Álvaro de Luna

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Álvaro de Luna

Álvaro de Luna (Cañete, c. 1390-Valladolid, 2 de junio de


1453) fue un noble castellano de la casa de Luna que llegó a ser
Álvaro de Luna
condestable de Castilla, maestre de la Orden de Santiago y
valido del rey Juan II de Castilla. Está enterrado en la capilla de Maestre de la Orden de Santiago
Santiago, en la girola de la catedral de Toledo.

Índice
Biografía
Infancia y ascenso en la corte
Apogeo
Caída
Álvaro de Luna en la historiografía
Álvaro de Luna en la literatura
Matrimonios y descendencia
Referencias
Bibliografía
Bibliografía adicional
Enlaces externos

Retrato del condestable Álvaro de Luna, con la capa y la


Biografía cruz de la Orden de Santiago en el retablo de la capilla de
Santiago en la catedral de Toledo, donde está enterrado
junto con su esposa. La tabla fue pintada en 1488.
Infancia y ascenso en la corte
Condestable de Castilla
Nació en Cañete —actual provincia de Cuenca— en 1390, hijo
1423-1453
natural1 de Álvaro Martínez de Luna, un noble aragonés, y de
Predecesor Ruy López Dávalos
María Fernández Jaraba, conocida como La Cañeta2 o Juana
de Uranzadi.3 Su padre murió cuando Álvaro de Luna tenía Sucesor Miguel Lucas de Iranzo
solo siete años, mostrando serias dudas acerca de su paternidad Otros títulos
sobre este.4 Su madre tuvo otros hijos con otros hombres, entre
ellos al futuro arzobispo de Toledo Juan de Cerezuela, con el Maestre de la Orden de Santiago
que Álvaro de Luna confraternizó y al que trató siempre como
hermano.4 Durante su infancia fue cuidado por su tío Juan
Martínez de Luna y por su tío abuelo el antipapa Benedicto
1445-1453
XIII de Aviñón,4 también conocido como el Papa Luna. Predecesor Enrique de Aragón
Sucesor Juan II de Castilla
Fue introducido en la corte como paje o doncel de la cámara de
Información personal
Juan II por su tío Pedro de Luna, arzobispo de Toledo, en
14085 6 o 1410.3 Álvaro aseguró pronto una gran ascendencia Otros títulos Valido del rey Juan II de Castilla
sobre Juan II, entonces un niño, «hasta extremos de Nacimiento 1390
dependencia y sumisión que requerirían algún tipo de Cañete
explicación Fallecimiento 2 de junio de 1453
Valladolid
Entierro Catedral de Toledo
Familia
Padre Álvaro Martínez de Luna
Madre Véase Infancia
Cónyuge Juana Pimentel
Heredero Juan de Luna y Pimentel
Descendencia Véase Descendencia

psicoanalítica», según el historiador César Álvarez Álvarez.6 Esta gran


influencia sobre Juan II preocupó hasta tal punto a su madre la reina regente
doña Catalina de Lancáster que esta intentó alejar de la corte a Álvaro de Luna
pero no lo logró pues en 1415 se convirtió en maestresala del rey. Así lo narra un
cronista de la época:6

[El rey tomó] tanto amor [con Álvaro de Luna] que non
podía estar nin folgar sin él, nin quería que durmiese otro
Retrato de Álvaro de Luna en una
con él en su cámara, en tal manera que la reyna doña
obra de finales del siglo XVIII
Catalina veyendo aquesto, que de grand amor no podía
nasçer sinon gran daño después segund que nasció, mandó
echar del reyno al dicho Álvaro de Luna.

Durante la regencia del tío del rey, Fernando, que terminó en 1412, no pudo ascender más allá del puesto de sirviente. Cuando,
sin embargo, Fernando fue elegido rey de Aragón tras el Compromiso de Caspe, la regencia quedó en manos de la madre del rey,
Catalina de Lancáster, hija de Juan de Gante y Constanza de Castilla, nieta por tanto de Pedro el Cruel.

Álvaro supo maniobrar para convertirse en una persona muy importante en la corte y para que el joven rey le tuviera en una alta
consideración, lo que la superstición de la época atribuyó a un hechizo.1 Álvaro era también un maestro en todos los talentos que
el rey admiraba: era un aceptable caballero, un habilidoso lancero, buen poeta y elegante prosista.

Fue pequeño de cuerpo e menudo de rostro, pero bien compuesto de sus miembros, de buena
fuerça e muy buen cabalgador, asaz diestro en las armas e en los juegos d' ellas. Muy avisado
en palacio, muy graçioso e bien razonado, como quier que algo dudase en la palabra, muy
discreto, gran disimulador, fingido e cabteloso, e que mucho se deleitava en usar de tales artes
e cabtelas, assi que pareçe que lo había natural.
Descripción por parte de Fernán Pérez de Guzmán7

En 1418, con motivo de la celebración de la mayoría de edad de Juan II tuvo lugar una serie de festejos y torneos, durante uno de
los cuales Álvaro de Luna fue gravemente herido en una justa, al dañarse la cabeza por el impacto de la lanza de su contrincante.
A pesar de sufrir fracturas craneales y temerse por su vida, Álvaro de Luna se recuperaría del accidente. Sin embargo, durante su
convalecencia y consiguiente alejamiento de la Corte se produjeron los primeros movimientos por parte de sus rivales políticos
por intentar alejarlo de la órbita del monarca, sin éxito.8

Apogeo
El 14 de julio de 1420 el infante de Aragón don Enrique perpetró el golpe de fuerza conocido como el golpe de Tordesillas que le
permitió apoderarse del joven rey Juan II.9 Sin embargo, los planes de don Enrique de controlar la monarquía castellana se
vinieron abajo cuando el rey ayudado por don Álvaro logró escapar de su cautiverio en Talavera de la Reina el 29 de noviembre
de 1420, refugiándose en el castillo de Montalbán de la Puebla de Montalbán.
Don Enrique de Aragón dirigió sus huestes hacia allí pero el 10 de diciembre
levantó el cerco al no poder tomar al asalto el castillo y ante la amenaza de la
llegada de las fuerzas comandadas por el otro infante de Aragón, su hermano
Juan, quien desde Olmedo había cruzado la Sierra de Guadarrama y establecido
su campamento en Móstoles para acudir en ayuda del rey. Don Enrique se dirigió
a Ocaña, una de las fortalezas de la Orden de Santiago, de la que él era maestre,
mientras que don Juan se reunía con el rey poniéndose a su servicio contra
cualquier tentativa de volver a limitar su libertad, «las faciendas e los cuerpos a
todo peligro». Por su parte el rey agradeció la ayuda prestada en su fuga por don
Álvaro concediéndole el condado de Santisteban de Gormaz.10

El 12 de junio de 1423 don Enrique se presentó ante el rey Juan II después de


haber recibido garantías personales, pero dos días después el monarca incumplió
su palabra y ordenó su detención siendo conducido al castillo de Mora. Avisados
de lo que había ocurrido, su esposa y el resto de sus seguidores, entre los que se
encontraba el condestable de Castilla Ruy López Dávalos y el adelantado mayor
de León Pedro Manrique, pudieron escapar a Aragón. Todos ellos fueron Estatua de Álvaro de Luna en
desposeídos de sus bienes y títulos. Los de don Enrique pasaron a su hermano el Cañete
infante Juan, excepto el maestrazgo de la Orden de Santiago que fue otorgado
por el rey de forma provisional a don Gonzalo de Mejía. El título de condestable
de Castilla se lo concedió el rey a don Álvaro de Luna, quien así afianzaba su posición dominante en la corte.11 Para conseguir
este título y el patrimonio que incluía don Álvaro logró que el rey abriera un proceso amañado al condestable Ruy López Dávalos
aprovechándose de su huida a Aragón por su apoyo a don Enrique.

Sin embargo su política de afianzamiento de la monarquía sufrió un duro revés cuando se vio obligado a aceptar las condiciones
impuestas por el rey de la Corona de Aragón Alfonso el Magnánimo, como hermano mayor de los infantes de Aragón, en el
Tratado de Torre de Arciel ya que en él no solo se acordó la puesta en libertad del infante don Enrique sino que recobró su cargo
como maestre de la Orden de Santiago, además de los bienes patrimoniales y rentas que le fueron confiscados tras su detención.
Aunque la Crónica de Don Álvaro de Luna atribuye a la buena voluntad de este que se aceptaran los términos del rey de Aragón,
el historiador Jaume Vicens Vives afirma que fue mucho más determinante la presencia de un ejército aragonés en Briones, a
pocas leguas de la frontera con Castilla.12 A pesar de este revés, a partir del desenlace del golpe de Tordesillas y de la concesión
por el rey del título de condestable de Castilla don Álvaro de Luna se convirtió en la figura central de la Castilla de su época.

Tras la firma del tratado de Torre de Arciel una parte de la alta nobleza castellana se unió en torno a los infantes de Aragón para
hacer frente a don Álvaro de Luna y a su política de reforzamiento de la monarquía castellano-leonesa. Reunidos en Valladolid le
exigieron al rey que le desterrara de la corte. La presión hizo efecto y el 5 de septiembre de 1427 Juan II ordenaba su destierro y
el de sus partidarios durante año y medio. Al día siguiente don Álvaro partía para Ayllón.13 Sin embargo, el destierro solo duró
cinco de meses y el 6 de febrero de 1428 ya estaba de vuelta en la corte ―fue recibido clamorosamente en Segovia― ante las
divisiones que habían surgido en la facción que encabezaban los infantes de Aragón, lo que les había impedido llevar la
gobernación del reino castellano-leonés. Pocos meses después, el 21 de junio, el rey Juan II ordenaba a los infantes de Aragón
don Enrique y don Juan que abandonaran la corte y se mostraba reacio a concertar la paz perpetua entre las Coronas de Castilla,
de Aragón y de Navarra acordada en Tordesillas el 12 de abril. También convocó a las Cortes de Castilla para que aprobaran la
concesión de un fuerte tributo con el que reclutar un ejército que hiciera frente a los infantes de Aragón. Según el historiador
Jaume Vicens Vives, detrás de la postura de Juan II estaba don Álvaro de Luna, «cuyo retorno a la corte incluía, sin duda, un plan
para destrozar el partido aragonés en Castilla».14 Estas decisiones fueron interpretadas por los reyes de Navarra y de Aragón
como el paso previo para revocar lo acordado en el Tratado de Torre de Arciel lo que condujo a la guerra castellano-aragonesa de
1429-1430.15
Don Álvaro fue el principal responsable de la guerra, según el historiador Jaume Vicens Vives,16 y en el momento en que el rey
Juan II vaciló proponiéndose «buscar buenamente la paz en los comienzos» le aconsejó «que acorriese a lo que era más, es a
saber, a embargar la entrada de los reyes [de Aragón y de Navarra] e que enviase a él con la gente de armas que luego se pudiese
haber».17 El resultado de la guerra fue un rotundo éxito para Castilla y para don Álvaro ya que en el transcurso de la misma los
ejércitos castellanos se apoderaron de prácticamente todas las posesiones de los infantes de Aragón en el reino castellano-leonés.
Estas fueron repartidas entre la alta nobleza castellana, cuyo apoyo al rey y a don Álvaro fue decisivo en el desenlace de la
guerra, y don Álvaro obtuvo el cargo de administrador perpetuo de la Orden de Santiago, lo que le convirtió en el hombre más
poderoso de Castilla. La corona únicamente se quedó el señorío de Medina del Campo, la localidad donde se había hecho efectivo
el reparto el 17 de febrero de 1430.18

El tratado que puso fin a la guerra fue negociado por el propio don Álvaro, que ostentó la representación del rey Juan II junto con
el arzobispo de Santiago Lope de Mendoza, y se firmó en el lugar de Majano el 16 de julio de 1430. Las denominadas treguas de
Majano supusieron una completa derrota de las pretensiones de los reyes de Aragón y de Navarra, pues no les serían devueltas
sus posesiones a los infantes de Aragón ni percibirían una renta equivalente en metálico por las mismas, sino que solo se llegó al
compromiso de que al finalizar la tregua que duraría cinco años ―período de tiempo durante el cual los infantes de Aragón no
podrían entrar en Castilla― unos jueces resolverían las reclamaciones de los infantes. Estos términos tan duros fueron aceptados
por los reyes de Aragón y de Navarra, debido a su inferioridad militar. Como ha señalado Jaume Vicens Vives, «la tenacidad de
don Álvaro se impuso a las demandas aragonesas por la misma causa que cinco años antes, en Torre de Arciel, Castilla había
claudicado ante Aragón: por la superioridad del ejército que respaldaba las negociaciones de paz».19

En 1431, se esforzó en emplear a los inquietos nobles en una guerra para reconquistar Granada. Aunque hubo algunos éxitos,
como la batalla de La Higueruela, era imposible una política consistente dado el carácter levantisco de los nobles y la indolencia
del propio rey. Se dice, según unos, que no conquistó Granada por el terremoto de Atarfe, según otros porque fue sobornado por
los moros para que no conquistara la ciudad, entregándole un carro repleto de higos, cada uno de los cuales ocultaba una moneda
de oro.

En la guerra civil castellana de 1437-1445 encabezó una de las dos facciones nobiliarias enfrentadas. Sufrió tres reveses con el
acuerdo de Castronuño, la sentencia de Medina del Campo y el golpe de Rámaga pero finalmente logró vencer a la facción rival
encabezada por el infante de Aragón y rey consorte de Navarra don Juan en la decisiva batalla de Olmedo de 1445. Durante el
transcurso de la guerra fue objeto de durísimas críticas por parte de sus adversarios quienes llegaron a acusarle de homosexual,
«lo que fue siempre más denostado en España que por alguna que hombre sepa», y de tener embrujado al rey Juan II: «el dicho
condestable tiene ligadas e atadas todas vuestras potencias corporales e animales por mágicas e deavolicas encantaciones».20

Tras la derrota de los infantes de Aragón en la guerra civil en 1445 fue nombrado maestre de la Orden de Santiago, título que
había ostentado el infante de Aragón don Enrique que moriría por una herida sufrida en la batalla de Olmedo, y además recibió el
condado de Alburquerque y el señorío sobre las villas de Trujillo, Medellín y Cuéllar.21

A partir de su victoria en la guerra civil de 1437-1445 su poder parecía incontestable, pero solo se basaba en el afecto que le
dispensaba el rey. Eso cambió cuando la segunda esposa del rey, Isabel de Portugal, madre de Isabel la Católica, temerosa del
inmenso poder del condestable, conocedora de sus intrigas, abusos y ciertos asesinatos dispuestos por él, urgió con insistencia a
su marido a prescindir del favorito.

Caída
En 1453, el rey Juan II cedió. El 4 de abril, Álvaro de Estúñiga detuvo al condestable por orden del rey en Burgos y fue
trasladado al castillo de Portillo. Su esposa Juana Pimentel y su hijo Juan de Luna se refugiaron en Escalona, desde donde
pidieron ayuda al papa, por ser la Orden de Santiago (de la que es Gran maestre) protegida papal. El 28 de abril, Juan II parte
desde Portillo hasta Fuensalida para sofocar la rebelión de los partidarios del condestable.
El día 1 de junio se le trasladó a Valladolid, donde fue juzgado y condenado en
un manido juicio que no fue más que una parodia de la justicia. Fue
decapitado22 en cadalso público en la plaza Mayor de Valladolid el 2 o 3 de
junio23 de 1453.

Poco después, la gente


de Valladolid y algunos
nobles llevaron su
cuerpo a enterrar al
convento de San
Francisco, donde él
Colecta para sepultar el cadáver de había dejado dicho a los
don Álvaro de Luna, de José María religiosos la noche
Rodríguez de Losada. 1866. (Palacio anterior a su muerte que Sepulcro de Álvaro de Luna en la
del Senado, Madrid). así lo hicieran. Más capilla de Santiago de la catedral de
tarde, al cuidado casi Toledo.
reverente del que había
sido su fiel servidor,
Gonzalo Chacón, fueron
trasladados a la ciudad
de Toledo, donde
recibieron tierra
definitivamente en la
suntuosa capilla de la
catedral, llamada de
Santiago, construida a
sus expensas, donde
yacía enterrado su
hermano el arzobispo
don Juan de Cerezuela, y
reposarían después los
restos de su mujer, doña
Juana Pimentel, y otros
miembros de su familia.
Serrano Belinchón,
2000, p. 221

Juana Pimentel, al conocer la ejecución de su marido, abandonó la resistencia y rindió el castillo de Escalona a las tropas reales.
A partir de este momento, y hasta su muerte, Juana firmaría todos sus documentos como «La Triste Condesa», mostrando así el
lamento que le producía la ejecución de su marido.

Álvaro de Luna en la historiografía


El papel interpretado por Álvaro de Luna ha sido juzgado de diversas formas. El cronista Fernán Pérez de Guzmán hizo de él la
siguiente descripción:6

Ovo asaz corazón e osadía para usar la gran potencia que alcanzó... Fue cobdiçioso en tan
grande extremo de vasallos y de tesoros, tanto, que así como los hidrópticos nunca pierden la
sed, ansí él nunca perdía la cobdiçia… Pero si tanto fue cobdiçioso de villas y vasallos e
riquezas, no fue menor su ambiçión de honores y preheminençias, ca un punto no dexó de
quanto haber pudo... La diligençia e cura de conservar y guardar su potencia e privanza cerca
del rey fue tanta, que paresçía que no dexaba a Dios qué hiçiese, ca ansí como el rey mostraba
a alguno buena voluntad, luego era lanzado de allí, e no dexaba a ninguno estar cerca del rey
sino aquéllos de quien él mucho se fiaba.
Para Juan de Mariana (siglo XVI), se trataba simplemente de un ambicioso favorito, en búsqueda constante de su propio interés.
Para otros, fue un fiel servidor de su rey, esforzado en reforzar la autoridad de la corona, la cual era, en Castilla, la única
alternativa a la anarquía. Por supuesto que buscó su propio beneficio, pero su supremacía fue sin duda mejor que el dictado de los
avariciosos nobles.

Se ha especulado en abundancia acerca de la íntima amistad que unía al rey con Álvaro; en este sentido Gregorio Marañón
sostuvo que ambos habrían mantenido relaciones homosexuales.24

Álvaro de Luna en la literatura


Álvaro de Luna escribió el libro Virtuosas e claras mujeres en defensa de las
mujeres y contra el moralismo misógino de El Corbacho o Pere Torroella; este
interesante texto ha sido editado por Lola Pons Rodríguez (Burgos: Fundación
Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, 2008). Además su personaje aparece
en diversas obras de otros autores:

Aparece expresamente mencionado en el poema extenso Laberinto


de Fortuna de Juan de Mena.
Mencionado en las célebres Coplas por la muerte de su padre de
Jorge Manrique.
En Don Quijote, Cervantes lo cita en una de las poesías cómicas
que prologan el libro (Urganda la Desconocida).
En Liceus El Portal de las Humanidades se ha publicado, bajo
Libros Digitales, la tragedia para el teatro Don Álvaro de
Luna:Tragedia en cuatro actos (http://www.liceus.com/cgi-bin/ac/pu/
DON%20ALVARO%20DE%20LUNA%20.pdf) de Santiago Sevilla.
Las comedias Próspera fortuna de don Álvaro de Luna y adversa de
Ruy López Dávalos y Adversa fortuna de don Álvaro de Luna, de
Antonio Mira de Amescua.25
Doctrinal de privados del Marqués de Santillana al maestre de
Capilla de Santiago y sepulcros de
Santiago don Álvaro de Luna, poesía crítica compuesta por su
enemigo Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana.26 Álvaro de Luna y Juana Pimentel en
Recuerdos y bellezas de España
Los bandos de Castilla, de Ramón López Soler.
(1853)
El condestable Don Álvaro de Luna y Los tres ballesteros del rey, de
Manuel Fernández y González.
En tres novelas: El valido del rey, La bastarda del Condestable y El
Castillo de Escalona, por Rafael Pérez y Pérez.

Matrimonios y descendencia
Contrajo un primer matrimonio en 1420 con Elvira de Portocarrero, hija de Martín Fernández Portocarrero, señor de Moguer y III
señor de Villanueva del Fresno y de Leonor Cabeza de Vaca, no habiendo sucesión de este matrimonio.

Estando casado con Elvira, tuvo una hija fuera de matrimonio con Catalina:

María de Luna, señora de Cornago. El 6 de agosto de 1436, el rey Juan II de Castilla despachó una cédula de
legitimación a favor de María de Luna, hija del Condestable y Catalina. Casó con un pariente, Juan de Luna y
Mendoza, alcaide de Soria, sobrino de su padre.
Después de enviudar de Elvira de Portocarrero, tuvo un hijo natural en Margarita Manuel, viuda de Diego García de Toledo
Barroso, e hija de Enrique Manuel de Villena y Beatriz de Sousa:

Pedro de Luna y Manuel, I señor de Fuentidueña, casado con Elvira de Ayala y Herrera.
Contrajo un segundo matrimonio en 1430 en el Real Monasterio de la Consolación de Calabazanos en Villamuriel de Cerrato27 ,
con Juana Pimentel, «La Triste Condesa», condesa de Montalbán e hija del segundo conde de Benavente Rodrigo Alonso
Pimentel y de su esposa Leonor Enríquez,28 Juana testó el 30 de mayo de 1485. De este matrimonio nacieron:

Juan de Luna y Pimentel (1435-1456). En 1440 su padre fundó un mayorazgo a su favor del condado de San
Esteban de Gormaz y de Alcozar.
María de Luna y Pimentel, (1432-11 de enero de 1497). Se casó alrededor de 1459 con Íñigo López de Mendoza
y Luna, II duque del Infantado. Sucedió a su hermano después de su temprana muerte.

Predecesor: Sucesor:
Enrique de Aragón Maestre de la Orden de Juan II de Castilla
Santiago
1445-1453
Predecesor: Condestable de Castilla Sucesor:
Ruy López Dávalos 1423-1453 Miguel Lucas de Iranzo

Referencias
20. Vicens Vives, 2003, p. 102-103. ”El documento hacía
1. Hernández Amez, 2002, p. 256. una detallada relación de las culpas que se
2. Serrano Belinchón, 2000, p. 14. achacaban a don Álvaro; olvido de su cuna y
3. Palacios Sánchez, 1980, p. 64. ambición de pujar sobre ‘todos los grandes e nobles
de vuestros reynos’; acaparamiento y control del
4. Serrano Belinchón, 2000, p. 15.
tesoro público y de las cecas; aumento inmoderado
5. Serrano Belinchón, 2000, p. 16. de los tributos; dirección del erario real hacia el
6. Álvarez Álvarez, 2007, p. 732. peculio propio y situación de fondos en el extranjero,
7. Serrano Belinchón, 2000, pp. 17-18. concretamente en Venecia; protección de los juegos
ilícitos; intervención en las elecciones eclesiásticas;
8. Serrano Belinchón, 2000, pp. 25-26.
compra de bienes eclesiásticos en detrimento del
9. Vicens Vives, 2003, p. 38-39. fisco; manejo de las mercedes y nombramientos
10. Vicens Vives, 2003, p. 42-43. reales; usurpación de funciones municipales;
11. Vicens Vives, 2003, p. 47. coacción de los miembros del consejo real;
adueñamiento de tenencias y capitanías de castillos;
12. Vicens Vives, 2003, p. 56. suplantación general del monarca. Después de esta
13. Vicens Vives, 2003, p. 57-63. lista de acusaciones, en que se entremezclaban
14. Vicens Vives, 2003, p. 64-68. actos propios de la monarquía autoritaria con los
15. Vicens Vives, 2003, p. 66-68. achaques de toda privanza, el memorial pasaba a
considerar los abusos de poder del condestable
16. Vicens Vives, 2003, p. 69. ”El responsable del respecto a sus enemigos: fomento de la cizaña entre
conflicto de 1429 fue el condestable don Álvaro de los grandes de Castilla; persecución de los infantes
Luna. Ello ya lo vio claramente el padre Mariana, de Aragón; muertes del conde de Trastámara, del de
aunque luego lo procurara desmentir la historiografía Luna y Fernán Alonso de Robles; premeditada
nacionalista castellana del siglo XIX. Convencido don prisión de Pedro Manrique…”
Álvaro de que era preciso terminar con el partido
aragonés en Castilla, dispuso su acción de tal 21. Vicens Vives, 2003, p. 136-137.
manera, que, haciendo inevitable la guerra, pudiera 22. Alonso de Palencia, Crónicas, Década I, Libro II,
culpar de ello a sus rivales y reunir a su alrededor a Capítulo VII, página 49.
la mayor parte de los magnates castellanos, a los 23. García Cortázar, 2005, pp. 240-241.
cuales pensaba dar satisfacción distribuyendo entre 24. Marañón, 1930, p. 66.
ellos el cuantioso botín de las posesiones de [los
infantes] don Juan y don Enrique. Nadie puede 25. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.ce
regatear al condestable el mérito de haber sabido ser rvantesvirtual.com/obra/la-adversa-fortuna-de-alvaro-
consecuente en una empresa y de haber puesto de-luna/)
todos sus recursos y entusiasmos al servicio del 26. López de Mendoza, 2005.
trono, y, al socaire de éste, de sus propios y 27. «Villamuriel de Cerrato» (https://es.wikipedia.org/w/in
considerables intereses” dex.php?title=Villamuriel_de_Cerrato&oldid=1173164
17. Vicens Vives, 2003, p. 68-69. 42) |url= incorrecta con autorreferencia (ayuda).
18. Vicens Vives, 2003, p. 70-71. Wikipedia, la enciclopedia libre. 10 de julio de 2019.
Consultado el 7 de noviembre de 2019.
19. Vicens Vives, 2003, p. 72-74.
28. Berwick y de Alba, 1898, p. 58.

Bibliografía
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Bibliografía adicional
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Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Álvaro de Luna.
Wikisource contiene un Retrato de Álvaro de Luna con un epítome sobre su vida incluido en el libro
Retratos de Españoles ilustres, publicado en el año de 1791. de Álvaro de Luna.
Wikisource contiene una obra de teatro de Antonio Gil y Zárate sobre Álvaro de Luna.

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