Micheline Cariño Del Saqueo A La Conservación PDF
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Corrección de estilo
y formación de interiores: Sandino Gámez Vázquez
Diseño de la portada: Álvaro Figueroa
Fotografía de la portada: Miguel Ángel de la Cueva
ISBN: 978-968-817-854-6
Impreso y hecho en México
Índice
Agradecimientos 13
Prólogo 15
Exequiel Ezcurra
Primera parte
Los contextos
Segunda parte.
El saqueo de los recursos
estratégicos, 1940-2003
Tercera parte.
Procesos y actores de la conservación, 1940-2003
Agradecimientos
D
eseamos iniciar agradeciendo al conacyt, ya que sin su apoyo la
realización de este libro no hubiera sido posible. En la Convocatoria
del fondo sep-conacyt 2003 recibimos el financiamiento que nos
permitió realizar la investigación que tuvo como resultado final este libro,
pero que además permitió la titulación de los estudiantes de licenciatura y de
maestría que en él participaron.
Debido a las pretensiones que en la aplicación práctica estamos seguros ten-
drá este libro, hemos considerado de suma importancia de que sea editado y
distribuido por el Instituto Nacional de Ecología. Expresamos nuestro más
profundo agradecimiento a su Presidente, el Dr. Adrián Alfredo Fernández Bre-
mauntz, y al Mtro. Raúl Lalli Marco del Pont, Director de Publicaciones, por
todas sus atenciones y por la gran confianza que han depositado en nosotros.
El trabajo de corrección de estilo y edición fue un cuidadoso y arduo tra-
bajo de Sandino Gámez Vázquez. La lectura de 39 estilos diferentes de los
coautores del libro, así como el cuidado de hasta el más mínimo detalle, aten-
to a la congruencia y precisión de la información, y la homogeneización de
la bibliografía, requirieron muchas horas de su dedicación y entrega, por lo
cual le estamos profundamente agradecidos.
Las fotografías son obra del estupendo fotógrafo Miguel Ángel de la Cue-
va quien, desde hace años, ha trabajado codo a codo con la mayoría de los
[13]
14 Del saqueo a la conservación
Prólogo
C
omo científico soy un producto de la formación reduccionista que
dominó las ciencias ambientales durante las décadas de los sesentas
y setentas. La ciencia buena, en mi formación, era ciencia “dura”, la
ciencia disciplinaria. La de los artículos en revistas especializadas, la de
la revisión por pares, la de la especialización disciplinaria. Sin embargo, el paso
de los años me fue convenciendo de la necesidad de entender el mundo desde
una perspectiva más amplia. Como las grandes crisis del cambio ambiental
global nos lo están demostrando dolorosamente, los problemas ambientales
no se pueden resolver desde la reducida óptica de una estrecha disciplina de
las ciencias naturales y exactas. En un momento histórico en el que, según las
estadísticas oficiales de la Naciones Unidas, los refugiados ambientales en el
planeta llegan a 23 millones de personas y superan en número a los refugiados
políticos y de guerras, la química o la biología se ven rebasadas por la inmensa
complejidad humana y social del problema ambiental. En este contexto, es
necesario entender la dimensión humana del uso y el deterioro del ambiente,
y la construcción histórica de los procesos sociales que nos han llevado a usar
los recursos del plantea de la forma que los usamos en la actualidad.
Desde hace ya casi una década, he visto cómo algunos investigadores sud-
californianos han ido desentrañando la naturaleza de los problemas ambientales
en la península de Baja California a través de la construcción gradual de una
[15]
16 Del saqueo a la conservación
Exequiel Ezcurra
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 17
Introducción general
La conservación: un estilo
de desarrollo y un proceso histórico
Micheline Cariño
D
esde 1995 he estudiado la historia ambiental de Baja California Sur
analizando, a través de diferentes investigaciones, las relaciones en-
tre la sociedad y la naturaleza. El primer resultado importante fue
el libro Historia de las relaciones hombre/naturaleza en Baja California Sur
1500-1940, en el que propuse un modelo de análisis que permite identificar
las estrategias que caracterizan dicha relación. No es un modelo que tenga un
orden cronológico estricto, ni que revise en forma sistemática la historia re-
gional. Su objetivo es caracterizar las estrategias con las que las diferentes
sociedades sudcalifornianas han establecido dichas relaciones. En el periodo
abordado por el libro mencionado esas estrategias son: la simbiosis, el apro-
vechamiento racional de los recursos naturales y el saqueo.
El impacto causado por ese libro en la sociedad sudcaliforniana fue,
además de satisfactorio, revelador: la divulgación de la historia ambiental
contribuye a la formación de la conciencia respecto a la importancia que el
medio ambiente tiene en nuestras vidas y, consecuentemente, ayuda a cons-
truir una cultura de la naturaleza tendiente a la sustentabilidad. Por otra parte,
con el apoyo del grupo de estudiantes y profesores con quienes que hemos
constituido el Seminario de Estudios sobre la Conservación y el Desarro-
Martha Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre/naturaleza en Baja Ca-
lifornia Sur 1500-1940, uabcs-sep, México, 1995 (segunda edición, 2000).
[17]
18 Del saqueo a la conservación
Micheline Cariño, C. Rendón, J. S. Aceves y B. Rodríguez, “Historiografía sudcaliforniana del
siglo xx”, Revista cobach, No. 29, Colegio de Bachilleres del Estado de B.C.S., primavera de
2004, La Paz, pp. 3-16.
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 19
capítulo fue escrito por autores con reconocido prestigio en cada uno de sus
campos de trabajo.
El libro cuenta con tres partes y 19 capítulos. Tal estructura obedece a
un orden de exposición que tiene por objeto contextualizar los esfuerzos de
conservación —en tanto que modelo de desarrollo tendiente a superar los
abusos que ha cometido el modelo neoliberal sobre la naturaleza y la socie-
dad— llevados a cabo desde el ámbito internacional hasta el local, así como
contrastar dichos procesos con el saqueo de los recursos naturales estratégi-
cos sudcalifornianos.
La primera parte del libro está dedicada a la presentación de un vasto
contexto histórico y conceptual. Los dos primeros capítulos dan cuenta de
la construcción de la política ambiental a nivel internacional (capítulo 1) y
nacional (capítulo 2). Muestran el proceso de cómo la preocupación por la
gestión del medio ambiente creció rápidamente, reflejándose en la creación
de una gran cantidad de instituciones, normas y acuerdos. De tal forma, el
discurso ambiental conquistó en pocas décadas una posición preponderante
que refleja la conciencia de la gravedad de la crisis ecológica global. En
contraste, la aplicación de las medidas que serían necesarias para detener el
deterioro ambiental —y, mejor aún, revertirlo— han sido en el mejor de los
casos tímidas y con alcances limitados. En la escala estatal, y en esta primera
parte también, continuamos con la presentación del escenario geográfico y
socioeconómico (capítulo 3) y el análisis de la historia regional desde la pers-
pectiva de las utopías (capítulo 4). Consideramos que el contenido del capí-
tulo 3 es necesario para contextualizar los procesos de conservación, ya que
se requiere conocer la realidad estatal para poder actuar en ella; esto pue-
de resultar obvio, pero desafortunadamente se carece de textos de amplia
divulgación que cubran dicho conocimiento. La revisión histórica desde la
perspectiva de las utopías —hecha en el capítulo 4— muestra cómo la penín-
Antonina Ivanova y Carmina Valiente, Evolución de los discursos y las políticas de conserva-
ción en el mundo. Capítulo 1.
José Urciaga García, Miguel Ángel Hernández Vicent y David Carruthers, La política am-
biental mexicana. Una panorámica. Capítulo 2.
Micheline Cariño, Yolanda Maya, Sara Díaz, Aurora Breceda, José Juan Pérez Navarro, Ri-
cardo Rodríguez, Óscar Arizpe y Salvador Lluch, El escenario: presentación geográfica y so-
cioeconómica del espacio sudcaliforniano. Capítulo 3.
Micheline Cariño, Revisión histórica de utopías en Baja California. Capítulo 4.
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 21
sula de Baja California se ha caracterizado por ser una tierra en la que desde
el siglo xvi se ha creído que podrían concretarse los anhelos imposibles de
realizar en cualquier otra región. Este fenómeno está vigente. Hoy día es la
utopía ambientalista la que ronda en las mesas de discusión y de trabajo, la
que recauda cantidad de dinero y la que enfrenta a la sociedad en conflictos
en torno al uso de recursos o al desarrollo de infraestructura.
Uno de los objetivos de este libro es contribuir a que esa utopía deje de
serlo y que el cúmulo de energía y trabajo que la promueven se torne en un
proyecto histórico alternativo: lo que Immanuel Wallerstein llama utopísti-
ca. Continuando con el afán práctico de este libro, la primera parte cierra
con una reflexión teórica (capítulo 5), dedicada a explicar lo que son los mo-
vimientos sociales y, entre estos, lo que es el ambientalismo o, mejor expre-
sado, el movimiento verde. La finalidad de este capítulo es dotar de elementos
de reflexión para la acción a los actores del movimiento ambientalista sud-
californiano; lo que completa la intención utopística abordada en el capítulo
precedente.
La segunda parte entra en materia. Concretamente está dedicada a abor-
dar en cuatro capítulos la historia del saqueo de los recursos estratégicos
sudcalifornianos. El capítulo 6 aborda el uso del agua y el suelo en la agri-
cultura. Los capítulos 7 y 8 analizan el uso de los recursos marinos tanto
en la pesca10 como en la acuacultura,11 respectivamente. Por último, en esta
parte el capítulo 912 aborda la historia del turismo tradicional que ha usado y
abusado del paisaje, principal materia prima de esa actividad económica. Se-
leccionamos estos recursos naturales, entre los muchos con los que cuenta el
estado, porque es en ellos que se finca el futuro desarrollo de Baja California
Sur. Del uso que demos a ese aún importante potencial natural dependerá la
sustentabilidad del desarrollo regional.
Immanuel Wallerstein, Utopística o las opciones históricas del siglo xxi, Siglo xxi, unam,
Centro de Investigación Interdisciplinaria en Ciencias y Humanidades, México, 1998.
José Osvaldo Torres y Micheline Cariño, Los movimientos sociales y el ambientalismo. Capí-
tulo 5.
José Urciaga, La agricultura en Baja California Sur: Una perspectiva de largo plazo (1900-
2005). Capítulo 6.
10
Germán Ponce-Díaz, Uso de los recursos marinos. Capítulo 7.
11
Mario Monteforte, Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur: ¿saqueo o alterna-
tiva sustentable? Capítulo 8.
12
Alba E. Gámez, El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia. Capítulo 9.
22 Del saqueo a la conservación
13 Micheline Cariño, Juan Salvador Aceves y Jesús Zariñán Procesos de conservación a través
de la creación y manejo de Áreas Naturales Protegidas. Capítulo 10.
14 Micheline Cariño y Jesús Zariñán, Procesos de conservación a través de la protección y el
manejo de especies prioritarias. Capítulo 11.
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 23
15 Liliana Gutiérrez Mariscal, Daniela Pedroza Páez, María José Solares Millán, Vicente Arria-
ga Martínez y Antonio Díaz de León Corral, El proceso de ordenamiento ecológico marino en
el Golfo de California: ¿Del conflicto al consenso? Capítulo 12.
16 E. Troyo Diéguez, A. Nieto Garibay, J. L. García Hernández, B. Murillo Amador y M. Cariño
Olvera Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur: estado actual y alternativas para
el desarrollo agropecuario sostenible. Capítulo 13.
17 Andrea Sáenz Arroyo, La paradoja del chimpancé pensante: evolución, historia y valores de
conservación en el medio marino. Capítulo 14.
18 José Urciaga, Micheline Cariño y Jesús Zariñan, El turismo alternativo o de naturaleza: un
excelente complemento para fortalecer el sector turístico en Baja California Sur. Capítulo 15.
19 Ninfa Leticia Cordero Sauceda, Dennís Nohemí de la Toba, Gustavo Mercado Mancera y Mi-
cheline Cariño, Procesos de conservación a través de la educación ambiental. Capítulo 16.
20 Berenice Hernández, Rafael Cervantes, Carlos Villavicencio y Alfredo Ortega, Importancia
de la investigación científica en los procesos de conservación. Capítulo 17.
21 Micheline Cariño, Leticia Cordero y Jesús Zariñán, Procesos de conservación impulsados por
la gestión de las ong que trabajan en Baja California Sur. Capítulo 18.
22 Aarón Esliman y Miguel Ángel Vargas, Procesos de conservación a través de la creación de
áreas de conservación en terrenos de propiedad privada, social o comunal. Capítulo 19.
24 Del saqueo a la conservación
3. Educadores ambientales
2. Ambientalistas que tra-
4. Empresarios ambientalistas
bajan individualmente
5. Artistas ambientalistas
6. Científicos ambientalistas
7. Dirigentes de instituciones académicas regionales
8. Funcionarios de instituciones gubernamentales
3. Algunas instituciones y
federales
sus miembros ambienta-
9. Manejadores de Áreas Naturales Protegidas (anp)
listas
10. Funcionarios gubernamentales estatales y muni-
cipales
11. Miembros del Consejo Consultivo de Desarrollo
Sustentable
12. Comunidades pesqueras y acuícolas que habitan
dentro y fuera de las anp del medio costero y marino
13. Comunidades rancheras que habitan dentro y fue-
4. Comunidades ra de las anp del medio terrestre
sustentables 14. Comunidades agrícolas que habitan dentro y fuera
de las anp del medio terrestre
15. Comunidades que han establecido umas en me-
dios marinos, costeros o terrestres
largo plazo, y que por sus características resultan indispensables para que
alguno de los dos tipos anteriores de procesos se lleve a cabo.
Para valorar las consecuencias de los procesos de conservación y desa-
rrollo sustentable consideraremos diferentes criterios entre los que desta-
can: el cumplimiento de los objetivos planteados, el manejo de los recursos
naturales y del ambiente, el nivel de socialización y de apropiación tanto de
los objetivos como de las recomendaciones de manejo, la participación de los
habitantes en la vigilancia y observancia de éstas, la reconversión productiva
de los habitantes, la mejora de la calidad de vida de la sociedad, y la divulga-
ción de los beneficios obtenidos en los procesos de conservación y desarrollo
sustentable.
En los capítulos de la tercera parte del libro es común encontrar referen-
cia a esta clasificación; sin embargo, ninguno de estos tipos de procesos co-
rresponde a algún capítulo en particular. Esto es válido con excepción de los
capítulos 16 y 17, ya que tanto la educación ambiental, como la investigación
científica son, precisamente y en todos los casos, procesos trascendentes. El
manejo de algunas especies silvestres y de algunas áreas naturales protegi-
das ha sido tan exitoso que podemos considerarlos como procesos contun-
dentes. Es por ejemplo el caso del aprovechamiento de la ballena gris para
fines de ecoturismo en Laguna San Ignacio. No obstante, los mismos instru-
mentos de política ambiental sólo han dado lugar a procesos preparatorios,
evitando el deterioro y dando oportunidad a que una vez que se superen di-
versos obstáculos, el manejo del anp y el aprovechamiento de diversas espe-
cies de vida silvestre permitan el desarrollo de un proceso contundente.
Tenemos pues la oportunidad de poner ante sus ojos un libro inusual,
tanto por su metodología, como por la diversidad de plumas y voces que en
él se expresan. Pero estamos seguros de que la información en él contenida
es de indiscutible utilidad. Asimismo, esperamos que a través de su lectura
compartan con nosotros el sentimiento de urgencia de transitar del actual
modelo de saqueo y de la utopía ambientalista hacia la conservación como
un modelo desarrollo regional.
Baja California Sur tiene el privilegio de todavía poder elegir su modelo
de desarrollo y construir su futuro deseado. Por sus características, tanto
socioeconómicas como naturales, los asuntos relacionados con la gestión del
medio ambiente son procesos complejos y diversos que tienen una inciden-
Introducción
general. La conservación: un estilo de desarrollo y un proceso histórico 27
Primera parte
Los contextos
30 Del saqueo a la conservación
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 31
Capítulo 1
Evolución de los discursos
y las políticas de conservación
en el mundo
Antonina Ivanova y Carmina Valiente
D
urante los últimos años, el número de Acuerdos Ambientales Mul-
tilaterales (aam) se ha incrementado de manera progresiva. Al mis-
mo tiempo, la comunidad internacional está luchando para abatir
los crecientes problemas ambientales a nivel mundial, tales como la propa-
gación de contaminantes tóxicos, disminución de la biodiversidad y el calen-
tamiento global. Actualmente existen más de quinientos aam dedicados a
coordinar las acciones de los países en asuntos de protección ambiental. El
crecimiento exponencial de este tipo de acuerdos como un aspecto principal
dentro de las relaciones internacionales se puede atribuir a varios factores:
• Al incremento de la investigación científica y el reconocimiento público
de los problemas ambientales que amenazan nuestro planeta;
• Al reconocimiento por parte de los estados de la necesidad de cooperar
para la solución de problemas ambientales globales o transfronterizos.
• A los profundos impactos económicos y sociales de los problemas am-
bientales a nivel internacional.
Más información se puede consultar en Aguilar Barajas (2002), “Reflexiones sobre el desarro-
llo sustentable”, Comercio Exterior, vol. 52 (2), México.
[31]
32 Del saqueo a la conservación
• Prevención. Puesto que cuesta caro o puede resultar imposible reparar los daños
ambientales una vez ocurridos, es mejor evitar estos daños.
12 Matthew Stillwell y Richard Tarasofsky, Toward coherent environmental and economic go-
vernance. Legal and practical approaches to mea-two linkages. También se puede consultar
Thomas M. Franck, The power of legitimacy among nations, passim.
13 La obra clásica sobre regímenes internacionales en la teoría de relaciones internacionales es
el libro de Krasner Stephen (1983), International regimes (Cornwell University Press, Ithaca y
Londres), donde se da la primera definición de amplio consenso de regímenes internacionales.
14 unep y iisd, Environment and trade. Muchos de estos principios fueron formulados en la
Conferencia del Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo (1992).
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 37
15 El año 1969, los países industrializados propusieron a la Asamblea General de la onu orga-
nizar una Conferencia Mundial sobre el Medio Humano. El documento de Founex muestra
los resultados de la reunión sobre desarrollo y medio ambiente que se realizó en Founex y
que fue un informe ampliamente discutido en los seminarios regionales. Se puede revisar el
documento completo en Fuentes Bodegón, Vol. ii.
38 Del saqueo a la conservación
24 El pnuma formó parte, en un principio, de un programa del Consejo ecosoc. Se suponía que
se mantendría pequeño, actuando como gestor y coordinador de otras organizaciones, que
no tendría un presupuesto autónomo ni programas propios. El pnuma no tiene poder real
para imponer su agenda, ni recursos suficientes para que su función sea efectiva en todos los
rangos de los problemas ambientales.
25 Se puede revisar el documento en Fuentes Bodelón, vol I, op. cit. p. 407.
26 Ibídem. Parte de las grandes aportaciones del pnuma fue el desarrollo de sistemas legales,
como el Protocolo de Montreal (1987), el Convenio sobre Diversidad Biológica (1992) y la
Convención para Combatir la Desertificación (1977).
27 Fernando Fuentes Bodelón, op. cit., vol. ii, p. 1081.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 41
Vemos así, que después de haberse instituido en 1933 los primeros par-
ques nacionales, la naturaleza de los objetivos de protección a la naturaleza
con el interés de conservar paisajes y lugares es limitada. En ésta recomen-
dación, como en otras de la época, el interés público o social impera sobre
otros. Cabe mencionar que en 1964 inicia un Programa Biológico Interna-
cional (pbi), que debía concluir en su fase inicial en 1974.
No se menciona en estos años otra utilidad de los espacios protegidos que el
uso para la investigación y el recreativo. Todavía no se hace referencia a un ma-
nejo integrado de los ecosistemas y al uso racional de los recursos naturales.
El programa Man and biosphere (mab)28 de la unesco, que inició en
1968, es el que se encarga de la información en lo referente a zonas naturales
y al material genético que contienen.29 Uno de los objetivos fundamentales
del mab es “promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres
humanos y la biósfera”, 30 siendo las zonas naturales designadas por el Con-
sejo Internacional de Coordinación (cic) del Programa mab y el temario de
investigación internacional acerca de los procesos ecológicos de éstas por el
Comité Científico sobre Problemas del Medio Ambiente (scope), a petición
del estado interesado. Se comienza a trabajar en un sistema mundial de áreas
naturales protegidas (anp), como patrimonio de la humanidad, con fines
científicos. La investigación de los ecosistemas, para tener un sistema unifi-
cado de su análisis, comenzó en los años sesenta, representando el programa
mab la oportunidad de contar con un programa integrado de investigación y
base estratégica de información ecológica. Este es el primer programa mun-
dial de ordenamiento ambiental que busca transformar el comportamiento
de toda la sociedad en relación con la biósfera.31
Otros de los grandes temas ambientales que preocupan a la comunidad
internacional de aquellos años so los relacionados a la explotación y con-
servación de las riquezas del mar. La Comisión de Derecho del Mar logró
concluir varios convenios relativos al Derecho del Mar en los siguientes años.
52 “En las últimas décadas, los estudios sobre las condiciones de desarrollo en el tercer mundo han
estado animados por un modernismo ambiental de tendencia neodeterminista en todo lo que
se relaciona con el crecimiento económico y el bienestar social. Esta orientación ambientalista
es fruto de un encuentro renovado entre ciencias sociales y naturales, como la Economía y la
Ecología, que han tenido un protagonismo indiscutible en la investigación científica de finales
de siglo.” Juan Córdoba y Ordóñez, Ana García de Fuentes y Matilde Córdoba Azcárate, “Mo-
dernismo ambiental frente a la tradición: problemas y perspectivas en el caso de Península de
Yucatán (México)”, Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 2000, 20: 235-251.
53 Iñaki Bárcena (comp.), Desarrollo Sustentable. Un concepto polémico, p. 29. En esta obra
puede profundizarse el tema y revisarse las críticas que ha generado su uso.
52 Del saqueo a la conservación
sidad política, caracterizado por una profunda reflexión y crítica sobre las
bases éticas en las que se sustenta la sociedad mundial. Entramos al siglo xxi
revaluando globalmente temas que afectan a toda la humanidad, generando
una respuesta global unificada que la comunidad internacional ha expresado
en la adopción de un nuevo discurso y de un ordenamiento ecológico mun-
dial.
La participación de la sociedad civil y de algunas ong se ha ido reforzan-
do y tornando cada vez más importante en la planificación y ejecución de
agendas locales, haciendo uso de los instrumentos políticos y legales que han
emitido los organismos de nu a través de la Asamblea General para tener
éxito en la ejecución de sus programas locales, en defensa de la participación
social y del ideal de democracia propuesto por la onu desde su fundación,
con la Carta de 1948. Son los grupos de la sociedad civil los más interesa-
dos en defender sus derechos ambientales. Por otro lado, los mecanismos
de mercado se tornan en el medio más seguro y eficaz para internalizar las
condiciones ecológicas y los valores ambientales al proceso de crecimiento
económico. Se han generado así en el escenario mundial una serie de inter-
dependencias entre lo local y lo global.
En la Segunda Estrategia de la uicn publicada en 1990, Cuidemos la Tie-
rra. Una estrategia para vivir de manera sustentable, se propone ayudar
a mejorar las condiciones de vida de los seres humanos de todo el mundo.
Para lo cual se definen dos requisitos. Uno, conseguir por un lado un amplio
compromiso, asumiendo una nueva ética de vivir de forma sustentable; y
dos, integrar la conservación en el desarrollo para mantener las actividades
productivas dentro de la capacidad de la Tierra, para que cualquier persona
pueda disfrutar de una vida larga y satisfactoria. El objetivo de la Segunda
Estrategia es la construcción de una sociedad sustentable, siendo el principio
rector el respeto y cuidado de la comunidad de la vida, ahora y en el futuro.
A partir de mediados de los años ochenta e inicio de los noventa, la aten-
ción de la comunidad internacional en rubros ambientales se trasladó a los
tratados más amplios de temas generales, como cambio climático, pérdi-
da de biodiversidad y pérdida de bosques, especialmente de los tropicales.57
Este tipo de Acuerdos Ambientales Multilaterales tratan la biósfera como
57 Declaración de Principios Relativos a los Bosques, para la Ordenación, Conservación y Desa-
rrollo Sustentable de los Bosques de todo Tipo.
54 Del saqueo a la conservación
Conclusiones
Ya vimos que los tratados se forjan por medio del consenso, pero hay otros
problemas para su cumplimiento, como la falta de organismos que supervi-
sen su acatamiento o la carencia de indicadores comunes aceptables. Éste fue
un gran vacío en los años anteriores a los ochenta, debido a las dificultades
para integrar el pensamiento ambiental en las decisiones económicas.81 Se
reconocía entonces el problema de la crisis ambiental y de la contaminación,
proponiéndose soluciones, pero no se contaba aún con indicadores ambien-
tales para obtener mejores resultados. Muchas veces los tratados ambienta-
les se apoyan en un “sistema de honor”, 82 con poca o nula responsabilidad
más que la presión pública ejercida por grupos de vigilancia de las ong. En
otros casos, los estados carecen de los medios técnicos y/o financieros para
aplicar los tratados más importantes, por lo general establecen oficinas per-
manentes o secretarías para manejar sus asuntos y coordinar a las partes.
Otro de los problemas es que “a medida que el enfoque de los esfuerzos
se desplaza para aplicar un tratado, las secretarías comienzan a desarrollar
programas y agendas, convirtiéndose en organismos diminutos de Naciones
Unidas, con sus propios mandatos, actividades y administración”83. O bien
como el caso del ecosoc, uno de los órganos principales del sistema, que se
convirtió en una maquinaria demasiado pesada para poder funcionar con
eficiencia. Además, los organismos y organizaciones de nu están dotadas con
un carácter limitado que no permite que sus discusiones tengan una fuerza
obligatoria. Esto conduce inevitablemente a la proliferación de agendas y a
una administración fragmentada.
Las ciencias del medio ambiente no pueden darnos las respuestas sobre
cuál es la mejor manera de resolver los conflictos entre comunidades locales
y empresas madereras o sobre el futuro de los bosques. Las ciencias atmos-
féricas no nos van a dar respuesta sobre cómo distribuir la responsabilidad
de la reducción de las emisiones de gases. En suma, la gestión ambiental es
un asunto de equilibrio entre los problemas éticos y morales, con los ob-
jetivos sociales y económicos representados por el sistema de la economía
mundial y por los intereses de cada nación, y la misma tolerancia del sistema
natural. Pero a diferencia de la ética, las ciencias ambientales y la ecología
tienen repercusiones que se pueden comprobar científicamente. Pero, ¿cómo
se comprueba científicamente la injusticia social y las repercusiones de la
inequidad social? ¿Dónde termina el derecho individual cuando se está afec-
tando la vida de otros? ¿Cómo se comprueba científicamente que el derecho
a la propiedad privada puede tener serias repercusiones a largo plazo sobre
los derechos comunitarios? Evidentemente, éstas son decisiones políticas
con un trasfondo moral. Por lo general hemos visto a lo largo de la historia
que la adopción de decisiones sobre las problemáticas ambientales globales,
regionales y locales tienden a estar centralizadas y aisladas de las personas y
lugares afectados.
Al respecto escribe Óscar Wilde que “es posible encontrar el precio de
todo y el valor de nada”.84 No se puede calcular el valor del medio ambiente,
83 Ibídem.
84 Citado en Iñaki Bárcena, op. cit., p. 31.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 61
Bibliografía
Aguilar Barajas, Ismael (2002). “Reflexiones sobre el desarrollo sustentable”,
Comercio Exterior, vol. 52 (2), México.
Bárcena, Iñaki, Pedro Ibarra y Mario Zubiaga (editores, 2002). Desarrollo
sustentable. Un concepto polémico, Universidad del País Vasco, Bilbao.
Capítulo
1. Evolución de los discursos y políticas de conservación en el mundo 63
Capítulo 2
[67]
68 Del saqueo a la conservación
wced, 1987, p. 8.
Patricia Romero Lankao, “El peso de las políticas mexicanas en la ‘sustentabilidad’ de las
recientes tendencias de desarrollo”. En Enrique Leff et al., La transición hacia el desarrollo
sustentable. Perspectivas de América Latina y El Caribe, p. 96.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 69
Las complejas interrelaciones entre lo económico, ecológico y social deben de estar presentes
en cualquier política que pretenda elevar los niveles de desarrollo y deben ser los ejes con los
cuales poder realizar ciertos intercambios (trade offs) que permitirá traducir las intenciones
en políticas de desarrollo sustentable. Para un análisis formal de las políticas de desarrollo
sustentable puede consultarse a S. Faucheux, D. Pearce y J. Props, Sustainable development:
Concepts, rationalities and strategies. Para un análisis crítico de las limitaciones de las nocio-
nes contemporáneas de desarrollo sustentable ver Carruthers (2005).
70 Del saqueo a la conservación
al impuesto. Algunas de sus ventajas asociadas son que incentivan a las em-
presas a invertir en tecnología más eficiente para el proceso de producción,
ayudan a disminuir el costo marginal por descontaminar, permiten la apli-
cación del principio equimarginal y reducen la emisión de contaminantes
asociados.
b) Cargos. Representan una forma directa de utilizar la autoridad regula-
toria del Estado para imponer un precio que refleje el daño estimado de los
daños ambientales asociados a la producción. Dependiendo de hacia donde
vayan a aplicarse, existen cinco tipos de ellos:
1) Cargos por emisión: son cargos sobre las emisiones de contaminantes
en el agua, aire, suelo o generación de ruido, están relacionados con la canti-
dad y calidad del contaminante y los daños ejercidos sobre el ambiente.
2) Cargos a usuarios: relacionados al costo de tratamiento, recolección,
disposición o recuperación de costos administrativos, dependiendo de la si-
tuación a la que sean aplicados, pero no se relacionan directamente con el
costo del daño sobre el ambiente.
3) Cargos a productos: son impuestos a productos que son considerados
perjudiciales al ambiente al ser utilizados en procesos de producción, o con-
sumidos y desechados. El monto del cargo es recíproco al costo del daño am-
biental ligado al producto objetivo.
4) Cuotas ambientales: referidas a los niveles máximos de contaminación.
La asignación de éstas se dirige a un objetivo ambiental, para después poder
ser comercializadas bajo ciertas reglas.
5) Depósitos: involucran depósitos pagados por la contaminación poten-
cial de algún producto u actividad. Si estos no cumplen con las prácticas
ambientales adecuadas, entonces cualquier costo derivado de ellas es pagado
por estos depósitos o fianzas.
c) Permisos negociables. Son instrumentos basados en el mercado para el
control de la contaminación o conservación del ambiente. La idea básica de
los permisos negociables está basada en cinco aspectos: 1) Determinar un
nivel aceptable de contaminación, inferior al actual. 2) Emitir permisos por
El principio equimarginal dice que, si se tienen múltiples fuentes para generar determinado
producto, es posible minimizar el costo total de generar determinada cantidad de esa pro-
ducción, distribuyendo la producción de tal manera que se igualen los costos marginales de
las diferentes fuentes de producción.
Kerry Turner et al., Environmental economics. An elemental introduction, pp. 160-161.
74 Del saqueo a la conservación
13 La International Organization for Standardization (iso) ha diseñado tres normas para definir
diferentes tipos de eco-etiquetas. Las eco-etiquetas iso tipo i, creadas por un organismo in-
dependiente que no interviene en el mercado. Las iso tipo ii, que son auto-declaraciones que
hacen los propios fabricantes. Por último, las iso tipo iii son declaraciones ambientales que
dan información cuantitativa muy detallada a través de indicadores.
14 Thomas Sterner, Policy instruments for environmental and natural resource management, p. 119.
15 La iso 14000 está a cargo de la International Organization for Standardization (iso). Las Eco
Management and Audit Schemes (emas) están a cargo de la Comisión Europea. Ambas son
equivalentes. La diferencia estriba en que las normas emas son tomadas como un instrumen-
to de mandato y control. Stener, op. cit, p. 123.
76 Del saqueo a la conservación
16 Greenbuss, Environmental management systems; Andreas Sturn y Suji Upasena, iso 14000. Im-
plementing an environmental management system; Philip J. Stapleton y A. Glover, Environmental
management systems: An implementation guide for small and medium-sized organizations.
17 Este tipo de normas también son conocidas como mejores prácticas tecnológicas, batneec
(best available technology not entailing excesive cost), bact (best available control techno-
logy), simplemente mejor tecnología disponible o tecnología “verde”.
18Stener, op. cit., pp. 79-80.
19 La lgeepa se puede encontrar en: http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/lgeepa.htm.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 77
24 El ine se creó en 1992 y se reestructuró en 2001, de acuerdo con semarnat (2006), p. 326.
88 Del saqueo a la conservación
25 Dryzek, 2005.
Capítulo
2. La política ambiental mexicana: una política-económica 91
Bibliografía
Aguilar Barajas, Ismael (2002), “Reflexiones sobre el desarrollo sustentable”,
Comercio Exterior, vol. 52, No. 2, 98-105.
27 Mumme, 1992.
28 Brooks y Fox, 2002; Hogenboom, Alfie Cohen y Antal, 2003.
94 Del saqueo a la conservación
Capítulo 3
El escenario: presentación
geográfica y socioeconómica
del espacio sudcaliforniano
Micheline Cariño, Yolanda Maya Delgado, Sara Díaz Castro,
Aurora Breceda, José Juan Pérez Navarro, Ricardo Rodríguez
Estrella, Óscar Arizpe Covarrubias y Salvador Lluch Cota
Fotografías de Miguel Ángel de la Cueva
B
aja California Sur se distingue entre el resto de los estados de la Repú-
blica Mexicana y, comúnmente, entre las demás regiones del mundo
por la belleza excepcional de sus paisajes y, en términos generales,
por el buen estado de conservación de su medio ambiente. De ahí que uno
de sus mayores atractivos sea precisamente su entorno natural, el cual atrae
a gran cantidad de turistas de todos los países. La mayoría viene aún con
el enfoque turístico de sol y playa y, desafortunadamente, estos visitantes
no siempre disfrutan el gran potencial de la belleza natural de nuestro es-
tado. Para valorar ésta hay que trascender el medio urbano de los centros
turísticos y adentrarse en las playas vírgenes, en las imponentes sierras, en
la diversidad y belleza de islas y paisajes submarinos, así como en la paz de
los oasis.
Esta riqueza, sin embargo, es desconocida por gran número de sudcali-
fornianos y de los mexicanos, en general. Bajo esta circunstancia se expli-
ca en cierta medida lo inadecuadas que han sido las políticas de desarrollo
aplicadas en Baja California Sur. En consecuencia, actualmente se pueden
encontrar acuíferos agotados y salobres, suelos devastados, destrucción irre-
[99]
100 Del saqueo a la conservación
mediable del paisaje costero, saqueo de la flora y de la fauna, así como una
falta de valoración del potencial natural sudcaliforniano.
En contraste con esta situación, en el extranjero dicho potencial es alta-
mente valorado, por lo que Baja California Sur se ha convertido en una de las
metas del turismo tradicional y alternativo, así como de la economía especu-
lativa de bienes raíces.
El aislamiento y la aridez, no obstante ser factores geográficos que han
permitido la salud ambiental y la armonía social de esta región, son también
causa de rezago en el desarrollo socioeconómico. Los pobladores de las co-
munidades muy aisladas y los habitantes de los barrios pobres de reciente
aparición en las dos principales ciudades de la entidad (La Paz y Cabo San
Lucas), son víctimas de la pobreza. Se carece en general de gran cantidad
de servicios públicos y de suficientes alternativas de desarrollo económico.
Existen fuertes disparidades sectoriales y la economía regional se sustenta
en bases sumamente frágiles.
Afortunadamente, desde hace algunos años organizaciones no guberna-
mentales, científicos y activistas que residen en el estado y fuera de él se han
dado la tarea de promover la conservación y el gran valor de la naturaleza
sudcaliforniana. Sin embargo, estos esfuerzos no han impedido que algunos
paisajes se hayan modificado y continúen modificándose irremediablemen-
te, se alteren ecosistemas, el esfuerzo de la pesca siga siendo desmedido, se
siga adelante con prácticas agrícolas inadecuadas, la contaminación aumen-
te, etc. Si esta tendencia continúa seremos testigos y copartícipes de la de-
gradación de una de las regiones más bellas y cautivantes del mundo. Para
revertir tal situación es necesario actuar en múltiples niveles. En esencia,
además de cuestionar y reorientar el curso del desarrollo de la región, tam-
bién es urgente impulsar la educación ambiental, debido a que los habitantes
locales son los principales agentes que pueden contribuir al logro de la con-
servación o a seguir la inercia que conduzca esta tierra al desastre socio-am-
biental. Como es bien sabido que sólo se conserva lo que se ama y se ama lo
que se conoce, por ello dedicamos este capítulo a presentar en forma general
la región de estudio, considerando sus características geográficas, económi-
cas y sociales. El enfoque que prevalece es mostrar las oportunidades que
tanto el ambiente como la sociedad sudcaliforniana ofrecen para concretar
el desarrollo sustentable.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 101
1. El escenario natural
Baja California Sur se localiza entre los 22° 24’ 17” y los 28° 00’ 00” de lati-
tud norte y entre los 109° 24’ 47” y los 115° 04’ 53” de longitud oeste y su su-
perficie es de 73,677 km2, lo que representa el 3.7 por ciento de la superficie
total del país. Al norte colinda con el estado de Baja California, en el desierto
de Vizcaíno; al este lo bañan las aguas del Golfo de California y al oeste las
del Océano Pacífico. Es el estado con mayor longitud de costa ya que sus
litorales se extienden a lo largo de 2,230 kilómetros (22 por ciento del total
nacional). Cuenta con tres islas en el Océano Pacífico y 100 incidentes insu-
lares en el Golfo de California (mapa 1).
Ocupa un poco más de la mitad meridional de la segunda península más
larga del mundo con 690 km de longitud; posee un ancho de 43 km en la
parte más angosta (istmo de La Paz) y 227 km en la parte más ancha (penín-
sula de Vizcaíno). La entidad se encuentra separada del continente por un
mar de difícil navegación, dos desiertos cuya travesía sigue siendo ardua y un
tráfico aéreo aún restringido (por su costo, frecuencia y destinación). Por es-
tas razones el espacio sudpeninsular, con todas las proporciones guardadas,
permanece casi tan aislado del resto del mundo como lo ha estado siempre.
Baja California Sur forma parte de la provincia fisiográfica denominada
península de Baja California. En términos geológicos, hace alrededor de 30
millones de años el basamento ígneo de la península se encontraba adherido
a la masa continental. Después de múltiples procesos geológicos que impli-
caron el movimiento de placas en sentido contrario, se separó del continente
esta enorme masa y se formó el Golfo de California. Durante el Mioceno
se formó la mitad sur de la cordillera peninsular y el proto-Golfo. La Región
del Cabo existía como una isla, o un grupo parecido a las islas. Sólo tres is-
Miguel Ángel Hernández Vicent, Desarrollo, planificación y medio ambiente en Baja Califor-
nia Sur, p. 17.
Gobierno del Estado de B.C.S., Centro Estatal de Información, Compendio Estadístico 2002-
2003. Municipios de Baja California Sur. Cuaderno de Datos Básicos 2004, p. 44.
Gobierno del Estado de Baja California Sur, Dir. de Planeación, Programas de Desarrollo
Regional 2001, La Paz, B.C.S., pp. 1-3.
Medida en línea recta, la península tiene una longitud de 1,270 km.
Emigdio Z. Flores, Geosudcalifornia. Geografía, agua y ciclones, pp. 277.
102 Del saqueo a la conservación
Una discontinuidad fisiográfica es una superficie que está enclavada dentro de una provincia
fisiográfica, pero que difiere del resto de ella por su origen, litología y morfología.
E., Raisz, Landforms of Mexico.
104 Del saqueo a la conservación
que bañan las costas del Pacífico y que se disipan en el sur del estado al en-
contrarse con las aguas cálidas del Océano Pacífico tropical.
En términos generales el clima sudcaliforniano es caliente y seco, llegando
en verano hasta los 50° C. Las corrientes de agua superficial son casi inexis-
tentes y las precipitaciones son raras, en promedio menos de 250 mm al año.
Generalmente la lluvia es torrencial y asociada a los ciclones estivales que re-
presentan aproximadamente un 20 por ciento del volumen total anual. La in-
cidencia de lluvias es mayor en el sur, pero no se presentan todos los años. Las
tormentas tropicales —frecuentes en verano— inciden más en la vertiente del
Pacífico que en la del Golfo. Las lluvias de invierno se presentan de manera
ligera pero continua por dos o tres días, además de que abarcan áreas mayores
en comparación con las lluvias de verano-otoño que son más locales. Como las
lluvias invernales son menos violentas, alimentan mejor los mantos freáticos,
principal fuente de abastecimiento de agua. Las características y abundancia
de estos permiten la existencia de 171 oasis en el estado, que son ínsulas de
humedad que sustentan la vida de seres humanos, plantas y animales. Aunque
en una escala menor, en ellos se magnifican los patrones culturales dominados
por el fenómeno del aislamiento y, desde el punto de vista biológico, los ende-
mismos y la existencia de especies relicto, que les dan un valor excepcional.
El Golfo de California baña la costa oriental de la entidad. Debido a que
este cuerpo de agua es alimentado con aguas del Océano Pacífico tropical,
dicha costa es más caliente en verano y más fría en invierno que la costa ba-
jacaliforniana del Pacífico. Además, de marzo a noviembre en las costas del
Pacífico soplan vientos húmedos del oeste que hacen que las temperaturas
sean menores que en las costas del Golfo.
Es estado se encuentra enmarcado por las siguientes regiones hidrológicas
referidas a la península: Baja California centro-oeste (Vizcaíno), Baja California
sur-oeste (Magdalena), Baja California centro-este (Santa Rosalía) y Baja Cali-
fornia sur-este (La Paz), que constituyen parte de la vertiente del Océano Pací-
fico y Golfo de California. Las corrientes que se observan son principalmente
superficiales de rápido escurrimiento. En cuanto a las corrientes subterráneas, se
encuentran en función de las precipitaciones pluviales. Una gran parte del agua
Relicto, en biología, es un organismo que en otras eras fue abundante, en una gran área, y que
ahora está sólo en pequeñas. La distribución de un relicto está caracterizada como endémica.
E. Z. Flores, op. cit., 1998.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 105
que aportan las lluvias se evapora o escurre al mar y la poca agua que permanece
se infiltra para recargar los mantos freáticos. Se han determinado en la entidad
16 acuíferos con un área de explotación de 3,666 km2.10
Estas características fisiográficas, hidrológicas y climáticas contribuyen al
desarrollo de un mosaico de diferentes comunidades vegetales.11 En la mayo-
10 M. A., Hernández Vicent, op. cit., pp.28-31.
11 I. L., Wiggins, Flora of Baja California, 1980.
106 Del saqueo a la conservación
12 Ídem, p. 23.
13 En su mayoría hierbas anuales y perennes con una alta producción de semillas.
14 Que se singularizan por la fructificación en vainas.
15 F. Shreve. e I. L. Wiggins, Vegetation and flora of the Sonora Desert, 1964.
16 G. P. Robles, E. Escurra y E. Mellink, El Golfo de California, un mundo aparte, 2001.
17 O. Arizpe, “El ambiente marino”, en S. Mahieux, Diagnóstico ambiental de Baja California
Sur, 1998, pp. 245-301.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 107
Las serranías que forman parte de este desierto se cubren de una vegeta-
ción que recibe el nombre de matorral sarcocaule, con abundantes arbustos
de tallos carnosos, gruesos, frecuentemente retorcidos y algunos con corteza
papirácea. A pesar de que existen especies arbóreas, esta vegetación se dis-
tingue fisonómicamente por presentar individuos de pequeña talla —“tipo
bonsai”—, con alturas menores a los 50 cm; sólo escasos árboles de copal-
quín (foto 3) y copal presentan alturas de más de metro y medio, y algunos
ejemplares de palo adán alcanzan alturas mayores a los 3 m.
El mayor porcentaje de la cubierta vegetal de esta región son especies de
bursera de porte bajo con alturas promedio de un metro o metro y medio. El
matorral sarcocaule presenta una de las mayores riquezas florísticas y diver-
sidad de la región, pero con una pobre cobertura vegetal. Abundan las cac-
táceas columnares, particularmente el cardón (foto 2) cuya altura le permite
sobresalir del conjunto de arbustos.
En las partes bajas de la serranía se encuentran áreas cubiertas por ma-
torral desértico micrófilo, que se caracteriza por presentar arbustos de hoja
pequeña que crecen sobre terrenos aluviales. Entre las especies típicas están
la gobernadora y algunas herbáceas. De todos los tipos de matorrales en la
zona, éste es el más abundante, diverso y el más rico en especies arbóreas,
entre las cuales se encuentra el palo fierro, con un altura de hasta 4 m.
En dos pequeñas áreas del desierto del Vizcaíno abundan las cactáceas,
principalmente el cardón, la pitahaya agria y el garambullo, entre los árboles
de tallos carnosos son abundantes los lomboy y los torotes.
En la llanura o planicie central se desarrolla la vegetación de desierto are-
noso, la cual está compuesta por manchones de vegetación que se establecen
sobre suelos arenosos que las plantas van fijando progresivamente. Las es-
pecies más abundantes y con mayor cobertura vegetal son la frutilla, la go-
bernadora y el mezquite. Este último es particularmente importante, ya que
aporta la mayor biomasa vegetal de esta comunidad y —junto con algunos
cactus columnares, como el garambullo— sobresale del resto de la vegeta-
ción a una altura que puede llegar a más de dos metros.
En la región costera y rodeando las extensas áreas de salitrales, se en-
cuentra una vegetación llamada vegetación halófila. El área que ésta ocupa
corresponde a superficies que estuvieron bajo el mar o han recibido su in-
fluencia directa y presenta muy poca cobertura vegetal. La mayoría de las
110 Del saqueo a la conservación
con la costa del Golfo, en donde las comunidades de los diversos tipos de
matorral xerófilo cubren colinas y cerros de baja elevación, así como algunos
valles o estrechos abanicos aluviales que dan lugar al establecimiento de ma-
torrales de gobernadora y choyales.
Una de las más hermosas bahías del estado, Bahía Concepción (foto 7),
es vecina de la región montañosa. En esta bahía se han establecido pequeñas
comunidades de manglar y salitrales. Tierra adentro, la vegetación del mato-
rral sarcocaule presenta dos variaciones interesantes: el palo adán no corres-
ponde a la especie de flores rojas, sino a una especie endémica del sur de la
costa peninsular del Golfo de California y produce flores blanquecinas con
ligeras tonalidades de rosa y la otra variante es la fisonomía de los cardones,
que aquí se desarrollan con formas altas y esbeltas de pocas ramificaciones.
la del Vizcaíno, son muy frecuentes las nieblas, aunque el volumen de preci-
pitación que recibe es ligeramente más elevado y las temperaturas de verano
son más altas.
El complejo lagunar de Magdalena se forma entre las dos islas roco-
sas Santa Margarita y Magdalena, varias isletas y algunas barras arenosas.
Este conjunto, combinado con los suaves sedimentos y finas arenas del suelo,
han dado lugar al establecimiento de grandes extensiones de manglares (foto
8) que se entremezclan con playas y dunas arenosas conformando un bello
paisaje en el que contrasta una maraña de vegetación verde intenso con las
arenas blancas de la bahía. Además del mangle blanco y rojo, se establecen
algunos individuos de mangle negro que generalmente se interrumpe de for-
ma abrupta y deja su lugar a hierbas de hojas crasas de un llamativo verde
brillante que forman una carpeta cerrada entre los árboles del manglar y
algún salitral circundante.
En los terrenos planos y mesetas bajas, la vegetación dominante es una va-
riación de matorral xerófilo, denominada matorral de neblina. Entre las du-
nas costeras y la vegetación propia de tierra adentro es común encontrar
terrenos planos cubiertos por las comunidades de halófilas o salitrales. Estos
se forman comúnmente en las largas planicies costeras que abarcan la parte
sur de la región de Magdalena. Tal tipo de suelos, con alto contenido de sa-
les, sólo son tolerados por contadas especies herbáceas y subarbustivas poco
diversas como la rama del yodo y de manera dispersa algunos individuos del
dátil, pitahaya agria, palo adán, garambullo y cardón.
Existen regiones en las que el matorral de neblina es una comunidad rela-
tivamente homogénea y su elenco florístico es pobre. Este matorral se com-
pone por no más de diez especies, siendo la dominante el palo adán, cuyas
ramas se encuentran cubiertas por algunas especies de líquenes llamados
comúnmente “orchillas”, y una planta epífita denominada “gallito”. Otras es-
pecies comunes en el matorral de neblina son la pitahaya agria, el torote,
el copal y otros arbustos bajos. Todos estos conforman un estrato mediano
que puede alcanzar una altura de hasta 2.5 metros. Un estrato de menor al-
tura lo conforman hierbas perennes como el saladillo o cactáceas como las
biznagas, los viejitos, las chollas y otras cespitosas. Además, los chirinolares
presentes en el área de Puerto San Carlos, hasta la parte norte del Valle de
Santo Domingo, pueden ser dominados hasta en 90 por ciento por el cactus
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 115
chirinola, que es una especie que sólo habita en esa región del mundo. Sin
duda la chirinola (foto 9) es uno de los cactus más extraños que se pueden
encontrar en el territorio peninsular, pues posee un hábito reptante, que le
da una singular apariencia al paisaje y a la planta misma.
Otra de las variantes del matorral de la región de Magdalena es el espa-
dín, asociación vegetal común en los alrededores de Bahía San Juanico y cu-
yas especies más comunes son la pitahaya agria, el garambullo, la candelilla
y la casa rata. Con su apariencia erizada como penacho producen un juego
visual singular en el paisaje.
cobrizos del sustrato de las laderas y paredones. El palo fierro, que caracteri-
za el paisaje, es una especie de mezquite que puede llegar a tener hasta cinco
metros de altura. El palo fierro es la especie vegetal preferida por los lugare-
ños para elaborar carbón, lo que sin duda representa una amenaza, no sólo
para la conservación de la especie, sino para el equilibrio natural de los sitios
en los que se le encuentra.
En las mesas, el palo fierro se combina con especies arbustivas como la
matacora, los copales y torotes y con algunas cactáceas como el ceribe y la
pitaya agria, semejando algún paisaje del centro de México. En tiempo de llu-
vias prospera una planta llamada zaya o saya, de hojas palmadas y llamativas
flores color naranja. Sus raíces se consumen a manera de tubérculos desde la
época prehispánica.
El palo blanco, los copales y torotes (foto 11) conviven con plantas propias
de estos ambientes como el copalquín, el palo santo, el palo de arco, la caca-
chila y el jazmín de la sierra. En los cañones más sombreados, las hojas de los
copales presentan una longitud mayor con respecto de la talla normal.
El Cerro La Giganta sobrepasa los 1,500 m de altitud sobre el nivel del
mar. Arriba de los 800 m se pueden encontrar las reminiscencias de lo que
pudo ser alguna vez un bosque tropical caducifolio; las evidencias de esta
hipótesis son dispersos individuos de mauto y colorín presentes en algunas
cañadas y laderas. Arriba de los 900 m aparecen algunos ejemplares de en-
cino roble, que conforman el único encinar conocido en este complejo mon-
tañoso.
Entre las montañas de La Giganta están los oasis de San Javier, San Mi-
guel y San José de Comondú y La Purísima. La presencia de agua durante
todo el año favoreció las plantaciones de frutales que durante mucho tiempo
sirvieron para abastecer a la población de estos sitios, e incluso abastecieron
a Loreto y La Paz. Hoy en día estos huertos centenarios de aceituna, dátil y
uvas subsisten y esperan a recuperar su esplendor.
las del Golfo de California son muy altos, ya que sus aguas han representado
evolutivamente una barrera para el flujo génico. Los reptiles existentes en las
islas Raza y Monserrat, aportan evidencias de que estas islas se colonizaron a
través del mar, ya que son de origen volcánico y no tuvieron conexión con la
parte terrestre de la península de Baja California, ni con el continente.
Isla Cerralvo es un sitio ideal para la observación de reptiles. Contie-
ne una población numerosa de la iguana de cola espinosa cuyos individuos
pueden observarse fácilmente. El güico y la cachorita de cabeza roja son la-
gartijas endémicas de la isla, muy comunes y fáciles de observar. Hay además
una especie endémica de culebra, llamada burila que es nocturna y una sub-
especie endémica de la víbora cascabel de California. Después de las lluvias
también es fácil encontrar a los sapitos de espuelas y al moteado.
En isla Santa Catalina, por otro lado, se puede observar un cachorón güe-
ro, endémico, aunque lo más interesante de esta isla es la presencia de una
víbora de cascabel sin cascabel (Crotalus catalinensis) (foto 15) por lo que los
pescadores la llaman cascabel muda. Esta especie es única en el mundo.
En algunos de los oasis y en la región del Cabo, se puede encontrar el güi-
co de la sierra, que es un reptil parecido a las lagartijas pero de cuerpo más
estilizado y piel suave, con patitas relativamente más cortas y delgadas, ojos
pequeños y cola llamativamente coloreada de rojo o anaranjado. Es endémi-
co de la península y vive entre la hojarasca, siempre cerca del cuerpo de agua.
La iguana de cola espinosa se encuentra también en oasis como La Purísima
o San José del Cabo. Otra lagartija de ambientes mésicos y de la hojarasca es
un Anguido llamado ajolote, de cuerpo rechoncho y liso, color pardo motea-
do en negro, se le encuentra en la Sierra de La Laguna y es endémica de la
península.
En los oasis también se encuentran culebras de agua que se alimentan
de sapos, ranas, lagartijas, crustáceos y otros invertebrados. La típica de la
región del Cabo es negra, vive también en las partes bajas de la Sierra de La
Laguna, los habitantes la llaman chane y es endémica de esta región. Ade-
más, en los oasis se encuentran las ranas arborícolas y los sapitos moteados y,
en algunos de los más grandes, el hombre ha introducido galápagos de orejas
rojas y ranas toro.
A lo largo de casi toda la península, excepto en el Vizcaíno, después de las
lluvias se pueden producir explosiones demográficas de sapitos de espuelas,
122 Del saqueo a la conservación
que aprovechan las charcas temporales para poner sus huevos y reproducir-
se.
En la región del Cabo hay otras especies endémicas como las lagartijas
besuconas de la familia de los Geckos, que se caracterizan por caminar en las
paredes y tener pupilas verticales. Son nocturnas e insectívoras, muy bene-
ficiosas para eliminar mosquitos. Hay una especie de besucona introducida
que habita en las casas (Hemidactylus frenatus). Otras lagartijas caracterís-
ticas son los bejori, de las cuales hay dos especies endémicas de la región
del Cabo. Son lagartijas pequeñas y rechonchas de colores irisados y con las
escamas puntiagudas. En esta misma región, así como en las islas Espíritu
Santo y Partida Sur, habitan los cocodrilitos, unas iguanitas azules, endémi-
cas de la península.
Las serpientes cascabel de California y Diamantada (la subespecie del
sur), son muy comunes en la vegetación natural y los arroyos de la región del
Cabo. Entre las culebras no venenosas de esta región está el alicante o sol-
cuate, de colores rojos y anaranjados, activa durante el día y, principalmente,
comedora de ratones.
En algunas islas como San Marcos, Danzante, Santa Cruz, San Diego, San
Francisco, Espíritu Santo y San José, y también en algunos oasis, se puede
observar otra iguana, grande y panzona, con la cola lisa, que se llama cacho-
rón de piedras.
Hay que destacar otras especies también endémicas de la península y
únicas en el mundo, como la veloz cachora arenera y el güico rayado, que se
alimentan de hormigas y habitan en todos los suelos del desierto, así como la
cachorita de árbol, fácil de descubrir en los troncos de los mezquites en los
que suelen vivir por parejas. Entre los reptiles que se encuentran en el sue-
lo destacamos el Anfisbaénido endémico Bipes, conocido como lagartija de
cinco dedos o ajolote, que es un curioso animal de hábitos subterráneos que
se alimenta de hormigas y termitas, así como el falso camaleón, que también
se alimenta de hormigas.
Entre las serpientes hay que destacar la culebrita ciega que vive bajo el
suelo comiendo termitas y es endémica del sur de la península. La serpiente
sorda y la víbora ratonera son más grandes y visibles, diurnas y ambas de co-
lor arena, la primera manchada de café; también son endémicas y abundan
en los desiertos donde controlan las poblaciones de roedores.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 123
var en los oasis de La Purísima, Mulegé y San José del Cabo. El tecolotito
del Cabo se encuentra básicamente en la Sierra de La Laguna, tanto en sus
partes bajas como en las altas. De las especies de aves llamativas del desierto
que se pueden ver a lo largo de la península en el desierto, se encuentran aves
canoras de color rojo brillante, como los cardenales, y rojo oscuro, como los
gorriones pecho rojo; amarillo limón con negro, como las dos especies de ca-
landrias, la encapuchada y la de pecho negro; amarillo pálido como el verdín;
azul como el pájaro azul y las perlitas; y la moteada como la matraca choyera.
Los cuervos negros se aprecian cada vez más cerca de poblados y la costa. Los
numerosos zopilotes aura, con sus cabezas rojas, y los queleles o caracaras
con sus colores negro y blanco, así como los halconcillos o cernícalos, son
comunes todo el año en los ambientes del desierto, pero frecuentemente se
les observa en las zonas aledañas a campos de cultivo. Una especie de hal-
cones que cazan sus presas (liebres) en grupos familiares es el halcón Harris
que tiene colores negros con los hombros rojizos y el pico amarillo, y se posa
frecuentemente en los cardones.
La única especie endémica de ave marina del Golfo de California es la
gaviota de patas amarillas. Esta especie se reproduce prácticamente en todas
las islas del Golfo, pero se puede observar fácilmente en las islas Cerralvo,
Espíritu Santo, San José e isla del Carmen.
La diversidad de los mamíferos en Baja California Sur es menor que la
de reptiles, pero tiene un gran número de especies y subespecies endémi-
cas tanto en la península como en las islas. Los mamíferos terrestres en el
estado se encuentran conformados por 48 especies. De ellas, 18 habitan
en islas y en su mayoría son roedores. En oasis se han registrado 41 espe-
cies. Existen 19 murciélagos (dos raros y uno amenazado), una liebre (con-
siderada como rara), dos conejos (uno raro), una musaraña (amenazada),
14 roedores (cinco amenazados), ocho carnívoros (tres amenazados) y tres
herbívoros mayores (uno en peligro de extinción, uno en protección espe-
cial y uno amenazado).
Los mamíferos presentes en las islas tienen limitadas habilidades de dis-
persión y las formas endémicas pueden estar restringidas a ellas. Desde un
punto de vista geológico y evolutivo, la fauna de mamíferos del Golfo es de
origen reciente.
En el área del desierto del Vizcaíno puede encontrarse una variedad im-
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 125
casi en su totalidad a los Estados Unidos, mientras que el de menor talla y sin
procesar se maneja en el mercado local.
Jaiba: La producción mayor de esta especie (Callinectes bellicosus) se lo-
caliza en bahía Magdalena-Almejas. Está reglamentado que la longitud mí-
nima de cefalotórax sea de 10 cm. El destino de su captura es el mercado
nacional, principalmente Baja California Sur, Baja California, Jalisco y el
Distrito Federal.
Langosta: Baja California Sur aporta casi el 75 por ciento de la captura
total nacional. Las especies que se explotan son la langosta espinosa roja (Pa-
nulirus interrruptus), espinosa azul (P. inflatus) y espinosa verde (P. gracilis).
Se destina a los mercados extranjeros en su mayor parte (90 por ciento) en las
presentaciones cocida/congelada, cola de langosta y viva. El resto se destina
al mercado nacional (centros turísticos y restaurantes).
Tiburón: En los litorales de la península de Baja California se capturan
alrededor de 40 especies de tiburón, estando dentro de los más importantes
los que pertenecen a los géneros Mustelus, Carcharhinus, Alopias, Sphyrna y
Squatia. Del tiburón se comercializan las aletas, la carne, la piel y el hígado.
Pelágicos menores: En Baja California Sur las capturas de pelágicos me-
nores representan más del 12 por ciento del total nacional. La mayor parte se
captura en bahía Magdalena, donde se registran tres especies de sardinas,25
dos de anchovetas26 y la macarela Scomber japonicus. La mayor parte de la
captura se destina al enlatado, reducción (harina y aceite de pescado) y re-
cientemente se usa fresca congelada para la exportación.
Atún: La pesquería se realiza en el Pacífico oriental, siendo las áreas de la
boca del Golfo donde se realizan las capturas más importantes. La pesquería
se compone por las especies atún aleta amarilla (Thunnus albacares), alba-
cora (Thunnus alalunga), patudo (Thunnus obesus), atún aleta azul (Thunnus
thynnus), bonito (Sarda chilensis y S. orientalis), barrilete negro (Euthynnus
lineatus) y barrilete (Katsuwonus pelamis). El atún procesado y enlatado tie-
ne un alto valor en el mercado nacional. También se exporta a diferentes paí-
ses en su presentación fresco congelado, aunque igualmente se comercializa
en lonjas y entero congelado.
27 R. J. Lynn y J. J. Simpson, The California Current system. The seasonal variability of its physi-
cal characteristics, 1987, pp. 12947-12966.
28 R. E. Davis, Drifter observations of coastal surface currents during code: The method and
132 Del saqueo a la conservación
35 J. G. Wyllie, The water masses of Sebastian Vizcaino Bay, 1960, pp. 907-917.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 135
mente tres regiones dentro del Golfo: La Norte que abarca desde la desembo-
cadura del Río Colorado hasta la línea imaginaria entre Cuenca Salsipuedes
y Guaymas. Se distingue por ser una zona muy somera (entre 50 y 200 m)
debido a la alta sedimentación provocada por el Río Colorado. En esta región
están las islas mayores del Golfo: Tiburón, Ángel de la Guarda, San Esteban
y San Lorenzo, entre otras. La Central que se localiza al sur de las grandes
islas desde el límite de la región Norte hasta la línea entre Santa Rosalía y el
sur de Topolobampo. En esta zona el Golfo empieza a ser más ancho y pro-
fundo, alcanzando en algunas regiones profundidades de casi 2000 m. Aquí
se encuentran las islas Tortugas, San Marcos y Santa Inés, así como Bahía
Concepción, que se consideran estructuras superficiales de origen volcánico.
La Sur que se sitúa desde el límite de la región central hasta Cabo Corrientes,
Jalisco. A diferencia de las otras regiones, su topografía es muy compleja e
irregular debido a que se encuentran varios montes y cañones submarinos.
En esta región se localizan la Bahía de La Paz y Bahía de la Ventana. Las islas
más importantes son Carmen, Espíritu Santo (foto 21), San José y Cerralvo.
El Golfo de California es una región con una evaporación mayor que la
precipitación y, debido a que sólo se comunica con el océano por la parte
sur, existe un intercambio substancial de agua, siendo la afluencia de agua
un poco mayor que la exportada. Diferentes masas de agua se han identifi-
cado para la zona del Golfo de California de acuerdo a sus características de
temperatura y salinidad. La circulación superficial del Golfo está definida en
mayor medida por el forzamiento de los vientos, olas de marea, calentamien-
to solar y la interacción con el Océano Pacífico.36
En general, las costas orientales de Baja California Sur se distinguen por
ser de origen volcánico, lo cual le da una secuencia rocosa casi continua que
se rompe en las costas de las bahías Concepción y La Paz, donde la costa es
arenosa. Bahía Concepción es un cuerpo de agua somero con un canal de 30
m en la porción noroeste inmediato a la costa. El terreno está formado por
roca volcánica fraccionada con algunas fallas. En el margen Este destaca el
continuo desarrollo de abanicos, playas arenosas y rocosas, campos de dunas
y terrazas marinas. Sobre la costa occidental, en las playas Santispac y El
Coyote se ubican manantiales hidrotermales con temperaturas que fluctúan
36 A., Badán Dangón, D., Koblinsky & T., Baumgartner, Spring and summer in the Gulf of Cali-
fornia: observations of surface thermal patterns. Oceanol. Acta. 8(1), pp. 13-22, 1985.
136 Del saqueo a la conservación
entre los 38º C y los 51º C. La Bahía de La Paz es un cuerpo de agua somero,
de pendiente suave en su porción sur. A la profundidad de los 200 m se dis-
tingue un cauce que desemboca en la depresión Alfonso de 400 m, la más
profunda registrada en la zona. Dentro de esta bahía se localizan lugares de
gran importancia como la ensenada o laguna de La Paz y el estero Balandra.
La primera es una zona sumamente somera con una profundidad máxima de
6 m, que se comunica con la bahía a través de un canal de 1.5 km de ancho y 4
km de largo. Las variaciones estacionales de temperatura del agua van desde
los 20º C en invierno a los 31.5º C en verano. La salinidad del agua presenta
valores casi homogéneos a lo largo del año. El suelo es, en general, del tipo
arenoso-limoso, excepto en las partes del norte de la laguna, donde la arena
es fina, y en el extremo sur-sureste donde se presenta una mezcla de arena,
limo y arcilla asociada a restos de detrito de manglar. Las mareas observadas
son del tipo mixto semidiurno, con una amplitud de 0.52 m. La caleta-lagu-
na de Balandra se localiza a 23 km al norte de La Paz. La profundidad es de
25 m en la entrada de la caleta y disminuye gradualmente hasta los 5 m en
promedio. En la cabecera de la caleta se encuentra una laguna, separada de la
caleta por una barrera arenosa. Su profundidad no excede de 1 m y esta ro-
deada por un pantano de manglar. El desarrollo de dunas y playas a lo largo
de la caleta es muy notorio y alternando con éstas se aprecian algunos acan-
tilados. El 22 de julio de 2004 esta zona fue declarada “Zona de conservación
ecológica y de interés de la comunidad, en el estero de Balandra” (foto 22),
convirtiéndose en la primera área natural protegida municipal del país. Pos-
teriormente, el 7 de junio de 2005, la declaratoria fue revocada debido a que
los propietarios del predio interpusieron y ganaron un amparo argumentan-
do no haber sido consultados como lo marca la ley federal. Finalmente, tras
un esfuerzo notable de la sociedad civil paceña y de las ong ambientalistas
locales, todo parece indicar que el área será de nuevo decretada como área
natural protegida; esta vez con consentimiento de los propietarios y con el
debido sustento legal.
2. El escenario socioeconómico
El censo de 2000 reportó para Baja California Sur una población de
424,041 habitantes, que representa el 0.43 por ciento del total nacional. Es la
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 137
entidad federativa menos poblada del país y con menor densidad de pobla-
ción. Sin embargo, tiene una de las mayores tasas de crecimiento poblacional
en México, que en 2000 fue de 3 por ciento; sólo superada por los estados de
Quintana Roo (5.2 por ciento) y Baja California (3.9 por ciento). 37 Tal situa-
ción se explica por la atracción que presentan a la migración el polo turístico
de Los Cabos y la que genera la oferta de trabajo de los campos agroindus-
triales. Otros datos generales provenientes del mismo censo indican que, en
cuanto a la distribución por sexo, 51 por ciento de la población eran hombres
y 49 por ciento mujeres. En la distribución de la población por edades, había
32.1 por ciento menores de 15 años, 63.9 por ciento eran personas de 15 a 64
años y 3.9 por ciento fueron censadas como mayores de 65 años.38
La distribución espacial de la población en Baja California Sur se caracte-
riza por su alta polarización.
50 Gobierno del Estado de B.C.S., Compendio Estadístico 2001-2002, La Paz, junio de 2003, pp.
375-380.
51 inegi, Anuario Estadístico: Baja California Sur, México, 2004, p. 410.
52 H. xi Ayuntamiento de La Paz, Plan Municipal de Desarrollo, 2002-2005, p. 15.
142 Del saqueo a la conservación
En Baja California Sur hay 108 localidades que tienen muy buena acce-
sibilidad y están a menos de cinco km de las ciudades que tienen más de 15
mil habitantes, lo que facilita a sus habitantes el acceso a los servicios que
se encuentran en ellas. Existen un total 84 localidades rurales que se en-
cuentran ubicadas a menos de 2.5 km de los asentamientos que tienen entre
2,500 y 14,999 habitantes; éstas son localidades donde la población accede
a los servicios con mayor facilidad. A menos de tres kilómetros de las vías
de comunicación, pero alejadas de las áreas de influencia de las principales
ciudades hay 1,569 localidades que pueden ser consideradas con cierto nivel
de aislamiento.57
En la entidad, la cobertura de servicios habitacionales supera la media na-
cional en cuanto a viviendas con sanitario exclusivo, conexión de agua, drena-
je y energía eléctrica. También supera la media nacional la proporción de vi-
viendas con pisos y paredes con materiales sólidos y duraderos. Sin embargo,
con respecto a la media nacional, se tiene una mayor proporción de viviendas
con techos construidos con materiales ligeros y provisionales.58 En cuanto a
la cobertura de energía eléctrica, el 96 por ciento cuenta con este servicio, con
lo que el estado se ubica por encima de la media nacional (93 por ciento).59
Considerando el aumento de la cobertura de servicios en Baja California Sur,
se puede decir que existe un mejoramiento progresivo de la vivienda e, inclu-
so, no se considera que exista el problema del hacinamiento de la población.60
Así, de las 105,229 viviendas registradas en el 2000 por el inegi (xii Censo de
Población y Vivienda) los porcentajes concernientes a las viviendas que cuen-
tan con servicios manifiestan cierta disparidad: 89.34 por ciento cuentan con
el servicio de sanitarios; 85.77 por ciento con agua entubada; 79.27 por ciento
con drenaje; 92.17 por ciento con energía eléctrica. Sólo dos por ciento de las
viviendas de la entidad no poseen ningún tipo de servicio.61
No obstante, se presenta un fuerte desequilibrio entre las localidades ur-
banas y rurales, ya que en los últimos diez años se ha desarrollado la infra-
57 Ídem, p. 90.
58 José Luis Borja Santibáñez, “Indicadores de salud, educación y vivienda en los municipios de
Baja California Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op. cit., p. 155.
59 Gobierno del Estado de B.C.S., Nuestro Gobierno, febrero de 2003, 2003, p. 7.
60 Gobierno del Estado de B.C.S., Programa Estratégico de..., p. 52.
61 Gobierno del Estado de B.C.S., Compendio Estadístico 2001-2002: Municipios de Baja Cali-
fornia Sur, Cuaderno de Datos Básicos, junio de 2003 (disco compacto), p.6.
144 Del saqueo a la conservación
Paz, 1.59 para Los Cabos y, en el otro extremo, Comondú con un valor de
1.20 y Mulegé con 1.23. Loreto, con un valor de 1.38 para este indicador, se
encuentra en una posición intermedia.66
La situación de la tenencia de la tierra en Baja California Sur es compleja
y varía entre los municipios. La complejidad puede resumirse en el hecho de
que una misma porción de territorio llega a tener varios dueños legítimos y,
además, quienes lo habitan y usan, en muchos casos, no son los propietarios.
Esta situación obedece a la historia regional que se caracteriza en este senti-
do por conceder un valor a la tierra muy diferente de lo que puede haber sido
en otras regiones del país.
La tierra ha sido un elemento abundante en el territorio sudcaliforniano.
Sólo adquiere valor y se convierte en recurso natural a partir del momento
en el que es factible su aprovechamiento productivo. En este sentido, el verti-
ginoso y riesgoso avance del sector turístico, basado en el tradicional esque-
ma de sol y playa, y en el desarrollo residencial —ambos vinculados con la
creación de campos de golf—, ha provocado que en la última década la tierra
adquiera valores cada vez más elevados. Actualmente, esta situación ya no se
encuentra restringida a las zonas cercanas a los centros de población donde
más se ha desarrollado el turismo, sino que se extiende a todos los terrenos
ubicados en la zona costera y aledaños a ésta; particularmente entre Cabo
San Lucas y Todos Santos, así como en torno a Loreto, Bahía Concepción y
Mulegé. Evidentemente se trata de un proceso fincado en la especulación y la
rebatinga de la tierra, asociada al recurso natural no renovable hoy por hoy
más valioso en la entidad: el paisaje.
Este panorama se complica aún más con el reparto agrario, que en Baja
California Sur inició en 1919 y culminó en 1993.67 Según el vii y último Cen-
so Ejidal, elaborado en 1991,68 los cien ejidos existentes en el estado ocupa-
ban 5’422,244 ha,69 lo que representaba 73.6 por ciento de la superficie total
del estado. La propiedad privada se extendía en una superficie de 783,328
70 José Urciaga García, El desarrollo de la agricultura en Baja California Sur (1960-1991), ua-
bcs, La Paz, B.C.S., 1993, pp. 68-69.
71 6 de enero de 1992.
72 procede: Programa de certificación de derechos ejidales y titulación de solares urbanos.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 147
% superficie eji-
Superficie ejidal Número Ejidos sin
Municipio dal/ superficie
ha de ejidos procede
municipal
sados agricultores fueron de diversa índole, pero el que planteó mayores obs-
táculos al desarrollo agropecuario fue el uso irracional del agua y su relativa
escasez. Así, las zonas rurales ejidales, que durante un corto tiempo fueron
productivas regiones agropecuarias, son actualmente en su mayoría regiones
de éxodo y abandono, pobladas por ancianos, mujeres y niños, pero con una
franca tendencia a que sólo permanezcan en ellas las huellas del impacto
ambiental resultante de una política económica errónea y devastadora.
Sólo algunas de las regiones naturalmente dotadas de agua, que en las zo-
nas áridas se conocen bajo el genérico y evocador nombre de oasis, escapan
en cierta medida a este dramático esquema. Sin embargo, tanto la sociedad
como la economía de los oasis —en o fuera de los ejidos— se encuentran en
una situación crítica y enfrentan los problemas de especulación por la com-
pra de tierras que se está llevando a cabo directa e indirectamente (a través
de la compra de los derechos ejidales).
No obstante, no toda la actividad agrícola sufre una crisis productiva. El
esquema que se ha desarrollado en este sector en las últimas décadas ha sido
la inversión privada en industrias productoras de hortalizas solicitadas por
el mercado exterior. Los fértiles valles del estado donde los mantos acuíferos
aún no presentan indicios de intrusión salina ni de agotamiento (el Carrizal
y el Vizcaíno) se han sembrado en invernaderos para la agroindustria inten-
siva. Esta es una actividad sumamente rentable, ya que la tierra es alquilada
a los ejidatarios por muy bajo costo y la fuerza de trabajo la constituyen jor-
naleros agrícolas que, además de percibir salarios raquíticos viven —en la
mayoría de los casos— en condiciones infrahumanas. Con estos bajos cos-
tos se obtienen hortalizas que suman el 45 por ciento del total del valor de
la producción agrícola sudcaliforniana. Es importante notar que este grupo
sólo ocupa 8 por ciento de la superficie cosechada. Por ello, durante el perio-
do 1994-1998, las hortalizas fueron “el grupo de cultivos que obtuvieron ma-
yores rendimientos, con $ 67,100 por hectárea, mientras que los productos
básicos obtuvieron $ 5,050 por hectárea”.73 Esta situación plantea problemas
sociales y ambientales severos, ya que estas empresas no tienen un impacto
multiplicador en la economía regional, pero consumen casi gratuitamente y
en grandes cantidades un recurso de vital importancia: el agua.
73 Micheline Cariño Olvera, Panorama histórico de Baja California Sur en la perspectiva de la
cuenca del Pacífico, en A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), Diagnóstico Estratégico…, op. cit., p. 45.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 149
nentes del sistema ambiental sobre los cuales se ejercerá una mayor presión
en los años por venir.75
La evolución y estructura del pib global y desagregado reflejan las parti-
cularidades naturales (aislamiento geográfico, condiciones climáticas, esca-
sez de agua, importantes recursos naturales para el desarrollo de la actividad
turística, etc.); históricas y económicas (falta de integración económica, los
mercados regionales e internacionales); las formas de ocupación del espa-
cio (fuertes diferencias en el grado de ocupación del territorio); así como
las principales tendencias de la economía de Baja California Sur (un sector
terciario en crecimiento pero no vinculado a la economía estatal y una ac-
tividad minera con similares características). El patrón de comportamiento
que ha seguido el estado se caracteriza por una reducción en la participa-
ción dentro del pib estatal del sector primario y secundario acompañado de
un creciente crecimiento del sector terciario. En este sector las actividades
que presentaron una mayor participación en la generación del pib (en 1999)
fueron: los servicios financieros, seguros, actividades inmobiliarias y de al-
quiler; le siguen en importancia dentro del sector: los servicios comunales,
sociales y personales, y el comercio, restaurantes y hoteles. El predominio del
sector terciario en el desarrollo económico es más notable en los municipios
de La Paz y Los Cabos, en donde los servicios ocupan un papel impulsor del
desarrollo. Esto se explica, entre otros factores, por la diversidad creciente de
actividades que dentro de este sector se localizan en ambas municipalidades,
por los aportes que este sector realiza al pib municipal y estatal, así como por
su capacidad de generar empleos.76
Los municipios de Los Cabos y La Paz —donde se concentran tanto la
población como las actividades económicas— registran los mayores índices
netos de diversificación económica; lo que indica que el desarrollo econó-
75 Gob. del Edo. de B.C.S., peot, op. cit., p. 21.
76 Ídem, p. 22-37.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 151
77 Alba E. Gámez Vázquez y Bertha Montaño Cota, “Diagnóstico estratégico del sector turismo
en Baja California Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op. cit., pp. 286-287.
78 Ecoparque Isla San José, Resumen Ejecutivo de Proyecto: Isla San José, 2003, p. 1.
152 Del saqueo a la conservación
terias primas y a la estrechez del mercado. Este sector aportó en 1993 el 6.08
por ciento del pib estatal, mientras que para 1997 fue de 7.13 por ciento.82
La historia económica contemporánea de Baja California Sur presen-
ta una modificación importante a mediados del siglo xx. Después de dos
décadas de decaimiento general de la actividad económica, en la década de
los sesenta se consolidaron las actividades que marcarían su desarrollo eco-
nómico reciente. Entre estas actividades destaca la agricultura tecnificada
(sector primario), el procesamiento de productos pesqueros y la extracción
de minerales como la sal y el yeso (sector primario). En la década siguiente la
economía estatal tendió a concentrarse más en el sector terciario, desarro-
llándose el comercio y los servicios (tanto privados como públicos), en espe-
cial los relacionados con el turismo.
La pérdida de centralidad del sector primario (agricultura y pesca) corres-
ponde a una lógica de modernización, que en la entidad se ha hecho evidente
en los últimos cuarenta años.83 Así, en los años sesenta la población econó-
micamente activa (pea) se concentraba en primer lugar en el sector primario
con el 56.21 por ciento, le seguía el sector terciario con el 26.16 por ciento y,
finalmente, el secundario con el 14.42 por ciento. En el año 2000, la mayor
parte de la población económicamente activa se encontraba ya concentrada
en el sector terciario 68.32 por ciento, mientras que en el primario había de-
caído a 14.94 por ciento y el secundario aumentado a 26.16 por ciento.
La estructura ocupacional de la población económicamente activa co-
rresponde a la estructura económica de la entidad y de los municipios que la
integran. Por ello, en ambas estructuras existe una tendencia hacia la con-
centración del empleo y de las actividades económicas en el sector terciario,
especialmente en el comercio y los servicios (turísticos y administrativos).
Esta tendencia ha permitido una mayor incorporación de ambos sexos al
mercado laboral, en particular de la mujer, en la última década.84 El hecho
de que gran parte de la población tenga empleo tiene como saldo positivo la
posibilidad de un mejoramiento en las condiciones de vida. Sin embargo, el
incremento de la participación femenina en el empleo ha traído aparejados
87 Antonina Ivanova-Boncheva, “Un diagnóstico del sector financiero en el estado de Baja Cali-
fornia Sur”. En A. Ivanova y M. Ángeles (eds.), op.. cit., p. 316.
156 Del saqueo a la conservación
Bibliografía
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Davis, R. E., Drifter observations of coastal surface currents during code: The
method and descriptive view. J. Geophys, Res. 90, 1985.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 159
Foto 11. San Miguelito, Antigonon leptopus, y Torote colorado, Bursera microphylla.
Capítulo
3. El escenario: presentación geográfica y socioeconómica 169
Foto 15. Víbora de cascabel sin cascabel, Crotalus catalinensis, Isla Catalina.
172 Del saqueo a la conservación
Capítulo 4
E
l término utopía, acuñado por Tomás Moro en el siglo xvi, ha sus-
citado polémicas conceptuales y discusiones semánticas respecto a
su significado. Por su origen griego, el prefijo u puede remitir a dos
significados diferentes, aunque no contradictorios. Si su composición ini-
cial es considerada ou remite a una negación, por lo que utopía significa
(en) ningún lado. Pero el mismo prefijo también puede corresponder a eu,
que significa “bueno” o “bien”, por lo que utopía en este caso significa “lu-
gar bueno” o “sitio ideal”. Al conciliar ambos significados posibles, utopía
adquiere su significado más común: el de ser un lugar fantástico en el cual
se puede concretar un ideal o un sueño deseado. Por ello, como señala Fin-
ley, “toda utopía de verdad valiosa” es establecida como “una meta hacia la
que legítima y esperanzadamente se puede optar, meta que no se sitúa en
un nebuloso estado de perfección sino en críticas y propuestas específica-
mente institucionales”, es decir, basándose en la organización política de
una sociedad.
[177]
178 Del saqueo a la conservación
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180 Del saqueo a la conservación
de agua, la escasez y dificultad para adquirir alimentos, así como la rudeza del
clima. En 1537 el virrey de Mendoza ordenó a Cortés el abandono inmediato de
la aventura y el traslado de los sobrevivientes de regreso a tierra firme.
La efímera colonia sólo subsistió tres meses. El extremeño, sin embargo,
siguió insistiendo ante la Corona en que más esfuerzos exploratorios podrían
develar la tierra de abundancia y riqueza que soñó encontrar. En 1539 envió a
Francisco de Ulloa con la misión de recorrer y cartografiar las costas orientales
y occidentales de California, pues estaba convencido que debían existir tierras
con mejores condiciones para el establecimiento colonial. Ulloa confirmó en-
tonces que la isla no era tal, sino que se trataba de una larga península unida
por la parte norte con el macizo continental. En la costa del Pacífico esta expe-
dición llegó hasta la isla de Cedros; ahí se separaron las dos embarcaciones que
componían la expedición. Una regresó a la Nueva España con los enfermos.
Ulloa prosiguió en su ruta al norte a bordo de la Trinidad: “de este capitán y de
sus acompañantes no se tuvo ya noticia, así que se dio por hecho que se perdie-
ron con su nave”.
Diecisiete décadas de expediciones posteriores confirmaron que Califor-
nia no era una isla ni estaba dotada de los tesoros que movieron a Cortés, al
virrey Mendoza y a decenas más de exploradores. Pero la abundante riqueza
de los lechos marinos motivaron una segunda generación de hombres sedu-
cidos por California: los empresarios perleros.
La utopía del mito perlero, que consistía en creer que a través de la explo-
tación de las minas marinas sería posible acumular grandes riquezas, cobró
fuerza en el Golfo de California en un contexto propicio: el gobierno colonial
se encontraba urgido de proseguir el reconocimiento de las costas noroc-
cidentales y los empresarios perleros estaban ávidos de explotar los bancos
perleros de esa zona.
En 1565 Miguel López Legaspy descubrió la ruta que permitía atravesar el
Pacífico desde las islas Filipinas hasta la Nueva España. Este torna viaje implicó
directamente a California como un punto estratégico en las rutas de navega-
ción transoceánicas, ya que los barcos que venían del Lejano Oriente debían
navegar a lo largo de sus costas desde el 40°N hasta llegar al puerto de Acapul-
co. Esta ruta, de gran importancia comercial, era demasiado larga y peligrosa
con el nombre actual de La Paz. En la segunda, seis años después, demarcó las
costas occidentales de la península.
Posteriormente, entre 1611 y 1668 se otorgaron cuatro licencias de explo-
tación perlera que fueron aprovechadas para efectuar múltiples exploraciones
en el Golfo, todas ellas financiadas por empresarios privados. También se llevó
a cabo una innumerable cantidad de expediciones perleras ilícitas (es decir sin
tramitar la licencia) a partir de la costa oriental del Golfo. Sabemos que éstas
últimas fueron mucho más rentables que las primeras, ya que tenían menos
compromisos que atender y podían concentrarse exclusivamente en la pesque-
ría. Pero su éxito no era fácil de evaluar, por lo que la Corona tuvo que fiarse
de los resultados del primer grupo de expediciones, contrarios todos a sus ex-
pectativas.
Hacia finales del siglo xvii, la situación respecto al asunto de la coloniza-
ción de California era la siguiente: su anexión definitiva a la Nueva España se
dificultaba considerablemente por la escasez de recursos para la subsistencia
de los colonos; el interés por la búsqueda del puerto refugio para la Nao se ha-
bía desvanecido por completo, ya que se ubicó en el septentrión del continente
asiático; ningún empresario perlero había logrado enriquecerse y la pesca de
perlas era una actividad riesgosa, pues dependía por completo de la disponibi-
lidad de la mano de obra indígena para bucear y de las posibilidades de abaste-
cimiento en agua y comida que los empresarios perleros podían encontrar en
la costa oriental del Golfo. Bajo estas circunstancias, todos los intereses lucrati-
vos, tanto gubernamentales como privados en torno a la anexión y explotación
de California, perdieron su vigencia y la ensoñación utópica del mito perlero
que la había cubierto finalmente se desplomó. Hacia el final de este período
California retomaba su imagen de tierra indómita y desolada que había tenido
luego del efímero primer intento de colonización realizado por Cortés.
No obstante, California siguió nutriendo los sueños de quienes sucum-
bieron a la percepción utópica de este confín de mundo. Fue precisamente la
confirmada ausencia de riquezas el principal fundamento de la tercera gene-
ración histórica que quiso realizar en California lo que no era posible concre-
tar en ninguna otra parte. Se trata de la utopía del Reino Mariano impulsada
por los jesuitas, quienes buscaban un lugar apropiado para fundar misiones y
mantener a sus neófitos al margen de la codicia, la lujuria y la corrupción de
los hombres, con la finalidad última de convertirlos en cristianos modelo.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 183
El primer misionero jesuita seducido por este utópico proyecto fue Fran-
cisco Kino. Durante la última expedición financiada por la Corona a Califor-
nia para explorar la región y evaluar su real potencial económico, él tenía a
su cargo la labor evangelizadora y misional. Esta expedición se llevó a cabo de
1683 a 1685, bajo el mando del almirante Isidoro Atondo y Antillón. Tenía por
objetivo la búsqueda de aguajes y de tierras fértiles donde se pudiera proceder
a la fundación de pueblos. Hubo tres intentos de establecimiento colonial en
sitios distintos, pero en todos ellos la hostilidad del medio natural y las agre-
siones de los nativos imposibilitaron la permanencia de los colonos. El 17 de
septiembre de 1685 la expedición de Atondo regresó a Matanchel declarando
que la búsqueda de recursos naturales que hubieran podido tener algún valor,
o que por lo menos hubieran permitido al tesoro real recuperar la inversión
realizada, había sido infructuosa. Quedaba claro que se trataba de una tierra
de difícil y costoso acceso, con una naturaleza árida y hostil, y una población
de indios salvajes.
El veredicto real sobre la colonización de California se asentó en el edicto
del 22 de diciembre de 1685, donde se señalaba la urgencia de enfrentar priori-
tariamente la solución de las revueltas indígenas en el septentrión de la Nueva
España, y ordenaba al virrey que suspendiera todas las nuevas conquistas de
California.11 No obstante, a causa de los excelentes resultados obtenidos por el
padre Kino durante la expedición de Atondo, la Compañía de Jesús siempre in-
sistió en la necesidad de continuar la acción de evangelización y conversión de
los indios californios. El objetivo evangelizador que había sido para el imperia-
lismo español un elemento de legitimación y expansión territorial en las zonas
fronterizas era una real necesidad, de acuerdo con la moral de la época. Así, la
propaganda iniciada por Kino para el establecimiento misional en California
sensibilizó a buen número de clérigos y de nobles piadosos que aportaron los
fondos con los que la empresa se financió.
Durante un encuentro entre Kino y el padre visitador Juan María de Sal-
vatierra en 1690 surgió la estrategia para fundar y mantener a las misiones de
California. Desde la Pimería, Kino prepararía barcos y debía tener siempre listas
provisiones para enviar a la península. Salvatierra debía obtener la autorización
Plan para el arreglo de las misiones de los territorios de la Alta y Baja California,
propuesto por la Junta de Fomento de aquella Península.28
Plan de Colonización Extranjera para los territorios de la Alta y Baja California,
propuesto por la Junta de Fomento de aquella Península.29
Plan de colonización de nacionales para los territorios de la Alta y Baja Califor-
nia, propuesto por la Junta de Fomento de aquella península. 30
Iniciativa de ley propuesta por la Junta para el mejor arreglo del gobierno de los
territorios de las Californias. 31
Proyecto para el establecimiento de una Compañía de Comercio Directo con el
Asia y Mar Pacífico cuyo puerto céntrico debe ser Monterrey, capital de la Alta
California. 32
Proyecto de Reglamento en grande para el establecimiento de la Compañía
Asiático-Mexicana. 33
34 Martha Micheline Cariño Olvera, El porvenir de la Baja California está en sus mares. Vida y
legado de don Gastón J. Vives el primer maricultor de América, uabcs-sep, México, 2000.
35 Micheline Cariño y Mario Monteforte, El primer emporio perlero sustentable del mundo,
uabcs, México, 1999.
36 M. M. Cariño O., El porvenir de la Baja California…, op. cit., pp. 137-138.
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 193
Evidentemente, Vives hacía este análisis en una época en la que los mares
aún no habían sufrido los estragos de la sobre pesca; pero, además, centra sus
expectativas en la acuacultura de las ostras perleras, en particular, y en la de
los moluscos comestibles, en general. El alegato de Vives, si bien es un me-
dio para legitimar su anhelo de reestablecer las operaciones de su destruido
emporio, también debe ser valorado con la objetividad propia de un cientí-
fico decimonónico. Vives en su manuscrito demuestra una franca actitud
visionaria al considerar que el crecimiento económico no implica desarrollo
social, y que ambos debían tener por base tanto el aprovechamiento racio-
nal de los recursos marinos como la distribución social de los beneficios. No
obstante, su sabiduría no encontró en el contexto sociopolítico prevaleciente
en la época un terreno fértil para fructificar, con lo que tan atinado análisis
quedó relegado al terreno de la utopía.
Entre anhelos y desencantos, la historia de las utopías bajacalifornianas
ha sido marcada por reiterados fracasos. La riqueza de sus mares, la particu-
lar belleza de sus paisajes, su aislamiento o la vastedad de su horizonte son
razones que han alimentado siglos de ensoñación. Pese a las buenas intencio-
nes que respecto al futuro de la región han caracterizado a la mayoría de las
utopías de su historia, la península aún espera tiempos mejores por venir.
En este contexto se inserta la utopía que, a nuestro parecer, se encuentra
vigente en la Baja California peninsular, corroborando la constante gene-
ración de utopías en la historia regional. En la actualidad, el pensamiento
utópico que acompaña el presente y que prefigurara el futuro de la región, se
concreta en la utopía ambientalista. Ésta impulsa a una variedad de actores
sociales a pugnar por la conservación del medio ambiente y por el desarrollo
sustentable regional.37
Los ambientalistas que participan de este pensamiento utópico se ma-
nifiestan y expresan de muy diversas maneras, desde las publicaciones cien-
tíficas hasta las consultas públicas. Tienen formaciones y ocupaciones dife-
rentes, y los podemos encontrar entre los académicos, los funcionarios de
gobierno (de los tres niveles), las organizaciones civiles, la iniciativa privada,
37 Tema que abordamos detalladamente en los capítulos de la tercera parte, en los que explica-
mos detalladamente la participación de los actores de la conservación y el desarrollo susten-
table en los diferentes procesos en los que estos sistemas alternativos se llevan a cabo; razón
por la cual aquí sólo esbozamos su identificación y proceder.
194 Del saqueo a la conservación
el medio artístico, el sector estudiantil, etc. Los activos sociales que se pre-
ocupan y se ocupan de la conservación y el desarrollo sustentable regional
son sudcalifornianos, mexicanos y extranjeros, viven en la entidad y fuera de
ella. Han contribuido a la declaración de las áreas naturales, participan acti-
vamente en todos los foros relacionados con asuntos ambientales, promue-
ven la constitución de servidumbres ambientales, la formación de unidades
de manejo de fauna silvestre, realizan acciones de educación ambiental, ana-
lizan la factibilidad y establecimiento de proyectos productivos sustentables.
Todos ellos promueven el desarrollo sustentable mediante la conservación.
Consideran la importancia del largo plazo, la necesidad de elevar la calidad
de vida, de valorar la cultura regional, la fortaleza comunitaria y la equidad,
entre sus valores más destacados.
Hoy día, al igual que debe haber sido en el presente de cada una de las
utopías pasadas, los actores sociales que comparten la utopía ambientalista
no consideran sus anhelos o proyectos como fenómenos irrealizables, aun-
que sí de difícil alcance. Los actores de la utopía ambientalista conciben sus
proyectos y acciones como peldaños que avanzan en la transformación de las
condiciones históricas vigentes hacia un futuro mejor, producto de la visión
que comparten. No identifican sus anhelos con una utopía, ya que esto los
conduciría inexorablemente al terreno de lo irrealizable. Esta actitud debe
haber sido compartida por todos aquellos actores históricos que impulsaron
los procesos históricos que describimos antes y que, como mostramos, desde
la perspectiva de nuestro presente terminaron siendo utopías.
Para no correr la misma suerte debemos partir del cuestionamiento de
nuestras propias empresas materiales y concepciones espirituales. Dejemos
a un lado las utopías basadas en la tradición y en la razón, y comencemos
por construir el cambio basado en el horizonte de posibilidades. La primera
estación de este objetivo consiste en repensar nuestro conocimiento social
para obtener las herramientas básicas de la edificación de un cambio y una
posterior transformación. Esto nos obliga a una relectura del tiempo, donde
el pasado no es lejano e inmutable sino cambiante y cercano al presente que
se proyecta al futuro vislumbrado en el cambio de un nuevo sistema social.
Bajo esta concepción se encuentran las propuestas del sistema-mundo de
Immanuel Wallerstein y la biosociología acompañada del ecodesarrollo de
Capítulo
4. De las históricas utopías a la concreción de un sistema histórico alternativo 195
Bibliografía
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198 Del saqueo a la conservación
Capítulo 5
L
a problemática ambiental de los últimos años es el resultado de una
relación de agresión y distanciamiento entre nuestra especie y su há-
bitat, pero sobretodo de un magro resultado de sus planes con respec-
to a la modernidad. Ésta —el último gran proyecto humano— en su finalidad
se proponía la emancipación de las ataduras hechas por sí misma a través de
su existencia. El camino se trazó con un destino, pero aún más se establecie-
ron las herramientas y los criterios a evaluar.
Las luchas se marcaron en esos parámetros, los bandos se dividieron y
enfrentaron conforme a lo establecido, delineando sus horizontes de posi-
bilidades así como su estrategia. Los actores han sido diversos pero son los
actores colectivos denominados movimientos sociales quienes han tenido
una propuesta y una actitud crítica, así como una tendencia a la aceleración
del paso sobre las promesas modernas.
En la actualidad, frente al problema ambiental usamos los recursos dis-
ponibles cada vez con mayor riesgo de su extinción. El mismo problema es
fuente de beneficios para los actores tradicionalmente vinculados con el
atraso o desviación de la modernidad: los podemos identificar como saquea-
[201]
202 Del saqueo a la conservación
Ídem, p. 124.
Habermas, op cit., p. 28.
Dante Alighieri, La divina comedia, Porrúa, México, 2004, p. 48.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 205
(…) las premisas de la Ilustración están muertas, sólo sus consecuencias con-
tinúan en marcha (…) la modernización social, que seguirá discurriendo au-
11 Citado en Zygmunt Bauman, Ética posmoderna, Siglo xxi editores, México, 2005, p. 255.
12 Citado en Rehinart Koselleck, Aceleración, prognosis y secularización, Pre-textos, España,
2003, p. 29.
208 Del saqueo a la conservación
La tesis fundamental es que existe un camino modernizante común para las na-
ciones/pueblos/áreas (es decir que todos son lo mismo) pero las naciones/pue-
blos/áreas se encuentran en etapas diferentes de ese camino (por lo tanto no
todos son iguales). En términos de políticas públicas eso se tradujo en una pre-
ocupación a escala mundial por el “desarrollo”, término definido como el pro-
ceso por el cual un país avanza por el camino universal de la modernización.14
3. Movimientos sociales
En algún momento, a mediados del siglo xix (…) se produjo una innovación
sociológica dotada de un profundo significado para la política de la economía-
mundo capitalista. Los grupos y personas implicados en la actividad antisis-
tema comenzaron a crear una nueva institución: la organización estable, con
miembros, cuadros y objetivos políticos específicos a largo y corto plazo. Tales
movimientos antisistémicos organizados no habían existido nunca.20
Los mitos del progreso y de la libertad alimentan el sueño del rescate de los
vínculos con la naturaleza, con la sumisión de ésta al poder de la técnica; pero
la promesa de rescate se refiere al mismo tiempo a la vida del individuo para el
cual se prefigura un camino abierto hacia la autonomía y a la plena realización
de sus potencialidades. (…) Dentro de esta herencia se mueve todavía, pese a
todo el léxico de nuestras esperanzas y miedos.28
28 Alberto Melucci. Acción colectiva, vida cotidiana y democracia, Colegio de México, México,
1999, p. 153 .
29 Arrighi, op. cit., p. 110.
30 Ídem, p. 97.
216 Del saqueo a la conservación
34 Ídem, p. 87.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 219
41 Ídem, p. 45.
42 Ídem, p. 14.
43 Wallerstein, op. cit., 1999, p. 109.
44 Touraine, op. cit., p. 137.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 223
49 Ibídem.
50 Wallerstein, Ecología y capitalismo, 2005.
51 Manuel Castells. La era de la información. La sociedad red, volumen i, Siglo xxi, México,
2000, p. 47.
226 Del saqueo a la conservación
52 Ídem, p. 43.
53 Zygmunt Bauman. La globalización. Consecuencias humanas, fce, México, 2001, p. 103.
54 Ídem, p. 23.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 227
(…) el rincón es un refugio que nos asegura un primer valor de ser: la inmovili-
dad. Es el local seguro, el local próximo de mi inmovilidad (…) La conciencia de
estar en paz en un rincón difunde —si nos atrevemos a decirlo— una inmovi-
lidad. La inmovilidad irradia (…), ya hay que designar el espacio de la inmovili-
dad convirtiéndolo en el espacio del ser. 56
La afirmación más fuerte de la modernidad era que somos lo que hacemos: nues-
tra vivencia más intensa es que ya no es así, sino que somos cada vez más ajenos
a las conductas que nos hacen representar los apartados económicos, políticos
o culturales que organizan nuestra experiencia. 59
6. Movimiento verde
Esas oportunidades materiales brindan a un conjunto de individuos la
posibilidad de proclamarse como actores poniendo a discusión su proble-
mática, criticando y denunciando la lógica del sistema y al mismo tiempo
retroalimentándolo.
Son actores aquellos a quienes el sistema distribuye recursos que les permiten
actuar de modo autónomo. Nos referimos a recursos de educación, conocimien-
to e información, son recursos de tipo cognoscitivo, relacional y comunicativo
que permiten a esos sujetos tanto individuales como colectivos, actuar como
sujetos autónomos, como sujetos capaces de producir recibir e intercambiar
información autónomamente.69
71 Ídem, p. 70.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 233
77 Ídem, p. 151.
78 Ídem, p. 148.
236 Del saqueo a la conservación
Estos movimientos están atravesados por conflictos sociales entre los defenso-
res de lo que puede llamarse la liberalización cultural y aquellos que afirman
los derechos específicos de un actor cultural pero se centran en la afirmación
de derechos culturales más que en el conflicto con un adversario que pueden
seguir definiendo de manera vaga.85
83 Edgard Moran, Introducción a una política del hombre, Gedisa, Barcelona, 2002, p. 135.
84 Melucci, op. cit., p. 109.
85 Touraine, op. cit., p. 112.
238 Del saqueo a la conservación
7. Escenario inmediato
El fin de la guerra fría abrió la posibilidad de ampliar las discusiones referen-
tes a las problemáticas mundiales, como la cuestión ambiental, pero también
significó el fin de un orden establecido por dos bloques militares e ideológicos
competitivos donde se establecieron reglas de acción. Si bien la urss perdió has-
86 Leff, op. cit., 2003, p. 376.
87 Ídem, p. 368.
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 239
1. Los gobiernos pueden insistir en que todas las empresas deben internalizar
todos los costos y nos encontraríamos con una aguda disminución de beneficios.
2. Los gobiernos pueden pagar la factura de las medidas ecológicas utilizando
impuestos, entonces, o bien se aumenta sobre las empresas, lo que conduciría a
la misma reducción de ganancia, o bien se aumenta sobre el resto de la gente, lo
que posiblemente conduciría a una intensa rebelión fiscal. 3. Podemos no hacer
prácticamente nada, lo que conduciría a las diversas catástrofes ecológicas de
las que los movimientos ecologistas nos han alertado. Hasta ahora, la tercera
alternativa es la que ha predominado.93
Desde finales de los 70, pero sobre todo desde la década de los 80, y marcada-
mente desde los últimos años del siglo pasado, una serie de tecnologías “más
limpias” han redimensionado la biodiversidad como recurso (…). Al ser este
recurso estratégico, lo central para los capitalistas involucrados en el desarro-
llo de esas bio-tecnologias ha sido su control. Entendido como la gestión del
recurso. (Ello) incluye el acceso, administración, conservación, uso y usufructo
directo e indirecto del mismo.94
Conclusiones
El esquema de la modernidad está seriamente cuestionado por sus logros,
el problema ambiental es una arista de ello. Sin embargo, nos deja una duda.
¿Son las premisas del proyecto moderno las causantes del deterioro ambien-
tal? La respuesta —o la tentativa de una— marca posiciones políticas y cul-
turales muy claras donde los antagonismos tienden al choque inevitable. No
Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 243
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Capítulo
5. Los movimientos sociales y el ambientalismo 245
Segunda parte
Capítulo 6
L
a búsqueda de estrategias apropiadas para alcanzar el desarrollo sus-
tentable se ha transformado en una parte importante de la política de
desarrollo. En el medio rural el aumento de la productividad del mo-
delo tradicional de desarrollo agrícola de la revolución verde, centrado en la
difusión de un paquete tecnológico con elevado consumo de fertilizantes y
pesticidas ha llegado a su agotamiento por los elevados costos ambientales y
sociales que implica, y hoy se encuentra en contradicción con el uso susten-
table de los recursos naturales.
El modelo de la revolución verde tuvo una amplia difusión en todo el país
y especialmente en el noroeste de México. En Baja California Sur la utili-
zación intensiva del paquete tecnológico acompañó la apertura del Valle de
Santo Domingo, principal región agrícola de la región, en los años cincuenta
y paulatinamente se difundió en otros valles agrícolas. Como resultado de la
explotación intensa de los recursos naturales y particularmente del agua y
el suelo, en poco más de cincuenta años de explotación desmedida el mode-
lo tradicional de desarrollo agrícola hoy registra severos problemas de cara
a la sustentabilidad. Los indicadores de desarrollo sustentable que miden la
[249]
250 Del saqueo a la conservación
materias primas de las misiones, de un auto abasto que se caracterizó por una
estructura de la producción en la que destacan los cultivos de maíz, trigo, frijol,
cebada y caña de azúcar, además del cultivo de la higuera y la vid. Con la expul-
sión de los jesuitas en 1767-68 empezaron a operarse cambios importantes en
la economía agrícola, al trasladarse la posesión de la tierra a los colonos, con-
jugado esto con un proceso de eliminación de la población indígena. Esta nue-
va organización de la agricultura de la región se fundamentó en el sistema de
ranchos y fue posible gracias al proceso de apropiación de la tierra. Así pues,
el proceso de colonización en la Baja California fue lento pero firme a través de
las actividades agrícolas y pecuarias.
Hasta muy avanzado el siglo xix y debido a los constantes esfuerzos de
colonización de la despoblada península de Baja California, la economía
agrícola que se desarrolló se caracterizó por ser de pequeña escala, casi total-
mente de autoconsumo, ligada a los oasis y a pequeños lugares con algunas
condiciones agroecológicas muy particulares. Posteriormente los colonos
fueron estableciendo ranchos ganaderos y agrícolas y, hacia la primera mitad
del siglo xix, se empezaron a sentar las bases de una agricultura comercial.
En esos años destacaba la importancia de la producción de piloncillo de caña
de azúcar, tomate, quesos y carne seca en la estructura de la producción agro-
pecuaria, particularmente en Todos Santos, Los Cabos y La Paz. Particular-
mente, hacia la primera mitad del xx la producción de piloncillo de caña de
azúcar fue una de las bases de la economía agrícola del lugar, vinculada a la
exportación hacia Estados Unidos, con lo que la creación de un puerto de al-
tura para sacar la producción fue propuesta en este periodo. Los efectos de la
crisis económica de los años treinta, sin embargo, se reflejaron marcadamen-
te en la dinámica agrícola a través de la reducción de este comercio.
Desde principios del siglo xx y hasta 1950, la superficie de cosecha apenas
rebasaba las 4,500 hectáreas y el área agrícola permaneció casi constante: entre
seis mil y diez mil hectáreas, incorporando la expansión de las zonas agrícolas
del sur, con los valles de La Paz y de Los Planes, realizada hacia la primera mi-
tad de los años cuarenta.
En este mismo periodo, la Unión Nacional Sinarquista (uns) realizó un
intento por colonizar el Valle de Santo Domingo. En septiembre de 1941 su
Véase anexo.
256 Del saqueo a la conservación
como parte del capital natural artificialmente se impone casi cercano a cero
o vinculado exclusivamente a los costos de energía para extracción de los
pozos subterráneos, precio que no recoge otros componentes del valor del
agua. La política pública no considera los beneficios externos asociados al
agua al diseñar el sistema de incentivos para el manejo del recurso agua, en
gran medida porque el mercado no lo recoge mediante las señales típicas de
precios. El valor económico total del agua incluye el valor de uso, de no uso y
de existencia, pero el precio que recoge el mercado mediante su disposición a
pagar apenas incorpora el valor de uso mediante costos de extracción y algo
de mantenimiento de los sistemas de riego. Estos desequilibrios en las consi-
deraciones de valor y precio están en la base del establecimiento de políticas
de precios y tarifas que sean compatibles con el uso sustentable del recurso.
Porque los agricultores pagan apenas una parte del valor y mediante una po-
lítica que incluye fuertes subsidios, pero la sociedad paga otros factores del
costo de oportunidad del agua que no recoge el sistema de precios y no se
ven de manera directa sino cuando empiezan a considerarse aspectos de la
sustentabilidad del desarrollo.
Conclusión
en la región. Este es el caso del sorgo y de la alfalfa, que son materia prima en
los alimentos balanceados. El cártamo, único cultivo agroindustrial, muestra
una clara tendencia a disminuir su importancia en la región como conse-
cuencia del creciente número de sustitutos y la reducción de la demanda de
la industria aceitera.
El modelo tecnológico tradicional de agricultura que se ha afianzado con
la participación de las empresas agrícolas en la horticultura tiene fuertes
contradicciones con el uso y manejo sustentable de los recursos naturales
porque responde de manera exclusiva a las necesidades de rentabilidad pri-
vada sin incorporar los costos externos que significa el deterioro del me-
dio natural. Por tanto, es importante considerar nuevos estilos de desarrollo
agrícola, estilos compatibles con el aprovechamiento sustentable de los re-
cursos desde la perspectiva de la rentabilidad económica, su pertinencia so-
cial, reacomodo institucional y preservación ecológica.
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Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 273
Anexo estadístico
Cuadro 1. Evolución de la superficie cosechada en Baja California Sur,
1960-2004
Estructura porcentual
1960 100.0 43.86 4.64 24.02 17.66 9.82
1964 100.0 47.92 0.81 19.72 11.87 19.68
1970 100.0 20.92 1.27 29.38 11.59 36.84
1975 100.0 35.38 5.51 14.51 37.59 7.02
1980 100.0 40.52 7.49 23.03 20.02 8.93
1985 100.0 47.84 4.69 6.64 22.42 18.42
1989 100.0 38.53 6.19 5.46 27.24 22.59
1990 100.0 38.78 16.12 13.73 26.94 4.43
1991 100.0 46.00 22.57 5.61 18.67 7.15
1992 100.0 37.22 17.97 2.79 16.59 4.06
1993 100.0 32.16 22.59 6.22 13.97 2.56
1994 100.0 38.25 18.64 4.10 13.20 2.66
1995 100.0 20.41 27.72 4.98 18.30 3.52
1996 100.0 29.01 27.09 2.50 17.89 2.90
1997 100.0 35.17 25.41 2.33 14.13 3.82
1998 100.0 25.98 26.76 1.74 20.98 4.07
1999 100.0 25.31 25.09 1.71 20.66 4.59
2000 100.0 15.61 25.26 2.12 22.65 4.20
2001 100.0 14.09 32.04 3.54 20.54 5.04
2002 100.0 16.39 38.30 2.16 22.79 5.08
Capítulo
6. La agricultura en Baja California Sur: una perspectiva de largo plazo 277
Estructura porcentual
1960 100.0 40.48 3.83 41.03 5.71 8.95
1964 100.0 43.06 0.84 46.56 9.51 0.03
1970 100.0 19.79 2.04 60.16 10.59 7.42
1975 100.0 36.91 3.61 31.06 19.36 9.05
1980 100.0 25.37 5.98 48.72 9.97 9.95
1985 100.0 43.69 12.84 15.71 14.47 13.28
1989 100.0 33.27 13.30 11.05 18.02 24.37
1990 100.0 30.98 23.76 28.21 9.72 7.33
1991 100.0 39.62 35.25 10.31 7.71 7.11
1992 100.0 39.62 35.25 10.31 7.71 7.11
1993 100.0 24.54 36.40 14.87 5.40 1.91
1994 100.0 32.31 25.47 5.94 11.39 1.62
1995 100.0 14.30 41.08 14.88 6.70 1.43
1996 100.0 23.79 35.86 7.97 9.42 1.13
1997 100.0 24.77 27.69 5.57 6.87 2.14
1998 100.0 12.97 48.90 2.64 7.49 1.13
1999 100.0 16.39 31.44 3.31 8.80 4.12
2000 100.0 9.18 33.32 4.20 8.52 1.52
2001 100.0 8.27 40.20 5.60 7.32 2.35
2002 100.0 8.38 62.43 2.39 5.50 1.35
2003 100.0 9.00 79.23 2.42 6.41 2.94
2004 100.0 8.90 81.25 2.21 4.88 2.75
Fuente: 1960-1989: sarh, Deleg. B.C.S., Cuaderno de Estadística Básica para la Plantación
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Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 279
Capítulo 7
E
l análisis de este capítulo sobre el uso de los recursos marinos a partir
de una visión crítica obliga a separarse de los lugares comunes. A este
respecto es necesario por un lado no obviar los efectos negativos que
la excesiva presión de pesca tiene en distintos recursos, cuyas capturas han
declinado hasta niveles sumamente bajos, riesgosos e incluso motivando que
su explotación sea cancelada en algunos casos, con los consecuentes costos
sociales, económicos y ecológicos. Así también es necesario recuperar el co-
nocimiento sobre las variaciones naturales de los recursos pesqueros que
aún en ausencia de pesca pueden generar valores extremos en abundancias.
Al considerar la actividad extractiva de los recursos marinos se debe tener
en cuenta que el diagnóstico del estado de los recursos y de la pesquería en sí
es una tarea las más de las veces compleja y debe estar alejada de simplifica-
ciones excesivas que pueden llevar a conclusiones erróneas.
En este contexto, es pertinente referir a trabajos clásicos que demuestran
cuáles recursos pesqueros —como el caso de las anchovetas y sardinas— aún
en ausencia de la actividad humana extractiva tiene abundancias gobernadas
por factores físico-químicos, biológicos y ecológicos. De tal forma, mientras
[279]
280 Del saqueo a la conservación
Ídem.
J. L. Soberanes-Fernández, 1994.
Iniciativa de Ley de Pesca, 1992; Ley de Pesca 1992.
282 Del saqueo a la conservación
2. Estudios de caso
A efecto de ejemplificar algunos casos específicos sobre el uso de recur-
sos marinos y pesqueros, de importancia fundamental para el estado de Baja
California Sur, se describen algunos estudios sobre recursos marinos que
han sido fundamentales en el origen y soporte de la pesca en esta región
del país. Es importante señalar que existen muchas otras especies marinas
sujetas a utilización, pero que sería muy difícil incluir en este capítulo los
detalles de numerosas y diversas pesquerías de esta entidad; tarea que sólo
se justificaría en un análisis muy especializado, para ello se recomienda re-
mitirse a la bibliografía pertinente.
esta zona, la mayor parte provenientes del poblado de San Ignacio, se dio
como una corriente migratoria para aprovechar las posibilidades producti-
vas de la captura de abulón y langosta. Este movimiento y asentamiento de
personas para fundar los poblados pesqueros de la región, se dio con una
enorme cantidad de limitaciones, como fue el trasladarse por caminos y ru-
tas de acceso muy precarias, a través de mulas y con recorridos de entre 4 y 5
días de viaje. También había limitaciones para conseguir agua dulce, aunque
no fuera enteramente potable y en ocasiones salobre, proveniente de algunos
oasis aislados. El abasto de alimentos también era difícil, la carne básicamen-
te se conservaba a partir de su salado.12 Se tiene registro de que compradores
de los productos pesqueros, que venían del puerto de San Diego, California,
traían a los pescadores el avituallamiento elemental de agua y alimentos cada
10-15 días, pero cuando las condiciones del mar no permitían la navegación,
este avituallamiento se interrumpía y se pasaban períodos de mucha estre-
chez, particularmente si consideramos los eventos de enfermedades de algu-
nos de los nuevos colonos en esta apartada zona del país.13
El buceo de abulón, ya con la participación de nacionales en esta pes-
quería, comenzó con equipos conformados por tres o cuatro integrantes en
una embarcación de madera: el buzo con equipo escafandra, auxiliado por el
cabo de vida-javero y el capitán de la embarcación.
Durante décadas el aprovechamiento del abulón estuvo reservado a las
sociedades cooperativas. En 1992 la Ley de Pesca estableció el nuevo régimen
de concesiones y permisos tendiente a promover la competitividad, captar
mayor inversión de capital y fomentar el cultivo, tanto por productores del
sector social como del privado, bajo el principio de pesca responsable. A pe-
sar de que el abulón había sido un recurso limitado a bancos pesqueros ya
conocidos y trabajados por cooperativistas, la posibilidad legal de participa-
ción del sector privado en esta actividad extractiva se concedió por medio
del derecho de tanto y el cambio de permisos a concesiones de éste y otros
recursos a las cooperativas pesqueras que venían operando en el litoral occi-
dental de la península de Baja California.14
12 Arce y Sotero, 1998; Com. pers. Al autor; Sr. Antonio Aguilar ex socio de la Cooperativa
Bahía Tortugas, ubicada en Bahía Tortugas, B.C.S., mayo del 2006.
13 Arce y Sotero, 1998; Com. pers. Al autor; Sr. Andrés Acevedo Patrón, socio de la Cooperativa
La Purísima, ubicada en Bahía Tortugas, B.C.S., mayo del 2006.
14 León y Muciño, 1996; Ponce-Díaz, 2004.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 285
Ab u ló n
4,000
3,500
3,000
Captura (t)
2,500
2,000
1,500
1,000
500
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
ciento el resto del litoral, por lo que se concluye que la captura de almejas se
concentra en general en el noroeste del país y la entidad con mayor relevan-
cia en cuanto a este tipo de capturas es Baja California Sur.24
La captura promedio por especies en Baja California Sur para el período
1996-2001 fue la siguiente:
Por ser la almeja catarina la especie más importante dentro del rubro de
almejas en Baja California Sur, haremos una descripción más detallada de los
antecedentes y la captura de este recurso sin menoscabo de la mención de
otros recursos como la mano de león, ostión, pata de mula y callo de hacha
entre otras que también son recursos importantes desde el punto de vista
económico, social y ecológico.
En Baja California Sur se ha capturado la almeja catarina prácticamente
en todo el litoral de la entidad. En el Golfo de California se ha extraído esta
especie de manera comercial en la Ensenada de La Paz y en Bahía Concep-
ción, en la costa occidental se ha explotado en Bahía Magdalena-Almejas,
hasta los esteros de Puerto López Mateos. También se tienen registros de
capturas en el Estero El Cardón, Laguna San Ignacio y Estero El Coyote al sur
de Punta Abreojos, así como en el complejo Lagunar Ojo de Liebre (Guerrero
Negro) y en el estado de Baja California en Laguna Manuela.25
El propio Massó Rojas (1996) refiere:
24 Carta Nacional Pesquera, 2004.
25 Massó Rojas, 1996.
290 Del saqueo a la conservación
A lm ejas
35,000
30,000
25,000
Captura (t)
20,000
15,000
10,000
5,000
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
pesca actual de la costa del Pacífico de Baja California, tanto de abulón, langos-
ta o atún es una actividad nueva que los mexicanos aprendieron e incorporaron
a su cultura popular.
Figura 3. Barco fábrica Calmex durante la década de los años 1920s en Cabo
San Lucas, Baja California Sur.
las 5,000 t por año desde 1955 hasta 1983, según la información estadística
de capturas desde donde se tienen registros continuos. (Fig. 8) De 1984 en
adelante se presenta una tendencia de aumento en las capturas hasta alcan-
zar las 25,000 toneladas descargadas en el año de 1991, posteriormente se ob-
serva una caída pronunciada de las capturas o de los arribos a Baja California
Sur hasta llegar a un poco menos de las 5,000 toneladas en el año 2000. En
los años siguientes, 2001, 2002 y 2003, se presentan oscilaciones que van de
las 5,000 a las 15,000 toneladas aproximadamente. (Fig. 8) La tendencia de
bajas capturas en Baja California Sur, así como la variabilidad de éstas en los
últimos años está más asociada con aspectos de coyuntura económica, capa-
cidad instalada de la industria, costo de transformación y de transportación
en esta entidad tan alejada de los centros de producción nacional, que con
algún elemento de variación en la abundancia del recurso atún.
La capacidad instalada de la industria de transformación de atún en Baja
California Sur, como se ha comentado, nació en Cabo San Lucas, sin embargo
al pasar el tiempo y reconocerse la vocación turística de esta zona en los años
1970, la empresa que procesaba este producto se trasladó a las inmediaciones
de Bahía Magdalena, a principio de los años 1980 y constituyó la empacadora
denominada Conservera San Carlos, que enlata atún y sardina principalmen-
te, y da empleo a cientos de lugareños, entre ellos a muchas mujeres.
Respecto de la situación de este recurso contrastan las opiniones de di-
versos autores. Por una parte existen referencias en las que se considera un
recurso como el aleta amarilla explotado a su máximo rendimiento soste-
nible en el opo,40 la cual en sí mismo es un objetivo que se propone como
medida de manejo pesquero. Por otra parte, en el opo, la zona comprendida
desde la boca del Golfo de California, Islas Marías e Islas Revillagigedo ha
sido definida como de alta abundancia de atún aleta amarilla,41 por lo que
la cercanía a esta área hace que el estado de Baja California Sur sea de gran
importancia en esta pesquería. De acuerdo con los registros de la Comisión
Interamericana del Atún Tropical (ciat), en promedio durante un período
de casi 15 años, más del 40 por ciento de los cuadrantes de un grado que cu-
bren el área de operación de la flota en el noroeste de México son de mediana
y alta intensidad, tanto para atún aleta amarilla como para barrilete.
40 Instituto Nacional de la Pesca, 2000.
41 Allen y Punsly, 1984; Ortega-García, 1989, citados por Ortega-Gacía et al., 1996.
304 Del saqueo a la conservación
A tún
30,000
25,000
Captura (t)
20,000
15,000
10,000
5,000
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
Considerando los valores promedio, esto implica que alrededor del 10 por
ciento del atún aleta amarilla capturado en el opo se extrae de esta zona. Sin
embargo, es importante tener presente que si bien la mayoría del barrilete
capturado en esta área es de organismos maduros, i.e., mayores de 40-50
cm, éste no es el caso del atún aleta amarilla, ya que en la zona se capturan
organismos jóvenes, de tallas menores a los 100 cm, a la cual se ha reportado
que alcanzan la madurez sexual. Algunos estudios han considerado esta área
como de alimentación y crecimiento de atunes jóvenes.42
Finalmente, también encontramos la opinión de otros autores en el sen-
tido de que esta pesquería para Baja California Sur, y particularmente su
balance como industria, es mucho menos que halagador desde el punto de
vista ecológico, ya que la explotación intensiva y a gran escala del atún y
de otras especies pesqueras trajo consigo el inevitable decrecimiento de la
abundancia del recurso.43 Ante este panorama de opiniones encontradas, es
recomendable considerar, para efectos de manejo, la mayor cantidad de evi-
42 Ortega-García et al., 1996.
43 Cariño-Olvera, 2000.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 305
fue uno de los principales mercados perleros del mundo. La actividad comercial
empezó en 1615 y se desarrolló hasta 1938, cuando una alta mortalidad natural
de los stocks de madre perla (Pintada mazatlanica) ocurrió en pocos meses. La
producción total en ese tiempo fue de cerca de medio millón de ostras durante la
temporada de ocho meses. Con los stocks de la actualidad no es posible obtener
más de 20,000 ostras, consecuentemente la explotación está prohibida.
El puerto de Santa Rosalía, Baja California Sur, fue fundado como resultado de
las actividades mineras que se desarrollaron a principios del siglo xix y continua-
ron hasta 1980. La aparición de volúmenes importantes de macarela (Scomberomo-
rus spp.) en los años 1978, 1979 y 1980 soportaron el inicio de actividades pesqueras
que continuaron durante 1981, 1982 y 1983 con la pesquería de calamar.
En el puerto de Guaymas, Sonora, antes de la mitad de los años 1940s, la
pesca fue solo por totoaba y tiburón. Después, la pesquería de camarón y des-
de 1968 comenzó la pesquería de la sardina. Otros peces desembarcados en
Guaymas son el pez perro (Mustelus spp.), liza (Mugil spp.), pargos y huachi-
nangos (Lutjanus spp.) y calamar gigante (Dosidicus gigas), el cual es explo-
tado en los años en que se encuentra cercano a la costa. El camarón (Penaeus
spp.) y la langosta (Panulirus gracilis) son especies de alto valor económico.
Cabrilla 4,449 t
Corvina 768 t
Guachinango 720 t
Jurel 1,317 t
Lenguado 814 t
Lisa 488 t
Mero y similares 193 t
Mojarra 324 t
Pámpano 112 t
Pargo 600 t
Pierna 1,431 t
Raya y similares 1,304 t
Robalo 18 t
Ronco 357 t
Sardina 74,869 t
Sierra 440 t
Tiburón 2,163 t
46 Ramírez-Rodríguez, 1996.
308 Del saqueo a la conservación
transporte: en bestias o burros. Los cargaban de comida, les llenaban sus alfor-
jas de agua, sus mochilas de lona y sobre todo con muchas esperanzas de que
ahora sí, en esta temporada, les iba a ir bien con el favor de Dios.
Este trayecto duraba tres, cuatro o hasta más días, dependiendo del estado
del tiempo. El viaje lo hacían de manera escalonada: primero llegaban a San Sa-
bás, luego se pasaban a San Juan, otros se encaminaban a San Ángel y dicen que
era tan reconfortante llegar a estos sitios donde aprovechaban para descansar,
alimentarse, beber más raciones de agua, para continuar con su camino hasta
llegar a los campos pesqueros, donde se concentraban en los distintos lugares
de trabajo, tales como: El Batequi, El Campo del Medio, San Cristóbal y Punta
Prieta entre otros.
L a n g o s ta
1,800
1,600
1,400
Captura (t)
1,200
1,000
800
600
400
200
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
Asia. Las langostas son transportadas en tránsito a San Diego y Los Ángeles,
y después transbordadas principalmente con destino hacia Taiwán.65
La importancia de la pesquería se pone en relieve entre otros indicadores
con el valor de la producción, que ascendió a 16 millones de dólares para Baja
California Sur durante 1997, uno de los pilares de los ingresos pesqueros en
la costa occidental de la península.66
Se considera que el recurso está siendo explotado al nivel de rendimiento
máximo sostenible en la zona central de la península (Isla de Cedros, B.C., a
Punta Abreojos, B.C.S.). Algunas áreas al norte y al sur presentan señales de
deterioro no determinado,67
Como ha sido mencionado, la pesquería de langosta en Baja California Sur,
particularmente la que opera en la zona denominada Pacífico Norte, se consi-
dera que se encuentra en una buena situación. Independientemente de la ob-
servancia de la normatividad pesquera que realizan respecto a controles como
tallas, vedas, artes de pesca etc., los productores de esta zona, agrupados en va-
rias cooperativas pesqueras concesionarias del recurso, impulsaron de manera
voluntaria el proceso de certificación de sustentablidad pesquera que promue-
ve la organización no gubernamental Marine Stewardship Council (msc),68 a
fin de someterse a los estándares para la actividad de la pesca de este recurso
que ha establecido dicha organización, el cual especifica la adopción de un
sistema que asegura que el logotipo del msc en los productos pesqueros es un
respaldo confiable de que el producto es derivado de una pesquería bien mane-
jada y sustentable tal como lo definen los principios y criterios del msc.69
En Baja California Sur la langosta se ha pescado de una manera sistemá-
tica desde la segunda década del siglo xx, y desde entonces a la actualidad
las capturas han evolucionado desde cifras bajas a partir de unos cientos
de toneladas hasta una estabilización en lo que se considera el rendimiento
máximo sostenido con alrededor de 1,300-1,400 t anuales en promedio en
los últimos años.
La pesquería de langosta en Baja California Sur, específicamente la que
se desarrolla en la parte central de la costa occidental de la península de Baja
65 Chafee, 2003.
66 Vega et al., 1999
67 Carta Nacional Pesquera, D.O.F., 15 de marzo del 2004
68 Alentada por la wwf y la empresa de alimentos Unilever.
69 http://www.msc.org/html/content_505.htm.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 317
P es quería de S ardina, en B .C .S .
50,000
45,000
40,000
35,000
Captura (t)
30,000
25,000
20,000
15,000
10,000
5,000
0
1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Años
74 Hernández-Vázquez, 1983.
320 Del saqueo a la conservación
75 Ibídem.
76 Ponce-Díaz, 1998.
77 Ponce-Díaz y Lluch-Belda, 1990.
Capítulo
7. Uso de los recursos marinos, 1940-2003 321
Año Barcos
1972 4
1973 11
1974 18
1975 14
1976 16
1977 16
1978 19
1979 14
1980 13
1981 14
Fuente: Hernández-Vázquez S., 1983. Análisis y normalización del esfuerzo pesquero de la flota
sardinera de Bahía Magdalena, B.C.S., México. Tesis de Maestría. cicimar-ipn.
considera que es necesaria una observancia más efectiva de este y otros con-
troles técnicos. Esto debido a que la propia autoridad pesquera reconoce que
es importante respetar las disposiciones sobre talla mínima, por lo que reco-
mienda hacer funcionales y operativos a los Subcomités de Pesca estableci-
dos en Baja California Sur, así como la medida sobre la captura incidental de
sardina Monterrey juvenil —menor a 150 mm lp— para que no exceda el 30
por ciento en número por temporada, lo cual incluso puede ser alto.87
Una vez registrada una caída tan drástica de la producción de sardina en 1992-
1993, autores como Nadal Egea asocian esta situación a una presión de pesca exce-
siva que no respetó las tallas mínimas de captura de esta especie a lo largo de varios
años y que modificó la estructura de tallas de la población, por lo que plantea: 88
el riesgo como “la probabilidad de que pase algo malo.” Note que en términos
de teoría de decisiones el riesgo es definido como las pérdidas promedio o las
pérdidas que se pronostican cuando algo malo sucede.
Claramente, cuando las decisiones de ordenación van a basarse en estimados
cuantitativos, provenientes de los modelos de evaluación pesquera, es deseable que
la incertidumbre sea cuantificada y utilizada para calcular la probabilidad de lograr
el objetivo deseado y/o de incurrir en eventos indeseables. El proceso de comuni-
car este riesgo a los que toman las decisiones está aún en sus primeros estados de
desarrollo y presenta retos sustanciales, tanto a los técnicos pesqueros como a los
administradores. Por otro lado, los administradores pesqueros y los participantes
en la pesquería deben desarrollar medios para evaluar objetivamente los costos po-
tenciales de los eventos indeseables y definir los niveles de riesgo aceptables y de
capturas a corto plazo que puedan contribuir a reducir estos riesgos.
Cuando se proponen medidas de ordenación es deseable la evaluación de los
costos esperados y de aquellos eventos indeseables que pueden resultar de una
acción particular (Beddington, 1978; Francis, 1991, citados por Caddy y Mahon,
1996). Mientras que en el pasado esta práctica ha sido rara, en los últimos años
algunos fracasos en la ordenación de poblaciones bien estudiadas ha transfor-
mado a este asunto en una prioridad científica.
Conclusión
Si bien se ha presentado en ciertos recursos pesqueros en Baja Cali-
fornia Sur una captura sin medida ni restricciones, lo que podemos de-
Por otro lado, la definición sobre las reglas de acceso a los recursos na-
turales es primordial, el acceso abierto es la peor situación en la que puede
encontrase la utilización de un recurso pesquero. Existen en la literatura
especializada planteamientos de cómo tratar de evitar el uso no susten-
table de los recursos naturales al que conduce el acceso abierto; esto es:
propiedad privada, propiedad comunal e incluso propiedad estatal. Si bien
todos y cada uno de ellos tiene ventajas y desventajas es pertinente aplicar-
los en sus distintas modalidades o una combinación de ellas para evitar la
“Tragedia de los comunes”. En este sentido es relevante apuntar que en la
legislación mexicana correspondiente está cancelada jurídicamente la po-
sibilidad del acceso irrestricto, sin embargo, hay que apuntar que a pesar
Agradecimientos
gpd agradece al proyecto ep5.1 del cibnor, al proyecto semarnat-co-
nacyt 2004-C01-153 por el apoyo parcial para la elaboración del presente
trabajo. Así mismo se agradece al conacyt por el apoyo para desarrollar una
estancia posdoctoral en cicimar-ipn (expediente 050343); convenio ipn-co-
nacyt d.a.aj.i100/029/06 mod-ord-33-05 pci-090-01-06, durante la cual se
culminó el presente estudio. Se agradece al Dr. Roberto Félix Uraga sus co-
mentarios y la información proporcionada sobre la pesquería de sardina.
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334 Del saqueo a la conservación
Capítulo 8
D
urante el último decenio se ha observado el rápido crecimiento de la
acuacultura en volumen de producción y extensión geográfica. En
paralelo, el progreso científico y tecnológico ha permitido incremen-
tar el número y variedad de especies que se pueden cultivar comercialmente,
así como la apertura y factibilidad técnica hacia diferentes tipos de ecosiste-
mas, naturales o artificiales, marinos y dulceacuícolas, donde la práctica de
esta actividad resulta viable. Por ejemplo, se han alcanzado tecnologías al-
tamente eficientes con base en la producción controlada de semilla, larvas
y juveniles de varias especies, en conjunción con notables avances en líneas de
investigación relacionadas con la nutrición, medicina veterinaria, inmunología
y patología, fisiología, bioenergética, ingeniería genética, etc. Las estrategias de
manejo, tanto de cultivo intensivo como extensivo, se han perfeccionado tan-
to, que incluso en muchos casos se alcanzan escalas de producción industrial.
La acuacultura ha contribuido con algunas soluciones a los problemas so-
cioeconómicos y de nutrición que afectan a las comunidades humanas, a tra-
fao Fisheries Department (2004), State of world fisheries and aquaculture, 155 pp.
[337]
338 Del saqueo a la conservación
vés de su potencial para producir a bajo costo gran cantidad de alimento rico
en proteína de calidad, así como productos de lujo con alto valor agregado (alta
gastronomía, nácar, perlas, ornamentos y joyería). Numerosos programas de
recuperación y conservación de ecosistemas se apoyan también en la acuacul-
tura como alternativa para tratar de resolver los problemas de sobreexplota-
ción y deterioro del hábitat que se observan en muchas regiones del mundo.
Sin embargo, la acuacultura debiera generar menor costo ambiental, so-
cioeconómico y cultural debido a los impactos, inherentes o provocados, que
tiene esta actividad.
El origen, la evolución y el efecto de los impactos generados por la acua-
cultura comercial han sido estudiados mediante una amplia variedad de mé-
todos y estrategias. El perfil de tales impactos depende de una gran variedad
de factores. Así, las especies pueden ser marinas, de agua dulce, nativas, no-
nativas, genéticamente modificadas, filtradoras, carnívoras, consumidoras
de alimento artificial, etc. Cada una de ellas posee su propio conjunto de
respuestas ante el manejo en cultivo comercial. Existen diferentes niveles
de desarrollo tecnológico y eficiencia: producción en laboratorio, captación
de semilla, pesquería de materia prima, encierros y engorda, etc. Los estilos
de manejo son diferentes: sistemas cerrados o semi-cerrados, estanquería,
corrales, presas, reservorios, y centenares de artefactos flotantes o de fondo.
Dicho perfil también depende de la representatividad que tiene la línea de
conservación sustentable entre los actores y grupos en posición de decidir
Israel Environment Bulletin (2005). Eilat’s fish farms: In? Out? Israel Ministery of Environ-
ment, Eilat Master Plan, 10 pp. // R. J. Gowen y H. Rosenthal (1993), “The environmental
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learned”, en Environment and aquaculture in developing countries, iclarm Conference Pro-
ceedings, Manila, 1993, 31: 102-115. // M. Monteforte y M. Cariño (2005), “Perspectivas de la
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R. J. Gowen y H. Rosenthal (1993), op. cit.
J. E. Pérez et al. (2003), op. cit.; S. Tudela y R. García (2004), op. cit.; M. Monteforte y M. Ca-
riño (2005), op. cit.
340 Del saqueo a la conservación
25 R. Kiy, A. McEnany et al. (2006), Baja California Sur’s community-based opportunities and
needs., International Community Foundation, San Diego, 108 pp.; C. Steinitz et al. (2006),
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Universidad Autónoma de Baja California Sur, University of Arizona, Centro Interdisciplin-
ario de Ciencias Marinas, 96 pp. (http://projects.gsd.harvard.edu/lapaz/).
26 M. Monteforte y M. Cariño (2005), op. cit.; Diario Oficial de la Federación, 15 de marzo de 2004,
op. cit.; Programa de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California, Sesiones de Ta-
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Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 347
27 unesco (2005). Islands and Protected Areas of the Gulf of California, World Heritage Com-
mittee, res. 29COM 8B.9 [http://whc.unesco.org/en/list/1182].
28 M. A. Obeso Nieblas, A. R. Jiménez Illescas y S. Troyo Diéguez (1991), “Simulación numérica
de la circulación forzada por el viento en la Bahía de La Paz, B.C.S.”, en Asociación de Inves-
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348 Del saqueo a la conservación
29 R Kiy, A. McEnany et al. (2006), op. cit.; C. Steinitz et al. (2006), op. cit.
30 F. Asche y S. Teveras (2004), “On the relationship between aquaculture and reduction fisher-
ies”, Jour. Agric. Econ., 55 (2) : 245-265; S. Tudela y R. García (2004), op. cit; M. Monteforte M.
Cariño (2005), op. cit.
31 Lower Cape Fear River Programm (1996-1997), Annual Report. Inventory, abundance and
distribution of fishes, Section 4, Tables, Center for Marine Science, University of North Caro-
lina at Willmington, Capture data recorded adults of Morone saxatilis and hybrids; The Fed-
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Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 349
35 K. Wolowicz (2005), “The fishprint of aquaculture: can the Blue Revolution be sustainable?”,
en Rededining Progress, Packard Foundation, Reporte, diciembre de 2005, 21 pp.
36 A. Buentello (2006). “La revolución azul en Baja California Sur”, Panorama Acuícola Maga-
zine, marzo-abril, 2006, p. 60-67.
352 Del saqueo a la conservación
37 Lower Cape Fear River Programm (1996-1997), op. cit. The Federal Nonindigenous Aquatic
Nuisance Prevention and Control Act, op. cit.; The Northwest Fisheries Science Center (noaa
Fisheries Services) publicó un excelente tratado en seis partes: “Interactions of Atlantic salm-
on in the Pacific Northwest”, uno a seis partes, Fisheries Research, Vol. 62, 2003.
38 Official Journal of the European Union, Comission Decisión, 21 de nov. de 2003, L 324/37;
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39 The Federal Nonindigenous Aquatic Nuisance Prevention and Control Act, op. cit.; P. Fuller
(2006), op. cit.; The Northwest Fisheries Science Center (2003), op. cit.
40 F. Colloca y S. Cerasi (2005), “Cultured Aquatic Species Information Programme-Sparus au-
rata”, Cultured Aquatic Species Fact Sheets, fao Inland Water Resources and Aquaculture
Service (firi), c2005, fao, Roma (7 de marzo, 12:10:20 cet, 2006).
41 Ibídem.
42 Israel Environment Bulletin (2005), op. cit.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 353
regulaciones. Por lo tanto, las actividades de esta empresa pueden ser califi-
cadas de “dumping ambiental”; lo que subraya su carácter económicamente
oportunista y ambientalmente dañino.
De alguna manera, entre septiembre y noviembre 2005, Biotecmar logró
importar desde Europa o Israel más de 500,000 juveniles a través de la adua-
na en el aeropuerto de La Paz, según se informa en el pedimento de impor-
tación correspondiente. De estos, se habrían sembrado en la granja más de
350,000 sobrevivientes del viaje.
Esta vez estalló una fiera lucha legal entre algunos actores de las auto-
ridades locales, ong y académicos contra los empresarios y sus influencias
políticas. Finalmente, en julio de 2007, estos actores lograron que la empresa
extrajera, sacrificara o vendiera cuanto pez se encontrara en la granja. Apa-
rentemente, Biotecmar procedió a obedecer tal demanda, pero no tardaron
los empresarios en someter una nueva solicitud, ahora ante altas instancias
federales, para la introducción de casi un millón de juveniles de S. aurata.
Podemos intuir que, a partir de los resultados obtenidos entre 2005 y 2007, la
rentabilidad resultó ser suficientemente jugosa como para merecer el esfuer-
zo. También podemos interpretar que este pez pudo resistir a las grullas.
La oposición continuó creciendo, incluso ya al nivel de una Consulta Pú-
blica convocada en La Paz por semarnat y profepa el 25 de septiembre
2007. Durante dicha Consulta, Biotecmar y sus promotores se aferraron
a una variedad de justificaciones, las clásicas del “dumping ambiental”, en
torno a la acuacultura: generación de empleos, apoyo al desarrollo acuícola
regional y a las instituciones de investigación, etc. El empresario aseguraba
además que los animales escapados no podrían de ninguna manera sobrevi-
vir ni reproducirse en condiciones de libertad, no obstante que algunos re-
portes en el Mediterráneo y el Atlántico Oriental subrayan lo contrario.43
Coincidentemente, desde los inicios del 2007 los pescadores locales han
estado reportando la observación de un pez nunca antes visto en la bahía.
se alimenta en el mismo nivel trófico que otras especies nativas con mayor
valor utilizadas comercialmente por pescadores ribereños. Presenta alta fe-
cundidad, alta eficiencia de adaptabilidad a todo tipo de hábitat tropical y
subtropical, y longevidad de hasta 10 años.48 La información que ha rendido
Biotecmar ante las diferentes instancias locales con respecto al número de
animales efectivamente sembrados y el volumen de las cosechas levantadas,
carece de toda consistencia. Jugando un poco ociosamente con estos núme-
ros y con diferentes tasas de mortalidad (el estándar en las granjas de S. au-
rata del Mediterráneo se ubica entre 10 y 20 por ciento, y el máximo rentable
es de 40 por ciento), se han calculado cantidades que van desde 30,000 a más
de 100,000 ejemplares que pudieran encontrarse en libertad.
Ante tal situación, no podemos negar la ocurrencia de escenarios extre-
mos si sucede un evento invasivo por parte de esta especie. El efecto de su
potencial dispersión es impredecible en espacio y tiempo; eventualmente po-
dría ser incontrolable y con posibilidades de extenderse hacia el Golfo de
California o más lejos. En todo caso, la prudencia más elemental aconseja al
menos emprender un programa urgente de prospección para evaluar lo que
sin duda alguna es hoy una amenaza, y en función de los resultados empren-
der un programa más drástico de erradicación. Hace aproximadamente una
semana, académicos del cibnor, cicimar, uabcs, así como representantes
de conanp, semarnat y profepa, sometieron ante instancias estatales y
federales la urgente necesidad de emprender este plan de prospección. A la
fecha en la que estamos escribiendo este texto, aún no se cuenta con respues-
tas concretas.
Conclusión
La aplicación de modelos de desarrollo sustentable dirigidos al manejo
responsable se los recursos naturales es una tendencia común en el mundo
desde hace casi 50 años. Con base en este pesado paquete de lecciones sabe-
mos que es difícil encontrar soluciones. La sustentabilidad es un complejo
proceso que comprende aspectos sociales, económicos, culturales, políti-
cos y naturales. Antes de aplicar cualquier modelo de desarrollo es esencial
49 Micheline Cariño y Mario Monteforte, “Nácar y Perlas en la historia mundial: pesca, cultivo
y comercio del recurso marino más valioso”, Tercer Simposio Latinoamericano y Caribeño
de Historia Ambiental, “La historia ambiental, un iInstrumento para la sustentabilidad”,
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358 Del saqueo a la conservación
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de Ciencias Marinas, La Paz B.C.S., México.
Capítulo
8. Modelos de desarrollo acuícola en Baja California Sur 359
Capítulo 9
E
ste capítulo ofrece una revisión histórica del desarrollo del sector tu-
rismo en Sudcalifornia hasta 2004. El análisis incluye una evaluación
del comportamiento de sus indicadores a la luz del descubrimiento
—desde la década de los ochenta especialmente— de la actividad turísti-
ca como un eje importante del crecimiento económico de la entidad. Aten-
diendo a la concentración de la afluencia turística e inversión en la parte sur
de la media península, se consideran los antecedentes y la distribución de
afluencia e infraestructura turísticas dentro del estado para caracterizar el
comportamiento de este sector que, como se indica, pese a tener precedentes
en la historia económica de la entidad, es en realidad un fenómeno del último
cuarto del siglo veinte. Al final se comenta brevemente la forma en la que la
dinamización de este sector ha influido sobre la noción de desarrollo regio-
nal, uno de los objetivos iniciales en el discurso oficial para su empuje, y al
que en años recientes se ha añadido la idea de sustentabilidad.
[365]
366 Del saqueo a la conservación
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368 Del saqueo a la conservación
pib nacional en 2003. Esto ha dado lugar a que el gobierno federal lo haya de-
terminado como un sector estratégico de su política económica, situación que
ha sido emulada por los gobiernos estatales. Ante el tradicional desequilibrio
en la balanza por cuenta corriente producto del exceso de importaciones, las
divisas por turismo han sido determinantes para paliar el tradicional déficit
comercial con el exterior. Adicionalmente, la importancia de los subsectores
ligados al turismo (bienes: artesanías y otros; y servicios: alojamiento, trans-
porte, restaurantes y bares, y otros) se ha reflejado en una sostenida participa-
ción en conjunto de aproximadamente 5.5 por ciento del personal ocupado en
el país entre 1996 a 2004. En términos de empleo, casi dos millones de puestos
laborales (2003) fueron creados en este sector y en esto los turistas nacionales
han sido importantes, toda vez que siete de cada diez turistas en el país son
nacionales. La situación de los turistas extranjeros merece consideración es-
pecial por la derrama económica que genera, como lo muestra el dinamismo
de los centros turísticos de playa principalmente, situación que en particular
ha beneficiado a destinos como los de Baja California Sur.
Con relación al tipo de empresas en el sector turismo, como en el resto de
la economía mexicana, abundan las pequeñas y medianas empresas, aunque
como se mencionaba anteriormente son las grandes cadenas hoteleras las
que controlan el mercado turístico, especialmente en las zonas costeras.
13 2, 2.1 ahplm, La Paz, 8 de Junio de 1943, Gobernación, Vol. 936 exp. S/n.
14 2, 2.1 ahplm, La Paz, 4 de diciembre de 1950, Gobernación, Vol. 936 30/6 79/50.
15 La mayoría de los caminos del Territorio de Baja California Sur en 1969 era brecha; sólo 21
por ciento del total estaba pavimentado, y era el que unía a La Paz con San José del Cabo
(desde 1968), a La Paz con Pichilingue, a La Paz con Villa Constitución, y a esta última con
Villa Insurgentes. Como puede observarse, el área se reducía a los dos puntos de mayor im-
portancia comercial y agrícola (Gobierno del Territorio de bcs. Baja California Sur. Estudio
Económico, 1969, p. 128).
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 371
zona. Posteriormente, en 1962, abrió el hotel Cabo San Lucas, s.a, con 15 ha-
bitaciones; y en 1969 el Twin Dolphin con nueve habitaciones. En 1970 se in-
auguró el Camino Real con 37 cuartos; y, con la apertura del hotel Finisterra
y sus 58 habitaciones en 1971 y del hotel Mar de Cortés con 30 más en 1972,
en este último año (por las ampliaciones de los demás hoteles) la oferta hote-
lera en la zona aumentó a 291 habitaciones. Esta información —recabada por
infratur como parte de un estudio para evaluar precisamente la situación
del turismo en el territorio— se centró en los hoteles de mayor categoría (de
acuerdo a indicadores como tarifas, servicios prestados, tipo de construc-
ción, entre otros), sin considerar las existentes casas de huéspedes y hoteles
muy pequeños, pues el sentido del estudio era determinar el potencial turís-
tico de gran escala. Se entiende entonces que al lado del crecimiento hotele-
ro de lujo también aumentó el servicio de hospedaje de hoteles y pensiones
pequeñas, como lo sugieren los datos señalados anteriormente.16
Pese a estos antecedentes, el impulso a la actividad turística en Sudcali-
fornia, que ha proyectado mundialmente a regiones como Los Cabos y —en
menor medida— Loreto y La Paz, es relativamente nuevo y se vincula a la
canalización de recursos gubernamentales que desde la década de 1970 se
realizó bajo el esquema de centros turísticos integralmente planeados (ctip),
dentro de los que se incluía Loreto y Los Cabos como parte de la política tu-
rística federal,17 y que el estudio de infratur buscaba evaluar.18
La llegada de visitantes al entonces territorio con fines meramente re-
creativos, antes modesta y escasamente registrada, cambiaría a partir de la
inversión del gobierno federal en la construcción y ampliación de vías de
tránsito, urbanización y dotación de servicios varios en las regiones selec-
cionadas como terrenos de uso turístico. A través de instancias federales,
el aislamiento de la media península se subsanó en la década de 1960 con la
construcción de la carretera transpeninsular y los transbordadores maríti-
mos con puertos en Topolobampo, Mazatlán y Puerto Vallarta. También se
dio financiamiento, vía créditos a tasas preferenciales, a los empresarios que
invirtieron en la construcción, remodelación y ampliación de hoteles y esta-
blecimientos de alimentos y bebidas con fines turísticos. De igual manera se
16 Ídem, p. 118.
17 Adolfo García Villa (1992), La planificación de centros turísticos en México.
18 Gobierno del Territorio de BCS, op. cit.
372 Del saqueo a la conservación
19 Gámez Vázquez, Alba Eritrea (1993). Desempeño y perspectivas del polo turístico de Los Ca-
bos, tesis de licenciatura en Economía, uabcs, La Paz, bcs, pp. 84-85.
20 Gámez, Alba (1993). Op. cit., p. 92
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 373
21 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a), Estadística, cartografía y fotografía. Tu-
rismo convencional y turismo alternativo en las micro regiones de Baja California Sur, Secre-
taría de Promoción y Desarrollo Económico, Coordinación Estatal de Promoción al Turismo,
Centro Estatal de Información Estadística, marzo [http://www.gbcs.gob.mx/] (13-01-05).
374 Del saqueo a la conservación
22 Ibídem.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 375
oferta cabeña) y 2,182 cuartos, poco menos de 17 por ciento del total de ha-
bitaciones en el estado.23
bitaciones y sólo dos años después, en 1992, la oferta hotelera en Los Cabos
aumentó 24 por ciento al incrementarse los cuartos a 3,645 con la construc-
ción de 12 hoteles más. Es decir, en un período de 22 años la oferta de la zona
aumentó en casi 27 veces.
B) Desde sus inicios, la composición de la oferta en Los Cabos tomó una
dirección diferente a la del resto del estado. Un indicador que respalda su
trayectoria como destino para turistas de altos ingresos es el tipo de catego-
ría de sus habitaciones: en 1972 en la región sólo existían 291 habitaciones,
de las cuales 252 eran de categoría I (límite más alto) y 39 de categoría II. No
existían categorías menores (el rango más bajo era VI). Además, el promedio
de personal ocupado con relación al número de habitaciones era mayor a una
persona, lo que se explica en razón de que el mayor lujo de un hotel requiere
de servicios y atención adicionales para los clientes.
Por su parte, el incremento del número de habitaciones se concentró
en las denominadas “Gran Turismo”, “Clase Especial” y de cinco estrellas,
categorías demandadas por los estratos de elevados ingresos nacionales y
extranjeros, predominantemente; mismas categorías que representaron en
conjunto 67 por ciento de la oferta total en 1989. Asimismo, en este año
existía una oferta de 931 habitaciones, referidas únicamente a los cuartos de
clase especial y gran turismo, que significaron 35 por ciento de la oferta total
en Los Cabos. En el resto de Sudcalifornia no existe este tipo de categorías.
Para que la oferta hotelera en Los Cabos iniciara y continuara la trayec-
toria que ahora sitúa a esa región como el mayor destino turístico del estado
era obligado que la demanda por los servicios turísticos también aumenta-
ra. Dadas las características del entorno geográfico y el incipiente —por no
decir nulo— desarrollo de las vías de comunicación en las décadas de los
sesenta y principios de los setenta, el acceso turístico a la parte sur de Los
Cabos quedó reducido a un número limitado de visitantes principalmente
extranjeros, que tenían posibilidad de trasladarse por medios propios (yates
o aviones particulares) hasta la zona. De ese entonces a la fecha, elementos
como la composición, nivel de ingresos y aún procedencia de los turistas pa-
rece haberse mantenido similar. Incluso el tiempo promedio de estadía no se
ha modificado significativamente pues se mantiene en los tres días con algu-
nas variaciones leves. Lo que sí ha cambiado de manera notable es el número
de los visitantes.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 377
27 El Sudcaliforniano (2006). “Capta BCS 269 mdd por turismo”, El Sudcaliforniano, lunes 02
octubre [http://www.e-tamarindo.com.mx/noticias/lunes/lunes219.htm].
28 Como es conocido, fonatur es el organismo federal encargado de promocionar destinos
380 Del saqueo a la conservación
destacado a nivel estatal ni nacional. Por otra parte, en el contexto del plan
maestro de polos integralmente planificados la participación de Loreto es la
menos destacada de todos los ctip. Incluso en el caso del flujo de visitantes a
los ctip por vía aérea, se evidencia —de acuerdo a datos de fonatur— que
la demanda de Loreto es menor al uno por ciento. 30
El número de hoteles en Loreto no varió significativamente desde 1976
a 1992 y, de hecho, es en 1998 cuando pasó a 12 establecimientos, hasta
ubicarse en 26 en 2003, todos concentrados en la ciudad de Loreto. Los
hoteles en el estado tienen en promedio 49 habitaciones: Los Cabos suben
su promedio a 91 cuartos por hotel, mientras que el de Loreto es de 29, casi
el mismo que La Paz. 31 La oferta de habitaciones ha seguido la misma ten-
dencia; incluso, había más cuartos de hotel en 1980 en comparación con
2002. Fue hasta 2003, con la reapertura del hotel Solare y la inauguración
del hotel Camino Real, este último con 155 habitaciones, que aumentó la
oferta de cuartos. Sin embargo, pese a ello, han surgido reclamos de co-
merciantes y personas dedicadas a la actividad turística en Loreto ante la
reducida presencia de visitantes y la escasa ocupación hotelera. 32 En este
último aspecto, en el período 1998-2001, Loreto acusó 49 por ciento contra
56 por ciento de Los Cabos, la más cercana al 70 por ciento nacional. En
2003 la ocupación hotelera en el municipio fue de 36 por ciento y de 46 por
ciento en 2004, comparada con 64 y 73 por ciento, respectivamente, del
conjunto de los cipt. 33
Por otra parte, en 2003, Loreto mostraba una reducida infraestructura
turística complementaria, al disponer sólo de uno de los nueve campos de
golf del estado, si bien éste es de 18 hoyos y da lugar a torneos internaciona-
les; pero no marina alguna. Pese a ser un municipio altamente dependiente
de los sectores comercio y turismo, el número de establecimientos de pre-
paración de alimentos es sólo de 25; es decir, aproximadamente cinco por
ciento de los existentes en el estado. También en 2003, de acuerdo a estadís-
ticas oficiales, Loreto sólo disponía de una agencia de viajes (de 66 en Sud-
30 fonatur. Fondo Nacional de Fomento al Turismo (2004). Destinos Fonatur, fonatur
[http://www.fonatur.gob.mx/indexcancun.html] (04-02-05).
31 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a). Op cit., p. 35.
32 El Peninsular (2004). “Escaso turismo en Loreto, comerciantes en crisis”, El Peninsular, 10 de
marzo, La Paz, bcs.
33 Ibidem.
382 Del saqueo a la conservación
34 Gobierno del Estado de Baja California Sur (2004a). Op. cit., p. 205.
35 García Villa (1992), op. cit.
36 Loreto Bay Company (2005), In the News: Construction on Mexico’s newest tourist destina-
tion begins [http://www.loretobay.com/] (11.02.05).
37 The Business Journal (2004), “Loreto Bay sells 200 homes in inaugural year”, The Business
Journal, Phoenix, 22 de diciembre de 2004, [http://phoenix.bizjournals.com/phoenix/sto-
ries/2004/12/20/daily36.html] (07.02.05).
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 383
los cruceros han anclado también en Loreto en los últimos años. En 2002 lle-
garon 14 embarcaciones con más de 2,500 pasajeros cada uno, 19 en 2003 y
25 en 2004, que significaron aproximadamente 30 por ciento de incremento
anual.45 No obstante lo anterior, se hace necesaria una mayor infraestructura
turística y de apoyo, así como la mejora en la atención a los visitantes y diver-
sidad de opciones de entretenimiento. En el caso de Los Cabos, las enormes
embarcaciones son parte del paisaje del puerto de Cabo San Lucas.
Bibliografía
Archivo General del Estado, 2, 2.1, La Paz, 1947, 3000/285.2/7743 C24 2/3. Per-
miso de Hotel.
————2, 2.1, La Paz 1950, 3000/285.1/10314 C-----. Permiso Hotel.
————2, 2.1, La Paz 1951, 3000/285.2/10568 C31 2/3. Solicitud de Hotel.
———— 2, 2.1, San José del Cabo 1947, 3000/285.2/8551 C26 3/3. Permiso de
Hotel.
Capítulo
9. El crecimiento del sector turismo en Sudcalifornia 387
Tercera parte
Capítulo 10
L
a creación y manejo de las áreas naturales protegidas (anp) es uno
de los principales instrumentos para la protección de la naturaleza y
la conservación de su biodiversidad. Es un proceso que data del siglo
xix, pero desde la década de 1960 se ha multiplicado en cantidad, extensión
de superficie y diversidad de los ecosistemas protegidos, y diversificado. Tal
pareciera que ante el avance vertiginoso de la devastación, la humanidad ha
sentido la urgencia de salvar las porciones de medio ambiente que aún con-
servan sus características originales.
En las últimas décadas, la política ambiental en materia de manejo de las
anp, tanto internacional como nacional, ha visto una afortunada reorienta-
ción de sus principios y métodos, al considerar la importancia de las interac-
ciones entre los procesos socio-económicos y la conservación de los valores
naturales. Las reservas naturales con presencia de comunidades y para las
comunidades, demuestran una evolución en la mentalidad ambientalista que
permite concretar la conservación como un estilo de desarrollo, tendiendo a
superar la visión proteccionista que excluye a las poblaciones locales por una
visión realista y conciente de la capacidad humana para cuidar el espacio en
[391]
392 Del saqueo a la conservación
el que vive. Los mejores custodios de un anp son sus habitantes, si estos en-
tienden y se benefician del mantenimiento de la salud de su ecosistema. Sólo
la reapropiación por parte de los locales de los espacios protegidos —y de
todos los valores naturales y culturales que ellos contienen— permite pensar
en la sustentabilidad de las actividades económicas que ahí se desarrollen.
Por sucesivos decretos presidenciales, Baja California Sur es el estado de
México que cuenta con mayor superficie bajo algún esquema de protección.
Esta situación ha generado cierta incomodidad en el ámbito de la política
estatal, especialmente entre los funcionarios y tomadores de decisiones que
aún no entienden que la conservación no se opone al desarrollo, sino que es
una condición indispensable para que éste se lleve a cabo. Dicha afirmación
cobra una relevancia especial en una región donde el estado prístino de su
naturaleza es la mayor de sus riquezas y la distingue a nivel mundial. Preci-
samente, el ser uno de los últimos refugios de la vida silvestre en el planeta
ha convertido a esta entidad en una de las regiones prioritarias para la con-
servación a nivel internacional, atrayendo la atención de todas las organiza-
ciones e instituciones ambientalistas del mundo.
La historia de la creación y el manejo de anp como un proceso de conser-
vación a nivel territorial en Baja California Sur, merece un estudio detallado
que abarca diferentes aspectos. Por ello presentamos en primera instancia
una breve reseña histórica de la política internacional y nacional respecto a
la creación de anp, para después analizar los elementos que en el marco legal
y en la política ambiental mexicanas sustentan ese instrumento. Por último,
en el cuarto apartado explicamos detenidamente la historia de cada una de
las seis anp federales de Sudcalifornia.
16 Ídem, p. 2.
17 Ibídem.
18 Ídem, p. 11.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 399
(…) actividades productivas emprendidas por las comunidades que ahí habiten
al momento de la expedición de la declaratoria respectiva o con su participa-
ción, que sean estrictamente compatibles con los objetivos, criterios y progra-
mas de aprovechamiento sustentable, en los términos del decreto respectivo y
del programa de manejo que se formule y expida, considerando las previsiones
de los programas de ordenamiento ecológico que resulten aplicables. 30
en anfibios), la cual se ha visto amenazada por las fuertes presiones que ejer-
cen el crecimiento de los asentamientos humanos, las diferentes obras de
infraestructura y las actividades agropecuarias, forestales y pesqueras. Para
contener y revertir este deterioro, se asumió la estrategia de la creación de
las áreas naturales protegidas con el objeto de proteger los ecosistemas es-
tratégicos (originales, poco alterados y de gran riqueza biológica y paisajís-
tica) asignándoles algún régimen de protección. Sin embargo, las primeras
décadas en las que fueron creadas las anp, no les fueron otorgados los apoyos
necesarios para su correcta operación como son, entre otros, la elaboración
de planes de manejo y la asignación de personal profesionalizado, infraes-
tructura y recursos financieros.86
Al ampliarse y profesionalizarse los quehaceres de la política ambiental
mexicana, una correcta gestión de las anp se evidenció como un tema cen-
tral. Esto explica la constitución de la conanp y la elaboración del Programa
de Trabajo de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas 2001-
2006 cuyo propósito fundamental es consolidar y dar funcionalidad al sinap.
El objetivo general del Programa consistió en dotar “a las anp de personal,
recursos técnicos y financieros, e infraestructura para lograr un nivel ad-
ministrativo suficiente para operar los programas de manejo respectivos”.87
Este proyecto planteó entre sus estrategias y acciones las de continuar con la
elaboración y publicación de los Programas de Manejo; asignar los recursos
económicos para la operación de las anp y asegurar el personal, la infraes-
tructura y el equipo necesarios para la operación de las áreas.88
Es así como los instrumentos de política ambiental que se constituyeron
como los ejes rectores de la conservación, uso y aprovechamiento de las anp
fueron: los planes de manejo, programas de trabajo, programas integrales de de-
sarrollo y/o programas operativos anuales. Antes de la creación de estos instru-
mentos, las anp se limitaban exclusivamente a lo establecido en los decretos
correspondientes, en cambio en los programas de manejo se precisan: objetivos,
políticas, estrategias y acciones que regulan las actividades de conservación, pro-
tección, uso y aprovechamiento en las zonas dentro de cada área sujeta a alguna
semarnat,
conanp,
Reserva de Delega-
31 de Gober- Electo por Director Programa
la Biósfera do de la
agosto de nador del mayoría de de la Re- de Manejo
Sierra La semar-
1999 Estado votos serva rbsll,
Laguna, nat
2003, pp.
74 y 89.
semarnat,
Parque 17 de Elegido conanp,
Gober- Director
Nacional septiem- por vota- Programa
nador del del
Bahía de bre de ción di- de Mane-
Estado Parque
Loreto 1999 recta jo pnbl,
2002, p. 9.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 413
95 semarnap, conanp, Programa de Manejo Área de Protección de Flora y Fauna Islas del
Golfo de California, México, México, 2002, p. 133.
96 semarnat, conanp, proders, http://www.conanp.gob.mx/proders (29.08.05).
414 Del saqueo a la conservación
Debido a que se caracterizan por su alta y frágil biodiversidad, éstas son es-
pacios territoriales que pueden incluir más de un municipio, conformando
una región/estado:
Los estudios técnicos en que se basan los proders han sido realizados por ins-
tituciones académicas y de investigación que contemplan: a) un diagnóstico
97 Ibídem.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 415
98 Ibíd.
99 Ibíd.
416 Del saqueo a la conservación
100 Ibíd.
101 Ibíd.
102 Ibíd.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 417
103 Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Comisión Nacional de Áreas Naturales
Protegidas, simec, http://www.conanp.gob.mx/dcei/simec/6-9.pdf (17.10.05).
104 Ídem.
418 Del saqueo a la conservación
(…) las lagunas deben ser reconocidas por el valor excepcional para la diversidad bio-
lógica que soportan y por los servicios ecológicos que proveen. Los paisajes extraor-
dinarios que ahí se aprecian, incluyendo a los salitrales, son únicos en esta porción
de la Península de Baja California. El área casi prístina de la laguna de San Ignacio, se
constituye con características naturales superlativas de excepcional belleza.108
105 unesco, Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural, http://whc.unes-
co.org/fr/comite, pp. 1-10 (17.10.05).
106 unesco, Lista de Patrimonio Mundial, http://whc.unesco.org/fr/list/554 (17.10.05).
107 semarnap-ine, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, México, México,
2000, p. 51.
108 Ídem, p. 51.
420 Del saqueo a la conservación
Las islas y Áreas Protegidas del Golfo de California poseen una riquísima y di-
versa vida marina, que alberga al 39 por ciento del total del número de especies
de mamíferos marinos del mundo y un tercio del total de especies de cetáceos;
este maravilloso mar cobija a 4,500 especies conocidas de invertebrados mari-
nos. Además, se han registrado 181 especies de aves y 695 especies de plantas
vasculares, 28 de estas últimas sólo viven en la región. Cuenta con una gran
variedad de hábitats, que van desde humedales templados en su porción norte,
hasta ambientes tropicales al sur.111
(El área) incluye de forma parcial o completa a 9 regiones que a nivel nacional ya
han sido declaradas como Áreas Naturales Protegidas por el Gobierno Federal:
las Reservas de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado,
Isla San Pedro Mártir, El Vizcaíno e Islas Marías; los Parques Nacionales Bahía
de Loreto, Cabo Pulmo e Isla Isabel; y las Áreas de Protección de Flora y Fauna
Islas del Golfo de California y Cabo San Lucas.112
Región Descripción
Localizado al centro de la reserva se delimitó para
Desierto de El Vizcaíno
proteger al berrendo peninsular y al ecosistema árido
124 ine-semarnap, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, op. cit., p. 12-13.
125 ine, Conservation Breeding Specialist Group, semarnat y cibnor, Taller de Evaluación
del Plan de Recuperación del Berrendo Peninsular, libro preparativo, taller organizado por la
dirección de la rebivi del 31 de marzo al 3 de abril del 2004.
428 Del saqueo a la conservación
126 Información obtenida de los censos realizados por la dirección de la rebivi. Existe incluso
una tabla comparativa con censos desde 1996, que demuestra la recuperación que ha tenido
esta especie en las lagunas bajo su jurisdicción.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 429
especiales que permitan recuperar sus poblaciones; tal es el caso del pepino
de mar, almeja voladora y todas las especies de tortugas marinas.
En cuanto a la acuacultura se ha realizado de manera comercial en el
estero El Cardón. La iniciativa fue de una empresa privada para el cultivo de
ostión japonés (Crassostrea gigas); las organizaciones sociales de esa región
tienen interés en incursionar en esta actividad.
La rebivi ha establecido programas que apoyan el ordenamiento del
sector pesquero en coordinación con las instancias de pesca, de sagarpa,
semarnat, el gobierno estatal y el municipal que tienen ingerencia en dicho
sector dentro del área. De hecho, la pesca en la zona ha dado grandes pasos
hacia la sustentabilidad.
Un claro ejemplo de esto es que en sus costas se encuentra la primera
pesquería de todos los países en vías de desarrollo que cuenta con una cer-
tificación ambiental internacional otorgada por la msc.127 Desde el año 2000
el Fondo Mundial para la Naturaleza (wwf) y la asociación Comunidad y
Biodiversidad (cobi)128 iniciaron su colaboración con autoridades mexicanas
y con la Federación de Cooperativas Pesqueras de Baja California (fedeco-
op) para tramitar la certificación de la msc para la pesca de langosta Roja
(Panilurus interruptus, también conocida en el mercado como langosta Red
Rock de Baja California). La fedecoop esta conformada por 500 pescadores
organizados en nueve cooperativas pesqueras dedicadas a la pesca de la lan-
gosta, desde isla Cedros hasta Punta Abreojos.129
Además de la langosta roja de Baja California, hay otros nueve alimentos
marinos disponibles con la certificación msc en todo el mundo, tales como
productos frescos, congelados, ahumados y enlatados. Estos incluyen: el sal-
món de Alaska, la langosta de roca de Australia Occidental, el hoki de Nueva
Zelanda, el arenque del Támesis. (Inglaterra), el berberecho de Burry Inlet
(País de Gales), la cigala de Loch Torridon (Escocia), la pesquería de línea de
127 Consejo de Administración Marina, msc por sus siglas en inglés (Marine Stewarship Coun-
cil).
128 cobi, organización no gubernamental mexicana con actividades a favor de la conservación
repartidas a lo largo de todo el Golfo de California, cuya base se encuentra en Guaymas Sono-
ra. Recientemente cuenta con una oficina en La Paz y otra en Cancún. Se recomienda visitar
su sitio: http://www.cobi.org.mx.
129 Scientific Certification Systems, Inc., An msc assessment of the red rock lobster fishery, Baja
California Mexico. Final report, 27 de abril del 2004.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 431
California de
195 20 16 1040 960
San Ignacio
Leyes de Re-
185 18 18 1045 900
forma
Progreso 210 40 28 2600 1960
136 semarnap, Programa de Manejo: Parque Nacional Bahía de Loreto, 2ª ed., 2002, p. 22.
436 Del saqueo a la conservación
La fauna terrestre de las islas del pnbl incluye al grupo de los reptiles,
que se encuentran representados por 51 especies, de las cuales 33 se encuen-
tran en categoría de protección y otras tantas son de gran valor, ya que son
137 Ídem, p. 25-26.
138 Ídem, p. 26-27.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 437
dades que atenten contra la flora y fauna terrestre y marinas, incluyendo las
actividades que alteren el fondo marino como lo es la realizada por barcos de
arrastre, camaroneros y de escama,142 los cuales trabajaban frente a las co-
munidades locales agotando sus recursos y mermando sus capturas.
Cabe destacar que actualmente el pnbl cuenta con un Consejo Técnico
Asesor (constituido el 17 de septiembre de 1999), el cual es un órgano de
consulta y de participación social, cuyo objetivo es asesorar y emitir re-
comendaciones a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas con
relación a la conservación y manejo del Parque.143
tienen una duración de tres a diez días en promedio, con grupos de dos a diez
personas que hacen travesías y acampan en las playas. No obstante, cada vez
es más común la renta de kayaks o que durante los viajes que los arrendata-
rios realizan no existe la presencia de un guía, por lo que los visitantes están
menos regulados o poco vigilados.
El impacto de los ecoturistas se determina por el número de ellos y su
comportamiento mientras visitan las islas. Es importante su nivel de conoci-
miento y sensibilidad hacia los sistemas insulares, este aspecto se ve apoya-
do por la presencia de guías especializados y por la distribución de material
impreso de divulgación y educación para la conservación. En este caso, los
turistas independientes o los acompañados por guías sin capacitación gene-
ran un daño potencial sobre las islas. Otro problema es la presencia de com-
pañías que operan viajes sin contar con los permisos correspondientes.
En algunas áreas de la zona marina, sobre todo adyacentes a las islas, se
presenta el conflicto de la incompatibilidad del uso de kayaks y de las motos
acuáticas. La presencia de las últimas rompe con las características del pai-
saje demandadas por los turistas que viajan en kayak, además de que se corre
el riesgo de que se presenten accidentes.
En la zona marina adyacente a las islas se pueden identificar dos tipos de
pesca deportiva: una lícita y otra ilícita. La primera de ellas se realiza por
contrato de prestadores de servicios turísticos o por yates particulares, y en
este caso los usuarios suelen contar con una licencia para pescar. Las princi-
pales especies capturadas durante el verano son el marlin, el dorado y el pez
vela, y durante el invierno son el jurel, la sierra y en ocasiones el atún. Este
tipo de pesca se realiza mediante el método de caña y carrete, utilizando car-
nada viva o curricanes. La pesca deportiva ilícita se realiza en todas las islas
que son visitadas por turistas, ya sea que estén organizados a través de una
compañía de servicios turísticos o que las visiten en forma independiente.
Esta pesca submarina se realiza mediante buceo libre o autónomo con arpón
y las principales especies que se capturan son el huachinango, la cabrilla y el
perico, además de otras especies de ambientes rocosos arrecifales.
El problema que presenta la pesca deportiva es el desconocimiento de la
capacidad extractiva de la flota y de los niveles reales de captura, lo cual no
permite establecer medidas de regulación de la práctica pesquera. Otro pro-
blema, señalado por los pescadores comerciales, es que en la legislación no
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 441
las especies nativas, las cuales no están adaptadas para esta competencia y
se convierten en presa de algunas de estas especies exóticas. A la fecha se
han realizado trabajos de erradicación y se dice que actualmente no existen
animales exóticos.144
de Aves,152 para proteger a las colonias del charrán elegante (Sterna elegans)
y la gaviota ploma (Larus heermanni), como ya se señaló antes. El 2 de agos-
to de 1978, se publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el decreto que
establece una Zona de Reserva y Refugio de Aves Migratorias y de la Fauna
Silvestre en las islas situadas en el Golfo de California, frente a las costas de
los estados de Baja California, Baja California Sur, Sonora y Sinaloa. A partir
del 7 de junio de 2000, esta zona se considera en la categoría de Área de Pro-
tección de Flora y Fauna “Islas del Golfo de California”, conforme al Acuerdo
publicado en el Diario Oficial de la Federación.153
Durante los años 1998 y 1999 la dirección del anp realizó diferentes talle-
res regionales y locales de discusión y diagnóstico. Este esfuerzo arrojó una
lista con los principales problemas presentes en las islas. Destacan dentro de
ésta los siguientes problemas: la introducción accidental o deliberada de es-
pecies exóticas, tanto de flora como de fauna; la extracción de individuos de
especies nativas y endémicas de las islas; la contaminación química derivada
de embarcaciones de pesca ribereña, comercial y deportiva; la contamina-
ción por desechos sólidos; la destrucción del hábitat; la colecta ilegal de hue-
vos de aves marinas; la erosión de los suelos y la sobreutilización de algunas
costas insulares por parte del turismo.
Durante el año de 1999 en la playa La Bonanza, dentro de la isla Espíri-
tu Santo, se construyeron unas cabañas para aprovechamiento turístico con
intenciones de enajenación, contraviniendo así las disposiciones aplicables
al área.154 Este acontecimiento provocó un giro dentro de la administración
de esta área protegida, ya que hizo a la sociedad civil organizarse, de manera
conjunta con las autoridades responsables de mantener la integridad ambien-
tal del estado, para hacer una movilización sin precedentes en el país. Luego
de un fallo jurídico que anulaba el amparo concedido a los promotores de
desarrollar el área, se obligó a estos a derrumbar las construcciones y a res-
tablecer las condiciones originales del área afectada. Los esfuerzos no termi-
narían ahí, la presión de la sociedad obligó al gobierno a buscar soluciones
de fondo para evitar estas confusiones en futuros escenarios. Se inició así un
152 Diario Oficial de la Federación, 30/05/1964.
153 semarnap, Programa de Manejo del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de
California, op. cit., p. 10.
154 Ezequiel Ezcurra et al., Isla Espíritu Santo, Evolución, rescate y conservación, fundea, p.
138.
446 Del saqueo a la conservación
Una de las principales deficiencias es el hecho de que las aguas que ro-
dean a las islas del Golfo no forman parte del esquema de conservación del
área protegida.157 Es importante subrayar esta paradoja dificulta y contra-
viene los esfuerzos conservacionistas, pero beneficia a los intereses privados
del saqueo, tanto de la pesca comercial como de los desarrolladores inmo-
biliarios. En este último caso la afectación que sus construcciones hacen al
ambiente marino queda fuera del cobijo de la protección de las islas en tanto
que anp y además, el tener en las islas un medio ambiente bien conservado
incrementa de forma importante la plusvalía de las residencias y hoteles que
construyen en la costa de la península. Una muy notable, afortunada y re-
ciente excepción a este problema es el archipiélago de Espíritu Santo, que es
el único de las islas del Golfo de California que cuenta ya con su zona marina
protegida. Ésta cubre 48,655 ha y fue decretada el 10 de mayo de 2007.
En el caso de la pesca deportiva, un problema fundamental es el incum-
plimiento de los reglamentos por parte de los turistas y de los tripulantes de
los barcos y pangas, así como la escasa o nula vigilancia para la aplicación de
las leyes del caso.
El turismo, en especial el ecoturismo o turismo de la naturaleza, es una
fuente importante de ingresos en la región del Golfo de California. El impac-
to que los turistas pueden causar a las islas está determinado por su número
y su comportamiento mientras las visitan. La conducta se relaciona con el
nivel de cultura y la sensibilidad que tienen los visitantes hacia los ecosiste-
mas insulares. Fomentar un comportamiento amigable con la naturaleza se
facilita con la presencia de guías capacitados y con la distribución de mate-
riales de divulgación y educación para la conservación. Se ha observado que
los turistas independientes, o aquellos acompañados por guías sin capacita-
ción, tienen un potencial mayor de causar daños considerables a las islas y
sus ecosistemas.
La falta de ordenamiento de las actividades turísticas en algunas islas, así
como la falta de conocimiento de los visitantes acerca de la fragilidad de los
ecosistemas insulares y desérticos, ocasionó en las pasadas décadas que las
visitas de los turistas tuvieran impactos negativos. Entre los más evidentes,
y que aún prevalecen, están la perturbación de la fauna y flora, la colecta de
La zona que ocupa la rbsll se caracteriza a nivel biológico como una de las
que presentan mayor cantidad de endemismos en México de todos los gru-
pos taxonómicos, así como la mayor riqueza específica y diversidad biológica
del estado. De hecho, el aislamiento desde el Mioceno ha generado una par-
ticular historia evolutiva en la región, es decir, las características de la Sierra
de La Laguna son las de una “isla virtual”160 de vegetación.
bre de ese año162, pero habría que esperar hasta el 2003 para la publicación
en el Diario Oficial de la Federación de dicho programa de manejo. Desde
entonces este documento es el instrumento legal que limita, distribuye y ad-
ministra los valiosos recursos naturales del área.
162 conanp, Programa de Manejo reserva de la Biósfera Sierra de la Laguna, México, junio,
2003, p. 9.
163 conanp, Programa de manejo…, op. cit, pp. 63-64.
164 Ídem, p. 64.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 453
168 conanp, Programa de Manejo Reserva de la Biósfera Sierra de la Laguna, op. cit.,
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 457
169 conanp, Programa de Conservación y Manejo Parque Nacional Cabo Pulmo, borrador del
programa presentado por conanp, México, octubre, 2004, p. 12.
170 Ídem, p. 12.
171 Ídem, p. 20.
Capítulo
10. Procesos de conservación a través de la creación y manejo de anp 459
172 M. D. Spalding, C. Ravilious y E. P. Green, World atlas of coral reefs. Prepared at the unep
World Conservation Monitoring Center, University of California Press, Berkeley, 2001, 421 pp.
173 Ídem, p. 22.
460 Del saqueo a la conservación
des del Parque han dirigido el manejo y la oferta de alternativas, aunque cabe
destacar que desde antes de su constitución en anp, algunos de los habitan-
tes de la pequeña comunidad de Cabo Pulmo ya habían incursionado en las
actividades de buceo. En este contexto fue que se originó la creación del anp,
tanto por la fuerte presión que deja sentir en la zona el crecimiento del tu-
rismo en la región de Los Cabos como por la importancia de la conservación
del arrecife.
Sin embargo, la comunidad del lugar no cuenta con infraestructura de
energía eléctrica. Ésta es generada por generadores y acumuladores parti-
culares, tampoco se cuenta con servicios de salud, ni de educación. Carece
también de muchos de los servicios necesarios para atender al turismo:
apenas cuenta con algunos lugares para hospedarse, escasos restaurantes y
equipo para pesca deportiva y buceo. Los visitantes provienen principalmen-
te de Los Cabos, que se encuentra a tan sólo hora y media de distancia.
El potencial recreativo del pncp incluye actividades tales como pesca de-
portiva, rappel, buceo libre o autónomo, kayak, avistamiento de fauna y flora
en superficie y la tabla vela. Existen guías certificados de buceo, renta de
lanchas y kayak. Estas actividades han dado buenas remuneraciones econó-
micas a los pobladores de Cabo Pulmo que las practican.
sular que se extinguió en el siglo xviii y tenían una organización social ba-
sada en la convivencia armónica con el entorno. Su sustento se basaba en la
recolección, la pesca y, en última instancia, la caza. Se puede interpretar que
la región de Cabo Pulmo fue intensamente aprovechada por estos grupos por
la gran abundancia y diversidad de especies que en ella habitan.
Durante el periodo colonial el área era reconocida por la gran cantidad
y la excelente calidad de perlas que en ahí se podían obtener. Esta pesque-
ría tan redituable se vino abajo por las grandes concesiones que se dieron a
compañías extranjeras durante el Porfiriato. Los concesionarios explotaron
con mayor intensidad el recurso utilizando escafandras (hasta entonces, la
extracción se hacia con inmersión libre, a pulmón). Dicha tecnología agudizó
la sobreexplotación de las ostras perleras y hacia 1940 la madreperla (Pinc-
tada mazatlanica) se agotó —es decir, dejó de ser rentable su explotación
comercial— en todo el Golfo de California.
Cuando los placeres perleros fueron mermados, el esfuerzo de pesca se
orientó hacia otras especies, como el tiburón. En la segunda mitad del siglo
xx, la sobrexplotación provocó también que estas pesquerías fueran mer-
madas, produciendo en el arrecife un muy grave deterioro a finales de los
ochentas.
Con base en estos antecedentes podemos apreciar que las causas por las
cuales se creó el pncp son diversas. Son semejantes a las que condujeron a
la creación de la rbsll: por el destacado valor biológico del arrecife. Pero
también son semejantes a las que condujeron a la creación del pnbl, ya que
es una zona que se encontraba bajo una aguda presión de las pesquerías, que
incluso ponía en riesgo la integridad del ecosistema.
En el caso de Cabo Pulmo, de forma excepcional, la necesidad de protec-
ción debido al crecimiento del sector turístico de Los Cabos orilló algunos
habitantes de la comunidad a solicitar apoyo a las instituciones de educación
e investigación científica para promover la creación del anp. Como en las
anteriores zonas de protección, también en ésta los científicos, ahora de la
uabcs, tuvieron un papel relevante al mostrar su importancia y urgir a las
autoridades ambientales a promover la conservación de la región. Con base
en esto, el 6 de junio de 1995, el área fue incorporada al Sistema Nacional de
462 Del saqueo a la conservación
femat). Este espacio fue tradicionalmente usado como sitio de pesca, pero
actualmente las actividades turísticas son las predominantes, en especial el
buceo debido a la belleza de las especies asociadas al arrecife. El manejo del
área se realiza considerando tres políticas y uso de los recursos, creando así
una zonificación clara. Las categorías se elaboraron considerando criterios
tanto ecológicos como sociales, resultando la siguiente clasificación: Zona de
Uso Restringido (zur), Zona de Aprovechamiento Sustentable de los Recur-
sos Naturales (zasrn) y Zona de Uso Público (zup).
Las Zonas de Uso Restringido (zur) son dos y representan el 35.1 por cien-
to de la superficie del parque.179 En ellas están prohibidas actividades extracti-
vas y construcción de infraestructura. Con estas zonas se pretende proteger el
arrecife coralino y los sitios de anidación de especies protegidas para que las
actividades dentro del parque no causen un desequilibrio ecológico.
Las dos Zonas de Aprovechamiento Sustentable de los Recursos Naturales
(zasrn) comprenden el 64.5 por ciento del territorio del pncp. En la prime-
ra de estas áreas se permite el acceso y la extracción de recursos pesqueros,
pero únicamente para los residentes del área de influencia. Los dos sitios
designados para tal fin se encuentran ubicados fuera del sistema arrecifal y
separados de los sitios con vocación para la práctica de actividades subacuá-
ticas.180 Es necesario mencionar que la pesca dentro de los límites del Parque
únicamente se permite a los pobladores de Cabo Pulmo, siempre y cuando
el producto sea destinado al autoconsumo, la extracción del producto sea
regulada por la dirección del Parque y que esta pesca se efectúe dentro de
los sitios determinados por el mapa de usos publicado con el Programa de
Manejo. Está prohibida cualquier otra actividad extractiva dentro del par-
que, incluyéndose la pesca deportiva en cualquiera de sus modalidades. La
segunda zasrn se encuentra en ciertos litorales arenosos y se estableció para
ordenar el flujo de visitantes del área.
La Zona de Uso Público es una zona de 27 ha que representa sólo el 0.4
por ciento del territorio destinado al anp, y puede ser utilizado para el desa-
rrollo de infraestructura de apoyo al turismo y a las demás actividades que se
efectúen en el área. Aquí se realiza el embarque-desembarque de las lanchas
turísticas, lo que facilita el control de todos los usuarios.
179 Ídem, p. 77.
180 Ídem, p. 80.
464 Del saqueo a la conservación
182 conanp-uabcs, Programa de Manejo del Parque Nacional Cabo Pulmo, op. cit.
466 Del saqueo a la conservación
verdadero laboratorio natural. Además, este refugio permitirá estudiar los proce-
sos submarinos de erosión en los cañones en el fondo del mar y asimismo, que no
se capturen peces y otros organismos que complementan la belleza del lugar y los
cuales forman un ecosistema muy peculiar. Por lo tanto, esta área debe quedar libre
de explotación pesquera a fin de que se convierta en un gran atractivo turístico.185
1. Encontrar los mecanismos que permitan conservar, ordenar y regular las ac-
tividades que se realizan en forma cotidiana en esa bahía.
2. Convocar a los involucrados en forma directa, así como a la sociedad en ge-
neral con el fin de tener mayor participación ciudadana.
que enfrentan las anp sólo será eficiente si se logran tener las atribuciones
que permitan que las decisiones sean tomadas en la región con autonomía,
para ajustarse a las necesidades y características particulares de cada sitio.
De otra manera, la nueva estructura sería estéril.
Conclusión
Actualmente México cuenta con un aparato legal, político y administra-
tivo que en principio debería permitir frenar el deterioro de sus ecosistemas
y asegurar el uso sustentable de sus recursos. La sociedad civil organizada
ha entrado en una etapa de madurez que posibilita el trabajo en equipo con
mayor profesionalismo y confianza entre los diferentes actores (ong, aca-
démicos, dependencias gubernamentales y productores).188 No obstante, los
logros deben sopesarse en el campo y en las comunidades, espacios en los
que la política federal debe ceder el paso en muchos aspectos a las decisio-
nes estatales y municipales, aunque la conservación de la naturaleza sea un
asunto de prioridad estratégica, y por lo tanto de competencia federal.
En Baja California Sur es común escuchar a todo tipo de actores sociales,
inclusive a muchos ambientalistas, considerar que ya no es posible decretar
ni una anp más, debido al hecho de que el gobierno del estado sentiría haber
perdido el control sobre 40 por ciento de su territorio. Sin embargo, creemos
que esta opinión es equivocada y debe combatirse. De hecho, consideramos
que lo mejor que le podría pasar a los sudcalifornianos es que se decretaran
muchas más anp, tanto marinas como terrestres, ya sea que éstas fueran
de competencia federal, estatal o municipal; e inclusive, en el último de los
casos —esto debido a su costo— que fueran privadas.
La principal justificación para esta afirmación reside en el extraordinario
valor que tiene en el contexto global actual la naturaleza sudcaliforniana.
Por ello es presa de la codicia de la acumulación capitalista, la cual tiende a
excluir a la población sudcaliforniana y sólo concierne eventualmente a un
pequeño sector elitista de ella. La única manera de asegurar que el territorio
sudcaliforniano siga perteneciendo a su pueblo es protegiéndolo a través de
la regulación de su uso y mediante un manejo adecuado para cada ecosiste-
Bibliografía
Bacmeister, A.; M. Gutiérrez y J. Montesino. Manual de introducción a las
servidumbres ecológicas en México, Pronatura, México, 1999.
190 Ver Introducción General donde se explica detalladamente que un proceso contundente es
aquel en el que la conservación como modelo de desarrollo es una realidad concreta.
472 Del saqueo a la conservación
Capítulo 11
L
a protección de ciertas especies animales fue una de las primeras
preocupaciones de conservación a nivel mundial. En 1868 y 1899 se
firmaron en Viena dos tratados internacionales para la protección de
aves de los bosques y campos agrícolas. En 1900 y 1909 se firmaron otros dos
tratados internacionales para la protección de la fauna y la flora africanas,
y en 1902 tuvo lugar en París la primera convención internacional para la
protección de las aves. Estos tratados contrastan con la sanguinaria afición
por la caza que demostraron los colonos europeos en los territorios asiáticos
y africanos; así como por la avidez de los recursos naturales que implicó la
destrucción de millones de hectáreas de bosques y selvas.
Una muestra de la devastación que ha tenido que enfrentar la fauna
silvestre en los últimos siglos se encuentra en el segundo piso de la Grande
Galérie del renovado Museum d’Historie Naturelle, en París. Una sala especial
está dedicada a las especies extintas y amenazadas. Del siglo xvii a la fecha
más de mil especies vegetales y animales han desaparecido de la faz de la
Tierra a causa del hombre. No obstante, este fenómeno ha ido incrementán-
dose de manera alarmante: en el siglo xvii hubo 21, en el xviii fueron 38,
[475]
476 Del saqueo a la conservación
en el xix la cifra aumentó a 132 para casi duplicarse en el xx con una suma
extraordinaria de 200 especies extintas. Esta vergonzosa y alarmante situa-
ción ha contribuido a evidenciar la necesidad de modificar a escala mundial
la forma en la que se han establecido las relaciones entre la sociedad y la
naturaleza, dando lugar al desarrollo de diversas estrategias de protección y
aprovechamiento racional de la vida silvestre.
En México, los primeros esfuerzos de conservación de las especies silves-
tres se orientaron fundamentalmente a las especies que tenían importancia
comercial o cinegética. Prueba de ello es que el único instrumento legal que
para estos fines existió antes de la lgeepa fue la Ley Federal de Caza. Desde
el punto de vista operativo la gestión de la vida silvestre hasta finales de 1994
se encontraba compartida entre diversas instituciones gubernamentales. Fue
a partir de la creación de la semarnap y de la incorporación del Instituto
Nacional de Ecología (ine) a esta secretaría, que dicho instituto asumió “de
manera integral el conjunto de atribuciones que el Estado mexicano tiene al
respecto.”
El reto que en este contexto se propuso enfrentar la política ambiental
mexicana en materia de vida silvestre implicaba hacer compatible la conser-
vación de la biodiversidad y el aprovechamiento productivo de ésta en be-
neficio de la sociedad rural, en el entendido que la sociedad rural comparte
los mismos espacios que las especies que se busca proteger. En este sentido,
se consideró que valorar los recursos naturales, otorgándoles el carácter de
fuente de riqueza, sería un aliciente indispensable para fomentar su apro-
vechamiento sustentable y crear un legítimo interés de los usuarios en con-
servar las especies y sus hábitats. Por ello fue necesario crear instrumentos
que regularan el uso de la vida silvestre considerando tanto aspectos téc-
nico-ecológicos como socioeconómicos. No obstante, la aplicación de estos
instrumentos debe reposar sobre un fundamento legal con bases constitu-
cionales y con leyes y reglamentos específicos.
El presente capítulo aborda esta variedad de aspectos de manera inicial
mediante la descripción del marco legal para la protección y el manejo sus-
tentable de la vida silvestre, y posteriormente analizando los lineamientos y
alcances de los instrumentos de la política ambiental actual en materia de
Instituto Nacional de Ecología, Protegiendo al ambiente. Políticas y gestión institucional, lo-
gros y restos para el desarrollo sustentable 1995-2000, semarnap-ine, México, 2000, p. 56.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 477
sidera que la región del Golfo de California es uno de los mares con mayor
riqueza biológica en el mundo, contando con varios mamíferos marinos en-
démicos y en riesgo. Por tanto, el comercio de estas especies está sujeta a una
reglamentación particularmente estricta con la finalidad de no arriesgar aún
más su supervivencia y únicamente se autorizará bajo circunstancias excep-
cionales.
La Declaración de Río y la Agenda xxi. Ambos se cuentan entre los do-
cumentos más importantes en materia de conservación; son producto de la
Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y De-
sarrollo, realizada en 1992 en Río de Janeiro, Brasil. Surgieron de un arduo
proceso de negociación, donde se lograron acordar los puntos prioritarios
de la agenda ambiental internacional. La Declaración de Río tiene por ob-
jetivo establecer los principios rectores para los Estados en sus acciones de
protección al medio ambiente, por lo cual los países signatarios adquirieron
el compromiso de incorporar instrumentos de política ambiental en su le-
gislación interna. La Agenda xxi abarca los temas ambientales y de desarro-
llo más importantes en cuatro secciones: la dimensión económica-social, la
conservación y manejo de los recursos para el desarrollo, el fortalecimiento
del papel de los grupos sociales y las medidas de aplicación.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar establece
que nada de lo dispuesto por ella misma limitará el derecho de un Estado para
establecer una reglamentación más estricta para prohibir o limitar la explota-
ción de los mamíferos marinos. También determina que los Estados deben
cooperar con el propósito de conservar a los mamíferos marinos. En el caso
especial de los cetáceos se realizarán actividades encaminadas a su conser-
vación, administración y estudio con las organizaciones internacionales.
Además del marco constitucional y de los tratados internacionales, la vida
silvestre mexicana cuenta con la protección que le otorga la Ley General del
Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (lgeepa). Con las modifica-
ciones realizadas en 1996 se adecuaron los términos para la gestión y admi-
nistración de los asuntos relacionados con la vida silvestre y destacan, entre
otros aspectos, la eliminación de la distinción entre flora y fauna silvestre y
materia.20 Por ello, a los gobiernos estatales y del Distrito Federal les asigna
como facultades, entre otras, la de formular y conducir la política estatal so-
bre conservación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre en con-
gruencia con la política nacional en la materia.21
El título iv establece las disposiciones para la coordinación entre las
dependencias federales, así como la concertación y participación social en
materia de vida silvestre. En este sentido, la semarnat promoverá la parti-
cipación de los diferentes sectores para formular y aplicar medidas de con-
servación y aprovechamiento sustentable de la vida silvestre. En cuanto a
la participación social, se podrá constituir un Consejo Técnico Consultivo
Nacional para la Conservación y Aprovechamiento Sustentable de la Vida
Silvestre, el cual emitirá opiniones o recomendaciones para la identificación
de las especies en riesgo, de especies y poblaciones prioritarias, de hábitats
críticos y para el desarrollo de proyectos de recuperación, entre otros.
Uno de los principios rectores en materia legal y de política respecto a la
conservación de la vida silvestre consiste en brindar las posibilidades de un
aprovechamiento con beneficio social y que incentive a la población a con-
servar estas especies por ser ellas una de las fuentes de su bienestar. Para
concretar este principio se ha considerado prioritario involucrar a los pro-
pietarios y legítimos poseedores de predios en donde se distribuye la vida
silvestre para poder realizar su aprovechamiento sustentable o transferirlo a
terceros. Todos estos serán responsables solidarios de los efectos negativos
que el aprovechamiento pudiera tener para la conservación de la vida silves-
tre y su hábitat.22 Asimismo se prevé la creación de uno de los principales
instrumentos de política ambiental que se tiene relación con la vida silvestre:
las Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre. El artículo
39 determina que los propietarios o legítimos poseedores de los predios o
instalaciones en los que se realicen actividades de conservación de vida sil-
vestre deberán dar aviso a la Secretaría, la cual procederá a su incorporación
dentro del Sistema de Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida
Silvestre. Cuando además se realicen actividades de aprovechamiento, debe-
librio Ecológico y Protección del Ambiente del Estado de Baja California Sur
como reglamentaria de la Constitución Política del Estado en materia de pre-
servación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente,
haciendo sus disposiciones de orden público e interés social en el ámbito terri-
torial sobre el que ejerce su soberanía y jurisdicción. En materia de vida silves-
tre esta ley precisa que la fauna y flora silvestres son, respectivamente:
(…) las especies animales terrestres que subsisten sujetas a los procesos de se-
lección natural, cuyas poblaciones habitan temporal o permanentemente en el
territorio estatal y que se desarrollan libremente, incluyendo poblaciones me-
nores que se encuentren bajo explotación y control del hombre, así como los
animales domésticos que por su abandono se tornen salvajes y por ello sean
susceptibles de captura y apropiación.
(…) las especies vegetales terrestres, así como hongos, que subsisten sujetas a
los procesos de selección natural y que se desarrollan libremente en el territo-
rio estatal, incluyendo las poblaciones o especímenes de estas especies que se
encuentran bajo control del hombre.25
25 Ley de Equilibrio Ecológico y Protección del Ambiente del Estado de Baja California Sur,
Decreto No. 829, H. Congreso del Estado de Baja California Sur, p. 4.
26 Diario Oficial de la Federación, 8 de agosto de 2003, p. 45 (versión digital).
488 Del saqueo a la conservación
Baja California Sur para promover que el uso responsable de la vida silvestre
sea una alternativa de desarrollo sustentable tanto para las comunidades ru-
rales como para las urbanas.
32 Diario Oficial de la Federación, “NOM-059…”, op. cit., pp. 1-2 (ver aclaración nota 30).
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 491
36 “nom-131-semarnat-1998”, http://portal.semarnat.gob.mx/marco_juridico/ecol/nom_131.
zip (04.09.04). Esta norma se expidió con base en varios artículos de las Leyes Orgánica de la
Administración Pública Federal, General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambi-
ente, y Federal sobre Metrología y Normalización.
37 Ídem, pp. 1-3.
38 Porciones de las aguas de jurisdicción federal delimitadas por la Secretaría dentro de las áreas
de observación de ballenas donde se desarrollarán las actividades de observación de ballenas
con fines recreativos y educativos o publicitarios, sólo a través de prestadores de servicios.
39 Porciones de las aguas de jurisdicción federal delimitadas por la Secretaría, dentro de las áreas
de observación, donde sólo se podrán desarrollar las actividades de observación de ballenas
con fines científicos.
494 Del saqueo a la conservación
Para las Lagunas Ojo de Liebre y San Ignacio, las capacidades de carga
son de 19 y 17 embarcaciones menores, respectivamente. En la temporada
2005 se autorizaron las 36 embarcaciones para ambas lagunas, y en Ojo de
Liebre fueron operadas por ocho unidades económicas,44 de ellas dos son or-
ganizaciones de pescadores que agrupan en total a 25 socios con actividades
de pesca comercial (almejas mano de león y chocolata, escama, lisa, pulpo,
jaiba y callo de hacha). En San Ignacio las autorizaciones fueron operadas por
siete prestadores de servicios turísticos.45
El avistamiento de la ballena gris significa actualmente la posibilidad de
diversificación de las actividades de pesca comercial, generando en la región
una actividad alternativa y sustentable que además tiene un efecto multi-
plicador. En estas comunidades, el turismo ha generado el desarrollo de
actividades asociadas al avistamiento entre las que destacan: campamentos,
recorridos a las pinturas rupestres, kayaquismo, observación de flora y fauna
silvestres, etc. Esto ha resultado en el aprovechamiento productivo y susten-
table de otros recursos naturales, aportando otras fuentes de ingreso a las
comunidades en la región.
Este círculo virtuoso también ha repercutido en el desarrollo de activi-
dades culturales. En efecto, desde 1993, durante los fines de semana del mes
de febrero en la temporada de ballenas,46 se celebran diversas actividades
que constituyen los Festivales de la Ballena Gris en Guerrero Negro, Puerto
Adolfo López Mateos y Puerto San Carlos.47 En estos eventos hay una gran
afluencia de turistas tanto nacionales como extranjeros. Consisten en una
muestra de expresiones artísticas y en programas de educación ambien-
44 Malarimo Tours; Mario’s Tours; Exportadora de Sal; Laguna’s Tours; N.C.P.E. Benito Juárez;
S.C.P.P. Bahía Vizcaíno; S.C.P.P. Pescadores Unidos de Guerrero Negro y S.C. Águilas Pesca-
doras.
45 Pachico´s Tours; Rancho La Rinconada; Campo Cortez; Kuyima Tours; Rancho San Cristó-
bal; Felipe H. Fisher Lucero y Bernard R. Thomson.
46 Información proporcionada por Concepción Talamantes Cota, Jefa del Departamento de
Promoción de la Secretaría de Turismo del Gobierno del Estado, 11 de noviembre de 2005.
47 Desde 1994, en Puerto Adolfo López Mateos se realiza el Festival de la Ballena; informa-
ción proporcionada por José Villavicencio, Secretario de la Delegación Municipal el 28 de
noviembre de 2005. En Puerto San Carlos este Festival se realiza desde 1996; información
proporcionada por Ernesto Prieto Urías, Delegado Municipal el 28 de noviembre de 2005.
En Guerrero Negro el Festival se realiza desde 1993; información proporcionada por la Lic.
Ma. del Carmen Trujillo Dorantes, responsable del programa de educación ambiental de la
rebivi el 28 de noviembre de 2005.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 499
54 Idem.
55 Para conocer más detalles sobre este asunto, referirse al Capítulo 17 Procesos de conserva-
ción impulsados por la gestión de las Organizaciones No Gubernamentales que trabajan en
B. C. S., apartado 4.3.
56 semarnat, “nom-126-semarnat-2000”, http://portal.semarnat.gob.mx/dof/textos/20032001.
zip (04.09.05).
57 Diversos artículos de la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal; del Reglamento
Interior de la entonces Secretaría de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, de la Ley
General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente; y de la Ley Federal sobre Me-
trología y Normalización.
58 semarnat, «nom-126…», op. cit., p. 2-3.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 503
59 Ídem, p. 5
60 semarnat, “nom-060-semarnat-1994”, http://portal.semarnat.gob.mx/marco_juridico/
ecol/nom060eco1994.zip (04.09.05), pp. 2 y 5.
61 semarnat, “nom-061-semarnat-1994”, http://portal.semarnat.gob.mx/marco_juridico/
ecol/nom061eco1994.zip (04.09.05), pp. 2 y 4.
504 Del saqueo a la conservación
Entre las características de las uma sobresale el que los poseedores o le-
gítimos propietarios asumen, voluntariamente, que la protección y el manejo
de la vida silvestre y sus hábitats son rentables económica, social y ambien-
talmente, y que pueden acceder a sus beneficios legalmente. Los tipos de
aprovechamiento que se pueden realizar en las uma son los extractivos (ca-
cería deportiva, mascotas, ornato, alimento, insumos para la industria y ar-
tesanías, exhibición y colecta, entre otros) y los no extractivos (ecoturismo,
investigación, educación ambiental, fotografía, video y cine, entre otros). De
los beneficios obtenidos con estos tipos de aprovechamiento y con la parti-
cipación de sus propietarios se promueve el cuidado de la vida silvestre, se
fortalecen los esquemas de vigilancia y se abren posibilidades para operar
programas públicos y privados con financiamiento nacional e internacional.
Para obtener el derecho al aprovechamiento de las especies y de sus hábi-
tats por parte de los propietarios o legítimos poseedores de la tierra en donde
se ubican las uma, se requiere un plan de manejo que garantice la conserva-
ción de los ecosistemas, de sus elementos y la viabilidad de las poblaciones
de especies ahí existentes, principalmente de las que estarán sujetas a algún
tipo de aprovechamiento. Para estas últimas, el número de especímenes que
se pretenden aprovechar debe ser menor a la cantidad que se reproduce na-
turalmente. Finalmente, los ejemplares, partes y derivados provenientes de
una uma deberán certificarse y acompañarse de la documentación que avale
su procedencia legal para poder incorporarse a los circuitos comerciales na-
cional e internacional mediante la obtención del certificado correspondiente
(cites). Así, la operación de cada uma consiste en el registro, manejo del
hábitat, monitoreo poblacional de las especies de interés, aprovechamiento
controlado, plan de manejo y certificación de la producción.
Según la base de datos de la Dirección General de Vida Silvestre, al día 11
mayo de 2004 se tenían registradas en el país 5,867 uma, cubriendo una su-
perficie de 21’503,100 ha. En Baja California Sur, en el marco del suma, se han
registrado 68 uma. De éstas, 30 (44 por ciento) se localizan en el municipio de
La Paz, 14 (21 por ciento) en Comondú, 13 (19 por ciento) en Los Cabos, 7 (10
por ciento) en Loreto y 4 (6 por ciento) en Mulegé. Del total, el 28 por ciento
está establecido en terrenos ejidales, 16 por ciento en áreas federales y el resto
(más de la mitad) en superficies privadas, sumando un total de 1’724,053.36
ha destinadas al aprovechamiento de más de 35 especies silvestres.
508 Del saqueo a la conservación
70 Es importante notar que ésta es una especie introducida con fines pecuarios.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 509
de las que destacan por su originalidad y por su importancia. Entre las pri-
meras resultan de especial mención las uma que manejan el pepino marino
(Isostichopus fuscus), puesto que han generado una controversia entre la
delegación estatal y las oficinas centrales de la semarnat, debido a que no
se localizan en terrenos o predios, sino que se ubican en cuerpos de agua (El
Boleo, Loreto, Ligüí, Agua Verde, San Nicolás y Permisionarios de la Bahía
de La Paz) y la Ley General de Vida Silvestre no deja totalmente clara la po-
sición a tomar en casos como éste.
Entre las uma que tienen mayor importancia por sus implicaciones eco-
nómicas, sociales y ambientales sobresalen las once que manejan el borrego
cimarrón (Ovis canadensis). Entre éstas, nueve funcionan adecuadamente
(Alfredo V. Bonfil, San Javier, Sto. Domingo, Ley Federal de Aguas # 2, Ley
Federal de Aguas # 3, San José de la Noria, Tepentú e Isla del Carmen) y dos
no operan de la manera correcta (La Purísima y Ley Federal de Aguas # 1);
esto último debido a la falta de un responsable técnico verdaderamente com-
prometido con la conservación. Las uma que se han formado para manejar
la cacería del borrego cimarrón son especialmente delicadas desde el punto
de vista ambiental porque se trata de una especie prioritaria para la conser-
vación incluida en los uma.
El caso de la UMA Isla del Carmen merece particular atención ya que
originalmente se registró para la investigación y reproducción del borrego
cimarrón y no se le permitía el aprovechamiento extractivo, ya que su objeti-
vo era el repoblamiento de la especie. Sin considerar que este borrego es una
especie exótica para la isla (que forma parte de un área natural protegida),
en 1995-1996 se estimó y aprobó una capacidad de carga de 200 ejemplares
para su manejo extensivo. En estas condiciones, la especie en la isla se desa-
rrolla en un ambiente particularmente distinto al del borrego en su hábitat
natural: no existen depredadores, y la alimentación y sus condiciones de salud
son diferentes, lo cual provoca que la misma constitución física del animal no
sea la misma, sin contar que los costos del manejo con respecto a las áreas
del macizo también sean diferentes (vigilancia, supervisión, seguimiento e
investigación). A pesar de no haberse evaluado la eficiencia e impactos del
proyecto (no existe la experiencia de borregos criados en la isla sueltos en
su hábitat natural), en la temporada 2004-2005 la semarnat, a través de la
Dirección General de Vida Silvestre, aprobó una tasa de aprovechamiento
510 Del saqueo a la conservación
importantes ingresos económicos debido al alto valor que tienen estos repti-
les en los mercados norteamericano y europeo.
Sólo una uma en B.C.S. (la Estación Berrendo) maneja el berrendo (Anti-
locapra americana peninsularis) y se localiza en el ejido Lagunitas, munici-
pio de Mulegé, perteneciente a la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno (rebivi).
Esta uma tuvo sus orígenes en la implementación del Plan de Recuperación
del Berrendo Peninsular que, desde 1995, la rebivi y el cibnor operan en esa
zona; como detallaremos más adelante.71
Al ir avanzando la política ambiental nacional se crearon otros progra-
mas de preservación de especies desde el punto de vista conservacionista,
pero sin considerar su hábitat de manera integral. Por ello, el Programa de
conservación de la vida silvestre y diversificación productiva en el sector ru-
ral, México 1997-2000 promovió la identificación de especies clave,72 procu-
rando abarcar la mayoría de los ecosistemas mexicanos y cuya recuperación
beneficiara a un número mayor de especies. El resultado inicial de ese ejer-
cicio arrojó una lista en la que figuraba un gran número de ellas. Aunque lo
ideal era procurar la conservación de toda esa biodiversidad, la factibilidad
de operación obligaba a reducir el número de especies; por ello fue necesario
priorizar.73
Es así como surgió la otra estrategia de dicho programa, a través de la
creación de los Proyectos de Conservación y Recuperación de Especies Priori-
tarias (prep). Conjuntamente y con la finalidad de establecer un marco ins-
titucional en el que participaran los diferentes actores sociales en la protec-
ción de especies prioritarias se creó mediante acuerdo secretarial, en junio
de 1999, el Comité Técnico Consultivo Nacional para la Recuperación de Es-
pecies Prioritarias. En este marco se pretende que para cada especie se cons-
tituya un “subcomité técnico” donde se propongan y discutan las diferentes
alternativas de conservación y recuperación de la especie en cuestión.
Para cada proyecto de rescate se ha realizado un diagnóstico de la situa-
ción de sus poblaciones, de la problemática de las especies y de sus posibilida-
des de conservación, así como de los recursos humanos, materiales y técnicos
71 Información proporcionada por la Unidad de Restauración y Aprovechamiento de Recursos
Naturales, Delegación Federal de la semarnat en B.C.S.
72 Se llama así a la especie cuyos esfuerzos aplicados para lograr su presencia y abundancia
derivan en la conservación de su hábitat natural y el resto de sus elementos.
73 Instituto Nacional de Ecología, Estrategia nacional…, op. cit., pp. 44-45.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 513
74 Ídem, p. 45.
514 Del saqueo a la conservación
83 Mario Jaime, “El kindergarten del tiburón ballena”, Alternativa de B.C.S., No. 52, enero, 2005, p. 6.
Capítulo
11. Procesos de conservación a través del manejo de la vida silvestre 521
dor; los hoteles, restaurantes y pequeñas tiendas cobran vida y generan re-
cursos a los lugareños. Es importante mencionar que, a pesar de que se trata
de una especie amenazada84 y protegida desde 2002, la actividad de avista-
miento no está sujeta aún a ninguna norma oficial mexicana. No obstante,
la importancia económica que tiene el tiburón ballena para los habitantes de
Holbox les ha inducido a cuidarlo teniendo un sumo cuidado con su manejo.
Por ello, en colaboración con las autoridades del área natural protegida, han
diseñado y aplican estrictas normas que protegen al tiburón ballena y a los
turistas, asegurando simultáneamente la calidad del servicio que prestan.
Mencionaremos algunos componentes de estas regulaciones. Sólo se han
otorgado permisos para el avistamiento a los pescadores que hayan recibido
capacitación y que garanticen siempre condiciones de seguridad y confort a
sus clientes; cada vez que salen deben avisar a las autoridades y reciben una
banderita verde (en forma de tiburón) que deben colocar en alto en cuanto
encuentran alguno; reciben una bitácora de las coordenadas en las que se
dieron los últimos avistamientos y otra en la que deben anotar aquellas en las
que realicen los suyos; explican claramente a los visitantes qué pueden y qué
no deben hacer una vez que se tiren al agua para nadar con el tiburón; res-
petan la distancia, dirección y velocidad que deben tener las embarcaciones
respecto al tiburón. Estas reglas básicas garantizan a los visitantes disfrutar
al máximo de la experiencia y aseguran no causar molestias a los animales;
situaciones ambas que forman el dueto fundamental que genera sustancio-
sos ingresos a la comunidad de Holbox.
Otros dos bellos sitios donde es posible nadar con el tiburón ballena son
la Bahía de La Paz y Bahía de Los Ángeles, en Baja California Sur y Baja Cali-
fornia, respectivamente. Desafortunadamente, en ninguno de estos dos sitios
la actividad de avistamiento se realiza tan regular y reguladamente como en
Holbox, lo que provoca tanto un precario aprovechamiento de esta carismá-
tica especie, como el riesgo de perturbarla e incluso dañarla. Ya se han re-
portado varios casos de animales lastimados por propelas y parece que su
comportamiento no es tan amistoso respecto a los turistas como en Holbox.
En La Paz, los prestadores de servicios de ecoturismo suelen dirigir sus
actividades hacia la vista del archipiélago de Espíritu Santo. Los recorridos
84 Es una especie incluida en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (iucn).
522 Del saqueo a la conservación
Conclusión
Bibliografía
Capítulo 12
El proceso de ordenamiento
ecológico marino en el Golfo de
California: ¿del conflicto
al consenso?
Liliana Gutiérrez Mariscal, Daniela Pedroza Páez, María José
Solares Millán, Vicente Arriaga Martínez y Antonio Díaz de
León Corral
[525]
526 Del saqueo a la conservación
Pero además, para los mexicanos es pieza clave del desarrollo económico
y social. Es la región del país con mayor producción pesquera. La extracción
de camarón, sardina, atún y calamar representa cerca del 50 por ciento del
peso total de la captura nacional. Aproximadamente cinco millones de tu-
ristas al año la visitan: existe una amplia oferta de servicios que incluyen
actividades de sol y playa, turismo de aventura, ecoturismo, turismo náutico
y pesca deportiva. La actividad acuícola también está presente en el Golfo
de California: se dirige principalmente al cultivo de camarón y de peces de
agua dulce en el área terrestre y, en menor proporción, al cultivo de moluscos
y de peces en el área marina. Otro aspecto importante que caracteriza a la
región es la riqueza cultural que se manifiesta con la presencia de varios pue-
blos indígenas, habitantes originales del Golfo de California, entre los que se
encuentran los pueblos Comca’ac-Seris, Jiakim-Yaquis, Yoreme-Mayos, Cua-
paá-Cucapás y Wixarika-Huicholes, entre otros.
Entre toda esta abundancia y pluralidad, el gobierno y la sociedad no
han concretado una visión de desarrollo regional para el Golfo de Califor-
nia. Los diferentes intereses y necesidades de los actores han apostado a
prevalecer sobre los otros en una arena definida más por la coyuntura y la
lucha de poderes que por el consenso, la negociación o la articulación de
estrategias y objetivos. Por otro lado, lo que en la sociedad se manifiesta
como una pugna entre grupos sociales, a nivel gubernamental se expresa
como una descoordinación en el actuar y en el planteamiento de objetivos
al interior de las dependencias federales y entre los órdenes federal, estatal
y local.
En lo que toca al ordenamiento ecológico, el gobierno federal ha hecho
tres intentos por concretar un esquema regional en el Golfo de California.
En 1997, durante la administración de Julia Carabias, al frente de la semar-
nap, y como parte del Programa de Desarrollo Sustentable del Mar de Cor-
tés se llevó a cabo el primer intento de realizar un ordenamiento ecológico
regional. Este esfuerzo tenía como objetivo identificar y evaluar cuantitativa
y cualitativamente los procesos, tendencias y potencialidades de desarrollo
sustentable del Golfo de California, para lo cual se generó el estudio “Orde-
namiento Ecológico Marino de la Región de Mar de Cortés”. Sin embargo,
este estudio no transitó a la etapa de socialización necesaria en cualquier
proceso de planeación y no se concretó en un programa de gobierno.
530 Del saqueo a la conservación
en observar y opinar sobre las decisiones que toma cada órgano a lo largo
del proceso. Así, el coem-gc representaría un espacio donde la participa-
ción de la sociedad no sólo se da a través de los representantes en el Órgano
Técnico, sino también a través de la participación directa de los ciudadanos
que, en la estructura del comité, son considerados invitados permanentes.
Operativamente, durante las sesiones se destina un espacio de participación
a los invitados permanentes, los cuales tienen la oportunidad de cuestionar
o enriquecer las decisiones de sus representantes o de los demás miembros
del coem-gc. El registro del proceso arroja una lista de aproximadamente
300 invitados permanentes: miembros de la sociedad civil que de manera vo-
luntaria han decidido participar en este proceso, que reciben una invitación
para cada sesión y que tienen un espacio destinado para opinar en el momen-
to en que las decisiones se están tomando. Actualmente contamos con un
Comité consolidado y comprometido con el proceso. Hasta la fecha, el Ór-
gano Ejecutivo ha sesionado seis veces y el Órgano Técnico, siete. Además,
ambos Órganos han sesionado conjuntamente en tres sesiones plenarias.
Sesiones del Órgano Ejecutivo:
–9 de julio de 2004, San Carlos, Son.
–6 de agosto de 2004, Ensenada, B.C.
–30 de septiembre y 1º de octubre de 2004, La Paz, B.C.S.
–17 y 18 de marzo de 2005, La Paz, B.C.S.
–9 de diciembre de 2005, Hermosillo, Son.
–29 de mayo de 2006, La Paz, B.C.S.
Sesiones del Órgano Técnico:
–5 y 6 de noviembre de 2004, Nuevo Vallarta, Nay.
–9 y 10 de diciembre de 2004, Mazatlán, Sin.
–14 de abril de 2005, Tijuana, B.C.
–5 y 6 de septiembre de 2005, Hermosillo, Son.
–27 y 28 de octubre de 2005, Mazatlán, Sin.
–17 y 18 de noviembre de 2005, La Paz, B.C.S.
–4,5 y 6 de abril, La Paz, B.C.S.
Sesiones Plenarias:
–10 de diciembre de 2004, Mazatlán, Sinaloa
–7 de septiembre de 2005, Hermosillo, Son.
534 Del saqueo a la conservación
prioridad más alta son aquellas que conjuntan los mayores niveles de fragi-
lidad asociados a los mayores niveles de presión, generada tanto por los sec-
tores que desarrollan actividades en el área marina, como por las actividades
que se desarrollan en la zona de influencia terrestre.
De manera consistente con las acciones planteadas en este programa,
el reconocimiento de las unidades de gestión ambiental con mayor prio-
ridad no sólo nos indican qué zonas requieren de atención inmediata por
su vulnerabilidad a nivel regional, sino que nos dan la pauta para realizar
estudios de mayor detalle, que permitan un análisis de los problemas a una
escala más fina y que apoyen la toma de decisiones de las autoridades en
materia de gestión, así como la definición de estrategias de atención más
específicas.
El resultado identifica cuatro unidades de gestión ambiental costeras de
interés prioritario a nivel regional, que presentan una fragilidad muy alta y
niveles muy altos de presión:
ugc 10: Guaymas-Sonora Sur
ugc 11: Sinaloa Norte
ugc 12: Sinaloa Centro-Culiacán
ugc 14: Nayarit Norte
En términos de guiar la planeación territorial a mayor detalle a nivel es-
tatal el resultado arroja que las unidades de gestión ambiental con nivel de
prioridad 1 por estado son:
Estado ugc
Así, vemos que el hecho de contar con unidades de gestión ambiental per-
mite priorizar de manera espacialmente explícita la acción del gobierno fede-
ral y estatal considerando las tendencias regionales de conflictos sectoriales,
presión y fragilidad. Finalmente se puede afirmar que con el fin de ejercer
una política efectiva de atención a los problemas ambientales del Golfo de
California el proceso de ordenamiento ecológico marino deberá continuar
reivindicando una aproximación regional que en pasos subsiguientes podrá
ser enriquecida y por tanto mejorada.
Al concluir el segundo proceso de consulta pública, todo estará listo para
decretar el Programa del Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de Cali-
fornia. A través de este decreto se fijan las metas a alcanzar a mediano y largo
plazo, así como los compromisos establecidos por las autoridades federales
y estatales para atender los conflictos ambientales del Golfo de California.
Con ello, sociedad y gobierno contarán con los elementos formales para dar
seguimiento a las acciones comprometidas a través de una instancia perma-
nente que se verá institucional y legalmente fortalecida con la concreción de
un programa en decreto: el Comité de Ordenamiento Ecológico Marino del
Golfo de California. El alcanzar el decreto antes de la finalización de 2006
colaborará de manera crítica en la continuidad de este proceso ante el cam-
bio de gobierno federal.
Dichos compromisos estarán expresados en forma de estrategias eco-
lógicas, las cuales contendrán disposiciones en cuatro ejes principales de
acuerdo a las acciones generales descritas anteriormente: agendas de inves-
tigación, alineación de objetivos y programas gubernamentales, acuerdos de
inversión federal y estatal, e identificación de zonas que requieran estudios
de mayor detalle.
El Comité, como instancia responsable de dar seguimiento al cumpli-
miento de las estrategias y lineamientos ecológicos, así como de promover
la participación justa y equitativa de los sectores de la sociedad a lo largo del
proceso, seguirá reuniéndose periódicamente una vez decretado el progra-
ma.
El ordenamiento ecológico al concebirse como un proceso de planeación
adaptativo, debe ser capaz de generar, ejecutar, evaluar y, en caso necesario,
modificar sus estrategias (Semarnat, 2003). Ello le confiere la flexibilidad ne-
cesaria para adecuarse a los cambios del entorno natural, social y económi-
544 Del saqueo a la conservación
co. Sin embargo, el punto crítico de este ciclo es que estas modificaciones no
podrán realizarse de manera arbitraria, sino que siempre tendrán que estar
técnicamente fundamentadas y encaminadas a mejorar el balance entre las
actividades productivas y la protección del ambiente.
En el marco del arreglo institucional en México, el decreto de un orde-
namiento ecológico no genera nuevas atribuciones ni una distribución de
competencias distinta a la establecida en las diversas disposiciones legales.
Simplemente las alinea en una visión compartida e informada de lo que debe
ocurrir en el territorio y la forma en que los sectores pueden hacer uso de él.
Esto adicionalmente da certeza a la inversión al establecer las reglas del juego
y los lineamientos y regulaciones a las que habrán de sujetarse las diversas
actividades que se realicen el territorio (Semarnat, 2006 a).
Epílogo
Cuando terminamos de escribir este capítulo, la segunda consulta públi-
ca —de la Propuesta— estaba por comenzar. Durante los 60 días hábiles de
su duración realizamos cinco foros de presentación de la propuesta con asis-
tencias altas (alrededor de cien asistentes) en todos los casos.
En estos foros, fue el coem-gc, encabezado por la semarnat, el encarga-
do de presentar la propuesta a la sociedad en general. Con ello, por primera
vez en la región gobierno y representantes de sectores productivos y sociales
ofrecieron, para su escrutinio, un producto consensuado de una visión com-
partida de desarrollo sustentable para el Golfo de California. Un producto
que en el reconocimiento de las diferencias y de la diversidad alcanzó su
legitimidad social.
Posterior a la consulta pública y una vez integrados los comentarios y opi-
niones, la semarnat presentó el producto final a la Comisión Federal para
la Mejora Regulatoria (cofemer). En su dictamen final, la cofemer autorizó
la publicación del Programa de Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo
de California (poem-gc) considerando que el proceso que llevó a su creación
548 Del saqueo a la conservación
e informado que permita fortalecer los cimientos de una naciente visión co-
mún del Golfo de California que queremos dejar a las generaciones futuras.
Documentos consultados
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, 2003. Versión comen-
tada del Reglamento de Ordenamiento Ecológico.
————2006 a. La gestión ambiental en México.
————2006 b. Ordenamiento Ecológico Marino del Golfo de California.
————2007. Estrategia Nacional para el Ordenamiento Ecológico del Terri-
torio en Mares y Costas.
550 Del saqueo a la conservación
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 551
Capítulo 13
Diagnóstico agro-ambiental de
Baja California Sur: estado actual
y alternativas para el desarrollo
agropecuario sostenible
L
a sociedad de un país o región que se propone diversificar su agricul-
tura con el fin de producir alimentos para sus habitantes debe obrar
de manera racional, integrando la planeación y administración con
el fomento adecuado y el uso sustentable de sus áreas forestales y tierras
agrícolas. Una agricultura sólida y variada, una nutrición adecuada y una
silvicultura efectiva, son todos componentes del problema substancial que
debe resolverse para mejorar el bienestar humano.
En el contexto del desarrollo agropecuario, la tecnología en la agri-
cultura es una combinación e interacción de conocimiento sobre el ma-
terial genético, procesos, equipos e insumos que permiten el resultado
de características particulares pre-especificadas. Según el estado actual
del conocimiento demográfico es posible pronosticar que la población
mundial se duplicará en los próximos 50 años. En el caso sudcaliforniano
la tendencia es similar o superior. A esto se aúnan los diversos problemas
locales —producto de la circunstancia geográfica y procesos económicos
[551]
552 Del saqueo a la conservación
veccp, 2006.
inegi, 2001.
inegi, 1998; inegi, 2000; inegi, 2005.
554 Del saqueo a la conservación
boles injertados (en 49.3 por ciento).10 Por otro lado y ante la débil estructura
financiera de los distritos y unidades de riego en el estado, la difícil situación
económica del país y la participación cada vez menor en los gastos por parte
de los usuarios originó, hacia fines del siglo xx, el deterioro de la infraestruc-
tura de los distritos de riego y la disminución de la eficiencia en el servicio
del mismo, que redundó en una considerable disminución de la producción,
manifiesta en una menor extensión de las áreas cosechadas y el bajo rendi-
miento de los cultivos.11
En el contexto de los distritos y unidades de riego, el uso del tractor es un
indicador importante del grado de mecanización del campo y por ello cabe
destacar que tres de cada cuatro de los ejidos con superficie agrícola de la en-
tidad los emplean. La Paz es el municipio donde un mayor número de ejidos
con superficie agrícola utilizan tractor (17). El Censo Ejidal reporta también
que existen en los ejidos de la entidad un total de 227 tractores en funciona-
miento. El 56.4 por ciento de ellos se localizan en Comondú, 20.3 por ciento
en La Paz, 16.3 por ciento en Mulegé y 7.0 por ciento en Los Cabos.12
10 inegi. 2001.
11 Palacios-Vélez et al., 2002.
12 inegi, 2001.
556 Del saqueo a la conservación
13 veccp, 2006.
14 Gobierno del Estado de B.C.S., 2006.
15 Troyo Diéguez et al., 2002.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 557
16 veccp, 2006.
17 González-Sousa, 2006.
18 Troyo-Diéguez et al., 2002.
558 Del saqueo a la conservación
19 Gobierno del Estado de B.C.S., 2006; Troyo-Diéguez et al., 2002; veccp, 2006.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 559
Conclusiones
Las condiciones edáficas y climáticas que caracterizan las zonas áridas y
semiáridas sub-tropicales de Baja California Sur, de manera similar a otras
zonas áridas y semiáridas, las ubican como ecosistemas frágiles y suscepti-
bles a la desertificación. Estas zonas están sujetas a fuertes presiones debido
al incremento poblacional y a cambios climáticos globales.34
Una de las causas principales de la degradación ambiental es la aplicación
de tecnologías agrícolas desarrolladas para áreas con condiciones ecológicas
distintas. Es necesario estudiar sistemáticamente estos ecosistemas en sus
condiciones naturales y analizar los mecanismos que utilizan las especies na-
tivas para su supervivencia, a fin de proponer sistemas de producción funda-
mentados en la información generada. Los modelos deben validarse a través de
experimentos, utilizando la ecología, etno-botánica y socio-economía como
herramientas fundamentales en el proceso de planificación de sistemas de pro-
ducción amigables con el ambiente y que conlleven al desarrollo sostenible.35
36 Díaz, 2001.
37 Grossman, 2007.
38 Hailu Araya y Gebre Michael, 2006.
566 Del saqueo a la conservación
39 Pomareda, 2004.
40 Turner et al., 2003.
41 Shiyomi, 2005.
Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 567
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Capítulo
13. Diagnóstico agro-ambiental de Baja California Sur 569
Capítulo 14
La paradoja del chimpancé
pensante: trayectoria de impacto
y estrategias de conservación
en el medio marino
Andrea Sáenz-Arroyo
M
icheline Cariño y Mario Monteforte, editores de este importan-
te libro y queridísimos amigos míos, me han puesto sin saberlo
ante una difícil encrucijada: definir procesos de conservación
basados en el uso inteligente de los recursos marinos. Me he dado a la tarea
de pensar acerca de qué es exactamente lo que quieren mis amigos que re-
flexione. Me imagino que buena parte de lo de “inteligente” me lo han puesto
de tarea porque somos la especie de chimpancé con esa capacidad impre-
sionante de invadir todos y cada uno de los rincones del planeta. Que lo de
pensantes nos lo hemos ganado por las características de lo que la botánica
Sandra Knapp denomina una especie de “hierba invasora”, tan exitosa que
ha sido capaz de penetrar en todos los ecosistemas del mundo y que en su
corto paso —no hay que olvidar que nuestros ancestros dejaron África hace
tan sólo 100,000 años— ha transformado todos y cada uno de los ecosiste-
Nota de los editores: El nombre original de este capítulo era “Procesos de conservación ba-
sados en el uso inteligente de los recursos marinos”, pero debido a la originalidad del texto y
por respeto a la autora, decidimos dejar el título que ella le otorgó.
S. Knaap, “Dynamic diversity”, Nature, 2003, 422: p. 475.
[571]
572 Del saqueo a la conservación
Fuente: R. Costanza et al., “The value of the world´s ecosystem services and the natural capital”,
Nature, 1997. D. Pearce y D. Moran, The economic value of biodiversity, 1994, Londres: iucn.
M. E. Soulé et al., “Strongly interacting species: conservation policy, management, and eth-
ics”, BioScience, 2005, 55(2): p. 168-176.
Knaap, op. cit.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 573
concientes de las huellas que dejamos cuando andamos como grupo a lo lar-
go de la historia evolutiva del planeta. Somos capaces de imaginar el entorno
que deseamos y el que nos disgusta y sí, también somos lo que se denomina
un ser racional, capaz de contar el número de bananas que tenemos para
comer al día siguiente y planear, antes que se agote la última de ellas, qué
haremos para sustituir su ausencia.
Durante mi trayectoria profesional me he dedicado por un lado a dimen-
sionar el tamaño y el efecto de la huella ecológica que ha dejado Homo sa-
piens en su tránsito por los ecosistemas marinos y costeros del mundo y, por
el otro, a promover estrategias de conservación de la diversidad marina a
través de esquemas de participación comunitaria. Este capítulo es un intento
de reflexión sobre cómo podemos ampliar ese concepto de inteligencia a uno
mas vasto del que hasta hora hemos utilizado.. Intento “expandir” esta visión
de inteligencia no sólo a esa gran capacidad que tenemos como especie opor-
tunista para invadir los paisajes de la tierra, sino a esa capacidad para ser
conscientes de lo que dejamos, hemos dejado y queremos dejar en nuestro
tránsito. A esa inteligencia que nos hace capaces de pensar (y en definitiva
incidir) en el curso evolutivo de la vida en el planeta.
Porque soy bióloga marina de formación original (aunque después me
haya dejado seducir por la historia, la economía, la antropología, la psico-
logía social y la filosofía) voy a utilizar ejemplos casi exclusivamente sobre
la relación de las sociedades humanas con sus entornos marinos y coste-
ros. Y como este es un libro sobre Baja California Sur, en México, y aquí he
trabajado principalmente con las comunidades costeras rurales, voy a tratar
de ilustrar algunos ejemplos de lo que me podría parecer una relación más
inteligente con los ecosistemas marinos que nos rodean en este fascinante
territorio.
haddock como se denomina en inglés. Con la merma del eglefino, los pargos
tropicales de la familia Lutjanidae sustituyeron este producto y, por último,
entró a la mesa el abadejo del Pacífico (Pollachius spp. o Pollock), que es el día
de hoy conocido como la última fuente de peces apetecibles en el mundo.
En Baja California Sur tenemos ejemplos exactos de lo que en inglés se
denomina un sistema pesquero de boom and boost, literalmente de “prospe-
ridad y colapso”. En esta sección quiero ilustrar cómo desde que las socieda-
des humanas habitan la península de Baja California hemos ido, poco a poco,
pieza por pieza, desmantelando la complejidad de los ecosistemas sin que
esto tenga repercusión en las economías de cada una de las sociedades en sus
tiempos; y que, por el contrario, desde épocas prehistóricas las sociedades
han sabido adaptarse a estos saqueos, haciendo eco a la primera definición de
inteligencia como esa capacidad humana abrumadora de adaptarse e invadir
sistemas.
Con el relato del desmantelamiento del bosque de sargazo, un ecosistema
que toca las costas del Pacífico Norte en Baja California Sur, quiero ilustrar
el desmoronamiento de lo que en adelante llamaré la “bella complejidad”
para usarlo como muestra de todo lo que las sociedades pierden en este pro-
ceso. Utilizo este ejemplo porque es un ecosistema que compartimos con
Estados Unidos y Canadá y del cual se sabe bastante hasta ahora en relación
a sus impactos no sólo con una visión interdisciplinaria, sino con una com-
prensión transfronteriza e histórica de un ecosistema conectado a lo largo de
toda la corriente de California.
En el bosque de sargazo gigante la historia del saqueo la podemos ir re-
construyendo desde los primeros pobladores que habitaron estas tierras.
(Figura 1) La historia de la vaca marina de Steller, Hydrodamalis gigas, repre-
senta uno de los ejemplos más impactantes de vulnerabilidad de una especie
marina ante la presencia humana. Descubierta en 1741 cuando el navío Saint
Peter encalló en una isla deshabitada del archipiélago Aleutiano, se extinguió
para siempre en 1768. Dentro de sus tripulantes se encontraba el naturalista
Ibídem.
J. B. C Jackson et al., “Historical overfishing and the recent collapse of coastal ecosystems”,
Science, 2001, 293: p. 629 - 637.
M. J. Tegner y P. K. Dayton, “Ecosystem effects of fishing in kelp forest communities”, ices Jour-
nal of Marine Science, 2000, 57(3): p. 579-589.
Ibídem.
576 Del saqueo a la conservación
20 A. Saenz-Arroyo et al., “The value of evidence about past abundance: marine fauna of the
Gulf of California through the eyes of 16th to 19th century travelers”, Fish and Fisheries,
2006. 7(2): p. 128-146.
21 M. J. Tegner, L.V. Basch y P. K. Dayton, “Near extinction of an exploited marine inverte-
brate”, Trends in Ecology & Evolution, 1996, 11(7): pp. 278-280.
22 Margarita O. Muciño Díaz, P. S. R., J. Alfonso Vélez Barajas, Edith Zárate Becerra, Jesús Ta-
lavera Maya, José R. Turrubiates Morales, Fidelia Caballero Alegría, Miguel Ángel Reinecke
y Reyes, “Abulón”, en Sustentabilidad y pesca responsable en México: Evaluación y manejo,
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tituto Nacional de la Pesca, México, pp. 119-157.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 579
Figura traducida de Jackson y colaboradores con permiso del autor (J. B. C Jackson et al., “Histo-
rical overfishing and the recent collapse of coastal ecosystems”, Science, 2001, p. 293).
resto de los lugares, en los que incluso estas poblaciones están casi extirpadas,
las nuevas pesquerías —que por supuesto han encontrado un mercado y se
han convertido en una fuente económica de suma importancia— son el erizo
rojo y morado (Strongylocentrotus franciscanus y S. purpuratus) y el caracol
panocha. En ausencia de depredadores como la nutria y el pez vieja (Semicos-
syphus pulchery) y de competidores por espacio como los abulones, los erizos
dominan ahora el paisaje submarino. Paradójicamente, el erizo morado se ha
encontrado como responsable de la deforestación de los bosques de sargazo
gigante,23 pues se alimenta no sólo de las hojas de esta alga gigante sino de su
raíz, provocando su desprendimiento. En menos de 2000 años el paisaje sub-
marino de la región templada se ha transformado de un sistema poblado por
grandes vertebrados que nadaban en medio del denso bosque de sargazo, a un
sistema con parches de bosques y en el que los grandes animales brillan por su
32 Ídem.
33 J. Barbara Wilson, R. Samuel y P. Campredon, “Sacred mpa‘s: Where protected areas hold
spiritual value for stakeholders and how this affects management”, mpa News, 2006, 7(6).
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 585
tileza al rescatar a Sileno, su padre adoptivo, Dionisio, el gran dios del vino y
de la alegría, otorgó a Midas el poder de convertir todo lo que tocaban en oro.
Momentáneamente Midas se alegró con su poder hasta que se dio cuenta
que no podía disfrutar del sabor de la comida, ni de la sensación de abrazar a
su hija. Consternado le suplicó al dios que lo liberara de ese don que se había
convertido en un embrujo. Cuenta la leyenda que para eso tuvo que bañarse
en las aguas del río Pactolo, que desde entonces contuvo arenas auríferas. 34
Parece que la misma tragedia de Midas la estamos experimentando las co-
munidades modernas que tenemos la creencia que sólo lo que tiene un valor
monetario debe ser conservado.
poder aplicar este argumento en todo lo que la sociedad valora de los ecosis-
temas naturales. Los argumentos de los biólogos —criticados poderosamente
por los economistas y algunos conservacionistas por su ambigüedad cuando
se refieren al valor intrínseco de los ecosistemas35— son, sin embargo, argu-
mentos que retumban en los oídos comunitarios. Se acercan más a una idea
de que los ecosistemas tienen un valor infinito —que a muchos de nosotros
nos resuena en el corazón— y que el mercado no tiene ningún poder para
decidir sobre su destino.36 Sin embargo, a pesar de que muchas de estas pos-
turas logran “enchinarnos el cuero”, ninguna ha sido aceptada enteramente
por la comunidad científica. Creo yo que este rechazo es principalmente el
resultado de un problema del lenguaje de las ciencias duras que nos incapa-
cita para plantear hipótesis con una visión amplia que incluya las emociones.
Por ejemplo, la hipótesis de la biofilia, acuñada originalmente por el psicó-
logo social Erich Fromm y que utiliza el biólogo y naturalista Edward Wil-
son37 para proponer que los seres humanos tenemos un lazo natural hacia la
vida y los proceso que llevan a ella, y que parte de esto proviene de nuestro
origen evolutivo que comienza en las sabanas africanas. La hipótesis es tan
fascinante y a su vez tan controversial que ha dejado espacio para la discu-
sión desde diferentes disciplinas en un libro entero.38 Sin embargo, desde mi
punto de vista, por la dificultad de probar (o refutar como diría Karl Popper)
que esa “tendencia natural” en primer término existe y, en segundo, proviene
de nuestro origen evolutivo, la hipótesis ha quedado parcialmente margina-
da. Otros argumentos que cuentan con extrema resonancia social son los
del biólogo Aldo Leopold en su libro sobre “la ética de la tierra”39. Leopold
defiende firmemente la postura del valor intrínseco de la conservación de
la naturaleza al sostener que la “última palabra ignorante la tiene el hombre
que pregunta sobre un animal o una planta: ¿para que sirve?”40. Su argumen-
to, aunque hermoso, deja mucho que desear sobre todo cuando se enfren-
tan problemas de extrema pobreza o cuando “servicio” o “valor” se entiende
desde un punto de vista espiritual, como quizá lo entendió él a mediados del
siglo pasado. Muchos otros ejemplos de intentos de propuestas de ética am-
biental se concentran principalmente en la conservación de los sistemas y su
integridad, y el efecto poderosamente transformador del ser humano en el
ecosistema41 que, aunque coincido en que son extremadamente importantes
y empatan con el argumento de los economistas en muchos sentidos, no son
lo único que la sociedad puede apreciar de su entorno natural.
Es de hecho hasta hace unos pocos meses que comencé a ver la luz al fi-
nal del túnel, después de leer a un psicólogo social e incorporando el análisis
de Diego Azqueta y Gonzalo Delacámara sobre los límites de la valoración
monetaria. En su libro La hipótesis de la felicidad,42 el psicólogo de la Univer-
sidad de Virgina, Jonathan Haidt, busca coincidencias en la cultura antigua
y en los experimentos modernos sobre las emociones para entender las va-
riables que hacen a una persona o a una sociedad un ente satisfecho. Dentro
de la capacidad para alcanzar la felicidad de los individuos hay, por supuesto,
las relacionadas a la carga genética con la que nacemos, el ambiente que nos
rodea y otras más que tienen que ver con el sentido de la vida que nos crea-
mos o que nos marca la sociedad como valores éticos a alcanzar. A esto él lo
denomina el sentido de la “divinidad con o sin dios”.43 Haidt enmarca su ar-
gumento con el hecho de que somos la primera cultura secular en la historia
de las civilizaciones. Aunque numerosos grupos sociales cuentan y practican
alguna religión, la mayor parte de las decisiones de Estado no incorporan los
valores éticos o sagrados sencillamente porque el Estado laico se ha conver-
tido en una institución que la mayor parte de nosotros respetamos como la
adecuada. El Estado laico —argumenta Jonathan Haidt— nos ha arrojado
innumerables beneficios, como la tolerancia a la diferencia de credo, prefe-
rencia sexual, sentido de equidad, etcétera. Sin embargo, ha dejado un vacío
en el espacio para los valores sagrados que, en su argumento, el ser humano
requiere para darle un sentido a su vida. Para reforzar su argumento Haidt
hace referencia al trabajo del historiador sobre religión Mircea Eliade, quien
sostiene a través de sus investigaciones que la percepción de lo sagrado es
universal en los humanos, independientemente de si son religiosos o no. Para
ilustrar su punto sólo voy a traducir un párrafo que dejó tan boquiabierto a
Haidt como a mí:
Al leer esta frase creo que tuve uno de esos momentos de “¡Eureka, lo en-
contré!” Al igual que a Haidt, Eliade había definido perfectamente el sentido
de espiritualidad que alguien tan secular como yo puede tener y que se limita
a nuestros espacios relacionados al amor, el conocimiento o el contacto con
la naturaleza. Ese es precisamente el sentido holístico y el poder del valor
intrínseco de los ecosistemas que muchos biólogos claman debe ser el fun-
damento de la ética ambiental, el mismo que no ha encontrado aún eco como
una razón de peso para promover la conservación de la naturaleza.
Haidt continúa su argumento dando ejemplos de “sentimientos por lo di-
vino”, uno de ellos el que deja Darwin en su diario al observar el bosque
brasileño; ahí afirma: “no es posible describir las emociones de asombro, ad-
miración y devoción que llenan y elevan la mente”. Haidt termina con un
análisis impactante de cómo la ciencia se convirtió en un conjunto de dis-
ciplinas estériles, y para ello cita el trabajo de las historiadoras de la ciencia
Lorraine Daston y Catherine Park en su libro Maravillas y el orden de la
naturaleza 1150–1750.44 En esta investigación, las historiadoras describen
cómo, hasta antes de la época de la Ilustración, la ciencia y la filosofía te-
nían espacio para incluir la maravilla en sus descripciones. Paulatinamente
la ciencia seria se tomó como aquella que describía hechos y los catalogaba,
44 L. Daston y C. Park, Wonders and the order of nature (1150-1750), 1998, Nueva York: Zone
Books, 511 pp.
Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 589
La comunidad de esta ciudad emprendió una campaña para que Balandra se conserve como un
icono de la ciudad y una playa pública (fotografía de Peter Patterson).
idea es abrir espacios de discusión con los diferentes actores sobre el valor de
recuperar atributos del ecosistema. Conforme se establezcan los espacios de
diálogo se irá midiendo cómo varía el compromiso de los diferentes actores
en relación a la creación de redes de reservas marinas completamente prote-
gidas. Con apoyo de diferentes fundaciones, queremos hacer de este proceso
un ejemplo de participación en la asignación de valores sociales para la con-
servación. Los resultados de estos foros, positivos o negativos, en relación a la
creación de redes de reservas completamente protegidas, se utilizarán como
parte de la revisión del programa de manejo.
El otro proyecto en Loreto lo realizamos con la cooperativa “Mujeres del
Golfo” y está muy relacionado al proyecto de isla Natividad, pero busca en-
contrar respuestas para las poblaciones de peces de ornato y los arrecifes se-
mitropicales del Golfo de California. Esta cooperativa, singular porque está
594 Del saqueo a la conservación
provocaban un débil cosquilleo detrás de las orejas. Tan sólo una de las atre-
vidas quedó colgada del cuello del gran mastodonte. Ingenuas e ilusionadas,
sus compañeras le gritaban desde el suelo “¡ahora sí, ahórcalo, ahórcalo!”
La amenaza del cambio climático sobre el bienestar de las sociedades me
recuerda mucho al chiste del elefante y las hormigas. Paradójicamente todos
los experimentos y los ejercicios de restauración o de hacer explícitos los
valores “sagrados” que tenemos las comunidades sobre los ecosistemas pue-
den perderse si el fenómeno del cambio climático y el calentamiento global
continúan.50 Por ello es importante no sólo participar en la creación de una
visión de desarrollo dentro de nuestro municipio o estado, sino dentro de la
comunidad nacional y global. Sólo de esta forma es posible llevar a las mesas
de negociación la sumatoria de importancias y valores que las sociedades le
atribuyen a los ecosistemas y a la preservación de la naturaleza desde el pun-
to de vista local, regional y global. La llamada tragedia de los comunes51 no
sólo se aplica a las comunidades pequeñas con recursos de acceso abierto;
su lógica ataca a los comunes globales, a todos lo miembros de esta sociedad
planetaria que con nuestro modelo de desarrollo hemos ido transformando
la “bella complejidad” planetaria creada a lo largo de seis mil millones de
años.52
Concluyo con una reflexión sobre la importancia del pensamiento colec-
tivo y la participación a todos los niveles. En un ensayo reciente publicado en
la revista Nature, “Mentes colectivas”53, se relata cómo en 1905 el naturalista
Edmund Selous quedó maravillado del comportamiento de las parvadas de
aves que sincrónicamente volaban para abatir el efecto del viento. Durante
su vida —comenta el autor del artículo— Selous luchó por comprender este
comportamiento y llegó a pensar “deben de pensar colectivamente todos al
mismo tiempo o al menos en parches o yardas de manera que una idea brilla
en todos los cerebros y se coordinan”. El artículo concluye que al explotar la
50 M. Hopkin, “Climate change 2007: Climate sceptics switch focus to economics”, Nature,
2007, 445(7128): pp. 582-583.
51 G. Hardin, “The tragedy of the commons”, Science, 1968, 162: p. 1243-1248; T. Dietz, E. Os-
trom y P.C. Stern, “The struggle to govern the commons”, Science, 2003, 302(5652): pp. 1907-
1912.
52 R. A. Kerr, “No longer willful, Gaia becomes respectable: The Gaia hypothesis, that Earth is
a single huge organism intentionally creating an optimum environment for itself; has been
made more palatable; interesting science is coming of it”, Science, 1988, pp. 393-395.
53 I. Couzin, “Collective minds”, Nature, 2007, 445(7129): p. 715.
596 Del saqueo a la conservación
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Capítulo
14. La paradoja del chimpancé pensante 599
Capítulo 15
C
omo ya se mencionó en el capítulo 8, el desarrollo turístico mexi-
cano se ha centrado fundamentalmente en un producto turístico
de sol y playa con escasa oferta complementaria. Sin embargo,
en respuesta a las exigencias del desarrollo sustentable, a la atención de
otros segmentos de la demanda turística (más diversificada y segmenta-
da) y a la necesidad de establecer mecanismos para reducir los impactos
adversos de los periodos de baja de la afluencia turística, recientemente
se ha impulsado una estrategia diferente. Este cambio se refiere a la di-
versificación de la oferta en México como un elemento esencial para me-
jorar la competitividad de los destinos turísticos, lo que posibilita ofrecer
un abanico más amplio de actividades distintas a las tradicionalmente
asociadas al turismo de sol y playa. Si se consideran los cambios en las
preferencias de los consumidores, ahora más informados y exigentes, es
posible enriquecer la oferta turística con elementos naturales, cultura-
les y patrimoniales que permiten a turistas con inquietudes diferentes al
tradicional ambiente de sol y playa encontrar nuevas formas de entrete-
nimiento en sus vacaciones.
[601]
602 Del saqueo a la conservación
Narciso Agúndez Montaño, Primer informe de gobierno, La Paz, Baja California Sur, 2006.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 605
Es por ello que se afirma que el turismo alternativo representa una opción
para personas interesadas en la práctica de actividades que no pueden reali-
zarse en los espacios tradicionales, lo que constituye la base para desarrollar
en el Coloquio Internacional sobre Desarrollo Sostenible del Turismo: Un Enfoque Multidis-
ciplinario para la Gestión Local, La Paz, B.C.S., 27-29 de septiembre de 2005, p.1.
Eugenio Yunis, “El desarrollo sostenible del turismo: una herramienta para la reducción de la
pobreza”, loc. cit., p. 1.
Ídem, p. 2.
Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 607
Íd., p. 6.
610 Del saqueo a la conservación
de las islas y sus atributos de paisaje hacen que el área sea idónea para el
ecoturismo.14 Las actividades de vela, buceo, kayakismo y cruceros natu-
ralistas generan una derrama económica significativa para la ciudad de
La Paz.
Los servicios ecológicos que proveen los ecosistemas de las anp sudcali-
fornianas, como refugio de especies, belleza escénica, recreación, cultura, re-
cursos genéticos, producción de alimentos, son susceptibles de aprovecharse
con fines económicos acompañados de criterios de sustentabilidad. Entre es-
tos, por la singularidad que a escala mundial tienen estos sitios, el turismo
alternativo —ecoturismo y turismo rural—, desarrollado con base en una
planificación seria y permanentemente actualizada, puede representar —a
corto, mediano y largo plazos— uno de los más importantes recursos econó-
micos de Baja California Sur.
Acuáticas y suba-
Náuticas Terrestres
cuáticas
Velerismo Natación Campismo
Buceo libre y autó-
Kayakismo Senderismo
nomo
Turismo científico Turismo científico Turismo científico
Observación de flora y
Safari fotográfico y
Embarcaciones inflables fauna (principalmente
videográfico
aves)
Cruceros Montañismo (escalada)
Safari fotográfico y
Paisajismo
videográfico
Observación de flora y fauna
Safari fotográfico y
marina (principalmente
videográfico
mamíferos marinos)
Paisajismo
Esquí acuático y parapente
Pesca deportiva
Fuente: Elaboración propia a partir de los planes de manejo de las anp de B.C.S.
14 conanp, Programa de manejo del Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de
California, México, D. F., 2001, p. 37.
614 Del saqueo a la conservación
a todas las regiones del estado y reparta los beneficios equitativamente con el
desarrollo de todas las zonas con potencial, ya sea de turismo rural, cultural,
ecoturismo y/o turismo alternativo, siempre buscando la sustentabilidad y el
beneficio de las comunidades.
Los programas de desarrollo regional (2001) resaltan las actividades de
ecoturismo como potencial para diversificar opciones y actividades econó-
micas. El Plan Estatal de Desarrollo 2005-2011 destaca entre las acciones a
realizar las relacionadas con el aprovechamiento turístico de los recursos na-
turales. En este plan el gobierno del estado plantea que “el turismo será eje
fundamental para el desarrollo económico del estado”.
Uno de los principales aspectos por atender es encontrar los mecanismos para
lograr el equilibrio entre el aprovechamiento de los recursos naturales y la ri-
queza que generan; debemos impulsar nuevas formas de hacer turismo, por lo
que se requiere aplicar políticas en esquemas de desarrollo que permitan brin-
dar opciones para el aprovechamiento de las potencialidades de cada una de las
regiones y sus respectivas micro regiones.16
16 Gobierno del estado de Baja California Sur, Plan Estatal de Desarrollo 2005-2011, p. 230.
616 Del saqueo a la conservación
Comentarios finales
El desarrollo económico de Baja California Sur está indisolublemente aso-
ciado a la actividad turística, con la consolidación del turismo de sol y playa
durante los periodos de invierno. El posicionamiento de los centros turísti-
cos de Los Cabos y en menor medida de Loreto y La Paz sugiere que la acti-
vidad turística seguirá como pivote del desarrollo. El cambio en la estrategia
turística para complementar el turismo tradicional con el turismo de natu-
raleza permitirá apoyar el desarrollo local de muchas regiones, lo que está
condicionado a la participación e involucramiento de los actores locales y de
las empresas para generar las sinergias que permitan ampliar las perspecti-
626 Del saqueo a la conservación
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Capítulo
15. El turismo alternativo o de naturaleza 629
Capítulo 16
[631]
632 Del saqueo a la conservación
El desarrollo debe ser, de ahora en adelante, limpio, preservador del medio am-
biente y reconstructor de los sistemas ecológicos, hasta lograr la armonía de
los seres humanos consigo mismos y con la naturaleza. Así, el desarrollo debe
sustentarse en la vida.16
una visión sistémica no tienen gran impacto. El nivel educativo que concede
mayor relevancia a los aspectos formativos ambientales es el de preescolar;
cuenta con una copiosa y abundante producción de materiales y lineamien-
tos programáticos que comprenden el desarrollo de actividades diversas
(juegos, rondas, canciones, cuentos, dibujo, pintura, escultura, concursos, fe-
rias), abordando un amplio espectro de temas (animales, arte, ciencia, flora,
ambiente, percepciones, sentidos, valores, cuentos, estado del tiempo, cultu-
ra, colores, formas, figuras, juguetes caseros, nutrición, autoestima) y desa-
rrollando competencias para cimentar bases sólidas en la personalidad de los
educandos y para dar continuidad a la formación ambiental.
Pero conforme transcurren los grados de primaria y secundaria, el tiem-
po y las asignaturas que contienen información ambiental —de suyo insufi-
ciente—, van diluyéndose hasta casi su exclusión. En los tres primeros grados
de la primaria la mayor proporción de tiempo de enseñanza se dedica a las
asignaturas de Español y Matemáticas (que sólo mencionan, con carácter
informativo, algunos elementos ambientales) y a un grupo conformado por
Ciencias Naturales, Historia, Geografía y Educación Cívica. Los libros de
texto de primaria que introducen contenidos ambientales son los de Ciencias
Naturales, Geografía, Español, Matemáticas y el Libro Integrado de 1º y 2º
grado. En secundaria los aspectos ambientales se abordan en temas y asig-
naturas afines como Biología, Química y Geografía, promoviendo el conoci-
miento sobre el mundo viviente y estimulando actitudes de responsabilidad
para el cuidado de la salud y del medio ambiente. Quizá el logro más relevan-
te en este nivel de la educación formal (a partir del año 2002) sea una materia
optativa de educación ambiental para el programa de tercer grado.
Por encima de sus esfuerzos parciales, las instituciones educativas —in-
clusive los centros de educación superior e investigación científica antes men-
cionados— todavía no logran orientar sus sistemas y recursos programáticos
hacia los enfoques ambientales que puedan incidir en las conciencias, para
estimular a la población hacia su movilización a favor de los valores ambien-
tales que distinguen a Baja California Sur. Esto hace suponer que su belleza y
riqueza paisajística no es lo suficientemente fuerte e importante para que se
piense en aplicar medidas correctivas y sobre todo preventivas, o peor aún,
se continúe pensando que está lo suficientemente limpio y virgen para que el
concreto y el progreso los alcance.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 649
35 En este sentido podríamos mencionar al grupo Conciencia, A.C., que es premio de la Juven-
tud, nacional y local, por su eficiencia para limpiar playas convocando a la población citadina
de La Paz.
36 M. Cariño Olvera, J. S. Aceves Bueno et al., op. cit., p. 27.
652 Del saqueo a la conservación
Conclusión
En la clasificación de los procesos de conservación que presentamos en la
introducción general de este libro, mencionamos que la educación ambien-
tal es sin lugar a dudas el proceso trascendente de mayor importancia. La
educación ambiental, a final de cuentas es la herramienta fundamental para
formar la cultura de la naturaleza que sustenta los procesos de conservación;
todos ellos, desde la limpieza y el reciclaje hasta la protección y el manejo de
la biodiversidad.
Al analizar la construcción del ambientalismo a nivel internacional, a tra-
vés de los foros y las instituciones que desde los años setenta se han llevado
a cabo, podemos constatar la importancia que se ha otorgado a la educa-
41 Http://www.semarnat.gob.mx/educacionambiental/Pages/QuienesCECADESU.aspx.
Capítulo
16. Procesos de conservación a través de la educación ambiental 657
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658 Del saqueo a la conservación
Capítulo 17
Importancia de la investigación
científica en los procesos
de conservación
L
a investigación desempeña un papel fundamental en la economía, el
desarrollo sustentable, el progreso y el bienestar futuro de un país,
por lo que debe ser capaz de accionar y tener incidencia en aquellos
factores que contribuyen al bienestar familiar, ambiental, económico, so-
cial, cultural y político de una sociedad, así como ser eficiente al proponer
soluciones prácticas a los problemas que enfrenta, para mejorar de la cali-
dad de vida de ésta.
En Baja California Sur la investigación científica desarrollada en el Cen-
tro Interdisciplinario de Ciencias Marinas (cicimar-ipn), la Universidad
Autónoma de Baja California Sur (uabcs) y el Centro de Investigaciones
Biológicas del Noroeste, A.C., (cibnor) ha tenido profundas repercusio-
nes en la evolución del conocimiento generado, significativa influencia e
implicación en el devenir económico, político, cultural y científico de la
región. A continuación analizaremos todas y cada una de estas repercu-
siones.
[659]
660 Del saqueo a la conservación
Retos y conclusiones
Algunos de los retos que actualmente tienen las instituciones en México en-
cargadas de realizar investigación enfocada a la preservación el ambiente, son:
1. Diseñar técnicas para reciclar y reutilizar materias primas y energéticos.
2. Diseño de técnicas y acciones para disminuir los riesgos del agotamien-
to de los mantos acuíferos y para evitar su contaminación.
3. Diseño de programas de control y disminución de contaminantes at-
mosféricos.
4. Diseño de tecnologías para disminuir los residuos sólidos municipales
e industriales, especialmente peligrosos.
Tanto en evolución del conocimiento generado, influencia e implicacio-
nes en el devenir económico, implicaciones e influencia en el devenir políti-
co, así como influencia e implicaciones en el devenir cultural y científico, la
investigación científica en Baja California Sur ha evolucionado por influencia
directa de los investigadores de la uabcs, el cicimar y el cibnor.
De manera especial se debe destacar el avance en materia de conserva-
ción de la biodiversidad de Baja California Sur, de sus islas adyacentes, del
Golfo de California y en general del Noroeste de México.
Agradecimientos
A la Dra. Micheline Cariño, y al Dr. Mario Monteforte por su atenta in-
vitación y apoyo constante para la redacción de este Capitulo. A un revisor
anónimo del ine, cuyos valiosos comentarios mejoraron significativamente
una versión preliminar de nuestro manuscrito. Al Proyecto conacyt-se-
marnat-2006- co-23449.
668 Del saqueo a la conservación
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670 Del saqueo a la conservación
Capítulo 18
Procesos de conservación
impulsados por la gestión de las
organizaciones no gubernamentales
que trabajan en Baja California Sur
Micheline Cariño, Ninfa Leticia Cordero Sauceda
y Jesús Zariñán
D
urante los últimos cincuenta años, el número de organizaciones no
gubernamentales (ong) avocadas a la protección de la naturaleza, a
la conservación de ecosistemas y de culturas, así como al fomento
del desarrollo sustentable, ha crecido con gran rapidez. La conciencia gene-
ralizada de la severa amenaza que se cierne sobre la humanidad, la debili-
dad de los Estados y el irresponsable sostenimiento del modo de vida que ha
causado la crisis ecológica actual, explican esa respuesta de la sociedad civil.
Los millones de seres humanos que han decidido organizarse para atender
de frente y en todos los niveles —del mundial al local— el deterioro de nues-
tra calidad de vida (ambiental y social), la pérdida de la biodiversidad y los
efectos negativos de la globalización sobre la diversidad cultural es probable-
mente una de las mayores causas de optimismo que nos permiten arrancar
con cierta esperanza este nuevo milenio.
El trabajo de las ong ambientalistas es sin duda el principal indicador
de que la cultura de la naturaleza está cambiando y de que ese proceso
logra oponerse de manera creativa a los procesos devastadores que ha
causado la crisis ecológica que actualmente nos tiene a la cabeza de la lis-
[673]
674 Del saqueo a la conservación
tima parte hacemos una revisión más detallada del quehacer de aquéllas que
llevan más años trabajando en B.C.S. y/o cuya labor ha tenido mayor éxito.
ese mismo año también se crea la fundación Hermanos del Hombre (fdh).
Con un carácter más politizado nace en 1961 Amnistía Internacional (ai)
que se encarga de la defensa y promoción de los derechos del hombre.
Acentuando la tendencia de la solidaridad humanitaria, a partir de los
años 1960 surge una nueva generación de ong que actuarán en los países en
desarrollo ayudando a las víctimas de catástrofes naturales y de conflictos
armados. Estas ong son también conocidas por su designación y vocación
internacional “sin fronteras”, tal como Médicos sin Fronteras, fundada en
Francia en 1971.
Otra innovación de los años 1960 fue el surgimiento de un nuevo tipo de
ong: las ambientalistas. 1961 es el año de fundación de World Wildlife Fund
(wwf) y de reestructuración de la iucn —siglas en inglés de la Internacio-
nal Union for Conservation of Nature and Natural Resources—. Nueve años
después fue fundada Greenpeace, cuyo carácter radical llama la atención res-
pecto a dos fenómenos: el rápido desarrollo de este tipo de ong y su limita-
da eficiencia ante las dimensiones del problema que pretenden combatir: la
crisis ecológica.
No obstante el desarrollo más importante de este tipo de ong se dio a
partir de los años 1980 debido al aumento de la preocupación sobre el medio
ambiente. Con la era de la ecología se popularizaron conceptos reservados
antes a los medios científicos, como ecosistema, biodiversidad y el efecto de
invernadero, y la toma de conciencia respecto a la problemática ambiental
se generalizó a escala mundial. Por ello, a diferencia de los otros sectores
de atención de las ong, el medio ambiente no es dejado sólo en manos de la
acción de las grandes fundaciones internacionales —también llamadas oi,
organizaciones internacionales—. Paralelamente a la creación de las grandes
ong ambientalistas a nivel internacional, surgen de Brasil a África del Sur,
de Bangladesh a Indonesia, poderosas ong ambientalistas nacionales, regio-
nales y locales.
Algunos autores consideran esta efervescencia el principio de una socie-
dad civil internacional constituida por un contrapoder ciudadano frente a los
Ídem, pp. 13-14.
En 1943 en Bruselas fue creada la Unión Internacional de Protección de la Naturaleza, que
en 1961 fue reformada en la iucn. Diter Henrich y Manfred Herat, Atlas de l’Écologie, La
Phototheque, Le livre de Poche, París,1993, p. 260.
Ver comentario al respecto en la Introducción General.
678 Del saqueo a la conservación
cualquier objeto lícito, aclarando que sólo los mexicanos podrán hacerlo para
los asuntos políticos del país. Por su parte, la Constitución Política del Estado
de Baja California Sur, en su Título Segundo, “De las Garantías Individuales y
Sociales”, Artículo 7º, establece que en el estado de Baja California Sur todos
los individuos gozarán de las garantías que otorga la Constitución General de
la República, mismas que no podrán restringirse ni suspenderse, salvo en los
casos y con las condiciones que en ella se determinan.10
Cada entidad federativa y el Distrito Federal cuentan con un Código Ci-
vil, que regula las relaciones entre los particulares, y otorga derechos y obli-
gaciones a las personas físicas y jurídicas (o personas morales), siendo en este
último tipo donde se ubican las organizaciones no gubernamentales (ong) u
organizaciones de la sociedad civil (osc).11
En materia de asociaciones o de organizaciones de la sociedad civil, el Ar-
tículo 25° del Código Civil para el Estado de Baja California Sur establece
que son personas de creación jurídica, entre otras, las sociedades civiles o
mercantiles. En este sentido, las ong incluidas en las fracciones del artículo
arriba señalado, y conforme a los artículos 26°, 27° y 28° de este Código, son
personas jurídicas o personas morales que pueden ejercer los derechos que le
sean necesarios para realizar su objeto social, que obran y se obligan a través
de sus órganos que las representen, sea por disposición de la ley o conforme
a las disposiciones relativas a sus escrituras constitutivas o de sus estatutos, y
que se regirán por las leyes correspondientes.12
De manera específica, este Código establece que una asociación se cons-
tituye cuando varios individuos deciden reunirse para realizar un fin común
que no esté prohibido por la ley, que no tenga carácter preponderantemente
económico y que no sea enteramente transitorio, cuyo contrato de constitu-
ción constará en escritura pública protocolizada ante Notario Público, hecho
que le confiere personalidad jurídica. Sus estatutos serán los que las rijan y se
inscribirán en el Registro Público de la Propiedad para que produzcan efectos
contra tercero.13
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, versión digital, p. 6.
10 Constitución Política del Estado de Baja California Sur, versión digital, p. 1.
11 Lic. Omar Ernesto Andujo Bitar, Jefe de la Unidad de Asuntos Jurídicos de la Delegación
Federal de la sedesol en B.C.S., entrevista, 21 de mayo de 2007.
12 Código Civil para el Estado de Baja California Sur, versión digital, pp. 2 y 3.
13 Ídem, p. 185.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 681
i. Asistencia social;
ii. Apoyo a la alimentación popular;
iii. Cívicas;
iv. Asistencia jurídica;
v. Apoyo para el desarrollo de los pueblos y comunidades indígenas;
vi. Promoción de la equidad de género;
vii. Aportación de servicios para la atención a grupos sociales con capa-
cidades diferentes;
viii. Cooperación para el desarrollo comunitario;
ix. Apoyo en la defensa y promoción de los derechos humanos;
x. Promoción del deporte;
xi. Promoción y aportación de servicios para la atención de la salud y
cuestiones sanitarias;
xii. Apoyo en el aprovechamiento de los recursos naturales, la protección
del ambiente, la flora y la fauna, la preservación y restauración del equi-
librio ecológico, así como la promoción del desarrollo sustentable a nivel
regional y comunitario, de las zonas urbanas y rurales;
xiii. Promoción y fomento educativo, cultural, artístico, científico y tec-
nológico;
xiv. Fomento de acciones para mejorar la economía popular;
xv. Participación en acciones de protección civil;
14 sedesol, http://www.corresponsabilidad.gob.mx/antecedentes.aspx, consultada el 11 de abril
de 2007.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 683
Para los efectos de esta ley, las organizaciones que se encuentren dentro
de lo establecido anteriormente tienen derecho a inscribirse en el Registro
Federal de Organizaciones; participar en las instancias de consulta y de con-
traloría social; acceder a los apoyos y estímulos públicos previstos; gozar de
los incentivos fiscales y administrativos; recibir donativos y aportaciones;
coadyuvar con las autoridades en la prestación de servicios públicos relacio-
nados con las actividades previstas en esta ley; acceder a los beneficios que
se deriven de los convenios o tratados internacionales; recibir asesoría, capa-
citación y colaboración de dependencias y entidades públicas para el mejor
cumplimiento de su objeto; participar en la planeación, ejecución y segui-
miento de las políticas, programas, proyectos y procesos que se realicen en
relación con las actividades anteriormente señaladas, y ser respetadas en la
toma de decisiones relacionadas con sus asuntos internos.16
El Artículo 7° establece que para acceder a los apoyos y estímulos para el
fomento de las actividades que esta ley establece, las organizaciones tienen la
obligación de inscribirse en el Registro Federal de Organizaciones; constituir
legalmente sus órganos de dirección y representación; contar con un sistema
de contabilidad; proporcionar la información que les sea requerida por auto-
ridad competente; informar a la Comisión de Fomento sobre las actividades
realizadas y del uso y resultados derivados de los apoyos y estímulos otorga-
dos; transmitir los bienes que hayan adquirido con apoyos y estímulos públi-
cos en caso de disolución; promover la profesionalización y capacitación de
sus integrantes; no realizar actividades de proselitismo partidista, electoral
o propaganda con fines religiosos, y ser imparciales y no discriminar en la
determinación de beneficiarios.17
Con la finalidad de facilitar la coordinación en torno al fomento de las
actividades de las organizaciones, se creó la Comisión de Fomento de las Ac-
tividades de las Organizaciones de la Sociedad Civil. El 23 de noviembre de
15 Ídem, pp. 2 y 3.
16 Íd, pp. 3 y 4.
17 Ídem, pp. 4 y 5.
684 Del saqueo a la conservación
Las ong avocadas al trabajo ambiental en Baja California Sur han conoci-
do un desarrollo inusitado a partir del año 2000, en gran medida estimulado
por una respuesta local a la crisis ecológica (como se explica en la Introduc-
ción), así como por el interés prioritario que la comunidad ambientalista in-
ternacional concede a esta región, en virtud de su biodiversidad y del estado
relativamente bien conservado que aún guardan sus ecosistemas y recursos
naturales. Aunque el número total de estas organizaciones es difícil de pre-
cisar —su constante surgimiento sólo es comparable con la velocidad con
la que desaparecen—, durante el periodo del 2000 a 2004 se constituyeron
legalmente (luego de un periodo de actuación e integración) casi la mitad
(48.57 por ciento) de las 172 ong identificadas en la entidad. Entre éstas,
31.39 por ciento atienden diversos aspectos relacionados con la dimensión
ambiental y 68.60 por ciento trabajan en el ámbito del desarrollo social (edu-
cación, salud, derechos humanos, crecimiento económico, atención a secto-
res sociales de alta vulnerabilidad, arte, cultura, servicios).22
El estudio de referencia aporta datos reveladores. Destaca, en primer lu-
gar, la tendencia creciente a la constitución de ong, ya que en la década an-
terior sólo se reconocían 79; así como su distribución concentrada en los
municipios de La Paz (70.5 por ciento) y Los Cabos (15.29 por ciento). Sin
embargo, los resultados consignan que sólo 55 de las organizaciones regis-
tradas en diversos directorios —es decir, el 30.72 por ciento—pudieron de-
mostrar a cabalidad su existencia legal y activa, indicando que el crecimiento
de estas organizaciones es relativo, en tanto no tiene equivalencia con sus
atributos cualitativos.23
Originalmente las ong eran constituidas por miembros del ámbito aca-
démico y de investigación, pero en los últimos años han diversificado su
que sean flexibles y con cumplimiento duro. Lo mismo pasa con todas las
leyes relacionadas con el agua, con la vida silvestre. Ese es un problema
muy grave que está repercutiendo prácticamente en todos los recursos del
estado.26
Pero la incidencia de las ong en este ámbito mayoritariamente se reduce
a participar de manera aislada en los procesos de consulta para dictar nuevas
normas oficiales y en la revisión de leyes sectoriales.
Asimismo, las muy escasas ong especializadas en el ejercicio del dere-
cho ambiental no se dan ni remotamente abasto tanto para apoyar a las de-
más ong ambientalistas en los proyectos que impulsan, como para litigar
con miras de detener el deterioro, los ilícitos y los atropellos ambientales
empleando los medios legales previstos para tal fin. El capítulo estatal del
Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C., (cemda) ofrece asesoría y
defensa legal a sectores de población en relación con delitos ambientales,
también realiza foros y talleres para informar y formar a la ciudadanía en
general sobre los preceptos e instrumentos legales vigentes destinados a la
protección del ambiente. Por ejemplo, en septiembre de 2002 cemda ce-
lebró el taller Aplicación Efectiva de la Legislación Ambiental y Pesquera
en Áreas Naturales, proponiéndose analizar el marco legal aplicable a la
administración de recursos pesqueros en anp y facilitar su comprensión
dentro del territorio jurídicamente protegido a raíz de la declaratoria de
anp, así como la relación que tiene con la regulación pesquera.
Otro esfuerzo es el de la Comisión Estatal de Educación Ambiental,
surgida del proceso integrador del Plan Estatal de Educación Ambiental
para promover el reconocimiento jurídico a este instrumento articulador
de los esfuerzos que en la materia realizan sus actores. En 2007 inició un
acercamiento con la Comisión de Ecología del congreso local, responsable
de coordinar la actualización de la Ley de Equilibrio Ecológico y Protec-
ción del Ambiente de Baja California Sur, estableciendo el compromiso de
elaborar una propuesta para incluir en ésta un capítulo dedicado a la edu-
cación ambiental.
27 Los porcentajes corresponden a las 35 osc que reportaron información completa en el estu-
dio icf-uabcs, 2004.
28 uabcs-icf. Diagnóstico de las organizaciones no gubernamentales de Baja California Sur,
primer borrador final, La Paz, B.C.S., versión digital, diciembre, 2004, p. 24.
692 Del saqueo a la conservación
(13.55 por ciento) de ong exentas del pago de impuestos por recibir dona-
ciones.29
Organizativa. Aún cuando la mayoría de las ong presentan una cierta
estructura, objetivos y estrategias para lograrlos, sus procesos organizativos
internos son aún poco eficaces —vistos en sus mecanismos de planeación,
discusión, decisión, gestión de recursos y representación, de detección de ne-
cesidades comunitarias y acercamiento a éstas—, volviéndolas más vulne-
rables. El todavía incipiente desarrollo de capacidades les impide superar el
localismo e inmediatismo característico de sus acciones, lo que atomiza sus
impactos en la compleja realidad ambiental del estado; ésta es una de las
debilidades más notorias de las ong sudcalifornianas. Sólo las más exitosas
ong cuentan con estrategias de profesionalización, forman y capacitan a sus
integrantes, promoviendo el intercambio de experiencias, la transferencia
de información y el uso de herramientas metodológicas que articulen sus
prácticas a las necesidades que pretenden atender; es decir, que les permita
efectivamente mejorar su relación con las comunidades objetivo, transfor-
mándose en auténticos instrumentos para atender necesidades comunitarias
y lograr la conservación.30 Así, a las desigualdades —tanto en el número de
organizaciones, como de los recursos de los que disponen—, se agregan las
deficiencias organizativas internas y la discrepancia entre distintas perspec-
tivas que marcan diferencias sustanciales en la capacidad para influir en los
procesos de negociación y toma de decisiones. En el caso del desempeño de
las ong esta situación no se reduce a problemas de estilo y estrategia, sino a
la existencia o desaparición de la organización, así como al éxito o al fracaso
de los procesos que impulsan.
Los problemas que afectan el quehacer de las ong son extensos, variados
y complejos. A estos se suma el escepticismo de la sociedad sobre los aspec-
tos ambientales y sus implicaciones en la vida social, lo que dificulta aún más
el logro de los objetivos de la conservación y el desarrollo sustentable de Baja
California Sur impulsados por las ong y sus demás actores. Entre la pobla-
ción sudcaliforniana no existe una cultura de conservación que se refleje en
31 Según datos del Centro Estatal de Información, a fines de 2006 existían 17 mil empresas en
Baja California Sur distribuidas en las actividades de comercio (8 mil), servicios (7 mil) e
industria (con sólo dos mil empresas), dando empleo a 92 mil personas. Reportado por Dr.
Rodrigo Guerrero, entrevista en programa Panorama Informativo, 6 de noviembre de 2006.
32 Gabriela Flores, covyde, A.C., en el taller “Análisis de la Problemática y las Oportunidades
para la Conservación y el Desarrollo Sustentable en B. C. S.”, La Paz, B.C.S., 3 de junio, 2006,
Mesa 3, Problemas.
694 Del saqueo a la conservación
gundo plano, los intereses de las comunidades. Es así que la política pública
ambiental a la que deben contribuir sigue siendo desarrollada bajo la visión
de los políticos y no sobre los intereses de las comunidades, que se ven inmo-
vilizadas para ejercer la presión política necesaria, en tanto no presentan una
estructura sólida, apropiada a las exigencias de intervención que el desarro-
llo sustentable les impone.
Las coaliciones de ong y los movimientos ciudadanos articulados en la re-
gión, reconocen que la falta de consensos atomiza los liderazgos emergentes
tornándolos indefinidos, lo que unido a las todavía insuficientes e inadecuadas
alianzas con sectores gubernamentales limita la consecución de las metas que
persiguen y que requieren del más alto nivel de consenso político. Los enormes
avances manifestados en los encuentros regionales de las organizaciones aliadas
—como la delimitación, clasificación y mapeo de regiones y redes de reservas
marinas del Golfo de California, de áreas para la conservación de la biodiversi-
dad y las iniciativas para la constitución de fondos que la financien— se ven así li-
mitados por la indefinición de estrategias claras y la ausencia de una perspectiva
de largo plazo, unificada alrededor de concepciones y agendas compartidas.35
47 Micheline Cariño et al., “La utopía ambientalista sudcaliforniana. Actores, discursos y polí-
ticas”, ponencia, Universidad Autónoma de Baja California Sur, La Paz, B.C.S., 2004, p. 21.
48 Cumbre de la Conservación, La Paz, B.C.S., 7 de febrero de 2005.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 703
donantes privados contribuyeron para poner bajo tutela estatal un área natu-
ral vulnerable. En los planes de conservación participaron también Niparajá,
la Agrupación Sierra Madre, fundea, tnc, icf y wwf.50 Una vez terminado el
programa de manejo (con recursos aportados por el fmcn), y a solicitud de las
partes, isla se integró como cuarto elemento al grupo central de elaboración
de la propuesta. Su papel fue el de mediar el conflicto de intereses y participar
en la elaboración de las reglas administrativas, con el apoyo del Centro Mexi-
cano de Derecho Ambiental, A.C. (cemda).
El proyecto ejecutado por isla en asociación con tnc y la Reserva de las
Islas del Golfo de California de 1998 al 2000, tuvo el apoyo de la Agencia In-
ternacional de Desarrollo del Gobierno de los Estados Unidos (usaid), el Go-
bierno de Japón, The David and Lucile Packard Foundation y otras fuentes de
financiamiento. Adicionalmente y en forma paralela se obtuvieron aportacio-
nes de Homeland Foundation y Petróleos Mexicanos (pemex), con asesoría
del Coastal Resources Center de la Universidad de Rhode Island, entre otras
instituciones. En la etapa de negociación un factor de éxito fue la clara, estre-
cha, puntual y expedita comunicación entre los gobiernos, instituciones, fun-
daciones y personas involucrados en cada una de las acciones del proceso, con
una visión común sobre los beneficios y oportunidades de la conservación de
los recursos naturales, sin perder de vista la individualidad y los intereses par-
ticulares. Tras la revisión de las figuras legales de arrendamiento financiero,
servidumbre ecológica, promesa de compra-venta, fideicomiso y expropiación
concertada (realizada conjuntamente con las áreas jurídicas de la Procuradu-
ría Agraria, la conanp, cemda, el Ejido Bonfil e isla), se eligió esta última
—por ser la única figura legal que permanece sólida ante la Ley Agraria— por
su adecuación en una perspectiva de conservación a largo plazo. A este proce-
so siguió la decisión de la Asamblea General de Ejidatarios del Ejido Alfredo V.
Bonfil, para iniciar el proceso de negociación a partir de un avalúo bancario.
Esta compleja y exitosa experiencia mostró la gran oportunidad que re-
presenta el reto de construir un proceso participativo en pro de la conserva-
ción y el desarrollo comunitario. Una actividad paralela fue la de asesorar,
diseñar, promover y gestionar una cartera de proyectos productivos susten-
tables, tanto en la isla, como en la península, que permitiera a los ejidatarios
51 Antonio Cantú Díaz Barriga / María Elena Martínez Delgado, Planeación y concertación
para el manejo sustentable de la isla Espíritu Santo, Baja California Sur, http://www.isla.org.
mx/espiritusanto.
706 Del saqueo a la conservación
a) El Mogote
En La Paz, uno de los asuntos que más ha preocupado a la población en
general, y al sector ambientalista en particular, es la venta a desarrolladores in-
mobiliarios de El Mogote y la instrumentación en esta península de arena del
desarrollo habitacional turístico “Paraíso del Mar”, impulsado por la empre-
sa Desarrollos Punta La Paz, S. de R. L. de C. V. Éste es uno de los casos más
desafortunados en el que académicos, investigadores, instancias de gobierno
52 The Nature Conservancy, Sociedad de Historia Natural Niparajá, A. C., El Fondo Sudcalifor-
niano para Áreas Naturales Protegidas de Baja California Sur (fosanp), B.C.S., México, pp.
2 y 4.
53 Aarón Eslimán, Director de Proyectos de la Sociedad de Historia Natural Niparajá, A.C.,
entrevista, mayo de 2007.
Capítulo
18. Procesos de conservación por gestión de ong 707
b) Balandra
El 31 de julio de 2004, por iniciativa del xi Ayuntamiento de La Paz se
publicó en el Boletín Oficial del Gobierno del Estado de Baja California Sur
la Declaratoria para establecer la Zona de Conservación Ecológica y de In-
terés de la Comunidad en el Estero de Balandra, que constituye un atractivo
para la recreación tradicional de la sociedad paceña y visitantes externos.
La superficie total del área declarada (1’917,5723.60 hectáreas) comprendía
la zona núcleo (en una franja de 665 hectáreas, 49 áreas y 09.59 centiáreas)
y una zona de amortiguamiento a la que corresponde el resto de la superfi-
cie total (1252 hectáreas, 08 áreas y 14 centiáreas), quedando en manos de
la Dirección de Fomento Económico y Medio Ambiente del Ayuntamiento
paceño su administración, manejo, preservación y vigilancia.59
La declaratoria fue la respuesta social local ante el proyecto turístico Bahía
de Balandra —que incluye campo de golf, villas, condominios en la modalidad
de tiempo compartido, hotel, una plaza o pueblo marinero, entre sus compo-
nentes más notorios—, impulsado por un grupo de empresarios encabezado por
Miguel Alemán Magnani, quienes durante 2003 y 2004 solicitaron (a través de
la empresa Fraccionadora Balandro) una concesión de la zona federal marítimo
terrestre de Balandra (9,913.76 m2) y 12,909.59 m2 de playas localizadas frente a
la playa principal de Balandra: La Gaviota, El Hongo, El Tecolote y Las Pilitas.
Ambos trámites fueron suspendidos en junio de 2005, por incumplimiento de
los requisitos relativos a la compatibilidad de uso del suelo.60
Aunque desde sus inicios el proyecto obtuvo el respaldo de la autoridad
estatal, el entonces gobernador declaró que “el grupo de inversionistas nos
está dando la realización del proyecto como un hecho y nosotros como au-
toridad debemos de integrar un proyecto de desarrollo turístico que busque
el equilibrio ecológico, como la principal bandera para hacer factible el desa-
rrollo”.61 La Declaratoria para proteger el área procedió sobre las bases his-
59 Gobierno del Estado de Baja California Sur, Boletín Oficial, No. 44, p. 19.
60 semarnat, Trámites de la empresa Fraccionadora Balandro, ficha informativa, versión digi-
tal, La Paz, B.C.S., 2004.
61 Leonel Cota Montaño (gobernador), El Peninsular, diario de circulación estatal, primera sec-
ción, 11 agosto de 2004, p. 3.
710 Del saqueo a la conservación
Conclusiones
La conservación, en tanto que modelo de desarrollo capaz de oponerse y
superar el saqueo de los recursos naturales y la exclusión de la sociedad re-
gional de los beneficios y servicios por ellos generados, constituye el punto
nodal donde deben articularse los esfuerzos de la gestión ambiental. Esto
plantea a las organizaciones de la sociedad civil sudcalifornianas dos grandes
retos. Primero, el fortalecimiento de sus alianzas para que sumen esfuer-
zos en la negociación de las estrategias del desarrollo sustentable en los más
altos niveles de toma de decisiones, articulados en perspectivas comunes,
construidas con sentido unitario y que decanten en compromisos firmes y
sostenidos. Por otro lado, las ong ambientalistas, tanto en lo individuacomo
colectivamente, deben buscar alianzas con ong de otras inclinaciones, así
como con otros actores que compartan sus mismos fines (por ejemplo el sec-
tor turístico alternativo). Por último tienen el reto, y han demostrado tener
la capacidad, de promover consensos y participación ciudadana, interesando
gital, Municipio de La Paz, B.C.S., septiembre de 2006, p. 3. La versión en extenso del estudio
puede ser consultado en la Dirección General de Desarrollo del Ayuntamiento de La Paz.
65 Aarón Esliman, Director de Proyectos de la Sociedad de Historia Natural Niparajá, entrevis-
ta, mayo 2007.
66 Octubre del 2007.
712 Del saqueo a la conservación
Acciones Actores
• Colectivo Sierra La Laguna, A.C.
• Publicaciones diversas para divulgar
• Sociedad de Historia Natural Niparajá,
valores e información para fomentar
A.C.
la comunicación ambiental.
• Grupo Ecologista Antares, A.C. (gea)
• Promoción ambiental a través de
• Alianza por un Planeta Verde, A. C.
actividades del Museo Regional de
• Tierra, Mar y Desierto, A.C.
Antropología e Historia, en La Paz.
• Centro de Educación Ambiental-Museo
• Proyecto de participación y comuni-
Comunitario de la Ballena “Prof. César
cación ambiental infantil-juvenil para
Piñeda Chacón”, A. C.
el desarrollo sustentable y la conser-
• Comunidad y Biodiversidad, A. C.
vación ambiental.
(cobi).
• Educación ambiental a través del
• Observatorio de las Californias, A. C.
arte, para entender el papel de la cien-
• Amigos del Museo Regional, A.C.
cia y la tecnología en el proceso de
• Observadores de América, A.C.
deterioro y preservación del medio
• Los Ángeles del Estero. A. C.
ambiente, hacia el desarrollo susten-
• Pro Península y Grupo Tortuguero de
table.
las Californias, A.C.
• Visitas guiadas a museos.
• Comunidad, Visión y Desarrollo, AC
• Creación de colecciones científicas
(covyde)
e históricas sobre cetáceos, para con-
• Fundación Comunitaria de La Paz, A. C.
sulta.
• Asociación de Músicos y Amigos, A. C.
• Rescate, propagación y exposición
• Museo Ballenero de Baja California Sur
de cactáceas y cetáceos.
• Patronato de la Cultura de Baja Califor-
• Difusión medioambiental del estero
nia Sur, A.C.
de San José del Cabo a través del arte
• The Palapa Society of Todos Santos,
(funciones de teatro-musical) y de
A.C.
proyectos e información de vida sil-
• Comité Pro Museo de Mulegé, A.C.
vestre en el estero (listas de avifauna
• Centro de Estudios de Humedales, A.C.
actualizadas).
(The sfs Center for Wetland Studies,
• Embellecimiento de la ciudad de La
México)
Paz y remodelación del centro histó-
• Escritores Sudcalifornianos, A.C.
rico.
• Asociación de Oaxaqueños Radicados
• Restauración de monumentos.
en B.C.S., A. C.
• Desarrollo y conservación del patri-
monio histórico, cultural y natural.
714 Del saqueo a la conservación
Acciones Actores
Capítulo 19
L
a fragmentación y pérdida de hábitats naturales son dos de los princi-
pales fenómenos que atentan contra de la diversidad biológica. Una de
las vías más prometedoras que han surgido en los últimos años para
enfrentar estos procesos es la creación de áreas de conservación en terrenos
que actualmente se encuentran tanto en manos de propietarios privados,
como de tipo social o comunal. La idea central de este tipo de iniciativas con-
siste en crear áreas de reservas privadas para la protección de la naturaleza,
las cuales pueden beneficiar económicamente a sus propietarios y contribuir
a que las comunidades alcancen un mayor desarrollo social.
Un elemento que destaca en el horizonte de trabajo de los proyectos de
conservación de tierras es la necesidad de desarrollar y difundir instru-
mentos, tanto formales como no-formales, que logren armonizar las nece-
sidades de protección de los recursos naturales en el mediano y largo plazo
con las demandas concretas de la vida cotidiana de sus propietarios. Como
se ha visto a lo largo de este libro, la protección de áreas que se caracteri-
zan por la riqueza de su biodiversidad forma parte de una valiosa estrategia
para favorecer el equilibrio ambiental de los ecosistemas.
[723]
724 Del saqueo a la conservación
ción la duración máxima, para el caso de Baja California Sur podrá ser de
hasta 20 años. Es posible realizar usufructos en terrenos ejidales, tanto a ni-
vel de parcelas (Artículo 70 de la Ley Agraria) como de tierras de uso común,
en este último caso deberá contarse con el acuerdo respectivo de la asamblea
ejidal. En ambos se especificará si el beneficio que reciben los propietarios de
las tierras será de carácter económico o bien a través de algún tipo de mejora
directa que reciban las áreas convenidas.
El fideicomiso de conservación, un contrato mediante el cual un propieta-
rio o un grupo de propietarios, transfiere el dominio de sus predios de manera
irrevocable a un organismo especializado con el fin de realizar actividades de
conservación. La persona o personas que aportan los bienes se llaman fidei-
comitentes, el organismo administrador es llamado fiduciario y la persona
designada para recibir los beneficios o ejercer los derechos del fideicomiso se
le denomina fideicomisario. La fiduciaria será la entidad encargada de reali-
zar las actividades de conservación o bien de entregar la administración de
dichos predios a una organización conservacionista con el fin de que se lleve
a cabo el manejo de los terrenos de la manera más adecuada.
Todos los acuerdos se definen a través de un contrato que se celebra ante
un notario público y es inscrito en el Registro Público de la Propiedad y el
Comercio, pudiendo tener una duración máxima de 50 años, además de ser
renovable, con algunas excepciones.
Con las reformas a la Ley General de Equilibrio Ecológico, en 1996 se
abrió en México la posibilidad de que los propietarios privados y sociales so-
liciten al gobierno que sus terrenos sean reconocidos como una Área Natural
Protegida de carácter privado.
Para crear una Reserva Privada de Conservación, los propietarios de-
ben entregar a la semarnat un Plan de Manejo en el cual se establezca con
toda claridad el tipo de restricciones que se estarán imponiendo, así como
las áreas del predio sobre la cual se aplicarán estas restricciones. Una vez
que se emite el certificado de reconocimiento de la Reserva por parte de la
Secretaría, el propietario se obliga a cumplir lo que de manera voluntaria ha
acordado, estando sujeto a la supervisión de parte de la Procuraduría Federal
de protección del Ambiente.
tnc, The landowner´s options handbook, The New Jersey Field Office of The Nature Conser-
vancy and The New Jersey Natural Land Trust, s/f.
10 Texas Park and Wild Life, Conservation easements. A guide for Texas landowners, s/f.
732 Del saqueo a la conservación
ecológico territorial y todo tipo de restricciones locales o regionales, 7) delimitación del área
de la servidumbre y zonificación del área de manejo.
18 R Manríquez, Metodología para la definición de línea base para la conservación de propieda-
des privadas, pronatura-gef, 2002.
736 Del saqueo a la conservación
Conclusión
En México, desde la década de 1990, los instrumentos de la política am-
biental federal se han fortalecido considerablemente permitiendo la creación
de anp y el manejo de la vida silvestre. No obstante, este aparato legal, políti-
co y administrativo no ha logrado frenar los procesos de deterioro de los eco-
sistemas, la pérdida de la biodiversidad ni el deterioro de la calidad de vida de
la mayoría de la población rural. Esta realidad, y la urgencia de su solución,
imponen la necesidad de recurrir a otras formas que aseguren la conserva-
ción del ambiente y el uso sustentable de éste por parte la población local.
En este contexto, las diversas formas aquí expuestas son una alternativa que
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 739
Bibliografía
Bacmeister, A.; M. Gutiérrez y J. Montesino. Manual de introducción a las
servidumbres ecológicas en México, s/f.
cespedes-pronatura. Bosques y biodiversidad en riesgo. Vulnerabilidad
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cespedes, pronatura, 2001.
Juárez, S. “Las umas como estrategia de conservación”, revista Entorno, No.
11, imades, septiembre, 2003.
Capítulo
19. Creación de áreas de conservación 741
Conclusión general
C
omo hemos discutido en la introducción, y casi en todos los capítu-
los, actualmente se enfrentan dos modelos de desarrollo, dos visio-
nes de mundo, dos culturas de la naturaleza, en Baja California Sur
—al igual que en la mayoría de las regiones del país y del mundo donde aún
existe un mínimo espacio natural—: el saqueo y la conservación. No es una
visión maniquea de la realidad, es la constatación de la problemática social
que marca nuestra vida cotidiana.
Tampoco es una percepción de buenos y malos, pues no se trata de en-
juiciar ni calificar a nadie ni a nada. Es el resultado del análisis, desde la
perspectiva de la historia ambiental, del tipo de relación sociedad/naturaleza
imperante en nuestra región. No obstante, si a este análisis incorporamos
criterios de sustentabilidad (es decir de durabilidad en cuanto a la reproduc-
ción social), de justicia social, de equidad intergeneracional, de calidad de
vida, de distribución de la riqueza, de conservación de la biodiversidad y de
la diversidad cultural, podemos afirmar objetivamente que el saqueo debe
ser superado y que la conservación debe ser un modelo de desarrollo que se
generalice y perfeccione.
[743]
744 Del saqueo a la conservación
una iniciativa muy valiosa tanto por su naturaleza como por la continuidad
que ha logrado tener; no obstante es sólo el principio de una ardua e indis-
pensable tarea. En este sentido, y sólo como un ejemplo, sería conveniente
que los actores de la conservación lograran tener su agenda ambiental, so-
cial, económica y de la mayor cantidad posible de sectores, lista para presen-
tarla a cada candidato a gobernador y a cada gobernador electo.
En los capítulos de la tercera parte ha surgido otro obstáculo constante
y cotidiano al que se enfrentan todos los procesos de conservación y que
sufren prácticamente todos sus actores: la falta de recursos, sobre todo ma-
teriales, pero también humanos. La conservación debe encontrar en el desa-
rrollo de actividades económicas alternativas, de bajo impacto ambiental y
de amplios beneficios sociales, la forma de financiar sus afanes.
La mayoría de las acciones e instituciones que promueven la conserva-
ción dependen de la filantropía, esto tiene la ventaja de ser un mecanismo
marginal de redistribución de la riqueza; sin embargo, siendo críticos, vivir
y actuar con base en los donativos (provengan de donde provengan) implica
una profunda vulnerabilidad y una obstaculizadora dependencia.
El potencial económico que conllevan las acciones de conservación debe
ser valorado y potenciado, mediante la aplicación de estrategias creativas y
perspicaces que les permitan ser autofinanciables. En este sentido no sólo nos
referimos al impulso de actividades económicas alternativas a ser desarro-
lladas en las comunidades que viven en los espacios (entendidos como sitios
y culturas) que se desean conservar, sino también nos parece indispensable
considerar el cobro por servicios ambientales —así como otros instrumentos
de valoración de los recursos naturales y los ecosistemas— a las diferentes
empresas que usan y se benefician del espacio regional.
La certificación es otra herramienta útil que debe ser considerada, tanto
en la búsqueda de la generación de recursos para la conservación, como en el
proceso de impulsar el desarrollo de buenas prácticas.
Hemos explicado que la educación ambiental y la investigación científica
son procesos trascendentes en la búsqueda para consolidar a la conserva-
ción como modelo de desarrollo. La educación ambiental es el fundamento
que puede llevar a los actores de la conservación a modificar la cultura de
la naturaleza de la sociedad en su conjunto, permitiéndole entender y com-
partir sus afanes. La investigación científica es la proveedora de información
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 749
que nos permite conocer cada vez mejor los ecosistemas y las sociedades,
así como la evolución de los procesos de manejo, el impacto ambiental de
cualquier actividad y la huella geográfica que vamos dejando tanto en el am-
biente como en la sociedad al hacer y omitir acciones en la incesante relación
sociedad/naturaleza.
Es indiscutible que la educación ambiental y la investigación científica
son piezas clave en cualquier proceso de conservación; sin embargo, aunque
se ha avanzado mucho en ambos procesos no se les ha otorgado ni el enfoque
ni la importancia que requieren para permitir a la conservación avanzar con
la celeridad que la actual crisis ecológica nos demanda.
El trabajo desempeñado en la educación ambiental sigue siendo muy li-
mitado. Los educadores ambientales que se dedican de tiempo completo a
esta actividad son muy escasos y, al igual que sucede en otros proceso de
conservación, carecen permanentemente de recursos. Además, las estrate-
gias de trabajo también son insuficientes, no se han empleado medios masi-
vos de comunicación, en los que se divulguen mensajes contundentes, no se
ha recurrido a establecer alianzas realmente significativas con el sector de
educación pública, no se han dimensionado correctamente los alcances que
este proceso puede y debe tener para lograr que la conservación sea percibi-
da como un modelo de desarrollo alternativo.
En este sentido, los esfuerzos de la educación ambiental deben tender
cada vez más a promover un cambio en la cultura de la naturaleza de la so-
ciedad aludiendo a lo más íntimo y directo de la vida del ser humano como
la salud, el bienestar, la calidad de vida, la justicia intergeneracional, la paz y
la equidad.
Por su parte, la investigación científica no ha sido aún valorada en tanto
que proceso crucial para la conservación. Como explicamos en el capítulo 3,
una de las oportunidades para concretar la conservación en Baja California
Sur es su extraordinaria proporción de académicos en relación con el total de
la población (la media nacional es de 0.67 por cada diez mil habitantes y en
nuestra entidad esta proporción es de 1.4). No obstante, existe una tremen-
da desvinculación entre los resultados del trabajo de investigación —que se
hace tanto en el cibnor, como en el cicimar y la uabcs—, y los requeri-
mientos de información para la toma de decisiones y la promoción de activi-
dades económicas sustentables.
750 Del saqueo a la conservación
Existen muy valiosas excepciones a esta afirmación; entre las que debe-
mos subrayar se encuentran: el apoyo que dichos resultados han brindado a
la creación de las anp del estado, la formación de científicos muy bien capa-
citados y con un arraigado sentido de compromiso social, el desarrollo tec-
nológico tanto de alternativas a la producción del sector primario como de
la generación de energía, y muchas otras que son mencionadas en el capítulo
16. Sin embargo, no existe aún una política institucional en esos centros de
investigación e instituciones de educación superior que favorezca y estimule
el desarrollo de proyectos de investigación directamente vinculados con los
requerimientos de la conservación en tanto que modelo de desarrollo.
La ausencia de esta política se refleja tanto en los programas de estímulos
a la productividad, como en la función de consultoría que algunos grupos de
investigadores desempeñan cuando se realizan estudios para el uso y ser-
vicio de los afanes de la conservación. El voluntariado, el extensionismo, el
compromiso social y la conciencia ecológica, están presentes en gran canti-
dad de académicos e investigadores que trabajan incansablemente para con-
tribuir a un cambio en pro de la conservación, y esto debe ser reconocido,
valorado y estimulado, por la sociedad civil —como a menudo sucede— pero
también —y sobre todo— por las instituciones en las que estos actores de la
conservación trabajan.
Ya que esta conclusión no tiene pretensiones de ser exhaustiva, sino una
síntesis y una reflexión, por último abordaremos algunos de los retos y opor-
tunidades que se presentan en el ámbito de la legislación y de los instrumen-
tos de política ambiental para que la conservación logre concretarse como
un modelo de desarrollo alternativo. En los capítulos 10, 11 y 12 hemos ex-
plicado el impacto positivo que estos han tenido en Baja California Sur. No
obstante, en el capítulo 2 hemos explicado también que debido a la distancia
abismal que separa el potencial teórico de la práctica efectiva, tanto la le-
gislación como los instrumentos de la política ambiental mexicana pueden
aún brindar mucho mayores y mejores frutos de lo que a la fecha podemos
constatar. Existen retos desde el nivel sistémico (inherentes a la estructura
y la cultura políticas mexicanas) hasta el institucional, incluyendo en todos
los niveles la influencia determinante que tienen los intereses de los actores
del saqueo. Estos problemas llegan a ser tan graves y complejos que pueden
desvirtuar en poco tiempo y con relativa facilidad los largos años y muchos
Conclusión
general. Una mirada a futuro para Baja California Sur 751
Epílogo
M
e siento muy honrado de escribir el epílogo de un libro sobre una
región que conozco muy poco. Pero, a pesar de haberme queda-
do sólo tres semanas en Baja California Sur, he observado, escu-
chado y también leído algo: lo que he visto me ha maravillado, asombrado
y, en cierta forma, me ha parecido también extrañamente familiar. Por eso
espero que el tema de este libro, que trata de conservación, me dé un poco
más de legitimidad para participar que mi efímera experiencia regional, pues
estoy convencido de que la geografía puede aportar mucho a los que estudian
cómo preservar la naturaleza y a los que luchan para lograrlo.
La geografía estudia las huellas que la humanidad deja en la Tierra, cómo
las sociedades escriben sobre la superficie del planeta. Esas huellas son visi-
bles en los paisajes, incluso hoy en los que aparentan ser los más naturales,
pero también en la ocupación del suelo y en la organización del espacio. Des-
de un punto de vista geográfico, la historia de la humanidad es la progresiva
transformación de la superficie terrestre en espacio, es decir, en un produc-
to social que refleja el tipo de vida de cada grupo humano, en sus aspectos
tanto ideales como materiales, en su ideología como en su técnica. Se podría
[753]
754 Del saqueo a la conservación
gions à forte géodiversité. Corcovado (Costa Rica), Galápagos (Equateur), Rapa Nui (Chili)”,
en S. Héritier, S. Tuaz (dirs.), Les parcs nationaux dans le monde, París, Ellipses, 2007.
Coordenadas de latitud y longitud, ubicación en la configuración terrestre.
Los espacios en la cual esta incluida, los territorios que contiene.
756 Del saqueo a la conservación
primo de los grandes cactus de Chile central o de los que crecen en las islas
Galápagos. Cada forma de vida es única pues se adapta a un entorno que para
ella es singular, entorno cuyas características generales pueden sin embargo
encontrarse —nunca en totalidad pero sí parcialmente— en otros lugares de
la Tierra.
Entender que la adaptación de la vida en el planeta obedece a ciertas leyes
no minimiza la fascinación que uno puede tener por la diversidad de formas
que toma esa adaptación. Y eso vale tanto por la biodiversidad como por la
diversidad geográfica, es decir, por la variedad de paisajes que revelan los
distintos tipos de adaptación de las sociedades humanas a la diversidad de
los entornos.
Esa escritura de la Tierra, o geo-grafía, primero muy leve, apenas visible
en tiempo de grupos de cazadores-colectores seminómadas como los indí-
genas californios, empezó de manera notable en algunas partes del planeta a
partir del Neolítico, con la transformación de ecosistemas en agrosistemas.
Si en algunas partes del mundo las sociedades agrícolas han creado paisajes
antropizados de gran extensión y miles de años de existencia, este proceso
sólo empezó en el siglo xviii en Baja California y, de manera muy puntual,
con la “creación” de los oasis por los jesuitas.
Los oasis son productos del trabajo de los jesuitas, quienes convirtieron
pozas de agua dulce del matorral de Baja California en islas de “civilización”
en medio del desierto, oponiendo así a las inmensidades “salvajes”, indefini-
das, paganas e incultas, donde vagaban “indios”, esos micro espacios con to-
ponimia española, y por ello apropiados y localizables en el mapa, cultivados
y poblados por cristianos sedentarios. Los rasgos paisajísticos dominantes
de esos oasis —datileras y huertas— son semejantes a los del sur de España y
África del Norte: la creación de paisajes es una acción cultural. Pero la pro-
ducción del espacio geográfico es también un proceso político, pues los oasis
jesuitas, a pesar de su minúscula superficie, lograron absorber la sustancia
humana de la península mediante la sedentarización de unos indígenas cali-
fornios y la extinción de los otros, convirtiéndose esas “islas” en bases terri-
toriales de la colonización española, y luego mexicana, de Baja California.
En ciertos lugares, las huellas geográficas dejadas por sociedades pasa-
das no sólo son visibles en los paisajes actuales sino que siguen formando la
estructura de esos paisajes, y tienen por ello una gran influencia sobre los
758 Del saqueo a la conservación
Martha Micheline Cariño Olvera, Historia de las relaciones hombre/naturaleza en Baja Ca-
lifornia Sur 1500-1940, uabcs-sep, México, 1995 (segunda edición, 2000).
Es decir, con una estructura en redes: espacios discontinuos, compuestos de lugares conecta-
dos entre ellos. La otra estructura espacial, contínua y más común (la de los territorios nacio-
nales, por ejemplo), es “areolar”, en forma de área. Vease J. Bonnemaison, « L’espace réticulé.
Commentaires sur l’idéologie géographique », Tropiques; lieux et liens, París, Orstom, 1989,
p. 500-510.
Epílogo.
Algunas consideraciones sobre geográf ía, conservación y B.C.S. 759
res más bellos de Baja California Sur están integrados a un espacio red por la
carretera transpeninsular y, antes que todo, por aeropuertos internacionales
que los conectan con Estados Unidos, el resto de México y sus turistas. Se
sabe que el turismo de marinas, campos de golf y grandes hoteles, el turis-
mo de estaciones balnearias, centros comerciales y aparcamientos gigantes,
plantas de desalinización, autopistas e inmensas flotas de pesca deportiva
que se observan en varios lugares de Baja California Sur es ecológicamente
dañino. Pero ese tipo de turismo es también insostenible en otro sentido: im-
plica un terrorismo geográfico que, mediante la radical e irreversible trans-
formación de algunos de los más lindos lugares de la península, atenta contra
la geodiversidad de Baja California.
Es una transformación radical pues, por ejemplo, ¿quien cantará el su-
frimiento de los antiguos habitantes de Cabo San Lucas frente al cambio muy
brutal de este lugar en esos últimos 20 años? ¿Qué sentido puede tener para
ellos, pero también para todos los que conocieron —e incluso para los que
imaginan— lo que era antes este sitio, los paisajes de una conurbación tu-
rística que ha convertido un sitio único en un lugar común y vulgar, seme-
jante a lo que se puede ver en Canarias, en el Mediterráneo o en Florida?
¿Qué territorialidad les queda a esos habitantes de Baja California Sur frente
al despojo de sus tierras por empresarios y particulares, cuyo idioma es el
inglés y su divisa el dólar, sean cuales sean sus orígenes nacionales? Y es
también una transformación irreversible a escala humana, la única que nos
importa, pues Cabo San Lucas nunca podrá deshacerse de su pesado mantel
de cemento, el oasis de San José del Cabo no volverá, “Puerto Escondido” no
lo será nunca más, “Loreto Bay” y las otras marinas del Golfo de California
continuarán durante décadas contaminando la vista, ocupando el espacio,
simbolizando de manera arrogante el medio de un capitalismo que, en el cam-
po del turismo, finge apreciar la singularidad geográfica, sea natural o cultu-
ral, para acondicionarla, banalizarla y venderla mejor.
Ese turismo es una de las expresiones más crudas del medio del capita-
lismo, para el cual espacio y naturaleza están definidos exclusivamente en
términos de “costo” o de “beneficio”, en cuanto a su valor monetario en un
mercado que se extiende progresivamente al mundo entero. La expansión
del capitalismo en el mundo se puede explicar geográficamente por tres ra-
zones principales, relacionadas entre ellas.
760 Del saqueo a la conservación
nia Sur es entonces aún más importante, según este enfoque, con las regiones
que he estudiado: todas son espacios abiertos a las empresas del capitalismo
gracias a la impotencia o la complicidad de sus Estados. Esas regiones geo-
gráficamente marginales dentro de sus respectivos países han sido abiertas
por empresas capitalistas foráneas: en Baja California Sur como en Isla de
Pascua, en Galápagos, en la península de Osa o en la costa Suroeste de Ma-
dagascar, los Estados de México, Chile, Ecuador, Costa Rica y Madagascar,
respectivamente, han dejado empresas nacionales o extranjeras saquear la
naturaleza y explotar a los habitantes locales y a los migrantes estableciendo
como único límite el agotamiento de los recursos.
El costo ecológico de estas aperturas geográficas en aquellas regiones ha
sido y sigue siendo inmenso. No sólo por depredaciones directas —destruc-
ciones de hábitats, extinciones de especies locales e invasiones de especies
foráneas, contaminaciones diversas—, si no también por la difusión, dentro
de las poblaciones locales, del medio capitalista. De tal manera que sus habi-
tantes, cuyos medios buscaban antes una adaptación durable de sus socieda-
des a los entornos, han cambiado su forma de relacionarse con la naturaleza
y el espacio. Este cambio de medio resulta de la doble integración geográfica
de esas regiones a los espacios mundial y nacional, en este orden cronológico:
los empresarios foráneos, los migrantes atraídos por las sucesivas “bonanzas”,
los Estados ávidos de “desarrollo”, y más que todo, las nuevas actividades eco-
nómicas donde trabajan esos habitantes son los vectores de este cambio de
medio.
Pero buena parte de este costo ecológico tiene también como razón una
pérdida de territorialidad por parte de los habitantes locales: la apertura geo-
gráfica de sus regiones significa efectivamente para ellos una desterritoria-
lización. Sus territorios han sido abiertos a la explotación económica por y
para actores foráneos (sean nacionales o extranjeros): sus tierras han sido
confiscadas o compradas; muchas veces ellos mismos las vendieron, conver-
tidos a la nueva fe del dinero fácil; sus paisajes familiares que en ciertos lu-
gares no habían cambiado por siglos pueden estar totalmente modificados
en pocos años, hasta perder todo sentido para ellos; sus espacios fueron in-
vadidos por empresarios y migrantes de otras regiones, organizados por las
empresas y los Estados para maximizar a la rentabilidad económica. La aper-
tura geográfica significa una desterritorialización para los habitantes porque
762 Del saqueo a la conservación
ellos pierden sus medios tradicionales: un medio no puede existir sin territo-
rio donde pueda aplicarse.
La conservación en Baja California Sur, como en otras regiones, enfrenta
actores geográficos potentes para quienes el saqueo de la naturaleza y del
espacio se llama “desarrollo nacional” o “libre empresa”. Los actores de la
conservación tienen entonces que imaginar estrategias para convencer a los
habitantes sudcalifornianos que es de su interés vital cambiar de rumbo, y
que eso va mucho más allá de la mera protección de especies de plantas o de
animales. No hay conservación sustentable de cualquier región sin el apoyo
de su población: hacerlo es difícil, pues esos habitantes están en gran parte
desterritorializados y ya no tienen medio geográfico propio.
Para ser eficiente una política de conservación debe entonces construir
territorios y crear medios geográficos adaptados de manera sustentable a los
entornos. Esto supone imaginar un tipo de vida original, que sea a la vez
particular a cada subregión de la península y comparable a otras regiones del
mundo con entornos y problemas semejantes. El desafío de la conservación,
en Baja California Sur como en otras partes del mundo, es crear geodiversi-
dad y, haciéndolo, contribuir a preservar la diversidad de nuestro hermoso
planeta.
los autores
Sobre 763
[763]
764 Del saqueo a la conservación
Micheline Cariño tiene una doble formación profesional, obtuvo sus licen-
ciaturas y maestrías en historia y en planeación del desarrollo en Francia en
la Universidad de París vii, Jussieu. En 1998 obtuvo el Doctorado en Historia
de las Civilizaciones en la École des Hautes Études en Sciences Sociales, en
la misma ciudad. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores des-
de 1992, actualmente es Investigador Nacional Nivel ii. Ha dirigido varios
proyectos de investigación sobre dos líneas de investigación principales: las
relaciones sociedad/naturaleza y la conservación en Baja California Sur y la
región del Golfo de California y la historia mundial y regional de la pesca, el
cultivo y el comercio del nácar y las perlas. Estos proyectos han sido finan-
ciados por conacyt, fonca, uabcs, e International Community Fundation.
Se desempeña como profesora-investigadora de la Universidad Autónoma
de Baja California Sur (uabcs), en La Paz, desde 1989, donde imparte clases
a estudiantes de licenciatura y posgrado. También ha impartido clases en
posgrado en universidades de otros estados, en el Colegio de México y en los
años 2006-2007 en el Center for Latin American Studies de San Diego State
University (sdsu), California (Estados Unidos). Es miembro fundador de la
Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental. Ha colabo-
rado con el gobierno del estado y con el municipio de La Paz, así como con
varias ong en procesos de planeación, conservación y desarrollo. En 1995
fue ganadora del vi Concurso de investigadores de B.C.S., por lo que obtuvo
la “Medalla al mérito, Prof. Domingo Carballo Félix”, con el libro Análisis
histórico de las relaciones hombre/naturaleza en Sudcalifornia, 1500-1940
y la investigación que sustentó esa obra, el mismo año le confirió ganar la
Mención Honorífica del Jurado “Premios inah 1994. Francisco Javier Cla-
los autores
Sobre 775