Herejia 161013214308

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David Lozano Garbala

Guía de lectura

Carmen Andreu Gisbert – IES M. Catalán


EL AUTOR
David Lozano Garbala (Zaragoza,
1974) es escritor, guionista y profesor.
Es licenciado en Derecho y tiene
estudios de Filología Hispánica.
Durante un tiempo ejerció como
abogado, pero lo abandonó por la
docencia. En la actualidad se dedica a
la escritura.
Ha participado como actor en diversos
cortometrajes y ha dirigido y
presentado algunos programas de
televisión (Depredadores, En pocas
palabras…)

Es el creador de la exitosa trilogía La


Puerta Oscura y ganador del XXVIII
Premio de Literatura Juvenil Gran
Angular por su novela Donde surgen
las sombras.
SUS OBRAS
SUS OBRAS

La trilogía La puerta oscura


SUS OBRAS
SUS OBRAS
SUS OBRAS
HEREJÍA

Herejía es una novela publicada por


David Lozano en 2013. Se trata de una
novela histórica, ambientada en la
Zaragoza de 1493, que narra las aventuras
de Luis de Ortuña, un joven noble recién
llegado de Italia.
Luis se infiltra entre los miembros de la
Inquisición para salvar a su padre, don
Pedro de Ortuña, barón de Alfajarín, que
ha sido acusado injustamente de herejía.
PERO… ¿QUÉ ES UNA HEREJÍA?
Seguro que muchos de vosotros habéis empezado a leer el libro (o incluso lo
habéis acabado) sin preguntaros qué significa la palabra Herejía que le da
título. Como siempre, lo mejor es recurrir a la RAE. Aquí está la entrada:

herejía

1. f. En relación con una doctrina religiosa, error sostenido con pertinacia.


2. f. Sentencia errónea contra los principios ciertos de una ciencia o arte.
3. f. Disparate, acción desacertada.
4. f. Palabra gravemente injuriosa contra alguien. Me calumniarás, diciendo de mí
mil herejías.
5. f. Daño o tormento grandes infligidos injustamente a una persona o animal

¿Cuál de las cinco acepciones crees que corresponde al título del libro?
HEREJÍA, HEREJE, HERÉTICO…
A lo largo del libro encontramos muchas veces estas palabras. ¿Hemos
entendido lo que significan? Veamos lo que dice la RAE sobre la palabra
hereje:

hereje

1. m. y f. Persona que niega alguno de los dogmas establecidos en una religión.


2. m. y f. Persona que disiente o se aparta de la doctrina o normas de una
institución, una organización, una academia, etc.
3. adj. Indisciplinado, díscolo.
4. adj. coloq. Ven. Dicho de una cosa: Grande, abundante o intensa.
Tengo el hambre hereje. Tenía el miedo hereje.

¿Cuál de estas acepciones corresponde al uso que se hace de la palabra en la


novela que has leído? Pista: la 4, seguro que no.
Los personajes

LOS PERSONAJES
LUIS DE ORTUÑA

Luis de Ortuña es el hijo de Pedro de


Ortuña, barón de Alfajarín. Tiene 16 años y
acaba de llegar de Italia donde ha
permanecido con su tío Gonzalo.

En Italia ha recibido una formación


humanística (ha leído a Petrarca y él mismo
es poeta) y regresa a su patria justo cuando
van a detener a su padre.

A lo largo de la novela tendrá que


demostrar su inteligencia y su valentía para
salvar a su padre. También descubrirá el
amor.
EL LINAJE DE LOS ORTUÑA

“En su dedo anular relucía un grueso


anillo de oro con el sello de su linaje: una
espada central, a cada uno de cuyos lados
se distinguía el relieve de una rama de
laurel“ (p. 13)

«La última iniciativa del noble fue


depositar su propio anillo –tras un breve
titubeo: a fin de cuentas, aquella joya no se
había separado de su dedo anular durante
décadas, desde que su madre se lo
entregara como primogénito– sobre la
palma de la mano de su hijo.
--Será tu salvoconducto. Pero no lo
muestres en público –aconsejó--. Si el
proceso contra mí prospera, el emblema de
nuestra familia te traerá problemas. No lo
olvides.” (p.25
LOS PERSONAJES
PEDRO DE ORTUÑA Y LANAJA,
BARÓN DE ALFAJARÍN

Pedro de Ortuña es el padre de Luis. Al


comienzo de la novela es acusado
injustamente de herejía por fray Agustín de
Saviñán, primer inquisidor de Aragón.

Se trata de una estratagema de fray


Agustín para apoderarse de las tierras y los
bienes de la familia Ortuña.
LOS PERSONAJES
MARTÍN, CRIADO DE D. PEDRO

Martín es el criado de don Pedro que


acompaña a su hijo Luis en su fuga. Va a
ser una pieza fundamental en el desarrollo
de la trama.
LOS PERSONAJES
FRAY AGUSTÍN DE SAVIÑÁN

Fray Agustín de Saviñán es el primer


inquisidor de Aragón.

Pertenece a la orden religiosa de los


dominicos, quienes se encargaban de
los procesos inquisitoriales.

Es un personaje ambicioso y cruel, que


no duda en usar todo su poder y su
influencia para conseguir sus deseos.
LOS PERSONAJES
FRAY BARTOLOMÉ DE RIBAS

Fray Bartolomé de Ribas es el segundo


inquisidor de Aragón.

Como fray Agustín, pertenece a la


orden de los dominicos .

Ginés de Alcoy trabaja para él, junto a


Juan de Artos y Jaime Alcalá.
LOS PERSONAJES
JUAN DE ARTOS JAIME DE ALCALÁ

Son "familiares“ de la Inquisición: servidores sin sueldo del Santo Oficio, una
especie de colaboradores de alto rango. Ginés de Alcoy aspira a ser "familiar”
por la inmunidad que le proporciona para su misión.
LOS PERSONAJES
CATALINA DE BOLEA,
PRIORA DE SANTA CLARA

Priora del convento de Santa Clara en


Zuera. Es una mujer muy valiente y
poderosa, pese a que su aspecto externo
no es demasiado impresionante.

Su papel en el desarrollo de la obra es


fundamental: aporta no solo su
protección, sino sus ideas e incluso su
habilidad con la espada.
LOS PERSONAJES
NICOLÁS DE SAVIÑÁN

Hermano de fray Agustín y padre de


Ana, la enamorada de Luis.

Es el administrador de la corte en
Zaragoza. En su palacio se celebra una
fiesta en la que Luis y Ana se conocen.
LOS PERSONAJES
ANA DE SAVIÑÁN

Es la hija de Nicolás de Saviñán y, por


tanto, sobrina del Inquisidor.

Luis se enamora perdidamente de Ana


y la corteja a la manera del "amor
cortés”.
LOS PERSONAJES
ANTÓN JIMÉNEZ DE AÍSA,
CONDE DE URREA

Es uno de los amigos de Pedro de


Ortuña que van a colaborar con su hijo
Luis en el rescate.
LOS PERSONAJES
GIL DE SANTAMARÍA

Es un judío converso, comerciante de


telas, que va a colaborar con Luis de
Ortuña para salvar a su padre.

Ha sufrido en alguna ocasión las


torturas de la Inquisición y no está
dispuesto a volver a sufrirlas.

Colaborará estrechamente con Luis y su


criado Martín en la creación de su
nueva identidad.
La estructura de la
novela

LA ESTRUCTURA DE LA NOVELA
La novela tiene una estructura compleja, ya que se alternan acciones que ocurren
en momentos diferentes. A grandes rasgos la novela se organiza así:

Prólogo o escena
inicial El relato no sigue un
orden cronológico lineal.
Primera parte Capítulos I al XII
Sobre todo en los
primeros capítulos se
Segunda parte Capítulos XIII al XX alternan escenas que no
son consecutivas.
Capítulos XXI al
Tercera parte Además, el autor utiliza
XXXIII
la técnica del
entrelazamiento: divide
Epílogo los capítulos en
pequeños bloques que
desarrollan acciones
paralelas.
El punto de vista

EL NARRADOR o PUNTO DE VISTA

El narrador es un elemento estructural de una narración, que consiste, en


esencia, en la “mirada” que contempla los hechos narrados y la “voz” que los
cuenta.
Piensa qué tipo de narrador aparece en esta novela:

a) ¿El narrador es el protagonista o uno de los personajes?


b) ¿El narrador finge haber encontrado la historia en un documento?
c) ¿El narrador conoce todos los aspectos y detalles del relato?
d) ¿El narrador se implica en la historia y refleja cómo ve los hechos y los
personajes?
e) ¿El narrador conoce cómo piensan y sienten los personajes?
f) ¿El narrador mantiene la objetividad y se comporta como una cámara?
g) ¿El narrador utiliza la 3º persona?
EL NARRADOR o PUNTO DE VISTA

El narrador es un elemento estructural de una narración, que consiste, en


esencia, en la “mirada” que contempla los hechos narrados y la “voz” que los
cuenta.
Piensa qué tipo de narrador aparece en esta novela:

a) ¿El narrador es el protagonista o uno de los personajes?


b) ¿El narrador finge haber encontrado la historia en un documento?
c) ¿El narrador conoce todos los aspectos y detalles del relato?
d) ¿El narrador se implica en la historia y refleja cómo ve los hechos y los
personajes?
e) ¿El narrador conoce cómo piensan y sienten los personajes?
f) ¿El narrador mantiene la objetividad y se comporta como una cámara?
g) ¿El narrador utiliza la 3º persona?

NARRADOR OMNISCIENTE
EL NARRADOR o PUNTO DE VISTA

“Habían transcurrido diez jornadas, tiempo que se había clavado como una
astilla en el corazón de Luis de Ortuña. En las entrañas del joven latía la
sorpresa de que cada minuto lo alejaba de su padre, al modo de un recuerdo
que iba desdibujándose en la memoria. Los últimos rumores, que situaban al
barón fuera del palacio de la Aljafería, confirmaban los peores presagios.
Lo único que se podía afirmar con seguridad era que el proceso contra el
barón continuaba. Y aquel dato resultaba insuficiente para tranquilizar a
Luis. Mantener la calma en tales circunstancias suponía un verdadero
suplicio para él, y por eso mismo agradecía lo ocupada que había tenido la
mente a lo largo de esas jornadas de espera.”

(Cap. XI, p. 97)


El tiempo en la novela

EL TIEMPO EN LA NOVELA
CRONOLOGÍA HISTÓRICA

La novela está perfectamente delimitada en el tiempo: sucede en Zaragoza en


1493. Aunque no es rigurosamente histórica, sí hay datos reales:

En esa época Fernando II era el rey de la Corona de


Aragón. El rey puso especial empeño en introducir la
"Inquisición nueva“ tanto en la Corona de Aragón
como en Castilla. Fernando II forcejeó con el papa
Sixto hasta que en 1483 se nombró a Torquemada
inquisidor general.

La Inquisición fue establecida por el rey como


herramienta de control ideológico y persecución de la
herejía y las disidencias.
EL TIEMPO EN LA NOVELA
CRONOLOGÍA HISTÓRICA

El tribunal de Zaragoza se fundó en 1482, y tenía


competencias sobre todo el territorio aragonés y
Lérida, aunque Teruel estaba excluida.

Su sede se situó en la Aljafería desde el comienzo de


su actividad.

La oposición fue intensa desde el primer momento, no


solo por la abundancia de conversos y el apego de los
frailes dominicos a la antigua Inquisición, sino porque
los aragoneses lo consideraron un entrometimiento
castellano.
EL TIEMPO EN LA NOVELA
CRONOLOGÍA HISTÓRICA

En 1484 Torquemada delegó sus poderes para


Aragón en el dominico Gaspar Juglar y el
canónigo Pedro de Arbués. El asesinato de este
último en 1485 provocado por una conjura de
importantes conversos zaragozanos, solo
consiguió afianzar más la institución.

Sucesivos autos de fe dieron buena cuenta de los


responsables: “Nueve ejecutados, en persona,
aparte de dos suicidios, trece quemados en estatua
y cuatro castigados por complicidad“, dice Zurita.
EL TIEMPO EN LA NOVELA
CRONOLOGÍA HISTÓRICA

El rey se mostró siempre vigilante contra los


abusos legales de los inquisidores y generoso en
otorgar exenciones a recomendados o pobres,
sobre todo con las temidas confiscaciones de
bienes que las condenas conllevaban.

Los procesos de los veinte primeros años vieron


desfilar a miembros de prominentes familias
aragonesas. Hasta 1502 hubo un total de 65 autos
de fe en Zaragoza, pero los relajados fueron solo
169 en total, cifra despreciable comparada con la
misma época en tribunales de Toledo o Sevilla.
LA SANTA INQUISICIÓN
La Inquisición buscaba acabar con la herejía y las
disidencias: falsos conversos, protestantes,
miembros de comunidades heréticas, brujas y
endemoniados.

Cualquier persona podía acusar a otra de herejía;


el delator se mantenía en el anonimato y no era
castigado si se demostraba que su acusación era
falsa.

Los inquisidores eran jueces y parte, ya que


asumían la función de acusadores. Se mantenía
la figura del fiscal, pero era simbólica. El fiscal
era un inquisidor como los demás, pero no
participaba en la votación de la sentencia.
LA SANTA INQUISICIÓN

Tras la denuncia, el caso era examinado por los "calificadores” quienes debían
determinar si había herejía. A continuación se detenía al sospechoso.

La detención del sospechoso implicaba


la confiscación inmediata de todos sus
bienes.

Las personas detenidas eran llevadas


en secreto a las cárceles de la
Inquisición. No se daba a conocer el
paradero del detenido que no sabía de
qué había sido acusado ni quiénes
eran los testigos de cargo.

Si protestaban se les ponía el "pie de


amigo“: una horquilla de hierro que
mantenía erguida a la fuerza la cabeza
del acudado.
LA SANTA INQUISICIÓN

La Inquisición se basaba en la “presunción de culpabilidad“: el acusado no


debía demostrar su culpabilidad, sino su inocencia. La única tarea de la
Inquisición era obtener del prisionero su reconocimiento de culpabilidad y una
sumisión penitente.

La instrucción del caso se llevaba en


secreto. Se componía de una serie de
audiencias donde declaraban tanto los
denunciantes como el acusado, sin
llegar a verse nunca.

Tras tres interrogatorios, se le


nombraba un abogado defensor, cuya
misión era incitarle a confesar.
LA SANTA INQUISICIÓN

El acusado podía defenderse de tres formas:


• Proceso a tachas: dar una lista con los nombres de personas que quisieran
perjudicarle.
• Proceso de abonos: presentar testigos que dieran fe de su moralidad.
• Proceso de indirectas: presentar declaraciones o hechos que
indirectamente probaran la falsedad de la acusación.

Para interrogar a los acusados la Inquisición hacía uso de la tortura.

La tortura, desconocida en el Aragón


medieval, sólo comenzó a emplearse por
mandato de Clemente V en los procesos de
templarios; por ello, cuando se estableció
la Inquisición, no se hacía ya cuestión
alguna de su legalidad y moralidad: era
uso común. La Inquisición aragonesa
practicó la tortura con mayor
comedimiento que las otras: consta por
muchos documentos inéditos.
LA SANTA INQUISICIÓN

Los procedimientos de tortura más empleados fueron tres:

La garrucha

Consistía en colgar al reo del techo con una polea por


medio de una cuerda atada a las muñecas y con pesos
atados a los tobillos, ir izándolo lentamente y soltar de
repente, con lo cual brazos y piernas sufrían violentos
tirones y en ocasiones se dislocaban
LA SANTA INQUISICIÓN

Los procedimientos de tortura más empleados fueron tres:

La toca o tortura del agua

Consistía en atar al prisionero a una


escalera inclinada con la cabeza más
baja que los pies e introducir una toca o
un paño en la boca a la víctima, y
obligarla a ingerir agua vertida desde
un jarro para que tuviera la impresión
de que se ahogaba —en una misma
sesión se podían administrar hasta ocho
cántaros de agua—.
LA SANTA INQUISICIÓN

Los procedimientos de tortura más empleados fueron tres:

El potro

En el potro el prisionero tenía las


muñecas y los tobillos atados con
cuerdas que se iban retorciendo
progresivamente por medio de una
palanca.
LA SANTA INQUISICIÓN

La instrucción no concluía hasta que el acusado confesaba o lo solicitaba. Una vez


concluida la instrucción se reunían los inquisidores y el representante del obispo
con los consultores. El veredicto se decidía por votación, que debía ser unánime.

Absuelto

Suspendido El acusado quedaba libre, pero bajo sospecha.


Los
veredictos Penitenciado El acusado cumplía un castigo "menor“: el
podían ser sambenito, el destierro, multas o galeras.
los
siguientes: Reconciliado El acusado recibía azotes, cárcel o galeras,
destierro y confiscación de bienes.

Relajados El acusado era ajusticiado: se le aplicaba el


garrote vil antes de la hoguera si se
arrepentía o era quemado vivo. A veces se
quemaban “en efigie“.
LA SANTA INQUISICIÓN

El sambenito (o saco bendito)

Los condenados por la Inquisición debían llevar un sambenito durante


la ejecución de la sentencia.

Consistía en una especie de saco bendecido por un sacerdote (de ahí el


nombre de “saco bendito“). Variaban según la sentencia

• Relajados: sambenito negro con llamas y


coroza roja
• Reconciliados: sambenito amarillo con dos
cruces rojas y llamas orientadas hacia
abajo.
• Los sentenciados a recibir latigazos
llevaban una cuerda a la cintura con
nudos que indicaban los latigazos que
debían recibir.
LA SANTA INQUISICIÓN

El sambenito (o saco bendito)

Los inquisidores de Zaragoza informaron a la Suprema en 1530 que


nunca había sido uso llevarlo excepto en el caso de reconciliación.

También rechazaron colgarlos, a la muerte del reo, del techo o paredes


de las iglesias de la ciudad o pueblos, como pronto se hizo con los de
los asesinos de Arbués, colgados de La Seo hasta tiempos bien
recientes.
LA SANTA INQUISICIÓN

El auto de fe

Si la sentencia era condenatoria, el condenado debía participar en una


ceremonia denominada auto de fe, que solemnizaba su retorno al seno
de la Iglesia (en la mayor parte de los casos), o su castigo como hereje
impenitente.

Los autos solían realizarse en un espacio público de grandes


dimensiones, generalmente en días festivos. Los rituales empezaban ya
la noche anterior (la llamada “procesión de la Cruz Verde“) y duraban
a veces el día entero.

Durante el auto de fe se producía la ceremonia de la "relajación“, es


decir, la entrega a los tribunales reales de los condenados a muerte por
la Inquisición española. La Inquisición era un tribunal eclesiástico y no
podía condenar a la pena capital, de ahí que "relajara“ a los reos al
brazo secular que era quien pronunciaba la sentencia de muerte y la
ejecutaba. Normalmente la ejecución no se producía en el auto de fe,
sino inmediatamente después y en otro lugar.
El espacio en la novela

EL ESPACIO EN LA NOVELA

La novela transcurre casi íntegramente en la Zaragoza de finales del siglo XV. En


ella hay numerosas alusiones a calles, plazas y lugares de la Zaragoza de la época.

El plano que ves más arriba es una vista de Zaragoza dibujada por Anton van den
Vyngaerde en 1563.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Luis de Ortuña escapa hacia el monasterio de Santa Clara por la Puerta del
Puente… ¿sabías que Zaragoza llegó a tener doce puertas? Actualmente, solo
permanece en pie la Puerta del Carmen, el resto se recuerdan por los nombres
de las calles y por algunos murales.

La ciudad de Zaragoza estaba completamente rodeada por la muralla de


construcción romana. En esta muralla se abrieron cuatro accesos en los cuatro
ejes: norte, sur, este y oeste: Puerta Cinegia, Puerta del Ángel, Puerta de
Valencia y Puerta de Toledo fueron los cuatro únicos puntos de paso que se
levantaron en los inicios de Zaragoza.

Pasaron los años y esta muralla se quedó pequeña; se creó una segunda muralla
tapiada, más grande, que rodeaba la anterior, y en la cual se tuvieron que
incluir ocho nuevos accesos.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta del Ángel Ocupaba el espacio de la puerta norte romana fue


(de Alcántara o del destruida durante Los Sitios y derruida
Puente) definitivamente en 1867. Se llamaba así porque la
coronaba una escultura del ángel custodio obra de Gil
Morlanes.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta de Valencia

Porta Romana o puerta Bab al-Quibla en época


musulmana. Situada al oeste de la muralla hoy queda
un mural en su recuerdo en el barrio de La
Magdalena.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Su origen es de la época romana.


Puerta de Toledo En época musulmana se le
llamaba puerta Belkala o puerta
Bad al-Yanud. Era de un arco de
sillería, apoyado en dos en
torreones almenados de los que
arrancaba la muralla y sus
puertas eran de hierro. En 1440
sus torreones se convirtieron en
cárcel real y en 1556 en cárcel de
Manifestados. En 1842 su estado
era de ruina y se derrumbó. Hoy
un mural en la calle
Manifestación nos la recuerda y
una lona frente a la muralla
romana en Av. César Augusto.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta Cinegia Estaba en la actual plaza de España; era la puerta sur


de la muralla romana. Allí se sitúa actualmente un
centro comercial con su nombre

Puerta del Sol Ubicada entre Echegaray y el Coso, frente al puente


del Pilar. Conocida también como La Portaza.
Constaba de un solo arco de piedra sillería con una
figura solar que hoy guarda el Museo de
Zaragoza. Fue derribada en 1868. Hoy en día un mural
nos la recuerda en la calle Asalto así como una glorieta
con su nombre.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta del Duque Esta puerta se encontraba en la plaza de San Miguel y


fue abierta con la inauguración de la línea de
ferrocarril Madrid-Zaragoza en 1856 para
conmemorar la visita del general Espartero a la
ciudad. Se derribó en 1919.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta Quemada Construida en el siglo XVII sin mérito artístico


reseñable, esta puerta de acceso estaba al final de la
calle Heroísmo. Fue reedificada en 1785, con un piso
superior en el que se abrían dos balcones, uno hacia el
interior y otro hacia el exterior. El nombre viene
porque junto a ella se situaban
carboneras que desprendían humo, que los días de
viento alcanzaba la puerta, ennegreciéndola y
haciéndola parecer “chamuscada”. Otra versión era
que estaba ennegrecida por los humos de las hogueras
en las que se quemaba a los herejes en los autos de fe.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta de Sancho No tenía mérito artístico. Era puerta de salida a las


huertas de la Almozara. Un mural en la calle Santa
Lucía nos la recuerda así como un monumento y una
avenida situados en el barrio de la Almozara .
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta de San Cuando Alfonso I en 1118 entró en la ciudad era sólo


Ildefonso un postigo llamado de aguadores. Más tarde se
conoció como de la Tripería porque aquí se vendían
los despojos del matadero cercano. La construcción
del colector del Mercado Central en 1903 obligó a su
derribo.

Puerta del Portillo Conocida desde 1137, servía como puerta de


comunicación con La Aljafería y carecía de
ornamentos. Desde aquí Agustina de Aragón disparó
el cañón contra el ejército francés en Los Sitios. La
artillería recibida en estos ataques obligó a su
demolición; aunque se reconstruyó posteriormente
junto a la iglesia del Portillo, desapareció en 1896.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LAS DOCE PUERTAS DE ZARAGOZA

Puerta de Santa Tuvo 3 ubicaciones distintas. La más antigua estaba


Engracia situada entre el Monasterio de San Jerónimo y el
convento de Carmelitas Descalzas y fue desmontada
después por la guerra de la Independencia. La
segunda, con aspecto de arco triunfal, fue inaugurada
en 1830 por Fernando VII en recuerdo de la resistencia
a los ataques franceses; aunque no se llegó a concluir
por la ampliación urbanística de la zona y las obras se
paralizaron en 1835. La última era de hierro fundido y
tenía cinco accesos separados por pilares, tres
centrales para peatones y dos laterales para coches y
caballerías. Estaba situada en la actual plaza de
Aragón y fue destruida en 1902.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
EL PALACIO DE LA ALJAFERÍA

«Se trataba de una fortaleza de arquitectura árabe situada en las proximidades


de Zaragoza, donde tenía su sede y cárcel la Inquisición.”
EL ESPACIO EN LA NOVELA
EL PALACIO DE LA ALJAFERÍA

El Palacio de la Aljafería es uno de los


monumentos más emblemáticos de
Aragón. Reconocido internacionalmente
por sus valores artísticos, este conjunto
también destaca por haber sido uno de los
escenarios clave en la historia y en la vida
política de esta Comunidad Autónoma.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
EL PALACIO DE LA ALJAFERÍA

La Torre del Trovador es la edificación más


antigua que se conserva del conjunto. Su
función inicial era torre-vigía y bastión
defensiva. En 1486 se convirtió en calabozo de
la Inquisición.

Los Reyes Católicos levantaron su palacio entre


1488 y 1495 sobre el ala norte del conjunto
islámico, destruyendo parte del palacio
medieval. En la nueva construcción se funden
distintos estilos artísticos que van desde el
gótico final hasta el renacentista, pasando por
el mudéjar, en lo que se ha denominado "estilo
Reyes Católicos”.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
EL MONASTERIO DE SANTA CLARA

El monasterio de Santa Clara de Zuera es una invención del autor, quien bien
podría haberse inspirado en el de Huesca, erigido en torno a 1265 por doña
Constanza de Suabia, mujer de Pedro III, que seria reformado en 1563 y todavía
habitado hoy. Las clarisas abrieron casa en Abiego, Barbastro, Borja, en
Calatayud (en torno a 1239), Monz6n (Santa Clara, l618), Teruel (franciscanas de
Santa Clara, 1367), Valdealgorfa y Zaragoza (Santa Catalina, fundado en 1235).
EL ESPACIO EN LA NOVELA
LA IGLESIA DE SAN FELIPE

En el capítulo XV, Catalina de Bolea, Gil de Santamaría y


Luis de Ortuña se citan en la iglesia de San Felipe.

La actual iglesia de San Felipe se construyó sobre una


anterior de estilo románico dedicada a los santos Felipe y
Santiago.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
PLAZA DEL CARBÓN

"-- Martín, ¿has tenido ocasión de visitar el comercio de tu señor?


--Lo he visitado, sí –contestó el muchacho con timidez--. No está lejos, junto a la
plaza del Carbón.”
Capítulo XVI.

En antiguos planos de Zaragoza únicamente se reseñan seis plazas dentro del


perímetro correspondiente a la vieja muralla de piedra, son las del Pilar, del
Asseo -de la Seo-, de Santa Marta, del Carbón -de Sas-, de San Cayetano -del
Justicia- y de San Philipe -de San Felipe-. Las plazas de Santa Marta y de San
Cayetano conservan, en cierta medida, las trazas de su pasado. La vieja plaza
del Carbón quedó reducida a la mitad, al abrirse a través de ella a mediados del
siglo XIX, la calle de Alfonso I. El resto, ha sido remodelado en fechas recientes,
adquiriendo su actual fisonomía.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
PLAZA DEL MERCADO

"Supongo que asistiréis al auto de fe que tendrá lugar esta tarde en la plaza del
mercado –terminó el inquisidor--. A su término se os darán más detalles.
Retiraos ahora. Debo acudir a una audiencia.”
Capítulo XVIII.

Los autos se celebraban casi siempre en La Seo (dentro, o a la puerta, o en la


plaza) o en Nuestra Señora del Portillo; pero consta de algunos en «el patio de
la casa del Arzobispo» o en el hospital. Eran, en definitiva, como todos, una
exteriorización ceremoniosa de la creencia colectiva, una reafirmación pública
de la fe y una declaración oficial de culpabilidad. Los condenados a hoguera
(vivos los recalcitrantes, siempre pocos; previamente sofocados a garrote los
arrepentidos de última hora) eran «quemados fuera de la puerta quemada». El
quemadero o brasero, lo mismo que la picota, estaba en la plaza del mercado.
EL ESPACIO EN LA NOVELA
CALLE DE SAN JUAN EL VIEJO

”Luis caminaba con aire ausente hacia su casa. Avanzaba por San Juan el Viejo,
una calle serpenteante de edificios bajos y suelo de tierra. La atmósfera de la
ciudad a esa hora ofrecía multitud de olores y sonidos. Los vendedores
ambulantes gritaban maravillas sobre mercancías: frutas, carnes, telas,
orfebrería.”
Capítulo XXII.

En la calle de San Juan el Viejo se localizaba la iglesia de San Juan y San Pedro
hoy desaparecida. Estaba entre la calle de Don Jaime y de San Vicente de Paúl.
La torre mudéjar de San Juan y San Pedro era una de las cinco que dibujaban la
silueta tradicional de la ciudad. De ellas solo nos quedan cuatro: la de San
Pablo, San Gil, La Magdalena y San Miguel.

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