Maltz - Cuento Con Caricia
Maltz - Cuento Con Caricia
Maltz - Cuento Con Caricia
Sexual
¿Cuento con caricia?
Perspectivas y reflexiones
Educación sexual
Perspectivas y reflexiones
¿Cuento con caricia?
Jefe de Gobierno
Horacio Rodríguez Larreta
Ministra de Educación e Innovación
María Soledad Acuña
Subsecretario de Planeamiento e Innovación Educativa
Diego Javier Meiriño
Directora General de Planeamiento Educativo
María Constanza Ortiz
Gerente Operativo de Currículum
Permitida la transcripción parcial Javier Simón
delostextosincluidosenestedocumento,
hasta 1.000 palabras, según ley 11.723,
art.10o,colocandoelapartado consultado
entre comillas y citando la fuente;
siesteexcedieralaextensiónmencionada,
deberá solicitarse autorización a la
Gerencia Operativa de Currículum.
Distribución gratuita. Prohibida su venta.
El miedo a saludar con un beso a alumnos y alumnas, a abrazarlos para consolarlos si lloran, a asu-
mir el cambio de los pañales, a ayudarlos a vestirse cuando su etapa madurativa lo exige puede ser
vivido, en ocasiones, como un peligro para el docente.
El texto de Liliana Maltz señala las necesidades básicas que tienen los niños y las niñas que per-
manecen durante varias horas en una institución y por lo tanto fuera de su familia. También men-
ciona la importancia de recuperar el afecto, el vínculo y el cuidado en la relación pedagógica y la
necesidad de generar condiciones para restituir y habilitar la confianza entre el jardín y las familias
y promover la reflexión sobre nuestra práctica. El relato en primera persona nos habla del invo-
lucramiento y el compromiso que lleva a la autora a reflexionar acerca de estas cuestiones, inter-
pelando nuestra práctica e invitándonos a seguir generando lazos que sean capaces de acompañar
afectivamente el tránsito de los niños y las niñas por el jardín de infantes.
Vaivén de la ternura,
que llega o se retira
como el sueño en un niño,
manejando distancias
que se acortan o alargan
sin cambiar de medida…
[...]
Roberto Juarroz3
1 Algunas de las ideas desarrolladas aquí fueron trabajadas por la autora en el artí-
culo “Prohibido tocar… ¿prohibido?”, en la revista Novedades Educativas, Año 26,
N° 287 y en el capítulo “De había una vez una caricia a una apuesta a la ternura”,
del libro La Educación Sexual Integral (ESI) en el Nivel Inicial. Propuestas para
seguir aprendiendo. Rosario, Homo Sapiens, 2017.
2 Elsa Bornemann. Cuento con caricia. Colección Cuentos del Jardín. Buenos Aires,
Latina, 1974. Disponible en: es.slideshare.net/solunasalles/cuento-con-caricia.
El desaf ío es poder pensar esto que pasa, que nos pasa, desde múlti-
ples lugares. Compartirlas preguntas: ¿cómo salir de nuestras islas y
“hacer bluetooth”? ¿Cómo estar cerca, hoy, en las instituciones, en la
vida? Preguntas de época que hoy se vuelven urgentes y necesarias,
dada la gran fragmentación de nuestros lazos sociales. Necesitamos
reinventar nuevos modos de conectarnos, por fuera de una mirada
centrada en buscar quién es la víctima o el culpable. Considerar qué
podemos hacer entre todos frente a este temor. Hacernos responsa-
bles. Arremangarnos. Embarrarnos juntos, docentes y familias, en la
cancha.
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Y la confianza,
¿dónde está?
Podemos considerar que este miedo a ser acusados de abuso es la
punta de un iceberg y se vincula con diferentes cuestiones. Una de
ellas es la relación familia-escuela.
Hoy tenemos que dar cuenta de que somos “confiables” no por la au-
toridad transferida por el Estado, sino por lo que hacemos (o no ha-
cemos) cada día. Y remarco: “cada día”, porque la confianza no se sos-
tiene en el tiempo. Necesitamos trabajar en pos de ella diariamente.
Nuestro punto de partida, hoy, es el desencuentro y la desconfianza.
En esto incide el peso del mercado que profundiza la competencia y la
fragilidad de los lazos. El otro es “mi enemigo”, es una limitación para
la concreción de mis deseos individuales con el que debo competir y
de quien debo desconfiar. Es el que me puede sacar el trabajo, robar,
lastimar. “Cuidate” es una frase que solemos repetir al despedirnos
de alguien. Ese miedo al otro se nos incorpora en el cuerpo como
sensación permanente (al menos así ocurre en las grandes ciudades).
Por otra parte, cabe destacar el enorme peso de los medios en la es-
pectacularización de la vida. Si se difunde en los medios la sospecha
de un docente “abusador”, todos los docentes (especialmente varones)
4 Isabelino Siede. Casa y jardín. Complejas relaciones entre el Nivel Inicial y las
familias. Rosario, Homo Sapiens, 2015.
5 Se sugiere ampliar información con la lectura del capítulo 3 del libro citado: “Ten-
siones actuales entre familias y jardines”.
“Mi hijo tiene una discapacidad y tuve que apurarlo para que contro-
le esf ínteres, para que pueda ingresar al jardín”. Mamá-docente de un
nene de sala de 2 años.
“Lo tuve que dejar afuera de la sala por el olor, hasta que lo vinieron a
buscar. Me sentí mal, pero tenemos prohibido cambiarlos”. Docente
de sala de 5 años.
6 G.C.A.B.A. | Ministerio de Educación e Innovación | Subsecretaría de Planeamiento e Innovación Educativa.Gerencia Operativa de Currículum
que su ausencia es entendida como carencia y se transforma en una
falta. La ausencia o el retaceo de la corporeidad del adulto produce
en el niño una anemia corporal, un debilitamiento de la expresividad
gestual, de la mímica facial, de la actitud postural, de la capacidad
para mirar, de escuchar, de contactar, de saborear, de oler, de produ-
cir una voz propia. El retaceo de la corporeidad crea una verdadera
debilidad corporal”6…
Este autor también plantea: “Si ser acariciado quizás sea, junto con el
sostén, una de las formas más primarias de la existencia inaugural del
cuerpo”.7 ¿Qué pasa, entonces, con esta construcción cuando tememos
ese contacto o, más aún, cuando el miedo impide que registremos nues-
tra necesidad y la del pequeño o pequeña de ser tocados? No es inocuo,
generamos marcas en los cuerpos al tocarlos o dejarlos de tocar.
Algunos recursos
para que “cuenten con
Los motivos antes mencionados aluden a lo subjetivo, al vínculo, al
caricias”
cuidado, a la construcción del cuerpo y de la sexualidad. Pero, ade-
más, es fundamental reconocer que al no cambiarlos ni acariciarlos
estamos nada más ni nada menos que vulnerando derechos. Estamos,
de algún modo, incurriendo en situaciones de maltrato.
6 Calmels, Daniel. Infancias del cuerpo. Buenos Aires, Puerto Creativo, 2009.
7 Op. cit.
Por otra parte, existe un marco legal que nos avala en este acompa-
ñamiento:
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Es decir, la falta de contacto impacta en la sexualidad, que se constru-
ye siempre con otros y otras. Es por eso que la ESI promueve relacio-
narnos afectiva y corporalmente.
Por otra parte, se destaca en los lineamientos de ESI del GCBA para el
Nivel Inicial10 el concepto de salud como un derecho y como un pro-
ceso que incluye grados de bienestar f ísico, psíquico y social. Esta idea
interpela, por ejemplo, la responsabilidad adulta cuando, por la falta
de higiene, los pequeños tienen dermatitis del pañal o infecciones en
la zona genital.
10 Op. cit.
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pañales y/o de ropa a los niños y las niñas; o bien, que los cambien
siempre en presencia de otro docente o responsable de la institución.
Bibliograf ía
Liliana Maltz
12 G.C.A.B.A. | Ministerio de Educación e Innovación | Subsecretaría de Planeamiento e Innovación Educativa.Gerencia Operativa de Currículum