de la
estética digital, podemos destacar algunos ejemplos que nos pueden esclarecer las diferencias
que marca este tipo de inmersión digital.
Claire Corey (Redondo Beach, 1968) es una pionera en el uso del software gráfico
aplicado a la confección de pinturas. Con él diseña formas inesperadas para crear pinturas
donde las formas se imbrican entre sí, en una combinación de herramientas tradicionales y
digitales. Su trabajo refleja el interés por cómo las formas derivadas del entorno digital han
cambiado la forma de acercarnos al mundo. Su trabajo parte de una diversidad de procesos
múltiples que interpretan libremente las irregularidades que producen las distintas armonías
642
Nicolas Bourriaud: Estética relacional, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2006, pp. 102.
520
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Todas las obras de Sean Dawson (Londres, 1964) involucran un proceso complicado que
combina fotografía, proyección y pintura, donde, al igual que Corey, trata de interferir con
errores provocados computacionalmente. Todo ello forma una fusión psicodélica en donde
convergen colores estriados a modo de vidrio roto astillado en múltiples pedazos, como si de
una especie de caleidoscopio se tratara. Colores iridiscentes que señalan que cierto patrón,
que podía haber existido en un estado anterior, se ha enredado y descompuesto. Las obras de
Dawson sugieren la posibilidad de una construcción tecnológica que puede encerrar su propia
contradicción, una sensación que flota desde el tránsito subyacente que se establece entre las
diversas capas esmaltadas, dispuestas a modo de profundidad psicoanalítica que parece
indicar un mundo imaginario simulado.
Brian Porray (Las Vegas, 1979) emplea elementos futuristas, psicodélicos y del arte Op
para crear composiciones de gran impacto visual, a través de la pintura y el collage. Porray se
basa en su experiencia con el graffiti para incluir zonas pintadas con spray y construir con todo
ello paisajes arquitectónicos que se asemejan en gran medida a los gráficos del ordenador,
aparte de transmitir una especie de sensación interferida por códigos televisivos. El resultado,
521
INTERFERENCIAS
según Jason Hoelscher aparece como: «una presentación pictórica agresiva de interrumpidos
patrones, rayas y formas, que empujan hacia la discordia absoluta».643
643
Jason Hoelscher: «Pattern and Deregulation: Beauty and Non-Order in Contemporary Painting», en ArtPulse
Magazine vol. 4, nº 17, Miami, noviembre 2013, p. 24.
644
Donald Kuspit, Op. Cit. pp. 36-37.
522
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
En esa revitalización de la que nos habla Kuspit podemos ser testigos de nuevas formas
artísticas con su propio potencial estético, creativo y visionario que abre las puertas a una
exploración que puede que no haya hecho más que empezar.
Pensemos hacia atrás, hasta el dadaísmo. El vigor revolucionario del dadaísmo consistió en poner
a prueba la autenticidad del arte. Se compusieron naturalezas muertas en billetes, en carretes,
en colillas, junto con elementos pictóricos. Se ponía todo ello en un marco. Y así se mostraba al
público: mirad vuestro marco hace saltar el tiempo; el más minúsculo pedazo auténtico de la vida
cotidiana dice más que la pintura. Igual que la sangrienta huella digital de un asesino sobre la
página de un libro dice más que el texto. No poco de estos elementos revolucionarios se han
645
puesto a salvo en el fotomontaje.
En la raíz de este concepto, aquello que Benjamín había señalado, éste tiene claro que el
rol que le toca desempeñar al artista, en función a su relación con la cultura y la sociedad, ha
de cambiar debido a la introducción de la tecnología y los medios de difusión en su proceso
creativo. Esto implica, según Benjamin, un compromiso crítico y político, dentro de unos
parámetros democráticos, que ayudaría a la sociedad a alcanzar el objetivo de la liberalización
de la conciencia del ser humano. Un proceso revolucionario que adelantaría los pasos a dar
por la sociedad. Siguiendo esta senda marcada por Benjamin, hay que tener en cuenta que en
el entorno digital en que trabaja el artista actual, los materiales con los cuales trabaja su
producción cambian. Ya no estamos hablando de un material de trabajo que lleva a los artistas
a proceder de maneras similares, sino que ahora la nueva herramienta de producción cultural,
que cada vez se imbrica con mayor incidencia en cualquier proceso artístico, es la
‘programación’ –en el sentido de creación de un software—, lo que puede llevar implícito la
645
Walter Benjamin: Iluminaciones III, Madrid: Taurus, 1975, p.125.
523
INTERFERENCIAS
Las nociones de originalidad (estar en el origen de...) e incluso de creación (hacer a partir de la
nada) se difuminan así lentamente en este nuevo paisaje cultural signado por las figuras del DJ y
del programador, que tienen ambos la tarea de seleccionar objetos culturales e insertarlos
dentro de contextos definidos. (...) Ya no se trata de hacer tabla rasa o crear a partir de un
material virgen, sino de hallar un modo de inserción en los innumerables flujos de la producción.
(...) La pregunta artística ya no es: `¿qué es lo nuevo que se puede hacer?´, sino más bien: `¿qué
646
se puede hacer con?´.
El papel asignado al software,647 supone la clave para entender el nuevo tipo de pintura
que muchos artistas están creando en la actualidad. Un papel que, llevado al extremo, conlleva
que el artista se convierta en un ingeniero capaz de conocer los lenguajes de las nuevas
tecnologías para programar. Aunque lo que más suele darse es el tipo de artista que trabaja a
partir de los softwares distribuidos comercialmente, explorando sus posibilidades artísticas y
estéticas. La primera idea de artista, el programador, llevaría a concebir a éste como un
productor eminentemente cultural que crea herramientas concebidas para ser utilizadas por la
sociedad, que a su vez poseen las cualidades específicas para que los prosumidores actúen en
ellas elaborando sus propias creaciones. Un papel de artista que, en realidad, sale ya del
ámbito puramente artístico, dado que aquellos ingenieros que trabajan en la industria
tecnológica actual, inventando aplicaciones y programas para que la sociedad interactúe, están
haciendo justamente eso. Esto supondría ver a aquel que crea, por ejemplo, el software
Photoshop, como un artista, al igual que artistas pueden ser considerados aquellos que utilizan
dicho programa, explorando sus posibilidades, en aplicación a sus creaciones. Pero, en ese
sentido, la conclusión no es tan sencilla, quizá se requiera, además, de un tipo de
especialización de carácter conceptual o simbólico para que podamos adscribir ciertos
comportamientos expresivos a la esfera del arte. En correspondencia, realizando una mirada al
pasado en busca de aquella respuesta que pueda aclarar este dilema de indefinición que se
plantea: ¿podríamos considerar como artistas a los fabricantes de materiales artísticos, como
es el caso, ahora, del Photoshop?...Dado que, como parte esencial de su especialización, tenían
en cuenta, asimismo, determinados efectos que podría conseguir el artista a través es de sus
elaboraciones, lo que, de algún modo, ya estaba condicionando éstas.
En el análisis concreto de este primer tipo de artista, aquel que crea su programa, hemos
de hacer referencia a las posibilidades que ofrece la democratización de la misma raíz
tecnológica, traducida en la forma que aporta la filosofía del software libre y el código abierto,
que permite desarrollar un software donde el código fuente está al alcance de la colectividad,
siendo susceptible de libre modificación. Es decir que: las instrucciones básicas de un
programa se configuran intencionadamente inteligibles, para que se pueda saber cómo
646
Nicolas Bourriaud: Postproducción. La cultura como escenario: modos en que el arte reprograma el mundo
contemporáneo, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2007, p. 13.
647
Se denomina software al soporte lógico de un sistema informático, que comprende el conjunto de los
componentes lógicos necesarios que hacen posible la realización de tareas específicas, en contraposición a los
componentes físicos que son llamados hardware.
524
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
funciona y que el colectivo pueda introducir sus variables, a fin de mejorarlo o aplicarlo a sus
objetivos o necesidades.
En cambio, en el análisis del segundo tipo de artista correspondería a aquel que explora
las posibilidades de los programas ya comercializados. La utilización del ordenador en los
procesos artísticos ha originado una transformación del concepto de vanguardia en software,
como resultado lógico del acontecer postmoderno, que conlleva un uso constante de la
técnica hasta la asimilación total en detrimento de cierta desaparición ideológica o política
originaria. En ese sentido del foto-collage, cuyos comienzos podemos situar en los procesos
dadaístas de principios de siglo XX, hemos pasado a un trabajo de capas de imágenes estáticas
y en movimiento: la propia interfaz que propone el entorno informático se compone de
ventanas a modo de capas que se van deslizando, flotando en el espacio de trabajo u ocio. En
ese sentido, el montaje o postproducción digital acelera con creces aquellas técnicas utilizadas
en el ámbito analógico, aligerando el trabajo y el tiempo invertido, incluso los propios
programas informáticos se actualizan atendiendo las demandas de los usuarios. En este
apartado vamos a centrarnos en ese tipo de creaciones híbridas, donde la pintura tradicional y
el procesado informático crean una circularidad de retroalimentación.
Este modo de trabajar nos acercará a una reconstrucción virtual de escenarios que tratan
de acercarnos a una dimensión de magnitud simuladamente real, como nos explica Víctor del
Rio:
(…) las imágenes generadas por medio de ordenadores parten de una `teórica´ verdadera
magnitud de las cosas, de un conjunto de datos numéricos de cuyo cálculo es posible obtener
una imagen. Esta idea estaría vinculada con uno de los fenómenos más interesantes derivados
del uso de estas nuevas herramientas. Se trata de los `simuladores´ y toda su producción de
648
imágenes cuya intención es una reconstrucción virtual de hechos reales o ficticios.
La relación entre los problemas de representación clásica y las cuestiones que hoy surgen en
torno a las herramientas informáticas de producción de realidades podría hacernos acuñar el
concepto de una `perspectiva digital´. Las cuestiones surgidas en este contexto responden a los
avatares propios del nacimiento de un nuevo punto de vista sobre lo real. Algo que equipara este
649
proceso a la génesis de un modelo perspectivo.
Desde la búsqueda de nuevas representaciones asistidas por los procesos de trabajo del
entorno digital, Javier Puértolas (Binéfar, 1947) posee una dilatada carrera con etapas
diferenciadas. Tras una pintura informalista, con algunas referencias figurativas, comienza su
648
Víctor del Rio: «El cuerpo y la génesis de la perspectiva. Entre el Renacimiento y la imagen digital», en Domingo
Hernández Sánchez: Estéticas del Arte Contemporáneo, Salamanca: Universidad de Salamanca, 2002, p. 245.
649
Ibíd., p. 247.
525
INTERFERENCIAS
El proceso creativo de Juan Zurita (Aguaviva, 1975) parte del registro videográfico para
posteriormente tratar la imagen digitalmente. En esta fase realiza un viraje y `posterizado´ de
los fotogramas seleccionados del video; con ello diluye perfiles y mezcla campos de color hasta
rozar la abstracción. Instantáneas de la vida cotidiana que son trasladas a la representación
mediante un meticuloso proceso pictórico.650 La utilización del software posibilita la
fragmentación de los urbanitas, que contamina de una estética de lo tecnológico, como filtro
delator de su condición presente. Zurita ejecuta sus pinturas con una pulcritud quirúrgica que
asemeja un proceso mecánico. Sobre el fondo figurativo aparecen formas que se asemejan al
650
Carlota Santabárbara: «Juan Zurita. Overwrite», en catálogo de exposición Juan Zurita. Overwrite, Zaragoza:
Galería A del arte, 2015, p. 3.
526
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
pixel y líneas que parecen haber sido dibujadas con el ratón del ordenador. Un trazo nítido que
nos hace pensar que estamos directamente ante una pantalla digital.
Nos encontramos en una situación en la que se ha consumado lo que Michael Fried denominara
teatralidad, esto es, un desplazamiento hacia una situación de impureza que, en el caso de la
pintura, rompe con las ortodoxias modernistas. Si, por un lado, el collage (o el bricolaje), sigue
siendo el procedimiento referencial, también se aprecia una disolución de las fronteras entre los
géneros que lleva a una expansión de la pintura en la que la sedimentación fotográfica o la
disposición instalativa cobran extrema importancia. Fermín Moreno es un ejemplo perfecto de
pintor que desborda los límites tradicionales para generar una obra en la que asume tanto los
527
INTERFERENCIAS
Cercano a la estética de Fermín Moreno, Ismael Iglesias (Durango, 1974) también opta
por la hibridación de procedimientos plásticos desde una actitud relacional con nuestro
sistema cognitivo. Expresión de complejas tramas perceptivas que enmarañan nuestra
concepción del mundo. En ese sentido, trata de expandir la pintura como dispositivo adecuado
para la cognición, rebasando los límites del cuadro en ocasiones, experimentando sobre las
651
Fernando Castro Flórez: «Consideraciones fractales sobre la pintura de Fermín Moreno», en catálogo C Faces.
Fermín Moreno Martín, Bilbao: Gobierno Vasco, 2003, p. 5.
528
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Ismael Iglesias continúa buscando las posibilidades de la pintura, indagando posibles nuevas
maneras de relacionar sus obras con el espacio expositivo. Analiza la situación de la imagen ante
las nuevas tecnologías afanándose en crear espacios pictóricos, espacios construidos que parten
de espacios virtuales y la posibilidad de la abstracción ante imágenes fotográficas o informáticas,
652
investiga en esas imágenes y las lleva a la pintura.
David Bayus (Johnson City, 1982) desarrolla una práctica multimedia densa. La pintura, la
fotografía, la escultura y el grabado son utilizados como métodos digitales y analógicos de
producción. Explora los proyectos desde una frontera donde la creación de imagen y su
diseminación se entrecruzan. La documentación, previamente catalogada, y su relación al
género del bodegón suponen el punto de partida para unas pinturas mixtas, que traslada al
soporte tras el proceso que establece la lógica del entorno informático. Bayus considera que la
elaboración de los objetos de arte guardan un propósito exclusivo de documentación; un
sostén para el verdadero cuadro virtual, que no se ve. En el reprocesado digital confecciona
652
Elena Caranca: «My Way», en catálogo Ismael Iglesias 2000-2010, Portalea, Fuckchurches, 2011, p.8.
529
INTERFERENCIAS
Las pinturas de Steve Budington (Corning, 1978) reflexionan sobre el límite entre lo
natural y lo protésico. El artista estudia las partes del cuerpo humano y reemplaza lo orgánico
por lo manufacturado. Al quitar esas partes el cuerpo las separa de su contexto, reduciéndolas
a una forma física fundamental, desafiando a las asociaciones potenciales que cada una evoca
en el espectador. En esas operaciones, que realiza digitalmente para transportar el resultado
posteriormente al lienzo, Budington parece pedir prestado el vocabulario plástico de Salvador
Dalí el tratamiento blando de la forma. Las obras de Budington consideran nuestra habilidad
contemporánea para monitorizar las imágenes, a la vez que cuestionan nuestra capacidad para
parcelar en compartimentos el cuerpo humano. Compartimentación que tiene que ver con la
que conlleva la ciencia médica sobre los organismos, aislando y exagerando el acercamiento a
sus partes. Desatendiendo la creación bíblica del cuerpo humano a imagen y semejanza de
Dios, Budington juega a rehacer el relato situando a los humanos como anfitriones para
circuitos y múltiples electrodos que giran alrededor de su sistema nervioso. Algo que nos
530
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
obliga a replantearnos qué papel desempeña la ciencia en nuestras vidas y reflexionar sobre
nuestra propia naturaleza.
Las pinturas de Josh Podoll (Seattle, 1972) tratan de sugerir concentraciones de energía,
a modo de vibración silenciosa de sensaciones. Podoll medita la situación de los elementos
mientras realiza sus pinturas, presentándose como el momento dónde los traslapos
meditativos coinciden con el espacio vital, como instante confluyente. Estas abstracciones
radiantes de Podoll presentan un efecto integral del espíritu digital de la época en que son
concebidas, planteamiento que obliga al ojo a moverse a diferentes velocidades por la piel de
la imagen. Una experiencia óptica que demuestra que las pinturas son instrumentos de
pensamiento; mantras que zumban silenciosamente.
653
Hans Werner Holzwarth (ed.): Art Now Vol. III, Köln: Taschen, 2008, p. 536.
531
INTERFERENCIAS
fluyen hacia una información abstracta. Añadiendo elementos orgánicos a sus estructuras
geométricas digitales, interfiere en el sentido material, técnico, matemático y óptico de estas
disposiciones, reinterpretando, de algún modo, la tradición pictórica renacentista.
532
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Luis Gordillo, del que ya hemos tratado anteriormente al hablar de su relación con el
medio fotográfico (cfr. 3.3.1.), también experimenta con las posibilidades que le puede ofrecer
el entorno digital. La introducción de este feedback enfría el proceso directo sobre la superficie
del lienzo, pues para la elaboración de estas representaciones asistidas, Gordillo parte de
estudios en el ordenador, a partir de fotos de otros cuadros anteriores. En su reprocesado
informático, estas imágenes son transformadas mediante collages sucesivos que son retocados
hasta llegar a un boceto terminado; una maqueta que puede dar pistas para la resolución del
cuadro o aportar una matriz que ramifique la imagen en otras tantas que luego interviene, una
vez que salen del plóter, con pintura física. Respecto a cómo Gordillo hace suyos los procesos
digitales, según palabras de Daniel Verbis:
La finalidad de este apartado conlleva comprobar los territorios del espacio virtual, que
propone el entorno transmedia digital, con los que es posible relacionar la imagen pictórica
actualmente, despojada en muchos casos de su fisicidad o desmaterializada y transfigurada en
una presencia física y específica. Los nuevos escenarios que propone el contexto digital se
prestan a la generación de nuevas estrategias, narrativas y estéticas que los pintores no han
tardado en aprovechar, como espacio donde desarrollar ciertos procedimientos alegóricos que
pudiéramos calificar de metapictóricos. José Luis Brea concibe el `procedimiento alegórico´
como el punto de confluencia de una estética del acontecimiento preocupada por anudar
relaciones de sentido. Un campo en el que «toda significancia es flotación a la deriva, destino
infijable; todo lugar es virtual asiento de indefinidos potenciales de sentido en perpetua
fuga».655 Lo que representa un nuevo modo de concebir y, sobre todo, escenificar la creación
pictórica, que trata de lanzar relaciones con un contexto eminentemente actual al tiempo que
ramifica su mensaje hacia el espectador, tratando de implicarlo en una situación relacional
abierta a los reconocimientos de los diferentes espacios que pone en juego el artista.
Recurrencias creativas que Brea no duda en hacer corresponder o relacionar con la tendencia
neobarroca ensayada por Calabrese, dadas las multiplicidad de estrategias de simulación, la
654
Daniel Verbis: «Devenir Gordillo», en VV.AA. Luis Gordillo. Iceberg tropical, catálogo de exposición, Madrid:
Museo Centro de Arte Reina Sofía, 2008, p. 234.
655
José Luis Brea: Nuevas estrategias alegóricas, Madrid: Tecnos, 1991, p. 29.
533
INTERFERENCIAS
Desde que empieza a funcionar Internet, orientado al uso público de toda la sociedad
con los recursos necesarios para la conexión, proceso que se inicia a finales de los ochenta y
toda la década de los noventa, comienza a causar curiosidad en los artistas y a ser utilizado
como banco de pruebas para sus expresiones artísticas. Alguien que teoriza sobre ello,
observando el medio como algo positivo, es Hakim Bey en su libro La zona temporalmente
autónoma (1991), un espacio donde todo tiene cabida; incluso aquellos comportamientos
subversivos que sabotean la propia configuración de la red. Pero lo interesante que observa
Bey es su nivel de apertura y horizontalidad estructural. Un lugar interminable en constante
creación-destrucción, reconfiguración y adaptación. Un medio que transcodifica los medios de
comunicación anteriores para integrarlos de manera sintética y disponible al usuario en todo
momento; digamos que en este nuevo espacio los medios tradicionales se ven transcendidos,
subsumiendo el pasado bajo el manto de la estética digital, que ofrece la imagen flotante de la
red de Internet.
Con la instauración de este nuevo medio en nuestras vidas no quiere decir que la pintura
vaya a desaparecer, sino que, visto como una herramienta y espacio de creación y exhibición
diferente al tradicional, podemos afrontar su análisis en relación a la pintura desde una
vertiente amplificada, que conlleve observar los cambios producidos en la creatividad de los
pintores. En aquellos artistas que han optado por deshacerse de la materia física en general
para realizar su obra, pasándose al espacio virtual que ofrece Internet, podemos decir que se
ha producido una transfiguración total, una estrategia desmaterializadora que tampoco tiene
por qué ser así hasta sus últimas consecuencias pues, si la obra ofrece la posibilidad, puede
materializarse físicamente en el lugar determinado, a partir de las indicaciones previas del
artista. Una situación que regenera la concepción artística porque, en realidad, en este nuevo
656
Ibíd. P. 11.
534
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
De manera que aquella percepción de una distancia —por más que se haya vuelto una distancia
milimétrica, digital, una microdistancia láser— en la absoluta proximidad abstracta, que
impregnaba de religiosidad la experiencia de lo artístico, reverbera aun en su forma más
657
contemporánea, aunque sólo sea como memoria subterránea, latente.
333. Brueghel, The Fall of the Rebel Angels en la interfaz de LaFiac, 2012
Tal es así que los mismos organizadores de ferias de arte se proponen la excusa pictórica
para lanzar sus propuestas desde la plataforma de internet. Tal fue el caso de la tercera
edición de LaFiac francesa, en 2012, alternativa de la conocida FIAC, que reunía en una misma
interfaz, recreada a partir del cuadro de Brueghel The Fall of the Rebel Angels, 27 proyectos de
una generación de artistas que utilizan Internet como medio. El proyecto, según los
comisarios, apuntaba a señalar el deterioro del estado de bienestar, así como a aquellas
657
José Luis Brea: Las auras frías. Barcelona: Anagrama, 1991, p.3.
535
INTERFERENCIAS
actitudes rebeldes y dinámicas de las redes sociales, que había que buscar entre la
correspondencia que habían establecido de éstas con los ángeles de Brueghel, desde los que
se accedía a las obras de los artistas seleccionados. La elección de The Fall of the Rebel Angels,
según los comisarios, representa un anacronismo entre la pintura y las obras digitales, que
permite a los espectadores acercarse con otra mirada, a la pintura de Brueghel y las obras de
net.art al mismo tiempo. The Fall of the Rebel Angels es un ejemplo para explicar que hay un
continuo entre la pintura y el arte en Internet.
536
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Galeria Joan Prats de Barcelona, bajo la idea beuysiana de que cada persona lleva a un artista
dentro, un concepto que más tarde se materializa mediante un programa de pintura digital
denominado `Tecura´. Este programa, al cual el usuario puede tener acceso mediante internet,
proporciona las herramientas necesarias para crear obras pictóricas digitales. En este contexto,
el programa funciona como una metapintura que incita a los usuarios a que hagan aflorar su
creatividad individual. Para comprender los intereses que persigue Zush-Evru con sus
propuestas, son significativas las siguientes palabras de Claudia Gianetti:
Evru comparte con Jheronimus Anthonissen van Aken, alias Bosch (Bosco) —su pintor
predilecto— no sólo el hecho de haber asumido otro seudónimo como artista, sino
tanto la capacidad de transgredir la «lógica» del discurso de la realidad y generar
mundos como si de microcosmos virtuales se tratasen, como el interés por el absurdo y
las aberraciones humanas. Su conciencia de que la locura es una experiencia de libertad
y su territorio —el mundo—, un teatro (o circo) cotidiano, le induce a establecer un
diálogo entre lo mental (psico) y lo digital (procesamiento técnico) a través del
tratamiento analógico-manual (PsicoManualDigital). La interfaz se transforma en su
espejo.658
El trabajo de Julio Sarramián (Logroño, 1981) versa sobre el concepto de paisaje, desde
las diferentes ópticas que en la actualidad las nuevas tecnologías nos permiten visibilizarlo.
Hay lugares que no existen, según su interpretación. El proyecto Nowhere trata de indicarnos
la censura existente en la cartografía por satélite, juagando con lo que está oculto o visible en
el estudio del territorio. Para ello se ayuda de la plataforma de información geográfica Google
Maps, que establece mapas visibles del territorio terrestre, siendo accesible a través de la
conexión a Internet. Lo que trata de revelar con este proyecto, que traduce en cuadros que
658
Claudia Gianetti: «Sin abstracción no hay cambio posible de paradigma. Breves reflexiones sobre la obra digital
de Evru», catálogo de exposición De Zush a Evru, Madrid: SEACEX, 2006, p. 158.
537
INTERFERENCIAS
relaciona con el género pictórico del paisaje, son las tensiones existentes entre el derecho a la
información de los individuos y las medidas que toman los estados para limitar los daños
potenciales a la seguridad nacional. Estos lugares, paisajes o territorios se distorsionan, pixelan
o difuminan con la intención de que sean `borrados´ del mundo. Dentro de este tipo de
territorios se encuentran complejos militares, centrales nucleares, bases aéreas o lugares de
los que desconocemos el uso de sus instalaciones.
538
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
como puede ser el usado en los videojuegos, un concepto que está más cercano al de entorno
virtual. La virtualidad aumentada, que anteriormente citábamos, correspondería a un entorno
virtual que puede ser aumentado mediante la inclusión de videos, texturas o sensaciones del
mundo real, que hacen más cercanos los objetos virtuales que genera esta realidad.
Hay artistas atraídos por la estética que generan los entornos virtuales; tal es el caso de
Torben Giehler (Bad Oeynhausen, 1973), cuya pintura supone una reinterpretación de las
retículas y mallas que sirven de soporte para la construcción de realidades en el entorno
digital. Para sus representaciones toma como referente una variedad de situaciones
relacionadas al actual mundo tecnológico y virtual como pueden ser: simuladores de vuelo,
videojuegos, industrias de animación, pantallas de visualización de datos, etc. En esa
asociación estética, las obras de Giehler transmiten un ambiente de viaje virtual, un sentido de
movimiento y distancia basado en la atmósfera de los medios interactivos. Su pintura es un
diálogo entre lo real y lo virtual, entre la pintura y los medios digitales. Tal y como sugiere
Merrily Kerr:
A partir del ejemplo seleccionado podemos comprobar que, dentro de este guiño a la
estética de los entornos virtuales mencionados, pudieran entrar muchos de los artistas que
actualmente están trabajando en una línea similar. Es aquí donde, por otro lado, vemos cierta
limitación de la pintura tradicional frente a este tipo de inmersiones que ofrecen los nuevos
660
Merrily Kerr: «Huida del planeta Tierra», en catálogo de exposición Torben Giehler, Salamanca: CASA, 2003, p.7.
539
INTERFERENCIAS
medios, de las cuales se limita a imitar la estética que éstos ofrecen. Bien distinto sería la
investigación de la existencia de piezas realizadas para entornos específicamente virtuales,
pero que traten visiblemente el concepto de lo pictórico. En ese sentido, la edición del festival
Artfutura 2003 se tituló Pintura estirada. La palabra pintada, en clara alusión a que muchas de
las conquistas que el medio pictórico ha alcanzado durante su historia son incluidas con
naturalidad en la postproducción y manipulación de productos de la industria del cine, la
animación, el videoclip musical, el videojuego, etc. Desde esta perspectiva, si libros como El
arte en estado gaseoso (2003), de Ives Michaud, o Arte ¿líquido? (2007), de Zygmunt Bauman,
nos avisan de que el arte y la estética han desbordado sus límites para invadir la cotidianeidad,
no es que se hayan acabado sino que se han expandido. Podemos observar que lo mismo
ocurre con el concepto de lo pictórico, que ha traspasado su umbral para inmiscuirse en los
procesos de los productos de la industria digital orientada al consumo y al ocio.
La realidad aumentada supone una tecnología novedosa en plena evolución que nace a
partir del concepto de realidad virtual. Se está comenzando a aplicar cada vez más
frecuentemente a campos como el arte, la educación, la medicina o la ingeniería. Según Michel
Beaudouin-Lafon:
(…) la realidad aumentada reconoce que la gente está acostumbrada al mundo real, el cual no
puede ser reproducido de forma fidedigna en un ordenador. Por lo que la realidad aumentada lo
que hace es construir en el mundo real aumentándolo con capacidades computacionales. (…) en
lugar de insertar al usuario en un mundo generado por ordenador, la realidad aumentada
661
recubre el mundo real con el mundo virtual, o incrusta/fusiona ambos mundos”
Es decir que: estamos hablando de una ampliación del mundo a partir de las
representaciones ficticias que ofrecen los dispositivos; un amplio abanico informativo que nos
transmite datos extra de la realidad, y que, incluso, puede llegar a aportar ciertas cualidades
sensitivas al usuario. Esto plantea una investigación y un desarrollo de aquello que extiende la
visualidad, para aumentar la ilusión de percepción del entorno físico. Pudiéramos hablar de
realidad mediatizada, como aquella posibilidad de eliminar, alterar, reducir y cambiar de
manera significativa aquello que nos rodea.
661
Michel Beaudouin-Lafon: «Beyond the Workstation: Mediaspaces and Augmented Reality», en People and
Computers, Cambridge: University Press. IX. 1994, p. 14.
540
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
541
INTERFERENCIAS
la compañía Sony, en 2005, patentó una idea no invasiva para transmitir datos directamente al
cerebro incluyendo información sensorial.
339. Dominique Pétrin, The Living Room & other displays, 2014
Videojuego y pintura
542
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Unido; The Art of games, de 2009, en Italia, etc. No se puede dudar que para la industria del
videojuego, muchas de las escenas que podemos encontrar en la pintura tradicional han
servido de inspiración. Pero al contrario también: la estética de juegos determinados ha
servido de referencia a muchos pintores actuales.
En la década de los ochenta, Suzanne Treister (Londres, 1958) comienza a interesarse por
los videojuegos pintando interfaces de juegos inventados por ella, donde hacía guiños a los
personajes de la historia reciente del arte. Usa la pintura para asignar una imaginería de
historia y cultura popular y así describir narrativas hipotéticas, o formas posibles de leer el
mundo. Como nos indica Rosemary Betterton:
El repertorio de imágenes que pueblan sus pinturas sugiere relatos parciales, momentos de la
historia, objetos aislados objetos que son juntados, coreografiados en demostraciones pictóricas
662
que conjuran una apariencia de imaginario gótico.
Entre los artistas destacados de esta relación encontramos a Miltos Manetas (Atenas,
1964), quien recrea escenas que parecen vistas desde el lado de la pantalla donde se
desarrolla el videojuego. En 1996, fue incluido en Traffic, la exposición comisariada por Nicolas
662
Rosemary Betterton: Unframed: Practices and Politics of Women’s Contemporary Painting, Londres: I.B. Tauris &
Co, 2004, p. 167 (Traducción propia).
543
INTERFERENCIAS
(…) la especificidad con la que Manetas representa sus temas —tipos determinados de
conexiones de cables o modelos particulares de consolas de juegos— hace de sus pinturas
documentos muy precisos de la época en la que están pintados. Esta tensión entre la tradición
pictórica moderna pictórica a la que las pinturas de Manetas claramente pertenecen y los
concretos y muy contemporáneos detalles de estas pinturas es lo que les da su sorprendente y
663
singular calidad.
Michel Majerus (Esch, 1967) transmite perfectamente el espíritu del arte de los noventa,
como seguidor de ese ‘todo vale’ descrito por A. Danto, en ese momento en que los lenguajes
comienzan a fundirse. Majerus utiliza la pintura como escenario donde hacer converger esas
pautas, estableciendo un diálogo entre la pintura y el vídeo o las nuevas tecnologías. Su
horizonte creativo se prolongó hacia el territorio de los videojuegos, el cine de animación, la
televisión, la música pop y los motivos publicitarios. Majerus reivindica el valor intrínseco de
cada lenguaje, siendo capaz de conjugarse como una amalgama. Su obra también es
consciente de los hitos alcanzados por la historia de la pintura del siglo XX, por ello realiza
guiños a diversos creadores como Twombly, de Kooning, Richter, Stella o Warhol. Michel
Majerus no pretende rivalizar con la pintura sino ampliar su percepción del espacio a través de
ella. Su visión de la pintura nace de su interpretación de los `clásicos´, tratando de repensar la
pintura como escenario, tergiversando y desvirtuando momentos anteriores con actitud
663
Lev Manovich: «How to Represent Information Society», en Miltos Manetas. Paintings from Contemporary Life,
Milán: Johan & Levi, 2008, p. 11(Traducción propia).
544
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
664
Hans-Joachim Müller: «La alegría de mis sueños», en catálogo de exposición I BIACS, Sevilla: Fundación BIACS,
2004, p. 98.
545
INTERFERENCIAS
Joe Zane (Utica, 1971) es un artista conocido por su trabajo en torno al cuestionamiento
de su propia autenticidad y papel como artista. Él, a menudo, combina pintura, escultura,
video, actuación y material impreso, ofreciendo un conjunto confuso donde añade un discurso
que cuestiona la verdad de lo que el espectador ve. Con su especial ironía deja traslucir la
naturaleza seria del asunto. Dentro de dicho sentido conceptual, en el año 2004 pintó una
serie de obras que remitían a las primeras generaciones de videojuegos.
Benjamin Edwards (Iowa, 1970) basa sus pinturas en entornos arquitectónicos, del tipo
de los que encontramos en los videojuegos, donde parece que pudiéramos interactuar con los
elementos que aparecen a nuestro paso, desde el transito óptico que marca la representación
de la perspectiva. Ambientes sintéticos, planteados a partir de multitud de documentos
extraídos del paisaje urbano, realizados mediante composiciones donde todo se fragmenta y
astilla, originadas en un software de arquitectura. Posteriormente, estos resultados son
transcritos, elaborados sobre el lienzo con cinta adhesiva y pintura acrílica, que rellena con
brillantes colores planos y sólidos dando como resultado recortes con bordes afilados. Dentro
del proceso pictórico, Edwards subordina una forma arquitectónica compleja que queda
sobreexpuesta a los fragmentos de materia pictórica que aísla, que revelan la mecánica de su
técnica de cortar y pegar. Un efecto que establece una explosión pictórica que transita por el
espacio ilusionista de la pintura.
546
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
pinturas de ambientes ilustran un ambiente integrado en otro mayor como una sección
665
transversal de una postmoderna, digital psique.
Maja Rohwetter (Bünde, 1970) es una artista que se inspira en los errores de los gráficos
del ordenador. Ambientes virtuales de su imaginación en los que inserta la materia pictórica a
modo de interferencia, dentro de una escena que parece especialmente modelada en 3D para
ser jugada por un avatar. Rohwetter escenifica un mundo virtual en su pintura, para que pueda
ser concebido tomando como referencia el punto de vista que adopta el usuario de un
dispositivo interactivo, que debe transitar por la escena, en un choque espacial entre la
representación realista y la abstracción pictórica, que interactúan entre sí y con el jugador-
espectador, cuestionando su disposición visual.
665
Kevin Peters: «The Contemporary Landscape in Art», en la revista Middle States Geographer Vol. 39, 2006, p.119
(traducción propia).
547
INTERFERENCIAS
Cable Griffith (Seattle, 1975) asocia una narrativa imprecisa de búsqueda, obsesión, y
descubrimiento, desde unas pinturas que describen paisajes cuya existencia se encuentra
entre lo real y lo virtual, considerado el contexto pictórico en confluencia con la tradición del
videojuego. Su búsqueda supone una especie de metáfora de esa situación, quedando patente
en la práctica artística que desarrolla, al plantear sus representaciones como pantallas de
videojuego que habríamos de ‘jugar’. En un sentido figurado, siempre estamos creando y
navegando nuestras realidades, construyendo y venciendo obstáculos en busca del ego, el
significado y la aventura, como en un videojuego.
548
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Dan Hernández (San Diego, 1977), en su serie Génesis, utiliza la misma dosis de
conocimientos de historia del arte y conocimientos técnicos para crear unas obras de corte
renacentista. Así, consigue presentarnos actualizaciones de la obra de Fra Angelico, tamizadas
por el filtro de la estética del videojuego. De este modo, la pintura se reactualiza mezclando
imágenes de juegos clásicos de Sega como Golden Axe, Streets of Rage o Altered Beast. Lo que
Hernández trata de hacer es comparar dos narrativas que, aunque parezcan distintas, tienen
una base similar, dado su propio mecanismo narrativo. En el caso del texto religioso, el libro
del Génesis presenta las historias de la creación que forman parte de la tradición
judeocristiana: el arca de Noé, Adán y Eva, etc. De forma similar, la consola de videojuegos
Sega Génesis es un vehículo para los juegos mencionados. A otro nivel, ambas narraciones
asociadas a estos dos usos del término `Génesis´, utilizan lo supernatural y la mitología como
temas centrales y recurrentes. Estas comparaciones que en principio pueden resultar forzadas,
son el campo propicio para encontrar posibilidades únicas para la exploración artística.
549
INTERFERENCIAS
cotidianas y triviales. A partir de la concepción de esa pátina o velo, al que nos referimos, y la
belleza, Benjamin nos aclara:
La belleza no es apariencia, no es velo de otra cosa (…). Porque lo bello no es el velo ni el objeto
velado, sino el objeto en su velo (…) develado se mostraría infinitamente insignificante (…) Jamás
se ha comprendido una verdadera obra de arte, excepto cuando se ha presentado
666
inevitablemente como misterio.
El velo, desde estos parámetros, aparece como la alegoría perfecta para relatar la condición
del momento presente, mientras somos testigos de esa interferencia del medio digital que
encubre, como velo, muchas de las creaciones actuales. Una apariencia que tampoco debe
confundirnos, es decir: la pátina tecnológica que pueden conllevar muchas de las creaciones
actuales no debe suponer su único aval. Un criterio que debe venir formado por una actitud
relacional que es producto de la reflexión y del devenir histórico. Una circunstancia de difícil
definición pues, más que como idea, se presenta como revelación en la contemplación. En
definitiva, tal y como continúa Benjamin: «Toda belleza contiene en sí, como la revelación,
órdenes histórico-filosóficos. Porque ella no hace visible la idea, sino su misterio».667
Se cuenta que éste último —Parrasio— compitió con Zeuxis; éste presentó unas uvas pintadas
con tanto acierto que unos pájaros se habían acercado volando a la escena, y aquél presentó una
tela pintada con tanto realismo que Zeuxis, henchido de orgullo por el juicio de los pájaros, se
apresuró a quitar al fin la tela para mostrar la pintura, y al darse cuenta de su error, con ingenua
vergüenza, concedió la palma a su rival, porque él había engañado a los pájaros, pero Parrasio le
668
había engañado a él, que era artista.
Tras esta historia reveladora, la reflexión es la siguiente: ¿acaso la estética digital de las
nuevas tecnologías no se ha convertido, en el tiempo presente, en ese velo que cubre buena
parte de las creaciones pictóricas, llevándonos a caer, como Zeuxis, en el engaño de la ilusión
que ofrecen?
666
Walter Benjamin: Dos ensayos sobre Goethe, Barcelona: Gedisa, 1996, pp. 95-96.
667
Ibíd., p. 96.
668
Plinio el Viejo: Historia Natural XXXV, en Esperanza Torrego (ed.): Textos de Historia del arte, Madrid: Visor,
1987. p.93.
550
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
La pintura, con sus útiles tradicionales, no llega al grado de hiperrealidad que ofrecen
otros medios como las nuevas tecnologías y sus mundos virtuales; no puede competir con ellos
pero, conservando parte de aquella fascinación que atraparía, suponemos, como nos atrapan
ahora dichos mundos, a los coetáneos de Zeuxis y Parrasio, sí que se hace eco de ese espíritu
tecnológico que empapa el momento actual.
En nuestros días, cierta confusión a la que puede remitirnos lo velado, cuyo origen, según
Plinio, establecemos en estos dos pintores de la antigua Grecia, como sofistas de la imagen, se
ha extendido y apoderado de nosotros. Una confusión que nos mantiene hechizados,
encantados, adormecidos, fascinados, engañados…, por todos aquellos avances que la
industria tecnológica nos va proporcionando. No se trata pues, mediante este síntoma de eco
hiperreal, de una búsqueda de la verdad, sino del misterio que esconde toda esa maraña de
confusión. Este estado puede representar la situación perfecta para sumergirnos en la
ensoñación que significa imaginar temas, recursos y posibilidades plásticas para que la
actividad pictórica continúe fluyendo en un mundo igual de dinámico.
El mismo velo, como tema de la confusión, del emborronamiento, de cierto tamiz que
algo oculta, no es nuevo en la representación pictórica, aunque ahora parezca la metáfora
perfecta para relatar el momento presente. Es desde su posibilidad de inclusión como motivo
mismo de la representación pictórica, desde donde podemos tratarlo como aquella
interferencia que nos imposibilita ver, con mayor o menor dificultad, aquello que parece
ocultarse detrás. Un recurso que se encuentra dentro de los más poéticos, entre los que
cuenta la representación pictórica. Dado que pone en juego la tactilidad visual, un tocar con
los ojos, que quedan atrapados por el señuelo; ese querer destapar para ver lo que hay detrás,
desvelar. Como en el caso de nuestro célebre pintor griego, Zeuxis. Cosa que, por otro lado,
aporta una levedad y tenuidad, un grado de transparencia u opacidad que seduce, dentro de
un juego de apariencias donde podemos imaginar más que lo que vemos realmente, en eso
consiste la persuasión y la erótica del momento poético plausible.
551
INTERFERENCIAS
Una tensión que nos lleva al continuo debate entre presencia y ausencia en la
representación pictórica, un ocultarse detrás de un velo, detrás de una apariencia que revela
una reflexión más profunda. Imágenes que oscilan entre el velar, ocultar, y revelar, mostrar…,
es decir: construir con velos. A nivel técnico, en pintura, velar, significa configurar la
representación a base de veladuras; consiste en ir solapando, sacrificando unas zonas a favor
de otras para ir revelando, paradójicamente, la imagen que se persigue: un proceso técnico
que por otros medios como la fotografía se consigue instantáneamente mediante la acción de
la luz en el negativo y la acción de sustancias químicas sobre el papel durante el revelado.
Dichos procesos pictóricos nos interesan desde el punto de vista de adaptaciones alegóricas
que podemos aportar a la práctica pictórica, para desencadenar el juego de la retórica en la
representación simulada, que transfiere códigos de esos procesos mecánicos para hablar de
una realidad intrínseca a la imagen, como una tautología o metalenguaje. Será desde los
parámetros que propone esa oscilación, donde nuestro campo de actuación pictórica puede
amplificarse, hasta encontrar ondas de resonancia interferente que descubran nuevos
horizontes creativos.
La forma de actuar del pintor sobre la superficie, contiene encerrada, como hemos
advertido, una paradoja latente. En determinadas obras del arte occidental, aquellas en las
que se actúa temporalmente, es decir: donde se opta por un trabajo en sesiones, y los
adelantos tecnológicos en cuanto a visión por infrarrojos o `rayos x´ lo han demostrado, son
muchas las imágenes que se han sacrificado hasta llegar a la imagen final, visible a los ojos del
espectador. Dichos adelantos nos permiten ver los que se denominan como pentimenti,
arrepentimientos, aquellos movimientos que el pintor ha realizado en la composición hasta
llegar a la imagen que quiere que acabemos viendo.
Cierta pintura actual tenderá a despojarse del hecho consumado, del acabado o el
resultado final que supone una representación cerrada, para fijarse en la apertura que
establece la temporalidad de su proceso, estratificando en capas diferenciadas su
presentación, de modo que el proceso se haga visualmente transitable. Una actitud que
responde a la inquietud presente devenida, por una parte, también de ese alegórico velo
tecnológico al que aludíamos en el título de este apartado. Es como si con una misma imagen
pudiera representar los ecos de aquellos pentimenti, aquellos errores que ahora ya no son
solapados sino que se muestran con total impunidad como una parte más de la obra, pero
desde una perspectiva de estudio científica, no estética. Aun así, aunque las dos formas
parezcan que pertenecen al mismo hecho del velar, borrar y ocultar no son lo mismo. El borrar
conlleva desaparición, de lo que se puede conservar mayor o menor rastro como indicio de lo
que antes estaba presente y ahora no. Mientras que ocultar basa su acción en esconder detrás
de algo que lo tapa, que imposibilita más o menos su visión. Mientras que la primera implica
agresión contra lo que se pretende borrar, la segunda alberga una esperanza sobre la visión de
lo intacto, que queda oculto.
Ejemplo (il. 249) célebre de un proceso de borrado por parte de un pintor es la obra de
Robert Rauschenberg (Port Arthur, 1925), a partir de un dibujo de De Kooning. Sobre la citada
obra, Calder Reguera nos explica:
En 1953, Rauschenberg pidió un dibujo a De Kooning, para a partir de él realizar una obra propia,
borrando cada línea del mismo para recuperar la blancura original del papel. A De Kooning le
552
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
entusiasmó la idea. Buscó entre sus carpetas, y descartó aquellos dibujos que él realmente no
echaría de menos, queriendo encontrar uno que considerara una obra lograda. Finalmente,
localizó uno de su gusto y se lo dio a Rauschsenberg. Éste se lo llevó a su estudio, y con sumo
cuidado repasó las líneas de De Kooning hasta conseguir borrarlas del todo, (...). El resultado es
un papel completamente en blanco, en el que si nos fijamos podemos apreciar el leve roce de la
goma de borrar. Rauschenberg enmarcó el papel y en la base del marco añadió una inscripción
que reza: `ERASED de KOONING DRAWING, ROBERT RAUSCHENBERG, 1953´. (…) El papel en
blanco y el dibujo borrado son exactamente iguales. Pero, con el letrero, entendemos que detrás
de ese papel en blanco hay una historia, un acontecimiento. (…) En ese sentido, la cuestión sobre
cómo era el De Kooning que Rauschenberg borró en el Erased tiene un sesgo, una magia, que
podríamos denominar arqueológica; el Erased de Kooning es el vestigio de una obra para siempre
669
perdida, (...).
Según la opinión de Calder Reguera, esta obra responde a una estrategia de ocultación,
una estrategia que tiene su sentido en la medida en que reclama la acción del espectador, a
quien obliga a buscar vías alternativas al ojo, para acceder a la obra. Aunque correspondiente,
sólo en su aspecto, con las monocromías en blanco que Rauschenberg practicaba por aquellas
fechas, esta parece abrir una puerta a lo que pocos años más tardes se conocería como arte
conceptual. Por tanto, el Erased de Kooning no es un papel en blanco, sino un papel borrado.
Esta diferencia que, aún sutil, es enorme, es la que separa la obra velada de aquellas que da la
mano a la nada representada.
Dichos recursos, en los que parece sustentarse la práctica pictórica desde sus orígenes,
desde aquello que concreta el relato de la Historia Natural en torno a Zeuxis y Parrasio, hablan
669
Calder Reguera: La cara oculta de la luna. Entorno a la obra velada: idea y ocultación en la práctica artística.
Murcia: Cendeac, 2008, pp. 43-46.
553
INTERFERENCIAS
Octavio Paz comenta ese concepto de no-color que, además de alojarse en las
propiedades aplicadas al título, Duchamp buscó con procesos como el criadero de polvo,
señalando que: «los colores de Duchamp no existen para ser vistos sino pensados (…), colores
cerebrales que vemos con los ojos cerrados»672. Dicho acercamiento a la obra duchampiana,
que hemos de entender desde su dimensión poética, abre el campo a una experimentación sin
precedentes, que nos lleva a reflexionar sobre el real alcance o definición de la pintura. Una
experimentación que, en la actualidad, se verá sobredimensionada gracias a las nuevas
tecnologías y los entornos digitales. Dicha vía nos conduce a lo que Paz denomina
«nominalismo pictórico»: una pintura no retiniana, que también abre cierta ramificación que
fue seguida por aquellos adversarios del color, como Piero Manzoni, que en 1957 realizó su
serie titulada ácromos: cuadros de color blanco conseguido a base de ser sumergidos en
670
El sfumato es una técnica pictórica que se obtiene al sumar capas de veladuras extremadamente delicadas,
proporcionando a la composición unos contornos imprecisos, que confieren a la obra una sensación de lejanía y
profundidad.
671
Jacques Derrida: La verdad en Pintura, Buenos Aires: Paidós, 2001, p. 27)
672
Octavio Paz: Apariencia desnuda: la obra de Marcel Duchamp, Madrid: Alianza, 1989, p.176
554
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
caolín, con lo que se elimina todo procedimiento técnico. Para su realización utilizaba,
asimismo, otros materiales alternativos a la pintura tradicional, que se hallaban en sintonía
con el color blanco como fibra de vidrio, huevos, panes, algodón... Con ello, ahora, la pintura y
el cuadro dejaban de ser términos sinónimos.673
350. William Turner, Lluvia, vapor y velocidad. El gran ferrocarril del Oeste, 1844
(…) la pintura barroca abre la visión con límites desdibujados, focos tenues y múltiples
perspectivas, ofreciendo una invitación clara y táctil y tentando al cuerpo a viajar por el espacio
ilusorio. (...) Los cuadros de J. M. William Turner prosiguen con la eliminación del encuadre de la
imagen y la posición estratégica que arrancó en la época barroca; los impresionistas abandonan
673
En ese sentido David Batchelor analiza cómo una parte de la cultura occidental ha discriminado el color en el
arte, separándolo del discurso principal y asociándolo a algo ajeno o accesorio. David Batchelor: Cromofobia,
Madrid: Síntesis, 2001.
555
INTERFERENCIAS
El paso por el impresionismo será una etapa crucial para que la pintura varíe su
tematización, al son de las nuevas revoluciones técnicas que se producen en todos los campos
con la revolución industrial. La pintura se empapa del espíritu de su época, se convierte en su
eco, el pintor se ve influenciado por todos los cambios que se están produciendo a su
alrededor. Charles Baudelaire, hombre muy sensible a los cambios que se estaban
produciendo en su momento, supo advertir o señaló esa concordancia entre arte y realidad en
El pintor de la vida moderna (1863). Un acontecer que en la representación pictórica analiza el
libro de Victor I. Stoichita: Ver y no ver. La tematización de la tematización de la mirada en la
pintura impresionista (2005). En él estudia lo que provoca una ruptura con los antecedentes
académicos, anunciando la modernidad y lo que será la entrada en las primeras vanguardias.
La forma de interpretar dicha realidad por los artistas impresionistas, pasa por una aportación
que camina hacia una simplificación de la construcción compositiva, que dé cuenta de la
inmediatez reflejo de la aceleración a la que está siendo sometida la vida. Uno de los inventos
que por esa época revolucionará el mundo es la máquina de vapor, que rápidamente es
aplicada a los transportes como el tren. Sirva de ejemplo, que analiza Stoichita, el cuadro de
Monet La estación de Saint-Lazare, donde lo que más nos interesa es que gran parte de la
composición es ocupada por una gran cortina de humo, instaurándose como protagonista en
la composición, que podemos interpretar como herencia inmediata de la atmósfera nebulosa
de Turner que apenas si dejaban ver el ferrocarril.
674
Juhani Pallasmaa: Los ojos en la piel. Los ojos de la piel. La arquitectura y los sentidos, Barcelona: Gustavo Gili,
2005, p. 34.
556
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
A través de este ejemplo, podemos comprobar cómo la irrupción tecnológica sirve para
que se comience a enmascarar lo evidente y así dejar paso a la insinuación, dinamizando la
situación, la del espectador que ahora se verá forzado a adivinar más que a ver con total
claridad, o a buscar referencias en otros cuadros o escritos que completen lo que ahora se
comenzará a mostrar incompleto, en la pantalla que tamiza la representación. Como dice
Stoichita:
Podríamos concluir afirmando que en este caso —al contrario de lo que ocurría en la tradición—
la dificultad de la mirada adquiere un matiz poético gracias al intercambio de papeles que
implícitamente corresponderían al espectador: su «derecho a ver claro» se difumina. (…) la
pantalla está aquí presente no sólo como soporte conceptual de la imagen, sino como sujeto del
cuadro. Aquí intervienen los elementos del lenguaje de la imagen que impregnaban entonces la
675
«nueva pintura».
Quizá, este estado actual de confusión general de la cuestión tratada, sea parecido a
andar desorientado en medio de una atmosfera nebulosa, tomando en cuenta la
incertidumbre que esa pérdida acarrea. Dicha niebla, que nos sirve de metáfora para
ejemplificar el momento presente, no anula por completo la visión, sino que, como el velo,
permite la entrada a la mirada del voyeur, activando así la mecánica del deseo. Eso es lo que
provoca la densa iconosfera actual y todos esos dispositivos, en forma de pantalla, que
encontramos por doquier. Por ende, parte de la pintura que se realiza en la actualidad
aprovecha dichas dinámicas para sugerirnos todas estas cuestiones, más que mostrarlas
claramente. Un campo abierto en el que ahora, en un mar de sugestiones donde la pintura se
parece cada vez más a una interfaz electrónica, es el espectador el que ha de forzar su
imaginación para adivinar, más allá de la franja etérea a la que queda expuesto, frente a lo que
mira y se esfuerza en ver.
El secreto. Cualidad seductora, iniciática, de lo que no puede ser dicho porque no tiene sentido,
de lo que no es dicho y, sin embargo, circula. Sé el secreto del otro, pero no lo digo y él sabe que
yo lo sé, pero no corre el velo. La intensidad entre ambos no es otra cosa que ese secreto del
secreto. (…) Lo que se esconde o lo que se rechaza tiene la vocación de manifestarse, el secreto
no la tiene en absoluto. Es una forma iniciadora, implosiva: a la que se entra, pero de la que no se
sabría salir. Nunca hay revelación, nunca hay comunicación, ni siquiera «secreción» del secreto
676
(...), de ahí proviene su fuerza, su poder de intercambio alusivo y ritual.
Un más allá y más acá de la demarcación que limita la piel de la pintura que, influenciada
por la interactividad que fomenta el tecnológico velo actual, parece haberse disuelto,
invitando al espectador a habitar la piel de la imagen, pero también al artista a una especie de
retroalimentación entre los nuevos medios y su creación pictórica. En ese sentido, un autor
interesado por todo aquello que trae consigo la cultura digital y los pixeles, es José Ramón
675
Victor I. Sotichita: Ver y no ver, la tematización de la mirada en la pintura impresionista, Madrid: Siruela, 2005, p.
31.
676
Jean Baudrillard: «El secreto y el desafío», De la seducción, Cátedra: Madrid, 1981, p. 77
557
INTERFERENCIAS
Alcalá. En su libro La piel de la imagen nos habla sobre la nueva situación productiva del
artista:
La imagen es, ahora, ofrecida al artista dentro de nuevas condiciones de producción y de gestión.
Durante estas primeras cuatro décadas de virtualización del proceso artístico de la imagen hemos
asistido a una tendencia generalizada de la bipolarización esquizofrénica del trabajo, que fluctúa
677
indeciso entre el adentro y el afuera de la pantalla del ordenador.
Esas zonas borrosas que representan los espacios periféricos por explorar más allá de los límites
conocidos de nuestros lenguajes, y por tanto, de los límites geográficos de nuestra compresión
del mundo. Pero el mundo no es solo un montón de barro sobre el que caminar y sobrevivir, sino
toda la materia inerte e intangible que conforma nuestros sentimientos, nuestro pensar, el ser y
678
el estar.
Esa es la zona borrosa que extiende nuestras capacidades, si conocemos su naturaleza tecno-
expresiva, como tecnológico velo digital de nuevo Parrasio que pretendemos enfatizar en este
apartado. Así, todo ello dé lugar a la existencia de artistas en cuyas manos la pintura se
metamorfosea, al compás de los nuevos tiempos que establece esta edad del silicio.
677
José Ramón Alcalá: La piel de la imagen. Ensayos sobre la gráfica en la cultura digital, Valencia: Sendemá, 2011,
p.28.
678
José Ramón Alcalá: «Arquitecturas de (y en) la Red: Visibilizar el (no) espacio electrónico de la comunicación», en
VV.AA.: Arte, Arquitectura y sociedad digital, Barcelona: Universidad de Barcelona, 2007, p. 46.
679
Italo Calvino: Seis propuestas para el próximo milenio, Madrid: Siruela, 1990.
558
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
lugar habla de Exactitud, pues el autor ha de tener claro qué quiere expresar con su discurso
plástico, a fin de evocar en el espectador conceptos nítidos o memorables con un lenguaje
plástico preciso. En cuarto lugar habla de Visibilidad, es decir: que el autor sea capaz de
imaginarse el contenido visual de las metáforas que utiliza y desencadena su obra, un debate
que, arrancando de la caverna de Platón, del binomio realidad-apariencia, se cuestiona el lugar
común de la imagen, y cómo su reciclado constante, que ya comenzaría con la inflexión
producida por el collage y sus seguidores dadaístas, ha de llevar al autor a realizar una labor de
vaciado, para empezar de cero a replantearse el tema de la visibilidad de la imagen o al menos
acentuar los mecanismos de extrañamiento que tanto han gustado al posmodernismo. En
quinto lugar habla de Multiplicidad, en el sentido de pluralidad de los diversos saberes y
códigos del mundo, donde las combinaciones se tornan infinitas, donde todo se puede mezclar
y reordenar de formas diversas. La sexta, que no llegó a completar pues antes de viajar a
Harvard le sobrevino la muerte, se trataba de la Consistencia, difícil reto en un mundo cada vez
más fluido: lo que podemos traducir en que nuestro proyecto, la pintura en este caso, acabe
conformando un cuerpo consistente al fin y al cabo, como una opción considerable dentro del
denso imaginario al que nos exponemos.
Volviendo a Pallasmaa, nuestra época confusa, dado el velo que la cubre, bien pudiera
definirse a través de las siguientes palabras:
La visión periférica nos integra en el espacio, mientras que la visión enfocada nos expulsa de él
convirtiéndonos en meros espectadores. La mirada defensiva y desenfocada de nuestro tiempo,
sobrecargada sensorialmente, puede finalmente abrir nuevos campos de visión y pensamientos
liberados del deseo implícito del control y poder del ojo. La pérdida de foco puede liberar al ojo
680
del dominio patriarcal histórico.
680
Juhani Pallasmaa: Los ojos en la piel, Barcelona: Gustavo Gili, 2006, p. 13.
559
INTERFERENCIAS
técnicamente parecen contener, podemos encontrar el intento por tratar de comprender esa
confusión que nos atañe en nuestra época contemporánea, y más justamente a través de un
medio que implica en sí mismo ocultación, como es la pintura.
Igualmente, estas pinturas proponen la eterna rivalidad entre pintura e imagen, que
venimos señalando desde el comienzo de la investigación. Se puede decir que a partir del
debate que genera este tipo de pinturas, esa confrontación entre pintura e imagen queda
disuelta. Al decir él mismo, Richter, que cuando realiza estas pinturas no hace pintura sino
fotografía, podemos obtener la lectura inversa, que muchas fotografías, o imágenes
provenientes de otros medios, pueden ser pinturas. La pintura, a partir de este punto, será
más un problema de concepción filosófica que algo que atañe o restrinja al uso de
determinados materiales. Más un problema relativo al velo y su capacidad de seducción que a
otra cosa, a la interacción entre la presencia y la ausencia, que caracterizan la imbricación
formal entre fotografía y pintura, por ejemplo. En el caso de Richter, sus cuadros borrosos
recuerdan a los desenfoques producidos por la lente fotográfica, disolviendo los límites de lo
pintado. De esta forma lo representado se convierte en motivos espectrales, a medio camino
entre la vida y la muerte; el spectrum de la fotografía, como denominaría Barthes, dado que
«mantiene a través de su raíz etimológica una relación con `espectáculo´ y le añade ese algo
que hay en toda fotografía: el retorno de lo muerto».681 La pintura, a diferencia de la
fotografía, despejada la evidencia que la última representa, se ofrece como un medio más
manipulable con el que poder experimentar, por eso no serán pocos los artistas que,
recuperando parte de aquello que persigue Richter, se lancen a la investigación de las
posibilidades del desenfoque.
Existe, entre los pintores, una pulsión hacia la expresión del exterior y del interior, de la
delgada franja que separa dichos espacios, que se encamina hacia la levedad del gesto y la
representación, una filosofía de lo tenue y difícilmente perceptible en su ejecución, o hacer de
aquello que pasa desapercibido el motivo de una obra, haciendo desaparecer algún mínimo
detalle. Algo que artistas como Gordon Matta-Clarck, Francis Alÿs o Grabiel Orozco persiguen
con ahínco. Estrategias que pueden llegar a acercarse más a cuestiones relativas a cierta
despintura o antipintura, donde se puede observar un ahorro de gestos como método de
trabajo.
Los casos que a continuación vamos a mostrar son deudores de aquel efecto flou que
explicamos al referirnos al medio fotográfico (cfr. 3.3.1.), aunque en el presente apartado
avanza hacia una disposición donde el retoque digital asiste en el proceso para —bien desde la
figuración o desde la abstracción— otorgar a la composición esa pátina o aire tecnológico y
digital al que nos estamos refiriendo en este apartado.
Dil Hildebrand (Winnipeg, 1974) mira a los espacios arquitectónicos interiores a través de
un filtro pictórico, que deposita sobre la tela una transparente y coloreada película que se
presenta cartesianamente compartimentada. Una mirada a través de una lente que puede ser
de aumento o, por el contrario, poseer una abertura diminuta. Aquí, la pintura misma sirve de
apertura a través de la cual las viñetas son vislumbradas, en fragmentos donde, Hilderbrand,
ofrece detalles de su estudio, como si de un lugar reservado y encapsulado para el acontecer
681
Roland Barthes: La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía. Barcelona: Paidós, 1990, p.35.
560
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
(…) las superficies táctiles de los lienzos muestran una piel delgada de transparentes capas de
pintura, así como su emplastada viscosidad —un recordatorio de que, en sus correspondencias
682
con el cuerpo humano, la pintura siempre tiene un valor añadido sobre los nuevos medios.
Las pinturas de Rainer Kleemann (Bad Homburg, 1962) poseen una estructura básica que
caracteriza su trabajo: el difuminado horizontal que vela la representación, desenfocándola.
Sobre dicha zona borrosa superpone elementos geométricos que llevan el conjunto hacia
cierto constructivismo abstracto, que combina, en un trabajo laborioso y prolongado, con
innumerables gradaciones trasparentes que dialogan con estas formas. Si uno mira la
estructura difuminada de las pinturas, se puede asociar la imagen borrosa con una foto
realizada en velocidad, pero si se compara con la sujeción de las estáticas estructuras
abstractas, éste parece ser miope.
682
Petra Halkes: «Dil Hildebrand. Review of Peepshow», en revista Border Crossings. vol.30, no.1, issue 117,
Winnipeg, 2011, pp.77.
561
INTERFERENCIAS
Bruno Kuhlmann (Múnich, 1963) trabaja desde la abstracción, con un método que
convierte el segundo plano en algo que pudiera ser un desenfoque de elementos figurativos.
Una insinuación que consigue mediante el recorte de fragmentos de pintura estriada, que
parecen flotar en un primer plano. Es curioso comprobar cómo la misma disposición de la
materia cromática, que propone un juego óptico a partir de sus diferentes grados de
definición, nos inserta en una virtualidad donde parece atisbarse formas que pudieran ser
reales. Hecho similar al que ocurre en los entornos digitales que ofrece la pantalla del
ordenador.
La pintura de Raúl Cordero La Habana, 1971), desde la práctica auto-analítica del gesto
pictórico en sí, participa de esa paradoja ontológica de ser un señuelo para el ojo, dado el velo
562
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
que intencionadamente dispone. Aplicando esta forma de proceder, explora un territorio que
transita desde cierta concepción fundamental del motivo hasta la expansión de sus propios
límites. De modo que, así, da a entender al espectador un figurado carácter inefable inserto en
cada uno de ellos, que se puede equiparar al enigma que ocultan, lo que, en términos
generales habla del misterio de lo visible. Un tamiz que refuerza su contenido, como pintura,
en contraste dialéctico con otros lenguajes de la contemporaneidad tecnológica.
(…) esta referencia tangencial a otra preocupación estética de nuestros tiempos—el papel de la
intencionalidad de la fragmentación—, es una estrategia perversa típica de Cordero. La
fragmentación, el collage, el ensamblaje corresponden a nuestra experiencia del mundo, y
además a la manera en que asimilamos la información y acumulamos el conocimiento. Vivimos
en un mundo de zapping televisivo, dominado por una publicidad compuesta de exageraciones,
683
donde el collage es nuestro hábitat natural.
683
Kevin Power: «Raúl Cordero: viéndolo a mi manera», en Omar-Pascual Castillo (ed.): Raúl Cordero, Madrid:
Turner, 2010, p. 203.
563
INTERFERENCIAS
Desde el concepto de la pintura velada, de aquel tamiz digital que imprimen las nuevas
tecnologías que hemos explicado, aplicar las reglas adecuadas a un mensaje que ha sido
emitido, en un sistema de signos determinado para entenderlo, supone decodificar, descifrar
la representación que se encuentra dificultosamente visible. Labor que ha de realizar el
espectador a partir de la complejidad, cada vez mayor, que representan las pinturas realizadas
mediante la asistencia del manto tecnológico al que hacemos referencia. En ese sentido
complejo, existen muchos artistas que optan por el recurso representacional de la disposición
de tramas o celosías, para esconder así representaciones que el espectador ha de adivinar. En
este tipo de obras, es esa trama o malla el elemento que mantiene el hilo discursivo de la obra
que, de algún modo, continúa aquellas pautas sobre el registro pictórico inauguradas por el
movimiento divisionista. Un recurso que permite superponer imágenes o conjugar registros,
de modo que concepciones diversas convivan en un mismo espacio de representación.
Este tipo de pinturas retoman toda una tradición de la vanguardia que cuestionaba los
límites de la representación, introduciendo disonancias, elementos perturbadores que revelan
el artificio de su construcción, que dejan al descubierto los recursos ilusionistas de la
perspectiva. Siguiendo el discurso divisionista, como muestra de la tramoya del escenario
representacional a través de mostrar el atomismo del código pictórico, las pinturas que utilizan
el recurso de la malla descubren ese atrezzo que se halla detrás del espejismo y la ficción, las
bambalinas escondidas en la construcción de la imagen pictórica, cuestionando sus propios
límites. Las tramas, que en su superposición reclaman el carácter plano de la imagen pictórica,
incitando a la discriminación óptica del espectador, nos avisan, por otro lado, que es
sumamente difícil escapar del ilusionismo que la pintura ha conllevado a lo largo de toda su
historia. Reflexiones sobre la superficie pictórica que giran en torno a las cuestiones formales u
ópticas, que mediante la asistencia del entorno digital nunca ha sido tan fácil practicar,
abriendo la problemática de la ilusión a un rico abanico de connotaciones y significados que,
en muchos artistas, pueden variar desde la alucinación, al sueño o la quimera, al deseo, al
engaño o la esperanza, mediante, más o menos tupidas, capas de velos que ocultan y revelan
imágenes detrás de imágenes.
Las imágenes parpadeantes que Oehlen tan a menudo logra en sus pinturas evocan el Op Art de
los años 1960. Si bien el objetivo en esos días era activar el estático espacio pictórico —en última
instancia, con el fin de subvertir la forma de la imagen actual— ahora la misma técnica se
despliega en un esfuerzo por distinguir una determinada imagen de sus rivales en las
innumerables pantallas de ordenador, que tienen tal efecto en la mayoría de la gente en cuanto
564
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
hay una pantalla electrónica a la vista, por lo general una pintura sobre lienzo tiene pocas
posibilidades de ser percibida y mucho menos ser tomada tan en serio como la imagen
tecnológica. Al mismo tiempo, meticulosamente imitando la estética de la superficie del monitor
no lograría nada: el intento de ilusión pronto sería obvio y llevaría antes todo a un reparto de la
pintura al papel de una tecnología inferior. Así Markus Oehlen toma una ruta diferente. Se
desmitifica la magia parpadeante mostrando lo fácil que es crear el mismo efecto. Una sola
mirada a sus pinturas es suficiente para convencer a cualquiera de que todo lo que necesitaría
hacer no es más que un par de rayas rojas y azules o amarillas. Incluso van Eyck o Rafael podrían
haber hecho esto, lo que lanza la supuesta naturaleza avanzada de las pantallas electrónicas al
684
lugar de una luz diferente.
En realidad, Oehlen, con estas acumulaciones, pretende hablar de una época saturada
de imágenes a la que los medios de comunicación, la publicidad, internet y la televisión nos
someten. Su forma de pintar es deudora, en parte, de Sigmar Polke, pero también a su etapa
punk de los ochenta, y la composición de sus temas a la pintura de género tradicional,
mezclada con algo de Pop Art y Op Art. Una pintura que huye de la narración para quedarse
con la sensación atmosférica, dejando campo libre a la interpretación.
684
Wolfgang Ullrich: «The Seventh, Eighth, Ninth Sense. Markus Oehlen’s Imaging techniques», en Markus Oehlen
1981-2008, Köln: Buchhandlung Walther König, 2008, p. 28 (traducción propia).
565
INTERFERENCIAS
685
Fritz Emslander: «Art as Will and Representation. On the Shallows and Abysses of Reality in Dirk Skreber’s World
of Images», en catálogo de exposición Dirk Skreber. Blood Speed, Köln: Verlag der Buchhandlung Walther König,
2008, p. 68.
566
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Muchas de las obras recientes comienzan con una imagen figurativa, tomada de una fotografía,
(…) Sobre esta Cousins crea múltiples capas con plantillas de vinilo. Estas son producidas por una
máquina de corte de vinilo dirigida por ordenador, colocada sobre la superficie pintada y
entonces sobre-pintada, antes de que la plantilla restante sea despegada. Hay tanto un deshacer
como un hacer en estas obras, y las capas son visibles cuando los lienzos son vistos muy de cerca
686
desde el lateral. De esta manera el proceso se vuelve transparente para el espectador.
686
Louise Martin-Chew: «James Cousins: The structure of existence», en la revista Art Collector nº 69, Woollahra,
julio-septiembre 2014. Documento en línea disponible en:
http://www.artcollector.net.au/JamesCousinsTheStructureOfExistence (Consulta: septiembre 2015, traducción
propia)
567
INTERFERENCIAS
Adrián Navarro (Boston, 1973) crea mundos virtuales ilusorios e ingrávidos a partir de
mallas tridimensionales, que esconden representaciones de signos y símbolos debajo. Un
trabajo de capas y escalas que es asistido mediante las nuevas técnicas digitales. Una celosía
compuesta por multitud de puntos, que a su vez dibujan una forma topográfica, le sirve de
filtro que deja entrever ese mundo que esconde y enseña a la vez. En ese sentido, como el
mismo artista comenta: «El filtro existe porque me interesa crear una ilusión, un mundo
568
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
En el trabajo de Corinne Wasmuht (Dortmund, 1964) no hay trama mecánica como tal,
sino que es la superposición de imágenes abiertas o entramadas, como si viéramos en un
cristal el reflejo y lo que hay detrás, lo que da lugar a la composición. Una fusión de estructuras
de representación pintadas con gran precisión, que dan lugar a un conjunto abstracto por el
que navegar para ir reconociendo determinadas pistas figurativas. Para ello, Wasmuht utiliza
imágenes fotográficas personales y que extrae de internet, que va superponiendo
digitalmente. En el proceso pictórico, ella aplica diversas capas delgadas translúcidas de color
sobre tablas de madera previamente blanqueadas y pulidas, lo que ofrece una luminosidad y
levedad especiales. Un resultado final que nos conduce a aquello que apunta Stephan Berg con
las siguientes palabras:
Nos enfrentamos ante una paradoja: cómo uno de los programas de procesamiento de la imagen
más lento (la pintura), revela la elusiva velocidad de la representación digital tan bien como el
plegamiento del espacio bajo su permanente aceleración, hasta tal punto que nosotros podemos
experimentar ambas cosas: la aceleración y desaceleración, el empuje tecnológico que nos dirige
687
Adrián Navarro citado por Laura Jurado: «La lógica ingravidez de la esfera», en diario El Mundo, Palma de
Mallorca, noviembre 2014. Documento en línea disponible en:
http://www.elmundo.es/baleares/2014/11/27/5477507822601d26738b456b.html (consulta: septiembre 2015)
569
INTERFERENCIAS
La pintura que aprovecha el error, el glitch, como se ha venido denominando, que con los
programas del entorno digital ya se puede imitar, es una práctica repleta de giros y torsiones
que, a medida que se tiende a su incorporación, parece convertirse en una moda. A partir de
las imágenes digitales a las que recurren los artistas en su trabajo, mediante determinados
programas, se puede corromper su información de modos diversos, desnaturalizando o
pervirtiendo el modelo original. El fruto de esta modificación estética crea actitudes hibridas
inéditas, pero que por repetición, como recurso que establece parámetros determinados para
los tipos de imágenes que genera, se pueden identificar y clasificar. Estas mutaciones
`genéticas´ de las formas, cuestionan la estética que impone el propio medio digital, obligando
a adoptar nuevas perspectivas sobre la cuestión. Este doble juego, entre lo analógico y lo
digital, lleva a los artistas a realizar relecturas que se inscriben dentro de un contexto social,
lugar donde las reglas y los referentes se mezclan. Dada la extensión que proponen los
dispositivos digitales en nuestra vida diaria, lo que proyecta un salto a un vacío inquietante
parecido al que estableció el divisionismo de Seurat, demostrando que detrás del código no
había nada, éste puede acabar representando la auténtica realidad, un fenómeno de
desambiguación más allá de su utilización a favor del ilusionismo que puede establecer.
Pero comencemos por dar significado a aquello que llamamos error, desde la óptica
científica de la física y la matemática: «La diferencia entre el valor medido o calculado y el
real»,689 lo que establece una diferencia entre la previsión realizada y el resultado finalmente
obtenido. Por tanto, el concepto de error no se concibe sin la idea de previsión. Esperar que
algo va a suceder, y obtener un resultado truncado, de algún modo, que podemos relacionar
con la intrusión de una interferencia que distorsiona aquella emisión `ideal´ que, suponíamos,
resultaría. Dichas emisiones esperadas vienen condicionadas por la seguridad que parece
habernos transmitido la repetición mecánica, que conllevan los aparatos y dispositivos del
entorno tecnológico. En ese sentido, el error infunde en la representación el valor de la
diferencia, el extravío de la pauta que impone la mecánica. En realidad, aunque ahora haya
programas que inducen ese error al que aludimos, el error ha sido una forma de proceder con
la que las vanguardias del siglo XX han trabajado constantemente: no desde la deficiencia que
parece establecer el campo científico, sino con un sentido positivo que puede dar lugar a
nuevos tipos de representaciones.
688
Stephan Berg: «The Speed of Painting», en catálogo de exposición Supracity Corinne Wasmuht, Köln:
Buchhandlug Walther König, 2009, p. 47 (traducción propia)
689
Diccionario de la Real Academia Española. XXII edición.
570
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
La utilización cotidiana de todos los dispositivos surtidos por la industria tecnológica, que
responden perfectamente al desempeño de unas funciones, nos ha hecho esperar de ellos un
resultado fiel, en proporción a su funcionamiento automático y la destinación objetiva de
producción para la que han sido diseñados y se utilizan. Pero existen fallos, excepciones en las
reglas y sistematizaciones que inducen a la reflexión sobre la incertidumbre y el azar.
Reflexiones que durante el siglo XX, en el campo artístico, fueron realizadas por artistas como
Luigi Russolo, Marcel Duchamp, Nam June Paik o Wolf Vostell, entre otros, pioneros de la
inclusión del error en el ámbito artístico, así como de la confrontación del uso de los aparatos
tecnológicos cotidianos dentro de un contexto y discurso artístico. Incursiones que se fueron
intensificando a medida que el número de aparatos tecnológicos a nuestro alrededor se fue
incrementando: tal es el caso del `ruido´ visual introducido por tecnologías como la
fotocopiadora, que comienza a ser utilizada como herramienta de creación sobre todo en el
contexto del arte pop y por los artistas de obra gráfica. Cuestiones que, por ejemplo, trata el
libro de José Ramón Alcalá y Fernando Ñiguez Canales; Copy - Art; la fotocopia como soporte
expresivo (1986), que parte de aquellos trabajos precedentes que conllevaban cierto `ruido
serigráfico´, como el provocado en los iconos secuenciados de Andy Warhol.
Dentro de la aleatoriedad que pueden ofrecer los nuevos sistemas digitales, podemos
remitirnos a varias teorías que reflexionan en torno a ella: `Teoría de los sistemas dinámicos´,
`Teoría de la complejidad´, `Dinámica no-lineal´ o `Teoría del caos´, que se encargarán de
reemplazar la antigua visión mecanicista del universo por una visión dinámica y fluida de la
naturaleza, donde el caos, con su consecuente inestabilidad y aleatoriedad, se instaura como
paradigma. Un hecho que podemos enlazar, en su aplicación al arte y desde la óptica del error,
a través de las palabras de Theodor Adorno: «La misión del arte de hoy es introducir el caos en
el orden», a lo que añade: «La productividad artística es la capacidad de lo arbitrario (Willkür)
dentro de lo maquinal (unwillkürlich)».690
690
Theodor Adorno: Minima moralia. Reflexiones desde la vida dañada, Madrid: Taurus, 1999, p. 224.
571
INTERFERENCIAS
de proceder podemos distinguir entre `Glitch puro´ o `Glitch simulado´. El primero sería el
resultado de mal funcionamiento, problema o irregularidad que no ha sido premeditada
previamente y de la cual podemos obtener o no un mérito estético, que en principio no se
estaba buscando (accidente en estado puro). En el segundo caso estaríamos hablando de
todos aquellos artistas que sintetizan glitches intencionadamente, incluso generando
programas que el usuario convencional puede utilizar. Aquí los glitches son diseñados o
forzados simuladamente, a veces a partir de las pautas que ha establecido el glitch real
imprevisible comentado. Esta persecución de errores provocados, para los artistas seguidores
de la estética Glitch, representan giros contraculturales, hackeos inconformistas a las
limitaciones que impone la máquina o críticas al hiperrealismo de la cultura digital
contemporánea, donde todo se halla perfectamente definido.
572
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
ilusiones ópticas hijas del pixel y de la ruptura con los códigos estéticos del siglo XX.
Significativa es la pieza titulada Neuromirror, de Iman Moradi, colaborador en el libro Glitch:
Designing Imperfection, de 2009. Una instalación en la que el espectador se sitúa delante de
un espejo digital que deforma su reflejo a partir de las ondas cerebrales de éste, que son
captadas mediante un medidor que el espectador ha de colocarse en la cabeza. El resultado es
la interacción de los pensamientos del observador en su propia imagen.
Asimismo existe una amplia nómina de pintores que utilizan las imágenes glitcheadas del
entorno digital como fuente de inspiración para sus representaciones. Mediante esta nueva
forma de ver la realidad visual se acercan a sus precedentes impresionistas, divisionistas,
cubistas o futuristas, pero con la singularidad de que parten de la observación que impone el
filtro del medio digital. Richard Phillips (Marblehead, 1962), heredero de la tradición del
573
INTERFERENCIAS
realismo norteamericano, posee una gran influencia de los medios de comunicación de masas,
la publicidad y, sobre todo, el mundo de la moda de los sesenta y setenta, lo que lo convierte,
a su vez, en seguidor de artistas como Andy Warhol, Alex katz o Mel Ramos. Phillips traslada
estas imágenes desvirtuando aquello que pudiera parecer amable, presentándolas con crudeza
y frialdad, como objetos minuciosamente analizados, casi quirúrgicamente. Una mezcla
inquietante de imágenes morbosas y estilo refinado pasadas por el filtro de las películas en
Technicolor de los setenta.
El trabajo de Dan Hays (Londres, 1966) supone un ejemplo claro de degradación visual
de la imagen digital traducida a lenguaje pictórico. Como apunta Barry Schwabsky:
Suele trabajar el género del paisaje desde lugares que no conoce, a partir de apropiaciones
icónicas que extrae de Internet, tratando de convertirlas, de esta forma, en lugares míticos,
una vez transcritos al lienzo. El hecho de examinar la pintura a partir de la reproducción digital,
con los fallos que ésta puede contener, reclama la observación del paisaje auténtico y
transitorio, que existe en paralelo al instante atrapado que encapsula Internet, lo que implica
ciertas connotaciones fabulosas, destiladas de las correspondencias que podemos establecer
al poner en común las dos realidades.
691
Barry Schwabsky: Vitamin P. New Perspectives in Painting, New York: Phaidon, 2002, p. 138.
574
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
575
INTERFERENCIAS
El trabajo de Kon Trubkovich (Moscú, 1979) destaca por usar una estética que asemeja al
de una cinta de VHS dañada, que provoca un error analógico al ser reproducida. Comienza sus
trabajos filmando sus propios videos, que posteriormente analiza para elegir qué imágenes
fijas va a representar sobre el lienzo, con una notable distorsión que parece dar cuenta de una
mala recepción televisiva. Como amante de la video instalación, Trubkovich se decanta por un
mensaje televisivo, que puede recordar a esa sensación que obtenemos cuando hacemos
zapping, algo que queda visible en su serie Transmission.
Alejandro Bombín (Madrid, 1985) trabaja sobre la percepción de los datos visuales que
recibimos de los medios, una huella que, a fuerza de repetirse fruto de la densa iconosfera, va
perdiendo importancia en nuestra memoria, de modo que su visión se hace cada vez más
inconsistente hasta desaparecer. Una reflexión sobre las diversas posibilidades de percepción y
apropiación de la imagen, que Bombín materializa a través de un proceso tecnológico-pictórico
que conlleva el escaneo de ilustraciones, que va deslizando manualmente a medida que se
registra la imagen, provocando así un error en la imagen original a modo de interferencias
rítmicas que ofrecen otra dimensión del documento, dotándolo de nuevas cualidades plásticas
que relacionan dicha acción con un gesto de carácter pictórico. Asimismo, se provoca una
nueva interferencia en la superficie pictórica al ser transportada a la superficie del lienzo, pues
esa transcripción se hace a base de bandas individuales e independientes, pintando una y
enmascarando las demás, que acaban recomponiéndose como unidades que forman un todo
al finalizar el cuadro. Esta estratificación del trabajo supone una forma organizada de
transportar a la superficie pictórica la información, dando una importancia uniforme a cada
576
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Shirley Kaneda (Tokio, 1951) trabaja desde un código abstracto. Sus grandes pinturas
poseen una estructura ondulada que se ha calificado como biomórfica, una superficie dinámica
y homogénea que induce a pensar en la aplicación de un estudiado error. Las pinturas de
Kaneda se alimentan de la contradicción, la ambigüedad y la sorpresa. El imaginario con que
trabaja es sustraído del mundo virtual de la computadora, procesado a través de múltiples
recursos, para luego ser transferidos de manera mecánica sobre el lienzo. El efecto global de
estas pinturas es como de burbujas digitalizadas que flotan moduladas en base al color,
produciendo una extraña sensación de ilusionismo. Los significados múltiples, contradictorios y
ambiguos que vienen acoplados a sus pinturas, son forjados por Kaneda deliberadamente en
sus sesiones de trabajo.
577
INTERFERENCIAS
Carl Fudge (Londres, 1962) combina tecnología digital y técnicas tradicionales para
transformar las imágenes en composiciones caleidoscópicas, donde se puede llegar a adivinar
la representación que esconden. Sus fuentes se extienden desde los grabados en madera
japoneses de siglo XVII a las pinturas de camuflaje de Andy Warhol, que son distorsianadas
hasta su disolución. Las abstracciones hipnóticas resultantes transmiten la sensación de ruido
electromagnético, la presencia de una interferencia o un error inducido característico de la
estética digital. Caminando hacia el futuro, estas composiciones, de algún modo, miran
nostalgicamente al pasado, al Broadway Boogie Woogie de Piet Mondrian.
578
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
El trabajo de Mark Stebbins (Sarnia, 1980) nace del interés por prácticas textiles
artesanales y el soporte lógico informático contemporáneo. En particular, por aquellos efectos
que se producen al traspasar la información de un medio a otro, donde se dan pérdidas y
ganancias derivadas de la traducción, lo que crea cierta inestabilidad inherente de la
información grabada. El optar por la reproducción a mano, una vez completado el proceso
digital, confiere plasticidad al conjunto, haciendo que así pierda la rigidez propia del soporte
informático. Stebbins, con dicha acción, habla de las formas tradicional y digital en que los
patrones de la cultura son trasmitidos. Información que bosqueja una tensión entre
579
INTERFERENCIAS
acumulación de datos y degradación, que muestra cómo las formas estampadas se fragmentan
y acaban por corromperse.
Las obras de Lauren Pelc-Mcarthur (Toronto, 1985) trabajan desde la doble vertiente
digital y analógica, ramificándose entre pintura, creación digital y vídeo. Disciplinas que Pelc-
McArthur trata de hibridar, desde el uso de texturas creadas manualmente dentro de sus
obras digitales a la aplicación de elementos generados con herramientas 3D, como base e
inspiración para luego pintar sobre lienzo. Ante ello destaca un carácter expresivo y gestual del
uso experimental de la tecnología. Ello le lleva a la utilización de errores digitales, glitches,
como una herramienta más dentro de su proceso, de forma que obtiene unos resultados muy
expresivos a la vez que cuidados y perfeccionistas de simulaciones orgánicas de marcada
estética virtual.
Enrique Radigales (Zaragoza, 1970) realiza una pintura mezcla de código digital, como
lenguaje HTML, y soporte tradicional con la que cuestiona el progreso de la tecnología. Una
frontera entre lo digital y lo físico que le augure acontecimientos relacionados con el futuro
digital. Dado que proviene del Net.art, es buen conocedor de la naturaleza temporal del dato
digital, una información que antes o después comienza a erosionarse, perdiendo propiedades,
no consiguiendo más que efervescencia instantánea, desvaneciéndose tras su fecha de
caducidad, de ahí su derivación por el medio físico de la pintura. Desde esa perspectiva,
Radigales entiende la información digital no solo como una forma analítica del mundo, sino
como el propio mundo a modo de información. Una información que conlleva una traducción
que a veces no es la que esperábamos. Por ejemplo en su serie Souvenirs o en Fragmento y
nostalgia, recupera archivos que han sido tirados a la papelera del ordenador, desde el
580
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Nandan Ghiya (Jaipur, 1980), en su serie The Facebook Project, une pasado y presente
para desarrollar un punto de vista único de las sociedades contemporáneas y las relaciones
humanas. Mediante el bricolaje llevado a la pintura, convierte sus representaciones en
interfaces que reciclan momentos de la tradición con la óptica contemporánea del entorno
digital. Debido a su carácter objetual, la obra de Ghiya origina cierto desconcierto en el
espectador, que se ve impedido, en un primer momento, para entender cuál es la verdadera
naturaleza de las obras, piezas con matiz surrealista donde lo fotográfico se mezcla con la
iconografía de las redes sociales, el software y la estética de los errores informáticos como
recurso. El trabajo de Ghiya comienza a partir de fotografías antiguas de retratos con su marco
tradicional, con rostros pixelados o difuminados, como si hubieran sido intervenidos
digitalmente. Manipulaciones objetuales que guardan mucha relación con las realizadas
bidimensionalmente en el ordenador.
581
INTERFERENCIAS
Como vemos en la última ilustración del apartado anterior, parece que necesitamos
recurrir al marco para denotar el carácter pictórico de una pintura; un marco que, más allá de
sus implicaciones conceptuales, parece remitirnos a una tradición decorativa. El ornamento ha
sido una de las funciones del arte, lo que de forma especial identificamos en todas aquellas
que conocemos como ‘artes decorativas’ (orfebrería, tapicería…), dotando de cierta `gracia´ a
la pieza producida. La propia pintura ha ejercido la función ornamental en innumerables
ocasiones, no lo olvidemos: las pinturas murales en salones y palacios son un ejemplo
clarísimo de ello, imitando motivos vegetales en su mayoría. Su inclusión como motivo
protagonista de la representación pictórica supone la transformación del parergon, lo
accesorio o el resto, del que habla Derrida, en ergon, es decir: que lo que antes limitaba la obra
pasa a ser el tema principal de esta. Dado lo cual, podemos establecer a todas aquellas
pinturas que tratan el tema del ornato como propuestas de una belleza que linda con el
concepto del vacío.
Si hoy destruyéramos los lazos que nos unen a la naturaleza y nos dirigiéramos por la fuerza hacia
la libertad, contentándonos exclusivamente con la combinación de color puro y forma
582
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
independiente, crearíamos obras que parecerían una ornamentación geométrica o, dicho de otra
692
manera, parecerían una corbata o una alfombra.
Fue en esa época, poco antes del inicio de la aventura abstracta, cuando, en 1908, el
arquitecto Adolf Loos escribe su famoso artículo denominado «Ornamento y delito», donde
aboga por una evolución estética que prescinda del adorno y el ornato, que ha de esforzarse
por evitar lo trivial, vacío, superfluo o complaciente. Algo que, como comprobamos en la
pintura que después comienza a realizarse, no se cumple, reconsiderándose el valor de lo
ornamental, si observamos cómo resurge tiempo después, como transgresión, respecto a la
transferencia que supone el ornamento como elemento conflictivo, dentro de las reflexiones
que ha conllevado la estética artística, a su recuperación como elemento transgresor, tal y
como Juan Luis Moraza ha señalado.693 Recuperación que podemos constatar en discursos
pictóricos contemporáneos no faltos, en muchas ocasiones, de cierta ironía respecto al uso de
motivos estampados, que ponen en relación la representación pictórica con cuestiones
relativas al diseño textil o similar, provocando que a veces una pintura se convierta en un
diseño susceptible de ser llevado a ese otro campo de la sociedad de consumo.
Aparte de estas concepciones sobre lo ornamental, un libro que nos ayuda a estudiar la
relación existente entre la ornamentación y la abstracción es Abstracción y naturaleza de
Wilhelm Worringer, publicado en 1908, donde desarrolla parte de las teorías que Alois Riegl
había expuesto años antes en su libro Problemas de estilo: Fundamentos para una historia de
la ornamentación, de 1893, donde analiza la evolución que han tenido los estilos artísticos
respecto a las formas de los motivos decorativos en las diferentes culturas. En esta línea
también destaca un libro muy posterior de Ernst H. Gombrich: El sentido de Orden, Estudio
sobre la psicología de las artes decorativas, de 1979, donde la historia de las artes decorativas
le sirve de hilo conductor para analizar la psicología de la percepción artística, desde la
tendencia que siempre ha poseído el ser humano por jerarquizar, organizar, agrupar o
relacionar, para entender los fenómenos complejos que le rodean.
Dicha inclinación es explorada en la actualidad por muchos pintores, para indagar sobre
los límites entre la abstracción y la decoración, así como para investigar sobre los procesos
organizacionales a los que nos hace derivar la sociedad de la información. Asistidos en
multitud de ocasiones por los nuevos medios tecnológicos, aunque tampoco suponga un
requisito indispensable —como veremos en algunos de los ejemplos que ilustran el presente
apartado— realizan composiciones basadas en motivos clonados, simétricos, que pueden
repetirse hasta el infinito, mostrados como fragmentos de un universo que no tiene principio
ni fin. En aquellos que acuden a las nuevas tecnologías para su trabajo, el ordenador es
utilizado para variar módulos, encadenar motivos, crear sucesiones, etc., permitiéndoles una
mayor complejidad de elaboración. Una conjunción que parece seguir los postulados de la
mecánica y la tecnología, en relación a la repetición y el orden, destacando una ambivalencia
que se puede mover entre lo narrativo y lo decorativo, entre la opulencia óptica y cierta
angustia provocada por ella. Una tendencia all over, donde los motivos uniformemente
espaciados se repiten provocando un desbordamiento de los límites que impone el cuadro de
692
Vasili Kandinsky: De lo espiritual en el arte, Barcelona: Paidós, 1996, p. 90.
693
Juan Luis Moraza: Ornamento y ley. Procesos de contemporización y normatividad en arte contemporáneo,
Murcia: Cendeac, 2007, pp. 23-25.
583
INTERFERENCIAS
caballete, que inyecta en la pintura lo que Clement Geenberg consideraba una «ambigüedad
fatal».694 Situación que en la actualidad se radicaliza como un factor heredado
subversivamente de la pintura abstracta, ironizando con ello, en ocasiones, el papel otorgado a
la pintura por el mercado; algo que Markus Brüderlin, en su texto para la exposición De
coraz(i)ón, de 1999, denomina «conceptualización de lo decorativo».695
Dentro de los efectos ópticos que puede provocar la disposición ornamental, podemos
nombrar el moaré, que se produce con la superposición de dos ondas. Esta yuxtaposición de
dos campos genera una tercera parte, pero este campo complejo tiene tendencia a surgir y
luego sumergirse en sombras, ofreciendo una multiestabilidad que puede ser muy hipnótica,
algo que podemos aplicar a la sensación que produce la utilización de lo ornamental en
pintura. Sin embargo, la complejidad del resultado de estas estructuras matemáticas, se
tienden a asociar a las telas de diseño de interiores y parte del Op Art. Cuando a este tipo de
imágenes se las añade movimiento, estos patrones suelen desembocar en lo psicodélico, en
un efecto narcótico que atrapa al espectador. Este carácter estimulante ya fue recurrido por
un Art Nouveau directamente derivado del Rococó. Formas opulentas que celebraban la
exuberancia del ornato floral sustentadas en la estructura matemática de la forma.
Admirador durante mucho tiempo de las plantillas de Matisse y del cubismo sintético,
Philip Taaffe (Elizabeth, 1955) desde mediados de los ochenta comenzó a tomar prestadas
imágenes de otros artistas. Este apropiacionismo lo coloca al lado de contemporáneos suyos
que también optaron por dicha práctica, como Sherrie Levine y Mike Bidlo. Desde finales de los
ochenta produce cuadros cada vez más abstractos donde incluye motivos ornamentales que se
van repitiendo por toda la extensión de sus composiciones. Los motivos decorativos
enmarañados con estampaciones de muy variado origen constituyen uno de los fundamentos
que sostienen la obra de Philip Taaffe. Formas naturales como hojas, estrellas de mar o
insectos, formas de la caligrafía árabe, de jeroglíficos egipcios o formas extraídas de diseños
textiles mediterráneos, componen representaciones tendentes a cierta psicodelia que es
matizada por una utilización armoniosa del color. Según Enrique Juncosa:
(…) lo ornamental es en la obra de Taaffe algo más que lo decorativo. En sus propias palabras:
“Me gustan las situaciones sincréticas, el tipo de situaciones donde incursiones de muchas
fuentes geográficas distintas tienen un efecto acumulativo de densidad cultural e histórica.
694
Clement Greenberg: «La crisis de la pintura de caballete», en Arte y Cultura. Ensayos críticos, Barcelona: Gustavo
Gili, 1979, p. 146.
695
Markus Brüderlin: «Ornamentación de lo moderno. Sobre la historia de la pintura abstracta», en catálogo de
exposición Decoraz(i)ón, L´Hospitalet: Tecla Sala, 1999, p.58.
584
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Algunos de mis cuadros contienen elementos que surgen de fuentes decorativas, pero nunca
696
asumen los cuadros una naturaleza puramente decorativa.
Eric y Heather ChanSchatz (Eric Chan: Tokio, 1968 y Heather Schatz: Dallas, 1968) crean
sus composiciones a partir de la interacción con distintas comunidades internacionales, como
soldados americanos destinados a Irak, mineros de carbón en Pensilvania, etc. Una nueva
forma de concebir la pintura basada en la participación colectiva, donde las representaciones
se desarrollan como resultado de su compromiso con la comunidad elegida y los clichés que la
estructuran. A través de un proceso artístico riguroso, la pareja ChanSchatz basa su
metodología en estrategias socialmente cautivadoras, que comportan su distintivo idioma
visual a partir de un archivo previamente generado. La plataforma de participación y las
interacciones que proponen la pareja ChanSchatz, constituye un elemento central de su
trabajo: usan cuestionarios diseñados, con características determinadas, para invitar al público
a contribuir en la composición de la pintura, con las combinaciones resultantes de las
respuestas. Estas respuestas de los participantes determinan los colores y la distribución de
los elementos, de modo que la pintura se convierta en un pasaje social. Los objetos han dejado
paso a los flujos de información; la estructura ha sido subsumida por la interactividad.
Los ChanSchatz elaboran sus proyectos desde la producción digital, lo cual emerge de los
procesos selectivos que los artistas denominan `masa de información´, decisión que mecaniza
un trabajo informático que acaba expandiéndose hacia lo decorativo. Esta generación de
696
Philip Taaffee citado por Enrique Juncosa: «La pintura como paraíso», en catálogo de exposición Philip Taffee,
valencia: IVAM, 2000, p.33.
585
INTERFERENCIAS
586
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
(…) logra demostrar la sociedad en que vivimos hoy, caótica y a la vez armónica, buscando
siempre el cambio y movimiento. Un lugar donde se pueden apreciar muchas y pequeñas cosas
diferentes que hacen una perfecta unión y compilación. Porque de eso está compuesta la
sociedad contemporánea, de diferencias, cambios y transformaciones que hacen que el mundo
697
siga avanzando y evolucionando.
En el caso de Aldo Iacobelli (Nápoles, 1950) —la pintura concebida como decoración del
interior y los patterns— su trabajo repite constantemente una trayectoria ornamental, donde
ironiza sobre los procesos de producción artística y sus intrincadas relaciones con las artes
decorativas. Artista preocupado por las cuestiones del fondo y la superficie, ha tratado de
697
Dominique Gutiérrez: «El caos armónico», en Fabiola Knop (ed.): Ensayos sobre la Imagen. Edición VIII, Buenos
Aires: Universidad de Palermo, 2011, pp. 78-79.
587
INTERFERENCIAS
Gonzales ha creado un léxico de plantillas, que corta a mano de cartón. Estas son utilizadas y
reutilizadas en todo el cuerpo de su trabajo, operando como si fueran unos queridos personajes
de una extendida historia sin narración. El resultado no es exactamente figurativo, pero tampoco
698
es totalmente abstracto.
698
Stephen Truax: «Tamara Gonzales. Spectral Process; dawn bringer: magnetic knight», en revista digital Come
Together: Surviving Sandy, Nueva York, 2013. Documento en línea disponible en:
http://cometogethersandy.com/tamara-gonzales/ (Traducción propia, consulta: 2015, septiembre)
588
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
donde la representación del motivo principal va desapareciendo a favor del protagonismo que
va adquiriendo lo decorativo. Estos elementos rellenan los espacios silueteados, como moldes
de formas repetitivas que, en el chocante contraste óptico que establecen, parecen
advertirnos que su naturaleza esencial implica concentración y expansión más allá de sus
propios márgenes.
Reed Danziger (Berkeley, 1966) realiza intrincadas y complejas pinturas mediante capas
de patrones estarcidos combinados con trazados a mano alzada. Formas orgánicas, diseños
ornamentales, arabescos y formas naturales —como formas que han estado presentes desde
589
INTERFERENCIAS
Aaron Wexler (Filadelfia, 1974) opera dentro de un juego complejo, donde la simetría y la
repetición del patrón ornamental son rotos a favor de una asimetría que deja un rastro o
recuerdo de su procedencia. El proceso, encaminado hacia la ilusión fractal, se va alternando
con collage y pintura que recuerda a los papeles de Matisse. Wexler nos ofrece una
ensoñación abstracta acompañada de referencias reconocibles como pistolas, insectos o
flores, a modo de paráfrasis del lenguaje del subconsciente, que dialoga entre formas
negativas y positivas. En su obra, cortar y pegar es más que una mera metodología o hacer
ejercicio en la estética formal, interactuando con el medio digital se convierte en una lente a
través de la cual medir las decisiones y reconstruir el orden natural de las cosas. En contra de
seguir una ortodoxia heredada de la práctica modernista, Wexler opta por un método
699
Lilian Garcia-Roig: «How to Do More with More: Embracing Maximalism in Contemporary Painting», en catálogo
de exposición: More is More: Maximalist Tendencies in Recent American Painting, Florida: Museum of Fine Arts,
2007, p. 30. (traducción propia)
590
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
(…) se podría decir que es un pintor de lo decorativo, algo que en su arte no queda relegado a un
mero ornamento – al contrario, la decoración forma en sus cuadros la excusa para llegar a
construcciones con contenido y significado complejos. De esta forma se convierte en parte
591
INTERFERENCIAS
Dentro del ámbito de la pintura mural y la instalación destaca Michael Lin (Tokio, 1964),
quien lleva sus monumentales composiciones ornamentales a todo tipo de superficies:
paredes, techos, suelos… Aquellas se corresponden con estampados de florales taiwaneses, de
gran potencia cromática, con los que pone en juego una forma de experimentación una forma
de experimentación del espacio a través de la pintura. Espacios públicos o privados, dispuestos
como evento social, donde la pintura, concebida de este modo, se desprende de su carácter
objetual transformándose en parte de ese espacio; cambiando, igualmente, la percepción del
lugar, desafiando así la posible autonomía de las formas artísticas que, por el contrario,
reclaman la participación del espectador allí donde hayan sido adaptadas. Lin propone una
práctica artística relacional que sea fruto de la comunicación y la interacción social. Por ello no
es extraño que, considerándose como catalizador de estos procesos, también se anime al
diseño de interiores, mobiliario, etc., en un intento de descontextualizar su obra e integrarla
en la esfera de la realidad inmediata. En relación a ello, Barry Schwabsky dice:
Michael Lin hace que nos enfrentemos a otro aspecto incómodo mediante la utilización de un
elemento ignorado en el culto lenguaje conceptual del arte decorativo contemporáneo, o
motivos textiles: que establecen la principal apariencia formal de su trabajo. La proliferación y la
contaminación de estos motivos, transcendiendo su connotación histórica de kitsch, se abren un
espacio fresco, tanto físico y como cultural. Los motivos de Michael Lin son tomados de las artes
700
Peter Funke: «Belleza y peligro. Apuntes sobre la obra de Fernando M. Romero», publicado con ocasión de la
exposición de Fernando M. Romero: Plain View (2012) en Egbert Baqué Contemporary Art, Berlin (traducido por
Sara Maruozzo Méndez). Documento en línea:
http://www.fernandomromero.com/html/images/obras/plainviewegbertbaque/texts/Text_Peter_Funken_ES.pdf
(consulta: 2015, septiembre)
592
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Peter Kogler (Innsbruck, 1959) es otro de esos artistas que replican sus motivos para
inundar el espacio expositivo que acoge su obra. Un trabajo que perfectamente pudiéramos
haber introducido en el apartado dedicado a realidad virtual y pintura, dada la estética
futurista que utiliza y el grado de inmersión al que induce en el espectador. Kogler se nutre del
método científico para desarrollar su trabajo, del clásico `prueba y error´. Desde esa
perspectiva, trabaja utilizando las nuevas tecnologías en sus propuestas, que a veces llegan a
alcanzar un estatus multimedia donde se pueden entremezclar la arquitectura y cine. Hay tres
elementos icónicos que se suelen repetir en las composiciones de Kogler: los tubos, las
hormigas y el cerebro, como metáforas de los canales de distribución de la información en las
sociedades contemporáneas, donde el cerebro representaría el origen de las ideas, los tubos
sería los medios de comunicación y las hormigas los propios seres humanos; emisores y
receptores, codificadores y decodificadores, los que trabajan de forma directa o indirecta en
un complejo mapa común y unificado. Interacciones sociales que plantean la construcción de
espacios virtuales, en cualquier escala, para crear sensaciones e ilusiones. La marca
característica de Kogler es que sus obras se desarrollan en relación con la arquitectura, pero al
mismo tiempo se distancia, al igual que lo hace de la pintura y la escultura, al manipular las
perspectivas y las dimensiones, introduciendo al espectador en una percepción óptica
diferente. Desde el concepto de lo pictórico, su obra funciona como el empapelado utilizado
en el ámbito doméstico, pero derivado a la tendencia all-over de cubrir todo el espacio
plástico/expositivo de forma obsesiva, donde la simplicidad del motivo llega a convertirse en
una gran abstracción de carácter barroco, introduciendo al espectador dentro del `cuadro´.
Respecto a ese concepto expansivo y rizomático de su obra en relación al interconectado y
tecnológico momento actual, son significativas las siguientes palabras de Boris Groys:
701
Barry Schwabsky: Vitamin P. New Perspectives in Painting, New Tork: Phaidon, 2002, p. 190 (trad. propia).
593
INTERFERENCIAS
Es una coincidencia que el término completamente organicista ‘rizoma’, que Gilíes Deleuze
introdujo en los años ochenta, se haya convertido en la metáfora más popular para la Red
mundial de Internet. Este dibujo de paralelismos entre las informáticas y programables redes de
trabajo, por una parte, y las organicistas y rizomáticas redes de trabajo, por otra, ha
protagonizado un importante papel para hacer de la interconexión de las redes un concepto
702
positivo, incluso un enclave de utopía.
702
Boris Groys: «The Unending Etcetera», en catálogo de exposición Peter Kloger, Ostfildern: Hatje Cantz, 2004, p.
85.
594
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
collage en la superficie pictórica (cfr. 1.4.2. y 2.1.3.). Desde estos parámetros hemos de
comprender la inserción del término interferencia tecnológica en el campo de la pintura
abstracta presente.
A partir de la perspectiva que ofrecen las nuevas posibilidades que las tecnologías
digitales, tanto con su presencia como en su recurrencia procesual, brindan a la evolución de la
imagen pictórica abstracta, podemos hacer mención al artículo «Abstraction and Complexity»,
de 2004, escrito por Lev Manovich, donde analiza esa relación para concluir que las nuevas
prácticas abstractas se caracterizan por su complejidad, dinamismo e inestabilidad, que se
opone al esencialismo estático de las vanguardias. Así, Manovich redimensiona la nueva
abstracción en su relación al software y la sociedad de la información, resultado de
fluctuaciones inestables que poseen mucha relación con los procesos naturales; una especie
de captura poética de la imagen del mundo, desde una red de relaciones complejo-simbólicas
que oscilan entre el orden y al caos en relación a la dinámica que imprime su interacción con el
usuario. Un observador que en las propuestas de la abstracción puede considerarse como
parte activa de un sistema endofísico, cuya presencia transformaría el aspecto del sistema al
ser parte de él; se trata, por tanto, de una conceptualización de la actual imagen abstracta que
nos llevaría a verla como una interfaz que muta al compás de la sensibilidad del espectador,
quien ve lo que quiere ver.
(…) la revelación de que lo auténticamente real es lo que Cézanne llamaba las `sensaciones
vibrantes´, las percepciones paradójicamente reales, que se presentan dinámica y precariamente
704
y cuya existencia es típicamente relacional.
Algo que Cézanne intuyó, pero a lo que no supo otorgar forma metodológica,
perdiéndose «en una laberíntica matriz de sensaciones». Un fin perceptivo en sí mismo que
con el impresionismo se comenzó a tener más en cuenta, aunque se resistieran a abandonar la
representación objetual, aun casi negándola en la disolución que proponían sus
representaciones; algo que «se debía al terror a verse condenados a un limbo de sensaciones
subjetivas sin conexión con la realidad objetiva».705
703
Donal Kuspit: «Del arte analógico al arte digital», Op. Cit., p. 12.
704
Ibid., p.13
705
Ibid., p.15.
595
INTERFERENCIAS
Con sus `pinturas de agua´, Sergio Barrera (valencia, 1967) trata de mostrar un sentido
visual fuera de significaciones posibles. Recursos vinculados a una concepción traslúcida y
transparente de la pintura, remiten a una profundidad difusa. Una elaboración de carácter
experimental donde se intercalan cualidades expresivas, analíticas y simbólicas. Las
superposiciones de sus barridos de color van mostrando una relación entre sí, que invitan a
pensar en situaciones ilusionistas. Pinceladas curvas que asemejan, en la insistente acción de
su recorrido y la alternancia opaca y traslúcida del gesto, a ondas electromagnéticas. Sobre su
obra, Víctor Zarza comenta:
Sergio Barrera permite que sea la impronta de la herramienta utilizada quien determine ese
gesto, limitando -en cierto grado- el alcance de éste a la mediación instrumental. Un
planteamiento que le acercaría a los de aquella modalidad pictórica que hemos denominado
como epistemológica, pero cuyo aspecto nos hace sospechar si no incorporará, además, un guiño
596
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Mark Bradford (Los Angeles, 1961) realiza pinturas abstractas de gran formato con
variedad de materiales, que incluye en la tela a modo de collage; elementos entre los que se
encuentran carteles, papel de periódico, papeles decorativos que a veces manipula con nylon,
estopa, etc., que va lijando en cada capa. Dentro de ese denso magma se pueden encontrar
referencias a cuestiones sociales que atañen al propio artista. En yuxtaposiciones calibradas
con la precisión, su obra revela una y otra vez la tensión existente entre la abstracción y la
representación, funcionando como excavaciones topográficas urbanas que pueden sugerirnos
a aspectos del arte callejero y el graffiti. En Bradford, según Christopher Bedford:
706
Víctor Zarza: «La abstracción como coartada y la pintura como fondo», en catálogo de exposición Abstraccion (s),
Valencia: UPV, 2009, p. 41.
707
Christopher Bedford: «Patterns of invention», catálogo de exposición Mark Bradford. Through Darknest Amerik
by Truck and Tank, Londres: White Cube, 2013, p. 102.
597
INTERFERENCIAS
388. Sam Burford, The Wizard of Oz - Before the colour starts, 2011
El balance y la simetría en las marcas y rastros que Keltie Ferris (Louisville, 1977) deposita
en sus pinturas, nos inducen a pensar que existe una tendencia de búsqueda de cierto orden,
598
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
que hace que la naturaleza propia del medio entre a estructurarse dentro de una con un
innegable sabor tecnológico. Pues, lo que en principio podía parecer una ejecución
expresionista, se va convirtiendo poco a poco en una adaptación divisionista que busca un
pixel iluminado, recordando a los primeros videojuegos de computadora.
Kris Chatterson (Orlando, 1979) comienza sus nuevas pinturas a partir de la exploración
de la idea del uso de marcas recicladas de cuadros anteriores, que va almacenando
digitalmente en su computadora. De esta forma confecciona un vocabulario pictórico propio
que le sirve para construir la composición en Photoshop, aislando los rastros y gestos de su
contexto original para dispersarlos en nuevas configuraciones, que transmiten cierto ruido
interferencial. Esta pintura de síntesis pretende llevar a su estética final, esa impresión de
imagen rota y parcheada que indique claramente el concepto del proceso que la ha
alumbrado, la belleza imperfecta de la descomposición gráfica. Según Vince Contarino:
La pintura de Juan Uslé (Santander, 1954) no se acaba de ajustar a lo que otros han
denominado post-abstracción, sino que desde unas composiciones sin objeto ni historia, busca
sus propias identificaciones subjetivas. Uslé indaga sobre la forma de mantener su pintura
abierta a los ecos personales y subjetivos que resuenan en él, sin tornarse oscuro o
708
Vince Contarino: «Kris Chatterson / Studio Visit», en revista Progress Report, Nueva York, 2010 (documento en
línea) http://progress-report.org/Kris-Chatterson-Studio-Visit (Traducción propia, consulta: 2015, septiembre)
599
INTERFERENCIAS
hermético.709 Con ello, trata de evitar la ficción de un espacio pintado y de mantener latente la
idea de pintura como combinatoria compositiva en proceso, donde el azar y las decisiones se
entrecruzan dando como resultado aquello que va apareciendo en el lienzo. Una reflexión
sobre la sintaxis y la gramática pictórica, que se ejecuta a partir de un vocabulario propio. Su
serie Soñé que revelabas se ajusta, de manera especial, a la intención de la que queremos
dejar constancia en este apartado, una repetición constante que casi nos remite al pintado de
un mismo cuadro una y otra vez. Bandas horizontales pintadas a ritmo de pulso cardiaco que
tienen mucho en común con aquello que nos resulta muy cercano en su apariencia a algunos
efectos que podemos encontrar en las actuales las actuales pantallas, con un mismo zumbido
electromagnético. Ese Soñé que revelabas hace alusión, además, a un proceso fotográfico,
como si de estos cuadros fuera a emerger una imagen o ésta ya se hubiera quemado debido a
su sobreexposición en el proceso. En definitiva, estas pinturas, aunque abstractas, con sus
propias cualidades formales, también nos hablan de ese concepto de imagen latente que se
halla todavía invisible.
Las pinturas abstractas de David Reed (San Diego, 1946) pueden recordarnos a algunos
referentes como Roy Lichenstein, Andy Warhol, Barnett Newman, De Kooning o Gerhard
Richter. De hecho, los acabados de sus cuadros pueden recordarnos también a diferentes
autores que usan la fotografía para sus composiciones. La factura casi industrial de Reed, de
frialdad racional e impersonal, repetición gestual y estructural, deviene de una interiorización
profunda que le puede emparentar con artistas como Lasker, Halley, Anselm Reyle… A Reed,
como dice Christop Schreier: «le encanta el aspecto automático del proceso de la pintura. Le
709
John Yau: «Embrace: The Paintings of Juan Uslé», en catálogo de exposición Juan Uslé: Switch on/Switch off,
Málaga: Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, 2008, p. 73.
600
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
gusta perderse, bucle tras bucle, giro tras giro, resistiéndose a llevar este proceso a una
conclusión».710 David Reed recurre también al ornamento, cubriendo a veces obsesivamente
cada zona, yuxtaponiendo colores y formas, como si en algunas partes quisiera mostrar un
zoom o varias imágenes diferentes dentro del mismo lienzo. Este modo de presentar la pintura
recuerda a los fotogramas de cine —imágenes congeladas que presentan un momento
concreto— o distintas barras de color en la imagen, que rápidamente asociamos con una carta
de ajuste de una televisión. En definitiva, sus obras responden a un proceso pictórico
complejo que, lejos de ser figurativo, está abierto a una interpretación por parte del
espectador, transportándolo a una conexión con la realidad actual.
710
Christop Schreier: «Keep it Going! David Reed’s Painting in Time», catálogo de exposición David Reed. Heart of
Glass. Paintings and Drawings, 1967-2012. Bonn: Kunstmuseum Bonn Snoeck, 2012, p. 43 (trad. propia).
601
INTERFERENCIAS
Más revelador, tal vez, que estas semejanzas —hacia las formas de la naturaleza—es el tachado
que realiza el artista de la palabra, y más concretamente, de las noticias. Anulando las noticias —
y los implícitos poderes jerárquicos que estructuran su control—Krisanamis socava la autoridad
sugerida por la palabra impresa. En la reducción de los medios de comunicación impresos a sus
intersticios devaluados, y la reorientación de la energía. En su lugar, tendiendo a imágenes de las
estrellas o de congregaciones ilógicas de la morada humana, el artista parece evocar otro
711
incontrolable, polidireccional universo: el de Internet.
Vivimos una lógica paradójica de la imagen a partir de la llegada del entorno transmedia
digital, que unifica y sintetiza los medios tradicionales anteriores, obligando a que nos
replanteemos el concepto de la imagen no desde la especificidad de los medios y géneros sino
desde las discursos aun por generar, que el nuevo contexto posibilita. Una imagen que se abre
a la participación pública de manera que la estética torna en relacional, enfatizándose la
poesía de la producción de las propuestas artísticas.
Desde este nuevo estatus de la imagen donde, como dice Virilio, todas las imágenes son
consanguíneas, su digitalización aporta soluciones novedosas a las técnicas tradicionales,
presentándose como un laboratorio de procesos, cuya ventaja es la desmaterialización física,
dejando atrás la narrativa propia de cada medio para descubrir otros horizontes. En definitiva,
la interacción pictórica con el medio digital ha de posibilitar artistas protésicamente
mejorados.
La pintura, como matriz simbólica que suma sensaciones estéticas que transfiere de otros
medios, puede pasar de su concepción física a su concepción virtual en el entorno transmedia,
pues el espacio virtual puede aparecer como un espacio válido para la representación
pictórica, que cumple su tendencia expansiva.
Dado que se han producido cambios en las condiciones de producción de la pintura, los
acercamientos que realiza la estética deben adecuarse a dichas transformaciones. En el tiempo
de la `hiperreproductibilidad digital´ será necesario adaptarse a nuevas formas de concepción
del hecho artístico; por ello el artista ha de permanecer alerta, con actitud crítica, para
articular las diferencias y descompensaciones que se dan entre el progreso técnico que adapta
711
Barry Schwabsky: Vitamin P. New Perspectives in Painting, New York: Phaidon, 2002, p. 182 (trad. propia).
602
INTERFERENCIAS DEL ENTORNO TRANSMEDIA EN PINTURA
Lo digital, para la pintura, supone despojarse del ilusionismo para descubrir el código que
esconde, como verdadero escenario que lo sustenta. Una aventura que encontramos en el
recorrido que va del movimiento puntillista al pixel digital. Ahora el código representará el
vehículo de la nueva creatividad, lo que nos lleva a hablar del matalenguaje que la máquina
impone, que en la interfaz se transmuta en cualquier manifestación, requiriendo del artista
que maneja esta nueva `matriz de sensaciones´ especialización material e intelectual.
Las nuevas tecnologías parecen haber cubierto con un velo el mundo. Velo que, como
concepto, parece ser un elemento alegórico y técnico connatural a la historia de la pintura,
entendida como misterio. Velos que la pintura necesita para mostrar su belleza y que ahora
son otorgados por la asistencia de las nuevas tecnologías en los procesos pictóricos. Un
entorno digital que, igual que el velo, inserta al individuo en `zonas borrosas´ que posibilitan
explorar situaciones diversas más allá de sus límites. En definitiva, esa posible borrosidad de la
representación, y del momento actual, lo que hace es integrarnos dentro de ella, como
señuelo que nos atrapa. Es por ello que, dentro de la complejidad que suponen las nuevas
representaciones pictóricas, decodificar estas lleve implícita cierta dificultad.
Otro recurso, desde la matriz de sensaciones tratada, es la nueva estética Glitch, que al
igual que sucede con el divisionismo del puntillismo, deja al descubierto la naturaleza del
código. Errores que ya fueron explorados con las vanguardias, pero que ahora se ven
potenciados con la nueva imagen digital, donde los artistas los simulan para encontrar nuevas
formas y expresiones.
También podemos comprobar que, como resultado de las facilidades que otorga el
entorno digital, se nota un resurgimiento consistente de lo ornamental en pintura, casi como
una transgresión que ironiza sobre los procesos de producción, en ocasiones. En definitiva,
sensaciones subjetivas proclives del momento presente que actúan como interferencia o
inducen a pensar en ella, cuestión que igualmente ocurre con la contemplación de la nueva
pintura abstracta actual. Interferencias que, en este último caso, no responden a una
identificación icónica sencilla, dado que responden a influencias que pueden ser: extrínsecas,
intrínsecas o ilocalizables propias del contexto donde se origina la pintura.
603
5.-CONCLUSIONES GENERALES:
EL LENGUAJE PICTÓRICO EN LA ERA POSTMEDIA
Un intento por descubrir su esencia que Paul Cezanne, como padre de las vanguardias, ya
dejara dicho con las siguientes palabras: «Lo que intento traducir para ustedes es más
misterioso, se enreda en las raíces mismas del ser, en la fuente impalpable de las
sensaciones».712 Es por ello que la pintura aparezca, a ojos analíticos de quien pretenda
acercarse a la comprensión de su condición esencial, como un acontecimiento inefable, que
hace inexplicable su ser hic et nunc, dado que dicho estudio no sólo se reduce a lo
representado en la imagen, sino a las múltiples conexiones que puede suscitar a cada
momento en que ésta es revisada de nuevo. De ahí que una posible definición de la pintura
solo pueda expresarse mediante una abstracción subjetiva, fruto de la experiencia y el
entendimiento de quien la determine, lo que ramifica su conclusión en tantas versiones como
712
Paul Cézanne citado por Joachim Gasquet, en Merleau Ponty: El ojo y el espíritu, Barcelona: Paidós, 1986, p.7.
605
INTERFERENCIAS
Esta emancipación del concepto de mímesis no quiere decir que la pintura esté obligada
a renunciar a la figuración, derivando en abstracción pura, sino que mediante el concepto
`figural´ (cfr. 2.1.3.), que se distingue de lo figurativo, podemos garantizar una dimensión de lo
pictórico no sujeta específicamente a ninguna de los dos comportamientos —figuración y
abstracción—, apareciendo como situación híbrida de los dos. Dicho concepto `figural´, que
toma Gilles Deleuze de Jean-François Lyotard,713 es la clave que nos ayuda a analizar la pintura
desde su faceta sensible referida a la sensación, que, en la búsqueda lingüística de ese
acercamiento subjetivo, puede llevar a la pintura hacia la experimentación crítica de sus
posibilidades, más allá de ciertos límites heredados de la tradición.
Perspectiva relacional
(…) el arte contemporáneo debe ser analizado no en términos de estética sino más bien en
relación a la poética. No desde la perspectiva del consumidor de arte, sino desde la del productor
de arte. De hecho, existe una tradición, mucho más larga, de entender al arte como poiesis o
techné antes que como aisthesis o hermenéutica. El desplazamiento de un entendimiento del
arte poético o técnico a un análisis estético y hermenéutico es relativamente reciente, y es
tiempo de revertir este cambio de perspectiva. De hecho, esta inversión fue comenzada por la
vanguardia histórica, por artistas como Wassily Kandinsky, Kazimir Malevich, Hugo Ball, o Marcel
Duchamp, quienes crearon narrativas mediáticas en las cuales actuaban como personas públicas
haciendo uso de artículos de prensa, enseñanza, escritura, performance, y producción de
imágenes, todos ellos con la misma importancia.
713
Jean-François Lyotard: Discurso, figura, Barcelona, Gustavo Gili, 1979.
714
Como expresa Platón en El Banquete: «(…), poiesis es todo aquello que es causa de que cualquier cosa pase del
no ser al ser», en Platón: El Banquete, Madrid: Alhambra Longman, 1986, p.96. En cambio, por ejemplo Martín
Heidegger se refiere a ella como `iluminación´, en el sentido más amplio del término, pues es la poiesis aquella que
nos brinda la posibilidad de encontrar la esencia de las cosas.
715
Pino Parini: Los recorridos de la mirada: del estereotipo a la creatividad, Madrid: Paidós2010, p.312.
606
CONCLUSIONES GENERALES
puede ser analizada objetivamente mediante un método científico estricto, pues, en definitiva,
no podemos establecer modelos ni patrones absolutos de comportamiento icónico que
definan una tendencia o movimiento concreto, , sino que es más bien la interferencia la que
está continuamente incidiendo y ayudando a que se produzca una progresiva transformación
de su conformación estética. Como indicaba Marcel Duchamp en «El proceso creativo», de
1957:
Durante el acto de creación, el artista va de la intención a la realización, pasando por una cadena
de reacciones totalmente subjetivas. La lucha hacia la realización es una serie de esfuerzos, de
dolores, de satisfacciones, de rechazos, de decisiones que no pueden ni deben ser plenamente
716
conscientes, al menos a nivel estético.
De ahí, Duchamp pasa a hablar del `coeficiente artístico´ personal, «como una relación
aritmética existente entre `lo que está inexpresado pero estaba proyectado´ y `lo que está
expresado inintencionadamente»,717 cargando sobre el espectador la responsabilidad de
`refinar´ ese coeficiente bruto, es decir: completar el mensaje artístico con su propia
subjetividad. Como sigue diciendo:
El proceso creativo adquiere un aspecto muy distinto cuando el espectador se halla en presencia
del fenómeno de la transmutación; con el cambio de materia inerte en obra de arte, tiene lugar
una verdadera transubstanciación y el papel del espectador consiste en determinar el peso de la
718
obra sobre la báscula estética.
Ello hace que observemos el conjunto como un mapa de relaciones complejas, fluido y
dinámico, de transferencias y trasvases constantes. A esto se suma cierto acercamiento
`inocente´, en muchas ocasiones, del pintor a un mundo que, en la traducción que realiza,
parece dejar en suspenso —insinuado, nunca completado—, sin certezas cerradas o
categóricas, abriendo su mensaje poiético a las posibles interpretaciones que pueda ofrecer la
subjetividad de cada espectador.
En esa mirada del que contempla, en esa relación indisociable e indispensable, es difícil
saber dónde se halla la imagen pictórica, entre la emisión del pintor y la multitud de relaciones
simbólicas que suscita, donde la tradición y el contexto entran a formar parte del juego de
intercambios. Esta condición fundamental hace que la pintura se manifieste como hecho
fenomenológico en la onda de la estética relacional, que Nicolas Bourriaud ha teorizado. Quizá
un esfuerzo por mantener una correspondencia sincrónica entre un cuerpo teórico, que ha de
renovar ciertas apreciaciones para adaptarlas al presente, y una práctica pictórica, que ha de
tener en cuenta las nuevas técnicas de producción, sea la fórmula deseable para que la pintura
encuentre una vía de discurso válido, dentro de la escena del arte contemporáneo. Un
contexto donde, aparte de la mencionada estética relacional, como primer paso de
identificación de las nuevas tendencias artísticas que comienzan a darse en la década de los
noventa, se barajan otras como la estética del aparecer, estética radicante, estética del
disenso, estética de la emergencia o estética de laboratorio, que la pintura habrá de analizar
para encauzar nuevos discursos en torno a su hecho, sin que tampoco la profusión del análisis
716
Marcel Duchamp: Escritos. Duchamp du Signe, Barcelona: Gustavo Gili, 1978, p. 163.
717
Ibíd.
718
Ibíd.
607
INTERFERENCIAS
teórico vacíe la especificidad del acontecer de la obra pictórica. Aun así cabe destacar cómo
muchas de ellas, alentadas por el carácter tecno-comunicacional, eminentemente mediático al
que ha tendido Occidente, ponen especial énfasis en la faceta sociológica del arte, en la
participación de la colectividad ya sea a priori, a posteriori o implicada directamente en el acto
creativo.
Podemos decir que, en ese interesante sistema de intercambios es donde se hallan todos
los problemas y soluciones que la pintura, que en el presente trabajo hemos enfocado desde
las transfusiones icónicas que recibe de otros medios. En ese misterio que ha de seguir
manteniendo la pintura, la primera tarea a la que se enfrenta, tras la asimilación de la tesis
formulada por Arthur C. Danto del fin del arte (cfr. 1.4.1.), es afrontar y reconstruir el juego
complejo de los dilemas que plantea su relación con la época presente, sobre todo a partir de
la incursión de las nuevas tecnologías digitales e internet en la sociedad. Esto,
consecuentemente, afecta de algún modo a su praxis, pudiendo considerarse como una vía
para posibles respuestas, que llevarán implícitas la adaptación y rearticulación de la tradición
pictórica a los nuevos procedimientos técnicos de producción. No olvidemos que Danto, en
relación a la estética del objeto artístico, defendía que el aspecto de los objetos no podía ser el
factor responsable de su condición artística, excluyendo así a lo sensible y a la estética del
juego artístico. Así que la percepción del objeto artístico, si seguimos su senda, sería lo menos
relevante para la esencia del arte, es decir: para que exista arte no hace falta siquiera que haya
un objeto que mirar; lo que nos introduciría de lleno en el plano virtual, como espacio
conceptual y de representación, gracias a las nuevas tecnologías. Aun así, podemos matizar
que la estética viene implícita, exista o no objeto, siempre que la obra se haga visible desde
cualquiera de los medios que se adapten para ello, dado que ésta supone el estudio filosófico
consustancial al fenómeno humano del arte.
A esto hay que añadir la salvedad de que, a partir de los noventa, como observó
Bourriaud, la determinación de los nuevos dominios formales van más allá del mero consumo
estético para instalarse en la esfera de las relaciones humanas, dentro de modelos dinámicos
que ofrezcan alternativas de escape a lo previsible. En ese sentido, la estética relacional se
presenta como un intersticio social, un estado de encuentro en el que se busca eludir cualquier
afirmación de espacio simbólico autónomo y privado. Desde este nuevo estatus, el objeto deja
de ser algo privilegiado para convertirse en el medio por el cual se pueden poner en relación
diferentes esferas de la sociedad.
Las nuevas tecnologías han impuesto el modelo del código digital, del que la pintura
puede hacer un uso mediante la retroalimentación (cfr. 4.1.4), y es posible que aquí se hallen
las claves necesarias que adapten un nuevo programa para la rearticulación de la práctica
pictórica. Desde esa relación, la era informática parece haber impregnado parte de los
comportamientos que se dan actualmente en la pintura, estableciendo un orden en los
procesos que provoca una praxis de la pintura diferenciada de la realizada anteriormente. Esta
clase de procedimientos preparan, desde la base, el devenir procesual de la producción
pictórica, tratando de ordenar el aparente caos en el que se encuentra el pintor actual al
enfrentarse al denso imaginario que ofrece la iconosfera y a la multitud de posibilidades
combinatorias que propone el amplio abanico de herramientas o extensiones, técnicas y
materiales a los que puede acceder. En esa predisposición y adecuación procedimental, las
608
CONCLUSIONES GENERALES
Pero no solo el artista ha de ser ya capaz de controlar todo el `material´ que tiene a su
disposición para realizar su representación pictórica, sino que debe atender las interrelaciones
sociales, conexiones y vínculos que han llevado al individuo del siglo XX a moverse en una red
relacional. Es decir que: acerca de esta pauta marcada por el correr de los tiempos, como
señala Bourriaud: «la realización artística aparece como un terreno rico en experimentaciones
sociales, como un espacio especialmente preservado de la uniformidad de los
comportamientos».719 Con ello, el artista acepta el reto de una «utopía de proximidad» a cada
faceta de ese `retrato social´ que se disponga a proyectar en cada propuesta. Los pintores ya
no tienen por qué limitarse a repetir las formulas heredadas de las vanguardias, sino que
pueden aceptar el reto de reformular los postulados, para asignarle al arte las nuevas
funciones que ha de tener dentro del contexto actual. Según continúa diciendo Bourriaud, el
artista ha de «aprender a habitar un mundo, en lugar de querer construirlo según la idea
preconcebida de la evolución histórica».720 En otras palabras, las obras ya no tienen
necesariamente como meta formal proponer realidades imaginarias o utópicas, sino constituir
modos de existencia o modelos de acción dentro de lo real, lo ya existente, cualquiera que sea
la escala elegida por el artista. Una idea que podemos considerar devenida del ready-made
duchampiano, que hace que el artista trabaje a partir de lo ya hecho, encontrado en los
confines de lo real, situándolo como un postproductor más que como un productor que crea
desde la nada, que equiparaba al artista con aquella idea romántica del genio creador. En esa
articulación material, el bricolaje y el reciclaje cultural toman el mando, de ahí que tenga una
gran importancia para el pintor actual considerar el imaginario que transmite la iconosfera (cfr.
1.5.), como fuente de consideraciones estéticas susceptibles de ser integradas en la
representación pictórica.
719
Nicolas Bourriaud: Estética relacional, Buenos Aires: Adriana Hidalgo, 2008, p.8.
720
Ibíd. p.10.
609
INTERFERENCIAS
Desde este punto de vista, hemos podido comprobar cómo los medios han ido
modelando la estética de la pintura, lo que implica democratización y sociabilización respecto
a la comunicación que establecen como portadores de información visual, lo que ya implica la
estética relacional a la que aludíamos anteriormente, que en la actualidad se multiplica
exponencialmente. Lo visual, en este contexto, debe desempeñar las capacidades y
habilidades necesarias para la exploración de la tectónica de lo subjetivo, que conlleva
significados inherentes a sus cualidades. Dicha alfabetización mediática implicará ahondar en
una lectura ampliada de la imagen pictórica, que libera, de algún modo, ciertas restricciones
ancladas en la tradición. Una apertura hacia la investigación de la producción, distribución,
percepción, interpretación y recepción de la imagen pictórica ayudará a entender sus procesos
visuales de comunicación y transmisión dentro de los diferentes contextos sociológicos,
políticos y culturales. Esta forma de proceder, dentro del complejo entramado relacional
presente, nos encaminaría a una alfabetización estética, producto de la alfabetización
mediática y visual, que mantiene en el aire la poética procesual de la concepción pictórica, lo
que puede considerarse también como un punto de partida para emprender nuevos tipos de
adaptaciones pedagógicas de la pintura.
610
CONCLUSIONES GENERALES
721
W. J. T. Mitchell: What Do Pictures Want? The Lives and Loves of Images, Chicago: The University of Chicago
Press, 2005, p. 309.
722
W.J.T. Mitchell: «Mostrando el Ver», en José Luis Brea (ed.): Estudios visuales: Ensayo, teoría y crítica de la
cultura visual y el arte contemporáneo, Nº. 1 (Noviembre), 2003 pp. 17-40.
611
INTERFERENCIAS
aspirar a un edificio mayor en torno al concepto de cultura visual, concentrando todas las
materias en el campo de los `estudios visuales´. Un planteamiento que, al igual que la
interdisciplinariedad de la que hace gala la epistemología contemporánea, ayudaría a abordar
la fenomenología de la imagen pictórica desde un sentido más amplio que aquel que imprime
la tradición. Una perspectiva conjunta, desde el enfoque de los medios, que en este trabajo
hemos elaborado con intención de ofrecer una perspectiva amplia y abierta a nuevas
influencias. Desde ese objetivo, la imagen técnica avanza hacia la deslimitación de categorías,
que en sí puede englobar a todas, como ocurre en el entorno transmedia, ocupándose de los
procedimientos en función de una subjetividad abierta, algo que trastoca la cuestión
ontológica de la representación pero que la pintura puede emular, volviéndose una especie de
pantalla-interfaz (cfr. 2.5.), ofreciendo nuevas caras de su fenómeno, lo que
consecuentemente recalará en una nueva disposición estética, que quizá acabe por
`suspender´ el valor estético universal heredado del arte, respecto a una estética alineada al
objeto. Una vez que el objeto de arte deja de ser único y la pintura abandona su singularidad,
ha de desplazar su autonomía, apoyada en la disposición estética que se establecía a partir de
ésta, hacia otro tipo de planteamiento donde la densidad del discurso estético no se encuentre
en el objeto sino en la descarga que establece la conexión virtual, eminentemente conceptual
pero que no tiene porqué rechazar su presentación o instalación objetual, si es preciso y así lo
requiere el artista. Un nuevo régimen que nos lleva a ahondar en un nuevo sistema de gestión
espacial de la representación y la presentación, donde el espacio virtual toma especial
relevancia.
En medio de todos los cambios que hemos desarrollado, que inevitablemente fuerzan a
un replanteamiento de la actividad pictórica, no hemos de olvidar que la mirada del individuo
también cambia al ritmo de todas las transformaciones que recibe de su entorno. Tan y como
ya nos advertía Walter Benjamin, en 1936:
Dentro de los largos periodos históricos, junto con el modo de existencia de los colectivos
humanos, se transforma también la percepción sensorial. El modo en que se organiza la
percepción humana —el medio en que ella tiene lugar— está condicionado no sólo de manera
723
natural, sino también histórica.
De ello se deduce que, dado que no vemos igual que nuestros antepasados, no podemos
seguir pintando de la misma forma que ellos lo hacían y tratar de adecuar los modos de
concepción y los procedimientos a las formas de producción y asimilación actuales. Si la
imagen pictórica puede llegar a desaparecer en su objetualidad singular, por repetición y
multiplicación reproductora (cfr. 4.1.1.), su interpretación ya no puede basarse tanto en su
acontecer físico, sino más bien en el fenómeno desprendido de su conceptualización, para
situarse como pura sensación. Un nuevo estatus que requiere una reconfiguración de la
mirada, que, seguramente, esté aun por precisar.
612
CONCLUSIONES GENERALES
aunque esta frontera se encuentre cada vez más difusa. Pero no basta sólo con esa capacidad
diferenciadora, pues hemos comprendido que el objeto pictórico no es lo fundamental, así que
la tarea es establecer los límites de lo pictórico, como construcción insertada en articulaciones
de sentido, donde entran en juego «ideologías o sistemas de valores».724 Desde este punto de
vista la pintura puede constituirse como relato, más allá de sus cualidades puramente visuales
o plásticas, como explica Keith Moxey:
Aunque las obras de arte posean estructuras que determinan su recepción, calidades diseñadas
para inducir ciertas reacciones entre sus receptores, el valor que se les asigna en las distintas
725
épocas depende de las circunstancias sociales y culturales de quienes las aprecian.
Puede que en ese desplazamiento perceptivo, que no tiene por qué suponer
desmaterialización necesariamente, estemos abandonando parte de la esencia que ocupó a la
historia de arte, centrada en el análisis profundo del objeto, para vagar por una superficialidad
de los signos, que derivará en una estética difusa y relacional, no ya en su sentido social sino
en el de interrelación entre signos. Hecho que conlleva esa visualidad retórica de la imagen
pictórica que pretendemos destacar. Una pintura asimilada desde esta postura, precisa del
correlato de una historia del arte entendida como disciplina plural, compleja, no específica; un
espacio de movilidad donde los individuos que tratan de profundizar en dicha materia ya no
pueden especializarse únicamente en ella, sino que han de adoptar una actitud plural y
multidisciplinar acorde a la interconexión continua de distintas esferas del saber. La misión
«no es tanto desvelar el significado de las imágenes aisladas, sino desvelar las complicidades
entre el poder y las imágenes, por encima de toda concepción elitista de la cultura y de los
ideales estéticos»,726 como dice Anna María Guasch.
724
Keith Moxey: «Estética de la cultura visual en el momento de la globalización», en José Luis Brea (ed.): Estudios
Visuales. La epistemología de la visualidad en la era de la globalización, Madrid: Akal, 2005, p. 28.
725
Ibíd., p. 33.
726
Anna María Guasch: «Doce reglas para una nueva academia: la `nueva Historia del arte´ y los Estudios
Audiovisuales», en José Luis Brea: Op. Cit. pp. 65-66.
727
Pedro Alberto Cruz Sánchez: «El arte en su `fase postcrítica´: de la ontología a la cultura visual, en José Luis Brea
(ed.): Op. Cit. p. 96.
613
INTERFERENCIAS
Esteticidad difusa
Desde la perspectiva que imponen los medios, la estética difusa se inclina hacia la
supresión del `punto de vista´, caminando hacia la superficialidad, falta de reflexión y
conciencia. Desde esta situación `desmantelada´, el valor icónico de la imagen pictórica se
mide desde una dimensión espectacular que enfatiza el uso de las nuevas tecnologías, de las
que acaba haciendo uso aunque solo sea para su difusión, olvidando ciertos valores intrínsecos
que otorgó la tradición. La estética difusa a la que hacemos referencia, por lo tanto, acentúa
más su interés por los efectos sociales de la imagen pictórica que por sus posibles significados,
lo que la imbrica dentro del laberíntico mar del gusto y las apreciaciones triviales, que deriva
en culto por su función puramente efectista. La consecuencia de esta nueva actitud es la
variación de la noción `experiencia estética´, que abandonará su sentido integrador como
experiencia de plenitud a favor de una experiencia subjetiva inmediata que va mutando al
ritmo de la variación del estímulo visual, dejando aparte ciertas obsesiones existenciales que
antaño preocuparon al individuo, producto, en parte, de lo aséptico del entorno digital, que
sustituye el cuerpo físico por el virtual.
614
CONCLUSIONES GENERALES
advertido, que tornan todo el conjunto en informe movilidad sin anclajes, cuyo futuro se abre
a un campo de incertidumbre.
Estética de lo efímero
Dicho dinamismo, incertidumbre y abolición, hasta cierto punto, de los valores que
asentó la tradición, hace que vaya adoptándose, tanto en la vida diaria como en las prácticas
artísticas, un gusto cada vez mayor por la estética de lo efímero, donde todo está `sujeto´ a la
provisionalidad, lo accesorio y lo proclive de no duración física, virtual, espacial o temporal. Lo
efímero, aparte de ser una tendencia concreta del arte, emerge como conciencia de un tiempo
nómada, de cambios y transformaciones continuas que modifican las condiciones de la imagen
pictórica, insertándola dentro del flujo del imaginario colectivo, renovando nuestra percepción
y la relación con el mundo. En esa fragilidad e incertidumbre que lleva implícito el cambio, la
aceleración y la estabilidad amenazada, que supone la escasa duración de las cosas porque se
hallan dentro de una flujo de sustitución continua, que nos introduce en un tiempo suspendido
entre lo que `es´ y `no es´, `está´ o `no está´, hemos de aprender a vivir. En ese sentido y en
aplicación al arte, nos enfrentamos ante la gran paradoja que supone cambiar de raíz aquellos
planteamientos que se adscriben desde la tradición, que comprende los objetos artísticos
como cosas hechas para perdurar en el tiempo, como algo eterno que debe de transcender.
Sin embardo, tratando de articular la tradición desde el momento presente, lo efímero, según
Chistine Buci-Glucksmann, aparece como:
(…) presente detenido en inmovilizado, rodeado por éxtasis pasados y de astillas mesiánicas
futuras, `imagen brusca´ o incluso imagen fijada y fragmentada, como en la alegoría barroca o el
montaje moderno. Por eso la dialéctica fulgurante no es devenir, sino `dialéctica en estado
728
detenido´.
He aquí la paradoja del objetivo de la moda: mientras la sociedad democrática es cada vez más
inconstante en materia de discursos de inteligibilidad colectiva, es, al mismo tiempo, cada vez
729
más constante, equilibrada y firme en las bases ideológicas de fondo.
En cambio podemos observar que no existen dogmas intransigentes sino que todo se ha
vuelto flexible. Desde esa perspectiva, ya nada exige el `autosacrificio´ y todo se halla abierto a
la rectificación y la revisión, rearticulaciones sujetas a los movimientos pendulares de la moda.
El `mundo flotante´ y fluido, en que se ha convertido la realidad, necesita ser aceptado y
reinterpretado para comprender las modalidades escondidas en la dialéctica entre la moda y
lo efímero, recreando nuevas formas de sentido y existencia de subjetividades abocadas al
encuentro de las contingencias.
Ante todo lo expuesto hasta aquí, pudiéramos pensar que las tendencias estéticas se
agotan, aunque en realidad `lo estético´, como régimen de `lo sensible´, vinculado al
728
Chistine Buci-Glucksmann: Estética de lo efímero, Madrid: Arena Libros, 2007, pp. 13-14.
729
Gilles Lipovetskiy: El imperio de lo efímero, Barcelona: Anagrama, 1990, p 271.
615
INTERFERENCIAS
conocimiento y la acción, obtendrá continuidad mientras exista humanidad. Por otro lado,
hemos de ser conscientes del importante papel que ha cumplido la estética como disciplina,
yendo más allá del papel asignado, como parte de la filosofía que habla de lo bello y del buen
gusto. Pero es en atención a la dimensión de lo sensible, que en el pensamiento occidental
introduce el empirismo inglés, siendo, en cambio, en Ernst Cassirer, autor sueco de origen
alemán, donde encontramos una referencia clave,730 donde lo estético se convierte en una
forma primordial de experimentar el mundo que escapa a cualquier visión dentro de una
teoría unificada, dado que es posible que cada acercamiento a las posibles `estéticas´, sean,
finalmente, indagaciones en torno a la poética de su proceso creativo, que implica la forma
lúdica como vía de conocimiento. Programas operativos o proyectos de estructuración
abiertos de la obra pictórica, tal y como lo entiende explícita o implícitamente cada pintor,
incluyendo el estudio de los resultados como huellas de una intención. Por ello, resultaría
finalmente conclusivo sustituir `estética de la pintura´ por `poética de la pintura´, en respuesta
a un programa pictórico en permanente apertura a las narrativas visuales que ofrece el
enfoque mediático de la cuestión, que pueden seguir siendo integradas para la elaboración de
nuevas representaciones pictóricas.
730
Ernst Cassirer: «El problema del gusto y la orientación hacia el subjetivismo», en Filosofía de la Ilustración,
México: Fondo de Cultura Económica, 1984, pp. 327 y ss.
616
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
619
INTERFERENCIAS
620
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
621
INTERFERENCIAS
125. Francis Picabia, Fille Née Sans Mère, 1916-1917 .............................................................. 304
126. Francis Picabia, Amorous parade, 1917 ............................................................................ 305
127. Jean Tinguely, Meta-matic nº 17, 1959 ............................................................................ 306
128. Theo Jansen, Painting Machine, 1981............................................................................... 307
129. Giuseppe Pinot-Gallizano y su equipo experimetando
en Alba (Italia) con la máquina de pintura industrial, 1956 .............................................. 309
130. George Grosz, Republican Automatons, 1920 .................................................................. 310
131. Autómata del siglo XVIII .................................................................................................... 311
132. Hans Bellmer, Plate from La Poupée, 1936 ....................................................................... 312
133. Neil Harbisson interpretando un concierto de color,
Museum of Jewish Heritage, Nueva York, 2013. A la derecha:
Traducción cromática de La primavera, de Vivaldi ........................................................... 314
134. John Craig Freeman, Campo de refugiados virtual, 2011 ................................................. 315
135. Tiziano Vecellio, Natura potentior ars, 1568..................................................................... 317
136. Ernst Ludwig Kirchner, Noche de luna invernal, 1919....................................................... 318
137. James Ensor, King Pest, 1895 ............................................................................................ 319
138. Antoni Tápies, Bouche, 1987 ............................................................................................. 321
139. Rembrandt van Rijn, Retrato de Jan Six, 1647 y Retrato de Jan Six, 1654 ........................ 322
140. Alberto Durero, Hombre desesperado, 1515 .................................................................... 324
141. Diego Velázquez, Bufón Calabacillas, 1636-37 ................................................................. 324
142. Diego Velázquez, El triunfo de Baco, 1626-28................................................................... 325
143. El triunfo de Baco, reproducción realizada por Francisco de Goya, 1778......................... 326
144. Vincent van Gogh, Ciruelo floreciente (a partir de Hiroshige), 1887................................. 328
145. Pablo Alonso, His arm was her leg, 2007 .......................................................................... 329
146. Álvaro González, Gran Ola, 2011 ...................................................................................... 330
147. Pia Fries, Grim, 2006 ......................................................................................................... 331
148. Honore Daumier, Don Quijote y Sancho Panza, 1855....................................................... 333
149. Ángeles Agrela, Lección de anatomía, 2009...................................................................... 334
150. Lydia Dona, Walking Away from Mount Sinai, 2010 ......................................................... 335
151. José Vicente Guerrero Tonda, Jardín acuático, 2008........................................................ 336
152. Lou Laurita, You Should See Somebody About That, 2006 ................................................ 337
153. Curro González, El estado de las cosas, 2013 ................................................................... 337
154. Cristina del Campo, Sin título (Shopping Carts), 2011....................................................... 338
155. Terry Winters, Colony, 1982 ............................................................................................. 339
156. Ellen Gallagher, Bird in Hand, 2006 ................................................................................... 340
157. Wangechi Mutu, Tumours of the Uterus, 2005 ................................................................. 340
158. José Luis Serzo, Action Magic Pinter, 2010 ....................................................................... 341
159. Jesús Zurita, La llanura baja, CAAC Sevilla, 2007 .............................................................. 342
160. Kara Walker, Darkytown Rebellion, 2001.......................................................................... 343
161. Giovanni Battista Tiepolo, Apollo y Daphne, 1744-45....................................................... 345
162. Jules Chéret, Carnaval, 1984 ............................................................................................. 345
163. Georges Seurat, Le Cirque, 1890-91 .................................................................................. 346
164. Jules Chéret, Spectacle Promenade de l´Horloge, 1889 .................................................... 347
165. Henri Toulouse-Lautrec, May Milton, 1895 ...................................................................... 348
166. Pablo Picasso, La habitación azul, 1901 ............................................................................ 349
622
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
623
INTERFERENCIAS
624
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
625
INTERFERENCIAS
626
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
627
INTERFERENCIAS
385. Peter Kogler, MSU museum of contemporary art Zagreb, 2014....................................... 593
386. Sergio Barrera, Camaleón velado nº11, 2013 ................................................................... 596
387. Mark Bradford, The Devil is Beating his Wife, 2003 .......................................................... 597
388. Sam Burford, The Wizard of Oz - Before the colour starts, 2011 ...................................... 598
389. Keltie Ferris, ¡I!, 2011 ........................................................................................................ 598
390. Kris Chatterson, Untitled, 2010 ......................................................................................... 599
391. Juan Uslé, Soñe que revelabas (NU), 2010 ........................................................................ 600
392. David Reed, #625, 2011-12 ............................................................................................... 601
393. Udomsak Krisanamis, The Only Ones, 2004 ...................................................................... 601
628
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ANEXO.- BACKGROUND
Para ello, tomaremos como ejemplo de obra personal el proyecto Background, realizado
por el tesinando, exhibido en la sala del Casyc, de Santander, durante los meses de octubre-
noviembre de 2014.
649
INTERFERENCIAS
su sentido general, background, traducido del inglés, quiere decir: antecedente, bagaje,
historial, entre bambalinas, sustrato, al margen o en la sombra. A partir de estos parámetros,
podemos vislumbrar lo que se pretende transmitir al espectador; ciertas cuestiones relativas a
una parte que queda oculta. Algo que, de algún modo, no siempre podemos ver claramente,
insinuándose de este modo al visitante, mediante las diferentes piezas que comentaremos, la
existencia de una zona oscura o en sombra, allí donde se desarrollan diversos procesos
sociales, psíquicos y relacionales, en definitiva, que podemos reflexionar desde la pausa que
supone la propuesta artística. Un planteamiento que pretende activar el mecanismo
conceptual del espectador, siguiendo parte de los postulados que nos lega Marcel Duchamp
con su obra y pensamiento, autor al que tantas veces nos hemos referido en la presente
investigación.
Desde esta acepción, y en íntima conexión y diálogo de la pintura con las interfaces
ofrecidas por las pantallas de los dispositivos que nos ofrecen las nuevas tecnologías, podemos
encontrar una relación metafórica entre las dos formas de visualización icónica. De algún
modo, esta similitud nos hace volver al sentido general primero, es decir: existe un sustrato de
operaciones y mecanismos que, actuando como trasfondo o sustrato, se esconden bajo las
apariencias, permaneciendo invisibles a los ojos del espectador, dejándonos llevar por la
ilusión que ofrecen sin pararnos, en la mayoría de las ocasiones, a reflexionar sobre un deus ex
machina que, por `arte de magia´, parece cuidar por la continuación de todo el conjunto de la
representación del mundo, lo que sería caer en la fascinación producida en el individuo por
estas nuevas tecnologías, que en el presente parecen tener asignadas la tarea de resolver
cualquier trama desarrollada en la sociedad actual. En ese sentido, trataremos de
contrarrestar su velocidad con la lentitud tradicional de la pintura, para ocasionar esa pausa
buscada, incitando a la reflexión y al cuestionamiento de diversas situaciones que se dan en el
mundo en que vivimos.
Siguiendo la línea de esta relación de la pintura con las nuevas tecnologías, situación
directamente relacionada con el maquinismo que también hemos comentado en la
investigación (cfr. 3.2.3.), en el apartado 2.5 vimos cómo la pintura podía funcionar como una
alegórica interfaz, desde las connotaciones que ésta supone para el contexto actual. Desde ese
planteamiento proponíamos el enfoque de la pintura como un desarraigo perpetuo, un
tránsito que conecta, a partir de las imágenes propuestas, al espectador con un universo de
650
BACKGROUND
relaciones simbólicas. Una actitud que provoca que lo específicamente artístico, o lo que se da
en un lugar destinado para tales fines, se desborde continuamente sobre el `fondo de
polución´, aquel mundo exterior que se establece más allá de la propuesta concreta. Aun así,
desde ese vector que nos encamina hacia el bagaje de la lectura relacional con el afuera,
existe, como decimos, con esa indicación que nos trasporta hacia el background, aquello que
queda al fondo de la propuesta, cierto movimiento endógeno paradójico, que también fuerza a
reflexionar sobre los propios procesos intrínsecos de la pintura, hacia su acto poiético,
momento de la creación que da lugar a la representación pictórica al que nos referimos en las
conclusiones del capítulo 5. Actividad que se contrasta con las maneras de producción de la
imagen, alternativas a la pintura, que suponen el resto de medios icónicos que conviven en la
densa iconosfera presente (cfr. 1.3.), aquellos que hemos repasado y relacionado con la
pintura a lo largo de toda la investigación.
De la voluntad de Ricardo González García hacia una pintura expandida hablan dos series y dos
objetos situados al principio de la exposición, como bienvenida al visitante o quizás como
651
INTERFERENCIAS
advertencia. Junto a Arquitecturas efímeras, formada por un mural de gran formato y sus
variaciones o matizaciones en forma de seis pequeñas acuarelas, encontramos un gran objeto
tipográfico —titulado Background— del que hablaremos después. (…), en sus pinturas murales,
Ricardo González García quiere ser un no-muralista y reivindicar la profundidad de la pared, su
731
espesor y su significado en la maquinaria visual.
Ricardo González García, Arquitecturas efímeras con pintura expandida en pared, 2013-2014
Lo que se insinúa con este planteamiento, es que las construcciones sólidas dan paso a
otras de menor estabilidad o mudables, en la actualidad, que se abren a un estado de cambio
perpetuo. El propio muro, como límite estable de la institución, del cubo blanco destinado a
exposiciones, es cuestionado por medio de la pintura, insinuando que ya ni siquiera aquellas
construcciones que, confiábamos, eran sólidas, podemos ahora asegurar que lo sigan siendo.
Una provisionalidad que, ante nuestra responsabilidad como productores de imágenes,
advierte sobre los posibles hechos derivados que conlleva abordar éstas desde una concepción
ingrávida, transparente y promiscua, tal y como sucede en aquellos procesos mediáticos
interactivos que propone la densa iconosfera actual, asistida por las nuevas tecnologías
digitales. Procesos que conllevan deslocalización y desplazamiento continuo, que también la
pintura acoge, haciéndose eco del tiempo presente, deslimitación de una imagen pictórica que
queda `enmarcada´ no por el límite físico que propone, sino por la capacidad relacional que
puede llegar a establecer.
Pero también cómo en cada evento, en el darse a ver de cada propuesta, cada proyecto
ha de adaptarse al espacio físico asignado para tal fin, con el objetivo de establecer relaciones
también con el lugar que lo alberga, que en su misma comprensión lleva al artista a actuar de
un modo cercano al escenógrafo. Una actitud que se halla próxima a la idea que dimos sobre la
731
Francisco Javier San Martín: «Eclipse parcial», en catálogo de exposición Background-Ricardo González García,
Santander: Gobierno de Cantabria, 2014, pp. 73-75.
652
BACKGROUND
noción de postproductor, a partir de las reflexiones de Nicolas Bourriaud (cfr. 4.1.4.), como
aquel operario artístico que trabaja con elementos ya existentes tratando de adaptarlos a
nuevos contextos, para provocar esas nuevas relaciones buscadas. En ese sentido la
composición se realiza a partir de imágenes propias y encontradas en Internet, aparte se trata
de un proyecto mural que ya fue realizado en una ocasión anterior, para la feria CASA//ARTE
2013, siendo reproducido esta vez en una versión transformada, adaptándose al espacio
concreto de la sala de exposiciones.
En definitiva, desde ese concepto escenográfico del arte actual, así como respecto a un
modo general de concebir los diferentes comportamientos sociales de la actualidad, y debido
al poder establecido por los medios de comunicación, vivimos en la `era del espectáculo´, allí
donde las imágenes producidas luchan por su visibilidad, difusión y conquista del mayor
número de espectadores posibles. En relación a la pieza comentada y a esta sociedad del
espectáculo a la que hacemos referencia, son significativas las palabras de Guy Debord:
El arte del cambio debe llevar en sí el principio efímero que él descubre en el mundo. Ha elegido,
dice Eugenio d´Ors, `la vida contra la eternidad´. El teatro y la fiesta, la fiesta teatral, son los
momentos dominantes de la realización barroca, en la cual toda expresión artística particular
toma su sentido por su referencia a la escena de un lugar construido, a una construcción que
debe ser para sí misma el centro de unificación; y este centro es el pasaje, que está inscrito como
732
un equilibrio amenazado en el desorden dinámico de todo.
A partir de las palabras de Debord podemos decir que al transcribir la traducción del
momento presente, desde los parámetros que establece lo efímero, optamos por `el arte del
cambio´, donde el decorado que recoge el evento artístico cobra relevancia como `centro de la
unificación´ de todas las relaciones simbólicas a las que la obra ha de transportarnos. De ese
diálogo de la imagen actual como lugar de encuentro, de proclamas y anuncios donde el
espectador se ve reflejado en mayor o menor medida, dentro de la sociedad del espectáculo,
instantaneidad que contrasta con el tiempo lento de la pintura, habla la miniserie
Antisouvenirs, como espacio de representación que acoge dicho planteamiento. Colección de
cuadros que se hallan en estrecha relación con la anterior propuesta comentada, al trabajar
con la representación de elementos arquitectónicos efímeros de carácter público, como
pueden ser las vallas publicitarias, marquesinas, etc. En esta parte del proyecto expositivo, que
funciona como investigación, ya comienza a introducirse una cuestión que seguirá
manteniéndose como hilo conductor a lo largo de alguna de las piezas siguientes; cierta `lógica
negativa´, en relación al régimen de visualidad que impone el sistema político establecido,
pues, como advierte Jacques Rancière, el arte y la política comparten una misma raíz `lúdica´,
desde el juego lingüístico que ambos sistemas establecen, al alterar el uso cotidiano que
hacemos de las palabras en relación a las cosas:
El arte y la política comienzan cuando se perturba ese juego común en que las palabras se
deslizan continuamente bajo las cosas y las cosas bajo las palabras. Comienzan cuando las
733
palabras se hacen figuras, cuando devienen realidades sólidas, visibles.
732
Guy Debord: La sociedad del espectáculo, Chile: Naufragio, 1995, pp.113-114.
733
Jacques Rancière: «El teatro de las imágenes» en Alfredo Jaar (ed.): La política de las imágenes,
Santiago de Chile: Metales Pesados, 2008, p. 83.
653
INTERFERENCIAS
Visto desde esta forma de concebirlo, sobre el arte actual ha recaído un gran peso
otorgado a su hecho lingüístico implícito, que bien aparece previamente en el proyecto o
posteriormente en la legitimación crítica, acercamientos eminentemente conceptuales, que
posteriormente dan lugar a realidades visibles, o que mediante su justificación a posteriori son
más fácilmente visibles. Si bien el arte comienza, como dice Rancière, cuando se verbaliza, por
ello una tesis como la aquí expuesta posee sentido, pues se otorga una correspondencia entre
las palabras y las cosas. En ese sentido, a medida que el arte evoluciona, se va produciendo un
nuevo sistema de asignaciones, entre palabras y cosas, del que hay que estar atento,
pendiente para no caer en la obsolescencia. Desde esta perspectiva, que conlleva una especie
de continua clasificación taxonómica, en el libro de Michel Foucault; Las palabras y las cosas,
se refleja cómo las condiciones del discurso van variando a lo largo del tiempo, de un periodo
del conocimiento a otro, estableciéndose férreos paralelismos entre la lingüística, la biología y
la economía. Esto quiere decir que si queremos estudiar cierta parte lingüística adscrita al arte
del momento presente, tendremos que atender igualmente al campo de la biología y al
sistema económico establecido, para así poder comprender los procesos dados en la sociedad.
Por otra parte, respecto a lo que supone el giro lingüístico y el visual en el engranaje social y
artístico, que ya ha sido tratado con extensión en el apartado 1.3.1.
Ricardo González García, La colección de antisouvenirs (Recorrido imaginario en escalas tonales), 2014
654
BACKGROUND
Esta contrapublicidad aquí representada se extrae del bombardeo del que el espectador
contemporáneo es víctima, por parte de los medios de comunicación; imágenes de guerra que
contrastan con aquellos anuncios que juegan con nuestros deseos, tratando de trasportarnos a
una sociedad cercana a la que relatara Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Imágenes
publicitarias que parecen hacernos creer que la guerra y la pobreza han sido erradicadas y no
existen. Una contradicción que aquí se ofrece irónicamente como posible destino turístico, que
una agencia de viajes jamás ofertaría, como espacio para la reflexión sobre dicha situación. En
este juego con la cultura popular que vivimos cada día, el conflicto y la violencia, agresiones
entre personas y al planeta, suponen otro background que acompaña la historia del ser
humano desde sus orígenes. Desde este argumento, el propio Guy Debord nos avisa que: «el
pensamiento de la organización social de la apariencia está él mismo oscurecido por la infra-
comunicación generalizada que él defiende. No sabe que el conflicto está en el origen de todas
las cosas del mundo».734 Paradójicamente, en una sociedad invadida por los medios de
comunicación, existe una incomunicación generalizada que da alas al mundo de las apariencias
y a la imposibilidad de resolución del conflicto. Algo que nos transporta poco a poco a una
zona oscura, de un mundo ensombrecido, espacio reflexivo que atraviesa la cáscara de la
apariencia para adentrarse en la profundidad que contiene el planteamiento.
Evitando desviaciones morales, la guerra supone un hecho perpetuo cada vez más
sofisticado, que sacrifica seres humanos en función de unos intereses políticos y económicos,
destinando grandes inversiones para seguir investigando sobre el desarrollo de su maquinaria
de destrucción masiva, un campo donde también, a veces, se establecen ciertos progresos y
avances técnicos que posteriormente son aplicados, haciéndose extensibles, al resto de la
734
Guy Debord: Op. Cit., p.117.
655
INTERFERENCIAS
En contra de ello, podemos decir que es el arte uno de los campos desde el que podemos
conllevar una revolución interna, para liberarnos de la tiranía que supone la conexión
permanente a la que nos empuja la red del sistema social actual. Un asunto que en
Antisouvenirs y Destino no-turísticos, colección de cuadros y mapamundi, como piezas
conjuntas, se resuelve desde la estrategia silenciosa de la pintura, tratándose en clave
Pantone. Es decir: señalándose en la extensión del mapa aquellos países que mayores acciones
bélicas mantienen en la actualidad, estados destacados, tras la consulta de estudios
estadísticos, mediante un color que destaca sobre el fondo gris que se asigna al resto de la
cartografía mundial, que se halla volteada horizontalmente a modo de imagen especular. El
color que contiene cada país se corresponde al fondo de cada cuadro, que se ha utilizado para
representar una escena de cada conflicto, sobre los soportes publicitarios que anteriormente
comentábamos. Un hecho que nada resuelve en realidad, suponiendo, en cambio, un acto
poético ante la barbarie que, si cabe, trata de emborronar la imagen para despejar lo explícito,
aplicando un velo (cfr. 3.3.1. y 4.3.). Como comenta San Martín:
656
BACKGROUND
conflicto, como si fuera sólo un asunto Pantone, como si nada pasara en realidad. Puesto que en
realidad parece más un asunto de turismo que de auténtico paisajismo: los Souvenirs ya nos
habían advertido sobre la manía de traer un recuerdo de la guerra a casa. Ahora el mapamundi
de González García, tan plomizo, tan tormentoso, parece referirse al turismo de la catástrofe y
735
también de la ruina del propio turismo como forma de conocimiento.
Un acto que de algún modo trata de incidir sobre la conciencia del espectador,
avisándolo de su parte de responsabilidad sobre el asunto. En ese sentido, estaríamos tratando
el conjunto como un sistema endofísico. Recordemos que la endofísica es una ciencia que
investiga el aspecto de un sistema cuando el observador se vuelve parte de él, mostrando
hasta qué punto la realidad objetiva depende necesariamente del espectador. La endofísica
aporta una `aproximación doble´ al mundo. Aparte del acceso directo al mundo real (mediante
la interfaz de los sentidos), se abre una segunda posición de observación a partir de una
posición imaginaria de observador. Tratadas desde estos parámetros, las piezas propuestas
abogan por la confianza en que, o estrategia pacífica de que, la contemplación del sistema
puede llegar a cambiar el mismo.
Cuando decimos por delante y por detrás no nos referimos a la profundidad perspectiva de la
representación sino a una arquitectonización de la pintura que, aunque simbólica y proyectiva,
no por ello es menos auténtica. Arquitectonización que es tanto como decir su puesta en público,
apertura hacia el espacio de convivencia y conflicto. En la serie de Antisouvenirs aparecen
representados toda una serie de dispositivos de representación de la imagen en un contexto real.
Hablamos de telas muy pequeñas, instaladas en mosaico, mostrándose cada una individualmente
y también todas ellas como una unidad fragmentada, lo cual aumenta, por una parte, su carácter
de taxonomía y de repertorio y por otra, su voluntad de ofrecerse como proyecto, como modelo,
736
susceptible de trasladarse a la realidad.
Una traslación que, como veremos, se producirá desde dos vertientes: aquella que trata
de llevar a cabo la visualización de las dos cara físicas del objeto-cuadro, como ya decíamos, y
de la implicación del discurso pictórico en la realidad, de algún modo, que acaba conllevando
un narración ficcional, como describiremos con la siguiente pieza.
En la relación inminete que ofrecen estas pinturas (La colección de Antisouvenirs) con la
fotografía, pues la captación real de estos motivos, de estas zonas en conflito que aparecen en
los dispositivos publicitarios de los Antisouvenirs, han sido realizadas por un reportero gráfico,
cámara en mano, que se ha desplazado hasta el lugar del hecho, podemos entroncar
diferentes diálogos en relación con la pintura. Imaginemos por un momento que en vez de ser
el medio fotográfico, por su instantaneidad, el encargado de captar esos momentos para
735
Francisco Javier San Martín: Op Cit. p. 71.
736
Ibíd.
657
INTERFERENCIAS
Ricardo González, Cápsula-atalaya del reportero pictórico de la historia, depués de Goya (exterior), 2014
Esta pieza, que, ante la imposibilidad de `luchar´ contra la barbarie tumultuosa exterior,
establece una especie de exorcismo de carácter individual, a nivel de conciencia reflexiva, por
fuera, como decimos, constituye un enclave que encubre un interior, pero si mirámos en el
658
BACKGROUND
interior encontramos una especie de vanitas, con los utensilios del pintor; pintura, pincel,
block de apuntes…, un `cuaderno de campo´ en una pantalla de video digital (cfr. 3.3.2), donde
van pasando las representaciones pictóricas de diferentes conflictos, así como un `decorado
histórico´, representado en las paredes interiores de este habitáculo. Paredes interiores
confeccionadas a base de retazos de los grabados de Los desastres de la guerra, de Goya (cfr.
3.3.1.), donde el artista, al igual que harán Picasso, Zoran Music y otros muchos
posteriormente, trata de expresar aquellos extragos que siembra la guerra en el corazón del
ser humano, haciéndonos conscientes, por otra parte, de que la guerra en sí misma es
imposible de pintar, sólo algunos de sus efectos, como es la desfragmentación que finalmente
consigue. Como comenta Francisco Javier San Martín:
Junto a esta colección de postales bélicas se muestra un dispositivo que bien podría haber sido
utilizado para realizarlas. Se trata, y el título es muy explícito, de Capsula-atalaya del reportero
pictórico de la historia, después de Goya, una suerte de camera oscura, es decir, prefotográfica,
que se habría utilizado para documentar conflictos modernos, un aparato retrógrado que, frente
a la pretendida objetividad de la cámara fotográfica, mostraría todas las desviaciones de la
subjetividad. En su interior, de un negro profundo, muestras de los Desastres de Goya como
`pintor de guerra´ previo al actual fotógrafo de guerra, junto a la pantalla de video en la que se
muestran una serie de pequeñas acuarelas del artista, a modo de `cuaderno de campo (de
737
batalla)´, según su propia expesión. Y una pistola violentamente iluminada.
Ricardo González García, Cápsula-atalaya del reportero pictórico de la historia, después de Goya, 2014
En ese sentido esta pieza trata de reflexionar sobre un hecho candente del que los
medios de masas se hacen eco diariamente, pero también, a un nivel de lenguaje intrínseco de
la pintura, sobre el momento en que parte de la pintura decimonónica pierde parte de los
737
Francisco Javier San Martín: Op Cit, pp. 67-69.
659
INTERFERENCIAS
designios que se la habían atribuido, como relato testimonial, a partir del legado documental
que suponían sus representaciones, de aquellos acontecimientos históricos con la suficiente
relevancia como para ser pintados. Una misión que parece peder a medida que un medio más
objetivo como la fotografía se va encargando de ello. El filtro que supone la traducción de cada
pintor, así como el tiempo que conlleva la traducción del motivo a lenguaje pictórico, nos hace
reflexionar sobre el grado de subjetividad que inevitablemente acompaña a la pintura, incluso
a aquella denominada `pintura de historia´, que pretendía ser lo más objetiva posible,
subjetividad que se encargará de explorar las vanguardias artísticas del siglo XX. Desde esa
reflexión, la pieza comentada trata de unir pasado y futuro, confrontar objetividad y
subjetividad histórica.
Desde el hecho que supone sobre el espectador el bombardeo mediático de noticias que
quisieramos no ver aparecer con tal insistente cadencia, están realizadas las piezas
comentadas a continuación. Se trata de unos cuadros cuyo origen parte de la recurriencia a
imágenes, aparecidas en la prensa diaria, sobre guerra y terrorismo. En relación al discurso de
la cápsula, comentada anteriormente, que actuaba como escudo protector al artista, Jean
Baudrillard nos avisa que, aun así, el terrorismo se halla inserto en el centro mismo de esa
cultura que trata de luchar contra él:
660
BACKGROUND
parte de la imagen y fijan la atención del espectador, con la intención de derivarle a una
lectura abstracta de la representación pictórica. Por un lado se ha vaciado a la imagen de su
contenido lingüístico, al ser separada de la noticia que a su lado aparecía en el periódico,
posteriormente la propia imagen es deconstruida mediante los recursos de la pintura. Se
propicia así una disolución que pretende llegar a conseguir una imagen de carácter universal,
más allá de la concrección que conlleva su aparición en prensa, lo que supondría `la cosa en su
proceso´ de la que habla François Jullien, que a su vez tiene relación con el `arte del cambio´
del que hablaba Guy Debord:
Al pintar entre el `haber´ y el `no haber´, se accede no ya a lo que serían las `cosas´ mismas, tal
como éstas son en sí mismas (el `en sí´, la esencia), sino en proceso, en transición continua, sin
739
cesar de advertir y al mismo tiempo de encubrir.
Suiguiendo esa linea histórica, que marca la parte icónico-documental que nos van
depositando los medios de comunicación sobre nuestro imaginario, nos encontramos con una
pieza que ofrece dos visiones, como dos caras de una misma moneda: Espacio de trabajo-
extracto del imaginario soportado, compuesto por 16 unidades sobre un caballete, que en su
unión delantera ofrecen a visión unitaria del interior del estudio del artista y que por su parte
trasera se fragmenta en 24 imágenes de la historia reciente de la humanidad, desde la
Segunda Guerra Mundial hasta los atentados de las Torres Gemelas, mostrando el caldo de
cultivo, el sustrato, el background que prepara la base para lo que ha de suceder en este
nuevo milenio que ahora vivimos. Otra vez se vuelve a ofrecer una relación que intermedia la
vivencia intima del pintor con un exterior histórico del que, de algún modo, como voz de su
tiempo, ha de hacerse eco o del que, en una u otra medida, se ve afectado. Dos espacios
distintos; el de creación y el de los escenarios históricos, con multitud de tiempos confluyentes
en el mismo misterio que supone el acto poiético.
Digamos que se trata de una relectura de una suerte de objeto-cuadro lanzado a la vida,
desprendido de la condena y sacrificio de una de sus caras, que supone su adscripción a la
pared. Como explica Patrik Vauday:
739
François Jullien: La gran imagen no tiene forma, o del no-objeto por la pintura, Barcelona: Alpha Decay, 2008,
pp.22.
661
INTERFERENCIAS
lugar en el mundo. A la preexistencia del mundo que nos resiste y nos supera infinitamente, lo
740
imaginario opone su escape y su negación de lo real.
740
Patrick Vauday: La invención de lo visible, Buenos Aires: Letranómada, 2009, p.51.
662
BACKGROUND
Es la negación de este mundo el que da pie a la confección de un imaginario, más allá del
registro documental, como producto del deseo. En esa confrontación de lo real y lo imaginario,
la imagen compleja de los dispositivos actuales (cfr. 1.5.1.), imagen sin marco y habitable por
interacción, se halla todavía más `fuera del mundo´ de lo que estaba la imagen-cuadro, de ahí
que el hecho de que sea puro producto del deseo humano sea todavía más acuciante. Por ello
la necesidad de dar un paso atrás, objetualizando la pintura, para reflexionar sobre ese diálogo
entre ese ámbito inalcanzable de lo real y la esfera de lo imaginario, en la que se acaban
transformando los procesos de la actividad humana. Respecto a la concrección que, sobre
esto, supone la pieza explicada, Francisco javier San Martín nos ofrece su propia visión:
Todo el espacio del estudio queda descrito, ningún rincón está fuera del marco: un panóptico,
aunque parezca no de vigilancia sino de pulsión descriptiva, de desvelamiento, de intimidad,
aunque se trate en realidad de una intimidad vigilada. El pintor nos invita a curiosear en el lugar
en el que la obra ha sido concebida y realizada. Pero como decimos, Espacio de trabajo…es una
estructura exenta, así que cuando la rodeamos podremos ver cómo el envés de los cuadros
muestra otras tantas escenas y seguramente también otras emociones, pero esta vez
independientes, en caleidoscopio, y además, de carácter público. Violencias del siglo XX: la
Bomba atómica, el Tratado de Yalta, la Ley seca, el derribo del muro de Berlín…en grisalla, como
los grandes flamencos, como añadiendo distancia o simplemente intentando representarla.
Leonardo la llamaba prospettiva aerea, que todo lo agrisalla en la distancia. RGG no ha incluido el
Bombardeo de Guernica, quizás porque Picasso ya lo hizo en grisalla, como una foto de prensa:
parte de atrás, dorso, reverso; parte oscura, background, todo lo que imaginamos tras esa
741
palabra, background, fondo, al fondo, trasfondo, segundo plano.
Una forma de presentación pictórica que San Martín relaciona con los `pendants´, muy
usados en las manifestaciones obreras tal y como testimonian muchos grabados del siglo XIX,
que, al ser visibles por cada una de sus dos caras, conllevan una inflexión espacio-temporal. Un
recurso que en la esfera del arte, en la conjunción de lo público y lo privado, aspira a «la idea
de que el abismo de la subjetividad alguna vez podrá almacenarse en algo así como una
conciencia común».742 En este caso las imágenes volteadas de la historia actuan como el reflejo
del ser humano, recordando el estadio del espejo lacaniano, y el espacio de trabajo íntimo
como contraespejo, azogue real, como laboratorio alquímico de procesos oculto pero vigilado,
dispuesto para la manipulación artística.
741
Francisco Javier San Martín: Op. Cit., pp. 71-73
742
Ibíd.
663
INTERFERENCIAS
diaria, allí donde se instala la imagen por la que accede al mundo. En este caso, esos
escenarios cotidianos se muestran como bambalinas de teatro, una detrás de otra, con sus dos
caras, al igual que la pieza anterior. Caras comunicadas por el vacío que se ha recortado en la
pantalla de cada medio que aparecer en ellos: televisiones, ordenadores, ipads, etc. Pantallas
que nos anudan con una supuesta realidad que creemos, sin reflexionar, en la mayoría de las
ocasiones, sobre la posible manipulación que conllevan. Vaciar la pantalla supone acortar la
distancia, suprimir la mediación, para reposicionar al expectador con un acercamiento a la
experiencia de lo real, inalcanzable, como decía Jacques Lacan, siendo la muerte y el sexo
sendas experiencias que más pueden llagar a acercarse a esta esfera de lo real.
Ahora, la pieza nos obliga a reflexionar sobre lo que supone la razón intersticial que se
establece con el `entre´, la intermediación que proponen los medios de comunicación, que
instalados en los `cuartos de estar´ del individuo provocan un abandono del ser en función del
`entre´. Algo que comenta Jean-Luc Nancy cuando dice:
Como si el ser hubiera cubierto este `entre´ que es su verdadero lugar, como si se tratara
entonces de un `olvido del entre´ más bien que de un `olvido del ser´—o más bien, sin duda,
como si la invención del ser —toda nuestra tradición— no hubiera sido más que la invención de
nuestra existencia como tal, es decir, como existencia, cierto, pero como existencia de nosotros y
como nosotros, nosotros en el mundo, nosotros-el-mundo: `nosotros´ sería entonces lo previo
absoluto, lo más remoto de toda ontología, y en cosecuencia `nosotros´ sería también el efecto
743
más tardío, el más dificil, el menos apropiable, de la exigencia ontológica.
Una historia común actual del `nosotros´, que implica la `pantallización´ del individuo y
nueva sensibilidad, que ha de permitirnos llegar al sustrato, al background ontológico de
nuestra existencia, por paradójico que parezca, dado que en la mediación interrelacional que
supone ha dejado caer al ser en favor de un estar (cfr. 2.1.2. ).744 En esta circunstancia los
medios y la mediación que proponen, entre individuos, vienen a ocupar una parte importante
de nuestra relaciones, ofreciéndonos una apariencia transparente que, tal y como Vattimo
reflexiona en La sociedad transparente, debiera hacer que nos preguntáramos sobre la real
opacidad que ocultan, ese segundo plano, ese background. Quizá sea hora, siguiendo el
cuestionamiento que provoca, de volcarse hacia cierta alfabetización mediática del individuo,
que persiga el objetivo de una mejor utilización de los medios (cfr. 5).
Volviendo al ser, como máquina deseante dentro del sistema de pulsiones que proponen
las imágenes que ofrecen los medios, se rescata una frase dicha por Jacques Lacan, para quien
lo esencial es el `objeto del deseo´, que deberemos desgranar para llegar al trasfondo de la
situación, de cierta política de la mirada: «Nunca me miras desde donde yo te veo», donde
mirar y ver no son lo mismo, una no correspondencia que pone en tela de juicio esa opacidad a
la que aludíamos y que, por el contrario, nos vemos abocados a transitar, como espacio
democrático dispuesto para el saber, donde lo que se da no es de la misma naturaleza que lo
que se recibe. Complejo entramado no visible que se inmiscuye por los resquicios de la
intimidad de nuestros hogares. En ese centro de la realidad que configura el individuo a su
alrededor, siempre existe un `objeto´ que causa nuestro deseo, que nos impulsa a cualquiera
de nuestros intereses y movimientos, que dentro del sistema actual parecen haber
743
Jean-Luc Nancy: Ser singular plural, Madrid: Arena Libros, 2006, pp. 92-93.
744
Ver Martín Heidegger: Ser y Tiempo, Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1997.
664
BACKGROUND
configurado los medios de comunicación. Digamos que nuestro deseo viene prefabricado por
ellos, sin qué sepamos muy bien a qué corresponde exactamente ese deseo que perseguimos,
permaneciendo oculto como transfondo, en el inconsciente. Cuestiones que nos introducirían
de lleno sobre la reflexión en torno a `la Cosa´ de la filosofía, que Lacan se encargará de
vislumbrar y que, en relación con el arte, nos introduce de lleno en la esfera de lo simbólico, al
mostrar lo que no puede mostrarse. Como nos dice Miguel Ángel Hernández-Navarro:
La Cosa, por tanto, es un lugar. Un lugar que sólo está cuando no está. Por eso no es posible
llegar a ella, porque cuando nos acercamos, desaparece. Es el vacío insalvable frente al que el
sujeto siempre está o demasiado cerca (la Cosa ya no está) o demasiado lejos. (..) El hombre
pivota en torno a la Cosa. Y, sin embargo, la Cosa es parte del sujeto. Ese vacío es uno con el
sujeto. El sujeto gira alrededor de la Cosa, pero ese girar no es pura inercia, sino que está `sujeto´
de algún modo a la Cosa, al no-estar de la Cosa, porque es justamente la Cosa la que lo `sujeta´;
es la jouissance suprema —la otra satisfacción de la que nada sabe pero de la que alguna vez
tomó parte y la reconoce de un modo siniestro— la que lo `anuda´ y lo mantiene en su lugar.
745
Porque la cosa es la extimidad (extimité) del sujeto. Su ausencia centrante.
La pantalla no refleja nada. Están ustedes como detrás de un espejo sin azogue: ven el mundo,
pero el mundo no los ve, no los mira; ahora bien, uno ve las cosas sólo si ellas nos miran. La
pantalla hace de pantalla para toda relación dual (para toda posibilidad de `respuesta´) (…) ¿Qué
hacer con un mundo interactivo donde la línea divisoria entre el sujeto y el objeto ha sido
virtualmente eliminada?.
Ese mundo no puede ser ya reflejado ni representado: sólo puede ser refractado o difractado
mediante operaciones que son, indistintamente, la del cerebro y la de la pantalla, operaciones
746
mentales de un cerebro que a su vez se ha vuelto pantalla.
745
Miguel Ángel Hernández-Navarro: La so(m)bra de lo real: El arte como vomitorio, Valencia: Institució Alfons el
Magnanim, 2006, pp. 29-30.
746
Jean Baudrillard, Op. Cit., pp.72-73
747
Jacques Lacan: El Seminario. Libro VII. La ética de psicoanálisis 1959-1960, Buenos Aires: Paidós, 1988, p.160
665
INTERFERENCIAS
mediáticas ejercen sobre nosotros para controlar el monopolio, nuevos poderes que de un
modo subliminar pasan a dirigir todos nuestros movimientos, en uno u otro sentido.
Ricardo González García, El tránsito vacio del entre intersticial, en la imagen-laberinto, 2014
Aquello que provoca la ceguera, correspondido a ese tanto mirar y no ver nada, viene
provocado por la situación de hipersaturación de información (infoxicación), que acaba
desembocando en cierta desilusión o visión desencantada del mundo, imágenes donde ya no
hay nada que ver, como comenta Jean Baudrillard, que generan ciegos veloces, o vivientes,
como apunta Santos Zunzunegui. Una situación ante la que solo cabe una reacción de
reencantamiento (posmoderno), como comenta Vattimo al recordar la frase de Nietzsche:
«seguir soñando sabiendo que se sueña», de un modo similar a aquel mundo de ficción que
relataría Jorge Luis Borges. Según palabras de Francisco Javier San Martín:
(…) las aberturas practicadas en el doble plano de representación desnudan la imagen, muestran
su estructura ficcional y evidencian su retórica de doble cara, de plano-contraplano, si
empleáramos el lenguaje cinematográfico. (…) En El tránsito vacío…, como también en Espacio de
trabajo, los cortes en el plano de representación, pequeñas ventanas, muestran la existencia de
un mundo real al fondo —en el background— de la ficción pictórica. Ahora entendemos mejor
esa disposición espacial de las ocho imágenes en forma de bambalina teatral. En Espacio de
trabajo, los dos ventanucos, como ojos taladrados, indican que no toda la pintura se realiza en el
estudio, mientras que en El tránsito vacío…, al recortar las pantallas, señalan que no toda la
realidad cabe en los media, que existen posibilidades de taladrar su imperio y su inagotable
748
caudal de imágenes y que, paradójicamente, el viejo y lento arte de la pintura es una de ellas.
748
Francisco Javier San Martín: Op. Cit. p. 67.
666
BACKGROUND
Si antes el discurso sobre los medios habia aparecido como apoyatura a la construcción
de la representación, ahora aparece como crítica de su poder hegemónico, un
cuestionamiento hacia esa Pantalla total de la que habla Baudrillard, que no escapa del ciclo
que establece. En realidad, una estrategia para volver a situar al espectador en su distancia de
observación real, haciéndole salir de la fantasmagoría que proponen las representaciones de
cada pantalla.
667
INTERFERENCIAS
a nuestra ilusión. Desde esta premisa cierra o cortocircuita el ciclo la pieza Reconstrucción no
revelada de un ocaso material. Como dice Francisco Javier San Martín:
Ese palíndromo visual que en El tránsito vacío… se pone en escena como un recorrido físico que
el espectador debe realizar, en otros casos se resuelve como pura imagen especular, de recorrido
mental, como en la instalación Reconstrucción no revelada de un ocaso material, con aspecto de
escenario, altar o cadalso, en el que la imagen pictórica permanece inmutable mientras que el
telón de fondo muestra o sugiere no tanto la alternancia binaria de un interruptor —ON / OFF—
como la palpitación, más de orden político, del encendido ON de cualquier pantalla y el NO de la
desobediencia de un apagado. Porque al apagar los medios electrónicos o impresos, lo mismo da,
el espectador se ve en la posibilidad de adoptar una actitud más compleja e inquisitiva y en lugar
de dejarse llevar por la docilidad del encendido ON se ve capaz de sustraerse a ella con el
749
apagado de un NO.
En este caso la luz que aportan los medios electrónicos o impresos, en ese encendido
continuo que establecen, es cegado o contrarrestado por la `primera luz´, representada por el
sol, donde se inscribe un NO. Siguiendo esta idea, vuelve a constatarse la polaridad dialectica
retroprogresiva que recorre la totalidad de la muestra, que no supone otra cosa que tratar de
conseguir, con un medio antiguo y lento como la pintura, un término medio de diálogo con los
nuevos e instantáneos medios que han ido surguiendo a lo largo de la historia y conviven en la
iconosfera junto con la pintura. No existe una crítica al posible desplazamiento que la pintura
ha podido sufrir respecto a ellos, sino que la pintura aparece aquí como un terreno reflexivo,
de pausa meditativa, que puede ayudarnos a pensar sobre las posibilidades de diálogo e
intercambio entre los diferentes medios icónicos. Si existe una crítica lo es hacia ese imperio
impuesto por los medios de comunicación, que implican la conexión a tiempo completo del
individuo, con la imposibilidad de emancipación que eso conlleva, en cuanto a que, en algún
sentido, la construcción de nuestras ideas vienen predeterminadas por las premisas que éstos
imponen. Siguiendo la fórmula de la negación, ante el gran escenario espectacular en que se
ha convertido la realidad donde los medios de comunicación poseen gran parte de
responsabilidad, podemos leer estas líneas de Jean Baudrillard:
El mundo ha adquirido una realidad de tal magnitud que sólo puede soportársela al precio de
negarla permanentemente (…) En ese sentido la realidad es inconcebible. La realidad integral es
una utopía. Sin embargo, es lo que se nos está tratando de imponer a través de un artificio
750
gigantesco.
Si ante alguno de los hechos que afectan a nuestro entorno, que han sido tratados en el
proyecto expositivo, hay posibilidad de rebelión, dado que no podemos cambiar el mundo,
ésta existe a nivel de conciencia individual. Es decir: si rechazamos cierto materialismo
impuesto por el sistema afirmaremos otros valores de orden espiritual. En esa línea de
pensamiento, que atiende a la propia parte existencial del individuo, fuera de cualquier
presencia divina y despejando cierta esclavitud frente al sistema, tal como nos dice Albert
Camus: « ¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice que no. Pero si se niega, no
renuncia: es además un hombre que dice que sí desde su primer movimiento».751 En definitiva,
una paradójica negación afirmativa que encierra en sí misma la esencia de lo trágico de la
749
Francisco Javier San Martín: Op. Cit. p. 67
750
Jean Baudrillard: Op. Cit. p.20-25.
751
Albert Camus: El hombre rebelde, Buenos Aires: Losada, 1953, p. 17.
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BACKGROUND
condición humana, la existencia de una frontera que, por otra parte, ha de forzar al individuo a
tratar de agotar «el campo de lo posible».752 Así como hemos tratado de hacerlo nosotros al
afrontar diversas situaciones de la realidad por medio de la pintura, al llevar a cabo la
realización del proyecto pictórico explicado.
752
Píndaro: III Pítica, en Albert Camus: El mito de Sísifo, Madrid: Alianza, 1951, p.9
669