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i28
deSignis 28
Lo fotográfico: entre
analógico y digital
The photographic: between
analogy and digital
COMITÉ DE REDACCIÓN
ARGENTINA: Lucrecia Escudero Chauvel (UNR-Universidad de Lille), Claudio Guerri (FAU UBA), Guillermo Olivera (UStirling),
Rosa María Ravera (UNR UBA), Oscar Steimberg (UBA, UNA), Oscar Traversa (UBA,UNA); BRASIL: Monica Rector (UNC), Maria
Lucia Santaella (PUCSP); COLOMBIA: Armando Silva (UE); CHILE: Rafael del Villar (UCHILE); ESPAÑA: Charo Lacalle (UAB), Jorge
Lozano (UCM), Cristina Peñamarín (UCM), José María Paz Gago (ULC), José Romera Castillo (UNED), Carlos Scolari (UPF), Teresa
Velázquez García-Talavera (UAB); MEXICO: Alfredo Tenoch Cid Jurado (UAM X); PUERTO RICO: Eliseo Colón Zayas (UPR-RP); RE-
PUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY: Fernando Andacht (UO); REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA: José Enrique Finol (UZ)
COMITÉ CIENTÍFICO
Winfried Nöth (UK, Alemania), Noé Jitrik (UBA, Argentina), Herman Parret ( UCL, Bélgica), Jesús Martín Barbero (UV, Colombia),
Carmen Bobes (UO, España), Manuel Ángel Vázquez Medel (US, España), Anne Henault (Université de Paris Sorbonne, Francia), Ja-
cques Fontanille (Université de Limoges, Francia), Erik Landowski (CNRS, Francia), Patricia Violi (UB, Italia), Paul Colby (Middlesex
University, UK), Bernard McGuirk (UN, UK), Floyd Merrell (PU, USA)
COMITÉ ASESOR
ARGENTINA: Leonor Arfuch (UBA), Mario Carlón (UBA), Olga Corna (UNR), María Teresa Dalmasso (UNC), José Luis Fernández
(UBA), Fabricio Forastelli (CONICET), Susana Frutos (UNR), Maria Ledesma (UBA), Isabel Molinas (UNL), Claudia Rosa (UNER),
Marita Soto (UNA), Silvia Tabachnik (UAM X), Sandra Valdetaro (UNR); BOLIVIA: Víctor Quelca (UAGRM); BULGARIA: Christian
Bankov (US); BRASIL: Ana Claudia Alvez de Oliveira (PUC SP), Luiz Carlos Assis Iasbeck (UCB), Beth Brait (PUC SP), Heloisa Duarte
Valente (ECA USP), Yvana Fechine (PUC SP), Irene Machado (ECA USP), Arlindo Machado (PUC SP), Eufrasio Prates (UB), Darcilia
Simoes (UERJ; COLOMBIA: Maria Cristina Asqueta (Uniminuto), Gladys Lucia Acosta Valencia (UDEM), Andrea Echeverri
(UAndes), Douglas Nino (UJTL), Claudia Maya (UDEM), Eduardo Serrano (UNIVALLE), Álvaro Góngora (UJ); CHILE: Rubén Ditrus
(UCSC), María José Contreras (PUC), Paulina Gómez Lorenzini (PUC), Elizabeth Parra (UDEC), Jaime Otazo (UFRO), Héctor Ponce
de la Fuente (UCHILE), Claudio Cortés (UCHILE), Carlos del Valle (UFRO) ; ECUADOR: Jorge Andrés Díaz (CORDICOM), Alberto
Pereira Valarezo (UCE), Hernán Reyes (CORDICOM), Nelson Reinoso (UTE),Iván Rodrigo (UA); ESPAÑA: Gonzalo Abril (UCM),
Eva Aladro (UCM), Wenceslao Castañares (UCM), Pilar Couto (ULC), Héctor Fouce (UCM), Rayco González (UPB), Asunción López
Varela (UCM), José Manuel Pérez Tornero (UAB), Félix Ríos (ULL), Raúl Rodríguez (UA), Santos Zunzunegui (UPV); FRANCIA: Luca
Acquarelli (IUT INFOCOM, Lille), Juan Alonso (SciencesPo), Claude Chabrol (Sorbonne Nouvelle, Patrick Charaudeau (Paris XIII),
François Jost (Sorbonne Nouvelle), Guy Lochard (Paris VIII), Marta Severo (IUT INFOCOM, Lille); GRAN BRETAÑA: Alexandra
Campos (UN), Greg Philo (UG); ITALIA: Paolo Bertetti (US), Patrizia Calefato (UB), Massimo Leone (UT), Anna Maria Lorusso (UB),
Giovanni Manetti (US), Gianfranco Marrone (UP), Roberto Pellerey (UG), Maria Pia Pozzato (UB); MEXICO: Jacob Bañuelos (ITM
CCM), Alberto Betancour (UNAM), Carmen de la Peza (UAM – X), Lydia Elizalde (UAEM), Roberto Flores (INAH), Tanius Karan
(UACM), Raymundo Mier (UAM X), Maria Eugenia Olavarria (UAM – A); PERÚ: Óscar Quezada Macchiavello (UL), Celia Rubina
Vargas (PUCP); REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA: Luis Javier Hernández (ULA), Rocco Mangieri (ULA), Alexander Mos-
quera (LUZ), Dobrila de Nery (LUZ)
La revisión por pares está a disposición para consulta en el Consejo Directivo de la revista. E-mail: [email protected]
Este número ha sido posible con el aporte del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) de México y
por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) de México.
ISSN 1578-4223
ISSN DIGITAL 2462 - 7259
Impreso en Argentina
2018 (enero-junio)
I. ESCENARIOS/SCENARIOS
Coordinación: Jacob Bañuelos Capistran y Vicente Castellanos Cerda
21 Lydia Elizalde
El index en la fotografía panorámica. The index in panoramic photography.
31 Luca Acquarelli
Su Alteza Imperial. His Imperial Highness.
Leticia Rigat
59 Fotografía contemporánea: la reconfiguración de los modos de representación en el documentalismo.
Contemporary photography: the reconfiguration of the modes of representation in documentalism.
Lisa Pelizzon
75 El conflicto en el cruce de fronteras: Kati Horna y la guerra civil española. The conflict on the
border crossing: Kati Horna and the spanish civil war.
Rocco Mangieri
87 Efecto Gainsborough: en los bordes del acontecimiento. Gainsborough effect: on the borders of the
event
Diego Lizarazo
101 La fotografía como existencia: Apropiación y reinterpretación fotográfica. Photography as existen-
ce: Photo appropriation and reinterpretation.
Gabriela Sued
155 Ciudades visibles: estética y temática de las representaciones urbanas en Instagram. Visible cities:
aesthetics and subjects on Instragram’s urban representations
Editorial. Lo fotográfico /
Editorial.The photographic
Lucrecia Escudero Chauvel
(pág 7 - pág 11)
Si bien la fotografía como técnica se desarrolla a fines del siglo XIX alcanzando
su estatuto de media con la tarjeta postal, es recién a mediados de la década de 1960 que
integra la historia cultural de las prácticas de la sociedad de masas. En las siguientes
décadas se configura en un objeto de estudio académico, siendo la semiótica una de las
primeras disciplinas a estudiar a la fotografía como un dispositivo productor de potentes
significaciones sociales: representación, impronta y traza, pero también reproducción y
relación con un referente, clásicas preocupaciones semiológicas. Este número de deSigniS
está dedicado a las transformaciones que ha sufrido la fotografía desde sus orígenes hasta
la actualidad. Coordinado por Jacobo Bañuelos y Vicente Castellanos, dos reconocidos
especialistas mejicanos, recoge las reflexiones de autores de toda América Latina sobre los
cambios del paso del sistema analógico al digital y los problemas teórico- metodológicos
que conlleva esta revolución no solo para la fotografía sino para el arte contemporáneo y
experimental. La entrevista inédita a Philippe Dubois, Del index a la fictivité en la imagen
digital, centra la discusión que propone esta edición.
Hay muchas historias de la fotografía, pero es recién en la década de los años noventa
del siglo pasado que se configura un campo disciplinario ligado a la estética, al dispositivo
técnico y sus evoluciones y a la historia de las artes figurativas, que podríamos llamar Visual
Studies, o estudios visuales, centrados en la imagen y su rol en la cultura contemporánea. Se
sabe que la primera fotografía tomada por el francés Nicéphore Niépce en 1827 Le point de
vue d’une fenêtre du Gras, no tenía negativo. Fue encontrada recién en 1952 y remasterizada
por Kodak ese mismo año. Niépce llamó el procedimiento de impresión de la luz “helio-
grafía”. Esta primera imagen es doblemente paradójica porque es técnicamente casual (la
impronta) pero al mismo tiempo se inscribe en esa larga tradición de la representación que
recorre todo el Renacimiento: el marco. Paradójica también porque condensa una doble tem-
poralidad: hay en el mismo momento producción de imagen (punctum) y producción de un
punto de vista (studium) retomando la conocida distinción de Roland Barthes (1980: 49,51).
La idea del movimiento será posterior, ahora es el momento de la foto de pose, fija
para la eternidad. En la década siguiente Hippolyte Bayard (Autoportrait en noyé, 1840) y pos-
teriormente Paul y Félix Nadar (1860 y ss.) son los primeros en París, en el célebre estudio
del número 35 Boulevard des Capucines, - el barrio de los teatros y del espectáculo - en hacer
retratos y autorretratos como puestas en escenas (Félix Nadar Portrait de Théophile Gautier,
Portrait de Charles Baudelaire, 1855). Baudelaire alertera sobre esta nueva moda “Puisque la
photographie nous donne toutes les garanties désirables d’exactitude, l’art c’est la photo-
graphie. A partir de ce moment, la société immonde se rua, comme un seul Narcisse, pour
contempler sa triviale image sur le métal. Une folie, un fanatisme extraordinaire s’empara de
tous ces nouveaux adorateurs du soleil” (Baudelaire, 1859: 259)1. El retrato y el autorretrato
atravesarán todo el campo social de la burguesía europea y americana (¿la fotografía, primer
operador global?), como luego la práctica del selfie atravesará las formas de representación de
los Milenials (¿ego-retrato?). La fotografía competirá con la pintura, mucho más cara y la
aparición de las fotos-carnet, que circulaban como tarjetas de visita, será la primera respuesta
para abaratar los costos del retrato. Todo el mundo tendrá acceso a su propia imagen, con un
corolario teórico: el problema del realismo y la adecuación con el referente; un problema esté-
tico: la fotografía se inscribe todavía en una tradición pictural, y un problema sociológico, la
fotografía muestra la ascensión de una clase social y su reconocimiento. Y le hará reflexionar
a Verón (1994) que la fotografía, con la puesta en público de la dimensión privada inaugura
una nueva subjetividad, iniciando así la modernidad.
8 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EDITORIAL LO FOTOGRÁFICO
del medioevo y el renacimiento francés. Encargada por Napoleón III, la expedición estaba
integrada por los pioneros de la época Gustave Le Gray (Château de Chenonceau y Château de
Blois, ambas de 1851); Henry Le Secq (Cathédrale de Nôtre Dame de Reims, 1851) y Dague-
rre y Maxime Du Camp (Philae; Nubie: Grand Temple d’Isis, 1849-1850) que se inspiran en
la misión de Napoleón en Egipto. En Estados Unidos sucede lo mismo entre 1860-1870
con las expediciones al lejano Oeste de Timothy O ‘Sullivan (Sand Dunes, Carson Desert,
Nevada, 1867; Black Canyon, 1871) y J.K. Hillers (Kanban Canyon, 1872). La fotografía se
vuelve documento y memoria, creadora de un imaginario -el neogótico, el lejano Oeste-,
y de un mito, el del viaje al pasado.
Es por esta riqueza y ambivalencia del término, que cubre registros y dominios
muy diferentes, que es más pertinente hablar de “lo” fotográfico, usando el término de Gi-
selle Freund, ya que nos permite constituirlo como un objeto a partir de un punto de vista:
aquel de la producción de sentido, es decir, el de la semiosis fotográfica. Presentar y re-pre-
sentar, la semiosis de la luz y de la sombra, la impronta y el trazo. Y simultáneamente
habilitarnos a hablar de políticas de lo visible – como por ejemplo la radical transformación
de la visibilidad que produce la mediatización –, y políticas de la mirada, los problemas del
encuadre, de la perspectiva, del fondo, lo que permite fundar una historia del arte y de la
fotografía, como una historia de los puntos de vista sobre la imagen (Marin, 1988).
¿La fotografía es una manera de prolongar lo real? ¿Nuestra experiencia del mundo
(la ventana abierta del Renacimiento) se enriquece y complejiza con la aparición de la
fotografía? ¿De qué tipo es su relación con el referente que se supone representa? Barthes
sugiere ya en la década de los Sesenta la dificultad de estudiar un sistema que no tiene
código, de allí su propuesta de lectura de la imagen como texto, pero esta primera semio-
logía estructural no avanza demasiado con la metáfora del lenguaje. Tres perspectivas que
vienen de la filosofía nos ayudan a estudiar hoy los problemas que la semiosis fotográfica
plantea. La crítica y filosofa del arte americana Rosalind Krauss en su célebre artículo “No-
tes on the Índex” (1977) que encuadra a la fotografía como el resultado de una traza física
que se transfiere a una superficie sensible gracias a la impresión de la luz, por lo que su
estatuto en cuanto representación visual es la de índice (y no la de objeto icónico, que podría
llamarse a confusión por la relación de parecido con la cosa representada). La reflexión de la
ensayista americana Susan Sontang que publica el mismo año que Krauss un ensayo decisivo
sobre la naturaleza de la imagen y su omnipresencia en la cultura de masas - ya había analiza-
do el fenómeno camp en los Sesenta- y enmarca la producción de sentido de lo fotográfico en
relación con la temporalidad. Idea cercana al “noema” fotográfico barthesiano - del cual era
amiga - con la distinción temporal “avoir été là” y “être là” (Barthes.1980).
NOTAS
1. “Debido a que la fotografía nos da todas las garantías necesarias de exactitud, el arte es la foto-
grafía. A partir de ese momento, la sociedad inmunda corre como un único Narciso, a contemplar
su imagen trivial sobre el metal. Una locura, un fanatismo extraordinario se apodera de estos nuevos
adoradores del sol” (…) «En materia de pintura y escultura, el Credo actual de la gente de mundo,
sobre todo en Francia (y no creo que nadie ose afirmar lo contrario), es: ‘Yo creo en la naturaleza y
exclusivamente en la naturaleza (y existen buenas razones para ello)’. Creo que el arte es y no puede
ser otra (cosa) que reproducción exacta de la naturaleza (una secta tímida y disidente quiere que los
objetos de la naturaleza repugnante sean descartados, así sea un urinario o un esqueleto). De este
modo la industria que nos daría un resultado idéntico a la naturaleza sería el arte absoluto (…) Un
Dios vengador ha realizado los deseos de esta multitud. Daguerre fue su Mesías» (Baudelaire, 1859:
253). TdA. Este asombroso pasaje del Salón 1859, las crónicas que escribía Baudelaire de los salones
anuales de pintura que se realizaban en Paris, es de sorprendente actualidad: el gesto anticipatorio de
Duchamps (el urinario) y a la lectura de la fotografía como “moda” con su enorme potencial estético
y técnico.
2. Sobre el retoque en fotografía (ancestro evidente del Photoshop) cfr. The World of Proust editado
por Anne-Marie Bernard que recoge 24 extraordinarias fotografías de la aristocracia y alta burguesía
francesa descritas como personajes en A la recherche du temps perdu, tomadas por Paul Nadar en su
estudio parisino entre 1884 y 1916. En 1950 el estado francés compra a la viuda de Nadar el archivo
de 400.000 negativos que se conservan en parte en la Biblioteca Nacional de Francia (BNF) dando
así un gran impulso a los estudios históricos sobre la fotografía en Francia y a considerarla como una
poderosa fuente patrimonial.
10 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EDITORIAL LO FOTOGRÁFICO
BIBLIOGRAFIA DE REFERENCIA
WEB
http://etudesphotographiques.revues.org
14 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p15-20
PRESENTACIÓN. HACIA UNA RESIGNIFICACIÓN ONTOLÓGICA DE LA FOTOGRAFÍA
Presentación. Resignificación
ontológica de la fotografía /
Introduction. Towards an ontological
re-signification of photography
Jacob Banuelos Capistran y Vicente Castellanos Cerda
(pág 15 - pág 20)
y una renovación ante la explosión del fenómeno fotográfico en el mundo de las redes vi-
suales y los smartphones. Contemplamos las limitaciones y la resignificación de conceptos
base que apuntalaron las nociones sobre el significado e impacto de la fotografía en la
cultura durante el siglo XIX y XX: imagen, verdad, objetividad, realidad.
La fotografía jugó desde su origen el rol de ser espejo de un proceso cultural ini-
ciado en el Renacimiento y con continuidades y rupturas en el siglo XX. La cámara foto-
gráfica sirvió al proyecto positivista moderno fundado en la razón, el orden y el progreso,
y a los ideales libertarios y democráticos impulsados por la Revolución Francesa, igualdad,
libertad, fraternidad. En tiempos de la posmodernidad líquida, en donde también estos
valores se resignifican, la fotografía es vínculo de articulación, transcurre y discurre aban-
derando nuevas prácticas, adquiriendo nuevos valores y nuevas derivas narrativas.
Las tres colaboraciones con que se abre el número tienen en común referirse al ca-
rácter indicial de la fotografía como objeto semiótico, cuyo sentido se construye más allá
de los códigos referenciales e icónicos que la atan a su modo de representación. Asimismo,
toman como eje de discusión expresiones fotográficas en las que la intención de los autores
enriquece la hechura y las lecturas de la imagen, llevando la significación al terreno propio
16 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
PRESENTACIÓN. HACIA UNA RESIGNIFICACIÓN ONTOLÓGICA DE LA FOTOGRAFÍA
de una pragmática de la fotografía, en el que sea por intervención con los materiales o por
un uso metacognitivo de los códigos de la fotografía, ésta alcanza reflexiones ontológicas y
sociales sobre lo que vemos y sobre el modo en que interpretamos las imágenes.
Lydia Elizalde estudia el caso del fotógrafo de origen francés, Erick Jervaise, quien
trabaja con fotografías panorámicas de la Ciudad de México. Un artista del soporte exten-
dido de placas y pixeles que hace posible la imagen panorámica, pero que no deja ahí su
intención comunicativa como fotógrafo, sino que la lleva a la de un artista visual que añade
información, abstracción e interpretación de lo que miró y seleccionó. Elizalde habla de la
singularidad del artista que se suma a la singularidad indicial de la huella física y que da
como resultado una serie de fotografías alargadas que se dirigen a la atracción y valoración
crítica de quien las ve.
Lisa Pelizzon continúa con esta línea al evidenciar que la fotografía documental
en tiempos de guerra abarca una gama más amplia que el frente de batalla o el drama
humano de destrucción y muerte. Centra su interés en la obra de la fotógrafa Kati Hor-
na durante la guerra civil española quien visibiliza los cruces de frontera, geográficos
y simbólicos, de personas que se encuentran en un espacio liminal a veces para huir, a
veces para estar en la zona del conflicto y ayudar a la gente afectada. Pelizzon estudia
la estrategia visual y narrativa de Horna gracias al empleo de metáforas y metonimias
que logran un sentido que impacta, no por su grafismo, sino por las sugerencias para
ubicar la guerra más allá del campo de batalla, esto es, en la cotidianidad que se altera y
destruye. Dos espacios se referencian en el análisis de Pelizzon: el bélico (ausente) frente
al de los civiles (en imagen). Y es en este último donde la fotógrafa supera el documen-
talismo clásico para ver lo que otros no quieren: los lugares cercanos y familiares apenas
reconocibles tras la guerra.
18 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
PRESENTACIÓN. HACIA UNA RESIGNIFICACIÓN ONTOLÓGICA DE LA FOTOGRAFÍA
La entrevista que hace Jacob Bañuelos a Philiphe Dubois mediante breves y di-
rectas preguntas sobre la fotografía en la actualidad, obliga a una revisión del debate
que ocupa a estudiosos de la imagen en nuestros días. Para este pensador francés no son
pertinentes los cuestionamientos actuales sobre qué es la fotografía o sobre la pertinencia
de su especificidad como invento del siglo XIX y memoria visual del XX. Lo digital no
ha cambiado en esencia el acto fotográfico, ni el encuadre ni sus lecturas básicas. Como
siempre, la gente encuadra, captura y muestra imágenes, entonces ¿qué ha cambiado en
la fotografía en la era digital?, se plantea Dubois. Los cambios son propios de la práctica,
como la posibilidad de captura y circulación instantánea y masiva, y también conceptua-
les, como el desplazamiento de una imagen tradicional que requería del rastro luminoso
para su creación a otras con una existencia virtual diferente, pero igualmente reales.
20 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p21-30
EL INDEX EN LA FOTOGRAFÍA PANORÁMICA
El index en la fotografía
panorámica / The index in
panoramic photography
Lydia Elizalde
(pág 21 - pág 30)
El uso de cámaras y técnicas fotográficas que se emplearon a finales del siglo XIX
y principios del siglo XX se ha convertido en un culto. Desde su práctica visual, Eric
Jervaise utiliza la técnica fotográfica panorámica que le permite capturar secuencias de
imágenes con un punto de visión alargado del centro de la ciudad de México. Fotografiar
como artista visual es una experiencia adicional a la toma en sí, implica un proceso de
elección e interés por ciertas expresiones. Este acercamiento se fundamenta en la revisión
de las características del index en productos fotográficos.
Palabras clave: cámara panorámica, creación visual, Eric Jervaise, la ciudad, index
en la fotografía
The use of cameras and photographic techniques that were used in the late nine-
teenth and early twentieth century has become a cult. From his visual practice, Eric Jer-
vaise uses the panoramic photographic technique that allows him to capture sequences of
images with an elongated point of view of the center of the city of Mexico. Photographing
as a visual artist is an additional experience to the shot itself, involves a process of choice
and interest for certain expressions. This approach is based on the revision of the index in
photographic products.
Keywords: panoramic camera, visual creation, Eric Jervaise, the city, photographic
index.
1. TÉCNICA PANORÁMICA
Una imagen panorámica muestra todo lo que se ve en una escena (pan - todo) y
ὅραμα (orama - vista); usualmente se trata de tomas de paisajes, de vistas arquitectónicas o
de ciudades y se caracterizan por el amplio horizonte visual que cubre. Esto generalmente
significa que la imagen es al menos dos veces más amplia que alta y se registra usualmente
en formato vertical. Con esta técnica fotográfica se capturan varias tomas fotográficas y
el resultado es una imagen en forma de tira alargada (Meers 2003). La base de su meca-
nismo es la lente, que puede hacer un movimiento horizontal, al tiempo que la cámara se
mantiene fija; la película se guarda en un compartimento curvo que permite mantener la
distancia con la lente durante el recorrido visual o paneo que realiza el fotógrafo.
Entre las limitantes con las que opera el fotógrafo resalta el reducido ángulo ver-
tical y el defecto de la distorsión óptica causada por el movimiento de película en curva,
efecto que le da una peculiar expresividad a las panorámicas.1
2. CREATIVIDAD EN LA FOTOGRAFÍA
22 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL INDEX EN LA FOTOGRAFÍA PANORÁMICA
Fotografiar como artista visual es una experiencia adicional a la toma en sí; ini-
cialmente implica un proceso de elección e interés por determinados hechos o imágenes
de la realidad. En la fotografía directa desde la cámara panorámica, en donde no hay un
montaje técnico previo de la toma, el fotógrafo corta y preserva en la placa o en la película
un hecho, de un momento de la realidad, “crea consciente e intencionalmente los aconte-
cimientos con el objetivo expreso de captar las imágenes que mira, haciendo que ocurra
algo que de otro modo no había ocurrido” (Miranda 2008: 49).
El artista visual utiliza el medio fotográfico como instrumento para generar imágenes
elocuentes a partir de la realidad, a las que añade información visual. Se trata de imágenes
dirigidas a la atracción y valoración del receptor, que se extienden a su reflexión y crítica. La
fotografía artística se separa de la mímesis de la realidad en el artificio y en la manipulación
subjetiva del autor. La imagen fotográfica se convierte así en una abstracción, en una inter-
pretación de lo que el fotógrafo miró y seleccionó para captar en la cámara.
Eric Jervaise comenzó el desarrollo de su práctica fotográfica con una cámara Pa-
noram-Kodak No. 4, de proyección cilíndrica, que se comercializó en los últimos años del
siglo XIX y cuya patente data de 1896 (Rodríguez 2003: 8).2 El formato original es de
3½” x 12”. Su funcionamiento permite realizar de tomas continuas ya que la lente de la
cámara gira sobre su punto nodal, proyectando la imagen sobre la película, guiada por un
cilindro en la parte posterior. La cámara tiene un objetivo giratorio y su ángulo de campo
es de 142°, no tiene visor y el foco, la velocidad y el diafragma son fijos, de esta manera
el fotógrafo, a partir de su experiencia escoge la hora y la luz del espacio que va a retratar.
El tamaño original de la película para esta cámara ya no se fabrica, por lo que Jer-
vaise ha elaborado unos porta placa de cartón para el soporte de una película de 120 mm.
La sensibilidad de las películas, y el tiempo y dilución del revelador Rodinal3 se adaptan
a las condiciones de la luz que había en el momento de la toma. Sólo se puede hacer un
tiro por placa y es por eso que el fotógrafo lleva una bolsa negra para hacer el cambio de
la placa dentro de la cámara;4 Técnicamente puede incidir en la utilización de diferentes
En el texto La fotografía: entre sumisión y subversión, Joan Costa señala el fotógrafo pue-
de tener dos actitudes ante su obra; por un lado la sumisión visual, en la cual la función se
subordina para llegar a ser meramente reproductora o representadora de lo que ha visto; por
otro en la subversión fotográfica, que es el acto de ver “otras cosas” o ver “de otra manera”
(Costa 1991: 137). En la subversión fotográfica, se descubre el interior del fotógrafo como
artista visual, que crea su propia forma de ver el mundo, y captura con esa visión una parte
de la realidad, que expresa a través de sus predilecciones y pasiones.
4. IDENTIDAD DE LA CIUDAD
Eric Jervaise deambula por el centro de la ciudad de México, mira y retrata lo que le
atrae. El fotógrafo considera que ahí puede sentir la esencia de la raíz de la cultura mexicana:
“cinco siglos de construcciones simbólicas”7 (Jervaise en Rodríguez 2003: 14).
24 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL INDEX EN LA FOTOGRAFÍA PANORÁMICA
Ciertamente, la huellas de las historia de México están contenidas en las piedras que
conforman los muros de los edificios de la plaza principal de la ciudad, espacio en donde
estuvo asentado el centro político y religioso de Tenochtitlan.1 Los conquistadores españoles
destruyeron las huellas más sobresalientes de la cultura mexica del área del Templo Mayor,8
compuesto por 78 edificios; y lo suplantaron con la construcción de los edificios que repre-
sentaban el poder político y religioso de la Nueva España (Arqueología mexicana 2012).
Este espacio central y las calles que la rodean, ocupan una superficie casi rectangular
de aproximadamente 46 800 m² (195 m x 240 m). Se conoce como Plaza de la Constitución
y se localiza en el Centro Histórico de la Ciudad de México.9
La plaza ha tenido varias transformaciones, cuya fisonomía actual data de 1956 con
un aspecto despejado; tuvo una modificación en 2017 cuando se amplió la plancha de la plaza
reduciendo el número de carriles del tránsito vehicular (Animal político 2017).
Este sitio es el lugar que concentra a amplias mayorías del pueblo de México en fies-
tas nacionales y culturales y es el espacio público para manifestar inconformidades derivadas
de acciones del poder ejecutivo o de la oposición a los planteamientos de gobernantes de los
estados del país.
Figura 1. Eric Jervaise, panorámica b/n, 1999. Noreste del conjunto de la Plaza de la Constitución. A la izquierda, vista
de la restauración de las ruinas del Templo Mayor, a la derecha Plaza Manuel Gamio.
Figura 2. Eric Jervaise, panorámica b/n, 2002. Vista del conjunto de edificios que delimitan el Zócalo de la Ciudad de
México: la Catedral Metropolitana, el Palacio Legislativo y edificios administrativos y comerciales.
Figura 3 Eric Jervaise, panorámica b/n, 2002. Vista de edificios gubernamentales que delimitan la plaza al sur; en la
explanada sobresale el montaje temporal de una gradería.
26 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL INDEX EN LA FOTOGRAFÍA PANORÁMICA
Figura 4. Eric Jervaise, panorámica b/n, 2002. Habitantes de la ciudad en el nodo de la plaza. El asta bandera, punto
simbólico de reunión y eje de este espacio.
Figura 5. Eric Jervaise, panorámica b/n, 2002. Asentamiento de protesta en la plaza del zócalo capitalino.
Eliseo Verón indica a su vez que, “El término ‘fotografía’ designa una técnica y la
identificación de un soporte técnico, pero no alcanza a señalar una discursividad social”
(Verón 1971: 7).12 Continúa su reflexión:
Los medios proveen, lo esencial de la “materia” por medio de la cual los in-
dividuos estructuran su singularidad. Desde su materia, la fotografía juega un rol
fundamental, bajo múltiples formas. Una de las consecuencias de la mediatización
del soporte fotográfico es su inserción en contextos discursivos más amplios, que
determinan el funcionamiento de la imagen (Verón 1971:11).
NOTAS
1. Con las tomas verticales se tiene un ángulo de visión de arriba hacia abajo mucho mayor que el
formato horizontal, lo que se traduce en una escena más completa ya que al unir las fotos para confor-
mar la panorámica se formará el encuadre horizontal con un ángulo de visión vertical mucho mayor.
2. Eric Jervaise, fotógrafo de origen francés, reside en México desde 1972, se dedica a la producción
artística y a la docencia. En busca de expresión personal ha investigado las técnicas fotográficas
pioneras –daguerrotipo, calotipo, ambrotipo, goma bicromatada– y las máquinas de óptica prefoto-
gráficas y precinematográficas.
3. El revelador Rodinal es una fórmula para imprimir la fotografía en papel con un potente ace-
28 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL INDEX EN LA FOTOGRAFÍA PANORÁMICA
lerador y una alcalinidad elevada, que ofrece un buen rendimiento tonal, generando un revelado
equilibrado y con clara separación de valores. Favorece la acutancia (grado de contraste) y produce
aumento del grano.
4. Los componentes esenciales en la realización de fotografías panorámicas son una rótula con una
cuña y un carril que permiten ajustar el eje de giro horizontal o vertical. La montura panorámica en
un tripié, con un cabezal flexible, facilita al fotógrafo el ajuste de la cámara/objetivo exactamente
sobre el punto de rotación que se llama el “punto de entrada de la pupila”.
5. La goma bicromatada, técnica de impresión inventada a mediados del siglo XIX. Consiste en la
propiedad de las sales de cromo, principalmente bicromato potásico y amónico, que al mezclarse con
la goma arábiga se vuelve insoluble al ser expuesta a la luz ultravioleta o a la luz solar. A esta emul-
sión fotosensible se le añade un pigmento soluble en agua –acuarela, tinta china o gouache– que da
el tono y color a la copia sobre papel, tela o algunos otros materiales porosos.
6. Su fotografía se caracteriza por el cuidado de la composición y perfección técnica. “En las panorá-
micas acepta el azar, lo fortuito, de la experiencia perceptiva de la ciudad” (Carmona en Rodríguez
2003: 6).
7. Ese espacio fue el centro de la cultura mexica desde 1390 hasta su caída en 1521, destruido y re-
tomado por los españoles 1524 hasta 1821, fecha de la formalización de la independencia de México.
8. Denominación utilizada por fray Bernardino de Sahagún.
9. Su nombre responde constitución elaborada en Cádiz en 1812 y fue la primera Carta Magna
vigente en el territorio mexicano, considerada una de las más liberales de su tiempo. En 1824 la
joven nación independiente promulgaría su propia constitución, heredando algunas disposiciones
provenientes de la española.
10. Manuel Gamio, antropólogo e historiador, identificó los primeros vestigios del templo principal
del recinto sagrado tenochca, entre el 6 y 16 de mayo de 1914. Gamio inició con ello un trabajo
que hoy continúa y que forma parte medular de las tareas del Instituto Nacional de Antropología e
Historia (INAH).
11. La Plaza de la Constitución es nombrada coloquialmente “zócalo”, ya que para conmemorar la
Independencia de México en 1843, se inició la construcción de un monumento, que nunca llegó a
erigirse y sólo quedó en el centro de la plaza el zócalo o basamento de lo que sería una columna de la
Independencia. En 2017, al renovar la explanada de plaza, se encontró el zócalo, y se volvió a cubrir
con cemento. La palabra “zócalo” se ha convertido así en referente de plaza central, término utilizado
para definir este espacio nodular en otras ciudades del país.
12. Eliseo Verón ha tratado en varios ensayos el sentido del mensaje fotográfico. En 1962, asistió
en Paris al seminario “Elementos de semiología” impartido por Roland Barthes en la École Pratique
des Hautes Études (Verón 1993: 1). Explica Verón que el seminario marcó el proyecto científico de
la semiología francesa, en su conjunto, desde la lingüística (1993: 15).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Arqueología mexicana. Dossier monográfico: “El zócalo de la Ciudad de México”, núm. 116,
julio - agosto, 2012.
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Mangieri, R. (2000) “La pasión del index: la fotografía como lenguaje”, Las fronteras del texto. Mira-
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DE INTERNET
ICONOGRAFÍA
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http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p31-45
SU ALTEZA IMPERIAL
The article analyzes the history of the Axum obelisk and its recent restitution to
Ethiopia in terms of the political value of the memory linked to a controversial asset.”
Thinking of “forgetfulness” like Lotman’s studies, the article weaves a semiotic analysis on
the urban syntax and installation of the obelisk in Rome through the various re-sowings
that the stele has experienced during its almost 70 years lived in Italy.
1. CONSTRUIR UN SÍMBOLO
El caso del obelisco de Axum, robado y llevado a Roma bajo el régimen fascista,
dejado en el olvido en la era republicana, recientemente llevado al centro del debate polí-
tico y después restituido a los etíopes, representa un buen caso de estudio para comprender
las estrategias de sentido proyectadas cada vez sobre un objeto portador de una memoria
así de incómoda.
El obelisco destinado a partir para Italia alcanzaba un peso total de 150 toneladas.
Con gran eco mediático sobre la que se configuraba como una verdadera empresa, el mo-
numento fue empaquetado y cargado en barco. Transportado en el buque a vapor Adua, el
obelisco llegó a Nápoles el 27 de marzo de 1937 y fue erigido en Roma, en plaza Capena,
en octubre del mismo año, un verdadero y propio acto de restauro y refundación, sobre
la supervisión del arqueólogo Ugo Monneret de Villard. La fecha de inauguración no fue
elegida al azar: el 31 de octubre de 1937, de hecho, se celebraba el decimoquinto aniver-
sario de la marcha sobre Roma, una superposición de celebraciones que reafirmaba cómo
la historia fascista fue originalmente ligada a los fines imperiales.
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SU ALTEZA IMPERIAL
Ilustración 1. Romanidad y fascismo. Muestra Augustea de la romanidad, catalogo, Colombo, 1937, tav. LXXV.
El área circundante era asignada al proyecto del nuevo edificio del Ministerio de
las Colonias (cuya construcción inició poco menos de un año después pero que fue ter-
minada en la posguerra), creando en el futuro inmediato un paisaje urbano fuertemente
simbolizado.
Por otro lado, la idea inicial de “robar” a los etíopes el obelisco de Axum contenía
en sí misma estos presupuestos. A lanzarla fue Aristide Calderini que en julio de 1936,
en operaciones bélicas recién ultimadas, en el periódico del Touring Club, “Las vías de
Italia”, al término de un detallado artículo de título Un símbolo de Etiopía: los obeliscos de
Axum, escribió:
[…] como del Egipto romano trazaron los emperadores, y Augusto en pri-
mer lugar, los obeliscos egipcios, y también el mayor en adornar los circos y los
edificios de Roma universal, Italia trajera de la Etiopia italiana el obelisco axumita
más alto del mundo para sus plazas nuevas, en continuidad del ideal de tradición
y de significado entre la antigua gloria del Imperio y su gloria nueva. (Aristide
Calderini, 1936, p. 456)
Si de una parte el régimen, de este modo, atestiguaba el estatuto histórico del pueblo
etíope en contraste a una generalizada mirada europea sobre la África subsahariana considera-
da “sin historia”, entendida como una “no-cultura”, por otra parte se apropiaba de uno de los
símbolos más evidentes de esa memoria, difundiendo mediáticamente, además, el primado
mundial de su altura. Pareciera que Calderini se haya referido al monolito erigido (más alto)
y no a aquel echado por tierra y luego transportado a Italia. Se evidencia hasta aquí, entre
líneas, la idea que aquello que se quería reproducir en la patria era la notable eficacia escénica
del obelisco erigido.
La retórica imperial fue encuadrada también en el área urbana donde viene colocado
el obelisco, una zona que se abría sobre la nueva Vía Imperiale, que habría unido la vieja
Roma con la “nueva Roma”, la E42, la ciudadela de magnificentes edificios en proyección
característica de aquellos años. El obelisco se convirtió entonces en un punto saliente de la
narrativa histórica reinscrita en el tejido urbano romano durante el régimen, una narrativa
que reescribía el tiempo, la memoria, en el espacio de la ciudad.
Esta retórica fue repetida en ilustraciones inspiradas en el obelisco. Veamos por ejem-
plo la tapa de “La revista ilustrada del pueblo de Italia” de mayo-junio de 1937, tapa dedi-
cada al primer aniversario de la fundación del imperio fascista, celebrado en Roma el 9 de
mayo de aquel año con desfiles monumentales. Un extraño objeto resalta en primer plano en
la imagen: tiene la forma de un obelisco egipcio con las características de punta de pirámide,
de esos típicamente instalados en Roma, pero lleva los ornamentos esculpidos en la estela de
Axum: un verdadero objeto hibrido.
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SU ALTEZA IMPERIAL
Así como el askaro marcha a paso romano, así el obelisco de Axum se “romani-
zó”, en el sentido que fue imaginado y configurado con los lineamientos de uno de los
obeliscos egipcios, tan frecuentes en Roma. Dicha cubierta nos re propone la cuestión de
la traducción de una cierta alteridad en los parámetros culturales del Ser: al contrario,
en este proceso de transformación del Otro, también el Ser adquiere definitivamente una
nueva identidad legitimando a pleno la recuperación del pasado.
Ilustración 3. Publicidad Axum Radio Marelli. Extraido de “La ilustracion italiana”, 19 de septiembre 1937, p.3.
La imagen nº3, como dijimos, indica también que entre el obelisco que sería un
poco más tarde allí inaugurado en plaza Capena (la publicidad es de septiembre 1937) y
aquel que continuaba a acampar en Axum, podría fácilmente insinuarse una confusión,
una ambigüedad (ya presente a partir de lo propuesto por Calderini en su artículo). Del
resto en Roma se efectuó una verdadera y propia acción de restauración, una especie de
copia con pedazos originales sobre el modelo del único obelisco alzado ya existente, sin
agregar adornos simbólicos.
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SU ALTEZA IMPERIAL
de León de Judá, símbolo del poder imperial Etíope. De monumento a los caídos, a cin-
cuenta años de distancia, de esta manera, esta estructura se transformaba en monumento
al rescate de esos mismos caídos, mediante la victoria sobre Adís Abeba afirmada simbó-
licamente con la apropiación de la estatua. Tal vez también por este motivo el León de
Judá resultaba ser un símbolo mucho más históricamente engorroso que el obelisco: fue
restituido a los etíopes en 1970 (obviamente gracias al artefacto que lo hizo más fácil de
transportar).
El paratexto está entonces formado por la suma el peritexto y del epitexto que
Genette definía como “cualquier elemento paratextual que no se encuentre materialmente
anexado al texto en el volumen mismo, pero que en cierto modo circula al aire libre, en
un espacio físico y social virtualmente ilimitado” (Genette, 1989: 337). Como el peritexto
de un libro se estructura en torno a la obra para significarla y para volverla más eficaz en
la comunicación de ese mismo texto, así podemos imaginar que, en el caso de un objeto
monumental, pueda ser una pieza mobiliaria contigua (inscripciones, símbolos, heráldicas
varias), que lo hace significar en una determinada cultura, o mejor, en nuestro caso, desde
el punto de partida (el parque de los obeliscos de Axum) lo traduce en el contexto de lle-
gada. Como hemos ya mencionado, entonces, el peritexto del obelisco en cuestión es de
considerarse neutro porque se limita a reproducir con atención filológica la estructura de
la estela todavía elevada en tierra etíope.
Una vez removido este contexto de significación, el obelisco pierde su eficacia co-
municativa respecto a su significado original en tierra italiana. Si de hecho muchos símbo-
los del régimen fueron destruidos o suprimidos o readaptados a través de modificaciones,
en el caso en cuestión ninguna operación de transformación se ha visto necesaria, sino
aquella, justamente, de cambiar los puntos de referencia de la sintaxis urbana. Creando,
en el resto, yuxtaposiciones incongruentes: el palacio nacido para ser utilizado a segunda
mano del ministerio de las Colonias, en 1952 se convierte en sede mundial de la FAO, la
más grande organización humanitaria nacida para combatir el hambre en el mundo, cerca
de la cual por muchos años continuó a estacionarse un símbolo de conquista y de opresión
como el obelisco en cuestión.
En este caso viene entonces agregado un ulterior peritexto para hacer significar el
monumento de otra manera, una estrategia para “disfrazar” la obra. Incluso si entonces, en
efecto, la que parece estar puesta en exposición es justamente esta poco eficaz operación de
camuflaje. O pensemos a los cuatro paneles de mármol con los mapas de la expansión del
imperio romano todavía presentes sobre la pared externa de la basílica de Massenzio. El
quinto panel que representaba los territorios del imperio fascista después de la conquista
de Etiopia, arrancado después de la caída de Mussolini, ha dejado su sombra en la pared.
Los otros, privados de los manojos de varillas (símbolo del fascismo italiano) que ornamen-
taban las didascálicas, fueron dejados en su lugar, admirados como instalaciones didácticas
por los miles de turistas que recorren cada día los foros imperiales.
De igual manera, Italia convive con muchos signos explícitos del régimen fascista,
presentes sea en Roma (basta pensar al obelisco del Foro itálico con la escrita esculpida
a grandes letras “Mussolini Dux”), que en ciudades más pequeñas como Imola donde la
casa del Fascio, del arquitecto Marabini permanece grabada de símbolos y bajorrelieves de
explicita procedencia fascista. Si de hecho podemos constatar una primera obra de general
cancelación de los símbolos de aquel periodo, luego, recorriendo las ciudades italianas,
nos damos cuenta de que cada contexto ha respondido singularmente al incomodo peso
histórico de tales signos, entre cuestiones de orden político de una parte, de conservación
de los bienes culturales por otra y, sin dudas, una buena dosis de inercia por parte de la
comunidad.
En este artículo queremos sin embargo subrayar el hecho de que no sólo fueron
las decisiones de los hombres y de las comunidades a intervenir sobre tal edificio o tal
estatua o aquel bajorrelieve, sino más bien que en un cierto sentido el objeto mismo, con
sus aparatos paratextuales ha jugado un rol importante, o sea, el objeto en sí ha “actoria-
lizado” más veces el espacio circundante y las acciones sobre él3. Si de hecho aproxima-
mos nuestro discurso desde el punto de vista de un análisis narrativo de tipo actancial
podemos ver, como en nuestro caso, al actante-objeto obelisco cómo se une cada vez a pro-
38 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
SU ALTEZA IMPERIAL
gramas narrativos diferentes (lo veremos en seguida también en los discursos mediáticos
de los años de la restitución).
Como ejemplo de lo afirmado por Lotman y Uspenskij traerán el caso de las cul-
turas fascistas del siglo XX, que impusieron el olvido llenando de mitología la cultura
dominante. Si bien en un sentido totalmente contrario, y a causa también de un reciente
pasado traumático, las operaciones de la posguerra sobre los signos del fascismo han im-
puesto un olvido, cada vez con estrategias diversas respecto al contexto especifico de la me-
moria social. El olvido, entonces, es siempre un mecanismo de la cultura que marginaliza
algunos textos hasta que no vienen reactivados. Esto suele suceder en periodos donde, a
causa de fuertes cambios sociales y políticos, se materializan luchas sobre las viejas formas
lingüísticas y ritualistas, justo como sucedía los primeros años de la nación liberada del
Para concluir nuestro artículo tomamos ahora en consideración los sucesos exqui-
sitamente históricos que han involucrado al obelisco desde la posguerra hasta nuestros
días. El asunto es de suma importancia: el artículo 37 del tratado de paz que Italia firmó
en 1947, preveía el reintegro de todos los botines de guerra sustraídos a Etiopia en los 18
meses sucesivos a firmar el acuerdo. La fecha no fue respetada, como del resto la misma
suerte corrieron los acuerdos de restitución sancionados por un tratado de 1956 firmado
entre el gobierno italiano y el etíope. Solo en 1970 el parlamento italiano proclamó una
primera comisión técnica para la restitución del obelisco que, sin embargo, llegó a decre-
tar la imposibilidad del traslado. Se deberá esperar a fines de los años Noventa hasta que
los dos países volvieron seriamente a tratar el asunto. Mientras tanto, en 1980, el parque
arqueológico de Axum fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco, un hecho
que invistió de un nuevo valor cultural y político también al obelisco faltante.
40 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
SU ALTEZA IMPERIAL
tratado de paz (Nigro, 1997: 15). La última palabra es del 2004, cuando, en un enésimo
acuerdo, fueron finalmente depositadas las bases concretas del proyecto, llevado a cabo el
año sucesivo.
Es lícito pensar que en ocasión de los dos primeros tratados no cumplidos por parte
de Italia (1947 y 1956), entre los motivos de la fallada restitución pueda haber tenido un
lugar importante la cuestión económica (en estos tratados como en los sucesivos, los cos-
tos de la operación tenían que ser sostenidos por Italia). Pero pensemos sin embargo que
restituir el obelisco se habría correspondido con sancionar negativamente el accionar de la
colonización. Como sabemos de numerosos estudios (en primer lugar aquellos de Angelo
Del Boca. 1996), el mito de “italianos buena gente”, del colonialismo bueno, es un mito
que persiste de manera fuerte hasta los años Ochenta, y, aunque si fuertemente debilitado
por documentos y estudios históricos, perdura todavía en la actual visión de este caso. En
un cierto sentido, entonces, Italia por muchos años no ha sentido obligación moral (siquie-
ra jurídica) de la restitución.
Por otra parte, en el acto de restitución está incluida la toma de distancia de una
historia ahora considerada pasada. O mejor, esta acción de “reparación” permite a los ita-
lianos de hoy mirar el hecho colonial como perteneciente a otra cultura, a aquella fascista,
feroz y violenta, como un hecho de historia y no como un hecho de memoria. Sobre todo porque
hoy, en lugar del obelisco no existe ninguna señal que pueda recordarlo (imagen n. 4 a y
4b). Si bien la restitución se convierte en un punto de partida para razonar entorno a una
memoria histórica, al mismo tiempo se corre el riesgo de que induzca una verdadera cance-
lación del pasado colonial en Etiopía, un alejamiento definitivo también de aquel umbral
negociable y siempre re activable del olvido.
Ilustración 4a. Vista de plaza Capena con el obelisco Ilustración 4b. Vista de plaza Capena actual.
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SU ALTEZA IMPERIAL
mientos de parte de Italia pero no todavía ha restituido los bienes secuestrados a los
prófugos italianos y se ha olvidado de manifestar reconocimiento por la donación
de parte de los arqueólogos italianos de los sitios de Leptis Magna, de Sabratha, de
Apollonia, de Cirene. Sin los italianos aquellos sitios de la Humanidad restarían
todavía debajo de la arena (Sgarbi, 2009: 21).
Por una parte, la restitución es vista como señal de un gobierno débil que se “aver-
güenza” (es decir que de alguna manera elimina) su pasado. De otra parte, es considerada
una obra virtuosa en un nuevo contexto de llamado a la legítima propiedad de los objetos
artísticos arqueológicos (una vía no razonablemente practicable en absoluto). En ambos
casos el discurso es desplazado en contextos de referencia que evaden la cuestión funda-
mental de cómo activar el interés en torno al caso que llevó el obelisco a Roma y, por
consiguiente, de cómo narrar su memoria contra el peligro de una nueva y tal vez más
temible falta de memoria.
Estos actos sirven para cerrar las cuentas con el pasado colonial? A cerrar el pasivo
de un balance de las culpas históricas a resarcir? Si de una parte estos acuerdos eran inevi-
tables, no se puede contentar de haber cerrado de este modo el capítulo -no todavía com-
pletamente escrito- del caso colonial italiano, no sólo aquel de impronta fascista. Auspicio
que estos actos, en cambio, puedan servir para abrir un discurso finalmente más coherente
y privo de lagunas de aquel pasado.
Este artículo ha sido traducido del italiano por María Noel Do.
NOTAS
1. El cuadro, partido en pedazos en el tiempo inmediato de la posguerra, fue hoy reconstruido par-
cialmente gracias a un proyecto de restauración.
2. En realidad el obelisco primero fue trasladado a la plazoleta de enfrente, en 1925: al régimen no
le agradaba la presencia de un monumento a una derrota colocada en el lugar de llegada a la capital
italiana (plaza del Cinquecento queda justo frente a la estación Termini).
3. Por actorialización, término traído de la sintaxis narrativa de Greimas (ver nota sucesiva), se en-
tiende aquí de manera general el proceso por el cual los varios “actantes” que se conjugan con el
objeto obelisco son discursivizados a nivel actorial por determinados programas narrativos, o sea, en
definitiva, por determinados modos de actuar.
4. Se trata de la sintaxis narrativa de Greimas que, aunque tomando los movimientos de la célebre
teoría de la morfología de las fabulas de Propp, revoluciona las bases haciendo un instrumento válido
para todos los tipos de narración y de manifestación Semiotica, fundando la propia planta teórica
no sobre las funciones sino sobre los actantes, instancias virtuales que a nivel abstracto asumen de
vez en vez el rol de quien hace (sujeto) o es sometido (objeto) a una acción (manifestándose a nivel
discursivo como actor). No es este el momento para tratar solo en forma sumaria esta teoría pero nos
basta entender cómo de la conjunción/disyunción de dos o más actantes se pueda derivar un progra-
ma narrativo y que las relaciones de sujeto/objeto, a nivel sintáctico, puedan ser diversas de aquellas
que a primera vista aparecen evidentes a nivel discursivo.
5. Por los aspectos ritualistas del momento de la partida de esta procesión véase Carmelina Canta,
Sfondare la notte. Religiosità, modernità e cultura nel pellegrinaggio notturno alla Madonna del Divino amore
(2004); y L.Acquarelli, L’obelisco di Axum, cit.
6. Buontempo: in tribunale per l’obelisco di Axum, La Repubblica, 27 de septiembre 2002, p.20
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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SU ALTEZA IMPERIAL
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http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p47-57
POÉTICA Y RETÓRICA DEL FOTOMONTAJE: LÍMITES TEÓRICOS
En principio la poética no tiene por qué tener una relación necesaria con la re-
tórica. Sin embargo, ha existido la tendencia a unificar el estudio de ambas disciplinas, e
incluso se cae en el error de identificarlas como una misma.
48 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
POÉTICA Y RETÓRICA DEL FOTOMONTAJE: LÍMITES TEÓRICOS
Todorov responde a la primera pregunta, junto con los autores clásicos, que el len-
guaje figurado no es idéntico al lenguaje poético. De lo que se deduce, un discurso retórico
no necesariamente tiene porque ser poético.
Grupo µ afirma: “...que no hay poesía sin figuras, con tal que se entienda ‘figuras’
en un sentido suficientemente amplio”. (Grupo µ 1987: 65).
epíteto poético, incluso el ‘mayor’ de ‘la Osa Mayor’, o ‘grande’ y ‘pequeña’ de los
nombres de calles moscovitas, la poeticidad no consiste en añadir una ornamenta-
ción retórica al discurso, sino en una revalorización total del discurso y de cuales-
quiera de sus componentes. (Jakobson 1981: 360)
Por ello, la imagen poética -toda imagen poética y particularmente la del fotomon-
taje- instaura figuras retóricas en la medida en que le son útiles para obtener una forma
original y creativa al seleccionar y combinar los elementos de representación de la imagen
visual y romper una norma de los códigos establecidos de los cuales se constituye.
Esos signos y “figuras” son: línea, punto, mancha, brillo, luminosidad, tono, color
(matiz, luminosidad, saturación), textura, dimensión, escala, plano, dirección, contorno, ten-
sión, movimiento, ritmo, fondo, figura, forma; Flow y desenfoque (ópticos), estrellas y formas
producidas por la entrada de luz (lumínicos), estelas, barridos, descomposición del movimien-
to, etc. (cinéticos), solarizaciones, el propio negativo, grano, Quimi gramas (químicos).
A pesar de ello, existe un interesante estudio del Grupo µ (1992), que merece aten-
ción, ya que aproximan una sistematización de los signos visuales (plásticos-icónicos-icono-
plásticos), una clarificación de conceptos como grado cero, norma, desvío, así como el análisis
de las cuatro operaciones básicas de la retórica icónica (adjunción, supresión, adjunción-su-
presión y permutación), y el ethos de las figuras plásticas-icónicas, desde bases psicofisioló-
gicas de la percepción visual y con un enfoque semiótico estructuralista (Grupo µ, 1993).
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POÉTICA Y RETÓRICA DEL FOTOMONTAJE: LÍMITES TEÓRICOS
En un momento dado, se podría establecer una retórica de estos signos por su con-
vencionalización y uso. Pero cuando eso haya sucedido, entonces la poética visual mediante
sus modos operativos esenciales (selección / combinación: paradigma / sintaxis), los desvia-
rá de su norma, para ejercer en ellos una ruptura que permita una apertura del sentido, más
allá de su convencionalización, más allá de la norma y más allá de su retórica establecida.
Los textos poéticos (entre ellos las imágenes foto montadas) tienen cualidades espe-
cíficas que están condicionadas por una pragmática del lector, por un momento histórico
determinado y por un contexto semántico, local e interno; estas cualidades, a grandes
rasgos son: la multiplicidad, la polisemia, el simbolismo, el ritmo y la ambigüedad; tales
cualidades ofrecen en un mensaje/fotomontaje, una forma-contenido semántico abierto y
variable, que recibe impulso y cambio en su evolución (histórica) sincrónica, como sistema
semiótico de significación y comunicación humana.
En primera instancia, la única relación que existe entre Poética y Retórica es que
ambas estrategias (disciplinas) pueden estar implicadas en una transformación o desvío
La visión generalista del Grupo µ impide ver que la Retórica es sólo uno de los
muchos medios que tiene la Poética, como la intuición, el subjetivismo, la “libre asocia-
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POÉTICA Y RETÓRICA DEL FOTOMONTAJE: LÍMITES TEÓRICOS
ción”, los sueños, las visiones, la inspiración, la revelación, los estados y obras de expre-
sión-representación en los que hay una elección “inconsciente” o “no-racional”; medios
intencionados o no, donde hay poética y/o retórica. Y ello porque, Grupo µ identifica
metodológicamente lo retórico con lo poético, cuando hay retórica sin poética, y cuando la
poética va más allá de la retórica, porque está antes, durante y después de ella.
En esta cita de Paz, se alude a la transformación que hace el hombre del mundo
natural-social, como momento y acto que por el sólo hecho de realizarse impregna de
significación a aquello que transforma. La intencionalidad es un ir hacia... La intencio-
nalidad como determinación de la voluntad en orden a un fin predeterminado. De esta
forma encontramos una intencionalidad poética, una intencionalidad poética-retórica, o
una intencionalidad retórica.
Podemos afirmar que una imagen realizada mediante los procedimientos del foto-
montaje permite crear imágenes poéticas, ya que estos procedimientos son transforma-
ciones y desvíos a un grado cero (natural y conceptual) y una norma, sobre un código
convencionalizado de un sistema semiótico de comunicación visual: desvío sobre la repre-
sentación normalizada del código fotográfico.
Afirma Todorov: “La lengua poética es no solamente extranjera al buen uso, sino
que es su antítesis. Su esencia consiste en la violación de las normas del lenguaje2.
Por otra parte, Jean Cohen (2009) hace valer la reducción del desvío como una fase de
reestructuración. La imagen poética visual del fotomontaje se construye en esta fase de rees-
tructuración del grado cero y la norma, mediante el código fotográfico, y en última instancia,
del grado cero natural que es el mundo natural percibido. Todo fotomontaje es poético en la
medida en que es desvío de una norma del código fotográfico convencionalizado.
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POÉTICA Y RETÓRICA DEL FOTOMONTAJE: LÍMITES TEÓRICOS
tórica” (“Segunda Retórica”). Aunque es más propio designarlo como una “trans poética”,
una original y abierta renovación Poética de la imagen visual.
Por otra parte, tenemos que una gran cantidad de fotomontajes empleados en pu-
blicidad y propaganda, se producen con clara intencionalidad retórica, con el fin de provo-
car interés, seducción, sugerencia y persuasión.
El papel del lector es fundamental en la atribución de sentido del texto, ya sea poé-
tico o retórico, ya que es en él donde se construye y reconstruye el sentido de la imagen, es
en él y su circunstancia donde se verifica la noción de norma/grado cero-desvío.
se verifique como figura normalizada, dentro del universo del fotomontaje como norma o
dentro del código de la imagen fotográfica normal, al no incluir desvíos a esta(s) norma(s),
y aparecer reiterativo, redundante, convencionalizado, o sea, exclusivamente retorizado.
2. CONCLUSIÓN
Finalmente, resumimos los límites teóricos básicos entre poética y retórica dadas
en el fotomontaje.
56 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
POÉTICA Y RETÓRICA DEL FOTOMONTAJE: LÍMITES TEÓRICOS
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
NOTAS
1. Charles Breneau, La Langue de Balzac, “Les Cours de Sorbonne”, C.D.U., 1964; citado por Grupo
µ: Retórica General, Paidós, Barcelona, 1987, p. 42.
2. T. Todorov: “Les poètes et le bon usage”, en la Revue d’esthétique, tomo XVIII, 1965, pág. 300-335;
citado por Grupo µ: Retórica General, p. 51.
58 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p59-73
FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
Fotografía contemporánea: la
reconfiguración de los modos de
representación en el
documentalismo / Contemporary
photography: the reconfiguration of
the modes of representation in docu-
mentalism.
Leticia Rigat
(pág 59 - pág 73)
1. SOBRE LA FOTOGRAFÍA
Los problemas aquí planteados pueden relacionarse con debates que forjaron las
teorías sobre lo fotográfico a lo largo del Siglo XX. En este sentido pueden pensarse la
discusión sobre cómo establecer la relación entre fotografía y realidad, es decir, la relación
entre el signo y el referente; la cuestión del lugar que el conocimiento del funcionamiento
del dispositivo técnico ocupa en nuestra interpretación de la imagen; y finalmente el de-
bate sobre los efectos de las tecnologías digitales en las prácticas fotográficas basadas en el
soporte químico.
La fotografía apareció en el primer tercio del siglo XIX como resultado de avan-
ces en el ámbito de la óptica y la química y el uso, al menos desde el Renacimiento de la
cámara oscura para la realización de retratos y paisajes, siguiendo los principios de la pers-
pectiva geométrica lineal. Sin embargo, al hablar sobre fotografía hay que tener en cuenta
que esta no nació sólo a partir de una evolución técnica que permitía fijar las imágenes en
una sustancia fotosensible, sino también de la necesidad del hombre moderno de ‘fijar’ la
realidad con la ayuda de la técnica.
La génesis técnica de la imagen fotográfica (Bazin 1945 [2004]) tuvo fuertes re-
percusiones en el modo en que se pensó a la fotografía, tanto en el debate que surgió en
relación a la creación artística como en su aceptación documental. No nos ocuparemos aquí
de recordar este debate, lo que sí nos interesa destacar es que desde comienzo de su historia
la cuestión sobre el lugar que ocupa el dispositivo fue central en la reflexión sobre lo foto-
gráfico. Desde un comienzo el debate se planteó en torno a si la fotografía sólo podía servir
como instrumento capaz de reproducir las apariencias de manera puramente mecánica o si
podía ser considerado un auténtico medio de expresión.
60 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
la fotografía como espejo de lo real (el discurso de la mimesis), que corresponde a su valoriza-
ción en relación a su grado de semejanza con la realidad representada, entre el signo y el
referente, es decir, un signo – icónico.
No obstante, pese a ser uno de los postulados teóricos más citados al hablar sobre
fotografía, la teoría de Barthes ha recibido varios cuestionamientos. Este es el caso de
Eliseo Verón (1992 [1997]), quien destaca a la fotografía como medio, especificando que
la imagen no es un imperio autónomo sino que se halla en dependencias que reglamen-
tan la significación en el seno de la sociedad (haciendo con esto último, referencia a una
semiología general que desempeñaría una postura opuesta a la que caracterizó a la deriva
estructuralista y el reduccionismo lingüístico). Partiendo desde aquí advierte que el ‘haber
estado allí’ de Barthes es en realidad una operación de quien observa la fotografía y no una
operación contenida en la imagen misma, y que la temporalidad de la fotografía puede
neutralizarse e interpretarse más bien como un ‘estar allí’ (en el momento actual, articulán-
A partir de lo anterior Verón afirma que: “el término fotografía que define una
técnica y la identificación de un soporte técnico no basta para definir una discursividad
social” (Verón, 1992 [1997:56]). Y advierte que Barthes habla de la fotografía en general,
sin distinciones y sin especificar tres discursividades fotográficas a las que en realidad está
haciendo referencia, estas son: la fotografía artística, las fotografías que resultan de la utili-
zación privada de la técnica y la fotografía de reportaje. Destacando, a partir de ello, a la
fotografía como medio más que como dispositivo.
En este punto, Dubois aproxima el index fotográfico a ciertos signos cuyo sentido
depende de la situación de enunciación en la que son utilizados (pronombres o adjetivos
demostrativos y algunos adverbios de lugar y de tiempo). Se trataría, en términos del autor
de signos cuya semántica está en función de su pragmática, según lo cual su sentido, es
indicar, subrayar, mostrar su relación singular con una situación referencial determinada.
62 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
Es posible observar que en los estudios actuales se tiende a pensar en los cambios
a partir de dicotomías u oposiciones, como la contraposición de la fotografía analógica
(como espejo de la realidad) frente a la imagen digital, en la que se retoma el debate entre
imagen huella (como índice de lo que representa), una mímesis perfecta de la realidad y el
carácter convencional y codificado de la fotografía. Estas oposiciones que caracterizaron el
pensamiento en torno a lo fotográfico son (re)actualizadas hoy en la polarización: fotografía
/ imagen digital.
(1992) afirmaba que una falsa inocencia había pasado, debíamos olvidar las distinciones
entre imaginario y real. En relación a ello, el autor agrega que la imagen digital se adapta
oportunamente a los proyectos de la era posmoderna, en la que se cuestionaba la primacía
del mundo material sobre la imagen, y la propia existencia del mundo real: es el mundo de
la simulación y de los simulacros (Baudrillard 1983 [2001]), erosión del principio de realidad:
tecnosfera post-real, la denomina Robins (1997).
En un sentido similar, Joan Fontcuberta afirma que hay que abandonar la idea arrai-
gada en la sociedad - desde su invención- de que la fotografía es el resultado de un automa-
tismo natural y de que puede <copiar la naturaleza con la máxima precisión y fidelidad sin
dependencia de las habilidades de quien la realiza>. Especifica así que es necesario abandonar
la idea de que el procedimiento fotográfico es natural, automático, espontáneo, carente de filtros
culturales e ideológicos, pues detrás de esa supuesta transparencia se esconde todo el disposi-
tivo que hace que interpretemos la fotografía desde el lugar de la transparencia.
Nos advierte de esta manera que a partir de los años 80 del siglo pasado “en las ar-
tes visuales se ha acentuado la problematización de lo real en una dinámica que nos arrastra
efectivamente a una profunda crisis de verdad” (Fontcuberta 1997 [2007: 15]). Así, los
valores de lo documental (registro, verdad, memoria, archivo, identidad, etc.) que acom-
pañaron a la fotografía durante los siglos XIX y XX van camino a la virtualidad en el siglo
XXI con la fotografía digital, esto supone un cambio de naturaleza (que está relacionado,
a su vez, a los cambios en la cultura, la sociedad, la política, y la economía):
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FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
DOCUMENTALISMO FOTOGRÁFICO.
En primer lugar, por su génesis técnica la imagen fotográfica estuvo desde el prin-
cipio unida a la idea de registro directo de lo real, es decir, sin la intervención directa de
la mano del hombre. Desde esta perspectiva, la fotografía era recibida como una evidencia
de los acontecimientos (unida esta idea a la mediación de un dispositivo técnico indicial y
a una serie de instituciones y disciplinas que la adoptaron entre sus prácticas). Podríamos
decir en base a esto que antes de la utilización del término documental (en relación con
una modalidad discursiva), la fotografía estuvo unida al concepto de Documento: como
imagen popular (retratos), uso estatal (identificación), registro de los cambios por los pro-
cesos de modernización y modos de observación en la ciencia.
La práctica documental surge en las primeras décadas del siglo XX, se trató de la
conformación de una modalidad discursiva en torno a una serie de oposiciones y presu-
puestos, que dieron lugar a la clasificación de un tipo de imágenes que buscaba diferenciar-
se de las ficciones, en base a lo cual la representación de la realidad social debe realizarse
a partir del registro directo y prescindiendo de intervenciones. Un punto crucial que se
relaciona con la presencia de un dispositivo técnico de registro a partir del cual la imagen
es interpretada como la inscripción de lo real en un material fotosensible.
En torno a esto, Jorge Ribalta (2004) delimita algunos aspectos que pueden con-
siderarse comunes a la práctica posmoderna de la fotografía, retomemos dos. El primero
es la búsqueda de alternativas al formalismo institucionalizado tardo moderno, en el que se
legitimaba un arte despolitizado, a través del vínculo con la vanguardia histórica y con sus
intentos de reconstrucción o neo-vanguardia de los ‘60. El segundo es la reacción al con-
texto geopolítico de fines de los ‘70 y la década del ‘80, una toma de postura que buscaba
combatir y contrarrestar los efectos de la ola neoconservadora en la esfera cultural, y una
forma de resistencia al neoliberalismo, que dio lugar a movimientos culturales de reivin-
dicación identitaria, sobre la crisis del sida y contra la censura.
Pese a los rasgos comunes que compartían, las diferencias de las prácticas fotográ-
ficas pueden hacerse notar en la materialización de las producciones en tanto aparecen: 1)
combinaciones de imágenes y textos, 2) imágenes en series o secuencias, 3) apropiación de
imágenes de otros o de los grandes medios de masas, 4) la referencia y crítica a los este-
reotipos mediáticos, y 5) combinación de registro directo y puesta en escena (tanto en las
imágenes de arte como en las documentales). Usos que se manifestaban como una crítica
al realismo fotográfico y al canon moderno (en el que se reprimían las ficciones y escenificacio-
nes) para poner de manifiesto que la producción, circulación y recepción de las imágenes
responde a una elaboración cultural compleja.
66 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
En cuanto al documental, hay una revalorización del documental social y una crí-
tica al documentalismo de corte humanista, buscando recuperar algunas tradiciones que
habían quedado relegadas: como el documental reformista o las prácticas vinculadas a mo-
vimientos sociales. Se intentaba así, revitalizar el papel histórico-político del documental,
para devolverle su dimensión social de cambio, y promover un arte representativo crítico
que permita la comprensión del mundo social y develar cómo las imágenes contribuyen a
dar forma a qué es lo real y qué es lo normal (un desplazamiento de los significados cultu-
rales en torno a los trabajadores, la sexualidad, el género, la militancia, etc.).
Toda una serie de rupturas que sientan las bases del Arte Contemporáneo, un arte
poshistórico (Danto 2009) un arte después de la era del arte, en el que éste se libera de los
aprioris dando lugar a un conjunto de prácticas que caracterizan la contemporaneidad. O
como plantea Terry Smith (2012) la posmodernidad considerada como un momento de
transición que supuso un cambio de conciencia y de referencia en torno a las imágenes y a
cómo nos relacionamos con ellas.
Cuestiones que en las prácticas fotográficas proponían una revisión de las con-
cepciones en torno a la relación de la fotografía con lo real (tanto en el arte como en el
documentalismo), que tomó un nuevo rumbo en los años 1990 con el advenimiento de
las tecnologías digitales y que en las primeras décadas del siglo XXI alcanzó su fase más
crítica con el surgimiento de los Nuevos Medios de Comunicación con base en Internet,
que generaban profundos cambios en los procesos de producción, circulación y recepción
de las imágenes, y con ello a los cánones establecidos sobre los modos de representación.
3. REFLEXIONES FINALES
Como hemos visto, dichas prácticas posmodernas pueden ser vistas también como
una respuesta crítica al contexto sociopolítico de la época frente a las políticas neocon-
servadoras en el contexto de la Guerra Fría y el avance del neoliberalismo, dando lugar
a movimientos culturales que buscan desnaturalizar ciertos significados y formas en que
se representan y con ello se construyen determinados significados en torno a la naturaleza
humana.
68 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
los anteriores (saber del mundo y saber del arché) sobre las posibilidades de crear imágenes
por ordenador y las múltiples opciones de manipulación de la fotografía. Sabemos que en
la fotografía analógica las posibilidades de edición y de manipulación ya eran posibles,
pero se relegaban al ámbito especializado. Dichas posibilidades vienen hoy a acrecentarse
con los programas de edición, y lo que resulta crucial en este punto es que los mismos
dispositivos traen en sus sistemas aplicaciones que posibilitan dicha transformación de
la imagen, a partir de las que los usuarios pueden manipular sus fotos de manera sencilla
utilizando ciertas opciones que le proporciona el artefacto.
Cambios que deben ser considerados más allá de lo tecnológico, a nivel cultural
que alcanza nuevas formas de pensar el mundo, las representaciones, el conocimiento, etc.
Lo que han cambiado son los modos de vida: con nuevas relaciones con el espacio y el tiem-
po (donde las distancias parecen acortarse y el presente se impone como categoría temporal
por excelencia), nuevos sujetos productores de mensajes interrelacionados, nuevas formas
de acceso a la información, nuevas maneras de configuración de lo privado y lo público (y
hasta de lo íntimo), etcétera.
Aquel ideal moderno que buscaba capturar lo que nos rodea a partir de artefactos
técnicos va cediendo a nuevas configuraciones. En la últimas décadas esa idea de lo real co-
menzó a tener grietas, fisuras generadas por las ideas de artificio y construcción, con lo que
se buscaba poner de manifiesto esa dimensión de representación, de artificial que tienen las
imágenes a través de una serie de estrategias como la serialidad, el texto, la intervención,
el montaje y la puesta en escena. Surge con fuerza lo autobiográfico, articulando la primera
persona y rompiendo con el uso generalizado de la tercera persona como forma ideal del
registro a través de la mediación de un dispositivo técnico indicial.
Con los nuevos medios de comunicación se acorta la distancia temporal entre los
flujos perceptivos, lo que se ve modificado principalmente es el modo y el tiempo en que
dichas imágenes comienzan a circular, y con ello la ‘intencionalidad’ del acto fotográfico, ya
no se trata de un registro para hacer perdurar lo que desaparece sino la instancia presente de
participación, y con ello nos referimos no sólo a las imágenes creadas con fines periodísticos
o de actualidad pública –imágenes que antaño hacían circular sólo los medios masivos- sino
que ahora se reconfigura la participación de los sujetos, cuyas imágenes circulan en los nue-
vos medios. Hay una nueva concepción de lo público y lo privado, de los discursos sociales,
donde los usuarios se transforman en productores de mensajes y resignifican los discursos
de los medios masivos, como así también estos se hacen eco y reutilizan los de los usuario3.
Por otra parte, hay autores que ante la problemática contemporánea han comen-
zado a subrayar otro aspecto de la indicialidad fotográfica, por ejemplo David Green y
Joanna Lowry (2007) advierten que las fotografías no son indiciales únicamente por ser el
registro de un instante y la extensión del espacio a través de la luz, sino que su indicialidad
consiste también en el acto mismo de fotografiar. Recordemos que esta cuestión ya había
sido señalada por Dubois al especificar que la imagen foto es del orden de lo performativo,
tanto en la acepción lingüística de la palabra (cuando decir es hacer) como en su significa-
ción artística (la performance). Desde esta concepción, el acto fotográfico puede pensarse
como una forma de designación de lo real a través de la imagen más que su representación.
La indicialidad en este caso estaría determinada por <el modo de aludir al hecho de su
propia inscripción>, como un gesto performativo que apunta hacia el suceso4.
Los lenguajes o los modos de representación sufren modificaciones con el paso del
registro directo de lo real (asociado a un determinado pensamiento sobre lo fotográfico)
dando lugar a otro modo de representación caracterizado por la intervención, la recon-
textualización de imágenes, y el montaje; lo que viene a poner de manifiesto no tanto a
un cambio tecnológico de los dispositivos utilizados sino principalmente un cambio de
pensamiento en torno a la fotografía y su relación con lo que representa.
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FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
NOTAS
1. Surgen en este contexto la Nueva Objetividad, la Candid Photo, la Street Photo, entre otras, a
partir de la idea de observación sin participación: tomas urbanas y de personajes anónimos, donde la
cámara pasa desapercibida y la imagen parece sacada de lo vivo. En el caso de la inclusión de la fo-
tografía al arte, es posible ver que también hay una valorización del medio fotográfico en su especifi-
cidad técnica y sin intervención como una forma de hacer entrar a la fotografía al movimiento moderno.
2. Diferencia que establece Metz (1974) en “Ficciones de teatro, ficciones de cine” en donde afirma:
“En la base de toda ficción está la relación dialéctica entre una instancia real y una instancia imagi-
naria, dedicada la primera a imitar a la segunda: hay representación, que incluye materiales y actores
reales, y hay lo representado, que incluye propiamente lo ficcional”.
3. Para un análisis en profundidad de la reconfiguración de estas instancias discursivas ‘ascendentes’
y descendentes’ son interesantes los análisis de Mario Carlón sobre la televisación de la votación en
el Senado argentino por el matrimonio igualitario, en donde los medios adquirieron diferentes es-
trategias enunciativas haciendo públicos los comentarios de los usuarios de las redes (Carlón, 2012).
Sobre esto Carlón (2015) advierte: “Estos medios son distintos de los masivos que establecían una
dirección comunicativa desde ‘arriba hacia abajo’, descendente, y construían a todos en públicos, au-
diencias, etcétera. Son multidimensionales: habilitan el desarrollo de comunicaciones horizontales
entre internautas semejantes. Y, por sobre todo, ascendentes, porque les permiten a quienes no podían
hacerlo, amateurs excluidos de la circulación discursiva, publicar, comentar, compartir, apropiarse
de discursos mainstream, difundirlos, burlarse de ellos, etcétera. Es decir, formar parte de la nueva
arena comunicacional. Y sus discursos no son todos iguales: su diversidad es amplia y las redes de
comunicación en las que participan complejas” (Carlón, 2015: 45).
4. Para plantear esta segunda forma de indicialidad parten de la teoría del discurso de Austin (1955)
elaborada a mediados de los años ‘50 en los que se centra en el análisis de ciertos actos del lenguaje
que no pueden explicarse mediante teorías del lenguaje que centran su análisis en frases conocidas
como ‘constatativas’ (frases que parecerían describir un acontecimiento o un hecho). Los fenómenos
lingüísticos que le interesan a Austin –a los que denominó performativos- podrían interpretarse
como acciones, por lo tanto, más allá de nuestras formas de utilizar el lenguaje para transmitir in-
formación o hacer afirmaciones sobre el mundo, también lo usamos para hacer cosas, tal como ocurre
cuando hacemos preguntas o promesas, damos órdenes, pedimos disculpas. Estas ideas produjeron
cambios profundos en las teorías sobre la naturaleza del lenguaje y en la lingüística en la segunda
mitad del siglo pasado. A partir de ellas Green y Lowry plantean que existe un paralelismo en cómo
pensamos a la fotografía como un tipo de constatación que parece describir un suceso, pero que más
allá de la idea de inscripción constatativa de lo real, la fotografía puede entenderse como una señal,
una designación de lo real.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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FOTOGRAFÍA CONTEMPORÁNEA: LA RECONFIGURACIÓN DE LOS MODOS DE REPRESENTACIÓN EN EL DOCUMENTALISMO
Gili.
Green, D. (Ed.) (2007) ¿Qué ha sido de la fotografía? Barcelona: Gustavo Gili.
Ledo, M. (1998) Documentalismo Fotográfico. Éxodo e identidad. Madrid: Cátedra.
Metz, C. (1974 [2001) El significante imaginario. Psicoanálisis y cine. Barcelona: Paidós.
Mitchell, W. (1992) The reconfigured eyes: visual truth in the post-photographic era. Cambridge: Mass
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Peirce, C. (1897 [1986]) La ciencia semiótica. Buenos Aires: Nueva Visión.
Ribalta, J. (Ed.) (2004) Efecto Real. Debates posmodernos sobre fotografía. Barcelona: Gustavo Gili.
Robins, K. (1997) “¿Nos seguirá conmoviendo una fotografía?” en Lister, M. (Comp.) La imagen
fotográfica en La cultura digital. Barcelona: Paidós.
Schaeffer, J.M. (1987 [1990]) La Imagen precaria: del dispositivo fotográfico. Madrid: Cátedra.
Smith, T. (2012) ¿Qué es el arte contemporáneo? Buenos Aires: Siglo XXI.
Verón, E. (1997 [1992]) “De la imagen semiológica a las discursividades. El tiempo de una fotogra-
fía” en Espacios públicos en imágenes, Veyrat-Masson, I. y Dayan, D. (Ed.), Barcelona: Gedisa.
74 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p75-85
EL CONFLICTO EN EL CRUCE DE FRONTERAS: KATI HORNA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
El conflicto en el cruce de
fronteras: Kati Horna y la guerra
civil española. The conflict on the
border crossing: Kati Horna and the
spanish civil war
Lisa Pelizzon
(pág 75 - pág 85)
The outbreak of the Spanish Civil War attracted the attention of the whole world
and produced a notable written and visual archive in which Kati Horna’s artistic and jour-
nalistic work shows clearly different characteristics. Horna reveals a vision of the conflict
which is far from the photojournalism standards of that time. In her photographs and
photomontage the war is not shown as a bloody vision or as a sensationalist event. Horna
shows the hidden side of war: the crossing borders experience. Borders are not only those
she crosses in her real life, but also those appear in a metaphorical way in her photos when
she wants to show the civilians escape from the bombed-down villages.
Kati Horna era una fotógrafa anarquista húngara nacida en una rica familia de ori-
gen judío que llegó a España aproximadamente en marzo de 1937, tras haber recibido un
encargo del Ministerio de Propaganda Exterior español para componer un álbum fotográfi-
co sobre el bando republicano. No vino directamente desde su Hungría natal, sino tras un
largo peregrinaje por Europa movida por su afán de formación como fotógrafa y, al mismo
tiempo, para huir de las persecuciones raciales. Estuvo en Berlín donde entró en contacto
con el círculo de Bertold Brecht; en París donde realizó sus primeras series fotográficas y se
empapó de los últimos vestigios del movimiento surrealista; y finalmente llegó a España.
A pesar del gran trabajo fotográfico que realizó a partir de los años treinta y la gran
cantidad de fotos que dejó, Kati Horna careció durante mucho tiempo del reconocimiento
debido (Pelizzon 2012, 2014). En parte por propia voluntad de la fotógrafa, la cual solía
definirse como una “obrera de la fotografía” cuyo cometido no era hacer negocio con su
trabajo, sino expresar sus ideas y su compromiso ético-social; y en parte porque no fue has-
ta 1983 cuando Horna decidió regalar al Ministerio de Cultura español las 273 fotos que
componían el archivo sobre la guerra civil española. Fue solo a partir de entonces cuando
se pudieron organizar también las primeras exposiciones sobre su trabajo (Pelizzon 2012,
2014).
76 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL CONFLICTO EN EL CRUCE DE FRONTERAS: KATI HORNA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Mientras los demás fotógrafos publicaban sus fotografías en las revistas más famo-
sas de la época como Life, Vu o Regards, Horna optó por colaborar con testadas anarquistas
menos conocidas como las valencianas Umbral o Libre Studio. El enfoque gráfico de esas
revistas y la afinidad ético-política con la ideología de Horna propiciaron una fructífera
colaboración que dio lugar a la publicación de reportajes gráficos y fotomontajes.
Esta intención funda la estrategia visual del fotógrafo que es siempre una estrategia
narrativa. Del fuerte potencial narrativo de la foto ya habló Roland Barthes en su noto
ensayo La cámara lúcida cuando atribuye a la imagen una «fuerza metonímica» (Barthes
1990: 90), es decir, una gran capacidad de expansión que trasciende lo visible y que nece-
sita las palabras para ser expresada.
La primera fotografía que abre este recorrido se titula Calle Marina, Bombardeos de
marzo de 1938 y es una de las imágenes que documentan el ataque aéreo sufrido por la
ciudad de Barcelona entre el 16 y 18 de ese mes. La fotógrafa, que ya vivía ahí y que hasta
ese momento había documentado la vida en la capital catalana, pudo acercarse al lugar de
los bombardeos y registrar lo acontecido.
78 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL CONFLICTO EN EL CRUCE DE FRONTERAS: KATI HORNA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Si por un lado la foto muestra la ruptura de la frontera que había entre espacio
bélico y espacio de los civiles, por el otro expresa también la ruptura de la frontera entre
el espacio privado de la casa y el espacio público del afuera. Se entiende entonces que ya
no hay nada que defina la vida del hombre como antes. Solo quedan huellas de una «fami-
liaridad terriblemente inquietante» impresa en el esqueleto de ese edificio bombardeado
(Didi-Huberman 1997: 79).
El espectador tiene que considerar entonces un espacio distinto al que está acos-
tumbrado a observar, el enmarcado y definido ante sus ojos. Tiene que cruzar la frontera
más allá de los límites físicos de la imagen. Otro espacio, aunque no visible, se impone
por su existencia. Se trata del espacio que ha quedado excluido de la selección del acto
fotográfico y que se denomina fuera de campo.
Figura 4 Kati Horna, Bombardeos de marzo, Barcelona, Figura 5 Kati Horna, Vigilando después del bombardeo,
1938. 1938.
80 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL CONFLICTO EN EL CRUCE DE FRONTERAS: KATI HORNA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
Las fotos se refieren a los mismos bombardeos del mes de marzo en Barcelona y
siguen a la primera toma ya analizada. En una, se ve a un perro muerto, cuyo cuerpo sin
vida yace abandonado en la acera; en la otra, dos guardias vigilan las pertenencias de la
gente que se recogieron después del ataque aéreo. Dos imágenes muy distintas que, sin
embargo, incluyen elementos que desestabilizan la representación del conflicto tal y como
se suele imaginar.
La muñeca imita al ser viviente aunque solo sea por el parecido antropomórfico al
que tiende: puede moverse o cambiar de postura, tiene rasgos humanos y puede romperse.
De ahí que este parecido reenvíe al destino del cuerpo real que en la foto no se muestra. Un
destino también aludido por el niño Jesús decapitado que avisa al espectador de que algo
no funciona en esta imagen aparentemente normal (Pelizzon 2012, 2014).
fronteras: del espacio doméstico al espacio público, del cuerpo al simulacro. Sin embargo,
queda por ver adónde se han ido los que sobrevivieron, los que cumplieron el primer paso
desde el espacio seguro de la casa al incierto y suspendido del afuera.
Figura 6 Kati Horna, Niño de Vicién, 1937. Figura 7 Kati Horna, En las calles del Barrio Chino de
Barcelona, 1937.
82 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL CONFLICTO EN EL CRUCE DE FRONTERAS: KATI HORNA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
vez los pone en contacto (Eliade 1981: 28). La casa, por un lado, y la calle, por el otro:
privado-público, dentro-fuera, seguro-inseguro, oposiciones en las que el umbral funciona
como un puente. El umbral se abre al espacio de la calle, a lo desconocido y, al mismo
tiempo, ofrece amparo, cobijo a quien está en él. En las fotos de Horna que se muestran
arriba y en muchas otras de su archivo, los niños recobran las fuerzas sentados en el umbral
tras el trauma de los bombardeos.
A la espera de los niños se opone el movimiento de los civiles que huyen de las
ciudades destruidas. Caminos, calles y carreteras aparecen en las fotos de Horna como
testimonio de la invasión de la guerra en el espacio del habitar. La calle se convierte para
miles de personas en su nueva casa. Dice la escritora Carmen Martín Gaite: «Se habían roto
las rutinas internas de la vida familiar. Se habían abierto las puertas de la calle anárquica y
variopinta» (Aldecoa 1983: 13).
En esta última fotografía, los civiles abandonan Teruel: se sabe por el pie de foto,
ya que a sus espaldas no se ve la ciudad. El encuadre que Horna elige es frontal y sitúa a
los referentes en el primer plano, donde es posible notar el cansancio en los rostros de las
mujeres. La atención de Horna se centra sobre todo en el viaje, en el recorrido que han
dejado atrás y en el que tienen que hacer. Con respecto a esto, el propio límite del campo
fotográfico impide saber cuál es su destino (Pelizzon 2012, 2014). De manera metafórica,
este uso del encuadre sugiere la condición misma de la evacuación de los civiles, es decir,
la incertidumbre que acompaña este fenómeno. A diferencia del viaje del peregrino, que
se caracteriza por la linealidad y certidumbre de la meta, el del evacuado depende de otros
factores que minan su seguridad. La linealidad y la certidumbre de un destino quedan
excluidos.
4. CONCLUSIONES: EL FOTOMONTAJE
84 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
EL CONFLICTO EN EL CRUCE DE FRONTERAS: KATI HORNA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
86 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p87-99
EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
We can read and create dance from the continuous and the discontinuous , the semiot-
ics-work that is fulfilled on the body as matter and substance. At the same time, this essay
tried to make see how we can insert the kino-performances in grammatical descriptions
and of fact in narrative programs.
Después del 11 de Septiembre y del ataque a las Twin Towers el lenguaje de la gue-
rra ha cambiado radicalmente. Este cambio en el discurso y en las narrativas de la imagen
de guerra venía dándose progresivamente a partir del final de la Guerra Fría y del aconte-
cimiento de la caída del muro de Berlín. Casi todos los sociólogos, historiadores, teóricos
de la fotografía y buena parte de la opinión pública están de acuerdo con la aparición de
este cambio, tanto a nivel de la producción de sentido así como a nivel de la circulación y
lectura de la imagen de la guerra vehiculada por los medios.
La guerra ha dejado de ser leída como acontecimiento pleno para pasar a ser una
suerte de flujo casi ininterrumpido de informaciones estereotipadas, de series manipula-
das por las grandes cadenas que controlan las narrativas globales, imágenes previamente
filtradas o descontextualizadas de su contexto de significación. La guerra ya no es una
narrativa épica sino un juego macabro donde la muerte, el terror, el miedo, las retóricas
e ideologías de la inseguridad y las falsificaciones deliberadas, se han convertido en un
espectáculo global.
Este flujo espectacular y en “tiempo real” de imágenes que circulan a través de las
redes de información, insertadas en una compresión espectacular del tiempo y del espacio
(Harvey,2007), en una especie de código universal de la instantaneidad y del consumo, hace
casi imposible que los eventos puedan reintegrarse en una estructura cuya organización
esté basada en procesos de filtrado cultural, de estratificación de la memoria social y en
definitiva para poder darle forma y contenido histórico. Lo histórico entendido como un
espacio socio semiótico organizado de lo que sucede y de lo que ha sucedido, un tramado
de estructuras de significación que permite que la memoria y el imaginario social puedan
construirse y activarse.
2. IMAGEN DE GUERRA
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EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
Cada londinense, hacía una larga cola en el horario diurno y vespertino para ob-
servar por unos segundos un pequeño cuadro colocado sobre un caballete. En muchas
ocasiones, la misma persona repetía el ritual para tener la oportunidad de volver a contem-
plar el cuadro. Este pequeño relato causa sorpresa. No tanto por la idea que tenemos de la
disciplina, la etiqueta o la elegancia espartana de los ingleses, sino por el detalle de tratarse
de un observador que mira la imagen por un breve lapso de tiempo y como alguien que
siente parte de una cultura y de un imaginario sociocultural. Durante esta actividad de la
National Gallery, la serie de cuadros expuestos fue variada. Pero lo que nos interesa parti-
cularmente, y que ha sido en el indicio disparador de este ensayo, es ¿qué imágenes pidió
la colectividad, dentro de un contexto de guerra muy violento y amenazador?
Kenneth Clark decidió ofrecerles cuadros tales como El retrato de un Hombre de Ti-
ziano o el tranquilo y apacible Patio de una casa en Delft de Pieter De Hooch, pero la gente
prefirió cuadros algo más intensos como Cristo en el monte de los olivos de El Greco, el Noli me
tangere de Tiziano y los `paisajes de Constable y de Gainsborough fueron de los más vistos
y solicitados a medida que The picture of the month proseguía.
Este es el episodio histórico que motiva este ensayo. La mirada social de una ima-
gen completamente fuera de la guerra. Nuestra intención será la de orientar al intérprete
hacia una zona icónica periférica al centro de combate, hacia los márgenes del escenario en el
cual se desarrollan las escenas de guerra, sobre una ruta anacrónica, una peripecia hacia atrás
en la cual la fotografía descubre lo que Michel Foucault denominaba espacios-tiempos
heterotópicos, un fuera de lugar que ha estado allí esperándonos, en los alrededores y a veces
muy lejos del centro del acontecimiento. Una imagen que nos aleja de un punto de lle-
gada codificado: la zona de combate, la imagen del reportero en la trinchera, la fotografía
capturada en un instante irreversible. En pocas palabras, la anécdota de un anacronismo
que parece ir completamente en contra del sentido de la captura, del instante irrepetible,
itinerarios todos que han sido repetidos como uno de los fundamentos más valorados de la
imagen de guerra: una intensa indexicalidad.
3. EFECTO GAINSBOROUGH
Esta paranoia indexical trata de imponer al lector a toda costa un valor del signo
directamente proporcional a su apego al aquí-ahora , y no es solamente un itinerario explo-
ratorio de la iconosfera de la guerra sino, también de una ideología y un modo de instalar
en los imaginarios socioculturales un código restringido basado en la hiper-visibilidad y en
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EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
un proceso cancela a gran velocidad el poder social de la imagen como medio y soporte de
la memoria, del reconocimiento autobiográfico y de lo histórico.
Hay fotógrafos, pintores o dibujantes que hacen la excepción, pero la tendencia gene-
ralizada ha sido el abultamiento del index: la función indexical del signo se ha convertido en
una obsesión nada inocente. En este proceso, que también ha sido estudiado dentro de la teo-
ría de la información y la teoría de los medios (Wolton, 1999), la función de la imagen se ha
articulado necesariamente con las grandes decisiones y políticas globales de la información.
4. NARRATIVIDADES
Norfolk realiza esta serie en relación con la guerra que los Estados Unidos y los
aliados europeos emprenden (de hecho unilateralmente) en Afganistán, haciendo uso de
tecnologías de un alto poder destructivo utilizado en varias zonas del territorio y espe-
cialmente en la ciudad de Kabul. Como sabemos, esta guerra relámpago programada con
mucha anticipación para realizarse a alta velocidad y con un máximo de eficacia, logró una
rápida victoria y control del territorio por el uso intensivo de misiles teledirigidos y una
alta tecnología digital de control del espacio. Norfolk construye un discurso visual delibe-
radamente alejado del espacio-tiempo del combate y va a la búsqueda de otro cronotopo des-
centrado. Son imágenes heterotópicas. Las tres fotografías que hemos elegido, elaboradas
a través del uso de una tecnología analógica tradicional (el uso de la técnica del colodión
sobre placas de papel), se acercan al sentido social y memorioso del Picture of the month de la
National Gallery de Londres en los duros días de la guerra. Ambas series son descentradas
y fuera de lugar.
Paisajes de la guerra que nunca fueron visibilizados pero que aquí, a través de estas
tres fotos aparentemente neutrales, adquieren el sentido arqueológico de un paraje que
funciona como un fragmento de la memoria (figs.2 y 3). No es casual que Norfolk haya, en
forma explícita, hecho un uso intertextual de su propuesta con la obra del fotógrafo britá-
nico del siglo XIX, John Burke. Las series de Burke fueron tomadas durante el conflicto
franco-afgano y 130 años después Norfolk propone una mirada que ya ha dejado de ser im-
perial, testimonial y exótica (Fig.4). Establece una relación a nivel de la forma de la expresión
con la serie de Burke pero obteniendo otros sentidos articulados con una reflexión crítica
sobre el estatuto de la imagen de guerra en la fases histórica del imperialismo británico.
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EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
Fig.4.CHRONOTOPIA,SimonNorfolk,2012
www.chronotopianorfolk
Esta vuelta al tiempo-espacio del paisaje-paraje nos parece de una gran relevancia
estética y ética no tanto en relación con la calidad indudable y a la técnica a veces virtuosa
de estas imágenes, sino sobre todo por el desplazamiento en la producción de sentido y de
lectura que promueven (Verón, 2004). Un desplazamiento político de la mirada que no debe
ser muy cómodo y hasta incomprensible para una recepción y un consumo instantáneo.
El simple hecho, pequeño pero de una gran potencia semiótica, de que se nos ofrezca un
panorama alejado y en los bordes del combate y de la muerte en vivo, es una bellísima pro-
posición para el observador el cual tiene la oportunidad de aceptar un diverso rol actancial
y temático como cómplice de un tiempo de lectura más cercano a una clepsidra que a un
reloj digital de cuarta generación que mide desesperadamente las milésimas de segundo.
Al mismo tiempo, se trata de volver sobre los pasos del otro, usando en cierta forma el mismo
género pictórico y dibujístico del paisaje imperial para mostrarnos otro régimen de visibi-
lidad que ya se aleja del exotismo dominante para adentrarse en el registro poético.
El otro artista es Richard Mosse, un fotógrafo y cineasta irlandés que, entre sus im-
portantes proyectos fotográficos, presenta en la Bienal de Venecia del 2012 una serie foto-
gráfica y audiovisual llamada Infra-Enclave, realizada en el contexto del violento conflicto
entre bandos de la República del Congo entre los años 2010 y 2011(Fig 6 y 7). La técnica
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EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
usada por Mosse, una variación personalizada del aerochrome, nos permite captar la clorofila
de la vegetación, escenas surreales donde el rosado y el rojo se disputan rítmicamente la
ocupación de la superficie. Del mismo modo que lo que ocurre en las series de Norfolk
pero con una poética diversa, las imágenes de Mosse son tomadas fuera de los escenarios
de combate, en los márgenes vivos de un territorio pleno de savia, de juegos miméticos y de
combatientes que exhiben sus armas, sus vestidos con penachos de ramas y flores.
Fig.6.ENCLAVE,Richard Mosse,
www.mosse&burke.com
Explícitamente Mosse hace un intertexto con la novela The Heart of Darkness de Jo-
seph Conrad, pero encuentra la luz y el color en lugar de la obscuridad, la vida palpitante en
lugar del terror de una metamorfosis irreversible del cuerpo (Fig.8). No podemos dejar de
comparar el sentido de estas fotografías con las imágenes del final del viaje río arriba y hacia
adentro del personaje principal de Apocalypsis Now de Francis Ford Coppola. Pero allí donde
Coppola nos hace ver la transformación del hombre blanco dominador en salvaje despiadado,
Mosse nos ofrece la oportunidad de encontrar al buen salvaje de Lévi-Strauss. Coppola nos
conduce en el interior de una espesura intrincada y oscura. Mosse nos da a ver un paisaje cá-
lido y humano, sorpresivamente otro y ya no subordinado a la mirada centralizada del narrador
del imperio, como la que ha sido construida en la obra de Conrad (Said, 1996).
Al mismo tiempo sabemos el dilema aún vigente entre una historia del aconteci-
miento o microhistoria y una historia de tiempos largos fundada más bien en las regulari-
dades que en los eventos no previstos. La lectura propuesta no invalida ambos extremos (la
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EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
5. CONCLUSIONES
b) Una estrategia panorámica, de amplitud del campo visual tanto a nivel del plano
de la forma como del plano del contenido. La imagen trata de dilatar el tiempo de lectura
y de dilatar al mismo tiempo las gradaciones y artificios de su construcción visual.
e) La imagen escapa a la tiranía del index recuperando una dimensión estética y ética
diversa de la fotografía convencional de guerra. La presencia implacable de index cede lugar
a los efectos de una iconicidad pura que nos reclama desde la perspectiva de un paisaje insólito.
(lo cual siempre ha sido una quimera) se prefiere dar rodeos y de detenerse en un paraje.
Las imágenes de Norfolk y Mosse, como paisaje y como paraje, son el producto de
una reflexión y de movimientos exploratorios sobre un territorio más emotivo y memorioso
que físico. Una operación silenciosa y hasta solitaria, muy semejante al maravilloso efecto
de lejanía de lo terrible que nos produce todavía hoy ver un plano cercano de los cuerpos
de los amantes que remiten a la piel quemada por la bomba de Hiroshima en el famoso y
hermoso film de Alain Resnais (Fig.9). La enorme e incompresible máquina de la guerra
no es visualmente perceptible en esta imagen pero es visible. Son imágenes que producen
lo visible en vez de mostrar lo visual. De hecho pensamos también en un efecto Resnais en
cuanto reenvío de lo accidental y de la arremetida del acontecimiento hacia la posibilidad
de que la imagen acumule lo histórico: el film de Resnais es, maravillosamente, un relato
donde la imagen se construye por los avatares de la memoria.
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EFECTO GAINSBOROUGH: EN LOS BORDES DEL ACONTECIMIENTO
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http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p101-124
LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
El presente trabajo analiza las relaciones entre el lenguaje y el tiempo, como prin-
cipio constitutivo de la fotografía. La fotografía es entendida aquí como interpretación
del tiempo en la doble tensión entre convención/resistencia y existencia/lenguaje. De esta
forma, el movimiento artístico apropiacionista resulta en tres sentidos pertinente para esta
clarificación: porque la interpretación de tiempo que realiza la fotografía es una forma de
apropiación semiótica y existencial, porque el apropiacionismo fotográfico (como movi-
miento artístico) es una intensificación de la condición de toda fotografía como existencia
interpretada en el tiempo; y porque el análisis de algunas de las experiencias de radical
apropiación fotográfica muestran los límites, las paradojas que la propia apuesta estéti-
co-política del apropiacionismo experimenta.
The present work analyzes the relations between language and time, as a constitu-
tive principle of photography. Photography is understood here as an interpretation of time
in the double tension between convention / resistance and existence / language. In this
way, the appropriation’s artistic movement results in three relevant senses for this clarifi-
cation: because the interpretation of time that photography takes is a form of semiotic and
existential appropriation, because photographic appropriations (as an artistic movement)
is an intensification of the condition of all photography as an existence interpreted in
time; and because the analysis of some of the experiences of radical photographic appropri-
ation show the limits, the paradoxes that the own aesthetic-political bet of appropriations’
experiences.
tana. Doctor y maestro en filosofía por la UNAM. Autor de dieciséis libros sobre filosofía
del lenguaje, estética y hermenéutica; y más de 100 artículos sobre los mismos temas.
Evaluador del Sistema Nacional de Investigadores y del Conacyt. Ganador en 2005 del
Premio de Ciencias Sociales y Humanidades de ICONOS Colombia. Ganador en 2008 del
premio de Ciencias Sociales de la UAM México. Ganador en 2018 del Premio de Imagen
Científica de la Muestra Nacional de Imágenes Científicas PROCINE y Conacyt. Ganador
en 2018 del premio al mejor microprogama de Televisión de América Latina por “Interfe-
rencias: irrupciones al sentido común”. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores
Nivel II. E-mail: [email protected].
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
Finalmente fue cedido al pueblo de Pit, una comunidad que podría ser descendien-
te de los Yana, un grupo indígena que fue vecino de los Yahi. De alguna forma el doble
tiempo de la existencia y la historia, pasan por la foto. Pero como ella no es solo lenguaje,
muestra (en el sentido de Wittgenstein), la existencia que ese lenguaje procura significar.
¿Cómo se reúne todo esto en ella? Mi lectura es que lo hace porque la fotografía es una
acción que interpreta el tiempo. Pero no lo hace de cualquier manera, lo hace en la relación
compleja de una técnica que media entre la existencia y el lenguaje.
Una cosa más hay que advertir aquí. El tercer hombre de la foto es un enigma:
las manos escondidas, el traje desaliñado, la mirada cansada y cubierta por los gruesos y
redondos lentes. A diferencia de los otros, no vemos sus ojos directamente; sus lentes, ar-
tificio técnico que le permiten ver mejor, nos obstruyen el acceso a su mirada. Su mirada
está para nosotros vedada, quebrada. Tiene un extraño estatuto: es patentemente partícipe,
pero también es un extraño. Es, quizás como nosotros, un testigo. Y como nosotros, lleva
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
su mirada mediada por un artificio técnico, allá los lentes, aquí la propia fotografía que
ahora miramos. No es occidental, pero tampoco deja de serlo. En él el efecto de la coloni-
zación resulta más marcado que en Ishi. Es el único de los tres que para nosotros no tiene
nombre, puede ser cualquiera, como nosotros.
INTRODUCCIÓN
Podríamos decir que la fotografía enlaza tiempo ymirada, en una suerte de nos-
talgia de la pérdida. El tiempo que constituye toda mirada, y la mirada que procura dar
cuenta de un tiempo que se fuga.
El ver siempre está configurado por una mirada. No solo vemos porque ten-
gamos una disposición óptica que hace posible la experiencia fisiológica y sensible de
aprehensión de los estímulos visuales, sino especialmente porque hay una matriz de
expectativas, de tentativas y experiencias que organizan y disponen dicha visión. Ese es
el lugar de la mirada: una trama simbólica e histórica en la que el acto de ver sucede.
Esa trama de mirada es lo que Martin Jay, por ejemplo, manifiesta cuando habla del
ocularcentrismo de la filosofía y de la cultura de occidente (Jay, 1996); pero también es,
en el otro extremo, lo que Benjamin llamó la mirada enervada que permite la liberación,
la disipación del ensueño, y la reconexión de la imagen con el cuerpo (Benjamin, 1973,
1980 y 1999). Por eso la mirada es tiempo. Un tiempo que procura, al fotografiar o
ver fotografía, encarar el tiempo. En tanto que trama cultural e histórica, la mirada es
tiempo. Es tiempo que aprecia su devenir en forma de memoria patente en ese instante
coagulado que constituye la fotografía. El tiempo se mira a sí mismo en la foto. Nada
más claro para visualizar los posibles del ver, lo visible y lo invisible, lo valorado y lo
despreciado en un mundo histórico, que observar sus imágenes. Que ver su tiempo cris-
talizado en ellas. Tanto Bazin como Barthes identificaron una cualidad crucial de la foto,
que es una especie de paradoja: muestra a la mirada la condición de agotamiento, de
extinción del tiempo, fijándola, cuajándola (Bazin, 2008; Barthes, 1980). Esta cualidad
se da en la tensión entre la naturaleza efímera de lo que procura contener, y la voluntad
de permanencia a través de su esfuerzo estético, técnico y semiótico. Técnica y lenguaje
constituyen el recurso, la fuerza con la que la fotografía procura esta contención impo-
sible del tiempo. Gracias a ese lenguaje las cosas, los eventos se estabilizan y tienden
a permanecer como memoria visual, como formas de fotografiar, como imágenes espe-
rables, como gramática fotográfica. El lenguaje, podríamos decir, es lo que fija el tiempo
fotográfico. En contrapartida la condición témpica de la foto es lo que se resiste a fijar el
significado, a estabilizar el sentido, a darle una definición y una clausura. La paradoja se
extiende porque es sólo por el movimiento del lenguaje fotográfico, del lenguaje visual
que esa resistencia se realiza. Como decía Barthes, la lengua es simultáneamente la cár-
cel y la llave liberadora, lo que apenas disimula su trama fascista pero que en el mismo
movimiento abre la posibilidad de tenderle una trampa.
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
Bacon lucha con esa convención. Busca superarla, destruirla, porque espera abrir lo
visible. Pero la lucha con la gramática de la imagen, con las normas del retrato es portentosa,
porque no hay manera de deshacerse del lenguaje. La ausencia de lenguaje es la imposibi-
lidad de la imagen, y es la cancelación del ver. Por ello en sus pinturas persisten los signos
del gesto, los recortes del cuerpo, las posturas. Se conservan ciertos iconemas: los trajes, los
accesorios, ciertas alusiones a la perspectiva de los vínculos entre el espacio y los objetos. En
las ambigüedades de la imagen, logramos avizorar un rostro, un cuerpo en cierta postura,
quizás, en cierto movimiento. Pero el rostro y el cuerpo cargan sus variaciones, sus dubita-
ciones. No son cuerpos claramente delimitados, ni rostros estables. Las figuras son arduas,
inestables, reticentes. La convención, aunque visible, no reina en ese espacio. La convención
está sometida a múltiples presiones, actúa débilmente. La figura es desfiguración, y la desfi-
guración alcanza cierta figura (Véase: 2. Bacon, F. Autorretrato, 1972.).
del lenguaje, esta vibración del sujeto. La obra de Meatyard muestra la crisis de unidad de
la persona, la crisis de sus bordes, la dislocación de sus integridades. Su movilidad. Pero
tiene, a diferencia de la pintura, un aliado fuerte, porque en ella el tiempo actúa como
garantía de acontecimiento, como singularidad inexorable. Sin embargo el tiempo que se
impregna en la foto, no se da sin un toque del lenguaje. Meatyard lo hace posible porque
muestra no solo el instante, sino que resalta la movilidad-instante casi como una reflexión
ontológica sobre los sujetos. Al vibrar la foto, el sujeto (objeto de la foto) resulta inestable,
“movido”. El tiempo en su fotografía no es plano, coagulación perfecta; es más bien tiem-
po errático, fluido, “borroso”. Con ello aprovecha la cualidad fotográfica de dar el instante,
pero reniega de la convención que la acepta y la ofrece tal cual, como cuajo de tiempo. Nos
obliga a regresar sobre esa seguridad de la dádiva de un tiempo imposible, y muestra su
artificio. A diferencia de Bazin, con la obra de Meatyard ya no podemos creer que la foto
sea, tal cual, un trozo de tiempo. Nada es “trozo” de tiempo como reparó Bergson. Enton-
ces, al indicar que el tiempo atravesó aquella imagen que ahora vemos, muestra también
la condición inestable del propio sujeto que fotografía. Y al hacerse él mismo, objeto de su
imagen, muestra, por el revés, la inestabilidad del fotógrafo como sujeto (Véase: 3. Meat-
yard, R. E., Autorretrato, Sin Fecha).
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
el danzante que se pondrá la máscara no es otro que el que ante ella danza. La arquetipa-
ción del rostro español que se figura en la máscara de lo que presumiblemente es uno de
los elementos rituales de la danza de los santiagueros, su lisa blancura, su barba rubia y sus
ojos nazarenos, tiene un reverso, un rostro otro que lo habita: el rostro mestizo que oculta
y que siempre, en todo ritual, le subyacerá.
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
Pero no solo hay futuro en el pasado que constituye la foto; también hay un
pasado del pasado: un antes del momento en que se realiza la captura. Y aunque en toda
fotografía puede advertirse esa precedencia, hay fotografías en las que la imagen patente
opera como marca de un acontecimiento anterior, como resultado de un algo invisible que
constituye el sentido de la imagen.
El pasado del pasado está aquí como una macabra escritura que relata el horror
de quienes en los estertores de la muerte rasgaban las paredes del campo de concentración
de Birkenau en Auschwitz. No es la pared con las infinitas rasgaduras la cuestión de esta
anónima fotografía, lo que en ella se encuentra referido es una ausencia, lo que no está, el
tiempo borrado ya en la imagen pero que constituye todo su sentido. Y quizás está aquí,
como indicación, una cuestión clave de la fotografía: su elisión. La imagen ausente. El pa-
sado del pasado es lo que en ella no está, pero es lo que la constituye. Ser pasado horadado,
que indica lo horadado. (Véase: 6. Anónimo. Muro de cámara de gas en campo de Concentración
de Birkenau, Aushwitz, Polonia).
d) La fotografía como incertidumbre del presente. Cierto punto de vista podría indicar
que estos tiempos fotográficos no constituyen una fatalidad. Que no toda fotografía re-
suelve en su juego visible-invisible esta hojaldra pasado; pasado-pasado; futuro-pasado.
Cierta interpretación fotográfica daría mayor pregnancia al ahora, incluso en una suerte de
anestesia simbólica del tiempo.
La fotografía de Luigi Bussolati logra, por la neutralización del fondo blanco bri-
llante y por la luz que viene del piso del caracol, una abstracción de tiempo en la que nues-
tra percepción se detiene. Para los ojos la fruición y deleite en la intrincada y armoniosa
forma de la espiral ascendente. No bulle aquí ni la expectativa del pasado icónico ni de
su desenlace. Todo parece estar ahí. Es la estética de la imagen la que logra esta indiferen-
cia de tiempos que también operaba en los abstraccionismos. (Véase. 7. Bussolati, L. Sin
nombre, 20, de la serie Mandala, 2013). Pero si nos detenemos un poco, es posible minar
dicha estabilización y advertir la irresolución entre la patente pregnancia del objeto ante
los ojos, y todos los espectros de su precedencia, de su porvenir y de su eliminación. Con
ella regresamos a esta hojaldra de tiempos que no por invisible está inactiva. Es ante ella
que habríamos de recordar, ya sin la pregnancia emocional de las fotografías que concita-
ba Barthes, con su clara advertencia: la foto hace patente no lo que está-ahí, sino lo que
allí estuvo. Da nota de existencia de que el caracol yació ante la cámara, pero que dicho
acontecimiento se ha extinto. Pero la fuerza de esta clarificación proviene, en mi opinión,
de emprender una interpretación alterna a la del propio Barthes. No solo el testimonio de
realidad de lo acontecido, sino la posibilidad de la fotografía para advertirnos la fragilidad
del presente. En el fondo la debilidad de la presencia del presente. Porque cada fotografía,
incluso la más abstracta, adhiere a su presente-captura, un pasado, una huella de otros
presentes posibles, una anticipación sin la cual sería ilegible, un transcurrir, una posterio-
ridad que la reescribe, en fin un devenir ineluctable. Recordar ante ella que es extinción
de lo visible, es a la vez, apreciar el espectáculo de su figuración, y advertir su inanidad,
su vacío. Nunca es puro presente-pasado. Porque ese presente pasado fue montado en un
pasado anterior y porque se extinguirá en el futuro pasado. Del otro lado, en la experiencia
de quien la ve, trátese del abstraído caracol o de la intimidante marca de las desgarraduras
en la pared, nunca nuestra visión es el instante impávido de encarar una imagen atómica,
monádica. La fotografía, dijimos, se halla en una relación de miradas que continuamente
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
se fijan y se liberan, de diálogos entre miradas que propiamente no concluyen. Hay una
especie de juego abierto del torrente de las miradas que la fotografía emprende. En el
instante presente en que veo la fotografía (o incluso en el que la tomo), están activos otros
presentes, infinitos pasados, de los que no puedo dar cuenta, y que así vistas las cosas, no
son vivencias acaecidas y selladas, porque sin ellas no tendría percepción, ni valoración, ni
imaginación ante la imagen. Esta complejidad enfática de la foto de ser una visión aquí, de
lo que fue allá, es quizás la gran problematización del aquí y del presente. La hermeneusis
del tiempo que la fotografía realiza, en mi opinión, lo que pone en juego es la dubitación,
la suspicacia de la estabilidad del presente, de sus demarcaciones, de su asequibilidad, de
su integridad. Nos muestra (en el sentido que Wittgenstein da al “mostrar”) que el presen-
te no está del todo aquí, y que el pasado no se ha ido totalmente. Nos muestra también que
aquí se teje la apreciación-apropiación futura, ya trazándose, y también ya trazada. Pero
no sólo eso, la fotografía señala que tampoco ese pretérito está sellado, que se alimenta de
la mirada que ahora tengo de él, que se interpreta justo en la narrativa que ahora procuro
darle y que siempre es tentativa, precaria, incompleta. De alguna forma la fotografía pro-
blematiza icónicamente la sospecha psicoanalítica ante el tiempo, ese despunte lúcido de
Freud al advertir que el inconsciente no organiza el pasado como lo hacen las institucio-
nes y la cultura, y que de alguna forma asedia e impregna todo lo presente. Un presente
atravesado, horadado, habitado por las ausencias. Pero también la hermeneusis fotográfica
del tiempo es una problematización icónica, que nos recuerda esa interferencia de Derrida
sobre Husserl al mostrar que el presente absoluto se deconstruye cuando reparamos en que
el presente solo es posible en la retención del pasado y que este pasado se define en una
inevitable protensión del futuro. La hermeneusis fotográfica del tiempo muestra así que el
presente no está absolutamente presente, así como la conciencia no está presente absolu-
tamente para sí misma. Lo hace en un bucle: al indicar que el pasado fotográfico, nunca es
solo pasado, como no lo es el presente, como no lo es el futuro.
dramática histórica y existencial que se da a diario, pero que nos resulta por lo general
imperceptible, hasta que la interpretación fotográfica de la vida nos la regresa. Las obras
de Doisneau en la ciudad de París, en la posguerra, tienen esa virtud de reunir el instante
adecuado, el gesto y el movimiento. La escénica, la histriónica, la coreografía aquí recupe-
radas, transducidas hacia la fotografía con la conquista de una suerte de narratividad, de
una diegética interior a la propia vida que el fotógrafo estaría hallando y haciendo visible.
Es difícil ver ahora estas fotografías de Doisneau y no hallar en ellas estos valores escénicos
fundamentales de la cotidianidad (Véase: 8. Doisneau, R. Les Freres, 1934).
Aunque no pretendo aquí abordar esta veta tan rica y diversa, hay que señalar que la
fotografía también establece figuraciones simbólicas, en diversos ámbitos de su compleja se-
miosis: en el arte y la publicidad, en la política y la historia, y en la dinámica íntima de los afec-
tos de las personas. Esto es así, porque los procesos intertextuales y la dinámica de circulación y
fruición de las fotografías se constituyen también en proceso de densificación de los sentidos y
las expectativas que ante la imagen de alguien se produce. En tanto que simbólica esa imagen
adquiere significaciones estéticas, políticas, antropológicas, históricas, psicoanalíticas. Su den-
sidad es su capacidad de articular/contener una hojaldra de sentidos y ristras de narrativas.
Los semiólogos llaman intersemiosis a las relaciones entre lenguajes, a los proce-
sos de traducción de textos de un lenguaje a otro y a los circuitos de circulación del sentido
entre sistemas semióticos diversos. Es constatable, sin duda, que los lenguajes se articulan
en la producción de textos complejos, o, en otros términos, que no hay pureza del texto en
el sentido en que previamente señalé respecto a la fotografía. La relación entrañable de la
fotografía y la pintura opera en obras como la de Bacon, antes señalada, como necesidad
de resolver una conquista de mirada (Véase: 9. Bacon, F., Estudio después del retrato del Papa
Inocencio X, 1953 y 10. Velázquez, D., Retrato del Papa Inocencio X, 1650).
114 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
Bacon no usó la fotografía de Freud para pintar ninguno de los numerosos retra-
tos que le hiciera, más bien fue la fuente para un estudio de 1964 en el que se fusiona con
él en un autorretrato. En “Regrets” Jhons elabora una memoria compleja y triangulada
que lucha por pervivir en el límite de la desaparición: porque la pasión amorosa que Bacon
muestra con el autorretrato de su fusión con Freud, espejea en los “Lamentos” de Jhons la
relación que él mismo viviera con Robert Rauschenberg en la década de los cincuenta. La
apropiación de esta fotografía es un nudo de interpretación y sentido que da cuenta no solo
de las pruebas y experimentaciones con diversos materiales y técnicas, sino especialmente
una compleja meditación sobre la memoria y la muerte, ahora que han fallecido todos y
que figura aquí como ese cráneo enigmático que mira de frente y abre una zanja que devora
y redefine todo recuerdo. La foto-memoria, repetida y a la vez devorada por la muerte.
11. Deakin, J. Fotografía de Lucian Freud, 1964. 12. Jhons, J. Sin título, pieza de “Regrets”, 2013.
En todo caso lo que Danto destaca es una prfunda discontinuidad entre el arte mo-
derno y el arte contemporáneo, donde la clave de dicha cesura es la pérdida de la unidad
narrativa que subyacía a la producción artística y que permitía ligar una multiplicidad
de obras y artistas en un periodo extenso. En el esfuerzo de marcar el corte entre el arte
moderno y la tradición clásica y renacentista, Clement Greenberg identificó el subsuelo
de dichos relatos:
Desde Giotto a Coubert, la primera tarea del pintor había sido excavar una ilusión
de espacio tridimensional en una superficie plana. El observador miraba a través de esa
superficie como a través del proscenio de un escenario. La modernidad ha disminuido
la profundidad de ese escenario más y más hasta que hoy el telón de fondo ha llegado a
coincidir con el de delante, y éste es el único sobre el que hoy puede trabajar el pintor.
(Greenberg en Antich, 2008: 115).
Desde el Renacimiento, el arte clásico estaría guiado por este inmenso proyecto de
la representación como conquista de la transparencia, de la ilusión de espacio, de la nitidez
de los seres y los lugares. En contraste, el arte moderno se definiría por una disolución
cada vez más radical de la profundidad y de la mímesis. El arte moderno como ruina de
la representación. El relato subyacente es el de la visualidad pura, el de la conquista de la
inmanencia. Exploración, proyecto del lenguaje por sí mismo, sintaxis autónoma. El texto
es en sus superficies, es el devenir a la superficie (Gooding, 2001; Stangos, 1981). Pero
esta unidad también se resquebraja, la visualidad pura también se desgasta y se consume.
Los signos de su debilidad aparecen con el cansancio de la abstracción y la pérdida de los
bordes de la pintura. Entre los sesenta y setenta las cosas comienzan a pasar más allá de los
límites del marco e incluso más allá de los muros del museo. En el contexto del agota-
miento de este gran relato, se despliega la apropiación. Su territorio es el de la crisis mo-
derna, y en opinión de Danto, el de la desarticulación de cualquier narrativa. Al superar el
cuadro, al desbordar los márgenes de la pintura y los lindes del museo, se abre el campo de
los objetos del mundo, los lugares, los utensilios, los organismos naturales, las máquinas,
el propio cuerpo. Todo se vuelve material para la elaboración artística… incluso las obras
del pasado. Las obras de la historia del arte, los propios museos se convierten en materia
para el artista, que no tiene ya preocupación por las secuencias, las tradiciones o las escue-
116 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
las de dichas obras. El apropiacionismo aparece como señal clave de esta ruptura con los
relatos subyacentes y con la unidad institucional, simbólica, incluso política que ha impli-
cado la modernidad. Es el signo de esta lectura, porque al apropiar no sólo los objetos, sino
especialmente las imágenes, cualquier imagen de esa vasta y entreverada, múltiple y hete-
rogénea historia del arte (incluso, las icónicas de otros sistemas: la publicidad, la política,
los medios), los creadores se liberarían de la carga de la tradición y definirían su proyecto
en cualquier dirección posible, de tal forma que no hay un estilo, una narrativa, ni siquiera
un paradigma que los acopie. Mike Bidlo copia las figuras femeninas de los cuadros de
Picasso en 1987, como lo haría con Matisse, Kandinsky, Léger o Pollock. Incluso llega
solo a mostrar los cuadros de Piero de la Francesca, en un “traslado”. La apropiación es así
pura exhibición. El asunto aquí, es la apuesta estética y quizás política de que en ese gesto,
de la Francesca resulte, por el puro acto de Bidlo, integrado más en la órbita de Bárbara
Kruguer o Sherrie Levine que en la del Renacimiento, estableciendo así una especie de
ironía, una reticencia y una sorna a la propia taxonomía, al orden que subyace al sistema
del arte. Quizás el sentido más radical de deconstrucción de dicho orden ya lo había rea-
lizado Duchamp con el ready-made: la apropiación del útil, del objeto ordinario como la
rueda de bicicleta o el maletín, en el que no solo se trata del trabajo artístico en el que se
crea un sentido nuevo para el objeto, sino que ese sentido, al realizarse como apropiación,
pone dicho trabajo en un campo distinto al del gusto y todo su sistema artístico y estético.
crituras. Esa relación irreductible visibilizada por Bajtín y por Kristeva, desestabiliza las
delimitaciones del autor, lo hace poroso o múltiple, y en el fondo, como diría Borges refi-
riéndose al Borges público, incluso sus mejores obras ya no serían suyas “porque lo bueno
ya no es de nadie, ni siquiera del otro, sino del lenguaje o la tradición” (Borges, 1960).
Wermer Henze incorpora fragmentos wagnerianos enlazados con piezas de cinta magnéti-
ca y pasajes de piano. “Números” de Philipe Sollers es una singular novela compuesta de
fragmentos de Pascal, Wittgenstein, Nicolás de Cusa, Marx, vinculados con ideogramas
chinos, que no aparecen unidos en un tema, sino injertados, incrustados, de tal manera que
la línea de argumentación es como un cristal o un espejo roto, . Como si en ella se mostrara
el estado crudo (en el sentido de Lévi-Strauss) en que un texto, un pensamiento, está he-
cho de otros (Lévi-Strauss, 2015). Incluso Derrida retoma esta novela en el tercer artículo
de “La Diseminación”, recuperando los fragmentos de ese libro de fragmentos de Sollers,
interponiéndolos, incrustándolos con pensamientos de su primer y segundo artículos del
mismo libro “La farmacia de Platón” y “La sesión doble”… en un campo de citas que citan
citas, y en la que, en el vértigo, ya no es posible acceder a la cita primigenia (hasta que solo
quedan, “efectos de citas”). Se ha disuelto la expectativa y el principio del original, se ha
disuelto, en el sentido de Derrida, la expectativa incluso de que la firma del autor garantice
el cierre de la obra (Derrida, 2015). El instrumento imaginario de la firma de autor, como
mecanismo que permitiría garantizar institucionalmente el linde en que una obra conclu-
ye y en que se despliega una soberanía, es una empresa imposible.
APROPIACIÓN FOTOGRÁFICA
Pierre Menard descubre que ninguna obra es escrita por uno. Una obra proviene,
inevitablemente de otra, y la escritura es siempre nueva y a la vez anciente. Menard re-
nuncia a la novedad, porque sabe que ella es inaccesible, nada es ni será totalmente nuevo.
Entonces emprende un plan asombroso: busca hacer lo plenamente nuevo en la repetición
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LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
original. Hacer un original de la copia. Es decir, escribir de nuevo, sin copiar, sino hacien-
do nacer el texto nuevamente desde cero. Este esfuerzo hiperbólico, es la posibilidad para
la creatividad plena en un universo que ha comprendido la repetición del lenguaje: “Todo
hombre debe ser capaz de todas las ideas”. El trabajo de Menard no está nunca en el polo
del autor, no hay tal. No advertimos una soledad que emite una obra, una conciencia sufi-
ciente que hace nacer una idea. Menard crea cuando lee. Porque lee crea. Volver a escribir
el Quijote es un arte de leer. Leer es volver a escribir. José Emilio Pacheco decía “Si le
gustaron mis versos / qué más da que sean míos / de otros/ de nadie/ En realidad los versos
que leyó son de usted/ Usted, su autor, que los inventa al leerlos”.
Sherrie Levine fotografía las fotos de Walker Evans, y al exponerlas, o incluso solo
por la intensión del acto de re-fotografiarlas, expone la doble marca y con ello cuestiona
el principio de la autoría. Su movimiento, su re-fotografía es intensión contra-estética y
política, no solo contra la institución del autor y su mitología, sino en su expansión como
cultura archivística moderna, como museografía, sistema de galerías y modalidades expan-
sivas de aureatización para generar plusvalía simbólica y económica.
Pero, a su vez, el acto de Levine nos permite percatarnos de una cuestión capital,
que opera justo como revés de su propia estrategia estética y de toda esta rebelión esté-
tica, filosófica y política ante la mitología del original, de la presencia, de la firma y de
la propiedad. En tanto que mitología, persiste, como fuerza simbólica no obstante las
Derrida decía: no hay más que marca. Solo hay huella, no hay original que produzca
la marca. La estrategia poético-deconstructiva de la apropiación estética buscaría mostrar
este vértigo de huellas de huellas, sin origen. El problema es esta suerte de mecanismo poéti-
co-metafísico, este mecanismo estético-institucional que termina por hieratizar aquello que
procura romperlo. Precisamente, la fuerza del rompimiento de la institución estética se con-
vierte en principio de reificación de la institución que procura romper: porque pone la ori-
ginalidad ya no en la obra, sino en el movimiento de apropiación de la obra: Sanctum-Levine.
Una estrategia, aunque parcial, para encarar este vértigo, sería la de oponer al impul-
so apropiador, una tentativa, una fuerza de desapropiación, o de expropiación. Si lo que se
plantea es minar la privacidad del texto, poco se hace cuando al tomarlo, opera una nueva
captura. Como en el acto casi pueril de decir: ya no es de Evans, ahora es mío. Pero es im-
posible apropiar el texto sin expropiarlo. La apropiación-expropiadora constituye una acción
ante las reglas y el sistema que detenta la lógica de propiedad. La expropiación tendrá que
regresarse sobre el propio gesto de expropiación. No podemos pretender apropiar sin que
nuestro propio movimiento sea, a su vez, apropiado por otros, sin que se abra a la dinámica
inevitable de apropiaciones/expropiaciones que describe el sentido. La estética es política.
CONCLUSIONES
120 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Bazin, A. (2008) ¿Qué es el cine?. Madrid: RIALP.
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Benjamin, W. (1973) “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” en Discursos
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Benjamin, W. (1999) The Arcades Project. Cambridge Mass: Harvard University Press.
REFERENCIAS ICÓNICAS
122 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA FOTOGRAFÍA COMO EXISTENCIA: APROPIACIÓN Y REINTERPRETACIÓN FOTOGRÁFICA
NOTAS
1. Se perfila aquí una ruta posible para la semiología de la fotografía. Dado que en toda imagen se
reúnen el tiempo y la mirada, la singularidad de la fotografía sería la de dar cuenta del tiempo de
la desaparición. Bazin mostró que no es idéntico el estatuto del cine; y la televisión o el streaming
están más bien en un tiempo simultáneo (el presente de la emisión, la descarga y la visualización).
La fotografía es en cambio, el tiempo extinto, el acontecimiento horadado.
2. La reticencia de lo invisible es probablemente la materia fundamental de las artes visuales: aquello
a lo que la mirada no accede, aquello que la reta y la fuerza a extenderse, a redefinirse. El artista
visual trabaja con lo invisible, busca una manera de darle lugar, de abrirlo. Es una tarea de fracasos y
conquistas, de aperturas y cierres. Quizás la ontología del arte de Heidegger apuntó a esta condición
mediante las nociones de “mundo” y “tierra”, con lo que daba cuenta de la lucha que se concita en la
obra como tensión entre el “cierre” de la obra y el esfuerzo, el trabajo tozudo de darle curso y “abrir-
la”. La “tierra”, la condición matérica de la obra, es centrípeta, impenetrable, muda (Heidegger,
2006). En las artes visuales la tierra es probablemente esa invisibilidad, que el mundo-visión procura
clarificar, abrir, dilucidar. El curso irreductible es entonces esa lucha perpetua, irrefrenable, entre la
visibilidad y su oclusión, entre la oclusión y su apertura.
3. La mirada de quien ve la foto, en algún punto, es también la mirada del fotógrafo. Casi siempre,
es la primera mirada que ve la foto. Así, desde este punto de vista, la mirada del fotógrafo se mira
a sí misma en su foto. Es una especie de automirarse, pero en su forma más radical: no aquel que se
mira a sí mismo, sino la mirada que se mira. Ni siquiera ante el espejo se produce esta experiencia
radical. Esto es así porque en la visión especular, la impronta de lo visto, tu propia figura, opera de
forma tan rotunda que la mirada-mirado queda ocluida. Más que mirar la mirada, verse al espejo es
un acto de mirarse. Al mirar la fotografía que ha producido, el fotógrafo encara su mirar. Pero hay
algo de otredad, de desdoblamiento en alteridad en este acto de ver la fotografía que has tomado. De
alguna manera la mirada que ve la fotografía es siempre otra que la mirada que la ha producido. El
fotógrafo como otro de sí mismo.
4. Retención imposible tanto al interior de la diégesis de la foto en cuestión-la mujer no repelerá la
tropa-; como en la condición técnica y semiótica de la imagen en general-la foto no logrará suspender
el tiempo-.
5. Mark Rothko llegó a decir que el arte que hacía junto con sus correligionarios “podría durar miles
de años”.
6. Pero también señalan el desbordamiento del cuadro. Las pinturas de Ryman están en relación
estrecha con la luz del ambiente, con los muros de piedra o madera en que se encuentran colocadas:
“la composición se extiende por el muro y se convierte en una parte de la pared… cuando quitas mis
pinturas de la pared pierden su existencia. La pintura necesita una pared para existir, ya que de otro
modo, no tienen sentido”. En esta dirección Ryman produce una pintura abstracta que elabora su
condición pragmática. Apunta a un horizonte estético de alta significatividad: la problematización
pragmática de la forma.
7. El maletín de Duchamp, referido previamente, exigiría así, como su lectura más consecuente,
aquella que lo saca del museo y lo vuelve a utilizar como maletín, o aquella que lo abre, para volver
a usar su cuero de cerdo en la producción de otra cosa, quizás un cinturón. Jugaría con las cosas
en él contenidas, por ejemplo, usaría las imágenes como estampitas para poner en la pared o en el
coche. Pero lo inverosímil de concretar esas posibilidades, no solo por la vigilancia y el control que
la galería Peggy Guggenheim hubiese puesto en 1941 cuando fue expuesta su Boite-en-valise, sino
también por el gesto cultural mismo de conservación, o porque la comunidad crítica, académica y
cultural (sea derridiana o no), reprobarían enfáticamente dicho acto. En el Valise la hierofanía del
objeto estético que Duchamp quería derrotar, no solo no fue derrotada, sino que atrapó al propio
valise con el cual se buscaba infligir la derrota.
124 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p125-133
SOBRE LA FOTOGRAFÍA Y EL CINE EN NUESTROS DÍAS: IMÁGENES LOGO-PÁTICAS, EMPÁTICAS E INDIFERENTES
A partir de cuatro imágenes fijas que han tenido una circulación masiva, el arti-
culo reflexiona sobre la condición ontológica de lo que es en nuestros días la fotografía y
el cine en términos de registros indiciales con gran poder retórico y evocativo. La idea es
desarrollar una explicación logopática sobre el modo en que estas imágenes producen un
pensamiento que es lógico y afectivo al activar una serie de efectos cognitivos de empatía
o indiferencia en la lectura de la fotografía y el cine en nuestros días.
From four images that have had a massive circulation, the article explains the
ontological condition of what photography and film are in our days in terms of indexical
registers with great rhetorical and evocative power. The purpose is to develop a logopathic
explanation about the way in which these images produce a thought that is logical and
affective on having activated a series of cognitive effects of empathy or indifference in the
reading of the photography and the cinema nowadays.
Key words: Photography, cinema, logopathic reason, empathic images and indif-
ferent images.
En los estudios de la fotografía y del cine, al ser dos expresiones culturales que la
humanidad produjo y vio nacer hace casi doscientos años, es común encontrarnos con expli-
caciones que pretenden dar cuenta de su condición ontológica.
¿Qué es la fotografía y qué es el cine? Son preguntas que han acompañado al desarrollo
conceptual, artístico y mediático de ambas expresiones. Pero conviene hacer una precisión al
cuestionamiento para no repetir lo que ya se sabe: ¿qué es la fotografía y el cine en una so-
ciedad familiarizadas con ellas? Una sociedad que las produce y consume en diversos medios
y ámbitos culturales.
Si sus usos, mediaciones e interacciones que propician son tan diversos, entonces
deberíamos hablar de una variedad de definiciones para la fotografía y el cine, sin embargo y
sin importar para qué se usen no hay manera de confundirlas ni entre ellas ni con otras formas
de expresión artística o mediática. La fotografía es y el cine también es “algo” para alguien
en una situación determinada; son inconfundibles independientemente de sus usos sociales.
En la literatura sobre el cine es común encontrar una relación obligada con la foto-
grafía debido a su origen compartido de imágenes fijas producidas a partir de procedimientos
óptico - químicos, característica tecnológica que les dio su principal identidad antes de los
procesos de digitalización y su consecuente manipulación mediante cualquier dispositivo
computacional.
Mientras que la fotografía es una imagen fija que congela el tiempo y el espacio en un
soporte que permanece y registra, el cine es una sucesión de esas imágenes fijas que dan sen-
sación de movimiento gracias a las particularidades de percepción del ojo y el procesamiento
que realiza el cerebro humano.
En este sentido, la fotografía y el cine tienen como punto común y definitorio el ser
dos tecnologías que registran la luz que reflejan objetos y personas, de lo que comúnmente
llamamos realidad sensible. Son tecnologías de registro de lo que se puede tocar y ver con
los sentidos fisiológicos y procesados culturalmente por los individuos. De ahí que suelan
confundirse las imágenes fotográficas y cinematográficas con la realidad sensible: “es como
estar ahí”; “es un reflejo de la realidad”; “es igual a lo que vi”; “son testimonios de nuestra
época”. Éstas son expresiones perceptuales y culturales que a lo largo de casi dos siglos nos
hemos empeñado en confundir con la realidad sensible, esa realidad concreta y sesgada que
proviene de los sentidos.
126 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
SOBRE LA FOTOGRAFÍA Y EL CINE EN NUESTROS DÍAS: IMÁGENES LOGO-PÁTICAS, EMPÁTICAS E INDIFERENTES
origen común de tipo sensible y tecnológico, podemos evitar aquellas explicaciones que
ven en la fotografía y en el cine sólo mediaciones culturales y construcciones ideológicas
de la imagen.
Lo cierto es que la irrupción de estas máquinas es más profunda, pues fueron real-
mente los inventos ópticos, químicos y mecánicos, provenientes de la experimentación
científica los que produjeron el rompimiento entre cuerpo y mente del artista. La ciencia
invadió al arte, por decirlo de alguna manera, con lo que democratizó la producción y
consumo de imágenes y su rápida expansión. Estas tecnologías, primero pensadas para el
estudio del registro y movimiento, a la vez que escindían el cuerpo del artista, también
lograban reproducir con gran fidelidad el modo en que los humanos vemos el mundo.
Ambos medios inauguran regímenes escópicos que superan, ahora sí, su condi-
ción de máquinas de registro de la luz y del flujo de la vida. Estos regímenes evocan el
potencial comunicativo de la fotografía y el cine para generar ideas, conceptos, emocio-
nes, e incluso, argumentos sobre el devenir del hombre y el modo en que se transforma
a partir de la difusión masiva de imágenes fotográficas y cinematográficas. En suma, la
imagen existe en relación con lo que sus usuarios esperan de ella, es decir, documenta,
ficcionaliza, oprime, libera, engaña o hace reflexionar.
Nilüfer Demir tomó la fotografía (imagen 1) y el grito del cuerpo tirado de Aylan
Kurdi fue escuchado literalmente por la humanidad. Dirigentes de las potencias econó-
micas europeas expresaron su indignación e iniciaron las negociaciones para que otras
personas de todas las edades lograran lo que Aylan no pudo: refugio en otro país. ¿Puede
una imagen cambiarnos, transformar ciertas realidades o crear conciencia en aquellos indi-
viduos que reproducen un sistema económico y político que segrega y expulsa?
128 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
SOBRE LA FOTOGRAFÍA Y EL CINE EN NUESTROS DÍAS: IMÁGENES LOGO-PÁTICAS, EMPÁTICAS E INDIFERENTES
Michele McNally, presidenta del jurado de World Press Photo 2014, justificó así
el primer premio:
“La fotografía ganadora del World Press Photo 2014 es una mirada íntima
a una pareja gay en San Petersburgo, Rusia. Es amable y estética sin embargo,
produce su impacto y resulta memorable. Esta forma de narración visual requiere
paciencia. Compartir un momento tan íntimo como este requiere confianza. Lidiar
con una situación de este tipo también puede resultar complejo y difícil, cuando a
las personas que se ha retratado sufren acoso y persecución por el amor que com-
parten (…).
“Las minorías sexuales sufren discriminación, tanto legal como social, no
sólo en Rusia, sino en todo el mundo. La imagen es potente, pero su fuerza radica
en su sutileza. Es universalmente humana. Es emocional. Causa impacto. Inicia
un diálogo.
“Cuando se dio a conocer la imagen ganadora, fluyeron muchas lágrimas.
Si una imagen es capaz de hacer llorar a la gente, es extraordinaria. Esta imagen
es capaz de ello, y esto es lo bueno de ella” (Cédula de bienvenida a la exposición.
Museo Franz Meyer, septiembre 2015, México, D.F.).
Imagen 4. Jon and Alex, Temas contemporáneos, primer premio a fotografía individual. World Press Photo. https://www.
worldpressphoto.org/collection/photo/2015/contemporary-issues/mads-nissen, recuperado en septiembre de 2015.
130 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
SOBRE LA FOTOGRAFÍA Y EL CINE EN NUESTROS DÍAS: IMÁGENES LOGO-PÁTICAS, EMPÁTICAS E INDIFERENTES
La empatía cultural también explica por qué las fotografías de filiación de los 43
estudiantes desaparecidos que representan su adscripción como alumnos de una normal
rural han producido efectos logopáticos en estudiantes de ciudades grandes y medianas
de México, quienes marchan, se indignan y actúan políticamente. Sin embargo, no hay
muestras de esta empatía cuando los padres de estos jóvenes se refieren a ellos mismos
como pobres e indígenas. La empatía cultura se generó, en este caso, por los valores que la
sociedad atribuye a un estudiante, y como tal son representados en imágenes fotográficas,
pero no por ser una minoría históricamente vulnerable y marginada.
diariamente en soportes impresos, electrónicos y digitales que no significan algo para al-
guien, que no son dignas de prestar afecto ni razón. La pregunta es ¿por qué?
Pese a estos fracasos políticos, la fotografía y el cine son industrias culturales que
abren puertas a realidades ajenas, a la imaginación sin límites (si se puede pensar, se puede
representar en imagen), a la experiencia logopática en la que las imágenes nos impactan
azarosa y cognitivamente para entender algo más de nuestro entorno o de nosotros mismos
como parte de un tiempo y espacio cultural.
En ambos casos nos acercamos a un discurso motivado, como afirma Bill Nichols
para el documental (2001), por la “epistefilia”, es decir, el deseo y necesidad de conocer
gracias a las fotografías y las películas. Ese conocimiento racional y emotivo va de la gene-
ración de nuevo conocimiento hasta la indiferencia, pasando por la indignación repentina
de lo que ya sabemos pero que al verlo de otro modo y en otro contexto, adquiere resig-
nificaciones que actualizan no sólo temas o acontecimientos, sino también la pregunta
ontológica: ¿qué es la fotografía y el cine en la actualidad?
3. CONCLUSIONES
132 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
SOBRE LA FOTOGRAFÍA Y EL CINE EN NUESTROS DÍAS: IMÁGENES LOGO-PÁTICAS, EMPÁTICAS E INDIFERENTES
NOTAS
1. “Saber algo, desde el punto de vista logopático, no consiste solamente en tener ‘informaciones’,
sino también en haberse abierto a cierto tipo de experiencia, y en haber aceptado dejarse afectar por
alguna cosa desde dentro de ella misma, en una experiencia vivida” (Cabrera, 1999: 19).
2. La definición del Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia de la Lengua es muy
preciso al respecto: Empatía. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo
de otro. En los términos aquí desarrollados, la empatía es una posible forma de la razón logopática.
3. Véase la conferencia completa en https://www.youtube.com/watch?v=CTx6p7V47NI.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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tor), International Handbook of Semiotics. Spriger. Toronto
134 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p135-153
LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
Youngblood, Aristóteles y
Muybridge: la Imagen Expandida
como un fenómeno poliédrico /
Youngblood, Aristoteles and
Muybridge: the Expanded Image as an
polyhedral phenomenon.
Óscar Colorado Nates
(pág 135 - pág 153)
Gerardo Suter applies the idea of the expanded cinema of Youngblood to the image
in general to the photographic one. The need to investigate more deeply the origin of this
concept has been the factor to approach this topic to be able to understand the contempo-
rary phenomena of the image in multiple platforms and as a phenomenon of widening in
the current possibilities of the image.
1. INTRODUCCION
La década de 1960 estuvo marcada por un cambio radical en todos los ámbitos:
sociales, culturales, tecnológicos y, desde luego, artísticos. La imagen comenzó una de sus
transformaciones más sustanciales de su historia: La fotografía había llegado al posmoder-
nismo, la imagen televisiva era un fenómeno de masas plenamente afincado, el cine contaba
ya con un lenguaje y gramática propios y las producciones cinematográficas mudaban de la
pantalla grande al cinescopio de rayos catódicos; la tecnología ofrecía nuevas posibilidades
en los albores de lo digital2 para la imagen tanto fija como en movimiento. Mutaciones que
involucraron a una cultura “post- beat”, la revolución sexual, una nueva conciencia ecológica,
la psicología y el uso de drogas (principalmente el LSD) (Metzner, 2009).
Todo este contexto constituyó un terreno fértil para iniciar una segunda vanguar-
dia artística donde se retomaría el arte conceptual iniciado por Marcel Duchamp. La pri-
mera vanguardia había sido fruto del modernismo, pero en la década de 1960 se abre el
postmodernismo y con él todo un conjunto renovado de prácticas artísticas enriquecidas y
complejizadas. Del happening a la performance o la instalación, el arte se convierte en un
instrumento para reflexionarse a sí mismo.
“¿Muere nuestro ojo? ¿O, simplemente, no sabes cómo observar y ver más
lejos? La experiencia del LSD nos muestra que el ojo puede expandirse, ver más de
lo que usualmente logramos. [...] Hay muchos medios para liberar el ojo. Tiene
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
más que ver con el quitar los bloqueos psicológicos que en cambiar al ojo mismo.
Nunca vemos a una pantalla directamente; nos separa el océano de nuestras inhibi-
ciones y “conocimiento”. [...] Como dice el profesor Osster [...] «El ojo está inhibi-
do. En algunas culturas más que en otras [...] nuestra cultura práctica ha reducido
nuestra visión.»” (Mekas, 2016).
Gene Youngblood, académico del California Institute of the Arts, inventa el térmi-
no Cine Expandido (Expanded Cinema) en su libro del mismo nombre de 1966. En este
texto, su autor intelectual ofrece una nueva forma de hacer, entender y analizar al cine.
Reflexiona acerca de conceptos tales como la sinestesia, la intermedia y el papel del artista
como ecologista, las posibilidades del cine holográfico, el reconocimiento de la televisión
como un medio creativo y el cine cibernético. Iniciador de una corriente que tuvo un eco
importante, no se trató, exclusivamente, de un modo particular de hacer cine, sino de una
actitud para explorar distintas direcciones que incluían la experimentación en el vehículo
mismo de proyección hasta la inclusión de imágenes generadas por computadora y el en-
trecruce cine/televisión Rena, 1967).
Ya en 1921 Nicolaus Beaudin hablaba de una poesía poli-nivel que utilizaba como
vehículos artísticos las imágenes, pero también los sonidos y olores (Export, 2003) Por su
parte, el vanguardista húngaro László Moholy- Nagy es otro experimentador importante
que indagaba en el uso de proyectores, dispositivos diversos y la posibilidad de proyectar
imágenes en el aire en la niebla y otras nubes gaseosas (Export, 2003).
La reflexión que despierta el Cine Expandido gravita entre los elementos materiales
(corpóreos) del arte y los más inmateriales y difusos; el séptimo arte se convierte en un arte
performativo no por lo que contiene en su interior (llamémosle la performance diegética)
sino por el hecho mismo de la proyección, es decir, la interacción entre materialidad,
pantalla e imagen (Hatfield, 2004). El Cine Expandido, en este sentido, problematiza los
principios más básicos de mostración, como la proyección e, incluso, la lámpara desnuda
(Monoskop, 1996). El acto de proyectar la película a un público se convierte en un hecho
artístico, un suceso performático, en sí mismo más allá de la diégesis.
Por su parte, en Inglaterra se da -hacia 1970- un debate teórico respecto del cine, la
vanguardia y la política. Se trata de una activación de la conciencia auténtica y provocada,
que involucra –de manera explícita- la participación del espectador integrándolo en el
proceso de significación (McIntyre, 2008), tal como lo comentamos anteriormente.
Youngblood explica sobre su concepto del Cine Expandido como un fenómeno que
constituye manifestación de conciencia que habita y vive en una Red Intermedial. Así, el
diálogo que ocurre entre cine y televisión, es concebido por este autor como “...el sistema
nervioso de la humanidad” (Youngblood, 1970, 41). De modo que, para Youngblood, lo
expandido no es una mera estrategia para dotar al cine de un adjetivo novedoso, sino más
bien una manera de vivir y entender las relaciones intermediales que se dan en un ecosis-
tema visual, integrado por una red de entes culturales vivos que se afectan mutuamente,
muchas veces de manera simbiótica. No es extraño, entonces, que en aquel momento se
entendiera un nuevo papel del artista ahora como ecologista.
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
3. LA IMAGEN EXPANDIDA
Desde luego, la imagen ha transitado del libro, la revista, el cine o incluso la tele-
visión a los lugares más insospechados: desde virtuales pokemones en realidades aumen-
tadas pasando por anuncios luminosos a lo Blade Runner. Los dispositivos de visionado
ofrecen un sentido re- significado. Ya no se trata de la imagen como entidad aislada, sino
del choque, la colisión (que menciona tan atinadamente Suter (Suter, 2010:115) que se da
con el entorno de visionado: la misma imagen tendrá lecturas totalmente distintas si se
la mira en un museo, una portada de revista del corazón o un parabús. La imagen no vive
por sí misma, sino que vive en un entorno, en un contexto que lo mismo es cultural que
cronológico y geográfico.
Hoy la imagen, en sentido lato, expandida se inscribe en una nueva lógica de apli-
cación donde se funde lo estético y cultural con lo forense y administrativo, lo político y
psicológico, lo policial y lo cultural... No olvidemos el ejemplo claro que ofrece el trabajo
de Joachim Schmid ( 2018), reflexión originada en 2010 cuando la policía de Los Ángeles
puso a disposición pública un conjunto de fotografías encontradas en el domicilio de un
presunto sospechoso de asesinatos múltiples con la intención de identificar a posibles vícti-
mas y tratar de confrontarla con los registros de mujeres desaparecidas. Schmid lo convier-
te en un ejercicio publicado y puesto en muro en el que el desconocimiento del contexto
horroriza aún más que cualquier fotografía explícita: no se sabe si las mujeres que se ven
fueron posteriormente ultrajadas o asesinadas, si las que lucen con los ojos cerrados están
vivas o muertas. Es un claro ejemplo del entrecruce de lo policial/forense con la creación
artística contemporánea.
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
observado. La imagen genera una sensación, como dice Hueding, un afecto en el destinata-
rio. Si bien el arte conceptual ha privilegiado de una u otra manera a la razón, también es
cierto que el arte es indisociable del Pathos. Así, la Imagen Expandida ha de comprenderse
en cuanto a los movimientos del ánimo que provoca.
Hoy no solamente se trata de crear obras de arte, sino de diseñar auténticas cone-
xiones funcionales entre sistemas (narrativos, artísticos, creadores o receptores) que inda-
gan, problematizan y buscan provocar la reflexión sobre los contextos sociales e históricos,
la tecnología y el arte, la interacción, el diálogo, el espacio, el tiempo (Piedrahita, 2015).
En esta generación de conexiones, que Piedrahita reconoce como interfaces (Piedrahita,
2015) se trabaja con dispositivos como los montajes en sus diferentes expresiones (fijas o
en movimiento), la instalación, el happening, la performance, el video. Son instrumentos
que reflexionan, y buscan provocar la consideración sobre el discurso, el propio soporte,
la potencialidad en la distribución/exhibición. Hoy como nunca, existe una hibridación
estética, conceptual, tecnológica, de ecosistemas, redes sociales, interfaces y aplicaciones.
Traemos a cuento este trabajo crucial porque estas fotografías han servido como
germen que resulta un buen ejemplo de las posibilidades que ofrece la conceptualización
de la Imagen Expandida. Si bien Muybridge había pensado en una imagen de carácter
más bien científico y, desde luego fija, pronto se le aplicaron los principios del praxinos-
copio y el zoótropo, dispositivos inventados por Émile Reynaud, considerado el padre
de la animación (Ballarin, 2011: 13).
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
Fig. 1 Fotograma del video Race Horse First Film Ever 1878 Eadweard Muybridge. Silentfilmhose, 2001. https://www.
youtube.com/watch?v=IEqccPhsqgA
Edward Rose y Nick Reynolds se apropian de las fotografías de Muybridge (no so-
lamente las del galope) y las ensamblan en un conjunto de acoples que expanden la anima-
ción. En Eadweard Muybridge Movement Four (Rose, 2012) es digno de notar el manejo
reticular (al estilo de Bernard y Hila Becher) pero también con una cierta intertextualidad
con la poli- pantalla de Napoleón.
Fig. 2 Fotograma del video Eadweard Muybridge Movement Four. Rose & Reynolds, 2010. https://www.youtube.
com/watch?v=I6fmqT02mEY
Fig. 3 Fotograma del video Eadweard Muybridge... Clara Rockmore – Summertime. Violadecriptata, 2013. https://
www.youtube.com/watch?v=IVAWs0I8LAE
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Fig. 5 Fotograma del video MUYBRIDGE Revisited. George Snow, 2008. https://vimeo.com/2206638
Fig. 7 Fotograma del video Mybridge Projections. Thomas Hicks et al., 2008. https://www.youtube.com/
watch?v=fi66NV6WpFE
En esta selección de imagen expandida no puede faltar, desde luego, una animación
3D (Zhao, 2012) realizada a partir de la re-creación de Wen Zhao de las fotografías de
Muybridge. Digno de mención es el alejamiento visual del referente, pero la gran cercanía
conceptual.
Fig. 8 Fotograma del video Horse galloping 3D animation - The Muybridge Project - Plate 625. Wen Zhao, 2012.
https://www.youtube.com/watch?v=wblSJDJa3e4
Mencionamos antes que la Imagen Expandida es también una reflexión sobre los
medios y los soportes. Este trabajo de arte cinético realizado por el artista Art Lucs (Lucs,
2015) nos muestra una variación en las imágenes de Muybridge en un dispositivo mecá-
nico totalmente diverso de la fotografía o el soporte en video.
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
Fig 9. Fotograma del video Kinoptic machine. Art Lucs, 2015. https://www.youtube.com/watch?v=gIpeGLQky4o
Fig. 10 Fotograma del video kinoptic horse in studio. Art Lucs, 2015. https://www.youtube.com/
watch?v=bnXQr9Windc&index=3&list= PL-FkcJ3weMPG3pZvO9iPz0bkMe9MDH6NA
Fig. 11 Fotograma del video Prophilograph (after Muybridge). Pablo García, 2013. https://vimeo.com/57607129
Con motivo del 101Fest se realizó un proyecto inédito: con la colaboración de tec-
nología francesa y choferes de Uber, se proyectó la imagen en movimiento de Muybridge
por medio de mapping proyectado sobre las calles del mismo lugar en el que se realizaron
las primeras imágenes comisionadas por Leland Stanford en Palo Alto.
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Fig. 12 Fotograma del video PAIFF 2012 Festival Trailer - Tribute to Eadweard Muybridge: The Man Who Made
Pictures Move. 101Fest, 2012. https://vimeo.com/48018454
En un giro “retro”, la artista Shreyasi Kar (Kar, 2012) recrea la animación del
galope, pero en cianotipo.
Fig. 13 Fotograma del video Tribute to Muybridge. Shreyasi Kar, 2012. https://vimeo.com/27146761
Fig. 14 Fotograma del video Galloping horse features in first cloud movie. New Scientist, 2015.
https://www.youtube.com/watch?v=FspFOdR9vjE
4. A MANERA DE CONCLUSIÓN
NOTAS
1. Como los medios de distribución, producción artística, imbricación del observador en el trabajo
artísticos, entre muchos otros tópicos contemporáneos.
2 Los cambios tecnológicos en el terreno de lo digital fueron propulsados en buena medida por la
carrera aeroespacial, como es el caso de la digitalización de imágenes obtenidas con una cámara de
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
televisión Vidicon de la nave “Ranger 7” con transmisión a la Tierra, o la primera foto electrónica
desde Marte recibid en el Jet Propulsion Lab de la Nasa recibidas desde las vídeo cámaras del Ma-
riner IV en 1964. Tampoco debe olvidarse que Frederic C. Billingsley utiliza en 1965 por primera
vez el término “píxel” para describir los elementos de una imagen de video. Ese mismo año Sony
presenta la primera video - grabadora y reproductora de video (La CV- 2000) aparejada de la primera
videocámara casera (la CVC-2000). Cfr. Colorado Nates Óscar. “Historia de la fotografía.” http://
www.tiki- toki.com/timeline/entry/332582/Historia-de-la-Fotografa/
3 Resulta curioso que, para reflexionar sobre un tema tan posmoderno, Higgins utilice la herramien-
ta típica del modernismo y las vanguardias en este Statement on Intermedia que es un manifiesto.
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LA IMAGEN EXPANDIDA COMO UN FENÓMENO POLIÉDRICO: YOUNGBLOOD, ARISTÓTELES Y MUYBRIDGE
154 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p155-166
CIUDADES VISIBLES: ESTÉTICA Y TEMÁTICA DE LAS REPRESENTACIONES URBANAS EN INSTAGRAM
Los contenidos generados por los usuarios en las redes sociales presentan nuevas
oportunidades y retos para el análisis de representaciones. Este trabajo explora un modo
posible de abordaje de las representaciones visuales publicadas en Instagram. Su objeto
de estudio es la fotografía compartida de temática urbana. Para ellos nos centramos en las
ciudades de Buenos Aires, México y Madrid, indagando acerca de los patrones estéticos y
temáticos que emergen del corpus estudiado. A fin de resolver las preguntas de investiga-
ción se emplean herramientas metodológicas basadas en uso de software de procesamiento
de imágenes, el cual genera visualizaciones que luego podrán ser interpretadas.
User generated content in social networks presents new opportunities and cha-
llenges for the analysis of visual representations. This work explores a possible way of
approach to the visual representations published in photographic social networks. Its ob-
ject is the shared photography in Instagram of urban theme. For them we focus on the
cities of Buenos Aires, Mexico and Madrid, inquiring about the aesthetic and thematic
patterns that emerge from the studied corpus. In order to solve the research questions, we
use methodological tools based on the use of image processing software, which generates
visualizations that can then be interpreted.
156 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (julio - diciembre 2018)
CIUDADES VISIBLES: ESTÉTICA Y TEMÁTICA DE LAS REPRESENTACIONES URBANAS EN INSTAGRAM
Desde que autores de gran importancia para el estudio de los medios contemporá-
neos de comunicación como Jenkins (2006), y Manovich (2009,2012) han teorizado sobre
el rol de las audiencias participativas y convergentes en los medios digitales, podemos
señalar que las prácticas que los usuarios llevan a cabo en las redes sociales forman parte de
la cultura actual. En una primera etapa en la que estas prácticas han sido abordadas por la
investigación de medios con metodologías cualitativas y etnográficas.
Pero desde hace una década otros enfoques metodológicos que tienen en cuenta
tanto la gran escala de las producciones de usuarios finales en las redes sociales como su
lugar en la producción cultural contemporánea comienzan a analizarlas incluyendo no so-
lamente su significación, sino también su producción dinámica, constante, e ingente. Así,
las perspectivas conocidas como “Analítica cultural” (Manovich, 2007) y “Humanidades
digitales” (Berry, 2011) desarrolladas en el ámbito de las humanidades y los estudios de la
cultura buscan integrar estos importantes aspectos de las producciones digitales a partir de
la incorporación intensiva de herramientas informáticas en la producción de conocimiento
humanístico y social.
Recolectamos los datos de dos modos: para bajar las imágenes usamos una apli-
cación desarrollada por terceros denominada Instaport , y para obtener un conjunto de
metadatos hicimos consultas a la API de Instagram. En una segunda etapa procesamos las
imágenes con Image- J, un programa de procesamiento, análisis y visualización de datos
disponible públicamente y desarrollado por el National Institute of Health de Estados
Unidos. Por último, en la tercera etapa realizamos algunas inferencias interpretativas aso-
ciadas a tales visualizaciones, que también presentamos en el próximo apartado.
LA FOTOGRAFÍA COMPARTIDA
Por su parte, para Brea (2007) la era digital representa un cambio en el régimen
escópico, es decir, en el modo de mirar, caracterizado por el valor gregario de la imagen. Si
la memoria de la imagen tradicional era de tipo archivística, y actuaba exteriorizando un
contenido que podría ser recuperado en el futuro, la memoria de imagen electrónica altera
la flecha del tiempo: no vuelve hacia el pasado, sino que se extiende hacia el futuro. Su fun-
ción no es de archivo, sino de proceso, su objetivo no es el de recuperar sino el de producir.
Una memoria de corto plazo, volátil. Una memoria RAM que no obstante con-
serva algunos rasgos del tipo de memoria inconsciente de la imagen fílmica en su carácter
fantasmal y de débil conexión con el real. Esta nueva forma de memoria dice Brea, afectará
tanto a las nuevas formas de economía capitalista como a su distribución social. La imagen
158 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (julio - diciembre 2018)
CIUDADES VISIBLES: ESTÉTICA Y TEMÁTICA DE LAS REPRESENTACIONES URBANAS EN INSTAGRAM
se vuelve parte del sistema productivo, posee un alto valor de sociabilidad, siendo utilizada
como parte del intercambio afectivo entre personas.
Los filtros de imagen, los hashtag o etiquetados para asociar las fotografías a espa-
cios compartidos de significación, y la posibilidad de geolocalizar las fotos son los valores
estéticos que diferencian a Instagram de otras redes sociales visuales (Streatfield, 2015).
Hochman y Manovich (2013) estudiaron la escala cromática de fotografías de ciudades en
relación a metadatos temporales y de geolocalización, obteniendo patrones relativos a los
momentos de publicación. Los autores sostienen en su artículo que las redes sociales pue-
den proveer una narrativa colectiva de las ciudades construida de “abajo hacia arriba”, de
modo dinámico, descentralizado y colaborativo, diferente a la ofrecida por Google Earth:
Es por eso que podemos decir que las fotografías etiquetadas con nombres de ciu-
dades añaden nuevos modos de percibir, narrar y describir las ciudades a los ya conocidos,
impulsados por entes gubernamentales o turísticos. Podemos afirmar que las ciudades se
construyen en Instagram en un relato colectivo, dinámico, cambiante y gigantesco que
pide un espacio en la cultura. ¿Pero cómo se puede leer esa historia?
Moretti (2015) denomina una lectura distante: un modo de acercamiento a los textos que
desplaza la mirada de lo cotidiano a la gran masa de los hechos.
Así como Moretti (2007) propone que la literatura puede ser interpretada a través
de mapas, gráficos y árboles, la analítica cultural propone que un conjunto grande de
imágenes puede ser leído combinando un conjunto amplio de recursos informáticos de
procesamiento y visualización de información con la intuición y el razonamiento humanos
para otorgar comprensión a información visual (Thomas y Cook, 2005).
Honorato, Cypriano, Goveia, & Carreira, (2014) afirman que el estudio del uso
del color devela más que información numérica. También puede iluminar aspectos visuales
o estilos, así como develar patrones o singularidades de cada dataset.
Con el fin de explorar la técnica propuesta por Hochman y Manovich (2013) y co-
menzar a comprender sus alcances y limitaciones, generamos un conjunto de visualizaciones
con el software Image Plot (Manovich, s/f). Su principal característica es que permite ordenar
una colección de imágenes en una sola visualización. El software mide los valores cromáticos
promedio de cada una de las fotografías y luego las ordena en un gráfico de coordenadas,
donde cada imagen se posiciona según su valor en cada escala. En este caso generamos una
visualización comparativa sobre un gráfico axial, donde el eje X muestra valores de brillo, y
el eje Y valores de saturación. Ese proceso dio como resultado el Montaje Nro. 1
160 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (julio - diciembre 2018)
CIUDADES VISIBLES: ESTÉTICA Y TEMÁTICA DE LAS REPRESENTACIONES URBANAS EN INSTAGRAM
Montaje Núm. 1. Fotografías ordenadas por valores promedio de brillo, eje horizontal, y promedio de saturación, eje
vertical. De izquierda a derecha, Buenos Aires, Madrid y México
- Primer sector, a la izquierda del gráfico, con poca cantidad de fotos de bajo brillo
y alta saturación, que corresponden a fotografías nocturnas.
- Segundo sector hacia el centro y la parte inferior de los gráficos de alto brillo pero
baja saturación, es decir baja media de RGB.
- Tercer sector, hacia el cuadrante derecho superior, de alto brillo y alta saturación,
es decir de fotografías coloridas.
- Cuarto sector, hacia el cuadrante derecho inferior, con altos valores de brillo y baja
saturación, es el cuadrante más lleno en los tres casos. ¿Qué podemos inferir
de estos patrones? Que las fotos nocturnas son pocas, que las fotos diurnas, de gran
componente de brillo y mediana de blancos son la mayoría, y que las fotos de alta
saturación y alto brillo son pocas en relación a este segundo conjunto. De los altos
valores de saturación y brillo podemos también inferir que en estas ciudades no se
usan demasiados filtros, o sea se sacan más fotografías “naturales”, o se usan filtros
de baja saturación y brillo.
¿Podría ser ésta una característica de estas tres ciudades? ¿Podría diferir de las ca-
racterísticas de imágenes de otras ciudades? Para relevar esta inferencia hicimos un mues-
treo sobre metadatos extraídos de la API de Instagram. Nuestro objetivo era saber en
qué medida se usan filtros sobre las fotografías etiquetadas con las tres ciudades que nos
interesan.
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CIUDADES VISIBLES: ESTÉTICA Y TEMÁTICA DE LAS REPRESENTACIONES URBANAS EN INSTAGRAM
- La lectura cercana de las imágenes permite catalogar los temas que para los usua-
rios forman parte de las ciudades. Éstos exceden los espacios y lugares, en tanto
también incluyen las personas, los sabores, la naturaleza y los usos publicitarios de
las imágenes.
NOTAS
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CIUDADES VISIBLES: ESTÉTICA Y TEMÁTICA DE LAS REPRESENTACIONES URBANAS EN INSTAGRAM
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de consulta: 29/08/2017
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166 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (julio - diciembre 2018)
http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p167-176
EL REFLEJO DE UNA REALIDAD HIPERCODIFICADA
Analize The last city of Pablo Ortiz Monasterio and Ricas y famosas od Daniela
Rossell, with a naked eye can be the antithesis about a city versus another, but both has
similarities and contrasts. This approach involves semiotics, photographic theory, images
studies and arts and society. Umberto Eco talks about hipercodified image, specifically
how the photographic image can communicate, provoke, incite, or create stories through
a coded semiotic system.
Este artículo fue referenciado por la Universidad Autónoma del Estado de Morelos
(14/12/2017) y por el ITESM (14/12/2017)
1. LA FOTOGRAFÍA SOCIAL
Abordar estas obras es hacer un viaje en el tiempo por la ciudad de México de los
años noventa hasta la de ahora para darnos cuenta de que casi nada ha cambiado y de que
esta ciudad puede ser también otra ciudad. Ortiz Monasterio nos hace notar que esas ca-
lles que albergan sus fotografías también pueden ser las de Bogotá, Quito, Lima, Buenos
Aires.Daniela Rossell, nos permite comprobar que esa asombrosa y extravagante sociedad
privilegiada puede compartir sus excesos con los de esa asombrosa y extravagante sociedad
privilegiada que también habita en Bogotá, Quito, Lima, Buenos Aires.
Con una intención crítica y lúdica, en la cultura mexicana han estado presentes
temáticas sobre la vida de las clases populares, medias y altas. Mayoritariamente se han
representado a los primeros grupos sin embargo, en el cine, la literatura, la pintura y la fo-
tografía también se revelan aspectos de la vida de los grupos privilegiados económicamen-
te, de manera irónica, develando su hábitat y costumbres; entre estas podemos destacar La
región más transparente (1958) de Carlos Fuentes, en el cine a El ángel exterminador (1962) de
Buñuel. Y vuelve a tomar fuerza a mediados de los años noventa un nuevo interés por darle
voz a las clases privilegiadas, pero ahora serán los ricos hablando de los ricos; un ejemplo
de aquello, dentro de la literatura, es Guadalupe Loaeza con novelas como Compro, luego
existo (1992) o Las yeguas finas (2003), hasta llegar a Daniella Rossell y sus Ricas y famosas
(1994).
2. EL IDIOLECTO
Umberto Eco desarrolló el término idiolecto, con mayor precisión, para referirse al
estilo que cada artista plasma en su obra pero con ciertos códigos que se rigen dentro de
él; llegó a ser muy específico cuando desarrolló el concepto de idiolecto estético, “para de-
signar la regla que rige todas las desviaciones del texto, el diagrama que las vuelve a todas
mutuamente funcionales” (Eco 2005: 380). Va más allá de una forma de hablar, un acento
o maneras de expresión; es el idiolecto de cada artista el que le otorga un sentido propio,
un significado específico y único a su obra, “su análisis está destinado a profundizarse de
lectura en lectura, y el proceso interpretativo adquiere el aspecto de una aproximación infi-
nita” (Eco 29005: 382).
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EL REFLEJO DE UNA REALIDAD HIPERCODIFICADA
nen la idea de que la fotografía no es ese reflejo fiel de la realidad, que va más allá de un
simple acto de exposición y que el destinatario tiene en sus manos el peso de la interpre-
tación: “mantiene en vilo entre información y redundancia, que me impulsa a preguntar
qué quiere decir, mientras, entre las brumas de la ambigüedad, entreveo algo que, en su
origen, dirige la descodificación, es una especie de mensaje que comienzo a examinar, para
ver cómo está hecho” (Eco 2005: 139).
3. SINTAGMA HIPERCODIFICADO
La percepción de una obra fotográfica no viene dada simplemente por los ele-
mentos visuales que la conforman sino por las relaciones que estos pueden crear con
respecto al factor contextual e interpretativo del receptor; sobre la imagen se proyectan
gustos, creencias, identificaciones propias, juicios; la unión de estos dos factores son los
que determinan el contexto en el que se produce la obra, un fenómeno importante para
entender cómo surge el sintagma hipercodificado. “El encuadre y el enfoque, el acento
que da el fotógrafo a los detalles de un objeto pueden modificar totalmente su aparien-
cia” (Sontag 1996: 87).
4. EL CONTEXTO
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EL REFLEJO DE UNA REALIDAD HIPERCODIFICADA
Las imágenes que proyecta la fotografía social tiene rezagos de género documental
porque todas documentan algo, remiten a algo; lo que marca la diferencia es la lectura que
hacemos de ellas, por tal motivo la fotografía social es el reflejo preciso de un fenómeno
social, un testimonio de una identidad que puede motivar, provocar, apelar; más que un
género es una condición para entender cómo llega a construirse este proceso dialéctico al
transgredir el lente de la cámara, su función es la de ofrecer lecturas y confrontarla
Comentó Pablo Ortiz Monasterio, en una entrevista hecha por Claudi Carreras, al
referirse a las conexiones entre fotografía y sociedad al afirmar que ésta “muestra no solo la
parte de la sociedad que posa para la cámara, sino también a través de los encuadres de lo
fotografiado, se permea una manera de mirar el mundo, marcada por la época y la cultura
de una sociedad específica” (Carreras 2007: 244).
Daniella Rossell, siguiendo este mismo tema y por la entrevistadora anterior, nos
dice que “no se puede pensar en una sin la otra […] Es una relación de interdependencia”
(Carreras 2007: 254).
El análisis de una obra fotográfica no se trata de decir qué es lo que piensa el artista
a la hora de abrir el obturador ni se puede adivinar la intencionalidad del fotógrafo y su
objeto, pero eso es lo que hay que indagar porque si solo se parte de sus características
artísticas quedaría muy superficial. Y es que más allá de pretender decir lo que significa o
lo que es –como ya lo explicó Eco en Los límites de la interpretación –“la función de la crítica
debiera consistir en mostrar cómo es lo que es” (Eco 2005: 37).
En referencia a Ricas y Famosas, Rossell confiesa que “la traición que sintieron
muchos de los que salieron en el libro tuvo que ver con verse como planos, sin todas sus
dimensiones. Me echaron mucho en cara que yo no hubiera fotografiado su lado noble o
las cosas buenas que hacen. O sea, que de pronto, hay como muchos malentendidos de lo
que hacen las fotos y lo que no hacen. Siento que también las fotos hicieron que muchos
de los participantes reflexionaran sobre el contexto dentro del cual ven las cosas, que era
algo en lo que no habían pensado. Sencillamente, no se imaginaban que si sacabas eso de
ese contexto y lo metías en otro… significaría otra cosa” (Carreras 2007: 256).
Con la obra de Rossell es como si –de pronto– la vida se nos pusiera irónica, y
la crudeza y la violencia se vieran reflejadas con un despiadado sentido artístico –no en
los rostros de un México pobre– en las multimillonarias mexicanas; fotografiadas en sus
excesos, hacen el ridículo en medio de sus excentricidades. Es, en palabras del historiador
Guillermo Tovar y Teresa, “un testimonio del estado de ensoñación diurna en que vive la
plutocracia mexicana, a través de expresiones kitsch”.
Está claro que Daniela Rossell, perteneciente a uno de los estratos sociales y po-
líticos más poderosos del país, se atrevió a desnudar –fotográficamente– a la gente de su
clase; abrió el lente y mostró sin tapujos a la oligarquía mexicana, de la cual forma parte.
Barry Schwabsky, quien presentó su libro en México asevera que la fotógrafa centra
su mirada “en su propia clase social: los oligarcas, cuyo poder económico y político man-
tienen a los humildes en su sitio. O no precisamente en los oligarcas en persona, sino en
aquellos que viven a su cargo, sus esposas y sus hijas…” (Schwabsky 2017: 81).
La propia autora jamás ha negado nada de esto, incluso en la misma entrevista que
mencioné anteriormente cuenta cómo surgió la idea de su libro. “Se me ocurrió caminando
un día por la colonia en que vivía. Pensé que era una forma muy eficaz para relacionarme con
familiares o amigos de esos familiares, en general para reencontrarme con un estrato social
dentro del cual crecí, y me sentía definitivamente muy incómoda” (Carreras 2007: 255).
Ricas y famosas fue una obra que desató polémicas, desde su primera publicación en
Estados Unidos, sus fotos no pasaron desapercibidas; sin embargo, fue hasta su lanzamien-
to en Madrid cuando empieza a despertar el interés de todos. Es el mexicano Juan Villoro
quien da el primer paso al publicar una crítica sobre su obra en el diario El País de España
al hablar de México y su historia; después lo hace Carlos Monsiváis para la revista Letras
libres; hasta que llega a México y el que toma la posta es el historiador Lorenzo Meyer para
ir tejiendo los hilos de todas esas historias reflejadas allí.
El libro empieza a pasar de uno a otro, al ser estudiado por historiadores, literatos,
críticos de arte; medios como Reforma, El Universal, La Jornada, El Heraldo, le dan espacios
interminables en sus páginas; incluso la revista Proceso hace todo un estudio del árbol ge-
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EL REFLEJO DE UNA REALIDAD HIPERCODIFICADA
nealógico de Daniela Rossell, para poder encontrar los genes que de ella habitan en cada
una de las ricas y famosas que aparecen en su libro. Siguiendo con la misma entrevista,
Rossell asegura que “por un lado pretendía simplemente hacer una observación social […]
justamente buscando el resultado opuesto” (Carreras 2007: 47). Y sí que lo logró.
En Ricas y famosas nos muestra las imágenes de una realidad seductora, encanta-
da, embelesada por colores radiantemente saturados –oponiéndose al claroscuro de Ortiz
Monasterio–, aquí la ciudad está embotellada en grandes mansiones, que salen a flote a
través de sus personajes (casi todas mujeres) solemnes, altivos que se hechizan alrededor
de objetos y accesorios que fungen de espectros de un espacio hermético; el espacio como
metáfora de lo impenetrable, donde el espectador irrumpe dentro de éste a través del lente
de la cámara. Ya lo decía Norbert Lechner: “Habitar las ciudades, se ha vuelto ‘aislar un
espacio propio’” (García Canclini, 1989: 47).
Y, al mismo tiempo, su trabajo nos provoca –a través de esas mismas luces que des-
puntan oropel– el asco de los excesos, la rabia por las diferencias sociales, el hastío del lujo
y el poder; porque, a diferencia de La última ciudad, las mujeres de Rossell son un reflejo de
la pasividad del que todo lo tiene, del que no necesita salir a buscar nada ni a detenerse por
nada; incluso, en una de las fotografías se encuentra Itatí Cantoral, sentada delante un re-
loj, como metáfora de ese tiempo congelado, de mujeres que parecen ser un maniquí para
promocionar marcas de ropa o un mero adorno que incita a soñar con espacios encapsula-
dos, decorados hasta en el último rincón, indicándonos qué comprar, o qué gustos seguir.
El crítico Walter Robinson apuntó que “Las fotografías a color de Daniela Rossell
de acaudaladas mujeres mexicanas en sus habitaciones amuebladas de manera kitsch mues-
tran los asombrosos niveles de vulgaridad que puede alcanzar el capital excesivo” (Robin-
son en Jáquez 2002: 8).
En su libro La sociedad del espectáculo, Guy Debord detalla con precisión el tiempo
en el cual nos desenvolvemos y parece que Rossell lo ejemplifica muy bien en Ricas y fa-
mosas al retratar la tesis del francés cuando afirma que “el espectáculo no es un conjunto
de imágenes, sino una relación social entre personas mediada por las imágenes” (Debord
2008, 37). Y es que, del mismo modo, Ricas y famosas nos remite a Sontag cuando afirma
en Ante el dolor de los demás que “para que las fotografías denuncien, y acaso alteren, una
conducta, han de conmocionar” (Sontag 2004: 21).
6. MULTISIGNIFICACIÓN
A Daniela Rossell le quedó muy claro este concepto, después del recibimiento que
generó su libro y llegó a la conclusión de que “la fotografía es muy traicionera” (Carreras
2007: 255); pero creo que esto va más allá de una traición artística, la fotografía es un
signo de recepción, como toda imagen en la que se compacta con la pragmática; está al
servicio de la comunicación, posee identificaciones e indicios cambiantes, es un entramado
de múltiples lecturas, de ambigüedades semánticas, de rasgos subjetivos.
Las fotos de Ortiz Monasterio –en cambio– se conectan con la memoria, son una
especie de postales que hacen parte de un relato que posibilita la imaginación, a veces carga-
das de nostalgia, otras fungen como un archivo de ese México que existe pero que a ratos se
olvida; estas fotografías rescatan del olvido a sus habitantes, la ciudad es el escenario donde
se presentan para revelar su identidad, aunque sea a través de conjeturas resultantes de cada
mirada. Y es que como señala el prólogo de La última ciudad: “por supuesto no excluye el
marco en el que transcurren veinte millones o más de existencias. Allí están las antenas de
televisión que hacen parte de la aldea global a nuestra aldea megapolitana y muestran los
espejismos del consumo a quienes nada tienen para alcanzarlos” (Ortiz Monasterio 1996: 5).
Estas imágenes demuestran que estamos inmersos en una sociedad que crece ver-
tiginosamente, que se expande sin límite y medida y que, sin embargo, se buscan formas
para no entrar en el anonimato. “La violencia y la inseguridad pública, la inabarcabilidad
de la ciudad [¿quién conoce todos los barrios de una capital?] llevan a buscar en la inti-
midad doméstica, en encuentros confiables, formas selectivas de sociabilidad. Los grupos
populares salen poco de sus espacios, periféricos o céntricos; los sectores medios y altos
multiplican las rejas en las ventanas, cierran y privatizan calles del barrio. A todos la radio
y la televisión, a algunos la computadora conectada a servicios básicos, les alcanzan el en-
tretenimiento a domicilio” (García Canclini 1989: 47).
Y es aquí donde se entrecruzan estas dos obras, donde se unen estas dos miradas
que no se miran, donde estas dos sociedades se desencuentran; porque las dos están inmer-
sas en el mismo espacio, en el mismo tiempo, donde convergen las diferencias. Daniela
Rossell es quien reafirma que esta otra realidad que ella fotografió “convive con la pobreza
que hay afuera, que están en la misma geografía” (Carreras 2007: 258).
Por tanto, la fotografía es un género mucho más complejo y polémico del que pare-
ce, que –aunque por muchos años fue considerada como un arte menor– cada vez más nos
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EL REFLEJO DE UNA REALIDAD HIPERCODIFICADA
demuestra la necesidad de ser estudiada en una sociedad que vive dentro de una avalancha
de imágenes; fue una especie de deconstrucción de la imagen para penetrar en la sociedad
y la mirada del hombre a través del arte. Porque las fotografías también están cargadas de
historias, también presentan atisbos de realidades que, más que proyectar, construyen y
perciben miradas:
Ese es precisamente el idiolecto que traté al inicio de este ensayo porque el estilo
de cada artista implica, también, una elección previa y subjetiva que va creando artificios
donde se construye el “’pecado original’ de la fotografía, el estigma de que un alma no nace
inocente” (Fontcuberta 2013: 27).
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REFERENCIAS DE INTERNET
ICONOGRAFÍA
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II. PUNTO DE VISTA
II. VIEWPOINTS
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http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p179-185
DEL INDEX A LA FICTIVITÉ EN LA IMAGEN DIGITAL
PD: Bueno esta pregunta presupone una visión de la historia de la fotografía con-
temporánea alrededor de la idea de que la fotografía ha cambiado; esta idea de transfor-
mación, propia a la fotografía, permanece desde hace aproximadamente 30 años y plantea
una pregunta: ¿por qué ha cambiado la fotografía?, ¿es necesario tirar a la basura la vieja
fotografía por una nueva forma de fotografía? Creo que las cosas no desaparecen y que no
estamos para nada en una posición de decir que porque lo digital ha llegado hay que tirar
todo a la basura y decir que ahora es completamente otra cosa.
Yo no estoy en esa postura, y de hecho nadie piensa ya de esa manera, eso era en los
80’s, cuando se tenía la idea de que la revolución digital traería consigo un cambio radical
y que no se podría hablar más de fotografía en un sentido clásico o tradicional y que era
necesario encontrar nuevas palabras para designar esa nueva práctica de imágenes que es
la fotografía digital.
PD: Para comenzar, considero que lo que no cambia y lo que practicamos todavía es
la fotografía como la practicábamos antes, es decir, que a nivel del acto de toma de imágenes,
tomamos todavía fotografías, ya sea que tengamos un rollo de 35 milímetros en nuestra cá-
mara o bien una cámara digital. Pero eso no cambia la práctica del acto en sí mismo.
Hay diferencias, no lo niego, pero siempre es una imagen vista. Entonces entre el
acto de toma de imágenes y el acto de visión, qué sucede, lo que cambia son evidentemente
las condiciones de fabricación, las condiciones de la existencia misma de la imagen y las
condiciones de la visión. Entonces abordemos las cosas en orden: a nivel del acto de la toma
de imágenes, ya sea que tengamos una cámara digital o una cámara fotográfica tradicional
tenemos siempre que encuadrar y presionar sobre un botón para constituir una imagen; eso
no ha cambiado, siempre encuadramos, pero sabemos muy bien que haciendo un encuadre
digital vamos a poder perfectamente volver a trabajarlo de diferentes maneras.
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DEL INDEX A LA FICTIVITÉ EN LA IMAGEN DIGITAL
para grabación sobre la película. Este principio teorizado por Barthes era el Ça a été (= Eso
ha sido). Una fotografía es algo que siempre nos dice que lo que yo veo en la imagen ha
existido en un momento dado, anterior al momento de la imagen: Ça a été.
Los teóricos del Index han utilizado una categoría propia del semiótico americano
Charles Sanders Peirce, para ellos también hablar del Index es la idea de que hay una conexión físi-
ca entre lo que yo veo en la imagen y un referente real que ha existido en un momento
dado. A esta conexión física Peirce la llamaba Index. Bueno, esto era en la fotografía tradicional,
ese principio de la transferencia luminosa, ese principio de contacto entre el referente y la imagen.
En lo digital, ese principio puede evidentemente todavía funcionar, pero no como un rastro
luminoso registrado desde un punto de vista fotoquímico. Pero dentro del principio mismo de lo digital
hay más que eso, tomaré ese caso como ejemplo que es… porque teóricamente en la imagen digital ni
siquiera tenemos necesidad de un objeto real que emita luz; podemos muy bien obtener una imagen di-
gital sin objeto real, completamente generada por la máquina. No se trata del caso más frecuente por
supuesto, porque la mayoría de las veces usamos la cámara digital para fotografiar cosas que existen,
pero digamos que… en principio, en teoría, no necesitamos, indispensablemente, un objeto real para
hacer una imagen, y ese es el principio fundamental.
Entonces si reflexionamos un poco sobre ese principio, hay muchas cosas que decir. Pero podríamos
decir esto: en la fotografía tradicional siempre estamos confrontados a ese principio, que la imagen foto-
gráfica es un rastro de un referente real, esta idea del rastro es constitutiva de la idea de fotografía. En la
fotografía digital es este principio que es cuestionado, es decir que el vínculo de huella con el referente ya no
es una necesidad, ahí está, puede estar ahí, frecuentemente está ahí, pero ya no es una necesidad absoluta.
El tercer aspecto es a nivel de la imagen una vez hecha, constituida… Ahí tam-
bién lo digital cambia ciertos aspectos. Por supuesto, siempre estamos en el lugar del
espectador que mira la imagen en cualquier soporte: papel, pantalla u otro. Pero lo que ha
cambiado es aquello que podemos hacer con esta imagen, es decir, la cuestión de los usos de
la imagen, independientemente de sus naturalezas tecnológicas; la cuestión de los usos es
modificada por ese tipo de tecnología.
Tan sólo con la fotografía tradicional se hacen cosas muy diferentes, desde el ama-
teur que se fotografía con su familia, o el día de la boda, el profesional que hace reportajes
en las zonas de guerra, o el artista que hace fotografía artística, ya son usos muy diferen-
ciados; y hay todavía muchos usos más, los usos científicos, por ejemplo, hechos por los
investigadores de biología para estudiar ciertos fenómenos… ya había muchos usos, pero
con lo digital en muchos casos lo que es interesante es ver que hay algo que realmente se
modificó, y que tiene que ver con la idea de que no tenemos que pasar por el revelado de
la película que requería siempre un tiempo de espera, es decir, tomábamos la foto, mandá-
bamos el rollo al laboratorio para que lo revelaran, recibíamos la impresión; había siempre
esta brecha entre la toma de la imagen y la visualización de la imagen.
En segundo lugar, está el hecho de que podemos adicionar todas las fotos que
queramos, es casi infinita la posibilidad de almacenarlas, entonces no dudamos en la posi-
bilidad de hacer bastantes, tenemos muchas, escogemos una de ellas, borramos las otras o
no las borramos; y, sobre todo, lo más importante es que una vez que la tenemos, a veces
muchas de la misma, y que podemos verla inmediatamente, la enviamos.
Para terminar con esta primera pregunta quiero decir que no, claro que no, la
fotografía no ha cesado su existencia, ella todavía está aquí, es todavía una práctica que
puede ser popular, que puede ser científica, que puede ser artística, que puede ser política.
Entonces no hay ningún cambio desde ese punto de vista: todavía estamos toman-
do fotos, estamos todavía viendo las fotos, pero hay en el interior de este proceso cambios
importantes, que están ligados por una parte a la naturaleza misma de la imagen - el
hecho de que no haya necesariamente algo que testimonie una realidad- entonces hay un
principio de ficción; y es muy importante eso porque delante de cualquier imagen fotográfica
hoy en día, estamos en situación de poner en duda la realidad que ella representa; y muchos fotógrafos
juegan con ese principio.
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DEL INDEX A LA FICTIVITÉ EN LA IMAGEN DIGITAL
Yo mostré por ejemplo fotografías de reportajes de guerra, digamos que son de hecho
falsas imágenes de guerra, mostradas, construidas deliberadamente por fotógrafos para mostrar
que debemos poner en duda, mismo en esas fotografías, el referente que está representado ahí.
PD: Hay que tener cuidado. Me gustaría hacer una pequeña rectificación cuando
digo que es una imagen ficción, hay que tener cuidado porque ya existía desde hace mucho
tiempo, antes de que lo digital llegara, una tradición en la fotografía que reenviaba a la
idea de que la fotografía puede hacer ficción, puede producir ficción, puede ser utilizada en
dispositivos ficticios. Muchos fotógrafos tradicionales entraron en este esquema.
Yo no utilizo para nada la palabra ficción en ese sentido, es decir, no es para nada
que la imagen pueda ser un objeto para la construcción de una ficción; como un fotógrafo
que tiene diez imágenes y cuenta una historia, Duane Michals para tomar un solo ejemplo.
Michals es un fotógrafo que con doce imágenes nos cuenta una historia, hay personajes, hay
acontecimientos y hay una conclusión.
Una ficción no es lo mismo que la narración, la ficción siempre está ahí, desde el
momento en que representamos algo inventamos un mundo. Muchas cosas que tienen que
ver con la puesta en escena, son ejemplos típicos de ficción tradicional. En la fotografía no
necesitamos lo digital para eso; entonces no es en ese sentido, no es ficción en el sentido de
narración, ni de creación de un mundo. Yo utilizo la idea de ficticio (fictivité/fictividad). Se
trata de la idea abstracta, de un principio de ficción, no es la ficción como realidad visual
ni como narrativa, es el principio de ficticio en la constitución misma de una imagen cual-
quiera, cualquiera que sea la representación que ella nos da. Hay en el principio una idea de
ficticio, simplemente.
JB: ¿Tiene que ver con algo que ha sucedido? ¿con un hecho? algo que ha sucedido de
manera cierta?
Entonces ese mundo es un mundo que no se justifica por cosas que le son exteriores;
para justificar ese mundo como posible, no estamos obligados a decir: “ah sí, si lo confronto
con la realidad tiene sustentabilidad o no”, él no tiene que ajustarse a algo que sea exterior
a él mismo; él existe simplemente, él es esto o aquello; lo acepte o no lo acepte; pero es un
mundo que es posible y que tiene derecho a la existencia en tanto que posibilidad.
Estas teorías de mundos posibles han sido estudiadas desde inicios de los años 2000,
desde un campo de la literatura; se trata entonces de teóricos de fenómenos literarios que han
estudiado el fenómeno de ficción en la literatura. Cuando escribimos una novela inventamos
un mundo: un mundo que tiene un espacio, un tiempo, unos personajes; hay cosas que
suceden, es un universo. En este universo de la literatura uno no siempre pasa su tiempo a
confrontarlo con lo que llamamos lo real; existe, aunque lo admitamos o no y es un mundo.
Este mundo de la ficción literaria ha sido estudiado, justamente por teóricos como
Thomas Pavel, Lubomir Dolezel y Francoise Lavocat… para tomar tres casos; todos ellos
han escrito libros sobre el tema y Jean-Marie Schaeffer, que estoy olvidando. Qué es la fic-
ción, por qué la ficción, la ficción como mundo posible, son los títulos de las obras de esos
cuatro autores; y bueno es interesante ver cómo de alguna manera han definido el criterio
de existencia de ese mundo posible literario.
Y bueno, sobre esto, no hay todavía muchas cosas, son nociones que se están ela-
borando. Yo cito a Alain Boillat, que es un teórico de cine, suizo, él escribió un libro
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DEL INDEX A LA FICTIVITÉ EN LA IMAGEN DIGITAL
interesante que se llama El cine como mundo posible. El cine crea mundos, no solamente el
cine de ciencia ficción inventa mundos que son a référentiels - es decir sin referencia- con
el mundo real que existe, esto puede ser perfectamente cualquier película; para Alain Boi-
llat todas las películas son potencialmente un mundo posible, instala un mundo posible,
crea un universo donde, ya sea que podamos sentirnos identificados o no, tiene derecho a
la existencia como un mundo posible paralelo a la realidad. Esa es la teoría de los mundos
posibles; un mundo que existe de manera autónoma, sin referencia.
Hoy en día estamos en esa lógica de intentar comprender si las artes visuales pue-
den también ser discutidas bajo la noción de mundos posibles. Cuando hablo del principio
de (fictivité) ficción es en ese sentido, hablo de una noción sin referencia, de un desprendi-
miento de la realidad como fuente, como causa de la imagen. Lo propio de las teorías del
INDEX o de las teorías de Ça a été = Eso ha sido era decir la imagen que veo, la fotografía
que está frente a mí tiene una causa, una causa física, óptica. Eso ha existido, y ese objeto,
por ejemplo, si fotografié una mesa, esa mesa ha existido, ella es la causa de la imagen, ella
no es solamente el referente, ella es la causa. La lógica de causalidad, de la lógica moderna
de la que hablábamos, esa es la causa de la imagen.
Hoy en día, con las imágenes digitales, la teoría de mundos posibles, el principio
de ficción (fictivité)… cuando estamos delante de una imagen no podemos presuponer la
causa física, de lo que estoy viendo, en lo real. Esto no quiere decir que lo real no exista,
es simplemente que la imagen me muestra algo que puede existir sin esa referencia con el mundo
real. La teoría de los mundos posibles ha intentado formular ciertas categorías para poder
reflexionar sobre ese principio que yo he llamado principio de fictivité /fictividad/ ficción.
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III. DISCUSION
III. DISCUSSION
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LA SEMIOTICA DEL HDR
La fotografía de alto rango dinámico, HDR en inglés ‘High Dynamic Range’ es una
técnica de producción fotográfica de múltiple exposición que conforma una única imagen
final con mayor riqueza cromática y detalle figurativo a diferencia de la clásica fotografía
de una sola exposición. Su cualidad técnica diferenciada por sobre la fotografía clásica de
una sola exposición, hace de ella un artificio semiótico de amplia versatilidad de expresión
y profunda capacidad de contenido. En este texto analizamos el principio semiótico de su
articulación y su institución convencional en el mundo actual de la fotografía.
Palabras clave: HDR, mapeo tonal, alto rango dinámico, hiperrealidad, fruición.
La fotografía de alto rango dinámico, HDR en inglés ‘High Dynamic Range’ es una
técnica de producción fotográfica de múltiple exposición que conforma una única imagen
final con mayor riqueza cromática y detalle figurativo a diferencia de la clásica fotografía
de una sola exposición.
El resultado final, una vez procesado un mapeo tonal con mayores valores de brillo
y de contraste, conforma una fotografía HDR, de alto rango dinámico, que sobrepasa el
plano de la realidad objetiva de la fotografía de una sola exposición, hacia planos de hi-
perrealidad donde se instauran niveles de múltiple convención fotográfica. Se presenta un
recurso plástico en el plano de la expresión significante con una latente potencialidad de
que esta substancia visual pueda provocar fruición estética en el espectador.
Figura 1. Comparación entre una fotografía de una sola exposición con una fotografía HDR. Autor: H. Montero.
190 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA SEMIOTICA DEL HDR
La convención mayor entonces tiene asidero en una posición simbólica latente que,
a partir de esta técnica diferenciada y exclusiva del lenguaje fotográfico, se suma a la cua-
lidad misma del objeto referencial y a la disposición elemental de los demás componentes
constituyentes del hecho fotográfico particular: la intención del fotógrafo, la disposición
objetiva, la manipulación angular del objetivo, la velocidad de obturación, la caracterís-
tica de alcance de la lente, entre las más evidentes a determinar como principales para la
configuración convencional que amplía las vías de la semiosis múltiple en una categoría
connotativa de terceridad.
larlos, sino potenciándolos hacia una directriz de expresión marcada de un sentido estético
intencional evidente a la percepción humana: la substancia visual que estimula la fruición.
Una fotografía HDR es una puntual referencia del lenguaje fotográfico, pues uti-
liza sus propios signos para edificarse diferenciada al lenguaje objetivo de la realidad que
registra el elemento fotografiado capturando la sintaxis del entorno, e interactuando con
una retórica del momento mnemotécnico que indexa la imagen final con la retórica visual
plasmada de semas, mínimas unidades de significación gestuales, gráficas y por sobre todo
culturales; signos diversos en una misma imagen de la misma naturaleza fotográfica pero
de distinto nivel referencial.
Figura 2. La segunda imagen HDR se aproxima a un canon estético de orden plástico, a diferencia de la primera
imagen convencional de una sola exposición que tiene una mayor referencia de registro. Autor: H. Montero.
192 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA SEMIOTICA DEL HDR
Al igual que la técnica fotográfica del blanco y negro, la técnica del HDR a través
de su múltiple dinámica de exposición se define como una herramienta de producción po-
tencial de cánones artísticos y, como tal, se erige en un artificio de producción semiótica;
un artificio de significación a través de la técnica manipuladora de la realidad y promotora
de una porción hiperreal. El canon de lo estético que convencionalmente es elevable a nivel
artístico, se define como una métrica de lo sublime con sentido de estética fruición. La con-
vención HDR entonces se instituye como plástica, estética, artística; con diversos niveles
de consecución, a partir de los paradigmas fotográficos que se eleven a tales condiciones
por el consentimiento del colectivo social. En la aprobación del HDR, en el nivel de likes
etiquetados en una foto compartida en la web, en la cantidad ponderada de los-me-gusta
en los entornos de la red social; las cifras HDR se elevan al rigor de expresiones artísticas
esencialmente fotográficas convenidas por la comunidad.
194 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA SEMIOTICA DEL HDR
El flash proporciona una ráfaga de luz desde la cámara para aumentar la lumino-
sidad de una escena, el disparo-automático conviene la ejecución de una exposición en un
tiempo asignado útil para preparar la escena a capturar integrando a todos en la foto, y
la reflexión-de-cámara conviene la institución del selfie como unidad cultural. En esta línea
accesoria de herramientas fotográficas básicas, herramientas de las que hoy por hoy no se
puede prescindir en una cámara, el HDR se convencionaliza como aquella unidad cultural
estética que asegura una plástica solución con vía hacia un arte express, un arte de bolsillo,
un arte móvil, un arte automático al alcance de todos.
Esta posibilidad del arte al alcance de todos parte de la artificialidad del recurso
semiótico que significa el HDR, un artificio de producción semiótica capaz de integrar el
código del alto rango dinámico como parte de un canon de lo estético: la herramienta de
la proporción plástica integrada en la fotografía final. Cada producto finalizado con esta
técnica, consecuentemente, se inscribe como una muestra de este canon, con índices de
identidad que se contraponen entre lo sublime y lo kitsch, pues no toda fotografía HDR
califica con la marca de excelencia y sublimidad.
El exceso del objeto que supone el HDR también puede convertirse en el defecto
del sujeto que no lo sabe emplear. La oposición complementaria de lo sublime y lo kitsch
son identificables sin mayor dificultad. En el hecho fotográfico, la técnica de la múltiple
exposición aumenta el registro del objeto, y en la instantánea final, en la porción de la
realidad capturada por la cámara, se define el exceso del objeto con la proporción hiperreal
del mundo virtual que supone su limitación. La aporía de la realidad virtual irresoluble,
donde el objeto que excede la realidad se sobredimensiona, se fetichiza, se superpone por
sobre la categoría de lo real de su referente.
La semiosfera de lo real surge con sus límites virtuales, los de la ficción que pro-
porciona el HDR, y los códigos de interpretación se suspenden en el vacío por un instante
inefable, el momento de la fruición. El hecho alo semiótico ingresa por fuera de la frontera
semiótica de la realidad haciendo una traducción hiperreal en ese instante inefable, ins-
tante de pausa semiótica y apertura indescriptible de la sensibilidad pura en la naturaleza
cruda del fanerón.
Así, el fenómeno alo semiótico ingresa por un filtro de expresión que le permite el
pasaje del ámbito hiperreal hacia el ámbito de lo real, y con ello el regreso a la significación
haciendo polo a tierra con las fronteras semióticas de lo real. Eco (1984: 8) al definir el via-
je de la hiperrealidad en busca de los casos en los que la imaginación escruta el fenómeno
verdadero, la cosa verdadera realizando lo falso absoluto donde los límites entre el juego y
la ilusión se confunden; nos orienta aún más sobre esta transición dinámica de los vectores
análogos de la realidad.
Así se define la estética de lo hiperreal, la estética del HDR, la estética del aumen-
to, de la distorsión de escalas, de una transparencia excesiva del objeto circunstancial. En
términos de Baudrillard (1978: 53) placer por exceso de sentido precisamente cuando el
nivel del signo en el campo de lo hiperreal desciende por debajo de la línea de flotación
habitual del sentido. Así, el alto rango dinámico mapeado en una fotografía exalta lo in-
significante mostrando lo que lo real no ha sido nunca, pero más real que la vida misma,
en síntesis: mostrándose hiperreal.
5. CONCLUSIONES
196 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
LA SEMIOTICA DEL HDR
bloques de traducción que adaptan a una determinada esfera semiótica el mundo exterior
respecto a ella. Y así, para que la múltiple exposición fotográfica adquiera una identidad
semiótica y se logre insertar en la semiosfera de la fotografía, deberá ser traducida a uno de
los lenguajes de su espacio interno, al lenguaje fotográfico por excelencia con la fórmula
convenida del HDR para así poder semiotizar el hecho no-semiótico de la sublimidad.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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IV. PERSPECTIVAS
IV. PERSPECTIVES
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http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p201-216
IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
La producción de sentidos en la
publicidad: la preponderancia del
sonido en relación a lo visual.
The production of meanings in
advertising: the preponderance of sound
in relation to the visual
Maria Ogécia Drigo y Clotilde Perez
(pág 201 - pág 216)
1. INTRODUCCIÓN
En cuanto al análisis estructural de las narrativas, Miège (2000) enfatiza que Bar-
thes ha distinguido, en la obra narrativa, tres niveles de descripción: de función, acción
y narración o discurso, pero una función solo tiene sentido en la medida que toma lugar
en la acción general de uno de los elementos y esa acción recibe su último sentido en la
circunstancia en que está narrada, confiada a un discurso, que tiene su propio código.
Tales propuestas se las han retomado ampliamente, a partir de entonces, en el estudio de
textos comunicacionales: discursos de la prensa, mensajes y argumentaciones publicitarias
y otros, que han llevado finalmente al cuestionamiento de la primacía del tradicional
análisis del contenido temático. En lo que se refiere a la presencia de las imágenes en la
publicidad, los estudios de Barthes representan la primera fase de la semiótica francesa; la
segunda, a su vez, se la marcan las teorías del lingüista Algirdas Julien Greimas y también
del semioticista Floch (1985; 1990) y muchos otros investigadores que siguieron sus aná-
lisis poniendo foco en las imágenes cotidianas y publicitarias (Santaella, 2009; Santaella e
Nöth, 2015; Oliveira & Fechine, 1998 y Vitta, 2003).
De los estudios sobre discurso, Miège (2000) menciona los trabajos de Émile Benve-
niste y de Oswald Ducrot en los cuales se puede distinguir el concepto de enunciación entre
los roles del locutor, del receptor, del enunciador y del destinatario, mientras que en la pers-
pectiva de John L. Austin y de John Searle, la pragmática de las acciones del lenguaje preten-
de demostrar en que aspecto la enunciación es fuente de ciertos poderes sobre el destinatario.
202 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
los elementos ópticos y sonoros, se presentan reflexiones sobre la relación entre publici-
dad y representaciones visuales; sobre los conceptos presentados por Deleuze (2013), en
La imagen-tiempo cine 2, notadamente sobre sonsigno y la relación entre imagen y cliché;
y, al final, se presenta el análisis semiótico de la pieza publicitaria Passat Volkswagen: La
Fuerza, permeada también por aspectos de la gramática especulativa, uno de los ramos de
la semiótica o lógica, de Charles Sanders Peirce. Este artículo es importante porque trae
a la superficie la construcción de sentidos engendrados por el sonido, en relación con los
elementos visuales, en imágenes en movimiento.
De inicio, vamos a ver como la publicidad se ha planteado en las tres fases del
consumo de masa, propuestas por Lipovetsky (2007) y hechas más densas en reflexiones
posteriores. La primera ha comenzado hacia los años 1880 y se ha acabado o se ha ameniza-
do con la Segunda Guerra Mundial, un periodo en que, de forma general, los mercadillos
son sustituidos por los grandes mercados nacionales, y eso pasó también debido al desarro-
llo de los medios de transporte.
y flexible, ampliamente libre de las antiguas culturas de clase, imprevisible en sus gustos
y en sus compras” (Lipovetsky, 2007: 14). ¿Qué publicidad hace falta en este contexto?
204 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
[...] la imagen es, a la vez, estática, y posee un dinamismo propio, ni que sea el de
fortalecer los sentimientos (aisthesis) probados en común. La imagen vivida en el cotidiano,
la imagen banal de los recuerdos, la imagen de los rituales diarios inmoviliza el tiempo
que pasa. Sea la de la publicidad, la de la teatralidad urbana, la de la televisión omnipre-
sente o de los objetos a consumir, siempre insignificante o frívola, ella no deja de delimitar
un ambiente que delimita bien la secuencia de pasajes en momentos, lugares, encuentros
yuxtapuestos (Maffesoli, 2005: 112).
Se considera, por lo tanto, que la publicidad debe ser espectacular, onírica y cóm-
plice, debe establecer un juego doble con el consumidor, de reflejo de sus valores, pero
también de construcción. Juego más difícil y complejo, porque este consumidor, en gene-
ral, está mejor informado, más emocional y reflexivo. Y al ser así, no debe crear un estilo
de existencia radicalmente nuevo, pero primar por establecer una relación de complicidad,
jugar con el público, crear un acercamiento emocional. Y en eso las imágenes son determi-
nantes, porque son más directas, casi universales y sensibles.
Para seguir con las reflexiones, se busca en Deleuze (2013) ─ que pone su pen-
samiento en el flujo de la semiótica peirceana ─ contribuciones en relación con la clasi-
ficación de imágenes en movimiento. Con esas imágenes se analiza la pieza publicitaria
seleccionada.
Por ello la opción por la semiótica peirceana para tratar de la relación entre pen-
samiento e imágenes cinematográficas. La fuerza de Peirce, conforme Deleuze (2013),
“cuando inventó la semiótica, estuvo en concebir los signos a partir de las imágenes y de
Antes de definir esos nuevos signos, el filósofo aclara que el neorrealismo se lo puede
definir por su ascenso a situaciones puramente ópticas y sonoras, que son distintas de las situa-
ciones sensoriomotoras de la imagen-acción del antiguo realismo. Con esas nuevas imágenes,
el espectador no se da cuenta de una imagen sensoriomotora y participa de ella, por identifica-
ción con los personajes, o aún por sentirse incluido en la película. Conforme Deleuze:
[...] las conexiones sensoriomotoras solo valdrán por las perturbaciones que las
afectan, sueltan, desequilibran o despistan: crisis de la imagen-acción. Si no se induce más
por una acción, como no se alarga en acción, la situación óptica y sonora no es, entonces,
un índice, ni un sinsigno. Hablaremos de una nueva raza de signos, los opsignos y los sonsigno
(Deleuze, 2013: 14)
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IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
Esos signos remiten tanto a la banalidad cotidiana como a las circunstancias ex-
cepcionales o límites. Pueden ser imágenes subjetivas, recuerdos de la niñez, sueños o
fantasmas auditivos y visuales, en las cuales el personaje no actúa sin verse actuar y, por lo
tanto, se vuelve espectador complaciente del rol que él mismo representa, o son imágenes
objetivas tal como las que advienen con una constatación. Deleuze propone dos tipos de
opsignos: las constataciones, que construyen una visión cercana y plana, que incita a la
participación; y las instalaciones que incitan a la abstracción porque crean una visión pro-
funda a lo lejos. Conforme Deleuze (2013):
En suma, las situaciones ópticas y sonoras puras pueden tener dos polos, objetivo
y subjetivo, real e imaginario, físico y mental. Pero dan lugar a opsignos y sonsignos, que
siempre hacen con que los polos se comuniquen, y en un sentido u otro aseguran los pasajes
y las conversiones, que tienden a un punto no discernible (y no confuso) (Deleuze, 2013: 18).
La imagen óptica y sonora, según Deleuze, es legible, en el sentido que “no solo lo
óptico y lo sonoro, pero el presente y el pasado, el aquí y el otro lugar, constituyen elemen-
tos y relaciones interiores que deben ser descifrados, y no pueden ser comprendidos sino en
una progresión análoga a la lectura” (Deleuze, 2013: 35).
Según Deleuze (2013), de lo que nos enteramos, de modo general, es solo cliché, que
define como imagen sensoriomotora de una cosa. Cuando trata de la percepción, principal-
mente cuando propone el concepto de imagen-percepción, él se fundamenta en Bergson, y
menciona que nos enteramos de algo solo aquello que tenemos interés en darnos cuenta, es
decir, siempre hay intereses económicos, creencias ideológicas y exigencias psicológicas in-
volucradas en la percepción. En las reflexiones de Santaella (2011), la percepción se limita
a todo aquello que estamos preparados para percibir, simplemente. Para que una imagen
óptico-sonora pura pueda emerger se hace necesario bloqueo o quiebra de esquemas sen-
soriomotores. No obstante, hace mención de que hay riesgos de que la imagen siga en esa
condición de cliché, porque “se inserta en encadenamientos sensoriomotores, porque ella
propia organiza o induce sus encadenamientos, porque nunca percibimos todo lo que hay
en la imagen, porque está hecha para esto” (Deleuze 2013: 32).
Explica que −en la civilización que se tiene como civilización de la imagen, lo que
puede cuestionarse, en la perspectiva de Deleuze– el cliché encubre la imagen. En ese sen-
tido, estaríamos vivenciando una civilización del cliché y no de la imagen. Según Deleuze
(2013):
En verdad, una civilización del cliché, en la cual todos los poderes tienen interés
en encubrirnos las imágenes, no forzosamente en encubrirnos la misma cosa, pero sí en
encubrir algo en la imagen. Por otro lado, a la vez, la imagen intenta siempre atravesar el
cliché, salir del cliché. No se sabe hasta donde una verdadera imagen puede conducir: la
importancia de volverse visionario o vidente (Deleuze (2013: 32).
¿Cómo romper con esa tela que encubre la imagen? Aclara el filósofo que hace falta,
a veces, sacar a la superficie todo lo que ha sido restado de la imagen con el proceso per-
ceptivo, o aún, por el contrario, “es necesario hacer agujeros, introducir vacíos y espacios
en blanco, rarefacer la imagen, suprimirle muchas cosas que fueron añadidas para hacernos
creer que veíamos todo. Hace falta dividir o vaciar para encontrar la completitud.” (De-
leuze 2013: 32).
¿Y cómo saber si una imagen óptica y sonora no es también un cliché? Una de las
maneras de una imagen volverse un cliché es cuando sus autores la toman como modelo, o
fórmula, o aún, cuando para vencerlo ellos se valen de recursos poco satisfactorios, como
construyendo parodias. Sin embargo, los creadores “inventan encuadramientos obsesivos,
espacios vacíos o desconectados, hasta mismo naturalezas muertas: de algún modo ellos
paran el movimiento, redescubren la fuerza del llano fijo ¿pero eso no sería resucitar el
cliché que querían combatir?” (Deleuze 2013: 33).
Aclara todavía el filósofo, que para vencer al cliché no es suficiente con parodiarlo
o hacer agujeros o vaciarlo, es decir, no basta con “perturbar las uniones sensoriomotoras.
Hace falta juntar, a la imagen óptico-sonora, fuerzas inmensas que no son las de una con-
ciencia simplemente intelectual, tampoco social, pero de una profunda intuición vital.”
(Deleuze 2013: 33). Veamos si la pieza seleccionada alcanza tal ‘intuición vital’, la que se
refiere Deleuze.
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IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
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IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
Hay aspectos cualitativos que impregnan la representación visual, como los colo-
res, las formas, el movimiento; hay también aspectos referenciales, que reportan al intér-
prete a los existentes, es decir, hay pistas que remiten al intérprete para allá de la imagen,
para otros aspectos de su entorno y, al fin y al cabo, a los aspectos de la ley, o reglas y
normas compartidas culturalmente, engendradas tanto a los elementos cualitativos como
en los referenciales. Si depende de la preponderancia de uno u otro de los aspectos que se
mencionan, el signo −la pieza publicitaria, en este caso− puede prevalecer, respectiva-
mente, como cualisigno, sinsigno o legisigno, en la perspectiva de la semiótica peirceana.
Se puede iniciar con los aspectos cualitativos y sus posibles efectos. En una repre-
sentación visual, la cualidad se hace presente en la propia materialidad, es decir, se mani-
fiesta en las líneas, formas, colores, textura, dimensión, dirección; en la materia prima
que la constituye. Un cualisigno, conforme Peirce, “es una cualidad que es un signo. No
puede actuar de hecho como signo hasta que se corporifique, pero esta forma de realización
no tiene nada que ver con su carácter de signo” (Peirce, CP 2. 444
Hay otros aspectos que permean esas escenas, o la pieza por completo, que contri-
buye para que, por algunos momentos, el intérprete permanezca en contemplación, movi-
do por los sonidos. Inicialmente las escenas se rigen por una música que genera sensaciones
de tensión y una cierta expectación, que incitan a estar de prontitud (algo irá ocurrir) y
esos efectos se amenizan por el sonido del ladrido del perro, en la escena (Fig. 4); acto se-
guido, sin interrupción, la música se mezcla al ruido del motor del coche, que arranca (por
el efecto de la fuerza del personaje). ¡Sonidos! La pieza publicitaria puede prevalecer como
un cualisigno, cuando las cualidades −colores y sonidos– hacen de la pieza un signo, que
en la relación con el objeto prevalece como icono y en la relación con el interpretador –
efecto del signo– pone al intérprete en estado de contemplación, al sabor de las conjeturas.
Pero ese momento es fugaz, pues hay un innúmero de pistas que remiten al intérprete a
existentes, que lo desplazan al campo de la constatación.
Un sinsigno (donde la sílaba sin significa ‘una única vez’, como en singular, simple,
en latín semel, etc.) es un existente real, cosa o evento que es un signo. Solo lo puede ser a
través de sus cualidades; de modo que envuelve un cualisigno, o mejor, varios cualisignos.
Pero estos cualisignos son de un tipo peculiar en un signo cuando están efectivamente
incorporados. (Peirce, CP 2.245).
El personaje enmascarado lleva al intérprete hacia al personaje Darth Vater, que vie-
ne con la banda sonora que lo acompaña −la Marcha Imperial2− del serial Star Wars3, que
ha caminado por variopintos medios y ha alcanzado los juegos. Darth Vater demostraba su
fuerza al concentrarse y levantar los brazos hacia una víctima o hacia un objeto que quisiera
cambiar, como para que se abriera una puerta, impedir que una nave se hundiera en una
ciénaga o que fuera para estrangular a unos de sus capitanes. Se trata de un personaje cruel,
intolerante y dotado de una fuerza inigualable.
Los sonidos conducen al intérprete por la imagen y hacen con que permanezca en
esos mundos posibles, en ese universo de la fantasía. Si se siguen las explicaciones de De-
leuze, se puede decir que de la juntura óptica-sonora emergen nuevos elementos, nuevas
fuerzas que agregan a la pieza una “intuición vital”. Se considera que esa construcción es
la que lleva al intérprete al interior de ese universo lúdico, de la fantasía, de la niñez, y le
permite involucrarse con lo que tiene ese universo de único, de diferente, de especial que,
en el caso, tiene intersección con aquel contexto familiar.
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IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
El legisigno es una ley que es un signo. Esta ley generalmente la establecen los hom-
bres. Cada signo convencional es un legisigno (pero no viceversa). No es un único objeto,
pero sí un tipo general que, por lo acordado, debe ser significativo. Cada legisigno significa
a través de una instancia de su aplicación, lo que puede llamarse una réplica del mismo. (...)
La réplica es un sinsigno. Entonces, cada legisigno requiere sinsignos. Pero éstos no son sin-
signos comunes, como son ocurrencias peculiares que se consideran significativas. Tampoco
la réplica sería significativa se no fuera la ley que así la vuelve. (Peirce, CP 2.246).
de los muertos” (Chevalier y Gheerbrant, 2008: 248). Por lo tanto, es ambigua y provoca
tensiones por la relación muerte/renacimiento que actualiza. Ese color, según Farina, Pe-
rez y Bastos (2006), puede también asociarse, afectivamente, a la sabiduría y no solo a la
seriedad, al pasado y a la fineza.
Con el concepto de sonsigno propuesto por Deleuze se puede constatar como la semio-
sis puede preponderar, en la juntura de lo visual con lo sonoro. En un primer momento, la
pieza publicitaria se hace sinsigno indicial dicente o sinsigno indicial remático. No obstante,
con la constatación, la semiosis no se interrumpe, pues los efectos del sonido pasan a prepon-
derar, que son efectos cualitativos, que permiten la resignificación de las representaciones
visuales, o de la pieza publicitaria completa. Así pues, la pieza publicitaria prevalece como
un signo que se hace en la complementación de lo visual con lo sonoro, el sonsigno.
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IMAGEN, SONIDO Y SENTIDO EN EL GÉNERO PUBLICITARIO
6 - CONSIDERACIONES FINALES
NOTAS
nuevas trilogías y otros productos que se han derivado como juegos y libros. Decker y Eberl (2015)
comentan que el documental Star Wars: The Legacy Reveled, que incluye entrevistas con expertos que
tratan las raíces filosóficas y mitológicas de la saga, enfatiza que, además de presentar ejemplos del
estoicismo filosófico, de incitar debates sobre la fuerza misteriosa, o sobre el poder del odio y del
perdón, la saga también lleva al espectador a entender su contexto histórico, filosófico y político y
perdura porque hace con que se identifique con innumerables facetas.
4. Conforme Drigo y Souza (2013), el interpretador dinámico, se lo puede nombrar emocional,
cuando está vinculado al sentimiento; energético, cuando está vinculado a la reacción y lógico, cuan-
do está vinculado al significado. Como cualquier uno de ellos puede prevalecer, la acción del signo en
cuestión puede propiciar al intérprete la vivencia de una cualidad de sentimiento o de determinada
conducta, o aún la construcción de un control crítico deliberado de hábitos y creencias.
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http://dx.doi.org/10.35659/designis.i28p217-223
META-PORNOGRAFÍA: ESCENIFICACIONES FOTOGRÁFICAS DEL ARCHIVO PORNOGRÁFICO
Metapornografía: escenificaciones
fotográficas del archivo
pornográfico / Metapornography:
photographic staging’s the
pornographic archive
Fabián Giménez Gatto
(pág 217 - pág 233)
Pornography shows, but not show itself, the self-referential dimension typical of
all language, is silent in the shadows. Taking pornography as an object-language, is gen-
erated a kind of scopic loop where pornography looks to itself, producing sight lines de-
signed to make explicit, the codes of sexually explicit image. The meta pornographic alludes
to these problematizations of the pornographic archive within the contemporary aesthetic
sensibility.
Sandino Núñez
218 deSignis 28. Lo fotográfico: entre analógico y digital / Tercera Época. Serie Transformaciones (enero-junio de 2018)
META-PORNOGRAFÍA: ESCENIFICACIONES FOTOGRÁFICAS DEL ARCHIVO PORNOGRÁFICO
que hace coincidir lo representado con el código que lo representa. No es casual que todo
subgénero porno enuncie, con una palabra unívoca, la totalidad de su universo de imá-
genes. Iteraciones de lo enunciable y lo visible, continuidad de las palabras y las cosas,
redundancia, pleonasmo.
Al final del primer acto de la performance múltiple Annie Sprinkle’s Herstory of Porn
(1997) descubrimos uno de los gestos fundacionales de la recursividad pornográfica. En la
pantalla del escenario se proyecta una secuencia autoerótica protagonizada por la artista
post-porno, tomada de su film Deep Inside Annie Sprinkle (1982). Durante la proyección,
Annie Sprinkle -en escena y a unos centímetros de la pantalla- masturba su propia imagen
masturbándose en el celuloide, el número sexual se ve redoblado por el franeleo abismado
de la artista con su doble en pantalla. Mise en abyme, reduplicación especular, meta na-
rrativa hard core donde la auto reflexividad performativa instaura una forma inaugural de
visualidad meta-pornográfica.
Este procedimiento está atravesado, a veces, por el humor. Michael Cogliantry -en
su serie fotográfica Furry Kama Sutra (2006), luego reeditada bajo el título Furverts en el
2009- alegoriza la combinatoria pornográfica, recreándola con modelos enfundados en
fursuits. La estética camp del furry fandom le da a la serie un divertido tono paródico, a pesar
de que los signos más enfáticos del porno, léase la exhibición de la desnudez, de la genitali-
dad y de la penetración, se ocultan tras los trajes de peluche de cuerpo completo, las figuras
porno gramáticas, las poses y posturas sexuales se hacen evidentes a lo largo de toda la serie.
Al igual que Cogliantry, pero con un estilo más sobrio y mesurado, Édouard Levé,
en su serie Pornographie (2002), recrea, a fuerza de abstracción meta- lingüística, la combi-
natoria pornográfica. Sus modelos conservan, a pesar de la evocación sexual de sus posturas y
sus gestos, la totalidad de su ropa, como en el caso de Furverts, la desnudez está excluida, no
así la escenificación porno - gramática, suspendida en la pura pose fotográfica. Exploraciones
del carácter estereotipado de la pose pornográfica, descontextualizaciones de su puesta en
escena, en un espacio neutro, sin decorados, modelos impasibles recrean coreográficamente
algunas de las figuras de la discursividad pornográfica. Ciertos rubros o subgéneros, oral sex,
doggy style, threesomes, foursomes, swinging, gang bang, se convierten en coreografías abstractas,
reconstituciones del archivo pornográfico en el grado cero de lo sexual. Suspensión de lo
erótico a favor de una gramática del porno, una radiografía de lo sexual exenta de lubri-
cidades, obturaciones y oclusiones, un embalsamamiento del deseo, cuerpos clausurados,
gestualidades reducidas a una púdica mecánica abstracta, castamente porno - gramática.
Con Los Penetrados, de Santiago Sierra, nos ubicamos en el otro extremo del espec-
tro meta - pornográfico, una performance en video de 2008, donde se presentan, durante
45 minutos y en ocho actos, las posibles combinatorias, a partir de diferencias raciales y de
género, de la penetración anal. Pareciera que la intención de Sierra es hacer del sexo una
metáfora de lo político, a partir de una problemática analogía del binomio dominador/
dominado con el de penetrador/penetrado. La acción fue registrada el 12 de octubre de
2008, en la galería El Torax, en Terrassa, España.
En este sentido, quizás una de las virtudes del registro fotográfico de este perfor-
mance sea exponer, en el espacio museístico, la lógica disciplinaria de la discursividad
pornográfica, su meticulosidad combinatoria, su delirio clasificatorio. Sin embargo, como
veremos a continuación, lo meta-pornográfico ha transitado por caminos más interesantes,
a partir de sutiles transmutaciones del archivo pornográfico.
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META-PORNOGRAFÍA: ESCENIFICACIONES FOTOGRÁFICAS DEL ARCHIVO PORNOGRÁFICO
2. META- PORNOGRAFÍA
Sin embargo, esta repetición implica diferencia, las figuras retornan fuertemente
estetizadas, en este caso, los performances sexuales más perversos, bizarros y extremos
-estos adjetivos no son para nada despectivos sino todo lo contrario- adquieren la belleza
casta y púdica de un desnudo clásico. Es decir, lo meta - pornográfico aleja, a partir de una
estrategia analítica y estetizante, la inmediatez de la imagen pornográfica, la obscenidad
es, paradójicamente, escenificada, no podemos dejar de leer su retórica mientras la con-
templamos a distancia.
Un recuento de las prácticas sexuales más diversas, reflexividad porno, la pose con-
vertida en postura, en posición sexual, una lógica de las conexiones, una cartografía de
las zonas erógenas. El cuerpo convertido en imagen, el look pornográfico llevado a su pa-
roxismo, la pose pornográfica representada una y otra vez, en un acting out perfectamente
calculado, desplegado en el espacio de la imagen con la belleza de un diagrama, modeli-
zación del porno - grama en las granuladas imágenes fotográficas recogidas en Orgasm y
Orgasm XL.
tico. La mirada post- pornográfica de Ward está atravesada por la pasión por el código,
sus modelos -en su mayoría actores y actrices provenientes de la industria del entreteni-
miento para adultos- conocen perfectamente las coreografías sexuales más extremas, sus
porno-performances son la materia prima de Ward, estos cuerpos codificados nos remiten,
en un ejercicio meta -pornográfico, a la retórica del hardcore.
Todas estas imágenes nos ofrecen escenificaciones del universo porno -gramático, lo
interesante aquí es la imposibilidad de enfrentarse a ellas sin dejarse arrastrar por la deriva
clasificatoria, en una suerte de studium pornográfico se suceden vertiginosamente las poses
más distintivas de algunos de los subgéneros más famosos del porno: girl/girl, bondage &
domination, anal, black kiss, catfighting, cunnilingus, dildos, masturbation, blow job, money shot,
foot licking, fist fucking, foot fetish, strap on, pissing, spanking, etc., etc., etc.
Para fotógrafos como Tony Ward, Dahmane o Trevor Watson, el sexo es un sig-
no absoluto, autónomo, iterativo y pregnante (efecto Sade) - se los suele confundir con
simples pornógrafos-, al contrario, para fotógrafos como Richard Kern, Eric Kroll o
Gilles Barquet, lo sexual se hace presente en la medida en que, erigiendo una esceno-
grafía fetichista, se lo niega o suspende (efecto Sacher-Masoch) - sus imágenes suelen
ubicarse en el terreno del erotismo, cuando, en realidad, nos remiten a las porno logias
del universo masoquista-. Deleuze es claro al respecto: “La denegación, la suspensión,
la espera, el fetichismo y el fantasma forman la constelación propiamente masoquista.”
(Deleuze1967: 74).
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META-PORNOGRAFÍA: ESCENIFICACIONES FOTOGRÁFICAS DEL ARCHIVO PORNOGRÁFICO
3. CONCLUSIONES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS