Test de La Familia de Koppitz
Test de La Familia de Koppitz
Test de La Familia de Koppitz
Por ser una técnica proyectiva gráfica, el niño “proyecta” sobre el papel, los
aspectos y características de su personalidad de manera totalmente
involuntaria e inconsciente. En general, los niños dibujan lo que es más
importante para ellos y es muy frecuente que en el dibujo libre, la figura
humana ocupe ese lugar. El análisis de la figura humana (DFH) nos brinda
datos relevantes y confiables de los aspectos evolutivos y emocionales del
niño.
El test requiere que el niño dibuje “una persona entera” a pedido del
examinador, en su presencia. Este último punto es importante, ya que un DFH
debería ser siempre el producto de una relación interpersonal. Representa una
forma gráfica de comunicación entre el niño y la persona que está aplicando el
test y en cuanto tal, difiere del dibujo espontáneo que los niños pueden realizar
cuando están solos o con amigos. Las instrucciones dadas son significativas y
pueden influir en los resultados obtenidos.
Este test se basa en la suposición de que el DFH de un niño muestra tanto una
estructura básica como un cierto estilo que es peculiar de ese niño. La
estructura del dibujo de un niño pequeño está determinada por su edad y nivel
de maduración, mientras que el estilo del dibujo refleja sus actitudes y aquellas
preocupaciones que son más importantes para él en ese momento. La
consigna de dibujar “una persona” permite obtener un DFH más rico en
material proyectivo que los “auto-retratos” dibujados a pedido. La consigna
ambigua de dibujar “una persona entera” parece llevar al niño a mirar dentro de
sí mismo y sus propios sentimientos en el intento de capturar la esencia de una
“una persona”. La persona que un niño conoce mejor es él mismo; su dibujo de
una persona se convierte por consiguiente en un retrato de su ser interior, de
sus actitudes.