Prótesis de Cadera

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Prótesis de cadera

El aumento de la esperanza de vida hace posible plantear con éxito el reemplazo de las
articulaciones de cadera dañadas por prótesis artificiales

Desde una leve molestia hasta un intenso dolor, que además es incapacitante. Así se presenta la
artrosis de cadera, principal causa de los implantes de cadera en España. Esta afección suele darse
especialmente entre personas de mediana y tercera edad, con lo que las intervenciones para
implantar prótesis de cadera han aumentado en la última década a un ritmo espectacular y son ya
16.000 los españoles que anualmente se someten a esta intervención. A la cirugía tradicional se
une ahora la mínimamente invasiva. Aunque todavía poco utilizada en comparación con sistemas
tradicionales, aporta mayor comodidad el paciente y reduce los costes de hospitalización al
precisar un postoperatorio más cortó.

Casi el 90% a quienes se realiza un reemplazo de cadera son personas que han superado los 55
años. En más del 80% de los casos, la enfermedad que provoca la necesidad de recurrir a una
prótesis es la artrosis de cadera (dolencia que produce el desgaste del cartílago articular y provoca
dolor y rigidez), aunque la articulación también puede resultar dañada por otras enfermedades
reumáticas, como la artritis reumatoide. En principio se intenta aliviar los síntomas de la
enfermedad con tratamientos conservadores, que tratan de disminuir el dolor y mejorar la
movilidad de la articulación lesionada; sólo cuando no se consigue aliviarlo, se recurre a la
colocación de una prótesis cadera, uno de los mayores adelantos de la cirugía ortopédica del siglo
XX. Esta articulación artificial debe su diseño y utilización generalizada a sir John Charnley, un
cirujano ortopédico británico que desarrolló, junto a un equipo de ingenieros, la técnica y prótesis
de los materiales utilizados en la prótesis de cadera.

La articulación es una estructura del organismo donde se unen los huesos. En el caso de la cadera
son el fémur, cuyo extremo superior es una esfera, con una cavidad situada en la pelvis que se
denomina cotilo. Los extremos de los huesos que forman la articulación están recubiertos por el
cartílago articular, que amortigua las fuerzas que actúan sobre el hueso y permite el movimiento
de la articulación. Además, la articulación está rodeada por una cápsula recubierta por la
membrana sinovial, que produce un lubricante (el líquido sinovial) que ayuda a disminuir su
desgaste. Cuando se padece artrosis la membrana sinovial produce unas sustancias químicas que
destruyen el cartílago articular y provocan dolor y rigidez, por lo que el paciente evita el
movimiento de la articulación.
La artrosis y la artritis reumatoide son las principales indicaciones para optar al reemplazo de la
cadera por una prótesis artificial

Si la destrucción articular es grave el afectado sólo podrá volver a desempeñar parcialmente sus
actividades diarias si recurre al reemplazo de su cadera por una articulación artificial. En función
de la edad y la dolencia específica de cada persona se utilizan un tipo u otro de prótesis. El más
generalizado es la prótesis que se fija al hueso con cemento acrílico, utilizada en pacientes
mayores de 70 años. En este caso el hueso tiene peor calidad y no la prótesis no puede adherirse
correctamente. Para pacientes más jóvenes se utilizan las prótesis de titanio, que permiten que el
hueso crezca y se adhiera fuertemente a la prótesis, por lo que la fijación es más duradera y
segura. En caso de desgaste, se pueden cambiar sólo los elementos desgastados y no la prótesis
completa. Aunque no es muy frecuente, también se realizan prótesis mixtas o híbridas, en que una
parte se fija al hueso sin cemento y la otra con cemento.

Eliminación del dolor


No existe ninguna duda acerca del principal beneficio de la prótesis de cadera. Para el paciente
significa algo tan valioso como la desaparición del dolor. Sin embargo, éste no se evapora de un
día para otro y tras la operación se pueden presentar molestias durante semanas o incluso meses.
La causa está tanto en la propia cirugía como en que los músculos que rodean la articulación están
debilitados por el largo tiempo que han permanecido inactivos. La intervención convencional, que
suele hacerse bajo anestesia raquídea (duerme el cuerpo de cintura para abajo) dura entre 90 y
120 minutos y permite que el paciente pueda moverse en pocos días ayudado por bastones.

Tras recibir el alta, el paciente debe realizar ejercicios al menos tres veces por semana durante un
período no menor a tres meses, lo que mejora la movilidad de la articulación y permite hacer vida
prácticamente normal, aunque no se recomienda realizar deportes de contacto. Pese a que todos
los pacientes notan mejoría tras la implantación de la prótesis, no en todos los casos la
recuperación es igual, ya que depende de lo lesionada que estuviera su articulación antes de la
intervención.

Actualmente existe también la cirugía mínimamente invasiva, que se empezó a utilizar en el


Hospital de la Universidad George Washington. Este procedimiento, que dura unos 120 minutos,
es más cómodo para el paciente ya que sólo requiere dos incisiones pequeñas de no más de 5
centímetros. Los beneficios se perciben, sobre todo, tras la operación, según señala el equipo de
Traumatología del Hospital Universitario de Canarias, donde se realizan estas intervenciones
desde el pasado mes de enero. Mientras la cirugías tradicionales de cadera requieren una estancia
hospitalaria de tres a cuatro días, la mayoría de los pacientes con cirugía de mínima invasión
pueden volver a casa en cinco o seis días.

Riesgos asociados
Toda intervención conlleva riesgos asociados y reemplazar la cadera por una articulación artificial
no iba a ser menos. En este caso, la mayor complicación potencial es la infección que puede
producirse en la zona de la herida; no reviste mayor gravedad y suele tratarse con antibióticos.
Existe, sin embargo, un caso que presenta problemas de mayor envergadura: que la infección se
desarrolle alrededor de la prótesis, momento en que es precisa la retirada de la articulación
artificial.

Además de los riesgos, en el mundo de las prótesis hay otro factor que debe ser tenido en cuenta,
la vida útil de las articulaciones artificiales, que es limitada. En el 90% de los casos, la duración de
las prótesis totales de cadera supera los quince años, según asegura Juan Ramón Valentí, director
del departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universitaria de la
Universidad de Navarra. Superado este tiempo, debido al aflojamiento de la prótesis, es necesario
cambiarla. De ahí que se recomiende efectuar controles periódicos al mes, al año a los 5 años y a
los 10 años de haber implantado la prótesis.

La técnica quirúrgica

Reemplazar una cadera por una articulación artificial es una técnica de cirugía mayor que suele
realizarse administrando al paciente anestesia raquídea. El procedimiento quirúrgico consiste en
una incisión de unos 15 centímetros en la parte lateral de la cadera hasta llegar a la articulación
dañada, que se extrae y se reemplaza por una prótesis realizada con materiales artificiales. En el
lugar del extremo superior del fémur (que es como una esfera) se coloca una esfera metálica unida
a un vástago que se inserta dentro del hueso. A continuación, se implanta una cúpula de plástico
en la cavidad esférica de la pelvis dañada.

En la Cirugía de Mínima Invasión desarrollada recientemente, se realizan dos incisiones de tan sólo
5 centímetros. Con una guía radiográfica, los cirujanos insertan herramientas pequeñas para quitar
la junta y reemplazarla con un implante plástico y metálico. Además, en lugar de atravesar
ligamentos, músculos y tendones, como sucede en la cirugía tradicional, trabajan alrededor de los
mismos.

Los materiales que se utilizan en este tipo de implantes están diseñados para permitir una
movilidad similar a la previa de la articulación. Para ello se usan diversos metales, como el acero
inoxidable, aleaciones de cobalto, cromo y titanio; y plástico, habitualmente polietileno, que es
muy duradero y resistente al desgaste que supone la fricción. En las prótesis tradicionales suele
utilizarse cemento para fijar el componente artificial al hueso, aunque también existen prótesis no
cementadas, que se encajan directamente en el hueso y se utilizan habitualmente en los pacientes
más jóvenes

Prótesis de cadera

Aquí podemos ver los 3 componentes que forman la prótesis de cadera. El componente acetabular
con su vertiente metálica que estará en contacto con el hueso, y la vertiente de polietileno que
contacta con la cabeza del fémur. La cabeza femoral. Componente femoral o vástago que se
introducirá en el interior de la cavidad labrada del fémur. Esta prótesis es modular, es decir los
componentes vienen por separado y se ensamblan en el momento de la implantación.
Esta prótesis en una prótesis parcial, es decir cuando se implanta esta prótesis se pretende
sustituir solamente la cabeza del fémur, dejando intacta la cavidad acetabular. En este tipo de
prótesis el vástago y la cabeza forman una sola pieza. Vemos que la cabeza es muy voluminosa,
para adaptarse a la cavidad acetabular que forma la pelvis.

La cabeza del fémur suele ser de metal (al a izquierda), o de cerámica (derecha). Estas cabezas de
fémur poseen un orificio por donde se ensamblan al vástago o componente femoral.
En esta imagen podemos ver con claridad un vástago, o componente femoral que se implanta
usando cemento. La superficie del implante es lisa.

Este es un componente acetabular extraído de un paciente. Es un componente especial utilizado


en los recambios (es decir implantado tras haber extraído una prótesis primaria). Para su anclaje
combina el uso de cemento y tornillos.
Las prótesis son sustitutos artificiales de partes de nuestro cuerpo. Así la prótesis de cadera es el
sustituto artificial de la articulación de la cadera. La articulación de la cadera se compone de 2
partes fundamentales: la primera es una cavidad esférica que está unida a la pelvis que recibe el
nombre de acetabulo, cavidad acetabular o cotilo; la segunda es la cabeza del fémur, que también
es esférica y encaja perfectamente en el hueco que ofrece la pelvis.

La sustitución de la cadera por una prótesis suele realizarse cuando la cadera propia sufre un daño
tal que no permite realizar una vida normal por dolor incontrolable a pesar de la medicación.

Las prótesis de cadera han evolucionado a lo largo del tiempo sobretodo en cuanto a la forma y a
los materiales utilizados, hoy en día existen numerosos tipos de prótesis que se adaptan a cada
paciente y a cada situación personal.

La cirugía consiste en extirpar las partes lesionadas y la aplicación de los componentes que forman
la prótesis. Todas las prótesis, están sometidas al desgaste por lo tanto al cabo del tiempo dejaran
de funcionar con normalidad y se requerirá una nueva cirugía para recambiar las partes gastadas.

Componentes de la prótesis

El componente femoral: es un vástago que se introduce en el interior del canal medular


previamente labrado; para ello será necesario extirpar la cabeza del fémur.

Cabeza o componente cefálico: Esto es una esfera que se acopla al vástago. En ciertas prótesis el
vástago y la cabeza son una misma pieza.

Componente acetabular: Este es el que sustituye la parte de la articulación de la cadera unida a la


pelvis. Es una esfera hueca que se adapta perfectamente a la cabeza o componente cefálico.
Materiales utilizados

El componente femoral o vástago generalmente será de un material metálico como el acero o el


titanio, debe ser un material especialmente resistente ya que es el encargado de transmitir todo el
peso del cuerpo al fémur.

La cabeza o componente cefálico debe ser de un material que permita crear una superficie muy
lisa y resistente al desgaste. Cuanto más lisa sea a superficie de la cabeza, menor será la fricción
que ofrece al movimiento por lo tanto menor será el desgaste a lo largo del tiempo. Los materiales
que se suelen utilizar son la cerámica, el acero y el polietileno de alta densidad (que es una especie
de plástico muy duro).

El componente acetabular: Este suele tener dos vertientes, la parte que se une al hueso que
generalmente es metálica para ofrecer una buena resistencia a la transmisión de las cargas: acero,
titanio, tantalio, etc… La parte que está en contacto con la cabeza que deberá ser lisa y ofrecer una
mínima fricción y resistencia al desgaste: que podrá ser de cerámica o de polietileno.

No existen diferencias importantes en cuanto al resultado clínico de los diferentes materiales


usados en las prótesis, la elección de estos deberá realizarla siempre el cirujano basándose en las
características particulares de cada paciente así como en su experiencia personal y preferencias.

¿Cuándo es el mejor momento para la implantación de una


prótesis de cadera?

En términos generales se puede decir que cuanto más tarde mejor, siempre y cuando el dolor no
sea muy incapacitante y/o se controle con analgésicos convencionales. El cirujano es el encargado
de detectar la coxartrosis o artrosis de cadera y de informar al paciente de que su enfermedad
puede solucionarse mediante la implantación de una prótesis y en ese momento propone esa
posibilidad. El paciente será el que acepte o decline esa posibilidad dependiendo del dolor y de la
incapacidad que este le produzca. Por lo tanto la decisión debe ser tomada siempre mediante un
consenso entre paciente y cirujano. Las prótesis de cadera suelen tener una duración de 10 a 20
años, tras los cuales generalmente es necesario recambiarlas, la cirugía de recambio de una
prótesis de cadera es muy agresiva y con resultado mucho peores que las prótesis primarias (de
primera vez), por lo tanto lo deseable es que los pacientes que sufren artrosis de cadera sean
intervenido solamente una vez. Pero la decisión de ser intervenido debe ser tomada con sentido
común por parte del paciente, de nada sirve estar sentado e incapacitado con 60 años esperando
el momento adecuado para ser intervenido y así poder caminar a los 80.
Debemos considerar a parte los casos de fracturas de cadera en las que el cirujano decida que la
mejor opción para el paciente es la de implantación de una prótesis de cadera, esta se deberá
hacer en los días siguientes a la fractura.

Cuanto suele durar una prótesis de cadera:

Las prótesis están fabricadas con componentes inertes, es decir que no están vivos y por lo tanto
no son capaces de regenerarse como las diferentes partes de nuestro cuerpo. El uso constante las
somete a un desgaste como puede ocurrir con cualquier otro objeto que nos rodea. Por lo tanto y
dependiendo de diferentes factores como por ejemplo el uso que se les de o la presión a la que
están sometidas estas podrán durar de 10 a 20 años. Tras este periodo de tiempo los
componentes, en especial la cabeza y el componente acetabular (que son las dos superficies que
están en constante movimiento) se gastan, volviéndose cada vez menos eficientes y transmitiendo
cada vez una mayor tensión al hueso que las rodea. Además del resultado de la fricción se liberan
partículas que el hueso cercano absorbe favoreciendo la destrucción de este hueso.

Sumando estos dos hechos tenemos un hueso cada vez de peor calidad que soporta tensiones
cada vez mayores, esto a la larga producirá un aflojamiento de los componentes que pierden su
anclaje firme al hueso. El movimiento excesivo de los componentes en el interior del hueso
produce dolor, cuando este es incapacitante y no se controla con analgésicos habituales será
preciso, siempre y cuando la salud del paciente los permita, recambiar la prótesis de cadera.
En este caso la prótesis se ancla directamente al hueso, podemos ver como la superficie es más
rugosa permitiendo el hueso que crezca en el interior de estas rugosidades permitiendo que se
adhiera e integre correctamente. En esta fotografía, que es la de una prótesis que se ha extraído
podemos ver como el hueso se ha adherido a la superficie de la prótesis en diferentes puntos.

A diferencia de la anterior esta prótesis se ancla directamente al hueso, podemos ver como la
superficie es más rugosa permitiendo el hueso que crezca en el interior de estas rugosidades
permitiendo que se adhiera e integre correctamente. En esta fotografía, que es la de una prótesis
que se ha extraído podemos ver como el hueso se ha adherido a la superficie de la prótesis en
diferentes puntos.
Dos componentes acetabulares de polietileno. El del lado izquierdo es un polietileno extraído de
un paciente que ha sido usado durante un periodo prolongado de tiempo, apreciamos la usura u
desgaste de la superficie, que se vuelve rugosa. En el derecho un cotilo nuevo antes de ser
implantado, vemos que la superficie es lisa y lustrosa para favorecer el deslizamiento de los
componentes.

Vemos como el componente acetabular y la cabeza del fémur encaja a la perfección, esto
permitirá un movimiento estable

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