Atlas II
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II. ATLAS
«Portar el mundo entero de los sufrimientos»
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En una versión anterior de esa lámina, la figura de Atlas se hallaba junto a la se-
rie «informe» de los hígados adivinatorios, lo cual sugería una exégesis del bino-
mio Atlas-Prometeo, los dos hermanos castigados por los dioses, a los que sin
embargo tanto debe la humanidad… Sea como fuere, Atlas se presenta aquí con
las facciones del célebre Atlas Farnesio del Museo Arqueológico de Nápoles:
figura monumental de mármol descubierta y restaurada en el siglo xvi, escul-
pida entre el 50 y 25 a. C. aproximadamente, según un modelo griego al menos
dos siglos anterior2. Aby Warburg lo convertirá en el ammonitore, podríamos
decir, o figura emblemática, no sólo de la lámina en la que aparece, sino quizás
de todo su atlas, según el doble aspecto que reviste la figura: un cuerpo doble-
gado por la carga, un espacio desplegado, esférico, legible, del cielo astrológico es-
culpido en bajorrelieve sobre la esfera romana, y reproducido en un grabado del
siglo xviii que aclara perfectamente su profusión de motivos [fig. 24].
Atlas sería así la figura emblemática de una polaridad fundamental a través de
la cual Warburg nunca dejó de pensar la historia de las civilizaciones medite-
rráneas: por un lado, la tragedia con la que toda cultura muestra sus propios
monstruos (monstra); por el otro, el saber con el que toda cultura explica, re-
dime o desbarata esos mismos monstruos en la esfera del pensamiento (astra).
Recordemos que Atlas, hijo del Cielo y de la Tierra, estaba ya presente en el
panteón de los fenicios3. No cabe duda, pues, de que pese al carácter «tardío»
–o mejor, superviviente– de la escultura romana representada en la lámina,
Warburg quiso subrayar el carácter «primitivo» tanto de su iconografía como
de su significado4. Cualquiera que sea la genealogía mítica de Atlas –Jápeto y
Clímene según Hesíodo, Éter y Gea según Higino, Urano y Clito según Dio-
doro de Sicilia5–, todos coinciden en hacer de él, junto a sus hermanos Epime-
teo y Prometeo, tanto un ante-dios como un anti-dios.
Atlas pertenece, en efecto, a una generación anterior a la de los Olímpicos, ge-
2. Véanse C. Riebesell, 1989, neración de «seres monstruosos y desmedidos»6 que tomó la decisión de dis-
pp. 33-34. U. Korn, 1996, pp. 25-44. putar a los dioses su poder sobre el mundo. Hesíodo nombró a doce titanes,
3. Véase R. Dussaud, 1945, p. 358. como doce son los dioses del Olimpo: simetría, esto es, rivalidad. Los titanes se
4. Para una interpretación apoderan del mundo gracias a Cronos –¡el Tiempo sería un anti-dios!– y reina-
diferente, véase P. Sloterdijkh, 1999,
pp. 41-63. ron hasta que fue destronado por su hijo Zeus. Pero la guerra, la Titanoma-
5. Véase W. H. Roscher, 1884-1886, quia, duró diez años, hasta que los Olímpicos acaban por precipitar a sus ene-
col. 704-711. P. Lavedan, 1931, migos en el Tártaro7. No olvidemos que, en esa historia, los titanes serán
pp. 141-142.
asimismo castigados por querer dar a los hombres –una raza que ellos mismos
6. P. Grimal, 1951, p. 59.
formaron–, algo que los dioses deseaban guardar en privilegio: de ahí los supli-
7. Véanse P. Lavedan, 1931, p. 952.
J. Döring y O. Gigon, 1961. cios concomitantes de Prometeo al Este (suplicio visceral) y de Atlas al Oeste
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Y eso es lo que de inmediato observamos en la figura del Atlas Farnesio dis- 9. Hesíodo, Teogonía, 517-520, p.
50-51. Véase Apollodore, Bibl., I, 2,
puesto por Aby Warburg en el rincón superior derecho de su lámina de atlas 2-3, p. 28.
[fig. 24]: la potencia del atleta va unida en la escultura al sufrimiento del gue- 10. Ovidio, Las metaformosis, II,
rrero vencido. En un dibujo del Codex Coburgensis que muestra el aspecto del 296-297, p. 47.
Atlas Farnesio en el momento de su descubrimiento arqueológico –y al cual co- 11. Higino, Fábulas, CL, p. 112.
12. Véase T. Reik, 1957, pp. 40-79.
rresponde bien la descripción que daba Ulisse Aldrovandi en 155615–, esa doble
13. Véase É. Tièche, 1945, pp. 65-86.
condición aparece con una nitidez sobrecogedora [fig. 25]: el héroe mitológico
14. H. Usener, 1896, pp. 39-40.
ni siquiera tiene brazos para sostener el peso que aplasta sus hombros; su ca- Véase P. Chantraine, 1968, I, pp.
beza es miserable, está vacía y rota, al tiempo que la esfera emerge lujosa, plena 133-134.
y perfecta; sus piernas quebradas lo hunden un poco más en la tierra, que 15. U. Aldrovandi, 1556, p. 230-231.
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Fig. 23
Aby Warburg
Bilderatlas Mnemosyne,
1927-1929. Panel 2
Warburg Institute Archive, Londres
Foto Warburg Institute
Fig. 24
Aby Warburg
Bilderatlas Mnemosyne,
1927-1929. Panel 2 (detalle)
Warburg Institute Archive, Londres
Foto Warburg Institute
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Fig. 25
Atlas (Farnese) porta la bola del
mundo, del «Codex Coburgensis»,
mediados siglo XVI
Dibujo en papel, 27,3 x 17 cm.
Kunstsammlung der Veste,
Coburgo
Foto DR
Fig. 26
Anónimo romano
Atlas Farnesio, hacia 150 a.C.
Mármol (rostro, brazos y piernas
restaurados en el siglo XVI) (detalle)
Museo Arqueológico Nacional,
Nápoles
Foto GD-H
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