AtlasdelasavesnidificantesdeChile PDF
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Nidificantes de Chile
2011 – 2016
Coordinación del proyecto
Fernando Medrano Martínez
Comité editorial
Fernando Medrano Martínez, Rodrigo Barros, Heraldo V. Norambuena,
Ricardo Matus y Fabrice Schmitt
cartografía
Inti Lefort, Fabio Labra, Fernando Medrano Martínez y Felipe Cáceres
revisión de estilo
Ivo Tejeda, Sharon Montecino y Montserrat Vanerio
ilustración inicial
Daniel Martínez-Piña
isbn 978 – 956 – 09039 – 1 – 4
Relaciones Exteriores.
red de observadores
de aves y vida silvestre
de chile
auspicio :
Colaboradores :
Fundación Freeport-McMoRan Chile se enorgullece en presentar
a la comunidad este inédito material cuyo objetivo es difundir
parte del patrimonio natural de Chile, en línea con las políticas
medioambientales de la compañía.
Para Minera El Abra, filial de Freeport-McMoRan, el cuidado del
medioambiente y la biodiversidad es prioritario. Nuestra compañía
no solo apoya iniciativas de investigación y difusión, tanto en su
zona de influencia como en el resto del país, sino que también posee
estrategias de gestión para minimizar su impacto en los territorios
donde opera, tales como estudios científicos y monitoreos de flora y
fauna. Por citar a algunos, destacamos el libro de «Reptiles en Chile»,
el reciente censo a flamencos altoandinos y el estudio de la tasa de
crecimiento de los humedales en la Región de Antofagasta.
Como parte de nuestro compromiso con el medioambiente,
asumimos el desafío de respaldar la elaboración del primer Atlas de
Aves Nidificantes de Chile, el que esperamos se convertirá en referencia
internacional del tema. En las siguientes páginas, podrán revisar el trabajo
de cinco años de recopilación de información y la participación de más de
mil ochocientas personas quienes reunieron más de 675.000 datos sobre
el comportamiento reproductivo de las aves, para así llegar a contabilizar
304 especies que nidifican en el territorio de Chile continental.
Confiamos en que este compendio de conocimiento no solo será
utilizado como una herramienta para la conservación, sino que se
convertirá en un valioso aporte al fortalecimiento, la comprensión, y la
valoración de la naturaleza y el patrimonio, marcando un precedente en
el conocimiento respecto a estos animales.
Estamos convencidos que colaborar en este tipo de proyectos
asegura un futuro mejor para el país y su gente y nos ayuda a generar
confianzas y estrechar lazos. Esperamos seguir avanzando en distintas
iniciativas y programas que apunten al desarrollo sustentable, la
educación y el sentido de pertenencia de los habitantes en relación con
su entorno natural y cultural.
Mike Kridel
Presidente de Minera El Abra
Al poco tiempo de haber llegado al Laboratorio de Ornitología de la
Universidad de Cornell, una mañana en 2011 abrí mi correo electrónico
y encontré un intrigante mensaje de la ROC, nuestros socios locales,
quienes administran eBird en Chile. Ellos querían comenzar a desarrollar
un Atlas de aves nidificantes en Chile, y querían saber si podíamos
hacerlo a través de eBird.
Los desafíos de llevar a cabo un Atlas de aves nidificantes en un país
sudamericano lucían difíciles de superar. Ningún otro país de Sudamérica
había intentado llevar un Atlas antes, y la idea de movilizar cientos de
observadores a través de un país que pasa por casi la mitad del continente
era desalentadora. ¿Cómo encontrarían suficientes observadores en un
país sin mucha tradición de observación de aves? ¿Cómo motivarían a
los observadores a buscar aves en áreas remotas? Quizás el desafío más
grande en el tiempo de esas preguntas era que ni siquiera se podían
ingresar códigos reproductivos en eBird, excepto en los comentarios.
Les explicamos, entonces, que estábamos limitados a la
cantidad de innovaciones que podíamos desarrollar, pero en la ROC
permanecieron impávidos. Les hicimos varias preguntas, y en cada
caso este destacable equipo tenía respuestas. Entonces, en gran parte
debido a estas discusiones con la ROC, desarrollamos la opción de
registrar códigos reproductivos en cada listado de eBird. Donde otros
habrían visto obstáculos, la ROC solo veía oportunidades y formas
creativas de dirigir estos desafíos.
Tienes en tus manos los resultados de esa creatividad y dedicación. Este
Atlas es el resultado del esfuerzo de 1.815 personas, quienes subieron más
de 675.000 registros entre 2011 – 2016. Los resultados incluyen información
novedosa para casi todas las especies que nidifican en el país, incluyendo
la expansión de rangos altitudinales para casi la mitad de las especies.
Además, se documenta y detalla la expansión del rango de distribución de
algunas aves, como el Picaflor del norte y la Paloma manchada.
Nuestro equipo en Cornell ahora está trabajando junto a varios otros
grupos para llevar a cabo Atlas de aves nidificantes. Pero deberías saber
que la base para documentar en eBird aves nidificando comenzó con
un destacable grupo de Chile. Estamos honrados de ser parte de este
fantástico esfuerzo. Felicidades.
Christopher Wood
Assistant Director Information Science & eBird Lead
Cornell Lab of Ornithology
Ithaca, Nueva York, Estados Unidos
Hace poco más de diez años un pequeño grupo de entusiastas observadores
de aves asumió que para mejorar sustancialmente nuestro conocimiento
sobre las especies del país era necesaria una perspectiva colaborativa en
la que la creciente comunidad de aficionados participara activamente, para
así dar respuesta a diversas inquietudes ornitológicas. Esto se tradujo
rápidamente en el desarrollo de la plataforma eBird en Chile y la creación
de la ROC en el año 2009. Con el advenimiento de eBird a Chile, y las
gigantescas oportunidades que esta herramienta presentaba, la idea de
generar el primer Atlas de aves nidificantes del país no tardó en llegar. Con
esto en mente, trabajamos junto al equipo de la Universidad de Cornell en
desarrollar un sistema que permitiese incluir observaciones de reproducción
en los tradicionales listados de eBird, lo que una vez materializado, nos
permitió dar inicio a este ambicioso proyecto, invitando a la recolección de
datos en agosto de 2011.
Así, el Atlas ha acompañado a la ROC prácticamente desde sus inicios y
es reflejo del desarrollo y espíritu de nuestra organización. En un principio,
con solo una decena de observadores de aves, sin financiamiento, pero con
la certeza de que esta invitación a participar motivaría a muchos; y en el
presente, publicando el resultado de miles de horas de terreno y el trabajo
de cientos de voluntarios, lo que esperamos se transformará en una de las
referencias de la ornitología del país.
Viendo los resultados del Atlas en su conjunto, obtuvimos tres lecciones
fundamentales gracias a este proyecto.
La primera fue darnos cuenta que estamos muy lejos de tener un
panorama claro sobre aspectos tan básicos como la distribución reproductiva
y la historia natural para muchas de las especies que habitan el país, como
el Yunco de Magallanes, del que solo se conocen 3 nidos registrados hace
más de 60 años en el Cabo de Hornos, o el Jilguero cordillerano, cuya
reproducción fue calificada en 1946 como «un misterio», el que no ha sido
develado hasta el día de hoy. En ocasiones, este Atlas más que respuestas
nos plantea preguntas, las que esperamos sean abordadas prontamente.
La segunda lección fue entender que muchos de los cambios a los que se han
visto expuestas las poblaciones de aves en el país durante el último siglo no
han sido del todo descritos, permaneciendo la comunidad nacional indiferente
frente a retrocesos importantes para algunas especies. Es el caso del Picaflor
de Arica, el que hasta hace no mucho era una especie abundante en los valles
del extremo norte, pero que ha sufrido una dramática declinación poblacional
en los últimos años, estimándose en alrededor de 300 individuos su población
en la temporada 2017; o el Piuquén, que ha visto retroceder sus poblaciones
sureñas en varios cientos de kilómetros en las últimas décadas, probablemente
a causa de la pérdida de sus zonas de invernada. Otro tanto ocurre con las
poblaciones de flamencos en el altiplano, de golondrinas de mar en el desierto
de Atacama, o de varias aves afectadas por la introducción de especies exóticas
invasoras, pero para las cuales no existen estudios concluyentes.
Una tercera, y más esperanzadora lección, es que actualmente existe la
voluntad de mucha gente en participar de proyectos colaborativos que nos
permitan conocer mejor y conservar nuestras aves. Este Atlas fue construido
a partir de centenas de miles de datos, y gracias a la participación de
cientos de personas en todas sus etapas. Estamos fuertemente convencidos
de que solo será posible avanzar hacia la conservación de nuestras aves —al
ritmo que éstas necesitan— mediante el trabajo sinérgico y colaborativo de
todas las personas y organizaciones que comparten este objetivo.
Esperamos que los frutos del trabajo que ha significado construir este
Atlas motiven a muchos, y se traduzcan en acciones concretas que ayuden a
aumentar el conocimiento básico sobre nuestras aves, pero sobre todo, nos
permitan generar medidas de conservación efectivas para todas las especies
que lo requieren. Tenemos un urgente y desafiante camino por delante.
se verá reflejado en la aparición de nuevas guías de campo: Aves de Chile, única base de datos información valiosa
sus Islas Oceánicas y Península Antártica, de Enrique Couve, Claudio Vidal y sobre su distribución y abundancia. Al año
Jorge Ruiz en 2016, Aves de Chile, Guía de campo y breve historia natural, de 2018 se han ingresado a eBird más de 500
Daniel Martínez y Gonzalo González en 2017, y Birds of Chile, a photo guide,
millones de datos de aves en todo el mundo,
de Steve N.G. Howell y Fabrice Schmitt.
convirtiéndolo en el mayor repositorio de
801 cuestionarios, con el fin de que aficionados a la observación de aves The breeding distribution of
entregaran información sobre las aves reportadas en una localidad. Esto fue thirty bird species in 1952.
realizado en conjunto con la British Trust for Ornithology (BTO) y fue el piloto Bird Study 7: 129-184.
para, algunos años más tarde, generar el primer Atlas de Aves Nidificantes
de Gran Bretaña e Irlanda, publicado en 1976 2. En la toma de datos de 2 Sharrock, J.T.R. 1976.
este último atlas participaron cerca de 10.000 observadores de aves. Tras The Atlas of Breeding Birds
aquel proyecto se han sucedido varios atlas de aves nidificantes en otros in Britain and Ireland.
países de Norteamérica, África, Asia, Oceanía y Europa, tanto a nivel local T. & A.D. Poyser.
—en un estado o región— como a nivel continental (por ejemplo, el Atlas Berkhamsted, Reino Unido.
Introducción 14
Con la idea de lanzar el primer Atlas de aves nidificantes en Chile, en mapa de esfuerzo
5
la ROC trabajamos junto al Laboratorio de Ornitología de la Universidad 5
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de Cornell para incorporar indicios de reproducción en la subida de 55555555
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datos de eBird. Para ello revisamos las experiencias de otros atlas de Listados de
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observaciones 555 5
aves nidificantes en el mundo (Canadá, Francia, Suiza), con lo cual registradas en
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definimos códigos reproductivos (véase Tabla 1), categorizándolos de el periodo del 5 5 555
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atlas 55
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acuerdo con cuánta certeza de la reproducción en el lugar proveía cada 55
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uno de estos códigos (Posible, Probable o Confirmada). 4 sobre 500 55
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Así, en agosto de 2011 se lanzó la convocatoria a los observadores 6 101 – 500, 55 5 55 55555555
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de aves a sumarse a este proyecto, levantando información de 5 1 – 100; 66
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nidificación entre septiembre de 2011 y agosto de 2015. Sin embargo, 5
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debido a la colosal tarea de subir la mayor cantidad de datos para un 5
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país tan largo y poco explorado como Chile, durante 2015 decidimos 5
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ampliar la búsqueda en un año hasta agosto de 2016, para intentar 555 5 55 5
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sumar más información. 555555
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En estos cinco años, 1.815 observadores de aves contribuyeron a 55 55 5
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la recolección de más de 675.000 registros a lo largo de todo el país, 555 55
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obteniendo de este modo la información necesaria para construir los 5555555 5
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mapas de todas las especies que nidifican en Chile (siendo, además, 5555555555
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el primer esfuerzo en su tipo para Latinoamérica). Posteriormente, 5 55555
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trabajamos de forma colaborativa con casi una centena de ornitólogos, 65555 5
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redactores y voluntarios para analizar la información entregada por 5
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el Atlas, comparándola con la bibliografía disponible y compilando el 565665555
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estado del arte sobre el conocimiento de la reproducción de5las aves55 65555555565
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en Chile, generando así un producto inédito para nuestro país. 55555555 5 5
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La construcción 555555 555555
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del Atlas 5555 5555 5
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Cobertura geográfica 5 55555555
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En este Atlas se recolectó información para las aves en todo 555655555 55
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el territorio chileno; sin embargo, presentamos únicamente los 555655555 5
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resultados para Chile continental y sus islas más cercanas. No 55555 5 555
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se incluyen Isla de Pascua, Salas y Gómez, Islas Desventuradas 55 5 5 555 5
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o el archipiélago de Juan Fernández, por la escasa cantidad de 555
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información novedosa en esta versión del Atlas. 5 55 5 55555555
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Dentro del país, algunas regiones se vieron mucho mejor 5 5555555
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representadas que otras debido a la cantidad de observadores 55555
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de aves que las habitan y las visitan. Por ejemplo, las regiones 5
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Metropolitana y de Valparaíso tuvieron miles de listas, en 5 5
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contraste con algunos sectores como la cordillera de Tarapacá, el 5
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desierto absoluto o los fiordos y canales de Aysén, que estuvieron 55
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pobremente muestreados. Esta tendencia se observa claramente 5 5
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al observar el mapa de esfuerzo que muestra la distribución de los 5555 5 5
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listados durante la época del Atlas a lo largo del país. 5 5
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Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 15
5
Mapas y modelos de distribución de las aves Mapa de ejemplo 1
Para graficar los indicios de reproducción de las distintas especies, el
Distribución
territorio del país se dividió en 2.453 cuadrículas, de 400 kilómetros
potencial del
cuadrados de superficie cada una. Los indicios de reproducción
Queltehue común
recolectados en terreno para cada especie, se señalan en los mapas
del Atlas como puntos negros de tamaño y relleno variable, los que
corresponden a datos de reproducción posible, probable y confirmada
(véase en la tabla de la siguiente página). Los puntos se ubican en los
12
centros de las cuadrículas y no corresponden al lugar exacto donde se 11
Introducción 16
Indicios de reproducción utilizados Mapa de ejemplo 2
3
Colonias de
1 Reproducción confirmada Parina grande
3
Nido con polluelos : Nido con pichones vistos o escuchados. 3
Crías recién emplumadas : Volantones recién emplumados o polluelos con plumón, aún 1
dependientes de sus padres.
Alimentación de polluelos : Adultos alimentando pollos que han dejado el nido, pero que
aún no vuelan o no son independientes. Este código no debe 3
ser usado para rapaces, gaviotines y otras especies cuyos 3
juveniles pueden seguir siendo alimentados a kilómetros de
donde nacieron.
Llevando sacos fecales : Adultos que transportan fecas en su pico fuera del nido.
3 Reproducción probable
Visita a probable sitio de nido : Visitas repetidas a probable sitio de nido (cavidad o matorral).
2 Reproducción posible
Para mantener un alto nivel de calidad de los datos disponibles en eBird, estrategia de validación, se empleó el método
todos los avistamientos enviados pasan por un filtro. Cada avistamiento de validación cruzada. En este, cada conjunto
realizado fuera de un sector geográfico o de las fechas habituales para de ocurrencias se subdividió al azar en 6
una especie, o que estuviera sobre las cantidades esperadas, fue filtrado y
subconjuntos, cada uno de los cuales se usó
validado/invalidado por un grupo de expertos.
secuencialmente para validar el ajuste de
Para obtener mapas con la mayor calidad posible, entregamos mapas
intermedios a quienes escribieron los textos de cada especie para que los modelos. De esta forma el modelo final
verificaran la situación de los datos fuera de lo común, corroborando esta obtenido correspondió a un promedio de los
información con los observadores que subieron los datos anómalos a la mejores 6 modelos ajustados. Para graficar
plataforma. De esa forma, podemos asegurar que cada punto graficado en los la distribución potencial de las especies en
mapas de este trabajo realmente corresponde a un indicio de reproducción.
un mapa, se categorizó la probabilidad de
Todos los datos enviados a eBird se encuentran disponibles para
presencia en 32 categorías de igual rango,
cualquier trabajo científico o de conservación que lo solicite y, salvo
excepciones de datos sensibles de algunas especies amenazadas, son de entre la probabilidad mínima y la probabilidad
acceso público a través del portal www.ebird.org (para más detalles, revisar máxima de presencia de cada especie.
la Guía para usar eBird en Chile, que fue generada por la ROC, y se encuentra
disponible de forma gratuita en www.redobservadores.cl).
Distribución altitudinal
Otra de las innovaciones que generamos en este Atlas fue detallar la
distribución altitudinal de las especies. Para graficar esta variable, obtuvimos
la altitud a la que se encontró cada registro de la temporada del Atlas y
generamos una infografía que muestra dónde se encuentran concentrados
los registros de cada especie como el siguiente ejemplo, correspondiente
al rango altitudinal para el Tricahue (Cyanoliseus patagonus). En este
gráfico, el grosor de las líneas a cada altitud muestra cuán importante es
esta altura para la especie.
Distribución 5000
4750
altitudinal del 4500
4250
Tricahue 4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
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1250
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0
Introducción 18
Redacción de los textos Nombres comunes y nombres científicos
Al haber pasado cerca de 60 años desde los textos de Goodall, Johnson y La taxonomía es un campo de estudio en
Philippi, en este Atlas quisimos incluir la información que se ha generado constante cambio, y para varios grupos
sobre la distribución, biología reproductiva, ecología y conservación de las
de aves no existen consensos sobre cómo
especies que nidifican en el país. Para muchas especies esta información
nombrarlas. En nuestro caso, seguimos la
sigue siendo extremadamente superficial, por lo que la riqueza de estos
textos es muy variable. Esta falta de información, más que una debilidad, propuesta taxonómica del South American
debería debe ser entendida como un incentivo para los observadores Classification Committee (SACC) (Remsen et
de aves y ornitólogos para estudiar, publicar y subir información a eBird al. 2018), la cual se puede consultar en la
sobre las especies pocas conocidas ¡Sin duda en una futura versión del web: http://www.museum.lsu.edu/~Remsen/
Atlas obtendremos nueva información para estas especies!
SACCBaseline.htm
En la redacción y edición de los textos participaron 86 redactores,
voluntarios y ornitólogos profesionales. Cada uno de ellos recibió una
Aunque por otros motivos, tampoco
invitación a comentar los mapas y modelos de distribución con la
existe consenso en la forma vernácula
siguiente base:
en la que nombramos a las aves. En este
** Distribución general de la especie, para entender mejor la Atlas nos adscribimos a la propuesta de
importancia de la población chilena en el contexto mundial; Barros et al. (2015).
** Comportamiento post-reproductivo
(sedentarismo, migración y lugares de reposo, etc.);
Mapa de elevaciones
La altura geográfica condiciona las condiciones y los Región de Coquimbo !
recursos presentes a lo largo del país, lo que influye en
la distribución de las aves. Así, por ejemplo, es posible
encontrar algunas aves que son típicas en la cordillera
de los Andes en algunos sectores altos de la cordillera
Región de Valparaíso !
de la Costa de la zona central. Invitamos a su uso para ! Región Metropolitana
! Región de Aysén
Matorral chileno
Bosque templado
!
Estepa Patagónica
Campo de Hielo
Introducción 20
Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 21
Perspectivas
y futuros Atlas
para Chile
Introducción 22
Al igual que los primeros Atlas en el mundo, y al igual que con otros
proyectos de ciencia ciudadana en Chile, trabajar en este proyecto no
estuvo exento de dificultades. Han existido críticas (y ninguneos) a la
inclusión de datos provenientes de aficionados; varios ornitólogos y
observadores de aves no participaron en la recolección de datos del
Atlas (por lo cual, este se encuentra en parte incompleto); y la falta
de financiamiento estatal impidió la prospección en los sectores más
aislados (como sí ocurre en otros Atlas en el mundo). Sin embargo,
entendemos que este Atlas abrirá el camino a nuevos proyectos de
ciencia ciudadana (incluidas las nuevas versiones de este mismo Atlas),
a través de la demostración de que con esfuerzos colectivos podemos
obtener información relevante, novedosa y de calidad. Esto también
ocurrió en el primer Atlas en Inglaterra, y fue parte del crecimiento de las
organizaciones de observadores de aves de ese país. Mediante el Atlas
queremos demostrar que cuando un proyecto de ciencia ciudadana se
encuentra bien diseñado y tiene un procesamiento de los datos adecuado,
se puede obtener un producto que difícilmente podría generarse con otras
aproximaciones tradicionales.
Si bien es cierto este Atlas tiene vacíos espaciales, por ejemplo, en
los fiordos y canales del sur de Chile, o en la cordillera de Tarapacá,
debe considerarse como un punto de partida para entender cómo dirigir
futuros esfuerzos de este tipo. Ante ello, nos quedamos con la reflexión de
Norris (1960), quien en el primer Atlas dijo que «inevitablemente existen
considerables vacíos en la información recolectada, pero el primer objetivo
fue, y sigue siendo, crear una base sobre la cual se pueda trabajar» y la
de Ferguson-Lee, quien en el Atlas de Sharrock (1976) catalogó que dicho
proyecto «no es el fin, sino que el comienzo de una era».
De la misma forma, esperamos que este Atlas no sea sino el principio
de una nueva era para la ornitología en Chile, en la cual parte del
conocimiento sobre nuestras aves deba generarse de manera colaborativa,
con el esfuerzo de miles de observadores voluntarios, de forma de lograr
los insumos para la conservación de nuestras aves.
02. Tinamiformes 39
( Perdices )
Perdiz cordillerana
Nothoprocta ornata 40
Perdiz chilena
Nothoprocta perdicaria 41
Perdiz copetona
Eudromia elegans 42
Perdiz de la puna
Tinamotis pentlandii 43
Perdiz austral
Tinamotis ingoufi 44
03. Anseriformes 47
( Patos, Cisnes y Gansos )
Cisne coscoroba
Coscoroba coscoroba 50
Piuquén
Oressochen melanopterus 52
Caiquén
Chlœphaga picta 54
Caranca
Chlœphaga hybrida 56
Canquén común
Chlœphaga poliocephala 58
Canquén colorado
Chlœphaga rubidiceps 60
Pato cortacorrientes
Merganetta armata 62
Pato juarjual
Lophonetta specularioides 64
Pato anteojillo
Speculanas specularis 66
Quetru volador
Tachyeres patachonicus 68
Parina chica
Phœnicoparrus jamesi 105
Salteador chileno
Stercorarius chilensis 229 15. Procellariiformes 263
Gaviota andina ( Albatros, Petreles y Fardelas )
Chroicocephalus serranus 230
Albatros de ceja negra
Gaviota cáhuil Thalassarche melanophris 264
Chroicocephalus maculipennis 232
Albatros de cabeza gris
Gaviota garuma Thalassarche chrysostoma 266
Leucophæus modestus 234
Petrel gigante antártico
Gaviota austral Macronectes giganteus 267
Leucophæus scoresbii 236
Petrel azulado
Gaviota peruana Halobæna cærulea 268
Larus belcheri 237
Petrel-paloma de pico delgado
Gaviota dominicana Pachyptila belcheri 269
Larus dominicanus 238
Fardela negra
Gaviotín chico Ardenna grisea 270
Sternula lorata 240
Fardela blanca
Gaviotín monja Ardenna creatopus 272
Larosterna inca 242
Yunco de Humboldt
Gaviotín sudamericano Pelecanoides garnotii 274
Sterna hirundinacea 244
Yunco de los canales
Gaviotín piquerito Pelecanoides urinatrix 276
Sterna trudeaui 246
Yunco de Magallanes
Pelecanoides magellani 277
Aguilucho chico
17. Pelecaniformes 299 Buteo albigula 338
( Pelícanos, Garzas y afines ) Aguilucho de cola rojiza
Buteo ventralis 340
Pelícano de Humboldt
Pelecanus thagus 300
Carpinterito
364 Rhinocryptidæ
Veniliornis lignarius
Hued-hued castaño
Carpintero negro
Pteroptochos castaneus 400
Campephilus magellanicus 366
Hued-hued del sur
Pitío austral
Pteroptochos tarnii 402
Colaptes pitius 368
Turca
Pitío del norte
Pteroptochos megapodius 404
Colaptes rupicola 369
Tapaculo
Scelorchilus albicollis 406
23. Falconiformes 371
Chucao
( Caranchos y Halcones ) Scelorchilus rubecula 408
Traro Churrín de la Mocha
Caracara plancus 372 410
Eugralla paradoxa
Carancho cordillerano Churrín del sur
Phalcobœnus megalopterus 374 412
Scytalopus magellanicus
Carancho de garganta blanca Churrín del norte
Phalcobœnus albogularis 376 413
Scytalopus fuscus
Carancho negro
Phalcobœnus australis 377 Furnariidæ
Tiuque Minero común
Milvago chimango 378 Geositta cunicularia 414
Cernícalo Minero de la puna
Falco sparverius 380 Geositta punensis 416
Halcón perdiguero Minero austral
Falco femoralis 382 Geositta antarctica 417
Halcón peregrino Minero cordillerano
Falco peregrinus 384 Geositta rufipennis 418
Minero chico
Geositta maritima 420
24. Psittaciformes 387
( Loros ) Minero grande
Geositta isabellina 422
Perico cordillerano
Psilopsiagon aurifrons 388 Comesebo grande
Pygarrhichas albogularis 424
Cotorra
Myiopsitta monachus 390 Bandurrilla de pico recto
Ochetorhynchus ruficaudus 426
Cachaña
Enicognathus ferrugineus 392 Patagón
Ochetorhynchus phœnicurus 427
Yal común
Phrygilus fruticeti 552
Semillero Fringillidæ
Catamenia analis 562
Jilguero grande
Comesebo negro Spinus crassirostris 584
Diglossa brunneiventris 563
Jilguero peruano
Negrillo Spinus magellanicus 585
Volatinia jacarina 564
Jilguero negro
Corbatita del norte Spinus atratus 586
Sporophila telasco 565
Jilguero cordillerano
Pizarrita Spinus uropygialis 587
Xenospingus concolor 566
Jilguero austral
Naranjero Spinus barbatus 588
Pipræidea bonariensis 567
Chincol
Zonotrichia capensis 570
Vencejo de collar
Streptoprocne zonaris 594
Golondrina negra
Progne elegans 594
Pimpollo tobiano
Podiceps gallardoi 598
Picaflor azul
Colibri coruscans 598
Fardela chica
Puffinus asimilis elegans 599
Garza azul
Egretta cærulea 600
Golondrina bermeja
Hirundo rustica 601
Golondrina peruana
Progne murphyi 601
Golondrina grande
Petrochelidon pyrrhonota 602
Chirihue de Raimondi
Sicalis raimondii 603
Pepitero
Saltator aurantiirostris 603
§
Ñandú La distribución del Ñandú se limita a Sudamérica en dos ambientes: el
Rhea pennata altiplano de Argentina, Chile, Bolivia y Perú y luego en las estepas de la
vertiente oriental de la cordillera de los Andes (Goodall et al. 1951, del Hoyo
1992). En Chile el Ñandú cuenta con dos subespecies R. pennata tarapacensis
conocida como Suri, cuya distribución se ha descrito en el altiplano entre los
3.500 – 4.500 msnm desde la Región de Antofagasta hasta el límite con Perú
(Goodall et al. 1951, Jaramillo 2003) y R. pennata pennata o Ñandú, que se ha
descrito entre el sur de Aysén hasta el Estrecho de Magallanes, siempre en
Alejandro Kusch
Wildlife Conservation Society (WCS) la vertiente oriental de ambas regiones, confinado a los ambientes abiertos
[email protected] en conexión con el territorio argentino (Goodall et al. 1951).
En este Atlas se describe de forma regular al Suri en el altiplano entre la
frontera con Perú y el camino a Piedras Rojas (Región de Antofagasta) (D. de
la Fuente en eBird 2015), aunque el modelo de distribución sugiere que existe
hábitat potencial hasta la Región de Atacama, donde solo fue registrado
en Los Helados (J. Briceño en eBird 2015). Sin embargo, en Argentina se
encuentra de forma continua hasta la provincia de Mendoza (Ferrer 2016,
eBird 2018). Por otra parte, el Ñandú se ha registrado en los sectores
históricos: en Aysén, el Ñandú se encuentra en las dos principales zonas
semiáridas conocidas como las localidades de Baño Nuevo o Ñireguao, y
el valle Chacabuco, y en el Atlas también se registró en el valle de la Luna
y el paso Roballos. Todas estas zonas son pequeñas prolongaciones de la
estepa proveniente de Argentina (véase mapa en páginas introductorias)
y praderas antrópicas usadas para ganadería. En Magallanes se distribuye
por el norte desde Sierra Baguales hasta las planicies del sector de Cerro
Castillo en la Provincia de Ultima Esperanza y luego en la estepa cercana al
área del Morro chico extendiéndose hasta la costa continental del Estrecho
de Magallanes (Jory y Venegas 1979). Además, existe el antecedente
histórico de que a partir de mediados del siglo XX se introdujeron algunos
ejemplares en Tierra del Fuego con fines comerciales, actividad que no
prosperó (Venegas y Jory 1979). Sin embargo, existe evidencia de su
presencia en Tierra del Fuego hace 10.000 años (Martin et al. 2009).
Los datos obtenidos durante el periodo del Atlas indican que el Suri
habita desde los 3.000 – 4.800 msnm en la Región de Antofagasta, pero con
mayor frecuencia a los 4.300 msnm a lo largo de su distribución. El Ñandú,
en cambio, se puede observar entre 0 – 800 msnm.
En el caso del Suri, los ambientes usados son bofedales (69%), tolares
(16,2%), pajonales (8%) y pajonal-tolar (6,2%) (Acuña et al. 2008). En el
caso del Ñandú, se conocen descripciones más bien cualitativas, siendo
metros sobre el nivel del mar
+
frecuente encontrarlo entre matorrales más densos como los hábitat de
5000
4750
Mata negra y Romerillo; en áreas de matorral de Romerillo (Chiliotrichum
4500 diffusum) aparentemente es más abundante que en praderas ganaderas,
4250
4000 probablemente porque el matorral le sirve de protección de nidos a la vez
3750
que las herbáceas del piso de vegetación les sirve de alimento (Jory 1975).
3500
3250 En este tipo de formación algunos ganaderos cortan el matorral en franjas
3000
2750
para facilitar el crecimiento de pastos; cuando la remoción del matorral es
2500
de mediana intensidad los ñandúes seleccionan este hábitat modificado
2250
2000 (Kusch y Henríquez 2012).
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
01. Rheiformes 36
Los estudios poblacionales son escasos. En el caso del Suri, Acuña et 1
11
22
1
al. (2008) estimaron una población de entre 3.027 y 6.652 individuos 2
12
2222
para la Región de Arica y Parinacota y la Región de Tarapacá con una 22
densidad promedio de 0,00466 suris/ha. Por otra parte, Hernández et al. 2
(2010) estiman una población en torno a 400 individuos en la Región de 2
2
Antofagasta. Por ello, la población de Suri rondaría entre los 3.450 – 7.000
2
individuos. En el caso del Ñandú, en el Parque Nacional Torres del Paine y 2
212
alrededores se estimó una densidad de hasta 0,01 ñandú/ha (González 2008). 22 22
En la zona de uso agropecuario se han estimado densidades entre 0,013 a 1
1
2
0,054 individuos/ha. La extrapolación directa de estos datos da cuenta de
aproximadamente 49.500 ejemplares para Magallanes (Soto et al. 2005).
Los hábitos reproductivos del Ñandú son particulares. El macho es
polígamo mientras que la hembra es poliandria. El macho forma grupos con
varias hembras hacia fines de invierno y construye el nido donde incuba los
huevos. El periodo de incubación es de seis semanas (44 - 45 días) (Adams 2
1908). Por su parte, la hembra pone huevos en diferentes nidos y a menudo
se encuentran huevos huérfanos en la estepa. El tamaño de la nidada es de
9 a 25 huevos (de la Peña 2016), pero se han encontrado nidos con hasta 42
huevos (Adams 1908). Los huevos tienen un rango de longitud entre 121,6
mm a 132,8 mm, y ancho entre 85,7 mm a 90 mm (Goodall et al. 1951).
El Suri se alimenta de frutos de Distichia sp. (Plenge 1982) y de Oxychloe
andina, Distichia muscoides, Opuntia flocossa, Calamagrostis vicunarum,
Hypochoeris taraxacoides y Lobilla sp. (Lleellish et al. 2007). La alimentación
del Ñandú se basa en hojas de herbáceas, hojas de arbustos como
Chiliotrichum diffusum, semillas de Sisyrinchum sp. y Gunnera magellanica,
o algunos frutos de Berberis microphylla (Jory 1975). También se han
encontrado restos de insectos y lagartijas en zonas más áridas de la
estepa (Adams 1908, Housse 1945).
Dento de los depredadores de los pichones, en Argentina se han
descrito a Geranoætus melanoleucus (Salvador 2016), Falco peregrinus (Peres
y Peres 1985, Ellis et al. 2002), Galictis cuja (Daciuk 1979), Lycalopex griseus
(Daciuk 1979), Oncifelis geoffroyi (Daciuk 1979), y como depredadores de
huevos se ha descrito a Chætophractus villosus, Conepatus humboldtii,
Galictis cuja y Lycalopex griseus (Daciuk 1979)
Entre las amenazas que posee la especie en Chile se han descrito la
persecución del hombre para obtener huevos, la caza para la carne y las
plumas (Adams 1908). También se ha identificado que la gran cantidad
de cercos alambrados de las estancias ganaderas en la Patagonia podría 22
2
ser un factor que limite la conectividad funcional en esta especie (Goodall
et al. 1951). Además, en el altiplano ha sufrido una importante pérdida de
hábitat. Sin embargo, debido a su distribución y tamaños poblacionales, 2
22
para la UICN se ha clasificado como en ‹Preocupación Menor› (BirdLife
International 2018), mientras que a nivel nacional el Suri se encuentra bajo
categoría de ‹Vulnerable› (MMA 2018).�
22212
22221
2 22
222 2
22222 1
2 1 222
1 22
1 2 22
212
22 222 1
2
2 1
1
22
2
§
Perdiz cordillerana La Perdiz cordillerana se distribuye por la zona altoandina, desde el centro
Nothoprocta ornata de Perú (Ancash) hacia el sur, encontrándose en el oeste de Bolivia,
noroeste de Argentina y el extremo noreste de Chile (Gomes 2014). En
Chile se ha descrito desde la frontera con Perú y Bolivia, hasta el Salar
del Huasco, en la cordillera de Tarapacá, donde Philippi et al. (1944)
encontraron una nidada que atribuyeron a esta especie. Sin embargo, no
fue sino hasta 1948, cuando se captura el primer ejemplar confirmado para
el país en Putre, provincia de Parinacota (Barros 1954). Se encuentra entre
Fernando Angulo
Centro de Ornitología y Biodiversidad (CORBIDI) los 3.000 y 4.000 msnm (Jaramillo 2003). Los registros en este Atlas son
[email protected] concordantes con la distribución conocida para la especie en el país, con
observaciones entre los 3.200 – 4.400 msnm, sugiriendo además que existe
hábitat potencial hasta el norte de la Región de Antofagasta.
Se encuentra restringida al pastizal de puna seca, teniendo preferencia
Rodrigo Barros por zonas con matas de gramíneas altas (Jaramillo 2003). También en
Red de Observadores de Aves
campos de cultivos (Barros 1954).
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
La temporada reproductiva ocurre entre diciembre-abril y junio-agosto
[email protected]
en Perú, y principalmente en septiembre-noviembre/diciembre en Bolivia,
Chile y Argentina (Cabot et al. 2018). De la Peña (2016) menciona para
Tucumán, Argentina, nidificación entre diciembre y marzo. Para Chile,
2
Philippi et al. (1944) encontraron un nido con huevos en enero, en la
322
1 cordillera de Tarapacá. En este Atlas se dio cuenta de un solo registro
de nidificación confirmada, correspondiente a un adulto con dos crías
2
observados en diciembre en Belén, precordillera de Parinacota (N. Contardo
y L. Portugal en eBird 2015).
Algunas veces saca dos nidadas en una temporada. Es aparentemente
monógamo. El nido es una estructura redondeada hecha de ramitas, pasto y
plumas, colocado en la base del pastizal debajo de un manojo de pasto o un
arbusto. El tamaño de la nidada es de 4 a 9 huevos, colocados generalmente
a intervalos diarios. Son de color desde violeta-chocolate brillante hasta
marrón-grisáceo vináceo. La incubación es hecha por el macho, quien deja
el nido tres veces al día (deambulando algunas veces lejos del nido para
alimentarse). El periodo de incubación dura entre 22 y 24 días. Al nacer,
los polluelos son fuertemente veteados de negro y marrón, dejando el nido
aproximadamente 20 horas después de nacidos, siendo cuidados por el
macho hasta que son independientes (Cabot et al. 2018). A nivel global su
estado de conservación se evalúa como de ‹Preocupación menor›, a pesar
de que la tendencia de la población parece estar disminuyendo (BirdLife
International 2018).�
metros sobre el nivel del mar
+
5000
4750
4500
4250
4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
02. Tinamiformes 40
La Perdiz chilena es endémica del país (Barros et al. 2015). Ya en 1932, Perdiz chilena
Hellmayr (1932) la describía en Chile continental desde el valle de Huasco Nothoprocta perdicaria
(Región de Atacama) hasta la provincia de Llanquihue (Región de los Lagos),
distribución que ha sido repetida en la literatura posterior y que fue la misma
encontrada en este Atlas, encontrándose por el sur hasta el sector de Maullín
y Pargua (Región de los Lagos). Además, fue introducida en 1888 a Isla de
Pascua (Toro 1892 sensu Marín y Cáceres 2010).
En cuanto a la distribución altitudinal, Barros (1914a) la describe hasta
Fernando Medrano
los 1.800 msnm, Rottmann (1968) hasta los 2.000 msnm, Marín (2004) Red de Observadores de Aves
hasta los 1.600 – 1.700 msnm, y Couve et al. (2016) hasta los 2.400 msnm. En y Vida Silvestre de Chile (ROC)
los datos del Atlas, la encontramos desde el nivel del mar hasta los 2.000 [email protected]
msnm, estando la mayor parte de los registros bajo los 1.000 msnm.
Utiliza principalmente matorrales y bosques esclerófilos y xerófitos,
como también praderas, laderas de cerro áridas y plantaciones agrícolas
de alfalfa, trébol, raps, linaza, trigo, cebada, arvejas, arándanos y viñedos
2
(Barros 1914a, Housse 1945, Rottmann 1968, datos de este Atlas). Fabrica
una copa escondida entre la vegetación, donde se depositarían entre 22
1
222
222 22
6 – 16 huevos (Barros 1914b, Barros 1930a). Barros (1930a) describe que son 2
23
2
polígamas, con un macho que se reproduce con varias hembras, las que 2 2
2
2 1
ponen sus huevos en el mismo nido y que, tras la puesta, el macho se 22 2
222 2
2222 3
encarga de incubar. Por ello, las hembras serían capaces de poner hasta 30 222
22 22
2 22 2 2
huevos por temporada, en nidos de distintos machos (Rottmann 1968). 22 222
2 1221232
222222222
2222212222
El periodo de incubación de los machos es desconocido, pero en una 22222222
2 22
2 2 2
incubadora los huevos nacen en 19 – 21 días (Rottmann 1968). Los pichones 2
2 22
222 2
2 2 22
nacen de forma sincrónica (Barros 1914b). Los pichones son cuidados 22 222 2
22 222
22222222
232
por machos, momento en el cual los adultos dejan de ser territoriales 2
22 2
2
22 2
(Rottmann 1968). Éstos alimentan a los pichones y les enseñan a forrajear, 222 22
2
22 222 22
cubriéndolos además con su cuerpo durante el día (Barros 1914a, Rottmann 2 22
2
22
1968). Una vez que aprenden a forrajear por sí mismos, los pichones 2
2
2 22
2 22
sacuden su alimento antes de tragarlo, probablemente para degradarlo 2
2 2
mecánicamente, y así poder ingerirlo más fácil (Rottmann 1968). Demoran 22 2
22
aproximadamente un mes y medio en independizarse de los padres, y se 22
2 2
2
reproducen al primer año de vida (Rottmann 1968). Los alimentos que los 2
2
23
padres suelen llevar a los pichones son gusanos, isópodos, ortópteros,
otros insectos, semillas y fibras vegetales (Barros 1914a, Housse 1945). Una
detallada lista de la dieta de los adultos puede consultarse en Rottmann
(1968) y González-Acuña et al. (2006).
Barros (1914b) describe que los cortejos comenzarían al final
del invierno, y que pondría sus huevos entre septiembre y febrero.
Aparentemente tiene la misma fenología en Isla de Pascua, pues en agosto
están marcando territorios de forma activa (Marín y Cáceres 2010). En este
Atlas se encontraron datos de reproducción en los mismos meses.
Puede ser presa de Zorro culpeo (Lycalopex culpæus), Zorro chilla
(Lycalopex griseus) (Barros 1914b), Águila (Geranoætus melanoleucus)
(Jiménez y Jaksic 1989a), Peuco (Parabuteo unicinctus) (Jiménez y Jaksic
1993) y Cernícalo (Falco sparverius) (Figueroa y Corales 2004).
No se encuentra particularmente amenazada (BirdLife International
2018), pero uno de los impactos antrópicos descritos, además de la
pérdida y fragmentación de hábitat, es la muerte por maquinarias agrícolas
para desbrozar el campo (Skewes et al. 2006). Se desconoce el impacto
actual de la cacería sobre esta especie.�
02. Tinamiformes 42
La Perdiz de la puna es una especie que se distribuye en el altiplano desde Perdiz de la puna
el sur de Ecuador, Perú, Bolivia, hasta el noroeste de Argentina y el norte Tinamotis pentlandii
de Chile (Cabot 1992, Cabot et al. 2016). En Chile ha sido descrita desde
la Región de Arica y Parinacota hasta la cordillera de Copiapó, Región de
Atacama (Goodall et al. 1951). En este Atlas se registró solo entre la Región
de Arica y Parinacota y la Quebrada Zorrita, en la Región de Antofagasta.
Sin embargo, el norte de la cordillera de Copiapó se presenta como un
hábitat potencial, por lo que es necesario prospectar en búsqueda de
† Sergio Salvador
esta especie. Además, residentes en el sector de salar de Pedernales han Córdoba, Argentina
comentado la presencia de perdices en el área (J. Medrano com. pers.) que
podrían corresponder a ejemplares de esta especie.
Su distribución altitudinal fue descrita por Jaramillo (2003) entre los
3.500 y los 4.500 msnm, y entre los 3.600 y los 4.800 msnm por Couve Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves
et al. (2016). Según los registros de este Atlas, se encuentra entre los
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
3.500 – 5.000 msnm, aunque se concentran entre los 4.000 – 4.600 msnm.
[email protected]
Frecuenta pastizales abiertos, matorrales, tolares, quebradas con
vegetación herbácea y cañadas, encontrándose también en vegetación
adyacente a vegas (Cabot et al. 2016). Hace su nido en una depresión en
suelo arenoso o pedregoso, el cual es muy rudimentario, está recubierto de 2
2
2
escasos materiales y algunas plumas, ubicándolo al amparo de una mata 211
2222
de gramínea o arbusto (S. Salvador obs. pers.). 1
1
212
1
El tamaño de puesta descrito en la literatura es de 5 – 8 huevos (Housse
1945). En este Atlas se registraron nidadas de 6 – 7 pichones, aunque este 2
02. Tinamiformes 44
Venegas y Jory (1979) informan que la especie está asociada a la «pampa
seca» del continente magallánico. Nuevas observaciones relacionadas
con la dieta de un ejemplar hembra encontrado muerto en el área de la
Primera Angostura permiten asociarlo al ambiente conocido como «estepa
arbustiva» por la presencia de Adesmia lotoides y Suæda patagonica que
constituyeron un alto porcentaje de la dieta del ejemplar analizado (Matus
et al. 2017a). No se conoce la dieta de las crías.
Basado en las observaciones realizadas en el territorio argentino, de la
Peña (2016) indica que la puesta consiste en 8 a 16 huevos. El único nido
encontrado en Chile contenía nueve huevos ubicados en una depresión
cubierta por una capa de pastos secos como material aislante y próxima
a arbustos de Adesmia y Senecio (Matus et al. 2017a). De la Peña (2016),
indica el hallazgo de nidos con huevos y polluelos en enero para el
territorio argentino. En Magallanes existen registros de vocalización en el
mes de mayo (S. Imberti en eBird 2017), la observación de un trío en agosto
y el nido con huevos hallado en el mes de octubre (Matus et al. 2017a).
Sin embargo, a la fecha no existen nuevos registros relacionados con su
reproducción por lo que no es posible concluir al respecto.
Según Venegas y Jory (1979), se desconocen aspectos relacionados
con rutas migratorias. Sin embargo, el mismo autor indica que no debería
tratarse de migraciones extensas. Por otra parte, Povedano y Bisheimer
(2016), mencionan que los números parecen disminuir luego de eventos
climáticos severos durante el invierno.
No existen antecedentes sobre eventuales amenazas para esta especie,
por lo que se le considera como una especie en categoría de ‹Preocupación
menor› (BirdLife International 2018, MMA 2018).�
1
22
2
§
Cisne de cuello negro El Cisne de cuello negro se encuentra en el sur de Sudamérica desde Tierra
Cygnus melancoryphus del Fuego y las islas Malvinas/Falkland hacia Chile central, Uruguay y el
extremo sur de Brasil (Rio Grande do Sul); en invierno se encuentra hasta
São Paulo en el sureste de Brasil (Carboneras y Kirwan 2018).
En Chile, Housse (1945) la define como una especie migratoria, que
se reproduce en el sur e inverna en las regiones más septentrionales,
presente en Sudamérica entre el paralelo 20 y las islas Malvinas/Falkland.
Por su parte, Goodall et al. (1951) la definen como escasa en las regiones
Celeste Silva
Santiago, Chile centrales y abundante en la zona austral, presente entre las regiones
[email protected] de Coquimbo y de Magallanes y visitante ocasional en la isla Alejandro
Selkirk (Juan Fernández). Ha sido incluso reportada eventualmente en
la Antártica durante una sequía (1988 – 1990) (Schlatter et al. 1991a).
Sin embargo, a pesar de que la especie tuvo la reputación de migratoria
o parcialmente migratoria (Antas et al. 1996), los patrones observados
en río Cruces (Región de los Ríos) indican que realiza vuelos cortos,
oportunistas y erráticos, pero no tiene un patrón migratorio (Schlatter
et al. 2002). Hallazgos posteriores la registran desde la Región de
Atacama (aproximadamente 34°S), llegando ocasionalmente a la Región
de Antofagasta (aproximadamente 23°26'S) entre febrero y junio (véase
Aguirre 2004a y Figueroa-Fábrega et al. 2006).
De acuerdo a los datos de este Atlas, la especie se registra desde el
humedal de Carrizal bajo (Región de Atacama) hasta la Región de Magallanes,
lo cual coincide con las distribuciones latitudinales antes propuestas.
Respecto de la distribución altitudinal, Schlatter et al. (2002) indican que
se encontraría desde el nivel del mar hasta los 1.200 msnm; no obstante, de
acuerdo a este Atlas hay registros a 1.300, 1.600 y 3.000 msnm aunque la
mayoría de estos (90,6% del total) se registra entre 0 y 300 msnm.
Durante el otoño de 1995 Vuilleumier (1997a) estimó una concentración
inusual de 20.000 individuos en Magallanes como resultado de un
movimiento errático provocado por una sequía en la Patagonia (Blanco
et al. 1996). Posteriormente, Schlatter et al. (2002) estimaron un total
aproximado de 25.000 individuos en el sur de Chile (incluyendo la Región
de la Araucanía y el norte de la Patagonia). De acuerdo a los censos
neotropicales realizados en 45 sitios entre las regiones de Arica y Los
Lagos, en julio 2009 se estimó un total de 2.268 individuos. Durante
dichos censos, los mayores números poblacionales se registraron en
el estero Cáhuil (Región de O’Higgins), los humedales orientales de
Chiloé (Región de los Lagos) y Laguna Torca en la Región del Maule
metros sobre el nivel del mar
+
(Matus et. al 2010). Actualmente, en Chile la población total se estima
5000
4750
en 20.000 individuos (Carboneras y Kirwan 2018). Hasta el año 2004, el
4500 mayor número de parejas reproductivas se concentraba en el río Cruces
4250
4000 (Schlatter et al. 1991a, 1991b, 2002, Figueroa-Fábrega et al. 2006), pero la
3750
contaminación originada por una planta de celulosa río arriba produjo la
3500
3250 desaparición del Luchecillo (Egeria densa) planta acuática fundamental
3000
2750
en la dieta de esta especie, lo que se tradujo en una disminución
2500
drástica de la abundancia de la especie por eventos de mortalidad y
2250
2000 emigración (CONAMA-UACh 2005). En dicho humedal, la CONAF monitorea
1750
1500
mensualmente la población de cisnes desde 1982. Según las mediciones,
1250 el promedio mensual en 2004 llegaba a 5.091 individuos. Al año siguiente,
1000
750 la abundancia promedio era de 553 individuos. Al respecto, González y
500
250
Fariña (2013) analizaron censos realizados durante una década a partir del
0 año 2000, obteniendo fuertes variaciones en los números poblacionales
03. Anseriformes 48
entre enero y junio (verano-otoño) y disminución de la abundancia entre
julio y noviembre (invierno-primavera) y reportaron que la mayor variación
poblacional observada se produjo entre el 2004 y el 2005. De hecho, la
población disminuyó en un 74% entre los años 2004 y 2012, pero a 12
años de la crisis, los resultados indican que existe un repoblamiento de
la especie en dicho humedal desde el año 2012. En el censo realizado en
octubre del 2016 se registró un total de 5.999 individuos en el río Cruces
y sus alrededores, mientras que en abril de ese año se registraron más
de 9.000 individuos (CONAF 2016). Asimismo, aunque después del 2004
desaparecieron las parejas nidificantes, en octubre 2016 se registraron 79
nidos y 136 parejas con polluelos.
Nidifica en cuerpos de agua estables, con abundante vegetación
emergente (Corti y Schlatter 2002). Sitúa los nidos cerca del agua, dentro
de pajonales densos, en pequeñas islas, e incluso flotando (Brazil 2003,
Rees 2005). Ambos sexos cooperan en la mantención del nido (Silva et al. 1
2
2012). El nido es grande y aparatoso, construido usualmente con juncos
y flotando parcialmente (Johnsgard 1978). Aunque durante la época
2
2
reproductiva las parejas son altamente territoriales, se ha observado
agrupación de nidos, lo que es indicativo de comportamiento colonial.
En río Cruces se observaron nidos a una distancia promedio de 13,6 m
1
1
2
2
(1,7 – 32,0) (n=39) (Schlatter et al. 1991b). 2
2
2
El periodo reproductivo se extiende principalmente entre junio y enero 222 2
2 112
1
12
22
2
(Rees 2005), pudiendo extenderse hasta abril (Schlatter et. al 1991a). Al 21
2 2
2
21 221
respecto, de acuerdo a los datos de este Atlas, se observan nidos entre julio 11
11 11
11 2
y abril, y polluelos entre agosto y abril. Respecto del tamaño de nidada, 31
2 22 1
21 22
Silva et al. (2012) reportan un promedio de 3,13 huevos (n=5.897), similar 2
2
22
a lo anteriormente reportado por Schlatter et al. (1991). En islas Malvinas/ 22
11 1
2 122
Falkland se ha reportado una importante depredación de huevos por Gaviota
22 1
dominicana (Larus dominicanus) (Todd 1979). Por otra parte, de acuerdo a 22
2 2 2
Schlatter (1998) en río Cruces la mortalidad de polluelos es baja (<8%) y se
11
2 2
2 22222
1 2 2
debe únicamente a la depredación por Traro (Caracara plancus). En cautiverio 112
22
22
se ha observado que los polluelos pueden volar a las 16 semanas (i.e. 112 22
días) (Rees 2005). Por su parte, Weller (1967a) reportó que en una localidad 3
2 2
122 2
22121222
de Argentina los polluelos volaron en aproximadamente 100 días. 2222
1 22
222
2
2 21222
Los polluelos se alimentan de materia vegetal desde la superficie, 2221 22
12 2
22
consumen las plantas acuáticas flotantes y partes de plantas sumergidas
que salen a la superficie al ser arrancadas desde el fondo por los padres. 2
Los padres usualmente conducen a los polluelos a aguas someras donde 2
2
222
Egeria densa es fácil de alcanzar o plantas flotantes como Ludwigia peploides 22
22
o Limnobium lævigatum son más fáciles de obtener (Corti y Schlatter 2002). 2 2
22
2
2 2 2
Se sospecha que las parejas reproductivas experimentadas tienden 221
2222
a permanecer en humedales estables, con alimento adecuado y hábitat
para nidificar, donde se han reproducido anteriormente, mientras que los
individuos no reproductivos se mueven frecuentemente entre humedales 2
inestables y relativamente estables (Schlatter et al. 2002). A nivel
internacional se ha clasificado como en ‹Preocupación Menor› (BirdLife 22
221111
International 2018).� 222
22
2
2
1
222 2
2
2 22 2 2 22
2
2 22 22
22
222 1 2 2
222 2 22
2 2
2
03. Anseriformes 50
Respecto del tamaño de nidada, éste varía localmente, siendo de 5,03
pichones en El Yali, con un mínimo de 1 y un máximo de 10 (n=58) (Silva-
García obs. pers.). No existen estudios de éxito de nidada. Se han observado
hembras incubando una segunda nidada, 40 – 50 días después de la
eclosión de ocho y siete polluelos, con segundas nidadas de siete y tres
pichones respectivamente (Brewer y Vilina 2002). Ocasionalmente, dos
nidadas de distintas edades se pueden juntar dentro de un grupo familiar.
Los padres acompañan a sus crías hasta por un año (Silva-García y Brewer
2007) y se observan escasas agresiones de adultos hacia juveniles (Rees y
Brewer 2005). Los pichones pueden volar a los tres meses (Brewer y Vilina
2002), sin embargo, crecen relativamente lento, alcanzando tamaño adulto
solo a los ocho meses (Todd 1996). Se ha observado a pichones recién
nacidos picoteando insectos en la superficie del agua, aunque la dieta no
ha sido analizada (Rees y Brewer 2005).
Algunas parejas defienden su territorio durante todo el año, 1
1
especialmente en lagunas con niveles de agua constantes, mientras
que, en humedales inestables, la defensa del territorio suele realizarse
22
únicamente durante la época reproductiva (Silva-García y Brewer 2007).
1
1
2
Se conoce poco sobre la migración de esta especie en Chile y
2
Sudamérica, aunque aparentemente la especie tiende a ser sedentaria en
1
2
22
2
la parte norte de su distribución en Chile (Silva y Brewer 2007). Por otra 2
222
21
parte, Calabuig et al. (2010) identificaron una ruta migratoria de 1.700 km 22 2
22
1
12
12 2
entre el sur de Brasil y norte de Argentina. 1
2 22
11 2
Su principal amenaza es la destrucción de los humedales, especialmente 11
2 2
22
la falta de protección en sitios de reproducción. Además, es importante 2 2
2 2
evaluar el potencial impacto de la instalación de parques eólicos y líneas 2
2
1
eléctricas en las rutas de dispersión y/o migración, que aún permanecen 22
11
21
desconocidas. Al respecto, el choque con líneas eléctricas ha sido indicado
2
como una de las mayores causas de mortalidad para la especie en una 2
2 2
22
ruta migratoria (Calabuig et.al 2010). Birdlife International (2018) indica 2
que la población total alcanza 6.700 a 17.000 individuos maduros, y su 22
tendencia es estable. En Chile la población total fue estimada en menos
de 1.000 individuos en los años 70 (del Hoyo et al. 1992). Posteriormente, 2 2
22 2
Vuilleumier (1997a) estimó una concentración de 1.000 – 2.000 individuos 2
2
en Magallanes en 1995. De acuerdo a los censos neotropicales
realizados en 45 sitios en Chile centro-sur, en julio 2009 se estimó un
total de 419 individuos, y en febrero 2007 se obtuvo el máximo de 443
individuos (Matus et al. 2010), aunque censos más recientes muestran 2 2
2
concentraciones de 1.000 – 1.500 individuos solo en el fiordo frente a Puerto 2
2
Natales. Tanto en este censo, como en el estudio realizado por Silva-García 2
2
y Brewer (2007) el humedal El Yali albergó entre 177 y 250 individuos, lo 2
que corresponde a cerca del 50% de la población total estimada en los
censos neotropicales del país en 2009 (Matus et al. 2010). Vilina et al.
(2014) indican que probablemente la especie se dispersó desde aquí hacia
otros humedales de la zona central.�
12
221122
2
22 1
2 22 22 2 222
2 2
2 22 2
2
22
22 2 22
22
2
1
1 1
1 222
2 2
2 221
2
2
03. Anseriformes 52
1
Nidifica en el suelo, en laderas de cerros que enfrentan lagunas (no
312
222
directamente en los bofedales), en islotes y también en cavidades de 1 2
22
23
2
barrancos arenosos. El nido es una simple taza redondeada entre el pasto,
3
2
forrada con plumón de la misma ave, pero a veces también muy bien 2
construido con plantas acuáticas. En la zona central es usual que el nido 22
2
esté en una depresión en el suelo desprovisto de vegetales, al borde de la 22
1
2
1
nieve. Pone entre 8 y 10 huevos por nidada, aunque ocasionalmente menos. 222
3
22
2
La incubación dura un mes, y los polluelos al nacer estás cubiertos por 2 22
un espeso plumón blanco (Goodall et al. 1951). Es la hembra quien incuba 2
2
los huevos, mientras el macho protege enérgicamente el nido. El polluelo
empluma en cerca de 12 semanas, alcanzando la madurez sexual a los 3 años.
Las parejas se forman de por vida o al menos muestran gran fidelidad por
2
varios años (Johnsgard 1978). No hay información sobre el éxito de anidación,
1
la supervivencia de adultos o la longevidad (Carboneras y Kirwan 2018). 1
2
2
Esta especie es tímida y no acostumbra nadar, aunque junto a los
polluelos es más común este hábito para escapar de los depredadores.
Ante la presencia de peligro emite silbidos de alarma (Delacour 1954), 2
2
o simula estar herido para distraer, mientras los polluelos se esconden
31
3
03. Anseriformes 54
Las parejas comienzan a defender territorio desde fines del invierno
a inicios de primavera, manteniendo generalmente el mismo utilizado el
año anterior (Summers y McAdam 1993). Según datos de este Atlas, en
Magallanes se observa defensa territorial a partir de agosto, y cortejo/
despliegue/cópula desde inicios de septiembre. Los datos de este Atlas
registran nidos con huevos desde mediados de octubre hasta inicios de
diciembre (Magallanes). Los huevos se colocan con diferencias de días,
en el suelo, preferentemente cerca del agua, y solo luego de la postura
se comienzan a cubrir estos huevos con plumón (Humphrey 1970). A
medida que avanza la postura, la hembra es más reticente a abandonar
el nido cuando se acerca un potencial depredador (un humano) e incluso
puede no abandonarlo cuando la postura es completa o los huevos ya
han eclosionado (Humphrey 1970, Summers y McAdam 1993, Quillfeldt et
al. 2005). A diferencia de los anátidos del hemisferio norte, el macho se
mantiene presente durante todo el periodo de cría (Weller 1975). Durante
la incubación se ubica a algunos metros de la hembra y camina alejándose
del nido cuando alguien se le acerca (Summers y McAdam 1993). También
puede pretender tener el ala herida (Humphrey 1970).
El tamaño promedio de la nidada ha sido descrito entre 4 y 7 huevos, con
un máximo de 13 (Weller 1975, Humphrey 1970, Summers y McAdam 1993).
Los datos de este Atlas indican nidadas de 6 – 7 huevos en Magallanes. El
periodo de incubación es de 30 días y los polluelos abandonan a sus padres
a los 70 días (Summers y McAdam 1993). Según datos de este Atlas, en
Magallanes se han observado pichones desde mediados de noviembre hasta
fines de febrero, mientras —tanto en Aysén como Magallanes— volantones
se han registrado entre mediados de noviembre y mediados de febrero.
En observaciones en las islas Malvinas/Falkland mostraron que solo una
de diez parejas produjo una nidada de reemplazo cuando la primera fue
depredada (Summers y McAdam 1993). La hembra pierde alrededor de un
12% de su peso durante la incubación, tanto por la producción de los huevos
como por la restricción para alimentarse (Summers y McAdam 1993).
Los polluelos se dirigen al agua cuando perciben peligro. Se ha observado
que las hembras pueden unir sus nidadas (Weller 1975), sin embargo,
Summers y McAdam (1993) indican que más que una conducta cooperativa,
este proceso ocurriría por peleas territoriales entre parejas, que hacen
que las nidadas se separen y que algunos polluelos se unan a la nidada
equivocada, resultando en nidadas aumentadas de hasta 14 individuos.
El tamaño poblacional de la subespecie picta se estima en
50.000 – 150.000 individuos y decreciendo (Wetlands International 2018). Se
cree que la especie tuvo un importante aumento poblacional en el siglo XIX al
beneficiarse de la introducción de ganado —que mantiene baja la cobertura
arbustiva y favorece el crecimiento de pastos— y de la eliminación del pueblo
Selknam, que consumía los huevos. A inicios del siglo XX se les describía
como ubicuos en la isla grande de Tierra del Fuego, en números «incontables»
(Crawshay 1907, Blaauw 1916 sensu Humphrey 1970). Sin embargo, a inicios
del siglo XX se le declara como plaga en Argentina, por la percepción de que
competía con el ganado y que sus deposiciones hacían menos palatable las
pasturas para el mismo, además del daño que producirían en cultivos como
el trigo (Carboneras y Kirwan 2018). Su caza está prohibida en Argentina,
mientras que en Chile está sujeta a territorios, temporadas y cuotas, sin
embargo, la caza ilegal persiste (Pedrana et al. 2011).�
03. Anseriformes 56
Reynolds (1935) describe nidos con huevos y parejas con polluelos
en las islas del Archipiélago Cabo de Hornos en diciembre de 1932.
Posteriormente, Goodall et al. (1951) describen haber hallado varios nidos
en el mes de diciembre de 1942 en islotes de las islas Guaitecas. Por otra
parte, en las islas Malvinas/Falkland la puesta de huevos sucede entre
principios de octubre hasta principios de noviembre (Woods 2017). Como
en otros miembros del género, su nido consiste en una depresión en el
suelo aislada con material vegetal de la zona aledaña al nido con 3 – 6
huevos (a veces 7) (Goodall et al. 1951, Summers y McAdam 1993), cubierto
de plumón (R. Matus obs. pers.). Es probable que, como otros miembros del
género, las parejas vuelvan a poner una segunda puesta en caso de fracasar
la primera (R. Matus obs. pers.). Las dos observaciones que confirman la
reproducción de la especie durante el periodo del Atlas consisten en la
observación de volantones en el mes enero en dos localidades distantes
entre sí (Puñihuil en Chiloé y Tierra del Fuego), sin embargo, sin conocer la
edad de los volantones no es posible concluir si a lo largo de su distribución
la temporada reproductiva ocurre en sincronía o en distintos meses.
Goodall et al. (1951) mencionan el hallazgo de nidos con 5, 3 y 2 huevos
en las islas Guaitecas en el mes de noviembre, indicando que la puesta
había iniciado recientemente porque se trataba de huevos frescos. Un
nido encontrado en las cercanías de Puerto Williams el 10 de diciembre de
1995 contenía un total de 6 huevos (R. Matus obs. pers.). Durante el periodo
del Atlas no se reportan nidos de esta especie. Woods (2017), menciona
que, en las islas Malvinas/Falkland las crías son depredadas por Gaviota
dominicana (Larus dominicanus) y Salteador pardo (Stercorarius antarcticus).
Las crías han sido observadas alimentándose junto a los adultos
posiblemente del mismo tipo de algas del género Ulva, que conforman su
dieta (Woods 2017). Posterior a la temporada reproductiva, los juveniles
permanecen junto a los adultos durante el invierno (R. Matus obs. pers.),
conformando, junto a otras parejas con crías o solitarias, pequeñas
bandadas que se alimentan en la playa.
La Caranca se encuentra listada en el Reglamento de Clasificación de
Especies de Chile, como una especie ‹Vulnerable› (MMA 2018). La presencia 2 22
22 2
y expansión del Visón (Neovison vison) en los canales patagónicos podría 122
2
2 22
ser la mayor amenaza para esta especie, que no tiene otros depredadores 2 2
2 2
con ese nivel de eficacia en los canales.� 2
2
2
2
2
2
22
2 22222
2 2
222 222
222
2
22
2 22
2
2 2
222
1 2
22 2
2 2
2 2
2 222 2
222
2
2222222222
22
2
2
03. Anseriformes 58
Johnsgard (1965) describe la socialización reproductiva del Canquén
común con una primera incitación de las hembras a la cual el macho
responde con un intenso elevamiento de la postura acompañado
de rápidos movimientos de cabeza y vocalizaciones sibilantes. Este
comportamiento es seguido de despliegues e intimidaciones del macho,
las cuales refuerzan el vínculo de pareja. Esta especie no vocaliza mucho,
excepto en situaciones de alarma y periodo reproductivo, donde el macho
grazna sibilantemente y la hembra genera un sonido nasal más grave
(Couve y Vidal 2003, Martínez y González 2017).
El Canquén común anida en primavera, siendo noviembre el mes con
mayor cantidad de nidos encontrados (Johnson 1965, Johnsgard 2010). Los
resultados del Atlas indican también la preferencia del Canquén común
por anidar desde noviembre, no encontrándose ningún registro de nido o
polluelo anterior a esta fecha (eBird 2018). El nido mide entre 22 a 25 cm
de diámetro (de la Peña 2013), es poco elaborado, cubierto principalmente
de pasto y vegetación de la zona (Housse 1945, Goodall et al. 1951) y en
el fondo una capa de plumón (Goodall et al. 1951). Está escondido en la
vegetación alta o cavidades de árboles caídos (Housse 1945, Johnson
1965) cercanos a cuerpos de agua. El tamaño de nidada es de 4 a 6 huevos
(Housse 1945, de la Peña 2013). El tiempo de incubación es de 30 días y
solo la hembra incuba (Goodall et al. 1951).
Una vez que los juveniles han aprendido a volar y los adultos terminado
su muda pos nupcial, emprenden juntos su viaje hacia su sitio de invernada
(Johnsgard 2010). Las poblaciones australes de Canquén común emigran
desde sus sitios de reproducción en marzo (Philippi et al. 1954, eBird 2018)
llegando en conjunto con Chloephaga picta y Chloephaga rubidiceps en abril
2
y mayo al sur de la provincia de Buenos Aires (Petracci et al. 2008).
1
La población mundial de Canquén no ha sido cuantificada y se 2
2 222
22222
2222
2 2
222
2 2 22
2
22 2 222
2 22
22
2 2
22 22
2 2
223
1 222
2 2
222 2 2
1
2 2
2 222
2 222
2 1
03. Anseriformes 60
Según los relatos de los primeros naturalistas que colectaron datos en el extremo
sur del territorio patagónico, y particularmente en Tierra del Fuego (principios de
1900), esta especie era abundante en la isla hasta fines de los años 50’. Goodall
et al. (1951) señalan la presencia de parejas reproductivas durante su visita a
la isla en el verano de 1945 – 1946. En esa oportunidad los autores observaron
«varias parejas con crías» y encontraron un nido de la especie en la bahía Felipe.
Años después, Plotnick (1961), registra más de 400 ejemplares entre la localidad
de Río Grande y la Primera Angostura, en diciembre de 1959.
Los pocos datos que existen de nidos de estas aves permiten establecer
que están ubicados generalmente próximos a cuerpos de agua de extensión
variable (ríos, lagunas o pozas). El nido consiste en una depresión entre la
vegetación o el suelo, y como aislante utilizan hierbas secas y luego plumón
para cubrir los huevos (de la Peña 2016, R. Matus obs. pers.). Las aves arriban
al área de cría en agosto. Los cortejos y cópula comienzan en septiembre y la
puesta de huevos en octubre. La eclosión de los huevos es en noviembre. Si la
primera puesta fracasa temprano en la temporada, pueden volver a poner por
segunda vez (R. Matus obs. pers.). Regularmente la puesta es de siete huevos,
sin embargo, se han observado parejas con 10 y 12 crías (R. Matus obs. pers.).
Los polluelos se alimentan junto a sus padres pastando en las cercanías de los
cuerpos de agua. En marzo los juveniles migran junto a sus padres al área de
invernada; generalmente en agosto retornan juntos al área de cría, y luego, son
expulsados del territorio al comienzo de la próxima temporada reproductiva
(agosto-septiembre). Se ha observado juveniles desplazarse al sur siguiendo la
ruta migratoria. Pueden reproducirse a partir del segundo año de vida.
Un trabajo realizado recientemente en el sur de la provincia de Santa
Cruz (Argentina), utilizando cámaras trampa en nidos, muestran depredación
por parte de Zorro chilla (Lycalopex griseus) sobre huevos y adultos de
Caiquén (Chloephaga picta) en el nido (Cossa et al. 2017). Una situación
similar podría afectar a esta especie.
Pese a que se sabe que se desplazan hacia la provincia de Buenos Aires, se
desconocen detalles de la ruta utilizada. Una vez terminado el proceso de emplume
de los juveniles el grupo familiar se desplaza desde el sitio donde nidifican a otros
sitios de la región, posiblemente a terminar la muda pre básica (R. Matus obs. pers.).
En el área de cría, la población continental habita en vegas esteparias y
matorral (Venegas y Jory 1979). A este tipo de ambientes se suma el área de la
desembocadura del río San Juan con un ambiente de bosque nativo modificado
por incendios (Matus et al. 2000). El área de invernada de esta población se
ubica en el extremo sur de la provincia de Buenos Aires, Argentina, sector
con un amplio desarrollo agrícola (trigo, soya y otros cereales) y presencia de
humedales (Petracci et al. 2014).
Todo parece indicar que la introducción del Zorro chilla y el Visón en Tierra
del Fuego, asociado a otros factores como la modificación del hábitat, serían
la principal causa de la disminución de esta especie. La erradicación de estos
carnívoros exóticos parece inviable considerando la extensión del territorio y los
costos asociados a este tipo de acciones. Por esta razón, una serie de medidas
han sido propuestas en el Plan de Recuperación, Conservación y Gestión del
Canquén colorado con el fin de fortalecer la disminuida población actual.
Dos de estas medidas son la construcción de exclusiones que permitan a las 222
2 21
2 2
22 22
parejas reproducirse exitosamente y la eventual translocación de ejemplares 2 2 2 22
1
2 2
para establecer nuevos núcleos reproductivos.� 2 21 2
1 2
2
2
03. Anseriformes 62
por ambos progenitores a diferentes sectores del territorio. Luego de tres
meses desarrollan su primer plumaje básico, y con ello, la capacidad de
volar. En el transcurso del siguiente mes serán expulsados del territorio de
sus padres (Cerón 2012). Luego de este periodo, en los siguientes cuatro
meses, se registran la mayoría de los encuentros antagónicos que tienen
como objeto la obtención de un territorio y se producen los cambios en las
conformaciones de las parejas (G. Cerón obs. pers.).
El ciclo biológico anual difiere en sus fechas entre las dos subespecies
que habitan Chile y además presenta variaciones según la latitud y la altitud:
M. a. armata comienza a finales de invierno (finales de agosto e inicios de
septiembre), donde se producen las cópulas y postura de huevos; durante
noviembre-inicios de diciembre eclosionan los pichones y durante marzo-
abril comienza la dispersión de los juveniles y el periodo de restructuración
de las parejas territoriales (Moffett 1970, Cerón 2012). Por otra parte, M.
a. leucogenis regula su fenología de acuerdo al régimen de precipitaciones.
En este caso, si bien los intervalos entre las distintas etapas del ciclo son
muy similares, el nacimiento de los pichones ocurre entre mediados de
septiembre y mediados de octubre (G. Cerón obs. pers.). Son aves residentes
que defienden durante todo el año un territorio que comprende entre 1 y 2
km de río (Moffett 1970), el cual solo abandonan en caso se sequías o riadas
(Pernollet 2010, Cerón 2012, Ramírez et al. 2014).
El Pato cortacorrientes se alimenta principalmente de larvas de
insectos acuáticos, las cuales captura en el lecho del río, hurgando
entre las rocas o raspando la superficie de las mismas utilizando el pico
(Cerón y Trejo 2009). Las presas más consumidas son las larvas de los
Ordenes Diptera (80 – 90%), Trichoptera (5 – 10%), Plecoptera (5 – 10%) y
Ephemeroptera (2 – 5%), sin embargo, se ha registrado también el consumo
de crustáceos y peces (Johnsgard 1966, Cerón et al. 2010, Cerón y Boy
2014, Vera et al. 2014). No se conoce la dieta de los pichones en particular,
los que obtienen la comida por sí solos.
El tamaño de la población mundial de Pato cortacorrientes es
desconocido, aunque es considerado en ‹Preocupación menor› (BirdLife
International 2018) debido a su amplia distribución. Sin embargo, la
entidad reconoce que las poblaciones se encuentran en disminución,
y los escasos estudios poblacionales realizados muestran una fuerte
reducción en las poblaciones en los últimos años (Cerón y Trejo 2012). Se
ha sugerido como posible causa de su disminución a la introducción de
especies exóticas (Cerón y Trejo 2012), en especial los salmónidos, que
podrían competir por su alimento (Torres y Rodríguez 2007) y el Visón
(Neovison vison) que podría predar sobre adultos, huevos y pichones (Cerón
2012). Otro factor determinante es la pérdida de hábitat, que se debe
principalmente a la destrucción de bosques ribereños y a la construcción
de represas hidroeléctricas, especialmente en Chile donde falta una
política adecuada de caudal ecológico, que permita conservar a ésta y
muchas otras especies.�
03. Anseriformes 64
2
La temporada reproductiva de la especie en Chile comenzaría entre
212
22
septiembre y marzo, y podría realizar dos posturas por temporada 22
2
22
(Goodall et al. 1951, Fjeldså y Krabbe 1990). En este Atlas se registró 2
actividad reproductiva entre agosto, con cortejos y cópulas a lo largo
2 22
de su distribución, hasta marzo, donde hubo pichones. La postura es 2
1
de 5 – 8 huevos que miden 58,6 – 67,4 × 38,5 – 45,1 mm y pesan 50 – 65 gr 22
1
1
2
(Johnson 1965, Woods y Woods 1997, Salvador 2015). En este Atlas se 2 22
22 2
22
registraron parejas con entre 3 – 8 pichones, lo cual corrobora el tamaño 2
2 22
22
2 112
2
máximo de puesta de la especie. 22
Solo la hembra incuba, pero los pichones son cuidados por ambos 223
miembros de la pareja. Al eclosionar los pichones pesan entre 43 – 56 gr
A las pocas horas de nacidos (con la orientación principalmente de la 2
22
hembra) los pichones se alimentan por su cuenta; su alimento principal
2112
es de origen vegetal, algas, pequeñas semillas, tallos y hojas de plantas 2
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2
03. Anseriformes 66
Nidifican en el suelo, principalmente en islotes de ríos, siendo los nidos
semi-tapados con pastos y con un amplio forro del plumón de la hembra
(Goodall et al. 1951). También nidifica en zonas adyacentes a ríos poco
torrentosos, la mayoría de las veces con bordes de bosque denso, aunque
también lo hace en lagos y lagunas con menor vegetación aledaña
(Altamirano et al. 2012a). Pone entre 4 – 7 huevos, durando la incubación
alrededor de 30 días (en cautiverio), la que es realizada solo por las
hembras (Carboneras y Kirwan 2018). Las crías son cuidadas por ambos
padres, como lo demuestran los datos reportados por el Atlas.
Aunque algunos ejemplares permanecen dentro del territorio de nidificación
durante todo el año, existen movimientos de dispersión hacia el norte y este
después de la temporada de reproducción (Carboneras y Kirwan 2018).
Si bien es una especie cazada en invierno, parece no estar seriamente
amenazado por esta actividad. Posibles amenazas se pueden encontrar en la
depredación del Visón (Neovison vison), el aumento de la presión del turismo,
y el cultivo de salmón y trucha en los ríos chilenos (Carboneras y Kirwan 2018).
Se encuentra clasificada como ‹Casi Amenazada› por presentar una
pequeña población global, estimada entre 1.500 y 7.000 individuos,
dentro de la cual todas sus poblaciones son pequeñas. Si se demuestra
una disminución en su población, calificaría como ‹Vulnerable› (BirdLife
International 2018). En Chile desde el 2018 es clasificada como ‹Casi
Amenazada› (MMA 2018).�
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2
03. Anseriformes 68
El Quetru volador posee una gran cantidad de despliegues y conductas
sociales descritas (Moynihan 1958, Nuechterlei y Storer 1985). Algunos
de los comportamientos hostiles involucran picotazos, aletazos y rápidos
movimientos intimidatorios en el agua cuyo objetivo es resguardar el nido
o a sus crías de otras aves o depredadores (Housse 1945, Moynihan 1958).
Vocalizan bastante en este periodo. El macho efectúa agudos silbidos y
gruñidos de mediana duración mientras que la hembra vocaliza de manera
simple con una voz más grave y audible que el macho (Moynihan 1958,
Johnsgard 2010). Comportamientos sexuales entre macho y hembra se
restringen a despliegues menos agresivos con elaborados movimientos
rápidos de pico en el agua seguidos por la cópula (Moynihan 1958).
Las crías son color pardo por el dorso y blanquecino en el vientre, se
caracterizan por poseer una amplia franja blanca que pasa por el ojo,
formando un anillo detrás de las mejillas (Goodall et al. 1951). Son llevados
por ambos padres para alimentarse en cuerpos de agua cercanos al nido
(Housse 1945). El Quetru volador es un excelente buceador, se zambulle
prolongadamente en busca de alimento (Couve y Vidal 2003). Posee una
dieta similar a la del Quetru no-volador, alimentándose de invertebrados
acuáticos como moluscos y crustáceos (Housse 1945, Goodall et al. 1951).
Al habitar también en agua dulce tiene un menor consumo de moluscos
de coraza-gruesa y prefiere camarones, jaibas y mejillones que encuentra
tanto en el mar como en ríos (Goodall et al. 1951).
La población mundial de esta especie fue estimada en unos
11.000 – 26.000 individuos en 2015 (Wetlands International 2018),
correspondiendo alrededor de 18.000 a adultos reproductivos. La población
en islas Malvinas/Falkland sería cercana a los 600 – 1.200 individuos. No
hay estimaciones poblaciones para nuestro país, pero diversos conteos
y censos indicarían que no es una especie abundante. Globalmente su
estado de conservación es de ‹Preocupación menor› debido a que no 2
13
cumple con las características de especie ‹Vulnerable›. Sin embargo,
1
2
22 2
2
existe una disminución de la población en las últimas décadas (BirdLife 2
2
22
International 2018) asociada a posible caza ilegal (S. Imberti in litt.) y 2
potencial depredación de especies introducidas como el Visón (Lizarralde y 2 22
2
2 2
Escobar 2000, Schüttler et al. 2009).� 2222 2
2 21 2
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03. Anseriformes 70
El Pato puna se encuentra distribuido entre el altiplano del centro de Pato puna
Perú, Bolivia, Chile y el noroeste de Argentina (del Hoyo et al. 2018). En Spatula puna
Chile, Hellmayr (1932) lo describió entre el extremo norte del país y San
Pedro de Atacama (Región de Antofagasta), distribución que se mantiene
hasta la literatura contemporánea y que ratifica este Atlas, aunque
potencialmente se encuentra en la Región de Atacama, habiendo registros
a la misma latitud en Argentina. También existen registros de individuos
errantes en desembocaduras de ríos, principalmente para la Región de
Fernando Medrano
Arica y Parinacota (eBird 2018). Por otra parte, la distribución altitudinal Red de Observadores de Aves
se describe entre los 3.500 – 4.500 msnm (Jaramillo 2003). Couve et al. y Vida Silvestre de Chile (ROC)
(2016) extienden esta distribución a los 3.000 – 4.600 msnm. En este Atlas [email protected]
03. Anseriformes 72
En la región central de Argentina la puesta de huevos ocurre a lo largo de
todo el año (S. Salvador obs. pers.), en cambio, según los datos disponibles
en este Atlas, en la región patagónica se reportó la construcción de
nidos en septiembre y la presencia de volantones en enero, por lo que
la temporada tendría al menos esta extensión. No existe información
del Atlas para versicolor. La nidada consta de 5 – 10 huevos que miden
44,8 – 51,3 × 33,3 – 37,9 mm y pesan 31 – 36 gr (Salvador 2012a, de la Peña
2013, Salvador obs. pers.), éstos son incubados solo por la hembra,
por un periodo de 23 – 24 días. Los pichones son cuidados por ambos
miembros de la pareja. Al eclosionar los pichones pesan 23 – 25 gr. A
las pocas horas de nacidos, y con la orientación principalmente de la
hembra, los pichones se alimentan por su cuenta; su alimento principal
es de origen vegetal, pequeñas semillas, algas, tallos y hojas de plantas
acuáticas, suplementando su dieta con pequeños crustáceos y micro
moluscos (S. Salvador obs. pers.). En Argentina, pichones de esta especie
fueron depredados por Traro (Caracara plancus) y Halcón peregrino (Falco
peregrinus) (Vargas et al. 2007, S. Salvador obs. pers.).
22
Parte de la población de la subespecie fretensis migra al norte en
invierno, aunque algunos individuos se quedan en Patagonia. Sin embargo,
esta migración es poco conocida.
El Pato capuchino fue caracterizado en 2012 como en ‹Preocupación
22
menor›, su población es considerada estable; y se estima que cría en una 2
222
2 2 2
22 2
extensión de unos 3.100.000 km² (BirdLife International 2018).�
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03. Anseriformes 74
Solo la hembra incuba, por un periodo de 24 – 26 días. Los pichones son
cuidados por ambos miembros de la pareja. Al eclosionar los pichones
pesan 29 – 33 gr. A las pocas horas de nacidos, y con la orientación
principalmente de la hembra, los pichones se alimentan por su cuenta;
su alimento principal es de origen vegetal, constituido por pequeñas
semillas, algas, tallos y hojas de plantas acuáticas, suplementando su
dieta con larvas de insectos, crustáceos y micro moluscos. En Argentina,
pichones del Pato cuchara fueron depredados por el Vari ceniciento (Circus
cinereus) (S. Salvador obs. pers.). Por otra parte, se ha reportado en Chile y
Argentina que los adultos pueden ser depredados por Halcón peregrino
(Falco peregrinus) y Gato de Geoffroy (Leopardus geoffroyi) (McNutt 1981,
Canepuccia et al. 2007).
En otoño-invierno, tanto en Chile como en Argentina, las poblaciones
australes migran al norte.
El Pato cuchara se encuentra clasificado como en ‹Preocupación
2
menor› (BirdLife International 2018). En los humedales de Lampa-
Batuco, incluyendo La Cadellada, se han registrado varias veces sobre
2
1.000 individuos, siendo el conteo más alto los 2.500 individuos (eBird 22
2
2018), encontrando regularmente más de un 1% de las estimaciones
2
2
conservadoras de la población mundial (25.000 – 1.000.000 individuos) 2
2
(Wetlands International 2018).� 2
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03. Anseriformes 76
En Chile, en las regiones centrales (cyanoleuca) se reproduce desde
32
222
septiembre, con huevos al menos hasta diciembre; y en la cordillera de 2
22
Tarapacá (orinomus) anida en enero (Housse 1945, Goodall et al. 1951,
Johnson 1965). En el Atlas, para cyanoleuca se reportaron despliegues
2
y cópulas entre julio–noviembre, nidos activos (ocupados, con huevos o
polluelos) entre octubre–noviembre, y polluelos entre octubre–febrero. Para 1
2 22
2
2 2
el extremo norte (orinomus), solo se confirmó reproducción en el río Loa, 1
22 2
con polluelos en noviembre y diciembre. 2 2
El Pato colorado anida en el suelo en terrenos próximos a los
humedales. El nido se oculta entre el pasto o juncos, siendo la cuna de
plumas de la misma ave. La hembra pone entre 6 – 11 huevos, de un color
crema intenso, que miden 45 – 50 × 36 – 39 mm (Housse 1945, Goodall et al.
1951, Johnson 1965, Aguirre 1994).
2
2
No se encuentra globalmente amenazado sino en ‹Preocupación menor›
(BirdLife International 2018), considerándose bastante común y localmente 2 2
2
2
abundante (Carboneras et al. 2018).�
2
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2
2
03. Anseriformes 78
Los machos poseen una voz característica, un silbido trinado que muchas
veces emiten en coro. Durante algunos despliegues territoriales el macho,
de coloración más vistosa que la hembra, puede erizar las plumas de la
nuca (Fjeldså y Krabbe 1990).
Los cortejos comienzan en junio–julio en Chile, con la temporada
reproductiva en el centro del país de octubre a diciembre (Carboneras
y Kirwan 2018). Goodall et al. (1951) señalan que empieza a nidificar en
las provincias centrales a fines de agosto–septiembre, con huevos hasta
enero en Magallanes. En el Atlas se registraron despliegues y cópulas
entre julio–octubre, nidos activos entre octubre–diciembre, y polluelos
entre septiembre–febrero.
Elige para nidificar sitios cercanos a los cuerpos de agua, aunque
también sitios secos más distanciados. Esconde el nido en champas
de pasto, debajo de cardos, matorrales u otros sitios similares, aunque 2
2
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03. Anseriformes 80
Posee un interesante despliegue nupcial donde el macho levanta la cola
12
2
dejando el cuerpo casi vertical mientras junta la cabeza con su dorso a 2 2
2
tiempo que da un suave silbido (Martínez y González 2004).
En Argentina nidifica principalmente en la primavera austral (octubre–
noviembre) (Carboneras y Kirwan 2018). Para Chile, Goodall et al. (1951) 2 2
23
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2
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2
03. Anseriformes 82
La reproducción comienza en agosto en las regiones centrales, anidando
2222
en mayor número entre septiembre y octubre, pudiendo hacer hasta dos 2
2
posturas por lo que se puede extender hasta febrero. En Magallanes anida
en octubre y noviembre (Housse 1945, Goodall et al. 1951, Barros 1963a).
22
Los resultados del Atlas son concordantes con la temporalidad descrita
2
para la especie en el país, reportándose nidos activos (ocupados, con 2 1
22
2
2
2 2
huevos o polluelos) entre agosto y febrero, y adultos con polluelos entre 2
1 1
22 2
2
septiembre y febrero. En las regiones australes (Aysén y Magallanes), la
actividad reproductiva se reportó solo a partir de octubre.
Las parejas se separan bastante para anidar, lo que realizan en campos
pastosos algo húmedos, en las cercanías de los humedales que habita. Su
nido es construido en el suelo, en una taza excavada entre la hierba alta
o que esté oculta junto a un pequeño matorral, la que reviste con plumón
22
2
de la misma ave y pasto seco, material que ocupa para tapar los huevos 2
22
durante la ausencia de la hembra. Pone entre 4 – 12 huevos, generalmente 2 2
2 1
2
9. La incubación dura cerca de 26 días y es realizada por la hembra, 2
2
mientras el macho se mantiene vigilante ahuyentando a otras aves. Los
1122 2 1
2 2 2
juveniles abandonan el nido e inmediatamente se dirigen al agua cercana, 22
2
2
2222
donde ambos padres los vigilan permanentemente. El Pato jergón grande 1 22
2
12
121 2
se adapta al cautiverio (Goodall et al. 1945, Housse 1945, Barros 1963a, 1 2
221 22
21 2
Carboneras y Kirwan 2018). 22
22 22
112 2
Se considera el pato más común y abundante en Chile, sin embargo, su 22 22
3121 1212
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abundancia dista mucho de lo numeroso que era a comienzos del siglo XX, 22 222212
22 2
21 2 2 2 2
principalmente debido a la pérdida de hábitat, como en el río Cachapoal y 21 312
2 2 2
11 2222
laguna de Cauquenes, donde sus aguas fueron contaminadas producto de 21 11 2
2 1 222112
2 2
las faenas de la mina El Teniente (Goodall et al. 1951). No está globalmente 2
1
22
22
122
amenazado (‹Preocupación menor›, BirdLife International 2018), siendo 22
11 2 2
12 22 2
uno de los patos más abundantes de Sudamérica, con una población total 2
2
2 2
estimada entre 100.000 – 1.000.000 de individuos a fines de la década de 1 2
22
2 2 22
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1990 (Carboneras y Kirwan 2018).� 2
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2
03. Anseriformes 84
2
La nidificación empieza en agosto para flavirostris en la zona central,
22
221 2222 1
retardándose en el extremo sur hasta fines de octubre–noviembre, pudiendo 22
22
2 2 2 22
poner hasta dos veces al año, con huevos o polluelos hasta enero–febrero 2
(Goodall et al. 1951, von Meyer 1996). Para oxyptera, en el altiplano se 2
2
describen nidos con huevos en noviembre y polluelos en enero (Goodall
2
et al. 1951). En el Atlas, para flavirostris se reportó cortejo y cópula entre 1
22
22
2
2 2
1
julio–diciembre, nidos activos (ocupados, con huevos o polluelos) entre 2 2122222
2
22 2 2
2
octubre–febrero, y polluelos entre septiembre–febrero; mientras que para 2
oxyptera se informaron solo polluelos entre octubre–febrero (en humedales 2
2
altoandinos de Parinacota y Antofagasta).
En general la especie anida en el suelo como otros patos, algo distante
o cerca del agua, oculta o semi oculta la cuna entre el pasto. El nido es
2
una depresión revestida con material blando y plumas (de la Peña 2013).
2
2
Excepcionalmente se citan nidos en acantilados o cortes del terreno 2
2
(Goodall et al. 1951), en galerías profundas en la tierra, en árboles ahuecados 2 2
2
22
e incluso, en casos excepcionales, en tejados de construcciones o nidos 222
2
de cotorra (Myopsitta monacha) (Fjeldså y Krabbe 1990, de la Peña 2013). 2
1122 2 2
2 22
Algunas parejas pueden anidar cerca unas de otras (Fjeldså y Krabbe 1990). 12 22
2
2
32 22 2
La postura es de 5 – 9 huevos (Goodall et al. 1951, de la Peña 2013). 1 2
2
1
12
No se encuentra globalmente amenazado (‹Preocupación menor›, 1 2
2 22 3
21 2
BirdLife International 2018), considerándose como una especie común, 22 2
122
incluso localmente abundante, con una estimación de la población de 22 2 22
212 121 21
222 2 2
122222 22
la subespecie nominal en el continente de 1.000.000 de individuos 2
22 2
22
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(Carboneras y Kirwan 2018).� 22 11
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2 2 2 222
22 33 222
22 22 2 2 2
2 2
2 22232
2 3 2
232
222 2
22
2 2122
222 2
2 2
2 2
22 122 2
222221222
2111 222
2222
21222
2 22 2
22
222 2
2
22
2
2 22
2 12 3122
2 222
22
22
2 2 22
2 2 2
22
22 2
12222
22122
222
22
2 2
222 2
2222 22
2 2 2
2 22222 2
22
2 2 22222 2
22
2 2
2 2 2
221 2
2 2
1 22
1 2
2 22 2
2 2 22
2
2
222
2 2 2
03. Anseriformes 86
En Chile, existe muy poca información sobre su fenología reproductiva debido
a la baja densidad poblacional de esta especie en el país. Housse (1945)
describió su nidificación entre octubre y enero, Goodall et al. (1964) señalan
una pareja con pichones en enero, en San Gregorio (Región de Ñuble), y
Aguirre (1994) encontró pichones en diciembre en la zona central del país.
Por otra parte, durante la temporada de recolección de datos de este Atlas
no se registraron nidos, y se registraron pichones solo en diciembre. En la
zona central de Argentina, donde esta especie es más abundante, la puesta
de huevos ocurre entre agosto y febrero (S. Salvador obs. pers.). El tamaño
de puesta habitual se encuentra entre 8 – 16 huevos, pero se han reportado
hasta 19 – 25 (Housse 1945, Aguirre 1994, Carboneras y Kirwan 2018). Estos
son de color crema, ocasionalmente con un leve tinte oliváceo, miden entre
53,5 – 62,1 mm de largo × 40,1 – 44,7 mm de ancho, y pesan 53 – 65 gr. No
existe información sobre potenciales depredadores de los huevos o de
los pichones. Suele ser parasitado por el Pato rinconero (Heteronetta
atricapilla) (Salvador 2012a, de la Peña 2013, Carboneras y Kirwan 2018).
En esta especie, solo la hembra incuba por un periodo de 26 – 27 días.
22
Al eclosionar, los pichones pesan 45 – 55 gr y están cubiertos por plumón.
Se alimentan de forma autónoma a pocas horas de haber nacido, y son
protegidos y orientados principalmente por la madre. El alimento de los
pichones principalmente es de origen vegetal: comen pequeñas semillas, 2
2
algas, tallos y hojas de plantas acuáticas; pero también lo suplementan 2
23
con pequeños artrópodos y moluscos (S. Salvador obs. pers.). 2
2
El Pato negro fue caracterizado a nivel global como en ‹Preocupación 21
2
menor› en 2012 (BirdLife International 2018), dado que su población es 2
2 2
considerada estable con más de 1.000.000 de individuos 2
(Carboneras y Kirwan 2018).� 3
2
2
2
2 2
2
2 2222
2
22 2
2
2 2
2
03. Anseriformes 88
A pesar de pertenecer a una familia prolífica (Anatidæ: cisnes, patos y
gansos), es un pato de bajo éxito reproductivo en cada puesta. Estudios
recientes han propuesto que solo 3 de cada 10 huevos logran eclosionar
en el nido parasitado (Lyon et al. 2013). Este fenómeno ha sido asociado
principalmente al potencial rechazo o negligencia del hospedero, además de
otros factores como la presencia de depredadores. Sin embargo, es posible
que este bajo éxito se vea compensado con la puesta en varios nidos (pues
ahorran el costo del cuidado parental), lo cual no ha sido estudiado.
Entre los meses de diciembre–abril se han registrado las mayores
agrupaciones de Pato rinconero en el país, con un registro de hasta 722
individuos en abril en la Laguna de Batuco, Región Metropolitana (F. Schmitt
en eBird 2008), lo cual indica que posterior a la temporada reproductiva,
tanto juveniles como adultos se agruparían en grandes bandadas en
cuerpos de aguas someras. En Chile, existe una alta concentración en la
zona central de su distribución (Región Metropolitana y de Valparaíso),
2
destacándose altas abundancias en los humedales del norte de la cuenca de
Santiago (tranque La Cadellada y laguna de Batuco) con conteos de hasta
400 – 500 individuos en temporada post-reproductiva (eBird 2018). Este
comportamiento de agrupación, fuera de la época reproductiva, también ha
sido documentado para Brasil (Belton 1984). 2
Esta especie es estrictamente acuática, por lo tanto, su alimentación 2
22
es característica de plantas del mismo hábitat, además de semillas, 2
3 1
1
2
2
2
03. Anseriformes 90
La temporada reproductiva reportada en la literatura se extiende en
32
Chile entre septiembre y enero (Johnson 1965), sin embargo, los datos 2
de este Atlas muestran que el cortejo y las cópulas se inician en agosto
y se pueden encontrar pichones hasta febrero. La nidada consta de 5 – 12
huevos, en ocasiones hasta 15, los cuales miden 68,0 – 74,5 × 51,0 – 52,9
mm y pesan 101 – 108 gr (Johnson 1965, Carboneras 1992, Casas 1992, de la
2
Peña 2013, Moroni y Salvador 2014).
Solo la hembra incuba, pero los pichones son cuidados por ambos
miembros de la pareja. A las pocas horas de nacidos, y con la orientación
principalmente de la hembra, los pichones se alimentan por su cuenta; su
alimento principal es de origen vegetal, pequeñas semillas, algas, tallos
y hojas de plantas acuáticas, suplementando su dieta con pequeños
artrópodos (S. Salvador obs. pers.).
El Pato rana de pico ancho fue caracterizado (sin discriminación de
subespecies) en 2012 como en ‹Preocupación menor›, sin embargo su
población es considerada decreciente (BirdLife International 2018).�
2
2
2
21
222
2 222
2
2
2
2
2
2
22
2
22
31 2
3
2
2
22
2
3
2
2
03. Anseriformes 92
Goodall et al. (1951) describen una temporada reproductiva relativamente
extensa para esta especie, desde septiembre hasta abril, con dos máximos
de reproducción. La extensión reportada de la reproducción fue similar en
este Atlas, donde existen cortejos y cópulas desde agosto hasta noviembre
y crianza de pichones entre septiembre y marzo.
El tamaño de puesta varía de 3 – 8 huevos (Housse 1945, Goodall et
al. 1951, Aguirre 1994), encontrándose ocasionalmente nidos con hasta 12
huevos (Goodall et al. 1951). Sin embargo, ha sido sugerido que los nidos
con más de 5 huevos han sido parasitados por individuos de la misma
especie (Kear 2005). Los huevos miden 63,0 – 68,3 de largo × 44,8 – 49,0
mm de ancho y pesan 76 – 87 gr (S. Salvador obs. pers.). Suele ser víctima
del parasitismo del Pato rinconero (Heteronetta atricapilla) (Johnson 1965,
Salvador 2012a, de la Peña 2013)
Sólo la hembra incuba los huevos (Carboneras y Kirwan 2018). Luego
de nacidos, los pichones se alimentan de forma autónoma, siendo guiados 2
1
2
y protegidos principalmente por la hembra. Su alimento principal es
de origen vegetal, pequeñas semillas, algas, tallos y hojas de plantas
22
2
acuáticas, suplementando su dieta con pequeños artrópodos y micro 12
2
22 2
2
2 22 2
22
22
3 2
22
2 22
2
22 2
22
2
22
2
2
22 2
2
§
Codorniz La Codorniz es nativa desde Columbia Británica en Canadá, a Baja California
Callipepla californica en México. Se encuentra introducida en Chile, Argentina, King Island
(Australia), Nueva Zelanda y Hawaii (Simberloff y Rejmánek 2011).
La primera introducción documentada aparentemente ocurrió en 1870,
cuando la especie fue liberada en Valparaíso (Barros 1917, Philippi 1885).
Luego, fue reintroducida en varias ocasiones en Chile, existiendo información
publicada para los siguientes eventos: 1881 en La Serena (Swarth 1927),
1884 en Limache (Swarth 1927), 1912 – 1913 en Robinson Crusoe (Hellmayr
Patrich Cerpa
Red de Observadores de Aves 1932), 1914 en el valle de Nilahue (Barros 1919), 1920 en el valle de Huasco
y Vida Silvestre de Chile (ROC) (Millie 1938) y 1979 – 1980 en Quitor, San Pedro de Atacama (L. Peña sensu
Instituto de Entomología Marín 2004). Estas introducciones fueron exitosas, expandiéndose a lo largo
Universidad Metropolitana de Chile, a excepción de la población de Robinson Crusoe (Torres-Mura et
de Ciencias de la Educación (UMCE)
al. 2002). Tras su expansión, Philippi-B (1964) la menciona desde Coquimbo
[email protected]
a Concepción (37°S). Estades (1992) lo hace para la zona de Paposo (25°S),
Región de Antofagasta, y Howell y Webb (1995) en noviembre de 1993,
registraron la especie con frecuencia y siendo común en los alrededores
Fernando Medrano de San Pedro de Atacama. Finalmente, Jaramillo (2003), describe su rango
Red de Observadores de Aves desde el sur de la Región de Atacama hasta la provincia de Llanquihue, en
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
la Región de los Lagos. Entre los registros importantes obtenidos durante
[email protected]
el desarrollo del presente Atlas, se encuentra la existencia de una población
residente en San Pedro de Atacama, por lo que dicha introducción fue
exitosa; y de forma adicional, se registra una población en Quebrada de
Tarapacá (Región de Tarapacá), la cual fue registrada al menos en dos
eventos (V. Maturana y R. Barros en eBird 2011, F. Schmitt en eBird 2015), y
la que difícilmente, a juicio de los autores, corresponde a la extensión de
la población de San Pedro de Atacama, por lo que podría deberse a una
introducción no documentada. Por el sur, se ha registrado hasta el Parque
Nacional Laguna San Rafael (S. Imberti y M. Carmody en eBird 2016), estando
restringida a zonas boscosas de la cordillera de la Región de Aysén. Se
desconoce, sin embargo, si la expansión hasta esta región es reciente,
o si solo no se encontraba documentada. Lo cierto es que existe hábitat
potencial hasta la Región de Magallanes.
Respecto a su ecología trófica, en Chile su alimentación consiste
principalmente en semillas, con un aporte marginal de insectos, siendo
parte importante del contenido estomacal piedrecillas, con las cuales
muelen las semillas consumidas (González-Acuña et al. 2013). Esta dieta
concuerda con lo hallado por otros autores en países como Nueva Zelanda
(Williams 1952) y Norteamérica (Crispens et al. 1960, Anthony 1970). Un
metros sobre el nivel del mar
+
aspecto interesante del trabajo de González-Acuña et al. (2013) es el que
dichas semillas provengan principalmente de plantas exóticas, con un
5000
4750
4500 consumo menor de especies nativas o agrícolas. En ese mismo trabajo se
4250
4000 comparan estos resultados con la dieta de la Perdiz chilena (Nothoprocta
3750
3500
perdicaria), con la finalidad de evaluar la competencia trófica de ambas
3250 especies, existiendo solo 18 especies consumidas en común, de las 47 de
3000
2750 plantas registradas como parte de la dieta en la localidad estudiada.
2500
Ambos sexos son de similar tamaño, sin embargo, los machos se
2250
2000 encuentran particularmente ornamentados (Calkins et al. 1999). Dicha
1750
1500
ornamentación influye en el éxito que éstos tienen en el apareamiento con
1250
hembras, y es variable en términos temporales y espaciales (Calkins 2000,
1000
750 Calkins y Burley 2003). Las hembras, por su parte, disponen de mucho
500
250
tiempo para juzgar las cualidades de los machos, dado que dicha elección
0
04. Galliformes 96
se lleva a cabo dentro de los grupos (bandadas pequeñas) que forman,
los que son estables temporalmente durante el periodo no reproductivo.
Adicionalmente, se ha demostrado que las hembras guían la evolución
de los caracteres sexuales en los machos, respondiendo positivamente a 2
04. Galliformes 98
En el contexto del Atlas, la especie fue registrada en las provincias donde
se introdujo, pero también en las provincias de Aysén y Capitán Prat, lo
que confirma su expansión en la Región, encontrándose entre los 170 – 900
msnm. El mapa sugiere una posibilidad de crecimiento de su distribución
hacia las regiones de Los Lagos y Magallanes, pero en particular hacia las
provincias limítrofes de Chubut y Santa Cruz, en Argentina.
Esta especie nidifica en el suelo, en una depresión poco profunda
que está forrada con material vegetal de la vecindad del nido y con
plumas, o sin forro. Donde se ha introducido pone de 6 a 14 huevos,
colocados en días consecutivos, siendo la incubación de 22 – 27 días,
realizada solo por la hembra. Los polluelos son capaces de volar a los
12 – 14 días (McGowan et al. 2018).
Donde se ha introducido presenta una dieta muy diversa, en función
de la disponibilidad de alimentos locales y de temporada, lo que indica
el oportunismo y la tendencia omnívora de la especie, pudiendo generar
competencia por explotación de recursos con las especies nativas
(McGowan et al. 2018).�
22
22222
22
22
2
2
§
Flamenco chileno El Flamenco chileno es el flamenco más numeroso y extendido en
Phœnicopterus chilensis Sudamérica, distribuyéndose por la cordillera de los Andes y costa del
océano Pacífico desde el oeste de Ecuador, pasando por gran parte de Perú
y Chile, suroeste de Bolivia, Paraguay y gran parte de Argentina, llegando
por el océano Atlántico hasta el sur de Brasil y costa de Uruguay, y por el
sur hasta Tierra del Fuego (del Hoyo et al. 2018). Sin embargo, solo nidifica
en la zona de la Puna de los Andes centrales, en Perú, Bolivia, Argentina y
Chile, y en algunas lagunas más bajas del centro-sur de Argentina, como
Vicente Pantoja
Red de Observadores de Aves la laguna de Mar Chiquita, provincia de Córdoba o la laguna Llancanelo,
y Vida Silvestre de Chile (ROC) provincia de Mendoza (Sosa y Martín 2012), con eventos de reproducción
[email protected] irregular en Paraguay (Lesterhuis et al. 2008) y recientemente en Ite, costa
sur de Perú (Vizcarra 2014).
Para Chile, Hellmayr (1932) lo describe desde San Pedro de Atacama
(Región de Antofagasta) hasta el Estrecho de Magallanes; Goodall et al.
Rodrigo Barros
(1951) lo señalan desde el salar de Huasco (Región de Tarapacá) hasta
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) Tierra del Fuego; y Goodall et al. (1957) lo reportan hasta el lago Parinacota
[email protected] (altiplano de Arica y Parinacota). En el país se reproduce solo en el altiplano
de las regiones de Arica y Parinacota (Laguna Huambune, salar de Surire),
Tarapacá (salar del Huasco y Coposa), Antofagasta (salar de Ascotán, de
Pujsa, de Tara, de Loyoques y de Atacama) y Atacama (salar de Maricunga
y Negro Francisco) (Johnson 1965, Rodríguez 2005). Existía una colonia
reproductiva en una isla de la laguna del Maule (Región del Maule), que tenía
alrededor de 60 parejas (Behn 1944), desapareciendo cuando se represó el
agua de este lugar. A nivel nacional, el salar de Surire es el sitio que alberga
la colonia más importante, con registros históricos de 8.000 polluelos
(Caziani et al. 2007, Rodríguez 2005). En la Región de Magallanes las
mayores concentraciones de la especie ocurren en otoño-invierno (Venegas
y Jory 1979), misma temporada en que se reportan los mayores números en
las zonas costeras del centro y sur del país (eBird 2018). Altitudinalmente se
distribuye desde el nivel del mar hasta los 4.800 msnm (Jaramillo 2003).
Habita en marismas costeras, estuarios, lagunas y lagos salados desde
el nivel del mar hasta sobre los 4.500 msnm en la zona de la Puna. En lagos
con peces (a menudo introducidos por el hombre), la especie es escasa o
está ausente, siendo normalmente abundante en lagos sin peces, los que
la mayoría de las veces son altamente salinos y/o secos periódicamente
(del Hoyo et al. 2018). Se alimenta de fitoplancton y zooplancton,
incluyendo diatomeas, nemátodos, foraminíferos, copépodos y poliquetos
(Hurlbert 1982, Hurlbert et al. 1986, Rodríguez 2005, Tobar et al. 2014).
metros sobre el nivel del mar
+
Para el altiplano se señala la nidificación entre enero y marzo (Goodall
5000
4750
et al. 1957, del Hoyo et al. 2018). Por su lado Rodríguez (2005) precisa que
4500 para el Flamenco chileno las cópulas ocurren entre noviembre-enero, la
4250
4000 postura entre enero-marzo (excepcionalmente desde diciembre, con un
3750
3500
registro puntual de postura en julio en el salar de Surire), la eclosión de los
3250 huevos entre marzo-abril (excepcionalmente desde enero), la agregación de
3000
2750 los juveniles entre marzo-abril, y la dispersión a partir de mayo.
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
entre 27 – 31 días (del Hoyo et al. 2018). En los humedales de Ite (Perú), 3
en la desembocadura de los ríos Lluta y San José, costa de Arica (R. Peredo
en eBird 2012, 2013). En el país se reproduce solo en el altiplano de las
regiones de Tarapacá (salar del Huasco y Coposa), Antofagasta (salar de
Rodrigo Barros
Pujsa y Tara) y Atacama (salar de Piedra Parada) (Rodríguez 2005), siendo
Red de Observadores de Aves
el salar de Tara el sitio con mayor reproducción en el país, reportándose y Vida Silvestre de Chile (ROC)
hasta 4.000 polluelos (Rodríguez 2005). [email protected]
Aunque coincide en muchos sitios con la Parina grande, parece ser
más numerosa en los lagos de mayor altitud, con aguas ligeramente
menos profundas y más salinas (Goodall et al. 1964), alimentándose
principalmente de diatomeas (del Hoyo et al. 2018).
Recién en 1957 se descubre la primera colonia reproductiva para la
especie en Laguna Colorada, Bolivia (Goodall et al. 1957). Se reproduce 3
en islas de sedimentos de arcilla blanda o arena, en el centro o a lo largo 3
laguna Colorada en Bolivia y salar de Surire en Chile (Marconi et al. 2011). 3750
3500
§
Pimpollo común El Pimpollo es una especie pequeña, fácilmente distinguible en su plumaje
Rollandia rolland reproductivo, aunque sus juveniles pueden ser confundidos con picurios.
Es endémico del sur de Sudamérica, llegando por el norte hasta el norte
de Perú, en la región costera y en los Andes (Fjeldså 2004), sur de Bolivia,
Paraguay, Uruguay y noreste de Brasil, y hacia el sur, a través de Argentina
y Chile, hasta el Cabo de Hornos.
En Chile se distribuye de forma disjunta, encontrándose en el altiplano
del extremo norte a los 4.500 msnm y en las tierras bajas del centro y sur
Jon Fjeldså
Københavns Universitet, del país. Cerca de la frontera con Bolivia, habita en lagos del altiplano de
Dinamarca Arica y Parinacota y de Tarapacá (bofedales cerca del salar del Huasco), y
[email protected] en localidades adecuadas existentes al sur de Antofagasta (como el salar
Aguas Calientes) y posiblemente más al sur, en la cordillera de la Región
de Atacama. Más al sur se encuentra asociado a las tierras bajas, desde
Coquimbo hasta la isla de Chiloé (Región de los Lagos), y localmente en
algunos sectores en los faldeos de los Andes, subiendo hasta los 650
msnm. Los humedales adecuados también existen a lo largo del borde este
de los grandes glaciares, desde Aysén a Tierra del Fuego.
En el Atlas se registró para el altiplano, solo en la puna de Arica y
Parinacota, nidificando en el Lago Chungará, a los 4.500 msnm. Luego
reaparece en la costa de Atacama (desembocadura del río Huasco),
extendiéndose hacia el sur de forma continua hasta la isla de Chiloé, con
registros de presencia hasta los 4.600 msnm y nidificación confirmada
hasta los 1.300 msnm. En la región austral la distribución reportada es
concordante con la conocida para la especie en Aysén y Magallanes,
confirmando la reproducción en Puerto Natales, Torres del Paine, Punta
Arenas y Porvenir, entre los 0 – 1.100 msnm. El modelo de distribución
sugiere una ausencia general en los fiordos y en los archipiélagos del sur.
Los numerosos lagos en esta zona podrían ser demasiado estériles para
zambullidores en general. Sin embargo, podría haber lagos superficiales,
por ejemplo, en isla Mornington e isla Duque York, al noroeste de la Región
de Magallanes, por lo que se necesita más exploración en estas áreas.
El Pimpollo es el zambullidor más común en Chile, pero a menudo
es pasado por alto al ser silencioso, tímido y discreto, buceando ante
cualquier provocación y escondiéndose en la vegetación. La especie
prefiere localidades con cobertura vegetacional alta, como totoras y juncos,
como la que se encuentra en lagos pequeños y en espacios abiertos
con totorales. Generalmente permanece cerca de la cobertura vegetal,
permitiéndole desaparecer rápidamente dentro de ella.
metros sobre el nivel del mar
+
5000
4750
4500
4250
4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
solo el pico sobre el agua. El tamaño de puesta para Chile ha sido descrito 2
2
entre 3 – 6 huevos (Housse 1948, Goodall et al. 1951, Aguirre 1994), pero
1
1
2
en los Andes pone generalmente dos huevos. No existe información sobre 2
2
22
11
periodos de incubación y emplumamiento. Los juveniles son atendidos por 211 2
21 112
2
2
22 2
un largo tiempo por los padres, y las aves juveniles pueden ayudar a sus 21 22
22 2
21 22 2
padres a alimentar a los pichones de puestas posteriores. 12
12 22
11
Normalmente no se reúne en bandadas, pero en periodos de sequía en 21 2
22
2
21 22
el área de reproducción principal, puede juntarse en bandadas dispersas 2
1
2
en lagos y lagunas costeras. En el sur parece mudar sus plumas de vuelo 22
11 2
2 22 22
fuera de la temporada reproductiva, cuando permanece en zonas con
1
algas en ambientes marinos. 2
22
22
2 2 222
12 2
La población global ha sido estimada en más de 100.000 individuos 222
2 2 1
(Fjeldså 2004) y ha sido clasificado como ‹Preocupación menor› (BirdLife 22
11
International 2018).� 22
2
2 22
2
222 2
221 2
22
22
2222
2
2
2 2
2 2
222
22
2 2 22
211322
2
22
22 2 1
2 2 2 22
2 2
2 2
2 21 2
222 22 2
1
2 2
1 2
21
2
2
2
2 2
2
(ocupado, con huevos) y polluelos durante todo los meses del año. Para la
22 2
2
Región de Arica y Parinacota se observó construcción de nido en agosto, y 1
2 2
2 2
para las regiones australes (Aysén y Magallanes), nidos activos (ocupado, 2 2
2
2
con huevos) entre noviembre-enero, y polluelos entre diciembre-marzo.
1
1
2
23
Nidifica principalmente en parejas aisladas, pero puede formar colonias 12
22
importantes en algunos humedales. El nido es una plataforma flotante de 2122 22
312 1 1
21 2 22
11 2
vegetación acuática, donde pone entre 1 – 6 huevos, pudiendo a veces tener 211 2 1
22211
11 2212
una segunda puesta en la temporada (Greenquist 1982). El tiempo de 22
12 221
12 2
crianza es desconocido. 21 11
2
1 1 2 21
2
La especie tiene una población global abundante y aparentemente 2
2 2
se encuentra estable. El estado de conservación ha sido evaluado como 22
33 2
22 122
‹Preocupación menor› (BirdLife International 2018).� 2
22
2 2
2 2 22
22 2
2
2 1212
2 112 2
112 2 22
221 2
2 222
2
22
2
2 22
2 22
221 3 2
2122 22
1 2
2 222
2222
21
2222
2
2 22212
2 22
2 2
2
2 2
222
222
2 2
21221
22
223
2 22 2
3
2
2 2 22
2 2222
1
2
2222
1
2 2
22222
2 2
2
2 2
2
2 2
1 112
213322
23
2 2 22
1 2
1
2
2 2
1
1
1 2
3 2
2
§
Paloma doméstica La Paloma doméstica posee una distribución nativa Paleártica que
Columba livia comprende Europa, el norte de África y gran parte de Asia. En estos
lugares se domesticó, dando lugar a diversos plumajes como producto de
la selección artificial (Darwin 1868). Posteriormente, se ha introducido
en casi todo el mundo. Philippi (1885) cita a esta especie en Chile como
ampliamente criada para su consumo ya en 1885, siendo este el primer
registro de su presencia para el país; sin embargo, no existe claridad
de cuándo fue introducida y se piensa que puede haber llegado con los
Patrich Cerpa
Red de Observadores de Aves primeros españoles (Marín 2004). En Chile se encuentra distribuida
y Vida Silvestre de Chile (ROC) en gran parte del territorio nacional, incluyendo Isla de Pascua y Juan
Instituto de Entomología Fernández (Philippi 1885, Philippi 1961, Araya y Millie 1986, Jaksic 1998).
Universidad Metropolitana En este Atlas encontramos que la especie se encuentra prácticamente en
de Ciencias de la Educación (UMCE)
todas las ciudades y centros urbanos de Chile. Respecto a su distribución
[email protected]
altitudinal, existen registros entre los 0 – 4.000 MSNM, el 95% de ellos
se encuentra bajo los 1.000 MSNM (pues la mayoría de las poblaciones
humanas se encuentra bajo esta altura).
Fernando Medrano Su presencia se encuentra concentrada en las ciudades y algunos paisajes
Red de Observadores de Aves agrícolas, donde buscan principalmente semillas. Sin embargo, en algunos
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
lugares que cumplen con las condiciones presentes en su hábitat de origen
[email protected]
se encuentra naturalizada; tal es el caso de Isla de Pascua, el Archipiélago
de Juan Fernández; y algunos valles cordilleranos (que probablemente se
asemejan a sus hábitats naturales) como el del río Aconcagua.
En su distribución de origen realiza sus nidos en riscos o acantilados
montañosos, características que hoy se encuentra de forma análoga en
edificios o construcciones en ciudades o poblados (Hetmański et al. 2011).
Asimismo su dieta ha sido modificada desde principalmente semillas de
gramíneas a alimento de origen antrópico como basura, granos procesados
o restos orgánicos de distinta clase, abundante en el ambiente urbano,
pudiendo integrar brotes, hojas y ocasionalmente invertebrados (Murton
y Westwood 1966, Little 1994, Gibbs et al. 2001, Spennemann y Watson
2017). Desde su uso como ave de cría para alimentación, experimentación
o cría recreativa, la especie actualmente es considerada mundialmente una
plaga urbana en donde ha sido introducida. Esto principalmente debido a los
problemas causados por sus heces, tanto en el aspecto sanitario, urbanístico
e histórico, sumado al hecho del tamaño de sus poblaciones (Howard et
al. 1991, Vasiliu y Buruiana 2010, Gavris 2011, Spennemann et al. 2017). Los
efectos ecológicos o de interacción con especies nativas son desconocidos
para Chile (Jaksic 1998). Sin embargo, la detección de parásitos comunes
metros sobre el nivel del mar
+
entre esta y especies nativas podría indicar un traspaso de estos, mediados
5000
4750
por la Paloma doméstica (González-Acuña et al. 2004a).
4500 Esta especie, al igual que otras tórtolas y palomas, se reproduce durante
4250
4000 todo el año, pues al tener una dieta generalista y al alimentar a sus pichones
3750
3500
con «leche de buche» (véase en el siguiente párrafo), depende menos de
3250 la estacionalidad y variabilidad de los recursos (Lack 1947). Durante la
3000
2750 reproducción se realizan elaborados rituales de cortejo, en donde el macho
2500
vuela hacia la hembra golpeando sonoramente sus alas, aterrizando a su lado
2250
2000 y caminando hacia ella. Cuando se encuentra cerca infla el cuello y erecta
1750
1500
las plumas del cuello y la grupa, alzando el cuello inclinando el pico hacia
1250
abajo y abriendo las plumas de la cola. Además, circunda y corta el paso a la
1000
750 hembra mientras arrulla, lo que complementa con reverencias. La aceptación
500
250
0
pareja en óptimas condiciones puede tener hasta 12 pichones por año, lo que 2 2
2 2
explica en parte la extensión de sus poblaciones (Haag-Wackernagel 1995). 2
3
2
Los pichones son alimentados por ambos padres con la denominada 1
2 1 22
22 2
«leche del buche», secreción de células epiteliales muy similar a la 31
22
leche producida por mamíferos, excepto por el escaso contenido de
carbohidratos. En peso seco, esta leche se encuentra constituida porun
3
2
60% de proteínas y un 35 – 40% de lípidos, con una fracción mineral
2
2 22
variable entre el 5 y el 6% (Sales y Janssens 2003, Horseman y Buntin 2
2
2 23
1995). La leche del buche, cuya evolución es independiente a la leche en
los mamíferos, posee funciones nutritivas e inmunológicas similares en 222
2
22
ambos grupos animales (Gillespie et al. 2012). 2
2
22
El aspecto mejor estudiado de la especie en Chile es el sanitario, 2
211
2 22
producto de sus consecuencias para la salud pública y el contacto 22 2222
2221
2 2
permanente de la especie con los asentamientos humanos. La transmisión 22
2
3
2 32
de enfermedades desde la Paloma doméstica a los seres humanos ha sido 3 1
2
ampliamente documentada, siendo registrada como vector de más de 30 22223
22
322232 2
enfermedades (Haag–Wackernagel 2005, Harlin 1994, Weber et al. 1979, 22
2
22223
323 2132
33 223132 2
22 22333333222
Alexander et al. 1985, Catroxo et al. 2011). Entre las de mayor importancia 2 22
222 2322
21 2221332
se encuentran la Clamidiosis, criptococosis, aspergilosis, salmonelosis, 22 222
2
22
122
22 22 2
listeriosis y estafilococosis, las que pueden ser transmitidas a través del 2
22 232
222
2 2222
22 2
aire y sus heces (González-Acuña et al. 2007a). En este ámbito, en Chile 2
22 2
22 3 2
se ha detectado Clamidiosis, estafilococcosis, salmonelosis y aspergilosis 13
2 2 22
2
3 22 2
en una población de la especie en Chillán, todas ellas relevantes para la 2
2
22
2
22 2 2
2 2
2
2
2 2
2 22
2
2
las aves cercanas a la habitación humana parecen tener una temporada de 3250
3000
cría más larga (Baptista et al. 2018).� 2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
2
2
22222
22
22
2 22
2 22
22 2
222
2 22
2222
22222
22
2
222
2 22
2
22 2222
2 2
2
2 2
2 2 2
2
2
2
2
2
2
2
§
Matacaballos El Matacaballos se distribuye desde el sur de Estados Unidos (Texas) y
Crotophaga sulcirostris México, hacia el sur a través de Centroamérica, Venezuela, Colombia,
y costa de Ecuador y Perú, hasta el norte de Chile, registrándose
ocasionalmente en Bolivia (Cochabamba) y noroeste de Argentina (Payne
2018, Fjeldså y Krabbe 1990). Para Chile, Goodall et al. (1946) señalan
que se encuentra en mediana abundancia en los valles costeros de
Arica, especialmente en el del Lluta (Región de Arica y Parinacota), y
muy ocasionalmente en los oasis de Chintaguay (quebrada de Quisma)
Rodrigo Barros
Red de Observadores de Aves y quebrada de Tarapacá (Región de Tarapacá), sumando un ejemplar
y Vida Silvestre de Chile (ROC) observado por L. Peña en julio de 1957 en Peine (Región de Antofagasta),
[email protected] atribuyendo este registro a un ave extraviada (Goodall et al. 1964). Autores
posteriores repiten esta distribución para el país (e.g. Philippi-B. 1964,
Johnson 1967, Araya y Millie 2000, Jaramillo 2003). Altitudinalmente se
encuentra entre los 0-800 msnm (Jaramillo 2003), aunque el registro de
Peine ocurrió a los 2.300 msnm (Goodall et al. 1964). En la temporada
del Atlas la especie fue observada solo en los valles del Lluta, Azapa y
Camarones (Región de Arica y Parinacota), y entre los 100-1000 msnm.
En el país se le observa principalmente en áreas agrícolas, asociado a
zonas de vegetación densa junto a pasturas (Jaramillo 2003). Consume
principalmente insectos, además de arañas, pequeños vertebrados (lagartijas),
semillas y bayas. Se alimenta en grupos caminando sobre el terreno, a menudo
junto a ganado, atrapando insectos que quedan al descubierto (Payne 2018).
Se posa sobre el lomo del ganado, consumiendo garrapatas, costumbre que
origina el nombre de «Matacaballo» (Goodall et al. 1946).
El Matacaballos es un reproductor cooperativo, donde varias hembras
pueden poner en un solo nido, cada una atendida por su pareja. El nido
corresponde a una plataforma grande, abierta y voluminosa, construida de
palos, raíces y espinas, forrada con hojas verdes, emplazada en arbustos
y árboles, al que son añadidas más hojas verdes durante la puesta y la
incubación. Cada hembra pone entre 3-4 huevos, sumando hasta 18 huevos
por nido. El huevo es azul verdoso, recubierto de una película blanca
de superficie calcárea, que se araña fácilmente, y mide en promedio 31
mm × 24 mm, siendo la postura a intervalos de 2-3 días. La incubación
demora entre 13-14 días, y es realizada por ambos sexos, en períodos de
30-60 minutos cada vez. Las crías luego de la primera semana, si son
perturbadas, dejan el nido y trepan a las ramas al sexto día, aunque si no
son molestadas permanecen hasta diez días en el nido. Los polluelos son
cuidados por los padres durante tres semanas después de nacer, para
metros sobre el nivel del mar
+
luego reparar el nido viejo y repetir el ciclo (Payne 2018).
5000
4750
4500
4250
4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
§
Gallina ciega común La Gallina ciega común es una de las especies de la familia de los
Systellura longirostris Caprimúlgidos de más amplia distribución latitudinal, con un rango que va
desde el norte de Sudamérica hasta la Patagonia. De manera congruente
con la diversidad de ecosistemas en los que habita, se han descrito
múltiples subespecies, que presentan variaciones en sus patrones de
coloración, tamaño corporal, vocalizaciones y distribución. Actualmente
se reconocen 7 subespecies, de las cuales tres se encuentran confirmadas
en Chile: atripunctata, de los Andes de Perú (excepto el extremo norte),
Juan E. Salazar
Laboratorio de Zoología de Vertebrados suroeste de Bolivia, norte de Chile (hasta Antofagasta) y noroeste de
Universidad de Chile (UCH) Argentina (Jujuy); bifasciata, desde el sur de Antofagasta hasta el norte
[email protected] de Magallanes y por el oeste de Argentina desde Salta hasta el oeste de
Santa Cruz, siendo migratorias las poblaciones de más al sur; y mochænsis,
conocida de la isla Mocha, Arauco y la isla Ascensión, en las Guaitecas,
Región de Aysén (Cleere et al. 2018, Crestol 2015). Una cuarta subespecie,
Rodrigo Barros
patagonicus, podría ocurrir en los alrededores del Parque Nacional Torres
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) del Paine, Región de Magallanes, lo que no está confirmado (Cleere 2006).
[email protected] Para Chile, atripuctata fue señalada por Goodall et al. (1946, 1951)
para la cordillera de la provincia de Parinacota hasta Antofagasta,
llegando a los 3.800 msnm (Jaramillo 2003); bifasciata fue descrita por
Goodall et al. (1946, 1957) desde el valle de Huasco, Región de Atacama
hasta las islas Guaitecas, Región de Aysén, llegando hasta los 2.500
msnm, indicando Johnson (1967) su límite sur en las regiones costeras
de Aysén y Magallanes y ampliando Marín et al. (1989) su límite norte
hasta Paposo, suroeste de la Región de Antofagasta; y mochænsis, la
que fue recientemente descrita por Cleere (2006) a partir de ejemplares
recolectados en isla Mocha (Región del Biobío), isla Ascensión (archipiélago
de las Guaitecas, Región de Aysén), y con una probable presencia en la
ecorregión de los bosques valdivianos, subespecie que había sido señalada
como innominada por Fjeldså y Krabbe (1990) para la isla Mocha.
En el presente Atlas los registros informados son coincidentes
con la distribución conocida para la especie en el país, con registros
en la cordillera de Parinacota, Región de Tarapacá y Antofagasta para
atripuctata; y desde la Región de Atacama hasta el noreste de la Región
de Magallanes, para bifasciata/mochænsis. Respecto a las alturas, se
informaron observaciones entre el nivel del mar y los 3.900 msnm, aunque
la mayoría de los registros se concentra bajo los 400 msnm.
Habita una gran variedad de ecosistemas, encontrándose en serranías
andinas, matorral y bosque esclerófilo, claros y bordes de bosque,
metros sobre el nivel del mar
+
desiertos y semidesiertos pedregosos, zonas agrícolas, y en ciudades y
5000
4750
pueblos (Jaramillo 2003, Cleere 2010, Cleere et al. 2018).
4500
4250
4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
2
2
2
2
§
Vencejo chico El vencejo chico se encuentra desde el centro de Perú, pasando por Bolivia,
Aeronautes andecolus el norte de Chile y llegando hasta el centro-oeste de Argentina en el
área de Mendoza (Chantler y Boesman 2018). En Chile, Hellmayr (1932)
lo describe para Chacalluta (en la frontera con Perú), y luego Philippi et
al. (1944) lo encuentran a lo largo del valle de Lluta, hasta Poconchile
(Región de Arica y Parinacota). Posteriormente, Philippi-B (1964) lo
describe también en la quebrada de Camarones y además en Chusmiza
(en la precordillera de Tarapacá). En nuestro conocimiento, el único
Juan Aguirre
AvesChile registro de reproducción de la especie fue realizado por Jaime Amenábar
[email protected] en diciembre de 1966, quien vio adultos de la especie entrando en
cavidades en la quebrada de Tana con comida y escuchó pichones piando
desde dentro de la cavidad (Johnson 1967). En el norte de Chile es una
especie residente, y probablemente se reproduce de forma habitual en el
Fernando Medrano país, pero sus sitios de reproducción dificultan el hallazgo de indicios de
Red de Observadores de Aves
reproducción. En el Atlas fue registrado en todos los valles de la Región
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
de Arica y Parinacota, incluyendo zonas cordilleranas, y también en
[email protected]
Camiña, Coscaya y Moquella en la Región de Tarapacá.
Se recomienda su búsqueda en el país. De la Peña (2013) describe
que los nidos en Argentina se ubican en huecos o grietas en laderas de
22 22
2
22
22
22 montaña, en zonas altas. El nido es rudimentario, y los huevos pueden ser
2 2
2 22 puestos directamente sobre las piedras o sobre plumas.
2 La especie no se encuentra amenazada a nivel global (BirdLife
International 2018), aunque en Chile no ha sido evaluado y podría estar
declinando (J. Aguirre y F. Medrano obs. pers.).�
que construyen una copa en un sitio apartado del lek. Los principales
materiales de construcción del nido son lana de oveja, fibras vegetales
indeterminadas y telas de araña. Normalmente las hembras «adornan» la
cubierta externa del nido con pequeñas flores (Lazzoni et al. en revisión). Los
nidos identificados en el estudio de Lazzoni y colaboradores son colocados
en ramas externas descendentes de árboles a una altura promedio del suelo
de 191 cm (rango 65 – 400 cm n=50), miden en promedio (n=8) 38,4 mm
de alto y tienen diámetro externo de 38,9 mm y diámetro interno 22,7 mm
La observación de hasta tres nidos (dos viejos y uno activo) en un árbol y
algunos registros de nidos dobles sugiere que algunas hembras pueden
seleccionar el mismo sitio durante varias temporadas. En un solo caso se
observó la ocupación del mismo nido en la misma temporada después de 10
días del abandono del nido por parte de los volantones, aunque no se pudo
establecer fehacientemente que se tratara de la misma hembra. El tiempo
exacto de construcción del nido hasta la puesta de los huevos se pudo
establecer solamente para dos nidos y fue de 8 y 13 días, respectivamente.
La duración media del periodo de incubación es de 17 días (rango 16 – 18;
n=8). Este periodo comienza después de la puesta del segundo huevo, que
normalmente es producido dos días después de la puesta del primero. El
periodo de estadía de los polluelos en el nido es de 25 días (rango 24 – 26;
n=6) y finaliza con el abandono del nido por los volantones.
Durante el estudio de Lazzoni y colaboradores se evaluó el éxito de nidada,
obteniendo una estimación de un 51% de éxito de los nidos para el año
2012 y de 79% para el año 2013.
Debido a su amplia área de distribución y que su tendencia poblacional
a nivel global parece estable, la especie se encuentra en categoría IUCN de
‹preocupación menor›. En Chile, esta especie logra tolerar ambientes con
cierto grado de perturbación como el valle de Azapa.�
§
Pidén austral La distribución histórica del Pidén austral abarcaba desde el extremo sur
Rallus antarcticus de la Patagonia hasta la Región Metropolitana en Chile y la provincia de
Buenos Aires en Argentina, aunque contando con muy escasos registros,
en unas pocas localidades, durante toda su historia (Navas 1962, Collar
et al. 1992). En Chile, Housse (1945) indica que la especie solo habita la
provincia de Santiago, sin más información. Goodall et al. (1951) extienden
su distribución a las provincias de Llanquihue y Magallanes, mientras
que Goodall et al. (1957) la mencionan como una especie abundante
Santiago Imberti
Asociación Ambiente Sur en Tierra del Fuego y señalan que una nidada con tres huevos les fue
[email protected] entregada en noviembre de 1952, proveniente de una vega cercana a
Porvenir, correspondiendo a la primera conocida para la especie. Su notable
disminución durante la segunda mitad del siglo XX, que llevó a presumir
su extinción (Collar et al. 1992), se debería al sobrepastoreo y destrucción
directa o completa desaparición de su ambiente en muchos sitios, además
de la acción de predadores introducidos (Mazar-Barnett et al. 2014) como el
Visón (Neovison vison), que pueden haber tenido un rol en la declinación de
una especie que ya estaba diezmada (Fraga 2000).
El Pidén austral fue redescubierto en Chile en 1999 (Imberti y Mazar-
Barnett 1999, Matus et al. 2017b), luego de que se realizaran las primeras
grabaciones y se redescubriera la especie el año anterior en la Estancia La
Angostura, Santa Cruz, Argentina (Mazar-Barnett et al.1998). Su distribución
actual se extiende desde el sur a la Patagonia, principalmente en las
provincias argentinas de Santa Cruz y Chubut, y la Región de Magallanes en
Chile, con registros accidentales en las provincias de Río Negro y Buenos
Aires, en Argentina, y las islas Malvinas/Falkland (Mazar-Barnett et al. 2014),
ocupando sitios desde el nivel del mar a los 600 msnm. En Chile, los únicos
sitios con presencia reciente de la especie corresponden a varias lagunas
dentro del Parque Nacional Torres del Paine, la Estancia Brazo Norte (aunque
ésta no ha podido ser visitada en los últimos 8 – 10 años), el lindante Parque
Nacional Pali Aike sobre el río Chico Sur y una pequeña laguna en Bahía
Posesión, casi en la costa del Estrecho de Magallanes (Matus et al. 2017b).
La vega de donde proviene el nido mencionado por Goodall et al. (1951), es
probablemente el único sitio en toda la isla de Tierra del Fuego que todavía
conserva parches de juncales (Schoenoplectus californicus) que favorecen
a la especie; ésta fue prospectada varias veces sin resultados positivos
(S. Imberti y R. Matus obs. pers.), pero dada su fisonomía podría ser el único
sitio con presencia regular de la especie en la isla. Los resultados de eBird
para el periodo de realización del Atlas solo presentan registros para el
metros sobre el nivel del mar
+ Parque Nacional Torres del Paine, mayormente en primavera y verano. La
5000
4750
escasez de avistamientos en otoño e invierno probablemente se deba a la
4500
poca cantidad de observadores y la baja detectabilidad de la especie en
4250
4000 esta época, ya que existen registros invernales para varias otras localidades
relativamente cercanas en Argentina.
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
el que puede tener poca elaboración (Goodall et al. 1951) o estar construido 22
con hojas de totora bien entrelazadas (Housse 1945). En él, pone 3 – 6
2
huevos (Housse 1945, Goodall et al. 1951), los cuales aparentemente solo
son incubados por la hembra (Housse 1945). Tiene alta fidelidad a sus 2
territorios (Chávez-Villavicencio y Contreras-Hernández 2017).
Su reproducción ha sido descrita entre octubre-enero por Housse
(1945), y entre octubre-diciembre por Goodall et al. (1951). Además, Goodall
et al. (1957) encontraron un nido con huevos en noviembre, en Tierra del
Fuego y Aguirre (1994) reporta pichones en octubre en la zona central. En el
Atlas se reportaron polluelos entre septiembre y marzo en la zona central,
extendiendo así la temporada descrita en la literatura.
2 3
No se conoce la dieta de los pichones, pero los adultos se alimentan de 2
22
22
insectos, larvas, coleópteros, moluscos, huevos de aves y pichones (Housse
1945). Jackson (2018) detalla que puede alimentarse de los coleópteros de
21 2
2 22
las familias Curculionidæ y Carabidæ, de hormigas de la familia Formicidæ, 2 2
2
222 2
dermápteros de la familia Forficulidæ, y de caracoles de las familias 222
2
1212
Chilinidæ y Cochliopidæ. No se tiene más información. 2 2
23
Esta especie no se encuentra amenazada, y puede utilizar sectores 12
2
122
relativamente perturbados, encontrándose incluso en algunos parches 222 2
31 2 211
211222222
22 132 2
dentro de ciudades grandes como Santiago (e.g. Campus Sur de la 22 1 222
2 2
33 2
Universidad de Chile). 22 2222
32 2222
222 2 2
Tomando en consideración lo común que es esta especie, sorprende la 22 222 2
22 2
2 2 222222
3 212
escasa información sobre la reproducción para el país, por lo que se insta a 22 2
22
222
los observadores de aves a subir sus registros de manera detallada a eBird.� 22
112 222
2
2 222 2
2 2
22
22
2
22 2
22 22 22
22 22 2
2
2 2 22
22 3 2
1
2
3
2
2
22 2
2122 2
222
2 222
2222
22
2 22
2
2 2
2
2
2
2212 2
2
21
2 2
2
2
2
1
1
2
2 1
2
2
22
22
1
22 1
22
2
2
2
2
2
22 2
2
2
22
11
2
12
22
2 122
2
2
2
22
2
2
2
2
222 2
2
2
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1
3122
1
12
2
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12 2
1
2
2 1
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1 2
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1
1
2
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11 2
1122 22
112 1112
11 221 2
12 2 221
22 22
2 2
21 2212 2
11 22
12 11 2
11 1
11 12 2 2
2 221 2
1 1 2 22
2 3
2 2
22
2 2
11 1 2
1 2
21
22 322 22
2
22
2 22
221
2 3 2122
21 2
2 2
2 12122
2 121
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2 2
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2
22
2
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2 12
221
1 2
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1 12
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121
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22
2 2
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22122
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22
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2 2
2
2 2 2
22222
2 2
222 1 1 1
2
3
2 11 2 2
2 2
2
2
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2
2
2
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1 122
221121
2
222
2 2 22
2 2 2
22
22 212
2
2
1
2
2 2
2
§
Chorlo de campo El Chorlo de campo es una especie típica de praderas semiáridas
Oreopholus ruficollis del altiplano y Patagonia del sur de Sudamérica. Se reconocen dos
subespecies: O. r. pallidus, residente en la costa norte de Perú; y
O. r. ruficollis en la puna de Perú, al menos desde Junín (llegando
estacionalmente hasta el desierto costero al norte de Lima), continuando
por las mesetas de los Andes en la zona puneña de Bolivia, Chile y
Argentina, zonas bajas en el centro-norte de Chile, centro de Argentina,
y por toda la estepa patagónica hasta Tierra del Fuego. En la época no
Rodrigo Barros
Red de Observadores de Aves reproductiva migra hasta el centro-este de Argentina, Uruguay y sureste
y Vida Silvestre de Chile (ROC) de Brasil, y por el oeste del continente hasta el sur de Ecuador (Fjeldså y
[email protected] Krabbe 1990, Wiersma et al. 2018).
En Chile, Goodall et al. (1951) lo sitúan desde Arica hasta Tierra del
Fuego, reconociendo el centro de su distribución en Patagonia y la región
magallánica, nidificando también en Atacama (ej. costa de Huasco) y
la cordillera de Tarapacá (a más de 4.000 msnm), encontrándose en
invierno en gran número entre las regiones de Santiago y Atacama. En el
presente Atlas se registró su presencia en tres macro zonas, coincidiendo
con la distribución conocida para la especie en época reproductiva: i)
altiplano de las regiones de Tarapacá y Antofagasta, con registros sobre
los 4.000 msnm (potencialmente también en la puna de la provincia de
Parinacota y Región de Atacama); ii) zonas bajas y llanos costeros entre
el sur de la Región de Antofagasta y norte de la Región de Coquimbo;
y iii) zona esteparia de las provincias de Magallanes y Tierra del Fuego
(potencialmente también en la Región de Aysén).
Habita principalmente en zonas semiáridas y ventosas de pastizales
de la puna altiplánica (hasta 3.000 – 4.600 msnm) y zonas de estepa en
la Patagonia, además de áreas con escasa vegetación en tierras bajas y
llanos costeros de la zona centro-norte del país. En la época de migración
también se encuentra en lomajes y campos semiáridos del valle central,
planicies costeras, campos y prados de zonas bajas (Goodall et al. 1951,
Fjeldså y Krabbe 1990).
Fjeldså y Krabbe (1990) señalan que nidifica entre junio y septiembre
en la zona de la puna y entre octubre y diciembre más al sur. En Chile,
para la zona altiplánica hay registros entre septiembre y febrero: pollos
en septiembre a 2.200 msnm en el valle del Huasco (Housse 1945); una
nidada y pollos en diciembre a 4.000 msnm en la cordillera de Antofagasta
(Torres-Mura 1993); y pollos en febrero a 4.200 msnm en el Salar de Surire,
provincia de Parinacota (Vilina y González 1998). Para las tierras bajas del
metros sobre el nivel del mar
+
centro-norte del país hay registros entre agosto y diciembre: Goodall et
5000
4750
al. (1951) dan cuenta de una nidada en septiembre en Huasco; polluelos
4500 en agosto/septiembre en el área de Vallenar, provincia de Huasco (Vilina
4250
4000 y González 1998, Kusch y Marín 2002); dos nidadas más en noviembre/
3750
3500
diciembre en isla Chañaral y caleta Chañaral, respectivamente (Vilina y
3250 Teillier 1990); mientras Johnson (1965) informa de pollos para la costa
3000
2750 de la provincia de Aconcagua en septiembre y octubre. Para la Región de
2500
Magallanes la postura sería a partir de octubre (Goodall et al. 1951), con un
2250
2000 nido incubado encontrado en noviembre en Tierra del Fuego (Philippi et al.
1750
1500
1954) y un juvenil en diciembre (Wiersma et al. 2018).
1250
1000
750
500
250
0
concéntrico (Vilina y Tellier 1990), aunque para Tierra del Fuego se describe
la nidada encima de champas de pasto (Philippi et al. 1954).
En el contexto del Atlas, el único dato de reproducción confirmada para
2
la zona altiplánica corresponde a dos crías recién emplumadas registradas
en noviembre a 3.700 msnm en el salar de Coipasa, puna de Tarapacá
22
(I. Vásquez en eBird 2012). Para las tierras bajas de la zona centro-norte,
se da cuenta de un nido con 4 huevos en una depresión sobre un suelo 2
2
pedregoso en octubre en la localidad de Caserón, provincia de Copiapó
(C. Cuevas en eBird 2015); un nido con huevos recién eclosionados en
septiembre en Canto de Agua, provincia de Huasco (A. Vielma en eBird
2
2015); y otro nido con 4 huevos sobre una depresión en el suelo en 1
2
septiembre en La Higuera, provincia de Elqui (C. Cuevas en eBird 2015). 2
2
Sus movimientos post-reproductivos son pobremente conocidos. 1
2
Las aves que se reproducen en zonas altas de la cordillera de los Andes
migrarían a altitudes más bajas, mientras que los de las zonas más
australes migran principalmente al norte en marzo-abril (Wiersma
et al. 2018), permaneciendo en bandadas fuera de la temporada de
cría (Fjeldså y Krabbe 1990). Las grandes concentraciones invernales
descritas por Goodall et al. (1951) para Santiago, Valparaíso y Aconcagua
han desaparecido, producto de la pérdida del hábitat apropiado, por el
desarrollo de actividades agrícolas y la cacería (Vilina y González 1998,
Kusch y Marín 2002). Actualmente las principales concentraciones
invernales de la especie en la zona centro-norte del país, acontecen en los
llanos de Huentelauquén, provincia de Choapa, con censos de más de 300
individuos (eBird 2018).
Se considera que no se encuentra globalmente amenazado,
clasificándose en categoría de ‹Preocupación menor› por la UICN.
Sin embargo, no hay estimaciones precisas de su población global,
considerándose entre 1.000 y 10.000 individuos, la que se sospecha
podría estar disminuyendo (BirdLife International 2018). La caza en Chile
y Argentina durante la migración otoñal aparentemente ha resultado en
disminuciones de su población, pero no hay información concluyente
(Wiersma et al. 2018). Las zonas remanentes de invernada en tierras bajas
y costeras del centro-norte de Chile mantienen presiones por cambio de
uso de suelo con fines productivos e inmobiliarios, lo que podría impactar
fuertemente en estas poblaciones.�
2
2
2
2
22222
222 2222
2
2 2
2
2
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1
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2 22 22
2
222 1 222 1
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1 1 222
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2 1 1 1
1 2
2 11 2 2 1 2 2
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2 2 2
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2
2 222
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2
2 222
2 2222
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22
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2 2
1 22222 2 2
2
2 2
2 2
22
222 22
1
22
2
hasta el valle de Chaca. Jaramillo (2003) indica que se encuentra desde [email protected]
el nivel del mar hasta los 500 msnm, aunque Egli (1992) menciona el
registro de 2 individuos en Putre (3.500 msnm), provincia de Parinacota,
correspondiendo probablemente a ejemplares errantes.
2
En el Atlas se da cuenta de registros para los valles de Lluta y Azapa, 11
con avistamientos desde el nivel del mar hasta los 800 msnm. La
modelación del mapa lo sitúa potencialmente más al sur, en el valle de
Chaca, valle de Camarones y quebrada de Chiza, en el límite de las regiones
de Arica y Parinacota y Tarapacá. Además, hay un registro anterior para
Chaca en 2009 (eBird 2018).
Es de hábitos principalmente nocturnos; habita zonas áridas del
litoral costero, con matorrales, pastizales, ambientes semidesérticos
y campos agrícolas (Canevari et al. 2001), formando grupos durante el
día que se posan en campos con vegetación alta, a menudo en maizales
secos (Jaramillo 2003). En Chile su temporada de nidificación no es del
todo clara, informándose nidos con huevos entre octubre y marzo (Howell
y Webb 1995, Aguirre et al. 2006, Martínez y González 2017), y pollos o
volantones en julio y diciembre (Howell y Webb 1995, Martínez y González
2017). En este Atlas se encontraron nidos con huevos entre septiembre y
enero, y familias con pichones entre octubre y enero.
El nido consiste en una pequeña depresión sobre el suelo desnudo, con
diámetro de 15 – 18 cm, donde pone 2 huevos (Williams 1981, Aguirre et al.
2006, Hume et al. 2018). Luego de la reproducción se le puede encontrar en
pequeñas bandadas, siendo completamente sedentario (Canevari et al. 2001).
Se sabe muy poco sobre su dieta, suponiéndose que se basa en
pequeños animales, como insectos y pequeños lagartos, alimentándose en
el suelo después del atardecer (Hume et al. 2018).
No se encuentra globalmente amenazado (BirdLife International 2018),
metros sobre el nivel del mar
aunque su rango de distribución es muy limitado, desconociéndose el +
5000
tamaño de su población global. Pese a que no se conocen amenazas, se 4750
2 222
2221 1222
2221 222
32 22 2
2 1212
222222 2
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2 22
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2
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2
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1 2
2
2
2
1
2
2
(Venegas y Jory 1979, Venegas 1994, Hockey 1996). Sin embargo, en otras 2
2
2
2
regiones geográficas, como la costa este de las islas Malvinas/Falkland, es 12
22
residente durante todo el año (Abbott 1861). 222
2
22
2
Su población estimada a nivel global es de entre 22.000 a 120.000 2
2
2
individuos (BirdLife International 2018). En Chile se trata de una especie 2
2
2
ampliamente distribuida, sin embargo, tal como señala Shirihai (2002),
1
1
2
1
existen numerosas poblaciones que ocurren en muy baja densidad en el 3
1
3
total de su distribución. Lo mismo fue encontrado en el Atlas de las Aves 22
32
32
Playeras de Chile, donde sus densidades poblacionales variaron bastante 22
22
entre sitios. La mayor concentración de individuos se encuentra en el 2
2
2
centro-norte del país, con cerca de 7.000 individuos, mientras que la menor
densidad se registra en el extremo austral con solo 200. La población total
2
estimada en Chile es de 13.322 individuos, representando entre un 11% y un 22
22
2
60% de la población estimada global (García-Walther et al. 2017). 2
Se encuentra en categoría de ‹Preocupación menor› (BirdLife 2 1
1
International 2018), pero no hay datos acerca de su viabilidad poblacional.
2
Si bien existen escasos reportes de amenaza para la especie, se reconoce 22
22
que cualquier alteración de los hábitats costeros podría tener graves 2
consecuencias en sus poblaciones. La pérdida de huevos o polluelos por 2 222
2 22 2
perturbación humana e incidencia de depredadores es un riesgo frecuente 1222
2
2
2 2
en las costas de Chile (Luna-Jorquera y Cortés 2007). Por otra parte, se ha 2
2
2
2
reportado que el Pilpilén negro se alimenta preferentemente de mejillones 2
2
de tamaño similar a los que capturan los humanos, lo que expresa una
relación de competencia por el recurso en zonas de extracción (Moreno 2
2
1993, Moreno y Rubilar 1997); una relación competitiva como la descrita 2
pudo ser causa de la extinción de H. meadewaldoi (Hockey 1987).
Es necesario generar información respecto a la distribución invernal,
reproducción y tendencias poblacionales de la especie (Ens y Underhill 2014).
Además, en Chile hay poca información acerca de su ecología e historia de
vida; los escasos estudios existentes reportan información exclusiva de las
poblaciones que habitan en las islas Malvinas/Falkland, las cuales representan
una proporción muy pequeña de la población global (Woods 2014).�
2 2
2
2 222
2222
2
2 2
2
2 2
222
22
2 22 2
2 3 2
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2
2
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2 2
2222 3 2
22 2
2 2
222
2
2
contexto (Germain 1860, Goodall et al. 1951, Sordahl 1990, Sordahl 2004).
2
Los principales depredadores de sus nidos en Estados Unidos son
2
usualmente mamíferos y algunas aves (esto, debido a la ubicación de sus 2
3122
2
nidos) (Herring et al. 2011); en Chile podría darse un escenario muy similar, 32
32
siendo reemplazados por especies invasoras y domésticas, como ratas y 1
1
2
perros, respectivamente, muy abundantes en el área de distribución de la 1
12
22
especie. Además, ha sido reportado en Argentina como hospedero del Pato 2
1
12
122
rinconero (Heteronetta atricapilla), especie parásita de nidos (Cabrera et al. 22 2
32 12
1 222
12 222
2017). Los juveniles pueden reproducirse al primer año y suelen regresar al 22 232
2 2
211 22 2
lugar donde nacieron para reproducirse (James 1995). 2
1 22
11
La especie, producto de su amplia distribución y aparente estabilización 22 2
2 2
3 2 22
2 22
de sus poblaciones, posee internacionalmente la categoría de 2
3
22 2
‹Preocupación Menor› (BirdLife International 2018). García-Walther et al. 22
23
12
(2017) realizan una estimación a lo largo de la costa de Chile, estimando
una población de 4.541 individuos para este trabajo y área de muestreo. 22
2 2
22 2
Esta clase de iniciativas son de suma relevancia, para poder entender sobre 2
2 2
el estado y dinámica de las poblaciones de esta especie en el país.� 2
2
2
2 2
22
2
2
oculto entre coirones u otras plantas bajas (Goodall et al. 1951, Navas
y Camperi 2005, Salvador 1992). Allí pone entre cuatro a cinco huevos
(Hellmayr 1932, Salvador 1992). Es un ave agresiva ante la presencia de
222
otras especies y que se ha observado defendiendo muy activamente sus
1
nidadas, sin embargo, aparentemente la depredación de sus nidos no es 2
rara, habiéndose descrito a la Gaviota andina (Chroicocephalus serranus)
como depredador de sus huevos (Hughes 1984, Laredo 1996).
La especie se encuentra categorizada como ‹Preocupación Menor›
por la IUCN debido a su distribución, aunque se desconoce el estado y la
tendencia de sus poblaciones (BirdLife International 2018). A nivel nacional
la especie no cuenta con ninguna categoría, por lo cual no existen planes
relacionados a su conservación ni evaluación, siendo, sin embargo, poco
abundante en el país. Como se mencionó, se desconoce en gran medida
la biología y ecología de la especie, existiendo datos y observaciones
más bien de índole anecdótica y muy puntuales. Aspectos claves como
su biología reproductiva y el cómo están afectando a las poblaciones
la multitud de proyectos mineros y de captura de agua en el altiplano,
representan ámbitos que deben ser abordados con prontitud.�
2 22
1
2
2
2 2
2
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2
1
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2 3 3 2
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2
3
3
22
222
22
22
Se vuelve necesario generar datos a través de censos para esta especie. 2500
2250
Sus amenazas son desconocidas, pero es una de las diez especies de aves 2000
Merluccius australis en los fiordos y canales del sur de Chile para alimentarse 1250
1000
del descarte durante las actividades pesqueras (Ojeda et al. 2011).� 750
500
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1
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3 11
3
1
§
Ave del trópico de pico rojo El Ave del trópico de pico rojo es una especie principalmente pelágica, que
Phæthon æthereus se extiende a través de las aguas tropicales y subtropicales del océano
Atlántico, el noroeste del océano Índico (incluyendo el Golfo Pérsico y el Mar
Rojo), y en la costa americana del océano Pacífico (Orta et al. 2018). El área
de reproducción a lo largo del océano Pacífico se extiende desde el golfo de
California hasta la isla Chañaral en Chile, incluyendo Galápagos en Ecuador
y el archipiélago de Revillagigedo en México (González-Zamora 2017).
En Chile, Goodall et al. (1951) la señalan como una especie accidental
Rodrigo Barros
Red de Observadores de Aves a partir de un único registro de 1853 en la bahía de Taltal, Región de
y Vida Silvestre de Chile (ROC) Antofagasta, indicando también que nidifica en la isla Salas y Gómez
[email protected] (aunque en otra sección del mismo libro dan a entender que la especie
de ave del trópico que nidifica en esta isla no ha sido precisada todavía);
Goodall et al. (1964) dan cuenta de un ejemplar visto entre Valparaíso y
Juan Fernández en enero de 1960, y otro aparentemente observado frente
Fernando Medrano
al puerto de Huasco, Región de Atacama; y Jehl (1973) informa de 2 o 3
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) ejemplares más registrados en junio entre el continente y la isla de San
[email protected] Ambrosio. En diciembre de 1998 se registra por primera vez la especie
nidificando en el país, en la isla Chañaral, al norte de la Región de Atacama,
donde se encontraron 7 nidos, todos ubicados en el sector de «Punta
Mono» (Vilina et al. 1994); y en la isla Salas y Gómez, Vilina y Gazitua (1999)
observaron una pareja en diciembre de 1997, asumiendo que nidificaba
en un área de acantilados inaccesibles de la isla, a partir de sus vuelos
repetitivos y su comportamiento, lo que correspondería al primer registro
de nidificación en una isla oceánica chilena (aunque requiere confirmación).
Con posterioridad se ha registrado de manera regular en aguas chilenas
entre los meses de octubre y abril, desde el extremo norte hasta la Región
de Valparaíso, con avistamientos aislados en el islote González (islas
Desventuradas) e isla Alejandro Selkirk (archipiélago de Juan Fernández), y
observaciones reiteradas en el área de la isla Chañaral (eBird 2018).
El Ave del trópico de pico rojo se alimenta principalmente de peces
pequeños, especialmente peces voladores, aunque también se alimenta de
calamar. La mayoría de las presas son capturadas por inmersión, pero los
peces voladores a veces son tomados en vuelo (Orta et al. 2018).
§
Pingüino rey La distribución del Pingüino rey es circumpolar y se concentra en la región
Aptenodytes patagonicus subantártica y antiguamente en el cono sur de Sudamérica (del Hoyo et
al. 1992). Existen colonias reproductivas en el archipiélago de las islas
Malvinas/Falkland, islas Prince Edward, Kerguelen, Crozet, Marion, Heard,
Macquaire y en grandes números en las Georgias de Sur (Woods 2017). En
Chile, los registros se limitan al Estrecho de Magallanes y fiordos adyacentes
desde fines del siglo XIX, pero con mayor cantidad de avistamientos en la
última década de este siglo (Kusch y Marín 2012), posiblemente como una
Alejandro Kusch
Wildlife Conservation Society (WCS) consecuencia de una dispersión de la población a territorios anteriormente
[email protected] ocupados y al mayor número de observadores en el área.
La única población reproductora en Chile se encuentra en la costa de
la bahía Inútil, en la isla Grande de Tierra del Fuego (Godoy et al. 2016).
Se trata de una colonia de reciente formación, con el primer registro
confirmado de puesta en noviembre del 2011. La población ha aumentado
desde unos pocos ejemplares, 10 a 15 a principios de los años 2000,
hasta un grupo consolidado de hasta aproximadamente 160 pingüinos
en el verano de la temporada 2015 – 2016, mientras que la población
reproductiva ha aumentado de 13 parejas el 2011 a 40 parejas el 2015
(Godoy et al. 2016). El ciclo reproductivo del Pingüino rey se extiende por
14 meses (Stonehouse 1962, Bost et al. 2013) y en las grandes colonias,
la puesta comienza en noviembre y se puede extender hasta abril, y lo
mismo ocurre en Tierra del Fuego. Esta especie deposita un único huevo
en el suelo que sostienen sobre sus patas y es cubierto por un pliegue
abdominal. La pareja incuba el huevo de manera alternada. Se obtuvieron
las siguientes medidas de algunos huevos de la colonia de Bahía Inútil:
largo 95 – 107 mm y ancho 67,8 – 75 mm. Los pichones eclosionan a partir
de la primera semana de enero y hasta la primera quincena de abril. En
Bahía inútil, el único polluelo que sobrevivió el invierno mudó y se fue al
mar en el mes de noviembre (Godoy et al. 2016).
3 133
1
3
3
3 1
33 3
3 3 3
1
Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 259
Pingüino macaroni En Chile se han registrado 12 localidades donde existe reproducción
Eudyptes chrysolophus comprobada de pingüinos Macaroni. Las colonias de mayor tamaño se
encuentran en la isla Noir, con estimaciones de 3.470 parejas reproductivas
(Oehler et al. 2008), el archipiélago Diego Ramírez (10.000 parejas
reproductivas) y el grupo Ildefonso (3.000 parejas); en estos últimos casos
no existen estimaciones recientes. En todo estos sitios existen colonias
exclusivas de la especie, pero también nidifica en pequeños grupos entre
parejas de pingüino de penacho amarillo (Kusch et al. 2007). El total estimado
Alejandro Kusch
Wildlife Conservation Society (WCS) para Chile es del orden de 17.000 parejas reproductivas (Crossin et al. 2015).
[email protected] Los nidos se construyen con el material disponible del sustrato, pueden
ser rodeados de pequeñas piedras o de barro y material vegetal. Para la
segunda semana de noviembre todos los nidos tienen dos huevos, siendo
el primero de mucho mayor tamaño que el segundo (revisión en Crossin
et al. 2015). La longitud de los huevos varía entre 74,2 mm a 83,1 mm, y el
3 Colonias Históricas: Kusch et al. (2007), Oehler et al. (2008)
ancho entre 50 mm y 60 mm (Kusch et al. 2007).
Aunque la población global es del orden de los 6,3 millones de
ejemplares, la tendencia en los últimos 30 años ha sido de disminución a
una tasa del 30%, siendo las principales causas el impacto de la pesquería
industrial y el calentamiento del océano, por lo que la UICN ha mantenido
su categoría como ‹Vulnerable› (BirdLife International 2018).�
333
3
3
3
3 1
3
1 33 3
1
§
Albatros de ceja negra El Albatros de ceja negra tiene una distribución circumpolar, con un rango
Thalassarche melanophris desde aguas subtropicales a aguas polares (Petersen et al. 2008, Arrebola
y Jacobs 2012). En Chile es el albatros más común presente en aguas
costeras y oceánicas de la corriente de Humboldt y la corriente del Cabo de
Hornos (Johnson 1965, Onley y Scofield 2007).
Se reproduce anualmente, comenzando a principios de septiembre-
octubre, cuando los albatros regresan a la colonia, siendo la edad promedio
de la primera reproducción los 10 años (ACAP 2009). Es una especie
Montserrat Vanerio-Ramírez
Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales altamente colonial y monógama. Los nidos se encuentras formados por
Universidad de Valparaíso (UV) barro, vegetación y raíces, los que se ubican generalmente en terrazas
[email protected] o laderas empinadas de coirón, áreas rocosas u ocasionalmente islotes
desnudos, y algunas veces en asociación con otras especies de albatros
y/o pingüinos. La postura es de un huevo y el cuidado del polluelo es
biparental (Tickell 2000, Brooke 2004, Shirihai 2007). Los Albatros de
Raphael Cañoles
ceja negra de Chile hacen uso de la plataforma chilena, la plataforma
Escuela de biología marina,
Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales patagónica, y algunos pasan la temporada no reproductiva en el norte de
Universidad de Valparaíso (UV) Nueva Zelanda (Robertson et al. 2000).
[email protected] Se alimentan principalmente de calamares, peces y crustáceos,
y también de descartes de pesca y carroña (e.g. restos de ballenas,
pingüinos). La composición exacta de su dieta varía según la localidad y
el año (Tickell 2000, Arata y Xavier 2003, Xavier et al. 2003, ACAP 2009,
Mariano-Jelicich et al. 2014).
1
1
Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 265
Albatros de cabeza gris El Albatros de cabeza gris es un ave pelágica con una distribución circumpolar,
Thalassarche chrysostoma siendo el albatros mediano (Thalassarche) con distribución más meridional.
Durante los veranos australes se encuentra en aguas subantárticas y
antárticas (46 – 64°S), mientras que en invierno se ubica entre los 39°-51°S
(Murphy 1936, Goodall et al. 1951, Harrison 1983, Clark 1986, Brooke 2004).
La población mundial se estima en 98.600 parejas, las cuales anidan en
ocho grupos de islas en el hemisferio sur, con las mayores concentraciones
en el suroeste de la región Atlántica (Tickell 2000, Poncet et al. 2006).
Montserrat Vanerio-Ramírez
Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales Después de las islas Georgias del Sur, en Chile se concentra la segunda
Universidad de Valparaíso (UV) población reproductora más importante a nivel mundial (23% ~18.063
[email protected] parejas), distribuida en dos colonias subantárticas: islas Ildefonso (55°44'S,
69°28'O) e islas Diego Ramírez (56°31'S, 68°43'O) (Schlatter y Riveros 1987,
Robertson et al. 2007, 2008, 2017).
Se reproduce bienalmente, comenzando a principios de septiembre-
Raphael Cañoles
octubre cuando los albatros regresan a las colonias (Weimerskirch et al.
Escuela de biología marina,
Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales 1986, Cobley et al. 1998, Brooke 2004), aunque una pequeña proporción
Universidad de Valparaíso (UV) de individuos intentan reproducirse anualmente (en Marion Island
[email protected] y Bird Island). Este comportamiento podría estar relacionado a una
menor competencia intraespecífica y/o un suministro de alimento más
predecible (Ryan et al. 2007).
El retorno a las islas puede comenzar desde los 3 años de vida, con un
promedio de 6 – 7 años. Sin embargo, la primera reproducción no se da sino
hasta los 7 – 12 años (Prince et al. 1994, Tickell 2000). La puesta de huevos
se realiza de forma relativamente sincronizada, en un periodo de 15 – 20
días, comenzando en octubre. Al igual que el resto de los Thalassarche,
elabora un nido que consiste en un montículo de barro, vegetación y
raíces, que se ubican generalmente en laderas o acantilados costeros de
gran altura (Brooke 2004), formando colonias de 10.000 – 15.000 parejas.
Son aves monógamas y podrían mantener la misma pareja para toda la
vida. Cada pareja pone un huevo por temporada, el cual eclosiona en
diciembre, y el cuidado parental se extiende hasta abril-mayo, cuando
abandonan la isla (Tickell y Pinder 1975, Tickell 2000).
En Diego Ramírez los adultos reproductores emprenden viajes de
alimentación de 2.500 – 12.000 km (Robertson 2000). Su dieta está
basada en el consumo de calamares, peces y krill, comúnmente en
ese orden de importancia. Pese a que son especies simpátricas con
el Albatros de ceja negra (Thalassarche melanophris), poseen zonas de
forrajeo y preferencias dietarías distintas, siendo el cabeza gris una
especie que se alimenta mayoritariamente en zonas pelágicas, por lo
que interactuarían en menor grado con las pesquerías del sur de Chile
(Croxall et al. 1997, Tickell 2000, Arata et al. 2004).
Actualmente se encuentra clasificada como ‹En Peligro› (BirdLife
International 2018), relacionado principalmente a las tendencias
poblaciones en las Georgias del Sur y en las islas Campbell, en donde se
ha estimado una disminución del 43% entre 2004 – 2015, lo que equivale
a un descenso proyectado del 85% o incluso superior si la mortalidad
continúa al mismo ritmo durante tres generaciones (Poncet et al. 2017).
En Chile, pese a que se ha observado asociado a actividades pesqueras
de palangre demersal y pelágico (Suazo et al. 2014), estudios recientes
estiman un aumento de la población en Diego Ramírez (Robertson et al.
1 2017) , por lo cual se considera ‹Casi Amenazada› (MMA 2018).�
1
de estas islas están ubicadas en Sudamérica, dos de ellas en Chile: islas [email protected]
Diego Ramírez (56°31’S, 68°44’W, Watson 1975) e isla Noir (54°28’S, 73°01’W),
representando aproximadamente el 2,4% de la población reproductiva mundial
(Conroy 1972, Clark et al. 1984a, Schlatter 1984, De Angostini 2005).
Gabriela Blanco
Como la mayoría de las aves marinas, son principalmente monógamas,
Instituto de Biología de Organismos Marinos
manteniendo una misma pareja por varias temporadas reproductivas. Se CONICET
reproduce anualmente en colonias de baja densidad, aunque puede no [email protected]
reproducirse algunas temporadas (Voisin 1988). En general las colonias se
ubican en crestas de cerros, llanuras con vegetación o áreas costeras libres
de hielo (Brooke 2004, Copello y Quintana 2009).
Las aves arriban a las colonias desde julio-agosto hasta septiembre, Flavio Quintana
Instituto de Biología de Organismos Marinos
comenzando la postura de huevos a finales de septiembre-octubre, CONICET
dependiendo de la localidad (Copello y Quintana 2009). Los nidos son [email protected]
construidos por ambos padres y consisten en una copa muy simple
de aproximadamente 45 cm de diámetro (Marín 2018); su tamaño
normalmente depende de la disponibilidad de materiales para la
construcción. En las colonias del norte de Patagonia en el océano Atlántico
los nidos consisten simplemente en una acumulación de trozos de roca
(Copello y Quintana 2009), en las islas Diego Ramírez, Malvinas/Falkland
y Georgias del Sur predomina principalmente el uso de Coirón (Poa spp.)
(Hunter 1984, CG Suazo obs. pers.) y en zonas antárticas, los nidos son
construidos completamente de musgos y piedras pequeñas con muy poco
revestimiento de vegetación (Hunter 1984).
Cada pareja pone un huevo por temporada, con un periodo de
incubación promedio de 60 días, eclosionando desde fines de octubre
hasta fines de enero, dependiendo el periodo en que haya comenzado la
postura de los huevos (Copello y Quintana 2009). Existe un periodo intenso
de cuidado a los pichones que se extiende por 24 – 26 días hasta que
adquieren independencia térmica (Hunter 1984).
Son aves carroñeras y depredadores oportunistas que se alimentan tanto
en tierra como en el mar. En tierra puede hacerlo de carroña de mamíferos
marinos y pingüinos (Hunter 1983, Copello et al. 2008). En Diego Ramírez,
por ejemplo, podría estar alimentándose principalmente de pingüinos de
penacho amarillo (Eudyptes chrysocome) durante la época de cría (Vanerio-
Ramírez et al. en prep.). Cuando se alimenta en el mar, lo hace por captura en
superficie y por descartes de pesquerías, alimentándose principalmente de
peces, calamares y krill (Copello y Quintana 2003, Copello et al. 2008)
Actualmente no está globalmente amenazado, categorizado como
‹Preocupación Menor›, aunque anteriormente fue clasificado como 1
‹Vulnerable› (BirdLife International 2018) debido a la disminución de muchas
de sus colonias desde la década del 50’ al 90’.�
1
3 11 1
1
3
Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 271
Fardela blanca La Fardela blanca es una especie de ave marina endémica de Chile,
Ardenna creatopus nidificando en solamente tres lugares, las islas Robinson Crusoe y Santa
Clara en el Archipiélago Juan Fernández (AJF) e isla Mocha. Pero la especie
tiene una distribución mucho más amplia fuera de la temporada de
reproducción, siendo una especie altamente migratoria. Históricamente
existen antecedentes de una colonia reproductora en isla Santa María en el
Golfo de Arauco, pero una expedición realizada en 2017 no encontró ninguna
evidencia de una población nidificando en la isla (Hodum et al. 2017).
Peter Hodum
Oikonos Durante la temporada de nidificación (octubre-mayo) la población
[email protected] reproductiva está restringida a las colonias de reproducción y las aguas de
Chile centro-sur para su alimentación. Su distribución marina se extiende
entre las aguas de la Región de los Ríos hasta la Región de Valparaíso, con
puntos calientes de alimentación ubicados en las zonas de Talcahuano y
Valdivia (Carle et al. en revisión).
La mayoría de la población realiza una migración trans-ecuatorial
para explotar regiones productivas a lo largo de la costa pacífica de
Norteamérica, mientras que aproximadamente un 30% de la población de
adultos reproductivos pasa el invierno en aguas de Perú en la corriente de
Humboldt (Adams et al. 2016, Felis et al. en prep.). Ocupa aguas del talud
continental y la plataforma continental durante los meses de invernación
en México, los Estados Unidos y Canadá pero pasa rápidamente por
aguas pelágicas mientras migra entre Sudamérica y Norteamérica
(Mangel et al. 2012, ACAP 2015).
La población reproductiva global cuenta con aproximadamente 59.000
individuos (29.500 parejas reproductivas) de la cual aproximadamente 30%
nidifica en el Archipiélago Juan Fernández, con la mayoría de la población
(~70%) anidando en isla Mocha (Hodum et al. in prep, Muñoz 2011). La
estimación de la población reproductiva en isla Mocha es de 19.440 parejas
(Muñoz 2011) y en Juan Fernández de 4.161 y 6.033 parejas en Santa Clara y
Robinson Crusoe, respectivamente (Hodum et al. 2017).
A pesar de una probable disminución histórica, al parecer las
poblaciones reproductivas en Juan Fernández se han mantenido estables
durante los últimos 15 años (ACAP 2015, Hodum obs. pers.) aunque la
población en isla Santa Clara ha aumentado un 40% tras la erradicación
de conejos europeos (Oryctolagus cuniculus) de la isla en 2003 (Hodum
et al. en prep.). Por el contrario, la población de isla Mocha podría estar
declinando debido a los impactos de la cosecha de polluelos, (Hinojosa y
Hodum 2008, ACAP 2015) aunque el monitoreo en curso de la temporada
metros sobre el nivel del mar
+
reproductiva en Mocha entre 2010 – 2018 sugiere que la población estuvo
5000
estable durante ese periodo (P. Hodum obs. pers.)
4750
4500 El nido se ubica en una madriguera que puede llegar a más de 3 m de
4250
4000
profundidad (P. Hodum obs. pers.). Las madrigueras están excavadas por los
3750
machos usando el pico y las patas. La nidada es de 1 huevo como todas
3500
3250 las especies de Procellariiformes. El hábitat de las colonias de nidificación
3000
2750
es variable. En isla Mocha la colonia está ubicada en las alturas de la
2500 isla en bosque nativo (donde el olivillo Aextoxicon punctatum es el árbol
2250
2000 dominante) adentro de la Reserva Nacional Isla Mocha. En el Archipiélago
1750
1500
Juan Fernández la especie habita principalmente pendientes erosionadas
1250
1000
750
500
250
0
1
15. Procellariformes 276
Esta especie es endémica del extremo sur de Sudamérica (del Hoyo 1992). Yunco de Magallanes
En el mar se encuentra desde Corral (Valdivia) hasta el Cabo de Hornos Pelecanoides magellani
por el Pacífico (Goodall et al. 1951), y desde la Península Valdés hasta Isla
de los Estados por el Atlántico (Narosky e Yzurieta 1987). Esta distribución
coincide con la actualmente conocida (eBird 2018). En Chile, la única
información relacionada con la presencia de colonias de nidificación de
esta especie son los datos que entregan Reynolds (1935), quien informa el
hallazgo de un nido en la isla Deceit en diciembre de 1932 en el extremo
Ricardo Matus
norte de la isla (cabo Austin), y luego Olrog (1949a), que informa sobre Red de Observadores de Aves
dos nidos con polluelos en la isla Freycinet, a solo 7 kilómetros de esta y Vida Silvestre de Chile (ROC)
localidad. Sin embargo, a la fecha no existen nuevos hallazgos de colonias Centro de rehabilitación
en el extenso archipiélago patagónico, por lo que la búsqueda de nidos de aves Leñadura (CRAL)
33
Daniel Terán
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
Fabrice Schmitt
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
§
Piquero de Humboldt La distribución del Piquero de Humboldt se encuentra restringida a la
Sula variegata corriente del mismo nombre, encontrándose desde el sur de Colombia
hasta el sur de Chile (Carboneras et al. 2018). Su distribución reproductiva,
sin embargo, se encuentra más restringida, habiendo pocas colonias dentro
de Chile, pese a que es una de las especies más abundantes de aves
marinas (Simeone et al. 2003). Su distribución reproductiva es tan acotada,
que si bien es cierto Hellmayr (1932) ya reconocía la distribución conocida
actual, desde el borde con Perú hasta Chiloé, a dicha fecha no se conocía
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves ningún sitio de reproducción. Posteriormente, Housse (1936) describe
y Vida Silvestre de Chile (ROC) la nidificación en isla Santa María, y Philippi (1937) describe la colonia
[email protected] ubicada en los acantilados de la Quirilluca. Recientemente, Simeone et
al. (2003) cuantificaron las poblaciones para las colonias de Chile centro-
norte, encontrando al menos 18.260 parejas, 18.000 de ellas en las islas
Pájaros en la Región de Coquimbo, 170 parejas en isla Choros, y 90 parejas
en isla Grande de Atacama. Sin embargo, no incluyeron estimaciones
para los acantilados de la Quirilluca, ni aquellas al sur del área de estudio
(isla Santa María e islotes de isla Mocha), pero posteriormente Sáez et al.
(2016) cuantificaron en 4.638 individuos (2.319 parejas) la población de
Quirilluca. En el Atlas, además de estas colonias, se encontró reproducción
en La Portada, las loberas de Mejillones, Michilla, Caleta Buena, Península
de Hualpén, isla Los Huevos, Peña Blanca, Pichidangui, Playa de La Escalera
y Los Molles. Esta especie presenta una alta dispersión post-reproductiva,
habiendo individuos nacidos en Guañape, al norte del Perú, que pueden
llegar incluso hasta Ancud en la época no reproductiva (Jordan 1958).
Generalmente sus colonias se encuentran emplazadas en acantilados y
riscos, donde construyen sus nidos (Goodall et al. 1951); para esto, utilizan
algas que funcionan como borde e impiden la caída de los huevos. Estas
colonias pueden ser mixtas con Lile (Phalacrocorax gaimardi) (Johnson
1972). Aparentemente, comenzaría su actividad reproductiva a los 2 – 3 años
de edad (Nelson 1978). En cada nidada tienen 2 – 4 huevos (Goodall et al.
1951, Prado 2008), lo cual es más alto que el promedio para los piqueros en
el mundo (Zavalaga et al. 2010). Esto probablemente se debe a que existe
una mayor productividad de las aguas y una mayor proximidad al alimento
desde las colonias, lo que les permite tener más recursos para cada pichón
(Zavalaga et al. 2010). Los huevos son principalmente incubados por el
macho (Vogt 1942), pero hay cuidado biparental (Prado 2008).
Aparentemente, en Chile central la reproducción sería más estacional
que en Perú, aunque esta no es sincrónica (Sáez et al. 2016). Comienza en
metros sobre el nivel del mar
+
septiembre y octubre, con cortejos y cópulas, habiendo postura de huevos
5000
entre noviembre y diciembre; en mayo los últimos volantones abandonan el
4750
4500 nido (Prado 2008, Sáez et al. 2016).
4250
4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
1
3311 1
3
31
11
1
3
33
3
31
3
3
Las colonias se forman desde dentro hacia fuera, siendo los sectores
centrales los que ofrecen mejores condiciones para el éxito reproductivo, 1
puesto que están más protegidos de depredadores de huevos (principalmente
gaviotas y jotes) y proveen de mayor seguridad a los pichones, que tienden a
alejarse del nido y pueden caer al agua, ahogándose (Vogt 1942).
Los nidos son construidos principalmente por el macho, con una
mezcla de guano, plumas, paja y otros materiales que puedan ayudar a la
consistencia. Luego, la hembra deposita entre 2 y 4 huevos, los que son
incubados por ambos padres durante 27 días. Una vez nacidos los pichones,
los padres se turnan para buscar alimento durante los siguientes dos meses,
siendo usual que uno de los padres se quede protegiendo el nido (Vogt 1942).
Se ha observado nidificación a lo largo de todo el año, aunque
la incubación se concentra entre octubre y diciembre (en Perú),
coincidiendo con la mayor abundancia de anchoveta en el periodo de
alimentación de pichones (Vogt 1942).
En este Atlas se cuenta con registros de nidos con huevos entre
septiembre y octubre, pichones en febrero y juveniles en marzo, lo que
sería similar con la fenología descrita para Perú.
Tanto a nivel nacional como global, el Guanay es una especie ‹Casi
Amenazada› (MMA 2018, BirdLife International 2018), siendo su principal
amenaza la competencia por alimento con la industria pesquera. Sin
embargo, también resulta relevante la protección de sus colonias, las que
pueden verse afectadas por perturbaciones humanas, consumo de huevos
e introducción de especies invasoras en islas.�
11
1
11
1
1 1
1
1
16. Suliformes 296
El Cormorán imperial se distribuye en ambas costas del cono sur de Cormorán imperial
Sudamérica e islas Malvinas/Falkland (del Hoyo 1992). Por el Pacífico Phalacrocorax atriceps
desde la Isla Santa María (Región del Biobío) hasta el Cabo de Hornos e
islas Diego Ramírez (Goodall et al. 1951, Schlatter y Riveros 1987). Por el
Atlántico desde la Península Valdés hasta la Isla de los Estados (Narosky
y Yzurieta 1987). Existen distintas propuestas respecto de su taxonomía
siendo originalmente separado en dos especies: P. atriceps con distribución
asociada a la costa del Pacífico y P. albiventer con distribución en islas
Ricardo Matus
Malvinas/Falkland y costas del Atlántico, proponiéndose también su Red de Observadores de Aves
calidad de subespecies y morfos, aunque en la actualidad se consideran y Vida Silvestre de Chile (ROC)
como parte de P. atriceps (Jaramillo 2003, Clements et al. 2017). Centro de rehabilitación
Según los datos del Atlas la distribución actual del Cormorán imperial de aves Leñadura (CRAL)
en Chile coincide con la información entregada por Goodall et al. (1951) y [email protected]
un nido cónico construido con algas, tierra y guano (de la Peña 2014), aunque
también ocupan cavidades en acantilados, generalmente junto a colonias de
Cormorán de las rocas (Phalacrocorax magellanicus) (R. Matus obs. pers.) 1
§
Pelícano de Humboldt El Pelícano de Humboldt es un ave marina endémica del Sistema de la
Pelecanus thagus Corriente de Humboldt, habitando la costa pacífica desde el sur de Ecuador
hasta el sur de Chile (del Hoyo et al. 2018). Su distribución reproductiva
conocida es más acotada, abarcando desde la isla Santa Clara (3°S), en el sur
de Ecuador, hasta la isla Mocha (38°S) en el centro de Chile (Housse 1945,
Vinueza-Hidalgo et al. 2015). La mayor concentración poblacional ocurre
en la costa de Perú donde se reproduce en islas guaneras, dispersándose
en la época post-reproductiva hacia las costas de Chile y Ecuador, para
Jaime A. Cursach
Programa de Doctorado en Ciencias mención alimentarse durante el invierno austral (Jordán 1964).
Conservación y Manejo de Recursos Naturales Goodall et al. (1951) lo sitúan en Chile desde la frontera con Perú hasta
Universidad de Los Lagos
Valdivia, llegando ocasionalmente en invierno hasta Puerto Montt y la isla
[email protected]
de Chiloé (43°s) y Rottmann (1990) lo reporta hasta el canal Refugio y el
canal Scorpios (44°S). En la actualidad, esta especie es observada de forma
regular hasta la laguna San Rafael (46°S), Región de Aysén, e incluso más al
sur, en isla Wellington (49°S), Región de Magallanes (Imberti 2005).
Rodrigo Barros
Red de Observadores de Aves A partir de revisión bibliográfica y consulta a especialistas, Cursach et
y Vida Silvestre de Chile (ROC) al. (2018) identificaron la existencia histórica de al menos 24 colonias a
[email protected] lo largo de la costa de Chile, las que se ubican principalmente en la zona
norte y centro del país, y que se marcan en el mapa como «reproducción
posible». En el periodo del Atlas se registraron con actividad reproductiva
algunas de estas colonias, las que se grafican en el mapa como
«reproducción confirmada»: isla Cachagua (Cursach et al. 2017), islote
Pájaro-Niño e islote Peña Blanca, en la Región de Valparaíso; Piedra de
la Iglesia, en el Maule; islas Cullinto e islote Muerto (isla Mocha), en el
Biobío; e islas Caicura (Cursach et al. 2016), en la Región de los Lagos.
Además se informaron cuatro colonias sin registros anteriores: Michilla
Norte, Región de Antofagasta, con pollos en enero y febrero (O. Gómez en
eBird 2014, 2015, 2016); isla Grande de Atacama, Región de Atacama, con al
menos 30 parejas nidificando en febrero (P. Cáceres en eBird 2015); Rocas
del Calabocillo, Región del Maule, con 27 polluelos registrados en febrero
(D. Imbernón y M. Daigré en eBird 2015); e islote Barrientos, Región de Aysén,
con polluelos en enero (R. Tapia en eBird 2013), correspondiendo esta última
a la colonia más austral reportada para la especie.
22
2
2 2
2
2
22
22
2
2
22
2
2
azul celeste uniforme (Goodall et al. 1951, Barros 1962a, Housse 1945). Los
pollos se alimentan de la comida semi-digerida regurgitada por los padres
(Goodall et al. 1951, Barros 1962a). A veces es parasitado por Pato rinconero
(Heteroneta atricapilla) (Goodall et al. 1951). En Argentina las colonias
11
a veces están asociadas a otras especies, como Yeco (Phalacrocorax
brasilianus), Garza cuca (Ardea cocoi), Garza grande (Ardea alba), Garza 1
bueyera (Bubulcus ibis) o Garza chica (Egretta thula), lo que no está descrito 3
1
1
3
1
1
1
desde Coquimbo hasta Los Lagos (Maullín). Las colonias se encontraron [email protected]
1
1
1
1 1 1 1
1
1
1
1
1
1
§
Cóndor El Cóndor se distribuye principalmente a lo largo de la Cordillera de los
Vultur gryphus Andes desde Venezuela hasta Tierra del Fuego, encontrándose también
en amplias zonas costeras, además de la sierra de Córdoba y San Luis en
Argentina y el sur de la costa atlántica. Es más común observarlo entre los
valles montañosos que en el altiplano (Fjeldså y Krabbe 1990).
En la parte norte de su distribución es raro y ha llegado casi a la
extinción en algunos países como Venezuela y Colombia, donde se estima
una población de no más de 10 y 60 cóndores respectivamente (Rodríguez
Víctor Escobar-Gimpel
Red de Observadores de Aves y Rojas–Suárez 2008, Renjifo et al. 2008). En Ecuador se estima una
y Vida Silvestre de Chile (ROC) población de 94 – 102 cóndores, en Bolivia una población mínima de 253
[email protected] individuos y en Perú no más de 2.500 aves (Méndez et al. 2015, SERFOR
2015, Naveda–Rodríguez et al. 2016).
En la zona centro-sur de su rango, aún es frecuente y localmente
común con estimaciones máximas de 3.000 cóndores en Chile y Argentina
(Ferguson-Lees y Christie 2001, Lambertucci 2009). Esta distribución
coincide con los registros del Atlas, donde se reportó una mayor cantidad
de observaciones desde la Región de Coquimbo hacia el sur. Esta porción
del país se caracteriza por el comienzo de una geografía accidentada, donde
predominan las áreas montañosas de los Andes que en algunas zonas se une
con la Cordillera de la costa, permitiendo el tránsito de los cóndores hacia
la costa. Las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá, donde predomina
el desierto y el altiplano, son los lugares con menor número de registros y
menor probabilidad de presencia.
Según Goodall et al. (1951), en Chile históricamente se ha distribuido a
lo largo de la Cordillera de los Andes desde Arica hasta Cabo de Hornos,
llegando hasta la costa en el extremo norte y sur del país. Este rango ha
sido corroborado actualmente por el Atlas. Los registros en el Atlas se
encuentran entre el nivel del mar y los 5.200 msnm, aunque solo existe
reproducción conocida en la Cordillera de los Andes (sin embargo, podría
nidificar en algunos sectores de la Cordillera de la Costa en la zona
central, lo que se debe evaluar).
El sitio de nidificación del Cóndor consiste en un acantilado donde por lo
general hay una cueva con una profundidad variable y distintos posaderos
cercanos con fecas blancas muy notorias. Sin embargo, la cueva donde se
encuentra el nido no está marcada con fecas, lo que hace difícil su detección.
En la zona central de Chile, el Cóndor comienza su actividad
reproductiva entre julio y agosto, realizando vuelos de cortejo y
apareamientos en tierra. En agosto se pueden observar las primeras
metros sobre el nivel del mar
+
cópulas que se realizan cerca del territorio de nidificación (Escobar-
5000
4750
Gimpel et al. en prep.). En general, este lugar se encuentra retirado de los
4500 posaderos comunitarios. En algunas zonas como en la Patagonia, donde
4250
4000 no hay una oferta abundante de acantilados, existen paredones rocosos
3750
3500
utilizados como posaderos y como sitios de nidificación simultáneamente.
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
(Wallace et al. 1983). A los seis meses de haber nacido el pichón, entre 22
mayo y junio, completa su plumaje de vuelo y comienza a ejercitar sus alas,
realizando pequeños planeos alrededor del nido. Durante este periodo el
juvenil recibe alimento regurgitado por los padres que lo transportan al
nido en sus buches (Lambertucci y Mastrantuoni 2008). 2
Una vez que el juvenil de Cóndor es capaz de acompañar a los padres
volando largas distancias en búsqueda de alimento, podrá acceder a la
carroña de animales muertos y permanecerá con los adultos por lo menos
un año más hasta ser totalmente independiente. Por lo tanto, una pareja
22
de Cóndor potencialmente puede reproducirse cada dos o tres años, desde 22
que comienza la actividad reproductiva hasta la independencia del juvenil, 2
2
sin contar la pérdida del huevo o muerte de la cría en alguna de las etapas 2
22 2
del desarrollo (Lambertucci 2007, Lambertucci y Mastrantuoni 2008). 2 222
222 2222
2 22 1
Si el lugar de nidificación resulta exitoso para una pareja de Cóndor lo 2
22 2
2 22
mantienen en el tiempo (L. Sympson com. pers.). 2 2 2
222
2
22 2
Luego de independizarse de los padres, el Cóndor juvenil se une a 22 2
222
2 22
grupos de ejemplares de su misma edad o individuos no emparejados para 2222
2 2
2222222
conocer las rutas de vuelo, lugares de descanso y alimentación. La madurez 222212
222 12
2 2222
222222
sexual la alcanza a los 7 u 8 años (Wallace et al. 1983, Lambertucci 2007). 222 2222
2222
222
Las causas de la disminución poblacional en la especie se asocian 22
22
22
principalmente a factores humanos, directos o indirectos, entre los que están 22
2
222 2
2 22222
la caza furtiva, la muerte por consumir carroña envenenada, toxicidad por 22 2
232
plomo, escasez de alimento y el choque contra tendidos de alta tensión. Estos 22
223
factores, sumados a la baja tasa reproductiva y su largo ciclo reproductivo, lo 2
2
hacen una especie sensible a fuertes perturbaciones (Lambertucci 2007). 2
22
22 2
22
Históricamente el Cóndor se ha alimentado de herbívoros nativos como 22
22
22
el Guanaco (Lama guanicœ), sin embargo con el tiempo estos han sido 2
reemplazados por ganadería doméstica y otros mamíferos exóticos. En la 2
22
2
patagonia argentina, se descubrió que el Cóndor depende fuertemente 2
2
22
2 2
de herbívoros exóticos (98,5%), donde la dieta estudiada consiste
principalmente de ovejas y cabras (51%), seguida por liebres y conejos
2
(24%), ciervo rojo (17%), vacas y caballos (6%) y, finalmente un 2% de otras 2
especies de mamíferos (Lambertucci et al. 2009).
22
A nivel global, actualmente el Cóndor se encuentra ‹casi amenazado› 2 22
22 2 222
según la IUCN (BirdLife International 2018), y considerado en el Apéndice 222
2222
I de CITES. No existen estudios sobre las tendencias poblacionales a nivel 22
2 22
22222 2
nacional, solo algunos censos locales en lugares de alimentación de la 2222
2 2222
zona central y posaderos de Cóndor en el extremo austral (Kusch 2006, 2 22
Escobar-Gimpel et al. 2015). Tampoco existen estimaciones de parejas 2
reproductoras y lugares de nidificación.� 2
2222222
2 222222
22
222
2
2
22
2222 22 222
2 2
2 2
2 2
22
2 222
1 2 2
22222
22
2 2 2
22
2 2 22 2
2
22222 22
2
2
2
22 2 2
22
22
2
2
22
2
2 2
2
22
22 2 2
2 22
22 2
222
§
Bailarín El Bailarín se distribuye desde el sur y oeste de los Estados Unidos, norte
Elanus leucurus de México, América Central, centro y este de América del Sur hasta el sur de
Chile y Argentina (Bierregaard et al. 2018). En Chile, Goodall et al. (1951) lo
señalan desde el norte de la provincia de Atacama, hasta Valdivia, teniendo
el centro de su distribución entre los ríos Aconcagua y Biobío. Araya y
Millie (1986) lo sitúan desde Copiapó hasta Llanquihue, y posteriormente,
los mismos autores señalan un registro para los tamarugales de Zapiga,
en la Región de Tarapacá (Araya y Millie 2000). Hacia el sur, Howell y
M. Soledad Liébana
Centro para el Estudio y Conservación Webb (1995) y McGehee et al. (1999) amplían su rango de distribución
de las Aves Rapaces en Argentina (CECARA) hasta la isla de Chiloé, y Figueroa el al. (2006) hasta la Región de Aysén.
Universidad Nacional de La Pampa
Altitudinalmente se ha descrito entre los 0 – 1.500 msnm (Jaramillo 2003).
Instituto de Ciencias de La Tierra Los resultados del Atlas lo sitúan desde el valle de Copiapó (Región de
y Ambientales de La Pampa (INCITAP) – CONICET
Atacama) hasta la isla de Chiloé (Región de los Lagos), y desde el nivel del mar
[email protected]
hasta los 1.800 msnm, siendo más regular su presencia bajo los 800 msnm.
Ocupa generalmente hábitats abiertos o semiabiertos, como sabanas,
estepas áridas, pastizales de baja elevación y zonas agrícolas con arbolado
Miguel Santillán disperso (Dunk 1995, Ferguson-Lees y Christie 2001, Bierregaard et al.
Museo de Historia Natural de La Pampa (MHNLPam) 2018). Allí caza habitualmente mediante el cernido o halconeo (Mendelsohn
[email protected] y Jaksic 1989) y depende casi exclusivamente de los roedores para su
alimentación (Leveau et al. 2002, Sarasola et al. 2007). Se los considera
como depredadores especializados en la captura de dicho tipo de presas,
llegando en algunos casos a convertir a una única especie en su presa
principal, ya sea por su disponibilidad o por su mayor contenido energético
(Meserve 1977, Schlatter et al. 1980a, Scheibler 2004, Scheibler 2007,
Sarasola et al. 2007). Esta dependencia provoca que sus movimientos,
fenología, éxito reproductivo y densidad poblacional, sean altamente
dependientes de la abundancia de micromamíferos (Mendelsohn y Jaksic
1989, González-Acuña et al. 2009). Otro tipo de presas como aves, reptiles
o artrópodos son consumidas por la especie en proporciones ínfimas
(Schlatter et al. 1980a, Leveau et al. 2002, Sarasola et al. 2007).
El periodo reproductivo de la especie comienza con los cortejos,
despliegues nupciales que incluyen vuelos y aleteos con las patas extendidas
hacia abajo (generalmente sobre el posible sitio de nidificación) por parte de
ambos sexos, entregas aéreas de presas del macho a la hembra, vocalizaciones
y acarreo de material al nido (Dunk 1995, M.S. Liébana obs. pers.).
Nidifica entre septiembre y noviembre en Chile y Argentina, pero
también en mayo en la Patagonia (Bierregaard et al. 2018). Para Chile, la
construcción de nidos se señala entre septiembre-octubre (Goodall et al.
metros sobre el nivel del mar
+
1951). En el Atlas se registró alimentación de polluelos en noviembre y
5000
4750
febrero, por lo que la reproducción se realizaría en la época estival.
4500
4250
4000
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
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1000
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500
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0
2 22
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22 22 2
2
22
2
2
2
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2
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222
2
2 22
2 2 22222
22
2 222 22
2 1 2
22 222 2
2
22
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2 2
2 22
2
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22
2
2
222
3
2 2
2
2
2
2
22 2
22
2
2 2 22 2
2
2
22
2
2 2
2
2 22
2
2222
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22
2 2
222
22 2
2 2 22
2 22
22
2 2
22 2
22 2
2
2 2
2
2
2 2 2
222 2
2 2
2 2 2
2
3
2 3
2 22
§
Lechuza La Lechuza es una especie cosmopolita, que en el continente americano
Tyto alba se distribuye desde la Columbia Británica en Canadá, pasando por toda
Centroámerica, e incluyendo todos los países de Sudamérica, desde
Colombia a Tierra del Fuego. Recientemente se ha propuesto separarla en
tres especies distintas: Tyto alba, Tyto javanica y Tyto furcata, siendo este
último taxón el encontrado en América (Aliabadian et al. 2017, Uva et al.
2018); sin embargo, esta propuesta aún no es evaluada por el SACC.
En Chile habita la subespecie tuidara desde Arica a Magallanes (Goodall
Andrés Muñoz-Pedreros
Universidad Católica de Temuco (UCT) et al. 1951), y desde el nivel del mar hasta los 1.800 msnm en la zona central
Centro de Estudios Agrarios y ambientales (CEA) (Barros 1963b). La información levantada en el Atlas es coincidente con
[email protected] la distribución conocida para la especie en el país, con registros desde
Arica hasta la isla Navarino. Sin embargo, esta distribución es discontinua,
con una muy baja probabilidad de presencia en toda la zona de desierto
absoluto y el altiplano del norte de Chile. Respecto a las alturas, en el Atlas
se registró entre el nivel del mar y los 3.000 msnm, pero los registros se
concentran entre los 0 – 2.000 msnm.
Ocupa gran diversidad de ambientes, desde oasis en el desierto del
norte, hasta bosques nativos en el sur, incluyendo agroecosistemas con
diferentes usos y zonas urbanas. Prefiere zonas abiertas con fragmentos
de bosques. Es una especie residente anual, que se encuentra solitaria, en
parejas o en grupos familiares, siendo sedentaria y común.
Se estima que las poblaciones en la Región Metropolitana están en
incremento (Jaksic y Jiménez 1986, Jaksic et al. 2001) y posiblemente
también en la zona centro sur, debido a los cambios en el uso suelo, lo que
genera mayor oferta de alimento. En la Reserva Nacional Lago Peñuelas
en Valparaíso, Muñoz-Pedreros et al. (2010) registraron una densidad, en
2001, de 0,02 ind/km², y para la temporada de 2003 – 2004 de 2,13 ind/km²
después de la instalación de casas anideras.
Hellmayr (1932), señala que se reproduce entre noviembre y febrero;
Housse (1945) indica la postura entre octubre y diciembre, retrasándose
un mes al sur del Maule, y con parejas con 2 posturas, en octubre y enero;
Goodall et al. (1951) la precisa para octubre-noviembre; y Barros (1963)
señala la postura principalmente para fines de primavera, aunque precisa
que nidifica también en diversas épocas del año, dando cuenta de nidos en
enero, abril, junio, julio y diciembre. En el Atlas se registraron para la zona
central nidos activos en prácticamente todos los meses del año (enero,
febrero, marzo, abril, junio, julio, septiembre, noviembre y diciembre).
No construye nido, sino que aprovecha agujeros en troncos, roqueríos
metros sobre el nivel del mar
+
y edificaciones. De La Peña (2013) caracterizó 17 nidos, con diámetros de
5000
4750
15 – 22 cm, a una altura promedio de 5,5 m del suelo (rango 0,6 – 20 m). Se
4500 han documentado casos de poliginia (del Hoyo et al. 1999), pero no existe
4250
4000 información al respecto para Chile. La fecha de posturas puede depender
3750
3500
de las condiciones meteorológicas del invierno. El tamaño de puesta es
3250 de 3 – 5 huevos (rango 2 – 11) blancos que miden 39,0 – 44,4 mm de largo
3000
2750 por 31,2- 33,8 mm de ancho (N=14) (Goodall et al. 1951); Marshall (et al.
2500
1986) calcularon el peso fresco en 26,6±1,4 g (N= 75). Cuando existen
2250
2000 fuentes constantes de alimento, puede sacar varias nidadas al año. Los
1750
1500
huevos son puestos en intervalos de más de un día. Cuando la postura
1250
es grande se alarga el periodo de oviposición en varios días y, como la
1000
750 incubación normalmente comienza con el primer o segundo huevo, esto
500
250
tiene efecto en los tamaños relativos de los pollos y, probablemente, en
0
2 2
22
2222 2
2
2
22 2
2
22
2
22
2
2
2
2
2
2
2
Las mayores amenazas para la viabilidad poblacional del Nuco son
la destrucción de sus hábitats reproductivos, uso de plaguicidas y la 21 2
2
agricultura intensiva (König y Weick 2008, Figueroa et al. 2015). En Chile 2
central, su tamaño poblacional estaría disminuyendo debido a la pérdida 2
2 22
2
de pajonales y humedales extensos como consecuencia de la expansión
urbana (Jaksic y Jiménez 1986, Jaksic et al. 2001, Pavez et al. 2010). 2
La principal medida para la conservación de este búho es promover la 32
222 2
222
2
22 2
2 2
22
2 2
2
2
2 2
§
Martín pescador El Martín pescador se encuentra en zonas de aguas poco profundas a lo
Megaceryle torquata largo del Neotrópico. Presenta tres subespecies reconocidas: M. t. torquata,
desde el extremo sur de Estados Unidos y noroeste de México, hasta Perú,
sureste de Bolivia, noreste de Argentina y Uruguay; M. t. stictipennis en
las Antillas Menores (Guadalupe, Dominica y Martinica); y M. t. stellata,
propia de la región de los bosques templados del sur de Chile y Argentina
hasta Tierra del Fuego (Woodall y Kirwan 2018). En Argentina la especie
suele extenderse hacia el este, siguiendo los ríos mayores que ingresan en
Valeria Ojeda
Instituto de Investigaciones en Biodiversidad la estepa patagónica árida, a veces hasta la costa atlántica (Harris 1998,
y Medio Ambiente (INIBIOMA) Povedano y Bisheimer 2016).
Universidad Nacional del Comahue-CONICET
En Chile, Goodall et al. (1946) lo sitúan desde Concepción hasta
[email protected]
Tierra del Fuego, llegando ocasionalmente por el norte hasta Colchagua.
Los datos del Atlas son coincidentes con la distribución conocida en el
país, registrándose desde los ríos Rucue y Cañicura, Provincia del Biobío
por el norte, hasta la isla Navarino, provincia de la Antártica Chilena
por el sur. Aunque la modelación de probabilidad de presencia lo sitúan
potencialmente por la zona cordillerana al sur de la Región del Maule, la
inexistencia actual de la especie en esta zona se puede explicar por una
disminución natural de abundancia en la «diagonal árida de Sudamérica»
(Armesto et al. 1996a), que para el caso de Chile incluye, por el sur, a la
Región de Valparaíso. Coincidentemente, del lado argentino, la especie
disminuye o desaparece sobre dicha diagonal (altos Andes, Cuyo y
Patagonia árida). Posiblemente, esa histórica escasez esté hoy acentuada
por la contaminación de aguas derivada de actividad minera (ausencia de
peces), en coincidencia con la mencionada diagonal.
Vive por lo general en los ríos y lagos de agua dulce, pero también en
estuarios, canales y trechos de aguas tranquilas alrededor de las islas
de Chile austral (Goodall et al. 1946), entre los 0 – 1.300 msnm, aunque
principalmente bajo los 400 msnm (datos del Atlas). Su alimentación es
netamente carnívora, siendo el modo de obtener sus presas acotado al
buceo de velocidad, lanzándose bajo el agua desde perchas. La dieta es
amplia, compuesta principalmente por peces y crustáceos, pero también
ranas, reptiles e insectos (Woodall y Kirwan 2018). Para Argentina se
menciona que eventualmente consume aves (Povedano y Bisheimer 2016).
Johnson (1967) indica que la nidificación en Chile comienza a fines de
octubre o inicios de noviembre, lo que coincide con fechas de la Argentina
austral (de la Peña 2005, Povedano y Bisheimer 2016). Goodall et al.
(1964) informan de tres nidos con huevos en noviembre, y uno con pollos
metros sobre el nivel del mar
+
(presumiblemente pequeños, pues aún quedaba un huevo) el 29 de octubre.
En el contexto del Atlas se reportaron códigos de visita a sitios reproductivos,
5000
4750
4500 observándose conductas de cortejo y/o cópula entre julio y octubre, ingresos
4250
4000 a nidos (huecos en barrancos) entre septiembre y enero (presumiblemente
3750
3500
para acondicionamiento, y para incubación y/o atención de pollos).
3250 Nidifica en forma solitaria y es altamente territorial durante la etapa
3000
2750 reproductiva. El nido es una cámara ampliada al fondo de un túnel (1 – 3
2500
m) excavado por ambos sexos en barrancos terrosos, normalmente en
2250
2000 paredones sobre cuerpos y cursos de agua, a muy variables alturas de la
1750
1500
línea de agua. Raras veces, ubica el nido a cierta distancia de un cuerpo de
1250
agua (Kovacs et al. 2005, Woodall y Kirwan 2018). Housse (1945) menciona,
1000
750 para un caso, una «cama de hierbas costeñas» al interior de la cámara. Sin
500
250
embargo, de la Peña (2005), Goodall et al. (1964), y otros autores, indican
0 que no hay aporte de materiales en la cámara de postura.
22 2
2
2 2
22
2 3
2 2
2 2
22
2 2
22 1
2 22
§
Carpinterito El Carpinterito tiene dos poblaciones muy aisladas entre sí, y que podrían
Veniliornis lignarius ser especies distintas: una en Bolivia y otra que se distribuye desde el
centro-norte de Chile y Argentina, hasta la Patagonia (Winkler et al. 2018).
En Chile Hellmayr (1932) lo describe entre Coquimbo y la península Tres
Montes (Región de Aysén), mencionando además que se ha registrado
en el Estrecho de Magallanes, distribución que se repite en la literatura
posterior. En este Atlas encontramos el mismo límite norte de distribución,
precisando que el sitio más septentrional es la Quebrada Juan Soldado, al
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves norte de Coquimbo, y hasta la isla Navarino por el sur.
y Vida Silvestre de Chile (ROC) En cuanto a la distribución altitudinal, Jaramillo (2003) lo describe entre
[email protected] los 0 – 1.500 msnm. En este Atlas lo encontramos hasta los 2.700 msnm,
pero los registros se encuentran concentrados bajo los 2.300 msnm.
La presencia de árboles muertos es clave para la presencia de esta
especie, pudiendo habitar y anidar incluso dentro de ciudades (Vieytes y
Estades 2017). Anida en cavidades que excava en árboles relativamente
pequeños, o en ramas de árboles grandes (Goodall et al. 1946). Los
nidos son atendidos por ambos adultos, pero Figueroa y Corales (2003)
encontraron que la hembra llevaba el 78% de las presas (aunque con
bajo esfuerzo muestral). Las presas llevadas a los pichones solo fueron
insectos (Figueroa y Corales 2003).
22
222 2
2
22
2 2
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222 2
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2
2
22
1
22
2
§
Traro El Traro se distribuye en Sudamérica, en los más variados tipos de hábitats,
Caracara plancus desde tierras bajas del este de Brasil y extremo norte de Perú, hacia el
sur hasta Tierra del Fuego e islas Malvinas/Falkland (Bierregaard y Marks
2018). En Chile, Goodall et al. (1951) describen a la especie desde la
Región de Arica y Parinacota a Tierra del Fuego, indicando que es menos
frecuente desde la Región del Biobío hacia el norte, siendo abundante en
la Patagonia de Chile y Argentina. Altitudinalmente se distribuye entre los
0-2.000 msnm (Jaramillo 2003).
Patrich Cerpa
Red de Observadores de Aves En el presente Atlas se obtuvo una distribución prácticamente continua
y Vida Silvestre de Chile (ROC) del Traro en el territorio nacional, desde Arica a la isla Navarino, en el
Instituto de Entomología extremo austral, encontrándose una significativa menor cantidad de
Universidad Metropolitana registros desde el centro del país hacia el norte.
de Ciencias de la Educación (UMCE)
En Chile se lo encuentra en condiciones variadas, aunque raro en zonas
[email protected]
desérticas a semidesérticas y siendo muy frecuente desde el centro sur
al extremo austral de Chile, siempre ligado a alguna fuente inmediata de
alimentos como campos arados, cría de ganado o la costa. Su dieta es muy
amplia y generalista, respondiendo de forma oportunista a los recursos que
se le presentan. Sin embargo, existen diferencias reportadas dependiendo
de la edad y estado reproductivo; dichas diferencias se reflejan en una
mayor captura de pequeños vertebrados vivos para la alimentación de
pichones y volantones, y un mayor consumo de presas de menor calidad
nutritiva, como carroña e invertebrados, para adultos que no están criando o
juveniles independientes (Travaini et al. 2001). Un patrón similar se registra
en sus dietas estacionales, consumiendo una mayor proporción de juveniles
de distintas aves y crías recién nacidas de mamíferos, roedores y reptiles
en primavera y verano, acudiendo a la carroña y los invertebrados durante
otoño e invierno (Vargas et al. 2007). Más específicamente, se han reportado
para la dieta del Traro: conejos y liebres, ganado doméstico, ungulados
nativos, aves y sus huevos, anfibios, reptiles, peces, gastrópodos e insectos
silvestres (Housse 1936, Bullock 1938, Goodall et al. 1946, Figueroa y
Corales 2015). Puede ser cleptoparásito, robándoles presas recientemente
capturadas a otras aves u obligando a regurgitarlas, y se le ha observado
capturando colaborativamente a animales enfermos o juveniles (Housse
1936). Además, puede realizar acicalamiento mutuo interespecífico con el
Jote de cabeza negra (Coragys atratus), una interacción de tipo mutualista
que ha sido reportada en Brasil (Lopes 2013).
22212
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2
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2
2
1
Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 377
Tiuque El Tiuque es una especie sudamericana cuyo rango de distribución abarca
Milvago chimango desde el sur de Bolivia y Brasil hasta el extremo sur de Chile y Argentina.
En Chile, su rango de distribución abarca el área comprendida entre
Copiapó y Cabo de Hornos (27°22'–55°58'S), incluyendo islas oceánicas
cercanas a la costa (isla Choros, isla Damas, isla Mocha) y archipiélagos
australes (Goodall et al. 1951, Araya y Millie 1986), información corroborada
en este Atlas. Presente también en Isla de Pascua donde fue introducido
(Araya y Millie 1986). Su distribución altitudinal comprende principalmente
Ricardo A. Figueroa
Escuela de Graduados zonas bajo los 1.800 msnm, pero puede alcanzar hasta los 4.000 msnm
Universidad Austral de Chile (UACH) en la Cordillera de los Andes. En general, la distribución espacial y
[email protected] reproductiva del Tiuque en Chile parece coincidir mayormente con la
distribución de tierras arboladas con uso agrícola intensivo (véase mapa).
Dentro de su área de distribución, la especie ocupa una amplia variedad
de hábitats incluyendo campos agrícolas, pastizales, estepas, humedales,
Sergio Alvarado
bordes costeros, matorrales, bosques, plantaciones forestales de pino y
Laboratorio de Ecología y Vida Silvestre (LEVS)
Universidad de Chile (UCH) eucalipto, huertos frutales, pueblos y ciudades (Araya y Millie 1986, Egli y
[email protected] Aguirre 2000, Couve y Vidal 2003, GRIN 2018). En áreas rurales los tiuques
forrajean principalmente en praderas y cultivos agrícolas. En las ciudades
buscan presas y restos de alimento sobre céspedes, veredas, plazas y
depósitos de basura (Goodall et al. 1951, Solar y Hoffmann 1975, Jaksic et
al. 2001, R. Figueroa y S. Alvarado, obs. pers.).
El Tiuque es el ave rapaz más abundante en Chile (Goodall et al. 1951,
Jaksic et al. 2001); cientos de individuos suelen congregarse en zonas
agrícolas y ganaderas en busca de alimento (Housse 1934a, Goodall et al.
1951). Durante el otoño e invierno los tiuques se congregan en decenas
de individuos en sus sitios de pernoctación y es habitual verlos volar en
bandadas hacia sus dormideros (Bullock 1929, Housse 1934a). En pueblos y
ciudades con áreas arboladas también es una de las aves más abundantes
(Jaksic et al. 2001). Como muestra el mapa, la especie tiende a ser menos
abundante en las regiones semidesérticas y esteparias (Goodall et al. 1951,
Jaksic et al. 2002), y es escaso en bosques y la alta montaña (Housse 1934a).
En general, el Tiuque se reproduce entre el inicio de la primavera y
mediados del verano (septiembre-febrero; Housse 1934a, Goodall et al. 1951,
datos de este Atlas). Sin embargo, algunas parejas comienzan el cortejo
y la construcción del nido ya a mediados del invierno (junio-julio; Barros
1960a, datos de este Atlas, R. Figueroa y S. Alvarado obs. pers.). El macho
corteja a la hembra ofreciéndole pequeñas presas (R. Figueroa y S. Alvarado
obs. pers.). Durante esta etapa, la hembra llama al macho emitiendo una
metros sobre el nivel del mar
+
vocalización aguda: chiii…chiiii (Jaramillo 2003).
Los tiuques anidan principalmente en árboles (Housse 1934a, Goodall et al.
5000
4750
4500 1951, Morrison y Phillips 2000), pero en áreas urbanas también lo hacen sobre
4250
4000 estructuras construidas elevadas (e.g. cornisas, vigas, terrazas de edificios;
3750
3500
R. Figueroa y S. Alvarado, obs. pers.). Generalmente, las parejas prefieren
3250 anidar en árboles frondosos o espacios protegidos, lo cual otorgaría sombra
3000
2750 al nido y haría menos detectable los huevos y polluelos ante depredadores
2500
aéreos (Morrison y Phillips 2000, R. Figueroa y S. Alvarado obs. pers.). Los
2250
2000 tiuques anidan sobre una amplia variedad de árboles nativos y exóticos,
1750
1500
como coníferas (e.g. Pinus spp; Cupressus spp; Morrison y Phillips 2000). La
1250
ubicación de los nidos con respecto al suelo es muy variable, y se ubica en un
1000
750 rango entre 3 – 21 m de altura (Goodall et al. 1952, Morrison y Phillips 2000, R.
500
250
Figueroa obs. pers.). El nido es construido con ramas secas, largas (longitud =
0 30 – 60 cm) y delgadas (grosor = 0,5 – 1,5 cm), y la tasa es forrada con material
de distribución varía entre 2 – 5 huevos (Goodall et al. 1951, Housse 1945, 2
Balgooyen 1989, Liébana 2008, Aguirre et al. 2009, de la Peña 2015,
Orozco obs. pers.), con casos excepcionales de 7 – 8 huevos (Orozco-Valor
y Grande 2016). Las dimensiones de los huevos varían entren 33,3 a
22
2
35 mm � 27 a 29 mm (de la Peña 2015). El éxito reproductivo de una 2
2 2
población nidificando en cajas nido (n= 443) en ambientes agrícolas de 2
22 2
Argentina fue de casi el 80%, mientras que en ambientes naturales fue
1
2 222
222 2
de 66 a 74% (Liébana et al. 2009, Orozco obs. pers.). La incubación es 2 2
22
2222 3 2
222 2 22
llevada a cabo mayoritariamente por la hembra, mientras que los machos 22 222
2 232
222 222
cazan y defienden el territorio, aunque en casos de días muy calurosos 2 21
222
2222
2211
el macho suele relevar a la hembra (Smallwood y Bird 2002, Liébana et 22222 2
2222 2
2 22
al. 2013). Durante la etapa de cría de los pichones ambos miembros de 222
22 222
322222 2
la pareja aportan presas a la nidada, pero es el macho quien aporta las 2221222
2321211313
222 3311131332
22 22 22 2 2 2
presas de mayor contenido energético (Liébana et al. 2009). 2 2 2232 2
222222222
222 2222212
A partir de individuos anillados se pudo constatar que los 22 2 222 2
22 22 2
232 222 222
pichones alcanzan la madurez reproductiva al primer año y en 22 22 22 2
2 2 2322 2
2 2 2222222
2 2322 222
algunos casos en el segundo y tercero (Orozco obs. pers.). En el centro 2 222
2 2 22
22 223
de Argentina los movimientos de dispersión oscilan desde 4 a 37 km, 22
22 22 2
2
22 2 2
con un caso excepcional de más de 200 km del sitio donde se había 2
2222 2
2
22
anillado el individuo (Orozco obs. pers.). 22
2 2
2 2 122
22 2 22 2 2
222 2 221
El tamaño poblacional mundial de la especie no ha sido estimado, 2 222
22222
2 2
pero se presume estable. Es considerada bajo la categoría de 22
2
2
22 2
‹Preocupación Menor› debido a su extensa distribución (BirdLife 2 2322
22 2 22
22 22
International 2018). Sin embargo, en el rango norte de su distribución las 22 2
2 222
22 2
poblaciones se encuentran sufriendo un declive poblacional (Smallwood 2222
2
22
et al. 2009, Smith et al. 2017). Si bien las causas son discutidas y algunos 2 22
2 22
2 22
autores recomiendan más estudios empíricos al respecto, la depredación
22
por Accipiter cooperii, la pérdida de hábitat, los pesticidas, el virus del
2 22
oeste del Nilo e incluso el cambio climático, se hallan entre las posibles 2
222
2 2223
causas del declive (Smallwood et al. 2009, Smith et al. 2017).� 22 2
222
2 2
2 2
22 2
2 22
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2
2
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3 2
2
2
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222
2 22
2 2
2
223
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23 2 2
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3
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2 2
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2 2 2222222 2
222222222 2
2
222 2
2 2
2 2
2222 2
2 2 22
2
2 22 2
2
§
Perico cordillerano El Perico cordillerano es probablemente la especie menos conocida
Psilopsiagon aurifrons de loro que se encuentra en el país. Presenta cuatro subespecies
que se distribuyen entre Ancash en Perú, Bolivia y la zona centro de
Chile y Argentina (Fjeldså y Krabbe 1990, Collar 1997, Collar y Kirwan
2018). Particularmente en Chile, Goodall et al. (1946) la describieron
exclusivamente en la Cordillera de los Andes, restringiéndose la
subespecie margaritæ a la pre-puna y el altiplano entre las regiones de
Arica y Parinacota hasta Antofagasta, y la subespecie rubrirostris a la
† Sergio Salvador
Córdoba, Argentina cordillera de Santiago, lo cual es confirmado por Fjeldså y Krabbe (1990).
Posteriormente, Tabilo et al. (1996) extienden la distribución septentrional
de rubrirostris a la cordillera de Coquimbo. En el mapa de este Atlas
se corrobora la distribución de la subespecie margaritæ, y se extiende
Fernando Medrano la distribución austral de rubrirostris al río Las Leñas, en la Región de
Red de Observadores de Aves
O’Higgins. Cabe mencionar además que el modelo de distribución potencial
y Vida Silvestre de Chile (ROC)
lo describe en otros valles cordilleranos de la Región de O’Higgins y en la
[email protected]
cordillera de la Región de Atacama, donde su ausencia podría deberse a la
falta de observaciones en el área.
En la literatura la subespecie margaritæ se ha descrito entre
los 3.000 – 4.500 msnm, mientras que la subespecie rubrirostris
principalmente en torno a los 2.500 msnm (Fjeldså y Krabbe 1990). Los
registros de este Atlas ubican a margaritæ entre los 3.000 – 4.400 msnm
y a rubrirostris entre los 1.600 – 4.000 msnm, aunque con un registro a los
800 msnm en «Ruta El Gordito», Región de Coquimbo.
22
22
22
2
2
2
2222
2 222222
22
22
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2 22
2 2
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2
2
2
222
2
2
2 2 2
2
22
2
2
22
2
§
Rhinocryptidæ
Minero común El Minero común se distribuye en el cono sur de Sudamérica, desde el centro
Geositta cunicularia de Perú, sureste de Bolivia y sur de Brasil, al sur por Uruguay, Argentina y
Chile, llegando hasta Tierra del Fuego. Presenta una importante variación
geográfica, con nueve subespecies reconocidas, de las cuales cinco están
presentes en Chile (Remsen 2018). Las diferencias vocales de algunas
de estas poblaciones sugieren que podría existir más de una especie
involucrada (Fjeldså y Krabbe 1990, Jaramillo 2003), lo que ha sido
reforzado con estudios genéticos (Cheviron et al. 2005).
Rodrigo Barros
Red de Observadores de Aves En Chile está presente la subespecie endémica fissirostris desde Vallenar
y Vida Silvestre de Chile (ROC) (sur de la Región de Atacama), hasta Carelmapu (Región de los Lagos),
[email protected] presentándose en especial abundancia por el borde costero desde Illapel
(Región de Coquimbo) hasta Concepción (Región del Biobío), aunque
también se señala para el valle central y hasta las laderas de los primeros
contrafuertes cordilleranos (Goodall et al. 1946, 1957, Barros 1944), y entre
Ana M. Venegas
0 – 1.000 msnm (Jaramillo 2003); la subespecie cunicularia, en la zona del
AvesChile
Estrecho de Magallanes y Tierra del Fuego (Región de Magallanes) y en
[email protected]
el este de la Región de Aysén (Goodall et al. 1946, 1964), y entre 0 – 1.000
msnm (Jaramillo 2003); la subespecie deserticolor, en la costa árida desde
Arica (Región de Arica y Parinacota) hasta Caldera (Región de Atacama)
(Goodall et al. 1946), y entre 0 – 500 msnm (Jaramillo 2003); la subespecie
titicacæ, en el altiplano de Parinacota (Región de Arica y Parinacota)
(Goodall et al. 1946), hasta Antofagasta (Jaramillo 2003) y norte de la
cordillera de Atacama (Couve et al. 2016), y entre 3.500 – 4.500 msnm
(Jaramillo 2003); y la subespecie hellmayri en los alrededores de Lonquimay,
cordillera de la Región de la Araucanía (Araya y Millie 1986).
En el Atlas se reportó la especie en el altiplano de Arica y Parinacota
(titicacæ), entre los 4.200 – 4.500 msnm, sin evidencias de reproducción
confirmada; luego, y de manera continua, entre Paposo (sur de Antofagasta)
y norte de la isla de Chiloé (deserticolor- fissirostris), y entre el nivel del
mar y los 2.100 msnm, aunque el 80% de los registros se ubicó en la zona
costera, bajo los 200 msnm; y en el este de Aysén y Magallanes, hasta el
norte y centro de Tierra del Fuego (cunicularia), entre los 0 – 1.000 msnm.
22
22 2
2
222 222
2 22 22
2 2 22 22
22
2 2 2
2222 22
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2 22
2222 22 22
22
2222
2 2 2
2222
2 3
22
3 2
al. 1946), poniendo entre 3 – 5 huevos (Hellmayr 1932, Philippi et al. 1944).
2
Referente a la fenología reproductiva, Goodall et al. (1946) encontraron 2
crías en noviembre, de la Peña (2013) informa nidos entre octubre y 2
febrero en Argentina y Fjeldså y Krabbe (1990) encontraron nidificación 2
22 2
3
entre octubre y marzo. En el Atlas encontramos los primeros datos de 2
22 2
nidos con pichones a mediados de octubre, por lo que la reproducción 1
3 2
comienza probablemente en septiembre (con cortejos y postura de 2
22 21 2
huevos), y obtuvimos datos de acarreo de alimento hasta febrero. Con 2
22
22 2 22
222 21
esta extensión del proceso reproductivo entre septiembre y febrero, es 2 2 2 1
22 2
22 2
posible que cada pareja pueda tener más de una nidada por temporada.
22
22 2
Jaramillo (2003) reconoce dos tipos vocales para la especie, sin 2
2
1
2 3
precisar la distribución de las mismas. Esto sugiere que podría existir 2
2 2 1
más de una especie involucrada en las poblaciones presentes en el país. 2 2
2111
2312
2 213
No se conocen amenazas particulares para la especie (BirdLife 22 2
2 22
22
International 2018).� 22
2
22
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2
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2
22
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2
2
1
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3
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2
2
2 2
2 2
2
22
2
2
2
2
además el piso es alfombrado con plumas (de la Peña 1987) o lana (Housse
1945). La orientación de la apertura del nido está usualmente relacionada
con las condiciones ambientales locales, tales como el viento y la lluvia
(Mezquida 2004, Lara et al. 2011), así como también con las características
del hábitat alrededor del nido, dadas como una matriz de fisonomías
bien definidas como el acomodamiento de la rama del árbol (ejemplo, la
inclinación), que pueden influenciar la dirección en la cual las aves llegan a 2
posicionar la entrada del nido (Zwartjes y Nordell 1998). Hay nidos con dos
1
cámaras o habitaciones, sin comunicación entre ambas, y con solo la inferior
con cornisa y tapizada en plumas (Martínez y González 2004). 3
112
2
Las puestas de huevos ocurren en la segunda quincena de septiembre y 2
21
primera semana de octubre, y continúan hasta la primera semana de enero
2
(Lara et al. 2011). Generalmente, el trabajador pone en días alternos 2 a 3 3
2
huevos (media de 2,5), los cuales tienen una forma ovoidal y de tonalidad 2
12
turquesa (de la Peña 1987, Lara 2011). Goodall et. al (1946) describen 2 2
13 12
1 22
22 2 2
para la raza loaensis la postura de cuatro huevos en cuatro de cinco nidos 22
2
2
23
analizados. Los huevos son ovoides y miden en promedio 19,6 mm de 12 2
12 2
largo y 15,5 mm de ancho, su peso medio alcanza los 2,8 gramos (Lara et 21
2 1
al. 2011). En general, los factores que pueden variar el tamaño de la nidada
1 1
son, por ejemplo, los que operan a través de la selección natural control 22
11 222
2 22
por medio de la heredabilidad, o más directamente aquellos factores
que operan a través de la fisiología de la producción de huevos (Welty y 1
2 2
22
Baptista 1988). El periodo de incubación va de 16 días (Remsen et al. 2003) 2
a 18,5 días y el abandono de los nidos por los volantones, se da cuando 22
2
alcanzan el plumaje juvenil, entre los 15 a 20 días de edad (Lara et al. 2011). 2
Chiaradia et al. (2017) reportó en La Pampa (Argentina) un periodo de 18 y 2
2 22 2
2
16 días para la incubación y el abandono del nido, respectivamente. El éxito 22
2
2
reproductivo registrado por estos autores fue solo de 14% (n=245). 2
2
El Trabajador tiende a permanecer durante todo el año en parejas
sedentarias o grupos familiares que a menudo se unen a bandadas mixtas
(Stiles et al. 2003). Los alimentos registrados para pichones de Trabajador
han sido ninfas y náyades de odonata (Anisoptera y Zygoptera), arañas,
náyades de díptera, oligochaeta, acrididae y neuróptera (Lara et al. 2011).
Housse (1945) señala que los trabajadores consumen todos los insectos 2
22
acuáticos que vuelan, nadan o descansan en la vegetación palustre. Además,
de la Peña (2006) indica que esta especie consumiría también semillas.
La principal causa de la declinación de los trabajadores es el drenado
y contaminación de humedales, hábitat indispensable para esta especie
(Remsen et al. 2003). Lara et al. (2011) registró como causas de fracaso
221 2
en la reproducción de Trabajador la depredación, no eclosión de huevos,
inanición e inundación de nidos. En dicho estudio, se describe además un
caso de un nido destruido por Coipos y también la probable depredación y
uso de nidos para el cuidado de sus camadas por parte del Ratón colilarga
(Oligoryzomys longicaudatus).�
Pardo en eBird 2014), mientras que para dumetaria su altitud abarcó desde el
nivel del mar a los 1.200 msnm en laguna Chiguay, Aysén (Reserva Nacional
Cerro Castillo en eBird 2015). 2
2
A lo largo de su distribución ocupa distintos hábitats abiertos como matorral
árido costero, andino y en la puna. Se asocia a barrancos, plateaus basálticos, 3
2
roqueríos y pastizales (Fjeldså y Krabbe 1990, Remsen y Kirwan 2018). 2
También utiliza estepa patagónica en el sur de su distribución. Puede utilizar 2
huevos. En Argentina, de la Peña (2013) encontró dos nidos con dos huevos
y uno con dos pichones, en cavidades en febrero, los cuales estaban a 2
2
2 2
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222 2
21
no se encuentran amenazadas, se recomienda proteger áreas húmedas con 2
2
disponibilidad de cavidades dentro de su área de distribución.� 2
22
21
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2222 2
2
1
Atlas de las Aves Nidificantes de Chile 449
Colilarga El Colilarga es un ágil habitante del estrato inferior de las densas quebradas
Sylviorthorhynchus desmursii y bosques del centro y sur de Chile, y borde oeste de Argentina. En Chile,
Goodall et al. (1946) lo sitúan desde Zapallar (Región de Valparaíso) hasta
los canales Messier y de Smyth (Región de Magallanes), distribución
repetida por autores posteriores (e.g. Philippi-B. 1946, Araya y Millie 2000).
Reid et al. (2002) amplían su distribución norte hasta el cerro Santa Inés,
sur de la Región de Coquimbo y Martínez y González (2004) añaden un
registro de una pareja al interior de Illapel (Región de Coquimbo). Por otro
Patrich Cerpa
Red de Observadores de Aves lado, Marín (2004) precisa la distribución sur en las islas Rennell y seno
y Vida Silvestre de Chile (ROC) Obstrucción, en la provincia Última Esperanza (Región de Magallanes).
Instituto de Entomología Altitudinalmente, Jaramillo (2003) lo señala entre 0-1.200 msnm.
Universidad Metropolitana En el período del Atlas se obtuvieron registros desde el cerro Santa
de Ciencias de la Educación (UMCE)
Inés, hasta la Región de Aysén, aunque el modelo predice la existencia
[email protected]
de hábitat adecuado en la Región de Magallanes, donde ha sido
registrado posteriormente, en laguna Sofía, al norte de la Cueva del
Milodón (P. Barría en eBird 2017).
Se le suele observar entre el denso sotobosque de quebradas, bosques
o fragmentos no aislados de estos, en los primeros tres metros sobre el
suelo, especialmente en quilantales y vegetación arbustiva de renovales
y bosques maduros umbríos y húmedos, evitando áreas abiertas como
pasturas o zonas agrícolas (Bullock 1929, Goodall et al. 1946, Vuilleumier
1986, Sieving et al. 1996, Reid et al. 2004, Díaz et al. 2005, Díaz et al. 2006a,
Díaz et al. 2006b, Ibarra et al. 2018). Recorre este estrato en búsqueda de
insectos y otros artrópodos que hacen parte de su dieta (Díaz et al. 2006,
González-Gómez et al. 2006, Muñoz et al. 2017). Se le ve solitario o en
parejas, siendo muy territorial y respondiendo inmediatamente ante el
llamado de un congénere; el tamaño de estos territorios varía entre 0,07 a
3 hectáreas, lo que dependería de la condición, aislamiento y estructura del
hábitat (Díaz et al. 2006a).
Según Bullock (1929), el periodo reproductivo ocurriría entre octubre
y enero; Goodall et al. (1946) registraron un nido con huevos a fines de
noviembre. Díaz et al. (2006) posicionan este periodo desde septiembre a
febrero; mientras que Gómez (2010) lo describe entre septiembre y enero.
En el presente Atlas se registraron pichones en diciembre (P. Cáceres en
eBird 2013) y volantones en febrero (N. Diez en eBird 2013).
2
2
2 2
2
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2 2
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22 2
2
222
2 2
et al. (1946) encontraron nidos puestos sobre cactus, los cuales describen 2
2
1
2
como similares a los del Canastero chileno (Pseudasthenes humicola), pero
sin ramas espinosas por fuera. Estos tienen un túnel por donde entran a
una cámara forrada de lana (Goodall et al. 1951, de la Peña 2013). De la Peña
(2013) describe nidos en arbustos a 1,5 y 2,1 metros de altura. Los nidos
también pueden ser construidos en árboles como Eucaliptos, techos de casas
y Cactus candelabro (Browningia candelaris) (datos de este Atlas). En ellos,
pone en general 2 – 3 huevos (Goodall et al. 1946, de la Peña 2013). Estos
nidos pueden ser importantes para algunos insectos, quienes los utilizan
para hibernar, por lo que este canastero podría ser considerado un ingeniero
ecosistémico (Turienzo y Di Iorio 2013). En Bolivia se le ha registrado usando
bandadas mixtas en bosques de Polylepis (Matthysen et al. 2008).
En cuanto a la fenología reproductiva, Goodall et al. (1946) describen
que en noviembre encontraron nidos en construcción y un nido con huevos;
en este Atlas se describe la construcción de nidos desde septiembre, con
nidos ocupados hasta el mes de febrero, por lo que podría haber dos o más
nidadas por año. Sin embargo, es necesario estudiar más su reproducción.
La especie no se encuentra globalmente amenazada (BirdLife
International 2018) y en Chile no ha sido evaluada.�
Putre hasta Chusmiza, en Tarapacá (F. Díaz, R. Barros y F. Schmitt en eBird [email protected]
32
22 2
2 1 2
22
22 22
222
2
Cachudito común El Cachudito común se encuentra distribuido desde el sur de Colombia por
Anairetes parulus la Cordillera de los Andes incluyendo Ecuador, Perú, Bolivia, Argentina y
Chile hasta Tierra del Fuego y el archipiélago de Cabo de Hornos (Ridgely
y Tudor 2009). Su distribución en Chile fue descrita inicialmente entre el
valle de Copiapó hasta Tierra del Fuego (Hellmayr 1932). Luego, se amplía
su distribución septentrional hasta Paposo (Marín et al. 1989). Algunos
autores aceptan la subespecie A. p. lippus, que se limitaría a la Región de
Magallanes, mientras A.p. parulus llegaría hasta la Región de Aysén por el
Matías Garrido
Red de Observadores de Aves sur (Hellmayr 1932). Los datos del Atlas evidencian distribución por el norte
y Vida Silvestre de Chile (ROC) desde el sur de la ciudad de Antofagasta (C. Moreno en eBird 2014) hasta
[email protected] Bahía Wulaia en isla Navarino (S. Brown en eBird 2012). Adicionalmente, ha
sido registrado de forma ocasional en Baquedano, al norte de Antofagasta
(M. Contreras y C. Moreno en eBird 2018).
En cuanto a la distribución altitudinal, a diferencia de otros países el
Fernando Medrano
Cachudito común utiliza zonas relativamente bajas, habiéndose descrito
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) se ha descrito entre el nivel del mar y los 1.700 msnm (Housse 1945),
[email protected] y hasta los 2.000 msnm (Jaramillo 2003). Los resultados de este Atlas
evidencian una distribución altitudinal desde el nivel del mar hasta los
3.000 msnm en el sector del humedal Ánima en Coquimbo (K. Horton y M.
Olivares en eBird 2016). Sin embargo, la mayor cantidad de observaciones
se registran bajo los 400 msnm.
En Chile utiliza bordes de bosque, zonas arbustivas densas, estepa
patagónica, quebradas de cerro y ciudades (Goodall et al. 1946). Las
densidades son heterogéneas entre ambientes: Estades et al. (2006)
encontraron que hay 1,34 individuos/ha en bosques y plantaciones de
pino de la Región del Maule; por otra parte, Medrano et al. (obs. pers.)
encontraron densidades de 1,52 ind/ha en el matorral desértico de Pan de
Azúcar, y 0,92 ind/ha en bosques maulinos. Además, es conocido que, en
el Parque Nacional Fray Jorge, las densidades de esta especie no varían
estacionalmente (Engilis y Kelt 2009).
22222
2222222
22
2 2
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2 2
2
2 22
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1
1
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2
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2
2
2 22
la realiza solo la hembra. Los polluelos se empluman en 11 – 15 días, siendo 4500
4250
criados por ambos padres, aunque en los primeros días es la hembra la 4000
que pasa más tiempo alimentando a los pollos, mientras los machos pasan 3750
3500
mucho tiempo alimentando a las hembras. Sus nidos son ocasionalmente 3250
3000
parasitados por Mirlo común Molothrus bonariensis (Farnsworth et al. 2018). 2750
2 222
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1 22222
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1
2 2 2
22222 2
2
2 22 22 22 2
2
3 altitudinal planteada por Goodall et al. (1946), hasta los 1.200 msnm, con
122
2
2 22 la mayoría de los registros bajo los 300 msnm.
1
31332
2
2
2 Utiliza principalmente pantanos, lechos de ríos y ciénagas (Goodall
2 2
22 231
32 et al. 1946), aunque también se puede encontrar en cultivos de raps y
22 2222
2
13
2
3
de ganado (datos de este Atlas). Allí, construye un nido de pasto seco,
23 22
2 2
3
2 forrado con lana, pelos de vaca o plumas en medio de matorrales,
2 3
22
21 222 totorales, cardos o en el suelo, en general cerca del agua (Hellmayr 1932,
12
2 2
2 2 Housse 1945, Pretelli e Isacch 2013), el que tarda en construir 5 – 11 días
22 2
2
2
2 222 (Pretelli e Isacch 2013). Pone 2 – 3 huevos (Hellmayr 1932, Cozzani y
22 2222 2
12 22 2 2
2
2
2 222
Zalba 2009, datos de este Atlas), los cuales son puestos cada dos días.
2 2
23
22
Tarda 15,8 días promedio en la incubación y 14,7 días promedio en la
22 2
2 122
22 crianza de los pichones (Pretelli e Isacch 2013). En Argentina en general
2
2 22
2 2222 sobrevivieron hasta dos pichones, y cuando nace solo uno pesa 21,9 gr
2 3322 2
222
22 mientras que cuando nacen dos, pesan 20,4 gr (Pretelli e Isacch 2013).
2
22 Según Pässler (sensu Hellmayr 1932) podría nidificar hasta dos veces
por año, la primera a fines de octubre, y la siguiente a mediados de
enero. Con los datos de este Atlas se pudo establecer que la temporada
22 2
comenzaría en septiembre con el acarreo de material hasta febrero,
con el transporte de comida para los pichones. En el nido alimentan
1
22
22
2
2 a sus pichones con insectos (ortópteros, larvas de lepidóptero y
22
222
222 2 odonatos, los cuales varían de acuerdo con la disponibilidad ambiental),
arácnidos, quilópodos y, solo ocasionalmente, anfibios (Pretelli et
al. 2014). La supervivencia de los pichones es menor en ambientes
fragmentados que en ambientes continuos (Pretelli et al. 2015). Puede
ser parasitado por el Mirlo común (Molothrus bonariensis) (Salvador
2012, Pretelli e Isacch 2013). Aunque no se conocen los depredadores
3
3
2 de los nidos, estos pueden generar la muerte de hasta el 65% de los
pichones (Pretelli e Isacch 2013).
La población mundial no ha sido cuantificada (BirdLife
International 2018), sin embargo, es un ave abundante en Chile y
aparentemente no amenazada.�
2
1
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2
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2
222 2
3
2
y Vidal (2003) señalan que también está presente en ambientes apropiados [email protected]
2
12
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2
21 2
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22
13
2
2
encontrada en cada vertiente de los Andes, se puede inferir que los registros [email protected]
y Webb 2006). Se sabe, además, que ambos adultos atienden el nido y a 5000
4750
los volantones (Vuilleumier 1994, Howell y Webb 2006). 4500
4250
La dificultad en el acceso a los remotos sitios donde el Birro gris posee 4000
En las próximas ediciones de este Atlas deben explorarse las reducidas 1750
1500
áreas con Polylepis presentes en nuestro país, a fin de aportar más datos 1250
1000
sobre la desconocida ecología del Birro gris.� 750
500
250
0
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2 2
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2
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2
2
2 3 4
1. Primer nido de Bailarín chico pálido 2. Una especie muy poco conocida es 3. El Chirihue de Raimondi (Sicalis
(Anthus hellmayri) encontrado en el el Pájaro amarillo (Pseudocolopteryx raimondii), especie encontrada el
país en el sector de Bulnes durante citreola), para la cual se deberían último mes de la temporada del
la época del Atlas. Fotografía de realizar esfuerzos para entender su Atlas, podría estar nidificando en el
Heraldo V. Norambuena. reproducción en el país. Fotografía de país. Se suele ver en roqueríos como
Klaudio Maturana. aquellos donde suele anidar en Perú.
Fotografía de Marcelo Muñoz.
5
4. Primera evidencia de reproducción 5. El Mirlo de pico corto (Molothrus 6. La Golondrina negra (Progne elegans)
de Dormilona rufa (Muscisaxicola rufoaxillaris) en Chile es parásito de era considerada una especie errante
capistrata) en estructuras humanas. nidos del Tordo (Curæus curæus). en base a pocos registros, hasta
Fotografía de Santiago Imberti. Esta relación se describió durante la que sorpresivamente fue avistada
temporada del Atlas. Fotografía de anidando en Chile chico. Fotografía de
Felipe Cabello. Eduardo Quintanilla.
Cotingidæ
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2
2
22 2
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3232
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2 2
Golondrina de dorso negro La Golondrina de dorso negro se distribuye a lo largo de toda Sudamérica,
Pygochelidon cyanoleuca incluyendo parte de Venezuela y Panamá (Ridgely y Tudor 2009). En Chile,
Hellmayr (1932) describe su rango entre Sacaya y el salar de Huasco, en la
Región de Tarapacá hasta el Estrecho de Magallanes. Luego, Philippi et al.
(1944) expanden esta distribución a la Región de Arica y Parinacota. Sería
una especie residente en el norte según Goodall et al. (1946), mientras
que en la zona centro y sur estaría exclusivamente entre agosto y marzo
(Helmayr 1932, Goodall et al. 1946), pasando el invierno en el norte.
María A. Vukasovic
Laboratorio de Ecología y Vida Silvestre (LEVS) Posteriormente, Philippi-B (1964) menciona que los ejemplares de Arica
Universidad de Chile (UCH) probablemente correspondan a la subespecie peruviana, lo que no se ha
AvesChile resuelto hasta la fecha. Esta distribución se condice con la modelada en
[email protected] este Atlas, donde la especie nidifica en casi todo el rango de distribución
a lo largo del país, salvo en los fiordos y canales patagónicos y en los
sectores más áridos del desierto de Atacama.
Es una especie común que tiene una distribución muy extensa,
Fernando Medrano encontrándose desde la costa hasta la Cordillera de los Andes.
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) Históricamente ha sido descrita hasta los 4.000 msnm (Goodall et al. 1946),
[email protected] pero los datos del Atlas la registran regularmente hasta los 4600 msnm.
222
22322
2
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2 222 2
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2 2
1
2 222
2 2
22
Chercán de las vegas El Chercán de las vegas se distribuye en poblaciones disjuntas desde
Cistothorus platensis Canadá hasta Cabo de Hornos (Traylor 1988, Brewer 2001, Kroodsma y
Brewer 2005). Si bien es considerado como una única especie de amplia
distribución (Remsen et al. 2016), se ha propuesto que el complejo podría
estar conformado por varias especies distintas (Ridgely y Tudor 1989,
Brewer 2001, Campagna et al. 2012, Robbins y Nyari 2014). En Chile, se
ha descrito en la literatura desde el valle del río Huasco hasta el Cabo de
Hornos (subespecie hornensis; Philippi 1945, Araya y Millie 1986); Jaramillo
Agustín Zarco
Laboratorio de Biología de Aves (2003) extiende esta distribución a Atacama, y en el mapa de este Atlas se
IADIZA - CCT-Conicet, Mendoza confirman ambos límites de distribución, detallando que el límite norte es
[email protected] la desembocadura del río Copiapó. Por otra parte, la distribución altitudinal
ha sido descrita en la literatura entre el nivel del mar y los 2.400 msnm
(Fjedså y Krabbe 1990), aunque en este Atlas se confirma que en Chile
habita hasta los 1.800 msnm.
Paulo Llambías
Habita diversos tipos de pastizales, tanto anegados como secos, en
Laboratorio de Biología de Aves
IADIZA - CCT-Conicet, Mendoza costas marinas, ríos, valles, llanuras y laderas de montañas (Schramm et al.
[email protected] 1986, Brewer 2001). Se lo encuentra tanto en pastizales monoespecíficos
como en matrices conformadas por diversas especies vegetales, incluyendo
arbustos (Schramm et al. 1986, Brewer 2001, Cozzani y Zalba 2009).
El Chercán de las vegas construye el nido entre el pasto y
ocasionalmente en arbustos, desde el nivel del suelo hasta un metro de
altura (Gelain y Diez-Peña 2005, Salvador y Salvador 2012, Salvador 2015,
de la Peña 2016). Se han descrito tres tipos de estructuras de nidificación
construidas principalmente con pastos secos (Burns 1982, Llambías et
al. 2017). Los nidos tipo I son estructuras simples que conforman una
plataforma o anillo. Los nidos tipo II y III son de forma esférica u ovoide,
conformando un domo (alto = 13 – 15 cm, ancho = 9 – 11 cm, profundidad =
12 – 14 cm) con una abertura lateral en el tercio superior de aproximadamente
3 cm de diámetro (Baicich y Harrison 1997, de la Peña 2016). Solo los nidos
tipo III son utilizados para la reproducción, conteniendo en su interior una
copa de pastos finos y plumas (Burns 1982, Llambías et al. 2017).
En Argentina la puesta de huevos es de octubre a febrero (de la
Peña 2016, Llambías et al. 2017), pero la fenología reproductiva en
metros sobre el nivel del mar Chile podría ser más corta en poblaciones australes y a mayor altura
+ sobre el nivel del mar. El tamaño de puesta es de 2 – 6 huevos, con un
5000
4750 periodo de incubación de 14 – 18 días y la permanencia de los pichones
4500
4250
en el nido es de 12 – 19 días (Salvador y Salvador 2012, de la Peña 2016,
4000 Llambías et al. 2017). En contraste, en América del Norte el tamaño de
3750
3500 puesta es de 2 – 8 huevos, el periodo de incubación de 13 – 16 días y los
3250
pichones permanecen en el nido 11 – 16 días (Crawford 1977, Burns 1982,
3000
2750 Herkert et al. 2001). Además, en las poblaciones de América del Norte
2500
2250
aproximadamente el 20% de los machos se reproducen simultáneamente
2000
con más de una hembra («poliginia territorial»; Crawford 1977, Burns
1750
1500 1982), mientras que en América Central y del Sur son principalmente
1250
1000
monógamos sociales (Kroodsma et al. 1999, Llambías et al. 2017).
750
500
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2
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3
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2
2
2
Zorzal negro El Zorzal negro presenta dos subespecies principales, las cuales son
Turdus chiguanco especies plenas para algunos autores (e.g. del Hoyo y Collar 2016), aunque
permanecen como subespecies en otros listados (e.g. Remsen et al. 2018):
T. chiguanco chiguanco, que se encuentra desde el centro de Ecuador,
pasando por Perú, hasta el oeste de Bolivia y extremo norte de Chile;
y T. chiguanco anthracinus, que se encuentra desde el centro de Bolivia
hasta el centro-oeste de Argentina, con un pequeña área de presencia en
el norte de Chile. En Chile se encuentran ambas subespecies: Hellmayr
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves (1932) describe la distribución de chiguanco ligada a la precordillera, entre
y Vida Silvestre de Chile (ROC) Putre (Región de Arica y Parinacota) y Sibaya (Región de Tarapacá); y
[email protected] menciona que anthracinus ha sido colectado en las cercanías de Santiago.
Behn et al. (1957) repiten la distribución para chiguanco, y añaden para
anthracinus nidificación en Alto Loa (en la cordillera de Antofagasta), lo
que es precisado por Goodall et al. (1957), quienes señalan que se encontró
anidando en Toconao, se observó en San Pedro de Atacama, y se supo de
su presencia en Sancor y Calama, lo que confirma su reproducción regular
en la cordillera de Antofagasta, mencionando además ejemplares cazados
en la cordillera de Santiago y en la precordillera de Talca. Marín y González
(2007) revisan los registros de anthracinus para la precodillera entre
Santiago y Biobío, correspondiendo a individuos errantes
En el Atlas se registró a chiguanco en los valles bajos, precordillera y
altiplano de la Región de Arica y Parinacota, y precordillera de Tarapacá,
hasta Quillagua, río Loa, por el sur. Mientras que anthracinus se encontró
en la cordillera de Antofagasta, con algunos registros de ejemplares
errantes en la cordillera de Coquimbo, Santiago y O’Higgins.
En cuanto a la distribución altitudinal, Jaramillo (2003) lo menciona
entre los 0 – 3.500 msnm, y en este Atlas lo encontramos entre los
500 – 4.600 msnm, aunque con registros de individuos probablemente
errantes hasta el nivel del mar.
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2 22
2 22
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1 2 1 22 2
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2 2 2 2
1
2 222222 222
1
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22
Tenca chilena La Tenca chilena es un ave endémica de Chile, existiendo una pequeña
Mimus thenca población reproductiva recientemente registrada en Neuquén,
Argentina (Matarasso y Seró-López 2008). Hellmayr (1932) la señala
entre el sur de Atacama y Cautín, y Goodall et al. (1946) desde Atacama
(Valle del río Copiapó) hasta la provincia de Valdivia. Luego Marín
(2004) la ubica entre Copiapó y Frutillar (Región de Los Lagos), y desde
la costa hasta los 2.500 msnm en la zona central, llegando hasta los
3.500 en su distribución norte. Celis-Diez et al. (2012) expanden su
Patrich Cerpa
Red de Observadores de Aves límite sur, al norte de la isla de Chiloé.
y Vida Silvestre de Chile (ROC) En el presente Atlas se registró a la especie de forma regular
Instituto de Entomología desde la Región de Atacama a Chiloé, encontrándose entre el nivel
Universidad Metropolitana del mar y los 3.500 msnm, aunque la mayoría de los registros se
de Ciencias de la Educación (UMCE)
observaron bajo los 2.500 msnm.
[email protected]
Su hábitat natural lo representa el bosque abierto y poco denso,
tanto esclerófilo como austral, y el matorral costero y precordillerano,
usualmente en faldeos de cerros y montañas, pudiendo observarla en
áreas agrícolas con mucha menor frecuencia (Goodall et al. 1946, Marín
2012). También puede usar algunos sectores urbanos (eBird 2018).
La dieta conocida se basa en frutos de árboles nativos como el
Peumo (Cryptocarya alba), Palqui (Cestrum parqui), Quilo (Mühlenbeckia
chilensis), Maqui (Aristotelia chilensis), Litre (Lithræa caustica), Patagua
(Crinodendron patagua), Boldo (Peumus boldus), Arrayán (Myrceugenia
apiculata), Quisco (Echinopsis chiloensis), Quintral del quisco (Tristerix
aphyllus), Quintral del álamo (Tristerix tetrandus), Quintral del molle
(Tristerix verticillatus), molle (Schinus latifolius), Pimiento boliviano
(Schinus molle) y de algunos introducidos como la Ligustrina (Ligustrum
vulgare), Hiedra (Hedera sp.), Mioporo (Myoporum pictum) y de algunos
árboles frutales (Barros 1934, Goodall et al. 1946, del Rio et al. 1995,
Walkowiak et al. 1996, Niemeyer et al. 2002, Soto-Gamboa y Bozinovic
2002, Medel et al. 2004, Celis-Diez y Bustamante 2004, Marín 2012).
Además, se alimenta de insectos, especialmente hormigas, coleópteros,
ortópteros y larvas de lepidópteros (Barros 1967, Marín 2012). Suele
complementar esta dieta aparentemente con néctar que extrae del
metros sobre el nivel del mar Chagual (Puya chilensis) (Hornung-Leoni et al. 2013).
+ Barros (1967) señala que comienza a nidificar en octubre,
5000
4750 prolongándose la temporada de postura hasta principios de enero.
4500
4250
Marín (2012) también indica que la temporada reproductiva comenzaría
4000 en octubre. Este último autor describe que desde noviembre se
3750
3500 encuentran los primeros nidos con huevos, los que suelen variar de dos
3250
a cuatro, siendo más frecuente tres, subelípticos, de un color verde
3000
2750 azulado con manchitas marrón-rojizas. La presencia de huevos se
2500
2250
2000
1750
1500
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1000
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2 2
Bailarín chico común El Bailarín chico común es una de las especies del género Anthus con
Anthus correndera mayor distribución en Sudamérica, encontrándose tanto en los Andes
centrales y del sur, costa del Pacífico, Atlántico, Patagonia e islas Malvinas/
Falkland (Goodall et al. 1946, Tyler 2016). Actualmente se reconocen
de cinco (Clements et al. 2017, Remsen et al. 2017) a seis subespecies
con distribución alopátrica (Van Els y Norambuena 2017), sin embargo,
un estudio genómico sugiere que esta diversidad subespecífica sería
inferior, estando esta especie representada por dos linajes, uno de tierras
Heraldo V. Norambuena
Red de Observadores de Aves altoandinas calcaratus y otro de tierras bajas correndera (Norambuena
y Vida Silvestre de Chile (ROC) 2018). Ambos taxones subespecíficos se encuentran en Chile: calcaratus
Centro de Estudios Agrarios y Ambientales [o catamarcæ sinónimo junior] presente en el altiplano de la Región de
[email protected] Antofagasta y correndera [o chilensis sinónimo junior] presente desde
la ribera norte del río Copiapó, Región de Atacama, hasta isla Navarino
en la Región de Magallanes (Housse 1945), siendo más frecuente desde
la Región de Coquimbo al sur (Tyler 2004, Norambuena et al. 2017). Las
poblaciones del centro y norte de Argentina y Chile son residentes, pero
las patagónicas (Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut en Argentina;
Magallanes y Aysén en Chile) realizan migraciones al norte (Wetmore 1908,
Fjeldså y Krabbe 1990), esto coincide con los datos disponibles en el Atlas,
que sugieren que las poblaciones australes (probablemente desde 43°
al sur) abandonan esa área entre mediados de abril y mediados de julio
(Norambuena et al. 2017).
La distribución altitudinal del Bailarín chico común varía dependiendo de
la subespecie, para correndera va desde el nivel del mar hasta los 2.800 msnm
y calcaratus desde los 2.000 a 4.500 msnm (Hellmayr 1932, Jaramillo 2003).
Los datos de eBird indican que la mayor cantidad de los registros están
concentrados entre los 0 – 200 msnm. Para el caso de calcaratus existe un
registro en la desembocadura del río Loa (R. Barros y F. Medrano en eBird 2015),
esto se explicaría por la vagilidad de la especie que la ha llevado a colonizar
ambientes desde los Andes a islas Atlánticas (Norambuena et al. 2018).
El Bailarín chico habita en diversos ambientes abiertos, que abarcan
desde puna y praderas pampeanas, pastizales, tierras de cultivo hasta
dunas con vegetación (Goodall et al. 1946, Ridgely y Tudor 1989). La
metros sobre el nivel del mar subespecie calcaratus se presenta en bofedales y humedales altoandinos,
+ mientras que correndera está presente en humedales continentales o
5000
4750 praderas húmedas asociadas a cuerpos de agua permanentes, hacia el sur
4500
4250
también se le puede observar en áreas más secas al interior de la estepa
4000 patagónica (Jaramillo 2003, Tyler 2016).
3750
3500
3250
3000
2750
2500
2250
2000
1750
1500
1250
1000
750
500
250
0
2222
2222 2
22
222
2
2
22 2
2 222 2
222 222 2
1
22 2 222 2 3
3 23 222 2
2
2 13 2 3 2
2 22 2
21
2 23
2
2
232
2
3 3
2
2
22 1
1
2 22
3 33
23
222
2
estar presente más al sur, hasta la precordillera del norte de la Región [email protected]
(Goodall et al. 1946). Ambos padres comparten las labores en el nido, tanto 4500
4250
la incubación como el cuidado de los polluelos (R. Peredo obs. pers.). 4000
3750
Se alimenta de una amplia variedad de insectos, pequeños frutos y 3500
Santander et al. (2014) sugieren que a pesar de que la flora nativa ha 2000
1750
sido sistemáticamente desplazada en los valles del norte de Chile por la 1500
1250
actividad agrícola, la especie ha sido exitosa en adaptarse a estos cambios 1000
entre los 3.600 – 4.350 msnm, mientras Jaramillo (2003) lo describe entre los
1.000 – 4.500 msnm. En el Atlas lo encontramos entre los 100 – 4.600 msnm.
22
Pese a que es una especie común, se conoce poco sobre su
1
2222
2
reproducción. Goodall et al. (1964) describen el hallazgo de un nido en 22 2
Potrerillos, en la Región de Atacama, el cual tenía cinco pichones crecidos. 2
3
2
2
Este nido fue colocado en una cavidad entre piedras sueltas. Según
22 22
Martínez y González (2017) también puede anidar en huecos en murallas 22
2222
22
de adobe, construcciones, entretechos e incluso en el suelo. Salvador 2
22
y Narosky (1983) encontraron, en Jujuy (Argentina), nidos con huevos 22 2
1
1
1
22
en febrero, todos en cavidades en rocas. Según datos de este Atlas, 2 22
22
2
la actividad reproductiva comenzaría en agosto, cuando se detectaron 2
22 22
adultos construyendo nidos, y se extendería al menos hasta febrero, mes 1
2
2
2
2
(Goodall et al. 1946). El nido está formado de pastos blandos, con forro
2
de pastos más finos y pelo de caballo. Pone usualmente entre 3 – 5 huevos
(Goodall et al. 1946, Housse 1945). No existe más información.
A nivel global se clasifica como una especie de ‹Preocupación Menor›
(BirdLife International 2018).�
Quebrada Chica (F. Olivares, L. Ugarte, L. Valdivia y R. Barraza en eBird 2015) [email protected]
2
2
2 2
2
2 22
22 2
2
2 22
2
2
22
2 2
2
2
2
3
22
2
22
2
2
222
22
21
2
22
2 2
2
2
2
zona. Sin embargo, hasta la fecha no existe claridad sobre si los ejemplares [email protected]
mayoría estuvieron entre los 4.100 y los 4.900 msnm, aunque existe un [email protected]
argentino (Darrieu et al. 2009). Reynolds (1935) menciona la presencia de M. Centro de rehabilitación
x. xanthogramma a nivel del mar en los canales patagónicos. de aves Leñadura (CRAL)
2 2 32
22
2 2
2
2
2
22
Salaberry (1992) y Howell y Webb (1995) plantean que probablemente anida [email protected]
con pintas y dibujos negros (Goodall et al. 1946). La especie puede ser 3
2
2 2222
222222
2222
2 22
2222 23
222 2
2
222 2
22
2 2
2
223 2
2 2
2
2 2
2
22
2
2
2 222
alimentados por ambos sexos (Jaramillo y Burke 1999, Massoni et al. 2005).
1 1
3 2
1
1
Es parasitado comúnmente por el Mirlo común (Molothrus bonariensis) y a 3
32
1122 2
veces con éxito (Goodall et al. 1946, Jaramillo y Burke 1999, Fraga 2018). 22 3 22
3122 113
11222111
2323132 2
Con una población aparentemente estable, la especie se clasifica como 12 22222
2222 2
22 22 2 2
de ‹Preocupación Menor› (BirdLife International 2018).� 2
3
22 1
22
2 22 22
3
23 2 2
322 2
2 3222222
22
22
22 2
122
21 22
22 2
22 222 2
222
2
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22 2222 22 2
222 2 2
2
2 2222
2 23
23
2
2
2 32
22
2
2 2
2 22
22
22 2
2
22
222
22 2
231 2
Lichtenstein (2001) encontró que los padres hospederos alimentan con una
menor frecuencia a los pichones de Mirlo que a pichones propios, como
el caso del Zorzal colorado (Turdus rufiventris). Sería interesante conocer si
estos hallazgos realizados en Argentina ocurren también en Chile, con una
comunidad de aves distinta a la presente en el país vecino.
La especie no se encuentra amenazada y ha sido clasificada como en
‹Preocupación menor› (BirdLife International 2018).�
2
222
222
22222
22
222
22
22
22 2
22
2222
22222
221222
222
22
2 21
2
2 2 222
2 22 222
2 222222
22
2
1 2222
2 222
2222
1 3
1 1 2
2 2 2
1
2 2 2
2 2
2 2
2
2
212
2
1
2
22
Jilguero grande El Jilguero grande se encuentra representado por dos subespecies: S.c.
Spinus crassirostris amadoni, desde la cordillera del centro de Perú, extremo norte de Chile y
parte del centro-oeste de Bolivia; y la nominal S.c. crassirostris, distribuida
desde la cordillera del sur de Bolivia, Argentina y del centro de Chile
(Clement 2018). En Chile fue descubierta por Barros (1921) en Ojos de Agua,
El Peñon y el valle de Los Leones, en la cuenca del río Aconcagua, Región
de Valparaíso. Goodall et al. (1946) aportan como antecedente que también
se encuentra en la cuenca del río Maipo, pues Ruth Philippi cazó un
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves ejemplar en Lo Valdés. Johnson (1972) repite esta información, planteando
y Vida Silvestre de Chile (ROC) que además a esa fecha no existían registros de S.c. amadoni para el país.
[email protected] Jaramillo (2003) es quien menciona a amadoni por primera vez para Chile,
en la cordillera de Arica. En este Atlas encontramos a amadoni en Visviri y
Belén, y a crassirostris entre Majada, La laguna (Región de Coquimbo) y El
Morado (Región Metropolitana).
Jaramillo (2003) la describe entre los 2.000 – 4.000 msnm y Ridgely y
2
2
2
Tudor (2009) la describen entre los 3.000 – 4.000 msnm en la zona norte de
1
su distribución, bajando hasta los 2.100 msnm en el sur. En este Atlas los
registros se encuentran entre los 2.300 – 3.100 msnm para crassirostris, y
entre los 3.700 – 4.600 msnm para amadoni.
Se conoce muy poco sobre su nidificación. De la Peña (2013) describe
que en Argentina encontró un nido con tres huevos en febrero, el cual se
encontraba en un arbusto. Este nido era una taza elaborada con fibras
vegetales, lanas y plumas. Tapia (2005) menciona la reproducción en la
zona central de Chile, habiendo un macho que entraba reiteradamente en
una cavidad de una pared de adobe y también observa un volantón. En el
Atlas encontramos alimentación de pichones en noviembre en Belén (R.
Barros, F. de Groote, D. Davis, E. Sandvig y F. Medrano en eBird 2013). También
se han descrito nidos con huevos a fines de febrero en Jujuy, gónadas
ampliadas en marzo, y construcción de nido en marzo (Fjeldså y Krabbe
1990), probablemente tras el «invierno boliviano». Por ello, eventualmente
existen dos temporadas reproductivas para amadoni, aunque crassirostris
probablemente se reproduzca solo en la primavera austral.
2
También se ignora sobre sus movimientos post-reproductivos, pero
aparentemente deja la cordillera de la zona central en verano (Barros
1921), moviéndose al norte (Fjeldså y Krabbe 1990). Pese a que es una
especie escasa, aparentemente no se encuentra amenazada (BirdLife
1
2
2 International 2018).�
2
22
2
3
2
señalando que los ejemplares del extremo norte probablemente no sean [email protected]
2222
22222
22
22
2 2
2 2 2 222
2 222222 2
22 2 2
2222 2
222 2
2 2 2 2
2
2 2 2
2
2 222
2
2 2 22
22
Gorrión El Gorrión es una especie cuyo rango natural de distribución incluye Europa,
Passer domesticus Asia y el norte de África. Este rango se expandió a Sudáfrica, Asia, Australia
y América tras numerosas introducciones (Summer-Smith et al. 2016). La
primera introducción conocida en Chile, fue realizada por Alberto Cousiño
en Santiago durante el año 1904, desde donde se expandió al resto del país
(Barros 1917). Ya a mediados del siglo XX era reportado desde el extremo
norte hasta Tierra del Fuego (Goodall et al. 1946) incluyendo Isla de Pascua,
distribución que se mantuvo en este Atlas, siempre asociada a ambientes
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves modificados por el humano.
y Vida Silvestre de Chile (ROC) Su distribución altitudinal en Chile no ha sido descrita en libros ni en
[email protected] guías de campo. Ésta se encuentra asociada a la distribución de poblados
o asentamientos, estando la mayoría de éstos bajo los 1.000 msnm, pero
habiendo poblaciones hasta los 4.500 msnm en Parinacota. Fuera del país
el registro más alto para la especie se encuentra en Perú, a los 4.900
Patrich Cerpa
msnm (Summers-Smith et al. 2018), lo cual da una idea de la plasticidad
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) de la especie. Este éxito además tiene un correlato en su asociación
Instituto de Entomología con el hombre, generando un sistema que puede brindar oportunidades
Universidad Metropolitana a especies que puedan aprovechar recursos desechados en estos
de Ciencias de la Educación (UMCE)
asentamientos o las estructuras que allí existen.
[email protected]
Barros (1956) propone que en julio comienza su actividad reproductiva
en Chile central, al observar la construcción de un nido, lo cual se corroboró
en este Atlas, habiéndose registrado la misma actividad en julio. Además,
en el Atlas se reporta que la actividad reproductiva finaliza en febrero,
cuando terminan de alimentar a sus pichones. Adicionalmente, cada pareja
puede nidificar 2 – 4 veces por año (Barros 1917), lo que en parte explica sus
poblaciones sostenidas.
Puede nidificar dentro de diversos tipos de cavidades, que van desde
agujeros en paredes, tejados, cajas nido, a transformadores en postes
eléctricos (Housse 1945, F. Medrano obs. pers.). Por otra parte, puede
construir sus propios nidos en forma de domo, en cuyo caso utiliza fibras
vegetales, pelos de mamíferos, y puede utilizar algunos materiales humanos
como cordeles, paños y papel (Housse 1945). Es capaz de expulsar a varias
especies de sus nidos, y posteriormente nidificar en ellos, como Chercán
metros sobre el nivel del mar (Troglodytes ædon), Golondrina chilena (Tachycineta meyeni) (Goodall et al.
+ 1946), Diucón (Xolmis pyrope), Chincol (Zonotrichia capensis), Diuca (Diuca
5000
4750 diuca) (Housse 1945) y Tijeral (Leptasthenura ægithaloides), lo que puede
4500
4250
tener algún efecto en las poblaciones de especies nativas, lo cual no se
4000 encuentra cuantificado. Inclusive, se detectó nidificando en un nido activo de
3750
3500 Tucúquere (Bubo virginianus) (Goodall et al. 1946). Su relación con el humano
3250
ha permitido nidificar a esta especie en diversas situaciones: embarcaciones
3000
2750 (Housse 1945), a 180 metros del suelo en edificios (Summers-Smith 1992) e
2500
2250
incluso a 650 metros bajo la tierra, dentro de minas subterráneas, donde sin
2000
embargo no son exitosos, aparentemente debido a la falta de insectos en la
1750
1500 dieta de los pichones (Summers-Smith 1992).
1250
1000
750
500
250
0
2
222 2
2222
22
2 2
22 2
22
22
2 2 2222 22
212
2 2
2 2 2
2 2
2
2 2
2 2
§
Vencejo de collar El Vencejo de collar posee una amplia distribución en América, desde
Streptoprocne zonaris México por el norte hasta el centro de Argentina. La subespecie kuenzeli
se encuentra al este de los Andes por Bolivia y Argentina, pudiendo
corresponder por distribución a la observada en Chile (Tejeda et al. 2018).
Anida en pequeñas plataformas horizontales al interior de cavidades,
asociado a cascadas y a lugares con alta humedad, siendo fieles a sus sitios
de nidificación. Su temporada reproductiva está ligada a la época de mayor
abundancia de insectos, lo que coincide con la temporada lluviosa en su
Matías Garrido
Red de Observadores de Aves distribución tropical y subtropical (Marín y Stiles 1992, Marín 2016). Se ha
y Vida Silvestre de Chile (ROC) descrito el calendario de reproducción para kuenzeli en Córdoba, Argentina, el
[email protected] que se inicia con incubación en noviembre-diciembre, y crías saliendo del nido
a fines de enero (Passeggi 2011), cronología similar a la observada en Chile.
Los registros chilenos se ubican exclusivamente en el sector de la cascada
Invertida, en la cordillera del Maule, a 2.000 msnm, los que serían los más
australes conocidos para la especie. El primer avistamiento se dio en enero
de 2017 donde fueron observados al menos 7 vencejos (C. Catoni en eBird
2017). Sin embargo, su presencia sólo se documentó en diciembre de 2017,
cuando se realiza el primer registro fotográfico, observándose que salían
de las rocas aledañas a la cascada, emitiendo un canto (F. Caamaño en eBird
2017). En el mismo mes se observaron hasta 9 ejemplares (D. Imbernón en
eBird 2017). En enero de 2018 se observa un comportamiento de persecución
asociada a vocalización, similar a la descrita como parte del cortejo (Marín y
Stiles 1992. Luego en febrero se observan saliendo del interior de la cascada
(P. Cáceres en eBird 2018), y ese mismo mes es encontrado un volantón en
el sector de Baños del Campanario, 3 km río abajo de la cascada Invertida,
confirmándose la reproducción en nuestro país (D. Imbernón en eBird 2018).
En las próximas temporadas se debe buscar si el Vencejo de collar
mantiene su reproducción en la zona de la cascada Invertida, precisando
mejor su calendario reproductivo, además de buscar su presencia y eventual
reproducción en otros sitios apropiados a lo largo de nuestra cordillera.�
Golondrina negra La Golondrina negra era considerada hace pocos años como un ave
Progne elegans errante para Chile en base a dos registros documentados (Barros
y Schmitt 2015). El primero de ellos, realizado por B. Knapton y R.
Nagtegaal en la desembocadura del río Lluta (Región de Arica y
Parinacota) en 2006 y el segundo por H. Norambuena en Chaihuín
(Región de los Ríos) en 2014 (Barros y Schmitt 2015). Por ello, sorprende
el hallazgo de un nido con dos pollos en Chile Chico (Región de Aysén) a
fines de enero de 2017 (E. Quintanilla en eBird 2017). El nido se encontraba
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves en las vigas del techo de una ferretería de este pueblo. Este sitio se
y Vida Silvestre de Chile (ROC) encuentra en el límite sur de la distribución regular de la especie dentro
[email protected] de Argentina (Imberti 2003, Turner 2018). La Golondrina negra nidifica en
general en cavidades secundarias, entre octubre y febrero-marzo (Turner
2018). Sería interesante corroborar si la reproducción en este sitio es
sostenida en el tiempo o si el nido fue solo un evento esporádico.�
§
Pimpollo tobiano El Pimpollo tobiano es considerado un nidificante endémico de Argentina, y
Podiceps gallardoi una de las aves más amenazadas de aquel país (Roesler et al. 2012), siendo
clasificado como ‹En peligro crítico› (BirdLife International 2018). Aunque ha
sido considerado como un ave errante en Chile (Barros et al. 2015), Roesler
(2015) plantea la posibilidad de que los registros ubicados entre Puerto
Natales y Torres del Paine (Región de Magallanes) sean aves que podrían
nidificar en el país. Por ello, Roesler (2015) señala que es necesario generar
monitoreos dirigidos en algunos sectores como la laguna Goic y la laguna
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves Los Blanquillos, ya que además de la ocurrencia reiterada de individuos,
y Vida Silvestre de Chile (ROC) presentan características similares a sitios reproductivos de latitudes
[email protected] cercanas. De forma complementaria, Roesler (2016) señala que la fluctuación
de sus poblaciones en el área de distribución estival por el desecamiento de
lagunas podría suponer, eventualmente, una dispersión de individuos hacia
zonas más húmedas en busca de condiciones idóneas para la nidificación.
Sharon Montecino
Al respecto, Donoso et al. (2015) demostraron la permanencia de la especie
Red de Observadores de Aves
y Vida Silvestre de Chile (ROC) en Magallanes durante al menos dos periodos estivales. Otro sector donde
[email protected] podría eventualmente nidificar es en las lagunas al límite de la provincia de
Capitán Prat (Región de Aysén) con Argentina, lo cual se encuentra a escasos
kilómetros de sus sitios de reproducción conocidos en ese país. El hecho de
ser una especie críticamente amenazada vuelve imperioso conocer su estado
poblacional en Chile; definirlo, y quizás detectar eventos de nidificación,
lo que dependerá de impulsar prospecciones en las regiones señaladas y
maximizar monitoreos en lagunas que reúnan las condiciones necesarias
para su reproducción, como lo es el desarrollo del «Vinagrillo» (Myriophyllum
elatinoides), planta acuática sobre la cual nidifican.�
Picaflor azul El Picaflor azul fue descubierto en Chile en el invierno de 1985 en Mamiña
Colibri coruscans por Luis Peña (Marín et al. 1989). Dichos autores sugieren que la especie
es residente (por la fecha del hallazgo), y describen que este registro
expande en 580 kilómetros la distribución conocida hacia el sur desde los
Andes peruanos. Posteriormente, Estades (1992), Salaberry et al. (1992)
y Howell y Webb (1995) lo describen en Putre y Socoroma. La literatura
posterior lo ha tratado como una especie regular en Chile, señalándose su
preferencia por sitios con cobertura vegetal y con eucaliptos (Eucalyptus
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves spp.) (Kuzmicic 2015). A la fecha, no se han encontrado evidencias de la
y Vida Silvestre de Chile (ROC) reproducción de la especie, aunque se encuentra durante todo el año, por
[email protected] lo que es probable que la especie pueda estar reproduciéndose en el país,
aunque los nidos sean poco conspicuos. Esta especie es más abundante
en Socoroma que en otros sitios aparentemente por la presencia de
Eucaliptos en este lugar (Kuzmicic 2015), transformándolo en una
localidad interesante para buscar su reproducción.�
más regular en invierno frente a las costas chilenas. En los últimos 10 años [email protected]
La Golondrina de mar Pincoya es una de las aves marinas menos conocidas Golondrina de mar Pincoya
a nivel mundial. Fue descrita recién el año 2013 por Harrison et al. (2013), Oceanites pincoyæ
en base al reporte de golondrinas de mar no identificadas de O’Keeffe et
al. 2009. El SACC la ha considerado recientemente una especie válida, sin
embargo, su estatus no ha estado exento de polémicas (véase propuesta 721
en Remsen et al. 2018), debido a la existencia de individuos con plumajes
intermedios entre esta especie y O. oceanicus chilensis, lo que dificulta su
identificación en el campo (Howell y Schmitt 2016). Su distribución en el
Fernando Medrano
mar no ha sido bien delimitada, pero al menos se encontraría desde el seno Red de Observadores de Aves
de Reloncaví, Región de los Lagos (donde fue descrita), hasta el Golfo de y Vida Silvestre de Chile (ROC)
Garza azul La Garza azul se encuentra desde el sur de Estados Unidos hasta el norte
Egretta cærulea de Chile y el sur de Brasil (Martínez-Vilalta et al. 2018). En el país el primer
reporte fue hecho por Lavercombe y Hill (1972), quienes mencionan el
avistamiento de un individuo adulto en octubre y noviembre de 1971 en
la península del Alacrán (Región de Arica y Parinacota). Luego, McFarlane
(1972) menciona haber registrado un individuo juvenil en mayo de 1972
en La Lisera (Región de Arica y Parinacota), y posteriormente el mismo
autor reporta tres nuevos avistamientos más allí (McFarlane 1974). A
Fernando Medrano
Red de Observadores de Aves continuación, Estades (1991) informa el avistamiento de esta especie
y Vida Silvestre de Chile (ROC) en Antofagasta, y Howell y Webb (1995) mencionan el avistamiento en
[email protected] noviembre de 1993 en San Pedro de Atacama (Región de Antofagasta)
y en La Ligua (Región de Valparaíso). En el sector de Coquimbo, es
mencionada por primera vez por Jorge et al. (1998), quienes la señalan
como irregular en Punta Teatinos; luego Rojas (2000) la cita como regular
en la desembocadura del río Elqui, y Peredo y Miranda (2001) indican que
se puede ver casi todo el año en la desembocadura del río Lluta (Región
de Arica y Parinacota). Desde entonces, ha sido registrada más de mil
veces en eBird, desde el límite con Perú hasta la desembocadura del río
Andalién, Región del Biobío (R. Barros en eBird 2004), lo que hace altamente
probable que se reproduzca en el país. Sin embargo, aún no se reporta
la reproducción en el país, aun cuando esto ya era propuesto como una
posibilidad el 2004 (Martínez y González 2004). Por ello, se recomienda su
búsqueda activa, especialmente en árboles que rodeen humedales.�
por Hellmayr (1932). Por otra parte, el 2013 se vió un ejemplar de esta [email protected]
La Golondrina peruana es una especie poco común que se encuentra Golondrina peruana
restringida a la costa de Perú, desde el norte de Piura hacia el sur, hasta el Progne murphyi
extremo norte de Chile, habitando entre los 0 – 1.500 msnm (Luo 2010). En
Chile, Jaramillo (2003) la señala como regular en los valles del Lluta y Azapa
(Región de Arica y Parinacota), encontrándose en pequeños números junto
a otras golondrinas. Registros de «golondrinas negras» en el Salar de Surire,
Región de Arica y Parinacota (Mussa y Tala 1996), en Fuerte Baquedano,
Región de Tarapacá (González 1988) y en Mejillones, Región de Antofagasta
Rodrigo Barros
(Mussa y Tala 1996, Marín 2004) se han atribuido a esta especie (Marín 2004, Red de Observadores de Aves
Martínez y González 2017), aunque no se puede descartar Golondrina negra y Vida Silvestre de Chile (ROC)
(Progne elegans) o Golondrina purpúrea (Progne subis), las que son especies [email protected]
Bailarín chico peruano El Bailarín chico peruano, previamente considerado una subespecie de A.
Anthus peruvianus lutescens, ha sido reconocido recientemente como una especie plena (del
Hoyo y Collar 2017, Van Els y Norambuena 2018, Remsen et al. 2018). Su
distribución está restringida a una franja costera bastante estrecha de
vegetación desértica inducida por la niebla, en Perú y el extremo norte de
Chile (Tyler 2004). Su presencia en Chile es variable, siendo ocasional en
las desembocaduras del río Lluta y del río Camarones (Región de Arica
y Parinacota). Suele estar asociado a pastizales bajos, especialmente
Heraldo V. Norambuena
Red de Observadores de Aves grama salada (Distichlis sp.), donde la disponibilidad de vegetación por
y Vida Silvestre de Chile (ROC) efecto de las lluvias, podría afectar su ocurrencia en Chile (Jaramillo
Centro de Estudios Agrarios y Ambientales 2003). No se ha registrado su reproducción en el país, sin embargo,
[email protected] cuando esta especie está presente en Chile, es altamente vocal y realiza
despliegues aéreos, lo que permite suponer su reproducción en el país,
aunque se requiere confirmación. Los ambientes con grama salada al
norte de la desembocadura del río Lluta podrían ser hábitat apropiados
para su reproducción.�
Es una especie regular y poco común en Chile. Frobben cazó el primer Pepitero
ejemplar conocido en 1853, en Socoroma (Región de Arica y Parinacota) Saltator aurantiirostris
(Philippi y Landbeck 1861). Tras ello, Goodall et al. (1946). consideraron que
su estatus en el país era incierto, pudiendo ser un visitante ocasional, o un
residente en una zona remota del país. Rottman y Kuschel (1970), Salaberry
et al. (1992), Estades (1992), Egli (1992) y Howell y Webb (1995) y Marín y
McFarlane (2002), lo mencionan para Putre. Además, Howell y Webb (1995)
concluyen que, aparentemente, debe ser residente y nidificante en dicha
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Agradecimientos 660
Abel Arevalo Alicia Huircán Andrew Fontenot Belén Miranda
Adam Kaminsky Alienor Bouillard Andrew Sigerson Belén Venegas
Adam Sedgley Alison Brown Andrew Spencer Benito Rosende
Adam Timpf Aluhé Pérez Andy Johnson Benjamín Cáceres
Adam Wood Álvaro Barbagelata Andy Pflaum Benjamín Freeman
Adolfo Zuñiga Álvaro Barrientos Angela Conry Benjamín Hodson
Adrian Aebischer Álvaro Cerpa Ángel Avendaño Benjamín López
Adrian Hinkle Álvaro Cuevas Ángelo Segura Benjamín Sargent
Adrián Vásquez Álvaro González Angie Contador Bennett Hennessey
Adrien Mauss Álvaro Huerta Angus Wilson Ben Normark
Agustin Ramos Álvaro Jaramillo Aníbal Fuentes Bernardita Ried
Alain Jacot Álvaro Molina Anir Muñoz Bernardo Segura
Alan Selin Álvaro Neira Anne Geer Berry Bertin
Alberto Fiori Álvaro Parra Annie Ronsse Bert Bartleson
Alberto Minoletti Álvaro Plaza Antero Topp Beth Hedlund
Aldo Ibani Amanda Bichel Antoine Touret Betty Bengtson
Alec Earnshaw Ana Cobar Antonella Bacigalupo Bianca Arancibia
Alec Hopping Ana Cortes Antonieta Eguren Bianca Perren
Alejandra Chávez Ana María Venegas Antonio González Bill Dwyer
Alejandra Ponce Ana Piñeiro Antonio Maureira Bill Thomas
Alejandra Soto-Prado Ana Rodriguez Antu Quintulén Bob Hunter
Alejandra Vermehren Ana Rojas Aracelly San Martín Bob Lockett
Alejandra Vives Ana Urbina Archi Verde Bob Packard
Alejandro Díaz Andrea Bahamonde Ariel Cabrera Bojana Kuzmicic
Alejandro Idro Andrea Bravo Ariel Mendoza Boris Farías
Alejandro Kusch Andrea Cisterna Ariel Olmos Brandon Craver
Alejandro Mardonez Andrea García Ariel Paz Brayan Zambrano
Alejandro Sagone Andrea Gómez Ariel Pulgar-Hughes Brenda Frank
Alejandro Silva Andrea Llanos Ariel Silva Brendan Cook
Alejandro Simeone Andrea Minoletti Arnold Skei Bruce Mckinlay
Alejandro Vallejos Andrea Olea Arturo Ubilla Bruce Young
Alexander Gaguine Andrea Toledo Art Wright Bruno Tapia
Alexander Thomas Andrea Ugarte Ashley Goncalves Cameron Rutt
Alexandra Class Andrea Valenzuela Ashwin Viswanathan Camila Aguilera
Alexandre Vinot Andrei Langeloh Augusto López Camila Agurto
Alex Bernzweig Andrés Andrades Aura Chami Camila Bravo
Alex Cruz Jr Andrés Buzeta Barbara Carlson Camila Campos
Alexis Hernández Andrés Caracciolo Barbara Condell Camila Castillo
Alex Maureira Andrés Díaz Bárbara Correa Camila Chaparro
Alex Spencer Andrés Figueroa Bárbara Sanhueza Camila De Gregorio
Alex Toledo Andrés Jofré Basil Newburn Camila Fuentes
Alfredo Escala Andrés Moreira Bastián Araya Camila López
Alfredo Zúñiga Andrés Puiggros Bastián Cea Camila Muñoz
Alice Boyle Andrés Rojas Bastián Elgueta Camila Retamal
Alicia Alarcón Andrés Ruiz Bastián Riveros Camila Valderrama
Alicia Foxley André Vielma Bastián Roco Camilo Contreras
Agradecimientos 662
Daniel Zuñiga Diana Lillo Eduardo Lara Eugene López
Danilo Alarcón Diana Weyland Eduardo Navarrete Evelyn Martínez
Danilo González Dickson Jorquera Eduardo Navarro Evelyn Ortiz
Danilo Guzmán Dick Wilkins Eduardo Quintanilla Fabian Igor
Dan Murphy Diego Álvarez Eduardo Salazar Fabiola Cepeda
Dan Myall Diego Azócar Eduardo Soto Fabrice Schmitt
Danny Fuentes Diego Calderón Eduardo Valenzuela Fabrizzio Valdés
Dan Parliament Diego Caro Eduardo Yáñez Farnaz Fatemi
Darío De La Fuente Diego Davis Edvin Riveros Federico Brissón
Darwin Riquelme Diego Demangel Edwin French Felipe Álvarez
Darwin Seves Diego Gastón Edwin Price Felipe Andrade
Daryush Dehghan Diego Gómez Egon Wolf Felipe Arriagada
Dave Russum Diego Guzmán Eleanor Osgood Felipe Arruda
David Anderson Diego Jara Elena Angulo Felipe Arteaga
David Bell Diego Loncon Elena Bochetti Felipe Blaauboer
David Cabello Diego Miranda Eleuterio Ramírez Felipe Cáceres
David Gascoigne Diego Muñoz Elisa Corcuera Felipe Casterán
David Gimenez Diego Parra Elisa Muñoz Felipe Contreras
David Hartwell Diego Peñaloza Elizabeth Albornoz Felipe De Groote
David Kimbrough Diego Ramírez-Álvarez Elizabeth Ames Felipe Del Campo
David Larsen Diego Reyes Elliott Casper Felipe González
David López Diego Sepúlveda Emilie Ospina Felipe Guiñez
David Mcmullin Diego Valdivia Emilio Aguilar Felipe Hurtado
David Montolio Diego Valverde Emilio Berstein Felipe Jerez
David Núñez Diego Villagrán Emily Runnells Felipe Karelovic
David Parsley Dinka Ivulic Enric Fontcuberta Felipe Mella
David Peppar Dioni Galdames Enrique Cruz Felipe Méndez
David Portilla Domingo Álvarez Enrique Gómez Felipe Molina
David Reed Dominic García-Hall Enrique Santander Felipe Riquelme
David Shaw Don Cowan Enzo Capurro Felipe Sepúlveda
David Shoch Donna Pairo Enzo Cifuentes Felipe Undurraga
David Vásquez Dorothy Bedford Enzo Mardones Felipe Villalobos
David Vergara-Tabares Dorothy Wadlow Enzo SeBastián Fernanda Mosqueira
David Weber Doug Hendricks Eric Lopresti Fernanda Neder
Dayla Sims Duan Biggs Erich Preiss Fernanda San Martin
Deborah Urrutia Duarte Ojeda Erik Ehmsen Fernanda Soto
Debora Schiappacasse Dusan Catricheo Erik Enbody Fernando Claro
Denís Barriga Dwaine Laxdal Eriko Tomita Fernando Díaz
Denis Lepage Edgard Soto Erik Sandvig Fernando González
Denisse Donoso Ed Horton Ernesto Troncoso Fernando Goyeneche
Denisse Rodríguez Edison Ríos Erwin Ovando Fernando León
Dennis Cheeseman Edmundo Oliger Espinoza Valeria Fernando Medrano
Dennis Ronsse Eduardo Castro Esteban Ávila Fernando Novoa
Derek Rogers Eduardo Costoya Esteban Daniels Fernando Toledo
Deysy Maturana Eduardo Del Castillo Esteban Martínez Fernando Varas
Diana Cubillos Eduardo Jaime Esteban Villanueva Ferran Valdez
Agradecimientos 664
Jan Van Dijk Joanne Fairhurst Jorge Valenzuela Juan Pablo Valdivieso
Jared Gadsby Joaquín Aguirre Jorge Valenzuela-Edwards Juan Pérez-García
Jason Hedlund Joaquin Neumann Jorge Valenzuela-Oyarzún Juan Rider
Jason Leifester Joaquín Vial Jorge Vigil Juan Rojas
Jasson Tondreau Jocelyn Siede Jorge Villarroel Juan Serratosa
Javiera De La Barra Joe Kaplan Jorge Zúñiga Juan Tassara
Javier Briceño Joel Valenzuela José Álvarez Juan Torres-Mura
Javier De Leonardis Joe Meredith José Argagnon Juan Vargas
Javier Embry Joe Minor José Avendaño Juan Weitz
Javier Godoy Johan Heyer José Cañas Juan Zarricueta
Javier Herrera John Alexander José Caro Judith Ellyson
Javier Jerez John Bishop José Castro Jules Wyman
Javier Ormeño John Collins José Cortés Julian Moggia
Javier Pérez John Fitzpatrick José Cortez Julian Tocce
Javier Sepúlveda John Fuenzalida José De Los Cobos Julie Hambrook
Jay Bolden John Kvarnback José De Oliveira Julien Milli
Jay Strader John Ogden José Díaz Julio Figueroa
Jay Wright John O’Brien José Díaz-Tavie Julio Llanos
Jean-Marc Emery John Pumilio José Fernández Julio Recordón
Jeannelle Jaque John Reynolds José Idro Julio Tapia
Jean Paul De La Harpe John Sevenair José López Julio Urbina
Jean Vandevelde John Weier José Pérez Justin Ede
Jecar Rodriguez Jonas Valdivieso Joséph Morlan Karen Gallardo
Jeff Hendricks Jonathan Bent José Salas Karen Kluge
Jennalee Holzschuh Jonathan Hiley José Silva Karen Reyes
Jennifer Castillo Jonathan Lara José Valdebenito Karen Rojas
Jérémie Goulevitch Jono Henshaw Joshua Stone Karen Sáez
Jeremi Salter Jon Schubbe Joshua Vandermeulen Karent Duguet
Jessica Donoso Jordi Solans Joy Keown Karen Troncoso
Jessica González Jorge Abarca Juan Aguirre Karen Valderrama
Jessica Paredes Jorge Alava Juan Blanco Karim Navia
Jessica Rosas Jorge Cárdenas Juan Celis Karina Gómez
Jessica Varlet Jorge Carranza Juan Cruz Karina Ravanal
Jill Dening Jorge Córdova Juan De Dios Balcells Karina Rojas
Jill Gaetzi Jorge Chamia Juan Gómez Karin Lenzner
Jill Schmidt Jorge Domínguez Juan Hormazábal Karla Paez
Jim Crumpler Jorge Faúndez Juan Ignacio Puentes Karl Twelker
Jimena Bustos Jorge Fuentes Juan José Donoso Kate Shanovich
Jimena Eyzaguirre Jorge Marín Juan José Soto Katharine Lowrie
Jim Howard Jorge Molina Juan Machuca Katherine Edison
Jim Mead Jorge Morales Juan Marambio Katherine Fuentes
Jimmy González Jorge Navarro Juan Mauricio Contreras Katherine Medina
Jim Prager Jorge Oyarce Juan Pablo Gabella Katherine Roa
Jim Scarff Jorge Pérez Juan Pablo Navarro Kathi Ellsworth
Joakim Setterlund Jorge Pérez-Schultheiss Juan Pablo Price Kathy Paulsen
Joakin Felipe Jorge Silva Juan Pablo Thompson Kay-Uwe Hartleb
Agradecimientos 666
María Teresa Honorato Merryl Edelstein Natalia Giraldo Nuria Torés
María Teresa Ramírez Mick Jerram Natalia Gutiérrez Olaf Soltau
María Torres Michael Barton Natalia Jordan Olaya Covarrubias
María Violeta Barrera Michael Bolte Natalia León Olivia Matamala
María Zarate Michael Glick Natalia López Olivier Langrand
Mateo Barrenengoa Michael Harvey Natalia Montes Omar Barroso
Mateo Couve Michael Novak Natalia Olmos Omar Bravo
Matías Ballarini Michael O’Brien Nathan Chang Omar Ponce
Matías Barceló Michael Park Nathaniel Behl Orlando Duque
Matías Bravo Michael Schrimpf Nathaniel Young Orlando Torres
Matías Carrasco Michael Shepard Nathan Senner Óscar Acevedo
Matías Cortés Michael Lanzone Naun Amable Óscar Chacón
Matías Garrido Michael Zellner Neil Shelley Óscar Gómez
Matías Luco Michele Leslie Nelson Bustamante Óscar Mercado
Matías Pavez Miguel Allende Nelson Contardo Óscar Robayo
Matías Pérez Miguel Chilwe Nelvi Rodríguez Óscar Salgado
Matías Pinto Miguel Montt Nibaldo Morales Pablo Ángel
Matías Portflitt Miguel Mora Niccolo Cantarutti Pablo Azua
Matías Rocha Miguel Orsola Nicolás Alé Pablo Cáceres
Matías Tobar Miguel Oyarzo Nicolás Amaro Pablo Cárcamo
Matías Valdés Miguel Selman Nicolás Anguita Pablo Corvalán
Matthew Pierce Mike Bruce Nicolás Arcos Pablo De Kartzow
Matthew Timpf Mike Farnworth Nicolás Bravo Pablo De La Riva
Maureen Schmeisser Mike Runge Nicolás Diez Pablo Garrido
Mauricio Almonacid Mike Sos Nicolás Escobar Pablo González-Gutiérrez
Mauricio Caroca Mike Wanger Nicolás Fernández-Ferrada Pablo Gutiérrez
Mauricio Fuentes Milenka Sánchez Nicolás Hernández Pablo Jost
Mauricio González Minerva Valdespino Nicolás Melo Pablo Martínez
Mauricio Herrera Miquel Moya Nicolás Mercado Pablo Moreno
Mauricio Marchan Miriam Linares Nicolás Miranda Pablo Moya
Mauricio Moya Miroslava Petrova Nicolás Muggli Pablo Ordoñez
Mauricio Neira Mirsa Acevedo Nicolás Muñoz Pablo Orrego
Mauricio Pérez Misty Vetter Nicolás Swid Pablo Román
Mauricio Urra Mónica Mora Nicolás Velasco Pablo Villegas
Mauricio Valiente Montserrat Lara Nicole Leyton Paloma Arellano
Max Carlin Montserrat Vanerio Nicole Paschel Paloma Salazar
Maximiliano Daigre Myriam Ramírez Nicole Sallaberry Pam Campbell
Maximiliano Elgueta Nabil Jara Nicole Sommer Pamela Álvarez
Maximiliano Vásquez Nadia Díaz Nicolette Cagle Pamela Fernández
Meghin Spencer Nancy Dennehy Nicholas Fordyce Pamela Saravia
Melanie Duclos Nancy Hidalgo Nicholas Pigeon Pamela Sperry
Melanie Mancuso Nancy Trautmann Nina Latorre Pamela Valladares
Melissa Cancino Nancy Trimmer Nino Mayorga Paola Escudero
Melissa Carmody Natacha Crisóstomo Noah Strycker Paola Soublette
Melissa Gallardy Natalia Allenspach Noam Markus Pascale Cuevas
Meredith Root-Bernstein Natalia Gallardo Nora Vidal Patricia Cantillanez
Agradecimientos 668
Sarah Garthe Sofía Araya Todd Ericson Víctor Raimilla
Sarah Mazerall Sofía Astorga Tom Ambrose Víctor Vidal
Sarah Stewart Sofía Fierro Tomás Cayul Viviana Delano
Scandar Hananias Sofía Pizarro Tomás Child Viviana Maturana
Scott Fitzmorris Sofía Santibáñez Tomás De Ferari Vukasin Marinovic
Scott Hall Solange Zamorano Tomás Iglesias Wade Nolan
Sean Rootham Sonia Quevedo Tomás Mckay Waldemar Valdebenito
Sebastián Barahona Sonja Ross Tomás Saratscheff Warren Stevens
Sebastián Bustos Stacy Johnson Tomás Valle Wayne Hochstetler
Sebastián Cabanne Stephan Lorenz Tom Feild Whitney Mortimer
Sebastián Carrasco Stephen Hodgin Tom Laeser Wilson Rojas
Sebastián Diaz Stephen Knox Tom Mclinden William Dacus
Sebastián Domínguez Stephen Wolf Tommy Pedersen William Hildebrandt
Sebastián Fernández Steve Bershader Tony Dawe William Kopp
Sebastián García Steve Heathcote Tony Frank William Schlesinger
Sebastián Henríquez Steve Kelling Tony Palliser William Stein Iii
Sebastián Moreno Susana Bey Tor Egil William Vidal
Sebastián Navarro Susana Gálvez Tracy Mccreery Willian Pérez
Sebastián Pardo Susana Macaya Travis Mazerall Will Knowlton
Sebastián Saiter Susana Páez Trinidad Solís Will Moss
Sergio Bitrán Susan Brown Vadim Heuacker Will Russell
Sergio Castro Susan Russum Valentina Cortés Winn Ketchum
Sergio Contreras Susan Whiting Valentina Espinoza Ximena Arangua
Sergio Espinoza Suzanne Adam Valentina Pulgar Ximena Carramiñana
Sergio Gómez Suzanne Detwiler Valentina Valdés Ximena Contreras
Sergio Jauregui Sylvia Hernández Valeria Martins Ximena González
Sergio Karelovic Tabare Barreto Vanesa Fernández Yall Asenie
Sergio Moraga Tahia Rannou Verónica Alfaro Yamil Ortega
Sergio Rothmann Tana Hunter Verónica Araya Yarela Gallardo
Sergio Urrejola Tania Altamirano Verónica Figueroa Yoh Fierro
Seth Beaudreault Tatiana Proboste Verónica Muñoz Yousif Attia
Shannon Fair Tatiana Vskovic Verónica Núñez Zé Edu Camargo
Sharon Hull Ted Nichols Ii Verónica Soto Zenón Mardones
Sharon Montecino Telly Gacitúa Vicente Pantoja
Shawn Loewen Teresa Montes Vicente Pulgar-Rachel
Shayna England Teresa Pinto Vicente Sagredo
☝
Sherri Blanchette Terry Rosenmeier Vicente Valdés
Sherry Collins Thomas Collins Vicente Varela
Shirley Pulgar-Hughes Thomas Griggs Víctor Bravo
Shyloh Van Delft Thomas Haecker Víctor Carrasco
Silvia Astorga Thomas Jackman Víctor Elgueta
Silvina Ippi Tim Durnell Víctor Escobar
Silvio Galáz Timothy Swartz Victoria Donoso
Simón Gatica Tim Perkins Víctor Illanes
Simon Priestnall Tim Shelmerdine Víctor Mancilla
Skyler Streich Tina Greenawalt Víctor Pastén
Agradecimientos 670
Con una Turca llevando material para su nido
como símbolo, a fines de agosto de 2011 la ROC
convocó a los observadores de aves del país, para
iniciar la recolección de datos para este Atlas, el
que se terminó de imprimir 7 años después, en
septiembre de 2018, en los talleres de Ograma. Se
imprimieron mil quinientos ejemplares sobre papel
bond de 90 gramos. Las tapas se imprimieron
sobre papel Courious matter, elaborado de papa,
y las sobrecubiertas en papel mineral Stonepaper.
Los textos fueron compuestos con la tipografía
Chercán, diseñada por Francisco Gálvez Pizarro.